más allá del túnel - astroser.net · más allá del túnel 5 agradecimientos a todos los niños...

Más allá del Túnel 1


Más allá del Túnel

Juan Manuel Martínez Puertas

© 2011 Juan M. Martínez Puertas1ª ediciónISBN: 978-84-615-0871-6

DL: GR 2042-2011Impreso en España / Printed in SpainImpreso por Bubok


AgradecimientosA todos los niños de la Tierra, aunque hayan crecido.

Especialmente a David, Jorge, Diana, Anael... a los seis :-)A María y Rogelio, mis padres. Por vuestra dedicación y

amor, por la paciencia que habéis tenido conmigo. A Maribel, mi hermana. La sabia que me has acompañado

desde niño, he conocido muchos hermanos, pero no que se lleven tan bien como nosotros.

A Rafael. Gracias por las conversaciones más interesantes de mi vida, por tantas carcajadas y por acompañarme en este planeta extraño.

A Arturo, que has sabido seguir siendo mi amigo en la distancia y en el tiempo, a pesar de mis rarezas, que quedan confirmadas en este libro.

A Miguel, que me has dado ejemplo de llevar la vida espiritual y la material con humildad y amor, y las penalidades con humor.

A David, que me has trasladado a nuevas visiones de la astrología y de la vida.

A María José, con la que comparto la astrología, y las ideas de libertad. Me has enseñado mucho sobre cómo se mueve esta sociedad.

A mis nuevos amigos, todos aquellos que he reconocido más recientemente; después de 1996.

A todas mis “ex”. Mis sentimientos han sido cien por cien

verdaderos. Ha sido maravilloso mientras ha durado.A todas las amigas que habéis sabido apreciar que aunque

no me adapto bien al compromiso, lo podemos pasar de cine...

A los millones de despertantes que habitan en el planeta Tierra, y que son la levadura de la masa crítica que trae un mundo libre, sabio, justo y armonioso.

A ti, que tras ojear este ejemplar, has visto que puedes encajar piezas interesantes, y has decidido leerlo.

Tras “millones” de conferencias, talleres, aportaciones en los diversos foros de Internet y medios de comunicación, vosotros me habéis animado a que una parte ínfima de mi saber se vea reflejada en este libro ;-) He decidido hacerlo, no vaya que me pase como a Yabir, maestro de espagiria; la alquimia andalusí, que abandonó definitivamente su cuerpo físico en Octubre de 2009, dejando sin escribir una parte importante de su saber. Por suerte un alquimista sabe resucitar. ;-)

Nota del autor

En estas nuevas dimensiones de la realidad que estamos descubriendo, somos principiantes. Considero que mi visión de las cosas puede tener mucho que corregir, y sobre todo; que ampliar. Lo que relato aquí es tal y como lo he vivido; aunque la cronología pueda variar en algún caso, y haya cambiado algunos nombres, es la verdad.

¡Ah! -Escogí mal día para dejar de...- es una frase de la película cómica “Aterriza como puedas”.


Índice de contenido

Agradecimientos..............................................5Nota del autor.....................................................6

De qué trata este libro...................................11

Primera parte......................................................13

¿Dónde estoy?...............................................15Sueños..............................................................15Conectados con el Universo..............................19Tal como lo he vivido.........................................22Cuando todo se acaba.......................................25Con la mosca detrás de la oreja........................26En dos mundos..................................................27Telepatía con todo bicho viviente......................29Lo confieso........................................................32Más visitantes...................................................35Historias de miedo............................................38Descubriendo la sexualidad..............................40¿Intervención extraterrestre?............................42Viaje mental......................................................43Telepatía total...................................................45Saboreando el gran misterio ............................46

Descubriendo el infinito.................................50Luces de esperanza...........................................51

Más viajes astrales............................................62Lo que son los sueños en realidad.....................65Primeros contactos con grupos.........................66Despertando a Kundalini...................................69Lacto-ovo-vegetariano......................................73Los archivos de las probabilidades futuras........75Viaje astral confirmado.....................................76Travesura telepática..........................................79

Vida en grupos...............................................82Compartiendo con los demás............................82Camino de la felicidad.......................................86Fiesta y amor..................................................106Salir de casa....................................................109Encuentros en la Luz.......................................114Mi Divina Madre..............................................117Una exhibición aérea inolvidable.....................119Los que se fueron............................................121Encuentro con el Swami..................................123Perseguidos.....................................................126

Descubriendo errores...................................132Nunca digas nunca..........................................132Emparejados...................................................140Despedidas.....................................................145

Desafíos en la exploración............................151Regreso a la civilización..................................152Descubriendo la astrología..............................155Encuentro con el Guardián del Umbral............157Nuevos horizontes...........................................162

Segunda Parte...................................................178

Despertar....................................................180La experiencia prohibida.................................180Descripción de la experiencia.........................189

Plantas Sagradas. Plantas Maestras..............193El enigma de la predestinación.......................194Acerca de las dimensiones..............................199La prueba y el tantra.......................................201Abrazar la sombra...........................................213


Experiencia con la ayahuasca.........................214Divina Salvia...................................................224Tantra, del trío a la Trinidad.............................234Respiración de Renacimiento..........................237

La Matrix.....................................................240La Anomalía - El Error en la Matrix..................240Nuestro origen evolutivo.................................242Bienvenidos a la Anomalía..............................251¿Por qué Dios lo permite?................................269

Mayas e Inkas Galácticos..............................270No hagáis esto................................................270Canalizando....................................................273¿Mi alma gemela?...........................................284Regreso a América..........................................285El Nuevo Cielo y la Nueva Tierra.....................303El final de la Anomalía.....................................306La Técnica.......................................................314

Todas las marcas mencionadas en este libro son marcas registradas por sus respectivos propietarios... (por si acaso).


De qué trata este libroMi lema es: “Vive y deja vivir”

Este libro trata sobre los descubrimientos y experiencias más sorprendentes que he vivido, es una aproximación a la verdad, realizada mediante la investigación en otros planos de existencia. Relata mi búsqueda del saber, la exploración de otras dimensiones a la que he dedicado mi vida. Describe cómo entrar en el Túnel en el que te encuentras con quienes han dejado su cuerpo; temporal o definitivamente, con seres de otras dimensiones. El Túnel en el que puedes viajar en el espacio y en el tiempo, no con la mente dual, sino con la consciencia de Ser, que es completamente tuya y completamente mía, y sin embargo sólo hay Una; la Luz que hay más allá, donde encontramos la respuesta que siempre nos habíamos hecho: ¿quién soy yo?

Soy consciente de que escribir este libro es desnudarme en público, para que sepas que alguien más ha experimentado lo mismo que tú, que no somos raros. Este libro está escrito para ti que eres principiante, para ti que te encuentras en un nivel muy avanzado, para ti que no te sientes de este mundo, ni entiendes sus normas ilógicas. Desvela nuevos esquemas acerca de la realidad, y abre tus ojos más allá del pensamiento único imperante en una civilización que vive limitada por una mentalidad de pecado, y de sufrir para algún día disfrutar. Para mi, la única norma consiste en respetar la libertad de los demás. Si en alguna parte de este libro entiendes que estoy transmitiendo una

enseñanza contraria a ésta, es que no he logrado transmitir bien la idea. Si tus opiniones sobre la moral están basadas en las costumbres sociales o religiosas, si crees que lo único que existe, es lo que se capta a través de los cinco sentidos, es posible que este libro no te interese, o que pueda herir tu sensibilidad.

La primera parte, está llena de recuerdos, de conexiones con otros planos de la realidad. En la segunda parte vas a encontrar información nueva, claves filosóficas, y un método comprobable y natural de meditación para despertar del espejismo de la Maya, para que abras los ojos internos al Ser que eres en la Unidad.

Esta es la aventura que inicia nuestra civilización para atravesar la puerta dimensional que nos conecta con un Nuevo Tiempo, a un estado de consciencia de Ser, realizando el designio establecido por seres de todo el Universo para lograr nuestra liberación. Estos seres viven conscientes de ser Uno entre ellos, con nosotros y con la Totalidad. Algunos vinieron a la Tierra desde el espacio, de un planeta destruido por los señores de la guerra que hubo en los cielos, y de la que hablan las sagradas escrituras de diversas religiones. Se establecieron en varios lugares de la Tierra, y desarrollaron civilizaciones muy avanzadas tecnológica, y espiritualmente, dejando interrogantes que aún hoy están por resolver, construcciones que el ser humano, con sus recursos y tecnología actuales, no podría siquiera imitar. Seres que tuvieron que alejarse de la Tierra por la invasión de los señores de la guerra, que se adueñaron de nuestro planeta.

Todos somos despertantes que estamos iniciando los pasos hacia la libertad. Te invito a viajar conmigo por las dimensiones de nuestro Ser, hacia la Luz que hay más allá del Túnel.


Primera parte


¿Dónde estoy?Ya me gustaría ser siempre fiel a mis enseñanzas.

Sueños

De nuevo aquí, escuchando el zumbido como de una abeja, que se va silenciando. Con los ojos entreabiertos, aún veo los nebulosos núcleos de luz y color que ondulan sin cesar y se difuminan lentamente.

-¡Qué pesado me siento! ¿Dónde estoy? Acabo de despertar, de atravesar de nuevo el Túnel, solo,

en mi cama, algo cansado y, como siempre, con el deseo a flor de piel. Intento buscar en mi memoria lo sucedido esta noche, tengo la sensación de que algo se me escapa, y de que se trata de una información interesante que no he dejado en la grabadora, que reposa cerca de mi. Esta maldita grabadora no capta bien el sonido de mi voz en la madrugada, cuando intento hablar bajito para no molestar a los vecinos, veré qué puedo recuperar y escribir en el ordenador, la experiencia de esta noche ha sido reveladora.

En este momento los sonidos de la calle distraen mi concentración. El vecino está regañando a uno de los suecos que viven alquilados arriba, su tono de voz es como si hubieran cometido un crimen:

-¡Esa bicicleta no se puede dejar ahí, el patio es de la Comunidad!

Prefiero no asomarme a la ventana, porque aún estoy soñoliento, volviendo a mis pensamientos, a mis recuerdos.

La primera vez que entré en esta realidad, lo hice como siempre que se llega a una nueva dimensión; a través de un túnel, al final del cual había una luz; ya sabes, los ginecólogos conocen este túnel muy bien. Sucedió un mes de Agosto, ser un bebé es recordar que eres Dios viviendo en un cuerpo que llora y ríe él solo. Podría haber vivido en Suiza, porque cuando tenía pocos meses de edad, mi padre le contó a mi madre que la pequeña tienda de electricidad que había abierto en el centro de la ciudad, en la que ella había sido su dependienta, no estaba marchando bien. No iban a poder pagar las siguientes mensualidades del piso que se encontraba en la zona sureste de la ciudad. Su hermano Joaquín trabajaba en aquel país, y más tarde se llevó a toda su familia. Lo mejor sería emigrar en busca de mejores condiciones de trabajo, pues en aquellos años necesitaban mano de obra extranjera.

Debe ser que "los niños vienen con un pan debajo del brazo", porque pocos meses después de nacer, cuando mis padres se lamentaban por la idea de lanzarse a la aventura de vivir en un país extranjero, sonó el timbre de la puerta, un señor muy bien vestido les comunicó que en el sorteo realizado por la constructora de las viviendas pioneras de aquella barriada, les había correspondido el piso gratis, así que además le devolverían todo el dinero que habían pagado hasta entonces. La alegría fue muy grande, en aquellos días de júbilo vinieron a entrevistarles las emisoras de radio y los periódicos locales.

Nací en aquel piso que la suerte quiso regalarnos, y lo hice en un parto natural, con la presencia de mi abuela, y de mi padre, que trajo a la partera, ella vino encantada, montada atrás en la moto Vespa, todo un lujazo en aquel entonces. Puedo recordar bastante bien mi vida infantil,


cómo disfrutaba de bebé, cuando mi madre me cantaba la historia de los cochinitos que se iban a la cama y muchos besitos les daba su mamá. Era feliz especialmente cuando ella me bañaba, masajeando todo mi cuerpo con el agua caliente. Hoy día al parecer esta actividad tan placentera casi sería considerada un delito, o algo así. Por suerte nací en los años sesenta; una época de mayor libertad, por lo tanto me libré de un trauma, y pude disfrutar de que ninguna parte de mi cuerpo fuera considerada pecaminosa.

Las noches en las que me sorprendía mi propio llanto como si de una tos repentina se tratase, mi padre me cogía en brazos, y me cantaba en la oscuridad una canción cuya letra y música estoy reviviendo mientras escribo ahora. Recuerdo muy bien cuando mamaba, el saber dulzón de la leche materna, mi madre me cuenta que estuve mamando hasta que tenía cuatro años. Desistí de pedirselo, a ella y a la mayoría de las chicas que conocía, porque no paraban de engañarme, de ponerme una trenza delante del pezón y estratagemas parecidas. El primer día que fui a algo así como pre-escolar, tenía tres años; una niña, que para mi era una mujer, me cogió en brazos encantada de lo guapo que era, yo también estaba encantado de lo guapa que era ella, supongo que también le pedí de mamar. Eran los días en que conocí a mis primeros amigos, los juegos en la calle, antes podíamos estar fuera todo el día tranquilamente. Nuestras correrías sólo eran interrumpidas por el coche del panadero y el del lechero, casi nadie tenía automóvil, así que la calle era nuestra, no hay nada más atractivo que una pelota, y el fútbol nuestro juego favorito. Lo pasábamos muy bien.

Crecí viendo cómo las misiones Apolo llegaban a la Luna. Teniendo un padre electrónico, fuimos la primera familia en disponer de un receptor de televisión. Nuestra casa se llenaba de vecinos que querían ser también espectadores. Antes sólo había un canal, así que cuando decíamos, ¿viste anoche la tele?, no teníamos que preguntar qué cadena. Un día, a uno de mis amigos le trajeron por primera vez una televisión. El niño dijo entusiasmado: -En la mía han puesto una de indios.

Recordando mis primeros años de vida, vuelvo a sentir

aquella atmósfera especial, el sonido del viento acariciando los árboles, la sensación de una Luz Blanca que está en todo, el olor a tierra mojada cuando regaban las calles polvorientas, nuestras canciones al regador: -¡Aquí no llega, la manga riega, porque Pepito no va a la escuela!- A lo que aquel hombre con botas de goma, respondía enfocando su enorme manga hacia nosotros, intentando mojarnos y demostrándonos lo mucho que podía alejar, mientras salíamos corriendo divertidos. Las calles tenían mucho ambiente, éramos los niños de los años sesenta, época muy fecunda en nacimientos, cada día escuchaba el sonido de las madres llamando a sus niños: -¡Sube que te pegue!- A lo que los niños no parecíamos muy dispuestos, y mientras bailábamos un zapateado flamenco, decíamos: -¡Ajuuu!- Expresión andaluza que podría traducirse como: “¡Qué fastidio!”.

He descubierto que cada vez que recordamos, en realidad visitamos los Archivos Akáshicos, en los que puedes experimentar cuanto ha sucedido en cualquier parte del Universo y las probabilidades de lo que va a suceder. Para visitar estos registros, has de recordar o has de mirar al futuro, sin prejuicios ni proyecciones mentales. Si somos capaces de relajarnos, de olvidarnos de cuanto nos rodea, de abstraernos en nuestros recuerdos, de no emitir ningún prejuicio sobre lo que pasó, ninguna emoción, la visita será perfecta, se produciría un cambio de consciencia, y revivimos la escena con todos sus detalles. Y esta es sólo una de las posibilidades que ofrece el enfocar tu consciencia en estos Registros de las Memorias.

