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Mariclaire Acosta La historieta , . comlca en México U5 revl5tus de o COI/I/CS 'If 'U"'11 pru(uS¡UllCnle enl1ueslro paii\.. lile, Ilespués de In r¡¡dlo scu el medio de l:l)Jlluni· C4ción Olasivo ImiJ¡ popular. Pur su preóu, su brevedud y sus carilc- terísticas particulares (,:olllbinnl1 un lexlu scnl:illo I:un plllnils, estereotipadas y (áclles de comprender), son un vehículo efidente de cOl1lunic;lCión soci;1I en un;1 sociedad subdesarrollada y prll-ulfubeta como la de Méxil..'O. Sin considerllr el res(() de lu Rcpúhlic;l, sU)¡Il11enle en la ciudad de México el 'l}l/úe a!CHll.ll un allo nivel de circulación. En un estudio realil.ado hace algunus aflus sohre el público de este medio en el Distrito Federal. se puso de rc:lieve el hecho de que éste es muy numer so y cubre varios niveles socioeoonómicos y gnlpos de edades. I Por otra parle, la circulación de revistas resulta excepcional, pues no sólo se compran al salir al mercado, sino que se coleccionan, intercambian, o alquilan. Aun cuando se desechen como papel inservible existe evidencia de que se recogen para hacerlas circular nuevamente. Así encontramos que el interés por este género de revistas es pennanente, pues los números ante- riores no se dejan de lado hasta que están prácticamente destrui- dos. A pesar de la relativa antigüedad de la información que pose- emos, podemos suponer que el comportamiento de los lectores de historietas cómicas no ha eambiado sustancialmente, sino que pue- de haberse acentuado. Lo mismo puede decirse de la circulación de los comic en las I Marplan, S. . de C. " Estudio SIObre revistos de hisroneros, México. D. ., diciembre de 1964. I CANALLA •.. ! I IMPOSTOR •.. ! ... J-& .. /,Onas rurales, aun cuando no se disponga de un estudio formal para afirmad . Basta asomarse a un mercado o a la casa de algún caml sino para comprobar que la historieta de este género es :1I11pliamente leída, y, en muchos casos, es uno de los pocos con- lacto de esta gente con el mundo externo. Esto le da a los comics otra dimen ión aparte de la de entretenimiento o diversión que le n inherente. Son también un vehículo de modernización. Se aprenden muchas cosas de ellos: desde cómo perfeccionar la habili- dad de lectura (lo cual se facilita considerablemente porque combi- nan palabras con imágenes), hasta aprender a situarse en un con- texto cultural más amplio mediante la identificación con los per najes del cuento. Juzgada desde este punto de vista, la enor- me circulación de revistas como Lágrimas y risas, a nuestros ojos censurable por todo lo que conlleva de fácil sentimentalismo y mal gusto, nos está diciendo que, muy a pesar nuestro, esta publicación cumple una función dentro de la sociedad mexicana. Permite a la gente olvidarse de su vida cotidiana -en la mayoría de los casos ésta es difícil y no ningún respiro ni gratificaciones inmediatas- así, como reflejarse en la trama de la historieta y "aprender cosas de la vida", tal como en alguna ocasión una lectora asidua de este género en una pequeña población del Estado de México. Esta digresión resulta casi obvia para los estudiosos de la cultura de masas. Los comics son quizá la esencia misma de este tipo de c·ultura por cuanto se dirigen a un público masificado con el cual noe res l sobr¡ penn quier es el recon -enn enJa ('1 mana f' "- efectc , unan "- I/l oonn¡ N dades vi ... ('1 Ó Si i Z eDo se eS necesil 'C ¡;; cen es¡ ... o LO! dos ti] ¡... llaspl ¡¡¡ induda torieta omen IJitoric una el lán, ro ¡cande, entre a Las !Splcto las naci muy su ducido tn ene por pOI ns non xicanas. Quiz: vende e duo, co ¡¡munl mas dol a veces COntextl fal

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Page 1: Mariclaire Acosta - Revista de la Universidad de México · criminalidad con la ayuda de recursos sobre-naturales. Por últiroo, está lo que hemos denominado aventuras de la vida

