marxismo y arqueología - simposio 7 - xv congreso de arqueología chilena

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  • 7/25/2019 Marxismo y Arqueologa - Simposio 7 - XV Congreso de Arqueologa Chilena

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    XV CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOGIA CHILENA

    Simposio 7MARXISMO Y ARQUEOLOGIA PARA EL AO 2000

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    PRESENTACION

    La relacin entre marxismo y arqueologa en Latinoamrica no es nueva.Aunque en la actualidad ha perdido su entusiasmo inicial, de ella poseemos unvoluminoso catlogo de antecedentes contestatarios y suntuosos conceptosaspirantes a la constitucin de un modelo explicativo. Esta relacin no naci de unanecesidad abstracta del pensamiento cientfico, sino ms bien de las urgenciaspolticas de una historia de liberacin social, de una poltica esperanzadora que en eltiempo sucumbi ante una economa del consumo y el bienestar puramente individual.

    La arqueologa social fue fundada a mediados de los 70, y a ella confluyeronnumerosos especialistas con el propsito de enunciar los elementos bsicos queserviran para el desarrollo de una prctica arqueolgica con fundamentosrevolucionarios. An no es claro cuales fueron las contribuciones de esta perspectivaal movimiento popular en los distintos pases latinoamricanos. Pero es evidente quelas indagaciones arqueolgicas acerca de la formacin econmico social, la cultura yla vida cotidiana estuvieron en el centro de una discusin poltica y cultural que seextendi ampliamente en los crculos de la antropologa, la sociologa, la historia y laeducacin.

    Una vieja tesis marxista profesa que La cuestin de s al pensamiento humanose le puede atribuir una verdad objetiva, no es una cuestin terica, sino una cuestinprctica. Es en la praxis donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, larealidad y el podero, la terrenalidad de su pensamiento, y ciertamente esta era lameta de la arqueologa social. Es probable que las circunstancias histrico socialescontribuyeran al naufragio de tales esperanzas, sin embargo, el gigantesco esfuerzoterico no pudo exhibir anlisis de realidades concretas y, por consiguiente, no tuvoposibilidad de demostrar la eficacia y productividad de sus herramientas. Laarqueologa social produjo sus propias limitaciones tericas y prcticas, y tal vez laopcin por las fuerzas productivas como fuente de explicacin, aliment fronterasque redujeron an ms su espacio interior.

    Han pasado 25 aos desde el manifiesto de Teotihuacan Hacia unaarqueologa social y el panorama terico-prctico no parece especialmente alentador.Sin embargo, la actitud crtica de esa toma de posicin no ha perdido su vigor. Elpoder y la dominacin no han desaparecido, han adquirido la forma de un cinismocultural nunca antes visto en nuestra historia social. Necesitamos nuevos modos deactuar sobre la realidad social, y esto nos invita a experimentar en el dominio denuestra disciplina, ya no exclusivamente en el campo del pensamiento acerca delpensar, sino especialmente en aquel donde arqueologa y marxismo deberancolaborar para revelar la complejidad de los productos humanos en relacin a la vida

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    social. El campo para esto ejercicios de crtica es amplio y no se limita alfuncionamiento de los modos de produccin, sus procesos de cambio y lasrepresentaciones que las gentes se hacen de ellos, sino que incluye situaciones tandiversas como los modos sociales en que el pasado es producido einstrumentalizado, o bien como la cultura material y sus instalaciones objetivan demanera prctica las estrategias del poder.

    El arte rupestre como ideologa: notas acerca de un estudio en progreso.

    Francisco Gallardo Ibez1

    Que es la ideologa? donde reside? acaso en las ideas que una comunidadtiene acerca de si misma? sus valores y creencias? en su carcter mistificador? Elmaterialismo en ciencias sociales ha dado mas de una respuesta a estas preguntas,pero con mayor o menor compromiso, todas y cada una de ellas ha debido cargar conla herencia de las ideas de Marx y Engels, ideas cuyo desarrollo como muchos delos conceptos del materialismo histrico- nunca fueron sistemtica y operativamentedesarrollados. Sin embargo, en La ideologa alemanaambos deslizaron la nocin deque son los hombres los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc.,pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por undeterminado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que al lcorresponde, hasta llegar a formaciones ms amplias...Y si en toda ideologa loshombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cmara oscura, estefenmeno responde a su proceso histrico...las formulaciones nebulosas que secondensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su procesomaterial de vida, proceso empricamente registrable y sujeto a condicionesmateriales. Esta es una declaracin que sugiere abiertamente que la ideologa esalgo relacionado con lo material y no exclusivamente con lo mental. Se trata de unaindicacin que retiene cierta ambigedad en relacin a la naturaleza del proceso, peroque por fortuna encuentra una cauce conceptual en el libro La mercanca de Elcapital. All Marx deja en evidencia que es en la relacin que los individuosestablecen con la mercanca y su valor de cambio, donde se elabora y sustancia la