Recordando mis sueños y experiencias infantiles, pienso que los sueños nos permiten conectar con otro mundo, a veces fantasioso, a veces real, y en su mayor parte, una mezcla de ambos. A través de los sueños podemos sanar psicológicamente, viajar a otros lugares y traer información, conversar con personas, conocidas y desconocidas, vivir aventuras únicas. Mirando al techo recuerdo un sueño que tuve cuando era un bebé:

Estoy en una sala grande y algo curvada, llena de


hombres trajeados al estilo de los años 60. Mi padre me tiene en sus brazos, me siento protegido por él, . Todos miran y escuchan atentos a una cabeza de toro que se encuentra a una cierta altura, en la pared de enfrente, esta cabeza les habla con voz muy grave, se parece a las cabezas que hay disecadas en algunos bares de España, ese toro me da miedo, parece ser poderoso y da la sensación de que los hombres que hay allí le obedecen. El temor me hace llorar. Mi padre se aparta un poco de la reunión, en la parte de atrás me entrega a una señora que está a nuestras espaldas, es como una niñera, me siento aliviado al darme cuenta de que me van a apartar de aquella cabeza animal de poderosa voz. Ella me acuesta en una cuna donde hay otro bebé. Luego despierto impresionado en mi cuna.

Durante la experiencia tenía la sensación de que un ser poderoso estaba proyectando aquellas simbólicas escenas en mi mente, como si deseara impresionarla con un mensaje que conscientemente algún día lograría comprender.

Mientras los recuerdos se desvanecen, escucho el canto de los pájaros, doy un salto hacia mis pantuflas, y bostezo perezosamente, haciendo imitaciones y cantando, aún sin aterrizar del todo, con el piloto automático. Hace un poco de frío, este apartamento no te da descanso, ni siquiera en verano, necesito ganar más, no vendría mal instalar calefacción para el invierno, o quizás mejor, cambiar a un lugar más soleado.

Conectados con el Universo

Abro el grifo, echo agua fría en mi cara para despabilarme un poco, y me hago un enjuague nasal a la manera del yoga, me acerco al ventanal del salón, a ver cómo ha amanecido el día, y a las chicas tan atractivas que suelen correr junto al río. A veces me pregunto qué está pasando a mi alrededor, hay alguna movida extraña. Decido hacer el

mismo experimento de nuevo; miro a la chica de las gafas oscuras, la que está sentada en el banco de enfrente leyendo el periódico, no puede verme por el reflejo de los cristales, ni escucharme, porque está la ventana cerrada de por medio, y estamos a veinte metros de distancia. -A ver... ¡quítate las gafas!- digo tranquilamente. La chica inmediatamente se quita las gafas de sol con cara de satisfacción. Pienso que una de dos; o tengo un poder telepático alucinante, o tengo micrófonos en casa. No entiendo por qué, pero algo hace que esto casi ni me interese, me apasiona tanto explorar otras dimensiones y encontrar respuestas, que paso de enfocar demasiado mi atención en los asuntos cotidianos, bueno si, en un buen desayuno de kéfir con copos de maíz, nueces y miel, mientras consulto los correos electrónicos, algunos parecen una broma, por las cosas que preguntan.

Conforme me voy desperezando, me doy cuenta de que me siento como si estuviera ligeramente enfadado conmigo mismo y con el mundo, es una especie de tensión sin motivo, por lo que consulto mis tablas con las posiciones planetarias de hoy, y pienso que está claro, que funcionan los treinta grados que Marte tiene ahora respecto a donde estaba el Sol en el día que nací.

La astrología es otra de las ciencias que descubres cuando tomas la pastilla roja de la verdad y te adentras en el saber astrológico, vas a descubrir una verdad, algo que te va a llevar a conocer el trasfondo de tu vida, y el de aquellas personas que te permitan ayudarles a través de este arte. Pasarás las hojas de las efemérides, o avanzarás fechas en tu software astrológico, y conocerás la situación, la enseñanza que va a entrañar una determinada época de tu vida, o de la vida de los demás, nunca vas a conocer los detalles, pero si lo que es esencial.

Ver el futuro puede ser una maldición para ti, si no tienes preparación para hacerlo. Puede que al principio esto te parezca un juego, y puede que sea una suerte para ti, que lo abandones sin profundizar más. Si eres valiente, si no te asusta conocerte mejor, si no te asusta conocer la esencia misma de tu destino, puedes aprender astrología, o consultar a un astrólogo serio que te describa tu alma,


penetrando en ella. Para mi la astrología es más interesante si la enfocas a través de una perspectiva trascendente, que abarca otras dimensiones de nosotros mismos. Una carta astral nos habla de las energías de un individuo, y en qué puntos concretos de la vida se manifiestan. Sin embargo no se puede juzgar a nadie, porque el uso que va a hacer de estas energías, puede ser distinto del de otra persona que pudiera tener una carta astral idéntica.

Para mi, existe una analogía de la astrología con la música, en unos días puedes conocer cómo funciona un instrumento, aprender las notas, etc., pero una buena interpretación se logra practicando cada día, es lo que te sucede cuando te apasionas por una exploración, siempre tienes nuevas preguntas.

A la mente racional le resulta difícil entender que unas posiciones planetarias puedan influir en la vida de un ser humano, que estamos conectados con el Universo. Sin embargo, lo puedes comprobar en épocas, incluso en días y horas concretas. Aquí no interviene la sugestión, porque puedes mirar el pasado. Aparte de que esto me sirve de publicidad, quiero contártelo porque me ha sucedido hace poco. Le estaba interpretando la carta astral a un consultante, le dije que alrededor del Miércoles de la semana pasada, estaba inclinado a tener una mayor impulsividad, y que pudo sufrir algún corte o alguna quemadura, y todo porque el planeta Marte se encontraba en el grado en el que estaba su Ascendente cuando nació. Inmediatamente se remangó y me enseñó su muñeca, con una quemadura bastante evidente, confirmándome que le pasó exactamente el día que le había dicho.

Una consulta es la visión geométrica de las posiciones planetarias, una interpretación lógica de lo abstracto, es entrar en una vida, escuchar sentimientos y descubrir juntos las respuestas.

Para mi la astrología es una de las ciencias que nos trajeron civilizaciones de otros mundos, buena parte de cuyo saber se ha perdido. Me apasiona redescubrir muchas de sus técnicas y principios, observando la carta astral de la gente. A veces lo hago conectando con otras dimensiones, por eso necesito tiempo de soledad.

Pienso que la conexión existente entre el ser humano y el universo, se asemeja a un fractal, en el que la estructura básica de lo pequeño, se corresponde con lo más grande que lo abarca, una relación que sucede más allá de lo físico. Considero al Universo como un Ser vivo, dotado de orden, inteligencia y amor. Desde mi visión en otras dimensiones, he descubierto que el Sol tiene doce chakras, que son los doce signos, y éstos interactúan con los chakras de los planetas, y con los nuestros. Los chakras conforman nuestra aura, cuya tonalidad de color y sonido proviene de la impronta de la posición de los astros en el momento de tomar nuestro primer aliento. Este es el momento en el que el cordón de plata se conecta al cuerpo.

Tal como lo he vivido

No me es fácil escribir sobre recuerdos íntimos, lo estoy haciendo porque es posible que a ti te hayan sucedido cosas parecidas. Quizás te sorprendería conocer la cantidad de gente que ha tenido experiencias en otras realidades, y que se calla, e incluso prefiere olvidarlas. Es hora de que los que tan a menudo nos sentimos “bichos raros” por haber tenido estas experiencias, también vayamos saliendo del armario, descubriendo que no estamos solos, y que podemos sentirnos comprendidos por más gente. Mis pensamientos viajan al pasado de nuevo, a una de las experiencias más extrañas de mi vida, algo que nunca voy a olvidar.

Tengo dos años, lo sé porque aún no ha nacido mi hermana, pero ya voy a un colegio que hay justo al cruzar la calle donde vivo. Mi madre se peina para llevarme a jugar a la placeta junto a la iglesia. Ella tiene la puerta entreabierta, puedo verla reflejada en el espejo del cuarto de baño. Había oído hablar de Dios, los ángeles y el demonio, así que no es extraño que me ponga a rezar inocentemente, para mí es como un juego, pero lo hago con un sentimiento de bondad y devoción. Me arrodillo a poco más de medio metro de un


mueble-vitrina con un espejo en el fondo y puertas de cristal, así puedo verme reflejado enfrente, ya sabes, soy Leo. Me quedo quieto, rezando. De repente siento una fuerza que me arrastra sin que pueda hacer nada, estoy asustado, deslizándome de rodillas hasta dar contra el cristal que se rompe en decenas de pedazos, dejando una herida en mi frente que sangra abundantemente. La vecina de enfrente se ofrece a ayudar, con una palangana de agua caliente lava mi herida, el agua de la palangana está roja, luego mi mami me lleva al practicante, que me pone varios puntos. Le explico a mi mama que el demonio me ha empujado, no había visto ningún demonio, pero pensé que no podía haber sido otro que el maligno indignado por mi rezo a Dios. Mi madre no cree mi historia, sino que piensa que he podido tropezar, pero estoy muy seguro de lo que realmente me ha ocurrido.

Aunque no descarto la posibilidad de que la elevada vibración del pensamiento, y la devoción que tenía en la vida infantil, libre de la maldad de la edad adulta, pudiera producir un fenómeno de levitación a ras del suelo. A lo largo de mi vida me he encontrado en varias ocasiones con las fuerzas oscuras de otras dimensiones, sabía que aquellos seres malévolos me tenían manía, iban a por mi, así que sospeché de alguno de ellos.

Mis recuerdos se van a uno de los encuentros con aquellos seres, anterior al accidente con la vitrina. Un día, me encuentro en brazos de mi madre, en la casa de la vecina de enfrente, en la cocina, que está al fondo del todo. De repente veo a un ser muy parecido a los demonios dibujados en algunas obras del arte clásico, su estatura es algo más baja que la de las personas mayores, su cara es parecida a una mezcla de humano y carnero, de un color ligeramente marrón rojizo. Sale de una habitación, puedo sentir que trama algo malo, me mira con cierta indiferencia, como si supiera que no voy a poder delatarle, yo estoy algo asustado. El demonio cruza el pasillo y entra en la habitación de enfrente, en lo que llaman el gabinete. En un principio pienso que el novio de la hija de los vecinos se ha puesto una careta, pero no puede ser, allí no hay nadie más,

aunque; como todos los bebés, no sé aún hablar, comienzo a entender muchas de las palabras que la gente dice, no tengo ni un año, pero imagino mi cara de susto. Algunas veces he visto cómo un niño se queda mirando fijamente a una habitación totalmente vacía, aparentemente nada podía haber allí que justificase la expresión de miedo que hay en su cara. Siempre me imagino que quizás le estaría pasando algo parecido a lo que me ocurrió a mí.

Mucha gente se extraña de que tenga recuerdos desde que era un bebé con sólo algunos meses de edad. Puedo describir con todo detalle sentimientos, situaciones, lugares, frases, objetos y personas. Recuerdos que mis padres me han ido confirmando asombrados. Yo era igual que ahora, sólo que desconocía una buena parte del vocabulario, y las costumbres de la gente. Un día, en aquellos primeros meses de mi vida, mi madre me deja al cuidado de la vecina de enfrente, para mi no es problema, no me apego, me adapto bien. Estando en brazos de la vecina, me quedo mirando a su marido, que moja pan en un huevo frito, aquello me apetece, pero no puedo hablar, así que comienzo a ponerme quejoso, sin llegar a llorar, y a mirar al comensal. La vecina dice:

-¡Ya lo has asustado!, ¡dile bobo!Creo que aquello tan apetitoso que moja con el pan, se

llama “bobo” y repito un par de veces la palabra, con la esperanza de que me den un poco. -¿Ves? Te está diciendo bobo- Entiendo lo que la vecina le dice a su marido, pero no era eso, yo, desde el otro lado de la mesa, señalo al huevo, no hay manera de que me entiendan.

No sabía hablar, ni conocía la mayoría de las costumbres sociales, pero por lo demás, me sentía tan adulto como ahora. Mi inocencia consistía más bien en el mundo que me rodeaba. Recuerdo a la hija de la vecina de enfrente, una muchacha de 16 años que se había encargando de cuidarme, ella estaba haciendo pipi en el cuarto de baño, y sin ningún rubor por hacerlo ante mi. Yo sentía un calor muy agradable por todo mi cuerpo, no tenía ni idea de lo que era aquello. Como tampoco tenía ni idea de por qué se me ponía


tan tiesa cuando viendo una película en la tele, una pareja se besaba. Le pregunté sobre esto una vez a mi madre, y le salió el lado eclesiástico reprimido, en lugar del de la chica joven de los sesenta. Me dijo que no me tocara ahí, porque podría morirme. Pero yo no me tocaba, aquello se levantaba así, sin más.

Cuando todo se acaba

Hace poco que he cumplido tres años, estoy solo, desde el cuarto de baño, escucho a mi padre, está hablando con mi madre, le dice que ha muerto su amigo Daniel, el fotógrafo que tantas fotos me ha hecho. Era muy simpático, con una voz muy graciosa me decía: “¡chiquirriquiii!”, y sacaba la foto cuando me estaba riendo de sus ganas de hacerme reír. Mi padre le está diciendo a mi madre que no cree en la vida después de la muerte, que cuando mueres, no hay nada, todo se acaba.

A veces tengo experiencias en un mundo invisible, extraño, y casi siempre ignorado por los adultos, pero al mismo tiempo, soy un niño que aún no sabe hablar, mi nueva vida a menudo me sorprende y me confunde. Las palabras de mi padre lo han hecho. -Todo se acaba- Mientras miro hacia el porta-rollos de papel higiénico pienso cómo sería cuando todo se acabase, cómo me sentiría, no se si es más fuerte el miedo, o la curiosidad por saber. Imagino años y años sin cesar, hasta el infinito, de oscuridad, de no escuchar nada, de soledad -Si estás muerto, ¡es para siempre!...para siempre... Se te ha de hacer muy largo, pero claro, no te enteras porque estás muerto...y así el tiempo pasará muy rápido... pero, por muy rápido que se te pase, es para siempre... Pero como no te enteras...- Algo no encaja, no consigo salir de este laberinto, de este círculo vicioso de reflexiones, enjaulado en pensamientos que no me llevan a ninguna parte. Aquello que estaba viviendo era un koan, una paradoja filosófica empleada en el zen japonés para despertar.

Más adelante, como si la vida quisiera que supiese de la realidad de la muerte, cuando estaba en pre-escolar, Cecilio, el niño que se sentaba junto a mi en el pupitre del colegio, falleció en una operación de anginas. Aquella noticia me impactó, volvió a conectarme con el misterio de la vida. Jugando de nuevo en la placeta de la iglesia, me abracé a uno de los salientes en forma de tetraedro que conformaban la fachada, miré hacia el cielo preguntándome donde estaría Cecilio.

Con la mosca detrás de la oreja

Durante la noche he estado meditando, explorando dimensiones, y conversando al mismo tiempo con mi grabadora. Cada vez veo menos la televisión, para vivir experiencias más interesantes. He de comprar un poco de leche y fruta, y luego, regresar de nuevo a casa, a mi solitario refugio en tiempos difíciles. El cielo está algo plomizo. Salgo a la calle, hacía dos días que no la pisaba, me siento algo mareado, me despabila el perfume de las plantas que el río cercano baña, y el viento trae hasta aquí. Delante de la cancela, en el banco de abajo, hay un señor leyendo el periódico, me observa, y justo ahora que acabo de pasar, se aleja del lugar. Tengo una sensación extraña, como si estuviera viviendo una doble vida.

Pensando varias cosas al mismo tiempo, decido silenciar mi mente, y recobro la sensación de bienestar en el corazón, como si algo dijera: ”Todo está bien”. Entro en el supermercado que hay frente a la emisora de radio en la que cada semana participo como voluntario en un programa de espiritualidad. Tras cargar mi cesta con los víveres necesarios, me acerco a la caja, sonrío a la dependienta, ella me mira con una mezcla de simpatía y de desconfianza, pienso que será por mi barba de tres días :-). Cuando estoy bastante lejos, algo me hace girar rápidamente la cabeza hacia el súper, para mi sorpresa hay un tipo mirándome


fijamente, no le doy demasiada importancia, pues es una zona cercana a donde van a ligar los homosexuales, pero estoy con la mosca detrás de la oreja. Mis intervenciones en Internet y en la radio son polémicas, hablo claro sobre lo que pienso, con un enfoque espiritual y de denuncia al mismo tiempo. Quizás me he metido en algún lío del que no soy consciente, pues ya hemos recibido quejas y amenazas más o menos veladas de algunos oyentes.

