memorial/1920-1929/1925/enero_1925.pdf · un documento histórico coincidiendo con nuestro...

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PUBLICACIÓN MENSUAL

SUMARIO PÁGS .

LA Dirección.— La toma de Lima por el Ejército chileno en l881 1Negrete Juan Teniente-Coronel.— Los ingenieros militares británicos (I)... 24Camblor Angel. 2 ° Teniente de Artillería, Ejército del Urguay.—Los

Congresos y las ideas de paz en Europa a través de los siglos 37Moreno 6 Angel, Capitán.—Cooperación del avión en el reglaje del tiro

de la artillería ... 53Elocuencia Militar-—Oración fúnebre del General Maud'hui 74Descaseaux Julián, Veterinario del Ejército francés—El servicio de vete-

rinaria en el Ejército francés 76Kaiser Franz. Mayor del Ejército alemán.—Oficial y Soldado.—.(Traduc-

ción) 86Miscelánea 97El método italiano de equitación y salto 97La oruga 104Autoametralladora de caballería (A. M. C) en Francia 105El tiro de fusil-ametralladora en el combate 107Noticias 109Lecciones militares de la guerra 115Bibliografía IRevistas recibidas IIIÍndice del 2.º Semestre de 1934 I

SANTIAGO DE CHILETalleres del Instituto Geográfico Militar

- 1925

PREMIOS A LOS COLABORADORES

A fin de estimular a sus colaboradores, la Dirección del MEMORIAL ha acor-dado distribuir el presente año los siguientes premios, que serán discernidospor una comisión nombrada por el Jefe del Estado Mayor General.

A..—A los autores de los 3 mejores artículos originales de índole militarpublicados en el año:

1) Un primer premio de $ 2002) Un segundo premio de > 1003) Un tercer premio de « 50

B.—A los 2 mejores colaboradores de conjunto (originales, traduccio-nes, etc.), atendiendo al mérito y número de sus trabajos:

1) Un p r i m e r premio d e . . . . . $ 1002) Un segundo p r e m i o d e . . . . . . . . . . $ 50

El resultado se dará a conocer en el número de enero de 1926.

COLABORADORES DEL «MEMORIAL» DURANTE EL AÑO 1924

General Sr. Moisés AnabalónCoronel

""""

Tte. Coronel(Ej. Colomb.)Tte.Coronel

"""

Mayor"

""""""""""

Alberto LaraPedro Muñoz FeliúHans von KieslingLuis Maldonado

Roberto Concha

Luis AcevedoEmilio SalinasAgustín MorenoJuan NegreteRafael GonzálezJavier PalaciosFernando SepúlvedaCarlos VergaraGuillermo NovoaJulio OlivaresCarlos Sáez

Mauricio Har tardMarcial UrrutiaLuis MartínezElías VelosoCarlos Garfias

Rafael Poblete

Mayor Sr. Jorge Chaparro" " Francisco Quevedo

Capitán " Aníbal González" Oscar Escudero" Angel .Moreno

" Víctor Contreras" Ramón Vergara

" Luis A. Varela" Alberto Labbé

" Angel Vásquez" Cesar Arroyo

" Gonzalo Valdivieso" Guillermo Aldana

„ " René Espinoza„ " Leocán Ponce

Teniente " Humber to Donoso„ " Luciano Julio„ " Eduardo Preller

" René Alvarez„ " Alberto Polloni„ " Romeo Barrientes„ " Guillermo López„ Res. " Eric Page

Un documento históricoCoincidiendo con nuestro propósito de rememorar en el presente

mes las fechas históricas que comprende el de enero de 1881, unacircunstancia especial ha venido a estimular el muy natural interésque a su realización nos impulsaba.

Es el hecho que, con motivo de celebrarse en Lima las fiestascentenarias de la batalla de Ayacucho, fué aprovechada la oportuni-dad (?) para inaugurar solemnemente en aquella capital, el 7 . XII. 24,el monumento levantado al Almirante francés Da Petit Thouars,«como homenaje—dice el cable—de gratitud por su defensa de Limacontra su destrucción por el Ejército chileno en la guerra del Pací-fico».

¡La historia tantas veces refutada, que solo merece fe a los cere-bros, despechados de sus propios inventores!

Sin embargo, queremos recordar dos nuevas opiniones al res-pecto, y solamente porque provienen de fuentes que no podrán sertachadas de haber recibido nuestras inspiraciones.

Es la una, la contenida en el «Précis de la Guerre du Pacifique»,editado en 1886 por la «Petite Biblothèque de l'Armée Française »(Charles-Lavauzelle, París), y que en la página 57 de su 2.a edición,que a la vista tenemos, resume en las siguientes líneas la «Entradadel Ejército chileno a Lima, 17 de enero de 1881»:Memorial 1925 E n e r o — 1

2 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

«Las dos victorias del 13 y del 15 de enero abrían a los chile-nos las puertas de esta Lima que debía ser la tumba de los hijos deCaín (1). Piérola había huido vergonzosamente a Canta, en las mon-tañas El 17 entraban los chilenos en la capital del Perú, apresura-damente llamados a ella debido a los excesos de un populacho entregadoa todos los desórdenes; al día siguiente, una guarnición chilena ocu-paba el Callao».

La segunda opinión, es la. de; un testigo ocular de los aconteci-mientos que precedieron inmediatamente a ia ocupación de Lima, yestá contenida en una correspondencia enviada de Lima a Bogotáen febrero de 1881, a raíz de los sucesos.

Los párrafos de esa correspondencia, que a continuación copia-mos, han sido tomados de «El Repertorio Colombiano» N.° 36, vo-lumen 6 de junio de 1881.

¡Es todo un documento histórico!

Lima, febrero de 1881.

He logrado al fin ver de cerca el desenlace de la guerra quedesde el 14 de febrero de 1879 emprendió Chile contra Bolivia, pri-mero, y después contra ésta y su aliado el Perú.

Muy de cerca lo he visto, puesto que de Lima a los campos delos últimos combates en la Rinconada (9 de enero), en San Juan yChorrillos (13 de id.) y en Miraflores y otros puntos de la extremaderecha (15 de id.), la distancia es tal, que jefes, oficiales y soldados,cubiertos no de laureles sino de polvo, llegaban a esta ciudad cuaudoaún se oían los cañonazos del combate.

Le referiré varios episodios de ese desenlace que, aun cuandoincompletos unos e insignificantes en sí otros, pertenecen al final deuua lucha que va a influir directamente en la suerte de tres Repú-blicas y a hacerse sentir seguramente en las relaciones de todas lasdemás del continente; y digo a Ud. desenlace final, porque es indu-dable que con los dos ejércitos que había en Lima sucumbió la causaperuano-boliviana, aun cuaudo haya quienes crean que Piérola con-tinuará la guerra apoyándose en Arequipa, y tratando de uncir, noa su carro victorioso, sino a la serie de derrotas sufridas por el Perú,la suerte de Bolivia.

Pero al fin de apreciar mejor los últimos resultados, revisemosalgo acerca de las fuerzas beligerantes, de las posiciones que ocu-

(1) El autor emplea irónicamente los usuales términos de la prensa y dellenguaje oficial peruanos de la época, de los cuales acompaña en el texto algu-nos edificantes ejemplos.—N. de la R.

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paban en los últimos días y del espíritu que dominaba en las nacio-nes empeñadas en la lucha, juzgando por el órgano de las prensasrespectivas.

No dudo que va Ud. a encontrar estos apuntamientos un pocoparciales a Chile: sírvame de excusa el haber sido partidario de Chi-le siempre, no a última hora; el haber visto de cerca lo que de lejospierde su colorido; el haber escuchado, de cerca también, las vocife-raciones de una prensa, que si algo revelaban era la falta de virtu-des y de aptitudes pura sacar triunfante una causa en el pueblo aque servía el eco; y, en fin y sobre todo, el haber presenciado elcriminal desborde de unos y la mas criminal indiferencia de otrosante el frío y aleve asesinato, el robo en grande, el incendio, la vio-lación de respeto al extranjero, la ingratitud para con muchos deestos huéspedes generosos, en una palabra, la comisión de mil delitosatroces por un pueblo y un ejército que la víspera se desbandaba alfrente de un enemigo inferior en número, con cobardía sin igual, coninfamia inaudita.............................................................................................................

Como ya sabe Ud., después de larga campaña principiada porChile en Antofagasta el 14 de febrero de 1879, que tuvo por jorna-das principales las marcadas con los nombres de Calama, Pisagua,San Francisco (o Dolores), Tarapacá, Los Angeles, Tacna y Arica,el Gobierno chileno, una vez frustradas las negociaciones de pazcelebradas en el último punto a fines de octubre de 1880, resolvió ydecretó el ataque del ejército peruano en sus últimos atrinchera-mientos, esto es, en la capital misma de la República............................................................................................................

El 19 de noviembre llegó a Pisco en diez y siete buques, yfuerte de nueve a diez mil hombres, la primera expedición del ejér-cito chileno de operaciones sobre Lima. Las tropas desembarcaronen Paracas, amplia caleta al sur de Pisco; y en este puerto, una veztomado por tierra, desembarcaron caballos, artillería, provisiones yambulancias. Se creerá, como es natural suponer, que hubo en Pa-racas oposición al desembarco, o en Pisco alguna resistencia: nadade eso, pues aún cuande el coronel don Manuel Armando Samudio(de los que gozaban fama de guapos en Lima) telegrafió al avistar elconvoy chileno que combatiría defendiendo el suelo patrio hastaque cayera e\ pabellón ticolor de sus manos, las tropas chilenasdesembarcaron en Paracas sin «el menor contratiempo», dice unparte del Ministro de Guerra chileno, coronel Vergara; y el coronelSamudio y sus fuerzas corrieron al interior hacia Huancavelica,dejando a los invasores en tranquila posesión del territorio.

A la primera expedición siguieron la segunda y la tercera, demodo que al cabo de un mes se hallaba el total de la fuerza expedi-cionaria ocupando la costa, al norte de Pisco, hasta Lurín: este últi

4 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

mo lugar fué el cuartel general, y hacia él se movieron, por tierra,las primeras fuerzas desembarcadas en Pisco...........................................................................................................

Según datos tomados de los periódicos de Santiago, el total delas fuerzas expedicionarias se componía de:

Generales 4Jefes 145Oficiales 1.137Soldados 25.052

Total 26.338

Caballos 2.517Mulas 1.183Cañones 56Ametralladoras 4

Rebajando del personal y de los bagajes el personal y los baga-jes correspondientes a las ambulancias, proveedurías y maestranzasdel ejército, queda así:

Generales 4Jefes 132Oficiales 1.023Soldados 24.763

Total 25.922

Caballos 2.413Mulas 1.159Cañones 56Ametralladoras 4

Fuerza total 26.338» activa 25.922

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A ser exactos estos datos, y sin contar el primer regimiento deartillería con veinticuatro cañones que se hallaba a bordo del Itata,resulta que el total del ejército activo expedicionario sobre Lima erapoco más o menos de veintiséis mil hombres.

Los mismos datos dan menos de un dos por ciento de la fuerzatotal separado del servicio activo; y tan reducido número deja compren,der que si se han hecho esfuerzos por acrecer la gente de pelea, las

LA TOMA DE LIMA POR El. EJÉRCITO CHILENO EN 1881 5

ambulancias, importantísimas en sumo grado en una expedición deestas dimensiones, y las proveedurías e intendencias del Ejércitochileno, no han debido estar conveniente ni regularmente servidas.

El ejército con que el Perú se preparó a contrarrestar la inva-sión y defender la capital se calculaba (aunque sin datos fijados encifras, pues nada de esto era posible publicar) en un total por lomenos de treinta y dos mil hombres, y en un activo que no bajaríade treinta mil. Esto, considerando sólo como activo las fuerzas colo-cadas al frente del enemigo desde el 20 de diciembre, sin incluir loscuerpos que se organizaban en algunos departamentos, ni las fuer-zas de Arequipa que, según datos aproximadas, se hacían subir asiete u ocho mil hombres.

Unas pocas palabras sobre la organización de estos ejércitos ysu equipo. Justicia hecha al coronel Piérola, sus esfuerzos, su acti-vidad y laboriosidad dieron al Perú la halagadora esperanza (queen casi todos los peruanos era convicción profunda) de un triunfosobre los invasores. Yo ví la brillante formación del 9 de diciembrede 1880 con motivo de la bendición de la «Ciudadela Piérola» (re-ducto construido sobre el cerro de San Cristóbal, que domina laciudad hacia el N. E , y cuyas baterías quedaron sin saludar al ene-migo)y pude apreciar, a la par de los esfuerzos del jefe supremo,la decisión y el entusiasmo (por desgracia reservados para las para-das y fiestas militares) con que los habitantes de Lima correspon-dieron al llamamiento que se les hizo en nombre de la patria enpeligro; pero nunca tuve, como otros, la creencia de que la victoriafavoreciera al Perú...........................................................................................................

El ejército creado y organizado por el coronel Piérola en el añode 1880, pudo por su número, por su armamento, por sus posicio-nes, por el tiempo empleado en sus ejercicios, en fin, por sus condiciones materiales todas, ser un brillante ejército de tierra, capaz nosolo de defender la capital, sino de escarmentar muy duramente altemerario invasor que así saltaba en una tierra que debía serle hostil hasta en su atmósfera.........................................................................................................

Las fuerzas peruanas, cuyo número aproximado hemos indicadoya, entre las que debe contarse una artillería de montaña de cercade cien piezas, de cuarenta ametralladoras, y mucho material de minasy torpedos automáticos, y cuya infantería estaba en general mejorarmada que la chilena, fueron distribuidas a principios de diciem-bre en cuatro cuerpos de ejército, confiados al mando de tres jefesque se habían distinguido en la campaña del Sur, coroneles Suarez,Dávila y Cáceres; y el otro al del coronel Iglesias, Ministro de laGuerra. Componíase la fuerza: de tropa de línea, formada ésta, casien su totalidad, de batallones más o menos disciplinados venidos

6 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

de los departamentos; del ejército de reserva formado con los otrosbatallones organizados en la ciudad, y de cuerpos sueltos creadosen circunscripciones territoriales llamadas zonas. La guarnición delCallao, más de dos mil hombres, se componía de la muy veteranaguardia civil.

Los batallones de la reserva reunían elementos muy heterogéneos, a pesar de que se dispuso organizarlos por corporaciones, gre-mios, profesiones, etc., etc. Habíalos de comerciantes, abogados,estudiantes, escribanos, carniceros, etc., etc. La opinión general eraque la reserva estaba destinada a vengar los ultrajes y a reparar losdesastres sufridos; y no faltó quien inventara, sin duda para halagarel amor propio de los hijos de Lima, que la blusa azul y el escarpínblanco (uniforme de dicho ejército) eran el terror de los invasores,que sabían iban a encontrar eu cada uno de los soldados que lo llevaban un héroe legendario: ya veremos cómo correspondieron a losdesmesurados encomios de la prensa.

Al saberse en Lima que los chilenos habían ocupado a Lurín,que establecían en dicho lugar su cuartel general y que sus cuerpostornaban posiciones de combate, se dispuso la salida de los batallo-nes que quedaban en la capital, que eran todos de la reserva, pueslos del ejército de línea acampaban desdo principios de diciembreen los diversos puntos que les correspondían en la línea de batallade vanguardia. El movimiento de la reserva se hizo en los días 23,24 y 25 de diciembre; en e\ último salieron los cuerpos que debíanacampar del lado de Ancón, al norte de la capital, a fin de prevenircualquier ataque por dicho puerto, aun cuando era ya claro que elsur de la misma, esto es, Lurín y sus arenales, era el campo en queiba a resolverse el desenlace de la lucha.

Lima quedó completamente desguarnecida, sin más autoridadque un alcalde municipal, y sin más seguridades que las que porfortuna pudieron hacerse efectivas con la organización de las colo-nias extranjeras en una asociación regida por un comité internacio-nal, que se entendía con la autoridad local por medio de un delegadonombrado por dicho comité. La delegación estuvo desempeñadapor un ciudadano francés, M. Champeaux, cuya consagración y labo-riosidad revelaron que, al elegirle, el comité apreció su idoneidad ysus dotes.

Aun cuando impertinente al objeto de esta correspondencia orevista, no estará demás comunicar a Ud. que la colonia colombia-na quedó bajo la protección de la legación norteamericana, porpetición hecha al honorable señor D. I. P. Christiancy por el vice-cónsul colombiano, que se ausentó de esta capital en los primerosdías de diciembre. El ministro americano la otorgó no sólo con ma-nifestaciones de muy alta deferencia, sino con pruebas de un ver-dadero interés por la seguridad y respeto de nuestras personas y

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propiedades, llegando hasta el caso de ir personalmente a un cuartely hacer poner en libertad a un ciudadano colombiano reclutado, apesar de llevar consigo un certificado de ciudadanía. En la organi-zación que se hizo de las colonias para el servicio de la guardiaurbana, la nuestra fué incluída en la 4.a División formada por lacompañía de bomberos franceses y por la de salvadores, formada porespañoles, portugueses y colombianos. La guardia urbana prestósus servicios de policía hasta el 8 de enero, en que quedó relevadade él por decreto del prefecto del departamento, quien en la mismafecha y por resolución suprema expedida en Chorrillos, reasumió elmando político y militar de la ciudad. La alcaldía municipal cesóen el ejercicio de las excepcionales facultades que se le habían con-ferido.

Entre tanto, las operaciones militares avanzaban y el desenlacedel drama iba a presentarse. Fuera confianza real, fuera seguridadaparente en el triunfo del ejército del Perú, es lo cierto que la gene-ralidad hablaba inspirada por la una o por la otra; pero a los quetal confianza no nos señoreaba, no podíamos menos que hallar inex-plicable esa insólita seguridad en el triunfo, presenciando las medi-das que se tomaban para asegurar personas y propiedades. Laopinión individual era muy diversa de la colectiva; reunidos varioshacían esfuerzos por convencerse de su recíproca seguridad en elbuen éxito; diríase que era un asentimiento tácito con que los peruanos se halagaban, engañándose; pero individualmente era fácilhacer confesar a cualquiera que el riesgo era inminente y el triunfonada probable. Así, pues, trataban de consolarse engañándose losunos a los otros en vez de inspirarse el valor que el peligro deman-daba.

En los primeros días de diciembre ocurrió el primer fracasosufrido por los peruanos al frente de sus líneas. Un cuerpo de caba-llería, el regimiento Rimac, mandado por el coronel Sevilla, fuédestrozado y hecho prisionero en su totalidad. La noticia del desas-tre hizo poca impresión en Lima, no porque no fuera ese el prime-ro, sino porque esta,como las nuevas de casi todos los contratiemposde los peruanos, venía engalanada con multitud de hazañas fabulo-sas urdidas para velar el desastre.

Esto de inventar proezas ha sido un gran recurso para paliarderrotas y halagar la vanidad pueril de valentía que domina a estepueblo; y a las proezas se ha agregado el que todo desastre se hapresentado por un lado favorable, de tan ridicula invención, quesolo la ignorancia, la candidez o un orgullo necio podían darle la feque se le daba. Citaré sólo, a fin de no parecer exagerado, la apre-ciación que en todos los periódicos de la capital, tanto en los órga-nos serios como en las hojas de caricaturas y chistes, se hizo delgrave desastre de Tacna. Según ellos ¿qué le había sucedido al ge-

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neral Baquedano. Nada menos, sino que engañado por Montero yCampero, había ocupado la ciudad, a la que se le había dejado metercomo a una ratonera (fué la palabra favorita de todos los escritores);y repetían en los cafés, tomándolo de los diarios, que Campero yMontero por el E. y S.E , Leiva por el S. y Bolognesi por el N. y elO. darían pronto buena cuenta de él. Y ¡tanto desacierto se creía aojo cerrado!

El Domingo 9 de enero hicieron los chilenos su primer recono-cimiento sobre la primera línea de batalla: el punto escogido fué elextremo del ala izquierda. El reconocimiento se verificó; el batallónPachacamac, colocado en la Rinconada, fué sorprendido, y huyó;los chilenos ocuparon la posición y la abandonaron, llevándose mucho ganado, al ver que iba sobre ellos una fuerza considerable. Laprensa dijo en Lima que ya sabía el enemigo a qué debía atenersecon la resistencia que había encontrado.

Lo más grave que resultó de ese reconocimiento para los pe-ruanes, en el concepto de cualquiera persona sensata, fueron lasversiones que circularon en la ciudad, apoyadas en el dicho de per-sonas consideradas competentes, acerca de la traición cometida pormuy conspicuos ciudadanos peruanos. Públicamente se decía queel señor Riva Agüero, presidente del último congreso, había facili-tado a los chilenos la sorpresa de la posición peruana hasta acabara sablazos a los fugitivos; agregábase que había sido fusilado en elcampamento en la noche del mismo día 9; otros aseguraban haberescapado del patíbulo por haber huido con loa chilenos. Los que nosindicaban al señor Riva Agüero, hablaban de un señor Harris,peruano, de quien también se dijo haber sido fusilado.

Son tan frecuentes estas inculpaciones de traición en el Perú,que al fin me iba acostumbrando a oir hablar de ellas como de cosainsignificante. Es lo cierto que, dado caso que no se hayan cometidotodas las que se susurraban en el público, motivos y muchos hahabido para creer en su perpetración ai ver abandonar reductos,fuertes posiciones, artillería, sin hacer una resistencia que salvarasiquiera las apariencias de un combate de pundonor: ya volveremosa encontrarlas inculpaciones.

No sin fundamento le digo que son muy frecuentes, y aún aña-diré que son vulgares (y ya se puede comprender cuán funestaspara la juventud que así se habitúa a creer en su posibilidad) lasinculpaciones y acusaciones de traición de todo género, de que nadieescapa en opinión de la generalidad de los peruanos. Se formulaaquí con tal facilidad este cargo, tan abrumador en donde quiera;se le imputa a cualquier personaje público, por caracterizado quesea, con tanta ligereza que, bien a mi pesar, me he visto obligado aencerrar mis raciocinios en una disyuntiva: o aquí son todos vena-les, o careciendo del sentido moral necesario para apreciar la enor-

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midad de la traición, están dispuestos a cometerla como falta leve.Entrega el general Lavalle a Iquique, y dicen que Lavalle está ven-dido; huye el presidente Prado del Perú, dejando la República em-peñada en lucha desventajosa por su mala política y peores dispo-siciones, y dicen que Prado está vendido; es derrotado el generalMontero en Tacna, y un partido dice que está vendido al otro; loscoroneles Salmón y Aguirre dejan que el comandante Lynch sepasee en dos departamentos, y dicen que Salmón y Aguirre estánvendidos. Ayer no más se han dado sangrientas batallas; aún no seha disipado el humo; están aún insepultos centenares de cadáveres,y ya en las calles, en los cafés, en las casas particulares, no sólo senombra a los traidores y se les señala de entre los más notablesjefes, sino que se fija hasta el monto de la suma en que han sidocomprados. ¡Desgraciado país que no tiene fe en ninguno de sushijos!

Inculpaciones de esta clase son nada en comparación de otras,que se sostienen por personas que ejercen el magisterio de enseñarla historia patria, y en quienes el asentimiento que prestan a todo loque sea explicarse un hecho trascendental por una traición, revelael extravío de su criterio, sobre todo si de tal asentimiento puederesultar la satisfacción de celos y rivalidades nacionales. En com-probación de este juicio, que podría estimarse apasionado, referiréa Ud., como por vía de digresión, un episodio que viene al caso:la relación que un profesor de historia, en Lima, me hizo sobre labatalla de Ayacucho; y me mueve a ello la circunstancia de habér-sela escuchado en el tumulto de una calle, y en estos mismos díasde la ocupación militar. Decíame el pedagogo que la victoria deAyacucho se había alcanzado sin mayor esfuerzo porque el general es-pañol Monet estaba vendido; que de ello existían documentos autén-ticos. Por fortuna, queriendo hacer de Ayacucho un acontecimientopura y exclusivamente peruano, hizo tal prescindencia en su relacióndel gentilicio colombiano al hablar de jefes y de cuerpos, que estodisminuyó en parte la indignación consiguiente. Así con una trai-ción quedaba explicado el acontecimiento más notable de la historiaHispano-Americana; la gloria imperecedera de ese gran día, ya queno podía ser peruana, era defraudada a Colombia; y Monet descen-dería a la clase de los Riva Agüeros y tantos otros ambiciosos vul-gares, entre los cuales el criterio peruano de Palma ha colocado almismo Libertador Bolívar.

Anudemos la relación. La situación se hacía, por tanto, más ymás apremiante. Al mismo tiempo que las hostilidades empezabanpor el sur, por el norte, en Ancón, los buques chilenos Toltén yPrincesa Luisa cañonearon el puerto en los días 4 y 5 de enero, ycon alguna fuerza de desembarco intentaron apoderarse de la lanchacañonera República, que fué salvada varándola.

10 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

En el recinto de la capital no había, por fortuna, desórdenes:parecía que todas las aspiraciones convergían hacia un solo punto,y que el único deseo era salvar, con la causa del Perú, la honra desu nombre y de sus armas............................................................................................................

Hemos llegado al Jueves 13 de enero: Lima dejó el sueño conazoramiento,porque los retumbos del cañón anunciaron desde antesde las cinco de la mañana que un recio combate estaba empeñado.Ensayaré, a fin de que comprenda Ud. mejor la relación de losimportantes hechos que van a desarrollarse, hacer una descripción,a grandes rasgos, del campo y de las posiciones de ambos ejércitos.

El chileno ocupaba, al sur de las del Perú, la serie de promi-nencias llamada Tablada de Lurín, y que corre poco más o menosde este a oeste. Entre ella y la primera línea de reductos que ocupa-ba el ejército de línea peruano, se extiende una llanura arenosa. Laslíneas peruanas al frente de los chilenos, eran dos, una interior yotra exterior, convergentes en las extremas derecha e izquierda. Laderecha se apoyaba del lado del mar, en los cerros fortificados delSolar, Casavilca y el Fraile: este último domina Chorrillos; la iz-quierda, como he dicho antes, en la hacienda Rinconada y en labatería Vásquez, una de las dos del cerro de San Bartolomé, al orientede Lima. Hacia el centro de la línea exterior de batalla, y un pocoa la derecha, se encuentra el punto más fuerte de ella, los reductosdel cerro de San Juan, que, por los lados de la hacienda Villa, comu-nican con los citados del Solar, Casavilca y el Fraile, cerrando así laprimera línea exterior que era casi inexpugnable en su extremaderecha. La segunda línea, o interior, (entre la primera y Lima),ocupada por los batallones de la reserva, se apoyaba en los mismosextremos y en el pueblo de Miraflores, a la derecha, y estaba formada como la primera por una serie de reductos artillados, separadosa 600 m., resguardados al lado sur por un buen foso. Estas doslíneas defendían la ciudad por el sur; unidas en la batería Vásquez,continuaban la circunvalación de Lima por el oriente, en los cerrosel Pino, San Lorenzo, Agustino y San Cristóbal, superior a todos.A este último se le dió una importancia tal, que su reducto, como yahe dicho, recibió el nombre de Ciudadela Piérola»; se le consideró,no sé en virtud de qué reglas de táctica, base de la línea por eselado, y su mando fué confiado al valiente marino señor Villavicen-cio, aquel que forzó el bloqueo de Arica, quien, quizá por no hallarseen su elemento, no hizo más que clavar los cañones. Por el oeste ladefensa de la ciudad se apoyaba en el Callao, cuyos fuertes y bate-rías, al norte y sur, estaban confiados al prefecto y comandante mi-litar, Germán Astete.

Como complemento de estas líneas de batalla, que consideradascomo defensivas, eran más inexpugnables que las posiciones de Los

LA TOMA DE LIMA POR EL EJÉRCITO CHILENO EN 1 8 8 1 11

Angeles, Tacna y Arica; debe tenerse en cuenta que, además de lasobras de fortificación, como reductos, trincheras, fosos, etc., se hizouso de la moderna y terrible invención de las minas y bombas auto-máticas, de las que se hallaban sembrados los contornos de los prin-cipales fuertes, como San Juan y el Solar. Estas bombas, ocultas enla tierra, estallan al sufrir presión y producen el formidable efectode una mina; el inmediato y costoso descubrimiento que hicieronlos chilenos de este medio de defensa no les arredró en las cargas,y a la bayoneta tomaron las alturas; pero esas funestas bombasestaban destinadas a hacer inmensa la desgracia de los infelicesheridos que quedaron en el campo, pues a causa del terror inspi-rado por explosiones súbitas que destrozaron hombres y mujeres,que días después buscaban a sus deudos, nadie se atrevió a recorreresos parajes, en donde los heridos agonizaron al lado de cadávereshorrorosamente fétidos, que ni perros ni gallinazos fueron a de-vorar......................................................................................................................

Veamos ahora lo que sucedió, y cómo cayó la ciudad, cuya re-sistencia vislumbró con épica inspiración el poeta nacional señorPaz Soldán, cuando dijo:

«Nueva Sagunto el universo asombre».

Los cañones que en la madrugada del jueves 13 anunciaron enLima el principio de un combate, se dispararon en las posicionesde San Juan, que fueron las atacadas: buena táctica; embestir pri-mero contra lo más fuerte, según las condiciones del terreno. Loschilenos cargaron con tan denodado ímpetu, que los peruanos fueronfácil y prontamente arrojados de sus posiciones, perdiendo en ellassu artillería y huyendo en confusión hacia Villa y Chorrillos. Unafuerza de caballería que cargó a los fugitivos, aunque contenida aveces por el fuego y las tapias y zanjas, completó la dispersión deesa tropa, que no habiendo recibido apoyo en su rechazo, se desban-dó casi totalmente. Algunos de esos soldados se incorporaron conlos que se hallaban en el cerro del Fraile, y uno de ellos fué quienproporcionó estos datos.

Ante el fácil triunfo obtenido en San Juan, los chilenos ataca-ron las posiciones del Fraile, defendidas por los batallones Cajama-ros, Guardia Peruana y Ayacucho; desalojados estos cuerpos, nosolo del morro, sino de Chorrillos, en donde se hizo mayor resisten-cia, se replegaron sobre Miraflores; y el terrible desastre del día 13,precursor del final del 15, quedó consumado para el Perú. Más quelas pérdidas en el personal y material del ejército, era irreparablela de las posiciones tomadas por el enemigo: la primera línea quedóperdida. Desde antes de las seis de la mañana súpose en Lima el

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desastre de San Juan, pues ya habían empezado a llegar heridos,entre ellos algunos jefes, y muchos derrotados, lo que probaba laninguna o muy poca resistencia que se hizo en esas que eran lasmás fuertes posiciones de la primera línea.

Aún cuando todas las versiones de origen oficial, muchas deellas comunicadas en la ciudad por jefes y oficiales, asegurabanhasta las tres de la tarde que, después del primer rechazo, los cuer-pos batidos habían recuperado las posiciones de San Juan y aúnpuesto en derrota a los asaltantes, el convencimiento de lo contrariohabía penetrado ya en el ánimo de todos. Eran demasiado elocuen-tes el aspecto y la expresión de los grupos de soldados sin armasque entraban a la ciudad.

¿Qué decían estos soldados a los curiosos interpelantes? Unos,que los jefes los habían abandonado al principiar el combate; otros,que no se les había mandado hacer fuego, lo que pretendían probarmostrando sus cartucheras llenas de cápsulas; éstos, que las muni-ciones no correspondían al sistema de rifles que llevaban; aquellos,que en vez de pólvora era arena lo que tenían las cápsulas; y todos,cualquiera otra imputación a los jefes que cohonestara su injustifica-ble presencia en la ciudad. Todo esto ponía de manifiesto la cobar-día e indisciplina de los soldados, como también la falta de prestigioy tal vez de ejemplo de los jefes y oficiales, de los que no pocosveíanse en las calles de Lima.

