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ROBERT B. MARKS LOS ORIGENES D E L M U N D O MODERNO UNA NUEVA VISIÓN Traducción castellana de Joan Lluís Riera CRÍTICA BARCELONA

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Marks Robert Los Origenes Del Mundo Moderno

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  • R O B E R T B . M A R K S

    L O S O R I G E N E S

    D E L M U N D O M O D E R N O

    U N A N U E V A V I S I N

    Traduccin castellana de Joan Llus Riera

    CRTICA B A R C E L O N A

  • Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de ios titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin lolal o parcial de esta obra por cualquier me-dio o prcK-edimiento, comprendidos la reprografa y el Iralamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos

    Ttulo original: The Origiiu of ihe Modein Worlil Fate and Fortune in the Rise of the West

    Diseo de la cubierta: Jaime Fernndez Ilusiracin de la cubierta: leo de Claude-Joseph Vernel Realizacin: Atona, S L

    First Published in the United States by Rouman & Litilefieid, Lanhaus, Maryiand, USA. Reprinled by pennision. All righis reserved.

    2007 de la traduccin castellana para E,spafia y Amrica: Editorial Crtica, S .L. , Diagonal. 662-664,080.M Barcelona

    ISBN: 978-84-8432-93t)-5 e-mail: editorial(g)ed-critica.es www.ed-critica.es Depsito legal: M. 31.058-2007 Impreso en Espaa

    2007.- B R O S M A C , S. L . . Polgono Industrial 1, calle C , Mstoles (Madrid)

    AGRADECIMIENTOS

    Como suele ocurrir en todas las empresas intelectuales, he con-trado una deuda de gratitud con quienes inspiraron, criticaron y apoyaron este libro. Sin el trabajo eruditametite crtico de Kenneth Pomeranz, Andre Gunder Frank, Dennis O. Flynn, y Arturo Giral-dez, as como sus comentarios sobre mi obra, este libro no hubiera sido posible. Perdimos a un gran pensador con la muerte reciente de Gunder Frank; ser recordado.

    Para pensar a fondo en la historia del siglo XX he contado con la ayuda de mis estudiantes de historia de Whittier College. Sobre todo me ayudaron a abordar la idea, bsica en el captulo 6, que contempla al siglo XX como un momento de ruptura respecto del pasado, hiptesis con la que no todos estn de acuerdo. Josh Bats en particular fue im crtico audaz que tambin ley y coment todo el libro y me ayud a preparar materiales de estudio para los alum-nos.

    En RoMinan & Littlefield. los editores originales de esta obra, me ha apoyado con fuerz.a su directora editorial, Susan McEa-chern, quien ha sido tambin una maravillosa editora que me ha ayudado a clarificar mi prosa y mi pensamiento. Janice Braunstein ha sabido llevar la produccin del libro, y Mark Selden contribuy

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    haban convertido en autnticos marineros de aUa mar; es decir, po-dan navegar en aguas abiertas, sin atisbar la costa, habilidad que les dio una ventaja importante en el ocano ndico. Ah!, y desde luego los europeos fueron a tropezar con grandes reservas y minas de plata en Amrica, lo que les permiti, en palabras de un estudio-so, comprar un billete para el tren asitico.24 De qu manera ocu-rri todo esto es la historia que se relata en el siguiente captulo.

    Captulo 3

    IMPERIOS, ESTADOS Y EL NUEVO MUNDO, 1500-1775

    De 1500 a 1775, muchas de las formas en que hasta entonces se organizaba el mundo comenzaron a cambiar. El primer cambio, y el ms impoilante, fue que la mayor parte del mundo estableci contac-tos y relaciones regulares de una naturaleza distinta a los conocidos hasta entonces. Mientras que antes haba habido varios mundos en el mundo el chino, el del ocano ndico, el mediterrneo y el ame-ricano, todava desconocido para los europeos, los asiticos y los africanos, despus de 1500 dos nuevos vnculos convirtieron el planeta entero en un solo mundo por primera vez en la historia. El viaje de Cristbal Coln en 1492 abri las puertas al Nuevo Mundo y estableci nuevas relaciones entre Amrica, Europa y frica, pero tambin hubo una ruta menos conocida por el Pacfico que enlazaba el Nuevo Mundo con China desde que los espaoles fundaron una colonia en Filipinas en 1571. Estos nuevos vnculos condujeron al intercambio de bienes, ideas, grmenes, alimentos y personas en todo el mundo, en un proceso que cre un Nuevo Mundo dinmico pero tambin muy peculiar, bastante diferente del Antiguo (es decir, Afroeurasia). Cabe pensar en estos desarrollos del siglo xvi como la primera globahzacin.

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    Un segundo proceso, tambin de gran calado, fue el continuo crecimiento y la vitalidad de los imperios en Eurasia. En el siglo XVI, los imperios siguieron siendo la forma poltica ms comin de control de grandes territorios. De todas las diversas formas de sis-temas polticos y econmicos que los seres humanos haban expe-rimentado para obtener el sustento de la tierra y aumentar sus po-blaciones, el de mayor xito era, con mucho, el imperio. Tanto que merece la pena reflexionar la razn por la que no vivimos hoy en un imperio en lugar de hacerlo en naciones-estado. La respuesta es que en Europa occidental se desarroll un nuevo sistema de esta-dos. Por supuesto, el control ejercido por los espaoles en gran parte del Nuevo Mundo les proporcion al principio los recursos necesarios para intentar establecer un imperio, pero ese nilento top con una fuerte resistencia en otros estados europeos, lo que no slo acab con las perspectivas de un imperio en Europa, sino que tambin sirvi de punto de partida para un nuevo orden poltico in-ternacional.

    El tercero de los grandes procesos se refiere al crecimiento de un sistema de estados soberanos en Europa y al vnculo entre ese proceso y la guena. En comparacin con los imperios asiticos, los estados europeos dan la impresin de ser sistemas pequeos y fr-giles incapaces de competk con los grandes imperios. Sus gober-nantes eran tan pobres que constantemente tenan que pedir prsta-mos para mantener sus ejrcitos. Los estados eran tan pequeos que no contaban en el interior de sus fronteras con todos los recursos necesarios para su propia defensa, y si los espaoles hubieran lo-grado establecer un imperio de Europa y eliminar las guerras entre estados, quiz los estados europeos independientes no habran lle-gado a desarrollarse. Tal como fueron las cosas, las guerras que sostenan entre s los estados europeos favorecieron una forma par-ticular de estado que se desartoll en Inglaterta y Francia durante los siglos XVI y XVII, aunque condujo al enfrentamiento de estos dos estados durante buena parte del siglo xviii.

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 103

    Hacia finales del siglo xviii, Inglaterta ascendera a la cima del sistema de estados europeos. En Asia, la dinmica de los imperios de India y China conducira al debilitamiento de India y al fortaleci-miento de China. Desde una perspectiva global, podemos decir que a finales del siglo xvin se enfrentaban dos mundos de organizacin muy distinta: el sistema mundial asitico oriental, centrado en Chi-na, y el sistema mundial euroamericano, centrado en Inglaterra.' El hecho de que durante el siglo XIX la balanza de poder se inclinara a favor de Inglaterta es parte de la historia que se relata en los captu-los 4 y 5, pero antes examinaremos los tres procesos que hemos presentado ms arriba.

    CONQUISTADORES Y CONSTRUCTORES DE IMPERIOS

    Despus de 1500, en Eurasia se produjo la expansin drstica de cinco imperios en un proceso que redibuj los lmites polticos del continente y que puso fin al papel que desempeaban los guerreros nmadas: China en el este, Rusia en el centro, la India mogol en el sur, el Irn safvida en el suroeste y el imperio otomano en el oeste. Aunque no todos se expandieron al mismo tiempo ni con el mismo ritmo y ms de uno experiment importantes retrocesos en algin que otro momento, el empuje expansivo de estos imperios fue tan grande que hacia 1775 prcticamente toda Eurasia, con la salvedad de las regiones ms occidentales de Europa, se encontraba bajo el control de alguno de ellos.

    Rusia y China

    Los dos casos ms drsticos de expansin imperial fueron Rusia y China: Rusia cuadruplic y casi quintuplic su tamao de 1500 a 1800 y China dobl y casi triplic su tarao. Rusia se expandi

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    desde el principado de Mosc, que en 1300 era poco ms que un fuerte militar (un kremlin) rodeado por unos cuantos miles de kil-metros cuadrados de bosque con alguna que otra granja: en los si-guientes ciento cincuenta aos, los gobernantes moscovitas aumen-taron su tenitorio mediante la conquista de otros principados de habla rusa. La expansin ms drstica se produjo durante el siglo XVI cuando el gobernante moscovita Ivn I (el Terrible, rein de 1682 al725) y Catalina la Grande (rein de 1762 al796) extendie-ron las fronteras rusas hacia el oeste, tomando las naciones blticas, partiendo Polonia y aplastando la resistencia al gobierno raso en Ucrania y Crimea.

    China era el imperio de ms larga tradicin de todo el mundo, con dos mil aos de historia que comenzaron hacia 200 a.C, y se prolongaron hasta principios del siglo xx. Aunque experiment pe-rodos significativos de desintegracin y conquista por fuerzas fo-rneas, las tradiciones y tcnicas del gobierno imperial perduraron. En 1500, China haba estado gobernada por la dinasta Ming desde 1368. Conquistada a mediados del siglo xvn por los manches del noreste, la nueva dinasta Qing pronto inici una serie de campaas militares, sobre todo bajo el liderazgo del emperador Qianlong (rei-n de 1736 a 1795), quien en sus campaas por el noroeste y el oes-te derrot a los pueblos no chinos, en particular los musulmanes ui-gur y los tibetanos, a los que incorpor a su imperio junto con sus tierras. AI finalizar sus campaas militares durante la dcada de 1770, el imperio chino haba doblado su tamao al anexionarse los pueblos tibetano, mongol y otros, aunque los nuevos territorios eran regiones poco pobladas de estepa, semidesierto y montaa.

