mil cent esp

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SAN JUAN EUDES Introducción y selección de Textos Escogidos de Paul Milcent Traducción de los P.P. Bernardo Hurtado y Juan Francisco Sarasti J. NIHIL OBSTAT París, 12 de Julio, 1963 A. Guerandel, c.d. IMPRIMI POTEST París, 14 de Mayo, 1964 A. Le Bourgeois, Sup. Gren. de los Eudistas PUEDE IMPRIMIRSE Es traducción exacta Jorge Moreno Palacio Vicario de Religiosos Medellín, 15 de Octubre de 1976 Primera edición en lengua española. Edición dirigida por Sergio Mejía Echavarría: Ap. Aéreo: 36-77 - Medellin, Colombia. Impreso en Editorial Gamma - Medellín, Colombia. Este libro se terminó de imprimir el día 20 de Octubre de 1976, en la Editorial Gamma, Medellín - Colombia.

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  • SANJUAN EUDES

    Introduccin y seleccin de Textos Escogidos de

    Paul Milcent

    Traduccin de los P.P. Bernardo Hurtado y Juan Francisco Sarasti J.

    NIHIL OBSTAT Pars, 12 de Julio, 1963 A. Guerandel, c.d.IMPRIMI POTESTPars, 14 de Mayo, 1964A. Le Bourgeois,Sup. Gren. de los Eudistas

    PUEDE IMPRIMIRSEEs traduccin exactaJorge Moreno PalacioVicario de ReligiososMedelln, 15 de Octubre de 1976

    Primera edicin en lengua espaola.

    Edicin dirigida por Sergio Meja Echavarra:Ap. Areo: 36-77 - Medellin, Colombia.Impreso en Editorial Gamma - Medelln, Colombia.

    Este libro se termin de imprimirel da 20 de Octubre de 1976,

    en la Editorial Gamma,

    Medelln - Colombia.

  • PRESENTACION

    San Juan Eudes, del P. Paul MILCENT, eudista apareci en francs en 1965.

    Este libro tiene la gran ventaja de ofrecer, despus de una buena introduccin histrica ydoctrinal, una selecta coleccin de textos del P. Eudes, que se hacen as fcilmente accesibles; y prestagrandes servicios a los miembros de la gran familia eudista que leen francs. Personalmente lo heutilizado a menudo cuando he tenido que presentar los temas esenciales de la espiritualdad de SanJuan Eudes.

    Fue, pues, muy satisfactorio para m saber que las Hermanas del Buen Pastor de hablaespaola tenan en proyecto la publicacin de dicha obra en castellano. Por fortuna dieron contraductores calificados, los PP. Bernardo Hurtado y Juan Francisco Sarasti, eudistas colombianos,quienes, no solamente poseen perfectamente el francs, sino que tienen un cionocimiento excelente dela vida y de la doctrina espiritual del Fundador de nuestra Congregacin, y quienes, por aadidura,tuvieron el cuidado de hacer revisar su trabajo por otros cohermanos.

    Convencido de que la presente edicin ser un gran aporte para los herederos espirituales deSan Juan Eudes de habla espaola, me permito recomendarla calurosamente. Y agradezco de la manerams sincera a Sor Matilde Alvarez, asistenta general de las Hermanas del Buen Pastor, quien tom lainiciativa de esta publicacin, y a todos los que, de una u otra manera, han colaborado con ella en surealizacin.

    Clment GUILLONSuperior General de los EudistasRoma, 28 de septiembre de 1975.

    v i i -

  • I N D I C E

    Presentacin VIIIndice I xINTRODUCCION 1

    I . VIDA ................ 3

    Infancia y Juventud . . 3

    El Oratorio ........ ... .......... . 5

    Las Creaciones 9

    Las grandes luchas y la muerte ............. 1 1 5

    I I . DOCTRINA . 1 9

    Orgenes . - 1 9

    Temas principales ... . . 2 8Divulgacin . . .......... 4 0

    III. "Y QUE VUESTRO FRUTO PERMANENZCA' . 4 2

    Notas - - 4 5

    Cronologa . . 4 8Bibliografa 5 1

    TEXTOS ESCOGIDOS 5 7

    I. EL CUERPO MISTICO DE JESUCRISTO 5 91. "Omnia in omnibus Christus" 5 92. El cuerpo mstico .. . 6 0

    3. Los "Estados, y Misterios" de Cristo . 6 2

    H. LA ENTRADA EN EL CUERPO MIS71CO 6 4

    4. La Fe . 6 4

    S. Vida de Fe - . . 6 5

    6. El bautismo es una nueva creacin 6 6

    7. El bautismo es una muerte y una resurreccin 678. Por el bautismo Dios nos hace entrar encomunin con El 689. y 10. El "carcter" bautismal 6 9

  • III. MUERTE Y VIDA NUEVA EN JESUCRISTO 7111. Muerte al Pecado 7 1

    12. Renuncia al mundo . . 7 1

    13. Desprendimiento de s mismo 7 314. Desprendimiento de Dios mismo 7 5

    15. Formacin de Jess en nosotros . 7 616. Cmo formar a Jess en nosotros . 7 817. Un bello texto de oracin . 7 9

    18. "Venid, Seor Jess" 8 0

    IV. CONTINUAR LAS VIRTUDES DE JESUCRISTO 8119. Las virtudes cristianas 8 120. Un ejemplo 8 221. La humildad y la confianza 8 322. La humildad de espritu . 8 323. La humildad de corazn .. 8 424. La confianza 8 525. Actos de amor a jess .......... 8 726. La sumisin a la Divina Voluntad . . .8927. La Divina Voluntad . 9 128. 11 11 11 9 2

    29. Caridad Fraterna 9 230. Una parfrasis de San Pablo . 9 4

    V. CONTINUAR LAS ORACIONES DE JESUCRISTO .. 93

    31. La oracin . - - - - - - - - - 9 632. La oracin mental . 1 9 633. La oracin vocal ...... 9 7

    34. Hacer todas sus acciones en espritu de oracin. 9835. La lectura espiritual ............... . . 9 836. Hablar de Dios 9 837. Comenzar nuestras acciones con Jess 9 938. En la vida de todos los das 9 939. Ejemplos: los descansos . 1 0 040. o los cambios de sitio - 1 0 141. Mara en la oracin cristiana .. 10142. Una oracin caracterstica . . 103

    VI. CONTINUAR EL SACRIFICIO DE JESUCRISTO 1 0 443. Jesucristo, soberano sacerdote 1 0 444. Paxticipacin de los laicos en la misa 1 0 445. El martirio ................................. 1 0 646. El espritu del martirio ... . 1 0 747. El voto del martirio 10748. Maxa, tipo perfecto de la vida cristiana 1 0 9

  • VII. SAN77DAD DEL SACERDOCIO CRISTIANO 111

    49. Sacerdocio y Misterio de la Santsima Trinidad. 11150. y 51. El Santo Orden del sacerdocio de Jess .. 112

    VIII. MISION DEL SACERDOTE . 1 1 752. Mediador, Juez y Salvador con Jesucristo 1 1 753. "Sic Jesu dilexit animas" . 1 1 854. Consejos a los Predicadores 1 1 955. a 58. "Juan Eudes, sacerdote misionero" 1 2 059. Una oracin litrgica . 1 2 5

    IX. EL CORAZON DE MARIA 127

    60. El Cuerpo Mstico naci en el Corazn de Mara. 12761. En el Corazn de Mara, encontramos a Jess. 129

    X. EL CORAZON DE JESUS 1 3 2

    62. Un corazn nuevo para ser vuestro corazn .... 13263. "El Corazn de Jess y Mara" 1 3 464. Misa en honor del Divino Corazn de Jess .... 135

    x i -

  • INTRODUCCION1. VIDA (1601.1680)

    Infancia y juventud.

    Era el tiempo de buen rey Enrique.

    Francia respiraba, despus de treinta aos de disturbios atroces. Luis, el delfn, acababa denacer: testigo la linda "plaza Delfn", construida en esos aos en el extremo de la Cit. En esoscomienzos de siglo todo pareca nuevo.

    En las regiones de Argentn, en Normanda, las buenas gentes se haban dedicado al cultivo desus frtiles tierras. Haba all en el pueblecito de Ri, una familia de campesinos, un poco diferente delas dems. lsaac Eudes, el padre, haba hecho estudios; hasta haba pensado en el sacerdocio. Agregabaal trabajo de la tierra, el arte de cirujano, (que en ese tiempo tambin exiga energa). Cristianoserio, severo, segua siendo hombre de oracin, recitando el oficio como un clrigo. Su esposa, Marta,participaba de su fe con algo de rudeza. Era mujer de carcter: se dice que un da cierto pariente suyofue muerto en duelo; si la justicia descubra el cuerpo, la familia caera en deshonra, y perderabienes ... De inmediato, Marta decide enterrarlo en un campo, y durante la noche hace arar todo elhuerto para borrar cualquier huella.

    Largo tiempo deseado y pedido en la oracin, naci Juan en ese cristiano hogar el 14 denoviembre de 1601. Creci en la fe y el temor de Dios. Seguramente la educacin fue severa: susensiblidad un poco reprimida parece haberse expandido ms en la edad madura, rejuvenecida por lacaridad. Adems la fe careca de alimento slido, en esa parroquia "en la que haba muy pocainstruccin para la salvacin, y en la que muy pocas personas comulgaban con mayor frecuencia queen Pascua"(1).

    Su hermano, por ejemplo, el historiador Eudes de Mzeray, casi no da muestras de devocin.Mas en Juan la gracia acta.3 -

    y l se deja guiar. De golpe, este joven, superando la "moral" que se le infunde. descubre la amistadviva con su Dios. A los seis o siette aos, creyndolo perdido, su madre, llena de inquietud, loencuentra en la Iglesia, entregado a la oracin. Hacia los nueve aos, presenta la otra mejilla a uncompaero que le ha abofeteado: desde entonces tomaba en serio el Evangelio, lo que sera lacaracterstica de toda su vida. Desde los doce aos comulga todos los meses. El amor de Cristo loadiestra para el esfuerzo; por ejemplo, para vencer su carcter, que no deba ser fcil, como tambinpara dominar su cuerpo: an antes de abandonar su pueblo para ir a estudiar a Caen, se consagr aDios por el voto de castidad.

    En Caen, es alumno de los Jesuitas en el colegio de Monte; toda su vida conserv una granveneracin para con sus maestros. Nunca olvid al buen Padre Robin, su primer "regente" que lodirigi durante tres aos: "l nos hablaba con frecuencia de Dios, y con un fervor extraordinario".Estaba abierto siempre a cuanto fuera conocimiento ntimo y personal de Dios.

    En el colegio form parte de la Congregacin Mariana, en la que Nuestro Seor le otorggrandes gracias. Estamos en 1618.

    Ese mismo ao, mora en Pontoise una santa Carmelta, la Madre Mara de la Encarnacin,cuyo nombre en el mundo haba sido seora Acarie. Relacionada con todo lo que en esos aos haba de

  • fervoroso en Pars, fue como el smbolo de un gran movimiento de renovacin que empezaba en esecomienzo del siglo, para levantar a los cristianos de Francia. Fue junto a ella donde su joven pr imoPedro de Brulle haba avivado su sed de Dios; fue en casa de ella donde por primera vez encontr alSeor de Ginebra (San Francisco de Sales). Fue ella quien le mpuls a introducir en Francia elCarmelo de Santa Teresa, en el que ella deba entrar. En su crculo espiritual se encontraba el cartujoDon Beaucousin. que fue director de Brulle; el santo capuchino Benito de Canfield y el clebre PadreCoton, jesuita. Fue en ese ambiente fervoroso donde naci el proyecto del Oratorio de Jess, realizadopor el Seor de Brulle en 1611; por un momento el joven Seor Depaul (que ser San Vicente)pens dar su nombre a la nueva Congregacin.

