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¿Psicoanálisis de niños?
Marie–Claude Thomas (París – Psicoanalista miembro de la elp).
Seminario en Córdoba – noviembre de 2003
Gracias por haber aceptado nuestra invitación sin saber quiénes éramos. Las cosas
se sucedieron así: Era verano y Susana estaba de vacaciones en Córdoba, era de noche y ella
y yo teníamos una charla muy productiva. Estábamos hablando de nuestra historia en
relación al Psicoanálisis en este país. Recordábamos comienzos, viajes semanales a Buenos
Aires buscando formación analítica y encontrándonos con psicoanalistas. Se puede fechar
esto: mediados de los 60´s, la APA estaba enmarcada por el pensamiento inglés. Difícil de
precisar en ello las particularidades de Melanie Klein. Pero la APA era nuestro marco de
referencia, y, nosotras, jóvenes de edad y de lecturas, creíamos que efectivamente se
trataba de las enseñanzas kleinianas, sin distinguir los matices de las elaboraciones de sus
alumnos y la impronta que la importación de su teoría había sufrido en el Río de la Plata. Los
70´s nos difundieron a Lacan, marginado por los maestros primeros, y descubriendo allí algo
que parecía más afín a nuestra práctica, nos pareció dejar a Melanie Klein en el camino. -
¿Dónde se quedó Klein en este recorrido, quizás compartido por alguno de ustedes, al menos
los que pertenecen a nuestra generación?. Ese era el eje de nuestra charla nocturna y
veraniega cuando le propuse a Susana leer lo que yo misma leía en esos días: la tesis de
Marie-Claude Thomas, “Melanie Klein en la obra de Lacan”. Los intercambios se
enriquecieron y fue entonces que se nos ocurrió la invitación. Marie-Claude nos proponía en
su texto algo inédito. La formatización de ese encuentro Klein- Lacan. Y a partir de alli las
consecuencias para el análisis de niños. Decidimos compartirlos con ustedes, con todos; con
los que hicieron un camino semejante al nuestro y con los que eligieron otro. Se nos ocurrió
que este encuentro nos enriquecería a todos, y en nombre de Propuesta Psicoanalítica Sur y
la Ecole Lacaniene de Psychanalyse les damos a todos y a Marie-Claude Thomas la
bienvenida.
- Aplausos
Buenos días, gracias por estar aquí. Vamos a trabajar juntos por estos dos días. Les
pido de vuestra parte una intensa atención porque vamos a tener que enfrentar ustedes y yo
muchas dificultades.
En primer lugar la dificultad de la lengua. No podría decirles hasta qué punto hubiera
querido poder colarme en la vuestra. Recurriremos entonces a una traducción que es
consecutiva (no simultánea) de lo que yo voy a decirles. Avanzaremos así en una marcha
claudicante, CLAUDI CANTE (en español).
La segunda dificultad se refiere justamente a lo que yo tengo que decirles, que
consistirá, sobre todo, en desplegar la articulación que hay entre las concepciones
psicoanalíticas de Melanie Klein y las de Lacan; a grandes rasgos de 1938 a 1960.
Este trabajo de tejido y de oposición entre conceptos precisos requiere no perder el
hilo y avanzar paso a paso sin tejer evitar una vulgarización aproximativa.
Y finalmente la última dificultad se refiere a esto: todo lo que voy a decirles se
inscribe contra la idea, contra la ideología dominante que es la siguiente: - que habría un
psicoanálisis de niños.
Quisiera demostrarles que no hay psicoanálisis de niños en cuanto tal, que no hay
psicoanálisis especializado para los niños y los adolescentes.
Hay un trabajo analítico con niños, con ciertos niños, que obedece a las mismas
exigencias, a las exigencias mismas de las experiencias analíticas.
Teniendo en cuenta estas dificultades les propongo dos sesiones de trabajo por cada
medio día, cada una de una hora, una hora y cuarto y luego dar lugar a la discución.
Antes que nada quiero situar lo que vamos a compartir durante estos dos días. Es un
saber. Un saber surgido de una experiencia, de un dispositivo muy preciso que es …el de una
analítica tal como Freud la planteó en sus primeros términos, con una hipótesis hecha del
Inconsciente. Este saber no constituye una psicología general del hombre. No hay ninguna
generalidad en psicoanálisis y con mucho gusto hago mía la frase de Michelet, las
generalidades , decía él, son portadoras de odio. No iré hasta decir como Andy Warhol que el
buen Dios está en los detalles, pero no está lejos de lo que pienso; e insisto sobre este punto,
porque es la pendiente resbaloza, sobre todo cuando se trata de niños o de mujer. Algunos
entre ustedes, que hicieron un poco de historia de las ciencias, por ejemplo la historia de la
óntica, van a captar rápidamente de qué se trata.
