mi libro de sexto año, lengua nacional, 1968

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Mi Libro de Sexto año, Lengua Nacional, Alegoría de la Patria. Por la profesora Carmen Norma. Cubierta de Jorge González Camarena. Ilustraciones, dibujos, fotodibujos y fotografías de: Juan Madrid, Rubén Carmona, Rafael Fernández de Lara, Elvia Gómez Hoyuela, Juan Guzmán, Manuel Montes de Oca, Manuel Romero Ortiz, Felipe Sergio Ortega, Alberto de Trinidad Solís. México, CONALITEG 1968. _____ HOY HE NACIDO. Cada día que pase, has de decirte: <<¡Hoy he nacido!>> El mundo es nuevo para mí; la luz esta que miro hiere, sin duda, por la vez primera mis ojos límpidos; la lluvia que hoy desfleca sus cristales es mi bautismo. Vamos pues, a vivir un vivir puro, un vivir nítido. Ayer, ya se perdió: ¿fui malo?, ¿bueno? Venga el olvido, y quede sólo, de ese ayer, la esencia, el oro íntimo de lo que amé y sufrí mientras marchaba por el camino. Hoy, cada instante, al bien y a la alegría será propicio, y la esencial razón de mi existencia, mi decidido afán, volcar la dicha sobre el mundo, verter el vino de la bondad sobre las bocas ávidas en redor mío. Será mi sola paz la de los otros; su regocijo mi regocijo, su soñar mi ensueño; mi cristalino llanto, el que tiemble en los ajenos párpados; y mis latidos, los latidos de cuantos corazones palpiten en los orbes infinitos. Amado Nervo. (Mexicano)

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Textos del libro de texto gratuito del sexto año de primario del año de 1968, lengua nacional, México.

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Page 1: Mi Libro de Sexto año, lengua nacional, 1968

Mi Libro de Sexto año, Lengua Nacional, Alegoría de la Patria. Por la profesora Carmen Norma. Cubierta de Jorge González Camarena. Ilustraciones, dibujos, fotodibujos y fotografías de: Juan Madrid, Rubén Carmona, Rafael Fernández de Lara, Elvia Gómez Hoyuela, Juan Guzmán, Manuel Montes de Oca, Manuel Romero Ortiz, Felipe Sergio Ortega, Alberto de Trinidad Solís. México, CONALITEG 1968. _____ HOY HE NACIDO. Cada día que pase, has de decirte: <<¡Hoy he nacido!>> El mundo es nuevo para mí; la luz esta que miro hiere, sin duda, por la vez primera mis ojos límpidos; la lluvia que hoy desfleca sus cristales es mi bautismo. Vamos pues, a vivir un vivir puro, un vivir nítido. Ayer, ya se perdió: ¿fui malo?, ¿bueno? Venga el olvido, y quede sólo, de ese ayer, la esencia, el oro íntimo de lo que amé y sufrí mientras marchaba por el camino. Hoy, cada instante, al bien y a la alegría será propicio, y la esencial razón de mi existencia, mi decidido afán, volcar la dicha sobre el mundo, verter el vino de la bondad sobre las bocas ávidas en redor mío. Será mi sola paz la de los otros; su regocijo mi regocijo, su soñar mi ensueño; mi cristalino llanto, el que tiemble en los ajenos párpados; y mis latidos, los latidos de cuantos corazones palpiten en los orbes infinitos. Amado Nervo. (Mexicano)

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Refranes: Bien predica quien bien vive. Armas y dineros buenas manos quieren. Vocabulario: nítido – limpio, terso, claro, puro. propicio – favorable. esencial – principal. ávidas – ansiosas. orbes – mundos. redor – rededor. (páginas 19 y 20) ____ LOS DURAZNOS. Un día, al volver de la ciudad, el campesino Tikhou Kousmith llamó a sus hijos. -Venid y ved, hijos mios, el regalo que vuestro tío Efraín nos envía- les dijo. Los cuatro niños acudieron presurosos, y con manifiesta curiosidad esperaron a que su padre terminara de abrir un paquete. -¡Mirad qué bellas manzanas! -exclamó Vania, el chiquillo que aún no cumplía seis años-, ¡Mirad qué rojas son! -No; probablemente no sean manzanas- repuso Sergio, el hijo mayor-, observad la cáscara, parece de terciopelo. -Son duraznos -explicó el padre-; vosotros nunca habías visto frutos semejantes. El tío Efraín los cultivó en su invernadero, pues él afirma que los duraznos sólo se dan en los países templados y que, para obtenerlos aquí, es necesario cultivarlos en invernaderos, lugares cubiertos que permiten proteger las plantas contra las inclemencias del frío. -Éste, el más grande, es para ti -dio el campesino dirigiéndose a su esposa-; los otros cuatro son para vosotros. Por la tarde, Tikhou llamó a los chiquillos y les preguntó: -Bien, ¿que os parecieron los duraznos? -Tienen un sabor tan grato al paladar, respondió Sergio, que quiero sembrar el hueso en una maceta, y después que haya germinado la semilla y crecido un poco la planta, la transplantaré al lugar en que pueda crecer y desarrollarse como un árbol. -Según parece, tú serás un buen hortelano, puesto que ya piensas cultivar árboles -expresó el padre. -Yo -dijo el pequeño Vania- lo hallé tan sabroso que no sólo me comí el mío, sino que le pedí a mamá la mitad del suyo. -Aún eres muy pequeño -murmuró el padre.