    Tambin en Caen amaneca un movimiento espiritual. Por ejemplo, las Carmelitas reformadasse haban establecido en 1616, y el Oratorio vino a unrseles en 1622. Seguramente Juan4 -

    Eudes haba odo hablar mucho antes del Padre de Brulle y haba vislumbrado su "espritu degracia". Se cuenta en efecto que una santa viuda de los alrededores de Ri, la seora de Sacy, castellanade Bazoches, haba notado la mirada despierta e inteligente del joven Juan Eudes, y gustosa sostenacon l conversaciones como de personas grandes; por aquel entonces ella haba escogido al Padre deBrulle como director espiritual y con ese fin iba a visitarle a Pars ... En todo caso, encontramos queya Juan Eudes piensa en el sacerdocio, y que dirige sus miradas hacia esa joven congregacinsacerdotal recientemente establecida en Caen. Siempre le gustar, en las obras que se hacen por Dios,lo que es nuevo, atrevidamente dirigido hacia el porvenir. Y adems, el espritu del Padre de Brulle-o lo que l as presiente- esa fe maravillosa en el Verbo Encarnado, esa alta estima del sacerdociocristiano, deba atraer su alma, ya muy sensibilizada al misterio invisible de la gracia. Parece quedesde aquel momento desea el sacerdocio vvido en toda su rqueza, y para ello, en comunidad, pero sinnada ms -sin los votos de religin-.

    Haba que abandonar la casa; si damos fe a la tradicion, esa separacin fue dramtica. IsaacEudes, haba admitido penosamente para su hijo mayor la idea del sacerdocio; Juan haba recibido enSes las primeras rdenes. Pero el Oratorio y Pars, jams! Despus de vanas instancias, unamaana, Juan ensiL un caballo y parti. Seguro de s mismo, con toda su voluntad, lo haba decidido... Pero no fue lejos: su caballo se negaba a seguir. Fue necesario regresar, suplicar de nuevo,abandonarse al querer de Dios; finalmente el padre accedi. Y el 25 de marzo de 1623, Juan Eudes fuerecibidio por Brulle "en la COngregacin del Oratorio, en la casa de Saint- Honor, en Par is (2) " .All fue donde celebr por primera vez el santo sacrificio de la Misa, en Navidad de 1625.

    El Oratorio.

    La bula de institucin, firmada por Pablo V en 1613, traduca muy exactamente el propsitodel Padre de Brulle declarando que el Oratorio tena "como primer y principal objeto tendertotalmente a la perfeccin del estado sacerdotal ... ; tener una devocin especial a Nuestro SeorJesucristo, Sacerdote eterno5 -

    y fuente del sacerdocio de la Iglesia... Los Padres pueden ejercer todas las funciones y todos losempleos que convengan propia y esencialmente al orden sacerdotal ...(3) ". Esta ser siempre la lneaseguida por el Padre Eudes. Y en ello puso l hasta el fin una fe ardiente corde magno et animovolenti. Cundo observ l en la Biblia (4) esta frmula tan de su agrado y que l vivi tanperfectamente? De 1648 a 1680 la cita por lo menos quince veces en sus obras impresas. Y de estaviva generosidad ha querido l hacer una regla tambin para sus hijos. "Honrar a Dios y hacer suvoluntad -con un gran corazn y un amor generoso, colere Deum et facere voluntatem e jus

  • corde magno et animo volenti". Pero este gran amor, no era solamente el suyo; era en l, elCorazn de Cristo soberano Sacerdote.

    Sacerdote, l ser pastor con el Buen Pastor. Ahora bien, he aqu que en el rebao hay ovejasheridas duramente, la peste estalla en tierras de Argentn, su patria. El debe partir, debe abandonar aPars, donde estudiaba y predicaba. El superior se opone; l insiste con tenacidad; a la cuarta splica,Bruile accede y lo nombra para el Oratorio de Caen. Sale para all a pie, obtiene de su superior deCaen el permiso y se dirige inmediatamente a Argentn y Vrigny. Durante dos meses y medio,indiferente ante el peligro, casi sin descanso - duerme con todos sus vestidos- asiste, cuida yentierra; llevando las hostias al cuello en una caja de hojalata, absuelve y da la comunin a losmoribundos. Cuatro aos ms tarde (1631) repite este servicio en Caen. Se aloja en un tonel en plenocampo, para no contagiar a sus hermanos; con todo, tres de ellos contraen la enfermedad; l corre ylos asiste, regresando luego a su ministerio entre los pobres. Eso es tomar en serio el Evangelio. Creemorir de agotamiento y recita lleno de alegra el Laetatus sum: "Ir a la casa del Seor..." Pero secura y emprende nuevamente su actividad sacerdotal.

    Sacerdote, se va a predicar el Evangelio de Cristo. Desde 1632 se le ocupa en las misiones;casi cada ao predicar dos o tres, durante cuarenta y cinco aos, con un total de ms de ciento. No sedirige, como suele hacerse ahora, a muchedumbres en parte carentes de fe, sino a "gentes que yaconocen al Buen Dios a quien adoramos, y que hacen profesin de creer las grandes verdades quevenimos a anunciarles (5)"; tienen la fe, pero ignoran asombrosamente el contenido de esta fe. Lasimgenes que nos han llegado nos dan la impresin de una

    6-

    palabra extremadamente poderosa, una voz, una mirada, un comportamiento que se apoderaban de lasalmas y las abran a Dios por fuerza irresistible. Era consciente de esta fuerza que le daba sunaturaleza y que su fe ardiente le multiplicaba. Atestigua l mismo -para referirlo todo a la gracia-xitos extraordinarios de sus misiones, "grandes efectos de gracia" y "bendiciones maravillosas" queall obraba Dios, muchedumbres transportadas por su palabra. En Valognes, en 1643 la"muchedumbre de gente era tan grande, cuenta l, que yo estaba obligado a predicar todos los dasfuera de la ciudad, detrs del castillo; cerca de cuarenta mil personas se reunan los domingos yfiestas". En 1671, a los setenta aos, predica en el castillo de Versalles: "Delante del Santsimoexpuesto, Dios me ha concedido la gracia de hacer dos valientes exhortaciones en presencia de laReina teniendo el sol(6) en la mano, y una tercera an ms valiente delante del Rey" (55 a 58).

    El testimonio de los dems confirma el suyo: "Este gran predicador, el Padre Eudes, la rarezade su siglo. . . " nota el seor Olier, en su diario ntimo(7), desde 1642; y desde esta fecha deseaba lhacerle predicar en su parroquia de San Sulpicio. Y San Vicente escribe en 1660: Algunossacerdotes de Normanda, dirigidos por el Padre Eudes de quien, creo, habis odo hablar, vinieron adar una misin en Pars con una bendicin admirable. El patio del hospicio de los Quinze Vingts esmuy grande, y con todo era pequeo para dar cabida a las gentes que venan a las predicaciones.

    Para el servicio de las misiones, Juan Eudes, hombre prctico y realizador, hace editarpequeas obras, instrumentos muy cmodos para sus cohermanos: El Ejercicio de piedad(1636), manual para la vida cristiana de todos los das; el Catecismo de la Misin (1642) queresuma por preguntas y respuestas la ensenanza elemental que l daba a los nios y a muchos padresde familia, durante sus misiones, con agrado particular, finalmente las Advertencias a losconfesores misioneros ( 1 6 4 4 ) .

    Sacerdote, Juan Eudes vive en el deseo constante de despertar las almas a la fe, al amor de

  • Cristo. Muchas almas tienen confianza en l y le piden consejo. Laicos, hombres y mujeres, personasfelices y almas atormentadas; la fiel seora de Camilly, buena madre de familia, como tambin Marades Valls, la extraa y santa mstica de Coutances. Un gran nmero de religiosas se dirigen a l.Causa admiracin la autoridad espiritual7-

    con que, desde 1629, este joven sacerdote de veintiocho aos, salido de campo, se dirige a la "seorade Caen", Lorenza de Budos, la gran abadesa reformadora de la Abada de Damas, ilustre por sunacimiento y por su cargo... A cambo de su ayuda espiritual, Juan Eudes encuentra en ella un apoyoeficaz para su accin apostlica. En Caen, en Pars, l aconseja, dirige, enfervoriza con su fecomunicativa las comunidades de Carmelitas, Benedictinas, Ursulnas ...

    Este ministerio lo lleva adems a escribir y publicar. Su primera gran obra, que Sigue sindosu obra maestra, est dirigida a las almas que buscaban a Dios bajo su direccin: La vida y e lreinado de Jess en las almas cristianas (1637). Est dedicada a la seora Budos "como unacosa que es completamente suya", pero la dirige adems "a todos los cristianos que desean servir aDios en espritu y en verdad" ya que ser cristiano y ser santo no es ms que una misma cosa. En suenseanza se sirve "de medios muy fciles, muy suaves y muy poderosos" cmo podemos v i v i rsantamente "acostumbrndonos a mirar, amar y glorificar a Jess en todas las cosas". Citaremos alrespecto copiosos extractos (1 a 48).

    Otro libro publicado mucho ms tarde, va dedicado a todas las religiosas "que se ocupan en laenseanza de las nias". Ursulinas, Visitandinas, Congregacin de Nuestra Seora: la Infanciaadmirable de la Santsima Madre de Dios (1676). Puede ser este libra el que nos muestra delmejor modo el conocmiento concreto, vivo, de las almas y de la vida de mundo que l haba adquiridodurante sus largos aos de ministerio. Algunas de sus pginas son de una verdad digna de Moliere:

    "Hablo de muchas que se dicen cristianas, pero que son ms paganas que cristianas. . . Son lasque pasan ms de lamitad de su vida en dormir y comer, y el resto en idolatrarse delante de un espejo,en jugar grandes sumas de dinero, en bailar y danzar, en leer novelas, en adular, en asistir acomedias, en hacer visitas mundanas en que se hace el oficio de la burla contra el prj imodespedazando su reputacin con maledicencias y calumnias. Son stas las que San Jernimo Nama Iasamazonas del diablo" que se arman de pies a cabeza para hacer la guerra a la castidad, y que, por suscabellos rizados con tanto affificio, por sus lunares postizos, por la desnudez de sus brazos, de susespaldas y de su cuello,

    8-

    dan muerte a esta princesa del cielo en las almas. Las que suelen verse por las tardes sentadas en losmostradores con jvenes afeminados, o pasearse con ellos hasta las diez u once de la noche, en plenaoscuridad(9)".

    Pero no podemos demorarnos en esto ni citar largamente lo referente a cuestiones muycircunstanciadas que el libro del Buen Confesor propone a la conciencia de oficiales de finanza,capitanes y soldados, escribanos y sargentos, taberneros, carniceros o boticarios ... S, Juan Eudes,misionero y director de almas, conoca muy bien el corazn del hombre; conoca los pecados que loencadenan, como tambin los caminos misteriosos de la gracia, que poco a poco lo van llevando alAmor.

    Sacerdote, se senta cada vez ms el hermano de todos los dems sacerdotes, cada vez msllamado a prestarles ayuda humilde en su vida sacerdotal: y es esta una de las lneas centrales de su

  • vocacin. De all salieron grandes decisiones, las que nos ocuparn ahora.

    Las creaciones.

    Congregacin de Jess y Mara. - Juan Eudes es hombre de accin. Desde el principio desu formacin, haba adquirido junto al P. de Brulle una grandsima estima del sacerdocio, un sentidomuy profundo de la misin del sacerdote en el servicio del pueblo cristiano, al que debe hacer unpueblo santo, -un pueblo totalmente sacerdotal. Esta conviccin se va a traducir muy pronto en actos.Y stos son necesarios: los sacerdotes son numerosos, demasiado numerosos, y con frecuenciamediocres, aun indignos; se buscan los Ieneficios' por motivos que nada tienen de espirituales; laignorancia es profunda, de lo cual no podemos extraarnos, pues no haba ninguna institucinencargada de formar a los futuros sacerdotes. De esta falta de formacin saca San Juan Eudes en susmisiones una cruel evidencia. Desde 1641, suele l reunir a los sacerdotes cada semana durante susmisiones y se le hacen patentes los resultados: se logran los conocimientos necesarios y hasta selogran profundas conversiones. Estas enseanzas que l debe a los sacerdotes se encuentrandesarrolladas en los libros que escribi y public: El buen Confesor (1666), el, Memorial dela vida eclesistica y El9-

    predicador apostlico (estas dos obras fueron pstumas 1681 y 1685). Adquiri,adems, durante sus misiones, la experiencia de una colaboracin fraterna con otros sacerdolos cuales algunos llegaron a ser sus "compaeros de equipo" muy apreciados y con frecuencadmirados: los beneficios que se pueden esperar de la vida comn en el ministerio de los sacerdotes, sele hacan cada vez ms patentes.

