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Memoria 13o FORO DE SOLIDARIDAD CONFIAR
ECONOMÍA, CULTURA Y HÁBITAT PARA EL BIENVIVIR Auditorio Parque Explora
Sábado 25 de octubre de 2014
8 a.m. – 1 p.m.
Todo espacio realmente habitado lleva, por esencia, la noción de Casa
Gastón Bachelard
El bienvivir y buenvivir son caminos similares; provienen de cosmovisiones
milenarias latinoamericanas. Buenvivir (Sumak Kawsay en quechua) y bienvivir
(Suma Qamaña en aymara). Ambas propuestas abogan por: poner a seres humanos y
naturaleza en el centro de nuestras reflexiones y acciones; considerar la tierra, la
vivienda, el hábitat como derechos, no como mercancías; profundizar la concepción y
el ejercicio de la democracia (no solo representativa, sino también y sobre todo
participativa y comunitaria); Impulsar los derechos colectivos y no solo los
individuales; concebir y alimentar una economía para la vida y para la comunidad;
ejercitar la complementariedad y no la competencia, y respetar, fomentar y garantizar
la multiculturalidad y la diversidad.
El bienvivir se materializa en nuestros cuerpos, mentes y territorios. En las
dimensiones económica, cultural, social y política. El territorio va con nosotros a todas
partes. Somos la historia de los espacios que hemos habitado y de los espacios que nos
han habitado. La ciudad es como un cuerpo colectivo; se realiza en los ciudadanos y
los ciudadanos se realizan en ella, y ambos se articulan en el concepto de hábitat,
dimensión de lo habitable, de aquello que permite dotar la vida de sentido.
En su sentido etimológico el concepto de economía proviene de la raíz griega
oikos, que significa administrar la casa, un procurar armónico, cósmico y, de cierta
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manera, místico. El cosmos, que es la totalidad, está reproducido en las esculturas, en
las casas, en la plaza pública, en la música y en el cuerpo. El cuerpo está hecho a escala
del universo, así como las ciudades a escala del cuerpo, así como la tierra a escala del
universo, y así en un hermoso etcétera que hoy perfectamente recogeríamos en la idea
de fractal.
Ecología también tiene la raíz oikos, más logos, que significa estudio, ciencia. La
idea es que economía como administración de nuestra casa, de nuestros recursos, y
ecología como comprensión y entendimiento de nuestro medio y de los límites en la
utilización de sus recursos están íntimamente ligadas.
En CONFIAR nos proponemos hacer ahorro y crédito con solidaridad para el
bienvivir. Y en ese contexto tenemos la intención de reflexionar sobre la manera como
incide en nuestra cotidianidad y en la construcción de un proyecto cultural solidario
con una gran estrategia financiera como es CONFIAR la concepción del trabajo, de las
relaciones económicas, de la forma de habitar los espacios y apropiarnos del
territorio, de ser ciudadanos y hacer ciudad, de humanidad. A esta reflexión nos
convoca nuestro 13o Foro de Solidaridad: Economía, cultura y hábitat para el
bienvivir.
Para reflexionar sobre este entramado y sobre las alternativas que plantea el
bienvivir: Compartir y cooperar en vez de competir; abundancia justa para el bien
común, en lugar del bienestar y la acumulación individual; vida digna y distribución
de la riqueza, con equidad y reciprocidad para todos y todas; arte y estética, sujetos y
subjetividades en lugar de consumo y consumidores; sociedad y solidaridad en lugar
de mercado a secas, seres humanos en lugar de individuos.
Bajo la metodología de panel contaremos con la participación de tres ponentes:
• Luisa Fernanda Álvarez García: Historiadora e investigadora de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, en múltiples estudios y
publicaciones. Viajera con el laboratorio de estudios geográficos y
territoriales de la misma universidad. Ha sido acompañante de educación en el
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Colegio Colombo Francés; promotora de lectura en la Fundación Ratón de
Biblioteca y cercana a Maestras y Maestros Gestores de Nuevos Caminos.
Tema: Subjetividades y modelo económico y cultural actual.
• Jorge Iván Blandón Cardona: Medellín, Colombia (1964). Maestro en Arte
Dramático, con énfasis en Dirección Escénica, de la Universidad de Antioquia.
Co-‐Fundador de la Corporación Cultural Nuestra Gente. Articulador de la Red
Latinoamericana de Teatro en Comunidad. Animador de la Plataforma Puente
Cultura Viva Comunitaria.
Tema: Economía y cultura en el marco de Confiar en la Cultura.
• Omar Urán Arenas: Sociólogo, planificador urbano-‐regional, Magíster en
estudios urbano-‐regionales, Doctor en investigación y planeación urbana y
regional. Delegado de CONFIAR e integrante principal de la Junta Directiva de
la Fundación CONFIAR.
Tema: Hábitat y reconfiguración de las ciudades en el marco del modelo
económico actual.
• Moderador: Fabio Mariño. Asociado y Directivo de Confiar, miembro de
Fenavip Bogotá, dirigente social y político.
