manuel f. lorenzo, "la fundamentación platónica del saber", la oscuridad radiante....

11
192 NoBrrn BuBmo Gór,rpz y [o hace siempre a través del hombre, perfeccionándolo en pritner Iugar a é1. Así t ""ió l" utopía, cuando el hombre empezó a pensar que la realidad más inmediata e imperfecta debía tener un correlato más lejano ), absolutamente pérfecto que si se conocía se apli- caría (porque en ei conocer iiía implícito el mandato moral) y permiriría meiorarJa. R,,r,re nrN c r AS B I B LIoG n-Á r tc¿s Aa¡Nor. 11.. Diario !losóf co 1950-19U, Barcelona' Herder. 2006' Edición original: Denktagebuch 1950-1973. Editado por Usula Ludz e Ingeborg l{ordmann, Múnich y Zurich, Piper Verlag' 2002. - La uida del espíritu, Barcelona, Paidós, 2002. Edición original: The Lift of the Mind, Nweua York, Harcourt Brace Jouanouich, 1978. HsInnccp& M., ul-a doctrina de Platón acetca de la verdad,, Eika' sin. Reuista de FilosoJia,12, exr.raordinario I (2007). http://www. revistadefilosofia.org, traducido por Norberto V. Siivetti. Título original: uPlatons Lehre von der Wahrheitu (1942-1947), enla colácción Wegruarleen, Heidegger-Gesamrnusgabe' vol. 9 0996), pág.203-238. Krnr, G. S.; Revax, J. E.y ScHolIrlD, M., Losfihsofos presocráticos. Historia critica con selección de textos, Madrid, Gredos, 1987. PreróN, Diálogos. VI República, Madrid, Gredos, 1986. Introduc- ción, traducción y notas por Conrado Eggers Lan. - La República, Madrid, Nianza Editorial, 2001. Tiaducción de José Manuel Pabón y Manuel Fernández-Ga-liano' - La República, Madrid, Instituto de Esrudios Políticos, 1969. (De esta obra sólo se ha tenido en cuenta el original griego; la traduc- ción y las citas están tomadas de la edición de Alianza Editorial, excepto la cita de la nota 13, que está tomada de la traducción de Gredos). - Obras completas, Madrid, Aguilar, 1969. (De aquí se han tomado las citas de Fedro). Ti-aducciór'r del griego, preámbulos y notas por M. Araujo, F. García, L. Gil, J. A. Miguez, M. Rico, A. Ro- dríguez y F. de P Samaranch. {-a fundamenración platónica del saber MaNu¿r Fanx,,(Noez Lon¡uzo Uníuersidad cle Ouiedo , El prob.lema de la fundamenración del saber humano, como hemos dicho en orra.ocasiónr es el problema pril{p;;;JJ.b. resolver toda filosofí1.q.u. se precie cle tal. plarón; .j;;;., filósofo_ que plantea dicho próbl.-" de una forma .lrrr'u oro_ lunda ilusrrándolo con el famoso ,,miro de ra cavernr", .íol.r- to en el libro vII de su más conocido diárogo fitoronlá q,r. lleva_por tírulo La Rept)blica. El nmito de la caverna va precedido, en el dialogo, por la comparació.n que hace Sócrat., d.l Sol, que ilumin" t3, of i.., posibilitando nuesrra visión de ellos, .o' l" td"" J. gr.;;". debe guiar la conducta y actuación jel filósofo jáU*"""*, n gura que,r. propgl. como lo más novedoso ei La República. Le precede también la famosa clasificación del conocimi.nto en una_jerarquía del saber que va desde los conocimienros sen_ sibles kikasí!, pistis) propiás de la mera opinión (dóxa) h,.asta los conocimienros intelig.ibles o bien fundados en hipóresis y demostraciones de tipo jiscursivo o ,¡rn iirlo- (din^;i;;;;;r" i Manuel F, Lorenzo, npara la fundamentación de un pensamienro há_ 2'',:.!: : !, : !!i Io s op h 7, I, universidad ¿. o"i.¿", l t t& ;AJi;';",;, )e puede acceder también a este articulo vía Internet en la re.rita D eu'enires, núm. I3 de la Universidad Michoacana de Méjico.

Upload: manuel-fernandez-lorenzo

Post on 27-Dec-2015

31 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Lectura del Mito de la Caverna de Platón en relación con la filosofía kantina.

TRANSCRIPT

Page 1: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

192 NoBrrn BuBmo Gór,rpz

y [o hace siempre a través del hombre, perfeccionándolo en

pritner Iugar a é1.

Así t ""ió

l" utopía, cuando el hombre empezó a pensar que

la realidad más inmediata e imperfecta debía tener un correlatomás lejano ), absolutamente pérfecto que si se conocía se apli-caría (porque en ei conocer iiía implícito el mandato moral) ypermiriría meiorarJa.

R,,r,re nrN c r AS B I B LIoG n-Á r tc¿s

Aa¡Nor. 11.. Diario !losóf co 1950-19U, Barcelona' Herder. 2006'

Edición original: Denktagebuch 1950-1973. Editado por Usula

Ludz e Ingeborg l{ordmann, Múnich y Zurich, Piper Verlag'

2002.

- La uida del espíritu, Barcelona, Paidós, 2002. Edición original: The

Lift of the Mind, Nweua York, Harcourt Brace Jouanouich, 1978.

HsInnccp& M., ul-a doctrina de Platón acetca de la verdad,, Eika'sin. Reuista de FilosoJia,12, exr.raordinario I (2007). http://www.revistadefilosofia.org, traducido por Norberto V. Siivetti. Títulooriginal: uPlatons Lehre von der Wahrheitu (1942-1947), enlacolácción Wegruarleen, Heidegger-Gesamrnusgabe' vol. 9 0996),pág.203-238.

Krnr, G. S.; Revax, J. E.y ScHolIrlD, M., Losfihsofos presocráticos.

Historia critica con selección de textos, Madrid, Gredos, 1987.

PreróN, Diálogos. VI República, Madrid, Gredos, 1986. Introduc-ción, traducción y notas por Conrado Eggers Lan.

- La República, Madrid, Nianza Editorial, 2001. Tiaducción de

José Manuel Pabón y Manuel Fernández-Ga-liano'

- La República, Madrid, Instituto de Esrudios Políticos, 1969. (De

esta obra sólo se ha tenido en cuenta el original griego; la traduc-

ción y las citas están tomadas de la edición de Alianza Editorial,

excepto la cita de la nota 13, que está tomada de la traducción

de Gredos).

- Obras completas, Madrid, Aguilar, 1969. (De aquí se han tomadolas citas de Fedro). Ti-aducciór'r del griego, preámbulos y notas

por M. Araujo, F. García, L. Gil, J. A. Miguez, M. Rico, A. Ro-

dríguez y F. de P Samaranch.

{-a fundamenración platónica del saberMaNu¿r Fanx,,(Noez Lon¡uzo

Uníuersidad cle Ouiedo

, El prob.lema de la fundamenración del saber humano, comohemos dicho en orra.ocasiónr es el problema pril{p;;;JJ.b.resolver toda filosofí1.q.u. se precie cle tal. plarón; .j;;;.,filósofo_ que plantea dicho próbl.-" de una forma .lrrr'u oro_lunda ilusrrándolo con el famoso ,,miro de ra cavernr", .íol.r-to en el libro vII de su más conocido diárogo fitoronlá q,r.lleva_por tírulo La Rept)blica.