Ustedes saben que es sólo con Kepler, al comienzo del siglo XVII que se supo que el
ojo era un aparato óptico, una caja negra parecida al dispositivo que Kepler había puesto a
punto para resolver algunos problemas de medida de la luna y del sol en el momento de un
eclipse. Que gracias a este dispositivo, (un dispositivo no es solamente un aparato, es un
equipo o un conjunto de aparatos construidos con otros aparatos, con las matemáticas, con
el deseo de saber, etc.). Es gracias a ese dispositivo que Kepler pudo definir precisamente lo
que es la imagen real, el conjunto de puntos reales, es decir la figura de un objeto que
aparece realmente sobre una pantalla. Es algo objetivo, independiente de la visión de cada
uno. Y esto en relación a la imagen, a la imago, que es obra de la visión y para Kepler está en
referencia a la Tyche. Lo que quiero simplemente decirles con esta referencia más que
sucinta es que el conocimiento moderno científico de la imagen, está producido por un
dispositivo preciso, construido y regulado. El saber que se produce en el curso de un análisis
está también determinado por un dispositivo, por las exigencias del dispositivo freudiano,
que va desde la hipótesis del inconsciente y su asiento metapsicológico hasta la regla
fundamental, la concepción del instinto, más que el ritual de las sesiones etc. Pero entonces
el saber producido por Kepler a propósito de la óptica en la ocasión, va a engrosar los
conocimientos de la ciencia moderna, se agregan a ellos. El saber analítico debe permanecer
disyunto, no debe agregarse al saber científico. Es lo que Lacan machaca o martilla en L
´envers de la psychanalyse . Digo, que si seguimos la enseñanza de Freud y de Lacan
debemos poner allí un punto de resistencia absoluto a la ciencia moderna en lo que se refiere
a la psicología y para hacerlo es importante conocerla (a la psicología).
Lo que el psicoanálisis nos enseña, las maneras en las que los psicoanalistas dan
cuenta de su experiencia, cuando ella es seria, (la experiencia)es decir, sometida a los
principios freudianos y no a los altares de los… es decir, cuando la experiencia está sometida
a los principios freudianos y no a los caprichos del príncipe, es ser conocida y olvidada.
No digo con esto nada nuevo. El saber del Psicoanálisis no es acumulable, cada caso
es nuevo. Esto quiere decir simplemente, que hay un dispositivo regulado que produce, él
mismo, lo que tiene que producir sin receta.
El saber que se llama teórico, pero que es también un punto de práctica, es lo que
vamos a compartir estos dos días.
E inmediatamente se nos plantea un problema en la práctica con los niños que no
asocian pero que juegan casi espontáneamente .¿Cómo concebir el juego en el dispositivo
del análisis? ¿Cómo regular freudianamente el juego?. Melanie Klein encontró lo siguiente: El
juego es como el sueño.
Voy a comenzar con lo que me sucedió al comienzo de los años ochenta cuando
acepté trabajar en un hospital de día para niños. ¿Cómo conducir una cura con un niño
pequeño llamado psicótico? ¿Cómo hacer que haya psicoanalista; que haya un resultado, un
residuo de una operación, el de la simbolización del goce? ¿Cómo ubicar el dispositivo
freudiano de la cura con niños que no hablan?
Es entonces que encontré a Melanie Klein, en el testimonio articulado de su
experiencia y precisamente el punto en el que ella mostraba esta dificultad, y que nombró
Técnica Psicoanalítica del Juego; “ Play Tecnique”.
Voy a resumir un poco estas dificultades para que puedan verlas claramente. Los
principios de la cura son los de la experiencia, los del dispositivo freudiano. El material es
diferente, en lugar de asociaciones llamadas libres, suceden, llegan, lo que se llama el juego.
Pero antes de referirme a lo que fue la Play Tecnique para Melanie Klein y cómo
propuse concebir las cosas con la enseñanza de Lacan, querría hacer una precisión sobre el
término infant niño.
Esta palabra Infant, en francés, recubre algo que se distingue en latín, en inglés, en
castellano. En latín decimos puer / infans, en inglés child / infant, en español niño / infante,
niña / infanta. ¿Qué implica esta raíz latín común? Y bien, esto implica algo que tiene que ver
con la palabra. Se traduce Infant por aquel que no habla o no - hablante. Marie-Claude
Thomas dice que eso no es suficiente, porque el “fant” de infant viene del verbo fort / fadi /
fatum. Fatum es el destino, fort significa hablar, pero en un sentido diferente de locui, dijere
u orare es hablar con una palabra en tanto que está marcada por el destino, por la fatalidad.
Propongo entonces dos versiones para traducir infance: El que no habla aún con esa palabra,
palabra marcada por el destino. El “ in” sería privativo. O bien aquel que va hacia esta
palabra, o el que habla en el lugar de esa palabra: El “ in” es un locativo. En Roma se podía
decir que un orador era infant cuando quería decirse que era poco hábil y que tropezaba con
las palabras. El infant, el niño, se manifiesta entonces en la lengua misma. No es una
cuestión de edad civil o de tiempo cronológico. Y Lacan está totalmente en el hilo de la
lengua cuando definió infantin por esto. Es lo que hace irrupción, lo que viene a la lengua de
manera irruptiva, súbita, con fuerza y sorpresa, lo que viene a la lengua y la rompe. La
infantil es únicamente una palabra irruptiva… Y ustedes saben muy vien que eso sucede a
cualquier edad. Y les digo ahora, pero esto tomará todo su alcance cuando les hable del
primer cruzamiento entre Melanie Klein y Lacan, les digo ahora que este if ( in??? ) irruptivo
es neutro, neutro y singular.