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Subjetividades y modelo económico y cultural actual Luisa Fernanda Álvarez
No concuerdo con los ingenieros y técnicos que creen que los problemas que enfrentamos pueden resolverse con la llamada
respuesta tecnológica […] Yo creo que los problemas derivados de los avances tecnológicos son posiblemente irresolubles
Max Black
Las sociedades contemporáneas se encuentran abocadas al exceso de consumo
promovido por la ideología de la “felicidad de la abundancia”, una red de imaginarios
que multiplica objetos, servicios y bienes materiales, y que configura individuos
opulentos como la principal característica de que hemos alcanzado altos niveles de
progreso. “Vivimos el tiempo de los objetos. […] a su ritmo incesante y según su
sucesión, hoy somos nosotros quienes vemos nacer, cumplir su función y morir,
mientras que, en todas las civilizaciones anteriores, eran los objetos, instrumentos o
monumentos perennes, que sobrevivían a generaciones de hombres” (Baudrillard,
2009: 3). La acumulación, la profusión y el consumo de objetos son elocuentes de la
manera como nos relacionamos en el mundo contemporáneo. Poco atendemos a la
invitación que la racionalidad o el sentido común nos imparten al cuestionar las
prácticas económicas que van en detrimento de una distribución equitativa de la
riqueza: la exhibición excesiva de objetos se amontona como la más rudimentaria o
más imponente forma de la abundancia.
Las dinámicas y prácticas del consumo se han ido redefiniendo con la
consolidación del capitalismo como modelo económico globalizado. Si observamos
detenidamente, el consumo como práctica social globalizada ha tenido unos estadios
que han permitido su desarrollo hasta llegar a lo que Baudrillard denomina: “Un
sistema dominante de objetos, signos y representaciones que absorben y monopolizan
todos los sentidos de lo social hasta reducirlos a un espejo (distorsionado) de su
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propia autosuficiencia” (Baudrillard, 2009)1. Esto es, la creencia en un sistema
económico que democratiza la felicidad y la abundancia en una práctica consumista
como el ideal liberal por excelencia de sociedades desarrolladas.
Si en una primera fase el consumo era el espacio simbólico en el que las clases
sociales entraban en disputas por el acceso y la participación en las actividades
productivas, posterior a esto, en el consumo se establecen las diferencias sociales, se
determina el estatus y se configura un imperio de los signos que aporta sentido al
constituir un sistema comprensible para todos los que participan de él, a tal punto de
convertirse en un escenario donde se objetivan toda clase de deseos apoyados por la
gran maquinaria publicitaria, creadora de constantes insatisfacciones y necesidades.
Es así como “el consumo en su última etapa se redefine a partir del momento en que
los objetos son sustituibles de acuerdo con múltiples reglas, la lógica del valor/signo
de los objetos establece una diferencia en el estatus cuando los objetos son
adquiridos” (Baudrillard: 2009).
Esa lógica social del consumo, como lo mencionamos anteriormente, propende
por una ideología igualitaria del bienestar, que promueva que felicidad es equivalente
a igualdad, y esta solo es cuantificable mediante los objetos y signos de confort y
bienestar que puedan ser adquiridos. “Esta versión idealizada que se esparce en la
sociedad de masa presenta una versión idealista del consumo, en donde crecimiento
es abundancia y abundancia democracia, con la grave repercusión de tener como
imperativo la abundancia material, que considera que cuanto más se consume más se
disminuye la pobreza” (Baudrillard: 2009).
La sociedad de consumo se encuentra guiada por un mercado proveedor de
ansiedades y temores (ansiedades frente a las expectativas que nos impone el modelo
y temores frente al futuro) para poder presentarse como el proveedor de soluciones,
1 El intercambio mercantil:
1. Lógica funcional del valor de uso. 2. Lógica económica del valor de cambio. 3. Lógica del cambio simbólico. 4. Lógica del Valor/Signo.
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destinado a comercializar productos para el consumo individual. Combatir los riesgos
se ha convertido en un enorme negocio global que es muy lucrativo, además de ser la
posibilidad de colonizar y garantizar el futuro: Búsqueda de la inmortalidad, miedo a
la muerte, eterna belleza y una constante exaltación del ego. Para lidiar con los riesgos
se crea un circulo de necesidades interminables: el miedo a un suceso o fenómeno
produce una necesidad creada que debe ser solucionada por el mercado; sin embargo,
la solución también nos ocasiona un daño colateral que nos puede sacar de nuestro
estilo de vida o del modelo que pretendemos alcanzar; para evitar esto se acude a la
tecnología, que mejora constantemente las posibles soluciones que nos brinda el
mercado, y con esas mejoras llegan nuevos retos o riesgos que son aprovechados por
el mismo mercado. Con ello, la producción tecnológica se ordena como un sistema
cerrado: en tanto más problemas se generan, más tecnología se necesita para
resolverlos; además de producir un mercado que es absurdamente residual y desigual.
Esta transformación de la idea de consumo “está ligada al nuevo estadio del
capitalismo basado en la mercantilización del tiempo, la cultura y la experiencia de la
vida; mientras que la era anterior correspondía a un estadio del capitalismo, basado
en la mercantilización de la tierra, los recursos, la mano de obra humana y la
fabricación de bienes” (J. Rifkin). La buena vida a costa de todo y el individualismo
más puro limitan solamente con la idea de una tolerancia total del “dejar ser”, pero sin
equiparaciones de responsabilidad.