    China era el centro de un sistema tributario de comercio que inclua la mayor parte de Asia oriental y algunas regiones vecinas que no estaban formalmente anexionadas a su imperio. Hacia el norte, oeste y suroeste, pueblos sin estado de diversas etnias paga-ban tributos, literal y figuradamente, al emperador de China en-viando misiones peridicas a Beijing, la capital. Los gobernantes

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 105

    chinos tambin consideraban obligados tributarios algunos estados vecinos, como Vietnam, Corea, Java e incluso Japn, de los que tambin esperaban recibir misiones de tributo. Las misiones de tri-buto no slo reconocan la posicin dominante de China en Asia oriental, sino que proporcionaban lucrativas oportunidades comer-ciales tanto oficiales como privadas que enlazaban China con los es-tados tributarios, de manera que China ejerca una notable influen-cia, directa e indirecta, sobre un territorio que superaba los lmites territoriales de su gobierno y que inclua la mayor parte del sudeste asitico en el sistema tributario de comercio de Asia oriental.^

    La expansin mogol, safvida y otomana

    Los imperios mogol, safvida y otomano, que en conjunto ocu-paban las regiones del sur y suroeste del continente Eurasitico, compartan muchas semejanzas. En primer lugar, todos tenan di-nastas gobernantes turcas. En su origen, los turcos haban sido uno de los pueblos nmadas de Asia central, pero desanollaron sufi-ciente poder militar para conquistar regiones agrcolas de mayor densidad de poblacin en el norte de India, la pennsula de Persia y la meseta de Anatolia. Como ya he comentado los orgenes del im-perio otomano en el captulo anterior; baste con decir aqu que tras conquistar Constantinopla en 1453, los otomanos continuaron la expansin de su imperio por todo el Mediterrneo: Grecia y los Balcanes en la costa norte, Siria, Lbano y Palestina en el levante y toda la costa sur desde Egipto hasta Argelia. De modo parecido, a principios del siglo xvi, los lderes de las bandas turcas conquista-ron Persia, donde constituyeron la dinasta safvida, e India, donde constituyeron la dinasta mogol.

    En segundo lugar, las tres dinastas abrazaban alguna de las ra-mas del islam. Los otomanos eran acrrimos creyentes sunes, los safvidas eran chies y los mogoles (mongol en persa), al menos

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    al principio, eran bastante tolerantes no slo con las diversas ramas del islam, sino tambin con las prcticas y creencias hindes. Estos tres imperios eran, por tanto, estados sucesores del primer gran im-perio islmico que surgi en el siglo VUL Pese a ello, las diferencias doctrinales entre los otomanos sumes y los safvidas chies eran tan grandes que se enfrentaron militarmente, primero en la batalla de Chaldirn en 1514 y ms tarde de manera intermitente durante los doscientos aos siguientes.

    En tercer lugar, estos imperios islmicos tenan estructuras pol-ticas y econmicas parecidas. Los conquistadores establecieron di-nastas en las que sus hijos ascendan al trono tras su muerte de modo muy parecido a como ocurra en China. Igualmente, los esta-dos sucesores islmicos gobernaban sus territorios por medio de una burocracia de oficiales, situados por todo el dominio, que res-pondan directamente al emperador. Todos estos imperios depen-dan de economas agrcolas productivas que dejaban un excedente que los gobernantes podan explotar mediante gravmenes a los campesinos o a los grandes terratenientes.

    La dinmica de los imperios

    Aunque todos estos imperios tuvieron que hacer frente a dificul-tades, sobre todo las surgidas de lo que los historiadores denominan la crisis de mediados del siglo xvii,^ el hecho es que, pese a sus al-tibajos, durante el perodo de 1500 a 1775 fueron formas prsperas y en expansin de organizar la economa poltica de vastos territo-rios. Demostraron poder movilizar recursos bajo su control para au-mentar y extender el poder de la dinasta gobernante hacia nuevas reas. As, hacia 1700 la mayor parte del continente eurasitico se encontraba bajo el control de algn tipo de imperio. Es irnico que, pese a que todos estos imperios, salvo el ruso, haban sido estableci-dos por conquistadores procedentes de la estepa, pusieran fin a cual-

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    quier nueva amenaza a su existencia por parte de los nmadas domi-nando al resto. Aunque incluso entrado el siglo xix los pueblos n-madas y otros pueblos podan sublevarse y perturbar de forma no-table el orden del imperio, el poder de los grandes estados centrales superaba ya el poder de los nmadas. As pues, una de las dinmicas anteriores de los imperios, las invasiones nmadas que causaban tensiones o incluso cadas de gobierno, haba llegado a su fin.''

    Sin embargo, otras dinmicas internas y peculiares de cada im-perio siguieron provocando perodos de auge y de declive. En In-dia, el punto lgido del poder mogol se alcanz con el gobierno de Aurangzeb (m. 1707). Poco despus de su muerte, varios prncipes indios retaron al poder mogol y afirmaron con xito su independen-cia, fragmentando el poder poltico y dejando abiertas brechas por las que los europeos pudieron entrar en India, como veremos en el siguiente captulo. El poder de China durante el siglo xviii pareca estar bastante afianzado, aunque visto con la perspectiva del tiempo sabemos que la corrupcin en los niveles ms altos comenzaba a debilitar la voluntad poltica y que el crecimiento de la poblacin, unido a dificultades econmicas, alimentaron una gran revuelta a finales de siglo. Los costes para sofocar la rebelin del Loto Blanco hicieron que salieran a la superficie otros problemas a principios del siglo XIX.

    En la mayor parte del territorio del continente eurasitico, los imperios florecieron desde el siglo xvi al siglo xix. Aunque cada uno de ellos tem'a su propia historia y cultura, compartan algunas caractersticas. La principal es que los imperios eran sistemas pol-ticos que controlaban grandes territorios sobre los que proclamaba la soberana una nica persona (normalmente llamada empera-dor). Los imperios demostraron ser bastante eficaces en el gobier-no de sus pueblos, por lo que no debe sorprender que se desarrolla-ran y utilizaran tambin en otros lugares del mundo, sobre todo en frica occidental y en la Amrica precolombina, y que incluso los europeos, como veremos, acariciaran sueos de un imperio unifica-

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    do. En el captulo 2 he comentado los imperios de frica occiden-tal; aqu introducir Amrica y Europa en el relato.

    Amrica

    Antes de la llegada de los europeos, tanto Amrica del Norte como Amrica del Sur estaban habitados por pueblos que haban construido diversos tipos de sistemas sociales y econmicos, que iban desde sociedades de cazadores-recolectores hasta sociedades agrarias muy desarrolladas,^ durante los siglos que siguieron a las primeras migraciones al continente americano alrededor de 15.000 a.C.^ No debe sorprender, por tanto, que estos pueblos tambin crea-ran la forma ms alta de organizacin poltica del antiguo rgimen biolgico: el imperio. Para nuestra histoi ia, dos son los imperios im-portantes: el imperio azteca en Mxico central y el imperio inca de las montaas de lo que hoy es Per y Chile. (Vase el mapa 2.1.)

    Los aztecas El valle central de Mxico siempre haba sustentado grandes ci-

    vilizaciones, comenzando con los olmecas hacia 1500 a.C. En la pennsula de Yucatn, los mayas haban construido una magnfica civilizacin con ciudades, grandes pirmides y una agricultura muy productiva que alcanz su punto lgido alrededor de 600-900 d.C; despus el estado maya se disgreg en numerosas entidades de me-nor tamao. Hacia 1100 d.C, el valle de Mxico estaba dominado por los toltecas, cuya capital era Tula, en el extremo septentrional del valle. Gracias a sus buenas tierras y al agua que reciban regu-larmente de los ros alimentados por el deshielo de las montaas circundantes, el valle de Mxico sustentaba una rica agricultura y atraa pueblos desde todos los puntos de Amrica del Norte.

    Entre los pueblos que emigraron al valle de Mxico hacia 1350 destaca el pueblo mexica, tambin conocido como azteca.'' Habien-

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    do llegado tarde, con una civilizacin de logros cuestionables y du-dosa competencia agrcola, los mexicas fueron relegados a las peores tierras, a un lago y un cenagal, y se les consider subordina-dos. Tras cometer el error de sacrificar a la hija de uno de sus supe-riores, los mexicas fueron exihados a algunas islas del lago Texco-co. Mediante la extraccin del cieno frtil del fondo del lago que despus disponan sobre unos cuerpos flotantes llamados chinam-pas, los mexicas construyeron poco a poco una isla en medio del largo Texcoco sobre la que con el tiempo apareci su ciudad, Te-nochtitln, en el lugar de lo que hoy es Ciudad de Mxico. Gracias al hecho de ser intrusos y verse forzados a defenderse a s mismos, los mexicas se convirtieron en excelentes guerteros que en ocasio-nes trabajaron para otros, pero que al mismo tiempo construyeron sus propias defensas y organizaron sus sistemas de poder.

    Hacia 1400, el valle de Mxico estaba salpicado de numerosas ciudades-estado guerreras. Los actores principales eran slo tres o cuatro; los mexicas se mantuvieron como mercenarios y actores se-cundarios hasta 1428, cuando acordaron una triple ahanza con otros dos grupos. Los mexicas fueron entonces lo bastante podero-sos como para comenzar a conquistar y someter a sus vecinos, a los que exigieron que les enviaran tributos a su capital, Tenochtitln. Dos gobernadores mexicas de mediados del siglo xv, Izcoatl (1428-1440) y Moctezuma I (1440-1469), dirigieron la alianza, que lleg a controlar todo el valle de Mxico y otras tierras colindantes. En el momento lgido de su poder, a principios del siglo xvi, el im-perio gobernaba unos 489 territorios sometidos con un total de unos veinticinco millones de habitantes, todos los cuales deban pagar tributos a los mexicas en Tenochtitln.

    De este modo, los gobernantes mexicas hicieron acopio de una considerable riqueza procedente de sus estados tributarios. A Te-nochtitln llegaban alimentos, joyas, pieles, caucho, piedras precio-sas, oro y plata, no porque los pueblos conquistados desearan enviar esos artculos, sino por el temor de ser castigados si no lo hacan.

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    Los mexicas no gobernaban su imperio sirvindose de un aparato burocrtico o mediante la asimilacin de los pueblos, sino por me-dio del terror: al menor signo de resistencia, se lanzaban a la guerra y se hacan con prisioneros para sacrificarlos a sus dioses.^ Los me-xicas construyeron un gran imperio basado en la recoleccin de tri-butos do sus subditos, en guerras peridicas y en el sacrificio diario de cientos si no miles de cautivos. Tenochtitln quiz fuera una ciu-dad de una excepcional riqueza, pero los cimientos de su imperio no eran slidos, pues descansaban en el miedo que los mexicas inspira-ban en sus subditos.

    Los incas Lo mismo podra decirse del imperio que construyeron en Am-

    rica los incas. A diferencia c los mexicas y los mayas, los incas no desarrollaron un lenguaje escrito, de modo que casi todo lo que sa-bemos sobre ellos se lo debemos a los relatos recopilados a princi-pios del siglo XVI por los conquistadores europeos. Aun as, la his-toria es impresionante. Tras asentarse en las tienas altas de Peni, alrededor del lago Titicaca, a mediados del siglo xiii, los incas (nombre que originariamente haca referencia al ttulo de su empe-rador, pero que ms taide los europeos utilizaron para referirse al propio pueblo) lanzaron campaas militares durante el siglo xv que culminaron con la creacin de un enorme imperio que se extenda a lo largo de unos cuatro mil kilmetros desde la actual Quito, en el norte, hasta Santiago, en el sur.