Simplemente lo que quiero decirles es que el infant para nosotros no basta para
definir al niño en la experiencia psicoanalítica; y la edad tampoco.
Hay un lado ridículo en el psicoanálisis llamado de adultos y me gustaría que ustedes
pudieran ver eso en el espejo del psicoanálisis de niños.
Entonces, es lo que obligó a caracterizar la práctica con los jóvenes parlé como
psicoanálisis de niños, porque es una denominación que permanece, que se sigue usando.
Y bien, es algo que es intrínseco al trabajo analítico mismo ya que es el material
mismo de trabajo.
Es esto: los niños pequeños no asocian libremente como es la regla en un estudio de
adultos, hablan… (fin del cassette)
Por qué, es toda una pregunta. Melanie Klein tiene una respuesta que argumenta
muy bien porque es coherente con la confección… Perdón (traductora) Ella argumenta muy
bien. La respuesta es que la angustia se opone, u opone una resistencia a las asociaciones
verbales. Tiene que ver con la concepción de la construcción del Yo placer como sistema
contrafóbico…
…Para Melanie Klein, entonces es la angustia la que opone una resistencia a las
asociaciones verbales. Pueden ver esto en el Coloquio sobre el análisis de niños de 1927.
Asociaciones verbales en el sentido Freudiano, es decir, asociación de
representaciones ligadas libidinalmente, es decir, condensación de dos partes del
significante.
Condensación, es decir, que una palabra, un sonido resuena de tal manera sobre una
marca invisible del cuerpo que tiene un efecto de verdad.
Entonces, los niños para quienes la angustia, el afecto, impediría esta resonancia,
juegan.
El rasgo de genio de Melanie Klein es el de haber llevado el juego, es decir, una
acción visible, a una escena invisible, el haber asimilado el juego y el sueño, o al sueño y al
fantasma.
El juego no es teatro, el juego no es un juego de roles, como algunos psicoanalistas
que sostienen la terapia por el juego piensan.
El juego está en otra escena. Dice lo que dicen los sueños, los rebús, los enigmas a
descifrar.
Esta dimensión del lenguaje que Melanie Klein intuitivamente acordonó al juego,
Lacan la reconoce inmediatamente.
Pero el hecho de que el juego, a pesar de su eficacia en la cura, a pesar del
reconocimiento que ha tenido de entrada, por el hecho de su importancia reconocida en el
fundamento de la cultura en la época de Melanie Klein por los trabajos de la etnología y de la
filosofía Alemana de finales del s. XIX, no tenga, no haya tenido un reconocimiento
propiamente “lenguajero” antes de Lacan, incluso si M. Klein practicaba a nivel lenguajero –
las curas de John, de Richard lo prueban, eso hizo que la dimensión lenguajera fuera
olvidada.
De donde surge un atolladero, ya sea porque la técnica del juego estaba reducida a
los juguete, ya sea porque las preguntas se convertían en muy vigentes, muy presionantes,
para quienes tomaban en cuenta la enseñanza de Lacan.
De este modo, por ejemplo, Silvia Bleichmar tuvo el mérito de presentar la cuestión
tal como se presentaba para aquellos que habían sido formados por analistas Kleinianos y
que se interesaban en Lacan por el sesgo, en la ocasión de Laplanche,… he aquí como Silvia
Bleichmar planteaba las cosas en 1981: Voy a leerles una cita de su libro aparecido en 1985
y que se llama: “En los orígenes del sujeto psíquico”.
Esta es la cita: “El hecho de ubicar al psicoanálisis en el dominio exclusivo del
lenguaje, provocó una crisis de la técnica sobre la cual nos habíamos basado hasta entonces.
A saber, la técnica del juego propuesta y desarrollada por M. Klein entre 1920 y 1940. Pero si
se abandona la técnica del juego, ¿Cómo trabajar con los niños pequeños en un momento de
su evolución en que el lenguaje no está totalmente constituído?”
¿Qué dice Silvia Bleichmar?. Ella dice sin decirlo, pero su pregunta lo demuestra, que
hemos olvidado la correspondencia, la transferencia que había hecho M. Klein entre el juego
y la lengua de los sueños y olvidado entonces que con el juego se está ya, siempre, en el
lenguaje.
Pero ¿Qué lenguaje?. Silvia Bleichmar habla de un lenguaje no totalmente
constituído. Se pueden hacer sobre eso muchas observaciones.
La primera observación podría ser que el lenguaje no está nunca totalmente
constituído en psicoanálisis. La represión originaria, el agujero en lo simbólico, hacen del
lenguaje un conjunto abierto y no una totalidad.
Por otra parte, Silvia Bleichmar ubica la cuestión en una axiomática de adquisición,
en una evolución de la cognición.
Pienso que desde su seminario sobre las psicosis, “Las estructuras freudianas de las
psicosis” 1955-56, las observaciones de Lacan sobre el lenguaje pueden ayudarnos a
reposicionar el dispositivo de la cura con un niño pequeño y a salir se cuestiones estériles
sobre la técnica.