Actividades como el trabajo sufren un importante cambio en la sociedad de
consumo, dejan de ser una actividad del “deber” y pasan a ser una opción: ya no el
trabajo por el trabajo mismo, sino el trabajo como una posibilidad que permite
construir la vida desde múltiples expectativas. Hasta hace un siglo la división social
del trabajo establecía las actividades productivas que cada ser humano emplearía el
resto de su vida, hoy la preeminencia del desarrollo personal y la opción de
posibilidades han sido aprovechadas por el mercado para vender estilos de vida a
compradores que reorganizan sus decisiones con el fin de construir estereotipos de sí
mismos que posteriormente serán representados en el espectáculo de la sociedad;
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esto con el fin de ser acreedores de fama, prestigio o poder. Griselda Pollock ya lo
había señalado cuando afirmaba que la sociedad de consumo inicia en el momento en
que al comprar nos convertimos en objeto de la compra, una fusión inseparable entre
producto y consumidor (Bauman, 2005: 197).2
Es por ello que el principio referencial de la posmodernidad es el narcicismo, la
búsqueda de la belleza en sí mismos, la tendencia a la estetización de la vida, el acceso
a la felicidad y el bienestar como la nueva democratización de la ciudadanía. Lo que
Gilles Lipovetsky afirmó sería el nuevo “consumo emocional”, ya que el consumidor de
hoy aporta algo emocional cuando adquiere una mercancía. Su prioridad no es la
posesión de la cosa sino la búsqueda a la satisfacción emocional, del placer y de la
seguridad que cree brinda el bienestar de poseer objetos.
La sociedad de hoy es la sociedad de los sueños que se deben perseguir y
alcanzar a toda costa; los productos del futuro deberán agradar a los corazones y no a
nuestras cabezas; el consumo no se reduce hoy a la practicidad de lo que adquirimos,
sino a la satisfacción de nuestros deseos. Es el momento de agregar valor emocional a
los productos y servicios que hoy adquirimos (Rolf Jensen).
Esos significados que el consumo produce solo tienen validez en la sociedad de
masas: que produce y reproduce una identidad globalizada como capital simbólico
destinado a generar distinciones a partir de la producción cultural. Estos productos
culturales derivados de los medios de comunicación responden a lógicas de
producción y reproducción de sentido, están constituidos por insumos simbólicos,
adquieren sentidos en la medida en que responden a las expectativas y las
posibilidades de identificación de los públicos a los cuales van destinados y 2 Tambien lo expresa Baudrillard: “Cuando se convierte a todo objeto de consumo en signo, y al mismo tiempo se trata de convertir a todo signo en objeto de consumo, la multiplicación de signos es rampante y violenta. Es así como lo social termina siendo sobre producido y da como resultado la masa, las relaciones se neutralizan porque sólo existe un actor activo en el proceso de comunicación que es el medio de comunicación que reproduce incesantemente los modelos a copiar. Todo esto acaba con lo social y lo aniquila. Este fin de lo social significa que el tipo de relación o lazo que se debe aunar a un grupo de personas viene debilitado de tal forma por la acción disuasiva del medio, que la sociedad deja de existir como tal, y se convierte en una suma de individualidades en múltiples carreras por alcanzar modelos.” (Baudrillard: 2009)
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constituyen el entramado de los universos simbólicos que los interlocutores poseen.
Es así como las comunidades simbólicas generan rasgos distintivos, gustos y visiones
del mundo que determinan, establecen, median y configuran nuestra relación con lo
real y la producción de la nueva realidad. La cultura se establece hoy como la nueva
identidad, dentro de una comunidad inventada y fabricada acorde a las necesidades y
las lógicas del mercado.
Entrada la postmodernidad, todo hombre y mujer habían sido dotados del rango
universal de individuos, esto es, seres con identidades aún no dadas o apenas
esbozadas3, enfrentándose a la necesidad de construirlas en el proceso de hacer
elecciones que el mismo mercado satisface, pues es un lugar no solo de intercambio de
objetos sino de imaginarios, que hace creer a la sociedad de masas que su nueva
identidad es un simulacro del modelo de “éxito” que quiere imponer, el cual es tan
efímero como las mismas ideas que propone. El juego de las necesidades y las
insatisfacciones es cíclico, es un orden soñado que todo promete, pero que pocas
veces se puede cumplir.
Este juego solo puede ser soportado y legitimado por las dinámicas propias de
las grandes ciudades, en espacios donde la interacción real sea poca, y por lo tanto, el
individuo itinerante, turista de sus propias calles,4 puede representar perfectamente
el papel simulado de aparecer en escena: “En las multitudes de la ciudad los seres
humanos se convierten en superficies para los demás, por la sencilla razón de que esto
es lo único que se puede observar de los demás” (Henning Bech, citado en Zygmunt
Bauman, 2005: 196) según las pautas de relacionamiento que proponen las grandes
metrópolis.
Esa superficie, esa imagen constantemente alimentada hace parte de un orden
confortable y acogedor que nunca representa una amenaza “real”5 para los que
3 Recordemos que las identidades raciales, étnicas, nacionales y religiosas se han difuminando. Los referentes de verdad como Dios, el Estado o la Etnia se han diluido como referentes de identidad. 4 Turista de sus propias calles por el desconocimiento territorial y social de lo que lo rodea. 5 Se cree que no es una amenaza real porque no evidenciamos las consecuencias del sistema económico.
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intervienen en el juego, por ser la exaltación individual, el propósito y la meta al
mismo tiempo. En este tejido social todos intentamos alcanzar el estilo de vida y los
estándares de individuos que se encuentran en la escala socio-‐económica más alta, y
como esto no es viable, pasamos del obtener al simular. Si bien una primera
revolución económica del capitalismo maduro era pasar del “ser” al “tener”, un
segundo momento consiste en pasar del “tener” al “parecer”, radicalizando el
concepto de alienación hasta convertirlo en espectáculo (Baudrillard, 2009: XIX).