En dos mundos

Si recuerdas tu niñez, sabrás que la vida infantil no es tan sencilla como pareciera. Además, a veces suceden cosas de las que los adultos no suelen hablar, y que chocan con la experiencia de la vida diaria. Cuando tengo dos o tres años sucede algo que nunca he olvidado:

Me acuestan en mi pequeña cama, mi madre, mi tía y mi abuela apagan la luz para que me duerma, y se van. Para mi percepción, apenas ha pasado un minuto cuando de repente veo que la luz está encendida sin que nadie haya entrado en la habitación, -Si han apagado la luz, ¿por qué ahora está encendida?-, pienso. De repente, surgiendo a través de la pared que hay frente a mí, entra un ser que, para mi tamaño, es alto, pero tal como lo recuerdo ahora, no tan grande como los mayores, calculo que quizás midiera un metro y medio, su traje es de un color gris claro plateado, la verdad es que nunca he sido muy observador respecto a la vestimenta y otros detalles, pero diría que no podía ver los rasgos de su cara, parece un robot, y sin embargo es humano, su cabeza es grande, me recuerda las ollas a presión que veo en las cocinas, para mi mente infantil es lo más parecido, cuando varios años después recordaba la experiencia, llegué a pensar que tenía escrita la marca Magefesa. Está frente a mi, con sus manos enguantadas como parte de aquel traje, me toma de las dos manos, su tacto es blando, me levanta hacia adelante, sin flexionar mis piernas, con mis pies siempre tocando la cama, su voz es

masculina, serena y autoritaria a la vez, me dice en español: -¿Vas a ser bueno? A muchos, esto les sonará a E.T., pero esta es exactamente su pregunta. Un poco asustado respondo: -Siii.

Aclaro que me habló en español, pues más adelante he podido comunicarme con otros seres que transmiten directamente el significado de las palabras, sin utilizar idioma alguno. Curiosamente en aquella situación apenas tenía miedo, pues para mí era algo casi habitual sentirme relacionado con multitud de extrañas criaturas, algunas de las cuales parecían haber surgido de los cuentos de hadas.

Aquel ser vuelve a dejarme como estaba, posado boca arriba, y se marcha atravesando la pared, yo que siempre he sido más curioso que miedoso quiero saber quién es realmente ese ser y qué quiere, ¿sería una persona mayor disfrazada para asustarme, y para que fuera obediente? No, no puede ser, porque las personas mayores no atraviesan las paredes. Salgo detrás de él, a través de la misma pared, llego al portal, pero ya no está, descubro que en el suelo de la escalera hay una cáscara de plátano abandonada. De repente me encuentro de nuevo en la cama, la luz ahora está apagada, como en realidad la había dejado mi madre.

Me gustaría aclarar que no había en casa nadie de esa estatura, ni mucho menos material para confeccionar un traje así, además de que confeccionarlo habría requerido de un enorme trabajo, y de que en algún momento lo habría visto. No tengo dudas sobre la realidad de esta experiencia. Hoy habría salido al portal para comprobar la presencia de la cáscara de plátano, pero a esa edad, uno no se plantea demostrar científicamente los fenómenos paranormales, y además, lo daba por hecho, para mí estaba muy claro que si lo hubiera comprobado, la habría visto. Descarto que fuese un sueño, pues aunque no puedo recordar los detalles de la cara de aquel visitante, estaba tan despierto como lo estoy ahora; o quizás más. Se ruega al que dejó la cáscara de plátano en la escalera, que si lee esto, se ponga en contacto conmigo ;-).

Es posible que leyendo algunas de mis experiencias infantiles, te preguntes por qué había en mí una tendencia a


pensar que un mayor estaba intentando asustarme. La respuesta es que algunos padres, tíos, abuelos, etc. tienen la costumbre de "convencer" a los niños de que sean obedientes, mediante la amenaza del hombre del saco, la bruja, el lobo, etc.. Un ejemplo de lo que estoy contando, es lo que me sucedió entonces:

A la hora de la siesta, cuando estoy en mi pequeña cama, juego a contar las partículas de polvo que se hacen visibles gracias a un rayo de sol que se cuela por una rendija de los postigos de la ventana. Entonces la puerta de mi cuarto se abre, se asoma una mano negra y escucho una voz que dice: -Duérmeteee...

La mano negra "se va" y la puerta se cierra. De nuevo mi temor no es suficiente para poder con mi curiosidad. Con mucho sigilo me levanto y salgo de mi dormitorio, corriendo de puntillas por el comedor, me acerco a la puerta de la cocina y me asomo con cuidado, veo a mi padre junto a mi madre, ella le pregunta a mi tía: -¿Se ha dormido?- Y mi tía dice, mientras se quita un guante negro: -No te preocupes que ya mismo se duerme.

Vuelvo a mi habitación sin que se den cuenta de mi presencia. Cosas como ésta, te inclinan a dudar sobre la veracidad de las experiencias infantiles. Tenía que ser muy vivo para poder distinguir cuándo se trataba de un engaño de los mayores, o de una auténtica conexión con otras dimensiones.

Telepatía con todo bicho viviente

A la edad de un año, era de lo más natural para mí conversar telepáticamente con los animales, pienso que lo es también para el resto de los niños, aunque lo olvidan conforme van creciendo. Una de las experiencias de las que mejor recuerdo tengo, sucedía cuando iba a casa de mi abuela, en el antiguo barrio del Realejo, de Granada. Ella tenía un perro blanco, con grandes manchas marrones, se llamaba Lucero, y me gustaba hablar con él. Recuerdo que

un día mi abuela me dio un racimo de uvas, subí a la azotea, a tomar el sol, y Lucero se me acercó, me dijo que quería probarlas, y le ofrecí unas cuantas, aunque las uvas le tentaron en un principio, el perro intentaba evitarme; seguramente porque quería jugar con él al caballo y al jinete, y se dio cuenta del papel que le iba a tocar. Recuerdo que Lucero y yo nos percibíamos el uno al otro como de igual a igual, lo único que nos diferenciaba es que él tenía cuerpo de perro y yo tenía cuerpo de niño. Yo además podía utilizar el lenguaje hablado para comunicarme con los mayores, aparte de eso, éramos compañeros de juegos, aunque él tenía sus lógicas precauciones hacia mí. Lo que tal vez pudiera sorprender más, es que el perro tenía la voz telepática de un muchachito que "hablaba" en español. No me era fácil distinguir la comunicación hablada de la telepática, así que le escuchaba como si realmente estuviera hablando sin mover la boca.

Esta escena tiene relación con algo que sucedió muchos años después. Al salir de una pastelería, un perro me pidió pastel, con esa mirada que no te puedes negar, así que le di un poco. Se lo tragó en un instante, cuando se estaba relamiendo, en una esquina que hay a lo lejos, se asomó otro perro, que no había visto la escena. Los dos canes se estuvieron mirando el uno al otro fijamente durante unos segundos. Después, el perro que estaba lejos, vino corriendo, se acercó a mi, y también me pidió pastel. Sorprendido le tuve que dar otro trozo, riéndome al descubrir que los perros pueden comunicarse telepáticamente cosas concretas tales como que: “Este tipo me ha dado un trozo de pastel”.

Lo siguiente sucedió un amanecer de 1979, cuando me encontraba meditando. A lo lejos un perro ladraba en un balcón, y había otro respondiendo a sus ladridos. Mi meditación se volvió más profunda, hasta que logré un cambio de consciencia. Para mi sorpresa los ladridos se transformaron en palabras, estuve durante unos segundos escuchando a dos perros conversando sobre cómo les trataban sus dueños, lo que les ponían de comer... He


conocido a otra persona más que ha tenido una experiencia muy similar a ésta, el cambio de consciencia se produjo cuando estaba tumbada en la playa. Había un perro arriba en una colina, que no encontraba la manera de salir de un lugar muy escarpado, el estado de relajación hizo que pudiera escuchar sus ladridos como palabras.

Mi mamá estaba tendiendo al sol, yo mientras miraba cómo colocaba las pinzas en la ropa, quería decirle algo: -Mamá, quiero un hermanito- quizás se lo pedí porque presentía su llegada. La mañana del 11 de Enero de 1965, cuando tenía tres años, mi vecina de enfrente me despertó temprano, me dijo que venía la cigüeña, y que si me quedaba allí, la espantaría, me ayudó a vestirme y me dejó con los vecinos de arriba. Pasé el día jugando con Francisco José, mi amigo de arriba, en su casa, hasta más allá del atardecer, como él era más pequeño, yo estaba haciendo de caballo y él de jinete, en ese momento nuestra vecina vino a decirme que la cigüeña ya nos había dejado su regalo, que tenía una hermanita. Salí corriendo escaleras abajo, me sorprendió ver a mi madre en la cama, agotada pero feliz, con un bebé muy pequeño en sus brazos, mi padre también estaba allí. La vecina de enfrente me dijo que mi recién llegada hermana me había traído una bolsa de caramelos. Estaba tan contento por el nacimiento, que llamé a casa de todos mis amigos, dando saltos de alegría y repartiendo los dulces. Una hermana es algo escrito en nuestro destino, Dios nos ha puesto juntos por algo.

Una de las más curiosas comunicaciones telepáticas de mis primeros años de vida, sucedió cuando tenía 6 años. A mi padre le gusta llevarnos a toda la familia a la playa en el familiar Seat 600, atravesando las montañas que separan Granada de la costa. Un día nos compra, a mi hermana y a mí, una barquita inflable de color rojo y suelo blanco, su material me recuerda al traje de aquel visitante que se fue atravesando las paredes de mi habitación. Me hace mucha ilusión, tanta que esa noche la pongo encima de mi cama y me meto en ella a dormir. En el momento en el que estoy a punto de entrar en el sueño, me doy cuenta de que le estoy

contando telepáticamente a mi amigo del piso de arriba; Francisco José, el regalo tan maravilloso que he recibido, puedo verle y escucharle, lo que me sorprende esta vez, es que el lenguaje no es español, ni ningún idioma que hoy día pueda identificar. La sorpresa me hace perder la comunicación, y volver a tomar consciencia de mi cuerpo que intenta dormir dentro de aquella barca.

Lo confieso

Mi educación religiosa desde muy pequeño, como la de todos los niños españoles de los años sesenta, ha sido católica. Aunque mis padres no eran fieles practicantes, mi vecina de enfrente; que era una señora mayor, se preocupó en este sentido, llevándome a misa desde que tenía 5 años. ¡Qué dura es la vida de un niño!, ¡la de sitios aburridos a los que te llevan!, por suerte, por el camino, me lo pasaba bien jugando a pisarle la sombra, así, sin video-consola ni nada.

Es Viernes de Dolores; el día de las vacaciones de Semana Santa, cada año somos formados espiritualmente por un sacerdote de la parroquia. Me gusta escuchar lo buena persona que era Jesucristo, ayudando a los débiles, a los pobres, enseñándole a todos la Vida eterna, que Dios nos ama, y que tenemos que amarnos todos. Recuerdo un día dice que vamos a ver una película de nuestra vida, soy tan inocente que me paso un buen rato de su charla esperando que traigan el proyector de cine. Cuando terminamos nuestra preparación, dando fin a nuestros ejercicios espirituales, tengo un gran sentimiento de pureza, y el propósito de ser bueno. Sobre todo, siento la felicidad de las vacaciones, todos cantamos alegres:

-Vacaciones, chicharrones, una vieja, sin calzones. A los 6 años, me preparo para recibir la primera

comunión, para lo cual hay que aprenderse previamente de memoria el Catecismo. Los últimos días, tenemos que ensayar. El sacerdote nos da trocitos de oblea uno a uno, nuestro amigo Víctor, se pone muy nervioso, y la lengua le


baila como loca, con él hay que ensayar más. Antes del gran evento, tengo que confesarme, me pongo de rodillas en el confesionario, mientras veo ligeramente al cura entre el enrejado de madera, se que él tiene que decir:

-Ave María Purísima. Y yo tengo que responder: -Sin pecado concebida. Cosa que no se qué significa. Pasaban los segundos, y el

cura, con la cabeza inclinada sobre su mano, no me dice la frase que yo estaba esperando, hasta que dice de repente:

-¡Pero venga yaaa! -¡Ah! Padre, me confieso que no le he hecho caso a mi

mama, que... Creo que desde entonces no he vuelto a contarle mis

“terribles” pecados a ningún cura, al menos en el confesionario.

Cuando llega el momento de la verdad, la lengua de Víctor vuelve a dar el espectáculo, y el cura tiene que ser muy hábil para que el niño cumpla por primera vez con sus preceptos religiosos. Tengo una foto, vestido de comunión, tras tomar el típico chocolate con churros, en ella aparecen mis primos como entregándome algo, en realidad están tapando la mancha marrón oscuro en el traje inmaculado.

Cuando tenía 8 años, se vino a vivir al otro lado de la calle una prima de mi vecina de arriba, la misma que acababa de contarme quienes eran los Reyes Magos y que los niños no los traía la cigüeña en realidad. Su prima había entrado a estudiar en el mismo colegio que yo, y también a tercero de básica, sólo que estaba en la clase de las niñas, pues antes en España, en la mayoría de los colegios, nos separaban por sexos, cosa que no comprendo, porque con aquella edad no podíamos dejar embarazada a ninguna. Era guapísima, su pelo largo, lacio y moreno, su mirada intensa y llena de dulzura. Era tan femenina y dispuesta, que me enamoré de ella, fue mi primer amor. En los momentos tranquilos del día, justo antes de dormir, pensaba en ella con ilusión, con una pureza casi devocional, aunque no me atrevía a confesárselo. Un día, al celebrar la primera comunión de uno de nuestros amigos, los padres dijeron:

-Los niños al coche, que se monten atrás.Cuando entro, veo que ella está sentada atrás, y que me

ha tocado a su lado. Cuando me estoy acomodando, se me ocurre una manera de declararme:

-Me siento a tu lado, porque, como eres mi novia....Ella repuso inmediatamente: -¿Yooooo? Así es como tuve mi primer “fracaso amoroso”.

Casi siempre, cuando estaba en la cama y llevaba un rato con los ojos cerrados, contemplaba una especie de rosco verde amarillento, de bordes irregulares, que se acercaba tanto que lo dejaba de ver, cuando a lo lejos aparecía otro que hacía lo mismo, así sucesivamente. Una noche, completamente despierto, en mi cama, noté una sensación inquietante, una amenaza que nunca había sentido, una sombra estaba interfiriendo aquella visión verde, tuve miedo, su energía no me gustaba, era amenazante. Con el tiempo descubriría lo que era aquello...

Los niños no me llamaban por mi nombre, sino "gordo", incluso mis amiguitos cuando se enfadaban conmigo. Esto me hacía sentir triste, aunque viendo las fotos de entonces, me doy cuenta de que quizás eran ellos los que estaban muy delgados :-). Mi afición al fútbol fue uno de los factores que me permitieron tener una conexión mayor con los demás niños. También jugábamos al escondite, a policías y ladrones, a las bolas; que en otros lugares llaman canicas, incluso al trompo, y los días tras la lluvia, jugábamos a la lima, porque antes llovía de verdad, y aquel palo de hierro se clavaba varios centímetros en la tierra. Cuando jugábamos contra los que vivían varias calles más lejos, no le llamábamos partido, sino desafío.

