MEDITACIÓN PADRES

Primero vamos a adoptar una postura cómoda tratando de mantener la espalda recta y vamos a colocar las manos sobre los muslos o las rodillas. Por unos instantes simplemente vamos a dejar el cuerpo quieto, soltando las tensiones y vamos a permanecer en silencio llevando la atención a nuestra respiración. Inhalamos, exhalamos y vamos soltando todas las tensiones y preocupaciones.

Ahora vamos a imaginar nuestro cuerpo transparente o translúcido, y vamos a imaginar una esfera de luz blanca en el lugar del corazón, a medida que respiramos esta esfera de luz se vuelve más brillante y comienza a expanderse lentamente hasta abarcar el cuerpo completo, comenzando por los hombros, los brazos, las manos, la cabeza, las piernas, los pies… nuestro cuerpo se llena de luz que nos llena de calma y resplandece hasta irradiar luz a todo nuestro entorno. Nuestros pensamientos están tranquilos en este espacio luminoso.

Ahora vamos a volver al momento en que nació mi hijo o hija, vamos a imaginarnos en ese lugar y recrear esa situación de forma nítida y vívida. Estamos en el momento justo de su nacimiento. ¿Cómo lo esperaba? ¿Cuáles eran mis miedos? ¿Qué sentimientos había en mí? (pausa).

Por unos segundos vamos a pensar en lo que significó el instante en que tomamos consciencia de habernos convertido en padre o madre.

Ahora vamos a imaginarnos dentro de una habitación y vamos a imaginar que se abre la puerta y entra nuestro hijo o hija y se sienta frente a nosotros mirándonos a los ojos. Luego de todos los desafíos y aprendizajes que hemos vivido, ¿qué cosa me habría gustado decirle a mi hijo o hija mientras crecía? Pensemos en eso unos instantes (pausa). ¿Qué cosas me tendría que decir él o ella a mí? Pensemos en ello (pausa).

Vamos ahora a imaginar que la luz que irradia desde nuestro corazón también llega a nuestro hijo o hija, entra en su propio corazón y lo llena de todo nuestro afecto y cariño, todas sus preocupaciones, todos sus miedos, todos sus dolores se disuelven y quedamos en un estado de paz deseando que este breve ejercicio de meditación sea de beneficio para su vida.

Volvemos a llevar la atención a nuestra respiración (pausa). Inhalamos y exhalamos profundamente tres veces (pausa) y abrimos los ojos lentamente.

Voy cerrar mis ojos… dejando que el aire entre libre por mi cuerpo, con cada inspiración que hago, voy tranquilizando mi espíritu. En el lugar de mi corazón visualizaré una pequeña luz muy brillante, mientras respiro esta luz va expandiéndose despacio por mi pecho alcanzando mis hombros y brazos hasta cubrirlos por completo. Siento cómo esta luz sigue avanzando cubriendo mi cabeza, tranquilizando mis pensamientos, cubre también mis piernas, alcanza mis pies y manos, me llena por completo, mi cuerpo resplandece de luz que puede alcanzar todo el lugar donde me encuentro. Mis pensamientos están quietos en ella.

Voy a volver a un momento de mi historia, el momento en que nació mi hijo o hija, voy a regresar a su nacimiento ¿Cómo lo esperaba? ¿Qué sentimientos había en mí? Me doy un momento para recordar lo que fue ese momento de mi vida. ¿Qué significó ser padre? ¿Qué significó ser madre?

Durante el crecimiento de mi hijo/a también hubo cosas que enfrentar, desafíos, aprendizajes ¿Qué cosas me habría gustado decirle a mi hijo/a mientras crecía? ¿Qué cosas me tendría que decir él /ella a mí?

La experiencia de ser padre no es fácil, está llena de trabajo y emociones que van surgiendo.

En este momento, toda la luz que irradia mi ser va a hacer un trayecto hacia el lugar donde se encuentra él/ella, enviándole todo mi amor, mi paz y deseando que este momento de meditación sea en beneficio de su vida.