mesianismo y anhelo de justicia incondicional

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 CONSERVAR EL MOMENTO DE VERDAD DE LA RELIGIÓN: ANHELO DE LO TOTALMENTE OTRO Resumen: En este artículo el autor pretende mostrar que el intento de Max Horkheimer  por conservar el momento de verdad de la religión no es el resultado del pesimismo histórico característico de sus últimos años de vida, si no un intento de resistir a la lógica de la historia. Abstract: n this paper the author aims to sho! that Max Horkheimer attempted to  preserve the moment o" truth o" religion is not the result o" the historical pessimism characteristic o" his last #ears o" li"e, i" not an attempt to resist the logic o" the histor#. Palabr as cla ve : Mesianismo, $nhelo de  %usticia incondicional, &e oría 'rítica, (íctimas de la historia, crítica del poder, Max Horkheimer. e! "#r$s: Messia nism, )ncondi tiona l longing "or %ustice, 'ritical &heor#, (ictims o" histor# , 'ritical o" the po !e r, Ma x Horkheimer. *aúl +amíre -imne /01 la teoría crítica preserva el legado no #a del idealismo alem2n, sino de la "iloso"ía en general. 3o es una hipótesis de investigación que demuestre su uti lid ad en la ind ust ria domina nte, sino un moment o ind isp ens a4l e del esfuerzo histórico  por construir un mundo que satis"aga las necesidades # corresponda a las "ueras de los hom4res /01 la teoría crítica no apunta en modo alguno simplemente a la ampliación del sa4er en cuanto tal, sino a emancipar a los hombres de las relaciones  5verhältnisse 6 que los esclavizan 1 . Este contundente p2rra"o escrito por Max Horkheimer 5789;79<=6 en 79=< muestra que la &eoría 'rítica desarrollada por l en el marco del nstituto para la nvestigación *ocial de >rank"urt tiene como o4%eto la sociedad, pero no con la simple intención de descri4irla, sino con la intención de in"luir en su trans"ormación hacia una sociedad cualitativamente me%or, en otras pala4ras, hacia una sociedad donde el su"rimiento # la in%usticia no tengan la última pala4ra? sin em4argo, su pensamiento tardí o @es decir, aqu el que va de su retorno a $lemania a principios de la dcada de los años cincuenta # termina con su muerte A  @ est2 marcado por un pro"undo pesimi smo res pecto a las posi4ilidades históricas de una trans"ormación radical que oriente la sociedad hacia lo correcto. En las dos últimas dcadas de su vida supone que la lógica de la historia apunta en sentido contrario, es decir, hacia la cat2stro"e. 1 HB+CHEME+, Max, D$pndice. En: Teoría tradicional y teoría crítica , &rad.: FGEI J FGEI KE FI$L$, -os Fuis, aidós, España, A, p. 87. Mis cursivas. 1

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Análisis de la religión en la Teoría Crítica de Horkheimer

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CONSERVAR EL MOMENTO DE VERDAD DE LA RELIGIN: ANHELO DE LO TOTALMENTE OTRO

Resumen: En este artculo el autor pretende mostrar que el intento de Max Horkheimer por conservar el momento de verdad de la religin no es el resultado del pesimismo histrico caracterstico de sus ltimos aos de vida, si no un intento de resistir a la lgica de la historia.Abstract: In this paper the author aims to show that Max Horkheimer attempted to preserve the moment of truth of religion is not the result of the historical pessimism characteristic of his last years of life, if not an attempt to resist the logic of the history.

Palabras clave: Mesianismo, Anhelo de justicia incondicional, Teora Crtica, Vctimas de la historia, crtica del poder, Max Horkheimer.Key words: Messianism, Unconditional longing for justice, Critical Theory, Victims of history, Critical of the power, Max Horkheimer.