En verano jugábamos al fútbol hasta anochecer. En uno de los partidos, todos miraron aterrorizados hacia donde yo me encontraba

-¡El perro malo! ¡El perro malo!Todos salen huyendo. Miro hacia atrás, y veo que corre

hacia nosotros un perro más bien pequeño, de ladrido agudo y amenazante, con muy malas pulgas. Intento escapar, pero


tropiezo y caigo al suelo, me quedo paralizado llorando, viendo cómo el perro me ha alcanzado, cuando espero ser devorado, veo que pasa de largo, sin apenas prestarme atención. Ahora que lo pienso, esto es un símbolo de lo que sucedería cuando tuviera que enfrentarme años después a “perros” de otras dimensiones, y no me refiero al tamaño.

Los amigos de mi calle sabían que jugaba muy bien al fútbol, mientras que los compañeros de mi colegio, en tercero, tardaron mucho tiempo antes de decidirse a ponerme en el equipo. Un día por fin lo hicieron, fui el primero en meterle un gol a los mayores de cuarto, casi me arrancan los pelos en la celebración. De regreso a clase, el chulillo de nuestro equipo me dijo:

-Eso no ha sido gol, ha pasado por encima de la piedra.Inmediatamente me pregunté por qué entonces incluso

los de cuarto lo habían dado por válido, notaba una mala intención en él, que para mí no tenía explicación.

Más visitantes

Mi imaginación sigue viajando al pasado, a un momento importante de mi destino. Tengo nueve años, nos mudamos a un piso más cerca del centro. Cuando estamos llevando los primeros enseres de la mudanza, mi padre se encuentra con un amigo de la infancia, que también se está mudando, al llegar el ascensor, sale un niño alto, con pinta de genio despistado, que es de mi edad.

-Este es Rafael, mi hijo, el que se quedó encerrado el otro día en el ascensor.

Rafael está algo cortado ante nuestra mirada curiosa. Semanas después, cuando estoy jugando con el balón y la pared, en la calle, vuelvo a verle.

-¿Juegas a la pelota?-No sé jugar.-¿No juegas con tus amigos?-No tengo amigos.-No importa que no sepas, es fácil, yo te enseño.

Rafael me agradece el detalle, pero tiene que irse. Más tarde me confiesa que fue por evitar que al conocerlo más allá de unos minutos, me llevara una mala impresión, o me burlara de él, le impresionó que no le pegara, ni me riera de él por no saber jugar, como hacían el resto de los niños. Cuando regresa a su casa le dice a su madre:

–Mamá hoy he conocido a un niño bueno. Los cuatro bloques de viviendas estaban recién

construidos, y nosotros estábamos más bien solos, un día se produjo un apagón, mi padre bajó al cuarto de contadores de la Comunidad, a ver qué podía hacer, se encontró con el padre de Rafael, ambos comentaron lo solos que estábamos los dos niños. Una vez solucionada la avería, mi padre subió y me acompañó a casa de Rafael. Aquel día descubrimos que ambos teníamos un girasol, que habíamos traído cada uno de un viaje reciente, presentimos que aquel encuentro estaba escrito en nuestro destino. Pronto congeniamos, por nuestras “rarezas”, estábamos algo marginados por el resto de los niños, nuestras aficiones eran un poco más solitarias; nos gustaba leer historietas de Mortadelo y Filemón, Anacleto, el botones Sacarino, los comics de Spíderman, el Hombre de Hierro... También lo pasábamos bien filosofando y hablando de los misterios de la vida. Nos interesaban los libros que trataban sobre enigmas y fenómenos extrasensoriales. Rafael me prestó muchos de ellos, comprados con el dinero que le daba un tío suyo, muy generoso. Nos gustaba comentar las investigaciones sobre casos y sucesos paranormales que narraban. Uno de los temas que más interesantes nos parecían, es el de los OVNIs, el testimonio de cientos de pilotos y controladores aéreos, civiles y militares que saben lo que ven, y no confunden con Venus a un objeto volador cuyas características; según afirman, desafían las leyes de la física.

Uno de nuestros lugares favoritos era la azotea, una zona común donde los vecinos tendían la ropa, y que tiene unas magníficas vistas de Granada, la Alhambra, la Vega y Sierra Nevada, pero sobre todo, del cielo estrellado. Entonces apenas había contaminación lumínica, la ciudad era muy oscura. En la azotea manteníamos largas conversaciones


sobre los libros que habíamos leído, filosofando, mirando a las estrellas. Rafael me hablaba de que el Universo podría ser un conjunto de Universos dentro de otros;

-¿Ves el papel de esta chocolatina?, son cientos de miles de millones de átomos, con sus electrones girando alrededor, igual que los sistemas planetarios. En este papel podría haber Universos y seres que lo habitan.

Yo le hablaba de lo admirable que me parecía la persistencia de lo existente;

-Todo cuanto existe, permanece, no se desvanece como un pensamiento, como una imagen mental. Me maravilla su permanencia en el tiempo.

Vivimos grandes momentos en aquella azotea en que a lo largo de los años estuvimos observando el firmamento, haciendo prácticas para vernos el aura el uno al otro, y vivir experiencias místicas tumbados en el suelo e imaginando que caíamos hacia las estrellas, así vimos algunos OVNIs. Nos confesamos muchas cosas, incluso me atreví a contarle mis experiencias infantiles.

Bueno, a veces las conversaciones no eran tan profundas, también lo pasábamos bien escupiendo y observando cómo la gota de saliva descendía las ocho plantas, hasta llegar a la acera. Un día acertamos con el bolsillo de la camisa de un señor que pasaba, y otro día le dimos sin querer a otro señor en la calva...

Eramos los raros del barrio, alguna gente se reía de nuestra afición por mirar al cielo, y por los platillos volantes. Muchos años después, la misma gente contemplaba asombrada dos luces muy potentes juntas, cerca del Oeste, decían que serían platillos voladores, estábamos puestos en astronomía, les dijimos que se trataba de una conjunción de Júpiter y Venus, los dos planetas más brillantes, de nuevo se volvieron a reír de nosotros; -¿Cómo no va a ser eso tan raro un OVNI?- así es la vida.

Al mudarnos, y cambiar de colegio, la historia se repite. Cada noche pensaba en una chica de mi clase de ojos azules, tan femenina, tan guapa. Un día la señorita me saca a la pizarra, tengo que pintar un triángulo equilátero, cuando recibo la aprobación de la señorita, la llama a ella, para que pinte un escaleno. Me dirijo hacia mi sitio, por el

pasillo formado entre los pupitres, ella se acerca a mi, hacia la pizarra, entonces me dirige la palabra por primera vez:

-Aparta, gordo.Esto no impidió que siguiera enamorado de ella en sexto,

séptimo y octavo, porque son cosas de niños.Poco tiempo después, estábamos de excursión, los de

quinto C íbamos a jugar un partido contra los de la otra clase. Mientras nuestro compañero de clase Octavio se revolcaba en las hierbas con tres chicas, los líderes de mi clase elegían a los que iban a jugar. Para variar, los niños de este colegio no me querían poner en el equipo, hasta que se decidieron a hacerlo, quizás por mi insistencia, o quizás porque nadie se atrevía a cubrir a un temible grandullón que había repetido varios cursos, y que destacaba por la gran “amabilidad” con la que amenazaba y zurraba a diestro y siniestro. Gracias a mi habilidad con el balón, a que el grandullón no consiguió rebasarme ni una vez, y a que en aquel campo de verdad, desde la defensa, tras quitarle el balón, lo lanzaba hacia el área contraria, ya no dejaron de seleccionarme nunca más, aquello supuso para mí la satisfacción de sentirme aceptado por los demás niños.

Historias de miedo

Prefería no creer del todo las historias de miedo que los investigadores relataban en algunos libros que Rafael y yo leíamos. Posiblemente quería olvidar algunas vivencias de mi infancia que entonces me daban pavor. Pero cuando uno está destinado a algo...

En 1971 salió a la luz pública el caso de las famosas caras de Bélmez, me costaba trabajo pegar ojo recordando las imágenes que aparecían en aquella casa, y las psicofonías que emitían en televisión, con una música de misterio de fondo. Por “suerte” un día, en un Telediario demostraron que la señora de la casa cobraba dinero por la entrada, cuando ella había afirmado ante las cámaras que no lo hacía. Al informe le ponen una música de tinte


humorístico y banal, ridiculizando el asunto, lo que me sirvió para dormir tranquilo. Me agarré a la "noticia" como a un clavo ardiendo. En esa época preferí que aquello no fuera verdad. No obstante, con el tiempo comencé a sospechar que posiblemente se había tratado de una maniobra de desprestigio o desinformación. El que la señora cobrara o dejara de cobrar la entrada, no resuelve el misterio.

Decía que no estaba destinado a olvidar que existe una realidad que sobrepasa a la habitual. Los que ya conocen la literatura esotérica, habrán leído algo sobre los elementales, esa multitud de criaturas menos evolucionadas que el ser humano, habitantes del plano astral. Algunas son bellas y agradables, pero otras tienen malas intenciones, y su aspecto es más horrendo. Lo recomendable es que no se les tenga miedo, pues es la mejor manera de defenderse de ellas. Cuando tenía 11 años tuve que enfrentarme a una entidad de estas.

Me encuentro durmiendo tranquilamente, sueño que estoy en una gran habitación donde hay mucha gente; también durmiendo. Puedo ver una especie de demonio; su altura era cosa de un metro y medio, y era igual que los que aparecen en las pinturas clásicas. El demonio está molestando a todo el mundo, se acerca a mí, y tira de las sábanas, lo hace tan fuerte que me despierta. Me encuentro en mi habitación, aún despierto y el "demonio" sigue allí, tirando de las sábanas, me da mucho miedo, pero tengo que defenderme. Lo persigo corriendo por el dormitorio hasta el pasillo, luego en el cuarto de mi hermana comienzo a darle golpes con la mano abierta en su cabeza, él sigue corriendo de nuevo hacia el pasillo donde ya se pierde en la lejanía. Con el corazón latiendo muy deprisa descubro que me encuentro de nuevo en la cama, estoy seguro de haber estado en el pasillo hace un segundo;

-¿Qué hago yo en la cama?, ¿qué me ha pasado?, ¿no dicen que los demonios no existen?- me pregunto completamente asombrado.

Había sido una experiencia completamente real. Lo que había leído hasta entonces en los libros sobre temas paranormales relataba algunos casos parecidos, pero sin dar explicación alguna, así que mi conocimiento sobre este

tema carece en aquel entonces de la suficiente profundidad. Comencé a sospechar que los sueños son puertas de entrada a un mundo mágico, una conexión con otras realidades, porque sabía que aquello había sido real.

Descubriendo la sexualidad

Aquella tarde de primavera me encontré con un revuelo antes de entrar en clase. Los niños estaban comentando entusiasmados que habían visto a un hombre en un camión masturbándose. Aquello me sonó a un misterio profundo. ¿Qué me había perdido? Lleno de curiosidad les pregunté. Tras soportar la carcajada general, por no saber de qué se trataba, ni lo que eran otras cosas de la sexualidad, rápidamente me pusieron al día.

Luego comenzaron a contar chistes.-Un guarda de los jardines de la Alhambra ve moverse

algo por los matorrales y dice: “¿Quién hay ahí?” “¡Gente!” “¿Y qué hacéis?” “¡Más gente!”Aunque a mi el que me pareció más divertido, fue el del

cartero que no lograba cobrar un reembolso, y cada vez que iba a hacerlo, la chica salía más ligerita de ropa, y le decía al cartero que aún no tenía dinero para pagarle.

Un día el cartero dijo que se iba a cobrar el reembolso a su manera, llamó a la puerta, y en lugar de un paquete postal, se sacó el suyo propio. Esta vez abrió el marido, y el cartero dijo: -O me paga, o me orino aquí mismo.

Al salir de clase, mi madre había venido a recogernos a Maribel y a mi, entonces, en voz alta, exclamé entusiasmado por haber descubierto algo nuevo en la vida:

-¡Mamá, ya se lo que es hacerse una paja!- Un matrimonio que caminaba delante, se volvió al unísono mirándonos muy serios.


-Niño, calla- Dijo mi madre.Cuando llegó mi padre a casa, me dijo que tenía algo que

decirme, se sentó en mi cama, y me pidió que yo también me sentara.

-Mira hijo, hay algo que cuando seas mayor te contaré.Y ahí terminó la conversación. Aún estoy esperando que

me lo cuente...Al año siguiente, en la clase de biología tocaba hablarnos

de los órganos reproductores. Nuestro profesor de ciencias nos dijo que era un tema normal, que no había que ver con una mente sucia ni reírse, aunque de vez en cuando, ante aquellas imágenes del libro, más de un niño y niña no pudieron evitar algunas leves risitas. Más adelante, un profesor en prácticas nos explicó la sexualidad desde otros puntos de vista, además del biológico. Como fue a última hora, y el asunto despertó tanto interés, los niños seguimos por la calle haciéndole preguntas, recuerdo que uno le preguntó si era posible tener un orgasmo viendo un cuadro, o una obra de arte.

Parecía que los de mi clase ya sabían de todas estas cosas desde primero de básica, y siguieron bromeando con chistes de Pepe el rápido:

* Dos chicas en el campo:-¡Cuidado que viene Pepe el rá...aaaaah aaaaAH aaAAAH

… pido... ¡Ah!

* En una fiesta:-Es un placer bailar contigo, ¿por qué no te abres un poco

de piernas?-No, que eres Pepe el rápido y me la metes.-Si es para sacarla....

* Una pareja en el campo:-Viene Pepe el rápido, voy a metértela antes de que se

me adelante.-Oiga señor, ¿podría usted sacarla de mi culo?.

Una de dos; o algunos psicólogos infantiles no se acuerdan de cuando eran niños, o los de mi clase éramos

todos unos salidos. ;-)

Un día estaba en mi cama, casi sin querer comencé a tirar de mi pito, tiraba una y otra vez, era doloroso, pero placentero. En ese momento recordé que una vez mi madre me dijo que si me tocaba ahí, podría morir. Yo sin querer seguía tirando una y otra vez, sentía una sensación maravillosa que daba alegría a todo mi cuerpo. El placer fue aumentando más y más; -¡Dios es verdad! ¡Me muerooo, aaaaah, aaaaah, aaaaah!- Estuve esperando la muerte durante un rato, pero como no se producía el deceso, y recordé que esta misma sensación placentera me había sucedido una noche soñando, decidí echarme a dormir.

¿Intervención extraterrestre?

Aún tengo unos once años, cada día, al acostarme, comienzo a percibir un fenómeno muy extraño; noto como si estuviera siendo intervenido por algún tipo de operación, como si me introdujesen algo parecido a unos tubos que atraviesan mi cuerpo de abajo a arriba, desde el coxis, hasta llegar al cerebro, una vez allí, escucho un ruido parecido al de un fino taladro. Mi sensación es de extrañeza y pienso que esto sólo puede ser producto de mi imaginación, al mismo tiempo noto una cierta molestia, sin embargo no puedo hacer nada, sólo aceptar la posibilidad de que se me estuviera interviniendo, sin saber quién, ni por qué. Llamaba a esto "operaciones", sólo se lo conté a Rafael. Sucedieron mucho antes de que se dieran a conocer las "manipulaciones" de ciertos seres llamados "visitantes de dormitorio”. Coincidiendo con aquella época, sucedió algo que asocié con estas extrañas sensaciones.