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-Vania arrojó el hueso -dijo Vasili, el segundo hijo-; pero yo lo recogí; era muy duro y tenía dentro una almendra cuyo sabor es semejante al de la nuez, aunque más amargo. En cuanto al durazno, lo vendí en diez kopecks, ya que no podía valer más. Tikhou movió la cabeza y comentó: -Aún eres muy joven para pensar en operaciones comerciales, o ¿acaso quieres ser mercader? -Y tú Volodia, ¿no dices nada? -preguntó Tikhou a su tercer hijo-; ¿te gustó el durazno? -No lo sé -respondió Volodia. -¡Cómo! -repuso sorprendido su padre-, ¿no lo comiste? -Se lo llevé a Guicha, que está enfermo. Mientras él observaba el durazno, yo le referí todo lo que tú nos platicaste acerca de este fruto; después se lo regalé. Como Guicha no quería aceptarlo, lo coloqué junto a él y salí corriendo… Entonces el padre puso su mano sobre la cabeza del niño y le dijo conmovido: -Volodia, tú tienes delicadeza y un gran corazón. León Tolstoi. (Ruso) Vocabulario. hortelano – el que tiene el oficio de cultivar y cuidar las huertas. kopecks – el kopeck es el centavo del rublo, moneda nacional rusa. Páginas 23 y 24. _____ EL FARO DE ALEJANDRÍA. El primero y más grande de los Tolomeos se propuso levantar, en la isla que tiene a su frente Alejandría, alta y soberbia torre sobre la que una hoguera siempre viva fuese señal que orientara al navegante y simbolizara la luz que irradiaba de la ilustre ciudad. Sóstrato, artista capaz de un golpe olímpico, fue llamado para trocar en piedra aquella idea. Escogió blanco mármol; trazó en su mente el modelo simple, severo, majestuoso. Sobre la roca más alta de la isla echó las bases de la fábrica, y el mármol fue lanzdo al cielo mientras el corazón de Sóstrato subía de entusiasmo tras él. Columbraba allá arriba, en el vértice que idealmente anticipaba, la gloria. Cada piedra, un anhelo; cada forma rematada, un deliquio. Cuando el vértice estuvo, el artista, contemplando en éxtasis su obra, pensó que había nacido para hacerla. Lo que genial atrevimiento había creado, era el Faro de Alejandría, que la antigüedad contó entre las siete maravillas del mundo. Tolomeo, después de admirar la obra del artista, observó que faltaba al monumento un último toque, y consistía en que su nombre de rey fuera esculpido, como sello que apropiase el honor de la idea, en encumbrada y bien visible lápida. Entonces Sóstrato, forzado a obedecer, pero celoso en su amor por el prodigio de su genio, ideó el modo de que en la posteridad, que concede la gloria, fuera su

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nombre y no la del rey el que leyesen las generaciones sobre el mármol eterno. De cal y arena compuso para la lápida de mármol una falsa superficie, y sobre ella extendió la inscripción que recordaba a Tolomeo; pero debajo, en la entraña dura y luciente de la piedra, grabó su propio nombre. La inscripción que durante la vida del mecenas fue engaño de su orgullo, marcó luego huellas del tiempo destructor; hasta que un día, con los despojos del mortero, voló, hecho polvo vano, el nombre del príncipe. Rota y aventada la máscara de cal, se descubrió, en lugar del nombre del príncipe, el de Sóstrato, en gruesos caracteres abiertos con aquel encarnecimiento que el deseo pone en la realización de lo prohibido. Y la inscripción vindicadora duró cuanto el mismo monumento; firme como la justicia y la verdad; bruñida por la luz de los cielos en su campo eminente; no más sensible que a la mirada de los hombres, al viento y a la lluvia. José Enrique Rodó. (Uruguayo). Pensamientos. Quien va en busca de los montes no se detiene a recoger la piedras del camino. El deber de un hombre está allí donde es más útil. José Martí. (Cubano). Más sedes aplaca el modesto arroyuelo que el torrente que muere al cesar la lluvia. Francisco Rodríguez Marín. (Español). Vocabulario. Alejandría – ciudad y puerto de Egipto; cerca de ella están la ruinas de la ciudad antigua, fundada, el año 332 antes de nuestra era, por Alejandro Magno. Tolomeos – nombre de la dinastía que reinó en Egipto después de ser éste conquistado por Alejandro. Sóstrato (o Sóstrates) – arquitecto griego que construyó el famoso Faro de Alejandría. columbraba – veía. deliquio – desmayo, desvanecimiento. esculpido – grabado. posteridad – generaciones venideras. inscripción – breve escrito grabado en piedra, metal y otra materia, para recordar a una persona o un suceso importante. mecenas – príncipe o personaje poderoso que patrocina a los literatos y a los artistas. Se les llama así por alusión al romano Cayo Cilnio Mecenas (año 69 de nuestra era), protector de las letras y de los escritores. Páginas: 36 – 38. _____ La princesa y el guisante. Érase una vez un príncipe que deseaba casarse con una verdadera