El nmito de la caverna va precedido, en el dialogo, por lacomparació.n que hace Sócrat., d.l Sol, que ilumin" t3, of i..,posibilitando nuesrra visión de ellos, .o' l" td"" J. gr.;;".debe guiar la conducta y actuación jel filósofo jáU*"""*, ngura que,r. propgl. como lo más novedoso ei La República.Le precede también la famosa clasificación del conocimi.ntoen una_jerarquía del saber que va desde los conocimienros sen_sibles kikasí!, pistis) propiás de la mera opinión (dóxa) h,.astalos conocimienros intelig.ibles o bien fundados en hipóresis ydemostraciones de tipo jiscursivo o ,¡rn iirlo- (din^;i;;;;;r"

i Manuel F, Lorenzo, npara la fundamentación de un pensamienro há_

2'',:.!: : !, : !!i Io s op h t¡ 7,

I, universidad ¿. o"i.¿", l t t& ;AJi;';",;,)e puede acceder también a este articulo vía Internet en la re.rita D eu'enires,núm. I3 de la Universidad Michoacana de Méjico.

Page 2: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

t94 MaNuBr FnnNÁxpnz Lon¡Nzo

€n razonamientos filosóficos que descansan, en último luga¡en una intuición o evidencia primera (noesis),la cual se obtienepor el rebasamiento de las hipótesis, buscando mediante la ra-zón diaLéctica ia esencia o estructura racional última de las co-sas, la cual se capta por dicha visión o intuición uintelectualrdelos primeros principios.

El saber humano queda así explicado y ordenado según di-cha clasificación jerárquica que culmina en la captación intui-tiva de 1as Ideas filosóficas o de la ldea suprema, el Bien, que,

como el Sol, es condición de ias demás, sin ser ella misma ya

condicionada. La ldea de Bien del¡e iluminar ai filósofo gober-nante en todas sus actuaciones y propuestas. PIatón narra, ei]boca de Sócrates, el umito de la caverna> para ilustrar la jerarquía del saber en una Idea última a la que sólo el filósofo, do-tado de una método adecuado que permite superar el mundode ias apariencias propio del hornbre natural, del no filósofo,puede elevarse regresando (synagogue) a una visión profunda de

la realidad desde sus fundamentos racionales últimos, para des-

pués volver al mundo de las apariencias proglesando (diairesi)en su verdadera explicación y entendimiento.

El mito introduce la imagen de una caverna en la que se en-cllentran encerrados unos prisioneros encadenados de tal modoque sólo pueden mirar hacia delante. Detrás de ellos brilla unfuego en lo alto que, ai iluminar una pasarela por la cual ca-mina gente hablando con toda clase de objetos e incluso ani-males, proyecta sus siluetas sombreadas sobre un muro situadofrente i los prisioneros a modo de pantaila cinematográfica, loscuales, como no pueden mirar a otra parte más que a la pan-talla, consideran 1as sombras proyectadas sobre le muro comoobjetos reales y las voces que oyen las atribuyen a las propiasfiguras sombreadas. Solo un prisionero que quedase libre delas cadenas, dánd.ose la vuelta, comprendería, no sin asombroy cierta dificuitad al principio, al quedar deslumbrado por elfuego, que las figuras del muro no son reales, sino meras pro-yecciones o copias de los objetos reales situados en la pasarela.Si, además, dicho prisionero liberado pudiese salir al exteriorde la caverna, podría ver el sol y los objetos iluminados por élcomo objetos reales, aunque aquí e[ deslumbramiento inicial

L¡ puNoe¡¿BNrecróN pra:róNrca DEL sABER 195

sería mucho mayor que el padecido en la caverna al mirar defrente al fuego. Al regresar a la cavern a para. reunirse con elresto de los prisioneros y explicarles lo que había descubiertocomo la verdadera realidad, que conrradice compleramenre loque ellos creen, se enconrraría ahora cegado poi la oscuridaddando la impresión de torpeza o locura a suJ.ompañeros, loque dificultaría su deber de convencerles y liberarlos de sus fai-sas creencias y conocimientos"

Platón parece equiparar dichas creencias y conocimienrosaparentes con p^tis y eikasia, reservando Ia dianoia y la noesispara los conocimienros verdaderos que alcanza el prisionero li-berado primero dentro de la cavern a ¡dianoia) y después fuerade ella (noesis). En tai sentido al filósofo no le basta, como alcientífico, con Llna explicación racional y fundada de una partede la realidad, como es la realidad del interior de la caverna,sino que pretende una explicación tonlizadora de la entera rea,lidad hasta donde nos sea racionalmenre comprensible. Por ellola realidad exterior a la caverna, al ser la máxima que puedealcanzar nuestra vista, y por ranto la que podía aJcaÁzar Ia ex-periencia en aquella época, quedaba prácticamente reducida alSistema Solar, siendo el Sol la fuente de donde mana la luz quenos ilumina, una especie de principio último que se capra porintuición o mera visión inmediata. La filosofia, en ral sentido,no puede remontarse más allá de la experiencia humana posibleen cada época, según el progreso del conocimiento. Platón enesto parece anticipar a Kant. Pues, cuando pone el Bien comoel equivalente del Sol para el filósofo, ruponé que debe caprarsede forma inrnediata y evidente, aunqué

"qui l" intuición sea

intelectual y no meramente sensibie, de la misma mane-ra quepara Kant el bien se capra a través del sentimiento del Deber,aunque considerase que dicha experiencia ya no era fenomé-nica sino nouménica. Fichte, aun admitiendo que, según lauletra, del kantismo, no es posible una intuición inteiectualfenoménica, sólo lo es la intuición sensible, manriene que el<espíritu> kantiano había preformado el hueco para una intui-ción intele ctual fenom énica,la cual era posible zustituyendo lassensaciones nouménicas por las acciones fenoménicas del su-jeto. Pues dichas acciones no se capran pasivamente, como ias

Page 3: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

t97

196M¡r u rl Fr.nNÁN oEz LonsNzo I-,t ruNo¡un'Nr¡ctóN PLAróNICA DEL sABER

sensaciones, sino solo cuando se.actúa'.Dichas acciones no son'

p",^Ti.r'i.l rii n*i*::;Hi,TlJ :::fflx[: fil::'=meras sensaclones, s'{.";";l;;on¿.ro' inteligente' por lo que se captan como una

"r*.i. de inruición inrelecrual'' Platón, qu. h,bi" ';;;;';;

en Lt Reyúbli,cl Poner'':,11t^

d";;;':;;;; s;io fund"*'nto filosófico del conocrmrcnto

humano, en ob,ras ;oJteil; it r" vejez' 9om9 en el Fi,leba'

ensayarlaorro, ""tL'os principios.' reformulando la teoría de

las Ideas como """ ;;;'i;;. l'" idea'-Núme"ros por infl.uencia

;i;;;;t*"o' Schelling mismo consideraba dicha reformu-

l..iÁn nletónica .";;'ui 'n"tt¿t'tte de su Docrrina de las

ti;i:;.'::1':il d;;;;;.ión d" los. primeros principios cotno

il;;;;; Duás, 'in"d"d" va en ei propio'Pitágoras' Pelo en

todo caso en sus ';;;;tát' ot"'ionó i" dotttitt" de que los

;t'-;Printipiot?" tod" las cosas eran números o se com-

oortaban como tales, no como se entendió a la inversa' sobre

i;ffi;;;;;;;ies,'-Lo si los.números fueran los primeros

;lilit:;il;;;i;' Jo'"" 'o" lo gu.e entonces las obieciones

á.'Ál',Ir,¿t.les tendrían completa validez' Platón' q9l' t" parte'

no dud,ó poner t";;'il;;;""to dt.t"to de sus diálogos más

.ionificativos' E1 i¡i'i"' l" ¿ocrrina pitagórica de.los primeros

;i;:i;;;;i" .ln'iguiente explic"ión d"l devenir"''-

Laldea de lo Uno como prlnclplo último de todas las cosas'

