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MARTES 4 DE MAYO DE 2010 ¿Cumple la administración de una empresa su labor en forma adecuada? ¿Se transmite la información al mercado en forma oportuna y transparente? ¿Actúa la administración en beneficio de todos sus accionistas, o sólo de unos pocos? Estas son algunas de las preguntas más relevantes que corresponden al ámbito de los gobiernos corporativos. Una definición de consenso indica que el gobierno corporativo es el conjunto de procesos, políticas, leyes e instituciones que determinan la forma en que una compañía es dirigida y administrada. El concepto incluye también los objetivos que rigen el actuar de una empresa y sus relaciones con los stakeholders: accionistas, empleados, comunidad, etc. Los inversionistas prefieren invertir en empresas con buenos gobiernos corporativos porque el nivel de riesgo es menor y los incentivos están mejor alineados. En un estudio (2002) de la consultora McKinsey, el 80% de los inversionistas afirmaba estar dispuesto a pagar un premio por empresas bien gobernadas. El tamaño de este premio variaba de mercado a mercado, extendiéndose desde el 11% para las compañías canadienses hasta cerca del 40% en países con una ley e institucionalidad más débiles. Algunos estudios también han detectado una relación positiva entre la percepción de las empresas y su rendimiento en bolsa. ¿POR SU PROPIO DUEÑO? La separación de la propiedad y la administración es una práctica común en las corporaciones modernas, y tiene ventajas claras: la propiedad puede cambiar de manos sin interferir con la operación de la empresa. Sin embargo, esta separación también trae consigo algunos problemas. Suponga que al gerente se le paga un salario fijo y se le instruye que, como debe ser, invierta en proyectos de VAN positivo. El gerente puede tener la mejor disposición para hacerlo, pero se verá enfrentado a tentaciones como lujos, inversiones realizadas con el único objetivo de aumentar su ámbito de influencia, o invertir solamente en proyectos donde las habilidades gerenciales relevantes sean las propias. En todos estos casos, los objetivos del gerente están desalineados con los de los dueños o accionistas. Es lo que se conoce como el problema del principal y el agente. En este caso, el principal son los accionistas y el agente es el gerente general. MONITOREO PERMANENTE La solución más evidente ante este problema es el monitoreo. Los accionistas delegan esta función en el directorio, elegido por ellos en la junta de accionistas y con el mandato de defender sus intereses. El directorio se reúne periódicamente con la administración y fiscaliza sus acciones. Los auditores externos también juegan un rol relevante en este sentido. Finalmente, los acreedores (bancos o tenedores de bonos, por ejemplo) también se ocupan de revisar lo que está haciendo la empresa, de forma de asegurarse de que estará en condiciones de cumplir con las obligaciones asociadas a la deuda. Al proteger sus intereses, los acreedores automáticamente ayudan a salvaguardar los de los accionistas. Pero el monitoreo tiene sus costos, y dista mucho de ser perfecto. Primero, hay una clara asimetría de información entre la administración y sus fiscalizadores, ya que nadie sabe mejor que el gerente y los suyos lo que pasa en la empresa. En segundo lugar, y especialmente en empresas en que la propiedad está muy diluida, cada accionista tiene incentivos para esperar que sea otro el que monitoree. Al final, nadie lo hace. Es el clásico problema que los economistas han llamado free-riding. Así, muchas veces se hace necesario tener elementos adicionales para alinear los incentivos de accionistas y administradores. Uno de ellos es la compensación. Es usual que los paquetes de compensación modernos incluyan componentes variables cuya magnitud está ligada a alguna medida de la generación de valor: utilidades, variación en el valor bursátil, rentabilidad u otra. Algunos ejecutivos reciben acciones de la compañía. Así, se transforman en accionistas de esta y, lógicamente, tendrán sus objetivos alineados con el resto de ellos. Más efectivo aún es otorgarles opciones sobre acciones. Una opción otorga el derecho (y no la obligación) para comprar un activo a un precio determinado, en un plazo definido. Si al momento de asumir un nuevo gerente la acción de una firma vale $100 y se le otorgan opciones a un precio de $120, el gerente no las ejercerá (y su beneficio, por lo tanto, será nulo). Si, después de un tiempo, las acciones valen $130, comprará, y su