memorias 2005

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LA LBERTAD DE PRENSA ES LA LBERTAD DE TODOS

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centro para la libertad de prensa en puerto rico, memorias 2005

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Memorias 2005 ~ �

LA L�BERTAD DE PRENSA ES LA L�BERTAD DE TODOS

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MEMOR�AS 2005 ES UNA PUBL�CAC�ÓN DEL CENTRO PARA LA L�BERTAD DE PRENSA EN PUERTO R�CO

Sexta edición: 2006© 2006 Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico

Se permite la reproducción con la autorización del CLP. Se requiere que se indique la procedencia del texto al momento de la divulgación.

ED�TORA: Helga �. Serrano

AS�STENTE ADM�N�STRAT�VA: Anilda Quiñones

ED�C�ÓN: Luis A. Villares

PORTADA, D�SEÑO Y EMPLANAJE: Ana María Jované Serrano

FOTOS: Luis Ramos, El Nuevo Día

D�RECC�ÓN POSTAL DEL CLP:Universidad del Sagrado CorazónP. O. Box 12383San Juan, Puerto Rico 00914-0383Teléfono: (787)728-1515, ext. 2330Fax: (787)728-5345e-mail: [email protected]

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Memorias 2005 ~ ���

ÍND�CE

�nformación sobre el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico (CLP) | 7

Miembros de la Junta Asesora 2005 | 9

MENSAJES

La prensa y su responsabilidad social | 12 Luis Alberto Ferré Rangel Director de El Nuevo Día

Doctor José Jaime Rivera Presidente de la Universidad del Sagrado Corazón

Atrayendo y uniendo voluntades | 14 Helga �. Serrano Directora Ejecutiva

�nforme de labores en el CLP | 15 Enero a diciembre de 2005

Artículo: Tres campañas publicitarias | 19 Yaritza Rivas

Artículo: El CLP en la red cibernética | 21 Yaritza Rivas

LOS FOROS PÚBL�COS

El impacto de la prensa en la política pública | 2216 de marzo de 2005

La prensa como reformador social | 22 Luis Alberto Ferré Rangel

El reto de informar y formar a los ciudadanos | 26 Doctora Palmira Ríos

La necesidad de una autocrítica continua | 30 Doctor Mario Roche

Prensa y políticas públicas: una oportunidad | 32 para pensar en medidas dirigidas a reformar los medios de comunicación Luis Fernando Coss

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�V ~ Memorias 2005

Crímenes contra la prensa: no más impunidad a los agresores | 403 de mayo de 2005 Una lucha de todos los ciudadanos | 40 Ricardo Trotti

Más alertas a lo que nos sucede | 46 Oscar Serrano

Trabajar juntos para laborar con más libertad | 49 Rafael Lenín López

La libertad de prensa: una luz que permite | 51 observar lo que ocurre en una democracia Leonardo Rivera

Las fuentes confidenciales en el periodismo | 5429 de septiembre de 2005

Apuntes sobre las fuentes confidenciales en el periodismo | 54 Antonio S. Negrón García

La protección de las fuentes de confidencialidad | 60 Leonor Mulero

Confidencialidad de las fuentes | 64 Yolanda Vélez Arcelay

Las fuentes confidenciales en el periodismo | 68 Manny Suárez

La prensa y su responsabilidad social | 70 9 de noviembre de 2005 El periódico como ruina: Responsabilidad social | 70 de la prensa puertorriqueña Silvia Álvarez Curbelo

El compromiso con la responsabilidad social | 77 Rafael Santos

Artículo: La autocrítica como parte de la | 85 responsabilidad social Lilliana AlemánLilliana Alemán

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Memorias 2005 ~ V

UN H�TO EN LA L�BERTAD DE PRENSA: La conmemoración del décimo aniversario del fallo Diálogo v. Comisión Estatal de Elecciones A diez años de la victoria | 88 Helga �. Serrano

Un preciado precedente | 90 Antonio Negrón García

“Fue un acto de conciencia” | 94 Luis Fernando Coss

�NFORMES SOBRE LA L�BERTAD DE PRENSA EN PUERTO R�CO ENV�ADOS A LA SOC�EDAD �NTERAMER�CANA DE PRENSA

LA L�BERTAD DE PRENSA Y EL BUEN PER�OD�SMO | 105Columnas de Helga �. Serrano

P�LARES DE LA L�BERTAD DE PRENSA | 131

DECLARAC�ÓN DE PR�NC�P�OS DE CHAPULTEPEC | 132Sociedad �nteramericana de Prensa, 1994

| 96

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V� ~ Memorias 2005

El Centro para la Libertad de Prensa ocupa nuevas oficinas en el edificio Barat Sur de laUniversidad del Sagrado Corazón, desde septiembre de 2005. En el área de recepción aparecen, desde la izquierda, Liliana Alemán, asistente de la dirección; Anilda Quiñones,asistente administrativa y Helga �. Serrano, directora ejecutiva.

Nuevas oficinas

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El Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico fue establecido el 18 de mayo de 1999 por El Nuevo Día (END), el periódico principal de Puerto Rico, y la Universi-dad del Sagrado Corazón (USC), una universidad católica privada en San Juan.

OBJET�VOS

Servir como centro de investigación para estudiantes, académicos, periodistas y otros estudiosos del tema de la libertad de prensa; servir como un foro para la dis-cusión de asuntos relacionados con la libertad de prensa; servir como observador de los asuntos relacionados con la libertad de prensa que se estén ventilando en los tribunales estatales y en el federal y en la Legislatura de Puerto Rico.

M�S�ÓN

Fortalecer la base democrática de nuestra sociedad por medio de programas edu-cativos sobre el derecho a la libertad de prensa.

COPRES�DENTES DEL CLP

Luis Alberto Ferré Rangel, director de El Nuevo Día, y doctor José Jaime Rivera, presidente de la Universidad del Sagrado Corazón.

D�RECTORA EJECUT�VAHelga �. Serrano, periodista y profesora de periodismo.

JUNTA ASESORA DEL CLP

�ncluye los presidentes de las tres asociaciones de periodistas más importantes de Puerto Rico – Overseas Press Club of Puerto Rico (OPC), Asociación de Perio-distas de Puerto Rico (Asppro) y la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico, el director regional de la Asociación de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés); los directores de noticias de una estación de radio y una televisora; el presidente de la Asociación de Periódicos Regionales; el director de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico; la directora del Departamento de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón; un profesor de derecho constitucional; un ex presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico y un re-presentante de una organización sin fines de lucro.

EL NUEVO DÍA

Es una empresa que pertenece al Grupo Ferré-Rangel y es el diario más importante de Puerto Rico, con una circulación que sobrepasa los de 205,0o0 ejemplares de lunes a sábado y 249,000 ejemplares los domingos. El Grupo Ferré-Rangel tam-bién publica el periódico Primera Hora y es dueño de la imprenta comercial AGP, del portal interactivo Zonai.com y las publicaciones endi.com y consalud.com, los

�NFORMAC�ÓN SOBRE EL CENTRO

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periódicos regionales El Norte y El Horizonte, la compañía de reciclaje de papel de periódico Pronatura y la compañía de telemercadeo El Día Directo.

UN�VERS�DAD DEL SAGRADO CORAZÓN

Es la institución educativa más antigua de Puerto Rico. Tiene sus raíces en el Colegio del Sagrado Corazón de Santurce, una escuela a nivel elemental y secundario para niñas que fue fundada por la orden de las Religiosas del Sagrado Corazón. En 1971 pasó a ser una universidad coeducacional. La misión de la USC es educar personas en la libertad intelectual y la conciencia moral, dispuestas a participar en la construcción de una socie-dad puertorriqueña más auténticamente cristiana: una comunidad solidaria en la justicia y la paz. Con este apostolado como norte, la institución ofrece al estudiante un proyecto académico único, una experiencia innovadora en la que el salón de clases es el mundo, en un ambiente de vida comunitaria y en el cual la persona y los valores cristianos son el centro. La USC tiene una matrícula de aproximadamente 5,000 estudiantes, más de 170 acuerdos de intercambio estudiantil y participa en cinco consorcios académicos.

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Memorias 2005 ~ 9

JUNTA ASESORA DE 2005

Directora Ejecutiva del CLPPeriodista y profesora de periodismo

Secretario Junta de Síndicos de la Universidad de Puerto Rico

ReporteroTelevicentro, Canal 4 PresidenteOverseas Press Club of Puerto Rico (OPC)

PresidenteUniversidad del Sagrado CorazónCopresidente del CLP

DOCTOR JOSÉ JA�ME R�VERA

DirectorEl Nuevo DíaCopresidente del CLP

LU�S ALBERTO FERRÉ RANGEL

HELGA �. SERRANO

L�CENC�ADO LU�S MAR�ANO V�LLARONGA

RAFAEL LENÍN LÓPEZ

JUNTA ASESORA

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M�GUEL ROSAFotoperiodista TUTV, Canal 6Presidente Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico

DOCTOR MAR�O ROCHEDirector de Noticias Radio Universidad de Puerto Rico

L�CENC�ADO HARRY ANDUZEEx presidenteColegio de Abogados

DOCTOR EL�SEO COLÓNDirectorEscuela de ComunicaciónUniversidad de Puerto RicoRecinto de Río Piedras

OSCAR SERRANOReporteroPrimera HoraPresidente Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro)

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Memorias 2005 ~ 11

DOCTOR NELSON �. COLÓNPresidenteFundación Comunitaria de Puerto Rico

LU�S TORRES NEGRÓNDirector de NoticiasTUTV, Canal 6

PROFESORA CARMEN SARA GARCÍADirectoraDepartamento de Comunicación Universidad del Sagrado Corazón

L�CENC�ADO ANTON�O NEGRÓN GARCÍAEx juez asociadoTribunal Supremo de Puerto Rico

V�CENTE P�ERANTON�DirectorEl OrientalPresidenteAsociación de Periódicos Regionales

RUTH MER�NOAsistente de la DirecciónEl Nuevo DíaDelegada, Región 1Asociación de Periodistas Hispanos (NAHJ)

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12 ~ Memorias 2005

LA PRENSA Y SU RESPONSAB�L�DAD SOC�AL

En este sexto año de existencia, el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico ha seguido fiel a su encomienda de aportar al conocimiento y enriquecimiento de la libertad de prensa en nuestro país. De ello dan fe, entre otras gestiones, los foros públicos llevados a cabo durante estos meses, en los que se destacan el análisis y discusión de un tema muy relevante para el periodismo moderno: su responsabilidad social ante la comunidad que sirve. Hablamos de una vía en dos direcciones, ya que tan importante es cómo el medio cubre su comunidad, cómo el recibir de ésta, a modo de bumerán, sus reacciones a esta labor diaria. Es un compromiso entre ambos, si se ambicionan resultados satisfactorios y hasta excelentes.

El tema de la responsabilidad social se aborda por primera vez el 16 de marzo en el foro “El impacto de la prensa en la política pública”, en el que cuatro expositores examinan cómo la prensa se convierte en gestor y propulsor de agendas públicas, y todo lo que ello implica en términos de responsabilidad con la comunidad, la ética profesional, los conflictos de intereses particulares, las luchas político-partidistas y otros sesgos que tocan este diverso y complejo campo de acción.

Más adelante, el 29 de septiembre, se abre un fogoso debate cuando en el foro “Las fuentes confidenciales en el periodismo”, cuatro veteranos periodistas discuten la importancia de este recurso a la hora de informar sobre asuntos, de mucha importancia e impacto para la comunidad, que se quieren mantener ocultos, especialmente por el gobierno que esté de turno. ¿Puede el periodismo investigativo sobrevivir sin las fuentes anónimas? ¿Es necesario este periodismo para cumplir con la responsabilidad social? Punto recurrente en la discusión fue el asunto de si debe o no existir legislación que proteja el anonimato de las fuentes confidenciales.

Cierra este ciclo con broche de oro en el foro del 9 de noviembre, “La prensa y su responsabilidad social”, en el que se presentó el proyecto de responsabilidad social que lleva a cabo desde el 1999 el periódico El Tiempo de Bogotá. Este proyecto es reconocido en Latinoamérica como modelo para otros medios, por su dimensión y envergadura. El director de El Tiempo, Rafael Santos, tuvo a su cargo esta interesante presentación. Y como contraparte a su ponencia, estuvo la excelente disertación de la doctora Silvia Álvarez Curbelo, de la Escuela de Comunicación de la

MENSAJE DE LOS COPRES�DENTES

“Hablamos de una vía en dos direcciones, ya que tan importante es cómo el medio cubre su comunidad, cómo el recibir de ésta, a modo de bumerán, sus reacciones a esta labor diaria”.

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Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, que tituló “El periodismo como ruina: Responsabilidad social de la prensa puertorriqueña”.

Es interesante anotar que este mundo de tecnología asombrosa, de la cual participan activamente los medios de comunicación, ha hecho posible, como nunca antes, un hito en el campo de la historia del periodismo, la comunicación entre la prensa y a quienes sirve. Más aún, la prensa cibernética mantiene una comunicación casi continua con su audiencia, que le hace llegar sus puntos de vista sobre lo que acaba de leer o ver. Este nuevo escenario, que apenas estamos atisbando, es uno que promete grandes debates sobre la responsabilidad de la prensa y su interacción, cibernética o impresa, con las comunidades que sirve. Ello está en la agenda del Centro para la Libertad de Prensa.

Luis A. Ferré Rangel Doctor José Jaime Rivera

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MENSAJE DE LA D�RECTORA

Esta quinta edición de las Memorias del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico recoge lo acontecido en nuestra agenda de trabajo durante el 2005. Fue un año de mucha labor, de grandes satisfacciones y de mucho agradecimiento a todas las personas que de una forma u otra nos ayudaron a cumplir con los compromisos y objetivos contenidos en el Plan de acción estratégica del 2005, que presentamos en la reunión de diciembre a la Junta Asesora.

Este plan tuvo como norte tres objetivos principales: el primero, incrementar el nivel de conocimiento público sobre la razón de ser del Centro y las actividades que éste lleva a cabo; el segundo, dar énfasis al aspecto de educación sobre la libertad de prensa, tanto en las escuelas públicas y privadas del país como en las universidades con programas de comunicación; y, finalmente, lograr unas instalaciones más amplias que facilitaran el desarrollo de la institución.

El siguiente informe de labores hace un resumen de esta trayectoria de esfuerzos a lo largo del 2005. Si bien es cierto que es motivo de gran satisfacción el haber cumplido con estas metas, todavía lo es más el haber contado con esta valiosa ayuda que las hizo posible. Es por ello que me reafirmo en que el mayor tesoro del Centro es su capacidad de atraer y unir voluntades en pro de la libertad de prensa en Puerto Rico, que hace posible el ejercicio del periodismo responsable, al que siempre se aspira.

Reitero nuestro agradecimiento más profundo a todas las personas que se unieron a nosotros en este camino. Algunos de estos nombres aparecen como parte de las gestiones y actividades mencionadas en el informe. Otros permanecen en el anonimato, como es el caso de los cientos de personas que nos acompañaron en las actividades públicas, o de los colegas, tanto de prensa escrita como electrónica, que nos ayudaron a difundir nuestras informaciones sobre estas gestiones, o los que nos visitaron en nuestro portal cibernético, o los que nos dieron la mano con expresiones de apoyo a nuestra gestión.

Espero que disfruten la lectura de esta publicación, confeccionada con amor y esmero, para que quede plasmado y accesible al público en general el contenido de las ponencias que se presentaron en nuestras diversas actividades.

Helga �. SerranoATRAYENDO Y UN�ENDO VOLUNTADES

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16 de marzo: Foro público “El impacto de la prensa en la política pública”, con el copatrocinio de la Asociación de Estudiantes de la Escuela Graduada de Administración Pública, Recinto de Río Piedras, de la Universidad de Puerto Rico. Participantes Luis A. Ferré, director de El Nuevo Día; profesor Luis Fernando Coss, de la Escuela de Comunicación de la UPR; doctora Palmira Ríos, directora de la Escuela de Administración Pública; y doctor Mario Roche, director de noticias de Radio Universidad. Moderador: Hiram Díaz, presidente de la Asociación de Estudiantes. Asistencia: 120 personas

2 de mayo: Cena en conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, restaurante Payá, en Guaynabo

3 de mayo: Foro público “Crímenes contra la prensa, no más impunidad a los agresores”, con el copatrocinio de la Universidad �nteramericana de Puerto Rico, Teatro de la Facultad de Derecho, Hato Rey. Participantes: Ricardo Trotti, director del Comité de Libertad de Prensa de la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P); Oscar Serrano, vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro); y Rafael Lenín López, presidente del Overseas Press Club. Moderadora: Helga �. Serrano. Asistencia: 175 personas

29 de septiembre: Foro público “Las fuentes confidenciales en el periodismo”, Salón Ochoteco, Colegio de Abogados, Miramar. Con el copatrocinio del Colegio de Abogados. Participantes: licenciado Antonio Negrón García, ex juez asociado del Tribunal Supremo; Leonor Mulero, editora de investigación, El Nuevo Día; Manny Suárez, reportero investigativo; y Yolanda Vélez Arcelay, reportera de Univision, canal 11. Moderadora: Perla Sofía Curbelo, reportera de Diálogo. Asistencia: 180 personas

8 de noviembre: Cena en conmemoración del sexto aniversario del CLP, restaurante Payá, Guaynabo

9 de noviembre: Foro público “La prensa y su responsabilidad social”, Centro de Adiestramiento Profesional (CAP), Universidad del Sagrado Corazón, Santurce. Participantes: Rafael Santos, director de El Tiempo, Bogotá; y doctora Silvia Álvarez Curbelo, directora del Centro de �nvestigación de la Escuela de Comunicación de la UPR. Asistencia: 215 personas

CAMPAÑAS DE PUBL�C�DAD A TRAVÉS DE LA PRENSA ESCR�TA, RAD�O Y TELEV�S�ÓN

Anuncio de 30 segundos (Pinocho), transmitido del 7 de marzo al 29 de agosto. Fue elaborado pro bono por la firma Leo Burnett y difundido por las estaciones de televisión Telemundo, Univision, TUTV, y en cable tv por Adelphia, Liberty Cable y DirectTV. Representó una inversión total de $861,250.

�NFORME DE LABORES

ACT�V�DADES AUSP�C�ADAS POR EL CLP

ENERO A D�C�EMBRE DE 2005

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16 ~ Memorias 2005

Seis cuñas radiales de 30 segundos cada una, transmitidas de mayo a diciembre a través de 80 radioemisoras del país, como parte de la campaña copatrocinada por la Asociación de Radiodifusores de Puerto Rico. Las cuñas, basadas en la Declaración de Principios de Chapultepec y redactadas por la periodista Gloria Borrás, fueron presentadas por Yolanda Vélez Arcelay, reportera de Univision, Canal 11, y Mario Roche, director de noticias de Radio Universidad.

Cinco cintillos sobre la libertad de prensa, publicadas de julio a diciembre, en El Nuevo Día. Están igualmente basados en la Declaración de Principios de Chapultepec. Fueron elaborados por la firma Comstat Rowland. PUBL�CAC�ONES DEL CLP

“Memorias 2004”, con una tirada de 500 ejemplares, fue impresa por Graphic Printing y repartida, libre de costo, durante el foro público del 9 de noviembre.

Columnas mensuales de la directora, en la sección Perspectiva de El Nuevo Día sobre temas de periodismo y libertad de prensa:

28 de enero: El peor enemigo 25 de febrero: Diálogo y la prensa libre 30 de marzo: “¿Quis custodiet ipsos custodies?” 29 de abril: No más crímenes con impunidad 29 de junio: El privilegio de los periodistas 29 de julio: Bob Greene y el periodismo investigativo 31 de agosto: Educando al nuevo periodista 30 de septiembre: Como dardos punzantes 29 de octubre: Una transformación a gran escala 30 de noviembre: Noticias con lazo blanco 30 de diciembre: Otro arresto... en México

PÁG�NA wEB (www.CENTROL�BERTADPRENSA.ORG)Fue lanzada en julio. Se ha mantenido actualizada con la mayoría de las presentaciones hechas en los foros públicos. Fue confeccionada por Zasha Morales, de endi.com y su editor es el periodista Luis A. Villares.

NUEVOS M�EMBROS EN LA JUNTA ASESORALa membresía de la Junta Asesora fue completada con las designaciones de los periodistas Mario Roche, director de noticias de Radio Universidad; Miguel Rosa, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas; Oscar Serrano, presidente de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico; y Luis Torres Negrón, director de noticias de TUTV, canal 6. La Junta se reunió el 8 de marzo, el 6 de septiembre y el 15 de diciembre. Las reuniones se llevaron a cabo en el salón de reuniones del Presidente de la USC, a las 8:00 a.m.

�NFORMES A LA SOC�EDAD �NTERAMER�CANA DE PRENSATres informes sobre la libertad de prensa en Puerto Rico fueron enviados a la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P): 5 de marzo, 16 de julio y 29 de septiembre.

�NVEST�GAC�ÓN SOBRE PR�V�LEG�OS DE PER�OD�STASLa investigación se encuentra en proceso. Hubo dilaciones ya que dos estudiantes que aceptaron trabajar en el proyecto renunciaron debido a que sus estudios de derecho consumían todo su tiempo.

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Memorias 2005 ~ 17

PRESENTAC�ONES SOBRE LA LABOR Y ACT�V�DADES DEL CLPA lo largo del año, la directora participó en foros públicos, programas de radio y televisión, y fue entrevistada por medios impresos sobre temas relacionados con el periodismo en Puerto Rico y la libertad de prensa. Entre estas presentaciones estuvo su participación en el foro sobre la prensa puertorriqueña que patrocinó el Overseas Press Club el 3 de marzo con motivo de la visita de un grupo de jueces rusos a Puerto Rico. �gualmente, en agosto la directora presentó una cápsula sobre el significado de la cultura como parte de la campaña de aniversario del �nstituto de Cultura, a través de TUTV, Canal 6. Las actividades del CLP fueron dadas a conocer a través de comunicados de prensa y anuncios en la prensa electrónica y escrita.

GEST�ONES Y PROYECTOS ACADÉM�COSCon el fin de optimizar la interacción entre el Centro, escuelas y universidades con programas de comunicación se llevaron a cabo las siguientes actividades:

• Se organizó, junto con los directivos de la Asociación de Estudiantes de la Escuela Graduada de Administración Pública del Recinto de Río Piedras, de la UPR, el foro sobre prensa y agenda pública celebrado el 16 de marzo. De hecho, la iniciativa para el foro surgió del presidente de la Asociación, Hiram Díaz. Se contó con el amplio apoyo de la doctora Palmira Ríos, directora de la Escuela.

• Junto a Josefina Barceló y Mary Cruz, de El Nuevo Día Educador (ENDE) la directora visitó el 10 de febrero la Escuela �ntermedia de la Comunidad SU Alfredo Bocachica de León, en Villalba, para conocer el proyecto de libertad de prensa que lleva allí a cabo, con resultados excelentes, el profesor Moisés Laboy.

• La directora del CLP participó como conferenciante en el taller sobre periodismo escolar para maestros de toda la isla que patrocinó ENDE el 10 marzo, en las instalaciones de El Nuevo Día. También participó el profesor Moisés Laboy, quien explicó cómo organizar un proyecto de libertad de prensa entre estudiantes de escuela secundaria, similar al que está establecido en su escuela en Villalba.

• El Centro patrocinó un certamen de composición entre estudiantes de escuela superior de toda la isla sobre el tema de porqué es importante la libertad de prensa para la democracia puertorriqueña. Los trabajos fueron evaluados por un jurado compuesto por la directora, la periodista Yaritza Rivas de El Nuevo Día y la profesora de periodismo de la USC, María Guerrero. Leonardo Rivera, estudiante de la Escuela Superior Ramón Quiñones Medina, en Yabucoa, resultó ganador y los premios (un certificado y $200) le fueron entregado el 3 de mayo, durante el foro público patrocinado por el CLP. Rivera tuvo a su cargo la presentación de los oradores.

• La directora enseñó dos cursos en este pasado año: el seminario electivo (3 créditos) “Periodismo en el siglo 21”, a estudiantes de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras de la UPR, de enero a mayo, junto a la periodista Ruth Merino, asistente del director de El Nuevo Día, y “La entrevista periodística como género y técnica” a estudiantes del programa de Maestría en Artes en Comunicación con especialidad en Redacción para los medios, de la Universidad del Sagrado Corazón, durante la primera sesión de verano 2004-2005 (mayo a julio). Los nueve estudiantes realizaron, como trabajo final, 25 entrevistas a periodistas sobre sus experiencias en el uso de las fuentes confidenciales y su sentir respecto a medidas para proteger el privilegio

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18 ~ Memorias 2005

del periodista. Este material formará parte de la investigación sobre privilegios del periodista que lleva a cabo el CLP.

• Como parte del curso “Planificación y producción de relaciones públicas” que se ofrece en la Escuela de Comunicación de la UPR, cinco estudiantes confeccionaron un proyecto de relaciones públicas para el Centro. Este proyecto tuvo como gestión destacada la celebración de un concurso de fotografía sobre la libertad de prensa entre estudiantes universitarios del Recinto de Río Piedras de la UPR y la USC. La semana antes de la evaluación de los concursantes, la directora ofreció una conferencia en la Escuela sobre la labor del Centro. El jurado que seleccionó los dos ganadores, estudiantes de la Escuela de Comunicación, estuvo compuesto por Luis Ramos, fotoperiodista de El Nuevo Día, y los profesores Rafael Gracia y Héctor Díaz, de la Escuela de Comunicación. Los ganadores recibieron $200 donados por El Nuevo Día.

• La directora ofreció una conferencia sobre el Centro y la importancia de la libertad de prensa para la democracia puertorriqueña a estudiantes del programa de comunicación de American University, en Bayamón, el 16 de noviembre.

• El Centro continuó brindando información y orientación a estudiantes que laboran proyectos, tesis y monografías sobre temas de periodismo y libertad de prensa. �gualmente, se atendieron peticiones y consultas de organizaciones, agencias gubernamentales y del público en general.

PART�C�PAC�ÓN COMO JURADOLa directora formó parte del jurado de los siguientes eventos:

• Certamen de composición, sobre el tema de la libertad de prensa y la democracia puertorriqueña, auspiciado por el CLP, en abril.

• Concurso de periodismo escolar para estudiantes de escuela elemental, secundaria y superior, auspiciado por la sección Volando Alto, de Primera Hora, en abril.

• Certamen de premiación a trabajos periodísticos de prensa escrita y de televisión, auspiciado por la National Association of Hispanic Journalists (NAHJ), en junio.

• Certamen de premiación a trabajos periodísticos en televisión, auspiciado por la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro), en julio.

MUDANZA A NUEVAS OF�C�NASDesde el pasado 7 de septiembre, el Centro ocupa nuevas instalaciones en el primer piso del edificio Barat Sur de la Universidad del Sagrado Corazón.

Durante la premiación del concurso Exprésate li-bremente con la libertad de prensa, aparecen de izquierda a derecha: José Landrón y Jesús Vázquez, ganadores del concurso; Helga �. Serrano, directora ejecutiva del CLP ; Zahili Jurado, una de las organizadoras del certamen, y Héctor Díaz, jurado y profesor de la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras.

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Memorias 2005 ~ 19

Durante el 2005, el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico, en colaboración con la agencia de publicidad Leo Burnett, la Asociación de Radiodifusores de Puerto Rico y El Nuevo Día, presentó a través de los medios de comunicación tres campañas publicitarias que tuvieron como propósito concienciar sobre la importancia de la libertad de prensa para la democracia puertorriqueña.

La primera de estas campañas, para la televisión, fue producida por la agencia Leo Burnett, a finales del 2004, como parte de su agenda de servicio público, en la que colaboró un grupo de suplidores de la agencia. “El anuncio de servicio público ‘Pinocho’ es una idea tan sencilla como contundente”, explicó Edward “Kit” Benavent, gerente general de Leo Burnett Puerto Rico. “No podemos mantenernos indiferentes ante esta intolerancia contra uno de los pilares de nuestra democracia y que constituye una forma de coartar la libertad de expresión y por ello afecta a toda la sociedad”.

En esta cuña de 30 segundos aparece en pantalla una cámara fotográfica de lado, cuyo lente va estirándose como la nariz del mentiroso Pinocho, mientras se van haciendo afirmaciones que no son ciertas, tales como “los periodistas nunca son censurados”, “nunca son perseguidos”, “nunca son insultados”, “nunca son agredidos”, y termina con el logo del Centro para la Libertad de Prensa y la siguiente expresión: “Sin libertad de prensa todo es mentira”. El anuncio es dedicado a la memoria de los 120 periodistas asesinados en el mundo durante el 2004, expresó Benavent.

“Pinocho” fue creado por Verónica Acevedo Santaliz, redactora de textos de Leo Burnett e hija y nieta de los periodistas Coqui Santaliz y Jesús María Santaliz, respectivamente. En el proceso de producción intervinieron la directora de cuentas de Leo Burnett, wanda Reichard, y el equipo creativo de Olly Fernández, Massielle Ascencio y Verónica Acevedo Santaliz. Jochi Melero, de Paradiso Films, dirigió la filmación; la animación y edición fue de Abner Ortiz, de Lux Digital; el sonido estuvo a cargo de �ván Rosa y Juan Belgodere, de Alfa Recordings; y Pedro Dávila realizó la locución.

“‘Pinocho’ es una producción sencilla y de gran impacto. Esperamos que su mensaje cale hondo en el público puertorriqueño, ya que la libertad de prensa es responsabilidad de todos. Nunca es más necesaria la información precisa, clara y sencilla para la ciudadanía que cuando los ánimos son nublados por fanatismos y prejuicios descontrolados. La información genera poder y el desconocimiento es aliado de la manipulación. Es por ello que en los regímenes totalitarios lo primero que se acalla para acceder al poder es

TRES CAMPAÑAS PUBL�C�TAR�ASPor Yaritza Rivas

ARTÍCULO

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20 ~ Memorias 2005

a la oposición y a la prensa”, dijo Helga �. Serrano, directora ejecutiva del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico. Por su parte, la Asociación de Radiodifusores de Puerto Rico, apoyó la gestión del Centro a través de cuñas radiales como éstas:

“Escucha esta noticia. Es tu derecho. Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información a expresar y divulgar opiniones. Si los periodistas y los ciudadanos no pueden obtener información oportuna y completa, no habrá prensa libre, ni sociedad libre. Necesitamos un país bien informado”.

“Atención, este mensaje tiene que ver con la libertad. Tu libertad para conocer todos los datos: La censura previa, el control u ocultamiento de información y los obstáculos al sano ejercicio del periodismo atentan contra una prensa libre. Atentan contra tu derecho a saber”

“¿Sabías que la libertad de expresión es un derecho esencial del pueblo? La libertad de prensa también es fundamental en una democracia. Una prensa libre promueve el intercambio de ideas y la búsqueda y difusión de información imparcial que amplían las perspectivas de cada persona y de todo el país”.

Las cápsulas fueron redactadas por la periodista Gloria Borrás, inspiradas en la Declaración de Principios de Chapultepec, formulada por la Sociedad �nteramericana de Prensa en el 1994. Los periodistas Mario Roche y Yolanda Vélez Arcelay dieron su voz en este empeño radial, que aún va al aire en la estación wUPR, que se escucha alrededor de la zona central de la isla, según expresó el presidente de la Asociación de Radiodifusores, José A. Martínez Giraud.

“Somos el vehículo por el cual se difunde la noticia, y apoyamos el esfuerzo del Centro porque hay que crear conciencia al público de lo que hace la prensa del país”, dijo Martínez Giraud, quien entiende que este esfuerzo debería tener continuidad.

�gual opina el director ejecutivo de la Asociación de Radiodifusores de Puerto Rico, José Ribas Dominicci. “Estamos ayudando a que todos los periodistas puedan escribir, decir y hacer su trabajo en un tono sano y que nadie pueda decirles qué hacer y qué no hacer”, dijo el ejecutivo.

Mientras, Yolanda Vélez Arcelay explicó que los periodistas son una herramienta de conexión. “La presencia de un periodista en un lugar no es caprichosa. Es una herramienta para llevar al país la información. Que no se obstruya un lente, un micrófono, que el pueblo valore eso, lo hace más libre en la medida en que tiene más alternativas. La información es crucial para que un país avance”, aseveró la periodista. Afirmó que la información hace a los ciudadanos libres. Vélez Arcelay reiteró que estas campañas sirven para recordar a las nuevas generaciones que el valor máximo de la democracia es estar bien informado. Finalmente, el periódico El Nuevo Día se unió al esfuerzo del Centro para la Libertad de Prensa durante el 2005 y publicó en el diario como servicio público algunos de los principios de la Declaración de Chapultepec, cuyo texto completo aparece en la página 132 de estas Memorias.

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EL CLP EN LA RED C�BERNÉT�CAPor Yaritza Rivas

La página cibernética del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico es “la ventana al mundo” de las labores que ha realizado este foro público desde su creación en 1999, coincidieron Luis Alberto Ferré Rangel, director de El Nuevo Día y copresidente del Centro, y Helga �. Serrano, directora ejecutiva.

En el 2005 nació este sitio interactivo que sirve como una “herramienta de investigación, divulgación y vinculación con otras organizaciones que tienen que ver con la libertad de prensa”, expresó Ferré Rangel.

La página es también un “depositario digital de las ponencias”, especificó Ferré Rangel. Esto “permite dar a conocer la labor y mostrar todos los documentos de importancia a lo largo de estos seis años de existencia”, destacó por su parte, la directora ejecutiva.

“Estamos trabajando para actualizar y desarrollar la página, y esto incluye la utilización de más fotografías y material de vídeo. Estamos muy agradecidos de Zasha Morales, de zonai.com, que produjo la página, y del colega Luis A. Villares, editor, que tanto ha apoyado este proyecto”, añadió Serrano.

El sitio contiene un motor de búsqueda que da fácil acceso al material recopilado. Y aparte de presentar las ponencias, en el portal también se pueden encontrar comunicados, más de una veintena de enlaces de organizaciones relacionadas con la libertad de prensa y el calendario de actividades.

Ferré Rangel adelantó que la página incluirá vídeos con cápsulas acerca de las actividades que ha realizado el Centro. Además, se añadirán otros enlaces que servirán de entrada a otros lugares vinculados con la libertad de prensa a través del mundo.Por su parte, el editor Villares destaca la importancia de este sitio como una referencia que tienen a su disposición tanto los profesionales de la comunicación como la comunidad en general.

“De esta forma, se está dando mayor acceso de enterarse a otras personas”, resaltó Villares acerca de la misión del Centro: Fortalecer la base democrática de nuestra sociedad por medio de programas educativos sobre el derecho a la libertad de prensa.

ARTÍCULO

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La prensa existe para retar el “status quo” de la sociedad a la que pertenece. Existe para iluminar las esquinas más recónditas de nuestra existencia colectiva. Existe para denun-ciar lo que unos pocos se atreven. Existe para darle voz a la minoría. Existe para construir y crear el consenso social. Existe para incomodar. Existe para retratar nuestra realidad más cruda, esa a la que le viramos la cara. La prensa no existe para ser dócil ni para ser esclava de intereses particulares, pero sí existe para ser fiel servidora del bien común.

Los medios se distinguen por la manera en que asumen esa responsabilidad. Hay quien la asume a medias, otros le dan la espalda y otros la asumen completamente. Al final, la intención y el grado de éxito del medio ante ese reto quedará siempre clara ante el público y ante la historia de su país.

La prensa como reformador social tiene que profundizar en la materia, traer voces exper-tas al debate público y, más que todo, colocar al ciudadano como actor – y no observador – de la reforma pública, sea ésta, de índole económica, política o social.Por lo tanto, los medios, particularmente los escritos, tenemos una misión especial de no solo denunciar los problemas, sino ayudar a dar soluciones a los mismos por medio de la participación activa de las voces de la sociedad civil.Es en la generación del debate público donde la incidencia de la prensa sobre la formu-lación de política pública es fundamental.

En primer lugar, la prensa examina y revela las áreas de vulnerabilidad en la política pública. Estos hallazgos deben producirse por iniciativa del medio de prensa. Porque las sociedades son dinámicas y evolucionan los medios deben permanecer siempre alerta en aquellos momentos donde ya es evidente que la realidad legal y la realidad de facto ya van siendo incompatibles.

EL �MPACTO DE LA PRENSA EN LA POLÍT�CA PÚBL�CA16 de marzo de 2005, 7:00 p.m., Edificio de Ciencias Sociales Graduadas, en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. El foro fue copatrocinado por la Aso-ciación de Estudiantes de la Escuela Graduada de Administración Pública de la UPR. Moderador: Hiram Díaz, presidente de la Asociación.

La prensa como reformador socialLuis Alberto Ferré Rangel

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Es en ese momento que se produce casi siempre la denuncia, por ejemplo, por voz de una madre de un niño de educación especial o de los pequeños comerciantes, según sea el caso. Será responsabilidad del medio determinar si se trata de un caso aislado o si lo que tiene frente a sí es el síntoma de un problema más complejo. Casi siempre sucede que cuando la denuncia llega a los medios, ya el problema es uno serio.Es en esta segunda fase que entra la doble función del medio: informar y orientar. Como dije antes, la denuncia es el primer paso para la reforma social, pero no el único. El público exige cada vez más pasar de la protesta a la propuesta y pide de la prensa otro tipo de periodismo, uno que provea soluciones y no solo que denuncie.

La primera responsabilidad del medio es informar de qué se trata el problema. Un con-texto claro – digamos el diagnóstico del problema – realizado por voces responsables y expertas en la materia ubica al público en tiempo y espacio.

Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Los periodistas deben primero entender el problema, si no lo entienden, o lo entienden parcialmente, su trabajo reflejará la falta de claridad que existe en su propia mente. Los buenos periodistas se preparan, buscan referencias, bus-can comparaciones, buscan estadísticas y hacen un ejercicio intelectual para entender los componentes y actores del problema. El medio tiene que darle el tiempo al periodista para que haga su trabajo. Si el periodista no está ubicado, menos estará su público.

Usualmente esta parte de la cobertura se enfrasca en ir desmarañando el problema, sea la falta de agua potable o la reforma contributiva, por ejemplo, hasta que las causas – el porqué – de la situación hayan sido explicadas, además del “cómo” se llegó a la presente situación.

Luego entra la fase de orientación del medio y es aquí donde la prensa realiza una labor que cada día es más importante. Se trata de la incorporación de la sociedad civil en la formulación de la política pública.

Este proceso, el de la formulación de política pública, debe abandonar cada día más su naturaleza política y reforzar más su naturaleza cívica y ciudadana. Toda sociedad civil con

Desde la izquierda, doctora Palmira Ríos, profesor Luis Fernando Coss, Luis A. Ferré Rangel y doctor Mario Roche.

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algún grado de madurez institucional debe tener los mecanismos para incidir sobre el diseño y articulación de la misma.

En todo caso, es responsabilidad de la prensa y de los medios señalar dónde debe intro-ducirse la voz de los sectores cívicos y asegurarse que los mismos sean escuchados y tomados en consideración por la clase política del país.

Las llamadas mesas redondas donde expertos se reúnen para analizar y proponer solu-ciones al tema es un mecanismo práctico y eficiente para viabilizar la participación de la sociedad civil en esta etapa. Las columnas de opinión, las entrevistas y los artículos de seguimiento; además de las series investigativas y reportajes de fondo que demuestren y relaten alternativas han sido herramientas útiles para provocar cambios sociales.

Pero la realidad es que si el medio no posee una política editorial clara, o sea, si no tiene prioridades y una misión que cumplir, pocas veces podrá ser consecuente en esta faceta de su trabajo.

Para El Nuevo Día y para los reporteros y editores que trabajan allí, no hay duda que la educación pública, la salud pública, la economía, la seguridad pública y el medioambiente son prioridades claras.

El Nuevo Día tiene claro que el futuro de nuestro país dependerá del desarrollo de una economía sustentable que no explote nuestros recursos naturales. Para nosotros está claro que sin la participación del sector privado y público en la calidad de educación de nuestros niños estaremos abandonando una generación y dándole la espalda a nuestro futuro. Para El Nuevo Día está claro que hay que atender el problema de las drogas y crimen (lo que yo llamo seguridad ciudadana) desde una óptica integral que incorpore técnicas tradicionales (la mano dura) con programas de rehabilitación, participación de base y oportunidades de empleo.

