memorias de mis putas tristes - teoria de la comunicacion
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Resumen Literario
En estas Memorias de mis putas tristes, Gabriel García Márquez
cuenta la historia de un longevo periodista que al cumplir 90 años, decide
celebrar su aniversario con una niña virgen de 14 años. Para obtenerla
recurre a su antigua conocida, Rosa Cabarcas dueña de un prostíbulo que
frecuentó durante muchos años.
A los pocos días, consigue a la muchacha. En el primer encuentro,
Delgadina es sedada por la patrona para que pierda el miedo. Entonces, el
anciano la encuentra dormida y se dedica a contemplarla.
La peculiar relación se prolonga durante un año y le hará recordar el
pasado, la carrera de periodista, el amor a la música, los libros preferidos y el
gusto por la putería. También como todo enamorado, incrementará su
actividad para halagarla; con esas reminiscencias, motivaciones y un nuevo
cariño, que darán sentido al final de su existencia, podrá enfrentar lo
inevitable. Cuando Delgadina cumplió 15 años él le dio una bicicleta, cumplía
el 5 de diciembre y fue la última vez que la vio en navidad.
La obra aborda, el peculiar amor de un viejo que a cierta edad, el vigor
se le agota. Sin embargo, queda la emoción en el corazón. A partir de ese
momento renace nuevamente y siente que la vida le daba otra oportunidad,
la cual apenas comienza a los noventa años, lo que se convirtió a partir de
ese momento en la vida real y dispuesto a morir feliz de amor cualquier día
después de sus cien años.
En ese momento, el anciano busca tener una relación y al hacerlo se
da cuenta de que el amor no pasa, como muchos hombres creen,
únicamente por el coito, sino que puede darse también a través de la caricia,
la contemplación y el silencio. La nueva forma permite admirar en el terreno
de la imaginación la belleza irresistible del otro, es decir, la magnificencia de
la vida misma. Dice el longevo periodista:
"Aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor". Gabriel García Márquez, 2004
La fascinación por la querida conmueve al hombre mayor, lo llena de
fantasías y le permite ocultar el temor a la muerte, así como enfrentar la
decrepitud.
Es una historia bien particular y para algunos con algo de tabú, sin
embargo esta novela logra captar la atención de los lectores sin importar los
prejuicios que estos puedan tener. En mi opinión me gusto mucho y logro
cautivarme con ese amor tan diferente y silencioso.
Análisis Crítico
Esta novela llamada “Memoria de mis putas tristes” es del autor,
nacido en Colombia, Gabriel García Márquez y me pareció una historia única
referente al amor, pero desde una percepción diferente. Desde la percepción
de ver el amor como el sinónimo de libertad en toda la expresión de la
palabra.
Es una novela de género narrativo, donde lo que más me llama la
atención no es solo su extensión, sino la complejidad de las situaciones que
se viven en ésta, el lenguaje que el autor expresa, ya que es de tipo coloquial
donde con palabras fáciles de comprender nos sumerge en un mundo
desconocido dentro de la literatura, el escritor cuida el significado de cada
expresión, y en ningún momento llega a la vulgaridad, luego entonces la
lectura es más comprensible ya que es fácil de introducirnos en su contexto.
De igual forma, nos habla de varios puntos muy importantes, entre
ellos destacan; el amor, el desamor, la vida sexual, la libertad, la
dependencia, la prostitución, entre muchos otros. Quizá para algunas
personas el libro lo consideran un poco fuerte, pero también seamos
consientes, pues sabemos que vivimos en un mundo donde estas cosas
suceden, y al contario tenemos otros problemas quizá más graves que esto.
Así que tomemos la novela como tal, y sobre todo reflexionemos sobre lo
que el autor nos quiere expresar.
Para conocer un poco más debemos saber que dicha novela tiene el
honor básicamente en “aquellas mujeres de la vida fácil”, y sobre todo en una
en especial, a la que han llamado Delgadina. Solo haremos referencia de
que la escritura en su mayoría es en primera persona. Y quizá por ello
relacionemos a García Márquez dentro de su propio personaje, pues a su
edad tal vez es cuando el hombre se sensibiliza más.
Es aquí donde podemos darnos cuenta de la realidad de la vida, ¿por
qué?, porque simplemente es en esta novela donde García Márquez nos
narra la historia única de este personaje que descubre la libertad de sí mismo
hasta los noventa años prácticamente. Y todo ello gracias a su niña, como él
la llamaba. Porque fue después de noventa años que este hombre quiso
volver a disfrutar los placeres del amor, pero solamente con una joven que
fuera doncella, afortunadamente Rosa Cabarcas, la dueña de una casa
clandestina, le consiguió de alguna forma a una muchacha virgen solo para
satisfacer a aquel viejo sabio, como ella solía llamarlo.
