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MATERIAL DE APOYO
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS SOCIALES
Segundo Semestre
(Enero-Junio del 2019)
Profesor: Luis Villaseñor
Alumno: _________________________________.
Grupo: ___________.
Instituto Valladolid Preparatoria
Programa del curso: Introducción a las Ciencias Sociales
Segundo Semestre.
Presentación.
El objetivo de este curso tiene por misión aproximar a l@s estudiantes a la comprensión de
los temas y problemas principales formulados por la tradición científica, ubicando en el
desarrollo histórico, la consolidación, el impacto y la amplitud de las llamadas Ciencias
Sociales.
Metodología y evaluación.
Dado el carácter introductorio del curso, las actividades están diseñadas en un orden
creciente de desarrollo de habilidades y de complejidad teórica. La dinámica de trabajo en
clase estará dividida en dos momentos. Por un lado, la exposición de los temas y problemas
por parte del profesor (teoría), y por otro lado, el desarrollo lúdico-interactivo por parte de
l@s alumnos (Práctica). Los criterios generales de evaluación se basan en los siguientes
porcentajes: Evaluación parcial (examen, toma de clase) 40%. Actividades de comprensión
(tareas, trabajos en clase, trabajos grupales, exposición) 40%. Dinámica de recuperación y
síntesis (análisis de autor) 20%.
Temario.
1.- La construcción del conocimiento en las Ciencias Sociales.
- Tipos de conocimiento:
Intuitivo
Empírico
Religioso
Filosófico
Científico
- Clasificación de las ciencias:
Formales, fácticas, experimentales, humanidades.
2.- Procesos de construcción del conocimiento en las Ciencias Sociales.
- Revolución científica.
- Racionalismo.
- Empirismo
- Ilustración.
- Positivismo.
3.- Ámbito de acción de las Ciencias Sociales:
- Antropología.
- Ciencia Política.
- Derecho.
- Economía.
- Historia.
- Psicología.
- Sociología.
4.- Enfoques de interpretación científica de la realidad social:
- Materialismo histórico.
- Estructural-funcionalismo.
- Teoría comprensiva.
- Teoría crítica.
5.- Conceptos básicos para el estudio de fenómenos sociales:
- Clase social
- Grupo social
- Proceso social: cambio social, migración, crisis económica.
- Práctica social: lengua, religión, historia regional, cultura, identidad, costumbre y
tradición.
3.- Problemáticas sociales actuales:
- Mercado de trabajo
- Derechos humanos
- Discriminación étnica y cultural
- Machismo
- Violencia
- Corrupción
- Delincuencia
- Impacto social de los medios de comunicación
- Crisis de valores
AMOR DE MADRE
El 24 de septiembre de 2000, Vincent Humbert de 19 años tuvo un accidente de tráfico
cuando un camión se le tiró encima. Su vida estuvo en peligro pero sobrevivió. Como
consecuencia del accidente quedó tetrapléjico, casi ciego y mudo. Después de nueve meses
en coma recuperó el conocimiento y desde entonces conservó la lucidez en todo momento.
Con la ayuda de su madre aprendió a comunicarse utilizando el pulgar de la mano
derecha. Desde el principio Vincent fue consciente de su situación, reclamó el derecho a
poner fin a su vida y cuestionó los esfuerzos de los médicos para evitar su muerte. Vincent
se planteó la posibilidad de contratar a un asesino a sueldo, escribió una carta al presidente
de la República Jacques Chirac y estudió la posibilidad de viajar a un tercer país donde la
eutanasia fuera legal. Finalmente, pidió a su madre que pusiera fin a su vida con las
siguientes palabras: “Tú no me quieres, si me quisieras me ayudarías a morir”. ¿Cómo
debería haber actuado la madre?
EL DILEMA DEL PRISIONERO
Dos prisioneros incomunicados en celdas individuales han cometido dos crímenes, uno leve
y otro grave. Existen pruebas suficientes para que les condenen por el primero, pero no por
el segundo, a menos que alguno confiese haberlo cometido. El fiscal visita a uno de los
prisioneros y le dice: "Tengo una buena noticia y una mala noticia para usted. La buena
noticia es que si ninguno de ustedes confiesa su grave crimen, sólo podremos condenarles a
dos años por su primer crimen y si usted confiesa, yo convenceré al jurado de que es usted
un hombre arrepentido y de que el perverso es su compañero, de modo que usted quedaría
libre en un año y él permanecería en prisión 10 años. La mala noticia es que voy a hacerle
la misma oferta a su compañero". "¿y que ocurriría si ambos confesásemos?", pregunta el
prisionero. "Entonces no tendré razón para beneficiar a ninguno de ustedes, dejaré que la
justicia tome su curso y, como el crimen es grave, estimo que les condenarán al menos a 8
años".
LEGALIZAR LA PROSTITUCIÓN
La prostitución es un serio problema en muchos países, entre ellos en España. Son muchas
las mujeres que practican la prostitución, la mayor parte de ellas en condiciones muy
precarias, con frecuencia sometidas a redes que las explotan e incluso las obligan a
prostituirse bajo amenazas. Gran parte de ellas son extranjeras, en condiciones de mayor
vulnerabilidad. Aunque la actividad no está legalizada en nuestro país, se practica
abiertamente y en la mayoría de los periódicos se publican muchos anuncios bajo el título
eufemístico de servicios de relax. La policía realiza de vez en cuando alguna redada para
controlar la práctica y evitar que crezca. Algunos colectivos de mujeres han solicitado que
se legalice la prostitución, pasando a ser un trabajo más regulado por la ley, alegando que
de ese modo podrían mejorar su situación y evitar ser explotadas. El gobierno tiene
capacidad para atender esa petición y convertir la prostitución en un trabajo más, si bien
hay grupos que consideran que en ningún caso debe legalizarse una actividad que degrada a
quien la practica, tanto hombres como mujeres. ¿Debe el gobierno legalizar la prostitución
o mantenerla como está?
EL CASO DE CHARLOTTE WYATT
Charlotte Wyatt vino al mundo después de 26 semanas de gestación. En el momento del
nacimiento pesaba medio kilo y presentaba gravísimas malformaciones cerebrales,
pulmonares y cardíacas. Desde el nacimiento ha estado ingresada de forma permanente en
el hospital, donde ha recibido constantemente oxígeno y alimentación a través de una
sonda. En tres ocasiones ha estado clínicamente muerta, razón por la cual ha tenido que ser
reanimada. Los médicos después de observar que no existía ninguna posibilidad de
recuperación, solicitaron a los tribunales autorización para dejar morir a Charlotte en el
caso de que se produjese una nueva complicación. El 7 de octubre de 2004 el juez del
Tribunal Superior de Londres Mark Hedley accedió a la petición de los médicos a pesar de
la oposición de los padres. En ese momento, Charlotte pesaba 5’6 kilos y medía 53
centímetros después de once meses de vida. ¿Se actuó correctamente?
Fragmento tomado de: Fernando Savater, Las preguntas de la vida.
Filosofar no debería ser salir de dudas, sino entrar en ellas. Hay cuatro
cosas que ningún buen profesor de filosofía debería ocultar a sus alumnos:
-primera, que no existe «la» filosofía sino «las» filosofías y sobre todo el
filosofar: «La filosofía no es un largo río tranquilo, donde cada cual puede pescar
su verdad. Es un mar en el que mil olas se afrontan, donde mil corrientes se
oponen, se encuentran, a veces se entremezclan, se separan, vuelven a
encontrarse, se oponen de nuevo... Cada uno lo navega como puede y es a eso a
lo que llamamos filosofar». Hay una perspectiva filosófica (frente a la perspectiva
científica o artística) pero afortunadamente es polifacética.
-segunda, que el estudio de la filosofía no resulta interesante porque a ella
se dedicaron talentos tan extraordinarios como Aristóteles o Kant, sino que dichos
talentos nos interesan porque se ocuparon de esas cuestiones de vasto alcance
que tanto cuentan para nuestra propia vida humana, racional y civilizada. O sea,
que el empeño de filosofar es mucho más importante que cualquiera de quienes
mejor o peor se han dedicado a él.
-tercera, que incluso los mejores filósofos dijeron notables absurdos y
cometieron graves errores. Quienes más se arriesgan a pensar fuera de los
caminos intelectualmente trillados son los que más riesgo corren de equivocarse,
dicho sea como elogio y no como reproche. Por tanto la tarea del profesor de
filosofía no puede ser solamente ayudar a comprender las teorías de los grandes
filósofos, ni siquiera debidamente contextualizadas en su época, sino sobre todo
mostrar cómo la correcta intelección de tales ideas y razonamientos pueden
ayudarnos hoy a nosotros a mejorar la comprensión de la realidad en que vivimos.