Mariclaire Acosta

La historieta, .comlcaen México

U5 revl5tus de hi~loricln. o COI/I/CS 'If 'U"'11 pru(uS¡UllCnle enl1ueslropaii\.. Jl()~blcm lile, Ilespués de In r¡¡dlo scu el medio de l:l)Jlluni·C4ción Olasivo ImiJ¡ popular. Pur su preóu, su brevedud y sus carilc­terísticas particulares (,:olllbinnl1 un lexlu scnl:illo I:un illl~genes

plllnils, estereotipadas y (áclles de comprender), son un vehículoefidente de cOl1lunic;lCión soci;1I en un;1 sociedad subdesarrollada yprll-ulfubeta como la de Méxil..'O.

Sin considerllr el res(() de lu Rcpúhlic;l, sU)¡Il11enle en la ciudadde México el 'l}l/úe a!CHll.ll un allo nivel de circulación. En unestudio realil.ado hace algunus aflus sohre el público de este medioen el Distrito Federal. se puso de rc:lieve el hecho de que éste esmuy numer so y cubre varios niveles socioeoonómicos y gnlpos deedades. I Por otra parle, la circulación de e~1as revistas resultaexcepcional, pues no sólo se compran al salir al mercado, sino quese coleccionan, intercambian, re~nden o alquilan. Aun cuando sedesechen como papel inservible existe evidencia de que se recogenpara hacerlas circular nuevamente. Así encontramos que el interéspor este género de revistas es pennanente, pues los números ante­riores no se dejan de lado hasta que están prácticamente destrui­dos. A pesar de la relativa antigüedad de la información que pose­emos, podemos suponer que el comportamiento de los lectores dehistorietas cómicas no ha eambiado sustancialmente, sino que pue­de haberse acentuado.

Lo mismo puede decirse de la circulación de los comic en las

I Marplan, S. . de C. " Estudio SIObre revistos de hisroneros, México.D. ., diciembre de 1964.

I CANALLA•.. !I IMPOSTOR •.. !

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/,Onas rurales, aun cuando no se disponga de un estudio formalpara afirmad . Basta asomarse a un mercado o a la casa de algúncaml sino para comprobar que la historieta de este género es:1I11pliamente leída, y, en muchos casos, es uno de los pocos con­lacto de esta gente con el mundo externo. Esto le da a los comicsotra dimen ión aparte de la de entretenimiento o diversión que le

n inherente. Son también un vehículo de modernización. Seaprenden muchas cosas de ellos: desde cómo perfeccionar la habili­dad de lectura (lo cual se facilita considerablemente porque combi­nan palabras con imágenes), hasta aprender a situarse en un con­texto cultural más amplio mediante la identificación con losper najes del cuento. Juzgada desde este punto de vista, la enor­me circulación de revistas como Lágrimas y risas, a nuestros ojoscensurable por todo lo que conlleva de fácil sentimentalismo y malgusto, nos está diciendo que, muy a pesar nuestro, esta publicacióncumple una función dentro de la sociedad mexicana. Permite a lagente olvidarse de su vida cotidiana -en la mayoría de los casos éstaes difícil y no ofr~ce ningún respiro ni gratificaciones inmediatas- así,como reflejarse en la trama de la historieta y "aprender cosas de lavida", tal como señal~ en alguna ocasión una lectora asidua de estegénero en una pequeña población del Estado de México.

Esta digresión resulta casi obvia para los estudiosos de la culturade masas. Los comics son quizá la esencia misma de este tipo dec·ultura por cuanto se dirigen a un público masificado con el cual

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no establecen Wl contacto profundo, ya que los escritores y edito­res poseen criterios meramente comerciales para medir su éxito;sobre todo, el contenido es superficial, repetitivo y estereotipado ypennite la absorción pronta y fácil por el lector, sin que esto re­quiera un esfuerzo desmedido de concentración. Si bien el comices el arte de masas por excelencia, también es, aunque nos duelareconocerlo, una forma de arte, a pesar de todos sus defectos-entre los cuales no se puede soslayar su vulgaridad apabullante­en la medida en que reflejan una parte vital de la experiencia hu­mana. Como tales, los comics pueden producir en sus lectores un

