meditaciones metafísicas

4
Meditaciones Metafísicas PRIMERA DE LAS MEDITACIONES SOBRE LA METAFÍSICA, EN LAS QUE SE DEMUESTRA EXISTENCIA DE DIOS Y LA DISTINCIÓN DEL ALMA Y DEL CUERPO. Descartes se percata de cuántas opiniones faltas había admitido como verdaderas, y cuán dudosas eran las que luego construyó sobre aquellas, por lo que le era preciso destruir de raíz para comenzar de nuevo desde los cimientos si quiere establecer un sistema firme y permanente. Pero no es necesario que pruebe la falsedad de todas las opiniones, sino que puesto que la razón lo persuade a evitar dar fe a las cosas que no son absolutamente seguras e indudables, le bastará para rechazarlas a todas encontrar en cada una algún motivo de duda. Todo lo que hasta entonces había admitido como absolutamente cierto lo percibió de los sentidos, y puesto a que ha sido engañado de vez en cuando por ellos, no es prudente confiar en aquellos que nos hayan engañado aunque sea una sola vez. Pero Descartes dice que quizá hay otras cosas de las que no se puede dudar aun cuando se los reciba por medio de los sentidos, como que se encuentra junto al fuego, que tiene traje de invierno o que tiene un papel en las manos. Sin embargo, él que es un hombre que suele dormir y soñar, muy frecuentemente en los sueños cree que se encuentra junto al fuego, con traje de invierno, cuando en realidad está durmiendo. Por lo que llega a decir que estar despierno no se distingue de estar dormido. Quizá, haya algo de lo cual no se pueda dudar, como las disciplinas de la aritmética o geometría, que tratan sobre cosas imples y generales, poseen algo cierto e indudable, que esté dormido o despierto 2 y 3 serán 5 y un cuadrado no tiene más que cuatro lados. Pero en la mente del hombre hay una antigua idea, que existe un Dios omnipotente y que ha creado al hombre. Quizá Dios no ha hecho las cosas como a Descartes se les aparecen, o quizá Dios lo induce a errar siempre que suma 2 y 3 o en los lados del cuadrado. Pero tal vez Dios no ha querido engañarlo de ese modo, puesto que es sumamente bueno. De lo que finalmente se ve obligado a dudar de todas aquellas cosas que juzgaba como verdaderas. Por lo tanto, también deberá

Upload: helenavalos

Post on 05-Dec-2015

6 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Meditaciones Metafísicas resumen

TRANSCRIPT

Page 1: Meditaciones Metafísicas

Meditaciones Metafísicas

PRIMERA DE LAS MEDITACIONES SOBRE LA METAFÍSICA, EN LAS QUE SE DEMUESTRA EXISTENCIA DE DIOS Y LA DISTINCIÓN DEL ALMA Y DEL CUERPO.

Descartes se percata de cuántas opiniones faltas había admitido como verdaderas, y cuán dudosas eran las que luego construyó sobre aquellas, por lo que le era preciso destruir de raíz para comenzar de nuevo desde los cimientos si quiere establecer un sistema firme y permanente.

Pero no es necesario que pruebe la falsedad de todas las opiniones, sino que puesto que la razón lo persuade a evitar dar fe a las cosas que no son absolutamente seguras e indudables, le bastará para rechazarlas a todas encontrar en cada una algún motivo de duda.

Todo lo que hasta entonces había admitido como absolutamente cierto lo percibió de los sentidos, y puesto a que ha sido engañado de vez en cuando por ellos, no es prudente confiar en aquellos que nos hayan engañado aunque sea una sola vez. Pero Descartes dice que quizá hay otras cosas de las que no se puede dudar aun cuando se los reciba por medio de los sentidos, como que se encuentra junto al fuego, que tiene traje de invierno o que tiene un papel en las manos. Sin embargo, él que es un hombre que suele dormir y soñar, muy frecuentemente en los sueños cree que se encuentra junto al fuego, con traje de invierno, cuando en realidad está durmiendo. Por lo que llega a decir que estar despierno no se distingue de estar dormido.

Quizá, haya algo de lo cual no se pueda dudar, como las disciplinas de la aritmética o geometría, que tratan sobre cosas imples y generales, poseen algo cierto e indudable, que esté dormido o despierto 2 y 3 serán 5 y un cuadrado no tiene más que cuatro lados.

Pero en la mente del hombre hay una antigua idea, que existe un Dios omnipotente y que ha creado al hombre. Quizá Dios no ha hecho las cosas como a Descartes se les aparecen, o quizá Dios lo induce a errar siempre que suma 2 y 3 o en los lados del cuadrado. Pero tal vez Dios no ha querido engañarlo de ese modo, puesto que es sumamente bueno.

De lo que finalmente se ve obligado a dudar de todas aquellas cosas que juzgaba como verdaderas. Por lo tanto, también deberá abstenerse de dar fe a los personamientos que pueden parecer verdaderos como a los falsos, si quiere encontrar algo cierto.

