minnicelli mercedes infancias

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    EVISTA/ARTCULOS/RESEAS

    Propuesta Educativa, Ao 21 Nro 37, p. 39 a 50, Junio 2012

    Introduccin

    En este escrito exponemos avances de nuestras investigaciones en torno a los obstculos einterpelaciones que se presentan en las prcticas proesionales que ataen al campo de la in-ancia y sus instituciones.

    Abordaremos el tema a partir de algunas puntuaciones que surgen del proyecto de investiga-cin Figuras y procesos de segregacin en instituciones del campo jurdico-social, de salud, yeducacin. Su correlato en el malestar de los proesionales (2012)1, en el que conluyen el Pro-grama de Psicoanlisis y Prcticas Socio-educativas en el rea de educacin de FLACSO Argen-tina, y las investigaciones sobre Inancia e Instituciones radicadas en la Facultad de Psicologade la Universidad Nacional de Mar del Plata2.

    En primer lugar, presentaremos algunas consideraciones sobre cmo entendemos la opera-cin subjetiva y el sostn colectivo de la Institucin de Inancia, y su distincin con respectoa las instituciones, en tanto organizaciones concretas que se ocupan del trabajo con los ni-os y nias. Situaremos luego su relacin con las prcticas proesionales, cuando se ubicanentre figuras de segregacin y dispositivos de inscripcin simblica, a partir del anlisis de losemergentes que identiicamos en los trabajos presentados en el III Simposio Internacional In-ancia, Educacin, Derechos de nios, nias y adolescentes. Las prcticas proesionales en loslmites del saber y la experiencia, realizado en la ciudad de Mar del Plata, durante los das 11 al13 de agosto de 20113. Retomar una lectura de las recurrencias en los debates e intercambiosproducidos en dicho contexto, tiene entre sus propsitos discernir aquello que emerge en lasprcticas proesionales como lo real de la experiencia, que como tal se traduce en impotenciay desazn en los proesionales intervinientes, advirtiendo sobre la relevancia de considerarloen la implementacin de las polticas pblicas orientadas a los nios, nias y adolescentes.

    *Investigadora Principal en el rea de Educacin y Directora Acadmica del Diploma Superior en Psicoanlisisy Prcticas Socio-Educativas, FLACSO Argentina; Pro. Adjunta en Centro de Formacin de Proesores de la Fa-cultad de Ciencias Exactas, Universidad de Buenos Aires; trabaja en la ormacin de los Equipos de OrientacinEscolar y Asistencia Socio-Educativa en la ciudad de Buenos Aires desde CePA; responsable del Taller de Dispo-sitivos Institucionales Interdisciplinarios, en la Especializacin en Inancia e Institucin(es), Universidad Nacionalde Mar del Plata; Doctoranda en Ciencias Sociales; Mag. en Ciencias Sociales con mencin en Educacin; Lic. enPsicologa; integra la Red Interuniversitaria de Estudios Interdisciplinarios en Inancia e Institucin(es)-INFEIES.E-mail: [email protected]

    **Dra. en Psicologa; Psicoanalista; Pro. Regular y Directora de la Carrera de Especializacin en Inancia eInstitucin(es); Investigadora en la Facultad de Psicologa, Universidad Nacional de Mar del Plata; Pro. del Cen-tro Universitario Regional Zona Atlntica, Licenciatura en Psicopedagoga, Universidad Nacional del Comhaue;miembro Fundador de la Revista Multimedia sobre la Inancia y sus institucin(es) INFEIES-RM; Fundadora y Di-rectora de la Red Interuniversitaria Internacional-INFEIES; miembro Fundador de la Red Interuniversitaria Inter-nacional de Investigaciones en Psicoanlisis y Derecho. E-mail: [email protected]

    PERLA ZELMANOVICh*

    MERCEDES MINNICELLI**

    Instituciones de infancia y prcticas profesionales:entre figuras de segregacin y dispositivos deinscripcin simblica

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    Institucin de Inancia

    Partimos de considerar la nocin Institucin de Inancia, como un modo de ingresar en laintrincada y compleja relacin entre la dimensin social y la que atae a la singularidad delsujeto. No se trata de pensar la infancia como un tiempo cronolgico sino, como constructosocio-histrico, cultural y poltico que cuenta con un amplio campo de investigaciones hist-

    ricas y sociolgicas y, al mismo tiempo como lo inasible de la propia inancia de los adultos,que cuenta con investigaciones en el campo del psicoanlisis. Leandro de Lajonquire en sureciente obra Figuras de lo infantil(2011), plantea al respecto que solo un adulto puede tenerinancia, pero una inancia perdida (pg. 19). Dir que aquello que los tiempos modernosinventaron como orma de metaorizar el resto del desencuentro inevitable entre un adulto yun nio, es una inancia trisica (pg. 20); agregando que la metora nunca es total y siem-pre entraa un residuo de lo inantil, resto que permanece en el adulto como saldo de lapropia inancia que ya ue. Tomando las palabras de Estanislao Antelo en el prlogo del libro,la infancia es cosa de adultos, y no existe nada parecido a la desaparicin de la infancia, aunques existe la renuncia adulta a intervenir en la educacin de los nios (pg. 12).