    A diferencia de los mexicas, los incas asimilaron de manera consciente en su cultura a los pueblos conquistados: los forzaron a adoptar un lenguaje comn (el quechua) y los gobernaron de mane-ra directa mediante administradores. Adems de ser en extremo longitudinal, pues ocupaba la mayor parte de las tierras altas de la vertiente pacfica de Amrica del Sur, el imperio inca tambin era vertical. Las montaas pemanas superaban los cuatro mil metros de altitud, algunas de sus ciudades estaban situadas a unos

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 111

    tres mil metros y haba pueblos incas dispersos por todas las monta-as y los valles. Adems de suponer un reto para su gobierno, la verticalidad tambin era un reto para el cultivo de alimentos: dada la enorme diferencia de altura de cada uno de los seis ecosistemas, en cada lugar haba que cultivar plantas distintas. Para asegurar la unidad de tan inslito imperio, los incas pavimentaron con piedras talladas algunos caminos de las montaas con el objeto de facilitar el paso de los mensajeros imperiales y los ejrcitos.

    Es sorprendente que, dadas las dimensiones del imperio, los in-cas no dispusieran de un verdadero sistema de escritura y que, en su lugar, desarrollaran un ingenioso sistema de cuerdas con nudos y colores que permitan a los gobernantes mantener un registro de da-tos vitales (poblacin, tributos, servicios de trabajo adeudados al gobierno) para mantener la unidad del imperio. Los desplazamien-tos entre pueblos estaban prohibidos y la ausencia de dinero y de comercio limitaba el desarrollo de la propiedad privada y la rique-za. No obstante, el imperio era rico, pues gobernaba a diecisis mi-llones de personas.

    Al igual que en el imperio mexica, tambin en el imperio inca se fueron acumulando tensiones a medida que se extenda. Los incas crean que su gobernante descenda del dios Sol; para que estuviera contento tras su muerte y los cultivos prosperaran, el gobernante era momificado a fin de poder sacarlo en todas las ocasiones y deci-siones importantes, manteniendo as un vnculo con el dios Sol. Adems, los descendientes directos del jefe momificado reciban todas sus tierras y posesiones para poder sustentar esta actividad. Por consiguiente, cada nuevo gobernante inca llegaba al trono sin tierras y tena que conquistar nuevos territorios y pueblos, lo que sin duda contribua a la dinmica de expansin imperial inca. Cuan-do esa expansin comenz a frenarse, bien por falta de tierras dis-ponibles para ser conquistadas, bien porque los ejrcitos incas su-fran derrotas como ocurri cuando bajaron por la vertiente oriental de los Andes hasta la selva amaznica, de donde fueron ex-

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    pulsados, las tensiones dentro de la familia real fueron acrecen-tndose y terminaron estallando a la muerte de un emperador inca en 1525, debido a una crisis sucesoria entre dos medio hermanos.

    En 1500, tanto el imperio azteca como el inca estaban bien asen-tados y eran bastante poderosos, aunque ambos tenan debilidades. Los aztecas haban construido un imperio basado en la recaudacin por la fuerza de los excedentes del pueblo al que sometan, mientras que los incas tenan un sistema que requera una continua expan-sin a fin de que cada nuevo gobernante consiguiera tierras para sostener a su familia. Entonces, la llegada de los espaoles, primero Coln en 1492, pero sobre todo Hernn Corts en 1519 y Francisco Pizarro en 1531, lo cambiaron todo.

    L A CONQUISTA DE AMRICA Y E L IMPERIO ESPAOL

    En 1500, Tenochtitln, la capital del imperio azteca, tena una poblacin de doscientos cincuenta mil habitantes, lo que la conver-ta en una de las mayores ciudades del mundo. Poda alardear de te-ner pirmides, jardines botnicos, canales, zoolgicos, un sistema de alcantarillado y calles que diariamente limpiaba una cuadiilla de un inillar de hombres. Los guerreros aztecas infundan terror en los pueblos que conquistaban a fin de asegurar de este modo la entrada continua de alimentos y otros bienes en la capital. Sin embargo, este imperio grande, complejo y poderoso se derrumb ante tan slo seiscientos conquistadores espaoles comandados por Her-nn Corts; un ejrcito menor incluso, al mando de Francisco Pi-zarro, conquist el imperio inca en la dcada en 1530. Cmo pudo ocuirir algo as?

    En 1519, despus de arribar a la costa de Mxico cerca de lo que ms tarde sera la ciudad de Veracruz, Hernn Corts oy que exis-tan ingentes cantidades de oro en las tierras del interior y que va-rios pueblos conquistados por los aztecas estaban dispuestos a ayu-

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 113

    darlo proporcionndole informacin, alimentos, canoas y guerre-ros. El emperador azteca, Moctezuma I I , al principio crey que Corts era un dios que volva a la Tierra y, con la esperanza de que se marcharan, le envo regalos de oro para apaciguar a los espao-les, pero, en palabras de Corts, tenemos en el corazn una enfer-medad que slo el oro puede curar, y as comenz la expedicin por tierra hasta Tenochtitln.

    Aprovechndose del odio que albergaban los pueblos conquis-tados hacia los aztecas. Corts acept su ayuda para llegar a Te-nochtitln y luchar contra los aztecas. Aunque stos eran guerreros feroces que haban desarrollado muchos instrumentos de guerra eficaces en el valle de Mxico, los espaoles gozaban de una enor-me ventaja tecnolgica. Los espaoles tenan espadas y armaduras de hierro, los aztecas, annas de bronce y armaduras de tela; los es-paoles contaban con caones, ruedas y caballos, los aztecas no; los espaoles tenan perros de la guerra, los aztecas no; los espa-oles luchaban para matar y conquistar territorio, los aztecas slo luchaban cuando estaban igualados en fuerzas y no mataban a todos sus enemigos; por ltimo, algn espaol infectado de viruela desat tma epidemia en el verano de 1520 que acab con la vida de la mi-tad de los habitantes de Tenochtitln, lo que min la moral de los guerreros aztecas y pemiiti a los disciplinados soldados espaoles aprovechar el momento para tomar la ciudad.

    Una combinacin de factores semejante fue la que permiti al pe-queo gnipo de hombres comandados por Francisco Pizarro con-quistar a los incas.' En este caso, sin embargo, la epidemia de viruela ya se haba extendido hasta Per desde Mxico en la dcada de 1520, diezmando las poblaciones de indios de los Andes mucho antes de la llegada del conquistador espaol. Cuando Pizarro lleg, sac partido de las diferencias que tenan los pretendientes al trono inca, los con-dujeron a una trampa y mataron a casi todos, si bien mantuvieron con vida al ltimo gobernador inca hasta que les dio una cantidad sufi-ciente de oro, despus lo estrangularon y decapitaron.

  • 114 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    Aunque utilizamos la palabra conquista para describir lo ocurrido a los aztecas y los incas en el siglo xvi, la verdad es que la victoria espaola no fue ni rpida ni completa, pues los pueblos nativos de Amrica lucharon mucho tiempo y con coraje contra los invasores europeos. Los incas resistieron un siglo ms, los es-paoles tuvieron que afrontar ms de una derrota de manos de los seminlas en Florida y, como sabemos, la historia de Estados Uni-dos est plagada de guerras con los indios. De hecho, en cierta manera, la resistencia de los indgenas americanos todava no ha finalizado, como bien nos recuerdan los eventos ocurridos en Chiapas (Mxico) en los aos noventa. No obstante, aunque no hayan sido denotados completamente y la resistencia permitiera a los hidios americanos negociar o ganar algunas concesiones mar-ginales, la realidad es que finalmente los europeos y los africanos acabaron ocupando el lugar de los indios americanos como pueblo ms populoso de Amrica, como veremos con mayor detalle a continuacin.

    El intercambio colombino

    La conquista de Amrica condujo a un intercambio global de productos naturales y de alimentos, especialmente de cultivos del Nuevo Mundo a las economas agrarias del Viejo Mundo. El maz, las patatas, los tomates, los pimientos y muchos otros alimentos se expandieron con rapidez por toda Eurasia, enriqueciendo la dieta tanto de seores como de plebeyos. La batata, por ejemplo, lleg a China a mediados del siglo xvr y, gracias a ella, los campesinos pu-dieron vender su arroz en lugar de comerlo. No hay duda de que la difusin de los cultivos del Nuevo Mundo por el Viejo Mundo hizo posible que en ste las poblaciones aumentaran por encima de lo que hubiera sido posible con los alimentos de que disponan hasta entonces.

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 115

    Pero el intercambio colombino se estableci en los dos sentidos y segn parece los pueblos indgenas del Nuevo Mundo llevaron las de perder, pues el encuentro entre el Viejo y el Nuevo Mundo puso en contacto dos conjuntos de enfennedades que hasta enton-ces haban estado separados. Los antepasados de los indios ameri-canos haban emigrado a Amrica durante la ltima Edad de Hielo, cuando un puente de tierra uni Alaska y Siberia, miles de anos an-tes de que la revolucin agrcola en Eurasia uniera a personas y ani-males domsticos en un frtil caldo para la transferencia de grme-nes patgenos a los seres humanos, del que surgieron numerosas enfermedades, entre ellas la viruela, la varicela y la gripe. Los pue-blos de Eurasia contrajeron dichas enfermedades y con el tiempo desarrollaron cierto grado de inmunidad frente a ellas; los habitan-tes del Nuevo Mundo, sin embargo, no tuvieron esa oportunidad. Cuando acab la Edad de Hielo y la fusin de los glaciares hizo su-bir el nivel del mar por encima del puente de tierra del estrecho de Bering, los pueblos americanos quedaron aislados de las enferme-dades que en adelante habran de convertirse en parte de la vida dia-ria de Eurasia, hasta el punto de que algunas de ellas acabaran con-virtindose en enfermedades de la infancia de las que la mayora de las personas se recobraban sin mayores problemas. Las enferme-dades contra las cuales los europeos haban desarrollado inmunidad a lo largo de los siglos resultaron ser mortales para los habitantes de Amrica, y ms tarde tambin de las islas del Pacfico, que no ha-ban desarrollado inmunidad alguna frente a ellas.

    La gran mortandad

    Las epidemias de viruela que debilitaron tanto a los aztecas como a los incas y abrieron as las puertas a la conquista espaola de ambos imperios, fueron slo el principio de un siglo entero de holocausto que prcticamente bairi las poblaciones de indgenas

  • 116 LOS ORIGENES DEL MUNDO MODERNO

    americanos. De 1518 a 1600 se registraron en el Nuevo Mundo has-ta 17 grandes epidemias por un territorio que se extiende de lo que hoy es Argentina en el sur a lo que hoy es Texas y Cai'olina en Esta-dos Unidos. No slo se extendi la viruela sino que tambin otras enfermedades mortales, como el sarampin, la gripe, la peste bub-nica, el clera, el sarampin, la tos ferina, la difteria y la malaria tropical, arrasaron las poblaciones americanas;'" pero la enferme-dad no fue la nica causa del despoblamiento de Amrica durante el siglo posterior a la conquista espaola. Tambin contribuyeron al desastre la propia conquista, la guerra entre los indgenas america-nos, la opresin ejercida por los conquistadores, la requisicin for-zada de indios como mano de obra y la baja fertilidad en las pobla-ciones indgenas que sobrevivieron."

