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Metafísica y Persona Filosofía, conocimiento y vida Año 3—Número 5 Enero-Junio 2011

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  • Metafsica y PersonaFilosofa, conocimiento y vida

    Ao 3Nmero 5

    Enero-Junio 2011

  • Contenido

    Artculos

    La libertad humana en la concepcin cristiana I. El origen y el destino de la libertad Carlo Caffarra 11

    Primum cognitum, primum volitum, primum electum (II)Toms Melendo Granados 27

    La drammatica di natura e persona nella filosofia delluomo di Karol WojtyaMassimiliano Pollini 45

    Fenomenologa y metafsica en el crisol de la ticaJos Ma Madrona Moreno 99

    La unidad de la filosofa primera de AristtelesIrene Melendo Milln 147

    Reflexiones ticas en torno a lo artificialRicardo Gibu Shimabukuro 177

    El perfeccionamiento personal a travs de la retricaArturo Zrate Ruiz 191

  • La unidad de la filosofa primera de Aristteles

    The Unity of Aristotles First Philosophy

    Irene MelendoUniversidad de Sevilla

    [email protected]

    Resumen

    La autora realiza un breve recorrido por los distintos autores que han cuestionado la unidad de la filosofa primera aristotlica. A continuacin, defiende tal unidad, articulndola en torno a los sen-tidos del ser. Aristteles pretende conocer la realidad tal como es. Pero lo real es siempre dinmico. Como consecuencia, tambin el pensamiento que trate de comprenderlo progresar y se modificar. El criterio para este cambio son los distintos tipos de ente y el grado de cognoscibilidad que cada uno permite y reclama.

    Palabras clave: Aristteles, metafsica, ontologa, unidad, sentidos del ser, conocimiento

    Abstract

    The author briefly reviews the various authors who have questioned the unity of Aristotles first philosophy. Then, she defends that unity, organising it according to the senses of being. Aristotle wanted to know reality as it is. But reality is always dynamic. As a consequence, the thinking which tries to understand reality will also make progress and change. The criteria for this change are the various types of being and the degree of cognoscibility [the degree to which we may know] which each one allows and requires.

    Keywords: Aristotle, metaphysics, ontology, unity, senses of being, knowledge

    Recepcin del original: 21/08/10Aceptacin definitiva: 13/10/10

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  • La unidad de la filosofa primera de Aristteles

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    Propsito

    El problema de la unidad de la Metafsica aristotlica puede parecer demasiado trillado: son muchos los filsofos y fillogos que han escrito sobre el tema, y las obras que tratan sobre esta cuestin haran que se desbordara ms de una estante-ra. Parece lgico, por tanto, preguntarse si queda algo nuevo por decir. Pienso que s, aunque por ahora no puedo justificarlo plenamente. Por eso, he decidido limi-tarme en este artculo a esbozar la hiptesis que sostengo acerca de la unidad de la Metafsica, y que considero acertada, dejando para una futura investigacin la tarea de ahondar en el tema y acudir, con visin renovada y tal vez ms imparcial, al apa-rato filolgico: slo entonces podr advertirse si lo que aqu adelanto se sostiene y corresponde con la realidad o, al contrario, resulta rebatido por el texto aristotlico.

    Segn acabo de sugerir, el carcter simplemente introductorio y la obligada brevedad de este escrito hacen que no pueda sino apuntar muchas cuestiones que tendrn que esperar a estudios posteriores para ver su desarrollo. En esos casos, anotar a pie de pgina algunas obras de referencia en las que s se lleva a cabo un anlisis ms detallado de esos puntos.1

    En definitiva, el propsito de estas indagaciones iniciales po dra resumirse en dos preguntas, a las que pretendo responder sucintamente: existe una unidad en la Metafsica de Aristteles?; en caso afirmativo, de qu tipo de unidad se trata?

    1. El enfoque filolgico

    1.1. La crisis de la unidad de la Metafsica

    En primer trmino, aunque se trata de algo de sobra conocido, considero nece-sario presentar un status quaestionis, capaz de justificar mi inters por el tema y el modo como voy a abordarlo.2

    Quien se enfrenta hoy a la Metafsica de Aristteles lo hace de forma muy diferen-te a como lo hara el que la estudiara cien aos atrs. Y es que desde la publicacin de la monumental obra de Jaeger, la unidad y la autenticidad de la Metafsica comen-zaron a ponerse en tela de juicio, cosa que hasta ese momento no haba ocurrido, al menos con la virulencia y del modo tan expreso como entonces se hizo.

    1 Lgicamente, en ningn momento pretendo ser exhaustiva, entre otros motivos, como ya he dicho, porque estoy comenzando esta investigacin.2 Tampoco ahora aspiro a la exhaustividad. Dejando de lado a otros, que podran avalarla con igual autoridad, me limitar a citar a algunos de los autores reconocidos que han tratado la cuestin, eligiendo en cada uno un punto de vista complementario al de los restantes. El criterio escogido no es, pues, del todo aleatorio.

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    Como es sabido, el fillogo alemn Werner Jaeger aplic a toda la obra de Aris-tteles el mtodo histrico-gentico, que se vena desarrollando con enorme vigor desde dcadas antes. Al hacerlo, concluy que en Aris tteles se haba producido una evolucin: en su juventud habra comenzado una etapa platnica, pasando lue-go por otra principalmente ontolgica, para dedicarse al final a la biologa y a la ciencia emprica y positiva.3

    Basado en esta hiptesis, Jaeger va mostrando cmo los distintos libros que com-ponen la Metafsica fueron escritos en diferentes pocas de la vida de Aristteles y que algunos son incluso contradictorios entre s, haciendo imposible hablar de unidad de la Metafsica.4 No niega el autor alemn que en la obra de Aristteles haya una uni-dad potencial, pero explica que los libros son independientes entre s: cada uno es un fecundo momento en una fase del desarrollo intelectual de su autor, una aproxi-macin nueva hacia un mismo problema y una solucin distinta. Por eso, contentar-nos con la presunta unidad sostenida hasta entonces resulta insuficiente.

    Segn Jaeger, la concepcin de la Metafsica como una obra tarda de Aristteles nunca cuestionada se vuelve insostenible a la luz de los descubrimientos que realiza: pues estos muestran que muchos de sus fragmentos fueron escritos en su poca ms temprana, en la que an defenda las ideas platnicas, si bien en su lti-mo perodo volvi Aristteles sobre los textos para reorganizarlos y ajustarlos a sus nuevas circunstancias e ideas.5

    3 As lo expone en las primeras pginas de su Aristteles: Es absolutamente imposible explicar el peculiar estado en que se encuentran los escritos conservados sin hacer la suposicin de que contienen las huellas de diferentes estadios de una evolucin. Un anlisis de los tratados nos conducira de suyo a la misma conclusin, que confir-man aun los fragmentos de sus obras literarias perdidas. El principal propsito de este libro ser, por consiguiente, mostrar por vez primera, y mediante los fragmentos de las obras perdidas y el anlisis de los tratados ms im-portantes, que en su raz hay un proceso de desarrollo. Jaeger, Werner: Aristoteles; Grundlegung einer Geschichte seiner Entwicklung. Berlin: Weidmansche Buchhandlung, 1923, S. 5; tr. cast.: Aristteles. Madrid: Fondo de Cultura Econmica, 1983, p. 15. A la vista del original, en esta como en las restantes citas que lo requieran, me permito hacer algn retoque de redaccin, siempre que ello no implique el menor cambio en el sentido de lo expuesto y ayude a una mejor comprensin. En este caso, adems, quiero llamar la atencin sobre el trmino suposicin, empleado por Jaeger (Annahme, en el original), que nos hace caer en la cuenta de que aquello que propone es precisamente eso: una hiptesis. Y una hiptesis de principio una posicin sub-yacente influye en la marcha de la investigacin, lo que no quita que sea tan vlida como cualquier otra mientras no se demuestre lo contrario.4 Cf. Ib., S. 172; tr. cast., p. 195.5 Die vier einleitenden Probleme, die den Begriff, Gegenstand und Umfang der Metaphysik begrenzen, finden in den unmittelbar folgenden Teilen ( E) ihre Erledigung. Man erwartet, da Aristoteles nun auch weiter dem Leitfaden der Probleme folgt, da also in Buch Z die Frage nach dem bersinnlichen errtert wird. Auch verlangte man wie in und E irgend einen besonderen Hinweis darauf, da jetzt das metaphysische Hauptproblem zur Behandlung kommt. Allein an die Stelle der Frage nach der Existenz des bersinnlichen schiebt sich in Z unver-sehens die Lehre von der Substanz im allgemeinen. Aristoteles verliert damit fr dem nchsten drei Bcher den Leitfaden der Probleme des Buches B ganz aus der Hand. Die Probleme bilden nicht nur nicht den Grundri der folgenden Ausfhrungen, wie es in den einleitenden Bchern der Fall ist, sie werden nicht einmal mit einem Wort erwhnt. Dieses gleichzeitige Aussetzen der Ruckverweisungen. und der Errterung der Probleme selbst ist ein deutlicher Beweis, da Aristoteles entweder mitten im Werke den ursprnglichen Plan, wie er ihm im Buche B vor

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    El planteamiento jaegeriano tuvo tan favorable acogida que muchos otros estu-diosos pusieron en prctica su mtodo y aceptaron el supuesto de una evolucin con etapas inconciliables. Entre esos autores, po dran citarse a Paul Gohlke,6 Max Wun-dt7 o Josef Zrcher.8 Pero los resultados a los que llegaba cada uno de los seguidores de este enfoque y la organizacin de los periodos que propona eran diferentes y, a veces, incluso mutuamente contrapuestos. Esto, unido a la progresiva aparicin de algunas voces disonantes, que se alzaron a raz de la publicacin de Jaeger, hizo que la concepcin jaegeriana de la obra aristotlica y el modo de enfrentarse a ella fuera perdiendo vigencia.