    Ambas perspectivas son solidarias

    de la consideracin de la Institucinde Infancia como una operatoria de

    lenguaje (Minnicelli, 2010). Ante larenuncia a la que alude Antelo, serequiere leer y producir dicha ope-ratoria en las ormas ceremonialespor las cuales se orece soportecolectivo-institucional a las vicisitu-des propias de toda coniguracinsubjetiva. Es decir que la institucinde inancia no ser una operacinni exclusivamente singular -de-pendiendo de cada nio o nia- niexclusivamente colectiva sino quedepender de las ormas en que losingular y lo colectivo se relejen,solidaricen, dierencien y distancien,en -y por- ceremonias mnimas quele orezcan soporte (Minnicelli, 2010,pg. 131 y sig.).

    Si bien excede los propsitos delpresente escrito, nos interesa men-

    cionar que teniendo en cuenta estasconsideraciones, es posible ubicarel signiicante inancia en distin-tas posiciones discursivas. Es as que

    inancia instituida, inancia en alta de institucin(es), inancias en alta de mitos y leyendas,inancias en estado de excepcin (op.cit, 2010, pg. 211) dicen distintas improntas que delimi-tan los escenarios polticos, sociales y culturales, escenarios que orecen un lugar determinadoa las nuevas generaciones.

    Siguiendo con este desarrollo, sostenemos que hace alta instituir infancia en el discurso con-temporneo, con relacin a la legalidad de la cultura, por la inscripcin de la ley undantedel sujeto en el orden social que es marca de la dierencia entre lo prohibido y lo permitido.

    Ante la renuncia de los adultos a eectuar estas operaciones de dierenciacin, que son ope-raciones de inscripcin subjetiva, la deriva a la que quedan expuestos precipita a los nios aun estado de desamparo simblico (Zelmanovich, 2011, pg. 98) ante el cual resulta necesa-rio inventar ormas culturales que permitan bordearlo, circunscribirlo en tramas simblico-imaginarias.

    Perla Zelmanovic - Mercedes Minnicelli

    Juguetes del siglo

    XVIII por Leopoldo

    Caizo.

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    Observamos que el desamparo simblico es una de las ormas contemporneas de expresinde lo real en los inantiles sujetos. Desamarrados, dejados a merced de sus pulsiones, exponensus desregulaciones y demandan que all hacen alta marcos, bordes que permitan otros desti-nos para la pulsin que, en numerosos casos, demuestran la vigencia de las airmaciones reu-dianas relativas a que las pulsiones pueden volverse contra el propio sujeto o contra los otros.

    Tal como hemos analizado en otro lugar (Minnicelli, 2010) instituir infancia implicar aportar,en el texto del discurso de poca, a la escritura de la dierencia que intenta desdibujarse entrelenguaje infantil y lenguaje adulto (Ferenczi, 1932),entre el infantil sujeto y lo infantil en el adulto.

    En el marco epistmico que aporta el psicoanlisis, consideramos preciso sostener los unda-mentos que nos permiten airmar el ntimo vnculo entre las ormas de escritura de la leyy lasoperaciones de lenguaje que constituyen al sujeto, en tanto propiciatorias de la separacin queinstituye nios por un lado y adultos por otro.

    El tratamiento del tema requiere de distinciones, en especial cuando ciertos trminos se hanamalgamado al conundir la ley primordial- que regula la subjetividad, con la norma que de-viene del texto jurdico que oicia

    como marco simblico de reeren-cia social.

    Entonces, los conceptos de ley(pri-mordial) vinculada a la ley del len-guaje en el que se instituye la subje-tividad deben des-amalgamarse delexclusivo sentido jurdico recupe-rando su valor en trminos de escri-tura de la coniguracin subjetiva.

    Las prcticas proesionales, quedanen muchos casos atrapadas en estaencerrona discursiva que requierede su separacin para operar en elhiato, en la distancia que entre unay otra se establece. Contemplar estadistancia da lugar a interrogarsesobre el riesgo de constituirse enagentes de produccin de figurasde segregacin que toman cuerpocomo si ueran norma escrita. Talel caso del bullying, de las iguras

    pseudo-cienticas como ADDH,TGD, Trastorno negativista desa-iante, que vienen al lugar de la re-nuncia de los adultos a educar4.

    En ese hiato es donde habita el aparataje burocrtico-administrativo-jurdico-poltico-econ-mico-corporativo, que cobra orma en las instituciones, pero que no necesariamente asumensu uncin de instituir inancia.

    Planteamos cmo la institucin de inancia puede hallarse severamente perturbada si no seestablece la dierencia entre el lenguaje del nio y el lenguaje del adulto.

    En este sentido, las instituciones estn en falta y en la distancia entre la norma y su aplicacin-por el complejo aparataje de dispositivos institucionales, educativos, sociales, judiciales-, losprincipios de la Convencin Internacional por los Derechos de Nios, Nias y Adolescentes pier-den su posibilidad de oiciar como lmite; es decir, pierden la posibilidad de oiciar como marcosimblico de reerencia social.