En efecto, Lacan, al tener en cuenta la literalidad de las palabras de amor, o desde el
sueño de los niños pequeños, remarca que literalidad se despliega bajo la forma de la
metonimia, bajo la forma del palabra a palabra.
Por ejemplo la pequeña Ana Freud en su sueño dice: grandes tetas, frambuesas, flan,
vajillas. Yuxtaposición de palabras de comidas prohibidas.
O lo que cuenta Lacan, las palabras de un niño pequeño al que su madre venía a
abrazar a la noche antes de que se durmiera: “ mi gorda vajilla llena de nalgas y de
músculos”.
Del mismo modo que en el sueño, que es el corazón del pensamiento freudiano, del
mismo modo en esas palabras eróticas de los niños – y ustedes tienen ciertamente ejemplos
de ello- se encuentran los idénticos mecanismos de condensación y de desplazamiento, de
figuración, que son todos del orden de la articulación metonímica y es sobre esta articulación
que la metáfora puede intervenir.
Cito a Lacan en una sesión de Mayo del seminario Las Psicosis: “La metonimia está
del comienzo y es la que hace posible la metáfora; pero la metáfora es de otro rango”.
Precisaré brevemente más tarde en qué la metáfora es de otro grado o de otro rango,
cuando hablemos de la simbolización.
Porque la metáfora necesita una operación, una tesis muy precisa de Lacan.
Entonces, en esta cita del 9 de Mayo del ´56 él dice: Los niños no están aún en la
metáfora, sino en la metonimia.
En la hipótesis que entonces formulé cuando comencé el trabajo con niños pequeños,
con los textos de M. Klein y los de Lacan es que el juego, entre las palabras, del palabra a
palabra es lo que hace oficio de metáfora. El juego hace oficio de metáfora, es su oficina, su
laboratorio.
Y el juego de alguna manera, puntúa la irrepresible deslizamiento del palabra a
palabra.
Por el hecho de la dominancia de la metonimia a la unidad insensata de la
concatenación significante, de la cadena de significante, hay un llamado a dar sentido y
sostendrían que el activismo interpretativo de ciertos analistas, comentarios o
interpretaciones, traducciones de ciertos analistas de niños, está determinado por eso, por lo
dominante de la metonimia en los niños.
Ahora bien, es el juego el que tiene esta función ya de interpretación, exactamente
como el sueño es ya una interpretación.
¿Cómo considerar que, como el sueño, el juego está ya cifrado, y que no hay
necesidad de traducirlo o de interpretarlo para operar su valor de simbolización?
Se los mostraré muy precisamente mañana, en vivo, si puedo decirlo, con la cura de
Frédéric.
Hoy por la mañana simplemente quiero recordarles lo que Lacan entendía por
metáfora, que no es simplemente como en lingüística la asociación condensada de dos
palabras, de dos significantes.
¿Qué es entonces para nosotros la metáfora en la experiencia psicoanalítica?
Y bien, es la condensación de un significante y del cuerpo.
Es una asociación orgánica, es decir un encuentro de la materia sonora del lenguaje
con la capacidad sonora del cuerpo.
O bien, dicho de otra manera, es el acuerdo entre el Otro, (d)el tesoro de los
significantes y el goce del Otro del cuerpo propio.
La metáfora encuentra efectivamente algo del orden de un pleno acuerdo del Otro y
el uso real del significante se hará sobre el fondo de esta referencia a un primer suceso
mítico. Es lo que se encuentra en el chiste.
Se trata entonces de una sobreimposición de un significante a lo que resuena del
cuerpo, a su eco real.
Hay entonces una resonancia, una vibración del cuerpo, una absorción del cuerpo
lenguajero por el cuerpo que no es sin ser esta incorporación totémica del padre.
Es esta la operación de la metáfora de la cual el juego es la oficina, el laboratorio.
Insisto sobre esto porque esta tarde seguramente tendremos que definir la metáfora
a partir del esquema óptico. El esquema óptico que Lacan inventó para comprender el caso
Dick de Melanie Klein.
Esta concepción de la metáfora es muy temprana en Lacan. En 1946 Lacan da ya
indicaciones que van en ese sentido.
(es una cita) “Gracias a Freud podemos concebir los juegos de ocultación, que son los
primeros juegos del niño, por ejemplo el fort – da, podemos concebir esos juegos como
expresando la primera vibración de esta onda estacionaria de renunciamiento que va a
escandir la historia del desarrollo psíquico”.
Esta onda que vibra como una cuerda, estos juegos son el primer trazo, la primera
marca, el primer significante, la primera mordedura del significante, pero también la primera
mordedura del sujeto sobre el simbólico.
Es esto lo que en forma realista en una cura con niños que no hablan que no son, que
no están ni mordidos ni muerden, si puedo decir, o que están totalmente de un lado o del
otro, el juego es una apuesta que les es ofrecida. Y algunos toman esa pendiente.