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princesa. Viajó por todo el mundo en busca de una, pero todas las que encontraba tenían un defecto u otro. Aunque las princesas no andaban escasas ciertamente se hacía difícil descubrir se eran princesas verdaderas. El príncipe regresó a su patria muy triste y apesadumbrado, porque anhelaba con toda su alma desposarse con una princesa auténtica. Cierta noche se desencadenó una terrible tempestad. Llovía torrencialmente; retumbaban los truenos. ¡Era una noche espantosa! De súbito, llamaron a la puerta de la ciudad y el rey en persona fue a abrir. Fuera, junto al umbral, se encontraba una princesa, ¡pero en qué estado venía, señor! El agua chorreaba de sus cabellos y vestidos, le entraba por la punta de sus zapatos, le salía por los talones. Sin embargo, ella afirmaba que era una princesa de veras. “Pronto lo sabremos”, pensó la vieja reina, y sin decir palabra se dirigió a un dormitorio, quitó todos los colchones y ropa de cama y dejó sobre un travesaño un guisante; luego tomó veinte colchones, los colocó encima del guisante y, por añadidura, puso veinte edredones sobre los colchones. En esta cama pasó la princesa toda la noche. Al día siguiente le preguntaron cómo había dormido. ¡Oh, muy mal! -contestó-. En toda la noche no he podido cerrar los ojos. No sé qué había en la cama. Tenía yo la impresión de estar acostada sobre una cosa dura que me ha llenado de cardenales el cuerpo. ¡Ha sido horrible! Entonces comprendieron que debía de ser una princesa de veras, porque, a través de veinte colchones y otros tantos edredones, había sentido la molestia de un guisante. Sólo una verdadera princesa podía ser tan delicada. Así, el príncipe la tomó por esposa, porque no tenía la menor duda de que se casaba con una princesa de verdad, y el guisante fue llevado al museo, donde aún debe encontrarse si nadie se lo ha llevado. ¡Este sí que es un verdadero cuento! Juan Cristián Andersen. (Dinamarqués) Vocabulario. de súbito – de improviso. edredones – almohadones rellenos de plumas que se emplean como cobertores. (página 54) _____ Sinceridad. Refiérese que cuando el Renacimiento florecía espléndido en Italia, y el

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pujante despertar de una nueva era congregaba a los más grandes artistas en la Ciudad Eterna, y cuando sobre las ruinas que allí dejaron las hordas vandálicas se expresaba ya la arquitectura en la belleza de las catedrales, y los escultores máximos, como Ghiberti, Donatello, Cellini, plasmaban en estatuas sus concepciones, hubo tal demanda de esculturas de todos tamaños, de bajos relieves y de otras piezas de mármol tallado tan diversas, que frecuentemente el cincel, apresurado y nervioso, dejaba en los tallados costosísimos, sensibles fallas, raspaduras y otras pequeñas imperfecciones. Para ocultarlas y disimularlas, llenábanse los huecos y las lacras con cera fundida, que al enfriarse tomaba la sólida apariencia del mármol y hacía imperceptible el desperfecto. Y ocurrió entonces que cuando el buen conocedor iba a adquirir una escultura artística, la sometiera a minucioso y previo examen y sólo pagara la crecida suma en que la valuaban, al comprobar que era sincera. Esta expresión coincidía con el significado de las palabras sincera y sincero, derivadas del latín, que quieren decir, como en la antigua Roma al hablar de la miel pura, libre de cera, que es cosa o persona veraz, franca y que, por lo tanto, carece de falsedad o engaño. La sinceridad, como muchos otros rasgos del carácter, se adquiere durante los comienzos de la vida y, también como todos los hábitos que se forman desde la niñez, perdura a través de los años. Ser sincero significa ser franco, veraz, incapaz de mentir o engañar. Por ello, la sinceridad implica valor para aceptar nuestros yerros, nuestras faltas, antes que disimularlas. En vez de evadir el juicio desfavorable que caiga sobre nosotros cuando hayamos procedido con torpeza o sin reflexión, antes que arrojar sobre otro las consecuencias de nuestras irreflexivas acciones, hemos de reconocer valientemente, sin subterfugios, que no procedimos bien. Conviene que luchemos por conservar esta cualidad si ya la poseemos, o bien, que nos esforcemos por adquirirla, expresando siempre, sin disimulo, nuestro verdadero sentir, porque los actos siguen fatalmente a las palabras, y si desde ahora nos ponemos en guardia contra las palabras mentirosas y los actos insinceros, mañana, como consecuencia, habremos adquirido uno de los rasgos más estimados en el carácter del que moralmente vale: seremos francos, leales, sinceros. Vocabulario. Renacimiento – Época que comienza a mediados del siglo XV, en que se despertó vivo interés por el estudio de la antigüedad griega y latina. Ciudad eterna – nombre que también se da a la ciudad de Roma. Hordas – comunidades de salvajes. Vandálicas – adjetivo de vándalos, pueblo bárbaro del norte de europa. Donatello (Donato de Niccolo, llamado) – escultor nacido en Florencia (1386 – 1466) Cellini (Benvenuto) – artista nacido en Florencia (1500 – 1571): músico, orfebre, grabador, escultor y arquitecto.