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    Es necesaria una clara seal de alerta cuando podemos constatar que la institucin simblicaque se espera encontrar en el sistema jurdico-normativo, en tanto marco de reerencia simbli-co-social, de hecho deja su lugar vacante y lo cede a la lgica burocrtica y de consumo, sin esta-blecer con claridad los lmites de lo permitido y lo prohibido respecto de los cuerpos inantiles.

    Ya en 1999 Garca Mndez & Belo airmaban que por dicho desplazamiento y por tener en

    cuenta una ambigedad5 ya estudiada por especialistas en el tema, se da lugar a la posibilidadde una iccin tentadora para el sin lmites que deviene en que resulta posible encarnar la ley sinsujetarse a ella. En esa vacancia -presente ya en el cdigo normativo- el sin lmite de la lgica delconsumo se disraza de episteme psi-cientica6.

    Los escenarios judiciales -en tanto instancia simblica clave de la sociedad democrtica- requie-ren ser analizados en sus discursos, prcticas y ormas ceremoniales, incluso administrativas,cuando all mismo la desidia y la in-dolencia se vienen convirtiendo en norma. Frente a esta seplantea otra: la diferencia entre la lectura del mundo desde la perspectiva infantil y la de aquel cuyainfancia ya fue.

    Esta regla resulta clave, porque permite delimitar orillas para descirar la demanda del inantil

    sujeto al Otro como bsqueda incesante de marcos simblico-imaginarios de reerencia dondesujetarse cuando se los introduce en la categora de objeto. As, pueden ser orecidos, con lasmejores intenciones, al Otro voraz que all lo requiere para satisacer su voluntad de goce7.

    Solidario de lo anterior, deinir a la infanciaen falta de institucin permite dar lugar a la posi-bilidad de hallar antdotos ante el devastador vale-todo, en tanto posibilidad de sostn, enceremonias mnimas, de la inscripcin de la ley -por eecto de lenguaje- en la escritura de laestructura subjetiva.

    Ahora bien, cuando hablamos de antdotos ante lo real de la experiencia de las prcticas proe-sionales contemporneas: de qu hablamos?

    Si entendemos la infancia como institucin de la experiencia y del lenguaje, y teniendo en cuentaque no podemos acceder a la infancia sin toparnos con el lenguaje que parece custodiar su entradaen la experiencia, entendida como patria original del hombre (Agamben, 2001 [1978], pg. 66),se trata de poder ubicar ciertas coordenadas tericas que habiliten a otras lecturas, ormas denombrar el malestar a partir de una implicacin e interrogacin de lo que acontece.

    En el prximo apartado nos detendremos en el punto de mira de las prcticas proesionales,como modo de ingresar al problema y a sus abordajes posibles.

    Instituciones de Inancia y Prcticas ProesionalesEntendemos que considerar los lmites que los proesionales8 enuncian con respecto a sus prc-ticas, es un modo de ingresar en algunos de los puntos ciegos en los que se sostiene el eclipse delas Instituciones de Infanciaque hemos denominado en el apartado precedente comoInfanciaen falta de institucin(es),es decir, cuando no alcanzan a constituirse en lugares de inscripcin so-cial y subjetiva para los infantiles sujetos. Son dos caras de una misma operacin en tanto que lainscripcin social es undante de la inscripcin subjetiva, y teniendo en cuenta que an el sujetodel inconsciente no es otro que el sujeto colectivo (Assoun, 2001, pg. 227).

    Encontramos que los obstculos a los cuales hacen reerencia los proesionales que se des-empean en el campo de la educacin9, pero tambin de la salud, en mbitos socio-comuni-

    tarios y jurdico-sociales, giran en torno a tres grandes cuestiones: la extrema vulnerabilidad,el desvalimiento, la erosin subjetiva y la injusticia a la que estn sometidos los nios y niascon quienes trabajan; la impotencia en la propias prcticas relacionada con el desfallecimientode sus funciones; las tensiones y paradojas en las que se reconocen con respecto a las polticaspblicas10.

    Perla Zelmanovic - Mercedes Minnicelli

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    Las prcticas proesionales son un pivote en torno del cual giran las polticas pblicas, en tan-to que estas se dirimen en la micro-poltica de las organizaciones institucionales, donde lospropios modos de concebir la inancia se ponen en acto en cada gesto, en cada intervencin.

    Con respecto a la insistencia relativa a la vulnerabilidad de los nios y nias, advertimos queel horror que suele generar en los proesionales el estado de desvalimiento material y las in-

    justicias que las mismas conllevan, se constituyen en un punto ciego en las prcticas. Estasdejan en penumbras el alcance que tienen las experiencias por la que transitan los sujetos parainstituirse como tales, as como las lgicas que ponen en juego para producir determinadosordenamientos subjetivos, aun de los modos ms paradjicos. Son experiencias que suelen irms all de los supuestos con los que cuentan los proesionales en sus acercamientos, susten-tados, aunque de manera inadvertida, en sus modos de concebir la inancia en tanto repre-sentaciones sociales y restos de la propia experiencia inantil, en sus concepciones tericas eideolgicas, que orientan consciente e inconscientemente sus prcticas.