;- efecto catártico en tanto les ofrecen un sentido de participación y:::. una medida de identificación con un mundo más amplio. al que11) normalmente no tienen otro acceso, ya sea por falta de oportuni­Nvi dades o en razón de que carecen de las facilidades intelectuales o;;; emotivas para hacerlo.ó Si la revista de historietas es tan ampliamente leIda en México,Z ello se debe a que su contenido satisface en alguna medida ciertas.g necesidades de sus lectores. ¿Cuál es este contenido" ¿Qué le di­S cen estas publicaciones a su público?t: Los comics que circulan en México son fundamentalmentc dco dos tipos: historietas norteamericanas traducidas al cspaltol y aquc­¡:: lJas producidas en el país sobre todo para consumo interno. Esiil indudable que existen muchas similitudes entrc ambos tipos dc 11Is-

torieta. De hecho, muchas producciones mexicanas son copias másomenos fieles de su contraparte norteamericana. Ambas c1:1~s dehiltorietas se pueden clasificar por temas, y encon tramos en cadalIOa el m~mo número de temas: fantásticos, dc avcnturas tIpO Tar­lán, románticas y de la vida cotidiana. Si bien la similitud es muygrande, aparecen marcadas diferencias de actitud frente al mundoentre ambas clases y éstas valen la pena de ser analiZ.1das, aunqucalmeramente.

Las historietas norteamericanas se distinguen, ante todo, por suaspecto meramente formal. Aunque en precio no varían mucho delas nacionales, su calidad en la impresión, dibujo y hasta texto esmuy superior. El uso de colores es más variado y el lenguaje. tra­ducido y Wl poco estilizado, es correcto gramaticalmente. o sue­kn encontrarse faltas de ortografía en las revistas norteamericanas,por poco ágil que sea su sintaxis y por más que abunden en ellasDs nombres extranjeros. Lo contrario es más frecuente en las me­ticanas.

Quizá lo más sobresaliente de la historia norteamericana que sevende en México sea su irrealidad. En última instancia, el indivi­duo, como lector, es consciente de que está leyendo algo ajeno ammundo a su realidad. Producen el mismo efecto que los progra­mas dobbdos en la televisión. Son perfectamente comprensibles ya veces hasta divertidas, pero les falta sustancia. Están fuera decontexto; nos presentan situaciones ajenas a nuestra vivencia diaria.A~o falta en ellas, quizá algo indefinible, pero no por ello ine ludi-

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DEJE QUE ESEASUHTO LO ARRE­GLE LA LEY. USTEDQUEDESE CUIDANOO­LO, ESJ LE DúRAVAIDit PARA SEGUIR

CJ\ 3CJ HE¡,ülOO.

La Familia Burrón, 6 / V / 73

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La Familia Burrón, 61 V 173

ble: sus personajes no soñ de carne y hueso como los nuestros ysu forma de actuar y resolver sus problemas 1\0 tiene nada que vercon la nuestra. - .

Presentan generalmente tres tipos de situaciones: épicas, fantás­ticas y cotidianas. Obvios ejemplos de estos tres tipos son: El Lla·nero Solitario o Roy Rogers en el Lejano Oeste; Supermán, Bat·man o MarviOa. situados en la gran, metrópoli y combatiendo lacriminalidad con la ayuda de recursos sobre-naturales. Por últiroo,está lo que hemos denominado aventuras de la vida cotidiana, quedescriben el diario acaecer en las vidas ,de personajes como Arehi,Lorenzo y Pepita, e incluso, La Pequeffa Lulú. 2

