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Aquellos maravillosos juguetes de los 80 y 90

Eran los juguetes con los que todo niño soñaba en los 80 y 90. ¿Cuál era tu

favorito?

No hace tanto tiempo, pero su recuerdo nos hace sonreír con nostalgia y nos recuerda hasta cómo olían aquellas reliquias que al-

macenábamos en nuestro cuatro. Y no hablamos de esos rústicos juguetes de cartón, cuerda y latón con los que se entretuvieron nuestros padres (que merecen capítulo aparte), sino de esos juegos que creíamos modernos e innovadores y que ahora nos parecen... nos siguen pareciendo maravillosos. He aquí una pequeña muestra de los juguetes que todo niño tuvo, vio o anheló alguna vez en los 80 y 90:

«Simon». La cosa empezaba muy bien. «Es fácil», pensabas tú, confiado... Pero cuando aquel artilugio empezaba emitir a secuencias cada vez más largas de colores y sonidos que eras incapaz de repetir, una de dos, o te cansabas y lo apagabas o volvías a empezar tomándote el reto como algo personal. Eso si no era la hora de la siesta y venía tu madre a quitártelo por el follón que armaba la maquinita...

Blandiblub

Blandiblub. Nunca un moco verde había sido tan deseado. Pero, ¿quién no lo tocó alguna vez? Esa

sensación al manipular ese adorable y viscoso ma-terial que acababa atrayendo las pelusas de toda la casa, era el sueño de todo niño. Y ese olor, que seguro que aún muchos recuerdan y esa capacidad de es-

tirarse como un chicle... Y lo mejor es que no man-chaba (o eso le decías tú a tus padres). Y hablando de cosas pegajosas que atraían toda clase de pelusas, las manos locas eran otro artilugio, carne de patio de colegio, idóneo para fastidiar al compañero, a la profesora o pegarlo en el techo indefinidamente.

Personajes del «Quién es quién»

«¿Tiene gafas? ¿Lleva sombrero?», decía el anuncio de otro de los juegos más populares

de los 90, el «Quién es quién». El sombrero de Claire, las gafas de Sam o el pelo rubio de Anita podían convertirse en la clave de una victoria magistral. Y podíamos estar horas subiendo y bajando las ventanitas de esos simpáticos personajes de nariz gorda, ojos pequeños, barba o bigote. Seguro que todos teníamos un favorito...

En los 70 nacía un prodigio de juguete que en los 80 seguiría causando furor entre los pequeños afi-cionados al cine. Hablamos del mítico Cinexin, un proyector «Super 8». Qué poder te daba eso de pasar hacia delante, detrás o parar la película, que, por cierto, se vendía aparte. «Cine sin fin», rezaba el anuncio, un poquito exagerado, todo hay que decirlo.

Micronova

Y si nos ponemos a pensar en los vendi-

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teresa ródenas teresarodenas / madrid

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Aquellos maravillosos juguetes de los 80 y 90

dísimos Micronova, Ceranova, Alfanova y demás «novas» hoy caeríamos en la cuenta de lo que tenía-mos entre manos a tan tierna edad. Bisturíes, que-madores y tijeras que hoy en día serían impensables en el cuarto de juegos de cualquier niño. Pero qué chulada, eso de poder ver bichos en el microscopio, hacer tus propias velas (no era nada fácil) o man-char la colcha de tus padres de arcilla para intentar hacer un jarrón.

Saco de la risa

En la categoría de ju-guetes tontos podría-mos citar el «Muelle loco» o el «Saco de la risa». El primero,

podía hacerte desesperar a ti (al perseguirlo por una escalera) o al que estuviese a tu lado (el ruidito podía llegar a incordiar). El segundo acabaría des-colorido sobre tu cama sin fuerzas para reír de las veces que lo habías estrujado. Y también la menos sofisticada pero exitosa cámara de fotos de broma, aquella en la que al hacer la foto salía un muñeco bastante malogrado. No había feria en la que no vendiesen esta reliquia.

Magia Borrás

Los «Juegos Reuni-dos» no podía faltar en cualquier casa, aunque si lo que querías era «quedarte

con los amigos», lo que tenías que sacar era el «Magia Borrás» para dejarles con la boca abierta con alguno de sus trucos. También inolvidables, las tardes de verano en la piscina jugando a la «Bola loca», las risas y coscorrones jugando al «Enredos» (que se

llamaría después «Twister») o lo difícil que resultaba hacer algo decente en el dichoso «Telesketch», el «Hundir la flota», el «Tragabolas», «Operación»...

La lista es larga y seguro que tú también tenías un favorito. ¿Lo recuerdas?

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