Sal Ramrez Jimnez

I[] la teora crtica preserva el legado no ya del idealismo alemn, sino de la filosofa en general. No es una hiptesis de investigacin que demuestre su utilidad en la industria dominante, sino un momento indispensable del esfuerzo histrico por construir un mundo que satisfaga las necesidades y corresponda a las fuerzas de los hombres [] la teora crtica no apunta en modo alguno simplemente a la ampliacin del saber en cuanto tal, sino a emancipar a los hombres de las relaciones (verhltnisse) que los esclavizan[footnoteRef:1]. [1: HORKHEIMER, Max, Apndice. En: Teora tradicional y teora crtica, Trad.: LPEZ Y LPEZ DE LIZAGA, Jos Luis, Paids, Espaa, 2000, p. 81. Mis cursivas.]

Este contundente prrafo escrito por Max Horkheimer (1895-1973) en 1937 muestra que la Teora Crtica desarrollada por l en el marco del Instituto para la Investigacin Social de Frankfurt tiene como objeto la sociedad, pero no con la simple intencin de describirla, sino con la intencin de influir en su transformacin hacia una sociedad cualitativamente mejor, en otras palabras, hacia una sociedad donde el sufrimiento y la injusticia no tengan la ltima palabra; sin embargo, su pensamiento tardo es decir, aquel que va de su retorno a Alemania a principios de la dcada de los aos cincuenta y termina con su muerte[footnoteRef:2] est marcado por un profundo pesimismo respecto a las posibilidades histricas de una transformacin radical que oriente la sociedad hacia lo correcto. En las dos ltimas dcadas de su vida supone que la lgica de la historia apunta en sentido contrario, es decir, hacia la catstrofe. [2: Este pensamiento est plasmado en conferencias, entrevistas y aforismos, sin embargo, no estn traducidas al espaol la totalidad de esas publicaciones; nicamente se encuentran recogidos algunos textos en: HORKHEIMER, Max, Anhelo de justicia, edicin y traduccin de SNCHEZ, Juan Jos, Trotta, Espaa, 2000; id., Sociedad, razn y libertad, Trad.: MUOZ, Jacobo, Trotta, Espaa, 2005; Id., Apuntes 1950-1969, Trad.: MAMES, Len, Monte vila Editores, Venezuela, 1976; id., Sobre el concepto del hombre y otros ensayos, Trad.: MURENA, H. A., y VOGELMANN, D. J., Sur, Argentina, 1970; id., Sociedad en transicin. Estudios de filosofa social, Trad.: GODO COSTA, Juan, Planeta Agostini, Espaa, 1986; HORKHEIMER, Max, MARUCSE, Herbert y POPPER, Karl, A la bsqueda de sentido, Trad.: LPEZ FERNNDEZ, Ambrosio, Sgueme, Espaa, 1976. ]

En varias entrevistas de su ltimo periodo seala que el futuro prximo de occidente es un mundo totalmente administrado. Piensa que la sociedad administrada no ser una sociedad ms humana; al contrario, considera que el mbito de lo humano ser mutilado porque el mundo administrado viene acompaado de una serie de prdidas importantes, por ejemplo: la subordinacin del amor a una reglamentacin de la sociedad en apariencia natural; la configuracin de la sociedad nicamente por representaciones y fines tcnico-instrumentales y no por el pensamiento autnomo; la prdida del individuo como totalidad y la transformacin de los individuos masificados en consumidores predeterminados con una dicha prefijada; la prdida del sentido y; entre otras cosas, la transformacin de la reflexin filosfica en palabrera irrelevante e inocua[footnoteRef:3]. [3: Cfr. HORKHEIMER, Max, La funcin de la teologa en la sociedad. En: Anhelo de justicia, Op. Cit., p. 155; id, Cielo, eternidad y belleza. En: Ibid., p. 162; id, El anhelo de lo totalmente Otro. En: Ibd., p. 183; id, Lo que llamamos sentido desaparecer, pp. 192-198.]