    No significa lo anterior que todo el aparato histrico-gentico hasta ahora des-plegado resulte intil e ineficaz; de hecho, como mostrar de inmediato, nadie se adentra hoy seriamente en un estudio sobre Aristteles sin tener en cuenta lo que han escrito estos autores. La ganancia, fundamental e irreversible, arrojada por este mtodo es la de recuperar a un Aristteles vivo, a la vez que se exige una mayor profundizacin en los escritos del Estagirita para tratar de resolver las aparentes o reales contradicciones que, una vez destacadas, ya no se pueden obviar.9

    Por este y otros motivos, estoy de acuerdo con Jaeger cuando afirma que, sin ahondar nuestra inteligencia de Aristteles como una personalidad histrica, no podemos lograr una plena comprensin justamente de la especial naturaleza y pro-fundidad de su influencia sobre la posteridad.10

    A su vez, en el volumen que dedica a Aristteles en su Historia de la filosofa griega, Guthrie resalta las ventajas del mtodo utilizado por Jaeger. Afirma que esa pers-pectiva gentica, que conlleva la concepcin de la filosofa aristotlica como un pro-

    Augen gestanden hatte, aufgibt, was in einem einheitlich entworfenen und ausgefhrten Aufbau freilich seltsam und fast undenkbar wre; oder die Bcher ber die (Z) sind gar nicht die Ausfhrung des ursprng-lichen Planes, sondern etwas Neues und Spteres, was Aristoteles an die Stelle der ursprnglichen Ausfhrung gesetzt bezw. in sie eingeschoben hat (Ib., S. 202-203; tr. cast., p. 227).6 Gohlke, Paul: Die Entstehung der aristotelischen Lehrschriften. Berlin, 1993.7 Wundt, Max: Untersuchungen zur Metaphysik des Aristoteles. Stuttgart: Kohlhammer, 1953. 8 Zrcher, Josef: Aristoteles Werk und Geist. Paderborn: Verlag Ferdinand Schningh, 1952.9 Como escribe Melendo a propsito de este asunto: a un filsofo se lo mata tanto si se transforman sus afir-maciones en una suerte de sistema intemporal y eterno, ajeno por completo a las circunstancias histricas en que aqullas vieron la luz, como y ms si se lo acaba incrustando de tal manera en la historia que se lo reduce a simple producto de los condicionamientos epocales. En ninguno de los dos casos tendra nada que decirnos. Melendo, Toms: La metafsica de Aristteles. Mtodo y temas I. Pamplona: Cuadernos de Anuario Filosfico, nm. 43, 1997, p. 8.10 Jaeger, Werner: o. c., S. 394; tr. cast., p. 421.

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    ceso de desarrollo continuo, debe impregnar todo lo que se indague y escriba hoy da sobre el Filsofo griego.11

    Ms en concreto, mantiene Guthrie que el enfoque gentico est justificado cuan-do su aplicacin puede arrojar luces sobre alguna dificultad real que otros medios no consiguen solucionar. Y l piensa que el de Aristteles se cuenta entre estos ca-sos, puesto que resulta difcil conciliar lo que comnmente se ha transmitido sobre su filosofa con el hecho histrico e innegable de que Aristteles recibi su primera formacin filosfica de Platn. Ante esto, contina Guthrie, cabra adoptar varias posturas, ms o menos extremas: por ejemplo, pensar que Aristteles se mantuvo fiel a su maestro y a la doctrina platnica toda su vida; o, por el contrario, sostener que fue un antiplatnico desde el comienzo de su pensar filosfico, lo cual nos lle-vara a asombrarnos de que hubiera permanecido tantos aos en la Academia. Nos encontramos ante una disyuntiva que, segn el parecer de Guthrie, podra requerir de la ayuda del mtodo gentico.

    A estos comentarios cabra aadir, entre bastantes otras tambin autorizadas, la opinin de Dring, quien, en su extensa obra sobre el autor de la Metafsica, escribe:

    Desde un principio es claro que comprenderemos mejor a Aristteles, si logramos colocar sus escritos dentro de la situacin en la que l se encontr. Por situacin entiendo yo, en parte, las circunstancias externas, en parte, las etapas de su propia evolucin filosfica.12

    Parece obvio, por tanto, que el enfoque propuesto por Jaeger no debe despreciar-se sin ms, y sera intil tratar de negar que las doctrinas de los grandes filsofos han surgido en un contexto histrico, del mismo modo que es evidente que los pro-blemas de la poca en que el autor vivi e incluso su propia biogra fa influyen en sus escritos y en su concepcin de la realidad. Pero eso no significa que las verdades no puedan sobrevivir ms all del tiempo que las vio nacer; se pueden alcanzar ver-dades suprahistricas, que traspasan las fronteras del momento en que vieron la luz y estn destinadas a permanecer siempre, aunque siempre tambin quepa ahondar

    11 Se piense lo que se piense sobre la exactitud de sus resultados, dicho mtodo ha puesto de relieve que hay un modo mejor de examinar a Aristteles que el tradicional hasta ese momento. No slo es mejor por representar un mtodo ms slido de investigacin especializada, sino tambin porque, al exigir un estudio crtico del trasfondo histrico del filsofo, de su vida (especialmente de su dilatada pertenencia a la Academia platnica), de las idiosin-crasias de su mente y personalidad y de la variedad de sus escritos, este mtodo ha infundido un vigor y atractivo nuevos a los estudios aristotlicos. Guthrie, William Keith Chambers: A history of greek philosophy. Volume VI. Aristotle. An encounter. Cambridge: Cambridge University Press, 1981, p. 5; tr. cast.: Historia de la filosofa griega, Vol. VI, Introduccin a Aristteles. Madrid: Gredos, 1993, p. 19.12 Dring, Ingemar: Aristoteles. Darstellung und Interpretation seines Denkens, Heidelberg: Universittsverlag Win-ter, 2. Aufl., 2005, S. 43; tr. cast.: Aristteles, Mxico D.F.: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1987, p. 81. Sobre esta afirmacin de Dring, que hoy forma parte de lo pacficamente adquirido en torno a cualquier autor, pero llevndola en cierto modo al extremo, basar en buena medida mi propio planteamiento y su desarrollo.

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    ms en ellas.13 Merece, pues, la pena estudiar a un autor como Aristteles, e intentar redescubrir las verdades intemporales que l alcanz: mxime cuando, como acabo de sugerir, el saber humano resulta siempre perfectible.

    Precisamente por prestar la atencin exigida por las advertencias de Jaeger, la perspectiva histrica-gentica, en su versin ms extrema, ha sido en parte supera-da. Muchos son los autores que, despus de l, han puesto en duda las conclusiones de Jaeger y han tratado de dar una visin crtica ms unitaria de la Metafsica. Aun-que, repito, se trata de algo conocido, pretendo presentar aqu las tesis principales de algunos de los estudiosos ms relevantes, y ofrecer as una visin de conjunto, antes de esbozar mi propia propuesta.

    1.2. Recuperacin matizada de la unidad de la Metafsica

    Uno de estos escritores, Guthrie, ha sido ya mencionado. Aunque reconoce su deuda con los tericos de la evolucin,14 mantiene que la filosofa del Estagirita pue-de ser considerada como un sistema unitario, al menos en lneas generales.15 Se gn l, el error de Jaeger consisti en dar por hecho, sin suficiente fundamento y, por

    13 En cierto modo, como ya subray Agustn de Hipona, toda autntica verdad, tambin las que se refieren a he-chos histricos, es de naturaleza suprahistrica e incluso eterna. De ah, como asimismo sabemos, que sus intentos por alcanzar el autntico Ser pasen de ordinario por la verdad, que es donde se nos muestra la inmutabilidad del ser en su sentido ms fuerte. Segn explica Gilson, en Agustn de Hipona encontramos un movimiento anlogo semejante y desemejante, pues su inspiracin es netamente platnica o, mejor, neoplatnica al que expondr en Aristteles como ncleo de este trabajo: Saint Augustin a voulu surtout mettre en vidence la ncessit qui simpose la pense dexpliquer lesse btard qui soffre nous dan lexprience par un suprme Vere Esse, cest--dire par un tre pleinement digne du titre dtre. Or, pour lui comme pour Platon, l est essentiellement lidentique soi-mme et par consquent limmuable. Ce rellement rel, ce vere esse, cest ce quAugustin nomme lessentia, et toute lconomie de ses preuves sexplique par son dessein de mettre en vidence lexistence de cet tre identique soi-mme, parfaitement immuable, donc parfaitement tre, que nous nommons Dieu. Gilson, tienne : Introduction ltude de saint Augustin. Paris : Vrin, 2e d., 3e reimp., 1982, p. 26-27 ; cf. tambin las pginas anteriores y posteriores. 14 What we owe to the development-theorists is a constant awareness that we are in the presence not of a writer of textbooks but of a lively and highly original genius, subject moreover throughout his maturity to a continual tension between his twenty years of association with Plato and his own in some ways very un-Platonic temperament. Guthrie, William Keith Chambers: o. c., pp. 13-14; tr. cast., p. 27.15 He utilizado el trmino sistema porque es el mismo que emplea Guthrie: That philosophy can still be regard-ed as in outline at least a unitary system, a brilliant synthesis culminating in the extraordinary conception of the Divine Intellect which is the ultimate cause of the universe, while remaining completely indifferent to its existence or non-existence (Ib., p. 13; tr. cast., p. 27). Sin embargo, considero que, aunque se entiende lo que el autor quiere decir y estoy de acuerdo con l, el uso de esa palabra no es del todo oportuno, pues Aristteles nunca pretendi crear un sistema filosfico, como ms adelante explicar con detenimiento.

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    tanto, de forma unilateral, que Aristteles haba ido alejndose progresivamente de Platn, conforme avanzaba su vida y maduraba su propia visin de la realidad.16

    Por su parte, Berti aade un nuevo matiz, que refuerza la crtica de Guthrie. Re-firindose a Jaeger y sus seguidores, en La filosofia del primo Aristotele, escribe: Aun apreciando la seriedad de todos estos anlisis, uno no puede sino advertir que to-dos ellos proceden de la asuncin de Jaeger de que el platonismo es sencillamente idntico a la doctrina de las Ideas y el abandono de las mismas significa volverle la espalda.17 Pero no es mi intencin detenerme aqu en la relacin entre Platn y Aristteles, aunque algunos de los autores establezcan las etapas del desarrollo del Estagirita en funcin de la vigencia o no de tal nexo.

    Volviendo a Guthrie, y como adelant de manera genrica, el investigador ingls concede a Jaeger que la posicin de un filsofo en la historia se debe tanto al estado de la filoso fa de su momento como al desarrollo interno de sus ideas, en contacto con la realidad; pero aade que tambin es un hecho que, aunque esas ideas puedan cambiar, el tipo de mente permanece inalterable en su ncleo originario. Y concluye: Esta actitud mental bsica, o inclinacin psicolgica, dar color a todos sus escritos y determina de una forma fundamental las direcciones en las que modifica la obra de sus predecesores.18

    Otro autor tambin nombrado, pero al que parece imprescindible volver al hablar de esta controversia, es Ingemar Dring. Dring realiz un impresionante estudio sobre Aristteles, que public cuatro dcadas despus de la obra de Jaeger del mis-mo ttulo, en el que considera errnea la neta distincin de tres etapas claramente diferentes en el pensamiento de Aristteles, tal como las estableci Jaeger. A su en-tender, e interpretndola en esencia como un abandono del idealismo platnico, para sustituirlo por los estudios experimentales, esa organizacin est equivocada: el hecho innegable de que Aristteles se apoyara en la experiencia y acudiera a las comprobaciones empricas para reafirmar sus demostraciones, no impidi que a lo largo de toda su vida dominara en l el elemento especulativo.19

    16 As, cuando se someta a discusin una nueva porcin del corpus aristotlico, planteaba la cuestin: En qu medida est alejada de Platn su posicin filosfica? y, segn la respuesta, le asignaba su lugar, temprano o tar-do, en la serie cronolgica de los escritos aristotlicos. Hay ocasiones en que efectivamente parece que l completa el crculo de la argumentacin y, si por razones externas se sabe que un documento es tardo, pone de relieve en l todos los rasgos marcadamente aristotlicos y minimiza cualquier colorido platnico que pueda poseer (Ib., pp. 14-15; tr. cast., p. 28).17 Berti, Enrico: La filosofia del primo Aristotele. Padua: Cedam, 2 ed., 1962, p. 323.18 Guthrie, William Keith Chambers: o. c., p. 89; tr. cast., p. 102.19 Intrpretes recientes quieren persuadirnos de que las manifiestas contradicciones en el pensamiento de Arist-teles se pueden aclarar mediante la conjetura de que avanz de un estadio de evolucin idealista a uno realista; dicho en otra forma: que al principio de su actividad filosfica se interes por la filosofa terica de las cosas primeras (= metafsica), para volverse en los aos posteriores a la investigacin emprica en biologa y zoologa,

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    Tampoco niega Dring que en la obra de Aristteles se encuentren contradic-ciones, algunas pequeas y otras ms graves. En su opinin, las primeras se deben simplemente a que estudia el mismo aspecto desde diversos puntos de vista. Y sin despreciar las segundas, arguye que es lgico que a lo largo de los treinta aos que separan los primeros escritos de los ltimos haya modificado en algunos puntos su concepcin de la realidad, refinndola progresivamente y alcanzando una com-prensin ms profunda y sutil. Pero esto mismo muestra que su pensamiento goza de una unidad orgnica, lo cual se advierte en parte en que incorpora lo anterior en lo posterior y erige esto sobre los fundamentos de aquello; y, en parte, en que conserva inalterada su concepcin fundamental.20 Por otro lado, se trata de una caracterstica propia de cualquier pensamiento vivo, en el que es inevitable que las nociones sufran variaciones con el tiempo; y ms an, aado yo, de un modo de co-nocer cuyo teln de fondo es siempre la atencin a lo real, ya que la realidad se nos va mostrando de modo progresivo.