La filosofía no es una rama de la arqueología ni mucho menos simple veneración
de todo lo que viene firmado por un nombre ilustre. Su estudio debe remunerarnos
con algo más que un título académico o cierto barniz de «alta cultura»
-cuarta, que en determinadas cuestiones sumamente generales aprender a
preguntar bien es también aprender a desconfiar de las respuestas demasiado
tajantes. Filosofamos desde lo que sabemos hacia lo que no sabemos, hacia lo
que parece que no podremos del todo nunca saber; en muchas ocasiones,
filosofamos contra lo que sabemos o, mejor dicho, repensando y cuestionando lo
que creíamos ya saber. ¿Nunca podemos sacar entonces nada en limpio? Sí,
cuando al menos logramos orientar mejor el alcance de nuestras dudas o de
nuestras convicciones. Por lo demás, quien no sea capaz de vivir en la
incertidumbre hará bien en no ponerse nunca a pensar.
LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE
Thiago de Mello
Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos llenas
trabajaremos todos por la vida verdadera. Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de
la sombra; y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde
crece la esperanza. Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del
hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el
viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo. El hombre confiará
en el hombre como un niño confía en otro niño. Queda decretado que los hombres están
libres del yugo de la mentira. Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la
armadura de las palabras. El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia, porque la
verdad pasará a ser servida antes del postre. Por decreto irrevocable queda establecido el
reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa
para siempre enarbolada en el alma del pueblo. Queda decretado que el mayor dolor
siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor. Queda permitido que el pan de cada día tenga en
el hombre la señal de su sudor. Pero que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la
ternura. Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama, y que por
eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana. Decrétese que nada estará
obligado ni prohibido. Todo será permitido. Inclusive jugar con los rinocerontes, y caminar
por las tardes con una inmensa begonia en la solapa. Sólo una cosa queda prohibida: amar
sin amor. Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas
venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada
fraternal, para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó. Queda prohibido
el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del pantano
engañoso de las bocas. A partir de este instante, la libertad será algo vivo y transparente,
como un fuego o un río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del
hombre.
“Canastitas en serie”
(Reseña)
Mister E. L. Winthrop decidió hacer un viaje al viejo México, específicamente a un poblado
del estado de Oaxaca, mientras caminaba por el pueblo notó a un artesano local que tejía
unas canastas muy bonitas y naturales que él mismo coloreaba con tintes extraídos de
diversos insectos y usando materiales cosechados por días. Cuando el Mister preguntó al
artesano acerca del precio de las canastas, se sorprendió del precio tan bajo y comenzó a
pensar en las ganancias que podría obtener vendiéndolas en Nueva York; después de
preguntar al artesano el precio de diez canastas (65 centavos) decidió comprar todas las
canastas que tenía en existencia.
Cuando Mr. Winthrop hubo llegado a Nueva York rápidamente hizo un trato con cierto
hombre que poseía una tienda de dulces finos quien acordó en pagar un dólar con setenta y
cinco centavos por canasta; no es necesario mencionar que esa cantidad era muy superior a
la que ofrecía el artesano.
El americano regresó a aquel pueblo no sin hacer montones de cálculos en su vuelo, tales
como costos de embarque, tarifa de importación y ganancias, por supuesto. Al llegar al
pueblo encontró al artesano, tejiendo sus canastas como si no se hubiera movido de su
lugar y le ofreció el “negocio de su vida” donde el artesano podría vender doce mil
canastas de una sola vez.
Mr. Winthrop le mencionó las ventajas y todo el dinero que el artesano podría obtener.
Después de que Mr. Winthrop confundió al artesano con todos esos cálculos complicados
decidió darle respuesta al día siguiente. Cuando el artesano tuvo la respuesta el americano
se sorprendió mucho de que el precio por doce mil canastas sería de quince pesos cada
una, y preguntó al artesano la razón de tal precio; el artesano respondió de manera calmada
que su precio no podía ser más bajo y explicó que si estaba todo el día y toda la noche
haciendo tantas canastas descuidaría su ganado, cosechas etc. Y que nadie podría cuidar de
éstas sin descuidar las propias. Cuando el Mister se desesperó de la aparente necedad del
artesano y éste dio su último argumento: no podía hacer tantas canastas en masa porque no
pondría un pedacito de su alma, ni podría cantarles a cada una de ellas y así serían canastas
vacías, idénticas y terminarían por acabar con su corazón.
De tal modo que: “Nueva York no fue, pues, saturada de estas bellas y excelentes obras
de arte, y así se evitó que en los botes de basura americanos, aparecieran, sucias y
despreciadas, las policromadas canastitas tejidas con poemas no cantados, con
pedacitos de alma y gotas de sangre del corazón de un artesano mexicano.”
¿Son tontos los hispanos?1
Una tesis doctoral vincula las políticas migratorias en Estados Unidos con el cociente
intelectual.
“El indicador conocido como coeficiente intelectual (CI) puede estimar de manera confiable la
inteligencia. El CI promedio de los inmigrantes en los EE UU es considerablemente más bajo que el
de la población nativa de raza blanca. Esta diferencia es probable que persista durante varias
generaciones. Las consecuencias son la falta de asimilación socioeconómica entre los inmigrantes
de bajo coeficiente intelectual, conductas de clase baja, menor confianza social y un aumento en
trabajadores no cualificados en el mercado laboral estadounidense. La selección de los inmigrantes
de alto coeficiente intelectual podría mejorar estos problemas en EE UU al mismo tiempo que
beneficiaría a los potenciales inmigrantes que son más inteligentes pero que carecen de acceso a la
educación en sus países de origen”.
Este es el resumen de la tesis doctoral que presentó Jason Richwine en la Universidad de
Harvard en 1999 y que fue aprobada sin objeciones por un comité formado por tres
prestigiosos catedráticos de esa universidad. La tesis habla de los inmigrantes en general,
pero sus conclusiones están principalmente basadas en el análisis del (bajo) CI de los
hispanos. Armado con esa credencial, el flamante doctor Richwine comenzó su carrera en
lo que en Washington se llama “la industria de la influencia”. Trabajó en dos
importantes think tanks conservadores, publicó artículos en diarios y revistas y daba
conferencias. Cuando el exsenador Jim DeMint, uno de los principales líderes del Tea Party
y recién nombrado presidente de la fundación Heritage, necesitó encargar a alguien que
hiciera el estudio que serviría como punta de lanza en la batalla para impedir la reforma de
la política migratoria de EE UU, escogió a Jason Richwine, quien junto con Robert Rector
sería el coautor del informe. Al doctor Richwine le estaba yendo bien.
Hasta la semana pasada.
11 Artículo tomado de: Moisés Naím. “¿Son tontos los hispanos?”. El país (2013), http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/11/actualidad/1368293943_697544.html (consultado el 11 MAY 2013.)
Dylan Mathews, un periodista del Washington Post, se tropezó con la tesis doctoral de
Richwine y publicó su mensaje central. Las reacciones no se dejaron esperar. La fundación
Heritage se limitó a decir que las controvertidas ideas de Richwine las escribió en Harvard
y no en la Fundación. Dos días después, Richwine renunció a su cargo.
En todo esto hay muchas sorpresas, pero quizá la principal tiene que ver con los estándares
que se usan en Harvard para otorgar un doctorado. La tesis de Richwine parte de la base de
que hay causa y efecto entre dos variables difíciles de medir: inteligencia y raza. Entre los
científicos sociales no hay consenso acerca de qué es lo que miden los test que estiman el
cociente intelectual. ¿Miden inteligencia o más bien miden la capacidad de responder bien a
ese tipo test? Y si miden inteligencia ¿qué tipo de inteligencia es? Todos conocemos genios
que obtienen buenos resultados en los test de inteligencia pero cuya vida personal y
profesional es un desastre y que terminan siendo una carga para su familia y para la
sociedad. Y también conocemos gente que no brilla por su intelecto pero cuya contribución
a la sociedad es enorme. Pero si la inteligencia es difícil de medir, ¿cómo se mide eso que
Richwine define como “los hispanos”? Esta no es una categoría biológica sino una
definición popularizada por la Oficina del Censo de EE UU que usa el término hispano o
latino para referirse a “una persona de origen cubano, mexicano, puertorriqueño, centro o
sudamericano o de otra cultura u origen español, independientemente de su raza”.
Evidentemente, tratar a los “hispanos” como una categoría genética o biológicamente
homogénea es, por decir los menos, metodológicamente endeble.
Y los problemas con la tesis de Richwine no terminan ahí. Derivar de sus conclusiones la
idea de que una buena política inmigratoria se debe basar en aplicarle pruebas de
inteligencia a los inmigrantes, es una propuesta más nutrida por la ideología que por la
ciencia.
Pero si se trata de creer en estudios que se basan en los test de inteligencia, entonces vale la
pena mencionar uno muy interesante referido por el periodista Jon Wiener. En 2012 la
revista Psychological Science publicó que un amplio estudio en Reino Unido que examinó
a casi 16.000 personas a través de los años encontró que “los menores niveles de
inteligencia en la infancia pronostican la presencia de mayor racismo en la edad adulta”. En
otras palabras: los adultos que son racistas no salían muy bien en los test de inteligencia
cuando eran niños.
En resumen: Si usted cree que los hispanos son tontos, entonces debe creer que los racistas
también lo son. Pura ciencia.