i"ñJ ."lr"i¿."j;i ó;J;io ai'"""tlada en el rimeo' serán

utilizadas po,,"oii"J"itot licristiano' en relación con el Dios

único del monotei#;,'il;"*; el desarrollo de la llamada

filosofía medieval'"'"ü';;i;" J. t" fundamentación racional de los saberes

humanos es Por tff t ti fttUlema.que conduio a Platón a] des-

cubrimiento d.l Áo"¿t ¿" ias ldeas' En ca] senrid-o Platón'

a diferencia de su maestto Sócrates' tuvo la dicha de pisar la

Tierra Prometida a la que Sócrates trataba de conducir a sus

conciudadano, ""]tiJnlt' "lt¡a"d"ios de los cantos de sirena

I P \X/. J Schelling, "Presentación-del e rnoirismo filosófico (l830)'' en

scltelling Annlogla.L-ái.ii" J.'i L.Vilt¿cañjs Berlanga. Barcelona, Penín-

sula, 1987' Pdg 302'

relativistas de los sofistas' La Tierra Prometida era la de un nue-

;;;;;;;,-ul Mrrndo cle las Ideas' en el cual.se podía encon-

;;;;;"-*edida segura, objetiva y última de las cosas que nos

permitiese a sLi.vez *,."p"' ál "l"iit'i'-o del mundo de la mera

r:oinión Y aparle ncl". di"ón era el lruevo Adán en el p-araíso y'

"5-" niu"?g."át¿

^ f" Humanidad por su amor a Eva' Pla-

;;;;t-.i;"dr"-.i. la FilosoFía por su amor (f lo)al saber (sofa)'

tY.r*üi¿"" tl¿ pj"to" .*pul"do del mundo paradisíaco de las

lcieas y arroiado a 1a cárcel de laTierra'd:13 corPor.aLrdaÍ'pot

su briílante discípulo Arisróteles" quien inicia la cri[tca a la teo-

ría de ias Ideas tr"t",td'" d-t "o"tii' al maestro Pero',a la uez'

tergiversándolo en un punto t""Iid'.Fttes las Ideas platónicas

;ri:"ffi; t""1iát.,t,n"'" qlie permtten reformar' en relación

.á" f" verdad, nuestro to*oii-itttto de la realidad' pero no

la realidad misrna. n¡rJr.t., introducirá la llamada Metafí-

;;.^;;t;. es la ciencia que pLerende explicar' más qtre nLrestro

,""t.i*i""to dei S.,, I Sár mismo'-"l S"t en tanto que 'Ser'

Aristóteles .o,t,r"p"t árá el realismo al idealismo platónico' LIn

realismo que se acomodaba muy bien con el sentido común'

delamismr-r,t.rrqt"l"'st'ontrníaarisrorélico-prolemaicasituaba al sol girando en [orno a laTierra' tal como lo ve el oD-

servador común. tl" -rfittto que, sin embargo' era muy dife-

;;il;; sus fundam"nto, del ,."lir-o materialista presocrático

;;. ,. abre camino desde Tales hasta Demócrito ! lpicuro'il;.tlt;tró,"1;S;;". como Primer Motor de todo el Universo

irui.o "

el Acto É,rro, "

un Dios que se caractettza por ser pura

Acción. con lo qr. ; p"ati" q91 a9 é1 aquello q,":,q:-t'h'diio pensando en

-Frchit' -tn "l Principio no Fue el Ve rbo' la

lrüu1",'..;; ;l:; .i' e""f'r'" de s"" Juan' sino. la. Acción'

b,n t"l senrido Felix de Ravaisson interpreró a Artstotetes en

su Ess,ti sur la *r,)pliiq;'e d'Arisrorc (1837)' como abriendo

""" "1, merli, filoáficr'entre el marerialismo presocrático y

.il¿.rilr-o pl",o'i.o.-Er, .l caso de Aristóteles se trata de la

Acción de un Dios Acto puro trascendente y no la,de r¡n Yo

trascendental como el de Fichte' que ya no es en realrclad tras-

cendente .n .i ,.r.,ido metafísico át 1á palabta' sino qY.t.f:tT"

parte y constituye al propio suieto hun¡ano como condlclon oe

posibilidad.

Page 4: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

198 MeNuBr FEnNÁNpBz LonsNzo

De esta forrna Aristóteles prepara, o al menos pudo ser rn-

terpretado en tal sentido, una funclamentación que podemosllamar óntica terminal en el sentido de que el Primer Principioes entend.ido com.o Ltna entidaá ala que se le atribuye la ctea-

ción de la realidad, como ocurre ya en el Dios de Santo Tomás.

Ei neoplatonismo con su teoría de la emanación del mundo apartir cle io Uno constituyó un eslabón intermedio. Pero es conSnt to Tomás cuando se inregra plenamente la obra de Aristóte:les en el legado cristiano constitl-iyéndose una alternativa muysólida y bien fundada ai materiaiismo pagano de la antigüedad.Dicha alte rnativa es la metafisica realista y espirirualista cristia-na qlie se impondrá en Europa hasta que Kant la destruya de-

mosirancio ia debilidad de sus fundamentos racionales. Tomás

de Aquino procede enia Summa Theológica de un modo muyplatónico, p,tes tu punto de partida estrictamente filosófico o

iacional no es el Dios de la fe cristiana, sino el mundo feno-ménico, la caverna. platónica misma. No admite q".. t: pueda

tener Lrn conoclmlento suficientemente fundado de Dios de

modo apriorístico o innaro como sosienían San Anselmo o San

Juan Damasceno. Su existencia debe ser probada a posteriori-Para ello propone las cinco pruebas de la existencia de Dios,

-que reelabora tomándolas sobre todo de Aristóteies-, por

las (ue partiendo.de fenémenos como el movimiento, la cau-

salidad, 1a contingencia de los seres, los grados de perfección o

la finalidad, se remonta en Lrn regressus o synrtgogue hasta la Idea

de Dios (uet hoc dicimus Deumr) en la que este aparece comoPrimer Motor, Causa Primera, Ser Necesario, Ser Perfecto o

Ser Providente" Dios aparc"ce ahora como el Sol platónico cuyanatsraleza, una vez probada su existencia, trata de establecer

con claridad a través del anáiisis de los atributos divinos por lavía negativa, ya explorada por el Pseudo-Dionisio, por la que se

establéce la unicidad, infinitud, inmutabilidad divina; y por lavía positiva de ia analogía de proporción con la criatura huma-na, por la que resulta ser Omnipotente, Omnisapiente, Bon-dadSuprema, etc. lJnavez establecida la verdadera naturaleza o

esencia de Dios a través de sus atributos, se inicia el movimien-to contrario de progreso hacia el mundo, el cual es interpretadoahora como concepción y creación libre divina a partir de la

Le ruNoalrsNracrón plaló¡¡rce DEL sAIIER

nada. Muchos prob,lemas mundanos reciben entonces un nue-vo enfoque, como el problerna de la propia creación dei mundoen el tiempo, el de ia omnipotencia divina y la existencia delmal, el de ia libertad leumana, etc.

El racicnalismo moderno carcesiano y su desarrollo enMalebranche, Spinoza, etc., no alterurá en el fondo este tipocle fundarnutlt"ción filcsófica onto-teoiógica. Lo que hará sérá

centrarse más en el progressus qlre en el regressus, al revés de 1o

que hacia el tomismo, én el qúe la p"tt. irrát brillante son las

famosas cinco vías que permitían regresar racionalmente a latrdea de Dios. Fues lo que aporta ei tomismo a la explicaciónpositiva del funcionamiento racicnal dei mundo desde su clea-ción es de procedencia aristoréhca.La revolución científica delRenacimienro arruinó la astronom ía y la física dei estagirita ya su vez esto afectó al tomismo desprestigiándolo. For el con-trario el Racionalismo moderno cartesiano, al incorporar en

sus explicaciones filosóficas los resultados de la nueva fisica deGalileo y la astronomía copernicana, a.Icanzasu mayor brillo enla nueva explicación racional del funcionamiento del mundo,únavez que ha sido creado por Dios.