Continuaremos con esto mañana por la mañana ahora haré una pausa antes de
hablar del primer cruzamiento entre la teoría de Melanie Klein y la Lacan que tuvo lugar en
1938.
Preguntas:
- … por qué no considerar, en relación a Freud, “El creador literario y el fantaseo”
en el sentido de pensar que allí Freud está proponiendo el juego casi como parte
de la estructura, no como dispositivo sino homologable a la fantasía del adulto…
es decir, me parece que ahí hay un primer texto que le sirve de apoyatura a
Klein. O sea, digamos, esta es la segunda pregunta. Me parece que, en ese
sentido, el juego es más que dispositivo de oficina, me parece que es la
estructura misma de la infancia.
R: -El juego no es un dispositivo; es un dispositivo EN la cura, eso es lo que yo he
dicho.
El juego es una producción en el dispositivo del análisis. El juego debe
situarse en relación al lenguaje. (fin del primer cassette)
Estas palabras se despliegan en un orden metonímico y mi hipótesis es que el juego
se sitúa entre la palabra del palabra- palabra y prepara la metáfora, que es segunda, que se
construye.
Pregunta: Yo diría algo así: El psicoanálisis de niños no existe pero insiste, no como
play technique … así como no hay talk technique, lo que hay es talking cure, entonces el
psicoanálisis de niños podría ser una playing cure… porque parece que esas vibraciones a las
que usted aludía, en un niño no pueden ser plenamente soportadas por la palabra y
requieren de la corporalidad de una escena de juego. La pregunta en relación a esto es no
tanto por qué los chicos juegan sino qué pasa que dejan de jugar…
La pregunta es por el destino de esas vibraciones que después post puberalmente pueden
ser sí soportadas por el fantaseo y no necesitan del juego.
Respuesta: - …para definir lo que es la actividad que hay en el juego, es la actividad
pulsional. Esa actividad continúa con la simbolización, en la creación, el juego es una forma
pero la actividad pulsional continúa.
Pregunta: Mi pregunta es sobre el acuerdo con el otro en la metáfora, no sé si
escuché bien, con respecto a la producción metafórica, este segundo grado… o sea… a qué
te referías?… yo escuché algo así como “el pleno acuerdo con el otro”… y hasta ahora yo
pensaba el plus metafórico como sustraído, sustraído del saber… del otro…
…como que hay, en cuanto a lo producción, a la producción de un significante más (+)una
sustracción en cuanto al saber del otro como afirmación subjetiva en el juego… Entonces me
sorprendió un poco su afirmación sobre el “pleno acuerdo” con el otro.
Respuesta: Es una cita de Lacan a propósito del chiste, y ustedes saben que Lacan
hace un acercamiento muy estrecho entre el chiste y la interpretación. En “televisión”, por
ejemplo dice que la interpretación es del orden del chiste. Es ese momento de resonancia y
de pleno acuerdo que es la metáfora en la experiencia del análisis.
Hace un rato respondí de manera muy rápida, muy general, a propósito de la
cuestión de los adolescentes. Es difícil de responder, uno observa en una cura de niños que
efectivamente los niños en un momento dado juegan menos,… entonces hablan.
Pregunta: Me pareció que usted tomaba, en el rastreo etimológico de la palabra
infante, una cierta línea que me suena un poco Benveniste, digamos, una cierta forma de
pensar la palabra que tiene muchos rasgos interesantes… pero… que me parece que se aleja
un poquito de algunos momentos en donde Freud homologa infantil, deseos infantiles, o
acerca mucho lo infantil a deseos insestuosos, digamos…
….quería preguntarle su opinión al respecto de ese punto de, me parece que en
algunos momentos se ve en la obra de Freud, de cercanía y que no aparece en el desarrollo
etimológico de la palabra. (¿de cercanía….?) de cercanía entre lo incestuoso y lo infantil en
algunas exposiciones de los trabajos de Freud….
Respuesta: Lo irruptivo, es decir, una palabra infantil que arriba a cualquier edad, es
una palabra que surge, y es una palabra de deseo!!
Puede agregar incesto, deseo de la cosa prohibida, etc…. Sí
P: -¿Homologaría deseo con deseo de la cosa prohibida o deseo incestuoso?
R: -Sí
Pregunta: ¿Cómo piensa es la posición del analista si ubicamos, o, como usted ubicó
el juego como laboratorio.
Respuesta: - La posición de analista es la misma que para una cura llamada de
adulto. Es la posición de Melanie Klein y me parece que es una posición justa. No hay
preparación especial en el trabajo analítico con un niño.
Pregunta: Quisiera hacer una pregunta, o, mejor dicho, pedirle si pudiera deserrollar
un poco más cuando usted hablaba de lo irruptivo como aquello que es neutro y singular.
Respuesta: Lo desarrollaré a continuación, a propósito del primer cruzamiento entre
Melanie Klein y Lacan.
Pregunta: Con ciertos chicos que no es visible un juego, que no se me hace claro que
jueguen… me estaría muy lejano pensar que hay una resonancia en ellos, que hay algo que
resuena, que hay una capacidad sonora.