Es de noche, toda la familia duerme. A eso de la 1 de la madrugada, mi abuela que está de visita, durmiendo en el cuarto de mi hermana, al otro lado del pasillo, comienza a hablar entre sueños, en voz alta, como quejosa y enfadada:


-¡Fuera, iros de aquí!- como si le molestase la presencia de alguien. Aquellas voces nocturnas me despiertan, me vuelvo instintivamente para mirar hacia la puerta de mi dormitorio, como si realmente hubiera alguien. Para mi sorpresa, veo a una pareja muy alta, tan alta como la puerta; sobre un metro y noventa centímetros, son un hombre y una mujer, si me llego a cruzar con ellos por la Alhambra, les habría confundido con dos extranjeros de apariencia nórdica. Podía verlos a pesar de la oscuridad, porque emitían algo parecido a una ligera fosforescencia. Presto atención a su rostro sobre todo; son bellos, su mirada me transmite simpatía y serenidad. Mi corazón se acelera con la impresión, me da miedo encontrar en mi cuarto a aquellos seres. Con el susto no presto atención a otros detalles que pudieran describirlos mejor. Creo que su cabello es rubio plateado, formando una melena, en el caso del hombre hasta la nuca, y en el de la mujer hasta los hombros, creo que sus ojos son de color azul claro. Tenían cuerpo, pero no recuerdo cómo vestían, me da la sensación que de un color crema. Nada más verles, me transmiten telepáticamente, no en español, sino directamente con el significado: -Tranquilo, vamos, date la vuelta, y duérmete- Su mensaje suena en mi mente de una manera reconfortante, amable y protectora, me envían una sensación de serenidad, y les hago caso: -Si, mejor será- pienso. Me doy la vuelta hacia mi lado derecho, y me duermo instantáneamente. Después me he preguntado muchas veces cómo es que me dormí tan rápido, dada la situación en la que me encontraba. En mis conversaciones infantiles con Rafael, le confesé que sentía de alguna manera a esta pareja, como allegados que me protegían íntimamente, como si fueran unos padres, mis padres protectores de otros mundos.

Viaje mental

Tengo 13 años recién cumplidos, Rafael ha puesto ante mis ojos un libro cuya lectura me abre nuevas perspectivas.

Un grupo de exploradores parapsíquicos; algunos de cuyos miembros son científicos, habían logrado proyectar su mente a voluntad, de manera que podían visitar otros planetas y conseguir información mucho más completa de la que podía obtenerse con los medios normales. Su técnica era aparentemente muy sencilla: procuraban dormirse con una idea fija en su mente, enfocada en el planeta que iban a visitar, y durante la experiencia se repetían a sí mismos que tenían que recordar todo su "viaje" al despertar. Por aquel entonces, precisamente estando en casa de mi amigo, en el Telediario se daba la noticia de que un grupo de jóvenes universitarios de Perú habían logrado un contacto con extraterrestres procedentes de Ganímedes, uno de los cuatro grandes satélites de Júpiter, la noticia decía que tras una cita programada en el desierto de Chilca, las naves extraterrestres llegaron a encontrarse con ellos, ante la presencia de decenas de personas y de los medios de comunicación.

Siendo un aficionado a la Astronomía, había leído mucho sobre los planetas del Sistema Solar, las Galaxias... por lo que conozco el "camino" para ir a Ganímedes, parece un lugar con muchas posibilidades interesantes, así que decido viajar a aquel satélite de Júpiter. Llega la hora de acostarse, y me voy quedando dormido, pero no dejo de insistir en que voy a viajar mentalmente a Ganímedes, y conocer a sus habitantes. En un momento dado, noto el estado de duermevela que describía aquel libro, pero decido cambiar mi plan inicial, y me digo: -Ir a cualquier sitio es poca cosa, si realmente puedo pedir el deseo que quiera, podría convertirme en una especie de superhombre, así que; ¡Quiero ser energía!- De repente mi corazón casi se sale de su sitio, me encuentro flotando en un ambiente lleno de ondulaciones de color anaranjado y negro, es como si yo mismo formase parte de aquellas ondas, al mismo tiempo que una voz, muy parecida a las que salen en las películas para representar a un ser poderoso, o el Dios bíblico, me dice: -¡Ja, ja, ja. Tú ya eres energía!- Me asusto mucho, esta experiencia rompe mis esquemas, estaba acostumbrado a la seguridad de la vida normal, y en un instante me veo en una nueva realidad, flotando en un mar de ondas de las cuales


yo formo parte, escuchando a alguien que me habla, de quien desconozco sus intenciones y el significado de lo que me está diciendo. El susto me hace ir notando de nuevo el tacto de la almohada, de la cama, de mi cuerpo. A pesar de que tengo una gran facilidad para dormir en cualquier situación, me cuesta un rato volver a conciliar el sueño, y pasan muchos meses antes de que se me ocurra volver a realizar un experimento así.

Telepatía total

En aquellos años, también me gustaba jugar a realizar experimentos de telepatía, siguiendo las instrucciones de las cartas zener, tal como indicaban los libros de parapsicología. También disfrutaba con el método que Uri Geller nos enseñaba en el programa de televisión “Directísimo”. Alguien del público hacía un dibujo sencillo y lo guardaba en un sobre, a continuación dibujaba en su mente la figura que acababa de plasmar en el papel, y Geller captaba su pensamiento. Solía jugar a esto en las vacaciones de verano con mi amigo Paco, a la hora de la siesta. Nos íbamos turnando, unas veces me tocaba hacer de emisor, y otras de receptor; dejando la mente abierta. En la oscuridad de los ojos cerrados, veía difusamente una figura más luminosa, tal como habíamos acordado. Acertamos muchas veces, un 75 por ciento, así a ojo, y decidimos hacer una exhibición ante nuestra familia, entonces fue cuando fallamos más que nunca. Deben ser los nervios de tener espectadores.

Pero la telepatía iba a llegar a un nuevo nivel de realismo. En cierta ocasión, mi hermana Maribel buscaba desesperadamente una tableta de chocolate que mi madre había escondido ante mi presencia, para que no se la comiera, como solía hacer, de una sola sentada. La tableta podría encontrarse en el mueble del comedor, en cualquier mueble de la cocina o en el frigorífico, así que le dije: -Si quieres tu chocolate tendrás que leerme el pensamiento,

para saber dónde está- Enfoqué en mi mente la imagen del frigorífico, luego abrí imaginariamente la puerta, después hice lo mismo con la puertecita que se usa para guardar la mantequilla, bajo la tarrina hay una cajita de caldo de pollo, y debajo de ésta se hallaba escondida la tableta. Cual es mi sorpresa, cuando apenas he comenzado a visionar en mi mente estas imágenes, sin mediar palabra, mi hermana sale corriendo a la cocina, volviendo triunfante con su preciada golosina. Esta era mi ocasión: -Bueno ahora me toca a mi. Quiero recuperar mi avión de pasajeros- Se trataba de un pequeño avión metálico, un Jumbo 747, al que le tenía mucho aprecio, y que ella me había escondido hacía varios días. Esta vez es ella la que comienza a emitir las imágenes mentales, y yo a recibir. En seguida veo en mi mente con una calidad perfecta, el armario de su dormitorio, encima de él hay un osito de peluche azul, el osito está rodeado de un círculo luminoso, como marcando el lugar, pues había más muñecas. Salí corriendo, me subí en una silla, alcancé el peluche, abrí una cremallera que tenía en la espalda, y entre el relleno, aparece mi añorado avión. Maribel y yo nos partimos de risa comentando lo bien que habíamos visto las imágenes.

Saboreando el gran misterio

De niño me había preguntado cómo sería la muerte. Más adelante, siendo un adolescente de 15 años, estoy dejando de creer en Dios. Mis padres son católicos, aunque no muy practicantes, diría que más bien poco convencidos, de hecho, una vez que mi padre se vio “obligado” a ir a misa por una celebración, cuando el sacerdote dijo: -Levantemos el corazón- En lugar de responder lo habitual: -Lo tenemos levantado hacia el Señor- respondió por lo bajo algo que en realidad todos los asistentes pensábamos, una verdad que


nadie ha tenido el valor de decir: -Aquí lo que hay que levantar son los huevos- en el fondo lo hizo para hacernos reír.

Con el tiempo he ido perdiendo la fe católica, sobre todo porque no puedo creer que un Dios del Amor llegue a castigarnos al tormento eterno; en el infierno. Siempre he pensado en el terrible dolor que produce una quemadura en un dedo, ¡Dios santo! no puedo imaginar lo que sería estar achicharrándose vivo todo el cuerpo, durante toda la eternidad. Ahora pienso que en lugar de haber recibido una educación religiosa represora, habría sido preferible recibir una educación sexual más liberadora, pero claro, esta civilización hace muchas cosas al revés . No entiendo por qué dan tanta importancia a que los niños no vean ciertas escenas en la “tele”, o se les hable de ciertas cosas de las que trata este libro, y sin embargo pueden ver a cualquier hora la violencia más atroz, no entiendo por qué se ha permitido que hayamos sido dañados, de forma difícilmente superable, por la creencia en un tormento eterno que sólo imaginándolo es ya tan doloroso.

Con aquella edad, tampoco puedo entender cómo Dios, al que se le supone la Bondad Suprema, no impide tanto dolor en la Tierra, y las enormes injusticias que cada día ocurren en el mundo. Es una de las peores épocas de mi vida, para los que gustan de la astrología les diré que Saturno transitaba en conjunción con Mercurio natal, y luego con el Sol natal, ambos en la casa nueve, la de la filosofía, la religión, la ideología, los viajes lejanos...

La existencia no tiene ningún sentido para mi; levantarse antes de amanecer para montar en el autobús, ir al instituto y soportar tediosas clases en las que sólo contaba aprobar, llenar el intelecto de conocimientos que se iban a olvidar al día siguiente del examen, la tensión de que te pregunten, de las evaluaciones, luego volver a montar en un autobús, comer deprisa y regresar al instituto, del que salía de noche, y encima ahora a estudiar y hacer los ejercicios para mañana. Veo cómo cada quien va a lo suyo casi siempre, la vida es sólo trabajar, y así sería hasta la muerte, ¿para qué? Ya no creo en Dios, pienso en el suicidio, pero algo en mi interior me dice que sería más fácil fingir una enfermedad y

dormir sin parar durante días. Aunque no lo hago, me consuela saber que es una posibilidad.

Llega la noche, estoy en mi cama, tumbado boca arriba, preguntándome de nuevo sobre el sentido de todo. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Por qué existimos? Estamos vivos, somos conscientes de eso. Hubiera podido ser que no existiese nada, ni yo, ni nadie, un vacío total. ¿Qué es la existencia? ¿Qué o quién soy yo en realidad? Esta pregunta había llevado a mi mente a un límite. Súbitamente se produce en mí un cambio; me maravilla el hecho de existir, y de la existencia. Algo está sucediendo, estoy experimentando una expansión de mi consciencia, es como si pudiera sentir mi Ser que está más allá de la pregunta, también puedo percibir a Dios como una especie de Sol de Consciencia que irradia a todo cuanto existe, y que la creación es la combinación del Ser y del No-Ser, que manifiesta todas las tonalidades y características de lo que conocemos, y muchas más e infinitas cosas de las que podemos imaginar, algo como el color. La no existencia de color; el negro, y la combinación de todos los colores; el blanco, dan lugar a toda una infinita gama de tonos, de matices. Así es la vida, intuyo que el hecho de que algo exista y de que también hubiera podido no existir nada, es un regalo maravilloso. Es algo inherente a la Creación, existimos porque si. No se puede explicar, es una experiencia, algo que empezaba a aclarar lo que dejé pendiente cuando tenía tres años, mientras miraba el porta-rollos de papel higiénico, pensando cómo sería cuando todo se acabase.

Descubriendo el infinitoMi verdadero yo se halla en lo que llaman muerte,

manifestándose en una realidad que llaman vida.

El sonido del teléfono me saca de mis recuerdos.-Hola Juanma, ¿has visto en Internet el vídeo en el que

unos cazas persiguen a un OVNI?-Hola Rafael. No lo he visto, a ver... ¿cual es la

dirección?... ¡ya lo tengo, es alucinante!-Si, pero; cuidado...-Si claro, puede ser un montaje para que todo el mundo

se lo trague, desmentirlo, y así ridiculizar el fenómeno.-Exacto.-Habría que ver si alguien conoce a los testigos que

aparecen, y si les han pagado por hacer el montaje.-Tengo amigos investigadores en la zona, a ver si ellos

tienen alguna pista.-Rafael, llámame si te enteras de algo, ¿vale?-Vale, hasta luegooo.Días después sale a la luz la realidad; tal como

suponíamos, se trataba de un montaje, en este caso publicitario. Ambos sospechamos que intencionado, para que la opinión pública desconfíe de que puedan existir casos verdaderos, porque en esa zona precisamente ha habido vídeos y testimonios que tienen pinta de ser reales, y que están por investigar. Llevamos muchos años en esto, conocemos las maniobras de los que censuran y retuercen determinada información. Aunque nunca se sabe; pudiera ser que esta vez sólo hubiera sido una casualidad, sin


ninguna intención.Me quedo pensando en esto, mirando a la pared blanca y

desnuda que tengo ante mi, y me traslado de nuevo al pasado.

Luces de esperanza

Estoy terminando tercero de Bachillerato, tengo 16 años, y estoy comenzando a darme cuenta de que la vida puede tener perspectivas nuevas, más allá de las que habitualmente se consideran válidas. Un día, nuestro profesor de religión; un cura muy simpático, vino a clase con un periódico. Nos leyó un artículo en el que se revelaban investigaciones sobre la Sábana Santa de Turín, realizadas por un equipo de científicos que pertenecieron a la N.A.S.A. Las pruebas demostraban, entre otras cosas, que un hombre de hace dos mil años, había padecido los mismos castigos y torturas que el Jesús relatado en los Evangelios, y que hubo una poderosa energía que fue emitida por su cuerpo, de manera que se había producido en la Sábana una especie de negativo fotográfico de aquel hombre. Los científicos llegaron a la conclusión de que aquello no era pintura, sino un tipo de radiación, y que su información se parecía a las imágenes tridimensionales que las sondas espaciales envían a la Tierra, que en aquella imagen había una serie de elementos cuya veracidad confirmaba el conocimiento de la historia y de las costumbres de la época, por ejemplo; que los clavos no estaban en la palma de la mano, sino en sus muñecas, la autenticidad de los leptones romanos; monedas que pusieron en sus ojos, siguiendo la tradición. Descubrieron polen de plantas que sólo existían en aquella región, y en aquella época... En clase casi todos éramos ateos, así que había muchos bromeando y riendo a carcajadas, pero las evidencias son evidencias, y no podemos cerrarles nuestros ojos y nuestros oídos, así que superando la burla ambiental, me levanté hasta la mesa de nuestro paciente profesor, y observé con atención las

fotografías y los titulares de aquel artículo. Más adelante, Rafael me prestó un libro que hablaba con todo detalle del asunto; “El enviado” de Juan José Benítez.

Pocos meses después; estoy viendo la “tele”, se trata de la emisión de un programa: “La Clave”, tras ver una película sobre la vida después de la muerte, escucho con atención a varios invitados al programa que han tenido la experiencia de estar clínicamente muertos, con el electroencefalograma y el electrocardiograma planos, algunos durante veinte minutos, y sin embargo cuentan que siguen vivos en un nuevo cuerpo más liviano, que tiene capacidades increíbles, siguen percibiendo; escuchando, viendo y sintiendo lo que sucede en otras salas del hospital, sorprendiendo a los médicos y los familiares que esperan fuera del quirófano. No imaginaban que el paciente pudiera saber cuanto sucedió durante su muerte clínica. Los testigos relatan que se encuentran en una especie de túnel, y que en el fondo hay una luz que sería cegadora, si no fuera porque no tienen ojos físicos, la Luz les muestra su vida. La pregunta suele ser parecida a: -¿Ha valido la pena?- Cuentan que no te sientes juzgado, sino que tú mismo observas tu vida, en la Luz hay un amor maravilloso, además te hace ver las cosas con un gran sentido del humor.

Estaba impresionado por la posibilidad de que aquellos testimonios fuesen ciertos. Había sido una feliz coincidencia con la experiencia que acababa de tener, una sincronicidad trascendente del destino, en aquel momento desesperanzado de mi vida del que estaba comenzando a salir; -¿No hay muerte?, ¿no hay infierno?, ¿nos recibe un Dios comprensivo, que nos enseña a amar y a aprender de nuestra vida?- Todo esto supuso un rayo de luz en la zona de oscuridad psicológica de mi vida adolescente. Una vida, en la que los sentimientos son muy intensos, tanto que casi no te dejan pensar. La sensibilidad está siempre a flor de piel, la sexualidad es volcánica, y la timidez una pesada roca que tapa la erupción. Todos lo hemos vivido.