    Se impona una accin institucional. Es verdad que ya el Concilio de Trento haba dado alarma, con el Decreto Cum adolescentium actas (1563); en diversas regiones se habaestablecido escuelas clericales, en las que se reciban jvenes desde los doce aos. Hasta se habanformado grupos de sacerdotes con ese fin.

    El Oratorio haba abierto ya esos seminarios: uno de los primeros fue el de Lucon, por peticinde Richelieu, joven obispo de veinte aos(10). Pero estas realizaciones eran insuficientes y de muylimitados efectos: entrados demasiado jvenes, los aspirantes no perseveraban. Algunos de esosensayos duraron muy poco. Se haca necesaria cosa diferente, y muchos apstoles la buscaban. A esterespecto, fue seguramente San Vicente un pionero cuando propuso la nueva frmula:

    Hay que respetar lo ordenado por el Concilio como algo que nos viene M Espritu Santo. Contodo, la experiencia nos hace ver que la manera como se le da cumplimiento no logra su objeto en loque se refiere a la edad de los seminaristas. Es cosa muy distinta si se les recibe ya a la edad de veinte,veinticinco y hasta de treinta aos... (11).

    Por eso transform su "College des Bons-Enfants" en Seminario de ordenandos. Parece que,por su parte, tambin el Padre de Condren, discpulo escogido de Bruile, y maestro muy amado deJuan Eudes, tuvo las mismas ideas, pero en secreto y con sus "dernoras" habituales. Los seminariosde] Oratorio eran del primer tipo; l los conoca por propia experiencia, pues haba dirgido(solamente durante algunos meses, sin que sepamos por qu(l2) el de Langres, despus el de Saint-Magloire de Pars. Sabemos que prepar intensamente, con miras a una nueva tarea -la que nos ocupaprecisamente- un pequeo grupo de sacerdotes no oratorianos: tarea fcil, le explicaba a uno de ellos,"con tal que no se reciba sino a jvenes cuyo juicio, ya formado, parmita

    1 0-

  • juzgar si estn llamados al servicio del altar(13). El seor Olier era uno de esos sacerdotes.

    Pues bien, estas ideas estaban sin duda difundidas en los fervorosos centros de la potenteCompaa del Santsimo Sacramento; San Vicente y el P. de Condren se cuentan precisamente entre susiniciadores; el seor Olier era miembro activo; y el Padre Eudes fue en Caen, junto al barn de Renty,uno de sus instrumentos ms ejecutivos(14). Estas ideas se juntaban con las de Richelieu que en1642 tom la iniciativa de una entrevista con el Padre Eudes con ese fin. Y las realizacionesexplotaron en cadena: el seor Olier en Vaugirard, San Vicente en los Bons-Enfants, y finalmente elPadre Eudes en Caen.

    Pero el Padre Eudes no estaba libre. Su proyecto, madurado en secreto, segn un principio delPadre de Condren(15), no logr acogida del sucesor de Condren, el Padre Bourgoing. Por qurazones? Se tema acaso (sin razn) que esta obra alejara al Padre Eudes de la predicacin? Senegaba acaso el Oratorio a dar acogida al nuevo tipo de seminarios tal como lo proponan los miembrosde la Compaa del Santsimo Sacramento? lo cierto es que Juan Eudes se propuso seguir adelante. Yesto no se hizo a la ligera. Saba l a qu prdidas se expona: la amistad de sus hermanos de Caen, dequienes era el superior; la estima del Oratorio, Congregacin ya muy poderosa; una "posicin" -humanum dico- ya muy brillante y llena de promesas (poco antes haba sido nombrado por elArzobispo de Rouen superior de las misiones de Normanda); y todo ello por lanzarse en una aventurallena de incertidumbres y peligros. Pero l haba orado, consultado y reflexionado largamente.Adems, sin lugar a duda, y segn sus principios recientemente formulados, haba renunciado"enteramente y para siempre" a todos sus "deseos, voluntades e inclinaciones" como ~lo debemoshacer "cada vez que emprendemos algunos proyectos piadosos, o cuando hacemos alguna santa accinpor la gloria de Dios" dispuestos siempre a Interrumpir o abandonar completamente ese proyecto oesa accin" sin perder la paz del alma, si eso era la santa Voluntad de Dios (14). Ni abandon eseproyecto, ni interrumpi dicha accin; sali del Oratorio. Y nunca despus, ni siquiera en las msfuertes batallas que le vali dicha decisin, lleg a manifestar el menor disgusto por haberia tomado.Decisin atrevida, desgarradora, cuyo nico objeto fue el bien del Reino de Dios(16): una vez ms,tomaba en serio el Evangelio.1 1 -

    Juan Eudes ha fundado pues, en Caen, un seminario de ordenandos. Algunos sacerdotes jvenesaceptaron seguirle, y el 25 de marzo de 1643, hicieron con l una peregrinacin a la Dlivrande ( atres leguas de Caen) para confiar a Nuestra Seora la nueva empresa. En la humilde casa alquilada,'Ta Misin" como se le llamar en Caen, no se seguan al principio estudios eclesisticos como suelehacerse ahora. Se hacan, antes de las rdenes, estadas ms o menos prolongadas a manera de ret i rosespirituales simultneamente con sesiones de formacin pastoral (administracin de sacramentos ycanto llano, casos de conciencia, estudio prctico de la Escritura) ... ; tambin haba pensionados queseguan cursos en la universidad. Muchos sacerdotes iban all a formarse y en algunos casos areformarse. Siguieron pronto otra, fundaciones: Coutances, Lsieux, Rouen, Evreux y Rennes. Poco apoco, adems, se iban alargando las estadas preparatorias a las ordenaciones. Pronto se comenz,especialmente en las ciudades que carecan de universidad, a dar clases propiamente dichas.

    Haba nacido, pues, la Congregacin de Jess y Mara, sociedad plenamente sacerdotal, alservicio del sacerdocio diocesano:

    "Su estado es eclesistico, dicen las Constituciones, y su propsito es permanecer siempreen el orden de la jerarqua eclesistica". "No reconoce ella a ningn otro Institutor fuera del que hainstituido el santo orden sacerdotal, es decir, el Soberano Sacerdote Jesucristo Nuestro Seor. Ella loadora como a su Fundador. su Superior y su Padre".

  • Su espritu "es el espritu del soberano Sacerdote, Jesucristo Nuestro Seor, que lossacerdotes deben poseer en plenitud, a fin de comunicarlo a los dems".

    Era sa una empresa fiel a Brulle. Pero con una particularidad definitiva: su finalidad"primera y principal es que sus hijos se empleen cuidadosamente, por las prcticas de losseminarios, en preparar obreros irreprochables para la via del Seor...".

    As es como el Padre Eudes fund, con miras a los seminarios, la Congregacin de Jess yMara.

    Nuestra Seora de la Caridad. - Nuestra Seora de la Caridad tuvo su origen de un modomuy semejante. Se ventilaba, en los "medios de devocin" el problema de la rehabilitacin de lasjovenes cadas. Los grupos de la Compaa del Santsimo Sacra

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    mento propagaban la inquietud, estudiaban proyectos y juntaban experiencias(17). En Pars, Nancy,Marsella se haban intentado ensayos: se haban abierto casas de rehabilitacin o de "refugio". En susmisiones haba encontrado San Juan Eudes un buen nmero de esas personas, deseosas de recuperaruna vida digna y estable; haba observado personalmente las grandes dificultades que se lo impedan.El problema del retorno y rehabilitacin de esas descarriadas atormentaba a este pastor. Ya habahablado de ello con el seor de Bernires, de la Compaa, quizs desde 1634; en espera de mejorescircunstancias haba colocado algunas de sas "penitentes" en casas de personas de buena voluntad.

    Un da de 1641, una de esas personas lo ve pasar con algunos de sus amigos adictos por unbarrio de Caen; con toda rudeza ella le interpela: "A dnde vis?, seguramente a las iglesias a cornerimgenes; y despus de eso creeris ser muy devotos. No es all donde est la liebre; id ms bien atrabajar por fundar una casa para esas pobres mujeres que se pierden por falta de medios y deconduccin(l8)".

    Inmediatamente el Padre Eudes reacciona como hombre de accin: no sigue planeacin previa,sino que tiene en cuenta las posiblidades y las experiencias anteriores, haciendo los arreglos que lesugiere su genio realizador. Reacciona adems sin vanidad, lo que le costaba ms, dada la concienciaque (tena de su poder: acepta reproches y consejos, imita humildemente lo que otros han hecho bien,tomando hasta el nombre de una casa de Nancy: Nuestra Seora del Refugio.

    En un principio no se propona un instituto religioso, lo descartaba ms bien; sin embargo, lasdificultades encontradas con su primer equipo de colaboradoras lo obligaron a ello. Su realizacin fuelarga; fue necesario durante diez aos el concurso precioso, aunque a veces rudo, de un grupo devisitandinas; la Madre Patin, que las diriga, alma devota y sacrificada, era malhumorada y tenaz.Finalmente, bajo el nombre de Nuestra Seora de la Caridad del Refugio, el nuevo Instituto emprendisu vuelo; fue aprobado por Roma el 2 de enero de 1666. Contrariamente a los ensayos habdos enotras partes, el Padre Eudes no haba admitdo penitentes entre las religiosas; dot eso s al nuevoInstituto de slidas constituciones. Era trabajo de buen obrero: de todas las tentativascontemporneas, slo vivi el Instituto de Juan Eudes, logrando atravesar la Revolucin francesa. Y,como lo podemos atestiguar nosotros mismos, ha logrado una gran prosperi

    1 3 -dad en sus dos ramas: Nuestra Seora de] Refugio y Nuestra Seora de la Caridad de Buen Pastor.

    Fiestas Litrgicas. - Se haca necesario alimentar espiritualmente esos monasterios de

  • religiosas y esas comunidades de sacerdotes. A esos cristianos reavivados en la fe y el hambre de Diosdurante las misiones, haba que facilitarles el acceso al amor y al Pan de Cristo. Para eso compusoSan Juan Eudes oficios litrgicos. De ello le haba dado el ejemplo Brulle, quien hizocelebrar en elOratorio la solemnidad de Jess.

    De la misma manera San Juan Eudes hizo celebrar, en los seminarios de su congregacin, unafiesta en honor del Divino Sacerdocio de Jesucristo y de todos los santos sacerdotes y levitas, cuyotexto haba compuesto l. La fecha asignada era el 13 de noviembre, y su octava terminaba con larenovacin de las promesas clericales, el da de la Presentacin de la Santsima Virgen (59).

    Pero fueron sobre todo los oficios en honor del Corazn de Cristo y del Corazn de la Virgen losque fueron para l los mejores medios de accin apostlica. Cul es, pues, su origen? Desde suinfancia, Juan Eudes haba adivnado que el culto cristiano 11 en espritu y en verdad" es desde luegouna ofrenda interior, un don del corazn; lo que importa es el amor. Con Cristo y la Virgen, tenemospor la gracia, vnculos ntimos y personales, vnculos del corazn; y es en el Corazn de Cristo, es enel Corazn de la Virgen en quien Cristo es todo, es ah donde se ofrece a Dios el sacrificio del amorperfecto. Juan Eudes haba ledo eso en la Biblia, en los Padres, en los msticos; ms cerca de l, en suquerido San Francisco de Sales(19), que dedic su Tratado del amor de Dios al amabilsimoCorazn de la Virgen Mara, o en los libros de su venerado Padre de Brulle: "Oh, Corazn de Jessque vives en Mara y por Mara! Oh, Corazn de Mara que vives en Jess y por Jess(20)!. Estaba apunto para llegar a ser el "Profeta del Corazn(2l)".