El ciudadano de hoy se ha convertido en un turista en busca de la experiencia
pura; aunque evidencie la decadencia del entramado social y la desigualdad
económica que producen sus prácticas, su respuesta consiste en creer imposible la
posibilidad de permear el “sistema económico”, dotándolo de una categoría ontológica
impermeable, dominante y omnipresente en nuestras sociedades. La responsabilidad
no entra como razón ni propósito, pues el ideal de ciudadano es el de un cliente
satisfecho. El propósito de la sociedad es que los individuos busquen y encuentren
satisfacer necesidades puramente individuales.
La estetización de la apariencia y el simulacro del “aparecer” impiden la
consolidación de ciudadanos críticos y activamente políticos. Como lo afirma
Lipovetsky: estamos en una sociedad donde el autosacrificio, los deberes infinitos, las
obligaciones absolutas y el sacrificio por alcanzar ideales morales se ha desmantelado;
estamos en los más profundos excesos. Lo que inevitablemente anula al Estado
benefactor y pone la responsabilidad moral en el sitio que le corresponde en el nuevo
orden económico mundial, esto es, entre los intereses privados de los individuos.
Responsabilidad moral que ya no es pensada desde las categorías morales
universales, sino desde el centro de los cálculos de pérdidas y ganancias de los
servicios colectivos6, lo que conduce al deterioro irremediable de los mismos: “Si la
creación del Estado benefactor fue un intento por movilizar el interés económico en
servicio de la responsabilidad moral, su desmantelamiento despliega el interés
económico como un medio para liberar al cálculo político de restricciones morales” 6 Educación, acceso a la salud, vivienda, alimentación y desarrollo de la identidad cultural o étnica.
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(Bauman, 2005). Hoy el consumo privado fija leyes y prácticas en nuestra sociedad
más concretas que las reglas abstractas de la democracia. La disolución de la sociedad
como comunidad es evidente dentro de un Estado Neoliberal que se ha comprometido
a ser solamente el árbitro de las relaciones económicas y que le ha entregado gran
parte de su responsabilidad social y moral a las dinámicas actuales del mercado.
Bibliografía
Baudrillard, J. (1969). El sistema de objetos. México: Siglo XXI Editores.
__________ (1993). Cultura y simulacro. Barcelona: Kairós.
__________ (2002). La ilusión vital. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
__________ (2009). La sociedad de consumo. Madrid: Siglo XXI Editores.
Bauman, Z. (2005). La ética postmoderna. México: Siglo XXI Editores.
Debord, G. (1995). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: Biblioteca de la Mirada.
Economía y cultura en el marco de Confiar en la Cultura
Jorge Iván Blandón
Recuerdo a los wayuu, que tienen la bella costumbre de preguntarse qué han
soñado cuando se levantan… ¿Qué soñaste hoy? Que cada uno se haga esa pregunta
aparentemente tan simple, pero tan esencial.
Camino de La Patria Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda. Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas.
Cuando los tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas.
Cuando en el trigo nazcan amapolas
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y nadie diga que la tierra sangra.
Cuando la sombra que hacen las banderas sea una sombra honesta y no una charca.
Cuando la libertad entre en sus casas con el pan diario, con su hermosa carta.
Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta.
Cuando reyes y siervos junto al fuego fuego sea de amor y de esperanza.
Cuando el vino excesivo se derrame y entre copas vida se reparta.
Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja él mismo sus sueños y su manta.
Cuando de noche grupos de fusiles no despierten al hijo con su habla.
Cuando al mirar la madre no se sienta dolor en la mirada y en el alma.
Cuando en lugar de sangre por el campo corran caballos, flores sobre el agua.
Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.
Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazcan dos alas en la espalda.
Sólo en esa hora podrá el hombre decir que tiene patria.
Este es un poema de Carlos Castro Saavedra en el que se formula la necesidad de
ver las alas que nacen en nuestras espaldas, las alas que nos cortan, las alas del
renacimiento. Y es que la tarea del hombre es contradecir la muerte. Y esta es una
inquietud, una pregunta profunda de la Corporación Cultural Nuestra Gente, que hacia
los años noventa fue crucial; en aquel momento doloroso y terrorífico de esas siete mil
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muertes de jóvenes en la ciudad. Una generación que fue eliminada, cercenada de esta
ciudad. Pero nosotros nos dimos a la tarea de hacer posible una actitud de seres
soñadores ante la muerte; no quisimos ser seres soñolientos sino seres soñadores,
amantes de la vida y el amor. Y la familia de Confiar propició y potenció nuestro
proyecto desde entonces.
Corría'el'año'de'1987.'Nuestra'Ciudad,'Medellín,'aquejada'por'la'indolencia'de'la'guerra'entre'carteles,''no'dejaba'espacio'para'el'sosiego.
>
El*barrio*nuestro*lugar*de*juegos...>
Hoy les quiero compartir algunas remembranzas del diario empujar de esa Casa
Amarilla, antiguo burdel de la zona nororiental. Nosotros un día decidimos apostar
por ese lugar, por sembrar flores y esperanza en esa calle para hacerla luminosa y
festiva. Esa casa, que es como un barco de sueños, viaja levemente e una travesía,
porque se hace a contramano, viaja a contracorriente de la economía; es fuerza y nos
impulsa a creer en nosotros mismos, diversos, soñadores.