El regressus en Descartes es mínimo, púes su desconfianza es-

céptica de los sentidos le lleva a partir de la misma conciencia,la cual, sin embargo necesita apoyarse en la existencia de Dios,que aporta el argumento de San Anselmo, de carácter progre-sivo más que regresivo, pues la Existencia de Dios deriva de suEsencia, para garantizar la verdad de nuestros conocimientos)incluidos los matemáticos. En Malebtranche y en Spinoza se

p^rteya, de forrna claray decidida, de Dios, del npunto de vistade Diosr, que resulta de lo que Gustavc Bueno ha llamado laInversión Teológica3. En tal sentido no hay en el Racionalismomoderno una búsqueda de nuevos fundamentos, pues siguemanteniéndose a Dios como causa última de todo. Lo que si

hay es una racionaltzación extrema de ese Dios que llamaráun espíritu profundamente religioso como Pascai ei udios de

3 G. Bueno, ula inve¡siór-r teológicar, en Ensayo soltre las categorías d.e laEconomía política, Barcelona, La Giya Cie ncia, 1972, págs. 133 y sigs.

199

Page 5: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

204

los filósofos, y no el

Biblia.

Mar.IuEr FenNÁNPPz LoruNzo

l)ios de Abraham o Moisés, el Dios de la

Le rurqoeue¡¡r¿ctóu ( IIL,{TóNICA)) DEI- KANTiSMO

cuando se produce una nlteva búsqueda de Fundamentos,

clesde ios tiempos de santo'Iomás, es con la filosofia kantiana.

Y ello oclrtre p.r 1" sencilla razón de que Kanr es el prime-

ro que d.rtr.rf. 1a va1idez teórica de lai famosas upruebas de

la exisrencia áe Diosr, lo cual le lleva a la renuncia de situar

a Dios o cuaiquier otra entidad nouménica, como Ia materia

misma ente*tdid" como (cosa en sí>, como fundamento último

dei saber hurnano. como si de u1 nuevo sócrates se tratara, lo

mismo que éste desprestigió y destruyó ias pretensiones. de los

sofistas, k"rrt "o.r.

á, r^íl las pretensiones de la Metafísica on-

to-teoiógica, representada en sL tiempo por Christian Wolff, de

presentarse como ciencia; inicia, al mismo tiempo, una. revolu-

iió., .r. la forma de explicar el conocimiento introduciendo el

punto de vista crítico, por ei cual no puede rebasarse el mundo

ienornénico a la hora ie establecer loi fundamentos últimos de

lo que conocemos. La paloma platónica, según Kant, no podría

voiar sin la resistencia que le opone el aire: (...nuestra tenden-

cia a exrender el conocimientó no reconoce límite alguno. La

lisera paloma que siente la resistencia del aire que surca ai volar

li6r.*.nt. podría imaginarse que volaría m¡ch9 -:joj aún en

un espacio'vacío" De *esta

misma forma abandonó Platón el

*r,rio de los sentidos, por imponer límites tan estrechos al

entendimiento. Platón se'atrevió a ir más alláde eilos, volando

en el espacio vacío dela'razón pura por medio de las alas de

ias ideas. No se dio cuenta de que, con todos sus esfuerzos, no

avanztlsanada, ya que no tenía punto de apoyo, por^así decirlo,

no tenía base dondé sostenerse ¡t donde aplicar sus fuerzas para

hacer mover e1 entendimientoon.

4 I. Kant, Critica de la razón pu¡2, Madrid, Alfaguara' 1978' Edición cle

Pedro Ribas, páes" 46-7.

L¡ r,u¡loelreNr¡cróN praróNIce DEL sABER

La revolución copernicana que Kant introduce en la explica-ción del conocimiento permité superar las tradicionales éxpli-caciones empirista y racionalista, situando el problema en unflrnto de vista más complejo, el punto de vista trascendentaly a la vez más distante dei senddo común, corno ocurría conia astronomía copernicana. El conocimiento se ordena, ahorarambién, jerárquicarnente, corno en Platón, siguiend,o ei ordende los sentidos (Intuiciones), del entendimiento (Conceptos)y de la razón (Ideas)" Inciuso, u-nave.z desechada la sistemati-zación metaflsica wolffiana, Kant prevé la posibilidad de edi-ficar nuevos sisternas fiiosóficos a partir de las ldeas. Pero lacircunstancia de la ientitud de sus investigaciones y avances quecristalizan cuand,o ya está próxima su vejez física, le impidieroncutrrninar debidamente esta tarea.

Fueron algunos de sus seguidores los que continuarán elproyecto kantiano de la nueva fundamentación del conoci-miento y sn sistematización filosófica. Entre ellos serán Rein-hold y Fichte los que vieron con más claridad lavía que con-duciría a la fundarnentación completa y sistemática del Kan-tismo. El primero, con sus Cartas sobre la filosoj/a kantiana,publicadas entre t786 y 1787 en el Teutscher Merkur, es elseguidor de Kant que consigue llamar con gran éxito la aten-ción en Alernania sobre la importancia y novedad fiiosóficade la obra dei de Kónigsberg. Reinhold pretende completarla obra de Kant en el sentido de fijar el fundamento últimoque implica su novedosa explicación del conocimiento. Paradecirlo en términos platónicos, se trata de fijar con claridadcual es el uSol, que permite explicar nuestro conocimientofenoménico del mundo. Dicho nSolr, que no aparece con cla-ridad en la obra, inacabada en este sentido, de Kant, no es

para Reinhold otro que el Principio de la Conciencia (Satzdes Bewusstseins).

Reinhold entiende este Principio o fundamento filosóficocomo primera premisa de un sistema estrictarnente deductivopor el cual se justifican racionalmente todas las novedosas afir-maciones filosóficas que Kant había desarrollado en sus famosastres Críticas. En tal senddo hay aquí una novedad con respectoal concepto que Platón tenía de la Filosofia como una uaspi-

201

Page 6: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

202 M¡nul:r FenNÁl'{Dnz Lon¡rqzo L¿ puNoeun¡¡recróN prerówrc¡ DEL sAtsER 247

rnaterialr5. La labor de Kant, según Reinhold, ha proporcio-nado una upropedéutica, para la nueva filosoffa, en especiaiuna teoría del conocimiento, pero no se ha constituido cornouna filosofía verdaderanlente prirnera, colno una Filosofía Ele-mental (Eleruentnrphilosopkie), en el sentido de que todos sr-rs

resultados deben poder sei expiicados y cornprendidos desdeun Principi o (atis einetn Prinzip); uA- esta cie ncia que denominoFilosofia Elementalgeneral en tarlto que provee los ftindarnen-tos cornlrnes de toda la FitrosoÍla teórica y 1tráctica, le ha su-rninistrado, ciertarnente, slis materidles Ia Críttca de la Razón,pero no la trdea, y menos el fu.nr/atnento real y sí esta cienciaclebe constituirse, entonces es preciso que la razón f losóf.ca deltedar aun un pasl más erc el catnino anctlitica del que ha dado en l¡tCrítica de la Razén; Jl este ptlso es ezetonces e I último que puede daren elcatnino analítico hacia Princípios mrís a/tos. Par é1, y sólo pot,íl se descubre e/ tiltimo jt uerdadero funtlatnenta de Ia Fílosofiar6.