    Ya por los aos de 1640 el Padre Eudes haba compuesto la salutacin "al Corazn de Jess yMara" (el Ave Cor) (63) durante sus misiones sola distribuir el texto a las almas que buscaban aDios. Por ese tiempo emprendi la composicin de su primer oficio, en honor del Corazn de Mara.Despus de varios aos de estar redactado dicho oficio, con la aprobacin del Obispo, se le celebr porprimera vez en pblico, el 8 de febrero de 1648 en Autun. En los aos siguientes, no obstante laencarnizada oposi

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    cin de los jansenisitas, muchos monasterios y conventos en Normanda, Borgoa o Isla de Francia, loadoptaron: Visitandinas(22), Ursulinas, Carmelitas, Benedictinas; fu an concedido acongregaciones enteras como la de las Benedictinas del Santsimo Sacramento. Muchos obispos lohaban aprobado y pudieron adoptarlo varias parroquias de las Dicesis de Autun, de Soissons, deLisleux, d'Evreux, de Coutances, de Toul ... En sus misiones el Padre Eudes organizaba cofradas delaicos dedicadas al Corazn de la Virgen con autorizacin para celebrar su fiesta. Por eso, en 1672 sealegraba de verla extendida ya "por toda Francia" y manifestaba la esperanza de que se celebrara "unda muy solemnemente por todo el universo".

    Pero entretanto, la lgica de su fe lo haba inducido a componer otro oficio, en honor delCorazn de Jess. Inicialmente no haba sentido la necesidad de hacerlo, ya que toda la devocin y todala liturgia cristiana estn enderezadas al Verbo Encarnado. Con todo, haba podido comprobar losbeneficios de su primer oficio, tan provechoso para la fe en ese tiempo cuando soplaban los vientosfros del jansenismo; y, acaso no es el corazn el signo del Amor?, y, acaso no es el Amor susupremo misterio, principio de todos los dems. fuente de nuestra salvacin, esencia del sacrificio deCristo? En 1672, ta Misa y el Oficio estaban ya redactados y haban obtenido la aprobacin de variosobispos; Juan Eudes envi una circular a todas las casas de la Cong,regacin para prescribirles lacelebracin de esta solemnidad.

    Tambin hizo participar a las comunidades religiosas de las que era Padre espiritual - las

  • mismas que estaban celebrando ya la fiesta del Corazn de Mara. Entre las ms fervorosas, estabanlas Benedictinas del antiguo monasterio de Montmartre: as fue como, desde 1674, se celebr en lacolina de Montmartre, una fiesta solemne del Sagrado Corazn de Jess (64).

    Esta es la razn por la cual Po X proclam a San Juan Eudes "Padre, Doctor y Apstol del cultolitrgico del Sagrado Corazn".

    Las grandes luchas y la muerte.

    De la accin apostlica de San Juan Eudes, no hemos sealado ms que las lneas principales,las cimas. Pero ella fue mltiple, ardorosa y sin interrupcin. En sus trabajos se pona

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    al servicio de Reino de Dios una rica naturaleza de hombre de accin; l encontraba y deba encontraren ella una especie de exaltacin de sus posibilidades humanas. A veces expresaba ese entusiasmo:"Nunca he saboreado consuelos ms sensibles que all donde veo una multitud de gentes que vienen alsermn y que asedian nuestros confesionarios. . . " Entusiasmo de su fe, ciertamente, pero tambin desu naturaleza tan apta para crear y combatir. El seor de Renty, que lo conoca muy bien, podaescribirle durante una misin: "Crrio sois feliz al encontraros en plena cosecha y cmo siento yovuestro corazn que quisiera abrirse y derramarse por todas partes para hacer conocer el Reino deDios en Jesucristo(23).

    Pero era necesario que esta actividad se viviera muy puramente por el solo Amor de Cristo -que fuera, cada vez ms, un sacrificio de s mismo completamente desinteresado y unido a la cruz deCristo. Poco a poco logr adquirir ese despojo y esa pobreza de s mismo, a travs de speras ydesgarradoras luchas, lo que fue para su corazn en ciertos das, una especie de muerte. Las primerasoposiciones le vinieron de sus hermanos que haba tenido que abandonar para establecer el seminariode Caen; lo consideraban, en derecho estricto, como trnsfuga, sustrado a la obediencia; en Rouen, enPars, en Roma, emplearon durante aos su influencia, que era grande, en conitrarrestar susempresas y en impedir su aprobacin. Fueron despus los jansenistas quiene se opusieronviolentamente a este heraldo de Corazn de Mara; le reprochaban el crdito que l daba a la "beata"Mara des Valles. En no pocas ocasiones la autoridad ms sagrada tom partido contra l: en 1 6 5 0 ,bajo Monseor Mol, Obispo de Bayeux, la oficialidad de Caen le prohibi celebrar la Misa en laciudad, e hizo sellar la puerta de su capilla. Encontramos sus reacciones en sus cartas o en suDiario. Unas veces la gracia lo vuelve como insensible: "Dios permiti que yo fuera despreciado,destrozado y calumniado extraordinariamente: cosa que sin embargo me afligi muy poco, por unagracia especial de su divina bondad..." Otras veces habla de todo ello con sonrisa y con un asomo deenternecimiento:

    Los grandes perros de este pas, escribe desde Rouen, no han ladrado ni mordido, que yo sepa,al perrito blanco de orejas negras. En cambio, en Caen lo muerden, lo desgarran, lo vuelven pedazos...Pero l pertenece a un Dueo

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    que bien sabr defenderlo cuando le plazca. Si l goza vndolo sacudir y devorar, ifiat, fiat! Yoespero sin embargo que l defender su pobre perrito y le dar la fuerza de morder, de degollar yhacer morir a los enemigos de su Dueo, que son los pecados del hombre".

    A veces, con todo, se siente abrumado:

  • "He sufrido, anota l, de parte de algunas personas que me eran muy queridas, y que mecausaron, durante varios meses, dolores y angustias tan sensibles, que nunca haba sufrido yo en m ivida".

    Esto suceda hacia 1661. Ms tarde le ocurri algo an peor. Una de sus ms grandes pruebasfue la de caer en desgracia del rey: se le acusaba, en efecto, de haber prometido al Papa -en unasplica redactada y presentada sin saberlo l- una obediencia incondicional, sin hacer caso a losderechos del rey: y, desde 1674 hasta 1679 esta desgracia real amenaz la existencia de laCongregacin. En todo ello conserv la paz profunda del corazn, y perdon siempre, "a susbienhechores", como l deca.

    Indignarriente calumniado por el Padre d'Aunay (se le imputaban a propsito de Mara desValles, trece herejas!), no quiso defenderse:

    "Puesto que no encuentro en el santo Evangelio que nuestro divino y adorable Maestro hayaempleado los medios indicados en vuestra carta, escribe al Superior de Rouen que le aconsejabadefenderse, no puedo resolverme a hacer otra cosa, sino procurar imitarlo en su paciencia y silencio:Jesus autem tacebat. - - "

    Y agrega:

    "Ruego a mi Dios que me perdone a m y a los que me persiguen".

    Con toda humildad se solidariza con sus perseguidores en la demanda de perdn. Tal es lamagnanimidad ante la injusticia que el Espritu de Jess ha enseado a esta alma sensible y noble, deninguna manera indiferente a sus derechos o a su dignidad personal.

    las ltimas pginas de su Diario estn llenas de la evocacin de sus cruces. Con todo, eso no leimpeda trabajar con

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    mayor valor an por la salvacin de las almas. Continuaba predcando; a setenta y cuatro aos, en SanLo, predica al aire libre, ante un vasto auditoro, con extraordinaria fogocidad. Mas, al ao siguiente,nueva purificacin de viejo luchador: la agita, cin de un carro "al pasar por un camino lleno degruesas piedras", le causa en el cuerpo una dolorosa enfermedad, aunque ms dolorosa para elespritu como lo hace notar l, "porque eso me impidi trabajar en las misiones por la salvacin delas almas".

    Es un anciano de una humildad trasparente. Al salir de una enfermedad grave, escribe: "e lSeor me ha curado para darme el tiempo de convertirme y de comenzar una vida nueva...". QueNuestro Seor y su Santsima Madre me concedan "comenzar a amarlos como debo; pues todava no ssi he comenzado...". No haba vivido ms que para ellos! y continuaba viviendo y trabajando por ellos.

    Consagra sus ltimos aos a escribir. Pone trmino, con tesoros de ternura y entusiasmo, algrueso libro que meditaba desde largo tiempo: El Corazn admirable de la Santsima Madre deDios.

    Pone todos sus asuntos en orden, asegura su sucesin a la cabeza de la Congregacin. luego,despus de una breve enfermedad, durante la cual---hablabade paraso como si ya hubiera estado enV', el 19 de agosto de 1680, a las tres de la tarde, en unin con Jesucristo, muerto en cruz por

  • amor, entreg su alma a Dios.

    Muri como haba servido a Cristo y a su Iglesia: Corde magno et animo volenti.

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    11. DOCTRINA

    San Juan Eudes no es un escritor. Es, como lo hemos visto, un misionero. Con todo, escribimucho: sus Obras Completas, editadas en 1905-1911, forman doce volmenes.

    Cartas, oficios, tratados ... escriba para servir, sin preocuparse mucho de la forma, acosadosiempre ms o menos por otras ocupaciones. Al escribir sola servirse de lo que ya haba compuesto,sus notas de predicacin; y a su estilo escrito, privado del vvido calor de su voz, le hace falta un no squ de acabado. Los textos ms perfectos y verdaderamente escritos, son aquellos en que concentr supensamiento, encerrndolo en una forma breve: por ejemplo, las bellas oraciones contemplativas delejercicio "antes del medio da", las antfonas y responsorios de los oficios litrgicos, ciertas pginasms pulidas del Reino de Jess...

    Con todo, an cuando no alcanza esta sobria plenitud, sus escritos van siempre animados de unaliento vigoroso; siempre expresan enfoques de fe muy ricos. Y son estas miradas de fe, estos grandestemas espirituales, los que ahora vamos a destacar.

    Orgenes.

    Brulle. - Para comprenderlos mejor, nos remontaremos primero a su fuente: elpensamiento de Brulle. Juan Eudes ha profesado toda su vida una profunda veneracin por el P. deBrulle. Fue l en efecto quien recibi al joven clrigo en Pars, en 1623, y parece que fu l mismoquien le dirigi, en cuanto se lo permitan sus grandes asuntos, durante su ao de noviciado. JuanEudes ha ledo evidentemente sus obras y ha alimentado su fe en sus "elevaciones" y se ha impregnadode sus pensamientos y hasta de su vocabulario. Pero hizo propias esas riquezas; su fuertepersonalidad, sus propias investigaciones, y las necesidades de su vida apostlica intervinieron, y ltiene su manera muy propia de ser berufiano. Pero es beruliano y por eso resumir el pensamiento deBrulle no nos va a alejar de

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    nuestro tema; por el contrario, despejaremos la trama sobre la cual teji Juan Eudes su propia tela.

    Parece que los temas caractersticos de berulianismo se pueden reducir a cuatro: espritu dereverencia ante la grandeza de Dios, "Cristocentrismo" mstico, sentido de la soberana de Mara yexaltacin U estado sacerdotal(24).