¿Qué tipos de valores aparecen en estos tres géneros de historie·tas? ¿Cuáles son las situaciones más frecuentes y cómo las ~esuel­

ven los personajes? Corriendo el grave riesgo de caer en la simplifI·caci6n excesiva, podemos afmnar que en la mayoría de los comiesanalizados, 3 independientemente de su tipo, los personajes están,de una manera u otra, envueltos en la eterna contienda entre elBien y el Mal. Este último generalmente queda encamado por perosonajes que son siniestros hasta en su apariencia: desagradables,deforme y, generalmente, torpes. Suelen ser criminales o desqui­ciados que ponen en peligro a la sociedad en su conjunto o a lae tabilidad de una comunidad o un grupo determinado. Son com­batidos ferozmente por un "super-personaje", que puede o no con­tar CO:l ayuda mágica para su cometido, pero que invariablementeposee virtudes extraordinarias tales como una inteligencia superior,una capacidad para dirigir y ganarse el respeto del grupo, una fuer·za física especial, etcétera. En suma, es el típico he-man, tough­guy norteamericano que resuelve todos los problemas combinandola fuerza física con la audacia y la inteligencia. Así, la violencia esfrecuente, pero siempre es un medio muy claro para al~anzar unfin notable y justo. Se utiliza para combatir al delincuente, perouna vez lograda esta empresa, se le entrega a las personas encarga­das de hacer cumplir la justicia. El héroe apuntilla a las insti,tucio­nes existentes, hace cumplir el precepto del "law and order",nunca se dirige en contra de éstas. Su función consiste en salva­guardar una sociedad casi perfecta, amenazada sólo externamente,

Esto no significa que el comic norteamericanQ no se oCupe dela composición de la sociedad. Se recono~ en muchos casos queésta se compone de grupos situados jerárquicamente unos con res­pecto a los otros, y que por lo general, los que ocupan !a situacioomenos afortunada son de otras razas (negros o indios). Sin embar·go, en ningún caso se hace una referencia, siquiera impücita, a queesta situación es injusta ,y anti-natural. La sociedad se acepta tal Ycomo es, sin cuestionarla, y si se manifiesta la ,existencia de clasessociales y de la subordinaCión social, se aceptan como hechos da­dos, como parte del trasfondo, pero nunca como 'un elemento cen­tral en la histotieta.

La organización política de este tiPQ de sociedad. se menciona

2 Dejamos de lado las historietas de Walt Disney y otros géneros que utili­zan animales antropomórficos, porque consideramos que pertenecen a unacategoría aparte y también porque han· sido ampliamente estudiadas en,A. Dorfman y A. MatteJart Para leer al Pato Donald, 2a. el!. BuenosAires, Siglo XXI, 1972. 163 p. -

3 Se revisaron varios números de los siguientes títulos: Domingos AlegrtS.Los Supersabios, Chiznoc, Mem(n Pi"guín, Al/entura, de OJpulina, Pat¡uito,

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con frecuencia en las historietas cómicas. En ellas se tratan dos ti­pos de relaciones de poder entre los hombres. La distinción entreéstas es muy clara en términos morales. Existe la subordinaciónentre hombres y la subordinación de los hombres a las institucio­nes. La primera no es frecuente y, cuando sucede, hay que corre­girla porque es el tipo de relación que establecen los delincuentescon el resto de la humanidad: es la subordinación por la fuerzapara lograr fmes ilícitos y condenables. El deber del héroe es pre­cisamente combatir esta relación malsana. En cambio, la subordina­ción de los hombres a las instituciones es un hecho perfectamentelegítimo y natural. Sólo así puede vivir la sociedad en paz. Sóloasí se logra la felicidad. Amenazar esta realidad es ponerlo todo enpeligro, de ahí los esfuerzos permanentes de nuestros super-héroespor mantenerla.

El comic mexicano, salvo algunos como Los Supersabios oKolimán, el hombre increíble difiere mucho de su contrapartidaimportada. Además de la diferencia en la calidad, mencionada an­teriormente, lo que más salta a la vista es el uso del lenguaje en las

tlN T~AT~"O'*': oe UN.~~:""~""''''C~JMINAl,Act)';-'xO~'eN SU A'VU·:

.p;,~OA ...~.