Las innumerables lecturas de casos, testimonios, hechos y datos, me han llevado a la conclusión de que en el planeta Tierra hay restos de civilizaciones cuyo avance ni siquiera hoy ha sido superado por la tecnología actual, no se pueden


construir pirámides como las de Egipto, o edificios inkas como algunos de los que podemos visitar en Perú. Si viajas a Monte Albán (México), verás cráneos humanos de forma cónica, y otros achatados, con un volumen muy superior al nuestro de la actualidad, y con un orificio en la cima del cráneo, otros lo tienen en el entrecejo, algunos parecen hechos a láser. Las piedras de estas ruinas hablan de inventos que nuestra civilización ha desarrollado muy recientemente.

Existe una tribu africana en Mali; los dogones. A través de sus ritos se averiguó que "hombres anfibios" bajaron del cielo en un "arca volante”. Estos “dioses” afirmaban proceder de Sirio. Mediante estudios científicos se dedujo que en estos ritos practicados desde hace siglos, aparecían entre otros, los movimientos orbitales de la estrella Sirio B, y de Sirio C. Lo interesante de esto, es que Sirio B fue descubierta en 1862, y Sirio C ha sido detectada en 1995. Los dogones tenían monolitos colocados en las mismas distancias a escala, a la que se encuentran las estrellas de aquel sistema. Conocían además la enorme densidad de Sirio B, la distancia entre las tres estrellas, y la gran influencia que Sirio B, ejercía sobre Sirio A.

El testimonio de cientos de controladores aéreos y pilotos de avión, nos habla de naves que realizan giros casi imposibles, y llegan a velocidades nunca alcanzadas por las naves terrestres conocidas. Los testigos, tanto civiles como militares, siempre son persuadidos, de una manera u otra, para que guarden silencio, lo que obviamente no todos han cumplido. Efectivamente, los OVNIs no tendrían por qué ser extraterrestres, pero son objetos que tienen una tecnología a la que no llegamos ni de lejos, al menos de manera oficial. Muchos argumentan que las enormes distancias que hay en el espacio, impiden que podamos recibir visitas de gente de otros planetas. Pero hay que tener en cuenta que no todos los planetas están a millones de años luz de nosotros, pueden existir planetas habitados en estrellas cercanas, y también pueden existir colonias de gente evolucionada en nuestro Sistema Solar. Además existe la posibilidad de haber logrado viajar a través de pliegues espacio-temporales sobre los que la ciencia moderna está teorizando bastante

últimamente. Y esto sin contar con otras hipótesis, Rafael tiene diez, entre las que destacaría la de los viajeros en el tiempo y la de los viajeros en las dimensiones. No sólo una de estas hipótesis tiene por qué ser real, podrían serlo varias al mismo tiempo.

Existen relatos de sagradas escrituras de todas las religiones. Contienen algunos hechos y datos históricos, pero interpretados por gente que carecía del lenguaje y de los conocimientos necesarios para describirlos de la manera actual. En el hinduismo por ejemplo, el Ramayana y el Mahabharata habla de vimanas, o carros voladores. También hablan de un príncipe que fue transportado por los “dioses” a la morada de Brahma, y cuando regresó a la Tierra, la gente había envejecido, mientras que para él, sólo habían pasado unas horas. Estos son unos pocos ejemplos, no se trata de creer, sino de informarse e investigar un poco.

Mi memoria viaja a 1978, llegan las vacaciones de verano. En las clases de ciencias, en el pupitre de delante, se sentaba un chico solitario, un poco tímido; como yo. Algunas veces comentábamos algo sobre lo que no habíamos entendido bien de la explicación del profesor. Un día coincidimos en el autobús que regresaba del instituto. Nos animamos a hablar, quedaban pocos días para el final del curso, Miguel me propuso hacer una excursión. Para mi sorpresa, le gustaban los mismos temas que a mi. Me habló de las enseñanzas de un autor que desconocía; Lobsang Rampa. Estaba entusiasmado con todo lo que me contaba, aunque he de admitir que estuve a punto de soltar una carcajada cuando me contó que estamos rodeados de hadas, gnomos y otros espíritus de la naturaleza. No obstante lo que principalmente sentía era un gran interés. Por su destacada seriedad, presentía que Miguel tenía una explicación profunda sobre la vida. Lo que más nos interesaba a ambos, era lograr hacer el llamado viaje astral, él lo había intentado varias veces, pero no conseguía relajarse bien, a veces por tensiones físicas, a veces por un temor muy fuerte. El miedo es algo que casi todo el mundo siente, y es uno de los principales obstáculos para realizar con éxito "excursiones" por el astral.


Son las vacaciones veraniegas, me paso el día experimentando con lentes para perfeccionar un telescopio casero que he construido con las piezas de un microscopio y un proyector de opacos de juguete. Rafael viene a visitarme, quería decirme que paso los días encerrado en casa, que ha dado una conferencia sobre OVNIs, y ha conocido a una pandilla de chicos y chicas con los que está quedando para conocerse y salir. Intenta convencerme para que deje mi “laboratorio” y le acompañe. Aunque soy bastante tímido, me imagino con un grupo de gente de mi edad, y aquello me parece de película. Decido dejar de experimentar tanto tiempo con las lentes, y me voy con él a conocer a sus nuevos amigos. Es gente simpática e interesante. Conforme pasan los días en su compañía, me voy atreviendo a hablar, a participar más, e incluso a decir cosas graciosas.

La gente de la pandilla ha organizado una pequeña fiesta de cumpleaños para una de las chicas; Uge, y para mi. Cumplimos 17 años el mismo día. Al llegar al piso donde se celebra, los amigos me dicen que me espera una sorpresa, vamos a jugar al chunchun, no tenía ni idea de lo que se trataba. Para jugar, sólo tengo que entrar en una habitación. Al pasar, están todos pegados a la pared, mirando hacia el centro de la estancia, ordenados de manera que había intercalados un chico y una chica. Todos comenzaron a cantar: “chunchun, chunchun...”. Mientras, cada chico daba un beso en la mejilla a la chica que estaba a continuación, y ésta se lo daba al siguiente. El volumen iba aumentando; “CHUNCHUN, CHUNCHUN”, yo estaba el último en el orden de llegada de los besos. Cuando se acercó mi turno, puse la cara para recibir mi “premio”, ¡plaf!, la chica me dio una torta suave, en plan broma, todos sonreían. Es la novatada por la que tenía que pasar. Luego tomamos una gran tarta que habían hecho unas amigas y bailamos la música de los Bee Gees. Nos hicieron varios obsequios. A mi me regalaron tres libros, elegidos por Rafael, y me recomendó uno en especial: "Ovnis S.O.S a la humanidad" de J.J. Benítez, este libro me impacta. Por primera vez leo las enseñanzas de los extraterrestres de Apu y Ganímedes; vienen a decir que somos un Espíritu inmortal, que evolucionamos espiritualmente experimentando en la vida material, que

reencarnamos para poder perfeccionarnos en sabiduría y bondad. En determinado punto de la evolución espiritual, lo recordaremos todo, y podremos renacer en civilizaciones más desarrolladas de otros planetas.

Quiero contactar con aquellos seres, el libro explica cómo hacerlo, y sucede una coincidencia que calificaría de mágica; un misterioso compañero de clase, hace unos meses me ha regalado unas fotocopias donde se explica una técnica de relajación para llegar al estado alfa. Los escritos contenían además unas instrucciones para que un determinado día de Junio nos uniésemos, cada uno desde el lugar donde se encontrase, para hacer una relajación y visualizarte flotando sobre la Tierra, enviándole un rayo de amor. Me gusta tanto practicar esta técnica, que todos los días reservo un buen rato para relajarme, llegar al estado alfa, y transmitir el rayo rosa al Planeta. Una de las curiosidades de esta técnica, es que dice que cuando alcanzas el estado alfa, verás una especie de ondas de un color verde alga, ¡y es cierto!, exactamente las que veo desde que era pequeño.

Quiero emplear el mismo método para contactar con estos seres de Ganímedes. Tomo un bolígrafo y una libreta, me siento en la cama, y me concentro en contactar con los “hermanos mayores”, mi mundo emocional aún está descontrolado, cuando veo que no consigo nada, brotan lágrimas de desesperación. Segundos después, ya más tranquilo comienzo a percibir una especie de mensaje simbólico, se trata de una imagen, como en un sueño despierto, veo una pequeña planta creciendo. El significado me parece lógico; aún no he adquirido el desarrollo adecuado. Agradezco el detalle a quien me transmitió el mensaje, pues a pesar de que me había comportado como un niño caprichoso, me hizo saber que con el tiempo podría conseguirlo.

La gente de la pandilla me decía que era demasiado inocente, que estaba saliendo del cascarón. Sin embargo no era tan inocente como para ignorar que Elisa me miraba mucho y sonreía, Antonio también se había dado cuenta, y me dijo que lo suyo era declararse. -¿Declararse?- pregunté -Claro, decirle que te gusta, cosas bonitas y eso.


Aquella noche la pasé nervioso, escuchando “Amor profundo” de los Bee Gees, y pensando si mi timidez me dejaría atreverme a decirle algo a Elisa. Al día siguiente Rafael y yo fuimos al cine, a ver Spiderman. Al salir, como casi todas las tardes de aquel verano, nos reunimos con nuestros amigos de la pandilla. Elisa estaba allí, al poco de estar charlando un rato, ella se despidió, tenía que irse pronto, a ayudar en el bar de su padre. Me armé de valor y me despedí también del grupo. Antonio enseguida me dijo en tono de broma: -¿A donde vas tan pronto?- Aduje una excusa tonta, para que supiera que bromeaba, aceleré mi paso, y me puse a caminar junto a ella. Le dije que lo que realmente quería es acompañarla, que no iba a hacerle la declaración de la renta, pero que me gustaba, que a su lado me sentía feliz... Ella respondía a cada frase romántica con un “¡Oh!” burlón. Le dije que quería salir con ella. Nos despedimos, y al rato estaba de nuevo en casa, escribiendo mi diario, y escuchando una vez más aquel “Amor profundo”...

Al día siguiente, mis amigos de la pandilla me dijeron que “mi” chica estaba con un ligón empedernido, se llamaba Manuel, y le estaba tirando los tejos. Me dijeron que tenía que hacer algo, ir a donde estaban ellos. Así lo hice, les vi sentados en aquel bordillo, en la semi-oscuridad, a la débil luz de una farola, muy cerca el uno del otro, charlando muy bajito. Me acerqué a hablar con ellos, y se mofaron de mi. Mi lógica decía que, a pesar de las normas sociales que estaba comenzando a aprender, era una tontería enfrentarse. Si ella quería estar con aquel conquistador, ¿quién era yo para impedirlo? Aquella “relación” había durado menos de lo que esperaba. La verdad es que si hubiera durado más, no sabría qué tendría que haber hecho con ella, era un tímido principiante.

Días después, Manuel se acercó para disculparse, me dijo que no sabía que Elisa y yo estábamos saliendo, que había tenido una ruptura amorosa reciente, un palo muy grande, y que había decidido ir en plan libre, divertirse sin compromiso, incluso saliendo con varias chicas al mismo tiempo. Me dijo que yo era demasiado buenazo, que eso no le gusta a las chicas, y que podíamos salir, para enseñarme

a ser un ligón como él. Su propuesta me dejó impresionado; ¡vaya contraste!, pasar de ser un chico tímido, que acababa de salir al mundo exterior, a relacionarme con alguien cuya vida social rebosaba. Algo me dijo que sería una experiencia interesante, y acepté la invitación.

Un día, en un bar de música, me presentó a Lisi, la chica con la que salía, bueno, mejor dicho; una de las chicas con las que salía, estábamos sentados en aquel sofá de enormes cojines, escuchando a Bob Marley; ”I wanna love you”... Bueno, yo escuchaba la música, y ellos se besaban y retozaban en aquellos grandes cojines del pub. Manuel comentó algo al oído de Lisi, y dijo: -Voy a mear- Nos quedamos solos Lisi y yo, ella mirándome, y yo mirando al techo, nervioso, sin saber de qué hablar, fue ella la que me habló: -Oye, ¿tú has besado alguna vez?- Estaba muy nervioso, presentía que aquella pregunta escondía alguna intención inquietante para mi. -Esto, yo... no, yo no...- Instantáneamente se abalanzó sobre mi, puso su boca completamente pegada a la mía y me llevé una de las sorpresas mas grandes de mi vida; ¡me estaba metiendo la lengua!, mi lengua y yo estábamos paralizados, abrí los ojos, contemplando la cara de estupefacción de todo el pub, porque habíamos aprovechado la ausencia de Manuel para morrearnos descaradamente.

Fue mi primer beso, no tenía ni idea de que los besos en la boca se hacían con la lengua incluida. ¡Y eso que ya tenía 17 años! Manuel salió tan tranquilo del servicio, me hizo un guiño de complicidad, acompañamos a la chica a su casa, y comenzaron las primeras lecciones: -Lección número uno; más vale que te llamen sobón, a que te llamen maricón.

Estaba entusiasmado con todo aquel universo nuevo que se abría ante mi, por si fuera poco, Miguel me dijo que en la Biblioteca Pública podía conseguir algunos de los libros de Lobsang Rampa, en los que podría aprender muchas cosas, entre otras cómo viajar con tu mente. Leí con mucho interés aquellas enseñanzas, y me propuse entrenarme todos los días, con el fin de lograr aquel viaje fuera del cuerpo. Pocos meses después de iniciar mi preparación, en una relajación muy profunda, en la que me hallaba completamente despierto, sucedió lo que parecía imposible. Escucho como


si saliese de mi cabeza un fuerte zumbido. Una sensación de ingravidez. -¡Dios! ¡Esto va en serio!- Sé que en este momento tengo que guardar la calma, estoy asustado, he de relajarme aún más, es algo parecido a una repentina bajada en la montaña rusa, sorprendentemente he desconectado, ha sido como un “clic” que me ha desprendido del cuerpo. Es maravilloso, estoy flotando en mi cuarto, siento libertad, una serena euforia, tengo un cuerpo idéntico, con el que estoy flotando, viendo la habitación, me siento tan “yo” como siempre, nada de un ser extraño, me invade una sensación muy agradable de felicidad, flotando fuera del cuerpo de carne y hueso, dirigiéndome al lugar de la habitación que quiero, con sólo pensarlo. ¡Mi cuerpo físico está en la cama, y sin embargo yo estoy vivo en otro cuerpo!, para demostrarme confianza en aquel nuevo estado, hago un corte de mangas al aire, lo que me parece muy gracioso. Puedo pensar tan claramente como siempre, yo diría que más. La habitación es la misma, pero tiene una luminosidad especial, se encuentra más iluminada que su contra-parte física. Miro el póster que hay frente a mi cama, es una fotografía de una puesta de sol en una isla tropical, lo que más me extraña, es que puedo ver el dormitorio desde varios ángulos al mismo tiempo, como en la televisión, cuando mezclan dos tomas con dos cámaras, sólo que en mi caso, lo estoy viendo desde arriba, desde la pared de enfrente; donde está el póster, y desde el cabecero de la cama. Mi sensación es de libertad y euforia, me elevo más y miro hacia mi cuerpo, que está como durmiendo, despeinado, con la boca entreabierta, ¡que delgado me veo! Pocos segundos después, lentamente noto cómo todo se va volviendo borroso, siento un suave balanceo, al mismo tiempo que débilmente comienzo a notar mi cuerpo en la cama y una creciente sensación de pesadez, también un dolor en las costillas, como si mi cuerpo fuera un traje rígido y estuviera estrecho. Abro mis ojos físicos, feliz de aquel paseo fuera del vehículo físico. Los colores son más pobres, la sensación es de haber estado en una dimensión donde todo es brillo, libertad, esta experiencia me ha sido muy familiar. Hoy estoy impresionado, mis esquemas mentales sobre la muerte han

cambiado.