    falsedad de que tales categoras econmicas tendran un valor intrnseco y universalcuya expresin equivalente general correspondera al dinero. La ideologa no es unaidea, una creencia o un valor moral carente de materialidad, es un tipo de prctica quese desarrolla en condiciones materiales objetivadas de manera mistificada. Es estaconciencia prctica la falsa y no simplemente la conciencia que la gente tiene acercade las cosas y acontecimientos del mundo en que vive, concepto que adems esimpensable como algo abstracto.

    1Museo Chileno de Arte Precolombino. FONDECYT 1980200.

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    Si la ideologa es algo prctico, algo cuya existencia y eficacia depende de unamaterialidad, entonces, la mayor parte del registro arqueolgico especficamenteaquello que suele ser considerado como cultura material- sera ideologa objetivada.Sin embargo, aunque toda ideologa es algo que opera al nivel de la reproduccinsocial (para aparentar que esto ocurre sin contradicciones), no todas las prcticaspertenecen a este reino, pues las Historia no slo es estabilidad, tambin es cambio.Son estas transformaciones las que revelan prcticas no seducidas por los procesosideolgicos, practicas que con mayor o menor intensidad actan sobre la ideologadominante, sobre los dispositivos que permiten la conservacin de una formacinsocial.

    El arte rupestre es un hecho arqueolgico que expresa un aspecto delimaginario de una comunidad, o del imaginario de sus autores con respecto a lasesperanzas culturales de su comunidad. Esto lo convierte en un indicador material delas formas que adquieren estas ideas a nivel de la representacin, a nivel de laiconografa. Los sujetos del pasado expresaron a travs del arte rupestredeterminadas preferencias visuales, y depositaron en ellas una parte significativa desus modos de imaginar el mundo en que vivan. En la presente ponencia, exploramosen las relaciones entre los contenidos manifiestos de arte rupestre y las formas deproduccin como un medio de evidenciar los procesos ideolgicos en el pasado. Estasrelaciones son particularmente pronunciadas en la localidad del ro Salado (norte deChile), donde tanto los estilos como los modos de produccin sufrieron profundosarreglos desde el perodo formativo hasta el perodo de dominacin inka.

    El marxismo neoliberal en arqueologa.

    Luis Felipe Bate2

    El ao 2000 llega, sin duda, bajo el signo del neoliberalismo y la globalizacin.Ni la arqueologa ni el marxismo han escapado a los influjos de la poca. Algunosarquelogos, sin mucho camino acadmico recorrido, decidieron abandonarabiertamente el marxismo con la esperanza de situarse ms cerca de los

    financiamientos. Otros pocos (ms de algn conspicuo "revolucionario" de lossesentas o setentas), tal vez ms viejos y conocidos como para que un viraje tannotorio como indecoroso no les restara todo crdito, han sabido encontrar - tras elviejo rtulo de la arqueologa marxista - el camino para adaptarse a los nuevostiempos. Probablemente bajo el modelo ejemplar de la comercializacin de la imagendel Che y ciertamente bajo el lema de "la izquierda y la derecha unidas jams sernvencidas". Tal opcin de vida requiere necesariamente de una doble cara y de unadoble accin. De frente, el puo izquierdo en alto; detrs, la diestra empuando treinta

    2Escuela Nacional de Antropologa e Historia de Mxico.