    Un filsofo que ha consagrado tambin buena parte de sus esfuerzos al Estagiri-ta es el conocido francs Pierre Aubenque. Tampoco l poda dejar de pronunciarse sobre el mtodo histrico-gentico y la unidad de la obra aristotlica. Lo hace, por decirlo de algn modo, en dos momentos. Ante todo, asienta un principio metodo-lgico fundamental:

    La tesis de la evolucin no significa, por consiguiente, que tal obra no deba ser considerada como un todo; ninguna interpretacin filosfica, sea del autor que sea, resulta posible si no se establece como principio que ese autor sigue siendo en cada instante responsable de la totali-dad de su obra, mientras no reniegue expresamente de tal o cual parte de ella.21

    De inmediato, aade que esto se aplica particularmente a Aristteles, por el ca-rcter especial de sus escritos. Como se sabe, estos no fueron concebidos como una obra para publicar, sino como material para utilizar en sus clases. Y esto como

    a la investigacin de archivos y semejantes. Esta construccin de su desarrollo es, a mi parecer, falsa. Aun cuando Aristteles se apoya en la experiencia y en el consensus omnium, y aduce hechos empricos como medio de demostra-cin, sin embargo, siempre domina en l el elemento especulativo. Dring, Ingemar, o. c., S. VII-VIII; tr. cast., p. 8.20 Copio aqu la cita en su contexto original: Die zahlreichen, zumeist kleinen Widersprche in seinen Schriften beruhen in der Regel darauf, da er in verschiedenen Schriften dieselbe Frage von verschiedenen Blickwinkeln her diskutiert; wir finden aber auch schwere Widersprche. Wir drfen jedoch nicht vergessen, da er in vie-len seiner Schriften, besonders in jenen, in denen er innerakademische Streitfragen errtert, eine kontinuierliche Debatte mit seinen akademischen Kollegen fhrt. Zwischen den frhesten und den sptesten der im Corpus erhaltenen Schriften liegen mindestens dreiig Jahre. Es ist selbstverstndlich, da er whrend dieser Zeit zu neuen Ergebnissen kam und in mancher Hinsicht seine Ansichten modifizierte. Es handelt sich dabei um Stufen eines Denkprozesses, der zu immer verfeinerten Denkstrukturen und immer subtilerem Verstndnis fhrt. Die organische Einheit seines Denkens zeigt sieh teils darin, da er Frheres in Spteres einbaut und Spteres auf den Grundlagen des Frheren errichtet, teils darin, da er seine Grundkonzeption unverndert beibehlt (Ib., S. 24; tr. cast., p. 52). 21 Aubenque, Pierre : Le problme de ltre chez Aristote. Essai sur la problmatique aristotlicienne. Paris : Presses Universitaires de France, 1962, p. 9-10; tr. cast.: El problema del ser en Aristteles. Madrid: Escolar y Mayo, 2008, p. 16.

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    experimenta hoy cualquier docente, de manera patente, mediante el uso del orde-nador22 implicaba que de ba tener al da sus apuntes y hacer las modificaciones necesarias de acuerdo con el desarrollo de su pensamiento.

    La tesis que mantiene Aubenque en El problema del ser en Aristteles parte de la consideracin de que las contradicciones que encontramo s en un autor pueden estar situadas en tres planos: en quienes lo leen, en el propio autor, o en el objeto de su estudio. El primer caso se debera a un fallo del intrprete, con lo cual no tendra ningn inters propiamente filosfico. Los otros dos, en cambio, s que incumbiran a la filosofa. Segn Aubenque, Jaeger adjudic la contradiccin al autor, postulando por ello la existencia de diferentes etapas en su pensamiento, porque haba hecho caso omiso de la tercera de las opciones.23 El filsofo francs trata de explotar esta ltima posibilidad, basndose en el hecho de que la realidad que se presenta a Aris-tteles como objeto de su ciencia tiene diversos sentidos y que la unidad que preten-de no se halla presente desde el principio, sino que es un proyecto, una bsqueda. La postura de Aubenque me parece coherente con el planteamiento aristotlico y considero que esa adhesin a lo real, que est en la base de todo su pensamiento, hace que su filoso fa sea como es. Por desgracia, Aubenque concluye que, en ese proceso de bsqueda, el Filsofo griego descubre que la filosofa primera, la ciencia a la que l aspira, a pesar de ser la ms sublime de todas es imposible.

    Por su parte, el britnico Ross aade a este dilogo su propia obra sobre Aristte-les, al que interpreta desde una nueva perspectiva. En su opinin, la metafsica es de un extremo al otro, y ms completamente que cualquier otro dominio del pensa-miento, una materia de problemas o de dificultades. Si concentra la atencin en ciertos puntos con preferencia a otros, su exposicin en conjunto no es un sistema dogmtico, sino una serie de ensayos para descubrir la verdad en una regin que siente llena de oscuridad.24

    22 Pido perdn por aclarar que no estoy atribuyendo a Aristteles el uso de la moderna tecnologa. Pero la com-paracin me parece vlida, mxime cuando la limpieza de los textos que hoy llevamos a cabo con un simple clic, la realizaron penosamente, y no siempre de la mejor manera, los compiladores y copistas de los escritos de los antiguos.23 Dans le premier cas, elle tient une dfaillance de linterprte et est donc philosophiquement ngligeable; dans le second et le troisime, elle appelle au contraire une lucidation et une dcision dordre philosophique. Il faut dabord sassurer quelle est relle (et Aristote nous apprend prcisment, par les distinctions de sens, djouer les fausses contradictions) ; si elle est relle, il ne reste plus que trois hypothses : ou elle se laisse rduire par une vo-lution (ce qui est une autre faon de la considrer comme seulement apparente), ou elle tient une inconsquence du philosophe, ou elle reflte la nature contradictoire de son objet. Jaeger a repouss juste titre, du moins comme prsupposition mthodologique possible, la deuxime de ces hypothses : il faut avoir puis toutes les chances de la comprhension avant de taxer un auteur dinconsquence ; mais il na retenu la premire hypothse que parce quil a dlibrment ignor la troisime. Aubenque, Pierre : o. c., p. 10; tr. cast. , p. 16.24 Ross, William David: Aristotle. Londres: University Paperbacks, 1964 [5 ed. revisada, 1949], p. 155; tr. cast.: Arist-teles. Buenos Aires: Charcas, 2 ed., 1981, p. 223.

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    En resumen, aunando los matices de los autores citados hasta el momento, po-dramos decir que a Jaeger le deslumbra la potencia de su propio descubrimiento, el alcance del mtodo filolgico, y eso le hace atender ms al texto que a la realidad a la que ese texto apunta.25 Esto ltimo, servirse del texto para trascender hasta el pensamiento y el desarrollo especulativo de un pensador y, en fin de cuentas, a la realidad a la que ese conocimiento apunta, suele ser ms eficaz que atenerse en exclusiva y rgidamente a la letra del escrito y permite siempre una interpretacin ms coherente del autor del que se trate.

    De hecho, semejante actitud ha sido habitual a lo largo de la historia del pensa-miento: siempre, al menos los mejores y menos polmicos, han intentado salvar las supuestas contradicciones descubiertas en la obra de un filsofo. Ejemplo de ello es Brentano, quien antes incluso de que Jaeger sacara a la luz la problemtica que esta-mos tratando, escriba ya que las contradicciones que se presentan en la obra de un filsofo, en este caso de Aristteles, la mayora de las veces resultan solo aparentes, y que si profundizamos en ellas tratando de armonizarlas nos daremos cuenta de que no son tales.

    Este juicio, adems, est de acuerdo con la postura que pretendo adoptar, que recuerda la clebre afirmacin que Toms de Aquino refiere a su vez a Aristteles: a fin de cuentas, no importa tanto lo que dijeran un autor u otro, sino cmo es de hecho la realidad.26

    As expone Brentano la cuestin en su conjunto:

    Guardndonos, pues, de creer sencillamente contradictorias las afirmaciones en apariencia inconciliables del filsofo y de cohonestar el extrao proceder de repudiar las que parecen menos dignas de crdito, en obsequio a hiptesis an ms extraas, la dificultad misma de armonizar unas y otras dar ms valor a los puntales que se salven de ese modo y diremos con Aristteles que la apora (la dificultad) se convierte en eupora (facilidad). Ser, pues, nece-sario buscar el modo de hacer posible la conciliacin de las varias aserciones, de manera que no slo una afirmacin d luz para la recta interpretacin de la otra, sino que as podamos llegar a reconstruir varios miembros del sistema total aristotlico, que no sindonos dados

    25 Entrecomillo realidad porque estimo que son dos las que estn en juego: a) el pensamiento de Aristteles; b) lo que a travs de l (y de su expresin escrita) quiere darnos a conocer.26 Aunque esta afirmacin, varias veces aludida a lo largo de mi trabajo, se encuentre al final del prrafo que transcribo, estimo pertinente reflejar tambin su contexto: Dicunt autem quidam [] quod Aristotelis consuetudo fuit in pluribus non obiicere contra intellectum eorum, qui erat sanus, sed contra verba eorum, ne aliquis ex tali modo loquendi errorem incurreret, sicut dicit Simplicius in commento. Alexander tamen voluit quod Plato et alii antiqui philosophi hoc intellexerunt quod verba eorum exterius sonant; et sic Aristoteles non solum contra verba, sed contra intellectum eorum conatus est argumentari. Quidquid autem horum sit, non est nobis multum curandum: quia studium philosophiae non est ad hoc quod sciatur quid homines senserint, sed qualiter se habeat veritas rerum. Toms de Aquino: In De Caelo et Mundo, I, 22, n. 8.