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'�La*tarea*del*hombre*es*contradecir*la*muerte�*
>
Síganme en mi viaje al pasado. Estoy parado en el umbral del edificio La Ceiba,
que aún llora desconsolada recordando a Juan Guillermo Rúa, y La Playa entre Junín y
Sucre, que se ve desolada, mutilada, cortada. Es 7 de marzo de 1986, mientras el olor
de Hamburguesas del Oeste inunda el ambiente y se pega en la ropa. Miro dentro del
local y veo Navarrete, antiguo compañero de ventas del estadio en aquella época en
que vendía paletas y cervezas, y unas cuantas veces también “el buscapleito”. Y
recuerdo los gritos de los partidos de Medellín y Nacional en el Atanasio Girardot. Yo
que le hacía fuerza a los dos equipos porque me convenía para mi pequeño negocio
con el que mantenía mis necesidades y mis necedades…
Y regreso a Junín, porque allí es donde me encontraba. Dos viejos amigos me
invitaron al sexto piso de La Ceiba, que albergaba a la Cooperativa de Trabajadores de
Sofasa –Cotrasofasa–. Estos amigos me habían insistido en que conociéramos este
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proceso cooperativo, que era una opción válida para ver crecer nuestras ideas y
sueños… En una de las oficinas colgaban unas guitarras y me atreví a tomar una y a
rasgar sus cuerdas con aquella canción titulada Me gustan los estudiantes. La emoción
se tomó el piso seis. Puedo decir que en ese momento sentí la identidad con el
proyecto cooperativo y sentí la emoción de ser varios, multitud, quienes aunábamos
nuestro canto y nuestra esperanza.
En cada instante de nuestras vidas es posible reconocer los aprendizajes que
como personas o comunidades hemos logrado. Los aprendizajes nos ayudan a ser y a
actuar con conciencia de nuestro trasegar. Los aprendizajes nos hacen nosotros
mismos y diferentes, seres capaces de coherencias. A partir de los aprendizajes y las
reinvenciones forjamos nuestra identidad.
Reconocernos en la cultura es motivo de los recuerdos que aquí traigo. Me he
preguntado qué es la cultura y me he respondido que es un conjunto material y
espiritual, de sueños, pero sobre todo flujos de energía que se mueven entre las
personas, que las acercan o las alejan, flujos que van al ritmo de la emoción, algunos
que generan confianza. Y cuando pienso en confianza, creo en Confiar y creo que
cultura es Confiar, con quien hemos tenido flujos de energía maravillosos, abrazos,
apoyos, sentimientos compartidos.
En 1991, cuando siete mil jóvenes de Medellín fueron asesinados, nosotros
caminábamos las calles de la comuna nororiental montados en sancos jugando a la
libertad, queriendo amarrar la muerte de algún lugar, entrelazándonos para frenar el
horror, para cuidarnos y hacer más llevadero el dolor que cargábamos. Decidimos
andar juntos y exorcizar la muerte y darle paso a la vida: solo queremos oír cantos,
poemas, sones y razones que nos tienen aún en pie, propagando la cultura desde el
amor, amando desde el bien común, perspectiva que aún vive en nosotros, en el
juntos.
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�ACTOS*DE*VIDA*EN*SANTA*CRUZ”*>Santa*Cruz*tiene*un*referente*cultural*>
que*ha*pesado*en*su*historia*y*en*la*de*su*habitantes.>
COPINOL'EL'VIEJO'BURDEL…,
UN'TEATRO'CON'JARDIN'Y'EL'ARBOL…,
Cotrasofasa fue garante en un momento en el que no teníamos personería
jurídica para recibir aportes del Estado en el intento de dar la cuota inicial para
comprar el viejo burdel, Copinol. El lugar de las camas de Amelia, las Camelias, ya no
existe. En vez de él, la Casa Amarilla (Amar-‐y-‐ya) es un lugar para formar artistas para
la vida, espacio de la libertad y la creación donde muchos pueden hacer sus apuestas
de futuro. Y en esto nos ha acompañado Confiar, que es capaz de construir con todos
el proyecto solidario y cooperativo.
16
>Nuestra'acción'trasformadora.*>
“CONSTRUIR%ARTISTAS%PARA%LA%VIDA”>1
No*se*trata*de*formar*actores*para*el*escenario,*sino,*actores*sociales,*seres*humanos*sensibles*ética*y*estéticamente,*comprometidos*con*su*realidad*y*con*el*conocimiento.
Quiero volver a pasar por el corazón esta confianza, esta ayuda a nuestra
memoria, viajar por las carreteras de este país, que en cada recodo ofrecen paraísos,
saber que la riqueza tiene sentido de afecto, de aprecio, de alegría. Atesoro monedas
de chocolate, secretamente, bajo la almohada de mi niñez, y estas monedas son dulces
como algunos recuerdos. Y vienen a la mente las visitas con grupos de nuestra
comunidad al Paraíso, la finca de los asociados de Confiar: Los que no tenemos finca
tenemos El Paraíso, un bello ejemplo de propiedad colectiva.
Confiar con sus cuarenta y tantos años hace parte de la memoria de Nuestra
Gente. Somos parte también de la memoria de la cooperativa, de la solidaridad, de las
apuestas permanentes por el territorio. Juntos hemos compartido apuestas alegres,
nos han pasado muchas cosas interesantes, hemos vivido el apoyo mutuo, hemos
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sumado mejores relaciones sociales y humanas, hemos comprendido que el mejor
beneficio ganado es el de experiencias de vida que nos nutren y nos permiten la
alegría de vivir.