    Una lectura de ese ms all en las invenciones que realizan los nios y nias para hacer Insti-tucin, es decir, para hacerse de marcas simblicas aun en las condiciones materiales de mayordesvalimiento, nos advierte sobre la tensin identiicada por Assoun entre instituirse como

    sujetos de derecho o como meros sujetos perjudicados (2001, pg. 36)11, en la medida en quese transorma dicha condicin en un paradjico ideal en el cual se sostienen. Esta tensin quesuele quedar invisibilizada para los proesionales cuando construyen los problemas que atra-viesan los sujetos con los que trabajan, se constituye en uno de los puntos ciegos que llevan ala impotencia y al desallecimiento de las unciones.

    Un acercamiento a dos enmenos urbanos da cuenta de dicha tensin y de modos particula-res de producir institucin subjetiva. Uno es el de las llamadas ranchadas, nombre que aludela organizacin en grupos de los sujetos que viven en situacin de calle en la ciudad de BuenosAires (Litichever, 2009), y otro es el de los llamados gamines, nombre que designa a los niosde calle, llamados tambin pordioseros, znganos, chinches, desechables, en las ciudades deBogot y Medelln (Minnicelli y Zambrano, 2012).

    Diremos que en ambos casos se trata de ormas de institucin de subjetividad que no se rigepor las ormas que proponen las organizaciones institucionales, como es el caso paradigmticode la escuela. Son modalidades de inscripcin de subjetividad que interpelan a estos ormatosorganizacionales cuando buscan incluir a todos los nios y adolescentes bajo el mandato deinclusin plena. El acompaamiento de algunas de estas experiencias nos acerca a la tensinsealada, donde el sujeto de derecho a la educacin, es disputado por la prevalencia de unsujeto por su condicin perjudicada, tanto para los nios como para los proesionales. Lo queest interdicto es su condicin de sujeto inantil, lo cual diiculta un pasaje a su condicin deestudiante. Dos legalidades estn en disputa que requieren ser visibilizadas como punto departida para arontar un trabajo que las ponga en dilogo.

    Litichever (2009) seala con respecto a las ranchadas de las que participa un considerablenmero de nios, que en las mismas se conorma un nosotros a partir de representacionessociales, normas, consumos, rutinas, itinerarios en la ciudad, y los cdigos se constituyen comoacuerdos de convivencia que le dan sustento a la propia grupalidad; establecen valores y leotorgan legalidad al grupo (pg. 11). Recuperamos sus interrogantes: estas grupalidades sontomadas en cuenta por los programas sociales a la hora de intervenir en esta realidad social? Cmo

    se insertan en el marco de los programas? y en qu medida son tomados en cuenta a la hora deconsiderar los diferentes modos de participacin que plantean en tanto actores sociales con nece-

    sidades y demandas particulares (Roche, 1999; White, 2002; Llobet, 2006, citado en Litichever,2009, pg. 8). En la misma lnea de preocupaciones plantea que muchas de las adaptacionesque realizan los sujetos se ven condicionadas por las ormas de trabajo y las intervenciones de

    las instituciones a las que acceden y se pregunta al respecto en qu medida las instituciones seadaptan del mismo modo a las condiciones (pg. 15).

    Por su parte los gamines mientras huyen de la institucionalidad oicial que poco los escuchay sostiene, se instituyen como tales en contraposicin; pero en sus redes quedan igualmente

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    atrapados por las mismas vas de crueldad de las que pretendieron escapar. Se trata de ormasinstitucionales, aunque paradjicas, a travs de las cuales, el desvalimiento inantil va encon-trando modos de sostn colectivo que resulta dicil de ser aprehendido por las institucionesoiciales (Minnicelli y Zambrano, 2011, pg. 15).

    Nos acercamos con estos dos casos, a esa operacin atemporal de hacer Institucin, patria de

    la humanidad llamada Inancia (Agamben, 2001), que puede verse eclipsada en las organizacio-nes institucionales temporales, histricamente situadas, como son las escuelas, los hospitales,los juzgados o los hogares de trnsito, entre otras, cuando no se advierte que el desamparosimblico del cachorro humano, busca ormas contingentes de inscripcin, y que cuando nose produce, se presentan los inantiles sujetos desamarrados con su lado oscuro a lor de piel,bajo enmenos de violencia en las instituciones en general y en las educativas en particular(Zelmanovich, 2011, pg. 104).

    Sealan docentes de una institucin de la ciudad de Buenos Aires que trabaja con sujetos queviven en situacin de calle, sustentada en ideologas y prcticas de inclusin, que cuando seincorpora la ranchada en el aula se diiculta el trabajo educativo, donde puede leerse que pri-

    man los modos de institucin sub-

    jetiva producidos en el texto de lacalle. Se advierte aqu la necesidadde dejar abierta una lnea de indaga-cin acerca de las ormas de poneren dilogo a las instituciones esta-tales con los modos de produccinde subjetividad por parte de sujetosexcluidos de dichos circuitos. Tam-bin se extiende a sujetos que noviven en situacin de calle, pero sehallan exiliados en sus amilias y enlas instituciones que los reciben desu condicin de inantil sujeto.