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    directamente en su modo de expresarse sucinto y fragmentario, son, sin embargo, necesarios para reconstruir el conjunto.27

    Como afirma el texto que acabo de transcribir, esto resulta ms difcil que recu-rrir a diferentes etapas irreconciliables, pero el esfuerzo que requiere nos permite una comprensin ms profunda y cabal del filsofo y su obra y, como tambin he apuntado, de la realidad misma.28

    A todos los anteriores podran sumarse tambin los estudios de Reale y de Berti, aunque con perspectivas diversas e incluso enfrentadas. La importancia de Reale es tanto mayor cuanto que realiza un estudio especfico sobre la Metafsica de Arist-teles utilizando las mismas armas que Jaeger: un mtodo estrictamente filolgico,29 basado en los trminos que Aristteles utiliza en las presuntas distintas Metafsicas y comprobando que en cualquiera de ellas se encuentran elementos que pertenece-ran tericamente a las restantes.30

    Sus investigaciones le llevan, por tanto, a la conclusin opuesta a la del clebre estudioso alemn, aunque matizada:

    Si resulta sin duda excesivo hablar de una unidad literaria de la Metafsica, es menester, sin embargo, admitir una unidad filosfica, una unidad de contenido y, hasta cierto punto, tambin de diseo. La tradicin, en el fondo, estaba en lo cierto: el orden en el que nos ha transmitido los catorce libros resulta el mejor posible, y las distintas hiptesis sugeridas para reconstruirlos con una disposicin diversa, cuando se las coteja con el texto, resultan ser in-adecuadas, cuando no inconsistentes.31

    27 Brentano, Franz: Aristteles. Barcelona: Labor, 1951, p. 25.28 Quiz la explicacin de la coherencia de un juicio con otro, exige ciertos conceptos intermediarios, descubrin-dosenos as la totalidad del pensamiento aristotlico de manera mucho ms completa (Ib., p. 6).29 Desde tal punto de vista, sostiene: Linterpretazione storico-genetica, proprio applicando il metodo inaugurato da Jaeger, si pu rovesciare in vari modi e addirittura annulare. Reale, Giovanni: Il concetto di filosofia prima e lunit della Metafisica di Aristotele. Roma: Vita e Pensiero, 5 ed., 1993, p. XXII.30 Como ya es habitual, Reale distingue cuatro enfoques posibles de la metafsica aristotlica: como ciencia de los principios, como saber del ente en cuanto tal, como estudio de la ousa y como indagacin sobre Dios (algunos aa-den una quinta perspectiva al diferenciar entre causas y principios): y muestra que la pretendida ciencia de los principios es presentada por Aristteles como saber de los principios de los entes; que en la investigacin sobre la ousa no abandona en absoluto la perspectiva ontolgica, puesto que la ousa es el ente en su sentido ms propio; que la teologa estudia a Dios como Ousa y como Causa por excelencia de los entes, etc.

    En este caso, los textos son tan numerosos que s que puede afirmarse que escojo uno de ellos casi al azar: Riasumendo: lontologia aristotelica si configura strutturalmente cmo usiologia e questa si pone fondamentalmente como telologia o teoria della . Como, essendo dottrina della , la metafisica sia, ad un tempo, conoscitiva delle altre sostanze e dei vari modi dellessere, si visto. Restano cos destituite di fondamento quelle interpretazioni genetiche che, proprio dal preteso contrasto fra ontologia e teologia, traggono argomento per la costruzioe di presunte parabole evolutive del pensiero metafisico dello Stagirita, spezzettando e frammentando un pensiero, che , invece, cos chiaro nelle sue linee fondamentali (Ib., p. 121).31 Ib., p. 339.

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    Los estudios de Berti resultan, si cabe, ms decisivos. Su perspectiva, ms de con-junto, se aleja ostensiblemente de la de Reale, al renunciar a tomar en consi deracin el estudio que sobre Aristteles haba realizado la escolstica medieval aunque la conozca perfectamente, y rechazar cualquier ampliacin enalte cedora del pensa-miento del Estagirita, ya sea por parte de los neoplatnicos o de los tomistas, incluso acusndoles de falsificar su pensamiento.

    Pero, frente a Reale, Berti no dedica un escrito exclusivo a mostrar la unidad de la Metafsica, sino que vuelve una y otra vez sobre el pensamiento de Aristteles con enfoques diversos y complementarios. Por lo que una exposicin, incluso somera, de su pensamiento a este respecto constituira probablemente el tema de toda una tesis doctoral.32

    En cualquier caso, tras estos autores y mientras no se descubra algn nuevo ele-mento revolucionario, el enfoque filolgico parece que ha dicho la ltima palabra. Agotado este, considero que merece la pena ensayar una perspectiva especulativa, que establezca, desde su propio enfoque, si la visin que nos ofrece la Metafsica es o no unitaria. En mi opinin, y siguiendo las sugerencias del propio Aristteles, un ensayo de este tipo sin excluir otros posibles acercamientos tambin especulati-vos podra articularse en torno a los sentidos del ser.

    Avala esta postura la autorizada afirmacin de Reale, que sostiene que, frente a lo que suele opinarse sin mayor discernimiento, el conjunto de la filosofa griega clsica es ms bien una henologa, y que precisamente Aristteles hizo de la meta-fsica un estudio del ente en cuanto ente, introducindola de manera largamente vigente por los senderos del ser.33

    32 Para comprobarlo, bastara pasar revista a los escritos de Berti en los que figura de manera expresa el nombre de Aristteles. 33 In genere si ritiene che la metafisica coincida con lontologia e si ritiene che la definizione data di essa da Aristo-tele, ossia scienza dellessere in quanto essere, sia paradigmatica in senso assoluto.Ma cos non : lontologia non la metafisica, bens una specifica metafisica.

    Va sempre pi emergendo dagli studi contemporanei che il paradigma metafisico di base da cui nato e attorno a cui si sviluppato il pensiero greco quello henologico, ossia quello della metafisica delluno, al quale si affiancato quello ontologico, ossia quello della metafisica dellessere. Questo secondo ha raggiunto i suoi vertici con Aristotele, ma in Grecia non si sviluppato, ed rinato solo con gli Arabi e con la Scolastica e poi sotto varie forme in epoca moderna. In Grecia ben si pu dire che sia rimasto predominante quello henologico [].

    La fondazione della metafisica dellessere, in un certo senso, risale a Parmenide, e Platone stesso in parte la sviluppa; ma stato Aristotele a codificarla nella Metafisica, un testo che ha avuto una storia di influssi forse senza pari.

    Aristotele ha assorbito la problematica dellUno in quella dellEssere, ha negato che lUno sia al di sopra dellessere, e ha costruito la metafisica appunto come scienza dellessere come essere, formula da cui derivato il paradigma ontologico nella sua imponente statura. Reale, Giovanni: Saggio introduttivo; in Wojtya, Karol: Persona e atto. Testo polaco a fronte. Saggio introduttivo di Giovanni Reale. Saggio integrativo di Tadeusz Stycze. Revisione della traduzione italiana e apparati a cura di Giuseppe Girgenti e Patrycja Mikulska. 2 edizione. Milano: Bompiani Testi a fronte, 2005 [1 ed. Citt del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 1979], p. 16.

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    Considero, adems, que una propuesta teortica tiene una ventaja adicional, a la que ya antes me refera: nos permite esclarecer no solo lo que era para Aristteles la filosofa primera, sino tambin cosa ms importante, si cabe alcanzar a travs de ella la realidad. Es la misma idea que late en el fondo de este texto de Casanova,34 segn el cual lo escrito por Aristteles no es ms que una va. Pero, por eso, se pue-de llegar a ver la misma realidad que vio Aris tteles, y del mismo modo, sin seguir sus seales, por descubrimiento propio. De aqu que la fuente principal de la her-menutica de los textos del Estagirita sean las cosas de las que l hablaba, slo a la luz de las cuales cobran sentido las frmulas que l emple.35 Al fin y al cabo, como vengo diciendo, lo definitiva mente importante es llegar a la verdad sobre las cosas.

    Tratemos, pues, de sacar la suma de lo ya visto e iniciar nuestra propia andadura, provocada en buena parte, como afirman la mayora de los filsofos que he citado, por las aparentes contradicciones del pensamiento aristotlico.

    2. Un enfoque especulativo

    2.1. Carcter particular de la filosofa primera

    En primer trmino, coincidiendo en esto con Jaeger, hay que reafirmar que la filosofa de Aristteles es una filosofa viva. Un pensamiento que, tal como sealaba Dring, va adquiriendo mayor profundidad y finura. Y esto es as porque Aris-tteles nunca aparta su mirada de la realidad, y la realidad no la advertimos tal cual es al primer golpe de vista, sino que nos va mostrando sus facetas conforme ahondamos en ella. Con palabras de Melendo, Aristteles es un pensador unitario, a la par que polidrico, porque unitaria y polimorfa ms frondosa siempre que el conocimiento humano es la realidad.36 Como ya he dicho, esta adhesin a lo real es constitutiva de la filosofa del Estagirita y hace que su pensamiento vare en ocasiones y se modifique, porque la realidad muestra constantemente aspectos y matices nuevos, que no pueden dejar de reflejarse en el desarrollo especulativo de quien la contempla.

    34 Carlos Casanova ha publicado recientemente una obra sobre la filosofa de Aristteles en la que tambin abor-da desde una perspectiva teortica el problema de la unidad de la Metafsica. McInerny, en el prlogo, escribe lo siguiente: el fantasma de la perspectiva gentica todava vaga por los estudios aristotlicos y an es preciso con-frontar los seudo-problemas que plante para poder alcanzar una mejor lectura del texto.

    El profesor Carlos Casanova nos propone aqu una obra metafsica que puede tomarse como presagio de una nueva era en los estudios aristotlicos. Cf. Casanova, Carlos Augusto: El ser, Dios y la ciencia segn Aristteles. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Catlica de Chile, 2007.35 Ib., p. 23.36 Melendo, Toms: La metafsica de Aristteles. Mtodo y temas I, cit., p. 10.