Nuestra Gente lleva diecinueve años en un lugar que antes estaba asediado por
el miedo, por las prohibiciones de la guerra. Desde entonces hasta hoy hemos contado
con el apoyo de Confiar. Hemos estado juntos igual para conformar comparsas y
celebrar la vida como para participar en discusiones de ciudad como la del Plan de
Ordenamiento Territorial que en este momento está por aprobarse en el Consejo y
con el que se está jugando el destino de la ciudad en las próximas décadas.
www.nuestragente.com.co!
Muchas!gracias!
Power Point realizado por la Corporación Cultural Nuestra Gente
Reflexiones en torno al hábitat y la reconfiguración de las ciudades
en el marco del modelo económico actual
Omar Urán
Compartiré unas reflexiones que están en el contexto de la preocupación de
Confiar por la vivienda y el hábitat, sobre todo teniendo en cuenta que recientemente
se ha constituido Sólida, una empresa con la que pretendemos profundizar la
posibilidad de construir vivienda y hábitat con solidaridad. En verdad no tenemos
respuestas sino preguntas a las que quiero aportar con mi presentación.
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De fondo tendré la ciudad, la comunidad, los individuos. Seguiré unos garabatos que
tengo en la presentación.
¿Ambigüedad!o!co4relación!de!significados?!
OIKOS%
CASA%CIUDAD%%
TERRITORIO%HABITUS(
NOMOS%
LOGOS%
ECOLOGÍA%
ECONOMÍA%
CULTURA%
CULTO%
CULTIVAR%
HÁBITAT%
ENTORNO%
CUERPO%
Una primera palabra que me llegó fue la de oikos, palabra griega que es la raíz de
nuestras palabras españolas de economía y ecología, sin las cuales no podríamos
entender el mundo de hoy. El oikos podríamos interpretarlo como la casa, el espacio
propio. Tal vez en la actualidad estamos muy lejos de comprender estos conceptos. La
economía era la norma, el hacer de la casa, tenía que ver con su mantenimiento, su
producción; y la ecología con sus intercambios, su supervivencia en un medio. Si la
primera tiene que ver con el mantenimiento de la vida en la casa, la otra tiene que ver
con su inscripción vital en el entorno.
De aquí me dirijo al concepto de hábitat, que a nosotros nos liga con la casa y lo
que la sostiene. Una pregunta esencial es sobre si al construir generamos hábitat, si
los edificios por sí solos generan hábitat. Qué tanto tiene que ver el construir con el
vivir, con la morada. El hábitat nos lleva de lo material a la pregunta ontológica, a la
pregunta por el ser. ¿Qué dicen de nuestro ser las nuevas construcciones? ¿Cómo
somos en el espacio como individuos y como comunidad?
Y me deslizo ahora al concepto de habitus, que tiene que ver con los cuerpos y
las formas que adoptan, con los estilos de vida. La pregunta que emerge es: ¿Cuáles
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son nuestros hábitos de acuerdo a los lugares que estamos construyendo? Con el
hábitat y el hábito nosotros tenemos una relación ecológica y orgánica con el medio
ambiente, que puede ser vital, equilibrada o lo contrario. Pero nuestro cuerpo no solo
cumple una función orgánica en el hábitat; lo espacios y construcciones en que se
desenvuelve le permiten resignificar el mundo en el que vive y su mundo interno. En
ese sentido, el habitus es la mediación entre las estructuras de la cultura que tenemos
interiorizadas y las maneras en que nos relacionamos con el entorno y el medio
ambiente.
Incluso recuerdo la exposición inicial sobre el consumismo. ¿Cómo el
consumismo está transformando nuestro hábitat? Sabemos que muchos hábitos
fomentados por el consumismo tienen que ver con la destrucción material del mundo
y, en ese sentido, la transformación de nuestros hábitos sería fundamental para
transformar situaciones en el mundo y en el ambiente.
Y el habitus me lleva a la cultura, con su raíz hermosa que indica cultivar,
cuidado, culto. Y esta última palabra nos habla de la veneración de las cosas a las que
les rendimos culto a través de nuestros hábitos. Y la cultura, relacionada con el cultivo,
también se relaciona con el cuidado de la casa en el sentido antiguo que antes
mencionábamos. La pregunta hoy es: ¿Cuál es nuestra casa?, ¿la veneramos? ¿Cuál es
la casa que hoy estamos construyendo?
Mirando lo que hemos dicho de conjunto hasta aquí, podemos afirmar que
cuando hablamos de hábitat referimos la ecología, la cultura y la economía. Como sea,
hoy no podemos pensar la economía sin la construcción de hábitat. La acumulación
capitalista tiene actualmente uno de su pilares en la construcción de las grandes
ciudades: se destruye para construir y más que ciudades se ofrecen “productos
urbanos”, como dice Henri Lefebvre. Y esto es fundamental porque la economía
moderna transforma completamente el hábitat, por lo que es pertinente
preguntarnos: ¿A qué le rinde culto nuestra cultura? ¿Qué nos hace venerar el
capitalismo?