    Ante las diicultades para instituirInancia, lase para producir unainscripcin social y subjetiva enlas instituciones12, se advierte laintererencia de lo que llamamosfiguras cristalizadas que participande los procesos de segregacin delos nios y jvenes en tantosujetosde derecho, donde la igura del su-

    jeto perjudicadopuede adoptar en

    la perspectiva de los proesionales,ormas patologizantes (ADDH, TGD,entre otras), criminalizantes (chorro,

    marginal, villero, entre otras), que los torna intratables, o ineducables, categoras que siendoasumidas por los propios sujetos operan como marcas simblicas en las que se instituyen, altiempo que los segrega como inantiles sujetos, y tambin a los proesionales con respecto a suspropias unciones, uno de los resortes del desallecimiento al que aluden. Ante la captura porel horror y ante la intererencia de las iguras cristalizadas que velan una mirada singularizada yempujan a la segregacin, identiicamos que lo que prevalece del lado de los proesionales es laigura del espectador, como eecto de perplejidad e impotencia.

    El desallecimiento de la uncin adopta la orma de yo no soy psiclogo, trabajador social, et-ctera, segn cmo sea ledo el requerimiento ante la impotencia del propio discurso. La ijezaen la igura del espectador, llama a reubicar las tensiones en el propio campo disciplinar y enlas propias concepciones, a partir de indagar cules son los modos paradigmticos de nombrarla Inancia por parte de los proesionales a quienes les toca gestionar sus sntomas (Tizio, 2003).

    Por Ma. Alejandra

    Sendn.

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    Renouard (1990) seala que lo que se consideran sntomas sociales no son realidades direc-tamente observables sino el resultado de las intervenciones, del funcionamiento y de los modosde operar de los dispositivos de gestin (Tizio, 2010, ap. I). Hebe Tizio avanza sobre esta idea ypropone que:

    el sntoma social da la apariencia de homogeneidad, y se construye como una categora colec-

    tiva que intenta nombrar un goce desregulado proponiendo tratamientos que producen formasde rechazo cada vez ms fuertes porque lo segregado siempre retorna. Resulta necesario hacer

    la diferencia entre sntomas sociales, lo que el amo dice que no funciona, y el sntoma subjetivo(op. cit., ap. IV).

    Cada poca articula signiicantes que proveen los discursos hegemnicos y cada proesionalse sirve de ellos de manera singular, participando as de la construccin de los problemas conlos que le toca lidiar. Avanzamos as en nuestras investigaciones, en situar las iguras paradig-mticas que operan en cada uno de esos mbitos de prcticas proesionales, entendidas comoprcticas de discurso (Lacan, 1969-1970).

    Esto nos acerca a situar las ope-

    raciones que intervienen en losprocesos de segregacin, a cuyasderivaciones patologizantes o cri-minalizantes nos hemos reeridoanteriormente y en otros trabajos.

    En cuanto a las tensiones relativasa las polticas pblicas, advertimostres variables que contribuyen a leer

    la posicin de los profesionales13,que no es equivalente al rol o asu jerarqua institucional aunqueaportan al modo de asumirlos. Seevidencian en los actos cotidianosdel ejercicio de su uncin, comopuede ser el modo en que un pro-esor se dirige a un sujeto, en la re-presentacin que tiene del mismo,los aectos que predominan, el lu-gar simblico que se le reserva, lasexpectativas sobre su rendimien-to, entre otros. Cabe destacar quela posicin involucra actores que

    son de ndole conciente, pero tam-bin actores cuya determinacines inconciente (Tizio, 2003, pg.179), es decir, que escapan a la vo-luntad y el dominio del propio proesional. Esta ltima perspectiva cobra toda su importanciaa la hora de deinir abordajes orientados a la responsabilizacin de los proesionales, en eldiseo de estrategias de ormacin, de dispositivos de sostn de la uncin, como parte de laormulacin e implementacin de las polticas pblicas.

    Algunas relexiones inales

    El texto se encuentra abierto y solo a modo de relexin inal presentamos algunas puntuacio-nes. Signiicantes circulantes como repitente, aptico, violento o villero adjudicados a los estu-diantes; cabezas quemadas, vagos o irresponsables atribuidos a los docentes, pueden orientarel recorrido de los sujetos as nombrados por circuitos de segregacin14, ya sea por quedar uera

    Instituciones de infancia y prcticas profesionales: entre figuras de segregacin y dispositivos de inscripcin simblica

    Juegos de mesa

    por Sarai Miquel.

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    de la institucin, como por quedar uera, pero al interior de la misma, bajo la igura de estardentro pero sin tomar parte para los estudiantes, o estar sin sentirse aludidos para los docentes(Nez, 2007).

    Cuando los signiicantes son utilizados de un modo acrtico, uncionan obturando los puntosde ignorancia, a la manera de mitos contemporneos en el sentido que lo plantea Roland Bar-

    thes (2005). Estos vienen a ocupar el lugar de los interrogantes que abren a las razones queproducen desinters, agresividad o desbordes del sujeto en cuestin, portador del signiicantecon el cual se lo identiica, se identiica, se lo segrega y se segrega. Cuando esto sucede, cuandolos signiicantes circulantes taponan la posibilidad del proesional de preguntarse, la angustiaes una de las respuestas posibles ante la prdida de reerencias, puesta en acto en la desercinde la propia uncin.