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    Conviene adems llamar la atencin sobre un punto importante, al que ya alud, pero que en ocasiones pasa desapercibido: Aristteles nunca pretendi crear un sis-tema. Aunque nos cueste entenderlo desde nuestra perspectiva mo derna, los griegos no pretendan sistematizar el saber: lo cual deja de extraar en cuanto caemos en la cuenta de que conocer no es sino conocer la realidad y la realidad tampoco es sistemtica. Como he dicho, en Aristteles la preocupa cin por la verdad primaba sobre el mtodo y el rigor de la demostracin: es decir, subordinaba los que hoy calificaramos como aspectos metdicos al hecho de que el conocimiento se atuviera al ser de las cosas, a la realidad. Una rea lidad, repito, que, aunque no es catica y ni siquiera desordenada, tampoco puede calificarse de sistemtica.37

    De ah que probablemente el Estagirita no considerara una ofensa la acusa cin de Kant y Hegel de que su esquema de las categoras es simplemente rap sdico y no sistemtico. Es ms, creo que lo admitira con alegra, porque sera una prueba de que no se estaba alejando de su principio fundamental: el ateni miento a lo real, a una realidad que no es sistemtica, en el sentido racionalista de la expresin.38

    Por tanto, puesto que lo que Aristteles persigue no es un conocimiento perfecto, un saber cerrado y total, sino un conocimiento adecuado a la realidad, no le queda otro remedio que hacer una filosofa no sistemtica. Independientemente de que Aristteles escribiera su metafsica de corrido o en diferentes etapas, nunca preten-di hacer de ella un sistema. Como bien dice Jaeger, si hay alguna totalidad por la que pugne Aristteles, es la totalidad, no del conocimiento acabado, sino de los problemas.39

    37 Vendra bien, a este respecto, la afirmacin genrica de Heidegger sobre lo mejor de la filoso fa griega: En la actualidad, cuando empleamos la palabra ciencia esta significa algo tan esencialmente diferente de la doctrina y scientia de la Edad Media como de la griega. La ciencia griega nunca fue exacta, porque segn su esencia era imposible que lo fuera y tampoco necesitaba serlo. Heidegger, Martin: Die Zeit des Weltbildes, im Holzwege, Frankfurt am Main: Vittorio Klostermann, 8. Aufl., 2003, S. 70; tr. cast.: La poca de la imagen del mundo, en Caminos de bosque. Madrid: Alianza Editorial, 5 ed., 2008, p. 64.38 Ahora es Pieper quien podra venir en nuestra ayuda, oponindose precisamente a Heidegger (y Jaspers): Am-bas posturas, la de Jaspers y la de Heidegger, tienen en comn una vigilancia sencillamente celosa, que atiende a que la peculiaridad formal del acto filosfico no se vea afectada y puesta en peligro. La pureza metdica del filosofar parece tenerse casi por ms importante que la respuesta a la pregunta filosfica. Precisamente aqu resi-de la diferencia decisiva con respecto a la actitud de la gran filosofa occidental. Casi se podra decir que, en este sentido, Platn y Aristteles no se interesaron lo ms mnimo por filosofa, en todo caso no por una disciplina acadmica con una delimitacin formal impecable, y absolutamente nada por la delimitacin misma. En lugar de esto, se interesaron, con una energa interrogativa que absorba totalmente su atencin, por tener ante los ojos y no perder nunca de vista qu pueda ser en definitiva la virtud humana, el Eros, la realidad en general. Ninguna otra cosa les preocupaba, sino nicamente obtener una respuesta a esta pregunta, por torpe y fragmentaria que fuese. Pieper, Josef: Verteidigungsrede fr die Philosophie. Mnchen: Ksel-Verlag, 1966, S. 136-137; tr. cast.: Defensa de la Filosofa. Barcelona: Herder, 4 ed., 1979, pp. 136-137.39 Wenn es eine Totalitt gibt, nach der Aristoteles strebt, so ist es nicht die der fertigen Erkenntnis, sondern die Totalitt der Probleme. Jaeger, Werner: o. c., S. 401; tr. cast., p. 428.

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    A esto mismo apunta Dring, cuando explica que, al editar sus obras:

    Andrnico cre una imagen nueva del filsofo Aristteles. Fundamentalmente, Aristteles fue pensador de problemas y creador de mtodos. Es cierto que tena un poderoso impul-so sistemtico, pero, a lo que tenda, era a una sistemtica de problemas. Siempre procuraba ordenar el problema parcial dentro de un conjunto mayor. () Aristteles estaba fundamen-talmente convencido de que diversos dominios del saber exigen diversos mtodos y de que, en consecuencia, el investigador tiene que buscar siempre nuevos puntos de partida, nuevos archai. Esta variedad de archai es una caracterstica esencial de la filosofa aristotlica. De ah que resulte absolutamente imposible encontrar en l un sistema cerrado, mientras se piense con ello una filosofa que presente una construccin doctrinal bien articulada y fundada en un concepto unitario. De hecho fue Andrnico quien, con su edicin puso la base para la idea de que Aristteles aspiraba a un sistema filosfico cerrado.40

    De todos modos, y si no yerro, conviene matizar las palabras que acabo de trans-cribir, tanto de Jaeger como de Dring. La idea de fondo est clara en ambos: se refieren a la inconveniencia de buscar en Aristteles un sistema de conocimiento cerrado. Pero, frente a lo que parecen apuntar, quiz tampoco sea cierto que en el Estagirita se d nicamente una unidad de problemas. Considero, en cambio, pues de lo contrario no estara redactando estas pginas, que podemos encontrar en su obra tambin una unidad temtica, aunque ciertamente peculiar. Y la particulari-dad del tema afectar intrnsecamente a la del saber que trata sobre l. Intentar mostrar, simultneamente, una y otra.

    Es de todos conocida la insistencia de Aristteles en sealar que el ser, el ente en cuanto ente, no es un gnero, pues, como explica Berti, los gneros se predi can de sus propias especies, pero no de las diferencias que existen entre stas, mientras que el ser se predica tanto de todos los entes como de sus diferencias.41 Lo que hay es ms bien un gnero de lo cognoscible, internamente articulado, con una articula-cin simultnea de las realidades y de su cognoscibilidad. De ah la particularidad de la , correspondiente al tema que considera. La metafsica no es una por tratar sobre un nico gnero de realidades, entendiendo aqu por g-nero algo similar a lo que consideran las restantes ciencias. La filoso fa primera goza de unidad por abarcar toda la realidad, todo lo que es, pero en sus mltiples y diversos sentidos, que llevan intrnsecamente aparejados un distinto grado de cognoscibilidad.42

    40 Dring, Ingemar: o. c., S. 42; tr. cast., pp. 78-79.41 Berti, Enrico: Introduzione alla metafsica. Miln: Utet, 1993, p. 65.42 A lo apuntado en el texto hay que aadir la diferencia entre lo cognoscible en s y lo cognoscible para nosotros, pues hay realidades que, aunque mximamente cognoscibles en s mismas, no lo son para nuestro entendimien-to. Pero, como dice el Estagirita, la causa de esta [dificultad] no est en las cosas, sino en nosotros mismos. En efecto, como los ojos del murcilago respecto de la luz del da, as se comporta el entendimiento de nuestra alma respecto de las cosas que, por naturaleza, son las ms evidentes de todas. Aristteles: Metafsica II, 1, 993a30-b12. Con todo, y de nuevo tras las huellas de Aristteles, la dificultad de alcanzar tal conocimiento no debe llevarnos

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    Ahondando un poco ms en esto, podemos decir que el Fundador del Liceo no solo no construye un sistema cerrado, sino que ni siquiera parte, como hace mos hoy da, de un saber ya establecido sobre un tema ya determinado. Mucho, y muy bien, se ha hablado sobre la filosofa primera aristotlica como la ciencia o el saber que este busca a lo largo de su no breve existencia como pensador.43 Pero quiz cabe todava insistir en que Aristteles busca la ciencia a la par que su objeto; o, dicho con otras palabras, que pretende simultneamente alcanzar un conocimiento rigu-roso sobre algo que, en los inicios, le resulta parcialmente desconocido, puesto que de ellos solo sabe con certeza que es todo.

    Todo lector de la Metafsica se ha sentido arrastrado una y otra vez por la fuerza de sus pginas iniciales. Aristteles desarrolla en ellas con irresistible poder la idea de que lejos de ser contra-rio a la naturaleza humana el ocuparse con estudios teorticos, el placer de ver, de entender y de conocer est profundamente arraigado en l, limitndose a expresarse de diferente manera segn el distinto rango en que el hombre es consciente y culto. l es la verdadera realizacin de la ms alta naturaleza humana; no se reduce a ser un simple medio de satisfacer las crecien-tes exigencias de la vida civilizada, sino que es el ms alto de los valores, el valor absoluto y cima de la cultura.44

    Y de todos esos saberes, Aristteles busca el ms alto: una ciencia que abarque toda la realidad, la totalidad de las cosas.45 Pero es precisamente eso: una ciencia buscada ( ), puesto que no le es dada de antemano, sino que tiene que ir construyndola l a partir de lo que la realidad sensible le muestra.

    Como escribe Casanova,

    a dejarlo por imposible, pues ms vale tener un conocimiento imperfecto de lo ms perfecto que un conocimiento absoluto de algo que no valga la pena. Refirindose a la sabidu ra, escribe Aristteles que cabra considerar con razn que el poseerla no es algo propio del hombre, ya que la naturaleza humana es esclava en muchos aspectos, de modo que segn dice Simnides slo un dios ten dr a tal privilegio, si bien sera indigno de un hombre no buscar la ciencia que, por s mismo, le corresponde (Ib., I, 2, 982b27-32).

    Siempre que no diga expresamente lo contrario, al citar la Metafsica de Aristteles, utilizo la traduccin de Toms Calvo Martnez, Madrid: Gredos, 1998.43 En la primera de sus cinco lecciones de filosofa, Zubiri deja esto bien claro: Aristteles quiere una epistme en el sentido estricto en que l la ha definido: una ciencia apodctica, no simplemente una ciencia que se mueva en visiones, en Ideas, como deca Platn, sino una ciencia verdaderamente demostrativa. Este es el gran intento aris-totlico. Y por esto llama a la filosofa la ciencia que se busca. Zubiri, Xavier: Cinco lecciones de filosofa. Madrid: Alianza Editorial, 1980, p. 29. Y aade ms adelante algo que est muy en la lnea del planteamiento que pretendo exponer: Como ninguna otra ciencia tiene este objeto, resulta que qu sea el ente no es algo que la filosofa pueda recibir de otra ciencia. Y como adems la entidad es un carcter supremo allende el cual nada es dable, resulta que la filosofa misma tiene que determinar qu se entiende por ente (Ib., pp. 29-30).44 Jaeger, Werner: o. c., S. 68; tr. cast., p. 85.45 Los saberes habidos hasta entonces no haban tenido el todo como tema, sino que haban acotado una parte de l para hacerlo objeto de su saber. Como dice Zubiri: Aristteles pretende que la filosofa recaiga sobre ese todo, y que ninguna cosa sea sabida por s misma en cuanto distinta de las dems, sino segn el todo () en que est. Hasta ahora haba habido filosofas, pero no filosofa. [] La totalidad consiste en la coincidencia de todas las cosas en un mismo carcter. Y aquello en que coincide todo cuanto hay es justamente en ser. () Por tanto, la filosofa tiene como objeto propio el ente en cuanto ente ( ). Zubiri, Xavier: o. c., p. 29.