El Frincipio de la Conciencia (Satz des Bewt¿sstseinil "r.-tendida como ñcultad general de representación (Vorste-

llungsuermt)gen überhaupr) establece que, en ia conciencia, larepresentación es distinta de lo representado (obieto) y de lorepresentante(sujeto) y está referida a ambos. Dicho Principioes un hecho indudable, inmediatamente evidente, a partir delcual se pueden derivar todos los elementos del conocimientoteórico y del práctico, comenzando por los conceptos de mate-úay forma, de espontaneidad y receptividad, de sensación, in-tuición, concepto, etc.: uEl concepto de representación (Wrste-l/ung), alque la ciencia de la facultad de la representación debedeterminar nnalíticamente, a este fin, debe ser ya sintéticatnentedeterminado" Con esta determinación originaria, independien-te de todo filosofar y que funda la veracidad de todo filosofar', elconcepto de representación únicamente puede ser extraído dela Conciencia, de ttn hecho que como tal, debe éi solo justificar el

ración al saberu, plLes para R'einhold- (nUber die móglichkeit

dl;' ;tti.;pni-'rit rrr.,-,g" .Vissensch ¿ft' r79a) con el ngiro

;;eJr;;;áo de Kant, laiiiosofl? pT" a ser un saber estricto'

Llna clencla estrlcta''.ente 6abiand é ¡tn'''gt Wisscnschaii)" con-

ceucion qür se ln¿nicndl'á Lodavía e n Hu"sserl e n su conocido

;;ii..,l; 5;, rh;ln,ppl'ie al, 5/rcng( W'issensthnf (1e10)" Con

elio la Fiiosofía itaÉii" encontrado también un seguro carnrno

por el {llre ya no tenCorían lugar las eternas disputas de esctle-

i" .l .rriio .le ia tradicionai confrontación entre emplnstas y

racionalistas, matel iaiistas y espiritualistas, u otras sern^ejantes'

nif" q"i"-t" ,1".i, q.re n p^no,io á" ahora ei progreso t" fii:::fiino ccr-rclucitáhacia rina filosofia enteraffrente nueva' srn'o hacla

J"urrrollou a partir de 1as posiclones estalllecietras firmemente

our eltr..lnri;nto ¡rl*nr*."ré sisremarizado a parrir del prirrcipio

i. l, Con.iencia' En cierLo senrido R'einhold esiá en lo cter-

{o. Lrlles los inientos posteriores e Krnt de volver a posiciones

;r;i';;.";:o"t. "i ehpirismo err el Positivismo Lógico o el

';;;i;il;t; *"t el \4aixisrno han fraca'sado' como de forma

*1, ."iá."te han fracasado los intentos del Neotomismo. Por

el contrari.c, corrientes filosóficas que han considerado ineludi-

bl. p"r,i, de Kant para progresar en problemas como los que

;i;,i;i".*pli.n.ib" de1 cánocimiento, como ocurrió con la

'F;;;;;ioii^ i."tt.rliana, han probado su fertilidad y verda-

¿.* ".*¿ri. ni rnismo Pi"g"t ionsidera ine¡-idible partir de

Kant en su Epistemología Gelnérica, rechazando el empirismo'

qur tanto !nf]uía en la Psicología de su riempo' como una rx-

rilicación superada.' p"r" Reiáhol<t el Principro de la Filosofía kantiana, corrlo

principio propio de una Filbsofía primera enteridida como una

ñi"táfi" -i.nr'r,tt"l o básica, y to y" coffro un principio' lógico

,t. onrolóeico, es la Conciencia eniendida como Representación

(W;, t;ri;rd,'"Todo lo que he dicho de la filosofía elemental en

anteriores lr"t"dot no sérá suficiente para evitar que una parte

d.e mis lectores entienda por esta ciencia la Onrclogía' otJa par-

;; r; í;gr;; o i,-,.I,rro la'Psicohgía etnpírica' Por ello aclaro de

nuevo qlie enüendo por Fiiosofía Elé.rnental el único Sistema

rte priniipias posible " p*rtit del cual debe ser construida tanto

la filosofía reórica .oÁo h prácúca, tanto la formal como la

5 K. L. Reinhold, uUeber die Móglichkeit der Philosophie ais strenge

'ü7i.ssenschaft,, Hamburgo, Felix Meiner Verlag, 1978, pág. 344.Traclvc-ciólr uuesrra.

6 K. I-. Re inhold, nUeber das Fundament des philosophischen lX/issensr,

Hamburgo, Felix }leiner Verlag, 1978, págs.71-72.

Page 7: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

204

]1q4,F{i

f,$.:i*'l{ ,t'

{ril,l ;,l'!

3

*..É

tIig

fit'f,

ii

M¡.Nunl FsnNÁNosz Lon¡Nzo Le EuN¡al.rnNrecróN pr¡lóNrce DEL sABER 205

Fundamento de 1a Filosofia Elemental, que no se pueáefunCar(begrüulen) en ninguna proposición filosófica demostrabie, sin

incurrir en circulo. No por deducción racional, sino por mera

reflexíón sobre el hecho de la conciencia, esto es, por compa-ráción con aqueilo que ocurre en la conciencia, sabemos: que

la representati,in tt iistittguida por e! sujeto en la conciencia delobjeio 1 tlel sujeto y referida a atnbosrT .

'Fic-hte sigúiO -llf d. cercaa.Reinhold, que lo había precedi-

do como caiedrático en la Universidad de Jena, a la hora de tra-

tar de sistematizar el legado kantiano. Reconoció púbiicamentesu deuda con aquel al que consideraba un uespíritu sistemático,necesario tr"r .l uespíiitu genial, de Kant. Su filosofía será la

unión del punto de vista kantiano que pone como centro de

la filosofia al Yo con Ia exigencia de Reinhold de partir de unPrincipio único, de un uSol, platónico. Pero reprocha a Rein-hold su interpretación del Principio de la Conciencia como unhecho empírico, y no colrlo lo que él llama, introduciendo untérmino lingüístico nltevo, un hecho-acción (Ththandlung).

En tal sentido la Conciencia debe ser entendida esencialmente

como acción, más que como una sensación interna. Fichte se

anticipa así a la tesis central de Fiaget de que el conocimientoderivi principalmente de la acción y no tanto de las sensaciones

empíricas como seguían sosteniendo los Positivistas Lógicos.

Porlello la conciencia representativa de Reinhold no puede ser

el principio de todo el siber, sino sólo del saber teórico, pues el

representar no es ia esencia del ser sujetivo, ya que presupaneel actuar, la acción del sujeto. La capacidad representativa de la

conciencia no es algo originario sino que debe ser explicado ge-

néticamente desde las acciones del sujeto. La Conciencia es porello algo sintético, derivado, de lo que es necesario encontrarsus supuestos. No se puede pensar ia conciencia como síntesis

sin présuponer una tesis y una antítesis: el sujeto (Yo) y el ob-jeto- (No-Yo) absolutos. Por ello el Primer Principio debe_ ser

1ro Lril hecho empírico que se capta pol la intuición sensible,

sino un acto, un nhecho accióno, que se capta por la intuicióninrelecrual.