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Ghiberti (Lorenz) – arquitecto, escultor, escritor y pintor naciso en Florencia (1378 – 1455). Lacras – defectos. Yerros – errores, faltas. Evadir – evitar. Subterfugios – excusas. (páginas 63 – 65) _____ Rimas. Hay un verde laurel. En sus ramas un enjambre de pájaros duerme en mudo reposo, sin que el beso del sol los despierte. Hay un verde laurel. En sus ramas que el terral melancólico mueve, se advierte una lira, sin que nadie esa lira descuelgue. ¡Quién pudiera, al influjo sagrado de un soplo celeste, despertar en el árbol florido las rimas que duermen! ¡Y flotando en la luz el espíritu, mientras arde en la sangre la fiebre, como “un himno gigante y extraño” arrancar a la lira de Bécquer! Rubén Darío. (Nicaragüense) Vocabulario. rimas – composición poética. terral – viento que va de la tierra hacia el mar. lira – instrumento de música de varias cuerdas, que en la antigüedad tocaban los poetas al entonar sus cantos. Bécquer – (Gustavo Adolfo) – poeta español (1836 – 1870); son famosas sus poesías tituladas Rimas. (páginas 87 y 88) _____ Lección de Valentía. Abrir las puertas del ánimo al valor significa asegurar de antemano el buen éxito en cualquier empresa. La historia nos ofrece vivos ejemplos de valentía aun en aquellos casos que el vulgo califica de temerario. He aquí uno: Sabido es que Simón Bolívar, el Libertador de América del Sur, era hombre forjado en el metal de los héroes, pues aunque vencido por las tropas españolas

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en dos campañas sucesivas, no lo desanimaron los reveses ni lo amedrentó el doble fracaso, sino que reanudó la lucha con mayor brío, seguro del triunfo y de la definitiva victoria, firme actitud que comunicaba a sus soldados. Entre las tropas del famoso caudillo venezolano distinguíanse los llamados “llaneros”, por proceder de los llanos de Barinas, quienes al mando del rico hacendado Páez formaron un regimiento de lanceros, cuyo segundo jefe era el teniente Arizmendi. A la sazón, estaba anclada en el río Apure una cuadrilla española de “flecheras”, embarcaciones de forma de canoa, con quilla, movidas por canaletes. Antiguamente iban tripuladas por indios armados de flechas, de donde les vino el nombre; pero en aquella ocasión las tripulaban marineros españoles y estaban armadas con cañones pequeños. Páez prometió a Bolívar que con sus lanceros se apoderaría de las “flecheras” ancladas en el río. Quienquiera que no hubiera sido el gran Libertador habría calificado de temeraria semejante aventura, ya que el agua no era el elemento apropiado para las maniobras de un arma tan de tierra como la caballería. Decidido, valeroso, firme, Páez escogió cincuenta jinetes de los más fornidos; los reunió a la orilla del río, y dirigiéndose al improvisado escuadrón, lo arengó, henchido de bélico entusiasmo, diciendo simplemente: -Hemos de apoderarnos de las “flecheras” o morir. Al instante los soldados echaron al suelo todos sus arreos, que les hubiesen sido un estorbo, y, montando en pelo, se lanzaron al agua en dirección de la escuadrilla española. Lanza en boca, nadaban con un brazo; acariciaban con la otra el cuello del caballo, para animarlo a vencer la corriente, y a gritos ahuyentaban a los caimanes. En vano dispararon los españoles sus cañoncitos, y antes que pudieran disparar otra vez, ya estaban brincando los lanceros a bordo de las “flecheras”, todas las cuales cayeron en su poder. Movía a los héroes de esta hazaña el valor, un valor que los impulsaba sin el más leve asomo de miedo. La menor vacilación, duda o desconfianza respecto del feliz éxito de la empresa, los hubiera incapacitado para realizarla. Vocabulario. temerarios – arriesgados. amedrentó – acobardó. llanos de Barinas – los que se hallan en el estado venezolano del mismo nombre y próximo a la cuenca del río Apure. a la sazón – en ese momento. canaletes – remos de pala muy ancha. henchido – lleno.