El número 7 del Diario de la campaña, publicado en la tarde deeste mismo día 13, explicaba el abandono de las posiciones de SanJuan como efecto de una orden de repliegue, sobre las fortificacio-nes de Miraflores, dada a las 10 de la mañana por el jefe supremo;y al relatar la subsiguiente pérdida de Chorrillos (aún cuando laexornaba con la relación de cargas a la bayoneta y alfombramientode calles y malecón con cadáveres de enemigos), hacía esfuerzosinútiles para reaccionar sobre los ánimos abatidos, pues lo que seveía pesaba más que las figuras de retórica. Nadie paraba mientesen palabras como éstas: «Nuestro intrépido e inteligente jefe supre-mo está a la cabeza, y él nos llevará a la victoria», porque, en efecto,el coronel Piérola estaba a la cabeza, o mejor dicho, a la cabeza deun moribundo, en cuyos funerales servían de blandones los sinies-tros y lúgubres resplandores que en las brumosas sombras de lanoche arrojaba el incendio de Chorrillos y Barranco, ocupados yapor el enemigo.

Algo casi tan grave como la derrota de este día para la causadel Perú, tuvo lugar en el recinto de la ciudad, entre dos y tres dela tarde. Si la derrota en las posiciones de San Juan había dejadoen poder del enemigo muertos, heridos, artillería y posiciones; elgeneral Manuel G. Lacotera (ministro de guerra del general La-Puerta, sucesor de Prado, cuando el 21 de diciembre de 1879 estalló

LA TOMA DE LIMA POR EL EJÉRCITO CHILENO EN 1881 13

el conflicto que dió por resultado la dictadura), al intentar una revo-lución contra Piérola al grito de «Viva la Constitución», cuandoaún se peleaba en la primera línea, ponía en poder de los mismostodo resto de esperanza que abrigaran los peruanos, pues el jefesupremo y los que fueran sus partidarios decididos, quedaban colo-cados entre el enemigo extranjero y el fermento de una revolución.Le referiré el hecho prescindiendo de los comentarios a que se pres-ta, basados principalmente en la observación de que en el Perú noha habido, durante su existencia de república, una sola revoluciónde principios ni de ideas; siempre el caudillaje, siempre el motín decuartel, siempre la asonada obtenida con el soborno.

Un batallón de fuerza veterana que venía del Callao fuéaguardado por el general Lacotera en la plazuela de la Merced. Eljefe que lo comandaba oyó de boca del general la orden de hacerformar el batallón en la plazuela, orden que fué desatendida; y alcontinuar el desfile del batallón hacia la plaza de armas, el general,dirigiéndose a la tropa con el laconismo del tumultuario militar,gritó: «Muchachos, viva la Constitución»; los soldados secundaronel grito sin contener la marcha, y luego vitorearon a Piérola contes-tando el «viva» con que su jefe aclamaba al Dictador. Esto debióde revelar al jefe que la tropa no estaba en el complot, y se limitóa intimar por medio de un oficial al general, que seguía hablandoen particular con algunos soldados, que si no se retiraba le prendía.Frustrado su torpe y antipatriótico proyecto, el ex-ministro buscóasilo en la Legación británica y después en un buque de guerra.

Los acontecimientos siguieron un curso rapidísimo, pues el de-forme edificio levantado por la dictadura y apuntalado eu sus bayo-netas estaba tan desplomado, que apenas daba tiempo para verlecaer con estruendo.

La noche aumentó con sus sombras la ansiedad del día. Lascalles de Lima estaban silenciosas; el gas iluminaba una ciudad queparecía abandonada. Algún transeúnte apresurado, algún dispersorezagado o herido levemente, alguna camilla de ambulancia, era loque de vez en cuando atravesaba alguna calle o plaza silenciosa. Almirar desde algún techo hacia el campamento, el resplandor del in-cendio de Chorrillos contristaba el espíritu, y esas llamas devorado-ras de las suntuosas habitaciones de la aristocracia limeña, medidade guerra atroz pero no inusitada, hubieran mantenido siempre en lamemoria de todos un recuerdo execrando del vencedor, si las que selevantaron después en Lima para consumar un crimen sin ejemplo,no hubieran hecho desear en la capital la presencia del mismo ven-cedor.

El 14 por la mañana la mayor parte de los extranjeros organi-zados en ambulancias se dirigían al palacio de la Exposición, endonde desde la víspera prestaban importantes servicios a los heridos

14 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

que llegaban en el ferrocarril. Un movimiento general y un sordo ru-mor agitaban la multitud ahí reunida cuando el pito anunciaba desdelejos la llegada del tren de Miradores, y las colonias tomaban suscamillas para recibir a los heridos, o salían a buscarlos a los barriosapartados de la ciudad. Así, la Exposición y el hospital estable-cido en el orfelinato inconcluso de Santa Sofía eran los centros demayor movimiento; en el resto de la ciudad dominaba una expecta-ción silenciosa y llena de angustia............................................................................................................

Volvamos a los sucesos de la guerra. En la mañana de ese día,14 de enero, el general chileno Baquedano envió al campamento deMiradores, en calidad de parlamentario, al Dr. Isidoro Errázuriz, en-cargado de pedir el pase para el coronel peruano Iglesias, hechoprisionero en la jornada de la víspera, quien, bajo palabra de honor,traía una comisión para el coronel Piérola. La misión del coronelIglesias se reducía a averiguar si al jefe supremo oiría proposicionesde paz, y, con respuesta afirmativa regresó al campo chileno. Algu-nas horas después llegaba a los puestos avanzados peruanos unsegundo parlamentario, y con él el comisionado, señor don Guiller-mo Lira Errázuriz, cuya misión, se dijo, consistía en presentar basesinaceptables, como la desocupación de Miraflores, para la negocia-ción de la paz; nada, por tanto, pudo hacerse en el sentido de ponertérmino a los espantosos horrores de la guerra.

En la tarde del mismo día, una comisión del Cuerpo Diplomá-tico residente en Lima, ofreció al Gobierno del Perú la amistosaintervención de aquél, y solicitó permiso para transladarse al campochileno. Aceptada aquélla, y obtenido éste, la comisión estipuló conel general Baquedano una suspensión de hostilidades que duraríahasta las doce de la noche del siguiente día 15, quedando ambosjefes en libertad de mover sus fuerzas dentro de sus respectivaslíneas. Sabido esto en Lima por la noche, túvose la esperanza deque la paz se negociaría; los que apreciaban el desastre del día 13 ysabían sus causas, no dudaban de la derrota final; sin embargo, lasituación de Piérola, con respecto a la política interior del país, hacíapara él casi imposible la negociación de la paz.

Difícil era en verdad, y angustiosa, para los gobernantes delPerú o mejor, para su gobernante, la situación a que se había lle-gado el 14 de enero, situación que sólo podía sorprender a los quese habían empeñado en engañarse y en hacerla más difícil, eludien-do en las conferencias de Arica la oportunidad de darle solución.Desde que se perdió con la Independencia y el Huáscar la fuerzanaval, y con los ejércitos que se desbandaron en Dolores y en Tacnatodo al sur del Perú, era claro que pensar en vencer era una manía,y el buen sentido y el patriotismo aconsejaban salvar el país delextremo a que lo reduciría la ocupación de la capital: no se trataba

I.A TOMA DE LIMA POR EL EJÉRCITO CHILENO EN 1881 15

ya, como ridiculamente había dicho el Presidente de Bolivia, gene-ral Daza, de «ir a hacer herrar su caballo a la plaza de Santiago»,sino de librar al Perú de la afrenta de que la bandera de Chile flamea-ra en el palacio de los virreyes; pero los peruanos desconocían, ofingían desconocer la situación, y se creían invencibles porque losperiódicos de Lima dieron en la manía de hacer de todos, y de cadauno de ellos, héroes legendarios» y de los chilenos «rotos enhambre-cidos que vendrían a servir de pasto a los perros de Lima».

Era ya convencimiento general en los directores de la política(pues disimulárselo sería insensatez), el de la seguridad del fracasofinal y la inutilidad de los esfuerzos, caso que éstos se hicieran; pero¿cómo poner remedio al mal con una capitulación que tendría porbases esenciales cesión territorial, desarme del Callao, entrega debuques, disolución de la confederación peru boliviana, indemniza-ción de guerra, etc., etc? Muchas opiniones particulares, y no seríaaventurado decir que tal vez la de un gran número, aunque veladaspor el orgullo nacional y contenidas en los límites infranqueablesque les trazaba como última razón la reserva del jefe supremo, de-claraban la necesidad de celebrar un arreglo; pero el peruano seresigna a pasar por todo, hasta por traidor, menos por cobarde, y lanecia presunción de aparentar esfuerzas desesperados y de poderdecir después que sucumbieron luchando, debieron ser obstáculosinsuperables.

Otra consideración, y no de poca importancia, debía presentarsea Piérola y sus sostenedores para retraerlos de toda negociación:transigir con Chile era sancionar la desmembración del territorio, laentrega de los buques, el desarme de los puertos, etc., concesionescuyo deconocimiento formaría cualquier día la bandera, demasiadosimpática al sentimiento nacional, que enarbolara la facción o par-tido que intentara echar por tierra al Dictador. Preciso era, pues,que si el pierolismo deseaba evitar al Perú cruentos sacrificios, derro-tas vergonzosas y disminución de gravámenes, cuando Chile dictaraa su antojo y sin ninguna consideración las bases de paz, se resol-solviera a desprenderse del mando y depositarlo en el elegido poruna Convención: necesitábase, por tanto, un acto de desprendimien-to heróico, y es claro que el jefe del pierolismo no estaría dispuestoa descender del solio alcanzado después de tanto bregar.

Con la noticia de no haberse llegado a un avenimiento que sir-viera de base a la negociación de paz, se supo en Lima, en la tardedel mismo día 14, la suspensión de hostilidades, y por tanto se con-taba con la seguridad de que en todo el día siguiente no las habría,y alguna esperanza quedaba aún en los esfuerzos que el Cuerpo Di-plomático hiciera en dicho día 15: en tales situaciones la expectaciónes impaciencia.

Entre tanto, no dejaban de llamar la atención, por su insólita

16 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

extravagancia, algunas relaciones que daban alimento a la avidez pública y las que en hojas impresas y al parecer permitidas por la autori-dad, adquirían en la opinión del mayor número fuerza de certidum-bre. Decíase aún que «los hechos de armas de la madrugada del 13no habían sido desfavorables»; que «el ejército de línea estaba in-tacto y la reserva rebosando de entusiasmo»; que «los chilenos ha-bían ya principiado su reembarco el 13, perseguidos a bayoneta, yque sólo la suspensión de los fuegos peruanos, por falta de muni-ciones, los había alentado para volver a la carga»; que «el estragoen las fuerzas chilenas era horroroso»; en fin, que «el jefe supremo,con la doble fuerza de la inteligencia y del valor, velaba por su pue-blo». (Todo esto es textual).

Calmábase también la ansiedad pública leyendo que «las fuer-zas peruanas tomaron prisioneros cuyo número debió haber sidomuy grande, pero que habían logrado escapar por estar exactamenteuniformados a la reserva»; que «las fuerzas enemigas no se atrevíana avanzar de sus posiciones, a pesar de que las peruanas las hostili-zaban a corta distancia»; que «era competente el número de riflesComblain tomados al enemigo»; que «los chilenos mismos confesa-ban el valor y empuje de las tropas peruanas»; que «lo primero quehacian los chilenos con los prisioneros peruanos era quitarles lasbotas». Esto último, como todo lo demás, tiene fácil explicacióncorrigiendo los yerros de imprenta. Los soldados peruanos estabanmuy pobremente vestidos; ninguno de ellos calzaba botas, por loque puede creerse quiso decirse que los chilenos quitaban a los pri-sioneros las ojotas, especie de abarca de los aborígenes del Perú.

El 15 por la mañana los ánimos presentian algo como la explo-sión que sigue al bramido de un volcán; nada había resultado enfavor de la paz, y todos aguardaban la catástrofe como resultado delcombate que debía librarse, pues ya no había dudas ni ilusionesacerca de lo que había ocurrido el día 13: la artillería toda estaba enpoder del enemigo; la primera línea de batalla y los principalespuntos de la extrema derecha estaban perdidos; los hospitales col-mados de heridos y las calles de dispersos, y el incendio había arra-sado a Chorrillos y Barranco. Si siquiera se conservara el prestigio delos jefes; pero éstos eran el blanco, con fundamento o sin él, de lasmurmuraciones de la tropa de línea desbandada y sobre muchosrecaían inculpaciones atroces. ¿Quién podría tener fe en los esfuer-zos que se hicieran para hacer propicia la fortuna?

El riesgo de la situación, apreciado por el sentido particular decada uno de los habitantes de Lima, se manifestaba en la confusióncada vez mayor, que reinaba en la población. Las casas de las di-versas legaciones, los lugares de asilo establecidos para familias poralgunas colonias extranjeras, las casas y establecimientos de benefi-cencia, se hallaban colmados de mujeres y niños que buscaban se-

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guridad. Por las calles circulaba confusa multitud que cargaba equi-pajes ligeros y provisiones, y no pocos oficiales y jefes que a tales ho-ras se hallaban a más que prudente distancia del campo de batalla.

Poco después de medio día, y con sorpresa que causó estuporpor lo inesperado, oyéronse cañonazos en el campamento. La ansie-dad comenzó de nuevo, las carreras se multiplicaron, el temor gene-ral se pintaba en los semblantes. Miraflores, centro del combate,dista de Lima apenas dos leguas, razón de más para que desde lastres de la tarde fueran numerosos los individuos del ejército queentraban a la capital; todos decían estar triunfantes, sin pensar queen achaques de combates, más que en otra cosa cualquiera, tieneexacta aplicación el refrán «del dicho al hecho hay gran trecho».

En vista del considerable número de soldados que iban llenan-do las calles, armados unos, inermes los más; oyendo a muchos cuyasrespuestas, cuando no contradictorias, revelaban ignorar lo que habíasucedido; viendo el andar precipitado de los que venían a caballo, delos que casi todos hablaban de un triunfo que sorprendía por sufacilidad y prontitud; en vista de todo esto era fácil comprender quese trataba de ocultar un desastre tan completo como rápido.

Fuera con este objeto, o fuera como se dijo después, que apodera-dos los chilenos de la oficina telegráfica de Miraflores, tuvieron tiempohasta para divertirse comunicando enormes, descomunales noticias, eslo cierto que referente a un telegrama suscrito con el nombre de Piérola,circuló rápidamente por todas partes la nueva de que el general en jefeBaquedano y varios personajes de su Estado Mayor estaban prisione-ros. Individuos de muy alta posición y respetabilidad en Lima toma-ron a su cargo la caritativa misión de transmitir tan fausta noticia amuchos centros de asilo, y ya es de suponerse cómo obraría esanueva en el ánimo de las mujeres, organizadas por la naturalezapara experimentar las más violentas transiciones: en los patios yy corredores de los asilos se desencadenaron tempestuosos plácemesque estallaban en vivas, besos y abrazos que, según de donde pro-cedieran, ponían en peligro el carácter neutral; y como en las gran-des poblaciones es fácil mentir en grande, a la noticia de la prisiónde Baquedano y de su Estado Mayor siguió la de su traída y en-cierro en el palacio de Gobierno.

Pero «para verdades el tiempo». El sol del 15 de enero se habíahundido en el ocaso, y con él la esperanza de cuantos dieron y reci-bieron abrazos por la prisión de Baquedano. Vino la noche, y vi-nieron con ella los gruesos pelotones de dispersos y los catorce ba-tallones de la reserva, situados en el ala izquierda, cuyos comandan-tes recibieron orden de su jefe de Estado Mayor, coronel don JulioTenand, de concentrarlos en la ciudad y disolverlos,sin haber dispa-rada un solo tiro sobre el enemigo. El coronel Piérola no entró con

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ellos: era mucho lo que se había ofrecido a la capital y a las tropas,y el triste resultado final estaba muy lejos de corresponder a tanpomposas promesas.

De las relaciones sobre los acontecimientos de ese día resulta que elinesperado combate se trabó porque LOS PERUANOS, situados en los re-ductos de Mirafiores, VIOLARON EL ARMISTICIO; que los batallones si-tuados en la extrema izquierda, considerablemente más numerosos quelos que combatieron en la extrema derecha, no tomaron parte algunaen la acción ni recibieron más orden que la de replegarse en la nochea Lima y disolverse; que el combate duró apenas una hora, y que eljefe supremo estuvo en Vasquez (extrema izquierda) de siete a ochode la noche, desde donde tomó el camino de la sierra después decomer en dicha hacienda.

Toda la fuerza que cubría el ala izquierda en los acantonamien-tos de la Rinconada y Vásquez quedó, como se ha dicho, sin com-batir, no porque esos batallones y baterías de artillería no fueranpedidos, sino porque el coronel Tenand, como también se ha dicho,contestó más de una vez que tenía orden para no mover un solo hom-bre de la izquierda. Otras relaciones sobre los acontecimientos deeste día aseguran que Piérola había dispuesto que la izquierda en-trara en combate llegado el caso oportuno; pero el rompimiento delos fuegos en la derecha, con violación del armisticio, debió de trans-tornar completamente todo plan.

Gravísima responsabilidad la de los peruanos por violación delarmisticio, y más grave aún la del jefe supremo, que, en una notaoficial fechada en Canta el 20 de enero y dirigida al decano delCuerpo Diplomático, la achacó en lenguaje acre al ejército chileno,de quien dijo había «consumado un acto de perfidia que es dudosoencuentre semejantes aún entre las tribus semisalvajes del África ode la Araucanía». Esto es incalificable, teniendo en cuenta que elCuerpo Diplomático celebraba una conferencia en Miraflores en elmomento mismo de la ruptura, y que corrió gran riesgo de caerbajo los fuegos chilenos. Se asegura que esa nota causó tal indig-nación en los comisionados del Gobierno de Chile en Lima y en losjefes del ejército, que a ella debió el coronel Piérola el que sus re-petidas solicitudes de negociación fueran desechadas, e inútiles lospasos dados en el sentido de que se le reconociera.

En la mañana del domingo 16 se conocía perfectamente el desas-tre y se medía su magnitud...........................................................................................................

Si los ejércitos peruanos habían desaparecido con el humo ycomo el humo de los combates, no así los peligros para la capitalque abrigaba en su seno esos ejércitos desbandados, indisciplinadosy con armas, y un populacho heterogéneo e híbrido de la peor espe-cie que puede presentarse en la grandes ciudades; y para contrarres-

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tar semejantes elementos de inminente catástrofe existía sólo un al-calde municipal nombrado a última hora, como si dijéramos a lagrupa del Dictador cuando trepaba hacia la sierra.

Hubiérase creído, en vista del considerable y variado númerode banderas que ondeaban en techos, miradores, balcones y ventanas, que Lima engalanada se preparaba como en los días de susfrecuentes festivales a entregarse, gozosa y aturdida, a los placeresque la han enervado. Todas las banderas del mundo comercial flo-taban en la capital peruana, menos las de Chile, Bolivia y el Perú: enlos hospitales de sangre ondeaba la bandera de la cruz roja y en losde caridad, casas de asilo, orfelinatos y demás establecimientos debeneficencia desplegábanse al viento grandes banderas blancas conuna imágen de la Inmaculada Concepción. Agregúese a esto el quetodos los establecimientos de comercio y casas particulares de losextranjeros, y muchas de ciudadanos peruanos, ostentaban, en solici-tud de seguridad, en puertas y ventanas, placas con la bandera desu nación y el sello y la firma de su respectivo representante diplo-mático, y se formará una idea de las precauciones que se tomabancontra el enemigo que estaba afuera, sin pensar siquiera en que es-taba ya adentro el que había de violar toda fórmula de seguridadpara incendiar, robar y asesinar.

La situación empeoró a medio día a consecuencia de los mayo-rea desórdenes que se previeron con el desatentado proyecto de donGermán Astete, comandante de armas y prefecto del Callao, quienmarchó a Lima con unos dos mil hombres apellidando las armascontra el enemigo. El toque de generala con que hizo su entradaaumentó la confusión, sin obtener que nadie acudiera; esa fuerza,desbandada a poco rato por algunos tiros que se oyeron fuera de laportada de Guadalupe, aumentó la inseguridad y los riesgos de Lima.La conducta del comandante Astete era tanto más irregular y desa-cordada, cuanto ya se había celebrado una junta de notables, con-vocada y presidida en la municipalidad por el alcalde señor Torrico,la que unánimemente y urgida por la necesidad de resguardar lacapital, había dirigido una nota al general Baquedano haciéndoleentrega incondicional de la plaza y pidiéndole la inmediata ocu-pación.

El comandante Astete cometió además el injustificable atentadode desconocer y deponer al señor Torrico, única esperanza de segu-ridad en la capital, y el único peruano que en la esfera de sus atri-buciones ha sabido comprender el patriotismo y merecer bien de supatria, y si hay alguien sobre quien pueda recaer más directamen-te la responsabilidad de los espantosos crímenes de esa noche y dela deshonra que imprimen al Perú, es sobre dicho comandante, dequien puede y sin ligereza creerse que todo el aparato de ataque, ytoda la bambolla y el ruido fué sólo el biombo que debía ocultar su

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vergonzosa fuga. Su puesto estaba en el Callao, o en Lima al ladodel señor Torrico, que ha sabido quedar vencido pero acatado porel vencedor.

Después de haber dado noticia de la actitud belicosa asumidapor el comandante Astete lejos del puesto que le correspondía defender, y por haberla calificado de biombo para ocultar su fuga, forzosoes referir el desenlace de ese sainete en que hizo el primer papel.Desbandados en Lima los dos mil veteranos con que se presentó, re-gresó al Callao y se puso a bordo de La Unión, el mejor de los buques de guerra que quedaban en el Perú; La Unión dejó su fondea-dero e hizo rumbo hacia el centro de la bahía, movimiento que causógrande excitación en los buques de guerra neutrales, pues se creyópor un momento que La Unión iba a repetir la hazaña de Aricarompiendo el bloqueo, o buscar glorioso fin sucumbiendo como laEsmeralda en lucha heroica y desesperada: las tripulaciones y guar-niciones de los buques neutrales, encaramadas en las jarcias, sepreparaban para saludar con «hurra» el primer cañonazo de LaUnión sobre los buques chilenos; pero la expectación duró poco.Llegada al centro de la bahía, La Unión se detuvo; el humo del incendio empezó a salir de su casco, y un bote que se desprendió deella y en el que iba el comandante Astete, se dirigió al buque delalmirante francés, La Victorieuse, a solicitar asilo, que le fué negado.Al remar hacia el puerto, una lancha chilena de vapor lo persiguiópara cortarle el rumbo o disparar sobre él, lo que se hubiera verifi-cado sin la interposición de un bote francés que, puesto al habia conel comandante Astete, hizo saber luego al jefe de la lancha queaquel se entregaba prisionero.

Otro de los jefes responsables también por su prescindencia, esel comandante señor Villavicencio, que en dicho día 16 se hallaba ensu puesto de la «Ciudadela Piérola». Nadie pude dudar que la ini-ciativa que él hubiera tomado para reunir los desbandados y dar alalcalde municipal el apoyo que la situación exigía, hubiera sidoatendida en Lima, en donde más que en parte alguna basta un hecho,como el rompimiento de un bloqueo, para dar prestigio a un mili-tar. Se asegura—no me consta—que el comandaute Villavicencioresistió las exigencias de algunos que querían disparara sobre Mira-flores y sus alrededores; y que cuando, atendiendo a una indicacióndel Cuerpo Diplomático, aseguró que no,expondría con sus cañonesla ciudad a una sangrienta represalia, estaba ya casi completamenteabandonado de la guarnición del reducto y de algunos desbandadosque se le habían reunido: razón de más para contribuir a salvar laciudad, puesto que estaba expedito.

El saqueo de tiendas, zapaterías y depósitos de efectos chinosempezó muy temprano en algunas calles. En la muy extensa deMalambo, donde abundan negros y mulatos, hubo violencias desde

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las tres de la tarde; en el centro de la ciudad, desde las cinco; y debetenerse en cuenta, a fin de no dar crédito a los que intentaran despuésexculpar a los bandoleros, alegando el hambre del pueblo, que en loque menos pensaban era en depósitos de víveres. De éstos los roba-dos fueron de los ménos notables: de chinos muy pobres y los dealgunos italianos cuando por la noche los invadió el fuego. Losricos almacenes de mercancías asiáticas de las calles de Espaderos,Melchor Malo y Bodegones; algunos establecimientos europeos deropa hecha, y todas las tiendas y casas ricas de préstamo asiáticade Zavala, Albaquitas, Paz Soldán, Capón, Hoyos, Mercedarias yotras, fueron atacadas en la noche, antes de que las colonias extran-jeras pudieran organizarse y prestar los importantes servicios quesalvaron la capital. El mayor número de los asesinatos perpetradosen asiáticos se verificó en las calles del Capón, Albaquitas y Merce-darias; muchos de esos infelices perecieron asfixiados o bajo los es-combros de sus habitaciones.

Los ladrones invadían las calles por todas partes y en gruposque victoreaban al Perú y a Piérola, sin acordarse para nada de loschilenos, y se dirigían a las calles escogidas, que eran designadas agritos por la turba. A las ocho de la noche un tiroteo nutridísimose oía en toda la ciudad; al principio fueron disparos hechos contralas cerraduras para forzar las puertas, o lanzados en todas direccio-nes como medio de intimidación; pero desde las diez se trabó com-bate con los pocos extranjeros que, en distintas partes, defendíanlas puertas de sus casas y tiendas desde los techos.

Pero aún no había llegado el momento solemne del incendiocon que los malvados apoyaron la perpetración de sus crímenes.Ese pueblo de Lima, tan encomiado por su prensa, «cuyos pechosy cadáveres», decía, «formarían valla infranqueable para el inva-sor »; esos soldados, que habían huído tan cobardemente ante el enemigo, entraron a la capital a incendiar, a robar y asesinar en sushogares a los más laboriosos e indefensos de sus confiados huéspe-des, que eran para ellos también los más útiles. La numerosa colo-nia asiática, desde las ricas casas de Wing-On Chong y de King-Tong hasta el infeliz y laborioso vendedor de fósforos de palo, fuéel blanco del desborde cobarde y vandálico de los incendiarios, la-drones y asesinos.

Injusto sería, es cierto, lanzarían tremendo cargo contra todos lossoldados de la reserva y del ejército de línea, y líbrenos Dios de tancalumniosa injusticia, pues la primera en su mayor parte estaba com-puesta de ciudadanos honrados que estarían deplorando en sus casaslos excesos, y profundamente lastimados por ellos; pero con esaconducta estuvieron muy distantes de cumplir su deber, pues másde ocho mil hombres de la reserva, armados todo de excelentes Re-mingtons, habrían restablecido la confianza, dominado el populacho

22 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

y evitado que cayera sobre el Perú un borrón más feo que el de susinjustificables derrotas. Causa asombro el pensar que cuando el robo,el asesinato y el incendio amenazaban señorear a Lima, había dentrode ella, muy tranquilos en sus casas, muchos jefes y oficialas de lareserva, cuyos cuerpos habían sido disueltos apenas veinticuatrohoras antes: a no haber estado poseídos de un miedo sin ejemploo de un indiferentismo criminal, fácil les hubiera sido apoyar alalcalde y a las colonias extranjeras. En cuanto a los soldados delejército de línea, fué muy poca su culpabilidad en los desórdenes,pues en su mayor parte iban a esa hora camino de sus pueblos, ysólo recuerdo haber visto dos o tres entre los muertos en algunascalles; del populacho y soldados de la reserva vi en muchas.

Para que la capital-peruana atenuara la responsabilidad quealgunos malvados echaban sobre ella, y para quitar en parte la man-cha con que empañaban más su armas vencidas, hubiera sido pre-ciso que una expresa indignación por los atentados y delitos come-tidos, traducida, ya que no en hechos, siquiera en protestas, recayerasobre aquellos a quienes muy fácilmente se habría podido conven-cer de participación. Castigarlos a todos era imposible; pero ¿noestaban ahí en muchas habitaciones, los efectos robados cuya legí-tima adquisición no podían comprobar los que los guardaban? Laconducta que se observó en la pesquisa de lo robado no estuvo a laaltura de las circunstancias, y la guardia urbana, lejos de ser for-malmente organizada y apoyada, fué disuelta cuando aún quedabantodos los efectos en poder de los ladrones. Apoyados en las bayonetas prusianas, los soldados de M. Thiers fusilaron por centenares alos incendiarios de París, y satisfacieron a la Europa: los incendia-rios de Lima se paseaban al siguiente día sobre los escombros hu-meantes, reían de sus víctimas e inculpaban a los extranjeros elasesinato del pobre pueblo enhambrecido; y ni la autoridad, ni losciudadanos notables hicieron nada para castigar a uno solo. ¿Seríaporque todo se había perdido, même l'honneur?

Muy laudable fueron los esfuerzos y la abnegación con que lamayor parte de los extranjeros salvaron a Lima. Las bombas fran-cesa, inglesa, e italiana, servidas por sus respectivas colonias y apo-yadas por las demás, luchaban contra el incendio bajo el fuego delos que huyeron ante los chilenos, y por desgracia hubo víctimasgenerosas.

Nada más horroroso que el siniestro cuadro que Lima ofrecíaesa noche, y nada más propio para explicar y comprender las causasde la decadencia de este pueblo, que de tiempo atrás ha estado ocul-tando úlceras profundas con las lujosas galas en que ha derrochadosus ingentes riquezas.

¡Ahí estaba Lima incendiada por sus propios hijos, no «cuálnueva Sagunto para asombrar al Universo»; no para cerrar sus puer-

LA TOMA DE LIMA POR EL EJÉRCITO CHILENO EN 1881 23

tas y cavar la tumba al enemigo que venía, sino para mostrarse almundo retorciéndose en una agonía de bacante que no inspirabalástima sino indignación: ahí estaba esa ciudad que hasta la vísperalanzaba a los cuatro vientos el denuesto y la procacidad contra sus enemigos, clamando por que entraran y la salvaran de una destrucciónmás vilipendiosa que el vencimiento y el perdón!

En la tarde del lunes 17 entraron a Lima los primeros batallo-nes chilenos; que la salvaron ocupándola, y cuya actitud digna, cir-cunspecta y grave, obra de la disciplina y de la conciencia de su fuerza,ha debido ser uno de los más severos castigos infligidos al Perúpor el Supremo Juez de las Naciones. Durante dos años la prensade Lima, así la seria como la fútil, parecía empeñada en excederseen la tarea de presentar a Chile como una horda de facinerosos, ya sus gobernantes como jefes de cuadrilla. En La Patria de Limaescribía un miembro notable del foro peruano: «No hay más quesalteadores: salteadores los que vienen, y salteadores los que envíana los que vienen»; y el 17 de enero ¡oh crueles ironías del destino!Lima, haciéndose la desdeñosa a la manera de ciertas gentes, respi-raba al fin, después de horrenda noche, al oír la acompasaba marcha ylas cornetas de los batallones chilenos que la ocupaban. Los peruanosno habían encontrado aceptable el consejo del mismo flamante es-critor, que les dijo:« EI partido que debemos tomar es el del deber:luchar hasta vencer o morir»; y no lo siguieron tal vez porque esta-ban seguros de que no se cumpliría la profecía del mismo: «La vic-toria está reservada a la constancia peruana, al valor peruano, al des-prendimiento peruano».