Entretextos Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura Nº 10 Granada, Noviembre 2007 ISSN 1696-7356 http://www.ugr.es/local/mcaceres/entretextos.htm Dirección y edición: Manuel Cáceres Sánchez · Universidad de Granada · Facultad de Filosofía y Letras · Departamento de Lingüística General y
Teoría de la Literatura · Campus de Cartuja, s/n 18071-Granada (España) · mcaceres [arroba] ugr [punto] es
“SOBREVIVIREMOS, SI SOMOS SABIOS”1
IURI M. LOTMAN Nota previa Manuel Cáceres Sánchez
Este breve artículo de Iuri M. Lotman se publicó, por primera vez, en Вестник Тарту (El mensajero de Tartu), el 4 de enero de 1992. El texto le fue pedido por la redacción de este periódico local en lengua rusa para abrir su primer número, con sus deseos para los lectores en el año nuevo recién estrenado.
Esta sencilla circunstancia no tendría mayor trascendencia si no fuera por la situación social y política que se vivía en Estonia en aquellos momentos. La Unión Soviética acababa de desaparecer y la República de Estonia había sido restaurada sólo unos meses antes. Época, por tanto, de cambios, de incertidumbres. Mientras la población estonia, con sus problemas y dificultades, celebraba la reinstauración de su independencia, la población rusa (una cuarta parte de los habitantes del país) veía con temor no sólo su presente sino, sobre todo, su futuro en esta tierra.
Los años de ocupación ruso-soviética no han producido en los estonios más que desconfianza, cuando no directamente desprecio, hacia los ‘ocupantes’, y éstos, finalmente, se han identificado, de manera ‘automática’ y simplista, con ‘los rusos’.
En Europa, desde principios de los años 90, se han producido acontecimientos de una brutalidad inimaginable, después de haber padecido un siglo XX terriblemente cruel. Afortunadamente, en Estonia no se ha llegado a situaciones de especial violencia, aunque ello no quiere decir que los problemas se hayan resuelto —ni que éstos tengan fácil solución—, como se ha demostrado este mismo año: a finales de abril de 2007, la retirada de un monumento del centro de la capital del país, Tallinn, erigido en memoria de los soldados soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial, provocó los incidentes más graves de la historia reciente de Estonia.
En este contexto, el artículo de Lotman publicado en 1992 ha cobrado, de nuevo, actualidad. Así lo entendió el periódico estonio Postimees, que lo reprodujo el 9 de mayo de 2007, señalando que sus discípulos “creen que, en estos tiempos difíciles, su sabiduría y sus palabras alentadoras pueden servir como apoyo para todos nosotros”2.
***
1 «Мы выживем, если будем мудрыми» [«My vyzhivem, esli budem mudrymi»]. Вестник Тарту [Vestnik Tartu] 1. Tartu, 4 de enero de 1992, página 1. Se ha recogido en Воспитание души, [Vospitanie dushi], San Petersburgo, Iskusstvo, 2005, página 296. Traducción del ruso al español de Klaarika Kaldjärv. Este texto se publica por primera vez, en español, en Entretextos. 2 El artículo se publica, tanto en estonio como en ruso, en la versión electrónica de Postimees: Texto en estonio: <http://www.postimees.ee/090507/esileht/arvamus/259541.php> Texto en ruso: <http://rus.postimees.ee/100507/glavnaja/mnenie/16031.php>
Entretextos Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura Nº 10 Granada, Noviembre 2007 ISSN 1696-7356 http://www.ugr.es/local/mcaceres/entretextos.htm Dirección y edición: Manuel Cáceres Sánchez · Universidad de Granada · Facultad de Filosofía y Letras · Departamento de Lingüística General y
Teoría de la Literatura · Campus de Cartuja, s/n 18071-Granada (España) · mcaceres [arroba] ugr [punto] es
Ahora en la televisión, en la radio y en los periódicos reina lo que yo llamaría pesimismo reservado. A mí, sin embargo, me gustaría expresar un optimismo reservado. Supongo que, tal como dice el refrán, “El sueño es terrible, pero Dios, misericordioso”, y que las dificultades que nos esperan, posiblemente, no son tan terribles como nos parece.
¿Por qué pienso de esta manera? En mi juventud estuve en el frente durante toda la guerra, era artillero. Y sé que cuando te encuentras a treinta kilómetros de la línea de fuego, de donde viene un rumor continuo, da mucho miedo. Si te acercas a la distancia de diez o incluso ocho kilómetros, ya no da tanto miedo. Resulta que las descargas no se suceden de forma ininterrumpida: los proyectiles caen por allí y por allá, sobrevuelan, no llegan… Lo más importante, para liberarse del miedo, es afrontarlo. Muy a menudo vivimos el miedo de antemano, vemos todo mucho peor de lo que es realmente, y perdemos el ánimo. En cuanto miramos al miedo a la cara, resulta que no es tan horroroso3. Por eso, lo primero que le desearía a todo el mundo, es que tenga ánimo.
A. S. Pushkin, en un momento muy difícil para él, cuando murió A. A. Delvig, el único amigo cercano del liceo (los otros dos estaban en Siberia), escribió a P. A. Pletnev: “Pero la vida todavía es rica; todavía encontraremos nuevos conocidos, ganaremos amigos nuevos… seremos vejarrones, nuestras mujeres vejarronas y los niños serán muchachos fabulosos, jóvenes, divertidos; los chicos van a hacer travesuras y las chicas serán sentimentales; y eso nos dará gusto”4.
Para mantener el ánimo en tiempos difíciles, hay que ser una gran persona. Pushkin, como siempre, iba por el camino correcto: la principal manera de mantener el ánimo es consolar al otro. No puede mantenerse el ánimo solo. Individualmente no es posible salvarse. Por lo tanto, en segundo lugar, desearía consolidación.
La tierra en la que vivimos no es nada grande. Antes sí parecía enorme. Todavía cuando yo era joven parecía que era interminable. Pero ahora vemos que es pequeña. Por eso, no debemos vernos aislados de los armenios, no debemos vernos aislados de los acontecimientos en el Cáucaso, no debemos vernos aislados de los acontecimientos en todo el mundo. Estamos en la misma barca: o nos hundimos todos juntos o nos salvamos todos juntos. Salvarse aisladamente, sin embargo, no puede nadie. La única manera de salvarse es tener ánimo y ayudar al prójimo.
En Estonia, creo, el destino de todos nosotros, tanto de los estonios como de los rusos, va a depender de manera considerable de hasta dónde aprendamos a entender uno al otro. No nos hace falta hurgar en las ofensas —las tenemos todos desde los tiempos de Adán—, sino aprender a perdonar y ayudar. Sin embargo, si empezamos a buscar la primera ofensa, de todos modos no la encontraremos, pero
3 Véase I. Lotman, «No-memorias», en este mismo número de Entretextos [NE]. 4 A. S. Pushkin. «Письмо П. А. Плетневу 22 июля 1831 г.» [«Pis’mo P. A. Pletnevu 22 iiulia 1831 g.», «Carta a P. A. Pletnev, 22 de julio de 1831»]. En: A. S. Pushkin. Собрание сочинений: в 10-ти т. [Sobranie sochinenii: v 10-ti t., Obras completas: en 10 tomos], Tomo 10: Письма 1831-1837 [Pis’ma 1831-1837, Cartas 1831-1837]. Moscú, Judozhestvennaia literatura, 1978, página 368.
Iuri M. Lotman "Sobreviviremos, si somos sabios"
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Entretextos Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura Nº 10 Granada, Noviembre 2007 ISSN 1696-7356 http://www.ugr.es/local/mcaceres/entretextos.htm Dirección y edición: Manuel Cáceres Sánchez · Universidad de Granada · Facultad de Filosofía y Letras · Departamento de Lingüística General y
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esta búsqueda se convierte para nosotros en una escuela de odio y nos hundiremos todos. Por ello, cuando experimentamos injusticia —por supuesto, ofende mucho—, hace falta recordar todo el tiempo que también nosotros somos a veces injustos. No hace falta llevar la contabilidad, sino perdonar, hace falta ser inteligente.
Sobreviviremos si somos, ni siquiera inteligentes, sino sabios. Ya no somos esos niños que desde hace tantos miles de años juegan a la guerra y no vivimos en la edad de piedra. Es posible que ahora la época de guerras ya se esté terminando.
Si sólo no ocurriera así como dice el refrán ucraniano: “Покï сонце зiйде, роса очi виïст”. Si sólo el rocío no quemara los ojos. ¿Qué hace falta para ello? Recuerden lo que dijo el autor del Cantar de las huestes de Igor: “Y empezaron los príncipes a decir que lo pequeño ‘es grande’… y los malditos de todos lados venían con victorias a las tierras rusas”. Así que las guerras vienen cuando la gente empieza a decir “que lo pequeño es grande”. Por ello, deseo a todos nosotros sabiduría y paciencia.
Y quiero, además, desear lo siguiente. Cada uno de nosotros puede dar al otro un poco de calor. En el Evangelio se dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1 Juan 4:20). Amar una abstracción es fácil, pero amar al vecino, difícil. Cada uno de nosotros puede hacer la vida de dos o tres personas un poquito más fácil, o puede que más difícil. Así que deseo que hagamos la vida, por lo menos de esas personas que están cerca de nosotros, un poquito más fácil, ya que si hacemos la vida de otro más fácil, la nuestra también será más fácil.