Unavez establecido el nhecho, de la representación conscien-te, Reinhold sostenía que deben obtenerse de él los Principiosprimeros de dicha represenración general que permiten deducirsistemáticamente el resto de todas nuestras representaciones,tanto las teóricas (facultad de conocer) como lás prácticas (fa-cultad de desear). Para Fichte dichos Principios están implícitosen la definición general de la represenración conscient" dad"por Reinhold: el principio del sujeto, el del objeto y el de la re-presentación. El Principio que rige la subjetividad en términoskantianos es la autonomía, por la que como clice Fichte, el uYose pone a si mismo), que es el Primer Principio de la Wissens-yhafilehre. El Principio que preside el mundo de los objetos es

la ucosa en siu de la que solo tenemos un conocimiento negati-vo, como lo que no es el Yo, como un No-Yo que se opone il Yo( Segundo Principio). El Principio que úge piralas répresenta-ciones de la conciencia se basa en que en ella lo subjetivo se dacgmo opuesto a lo objetivo Yo ( Yo / No-Yo), q,t. consrituyeel Tercer Principio de la \í.-L. , a partir del cual Ficht. deducelas representaciones teóricas y las practicas, con lo que quedacompletamente sistematizada la filosofta, tal como lJ corrcebíaKant. En dicha sistematización, a diferencia de Reinhold queprogresaba por medio de distinciones escolásticas, Fichte intro-duce el método dialéctico de la Gsis-Antitesis-Síntesis, por elcual se busca la contradicción entre dos términos para supirarlaen una síntesis más compleja,la cual a su vez se vuel re i pola-rizat paru ser de nuevo superada, etc.

Ya en su época se reconoció ampliamente que la sistematiza-ción de Fichte era superior y más profunda que la de Reinhold.Con el paso del tiempo se ha visto que, a pesar de que Schelling¡ más aún, Hegel, en su momento hicieron sombra a Fichte,la fundamentación establecida por éste ha empezado a ser reco-nocida en el siglo )o(, por corriJntes filosóficas como el Existen-cialismo (Luigi Pareyson) y por la misma críticafilosófica espe-cializada ( Philonenko), como más sólida que la de aquellos, enun sentido similar a como el Sistema de Spinoza,

" pésar de ser

relegado y rratado duranre un siglo como (perro -u"rtou, ft.r.ya valorado por el propio Fichte, Shelling o Hegel como másprofundo y cohere nte que cualquiera de las otrai sistem atiza-? Ibíd., págs.77-78.

Page 8: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

206 Me¡.¡uE r Fnn¡¡Áhr¡ez ]-on¡Nzcr La ¡uNoal,r¡nrecróN FLATóNrcA DEr_ sABER 207

ciones del Racionaiismos. En tal sentido creemos nosotros que,en la filosofía contemporánea, Fichte puede sllstiruil a Spino-za como referencia inexcusal¡le de fr-rnclamentación crítica, ta.l

como veremos en 1o que sigue.

F{¿cm uFJA NUE-v,q FUNDAMENTacTóN DE LA Frrosopía

5i damos lloi'valida la afirrnación de Reinhotrd de que conKant se habría alcanzada un cierto seguro camino paralafiloso-iia, en ei sentidc de que ias fiioso{ias futuras deberían parrir delirrenunciable c¡iticisrno para inejorario o rectificarlo, pero nopodr'ían ignorarlo o pretender ¡esuci¡ar posicioires pre-iríticas,con lo que ello significaría de vuelta a las discusionés de sorclosentre racionalistas y empiristas, etc.) entonces la valoración quedeberemos hacer de las corrientes filosóficas conremporáneas,queda fuertemente comprometida. Pues resulta qro., " excep-ción del Neokanrismo de ia segunda mirad del xix, el cual ieconvirtió en una nlreva escolástica, únicamente el Vitalismo deSchopenhauer, la Fenomenología de Husserl y la EpisternologíaGenética de Jean Piager roman como punro de pariida irrenun-ciable en el planteamienro de los problemas filósóficos a Kanr,aunque tratan de mejorarlo, corregirlo o rectificarlo.

El positivismo y el Neopositivismo ignolaron la Revoluciónkantiana en la explicación del conocimienro recayendo en losdoginas del eripirismo clásico. Augusto Comte solo tenía noti-cia del kantismo a nivel de los incipientes manuales en fi-ancés,corno ei mismo declaró. Herbert Spencer confiesa en su Au-tobiografia que abandonó la lemuti d. i" Critica de la R.azónPura en las primeras paginas. La múltiples chanzas de los po-sitivistas lógico sobre la falta de significado de la mayor-párte

.8 u...el spinozismo, a pesar de los múltiples ataques y de las muchasreÉutaciones que ha tenido que sufr.ir, r-runca ha sido superado realmenrehasra aho¡a,.ni tampoco se ha converrido en ve¡dadero pasado; nadie pue-de esperar alcanza¡ la verclad y la perlección e' filosofía, si no ha caíáo almenos Lrna vez en la vida en el abismo del spinozismoo, F. \M

J. Schelling,Leccíones ntunirJuesns paru la histaria fu lafilosofla tnoderna, Malaga, Ediri-ford, 1993, pág.139,

del lenguaje filosófico de los filósofos germanos y el empeño enresucitar un criterio empirisra de sig'ificado son asunros de so-hra conocidcs. Pero

^el proyecto cle

-explicación empirista de las

proposiciones cienríficas que abanderó el círculo ie viena fueun rotund,o Íiacaso como el propio carnap reconoció. Russeilinismo adrnitió las erandes limitaciones del empirismo en Flt:onocitniet¿to humano (1948), una de sus irltimas obras"

Fcr otra. parre, ei marxismo se preocupó muy oblicr-iamentepor ios problemas del conocimienio. tendl¿ en'generai a ver eicc*ocirnienro, ciesd.e un pllnto de vista sociolojista, corrrü Lrnreflejo menrai de las oonái.ior.-s materialer de

"rrid"" con ellose situaba en una posición cle regreso a un punto de vista pre-c¡í'cico a causa de su materiallsmo ontológiéo de base. pot ellola teoría marxisra del conocimiento tendiia desarrollarse comouna Sociología del conocirnienro, per-maneciéndole ajenos losprobiemas propios de una teoría dél conocimienro en se'tidoeslilcto.

La Fenomenolcgía de F{useri es el pr.imer movimiento fi_iosófico..o"r"*poiáneo que asume

"i p.rnto de vista crítico-trascendental del kantismo. Pero no tr"t" de volver a resucitar aKant, corno.pi'erendieron los neokantianos de A4arburgo, sinoque. siguiendo con Ia metáfora del ugiro copernicanor, "Hurs.rl

cual un Galileo, se propone enconrrar y áescribir las formasrt priori, que Kant situaba en un celeste mundo nouménicodel L,'tendimiento, en el terrestre mundo fenoménico de lapercepción humana. Así como Galileo empezó a buscar y roca-lizar las curvas qlle se utilizaban p"r" des.ribir los ,''o.'irnientoscelestes, en los movimientos de ios cuerpos terrestres, como esel, caso-de ia. trayemoria parabóii." qrr. describen los proyec-tiles, Husserl, apoyándose en Brentáno, abre el ."*i"" n LFsicología de Ia Gestalt, famosa por ei clescubrimiento de lasestfuctufas perceptivas previas y necesarias para ver los objetos,ponie'do en crisis ia explicación dominani.

"nton..s d.i errr-

pirismo ascciacionista. Se dijo entonces que Husserl, cual unnuevo Platón, volvía a hablar de las .r.rrii", o esrrucrlrras delas cosas, qlre se capran, en un intento de elucidación del fun-damento rrascendenral de la verdad, por un complejo procesode épojes, reducciones, intuicion.r, .i.., .n el .u"l ,. tbt.rrí"

Page 9: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

e Pielre Gréco, nEpistemología de la Psicologíar, en Jean Piaget, Epis-

rcmología de las Ciencias Ífttmanas, Buenos Aires, Editorial Proteo, 1972'pig.33.