General era la creencia de que los vencedores harían ruidosaostentación de su triunfo, y que el himno nacional chileno y la ban-dera de la estrella harían apurar al vencido las amargas heces deuna derrota que carecía de esos hechos gallardos y de esos noblesesfuerzos que hacen interesante al caido y respetable la tumba delos que sucumben; pero el ejército de Chile hizo su entrada con unamoderación que ponía de manifiesto la disciplina de los soldados y lasensatez de los jefes, así como sus triunfos habían atestiguado subien dirigida bravura. Los peruanos, mal de su agrado, debieronsentir la superioridad de un enemigo que después de vencerlos lesdevolvía la seguridad de sus hogares, sin insultarlos siquiera con larisa burlona o la mirada compasiva de los fátuos.

¡Cuán diverso hubiera sido este cuadro final, si los sucesos dela guerra hubieran abierto las puertas de Santiago a caudillos y periodistas que proclamaban guerra sin tregua ni cuartel, y a batallones como los que desbandados incendiaron a Lima!

A.—Organización y d iversas actividades

El arma de ingenieros en el ejército británico recibe el nombrede «Corps of Royal Engineers» y su organización, instrucción ymúltiples actividades son dignas de conocerse, tanto por apartarseesencialmente de la escuela de nuestros zapadores militares, comopara dar una orientación sobre la evolución de esta arma en uno delos ejércitos que participó en la gran guerra.

En trabajos anteriores, he tratado la organización de las unida-des de ingenieros militares británicos y también la de sus servicios,establecimientos y comandos superiores. Ahí puede verse que lamayor unidad orgánica de estas tropas, en cualquiera de sus especialidades en tiempo de paz, es la compañía. En el ejército regularexisten compañías y escuadrones de ingenieros de campaña (zapa-dores), compañías de ingenieros de parques de campaña, compañíasde ingenieros de fortalezas, compañías de ingenieros topográficos ode levantamiento y compañías de ingenieros ferrocarrileros. Y, últunamente, compañías de ingenieros antiaéreos, a cargo de los pro-yectores y localizadores de sonido de las unidades antiaéreas.

Hay que hacer notar que, después de la última guerra, el servicio de comunicaciones o señales es una rama o arma especial delejército británico, «Royal Corps of Signals», que no se encuentracomprendida entre las unidades de ingenieros y está constituida por

(*) Este trabajo fué recibido casi al mismo tiempo de la publicación delReglamento para la Instrucción y Empleo de los Ingeníeros Militares, 1922;sin embargo, creemos que no ha perdido su oportunidad para los oficiales detodas las armas, por la forma compendiada y concisa con que trata la materia.Por otra parte, las opiniones personales del autor merecen la consideración delos oficiales de ingenieros —N.. de la D.

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escuadrones de señales afectos a las unidades superiores, indepen-dientemente de las secciones de señales unitarias de las diversasarmas.

El total de las diversas unidades de ingenieros en el ejércitobritánico, para 1923, llega a 45, con 737 oficiales y 7.952 hombres,en una organización de 6 divisiones y la defensa territorial. El ser-vicio de señales, por su parte, tiene este año una dotación de 252oficiales y 4.240 hombres.

Como dato ilustrativo anoto, también, que el presupuesto delarma de ingenieros, en el presente año, llega a la suma £ 2.181.400,y el del servicio de señales a £ 1.048.400. En total, más de tres mi-llones de libras.

Siguiendo ahora con las demás labores de los ingenieros mili-tares, en los servicios superiores de! ejército británico, encontramostambién otras actividades que les son encomendadas. El Departa-mento del Director General de Artillería del Ministerio de Guerra,nuestra Dirección del Material de Guerra, tiene una Dirección deFortificaciones y Obras a cargo de oficiales de ingenieros, que correcon los trabajos de esta arma no comprendidos en la especialidad desus unidades. Dichos trabajos consisten en la construcción de todoslos cuarteles, hospitales, polígonos y edificios militares dependientesdel Ministerio de Guerra en todo el Imperio. Provisión de agua, ca-lefacción y trabajos sanitarios en las mismas dependencias. Cons-trucción de fortificaciones, obras de defensa antiaéreas, proyectoresantiaéreos permanentes, campos de tiro de artillería e instalacioneseléctricas y mecánicas de las defensas de costas (1). En todas estasobras, las ingenieros militares británicos tienen a su cargo no sólola construcción, sino que también los planos, examen técnico de lasobras y control de los trabajos durante su ejecución.

Otras de las actividades importantes de los ingenieros militaresbritánicos fuera de las tropas, la forman los trabajos de investiga-ciones y experiencias que se efectúan en sus establecimientos expe-rimentales, referentes a material técnico de ingenieros y señales,camuflaje, humo y gases inclusives.

Relacionando lo que tenemos en Chile con lo que aquí se ve,lo dicho basta para expresar, en pocas palabras, que los ingenierosmilitares británicos no sólo tienen a su cargo la casi totalidad de lalabor de nuestras unidades chilenas, sino que ademas varias otrasactividades técnicas que o bien no existen o forman servicios sepa-rados en el Ejército de Chile.

(1) Uno de los secretos de la defensa de costas británica durante la últi-ma guerra, era el torpedo dirigible; secreto que pudo ser tal, gracias a serinventado, construido y manejado por oficiales de ingenieros.

26 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

B.—La instrucción

La instrucción de los ingenieros militares británicos, aparte delos reglamentos comunes al servicio de todas las armas, se rigeprincipalmente por el Reglamento de Ingenieros, y además por lossiguientes reglamentos o manuales especiales:

Fortificación de campaña;Materiales;Obras defensivas;Construcción de puentes;Destrucciones y minas;Caminos;Provisión de agua;Mejoramiento de instalaciones;Ingeniería mecánica y talleres;Ingeniería eléctrica y proyectores;Ferrocarriles.

De estas obras, algunas se encuentran todavía en preparación.

El Reglamento de Ingenieros, «Engineer Training, 1922», pro-visorio, contiene las prescripciones generales para la instrucción delas diversas unidades de ingenieros y su empleo en la guerra.

Creo oportuno dar una reseña de sus capítulos principales, porser uno de los reglamentos más modernos del ejército británico,porque contiene las características principales del arma, y por lasnovedades de su papel en relación con las demás.

El Reglamento de Ingenieros se divide en dos partes: I parte,Instrucción; II parte, Guerra.

1) PRINCIPIOS GENERALES Y SISTEMA DE INSTRUCCIÓN

Lo transcribiré casi literalmente, porque lo considero de interéspara todas las armas.

Igual a los demás reglamentos tácticos, empieza definiendo elobjetivo de la instrucción: derrotar al enemigo en la guerra.

Hace resultar que la base de una buena instrucción, es la mutuaconfianza entre el personal de todos los grados.

Las guerras pasadas han demostrado que la victoria sólo puedeobtenerse por una acertada dirección e intrépida ofensiva, en tantoque las recientes experiencias muestran mayor descentralización delcomando debido al poder de las nuevas armas, lo que pide un au-

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mento de iniciativa de parte de los comandantes subordinados y deconocimientos en todos los grados.

El deseo de avanzar y la habilidad para derrotar al enemigo, sonlas cualidades que deben inculcarse a la tropa como finalidad de lainstrucción, porque tanto de ellas como de la acertada dirección ysano entrenamiento, depende el resultado de la campaña.

Insiste en el desarrollo de las cualidades morales de la tropa, en-tre las cuales incluye el espíritu de combate y la más alta disciplina.

Un ejército solo puede desarrollar toda su fuerza cuando latotalidad de sus partes obra en estrecha combinación. Describe porésto el papel de cada arma y servicios administrativos, que debe serconocido por todos los ingenieros para desarrollar un estrecho con-tacto Son las demás armas en la batalla. Con este mismo fin, los altoscomandos deben destacar temporalmente a oficiales y suboficialesde ingenieros en las otras armas y, similarmente, oficiales y sub-oficiales de las otras armas deben ser agregados temporalmente alas unidades de ingenieros.

Aquí el Reglamento hace notar que los principios de la instruc-ción y del combate que contiene, están basados en una amplia ybien establecida experiencia; pero que, aparte de su aplicación, losprincipios en el papel sólo tienen un escaso valor. Su utilidad dependeprincipalmente del esfuerzo del comandante para inculcarlos en lavida cotidiana de sus hombres.

La virtud qne más debe cultivarse, tanto en la instrucción comoen la guerra, es la energía. Energía en la instrucción, energía en elcombate, orgullo o amor propio por su trabajo, afinidad y orgullopor sus hombres, son los ingredientes seguros del éxito del coman-dante.

El párrafo «responsabilidad de la instrucción», contiene tambiénalgunas prescripciones interesantes.

Todos los comandantes, desde el de sección arriba, son respon-sables de la instrucción y eficiencia de sus unidades, tanto en pazcomo en guerra. La instrucción no debe delegarse en especialistas,salvo en los tecnicismos, práctica de los oficios, educación física yramas especiales de ingeniería militar.

Un oficial, personalmente, no puede poseer la destreza de losdiversos oficios que exige de sus diestros zapadores, los que necesi-tan años de práctica para adquirirla; pero sus conocimientos de laaplicación de esta habilidad deben permitirle clasificar correctamente estas condiciones de sus hombres, para apreciar la instrucción delexperto y para ver que sus soldados la aprovechen.

Los oficiales superiores no están exentos de responsabilidad enla instrucción de sus unidades; pero su actuación es más bien direc-tiva que instructiva.

28 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

El desarrollo de la iniciativa en todo subordinado es de vitalimportancia y debe evitarse todo acto que tienda a su supresión.

El comandante de compañía es responsable no sólo de la instruc-ción de sus oficiales, suboficiales y hombres, en sus diversas activi-dades, sino que también del desarrollo de sus cualidades morales ydel perfeccionamiento en el arte de enseñar.

La compañía es la unidad principal de instrucción en los inge-nieros y, dentro de ella, la sección es la menor unidad completa, conla proporción necesaria de oficios manuales, herramientas y mediosde transporte, que puede ser empleada independientemente comounidad táctica o de trabajo. La sección está dividida, además, encuatro subsecciones, cada una a las órdenes de un suboficial.

Un año completo de instrucción debe permitir a cada hombre ocomandante, dentro de la compañía, reemplazar a su comandantesuperior.

Vienen después los deberes de los comandantes de sección y delos suboficiales comandantes de subsección.

El fin de toda instrucción, es obtener de los comandantes habi-lidad para comandar, lo que incluye facilidad para discernir, rápi-das decisiones, iniciativa y confianza en sí mismo. En los hombres,desarrollo de las cualidades morales del soldado, espíritu de combate,es decir, resolución de acercarse al enemigo confiado en su superio-ridad, disciplina, espíritu de cuerpo, aptitudes físicas, destreza en eluso de sus armas y destreza en su oficio.

Un buen instructor debe poseer afecto y conocimiento de sushombres; una exacta noción anticipada del resultado que trata dealcanzar; suficiente conocimiento de las materias para alcanzar esteresultado y sentido común en sus métodos.

Ningún método de instrucción será eficiente si no tiene doscondiciones esenciales: simplicidad e interés.

Las dos vías principales de la instrucción son la vista y eloído. La tendencia común es enseñar mucho por el oído y no bastante por la vista, porque hablar requiere menos esfuerzo que obrar.En cambio, el cerebro retiene más fácil y firmemente lo que ve conlos ojos que lo que oye con el oído. El instructor debe, por esto, acu-dir tanto a la vista como al oído de sus hombres para conseguirlo,y desarrollar su instrucción en el siguiente orden:

Explicación. Instrucción por el oído.Demostración. Instrucción de la vista.Ejecución. Examen de resultados y corrección de errores.Repetición. Práctica para obtener perfeccionamiento.

Los ejercicios del orden cerrado son el método más rápido deenseñar la disciplina. El orden cerrado, además, compele al hábitodé la obediencia, y el soldado estimulado por los ejercicios ordena-

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dos y reglamentarios se siente a sí mismo más orgulloso comosoldado.

El estricto e invariable mantenimiento de la unidad orgánicaen toda circunstancia, es la garantía más segura del espíritu decuerpo. Dentro y fuera de las formaciones, el hombre debe trabajaro jugar no como un individuo, sino como miembro de su subsección,sección o compañía. Competencias y partidas de football entre sub-secciones o secciones, estimulan el orgullo y fidelidad por su unidad.El hombre debe aprender a jugar «por el partido» y no por sí mismo,y tener por cierto que la unidad es de más importancia que los in-dividuos que la componen. Dentro de la sección y de la subsección,los hombres y los comandantes deben conocerse mutuamente. Ladisgregación de las secciones debe evitarse en lo posible; pero losaccidentes y enfermedades son comunes en la guerra, y la causainevitable del cambio de vecindad en los hombres. Debe tenersepresente que el hombre es dado a la patria como miembro de unaunidad definida, y el fin de una buena organización es neutralizarlos perturbadores efectos de un cambio y sus consecuentes pertur-baciones.

La hiena disciplina de marcha es un reflejo del espíritu decuerpo. Una compañía es juzgada y se juzga a sí misma por suconducta en la marcha, es decir, por su actitud y actividad, tentóindividual como de sus fracciones destacadas. Oficiales y hombres deuna compañía buena marchadora, tienen confianza en sí mismos.En una sección que marcha bien, el hombre débil es ayudado incons-cientemente por el mas fuerte, y el impulso de la unidad los lleva atodos adelante. Un rezagado debe sentirse como deshonrado a símismo respecto a su unidad.

El orgullo de cuerpo garantiza el buen trabajo de una unidadtrabajadora, si el trabajo se efectúa con la idea de que esta obra esuna forma de combatir y una prueba de la eficiencia del soldado. Elorgullo de cuerpo debe desarrollarse por medio de cortas e intere-santes conferencias sobre los hechos del arma o cuerpo de ingenie-roa en la guerras, gran guerra y campañas pasadas, incluyendo ha-zañas valerosas ejecutadas individualmente por oficiales y hombrese influencia de la labor del arma en los éxitos del ejército británicoen campaña.

En las consideraciones sobre las aptitudes físicas, llega a la con-clusión de que los ejercicios de la instrucción y educación físicatienen un gran valor, pero, en sí mismos, no son suficientes. Lasaptitudes del cuerpo y la alegría del ánimo se obtienen más fácil-mente en la atmósfera de los juegos. No hay que dejar a los hombresentregados a sí mismos cuando terminan su trabajo diario, para quedesarrollen el mal hábito de estar ociosos en sus cuarteles. El coman-dante de sección debe evitar esta ociosidad, organizando dentro de

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la tarde o noche foottball,boxeo o carreras a través del campo, espcialmente en competencia con otras secciones. Los hombres aceptarán cordialmente estos deportes y llevarán después a su trabajel espíritu de sus juegos. Una sección que juega football, correboxea, no será deficiente en la guerra, y estará lista para sobreponerse a la violencia y tensión de la batalla, a las largas marchasal trabajo bajo el fuego.

Las condiciones del jefe (leader), forman la parte final del capítulo. Un jefe sobre todo debe poseer la confianza de su hombreDebe ganarse esta confianza imponiendo su respeto, respeto por 1inteligencia y simplicidad de sus órdenes y por una firme insistencia para su cumplimiento; respeto por su espíritu de justicia; por ssentido común; por su perspicacia, energía y hábito de previsiónpor su indiferencia ante los peligros, personales y por la facilidacon que soporta las fatigas de sus hombres; por su constante buehumor delante de las dificultades y, finalmente, por el natural orgullo que siente por su comando. El jefe que logra la confianza dsus hombres, ha logrado más de la mitad de sus fines, porque tienen sus manos un instrumento capaz de las grandes proezas.

2) INSTRUCCIÓN DE LOS OFICIALES DE INGENIEROS

El oficial de ingenieros del ejército regular, debe ser un soldado y un ingeniero eficiente, con un extenso conocimiento prácticde los problemas de ingeniería y de organización, y experiencia eel control de los trabajos. Para esto debe complementar su instrucción general de ingeniero, con una perfecta educación militar, quabarque no sólo la aplicación militar de su propia arma en el servicio, sino que le permita un cabal conocimiento de las funciones dlas demás ramas, especialmente las armas principales.

La instrucción del oficial de ingenieros debe considerarse bajdos aspectos: instrucción general militar e instrucción técnica especial. Las dos son de igual importancia, siendo la una el complemento de la otra.

Los cursos de oficiales subalternos en la Escuela de IngenieríaMilitar y en la Universidad, tienen por objeto desarrollarles sus inclinaciones militares y darles una completa educación universitaricomo ingenieros.

Estos cursos empezarán inmediatamente después del curso ddos años en la escuela de cadetes, donde el oficial debe haber completado sus matemáticas e instrucción general y empezado su educación en materias militares.

Cuando lo permitan las exigencias del servicio, los cursos de laEscuela de Ingeniería Militar no se desarrollarán continuadamente,sino que, después de los cursos generales militares y de materias

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técnicas elementales, los oficiales se agregarán por un período a unaunidad de campaña, antes de tratar los cursos más técnicos.

Los cursos de la Escuela de Ingeniería Militar y de la Univer-sidad para oficiales subalternos, comprenden:

a) Instrucción general militar.—Ejercicios, servicio en campaña, disciplina, leyes militares, servicio regimentario, administración,servicio a caballo, tiro, educación física, bombardeo, gases, higiene,instrucción general referente a la organización de todas las armas yservicios, táctica de las diferentes armas, organización y empleo delos ingenieros en la guerra. Cuando sea posible, los oficiales se agre-garán por cortos períodos a unidades de otras armas durante losejercicios de brigada y división.

h) Instrucción técnica especial.—Abarca varias ramas: Ingenie-ría de campaña, incluyendo defensas de campaña, destrucciones yferrocarriles de trincheras. Construcción de puentes, incluyendométodos improvisados de travesía de ríos, andariveles aéreos, cons-trucción de puentes ligeros, medianos y pesadas, incluyendo el trazado y construcción de puentes de vigas de acero. Obras de ingeniería en el ataque y en la defensa, defensas de costas y trabajossemipermanentes para la defensa preparada de posiciones.

Ingeniería general, incluyendo mecánica aplicada, calidad yresistencia de materiales, arquitectura, acantonamientos, construc-ciones semipermanentes de campaña y barracas, construcciones dealbañilería y concreto, estructuras de acero, construcciones de ca-minos, hidráulica y provisión de agua, drenaje y saneamiento,alumbrado y calefacción, presupuestos de ingeniería y obras econó-micas, dirección y administración de obras.

Ingeniería eléctrica, incluyendo los principios generales deelectricidad y magnetismo, teoría, prueba, dibujo y construcción demotores, plantas e instalaciones eléctricas de alumbrado y de fuerza,instalaciones de proyectores, teléfonos.

Ingeniería mecánica, incluyendo máquinas de vapor, combus-tión interna, bombas, práctica de talleres, construcción y prueba demaquinarias.

Levantamiento, incluyendo levantamientos rápidos de campaña,nivelación, levantamiento y reconocimiento de ferrocarriles y cami-nos, uso del teodolito, práctica de levantamiento astronómico, tri-gonométrico y topográfico, reproducción e impresión de planos ycartas.

Completada esta instrucción teórica, el oficial queda apto paraun período de servicio en una unidad o bien para ser destinado di-rectamente a una obra.

A los oficiales debe alentárseles para especializarse en una delas grandes ramas de ingeniería y, para completar su instrucciónpráctica, durante sus diez primeros años de servicio, pueden ser

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Trabajos de zapadores en campaña.Curso de bombardeo.Curso educacional.

Una parte de la instrucción se practica de noche, o bien de día,usando anteojos obscurecidos.

Durante la instrucción de tiro se usan máscaras contra gases,aumentándose progresivamente su empleo hasta un maximum dedos horas, durante los trabajos de zapadores en campaña.

Antes de ser destinados a las unidades, todos los reclutas hacenun curso de puentes pesados.

Los reclutas destinados a las unidades de ferrocarrileros, levantamiento y fortalezas, reciben además como complemento una ins-trucción de su especialidad.

Los destinados a los escuadrones de zapadores montados, asis-ten a un curso en un depósito montado que comprende equitacióny conducción a caballo, y tratamiento del ganado; además, a uncurso especial de trabajos de zapadores y destrucciones, aplicable altrabajo del personal del escuadrón.

El recluta conductor recibe una instrucción especial en equita-ción y conducción.

La instrucción de educación física y la higiene, forman ramasseparadas del servicio anterior y se enseñan conforme a los regla-mentos especiales.

4) INSTRUCCIÓN ANUAL

El año de instrucción en las diversas unidades se divide en dosperíodos:

Instrucción individual.Instrucción colectiva.Debido a las variadas condiciones en que se instruyen las tro-

pas en las diversas partes del Imperio y a las diferentes ramas delservicio de ingenieros, no se fija exactamente el tiempo de duraciónde cada período. Se deja por esto a la iniciativa de los comandantesla confección de los programas dentro del tiempo asignado.

El objeto del período individual es preparar al personal de todos los grados en sus deberes individuales en la guerra.

El objeto de la instrucción colectiva es permitir a las subseccio-nes, secciones, compañías y unidades mayores, moverse y cooperaren el combate.

Instrucción individual.—Comprende:a) Instrucción de oficiales.

Memorial Enero—3Memorial 1925 Enero—3

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b) Instrucción de suboficiales en sus tareas especiales.c) Instrucción del soldado de ingenieros en sus tareas indivi-

duales dentro de la subsección, incluyendo práctica de su oficio,ejercicios en orden cerrado, disciplina del fuego, puestos avanzados,orientación y travesía del terreno durante la obscuridad, amarras ynudos, empleo de las diferentes clases de puentes. Se continúa elempleo de las herramientas de zapa, enrplazamiento de trincheras,construcción de cubre cabezas y obras de campaña. En este períodose dan conferencias con el objeto de desarrollar el sentimiento delhonor personal, deberes del soldado, patriotismo y espíritu decuerpo.

d) Práctica para el personal de todos los grados, de medicionesy apreciaciones de distancias.

e) Educación física.j) Esgrima de bayoneta.g) Bombardeo.h) Ametralladoras Lewis; para los escuadrones, Hotchkiss.i) Instrucción de carguío y enfardamiento de todo material

transportable, dónde existen facilidades y dónde pueden mejorarse,en el embarque y desembarque, atalaje y desatalaje de animales yvehículos.

j) Los hombres montados practican equitación, escuela deconductores y cuidado del ganado.

Durante el período individual tienen lugar, además, las siguien-tes instrucciones especiales:

a) Uno o dos oficiales y suboficiales por unidad, van a las es-cuelas de tiro del ejército a cursos de fusil, ametralladoras y bom-bardeo.

b) Se instruye a los oficiales y suboficiales especialistas enpuentes pesados reglamentarios.

c) Se da oportunidad a los suboficiales y soldados para practi-car y perfeccionarse en sus oficios manuales.

d) Los oficiales superiores asisten a viajes tácticos divisiona-rios y de brigada, sin perjuicio de la instrucción táctica y adminis-trativa regimentaría aplicada al servicio de ingenieros, que se da alos oficiales subalternos y suboficiales.

Instrucción colectiva.—Este período se subdivide en;

Instrucción militar elemental.Instrucción técnica especial.Aplicación y ejercicios combinados.

El Reglamento insiste en que el período individual y de sec-ción nunca deben considerarse terminados, y que durante el período

L0S INGENIEROS MILITARES BRITÁNICOS 35

colectivo deben aprovecharse todas las ocasiones para ejercitar a loshombres individualmente.

Después del párrafo «Instrucción con otras armas», siguen lospárrafos para la instrucción colectiva de las diversas unidades deingenieros, materias que ya han sido tratadas.

5) EJERCICIOS

Fuera de lo referente a su título, este capítulo trata tambiénalgunas generalidades de las diferentes unidades, especialmentetransportes.

Excepto el escuadrón de campaña, que es unidad montada yopera con la división de caballería, todas las demás unidades de in-genieros son desmontadas y rigen su instrucción por la compañíade infantería.

Cada sección de ingenieros debe llevar consigo su carro regla-mentario de herramientas (tool cart) y sus armones (limbers) paraherramientas y explosivos, que le permitan desempeñar sus tareasde ingenieros en cualquier momento. Tropas de ingenieros sin susherramientas, explosivos, provisión de agua, carros-talleres, materialde puentes, etc., sólo pueden ser empleadas tácticamente como in-fantería y, en este caso, estarían en la misma situación que un pe-lotón de ametralladoras sin sus piezas o una batería de artilleríasin sus cañones.

El carro doble de herramientas de una compañía de campaña,es un vehículo a cuatro caballos, y cuando está totalmente cargadono puede moverse sino al paso, salvo cortas distancias en buenoscaminos. Los armones, tipo especial de carro a cuatro ruedas comúna todo el ejército británico, son cada uno a cuatro caballos, y loscarros de herramientas de un escuadrón de campaña, son a tiro deseis caballos para permitirles moverse más rápidamente.

Los carros de pontones son arrastrados normalmente por trac-ción mecánica; pero son adaptables para tracción animal cuando esnecesario.

Como una unidad de ingenieros no está completa sin sus carrosy material, es necesario tomar como base para una formación nor-mal a la subdivisión de trabajo en campaña, que es la sección consu doble carro de herramientas, sus armones y sus caballos de car-ga. Los vehículos que no pertenecen a la sección, forman una sec-ción de plana mayor y marchan reunidos atrás de la unidad. Losvehículos automóviles marchan separadamente.

Todas las formaciones anteriores son adaptables a la columnade marcha.

36 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

El capítulo termina con los siguientes párrafos: Instrucción delescuadrón de campaña; Instrucción de la sección; Instrucción de lacompañía de campaña; Instrucción de parada de los ingenierosdivisionarios; Instrucción de las demás unidades de ingenieros;Instrucción de las secciones de carros; Paradas y revistas; Desfiles.

JUAN B. NEGRETE.Teniente-Coronel v Of. de.E.M.

(Continuará!.

Los Congresos y las ideas de pazen Europa a través de los siglos

En la vida de los pueblos no nosmuestra la historia sino guerras y sedi-ciones; los años de paz sólo parecencortas pausas, entreactos, que surgenuna vez por casualidad. Y asimismo,la vida del hombre es un perpetuocombate, no sólo contra los males abs-tractos, la miseria o el hastío, sino con-tra los demás hombres.

En todas partes se encuentra un ad-versario.

La vida es una guerra sin tregua, yse muere con las armas en la mano.

(Schopenhauer).

La idea de la paz perpetua no es una concepción contemporá-nea. Hace ya cientos de años que la humanidad boga por alcanzaresa era de amor y de fraternidad, de la cual se destierre la guerrapara siempre.

Miles de hombres han luchado infatigablemente en todas lasépocas por alcanzar tan preciado bien: Emperadores, Reyes, Sabios,Filósofos, Filántropos, Juristas, etc., de todos los pueblos y de todoslos tiempos, han soñado en conjurar esa suprema enfermedadinnata en el ser, y perturbadora de la mentalidad del hombre.

Cientos de libros se han escrito; miles de fórmulas se han bus-

38 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

cado; infinidad de Congresos se han reunido; pero, desgraciadamen-te, parece ser que esa era de paz inmutable, tan anhelada, estuvieraal márgen de la realidad, paralela al destino del mundo, cuyo con-tacto con él solo se concibe como en matemáticas, allá en elinfinito

Los primeros ensayos de paz universal de que nos habla la His-toria, tuvieron su origen en los albores de la antigua Grecia, donde,en efecto, hace ya dos mil años existían en este país unos tribunalesde paz conocidos con el nombre de Gran Consejo de los Anfictiones.Dichos tribunales, cuyo origen y fundación nadie ha podido deter-minar de una manera precisa, subsistieron hasta el año 146, antesde nuestra era, época en que Grecia fué declarada provincia romanacon el nombre de Acaya.

La misión de estos Consejos o Liga de Pueblos, era principal-mente, la de solucionar pacíficamente las diferencias que se suscitaban entré los estados confederados, sobreentendiéndose que nadiepodía declarar la guerra sin antes haber dilucidado el asunto pordecreto de los Anfictiones, cuyos mandatos debían ser tenidos comosi emanasen de los propios Dioses.

Tales tribunales de paz estaban compuestos por 1os represen-tantes de doce pueblos o estados Griegos, extendiéndose más tardea otras comarcas, cuyos estados enviaban dos representantes de loscuales solo uno estaba asistido de voz y voto.

Todas las cuestiones susceptibles de guerra debían ser antesestudiadas por el gran Consejo de los Anfictiones, al cual competíafinalmente fallar si correspondía o no la guerra.

Además, se establecían penalidades severas para el pueblo quedesoyese el mandato del Consejo, en cuyo caso éste autorizaba elenvío de los ejércitos de todos los Estados confederados contra eldel desobediente, el cual, además, era expulsado de la Liga.

Cuatrocientos años antes de nuestra Era, Aristófanes había escrito ya una comedia titulada <<La Paz», en la que ponía en eviden-cia la idea de la confraternidad.

Este ideal de los griegos, fué después llevado a Roma.. Así, porejemplo, Sócrates nos habla del<<Ciudadano Mundo», y Terencio,Cicerón etc., tuvieron también concepciones semejantes.

Virgilio—en el siglo primero de nuestra época profetizó almundo la Paz Perpétua, bajo la forma mitológica del retorno de laEdad de Oro.

Prueban pues, estos primeros acontecimientos históricos, que,hace ya veinte y tantos siglos, la idea de la paz y de la concordia erauna aspiración generosa en el pensamiento de los hombres.

Alejandro, el famoso guerrero y Rey de Macedonia, nacidotrescientos sesenta y cinco años antes de J. C, pensó también enestablecer un gran Imperio Universal, en el cual reinaría la paz,

LOS C0NGRES0S Y LAS IDEAS DE PAZ EN EUROPA 39

Pero en todas épocas, fué la Iglesia la que luchó con mástesón, pretendiendo unir a todos los pueblos cristianos y conseguirla paz y la armonía entre ellos.

La obra realizada por la Iglesia en este sentido, es tan intensaque merece ser tratada en capítulo aparte. Ella ocupa casi entera-mente los anales de sus quince primeros siglos de vida. En el sigloquince vuelven al escenario de esta lucha por la paz la acción mili-tar y filosófica.

En efecto, por aquella época, el Rey Jorge Podiebrand deBohemia, se dirigió a Luis XI de Francia, proponiéndole la forma-ción de una Alianza o Liga para mantener la paz y terminar conla lucha existente, a la sazón, entre el Papa y el Emperador; peroéste desechó el ofrecimiento, y nada práctico se hizo.

Por otra parte, en el año 1595, Enrique IV, Rey de Francia yde Navarra, o más bien su Ministro Sully, animado de una idea depaz, después de haber soportado un reinado agitadísimo de guerrasy desavenencias, pensó en llevar a la práctica su sueño, proyectandola disminución de los efectivos militares, de Francia, empezando elmismo por dar el ejemplo, reduciendo al mínimo su guardia, cosaque extrañó mucho a un embajador turco, a quien se dice que elRey contestó en esta forma: «Donde reina la justicia, no es necesa-rio la fuerza».

Luego ordenó que se hiciese «una lista de todas las ciudades yfortalezas del rey y de los señores, anotando cuáles son absoluta-mente necesarias y cuáles podrían demolerse poco a poco sin ofendera quienes conviene respetar». (Art. 6 del programa de Sully)

Enrique IV y su Ministro Sully, querían hacer de todos lospueblos cristianos de Europa una gran República, compuesta porFrancia, España, Gran Bretaña, Suecia, Lombardía, Nápoles, Hun-gría, Alemania, Bohemia, Polonia, Dinamarca, Países Bajos, Suiza,Venecia, Sicilia e Italia.