Sin embargo, si me encierro y empiezo a contabilizar cuánto, quién y cuándo me ofendió, mi vida será amarga y el mundo alrededor de mí parecerá injusto. Pero eso no es así. No tengo que contabilizar a los que son culpables ante mí, sino a aquellos ante los que yo soy culpable. Todos somos culpables uno ante al otro: ante nuestros allegados, ante nuestros padres, ante nuestros vecinos. Todo el tiempo —aun sin quererlo— hacemos el mal. Por lo tanto, deseo además que hagamos acopio de paciencia y de generosidad.
Deseo a todos amor feliz, sin lo que tampoco se puede vivir. Deseo salud, la salud es muy importante. Pero la salud también depende de nuestro ánimo. ¿Conocen el refrán: “Al afligido incluso el piojo se le pega”? No se debe estar afligido. Dios mío, ahora no hay asedio, no hay guerra.
Depende de cómo se hagan los cálculos… Si tenemos en cuenta lo ideal, nos falta mucho. Pero, por otro lado, tenemos mucho que perder. Permita Dios que no lo perdamos, permita Dios mantener lo que tenemos. Permita Dios ser útil para alguien, consolar a alguien, ayudar a alguien. Sólo eso nos salvará, a todos juntos y a cada uno separadamente. ————— © Mihhail Lotman, 2007. © Klaarika Kaldjärv, de la traducción. El copyright de los artículos publicados en Entretextos pertenece a sus autores, del mismo modo que, en el caso de las traducciones, los
Iuri M. Lotman "Sobreviviremos, si somos sabios"
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derechos de las mismas pertenecen a los traductores. Los artículos pueden ser enlazados o reproducidos electrónicamente para fines docentes e investigadores, sin alteraciones e indicando su procedencia. Se debe citar la dirección electrónica (URL), así como el nombre del autor —y del traductor, dado el caso—, cuando se reproduzca, distribuya o comunique públicamente el contenido de estas páginas, en todo o en parte. En el caso de una reproducción total en internet o en revista impresa, se debe obtener autorización expresa de Entretextos, así como del autor —y del traductor, dado el caso— o de quien posea los derechos de autoría o de traducción. Se prohíbe la reproducción total de artículos en formato de libro impreso sin permiso previo por escrito de Entretextos.
Cómo citar este documento: Iuri M. Lotman. «“Sobreviviremos, si somos sabios”». Entretextos. Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura. Nº 10 (Noviembre 2007). ISSN 1696-7356. Traducción del ruso al español de Klaarika Kaldjärv. <http://www.ugr.es/~mcaceres/entretextos/entre10/sobreviviremos.pdf>
Iuri M. Lotman "Sobreviviremos, si somos sabios"
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La historia de los otros
Contaron los más viejos de los viejos que poblaron estas tierras que los más grandes dioses,
los que nacieron el mundo, no se pensaban parejo todos. O sea que no tenían el mismo
pensamiento, sino que cada quien tenía su propio pensamiento y entre ellos se respetaban y
escuchaban. Dicen los más viejos de los viejos que de por sí así era, porque si no hubiera
sido así, el mundo nunca se hubiera nacido porque en la pura peleadera se hubieran pasado
el tiempo los dioses primeros, porque distinto era su pensamiento que sentían. Dicen los
más viejos de los viejos que por eso el mundo salió con muchos colores y formas, tantos
como pensamientos había en los más grandes dioses, los más primeros.
Siete eran los dioses más grandes, y siete los pensamientos que cada uno se tenía, y siete
veces siete son las formas y colores con los que vistieron el mundo. Me dice el viejo
Antonio que le preguntó a los viejos más viejos que cómo le hicieron los dioses primeros
para ponerse de acuerdo y hablarse si es que eran tan distintos sus pensamientos que
sentían. Los viejos más viejos le respondieron, me dice el Viejo Antonio, que hubo una
asamblea de los siete dioses junto con sus siete pensamientos distintos de cada uno, y que
en esa asamblea sacaron el acuerdo. Dice el Viejo Antonio que dijeron los viejos más viejos
que esa asamblea de los dioses primeros, los que nacieron el mundo, fue mucho tiempo
antes del ayer, que mero fue en el tiempo en que no había todavía tiempo. Y dijeron que en
esa asamblea cada uno de los dioses primeros dijo su palabra y todos dijeron: "Mi
pensamiento que siento es diferente al de los otros". Y entonces quedaron callados los
dioses porque se dieron cuenta que, cuando cada uno decía "los otros", estaba hablando de
"otros" diferentes. Después de que un rato se estuvieron callados, los dioses primeros se
dieron cuenta que ya tenían un primer acuerdo y era que había "otros" y que esos "otros"
eran diferentes del uno que era. Así que el primer acuerdo que tuvieron los dioses más
primeros fue reconocer la diferencia y aceptar la existencia del otro. Y qué remedio les
quedaba si de por sí eran dioses todos, primeros todos, y se tenían que aceptar porque no
había uno que fuera más o menos que los otros, sino que eran diferentes y así tenían que
caminar. Después de ese primer acuerdo siguió la discusión, porque una cosa es reconocer
que hay otros diferentes y otra muy distinta es respetarlos. Así que un buen rato pasaron
hablando y discutiendo de cómo cada uno era diferente de los otros, y no les importó que
tardaran en esta discusión porque de por sí no había tiempo todavía. Después se callaron
todos y cada uno habló de su diferencia y cada otro de los dioses que escuchaba se dio
cuenta que, escuchando y conociendo las diferencias del otro, más y mejor se conocía a sí
mismo en lo que tenía de diferente. Entonces todos se pusieron muy contentos y se dieron a
la bailadera y tardaron mucho pero no les importó porque en ese tiempo todavía no había
tiempo. Después de la bailadera que se echaron los dioses sacaron el acuerdo de que es
bueno que haya otros que sean diferentes y que hay que escucharlos para sabernos a
nosotros mismos. Y ya después de este acuerdo se fueron a dormir porque muy cansados
estaban de haberse bailado tanto. De hablar no estaban cansados porque de por sí muy
buenos eran para la habladera estos primeros dioses, los que nacieron el mundo, y que
apenas estaban aprendiendo a escuchar. No me di cuenta a qué hora se fue el Viejo
Antonio. La mar duerme ya y del cabito de vela sólo queda una mancha deforme de
parafina. Arriba el cielo empieza a diluir su negro en la luz del mañana...
La historia de las miradas
Mira Capitán (porque debo aclararles que en el tiempo en que yo conocí al Viejo Antonio
tenía yo el grado de Capitán Segundo de Infantería Insurgente, lo que no dejaba de ser un
típico sarcasmo zapatista porque sólo éramos cuatro –desde entonces el Viejo Antonio me
llama "Capitán"), mira Capitán, hubo un tiempo, hace mucho tiempo, en que nadie
miraba... No es que no tuvieran ojos los hombres y mujeres que se caminaban estas tierras.
Tenían de por sí, pero no miraban. Los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los
más primeros, de por sí habían nacido muchas cosas sin dejar mero clarito para qué o por
qué o sea la razón o el trabajo que cada cosa debía de hacer o de tratar de hacer. Porque de
que cada cosa tenía su por qué, pues sí, porque los dioses que nacieron el mundo, los más
primeros, de por sí eran los más grandes y ellos sí se sabían bien para qué o por qué cada
cosa, eran dioses pues. Pero resulta que estos dioses primeros no muy se preocupaban de lo
que hacían, todo lo hacían como fiesta, como juego, como baile. De por sí cuentan los más
viejos de los viejos que, cuando los primeros dioses se reunían, seguro tenía que haber una
su marimba, porque seguro que al final de sus asambleas se venían la cantadera y la
bailadera. Es más, dicen que si la marimba no estaba a la mano, pues nomás no había
asamblea y ahí se estaban los dioses, rascándose nomás la barriga, contando chistes y
haciéndose travesuras. Bueno, el caso es que los dioses primeros, los más grandes, nacieron
el mundo, pero no dejaron claro el para qué o el porqué de cada cosa. Y una de estas cosas
eran los ojos. ¿Acaso habían dejado dicho los dioses que los ojos eran para mirar? No pues.
Y entonces ahí se andaban los primeros hombres y mujeres que acá se caminaron, a los
tumbos, dándose golpes y caídas, chocándose entre ellos y agarrando cosas que no querían
y dejando de tomar cosas que sí querían. Así como de por sí hace mucha gente ahora, que
toma lo que no quiere y le hace daño, y deja de agarrar lo que necesita y la hace mejor, que
anda tropezándose y chocando unos con otros. O sea que los hombres y mujeres primeros sí
tenían unos sus ojos, sí pues, pero no miraban. Y muchos y muy variados eran los tipos de
ojos que tenían los más primeros hombres y mujeres. Los había de todos los colores y de
todos los tamaños, los había de diferentes formas. Había ojos redondos, rasgados, ovalados,
chicos, grandes, medianos, negros, azules, amarillos, verdes, marrones, rojos y blancos. Sí,
muchos ojos, dos en cada hombre y mujer primeros, pero nada que miraban. Y así se
hubiera seguido todo hasta nuestros días si no es porque una vez pasó algo. Resulta que
estaban los dioses primeros, los que nacieron el mundo, los más grandes, haciendo una su
bailadera porque agosto era, pues, mes de memoria y de mañana, cuando unos hombres y
mujeres que no miraban se fueron a dar a donde estaban los dioses en su fiestadero y ahí
nomás se chocaron con los dioses y unos fueron a dar contra la marimba y la tumbaron y
entonces la fiesta se hizo puro borlote y se paró la música y se paró la cantadera y pues
también la bailadera se detuvo y gran relajo se hizo y los dioses primeros de un lado a otro
tratando de ver por qué se detuvo la fiesta y los hombres y mujeres que no miraban se
seguían tropezando y chocando entre ellos y con los dioses. Y así se pasaron un buen rato,
entre choques, caídas, mentadas y maldiciones.