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bélico – relativo a la guerra; con ánimo combativo. recelo – desconfianza, duda. (páginas 100 y 101). _____ Rosas de Otoño. Abandonada al lánguido beso que alarga la otoñal melancolía, tiembla la última rosa que por eso es más hermosa cuanto más tardía. Tiembla… Un pétalo cae… Y en la leve imperfección que su belleza trunca, se malogra algo de íntimo que debe llegar acaso y que no llega nunca. La flor, a cada pétalo caído, como si lo llorara se doblega bajo el fatal rigor que no ha debido llegar jamás, pero que siempre llega. Y en una blanda lentitud, dichosa con la honda calma que la tarde vierte, pasa el deshojamiento de la rosa por las manos tranquilas de la muerte. Leopoldo Lugones (Argentino) Vocabulario. lánguido – débil, fatigado. embeleso – encantamiento. trunca – corta, mutila. (página 102) _____ A los héroes jóvenes. El grupo hermoso que formasteis, jóvenes héroes predilectos de la gloria, quedará como gallardo bajo relieve histórico en el monumento alzado por la patria, para perpetuar el recuerdo de los buenos y el ejemplo de los grandes. Supisteis arrancaros a los brazos de la vida, que os oprimía contra su pecho, enamorada de vosotros, y correr a la Muerte, con la sonrisa en los labios, fijos los ojos en la bandera desplegada. ¡Cuántas promesas os hacía la aurora! ¡A

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cuántos esplendorosos triunfos os llamaba cada día el toque del clarín! ¡Qué vivos y palpitantes amores os cercaban! Y a todos renunciasteis y vuestra vida en flor cayó, segada por la hoz, en el oscuro campo de la Muerte. Los viejos árboles del bosque sagrado, vieron pasar las sombras graves de las madres y las sobras ruborizadas de las prometidas; de sus manos pálidas caían fragantes rosas, y de sus labios entreabiertos, surgía, empapada en llanto, la oración. Después, esas dolientes sombras convirtiéronse en vivas apariciones luminosas. Os habían vuelto a hallar en lo inmortal y vuestro heroísmo había glorificado el amor que os tuvieron. Ya no les brota de los labios trémula plegaria, ni de las manos sin vigor les caen rosas efímeras. Los viejos árboles del bosque sagrado sienten, cuando ellas llegan, el roce de sedeñas, grandes alas, y se hincha la fronda levantada por himnos de poderosa vibración. Llore la madre al hijo vivo en la vergüenza o en el vicio, llore al cobarde, llore al disoluto, no al que dando la vida por la patria, es imperecedero y noblemente hermoso y bueno. No os robó el desamor, no os hurtó el olvido, no os arrancó mujer alguna ¡oh jóvenes desposadas! a los que amasteis con el alma toda, Quisieron ser inmortales para ser dignos de vosotras. No os dejaron tampoco por la gloria, os dejaron por algo más puro aún: por el deber. Sucumbirán los seculares árboles del bosque, sagrado porque os vio morir y os ve continuamente renacer en nuestro amor, pero perdurará vuestra memoria, toda luz, jóvenes héroes. Manuel Gutiérrez Nájera. (Mexicano) Pensamientos inmortales. La vida humana se compone de pequeñas acciones que constituyen grandes deberes. Herbart (pensador alemán) Piensa bien antes de obrar; pero cuando hayas decidido, obra rápidamente. Salustio (pensador romano) El que no evita los pequeños defectos, poco a poco caerá en los grandes. Kempis (pensador alemán) Vocabulario. predilectos – preferidos. segada – cortada. hoz – instrumento de hoja corva para segar. disoluto – licensioso, vicioso. seculares – que han durado siglos.

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(página 103 y 104) _____ El gigante egoísta Todas las tardes, cuando salían de la escuela, acostumbraban los niños ir a jugar al jardín del Gigante. Era un hermoso e inmenso jardín, tapizado de hierba verde y suave. Aquí y allá, entre el césped, crecían flores brillantes como estrellas, y había doce albérchigos que durante la primavera florecían en delicadas corolas de rosa y aljófar, y en el otoño se cargaban de rico frutos. Los pájaros se posaban en los árboles, y cantaban tan dulcemente que los niños suspendían a menudo sus juegos para escucharlos. -¡Qué felices somos aquí! -se gritaban unos a otros. Un día, el Gigante volvió. Había ido a visitar a su amigo el ogro de Cornualles, y permanecido con él durante siete años. Al llegar, vio fue a los niños jugando en el jardín. -¿Qué hacéis aquí? -vociferó ásperamente. Y los niños escaparon corriendo. -Mi jardín es para mí sólo -agregó el Gigante-; todo el mundo debe comprenderlo y no permitiré que nadie que no sea yo, se solace en él. Al efecto, levantó una tapia elevadísima y puso un cartelón: QUEDA PROHIBIDA LA ENTRADA BAJO LAS PENAS LEGALES CONSIGUIENTES. Era un Gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ya un sitio donde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera; pero la carretera estaba muy polvorienta y sembrada de duros guijarros; no les gustó. Con frecuencia rondaban en torno de la tapia, al salir de clase, y hablaban del famoso jardín que había detrás. -¡Qué felices éramos entonces! -se decían unos a otros. Cuando llegó la primavera, toda la comarca se pobló de pájaros y flores. Sólo en el jardín del Gigante Egoísta reinaba aún el invierno. Los pájaros, como no había niños, no se cuidaban de cantar, y los árboles se olvidaron de florecer. Cierta vez, una hermosa flor levantó su cabeza por entre la hierba; pero, en cuanto vio el cartel, se sintió tan triste a causa de los niños que volvió hacia la tierra y de nuevo se durmió. Los únicos que estaban allí a gusto eran la Nieve y la Escarcha. -La primavera olvidó este jardín -decían-, así que viviremos en él todo el año. La Nieve cubrió la tierra con su gran manto blanco y la Escarcha pintó de plata los árboles. Luego invitaron al Viento del Norte a que pasara una temporada