Al igual que el periodista, si el medio no tiene una idea clara del tipo de sociedad que quiere construir, poco va a contribuir al desarrollo de la misma.

Y esto nos lleva al punto final de esta breve exposición: el periódico como ente reformador.

¿Qué significa reformar? Es, entre otras cosas, modificar algo, por lo general con la in-tención de mejorarlo. Corregir entuertos. La capacidad de lograr reformas es una que le llega a la prensa como resultado de informar, y dar cauce a lo que a su vez surge de esta información.

Pero reformar por reformar no vale. Hay que tener un propósito claro. Como, por ejemplo, proteger los derechos de los confinados o la calidad de la pensión de los trabajadores públicos. Tiene que existir un fin público y que mejore nuestra calidad de vida. Y debemos ser selectivos a la hora de reformar, demasiados cambios a la vez no es conveniente.La prensa como ente reformador es una función vital que forma parte de su respon-sabilidad social. Una que nunca cesa, ni da la espalda, ni se vende, ni se compromete.

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Pero la prensa debe ser la primera en estar dispuesta a reformarse. Si el medio se ve a sí mismo como un ente reformador entonces provocará discusiones internas, invitará a la crítica y realizará sistemáticamente evaluaciones de su propio trabajo para ir atemperando su cobertura a las nuevas necesidades y exigencias del público. No tendrá miedo en mirarse ante el espejo, ni tendrá miedo de colocarse ante su público para su evaluación, ni le temblará la mano a la hora de acometer los cambios necesarios. Se trata de un proceso de mejoramiento continuo de aquilatar constantemente su responsabilidad social ante su público y ante su sociedad.

En el periodismo puertorriqueño, y en el de otras parte del mundo, hay cientos y cientos de ejemplos de cómo las acciones de la prensa han influido para lograr cambios en acciones, reglamentos y leyes que resultaban nocivos para los ciudadanos. A modo de ejemplo adelantaré algunos casos muy recientes:

La noticia del joven que se suicidó después que se le negara la atención siquiátrica necesaria y que ha llevado a la Procuradora del Paciente a imponer multas, y tal vez hasta eliminar contratos, además de exigirle a las instituciones públicas y privadas la implantación de protocolos para el manejo de emergencias siquiátricas, y a iniciar una campaña de edu-cación a los pacientes siquiátricos sobre sus derechos.

Las informaciones sobre las cirugías bariátricas en el Hospital Municipal de San Juan, que han generado pesquisas por parte del Departamento de Salud y el Senado, con miras a la posibilidad de establecer estándares uniformes para todos los programas que practiquen este tipo de cirugía en el país.

Recientemente El Nuevo Día cuantificó la millonaria evasión contributiva de matrimonios que radicaban planillas por separado como un ejemplo de cómo los puertorriqueños son expertos en no pagar contribuciones. Esto provocó que el Departamento de Hacienda revisara su proceso de recaudo.

Y las recientes noticias publicadas por El Nuevo Día sobre las posibles violaciones ambientales en la expansión del Hotel Marriott de �sla Verde provocó la paralización de la obra y resaltó la debilidad de agencias como la Administración de Reglamentos y Per-misos (ARPE), la Junta de Planificación (JP) y el Departamento de Recursos Naturales (DRN) para proteger la zona marítima terrestre.

Como les dije, éstos son sólo algunos de los muchos ejemplos de cómo la prensa puede lograr cambios y ayudar en la gestión de mejorar nuestra calidad de vida. Me gustaría que estas anotaciones sobre este importante tema fueran el inicio de una discusión, desde otros puntos de vista, igualmente valiosos.

Gracias por su atención.

Luis A. Ferré Rangel es el director de El Nuevo Día en San Juan, Puerto Rico.

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Los medios juegan un papel importante en la diseminación de decisiones, evaluaciones y los errores que se dan en los procesos de toma de decisiones e implementación de políticas públicas. Al mismo tiempo, juegan un papel importante al denunciar irregularidades y casos de corrupción. En estos procesos, los medios de comunicación son importantísimos. Sin embargo, uno esperaría un rol mayor, que requeriría una inversión de los medios de prensa en la investigación y que no se dependa tanto de las declaraciones de personas y la noticia inmediata, sino, que sea producto de unas investigaciones profundas. Lo preocupante es que en ocasiones uno siente que los medios están empujando políticas públicas, por la selección de temas, personas o acercamientos.

Es bien sabido que hay medios que son abiertamente definidos con una postura en particular, lo que empieza a perjudicar o poner al traste el rol que se espera jueguen los medios de comunicación como estos entes que están por encima de los conflictos y debates. Cuando empiezan a tomar y a empujar posiciones se corre el riesgo de lacerar, no sólo su rol, sino también la confianza de la ciudadanía en la imparcialidad de esos medios.

Otro de los problemas que existe en los medios son los procesos de autocensura. Existe un ejercicio de selección de ciertos temas y la edición de los mismos, donde no siempre prevalece la opinión del periodista. Aunque el periodista fue quien estuvo ahí directamente, no prevalece la opinión de éste, sino la del cuerpo editorial y la de los dueños de los medios. Lo mismo pasa en radio y televisión, así que en ese sentido no siempre va a prevalecer un proceso transparente y democrático sino que las decisiones se toman en función de otros intereses que no siempre son claros. Podría entonces interpretarse, que en ocasiones, la democracia y la transparencia no es el valor rector en los medios. El instrumento que existe para velar por la libertad de prensa responde a unas empresas o unos intereses. Estos intereses van a crear conflictos que en ocasiones van a poner en confrontación el derecho de la ciudadanía a estar informado debidamente o completamente.

Existe una necesidad de que se fiscalicen los medios, pero el primer esfuerzo debe venir del seno del grupo, ya que dar ese poder al estado es un riesgo muy grande. El Estado, en vez de asegurar la calidad de los medios, va a tratar de intervenirlo y manipularlo. El que el gobierno funcione como ente fiscalizador sólo exacerbaría el problema de la democracia en los medios. Otra realidad que vulnera la calidad mediática es la falta de criterios que definan quién es y quién no es periodista. En Puerto Rico la prensa va desde “La Comay” hasta los periodistas que redactan. Aunque la farándula puede ser

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El reto de informar y formar a los ciudadanosDoctora Palmira Ríos

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considerada prensa, en el sentido de informar en entretenimiento, llega el momento en que cualquiera se puede poner un carné y llamarse a sí mismo periodista. Hay un derecho a la expresión pero aun así todas las otras profesiones nos reglamentamos y así todas las entidades, pero, no debe ser función del gobierno, que lo reglamente.

El gremio debería buscar la forma de establecer unos estándares de calidad y que se asegure la educación continua de sus miembros. En ocasiones encontramos que el o la periodista no entiende lo que está ocurriendo y está cubriendo tantos temas que es muy difícil mantenerse actualizado, ergo, poder asegurar la calidad y la ética de la profesión y fiscalizar aquellas personas que reiteradamente violen esa ética para que sean sancionados. Pero que sea un ejercicio que surja del seno de los periodistas, donde se empiece también a elevar la calidad de éstos y que, al mismo tiempo, se tenga poder de negociación con los mismos dueños de los medios. La colegiación o creación de algún ente fiscalizador de los medios sería muy saludable, pero, debe surgir del seno mismo de los trabajadores y trabajadoras de los medios. Dicha iniciativa no debe surgir por virtud del gobierno, pues la tentación de tratar de controlarlo, dominarlo o dirigirlo va a estar presente. El derecho a la libertad de expresión, a la libertad de prensa y al acceso a la información tiene más importancia que la apertura de nuevos mecanismo de control, más de los que ya existen. Los periodistas y fotoperiodistas y el grupo de personas que trabajan en los medios son muy capaces de establecer la reglamentación para propiciar una mejor formación y actualización del periodismo.

Mientras más sea la formación del periodista, menor la posibilidad de interferencias indebidas. La colegiación profesional es un instrumento de protección muy importante. Una de las mayores frustraciones que los periodistas enfrentan, es la edición de sus escritos y que luego se les reclame a éstos por unas decisiones de las que ellos no tienen control. Hoy día, afortunadamente, gracias al cable y a �nternet, hay múltiples fuentes de información que le permiten a uno como ciudadano tener acceso a más información y corroborar y contrastar lo que uno está escuchando en televisión, o leyendo en otros medios. Mientras más se abra el campo a ese tipo de competencia, mayor la democratización de las mismas. No todas son tan costosas como lo son la impresión de un periódico. Ya en �nternet se puede tener información muy actualizada, muy regular, y uno lo ve por toda esa información que le llega a uno a través de los

correos electrónicos. La información que los periódicos aquí, o no te la cubren, o cuando te quieren hacer referencia a la misma ya ha pasado mucho tiempo y no son tan puntuales como debieron haberlo sido, está cubierta en otros medios.

Una de las mayores inquietudes que existe es la falta de dominio temático que tienen algunos periodistas en la cobertura de políticas públicas y gestiones gubernamentales. Es frustrante que no se atiendan temas tan importantes con la complejidad con que se deben atender o que se reduzca a algo muy sencillo un problema complejo. Entonces, uno toma la palabra de lo que aparece en los medios como un hecho o como algo que

“En ese sentido los medios son, quizás, el instrumento más importante de información, y de formación ciudadana que existe hoy día”.

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es incontrovertible. En ocasiones, los medios en vez de educar, no ayudan a formar a la ciudadanía y por eso insisto en la importancia de la formación de los medios. Es importante tratar de ajustarse a lo que se está informando y no viceversa. Reducir todo a la respuesta sencilla, de un segundo, a la degradación y a la chabacanería que estamos viendo no ayuda a formar una ciudadanía. En ese sentido los medios son, quizás, el instrumento más importante de información, y de formación ciudadana que existe hoy día. Realmente el mercado y la función social es un balance muy delicado que no siempre se va en dirección de la función social, el mercado va a prevalecer, no queremos decir que vamos a abolirlo, pero, cuando se obliga a responder de una forma, se trata de reducir la complejidad de un tema, porque en tres segundos tú no puedes hablar de complejidades.

En la política pública se tiene que experimentar, o sea, uno hace unas propuestas, se implementan, se evalúan y se hacen ajustes. Mucha gente no se atreve a hacer eso, que es natural y obligatorio, porque se va a representar en los medios como un fracaso, cuando eso es algo normal y natural. Ahí uno ve el rol de buscar la noticia del día, y es el escándalo del día, y es la corrupción del día, y es la incompetencia del día. En ese caso yo me pregunto, ¿qué constituye noticia? ¿Cómo se determina qué es? Se requerirían otros espacios donde se pueda hacer un análisis más profundo, y sé que algunos se están tratando de crear, pero, nuevamente, también están dentro de los cajoncitos de los partidos y las ideologías. Dada la complejidad de la gestión gubernamental que estamos viviendo, se requiere de unos análisis mucho más sopesados que, en ocasiones, van a tomar un tiempo y no podemos estar funcionando con el calendario o el horario de los medios de comunicación.

La importancia de la formación de los medios radica también en su papel como educador, porque los medios pueden, en el sentido educativo, ilustrar a la ciudadanía de las tendencias futuras y pueden acelerar un proceso como también lo pueden parar en seco. El uso del lenguaje es muy importante. Por ejemplo, se ha incorporado a los medios el uso de la sintaxis norteamericana para el uso de adjetivos, o sea, el uso del

El licenciado Harry Anduze, mienbro de la Junta Asesora del CLP, conversa con la doctora Palmira Ríos.

Durante el foro

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adjetivo antes del objeto por razón de uso y costumbre. También un error de significado que se usa reiteradamente cuando se trata el tema de la lucha contra la violencia doméstica, es el uso del término “crímenes pasionales”. No hay nada pasional sobre la violencia doméstica. Esos no son crímenes pasionales y se da la impresión de que es justificable. Nuevamente, el lenguaje racista que se ha señalado frecuentemente y uno lo oye constantemente, es la relación entre la palabra “negro” y “malo”; “todo lo malo es negro”. Esta es una forma de como se empiezan a naturalizar una serie de valores. En ese sentido, nuevamente, es importante estar conscientes del impacto tan grande que tiene los medios.

Hay momentos que se necesita calma y paz, y exponerse a radio y televisión es como agravar más la situación. Un ejemplo, son los huracanes; sale una nubecita de África y te tienen en un estado de tensión. Esto, nuevamente, es una estrategia de mercado y yo creo que es importante estar informados y preparados. Llegará el momento en que muchas personas terminarán no haciendo caso, porque uno no puede estar en una histeria constante. Nuevamente, es un ejemplo de que un(a) periodista serio(a) debe estar en condiciones de poder ejercer su mejor juicio e informar lo que dentro de su conocimiento y sus valores entiende que es importante, sin tener que estar tomando consideraciones políticas o económicas. El periodista necesita un grado de independencia y criterio para poder hacer su trabajo. Esos son los periodistas que nosotros, como ciudadanos, respetamos, y sabemos que pueden cometer un error, pero que no va a ser deliberado o porque está tratando de manipular, sino, porque la información no está completa. Ese es el tipo de periodista al que se le debe permitir que esté haciendo las preguntas incisivas y que esté investigando, aquel que tenga el apoyo del personal para poder hacer la investigación porque tampoco la persona puede estar haciéndolo solo. Las empresas mediáticas también tienen que ver la importancia de la investigación periodística. De esta manera, los medios de comunicación pueden cumplir con su función social y, al mismo tiempo, responder a la ciudadanía por los derechos y las protecciones que se le confieren dentro de una democracia.

La doctora Palmira Ríos es directora de la Escuela Graduada de Administración Pública de la UPR, Recinto de Río Piedras. Preside, además, la Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico.

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La realidad es que los medios de comunicación tienen cierta influencia en la creación de políticas públicas. Los medios de comunicación tienen una participación como ente crítico ante el gobierno y ante la prestación de servicios que éste debe brindarle a la ciudadanía; de esa manera, los medios funcionan como fiscalizadores de esos procesos. La importancia y la relevancia que tiene el campo mediático en la creación de imaginarios y en la formación de opinión por parte de la ciudadanía es bien grande. Es evidente que cuando un gobernante pasa a ejecutar ciertas políticas públicas, inevitablemente, (y esto no digo que sea positivo) se va a tener que tomar en cuenta el efecto que va a tener la implantación de esas políticas públicas sobre la opinión que tiene la ciudadanía con respecto a ese gobernante.

Hoy día, hay teóricos que plantean que vivimos en la sondeocracia y que el gobernante, entonces, ejecuta políticas públicas, en muchos casos, y sobre todo, en función de que esto pueda ser favorable en términos electorales. Cosa que no es positiva, porque se sabe que en muchas instancias hay que llevar a cabo políticas públicas que se sabe son necesarias para el país, pero no se llevan a cabo por las consecuencias que se tengan en términos electorales.

No es correcto que los medios sean determinantes, evidentemente, los medios de comunicación y la prensa, tienen un rol que históricamente se les ha adjudicado como fiscalizador del trabajo del gobierno. A veces ocurre que ese rol de vigilante, de fiscalizador, se tuerce y en muchos casos, existen gobernantes que no ejecutan políticas públicas que saben son las más correctas por temor al costo político-electoral que esto les va a traer y porque van a recibir una atención mediática negativa.

El rol de los medios de comunicación debería ser el de fomentar una visión crítica en la ciudadanía sobre el servicio que recibe de parte del gobierno y las empresas privadas, y que exijan rendición de cuentas. Se llegó a este consenso en un seminario internacional llamado “El liderazgo ciudadano del periodismo radial ante el reto de la transparencia y la y eficiencia en la prestación de servicios públicos”, el cual se llevó a cabo en Cartagena, Colombia del 11 al 12 de marzo de 2005, que fue un encuentro de directores de noticias de radio de América Latina y el Caribe. En ese encuentro, uno de los consensos a los que llegaron los directores de noticias de radio de toda la región era que, efectivamente, la radio tiene que asumir un liderato. No solamente ser un foro donde la gente llama para quejarse, sino, que la radio vaya de manos de la ciudadanía para pedirle al estado que rinda cuentas; que no nos quedemos solamente en la etapa de la queja, vamos juntos a exigir rendición de cuentas y a buscar soluciones.

La necesidad de una autocrítica continuaDoctor Mario Roche

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La radio tiene una gran responsabilidad entre manos, tiene unas posibilidades tecnológicas que le permiten canalizar la opinión ciudadana, pero que en muchas instancias, fallamos con respecto a esa responsabilidad de promover un debate público, un debate sobre lo político de altura. En ocasiones, simple y llanamente, la radio en Puerto Rico se convierte en un espacio en que llaman los comunicadores con tal y más cual partido porque resulta mucho más fácil, en términos de llenar tiempo, abrir los teléfonos que fomentar una discusión y un diálogo a fondo sobre los problemas.

Ciertamente, hay un déficit democrático, sobre todo, en muchas de estas compañías que forman parte de conglomerados de la comunicación, porque sobre todo, pesa el interés económico. En ese sentido, los medios de comunicación como Radio Universidad y otras radios públicas de todo el mundo adquieren una mayor importancia, porque se supondría que aportan una mirada a la realidad social que va más allá de intereses comerciales y de lazos ideológicos vinculados a dichos intereses. Hay un déficit y una preocupación a nivel mundial con respecto a la democracia y la pluralidad, es decir, de diversidad informativa. El problema cuando unos pocos dominan los medios de comunicación es que la forma de entender el mundo de esos pocos domina; eso no es democrático porque no promueve lo diverso, no promueve la pluralidad ni la diversidad de opiniones.

Sería saludable que las universidades asumiesen un rol más activo como observadores del quehacer mediático y que junto con representantes de la sociedad civil estén siempre pendientes y vigilantes de la producción cultural que se da en los medios. Por otro lado, se debe reiterar la importancia de que al interior de los propios medios se dé una labor autocrítica continua. Y esto no siempre ocurre.

El doctor Mario Roche es director de noticias de Radio Universidad de Puerto Rico yprofesor de la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras.

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Existe una tendencia a demonizar a los medios de difusión por su manifiesta trivialización de lo público. Existe, por otro lado, una gran renuencia a considerar a los medios de prensa y difusión como un espacio adecuado de deliberación ciudadana. La percepción más generalizada – aun entre profesionales que pueden calificarse como críticos – es que las reglas del entretenimiento y el mercado dominantes no pueden ser sustituidas o modificadas, por lo que se resignan a un “mal necesario” susceptible de muy pocos cambios. Sin ánimo de debatir, los grandes propietarios se escudan tras la “libertad de prensa”.

Hoy, las asimetrías entre lo privado y lo público obligan a mirar la situación desde otra perspectiva. Los signos de deterioro social, la incertidumbre económica en la que se vive, la concentración de poder en tan pocas manos, convocan a una movilización inédita. El eje de investigación más importante en este momento es el que procura establecer una nueva relación entre democracia y medios de difusión. Alternativas al estado actual de los medios de prensa, en los que prevalece la mirada corta, la selección automática y la fascinación con el entretenimiento y los sucesos, podrían ser: • reinventar el sentido de lo “profesional” en el periodismo; • establecer políticas públicas que promuevan la lectura y la recepción crítica; • diseñar mecanismos públicos que promuevan la participación ciudadana en el gobierno de los medios de comunicación; • promover medidas voluntarias, mediante la investigación y otros estímulos, que promuevan una mayor calidad.

Una nueva noción del periodismo profesional viene cuajando desde espacios diversos. Las opciones van desde empresas de capital modesto que combinan formas de propiedad cooperativas; la crítica que se genera al interior de las grandes empresas a partir de la iniciativa de un puñado de periodistas y, la incipiente gestión que se genera desde la academia y los proyectos de estudio del periodismo. ¿Qué hacer para profundizar y ampliar estos procesos a un nivel de mayor visibilidad y eficacia?

En este trabajo se discute tanto el diagnóstico de la situación como el horizonte de respuestas, tomando en consideración principalmente el caso de Puerto Rico.

Puerto Rico, como buena parte del mundo, se encuentra en un momento de su historia en que resulta muy difícil confiar o creer en algo. Si algún impacto han tenido la prensa y los medios de comunicación en las últimas dos décadas es precisamente en promover

Prensa y políticas públicas: una oportunidad para pensar en medidas dirigidas a reformar los medios de comunicaciónLuis Fernando Coss

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un descreimiento general. Nunca se hubiera pensado que una de las víctimas de ese proceso sería el propio periodismo profesional.

Varios factores se han combinado para dar lugar a lo que se ha denominado una crisis de identidad en el periodismo:

1. La prioridad que tienen hoy los criterios comerciales y de marketing en las empresas periodísticas y de comunicación debilitan continuamente la ética profesional.

2. El mundo del entretenimiento y del espectáculo se ha constituido en un polo de atracción y fascinación arrollador. Sus actividades y estilos se proyectan con tanta fuerza hacia al resto del mundo cultural, que todas las instanciasterminan imitándolo.

3. El neoliberalismo triunfante, en su descarnada trayectoria antisocial, tiende a provocar una nueva y profunda dimensión de incertidumbre en torno al presente y futuro de las sociedades, de tal forma que la concertación social es cada vez más difícil.

4. La concentración de riquezas en pocas manos, acompañada de una penetrante ideología que exalta el individualismo, ha llevado también a cierta desvalorización de principios básicos como son los derechos humanos.

5. La adopción de un periodismo de fuentes, de temas predecibles y profundidad limitada, aun cuando sea de denuncia, ha terminado promoviendo un periodismo automático, más interesado por el relato y por el juego de pies de los protagonistas que por sus políticas y sus consecuencias sociales.

Es en este contexto que nos corresponde evaluar el lugar que ocupan hoy los llamados medios de comunicación.

Sabemos que existe una gran diferencia entre algo que ocurre y un acontecimiento susceptible de ser informado. No podemos predecir con exactitud lo que va ocurrir el próximo día. En cambio, las noticias sí son, por lo general, predecibles. Ellas constituyen algo que está relacionado a las coordenadas culturales aceptadas, a las convenciones, a los discursos en boga, a las prácticas sociales y profesionales, a las relaciones de poder. De manera que cambiar la ecología que estructura lo que es noticia es una tarea monumental porque, tarde o temprano, estaríamos hablando de toda la sociedad.

Dicho esto en forma muy resumida, valdría la pena confrontarse con algunas preguntas incómodas:

¿Qué impacto ha tenido la prensa sobre la pobreza y la desigualdad social? ¿Ha cambiado nuestra percepción o concepción del problema?

¿Qué impacto ha tenido sobre la educación… ha cambiado nuestra manera de pensar o perpetuado los mismos prejuicios, los mismos criterios?¿Qué impacto ha tenido sobre la violencia? Si ha tenido un impacto positivo, ¿cuál es?

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¿Qué impacto ha tenido la prensa sobre la guerra? ¿Estamos ahora mejor informados que hace dos años sobre este tema?

¿Por qué durante los 60 años de ocupación militar de la isla puertorriqueña de Vieques la prensa se hizo de la vista larga? ¿Por qué sólo tuvo un papel protagónico luego de un incidente trágico?

Son preguntas todas que requieren mucha ponderación. La primera impresión que podríamos tener es que el papel de la prensa es extremadamente limitado. Sobre este asunto, la investigación que se realiza en Europa, Estados Unidos y América Latina descarga responsabilidades en distintas direcciones. A mi juicio, el eje de investigación más importante en este momento es el que procura establecer una nueva relación entre democracia y medios de difusión.

En el esquema ideal de las democracias modernas, las políticas públicas están supuestas a elaborarse en las instituciones políticas de gobierno con la participación activa de la ciudadanía y otras instituciones educativas o profesionales afines a los temas tratados. Las políticas públicas tienen el propósito de movilizar los recursos del Estado para la solución de asuntos sociales que afectan a la comunidad de ciudadanos.

No ocurre siempre así. La excesiva burocracia gubernamental y el fanatismo partidista han derrotado muchas veces este noble ideal. Las políticas neoliberales triunfantes han tenido también el efecto de consolidar un aparato de administración pública bastante insensible a las necesidades de la ciudadanía, en parte, por su subordinación a los intereses económicos de las grandes empresas, y en parte, por la opción ideológica que representa mirar al mundo como un lugar donde sólo existe la competencia y el éxito está reservado para, supuestamente, el más capaz. Pese a todos los factores en contra, la abrumadora mayoría de los ciudadanos puertorriqueños no auspiciamos el caos o la violencia para dirimir nuestras demandas, y continuamos participando, algunos con un optimismo ligeramente absurdo, en los procesos que dispone el estado democrático.

Existen políticas públicas para casi todo en nuestro país; muchas leyes y decretos sobre economía, seguridad y educación, para decirlo en el orden de prioridades del actual Gobernador. Existen políticas públicas sobre salud, vivienda, transportación marítima y terrestre, manejo de recursos naturales, construcciones verticales y horizontales, deportes y recreación, y también sobre relaciones obrero-patronales, familiares, matrimoniales, sexuales y financieras. Además, existen políticas públicas sobre prostitución, lactancia, dietas alimentarias, desperdicios sólidos, manejo de animales realengos, drogas, músicas autóctonas y guerras. Las áreas sociales que se consideran de primera necesidad han sufrido por lo menos dos o tres graves reformas a lo largo de los últimos años.

Así pues, la primera incongruencia, el primer desatino que salta a la vista cuando relacionamos periodismo y políticas públicas no es necesariamente lo que se refiere al impacto de la prensa en las políticas públicas sino lo contrario, la falta, la ausencia crasa de políticas públicas sobre medios de comunicación y periodismo.

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Si se le preguntara a un ciudadano común por el estado de situación de la salud, la economía, o la educación, el ciudadano promedio compartiría con otro cualquiera un diagnóstico, unas apreciaciones comunes, un conjunto de informaciones y datos a la mano. Si se le preguntara por el estado de las comunicaciones y el periodismo, no sabría qué decir. “Aunque tiene que ver mucho con mi vida”, podría argumentar ese ciudadano hipotético, “nada tengo que ver con sus decisiones y sus prioridades”.

Mientras en otras áreas vitales de la vida pública van por la tercera o cuarta gran reforma – pensemos en la salud, las contribuciones, la educación o el agua – en los medios de comunicación no se ha realizado tan siquiera una de ligera importancia. Sencillamente, las políticas públicas son inexistentes o inconsecuentes, como es el conocido caso de la Ley Federal de Comunicaciones. El rating, por otro lado, es un instrumento privado, comercial, de medición mecánica; sus estadísticas son de validez muy dudosa y nada informan de lo que piensa y siente la gente.

Es imposible hacer un recuento de las relaciones entre prensa y gobierno en una conferencia. Se trata de una larga y compleja historia que tiene innumerables coincidencias entre países y regiones, pero que en cada lugar opera con muy particulares y notables diferencias. En un mismo país y hasta en una misma empresa es posible encontrar significados distintos en cuanto a la función del periodismo. Sucede en Puerto Rico entre El Nuevo Día y Primera Hora, o entre programas de un mismo canal de televisión o emisoras de radio. Compárese, por ejemplo, el estándar profesional de la programación de noticias de NotiUno con su programa informativo “El escándalo del día”; compárese Noticentro 4 con el programa de “Ojeda”. También se encontrarán diferencias entre la sección regular de noticias de cualquier diario y su sección de farándula y famosos. El pudor profesional de las empresas periodísticas se torna camaleónico, y en algunos casos desaparece vergonzosamente, cuando se trata de famosos, farándula o follones.

Entre el gobierno y los medios de comunicación existe una diferencia fundamental que pasa inadvertida comúnmente, pero que es de la mayor importancia para entender sus relaciones y el estado actual de la situación. Me refiero al lugar que ocupa la democracia. Por una parte, los medios de comunicación son administrados bajo sus propias normas por empresas privadas de gran tamaño, orientadas cada vez con más frenesí hacia la comercialización. Mientras, el gobierno es un conjunto de instituciones de incuestionable carácter público, sujeto a procesos electorales abiertos y regulados, y sus ejecutorias son constantemente evaluadas y hasta fiscalizadas en múltiples instancias y, en particular, por las instituciones periodísticas.

Por esa función fundamental que consiste en vigilar a los poderes políticos constituidos y por su declarada misión de defender a toda costa el interés público, el periodismo goza del privilegio constitucional a la libertad de prensa. Los fundadores de la democracia en

“Existen políticas

públicas para casi todo

en nuestro país; muchas

leyes y decretos sobre

economía, seguridad

y educación, para

decirlo en el orden de

prioridades del actual

Gobernador”.

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Europa, Estados Unidos y América Latina, que conquistaron a sangre y fuego las nuevas libertades, incluyendo la de prensa, proponían con su hazaña un modelo de sociedad no violento. Las cuestiones de estado se atenderían en adelante mediante la participación democrática de los ciudadanos en diversos y garantizados procesos de deliberación pública. La prensa jugaría un papel tan decisivo en ese nuevo modelo de sociedad que se le conoció rápidamente como el “cuarto poder”, como si se tratara de una institución política más.

Pero a ese “cuarto poder” nadie lo vigila, nadie lo supervisa. Mientras el gobierno se elige mediante procesos democráticos y se le exige una rigurosa transparencia, la prensa y los medios de comunicación actúan en forma privada y sin regulaciones. Los medios de comunicación constituyen un poder cuyos cargos directivos no van a elecciones generales. Sus políticas editoriales o de programación son de incumbencia exclusiva de los propietarios. Sus preferencias no están sujetas al escrutinio público. Sus criterios no pueden discutirse ni apelarse en ningún lugar. A la hora de tomar la decisión de cómo se van a invertir las ganancias, no tienen por qué responderle a la ciudadanía. A los cargos de mayor responsabilidad o gravedad editorial se asciende por decreto, no hay que cumplir con ninguna norma, con ninguna exigencia profesional. A diferencia de los bienes y la riqueza generada por las empresas públicas, a los que se le dará – se supone, un fin público – los bienes y las riquezas generadas por los medios de comunicación se heredan en familia o se comparten entre accionistas selectivos.

En cierto sentido, la democracia no existe en los medios de comunicación comercial, aun cuando en su conjunto representan un poder político tan extraordinario, tan influyente y tan decisivo en la trayectoria de un país y del mundo.

Por muchos años, esta crítica solía despacharse de un modo bastante infantil: la libertad de prensa, se decía, es un derecho sagrado que no puede limitarse. O se responde a la defensiva con un juego de palabras que se figura gracioso: “la mejor ley de prensa es la que no existe”. Se pensó, además, en que el carácter profesional de los periodistas sería suficiente para garantizar la autonomía y la calidad. Las tres respuestas han hecho crisis en nuestros días. Los estudios demuestran que los criterios comerciales ocupan el primer orden en las prioridades de los actuales medios y que, en consecuencia, se ha debilitado la cultura profesional. Se habla por eso de una crisis de identidad en el periodismo.

Podría considerarse una cuarta respuesta: la que práctica la radio con aparente éxito comercial. Una pretendida “democracia directa” que permite que cualquiera diga lo que quiera. Pero bien sabemos que ese esquema populista conduce tarde o temprano a la reiteración de sólo algunos puntos de vista, a la manipulación disimulada, y en muchos casos, a la impunidad.

El público, por otra parte, se ha ido acostumbrando a esta situación en la medida en que no se le toma en cuenta. Su tarea es consumir, no participar. Dicho todo esto, pensemos ahora en un cuadro totalmente distinto. Si otra fuera la realidad, si en cambio tuviéramos un público bien informado sobre la naturaleza de los medios, exigente con relación a los contenidos y las formas, y con una ardiente

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voluntad de participar en su orientación general. Se trataría, claro está, de un público ideal, de ciudadanos conscientes de que los medios de comunicación ocupan el lugar donde hoy se delibera sobre su futuro, o se envilece su presente, o se desatienden sus prioridades sociales... Si tuviéramos, repito, un público así, lo cierto es que no existirían hoy instrumentos o mecanismos para canalizar esa participación.

Así, pues, preguntamos: ¿Qué podemos hacer para democratizar los medios de comunicación? ¿Qué medidas se podrían tomar para, por un parte desarrollar ese público exigente, y por otra lograr su participación activa sobre los medios de comunicación?

Dos premisas fundamentales para pensar en la democratización de los medios de comunicación, son:

Primero: que los medios son hoy el lugar más poderoso de la cultura y la comunicación social;

Y segundo, consecuencia de lo anterior, que la política contemporánea se realiza y se proyecta desde los medios.

Visto desde el sentido común, sabemos que toda la política no puede reducirse a imágenes, sonidos o manipulación simbólica, pero sabemos también que sin ellos no hay posibilidad de obtener o ejercer el poder. Porque, como dirá Manuel Castells:

... la comunicación y la información política han quedado capturadas en el espacio de los medios. Fuera de su esfera sólo hay marginalidad política. Lo que pasa en este espacio político dominado por los medios no está determinado por ellos: es un proceso social y político abierto. Pero la lógica

y la organización de los medios electrónicos encuadran y estructuran la política.1

El estadounidense Daniel Hallin y el italiano Paolo Mancini, entre muchos otros autores, han publicado una serie de estudios comparados en los que se revela este nuevo lugar que ocupan los medios. De ahí surge una conclusión provocadora: vivimos, argumentan Hallin y Mancini, una época en la que se ha pasado de la “lógica política” a la “lógica de los medios”. Nuestro Antonio Pedreira traza una imagen muy similar, quizá mucho más urbana, para describir el desplazamiento de la prensa tradicional a la moderna. Decía así, refiriéndose al nuevo periódico noticiero y comercial: “La calle subirá a las redacciones y el periódico aprenderá a circular por las calles”.

He aquí el dilema planteado en los términos más simples: ¿pueden o no pueden los ciudadanos tener una participación en la vida de los medios de comunicación, que son sus calles, sus lugares de encuentro modernos? Si eso es así, la verdadera democracia tiene un reto fundamental: ¿cómo hacer políticas públicas para los medios de comunicación, sin violar el derecho a la propiedad privada y salvaguardando al mismo tiempo el mejor interés público?Así cómo se regula el tránsito de vehículos, en el mejor interés de salvar la vida de los seres humanos; o de la misma manera en que el Departamento de Salud recomienda una dieta balanceada, los medios de comunicación comercial deben someterse al escrutinio

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público. Como diría Ramonet, los medios de difusión constituyen hoy el único poder que no tiene contrapesos. Los partidos políticos tienen las elecciones; el poder Ejecutivo, el sistema judicial; los patronos tienen los sindicatos. Los medios no tienen a nadie.

No es casualidad que en Estados Unidos existan 144 entidades que promueven activamente la reforma de los medios de comunicación. Se trata de la sociedad más comercializada del mundo, y en consecuencia, la que experimenta más rápidamente el reajuste de lo público. En todos los países de Europa y en la mayoría de los países de América Latina existen centros de estudios o investigación que evalúan la calidad de los medios, que, a su vez, proponen reformas. En Puerto Rico no existe ninguno, ni en la academia ni en las profesiones ni en las organizaciones sin fines de lucro. Ninguno.

Quiero recordarles que vivimos en un país en el cual se invierten más de 50 millones de dólares anuales en promover el consumo de cervezas en los medios de comunicación, mientras sólo se gastan cuatro millones en programación de televisión y radio públicas. Un país con tales niveles de incongruencia tiene que tomar en consideración, como una tarea de salvación nacional, educar para la recepción y la lectura crítica.

¿Cuántos programas de educación para la recepción y la lectura crítica de medios existen en Puerto Rico como resultado de una política pública? Ninguno.

La reforma de los medios de comunicación debe ser una bandera importante en los cambios del Puerto Rico de primera a que se aspira. En la agenda de los movimientos comunitarios y en algunos foros esporádicos comienza a ser ya un tema central. No obstante, si se quieren medios que afecten en forma positiva la vida pública, es hora de que esos esfuerzos tomen un rumbo de mayor envergadura. Hay que pensar, pues, en generar políticas públicas e invitar para ello a la comunidad profesional y académica, a los propietarios y ejecutivos de medios, y a más sectores interesados de la sociedad civil.

Algunas medidas concretas1. Diseñar una política pública que promueva un balance más apropiado entre los medios públicos de comunicación y los privados. La radio pública, incluyendo la de la Universidad de Puerto Rico, tiene un presupuesto demasiado limitado. Además de hacer ahorros y ajustes en gastos innecesarios, la televisión pública requiere una inversión en programación muy superior a la actual. (Ej. Un programa como Geoambiente, del Canal 6, tiene un presupuesto por programa casi equivalente a una pauta publicitaria en el programa televisivo No te duermas o una página en El Nuevo Día).

2. Recrear y fortalecer las entidades públicas de comunicación. En particular, debe elaborarse unas guías de desarrollo con estándares de calidad superior, afines a la rica y exitosa experiencia de la BBC de �nglaterra y otras latitudes; y establecer una estructura legal que impida la injerencia político-partidista.

3. Disminuir la concentración de medios en el sector privado-comercial y estimular la calidad de los contenidos.

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Puede establecerse, como en otros países, un Consejo de Calidad sobre Medios de Comunicación que vele por el interés público y cultural.

4. Promover la emergencia y el fortalecimiento del sector social-comunitario en los medios de comunicación.Entre otras medidas, legitimar y estimular la existencia de un sector no comercial, sin fines de lucro, relevantes para la educación, las expresiones culturales originales y el periodismo de calidad.

5. Estimular la participación de la ciudadanía en las decisiones o recomendaciones sobre el tema de los medios de comunicación. Y para ello, elaborar y poner en práctica proyectos de educación para la recepción crítica de medios entre las poblaciones escolares; y lograr la participación ciudadana en organismos de diseño de políticas que apliquen a los medios privados y la gestión de medios públicos. Como sucede en varios países del mundo, podría considerarse el establecimiento de dos organismos representativos del interés público: un Consejo sobre Medios de Comunicación, que elabore proyectos de acción conjunta y vigile por la salud de las políticas públicas sobre comunicación; y, un Centro de �nvestigación del Periodismo, orientado a promover mediante investigaciones puntuales el desarrollo de un periodismo de calidad.

En resumen, la reforma de los medios es llevar la democracia a un nuevo nivel de significación y convivencia. En lugar de reducir al ser humano a su función de mero consumidor, la democratización de los medios considera a los ciudadanos en su dignidad humana. Por eso la reforma de los medios de comunicación se preocupa por el desarrollo cultural y educativo, por la estética, la creatividad, la experimentación y renovación de las formas, por el diálogo y el debate franco y de altura de los asuntos públicos, por la representación de los sectores sociales que no tienen poder, por la investigación periodística inteligente y documentada, y también por el intercambio cultural con el exterior que enriquece y moviliza nuevos estímulos y conocimientos. La reforma de los medios debería ser, en definitiva, una política pública de prioridad.

Luis Fernando Coss es profesor de periodismo de la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras.

1 Citado por Ariel Jerez y otros en Medios de comunicación, consumo informativo y actitudes políticas en España. Madrid, Centro de �nvestigaciones Sociológicas, 2000, p. 24. (Castells 1997, p. 344)

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CRÍMENES CONTRA LA PRENSA: NO MÁS �MPUN�DAD A LOS AGRESORES

Me causó extrañeza recibir la invitación de la Universidad �nteramericana de Puerto Rico y del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico para visitarlos hoy, 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa. Hablar sobre crímenes contra periodistas, en un país donde no se ha registrado este tipo de hechos, no parece ser el lugar ideal para dar una charla sobre un tema que está ausente de la agenda pública.

Ninguno de los 285 periodistas asesinados en las Américas en los últimos 17 años, a un escalofriante promedio de 16 por año, cayó en Puerto Rico. 116 de ellos fueron abatidos en Colombia, 48 en México, 27 en Brasil. Lo siguen en número decreciente Perú, Guatemala. Casi ningún país está exento de esta lista. Y lo que es peor, se han sumado otros en los que no había casos en décadas, como Costa Rica, Honduras y Nicaragua.

Considerando que un gran porcentaje de esos asesinatos fue cometido por miembros del narcotráfico, el crimen organizado y por los lazos extendidos de la corrupción en las actividades de la vida política, uno no puede dejar de preguntarse si los periodistas puertorriqueños no están también expuestos a ese riesgo potencial. Más, si se tiene en cuenta la estadística de la policía local que adjudica al narcotráfico la mitad de los 790 homicidios del 2004.