Ya por fin al rato como que se dieron cuenta los dioses más grandes que todo el
desbarajuste se había hecho cuando llegaron esos hombres y mujeres. Y entonces los
juntaron y les hablaron y les preguntaron si acaso no miraban por dónde caminaban. Y
entonces los hombres y mujeres más primeros no se miraron porque de por sí no miraban,
pero preguntaron qué cosa es "mirar". Y entonces los dioses que nacieron el mundo se
dieron cuenta de que no les habían dejado claro para qué servían los ojos, o sea cuál era su
razón de ser, su por qué y su para qué de los ojos. Y ya les explicaron los dioses más
grandes a los hombres y mujeres primeros qué cosa era mirar, y los enseñaron a mirar. Así
aprendieron estos hombres y mujeres que se puede mirar al otro, saber que es y que está y
que es otro y así no chocar con él, ni pegarlo, ni pasarle encima, ni tropezarlo.
Supieron también que se puede mirar adentro del otro y ver lo que siente su corazón.
Porque no siempre el corazón se habla con las palabras que nacen los labios. Muchas veces
habla el corazón con la piel, con la mirada o con pasos se habla. También aprendieron a
mirar a quien mira mirándose, que son aquellos que se buscan a sí mismos en las miradas
de otros. Y supieron mirar a los otros que los miran mirar. Y todas las miradas aprendieron
los primeros hombres y mujeres. Y la más importante que aprendieron es la mirada que se
mira a sí misma y se sabe y se conoce, la mirada que se mira a sí misma mirando y
mirándose, que mira caminos y mira mañanas que no se han nacido todavía, caminos aún
por andarse y madrugadas por parirse.
Las locas de plaza de mayo
“Reteniendo a los niños nacidos en cautividad y entregándolos posteriormente
como «botín de guerra» se afirmaba el poder del Estado Patriarcal Militar sobre un
aspecto característico de la identidad femenina, la maternidad. Con la supresión
de la madre, se quebranta el lazo humano fundamental, y esto robustece la
creencia de que el Estado Militar controla todo sin oposición. Ser capaz de atacar
a la vida en sus propias raíces muestra al poder militar como absoluto e inmutable.
Esta «reorganización», considerada necesaria por los militares para «salvar» a la
sociedad, exigía que los hijos de los «subversivos» fueron apartados de los suyos
para ser otorgados a «buenas familias» (por ej.: de militares o de clase alta)
(Suárez - Orozco, 1987). Ramón Camps, Jefe de Policía de la Prov. de Buenos
Aires donde cantidades de niñ@s fueron secuestrad@s, decía; «...Personalmente
yo no eliminé a nadie, lo que hice fue dar algunos a organizaciones benéficas para
que les encontraran nuevos padres. Los subversivos educan a sus hijos en la
subversión. Por ello esto debía detenerse”. (Barki, 1988 p. 241)”
“Es por la misma época que en el grupo de las Madres de la Plaza de Mayo se
organizó un subgrupo, el de las Abuelas, madres por partida doble, quienes
realizan una tarea esencial respecto de los bebés. Se dedican a los niños que
fueron secuestrados junto con sus padres y no han reaparecido, y a las jóvenes
que, secuestradas estando embarazadas, se supone han dado a luz en prisión. Es
decir que esas madres, por el testimonio que llevan, representan mucho, no
solamente para la Argentina, sino para el mundo entero.”
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980.
“A mediados del año '77, ya éramos muchas en la Plaza, ya caminábamos de a
dos o tres alrededor del mástil, cuando una de las actuales Abuelas, Eva Márquez
de Castillo Barrios, me pide que me aparte del grupo para conversar sobre los
chiquitos nacidos en cautiverio. Porque ya no podíamos buscar a los chiquitos en
Tribunales sino que teníamos que buscarlos en Casa Cuna, en orfelinatos, en
Jueces de Menores. En la misma forma que Eva me separa a mí, fuimos
señalándonos unas con otras las que éramos abuelas porque ya sabíamos que
nuestros nietos habían nacido, suponíamos. Y empezaron las reuniones de
Abuelas en forma clandestina. ¿Dónde nos reuníamos, cómo nos reuníamos?
Empezó siendo, creo que la primerísima vez fue en una confitería que había en un
entrepiso en Retiro. Ahí nos juntamos todas. Teníamos un motivo en común para
reunirnos que era la búsqueda de nuestros nietos.”
Delia Giovanola de Califano2
“Estoy convencida que sus hijos eran terroristas, y terrorista es sinónimo de
asesino. A los asesinos yo no pienso devolverles los hijos porque no sería justo
hacerlo. No tienen derecho a criarlos. Tampoco me voy a pronunciar por la
devolución de los niños a ustedes. Es ilógico perturbar a esas criaturas que están
en manos de familias decentes que sabrán educarlos como no supieron hacer
ustedes con sus hijos. Sólo sobre mi cadáver van a obtener la tenencia de esos
niños.”
Delia Pons, Juez de Menores en la primer enmienda al caso en Buenos Aires.
“Muchas veces hemos recurrido a ustedes, muchas veces nos hemos acercado a
nuestra Iglesia, transidas de dolor e impotencia... Esperábamos algo más que el
silencio de nuestra Iglesia, de nuestros Obispos... ¿Alguna vez la Iglesia hablará
por esos indefensos niños? ¿O es que a la Iglesia no le importa que hayan
desaparecido los niños...?”
“Apelamos a las conciencias y a los corazones, de las personas que tengan a su
cargo, hayan adoptado o tengan conocimiento de dónde se encuentran nuestros
nietitos desaparecidos, para que en un gesto de profunda humanidad y caridad
cristiana restituyan esos bebés al seno de las familias que viven la desesperación
de ignorar su paradero. Ellos son los hijos de nuestros hijos desaparecidos o
muertos en estos últimos dos años. Nosotras, Madres-Abuelas, hacemos hoy
público nuestro diario clamor, recordando que la Ley de Dios ampara lo más
inocente y puro de la Creación. También la ley de los hombres otorga a esas
criaturas desvalidas el más elemental derecho: el de la vida, junto al amor de sus
abuelas que las buscan día por día, sin descanso, y seguirán buscándolas
mientras tengan un hálito de vida. Que el Señor ilumine a las personas que
reciben las sonrisas y caricias de nuestros nietitos para que respondan a este
angustioso llamado a sus conciencias.”
Abuelas de Plaza de Mayo.
Javier Sicilia: por la Paz y Esperanza.
“Somos los daños colaterales. No somos sangre alegre en las arterias para las
urnas y las estadísticas, somos los daños colaterales. Ceniza fuimos y seremos y
somos sólo ceniza. No el rumor ante el ángel, ante el ángel terrible. No la sangre
fluyendo en el espasmo de la piel en la piel, sólo ceniza almacenada para el dato
estadístico de la primera plana. Los conejillos de indias que comprueban que el
plomo es fábrica de la ceniza. Somos el número, el número sin nombre. Un
guarismo más en la estadística que el gordo bufón presenta a los micrófonos”. Por
esa realidad a la que el crimen y el Estado nos ha reducido y que lleva su dolor, su
rostro y su rabia en nuestros muertos, pido un minuto de silencio.
Miguel Aguilar Carrillo.
Desde hace 4 meses, ante el asesinato de unos jóvenes en Morelos, entre los
cuales estaba mi hijo Juan Francisco, nos pusimos a caminar a lado de miles de
ciudadanos indignados. Buscábamos y continuamos buscando lo que la guerra de
Felipe Calderón, los poderes fácticos y los narcotraficantes nos han arrancado: la
paz, la justicia y la dignidad. Desde entonces –sostenidos por todos los
ciudadanos de buena voluntad– no nos hemos detenidos. A las marchas y las
caravanas se han sumado los diálogos con los poderes del Estado. Con ello no
hemos hecho otra cosa que hacer la paz, que demostrar que ella, como lo enseñó
Gandhi, no es un camino, sino el camino.
Cada paso dado, cada kilómetro recorrido, cada ciudad visitada, cada beso
intercambiado, cada abrazo entregado, cada conversación sostenida, cada
discurso dado, son un signo de la presencia de esa paz y de esa justicia. A través
de ellos no dejamos de decirles a los poderosos de esta nación y a los señores de
la muerte, que nada, ni su crueldad, ni sus armas, ni su desprecio por la vida
humana nos arrancarán la dignidad de vivir, la alegría del amor y de la paz que
nace de nuestro dolor. Contra las fuerzas del poder, nosotros levantamos y
levantaremos siempre la debilidad del amor. Ese hueco, ese vacío, que nos
permite acogernos y unirnos más allá del horror y de nuestras diferencias, es, en
su debilidad, más fuerte que cualquier poder.