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con ellos. Y el Viento del Norte vino. Envuelto en pieles, estuvo rugiendo todo el día a través del jardín, y derribando las chimeneas. -¡Qué paraje tan delicioso! -dijo-. Tenemos que decirle al Granizo que nos haga una visita. Y el Granizo vino. Todos los días, por espacio de tres horas, tocaba el tambor sobre los tejados del castillo, hasta que hubo roto la mayor parte de las tejas, después de lo cual se puso a dar vueltas alrededor, corriendo todo lo aprisa que le era posible. Iba vestido de gris y su aliento era como de hielo -No comprendo por qué la primavera tarda tanto en llegar -decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín, frío y blanco-, espero el tiempo cambiará pronto. Pero la primavera no vino jamás, ni el verano tampoco. El otoño dio frutos dorados a todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno. -Es demasiado egoísta el gigante -decían. Así, siempre fue allí invierno, y el Viento del Norte, y el Granizo, y la Escarcha, y la Nieve, de continuo danzaban en medio de los árboles. Una mañana, estaba todavía en la cama el Gigante cuando oyó una música muy agradable. Tan dulcemente sonaba a sus oídos, que, pensó, que debía ser el rey de los músicos que pasaba. En realidad, no era más que un jilguerillo que cantaba en la ventana; pero hacía tanto tiempo que no oía cantar a un pájaro en su jardín, que al Gigante le parecía la música más bella del mundo. Entonces el Granizo suspendió su danza, y el Viento del Norte cesó de rugir, y un delicioso aroma entró por la ventana abierta. Me parece que, al fin, llegó la primavera -dijo el Gigante, y saltando de la cama corrió hacia la ventana. Y vio un maravilloso espectáculo. A través de una brecha del muro habían entrado los niños, y se habían subido a los árboles. En cada árbol había un niño, y los árboles se sentían tan contentos de tenerlos nuevamente junto a ellos, que se habían cubierto de flores y balanceaban suavemente sus brazos sobre las cabezas infantiles. Los pájaros volaban piando con deleite en torno de ellos y las flores se asomaban entre la hierva verde, y reían. Realmente era un hermoso espectáculo. Sólo en un rincón reinaba todavía el invierno. Era el más apartado rincón del jardín, y un niño se encontraba en él. Era tan pequeño, que no podía llegar a las ramas del árbol y daba vueltas en torno del tronco llorando amargamente. El pobre árbol estaba aún completamente cubierto de escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía sobre él. -¡Sube chiquitín! -decía el árbol, y bajaba sus ramas en todo lo posible; pero el niño era demasiado pequeño para subir por el tronco.

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El Gigante sintió derretírsele el corazón mientras miraba. -¡Cuán egoísta he sido! -exclamó-. Ahora sé por qué la primavera no quería venir a mi jardín. Yo subiré a ese pobre chiquitín al árbol, y después derribaré el muro, y mi jardín será siempre el lugar de recreo de los niños. Bajó, pues, la escalera, abrió sigilosamente la puerta de la fachada y entró en el jardín. Pero cuando los niños le vieron se asustaron de tal modo que echaron todos a correr, y el jardín quedó de nuevo en invierno. Sólo el pequeñín no huyó, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas que no vio venir al Gigante. Éste lo subió al árbol, y el árbol floreció, y el árbol floreció de repente, y los pájaros vinieron a cantar en él, y pequeñín echó los brazos al cuello del Gigante, y lo besó. Y los demás niños, cuando vieron que el Gigante ya no era malo, volvieron corriendo, y con ellos volvió la Primavera. -El jardín es vuestro desde ahora, hijos míos -dijo el Gigante, y empuñando una gran derribó el muro. Todo el día estuvieron jugando los niños, y al anochecer fueron a despedirse del Gigante. -Pero, ¿dónde está vuestro compañerito -preguntó el Gigante-, el niño que subí al árbol? El Gigante lo quería más que a los otros, porque lo había besado. -No sabemos -contestaron los niños-, se ha ido. -Decidle que venga mañana -dijo el Gigante. Pero los niños dijeron que no sabían dónde vivía y que nunca lo habían visto antes; con esto el Gigante se quedó muy triste. Todas los días, al salir de la escuela, los niños venían a jugar con el Gigante. Pero el pequeñín que el Gigante prefería no se le volvió a ver. Muy contento se sentía el Gigante. Muy bueno con todos los niños, pero echaba de menos a su primer amiguito: -¡Cuánto me gustaría verlo! -repetía. Pasaron lo años, el Gigante envejeció, sus fuerzas flaquearon. Ya no podía jugar; sentado en un sillón enorme miraba jugar a los niños y admiraba su jardín. -Tengo muchas flores hermosas – decía-, pero los niños son las flores más hermosas de todas. Una mañana de invierno, el Gigante miró por la ventana mientras se vestía. Ya no odiaba al invierno, pues sabía que era simplemente la Primavera dormida, y que las flores estaban descansando. De pronto, se restregó los ojos; maravillado, y miró, miró.