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    [] al inicio, la filosofa primera es slo una ciencia buscada, porque se ha rechazado su construccin a partir de las ideas separadas y los nmeros, y se desconoce, precisamente por esto, si alguna disciplina distinta de la fsica y la matemtica puede tener un gnero sujeto con sus propiedades, ms unos principios y unas causas que buscar.46

    2.2. La metafsica como ciencia buscada

    Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo es, y los atributos que, por s mismo, le pertenecen.47 Con esta afirmacin comienza Aristteles el libro IV de su Metafsica. Pero quiz, como dice Aubenque, la seguridad de Aristteles al afirmar resueltamente la existencia de una ciencia semejante era menos la expresin de la constancia de un hecho que el reflejo de un anhelo an incumplido,48 aunque aado por mi cuenta lo atisbaba como posible. En todo caso, cuando comienza su largo periplo, Aristteles todava no sabe muy bien en qu consiste ese lo que es. El conocimiento del ente no se mantiene constante a lo largo del desarrollo del pensamiento del Estagirita, sino que va madurando y alcanzando lmites ms preci-sos conforme la realidad recin descubierta o mejor profundizada le va reclamando una mayor atencin en virtud de su grado de cognoscibilidad, adecuado o propor-cional a su modo de ser. Y, lo que tal vez constituye el eje y la relativa novedad de mi planteamiento, tambin la ciencia del ente se va perfilando conforme se determina ms y mejor el objeto sobre el que versa.49

    46 Casanova, Carlos Augusto: o. c., p. 110.Tambin Jaeger alude a esto mismo, aunque con un matiz algo diferente: Corrientemente pasamos por alto el

    hecho de que la manera ms comn que tiene el filsofo de designar la nueva disciplina es la ciencia que anda-mos buscando. En contraste con todas las dems ciencias, parte sta no de un objeto dado, sino de la cuestin de si su objeto existe. As, tiene que empezar por demostrar su propia posibilidad como ciencia. Jaeger, Werner: o. c., S. 404-405; tr. cast., p. 432.47 Metafsica IV, 1, 1003a18. 48 Il y a une science qui tudie ltre en tant qutre et ses attributs essentiels. Cette affirmation dAristote au dbut du livre de la Mtaphysique peut paratre banale aprs plus de vingt sicles de spculation mtaphysique. Elle ne ltait certainement pas pour ses contemporains. Peut-tre mme lassurance dAristote posant rsolument lexistence dune telle science traduisait-elle moins une constatation quelle ne trahissait un souhait encore inexauc : linsistance quil met dans les lignes suivantes justifier une science de ltre en tant qutre alors quun tel souci napparait pas lorsquil sagit des sciences particulires montre en tout cas que la lgitimit et le sens de cette science nouvelle naillent pas de soi pour ses auditeurs, ni peut-tre mme pour lui. Aubenque, Pierre : o. c., p. 21; tr. cast., p. 25.49 Todo comienza con esta pregunta que formula Brentano: Cul es para nosotros el objeto de la sabidura?

    Si conociramos desde luego, como Dios, toda verdad, es claro que el primer principio de todas las cosas sera tambin objeto de la sabidura humana. Ahora bien, no es as. Tendremos, pues, que sealarle como objeto, otra cosa. Y como el horizonte de lo que depende del primer principio lo abarca todo, no podemos considerar como objeto de la sabidura humana, sino el concepto del ser en general.

    Pero aqu se nos presenta una dificultad, porque el nombre de ser no parece usarse en un solo sentido. Se llama ser todo lo que existe, pero esto no significa lo mismo en todos los casos. Brentano, Franz: Aristteles, cit., pp. 36-37.

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    Dicho de otro modo: en un principio Aristteles se enfrenta a la realidad toda, a todo lo que es. El Filsofo mantiene una actitud de apertura, de contemplacin, y con lo que se encuentra es con una diversidad abrumadora, que le lleva a la afirma-cin de que lo que es puede decirse en varios sentidos. Que hay ente quiere decir, para Aristteles, que hay mltiples entes; y ese que hay muchos entes significa que, en s mismo, el ente es (y se dice) de muchas maneras.50

    Conforme va examinando esos grupos de sentidos advierte no slo que son dis-tintos, sino que, precisamente por ese motivo, no todos postulan ni permiten el mismo grado de conocimiento: la ciencia buscada exige una articulacin interna de su propio objeto, tambin en funcin del grado de saber que cada ente admite y reclama. La realidad no puede simplemente conocerse o no conocerse, sino que ese conocimiento admite un ms y un menos, segn el grado de ser, pues, como leemos en la Metafsica, cada cosa posee tanto de verdad cuanto posee de ser.51 Estas pa-labras de Aristteles, que contienen gran riqueza, son la clave de lo que pretendo exponer: puesto que el ser se dice de muchas maneras, puesto que hay diversos gra-dos de ser, tambin hay distintos niveles de verdad en la realidad, diferentes grados de conocimiento. Por eso la bsqueda del tema de la metafsica lleva aparejada la bsqueda de la cognoscibilidad de (los integrantes de) ese mismo tema.

    Sin ms pretensiones que ilustrar este hecho, cabra traer aqu a colacin el famo-so texto de Aristteles en el que define a Dios como y analizar algunas de sus caractersticas ms pertinentes para el trabajo en curso:

    En primer lugar, si no es acto de pensar, sino potencia, es lgico que le resulte fatigosa la continuidad de la actividad de pensar. Adems, es obvio que lo ms excelso sera otra cosa en vez del pensamiento: lo pensado. Y es que la capacidad de pensar y la actividad de pensar se dan, incluso, en quien piensa la cosa ms baja; con que si esto ha de ser evitado (pues no ver ciertas cosas es mejor, incluso, que verlas), el pensamiento no ser lo ms perfecto. Por consiguiente, si es la cosa ms excelsa, se piensa a s mismo y su pensamiento es pensamien-to de pensamiento.52

    Se observa en estas lneas que, frente a lo que sucede a buena parte de los fil-sofos en los ltimos siglos, Aristteles concede una gran importancia a la categora intrnseca de lo pensado, a lo que estoy llamando objeto o tema, y no solo ni principalmente a la perfeccin del acto de pensar; de ah que Dios deba pensarse a s mismo, pues si pensara algo inferior a l, estara rebajndose: dejara de ser Dios, casi podramos decir. Esto enlaza con lo que vengo afirmando sobre la cognoscibili-dad del tema de la metafsica, que Aristteles busca simultneamente con su objeto:

    50 Melendo, Toms: La metafsica de Aristteles. Mtodo y temas II. Pamplona: Cuadernos de Anuario Filosfico, nm. 44, 1997, p. 29.51 Metafsica II, 9, 993b31.52 Ib., XII, 9, 1074b27-35.

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    para el Estagirita, la cognoscibilidad intrnseca al objeto de nuestro conocimiento reviste una gran trascendencia; por ese motivo, a lo largo del desarrollo de su pen-samiento, buscar aquello que sea susceptible de un mayor conocimiento, porque ese ser el tema prioritario (no exclusivo) de la ciencia que persigue.

    Ms an, frente a la pretensin de sistematicidad que a menudo inconsciente-mente se le atribuye, y como negando desde el primer momento el presunto dog-matismo de la metafsica, el primer paso del saber buscado por Aristteles le lleva a descubrir y a dejar clara constancia de que hay algunas cosas de las que lo nico que podemos saber, en el sentido fuerte de este trmino, es que las hay. De ah la paradoja no la contradiccin de que en distintos pasos de la Metafsica, Aristte-les sostenga que a ese saber no le corresponde estudiar aquellas realidades de las que, justamente, est tratando. Una vez ms, porque lo que busca nuestro Filsofo no es un conocimiento completo y perfecto, sino un conocimiento adecuado a cada realidad, que no se deja conocer por igual.53

    Como dije, en un principio la pretende alcanzar un conoci-miento cabal de todo lo que hay, sin excluir nada, aunque esto implique que su ob-jeto est todava poco perfilado. Solo despus, poco a poco, ir delimitando ms la concepcin del ente, hasta llegar al conocimiento de lo que lo es con ms propiedad. Podramos decir que es la misma totalidad de lo real la que, al irse presentando en su exuberante variedad al filsofo que la contempla, le marca el camino que debe seguir:54 le invita a dejar de lado unas realidades y a profundizar en el conoci-miento de aquellas otras que, por ser de un modo ms pleno, permiten y exigen una mayor atencin.

    Si se admite la comparacin, nos encontraramos con una especie de Aufhebung similar a la de Hegel, aunque, por lo mismo, tambin muy desemejante: lo entes que lo son en menor grado los clebres entes coincidentales55 de la mo derna analtica, son objeto de la filosofa, exclusivamente, para negar que exista ciencia alguna que pueda tratar sobre ellos.

    53 De nuevo, como ilustracin, unas palabras de Heidegger, que siguen de cerca a las antes citadas: Por el con-trario, todas las ciencias del espritu, e incluso todas las ciencias que estudian lo vivo, tienen que ser necesaria-mente inexactas si quieren ser rigurosas. Cierto que tambin se puede entender lo vivo como una magnitud de movimientos espacio-temporal, pero entonces ya no se capta lo vivo. La inexactitud de las ciencias histricas del espritu no es ningn defecto, sino nicamente un modo de satisfacer una exigencia esencial para este tipo de investigacin. Heidegger, Martin: o. c., S. 79; tr. cast., p. 66. 54 Y, al menos desde esta perspectiva, determina tambin el mtodo pertinente en cada circunstancia.55 Al ens per accidens se le han asignado muchos nombres diferentes a lo largo de la historia: el famoso ente coinci-dental de la filosofa analtica al que acabo de aludir (del que Milln-Puelles afirm en pblicamente que era una expresin incorrecta), ente coincidencial, por concomitancia, ente consecuencial

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    Aunque un tanto simplificado, cuanto vengo explicando se concreta en la articu-lacin de los sentidos del ser y en la bsqueda del ms noble de ellos, a la par que la de su cognoscibilidad.

    3. La filosofa primera como ontologa articulada

    3.1. Lo ente en sentido menos propio

    Cualquier estudiante de filosofa conoce hoy los al menos cuatro grupos de sen-tidos que nuestro filsofo refiere al ente en cuanto ente, porque as los ve en la rea-lidad que le rodea y en el uso que hacemos del lenguaje. Pero puede que no haya cado en la cuenta de que esa diversidad le corresponde al ente justo en cuanto tal, es decir, tambin en cuanto compone el tema de la metafsica. Sin embargo, es un punto crucial, en el que han insistido los mejores conocedores de Aristteles. Berti, por ejemplo, sostiene, tajante:

    [] tematizar el ente en cuanto ente, esto es, sin ulteriores determinaciones, equivale a tema-tizar cualquier ente, en cualquiera de sus aspectos, de los que se pueda decir que es: es decir, todos los entes o, ms an, todo el ser de todos los entes (tutto lessere di tutti gli enti). En conse-cuencia, con la expresin ente en cuanto ente no se alude solo a lo que todos los entes tienen en comn, sino a todos sus aspectos, tanto los que poseen en comn como aquellos en virtud de los cuales uno se distingue de otro. Esta ltima puntualizacin es importante, porque nos hace comprender que la nocin de ente, justo cuando se la toma en esta acepcin simple (Aris-tteles dira simplemente, hapls, o per se, kathaut), es decir, sin especificaciones ulterio-res, no posee un solo significado, sino muchos, irreductibles entre s.56

    En cualquier caso, lo que asimismo suele conocer nuestro presunto estudiante de filosofa es que, en bastante de los textos en que Aristteles expone la pluralidad de sentidos del ser, el miembro inicial del primero de esos conjuntos es el que aca-bo de mencionar en los prrafos precedentes.