Las palabras, por lo general… ha mencionado que hay palabras en los chicos por lo
general…hay chicos en los que no hay palabras, sin embargo conciernen de una manera tal
que yo no podría definirlo con el término juego, a no ser que con el juego algo se hace
visible… yo no sé…
Respuesta: Probablemente fui un poco rápido. Hay dos cosas. Esa cita de Lacan,
donde adelanto el juego dado por Freud del fort – da y las vibraciones, eso es una cosa, y
luego hablé un poco de la metáfora, en donde hay este acuerdo del que habla Lacan como en
el chiste y el juego es una preparación de alguna manera un laboratorio de este acuerdo.
Quizás, cuando uno lee la cura de Melanie Klein, la cura de John, esto es muy claro. John hace
chistes en ciertos momentos del juego y ese chiste rearticula el juego.
….Pero efectivamente hay niños que no juegan . Mi posición, para continuar
respondiendo a la pregunta que se presenta, es estar a la espera del juego. Usted verá
mañana a la mañana a Frédéric. Es un niño pequeño que no juega. Él rompe los objetos del
escritorio. Ella suspende rápidamente las sesiones porque no quiere tener una relación de
fuerza o violencia con él. Y un día él llega golpeándose el pecho y diciéndo “Goldorak” y ella
dice –sí, eso es. Mañana diré cómo comprendí yo eso, pero la violencia se detuvo y él
empezó a jugar. Ese es un ejemplo de la articulación que se hizo pero hay muchos mas.
Pregunta: ¿Qué particularizaría el lugar del analista para que el juego oficie de
metáfora? ¿Qué lo distinguiría de otros juegos que puede tener el chico por ejemplo? ¿Qué es
lo que permite que oficie de metáfora y que pase de la metonimia a la metáfora?
Respuesta: Escuche, creo que es el trabajo del analista… de llegar a que esa
simbolización llegue o suceda, es una simple abstracción finalmente, es por lo que es poner
una barrera sobre el goce. La simbolización es una represión no patológica. Es decir, la
manera de hacer pasar por la lengua, pero de una manera absolutamente singular, que se
refiere particularmente a esta parte del niño, a esta parte del analista, entonces hacer pasar
por la lengua ese sufrimiento.
RECESO
Vamos a continuar evocando algunos cruzamientos, los más importantes, entre
Melanie Klein y Lacan. Lo que no es más que uno de los aspectos, localizado, de la enseñanza
de Lacan.
Localizado en el tiempo, es la lectura que hace Lacan de Melanie Klein, data de 1960,
para el cruzamiento más importante localizado también, lo que me parece muy interesante,
en la experiencia del análisis. Lacan evoca la experiencia de la filosofía, sobre todo Descartes
y la experiencia de la duda, la certeza y la ubicación del sujeto en la experiencia de la
ciencia. Si para Descartes es una experiencia, no es la experiencia psicoanalítica. Lo que nos
interesa a nosotros es conocer lo que es relativo a la experiencia analítica. Son tres los
cruzamientos.
(inaudible) …Y le pidió a Lacan hacer esa gestión y M. Klein aceptó. Eso fue en 1947 .
En 1949, en el Congreso de Zurich, M. Klein hizo una exposición que se llamó “Criterios de
terminación de un psicoanálisis” y Lacan hizo su exposición sobre el estadio del espejo. En
1950 se encuentran en el Primer Congreso de Psiquiatría Mundial y en esta ocasión M. K.
propuso a Lacan de traducir su libro “Psicoanálisis de niños” que ella había publicado en
1932 en alemán. Lacan aceptó, comenzó esta traducción, perdió los papeles, no pudo
continuar, y fue un psiquiatra canadiense y su mujer, el dr. Culanché, que tradujo
“psicoanálisis de niños a partir de la traducción inglesa. Cuando “el psicoanálisis de niños”
aparece en Francia en 1959, Lacan trabaja inmediatamente ese libro en su seminario, el 11
de febrero de 1959. Es decir que ese libro que, de hecho M. Klein había propuesto a Lacan,
incuso si él había perdido los papeles, él lo había conservado.
Esa es la relación en la vida. En segundo lugar hay otro tipo de relación entre Melanie
Klein y Lacan que es un poco más compleja. Se trata de la lectura que Lacan hizo de Melanie
Klein. Las obras de cada uno de estos psicoanalistas están separadas por una generación y
podemos decir que si bien M. K. no conoció la obra de Lacan, no la tuvo en cuenta, por el
contrario, Lacan, no se si puedo decir que fue influenciado pero trabajó y tuvo en cuenta los
resultados de la práctica de M. Klein, e incluso hay entre ellos una relación respecto de la
política psicoanalítica, hubo una alianza objetiva contra el culturalismo americano y la ego
psicología. Y aquí finalmente no les enseñan nada (de ego psicología). La teoría kleiniana fue
muy pregnante en la Argentina y la de Lacan se convirtió también en eso. Como si M. Klein
hubiese dejado el lecho para que Lacan entrara. Es tanto la afirmación de una cuestión o de
una pregunta por una parte, pero eso no deja de tener una cierta lógica, porque como yo se
los dije y voy a mostrarlo, Lacan se interesó de temprano por las innovaciones de Melanie
Klein y extrajo partido de esas innovaciones en el seminario La ética del psicoanálisis y en el
curso de la Proposición de Octubre de 1967
(fin del cassette)
… de divergencia entre M. Klein y Lacan.