El narcotráfico es actualmente la mayor amenaza que enfrentan los periodistas en el hemisferio occidental. La mayoría de los 16 periodistas que fueron asesinados en América Latina desde el 3 de mayo del 2003 a la fecha recibieron balazos de parte de narcotraficantes en represalia por su trabajo.

Hace un par de semanas envié a �dalia Gómez, una periodista que trabaja para nuestra Unidad de Respuesta Rápida, al norte de México para investigar sobre Alfredo Jiménez Mota, un periodista de El �mparcial de Hermosillo que desapareció el 2 de abril pasado.

Una lucha de todos los ciudadanosRicardo Trotti

3 de mayo de 2005, Día Mundial de la Libertad de Prensa, Teatro de la Facultad de Derecho de la Universidad �nteramericana de Puerto Rico, copatrocinadora del foro. Moderadora: Helga �. Serrano.

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�dalia no dio con Alfredo, quien al momento de su desaparición había escrito sobre negociados de los narcotraficantes. �dalia concluyó: “El periodismo se ha convertido en una labor de alto riesgo en el norte mexicano. La corrupción, el caciquismo político o económico y la intolerancia, son amenazas cotidianas. Pero investigar a las organizaciones del narcotráfico, sus estructuras, operaciones, propiedades e intereses es prácticamente firmar una sentencia de muerte”.

Sentencia que también le firmaron a Guadalupe García Escamilla, conductora de un programa en Radio Estéreo 91, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, por denunciar a narcotraficantes. A Guadalupe le asestaron nueve balazos el 5 de abril pasado y falleció 11 días más tarde.

Otro sentenciado a muerte fue Francisco Ortiz Franco, en un caso que me resultó particularmente doloroso. Francisco era editor de Zeta, un semanario en Tijuana, con quien trabajamos juntos en la revisión del expediente judicial de Héctor Félix Miranda, cofundador de Zeta y asesinado en 1988. Semanas después de que me envió sus hallazgos de la revisión, Francisco fue objeto de una emboscada y frente a sus hijos lo acribillaron. Miembros del cartel de los Arellano Félix no le perdonaron ser nombrados en sus editoriales.

No todos los crímenes son cometidos por el narcotráfico. Las mafias del contrabando, por ejemplo en la frontera entre Brasil y Paraguay cobraron la vida de varios periodistas. En Colombia, las disputas territoriales entre los paramilitares, la guerrilla, el ejército, le han costado la vida a muchos periodistas.

La corrupción en la administración pública es también una fuente insaciable de violencia. Alberto Rivera, periodista peruano de Pucallpa, afrontó la muerte meses atrás al denunciar irregularidades en la entrega de tierras. Carlos Lajud Catalán de Barranquilla, Colombia, investigó la corrupción en la administración de su ciudad y Manoel Leal de Oliveira en �tabuna, Brasil, denunció maniobras fraudulentas del alcalde de la ciudad y del jefe de la policía.

La corrupción en las empresas privadas también cobró la vida de otros periodistas. José Luis Cabezas, un fotógrafo argentino, retrató y transformó en figura pública a un

A la izquierda, Leonardo A. Rivera, ganador del certamen de composición del CLP, presenta a los panelistas: Oscar Serrano, Ricardo Trotti y Rafael Lenín López.

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empresario que quería mantener perfil bajo con negocios millonarios que afectaban a millones de personas. Héctor Félix Miranda descubrió y escribió sobre la corrupción en el hipódromo de Tijuana.

En el hemisferio occidental, a diferencia de otras zonas del mundo, como en �rak, la mayoría de los crímenes contra periodistas fueron cometidos como represalia por su labor informativa. Sólo un pequeño porcentaje fue víctima de fuego cruzado o mientras cubría conflictos sociales. En esta categoría, el caso más reciente fue el del fotógrafo Julio Augusto García, quien falleció el 19 de abril a causa de un paro cardiorrespiratorio por inhalación de gas lacrimógeno durante la crisis en Ecuador.

Una conclusión similar la expresa el Comité de Protección de Periodistas, que de los 190 periodistas asesinados que registró en todo el mundo desde el 2000 a la fecha, 121 de ellos fueron asesinados como represalia por su labor informativa.

Y aquí vale la pregunta: ¿Qué tienen en común todos estos crímenes? Las ejecuciones del narcotráfico, de las mafias, de la corrupción, incluso del fuego cruzado…

Además de que son efectuados para “comprar” silencio, la respuesta más dolorosa es que ¡la mayoría permanece impune!

En las Américas, según la S�P, el porcentaje de impunidad sobrepasa el 90%, mientras que el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) habla de un 85% a nivel mundial. Ambas organizaciones coinciden en que es muy raro que se procese a los autores materiales, pero es todavía más inusual que se enjuicie a los autores intelectuales.

La impunidad es parte de un círculo vicioso de la que se alimenta la violencia. Y la violencia contra los periodistas no sólo corta de cuajo un mensaje que sería desfavorable para los violentos, sino que peor aún, crea un clima de miedo y zozobra que hace peligrar la esencia misma del periodismo. La violencia es el motor generador de la autocensura.

Y ahí es donde se detecta en forma eficiente que el asesinato de un periodista o un atentado contra un medio conlleva el agravante de coartar directamente el derecho del público a la información, la esencia misma del periodismo.

En Colombia, por ejemplo, donde estuve impartiendo un seminario para periodistas en riesgo el año pasado, el 80% de los 40 asistentes dijo que el clima de intimidación y amenazas ha degenerado en unos niveles altísimos de autocensura.

La violencia hace que el periodista se autocensure, se agazape, tenga miedo. La autocensura se convierte en un mecanismo de defensa. La prioridad para el periodista deja de ser la verdad, y pasa a ser su seguridad personal y la de su familia.

Y cuando se alteran los valores, y no se hace nada para remediarlo se corre el riesgo de crear una cultura de trabajo en donde la autocensura pasa a ser un hábito.

Juan Fernando Healy, el director de El �mparcial, tras la desaparición de Alfredo, me

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preguntó en esta semana varias veces, qué hacer, qué publicar, cuándo hacerlo. Estamos frente a uno de los medios regionales más independientes de México, con una actitud de inseguridad que jamás la había tenido antes. Tratando de descifrar de qué forma pueden proteger mejor a sus periodistas y al mismo tiempo informar cosas importantes. Este problema es de vieja data. Hace 10 años en la S�P creamos el proyecto Crímenes Sin Castigo Contra Periodistas con el apoyo de la Fundación John S. and James L. Knight. El objetivo principal era investigar por qué los casos de periodistas quedaban en la impunidad. Y sabíamos que entender ese problema nos llevaría a buscar soluciones.

�nvestigamos seis asesinatos que permanecían sin esclarecer. Y encontramos patrones de conducta similares.

Las causas de la impunidad radican en sistemas judiciales débiles, incapaces de administrar castigo; en la falta de voluntad política para esclarecer los crímenes; en la ausencia de marcos legales adecuados; en la escasez de recursos humanos en los cuadros policiales y auxiliares de la Justicia y en su falta de preparación, producto de presupuestos inadecuados; en la infiltración del crimen organizado en las esferas del poder público; en la falta de solidaridad entre los periodistas y en que no se permitía a la opinión pública asociar la estrecha relación entre el asesinato de un periodista y la libertad de prensa y de expresión.

¿Qué aprendimos de esas seis investigaciones? ¿En qué nos ayudaron para combatir la impunidad?

Nos permitió desarrollar estrategias de trabajo. La información que recabamos nos permitió pedir la intercesión de organismos internacionales como la Comisión y la Corte �nteramericana de Derechos Humanos; solicitar a los gobiernos soluciones apropiadas como crear fiscalías especiales, organismos de protección o crear leyes específicas para combatir la impunidad; entrenar a periodistas para que puedan lidiar mejor con situaciones hostiles; y crear conciencia pública, mediante campañas publicitarias.

Algunos ejemplos:

El caso de �rma Flaquer, incluso ante el escepticismo de sus propios familiares, después de cinco años de negociaciones con el gobierno, logramos que en el año 2000 (¡20 años después de su desaparición!) el Estado se adjudicara la responsabilidad internacional. Se reabrió el caso asignándosele un fiscal especial, se honró a la víctima con una indemnización económica para sus familiares, una calle de la ciudad de Guatemala ahora lleva su nombre, así como una biblioteca y una beca para estudiantes de periodismo.

El caso de Jorge Carpio Nicolle fue más allá de la Comisión. En julio del 2004, el presidente guatemalteco Oscar Berger admitió la responsabilidad internacional del Estado antes de que la Corte �nteramericana dictara sentencia.

Estos casos derivaron en la creación de una Fiscalía Especial para la Protección a Periodistas. En Colombia, el caso de Guillermo Cano fue el único en el que se encausó al autor intelectual. La policía capturó a Luis Carlos Molina Yepes, prófugo durante varios años, dos semanas después que una misión de la S�P se entrevistara con el gobierno.

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Sobre el caso de Carlos Lajud Catalán, tenemos pendiente la posibilidad de una solución amistosa con el gobierno que llevaría a una estrategia para su esclarecimiento.

En ese tiempo, logramos que en Colombia se creara una Subunidad de Protección para Periodistas y una fiscalía especial. En una reforma del Código Penal en el 2001, se incorporaron agravantes para los delitos de homicidio, secuestro y tortura de periodistas.

En México, firmamos un acuerdo con el gobierno por el cual se nos permite, junto con los poderes judiciales de los estados, revisar los expedientes judiciales. El proceso de revisión ya lo iniciamos en Tijuana y Ciudad Juárez. Hemos encontrado que en los casos de Oropeza y Félix Miranda sí hubo irregularidades en los procesos investigativos y de encausamiento. Las autoridades de la época han hecho lo imposible por tapar evidencia para detectar móviles relacionados a la labor periodística de las víctimas. Los casos han sido reactivados.

Debido a nuestra denuncia continua de que la corrupción en los poderes judiciales de los estados no permite combatir con eficiencia la impunidad, pedimos al presidente Vicente Fox, que el gobierno nacional absorba a nivel federal las causas de los asesinatos contra periodistas. Por primera vez en la historia de ese país, el caso de Francisco Ortiz Franco fue absorbido el año pasado y semanas atrás los de Guadalupe García Escamilla, Raúl Gibb Guerrero y Alfredo Jiménez Mota.

El mismo pedido hemos efectuado en forma insistente en Brasil. El 8 de diciembre del 2004, en una reforma del Poder Judicial, se estableció la posibilidad de que los crímenes contra los derechos humanos, entre ellos los cometidos contra periodistas, pueden ser absorbidos en el fuero federal.

Los seis casos que hemos visto no son los únicos. Desde 1995, hemos documentado 56 casos de asesinatos contra periodistas. De ellos, 10 han sido admitidos por la C�DH.

Sin lugar a dudas, la presión de la S�P mediante el envío de misiones internacionales a los países, los informes periódicos sobre la situación de la impunidad, han ayudado para que se dicte sentencia en 21 de esos 56 casos y que se haya condenado a 42 personas como asesinos materiales, intermediarios o cómplices.

En todo el proceso de trabajo nos dimos cuenta que investigar las causas y consecuencias de la impunidad no eran suficientes. Como dijo Alberto �barguen, director del The Miami Herald y uno de los líderes detrás de este proyecto: “Los periodistas sabemos hacer dos cosas muy bien, investigar y hacer publicidad”.

Con ello en mente, creamos una campaña de educación pública para acabar con la impunidad. Sabemos de la enorme presión que pueden sentir los gobiernos cuando la opinión pública reclama por soluciones y convencida, alza una bandera. Desde hace dos años, mensualmente, 300 periódicos publican un aviso invitando a los lectores a entrar en www.impunidad.com para firmar cartas que son enviadas de inmediato a los gobiernos reclamando que se esclarezca un crimen determinado.

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En materia de prevención, estamos adiestrando a periodistas a lidiar con situaciones hostiles y de riesgo. Más allá del entrenamiento que recibieron 414 periodistas hasta el momento, lo importante es que en general los periodistas están hablando sobre tomar precauciones para hacer coberturas mejores y más seguras, palabras no muy frecuentes en el vocabulario de nuestra profesión.

Lo hasta aquí planteado son sólo herramientas para contribuir a combatir la impunidad y los crímenes contra periodistas. Seríamos ilusos si pensáramos que existen fórmulas exactas para desterrar los crímenes contra periodistas, como la violencia misma en la sociedad.

Sin embargo, estoy convencido que en países donde equitativamente se aplican castigos e incentivos, donde existen poderes judiciales fuertes, independientes y eficientes, existen mayores posibilidades de acabar con la impunidad y disuadir a los violentos.

Otro de los antídotos que estoy convencido arroja resultados, es la denuncia permanente y sistemática que los medios de comunicación deben hacer sobre cada ataque a la libertad de prensa y de expresión, aun sobre aquellos hechos que afecten a la competencia o conflictos que se libren en lugares distantes.

La libertad de expresión y de prensa, así como la libertad de asociación y demás libertades y garantías deben ser custodiadas y nutridas por todos.

La libertad de prensa, la lucha contra la impunidad no debe ser una lucha entre los gobernantes y los periodistas y tener al resto de los ciudadanos como meros espectadores. Se necesita un compromiso mayor.

Y para ese compromiso, nada mejor que las palabras que pronunció la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, en una de nuestras conferencias hemisféricas contra la impunidad: “�nvestigar, establecer la veracidad de los hechos, aunque sea doloroso, es dejar una huella imborrable en la historia de nuestros pueblos. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de investigar y de contribuir a que se castigue y enjuicie a los responsables. (Pero) La impunidad es una lucha que tenemos que encarar todos los ciudadanos”.

Muchas gracias.

Ricardo Trotti es director de Libertad de Prensa de la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P) y del proyecto Crímenes sin Castigo Contra Periodistas y su Unidad de Respuesta Rápida.

Ricardo Trotti dirige una intensa campaña para acabar con la impunidad de los crímenes contra periodistas en Latinoamérica

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FORO PÚBL�CO: “CRÍMENES CONTRA LA PRENSA: NO MÁS �MPUN�DADA LOS AGRESORES”

Es muy fácil que veamos este video que nos ha presentado el compañero Ricardo Trotti e inmediatamente creamos un falso sentido de comunidad porque uno no se imagina que esto pasa en Puerto Rico. Afortunadamente, todavía no nos imaginamos eso. Pero yo quiero orientarles del peligro de ese sentido falso de comunidad. Quiero orientarles de todas las cosas que no estamos haciendo ninguno de nosotros para evitar que lleguemos a eso porque las instancias de agresión que relató el compañero Rafael Lenín estuvieron separadas de ese tipo de violencia solamente por intervención divina porque en alguna ocasión no había realmente nada que lo detuviera.

La manifestación en los sistemas de retiro de la que habló Rafael en que nuestra presidenta tuvo que recibir protección policíaca no pasó de una foto que vemos ahí por intervención divina básicamente porque no había nada que lo evitara. Las ocasiones en las que hemos ido a cubrir actividades políticas pasivas en un grupo de 20 periodistas versus un grupo de 20,000 fanáticos, ésa no se ha visto aquí por suerte. Simplemente por suerte, y no estamos haciendo lo suficiente para evitar que no se den. Ninguno denosotros, especialmente los mismos compañeros, tengo que decirlo. Sobre eso hablaré ahorita.

Pero antes de eso, el tema de la actividad me da un poco de pie forzado: “crímenes contra los periodistas, no más impunidad contra los agresores”. Pues, compañero Trotti, lamentablemente aquí no solamente los agresores son impunes sino que acceden al poder, ganan elecciones, siguen gobernando utilizando los recursos del Estado para ser más impunes y ser más agresores también. Y eso es lo que tenemos que ver nosotros, que es lo que nos está sucediendo cuando personas que hoy son unos y mañana pueden ser otros se conducen con tanto desprecio a la labor de la prensa y aún así pueden obtener el favor del pueblo en elecciones generales. Y aun así acceden a puestos de poder.

Nos está pasando algo muy grave que nos acerca otra vez a esas fotografías que vimos que el compañero Trotti nos trajo. Aquí hay agresión. Mucha. No hay agresión física, pero hay agresión verbal. Hay agresión a la reputación. Hay agresión a la integridad. Hay agresión al sentido ciudadano que tenemos todos aunque seamos periodistas. Hay agresión profesional. Hay amenazas. Hay amenazas de que nos quedamos sin trabajo. Hay amenazas de sufrir agresiones. Así que realmente no podemos estar tan cómodos, como estoy seguro que todos ustedes se sintieron después que vieron el video y dijeron, “ah, que bueno que eso no pasa aquí”. Pero sí pasa, pasan cosas que no vemos.

Más alertas a lo que nos sucede Oscar Serrano

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Cuando el compañero Trotti hablaba de lo efectivo que es la denuncia permanente, sistemática que los medios deben hacer aun a los hechos que afectan a la competencia. Estamos hablando de algo que aquí no hacemos. Y que tenemos que hacer. Y que tenemos que hacer nosotros mismos. Cuando un compañero es víctima de agresión, cuando un compañero es víctima de agresión de palabra, o física como fue el compañero Araújo tenemos que preguntarnos, ¿estamos siendo los demás suficientemente solidarios, los medios de comunicación están siendo suficientemente solidarios unos con otros, o están permitiendo que el pozo del que todos bebemos esté contaminado? También nos hemos dado cuenta de que tenemos que seguir bebiendo de ese mismo pozo.

La libertad de prensa es para todos. La libertad de prensa no se separa registrando el “copyright” de un de un nombre de un medio de comunicación al Departamento de Estado. Sigue siendo de todos. Esas son preguntas con las que todos nos debemos ir estar noche para evitar que lleguemos a ese extremo.

Y recordaba también yo una máxima de Luis Muñoz Rivera, una de nuestras figuras más importantes en el periodismo, y en la política. Algo que él decía que nosotros no estamos haciendo y deberíamos de hacer. El señor Rivera decía que él estaba dispuesto a defender su pluma con su espada. Y si tenía que ir a duelo con alguien por algo que él había escrito, iba. ¿Estamos recogiendo esa actitud de Luis Muñoz Rivera dentro de los parámetros de esta sociedad? ¿Estamos siendo suficientemente productivos cuando somos objetos de agresión? ¿Estamos actuando suficientemente rápido? ¿Estamos actuando con la suficiente integridad, con la suficiente altura, con la suficiente contundencia cuando somos víctimas de agresión? Yo les sugiero que no lo estamos haciendo. Yo les sugiero que hay mucho espacio para mejorar.

Los medios de comunicación son centros de poder. Los periodistas en el sistema actual somos, además de que tenemos voces independientes y propias, en una estructura comercial somos empleados de un medio de de comunicación. De esa forma los medios de comunicación tienen mucha más responsabilidad en asumir de estas funciones que les estoy describiendo Tienen mucha más obligación también de hacerlo. Y no lo están haciendo. No lo están haciendo de manera suficientemente general.

En casos particulares – y lo digo públicamente – en los trabajos que he estado involucrado siempre ha sentido el apoyo de los medios de comunicación para los que trabajo. Pero a veces veo otros compañeros que son víctimas y creo que no son tan apoyados por sus medios. Y aún peor, aún peor, vemos medios aquí en Puerto Rico plagiar e incluso ver prensa escrita que a propósito o no – yo no creo que nada exista sin propósito – están fomentando la escalada del discurso violento contra los periodistas permitiendo que en sus páginas se recojan diatribas virulentas usualmente sin fundamento en contra de los periodistas. Claro, como nunca se van a meter con los pocos periodistas del medio que el columnista trabaja es cómodo que se publique una columna y nos olvidemos de eso.

Vuelvo al ejemplo de ahorita. ¿No estamos así por contaminar el pozo que todos bebemos? Las estaciones de radio que también como política editorial por encima de la mesa o por debajo de la mesa permiten que se fomente ese tipo de agresión, permite que se siembre cizaña o que se quiera agredir la reputación de un periodista como respuesta a un trabajo,

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cuando la respuesta a un trabajo periodístico son los hechos. En nuestro sistema, el que se sienta agredido por un trabajo periodístico tiene la verdad como defensa igual. El periodista tiene la verdad como un escudo, pero si la utiliza mal, se queda descubierto. Hay realmente medios para hacer lo que no estamos haciendo ahora. Más que nada, ya que el compañero López cubrió muchos de las instancias específicas de agresión, quiero recalcar la necesidad de que todos estemos más alertas a las cosas que nos suceden, a las cosas que suceden a nuestro alrededor, a que como periodistas, como directores de medios, como personas que tienen el control de unas páginas editoriales estemos más alertas y nos preguntemos cada día qué estamos haciendo para evitar que mañana tengamos un titular en Puerto Rico de que a un periodista lo asesinaron por su trabajo.

Gracias.

Oscar Serrano es presidente de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro) y reportero de Primera Hora.

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FORO PÚBL�CO: “CRÍMENES CONTRA LA PRENSA: NO MÁS �MPUN�DADA LOS AGRESORES”

El título del foro “Crímenes contra la prensa” nos causa en principio alarma y hasta cuestionamiento sobre la pertinencia del tema en nuestro país, donde para muchos pasan desapercibidos los ataques y agresiones de los cuales somos objeto los periodistas. Si es bien cierto que en Puerto Rico no sufrimos con una incidencia de asesinatos y agresiones graves, secuestros a periodistas como sufren hermanos de otros países, es nuestro deber estar al tanto como nos ha informado esta noche el señor Trotti, de lo que sufre el periodista, y condenarlo, porque el ataque contra un periodista es un ataque a la libertad de prensa y fundamentalmente a la libertad que tenemos los seres humanos de expresarnos.

El hecho de que en nuestro país no veamos casos tan dramáticos como los que sufren compañeros periodistas en otros lugares del mundo, ello no debe ser motivo de celebración. Durante este pasado año muchos de ustedes sabrán que las organizaciones periodísticas hemos tenido que salir públicamente a condenar actos de agresiones físicas y ataques verbales, entendiendo que esa violencia pudiera generar en hechos graves.

El período más crítico lo vivimos durante la pasada campaña electoral, cuando de manera institucional el partido político, el Partido Nuevo Progresista, realizó una campaña de insultos y acusaciones falsas contra los que fiscalizamos a su presidente. La campaña de ataques verbales vino acompaña de incitaciones a sus seguidores para que impidieran la labor de los periodistas en las actividades proselitistas de esa colectividad al punto que durante una de las actividades la compañera presidenta de la Asociación de Periodistas, Daisy Sánchez, quien se encuentra aquí con nosotros esta noche, tuvo que recibir protección policíaca mientras cubría un evento político. Todavía al día de hoy resulta en ocasiones difícil cubrir las actividades a las que nos convocan ante la intolerancia de sus más violentos fanáticos.

Y como hemos dicho anteriormente, no es que no aceptemos la crítica, es que no se puede aceptar la falta de respeto y agresión. Sí podemos aceptar la invitación a que los periodistas nos sentemos a reflexionar sobre la percepción de un sector de la población que entiende que la prensa fiscaliza menos al actual partido de gobierno aunque la invitación se realice de la forma menos adecuada.

El ataque político no fue el único del cual periodistas fueron objeto este año. La falta de control sobre una situación de emergencia en la que algunos policías durante una toma de rehenes de un centro comercial de Bayamón, como recordarán, llevó a oficiales

Trabajar juntos para laborar con más libertad Rafael Lenín López

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a arrestar violentamente y detener por varias horas y con el uso de la fuerza que no utilizaron contra el secuestrador al fotoperiodista Xavier Araújo del periódico El Nuevo Día que cubría la escena. Todavía no hemos acciones correctivas concretas de la dirección policíaca para evita que algo así vuelva a ocurrir.

En el ámbito gubernamental, el nuevo liderato legislativo se estrenó intentando limitar la cobertura de las televisoras durante el mensaje de estado que ofreció el Gobernador. Con la pronta intervención de las organizaciones periodísticas, los presidentes de la Cámara y Senado se retractaron de la propuesta que pretendía imponer el tiempo en el que se cubriría la oposición tras el discurso del Primer Ejecutivo.

En fin, los periodistas puertorriqueños que en alguna otra forma también hemos sido objeto de la intolerancia que es producto de la poca compresión que se tiene sobre la importancia de la labor de los periodistas en la sociedad. Tenemos que trabajar juntos para que los periodistas laboremos cada día con más libertad. Libertad, que en ocasiones, para desgracia nuestra, tenemos que combatir dentro de las mismas redacciones cuando las empresas periodísticas terminan respondiendo a sus intereses económicos antes que al derecho que tiene el pueblo de recibir toda la información posible. Los periodistas en Puerto Rico, y en todas las partes del mundo, tenemos que ser más enérgicos también en condenar cuando no se publican historias porque afectan las pautas comerciales, cuando sacan a reporteros de cubrir fuentes por presiones indebidas como hemos tenido aquí en el pasado por presiones de políticos, jueces, agencias de publicidad y grandes empresarios. En la lucha contra la autocensura está también en nuestra agenda en este Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Muchas gracias.

Rafael Lenín López es presidente del Overseas Press Club of Puerto Rico (OPC) y reportero de

Televicentro, Canal 4.

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Los puertorriqueños y demás ciudadanos que conviven en esta preciosa isla del encanto, disfrutan y aprecian hoy ese valioso tesoro que son los derechos civiles. Son éstos los que garantizan una serie de libertades de igual manera a todos los ciudadanos. Sin embargo, no siempre fue así.

Nuestro país carecía de derechos y libertades, en un pasado donde imperaba el abuso, la injusticia y la prohibición. Nuestros conciudadanos de ayer anhelaban la libertad, los derechos civiles y por eso lucharon con todas sus fuerzas para alcanzarlos. Próceres como Hostos, Betances y Ruiz Belvis, entre otros, sufrieron la condena del destierro de su amada patria, por sus luchas en pro de derechos y libertades. Esto demuestra cuán importante son los derechos civiles y las libertades en la formación y crecimiento del pueblo. Cabe preguntar, entonces, ¿qué son los derechos civiles? ¿Cuán relevantes y significativos son en el Puerto Rico de hoy?

Los derechos civiles son aquellos derechos humanos que se han convertido en ley. Son parte de la Constitución de Puerto Rico y se consideran esenciales dentro del sistema democrático que se disfruta en el presente. Sistema que permite que los ciudadanos puedan actuar libremente, de acuerdo con un marco de derechos establecidos por el documento base de las sociedades democráticas, que no es otro que la Constitución. En ella se consagran las libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos como el derecho a la vida, a la libertad y al disfrute de la propiedad. Además reconocen y garantizan la libertad de expresión y la libertad de prensa, que junto a otros derechos se constituyen en pilares de nuestra democracia

FORO PÚBL�CO: “CRÍMENES CONTRA LA PRENSA: NO MÁS �MPUN�DADA LOS AGRESORES”

COMPOS�C�ÓN GANADORA

La libertad de prensa: una luz que permite observar lo que ocurre en una democraciaLeonardo A. Rivera

Durante el foro, Helga �. Serrano anuncia que el ganador del certamen de composición sobre la importancia de la libertad de prensa para nuestra democracia lo es Leonardo A. Rivera, a la derecha, estudiante del undécimo grado de la Escuela Superior Ramón Quiñones Medina, de Yabucoa. Leonardo recibió como premios $200 y un certificado.

Foto propiedad El Nuevo Día/Luis Ramos

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Por un lado, la libertad de expresión permite al ciudadano manifestar su opinión sobre cualquier asunto sin impedimento alguno de parte del gobierno. Mientras que por el otro, la libertad de prensa le da al ciudadano la posibilidad de publicar lo que desee o de expresarse a través de los periódicos, la radio y la televisión sin temor a penalidades, aunque las publicaciones están sujetas a ciertas limitaciones. La libertad de prensa, por lo tanto, es importante para la democracia puertorriqueña, ya que garantiza al ciudadano el derecho de escribir artículos en los periódicos, revistas o folletos. En los mismos pueden exponer su punto de vista, y sus opiniones sobre diversos temas, siempre y cuando el periódico o la revista decida publicarla.

También es el vehículo a través del cual los puertorriqueños en forma individual o colectiva pueden presentar los problemas que le afectan en sus comunidades. De esta manera hacen sentir su deseo de que haya una pronta solución a los mismos o por lo menos que las agencias de gobierno o las entidades pertinentes los conozcan.

Pero la libertad de prensa es mucho más. Permite a los periodistas y a los escritores publicar en los editoriales o en las columnas de los periódicos y revistas, aquellas opiniones y comentarios que quieran exponer al público, aunque sea criticando la gestión gubernamental, o alguna otra entidad de la sociedad puertorriqueña. Es la libertad de prensa la que le da la oportunidad a cualquier ciudadano en su carácter personal o como miembro de un grupo, a que pueda imprimir y distribuir hojas sueltas, carteles, rótulos o circulares que expresen sus ideas sobre los asuntos del país. Es este derecho, el responsable de que cada ente social, en esta democracia, disfrute de la libertad de participar, ya sea por vía telefónica, fax, correo electrónico o cartas, en los programas de televisión o radio o secciones de los periódicos, comunicando sus opiniones sobre los asuntos políticos, sociales, económicos y culturales.

�gualmente, permite a los periodistas realizar investigaciones sobre situaciones que afectan a la sociedad puertorriqueña, informar sobre diferentes aspectos como salud, educación, negocios, exponer problemas o simplemente mantenernos informados acerca del acontecer diario. Esto hace que los periodistas ejerzan una función social que conlleva mucha responsabilidad. De esta manera se convierten en centinelas de la democracia borincana, ya que velan no sólo por el bienestar de la sociedad, sino también por el equilibrio de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Son los responsables por desenmascarar la hipocresía, y la mentira que impera en la política puertorriqueña. Por lo que se convierten en el llamado cuarto poder. Decía Napoleón Bonaparte: “temo más a tres periodistas que a 100,000 bayonetas”. Palabras que recogen la importancia de los periodistas en una sociedad. Pero, lamentablemente existen seres humanos inescrupulosos que no entienden cuán significativa e importante es la libertad de prensa en una democracia, e intentan coartar la misma insultando, intimidando, agrediendo o impidiendo la labor de un periodista. La libertad de prensa es la luz que permite observar lo que está ocurriendo en una democracia. Y es la que da transparencia para que pueda fortalecerse día a día.

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La democracia es el árbol frondoso que nos cobija a todos. Mientras que las libertades de expresión y prensa son las raíces que nutren al árbol de la democracia. Si lastimamos la raíz de la libertad de prensa, el árbol de la democracia se debilita y se va muriendo lentamente. Por lo tanto, es imperativo que cada individuo dentro de esta hermosa Perla del Caribe entienda la importancia de la libertad de prensa para todos. Aprendamos a vivir en una democracia. Respetemos y valoremos la libertad de prensa.

Leonardo A. Rivera dijo que los periodistas en Puerto Rico son centinelas del sistema democrático de gobierno. “Son los responsables de desenmascarar la hipocresía y la mentira que impera en la política puertorriqueña”.

Foto propiedad El Nuevo Día/Luis Ramos

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LAS FUENTES CONF�DENC�ALESEN EL PER�OD�SMO

Varias definiciones nos sirven como preámbulo del tema que propicia este foro y, a la par, nos suscitan unas interrogantes que de seguro ayudarán a sostener un debate inteligente.

Confidencia significa “revelación secreta, noticia reservada”, mientras que el adjetivo confidencial describe lo “que se dice en confianza o con la seguridad recíproca entre dos o más personas” Diccionario de la Real Lengua Española (1970). La palabra secreto nos refiere a lo que “cuidadosamente se tiene reservado y oculto” y la frase secreto profesional nos remite a la obligación resultante del “deber que tienen los miembros de ciertas profesiones como médicos, abogados, notarios, etc., de no descubrir a terceros los hechos que han conocido en el ejercicio de su profesión”. Por derecho entendemos “la facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la entidad establece en nuestro favor…” Y, finalmente, privilegio, es definido como “gracia o prerrogativa que concede el superior, exceptuando o liberando a uno de una carga o gravamen, concediéndole una exención de que no gozan otros”.

A la luz de estas definiciones, cuando hablamos de fuentes confidenciales en el periodismo, estaríamos ante un “derecho”, un “deber”, o un “privilegio”? A quién pertenece? ¿Es absoluto o relativo? Estos cuestionamientos son cruciales pues la base principal del secreto periodístico descansa en el derecho fundamental a transmitir y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión social. ¿Qué sucede cuando este derecho choca con otros consagrados en nuestra Constitución, tales como el honor, la privacidad, la verdad y la propia imagen? Si el ejercicio de todo derecho tiene intrínsecamente un carácter discrecional, ¿es posible hablar de binomio “derecho-deber” de confidencialidad? ¿Acaso no plantea cierta paradoja? Si un “derecho” es discrecional, puede recaer como un “deber” sobre una misma persona?

29 de septiembre de 2005, 7:00 p.m., Salón Ochoteco, Colegio de Abogados, copatrocinador del foro. Moderadora: la periodista Perla Sofía Curbelo.

Apuntes sobre las fuentes confidenciales en el periodismoAntonio S. Negrón García

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Varias definiciones nos sirven como preámbulo del tema que propicia este foro y, a la par, nos suscitan unas interrogantes que de seguro ayudarán a sostener un debate inteligente.

Confidencia significa “revelación secreta, noticia reservada”, mientras que el adjetivo confidencial describe lo “que se dice en confianza o con la seguridad recíproca entre dos o más personas” Diccionario de la Real Lengua Española (1970). La palabra secreto nos refiere a lo que “cuidadosamente se tiene reservado y oculto” y la frase secreto profesional nos remite a la obligación resultante del “deber que tienen los miembros de ciertas profesiones como médicos, abogados, notarios, etc., de no descubrir a terceros los hechos que han conocido en el ejercicio de su profesión”. Por derecho entendemos “la facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la entidad establece en nuestro favor…” Y, finalmente, privilegio, es definido como “gracia o prerrogativa que concede el superior, exceptuando o liberando a uno de una carga o gravamen, concediéndole una exención de que no gozan otros”.

A la luz de estas definiciones, cuando hablamos de fuentes confidenciales en el periodismo, estaríamos ante un “derecho”, un “deber”, o un “privilegio”? A quién pertenece? ¿Es absoluto o relativo? Estos cuestionamientos son cruciales pues la base principal del secreto periodístico descansa en el derecho fundamental a transmitir y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión social. ¿Qué sucede cuando este derecho choca con otros consagrados en nuestra Constitución, tales como el honor, la privacidad, la verdad y la propia imagen? Si el ejercicio de todo derecho tiene intrínsecamente un carácter discrecional, ¿es posible hablar de binomio “derecho-deber” de confidencialidad? ¿Acaso no plantea cierta paradoja? Si un “derecho” es discrecional, puede recaer como un “deber” sobre una misma persona?

Reconocemos que las fuentes confidenciales en el periodismo encuentran apoyo en el derecho a la información y el derecho a la publicación, ambos consustanciales con el derecho de los ciudadanos a obtener información, parte íntegra de la libertad de manifestación del pensamiento. Preguntamos, entonces, ¿podríamos afirmar que las libertades de expresión y de prensa, en abstracto, son superiores al igualmente fundamental derecho a la Justicia?

Desde la izquierda, Perla Sofía Curbelo, licenciado Antonio Negrón García, Yolanda Vélez Arcelay, Manny Suárez y Leonor Mulero.

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El Juez del Supremo Federal Hugo L. Black, caracterizaba de esencial la confidencialidad de las fuentes de información. “Sólo una prensa libre, no encubridora, puede revelar al pueblo el engaño del Gobierno” Con esta frase ponía de relieve la necesidad del llamado periodismo investigativo, mediante el cual una prensa activa y crítica, sin ataduras, denuncia la corrupción, destapa encubrimientos y viabiliza acusaciones por delitos graves cometidos por funcionarios públicos o relacionados con el poder político, económico, social, etc. Sin las fuentes confidenciales, gran parte de la información se perdería y con ella también se echaría a perder información veraz, base de la convivencia y de la vida democrática. Usamos la palabra “veraz” pues antes de publicar información originada por fuentes confidenciales, una lealtad absoluta hacia la verdad, justifica que todo periodista esté en la obligación de comprobarla.

Evidentemente, el dilema del secreto periodístico no es su fundamento, sino sus límites. Al respecto se han ofrecido distintos criterios. Se ha indicado que la confidencialidad debe cesar cuando el conocimiento de las fuentes de información sea absolutamente necesario y relevante para un proceso judicial y no sea posible acudir a otros medios de prueba. También se ha afirmado que ese reclamo cede ante la presencia de un interés superior, valorado como tal por un tribunal.

En el 1972, la Corte Suprema federal en Branzburg v. Haves, en una cerrada votación, 5 a 4, decidió que, bajo ciertas condiciones, los periodistas tienen la obligación legal de comparecer y testificar ante el gran jurado sobre las actividades criminales que hubieran presenciado mientras buscaban y reunían información. El más alto foro se negó a establecer que en un proceso penal la Primera Enmienda confería a los periodistas el privilegio de negarse a declarar con el objeto de proteger sus fuentes secretas. El Tribunal sostuvo que el interés público en hacer cumplir la ley y asegurar la eficacia de los dictámenes del gran jurado es suficiente para no reconocer el derecho absoluto a buscar información y mantener confidencial la fuente.

En su disidencia, el juez Potter Stewart expresó que el obtener noticias supone el derecho a una relación confidencial entre el periodista y su fuente, con la promesa de que ciertos nombres o circunstancias se mantendrán reservados. Si ese vínculo quedase sometido al poder irrestricto del gobierno para citar como testigos a los periodistas, los derechos de la prensa se afectarían de modo significativo, pues las fuentes dejarían de confiar y no divulgarían información. Semejante escenario representaría una autocensura a los medios de comunicación. Dicho magistrado elaboró un estándar tripartito, imponiéndole al Estado la obligación de demostrar: (i) la relevancia de la información; (ii) la inexistencia de fuentes alternas y; (iii) el interés apremiante gubernamental de obtener la información.

Recientemente, los medios de comunicación informaron la decisión del Juez federal Thomas F. Hogan que ordenó el encarcelamiento de los periodistas Judith Miller (The New York Times) y Matthew Cooper (revista Time), hasta que accedieran a revelar la identidad de una fuente al gran jurado que investiga la difusión pública del nombre de una agente de la C�A.

Estos hechos plantean nuevamente varias preguntas. ¿Debe quedar al criterio del juez el secreto periodístico? ¿Es cuestión de la mayor o menor gravedad del delito? Si en

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cada caso la discusión gira en torno a la naturaleza del delito, su grado y otros factores subjetivos y objetivos, ¿no estaríamos ante el peligro de confrontarnos con una norma imprecisa que dependerá de tantos criterios como jueces haya? Quizás, como en otras áreas del derecho, ese sea el único curso de acción judicial.

En nuestro ordenamiento jurídico no existe legislación que reconozca y proteja las fuentes confidenciales de los periodistas. El supuesto más parecido es el de los confidentes de la Policía. Nos referimos a aquella persona que desea permanecer en el anonimato (sin dar la cara), por temor a la venganza u otras razones, o porque la propia Policía no desea revelar su identidad para no “quemarlo” como futura fuente de información. La doctrina jurisprudencial ha resuelto que si la negativa de la Policía a revelar el nombre del confidente impide a la defensa tenerlo como testigo y su testimonio es esencial (pues podría demostrar la inocencia o reflejar las inconsistencias en la prueba de cargo), imperativos del debido proceso de ley y una noción de lo justo requerirían que se conozca la identidad.

De acuerdo con esta analogía, parecería que el derecho al secreto periodístico debería tener ciertas limitaciones, al menos en la actividad probatoria penal. Aunque en cualquier sociedad política una prensa libre y crítica es esencial, este ejemplo invita a pensar si el sostener incondicionalmente la confidencialidad en ciertas circunstancias, podría representar un trato injustamente discriminatorio para otras modalidades del secreto profesional (clientes de abogados, médicos y contables; feligrés-religioso; cónyuges; psicoterapista-paciente) y, además, un daño quizás mayor del que se pretende evitar.

Más allá del ámbito penal, pensemos en la situación que se presenta cuando la información recibida y publicada es falsa, producto de la manipulación maliciosa de la fuente y su publicación causa daños a terceros. Entonces, revelar dicha fuente eximiría de culpa al periodista engañado y obligaría al informante espúreo a asumir su responsabilidad. Si impusiéramos una confidencialidad absoluta, ¿no estaríamos propiciando que las más dolosas, calumniosas, vengativas e infames informaciones pudieran quedar impunes?