La lectura de los libros de Lobsang Rampa me ha ayudado a conocer con detalle qué ocurre después de la muerte, pocos autores como él han sabido explicar cómo al principio el "difunto" puede no darse cuenta que ha muerto, se siente tan vivo como siempre, puede ver a la gente que conocía en su vida, incluso conversar con sus cuerpos astrales. Los "fallecidos" que se dan cuenta de su muerte, crean una serie de imágenes en el plano astral que se corresponden con el cielo o el infierno de su respectiva religión, dependiendo de lo tranquila que esté su conciencia, incluso hay quien al no creer en una vida después de la muerte, se encuentra en una especie de oscuridad. Tarde o temprano van descubriendo que están soñando, es entonces cuando personas más preparadas del Plano Astral les ayudan a comprender la Verdad, más tarde han de ir al Salón de las Memorias, para evaluar lo que han hecho con su vida, nadie te juzga. Estoy entusiasmado con estos libros en los que Lobsang me explica la ley del karma, la historia de la Tierra, cómo avanzar espiritualmente, técnicas para realizar el viaje astral, etc., y lo hace de una manera totalmente lógica, alejada de dogmas, a menudo aderezada con su particular sentido del humor. Gracias a este tibetano transmigrado al cuerpo de un inglés, he experimentado que nuestro cuerpo es como un vehículo por medio del cual nuestro Super Yo; nuestro verdadero Ser que se encuentra en una elevada dimensión y adquiere experiencia en la Tierra, que somos eternos, que haciendo el bien progresamos siempre, que si aprendemos a estar serenos y controlamos nuestra imaginación, podemos conseguir cuanto nos propongamos.

Desde los 16 años que he iniciado esta aventura apasionante, estoy logrando hacer viajes astrales interesantes, en algunos he visitado lugares, y he tomado nota de detalles que luego he podido comprobar en la vida que llamamos real. Al volar por este plano, descubres millones de puntitos dorados de luz que lo llenan, y cuando los atraviesas al desplazarte, te sientes lleno de vida, de


euforia, debe ser el prana; la energía vital. Por eso nos despertamos completamente recuperados, como nuevos.

Con 17 años decido meditar hasta conocer la verdad, traspasar a voluntad las barreras de la muerte y regresar. Tomo la determinación de ayudar a quienes quisieran descubrir lo mismo que yo. ¡Han pasado tantos años!, y sigo descubriendo cosas nuevas, he ido perdiendo el miedo a la muerte, he descubierto el gran engaño en el que vivimos sin apenas darnos cuenta, y el paraíso que podríamos hacer de nuestra existencia en este planeta si abriésemos los ojos a una verdad tan sencilla que cualquier niño podría entender. Mi experiencia me ha enseñado que vivimos en un cuerpo de otra dimensión dentro del de carne y hueso, que cuando dormimos, o cuando relajamos nuestros músculos, este cuerpo “despierta”, y comienza a funcionar a pleno rendimiento. Podemos aprender mucho si somos capaces de dormir conscientes, sin proyectar las ensoñaciones de nuestra imaginación. El hecho de contemplar tu cuerpo desde fuera y saber que somos algo más, que permanecemos vivos en otro cuerpo, es algo que cambia tu perspectiva sobre la vida y la muerte, y más cuando te encuentras con personas que han fallecido, y te das cuenta de que la única diferencia entre ellos y nosotros, es que dejaron su vehículo físico para siempre, que dejaron de lado el personaje y el mando de la vídeo-consola que les ha permitido jugar en la realidad virtual que llamamos “vida”, y que en realidad es sólo una infinitesimal parte de la “Vida”.

A lo largo de estos años he aprendido que si preparas tu desdoblamiento astral, si piensas en éste con ilusión, cuando llega la noche en que te lo has propuesto, es más fácil conseguirlo. He aprendido que cuando estás fuera de tu cuerpo, sólo has de pensar en un lugar para estar en él, o pensar en una persona, para estar con ella, o más bien, con el cuerpo astral de ella. También puedes dirigir tu intención a un acontecimiento de tu pasado, incluso de otras vidas, pues la constancia en la meditación te ayuda a recordarlas. Puedes incluso recordar sucesos de la historia del planeta Tierra, de nuestra civilización, y de otras civilizaciones.

Mientras tanto, seguía viéndome con mis amigos de la

pandilla, aunque con menos asiduidad, porque mis lecciones de “ligoteo” continuaban. Me había dado el primer beso con una chica a la que nunca más volvería a ver. Las lecciones de Lobsang Rampa me ayudaron a superar la timidez. Tenía que relajarme, imaginarme en escenas que me hacían sentir cortado, por ejemplo, hablando con una chica, atreviéndome a decirle algo bonito, y besándola. Para mi era algo difícil, incluso protegiéndome en mis gafas de espejo, que estaban entonces de moda y llevaba de día y de noche, pero lo intentaba.

-Mira qué tias. ¡Están buenísimas! Para mi la de la izquierda.

No tardé en darme cuenta de dos cosas: 1. Manuel no era muy romántico que digamos y 2. Las mejores chicas se las pedía él, que para eso era el profesor.

Casi corriendo por la acera se acercó descarado a ambas, emitía una energía de confianza y seducción que las dejaba sin palabras, al rato estábamos sentados en los grandes cojines de otro bar de música, él devorando a su presa, y yo mirando al techo, con mis manos juntas, y por fin atreviéndome a preguntarle a ella qué estudia...

Tengo que confesar que llegué a besar a más de una chica en todo aquel tiempo. Yendo con Manuel, era evidente que ellas no esperaban nada serio de nosotros, aunque lo pasábamos muy bien, revolcándonos y besándonos, con una sensación maravillosa que recorría todo mi cuerpo. El sexo, aunque me habría encantado, ni se me pasaba por la imaginación, Manuel me contaba que él si lo hacía, pero para mi era un mundo desconocido, destinado a gente más madura y experimentada.

Más viajes astrales

Dos amigas de mi hermana estaban teniendo extrañas experiencias durante la noche; se veían en el interior de una gran cúpula blanca, tumbadas en una camilla cerca de donde hay unos controles, también hay unos ventanales.


Desde su posición podían ver a otras personas que también están en una camilla, como si estuvieran sometiéndose a un tratamiento.

Coincidiendo con estas experiencias nocturnas, en la terraza de un edificio desde el que se ve un espectáculo de coches acrobáticos, mi hermana está contemplando la exhibición con sus amigas. La gente que había en la azotea se percata de la presencia en el cielo nocturno de una luz que parece un Sol brillante rodeado de anillos de color que giran cada uno en un sentido.

-¿Eso qué es?- decía la gente, pero luego volvían a mirar hacia los coches. Sólo Maribel y César; a quien acababa de conocer; siguen observando el fenómeno. Este hecho extraordinario les lleva a conversar sobre temas esotéricos, al enterarse de que este chico lee libros de Lobsang Rampa, y practica el viaje astral, Maribel no tarda en ponernos en contacto. Al salir del instituto, me dirigí en mi bicicleta al Centro donde estudiaba César; la Escuela de Hostelería, donde hice de conejillo de indias quedándome invitado a comer. César y yo hablamos animadamente sobre muchos misterios y experiencias personales, al final se me ocurrió preguntarle si sería posible citarnos astralmente aquella noche, y que me ayudase a hacer el viaje. César me dice que me acueste algo más temprano, con la digestión ya hecha, tengo que relajarme y pensar sólo en salir de mi cuerpo. Así lo hago, pero me estoy quedando dormido, gracias a que entro en el sueño de una forma más consciente de lo habitual, pues me he propuesto no dormirme, me despierta lo que en un principio creo que son mis propios pensamientos, pero no es así, estoy escuchando pensamientos que no son míos, la diferencia es tan clara como la que existe entre hablar y escuchar a alguien. La voz estaba diciendo bajito: -Vete dando la vuelta- Descubro que estoy acostado de lado, aunque cuando me puse a practicar la relajación, estaba boca arriba, así que vuelvo a mi postura inicial. La voz prosigue: -Une tus manos y relájate. Deja la basura que es tu cuerpo- Uno mis manos, me relajo, y entiendo que el "insulto" al cuerpo se debe a que a veces Rampa se refería al cuerpo físico como una prisión, como algo tosco que nuestro Espíritu tenía que

aprender a dominar. Noto una especie de zumbido muy fuerte, como un despegue, salgo al exterior de mi cuerpo, la habitación que en el plano físico estaba oscura, ahora está muy iluminada, veo a César, con sus gafas y todo, su aura es muy brillante y me dice:

-¿Que te queda?- para que me apresure. La impresión es muy fuerte. Me asusto, y ésto me hace

regresar instantáneamente al cuerpo. Ya la habitación está oscura, enciendo la luz y miro hacia el techo; por si César sigue ahí. Hablando solo, susurrando para no despertar a mi familia, digo:

-Perdona, pero no he podido remediarlo. Este es el primer viaje astral en el que realizo una cita

consciente con otro viajero astral, ocurre en primavera de 1979. Pienso que la próxima vez, debería vencer el miedo. Al día siguiente, para saber si César se acordaba, le pregunté si había venido astralmente a mi casa, me dijo que sí, y me contó algunas cosas que coincidieron, pero otras no, lo que me hizo pensar que efectivamente su astral recordó su cita conmigo y vino a buscarme, pero al entrar en su cuerpo físico perdió el recuerdo perfecto de lo que había hecho. Con el tiempo he podido comprobar que es muy difícil que dos principiantes coincidan conscientemente en el plano astral.

Casi desde que comienzo a practicar la relajación tengo sensaciones muy agradables, me siento más sereno y feliz durante el resto del día. Mis sueños se hacen más vívidos, y me es más fácil intentar los viajes astrales. Sin haberme propuesto una disciplina y un horario, cada día hago una relajación, a veces después de despertar, a veces antes de dormirme, y en otras ocasiones a la hora de la siesta. Tengo varios "paseos" fuera del cuerpo en aquella época. La felicidad que sentí era la de comprobar que soy independiente del cuerpo físico, que algún día envejecerá y morirá, pero yo seguiré viviendo en un cuerpo libre de la pesada carga de la materia.


Lo que son los sueños en realidad

Cuando dormimos, nuestro cuerpo astral sale del físico a explorar este plano, y otros planos de la existencia. Muchas veces analizando tu vida ante tu Ser Superior; se trata de tu Yo Real e Infinito, que se encuentra en otra dimensión, eres tú cuando despiertas en un estado más elevado de consciencia. También entras en contacto con otras personas, planificas tu futuro, y vives multitud de experiencias. Sin embargo, si no te entrenas para entrar consciente en el sueño, o para despertar dentro de éste, vives en un mundo donde buena parte de lo que estás experimentando, son proyecciones de tu imaginación, que en estas dimensiones, tienen toda la apariencia de realidad, por eso en la mayoría de los sueños se producen situaciones absurdas, transformando la experiencia real, añadiéndole recuerdos, escenas y sensaciones que se encuentran en tu subconsciente, en 1978, pude descubrirlo.

Durante una siesta estoy soñando que me encuentro en una atracción de feria, escucho el rugido de sus motores, hay una especie de grúa central cuyo brazo transporta el vehículo volador en el que estoy, puedo sentir el tirón del movimiento. Tengo la sensación de que hay algo raro en este columpio, y en lo que está pasando, por fin recuerdo que hace un rato me había echado a dormir una siesta, pero en estado de relajación. Decido no despertar en mi cuerpo físico, sino enfocar mi atención consciente en hacerlo dentro de aquella escena. Me encuentro despertando en el astral, con la cabeza y el tronco de este cuerpo flotando ligeramente, y con las extremidades aún sin salir de su traje carnal. Me doy cuenta de que mi imaginación ensoñadora me ha hecho ver el brazo de sujeción del aparato, cuando en realidad se trataba de un escudo que había decorando la parte superior de la pared, situada enfrente del cabecero de mi cama, lo que ahora en el astral veo claramente. Así mismo, el ruido que creía ser del motor del columpio, ahora es evidente que se trata de uno de los sonidos que se escuchan cuando estás saliendo de tu cuerpo, cuando nuestros chakras comienzan a girar a una alta revolución. El

tirón y el movimiento que notaba en mi ensueño se debía en realidad a la sensación de abandonar el vehículo físico y salir flotando al astral.

Si no hubiese estado atento, al no haber despertado en el astral, creería que había soñado con que me encontraba en una atracción de feria. En esta ocasión pude mantener mi cuerpo durmiendo y mi cerebro despierto, aunque muy relajado, y así pude transmitirle desde fuera la verdadera experiencia. Estaba entrenado en la meditación con una disciplina diaria, sin faltar un sólo día, por lo que podía despertar dentro de los sueños a menudo. Algunos te lo ponen fácil, especialmente en los que sucede algo que no es normal en la realidad ordinaria, como encontrarte con alguien que ya ha fallecido.

Primeros contactos con grupos

Es primavera de 1979, tengo diecisiete años y muchas ganas de aprender sobre temas que me den respuestas profundas, por lo que no dejo pasar de largo un cartel anunciador de unas charlas sobre Meditación Trascendental, en ellas describen las excelencias de dicha técnica, tanto para el organismo, como para el estado psicológico, como para tu entorno. Tras aquel ciclo de conferencias, consigo convencer a mi madre para que me de parte del dinero que necesito para ser iniciado en la práctica. Hay que llevar unas flores, tengo que conformarme con unas amarillas pequeñas que surgen silvestres de entre las empedradas calles del Albayzín, precisamente es en este mágico barrio donde mi profesora Esmeralda me enseña esta técnica de meditación que no requiere concentración. Ella hace una pequeña ceremonia con las flores y comienza a meditar, entonces me comunica el que va a ser mi mantra personal, el que voy a utilizar en esta técnica tan original, en la que casi sin esfuerzo vas accediendo cada vez a un nivel más profundo de tu mundo interno, a otro estado de consciencia, en el que estás completamente alerta al mismo tiempo que


experimentas la felicidad de estar como durmiendo. Tras un tiempo que tu instructor determina para ti, vas dejando la meditación y esperas un minuto para abrir muy lentamente los ojos, volviendo suavemente a la normalidad. Esta técnica hay que practicarla dos veces al día. El dinero que me ha faltado para pagar la totalidad de mi aprendizaje, lo compenso pegando en los comercios algunos carteles anunciadores de nuevas conferencias.

Fui uno de los “fundadores” de la MT en Granada, y de los más jóvenes. Trabajé en aquel centro, ayudando a derribar un muro para agrandar el salón, también empapelando las paredes, aquellos instructores catalanes fueron muy amables y con una energía muy armoniosa, fue gracias a ellos que conocí el kéfir, un hongo blanco con el aspecto de una coliflor, que convierte a la leche en una especie de yogur líquido, tiene fama de ser muy saludable y conceder longevidad. No pude progresar mucho en este grupo de meditación, ya que los siguientes cursos y técnicas; "Ciencia de la Inteligencia Creativa" y "Siddhis" tenían un precio completamente prohibido para un estudiante como yo. Así que para compensar esto, seguí practicando sin que faltase un sólo día la primera técnica que me enseñaron, y obtuve magníficos resultados, conforme iba empleando el mantra de la manera adecuada, entraba en un estado de sueño despierto, en el que comenzaba a tener impresiones que poco a poco se iban haciendo más claras. Fue la primera vez que recordé con total claridad una parte de una reencarnación pasada.

Estaba entusiasmado por saber más, encontrar respuestas meditando, así como aprender de la visión y de las experiencias de otros, puse la mayor parte de mi atención en meditar sin faltar un sólo día y en devorar decenas de libros sobre yoga y budismo esotérico. No sólo la práctica es importante, sino que también lo es la enseñanza teórica, lo mismo que para conducir. Gracias a aquellas lecturas aprendí muchos términos nuevos para mí; nadis, chakras, kundalini, el Nirvana o Samadhi...

Con el tiempo descubrí que algunos autores escriben libros sin haber experimentado lo que tratan, interpretan de un modo confuso las enseñanzas orientales y la filosofía

esotéricas. Esto me creó algunas dudas que podrían haberme hecho un buen lío si no hubiera sido por libros de Lobsang Rampa como "La sabiduría de los antepasados" que; a modo de diccionario, explica estos conceptos de una manera que los occidentales podemos entender perfectamente.