    La interrogacin como estrategia subjetiva, por el contrario, puede relanzar una bsquedade nuevas reerencias. La responsabilizacin de los proesionales a partir de no dejarse cap-turar acrticamente por los signiicantes circulantes, como partcipes activos en la construc-cin de los problemas que estn llamados a tratar, avorece no solo su relacin con la propia

    uncin sino que, a su vez, conlleva

    eectos de responsabilizacin enlos sujetos con los que trabajan,aportando as a des-identiicarloscomo meros sujetos perjudicados.

    Podemos constatar cmo el tipode lectura crtica o acrtica que serealiza de las ficciones socializa-das devenidas figuras cristalizadas-aquellas que nombran a los su-

    jetos a partir de un rasgo que losdistingue de la norma, construidasen base a signiicantes circulantesdevenidos en iguras cristalizadasque empujan a la segregacin- in-tervienen en la produccin de unadeterminada posicin de los niosy de los proesionales.

    El enunciado nosotros tambin or-mamos parte de las polticas pbli-cas, que retorna desde los propiosproesionales, atiende al no ceder

    ante el desallecimiento de sus un-ciones, al ubicarse como una cuotade involucramiento en los dispositi-vos estatales y en las instituciones

    de inancia producidas por los propios sujetos.

    La dispar disposicin al trabajo de los proesionales con nios y jvenes que han surido loseectos de la pauperizacin de amplios sectores de la poblacin y que acceden recientemen-te a la escuela con comportamientos, lenguajes, apariencias y tipos de diicultades inditaspara la mayora de los docentes, aportan a la produccin de algunas disyuntivas: ajustarse alo instituido y arriesgarse a reproducir lo que se est empeado en revertir (la burocratizaciny el vaciamiento de la enseanza en el caso de la escuela), o sostenerse en los mrgenes de lo

    instituido para arriesgar el cambio con la oposicin de los docentes.

    En aquel juego de tensiones y distancias en el marco de lo extrao y despreciado, se renueva laposibilidad -para el Estado y sus representantes- de restaurar puentes de otras escrituras de laley por ceremonias mnimas (Minnicelli, 2010) y en esa medida la restitucin de marcos simb-

    Perla Zelmanovic - Mercedes Minnicelli

    Obtenidas por

    Cesar Ojeda -

    Victoria and Albert

    Museum, Londres.

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    lico-imaginarios que reerencien al sujeto en su coniguracin subjetiva, restituyen tambin alos adultos en mrgenes mnimos pero eicaces de accin en situaciones lmite. Las ceremoniasmnimas son una invencin, no son naturales ni orman parte de la organizacin social e insti-tucional normativizada. No son respuestas uniormes para todos los casos, sino que resultan dela escucha del caso a caso. Las mismas dan lugar a otras icciones, a otros juegos de verdad quelos establecidos, tambin en lo que reieren a nuevas ormas de instituir la autoridad, incluso

    en esta poca.

    Ingresar por los lmites que enuncian los proesionales permite apreciar las posibilidades que seabren en el terreno de la inscripcin social y subjetiva de los nios y nias, cuando se produceun movimiento que va de la primaca de la queja por los obstculos -modalidad que tiende aijar una posicin de impotencia y en consecuencia a croniicar los problemas- hacia un hincapien la exploracin de lo posible, movimiento que lleva a los proesionales hacia una apertura aotros saberes y al ensayo por la va de invenciones que van ms all de lo instituido (Zelmano-vich, 2009)15.

    Bibliograa

    ASSOUN, Paul, El perjuicio y el Ideal. Hacia una clnica social del trauma,Buenos Aires, Nueva Visin, 2001.

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    litichever-pd-d69912612 (consultado el 5 de junio de 2011).

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    del Plata, Facultad de Psicologa UNMDP, 2010.

    __________, Jornadas Preparatorias II Simposio Internacional sobre Inancia, Educacin, Derechos de

    Nios, Nias y Adolescentes Viejos problemas soluciones contemporneas?, 2009,Mar del Plata, Fa-

    cultad de Psicologa UNMDP, 2010.

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    TIZIO, Hebe, Reinventar el vnculo educativo: aportaciones de la pedagoga social y del psicoanlisis, Bue-

    nos Aires, Gedisa, 2003.

    ZELMANOVICH, Perla y MOLINA, Yesica, Estudio exploratorio sobre las iguras y ormaciones del males-

    tar en la cultura educativa actual en espacios educativos latinoamericanos, desde la perspectiva de los

    proesionales, en INFEIES-RM, Ao 1, N 1, Seccin Investigaciones, Mar del Plata, 2012. Disponible en:

    www.ineies.com.ar ZELMANOVICH, Perla, Contra el desamparo, en Ensear hoy: una introduccin a la educacin en tiempos

    de crisis,Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2003, pg. 49-64.

    __________, Apostar a la transmisin y la enseanza: a propsito de la produccin de inancias, en La

    educacin inicial hoy: maestros, nios, enseanzas: ciclo de conferencias 2007, La Plata, Direccin General

    de Cultura y Educacin, 2007, pg. 151-164.

    __________, Apostar a la transmisin y a la enseanza. A propsito de la produccin de inancias,

    en La educacin inicial hoy: maestros, nios, enseanzas, Buenos Aires, Direccin General de Cultura y

    Educacin, Gobierno de la Provincia de Buenos Aires-Subsecretara de Educacin- Direccin Provincial

    de Educacin Inicial, 2007.