Supondrá, entonces, que no es un Dios óptimo, fuente de la verdad, sino algún genio maligno de extremado poder e inteligencia pone todo su empeño en hacerlo errar. Por lo tanto, aunque no le sea permitido conocer algo verdadero, procurará no dar fe a cosas falsas y evitar que el genio maligno, engañador, fuerte y listo, pueda inculcarle nada.

Page 2: Meditaciones Metafísicas

MEDITACIÓN SEGUNDA: SOBRE LA NATURALEZA DEL ALMA HUMANA Y DEL HECHO DE QUE ES MÁS COGNOSCIBLE QUE EL CUERPO.

Descartes nuevamente se esforzará avanzar en apartar todo aquello que ofrece algo de duda, por pequeña que sea, de igual modo que si fuera falso; y continuará así hasta que conocer algo cierto, o al menos saber de un modo seguro que no hay nada de cierto. Y ha de esperar grandes resultados si encuentra algo que sea cierto (claro) en inconcuso (distinto).

Supone, entonces, que todo lo que ve es falso; y que nunca ha existido nada de lo que la engañosa memoria le representa. Por lo tanto ¿Qué es cierto? Quizá solamente que no hay nada seguro. Pero si se ha persuadido que no existe nada en el mundo, ni cielo ni tierra, ni mente ni cuerpo; ¿significa que él no existe? Ciertamente tiene que existir si se ha persuadido de algo. Pero hay un engañador sumamente poderoso y listo que lo hace errar siempre a propósito. Sin duda alguna, él también debe existir porque lo engaña a él; y por más que lo engañe no podrá conseguir nunca que él no exista mientras siga pensando que es algo. De esta manera, siempre que diga “yo soy, yo existo” o lo conciba en su mente, necesariamente ha de ser verdad. Sin embargo, lo que no alcanza a comprender es quién es, y debe procurar no confundir otra cosa consigo mismo. Antes, creía que tenía un cuerpo y un alma. Pero ahora sabe existencia de un genio maligno que puede engañarlo intencionadamente. Por lo tanto, no puede estar seguro de tener un cuerpo, pero en cuento al pensamiento afirma que existe y no puede serle arrebatado “yo soy, yo existo: es manifiesto”. Entonces, en definitiva es “una cosa que piensa”, esto es, una mente, un alma, un intelecto, una razón…

¿Y qué más? Descartes supondrá que no es un cuerpo, ni aire, viento, fuego, vapor, soplo, o cualquier cosa que pueda imaginarse, ya que había considerado de esas cosas no son nada. Pero su suposición de “yo soy algo” sigue en pie. Entonces, ¿qué es? Una cosa que piensa ¿qué significa esto? Una cosa que duda, que conoce, que afirma, que niega, que quiere, que rechaza, que imagina y que siente. Es claro que él es el que duda, que conoce, que quiere… y por otra parte también es el que imagina, y aunque ninguna cosa imaginada sea cierta, el poder de pensar es una parte de su pensamiento. Igualmente él advierte las cosas por medio de los sentidos, y aunque todo sea falso, puesto a que duerme; todo lo que ve, oye y siente, aquello que forma parte de su sentir, no puede ser falso, puesto que no es otra cosa que pensar.

Pasando a las cosas que son aprehendidas con mayor claridad, es decir, los cuerpos que se tocan y se ven, por ej., la cera que tiene un sabor, olor, color, figura y magnitud, pero si se la coloca junto al fugo cambia su figura, su magnitud, queda líquida y cálida; sin embargo sigue siendo la misma cera. Queda nada más que algo extenso, flexible y mudable. ¿Y cómo se sabe que es la misma cera? Porque no se lo percibe con la imaginación, sino únicamente por el pensamiento. Pero lo que se ha de notar es que su percepción no es visión, ni tacto, ni imaginación, ni lo ha sido nunca, sino solamente una inspección de la razón, que puede ser imperfecta o confusa como era antes, o clara y definida como ahora. Se afirma así que a la cera no se la ve por el color o figura, sino en sí misma.

Por último de él mismo ¿qué dirá? En efecto, no admite que exista otra cosa en él a excepción de la mente. Pues si juzga que la cera existe a partir del hecho que la ve, mucho más evidente será que él existe a partir del mismo hecho de que la veo. Puede ser que lo que vea no sea cera en realidad, o puede ser que ni siquiera tenga ojos, pero lo que no puede ser que cuando vea o piense que vea, él mismo no sea algo al pensar. Del mismo modo cuando toca, imagina o cualquier otra cosa. Así es como la cera y cualquier otro cuerpo prueba con mayor nitidez la naturaleza de su mente.

De este modo, conociendo que los cuerpos no son percibidos en propiedad por los sentidos o por la facultad de imaginar sino sólo por el intelecto y que no son percibidos por el hecho de ser tocados o vistos, sino tan sólo porque se lo concibe, se da cuenta de que nada absolutamente puede ser conocido con mayor facilidad y evidencia que su mente.