El mundo totalmente administrado, como futuro prximo de occidente, adquiere tintes realmente trgicos a los ojos del viejo Horkheimer, en otras palabras, aparece como el destino de la civilizacin[footnoteRef:4]. Piensa que este futuro es inevitable porque considera que el constante progreso cientfico y tecnolgico en la tarea de dominar la naturaleza exige que, si no queremos que el dominio de esas fuerzas de la naturaleza acten de manera destructiva, sean puestas bajo la vigilancia de una administracin central verdaderamente racional[footnoteRef:5]. [4: Cfr. ESTRADA, Juan Antonio, La teora crtica de Max Horkheimer. Del socialismo tico a la resignacin, Universidad de Granada, Espaa, 1990, pp. 178-190.] [5: HORKHEIMER, Max, El anhelo de lo totalmente Otro, Op. Cit., p. 180.]

La suposicin horkheimeriana de que el futuro prximo de occidente es el mundo totalmente administrado tiene un origen terico, es decir, la investigacin crtica sobre el proceso de formalizacin de la razn que desarroll junto con Adorno en Dialctica de la Ilustracin (1944), o en solitario en Razn y autoconservacin (1942) y Para una crtica de la razn instrumental (1946). Esta investigacin le condujo a una conclusin aportica y nada alentadora: por un lado considera que la libertad es inseparable del pensamiento ilustrado; por el otro, el concepto del pensamiento ilustrado, sus formas histricas y las instituciones sociales en las que se halla inmerso, contienen tambin el germen de su regresin[footnoteRef:6]. Horkheimer cifra esta regresin en la pragmatizacin del saber, en la reduccin de la labor de la razn a la mera constatacin de hechos. Considera que al proceder de esta manera se condena al espritu a una ceguera cada vez ms profunda porque se relega todo aquello que no pueda verificarse por medio del mtodo cientfico a la categora de mito, incluso las ideas de libertad, igualdad y justicia[footnoteRef:7]. La razn, pervertida, es incapaz de guiar a los hombres en la construccin de un mundo mejor; en cambio, se convierte en una dcil servidora del capital, utilsima para dominar la naturaleza pero intil al momento de cuestionar y oponerse a la barbarie. En otras palabras, al final del camino de la razn instrumental no se encuentra el Edn; sino la Shoah. [6: Cfr. HORKHEIMER, Max, Prlogo [1944 y 1947]. En: ADORNO, Theodor y HORKHEIMER, Max, Dialctica de la Ilustracin, Trad.: SNCHEZ, Juan Jos, Trotta, Espaa, 2009, p. 53.] [7: Loc. Cit.]

El origen terico del escepticismo horkheimeriano ante las posibilidades de una transformacin cualitativa de la sociedad viene acompaado de un origen histrico, es decir, los infaustos acontecimientos ocurridos durante la primera mitad del siglo XX que le mostraron, una y otra vez, amenazadas o rotundamente negadas las posibilidades de construir una sociedad mejor. De alguna manera, se puede comprender su pesimismo histrico si se tiene en cuenta que, tan slo hasta 1950, ya haba sido testigo de la Primera Guerra Mundial; el triunfo de la Revolucin de Octubre; la consolidacin de la Unin Sovitica y la tergiversacin de la revolucin en un mero capitalismo de Estado; el asesinato de las cabezas del marxismo alemn, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht; la cada de la Repblica de Weimar y el ascenso del nacionalsocialismo al poder; la persecucin y el asesinato sistemtico de judos, gitanos, homosexuales y comunistas en los campos de concentracin; el fascismo; el pacto Hitler-Stalin; la Segunda Guerra Mundial y la bomba atmica[footnoteRef:8]. [8: Moishe Postone sostiene una tesis contraria a la que yo presento en este texto. Para l, el pesimismo histrico de Friedrich Pollock y Max Horkheimer no depende tanto del contexto histrico desde el cual reflexionan, sino de los principios tradicionales que adoptan del marxismo. Segn Postone, Los miembros de la llamada Escuela de Frankfurt se dieron cuenta que las categoras del marxismo tradicional eran insuficientes para analizar de manera crtica el capitalismo postliberal que tenan a la vista en el siglo XX, pero no fueron capaces de reformular esas categoras para que fueran aplicables a la nueva forma de capitalismo (Cfr. POSTONE, Moishe, Tiempo, Trabajo y dominacin social. Una reinterpretacin de la teora crtica de Marx, Trad.: SERRANO, Mara, Marcial Pons, Espaa, 2006, pp. ). Evidentemente, esta postura tiene su momento de verdad, sin embargo, considero que no se puede pasar soberanamente por alto la importancia del contexto histrico desde donde reflexionaron estos autores, principalmente Horkheimer, pues justamente sta es una de las caractersticas de la Teora Crtica: el reconocer que todo pensamiento est inserto en un contexto histrico y poltico. ]