La denuncia anónima es poco digna de fiar. Puede promover actuaciones periodísticas abusivas sin fundamento real alguno. La razón utilitaria de la confidencialidad de la fuente

El licenciado Antonio Negrón García aborda el ángulo legal en torno a las fuentes confidencia-les que utilizan los periodistas.

Durante el foro

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periodística es servir de punto de partida para obtener información veraz y corroborable. Sin esa corroboración no habría seguridad jurídica: el honor y la tranquilidad de los ciudadanos estarían a merced de cualquier mentiroso y del periodista festinado o poco escrupuloso de sus deberes. Claro está, en el supuesto de que la información sea falsa, una vez se ha iniciado el proceso judicial, mantener el secreto sería académico. En estas circunstancias, ¿la lealtad hacia la verdad periodística debe prevalecer sobre el informante mendaz? ¿Debe revelarse su identidad?

Sin lugar a dudas, existe una estricta relación entre la libertad de expresión, el derecho a la información y la formación de la opinión pública. Como denominador común, todos implican un proceso que involucra la búsqueda, el análisis, la elaboración y la publicación. Estos procesos se encuentran influenciados por los intereses de los grupos sociales, incluso la prensa institucionalizada representada por las grandes y pequeñas empresas.

Sin embargo, en la llamada era de la comunicación, las nuevas tecnologías han alterado el sistema y su tradicional escala valorativa. El modo de elegir y ofrecer las noticias (capacidad y rapidez), no sólo determina la agenda de lo importante, sino que llega incluso a construir la realidad social. Los medios influyen en el modo en que el destinatario organiza su conocimiento y también en su significación valorativa.

La libertad de expresión no sólo se manifiesta oralmente, por escrito, por imagen televisiva o mediante otras formas impresas o artística, sino a través de “�nternet”, revistas, hojas sueltas, panfletos, boletines, altavoces, pancartas, cruzacalles, grafittis, etc. En pura teoría democrática, cualquier persona que utilice estos modos de expresión está “publicando sus ideas”. Según esta óptica, una interpretación amplia de los derechos de las personas podría llevarnos a expandir desmesuradamente el concepto “prensa” y “periodismo”. A su amparo, potencialmente todo ciudadano podría constituirse en “prensa” y, por ende, gozar del derecho a no revelar su fuente de información. Semejante interpretación, ¿acaso no desvirtuaría el texto y espíritu de la Constitución?

Es difícil, por no decir imposible, definir constitucionalmente la profesión de periodista. En sumisión más simple (y pura), periodista es todo aquél que materialmente cumple la función de dar información a la sociedad. No es determinante si recibe estipendio o no. Tampoco si se trata de la actividad principal de la persona o si se pertenece a alguna asociación. Nos preguntamos entonces, como colaborador (sin remuneración), ¿nuestras columnas publicadas desde hace cinco años en la sección Perspectiva de El Nuevo Día, nos hacen periodista?

En el citado caso de Branzburg, el Supremo de los Estados Unidos confrontó la complejidad del problema y, sin resolverlo, expresó: “No estamos deseosos de embarcar al Poder Judicial en un largo y difícil trayecto a tan incierto destino. La administración de un privilegio constitucional para los hombres de noticias presentaría dificultades prácticas y conceptuales de un orden superior. Tarde o temprano, sería necesario definir esas categorías de hombres de noticias que calificaron para el privilegio, un procedimiento cuestionable a la luz de la doctrina tradicional de que la libertad de prensa es el derecho del solitario panfletero que utiliza papel carbón o un mimeógrafo tanto como la del enorme publicista metropolitano que utiliza los últimos métodos de fotocomposición. La

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función informativa afirmada por los representantes de la prensa organizada en los casos presentes también es realizada por los oradores, encuestadores, políticos, novelistas, investigadores académicos y dramaturgos. Casi cualquier autor puede afirmar de forma bastante precisa, que está contribuyendo con el flujo de información hacia el público, que se sirve de fuentes confidenciales de información y que seas fuentes serán silenciadas si él es forzado a hacer revelaciones ante un gran jurado”.

Ciertamente, establecer derechos a partir de determinada definición de periodista, un título académico o una colegiación obligatoria puede tener el potencial de vulnerar el derecho a la libertad de expresión y de prensa. Después de todo, ser periodista es buscar, recibir y difundir información, actividades comprendidas dentro de la libertad de expresión. ¿Existen razones válidas por las cuales la confidencialidad de las fuentes periodísticas no pueda extenderse a toda persona que realiza una actividad periodística en sentido material?

Comoquiera, ésta y otras demás interrogantes no desvirtúan, sino afianzan, el poder y la gran responsabilidad social y ética de los medios de comunicación. Por eso se ha dicho que en vez de hablar de Cuarto Poder, deberíamos referirnos al Primer Poder, ya que antecede a los otros tres poderes clásicos de la estructura constitucional. Esta última apreciación desborda el tema que nos ha traído aquí esta noche (las fuentes de confidencialidad) y, como decían los periodistas de antaño, “se quedo en el tintero”.

El licenciado Antonio S. Negrón García es juez asociado retirado del Tribunal Supremo de Puerto Rico y miembro de la Junta Asesora del CLP.

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Quiero comenzar por agradecer al Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico y a sus directivos esta invitación para conversar sobre el tema tan crucial de la protección de las fuentes de confidencialidad.

Para mí es un gran placer compartir este espacio de reflexión con el respetable ex juez asociado del Tribunal Supremo, Antonio Negrón García, y con colegas que han aportado muchísimo al periodismo en Puerto Rico, Yolanda Vélez Arcelay y Manny Suárez.

Me gustaría comentar sobre varios puntos que atañen a la confidencialidad de las fuentes, desde el punto de vista de nuestra experiencia práctica.

El primero trata sobre algo que parece obvio, pero merece recalcarse: la fragilidad de las fuentes.

Permítanme contarles una historia. Hace un tiempo, tuve la suerte de dar con una fuente bien conocedora sobre las interioridades de un caso de corrupción. Me aseguré que la fuente fuera independiente; es decir, que no estaba amarrada a ninguna ideología política o vendetta personal. Su razón para divulgar información era el interés de que el público supiera una información importante sobre un desfalco de fondos públicos.

Hice lo indecible por proteger a mi fuente. Para darles una idea, les puedo decir que nunca hablamos por teléfono. Los acercamientos se produjeron en la más absoluta discreción.

Luego de hacer las verificaciones de rigor, se publicaron unas informaciones que causaron revuelo. Se molestó la parte investigada porque la información detallaba aspectos de la alegada apropiación de fondos y algunas de sus ramificaciones. Y se molestaron los investigadores, celosos de su investigación.

Como suele suceder en esos casos, se desató una cacería de brujas. Estaba medio mundo buscando a mi fuente.

No creo que esa fuente haya estado en peligro real de ser descubierta. Pero si alguno de ustedes tuviera la oportunidad de conversar con esa fuente, es posible que le diga que siente que mis artículos la dejaron al descubierto.

Esas cacerías de brujas son tan terribles que las fuentes se aterrorizan, se intimidan y lo piensan mucho antes de revelar información.

FORO PÚBL�CO: “FUENTES CONF�DENC�ALES EN EL PER�OD�SMO”

La protección de las fuentes de confidencialidad Leonor Mulero

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La persecución de las fuentes no es cosa de abstracto. La persecución de las fuentes pone en peligro el empleo, la salud mental, la libertad y hasta la vida de personas, en ciertos casos.

He sabido de personas que han perdido el empleo, que han sido marginadas, desacreditadas y hostigadas, incluso por haber sido señaladas erróneamente como fuente.

Las fuentes confidenciales son vistas como enemigos naturales por aquellas personas, organizaciones, compañías privadas y gobiernos que ocultan ilegalidades o malas prácticas.

No tengo duda de que la protección de las fuentes fue un factor crucial en la investigación que realizó el compañero Manny Suárez sobre los trágicos acontecimientos en Cerro Maravilla. Manny y su compañero Tomás Stella dejaron un modelo de investigación para todas las generaciones de periodistas.

Y no olvidemos por lo que pasó la colega Daisy Sánchez cuando, años atrás, las autoridades federales tomaron acciones para intentar obligarla a revelar su fuente, que, al fin y al cabo, no era otro que el entonces evadido de la justicia, Filiberto Ojeda Ríos. Con los acontecimientos de días atrás, hoy podemos confirmar que Daisy hizo bien al hacer todo lo que estuvo a su alcance por proteger a su fuente.

Otro punto importante es que la rigurosidad y la seriedad del trabajo periodístico van de la mano del esfuerzo por proteger a las fuentes.

En una ocasión, una fuente confidencial me informó sobre una asignación de fondos a una organización bajo escrutinio. Según la fuente, la forma en que se hizo esa asignación evidenciaba el alegado interés del Gobierno de favorecer ilegalmente a esa entidad privada. Eso probaría que había un desfalco de fondos concertado.

Como parte de las verificaciones de rigor y la búsqueda de contexto, indagué sobre el programa, la fuente de los fondos y si a los demás beneficiados les habían asignado el dinero con el procedimiento correcto o incorrecto. Encontré que había decenas de otras asignaciones, muchas a entidades respetables.

Y resulta que la misma alegada irregularidad se cometió, no sólo con la organización bajo cuestionamiento, sino con entidades que hasta ahora se han destacado por sus programas de ayudas a los necesitados, incluso por hermanas de la caridad.

Pensé varias cosas. Quizás el funcionario supuestamente corrupto quiso despistar sobre su esquema de corrupción y aplicó el mismo procedimiento a las entidades honestas. Puede ser que el funcionario ignorara el funcionamiento del Gobierno. O quizás todas las organizaciones, incluidas las monjitas de la caridad, son corruptas y hay que investigarlas también.

Lo que sí yo sabía era que, no podía reportar únicamente los datos provistos por la fuente. No podía ignorar las circunstancias completas de las asignaciones de esos fondos. Tampoco había que descartar la posible corrupción de la organización bajo sospecha, pero habría que evidenciarla con otros ángulos.

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Los periodistas y los medios informativos trabajamos en un ambiente de gran competencia por noticias exclusivas. Trabajamos al ritmo acelerado que nos imponen los nuevos desarrollos tecnológicos. Además, como humanos, cometemos errores. Y de eso tratan de aprovecharse las fuentes que no dicen la verdad o la dicen a medias.

Yo me pregunto si situaciones como la que les conté tendrán alguna relación con los casos que, después de tanta cobertura en los medios, se caen en los tribunales debido a investigaciones incompletas. Por eso, la rigurosidad periodística es esencial para la solidez de la información publicada y para la protección de las fuentes.

Pero, a pesar de los peligros que nos acechan, hay producción de calidad, no sólo en prensa escrita, sino en medios electrónicos.

Me gustaría destacar el proceso investigativo que realizó el colega Oscar Serrano, de Primera Hora, sobre las irregularidades en el otorgamiento de la pensión gubernamental al ex gobernador Pedro Rosselló. El periodista no se limitó a los datos que pudieron haberle proporcionado sus fuentes confidenciales, si es que las tuvo.

Oscar investigó por su cuenta con fuentes cruciales e independientes para obtener otros datos que hicieran relucir los verdaderos hechos. El resultado fue que las pesquisas de las autoridades gubernamentales llegaron a las mismas conclusiones que la del periodista.

Como decía Carlos Castañeda, para ser periodista hay que tener una buena suela de zapatos: es decir, buscar en lo posible las cosas por uno mismo.

Otro punto básico en la protección de las fuentes es el respaldo de los medios de comunicación a los periodistas que consiguen informaciones de fuentes confidenciales que, por más esfuerzo que se haga, no se pueden documentar de otra manera.

Cuando era corresponsal en washington, D.C., escribí una nota general sobre la petición de clemencia que se hizo al presidente Bill Clinton para liberar a los presos políticos puertorriqueños.

En ese tiempo las negociaciones sobre la libertad de los presos estaban en pañales y las posibles fuentes oficiales y extraoficiales estaban herméticas. De todos modos, me puse a indagar. Toqué muchas puertas, pero no podían ayudarme porque el círculo seguía cerrado. Un día di con una fuente clave. Pero esa fuente, quizás por diversas razones, me decía muy poco o nada. �nsistí con paciencia durante meses. Un buen día, la fuente me contó los detalles de la clemencia que Clinton iba a otorgar y que sólo conocían un puñado de personas en la Casa Blanca.

Fue un momento de gran disyuntiva para el periódico: lo único que teníamos era la palabra de una persona cuya identidad sólo yo conozco. Nadie más hablaba del tema y no había documentos. Pero el periódico creyó en mis gestiones y publicamos en exclusiva, días antes del anuncio presidencial, una noticia que normalmente lanzan primero los medios estadounidenses. En Puerto Rico hubo gente que no me creía y creo que hasta dijeron que yo estaba loca y que era disparatera porque la clemencia no se daría todavía, si es que se daba.

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Al final, El Nuevo Día pudo llevar la delantera en casi todos las noticias que surgieron de esa clemencia. En este caso, la noticia se iba a conocer como quiera, ya fuera adelantada por El Nuevo Día, por otro medio o por el anuncio oficial de la Casa Blanca.

Pero, la confianza de los medios es bien importante para evitar que noticias de alto interés público queden en la oscuridad, perpetuando males que se empeoran.

Sé que a todos nos preocupan las intenciones particulares que puedan tener ciertas fuentes. Creo que también debe preocuparnos que se use eso de excusa para no publicar informaciones. Hay que estudiar cada caso, asegurarse de que la información sea cierta y determinar cuán apremiante es el interés público, el cual debe ser nuestro norte.

La importancia de las fuentes confidenciales no es una abstracción. Si las usáramos más acertadamente quizás nos habrían alertado sobre las cláusulas de legislaciones que viabilizaron esquemas de corrupción en gobiernos pasados, por ejemplo, en la privatización de hospitales públicos. Quizás habrían ayudado a evitar el alto déficit estructural del que tomamos conciencia meses atrás.

Usando adecuadamente a las fuentes, podremos prevenir muchos desaciertos en el presente. Así no tendríamos que ocupar casi todo nuestros esfuerzos en investigaciones arqueológicas que estudian las fallas de cada gobierno anterior. Esas investigaciones son necesarias, pero sería más saludable aplicar más el modelo de la medicina preventiva.

Pienso que las fuentes y las noticias son como muchachitas tímidas en un baile de marquesina: están sentadas allí, esperando que alguien las saque.

La encarcelación de la periodista Judith Miller, del poderoso diario The New York Times, y la decisión de la revista Time de entregar materiales, evidencian lo expuestos que estamos todos los periodistas y medios a este tipo de represión por parte del Estado, sobre todo en tiempos de predominio de políticas conservadoras.

Las circunstancias en que se produjo la encarcelación de Miller es asunto de mucha controversia, como hemos visto. Debemos recordar que, en última instancia, la democracia no se puede aplicar selectivamente.

El periodismo cumple un fin público, pero no debe confundírsele como colaborador de facto de las autoridades de ley y orden o las autoridades militares.

Cualquier legislación para proteger a los periodistas de tener que divulgar sus fuentes merece mucho estudio. Hay que asegurarse de que cualquier acción legislativa sirva realmente a la protección de las fuentes y no valide al Estado como ente decisivo sobre cuál fuente puede o no protegerse.

Creo firmemente en que la mejor protección de las fuentes confidenciales comienza por la casa, con los periodistas y los medios.

Muchas gracias.

Leonor Mulero es editora de investigación de El Nuevo Día.

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Tengo que decir lo que siempre digo en este tipo de foro. Es increíble cómo cuando uno pasa las páginas del periódico se golpea con la historia. Y es increíble el momento en que se da este foro y las coyunturas que estamos viviendo, la situación de la captura y muerte de Filiberto Ojeda. Y precisamente como hace 15 años de esto, tengo que mencionar que yo acompañé a Daisy Sánchez a Hartford, Connecticut, en la Navidad de 1991, luego de que la citaran para que entregara el videocasete o lo que es inicialmente un borrador en videocinta con la primera entrevista que Filiberto dio en el clandestinaje. A mí me tocaba reseñar lo que ocurriese en Hartford con la suerte de Daisy en aquel difícil trance.

Tengo que decir que si no hubiese sido por un ardid de la directora de noticias en aquel momento, Linda Hernández, Daisy a lo mejor hubiese tenido que cumplir cárcel, por haberse negado a entregarlo. Linda, quien respetaba profundamente el principio de respetar las fuentes, decidió que publicaría íntegramente en la televisión las cinta. Es decir, se habían publicado previamente varios segmentos. El formato de los noticiarios no aguanta una hora; se hizo por serie, y claro, cuando ocurre todo esto, decide pasarlo íntegro. Así no había excusa para que los federales reclamaran el crudo original. Esa acción, ese ardid de Linda Hernández fue suficiente para que cuando llegamos al tribunal prácticamente la sesión en que estuvo Daisy durara muy poco tiempo. Yo estuve afuera: no nos dejaron entrar. Duró como unos cinco o diez minutos. Cuando salen, el juez había dicho que no era necesario que Daisy se sentara o que hablara o que ni siquiera dijera que iba o no a entregar la videocinta. Porque ya se había cumplido con el propósito en término del material que se publicó.

Ocho años después, entrevisté a Filiberto Ojeda en compañía de un compañero de radio, Luis Penchi. En aquella ocasión, las circunstancias eran otras. La directora del FB� entonces, Marlene Hunter, nunca intentó pedir el videocasete. De hecho, debo decir que fuimos un domingo al canal y le pedí al camarógrafo que pasara en limpio el videocasete. No sabemos a dónde fue a parar la cinta donde vino el original. Esas cosas pasan todos los días en los noticiarios. Los crudos desaparecen continuamente porque son materiales de uso diario. No podemos acumularlo. Los canales no tienen tantos fondos para mantener ese material allí.

Pese a todo lo antes reseñado, debo decir que yo no estoy totalmente inclinada a pedir que se garantice, mediante una ley o “shield law” la protección para no divulgar la fuente. Y lo voy a ir manifestando a través de la ponencia. Para mí, el privilegio del periodista

FORO PÚBL�CO: “FUENTES CONF�DENC�ALES EN EL PER�OD�SMO”

Confidencialidad de las fuentesYolanda Vélez Arcelay

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“La principal labor del periodista es evitar a través de las denuncias los abusos de los que tienen el poder; no unirnos a los que tienen el poder para abusar de los indefensos.”

tiene carácter de contrato: la fuente me asegura que su información es veraz y yo le aseguro que protegeré su identidad. Una fuente no puede ni debe ser la única evidencia para publicar una información, salvo en rarísimas ocasiones. Si en el ejercicio de verificar por otras vías yo descubro que esa fuente me está intentando utilizar o mentir, el contrato queda nulo.

El uso de fuentes no puede ser lo cotidiano, ya sea por vagancia o indolencia. Es la excepción. El periodismo se ha convertido en una de las profesiones que genera más desconfianza. En Estados Unidos, una encuesta de la empresa Harris, hecha en el 2002, reflejó que los profesores cuentan con una alta credibilidad, de un 80 por ciento; los doctores tienen un 77 por ciento y los militares un 65 por ciento. Pero los periodistas sólo tenemos un 39 por ciento. Y eso es en Estados Unidos. Aquí no hemos hecho esa encuesta, pero quién sabe cuáles sean las estadísticas. De hecho, estamos acompañados de los contadores públicos, y yo me pregunto no hablemos de los abogados, para nada, aunque dicen que los periodistas somos pichones de abogados. Y uno se pregunta por qué ocurre esto. Hay compañeros que dicen que nosotros, contrario a los médicos y abogados que ocultan el “malpractice”, nosotros los publicamos. Y entonces, claro, cuando se publica un error, éste cobra dimensiones catastróficas, se multiplica mil veces en periódicos, en radio y televisión. Ahora que hay tantos medios, está proliferando la cantidad de personas que llegan a los medios sin el debido conocimiento de aspectos elementales, como lo son el funcionamiento de un gobierno y los tribunales. A este desconocimiento se suma la carencia de ética de unos periodistas que inventan información. Y esa es una realidad: mienten y ocultan datos en vías de buscar más “ratings” o de empujar algún proyecto, impactando la vida de individuos e incluso la salud emocional colectiva.

Hay que buscar la respuesta de porqué hemos perdido credibilidad. La principal labor del periodista es evitar a través de las denuncias los abusos de los que tienen el poder; no unirnos a los que tienen el poder para abusar de los indefensos. Los reporteros como (Bob) woodward y Carl Bernstein del diario The washington Post obligaron a renunciar al presidente Richard Nixon tras haber descubierto una operación clandestina de espionaje contra sus rivales del Partido Demócrata. Eso fue gracias a la credibilidad de los reporteros, y el uso de fuentes anónimas, pero corroborando, siempre buscando documentación que apoyara esa información.

De nada hubiese valido el uso de fuentes si los periodistas no hubiesen tenido prestigio y credibilidad. Y la credibilidad se gana con un esfuerzo increíble. Casi es un sacerdocio lograr esa credibilidad, buscarla. Pregúntense ustedes cuántos escándalos del mediodía, basados en fuentes, escuchan ustedes diariamente por la radio. Y cuántos de esos escándalos o seudonoticias realmente sobreviven hasta el otro día. Realmente son muy pocos. Lo que quiere decir que hay un problema de credibilidad en esa información.

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Recientemente se dio a conocer la identidad de la fuente de woodward y Bernstein apodada “Garganta Profunda” (“Deep Throat”), Mark Felt, entonces segundo al mando en aquella época del Buró Federal de �nvestigaciones, FB�, y hoy un anciano de 91 años. En el libro “Todos los hombres del presidente”, ambos periodistas detallan el intricado proceso de la investigación. Sin la garantía de absoluto anonimato, difícilmente se hubiese develado toda la conspiración política. woodward y Bernstein cumplieron su compromiso, su contrato de secretividad por 30 años y fue el propio Felt quien decidió salir del anonimato recientemente.

La fuente es una herramienta robusta y poderosa, pero excepcional: sólo tiene sentido activarla cuando los procedimientos abiertos y las fuentes identificadas resultan insuficientes para acercarnos a la verdad. Y cuando los hechos que perseguimos tienen indudable importancia. Lo normal y cotidiano es que la información publicada o difundida contenga el nombre completo y la información pertinente del entrevistado. Las fuentes anónimas se utilizan sólo cuando no hay más alternativas. No pueden ser lo cotidiano, lo usual. Es cuando no hay más alternativas. Pero ahí no acaba la responsabilidad.

La información se debe confirmar a través de otras fuentes y por esa misma razón su uso debe ser cuidadoso. Se han cometido enormes ligerezas en el uso de informantes anónimos con dobles intereses, que han conducido a manipulaciones, errores y falsedades y serios perjuicios a la credibilidad de la prensa. Esto tengo que decirlo con nombre y apellido. Hay que recordar el caso de El Vocero, que publicó el mismo día del debate entre los candidatos a las elecciones del 2002 la historia de una mucama maltratada. El periodista, Jorge Luis Medina, alegaba que la entonces candidata Sila María Calderón tenía oculta y maltrataba a una empleada doméstica dominicana, que residía ilegal en la isla. El mismo día que se publicó el reportaje se desmoronó la historia. Todos los implicados la desmintieron con evidencia. No hubo un mínimo de corroboración, ni siquiera con los mencionados en el reportaje, aun cuando el periodista tuvo una semana para verificar antes de su publicación. Y lo de la semana se sabe por la ligereza con que se publicó la foto. Dejaron manifiesto aquí, en que aparece el periodista, aparece la mucama y al lado del escritorio aparece la fecha en que se hizo esa entrevista. Precisamente el periodista había hecho esa entrevista una semana antes. Mas aun, cualquier periodista veterano tendría un mínimo de suspicacia tomando en consideración que la mucama llegó a la Redacción del periódico de la mano de un político del partido contrario, Edwin Mundo. Por favor.

Recientemente trascendió el encarcelamiento de la periodista norteamericana ganadora del premio Pulitzer del 2001, Judy Miller, al igual que el periodista Matthew Cooper de la revista Time, que se ampararon en el privilegio del periodista. La divulgación a los periodistas del nombre de Valerie Plame, que era una agente secreta de la C�A, se violó la Ley de 1982 de Protección de Agentes de �nteligencia. Se han desatado muchas discusiones sobre el encarcelamiento de Miller y de la presión sobre ambos. Pero debo de admitir que este caso a mí no me gusta en lo mas mínimo y yo no me agarraría de éste para defender, o si quisiera defender, un proyecto para proteger las fuentes.

Estos periodistas prometieron confidencialidad al principal asesor político y arquitecto de la victoria del presidente Bush, Karl Rowe. Este funcionario de estado usó a la prensa

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para atacar a una de las pocas voces que criticaron con argumentos los motivos del actual gobierno para emprender la guerra en �rak. El disidente en cuestión era Joseph wilson, ex diplomático y esposo de Valerie Plame, quien concluyó tras un viaje a Nigeria que no existían pruebas para afirmar que Sadam Hussein había intentado comprar uranio en ese país, desmintiendo así el principal argumento de Bush para atacar al país. En lugar de cuestionar esas afirmaciones – las de Bush – de que había armas en �rak, la prensa ayudó a miembros de la Casa Blanca a “quemar” la identidad de la agente como represalia contra el disidente, que era su esposo.

Decenas de organizaciones han expresado preocupación al considerar que la batalla legal contra Miller y Cooper, que aceptó testificar y no ir a prisión, pone en peligro el flujo libre de información y envía un mensaje equivocado. Eso es lo que dicen los sectores que lo apoyan. La Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas inglés) instó a los legisladores estadounidenses a adoptar una ley o “shield law” que permita mantener la confidencialidad de la fuente, una propuesta que se debate en el Congreso. Y yo tengo que preguntar dónde queda el derecho del individuo que disiente, del individuo indefenso cuando el poder del estado se desata sobre él y la prensa, en lugar de defenderlo, se alía con el poder. Aquí me pregunto si el principio que defendemos, defender a los que no pueden defenderse del poder, se vulneró.

Yo tengo que decir también que cuando aprendí a guiar tuve que convencer a mis papás para que me dieran el privilegio de guiar, que yo tenía la madurez suficiente para guiar. Y antes de que se legisle el privilegio que estamos reclamando, que están reclamando, tenemos que convencer o convencernos a nosotros mismos de que tenemos la madurez paras ejercer ese privilegio.

Lo pongo ante ustedes, porque no todo el que es periodista tiene que estar inclinado a defender necesariamente un proyecto de ley para proteger las fuentes. Tengo preocupación grande sobre eso, una preocupación sobre nuestra ejecutoria colectiva en el uso de las fuentes.

Yolanda Vélez Arcelay es reportera de televisión de Univisión

y ex presidenta de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico.

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FORO PÚBL�CO: “FUENTES CONF�DENC�ALES EN EL PER�OD�SMO”

Las fuentes confidenciales en el periodismoManny Suárez

Buenas noches. Antes de empezar, quisiera añadir un dato muy curioso: la primera persona que divulgó el nombre de Valerie Plame fue el periodista Robert Novak. Pero nadie ni siquiera lo llevó a un gran jurado para obligarlo a divulgar la fuente. Nunca lo tocaron.

Obviamente hay dos razones para esto. La primera es que Novak es tan conservador como los que están bregando en el gobierno hoy día y estas personas no quieren tocar a uno de sus ídolos. La segunda es que él divulgó la fuente, en cuyo caso no debiera estar en los medios porque su acción constituye una vergüenza para esta profesión.

Pero debo decirles que lo que nosotros estamos viendo ahora no es un issue aislado. No se trata de que, por primera vez en un período de unos 30 años, un periodista va a la cárcel por rehusar revelar su fuente.

Este episodio es la continuación de ciertos hechos pasados. Quiero mencionarles en este contexto a william Simon, quien fue el secretario de Hacienda durante la administración de Richard Nixon.

Como ustedes recordarán, Nixon y su vicepresidente, Spiro Agnew, le declararon la guerra a la prensa, guerra que perdieron. (Tanto Nixon como Agnew renunciaron. En el caso de Nixon fue porque la Cámara de Representantes votó a favor de su residenciamiento por el caso watergate. Agnew renunció luego de que se descubrió que había aceptado sobornos cuando era gobernador de Maryland).

Simon escribió un libro llamado A Time for Truth. El libro describía un plan para controlar, apoderarse u obligar a la prensa a seguir los dictados de los conservadores de Estados Unidos.

En julio o agosto de 1981, tres años después de la publicación del libro, la revista Columbia Journalism Review publicó un artículo sobre un multimillonario que puso en práctica las sugerencias de Simon. Este multimillonario creó una fundación dedicada a propagar la filosofía, si se quiere llamar así, conservadora, muy derechista.

¿Y cómo funciona? Si un autor joven desea escribir un libro que fomente esta filosofía, le ofrecen los recursos financieros para hacerlo. A continuación le indican cuál sería el contenido apropiado. El próximo paso para la fundación es publicarlo.

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Estamos observando también el fenómeno de cómo algunos canales de televisión se han convertido en instrumentos de la propaganda de la extrema derecha.

Últimamente, poco a poco, se ha empezado a llevar a los medios de comunicación en general más y más hacia la derecha.

En una reunión de ex alumnos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia yo narré algo relacionado con la cobertura de la guerra en �rak.

Una periodista – espero que no se haya graduado de mi universidad – estaba entrevistando a un escudo humano. Se trataba de una americana pacifista que se había ubicado en un área de la ciudad en la esperanza de que no bombardearan el lugar porque había americanos allí Pero las bombas cayeron de todas maneras. La periodista le preguntó: “Señora, ¿y por qué se va usted ahora?” La entrevistada respondió: “Porque yo me estaba escondiendo al lado de un hospital de niños que fue bombardeado” Y en ese momento la periodista dio por terminada la entrevista.

Yo me quedé bobo. No lo podía creer. La periodista falló, pero ¿dónde estaban sus editores? ¿Dónde estaba la competencia? ¿Por qué no se cubrió más ampliamente el bombardeo de un hospital de niños?

Dos días después, por un canal español, se transmitieron las imágenes de personas bajando los cuerpos de los niños heridos. Ese pietaje no fue transmitido por un canal de Estados Unidos.

En Vietnam los periodistas publicaron que las tropas estaban matando personas inocentes y quemando pueblos. ¿Y qué pasó? El pueblo americano dijo: “Esto no es democrático, esto no es democracia. ¿Quiénes somos nosotros para hacer cosas como estas?”

Obviamente, no quieren que esto ocurra con la guerra en �rak. Por eso yo creo que en �rak la prensa americana se ha convertido en parte de la gran conspiración para encubrir los abusos.

Lo que estoy viendo es una tendencia a controlar la prensa aún más. Lo que está pasando con Judith Miller es un síntoma de esta tendencia. Miller, quien ganó un Premio Pulitzer, fue enviada a la cárcel por una información que nunca publicó.

Yo no creo que esto sea una coincidencia. Yo creo que esto es parte de lo que Hillary Clinton una vez llamó “right-wing conspiracy” Ella le puso un nombre nuevo a una cosa vieja. La autora del artículo de la revista Columbia Journalism Review, que mencioné hace un momento, lo llamó “the new right”.

Yo creo que esta conspiración sí existe.

Manny Suárez es periodista retirado del diario The San Juan Star.

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70 ~ Memorias 2005

LA PRENSA Y SU RESPONSAB�L�DAD SOC�ALEn conmemoración del sexto aniversario del CLP, 9 de noviembre de 2005, 7:00 p.m., Centro de Adiestramiento Profesional (CAP). Universidad del Sagrado Corazón. Moderadora: Helga �. Serrano.

¿Cuál es, cómo se define hoy, qué características comporta la responsabilidad social de la prensa? Nuestro distinguido visitante, Rafael Santos de El Tiempo de Bogotá propone que estamos ante una nueva cultura de comunicación y un nivel diferente de intervención que abre “nuevas modalidades de relación entre la sociedad civil y los medios de comunicación”. El proyecto de Responsabilidad Social del periódico que dirige se plantea ese curso como una alianza estratégica con instituciones y proyectos ciudadanos. Ciertamente, trasciende el gesto de nobleza obliga cultivado tradicionalmente por empresas periodísticas de raigambre o el ademán filantrópico más coyuntural que se activa en particulares épocas como las navideñas o durante fatalidades naturales.

¿Cómo hemos de interpretar esta nueva declaración de intención y, en el caso de El Tiempo y en gran medida de El Nuevo Día, las intervenciones concretas y sostenidas de movilización y gestión? Ya que no se trata de conductas discretas y puntuales de activismo cívico sino de asumir el rol de una organización no gubernamental, y valga decir, una muy poderosa que no tiene que luchar por exposición porque le viene integrada, ¿es válido pensar que la propuesta conlleve un renovado posicionamiento del medio como actor político? ¿Qué relaciones se establecen – en esta nueva composición de lugar – entre las diferentes funciones del periódico: la información, la opinión, la mercadoctenia, la operación comunitaria y su papel – nunca demasiado explícito pero real – como plataforma política para candidatos y programas?

En la vida de más de dos siglos que ha recorrido en paralelo con el despliegue de la modernidad en tanto horizonte hegemónico de valores, prácticas y utopías, los periódicos han renovado funciones y discursos en su compleja relación con sus lectores y con el universo social potencial, tanto cercano como internacional. Muchas veces movidos por el detonante tecnológico, otras por los sesgos del mercado, o por las demandas

El periódico como ruina: Responsabilidadsocial de la prensa puertorriqueña Silvia Álvarez Curbelo

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sociales cambiantes, o por una combinación de estos elementos. Lo que los periódicos no han dejado de ser es lo que Benedict Anderson en su influyente libro Comunidades imaginadas califica como artefactos culturales, con capacidad para armar (en el sentido creativo de la palabra) naciones y sociedades.

Mediante la construcción de identidades narrativas, consensualidades informativas, uniformidades lingüísticas, alfabetización geográfica y cultural, los periódicos han ejercido como docentes cívicos y agentes modernizantes. En la mayoría de los casos, han habilitado nuestra experiencia del mundo amplio, nos han conectado, con imágenes y relatos, al resto de la humanidad.

Ahora bien, esa capacidad neurálgica, constitutiva, se canaliza esencialmente a través de su función de informar, de crear noticias e imaginarios, de diseminar paquetes informativos, proveer espacios para su interpretación y su evaluación por sus lectores-ciudadanos. La información es requisito de ciudadanía, imperativo social a la vez que capital de racionalidad en la toma de decisiones personales y colectivas. Según la propuesta de Jurgen Habermas sobre la modernidad, los consensos racionales de ciudadanía tienen su sede en la acción de comunicar.

Por supuesto, no vivimos ya en épocas donde el periódico comanda casi en exclusiva el espacio comunicativo. Se han multiplicado los canales de información, y el periódico ha tenido que compartir audiencias y lectores, primero con la radio y su oferta más democrática, y luego con la televisión. El más reciente episodio lo protagonizan tecnologías más interactivas y rápidas en tiempo real, poco accesibles todavía para un gran segmento social pero imprescindibles ya para segmentos con poder adquisitivo amplio y protagonismo cultural, profesional y social.

Desafiado por las tecnologías y por el avance del consumo como organizador social, el periódico o bien desaparece o se remoza, mutando, en grados diversos, su oferta. Algunas empresas periodísticas apuestan a la baza tecnológica, auspiciando formatos de mayor interconectividad. Otra de las estrategias es adoptar los códigos del espectáculo con todo lo que eso implica para la banalización de la racionalidad comunicativa. O bien se asume, como anticipaba al comienzo de mi intervención, una gestión de promoción y respaldo social, fundamentalmente como socio de iniciativas comunitarias con grados relativos de autonomía respecto al Estado. Valga decir que ninguna de las estrategias es excluyente,

Desde la izquierda, licenciado Harry Anduze, Luis A. Ferré Rangel, Rafael Santos, y doctorJosé Jaime Rivera.

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por lo que en ocasiones se da el caso de cohabitaciones un tanto contradictorias o y en apariencia cancelantes entre sí en una misma plataforma periodística.

Respecto a la última, es decir, la voluntad de inserción social, y que articula uno de los saltos cualitativos importantes de El Nuevo Día en los últimos años, la estrategia agrupa varias modalidades: campañas anuales de recaudación y sensibilización hacia poblaciones minusválidas; densificación de las secciones que registran la voz del lector; servicios de ombudsman; regreso del editorial explícito aunque todavía de forma intermitente; banco de datos (el más conocido el electoral); mesas redondas con saberes expertos y saberes comunitarios; El Nuevo Día Educador; estrategias de conectividad y retroalimentación; el blogger del Editor; Proyecto Solidaridad. Esta parrilla de conexión, interacción e intervención es ciertamente impresionante. Amerita, por supuesto, reconocimiento. Amerita, e invito a estudiantes graduados que así lo hagan, una calibración sobre sus réditos y sus vulnerabilidades. Amerita, también, y es lo que quisiera encaminar hoy, una reflexión sobre su relación insoslayable con la responsabilidad social primaria de un periódico que sigue siendo, la de comunicar.

Abordo el tema de la responsabilidad social en la prensa puertorriqueña en un momento muy singular en la historia del periodismo, no sólo puertorriqueño sino norteamericano y mundial y me pregunto, entre otras cosas, si el proyecto original del periódico como espacio de acción comunicativa, de generación de opinión pública, de deliberación pública, aún puede sostenerse. Lo hago en momentos en que algunos periódicos emprenden una recomposición de su identidad social. Apunto finalmente hacia tres vulnerabilidades persistentes en el ejercicio comunicativo y cómo pueden contribuir a descarrilar esa recomposición.

Hablemos primero del caso Miller y lo que nos obliga a pensar.

El debate sobre las contaminaciones entre prensa y Estado en Estados Unidos a raíz del caso Judith Miller, aún bajo escrutinio crítico y judicial, suscita en mí consideraciones claves en torno a la responsabilidad social de los medios, en particular la prensa escrita. Algunos podrán apuntar que se trata de un asunto de responsabilidad ética y no de responsabilidad social, como si la ética no fuese parte de la constelación valorativa de una sociedad. Esa visión segmentada que aísla lo social y lo ético, es peligrosa y acomodaticia. En este caso, por ejemplo, impidió durante algún tiempo, que percibiéramos en toda su turbidez el empantanado escenario desde donde Miller escribió sus artículos y que abonaron a la justificación de la intervención norteamericana en �rak.

Por otra parte y por igual tiempo, la defensa del periódico del derecho a la confidencialidad de su reportera sirvió de mampara o coartada para desviar la mirada de su flojo papel en cuestionar los motivos de la guerra. Los avatares de la Miller han provocado protestas de parte de muchas organizaciones de periodistas, entre ellas la Asppro, que realizó una concurrida vigilia en la que tuvo oportunidad de insistir sobre su caballito de batalla: la épica de la libertad de prensa frente al Estado. Como joya en la corona, Miller, quien salió de la cárcel, luego de que su fuente la relevara de su voto de silencio, recibió inmediatamente un premio de parte de la Sociedad de Periodistas Profesionales por su enconada defensa de la Primera Enmienda.

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A partir de entonces, Miller no ha corrido con tan buena suerte. Su propio periódico se aleja de los espaldarazos iniciales y ha orquestado una insistente vilificación de la periodista. (En los momentos en que hacía esta presentación, Miller recibía el inevitable pink slip con lo que culminaba el melodrama de traiciones y double standards). La relación de los hechos publicada el 16 de octubre The Miller Case: A Notebook, a Cause, a Jail Cell and a Deal , de la autoría de Don Van Natta Jr., Adam Liptak y Clifford J. Levy es una prolija crónica del affaire que como ya es conocido ha producido una crisis de gran calado en la mismísima Casa Blanca. Termina el artículo en una nota dura de sarcasmo: con el anuncio por parte de Judith Miller de que espera escribir un libro pronto pero que aún no ha recibido una oferta editorial y que tras un merecido descanso, piensa regresar a la mesa de redacción a continuar cubriendo los asuntos que siempre le han interesado, es decir, las amenazas a los Estados Unidos. Puesta ahí quién sabe con qué siniestro propósito, la frase “amenazas a los Estados Unidos” se ha prestado a más de un comentario paródico. La amenaza al país puede ser el periódico mismo y su periodista.