    En Mxico, donde haban vivido veinticinco millones de perso-nas en 1519, cincuenta aos ms tarde slo quedaban dos millones setecientas mil y, cien aos ms tarde, apenas setecientos cincuenta mil, un tres por ciento de la poblacin original. Un destino similar sufrieron los incas, los habitantes de las islas de las Antillas co-menzando por los arawak de La Espaola y los indios de lo que hoy es el sureste de Estados Unidos, aunque a un ritmo diferente. Los estudiosos siguen debatiendo si las enfermedades que llevaron los europeos causaron estragos o no entre los indios del noreste americano, de las tierras altas del Mississippi y del noroeste antes del siglo XVII, pero no cabe duda de que en cuanto hubo asenta-mientos europeos permanentes en Amrica del Norte, aquellas en-fermedades tambin afligieron a los indgenas. En suma, en el siglo que sigui al contacto europeo con el Nuevo Mundo, se despobla-ron grandes regiones, que perdieron el noventa por ciento de su po-blacin en 1500. Aunque no sabemos con certeza cul era la pobla-cin de Amrica antes del encuentro, cabe afirmar que en toda Amrica murieron decenas de millones de personas.

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 117

    Problemas con el abastecimiento de trabajadores

    Aunque no se hubiera producido la gran mortandad, los espao-les habran tenido problemas para satisfacer sus necesidades de tra-bajadores en el Nuevo Mundo porque ellos mismos no estaban dis-puestos a ejercer trabajos manuales y adems forzar a los indgenas a trabajar para ellos de manera voluntaria result problemtico. La op-cin de esclavizar a los indios tambin se descart despus de que un debate en el seno de la Iglesia catlica determinara que tenan alma. Aunque no fueran esclavos, los indios fueron obligados por los espa-oles a trabajar sus campos o sus minas a cambio de alimento, aloja-miento y adoctrinamiento cristiano en un sistema conocido como en-comienda. Tras la conquista y la gran mortandad, se complement el sistema de la encomienda con otro, el del repartimiento. Como los indgenas eran pocos y dispersos, el repartimiento los oblig a vivir en pequeos pueblos de planta rectangular tpica de los espaoles. La combinacin de estos dos sistemas proporcion alimentos y pren-das de vestir a los conquistadores y a sus seguidores.

    La plata

    El descubrimiento de Amrica fue, por supuesto, un acciden-te; Coln naveg hacia el oeste con la intencin de llegar a Asia y por el camino se tropez con un enorme continente. Pero la razn que motiv su bsqueda de Asia tambin la compartan quienes lo siguieron hasta Amrica: la riqueza. Los espaoles no tropezaron slo con Amrica, sino tambin con grandes cantidades de oro y plata que los aztecas y los incas haban utilizado para fabricar sus obras de arte, smbolos de poder y hertamientas, que tomaron como botn tras dertotarios.

    La escasez de fuerza de trabajo indgena no constituy un pro-blema mientras los espaoles no tuvieron que hacer otra cosa que

  • 118 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    saquear la plata y el oro que ya estaban almacenados en Tenochti-tln y Cuzco, antigua capital inca en Per, para fundirlos y enviar-los por barco a Sevilla. As pues, la gran mortandad fue acompaiia-da de un gran saqueo, actitud que caracteriz el enfoque de los espaoles sobre la econoina del Nuevo Mundo durante varias d-cadas despus de la conquista. Pero todo eso cambi con el descu-brimiento de grandes depsitos de mineral de plata en tierras del antiguo imperio inca (en lo que hoy es el oeste de Bolivia) y tam-bin en Mxico.

    En 1545, el mayor descubrimiento se produjo en Potos, una ciudad situada a casi cuatro mil metros de altitud cuya poblacin al-canz los ciento cincuenta mil habitantes en 1750, que se convirti en la ciudad de las grandes oportunidades. Durante el siglo siguien-te, salieron de Potos miles de toneladas de plata, sobre todo desde que comenzara a aplicarse el proceso de refinacin con mercurio. Los indios trabajaban en las minas y en el refinado del mineral, de manera forzosa o a cambio de un salario. Mientras que para los es-paoles la ciudad de Potos pas a comiotar una riqueza legendaria (y as se refleja en la expresin vale un potos), para los trabaja-dores indios era la boca del infierno. El trabajo en la mina era pe-ligroso y trabajar con mercurio poda ser mortal por ser venenoso para las personas. Se estima que ilurante los tres siglos en que estu-vieron abiertas y en funcionamiento las minas de Potos murieron en ellas ocho millones de indios, siete de cada diez trabajadores.

    Del Nuevo Mundo salan, pues, ingentes cantidades de plata, la mitad de la cual provena de Potos: de 1503 a 1660, se exportaron ms de catorce rail toneladas de plata y ciento sesenta toneladas de oro, pero adonde iban a parar?, quin demandaba tanta plata y ha-ca de Potos, un lugar remoto, destino de los espaoles que forza-ban a trabajar hasta la muerte a ocho millones de indios? A l fin y al cabo, los conquistadores queran oro, no plata. Y, sin embargo, ex-traan plata. Por qu? La respuesta a esta pregunta tiene dos partes.

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 119

    El imperio espaol y su cada

    Con tan vastas fuentes de riqueza aparentemente al alcance de sus manos, los reyes espaoles intentaron someter a toda Europa a su dominio. La idea (y el ideal) del imperio era propia de la Europa del siglo XVI. De hecho, desde la cada del Imperio romano, algu-nos europeos haban suspirado por el restablecimiento de un orden poltico universal basado en el cristianismo. Durante mucho tiempo, las esperanzas recayeron en el imperio bizantino del Meditertneo oriental, defensor del cristianismo ortodoxo, pero sus esperanzas se hicieron aicos cuando los turcos otomanos tomaron Constantino-pla en 1453 y la convirtieron en una ciudad musulmana.

    En Europa occidental, la idea del imperio qued consagrada en el Sacro Imperio Romano. Ms un nombre y una esperanza cjue una realidad, el ttulo se reaviv en 962 cuando un invasor germano me-dio brbaro tom Italia y fue coronado emperador sacro romano por el papa. El ttulo, asociado sobre todo con Austria y Alemania, pervivi hasta 1806, aun cuando Alemania estaba ms fragmentada incluso que Italia.

    Pero a principios del siglo xvi, todo pareca indicar que los es-paoles podan llegar a constituir un verdadero imperio en Europa. El nieto de Isabel y Femando, Carlos V, hered no slo la Corona espaola, como Carlos 1, sino tambin los derechos a territorios de la casa de Habsburgo que se extendan por toda Europa (Austria, Pases Bajos, Sicilia y Cerdea), adems de Nueva Espaa (Mxi-co) y Nueva Castilla (Per) en el Nuevo Mundo. La riqueza del Nuevo Mundo que haba comenzado a fluir hacia Espaa al prin-cipio fruto del saqueo de los tesoros aztecas e incas y luego, de ma-nera regular, de la produccin de las minas de Potos le propor-cion a Carlos V y ms tarde a su sucesor, Felipe I I , el dinero necesario para intentar unificar sus tierras. Pero entre los monarcas espaoles y sus intentos de unificar sus tierras se inteipom'an Fran-cia y los protestantes de los tertitorios reclamados por los espaoles

  • 120 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    en los Pases Bajos, quienes contaban con la ayuda de los ingleses cuando la necesitaban.

    Las sucesivas guerras entre Espaa y Francia y la guerra de in-dependencia de los Pases Bajos la contienda entre los holande-ses protestantes y los catlicos espaoles fue especialmente cruda en la dcada de 1570 fueron consumiendo las fuerzas de los es-paoles. Pese a la gran cantidad de plata del Niievo Mundo que lle-gaba a Espaa, las guerras acabaron siendo tan costosas que la Corona espaola hubo de declararse en bancarrota varias veces (primero en 1557 y 1560, y despus muchas otras veces). La deno-ta de la annada espaola por los ingleses en 1588, seguida de otras derrotas espaolas en Europa (la guerra de los Treinta Aos, 1618-1648) y en el Nuevo Mundo, frustraron el deseo espaol de crear un imperio europeo. Y sucedera un orden nuevo: un sistema competi-tivo de naciones-eslado soberanas, cuyo centro no sera Espaa. Muchos historiadores consideran que el fracaso en la creacin de un imperio y la aparicin de las naciones-estado es uno de los pun-tos de inflexin de la historia de Europa occidental.'^ Volveremos sobre este asunto al final del captulo. Primero tenemos que ocupar-nos de la segunda parte de la respuesta relativa al porqu haba tan-to inters por extraer plata de las minas del Nuevo Mundo.

    La demanda de plata en China

    Coln se enfrent a lo desconocido en el Atlntico y Vasco da Gama surc aguas ignotas alrededor del cabo de Buena Esperanza, todo para conseguir un acceso directo a las riquezas de Asia flan-queando a los otomanos y al resto del mundo musulmn, que con-trolaba las rutas terrestres desde el Mediterrneo oriental hacia Asia. Por supuesto. Coln nunca lleg a Asia (aunque pensara que s y por eso llamara indios a los indgenas americanos), y cuando los portugueses surcaron por fin el ocano Indico y el mar de China,

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 121

    se dieron cuenta de que eran pobres y apenas tenan dinero para comprar las especias y los bienes manufacturados de Asia (as que les arrancaron esos bienes a la fuerza mediante el tributo de protec-cin de su comercio armado). Pero cuando los espaoles dieron con la plata del Nuevo Mundo, encontraron la llave de acceso a la riqueza de Asia... en cierto modo.

    El problema es que los espaoles muan la vaca pero no be-ban la leche, como dice el refrn. S, la plata flua del Nuevo Mundo a Sevilla, pero en su esfuerzo por unir Europa en un imperio los monarcas espaoles, en concreto Carlos V y Felipe I I , no deja-ban de emprender gueiras. As que la plata sala de Espaa e iba a parar a las manos de mercaderes de armas holandeses y financieros ingleses e italianos, quienes luego utilizaban su nueva riqueza para financiar misiones comerciales en China y el ocano ndico. Ade-ms, los espaoles carecan en cualquier caso de acceso directo a Asia, pues esas nitas estaban en manos de los portugueses, los ho-landeses, los ingleses y los franceses, al menos hasta 1571, cuando los espaoles tomaron Manila en las Filipinas, establecieron all una colonia y enviaron galeones cargados de plata directamente de Acapulco a Manila.

    A l final, aproximadamente tres cuartas partes de la produccin de plata del Nuevo Mundo durante tres siglos, de 1500 a 1800, aca-baron en China.'3 La razn es que China demandaba una cantidad enorme de plata, pues su sistema monetario y, por tanto, su creci-miento econmico as lo exigan. Como los chinos valoraban tanto la plata, all era cara y, en cambio, muy barata en Amrica (despus del saqueo, su coste era el coste de produccin, que era muy bajo, como atestigua la muerte de ocho millones de mineros indios). Por tanto, la plata flua desde el Nuevo Mundo, tanto a travs de Europa como a travs del ocano Pacfico hasta las islas Filipinas, para f i -nalmente llegar a China. Con la mayor y ms productiva economa del mundo, China era el motor que impulsaba buena parte de la eco-noma mundial en los inicios de la edad moderna y la plata del Nue-

  • 122 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    vo Mundo suministraba energa a dicho motor. No es exagerado de-cir que sin China no hubiese existido Potos o, al menos, habra sido mucho ms pequeo. Y sin Potos, los espaoles no habran intenta-do crear un imperio en Europa. En resumen, la plata gh-aba akede-dor del mundo y haca que el mundo girara, en palabras de un his-toriador contemporneo.'