La puNo¡v¡NTACTóN pLATóNrcA DEL sABER

denominado en otra partel0 una <recdficación kepleriana, delgiro copernicano kantiano: para Piaget el fundamento últimodel conocimiento humano ya no es Ia Conciencia Trascenden-tal kantiana, sino que el nuevo uSol, platónico son las accionesy coordinaciones de acciones del organismo humano entendi-do corno un sujeto corpóreo operarorio, del que la concienciano es más que la interiorización de las acciones y operacionesde_l sujeto corpóreo a través del surgimiento del lenguaje posi-bilitado por el desarrollo de la función semiótica. En tal sentidono existe un solo cenrro desde el cual se explica el conocimientohutnano, como sería el centro de las orbitas circulares coperni-canas, sino que hay dos centros, o dos focos, como en las orbitaselípticas con las cuales Kepler recrifica y rnejora a Copernico:son el aparata sensorio motor, en especiai las manos, y él apar^-to laringe-o-bucal que rige las funciones propiamente lingüísti-cas y las funciones umentales, cerebrales. Aunque de estós dosfocos, el principal, aquel en que está situado el Sol platónico, es

para Piaget el aparato sensorio-motor, aquellas partes del cuer-po que usamos normalmente, especialmente las manos, paraactuar sobre los objetos o seres externos a nosotros.

Los orígenes de la racionalidad humana deben ser buscadosahora, no ya en la conciencia o en la interioridad umenralr, nisiquiera en el lenguaje, sino en las acciones de un organismobiológico como es el sujeto humano. Acciones q,t. pr.zupor.n( un mecanismo tan general como la herencia, y que, en ciertosentido, la dirige : se trara de la autorregulación, que desempeñaun papel importante en todas las escalas, desde el genoma, yque adquiere preponderancia a medida que se va aproximandoa los niveles superiores y del compomamiento. Lá autorregu-lación, cuyas raíces son evidenremente orgánicas, es comúir alos procesos vitales y mentales, / sus acciones tienen, además,la gran .ventqa de ser directamente controlables: por lo tanro,conviene buscar la explicación biológica de las consrruccionescognoscitivas en esra dirección, y no en la simple herencia, es-pecialmente cuando, a través del juego de las-regulaciones de

10 Manuel F. Lorenzo, Introducción al Pensamiento Hábil, Morrisvilie,North Carolina (USA), Lulu, págs. 84-5.

Me¡ru¡r FpnNÁNoez LonBNzo 209

como residuo último el kantiano Ego trascendental. Lo que le

diferenciaba del de Konigsberg era el nuevo método fenome-

nológico, por el cual, sin despegarse del mundo fenoménico se

podíán deicribir ias estructurasisencia-les de las cosas. Fs decir,

ie tr"t"b" de resolver sobre bases experimentales, y no de formaapriorística, el viejo problema platónico de las esencias de las

.ár"r. La Gestalttheorle consiguió resolver experimentalmente yd.e forma ingeniosa muchos problemas planteados por Husserl,

de quien los gestaltistas fueron discípulos u oyentes,

Ó.rde el lunto de vista de la fundamentación última del

conocimientó, Husseri evolucionó desde su posición kantiana

de la Egología tascendental hacia posiciones próxim_as' en sLIS

úldmoi añJs, al vitalismo o a una comprensión biológica del

propio Ego trascendental, con slls tesis sob¡e la importanciaá.1 mundo vivido (Lebenswelt), del mundo biológico en defi-nitiva, en la explicación del conocimiento humano. Estas posi-ciones últimas^de Husserl encajaban mal, sin embargo, con el

reduccionismo fisicalista que proponían los gestaltistas, aunque

convergían muy bien con las posiciones que Piaget est¿ba de-

sarrollando en su psicología genética frente ala Gestalt: <...\a

teorí: guestaltista ie ve pártiCularmente limitada por el hecho

de que sólo reconoce un-solo tipo de 'buena forma'y un-mode-lo único de equilibrio, y porque nunca ha tratado de diferen-ciar, dentro dél mar.o coñceptual y metodológico que se fijó,las estructuras propias del sistema netviosos, de la percepción,de la intelig.tr.i", étc. En este punto es donde puede tildárselade nreduccionismo fisicalista, (Piaget, 1963) y sospechársela de

llevar, en definitiva, la necesidad lógica a la causalidad fisica.

Habráque aguardar que el estudio genético imponga estas dife-renciacibnes para encontrar, por ejemplo con la obra de Piaget,

una solución general -ep

istemo Ió gica y psicológi ca a la yez-a los problemás categóriámente planteados por llusserlue.

Cón Jean Piaget cristaliza esta deriva husserliana hacia las

raíces biológicas del conocimiento dando lugar a lo que hemos

Page 10: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

21121,4 MeNuel FBnNÁ¡roEz LonsNzo L¿. rurqoaupxracróru prxróNrca DFrr. sARFl'R

regulaeiones, la autorregulación e-s Por su naturaieza misma

.ñin.nt.*ente constructivista (y diaiéctica)'I 1.

Piaget lleva a cabo, sobre c{icl-ras bases una nlreva clasifi-

cación dei conocimiento mLry diferente de la kantiana, pües

ahora no se usa una clasificación escolástica de las ufacultadeso

psicológicas sino que se hace una reconsrrllcción genética del

conociÁienro en ires uestadios)) qlre se corresPonde con tres

tipos de acciones: el conocimiento sensorio-motriz, el conoci-

¡11ento por operacrones físicas y el conocimiento por op.eracio-

nes formales.'En lugar de hablar, como el Kant de la Critica de

la Razón Fura, de u-na F,stética v Lina Lógrca, habría que hablar,

siendo corlsecuentes con Piagát, cie uná Actiológía y de una

Opelatiología. Asimis¡no las Categorías que Kant *deduce' jrr-

cliiectamer,rie a través de ia Tabla de los Juicios, se obrienen en

Piaget reconstrllyendo genéticarnente el proceso operatorio ¡]oiel q"ue son adq,riridas por ios niños. Fichte ya había c.orregido

" Kn", en esre punto tiatando de deducir genética y dialéctica-

roente las categbrías. Así las categorías de Sustancia (permanen-

cia dei objeto)"o de Causa scn, ségún Piaget, las primeras que el

sujeto .oÁrtr,ry. a la par que construye las nociones de Espacio

y áe Tiempo, "r,t.,

¿e tos Z años, esto es antes de que aprenda

a hablar, y pot t"ttto antes de que adquiera una represenlación

consciente de el mismo y de su situación en ei mundo.Sin ernbargo, Piaget, cotrlo Kant, no llegó a establecer una

estructura báiica e iñcleducible a partir de la cual se pudiesen

derivar las demás" Queda atiierta tras é1, por tanto, una Pregun-ta similar a la que Ráinhold y Ficirte se plantearon para comple-

tar y culminar la obra kantiana. I-a pregunta por e-l Principio o

frrná"m.nto último a partir del cual se derivan todos las demás

afirmaciones sobre el conocimiento humano. Dicho Princi-pio 1o entendemos ahora no como un principio lógico de. uniirt.-" hipotético-deductivo, sino cotno una Estructura alge-

braica elemental, no ya construida sino dada inmediatamentea la observación exper:i¡nental. Como, para Piaget, el origen del

conocimiento está en la Acción corporal y no en la Represen-tación Consciente (Reinhold), debemos examinar más de cerca

!n qlie consiste ia Acción o acciones en que tiene su origen laInteiigencia humana. Fues la Accién rnisma más simple istá yaconstituida pcr algún tipo de esrrlrcruÍación. Dicha ertrurt.,rr-ción es ia que rige toda acción hurnana hábii, como puede serla esrructu.ra iinptrícita en la consrrucción técnica de Ln hachaprehistórico. Al tallar i-rna piedra de sílex, podemos distinguiruna fstru.cturación de la acción en rres niveles: el cie los térmi-nos, ei de las operaciones y el de las relaciones. Los términos dela acción hábii de taiiar el síiex son ias la.!as, las operaciones sonel desbastado y ei afinado y las relaciones son lai proporcionesde la pieza buscac{as y obteniciasl2.