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Ciertamente que era maravilloso lo que veía. En el rincón más apartado del jardín había un árbol totalmente cubierto de flores blancas. Sus ramas eran doradas; frutos de plata pendían de ellas, y debajo estaba en pie el chiquitín a quien tanto había querido. Lleno de alegría bajó corriendo el Gigante las escaleras y entró en el jardín. Y cuando llegó junto al niño, su rostro enrojeció de cólera y dijo: -¿Quién se ha atrevido a herirte? Porque en la palma de las manos del niño había huellas de dos clavos, y las huellas de otros dos clavos en sus piececitos. -¿Quién se ha atrevido a herirte? -gritó el Gigante-; dímelo, darle muerte con mi espada. -¡No! -respondió el niño-. Estas son las heridas del Amor. -¿Quién eres tú? -dijo el Gigante; y con un extraño temor que se apoderó de él, cayó de rodillas ante el pequeñín. El niño sonrió al Gigante, y le dijo: -Tú me dejaste una vez jugar en tu jardín; hoy jugarás conmigo en el mío, que es el Paraíso. Y cuando los niños llegaron, aquella tarde, encontraron muerto al Gigante debajo del árbol, que estaba todo cubierto de flores blancas. Oscar Wilde (Inglés) VOCABULARIO. albérchigo – árbol que da un fruto parecido al durazno. aljófar – conjunto de perlas pequeñas e irregulares. Cornualles – condado de Inglaterra. se solace – se divierta. brecha – abertura hecha en la pared. sigilosamente – silenciosamente. flaquearon – se debilitaron. (Páginas 151 – 156) _____ Balada de los dos abuelos. Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos. Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro. Gorguera en el cuello ancho,

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gris armadura guerrera: mi abuelo blanco. Pie desnudo, torso pétreo los de mi negro; pupilas de vidrio antártico las de mi blanco! África de selvas húmedas y de gordos gongos sordos… -¡Me muero! (Dice mi abuelo negro.) Agua prieta de caimanes, verdes mañanas de cocos. -¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.) ¡Oh velas de amargo viento, galeón ardiendo en oro! -¡Me muero! (Dice mi abuelo negro.) ¡Oh costas de cuello virgen engañadas de abalorios! -¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.) ¡Oh puro sol repujado, preso en el aro del trópico! ¿Oh luna redonda y limpia sobre el sueño de los monos! ¡Qué de barcos, qué de barcos! ¡Qué de negros, qué de negros! ¡Qué largo fulgor de cañas! ¡Qué látigo el del negrero! ¿Sangre? Sangre. ¿Llanto? Llanto… venas y ojos entreabiertos, y madrugadas vacías, y atardeceres de ingenio, y una gran voz, fuerte voz, despedazando el silencio. ¡Qué de barcos, qué de barcos, ¡Qué de negros! ¡Qué de negros! Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos.

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Don Federico me grita y Taita Facundo calla; los dos en la noche sueñan y andan, andan. Yo los junto. -¡Federico! ¡Facundo! Los dos se abrazan. ¡Facundo! Los dos se abrazan. Los dos suspiran. Los dos las fuertes cabezas alzan; los dos del mismo tamaño, bajo las estrellas altas; los dos del mismo tamaño, ansia negra y ansia blanca, los dos del mismo tamaño, gritan. Sueñan Lloran. Cantan. Sueñan, lloran, cantan. Cantan… Cantan… Cantan… Nicolás Guillén (Cubano) VOCABULARIO. gorguera – adorno del cuello, hecho de lienzo plegado y alechugado. (Ver los trajes de los conquistadores españoles. torso – tronco del cuerpo humano. Úsase principalmente esta palabra en escultura y pintura. pétreo – de piedra. antártico – perteneciente o cercano al polo antártico o polo sur de la Tierra. gongos – instrumentos de percusión formados por dos discos metálicos a los que se golpea con un mazo. En español se le llama batintín. abalorios-cuentecillas de vidrio agujereadas, con la cuales, ensartándolas, se hacen adornos y labores. (Guillén se refiere a las que los indígenas recibieron a cambio de objetos de oro.) repujado – de repujar, labrar a martillo láminas metálicas para que en una de sus caras queden dibujos en relieve. (página 156 – 158) _____ El ciervo y la fuente. Un Ciervo se miraba en una hermosa cristalina Fuente; placentero admiraba los enramados cuernos de su frente,