El doble origen de este pesimismo histrico tiene como consecuencia un distanciamiento del pensamiento de Karl Marx del que antao se nutri la Teora Crtica de Max Horkheimer. El terreno donde se da ese distanciamiento es justamente en la teora de la historia. Si bien, Horkheimer, despus de la dcada de los aos cincuenta reconoce que la crtica al capitalismo realizada por Karl Marx conserva una gran parte de su validez original para comprender la sociedad, principalmente la occidental[footnoteRef:9]; piensa tambin que la confianza marxiana en la posibilidad de que una sociedad capitalista pudiera ser sustituida por una sociedad donde no imperara la injusticia material originada por las contradicciones del capitalismo, carece de sustento real en el contexto del siglo XX. [9: Cfr. HORKHEIMER, Max, Marx en la actualidad. En: Sociedad en transicin. Estudios de filosofa social, Op. Cit., p. 43.]

Horkheimer, teniendo a la vista dos elementos, piensa que el optimismo de Marx carece de una base material. El primero de esos elementos es la tesis de capitalismo de Estado desarrollada por su amigo Friedrich Pollock, quien dise un tipo ideal de capitalismo de Estado aplicable tanto a la Alemania nazi como a los Estados Unidos de Norteamrica y la Unin Sovitica. Las caractersticas distintivas de este tipo ideal de capitalismo de Estado son un conjunto de consecuencias desatadas en cadena. Primero, el Estado asume la direccin de la produccin y la distribucin mediante la suspensin del libre mercado. Con esta medida, el Estado evita las crisis ocasionadas por la sobreproduccin, pero simultneamente la inversin orientada al consumo es sustituida por una inversin con fines polticos. De esta manera, aquello que distingua al capitalismo librecambista y al capitalismo monopolista, la motivacin del mximo beneficio, se subordina al plan general establecido por el Estado. Finalmente, las relaciones en el capitalismo de Estado se modifican, es decir, las relaciones capital-trabajo y productor-consumidor regidas por las leyes naturales del mercado desaparecen; en su lugar, los individuos se enfrentan como gobernante-gobernado.El segundo elemento que Horkheimer tiene en cuenta para considerar que el optimismo de Marx carece de una base material es la puesta en marcha del European Recovery Program (ERP) mejor conocido como Plan Marshall cuyas metas eran la reconstruccin de los pases europeos participantes en la Segunda Guerra Mundial y, al mismo tiempo, detener un posible avance del comunismo en Europa. La puesta en marcha de ese programa coloc a la vista de Horkheimer una sorprendente inyeccin de capital que tuvo como consecuencia el desarrollo de los medios de produccin de manera simultnea a un incremento econmico de todas las clases sociales, incluida la clase trabajadora. La tesis de capitalismo de Estado y el Estado de Bienestar de la segunda posguerra le mostraron a Horkheimer cun lejos estaba del siglo XX una revolucin proletaria como la imagin Marx. Las mejores condiciones laborales en las que se encontraba el proletariado en los pases industrializados, as como la administracin estatal que ayudaba a prevenir la crisis de sobreproduccin; le llevaron a la conclusin de que el inters comn del proletariado en la segunda mitad del siglo XX ya no es la revolucin, ni el cambio radical de la sociedad; sino nicamente una nueva configuracin material de la vida en el sistema capitalista vigente[footnoteRef:10]. [10: Cfr. HORKHEIMER, Max, Anhelo de lo totalmente Otro, Op. Cit., p. 166.]