La amenaza original que detonó toda la situación – la pretendida capacidad iraquí para producir armas de destrucción masiva – y que The New York Times como tantos otros periódicos norteamericanos, como Miller y tantos otros encamados periodistas – en el más equívoco sentido de la palabra- con los contingentes militares – aceptaron sin chistar ahora se vuelve contra la prensa y su fallida responsabilidad.

¿Qué falló en el New York Times? Por supuesto, fallaron los mecanismos internos de corroboración y de autocrítica. Erró el decano periodístico al no asumir el siempre necesario rol de abogado del diablo para cuestionar la avalancha de justificaciones oficiales que llevaban a la guerra cuando al resto del mundo ninguna de ellas le hacía sentido por disparatadas e incorrectas. Erró al abrazar la lógica del terror que ha jefaturado las acciones del estado norteamericano desde el fatídico septiembre 11. Erró el admirado periódico al dejarse seducir por las gramáticas binarias de: nosotros aquí frente al mundo, enemigo potencial. ¿Por qué el sometimiento del Times? ¿Por qué su prepotencia, compañera de viaje de la evasión de responsabilidades?

De allá para acá, el periódico se ha disculpado con su país, sus lectores y el mundo. El daño, me temo, es irreparable. Más de 2,000 vidas de sus soldados y contando, más de 40,000 bajas civiles y contando, un país con constitución pero sin infraestructura; un país con elecciones pero al borde de una guerra civil abierta. Me dirán que exagero, que un medio de comunicación no puede ser responsable de las decisiones emitidas por una Casa Blanca convencida de la guerra aun antes de la tragedia de las Torres Gemelas.

Oigan mi argumento.

La frontera entre la responsabilidad ética de un periódico o de un periodista y su responsabilidad social es totalmente porosa; más aún, indistinguible. Al minimizar las disidencias, al respaldar narrativas y argumentos gong-ho montados sobre evidencias escuálidas aunque se levantaban sensores interiores, al encamarse con el poder y no escrutinarlo, el New York Times y muchos otros se convirtieron en instrumentos de seducción, obsequiosos del mensaje oficial, primero, e instrumentos de la muerte, después. Si los canales de noticias de 24 horas activaron el frenesí de la guerra y estimularon los grados de respaldo altos que recibió la Presidencia, fueron los periódicos,

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más que ningún otro medio, el filtro profundo a través de los cuales los públicos escépticos terminaron por aceptar la decisión presidencial. Anthony Lowenstein, periodista y blogger australiano ha señalado en tiempos recientes: “Los reportajes de Miller acerca de las armas de destrucción masiva presentaban constantes fallas, pero aun así sus editores le dieron carta blanca para que continuara como el conducto principal a través del cual se discutían estos issues en el New York Times. Ciertamente, sus transgresiones hacen que el caso de Jayson Blair parezca ahora relativamente algo sin importancia”. (Antony Loewenstein, “The New York Times’ role in promoting war on �raq”, 23 de marzo de 2004) No puedo resistirme y les recuerdo que Blair era el joven periodista negro sobre el cual se cebaban también sospechas de transgresión ética que fueron desatendidas en el ejercicio más insultante del “political correctness”.

La acción comunicativa, éticamente informada – lo que no hizo el Times – es la primera forma de responsabilidad social. Pero aún más, es una forma constituyente de lo que me parece su denominación más justa y fértil: la agencia social, es decir, la posibilidad de intervención transformativa producto de la deliberación racional y la adjudicación ética. Es la agencia social un compromiso entre actores – los periodistas, la empresa, los sectores organizados de la sociedad civil, los ciudadanos – en el que se ponen a jugar los hábitos, es decir, las prácticas, identidades y rutinas de cada uno, la imaginación que proyecta futuros posibles y el juicio evaluativo, que es la capacidad de los actores de hacer decisiones sobre diferentes rutas de proyección, tomando en consideración las demandas, ambigüedades y dilemas del presente. [Mustafa Emirbayer y Ann Mische (New School for Social Research) “what is Agency?”, The American Journal of Sociology, Vol. 4, Jan 1998, 962-1023.]

Veo en todo esto un rol indelegable de la prensa como un lugar de contextualización y reconocimiento de la realidad social. Un rol absolutamente pragmático, transaccional, comunicativo, en el que se oficia la autorreflexividad y la deliberación con los otros en un movimiento envolvente y simultáneo mediante la comprensión de los actores colectivos e individuales y sus circunstancias. La transformación no se encuentra al final del proceso, como resultado. Hay una potencialidad transformativa en la agencia social desde el momento en que se confronta con situaciones en que entran en juego los destinos sociales. Es que proyectando otros futuros, para enfrentar déficits de convivencia y humanidad, se comienza a cambiar el presente.

Pero hay escollos que pueden ser fulminantes y me temo que la prensa puertorriqueña se desliza con frecuencia alarmante en ellos. Entre ellos hay algunos de los demonios que Judith Miller y su periódico no pudieron enfrentar. En primer lugar, el catastrofismo, la más reciente generación del sensacionalismo que se nutre de las complejidades obvias de las sociedades contemporáneas, todas ellas sociedades de riesgo. El periodismo, en tanto agente social transformador, no puede estructurarse desde un régimen de terrores, sean humanos o naturales, en activo o potenciales. El catastrofismo no necesariamente es la próxima pandemia; es el manejo que le podemos dar a la subida de los precios de la gasolina y a un paro concomitante de camioneros; al derrumbe de viviendas tras unas fuertes lluvias o a la quiebra de las finanzas gubernamentales. Es la vocación hiperbólica que paraliza el acto de la comunicación, al regodearse en el callejón sin salida, y subsumirse al sentimiento de fatalidad y de impotencia.

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El catastrofismo, pero no sólo él, azuza una cultura de la adversarialidad, en la que se reparten culpas desde nociones binaristas y cerradas. La argumentación periodística se torna en un tabloncillo de boxeo donde los contrincantes se dan hasta con la cubeta del aguador. Al final, de tan golpeados, no queda nada recuperable de la contienda. La reseña se arma en términos de “él pega”, “el otro contesta”. No hay concesiones, no se baja la guardia, no hay tregua al espectáculo del dime y el direte. El periodista se asemeja al locutor que registra golpes y contragolpes, nada más. Al final, pulp fiction. Por el suelo ruedan instituciones, herencias culturales y utopías, devaluadas hechos triza por un afán de poner la “pica en Flandes” en un titular escatológico o en una pieza periodística convertida en condena de juez.

Un tercer demonio tiene que ver con la seducción de lo instantáneo. Por supuesto que lo nuevo, the news, es el corazón originario del periódico. Pero en estos tiempos, donde es más probable que los eventos se conozcan en su novedad a través de otros medios (incluyendo las versiones on-line de la prensa), el periódico puede y debe responder a su comunidad de lectores con otros mimos: una mayor atención a la comprensión suficiente del evento, la provisión de bases adecuadas para la deliberación y la evaluación, la dotación de enlaces y contextualizaciones con las que manejar críticamente el evento y una jerarquía noticiosa donde un chisme de vecindad (aunque sea en la Legislatura) ocupe su justo lugar.

La acción comunicativa, en fin, aprecia recibir de la prensa claves para entrar en los escenarios complejos y opacos de la contemporaneidad; aprecia cierto reposo en el fragor de la noticia que lo aleje de la cacofonía, el cotorreo, la imposición del rumor y el escarnio a las instituciones y los personajes públicos (aunque a veces se lo merezcan); aprecia que no se cierren los debates importantes mediante operativos de infantilización que reduzcan lo complejo a lugares comunes y predecibles.

Desde la izquierda, Miguel Rosa, doctora Silvia Álvarez Curbelo y Luis A. Ferré Rangel.En Payá

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Conclusión:

En un libro maravilloso aunque trágico, Vidas desperdiciadas, el sociólogo Zygmunt Bauman habla sobre los desechos, un residuo o persistencia cuyo destino es el vertedero cultural, el vertedero físico o, en su versión extrema, los genocidios y las limpiezas étnicas, en el caso de desechos humanos. Nuestro tiempo es tenebrosamente el de una cultura de desechos. Sin embargo, la ruina, como lo han advertido con luminosidad Charles Baudelaire y walter Benjamin, no es un desecho. Más aun, es un antídoto ante el paisaje vertiginoso de acontecimientos y modas. Es la ruina, constituye en frase de Bauman, una pizca de solidez y de duración. Yo quisiera ver en el periódico, en el acto de producirlo, en el acto de leerlo y entablar con él y en torno a él diálogos y controversias, una ruina. Capaz de operar, dentro del fárrago de eventos y sus consecuencias en las prácticas de comunicación, a contratiempo y a contraespacio. En apuesta constante a la racionalidad comunicativa, desde la responsabilidad ética de sus oficiantes, en un regreso sobrio no nostálgico sino nutriente a algunas de sus utopías de origen. Es desde ese estatuto de ruina que un periódico puede articular la más coherente y efectiva agencia social.

La doctora Silvia Álvarez Curbelo dirige el Centro de �nvestigación del la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras, donde es además profesora.

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Es un placer estar en el campus de la Universidad del Sagrado Corazón. Muchas gracias por la invitación del Centro para la Libertad de Prensa, que entiendo que está de aniversario muy pronto. Y muchas gracias a ustedes por el interés y por querer escuchar estas breves palabras sobre un tema sobre el cual, inclusive yo, todavía no sé cómo se come.

Me refiero al tema de la responsabilidad social, por una razón muy sencilla: porque en el gremio del periodismo siempre nos han dicho que nosotros cuando escribimos un periódico bien, lo titulamos bien, escogemos las mejores fotografías, pensamos un poco en el diseño y en abarcar un espectro amplio de temas, somos responsables socialmente. Con el paso del tiempo, he entendido que eso más bien es nuestra función social.

La responsabilidad social va mucho más allá del quehacer diario, del oficio, de hacerlo con ética y de hacerlo con estética, de hacerlo con profesionalismo. La responsabilidad social corre la barrera bastantes metros más allá de lo que es el quehacer diario de un medio de comunicación. Para entender un poquito porqué, en el caso muy específico de la Casa Editorial de El Tiempo, nos embarcamos nosotros en el montaje de una estrategia de responsabilidad social. En el año 1995, en una época de vacas gordas en la economía colombiana, es decir de muy buenos ingresos por avisaje y por circulación, el periódico se embarcó en una empresa de rediseño industrial y de reingeniería de la mano de una compañía norteamericana que se llamaba Arthur Dolittle. No solamente buscaba repensar la organización para lo que venía, para empezar a prepararnos para el internet, empezar a diversificar los productos, como el portafolio de productos de la editorial de El Tiempo, sino también hubo que hacer un trabajo de campo en ese momento. Este constituyó una entrevista muy extensa con muchísimos actores de la vía nacional, desde tomadores de decisiones muy importantes, hasta el lector común y corriente, para entender un poco cómo nos percibían.

Para sorpresa nuestra, porque los periodistas, no sé si acá, pero en Colombia parecen pavos reales, son muy arrogantes, no les cae bien que los critiquen, se sienten con la última palabra para decir qué se debe hacer o qué no se debe hacer. Para sorpresa nuestra, en esa encuesta de percepción, el periódico aparecía casi en las mismas ligas donde están los grupos multinacionales, los monopolios y la gente que está más alejada de los intereses de la comunidad. Teníamos en ese entonces algunos miembros de la familia en política, entonces eso afectaba considerablemente la imagen y la percepción del lector común y corriente del periódico.

El compromiso con la responsabilidad socialRafael Santos

FORO PÚBL�CO: “LA PRENSA Y SU RESPONSAB�L�DAD SOC�AL”

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En ese momento tuvimos que enfrentar un dilema. Había dos maneras de abordar las soluciones al problema; una era crear una fundación, que es un poco el camino más cómodo y más fácil que toman muchas organizaciones, es decir, una fundación que se desentienda un poco de la estrategia de responsabilidad social y que la aplique o en paralelo o a distancia del periódico. La otra alternativa era involucrar la estrategia de responsabilidad social al quehacer diario. Escogimos el segundo camino. El segundo camino resultó o ha resultado más retador, más desafiante, más difícil de vender porque implica incorporar al quehacer cotidiano de los periodistas el concepto de responsabilidad social. Es decir, que ellos también son y deben ser un instrumento de una estrategia para servirle a la comunidad más allá de la simple comprensión de que cuando uno escribe una información está cumpliendo esa responsabilidad, es más allá de eso.

Los principios que en ese momento nos propusimos para diseñar la estrategia de responsabilidad social tenían estos ejes de apoyo fundamentales: que la información es un bien público, como el agua, como la energía, como la luz, como el aire y que la información no les pertenece a los dueños del medio. La información no les pertenece a los periodistas: la información le pertenece al público y es un bien transable en el mercado de lo público.

También tomamos la decisión de no inventar la rueda, en el sentido de que hay muchas organizaciones, más de las que uno se imagina, que están trabajando en los más increíbles problemas de la sociedad, pero que están completamente desconectados del medio de comunicación, en este caso El Tiempo. Para nosotros ha sido muy revelador encontrar la capacidad de organización que tiene la sociedad, la capacidad que tiene de encontrarse sus propias respuestas a los problemas que se les presenta día a día y de atender unos inmensos frentes de problemas y necesidades de la comunidad. Sólo que el periódico, por muchos años, estuvo de espaldas a esa realidad. En ese momento, decidimos trabajar con las organizaciones que ya estaban funcionando, las cuales tienen un gran conocimiento, una enorme capacidad de organización y que son prácticamente unos expertos empíricos en muchos problemas que deberían empezar a aparecer más en las páginas de los periódicos.

También pensamos que un componente importante de esa estrategia de responsabilidad social era el apoyar una cualificación de las políticas públicas. Más adelante, cuando les muestre muy rápidamente los proyectos en los que estamos embarcados, mucho de esto comienza a caer en su sitio. En este momento son apenas unos conceptos muy básicos de los principios jalonadores de la estrategia de responsabilidad social. Uno último era que no queríamos montar una estrategia sobre la base de atacar problemas muy puntuales y de muy corto plazo, sino que, nos propusimos trabajar en proyectos que comenzaran a mostrar sus resultados en el mediano y, sobre todo, en el largo plazo.

Esto es un poco la elaboración de los conceptos que ya les mencioné. Aquí sí me gustaría destacar uno que es particularmente relevante y que es lo que nos ha convertido en un aliado muy atractivo para proyectos de intervención social. Es el principio de que le entregamos las llaves de la casa a una cantidad de organizaciones que tienen un bagaje de conocimiento en educación, en calidad urbana y en el maltrato infantil. Les entregamos las llaves de la casa para que trabajen con nuestros redactores; primero en

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diseñar productos periodísticos, y segundo, en poder aprender nosotros de ellos y ellos de nosotros en una interacción permanente a la que al periódico se le han acercado casi 400 organizaciones sociales de distintos pelambres y de distintos conocimientos y con distintas experticias. Eso ha sido un aprendizaje para que esas organizaciones empiecen a conocer qué es lo que hacemos nosotros en un periódico y nosotros nos acerquemos a unas organizaciones sociales que tienen mucho que decir, más allá de las fuentes que siempre aparecen en los periódicos: los ministros, los secretarios de salud, el alcalde. ¿No? Hay un conocimiento a nivel mucho más bajo, que le amplía muchísimo la perspectiva y el horizonte a un periodista y ese ha sido uno de los objetivos que hemos conseguido con mucha resistencia, pero con muy buen ánimo. Hemos conseguido ya que el periodista se beneficie de esa cantidad de gente que se acerca al periódico.

La razón de ser de una estrategia de responsabilidad social no es una estrategia de relaciones públicas. Aquí no estamos tratando de cambiar la percepción para beneficiar la marca. Aquí hay una consideración muchísimo más profunda desde la perspectiva de la ética que es que no nos quedamos con lo que estamos haciendo todos los días, sino que vamos a tratar de hacer sociedad con una cantidad de organizaciones, en plantear propuestas y soluciones a muchos de los problemas de la sociedad colombiana. Las áreas estratégicas en las que escogimos incursionar son: la de educación, un área de construcción ciudadana, una de calidad periodística y una de proyectos especiales.

Muy rápidamente, los proyectos en educación son proyectos de largo plazo. Yo creo que antes de los 20 años estaremos viendo los resultados. El propósito fundamental de esta línea de trabajo es colocar la educación en el primer puesto de la agenda pública de discusión de los políticos y de los funcionarios que toman decisiones ¿Cómo lo estamos haciendo? Creamos un equipo de periodistas que trabajan con expertos en educación, que cada cuatro años se sientan con los candidatos del momento para la presidencia de la república. Con el periódico sentado ahí, los candidatos se comprometen con unas metas. Luego el candidato que sale elegido lo plasma en el plan de desarrollo y el proyecto “Educación Compromiso de Todos” le hace seguimiento a los compromisos del candidato entonces, y después Presidente de la República.

El director de El Tiempo, Rafael Santos, fue el iniciador de los programas de responsabilidad social que han distinguido a ese diario colom-biano desde el 1995.

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Hay una interacción sistemática entre este grupo de expertos y periodistas con el gobierno en el que permanentemente estamos revisando las metas. Estamos haciendo encuestas callejeras sobre percepción y sobre problemáticas en la educación y hemos conseguido introducir en el periódico la educación de una perspectiva distinta a la huelga y distinta al disturbio, distinta a lo que es noticia de bola a bola. Ya la consideración hacia la educación tiene otras miradas, ya no estamos reaccionando simplemente a la huelga de maestros que estalla, puede ser por la noche en una parte de la ciudad, sino que estamos realmente trabajando de la mano de estos expertos haciendo un seguimiento muy estricto a la aplicación de políticas públicas en la educación. Eso va acompañado de una cantidad de foros a los que asisten expertos y la ministra. La ministra se somete a un juicio público, prácticamente en el buen sentido de la palabra, al que tiene que rendir cuentas y todo eso tiene la enorme virtud y la enorme ventaja de que se hace visible en las páginas del periódico. O sea, hay una rendición de cuentas de los funcionarios de esta área que se hace a través de las páginas del periódico.

Tenemos también un proyecto de código de acceso en el que hacemos una convocatoria muy grande de muchachos de zonas deprimidas pobres que sean claramente líderes de sus comunidades. La convocatoria tiene cerca de 400 y 500 muchachos. Se escogen 60 que pasan un año con nosotros en la redacción del periódico, participando en la elaboración del periódico. Ellos de alguna manera, a través de ese proyecto, han refrescado muchísimo la redacción del periódico, muchos de los periodistas que hay ahí son como fósiles y ha sido un ejercicio muy refrescante de que una vez al año entren 60 muchachos a interactuar con los editores y con los reporteros. Ellos escriben sus notas, ellos toman sus fotografías, ellos enriquecen la producción y además les botan una inmensa cantidad de ideas a los periodistas. El diálogo que se ha ido construyendo entre estos muchachos y redactores, porque los redactores asisten a talleres con ellos, ha sido muy enriquecedor. La voz que ellos le han dado a la juventud en el periódico ha sido también reconocida. Esos muchachos vuelven a sus comunidades y tienen la obligación de replicar ese aprendizaje, en sus respectivas comunidades o con periódicos escolares.

El “Convenio del Buen Trato”, pues es un convenio que está muy inventado y muy consolidado en países como Brasil. Hay un proyecto, en el Brasil, que se llama “Crianza Esperanza” para aprovechar todas las figuras del deporte brasilero y de la farándula brasilera para poner en el tintero en la agenda pública el tema del maltrato infantil. Se hacen eventos para conseguir recursos y esos recursos van a apoyar organizaciones que están trabajando con niños maltratados o con familias donde el maltrato prevalece.

La “Agenda Andina por al Educación”, que era una réplica de “Educación Compromiso de Todos”, que queríamos hacer en las ciudades andinas, trata de replicar la sociedad entre un medio de comunicación, una fundación de prestigio y poder confrontar los programas de educación de las ciudades como Lima, como Quito, como La Paz y como Caracas. Ese proyecto ha resultado un poco frustrante por que cada vez que íbamos a tratar de replicarlo, el mismo Presidente no estaba, habían cambiado el Ministro, se había caído el Presidente en Lima, estaban a punto de botarlo por quinta vez en Quito. Entonces eso francamente no funcionó, no se pudo implementar por razones políticas.

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En el área de construcción ciudadana hay dos proyectos particularmente interesantes. “Bogotá: cómo vamos” es un proyecto de El Tiempo, la Fundación Corona y la Cámara de Comercio de Bogotá. En éste le hacemos un seguimiento a una base de indicadores muy sofisticada sobre la calidad de vida de la ciudad. La alcaldía tiene conocimiento del programa, se compromete con unos indicadores, en educación, contaminación, el espacio público, en violencia, en la tasa anual de homicidios, en fin todos los indicadores que a ustedes les pueda pasar por la cabeza, que se puedan traducir en calidad de vida social de una metrópoli como Bogotá Se han llevado estos proyectos, se confrontan con la administración antes de que se posicionen y la administración se compromete a cumplir con unas metas cuantificables, medibles, mesurables: ahí no hay lugar para los discursos; o se cumple la meta, o no se cumple. Ahí también se hacen unas encuestas muy sofisticadas de percepción ciudadana sobre problemas de la ciudad.

Creo que el impacto que ha tenido este proyecto es en hacer conciencia entre los ciudadanos de que el ciudadano que esté bien informado sobre la ciudad; está en mejor capacidad de tomar una decisión política acertada. En el caso de Bogotá, ya vamos por la cuarta administración en el que la ciudad ha dado un vuelco como resultado del proyecto. Pues hemos contado con una clase política madura que ha entendido que hay que rendir cuentas, que hay que someterse a que lo cuenten a uno y a que lo miren con indicadores ciertos. Ya vamos a la cuarta administración en la que de alguna manera los indicadores se han mantenido intactos y se han comprometido alcaldes de distinto tinte político con los indicadores que hemos diseñado del proyecto. Ya hay un ejercicio de construcción de ciudadanía para cualificar mucho más en la toma de decisiones de los electores a la hora en que tienen que votar por su alcalde.

El siguiente proyecto que es el del “Concejo: cómo vamos”, que es casi hijo obvio y lógico de “Bogotá: cómo vamos”. El modelo de gobierno de una ciudad, en el caso de ustedes creo que es la Asamblea Municipal, que en Colombia se llaman los Concejos Municipales. Estamos haciendo un edificio muy parecido al que hicimos con “Bogotá: cómo vamos” con los concejales en los que ellos también se comprometen a trabajar más de lo que trabajan, a asistir a las reuniones del concejo más de las que asisten usualmente, mejor dicho, el principio fundamental de que los políticos en Colombia y por esta latitud, no están muy dados a entregar cuentas de lo que hacen. Y este es un mecanismo a través del cual, a través de las páginas del periódico los concejales de la ciudad y el alcalde de la ciudad rinden cuentas públicamente de porqué están cumpliendo o porqué no están cumpliendo con las metas. El periódico lo hace visible y editorializa y le abre el horizonte informativo de los periodistas que cubren la ciudad. Es increíble, pero, en el proyecto de “Bogotá: cómo vamos” y “Concejo: cómo vamos”, hemos incorporado al número de fuentes que tienen los periodistas una cantidad de “bogotanólogos”, los llamamos nosotros, pero expertos en temas muy puntuales que uno pensaría que no existe la persona … pensaría no, no lo tiene en cuenta, que es un experto en basuras, en manejo de residuos líquidos, en manejo de contaminación ambiental, en manejo de contaminación de ruido. En el archivo de fuentes ya están incorporados cerca de 280 “bogotanólogos” en distintos temas, por la experticia que tienen y por el conocimiento que tienen de esos problemas. Se vuelve a las fuentes alternativas para romper un poco esa costumbre de los periodistas de siempre estar consultando a los mismos y de que

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en los periódicos siempre estén saliendo las mismas caras, los mismos nombres y los mismos apellidos. Esto les ha abierto el horizonte de una manera bien interesante.

En el área de calidad periodística, hacemos un ejercicio muy autocrítico, que eso es parte de lo que se comprende como “entregar la llave de la casa”. Escogemos cuatro temas al año en el que vamos a mirar de manera muy estricta con unos indicadores muy particulares, por ejemplo, el número de fuentes consultadas. Ya vamos en el cuarto cuadernillo, que es un cuaderno de análisis. El primer cuaderno de análisis lo hicimos sobre el conflicto armado, el segundo lo hicimos sobre pobreza y el tercero sobre educación, que es éste (muestra el cuaderno) y el cuarto sobre género. Estamos en proceso de hacer uno, que ese es bien interesante. Que consiste en qué tanto contribuyen los medios de comunicación a desinstitucionalizar una sociedad. Bien sea por la manera como los periódicos abordan la política; o sea, en un periódico es muy popular hablar mal de los políticos y los periodistas tiene una galería (o tenemos) como una galería de trofeos de las cabezas que hemos cortado, y si no tenemos dos o tres cabezas somos pésimos periodistas.

Yo creo que a la larga la concepción de la política de esa manera desinstitucionaliza un país. Entonces el Congreso no es otra cosa que una caverna de corruptos y el Consejo Municipal no es otra cosa que una cueva de Rolando. Hemos llegado a estigmatizar la política al punto de que la gente no le interesa participar en política. Entonces estamos haciendo de la mano de un equipo externo, que son dos investigadores y varios practicantes de universidades, que hacen un levantamiento sobre el tema que escojamos, en el caso de la educación pues aquí está uno (muestra el cuaderno) que se llama “La Educación en las Páginas de El Tiempo” y está lleno de información sobre las cosas buenas regulares y malas que hacemos. Sobre la manera como recogemos la educación en las páginas del periódico, sobre quiénes hablan en el periódico de educación y para sorpresa, pues no me sorprende, pero para la sorpresa de muchos, son siempre los mismos. No hay fuentes alternativas, no aparecen los estudiantes, no aparecen las asociaciones de padres de familias, no aparecen los expertos en economía de la educación, etcétera, etcétera.

Casi siempre, y es lo que se desprende de este cuaderno de análisis es que francamente somos unifuentistas y no avanzamos más allá de consultar una o dos fuentes. Y dejamos por ver una gama muy amplia de fuentes que podrían enriquecer muchísimo la información y aportar unas perspectivas distintas. Esto lo compartimos además públicamente (mostrando el cuaderno). Hacemos una convocatoria, hacemos una presentación en público con expertos del ramo, con educadores, con sindicalistas y con líderes de opinión, donde de alguna manera nos rasgamos las vestiduras. De alguna manera esto es un ejercicio altamente autocrítico.

Esto tiene una compilación de buenas prácticas, de buenas crónicas, una compilación de malas prácticas y un pequeño capítulo donde están las recomendaciones muy puntuales y muy factibles, además de cómo se puede mejorar la información y cómo se puede abordar la educación de una manera que no genere rechazo y que no genere exclusiones. Porque la sorpresa también para muchos de nosotros es que la información del periódico, no solamente en el tema de educación, sino también en el tema del conflicto armado o en el tema de la pobreza es terriblemente excluyente, no aparece en las informaciones

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de El Tiempo. En el caso del conflicto armado aparecen más los victimarios que las víctimas y eso no es una buena manera de cubrir el conflicto armado colombiano. Eso lo estamos haciendo sistemáticamente. Vamos a hacer también otro sobre el género, sobre cómo aparece la mujer en las páginas de El Tiempo y enriquecer el portafolio de fuentes de los periodistas para que cuando ocurra algo en algún sitio, no simplemente mecánicamente levanten el teléfono y acudan a la misma o a las mismas fuentes de siempre.

Finalmente, hay un proyecto para la historia, para dejarle un legado a las generaciones que vienen que es el de “Memoria �nstitucional”. Estamos también trabajando con la Universidad Nacional y con el Departamento de Historia de la Universidad Nacional para hacer un levantamiento de la historia de la memoria institucional de El Tiempo: memoria epistolar, fotográfica, visual, audiovisual, discursos y cartas que se han cruzado los distintos actores. Tenemos grabadas más de doscientas y pico de horas de testimonios de personas que han pasado por el periódico. A algunos no alcanzamos a pescarlos, se murieron. Otros los hemos tenido que recuperar del retiro para que den su testimonio de lo que era El Tiempo en su momento, y tenemos un levantamiento muy interesante de lo que ha sido la historia de El Tiempo que ya muy pronto en cinco años está cumpliendo cien años.

Estos son proyectos que apoyamos de manera marginal: un Premio Nacional de Paz, hacemos parte de una corporación, se llama “La Corporación de Excelencia en la Justicia”, en la que también les pedimos cuentas a los jueces, a la rama, les pedimos productividad, les pedimos calidad en sus fallos, les pedimos eficiencia, eficacia y gestión. Y luego un proyecto de voluntarios en los que el periódico aporta el tiempo de sus empleados para que se vinculen a distintas actividades como acompañar viejos, a leer en una escuela pública, a ayudar a construir una escuelita, ayudar en un hospital, o ayudar a un desvalido, etcétera, etcétera.

Estos son unos pocos de los recursos, no me voy a detener mucho, el propósito a largo plazo, es que la dirección de responsabilidad social de El Tiempo tenga sus principales ingresos de la rentabilidad de la empresa. Un porcentaje de las utilidades de la empresa se va para los proyectos de responsabilidad social, no un pedazo del presupuesto, sino, un pedazo de las utilidades; o sea, los dueños de la empresa colaboran a través de un porcentaje de sus utilidades.

Bueno, en fin, en calidad periodística es evidente que hemos conseguido, todavía estamos lejos, no es un trabajo completo, pero hemos sí contribuido a cualificar mucho la información del periódico en los temas que hemos cubierto en los cuadernos de análisis.

“Casi siempre, y es lo que se desprende de este cuaderno de análisis, es que francamente somos unifuentistas y no avanzamos más allá de consultar una o dos fuentes. Y dejamos por ver una gama muy amplia de fuentes que podrían enriquecer muchísimo la información y aportar unas perspectivas distintas”.

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Sí se nota que hay un esfuerzo de los periodistas de tratar de ampliar el abanico de fuentes. En el caso del conflicto armado aparecen muchísimos más las víctimas que los victimarios, por fin. Ya no se está simplemente apelando al general de la brigada o al policía, o a la fuente anónima sino que la gama de expertos en violencia en Colombia es impresionante. Yo creo que eso ha enriquecido muchísimo la calidad de la información que sale sobre el tema en las páginas del periódico.

No sé si ustedes estuvieron con Antánamo Cuz, que estuvo en la universidad. Él es uno de los de los más acérrimos defensores del proyecto “Bogotá: cómo vamos”, ustedes vieron que es un hombre muy completo en política. Yo diría, para terminar que cualquier estrategia de responsabilidad social, pero particularmente en un medio de comunicación donde la gente es presa del día a día, del momento, del minuto, de la noticia, del incendio, el periodista tiene una formación muy particular que le parece que esto de empezar a hablar de – “ir a un foro, para aprender un poco de educación, ¡Qué hartera! eso no sirve para nada, eso no vende el periódico”. En ese diálogo de convencerlos de que esto es una estrategia que enriquece su oficio, hemos contado con algo de suerte. No está cerrado el círculo por completo.

Hay todavía los escépticos, los que lo ven a uno llegar con el equipo de la responsabilidad social y lo ven a uno como a Teresa de Calcuta “¡Otra vez estas monjitas aquí, a ver qué es lo que nos van a decir que tenemos que hacer!” O sea, una arrogancia, muy malentendida de los profesionales pero creo que ya hay una masa crítica entre los redactores que creen que es una buena manera de afectar el producto positivamente, y también su oficio. En la otra rama es convencer a los dueños del negocio y a los dueños de la empresa que invertir en responsabilidad social es rentable, que le agrega valor a la empresa. Que una empresa que tiene una estrategia de responsabilidad social consolidada tiene mucho más valor y puede ser mucho más atractivo para los que quieren trabajar ahí, o para los que quieren aliarse con esa empresa, que una que no tiene o ni siquiera ha considerado la posibilidad de montar una estrategia de responsabilidad social.

Esto, en líneas muy generales, es la razón de estar comprometidos, no solamente los dueños, sino los empleados con una estrategia de responsabilidad social. Al final del camino, sí vale la pena reiterar que responsabilidad social no es hacer relaciones públicas, eso hay que subrayarlo. Responsabilidad social es meterse la mano al bolsillo e invertir socialmente. �nvertir en proyectos de intervención social, de acuerdo a unas metodologías para detectar en dónde puede tener más impacto el que un periódico o un aliado se meta la mano al bolsillo para invertir en ese tipo de programas.

Les agradezco muchísimo, creo que me extendí un poquito pero, muchísimas gracias.

Rafael Santos es el director del periódico El Tiempo de Bogotá, Colombia.

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La Casa Editorial de El Tiempo (CEET) en Bogotá, Colombia, decidió llevar a cabo una labor de autocrítica y mejoramiento de su quehacer periodístico, como parte de las estrategias de responsabilidad social iniciadas en 1997, bajo la dirección de Rafael Santos, director de El Tiempo. Estas gestiones contaron con la colaboración de las fundaciones Antonio Restrepo Barco y Corona, UN�CEF Colombia, Corporación Región y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La introspección de la CEET comenzó seleccionando aquellos temas que son de relevancia para la sociedad colombiana, tales como el conflicto armado, la pobreza y la educación. El resultado de este esfuerzo aparece documentado en los tres “Cuadernos de Análisis” publicados hasta el presente: El conflicto armado en las páginas de El Tiempo (2003), La Pobreza en las páginas de El Tiempo (2004) y La Educación en las páginas de El Tiempo (2005). Esta labor autocrítica se logró a través de estudios cuantitativos y cualitativos basados en ediciones de El Tiempo de diferentes años.

A continuación se presentan los hallazgos de estos estudios:

El Conflicto Armado en las páginas de El Tiempo: El estudio se realizó en mayo y octubre de 2000, y enero y febrero de 2001.

• El tema del conflicto armado ocupa 21% de las páginas del periódico.

• Se encontró la ausencia de temas que incluyan a los sindicatos, los partidos políticos y las universidades en acciones concretas para la construcción de paz.

• En cuanto a la utilización de diversos géneros periodísticos, la investigación encontró una tendencia a la noticia inmediata, una ausencia casi total del análisis noticioso y una aparición excepcional de otros géneros como entrevistas e informes especiales.

• La percepción del lector sobre la cobertura del conflicto armado es preocupante debido a la incongruencia en el impacto que tienen las fotos que representan la guerra y aquellas que representan la paz. “Por un lado, las fotos de paz muestran casi siempre gente sentada alrededor de una mesa y podría decirse que su valor es más anecdótico que emblemático del proceso de diálogo. Por otro lado, aparece la guerra a través de una iconografía dramática de destrucción a pueblos”.1

La autocrítica como parte de la responsabilidad socialPor Lilliana Alemán

ARTÍCULO

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• También se encontró que en la sección “Bogotá” había muy pocas noticia relativas al conflicto. “Es como si la ciudad estuviera fuera de este asunto”, se comenta.

La pobreza en las páginas de El Tiempo: La investigación cualitativa y cuantitativa fue realizada en el 2003 por el periódico El Tiempo y el PNUD utilizando todas las ediciones del diario del año 2002.

• Se encontró que sólo un 0.8% de las páginas del diario tratan el tema de la pobreza, cifra que suena alarmante cuando el 60 por ciento (83 por cientoen el campo) de la población colombiana vive en pobreza.

• El repertorio de géneros periodísticos es más diverso con un incremento de la crónica y el reportaje.

• Las fuentes sobre el tema de la pobreza están concentradas en las opiniones de los expertos nacionales e internacionales. “Paradójicamente un problema que vive la sociedad no es interpretado por los diferentes sectores de esa misma sociedad”, se afirma.

La educación en las páginas de El Tiempo: Se analizaron las ediciones de febrero, junio, agosto y octubre durante tres años: 1998, 2000, 2002.

• Se halló que el tema de la educación ocupa un 3% de las páginas de El Tiempo.

• Hay muy baja representación de los temas tecnológicos, la educación ambiental y la educación sexual, y predominan los temas de innovaciones, crianza, gobierno, irregularidades y problemas de orden público.

Portadas de los cuadernos de análisis de El Tiempo

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• En la investigación se identificó una presencia alta de expertos y fuentes no identificadas, cuyas intervenciones son del género de análisis. Estos expertos describen el problema de la pobreza y ofrecen proyecciones de las consecuencias de la situación actual. Sin embargo, aunque la presencia del experto es necesaria para legitimar información de naturaleza empírica, también es importante la presencia de sectores tales como los maestros, los sindicatos, los gremios, los empresarios y las �glesias, la cual es carente en el repertorio de fuentes de El Tiempo.

Una vez identificadas las deficiencias del periódico, la CEET decidió emprender una tarea de mejoramiento. Se comenzó buscando fuentes alternativas para romper de una vez con el “unifuentismo”, y se generó más conciencia de tratar los temas con mayor diversidad de géneros periodísticos y no encerrarse en la noticia inmediata. La CEET también se envolvió en proyectos que tienen como misión fiscalizar entidades tanto gubernamentales como privadas que ordenan la sociedad colombiana. �gualmente, crearon un manual de ética y estilo dedicado exclusivamente a la cobertura del conflicto armado.

La CEET está en el proceso de de publicar su cuarto cuaderno de análisis, el cual serádedicado al tema de la cobertura del género en las páginas de su periódico.

Para Rafael Santos la respuesta para progresar estriba en “aumentar la calidad de la información, enriquecer el debate público, conciliar el derecho a la información con los otros derechos fundamentales”. Los medios de comunicación deben saber que su tarea continúa siendo fundamental para la existencia y el desarrollo de la democracia.

1 Cuaderno de Análisis: El conflicto armado en las páginas de El Tiempo; Parte 2: Una mirada al cubrimiento del conflicto armado y el proceso de paz en el periódico; pág. 38.

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UN H�TO EN LA L�BERTAD DE PRENSA

El lunes 7 de febrero de 2005, un nutrido grupo de periodistas, estudiantes, profesores e interesados en el mundo del periodismo se dio cita en el Salón de Actos de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, para conmemorar el décimo aniversario de una decisión judicial de suma importancia para nuestra libertad de prensa.

Presentes en la actividad estuvieron dos de sus principales protagonistas: el profesor Luis Fernando (Peri) Coss, de la Escuela de Comunicación, y el licenciado Antonio Negrón García, ex juez asociado del Tribunal Supremo. El licenciado Negrón García fue el autor de la decisión, que revalidó la existencia del mensuario Diálogo, de la Universidad de Puerto Rico, como un foro público, libre del escrutinio de la Junta Electoral de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE). El profesor Coss, quien entonces dirigía Diálogo, fue la punta de lanza que impulsó a la administración universitaria en este interesante pleito legal, que duró tres años: de 1992 a 1995.

Fue ésta una interesante y paradójica colusión entre dos de los pilares de nuestro sistema democrático: por un lado, el proceso electoral, que debe estar libre de manipulaciones e influencias de los fondos públicos por parte de los que ostentan el poder gubernamental, y, por el otro, la existencia misma de publicaciones, que aunque se sustentan de fondos públicos, como es el caso de Diálogo, han logrado desarrollar un periodismo independiente y fiel a los postulados de la prensa libre y responsable.

El caso se inició a principios del año electoral 1992, cuando la CEE, aludiendo al cumplimiento estricto del Reglamento de Gastos de Difusión Pública del Gobierno, le pidió al profesor Coss que antes de la publicación del mensuario le enviara copias del mismo para verificar que éste no incluyera anuncios prohibidos, o sea, con sesgos proselitistas, durante el período de veda electoral, que antecede al día de elecciones. Coss, ante la posibilidad de una censura previa, se negó a cumplir con esta orden de la CEE, arguyendo la independencia editorial del mensuario. Tras una serie de vistas y argumentaciones de ambos lados, el pleito llegó hasta el juez superior Gilberto Gierbolini, hijo, quien falló a favor de Diálogo. En su decisión, el juez Gierbolini, hijo, señaló que “debemos dar a este periódico las mismas garantías y protecciones que tienen los periódicos en la comunidad general”. �gualmente, sostuvo que Diálogo operaba con total independencia editorial de la UPR.

A diez años de la victoria Por Helga �. Serrano

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Este resultado fue apelado al Tribunal Supremo por la CEE, y en la decisión, emitida por mayoría el 8 de febrero de 1995, el juez Negrón García expresó que claramente Diálogo era una publicación de corte académico y universitario, por lo que se sostenía la decisión del Tribunal Superior.