    Desde muy joven, Brulle haba quedado penetrado por la evidencia de la grandeza de Dios.Desde entonces su vida y su obra se desarrollaron en un clima de contemplacin adorante. No ces deconsiderar con admiracin la condicin de la creatura, dependiente en absoluto de su Creador, puraimagen y reflejo de Dios (en quien tiene su "arquetipo") en relacin completa con El, glorificndolepor su mismo ser: "Todo cuanto procede de Dios, mira a Dios y tributa honor a Dios". Por eso, uno enpos de otro, a travs de] mundo de la gracia y el de la creacin primera, desde los ms puros espritushasta los elementos ms materiales, todos los seres creados difractan y repiten hasta lo infinito labelleza primera de la cual llevan la imagen. Pero entre todos los seres, los que son espirituales deben

  • ratificar, en un libre amor, ese movimiento de retorno a Dios, que va impreso en toda creatura-,hasta los hombres pecadores deben "estar de acuerdo con su origen", aceptar gustosos su "vasallaje",es decir, su dependencia absoluta de creaturas, puros reflejos destinados a glorificar su Solreflejando su gloria. Si llegaran a ratifcar plenamente su condicin creada, no solamente por actossucesivos, sino de un modo durable, entonces adoraran a Dios por estado. Este es el ideal al quedebemos tender sin cesar. Y como su plena realizacin est muy por encima de nuestros lmites,tenemos que dejar al Espritu de Dios que lo -termine El en nosotros por las vas que El conoce y quenosotros ignoramos; debemos dejar que nos despoje de nosoitros mismos y nos llene de El: la vidamstica se inscribe lgicamente bajo esta perspectiva, y Brulle, discpulo de msticos renano-flamencos y de Pseudo-Dionisio, no teme considerarla.

    Con todo, slo Jesucristo realiza plenamente, en su humanidad, este homenaje absoluto de smismo a Dios: es "el perfecLo, a supremo, el divino Adorador". Y eso por un doble ttulo: nosolamente el Amor adorante de Jess para su Padre realiza en perfeccin el anhelo de todos los seressalidos de Dios: referirse a Dios, hacer homenaje de s mismo a Dios; pero an ms, su humanidad,privada de subsistencia propia, asumida por

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    la persona de Verbo, est constituida en su centro mismo en un estado de despojo radical ypertenencia a Dios. Y Brulle no se cansa de admirar esta divina adoracin "por estado" -mejor "porser"- que es la de Jesucristo. Por eso, cuando contempla los diversos acontecimientos de la vida deCristo, se acoge preferentemente a los que tienen duracin, que honran a Dios "por estado"; tal sucedecon la infancia o la "vida pblica" de Jess. En estos acontecimientos histricos (de la Anunciacin ala Ascensin), o transhistricos (como el nacimiento del Verbo en el seno del Padre) Bruilecontempla con toda su fe la gracia que contienen y que "eterniza" su alcance. Los "Misterios de Jass"son todos esos acontecimientos o "estados" del Verbo en lo que tienen de potencia, por la gracia que leses propia, para glorificar a Dios y santificar todos los acontecimientos y "estados" de nuestras vidas:en efecto, todo ser humano est llamado a imitar y a continuar los acontecimientos y "estados" de lavida de Jess (nacimiento, infancia, edad adulta, muerte y resurreccin) (3).

    Jesucristo no realiz este movimiento para El solo: Hombre-Dios es en adelante el centro deluniverso. Todos los seres creados deben adorarlo: por voluntad, como a su Seor; y por ser,como alnico y definitivo resplandor de la gloria del Padre, el ejemplar perfecto de quien llevan la imagen.Todos deben despojarse de si mismos, y participar en cuanto sea posible en el homenaje del Servidorperfecto, reproducir en ellos su actitud de dependencia y ofrenda; es as como El restaura sudinamismo fundamental de creaturas completamente referidas a Dios. Coprnico, en astronoma,haba revolucionado las ideas corrientes cuando declar que el sol estaba inmvil en el centro delmundo, Bruile se propone realizar ese mismo regreso con respecto a la doctrina espiritual de sutiempo: el Hombre-Dios es el verdadero centro del mundo y el mundo debe estar en movimientocontinuo hacia El". Es esto lo que fundamenta toda la vida asctica beruliana: los cristianos procuran despojarse de s mismos por la abnegacin, y adherirse a Cristo para que El reproduzca, contine ycomplete en ellos todos sus "estados y misterios". "Perdindonos a nosotros mismos, poseemos aJess, y Jess es ms nuestro que nosotros mismos". Es la gracia de Cristo la que hace esto; de esasuerte Jess atrae hacia s a todos los hombres, los atrae a su Humanidad deificada, y hace de ellos suCuerpo Mstico. El Cuerpo Mstico es por consi-2 1 -

    guiente la restauracin plena y perfecta de universo, recogido y ofrecido en el homenaje perfecto delHijo Unico y predilecto. Por lo mismo, esta doctrina del Cuerpo Mstico, descubiertaprogresvamente, lleg a ser para Brulle la clave de todo su pensamiento religioso.

  • As se ilumina el misterio de Mara. Mara en efecto es la que ha dejado, sin la menorsombra, que Jess sea todo en ella. "Pura capacidad de Jess, llena de Jess, pura "mirada" haciaJess, la Virgen est totalmente entregada en su interior al misterio del Verbo Encarnado. Viviendoplenamente su condcin de sierva -ecce ancilla... f iat- se encuentra unida, sin la menordeficiencia, al Hombre-Dios su Hijo; su abatimiento hace su grandeza entregndola toda a la altamisin que Dios reserva a su sierva: el eminente oficio de Madre de Cristo. Siendo Madre del Creador,es por eso mismo reina de toda la creacin, asociada estrechamente al reino de su Hijo. No podemosunirnos y referirnos a Jess sin unirnos y referirnos a Mara "reina de los corazones y de losespritus consagrados a Jess". Tal es el sentido de los "votos de esclavitud" a Jess y Mara quepropona Brulle a los oratorianos y a las Carmelitas; por ser mal entendidos, estos votos leatrajeron rudos ataques; en realidad, no son ms que una transposicin de la consagracin bautismal.

    En el primer puesto de estos "espritus consagrados a Jess", estn los sacerdotes "el ordende Jess". En cierto sentido, toda la vida de Brulle se ha orientado hacia este fin: devolver su dignidadal sacerdocio, manifestar hasta la evidencia que el estado del sacerdocio exige a santidad y conduce aella. Por eso fund el Oratorio, sociedad de sacerdotes cuya vida comn no tiene otro sentido que el deayudar a vivir plenamente la gracia del sacerdocio. En el misterio del sacerdote encontramos aquellaactitud tan esencial a los ojos de Brulle: despojarse de s mismo, para enitregarse a Jess SoberanoSacerdote, nico Sacerdote, y no ser ms que Instrumentos vivientes animados del Espritu de Jesspara realizar las obras de Jess en la tierra". Las "obras de Jess" -y ante todo la Eucaristaconsisteen reasumir y consagrar toda la creacin para dirigirla al Padre en un movimiento de amorosaadoracin. Los sacerdotes no sern plenamente fieles a su vocacin sino a condicin de que, despus desus esfuerzos por renunciarse a s mismos, dejen que el Espritu de Jess acabe su obra en ellos, ylos con2 2-

    duzca obscuramente hasta e despojo de la pasividad mstica. Consentir en ello, es tender a la msprofunda unidad entre la vida personad y la funcin sacerdotal. Esta es a grandes lneas la doctrina queJuan Eudes recibi de su maestro Brulle.

    Condren.

    Habr que hablar tambin de lo que le dio Condren? No cabe duda que San Juan Eudes loconoci y lo admir grandemente. En 1625, Condren fue llamado al Oratorio de la calle Saint Honor;probablemente el joven Padre Eudes se encontr entonces, en Pars o en Aubervilliers, bajo sudireccin. En todo caso, recibi ciertamente su influjo. Despus, en 1629, Condren vino a sersuperior general del Oratorio. Once aos ms tarde nombr al Padre Eudes superior de la casa de Caen.Poco despus de la muerte de Condren, Juan Eudes sali del Oratorio, pero conserv tanta admiracinpor su arrtiguo superior, que mand en su Congregacin leer todos los aos en el refectorio la Vidadel Padre de Condren, publicada por Amelote.

    Ciertamente es difcil distinguir el influjo de Condren del influjo que ejerci Brulle. Sepuede con todo subrayar un punto. La gracia propia de Condren fue la de contemplar y hacer conocer elsacrificio de Jesucristo; como lo veremos, la nocin de sacrificio ocupa un gran lugar en elpensamiento de Juan Eudes. Ms precisamente, se encontraran en l aspectos muy caractersticos dela doctrina de Condren. De una parte, la nocin condreniana deil sacrificio por aniquilamiento ("soloDios tiene el derecho de ser; el universo debe ser destruido para su gloria") parece aflorar aqu y allen Juan Eudes, aunque muy esfumada. De otra parte, Condren desarrolla poderosamente la idea muchoms tradicional del amor como vnculo y alma del sacrificio (mientras que Bruile preferaexpresarse en trminos de adoracin); ya veremos que all est tambin uno de los temas eudistas.

  • La Sagrada Escritura.

    Con todo, Juan Eudes ha trabajado por s mismo. Rehizo por su cuenta la sntesis berullana yle ha impreso sus reacciones personales. Este trabajo dur toda su vida: de ello encontramostestimonio a lo largo de -las obras que public; al:i podemos re2 3-

  • conocer la marcha progresiva de su pensamiento. Pero el tiempo en que suministr el mayor esfuerzopersonal son sus dos aos de descanso despus de su ordenacin, los que se le dieron, dice l, "paraemplearlos en el retiro y para dedicarse a la oracin, a la lectura de libro de piedad . . . (25) Qulibros tey entonces? Se puede responder al menos que estudi los Padres de la Iglesia (seguramenteSan Agustn, tambin sin duda los Padres Griegos); sus maestros de Oratorio, tan versados en losestudios patrsticos, no dejaron de orientarlo y animarlo; en todos sus escritos aparecen huellas alrespecto. Sera interesante buscar, por un estudio minucioso de su obra, cules autores han ejercidomayor influjo en l.

    Tambin es cierto que, a travs de los Padres o directamente, adquiri un conocimientopersonal y profundo de la Escritura, y en especial de San Pablo. Dijo una vez, en confidencia especialal seor Finel, uno de sus primeros compaeros, que haba recibido de Dios un gran conocimiento delas epstolas paulinas. Y de hecho, se refiere a ellas continuamente. Su texto es con frecuencia untejido de palabras de Escritura, tanto en el Reino de Jess de 1637, como en el Coraznadmirable terminado en 1680. Su vocabulario depende ms estrechamente que el de Bruile de lasfuentes escritursticas: si encontramos en l con cierta abundancia el material familiar a Bruile(honrar, referir, estados y misterios, pertenencia... ), la ausencia o poca fre cuencia deciertos trminos berulianos, tambin causa admiracin; as, las palabras capacidad osubsistencia casi no se encuentran en l, por estar demasiado lejos de la Escritura. Inversamente,la formacin de Jess en nosotros inspirada en Gal. 4,19 toma en l valor de expresin tcnica(15). Algunos textos familiares, casi siempre paulinos, se presentan sin cesar bajo su pluma a modode cita o por alusin: as Omnia vestra sunt (62), o bien Omnia in omnibus Christus ( 1 ) ,"este divino orculo, se lee en el Reino de Jess, por el cual he comenzado yo este libro y por elcual lo quiero terminar": bien se percibe que no es cosa fortuita. Juan Eudes cita estas palabras deAgustn que afirma: "Los libros santos son como el Corazn de Dios que contienen sus decretos, y quees el principio de la vida de sus hijos"; y lo pone por obra. Esta orientacin de continuo recurso a ~laSagrada Escritura no es una de las menores riquezas del pensamiento eudista (1, 2, 3, 7, 8, etc.).

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    San Francisco de Sales.