    Lo que es, sin ms precisiones, se dice en muchos sentidos ( ): en primer lugar, est lo que es accidentalmente; en segundo lugar, lo que es en el sentido de es verdadero y lo que no es en el sentido de es falso; adems, estn las figuras de la predica-cin (por ejemplo, qu (es), de qu cualidad, de qu cantidad, dnde, cundo (es), y cualquier otra cosa que signifique de este modo), y an, adems de todos estos (sentidos), lo que es en potencia y en acto.57

    Corriendo el riesgo de repetirme, recuerdo que los grupos de sentidos del ser que Aristteles describe no poseen una estructura sistemtica, sino una vertebracin que podramos llamar orgnica, organicidad que deriva de la realidad misma. De

    56 Berti, Enrico: Introduzione alla metafisica, cit., p. 55.57 Metafsica VI, 2, 1026a33 - b1.

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    ah la enorme variedad de enumeraciones que encontramos en sus escritos, y que slo por razones didcticas cabe resumir en los cuatro clebres grupos: el ente per se y el ente per accidens, el ente como verdadero y el no ente como falso, el esquema de las categoras, y el ente segn el acto y la potencia.58

    Mucho ms importa subrayar que, efectivamente, el ente es mltiple, que as lo advierten todos sin ningn esfuerzo y que, cuando usamos el trmino es, no lo ha-cemos siempre del mismo modo. Como consecuencia, el indagar los elementos de las cosas que son, sin distinguir previamente los muchos sentidos en que se dice (lo que es) hace que el encontrarlos resulte imposible.59

    Despus de siglos en los que estos juicios parecieron olvidarse, hoy vuelven a adquirir la relevancia que el propio Aristteles les dio. Y as, mantiene Reale:

    No puede discutirse el hecho de que la frmula ente en cuanto ente pierde su originario sig-nificado histrico si se la separa del contexto establecido por la multiplicidad de los sentidos del ente. Quien atribuya a ste el significado de puro essere o de essere generalissimo, por debajo o por encima de sus variadas determinaciones, cae en aquel error eletico o platnico contra el que el Estagirita no se cansa de ponernos en guardia.60

    Inicialmente, como se ve, todo lo que es, del modo que sea, se encuentra incluido en la nocin de ente y, por tanto, corresponde a la metafsica estudiarlo. Solo ms adelante, cuando se produce una intensificacin en la comprensin del ser y nuestro saber se vuelve ms riguroso, cuando se delimita ms la nocin de ente en virtud de su mayor o menor realidad y de la consiguiente exigencia de conocimiento, solo entonces se dejan de lado algunos de los seres antes incluidos, aunque nunca se abandonen por completo. Es el caso del ente per accidens, al que ya alud, y del ser en cuanto verdadero (veritativo) y, ms an, en cuanto falso.61

    En relacin al primero, afirma Aristteles: Lo que no es ni siempre ni la ma-yora de las veces, eso decimos que es accidente.62 Y por eso mismo no puede ha-ber ciencia de lo accidental, pues toda ciencia se ocupa de lo que es siempre o la mayora de las veces: si no, cmo se podra aprender o ensear a otro?63 El , por tanto, parece estar ms cerca de lo que no es,64 motivo por el cual el

    58 Una obra de referencia en la que se explica pormenorizadamente los distintos sentidos del ente es la de Brentano, Franz: Von der mannigfachen bedeutung des Seienden nach Aristoteles. Freiburg im Breisgau: Herdersche Verlagshandlung, 1862; tr. cast.: Sobre los mltiples significados del ente segn Aristteles. Madrid: Encuentro, 2007. Cf. Tambin Llano, Alejandro: Metafsica y lenguaje. Pamplona: Eunsa, 2 ed., 1997.59 Metafsica I, 9, 992b18-20.60 Reale, Giovanni: o. c., p. XXX.61 Que propiamente sera un modo del no-ser, aunque en la mente.62 Metafsica VI, 2, 1026b32-33.63 Ib., VI, 2, 1027a20-22.64 Cf. Ib., VI, 2, 1026b20.

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    filsofo debe dirigir la vista hacia otras cosas que merezcan ms su atencin, justo porque admiten un conocimiento superior.65

    Pero aun as, no puede prescindir de ello, pues, aunque dbilmente, el per acci-dens no deja de ser. Ms an, la realidad est plagada de entes per accidens, sin cuya admisin el mundo resultara ininteligible; como tampoco podra entenderse si lo per accidens se absolutiza, en lugar de referirlo a lo per se.

    Como explica Aubenque, el ser por accidente no es, por tanto, un ser que se baste a s mismo; presupone el otro gnero del ser. Pero por precario e imperfecto que sea al compararlo con el ser propiamente dicho (), el ser por accidente no deja por eso de ser un ser.66

    De ah que Aristteles, y cualquiera que pretenda ser metafsico, no puedan prescindir de l, aunque tampoco se detengan a estudiarlo directamente. Si no, no estaran dando cuenta del todo ni de la realidad tal como es: esta ran explicando un universo diferente del que habitamos. Por ello hay que dejar un lugar al ente coincidencial, incluso no siendo el tema de indagacin de ningn saber cientfico, ni en sentido estricto de la metafsica. En el desarrollo de la filosofa, el metafsico debe acudir al per accidens, as como al ,67 aunque sin detenerse en ellos, sino para reducirlos a otra entidad que lo sea ms propiamente.

    Con otras palabras: por ms que lo que permanezca delante de sus ojos sea ahora el esquema de las categoras y el ente como acto y como potencia, no puede olvi-dar del todo lo que ha dejado detrs (el kat symbebeks y el kat lgon),68 entre otros

    65 Un estudio ms detallado del ens per accidens puede encontrarse en la obra de Quevedo, Amalia: Ens per accidens. Contingencia y determinacin en Aristteles. Pamplona: EUNSA, 1989.66 Aubenque, Pierre : o. c., p. 143; tr. cast., p. 124.67 Tambin sobre el n kat lgon habra mucho que decir, pero aqu solo puedo apuntar que Aristteles, al hablar de l, no est refirindose slo a lo lgico, sino a todo lo mental, incluyendo en esta categora tambin al deseo y, ms en general, a cuanto atae a las tendencias: cosa que se muestra ms en los ejemplos que aduce que en el tra-tamiento temtico, reservado ms bien al mbito cognoscitivo. En cualquier caso, la importancia que le atribuye es extraordinaria, hasta el punto que en ocasiones, al hablar de los sentidos del ser, se limita a contraponer, de forma expresa y exclusiva, lo kat lgon a lo kat physin.68 La falsedad y la verdad no se dan, pues, en las cosas (como si lo bueno fuera verdadero y lo malo, inmediata-mente falso) sino en el pensamiento, y tratndose de las cosas simples y del qu-es, ni siquiera en el pensamiento. Posteriormente tendremos que investigar todo aquello que ha de estudiarse acerca de lo que es y lo que no es en este sentido. Y puesto que la combinacin y la divisin tienen lugar en el pensamiento y no en las cosas, y lo que es en este sentido es distinto de las cosas que son en sentido primordial (pues el pensamiento junta o separa bien el qu-es de una cosa, bien la cualidad, bien la cantidad, bien alguna otra determinacin suya), lo que es en los senti-dos de es accidentalmente y es verdadero ha de dejarse a un lado. Y es que la causa del uno es indeterminada y la del otro es una cierta afeccin del pensamiento, y ambos estn referidos al otro gnero al que queda de lo que es, y fuera (de este gnero no manifiestan que exista ninguna naturaleza de lo que es. Por ello, dejmoslos de lado e investiguemos las causas y los principios de lo que es mismo, en tanto que algo que es. Metafsica, VI, 4, 1027b17-1028a4.

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    motivos de ms peso y a los que ya he aludido, porque no existe algo que pueda ser ms importante sin otro algo que lo sea menos; si desapareciera por completo esto segundo, lo primero se queda ra sin punto de comparacin. Por tanto, aunque en cierto modo resulten arrinconados, lo coincidencial y lo kat lgon siguen estando ah.

    Podemos afirmar, entonces, con Casanova:

    Parecera, pues, que el ente en cuanto ente constituye una cierta razn comn. Y que esa ra-zn comn se realizara incluso en el ente per accidens permitira que en la filosofa primera se hiciera un estudio del per accidens aunque fuera somero, tal como se contiene en Metafsica psilon, 2-3. Se dice all, al menos, cul es su naturaleza, cul su causa y por qu no puede ser objeto de ciencia, considerado en cuanto per accidens (no en cuanto ente).69

    Estimo que conviene detenerse en la puntualizacin de la ltima frase: tambin para Aristteles el ente per accidens es ente, aunque, sin duda alguna, no se trata de un ente per se. De ah que se incluya en el objeto inicial de la metafsica, pero se excluya mantenindolo siempre en el horizonte cuando el saber de la realidad se pretende ms riguroso.70 Si lo per accidens se opusiera al ente en cuanto ente (no en cuanto ente per se), no tendra sentido la afirmacin reiterada de que el ente, justo en cuanto tal, es y se dice de muchas maneras, entre las que figura (lo mnimo para ser tenida en cuenta e inmediatamente abandonada) la propia de lo coincidencial o concomitante.

    En mi opinin, se tratara ms o menos de lo siguiente: a la filosofa primera le corresponde determinar la naturaleza de lo per accidens; y, al hacerlo, advierte que ningn ente coincidencial de los muchsimos que se dan en nuestra experiencia, ad-mite un tipo de saber cierto por causas, propio de las ciencias y, a un nivel superior, de la filosofa.71

    El carcter histrico o progresivo que vimos afirmar a Jaeger y a prcticamente todos los que, antes o despus de l, se ocuparon de la cuestin, no slo es caracte-rstico de Aristteles, sino de cualquiera que pretenda acercarse a la realidad, justo en cuanto real. Es ella misma la que impone mantener simultneamente las distintas

    69 Casanova, Carlos Augusto: o. c., p. 59. 70 De nuevo la ciencia que se busca como ciencia.71 Cosa que se expresa, de manera ms tcnica, al sostener que carece de causa per se, aunque la tenga per accidens. Esto es lo que hace que no pueda haber un conocimiento cientfico del per accidens, porque la ciencia siempre lo es de lo universal y, como dice Brock, las cosas que son una per accidens se encuentran en individuales, no en universales (vase In V Meta. lec. XI, 910). Brock, Stephen L.: Action and conduct. Thomas Aquinas and the Theory of Action. Edinburg: T&T Clark, 1998, p. 19; tr. cast.: Accin y conducta. Toms de Aquino y la teora de la accin, Barcelona: Herder, 2000, p. 33. Con todo, s que puede haber conocimiento sobre el kat symbebeks, aunque no sea de tipo cientfico: precisamente Aristteles insiste en que lo que realmente conocemos son los singulares, pues es lo que encontramos en la realidad.

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    perspectivas que parecen afirmar y negar lo mismo de lo mismo, en funcin de su propia riqueza y de la limitacin de nuestro conocimiento.