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    monedas. En pblico, la denuncia del sistema, la "lnea correcta" y "nuestro proyecto",el dedo flamgero y el tono grave de la "moral revolucionaria", el abrazo a hermanos ycamaradas; en privado, las componendas con el sistema, las concesionesconvenientes, el regateo del porcentaje, la insoportable levedad de los escrpulos yotros inconfesables. Hasta el fingimiento de una militancia ficticia (el pretexto declandestinidad evita explicaciones) para impresionar a los dems y, tal vez, laesperanza de no verse tan mal en el espejo. Tal vez no sea cierto que todos loshombres tienen un precio y, en algunos casos, el precio no es slo pecuniario. Lavanidad tambin exige tributos.

    Ya que hoy parece haber ms historiografas de las propuestas que propuestasen arqueologa, bien se puede documentar la historia del surgimiento del marxismoneoliberal, desde sus races militantes en la "Internacional Pesetera" o el "ureoTrayecto del Antiguo Prncipe". Los actores estn vivos (ciertamente lo son) yabundan los testigos, pero estn dispersos. No es difcil juntar antecedentes de losltimos treinta aos para entender que no ha habido sorpresas. No hay an unahistoria medianamente bien documentada de las arqueologas marxistas. Y si "slo laverdad es revolucionaria", tampoco ese lado triste de la histria, ac o all, debequedar indito.

    Arqueologia y cambio social:

    una visin de gnero y materialismo histrico para el norte de chile.

    Patricio Nez Henrquez3

    En la Introduccin se presentarn observaciones acerca de algunos enfoquessexistas y clasistas que conllevan a la discriminacin y omisin en trminos deconocimiento que como actividades de produccin y relaciones sociales, semanifiestan en trabajos e investigaciones arqueolgicas.

    La vida prehispnica se desarroll en un contexto donde la comunidad -demujeres y hombres-, respondi con sus medios y recursos a ste, como accionar

    directo, producto de sus relaciones con la naturaleza y de sus relaciones con otrasagrupaciones sociales. La comunidad se dio como una forma necesaria derelacionarse para respondera la vida y sus requerimientos. En ella se resolvieron susmodos de organizar el trabajo, conseguir alimento, as como lograr experiencias yconocimiento colectivo. Se establecieron reglas para ordenar las relaciones humanas,aparecieron creencias, mitos y se organiz el poder comunitario.

    3Instituto de Investigaciones Antropolgicas. Universidad de Antofagasta.

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    En la exposicin podremos concentrarnos en definir algunos momentosfundamentales de cambios sociales y relaciones de produccin para comprender lasdiferentes actividades y roles que cumplen mujeres y hombres (como tambin nios ynias). Por lo tanto, consideraremos los siguientes tpicos:

    - Las comunidades recolectoras cazadoras. Las principales formas de obtencin dealimentos.

    - La divisin sexual del trabajo y sus diferentes artesanas. El poder y laorganizacin comunitaria.

    - La importancia de la recoleccin como trabajo femenino y su implicancia en elcambio social de produccin.

    - Una nueva visin de la Revolucin Agropecuaria. Importancia de la agricultura apequea escala y los cambios sociales y econmicos.

    - Las comunidades patriarcales agropastoriles. Pastoreo y agricultura a gran escalay sus consecuencias sociales y polticas. El poder patriarcal, cosmovisin y surelacin con el trabajo comunitario.

    Procesos de produccin ltica durante el perodo formativo en la subregin delro salado ( II regin, norte de chile)4

    Charles Rees y Patricio de Souza

    Sabemos que el perodo Formativo marca una etapa crtica en el desarrollo delas poblaciones de la subregin del ro Salado, marcada por la consolidacin de laproduccin ganadera y por una fuerte interaccin con gentes y lugares distantes . Estainteraccin est notoriamente evidenciada en sitios formativos tardos de la subregin,en especial en el sitio de Turi-2, donde es abundante la presencia de objetosalctonos provenientes de distintos sectores circumpuneos. Esta situacin, sumada aun contexto macroregional caracterizado por la persistente evidencia de contactos alarga distancia, permite sugerir que hacia este perodo las poblaciones de la subregindel ro Salado ya estaran involucradas en formas complejas de intercambio

    econmico a nivel interregional. El caso de esta subregin se perfila comoparticularmente importante en este sentido, puesto que se trata de una zona nodal enla cual confluyen distintas vas de contacto hacia sectores de crucial importancia anivel circumpuneo.