Las movilizaciones que hemos hecho, los pasos dados, los nuevos símbolos
articulados, nos están enseñando a mirar la vida social desde un punto de vista
distinto al del poder. Ese punto de vista dice que ningún México será posible
mientras el Estado no reconozca la soberanía, como lo dice nuestra carta Magna,
en el pueblo, en la gente, en los seres humanos. Esto es lo que el Movimiento por
la Paz con Justicia y Dignidad no ha dejado de mostrar desde que se puso a
caminar. Eso es lo que hoy, a través de la poesía y el arte, mostramos una vez
más en este lugar donde los antiguos mexicanos
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad contemplaron por vez primera el
águila, la serpiente, el nopal y la piedra, ese emblema que fundó a la nación y que
ha acompañado a los pueblos de México a lo largo de los siglos. Es lo que
mostramos en este sitio donde alguna vez habitó Tenochtitlan, en este lugar
donde el Estado y la Iglesia se asientan sobre los basamentos de un pasado rico
en enseñanzas y donde los caminos se encuentran y se bifurcan. Aquí, en este
sitio donde nos hemos vuelto a reunir, para recaudar un peso por la paz, para
mostrar lo que nuestra casa debe ser y para continuar la marcha que nos reúne en
el amor, hacemos visible, a través de nuestros cantos, las raíces de nuestra
nación. Que su desnudez, que acompaña la desnudez de la palabra, y la dolorosa
desnudez de nuestros muertos, nos ayuden a continuar alumbrando el camino que
hace la paz, la justicia y la dignidad que los poderes del Estado y los señores de la
muerte nos han arrancado y nos deben.
Plaza de la Constitución (zócalo de la Ciudad de México), 7 de agosto 2011
Los Zapatistas y la dignidad del rostro oculto
Siete principios Zapatistas…
Detrás de nosotros estamos ustedes: ustedes y nosotros somos lo mismo,
solamente que nosotros luchamos con el rostro cubierto… para ser vistos. Si nos
quitan al capucha, encontrarán a seres humanos que como todos en este mundo,
nos esforzamos en vivir mejor.
Somos iguales porque somos diferentes: La diversidad es la riqueza de la
humanidad. No hay una razón válida para pensar que alguien es superior a otro o
que haya una raza predestinada a regir el mundo. Nadie debe basar su
preeminencia en el dolor y la miseria de los demás. Nadie.
Para todos todo, para nosotros nada: Cinco siglos de opresión no han podido
exterminarnos a nosotros, los pueblos indígenas, ni a nuestra forma de trabajar y
de vivir en comunión con la naturaleza. Las comunidades zapatistas luchamos por
todos, porque la sobrevivencia humana será para todos o no será.
No aspiramos a la toma del poder: Los zapatistas no necesitamos tomar el poder
porque sabemos que le poder proviene de donde debe provenir: de la confianza
de la gente. Y éste, únicamente se le brinda a quien lo sirve con lealtad y entrega.
Caminamos al paso del más lento: No nos quedamos rezagados acompañando el
más lento sino que nos detenemos a ayudarlo e infundirle fuerza y valor con el fin
de estimular sus facultades para que iguale el paso y, en última instancia, a
reforzarlo.
Nuestro modo es mandar obedeciendo: La palabra mandatario significa: el que
manda en representación de la gente. El pueblo tiene en todo momento, la
facultad de revocar al mandatario que no cumpla con su función a cabalidad.
Quien manda, obedece la voluntad del pueblo.
Por un mundo donde quepan muchos mundos: en este principio reconocemos la
diversidad humana porque demanda un lugar para cada quien sin menoscabo de
nadie. “Uno al lado del otro, no uno encima de los demás”. Son palabras
equivalentes al “amaos los unos a los otros”, un mundo así, es el que queremos
los zapatistas.
Que para todos haya siempre… pan para iluminar la mesa., educación para aliviar
la ignorancia, salud para espantar la muerte, techo para abrigar la esperanza,
tierra para cosechar futuro y trabajo para hacer dignas las manos.
Una terapia para la vida: Patch Adams.
«Ninguna escuela enseña que el amor es lo más importante en la vida y ninguna
universidad enseña que la compasión es lo fundamental, por lo que aspiro a
desarrollar una currícula médica que tenga entre sus prioridades la enseñanza de
la compasión.»
Patch Adams.
Patch Adams fundó, EN 1971, el Instituto Gesundheit y desde aquel entonces es
el primer promotor de la risa y el humor como herramienta de sanación.
Es un trabajador y activista incansable, cada año organiza un grupo de voluntarios
de todo el mundo a viajar a distintos países, vestidos de payasos con el objetivo
de llevar el humor a los huérfanos y enfermos.
"Es importante practicar la medicina en un contexto de amor por sobre todas las
cosas. Amor entre los médicos, sin jerarquías", contó Patch. Lo dice con una
sonrisa y transmite paz. No es difícil adivinar que la risoterapia puede ser la mejor
herramienta para superar o transitar una situación de enfermedad.
"Los niños enfrentan mucho mejor la muerte que los adultos, porque están en el
presente. Si el niño no tiene dolor, no está pensando en la muerte, está pensando
en jugar", reflexiona el médico en relación a la serie Pulseras Rojas que retrata la
vida de seis niños de entre 8 y 17 años de edad que coinciden en un hospital
infantil.
"Con humor, con música, con el juego, el dolor puede irse lejos", esa es la certeza
de Patch Adams, de su vida y su trabajo desde hace más de 30 años. Una historia
de vida que habla del amor, de la importancia de la risa y el humor, de la
paciencia, de las caricias, de conservar el niño que tenemos dentro, ese que
fuimos y que sólo pensaba en aprender, jugar y reírse, siempre reírse.
ASFIXIATA
(Obra feminista en un acto)
Fernanda Navarro
-Personajes: Asfixiata y Reportero.
R: Venimos de la revista Cataclismo para entrevistarla como integrante del
movimiento La costilla Prófuga. ¿Cuál es su nombre?
A: Asfixiata.
R: ¿Es usted de aquí?
A: No, soy de Utópica, Michoacán.
R: Perdón, ¿se escribe con ¨ c ¨ intermedia?
A: No, con ¨ k ¨, k de castigo.
R: (un poco turbado, ve la pregunta siguiente). ¿Su estado civil?
A: Esposada.
R: ¿Quiere decir casada?
A: Sí, soy esposa, esposa de mi marido. ¿Usted sabe lo que son las esposas?
Las cadenas relucientes con que se lleva a la prisión a los culpables.
R: (un tanto extrañado) Hmmm… ¿A qué se dedica usted en lo personal?
A: A las labores domésticas. Sí, soy una mujer domesticada, para que me
entienda mejor.
R: ¿Está usted en…?
A: (interrumpiendo)…en el ejército reservado de ocupación gratuita; o sea,
entre las programadas sin presupuesto.
R: Dígame, ¿tiene usted, o tuvo, algún oficio, alguna profesión?
A: Sí, hace mucho tiempo…la Filosofía.
R: ¿En qué área se especializó?
A: En la duda, la duda metódica y la duda escéptica.
R: O sea que usted es más bien insegura. ¿No cree que la mujer moderna
debe ser segura? ¿No busca usted la seguridad?
A: Sí, la busco…y la encuentro en la interrogación.
R: (cara de extrañado) Cambiando de tema, en el campo de la política, ¿tiene o
ha tenido alguna participación, alguna filiación?
A: Sí, en la sinistra o siniestra, que quiere decir izquierda, en latín.
R: Acerca de sus antepasados, ¿hubo alguno que destacara, que alcanzara la
fama?
A: Bueno, no guardo ningún pergamino pero les tengo mucho afecto y respeto;
sobre todo a mis antepasados los anfibios, que destacaron por su capacidad
respiratoria tanto en el agua como en la tierra. Como cada vez falta más el aire
aquí (se agita)…creo que pronto tendremos que recurrir a su herencia.
R: (Al verla asfixiarse) Perdone, ¿padece usted alguna dolencia?
A: Sí, justamente de falta de aire.
R: ¡Y no tiene ventanas!
A: ¡Claro que no!, con ventanas abiertas me moriría… ¿no ve que es pura
contaminación la que penetra? ¿No conoce la nueva moda que se anuncia?
R: No. ¿Cuál?
A: ¡La escafandra, la máscara de oxígeno en tres colores! Nomás le digo que
hasta el enamoramiento va a cambiar. Ya no se dirá ¨ qué lindos ojos tienes
debajo de esas dos cejas ¨, sino ¨ qué oscuros ojos adivino detrás de esa
máscara ¨
R: Pero hablando en serio, usted no negará que el avance de la ciencia y de la
tecnología ha sido fantástico, espectacular.
A: Sí, sí, tanto así, que creo que pronto podremos alcanzar el infinito y la
eternidad gracias a la bomba de neutrones.
R: Usted se está burlando. ¿Qué no cree en la ciencia?
