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En XV jornadas sobre la lengua española y su enseñanza el español en contexto Universidad Granada: Facultad de Filosofía y Letras.

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Page 1: Manjón-Cabeza, A. (2008) “Algunas observaciones a las técnicas de medición de riqueza sintáctica”

ALGUNAS OBSERVACIONES A LAS TÉCNICAS DE MEDICIÓN DE RIQUEZA SINTÁCTICA

Antonio Manjón-Cabeza Cruz

Universidad de Granada

1. Introducción

1.1. Presentación

El principal objetivo de la enseñanza de la lengua materna es el desarrollo de la

competencia comunicativa del alumnado. Esa competencia está formada por muchos factores,

uno de los cuales es el de la madurez sintáctica de los escritos de los alumnos.

No menos cierta que la anterior afirmación es la constatación de que la evaluación de la

madurez sintáctica en el ámbito escolar –en las escasas veces que es medida- se hace de

manera impresionista, con desconocimiento de análisis cuantitativos mínimamente fiables.

Los esfuerzos por subsanar esta situación, liderados en el ámbito hispánico por el profesor

López Morales (1984), se han centrado en la explicación y difusión del método ideado por

K.W. Hunt (1964, 1970, 1977). En el caso del análisis de la madurez sintáctica de los

escolares de lengua española, contamos con trabajos dispersos por la geografía hispánica,

pero los más influyentes pertenecen a tres ámbitos territoriales:

a) Chile, con las aportaciones de Véliz (1988 y 1999), Muñoz y Véliz (1983) o Muñoz

Rigollet (1993).

b) Puerto Rico, donde se pueden citar los estudios de Rodríguez Fonseca (1991) o Espinet

de Jesús (1996), entre otros.

c) En España fueron pioneros los trabajos de Torres González (1994, 1996 y 1997) a los

que siguieron Torres López (2000 y 2003) y Checa García (2004).

Estos trabajos tienen el indudable mérito de haber adaptado una técnica originariamente

encaminada al análisis del inglés a la lengua española.

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1.2. El método de Hunt

El método propuesto por Hunt es relativamente simple, quizá con la excepción de la escasa

nueva terminología con la que hemos de enfrentarnos. Se trata de hallar índices cuantitativos,

divididos entre índices primarios y secundarios. Los índices primarios son originariamente

cinco: longitud de la cláusula (LC), longitud de la unidad terminal (LUT), índice de

subordinación (IS), longitud de la oración e índice de coordinación. Como señala Checa

(2004: 96), los dos últimos apenas se tienen en cuenta dada su negativa correlación con la

edad, según distintos estudios empíricos.

Los índices secundarios se dividen en clausales y no clausales. Entre los primeros están el

índice de claúsulas adverbiales por unidad terminal, el índice de claúsulas relativas por UT y

el índice de claúsulas sustantivas por UT. El cuarto indicador de este subgrupo, el índice de

profundidad, es inoperativo dada su poca frecuencia y lo costoso de su recuento.

Los índices secundarios no clausales han llegado a ser variadísimos, pero, quizá, los más

operativos, desde mi punto de vista, son el número de modificadores nominales y la extensión

del sintagma verbal.

En la propuesta de Hunt, que siguen los estudios anteriormente citados, son fundamentales

los índices primarios, por lo que me detengo algo en ellos. Antes de explicar el procedimiento

para hallar esos índices, hay que hacer algunas consideraciones terminológicas:

a) Una unidad terminal (UT) está constituida por una oración o cláusula principal más

todas las posibles proposiciones o cláusulas subordinadas que pueden estar adjuntas. En la

práctica se trata de unidades delimitadas por un punto, con la excepción de la

yuxtaposición y la coordinación copulativa y disyuntiva, puesto que cada uno de sus

miembros es considerado unidad terminal. Así, por ejemplo:

(1) Pilar llegó demasiado tarde, tiene una unidad terminal.

(2) Pilar llegó demasiado tarde porque estuvo preparando el baile que le había

encargado el director del programa, también presenta una UT.

(3) Pilar llegó demasiado tarde y estuvo sólo cinco minutos en el programa, consta de

dos unidades terminales.

b) La cláusula es una oración simple o proposición, entre las que hay que incluir las

llamadas “proposiciones degradadas”, es decir, aquellas que tienen como núcleo una forma

no personal –por supuesto, que no forme perífrasis-. Así:

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(1) Pilar llegó demasiado tarde, tiene una unidad terminal con una cláusula.

(2) Pilar llegó demasiado tarde porque estuvo preparando el baile que le había

encargado el director del programa, presenta una UT con tres cláusulas.