La decisión de Negrón García fue acompañada por tres opiniones. El juez asociado Jaime Fuster Berlingeri concurrió con la decisión, sin opinión escrita; el juez asociado Rafael Rebollo López emitió una opinión disidente, y el ahora Presidente del Tribunal Supremo, Federico Hernández Denton, emitió una opinión concurrente.

Durante el acto de conmemoración en la Escuela de Comunicación, tanto el profesor Coss como el licenciado Negrón García manifestaron su satisfacción por las aportaciones de este evento jurídico, que marcó un precedente y ha trascendido su momento histórico. Sin embargo, ambos hicieron claro que se trata de un derecho condicionado: la prensa pública tiene que ejercerse con buena fe y gran responsabilidad, para ser merecedora de los fondos públicos que utiliza.

A continuación, las presentaciones del licenciado Negrón García y del profesor Coss durante la actividad en la Escuela de Comunicación. La decisión del Tribunal Supremo del 8 de febrero de 1995 aparece en la sección Otros textos de la página cibernética del Centro, www.centrolibertad.org.

“El profesor Coss, quien

entonces dirigía Diálogo,

fue la punta de lanza

que impulsó a la admin-

istración universitaria en

este interesante pleito

legal, que duró tres años:

de 1992 a 1995”.

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Un preciado precedentePor Antonio Negrón García

“Ciertamente, las reglas jurídicas no son axiomas lógicos para deducciones jurídicas, sino que reproducen experiencias morales e ideas jurídicas. Por esto, el trato con el Derecho tiene una influencia educadora y afinadora del sentimiento moral de jurista que de ese modo llega a vivir con mayor intensidad los valores en que descansa el Derecho. Y así la decisión instuitiva de un verdadero jurista está ya prefigurada por conocimientos y valoraciones jurídicas”. Juan Vallet de Goytisolo, Panorama del Derecho Civil, Bosch, Barcelona (1963), págs. 20-21.

�. Confiamos que estas palabras sirvan de antesala a un coloquio crítico, serio y sincero. Esta gentil invitación brinda la oportunidad de reflexionar diez años después, sobre la importante decisión del Tribunal Supremo de Puerto Rico en el caso Coss y UPR v. CEE, 137 DPR 877 (1995). Este caso, cuyo protagonista principal fue el profesor Luis Fernando Coss, conserva su valor de precedente y, además, trasciende su momento histórico. De entrada, las coordenadas conceptuales mínimas que nos ayudarán a comprender la controversia jurídica y la ruta seguida por el Tribunal.

Primero, “los hechos determinan el derecho” Esta frase revela un axioma elemental en el proceso decisorio de toda adjudicación. Segundo, una decisión judicial inexorablemente dependerá de hechos probados, según sean aquilatados y determinados por un tribunal. Tercero, la apreciación y la determinación de los hechos por el juzgador dependerán del grado, la calidad y el crédito que merezca la prueba testifical (oral) y documental. Cuarto, el proceso de juzgar entraña, desde el punto de vista psicológico, adoptar frente a las partes una “empatía y endopatía judicial”, o sea, ponerse en el lugar de una parte y comprender a la otra. Quinto, “derecho” y “justicia” son palabras utilizadas dentro y fuera de los tribunales. En el lenguaje diario, la mayoría de los ciudadanos usa las expresiones “tengo derecho a”, “no es justo”, “es una injusticia” y otras más. Frecuentemente oímos y leemos estas expresiones en los medios de comunicación social, pero paradójicamente la voz “justicia”, tan usada, es una de las más difíciles de definir. Sexto, la figura del juez se yergue para imprimirle sentido pleno a la justicia, aplicando al caso concreto la ley en función a su escala valorativa. El juez, resuelve, juzga, decide y sentencia.

En suma, al decir de Néstor Almícar Cipriano, “el juez penetra en la cuestión según los hechos invocados y sus pruebas. Pero los hechos no existen por sí mismos, con una soledad aislante. Los hechos son protagonizados por personas. (Naturalmente, excluimos los producidos por la naturaleza). Casi existe una suerte de ‘drao’ (remoto origen de ‘drama’), con sus personajes. El juez debe encuadrar los hechos en la ley y decidir. No significa un automatismo, una mecanización, que alejarían el sentido de justicia. Además, el automatismo y la mecanización, son posiciones casi imposibles. Al estudiar los hechos, al analizarlos, surgen siempre las actuaciones de quienes los realizaron. Aparece, en forma ineluctable, la trascendencia humana. No hay hechos separados de la persona”.

��. En términos estrictamente jurídicos, Coss v. Comisión Estatal de Elecciones, resolvió que Diálogo constituía un foro público creado por el Estado que no estaba (y no debía estar) sujeto al escrutinio de la Junta de Anuncios de la Comisión Estatal de

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Elecciones. El derecho constitucional a la libertad de expresión y prensa protegían a la Universidad y al profesor Coss de intervenciones basadas en la Ley Electoral y el Reglamento de Gastos de Difusión Pública del Gobierno. No procedía que se le obligara a someter, antes de la publicación, copias del mensuario para revisar que su contenido no incluyera anuncios dirigidos a realzar la imagen del Gobierno durante el año eleccionario.

En retrospectiva, los hechos congelados en el tiempo pueden ser hoy identificados y determinados con facilidad. Versan sobre una “realidad” peculiar y novel en el entorno universitario. Sin embargo, al momento en que la controversia fue sometida al más alto Tribunal podían ser interpretados desde prismas diferentes, lo cual explica los enfoques disímiles de otros jueces.

Diálogo no era un órgano propagandístico de corte oficialista, portavoz de alegados logros del Gobierno en el poder. Era un medio de comunicación de enfoque universitario y educativo, cuyo objetivo era promover un franco y abierto diálogo sobre el quehacer cultural de Puerto Rico y del exterior por profesores, estudiantes y destacados escritores nacionales e internacionales.

El peligro potencial a la libertad de prensa, pilar de nuestra sociedad liberal democrática, no podía ser más claro. Bajo la guisa oficialista, el Estado no podía convertirse en controlador (“gatekeeper”) del ámbito y términos de la discusión de asuntos públicos. Tal intervención, entre otros riesgos llevaba ínsito el germen de la censura previa y de la mordaza.

Dijimos entonces, “la libertad de expresión es la quintaesencia de una sociedad democrática. De forma multidimensional, en la constelación de valores democráticos goza de una primacía peculiar. Todo individuo está en libertad de poder expresar sus opiniones según su conciencia. Esta libertad intenta ‘proteger jurídicamente el libre desenvolvimiento de la personalidad a través de los medios más eficaces y habituales de exteriorización de los contenidos de conciencia’. Para lograr este fin, nuestra carta fundamental establece que no se aprobará ley alguna que restrinja la libertad de palabra o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse en asamblea pacífica y a pedir del Gobierno la reparación de agravios”.

���. Sin embargo, la fría realidad es que al institucionalizarse el periodismo y, por ende, formar parte del mundo empresarial, han aumentado igualmente las probabilidades de que la cultura empresarial del Gobierno intente imponer sus postulados sobre el quehacer periodístico de un medio como Diálogo, haciéndolo instrumento idóneo para la propaganda oficialista mediante anuncios que intentan vender un producto: el Gobierno

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(partido político) en el poder como la mejor alternativa electoral de administración pública.

¿Porqué en medio de esa amenazante realidad el Tribunal Supremo adoptó la postura de Coss v. Comisión Estatal de Elecciones? ¿Se justifica hoy su vigencia? Ambas respuestas son en la afirmativa. Los jueces, llamados diariamente a dispensar justicia desde el estrado, conocen muy bien lo que es el valor de una conciencia independiente. Saben que esa misma libertad es imprescindible y la exhiben también cotidianamente los periodistas que con verticalidad utilizan su medio para denunciar la inequidad y promover la justicia social. De igual modo, los jueces tienen conocimiento del valor que representa para una democracia la libertad de cátedra en el entorno de una universidad liberal pluralista.

�V. Así aclarado, suscribimos las palabras de la Dra. Milagros Acevedo Cruz, “enfocando el tema en el ámbito puertorriqueño, y como en cualquier país, el periodismo aquí es un negocio. De hecho, el espacio que se concede a la publicidad es porcentualmente mayor que aquel destinado a la información. La nueva tecnología, el alto costo de materia prima y la necesidad de especialización en los medios, son razones que obligan a los empresarios a aumentar el espacio publicitario y el costo del producto. Además, cuando se considera que es la publicidad la que paga los gastos de producción y los sueldos de los empleados -y la que produce las ganancias-, se puede comprender la importancia de los anuncios y las posibles presiones que existen en los medios”.

V. La tesis del periodismo como “fin social” es inseparable de la ecuación “Prensa = Cuarto Poder” que prevalece en nuestra estructura constitucional de pesos y contrapesos. En una sociedad democrática, su función es exponer a la luz pública los abusos, las arbitrariedades y los excesos de los gobernantes, educar y transmitir a la ciudadanía la más completa información y ser el foro de debate de todos los asuntos de interés o importancia públicos. Esta fiscalización tiene que darse esencialmente desde fuera del gobierno. A éste no le corresponde asumir el papel de la prensa vía una publicidad sufragada mediante asignaciones millonarias de fondos públicos. El problema es que se trata de una tentación gubernamental que está siempre presente y los administradores, funcionarios y políticos de turno la justifican reclamando que el gobierno tiene un derecho a informar, ya que la prensa, como todo “poder”, también incurre en fallas y excesos que es menester contrarrestar.

“Los medios hace tiempo que dejaron de ser, si es que alguna vez lo fueron, espectadores imparciales, ajenos a la red de relaciones gobierno (en sentido amplio)-ciudadanos. Hoy, más que nunca, son sujetos o agentes profundamente implicados en la política, y no sólo porque toda la política se represente en el escenario de los medios, sino porque entre gobierno y medios existe una relación recíprocamente parasitaria. ‘[...] Una relación de amor-odio [...] (dado que) para desempeñar adecuadamente sus funciones se necesitan. Pero actúan sometidos a diferentes exigencias institucionales y sus metas pueden entrar en conflicto. Para conservar el apoyo del público y mantener el poder, el Gobierno quiere influir en la información que se trasmite, quiere ser capaz de definir las situaciones y de proyectar la imagen que le conviene para promocionar sus objetivos. En cuanto críticos del Gobierno, los periodistas, por su parte, se esmeran en la exposición de las malas

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acciones de los políticos. [...]. Por razones económicas (obvias), los periodistas se sienten obligados a ofrecer historias excitantes que atraigan al gran público. Y eso con frecuencia implica curiosear, fisgar, en el enfrentamiento, la controversia, la corrupción o en los manejos ordinarios, temas que el gobierno quisiera mantener reservados’.”

Hemos de reconocer que el “Cuarto Poder” no está controlado por el sistema constitucional de pesos y contrapesos. “No está sometido a una revisión periódica a través del proceso electoral. Si aquello que la prensa alega o resalta no es correcto, los remedios son pocos. Es posible proteger a los ciudadanos frente a la publicidad fraudulenta de bienes de consumo mediante normas que exijan atenerse a la verdad en la propaganda, pero no hay forma de protegerlos de demandas políticas falaces o de una selección inadecuada de noticias por los periodistas, sin debilitar los cruciales derechos a la libre expresión y a la libertad de prensa”.

Frente a estas realidades, es misión de ustedes hacer de la ética personal y profesional la razón de ser de su empresa, pues un “periódico es una organización de trabajo destinada a conseguir un fin social. Este fin -primordialmente, informar, debe ser considerado más importante que los factores económicos que regulan su funcionamiento”.

Ante los intereses comerciales y políticos, Diálogo continúa representando el mejor ejemplo del saber periodístico que es menester preservar. Muchas gracias.

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Hace muchos años, un gran pintor puertorriqueño que lleva por nombre José Antonio Torres Martinó, me confió su profundo desagrado con los premios y los reconocimientos. Sentenció, a su manera, con ese timbre de voz grave, peculiar, y su extraño sentido del humor, que en el 99 por ciento de las ocasiones los homenajes hablan más de quienes lo confieren que de quienes lo reciben. Descansando en ese criterio, sin duda un tanto severo, decidimos conmemorar el décimo aniversario de la decisión del Supremo sobre Diálogo en un aula académica, al margen de protocolos fastidiosos y a una hora temprana, mucho más propia para pensar que para engullir quesos, vinos y camarones. Si me preguntaran qué nos pasó por la mente cuando la dirección de Diálogo decidió desafiar las órdenes de la Comisión Estatal de Elecciones en 1992, tendría que decir lo siguiente: fue un acto de conciencia, convencidos de que es en ella donde descansa la verdadera libertad de prensa. Donde no hay conciencia puede que haya papel y tinta, imagen o pulso electrónico, pero no hay verdadero periodismo.

El mundo de hoy corre a una velocidad vertiginosa. Casi todo lo que se mueve, casi todo lo que se ve, ocurre luego de un proceso de intervención publicitaria o de un cálculo económico de rentabilidad. Todos esos programas de televisión que detestamos por su violencia gratuita y su ilimitada hemorragia de vulgaridades, deben su existencia a un estimado de costos y beneficios. La gente desdichada que vemos en la pantalla no tiene nada que ver con el entramado comercial y profesional que lo ha llevado al envilecimiento público. Los managers, los ejecutivos que toman las decisiones de lo que vemos y no vemos, forman parte, por otro lado, de un sistema que refuerza las opciones existentes. De ahí la redundancia de estilos, temas y tramas; de ahí que todos los medios se parezcan tanto unos a otros. Como grandes empresas, su fin es hacer dinero. Y para eso no hay que ir a la Universidad como, dicho sea de paso, lo demuestran las nueve de las diez personas más ricas en el mundo que nunca terminaron un doctorado.

Pertinente con lo dicho hasta aquí, sólo quiero subrayar una idea sobre la decisión del Supremo. Como se sabe, la decisión del más alto Tribunal reconoce que el derecho a la libertad de prensa aplica a periódicos como Diálogo, financiados con fondos públicos, con las mismas garantías y protecciones que gozan los demás periódicos de circulación en nuestra sociedad.

No obstante, se trata de un derecho que se extiende al servicio público de forma condicionada. La prensa privada no tiene que probar ante el Estado su buena fe ni siquiera su independencia editorial. La prensa pública, sí, rotundamente sí Contrario a la prensa comercial, la prensa pública deberá demostrar su compromiso social en la teoría y en la práctica, porque de lo contrario estaría violentando la delegación de responsabilidades que implica hacer periodismo con fondos públicos. Esto no se dice en la decisión en estas mismas palabras, pero se implica con bastante claridad.

Esta apreciación del Supremo revela, en última instancia, la importancia de la conciencia y de la categoría del trabajo profesional del periodista. En otras oportunidades lo hemos

“Fue un acto de conciencia”Por Luis Fernando Coss

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dicho: en el ámbito del periodismo no comercial, financiado con fondos públicos, es preciso contar con los seres humanos mejor preparados, con los más educados, con los de mayor y probada integridad. De lo contrario, se engaña el estatuto legal, se burla el derecho a la libertad de prensa y se derrota la confianza del público, como de hecho ya ha sucedido en varias ocasiones.

El potencial de crecimiento e influencia del periodismo público debería ser hoy mucho más prometedor de lo que es en este momento. Si por un lado el ordenamiento jurídico protege la autonomía del periodista frente a la burocracia gubernamental, y por el otro la competencia privada y comercial se comporta en forma bastante parecida y predecible, queda entonces un precioso y enorme espacio para ejercer el periodismo con otras ópticas, con otra sensibilidad por la cultura y las ideas. Si queremos movernos en esa dirección, debemos preguntar: ¿Cómo desembarazarse de la lógica partidista y la rutina complaciente? ¿Cómo superar esa indulgencia con la que evaluamos lo nuestro porque es “nuestro”? ¿Qué hacer para proponer un horizonte más diverso, más creativo, más excitante y de mejor calidad? ¿Cómo abrir las puertas a los cientos de jóvenes que se gradúan de comunicación y periodismo?

Para empezar, tiene que realizarse más trabajo de investigación y proyectos que desafíen las normas de la prensa dominante. Los estudiantes de periodismo podrían abrir nuevas brechas si se sacuden de los modelos que nos asfixian; hay que decir lo que los otros no se atreven a decir; hay que ir donde otros no van, y cultivar sin miedo lo que muchas veces nos niegan los medios de comunicación, es decir, la conciencia social y la imaginación.

En fin, a diez años de la valiosa y valiente decisión del Supremo debería existir un periodismo público más vigoroso. Esa es mi impresión. Los invito a trabajar y luego a brindar por eso.

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ENERO A D�C�EMBRE DE 2005El siguiente documento recoge, en orden cronológico, los asuntos incluidos en los tres informes sometidos a la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P) durante el 2005. ENERO 2005

• Violencia contra la prensa – 2 de enero Simpatizantes del Partido Nuevo Progresista protagonizaron otro incidente violento

contra periodistas frente a los cuarteles generales del partido, mientras en el Viejo San Juan se llevaban a cabo los actos de juramentación del gobernador electo, Aníbal Acevedo Vilá, del opositor Partido Popular Democrático. �nsultos, golpes con palos de banderas y abucheos fueron denunciados por los periodistas y fotoperiodistas que cubrían la manifestación en apoyo al derrotado candidato a la gobernación, Pedro Rosselló.

• Cuestionable proyecto legislativo – 10 de enero El presidente de la Cámara de Representante, José Aponte Hernández, presentó

un proyecto denominado “Ley de Transparencia Gubernamental”, que establece que los medios de comunicación tendrán derecho a estar presente en las reuniones, procesos deliberativos, formulación de política pública del Gobierno, así como entre funcionarios públicos y privados. Se limita la participación de los medios a un representante por cada reunión. �gualmente, limita la entrada de los medios a una serie de reuniones que se especifican en el proyecto. Aponte dijo que no se había consultado la medida con las organizaciones de prensa, que podrán hacer sus recomendaciones en el proceso de vistas públicas.

• Depone Adolfo Krans en vista por libelo – 14 de enero El empresario Adolfo Krans depuso en una vista judicial sobre el impacto económico

que sufrió tras la demanda por difamación y libelo que radicó contra el titiritero Antulio “Kobbo” Santarosa en el 2001. Por otra parte, la productora y periodista Carmen Jovet pidió una orden de protección ya que será testigo de Krans, de efectuarse el juicio, si las partes no llegan a un acuerdo antes del 8 de abril. Jovet reclamó que ha sido víctima de burlas e intimidaciones por parte del personaje “La Comay”, que Santarosa interpreta en su popular programa de televisión.

• Amenaza a reportero de Primera Hora – 24 de enero El ex convicto alcalde de Toa Baja, Ángel “Buzo” Rodríguez, miembro del Partido

Nuevo Progresista y quien se encuentra disfrutando de probatoria, envió amenazas

SOBRE LA L�BERTAD DE PRENSA EN PUERTO R�CO

�NFORMES A LA SOC�EDAD �NTERAMER�CANA DE PRENSA SOBRE ASUNTOS RELAC�ONADOS CON LA L�BERTAD DE PRENSA EN PUERTO R�CO

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al periodista de Primera Hora, Oscar Serrano, durante el velatorio de la madre de un ex líder de dicha colectividad política. Las amenazas fueron expresadas a la reportera de Primera Hora, Firuzeh Shokooh Valle, quien cubría el acto fúnebre. Rodríguez dijo: “Mándele mis saludos a Oscar Serrano… que diga Oscar Serrano... Dile que las va a pagar” Serrano, quien ha escrito reportajes sobre actos de corrupción ligados a Pedro Rosselló, radicó una querella contra Rodríguez, que fue eventualmente desestimada. Las organizaciones de prensa y el Centro para la Libertad de Prensa, además de la dirección de Primera Hora, censuraron las expresiones intimidantes de Rodríguez.

FEBRERO 2005

• Celebran logro de la libertad de prensa – 7 de febrero El mensuario Diálogo, publicación de la Universidad de Puerto Rico desde 1986,

celebró el décimo aniversario de una decisión del Tribunal Supremo que refrendó su condición de foro público, protegido por los derechos a la libertad de expresión y de prensa garantizados en la Constitución de Puerto Rico. En el 1992, la Comisión Estatal de Elecciones había requerido del semanario que por ser año electoral, debía entregar, previo a su publicación, copias del mismo para ser aprobadas por la Junta de Anuncios de la Comisión. Diálogo se negó a cumplir con ello, y la Junta le ordenó que desistiera de su publicación hasta que cumpliera con esa orden. El caso eventualmente llegó al Tribunal Supremo, que determinó en febrero de 1995 que el contenido del mensuario era uno libre de influencias propagandísticas y que claramente tenía un enfoque académico y universitario.

• Campaña televisiva sobre la libertad de prensa – 14 de febrero La agencia publicitaria Leo Burnett y el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto

Rico anunciaron la próxima difusión de una campaña para combatir las amenazas contra esta preciada libertad. La campaña, que consta de una cuña televisiva de 30 segundos, llamada “Pinocho”, está dedicada a los periodistas que perdieron la vida en el ejercicio de sus labores durante el 2004. Será transmitido hasta agosto por canales locales de televisión y de cable TV. Representa una inversión de $800,000 por parte de las televisoras, además del trabajo pro bono de la agencia.

• El Vocero admite publicó información falsa – 22 de febrero El periódico El Vocero y la ex gobernadora Sila M. Calderón anunciaron un acuerdo

que puso fin a cuatro años de un litigio relacionado con una demanda por libelo radicado por su ex esposo Adolfo Krans y sus hijas. Como resultado del acuerdo, que se hizo público previo al inicio del juicio, El Vocero se comprometió a publicar en su portada del 23 de febrero que se había llegado a un acuerdo, y que pedía disculpas. Además, el diario fue ordenado a pagar $75,000 a los demandantes. El caso se remonta al 18 de octubre de 2000, cuando El Vocero inició una serie de informaciones, con un titular de portada sobre una mucama que decía había trabajado en la residencia de Calderón, quien entonces era la alcaldesa de San Juan y candidata a la gobernación por el Partido Popular Democrático. La acusaba, entre otras cosas, de haberla maltratado como si fuera una esclava. Este titular apareció justo el día que Calderón debía participar en el primer debate público televisado, frente a los otros

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98 ~ Memorias 2005

dos aspirantes a la gobernación. Calderón y su familia demandaron por libelo a El Vocero y al reportero Jorge Luis Medina, alegando que nunca habían conocido a esa persona y que ésta jamás había trabajado como mucama en su hogar. Se supo luego que la mucama sí había sido empleada en las casas de varios líderes del contrario Partido Nuevo Progresista. El texto del acuerdo negociado por las partes incluyó la aceptación de que el artículo era falso, y que el rotativo debió haber realizado una investigación a fondo para corroborar las acusaciones de la mucama. En un editorial publicado en la edición del 23 de febrero, El Vocero expresó su respaldo a Jorge Luis Medina, de quien dijo hizo su labor profesionalmente.

• �ntento de restringir cobertura de la prensa – 22 de febrero Las cadenas de televisión del país recibieron una carta de un bufete legal en

washington en la que se les instruyó sobre cinco guías que tendrían que seguir para poder cubrir el Mensaje de Estado sobre la Situación del País, que será ofrecido por el gobernador Aníbal Acevedo Vilá ante la Legislatura de Puerto Rico. En dicha carta, se le especificó a las televisoras que tendrían que otorgar un mínimo de 10 minutos a los presidentes de la Cámara de Representantes y del Senado, miembros del partido opositor al del Gobernador, para que éstos respondieran al mensaje. Además, que toda promoción que se hiciera de esta cobertura deberá incluir, de forma relevante, que se ofrecerán las reacciones de estos dos líderes legislativos. Las organizaciones de prensa y el Centro para la Libertad de Prensa cuestionaron la validez y razón de esta imposición, y sus efectos lesivos sobre la labor de la prensa y su libertad. Al día siguiente, los líderes legislativos se retractaron del pedido, aduciendo malos entendidos.

• Un mal precedente para la prensa libre – 26 de febrero El director de El Nuevo Día, Luis A. Ferré Rangel, publicó una columna en la página

3 del diario, titulada “De canales y controles”, en la que cuestiona la intención de los líderes legislativos de imponer guías a la cobertura del Mensaje de Estado sobre la Situación del País, y advierte que es éste un peligroso e indeseable procedente para la prensa libre.

MARZO DE 2005

• Acuerdo con el Tribunal Supremo – 11 de marzo El Overseas Press Club de Puerto Rico (OPC) anunció un acuerdo con el Juez

Presidente del Tribunal Supremo, Federico Hernández Denton, para que los periodistas tengan acceso a los acusados que estén defendiéndose a sí mismos. Este acuerdo surgió debido al caso de un ex alcalde, quien se encuentra encarcelado y es su propio abogado en un juicio por soborno, que se lleva a cabo en un tribunal de Bayamón. Por orden del Presidente, se hicieron gestiones para separar un espacio en el tribunal donde los periodistas puedan entrevistar al acusado. �gualmente, el OPC informó que ya están encaminadas las gestiones para establecer un protocolo que dé uniformidad al acceso de los periodistas y fotoperiodistas a todos los centros judiciales del país, ya que actualmente cada centro se rige por sus propias reglas. Por otra parte, Hernández Denton dijo que volvería a evaluar la posibilidad de hacer accesibles a la prensa las grabaciones de los procesos judiciales.

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• CLP celebra foro sobre la prensa y la agenda pública – 18 de marzo El Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico auspició un concurrido foro

público titulado “El impacto de la prensa en la política pública”, que se llevó a cabo en la Escuela Graduada de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. En el mismo, cuatro panelistas analizaron cómo la prensa incide en la formulación de agendas públicas y sus repercusiones en el sistema democrático de gobierno.

MAYO DE 2005

• CLP conmemora Día Mundial de la Libertad de Prensa – 3 de mayo El Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico conmemoró el Día Mundial de la

Libertad de Prensa con el foro público “Crímenes contra la prensa: no más impunidad a los agresores”, en el que participaron Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P) y dos líderes de las organizaciones de prensa del país. El foro se llevó a cabo en el Teatro de la Facultad de Derecho de la Universidad �nteramericana, en Hato Rey.

• FB� investiga filtraciones a la prensa – 19 de mayo El juez presidente del Tribunal Federal, José Fusté, ordenó al Negociado de

�nvestigaciones Federales (FB�) investigar las alegadas filtraciones a la prensa relacionadas con un gran jurado que entiende en el caso criminal por violaciones a las leyes ambientales, contra el concesionario de autos Braulio Agosto. La pesquisa, a petición del jefe de la fiscalía federal en Puerto Rico, Bert García, es el más reciente intento para obtener la procedencia de informaciones que publica la prensa del país sobre las gestiones de un gran jurado. Ello surgió luego de que El Nuevo Día y El Vocero publicaran artículos el pasado 12 de mayo sobre una acusación sellada que emitió un gran jurado en el caso de Agosto.

• Rechazo a proyecto de transparencia gubernamental – 31 de mayo La Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro) rechazó por escrito un proyecto

que crearía la Ley de Transparencia Gubernamental, de la autoría del Presidente de la Cámara de Representantes. De acuerdo con la organización, dicho proyecto encierra restricciones al ejercicio libre del periodismo. Propone reglamentar el acceso de los periodistas a las reuniones de ciertos órganos de la rama ejecutiva, los municipios, las corporaciones públicas y la Universidad de Puerto Rico.

JUN�O DE 2005

• Piden nuevas sanciones contra El Vocero – 1 de junio El juez José Loubriel se reservó el fallo sobre la imposición de nuevas sanciones

y de pagos de honorarios a El Vocero, tras la petición de la ex gobernadora Sila M. Calderón, quien sostiene que el periódico violó los acuerdos que dieron fin en febrero de 2005 al pleito por libelo que ella y familiares habían radicado contra el diario. En la petición, C alderón indica que el mismo día que apareció la disculpa pública estipulada por ambas partes, el periódico publicó un artículo “que matiza el contenido de la disculpa, violentando lo estipulado”. El caso se remonta al 18 de octubre del 2000, cuando El Vocero inició una serie de informaciones, con un titular

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en portada, sobre una mucama que alegaba que había sido maltratada por Calderón cuando trabajaba en su residencia. En esos momentos, Calderón era candidata a la gobernación por el Partido Popular Democrático. Como parte del acuerdo, el periódico reconoció que los artículos eran falsos y se comprometió a publicar, en portada, una disculpa, la que apareció en la edición del 23 de febrero de 2005.

• Combaten exclusión a prensa de juicio – 9 de junio El periódico Primera Hora y la periodista Rosalina Marrero Rodríguez radicaron una

moción que paralizó el juicio que se sigue en el Tribunal de Primera �nstancia de Carolina contra el actor Osvaldo Ríos, luego que la jueza Carmen Martínez Lugo accediera a una petición de la defensa para llevar el juicio de forma privada. La moción pretende salvaguardar el derecho constitucional a la libertad de prensa y la regla 62.2 de Procedimiento Civil, que establece que los juicios serán celebrados en corte abierta, salvo en ocasiones en que debido a la naturaleza del mismo, el tribunal dispusiera lo contrario. Ríos enfrenta un juicio por cargos y perjuicios en el que su ex esposa reclama una compensación de $1 millón. La Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro) denunció como irregular el excluir a la prensa, ya que el caso es uno de interés público. La juez no ha emitido su decisión al respecto.

• Cuestionan restricción a canales de televisión – 17 de junio El Senado rechazó imponer requisitos o exigencias a periodistas o al personal técnico

de los medios de comunicación que puedan interpretarse como una obstrucción al libre acceso de la prensa al Capitolio, o a alguna otra de sus instalaciones. La aclaración surgió luego que la Superintendente del Capitolio ordenara a la Oficina de Prensa del Senado y de la Cámara de Representantes exigir un seguro de responsabilidad pública a los canales de televisión como condición para cubrir las sesiones en el Hemiciclo. Por su parte, la Superintendente pidió una opinión legal a la Oficina de Servicios Legislativos para que evalúe si los medios están exentos de pagar un seguro de responsabilidad pública como se le exige a las entidades privadas.

JUL�O DE 2005

• Campaña radial masiva en pro de la libertad de prensa – 1 de julio El Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico y la Asociación de Radiodifusores de

Puerto Rico anunciaron el inicio de una campaña radial, a través de 60 radioemisoras, para educar al pueblo sobre la importancia de la libertad de prensa. La campaña consta de seis cuñas radiales, de 30 segundos cada una, basadas en la Declaración de Principios de Chapultepec. Dos reconocidos periodistas, Yolanda Vélez Arcelay, de Univision, Canal 11, y Mario Roche, director de noticias de Radio Universidad, están a cargo de las cuñas.

• Fecha para juicio por libelo contra personaje de televisión – 2 de julio El juicio por difamación y libelo del empresario Adolfo Krans contra el popular titiritero

Antulio “Kobbo” Santarosa fue señalado para enero de 2006. En la demanda, radicada por Krans, ex esposo de la ex gobernadora Sila M. Calderón, en el 2002, éste alega que Santarosa lo difamó al difundir información falsa sobre una supuesta relación

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extramarital, el mismo día en que Calderón, entonces gobernadora, anunciaba al país su separación de Krans. El empresario también alega en su demanda que Santarosa difundió la información a pesar de haber sido apercibido de que la misma era falsa y libelosa. A ambas partes se le había concedido hasta el pasado mayo para llegar a un acuerdo extrajudicial.

AGOSTO DE 2005

• Se reanuda juicio con asistencia limitada de la prensa – 2 de agosto El juicio civil por daños y perjuicios contra el actor Osvaldo Ríos se reanudó en el

Centro Judicial en Carolina y la juez María del Carmen Martínez permitió a la prensa estar presente durante los testimonios de los testigos anunciados por las partes. Sin embargo, la juez no permitió a la prensa durante los testimonios de los involucrados en el caso de daños y perjuicios, ni de sus respectivos peritos. Tal determinación respondió a una petición de Editorial Primera Hora para que se mantuviera abierto a la prensa el juicio, luego que la juez limitó dicho acceso a petición de las partes.

• Protesta por la encarcelación de la periodista Judy Miller – 3 de agosto La Asociación de Periodistas de Puerto Rico, el Overseas Press Club y el Centro

para la Libertad de Prensa en Puerto Rico se unieron en una vigilia frente al Tribunal Federal en San Juan en apoyo a la periodista Judy Miller, de The New York Times, encarcelada por negarse a revelar el nombre de una fuente anónima, y en defensa del principio de confidencialidad de las fuentes informativas. �gualmente, se rechazó la pesquisa que realiza el Buró Federal de �nvestigaciones (FB�) en torno a filtraciones a la prensa sobre la acusación de un gran jurado contra Braulio Agosto, dueño de una firma de ventas de autos.

• Nuevo giro en juicio por difamación y libelo – 12 de agosto El pleito de Adolfo Krans, ex esposo de la ex gobernadora Sila M. Calderón contra

el titiritero Antulio “Kobbo” Santarosa, volvió al despacho de la jueza Awilda Mejías ante la solicitud de inhibición de la jueza superior, Mabel Ramos Millán, radicada por los abogados de Santarosa. El juicio está señalado para comenzar en enero de 2006.

SEPT�EMBRE DE 2005

• Apoyo judicial a la libertad de prensa – 1 de septiembre El juez de Apelaciones Hiram Sánchez Martínez determinó que excluir a los periodistas

de vistas preliminares, si en ellas testifica un agente encubierto o un confinado, viola la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Esta decisión viene como resultado de una impugnación del diario El Vocero a una enmienda hecha a la Regla 23 de Procedimiento Criminal, que permitía excluir a la prensa de las vistas preliminares si testificaban confinados o agentes encubiertos. El Tribunal Superior había fallado en contra del diario “por falta de legitimación activa” y porque el reportero del diario sólo fue excluido en una sola ocasión y ello “no constituye un daño a la libertad de prensa”. El juez Sánchez Martínez determinó que el periódico sí tenía legitimación activa y que en Puerto Rico existe, de acuerdo con el Tribunal

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Supremo federal, “un derecho de acceso al público a la vista preliminar a tenor con la Primera Enmienda de la Constitución federal cualificado”, ya que la exclusión podría darse en “circunstancias muy limitadas”, y que corresponde al tribunal determinar caso a caso “a base de hechos concretos y específicos”.

• Foro del CLP sobre las fuentes confidenciales – 29 de septiembre El CLP celebró un foro público sobre “Las fuentes confidenciales en el periodismo”,

en el que participaron tres conocidos periodistas – Manny Suárez, reportero investigativo que por años trabajó para The San Juan Star; Yolanda Vélez Arcelay, reportera de Univision, Canal 11, y Leonor Mulero, editora de investigación de El Nuevo Día. �gualmente participó el licenciado Antonio Negrón García, ex juez asociado del Tribunal Supremo, y quien dirige una investigación del CLP sobre privilegios del periodista. El foro se llevó a cabo en el Colegio de Abogados.

OCTUBRE DE 2005

• Piden se investigue filtración a la prensa – 3 de octubre La defensa de los 11 líderes del sindicato Unión �ndependiente Auténtica (U�A), que

representa a empleados de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Rico acusados por evasión contributiva, pidió que se investigue la manera en que fueron filtrados a El Nuevo Día detalles de la pesquisa que llevó a las acusaciones. El pedido fue hecho en el primer día de la vista preliminar contra los acusados. El juez Manuel de Jesús Cabán se reservó su decisión al respecto.

• Solicitan cambios en la demanda de Adolfo Krans – 15 de octubre En la vista sobre la demanda por difamación mediante calumnia que el empresario

Adolfo Krans, ex esposo de la ex gobernadora Sila M. Calderón, lleva contra el titiritero Antulio “Kobbo” Santorosa, quien lo acusó de mantener una relación adúltera mientras estaba casado con la señora Calderón, la defensa del demandado pidió que se elimine de la demanda las alegaciones de Krans de que sufrió pérdidas económicas por dichas acusaciones. El programa de Santarosa, “La Comay”, es el de mayor audiencia en Puerto Rico. La demanda, por $5.5 millones fue radicada en agosto de 2002.

• Alega fue un invento la amante de Krans – 18 de octubre En la continuación de la demanda de Adolfo Krans, la periodista Carmen Jovet declaró

que Leo Fernández, locutor del programa, le había dicho que “Kobbo” Santarosa inventó la amante a Krans y un compañero sentimental a la entonces gobernadora Sila M. Calderón para aumentar los “ratings” de audiencia de su programa de chismes. Jovet también declaró que se utilizaba una persona, que identificó como walo Dávila, que fingía la voz de Krans y daba declaraciones, a sabiendas de que eran falsas. Las declaraciones de Jovet fueron desmentidas al día siguiente por Fernández y Santarosa.

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NOV�EMBRE DE 2005

• Reclamo de religiosos a El Nuevo Día – 8 de noviembre La organización religiosa Concilio Fuente de Agua Viva dio a conocer una declaración

jurada en la que sostiene que no está involucrada en unas transacciones con una corporación que se dedica a desarrollar viviendas, propiedad del fundador y padre del actual ministro de dicha iglesia, Rodolfo Font. Luego de una semana de silencio tras la publicación de reportajes investigativos de El Nuevo Día sobre estas transacciones, el Concilio exigió al periódico dejar de publicar historias relacionadas a la organización, que dirige el ministro Otoniel Font. En la edición del periódico del 8 de noviembre, donde se reseña la declaración jurada, aparece una lista de preguntas que el diario ha intentado hacer al reverendo Rodolfo Font, durante las pasadas semanas, y que éste no ha contestado.

• CLP conmemora su sexto aniversario – 9 de noviembre El Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico conmemoró su sexto aniversario

con el foro público “La prensa ante su responsabilidad social”, en el que participaron Rafael Santos, director de El Tiempo, de Colombia, y la profesora Silvia Álvarez Curbelo, directora del Centro de �nvestigación en Comunicación de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico. El foro se llevó a cabo en la Universidad del Sagrado Corazón, sede del CLP.

• Vincula divorcio a informaciones difamatorias – 10 de noviembre En la continuación de la vista preliminar de la demanda de Adolfo Krans, su abogado

señaló que las imputaciones falsas de adulterio en contra del empresario y difundidas por el titiritero “Kobbo” Santarosa en su popular programa de televisión, fueron la causa de su divorcio de la entonces gobernadora Sila M. Calderón.

• Telerreportero denuncia amenazas de religiosos – 10 de noviembre Un equipo de noticias de Telemundo denunció los intentos de intimidación por

parte de personal del Concilio Fuente de Agua Viva, tras la publicación de reportajes investigativos tanto en El Nuevo Día como a través de Telemundo. De acuerdo con Luis Guardiola, reportero de Telemundo, personal del Concilio le había advertido que no podía grabar dentro de los predios, por lo que Guardiola procedió a marcharse. Entonces se percató de que se estaban tomando vídeos de ellos y de sus vehículos y tablillas. Tras la publicación de estos reportajes, el ministro Otoniel Font retó a quienes considera “perseguidores” de su ministerio a que “calienten el horno”, en alusión a un pasaje bíblico del profeta Daniel. Añadió, según reportes de prensa, que los perseguidores terminan de dos maneras: “muertos, o como Saúl, postrados a los pies de Dios”. Guardiola calificó como amenazantes estas expresiones.

• Asppro deplora expresiones de religiosos – 10 de noviembre La Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro) deploró las expresiones de

directivos del Concilio de Agua Viva. Oscar Serrano, presidente, dijo que se trata de “una agresión moral contra los compañeros que puede tener consecuencias múltiples y graves, porque se trata de una organización religiosa que tiene la capacidad de entrar en la mente de un sector del pueblo”.

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D�C�EMBRE DE 2005

• Krans alega intento de chantaje – 8 de diciembre En la continuación del juicio por la demanda de Adolfo Krans contra el titiritero

“Kobbo” Santarosa, que se inició el 5 de diciembre, el empresario acusó al Presidente de Televicentro, Canal 4, Joe Ramos, de intentar chantajearlo para que transara la demanda incoada contra dicha televisora y su popular programa de “La Comay”. Krans testificó que en una reunión con Ramos, éste le propuso que en los noticiarios del canal se apoyaría la propuesta de unicameralidad en el referéndum que se celebró en julio de 2004, y que Krans favorecía como líder de la organización Grupo por una Buena Cámara, a cambio de que éste transara. Con ello, alegó Krans, se le garantizó que la unicameralidad saldría triunfante en la consulta al pueblo. Krans dijo que le escribió una carta declinando la oferta. Ramos, por su parte, negó que hubiera incurrido en tal chantaje.