    __________, Violencia y desamparo, en Ctedra Abierta 2. Ciclo de Conferencias. Aportes para pensarla violencia en las escuelas,Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas, Ministerio de Educacin

    de la Nacin-UNSAM, 2011. Documento electrnico disponible en: www.me.gov.ar/construccion/obser-

    vatorio.html

    ___ ___ ___ _, Contra el desamparo, en Ensear Hoy. Una introduccin a la Educacin en tiempos de crisis,

    Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2003.

    Notas

    1 Una aproximacin a este proyecto se puede leer en: ZELMANOVICH, Perla y MOLINA, Yesica, Estudio

    exploratorio sobre las iguras y ormaciones del malestar en la cultura educativa actual en espacios edu-

    cativos latinoamericanos, desde la perspectiva de los proesionales, en INFEIES-RM, Ao 1, N 1, Seccin

    Investigaciones, Mar del Plata, 2012, www.ineies.com.ar

    2 Una aproximacin a estas investigaciones se puede leer en MINNICELLI, Marcela Infancias en Estado de

    excepcin. Derechos del nio y psicoanlisis, Buenos Aires, Noveduc, 2010.

    3 El I, II y III Simposio Internacional sobre Inancia, Educacin, Derechos de Nios, Nias y Adolescen-

    tes (2007, 2009, 2011) y sus Jornadas Preparatorias Preliminares realizadas en dierentes regiones del

    pas, resultan un escenario acadmico internacional en el marco de la Red Interuniversitaria INFEIES,-Estudios e Investigaciones psicoanalticas e interdisciplinarias sobre Inancia e Institucin(es)- de la cual

    participan ambos programas. Nos resulta de alto inters tanto para la actualizacin en el estado del arte

    respecto de investigaciones acreditadas sobre el tema, como por su condicin de oro de discusin y

    de identiicacin de emergentes contemporneos de los problemas que aectan a las nuevas genera-

    Perla Zelmanovic - Mercedes Minnicelli

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    ciones y sus ormas de abordaje proesional. Parte de lo all expuesto puede consultarse en INFEIES-RM

    www.ineies.com.ar; en MINNICELLI y ZELMANOVICH (dirs.), Las prcticas profesionales en los l mites de la

    experiencia y el saberdisciplinar, Mar del Plata, UNMDP-Red INFEIES, e-book, 2011.

    4 Ver nuestro trabajo: ZELMANOVICH, Perla, Variaciones escolares, en STIGLITZ, Gustavo (comp.), DDA,

    ADD, ADHD, como ustedes quieran. El mal real y la construccin social, Buenos Aires, Grama ediciones,

    2006.

    5 Frente a los paradigmas instalados y enrentados de la situacin irregular y la proteccin integral, el pa-

    radigma de la ambigedad se presenta como una sntesis eclctica, apropiada para esta poca de in

    de las ideologas. El paradigma de la ambigedad se encuentra muy bien representado por aquellos

    que, rechazando de plano el paradigma de la situacin irregular, no consiguen acompaar las trans-

    ormaciones reales y potenciales que se deducen de la aplicacin consecuente del paradigma de la

    proteccin integral, que considera al nio y al adolescente un sujeto de derechos, y no menos, de res-

    ponsabilidades (Garca Mndez y Belo, 1999, pg. 16).

    6 Los eectos de esta posicin no tardan en maniestarse en actos que acotan el encuentro con lo real ava-

    sallante para el sujeto. Llegamos a un punto clave donde por la va ilusoria al modo de la identiicacin

    de masas logra eicacia y sostn singular esta pregnante creencia colectiva contempornea, por lo

    cual quedamos sorprendidos y estupeactos al vislumbrar los actos sin el anlisis de sus condiciones deproduccin.

    7 Un ejemplo de ello es el incremento vertiginoso del consumo de paco (descarte del reinamiento de

    la cocana) y el aspirar pegamento (que encuentran cilmente a su alcance) resultando para una ranja

    cada vez ms numerosa de chicos y chicas de corta edad los nicos aliados reales para acotar lo real.

    8 Incluimos en la categora proesionales tambin a los docentes, sin desconocer los estudios histricos

    reeridos al estatuto de dicha categora para nombrarlos.

    9 Del conjunto de actividades desarrolladas en el III Simposio Internacional Infancia, Educacin, Derechos

    de Nios, Nias y Adolescentes. Las prcticas profesionales en los lmites del saber y la experiencia, hemos

    tomado para este anlisis la lectura de emergentes recogidos por los coordinadores de las 61 Mesas

    de Trabajo Interdisciplinario reuniendo 184 exposiciones recibidas por presentacin espontnea a

    partir de la convocatoria realizada, que hemos sistematizado y presentamos aqu como tres ejes pro-

    blemticos.

    10 Cabe sealar que de las tres insistencias, ue la segunda reerida a la propia uncin, a las diicultades

    inherentes a las prcticas proesionales, la que prim en trminos de cantidad de ponencias y de am-

    pliacin del campo de debates.