La Familia Bu"ón, Lágrimas y Risas, Hermelinda Lindil, Kalimán, El tíoPorfirio, Fuego, Hat1uJ-yoga, Archi, Tarzán, El llonero solitario, Cuentos deJi!a/t Disney, Historietas de Walt Disney, Tom y Je"y, Batman, VidasEjemplores, Tesoro de OJentos Clásicos, Tawa, El Conde Bartok. El análisis seinició en 1967 y se retomó en 1973. A pesar del tiempo transcurrido, es~rprendente el reducido cambio en las historietas. Puede ser que algunos dekls comics analizados ya no existan y, por otra parte, han aparecido nuevos,pero los más importantes sobreviven y con toda seguridad durarán muchosaiios más.

historietas nacionales. Es menos correcto, pero mucho más fluido.Claro está, no es una traducción del inglés, pero la diferencia vamás allá de eso. Es un lenguaje más matizado y mucho más dife­renciado por clase social que el de las otras historietas. En pocaspalabras, es más realista, menos estereotipado. Ab.undan las expre­siones populares y el "caló" que, como en La Familia Burrón, lle­ga a la invención de expresiones y modos de hablar que el- autoratribuye a sus personajes según la clase social a la que pertenecen.

En términos generales, en el comic mexicano se nos dice clara­mente que los pobres hablan un lenguaje y que los ricos hablanotro. Pero las diferencias entre las clases sociales no se detienenallí. De hecho, son el punto de partida para analizar las historietasmexicanas. La trama casi siempre está inscrita en el contexto de laoposición entre las clases sociales. Los personajes suelen ser rnienrbros de la clase baja -no explícitamente del proletariado o el canrpesinado- sino más bien de "los pobres", y sus aventuras se rela­cionan con la problemática específica de los que están en esasituación. Pero las historietas no se apartan de las nortemericanas

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en tanto que plantean también la lucha entre el Bien y el MalSólo que ninguno de los dos están claramente defIDidos como enlas últimas. El Bien generalmente encama en "los pobres", aunqueno siempre sucede así. También hay "pobres" malos, quizá peoresque los demás porque la adversidad de sus circunstancias los hallevado a eso. Los malos suelen ser "los ricos", aunque no tantocomo otras dos clases de personajes que son el blanco de burla yrepresentan todo lo defectuoso y corrompido de la sociedad mexi­cana: los policías y los políticos. Estos rara vez se salvan en lashistorietas, y son los dos puntos de contacto del mexicano pobre ydesvalido con la realidad de su sistema social.

Los "ricos" son malos, sí, pero no tocios: algunos se salvan. Lospolidas y los políticos nunca tienen salvación.

Pero, ¿cómo se defiende el "pobre" en este mundo tan adver­so? Esta pregunta es quizá la más importante para entendernucstras historietas. Existen varias maneras. Eu primer lugar, estáel apoyo familiar. Esta es la prerrogativa del "pobre". Los demásmiembros de la sociedad no gozan del amor familiar. Sólo los des­validos tienen buenas relaciones maritales o filiales. Los "ricos" notiencn este apoyo, este calor. El "Pobre" podrá tener todos losdcfcctos del mundo, pero casi siempre será bueno y estará rodeadode familiares cercanos y comprensivos. Otros medios que utiliza el"pobrc" para defenderse son los recursos sobrenaturales: la magia,la suerte y, a veces, la Virgen de Guadalupe o algún santo. Tam­bién aparccen frecuentemente los benefactores. No falta algún"rico" bondadoso que tienda la mano y preste auxilió financiero oayuda a través de influencias. Hasta aquí llega el equipo de los des­validos y explotados de la tierra para defenderse. No aparecen porningurul parte la ~daridad de clase ni hi organización políticacomo medios de defensa. El éxito es estrictamente individual,nunca colectivo. El comic desarrolla toda una "ideología de la po­breza" pero ésta no se relaciona para n'ada cOn una ideología polí­tica más amplia. Se concreta a señalar que nuestro sistema social esinjusto, pero lo acepta como tal; no plantea una soÍución.

En realidad, esta característica de la historia mexicana no debesorprendemos. Al fm y al cabo refleja fielmente la realidad nacional.¿Cuántos en México cuestionan al siste'fUl C01nO' sistema? ¿Cuán­tos vislumbran como solución a los graves problemas del país elcambio radical de las estructuras? Lo sorpréndente de las historie­tas mexicanas es que lleguen tan rejos, que sefialen t11ntas injusti­cias y luego se detengan tan súbitamente en el reforzamiento delstatu quo. Se quedan en el sentimentalismo ideológico o en la bur­la y la ironía, pero nunca dan el últim> paso.