Resulta posible suponer que la novela “memoria de mis putas tristes”
haya sido creada en una corriente estética. La obra pasa a convertirse en el
recuerdo de una experiencia vivida. La novela adquiere una textura incierta
que facilita la expansión de las fronteras de un universo creado. De este
modo, el deseo del protagonista de regalarse “una noche de amor loco con
una adolescente” podría interpretarse como la ilusión de un hombre feo y
tímido y no necesariamente como la acción deliberada de un hombre
longevo.
Si se analiza la credibilidad del narrador que escribe sus memorias, no
se puede ignorar que se trata en efecto de un hombre mayor que había
notado los primeros huecos en la memoria antes de llegar a los 50 años.
Desde entonces:
“Saneaba la casa buscando los espejuelos hasta que descubría que los llevaba puestos, o me metía con ellos a la regadera, o me ponía los de leer sin quitarme los de larga vista. Un día desayune dos veces porque olvide la primera, y aprendí a reconocer la alarma de mis amigos cuando no se atrevían a advertirme porque les estaba contando el mismo cuento que les conté la semana anterior.” Gabriel García Márquez, 2004.
Además de tener evidentes dificultades para recordar, el protagonista
aclara que no posee vocación de narrador y que ignora las leyes de
composición. Por otra parte comenta que se ha embarcado en la escritura
confiando aprovecharse de lo mucho que ha leído en la vida y deja abierta la
posibilidad de que otras ficciones puedan llegar a combinarse con su propia
historia.
No es sorpresa que Gabriel García Márquez haya publicado una
novela cuyo título puede ofender nuestro sentido de la decencia. Algunas
de estas narrativas, a veces denominadas como parte del “realismo
sucio”, presentan los detalles más sórdidos del sexo con el fin de chocar y
desafiar las sensibilidades demasiado rígidas sobre el cuerpo, el placer y el
sexo. Son chocantes, no por representar las prácticas de grupos
marginales, sino precisamente porque iluminan el papel de la fantasía y el
hechizo del deseo que se despiertan en todas las sexualidades, aún en las
más conservadoras.
El personaje en la novela vive en un estado de depurada soledad; su
único talento es el de mantener las apariencias a través del engaño de la
escritura. El narrador se refiere a sí mismo como alguien que es “feo, tímido
y anacrónico” y que no obstante logra “simular todo lo
contrario”. Irónicamente, lo que desea es volver a lo real, a un mundo sin el
engaño de las apariencias, pero está atrapado en el vaivén de mundos de
artificio: sus “Notas dominicales” y el barrio chino. El burdel, tanto como la
biblioteca donde el narrador escribe sus artículos, es el espacio de fantasía
y la imaginación.
Una de las ironías de esta novela es el desconocimiento del deseo por
parte del protagonista. Es decir, que en lugar de aceptarse como un sujeto
deseante, como un sujeto que carece y necesita, el narrador afirma que:
“Mis poderes sexuales no dependían tanto de mí como de ellas” Gabriel
García Márquez, 2004.
De esta manera, su sexualidad no se constituye como el deseo del
otro, sino como el deseo del deseo. Esto indica una especie de narcisismo
que convierte a las prostitutas en los espejos que reflejan su propio deseo.
Esta inestabilidad psíquica y erótica también se presenta en el título
de la novela, Memoria de mis putas tristes. Observa el narrador que:
“Alguna vez pensé que aquellas cuentas de camas serían un buen sustento para una relación de las miserias de mi vida extraviada, y el título me cayó del cielo”. Gabriel García Márquez, 2004.