Mi entusiasmo e interés por experimentar los estados más elevados de la meditación fue aumentando cada día. Los manuales, hablaban sobre las normas que ha de seguir quien decide adentrarse en planos de consciencia que abren la percepción a lo que comúnmente se considera imposible. Destacaría especialmente el principio básico de no dañar conscientemente a los demás, y otros como estar siempre en el estado de mayor serenidad posible, la purificación corporal que incluye ejercicios respiratorios, la concentración y sobre todo; un gran deseo de experimentar la unión con la Totalidad, con el Ser Absoluto que está en todos los seres y del cual somos una parte. La dedicación a explorar estas dimensiones de mi mismo y de la realidad me llevó a encerrarme de nuevo. Los demás empezaban a verme como un bicho raro que no salía los fines de semana a los bares de moda, donde acudían todos los jóvenes a divertirse, a beber y a ligar. A pesar de esto, quería encontrar un amor, una chica con la que tuviera afinidad, una conexión en estos mundos en los que me sentía solo, incomprendido por la mayoría de la gente.

A pesar de pasar más tiempo solo, me citaba con mis amigos de vez en cuando, recuerdo un Sábado que había salido de bares con mis amigos de mi pandilla, no había bebido mucho, quizás tres cervezas, pero siento un ligero mareo. Llego a casa, y me dispongo, como siempre, a hacer una relajación, para ello coloco en la puerta de mi cuarto, en la casa familiar, un cartelito que dice: -Estoy en relajación. No molestar- Cuando mis músculos están distendidos, noto una extraña sensación de ingravidez, me encuentro en un espacio infinito, negro y vacío, caminando sobre la cuerda floja, alguien me transmite telepáticamente, sin palabras, de una forma simbólica, que el cerebro es muy delicado, y que el alcohol puede hacerte caer en ese negro abismo que simboliza la locura, sin nada donde la mente pudiera


agarrarse. Desde entonces decidí dejar de beber alcohol. Esto no impidió que de vez en cuando saliese con mis amigos, era la época de las primeras cervezas sin alcohol, recuerdo que un día que pedí una, el camarero me la sirvió como enfadado, seguramente porque para él era una aberración aquello.

Hoy día, he realizado algunos experimentos de meditación tras haber bebido alcohol. Según mi experiencia, mientras dura su efecto vuelve borrosa la vista espiritual, que, al igual que la física, depende de Ajna chakra, el chakra del entrecejo. Sin embargo, potencia bastante los chakras inferiores, especialmente Mulhadara; el que nos pone en contacto con la realidad material.

No soy el único viajero astral en la familia, en el verano de 1979, estando en la costa de Granada, cuando nos levantamos de la siesta, mi madre que siempre ha tenido sueños premonitorios y telepáticos, me dice que va a ser verdad eso de los viajes astrales, que estaba adormilada, pero aún despierta, en duermevela, escuchó un zumbido en los oídos, se sintió salir flotando, desde la cabeza a los pies, hasta elevarse como medio metro, abrió los ojos y miró hacia la pared de enfrente que era blanca, y había una silueta, lo que más destacaba era que tenía mucha luz alrededor, “como le ponen a los santos”. Le gustaba la sensación de ver aquello, se sentía bien, pero le pareció que le estaba pasando algo raro, le dio un poco de miedo, se le borró la escena y volvió dentro del cuerpo, abrió los ojos de nuevo, pero ya no había nadie. Hoy, treinta años después, lo recuerda con total claridad.

Despertando a Kundalini

Los tratados esotéricos hablan de la kundalini, una energía que describen como una serpiente enroscada tres vueltas y media en la base de nuestra columna vertebral. En ella se encuentran facultades latentes, capacidades que los

seres humanos de esta oleada evolutiva aún no hemos desarrollando, se despiertan en el momento adecuado, tal como la llegada de la primavera da lugar a la floración de las plantas.

Es Octubre de 1979, una época en que Urano transita en conjunción con mi ascendente, algo que sucede cada 84 años. Esto significa el desbloqueo de las energías vitales, y la liberación de la originalidad personal. He comprado el libro "Pranayama" de Van Lysebeth, tras estudiarlo, decido practicar determinados ejercicios respiratorios antes de cada meditación, que realizo dos veces cada día sin falta. Progresivamente voy aprendiendo a retener el aliento durante más tiempo, a la vez que me atrevo con técnicas más potentes. Me siento lleno de energía y confianza en mí mismo, quiero seguir enseñanzas que hablan de estar todo el día consciente de tu mente, y de tu respiración, lo que evita la entrada de un buen número de pensamientos descontrolados y desarmónicos. Llevo tres días meditando, centrado en mi respiración casi cada instante, al regresar a casa me dispongo a realizar una relajación. Comienzo como siempre, con mis ejercicios de pranayama, después me tumbo, comienzo a repetir el mantra, tal como me ha sido enseñado en la Meditación Trascendental, pero introduzco la novedad de relajar al mismo tiempo el cuerpo, esta vez soy muy insistente apartando con el mantra los pensamientos intrusos, cada vez que esquivo una imagen mental, siento un incremento de la energía interna y un gran bienestar. Llevo 10 o 15 minutos, comienzo a notar mucha luz interior y un zumbido dentro de mi cabeza que cada vez se hace más fuerte, esto me pone un poco nervioso, pero en lugar de dejarme llevar por la inquietud, decido relajarme más, estoy muy, muy a gusto, surge un placer enorme que hace vibrar salvajemente el coxis, como si fuera a experimentar un tremendo orgasmo, me relajo para que esta potente energía suba por mi columna vertebral. Siento que de abajo hacia arriba, mi cuerpo se va quedando vacío, como hueco por dentro, al mismo tiempo que como si fuera gigante, sabía que aquello es el despertar de la kundalini, la energía llega al corazón, me llena de una felicidad y un amor que aumenta cuando llega a la garganta, a continuación alcanza


al entrecejo, desde allí se ramifica en dos, dirigiéndose a mis ojos, haciéndolos moverse rápidamente, como en la fase REM del sueño, pero estando completamente despierto, la luz es intensa, hay una energía enorme que me empuja, que me levanta de la cama con una fuerza impresionante. Tengo la sensación de que voy a salir despedido, recordando mi experiencia de niño, cuando algo me empujó hacia la cristalera, no se si el cuerpo con el que estoy a punto de efectuar tan espectacular despegue es el físico, y me voy a golpear contra la pared de enfrente, o se trata del cuerpo astral. Me invade también el miedo a lo desconocido, temo encontrarme con alguna entidad perversa y me resisto a tan poderoso empuje, me concentro con todas mis fuerzas y me agarro a la cama. Mi resistencia hace que corte la experiencia, y que la energía vuelva a descender lentamente por donde había subido. A los pocos segundos me levanto impresionado, sintiéndome totalmente hueco y ligero como una pompa de jabón, con una gran sensación de bienestar, mi campo mental parece gigantesco, cada movimiento que hace mi cuerpo es como si alguien lo estuviera guiando, pienso que mi Ser Superior actúa a través de mí , y que yo soy meramente un observador.

Rafael parece haberlo presentido, y viene a visitarme, le pido que me coja en peso, dice que parezco una pluma. Ahora todo lo hago desde una sensación de ser el habitante de un cuerpo que piensa, siente y actúa de manera automática. Las palabras salen solas, cuando cierro los ojos, mi campo mental es inmenso.

Desde entonces, noto un gran incremento en mi energía interior, lo que puede elevarte o destruirte, lo segundo es un inconveniente, yo la he despertado sin haber trabajado sobre las emociones todo lo que debería haberlo hecho, el resultado ha sido que cuando me permito el más pequeño sentimiento inarmónico, esta energía lo intensifica de tal forma que me daña a mí y a los demás, Rafael me decía que de vez en cuando se me ponía mirada de loco. Al mismo tiempo me pasaban cosas extrañas. A la hora de acostarme, tengo problemas para quedarme dormido porque escucho un silbido que me anuncia una inminente salida al plano astral, aunque cierre los ojos, sigo viendo la habitación, e

incluso unas formas luminosas que se pasean por delante de mi nueva visión desarrollada.

Si hubiera aprendido a dominar mejor emociones como el miedo, podría atreverme a explorar esta nueva dimensión a la que se me ha abierto la percepción. Mi situación es parecida a la de un principiante que pilota un avión a reacción, sin haber practicado las horas de vuelo necesarias para dominarlo. Este es el primer aviso de que aún no estoy preparado para llegar a semejantes alturas.

Algunos autores dicen que la única manera de despertar la kundalini es mediante el tantra sexual, el mahituna, sin embargo en toda mi vida había tenido relación sexual alguna. Otros autores afirman que la kundalini no se despierta si no estás en posición vertical, con la columna vertebral recta. Es evidente que no había sido mi caso, además de que no es lógico. El ser humano ha sido diseñado para tener la kundalini despierta algún día, incluso cuando se tumba, baila, o se agacha a recoger el bolígrafo. No me imagino una futura civilización con todo el mundo siempre tiesos como un palo. ;-)

Desde aquel despertar de la kundalini, a través de la espina dorsal del cuerpo de luz, comencé a vivir experiencias aún más increíbles que las que he contado hasta ahora. A mí mismo me lo parecerían si no fuera porque porque las he vivido de verdad. Me es difícil contarlas por el peligro que supone para la reputación de mi cordura, sin embargo, he decidido escribirlas porque pueden haberte sucedido a ti, y quizás así no te sientas un bicho raro. En el caso de que no te haya sucedido nada así, conocerás algunas de las posibilidades y capacidades que podemos desarrollar. Por ejemplo, en aquella época, estaba viendo la televisión con mis padres, que se encontraban sentados en el sofá, justo detrás de mi. De repente, como si fuera lo más natural del mundo, podía ver la “tele”; que tengo delante, y también a ellos, como si tuviese ojos en la nuca, es la segunda vez que me pasaba algo así, y no sería la última vez. Otro ejemplo es la fiesta de fin de año de 1980, en la que pude ver a través de una pared, como relataré cuando lleguemos a esa parte de la historia.


Lacto-ovo-vegetariano

Semanas después, en aquel entusiasmo de aprender más sobre lo desconocido, un libro me llamó la atención; "Mi preparación para Ganímedes", meses más tarde, en Diciembre, encontré en el Rastro de Madrid la primera parte: "Yo visité Ganímedes", ambos de Yosip Ibrahim. En estos libros puedo encontrar algunos datos más sobre la posible intervención extraterrestre en la historia de la Tierra, la vida en Ganímedes, cómo trabajar en el autodesarrollo espiritual, el final de un Ciclo evolutivo para la humanidad... Lo realmente novedoso para mi, es el tipo de alimentación que recomiendan los guías extraterrestres para purificar el cuerpo físico, y vibrar así en mayor consonancia con el Espíritu. Se trata de una alimentación lacto-ovo-vegetariana. La verdad es que a mí me encantaba la carne, y al mismo tiempo me repugnaba. Hacía varios años que había aborrecido la morcilla, y recuerdo escenas que me hacen ver que ya tenía sensibilidad ante los pedazos de animal muerto que había en mis platos, comerte un filete más o menos ensangrentado, encontrarte las venas en un muslo de pollo, o por ejemplo; el asco que me daba encontrarme unos riñones de pollo flotando en una sopa. Un día, en un restaurante, me encontré la cabeza de un conejo en mi plato de arroz, no pude seguir comiendo. Otro día, estando con mis padres y mi hermana, almorzando en una venta, pedimos entre otras cosas choto, cuando nos lo estábamos comiendo, paró cerca de nuestra mesa una furgoneta. El conductor ató a una cría de cabra a un poste y con un cuchillo grande la rajó ante inenarrables berridos del pobre animal, así uno tras otro, los chotos llorando como niños. Todas estas cosas impresionaron mi conciencia, no podía entender cómo hay seres humanos capaces de matar a estos indefensos animales, y en ese momento, me doy cuenta que yo estoy contribuyendo a estas matanzas comiendo carne.

Ha llegado el momento de hacerme vegetariano, y todo

se pone a favor; por aquel entonces mi padre asiste a un curso para dejar de fumar, en él se le recomienda que durante las primeras semanas, no hay que tomar nada de alcohol ni de carne, pues aumentan las ganas de aspirar el humo de los cigarros, por otra parte tienen que tomar mucha agua y una alimentación abundante en frutas y verduras, para eliminar las impurezas sin toser. Mi madre al principio prepara la misma carne que siempre, pero ya somos dos menos, y mi hermana no quiere comer el doble, además piensa que la alimentación vegetal le puede venir bien para guardar la línea, y mi madre al final piensa que no va a hacer una comida “especial” para ella sola, así que nos hacemos los cuatro lacto-ovo-vegetarianos, y como despedida de la carne, nos fuimos a comer a unas bodegas de Granada, famosas por sus pollos asados.

Por si pudiera interesarte la astrología, Saturno; que entre otras cosas representa la disciplina, transitaba en conjunción con Marte natal en Virgo y en la casa Diez. Debido a que ambos planetas están en trígono en la carta natal, el aspecto fue de lo más positivo. La relación que tiene Virgo con la purificación y las dietas es evidente.

Para mi, ha sido sorprendentemente fácil adaptarme al vegetarianismo, total sólo hay que pasar de dos cosas; la carne y el pescado, e incorporar otros elementos que además de estar más buenos, aportan por lo menos tantas vitaminas y proteínas como la carne, uno de estos elementos son los frutos secos; las almendras, las nueces...

Alimentándose bien, la carne no es necesaria. Por el bien del planeta; con las hectáreas que se gastan en alimentar una vaca durante toda su vida, se podrían alimentar miles de personas. En un documental vimos que McDonald destroza la selva del Amazonas para alimentar vacas, triturarlas y convertirlas en hamburguesas. La masa forestal del planeta no puede subsistir si seguimos con el abuso de alimentación carnívora que existe hoy día. La carne vegetal, cuando se sabe preparar, está genial, y es una solución a la deforestación. Si comiésemos poca carne, bastaría con los animales del campo. Pero ahora se crían en granjas industriales, el origen del pienso depende de una elevada cantidad de vegetales y de agua. Es terrible la vida de un


animal que desde que nace es torturado. Tienen sentimientos, tienen su corazoncito. Alguien podría aducir que una alimentación vegetariana te convierte en un asesino de plantas, la respuesta es que para que puedas comer un filete, cuyas propiedades nutritivas, según algunos expertos en nutrición, pueden sustituirse por siete almendras, hay que asesinar a una cantidad inmensamente mayor de plantas para alimentar al animal, sin hablar del enorme consumo de agua necesario. Estamos de acuerdo con que las plantas también sufren, aunque no tienen un sistema nervioso como el de los animales, sin embargo el sistema nervioso de la mayoría de los animales que comemos, es casi idéntico al de los seres humanos, por lo tanto, si da lo mismo asesinar a plantas que a animales, ¿por qué no comer también seres humanos?, si me permites la ironía. Si sustituimos la carne animal por otras “carnes” de origen vegetal, estamos dando al planeta la posibilidad de reforestarse.

Sin irnos a extremos, está claro que los habitantes del planeta han de reducir su consumo de carne animal, si queremos que los recursos de nuestra Madre Tierra no se agoten, y si queremos un planeta en el que el que está "arriba" no produzca dolor y esclavitud al que está "abajo". No estoy de acuerdo con que por fuerza los "superiores" tengan que maltratar a los “inferiores”. Al menos, en el caso de que se los coman, mejor que sea tras una vida feliz y una muerte digna. De otra manera terminaremos creyendo, como muchos, que los jefes tienen derecho a pisotear a sus trabajadores, y los gobernantes a esclavizar a sus pueblos. Por cierto, menudas setas más buenas que me preparé ayer, con picante y todo... ;-)

Los archivos de las probabilidades futuras

Una noche de Mayo de 1979 vuelvo a tener el mismo

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