Otra característica distintiva, sobresaliente de la historieta mexi­cana es el uso de la violencia gratuita. Si en los Estados Unidos laindustria editorial ha sido criticada por la frecuencia de las escenasviolentas y macabras en los comics, la industria mexicana tienemucho que ensefíarles a nuestros vecinos. Lo escatológico, lo cruel

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II.! TODA VlA LE ':'!!1U/ ¿POR UE CRES UE W ':~:LATE EL CORA- VOy 1, L ·'V AA CON ELZONClANO. SE '1'0 ?

lE ~TE COt10'TRAZO •

La Familia Burrón, 6 / V /73Lo

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y lo violento son ingredientes esenciales de nuestra literatura popu­lar. Se puede hablar de muy pocas historietas en las que no apare­cen escenas de cuerpos deshechos, o de víctimas de las torturas'oaccidentes más espantosos. Abundan éstas y los autores se deleitanen presentarlas con lujo de detalles. La muerte está constante­mente al acecho y aparece en formas diversas, ya sea como unacalavera espantosa y ensangrentada con la guadaña en mano, o enla forma de un rostro helado por el terr.or. Las actitudes de lospersonajes frente a la muerte oscilan entre el horror absoluto y laburla afectuosa, según la trama del cuento. Pero la muerte siempreestá allí, en una forma u otra.

Por último, parece que han empezado a circular en México, enforma raquítica, algunas historietas cómicas latinoamericanas, espe­cialmente chilenas. No tenemos idea de la dimensión de este fe­nómeno, pero, sin duda, es casi insignificante si lo comparamoscon el enorme volumen de producciones nacionales e importadasde los Estados Unidos que circulan y re-circulan en el país. Sinembargo, resulta interesante comparar los comics chilenos a la ven­ta en algunos puestos de periódico, con los otros dos géneros. Losdos ejemplares que obtuvimos y analizamos son de la EditorialQuimantú, subsidiada por el gobierno de la Unidad Popular. Con­tienen, desde luego, un mensaje político y social más amplio yexplícito que las historietas mexicanas y norteamericanas; pero elmensaje no desborda la trama, como podríamos suponerlo para untipo de comunicación que gusta de la consigna y el planfleto.Todo lo contrario, las historietas son tanto o más realistas que lasmexicanas al presentar la problemática social de los personajes,pero carecen del sentimentalismo agobiante y azucarado o del sar­casmo y desengaño de los nuestros. Presentan una salida al proble­ma, y ésta no es simplemente la de hacer la revolución o apoyar algobierno actual. Va más lejos de esos postulados. Muestran, simple­mente, que los problemas sociales tienen solución, pero que éstl¡ escolectiva y está supeditada a la solidaridad entre los hombres.Hacen simple y sencillamente, lo que en 1939 pedía George Orwellde la prensa popular británica: "Es posible imaginar (...) un perió­dico (...) emocionante y vivaz (...) pero con una temática y una'ideología' un poco más actualizadas (...) Me refiero simplementeal hecho de que en Inglaterra la literatura popular imaginativa esun terreno todavía virgen para el pensamiento de izquierda. Todoeste tipo de ficción, desde la novela corriente hasta el folletín,sirve, en última instancia, a los ·intereses de la clase dominante.Esto es especialmente cierto en la literatura infantil -esa literaturade piratería y cañonazos que casi todo niño devora en cierta épocade su vida- la cual está saturada de las peores ilusiones de 1910.Este hecho sólo parece importante si creemos que lecturas de estetipo .no producen en la mente infantil una impresión duradera.Lord Carnrose* y sus colegas obviamente no piensan así, y a fm decuentas, ellos deben saber por qué."

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La Familia Burrón, 6 / V / 73

* Lord Carnrose era en esa época elgran magnate de la prensa en Gran Bretaña,dueño y director de laAmalgamated Press. VI9