    San Juan Eudes ley tambin autores espirituales ms cercanos a l. No hay para qu hacerahora un estudio detallado; a lo sumo citaramos aqu las monjas alemanas del siglo Xili, Gertrudis yMatilde de Heifta, que ya eran del conocimiento de Bruile. Pero hay uno en el cual debemos ins is t i run poco, ya que su influjo fue muy importante: es San Francisco de Sales. San Juan Eudes no loconoci, pues el obispo de Ginebra muri en 1622; pero s ley sus obras, sobre todo "Tetimo" comodice l -el Tratado del amor de Dios (1616). Bruile s haba conocido y apreciado grandementeal obispo de Ginebra; tambin lo haba ledo, pero en un tiempo en que ya su pensamiento estabaformado. Juan Eudes por el contrario recibi de 61 un influjo ms profundo. Encontramos en elReino de Jess expresones muy saleslanas (rey de los corazones, viva Jess ... ); dondeBrulle habla de religin, Juan Eudes, como Francisco de Sales, dice ms bien devocin.Encontramos an, aqu y all, desarrollos salesianos casi copiados al pie de la letra, como un pasajesobre la "pertenencia" a Dios; y el final del Reino de Jess hace eco abiertamente a las ltimaslneas del Tratado del amor de Dios. En algunos escritos como Advertencias a los confeso.res misioneros o las Constituciones de Nue5tra Seora de Caridad, difcilmente se puede hacerla distincin entre lo que viene de S. Francisco de Sales, y lo que es de San Juan Eudes. Un pensamientodel santo Obispo parece haber sido decisivo en *la evolucin de la doctrina eudista del Corazn: "Si delos primeros cristianos se dijo que no tenan sino un corazn y una alma", con mayor razn Cristo ysu santsima Madre no tuvieron entre s ms que un solo corazn; San Juan Eudes cita con frecuenciaeste texto, y celebra entre las almas devotas del Corazn de Mara, a "este gran santo que era todo

  • fuego y todo lama de amor hacia la Madre de Dios".

    Amplando un poco, parece que San Francisco de Sales ayud al beruliano Juan Eudes aproclamar, ms explcitamente que su maestro, el papel esencial del amor en la vida cristiana.Ciertamente, no es que Brulle llegue hasta minimizar el papel del amor. Hemos ledo con alegra enel libro del seor CochoiS26, que sera "una rotunda equivocacin" pensar que Bruile sustituye laadoracin al amor: "ms bien los identifica"; hasta tal punto la adoracin berulaina es como un vuelode todo el ser hacia Dios solo. Con todo, Bruile habla con ms frecuen2 5-

    cia de adoracin que de amor. Juan Eudes, como lo hemos dicho, es muy fiel a Brulie; el ambienteeudista tambin es profundamente religioso, adorante y contemplativo; las palabras adorar ,glorificar, honrar le son familiares. Con todo, habremos de mostrar cmo hace ms explcito eloficio del amor; habla con ms frecuencia que Bruffe de caridad, de amor, de unin. De manerasugestiva hace notar Don Huijben27: parece que Bruile, cuando aconseja hacer "tal accin en honorde tal misterio" de Cristo, se propone trasladar, en clave religiosa, la frrnula tan cara a SantaMatilde: "obrar en todas las cosas en unin con Cristo"; sea cual fuere el valor de esta hiptesis,cmo no pensar que la frmula eudista tntas veces repetida une precisamente ~estos dos trminos:"Oh, Jess, yo os ofrezco este recreo en honor y unin de los santos recreos y divinas alegras quehabis tenido. . ". Fiel a la actitud de adoracin de Brulle, hace ms explcito el rico corrtenido decaridad teologal. Santa Matilde ha podido proporcionarle frmulas; pero es innegable que SanFrancisco de Sales tambin contribuy a lanzarlo por este camino (38, 39, 40).

    Vocacin Personal.

    Sin embargo, no todo fue solamente asunto de lecturas y de influjo. No debemos hacer a un ladoel aporte del temperamento personal ni las llamadas de la accin. Juan Eudes fue un hombre de accin.Completamente vuelto hacia los dems, aguijoneado por el deseo de ayudar a los otros a ir hacia Dios. Yesos otros, en los cuales l piensa sin cesar por haber sido enviado a ellos, no son nicamente los"espirituales", iniciados ya a la vida nterir; son tambin y sobre todo las muchedumbres decristianos ms o menos ignorantes, ms o menos tibios, en los que es preciso despertar y estimular lafe y el amor. Juan Eudes quiere hablarles al corazn; siente, y busca an el mejor modo de sentir, loque conviene decir o no decir para convertirlos e nstrurlos sin despistarlos. Esta orientacin es laque determina su pensamiento. Fiel a Brulile, escoge sin embargo y retiene de su enseanza lo quepuede alcanzar y conmover a los ms sencillos de su auditorio; tambin es cierto, y l lo sabe, que noposee la gran inteligencia especulativa de su maestro; no se lanza nunca en esas contemplacionessublimes, pero difciles, sobre las relaciones trinitarias o la unin hiposttica; de2 6-

    sarrolla mejor, por ejemplo, lo que se refiere a los sacramentos. Tambin hace a un lado los trminosdemasiado teolgicos; si, como lo hemos advertido ya, prefiere los trminos escritursticos, esodepende sobre todo, de su orientacin apostlica.

    Con mucho cuidado evitar tambin las perspectivas o frmulas que pudieran desconcertar alos principiantes, o provocar a los malvolos, -esos malvolos de los cuales haba recibido Brulietntas amarguras (a la llegada de Juan Eudes, en 1623, apenas si empezaba a salir de susdificulitades con las Carmelitas). Ved, por ejemplo, cmo Juan Eudes, se inspiraba en una bellsimapgina de su maestro sobre la "profesin" cristiana de adhesin a Jesucristo: omite todo lo que serefiere al "voto de esclavitud" (que sin embargo l mismo haba hecho cuando era joven oratoriano el25 de marzo de 1624, y al que se propona ser fiel); pero conserva en cambio, y casi al pie de laletra, lo que se refiere al bautismo. Del bautismo, precisamente, har uno de sus principales temas

  • (6 a 10); su doctrina bautismal, muy rica, nutrida en los Padres de la Iglesia, prolonga la de Bruilepero ocupa un lugar mucho ms importante, todo lo cual nos sirve de orientacin. En cuanto a lasperspectivas berulianas sobre la vida mstica, por discretas que sean, Juan Eudes, que probablementelas haba acogido con alegra para s mismo, no les hace ningn eco en sus obras: se contenta, en susenseanzas sobre la oracin (14, 31, 32) y la docilidad al Espritu Santo (27), con invitar a lasalmas generosas a hacerse disponibles sin reticencias a la gracia divina. Como apstol que es, quierehablarles a todos, ser comprendido por todos; su cuidado principal es siempre conmover y convencer.Si escribe, es para ensear lo que se debe hacer para agradar a Dios. Es muy significativo el plan delReino de Jess: la primera parte contiene "algunos ejercicios para vivir cristiana y santamente, ypara formar, hacer vivir y reinar a Jess en nosotros"; la segunda: "lo que se debe hacer en todanuestra vida"; la tercera: 1o que se debe hacer cada ao"; luego, "cada mes", etc. Este planeminentemente prctico le es muy familiar. Hasta su libro, el ms "desinteresado", el gruesovolumen del Corazn admirable de la Madre de Dios, quiere l que sea un libro que "predique",que "invite poderosamente y atraiga eficazmente" los corazones a amar mejor y a vivir mejor. Ese esel ambiente general de toda su obra.2 7 -

    Temas principales.

    De lo dicho se concluye que el pensamiento eudista se form en la estela de pensamientoberullano. Vamos a presentar las lneas pjrincipales. Mas, como San Juan Eudes no present nunca sudoctrina en forma sistemtica y organizada, nos proponemos, por fidelidad a su espritu, estudiarsucesivamente algunos de los temas que le eran ms familiares:

    * En primer lugar, la fe en el Verbo Encarnado que recoge en la unidad de su Cuerpo mstico atoda la humanidad rescatada; los principios ascticos de San Juan Eudes se refieren directamente aeste tema;

    * En segundo lugar, la Virgen Mara y su puesto en el plan de Dios;* El tercer tema lo constituye la primaca de amor, subyacente,en todo;* Un cuarto tema es la visin de sacrificio como ofrenda y consumacin de amor;* Finalmente, como coronamiento y sntesis del conjunto, viene la doctrina del Corazn.

    El Cuerpo Mstico de Jesucristo. - Como lo hemos dicho, Juan Eudes repite sin cesar lasgrandes palabras de San Pablo que revelan la vida invisible de Cristo en su Iglesia y la uninmisteriosa que se establece entre El y los hombres rescatados, para que se rena todo en Cristo, yCristo sea todo en todos. La expresin de Juan Eudes es a menudo tan paulina que, al considerar suresumen, se pregunta uno si no se trata directamente del pensamiento de San Pablo. Bstenosrecordar que los cristianos, miembros del Cristo mstico mantienen con su Cabeza una doble relacin:Jess es a la vez para ellos el camino y el trmino de su marcha; es a la vez, el Salvador, fuente,ejemplar perfecto, principio vital de su salvacin, y el Seor, nico objeto de su adoracin, de suservicio y de su amor, a quien deben glorificar durante toda su vida; es a la vez el medio y el fin de surtorno a Dios (1-5; 15, 18, 25 ... ). Deben a Jesucristo la adhesin total de su fe; y Jesucristo lesda su gracia que los salva y hace semejantes a El. Toda la vida del cristiano viene a ser as una"continuacin de la vida de Cristo". Este misterioso intercambio empieza a realizarse en elsacramento del Bautismo.

    La fe es el "primer fundamento de la vida cristiana". Citaremos todo el pasaje (4-5), de unpensamiento original, en que2 8-

  • San Juan Eudes nos muestra cmo la fe es una participacin de "la luz y ciencia divina que ha sidoinfundida en el alma santa de Jess en el momento de su Encarnacin". Bajo esta luz, descubrimos ladoble nada del hombre, pura creatura que tiene de Dios todo su ser, y pecador que ha rechazado el dondel Amor; y San Juan Eudes, discpulo de San Agustn como sus maestros del Oratorio, no encuentrapalabras bastantes expresivas, ni imgenes suficientemente impresionantes para expresar nuestranada y nuestra cada originales (7-11). Pero la misma mirada de fe alcanza la gracia manifestada enJesucristo y las maravillas de la salvacin que se nos ofrecen.

    Es el Bautismo, sacramento de la fe, el que nos introduce en' la vida del Cuerpo Mstico. Nose cansa San Juan Eudes de ensearnos la grandeza del Bautismo y de mostrarnos en detalle susriquezas.

    El Bautismo es un nuevo nacimiento, que nos hace hijos de Dios Padre, miembros y hermanosde Jesucristo, animados por su Espritu; nacimiento que tiene "como ejemplar y prototipo lageneracin y el nacimiento eterno del Hijo de Dios en el seno de su Padre, y su generacin ynacimiento temporal en el seno virginal de su Madre" (6).

    El Bautismo establece entre la Santsima Trinidad y el cristiano una maravillosa Alianza ( u n"contrato" segn el ttulo de su librito; pero parece que despus hizo a un lado esa palabra, fami l iarpor otra parte a sus contemporneos). En esta Alianza, Dios nos une a su Hijo Unignito en una uninque es "la imagen viva" de la unidad divina del Padre y del Hijo; y con su Hijo nos lo da todo; en cuantoa nosotros, al renunciar a Satans, y adherirnos a Cristo, nos damos a Dios (8).

    Renuncia y entrega tienen su raz en un misterio ms profundo, el misterio mismo de Pascua:en efecto, el Bautismo nos hace participar de la muerte y resurreccin de Cristo, muerte al pecado yvida para Dios en la caridad (7 a 10).

    Este enfoque fundamenta toda la doctrina asctica de San Juan Eudes, y todos sus consejosprcticos para la vida cristiana. Lo que nos pide, bajo diversas formas, es siempre:

    1) renunciar al pecado, al mundo y a nosotros mismos: al pecado, que rechaza el amor delCreador; al mundo (en el sentido en que San Juan emplea esta palabra en el Evangelio), porque elmundo es enemigo de Dios e instrumento de Satans; a nosotros mismos, es decir, a lo que ya es pecadoen nosotros,2 9 -

    por supuesto, pero tambin a la posesin egosta de nosotros mismos bajo forma de "amor propio28",de voluntad propia. Cristo, a quien continuamos, no se perteneci a s mismo; no hizo sino la Voluntadde su amadsimo Padre (11 a 14).

    2) darnos a Cristo, para que nos libre por su gracia y venga a "forrnarse" en nosotros, desuerte que El sea nuestra santidad y consume en nosotros sus "estados y misterios". Aqu San JuanEudes sigue muy de cerca a su maestro Bruile, y sus palabras son ms o menos las mismas.