    De 1500 a 1800, pese a los nuevos pasos dados por los europeos en el Nuevo Mundo y en Asia,'^ la mayor parte de la poblacin del mundo, de su actividad econmica y del comercio segua estando en Asia. De hecho, la fraccin de la poblacin mundial que habita-ba en Asia creci desde aproximadamente un sesenta por ciento ha-cia 1500 a un sesenta y seis por ciento en 1750 y un sesenta y siete por ciento en 1800. Dos terceras partes de la poblacin mundial eran asiticas en 1800, la mayor parte china e india. Como ya se co-ment en el captulo 1, en el antiguo rgimen biolgico una pobla-cin en crecimiento demuestra el xito en el desarrollo de recursos adicionales para sustentar esa mayor poblacin.

    En Asia no creca solamente la poblacin: tambin crecan su produccin y su productividad econmicas. En 1775, Asia era res-ponsable de aproximadamente un ochenta por ciento de toda la pro-duccin mundial, una proporcin que probablemente aumentara desde 1500 o, dicho de otro modo, dos terceras partes de la pobla-cin mundial, los asiticos, producan cuatro quintas partes de los bienes de todo el mundo. Visto desde otra perspectiva, los euro-peos, con una quinta parte de la poblacin mundial en 1775, com-partan la produccin de una quinta parte de todos los bienes del mundo con los africanos y los americanos. Por tanto, Asia tuvo las economas ms productivas durante los siglos xvi, xvii y xviii.

    Y as queda probado en numerosos documentos escritos en los lugares ms sorprendentes, incluso en el Nuevo Mundo. En el siglo XVI, los bienes manufacturados en China eran mejores y ms bara-tos que los europeos hasta el punto de que pronto acabaron con el dominio que sobre los mercados ejercan los intereses comerciales

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 123

    de Espaa. El viney espaol de Per se quejaba as en 1594 a las autoridades de Madrid:

    Las mercancas chinas son tan baratas y las espaolas tan caras que me parece imposible recortar ese comercio hasta el punto de que en este reino se deje de consumir productos chinos, ya que un hombre puede vestir a su mujer con sedas chinas por doscientos rea-les [25 pesos], mientras que no podra proporcionarle vestidos con sedas espaolas por doscientos pesos.

    En Lima, los ciudadanos tambin vestan sedas chinas, y en Ciudad de Mxico, las mujeres usaban vestidos llamados de china poblana, que eran y siguen siendo el vestido nacional de las mu-jeres mexicanas. De hecho, las importaciones chinas estaban tan bien hechas y eran tan baratas que acabaron con la industria mexi-cana de la seda, incluso cuando la confeccin de tejidos de seda au-ment con la importacin de hilo de seda barato de China.'^

    Los ingleses tambin encontraban baratos los tejidos de algodn procedentes de India, tan superiores en calidad a cualquier tejido pro-ducido por ellos (de lana o de lino) que las importaciones indias au-mentaron de forma continua a lo largo del siglo xvii. De hecho, los bri-tnicos importaron de India tantos tejidos de algodn acabados que hacia 1700 los fabricantes de tejidos britnicos comenzaron a temer que su industria estuviera condenada a extinguirse por la competencia, pero en lugar de hacer una produccin ms eficiente para competir con India, en 1707 presionaron con xito al gobierno britnico para que embargara la importacin de algodn indio. A las mujeres francesas les gustaba tanto la moda de los calics indios de brillantes estampa-dos que en 1717 se aprobaron leyes en contra del algodn indio y la seda china para proteger la industria francesa. Un mercader parisino lleg al extremo de ofrecer quinientas libras a quien le quitara la ropa ... en la calle, a cualquier mujer que llevara tejidos indios.'^

    Aadir ms reflexiones sobre el lugar que ocupan los textiles en la historia de la industrializacin en el siguiente captulo. Baste

  • 124 LOS ORGENES DEL MIINDO MODERNO

    con decir aqu que en la economa global, y pese a la riqueza extra-da del Nuevo Mundo, a principios del siglo xix los europeos toda-va estaban en franca desventaja competitiva con Asia. De hecho, una de las maneras de pensar en la situacin global es que los euro-peos eran tan pobres en relacin con Asia y ocupaban una posicin todava tan perifrica con respecto a los verdaderos generadores de riqueza y productividad industrial, que competan enrgicamente entre ellos slo para conseguir estar en la mejor posicin para co-merciar en los mercados asiticos. En otras palabras, la situacin perifrica de Europa aument la competencia entre los estados eu-ropeos, lo que los llev a intentar encontrar formas de acumular ri-queza y poder en un mundo que todava estaba dominado por Asia. Es aqu donde una vez ms encaja el Nuevo Mundo.

    L A ECONOMA D E L NUEVO MUNDO

    Azcar y esclavos

    A la construccin de la economa del Nuevo Mundo contribuy la introduccin y el crecimiento de un sistema de plantaciones que utilizaba la fuerza de trabajo de los esclavos importados de frica, un sistema que al principio se utiliz para la produccin de az-car,'** pero ms tarde se adapt al cultivo del tabaco, en el siglo xvn, y del algodn, en el siglo xviii. Los portugueses desempearon un papel crucial en este proceso al experimentar el modo de explota-cin de sus posesiones coloniales en Brasil. Eran tan pocos los por-tugueses dispuestos a migrar a Brasil que no tenan ms eleccin que depender de los indgenas tupis, quienes, por decirio as, no se sintieron nada atrados por la idea de trabajar en las granjas y huye-ron al interior de la selva. Esclavizar a los tupis tampoco fue de gran ayuda para resolver la escasez de mano de obra de los portu-gueses, que se agrav cuando las enfermedades europeas redujeron

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 125

    todava ms la poblacin tupi. La solucin pasaba por servirse de la mano de obra de los esclavos africanos.

    Antes incluso del descubrimiento del Nuevo Mundo, los portu-gueses ya haban experimentado un sistema de plantacin basado en esclavos para la produccin de azcar en las islas de la costa de frica que haban conquistado en su bsqueda de una ruta martima a Asia (partiendo de los anteriores xitos de los espaoles y los ge-noveses en el Mediterrneo). La historia de cmo se produjo todo esto desde la dcada de 1420 es bastante instructiva para compren-der lo que ocurri ms tarde en el Nuevo Mundo, pues el proceso implic el colosal cambio ecolgico de convertir selva tropical en plantaciones de azcar, la esclavizacin y el exterminio de un pue-blo indgena (los guanches) y la importacin de esclavos africanos para trabajar en las plantaciones de azcar.'^ Todo esto ocurri an-tes de que Coln tropezara con Amrica, pero la experiencia portu-guesa de servirse de esclavos en las plantaciones hizo que pronto adoptaran ese sistema de explotacin agrcola en el despoblado Nuevo Mundo: en la dcada de 1580, la esclavitud y las plantacio-nes eran rasgos dominantes de la economa de Brasil.

    Los franceses y los ingleses no tardaron en crear sus propias plantaciones de azcar trabajadas por esclavos en las islas del Cari-be. Poco despus de que los britnicos tomaran Barbados, en 1640, los colonos comenzaron a talar los bosques para abrir plantaciones de azcar, que comenzaron a exportar a su pas en la dcada de 1650. La industria del azcar se extendi con rapidez, sobre todo despus de que los britnicos tomaran de los espaoles la isla de Ja-maica, treinta veces ms grande que Barbados. Los franceses tam-bin establecieron plantaciones de azcar en el Caribe, comenzan-do en Martinica, y exportaban el azcar a Francia. Hacia finales del siglo xvn, se exportaba tanto azcar ingls y francs desde sus pa-ses de origen que la competencia desplaz el azcar brasileo del norte de Europa. Hasta tal punto deforestaron los britnicos y los franceses varias islas del Caribe para la produccin de azcar que la

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    erosin acab con la fertilidad del suelo (como ocurri en Hait), e incluso cambi el clima de aquellas regiones.^"

    El nmero de esclavos africanos que trasladaron al Nuevo Mun-do para trabajar en las plantaciones es impresionante: cuando el co-mercio de esclavos finaliz ya en el siglo xix, el total ascenda a ms de nueve millones de personas; hacia 1650, los africanos componan la mayora de los nuevos colonos del nuevo mundo atlntico.^' Durante casi trescientos aos, los comerciantes euro-peos de esclavos, primero portugueses y holandeses, pero a la larga en su mayora britnicos, trasladaron anualmente a Amrica a miles de esclavos africanos, lo que produjo un impacto fuerte y duradero no slo en la sociedad africana, sino tambin en la americana, tanto del norte como del sur. Aunque estos efectos son histricamente significativos,^^ lo que aqu nos interesa resaltar es cmo encajaba en la economa del mundo el sistema de plantaciones trabajadas por esclavos.

    Dos tringulos de comercio que surgieron en el siglo xvii y ma-duraron a lo largo del siglo xviu enlazaban las costas atlnticas. El primero, y con mucho el mejor conocido, um'a Inglaterra con frica y el Nuevo Mundo. Los bienes comerciales producidos en Amrica (no slo azcar, sino tambin maderas y pescado de Amrica del Norte) iban a Inglaterra y, desde all, a sus socios comerciales); a frica llevaban bienes acabados (cada vez ms textiles de algodn de India), donde se intercambiaban por esclavos; finalmente, trasla-daban los esclavos a Amrica. El otro tringulo iba en otra direc-cin: desde las colonias norteamericanas de Inglaterra, el ron viaja-ba hasta frica, donde se intercambiaba por esclavos; los esclavos iban al Caribe, y las melazas (para el refinado del azcar), a Nueva Inglaterra para producir ms ron.^ ^

    En todas estas transacciones, los colonos europeos y america-nos ganaban dinero y acumulaban riqueza. La cuestin de hasta qu punto la esclavitud y la economa de las plantaciones beneficiaron a los europeos y les permitieron competir de manera ms eficaz en la

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 127

    economa mundial se examinar con ms detalle en el siguiente ca-ptulo. De momento, bastar con observar que los europeos de los siglos xvii y xvii competan no slo en una economa mundial do-minada por manufacturas asiticas, sino tambin entre ellos mis-mos. El fin del intento espaol de crear un imperio en Europa pron-to condujo a la creacin de un nuevo sistema que vinculaba a los estados europeos e impulsaba el desanollo del estado y su poder.