En esta Unión se resolverían todas las divergencias y cuestio-nes pendientes por un Senado que constaría de cuatro representan-tes por cada país, el cual funcionaría en una ciudad central de Eu-ropa. Para la sanción de 1os asuntos decidiría la pluralidad de votos,tratándose de evitar en absoluto la guerra, y debían de resolverse enprimer término la defensa de Hungría y Polonia, contra los Turcos;de Suecia, contra los Rusos; y a los pueblos en general, la proteccióncontra el despotismo y el espíritu belicoso de los Reyes.

Tal Confederación de Naciones—como se ve, bien inspirada—no se llevó a cabo, pues si es cierto que el plan había sido aceptadopor Isabel de Inglaterra, por el Papa, Holanda y otros Estados, encambio la Casa de Austria se opuso terminantemente, en vista deque se le imponía la cesión de parte de su territorio, y he ahí que

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para realizar tal Liga de Paz, era preciso una guerra que vencieratoda resistencia.

Francia ofreció su ejército para someter a la Casa de Austria,y el mismo Rey pensaba ponerse al frente de las tropas; pero heteaquí que, cuando todo estaba a punto de realizarse, el mismo Enri-que IV, que tanto confiaba en la benevolencia de los hombres, alextremo de haber reducido su propia guardia, cayó asesinado el 13de Mayo de 1610, bajo el puñal de Ravaillac.

Gustavo Adolfo, Rey de Suecia, nacido en 1594, quizás el gue-rrero más empedernido y batallador de cuantos haya tenido estepaís, soñó también con hacer algo parecido, pero su éxito fué tanescaso como el de su antecesor en esta materia.

Las mismas ideas de paz de Enrique IV, fueron también co-munes al Cardenal Duque de Richelieu, continuador de su política,pero no obstante tales ideas, durante el tiempo que desempeñó lacartera de Guerra de Francia, y en los años posteriores de su vidapolítica, consiguió elevar las fuerzas militares a 180.000 hombres yequipar más de cien barcos de guerra.

En 1714, el Abate de Saint Pierre publicó un proyecto aconse-jando la creación de una gran república cristiana, la cual constaríade 19 Estados Confederados.

Se hace notar, que los hombres que más se distinguieron en suafán por abolir la guerra, por aquella época, fueron casi siemprelos guerreros más batalladores, y el mismo Abate de Saint Pierre,antes de abrazar la carrera eclesiástica, fué también militar,profesión que tuvo que abandonar debido a su débil constituciónfísica.

Su obra más notable fué la titulada «La Paz Perpetua», cuyasdoctrinas tuvieron—como es de suponer—muchos propagandistas ymuchos adversario, aunque él mismo afirmaba que su obra no erapara la época sino para el futuro. Allí también, como en el Consejode los Anfictiones, o c omo en cualquiera de los otros miles proyecta-dos, los asuntos se resolverían a votación, y se contaría con un granejército federal encargado de hacer cumplir las resoluciones de laAsamblea. Lo cierto fué que nada de esto llegó a realizarse tampoco.Y como recompensa de su fraternal proyecto, Saint Pierre fué ex-pulsado de la Academia por orden de Luis XIV.

Se dice que al enterarse del proyecto del Abate de Saint Pierre,el sabio Leibnitz (famoso matemático, filósofo, físico, historiador,jurisconsulto y teólogo alemán), quedó admirado, y, como conoce-dor de las cosas del mundo, exclamó: «Al recordar el proyecto depaz del Abate de Saint Pierre, se me ocurre recordar la inscripciónque se lee en los cementerios. Descansa en paz. Los muertos, enefecto, no se baten, pero los vivos tienen gustos completamente di-ferentes».

LOS CONGRESOS Y LAS IDEAS DE PAZ EN EUROPA 41

A mediados del siglo XVII se fundó en Inglaterra una logiade fanáticos, cuya escuela se conoce con el nombre de Cuakeris-mo». Su programa puede resumirse en estas tres palabras: Libertad,Justicia y Paz, concebidas de la manera más absoluta y radical quesea posible imaginar. Fue entonces cuando Guillermo Penn pu-blicó su obra sobre la paz europea, defendiendo en ella el proyectode Enrique IV.

Tuvo la logia propagandistas tan exaltados como Jaime Nayler,que se adoró y se hizo adorar titulándose el Eterno hijo de la Justi-cia y Príncipe de la Paz.

Estos pacifistas fueron poco después calificados de locos y deperturbadores del orden, debido a los desmanes a que se entregaban,por lo que fueron despiadadamente perseguidos.

Más tarde, Rousseau, defendió y publicó también el proyectode paz de Saint Fierre, aunque algo modificado.

A Rousseau siguió Benthan, quien en 1795 imaginó otro pro-yecto parecido, con su correspondiente ejército federal, para no sermenos que sus antecesores.

Después de Benthan surgió Kant, proyectando una confedera-ción constituida solamente por Estados republicanos, los cuales en-trarían a formar parte de esta sociedad por su libre voluntad. CreiaKant que sería ésta la única forma de acabar con las guerras, debidoa que en las Repúblicas, siendo la voluntad popular la que gober-naría, nadie podría ser arrastrado a una guerra sin su completodeseo. Como en los casos anteriores, esta vez tampoco se llevó a lapráctica, y si hemos de creer en aquello de que «la historia es lec-ción para el futuro», desde ya me atrevería a declarar que la fór-mula de Kant no es la exacta tampoco, si bien es cierto que existíanmuchas razones para sostener esa esperanza.

La negación palpable la tenemos ante los ojos, en nuestraAmérica toda republicana, tal como la concibiera el filósofo para lapaz. Voy a transcribir unos renglones pertenecientes al más grandede los sociólogos americanos—el ilustre argentino D. Juan B. Alber-di;~ y los inserto aquí porque parecen haber sido escritos expresa-mente para rebatir la teoría a que nos referimos:

«Ninguna de las causas ordinarias de la guerra de Europa—« dice Alberdi--existe en la América del Sud. Las diez y seis Re-« públicas que la, pueblan, hablan la misma lengua, son de la mis« ma raza, profesan la misma religión, tienen la misma forma de« gobierno, el mismo sistema de pesos y medidas, la misma legisla-« ción civil, las mismas costumbres, y cada uno posee cincuenta« veces más territorio del que se necesita.

«A pesar de esa rara y feliz conformidad, la América del Sur« es tierra clásica de la guerra.

Fué Voltaire quien dijo que: «Toda guerra europea es una

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guerra civil», y Mirabeau en la histórica sesión del 25 de agosto de1790, se pronunció radicalmente contra la guerra, manifestando quetal vez ya estaba cerca el reinado de la felicidad terrestre a base deuna Paz Perpetua.

Beranguer, escribió su célebre Poesía «La Santa Alianza de losPueblos»; Lamartine. «La Marsellesa de la Paz», y el Conde (Cellonfunda en Ginebra el Círculo de la Paz; pero, a pesar de todo, losacontecimientos reales de la vida siguen desarrollándose inexorable-mente y la guerra continúa reinando en todas partes

Después de tantos fracasos, otra teoría completamente nuevavino a proporcionar algunas esperanzas a los optimistas en el pro-blema de la paz eterna, tantas veces planteado. Se debe a ElihuBurrit, ciudadano norteamericano, quien aconsejaba como reme-dio eficaz para abolir las guerras, educar a las generaciones ental forma, que no pudieran albergar en su mente una sola idea be-licosa.

Elihu Burrit— el sabio herrero, como se le llamaba,— se trans-ladó a Europa, repartiendo millones de ejemplares de sus «Hojas deOlivo y Chispas del Yunque», destinadas a difundir sus nuevasideas. Después presidió en Inglaterra una conferencia celebrada en1848 por los «Amigos de la Paz».

Para conseguir su finalidad, proponía que se prohibiera en ab-soluto en las escuelas la enseñanza que tuviera relación con hechosguerreros, y que no se permitiera tampoco la fabricación de jugue-tes bélicos de clase alguna.

Como se ve, suprimir la enseñanza en los colegios, de cuantotuviera contacto con la guerra, sería sencillamente suprimir la en-señanza de la historia, del mundo.

Y con respecto a los soldaditos de plomo y demás juguetesde esta índole, me parece demasiado ingenuo creer que así las men-talidades infantiles se transformen en más pacifistas.

Esta teoría, algo ideal y muy compleja, chocó en parte con laescuela de Lombroso, según la cual la maldad humana es conse-cuencia del instinto y de la constitución del individuo, y que si bienla educación influye en las manifestaciones exteriores, no será po-sible conseguir su anulación. Por otra parte, parece ser que hubieseun genio extraño oponiéndose al pensamiento de este nuevo paci-fista, pues, en efecto, las historietas trágicas y los juguetes de índolebelicosa, son los que más interés despiertan en los niños. Válgame

. en apoyo de mis observaciones personales, la autorizada palabra denuestro vate Don Juan Zorrilla de San Martín. El es quien dice loque sigue;

LOS CONGRESOS Y LAS IDEAS DE PAZ EN EUROPA 43

«Hay un gérmen de mal, bien a la vista está, que contamina a« todo pueblo que se congrega y levanta su bandera. El hombre ha«sido concebido en iniquidad, no hay que ponerlo en duda. Desde« el instinto que aficiona al niño a jugar con soldados de plomo y a« seguir a los de carne y hueso, cuyas bayonetas brillan al sol; desde« el amor preferente de la mujer al hombre vestido de uniforme,« hasta el numen inspirador del poeta que canta al dios de la guerra« y lo llama Gloria, todo nos revela que estamos bajo el enorme« misterio del bien y del mal, y de la muerte »

¿Será por eso que los pueblos de todos los ámbitos de la tierrahacen todo lo contrario a lo soñado por Elihu Burrit?

En e1 siglo pasado la idea de paz y de confraternidad ha tenidotambién sus días de apogeo.

El misino Napoleón Bonaparte, pensó en conquistar al mundoy hacer de él un inmenso imperio donde la paz reinaría parasiempre.

Bajo la tutela de Napoleón I se formó la Confederación delRhin, formada por los Príncipes de Alemania Meridional. El objetoprincipal de esta Confederación, era el de asegurar la paz entre losEstados Confederados, quedando comprometidos a defenderse mu-tuamente de cualquier agresión exterior, y obligados a defender aFrancia, todos unidos.

Ahora bien, Napoleón I, protector de esta Confederación, fué elprimero que atentó contra ella, anexando a Francia, por medio deun Decreto, parte del territorio de la misma, destronando a variosde sus Príncipes o Jefes de Estado.

El resultado de esta Confederación de paz, fué finalmente unaguerra contra el mismo Napoleón, aprovechando la decadencia delEmperador en el año 1813.

Como verdadera paradoja de la vida, creo oportuno recordarque los dos únicos soberanos que permanecieron fieles a Napoleóny que fueron el Rey de Sajonia y el Duque de Frankfort, quedaronpor esta causa poco menos que arruinados. El Rey de Sajonia per-dió la mitad de sus estados y el Duque de Frankfort todas sus po-sesiones

Después surgió la Confederación Germánica, nacida en las se-siones del Congreso de Viena (1814 1815), Liga con propósitos se-mejantes a la Confederación anterior, y que finalizó también conuna guerra contra Austria, país que titulaba presidente perpetuo dela misma.

«Intenciones» y tentativas de paz como las anteriores han habidomuchas en el mundo. Podría citar cientos de Ligas y de Sociedadesde Paz; pero para qué, si todas son iguales? A título de reseña his-tórica, simplemente, voy a citar algunas más: Sociedad Internacio-nal de la Paz, y Sociedad para el adelanto de las ciencias sociales,

44 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

ambas de Inglaterra; Liga Neerlandesa de la Paz; Liga de la Paz, deMilán; Sociedad Francesa de Amigos de la Paz, Liga de la Paz yde la Libertad, de Ginebra, Liga Cósmica, de Roma; Unión parala Paz Universal, de Filadelfia; Congreso Parlamentario de Ami-gos de la Paz, de Viena; Sociedad de la Paz, de Nueva York,etc., etc.

En 1856 tuvo lugar el Congreso de París, por el cual se pusofin a la guerra de Crimea, entre Francia e Inglaterra por un lado, yRusia, del otro.

Este Congreso se caracterizó también por sus tendencias paci-fistas, habiéndose hecho en él, declaraciones como la que sigue:«Los Estados entre los cuales surgiere un serio disentimiento, an-tes de apelar a las armas, deberán recurrir, hasta donde las cir-cunstancias lo permitan, a los buenos oficios de una potenciaamiga».

Tal declaración no fué, sin embargo, más que una manifesta-ción de las muchas exteriorizadas por los hombres bien intenciona-dos de todos los tiempos; pero en la práctica, cuando ha sido preciso,no se ha hecho caso de ella.

La misma Inglaterra objetó en seguida: «Que el deseo expre-sado en el Congreso de París no podrá nunca poner límites a la li-bertad de apreciación de que ninguna potencia puede prescindir enlas cuestiones que se refieren a la dignidad. Por lo tanto, no bastaque las naciones quieran someter sus disidencias al juicio del arbi-tro; es necesario que la materia sobre la cual ocurre el disentimien-to, sea de aquellas que por su naturaleza pueda ser objeto de arbi-traje».

Con esto las cosas quedaban, más o menos, como antes.Muchos son los países que han hecho también declaraciones

pacifistas. Así, por ejemplo, poco después, por decisión de las Cá-maras de la misma Inglaterra, en 1870, no es permitido al soberanodeclarar la guerra, sin antes haber intentado resolver las cuestionespor medios pacíficos.

Idéntica declaración hicieron las Cámaras norteamericanas, en1853; el Parlamento Italiano, en 1873; el de Holanda, en 1874; elde Bélgica, en el mismo año, etc. Pero, a pesar de todo, cuando lalucha se ha asomado en el horizonte de los pueblos, éstoshan olvidado todas sus palabras anteriores de armonía y concor-dia

Como se ve, los proyectos de paz, las Ligas, Sociedades y decla-raciones pacifistas, surgían a montones, y si anotara aquí la lista delos hombres que se destacaron en la defensa de esta causa, la listase haría sencillamente interminable.

En el año 1863, el Gobierno de Francia proyectó y propusoa las demás potencias la celebración de un Congreso, a fin de

LOS CONGRESOS Y LAS IDEAS DE PAZ EN EUROPA 45

conseguir el desarme general y evitar, en lo posible, nuevas gue-rras.

La iniciativa, no obstante ser calurosamente defendida por elmismo Emperador Napoleón III, lejos de tener andanzas, fué comoun latigazo que despertó el germen de una nueva guerra. Así locomprendió al parecer, la Liga Internacional y Permanente de laPaz, que a la sazón ya existía, la cual poco tiempo después, viendoacercarse el estallido de la contienda, ofreció un premio de cinco milfrancos para el autor de la mejor obra popular que se presentasecontra la guerra.

A pesar de todo, nada pudo conseguir, ni la Liga ni el Go-bierno.

Debido precisamente, al infructuoso resultado de los Estados,fué que resolvieron reunirse por su cuenta particular, para solucio-nar tan importante asunto, unos cuantos filántropos bien intencio-nados, los cuales pronto recibieron también el desengaño de su op-timista creencia en la bondad humana Tal reunión tuvo lugaren Ginebra en el año 1867, y al decir de un célebre jurisconsulto,aquello lejos de ser una Asamblea de Paz, fué un verdadero Con-greso de Guerra «donde nadie se pudo entender y en el que cadacual llevaba pronto en su carpeta de trabajo, el postrer ultimátumque se enviaría al mundo, estando al punto de irse a las manos enel mismo recinto donde se había ido a discutir la Paz».

Rustow, refiriéndose a este Congreso, dice: «que nunca se ha-bía observado una confusión babilónica igual».

Este Congreso trae a mi memoria, un párrafo de Alberdi: «Ra-«ro es el hombre que no está por la paz; pero es más raro el ami-« go de la paz que no quiere una guerra previa. Así lo fué Enri-« que IV, y lo son Víctor Hugo y los filántropos del día.

«Enrique IV quería la paz perpetua, previa una guerra para« abatir a Austria, y Víctor Hugo está por la paz universal, después« de una guerra para destruir a Napoleón».

Un año más tarde—en 1868--tuvo lugar un nuevo Congreso dePaz en Bruselas, de carácter socialista, en el cual se aprobó por una-nimidad, protestar enérgicamente contra la guerra, y exhortar a to-dos los obreros del mundo para que, cuando los gobiernos declara-sen la guerra, la clase proletaria abandonara por completo el trabajo, creyendo encontrar en la huelga general un remedio eficaz paraevitar las hostilidades.

No me detendré a analizar el valor de esta nueva fórmula,pues entiendo que no obstante ser una fantasía impracticable, dadala divergencia de la opinión de poderla realizar, sus consecuenciasserían quizá más funestas que la guerra misma.

Pero, sea como fuere, lo cierto es que hasta la fecha nunca seha puesto en práctica de una manera general, y en la última guerra

46 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

han ido voluntarios al campo de batalla, hasta los mismos socialis-tas, autores del proyecto.

Y si de socialismo fuera a hablar, tendría que agregar comoejemplo de su amor a la paz, que ahí está presente la Rusia bolche-vique de los obreros y de los campesinos, armada hasta los dientescon su ejército de más de un millón de hombres, entonando himnosbélicos a los cuatr ovientos.

III

Todas aquellas actividades pacifistas, que desarrollaban casisimultáneamente Gobiernos, Congresos, Ligas y particulares, tuvie-ron por epílogo el desencadenamiento de la Guerra Franco Prusia-na de 1870.

Sin embargo, los hombres siguen creyendo que la paz no es unimposible, y desechan la historia de todos los tiempos y de todaslas edades y en cada generación que nace, así como surgen nuevosfilósofos, médicos o poetas, surgen también nuevos defensores de lapaz perpetua y universal.

Un nuevo adalid de la paz, fue también nada menos que elinventor de la misma dinamita, el célebre ingeniero Dr. AlbertoBernardo Nobel, fallecido en 1896, el cual, según su testamento defecha 27 de Noviembre de 1895, asigna los intereses anuales de sufortuna, para ser distribuidos en cinco premios iguales, uno de loscuales será destinado todos los años a quien haya hecho la mejorobra por la fraternidad de los pueblos, por la supresión o la reducción de los armamentos, o bien por la formación o la propagaciónde los Congresos de paz.

Es mi voluntad—dice Nobel en su testamento—que en ladistribución de los premios no sea tenida en cuenta la nacionalidad, de manera que el premio será para el más digno, ya sea escandinavo o no».

Dichos premios empezaron a otorgarse en 1901, en cuyo añfué distribuido entre el suizo Juan Enrique Dunant, y FedericPassy, francés. El primero, por haber sido el iniciador de la CruRoja, que se fundó en Ginebra el año 1864; y el segundo, poser el fundador de la Sociedad Francesa de Arbitraje Internacional.

Desde 1901, los premios fueron distribuidos sin interrupciórcon excepción de los años 1914, 1915, 1916 y 1918, época de conpleta guerra en el mundo, en la cual no hubo tal reparto.

La cantidad correspondiente al año 1921, fué exactamente d122,482 coronas.

Se observará que fórmulas para ser premiadas no escasean, pela guerra todavía no se ha suprimido.

LOS CONGRESOS Y LAS IDEAS DE PAZ EN EUROPA 47

El 29 de Julio de 1899 se creó en La Haya la Corte Perma-nente de Arbitraje, la cual, como su nombre lo indica, tienepor objeto solucionar pacíficamente los conflictos internacionales.

En esa misma fecha—1899—se habían reunido en La Haya,considerable número de Naciones, por iniciativa del Zar Nicolás II,Emperador de Rusia, a fin de conferenciar también sobre la solu-ción pacífica de los conflictos, sobre el mantenimiento de la paz ysobre la reducción de los armamentos, etc.

Después de mucho deliberar y discutir, fueron aprobadas tresconvenciones, tres declaraciones y un cierto número de fórmulas acumplir, por lo que a juzgar por todo lo actuado, desde aquellamemorable asamblea, el mundo sería en lo sucesivo un verdaderoparaíso lo que, sin embargo, no fué obstáculo para que lospueblos se armaran como nunca, y poco después este paraíso—osea el mundo—se había transformado en un arsenal...

Y años más tarde la misma Rusia, que había conseguido reu-nir a los Estados en tan fraternal tarea, entraba en una terribleguerra con el Japón.

En 1907—hecha la paz—nuevamente los pueblos del mundoenviaron sus representantes a la Haya, a tratar otra vez, sobrecuestiones semejantes a las puestas en juego en las Conferenciasde 1899.

En esta ocasión fué Mr. Roosevelt, presidente de los EstadosUnidos, quien había hecho congregar allí a los pueblos.

Como los cuatro meses y tres días que duraron las sesionesno bastaron para que los representantes completaran su obra, seproyectó la realización de una tercera Conferencia, a realizarseaños más tarde, abandonando por entonces el recinto, casi con-vencidos de que, por fin, la tierra había sido convertida en unaJauja

Lo cierto fué que dejar aquel lugar y empezar la desenfrenadacarrera de los armamentos, fué cosa simultánea. Veamos como seexpresa al respecto el ilustrado General Usera, en sus leccionesde Arte Militar: «Y así como los capitalistas se colocan a la defen-« siva y echan mano al bolsillo cada vez que reciben una visita ex-« cesivamente amable, los pueblos aumentan sus armamentos en« cuanto se celebra un Congreso de paz. Después de celebrado en« La Haya un Congreso que perseguía la paz de las naciones, re-« crudeció el espiritu bélico, la desconfianza de las naciones llegó a«límites no conocidos, estallaron guerras terribles, se efectuaron« conquistas y el aumento de los ejércitos y marinas de guerra y« de los créditos afectados a su sostenimiento, alcanzaron propor-« ciones estupendas. No parece sino que los pueblos se hubieran« dicho al clausurar su sesión el Congreso: Fíate en Dios y no« corras».

48 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

Pero todas estas alternativas de paz y de guerra, no fueronobstáculo para que en 1910 se fundara en Bruselas el Centro Inter-nacional, institución que cuenta con 230 asociaciones afiliadas, dis-tribuidas por los diversos países, y cuya finalidad es buscar el acer-camiento en todos los órdenes entre ellos, dilucidando amistosamen-te las divergencias que se susciten.

En este estado.de cosas se encontraba el mundo, cuando lejosde encontrarse la misteriosa incógnita del problema milenario, lasemilla de la guerra había fructificado exhuberantemente, y unahecatombe de proporciones jamás vistas, arrastró a la humani-dad a la lucha, en los precisos momentos en que debía realizarsela tercera conferencia de la paz, proyectada anteriormente en LaHaya.

Entonces surgió Juan Jaurés, otro apóstol predicador de la fra-ternidad y de la concordia universal, bregando con todas sus energías para evitar la hoguera que tronchara la vida de tantos millonesde seres, pretendiendo instigar a la masa popular, tanto francesacomo alemana, para que no respondieran al llamado de guerra desus respectivos gobiernos.

Y como recompensa de su generosidad, corrió la misma suerteque Enrique IV, trescientos años antes: fué asesinado en París el31 de Julio de 1914.

En vano fué que Jaurés pagara con su vida el precio de suidealidad; la guerra se desencadenó furiosa sobre Europa como unaráfaga de fuego, arrasando todas las teorías y todas las conquistasconseguidas por filántropos y pacifistas, evidenciando de maneraaxiomática que en el estado actual de la civilización humana, losCongresos, las Conferencias, los Tratados y las Convenciones, noconstituyen más que fórmulas ideales creadas solo para los hombresde buena voluntad.

En efecto, en la guerra 1914 1918, los pueblos borraron con elcodo lo que poco antes habían firmado con la mano: se violó la neu-tralidad de los débiles; se hizo ley el uso de los gases venenosos; sevolcaron chorros de petróleo ardiendo; proyectiles explosivos; enve-nenamiento de fuentes; se abusó de las insignias de la Cruz Roja,disfrazando baterías con carros ambulancias, etc.; se impusieroncontribuciones exhorbitantes a las ciudades conquistadas; se bom-bardearon poblaciones indefensas; se demolieron monumentos; searrasaron hospitales; se obligó a los prisioneros a tomar parte en lalucha contra sus respectivas patrias; se fusiló en masa a no comba-tientes; se hundieron buques mercantes; en una palabra, como lodijo con su autorizada voz el inmortal sudamericano Ruy Barboza,«de todo lo construido en las solemnes.Conferencias de La Haya,laguerra mundial no dejó piedra sobre-piedra»He ahí por qué elmismo Roosevelt, que había reunido a los conferencistas,escribía

50 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

sin tener en cuenta las guerras y revoluciones, de las cuales diaria-mente nos informa, el telégrafo.

Me refiero al incidente habido en septiembre de 1923 entreItalia y Grecia, con motivo del asesinato de la Misión Militar en Ja-nina: saben bien los lectores que Italia—sin consultar a la Liga delas Naciones—estaba dispuesta a exigir en forma satisfactoria,las más solemnes excusas de Grecia, enviando para este efecto suescuadra y sus tropas a la Isla de Corfú, la cual fué ocupada mili-tarmente.

Uno de los artículos más interesantes de la Liga o Sociedad de lasNaciones, es el que se refiere a la limitación de los armamentos, quedice así:« Art. 8.° Los miembros de la Liga de las Naciones, reconocenque para el mantenimiento de la paz, es necesario la reducción delos armamentos nacionales basta el grado mínimo de seguridad na-cional, y que de común acuerdo se impongan obligaciones inter-nacionales, etc.

Pues bien, esa limitación de armamentos de que habla el ar-tículo citado, parece haber sido una burla proferida abiertamentecontra los mismos que la pronosticaron o la defendieron. Ya es sa-bido que, habiendo sido Wilson el más entusiasta defensor del de-sarme universal o, en su defecto, de la limitación de los armamen-tos, y no obstante haberse aceptado dicho proyecto en la Conferen-cia de Washington (que detallaremos más adelante), Norte América,el pueblo americano, del cual Wilson era Presidente, lejos de desar-mar sus ejércitos de mar y tierra, aumentó considerablemente elpresupuesto de Defensa Nacional, proyectando la construcción devarios buques de guerra poderosos, y retirando de sus fuerzas efec-tivas tan solo algunos barquichuelos inservibles y viejos, cuyoretiro significaba más bien que una idea de paz, una medida deguerra.

Por eso fué, quizás, que Inglaterra, no queriendo cumplir enpeor forma que las demás naciones la medida del desarme, se man-tuvo a la expectativa, revocando las órdenes dadas al efecto y sus-pendiendo toda medida de desarme.

Y en esta forma todas las demás naciones; Francia; ni siquieraratificó el pacto; Servia, exhausta, votó en seguida 800.000.000 dedinars para el ejército, sin contar otras elevadas sumas también ex-traordinarias; España, proyectó la construcción de cinco buques po-derosos en fin, en el mundo entero han estallado más guerras y re-voluciones que nunca, combatiéndose en Irlanda, en el Ex-tremo Oriente, en Rusia, en China, en Bulgaria, en Méjico, en Pa-raguay, y aquí, no más, en nuestra frontera del norte con elBrasil.

La Liga de las Naciones existe pues; pero,a pesar de las re-cientes declaraciones del primer Ministro de Francia, Mr. Herriot, y

LOS CONGRESOS Y LAS' IDEAS DE PAZ EN EUROPA 51

del gobierno de Inglaterra, sobre el arbitraje y el desarme, es de du-dar que la paz perpetua quede asegurada (¿Habrá sido porsu amor a la paz que Mac Donald fué derrotado en seguida?).

Cinco años después de fundada esta Liga, en febrero de 1924,Wilson fallecía en Washington, casi decepcionado de su obra, antela ineficacia real de su idealidad; su muerte—como si fuera hoy—coincidía precisamente con el desarrollo de ocho o diez revo-luciones simultáneas, que ensangrentaban diversos estados delmundo.

Y yo no sé si como recompensa o por ironía de la vida, al con-ducir los restos del insigne hombre hasta la última morada, se hizopasar el féretro bajo un arco que tenía esta leyenda: «El camino dela paz».

Ciertamente, los muertos no pelean; ya lo dijo el poeta: «Soloen la paz de los sepulcros creo».

En páginas sucesivas hemos de hablar detalladamente de losefectivos militares y de los gastos de guerra de las Naciones. Yaverán los lectores cuál parece ser el único medio real y práctico deasegurar la paz, y el modo de desarmarse que tienen los pueblos.

Pero ahora ya no son solo los hombres de Estado ni los particu-lares los que sueñan y bregan por abolir la guerra; también lasmujeres han empezado esta carrera, y si las cosas siguen así, noserá extraño que hasta los niños formen Comités Infantiles Pro-Paz, mientras, sin embargo, seguirán peleándose por cualquiernimiedad, o creyéndose generales montados en caballitos decartón.

En 1905, el premio Nobel a la Paz fué otorgado a una mujer;lo ganó la baronesa austríaca Berta de Suttner, con su libro con-tra la guerra, titulado Die Waffen Nieder.

También con sede central en Europa, existe una instituciónfemenina titulada pomposamente Liga Internacional de Mujerespara la Paz y la Libertad. Esta Sociedad fué fundada en 1915y actualmente tiene su dirección en Genova, Rue du Vieux Co-llege N.º 6.

Ha realizado ya cuatro grandes Congresos: el 1.°, en La Ha-ya, en 1915; el 2.°, en Zurich, en 1919; el 3°, en Vienten 1921; yel 4.°, también en La Haya, en 1922.

En todas estas reuniones se deliberó acaloradamente, protes-tándose contra la guerra, y discutiéndose sobre la forma y mediosde cooperar a implantar en el mundo el reinado de la Paz

Esta Liga femenina de la Paz, está representada o, en su de-fecto, tiene delegados en treinta y cinco Naciones diferentes, entrelas que se halla también nuestro Uruguay.

Algunos estados tienen representantes en todas sus grandesciudades: así por ejemplo, Estados Unidos de Norte América cuen-

52 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

ta con delegaciones en las veinte capitales más importantes de laRepública.

Quiero hacer notar que esta benemérita institución de paz,está librando actualmente una importante batalla: la de reunir 50mil dólares que, según sus declaraciones, le son indispensables parapoder emprender una verdadera propaganda pacifista

Ojalá pudieran conseguir las mujeres su anhelo, ya que loshombres no lo han conseguido en más de dos mil años de búsquedainfortunada

Para terminar, quisiera hablar aquí del célebre millonario nor-teamericano Edward W. Bok, quien, en pleno 1924, ofreció 100.000dólares a quien presentara la mejor fórmula para asegurar la paz;pero como he de historiar por separado las ideas pacifistas en Amé-rica en un próximo capítulo, no me detendré por ahora más enesta historia eterna

Y así por los siglos de los siglos, hasta que el hombre deje deser una criatura imperfecta, o de lo contrario, hasta que el mundo sehaga trizas

ANGEL CAMBLOR,2.° Teniente de Artillería,

Ejército del Uruguay.