(3) Pilar llegó demasiado tarde y estuvo sólo cinco minutos en el programa, consta de

dos unidades terminales, cada una de ellas con una cláusula.

(4) Pilar fue al programa, aun estando enferma, tienen una unidad terminal con dos

cláusulas.

Una vez aclarada la terminología, los índices primarios se pueden definir del siguiente

modo:

a) La longitud de la unidad terminal (LUT) es el promedio de palabras por unidades

terminales que presente el texto analizado.

b) La longitud de la cláusula (LC) es el promedio de palabras por cláusula.

c) El índice de subordinación (IS) es el promedio de cláusulas por unidad terminal.

Según distintos estudios -Torres González (1994 y 1996), Checa García (2004)-, el índice

de subordinación es el mejor exponente del nivel de riqueza sintáctica del individuo. Parece

no contradecir nuestra intuición que cuanto mayor sea la proporción de cláusulas por UT

mayor será el grado de subordinación y, por tanto, mayor será el grado de desarrollo

sintáctico alcanzado por el sujeto, partiendo de la consideración de que la construcción de

estructuras oracionales subordinadas supone una mayor complejidad y, por consiguiente, un

mayor esfuerzo cognitivo por parte del alumno. Por ejemplo, si analizamos el siguiente texto

de una alumna de bachillerato:

El día de más risa fue el día de Carnavales porque estuvimos todos los amigos y ayer en

clase. El día de más miedo fue hace mucho tiempo cuando me perdí en un pueblo ya que

era muy pequeña.

Deslindamos dos unidades terminales delimitadas, en este caso, por los puntos; y cinco

claúsulas:

- El día de más risa fue el día de Carnavales […] y ayer en clase1.

- porque estuvimos todos los amigos

- El día de más miedo fue hace mucho tiempo

- cuando me perdí en un pueblo

1 Por supuesto, antes de hacer un estudio empírico, conviene establecer opciones metodológicas ante los puntos discutidos. En este caso los partidarios de una consideración amplia de la elipsis verían dos unidades terminales. Está claro que soy partidario de restringir esa consideración.

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- ya que era muy pequeña.

Seguidamente, hallamos la longitud de las unidades terminales, dividiendo el número total

de palabras por UT halladas, es decir, 39/2= 19,5; la longitud de la cláusula (39/5=7,8); y el

índice de subordinación que, para este texto, es 5/2=2,5.

Por supuesto, estos índices hay que ponerlos en relación con referencias previas que

pueden ser de escritores profesionales –Torres González (1997)- o de otros estudios con

alumnos de distintas edades. Otro modo de proceder, por supuesto, es establecer mediciones

para un mismo sujeto a lo largo de su proceso educativo.

1.3. Críticas al procedimiento de Hunt

El procedimiento ideado por Hunt está basado en las ideas de las primeras propuestas de la

gramática generativa (Chomsky, 1957 y 1965), que intentaron ser apoyadas por la psicología

con la teoría de la complejidad derivativa (Miller, 1962), que, entre otras cosas, vino a

sostener que los hablantes operamos con una serie de oraciones básicas mentales que sufren

procesos de transformaciones hasta llegar a la “superficie” –en este caso el texto escrito-.

Parece obvio, por lo tanto, que a mayor número de transformaciones, mayor complejidad

sintáctica.

No obstante, pasado el impulso inicial, la teoría ha sido fuertemente criticada. Ha habido

tanto críticas externas como internas.

Las críticas externas han venido sobre todo desde el ámbito de la psicolingüística. Así, se

ha demostrado que oraciones con la mismas transformaciones pueden tener distinto grado de

dificultad de procesamiento (Slobin, 1966) o que la memoria lingüística es preferentemente

semántica y no sintáctica -Bransford y Johnson (1990)-.

Las críticas internas tienen que ver con las posteriores reformulaciones de la gramática

generativa (Chomsky, 1981 y 1995), en las que poco queda de las propuestas originarias, de

modo que el apoyo teórico de estos índices ha desaparecido. Un buen ejemplo de lo que

vengo comentando son las palabras de Checa y Lozano (2002: 348-349): “Las derivaciones

típicas de la gramática generativo-transformacional de la década de los 60 y 70 ya no forman

parte de la teoría generativa actual y tampoco pueden dar una explicación de los índices tal

como fueron concebidos originariamente.” Por lo que, desde parámetros generativos, postulan

sustituir los índices ordinales por una escala de implicaciones.