    E L SISTEMA EUROPEO DE ESTADOS

    Las guerras definieron el surgimiento del sistema europeo de estados. Hasta mediados del siglo xvii, las guerras se haban librado sobre todo para frenar a los espaoles en su intento de constituir un imperio o para apoyar a los protestantes,,en Holanda y en los esta-dos germnicos, en sus esfuerzos por conseguir la independencia de los monarcas catlicos de Espaa. A partir de la Paz de Westfa-lia de 1648, que puso fin a la guerra de los Treinta Aos, la mayora de las contiendas estuvieron protagonizadas por Francia, cuya for-tuna haba aumentado al tiempo que decaa la espaola; desde fina-les del siglo xvn, los conflictos se produjeron sobre lodo entre Francia e Inglaterra, hasta culminar en la gueira de los Siete Aos (1754-1763), que los americanos llaman guerra francesa e india, y que acab con la victoria de Inglaterra sobre Francia.

    Son muchos los aspectos de las guerras entre los estados europeos durante el perodo que consideramos en este captulo, de 1500 a 1775, de gran significacin histrica. En prner lugar, en las guerras participaron prcticamente todos los estados europeos, que de este modo quedaban unidos en un claro sistema nico, sobre todo tras la Paz de Westfalia, consecuencia que se aprecia claramente en los dos esquemas preparados por el historiador Charles Tilly. (Vase la f i -gura 3.1 .)2'' En estos esquemas, que representan dos perodos distin-tos (Europa c. 1500 y c. 1650), las lneas finas representan una gue-

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    Parlicipacin de los estados europeos en las grandes guerras del poder, 1496-1514 y 1656-1674

    Fuente; CharlesTllly, Coeiwn, Capital,aiidEumpean States. AB. 990 mo, Basil Biackweil . Oxford, 1990, pp. 176-177

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 129

    rra, y las lneas gruesas, dos o ms guerras entre esos estados. Mien-tras que en 1500 existan dos subsistemas, de los que el occidental estaba centrado en Italia, hacia 1650 todos los estados europeos se mezclaban en una nica maraa definida por las guerras.

    En segundo lugar, las guerras en Europa condujeron no slo a la consolidacin en un nmero cada vez menor de unidades polticas, sino tambin al desarrollo de un tipo particular de estado nacional que se erigi como la forma de estado europeo de mayor xito. Los estudios de Tilly nos aportan una vez ms los datos fundamentales. Alrededor del ao 1000, los aproximadamente treinta millones de personas que ocupaban el territorio que hoy llamamos Europa vi-van en un apabullante abanico de unidades polticas regidas por emperadores, reyes, prncipes, duques, califas, sultanes y otros potentados. Estos ttulos, nos advierte Tilly, no deben oscurecer el hecho de que en Europa haba una increble fragmentacin poltica: slo en Italia haba de doscientas a trescientas ciudades-estado. Quinientos aos ms tarde, hacia 1500, los ochenta millones de habitantes de Europa se repartan entre unos quinientos estados, es-tados potenciales, miniestados y organizaciones semejantes a esta-dos. A partir de entonces, las guerras fueron reduciendo el nmero de estados europeos hasta la Edad Moderna, cuando quedaron unos treinta aproximadamente.^^

    Mientras que el imperio espaol de los Habsburgo result ser demasiado grande e ineficaz para movilizar sus propios recursos contra los ingleses y los franceses, las ricas ciudades-estado de Ita-lia carecan de hombres para emprender campaas fuera de Italia con grandes ejrcitos. Igualmente, los diversos principados de Ale-mania eran lo bastante fuertes como para mantenerse a raya unos a otros, pero les resultaba difcil evitar que estados mayores interfi-rieran en sus asuntos. Los estados pequeos como Suecia u Holan-da, cuyos recursos les permitan ser actores internacionales en el si-glo xvii, se quedaron a medio camino en el siglo xviii, cuando otros estados de mayores dimensiones pasaron a dominar la poltica eu-

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    ropea. Por otro lado, algunos estados grandes y populosos como Polonia, con una pequea nobleza que gobernaba a un enorme n-mero de siervos campesinos, no poda organizar un buen ejrcito por ello, Polonia acab dividida a finales del siglo xvii i.

    En este contexto, la tercera consecuencia interesante de las gue-rras fue el modo en que influyeron en la evolucin interna de los es-tados europeos, pues favorecieron a unos y a otros no. Los gober-nantes de los estados europeos no eran ricos y las guerras eran caras. Fundamentalmente, los gobernantes europeos podan explotar dos fuentes de ingresos. En primer lugar, los impuestos, pero como los gobernantes solan topar con la oposicin de los terratenientes, para obtener el derecho a recaudar impuestos, la mayora de los gober-nantes europeos tenan que negociar con las lites de terratenientes; una negociacin que por lo general acababa con la creacin de algu-na forma de asamblea representativa que tericamente los gober-nantes tenan que consultar antes de imponer o aumentar los im-puestos. Junto a las asambleas de terratenientes, el sistema tributario tambin gener la creacin de otra institucin fundamental: la buro-cracia estatal, necesaria para evaluar y recaudar los impuestos de la poblacin conocida, en lugar de encargar la recaudacin de im-puestos a grupos privados. Las tensiones que surgieron de estos pro-cesos explican gran parte de la historia poltica interna de muchos estados europeos desde el siglo xvi al siglo xix.

    Una segunda fuente de ingresos eran los prstamos de banque-ros o de otras personas acaudaladas. Los monarcas espaoles del si-glo XVI, por ejemplo, tuvieron que recurrir a prstamos para finan-ciar sus guerras, pero buena parte del dinero provena de banqueros extranjeros o que quedaban fuera de su control. Todos los gober-nantes europeos tenan que recurrir a prstamos a corto y largo pla-zo para poder emprender sus guerras, as que les interesaba que quienes tenan el capital residieran en sus ciudades. Los ingleses y los holandeses fueron quienes mejor lograron este propsito, en parte gracias a su tolerancia religiosa y a su buena disposicin para

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 131

    acoger a protestantes y judos acaudalados que no eran bienvenidos en tierras catlicas. Pero esos prstamos tambin haba que devol-verlos, lo que llev a los britnicos a instituir la deuda nacional a finales del siglo xvn, una mnovacin decisiva que penniti la ex-pansin del poder britnico.

    La deuda nacional de Inglaterra estaba constituida, a efectos prcticos, por prstamos a largo plazo garantizados por el Banco de Inglaterra, o sea, obligaciones. Otros gobernantes europeos haban intentado en varias ocasiones resolver sus dificultades f i -nancieras mediante la consolidacin de las deudas a corto plazo en deudas a largo plazo, cuya nica garanta era la capacidad del gobernante para devolver el prstamo. La innovacin de los ingle-ses fue emitir las obligaciones a travs del Banco de Inglaterra, fundado en 1694, y garantizarlas con el capital suscrito por el banco. La deuda nacional no slo proporcion a los gobernantes britnicos una fuente accesible de dinero para financiar sus gue-rras, sino que tambin dio a los inversores un instrumento de in-versin relativamente seguro, lo que atrajo ms depsitos al Ban-co de Inglaterra.

    En resumen, las guerras de los estados europeos aumentaron sus gastos muy por encima de la cantidad de plata que quedaba en sus manos despus de comprar productos asiticos. Las consecuencias de todo ello fueron el mantenimiento de un ejrcito y una armada permanentes, un sistema tributario y una burocracia estatal recau-dadora de impuestos, unas asambleas representativas de diversos ti-pos exigidas por los sujetos imponibles con la intencin de influir en el nivel impositivo (aunque los monarcas absolutos de Europa intentaron por todos los medios ignorar o eliminar estas institucio-nes), el endeudamiento pblico y la institucin de una deuda nacio-nal. Todas estas instituciones forman parte de un proceso de cons-truccin del estado en la Europa de los siglos xvii y xviii.

  • 132 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    La construccin del estado

    Cuando era necesario, los gobernantes europeos podan recurrir a la fuerza para acceder a los recursos que necesitaban para empren-der una guerra, pero consideraban preferible que sus subditos ofre-cieran esos recursos al estado de manera voluntaria. Por ello, en va-rias ocasiones reivindicaron su legitimidad, es decir, la idea de que los subditos deban obedecerlos de manera voluntaria. Durante los siglos XVI y XVI), estas reivindicaciones de legitimidad descansaban en una base religiosa expresada como el derecho divino de los re-yes, es decir, el derecho a gobernar que haban recibido de Dios. Estas reivindicaciones religiosas tambin llevaron a los monarcas europeos, sobre todo a los catlicos, a expulsar de su territorio a los no catlicos. Uno de los primeros ejemplos fue la expulsin de Es-paa de judos y musulmanes (a quienes llamaban moros) por los Reyes Catlicos, pero tambin constituye un ejemplo de ello la per-secucin de los protestantes (los hugonotes) a finales del siglo xvn en Francia. La Inquisicin espaola tambin participaba en este pro-ceso al asegurar que los sibditos de todos sus dominios de Europa y Amrica fueran catlicos y leales.

    La Ilustracin europea de finales del siglo xvii y del siglo xvin cuestion la idea del derecho divino de los monarcas a gobernar y postul derechos ms democrticos basados en los derechos natu-rales de las personas. Estas ideas, expuestas con gran fuerza por los filsofos franceses en su lucha contra el absolutismo del estado francs y de la Iglesia catlica, comenzaron a ampliar la base legti-ma sobre la que establecer un estado que incluyera el consentimien-to de los gobemados, los ciudadanos. A finales del siglo xvm y despus de la Revolucin francesa de 1789, stas fueron las ideas que los franceses utilizaron para justificar la ejecucin de sus mo-narcas y la instauracin de una repblica.^''

    En este ambiente competitivo impulsado por las guerras, algu-nos estados europeos gozaron de ventajas que a la larga condujeron

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 133

    a que un tipo concreto de estado, aquel que contaba con ciudades donde se acumulaba el capital y con zonas rurales cuya poblacin era lo bastante grande como para sostener los ejrcitos, se convir-tiera en el tipo de estado ms prspero. Por razones que ahora no vienen al caso, a partir del siglo xi, las ciudades europeas se desa-rrollaron sobre todo en una banda que se extiende hacia el norte desde la Toscana italiana, a travs de los Alpes, hasta Gante, Brujas y Londres; Pars tambin creci. Hasta la actualidad, sta ha sido la regin ms urbanizada de toda Europa. Las ciudades proporciona-ban a los gobernantes de los correspondientes estados la oportuni-dad de gravar el comercio entre ciudades y zonas rurales, de acce-der a la financiacin de bancos evitaban as depender de la nobleza rural y, en trminos generales, fortalecerse, es decir, dis-poner de ms recursos de todo tipo, pero especialmente de dinero y hombres, que sus competidores menos afortunados alejados de las ciudades.27 Los gobernantes de dos estados en particular, Inglaterra y Francia, fueron los ms competentes en la construccin de ese tipo de estado, pues combinaron los recursos de capital que encon-traban en Londres o Pars con los recursos humanos de que dispo-nan en su poblacin rural. Tras construir estados poderosos, Ingla-terta y Francia se convirtieron en fuertes competidores a finales del siglo XVII.