• Justicia exonera a policías por agresión a fotoperiodista – 15 de diciembre El Secretario de Justicia de Puerto Rico, Roberto J. Sánchez Ramos, dio a conocer

los resultados de la pesquisa sobre la agresión y arresto del fotoperiodista Xavier Araújo, de El Nuevo Día, mientras cubría el secuestro de una mujer en un centro comercial del área metropolitana de San Juan, en diciembre de 2004. En esa ocasión, El Nuevo Día, las organizaciones de prensa – Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro), Overseas Press Club (OPC), Asociación de Fotoperiodistas y el CLP – denunciaron este atropello policíaco y exigieron una investigación a fondo para fijar responsabilidades. La decisión del Departamento de Justicia, tras la pesquisa que duró casi un año, fue no presentar cargos criminales contra los policías involucrados en las agresiones y arresto. Araújo fue señalado como el provocador del arresto, ya que de acuerdo con la investigación de Justicia, violó un perímetro de la Policía. De acuerdo con Araújo, este perímetro nunca existió. Las organizaciones de prensa y el CLP censuraron los resultados de la pesquisa y se unieron a Araújo y El Nuevo Día en la reclamación de una investigación abarcadora de estos hechos. Sánchez Ramos dijo que envió una carta al Superintendente de la Policía, Pedro Toledo, con todos los hallazgos para que la Policía proceda con una investigación administrativa. Tanto Araújo como El Nuevo Día informaron la radicación de demandas en el Tribunal de Primera �nstancia de Bayamón, que tiene como propósito impugnar la decisión, detener la prescripción de los cargos, resarcir daños y proteger los derechos garantizados por la libertad de prensa.

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El pasado lunes 10 de enero fue un día pésimo para Mary Mapes, Josh Howard, Mary Murphy y Betsy west, quienes hasta ese día formaban parte del equipo estrella del prestigioso programa noticioso “60 Minutes wednesday”, que transmite la cadena estadounidense CBS.

Sus despidos fulminantes fueron anunciados a la misma vez que CBS dio a conocer una investigación independiente sobre un reportaje presentado el pasado 8 de septiembre, en el que se cuestionó el servicio militar del presidente George Bush, fundamentado en documentos todavía sin autenticar.

Este reportaje intensificó el fuerte debate público de entonces entre Bush, candidato a la reelección, y John Kerry, su adversario demócrata. A los pocos días de su presentación, comenzaron los cuestionamientos sobre la veracidad del alegado trato preferencial que le había sido otorgado a Bush por parte de la Fuerza Aérea cuando éste cumplía su servicio militar en la Guardia Nacional Aérea de Texas. Los documentos en que se basó el reportaje fueron proporcionados al programa por un ex oficial de ese cuerpo, Bill Burkett, quien admitió haber engañado al canal de televisión sobre su fuente, pero insistió que los documentos eran auténticos, algo que ni la investigación independiente pudo comprobar. Tanto Dan Rather, quien presentó el reportaje y semanas más tarde informó su retiro en el 2005, como CBS pidieron disculpas públicas, y el pasado 10 de enero la cadena expresó en un comunicado de prensa que “el reportaje del 8 de septiembre fue equivocado, incompleto e injusto”.

Cuando leí esta información sobre uno de los grandes escándalos que en meses recientes han sacudido a importantes medios estadounidenses, recordé a John Seigenthaler, un prestigioso periodista y defensor acérrimo de los derechos civiles en los Estados Unidos. Casi dos meses antes, el 9 de noviembre, Seigenthaler, quien fundó el Centro de la Primera Enmienda de The Freedom Forum, en Tenesí, había sido uno de los tres oradores invitados al quinto aniversario del Centro para la Libertad de Prensa, que se llevó a cabo en el Teatro Tapia, en el Viejo San Juan.

LA L�BERTAD DE PRENSAY EL BUEN PER�OSD�SMOCOLUMNAS DE HELGA �. SERRANO

EL PEOR ENEM�GO27 de enero de 2005

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En su exposición, Seigenthaler había dicho unas frases contundentes al señalar que el periodismo estadounidense había sido estremecido por escándalos devastadores en los pasados meses, no producto de fuerzas externas, tales como asesinatos, secuestros e intimidaciones, como en otros países, sino, todavía peor, de desatinos internos. “Nuestros medios han sufrido de heridas autoinfligidas,” dijo. Y éstas, remachó, “son el resultado de sus propias fallas”.

El veterano periodista conoce por experiencia propia de lo que habla, ya que fue la persona a cargo de la investigación interna en el periódico USA Today sobre los reportajes falsos y a veces plagiados, escritos por Jack Kelley, un corresponsal estrella del diario. Un caso similar al ocurrido en el poderoso The New York Times, donde uno de sus reporteros más reconocidos, Jayson Blair, igualmente había estado escribiendo informaciones falsas y copiando descaradamente el trabajo de otros periodistas durante algún tiempo, sin que, alegadamente, nadie se diera cuenta. “En ambos casos, ejecutivos de noticias, talentosos y experimentados, ignoraron las quejas tanto de miembros de las salas de redacción como de colegas de Kelley y Blair, e igualmente descartaron las quejas de lectores y de funcionarios gubernamentales que señalaron fallas en la labor de ambos reporteros,” expresó.

De acuerdo con Seigenthaler, éstos son sólo dos de unos 30 incidentes recientes de este tipo que han afectado a periódicos que sirven a comunidades grandes, medianas y pequeñas. “Los perpetradores de estos engaños periodísticos proceden de trasfondos académicos variados. El problema no está en estas estrellas periodísticas, sino en las propias organizaciones”, dijo. Afirmó que es uno endémico. Al respecto, lanzó dos preguntas medulares: ¿Hay algo dentro de la cultura en las salas de redacción que ha cambiado gradualmente, pero de forma dramática? ¿Han perdido validez los valores periodísticos de balance y precisión entre los jefes de noticias?

Si ello es así, nos dejó entrever, no pinta bien el futuro de los periódicos y los programas noticiosos, en radio y televisión. Advirtió Seigenthaler que el prescindir de estos valores, pilares del periodismo honesto y efectivo, puede producir un enemigo interno tan letal a la credibilidad como lo es la censura a la libertad de prensa.

“Nuestro primer deber a los lectores y a quienes nos ven o escuchan es la búsqueda de la verdad, la verdad que nos elude, y eso no se puede hacer si las organizaciones noticiosas fallan en erradicar todo vestigio de fraude o falsedad en el proceso de edición”, dijo. Enfatizó la importancia de que se fomenten las buenas comunicaciones internas, especialmente entre editores y jefes máximos para evitar estas situaciones que tanto lesionan la credibilidad, sin la cual no existe una prensa libre y efectiva.

Sin embargo, para Seigenthaler, quien fue fundador editorial del USA Today en el 1982, la gracia salvadora para estos medios ha sido su capacidad para enfrentar estos problemas, exponerlos públicamente y proveer acciones correctivas. Dijo manifestarse optimista de que aunque la prensa ha sido aporreada por estos sucesos, la capacidad demostrada para aceptar lo sucedido, y el haber corregido las acciones dañinas podrían, eventualmente, ayudar a restituir su credibilidad.

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“Los perpetradores de estos engaños periodísticos proceden de trasfondos académicos variados. El problema no está en estas estrellas periodísticas, sino en las propias organizaciones”.

John Seigenthaler fue fundador del Centro de la Primera Enmienda de The Freedom Forum, en Tenesí.

Las manzanas podridas han existido siempre en el periodismo, y sus acciones, junto a otras situaciones complejas, han llevado a un descenso histórico en la credibilidad de los medios en los Estados Unidos. De acuerdo con una reciente encuesta de Gallup, sólo el 44 por ciento del público dice tener confianza en los comunicadores; en las pasadas décadas de los 70 y 80 éste era de un 80 por ciento.

Precisamente, al inicio de los 80 fue cuando ocurrió el notorio caso de Janet Cook, la reportera de The washington Post que ganó un premio Pulitzer por un reportaje sobre un niño adicto que, luego se supo, había inventado. (El genial Gabriel García Márquez señaló entonces que el problema había estado en que a la periodista le habían dado el Pulitzer equivocado: le pertenecía el de ficción).

El periódico, paladín de la verdad en el caso watergate que puso fin a la era de Richard Nixon, ahora humillado hasta sus cimientos, tuvo que devolver el premio. Y se afirma que desde entonces un equipo está asignado a verificar fuentes y datos de cada reportaje para que otra Janet no vuelva a surgir.

Se trata de un esfuerzo extraordinario si se tiene en cuenta el volumen de información, la complejidad del proceso y la carrera contra el reloj (la hora de cierre) de la producción periodística, que se lleva a cabo siete días a la semana, 365 días al año.

Preciso, productivo y competitivo. Ese es el periódico que merecen y en el que confían los lectores. Y en ellos no hay cabida para los Kelleys, Blairs y Cooks.

D�ÁLOGO Y LA PRENSA L�BRE25 de febrero de 2005

Diez años atrás, la libertad de prensa en Puerto Rico recibió un histórico y reconfortante espaldarazo cuando nuestro Tribunal Supremo decidió que el mensuario Diálogo, publicado por la Universidad de Puerto Rico, constituía un foro público, y, por lo tanto, quedaba libre del escrutinio de la Junta de Anuncios de la Comisión Estatal de Elecciones, además de estar protegido por los derechos a la libre expresión y prensa garantizados en nuestra Constitución.

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Como a veces sucede con otros asuntos medulares de nuestra convivencia, la celebración de esta victoria judicial para la prensa libre pudo haber pasado desapercibida. Afortunadamente, no fue así: al contrario, se convirtió en un bien merecido festejo el pasado lunes 7 de febrero, en el que participaron dos de los principales protagonistas del caso: el profesor de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras, Luis Fernando (“Peri”) Coss, ex director del mensuario Diálogo, y el ex juez asociado del Tribunal Supremo, licenciado Antonio Negrón García, quien emitió la decisión mayoritaria el 8 de febrero de 1995. Ambos, junto a un grupo de estudiantes, profesores y periodistas, se dieron cita en el Salón de Actos de la Escuela de Comunicación para rememorar esta decisión y, además, para debatir y analizar los efectos continuos de la misma sobre la labor de la llamada prensa pública, o sea, aquella que es financiada con fondos públicos.

Fue éste un pleito legal complejo que tuvo sus orígenes en el año electoral de 1992, y que paradójicamente puso en colusión dos de los pilares de nuestro sistema democrático de gobierno: por un lado, el proceso electoral, que debe de estar libre de influencias y manipulaciones de fondos públicos que den ventajas a los que ejercen las riendas del poder y, por el otro, la existencia misma de publicaciones que aunque se sustentan con fondos públicos, como es el caso de Diálogo, han logrado desarrollar un periodismo independiente, libre de influencias del gobierno de turno, fiel a los postulados de la libertad de prensa.

El mismo se inició casi al comienzo de ese año cuando la CEE, aludiendo al cumplimiento estricto del Reglamento de Gastos de Difusión Pública del Gobierno, le exigió a las agencias públicas someter copias de sus anuncios, para su aprobación. �gualmente, al entonces Director de Diálogo, Coss, se le requirió que sometiera, antes de la publicación del mensuario, copias del mismo para verificar que no incluyera anuncios prohibidos. Al Coss hacer caso omiso a este pedido, que apestaba a censura previa, la Junta de Anuncios de la CEE ordenó a la UPR que cesara y desistiera de dicha publicación y anuncios hasta tanto recibieran su autorización. El 1 de mayo, la UPR y Coss presentaron una demanda contra la CEE, cuestionando la validez y autoridad constitucional de dicha orden. La demanda fue vista en el Tribunal Superior, Sala de San Juan, por el juez Gilberto Gierbolini, hijo, quien ordenó a la CEE y a su Junta de Anuncios celebrar una vista sobre el asunto, aunque retuvo jurisdicción.

La decisión tomada por la Junta de Anuncios, y refrendada por la CEE el 1 de julio, ordenaba a la Universidad remitirle a la Junta copias del mensuario, una vez publicados, desde agosto hasta noviembre de 1992. De nuevo, la UPR y Coss recurrieron al mismo tribunal pidiendo la revisión de esta orden. Tras una vista ante el juez Gierbolini, éste revocó la sentencia el 21 de diciembre, aduciendo que “debemos dar a este periódico universitario las mismas garantías y protecciones que tienen los periódicos en la comunidad general”. Reconoció, además, que Diálogo operaba con total independencia editorial de la Universidad de Puerto Rico.

Este resultado adverso a la CEE fue apelado al Supremo, cuyos jueces debieron dilucidar cómo responder a la pregunta medular que formula Negrón García al inicio de su histórica decisión del 1995: ¿Puede la Comisión Estatal de Elecciones regular el contenido de un mensuario universitario, Diálogo, en virtud de la prohibición de anuncios durante un año

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eleccionario, según el Art. 8.001 de la Ley Electoral de Puerto Rico, 16 L.P.R.A., Sec. 3351, y la Sec. 2.1 del Reglamento de Gastos de Difusión Pública del Gobierno del 11 de diciembre de 1987?

La respuesta mayoritaria de un contundente no, afirma el juez Negrón García, fue basada en hechos que determinan el derecho, como procede en todo caso que se juzgue con imparcialidad y responsabilidad. “Pudimos apreciar que Diálogo no era una publicación de corte propagandístico u oficialista. Claramente tenía un enfoque académico y universitario”, le dijo a la audiencia que fue a conmemorar los 10 años de su decisión. Tres opiniones acompañaron la decisión de Negrón García. El juez asociado Jaime Fuster Berlingeri concurrió con la decisión, sin opinión escrita; el juez asociado Rafael Rebollo López emitió una opinión disidente, y el ahora juez presidente del Tribunal Supremo, Federico Hernández Denton, emitió una opinión concurrente, que a juicio del licenciado Manuel de J. González, abogado de Diálogo en este caso, utilizó para dejar claro los derechos de los universitarios frente al estado.

En una carta publicada en Diálogo a raíz de la decisión, el licenciado De J. González señala: “En nuestros escritos, tanto al Tribunal Superior como al Tribunal Supremo, enfatizamos que la decisión de la CEE era inválida porque violaba el derecho a la libertad de expresión y de prensa que se debe garantizar en un foro público, y lo que no es menos importante, atentaba contra el derecho a la libertad académica y libertad de cátedra de los universitarios que trabajan y escriben en Diálogo. De esta manera se violaba también la autonomía universitaria”. Añade que “de todos modos, la opinión (de Hernández Denton) es un gran paso en la defensa de nuestros derechos democráticos, y en particular, de los derechos de la prensa y periodistas. Reconoce que los universitarios que escriben y trabajan en Diálogo tienen derecho a reclamar por sí mismos, y no por medio de la Universidad, la protección de los derechos constitucionales de libertad de prensa. Este reconocimiento es importante. Puede que en el futuro haya que reclamarlos frente a la misma Universidad”.

Para Coss, la decisión del Supremo es una pieza importante en el desarrollo de la libertad de prensa en Puerto Rico. “Fue una decisión muy valiente”, afirma, “un acto de conciencia.” Pero, tanto él como el ex juez Negrón García advierten que se trata de un derecho condicionado: la prensa pública tiene que ejercerse de buena fe y con mucha responsabilidad porque utiliza fondos públicos para su operación.

Por lo tanto, insiste Coss, la utilización de estos fondos requiere contar con los mejores recursos disponibles. “Hay que ganar y mantener la confianza del público,” dice. Añade que está convencido de que el periodismo público puede dar mucho más de lo que está ofreciendo ahora y que ocupará un papel mucho más importante en el futuro, como una alternativa a la prensa comercial y a la que sirve de órgano informativo a organizaciones o agendas particulares. Por supuesto, será una prensa libre si los que ejercen el poder de turno lo permiten. Si ello no es así, y prevalecen las mezquindades políticas, estas publicaciones no serán foros públicos que enriquezcan y eduquen al pueblo. Entonces, no tendríamos nada que celebrar.

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“¿QU�S CUSTOD�ET �PSOS CUSTOD�ES?”25 de marzo de 2005

Antes, apenas 15 años atrás, era mucho más sencillo identificar lo que era la prensa. En ese entonces, ésta incluía a los medios tradicionales como los periódicos, revistas, radio y televisión: o sea, los impresos, dignos herederos de Gutemberg, y los electrónicos, criaturas del siglo XX. En aquellos tiempos, la palabra web, en español telaraña, solía referirse a las arañas.

Hoy día, el entramado de los medios de información es tan vasto y complejo, que como bien señala el Pew Research Center for the People and the Press, en su informe del 25 de enero pasado sobre la prensa y la credibilidad, los consumidores de noticias pueden escoger de un menú de opciones informativas que, como el universo, sigue expandiéndose: impresas y electrónicas, en cables y cadenas, digitales y análogas. Cada uno en una intensa batalla por capturar y mantener su atención.

Esta cambiante y compleja prensa, sea de donde sea que proceda su mensaje informativo, continúa teniendo un solo propósito medular: informar, se supone que de forma responsable, lo que acontece. Dicha responsabilidad pública conlleva la fiscalización del gobierno de turno, una función que es cada vez más vital e, igualmente, ha sido la semilla de una modalidad periodística que se ha llamado periodismo cívico. Es éste un periodismo de compromiso con lo que sucede en las comunidades: sus problemas, sus triunfos, sus necesidades, sus aspiraciones. El resultado de esta interrelación entre prensa, ciudadanía y gobierno ofrece enormes oportunidades para el cambio en las agendas públicas, que propicien el enriquecimiento económico y social del país.

Esta simbiosis y sus efectos en la política pública puertorriqueña fue el eje central de la discusión que se suscitó el pasado miércoles 16 de marzo en el foro publico “La prensa y su impacto en la política pública”, que el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico y la Asociación de Estudiantes de la Escuela Graduada de Administración Pública Roberto Sánchez Vilella auspiciaron en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

Los cuatro expositores – Palmira Ríos, directora de la Escuela Graduada de Administración Pública y presidenta de la Comisión de Derechos Civiles; Luis Alberto Ferré Rangel, director de El Nuevo Día; Luis Fernando Coss, profesor de la Escuela de Comunicación de la UPR; y Mario Roche, director de Radio Universidad – tuvieron, como era de esperarse, sus puntos convergentes y divergentes.

Los cuatro coincidieron en que una prensa responsable y fiscalizadora le rinde un servicio esencial a la democracia. El generar debates públicos sobre asuntos medulares al bien común debe de ser su norte, remacharon. Pero esta gestión puede verse entorpecida, manipulada o lacerada por distintas situaciones, entre ellas los propios intereses y sesgos del medio. Para el profesor Luis Fernando Coss, es éste uno de los flancos más débiles de la prensa: si ésta fiscaliza a los gobiernos de turno, ¿quién la fiscaliza a ella? O como hace siglos preguntó el poeta romano Juvenal, famoso por sus sátiras: “¿Quis custodiet ipsos custodies?” (¿quién custodia a los custodios?)

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Estoy convencida de que esta función autoevaluadora y autorreguladora es una que compete a la propia prensa, y que es éste su mayor desafío, especialmente en estas épocas revueltas, de información instantánea, que nos ha tocado vivir. No es una responsabilidad delegable a nadie: ni a las organizaciones, ni a la sociedad civil ni al estado, que en ocasiones es dirigido por hombres y mujeres decentes y responsables, pero que en muchas otras instancias está viciado por los demagogos, los inescrupulosos y deshonestos que sólo sirven para servirse. ¿Vamos a poner en manos de personas con conductas impredecibles y hasta engañosas el definir y hasta restringir la labor de los periodistas? ¿No sería éste un caso típico de que es peor el remedio que la enfermedad? Para

deshonra de nuestra especie, su trayectoria en este planeta está repleta de actos de represión, de aniquilamientos de muchos mensajeros, todo ello justificado por el manto de las mil excusas. No es en balde que se dice que el camino al infierno está poblado de buenas intenciones ... Si el gobierno de turno se convierte en el custodio de la prensa, ¿cómo y quién le garantiza al pueblo su libertad de expresión, su derecho a la prensa libre?

Una de las mejores definiciones de lo que es la libertad de prensa se la oí decir a mi colega Ruth Merino. Me contó ella que una vez estaba conversando con varios compañeros periodistas y uno de ellos dijo que si el gobierno le garantizaba los servicios de salud, de educación, vivienda y transportación, él podría vivir sin la libertad de prensa. Otro compañero, Max Torres, con certera rapidez le hizo el siguiente comentario: “Si el gobierno no te cumple con esas garantías, y te quedas sin casa, sin vivienda, sin servicios de salud y de educación, ¿cómo le vas a reclamar? ¿Quién los va a reclamar por ti?

Hay que señalar que en contrapeso a los desatinos y deshonestidades de la prensa, hay cada vez más organizaciones profesionales, académicas, sociales y comunitarias, además de voces de alarma y controles dentro de los propios medios y los periodistas, que se expresan abiertamente y denuncian sus excesos y acciones censurables. El Pew Research �nstitute, con sede en washington, D.C., que mencioné al principio, es una de esas muchas organizaciones, a nivel mundial, que revisan constantemente el desempeño de la prensa. Y su último estudio, publicado en enero pasado, es uno que eriza los pelos.

De acuerdo con Pew, el descontento de los públicos estadounidenses con los medios noticiosos ha crecido dramáticamente: éstos creen que los medios principales son menos creíbles que en la pasada década de los 80. Son todavía más críticos de la manera en que la prensa recopila la información, y también cuestionan los valores medulares de los medios y su moralidad. Pero la andanada no termina ahí. La investigación demostró un impactante ascenso en la politización de las audiencias de las cadenas noticiosas de televisión. Por ejemplo: entre los que ven Fox News ha habido un crecimiento entre los

“Los cuatro coincidieron en

que una prensa responsable

y fiscalizadora le rinde

un servicio esencial a la

democracia. El generar

debates públicos sobre

asuntos medulares al bien

común debe de ser su

norte, remacharon”.

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republicanos y conservadores: en su principal rival, CNN, hay más demócratas que en el pasado. Sin embargo, este fenómeno no se está dando en los periódicos ni en los noticieros de la televisión, cuyos patrocinadores constituyen una audiencia amplia en la que se mezclan los sesgos de la población en general. Los mismos periodistas han expresado su propia crisis de confianza. Un estudio hecho por el Centro Pew el año pasado, en colaboración con el Proyecto para la Excelencia en el Periodismo, encontró a los periodistas insatisfechos con el estado de su profesión. Expresaron temor de que las presiones surgidas a raíz de recortes en el personal y otros problemas económicos han mermado la calidad de los medios. Y afirma el Centro Pew, que hay justificación en estos reclamos, ya que estudios realizados han demostrado los efectos adversos que han tenido en la cobertura noticiosa dichos recortes. Es ésta una crisis, de dimensiones éticas, que le toca a la prensa dilucidar, y crecerse ante ella. Con el apoyo de sus aliados, como lo son los programas universitarios de periodismo, de donde sale la mayoría de los profesionales que ingresa a los medios. Y como nos sucede a los humanos cuando enfrentamos crisis personales, la sanación verdadera y permanente siempre tiene que venir de adentro para afuera.

Están asesinando a los periodistas.Y a los asesinos no les pasa nada.

- Sociedad �nteramericana de Prensa

El martes 22 de junio de 2004 Francisco Ortiz, director del semanario Zeta, en Tijuana, México, fue acribillado a balazos en el interior de su automóvil, en el que también se hallaban sus dos hijos pequeños, que, afortunadamente, salieron ilesos, por lo menos físicamente. Fue el tercer ataque, desde el 1988, contra uno de los directores de dicha publicación.

En ese año, un grupo de pistoleros asesinó al cofundador de Zeta, Héctor Félix Miranda. Nueve años después, atacantes armados con ametralladoras hirieron al entonces director, Jesús Blancornelas, y mataron a uno de sus guardaespaldas. De acuerdo con la prensa de Tijuana, estos dos ataques fueron en venganza por una serie de artículos que el periódico había publicado sobre los capos del narcotráfico y un grupo de funcionarios corruptos. (Sylvia Gereda, una periodista guatemalteca que ha sufrido en carne propia las amenazas y agresiones a la prensa de su país, me dijo el año pasado, durante su visita a nuestra isla, que los periodistas tenemos dos grandes y poderosos enemigos: el narcotráfico y los corruptos).

En otro sonado caso, en el 1991, el periodista Víctor Manuel Oropeza, columnista del entonces Diario de Juárez (hoy, El Diario) fue asesinado en Ciudad Juárez, México. El

NO MÁS CRÍMENES CON �MPUN�DAD26 de abril de 2005

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“Los periodistas tenemos dos grandes y poderosos enemigos: el narcotráfico y los corruptos.”

Sylvia Gereda es la directora de la unidad de investigación de elperíodico, diario de Guatemala.

periodista Francisco Ortiz colaboraba con la Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P) en la investigación del crimen de Oropeza, cuando, a su vez, murió abatido por las balas. Ninguno de los asesinos de estos periodistas ha sido condenado por los crímenes. De hecho, denunció recientemente la S�P, en los pasados 17 años ha habido 285 crímenes contra periodistas y fotoperiodistas en este hemisferio y los asesinos, con muy contadas excepciones, permanecen libres. La impunidad reina, a diestra y siniestra.

Los asesinatos de periodistas constituyen el atentado más abominable entre los muchos que se hacen contra la prensa, que van desde la censura hasta la incautación y cierre de medios. Anthony Lewis, un reconocido columnista de The New York Times, afirma que estos asesinatos impunes corrompen la sociedad, destruyen la fe en la ley y son testimonios de una cultura de intimidación.

Esta situación devastadora para los periodistas fue la que motivó a la S�P, en el 1995, a establecer el proyecto Crímenes sin Castigo Contra los Periodistas, que desde sus inicios dirige Ricardo Trotti, también director del Programa de Libertad de Prensa. En el proyecto, patrocinado por la Fundación Knight, igualmente colaboran, como investigadores, seis periodistas. Su propósito es investigar los asesinatos de periodistas, algunos de décadas anteriores, para determinar, primeramente, que sí fueron motivados por razones profesionales; luego, evaluar el curso y dimensión de las pesquisas oficiales, y, de no haberlas, forzar su inicio y desarrollo para, finalmente, lograr las acusaciones.

Es fácil y loable formular estos propósitos. Es tarea titánica, rayando en lo imposible, el llevarlos a cabo. Son muchos y variados los obstáculos a lo largo de este espinoso trayecto, que en algunos casos ha tomado años de años. Por ejemplo: desinterés, apatía o renuencia para perseguir a los asesinos, muy especialmente a los autores intelectuales; desaparición de documentos, evidencias y testigos; asesinatos de investigadores, fiscales y hasta jueces. Sin embargo, ninguno de estos formidables escollos ha desanimado a Trotti y a su grupo de trabajo, que se las juega “fría” en cada investigación, hecha en el país de origen de los crímenes. Pero, además de tener valor poseen una paciencia y perseverancia a veces, literalmente, a prueba de balas.

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El proyecto se inició con las investigaciones de seis asesinatos: dos en Guatemala, dos en México y dos en Colombia. A pesar de todo el esfuerzo, todavía los asesinos siguen libres, pero, señala Trotti, se han obtenido importantes logros. Entre éstos menciona la acertada intervención de la Comisión �nteramericana de Derechos Humanos, organización que admitió las denuncias de la S�P en el 1997 (bajo el alegato de que se detectaron violaciones a los derechos humanos en los procesos policiales y judiciales en los seis asesinatos) y recomendó al gobierno mexicano profundizar las investigaciones e indemnizar a los familiares de las víctimas.

De hecho, el gobierno mexicano y la S�P acordaron en marzo del 2004 llevar a cabo la revisión de los expedientes judiciales de los dos periodistas asesinados, Félix Miranda y Víctor Manuel Oropeza, lo que, finalmente, se hizo en marzo de este año. Además, dicho acuerdo incluye, según reza un comunicado de la S�P, “la posibilidad de promover iniciativas y reformas de leyes tendientes a minimizar el impacto de la impunidad y crímenes perpetrados en contra de periodistas”.

Trotti resalta, igualmente, el apoyo sólido al proyecto por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la UNESCO, que lo dio a conocer a otras partes del mundo, a través de instituciones que luchan por la libertad de expresión y de prensa. Animados por estos y otros logros, el proyecto estableció en el 2000 una Unidad de Respuesta Rápida (URR), con el fin de investigar de manera expedita nuevos casos de asesinatos contra periodistas. Un informe actualizado al 10 de marzo pasado informa que de los 56 casos investigados por la Unidad, se produjeron sentencias en 21 de ellos y fueron condenadas 42 personas.

Trotti me dice que la mayor satisfacción de su labor es ayudar a desenterrar casos perdidos como el de �rma Flaquer, desaparecida en Guatemala en el 1980, y que luego de un trabajo arduo investigando su crimen, presionando a las autoridades, se haya logrado que el caso se reabra 20 años después. A pesar del escepticismo de los mismos familiares, se asignó un fiscal especial; se le dio su nombre a una calle de Ciudad de Guatemala y se erigirá un monumento en su honor. También Trotti incluye el haber ayudado a que se dictaran leyes especiales para contrarrestar la violencia contra los periodistas, y la creación de oficinas gubernamentales, como fiscalías especiales, para investigar estos asesinatos.

Por otro lado, considera su mayor frustración el que a pesar de tanto esfuerzo, no se pueda parar la violencia contra los periodistas, ni los asesinatos. Desgraciadamente, añade, la violencia y el miedo generan demasiada autocensura.

Trotti estará en Puerto Rico próximamente, como expositor en el foro público Crímenes contra la prensa: no más impunidad, que el Centro para la Libertad de Prensa celebra, en conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el martes 3 de mayo, a las 6:30 p.m., en el Teatro de la Facultad de Derecho de la Universidad �nteramericana, en Hato Rey. En el foro también participarán Rafael Lenín López, presidente del Overseas Press Club, y Oscar Serrano, de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico. Es abierto a todo el público, libre de costo, y no hay que hacer reservaciones. Los espero.

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EL PR�V�LEG�O DE LOS PER�OD�STAS28 de junio de 2005

Judy Miller y Matthew Cooper, reporteros del diario The New York Times y de la revista Time, respectivamente, están con ambos pies en prisión. Ayer, el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó escuchar su caso de apelación a la sentencia de cárcel tras negarse a revelar el nombre de la fuente que les proveyó información, y que, a juicio del Departamento de Justicia federal, viola disposiciones legales.

Bien sea por causalidad o casualidad, es interesante señalar que este sonado caso se ventila en un momento en que el tema de las fuentes anónimas ha vuelto a la discusión pública con la revelación, luego de seis lustros de misterio y elucubraciones, de quién era “Deep Throat”, o “Garganta Profunda”, que condujo a los reporteros de The washington Post, Carl Bernstein y Bob woodward, en la investigación del archinotorio caso watergate, que eventualmente tuvo como desenlace la renuncia de Richard Nixon a la presidencia, y el encarcelamiento de varios de sus ayudantes. La identidad de “Garganta Profunda” fue un secreto que woodward y Bernstein juraron no revelar, a pesar de todas las indagaciones y presiones que hizo el gobierno de Nixon, quien aunque sospechaba, correctamente, que se trataba de Mark Felt, entonces subdirector del Buró Federal de �nvestigaciones (FB�), nunca pudo probarlo. Fue el propio Felt, a sus 91 años, quien decidió “salir del closet” y revelar que él fue la persona que en un juego de “frío, frío” “caliente, caliente” y de acertados consejos como “sigan el rastro de los papeles”, guió a los aguerridos reporteros en su compleja investigación.

El caso watergate impactó el periodismo a nivel mundial y es considerado como un paradigma del llamado periodismo investigativo, uno de los géneros más retadores del periodismo, porque trata de descubrir y desenmascarar, a través de investigaciones concienzudas y abarcadoras, acciones ilegales y secretas, particularmente por parte del gobierno, que perjudican al ciudadano, especialmente su bolsillo. En ocasiones, los periodistas que realizan estas investigaciones se ven en la necesidad de utilizar las llamadas fuentes anónimas, que ofrecen información, pero con la condición de que nunca se revele su identidad, casi siempre por miedo a las represalias en su contra.

Las fuentes de información son la savia del periodismo y se clasifican en dos tipos: las llamadas fuentes vivas, o sea, las personas, y las documentales, que incluyen una vasta gama de ofrecimientos, tales como informes, certificados, estados financieros, entre otros. A pesar de la relevancia y fama de las fuentes anónimas, debo enfatizar que lo normal y cotidiano en el periodismo es que la información publicada o difundida contenga el nombre completo y la información pertinente del entrevistado. Las fuentes anónimas, en inglés las “off-the-record”, son la excepción en el periodismo, algo que sólo se considera y acepta cuando no existen otras alternativas para lograr la información, que es de mucho interés e importancia para la ciudadanía. Y, por supuesto, esta información tiene que confirmarse, a través de otras fuentes.

En el caso de Miller y Cooper, juzgado el año pasado en primera instancia, el Departamento de Justicia federal alegó que ambos estaban obligados a revelar el nombre de la fuente que les había dado información sobre la identidad de una agente de inteligencia, de nombre

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Valerie Plame, quien formaba parte de una investigación sobre asuntos relacionados con el terrorismo en �rak. De acuerdo con Justicia, la divulgación a los periodistas del nombre de Plame viola el “�ntelligence �dentities Protection Act” del 1982. Arguyeron, además, que requerían de los periodistas identificar su fuente como un último recurso para descubrir al delator, tras haber fallado sus propias investigaciones. Miller, que ni siquiera había escrito su historia (Justicia obtuvo esta información a través de llamadas telefónicas que fueron intervenidas) y Cooper, quien sí escribió un texto para la versión cibernética del Time, se negaron, rotundamente, a revelar su fuente, por lo que el juez los condenó a 18 meses de cárcel. La sentencia fue apelada al circuito de apelaciones, que en marzo sostuvo al tribunal de primera instancia. El caso, posteriormente, fue llevado en apelación al Tribunal Supremo, y éste, ayer, denegó la petición.

“No le temo a ir a la cárcel. No voy a decir el nombre de la fuente porque me comprometí a ello,” ha reiterado en distintas ocasiones Miller, quien labora en The New York Times desde hace 28 años y fue ganadora del Premio Pulitzer en el 2001 por sus historias sobre Al Qaeda y Osama bin Laden.

Un ángulo bien curioso en este escenario es que el nombre de Plame ya había aparecido, hace dos años, en una columna del comentarista conservador Robert Novak, pero permanece en un misterio si él ha sido cuestionado sobre la identidad de su informante o por qué razón él no está ante los tribunales, como Miller y Cooper. A este respecto, Miller sólo ha expresado que desconoce la situación de Novak, quien tampoco se ha expresado sobre ello.

Miller y Cooper se amparan en el llamado privilegio del periodista, ese compromiso entre entrevistador y entrevistado que le garantiza a la fuente su anonimato, a pesar de las consecuencias que esto conlleve para el periodista. Un compromiso como lo tiene el sacerdote con su feligrés, el abogado con su cliente, el siquiatra o médico con su paciente, ahora reforzado por la Ley H�PPA. Ciertamente, es éste uno de los debates más candentes y fascinantes dentro del periodismo actual.

Es por ello que el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico realiza en la actualidad un exhaustivo estudio sobre este privilegio, que cubre el ámbito de nuestra jurisprudencia, en la que no hay expresión del Tribunal Supremo, pero sí del Apelativo, que no lo ha reconocido; la de Estados Unidos, en la que casi todos los estados y el Distrito de Columbia proveen algún tipo de protección a la confidencialidad de la fuente periodística, a través de las llamadas “shield laws”, o leyes escudos, aunque a nivel federal no hay expresión a este respecto, y lo que acontece en algunos países europeos y latinoamericanos.

Esperamos que el estudio, bajo la guía del ex juez asociado del Tribunal Supremo, Antonio Negrón García, esté listo en los próximos meses, para entonces proceder a una amplia discusión del mismo entre todas las partes concernidas, y llegar a la respuesta o proceder más indicado para la prensa puertorriqueña. No sé cuál será el resultado final de esta discusión, pero sí estoy segura que es un debate crucial, que toca la fibra íntima del periodismo responsable, ante el pueblo que sirve y las fuentes anónimas que se arriesgan para que se sepa la verdad, cuando a los facinerosos, vengan del gobierno o de donde sea, solo les convenga el silencio.

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BOB GREENE Y EL PER�OD�SMO �NVEST�GAT�VO 29 de julio de 2005

Hoy, en el Departamento de Estado, entregan la tradicional proclama de la Semana de la Prensa. Es una celebración realzada por los recientes sucesos relacionados con la prensa en los Estados Unidos. Los periodistas sabemos que nuestra labor está sujeta a estas tempestades. Lo medular e insoslayable, soplen de donde soplen los vientos, es la constante reafirmación de que informar es nuestra tarea.

El encarcelamiento de la periodista Judy Miller, de The New York Times, la rendición ante un gran jurado del periodista Matthew Cooper y de la revista Time, la revelación de que Karl Rove, el hombre de confianza del presidente George Bush es, en realidad, homólogo de Mark Felt, alias “Deep Throat”, la fuente misteriosa del caso watergate, forman ya parte del largo trayecto que recorre la prensa, en ocasiones más llevadero, en otras atestado de minas, cual campo de batalla. En esta ocasión, resurge la inescapable lucha entre prensa y gobierno, que existirá mientras haya periodistas fiscalizando gobernantes, sus agentes u otros grupos tratando de ocultar y manipular información que la ciudadanía tiene derecho a saber.

Cuando los periodistas bajemos el lomo, nos rindamos ante los poderes y la violencia, claudicando nuestra responsabilidad con el pueblo, no habrá necesidad de una Semana de la Prensa porque la prensa libre no existirá, como tampoco existirán otras libertades que hoy día disfrutamos, con sus defectos y virtudes, y que la prensa ayuda a preservar. Es éste un escenario tenebroso que rehúso aceptar. Por el contrario, creo que esta semana debemos reafirmar el compromiso con nuestra labor, y, en especial, honrar una de sus expresiones más valiosas: el periodismo investigativo. A éste se le define como aquel reportaje o serie de reportajes que exponen asuntos de mucha importancia para la ciudadanía, especialmente para sus bolsillos, que se han tratado de mantener ocultos. Cubre las actividades y operaciones del gobierno de turno, en primera instancia, y otras que violan la ley en el comercio, la industria, organizaciones privadas y criminales. Son investigaciones generadas por el propio medio, y suelen requerir mucho tiempo de trabajo, y, en ocasiones, el uso de fuentes confidenciales. Como resultado de estos reportajes, algunas personas podrían terminar en prisión.

Aunque ciertamente todos los periodistas somos investigadores, aquéllos que se dedican a esta modalidad son clase aparte. Siempre me he referido a ellos y ellas como “peleadores de peso completo”, en analogía con el más elevado nivel del boxeo. Son, por lo general, personas de una enorme paciencia y perseverancia; poseedores de un olfato noticioso singular que les permite diferenciar entre lo inconsecuente y lo relevante, lo que se ha llamado “tirar a la yugular” ; con una capacidad enorme para el trabajo arduo, a todas horas (Bob woodward y Carl Bernstein, de The washington Post, prácticamente vivían en la sala de redacción durante la investigación de watergate); son portaestandartes de un compromiso férreo con la verdad, y de una valentía que arrastra los miedos.

A lo largo de mi carrera he conocido y admirado a muchos de estos reporteros, tanto en Puerto Rico como en el exterior. Entre éstos, sobresale Robert “Bob” Greene, quien durante años dirigió el equipo de investigación del periódico Newsday, en Long �sland.

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Bajo su liderato, este diario ganó tres premios Pulitzer en las categorías de investigación y servicio público, algo que ningún periódico había logrado hasta entonces. Y fue también el líder de un esfuerzo de investigación único, y que no ha vuelto a repetirse en la historia del periodismo estadounidense: el Proyecto Arizona.

Bob vino a Puerto Rico en el 1981 a ofrecer unas conferencias sobre periodismo investigativo, patrocinadas por la Escuela de Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico, que en esos momentos yo dirigía. El anfiteatro donde se llevaron a cabo estuvo repleto de periodistas y sé que todos salimos impresionados con su experiencia y conocimientos. Tuve ocasión de conversar mucho con él durante su visita, especialmente sobre el Proyecto Arizona, en el que un grupo de reporteros, miembros de la entidad Reporteros y Editores �nvestigativos (�RE, por sus siglas en inglés), continuó y concluyó la investigación de Don Bolles, del periódico The Arizona Republic, quien fue asesinado en junio de 1976, en Phoenix, mientras realizaba una pesquisa sobre fraude y corrupción en ese estado.