Cooperación del avión en el reglajedel tiro de la artillería

1 Lo que dicen los reglamentos franceses

En el curso de la pasada guerra el avión prestó utilísimos servi-cios al reglaje del tiro de la artillería. Tanto en períodos de guerrade movimiento como en la dilatada época de la guerra de posición,fué el aeroplano quien después de señalar a la artillería objetivosque ésta no podía precisar, continuaba en el reglaje del tiro, enforma, podría decirse, como si fuera el ojo del comandante de laartillería que hubiera ejecutado la observación. En Francia, el per-sonal de pilotos u observadores es extraído o reclutado de todas lasarmas, el cual se especializa en una escuela de aviación, tal como sehace en Chile; pero es necesario hacer notar que la instrucción delobservador es más vasta de lo que parece, pues, aparte de los cono-cimientos generales, el observador necesita conocer las reglas balísticas de la dispersión del tiro en la parte del reglamento que tratadel reglaje, porque de lo contrario no tendría conciencia perfecta dela observación y no sabría transmitir los resultados de acuerdo conla faz del reglaje, es decir—como lo expresa el reglamento francés—si es tiro de prueba, de mejoramiento o de eficacia, etc. El observa-dor necesita estar al corriente de todas estas prescripciones regla-mentarias, a fin de transmitir sus observaciones tal como si fueranhechas por el propio comandante de la batería para la cual ob-serva.

La comunicación entre el avión y la artillería se estableció alprincipio, en tierra, por señales, y en el avión, por cohetes de colo-res; pero muy luego se generalizó el uso de las antenas de telegrafíasin hilos.Estos aparatos son pequeños,transportables,sencillos y

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de bajo precio, y son de tan imprescindible necesidad en la guerra,que es preciso reconocer que hoy todo ejército necesita de ellos. Loscitados aparatos pueden recibir comunicaciones en tiempo favorablehasta de 200 kilómetros, y por supuesto la comunicación es siem-pre segura en la estrecha zona de combate donde actúan por logeneral. El aspecto del aparato es el de un simple teléfono de ba-tería.

Cada grupo de artillería tiene de dotación un aparato receptor(como asimismo todo regimiento de infantería).

A pesar de la comunicación de la telegrafía inalámbrica, la arti-llería transmite al aeroplano sus indicaciones por medio de signosconvencionales establecidos en el suelo, con género o tela blancapara facilitar la visibilidad. Este procedimiento tiene el inconve-niente de que si un avión enemigo percibe los signos, esto le facili-tará el descubrimiento de la posición de la artillería, la cual, sinduda, deberá encontrarse en una zona inmediata.

Hoy se estudia el empleo de la telefonía sin hilos; pero, a pesarde los buenos resultados de las últimas pruebas, parece que pasaránalgunos años antes que pueda aplicarse al avión, por ser los aparatosdifíciles y sumamente delicados.

En 1921, durante el período de tiro de guerra en el campo deChalons (Marne), tuve oportunidad de presenciar diversas clases dereglaje con avión, y en muchos de ellos, antes de diez minutos, elavión se retiraba al campo de aterrizaje, por no ser ya necesariossus servicios, después de haber conducido el reglaje sobre un obje-tivo previamente buscado y señalado por él, de acuerdo con instruc-ciones recibidas de antemano.

De los reglamentos que tratan la cooperación del avión en elreglaje del tiro de artillería, he extractado los siguientes puntos, queson los que rigen la materia en la artillería francesa.

GENERALIDADES

El concurso del aeroplano es necesario a la artillería para reglarsu tiro contra ciertos objetivos muy difíciles, cuya existencia esconocida solo por los efectos que produce en ellos el tiro. Sobre todoa las distancias medias de combate de artillería, el aeroplano tendrásu aplicación en el reglaje del tiro, porque a las grandes distanciaslas condiciones de visibilidad hacia los objetivos, y a las pequeñasdistancias las condiciones de seguridad de los aparatos, hacen másdifícil el empleo de éstos.

Casi siempre el número de aviones de que dispone la artilleríaes muy restringido y la maniobra de los aparatos para la observaciónes muy penosa; es por esto que el concurso del avión para el reglajese solicitará solo cuando se considere indispensable.

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 55

Los aviadores, por su parte, deben esforzarse en proporcionarlos mayores datos posibles con el máximum de precisión.

Por lo demás, la cooperación del avión en el reglaje del tiro nodará todos sus frutos si los observadores de artillería no tienen grandeexperiencia del tiro y de la observación aérea, y si todas las reglas

que rigen esta materia no son estrictamente cumplidas, pues, solode esta manera podrán evitarse confusiones entre la batería y el

avión.Por principio, el comandante de una artillería divisionaria o de

cuerpo de ejército no emplea sino un solo avión para el reglaje deltiro y previene al efecto al comandante de grupo que debe dirigirel tiro, y éste, a su vez, designa el jefe de batería que debe comuni-carse con el avión.

En estas condiciones, aún en largas líneas de artillería, no puedehaber confusión para el observador sobre la batería con la cual debecomunicarse. Y en el caso excepcional de que dos grandes gruposvecinos ejecutaran simultáneamente reglajes por avión, deberántomarse medidas para que las baterías que participan de esta opera-ción, estén suficientemente alejadas unas de las otras.

En la realidad, sobre el campo de batalla numerosas bateríastirarán simultáneamente sobre objetivos vecinos entre sí. El aviadordiscernirá sin dificultad los puntos de explosión de los proyectiles opor consiguiente, el objetivo de su batería, y cualquier error en ladeterminación del objetivo disminuirá si se ordena tirar hacia losobjetivos vecinos con otra clase de proyectil, porque por principio,el reglaje del tiro con el concurso del avión, se ejecuta con proyec-tiles explosivos en que la explosión negra es característica.

Todo comandante de grupo que prevea necesaria la coopera-ción del aeroplano para reglar el tiro de una de sus baterías, debesolicitar un aparato al comandante de la artillería.

REGLAJE DEL TIRO

El comandante de batería designado para emplear un avión enel reglaje de su tiro, debe buscar primero una horquilla que en loposible pueda estrechar en 100 metros, y en seguida dispone de sussignos.

Las comunicaciones con el avión se establecen:

a) De la batería al avión

Por medio de signos constituidos por rectángulos de géneroblanco (cada batería dispone de 4 rectángulos de 2 metros de largopor 0.80 a 1 metro de ancho, los cuales se colocan sobre el suelo).Los rectángulos están dispuestos en el plano de tiro de una de las

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piezas, el primero a varios metros detrás del cañón y el segundo a80 metros o menos detrás del primero.

b) Del avión a la batería

1.° En el caso más general, con la ayuda de un boletín que,elaviador lanza a la batería en el momento de pasar frente a ella.

2.° Eventualménte, cuando la rapidez en la comunicación esasunto preferente, por medio de cohetes de señales, cuya significa-ción es convenida de antemano.

RÁFAGAS DE DIRECCIÓN

Desde que el comandante de batería ha dispuesto sus signos,se prepara a tirar dos ráfagas percutantes, con proyectiles de lamisma clase, de aquellos que servirán para el tiro de eficacia.

Por principio, estas ráfagas son tiradas con el alza larga de lahorquilla de 100 metros, aumentada de otros 100 metros, o bien conun alza aumentada de 300 metros.

El frente cubierto por las ráfagas debe ser, a lo menos, igual a100 metros.

El comandante de la batería observa la llegada del aeroplanoque debe ocuparse de su batería, y dirige sus ráfagas en el momentoque el avión ocupa, con relación a la batería, una situación tal, quevaría con el tipo del aparato. (Con los tipos de aviones que tienenun poco o nada de ángulo muerto adelante, las ráfagas serán lanza-das cuando el avión esté más o menos encima de la batería. Si elavión presenta un ángulo muerto considerable, conviene, lanzar lasráfagas cuando se ve el avión hacia atrás, bajo un ángulo vecino a45°, más o menos, según que la distancia de tiro sea superior o infe-rior a 3.000 metros).

Si después de la llegada de las ráfagas de dirección, el aviónvuelve a volar hacia el enemigo en lugar de dirigirse a la bateríapara dar sus informes, el capitán, que no debe perderlo de., vista,puede llegar a la conclusión de que el observador no ha visto elobjetivo, y en tal caso tira nuevamente las ráfagas. (Este caso seproduce sobre todo en la primera doble ráfaga). Además, los tirosde cada ráfaga deben ser simultáneos.

La primera ráfaga es siempre tirada con el alza más larga y lasdos ráfagas deben sucederse con un intervalo alrededor de 6 se-gundos.

PISTA DEL AVIADOR

Para ponerse a la disposición de una batería, conviene que elaeroplano tome mucho campo hacia atrás, y para observar d.ebe

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 57

seguir una dirección tan vecina como sea posible del plano de tirojalonado con las señales. Su altitud debe estar comprendida entre500 u 800 metros. A esta última altura podrá, generalmente, descu-brir los objetivos más difíciles, sin necesidad de avanzar muchohacia el enemigo. A menos de 500 metros estará casi siempre obli-gado a avanzar demasiado hacia el enemigo, comprometiendo suseguridad.

OBSERVACIÓN Y ESTABLECIMIENTO DEL BOLETÍN

El observador aéreo translada la posición del objetivo sobre unboletín cuadriculado, preparado de antemano, el que indica suma-riamente la naturaleza y las dimensiones del objetivo, desde que elobservador ha podido apreciar su posición con relación a las ráfagasde dirección. Completa sus indicaciones con cualquiera otra infor-mación que considere útil, aún si es necesario con un croquis. Deberecalcar especialmente la posición de fracciones vecinas (formacionesdensas de infantería, baterías en acción, agruparniento de vehículos,etc.). Pondrá toda su atención para distinguir los proyectiles de lasráfagas de dirección, los que señalará en el boletín. Y, por último,escribirá sobre el boletín su nombre y la altitud en el momento dela observación. (Para la escala de desvíos en alcance y en dirección,la convención es la siguiente: Cada ráfaga es representada de anchopor tres cuadrados y por igual número de diferencia de alza de lasráfagas).

LANZAMIENTO DEL BOLETÍN

Cuando la observación es terminada, el aviador vuelve a volarsobre la batería, sin descender a menos de 200 metros, y lanza elboletín de manera que éste caiga atrás del frente, y toma en seguidaatrás el campo de aterrizaje para una nueva operación. (Por el pe-ligro que presenta el tubo que contiene el boletín, de poder herira alguien, en tiempo de paz es conveniente arrojarlo delante delfrente).

RECEPCIÓN Y UTILIZACIÓN DEL BOLETÍN

El comandante de la batería toma las disposiciones del casopara que el boletín lanzado por el observador sea percibido en elmomento del lanzamiento y seguido hasta su caída al suelo, paraque sea conducido lo más rápidamente posible a su poder.

Si las indicaciones del boletín son suficientes para dar una baserazonable al tiro de eficacia, el capitán retira sus signos, y los dejaen caso contrario.

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Puede entonces, según las circunstancias, o tirar dos nuevasráfagas de dirección para buscar el encuadramiento que no ha obtenido, o bien tirar una sola salva de cuatro tiros con la misma alza,para definir con más precisión la situación del objetivo.

Los desvíos en dirección son representados en el boletín con ladimensión correspondiente al desvio observado, cosa que con fre-cuencia no puede precisarse en los desvíos en alcance (longitudina-les) por impedirlo la pendiente del terreno.

En general, no se perseguirá estrechar la horquilla a menos de150 metros, porque ello exigiría demasiado tiempo.

Cuando el avión se da cuenta de que la batería para la cualobserva ha recogido sus señales, quiere decir que ha terminado sumisión, y se retira, salvo orden contraria que haya recibido. En esteúltimo caso debe dirigirse al campo de aterrizaje en espera de nue-vas órdenes.

M o d e l o d e b o l e t í n

EMPLEO DE PANNEAUX

(Tableros de señalización)

Panneaux de identificación

Todo puesto de comando, tanto de infantería como de artillería,

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 59

debe estar provisto de un panneau (cuadro de penales) bien carac-terístico, que le permita ser reconocido por el avión y que de estamanera le facilita las misiones de enlace y el envío de mensajes rá-pidos y precisos. Los panneaux de artillería deben tener la mismacaracterística, diferenciándose naturalmente entre las distintas uni-dades, a fin de que el avión, cuando perciba a la vez varios llama-dos de un agrupamiento de artillería, pueda entrar en conversacióncon cualquiera de ellos sin peligro de confusión.

Los panneaux de identificación (de infantería y artillería) debenpermanecer desplegados hasta que el emplazamiento de todos lospuestos de comando sea bien conocido de la escuadrilla. Por consi-guiente, en períodos de movimiento, los panneaux deben permane-cer desplegados.

Panneaux de jalonamiento

La infantería está provista de pequeños panneaux que le sirvenpara indicar al avión la posición de la primera línea, los cuales sondesplegados por propia iniciativa de la infantería o a pedido delavión. Los panneaux son enrollados después de la señal «compren-dido» que exprese el avión.

Panneaux simples

Loe puestos de comando de infantería y artillería también estánprovistos de panneaux que les permiten hacer al avión un ciertonúmero de señales simples. Las misiones de tiro consisten en la aper-tura, observación y reglaje de los tiros de artillería.

EMPLEO DEL AVIÓN PARA EL REGLAJE DEL TIRO

Mecanismos de tiro

El avión tiene la ventaja de permitir una observación rápida yprecisa, vertical si es necesario, observación que permite avaluar ladimensión del desvío del tiro con relación al objetivo y determinarel punto medio de varios disparos tirados simultáneamente o conmucha rapidez.

La duración de observación de un avión está limitada por sucapacidad de combustible, la fatiga del personal, incidentes atmos-féricos (falta de luz), o bien, por la acción del enemigo (ataque deaviones enemigos o fuego de tierra).

Ahora bien, el relevo de un avión para que otro continúe elmismo reglaje, es asunto delicado. De ahí la necesidad, de ejecutarreglajes breves para que ellos puedan resultar.

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Por consiguiente, la necesidad de ejecutar reglajes breves seimpone de una manera general, sobre todo en el tiro contra objetivosde poca duración.

Para satisfacer estas condiciones con el avión, solo es posible:1.° Ejecutando de antemano todo lo que se necesita y que se

pueda hacer sin el concurso del avión, como por ejemplo una formación correcta del haz y un régimen exacto de piezas. (Esto puedeejecutarse previamente por medio de un tiro sobre objetivo auxiliar,reglado por observatorio terrestre o por globo, o bien sobre un objetivo ficticio reglado con tiros por tiempo, altos, a una distancia vecinaa la del verdadero objetivo. (Puede suceder que la batería no tengael tiempo ni la posibilidad de proceder a un régimen previo de tiro(En guerra de movimiento, por ejemplo. En este caso no queda otracosa que ejecutar con avión un reglaje por pieza, si la naturalezadel objetivo no permite proceder en otra forma).

2.° Operando por series de disparos tirados con los mismoselementos, tan rápidamente como lo permita el material conteniendocada serie un número de tiros suficientes para definir el punto mediode caída correspondiente al ángulo o nivel empleado.

Este método presenta las siguientes ventajas:a) Es simple y uniforme, y por consiguiente, fácil de aplicar

por todos los grupos y escuadrillas.h) Facilita la tarea del observador a quien escaparán difícil

mente los disparos al objetivo o aquellos que se produzcan en lasvecindades de éste.

c) Se aviene muy bien a la observación, porque el observadopuede fijar un punto en la dirección del objetivo y con relación a élpuede transmitir sus observaciones a la batería.

Para evitar retardos en la rapidez del tiro, es conveniente quelas series sean disparadas en el momento que el observador las espera, es decir, bajo su comando.

Las series de disparos son de 12 tiros para los materiales inferiores a 155.

De 8 tiros para los materiales de 155 y superiores a éste.El empleo de mecanismos especiales que comporta el reglaj

por piezas, es justificado tratándose de gruesos calibres y excepcionalmente para los pequeños y medios calibres.

Todo reglaje sobre objetivo fijo con la ayuda del avión, debser seguido lo más pronto posible de un tiro sobre objetivo auxiliaren caso que no pueda ejecutarse sobre el objetivo real. De esta manera la batería en cualquier momento puede abrir el fuego sobre eobjetivo real sin tener que recurrir nuevamente al avión.

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 61

REGLAJE.—VIGILANCIA

Hay dos clases de misiones de tiro:A.—El avión antes de su partida ha recibido indicación de:1. Del objetivo.2. De la batería que debe tirar.Este caso es una misión de reglaje normal, porque se trata de

destruir objetivos conocidos de antemano, con buen enlace entre laartiller|a.y el avión.

B.—El avión parte con la tarea de accionar sobre una artileríacuya posición y dispositivo se conocen a medias, es decir, sobre unobjetivo que él descubrirá (caso normal) o bien sobre objetivos quela artillería le precisará (caso excepcional).

Este caso es una misión de vigilancia normal para los tirossobre objetivos de corta duración o cuando el enlace con la bateríano funciona bien. Esto acontece generalmente en períodos de movi-miento.

PRINCIPIOS DE LA COLABORACIÓN ENTRE LA ARTILLERÍAY EL AVIÓN

Las atribuciones del observador en avión, con respecto a la arti-llería, son las mismas que las del observador terrestre o en globo.A éste no le está delegado el comando del tiro de las baterías, perola artillería tiene el deber de explotar los informes que reciba de él.Así, por ejemplo, el comando de un agrupamiento de artillería o loscomandos de grupo o batería, encargados de la apertura del fuego,deben aprovechar todo informe del avión para disparar sobre cual-quier objetivo interesante que se les señale, siempre que los mediosy la situación táctica lo permitan.

A este respecto conviene tener presente que, siendo un tantodificultosa la comunicación entre el suelo y el avión, las señales cortasy precisas son las mejores.

; REGLAS DE OBSERVACIÓN

Sentido de los desvíos

Si el emplazamiento de la batería es conocido del avión, la obser-vación es hecha con relación a la línea batería-objetivo. La indica-ción relativa a la dirección precede a la indicación relativa al alcance;y si la dirección es buena, solo se señala el desvío en alcance.

Si la línea de tiro es desconocida del avión, la observación es

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hecha con relación a los ejes Sur-Norte y Esté Oeste que pasan porel objetivo.

Dimensión de los desvíos

El observador aprecia las distancias con relación a una o variasbases de dirección medidas sobre el terreno, o bien, para mayor pre-cisión, anota los tiros sobre una fotografía previamente cuadriculada..También puede hacerlo siguiendo la línea batería objetivo y su per-pendicular, es decir, cuando la observación es hecha con relación aesta línea, o bien, siguiendo los puntos cardinales si la línea de tiroes desconocida.

MISIONES DE TIRO DEL AVIÓN

Mecanismo de reglaje

El comando de la artillería hace conocer a la escuadrilla y algrupo encargado de la ejecución del tiro:

a) El objetivo y el punto de reglaje, cuando el objetivo es degrandes dimensiones o mal precisado.

b) La batería encargada del tiro.c) La clase de tiro por ejecutar.d) La hora a la cual se romperá el fuego (o bien después de qué

tiro será comenzado: caso de una serie de tiros a ejecutar).En consecuencia, el panneau de identificación y el emplaza-

miento del puesto receptor deben ser conocidos de la escuadrilla.El jefe de la escuadrilla asegura la partida del avión, de manera

que se ejecute sobre las líneas y pueda entrar en comunicación conel grupo a la hora fijada.

A partir de esta misma hora, el puesto receptor del grupo quedalisto para funcionar y extiende sus señales. La comunicación seasegura por teléfono entre el puesto receptor y la batería, la que yaestá lista para romper el fuego, después de haber llevado al máxi-mum la preparación del tiro.

En el momento que el avión parte, el jefe de la escuadrilla locomunica a la artillería, ya sea por teléfono o por telegrafía sin hilos,e inmediatamente se establece una comunicación directa entre elobservador y la batería encargada del tiro. La primera comunicacióna la artillería se envía así: « Avión x parte a ... horas para el reglajedel grupo n sobre el objetivo y » .

En caso que el avión por cualquier circunstancia no puedapartir a la hora fijada, el jefe de la escuadrilla debe comunicarlo ala artillería.

Cuando el avión llega sobre la batería, llama al grupo por su

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 63

indicación especial y anuncia que está listo para el reglaje sobre elobjetivo convenido. El puesto receptor responde: «Reglaje sobreobjetivo convenido» (señal correspondiente). Y cuando la bateriaestá lista para disparar se lo avisa al avión por medio de otra señal,de acuerdo con el código de señales convencionales.

El observador contesta: «Tire inmediatamente» .La batería tira 12 disparos con iguales elementos, por salvas,

en cadencia rápida.Por principio, las salvas se tiran por la derecha; pero si el obser-

vador ve que el viento lleva el humo hacia las nuevas salvas y leimpide la observación, dice: «tiro por la izquierda».

Cuando la batería ha disparado los 12 tiros, el puesto receptorlo comunica al avión por medio de la señal que corresponde.

El avión comunica en seguida el resultado de la observaciónindicando la dimensión de los desvíos de la serie. (Tanto a derechao izquierda y tanto corto o largo). Y en caso que no pueda apreciarla dimensión de los desvíos, debe concretarse a indicar solamente elsentido de ellos (derecha o izquierda, corto o largo).

Si la serie es encuadrante, el observador indica el desvío endirección y el número de disparos cortos, largos y en el objetivo.

Tan pronto como la batería haya ejecutado las correcciones yquede lista para tirar, el puesto receptor hace al avión ls señal «ba-tería lista».

El avión contesta: «¡Tiro!» Y así en seguida para las nuevasseries.

Cuando se persigue la destrucción, el tiro de eficacia se ejecutapor series de 24 disparos, tirados con iguales elementos.

En el momento que el comandante de batería quiere pasar altiro de eficacia, en lugar de hacer la señal «balería lista», es precisohacer la señal correspondiente a «Tiro por serie de 24 tiros, bateríalista».

A la señal «fuego» que hace el avión, la batería dispara la seriede 24 tiros, por salvas en cadencia rápida, y el avión transmite susobservaciones tal como en la serie de 12 tiros.

Si el número de tiros largos y cortos es difícil de avaluar, (fuertehumareda que cubre el objetivo), el observador debe tratar de daruna observación o indicación sobre la parición del punto medio.

Cuando ya la batería no necesita del avión, hace a éste la señaldel caso y el avión aterriza.

El reglaje por series de 8 tiros se emplea con materiales de cali-bre 155 y superior a éste, y se rige como en, las otras series.

Cuando se quiere hacer reglaje por salvas con observación delpunto medio, es necesario advertirlo al observador.

El reglaje por piezas, de artillería de trinchera, es igual al reglajepor serie de tiros.

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MISIÓN DE VIGILANCIA

El comandante de la artillería da a conocer a la escuadrilla y ala artillería:

a) El agrupamiento para el cual se ejecutará la vigilancia poravión..

b) La misión del agrupamiento.c) La hora en que comenzará la vigilancia y tiempo que ésta

. • • •

Kl indicativo, los panneaux de identificación del puesto delcomando del agrupamiento y de loa grupos subordinados, comotambién la designación de éstos, deben ser conocidos de la escua-drilla.

El jefe de la e=ouadrilla aspgnra la partida del avión de maneraque a la lioia fijada se encuentre sobre las líneas, buscando objeti-vos; y a partir de esta misma hora todos los puestos receptores delagrupamiento deben observar las señales, es decir, las comunicado--nes del avión y tender sus panneaux de identificación.

El avión avisa su partida a la artillería, o bien, si cualquier in-conveniente le impide partir a la hora que necesita, debe tambiéncomunicar esta circunstancia.

Una vez en el aire, lo primero que hace el avión es buscar sobreel terreno el panneau del comando del agrupamiento, y en seguida ¡los de los demás grupos. . <

•Después observa el sector enemigo fijando su atención en loepuntos que le parezcan interesantes, buscando los objetivos corres-pondientes a la misión del agrupamiento para el cual hace la vigi-lancia.

REGLAJE DEL TIRO ROBRE UN 0BJKT1V0 SEÑALADO POR EL AVIÓN

El avión, desde que ve el objetivo, lo señala y pide el reglaje.Entendida la señal por el grupo, éste a su vez avisa al avión el regla-je, el cual comienza con la comunicación prescrita entre el suelo yel avión.

ROL DEL COMANDO DEL AGRUFAMIENTO

Debe haber fijado a los grupos su misión,de manera que laapertura del fuego pueda ser ordenada por iniciativa de estos jefes,porque si esto no existe, tienen que producirse retardos perjudicialesen la ejecución del tiro, aunque haya el mejor enlace.

En'"éí caso excepcional dé que el co'má'iidb del agruparaiento

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 65

intervenga a última hora para designar el grupo que le correspondetirar, debe comunicarlo tanto al grupo como al avión, por intermediodel puesto receptor. .

La antena (puesto receptor de telegrafía sin hilos) del coman-dante del agrupamiento, funciona entonces como antena de control,y solo funcionará para el reglaje, cuando la del grupo se encuentredescompuesta, y en tal caso habría que prevenirlo al avión.

A este respecto conviene advertir que de igual manera el puestoreceptor de un grupo puede trabajar para un grupo vecino.

INTERVENCIÓN DEL AVIÓN EN EL CURSO DE UN TIRO

Cuando el avión ve caer los tiros en las vecindades del objetivo,señala la posición del punto medio.

CONDICIONES DE BUENA EJECUCIÓN EN UNA MISIÓN DE TIRO

Todos los ejecutantes, como ser el comandante de batería, oficialde antenas, observador, personal de radio, etc., deben tener conoci-miento perfecto del mecanismo reglamentario, y como los ejerciciospara adquirir este aprendizaje no pueden hacerse en tiempo deguerra, en el curso de una batalla, es menester ejecutarlos con anti-cipación. Cada misión debe estar preparada. El observador debeconocer el terreno por reconocimientos hechos anteriormente, o porel estudio de la carta y fotografías. Debe conocer sobre el terrenocierto número de bases o puntos que le permitan apreciar la dimen-sión de los desvíos.

Para las misiones de reglaje puede completar la preparaciónestudiando el objetivo por medio de un reconocimiento especial, oen una fotografía que se translada sobre la carta o plano director,como también sobre una fotografía del objetivo en que aparezcanla línea de tiro y su perpendicular, expuestas sobre un cuadricu-lado.

El piloto también debe interesarse en la preparación de la mi-sión, pues, el conocimiento del objetivo le es útil e indispensablepara facilitar la tarea del observador, a quien podrá muchas veceshasta ayudar en la observación de los tiros.

En suma, la batería debe haber realizado una preparación deltiro tan precisa como sea posible, comportando a la puesta en vigi-lancia y a la determinación de los elementos iniciales del tiro, si esposible, el concurso de un tiro previo, observado por otro medio queelavión.

El haz de tiro debe establecerse en convergencia, cuando elfrente del objetivo no sobrepasa de 10 milésimas (caso general detiro contra batería).

Memorial 1925 Enero-5

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En el caso de una misión de vigilancia, la puesta en vigilanciade la batería se realiza en las vecindades del centro de la zona deacción, y la apertura del haz se adopta a la naturaleza de los objetivos más probables y a la precisión que será buscada en el tiro.

En el curso de la ejecución del tiro, cada uno debe llevar almáximum la corrección y la rapidez: el observador en la observación y transmisión a tierra; el piloto evolucionando según las indica-ciones precisas del observador, (de las cuales no habría necesidad siel piloto se interesara en la marcha del tiro) El puesto receptor, lostelefonistas y encargados de los panneaux, bajo el comando deloficial de antenas, leen y transmiten correctamente los signos reci-bidos del avión, y sin pérdida de tiempo deben hacer a éste las seña-les del caso. La batería maniobra sin sacrificar la precisión de lapuntería y por consiguiente, la regularidad del haz de tiro (en direc-ción y alcance), y debe tirar inmediatamente de transmitírsele la señal«fuego», con el solo retardo de tiempo para introducir la carga, cir-cunstancia que exige del personal de las piezas una correcta disci-plina de fuego.

Si la batería no puede disparar dentro de los 50 segundos quesiguen a la señal «fuego», debe esperar nuevamente esta señal, y sialgún accidente interrumpe el fuego, es necesario comunicarlo alavión; pero, sin olvidar que la batería puede tirar con todas suspiezas.

Si el avión no ve los tiros (falsa maniobra del piloto, pasaje deuna nube, aproximación de avión enemigo), el observador debe comu-nicarlo a tierra. En este caso la serie siguiente se dispara en las mis-mas condiciones.

El observador debe tratar de llevar al objetivo el agrupamientoprincipal de tiros, y si no se da cuenta de cuál es la pieza que pro-duce tiros extraviados, aviea a tierra: «agrupamiento muy irregularen alcance o en dirección». El comandante de batería arregla enton-ces su haz de tiro, lanzando una o dos salvas por tiempo, cosa quepreviene al avión.

Si el observador se da cuenta de la pieza equivocada, señala eldesvío del punto medio del agrupamiento principal de tiros con rela-ción al objetivo, después el desvío del punto medio de la pieza extra-viada, con relación al primero, lo que dará la dimensión de la corrección a efectuar para esta pieza. Ejemplo; «3.a pieza, largo 290 m,con relación al punto medio de las otras piezas, el cual es 300 m. a!a izquierda y 100 m. corto». (No debe olvidarse que la 1.ª pieza essiempre la pieza de la derecha de la batería y, por consiguiente, laprimera en tirar, salvo que el avión haya pedido el tiro por la iz-quierda).

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 67

FRENTE DEL HAZ DE TIRO NO ADAPTADO AL FRENTE DEL OBJETIVO

El observador avisa: «Haz muy ancho». «Haz muy estrecho».Y las modificaciones se hacen con relación a la derecha del haz.

Sobre un objetivo ancho, el observador debe tratar de llevarcada pieza sobre la derecha de la trinchera.

GIRO SIMULTÁNEO DE VARIAS BATERÍAS A UN MISMO OBJETIVO

Este género de tiro es muy ventajoso, porque permite la concen-tración de fuego que es un rol importante de la artillería en su em-pleo actual y porque, además, aumenta notablemente el rendimientode la observación por avión. Las baterías, en este caso, deben tenerun comandante de tiro único y una misma antena. Normalmenteson las baterías de un misino grupo las encargadas del tiro, perono es inconveniente alguno que ellas pertenezcan a distintosgrupos.

Tampoco es indispensable que el observador sepa cuál es labatería que tira (salvo para la determinación exacta de la línea detiro), pues, la señal hecha con la antena le anuncia simplemente quese va a disparar una serie de tiros, y, por lo demás, el comandantedel tiro no está obligado a seguir un orden fijo de baterías duranteel reglaje.

El tiro de eficacia se ejecuta por series de 24 tiros o por tirosimultáneo de todas las baterías, hasta que el efecto producido seasuficiente para cambiar de objetivo.

El cambio de objetivo puede ser provocado por el comandantede la artillería o por el observador. Para transportar el tiro sobre unobjetivo vecino, el observador hace la señal «cambio de objetivo» yanuncia el desvío de la última serie con relación al nuevo objetivo,y opera lo mismo que si se tratara de transportar el tiro a la parteno batida de un objetivo.

REGLAJE SOBRE OBJETIVO AUXILIAR

Se emplea sobre todo hacia un punto de dirección, visible, cuandoel objetivo está oculto (batería dentro de bosque, objetivo oculto porel humo) y en seguida se ejecuta un transporte de tiro. También seemplea para reglar con anticipación un objetivo que pueda apareceren movimiento (columna), a fin de romper el fuego en el momentooportuno.

En este último caso, el avión señala primero el objetivo y des-pués pide el reglaje sobre el objetivo auxiliar elegido.

68 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

Una vez obtenido el encuadramiento del fuego, el observadorhace la señal de cesar el fuego, advirtiendo que el encuadramientofué obtenido. La batería prepara el tiro de eficacia, el cual es iniciadoen el momento que el observador lo avisa, es decir, cuando el verda-dero objetivo que se aproxima, entra al punto o zona horquilladaanteriormente.