    Los ingleses tenan a un tiempo la disposicin y la capacidad para utilizar el poder del estado a fin de perseguir sus objetivos eco-nmicos. En sus luchas contra sus competidores holandeses, los in-gleses haban aprobado varias leyes de navegacin a mediados del siglo XVII destinadas a restringir el comercio de sus colonias en el Nuevo Mundo con Inglaterta, cuya aplicacin incluso consideraba el uso de la fuerza en caso necesario.^ ^ La Revolucin Gloriosa de 1688-1689 puso en el trono ingls a monarcas protestantes que acordaron obedecer las leyes de un parlamento dominado por los intereses nacionales de manufactura; en 1707 el parlamento aprob leyes que, con el fin de proteger las manufacturas britnicas y esti-

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    mular el desarrollo de una industria textil del algodn en Inglaterra, restringan la importacin de tejidos de algodn de India. As, hacia 1700, Inglaterra tena un gobierno que, en palabras de un historia-dor britnico, estaba preparado para subordinar toda la poltica ex-terior a sus fines econmicos. Sus objetivos militares eran comer-ciales y su poltica exterior estaba conformada por la presin ejercida por los fabricantes.^'

    El mercantilismo

    Por su parte, Francia tambin estaba construyndose un estado fuerte y, bajo la direccin de Jean-Baptiste Colbert, su ministro de Finanzas, a finales de siglo xvu implant una poltica econmica conocida como mercantilismo. Los gobernantes europeos siempre parecan andar escasos de dinero para pagar sus guerras. Hasta los espaoles se quejaban en la dcada de 1580 de que la experiencia ha demostrado que al mes o dos de la llegada de una flota de las In-dias, ya no se ve ni un cntimo. Del mismo modo, un hombre de negocios ingls se quejaba en la dcada de 1620 de la escasez de moneda.30 La razn era que si bien las reservas de dinero de Euro-pa haban aumentado (especialmente de 1580 a 1620), hacia 1620 probablemente se haban reducido tras la cada de la minera de la plata en Europa, el declive de la plata americana y el aumento de la salida de dinero hacia Asia. Los estados europeos no competan slo en el campo de batalla: tambin competan para atraer y rete-ner tantos lingotes de plata y oro como les fuera posible.

    En este contexto europeo de fuerte competencia, un estado slo podan ganar si otros perdan: era una guerra de uno contra todos en la que llegar a ser el primero era el fin ms elevado. Y la mejor manera que tena un estado de conseguir ventaja era, de acuerdo con la teora mercantilista, atraer y conservar la mayor cantidad po-sible de las reservas mundiales de metales preciosos, especialmente

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 135

    plata y, ms tarde, tambin oro. La razn de la necesidad de reser-vas de lingotes era simple: las guerras eran muy costosas, a menudo haba que comprar armamento a fabricantes de armas extranjeros^' y las campaas militares en el extranjero requeran grandes cantida-des de plata u oro, pero mantener los metales preciosos en el estado requera polticas econmicas que impidieran su salida en pago de cualquier cosa importada, especialmente bienes de consumo que no se usaran en las guerras.

    En consecuencia, los estados europeos gravaron con aranceles casi todos los bienes importados, exigieron que el transporte de esos productos se realizara en sus propios barcos y obligaron a los colo-nos europeos del Nuevo Mundo a comerciar nicamente con su pa-tria originaria, aunque el contrabando hizo esa poltica algo permea-ble. Las ideas mercantilistas tambin inspiraron las polticas segn las cuales los estados deban utilizar sus propias materias primas para manufacturar dentro de sus fronteras todo lo que se importaba; una medida que, como ya hemos visto, adoptaron los ingleses a principios del siglo xvm para impedir la entrada del algodn de In-dia. Aunque las polticas mercantilistas propiciaron el nacimiento de industrias en los estados europeos, su objetivo no era la industria-lizacin, sino impedir que el oro y la plata salieran del pas y enri-quecieran a otros. Los estados europeos estaban obsesionados con sus reservas de plata: Cuanta ms plata, ms fuerte el estado, en la expresin de un alemn.^^

    En estas guertas intereuropeas, ascendieron o cayeron el destino y la fortuna de varios estados. Como ya hemos visto, hacia finales del siglo XVI el poder de Espaa haba comenzado a menguar y Por-tugal result ser demasiado pequeo para plantar cara a los france-ses y los espaoles en Europa o a los holandeses en aguas asiticas. Los holandeses, que fueron de los primeros europeos en invertir grandes cantidades de capital en sus empresas comerciales de Asia y Amrica, vieron cmo su fortuna alcanzaba su punto lgido en el siglo XVII, cuando los franceses y los ingleses comenzaban a ganar

  • 136 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 137

    3.1 E l mundo en torno a 1760

  • 138 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    poder. A la larga, sin embargo, los holandeses carecieron de los hombres necesarios para amar un ejrcito permanente lo bastante grande como para enfrentarse a los franceses, as que acabaron alindose con los britnicos para compensar el poder de los france-ses en el continente. Llegado el siglo xvm, Inglaterra y Francia eran los dos estados ms poderosos y competitivos. (Vase el mapa 3.1.)

    La guerra de los Siete Aos (1756-1763)

    Siendo los dos estados europeos ms fuertes y prsperos, Ingla-terra y Francia no competan nicamente en Europa, sino tambin en Amrica y Asia. Considerando que el siglo xvm se extiende de 1689 a 1815, Inglaterra y Francia se enfrentaron en cinco guerras, de las cuales slo una no fue iniciada por Inglateira. Su participa-cin junto con otros estados en la guerra de Sucesin espaola aca-b en 1713 con los tratados de Utrecht, que marc el principio del equilibrio de poder en Europa, es decir, que no se deba permitir a ningn pas dominar a los otros. Sin embargo, las guerras peridi-cas entre Inglaterra y Francia continuaron.

    Pero la ms significativa fue la guerra de los Siete Aos, de 1756-1763, que los americanos denominan guerra francesa e india e interpretan en clave de su impacto sobre la guerra de la Indepen-dencia de Estados Unidos contra Inglaterra (1776-1783). No cabe duda de que la chispa que hizo saltar la guerra entre Inglateira y Francia prendi en las colonias americanas, pues la encendi Geor-ge Washington, entonces un joven de veintids aos.^^ Pero se con-virti en un combate global, quiz la autntica primera guerra mun-dial: las tropas inglesas y francesas lucharon en las tierras de las colonias de lo que despus sera Estados Unidos y en Canad, pero tambin en frica, en India y en Europa. El resultado fue desastro-so para los franceses: perdieron sus reivindicaciones coloniales en Amrica del Norte (los britnicos se quedaron con Canad) y en In-

    IMPERIOS, ESTADOS Y E L NUEVO MUNDO 139

    dia, de manera que los ingleses consiguieron un mayor poder y una mejor posicin en ambas partes del mundo.^"

    As pues, en 1775, los procesos de construccin de estados en Europa haban llevado a la creacin de un sistema definido por la guerra que favoreca un tipo particular de estado cuyo mejor ejem-plo son los estados instituidos por Inglaterra y Francia. En lugar de un imperio unificado, el equilibrio de poder entre los estados sobe-ranos se instaur como principio e Inglaterra se alz como el estado europeo ms fuerte, pero eso no significa que fuese el estado ms fuerte o ms rico del mundo: de hecho, estaba lejos de serlo. Es cierto que a principios del siglo xvili el poder mogol estaba en fran-ca decadencia en India, donde, como veremos en el siguiente cap-tulo, los ingleses comenzaron a crear un imperio colonial. Pero los britnicos todava eran demasiado dbiles para oponerse a la defini-cin de las reglas del comercio que China impona en Asia. Cuando lo intentaron, como hicieron en la clebre misin de lord Macartney de 1793, el emperador chino los forz a una humillante retirada, contra la que los ingleses no pudieron hacer nada. Sin embargo, las islas britnicas tuvieron la fortuna de ser el lugar donde comenz la revolucin industrial, que ya estaba ganando impulso cuando Ma-cartney navegaba de vuelta a Londres. Cuando los ingleses se las ingeniaron para aplicar las herramientas y los mtodos de produc-cin de la revolucin industrial a la guerra, el equilibrio global de poder entre Inglaterra y China se inclin. sa es la historia del si-guiente captulo.

  • 312 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    11. Vase Herbert S. Klein, The Atlantic Slave Trade, Cambridge University Press, Cambridge, 1999, esp. caps. 1, 3 y 5.

    12. R. A. Austen, Africa in Economic History, James Ciirrey/Heine-mann, Londres, 1987, p. 36.

    13. John Thomton, Africa and Africans in the Making ofthe Atlantic World, 1400-1800, 2." ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1998, p. 105.

    14. Thomton, Africa and Africans in the Making of the Atlantic World, cap. 4.

    15. R. A. Austen, The Trans-Saharan Slave Trade: A Tentative Cen-sus, en H. A. Genery y J. S. Hogendom, eds., The Uncommon Market: Essays in the Economic History of the Atlantic Slave Trade, Academic Press, Nueva York, 1979.

    16. Esta seccin se basa en Joseph Needham, The Epic of Gunpow-der and Firearms, Developing from Alchemy, en Science in Traditional China: A Comparative Perspective, Harvard University Press, Cambrid-ge, Mass., 1981, cap. 2.

    17. Geoffrey Parker, The Military Revolution: Military Innovation and the Rise ofthe West, J500-1800, 2.' ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1996, caps. 1-2 (hay trad. cast.: La revolucin militar: innova-cin military apogeo de occidente, 1500-1800, Alianza, Madrid, 2002).

    18. Para un anlisis, vase Parker, The Military Revolution, cap. 1. 19. Los detalles pueden encontrarse en Janet Abu-Lughod, Befare

    European Hegemony: The World System A.D. 1250-1350, Oxford Uni-versity Press, Nueva York, 1989, cap. 4.

    20. Citado en Chaudhuri, Trade and Civilization, p. 65. 21. Chaudhuri, Trade and Civilization, p. 63. 22. Aunque las especias siguieron llegando en Europa a travs de la

    ruta del mar Rojo, el establecimiento de una ruta martima directa entre Asia y Europa supuso el fin de Venecia como potencia econmica en Eu-ropa.

    23. stos proceden de Chaudhuri, Trade and Civilization, p. 17. 24. Andre Gunder Frank, ReOrient: Global Economy in the Asan

    Age, University of California Press, Berkeley, 1998.

    NOTAS 313

    CAPTULO 3

    1. Para un comparacin acadmica entre estas dos polticas econmi-cas tan distintas, vase R. Bin Wong, China Transformed: Historical Change and the Limits ofEuropean Experience, Comell University Press, Ithaca, Nueva York, 1997,2.^ parte.