Desde sus inicios, fue un proyecto controversial ya que varios miembros de �RE, que había sido establecida un año antes para fomentar el periodismo investigativo, y diarios como The New York Times y The washington Post declinaron participar, aduciendo que ello podría percibirse como una explotación del asesinato de Bolles, y que era poco probable que la competencia entre los periódicos permitiera la alianza para una labor en común, que podría prolongarse por meses y resultar muy costosa. Bob y su equipo de trabajo, que fue llamado “las ratas del desierto” y que finalmente incluyó 38 periodistas de 28 periódicos y estaciones de televisión, algunos enviados por sus medios, otros en licencias por vacaciones, probaron lo contrario, desde su cuartel de operaciones, en un hotel cercano a The Arizona Republic.

La serie de 23 reportajes sobre el complejo y sórdido entramado de corrupción en Arizona, con ramificaciones en otros estados, comenzó a publicarse en diarios de todo Estados Unidos el 13 de marzo de 1977, ocho meses después del asesinato de Bolles. Dieciocho personas fueron acusadas como resultado de lo allí señalado. El autor del asesinato y uno de dos conspiradores acusados fueron condenados, luego de un tortuoso y dilatado proceso judicial, en el 1990 y 1993, respectivamente. “Los reporteros se hacen de muchos enemigos... Viene con el territorio. Pisan pies, malogran reputaciones, y en ocasiones escriben historias tan sensacionales que la gente acaba en prisión. Los reporteros investigativos, los columnistas y los comentaristas de radio y televisión se hacen de más enemigos que los reporteros regulares”, escribe Kris Millegan en su libro The Arizona Project, publicado por �RE en el 1977.

Cuando Bob aceptó dirigir este proyecto sabía el enorme reto que enfrentaba. Pero, se dijo a sí mismo y a sus compañeros de �RE que al menos lograrían exponer la corrupción “en una comunidad en la que ha sido asesinado un periodista. Esta comunidad y otras similares podrán reflexionar sobre lo que ha sucedido y, esperamos, lo pensarán dos veces antes de asesinar a reporteros”.

Siempre recordaré la recepción informal que varios periodistas le ofrecimos a Bob en la casa de una colega en el Viejo San Juan. Nos dijo, entre otras cosas, que no sentía lástima

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por las personas encarceladas, como resultado de sus investigaciones. “Cuando cometían los delitos no pensaron en las consecuencias sobre sus familias,” señaló. Tampoco olvidé su cuento sobre un vecino en Long �sland. Este mandó a colocar un letrero bien grande frente a su casa que decía: Aquí NO vive Bob Greene. Esta historia la hizo muerto de la risa.

EDUCANDO AL NUEVO PER�OD�STA31 de agosto de 2005

Si todo marcha bien para Mildred Marie Meléndez, y no hay por qué pensar lo contrario, dentro de unos años estará de reportera, tal vez en algún diario o noticiario local, cubriendo los temas culturales que le apasionan. Para este reto se está preparando hace dos años, como estudiante del Programa de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce.

Mildred, de 19 años, acaba de comenzar su tercer año de estudios en periodismo, al que asegura sentirse atraída desde su segundo año de escuela superior, en Manatí. “Supe que quería ser periodista porque combina dos de las tareas que más disfruto: la lectura y la escritura”, dice. �nmediatamente, con una gran sonrisa, cuenta que cuando informó de esta decisión a sus familiares, algunos de ellos se quedaron pasmados. “Tú, periodista. Pero cómo va a ser, si eres tan tímida. Y si hay revolcones, ¿cómo los vas a enfrentar? Muchacha, estudia otra cosa”, le aconsejaron. Por supuesto, no les hizo ningún caso y más bien siguió los consejos de sus padres, que le dijeron: “Estudia lo que tú quieras, te apoyamos en tu elección”. Y así ha sido.

Cuenta Mildred que su mamá se ha convertido en la más crítica lectora de los textos que escribe para sus clases. Y su papá, quien es maestro, le corrige los errores, que de vez en cuando se le van. Al igual que la mayoría de los estudiantes universitarios, combina sus horas de estudio con trabajos a tarea parcial, por lo que sus días y algunas noches son sumamente ajetreadas. Actualmente colabora, sin paga, en una revista de decoración porque considera que los conocimientos y experiencias que allí adquiere bien valen la pena. Pero, anda a la caza, igualmente, de un trabajo con remuneración.

No pude dejar de pensar, mientras conversaba con Mildred, a quien el entusiasmo por el periodismo se le desborda por los poros, en cómo yo, cuando todavía era adolescente,

“Los reporteros se hacen de muchos enemigos... Viene con el territorio. Pisan pies, malogran reputaciones, y en ocasiones escriben historias tan sensacionales que la gente acaba en prisión”.

Kris Millegan en su libro “The Arizona Project”, 1977.

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soñaba, igualmente, con trabajar en un periódico. Como ella, el periodismo era el escenario para mis dos grandes pasiones: la lectura y la escritura. Sin embargo, en aquella época, la década de los 60 del siglo pasado, no existían en Puerto Rico los estudios universitarios en periodismo, y sólo los afortunados con recursos económicos suficientes podían darse el lujo de ir a estudiar a Estados Unidos, o en algún otro país con esos ofrecimientos.

Como yo no estaba en ese grupo, opté por otro camino: pedí y obtuve una cita con Miguel Ángel Santín, quien entonces era subdirector del desaparecido periódico El Mundo en el Viejo San Juan, y le pedí consejos sobre qué debía hacer para convertirme en periodista. Tantos años después, todavía recuerdo a Santín, todo un personaje en el periodismo puertorriqueño del siglo XX, diciéndome, en su voz medio fañosa: “Mire, jovencita, si yo fuera usted, ingresaba a la Universidad de Puerto Rico, a una facultad como Ciencias Sociales o Humanidades, estudiaría todo lo más posible sobre diferentes temas, porque el periodista necesita saber muchas cosas y aprender a buscar información”. Yo, que al igual que Mildred era tímida y “nerd”, lo escuché con suma atención, asintiendo con mi cabeza. Al despedirse, Santín me dio un apretón de manos y me dijo: “Vuelva a verme cuando termine”. Cuatro años más tarde estaba de vuelta, diploma en mano de la UPR, con bachillerato en humanidades, con una concentración en historia, y créditos sueltos en asignaturas variadas. A los pocos días estaba sentada en la parte trasera de aquella sala de redacción poblada de escritorios desiguales, de maquinillas manuales y ruidosas, de máquinas de telex que vomitaban informaciones todo el tiempo, y que daban la voz de alarma a través de un peculiar tintineo para avisar una noticia urgente. Me tuve que pellizcar para confirmar que sí, había llegado a la redacción de un periódico, y me había convertido en reportera, una totalmente ignorante de lo que debía hacer.

Sin saberlo entonces, iba a formar parte de la última generación de periodistas puertorriqueños que aprendían el oficio, como se le consideraba entonces, dentro de las propias salas de redacción, en una larga trayectoria de aprendizaje que se remontaba a los inicios del periodismo, en el siglo XV�. Los maestros eran los jefes y editores (en mi caso tuve la suerte de tener a Darío Carlo, uno de los periodistas más extraordinarios que he conocido, como primer supervisor), y, por supuesto, los compañeros y compañeras veteranos, que igualmente ayudaban a uno. Y daban consuelo y esperanza cuando se fallaba.

Los estudios universitarios en periodismo comenzaron en el 1972, cuando la Universidad de Puerto Rico estableció la Escuela de Comunicación Pública, a nivel de maestría, y, en el 1977, inició el programa de bachillerato. Tanto estos programas, como los establecidos en instituciones universitarias privadas, han captado el interés de cientos de jóvenes, al incluir otros ofrecimientos tales como medios electrónicos, cine, relaciones públicas, publicidad y, por supuesto, el periodismo cibernético. Y es un interés que no ha mermado. Por ejemplo, en el 1972, la Escuela de Comunicación Pública de la UPR, hoy día Escuela de Comunicación, tuvo una matrícula de 32 estudiantes, y en el 1977, ingresaron 41 al programa de bachillerato. Hoy, 33 años más tarde, o sea en este comienzo del año académico 2005-2006, la Escuela tiene una matrícula de 636 estudiantes de bachillerato y 60 en maestría. El Programa de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón, establecido en el 1977, duplicó este semestre el ingreso de estudiantes interesados en estudiar periodismo.

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Es interesante anotar que paralelo a la educación universitaria de los que aspiran a convertirse en periodistas, las propias salas de redacción de los periódicos han vuelto a convertirse en talleres de formación y educación para sus empleados, especialmente para aquellos que hacen su ingreso. A través de seminarios, talleres, invitaciones a otros colegas reconocidos, grupos de discusión y otros recursos educativos, se reafirman y actualizan los conocimientos de una profesión que ha tenido en los últimos 30 años cambios tecnológicos tan vertiginosos, que dejan a uno boquiabierto.

Por supuesto, la educación del periodista tiene que ajustarse a estos tiempos de cambios irreversibles. En el caso de los periódicos, en competencia continua con los otros medios por captar el interés y lealtad de un público atareado, éstos se están transformando en proveedores de la información, desde sus propias salas de redacción, a través de distintos canales, como la radio, la televisión e �nternet. Esto conlleva nuevas maneras de recopilar la información, de redactarla en distintos estilos; de presentarla de forma impactante y atractiva. Todo ello dentro del marco inalterable de la ética periodística, que salvaguarda la responsabilidad, la honestidad y profesionalidad que hacen a la prensa merecedora de la confianza del pueblo. Este es el gran reto de las escuelas que forman comunicadores, entre los cuales se encuentran los periodistas, y de los estudiantes que cada año hacen su ingreso a los distintos programas.

¿Habrá trabajo para ellos y ellas?, me suelen preguntar con frecuencia. Y mi respuesta es ésta: Sí lo hay y habrá para los que sientan pasión, dedicación y entusiasmo por el periodismo. Es cuestión de aferrarse a la ambición, de prepararse lo mejor posible, y aprovechar, al máximo, las oportunidades, aunque en el momento no sea lo que realmente le gustaría a uno hacer.

Mildred Marie está consciente de que llegar a ser reportera, en su caso de temas culturales, puede resultar muy cuesta arriba. Así me lo advirtió Santín hace mucho tiempo.

COMO DARDOS PUNZANTES 30 de septiembre de 2005

Al igual que infinidad de personas, soy una gran admiradora de las caricaturas de carácter social y político. Admiro el ingenio, la sagacidad, las ocurrencias, la comprensión aguda de la situación o personaje enjuiciado que despliegan en éstas sus autores. Y su capacidad de poner el dedo en la llaga que nos acosa, a manera de dardo punzante. Una buena caricatura, en muchas ocasiones expresa más que las palabras y las fotografías.

Afortunadamente, la prensa se nutre desde hace siglos de las caricaturas: han sido un poderoso aliado al momento de informar al pueblo sobre asuntos de interés. Han sido el filo implacable que ha rasgado sin contemplaciones los velos tupidos de la incompetencia y la corrupción en los gobiernos y partidos de turno; de los vicios y nimiedades de nosotros los humanos en nuestro paso por este planeta. �ncluso, afirma el historiador David Kerr, las caricaturas fueron más importantes para el enraizamiento de la libertad de expresión que los textos escritos porque las palabras le hablan a la inteligencia de las personas, mientras que las imágenes hablan directamente a las emociones.

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Las caricaturas, aunque transmiten un mensaje hiriente y sarcástico, logrado a través de la habilidad del artista para exagerar unos personajes y hechos que quisiéramos pasar por alto y ni recordar, logran extraernos una sonrisa, aunque sea leve, o tal vez, hasta tremendas carcajadas. Evocan mezclas de dolor, impotencia, rabia, desencanto… pero nos reímos. Nos reímos con el caricaturista de lo que sucede porque el humor es el bálsamo que nos alivia de lo indeseado, en toda su crudeza.

Cuando veo caricaturas en la prensa, suelo recortar aquéllas que más me llaman la atención y si son excepcionales, las conservo pegadas con cinta adhesiva en la nevera. Todavía conservo una, ya con visos de pergamino por sus tonalidades amarillentas, en la que aparece el presidente George Bush, detrás del podio presidencial. Consta de dos cuadros. En el primero, un Bush impávido dice lo siguiente: “El pueblo americano piensa en la guerra con �rak y se pregunta por qué”. En el segundo segmento, Bush añade: “Yo pienso en la guerra con �rak y me pregunto por qué no”.

Las caricaturas tienen un largo trayecto en la historia de la civilización, que historiadores como J. Enrique Peláez Malagón inician en el antiguo Egipto. Sin embargo, las caricaturas como tal surgen a partir del Renacimiento en �talia y Francia. De hecho, la palabra caricatura nace del término italiano “ritratti carichi”, o sea, retratos sobrecargados, en alusión a las exageraciones y deformaciones de la esencia básica de la persona o cosa que el caricaturista utiliza para crear un parecido visual que sea fácilmente identificable.

En nuestro país existe una extraordinaria tradición de excelentes caricaturistas, que se remonta al inicio de nuestra prensa, en los albores del siglo 19. Y de eso se habló, durante largo rato con mucho conocimiento y amenidad, en el foro público sobre la sátira política en Puerto Rico durante los siglos 19 y 20. Este foro se llevó a cabo el miércoles 24 de agosto en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y contó con la participación del caricaturista Arturo Yépez, del profesor Rogelio Escudero, del periodista Juan Hernández, y del artista Silverio Pérez. El licenciado Antonio Molina, presidente de la Asociación Puertorriqueña de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, las Ciencias y la Cultura (UNESCO), sirvió como moderador.

Yépez habló con gran admiración y respeto sobre los caricaturistas que, a pesar de la censura y los riesgos personales, publicaban sus obras en periódicos y revistas del siglo 19. “En un siglo en que no existía la libertad de prensa, era una labor titánica publicar caricaturas de sátira en los periódicos,” dijo. Aseguró que ningún país en Latinoamérica sufrió los vejámenes a la prensa que se dieron aquí. Sin embargo, ello no impidió el florecimiento y perseverancia de las caricaturas, y de las publicaciones de sátira política, de las cuales señaló que sobresalen cuatro: “La Bruja de Mayagüez”; “El Buscapié”, “El Sombrero” y “El Duende”.

El profesor Escudero se concentró en la obra satírica de Nemesio Canales, del que dijo que tuvo como verdadera vocación el periodismo. Trazó un retrato de ese escritor y periodista con profundo sentido de justicia social que hasta el final de su vida luchó en defensa de los desposeídos, de los problemas de la colonia, utilizando la sátira como arma de denuncia. “Es el más grande humorista de nuestras letras”, subrayó.

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Hernández, quien es vicepresidente de la Asociación de Periodistas, hizo un recuento de cómo la sátira y las caricaturas han servido para denunciar las situaciones imperantes en la isla en los últimos dos siglos. �ndicó que para finales del siglo X�X e inicios del siglo XX se inicia un período de madurez en la caricatura, que ya en pleno siglo XX cobra auge con el advenimiento de la prensa comercial.

El foro concluyó con Silverio Pérez, que por supuesto nos hizo reír con sus historias sobre el inicio y desarrollo de los Rayos Gammas y la sátira contemporánea. “Somos parte de una tradición y la gente reacciona con entusiasmo a la sátira”, dijo, al abundar sobre la enorme popularidad del espectáculo de los Rayos Gamma, que logra llenar a capacidad los lugares donde se presenta.

Aunque no formó parte del foro, como epílogo de la actividad se anunció la publicación del libro “A Portrait of Puerto Rico”, editado por la periodista Gilda Mirós, sobre la obra del ya fallecido artista gráfico Fernando L. Conesa, natural de Ponce. El libro consta de la mayoría de los dibujos originales de Conesa realizados del 1943 al 1945 durante su labor como dibujante de tirillas y caricaturista en el desaparecido periódico El �mparcial. Entre sus creaciones más recordadas se encuentra el personaje de Cheo, que todavía continúa apareciendo, y las tirillas cómicas “Gente que nos agria la vida”, “La ocurrencia de la semana” y “La caricatura del día”.

Mirós, hijastra de Conesa, quien falleció en Nueva York en el 1984, explica que este libro surge como homenaje a su labor, que llevó a cabo con pasión y esmero. En la introducción al libro, nos dice que sus más de 200 caricaturas y dibujos aparecidos en El �mparcial, “muestran las intrigas, los conflictos, las esperanzas y el humor de los protagonistas políticos, y las reacciones de los ciudadanos de Puerto Rico durante una guerra mundial, y la formación y la victoria final del Partido Popular Democrático”. Es un retrato gráfico, como se señala en la portada, de “una inolvidable época de transición en Puerto Rico”.

En nuestro Puerto Rico actual, a menudo aparecen caricaturas que aluden a las tribulaciones de la prensa y los medios de comunicación. Hace poco recorté una y la coloqué junto a la de Bush. Es un solo cuadro, en el que un señor, ya mayor y regordete, con una etiqueta en su camisa que lee “Fuentes Confidenciales”. Un destornillador grueso, colocado en su boca, con una etiqueta que lee “Las Cortes”, le impide hablar y sólo logra balbucear una serie de sonidos ininteligibles. A su lado, una reportera joven, con una etiqueta en su traje que lee “Medios” le pregunta: ¿Le puedo citar sobre lo que está diciendo?

Y uno se sonríe ante el ingenio y creatividad del caricaturista, que tan bien ha captado esta difícil y preocupante situación de nuestra prensa. Pero, borrada la sonrisa, queda un regusto, difícil de obviar.

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UNA TRANSFORMAC�ÓN A GRAN ESCALA 29 de octubre de 2005

El Centro Pew para Periodismo Cívico, con sede en washington, D.C., publicó en el 2000 un interesante folleto con el título El periodismo cívico es …, en el que se presentan 23 respuestas breves y afiladas, ofrecidas por igual número de periodistas de prensa escrita y electrónica, entrevistados a través de los Estados Unidos. Quisiera poder enumerar las 23 respuestas, pero el espacio me limita a sólo aquéllas que me parecen más contundentes. Periodismo cívico es, afirman los periodistas, reforzar nuestra credibilidad; incluir a todos los protagonistas; conectarse con el lector; penetrar más profundamente en lo que afecta a nuestras comunidades; escucharlas y formar parte de ellas; prestar más atención a lo que sucede, afinar el oído a través de las nuevas tecnologías, y ayudar a las personas a tomar acción. En fin, el periodismo cívico es un compromiso único de acción bilateral a renovarse día a día entre la prensa y la ciudadanía, enraizado en la ética profesional, que cual varilla inamovible sostiene un desempeño honorable y justo.

Este periodismo cívico es parte del llamado periodismo de responsabilidad social que pretende, entre otras cosas, transformar y enriquecer las agendas informativas de la prensa tradicional, algo ineludible e impostergable si ésta quiere seguir vigente y con poder de convocatoria. Estamos hablando de una transformación a gran escala que tiene como punto de partida la revaluación de cómo maneja el medio su cobertura de lo que acontece, cómo lo publica y redacta, y cómo lo percibe y a su vez reacciona a este contenido la comunidad que dice servir. Es otra gran revolución dentro de las grandes revoluciones, lideradas por los cambios tecnológicos, que han ido transfigurando a la prensa desde hace décadas.

El próximo miércoles, 9 de noviembre de 2005, el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico abordará este importante tema en un foro público que cumple, además, otros dos propósitos: la conmemoración de su sexto aniversario y el anuncio oficial de su mudanza reciente a nuevas instalaciones en la Universidad del Sagrado Corazón (USC), su sede desde el 1999. “La prensa ante su responsabilidad social” se llevará a cabo en el Centro de Adiestramiento Profesional, en el Edificio Barat de la USC, a partir de las 6:30 p.m. Es libre de costo y está abierto al público en general, sin necesidad de hacer reservaciones. Tendrá como expositores a los doctores Rafael Santos, director del diario El Tiempo, de Bogotá, y Silvia Álvarez Curbelo, directora del Centro de �nvestigación de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. El doctor Santos, quien fue decano de la Facultad de Periodismo de la Universidad Central en Bogotá, presentará el proyecto de responsabilidad social que inició El Tiempo ocho años atrás, y que está considerado uno de los más ambiciosos y fecundos de la prensa latinoamericana. La doctora Álvarez Curbelo analizará, en su estilo incisivo, el desempeño de la prensa puertorriqueña ante sus responsabilidades sociales. Ambas presentaciones prometen ser muy educativas.

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El proyecto de responsabilidad social de El Tiempo cubre una amplia gama de gestiones, algunas en colaboración con otras organizaciones, pero sobre todo se afinca en su encomienda de informar a la comunidad de forma adecuada, suficiente y oportuna. La filosofía de esta gestión y el recuento de lo logrado aparecen plasmados en la publicación Balance Social 1999-2003. �gualmente, la Casa Editorial El Tiempo creó la serie Cuadernos de Análisis, que aborda las reflexiones sobre el quehacer diario en el periódico, y su impacto sobre la sociedad y la cultura colombiana.

El primero de estos cuadernos, publicado en agosto de 2003, está dedicado al tema “que más preocupa a los colombianos y al periódico por su trascendencia, por su incidencia social, cultural, política y económica: el conflicto armado”. Titulado El conflicto armado en las páginas de El Tiempo, éste consta de seis partes, en las que paso a paso se muestra “el recorrido adelantado en el periódico para describir y analizar su representación de la guerra y de la paz, en un período de tiempo complejo y difícil”.

Este recorrido se inicia en la primera parte con la explicación del procedimiento seleccionado para estudiar el tema, “una metodología arqueológica” que permitió recopilar toda la información sobre éste publicada durante cuatro meses: mayo y octubre de 2000, y enero y febrero de 2001. En la segunda parte se presentan los datos obtenidos de esta observación sistemática, que incluyó el análisis de las noticias publicadas, divididas en cinco grandes categorías, que a su vez fueron subdivididas; el uso de las fuentes y de los géneros periodísticos; la distribución de las informaciones en las distintas secciones del diario; su inclusión en la portada, y el espacio que éstas ocuparon.

Esta evaluación arrojó datos muy interesantes. Por ejemplo, al analizar las fuentes se encontró que casi siempre eran las mismas, procedentes de cuatro sectores: el gobierno, el ejército, la guerrilla, y los ciudadanos víctimas del conflicto. Fueron excluidas las expresiones de expertos, universidades, líderes sindicales, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales y otros afectados por la guerra. En cuanto a la utilización de diversos géneros periodísticos, la investigación encontró “una tendencia a la noticia inmediata, una ausencia casi total del análisis noticioso y una aparición excepcional de otros géneros como entrevistas o informes especiales”.

Por otro lado, se encontró que la mayoría de las noticias sobre la guerra se agrupaban en cuatro secciones del diario, y curiosamente en la sección dedicada a la cobertura de Bogotá, éstas eran muy escasas. “Es como si la ciudad estuviese fuera de este asunto”, se afirma. Y más adelante se añade: “Visto en las secciones del diario, la guerra o la paz son un problema de política, que se analiza desde este ángulo y que deben resolver los políticos. No es un problema de comunidades, de salud, de medio ambiente, de construcción de nacionalidad, de educación, de confianza para invertir y crear empleos, de cultura, de ciencia y tecnología. Esto contrasta con las columnas de opinión, en las cuales hay mucho interés por tratar estos temas en relación con el conflicto.”

La parte tercera del cuaderno presenta lo ocurrido en las sesiones de análisis de los datos, en las que participaron, primeramente, los periodistas de El Tiempo, y más tarde miembros de diferentes sectores de la sociedad colombiana. De toda esta discusión, que se prolongó por meses, surgió la política renovada de cobertura del conflicto que

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se recoge en el Manual de cubrimiento de la guerra y el terrorismo, incluido en la parte cuarta del cuaderno. Finalmente, en la parte cinco se presenta una serie de crónicas, entrevistas, reportajes e historias sobre la guerra aparecidas en El Tiempo, como ejemplo de lo que se busca en la cobertura del conflicto, y cierran el cuaderno, con broche de oro, dos ensayos sobre la experiencia de este proyecto, con su significado e implicaciones.

Las ricas vivencias de El Tiempo pueden señalarnos caminos a explorar en este gran reto que enfrenta la prensa y que seguimos con gran interés todos los que amamos el periodismo. Ojalá puedan acompañarnos en esa noche tan especial, en la que además distribuiremos, libre de costo, nuestra más reciente publicación: Memorias del 2004.

NOT�C�AS CON LAZO BLANCO 30 de noviembre de 2005

Unos meses atrás miraba en Televisión Española un interesante programa de entrevistas que tenía como protagonista a una elegante mujer de más de cincuenta años, quien con voz pausada y mirada fija relataba cómo su ex marido, un reconocido torero, la había maltratado, física y emocionalmente, a lo largo de una prolongada relación, considerada “buena” por amigos y familiares. A la vista y oídos de millones de televidentes, iba develando sus secretos sobre golpes y vejámenes propinados por su entonces esposo, vivencias de horror que sabemos comparten millones de mujeres, cual implacable pandemia que cubre todo el planeta. Ocho años antes, otra mujer, Ana Orantes, igualmente valiente, también había aparecido en un programa de televisión para denunciar el maltrato, ya intolerable, por parte de su esposo, José Parejo. Un tiempo después, en diciembre de ese año 1997, Parejo le roció gasolina y le prendió fuego, quemándola viva.

La desafortunada historia de Ana Orantes formó parte de la conferencia que recientemente ofreció en la �sla Rosa Solbes, una veterana periodista valenciana que desde hace años libra una tenaz campaña para que la prensa cubra de manera responsable y efectiva estas agresiones y asesinatos de mujeres, que forman parte del ciclo letal de la violencia doméstica. El asesinato de Ana Orantes, nos dijo al grupo de periodistas atentos a sus palabras, “marcó un antes y un después en el tratamiento periodístico de la violencia machista” en España. A raíz de las numerosas discusiones públicas y profesionales en torno a la cobertura periodística de estos eventos violentos, fueron muchos los pecados, veniales y mortales, que salieron a relucir.

Solbes enumeró y explicó algunos de ellos: “focalizar a las víctimas, y no a los verdugos, ausencia de análisis y de contextualización, otorgamiento de credibilidad a fuentes desinformadas (vecinos) o estrictamente policiales”. Apuntó que estos desaciertos han sido parte de las rutinas en las salas de redacción, donde todavía se usan inconscientemente expresiones que parecen justificar las causas de las agresiones y asesinatos, en una emulación del periodismo estadounidense que busca, en las informaciones noticiosas, explicar las interrogantes básicas del quién, dónde, cuando, por qué y cómo.

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“Y claro, cuando finalmente se cree poseer la clave de ese ‘por qué’ no es para que las crónicas expliquen el arraigo en el ‘alma’ social de los valores que responden a un sistema de dominación sexista. Más bien se dice hallar (eureka!) móviles ‘sentimentales’, naturalmente con el ‘sentimiento’ dominante de los celos como secreción lógica del amor y no con un derivado del afán posesivo y cosificador de los hombres hacia las mujeres que han impregnado la sociedad patriarcal,” explicó Solbes. Como parte de estas atribuciones desenfocadas mencionó el uso en los textos periodísticos de expresiones como “arrebato”, “venganza pasional”, “amores frustrados” que dijo “parecen justificar que es posible quitar la vida a una persona por amor”.

�gualmente, Solbes cuestionó utilizar la expresión “compañero sentimental” para referirse al agresor. “Se escribe compañero sentimental porque quien redacta la noticia no se ha parado a reflexionar sobre que es imposible que asesino y asesinada puedan compartir sentimientos, sino que más bien se trata de que las intenciones y perspectivas de vida de ambos son diferentes e incompatibles y que él no está dispuesto a tolerar que las de ella se realicen”, afirmó. Se cae, igualmente, en el error de atribuir la agresión a que la mujer se ha separado de su pareja, cuando en realidad esta separación es la consecuencia y no la causa de la agresión habitual.

Al elaborar sobre los testimonios recogidos por los periodistas entre vecinos y familiares de las víctimas, Solbes atribuyó los mismos a la prisa y competencia entre los reporteros por entrevistar a quien sea que esté dispuesto a hablar, aunque lo que ofrezcan sean “testimonios desinformados, especulativos, muchas veces contrapuestos, de gentes del vecindario que buscan o aceptan sus 15 segundos de gloria ante las cámaras sin imaginar el significado o la trascendencia de cada uno de estos comentarios.” Señaló además, una cierta tendencia de los vecinos, policías o periodistas a “aventurar diagnósticos psiquiátricos sobre el verdugo, atribuyéndole trastornos mentales que posteriormente se suelen demostrar ficticios, pero que en un principio desvían la atención del auténtico origen del problema”.

En el 2000, Solbes presidía la Unió de Periodistas Valencianas, una organización muy activa en la discusión pública de esta cobertura desacertada. Y se dio a la tarea, con otras y otros compañeros periodistas, de buscar remedios para cambiar esta situación. De esta inquietud surgió el folleto “ Noticias con lazo blanco”, Manual para periodistas sobre la violencia doméstica, adoptado luego por la Federación de Asociaciones de la Prensa de España.

Es una guía de 23 páginas en la que de forma sencilla y directa se ofrece información vital sobre la violencia doméstica, considerada “el delito más universal y también el más impune”, según concluyó el Foro Mundial de Mujeres contra la Violencia, celebrado en Valencia en el 2000. En el manual se exhorta a los periodistas a “tomar partido, sin faltar a la verdad de los hechos y sin escamotear datos” en contra de los malos tratos y las causas verdaderas que los provocan, y a seguir un decálogo de recomendaciones generales y concretas, titulado Noticia 10, para abordar estas situaciones tan complejas y difíciles. Estas sugerencias son: situar la violencia doméstica en el marco de los derechos humanos; evitar presentar la noticia desconectada de otras similares; no caer en estereotipos, prejuicios y tópicos para explicar la violencia doméstica; investigar

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también lo que no se ve; distinguir claramente entre víctima y agresor; crear opinión e influir en la sociedad; no recrearse en el sensacionalismo; intentar reflejar la complejidad de la realidad; no conformarse sólo con las fuentes informativas policiales, y, finalmente, dar también información útil y complementaria, como teléfonos de emergencia y casas de refugio.

Solbes considera que la prensa española ya ha dado pasos muy positivos en la dirección correcta. Por ejemplo, señala que “poco a poco se ha ido ampliando la perspectiva desde la cual abordar la situación, que ha saltado a las portadas de los suplementos dominicales y pasado a formar parte de pleno derecho de noticiarios y tertulias de radio y televisión”. Las entrevistas también se han enriquecido con las aportaciones de mujeres líderes feministas, expertas, políticas y miembros de la judicatura. �gualmente, el problema “ya se ha instalado en la agenda mediática e impregna buena parte de las secciones incluyendo Cartas al Director, Opinión y Editorial”.

Pero, advirtió que es sólo un comenzar, en una agenda que no concluye con la publicación de noticias bien tratadas y eficaces. La responsabilidad social de los medios de comunicación, en especial la televisión, va más allá de sus segmentos noticiosos: incluye todos sus espacios, y en muchos de estos impera la violencia como espectáculo lucrativo. Ese, concluyó Solbes, es el otro debate a darse.

OTRO ARRESTO MÁS... EN MÉX�CO30 de diciembre de 2005

Las agresiones contra los periodistas, ya bien sean físicas o a través de procesos legales lesivos, constituyen una historia lamentable que se repite a lo largo de cada año, y anida en todos los confines de nuestro planeta. Es por ello que la defensa de la libertad de prensa y de expresión tiene que ser constante y efectiva, desde todos los escenarios disponibles, con todas las voces dando la voz de alerta y de repudio vigoroso.

Hace un año, el Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico expresó su rechazo al arresto del fotoperiodista de El Nuevo Día, Xavier Araújo, quien fue detenido el 15 de diciembre de 2004 mientras cubría, junto a otros colegas, un evento noticioso en Bayamón. El momento de su inesperado arresto fue captado por sus colegas, y sus fotos y vídeos del suceso fueron mostrados a lo ancho y largo de Puerto Rico. Las organizaciones de prensa, como la Asociación de Periodistas de Puerto Rico, la Asociación de Fotoperiodistas, el Overseas Press Club y el Centro para la Libertad de Prensa se unieron al reclamo de que se llevara a cabo una investigación a cabalidad sobre los hechos.

El pasado 15 de diciembre, un año después del arresto de Araújo, el Departamento de Justicia dio a conocer los resultados de la pesquisa, que según aduce Miguel Rosa, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas, ubica a Araújo como el culpable de su arresto. O sea, que los policías envueltos en la acción salieron por la puerta ancha, libres de toda responsabilidad. Al otro día, en conferencia de prensa, Araújo y Rosa exigieron

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que se reinvestigara el asunto para realmente aclarar lo que sucedió aquel día en Bayamón. El Nuevo Día y Araújo, por su parte, anunciaron la radicación de demandas contra los departamentos de Justicia y Policía por violación a la libertad de prensa, entre otros alegatos.

Días más tarde, esta vez en México, se suscitó otro debate público por el arresto de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, quien enfrenta una posible pena carcelaria de cuatro años por acusaciones de difamación y calumnia, tras escribir un libro sobre redes de pornografía infantil en dicho país. En su libro “Los demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía infantil”, publicado a principios de 2005, Cacho Ribeiro señala, con nombres y apellidos, a personas poderosas vinculadas, de acuerdo con su investigación, a este nefasto negocio.

Su arresto se llevó a cabo el pasado viernes 16 de diciembre en Cancún, el paraíso turístico ubicado en el estado de Quintana Roo. Cerca de la 1 p.m., cuatro agentes de la policía judicial del estado de Puebla, 1,500 kilómetros al norte de Cancún, se presentaron a su oficina, donde la arrestaron por desacato. De acuerdo con los agentes, ella no había comparecido a una citación en el juzgado de Puebla, donde se le habían radicado las acusaciones. Cacho Ribeiro reclamó a los agentes que nunca se había enterado del emplazamiento. Poco después, y tras gestionar una rápida autorización de traslado, los agentes la condujeron en auto hasta Puebla, un viaje que duró cerca de 10 horas. La periodista alegó que durante el trayecto no se le permitió comunicarse con su abogado, ni obtener sus medicamentos contra la bronquitis que la aquejaba; en fin, señaló que recibió un trato hostil y de tortura sicológica.

Las acusaciones por difamación y calumnia habían sido radicadas contra Cacho Ribeiro en octubre por el acaudalado empresario textil Kamel Nacif, de origen libanés pero radicado en Puebla, quien aparece en el libro de la periodista vinculado a Jean Succar Curí. Este había sido detenido el año pasado en los Estados Unidos, acusado de ser líder de una red de pornografía infantil.

Contrario a Puerto Rico, donde se eliminó del nuevo Código Penal la criminalización de la difamación y calumnia, (gracias a la intensa campaña de las organizaciones de periodistas y del Centro para la Libertad de Prensa en Puerto Rico) en México ésta sí existe. Y, todavía peor, algunos estados han aumentado en tiempos recientes las penas carcelarias. La Sociedad �nteramericana de Prensa (S�P) ha denunciado reiteradamente esta situación, que considera una amenaza a la libertad de prensa y que “contradice la tendencia a la despenalización de estos delitos en otros países latinoamericanos”.

Cacho Ribeiro, quien también preside el Centro �ntegral de Apoyo a las Mujeres (C�AM), una institución fundada por ella para proteger a mujeres víctimas de violencia, fue dejada en libertad el 23 de diciembre tras prestar una fianza 70,000 pesos en efectivo, unos $6,500. Actualmente se encuentra en libertad bajo caución, lo que la obliga a viajar una vez a la semana hasta Puebla para firmar un registro en el juzgado, en lo que se inicia el juicio en su contra.

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En declaraciones desde Cancún este pasado lunes, Cacho Ribeiro, de 38 años y quien ha recibido múltiples reconocimientos por su labor periodística y en pro de los derechos humanos (lo que, por otro lado, le ha conllevado numerosas amenazas, incluso de muerte), anunció que recurrirá a la Comisión �nteramericana de Derechos Humanos (C�DH) a presentar su caso. Dijo tener “suficientes elementos para demostrar que hubo venta de justicia, que el juicio ha sido parcial desde el principio”.

Tan pronto se supo de su arresto, organizaciones de prensa y de derechos humanos manifestaron su condena al mismo. Para Amnistía �nternacional su arresto “constituyó hostigamiento judicial, además de hacerla más vulnerable a la intimidación y las amenazas relacionadas con su labor a favor de los derechos humanos”. Por su parte, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e �nformación de la S�P, Gonzalo Marroquín, expresó “que si bien respetamos el derecho a acudir a la justicia cuando un ciudadano considera que ha sido difamado o calumniado, condenamos y resulta muy sospechosa la forma en que la periodista Cacho fue detenida, la extraña agilidad de la autorización de su traslado hacia otro estado, las vejaciones a que fue sometida y la privación de sus derechos constitucionales. Es improcedente y pone en duda la imparcialidad del tribunal”. Marroquín, director del periódico Prensa Libre en Guatemala, instó a las autoridades a que se investigue este “comportamiento irregular y se garantice una resolución judicial justa”.

De acuerdo con una nota publicada en mayo de 2005 por la organización pro derechos humanos “Front Line”, del 25 de abril al 1 de julio de 2005, Cacho Ribeiro recibió en su oficina por lo menos 42 llamadas amenazantes. En una de ellas, un hombre le dijo lo siguiente: “Esto es para Lydia Cacho, para que esté advertida que pronto estaré en Cancún, y que cuando menos me espere... La Oficina del Fiscal General no puede hacerme nada... quien se meta conmigo muere.”

Lydia Cacho Ribeiro continuó, como siempre, asistiendo a su oficina. Y me imagino que lo seguirá haciendo hasta que comparezca al juicio en Puebla, sabe Dios cuándo.

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P�LARES DE A LA L�BERTAD DE PRENSA

“No se aprobará ley alguna que restrinja la libertad de palabra o prensa o el derecho del Pueblo a reunirse en asamblea pacífica y pedir al gobierno la reparación de agravios”.

“No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de éstas no es una concesión de las autoridades, es un derecho inalienable del pueblo”.

Primer Principio de la Declaración de Chapultepec, la cual promueve la libertad de prensa en las Américas. Fue redactada en la Conferencia Hemisférica convocada por la

Sociedad �nteramericana de Prensa en marzo de 1994 en el Castillo de Chapultepec, México.

“La libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática”.

Primer Principio de la Declaración �nteramericana de Libertad de Expresión, promulgada por la Comisión �nteramericana de Derechos Humanos, Organización

de los Estados Americanos (OEA), 19 de octubre de 2000.

“Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press, or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the Government for a redress of grievances.” First Amendment to the Constitution of the United States of America

Sección 4, Artículo ��Carta de Derechos, Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico

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1. No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de ésta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo.

2. Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos.

3. Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información.

4. El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.

5. La censura previa, las restricciones a la circulación de los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición arbitraria de información, la creación de obstáculos al libre flujo informativo y las limitaciones al libre ejercicio y movilización de los periodistas se oponen directamente a la libertad de prensa.

6. Los medios de comunicación y los periodistas no deben ser objetos de discriminaciones o favores en razón de lo que escriban o digan.

7. Las políticas arancelarias y cambiarias, las licencias para la importación de papel o equipo periodístico, el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión y la concesión o supresión de publicidad estatal no deben aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas.

8. El carácter colegiado de periodistas, su incorporación a asociaciones profesionales o gremiales y la afiliación de los medios de comunicación a cámaras empresariales deben ser estrictamente voluntarios.

9. La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad, y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los comerciales. El logro de estos fines y la observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser impuestos. Son responsabilidad exclusiva de periodistas y medios. En una sociedad libre la opinión pública premia o castiga.

10. Ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder público.

La Declaración de Principios de Chapultepec, que consta de 10 expresiones, surgió de la Conferencia Hemisférica que la Sociedad �nteramericana de Prensa organizó en marzo de 1994 en el Castillo Chapultepec en Ciudad de México.

DECLARAC�ÓN DE PR�NC�P�OS