Se supone que este texto es una memoria o autobiografía en la que se
narran las vivencias del autor. El título, sin embargo, presupone contar una
tristeza ajena. Esta tendencia de proyectarse hacia el otro se manifiesta
casi al final de la novela cuando él siente un profundo dolor al imaginar a
Delgadita sin él durante el resto de su vida. Atribuir la tristeza a las
prostitutas también indica una confusión o falta de definición del ser que
narra las tristezas de su propia vida. El discurso de la novela, además, es
emblemático de la proyección hacia el otro. El texto está escrito en primera
persona, logrando que la conciencia del autor dramatizado se incorpore a
los demás personajes dentro de su propio lenguaje: todos hablan a través
de él. En la mayoría de los casos, ni siquiera aparecen las comillas u otros
indicios que identifican el discurso del otro personaje. Estas otras voces, no
obstante, sirven para señalar aspectos de la conciencia del narrador que él
no es capaz de señalar. Por eso, desde el principio de la novela la madame
Rosa Cabarcas se refiere a él como “mi sabio triste”. El viejo triste de García
Márquez un sujeto que no ha podido aceptar la responsabilidad y la
consecuencia de su posición en el orden simbólico. Por eso mismo, él
tiene que proyectar su deseo al otro. Lo que resulta es una oscilación
constante entre dos espacios en que irónicamente busca regresar a lo real
que nunca va a encontrar.
El narrador, en este sentido, es prisionero de un deseo que le
obliga buscar a la que toma un papel agresivo en la sexualidad. Aunque
parece extraña la afirmación, el narrador se refiere a su vida con las
prostitutas como parte de “una servidumbre” que le ha mantenido
subyugado desde sus trece años. Lo que esto significa es que no ha salido
del narcisismo infantil en que el sujeto se considera como el objeto de deseo.
Por eso, antes de acostarse con niña por primera vez, mientras se arregla
ante el espejo, y se pregunta, “¿qué puedo hacer si no me quieres?”. La
respuesta a esta pregunta, desde luego, es que él no será capaz de
hacer nada. Sólo la mujer sexualmente activa, la prostituta, es capaz de
producir esa ilusión y activar su sexualidad.
La segunda escena traumática ocurre a los once años cuando sube a los
pisos superiores del edificio en que trabaja su padre. Al entrar en el
prostíbulo, se queda aterrorizado al ver a las prostitutas desnudas
comentando a gritos sus relaciones de la noche anterior. Antes de poderse
escapar, una de ellas, la que se llama Castorina, lo lleva a la cama a la
fuerza. A pesar del miedo que siente, vuelve a donde ella con frecuencia.
Por eso, el narrador se encierra de una vez por todas en la “etapa de
espejo”. Cuando afirma que “las putas no me dejaron tiempo para ser
casado”, lo que quiere decir es que él respondía, no a su propio deseo, sino
al deseo fingido de ellas. Esta fantasía de ser el deseado lo atrapa en su
propio narcisismo. A pesar de que estas narrativas nuevas desafían los
esquemas con que hemos acostumbrado leer la literatura, esto no quiere
decir que este exenta de cierto valor cultural. En parte, estos textos nos
exigen una comprensión de orden simbólico que responde más a cuestiones
de placer que a los imperativos y exigencias políticas e históricas. Y no por
eso son menos valiosas. Desmantelar el binario tradicional que todavía
divide a las mujeres en grupos de santas o prostitutas es de suma
importancia, y superar los binarios que también imperan sobre la
masculinidad. La novela de García Márquez plantea el desafío de leer más
allá de la mitología del hombre y examinar la construcción de su deseo y
su fetichismo de la virgen. Mucho más lógico es el deseo de un cuerpo que
no sólo sabe dar placer, sino que también conoce su propia intimidad. Por
lo tanto, es probable que detrás de esta larga tradición de mistificación de
la virginidad, es decir, la ignorancia sexual, se encuentren las debilidades
de un sujeto masculino que teme las comparaciones con otro que sea más
hombre que él.
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION
UNIVERSITARIA
ALDEA JOSE GERVASIO ARTIGAS
CATEDRA: COMPRENSION Y PRODUCCION DE TEXTOS
FACILITADORA: MARIA EUGENIA CONTRERAS
ANALISIS CRÍTICO
TRIUNFADORA:
JENNIFER GRATEROL C.I: 17.963.705
INTRODUCCIÓN
Esta Obra es muy interesante, porque muestra la realidad de Gabriel
García Márquez desde un punto que ningún escritor colombiano ha
cautivado con una novela romántica tan bella y especial como esta.
CONCLUSIÓN
A pesar que se rumora sobre una pérdida de la imaginación o cese de esta
en Gabriel García Márquez, esta novela nos demuestra todo lo contrario.
Queda comprobado, además, que su realismo mágico aún no deja de estar
vigente y cautivarnos entre las fronteras de lo real e imaginario.
La universalización de la obra macondiana ha exigido al autor menor
dependencia de los caracteres regionalistas y mayor sujeción a las palabras
sencillas y conocidas por todo el mundo.
BIBLIOGRAFIA
Memoria de mis putas tristes - Gabriel García Márquez (2004)