Yo he previsto cinco cruzamientos entre Melanie Klein y Lacan, no sé si vamos a
poder verlos a todos que conciernen a:
La castración, que es un concepto central en la teoría psicoanalítica; la simbolización;
la cuestión del falo y los objetos internos; la cuestión de la madre y quizás la cuestión del
duelo… veremos.
El primer cruzamiento en 1938, muy temprano, en un artículo que concierne a la
familia que apareció en Francia conocido con el nombre de “Los complejos familiares”.
Por otra parte es en este artículo que Lacan expone el estadio del espejo, que él había
expuesto en Marienbaud, dos años antes y que volverá a presentar en Zurich en 1949.
De este artículo no voy a retener más que un punto y trataré de extraer todas las
consecuencias que se produjeron, particularmente algo que es un debate actualmente en la
Ecole Lacanienne de pychanalise, a saber, la cuestión del género. De qué se trata en este
artículo?. Se trata de una reformulación del concepto de castración producido por Freud;
reformulación que tiene en cuenta la experiencia de Melanie Klein con niños pequeños.
En este artículo Lacan hace una lectura de Freud que concierne al edipo y su
desaparición. Lectura que es esta, que es la de Lacan en 1938: Él decía que la represión del
edipo, la represión de la corriente erótica ante la madre, la sesación de ese deseo, reposa, se
asienta para Freud –dice Lacan- sobre el fantasma de castración debido a una amenaza real:
“te la vamos a cortar”. Amenaza que no puede tener medios para actuar sobre la niña, más
que al precio de explicaciones tan sobreabundantes, reiterativas, de agentes tan inútiles que
para Lacan indicarían un error en la teoría Freudiana; no solamente un error sino un
falocratismo, un poder del macho.
Ahora bien, si se tiene en cuenta la experiencia, la experiencia de M. Klein con niños
pequeños, el origen del fantasma de castración, conduciendo al declinamiento del edipo, no
se asienta sobre una amenaza que fue dicha, o por la vista o la visión de la madre castrada,
incompleta, no sería en relación a una forma normativa del macho. No, esos fantasmas -dice
Lacan- forman parte y hacen la continuación de los fantasmas del cuerpo fragmentado.
Como M. Klein lo describió, lo captó, M. K. Nombra, más tarde, fase esquizo-
paranoide.
Ese cruzamiento entre el fantasma del cuerpo fragmentado y la castración, M. Klein
explicitará este cruzamiento en 1945 en un artículo que habla de la cura de Richard: “El
complejo de edipo esclarecido por las ¿sancropias? precoces.
Vuelvo a 1938. Bueno, entonces Lacan piensa que las fantasías de castración son la
continuación de las fantasías del cuerpo fragmentado. Pero sobre lo que Lacan pone el
acento y lo que lo distancia de Melanie Klein, es lo que trata de la imagen del cuerpo; un
maniquí heteróclito, dice él, cuyo dominio está dado prematuramente por la imagen del
semejante; es uno de los aspectos del famoso estadío del espejo. Ese fantasma del cuerpo
fragmentedo se trata para Lacan de la imagen del cuerpo y no del cuerpo real, sexuado de
un niño o de una niña. Continúo con lo que dice Lacan, el fantasma de castración no depende
del sexo del sujeto y constituye una defensa, un recurso narcicista, cuando en el primer
momento del edipo, el deseo reactualiza un objeto: la madre.
Voy a explicitar eso. Si ese objeto es reactualizado es porque ya fue actualizado. En
efecto, los fantasmas de fragmentación, están en una serie - dice Lacan, que se inscribe en
una forma de penetración oral y anal, destructiva, investigadora, que apunta al secreto del
seno materno, con lo vivido ambivalente que eso sucita, lo que fue completamente descripto
por M. Klein, en términos de sadismo de retorsión y de angustia.
¿Qué hace Lacan? Él distingue el cuerpo sexuado niño – niña de la imagen del
cuerpo; imagen del cuerpo sobre la que actúan los fantasmas de fragmentación. Él conserva
esta lógica, es decir, que no hay en este nivel una cuestión de diferencia de sexos.
Contrariamente a Melanie Klein y en este punto Lacan también se separa,se aparta de M. K.
porque ella piensa en términos edipianos de edipo precoz, y no solo piensa en términos
edipianos niño-niña, sino que acentúa este aspecto en relación a Freud que establece la
diferencia del complejo de edipo sobre la diferencia de los sexos masculino – femenino… un
edipo femenino y un edipo masculino, M. K. Acentúa simetrizando, haciendo una simetría. Si
Freud pensaba a la niña como reivindicando el pene, M. Klein piensa al niño como envidiando
la maternidad. Ustedes ven que es simétrico a un eje central, como se puede decir una forma
preeminente, que es, ya sea el falo o la madre,… Falóforo, portador del falo… porque el niño
envidia los senos de M. Klein o el bebé de Klein.