IIEn las conferencias y entrevistas de su ltimo periodo, donde Horkheimer hace explcito el pesimismo histrico del apartado anterior, constantemente aparecen categoras teolgicas como la prohibicin de imgenes juda, el pecado original y el anhelo de lo totalmente Otro (die Sehnsucht des ganz Anderen). Casi no hay ninguna conferencia o entrevista de este periodo donde no aluda al momento de verdad de la religin o a la funcin de la teologa en la sociedad. La inclusin de categoras teolgicas en la Teora Crtica, concretamente el anhelo de lo totalmente Otro, significa que Horkheimer busca una salida fuera de la historia (Dios) porque considera que los hombres no son capaces de evitar la catstrofe?[footnoteRef:11] Pienso que no. [11: Algunos autores ligados a las llamadas segunda y tercera generacin de la Escuela de Frankfurt han apuntado sobre la dialctica negativa de Horkheimer y su apelacin a lo totalmente Otro el calificativo de una crtica que ha perdido su base histrica. Cfr. HABERMAS, Jrgen, Max Horkheimer: sobre la historia del desenvolvimiento de su obra. En: Textos y contextos, Trad.: JIMNEZ REDONDO, Manuel, Ariel, Espaa, 1996, p. 129.; DUBIEL, Helmut, Qu es neoconservadurismo?, Trad.: MAESTRE, Agapito, Anthropos, Espaa, 1993, p. XXXI; WELLMER, Albrecht, El significado de la Escuela de Francfor hoy. En: Finales de partida, Trad.: JIMNEZ REDONDO, Manuel, Frnesis. Ctedra Universitat de Valencia, Espaa, 1996, pp. 242-244. Lamentablemente no puedo detenerme en este trabajo a explicar los argumentos sobre los cuales descansan sus afirmaciones, tampoco puedo detenerme a realizar una crtica cabal de cada uno de los argumentos esgrimidos por cada uno de esos autores porque el resultado superara el espacio para este trabajo; sin embargo, se puede consultar la introduccin de Juan Jos Snchez a su edicin de los textos tardos de Horkheimer (Cfr. SNCHEZ, Juan Jos, Religin como resistencia y solidaridad en el pensamiento tardo de Max Horkheimer. Introduccin a: HORKHEIMER, Max, Anhelo de justicia, Op. Cit., pp. 11-46) donde realiza un anlisis y crtica de la postura de Jrgen Habermas. ]

El viejo Horkheimer no se refugia en el pensamiento de un Dios omnipotente que cambie el curso de la lgica de la historia. Prcticamente en todas las conferencias y entrevistas donde alude al anhelo de lo totalmente Otro, insiste tambin en que ese anhelo no implica afirmacin alguna, positiva (tesmo) o negativa (atesmo), sobre la existencia del Absoluto. Esta toma de postura bebe, principalmente, de dos fuentes: los lmites de la razn establecidos por Immanuel Kant en su Crtica de la razn pura[footnoteRef:12] y la teologa apoftica del judasmo[footnoteRef:13]. [12: Horkheimer, de la mano del neokantiano Hans Cornelius, se familiariz desde muy temprano con el pensamiento de Kant. Durante su formacin filosfica, Max Horkheimer realiz tres tesis sobre Kant, de quien adquiri una notable confianza en la razn y su papel emancipativo. Una confianza que ni la misma Dialctica de la Ilustracin donde junto con Adorno demostraba la perversin de la razn logr quebrantar.] [13: Horkheimer mismo hace explcita, en la dcada de los aos sesenta, la influencia que tuvo su formacin juda en el desenvolvimiento de su obra. Cfr. HORKHEIMER, Max, Salmo 91. En: Anhelo de justicia, Op. Cit., p. 106; Id., Eplogo. En: Ibd., pp. 60-61.]