beneficio será de $10. Las opciones, por un lado, permiten reconocer mejor el aporte directo del gerente al incremento en el valor y, por otro, al tener mayor volatilidad que las acciones, proveen un incentivo más fuerte. Un sistema de compensación basado en rendimiento soluciona algunos problemas, pero genera otros: la administración puede tener incentivos para ocultar el verdadero estado de la firma. Por ejemplo, podría tratar de aumentar las utilidades contables, de manera de mejorar la percepción del mercado y, en consecuencia, impulsar el precio de la acción. Estos problemas también pueden generarse cuando la compañía está débil en términos financieros: la administración podría tratar de que las dificultades no se reflejen en sus estados financieros, de manera de no perder la confianza del directorio (y, eventualmente, su trabajo) ni afectar el valor de sus opciones. Es aquí cuando los auditores externos juegan un rol preponderante. Nombrados por los accionistas, revisan las cuentas contables de la compañía para asegurarse de que ellas cumplen con la norma contable y, en consecuencia, representan razonablemente la situación financiera. En los últimos años se ha ampliado el rol de los auditores, exigiéndoseles también que expresen una opinión sobre el funcionamiento de los sistemas de control interno. MÁS TRANSPARENCIA La transparencia no solamente incluye entregar la información adecuada, sino que también hacerlo a tiempo. Dado que el público en general conoce los resultados después que la administración y el directorio, se genera un lapso en que quienes los conocen podrían hacer uso de información privilegiada para obtener ganancias en la bolsa. Muchas regulaciones establecen la obligación de que los directores, ejecutivos y personal clave de las compañías hagan públicas sus transacciones de acciones de la empresa en que participan. Asimismo, se establecen períodos de bloqueo (impuestos por el regulador o voluntarios) en los que estas personas claves no pueden transar títulos de la compañía. GOBIERNOS CORPORATIVOS En empresas bien gobernadas, el riesgo es menor y los incentivos están mejor alineados. R AYADO DE CANCHA A A v ve ec ce es s n na ad di i e e v vi i g gi i l l a a. . MARTES / CLASE 8 DE 10 El espectacular colapso de grandes instituciones financieras durante la crisis iniciada en 2008 ha hecho resurgir las críticas que señalan que el capitalismo es peligrosamente cortoplacista. En efecto, los accionistas de estas empresas permitieron que ellas se endeudaran y tomaran posiciones agresivas en activos tremendamente riesgosos, todo ello a cambio de aumentar las utilidades en el corto plazo y, con ello, el valor de sus acciones. Finalmente, este comportamiento generó un enorme daño para las empresas en cuestión y para la economía como un todo. Muchas compañías tienen estructuras de incentivos que fomentan esta búsqueda de utilidades inmediatas: los accionistas que están “de paso” quieren hacer ganancias rápidas, los gerentes quieren otorgarles valor a sus stock options, los directores quieren ser reelegidos. Es por ello que últimamente se han alzado voces que piden incentivar las decisiones de largo plazo en las empresas. En particular, se han propuesto mecanismos para que los accionistas roten menos (mientras en los 80 el tiempo de permanencia promedio en EE.UU. era de tres años, hoy asciende apenas a diez meses). En Holanda e Inglaterra se han sugerido dividendos adicionales o derechos especiales de voto para aquellos accionistas que se mantengan por más tiempo. Otros han propuesto que los accionistas que entren a una compañía con posterioridad al anuncio de una operación de negocios relevante, no puedan votar en relación con esta operación. Con todo ello se pretende fomentar que los accionistas se comporten como “dueños”. Esta es precisamente una de las grandes ventajas de las empresas que cuentan con controladores claros, o “dueños”, como hay muchas en Chile. En estos casos, podemos estar seguros de que las decisiones estarán orientadas a maximizar el valor en el largo plazo y a garantizar la sustentabilidad del negocio. Contamos así con una protección efectiva contra comportamientos que pueden acarrear graves consecuencias. Las ventajas de una visión de largo plazo LOS ACCIONISTAS DE PASO, LOS GERENTES Y LOS DIRECTORES PUEDEN TENER INCENTIVOS PARA GANAR EN EL CORTO PLAZO. En el mundo se están aplicando mecanismos para que los accionistas roten menos, y para que se comporten como verdaderos dueños de las empresas. OPINIÓN DE RODRIGO HUIDOBRO