Si el objetivo sale de la zona batida, sin dispersarse, el obser-vador lleva sobre él el punto medio del tiro de eficacia, tal como sise tratara de corregir un error en el tiro, haciendo correccionesgrandes para llevar cada vez el tiro un poco más adelante del ob-jetivo.

PUNTERÍA HACIA EL AVIÓN

Se emplea cuando el avión o la batería no disponen de carta.Si el avión no tiene carta, pide tiro hacia él, anunciando la distanciaaproximada de la batería al objetivo. En seguida el avión, haciendoun viraje, parte de atrás de la batería y pasando por sobre ésta, sedirije rectamente sobre el punto donde se encuentra el objetivo.En momento oportuno lanza una espoleta de señal y la pieza direc-triz apunta sobre él y da al cañón la elevación correspondiente ala distancia. Las demás piezas son puestas en régimen de parale-lismo.

Una vez la batería lista, hace al avión la señal del caso y elobservador avisa «tiro», el cual se ejecuta como de costumbre.

En el caso contrario, de que sea la batería la que no dispone decarta en el momento que el observador anuncia un objetivo, la batería hace la señal del caso para ejecutar el tiro en la forma queacaba de exponerse.

REGLAJE POR PIEZAS

El reglaje por pieza es más complicado, más lento y por consi-guiente más difícil que el reglaje por serie de tiros. Además, lavariedad de mecanismos que requiere, hace difícil la organizacióndel tiro y las transmisiones entre la batería y el avión, pues, para estereglaje es menester el establecimiento de órdenes y programas detiro completos y detallados. En general, no se presta para misionesde vigilancia. Su empleo solo se justifica:

a) Para los materiales de muy grueso calibre, en que la econo-mía de proyectiles es asunto importante. La visibilidad de la explo-sión hace ,muy fácil el reglaje tiro por tiro, y la lentitud relativa deltiro disminuye el beneficio que reportaría si se operara por serie detiros.

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 69

b) Excepcionalmente para todos los materiales, cuando ellosestán llamados a ejecutar un tiro especial, como ser un reglaje paracuatro puntos diferentes (tiro sobre cuatro puntos de una obra ene-miga, efectuado con 4 piezas de 155 c.).

Tiros muy precisos. (Ejecutados generalmente con una pieza,como por ejemplo un tiro sobre la parte más vulnerable de una casa-mata, efectuado con cañón de 75).

Reglaje por piezas aisladas. (Caso muy frecuente para las piezasde 16 de marina).

CLASIFICACIÓN DE MATERIALES

Los mecanismos o sistemas de reglaje que se emplean, difierenun poco según sean los materiales, los que, desde este punto de vista,se clasifican en 3 categorías:

a) Materiales que disparan más de un proyectil por minuto.(Material de artillería de campaña, artillería pesada de campaña oartillería pesada de tiro rápido, obuses de 200 y 16 de marina).

b) Materiales que tiran a lo menos un proyectil en dos minu-tos. (270 de costa, 293—280 T. R., 19 y 24 trucks, 240 T. R. y240 San Chamond).

c) Materiales que solo tiran un proyectil en dos minutos. (Mor-teros de 370, obuses de 370 y 400, materiales de grande alcance).

REGLAJE POR PIEZA DE ESTOS MATERIALES

Para los materiales de la categoría a)

El tiro se ejecuta por salva, observación por pieza. Cuando labatería está lista para tirar, el puesto receptor hace la señal «Tiropor salvas, observación por piezas, batería lista».

(En general, este método permite el reglaje por pieza, cada unasobre un objetivo o punto de reglaje o todas sobre un punto de re-glaje común).

La batería tira una salva en cadencia de 10 segundos (por prin-cipio). El observador transmite el desvío de cada tiro.

TIRO POR PIEZAS

(Un tiro por pieza)

El pasaje al tiro por pieza se justifica si hay desacuerdo entrelas piezas o bien por una gran proporción de tiros no vistos.

El comandante del tiro puede pasar a este mecanismo, sea por

70 MEMORIAL DEL EJÉRCIT0 DE CHILE

su iniciativa o por pedido del avión. En los dos casos hace al aviónla señal de «Tiro por piezas, batería lista». El observador contesta:tiro».

La primera pieza dispara un tiro. Sin transmitir el resultado ysin esperar de nuevo la señal de tierra, el observador pide: «tiro».Y así para las otras piezas.

En seguida el observador transmite en un solo telegrama elresultado de la observación relativa a cada pieza.

Si existe un tiro no observado y se desea conocer la pieza a lacual pertenece, el observador pasa al tiro de mejoramiento diciendo:«Tiro por pieza! Tres tiros por pieza».

El puesto receptor repite lo mismo y agrega «batería lista».El observador pide «tiro».La primera pieza dispara 3 tiros.Sin transmitir el resultado y sin esperar nueva señal del suelo,

el observador pide «tiro». Y así para las otras piezas. Como antes,en un solo parte, transmite el resultado de la observación relativa acada pieza.

Material de la categoría b)

El tiro de prueba se ejecuta como en el caso a.El tiro de mejoramiento se ejecuta con el mecanismo siguiente:Tiro por series de dos salvas, observación por piezas.La batería anuncia la clase de fuego y «batería lista». El obser-

vador contesta «fuego».La batería tira inmediatamente dos salvas con iguales elemen

tos, y el observador señala el emplazamiento del punto medio decada pieza.

Material de la categoría c)

Los tiros de prueba y mejoramiento se ejecutan como en a.En el tiro de eficacia, cuando la comunicación entre el suelo y

el avión es defectuosa (como en los reglajes muy lejanos que no sedispone de señales especiales), el observador solicita el tiro a inter-valos regulares, intervalos que dependen del material que se emplea.Por ejemplo, 8 minutos para una pieza aislada de 340. Y despuésse pasa al tiro de eficacia, sea con los mismos elementos del tiro demejoramiento o bien con series sucesivas de 24 disparos.

REGLAJE DE ARTILLERÍA DE TRINCHERA

Desde el punto de vista de reglaje por avión, la artillería detrinchera se caracteriza por;

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 71

Enlaces telefónicos mediocres.Dificultad de señales entre el suelo y el avión.Dificultad de tirar a la señal «fuego» o tiro por piezas.La proximidad de objetivos.La gran visibilidad de las explosiones.Además, las condiciones de empleo de la artillería de trinchera

no se prestan para las misiones de vigilancia.Los materiales de artillería de trinchera se dividen en material

de tiro rápido (150, modelo 1917) y material de antiguo modelo (58-2407).

Para el reglaje con avión, el grupo de artillería de trinchera sepone en comunicación por teléfono con una antena de artillería oinfantería, o el mismo grupo emplea una antena en las proximidadesde las baterías.

Los materiales de 150 son agrupados generalmente en seccionesde 4 piezas y su reglaje se efectúa por series de 12 disparos, segúnel método general.

Los otros materiales no pueden reglarse sino por pieza. Se em-plea al efecto el tiro por pieza, en series de 3 disparos por pieza.

EMPLEO DE LUCES DE BENGAI.A

La proximidad de las líneas enemigas hace con frecuencia muydifícil el empleo de pauneaux, y asimismo su visibilidad disminuyecon el aspecto particular de las trincheras. Por este motivo, en eltiro de artillería de trinchera es conveniente emplear luces de ben-gala en lugar de pauneaux, a fin de establecer la comunicación entreel avión y el suelo.

Dando por sentado que se trata de reglajes en que el mecanismopor emplear es conocido de antemano, las señales principales puedenser reducidas a tres:

«Batería lista»,«Tiro de eficacia»,«La misión ha terminado».

REGLAJES SIMULTANEOS

Un mismo avión puede reglar simultáneamente varios tiros deartillería de trinchera sobre varios objetivos. Pero, para esto es nece-sario:

1.º Que los objetivos estén bastante alejados unos de otros paraque no exista el riesgo de confundirse los tiros.

2.° Que una señal o indicativo especial sea afectado a las piezasque tiran sobre cada objetivo, de manera que no pueda haber ambi-güedad en la interpretación de las señales del avión.

7 2 M E M O R I A L D E L E J É R C I T O D E C H I L E

REGLAJE DE NOCHE

La observación aérea del tiro durante la noche necesita:a) Noches particularmente claras (sin neblina en tierra).b) Empleo de aviones de ciertos modelos.c) Objetivos muy claros.d) De la parte del aviador un conocimiento completo del terreno

sobre el cual se opera.e) Una disciplina de fuego muy estricta.De noche la observación debe ser vertical para poder tomar con

mayor precisión la señal fugitiva de la explosión, y la comunicaciónentre tierra y el avión debe hacerse por telegrafía sin hilos.

Los calibres más apropiados para el tiro de noche son: 105, 145,155 y 16. Todos los proyectiles de 155 dan explosiones visibles.Hasta hoy ciertos calibres, como 240 y 32, parece que no se prestanpara el tiro de noche.

Es necesario advertir que la observación de noche solo permiteapreciar el sentido de los desvíos, y no la dimensión, pero ofrecemayores garantías de seguridad al observador llamado a cumplir unamisión en una zona avanzada, es decir, en el interior de las líneasenemigas.

La observación nocturna será ventajosa para el reglaje de tirosde interdicción, sobre objetivos lejanos que se encuentran bien pro-tegidos durante el día, como ser, depósitos, estaciones, acantona-mientos, puntos de pasaje obligados, etc. Pero la observación noc-turna no parece estar indicada para el tiro de destrucción contrabaterías enemigas, cuyos objetivos es muy difícil distinguir durantela noche.

(Aún los objetivos lejanos, si en ellos existe el cuidado de noencender luces, tampoco podrán ser bombardeados por el avión, porno existir en la obscuridad punto alguno de referencia; por el con-trario, la artillería antiaérea dispone de proyectores que le permiteniluminar el horizonte y disparar contra aviones).

CONCLUSIÓN

Estas son, en general, las prescripciones de los reglamentosfranceses en lo que se relaciona con la cooperación del avión en elreglaje del tiro de la artillería.

Nada se dice aquí de la técnica del vuelo y de la manera cómoel avión debe eludir el fuego de la artillería de tierra, pues, esto esasunto aparte, que pertenece al estudio de la aviación en lo que tocaa su defensa en el aire. Así, por ejemplo, un avión que hace reco-rridos prolongados a una misma altitud, se expone a ser batido muy

COOPERACIÓN DEL AVIÓN 73

luego por la artillería antiaérea. Necesita, por consiguiente, variarcontinuamente de altitud, y, sobre todo, cuando perciba el tiro quese le dirige, debe efectuar virajes o cambios de dirección, que sonlos medios más seguros para ponerse en salvo del horquillaje precisoque puede ejecutar hoy la artillería antiaérea contra aviones quehacen recorridos sostenidos a una misma altura. Como digo, todosestos puntos pertenecen al estudio de la aviación.

ANGEL MORENO G.,Cap.y Of. de E. M.

Elocuencia militar

Oración fúnebre del g e n e r a l Maud'hui

COMO EN LOS VIEJOS Y HEROICOS DÍAS

...Ha sido una ceremonia tierna y conmovedora, que lleva elsello de la grandeza espiritual y del buen gusto del alma francesa.

Un glorioso inválido de la guerra, el general Maud'hui, reunió,en el cementerio de Noisseville, a muchos de los bravos que lucha-ron a sus órdenes, para rendir un homenaje a los muertos de ladivisión.

Bajo los cipreses, y junto al viejo general que los preside, con-movidos y descubiertos, se encuentran oficiales y soldados; con ellosla banda de cornetas de un regimiento de Dragones.

Una ráfaga de epopeya cruza el jardín de los muertos, cuandoel general, dirigiéndose a la banda de Dragones, pronuncia estaspalabras:

CORNETAS: Me dirijo a vosotros para hablar de nuestros muer-tos; ellos conocen la voz del clarín mejor que la mía... Cornetas:¡Despertadles!... Decidles que estamos aquí: ¡Tocad diana!... (Labanda de cornetas toca diana).

Los viriles sones del clarín de guerra llenan el cementerio delas agudas y alegres luminosidades de un amanecer; corren lágri-mas de emoción... Al terminar la marcial sinfonía, el silencio per-mite escuchar los latidos de la tierra, que se esponja, como si ensus entrañas los muertos se incorporaran obedeciendo a la voz delclarín....................................................................................................................

El general se dirigió ahora a los muertos; Camaradas:... ¿Ha-béis escuchado los clarines de Francia?

ELOCUENCIA MILITAR 75

Infantes, cazadores, zapadores y dragones, ¿estáis ahí?Cornetas: ¡Tocad asamblea!... (La banda toca asamblea).Escuchad aún: vamos a tocar Au Drapeau, la marcha con que

recibimos nuestra bandera.Ya estáis muertos para ella; pero, ahora, nuestra bandera sois

vosotros!...(Los clarines tocan Au Drapeau).El general, conmovido, dice:Aún me falta un toque que haceros oir. Escuchad: es el último

que oísteis al morir, el que rindió honores a vuestra muerte glo-riosa. . .

Cornetas: Tocad ¡a la carga!Las enardecedoras y desgranadas notas llenan el ambiente de

bélicos arrebatos. Las lágrimas se cristalizan en las mejillas de bron-ce de los soldados.

Se oye el piafar de los corceles, como si sobre el cementeriocruzase al galope un escuadrón............................................................................................................

Se escucha nuevamente la voz dominadora del general:Y ahora, camaradas, ¡dormid en paz!Aquí velaremos nosotros. ¡Hemos venido a deciros que fuisteis

los vencedores!¡Hasta la vista!Cornetas: ¡Tocad silencio!

La ceremonia ha terminado. Salen todos del jardín siguiendoal general; desfila la banda de cornetas. En el cementerio quedaflotando, luminosa, el alma de Francia.

(Tomado de la Revista Militar. Argentina).

El servicio de veterinariaen el Ejército francés

I N T R O D U C C I Ó N

El servicio de veterinaria tiene en los ejércitos modernos unagran importancia. La guerra europea ha dejado de manifiesto su rolpreponderante.

Los veterinarios militares franceses han prestado, en esas con-diciones, servicios muy valiosos bajo el punto de vista económico.

Hemos dejado muy atrás los artistas veterinarios que acompa-ñaban al ejército de Napoleón.

Los veterinarios modernos se han constituido en hombres deciencia, cuyos conocimientos son muy vastos. Sus estudios son lar-gos y difíciles. Después de cinco años de estudios con profesores deprimer orden, son capaces de rivalizar con los representantes de lasdemás profesiones liberales.

Los veterinarios nombrados al ejército, continúan trabajando,ya sea adquiriendo nuevos títulos universitarios o aumentando susconocimientos, siguiendo cursos, especiales en institutos responsa-bles, como el Instituto Pasteur.

En tiempo de paz, como en la guerra, han podido prestar innu-merables servicios, combatiendo las enfermedades infecciosas y con-servando al país una fuente de riquezas muy apreciable.

También la situación de los veterinarios militares franceses hamejorado sensiblemente, alcanzando en su carrera las mismas ven-tajas de que gozan los demás oficiales.

EL SERVICIO DE VETERINARIA EN EL EJERCITO FRANCÉS 77 77

rganización del servicio de veterinaria en el Ejército francés

P e r s o n a l

Este se compone de:1.—Veterinarios del ejército activo, con:

a) Veterinarios en los grados de oficiales.b) » axiliares;c) Estudiantes veterinarios que cumplen su servicio mi-

litar.2.—Veterinarios de la reserva del ejército activo y del ejército

territorial.

1.—REPARTICIÓN DE LOS VETERINARIOS DEL EJÉRCITO ACTIVO(Cuadro demostrativo)

78 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

Objeto del servicio.—El servicio de veterinaria en el ejércitotiene por objeto:

1. La conservación de la salud de los animales.2. El tratamiento de los enfermos.3. La instrucción y dirección de los mariscales herradores.4. La inspección de los animales de consumo y de las carnes

destinadas a las tropas.5. La vigilancia en la fabricación de las conservas de carne.6. La dirección de los anexos de remontas.7. Participación en la clasificación de los caballos.8. Constatar las infracciones a la ley de represión de los frau-

des y las falsificaciones de los productos alimenticios.Reclutamiento de los veterinarios militares del servicio activo.—

Todos los franceses aptos para el servicio militar hacen 18 meses deservicio.

Se autoriza a los estudiantes veterinarios para cumplir su ser-vicio militar después de terminar sus estudios.

Cada año, en el mes de julio, se organiza un concurso para losveterinarios militares recibidos. Para presentarse a este concurso,es necesario poseer su diploma (título) de una de las Escuelas de Ve-terinaria francesas (Alford, Lyon o Toulouse).

Antes de la guerra europea, el número de veterinarios militaresnecesarios para el servicio del ejército era más o menos de 25 por año.En aquella época, el número de titulados en las tres escuelas deveterinaria era de 150, anualmente.

Una vez aprobados en los exámenes finales, los veterinarios de-ben cumplir su servicio militar de 18 meses en un regimiento de ca-ballería. Después del período de recluta, pasan a la enfermería deveterinaria, bajo las órdenes del veterinario jefe del servicio. Alcabo de un aflo, pueden ser promovidos al grado de veterinariosauxiliares, si han cumplido con las condiciones del examen dadopara este objeto. Los 6 meses restantes sirven con este grado.

Después de dicho período, los veterinarios auxiliares entran ala Escuela de Caballería de Saumur, con el grado de Ayudantes aVeterinario Mayor de 2.a clase.

El personal docente de esta escuela está compuesto por:1 veterinario mayor de 1.a clase, director de la escuela.1 » » » 2.ª » profesor de clínica.1 » » »» » herraje.1 » ayudante a mayor de 2.a clase, ayudante de

clínica.1 » mayor de 2.a clase, profesor de bacteriología.

El régimen de la escuela de Saumur, es el del externado. Losalumnos son sometidos a una disciplina dura y a un trabajo inten-sivo.

EL SERVICIO DE VETERINARIA EN EL EJÉRCITO FRANCÉS 79

Desde las 6 de la mañana, el trabajo principia con la equitación. A las 8 A. M., hasta las 12, se hace el trabajo de la enfer-mería.

Cada alumno tiene caballos en tratamiento, para, lo cual cuentacon la ayuda de los mariscales alumnos.

El profesor de clínica, efectúa una visita diaria a todas las ca -ballerizas de la clínica, acompañado de los alumnos, comentando loscasos interesantes e indicando los tratamientos. En este momento sehacen también todas las operaciones necesarias, practicadas tantopor el profesor como por los alumnos.

Después del almuerzo, de 1 a 2.30 P. M., hay clase de equitación.

A las 2.30 P. M. se efectúa la visita de los enfermos nuevos.Estos son siempre muy numerosos, porque los caballos de la escuelason sometidos a un trabajo muy duro y las causas de enfermedadesson muy variadas. La manera como se pasa esta visita, es la siguien-te: cada alumno toma a su cargo un caballo enfermo, lo examina,establece el diagnóstico y lo presenta al profesor, discurriendo sobreel caso e indicando el tratamiento.

A las 4 P. M. principian los cursos teóricos de cirugía, hipólo-gía, clínica, bacteriología e instrucción militar.

A las 6 P. M. hay instrucción de esgrima y conocimientos dearmas.

Después de la comida, los alumnos pueden entregarse a un des-canso bien merecido, para volver a empezar al día siguiente.

Después de una estadía de un año en la escuela, los mejoresveterinarios ayudantes de 2.a clase pasan a un regimiento de caba-llería, donde deben cumplir un año más, antes de ser nombradosveterinarios mayores de 2.a clase.

2.—VETERINARIOS DE LA RESERVA

Los veterinarios mayores de 2.a clase de la reserva, se r ec lu t anprevio concurso, entre los veterinarios auxiliares que poseen el títulode veterinario. Los veterinarios auxiliares son nombrados despuésde un examen. En este sentido, los alumnos de tercer año de vete-rinaria hacen un curso de instrucción militar, instruído por un vete-rinario militar, en cada escuela de veterinaria. Al finalizar el curso,los alumnos recibidos obtienen un certificado de aptitud militar y,después de haber cumplido un año de servicio como soldados, sonnombrados veterinarios auxiliares, debiendo cumplir en este grado6 meses más de servicio.

Cada dos años, los veterinarios de la reserva deben cumplir unperíodo de instrucción de un mes, sea en un cuerpo, sea para clasi-ficar los caballos en una zona.

80 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

Servicio de veterinaria en los cuerpos(Reglamento sobre el servicio interno de los cuerpos)

Deberes generales.—El veterinario jefe del servicio, es el auxi-liar inmediato del comandante del cuerpo (coronel), para todos losasuntos que interesan la higiene y la alimentación del ganado delregimiento.

Bajo el punto de vista técnico, el veterinario jefe de serviciodepende del veterinario principal. Pero para el servicio del regi-miento depende del comandante de éste.

El veterinario tiene la obligación de indicar al comandante delregimiento todos los datos referentes a la salud y a la conservaciónde los caballos, y también da su opinión sobre alimentación, higie-ne, herraje, etc.

El veterinario jefe del servicio tiene obligación de tratar gra-tuitamente todos los caballos del regimiento y del ejército en ge-neral. .

Debe visitar las caballerizas y vigilar para que todos los regla-mentos de higiene sean cumplidos.

Debe inspeccionar los animales vivos y las carnes destinadas alconsumo de las tropas.

Da conferencias a los oficiales y a los suboficiales sobre la higie-ne de los caballos, sobre inspección de las carnes y de los forrajes,y está encargado de la instrucción de los mariscales herradores delregimiento.

Enfermería de veterinaria del regimiento.—El veterinario jefedel servicio dirige la enfermería de veterinaria y es responsable detodo el material que ésta posee. La enfermería está generalmentesituada en una extremidad del cuartel, separada interiormente delas caballerizas.

Personal de la enfermería.— Un ayudante 1.°, maestro mariscalestá encargado de la policía y limpieza de la enfermería.

Un soldado sirve de secretario al jefe del servicio.El comandante designa de cada escuadrón el número de hom-

bres suficiente para el servicio de la enfermería.Los maestros mariscales están encargados por turno de cuidar

y tratarlos animales enfermos.Funcionamiento del servicio.—Cuando llega el veterinario de ser

vicio al cuartel (8 A. M. más o menos), empieza a inspeccionar las-carnes y los productos alimenticios destinados a la tropa. Esta ins-

EL SERVICIO DE VETERINARIA EN EL EJÉRCITO FRANCÉS 81

CROQUIS DE LA ENFERMERÍA DE VETERINARIA DE UN REGIMIENTO,

(11 REGIMIENTO DE C A B A L L E R Í A CORACEROS PARÍS)

Memorial 1925 Enero—9

82 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

pección la practica en la cocina y a veces en la carnicería. Todoslos productos (carnes, pescados, productos de chanchería, etc.), sondetenidamente examinados, y, los malos, retirados inmediatamentedel consumo.

En seguida, pasa la visita a los caballos enfermos. Esta visitase practica en presencia del comandante, y los animales son presen-tados por un suboficial por cada escuadrón. El veterinario anota enel registro de animales enfermos de cada escuadrón las prescripcio-nes referentes a cada enfermo.

En seguida, el veterinario jefe del servicio pasa la visita a losenfermos hospitalizados en la enfermería y practica los tratamientosy las operaciones quirúrgicas necesarias.

Visita sanitaria.—A lo menos una vez por semana, el veteri-nario jefe del servicio examina todos los caballos del regimiento,a una hora indicada por el comandante. Examina, además, todoslos animales recién llegados al regimiento y, si es necesario, los dejaen observación hasta que puedan ser colocados junto con los demáscaballos, sin peligro para éstos. Da su opinión sobre los caballospropuestos para la baja (reformados) y sobre el régimen alimenticionecesario administrar (forrajes verdes, substituciones, etc.)

El veterinario jefe del servicio debe cuidar de un modo muyespecial y evitar la propagación de enfermedades contagiosas (vere-mos más adelante las medidas que debe tomar al respecto).

Cuando un enfermo no puede sanar, solicitará la reunión de lacomisión de matanza. Esta comisión se compone de un comandan-te de escuadrón, del comandante de escuadrón a que pertenece elanimal y del veterinario jefe del servicio. El comandante del regi-miento decide después si el animal debe o no ser sacrificado.

Todos los animales muertos o sacrificados son autopsiados porel veterinario, y la causa de la muerte es indicada en un informe(proceso verbal o sumario).

En las tardes, el veterinario de servicio debe pasar otra visita alos animales en tratamiento en la enfermería. Cada día debe ir tam-bién al matadero a inspeccionar las carnes (veremos más adelantecómo debe efectuarse esta inspección).

Documentación veterinaria.—Registros y relatorios (informes).•—La documentación consta de:

A.—1 registro de enfermería (libro de ganado enfermo).1 » » indisponibles.1 » » farmacia.1 carnet inventario del material de veterinaria en servicio,1 » de las economías hechas en los forrajes.

EL SERVICIO DE VETERINARÍA EN EL EJERCITO FRANCÉS 83

1 registro de correspondencia.libretas de enfermería (individuales a cada animal).

1 registro-inventario del material del cuerpo.1 catálogo de la biblioteca.

B.— Oficios periódicos (diarios):

Relatorio diario sobre el estado sanitario del ganado.» mensual » » » » » »

Estadística anual de enfermos.Memoria sobre el funcionamiento del servicio.Pedido semestral de material.

» » » medicamentos.» » » instrumentos de cirugía.

C.—Oficios eventuales:

Relatorio provisorio (sobre enfermedades contagiosas).» técnico oficial » » »» decadario » » »

Certificado sanitario » » »» del resultado de la visita de los animales pro-

puestos para la baja.» de sanidad de las yeguas de cría.

Sumarios (procesos verbales).Certificados de autopsias.Relatorio de la comisión de matanza.

Servicio de veterinaria en los establecimientos de remontas

El servicio de la remonta comprende:1. Una inspección general del servicio, en el Ministerio de

Guerra.2. Circunscripciones de remontas.3. Depósitos de remontas.4. Anexos de remontas.

Existe un veterinario en cada depósito, y uno en cada anexo.Los anexos de remontas son dirigidos por un veterinario que tie

ne atribuciones de un comandante de destacamento.Todos los caballos comprados por la remonta son enviados a los

anexos, donde permanecen uno o dos años.El servicio de los anexos es muy interesante y agradable estos

establecimientos están situados en el campo, cerca del ferrocarril.El veterinario tiene allí su casa, y organiza el servicio del anexo

a su gusto, dirige la alimentación, el trabajo de los caballos jóvenes,la administración del destacamento, etc.

84 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE

En los depósitos de remontas, el veterinario hace el servicio lomismo que en un cuerpo. Además, forma parte de la comisión decompra de ganado del ejército. Esta comisión está compuesta por:el comandante del depósito, un capitán y el veterinario. Cada año,en la primavera, esta comisión recorre la circunscripción correspon-diente al depósito, se detiene en las ciudades donde existen criade-ros de caballos y compra los animales destinados al ejército.

Servicio de veterinaria en las coloniasExisten veterinarios en los regimientos coloniales, de guarni

ción en las colonias, los que efectúan su servicio como los veterina-rios de los demás cuerpos.

Además, existen veterinarios militares que, puestos «fuera delos cuadros», son destinados a las colonias como veterinarios decolonización. Prestan sus servicios a la crianza indígena, practican-do vacunaciones e inmunizaciones; se ocupan también de mejorarel ganado y estudiar las enfermedades tropicales.

Antes de irse a las colonias, deben seguir un curso de patologíaveterinaria exótica, que se hace en la Escuela de Alford y en el Ins-tituto Pasteur, cada año, desde el mes de octubre a diciembre.

Atribuciones de los veterinarios principalesExiste un veterinario principal de 1ª o de 2.a clase en cada

cuerpo de ejército. Tiene a su cargo la dirección técnica de todo elpersonal veterinario del cuerpo. Lleva la hoja de servicio y estudiostécnicos de cada veterinario, en las que hace las anotaciones corres-pondientes.

Cada año visita todos los regimientos a su cargo. Esta visitacomprende: inspección sanitaria del ganado, revista de la enferme-ría de veterinaria y de la documentación. También debe fiscalizarla inspección de las carnes y la instrucción técnica de los maris-cales.

Si se declara una enfermedad contagiosa en un cuerpo, el vete-rinario principal debe, desde luego, visitar aquel regimiento, tomarcuenta del desarrollo de la enzootia y avisar inmediatamente al ge-neral jefe del cuerpo de ejército y a la superioridad.

Debe vigilar también las medidas tomadas con el fin de comba-tirla.

Inspección de veterinariaEl veterinario inspector es el jefe de todos los veterinarios.

Depende directamente del ministro, del cual es el consejero técnico.Inspecciona los cuerpos donde existen enfermedades contagiosas,

EL SERVICIO DE VETERINARIA EN EL EJÉRCITO FRANCÉS 85

Da su opinión sobre todas las cuestiones técnicas que le somete elministro. Tiene a su cargo la dirección de la enseñanza técnica delos veterinarios y de los mariscales herradores.

Tiene a su disposición un órgano oficial de estudio, llamado«Dirección Técnica de Veterinaria». Esta sección comprende:

1. Veterinario mayor de 1.ª clase.2. Veterinarios mayores de 2.a clase.

Además, existe en el ministerio un Comité Consultivo Veterina-rio, compuesto de los veterinarios militares de la sección técnica,del general jefe de las remontas y de civiles, tales como el inspectorgeneral de las escuetas de veterinarias, un profesor de enfermedadescontagiosas de Alford, y un jefe de servicio del Instituto Pasteur.Este comité da al ministro su juicio sobre las cuestiones concernien-tes a la higiene y enfermedades del ganado.

JULIÁN DESCASEAUX,Ex-veterinario del Ejército francés.

(Continuará)

OFICIAL Y S0LDADO

(Traducido del alemán por el Capitán de Artillería del Ejército españolDON JOSÉ HERNÁNDEZ)

«i«Oficial y Soldado», para la mayor parte: un contraste; paramuchos: un concepto vago; para pocos lo que debe ser: una expre-sión de mutua confianza. En toda época de la historia, todo pueblo,todo Ejército, de cualquier naturaleza que haya estado constituido,ha conocido la diferencia exterior en lo que se refiere al mando y ala obediencia; no abundan demasiado los críticos que comprendenbien esta expresión de mutua confianza. Y precisamente ella cons-tituye el principio y fín de todos lo progresos militares en paz y enguerra. Confianza en la dirección y confianza en los dirigidos; lareciprocidad es la condición indispensable para alcanzar los grandeséxitos y seguirá teniendo todo su valor en las distintas fases de edu-cación del soldado; desde el recluta hasta el guerrero de probadotemple, bien se trate de hombres sin cultura o con ella.

El Oficial y el Soldado tienen que ser dos «hombres» conscien-tes de su deber, y en esta circunstancia reside la cualidad común quedebe tomarse en consideración. Del deber cumplido nace la estima-ción propia, así como el aprecio a los semejantes, y ambas cualida-des son necesarias tanto a los hombre en general como a los solda-dos en particular. El deber se cumple tanto en el mando como en laobediencia; la última es más fácil de cumplir, que el primero, conpleno conocimiento de la responsabilidad que se contrae en todoslos casos que pueden presentarse.

Nada más fácil que criticar a la ligera; pero es difícil procederbien, y todavía más difícil hacerlo todo bien. Las faltas en la paz

OFICIAL Y SOLDADO 87

enseñan y evitan; las faltas en la guerra ocasionan víctimas inocen-tes y la pérdida de batallas. Por esto no basta el cumplimientoestricto del deber, es necesario que vaya acompañado del Poder ySaber, y justificar el duro deber cuando se trata de la vida o muertede la colectividad. Se impone, pues, el conocimiento profesional enel director así como en los dirigidos, pues de dicho conocimiento sederiva lo que es y debe ser su fundamento: la expresión de mutua,confianza. Y de esta expresión surgen todas las virtudes del soldado:compañerismo, valor y abnegación en el cumplimiento del deber,hasta llegar al sacrificio en su expresión más sublime: «Uno paratodos y todos para uno», manifestación de la confianza más intensade solidaridad.