Vuelvo a Lacan. Para concebir el complejo de castración, él retoma un poco las cosas
ya no a nivel de la diferncia de los sexos sino a partir del cuerpo fragmentado. Cito a Lacan:
“El fantasma de castración se refiere al objeto narcicista, la imagen del cuerpo. La forma del
fantasma, es nacida antes de toda referencia al cuerpo propio, antes de toda distinción de
una amenaza del adulto, no depende del sexo del sujeto –dice Lacan- y determina mas que
sufre, las fórmulas de tradición educativa. Para Lacan se opera un retorno.
Elegí este pasaje de “Los complejos familiares”, lo extraje de Lacan que me parece
capital por más de una razón. En primer lugar para marcar bien su anclaje en lo que es la
experiencia analítica de Melanie Klein con los niños pequeños, perdón [traductor], para
marcar bien lo que la experiencia analítica de Melanie Klein con los niños pequeños revela.
Contra una diferencia natural de la diferencia de sexos, para notar también ese primer
anclaje, esta primera concepción de la castración, será mantenida en el curso de toda la
enseñanza de Lacan y será esto lo que regulará la concepción del sexo propia del
psicoanálisis. Retomaré con mucho gusto la proposición definida por Giles Deleuze en 1977 y
que muestra bien cuál es la distinción a la que me refiero. Él dice que por una parte la
sexualidad, en tanto que ella es de dominancia heterosexual, es decir, la posición masculino
– femenino, eso es un hecho de cultura. Ahora bien, los fundamentos del psicoanálisis no son
los del culturalismo. Eso definiría la sexualidad y por otra parte está el sexo, que será la
definición propiamente psicoanalítica de sexualidad, y tomo esta definición de G. Deleuze: No
hay sexo; hay n sexos: hay tantos sexos como arreglos, ordenamientos, disposiciones. (el
público: “hay tantos sexos como gente”). Salvo que este “n sexos” está organizado
eróticamente por
(menos Fi). Eso que yo digo es otra manera de hablar del polimorfismo perverso de
la sexualidad infantil, o de su carácter irruptivo que definía lo infantil como yo ya lo dije.
Estamos en esta problemática, en algo que yo llamé lo neutro. El ser es neutro. No es
ser un hombre, ser una mujer, eso es un delirio como el de Schreber.
En este artículo de 1938 nos queda todavía un paso por hacer. El fantasma de
castración, continúa Lacan, representa la defensa que el yo narcicista opone a la renovación
de angustia en el primer momento del edipo; …tiende a perturbarse su yo. Continúa la cita
de Lacan, crisis que no causa tanto la irrupción del deseo genital en el sujeto como el objeto
que ese deseo reactualiza, a saber, la madre. Dicho de otro modo, el “deseo genital”, entre
comillas, el deseo edípico, actualiza la madre edípica y reactualiza la madre primordial, la
madre del goce mortífero. Esto que Lacan identificará como siendo “la cosa” (das ding) en
1960. Finalmente, últimas precisiones de parte de Lacan, cito: “A la angustia despertada por
este objeto, la madre, el sujeto responde reproduciendo el rechazo masoquista por el cual él
superó su pérdida primordial. Es decir, nacimiento y la pérdida de las envolturas anmióticas.
Pero lo opera según la estructura que adquirió, es decir en una localización imaginaria de la
tendencia. Esta localización imaginaria de la tendencia siendo el falo, esa zona irradiada del
lado de los genitales.
La cuestión del masoquismo es muy compleja, pero hat una línea constante en la
manera en que Lacan la concibe: El masoquismo tiene que ver con el te deseo, que se tira
allí donde el sujeto juega su partida.
Voy a concluir sobre este primer cruzamiento. Muy temprano en el 38 Lacan
introduce modificaciones notables a la concepción que Freud había dado del edipo y la
castración. El fantasma de castración no se funda ni sobre la anatomía de la diferencia de
sexo, (essaintains-inaudible-) …en el fantasma del cuerpo fragmentado, es decir, en lo que la
imagen unificante del espejo ha podido poner en valor de manera retroactiva y en lo que M.
Klein pudo poner en valor directamente a partir de su experiencia con niños. En tercer lugar,
esos fantasmas son la solución a lo que se afronta de “la cosa” por el sesgo de la madre,
objeto de deseo. Finalmente la prevalencia fálica permanece pero dispuesta de otro modo,
ya no en conexión con una dominancia macho, o, por el contrario con una dominación
maternal, sino con lo neutro. Lo neutro, ni uno ni lo otro, es la distancia puesta entre el sujeto
y la cosa, es la chanza, la oportunidad de la creación, como Lacan definirá la sublimación en
su seminario La ética del psicoanálisis. Y ustedes ven que poniendo el acento sobre lo neutro
en ningún caso para Lacan la sublimación puede estar del lado de una dessexualización,
como algunos analistas lo piensan, porque es la raíz no de la sexualidad sino del sexo, ni una
reparación, como Melanie Klein lo pensará en un artículo sobre la simbolización.
Frente a un pansexualismo que no está en Freud,… (fin del cassette)
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