Horkheimer no se atreve a decir nada en sentido positivo o negativo sobre el Absoluto porque coincide con Kant en tanto que ste ltimo demostr la imposibilidad de probar racionalmente la existencia de Dios porque supera los lmites de la razn misma[footnoteRef:14]. Pero la cautela horkheimeriana a la hora de afirmar o negar la existencia de Dios procede tambin de la formacin juda que recibi en el seno familiar. Para los judos y tambin para l es muy importante el mandamiento segn el cual no se pueden representar imgenes sobre Dios, ni siquiera mediante una palabra. Por eso el judo piadoso vacila cuando debe escribir la palabra Dios. Pone en su lugar un apstrofo, pues para l Dios es el Innombrable, que no se deja representar ni siquiera por una palabra[footnoteRef:15]. [14: Cfr. HORKHEIMER, Max, La funcin de la teologa en la sociedad. En: Anhelo de justicia, Op. Cit., p. 156.] [15: HORKHEIMER, Max, El anhelo de lo totalmente Otro, Op. Cit., p. 167.]

Evidentemente, si Horkheimer no puede afirmar nada en sentido positivo o negativo sobre la existencia del Absoluto, ni siquiera mediante la palabra, tampoco puede encontrar consuelo en la idea de un Plan Divino que se cumplir inexorablemente. No puede refugiarse en la suposicin de que la mano de Dios intervendr en la historia y, por tanto, de ninguna manera puede encomendar cuando habla del anhelo de lo totalmente Otro la transformacin histrica de la sociedad a la intervencin divina. En otras palabras, Horkheimer no busca en el Absoluto una salida a la catstrofe humana porque no puede encontrarla. La insistencia horkheimeriana en incluir categoras teolgicas dentro de la Teora Crtica no alude, pues, a la suposicin de que la intervencin del Absoluto romper con la lgica de la historia que conduce a la catstrofe, como si slo un Dios pudiera salvar a la humanidad condenada. La insistencia de Horkheimer, en cambio, se encuentra emparentada con lo que llamar la doble tarea de la Teora Crtica: denunciar lo malo y, al mismo tiempo, sealar las formas culturales que deben ser conservadas. En este caso, piensa que debe ser conservado el momento de verdad de la religin[footnoteRef:16]. Conservar el momento de verdad de la religin como forma cultural no significa para Horkheimer un retorno por detrs de la Ilustracin, es decir, no se trata de que esta sociedad vuelva a creer en el cielo[footnoteRef:17]. Sabe perfectamente que todo intento por retroceder a un estadio cultural superado en sentido hegeliano es un intento condenado al fracaso como lo fue, por ejemplo, la restauracin monrquica en Francia despus de Napolen. Conservar la religin, en cambio, es para Horkheimer una forma de luchar contra la marcha de la historia; de oponerse a la pragmatizacin de la razn y la consecuente ceguera del espritu; de combatir la recada de la Ilustracin en Mito sealada junto con Adorno en Dialctica de la Ilustracin. [16: El conservadurismo horkheimeriano no implica, como lo supone Juan Antonio Estrada, que Horkheimer se decante por una postura poltica de derecha, capitalista, religiosa y a favor del statu quo. Cfr. ESTRADA, Juan Antonio, Op. Cit., p. 186.] [17: HORKHEIMER, Max, Falso retorno a la religin. En: Anhelo de justicia, Op. Cit., p. 232.]