    11 Un primer acercamiento a estas categoras se encuentra en el inorme de investigacin: Escuelas que

    construyen Contextos para el Aprendizaje y la Convivencia Democrtica. Estudio de caso: Comunica-

    cin, socializacin, significatividad y deseo para una trayectoria escolar de calidad. Fortalecimiento de los

    Primeros Aos y Agenda Cultural, Investigador responsable: Perla Zelmanovich; asistente de investiga-

    cin: Yesica Molina; docente responsable: Roxana Levinsky; colaboradores docentes: Mara Encabo,

    Brenda Sigalovsky; inanciamiento: Red Latinoamericana de Convivencia Escolar, mayo de 2010 a octu-

    bre de 2011.

    12 Se puede leer un recorrido por la hiptesis que advierte sobre la presencia de operaciones estructu-

    rantes de la constitucin subjetiva y los eectos de su eclipse a partir de una inversin del predominio

    del desamparo por parte de adultos atravesados por situaciones sociales crticas en: ZELMANOVICH,

    Perla, Contra el desamparo, en Ensear hoy: una introduccin a la educacin en tiempos de crisis, Buenos

    Aires, Fondo de Cultura Econmica, pg. 49-64, 2003; y un despliegue sobre la relacin entre violencia y

    desamparo en: Zelmanovich (2011), Violencia y desamparo en: www.me.gov.ar/construccion/pd_ob-

    servatorio/catedra2.pd

    13 Esta conceptualizacin surge del trabajo de investigacin Escuelas que construyen Contextos para

    el Aprendizaje y la Convivencia Democrtica. Estudio de caso: Comunicacin, socializacin, signifi-

    catividad y deseo para una trayectoria escolar de calidad. Fortalecimiento de los Primeros Aos y Agen-da Cultural. Investigador responsable: Perla Zelmanovich; asistente de investigacin: Yesica Molina;

    docente responsable: Roxana Levinsky; colaboradores docentes: Mara Encabo, Brenda Sigalovsky;

    inanciamiento: Red Latinoamericana de Convivencia Escolar, mayo de 2010 a octubre de 2011.

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    Resumen

    En este escrito exponemos avances de nuestras inves-tigaciones en torno a los obstculos e interpelacionesque se presentan en las prcticas proesionales queataen al campo de la inancia y sus instituciones.Presentaremos algunas consideraciones sobre cmoentendemos la operacin subjetiva y el sostn colec-tivo de la Institucin de Inancia, y su distincin conrespecto a las instituciones, en tanto organizacionesconcretas que se ocupan del trabajo con los nios ynias. Situaremos su relacin con las prcticas proe-sionales, cuando se ubican entre iguras de segre-gacin y dispositivos de inscripcin simblica, a partirdel anlisis de los emergentes que identiicamos en lostrabajos presentados en el III Simposio InternacionalInancia, Educacin, Derechos de nios, nias y ado-lescentes. Las prcticas proesionales en los lmites delsaber y la experiencia, realizado en la ciudad de Mardel Plata, durante los das 11 al 13 de agosto de 2011.Podemos constatar cmo el tipo de lectura crtica oa-crtica que se realiza de las icciones socializadas de-venidas iguras cristalizadas intervienen en la produc-cin de una determinada posicin de los nios y de losproesionales en el discurso de poca.

    Palabras clave

    Inancia - Institucin de inancia - Figuras de segrega-cin - Prcticas proesionales

    Abstract

    In this writing we expose advances of our investigations

    concerning the obstacles and interpellations that they

    present in the professional practices that concern the

    field of the infancy and his institutions.

    We will present some considerations on how we unders-

    tand the subjective operation and the collective support

    of the Institution of Infancy, and his distinction with

    regard to the institutions, while concrete organizations

    that deal with the work with the children and girls. We

    will place his relation with the professional practices,

    when they are located between figures of segregation

    and devices of symbolic inscription, from the analysis of

    the emergent ones that we identify in the works presen-

    ted in the III Symposium International Infancy, Educa-

    tion, Laws of children, girls and teenagers. The professio-

    nal practices in the limits of to know and the experience,

    realized in the city of Mar del Plata, during the 11th to

    August 13, 2011.

    We can state how the type of critical reading or to critique

    that figures realize of the socialized developed fictions

    crystallized it intervenes in the production of a certain

    position of the children and of the professionals in the

    speech of epoch.

    Key words

    Infancy - Institution of infancy - Figures of segregation -

    Professional practices

    Perla Zelmanovic - Mercedes Minnicelli

    14 Empleamos el trmino segregacin para dar cuenta de los eectos subjetivos de procesos sociales. Re-

    tomamos el debate en el campo de las Ciencias Sociales, siguiendo los desarrollos del socilogo KARSZ,

    Sal, La exclusin bordeando las ronteras, Barcelona, Gedisa, 2004.

    15 Para ampliar esta perspectiva orientada a la produccin de un movimiento en la posicin de los proe-

    sionales ver: UNICAMP, Un acercamiento al abordaje caso por caso desde una instancia de ormacin

    con modalidad virtual, desarrollada en el marco de nuestro Programa de Psicoanlisis y Prcticas Socio-

    Educativas. Disponible en: www.ae.unicamp.br/revista/index.php/etd/login