    Investigaciones recientes han demostrado que durante la fase tarda delformativo en la zona, existi en el mbito de la produccin ltica un proceso productivoparticular, con importante gasto de trabajo social involucrado, y en apariencia

    4Fondecyt 1980200.

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    orientado esencialmente a un mercado exterior: la produccin de cuentas demalaquita. Junto con ello, la produccin y circulacin de instrumentos lticos a lo largodel perodo se organiza en lgicas complejas que relacionan a los sitios del rea entres. Esta produccin sera excedentaria en algunos de estos sitios, permitiendo lacirculacin de valores de cambio dentro de la regin y hacia el exterior. Por otra parte,el sitio principal en la produccin de cuentas de malaquita aparece como un puntonodal de un sistema de flujo de materias primas e instrumentos lticos. Este sistemaarticula entre s los sitios del rea y los relaciona con el exterior: NOA y el altiplano, elSalar de Atacama y el Loa medio y superior.

    Durante el Formativo se desarrolla en la subregin del ro Salado unaproduccin mercantil de, al menos, instrumentos lticos y cuentas de malaquita.Aparentemente, los primeros realizan su valor de cambio inmediatamente en lacirculacin interna, mientras que las cuentas de malaquita portan el trabajo acumuladoen su elaboracin e incorporan mayor valor en su circulacin hacia puntos distantes.Como contraparte, del exterior arriban a la regin materias primas alctonas como lasobsidianas, cermicas y maderas orientales. Ellas despliegan completamente su valorde cambio al momento de su arribo a la subregin.

    Una ordenacin de los datos desde el punto de vista de la produccin devalores de cambio, es decir, de mercancas, permite comprender en su complejidadlos sistemas de produccin y circulacin descritos. De esta manera, hemos adoptadola hiptesis de que los procesos de produccin ltica no slo son inteligibles tomandocomo referente la organizacin racional de la subsistencia perspectiva mshabitualmente utilizada y relacionada con las formas de asignar valores de uso- sinoque es factible detectar tambin una relacin entre el trabajo social acumulado atravs del proceso y el valor de cambio adjudicado el instrumento o la materia prima.

    A lo largo de la secuencia formativa es posible distinguir, al menos, dos formasde organizar la produccin y circulacin de la industria ltica. El paralelo entre ellasposibilita la construccin de hiptesis en torno a las formas particulares deorganizacin del intercambio en la secuencia y el rea estudiadas, en el contexto delos procesos sociales ms globales en los que estn involucrados las poblaciones de

    la regin.

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    Acerca del dominio Inka, sin miedo, sin vergenza5.

    Mauricio Uribe Rodrguez6Leonor Adn Alfaro7

    Esta reflexin deriva de una investigacin sobre el Tawantinsuyu en las tierrasaltas del ro Loa, centrada en la localidad de Caspana2, intentando un acercamiento ala expansin del imperio, en trmino de los intereses, estrategias y etapasimplementadas por el Inka. Para ello se desarroll un amplio estudio de los mltiplesaspectos y escenarios materiales donde se aprecia su impronta, entrelazando a travsde la arqueologa, la etnohistoria y la etnografa, los datos surgidos de la arquitectura,la cermica, el ltico, el arte rupestre, las tumbas, los caminos y el medioambiente. Elplanteamiento y los resultados de la investigacin obligaron a una crtica de losmodelos utilizados en la actualidad al momento de evaluar nuestro material, enespecial, todos aquellos basados en la complementariedad econmico-ecolgica. Enconsecuencia, el estudio realizado en Caspana propone un modelo alternativo desdeuna perspectiva de la antropologa y la economa poltica que reconoce uncomportamiento ideolgicamente planificado en la expansin del Cusco. De talmanera que, tras el ideal de complementariedad se disfrazara una estrategia deapropiacin de las fuerza de trabajo, paralela a una intervencin ideolgica profundade esta fuerza, sus medios y modos de produccin. En este sentido y como variosotros colegas afirman, proponemos que la complementariedad sera en primer lugarsocial, y slo despus econmica, convirtindose en la gran herramienta poltica delos incas que ocuparon el Desierto de Atacama.

    5Proyectos FONDECYT 1970528 y 1000148.

    6Arquelogo, Departamento de Antropologa, Universidad de Chile, Santiago

    7Arqueloga, Direccin Museolgica, Universidad Austral, Valdivia.