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Un héroe, un prócer, una bandera…

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Un héroe, un prócer, una bandera…

Nació en Buenos Aires el 30 de junio de 1770.

Su padre, Domenico, era de origen italiano, mientras que su madre, María Josefa González Casero, era oriunda de Santiago del Estero.

Realiza sus primeros estudios en el Colegio de San Carlos. En

1787 estudia Leyes en Salamanca, España.

El joven argentino se vio envuelto por las ideas iluministas que surgieron de la Revolución Francesa.

"S e apode r ar on de mí l a s i de as de l i be r t ad , i g ua l dad , s e g ur i dad , pr opi e dad , y s ól o v e í a t i r anos e n l os q ue s e oponí an a q ue e l hombr e , f ue s e donde f ue s e , no d i s f r ut as e de unos de r e c hos q ue Di os y l a nat ur a l e z a l e hab í a c onc e d i do, y aun l a s mi s mas s oc i e dade s hab í an ac or dado e n s u e s t ab l e c i mi e nt o d i r e c t a o i nd i r e c t ame nt e ."

Fue nombrado Secretario "Perpetuo" del Consulado de Comercio de Buenos Aires el 2 de junio del 1794, y pocos meses después regresó a Buenos Aires.

Año tras año presentó informes con propuestas influenciadas por el librecambismo que, en general, fueron rechazadas por los vocales.

"El c ome r c i ant e de be t e ne r l i be r t ad par a c ompr ar donde más l e ac omode , y e s nat ur a l q ue l o hag a donde s e l e pr opor c i one e l g é ne r o más bar at o par a pode r r e por t a r más ut i l i dad".

Desde mayo de 1810 hasta enero de 1814, la actividad de Belgrano se concentra en la guerra.

“ S i r v o a l a Pat r i a s i n ot r o ob j e t o q ue e l de v e r l a c ons t i t u i da , y e s e l pr e mi o a l q ue as pi r o .”

El primer gobierno patrio le encargó varias campañas destinadas a expandir la Revolución y contener a los realistas.

Fue nombrado general al mando del ejército libertador del Paraguay.

A diferencia de San Martín, Belgrano aprendió a medida que enfrentaba a los enemigos de su patria.

Ya en territorio paraguayo, logró una primera victoria sobre los realistas en la batalla de Campichuelo, pero resultó derrotado por tropas numéricamente muy superiores en la batalla de Paraguarí y en la batalla de Tacuarí.

Después del fracaso de la expedición, la Junta de Buenos Aires le inició una causa el 6 de junio de 1811. . El tribunal llamó a declarar a algunos militares, quienes manifestaron la conducta de Belgrano fue intachable.

Finalmente, el gobierno resolvió el 9 de agosto de 1811 absolverlo y emitir el veredicto en la Gazeta de Buenos Ayres:

“...se declara que el general don Manuel Belgrano se ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y consistencia digno del reconocimiento de la patria...”

Fue enviado a Rosario a vigilar el Río Paraná contra avances de los realistas de Montevideo. Allí, en Rosario a las orillas del Paraná, el 27 de febrero de 1812 enarboló por primera vez la bandera argentina, creada por él con los colores de la escarapela, también obra suya.

Belgrano marchó al norte con sus tropas y se hizo cargo del ejército. El 25 de mayo de 1812, aniversario de la Revolución, hizo bendecir y jurar en Jujuy la bandera celeste y blanca.

Belgrano recibió del Triunvirato la orden de replegarse, sin presentar batalla, hacia Córdoba. Así fue que dirigió el "Éxodo Jujeño": ordenó a toda la población seguirlo, destruyendo todo cuanto pudiera ser útil al enemigo.

“De s de q ue pus e e l pi e e n v ue s t r o s ue l o par a hac e r me c ar g o de v ue s t r a de f e ns a , os he hab l ado c on v e r dad ... L l e g ó pue s l a é poc a e n q ue mani f e s t é i s v ue s t r o he r oí s mo y de q ue v e ng á i s a r e un i r os a l e j é r c i t o de mi mando, s i c omo as e g ur á i s q ue r é i s s e r l i b r e s . . . ". 

La gente debía llevarse todo lo que podía ser transportado en carretas, mulas y en caballos. Y así lo hizo. 

Los pobladores siguieron a Belgrano cargando muebles, enseres y arreando el ganado en tropel.

Las llamas habían devorado las cosechas y en las calles de la ciudad ardían aquellos objetos que no pudieron ser transportados. Todo era desolación y desierto. 

Pero los ciudadanos notables de San Miguel de Tucumán, encabezados por Bernabé Aráoz, lo convencieron de desviarse hacia esa ciudad. El jefe del ejército de vanguardia realista, general Pío Tristán, avanzó hasta las afueras de la ciudad con sus tropas desprevenidas. La batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812) fue increíblemente confusa: cada unidad peleó por su lado.

Belgrano acampó a cierta distancia, y sólo el llegar la noche supo que había triunfado. Fue la más importante de las victorias de la guerra de la independencia argentina.

Belgrano reorganizó las tropas y avanzó hacia Salta. El 20 de febrero de 1813 se libró la batalla de Salta, en la pampa de Castañares, lindante con la ciudad de Salta, en la que logró un triunfo completo, haciendo inútil la defensa de las tropas de Tristán. Fue la primera vez que la bandera argentina presidió una batalla.

En abril de 1813 inició el avance hacia el norte, al territorio de la actual Bolivia. Belgrano se puso en marcha con 3.500 hombres, y contando con el apoyo de las fuerzas indígenas acaudilladas.Enfrentó a Pezuela el 1 de octubre en la batalla de Vilcapugio, donde en un primer momento pareció que podía lograr la victoria, pero un sorpresivo contraataque logró una victoria total para los realistas.

En la batalla de Ayohuma, del 14 de noviembre, no atinó a ocultar la disposición de sus tropas, lo que permitió que Pezuela (realista) lo atacara con seguridad, cambiando de frente. Fue una completa victoria realista.Como consecuencia de estas derrotas se retiró a Jujuy, dejando las provincias del Alto Perú en manos del enemigo.

Belgrano, cuestionado por el gobierno de Buenos Aires, en enero dejaba el mando del Ejército del Norte al entonces coronel José de San Martín en el encuentro de La Posta de Yatasto, Salta.

Belgrano se puso a órdenes de San Martín como su segundo, pero a los pocos días regresó a Buenos Aires, seriamente enfermo por afecciones contraídas durante sus extensas campañas militares, probablemente paludismo y tripanosomiasis.

El gobierno jamás le contestó la carta de Belgrano donde pedía que se le retribuyan sus sueldos, teniendo que pagarle a su médico con lo último que le quedaba, su reloj. 

El 20 de junio de 1820, a las 7 de la mañana, ocupado todavía su pensamiento sobre por la tierra argentina a la que amó con toda la potencia de su ser, murió el ilustre general MANUEL BELGRANO.