A: ¡Cómo no! Ray Bradbury es uno de mis científicos predilectos.
R: Pero eso es ciencia ficción. Y a propósito, ¿cuál es su obra preferida en ese
género? A: El periódico.
R: (un poco enfadado) Mire, mejor hablemos de su grupo, de su movimiento.
Dígame, ¿para qué se organizan, con qué fin luchan?
A: Luchamos por los puntos suspensivos y el paréntesis… es decir, lo no
clasificado, lo no reglamentado.
R: ¿Cómo, cómo? No entiendo su lógica.
A: Sí, luchamos por escapar a la geometría de Euclides y a Pitágoras. Es decir,
contra todo lo encasillado, enumerable, aprisionable en una definición o en
figuras como el círculo o el triángulo. Otro día hablaremos de cómo la mujer ha
estado atrapada, por siglos, en el triángulo de padre-marido-hijos. Luchamos
contra las sociedades que convierten adjetivos en sujetos, sujetos sujetados.
En otras palabras, luchamos contra todo lo que nos ha programado para actuar
como seres dependientes, obedientes, sirvientes y sonrientes.
R: ¿Y qué es ese ¨ todo ¨ que las ha programado?
A: Pues…desde el lenguaje hasta la moda, pasando por la educación, la
religión, la moral…y ahora, los medios de incomunicación masiva al servicio del
consumo.
R: ¿Y qué tiene que decir de la moda?
A: Que detrás de la inmensa variedad de estilos, colores y formas está un
uniforme de ataduras grises, rígidas, invisibles, que nos hace marchar a todas
al mismo paso. La moda siempre ha sido la minicamisa de fuerza disfrazada.
3 0 : L e t r a s L i b r e s E n e ro 1 9 9 9
Gabriel Zaid
LA CARRETILLA ALFONSINAEste texto de Gabriel Zaid es al mismo tiempo una apología y un ejemplo: por un lado, hace la defensa del Alfonso Reyes ensayista, capaz de sortear con gracia la aduana de los inspectores académicos; por la otra, es en sí mismo un irónico y divertido ensayo, con la prosa y el tono de los que defiende
Entre los cuentos y leyendas del folclor industrial, hay la historia del que llevaba materiales en una carretilla, sospechosamen-te. Una y otra vez, los inspectores revisaban la documentación, y todoestaba en regla; revisaban los materiales, para ver si no escondían otra
cosa, y era inútil. El hombre se alejaba sonriendo, como triunfante de una tra-vesura, y los inspectores se quedaban perplejos, derrotados en un juego que noentendían. Tardaron mucho en descubrir que se robaba las carretillas.
Los inspectores de Alfonso Reyes parecen más afortunados, pe-ro no lo son. Una y otra vez han descubierto que sus conoci-mientos del griego eran limitados, que sus credenciales académicas (una simple licenciatura en derecho) eran del todoinsuficientes para los temas que trataba. Que, en muchos casos,manejaba fuentes de segunda mano. Peor aún: que, en tal o cualcaso, no hizo más que poner en sus propias palabras materialesajenos. Para decirlo soezmente: que sus ensayos eran divulga-ción. ¿Cuál es el campo de su autoridad? Escribe bien, pero detodo. No puede ser. Entra y sale por los dominios universitarios,sin respetar jurisdicciones. Saquea la biblioteca, como si todafuera suya. Lleva la carretilla con gracia, pero no lleva nada.
Aquí, como en su poesía, hay un problema de expectativasdel lector. Si todo poema debe ser intenso y fascinante, los de
Reyes decepcionan. Si la prosa no es más que el vehículo expo-sitor de resultados de una investigación académica, sus ensayosaportan poco. Pero el lector que así los vea se lo merece, por nohaber visto la mejor prosa del mundo: un resultado sorprenden-te que este genial investigador disimuló en la transparencia; unvehículo inesperado que les robó a los dioses, y que vale infini-tamente más que los datos acarreados. Datos, por lo general, ob-soletos al día siguiente: sin embargo, perennes en la sonrisa deun paseo de lujo.
La investigación artística de la lengua es investigación. Deahí pueden resultar descubrimientos importantes para quieneslos sepan apreciar, y hasta para el vulgo. Pero se trata de inves-tigaciones, descubrimientos y divulgaciones invisibles para losinspectores. Un poeta descubrió hace milenios que se pueden
E n e ro 1 9 9 9 L e t ra s L i b r e s : 3 1
intercambiar las palabras usadas para el agua que corre y las lá-grimas. ¿Qué hubo de nuevo en el experimento? Que nunca sehabía construido una frase como “ríos de lágrimas”; que sí se po-día construir, y que decía algo nunca dicho sobre el dolor: quepuede sentirse como algo caudaloso. Hay dolores que queman,como ácidos; dolores que pesan como piedras; dolores que sa-cuden, que asfixian, que envenenan. Pero también hay doloresque brotan caudalosamente y corren como un río. En lo cual hu-bo un triple descubrimiento: lingüístico (la construcción es válida, aunque nunca se había intentado), literario (una nueva me-táfora, bonita y expresiva), psicológico (lataxonomía del dolor se enriquece con otra categoría).
La divulgación, naturalmente, no con-sistió en explicar a los legos el descu-brimiento. Consistió simplemente en aprovecharlo, hasta que se volvió una fra-se vulgar, o en construir variantes a par-tir de ese hallazgo; algunas tan alejadas deloriginal que resultaron descubrimientosadicionales. Por ejemplo: el del poeta quese remontó al origen de las lágrimas, ledio vuelta a la metáfora y dijo que los ma-nantiales eran ojos. Esta nueva metáforase divulgó tanto que fue lexicalizada: lla-mar ojo de agua a un manantial ya no seconsidera una creación poética de su au-tor, sino el nombre de algo, como cual-quier otro nombre del vocabulario.
Un ensayo no es un informe de inves-tigaciones realizadas en el laboratorio: esel laboratorio mismo, donde se ensaya la vida en un texto, donde se despliega laimaginación, creatividad, experimenta-ción, sentido crítico, del autor. Ensayares eso: probar, investigar, nuevas formu-laciones habitables por la lectura, nuevasposibilidades de ser leyendo. El equívo-co surge cuando el ensayo, en vez de re-ferirse, por ejemplo, a “La melancolía delviajero” (Calendario), se refiere a cuestio-nes que pueden o deben (según el lectorestrecho) considerarse académicas. Sur-ge cuando el lector se limita a leer los da-tos superables, no la prosa insuperable.Así también, el inspector puede indignar-se con el actor que hace maravillosamen-te el papel de malo, en vez de admirarlo.O indignarse con Shakespeare, porqueescribió la obra aprovechando un argu-mento ajeno. O con el pintor que consi-dera suya la copia que hizo en un museo
de un cuadro que le interesó, para observarlo y recrearse recreán-dolo (como Reyes reescribió a su manera y publicó en su Archi-vo un libro que le interesó). O indignarse con el público que escucha La Pasión según San Mateo sin saber alemán, aunque loimportante en esta obra no es lo que dice la letra, sino lo que dice Bach.
Reyes se dio cuenta del problema, y nos ayudó a entenderlocon una metáfora memorable: el ensayo es el centauro de los gé-neros. Un inspector de centauros difícilmente entenderá el jue-go, si cree que el centauro es un hombre a caballo; si cree que el
caballo es simplemente un medio detransporte. El ensayo es arte y ciencia, pe-ro su ciencia principal no está en el con-tenido acarreado, sino en la carretilla; noes la del profesor (aunque la aproveche,la ilumine o le abra caminos): su cienciaes la del artista que sabe experimentar,combinar, buscar, imaginar, construir, cri-ticar, lo que quiere decir, antes de saber-lo. El saber importante en un ensayo es ellogrado al escribirlo: el que no existía an-tes, aunque el autor tuviera antes muchosotros saberes, propios o ajenos, que le sir-vieron para ensayar.
Es posible que el ensayista avance porambas vías, porque el centauro así lo pide. Que llegue a descubrir no sólo tex-tos inéditos importantes que salen de suser, su cabeza, sus manos, sino cosas quelos especialistas no habían descubierto, yque deberían aprovechar. Desgraciada-mente, no pueden hacerlo sin arriesgarsu legitimidad. Se supone que, fuera delgremio, no puede haber descubrimien-tos válidos. Por eso es tan común el esca-moteo mezquino de aprovechar, sin reconocer: sería mal visto citar a un en-sayista en un trabajo académico. Lo cuales una pequeñez, pero sin importancia li-teraria; a menos que los ensayistas se de-jen intimidar y actúen como si la creaciónfuese menos importante o menos inves-tigación que el trabajo académico.