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Por otra parte, nos guía la pregunta por qué tipo de mundo estamos
construyendo. La planificación urbana suele hablar de mejoramiento, recuperación,
renovación. Y con estas palabras se ordena la destrucción de barrios (como el caso de
Naranjal, aquí en Medellín). No es extraño que los proyectos urbanos, pensando en
una supuesta transformación y progreso de las ciudades, desconozcan las diferentes
maneras de habitar, que excluyan a los grupos sociales populares y su forma de
apropiarse de los espacios. Las casas de interés prioritario que se construyen hoy,
¿qué entornos generan?, ¿qué nuevas formas de sociabilidad?, ¿qué cultura?, ¿están
sacando a la gente de la pobreza o están generando nuevas formas de miseria? Aquí
hay un debate muy fuerte en el país que no se puede reducir a lo instrumental de que
la construcción mueve la economía porque genera empleos.
Hoy, en vez de hábitat tenemos mercado del suelo; en vez de economía, finanzas;
en vez de cultura, espectáculo, exposición, farándula; en vez de ecología, extracción y
estancamiento acumulativo. El capitalismo, que es tan dinámico en términos de
innovación y de productos, al tiempo estanca los procesos vitales y naturales y
acumula.
Diversidad,!cambio!y!permanencia!en!un!mundo!bajo!lógica!capitalista!!
Hábitat%/%Mercado%del%
suelo%
Ecología%/%Extracción%y%
estancamiento%acumula2vo%%
Cultura%/%Consumo%
Espectáculo%y%Exposición%%
Economía%/%Financiera%
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Desde el siglo XV estamos en un proceso de urbanización acelerado en el mundo.
Y en Colombia, más del 70% de su territorio está urbanizado en la actualidad. Hay un
debate entre la densificación y la expansión en el territorio. ¿Cómo replanteamos la
relación entre las ciudades y el campo? Lo importante, considero, es cómo podemos
pensar la ciudad, que es inevitable que siga creciendo, sin destruir su entorno natural.
¿Cómo pensamos las ciudades como espacios donde podamos ser y morar y no
simplemente como espacios de circulación y producción acelerada? Y la pregunta para
Confiar es: ¿Estamos construyendo vivienda simplemente para entrar al mercado de
la acumulación del capital o estamos generando soluciones de vivienda diga para la
gente?
Hoy la apuesta por ciudades compactas no quiere decir que vivamos en cajones,
pero sí nos invita a que consumamos el mínimo de espacio natural en el ámbito
privado para que podamos gozar de entornos públicos dignos en los que sea posible
compartir con los otros. Hoy no necesitamos casas grandes. Más bien: ¿Cuál es la
calidad de los espacios comunes y públicos? Sobre todo es fundamental ser críticos
con la lógica especulativa de la construcción, que es ajena a la visión de dignificar las
formas de habitar en nuestras ciudades.
Preguntas y reflexiones de los asistentes
1. Estamos construyendo una ciudad dormitorio, que le apuesta a los megaproyectos
y se olvida de sus ciudadanos, que borra la cultura y la memoria de los territorios
en beneficio de los privados. ¿Será que el Medellín del futuro se está construyendo
para la gente?
2. Hoy desconocemos el trabajo de los recuperadores ambientales, los recicladores, y
nos da miedo construirles espacios dignos para el trabajo, pero sí continuamos con
la construcción desbordada que deja innumerables desechos que no son
debidamente tratados o transformados. Las quebradas y el río muerto que
tenemos, el río Medellín, están saturados por las basuras que producimos. Y
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estamos a dos días de la aprobación de un POT que beneficia los megaproyectos y
los intereses privados. Población campesina, recicladores y demás población
vulnerable no son contemplados dignamente en el POT.
-‐ Luisa Álvarez: El sistema excluye a estos individuos (a toda la población vulnerable)
y propende porque ellos no se reconozcan a sí mismos para que no exijan que el
Estado sea benefactor y garante de sus derechos. Pero este es un gran error porque,
por ejemplo, la vida campesina tiene que ver esencialmente con la vida: la mayoría de
habitantes de la ciudad no tenemos idea de cultivar, un saber y una práctica que, no
obstante, es vital para nosotros.
3. ¿Estamos construyendo vivienda digna cuando los espacios son tan reducidos?
¿Cómo se conciben viviendas dignas en espacios de 28 m2?
-‐ Omar Urán: Depende de las personas y de los grupos familiares. Para mucha gente
joven un espacio grande puede ser demandante de mantenimiento y demás. Hay un
modelo paisa de la casa grande que centra todas las actividades humanas. Lo que sí es
claro es que en general el paisa ha pensado en la casa grande y no en el espacio
público. Miren el caso de Llanogrande, que es donde viven los paisas ricos: no hay
espacio público; por ejemplo, no hay donde montar bicicleta; igual pasa con el
poblado. Y de aquí deducimos que tampoco el costo del suelo es indicador de calidad
de vida.
Lo importante es pensar el modelo de vida y la relación con el espacio que tenemos.
No es conveniente aplicar un solo parámetro a todo el mundo, pues, por ejemplo, un
estudiante no demanda el mismo espacio que una familia.
Pero otra discusión es por qué la vivienda social y el derecho a la vivienda deben
convertirse en derecho a la propiedad privada. En Europa ha sido común que las
viviendas son del Estado y son habitadas por la gente que paga alquiler. Al momento
de construir vivienda no debiera descuidarse esta posibilidad de garantizar el derecho
a la vivienda, pero no la propiedad porque, entre otras razones, la promesa de
propiedad genera mayor especulación.
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4. El buenvivir no cabe en el capital, que se funda en la desigualdad y la exclusión.
Nosotros defendemos herramientas económicas alternativas como el trueque, las
monedas sociales y solidarias.