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pero al ver sus delgadas, largas piernas, al alto cielo daba quejas tiernas. -¡Oh dioses! ¿A qué intento, a esta fábrica hermosa de cabeza construir su cimiento sin guardar proporción en la belleza? ¡Oh qué pesar! ¡Oh qué dolor profundo! ¡No haber gloria cumplida en este mundo!» Hablando de esta suerte el Ciervo, vio venir a un lebrel fiero. Por evitar su muerte, parte al espeso bosque muy ligero; pero el cuerno retarda su salida, con una y otra rama entretejida. Mas libre del apuro A duras penas, dijo con espanto: -Si me veo seguro, pese a mis cuernos, fue por correr tanto; ¡Lleve el diablo lo hermoso de mis cuernos! ¡Haga mis feos pies el cielo eternos! Así frecuentemente el hombre se deslumbra con lo hermoso; elige lo aparente, abrazando tal vez lo más dañoso; Pero escarmiente ahora en tal cabeza. El útil bien es la mejor belleza. Félix María de Samaniego (Español) VOCABULARIO. placentero – agradable, apacible, alegre. gloria cumplida – gloria completa. hablando de esta suerte – hablando de este modo. lebrel – perro que, debido a su agilidad y otras cualidades, resulta útil para cazar conejos. a duras penas – con gran dificultad. pese a mis cuernos – a pesar del estorbo de mis cuernos. elige lo aparente – elige por apariencia sin que sea lo mejor. (página 184)

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_____ Parábola del camino. La vida es un camino… Sobre rápido tren va un peregrino salvando montes; otro va despacio y a pie; siente la hierba, ve el espacio… Y ambos siguen idéntico destino. A los frívolos ojos del primero pasa el desfile raudo de las cosas que se velan y se esfuman. El viajero segundo bebe el alma de las rosas y escucha las palabras del sendero. De noche, el uno duerme en inconsciente e infecundo sopor; el tren resbala fácil sobre el talud de la pendiente, y el viajero no siente que en la campiña próvida se exhala un concierto de aromas… El prudente que marcha a pie, reposa bajo el ala de un gran ensueño, y trepa por la escala excelsa de Jacob. Cuando el Oriente clarea, se echa a andar; pero señala el sitio aquel en que posó la frente. Ambos llegan al término postrero; mas no sabe el primero qué vio; qué oyó; su espíritu, desnudo de toda adoración, se encuentra mudo. El otro peregrino recuerda cada voz, cada celaje, y guarda los encantos del paisaje. Y los hombres lo cercan, porque vino a traer una nueva en su lenguaje y hay en su acento un hálito divino… Es como Ulises: hizo un bello viaje y lo cuenta al final de su destino… Porque la vida humana es un camino. Enrique González Martínez (Mexicano)

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VOCABULARIO. frívolos – irreflexivos, inconstantes, volubles, veleidosos. raudo – rápido. sopor – letargo, modorra. talud – declive. próvida – propicia, previsora. escala de Jacob – en un sueño que tuvo el patriarca hebreo Jacob se le apareció una escala que desde la tierra llegaba al cielo. hálito – soplo, aliento. Ulises – héroe legendario griego de la Odisea, del poeta ciego Homero que vivió en el siglo IX antes de la era cristiana. (Páginas 215 a 217) _____ Carta al lector. Querido amigo: A punto de dejar la escuela y de cerrar mis páginas, hagamos un balance de lo que de mí aprendiste: ¿Habré logrado aficionarte a la lectura? ¿Desperté en ti el deseo de adquirir y ampliar tus conocimientos? ¿Podré aspirar a considerarme propulsor de tus realizaciones futuras? Si a estas preguntas contestas afirmativamente, me sentiría complacido; pero aún espero más: estoy seguro de que quedarán imborrables en tu memoria los relatos de las vidas generosas que se entregaron sin reservas al servicio de los demás. También espero que mis lecturas te ayudarán, en un futuro más o menos próximo, a dirigir tus pasos hacia la actividad que mejor convenga a tus propósitos. Ya sé que te has convencido, gracias a mis páginas, de que la disciplina es práctica fácil y grata, indispensable para vivir en sociedad; la gratitud, impulsos que te enaltece y habla claro de la nobleza de tus sentimientos; la perseverancia, virtud que perfeccionará el trabajo, el oficio o el arte que te atraiga. En cuanto a la voluntad, tú bien sabes que ella derribará los obstáculos que traten de impedirte el paso. Estoy seguro de que mis lecturas te revelaron no sólo la riqueza material de nuestra patria, sino aquella otra, menos tangible, que nos dejaron nuestros antecesores, riqueza espiritual: nuestra dramática historia , los hechos gloriosos de nuestros héroes, las vidas limpias segadas en flor, nuestras alegrías, nuestros llantos. Me siento inmensamente feliz porque sé que tu corazón palpita con fuerza cuando nombramos a la Patria; porque consciente de lo que posees por

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ser mexicano, estarás dispuesto a trabajar por ella. Serás un elemento activo para mantener el orden, evitar la destrucción del tesoro que nos fue confiado: riquezas naturales y tesoros de incalculable valor que nos legaron los que ofrendaron sus vidas para darnos independencia y libertad. ¿Seguramente no olvidarás mis lecciones? ¿Verdad que me tendrás cerca de ti para que te aconseje cuando lo requieras? ¿Sabes? El lenguaje tiene algo misterioso. Cuando leemos por segunda vez un libro, descubrimos cosas que no pudimos captar en la primera lectura. Si lo leemos una y otra vez, el libro nos descubre en cada ocasión nuevas sorpresas. Espero que me darás la oportunidad de revelarte mis secretos. Hasta la próxima lectura.

Te desea todo bien, tu amigo.

Tu libro de Sexto Año – Lengua Nacional. (Páginas 232 y 233)