Reyes no se dejaba intimidar. A losveintitantos años, escribía reseñas admi-rables por su prosa, animación y precisiónen la Revista de Filología Española (recogi-das en Entre libros): como un filólogo quedomina su técnica, en el doble sentido deser profesional y de escribir muy por en-cima de su profesión: como verdadero escritor. Lo recordaba en Monterrey,
Un ensayo no es un informe de investi-gaciones realizadas en el laboratorio: es el laboratorio mismo,donde se ensaya la vida en un texto, donde se despliega la imaginación, creatividad, experi-mentación, sentidocrítico, del autor
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G a b r i e l Z a i d : L a ca r r e t i l l a a l f on s i na
treinta años después (“Mi idea de la histo-ria”, Marginalia, segunda serie): “me sometídesde el buscarlo hasta el publicarlo contodo su aparato crítico. Pero no confundi-ría yo, sin embargo, esas disciplinas pre-paratorias con la exégesis y la valoraciónde la cultura a la que aspiraba. Lo queacontece es que las artimañas eruditas sonreducibles a reglas automáticas fáciles deenseñar y que, una vez aprendidas, se apli-can con impersonal monotonía. No pasalo mismo para las artes de la interpreta-ción y la narración, cuya técnica se resuel-ve en tener talento”. La importancia deldistingo y, sobre todo, la jerarquización,salta a la vista en las reseñas de Entre libros,que se pueden leer sabrosamente, aunquefueron escritas entre 1912 y 1923. No im-porta que los libros y conocimientos a loscuales se refieren estén datados. La ver-dadera novedad, que sigue siendo noticia,como diría Pound (poetry is news that staysnews), está en la prosa trabajada como poe-sía. Los datos envejecen, la carretilla no.
Es posible y deseable, como lo mues-tra Reyes, que el especialista sea muchomás que un especialista: un espíritu ensayante, un escritor deverdad. Ha sucedido con filósofos, historiadores, juristas, mé-dicos. Pero, con el auge de la universidad como centro de for-mación de tecnócratas, la cultura libre (frente a la cultura asa-lariada), la cultura de autor (frente a la cultura autorizada porlos trámites y el credencialismo), la creación de ideas, metáfo-ras, perspectivas, formas de ver las cosas, parecen nada, frente
a la solidez del trabajo académico. La je-rarquización correcta es la contraria. Elensayo es tan difícil que los escritores me-diocres no deberían ensayar: deberían li-mitarse al trabajo académico.
Es natural que los especialistas, sobretodo cuando la ciencia necesita grandespresupuestos, estén conscientes de la im-portancia de las relaciones públicas. Quepractiquen dos formas de comunicaciónsocial complementarias: las notificacio-nes de resultados dirigidas formalmentea sus colegas en revistas especializadas yla divulgación para el gran público. Quevean los ensayos como divulgación. Que lleguen a contratar escritores paraexponer sus investigaciones. Pero el en-sayo es un género literario de creación in-telectual, no un servicio informativo dedivulgación. La función ancilar (llama-da así por Reyes en El deslinde) usa la pro-sa como ancila, sierva, esclava, criada, delmaterial acarreado: como carretilla su-bordinada al laboratorio del especialista.El ensayo, por el contrario, subordina losdatos (especializados o no) al laboratorio
de la prosa, al laboratorio del saber que se busca en formulacio-nes inéditas, al laboratorio del ser que se cuestiona, se critica yse recrea en un texto.
El lector incapaz de recrearse, de reconstituirse, de reorga-nizarse, en la lectura de un ensayo que realmente ensaya, es unlector empobrecido por la cultura tecnocrática. No sabe que lerobaron la carretilla. ~
g o n z a l o r o j a s
Del CasorioSeñores del jurado, ahí les mando de vuelta en
automóvil nupcial a esa mujer que no me es, escasa de encantamiento, puro pelo ronco abajo, ahí vanlas dos tetas testigas ya usadaspor múltiple palpaciónsucia de otras neutras de su especieque no dan para calipigias, la erratafue el casorio khármico, la vilezade esas dos noches en mis sábanas,ahí también
van las dos sábanas coloradas de vergüenza, incluyo
por último 3 o 4 rosas blancas,pónganlas en el florero de vidrio por mera distincióna la fragancia mortuoria. Avísenme si fue Zeus el que hiló la torcedurade ese hilo o no más la Parca. Firmado:Calímaco.
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Fragmentos de: La verdad de las mentiras. Mario Vargas Llosa
1. No se escriben historias para contar la vida sino para transformarla,
añadiéndole algo.
2. Porque no es la anécdota lo que decide la verdad o la mentira de una ficción.
Sino que ella sea escrita, no vivida, que esté hecha de palabras y no de
experiencias concretas. Al traducirse en lenguaje, al ser contados, los hechos
sufren una profunda modificación.
3. La irrealidad se vuelve; para quien observa, interpreta o lee, símbolo o alegoría,
es decir, representación de realidades, de experiencias que sí puede identificar en
la vida. Lo importante es esto: no es el carácter ‘realista’ o ‘fantástico’ de una
anécdota lo que traza la línea fronteriza entre verdad y mentira en la ficción.
4. Las historias tienen principio y fin y, aún en las más informes y espasmódicas,
la vida adopta un sentido que podemos percibir porque ellas nos ofrecen una
perspectiva que la vida verdadera, en la que estamos inmersos, siempre nos
niega.
5. Decir la verdad para una historia significa hacer vivir al lector una ‘ilusión’ y
‘mentir’ ser incapaz de lograr esa superchería.
6. Un tema recurrente en la historia de la ficción es: el riesgo que entraña tomar lo
que dicen los relatos al pie de la letra, creer que la vida es como ellos la describen
[…] Pero, qué hacer, ¿las condenamos por ello? No, las historias nos conmueven
y nos admiran: su empeño imposible de vivir la ficción nos parece personificar una
actitud idealista que honra a la especie. Porque querer ser distinto de lo que se es
ha sido la aspiración humana por excelencia. De ella resultó lo mejor y lo peor que
registra la historia. De ella han nacido también las ficciones.
7. La ficción es un arte de sociedades donde la fe experimenta alguna crisis,
donde hace falta creer en algo, donde la visión unitaria, confiada y absoluta ha
sido sustituida por una visión resquebrajada y una incertidumbre creciente sobre el
mundo en que se vive y el trasmundo […] cuando la cultura religiosa entra en
crisis, la vida parece escurrirse de los esquemas, dogmas, preceptos que la
sujetaban y se vuelve caos: ése es el momento privilegiado para la ficción.
8. Salir de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser
menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.
9. En una sociedad cerrada el poder no sólo se arroga el privilegio de controlar las
acciones de los hombres –lo que hacen y lo que dicen-, aspira también a gobernar
su fantasía, sus sueños y, por supuesto, su memoria.
10. Porque la vida real, la vida verdadera, nunca ha sido ni será bastante para
colmar los deseos humanos. Y porque sin esa insatisfacción vital que las mentiras
del relato a la vez azuzan y aplacan nunca hay auténtico progreso.
11. Los hombres no viven sólo de verdades; también les hacen falta las mentiras:
las que inventan libremente, no las que les imponen; las que se presentan como lo
que son, no las contrabandeadas con el ropaje oficial. La ficción enriquece su
existencia, la completa, y, transitoriamente, los compensa de esa trágica condición
que es la nuestra: la de desear y soñar siempre más de lo que podemos alcanzar.
12. Es un derecho que debemos defender sin rubor. Porque jugar a las mentiras,
como juegan el autor de una ficción y su intérprete, a las mentiras que ellos
mismos fabrican bajo el imperio de sus demonios personales, es una manera de
afirmar la soberanía individual y de defenderla cuando está amenazada; de
preservar un espacio propio de libertad, una ciudadela fuera del control del poder y
de las interferencias de los otros, en el interior de la cual somos de veras los
soberanos de nuestro destino.
Bertrand Russell
Tres pasiones, simples pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el
deseo de amar y ser amado, la búsqueda del conocimiento, y una compasión irrefrenable
por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me
han zarandeado de acá para allá, en errática navegación, sobre un profundo océano de
angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.
Busqué el amor, primero, porque trae consigo el éxtasis -un éxtasis tan grande que
muchas veces habría sacrificado el resto de mi vida por unas pocas horas de este gozo-.
Lo busqué, también, porque el amor alivia la soledad -esa terrible soledad en la que el
tembloroso ser que tiene conciencia de sí mismo se asoma al borde del universo y ve un
frío abismo sin fondo y sin vida-. Y lo busqué, finalmente, porque en la unión del amor
he visto, en una miniatura mística, la visión anunciadora de ese cielo que santos y
poetas han imaginado. Eso es lo que busqué, y, aunque parezca quizá demasiada dicha
para el hombre, eso es lo que -al fin- he encontrado. Con el mismo apasionamiento
busqué el conocimiento. He deseado comprender el corazón del hombre. He querido
saber por qué brillan las estrellas. Y he intentado apoderarme del poder pitagórico
gracias al cual el número triunfa sobre el flujo. Algo de esto he conseguido, aunque no
mucho.
El amor y el conocimiento, en cuanto estuvieron a mi alcance, me elevaron hacia arriba,
a los cielos. Pero la compasión me devolvía siempre a la tierra. Ecos de gritos de dolor
reverberan en mi corazón. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores,
ancianos inválidos que son sólo una carga odiada para sus hijos, y todo ese mundo de
soledad, pobreza y sufrimiento convierte en burla lo que la vida humana debería ser.
Aspiro con toda mi alma a aliviar el mal, pero no puedo, y sufro. Esta ha sido mi vida.
La juzgo digna de haberse vivido y, si se me diera la oportunidad, volvería a vivirla con
gusto.