La conservacin horkheimeriana de la religin como formacin cultural no es un pretendido retorno a la religin ni una conservacin acrtica o dogmtica. Horkheimer es sumamente consciente del emparentamiento histricamente existente entre la religin y el poder, por ejemplo, mediante la oficializacin de la religin catlica en el Imperio Romano, o la creacin de los estados pontificios con Carlo Magno. Obviamente, si la religin, en este caso la catlica, est emparentada con el poder, tambin est emparentada con la opresin y el dominio de los poderosos, con la subyugacin de los pueblos y con el statu quo. La religin vinculada a los poderosos desempea un papel ideolgico en tanto que justifica el orden social existente y se opone a su transformacin. Por eso Horkheimer realiza una distincin clara entre religin en buen sentido y religin en mal sentido. La segunda ser criticada duramente mientras que la primera constituir la verdad de la religin que merece ser conservada. Esta distincin se hace claramente explcita en uno de los aforismos del ltimo periodo, Qu es religin?:Qu es religin en el buen sentido? El inextinguible impulso, sostenido contra la realidad, de que sta debe cambiar, que se rompa la maldicin se abra paso a la justicia. Donde la vida est, hasta en el ms pequeo gesto, bajo este signo, all hay religin. Y, Qu es religin en mal sentido? Este mismo impulso pervertido en afirmacin, en proclamacin, y por tanto en transfiguracin de la realidad a pesar de todos sus flagelos; es la vana mentira de que el mal, el sufrimiento, el horror tienen un sentido, bien gracias al futuro terreno, bien al futuro celestial. La mentira no necesita siquiera de la cruz; ella anida ya en el mismo concepto ontolgico de transcendencia. Cuando el impulso es autntico no necesita de ninguna apologa, ni admite justificacin alguna[footnoteRef:18]. [18: HORKHEIMER, Max, Qu es religin?. En: Anhelo de justicia, Op. Cit., pp. 226-227.]

En este aforismo se puede apreciar que al intentar conservar la religin en el buen sentido, Horkheimer est intentando conservar al mismo tiempo la idea de que la sociedad necesita una transformacin radical, el anhelo de que el sufrimiento real de las vctimas de la historia no sea la ltima palabra. Quiere conservar este inextinguible impulso porque la razn instrumental sin oposicin conduce a la sociedad totalmente administrada donde el miedo a alejarse de los hechos, la reduccin de la verdad a la frmula matemtica, en definitiva, a la ecuacin, desecha completamente la religin y con ella su momento de verdad al reducirlas a la mera categora de Mito. Evidentemente, si este impulso es considerado como mera charlatanera, como mito o como mala metafsica porque carece de una comprobacin matemtica o porque no permite que algo sea ms til en el orden social existente; est condenado a la desaparicin; pero si desaparece, la sociedad no se puede orientar ya hacia una transformacin cualitativa, la necesidad de superar la injusticia de esta sociedad pierde su vigencia y, con esa prdida, todo pensamiento se vuelve vacuo. Tambin se puede notar en este aforismo que Horkheimer rechaza profundamente toda reflexin que pretenda colocar al bien como algo a lo cual se vaya a acceder o construir de manera inexorable en la historia; en cambio, mantiene ante la historia una postura siempre abierta, de cuyo final no puede estar seguro[footnoteRef:19]. Prefiere proceder de esta manera porque considera que una posicin terica segura de que al final todo ir bien olvida el lamento de la vctima impotente. Si al final todo ir bien, hay que aceptar todas las miserias y horrores que se nos presentan en el camino, hay que ofrecer sacrificios en el altar de la libertad como solamente se los haba ofrecido en los mucho ms modestos altares de los dioses paganos[footnoteRef:20]. En otras palabras, el lamento de la vctima es trivializado porque al final llegar inevitablemente el Reino de la Libertad, es decir, el individuo es sacrificado en aras de un bien mayor, algo que Horkheimer, a lo largo de toda su produccin filosfica, nunca estuvo dispuesto a aceptar[footnoteRef:21]. [19: Cfr. HORKHEIMER, Max, Apuntes sobre la dialctica. En: Apuntes 1950-1969, Op. Cit., p. 23.] [20: Cfr. HORKHEIMER, Max, Los tres errores de Marx. En: Ibd., p. 90.] [21: La importancia del individuo en el pensamiento de Horkheimer se encuentra presente desde sus primeros escritos, de ah que buscara en la dcada del treinta una reflexin conjunta entre una teora con un alto contenido social, el materialismo de Marx, y una teora enfocada principalmente al individuo el psicoanlisis de Freud.]