El oficial, como educador y director, debe mostrarse a la alturade las circunstancias, ecuánime, de un concepto acabado de sus de-beres con respecto al soldado, ejemplo digno de imitación y maestrosiempre en su profesión por su poder y saber. Severo con sí mismo,debe mostrar severidad en todos los actos del servicio y al mismotiempo ser paladín de la justicia, conciliando sin embargo estas cua-lidades con la de una perfecta comprensión de los subordinados con-fiados a su mando, de sus faltas, de lo que es la juventud con susnaturales diabluras, no olvidando el cariño que debe a su pueblo nilas cualidades características del mismo. No debe hacerse valer porsu grado y condición, sino especialmente por sus cualidades propias:superioridad en el Poder y Saber, en el concepto del deber y servi-cio a su Patria, a la que pertenece como sus restantes compatriotas.

El soldado, al ingresar en el servicio, debe estar persuadido deque se le instruirá y no se le atrepellará sin motivo. La severidady sujeción absoluta son indispensables; pero no hay que abusar delmando y dejarse llevar de la manía de recargar inútilmente el ser-vicio, matando con ello toda interior satisfacción. Si bien debe su-peditarse la propia voluntad, en aras del servicio, debe éste tenersiempre un carácter eminentemente educador. Sólo los hombreseducados con severidad se distinguen por su poder; sólo los soldadosdisciplinados se mantienen firmes. El solo entusiasmo y escaso co-nocimiento de la profesión militar, valen poco y no son de eficaciapermanente cuando se presenta un caso serio, como lo prueban milesde ejemplos en la historia de la guerra pasada. El miedo a la muerte,innato en todo hombre, debe perder su influjo por medio de unasevera educación y disciplina. No vale ya el «yo», sino que debeimperar la colectividad; la idea del ejército es la que debe presidirsiempre. Todo hombre constituye el eslabón de una cadena quesubsiste siempre y en la que cada eslabón resiste lo mismo y se man-tiene en la misma tensión, aún cuando se substituyan varios de estoseslabones. «Cadena de seguridad», esta frase encierra la idea de uncompañerismo indestructible y de una ayuda recíproca. Sólo la

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muerte puede producir soluciones de continuidad, que deben serllenadas por reservas, de un modo natural y automático. Todo sol-dado, cuya instrucción le permite reconocer su deber, y en elque el «yo» se funde en la colectividad, es el que merece más con-fianza a su jefe y el que mejor cumple su obligación. A esta clasede hombres se les puede llamar con razón soldados; los demás sonreclutas.

La misión, educadora más importante para el oficial es el servi-cio de la Patria. Son los más aptos para enseñar, aquellos que tienenexperiencia y saber y poseen un sentimiento delicado e instintopsicológico. No tiene influencia sólo el mando, sino también la palabra, la palabra de hombre a hombre, la cual a menudo une lo que elmando, solo, separa. Se dice, seguramente con razón, que el mandoes un arte. Algunos no lo aprenden nunca y en otros más jóvenes estearte constituye una cualidad innata. Un buen oficial de EstadoMayor no necesita ser al mismo tiempo un oficial instructor de lastropas. Esto es, un oficial puede desempeñar bien su cometido yfaltarle sin embargo dotes para enseñar, ya que esta misión requiereuna aptitud especial. Hay que emplear un método para cada indi-viduo, aun cuando las prescripciones sean comunes a todos; en estoestriba el arte de la educación que se difunde en los soldados y, porlo menos, los hace igualmente disciplinados.

Con la educación militar va unida siempre la idea de exhorta-ción y castigo. El choque de los cuerpos duros produce chispas y,en el ejército, castigos, que tienen que imponerse con justicia, perotambién con discernimiento y no sujetos a un misino patrón. Elcastigo es un recurso educador; pero no hay que dejarse llevar porla cólera o abuso de la autoridad. ¡Y cuán a menudo se ha empleadomal este recurso, habiendo con ello producido un efecto contrapro-ducente en la colectividad! En la guerra, los castigos deben consti-tuir una excepción y ser infligidos nó para educar sino para intimi-dar. En este aspecto hay que proceder con gran energía y destruirtodo retoño contaminado que pueda brotar.

La entereza, que tiene puntos de contacto con el sentimientode la responsabilidad, exige hombres de acción y de rápida decisión,que con frecuencia es más necesaria en las categorías subalternasque en las elevadas. Esto no quiere decir que la entereza deba seren estas últimas menos firme que en las otras, sino que debe sermás natural. Esta cualidad es generalmente ignata, no se enseñafácilmente; así, sucede frecuentemente que los soldados resueltosejercen gran predominio. Algunos, de temperamento tranquilo entiempo de paz, se volvieron muy decididos en la guerra; fin dudaesta cualidad estaba en ellos latente y se manifestó luego con lasperipecias propias de la vida de campaña. De sólo algunos de talessoldados depende, en no pocos casos, el éxito en los combates.

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El tacto, en lo que concierne a la responsabilidad, constituya,con otras cualidades ya citadas, otra condición que debe reunir elque manda, cualquiera que sea su categoría, y que por desgraciaabunda poco, a causa siempre de una educación defectuosa y, gene-ralmente, también por falta de carácter. Los hombres de carácterdébil se escudan en el cumplimiento de la orden recibida, sin atre-verse a modificarla aun cuando las circunstancias puedan exigirlo.El temor ante un éxito inseguro, hace muchas veces que no sequiera contraer responsabilidad alguna a pesar de que las inciden-cias sobrevenidas después de recibir una orden aconsejen no ceñirsea ella al pie de la letra.

El éxito y reconocimiento, el fracaso y su condenación, casi setocan generalmente, y, así, se opta por «guardar las espaldas», limi-tándose al cumplimiento a secas, fácil y cómodo, de la orden recibi-da. Un soldado disciplinado no es siempre el mejor, especialmenteen la guerra, en que las circunstancias, por variar constantemente,exigen iniciativas propias.

Oficial y Soldado, dos hombres que deben profesarse una con-fianza sin límites; en esta confianza reside la condición fundamentalpara sobrevivir a las grandes crisis. Aun la disciplina más férreaflaqueará lentamente allí donde falte la confianza. La falta de éstaconstituye el comienzo de una disciplina debilitada.

Quisiéramos completar este trabajo, que no presume de serperfecto, con algunos casos ocurridos a compañeros y con otros ex-perimentados por nosotros mismos.

Incorporación de los reclutas en tiempo de paz: 60 hombres acada batería; la mayor parte labradores, entre ellos, uno que es uncaracterizado socialista. Examino a este hombre, de oficio albañil,de ojos inquietos; no se encuentra tranquilo, pues sabe se le observapor sus ideas políticas. Cojo a este muchacho por mi cuenta, leexamino atentamente; desempeña su servicio a satisfacción, lo mismo que los demás, ydemuestra aprovechamiento. Después de algu-nos días de empezada su primera instrucción, se lastima un pie alcaérsele la cureña, teniendo que ingresar en el hospital. Al segundodía le visito, llevándole un fajo de libros, ninguno de historia de laguerra, sino cuentos elemanes de Gustavo Freytag, Ludwig Tho-ma, etc. Hablamos en un terreno completamente particular, «dehombre a hombre», se expresa con cierta animación y al fin mepregunta si sé que él es socialista. Le contesto en sentido afirmati-vo, añadiendo que ello no tiene nada de extraño y que le apreciotanto como a los demás. Parece dudar de mis palabras y le saco desus dudas diciéndole que no tiene nada que temer. En las sucesi-vas visitas me demuestra más confianza. Después de salir del hos-pital, se pone rápidamente, a la altura de los demás y comprendoque se aplica sobre todo para complacerme. En las revistas que

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paso se distingue entre sus compañeros, se le cita como modelo, suconducta es intachable. Al segundo año me suplica le tome de asis-tente; así lo hago con el consentimiento del capitán, no sin antesadvertirme éste lo poco recomendable que para tal cargo es el arti-llero de referencia. A pesar de esta advertencia, compruebo de díaen día que no es posible encontrar un muchacho más servicial yatento que el que tengo. Después ha sido el único asistente, entrelos muchos que he tenido, que no se ha olvidado de mí, y estoyconvencido de que llegado el caso se mataría por defenderme. Enesto estriba la confianza de «hombre a hombre», que une y no sepa-ra nunca. ¡Y con cuán poco esfuerzo se ha conseguido este resulta-do! Cuando no se comprende instintivamente el modo de ser de unhombre, hay que penetrar en sus pensamientos, cosa que no esdifícil.

Un teniente recibe encargo de construir unas trincheras con 100hombres de diferentes baterías, en el sitio de colocación de los blan-cos de un campo de tiro, con objeto de simular el ataque a una po-sición fortificada, la cual debía ser destruida con granadas rompedo-ras. La construcción de las trincheras es difícil y no exenta depeligros, a causa de encontrarse proyectiles enterrados sin estallar;uno de estos, en efecto, explotó, aunque, por fortuna, sin causar desgracias. El oficial ordena se excave con cuidado y se le dé noticiacada vez que haya que extraer un proyectil. Así se hace y en cadacaso el teniente manda retirar la gente y recoge por sí mismo lagranada, que saca de la trinchera y hace estallar. Cualquiera quesea el juicio que se forme por el proceder de este oficial, su compor-tamiento queda grabado de tal modo en sus artilleros que hace queéstos le recuerden siempre con admiración.

Los precedentes casos ocurrieron en tiempo de paz, allá por elaño 1900: vamos ahora a citar otros acaecidos durante la guerrapasada.

Una batería ha regresado del frente y se ha dispuesto la limpie-za del material. Poco después, un sargento da parte al capitán deque el artillero X le había dado una bofetada, al ordenarle limpiarala carabina en vez de entretenerse leyendo una carta. Como se ve,el caso es grave, procede la instrucción de sumario. El artillero noniega, ni se disculpa, limitándose a encogerse de hombros. Existe,pues, maltrato de obra a superior, es seguro el castigo. ¿Que pasapues? Se trata de un bravo soldado, cumplidor de sus deberes y deconducta intachable, de un veterano de 35 años, casado y con hijos,un hombrón alto y fornido; calcúlese, pues, la intensidad del golpesufrido por el sargento. Este, que es muy apreciado, está presa degran excitación, pues ha sido ofendido en su honor y atropelladocomo superior. El incidente, muy desagradable para el capitán, elcual manda comparecer al artillero unas horas después de ocurrido

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el hecho, le habla como de «hombre a hombre» y con buen resulta-do. El artillero se le confiesa. Ha recibido hoy, a medio día, de suPatria, poco antes de la hora de limpieza, una carta que muestra;en ella le dice un desconocido de su pueblo que su mujer le es infiel;que tiene relaciones íntimas con un soldado que se encuentra conlicencia. Por esta razón estaba desesperado y, cuando el sargento,que nunca se había metido con él, le mandó limpiar su carabina, senegó a obedecerle y, sin darse cuenta de lo que hacía, se abalanzócontra él. Comprende su falta y no ignora la grave pena que le es-pera, aun cuando de ello hace responsable a su mujer. El capi-tán, que conoce a sus soldados y es igualmente comprendido porellos, reflexiona brevemente y dice, dirigiéndose al artillero: «tieneusted un permiso de 8 días para ir a su casa, con el fin de arreglarel asunto de que me habla, después veremos lo que se hace. ¿En-tendidos?» El artillero cree estar soñando, se iluminan sus ojos ycontento y preocupado al mismo tiempo, se marcha. Terminada sulicencia se presenta, rebosante de alegría, a su capitán, el cual le pre-gunta qué es lo que le ha pasado, contestándole aquél sonriente:«Nada, mi capitán, era todo una calumnia y al miserable que meescribió la carta le molí a palos hasta confesar su mentira». «¿Yqué vamos hacer con usted por haber ofendido al sargento?» dice elcapitán. «Le pediré perdón delante de todos los que presenciaron elhecho, reiterándole así la súplica que ya le he hecho por escrito».Y así se hizo. Andando el tiempo, cuando en la vida de campaña sepedían voluntarios para cometidos especiales y peligrosísimos, sepresentaba invariablemente dicho artillero... acompañado delsargento. Ambos se hicieron amigos entrañables. En cierta ocasión,como el capitán, en tono cariñoso, reprendiera a aquél por su cons-tante desprecio a la vida, contestó: «¡Mi capitán, es usted un hombretodo corazón, por usted soy capaz de todo!» ¿Qué hubiese sidode este artillero si hubiese sido juzgado en consejo de guerra?¿Cómo hubiese quedado el ánimo de la batería? ¿Y cuál era el re-sultado ahora en la conducta y moral de cada individuo y de todosen general?

El libro del príncipe heredero alemán titulado «Mis recuerdosde la lucha heroica alemana», refleja el espíritu de la tropa y la fide-lidad a sus superiores, en un informe conmovedor enviado al prín-cipe por el general de una división: «Una batería pesada de mi división había llegado por un camino malísimo y después de esfuerzosinauditos, a la falda de una montaña, para establecerse en posicióny proteger, mientras lo permitieran las escasas municiones de quedisponía, a la infantería, que sufría intensamente bajo el fuego de laartillería francesa, muy superior a la alemana. Pero la batería ma-nejada por la férrea mano de su comandante, queridísimo de susartilleros, no estaba todavía dispuesta para entrar en fuego, cuando,

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cayó una lluvia de hierro sobre ella. Al capitán le parecía más im-portante y urgente proteger a los infantes en la línea de fuego queavanzar desenfilado. El tiro preciso y continuo de la artillería fran-cesa inutilizó dos piezas en poco tiempo y puso fuera de combate ala mayor parte de los sirvientes. En vista de la inutilidad de todoslos medios y recursos empleados por la batería, ordenó el generalque se suspendiera el fuego y se abandonara momentáneamente laposición, para cambiar más tarde el emplazamiento de aquélla. Fuénecesaria una orden repetida y terminante al valiente capitánpara conseguir, contra sus deseos, que se dejaran las piezas enespera de las sombras de la noche. Sin embargo, ¡empeño inútil!Al amanecer del día siguiente caía mortalmente herido el bravo ofi-cial, en el momento en que personalmente trataba de poner en salvolas piezas inutilizadas. Pero su indomable voluntad se transmitió asus soldados, pues a la siguiente noche su fiel suboficial retiró, acosta de grandes pérdidas, el resto de la batería.

Enterramos al heroico capitán en un día alegre de invierno enun pequeño y rústico cementerio de un pueblo. Día tranquilo en elfrente. Todos los que estaban libres de servicio, acudieron a rendirel postrer tributo de admiración a quien supo defender su Patriahasta el último momento. Después de una plática conmovedora delsacerdote, fueron pasando uno tras otro los presentes, para echarun puñado de tierra piadosa sobre la tumba del difunto.

Al final, el suboficial se cuadró militarmente; dominando congran esfuerzo su emoción, con voz entrecortada por las lágrimas,pero como algo natural y no cumplimentado hasta entonces, dijo envoz alta, propia de los actos de servicio, ante el cuerpo inerte de susuperior: «Tengo que dar parte a usted todavía, mi capitán, de quea pesar de todo hemos conseguido retirar las piezas».

Entonces se produjo un cuadro desgarrador en estos aguerridoshombres, y a duras penas pudo el sacerdote, destrozado en llanto,terminar sus preces».

Vamos a citar ejemplos en los que hubo individuos que antesy después de la revolución se mostraron como verdaderos hombres.En estos casos conservó todo su valor la expresión de «mutua confianza», aun tratándose de individuos de ideas políticas diferentes.

9 de diciembre de 1918. En un centro militar, el jefe superiorfué informado de que la mayor parte de los soldados, azuzados poralgunos pocos, se proponían abandonar el servicio sin la debida au-torización y celebrar una reunión al aire libre. El jefe se anticipó aeste acto de indisciplina, que en aquel tiempo apenas podía impe-dirse, ordenando la celebración de aquella, pues dijo: «Dónde van

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mis soldados, allí quiero ir yo también». Y así dicho jefe, que eramuy estimado por su carácter justiciero y tacto exquisito, acudió aesta reunión, que se componía de unos 7 a 8.000 hombres de todaslas armas y frentes, a pesar de no poderse casi mantener en pié acausa de una enfermedad crónica de que padecía. Su presencia, alparecer inesperada, fué acogida con aplausos y con deseos de quefuera él, el primero en hablar. Y así lo hizo. En breves palabras,propias del estado en que se encontraba Alemania y de la mentali-dad de sus oyentes, les instó a seguir por el camino del honor. Lasconsecuencias no se hicieron esperar. Nadie habló después. Cuandodescendió del sitial que ocupaba, dirigiéndose a un coche, los queeetaban más cerca le cogieron, llevándole en hombres, con gran sa-tisfacción de los demás. No era ningún orador, pero conocía a sugente y sabía el modo de tratarla. Fué abandonada la intención delos promotores del movimiento, consistente en constituir un comitéde soldados que, sin embargo, se nombró después; pero por ordensuperior y nombrándose jefe a aquél. Pasó el tiempo; los soldadosveteranos fueron licenciados y los más radicales, casi todos jóvenes,fueron designados para reemplazar a los primeros en el comité. Lasituación del jefe era difícil, pues tenia que resguardar una grancantidad de pertrechos de guerra. Seguía manteniendo a raya a losnuevos díscolos, a pesar de que en su calidad de oficial era cada vezmás atacado. Tuvo que trabajar lo indecible para convencer, mante-nerse en su deber, conservar el mando y evitar que desapareciera elvalioso materia de guerra de que disponía..

El 27 de enere de 1919 hubo nuevas discusiones violentas enel consejo de soldados de varias unidades del ejército. El coman-dante era duramente atacado, achacándole que mantenía constante-mente el antiguo espíritu militarista prusiano, diciendo que esteestado de cosas tenía que terminar, etc , etc. El atacado replicabatranquilamente que esta critica le ensalzaba y que no pensaría niobraría nunca de manera diferente a la de 30 años antes, que deeste modo servía a su Rey y Emperador y que mostraría su inquebrantable adhesión a la Casa Real enviando, como antiguo oficial,un telegrama de felicitación a Amerongen, con motivo del cumple-años del Emperador. Esto probaría que continuaba siendo el mismo. Actitud provocativa, sin duda, que dió sus resultados, pues dossoldados de los más radicales se le acercaron diciéndole: «Si todoslos oficiales hubiesen demostrado su entereza y unas conviccionestan arraigadas, no hubiésemos ido a la revolución. Aunque no par-ticipamos de sus ideas, las comprendemos, sin embargo>.

Así se condujo este oficial a pesar del estado caótico en que seencontraba la Nación y de las dificultades de todo género con quetropezaba, y hasta los socialistas y comunistas le consideraban, enuna época en que el oficial no representaba ya nada y era menos

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preciado o injuriado en todas partes. Ninguno de sus enemigos sehubiese atrevido a ofenderle y cualquier ultraje que hubiese recibi-do hubiese merecido la condenación unánime. Cuando no se salu-daba ya a los oficiales, a él no se le negaba esta demostración derespeto, incluso por sus más encarnizados contrarios. El ánimo va-ronil es una virtud que merece todos los respetos, es siempre ensal-zada y reconocida aun en las circunstancias más difíciles e infundeadmiración hasta a los adversarios.

Pronunciamiento de Kapp.—En un grupo de artillería el jefe semanifiesta en favor de Kapp, y las clases de tropa en contra. Despuésdel fracaso del movimiento, el jefe tiene que marcharse. Las clases(la mayor parte antiguos suboficiales) se han repartido los cargos deoficiales, no admiten ya a ninguno de éstos y quieren ser los únicosen mandar. El general designa a otro capitán, que ya mandó estegrupo, para que se ponga nuevamente al frente del mismo. Esteoficial, dotado de una vasta cultura científica y militar y gran cono-cedor de la psicología de los hombres de estos tiempos, reúne a lasclases de tropa y les dice: «He visto el reparto que se han hechoustedes de los cargos que corresponden a los oficiales y veo con sa-tisfacción la honrada ambición que tienen de pertenecer a estas ca-tegorías; para mejor éxito en la empresa de ustedes les ofrezco miayuda a fin de enseñarles todo cuanto un oficial debe saber, aprove-chando especialmente las experiencias de la guerra pasada. Desdehoy principia la clase que yo mismo tomo a mi cargo». Seguidamenteempieza la conferencia que termina después de dos horas de dura-ción, despidiendo el profesor a los discípulos con la advertencia deque uno de ellos hará un resumen, el próximo día, de lo tratado enéste. Cuando empezó la clase del día siguiente, designó el capitán a unsuboficial para que explicara lo tratado el día anterior y. . . efecti-vamente, no dió pie con bola. Los restantes discípulos se reían aloirle. «¿Por qué se ríen ustedes? Yo también tuve que aprender»,dijo el capitán. «No se puede saber todo en una tarde, se necesitamucho tiempo y continua aplicación; el «querer», sólo, no crea aloficial o maestro, sino que es necesario, en primer término el«poder».«Después de algún tiempo de empezadas las clases se acercó uno delos suboficiales al capitán y le dijo: «Mi capitán, estábamos equivo-cados. Usted nos ha demostrado, al principio, y confirmado después,lo que se requiere para ser un buen oficial. Si todos fueran comousted, oficial y maestro al mismo tiempo, nadie habría pensado enrepartir los cargos que no nos corresponden. Estudiaremos congusto si usted nos enseña.» ¿No es esto una consecuencia del pro-fundo respeto que inspira el mando, cuando se apoya en el «saber»

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y en otras virtudes militares? Respeto y confianza, ambas cualida-des deben juntarse y formar en los tiempos posteriores a la revolu-ción, la única base para la reconstitución, pues la disciplina, que enlos tiempos antiguos constituía el fundamento de todos los deberesy virtudes del soldado, no ha sido lo suficientemente sólida; deberenacer al amparo del respeto y confianza para llegar, poco a poco,a ser lo que fué la antigua.

Así sucedió que la mayor parte de los soldados de la época pos-terior a la revolución decidieron prestar acatamiento a sus jefes, yel espíritu de la tropa se inspiró en ellos. Con el cambio de oficialesse relajó a menudo la disciplina en términos que no era ni sombrade la antigua, consecuencia obligada de los soldados mercenarios detodas las épocas. Más que en el servicio obligatorio, se necesita paramandar y dirigir aquellos soldados, un hombre de gran carácter,energía férrea y espíritu altamente justiciero.

Poco después del pronunciamiento de Kapp, se aumentó laplanta del grupo citado en 80 hombres procedentes de una bateríadisuelta que estaba de guarnición en una capital. El jefe de este re-fuerzo, un veterano sargento, anuncia su llegada y se presenta al ca-pitán en la forma correctísima usual en los tiempos anteriores a laguerra; el capitán saluda a los soldados y se congratula del espírituque parece animarles y que recuerda al que nunca debió debilitarse.Al preguntar al sargento si tiene algo que manifestar, contesta ésteen sentido afirmativo, solicitando una entrevista, a solas, con el ca-pitán. En vista de ello, éste conduce al sargento a su despacho paraque le diga lo que desee. «Le ruego, mi capitán, me diga las ideaspolíticas que usted sustenta». El capitán, dando un brinco en lasilla, replica en tono descompuesto: «¡Voto a mil diablos, esta mal-dita política parece no lleva trazas de terminar nunca!» «¡Llevo 20años de servicio, no he pertenecido ni perteneceré a ningún partidopolítico, ni consentiré que ningún subordinado mío se atreva a hacerpolítica!»

Entonces se sonrió el sargento, que no dejaba de permanecercuadrado, y contestó: «Mi capitán, estas palabras son precisamentelas que deseaba oir de labios de usted, y por esto me he atrevido aformular mi pregunta. El pelotón que he conducido desea un jefeque sea ante todo militar y no se una a la mayoría para moversedespués al impulso de los diferentes acontecimientos que se desarrollan constantemente. Ahora sé, mi capitán, el terreno que piso; mepermito expresarle respetuosamente nuestro agradecimiento por elrecibimiento que nos ha dispensado y nuestra inquebrantable ad-hesión y respeto a cuantas órdenes se digne darnos como soldadosúnicamente que somos y para que impere de nuevo la disciplinacon todo su esplendor» Entonces se dieron un apretón de manosambos hombres y el capitán se quedó pensando a qué extremo se

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había llegado de tener que sondear los soldados el modo de pensarde sus jefes, para encontrar uno digno de su confianza. Y a pesarde todo, esta demostración es un rayo de esperanza para el porvenir.

Bien sea en tiempo de paz durante una larga guerra contrafuerzas enemigas superiores en número, o en época de revolución,siempre se necesitarán hombres cuando haya que educar y guiartropas, y esto es sólo posible cuando están fuertemente unidas porla confianza y respeto recíproco con sus oficiales La disciplina porsí sola, no es suficiente para mantener la cohesión de las tropas. Losúltimos 10 años nos han enseñado mucho y ojalá los oficiales, tantoveteranos como jóvenes, se inspiren en estas enseñanzas. El supe-rior debe ser siempre un modelo de laboriosidad e inteligencia.Exempla trahunt.

FRANZ KAISERMayor del Ejército Alemán.

El m é t o d o i t a l i a n o de e q u i t a c i ó n y s a l t o

(De El Ejército Nacional, Ecuador, tomamos los siguientes párrafos de Unartículo publicado en la revista alemana Sankt Georg, por Gustavovon Rau, deportista considerado como verdadera autoridad en ma-teria deequitación).

Los grandes triunfos de los caballeros italianos en los concur-sos hípicos internacionales nos impulsaron a ocuparnos, una vezmás y a fondo, del método italiano de equitación y de salto.

Desde el fin de la guerra, nosotros los alemanes no nos intere-samos suficientemente en la cuestión; ahora es tiempo de des-pertarnos y de tomar en consideración las manifestaciones del de-porte internacional.

No es exageración afirmar que los caballeros italianos dominanel deporte internacional del salto. En los concursos internacionales,después de la guerra, han resultado ganadores en casi todas lasclases de saltos y el año pasado, en las dos reuniones internaciona-les más importantes, las de Wiha y Londres, han ganado en casitodas las pruebas.

En el grande concurso hípico internacional, en su propio país,en Roma, al cual habían invitado también a los caballeros alema-nes, los italianos no cerraron muy bien el año 1923. Eso puede ex-plicarse por el hecho de que, en aquella circunstancia, los italianosrenunciaron a emplear su material escogido representado por loscaballos de las Escuelas de Pinerolo y de Tor di Quinto, que em-plean por costumbre en el exterior. Sin embargo, hay que consi-derar que entre los que en Roma ganaron más concursos había ofi-

Memorial 1925 Enero—7

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ciales polacos, los cuales montaban completamente según el mé-todo italiano que habían aprendido en las escuelas de Pinerolo yTor di Quinto.

Después de los triunfos obtenidos por los italianos con su ma-nera de equitación de salto, hay que admitir y reconocer la supe-rioridad de su método sobre todos los demás.

Hoy que el deporte del salto ha tomado en Alemania un desa-rrollo extraordinario, es tiempo de examinar, una vez más, si no seimpone la adopción de ese método para el perfeccionamiento delos caballos de salto y de los jinetes, o a lo menos de las mejorespartes de ese sistema que podamos aprovechar.

Desde que existe el deporte del salto, la manera italiana ha si-do objeto de violentas discusiones en todos los países y también enAlemania. Todos recuerdan las acaloradas discusiones sobre la ma-nera de montar por parte de los señores O. Caminecci y von Maer-ken, quienes intentaban introducir la manera italiana. El señor vonMaerken nos enseñaba la escuela italiana, pero no la del estilo per-fecto, mientras el señor Caminecci tenía una habilidad mayor comocaballero de obstáculos y había tenido numerosos éxitos. Sin em-bargo, el que nos enseñaba no era el perfecto estilo italiano, comose había revelado ya en los últimos años antes de la guerra. Elseñor Caminecci nos ponía delante de los ojos una fase del desarro-llo de la equitación italiana; pero una fase anticuada ya de bastan-te tiempo.

Ya de tiempo atrás, la escuela italiana no admite la exageradainclinación de la parte superior del cuerpo hacia adelante ni lasriendas completamente sueltas. El jinete debe seguir el movi-miento de la boca del caballo, pero siempre tiene que guardar elapoyo.

Más de acuerdo estaba con la escuela italiana el genialHolck, el mejor jinete de concurso que teníamos antes de laguerra.

Para poder aprender a conocer «de visu» el método italiano,desde el año 1912, fuimos a Pinerolo y a Tor di Quinto. Las obser-vaciones que hicimos constan en un apéndice al libro: «Los Con-cursos Hípicos en las Olimpiadas de Estocolmo» editado en 1913.Nuestras impresiones estaban resumidas en estos períodos. «Paralos saltos podemos aprender mucho; pero mucho, de los italianosen lo que se refiere a saltar bien, ellos son muy superiores a noso-tros. Ellos han sido los primeros que nos han enseñado lo que sepuede hacer en los saltos y han amplíado los estrechos límites delas manifestaciones de este género. Por medio de una atenta obser-vación, han encontrado para ,el jinete una especial posición que lepermite seguir al caballo en sus movimientos durante el salto.Ellos se han dado cuenta de los errores caballerescos que se come-

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tían durante el salto y los han eliminado. Nosotros podemos tomarde los italianos la posición de la mano y del trazo, de la rodilla yde los muslos.

La cuestión más importante es la de la posición: ¿nuestroscaballeros deberán durante el salto levantarse de la silla? Las reglasalemanas para la equitación imponen a los oficiales y a los soldadosel quedarse sentados sobre la silla, ya que solo de ese modo es per-mitido utilizar el caballo en cualquiera circunstancia. Nosotros con-sideramos muy importante saber sentarse sobre la silla con elastici-dad, lo que, a pesar nuestro, resulta muy raras veces: ante los obs-táculos que se encuentran en campaña y que paran el caballo detropa cargado de su pesado equipo, será suficiente inclinar el troncohácia adelante.

«Para facilitar al caballo a pasar los obstáculos, se podrá per-mitir el levantarse un poco, y para saltos particularmente altos, sepodrá permitir a los oficiales acercarse a la posición italiana. Caba-lleros rígidos e inhábiles deberán tener una posición intermediapara molestar menos al caballo, que no quedándose sentados.

«Con esta posición, jinetes jóvenes y poco adiestrados alcanza-rán resultados mayores que no quedándose sentados en la silla.

«En los concursos hípicos no había de hacerse ninguna obje-ción, si con la intención de ayudar al caballo el jinete se levanta dela silla..

Los italianos que uniforme, y sistemáticamente son instruidosen la teoría y en la práctica de su escuela, natural y justamentela consideran como la mejor. Ellos afirman que se equivoca el quequiere tomar sólo una parte de su sistema y que sólo el uso com-pleto de su método, perfeccionando al caballero y al caballo, puedellevar a aquellos resultados.

Sobre la posición del caballero italiano, según lo hemos vistoen los concursos internacionales y en Pinerolo y Tur di Quinto, es-cribíamos en 1912:

«Resulta que los caballos van al salto a su gusto y que saltancon soltura, es decir, sin interrumpir el galope. Frente al obstáculono vacilan ni disminuyen el impulso y saltan llanamente sin modi-ficar la cadencia.