    El ao litrgico vuelve a colocar sucesivamente todos esos estados y misterios bajo lamirada de nuestra fe; o mejor, nos hace nuevamente presente y operante la gracia de esos misteros,y permite a cada uno tomar parte en ellos en la medida de su fe y segn la vocacin propia. De suerteque, cada ao que pasa debe dejarnos un poco ms conformes a Cristo en sus diversos misterios (queno son ms que diversas faces de su nico Misterio); cada ao Cristo viene a vivir ms sus misteriosen nosotros, continuando as el crecimiento de su Cuerpo Mstico. Pero no son nicamente las accioneslitrgicas las que permiten a Cristo terminar sus misterios en nosotros. Todas las acciones de nuestra

  • vida cotidiana imitan las acciones de Cristo, siendo por ello honor para El y unin para nosotros conEl, en la medida en que nosotros las hagamos con El y para El "en honor y unin de las suyas". 0 mejordicho: los diferentes "estados" en que nos coloca nuesitra vocacin nos hacen participar de - losestados de Jess: el apstol contina la "vida conversante" de Seor, el enfermo completa su pasin,las almas angustiadas viven su agona... (3; 16-18; 37-40).

    Esa misma perspectiva se impone a nuestros esfuerzos de progreso moral. En tales esfuerzos,no nos miramos a nosotros mismos, ni nuestros defectos, ni nuestros progresos, ni nuestro idealpersonal. Miraremos a Jesucristo; las virtudes cristianas, son las virtudes de Jesucristo. No nosapoyaremos sobre nuestros propios esfuerzos; seguramente son necesarios pero solamente paraabrirnos a la gracia de Cristo; y es a El solo a quien pediremos, con humildad y confianza que noscomunique sus virtudes. Finalmente el motivo de nuestros esfuerzos, no ser el deseo de nuestrapropia perfeccin, sino el deseo de dejar en nosotros todo el lugar a Cristo y de vivir las virtudes deCristo en el mismo espritu en que El las vivi (19 a 24). En sntesis, procurar hacer "vivir yreinar a Jess en nosotros", es la nica3 0-

    "finalidad que buscan toda la vida, la piedad y la devocin cristianas".

    De todas nuestras acItividades, la que ms nos liga a Cristo, es la oracin. (San Juan Eudes lellama "oracin" an cuando no se trate de oracin mental). Nuestra oracin es la oracin de Cristo ennosotros; todo nuestro esfuerzo ser por renunciar a nosotros mismos para unirnos a Cristo que oraen nosotros. Esa es la naturaleza de la oracin cristiana.

    En cuanto a su objeto, ser casi siempre una mirada hacia Cristo, la unin de fe y de amor conCristo. Nuestro deseo de corresponder al llamamiento de Dios nos llevar a contemplar las virtudes yla santidad de Jess, a darnos a El para que contine y perfeccione en nosotros las virtudes ydisposiciones de su santa alma, para que ponga su Espritu y su Corazn en lugar del nuestro (31 a3 6 ) .

    Juan Eudes evoca con frecuencia, de manera original, la comunin de los santos. Nopodemos cerrar esta ojeada de la doctrina eudista del Cuerpo Mstico sin hacer alusin a estosmisteriosos intercambios vitales que vinculan a sus miembros entre s. Repite y medita sin cansarse,del Reino de Jess al Corazn admirable, los grandes textos en que San Pablo nos dice: conCristo, Dios os ha donado todo; todo os pertenece; pero vostros sois para Cristo y Cristo es para Dios.Todo os pertenece: el amor y el Corazn de la Virgen Mara, de todos los santos, de vuestros hermanosde la tierra; todo os pertenece, y podis disponer de ello como de cosa vuestra; los trabajos, las penas,la vida de todos los hombres, podis juntarlos a los vuestros y ofrecerlas a Jess en honor de lassuyas (2, 60, 62, 64) ... Ms adelante mostraremos cmo la fe en la comunin de los santosencuentra una rica expresin en la doctrina del Corazn.

    La Virgen Mara, Madre de Dios. - Ms que ninguna otra, la Virgen Mara tuvo parte enesta comunin. Pero, Juan Eudes habr querido venerarla tanto como su maestro Brulle? Oue senos permita citar dos textos maravillosos: " ... De s misma y por ella misma, no es nada, pero su HijoJess es todo en ella; El es su ser, su vida, su santidad, su gloria, su poder y su grandeza. . . ". Y ste:"No sabis que Mara no es nada, no tiene nada, no puede' nada sino de Jess y por Jess y en Jess,y que es Jess quien lo es todo, lo hace todo y lo puede todo3 1 -

  • en ella?...". El primero de estos pasajes data de 1637; el segundo, de 1680(29): tenemos, pues,patente el pensamiento eudista sin variacin alguna. Sera por eso un minimilta en materia dedevocin marlana?

    Muy por el contrario, profes a Nuestra Seora un amor, un respeto excepcionales. A losdieciocho aos tuvo este gesto audaz: coloc un anillo en el dedo de una estatua de Mara, despus dehaber redactado un "contrato de santa Alianza con la santsima Virgen Mara"; cincueryta aos mstarde volver a trabajar su atrevido texto para perfeccionarlo... Se nos ha conservado copia de unacarta conmovedora dirigida al Padre Eudes en 1660, por un Padre Jesuita, que haba odo hablar de l"hasta en Ouebec, en el Canad"; empieza as la carta: "He tenido gran consuelo al conocer por el Sr.Torcapel, la santa ambicin que tenis de sobrepasar a todos en el amor a Nuestra Seora.Plegue a Dios que podis comunicar ese espritu a todos los ambiciosos de la tierra". Y el buen Padreruega a su corresponsal que lo una en su amor a Nuestra Seora, "como el ms pequeo de sushermanitos"30. Finalmente, no hay muchos autores que hayan consagrado a Mara tntas pginasImpresas y tan entusiastas. . .

    Pero tampoco hay muchos -como lo revelan los textos ya citados- que hayan afirmado tanresueltamente el carcter "cristocntrico" de la verdadera devocin mariana. Y es para estar enconformidad con este pensamiento (cuyo valor conocemos mejor ahora en estos tiempos deecumenismo) por lo que no hemos consagrado en nuestros extratos una seccin especial a Mara:citamos varios textos, pero a propsito de Cristo o de la vida cristiana -de suerte que ella estpresente por todas partes, pero sin llamar la atencin sobre ella sola. (41-42; 48; 60-61; 63).

    La devocin marlana de Juan Eudes puede resumirse en algunos puntos muy sencillos:

    * Contemplar a Jess en Mara, y a Mara en Jess: el Seor Jess vive en su madre porquereina en su corazn, perfecta imagen de suyo y unido a l por un amor total. Mara vive en Jess suHijo porque ella vive de su vida y se gua en todo por su Voluntad. Es esta ntima unin de la Madre conel Hijo la que hace su grandeza y nos permite llamarla Seora y Soberana (41).

    * Continuar y completar en nosotros ei amor filial de Je3 2-

    ss para con su Santsima Madre (42).

    * Rogar a Mara, Madre de Jess nuestra Cabeza, y Madre de todo el Cuerpo Mstico de su Hi jo,que contine formndolo en nosotros (15-16; 60-61).

    * Finalmente, ir a ella con el corazn, y descubrir que lo que cuenta en ella es su Corazn, enel que "conserva y medita", con amor pursimo, todo lo que se refiere a su Hijo, el Seor Jess; eseCorazn suyo al que hace palpitar el amor maternal, tierno y fuerte, con el que ella nos acoge a todosen su Hijo. Conviene precisar, con San Juan Eudes, que la palabra "corazn" encierra aqu una t r ip lerealidad -triple y una por lo dems:

    - Es en primer lugar el "Corazn corporal" de la Virgen Mara, signo del amor y (para lasgentes del siglo XVII) principio de la vida sensitiva;

    -En segundo lugar, el "Corazn espiritual", el centro ms ntimo del alma (estamos aqu muylejos del sentido que Pascal da a la palabra corazn?), de donde brota el amor espiritual; y el amorser finalmente la nota dominante;

  • -Finalmente, "el Corazn Divino", es decir, Nuestro Seor Jesucristo mismo, que reinaperfectamente en el corazn de su Madre: "Jess, el santsimo Corazn de Mara", dice con frecuenciaJuan Eudes (60-61; 63).

    Estas son las "armnicas" de la palabra "corazn" tal como lo entiende aqu San Juan Eudes.

    Por nuestra parte, debemos responder al amor con el amor, admirar esta obra maestra deDios, y sobre todo, conformar nuestro corazn con el suyo -mejor an, amar y orar con el Corazn denuestra Madre, que es tambin el nuestro: "Todo os pertenece". . .

    Primaca del Amor - Dios nos ha amado primero: como Bruile, Juan Eudes lo repite conasombro. Los textos de Isaas sobre la ternura divina le encarrtan: "Me ha llevado siempre en susbrazos, an ms, en su seno y en su corazn, con ms cuidado y amor que una madre que lleva a suhijo". Por amor, Dios nos ha dado a su Hijo Unignito; por amor Cristo se anonad y muri en cruz( 2 4 ) .

    Desde entonces nuestra vida no tiene otro sentido sino el3 3-

    de corresponder al amor con el amor, ser "un perpetuo ejercicio de amor y de gloria hacia Jess". Elamor de Jess, el humilde deseo de amar a Jess ... Juan Eudes tiene para expresarlos palabrasardientes. los "actos de amor" de la cuarta parte de "Reino de Jess" estn entre las ms bellaspginas. Y se nos exhorta a renovar tanto como nos sea posible la expresin de este amor, para que ltransfigure toda nuestra actividad; con la ayuda de la gracia y "un poco de cuidado y fidelidad denuestra parte, eso llega a ser casi una nueva naturaleza" (25).

    Pero, cuidado! si hay alguna felicidad, desde esta tierra, en amar a Cristo; si el don denosotros mismos hace en ocasiones vibrar de alegra nuestra sensibilidad, que no sea nunca por estafelicidad que amemos a Jess; que sea nicamente por El solo, y bien decididos a amarlo en las penas yen la obscuridad, hasta en la ms completa desolacin, en caso de que El nos lo pidiera. Es en el centrode nuestra voluntad donde amamos verdaderamente, por la generosa y total sumisin de nuestravoluntad a la de Dios. En eso se reconoce la doctrina de "puro arnor" tan cara a San Francisco deSales, y todava indemne de las desviaciones quietistas. Atentos a renunciar a toda bsqueda denosotros mismos, a toda satisfaccin propia, cumpliremos todas nuestras actividades, desde las msespirituales hasta las ms humildemente cotidianas, con el puro deseo de ser lo que Dios quiera y devivir solamente para El: amarlo, no es otra cosa. Este tema se repite con frecuencia, ya sea comoenseanza (13-14; 26), ya sea como expresin de una actitud personal (27-28). Puede ser queJuan Eudes, hombre de voluntad que hubiera podido ser un orgulloso dominador, senta ms queningn otro la necesidad de renunciar a la alegra de querer, y al placer de ser dueo de s mismo y desus cosas. Sin ese desprendimiento de s mismo, no hay verdadero amor.

    Pero eso no est al alcance de nuestras propias fuerzas. la caridad se nos da por el EsprituSanito: es el mismo Amor de Jess y su sumisin a la Voluntad de su Padre, que debemos continuarpuesto que somos sus miembros. Tenemos que pedirle que aniquile El mismo en nosotros todo cuantoponga obstculo a la caridad, y que estabezca su propio Corazn y su amor, para que le amemos -y enEl a todos nuestros hermanos- como El ama a su Padre y como su Padre lo ama a El.3 4-

    Puse bien sabe Juan Eudes que no hay sino un amor: cuando amamos a nuestros hermanos, es siempreel amor primordial de las tres divinas Personas que obra en nosotros; esto es lo que hace la grandezasagrada de la caridad fraterna. Por eso est previsto en las "Constituciones" de los Eudistas que 1a

  • regla de las reglas es la caridad". Sus miembros deben mirarse los unos a los otros "como miembrosde una misma cabeza y de un mismo cuerpo"; la vida comn es una realizacin de Cuerpo Mstico y unaefusin de Amor trinitario (29, 62, 64).