-‐ Luisa Álvarez: El buenvivir implica que todos estemos bien, pero en nuestra
sociedad del capitalismo tardío, comandada por la competencia y el ideal del éxito no
opera el buenvivir: preferimos tener cosas, carros, maestrías, doctorados, ropa a la
moda. ¿Para qué? Para ir al centro comercial a mostrar un falsa identidad a una serie
de individuos que nos ven, pero que no nos interesan.
5. En nuestra ciudad día a día se construyen más centros comerciales. ¿Estos centros
comerciales ayudan a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, a
recrear nuestras identidades?
-‐ Luisa Álvarez: Efectivamente, en los centros comerciales se crean nuestras
identidades. Tendríamos que entender que la mayoría de objetos que están en las
vitrinas no se venden, solo se muestran en su valor sígnico, para generar identidad.
-‐ Jorge Iván: Para comprender el buenvivir es necesario descolonizarnos.
Por ahí dicen que los centros comerciales son las catedrales modernas, donde la gente
se encuentra para casarse.
Para poder entender el buenvivir hay que tener sentido de humanidad; no se trata de
lo que nos han vendido como calidad de vida.
Les voy a contar un cuento:
Llega un mafioso ruso a un pueblito y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones.
El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.
Este toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
El criador de cerdos sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
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El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.
En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma su dinero y se va.
¿Qué pasó ahí? Los dejo con la intriga
6. Quienes estamos aquí somos guerreros de la paz activa. Luchamos por el buenvivir
en contra del malestar y la estupidez del circo político colombiano y suramericano.
En buena hora el cooperativismo, especialmente Confiar, se compromete con
formas de vida dignas y solidarias.
7. Hoy hemos tenido reflexiones muy importantes frente al tema de la solidaridad: no
es solo el hábitat sino el buenvivir en general, que son descuidados en este país. El
buenvivir tiene que ver con la casa, pero también con las relaciones humanas que
entablamos: el amor, la confianza, la amistad, la familia.
8. ¿Han escuchado hablar del jardín circunvalar? Es un riel por el que se van a
transportar los turistas europeos y americanos muy gozosos. Pero nadie se
pregunta por la gente que fue desplazada para construirlo.
9. Mi nombre es Raúl Ávalos Muñoz, soy hijo de Manuel y Clara, vivo en una vereda
de Copacabana; tengo ecohuerta, tengo pozo séptico, compro en la plaza de mi
pueblo, a mis vecinos, y soy de esas personas que se resiste a comprar en el Éxito,
que se resiste a tener una cuenta de Bancolombia. Mi única cuenta de ahorros es
con Confiar. Creo que soy de una raza en vía de extinción porque creo en la
complicidad, en la amistad, en el parce, en el amor. El mundo nos enfrenta día a día
a una serie de situaciones en las que cada uno de nosotros debe contextualizarse.
Las decisiones mundiales no las toman los presidentes sino las grandes
corporaciones y el sistema financiero. A ellos no les debe gustar que nosotros nos
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reunamos, que creamos en la solidaridad, en el trueque, en el intercambio, en la
dignidad.
10. Creo que los medios de comunicación son muy importantes; se han tomado muy
en serio planearse desde la psicología para usar estrategias que toquen nuestro
inconsciente.
Reflexiones finales de los panelistas
Luisa Álvarez
Si hacemos un recuento histórico, la noción de propiedad privada ha permitido
muchas cosas, todas relacionadas con la acumulación y la expropiación. La noción de
esclavitud, de matrimonio, de feligreses tiene que ver con la propiedad privada.
Ciertamente el concepto de propiedad privada restringe nuestra relación con el
mundo y tergiversa nuestro entendimiento del bienvivir.
¿Qué hacer con el consumo y con el inconsciente? No le enseñe a ningún niño
que vale por lo que tiene o por lo que aparenta; no celebre los triunfos: la mayor
mediocridad en el mundo es ser 5 en todo. La revolución de la vida no es la revolución
del capital, es la revolución del ser: cada cual debe emprender un camino de
autoreconocimiento, de encontrar la luz en sí. Desde aquí se puede comenzar a
construir un bienvivir.
Ómar Urán
No tener nada nos hace libres. Entre menos posesiones tengamos más libres
somos. El capital nos hace creer que si tenemos mucho somos más, pero no es
improbable que más bien nos hallemos presos.
Creo que el bienvivir no es un problema de casa grande. Como alguien dijo:
¿Para qué una casa grande si no hay amor? El problema no es la pobreza sino la
desposesión. Muchas veces nos hacen creer que somos pobres cuando en verdad no lo
somos. El problema no es que tengamos mucho sino que tengamos quien nos ayude:
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amor y amistad me parecen esenciales. Si tuviéramos esto se reducirían las falsas
necesidades que genera el consumismo. También el problema es vivir bien aunque
uno esté mal. La voluntad y el coraje son importantes ante la adversidad.
Jorge Iván Blandón
El problema real no es la pobreza sino la riqueza, entendiendo esta como mucho
capital en muy pocas manos. Ahí es donde tenemos que hacer la diferencia. Por eso
este inventico de Confiar es tan válido y distinto. Confiar no es un banco, sino un lugar
desde el cual comprendernos como amigos y comunidad solidaria.
Traigo a la memoria a Guillermo Suarez, que muchos de los presentes conocimos
y tuvimos la oportunidad de apretar sus manos y de sentir su valía humana. Él fue un
compañero de Confiar en tiempos del edificio La Ceiba que antes evocamos. Los invito
a abrazarnos en su nombre.