    2. Vase Takeshi Ilamashita The Intra-Regional System in East Asia in Modem Times, en Network Power, Japan and Asia, Peter J. Kat-zenstein y Takashi Shiraishi, eds., Cornell University Press, Ithaca, NY, 1997), cap. 3.

    3. Vase Geoffrey Parker y Lesley M. Smith, eds., The General Cri-sis of the Seventeenth Century, 2." ed., Routedge, Londres, 1997.

    4. Para algunas excepciones, vase C. A. Bayly, Imperial Meridian: The British Empire and the World, 1780-1830, Longman, Londres, 1993.

    5. Hallazgos arqueolgicos recientes en Caral (Per) podran hacer retroceder las fechas del establecimiento de las ciudades y el comercio a larga distancia hasta 2600 a.C. Un informe provisional sobre estas investi-gaciones puede encontrarse en Los Angeles Times, 27 de abril de 2007, p . l .

    6. Las primeras migraciones al continente americano podran haberse producido hace hasta 35.000 aos, pero el consenso entre los estudiosos es de alrededor de 15000 a.C. Vase Richard E. W. Adams y Murdo J. MacLeod, eds., The Cambridge History ofthe Native Peoples ofthe Ame-ricas, vol. 2, parte 1, Cambridge University Press, Nueva York, 2000, p. 28.

    7. Los historiadores del siglo xix llamaron a este pueblo aztecas por el lugar de donde supuestamente provenan, Azn.

    8. Los prisioneros de guerra desempeaban un importante papel en las prcticas religiosas mexicas. Los mexica crean, o al menos les decan sus sacerdotes, que sus dioses haban puesto el universo en movimiento gracias a sus sacrificios individuales, y que para mantenerlo en movi-miento, y en particular para garantizar que el sol se alzase cada maana, era obligado honrar a los dioses con el sacrificio riUial de seres humanos. Por ello, verter sangre sobre el altar central de la ciudad era un riUial dia-rio. Adems, los mexica desarrollaron una predileccin por el dios de la

  • 314 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    guerra, HuitzilopoclUli, que exiga sacrificios adicionales. Por lo que sa-bemos, cuando se acab de consUuir el templo dedicado a este dios en 1487, sacrificaron en su honor a 80.000 personas.

    9. Para una mejor comprensin, puede consultarse Jared Diamond, Guns, Germs, and Steel, W. W. Norton, Nueva York, 1998, cap. 3 (hay trad. cast.: Armas, grmenes y acero. Debate, 1998).

    10. Bruce G. Trigger y Wilcomb E. Washburn, eds. The Cambridge History of the Native Peoples ofthe Americas, vol. 1, North America, Cambridge University Press, Cambridge, 1996, parte 1,

    11. Leslie Bethell, ed., The Cambridge History ofLatin America, vol. 2, Cambridge University Press, Cambridge, 1984, cap. 1.

    12. Para un resumen breve, vase Thomas A. Brady, Jr., The Rise of Merchant Empires, 1400-1700: A European Counterpoint, en The Politi-cal Economy of Merchant Empires: State Power and World Trade USO-USO, James D. Tracy, ed., Cambridge University Press, Cambridge, 1991, pp. 117-160.

    13. Dennis O. Flynn y Arturo Girldez, Spanisli ProfitabiUty in the Pacific: The Philippines in tie Sixteenth and Seventeenth Centuries, en Pacific Centuries: Pacific and Pacific Rim History since the Sixteenth History, Dennis O. Flynn, Lionel Frost y A. J. H. Latham, eds., Routed-ge, Londres, 1999, p. 23.

    14. Andre Gunder Frank, ReOrient: Global Economy in the Asian Age, University of California Press, Berkeley, 1998, p. 131.

    15. Los datos citados en este captulo pueden encontrarse en Frank, ReOrient, cap. 4.

    16. Cambridge History of China, vol. 8, parte 2, pp. 400-402. 17. Citado en Femand Braudel, Civilization and Capitalism ISth-

    I8th Century, vol. 2, Harper and Row, Nueva York, 1981, p. 178 (hay trad. cast.: Civilizacin material, economa y capitalismo, siglos xv-xvni. Alianza, Madrid, 1984).

    18. La historia del azcar y la esclavitud puede encontrarse en Sidney W. Mintz, Sweetness and Power: The Place ofSugar in Modem History, Viking Press, Nueva York, 1985; y en Bethell, The Cambridge History of Latn America, vols. 1-2.

    19. Vase Alfred Crosby, Ecological Imperialism: The Biological

    NOTAS 315

    Expansin ofEurope, 900-1900, Cambridge University Press, Cambrid-ge, 1986, cap. 4.

    20. Richard Grove, Green Imperialism: Colonial Expansin, Tropi-cal Island Edens and the Origins of Environmentalism, 1600-1800, Cam-bridge University Press, Cambridge, 1995, cap. 6.

    21. John Thomton, Afiica and Africans in the Making ofthe Atlantic World, 1400-1800, 2? ed., Cambridge Universiry Press, Cambridge, 1992, p. 14.

    22. Vase Herbert S. Klein, The Atlantic Slave Trade, Cambridge University Press, Cambridge, 1999; Thomton, Africa and Africans in the Making ofthe Atlantic World.

    23. Tal como se describe en una exposicin de Museo Nacional Mar-timo de Gran Bretaa: La trata de esclavos formaba parte de un sistema global de comercio. Los productos britnicos y los bienes indios eran transportados por barco a frica Occidental e intercambiados all por es-clavos. stos eran entonces llevados a Amrica a cambio de azcar, taba-co y otros productos tropicales, que a su vez eran vendidos en Inglaterra para la elaboracin de bienes de consumo, posiblemente para su reexpor-tacin.

    24. Charles Tilly, Coercin, Capital, and European States, A.D. 990-1990, Basil Biackweil, Oxford, 1990, pp. 176-177.

    25. Tilly, Coercin, Capital, and European States, pp. 38-43. Tilly dice veinticinco a veintiocho estados, pero sus cifras preceden a la ruptura de la Unin Sovitica y sus estados satlites en 1991.

    26. Para una instructiva historia del desarrollo de la idea de la sobera-na popular en Inglaterra y sus colonias americanas, vase Edmund S. Morgan, Inventing the People: The Rise of Popular Sovereignty in En-gland and America, W. W. Norton, Nueva York, 1988.

    27. Tilly, Coercin, Capital, and European States, pp. 47-54. Segn este autor, la proximidad a estas ciudades condujo a la formacin de tres tipos distintos de estados europeos. Las ciudades ricas podan permitirse contratar a sus propios ejrcitos de mercenarios (la va intensiva en capi-tal de formacin del estado); los dirigentes alejados de ciudades y de sus capitales se vean obligados a depender de fuerzas movilizadas por una nobleza rural (la va intensiva en coercin) para constmir estados, mien-

  • 316 LOS ORGENES DEL MUNDO MODERNO

    tras que aquellos que gozaban de una combinacin de ciudades y sus zo-nas rurales dependientes utilizaron una va combinada. Tilly defiende que esta ltima, ejemplificada por Inglaterra y Francia, result ser la de ms xito en el competitivo sistema europeo de estados.

    28. Sobre las leyes de navegacin, vase John J. McCusker y Russell R. Menard, The Economy ofBrtish America, 1607-1789, University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1985, pp. 46-50.

    29. Eric Hobsbawm, ndustry and Empire, Penguin, Nueva York, 1968,p. 49.

    30. Citado en Geoffrey Parker, The Emergence of Modem Finance in Europe 1500-1730, en Cario M. Cipolla, ed., The Fontana Econo-mic History of Europe, vol. 2, William CoUins Sons, Glasgow, 1974, p. 530 (hay trad. cast.: Historia econmica de Europa, Ariel, Barcelona, 1989).

    31. Mucho de lo que Felipe [II de Espaa] necesitaba para su ejrci-to no poda encontrarse en la Espaa peninsular. Sus repetidos intentos de establecer fbricas que produjeran caones y otros artculos nunca llega-ron a fructificar. De forma inconveniente, desde el punto de vista espaol, la actividad econmica y la produccin de armas siempre se concentraba en lugares donde la voluntad del rey no era soberana ... As, por ejemplo, el obispado de Lieja, contiguo a los Pases Bajos espaoles pero no some-tido al gobierno de Espaa, se convirti en el principal lugar de produc-cin de armamento para las guerra holandesas, y suministraba una gran cantidad del material que necesitaban los dos ejrcitos, tanto el espaol como el holands. William McNeill, The Pursuit of Power: Technology, Armed Forc, and Society since A.D. 1000, University of Chicago Press, Chicago, 1982, p. 113.

    32. Wemer Sombart, citado en Braudel, Civilization and Capitalism, vol. 2, p. 545.

    33. Para una amena narracin de estos acontecimientos y del papel de George Washington, vase Fred Anderson, Crucible of War, Alfred A. Knopf, Nueva York, 2000.

    34. De acuerdo con E . J. Hobsbawm, El resultado de este siglo [xvm] de guerras intermitentes fue el mayor triunfo nunca obtenido por ningn estado [Inglaterra]: el monopolio prcticamente total entre las po-

    NOTAS 317

    tencias europeas de las colonias de ultramar y el monopolio prcticamen-te total del poder naval en todo el mundo. Citado en Andre Gunder Frank, World Accumulation 1492-1789, Monthly Review Press, Nueva York, 1978, p. 237 (hay trad. cast.: La acumulacin mundial (1492-1789), Siglo XXI, Madrid, 1985).

    CAPTULO 4

    1. De hecho, ya en el siglo x los chinos haban desarrollado una in-dustria del hierro y del acero, as como una industria del carbn en apoyo de las primeras, pero ambas se extinguieron hacia el siglo xiv. Vase Ro-bert Hartwell, A Revolution in the Iron and Coal Industries during the Northern Sung, Journal of Asian Studies, 21, n." 2 (febrero 1962), pp. 153-162.

    2. Al igual que ha pasado con el tmiino revolucin agrcola, hay quien objeta el uso del trmino revolucin para describir este proceso. Como en mi opinin los efectos fueron revolucionarios y porque su uso est bien establecido, seguir utilizndolo aqu. Para una discusin sobre el uso de este trmino, vase E . A. Wrigley, Continuity, Chance, and Change: The Character of the Industrial Revolution in England, Cambridge Acade-mic Press, Cambridge, 1988, cap. 1.

    3. Citado en Prasannan Parthasaranthi, Rethinking Wages and Competitiveness in the Eighteenth Century: Britain and South India, Past and Present, 158 (feb. 1998), p. 79.

    4. Parthasaranthi, Rethinking Wages and Competitiveness in the Eighteenth Century.

    5. Para los detalles sobre el modo en que los gustos de los consumido-res crearon una demanda de importaciones, vase Carole Shammas, The Pre-Industrial Consumer in England and America, Oxford University Press, Oxford, 1990.

    6. Parthasaranthi, Rethinking Wages and Competitiveness in the Eighteenth Century, p. 79.

    7. Geoffrey Parker, Europe and the Wider Worid, 1500-1750: The Military Balance, en The Political Economy of Merchant Empires: State