    Sacrificio y Sacerdocio.- El trmino y la perfeccin de amor es el sacrificio. Elsacrificio cristiano es ante todo el sacrificio de Jesucristo, que se ofrece desde el momento de suEncarnacin como "hostia y vctima", totalmente consagrada e inmolada a la gloria de su Padre". Estaofrenda total, por amor, llev a Jesucristo hasta la muerte para gloria de su Padre y para nuestrasalvacin (43).

    Pero Jess es tambin la Iglesia. Jess quiere continuar su estado de hostia y de vctima en sucuerpo y en cada uno de sus miembros. Debemos por consiguiente vivir ofrecindonos a nosotrosmismos por amor, y pedir a Cristo "que nos haga dignos de ser otras tantas vctimas sacrificadas conEl, que nos lleve en su sacrificio, que nos inmole con El a la gloria de su Padre, y que nos consuma enlas larnas sagradas de su santo amor" (43-44).

    Adems, la perfecta consumacin de la vida cristiana, la perfecta realizacin de] Bautismo, esel martirio, ltimo testimonio de amor. Todo cristiano, miembro de Cristo debe aceptar sueventualidad y "vivir en el espritu de martirio". Juan Eudes mismo, bajo forma de voto, se ofrecipara padecer el martirio si Dios lo quera, o al menos "para hacerlo todo y sufrirlo todo por el amorde Aquel que lo hizo todo y lo sufri todo" por nosotros (45-47).

    El sacrificio es el acto de] sacerdocio. Cristo es "el sobe-rano sacerdote que se inmola a smismo". Por el hecho mismo de la Encarnacin, Jess Hombre-Dios, rinde a su Padre un homenajetotal y perfecto de s mismo, y de toda la humanidad en El; en el acto perfecto de este sacrificio, seunen "esitas dos cualidades de Sacerdote y de Hosfia" (43).

    Cristo comprende en s mismo a toda la humanidad redimida; obra como Cabeza y susmiembros participan de su sacer3 5-

    docio: es el pueblo de Dios todo entero un pueblo sacerdotai. Citaremos en los extractos una parte debello texto sobre la Misa, en el que San Juan Eudes explica a los cristianos que, como miembros deCristo Sacerdote y Hostia, "deben asistir a la Misa en calidad de sacerdotes o sacrificadores, paraofrecer en ella, con Jesucristo Soberano Sacerdote y Hostia, el mismo sacrificio ofrecido por El; comotambin en calidad de hostias y de vctimas que no son ms que una hostia, as como no son ms que unsacerdote con Jesucristo".

    Despus de eso San Juan Eudes podr exaltar y servir -como Brulle y Condren- el"sacerdocio ministerial", el de los sacerdotes que han recibido el sacramento del Orden. Obrando as,estamos muy seguros que no rebajar el sacerdocio bautismal3i. Al contrario, en toda su vida procurinfundir en los cristianos la conciencia de ser un pueblo santo y consagrado a la gloria de Dios;procur convencerlos de que son miembros de Cristo Sacerdote y que en Cristo, "todo les pertenece":tal esfuerzo pona en plena luz la participacin de toda la Iglesia en el sacerdocio de su Cabeza.Adems, servir, como lo hizo l, al sacerdocio en los sacerdotes, no es acaso, finalmente, trabajarpor restaurar la santidad sacerdotal de toda la Iglesia? Su itinerario personal, de las misiones a losseminarios, obedeca a la evidencia de que, sin sacerdotes humildemente conscientes de la grandeza delsacerdocio, era imposibie a la comunidad de bautizados realizar de un modo duradero, en su vidacotidiana, el misterio de la consagracin bautismal.

    El sacerdocio de los presbteros es, en efecto, una nueva participacin, ms ntima y

  • ms misteriosa, en el sacerdocio de Cristo, y ello para el servicio del sacerdocio comn a toda laIglesia: su oficio es. por la predicacin del Evangelio, por la celebracin de los sacramentos, por ladireccin de las almas y de las comunidades cristianas, llamar a la fe, librar del pecado, abrir a lagracia de la salvacin, ofrecer el sacrificio: en sntesis, reunir y consagrar el pueblo de Dios. SanJuan Eudes, es verdad, no se detuvo a analizar la naturaleza del "carcter" sacerdotal que confiere elsacramento del Orden, ni a precisar las relaciones mutuas entre el sacerdocio ministerial y elsacerdocio de toda la Iglesia.

    Escribi, en cambio, largas pginas, y con frecuencia muy bellas, en que muestra a lossacerdotes -digamos ms precisamente: a los pastores, encargados de una misin respecto de3 6 -

    las almas- por una parte la grandeza escondida de ese sacerdocio de Jess que se les ha comunicado, deesos poderes misteriosos que se les han confiado; Por oltra parte, sobre todo, la importancia y lasantidad de su "misin" apostlica: cooperar con Cristo a la obra de la salvacin de las almas 1a msdivina de las cosas divinas". Sabemos, es verdad, que en aquel entonces haba mucho que hacer parainfundir a los sacerdotes (y an a obispos) el humilde orgullo y el respeto de su sacerdocio, el amorperspicaz y animoso de sus funciones pastorales. los extractos que citaremos se refieren a uno o aotro de estos puntos (49-59).

    El Corazn del Seor, En las pginas anteriores no hemos hablado mucho del Corazn delSeor; y sin embargo ya lo hemos dicho casi todo, pues el signo del Corazn es la expresin de unenfoque de fe muy rico y el punto al cual convergen las diversas lneas que hemos seguido.

    En la Biblia fue donde inicialmente ley Juan Eudes esta palabra.

    En la Biblia, el corazn, es el principio de la vida consciente, la fuente de todos los actospsicolgicos, ya sean de orden sensible, intelectual o moral; tambin el amor tiene all su principio,aunque este aspecto sera ms bien secundario. Sin embargo, en el Evangelio, el Corazn humano delSeor, sobre el cual repos San Juan su cabeza, y que fue traspasado por la lanza, es para nosotrossigno de su amor, y los textos precedentes reciben all nueva claridad. Este tema haba llegado a sertradicional, y Juan Eudes lo ley en los fervientes escritos de San Bernardo, de San Buenaventura, delas msticas alemanas y de San Francisco de Sales. Adems, el uso de la lengua francesa, ms acentuadosin duda en esa poca del amaneramiento, tenda a reforzar ese simbolismo de amor; tal es la notadominante en San Juan Eudes. Pero el aspecto del principio de vida, de foco ntimo del ser, desde elcual se difunde la vida por todo el cuerpo, tambin estaba netamente sealado, en parte sin dudaconforme a los conceptos fisiolgicos de la poca. As, pues, era una palabra de complejas y ricasresonancias cargada de interioridad, de difusin de vida y sobre todo de amor.

    Para San Juan Eudes, en definitiva, el Corazn es el signo del Dios Amor que se revela y se da alos corazones de los hombres en Jesucristo.3 7 -

    La reflexin le conduce adems a distinguir tres planos, anlogos a los que indicamos apropsito de la Virgen Mara: Corazn corporal, Corazn espiritual y Corazn divino. La multiplicidadmisma de estos aspectos revela algo de las riquezas secretas de este smbolo. El Corazn corporal deCristo es para Juan Eudes el principio de su vida natural, que difunde la vida en todo su sagradoCuerpo; es adems, y sobre todo, signo de] amor ya que palpita al ritmo de amor salvador, a la vezdivino y humano, con el que Cristo nos ama; sobre la cruz fue traspasado por la lanza: se rompiquizs por la violencia de amor, y la sangre y el agua que brataron de I, son smbolo de lossacramentos de nuestra vida. En cuanto al Corazn espiritual de Seor, es lo ms ntimo de su alma,

  • el centro y el principio de su vida interior, de su santidad, y por consiguiente ante todo, de su amor.

    Conviene que nos detengamos un poco ms en lo que San Juan Eudes llama el Corazn divino deCristo: al hacerlo encontraremos el ya evocado tema de la primaca de Amor. En efecto, en estesentido divino, el simbolismo de amor de la palabra corazn aparece como en su estado puro. ElCorazn divino de Jess es el amor divino que une al Verbo con el Padre; y este amor, "que no es msque uno con el Corazn y el Amor de su Padre, es el principio de Espritu Santo. Por eso, cuando Elnos ha dado su Corazn, tambin nos ha dado el Corazn de su Padre y su adorable Espritu". Es denotar, adems, que ese amor de Verbo, vuelto hacia el Padre, est tambin vuelto hacia los hombres;parafraseando el Evangelio de Juan, el Padre Eudes dice entonces que el Hijo nos ama con el mismoamor y con el mismo Corazn con el cual ama al Padre y con el cual a su vez es amado por El. En otrospasajes, toma este Amor en el sentido de Persona, y es entonces el mismo Espritu Santo que recibe elnombre de Corazn divino de Jess "por el cual su Humanidad adorable ha estado siempre ms animaday vivificada que por su propia alma y por su propio Corazn". Finalmente el Corazn divino de Jess aveces parece significar el Amor esencial, idntico con el ser mismo de Dios, comn a las tres divinasPersonas(32). Como se ve, esta reflexin sobre el Corazn de Jess abre grandes perspectivas sobreel misterio de Dios y sobre la vida trinitaria, que es Amor.

    Tambin se abren grandes perspectivas sobre el Cuerpo Mstico, cuya Cabeza es Cristo.Pues, si Jess es la Cabeza de3 8 -

    este Cuerpo que es la Iglesia, su Corazn (es decir, su Amor, el foco de su santidad) es el corazn detodo el cuerpo y de cada uno de sus miembros; es de El de quien recibe cada miembro la vida. Estameditacin estaba esbozada desde el Reino de Jess, y se refiere a este texto ya mencionado: "Todoos peOtenece"; todo me pertenece, y yo puedo amar por el Corazn de Jess, por el Corazn de Mara,por el corazn de todos los santos; y es de todos estos corazones juntos (por el amor y la graciaforman ellos un solo corazn) de los que se debe entender la expresin bblica: ex toto Corde meo,de todo mi Corazn(33) (62).

    Esta meditacin tantas veces repetida se enriquece el da34 en que San Juan Eudes descubre elgran texto de captulo XXXVI de Ezequiel, que servir despus como lectura en la Misa de Corazn deJess. All promete Dios a los Israelitas: Yo os dar un corazn nuevo, un corazn de carne, en lugarde vuestro corazn de piedra; un espritu nuevo que ser mi Espritu. Deslumbrado, San Juan Eudesley: Yo os dar el Corazn de mi Hijo muy amado, os dar el Espritu de Amor que es mi propioCorazn. Era prolongar el sentido de dicho texto proftico, pero respetndolo. Tanto ms que estemismo texto anuncia tambin "el agua pura" (de Bautismo) que "reunir" al pueblo nuevo (eI CuerpoMstico) -y al que San Pablo, por su parte, parece hacer eco: "La prueba de que sois hijos, es queDios ha enviado en nuestros corazones al Espritu- y el Corazn, precisar Juan Eudes en el gradualde la Misa de su Hijo que clama: "Abba, Padre". Lo que celebra San Juan Eudes, es el Amor que Diosnos ha dado en el Corazn de su Hijo, para que vivamos nosotros que somos sus miembros, en suhumildad y en su caridad (62, 64).

    El tercer tema, el de sacrificio, no nos sorprende, ya que el Corazn es el signo del Amor yque el sacrificio es el don total del Amor; "dar su vida por aquellos a quienes se ama-: el Evangelio dela Misa del Corazn de Jess nos recuerda que es ah donde el Amor encuentra su mxima perfeccin.La imagen que trae con frecuencia San Juan Eudes, es la del fuego: nuestros corazones deben inmolarsey consumirse en el fuego del Amor. El Corazn de Cristo, que es tambin el nuestro, es eternamente elcentro de la Cruz: Centrum Crucis (60 a 64).

    Esta es la doctrina espiritual de San Juan Eudes. Sin vanidad, cre poco por s mismo; hasta en