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MARTES 4 DE MAYO DE 2010

¿Cumple la administraciónde una empresa su labor enforma adecuada? ¿Se transmitela información al mercado enforma oportuna y transparente?¿Actúa la administración enbeneficio de todos susaccionistas, o sólo de unospocos?

Estas son algunas de laspreguntas más relevantes quecorresponden al ámbito de losgobiernos corporativos.

Una definición de consensoindica que el gobiernocorporativo es el conjunto deprocesos, políticas, leyes einstituciones que determinan laforma en que una compañía esdirigida y administrada.

El concepto incluye tambiénlos objetivos que rigen el actuarde una empresa y susrelaciones con los stakeholders:accionistas, empleados,comunidad, etc.

Los inversionistas prefiereninvertir en empresas conbuenos gobiernos corporativosporque el nivel de riesgo esmenor y los incentivos estánmejor alineados.

En un estudio (2002) de laconsultora McKinsey, el 80% delos inversionistas afirmaba estardispuesto a pagar un premiopor empresas bien gobernadas.El tamaño de este premiovariaba de mercado a mercado,extendiéndose desde el 11%para las compañías canadienseshasta cerca del 40% en paísescon una ley e institucionalidadmás débiles.

Algunos estudios tambiénhan detectado una relaciónpositiva entre la percepción delas empresas y su rendimientoen bolsa.

¿POR SU PROPIO DUEÑO?

La separación de lapropiedad y la administraciónes una práctica común en lascorporaciones modernas, ytiene ventajas claras: lapropiedad puede cambiar demanos sin interferir con laoperación de la empresa.

Sin embargo, esta separacióntambién trae consigo algunosproblemas. Suponga que algerente se le paga un salariofijo y se le instruye que, comodebe ser, invierta en proyectosde VAN positivo.

El gerente puede tener lamejor disposición para hacerlo,pero se verá enfrentado atentaciones como lujos,inversiones realizadas con elúnico objetivo de aumentar suámbito de influencia, o invertirsolamente en proyectos dondelas habilidades gerencialesrelevantes sean las propias.

En todos estos casos, losobjetivos del gerente estándesalineados con los de losdueños o accionistas. Es lo quese conoce como el problema

del principal y el agente. Eneste caso, el principal son losaccionistas y el agente es elgerente general.

MONITOREO PERMANENTE

La solución más evidenteante este problema es elmonitoreo. Los accionistasdelegan esta función en eldirectorio, elegido por ellos enla junta de accionistas y con elmandato de defender susintereses.

El directorio se reúneperiódicamente con la

administración y fiscaliza susacciones. Los auditoresexternos también juegan un rolrelevante en este sentido.

Finalmente, los acreedores(bancos o tenedores de bonos,por ejemplo) también seocupan de revisar lo que estáhaciendo la empresa, de formade asegurarse de que estará encondiciones de cumplir con lasobligaciones asociadas a ladeuda. Al proteger susintereses, los acreedoresautomáticamente ayudan asalvaguardar los de losaccionistas.

Pero el monitoreo tiene suscostos, y dista mucho de serperfecto. Primero, hay una claraasimetría de información entrela administración y susfiscalizadores, ya que nadiesabe mejor que el gerente y lossuyos lo que pasa en laempresa.

En segundo lugar, yespecialmente en empresas enque la propiedad está muydiluida, cada accionista tieneincentivos para esperar que seaotro el que monitoree. Al final,nadie lo hace. Es el clásicoproblema que los economistas

han llamado free-riding.Así, muchas veces se hace

necesario tener elementosadicionales para alinear losincentivos de accionistas yadministradores. Uno de elloses la compensación. Es usualque los paquetes decompensación modernosincluyan componentes variablescuya magnitud está ligada aalguna medida de lageneración de valor: utilidades,variación en el valor bursátil,rentabilidad u otra.

Algunos ejecutivos recibenacciones de la compañía. Así,se transforman en accionistasde esta y, lógicamente, tendránsus objetivos alineados con elresto de ellos. Más efectivo aúnes otorgarles opciones sobreacciones.

Una opción otorga elderecho (y no la obligación)para comprar un activo a unprecio determinado, en unplazo definido. Si al momentode asumir un nuevo gerente laacción de una firma vale $100 yse le otorgan opciones a unprecio de $120, el gerente nolas ejercerá (y su beneficio, porlo tanto, será nulo). Si, despuésde un tiempo, las accionesvalen $130, comprará, y subeneficio será de $10.