12 Este ejemplo es utilizado polGustavo Bue¡ro: uEn las rransforma,ciones de u' sílex en hacha musteriense, Ios té,ninos son las lajas, ramaso huesos Largas; aperaciores son el desbastado y el ligado y relaciores laspropor,ciones entre las piezas obtenidas o su disposiciónr, Materia, Oviedo,Pentalfa Eciiciones, 1990. pág.30. EI contexro én que lo hace se r-efiere a lajustificación o deducción de los Ti.es Géneros de Materialidad: M1 seríala_Materia como algo rerminal o corpuscular, M2 como algo relacional ylo43 corno algo ooeracional. Aparece aquí, por primera .r", én ru obra unajustificación o udeduccióno de porqué rotr ttei los Géneros de Materia-liciad en la O'tología Especial, pues e!1 la primera presentación de talesGérre¡os hecha er.r srs Eruayos r¡tateria/istas (1972) no había udeducciónr,sino que tales Gérreros se obtenían como susritución de las Ties ldeas dela Metaffsica Especial de Wol{: M*ndo, Co*ciencia, l)ios. En tai sentidr¡cre.:mos que hay una apiicación parcial de dicha esrmcrura elemenral a laOntología Especial. Pero la Ontología Gene¡al, que gira en rorno a la Ideade Materia corno fundamento último, se establece en virtud de una funda-mentación que podríamos denominar platónico-tomisra, en el senrido deque en vez del Dios de Sanro Tomás se establece ahora, en eI regressus, la-Idea de Matcria Ontológico General, como una Idea-límite, a paltir de lacual se progresar'ía en la inrerpreración del mundo. Dicha fundamentación,desde el punto de vista de una filosofía crítica (Kant) es una nueva fo¡made dogmatisrno filosófico. Por ello aquí proponemos una fundamentacióncrítica platónica-rei'holdiana, en el r.r.rtido de que la esrrucrura ultima deia acción hábil o intelige'te debe servir como Tundamento último de laentera Filosofía como reflexión sobre los saberes humanos, 1o cual nos llevaal rechazo del materialismo por ser incompatible con tal modo de funda,mentación. con ello no rechazamos en absoluro enterarnente la obra deBueno, tan rica y valiosa en otros aspectos, pues sus teorías especiales sol¡¡e

rrJ. Piaget, ula psicogénesis del conocimiento y su significado episte-

rnolóficoo, é,, No"- Chomstr<y/Jean piaget, Teorías del lenguaje /Teorí¿s de Idprendizaje, Barcelona. Grijalbo, 1983, pág. 58.

Page 11: Manuel F. Lorenzo, "La fundamentación platónica del saber", La oscuridad radiante. Lecturas del mito de la caverna de Platón, Vicente Dominguez (Ed.), Biblioteca Nueva, Madrid,

¿ Ii212 MnNu¡,r. FsnNÁNpnz Loru'Nzo

Ias ciencias, la ontología, la antropología o la religión pueden ser reinterpre-

tadas desde este nue\¿o punto de vista.

La i:uNo¡wsNrncróN pLATóNrcA DEr. .sARFrR

funciones de Asimilación y Acomodación. El organismo en vezde someterse pasivamente al rnedio lo modifica asimilándolo alas estructuras que le son farniliares, a las estructuras propias delas que dispone, incorporando los objetos a sus (esquemas deacción, conductuales, comc hace un niño cuando ante objetosdesconocidos ensáya sus esquemas de acción más habituales,chupanclo, golpeancio, fi'otando, aruojandc los objetcs, etc. Almismc tiempo, si se produce alguna dificulrad el organisino,trlerra a cal¡o accicnes de acofilodación a la nueva situación,corr]o cuancLc clebe estiral los l¡razos para golpear un objetodisrante, etc. Fichte pretendía expiicar desde su'Iercer Frinci-pio ia totalidad del saber humano, tanto del teórico como delpráctico por raedio del dualismo a*ividad /pasividad del sujetorespecto al objeto para generar las represenraciones cognosci-tivas prácticas (actividad) y teóricas (pasividad). Piaget evitasin embargo dicho dualismo al plantear tres posibilidades degenerar la totalidad de las estrucruras cognoscitivas: si la Asimi-lación predonLina sobre ia Acomodación, renemos, como es enel caso de los juegos de consfrucción en los niños, una especiede conocimiento propio de la actividad técnica hurnana.-Si laAcomodación predomina sobre la Asimilación, como ocurreen los juegos infantiles de imitación, renemos el conocimientoartístico. Y si hay un equiiibrio entre ambas funciones renemosel conocimiento propiamenre inreligente, base de los saberescientíficos y fiiosóficosr3.

Observamos entonces que ia huella platónica, además de in-fluir en episodios cenrrales de la Historia de la FilosoÍia, llegaincluso hasta nuestros días. Ei *mito de la caverna)) conserva,tras ios siglos pasados, roda su fuerza y ejemplaridacl, no rantoen los detalles de su explicación dei conocimienro humano, quehan sido ampliamente rebasados en precisión y compiejidad alo largo de Hisroria, como hemos visro, cuanto por ifldea cen-rral de la necesidad de fundamenrar el propio saber humano.

Dicha estructura elemental de términos, relaciones y opera-

ciones que caracterizalaacción hábil es común y generalísima.

Se ,:rbtiéne directamenre del análisis o descomposición de di-

chas acciones. De dicha esrrltcrllra podremos también obtener

los Principios primeros cle la Filosoffa que corresponde o".está

implícita ." 1" <recrificación keplerian", d" K"t r que atribui-*ou

" ia obra de Piaget. Nos baita con (recrificar> a su vez los

Ti'es Frincipios de F]chte, a partir de los cuales.se explicaba

genética y áiaiécticamenre el éntero edificio del saber hurnano,

lnt.rldiér.dolos ahora coirlo Principios de los Términos, de las

F,elaciones y de las operaciones. EI Principio qr-re rige.los tér-

minos, en tanto que ahora no sf trata de sujetos conscientes o

nreflexivos,>, sino -de

organismos vivos, será, como virnos que

señalaba Piaget, la Autórreguiación. En Fichre era la Autono-mía com,: calacterísti.a d. l" libertad absoluta o nouménica del

Yo. Pero, de un ser vivo no se puede decir, sin incurrir en idea-

lismo, que es alltónomo, pues, como organismo biológico, está

sometido a la necesidady ala dependencia de un medio exter-

no. por ranro, para evitar el deteiminismo en la explicación de

su conduct", sin e".l,.irlo, sino contando con la propia acción

determinista, basta con decir que un ser vivo, a diferencia de

una piedra, tiene la capacidad de autorregular su conducta'

El Principio que rige las relaciones del organismo con el me-

dio es utt prin.ipio delelación de opuestos' por la cual el medio,al cambiai, obliga al organismo a rcalizar asimismo cambios en

su conducta. Laóposicién no es puramente contradictoria, como

ocurúaen el Segundo Frincipio de Fichte entre el Yo y el No-Yo,

pues el medio iie-pre ofrece resistencia al olganisrno, sin que

ello implique necesariamente su destrucción. Unicamente cuan-

do los cambios del medio son lo suficientemente significativos

para poner en peligro la existencia del organismo €s cuando este

ii.tr. q.t. realiiar los cambios necesarios para no desaparecer'

El fercer Principio es entonces el Principio que rige las ope-

raciones de Adaptatión del organismo al merlio. Piaget entien-de la adaptación biológico-e,ro-iuti.ra realizándose a través de las

13 Hemos expuesro esros Principios más ampliarnentc en Manuel F. Lo-renzo, ,,Principios de la razón manual fundamentados al modo operarorio-algebraico,, en Studia Pltilosophicall.{ Universidad de Oviedo, 2005, págs.t 3q-t67.