    3.2. Lo ente propiamente dicho

    Avancemos todava, ahora en terreno ms firme. Excluidos el ente per accidens y el ser mental, aunque conservndolos de alguna forma, nos quedan los dos ltimos grupos de sentidos del ser: las categoras y el ente como acto y como potencia, el ,72 los cuales se copertenecen y estn unidos entre s de la forma ms ntima,73 ya que las categoras se dan siempre moduladas por el acto y la po-tencia. Las categoras, la substancia con sus nueve gneros de accidentes, son ahora el autntico ente en cuanto ente, y por tanto constituyen el sujeto primario de la prte philosopha. Pero tampoco la substancia y los accidentes estn al mismo nivel, ya que la primera es por s,74 mientras que los accidentes son siempre en la substancia.75 Esta es la razn de que, al perfilar an ms el objeto de la metafsica, Aristteles se cen-tre en la ousa, proclamndola como la (casi) nica merecedora de las atenciones del filsofo, ya que, en ltima instancia, el ser de los accidentes se reduce al de la ousa.76

    72 Acto es, pues, que la cosa exista, pero no como decimos que existe en potencia. Decimos que existe en potencia, por ejemplo, el Hermes en la madera y la semirrecta en la recta entera, ya que podra ser extrada de ella, y el que sabe, pero no est ejercitando su saber, si es capaz de ejercitarlo. Lo otro, por su parte, (decimos que est) en acto. Lo que queremos decir queda aclarado por medio de la induccin a partir de los casos particulares, y no es preciso buscar una definicin de todo, sino que, a veces, basta con captar la analoga en su conjunto: que en la relacin en que se halla el que edifica respecto del que puede edificar se halla tambin el que est despierto respecto del que est dormido, y el que est viendo respecto del que tiene los ojos cerrados, pero tiene vista, y lo ya separado de la ma-teria respecto de la materia, y lo ya elaborado respecto de lo que est an sin elaborar. Quede el acto separado del lado de uno de los miembros de esta distincin y lo posible o capaz, del otro. Metafsica, IX, 6, 1048a30-b5.73 Brentano, Franz: Von der mannigfachen Bedeutung des Seienden nach Aristoteles, cit; tr. cast., p. 83.74 Aunque se trata de una formulacin correcta y avalada por el uso, tal vez sera ms oportuno calificarla de en s.75 Es evidente que el primer ente de estos es la quididad, que significa la substancia (pues cuando expresamos la cualidad de algo determinado decimos que es bueno o malo, pero no que es de tres codos o una persona; en cambio, cuando decimos qu es, no decimos blanco ni caliente ni de tres codos, sino un hombre o un dios); y los dems se llaman entes por ser cantidades o cualidades o afecciones o alguna otra cosa del ente en este sentido. Por eso podra dudarse si andar y estar sano y estar sentado significan cada uno un ente, y lo mismo en cualquier otro caso semejante; pues ninguno de ellos tiene naturalmente existencia propia ni puede separarse de la substancia, sino que ms bien, en todo caso, sern entes lo que anda y lo que est sentado y lo que est sano. Metafsica VII, 1, 1028a15-25. En este caso he utilizado la traduccin de la Metafsica que realiza Garca Yebra, Gredos, 1970, ya que la considero ms correcta que la de Calvo Martnez. 76 Se identifica con la ousa no slo el ente en sentido primordial que a la metafsica corresponde estudiar de forma prioritaria, sino lo que en pasajes paralelos muy anteriores equivala a todo lo existente. Ese n h n que en principio se dice en mltiples sentidos, incluyendo el kat symbebkos y el kat lgon, y que despus se aplica a todas las categoras, se asimila aqu slo a uno de esos predicamentos: la substancia. Melendo, Toms: La metafsica de Aristteles. Mtodo y temas II, cit., pp. 74-75.

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    Lo explica muy bien Casanova, cuando se pregunta por qu la substancia es, en sentido ms propio, el objeto de la prte philosopha, aun cuando haya que de cir que todos los sentidos del ente lo son de algn modo. Y responde: Porque en ella, y slo en ella, se realiza de modo pleno la razn de ente: slo ella es ente simpliciter, mien-tras los dems son en otro (modos de ser de ese otro) o va hacia el ser o desde el ser o modos de concebirlo la mente humana.77

    As lo expresa el propio Aristteles:

    [] el ente se dice en varios sentidos, aunque en orden a una sola cosa y a cierta naturaleza nica, y no equvocamente, sino como se dice tambin todo lo sano en orden a la salud []. As tambin el ente se dice de varios modos; pero todo ente se dice en orden a un solo prin-cipio. Unos, en efecto, se dicen entes porque son substancias; otros, porque son afecciones de la substancia; otros, porque son camino hacia la substancia, o corrupciones o privaciones o cualidades de la substancia, o porque producen o generan la substancia o las cosas dichas en orden a la substancia, o porque son negaciones de alguna de estas cosas o de la substancia. Por eso tambin decimos que el no-ente es no-ente.78

    Pero dicha primaca de la substancia tampoco significa, menos an que en el caso del ente por concomitancia y el ente de razn, que los accidentes abandonen por completo el horizonte especulativo de la metafsica. La ontologa tiene su fun-damento en la ousa, que es el ente en el sentido ms propio y principal, pe ro tam-bin se basa aunque en menor grado en la referencia ( ) que todo lo que es tiene respecto a esa substancia o ente por excelencia.

    Vemos, por tanto, que a estas alturas de su pensamiento, lo que cae bajo la consi-deracin directa, expresa y formal de Aristteles ya no es todo, como lo era al principio. Ahora las condiciones que el Fundador del Liceo pone a la realidad se han vuelto ms exigentes, o ms bien podramos decir que es la propia realidad la que le ha guiado hasta este punto: ha situado en primer plano lo que es en sentido ms propio y ms digno de ser conocido (ms cognoscible por tanto), mientras que ha pasado a segundo o tercer trmino otras realidades que en los inicios s se incluan enton-ces con el mismo e indefinido derecho bajo el ttulo de ente.

    Si bien, como ya se ha dicho, en este proceso de purificacin que lo real deman-da a nuestro desarrollo especulativo, lo que se abandona no se rechaza de forma absoluta sino que permanece de algn modo; lo contrario supondra alejarnos de la

    77 Casanova, Carlos Augusto: o. c., p. 68.78 Metafsica IV, 2 1003a33-b12. (En este caso he vuelto a citar la traduccin de Garca Yebra) Este otro texto es tam-bin bastante significativo: Con que la cuestin que se est indagando desde antiguo y ahora y siempre, y que siempre resulta aportica, qu es lo que es, viene a identificarse con esta: qu es la entidad? (Ib., VII, 1, 1028b2).

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    realidad tal como realmente es y nos incapacita ra para dar razn de lo que se nos ofrece en la experiencia.79

    Llegados a este punto, Aristteles formula la inevitable pregunta que todos cono-cemos y que constituye el motor que hace avanzar su metafsica:

    Tras exponer primero esquemticamente qu es la substancia,80 habremos de examinar [] cules son las substancias, y si hay alguna fuera de las sensibles o no las hay, y cul es el modo de ser de estas, y si hay alguna substancia separada fuera de las sensibles, y por qu y cmo, o si no hay ninguna.81

    Como es caracterstico en l, el Estagirita comienza su anlisis por la substancia sensible, y a travs de ella llega hasta la suprasensible.82 Al hablar de substancia sen-sible explica, podemos referirnos a tres realidades diversas: a la materia, al compuesto o a la forma.83 De estas tres, la prioridad corresponde a la forma,84 ya que

    79 La experiencia tiene una gran importancia en la filosofa de Aristteles: es siempre el punto de partida y aque-llo a lo que hay que volver para explicarlo. Las siguientes palabras del Filsofo, entre otras muchas que podran citarse, avalan esta afirmacin: Quienes poseen una mayor familiaridad con los hechos naturales resultan ms capaces de establecer principios tales que permiten relacionar mayor cantidad de fenmenos. Otros, en cambio, se entregan a excesivos razonamientos e, ignorantes de los hechos existentes, solo consideran unos pocos y se expre-san con ligereza. Aristteles: Acerca de la generacin y la corrupcin. Madrid: Gredos, 1987, 316a5-10.

    Muchos autores han resaltado este rasgo del Estagirita, designndolo como la primaca del particular y haciendo de l el fundamento de su crtica a la Teora de las Ideas de Platn. Guthrie, por ejemplo, escribe: Since motion and change are the most characteristic marks of nature, it is precisely these that have to be understood and explained not run away from. To assume another world of static perfection is mere empty talk and poetic metaphor (Met. 991a20), nor, if such existed, could one establish any causal relationship between it and our own. Guthrie, William Keith Chambers: o. c., p. 102; tr. cast., p. 115.

    Tambin Melendo dice que estudiar al ente en cuanto ente equivale a considerarlo en cuanto que es y, por ende, justo en el modo y manera en que efectivamente es; tal como se encuentra en la realidad, donde slo existen los sin-gulares. Melendo, Toms: La metafsica de Aristteles. Mtodo y temas I, cit., p. 32.80 El trmino griego utilizado en este caso es el de , y aunque Calvo Martnez lo traduce por entidad considero ms correcto emplear el vocablo substancia. En el resto de la cita he traducido siempre por substancia.81 Metafsica VII, 2, 1028b27-30.82 Hay un texto de la Metafsica en el que Aristteles deja claro que ese es el camino que se debe seguir. Quiero ci-tarlo aqu porque, adems, enlaza con varias de las cuestiones que he tratado hasta ahora y avala la lnea general de mi planteamiento: Comencemos, pues, la investigacin por estas [las realidades sensibles]. Es, desde luego, provechoso avanzar hacia lo ms cognoscible, ya que el aprendizaje se lleva a cabo, para todos, procediendo as: a travs de las cosas menos cognoscibles por naturaleza hacia las que son cognoscibles en mayor grado. Y esto es lo que hay que hacer: () habr de conseguirse que las cosas cognoscibles por naturaleza lleguen a ser cognoscibles para el individuo a partir de las que son ms cognoscibles para l. Por lo dems, las cosas que son cognosci-bles y primeras para cada uno son, a menudo, escasamente cognoscibles [por naturaleza], y poco o nada hay en ellas de lo que es. No obstante, ha de intentarse llegar a conocer las cosas totalmente cognoscibles a partir de las que son escasamente cognoscibles, pero cognoscibles para uno, avanzando a travs de estas, como queda dicho (Ib., VII, 3, 1029b1-12).83 Cf. Ib., VIII, 1, 1042a27-30.84 Se podran escribir numerosas pginas sobre el sentido de la forma en Aristteles, pero de nuevo no puedo ms que apuntarlo, por lo que remito a la obra de Garay, Jess de: Los sentidos de la forma en Aristteles. Pamplona: Eunsa, 1987.

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    es el acto tanto de la materia, que es potencia respecto de ella, como del compuesto. Y es la consideracin de la substancia como forma la que le permite establecer un puente con las substancias suprasensibles, pura forma sin mezcla de materia, ya que el ser capaz de existencia separada y el ser algo determinado parecen pertenecer en gra-do sumo a la substancia.85 Las substancias separadas, entonces, se ran substancia en sentido ms pleno que las sensibles, constatacin que lleva al metafsico a dar un paso ms y considerar (casi) solo a estas como objeto digno de su estudio.

    Esto nos conduce de nuevo a la controversia que pl