Las opciones, por un lado,permiten reconocer mejor elaporte directo del gerente alincremento en el valor y, porotro, al tener mayor volatilidad

que las acciones, proveen unincentivo más fuerte.

Un sistema de compensaciónbasado en rendimientosoluciona algunos problemas,pero genera otros: laadministración puede tenerincentivos para ocultar elverdadero estado de la firma.

Por ejemplo, podría tratar deaumentar las utilidadescontables, de manera demejorar la percepción delmercado y, en consecuencia,impulsar el precio de la acción.

Estos problemas tambiénpueden generarse cuando lacompañía está débil entérminos financieros: laadministración podría tratar deque las dificultades no sereflejen en sus estadosfinancieros, de manera de noperder la confianza deldirectorio (y, eventualmente, sutrabajo) ni afectar el valor desus opciones.

Es aquí cuando los auditoresexternos juegan un rolpreponderante. Nombradospor los accionistas, revisan lascuentas contables de lacompañía para asegurarse deque ellas cumplen con la normacontable y, en consecuencia,representan razonablemente lasituación financiera.

En los últimos años se haampliado el rol de losauditores, exigiéndoselestambién que expresen unaopinión sobre elfuncionamiento de los sistemasde control interno.

MÁS TRANSPARENCIA

La transparencia nosolamente incluye entregar lainformación adecuada, sinoque también hacerlo a tiempo.

Dado que el público engeneral conoce los resultadosdespués que la administracióny el directorio, se genera unlapso en que quienes losconocen podrían hacer uso deinformación privilegiada paraobtener ganancias en la bolsa.

Muchas regulacionesestablecen la obligación de quelos directores, ejecutivos ypersonal clave de lascompañías hagan públicas sustransacciones de acciones de laempresa en que participan.Asimismo, se establecenperíodos de bloqueo(impuestos por el regulador ovoluntarios) en los que estaspersonas claves no puedentransar títulos de la compañía.

GOBIERNOSCORPORATIVOSEn empresas bien gobernadas, el riesgo es menor y los incentivos están mejor alineados.

R AYADODE CANCHA

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MARTES / CLASE 8 DE 10

El espectacular colapso de grandesinstituciones financieras durante la crisisiniciada en 2008 ha hecho resurgir las críticasque señalan que el capitalismo espeligrosamente cortoplacista.

En efecto, los accionistas de estas empresaspermitieron que ellas se endeudaran ytomaran posiciones agresivas en activostremendamente riesgosos, todo ello a cambiode aumentar las utilidades en el corto plazo y,con ello, el valor de sus acciones.

Finalmente, este comportamiento generóun enorme daño para las empresas encuestión y para la economía como un todo.

Muchas compañías tienen estructuras deincentivos que fomentan esta búsqueda deutilidades inmediatas: los accionistas que están“de paso” quieren hacer ganancias rápidas, losgerentes quieren otorgarles valor a sus stockoptions, los directores quieren ser reelegidos.

Es por ello que últimamente se han alzadovoces que piden incentivar las decisiones delargo plazo en las empresas.

En particular, se han propuesto mecanismospara que los accionistas roten menos(mientras en los 80 el tiempo de permanenciapromedio en EE.UU. era de tres años, hoyasciende apenas a diez meses). En Holanda eInglaterra se han sugerido dividendosadicionales o derechos especiales de votopara aquellos accionistas que se mantenganpor más tiempo.

Otros han propuesto que los accionistasque entren a una compañía con posterioridadal anuncio de una operación de negociosrelevante, no puedan votar en relación conesta operación.

Con todo ello se pretende fomentar quelos accionistas se comporten como “dueños”.

Esta es precisamente una de las grandesventajas de las empresas que cuentan concontroladores claros, o “dueños”, como haymuchas en Chile.

En estos casos, podemos estar seguros deque las decisiones estarán orientadas amaximizar el valor en el largo plazo y agarantizar la sustentabilidad del negocio.

Contamos así con una protección efectivacontra comportamientos que pueden acarreargraves consecuencias.

Las ventajasde una visiónde largo plazoLOS ACCIONISTAS DE PASO, LOSGERENTES Y LOS DIRECTORESPUEDEN TENER INCENTIVOS PARAGANAR EN EL CORTO PLAZO.

En el mundo se estánaplicando mecanismos paraque los accionistas rotenmenos, y para que secomporten comoverdaderos dueños de lasempresas.

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