El emparentamiento entre el bien y el poder es otro de los motivos por los cuales rechaza todo pensamiento seguro de la realizacin del bien en la historia. Horkheimer piensa que el cristianismo y el materialismo en tanto que este ltimo, segn Horkheimer, tiene por seguro el acceso de la humanidad a una sociedad sin clases han cado en este error, han transfigurado el anhelo de una sociedad mejor, el anhelo de lo bueno y lo han divinizado, lo han disfrazado como un poder que al final triunfa. Pero al hacerlo, no slo han olvidado el lamento de la criatura inocente, tambin han transformado el anhelo de lo bueno en su contrario, en poder[footnoteRef:22]. Para Horkheimer el poder es completamente ajeno a la esperanza de que las cosas no sean como son, pues considera que la esperanza de un estado mejor se funda en la medida que no sea pura ilusin menos en la aseveracin de que tal estado sera garantizado, estable y definitivo, cuanto precisamente en la falta de respeto por aquello que en medio del sufrimiento universal aparece tan slidamente fundado[footnoteRef:23]. En otras palabras, la reflexin sobre la necesidad de un mundo mejor no est emparentada con el poder, al contrario, el origen genuino de esa reflexin es el sufrimiento de las vctimas de la historia que padecen la bota del poderoso. [22: Juan Jos Snchez seala que, para Horkheimer, Moral y poder, felicidad y poder, siempre estuvieron en su pensamiento profundamente disociados, adems, insiste en sealar que esta disociacin entre moral y poder no es un rasgo caracterstico del periodo tardo de Horkheimer, sino un postulado presente en toda su produccin filosfica, desde Dmerung. Cfr. SNCHEZ, Juan Jos, Compasin, poltica y memoria. El sentimiento moral en Max Horkheimer. En: Isegora, 25, 2001, pp. 231-232.] [23: Cfr. HORKHEIMER Max y ADORNO, Theodor, Para una crtica de la filosofa de la historia. En: Dialctica de la Ilustracin, Op. Cit. P. 268. Mis cursivas.]

Finalmente, Horkheimer piensa que el cristianismo y el materialismo, a pesar de contener en s mismos la verdad, tienen tambin su parte de responsabilidad en las infamias que se han cometido en su nombre, porque, al haber equiparado el bien con el poder y mostrarse como abanderados del poder del bien, se han convertido a su vez en potencias histricas organizadas y, como tales, han desempeado un papel sangriento en la historia real de la humanidad: el de instrumentos de organizacin[footnoteRef:24]. [24: Loc. Cit.]

Horkheimer, con la firme intencin de evitar precisamente esa equiparacin entre el bien y el poder, prefiere adoptar una postura crtico-negativa que retiene una experiencia originaria de todo lo negativo, de la injusticia y la miseria en la que se encuentran los individuos concretos. Esta postura crtico-negativa no teme nombrar qu es el horror, pero s teme decir qu es el bien; no deja de pretender que todo mejore, pero tampoco busca obrar en nombre del bien, ni afirmar el mundo o a su creador[footnoteRef:25]. [25: HORKHEIMER, Max, Los negativos. En: Apuntes 1950-1969, Op. Cit., pp. 60-61.]

El rechazo de Horkheimer a equiparar el bien con el poder tiene como motivo principal el anhelo de que el crimen sufrido por la vctima no quede impune; de que la miseria humana no sea la ltima palabra; de incidir en la sociedad al mismo tiempo que se la piensa; de transformarla en una sociedad verdaderamente humana aunque, dicho sea de paso, Horkheimer nunca se atrever a decir cmo debe ser esa sociedad. En otras palabras, nunca dudar en decir qu est mal; pero tampoco se atrever a decir qu es el bien.

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