mi primera biblia (mi testimonio)
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Mi primera Biblia
(Mi testimonio)
Me acuerdo, estando en la oficina parroquial de Ellenville (St. Mary and St.
Andrew Parish). Tenía algunos 9 a 10 años de edad (1984). Estaba hablando con
el párroco de aquel entonces (Father Charles), cuando de momento le llegó una
caja, bien grande, de biblias que los cursillistas de aquella parroquia habían
ordenado. Me acuerdo ayudar a abrir la caja. Y de momento ahí estaba, una
Biblia en inglés con su portada dorada con rallas y letras negras. "Good News
Bible".
La tomé en mis manos y la abrí, Quedó abierto en
el libro de Daniel 6,22. Me acuerdo, no porque se
tan inteligente, sino porque la biblia tenía una
ilustración de un hombre sentado sobre dos
leones. Comencé a leer y mientras leía comenzó
en mi pecho, como un fuego, a calentarme. Me
asusté porque no sabía lo que estaba pasando.
Sólo sé que comencé a llorar, luego de haber leído varias páginas el Padre Charles me dio dos
biblias una latinoamericana "roja" y la otro Jerusalén "verde con letras doradas". Y el Padre
Chales me dijo, estas son de tu papá y mamá que ya las pagaron llévaselas.
Tome la biblia que yo tenía en mis manos y la guardé en el escritorio del Padre para que nadie
me la cogiera. Comencé a ir todos los días a la oficina parroquial, que quedaba justo detrás de mi
casa, a leer aquella biblia. Día tras día sentía aquel fuego que ardía en mi corazón por aquel libro
el cual yo no tenía ni la menor idea que era la palabra viva de Dios. A veces me reía y a veces
lloraba. Hasta que un día llegué llorando a casa, mi mamá me preguntó que me pasaba. -Mami,
quiero que me compres un libro que leo todos los días en la oficina del Padre Charles. Allí
mismo ella me dios el dinero ($7.00) la compré y la leía todas las noches.
Lo más curioso era que mi mamá iba todos los días a la iglesia, estaba detrás de mi casa. Ella lo
que hacía era que cuando cocinaba ponía la comida a fuego lento y se iba para la iglesia a orar
allí frente al santísimo. Yo, al ver que ella se ponía a cocinar salía corriendo, con mi biblia en
mano, tomaba la silla del sacerdote la acercaba al podio y abría la biblia en donde cayera. La leía
y comenzaba a predicar. Siempre había unas mujeres adultas que rezaban el rosario y yo no
perdía el tiempo y de vez en cuando las llamabas pecadoras y les exhortaba a que se
arrepintieran, jajajajaja!!!! Predicaba con un gozo, sentía un fuego que no podía explicar, y
predicaba hasta que llegaba mi mamá y luego me arrodillaba con ella a orar y ella me decía:
Júnior léete algo.
Aún conserva mi primera biblia en inglés y aún conservo la biblia de mi mamá. Y lo más
sorprendente; este año se cumple 30años desde la primera vez que tomé una biblia en mis manos
y aún siento el fuego en mi pecho cada vez que la leo. Gracias Señor porque hoy, en mi madurez,
puedo ver tu mano en mi vida desde pequeño. A ti sea la gloria por siempre!!!!
Dios me los bendiga mis hermanos.
Moisés Ríos Pérez,
Diócesis de Mayagüez
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