«Los caballeros están ligeramente en contacto con la silla, eltronco, bastante riguroso, inclinado adelante casi horizontalmenteen los saltos mas difíciles, los brazos adelante y algo doblados porlos codos, las manos a los dos lados del cuello, tranquilas, tienen lasriendas sin rigidez, las piernas siempre en los estribos.

«Conducen el caballo siempre directamente al obstáculo, loayudan para tenderse y lo refrenan después del obstáculo mante-niéndolo siempre en su justa dirección. Las manos y los brazosquedan siempre tranquilo. La mano solo pone al caballo en direc-

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ción del obstáculo. La parte interior de la rodilla está adherida a lasilla, el talón inclinado fuertemente hacia el suelo. En Italia, en eladiestramiento del jinete, se insiste en esta posición del talón a finde que la rodilla se apoye lo más fuertemente que sea posiblea la silla. Muchos de nuestros caballeros en carreras y concursoshípicos tienen las rodillas poco firmes y por eso se mueven, irregulary alternativamente, de adelante a atrás, sobre la silla.

«A la justa y tranquila posición de la mano y del brazo, lo quegarantiza un apoyo elástico y, más todavía, a la exacta posición delas piernas, hay que atribuir el mayor valor del salto. Que el caba-llero en el salto esté sentado o un poco levantado de la silla, tienepoca influencia, si monta elásticamente; pero manos y brazos notranquilos y los muslos irregularmente colocados y por consiguiente no firmes, impiden al jinete todo buen resultado en el salto.

«La pierna poco firme, como se acostumbra donde nosotros,para jinetes no suficientemente adiestrados, altera casi siempre laposición de la parte superior y media del cuerpo, mueve estas par-tes hacia atrás, molestando al caballo, tanto más que la mayor partede los caballeros, inclinando hacia atrás el cuerpo, tiran de las rien-das».

Para darnos cuenta más exacta de la condición de la equitaciónitaliana, en enero de este año, 1924, fuimos a visitar las escuelasitalianas de Piuerolo y de Tor di Quinto, y pudimos ver montar alos caballeros más afamados y en varias ocasiones a otros entre losmás conocidos; además, en las conversaciones con los representan-tes más autorizados del método italiano, pudimos recoger no sóloimpresiones superficiales sino una segura idea del sistema.

El método italiano es hoy día más completo y más definido quenunca. Ya está completamente formado y ha pasado por todas laspruebas y anulado todas las objeciones que se le habían hecho enlos primeros años, de manera que hoy es un sistema perfectamenteclaro, que centenares de entusiastas, perfeccionados tanto en lateoría como en la práctica, exhiben a la vista del mundo.

Ante la observación de los mejores caballeros italianos actua-les, el método resulta tan claro que no necesita largas discusiones.

Los puntos más importantes se refieren a la colocación y a laposición del jinete.

La rodilla firme por completo y la pierna inmóvil contra lascorreas de la silla, el talón bajo y la punta del pie algo hacia afuera;con esto se logra la sólida posición de la rodilla que, puede decirse,funciona como sostén. De la rodilla para abajo todo debe quedarsin,moverse, ya que esta parte del cuerpo determina la seguridaddel caballero sobre la silla.

El caballero debe acompañar con la mano los movimientos de

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la boca del caballo; no debe ser nunca duro: esa es la falta ma-yor que molesta al caballo y le estorba durante el salto.

El jinete debe adaptarse a los movimientos del caballo y seguir-los. No debe molestar el equilibrio del caballo ni procurar darle otroequilibrio contrario a su naturaleza. En esta evidente adaptacióndel caballero a los movimientos del caballo está la más alta expre-sión del arte del jinete italiano en el salto. Uno de los más conoci-dos caballeros italianos, nos decía: «La dificultad y la desventaja delmétodo italiano están en el hecho de que es difícil demostrarlo conpalabras y describirlo por escrito: es principalmente cuestión detacto, de fineza y de sensibilidad caballeresca».

Es sumamente admirable en los caballeros italianos el estupen-do acuerdo y la adaptación a los movimientos del caballo, que hacenque el jinete y el cuadrúpedo resulten un conjunto único.

La escuela italiana actual, que ha llegado a su perfección, evitatoda exageración, como lo demuestran las fotografías de los mejorescaballeros. Sólo se nota todavía un pronunciado levantarse de lasilla, pero todo resulta con movimientos calmados y ordenados.

Muy a pesar nuestro, no tenemos todavía en Alemania un estiloque pueda parecerse. Cada uno salta a su manera y procura seguirparticularmente la escuela que le parece mejor. Es, pues, para no-sotros, muy difícil formar buenos alumnos, ya que no sabemos cuálmétodo adoptar.

Nadie dudará de que nuestros mejores jinetes son actualmenteel señor von Langen y los condes Goerz y Hoenan. Todos tres tie-nen varios puntos de contacto con la escuela italiana. Pero, si exa-minamos las fotografías de sus saltos, nos damos cuenta de quehacen movimieutos mucho más evidentes que los jinetes italianos.Se levantan sobre la silla y adelantan el tronco y las manos muchomás que los italianos. La pierna no está absolutamente fija, sino que,muchas veces, está movida hacia atrás y eso trae, como consecuen-cia, el amplio doblarse del tronco hacia adelante y el levantarse muymarcado de la silla.

En las fotografías de los italianos nos impresiona siempre lacompleta confianza del caballo en el salto, el enérgico y poderosotenderse en el impulso, la atención del caballo para no tocar el obs-táculo.

Los caballos tienen soltura y libertad en la boca y en las arti-culaciones del cuello, mientras entre nosotros saltan con la boca duray el cuello rígido.

La escuela italiana dice que en ningún movimiento del caballose necesita un cambio de equilibrio tan fuerte como en el salto, yque es, por tanto, el salto el mejor medio para el adiestramiento delos caballos y de los jinetes. Así, pues, también para los caballos ylos caballeros de tropa, el salto es, el medio principal para el perfec-

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cionamiento de la instrucción. Más que los largos recorridos; «elmucho saltar suelta al jinete y le pone en condición de aprender aseguir el caballo y a secundar sus movimientos sin molestarlo.

Italia organiza, en todas las mayores ciudades del norte y delcentro, concursos hípicos. Pero estos concursos no han alcanzado elgrado de desarrollo de los concursos en Alemania, en donde en1923, se han organizado más de 200. Principalmente hacen faltaen Italia concursos regionales, en los cuales haya categorías reser-vadas para los criadores que monten caballos criados por ellos mis-mos. Se procura llegar a este fin, pero a través de graves dificulta-des, ya que hasta ahora los concursos eran organizados en lasguarniciones de los regimientos de caballería, que se encuentrancasi todos en el norte, mientras los criaderos están especialmente enel sur. Ya se empieza ahora a organizar concursos en las cercaníasde las zonas de criaderos, para facilidad de los criadores.

Antes de la guerra Italia tenía 30 regimientos de caballería. Sinuestras informaciones son exactas, la caballería será extraordina-riamente reducida, casi hasta una tercera parte.

Sobre este tema parece existan todavía importantes divergen-cias de opiniones. Si Alemania hubiera ganado la guerra, induda-blemente no habríamos disuelto ni un regimiento de caballería,puesto que para un ejército que debe estar en condiciones de haceruna guerra de movimiento, una caballería convenientemente prepa-rada y que ofrezca la posibilidad de su empleo en varias direcciones,es indispensable.

Las gloriosas acciones de nuestra caballería y su aptitud siem-pre mayor, demostrada durante la guerra, para hacer frente a lasmás variadas contingencias, y su capacidad de adaptación; la habíanllevado a un punto extraordinariamente importante como instru-mento de guerra. Al finalizar el conflicto, ella era nuestra mejorinfantería y la ensayamos dolorosamente en 1918 cuando, por faltade efectivos, tuvimos que transformar muchos regimientos de caba-llería en regimientos de infantería y nos encontramos sin caballería.

En Italia se cuida, sobre todo, de la educación del caballo parael salto, para obtener un saltador decidido y hábil ante toda clasede obstáculos, y esto se consigue por medio de un ejercicio conti-nuado, de manera que no pueda el caballo espantarse frente a unobstáculo, para el cual posee fuerza, impulso y habilidad sufi-cientes.

Es un punto importante de la instrucción que el caballo tengatoda confianza en el jinete. La escuela italiana enseña a seguirsiempre el movimiento del caballo sin causarle nunca dolores ni ala boca ni al lomo. No sucede así con la mayor parte de nuestros

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caballos, de los cuales sólo pocos llegan a saltar voluntariamente,por miedo de que el jinete les cause daño.

El caballo italiano es adiestrado casi exclusivamente montado.El trabajo a la cuerda es raro, también porque es propio del sistemaitaliano instruir al caballo contemporáneamente con el caballero,

La educación para el salto se logra de la manera más sencilla:se empieza haciendo caminar al caballo sobre barreras colocadas enel suelo y se aumenta el alto de estas barreras sólo en relación conlos progresos y con la índole del caballo.

Tanto en Tor di Quinto como en Pinerolo, los instructores in-sisten continuamente sobre la postura del tronco de los alumnos.Como dije ya, se busca mucho la uniformidad del estilo y se evitana este propósito las exageraciones, mientras entre nosotros muchoscaballeros creen que ayudar al caballo consiste en levantar muchoel asiento de la silla. Durante la instrucción, es muy raro que uncaballo ofrezca dificultades en el progreso de los esfuerzos que se lepiden: la buena voluntad es lo característico del método italiano.

El observador queda maravillado al observar la calma de laandadura, con la que los caballos afrontan los obstáculos, en acuer-do perfecto con los caballeros, que montan sólo con el filete; natu-ralmente hay excepciones, y entre éstas el «Apache» que vino últi-mamente a Alemania.

El método italiano está personificado en Caprilli. Entre noso-tros, en la actualidad, hay por el contrario una grande confusiónde ideas y más o menos nos encontramos en el mismo punto en queestaba la equitación italiana cuando el capitán Federico Caprillimanifestó la genial simplicidad de su método. Nosotros no hemostenido el gusto de conocerlo; pero, indudablemente, él debe haberpensado que las antiguas prescripciones de los gruesos tratados deequitación no servían para nada, ya que no llegaban ni al punto dedejar vencer tranquilamente a un caballo el obstáculo más pequeño.El quiso regresar a la naturaleza, es decir, facilitar al caballo el lle-var al jinete sin que éste le molestara. Basando su estudio en lapráctica, realizó todo de la manera más sencilla e, indudablemente,la mejor para el caballo militar. Nosotros debemos sólo observar quesi el método expuesto en el reglamento italiano es suficiente para uncaballo de tropa, pudiera ser más detallado y llevar a resultados máscompletos para obtener un caballo todavía más agradable y más fá-cil de montarse.

La guerra italiana no permitió a la caballería pasar, como laalemana, las patrias fronteras; nuestro método dió suficiente pruebade bondad, y no creemos que debemos abandonarlo para adoptar elitaliano; sin embargo, sí opinamos que habrá que simplificarlo.

De todos modos, eso ya sucedió durante la guerra, cuando los

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numerosos caballos que se necesitaron para nuestra caballería, lle-gaban a las unidades sin ninguna instrucción y se les adiestrabadurante las marchas, alcanzando resultados magníficos. No eran,por cierto, siempre agradables y cómodos, como si hubiesen sidoadiestrados; pero pudimos comprobar cuán complicado e inútil tra-bajo se pretendía en tiempo de paz, cuando se quería Hacer de cadasoldado un jinete experto, provocando muchas veces resistencias ydañando caballos en lugar de aumentar sus energías y de completarsu desarrollo.

Un caballo adiestrado, según las prescripciones de la equitaciónde escuela, es el fruto, de un arte que se puede alcanzar por ungrande artista en muchos años de trabajo. Que la gran cantidad delos caballeros siga esta idea que no puede alcanzarse por la masa,es un error muy grave, que hace muchísimo daño al arte de mon-tar. Por lo tanto, pídase menos a los jinetes; no hagáis de la educa-ción del jinete, tan sencilla en sí misma, una cosa tan difícil y com-plicada; enseñad, más bien, las antiguas y llanas líneas fundamen-tales sobre las cuales cada jinete puede adelantar con su caballo.

GÜSTAV VON RAU.

La Oruga

Publicamos en seguida una descripción rápida de la «oruga»,aparato empleado con abundancia durante la última guerra, princi-palmente en los carros de combate, que tan decisivo papel tuvieronen las operaciones de mayor transcendencia.

Muy raros son los estudios hechos sobre los diferentes aconte-cimientos de la gran contienda en que no figuren estos instrumentosy que, por consiguiente, no traigan esta expresión, de manera que,para que nuestros lectores tengan el concepto preciso de su signifi-cado, nos ha parecido de utilidad presentarles este ligero estudio.

En terrenos malos se evita el hundimiento de las ruedas, ha-ciendo tomar apoyo a éstas, no directamente sobre el suelo, sinosobre un camino ancho, de rodadura artificial, que se denomina«oruga» (en francés chenille)

La «oruga» está constituida por una serie de láminas articuladas,cuyo conjunto forma envoltura. Se halla provista por su cara inter-na de una cremallera y por su cara externa (la que está en contactocon el suelo) de salientes.

El vehículo que debe ser movido, M.M., comprende:Una rueda motriz R.Una rueda de reunión R , libre.Cier to n ú m e r o de g a r r u c h a s de r o d a d u r a : r 1 , r 2 , r 3 , r º . , . .

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Estas ruedas y estas garruchas engranan con la cremallera quelleva la «oruga» en su cara interna.

Al ponerse en marcha la rueda motriz en el sentido dele flechaf, arrastra en su movimiento, por intermedio de la cremallera de lacara interna de la «oruga»; a la rueda R, a las garruchas r1, r2. r·,rº y, por consiguiente, al vehículo mismo, que se desplaza en ladirección de la flecha F.

Empleo de la« oruga»,—Agricultura de gran rendimiento. Trans-porte en las regiones desiertas, como el Sahara. Travesía de trinche-

ras con demolición de las defensas accesorias, particularmente de lasalambradas. Transporte, en terrenos destruidos del campo de bata-lla, de material de artillería, sobre todo, de material pesado.

Ventaja esencial—Posibilidad de desplazarse en todos los terre-nos, por consiguiente: gran movilidad táctica.

Inconvenientes.—Movilidad estratégica casi nula. La «orugas,en camino, deteriora éste, se deteriora a sí misma y tiene una velo-cidad propia relativamente pequeña.

Conservación delicada. Ruido característico.Antes de ser puesto en el sitio desde donde debe obrar, el ve-

hículo de «oruga» debe ser transportado por tractor, siguiendo loscaminos ordinarios. Por consiguiente, necesidad de unidades espe-ciales de transporte.

Porvenir militar de la «oruga».—Los estudios actuales se propo-nen realizar un remolque que se desplace sobre ruedas o sobre «oru-ga». El desplazamiento sobre ruedas daría la movilidad estratégica;el debplazamiento sobre «orugas» la movilidad táctica.

(De la Revista del Ejército y de la Marina. Méjico.)

Autoametralladora de caballería (A. M. C.) en Francia

He aquí, extractada de las conferencias escritas de la Escuelade Saumur, una información suscinta de lo que es este material, tan

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en boga en aquel ejército, sus condiciones y las misiones que se leatribuyen:

Material. -La autoametralladora está constituida por un chas-sis automóvil, que soporta un blindaje en acero níquel cromado de8 m/m. de espesor, a prueba de bala ordinaria a todas las distancias,y de la bala perforante a las superiores a 400 metros.

Las armas están situadas en una torrecilla giratoria, que per-mite el tiro en todos los azimutes.

La A. M. C. dispone de un motor de 30 H.P. y puede realizaruna velocidad máxima de 45 kilómetros por hora y una media de20 kilómetros sobre carretera. Un puesto de conducción atrás y uninversor permiten la utilización de todas las velocidades en sentidode la marcha retrógrada, lo que suprime la media vuelta sobre elcamino en caso de sorpresa y aumenta notablemente la movilidaddel vehículo. Peso: 5.700 kilogramos. Bandajes elásticos, no neumá-ticos. Armamento: una ametralladora pesada Hotchkiss;un cañónligero de acompañamiento, de 37 m/m ; una ametralladora de recam-bio puede también tirar sobre afustes ligeros o contra aviones sobresoportes especiales; un mosquetón y cuatro revólveres.

La observación puede hacerse por el anteojo, a simple vista,por las ventanillas y por medio del periscopio.

Municiones.—6.000 cartuchos de ametralladoras (balas ordina-rias, trazadoras y perforantes) y 200 granadas rompedoras más 12granadas de metralla; todo en el carruaje A. M. C. En los carros decombate del escuadrón y tren regimental se conduce el resto de lasmuniciones de reserva, con un total de 5.900 proyectiles de cañón.

Radio de acción.—Cada carruaje puede hacer 200 kilómetros,y la unidad completa 400, utilizando la reserva de esencia del trenregimental; pero estos datos teóricos se reducen en la práctica, sinentrar en los límites de las necesidades tácticas circunstanciales, porla fatiga del personal, el estado de material, el terreno, etc., calcu-lándose una etapa media de 100 kilómetros y un máximo de 200.

Personal.—Por cada carro de combate: un sargento, jefe decarro, un tirador y dos conductores, para marcha directa e inversa,respectivamente.

Características de empleo.—A pesar de la relativa movilidad deesta nueva máquina, de su potencia de fuego y de su blindaje, tienelímites muy sensibles para su utilización, pues requiere, en primertérmino, camino bueno y libre, y son de difícil circulación durantela noche. El ángulo muerto que se produce en cada carruaje exigeun mutuo flanqueo. La reparación de averias durante el fuego re-quiere también la protección de otro carro. La seguridad de cadaelemento se organiza en profundidad sobre el camino, siendo el pe-lotón el menor elemento de combate, que no debe ser fraccionado.

Organización.-- Cada división de caballería dispone de un grupo

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de tres escuadrones,mandados por un jefe. El escuadrón de auto-ametralladoras, unidad táctica y administrativa, comprende; en piedeguerra,cuatrooficialesy110hombres.

I. A la disposición del capitán comandante: un coche de enlace,blindado; dos motocicletas y un carruaje con estación radio.

II. Cuatro pelotones, al mando de otros tantos oficiales, com-puestos de tres carros de combate, una motocicleta y un enlace.

III. Un tren regimental, compuesto de siete camiones (equipajes, reservados, etc.), una cocina de campaña, dos carros de combate,armados y equipados, sin municiones, dos motocicletas, una camio-neta de raciones, cinco conductores para dos carros de respeto.

IV. El tren de combate, constituido por una camioneta queaprovisiona los pelotones.

Condiciones para su empleo.—Toda acción debe ser prevista enfunción de la red de caminos, al que los carruajes están íntimamenteligados. Toda misión que no exige el empleo de la movilidad carac-terística de estas máquinas, unida a la utilización del fuego y delblindaje, debe ser confiada a otros elementos de combate distintosde las A. M. G. Las misiones confiadas a las A. M. G. deben ser muysencillas, y los jefes de estas unidades deben reservar su iniciativaen la elección de los medios, según los objetivos designados.

(Del Memorial de Caballería. España.)

El tiro de fusil ametrallador en el combate

El fusil ametrallador es un término medio entre el fusil de lainfantería y la ametralladora. Ha sido construido para dotar a lastropas de una arma liviana, de tiro automático y que no sea másvisible que un fusil ordinario. Su tiro, sin ser tan preciso ni tan rá-pido como el de la ametralladora, ha permitido disminuir la intensi-dad de las tropas del primer escalón, aumentando al mismo tiempola potencia del fuego.

Para su manejo, se forman equipos compuestos de un cabo ycinco soldados, siendo dos los que ejecutan el fuego dirigido por elcabo, y los otros transportan municiones y combaten a su vez comotiradores.

En todos los grandes ejércitos, la infantería y la caballería hansido dotadas de fusiles ametralladoras. En Francia, por ejemplo, cadacompañía dispone de 12 fusiles-ametralladoras.

El peso del fusil ametrallador no debe pasar de 9 kilogramos ydebe disparar el mismo cartucho que disparan las armas portátilescon que están dotadas las tropas.

Posición del tirador.—La posición fundamental del tirador es lade tendido; pero cuando se tenga que aprovechar un abrigo, se adop-

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tará cualquiera de las posiciones del tirador, según la naturaleza deaquél.

La horquilla del fusil debe quedaren general completamente in-clinada hacia atrás; en el momento del disparo, el tirador da la alturarequerida, llevando hacia él la culata del fusil. Si por la altura de lahorquilla no les es posible alcanzar el objetivo, se arreglará el terrenoconvenientemente para darle la deseada.

Cuando se dispare desde una trinchera o elevación del terreno,la horquilla descansará sobre dicho obstáculo y para disminuir lavisibilidad se ahondará éste hasta que permita la entrada del cododel tirador y de la horquilla. Si no hay tiempo para ejecutar lo an-teriormente dicho, el cañón descansará sobre un objeto duro (un pe-dazo de madera, el mango de su herramienta, etc., etc), que impidala entrada de basura o tierra.

Cuando se dispare de la posición de pie, se apoyará fuertementeel fusil con ambas manos contra el hombro, el que se inclinará haciaadelante para evitar que el fusil lo haga a su vez hacia la izquierda.

Cuando se ejecute el tiro en la posición del tirador tendido, parafacilitar la colocación del fusil en el hombro, el tirador se colocaráoblicuamente con relación al objetivo.

Ejecución del fuego.—El fuego normal del fusil ametrallador espor ráfagas de 6 a 8 disparos y excepcionalmente se disparará tiroa tiro. En marcha, el tiro normal será tiro a tiro y para ejecutarlo,el tirador hará presión sobre el disparador cada vez que el pie iz-quierdo se siente en tierra, procurando que, al andar, las piernas novayan tensas.

Cuando el tirador ha disparado el contenido de su cargador, elprimer proveedor colocará uno cargado de los de su zurrón y cuandoa éste se le haya vaciado un zurrón, lo cambiará por uno lleno delos otros proveedores.

Los cargadores vacíos son pasados por el primer proveedor alos otros, quienes los llenarán. En el tiro desde una posición, el pri-mer proveedor colocará a su lado tres o cuatro cargadores.

{De «Alerta»—Uruguay).

Alemania

COHETE PARA FOTOGRAFÍA AÉREA.—-Un ingeniero alemán habría perfeccionado un cohete que encierra un aparatofotográfico, el cual funciona cuando el cohete ha alcanzado sualtura máxima, o sea, alrededor de 500 metros. El cuerpo delcohete está montado sobre una vara de 5 metros de largo;contiene una cámara obscura (para planchas de 13X18) atadaa un paracaídas que un dispositivo especial pone en libertaden el punto más elevado del trayecto, y cuyo eje óptico esmantenido en una dirección invariable por un giroscopio.

El lanzamiento es como sigue. Eu un caballete liviano,fácilmente transportable y que se lleva lo más cerca posible dela zona a fotografiar, se coloca verticalmente la vara y seorienta convenientemente el objetivo del aparato fotográfico.Eléctricamente se pone primero en marcha el giroscopio y seinflama, después, la carga propulsora. Cuando el cohete llegaal punto culminante de su trayecto, o sea después de ochosegundos más o menos, un dispositivo accionado por la dismi-nución de resistencia del aire, descubre el objetivo y poneen libertad el paracaídas, el cual baja suavemente la cámarahasta el suelo.

La operación no demanda en total sino algunos minutos yla actividad de 2 o 3 hombres.

(De la Revne d'Artillerie)

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Argentina

E S C U E L A S D E A P L I C A C I Ó N P A R A T O D A S L A S A R M A S . —Por disposición suprema del 11 de octubre de 1924, se creanlas Escuelas de Aplicación de Infantería, Caballería, Artille-ría y Comunicaciones, principiando a funcionar desde el 1.°de enero de 1925.

Anualmente funcionan, en las Escuelas respectivas, lossiguientes cursos:

a) Para Subtenientes, con un año de antigüedad. Duración8 meses.

b) Para Jefes y Capitanes de Infantería, Caballería y Ar .tillería con mando de tropa. Duración 6 semanas.

c) Para Jefes y Oficiales de Estado Mayor, con la coope-ración de todas las escuelas juntas. Duración 15 días.

d) Para Oficiales de Infantería , Jefes de Secciones deComunicaciones de los Regimientos de Infantería en la Escuela de Comunicaciones. Duración 8 semanas.

e) Para Suboficiales de Infantería, Caballería y Artille-ría egresados de la Escuela de Suboficiales. Duración un año.Se realizarán en las Escuelas respectivas.

f) Para Suboficiales de Infantería, Caballería y Artilleríade las tropas. Duración 6 semanas.

Las Escuelas dependerán directamente del InspectorGeneral. Con esta nueva creación quedan disueltas las antiguasEscuelas de Tiro.

INSPECTORES DE ARMAS.—Se crearon las Inspecciones deInfantería, Caballería, Artillería, Zapadores y Comunicaciones,subordinadas a la Inspección General del Ejército, de quienrecibirán instrucciones y directivas para el mejor desempeñode sus funciones. Serán desempeñadas por Coroneles y Tenien-tes Coroneles.

AERÓDROMOS.—El Ministerio de Guerra ha aceptado dosnuevas donaciones de terreno para establecer campos de avia-ción militar y civil en Pueblo Alberdi, provincia de Córdoba yen Lugones, provincia de Santiago del Estero.

ACUARTELAMIENTO DEL CONTINGENTE PARA 1925.—Seha convocado para acuartelarse el 12 de enero de 1925 a laclase correspondiente de 1904, que debe Servir en el Ejércitoy Armada. Para servir en el Ejército se llama un total de 22

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mil 373 conscriptos, que se distribuirán entre las cinco Divi-siones, escuelas y diversas reparticiones.

Para servir en la Armada se llaman 7.000 conscriptosmás.

El llamado para el Ejército representa un aumento de1.373 conscriptos sobre los llamados en 1924.

ENSAYO DE BOTES BALSAS.—Se ha ensayado con éxito enpresencia de las altas autoridades militares, sobre el río dela Plata, el funcionamiento de botes balsas, destinados a facili-tar el cruce de los ríos a las patrullas de sorpresas. Se llevanen la mochila del soldado y consisten en un cañón de goma yuna fuerte tela impermeable, que se inflan como la cámara deaire de una bicicleta; el cierre es automático, con doble válvulade bronce. El cañón o tubo de goma está protegido por unafunda independiente de lona impermeable, a la que va cosidoel piso, de celosías de fresno arrollable, dispuesto a mitad dealtura de la balsa. Se pueden unir varios para transportarhasta 25 hombres y también carros y piezas de artilleríao ametralladoras para apoyar a las fracciones de infanteríaavanzadas.

Se continúan los ensayos para ver si pueden reemplazarel material de pontoneros en uso en la caballería.

Estados Unidos

EL SERVICIO DE GASES EN 1923.—Máscara.-- Ha sidoperfeccionada por la agregación de un diafragma que permitela conversación directa o telefónica. Es susceptible de protegercontra todos los gases conocidos, eficaz y cómoda de llevar. Suscualidades han hecho que se juzgue preferible, antes que man-tenerla secreta, ponerla a disposición de los mineros o bomberos.

La fabricación de esta máscara para el Ejército debecomenzar en 1925 26, a razón de 20.000 por año hastacompletar 206.000.

Se han fabricado en Edgewood 23.000 de estas máscaraspara la marina.

Cortinas de humo.---Lanzando desde un avión tetraclorurode titanio, y regulando la dimensión de las gotas, se puedeproducir cortinas de humo bien delimitadas, suspendidas avoluntad en el aire.

NOTIClAS

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Las dimensiones corrientes son: 1.160 metros de largo y220 de alto.

Presupuesto.-Para el ejercicio 1924-1925, asciende a8.700.000 dólares, a los cuales hay que agregar la suma de300.000 pagados por las máscaras proporcionadas a la marina.

El personal actualmente empleado en Edgewood, com-prende:

84 Oficiales.475 Hombres de tropa.300 Civiles, más o menos, de los cuales: 73 químicos, 13

ingenieros médicos y 7 médicos.Estas cifras indican la importancia que el comando ame-

ricano da al estudio de los gases de combate.

(De la Revue d´Infanterie).

Francia

Los TRENES BLINDADOS.—La Rivista di Artiglieria eGenio, da las siguientes interesantes noticias a propósito delos trenes blindados empleados por los franceses con la 1.a

división del Levante (Cilicia), el año 1920.La composición del primer tren blindado, que sirvió

después de modelo a los otros, era la siguiente (de la cabeza ala cola).

Dos vagones cargados con una cantidad de rieles, dur-mientes, etc., suficientes para construir 120 metros de víaférrea;

Un vagón armado con un cañón de 65 en torrecilla,movible sobre su plataforma, y llevando una dotación de 1.000tiros (entre shrapnels y granadas en cajas blindadas);

Un vagón cocina (de fierro);Locomotora (con el puesto del maquinista protegido por

un blindaje);Tender;Un vagón armado de ametralladoras;Un vagón para la tropa, con troneras (carro de carga

blindado con coraza o con arena puesta entre la pared delvagón y una pared interna construida expresamente de tablas);

Un vagón comando, para los oficiales y 20 zapadores;Un vagón almacén (10 días de víveres);

NOTICIAS 113

Un carro plano con materiales diversos;Dos vagones cargados con rieles.El personal del tren comprendía: el Comandante, 1

médico, 1 teniente de artillería con 8 artilleros, 1 teniente deinfantería, comandante de una escuadra de ametralladoras y3 o 4 escuadras de fusileros; 20 zapadores, mandados por unsargento; palomas, enfermeros, mecánicos, palanqueros, tele-fonistas; etc. En total: cerca de 100 hombres.

Todos los vagones estaban unidos al de comando mediantelínea telefónica doble.

Las misiones de estos trenes son fáciles de imaginar paraquien conozca la situación en Cilicia el año 1920 puestosdistantes entre sí, en un país accidentado, sin buenos caminos.Una sóla comunicación posible: la vía férrea. De aquí quefuera necesario asegurar esta comunicación, combatiendo vreparando los daños que causaba el enemigo, sea en la vía oen las obras de arte, primero con herramientas y después conexplosivos. Además de esta misión principal, los trenes apoya-ban columnas, hacían reconocimientos ofensivos, auxiliabana los puestos atacados y, eventualmente, apoyaban suretirada.

Para cumplir estas misiones, los trenes se agrupaban dea dos: en caso de reparaciones, un tren ejecutaba el trabajocon los elementos de los dos trenes reunidos, mientras el otroaseguraba la protección. En las operaciones puramente tácticas,los trenes constituían puntos de apoyo para el ataque y reco-gían a la tropa de maniobra en caso de fracaso.

Si el enemigo está bien provisto de explosivos y los sabeemplear, los trenes blindados tienen un muy limitado radio deacción. ¿Qué puede hacer un tren cuando se encuentra frentea larguísimas extensiones de rieles torcidos y siente enlontananza explosiones que le demuestran que el enemigo,protegido por el primer obstáculo, continúa su labor dedestrucción? No le resta sino volverse lo más pronto posiblea su base, para evitar encontrar la vía interrumpida a suespalda.

CAÑÓN A GRAN ALCANCE.—He aquí, según la «Rivista deArtigliería e Genio» , algunos de los datos más interesantes deun modernísimo tipo de cañón francés a gran alcance:

Calibre, 21,0 m/m.; largo en calibres, 110; peso del

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proyectil, 108 kg.; peso de la carga, 160 kg.; velocidad inicial,1.450 m. por seg.; alcance máximo, 120 kms.

Se presume que este cañón podrá disparar poco más de200 tiros, antes de quedar fuera de servicio.