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Claro está que el acercamiento a la cuestión no tiene porqué hacerse desde la teoría de los

principios y parámetros o desde el minimalismo chomskyano. Se pueden buscar alternativas

teóricas en la sintaxis funcional que nos sigan permitiendo contar con índices de madurez

sintáctica que puedan ser de utilidad en la evaluación de la competencia lingüística.

2. Propuesta

2.1. Premisas

En el replanteamiento de la cuestión no debemos perder de vista una serie de premisas

básicas.

La primera de ellas consiste en mantener lo mejor del método de Hunt, en especial, si

queremos que la medición se lleve a la práctica, utilizar una técnica que permita minimizar las

cuestiones terminológicas y, en lo posible, manejar pocos índices para hacer operativo el

trabajo. Así, aunque no dejo de reconocer lo interesante de la propuesta, debo mostrarme

escéptico con la viabilidad práctica de la metodología funcional preconizada por Molina

Hurtado (2002), quien propone estudiar trece índices diferentes, sin además, discriminar

primarios o secundarios.

La segunda estriba en que, a estas alturas, no debemos olvidar algunas ideas básicas de la

psicolingüística, especialmente las más asentadas. Así, independientemente de diferencias

menores (Garret, 1990; Levelt, 1989), se acepta que a la hora de producir oraciones hay

procesos de macroplanificación y microplanificación y que se producen solapamientos entre

ambos. De este modo, se distinguien dos niveles:

1º) Nivel funcional, con dominio de la semántica sobre la sintaxis, donde efectuamos la

selección léxica, escogemos la estructura argumental especificada casi siempre por un

verbo y los papeles temáticos o casos.

2º) Nivel posicional, con primacía de la sintaxis sobre la semántica, en la que escogemos

las formas léxicas, los marcos de planificación –que vienen a coincidir con las distintas

construcciones diatéticas de la primitiva estructura argumental- y los marcadores

puramente gramaticales, como, por ejemplo, los índices funcionales.

La tercera premisa tiene que ver con que el apoyo teórico escogido debe ser compatible

con las dos premisas anteriores. Así, la teoría debe ser de (relativa) fácil aplicación práctica y

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debe dar especial importancia a la estructura argumental y, por tanto, contribuir a deslindar lo

obligatorio de lo optativo. De este modo, debe permitir decidir que una oración como

(5) La guapa presentadora apareció.

Presenta, aunque sea mínimamente, una mayor complejidad que, por ejemplo:

(6) La presentadora repartió el guión a los invitados.

Puesto que en el segundo caso la estructura argumental de repartir exige todo lo que aparece

en la oración, mientras, en el primer caso, el adjetivo guapa no es exigido por, en este caso,

la presentadora.

Sin, claro está, desdeñar otros acercamientos, dentro del amplio marco funcional, la

sintaxis de dependencias cumple estos requisitos. Sabido es que de las ideas de Tesnière

(1959) han surgido diversas propuestas más o menos alejadas de la inicial (Hudson, 2007 y

2010, Melcuk, 1988 etc.), pero considero que en los primeros acercamientos debemos partir

de los orígenes.

La gramática de dependencias o de valencias es, en su forma moderna, esencialmente una

creación de Lucien Tesnière (1893-1954), el cual formuló su teoría en la obra de publicación

póstuma de 1959 Eléments de syntaxe structurale, aunque con anterioridad había elaborado

varios anticipos de diversa índole.

No es este el lugar para repasar las ideas principales de Tesnière, pero, para lo que aquí nos

interesa, debo recordar dos de ellas.

La primera es que la conexión -o relación entre palabras- es la base de la sintaxis y un buen

estudio sintáctico de una oración debe dar cuenta de la jerarquía de esas conexiones, que se

estructura en términos de nudos y elementos subordinados. Por ejemplo, la representación

gráfica de esa jerarquía de conexiones para una oración como

(7) Esas presentadoras lucen escote.

queda como sigue:

lucen

presentadoras escote

Esas

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La segunda idea básica tiene que ver con el concepto de nudo o núcleo. Recuerdo que,

según el autor de Mont St. Aignan, las palabras llenas pueden formar nudos, y el nudo más

importante es el que está en lo más alto del stemma2, o sea, el nudo verbal. De modo que una

oración se puede comparar con una obra dramática, donde tenemos una situación o historia

principal, cuyo papel es desempeñado por un verbo, unos actores protagonistas o actantes y

unas circunstancias como el decorado o actores secundarios, cuyo papel es desempeñado por

los circunstantes.

Queda, pues, apuntado que una oración consta de tres elementos: verbo, actantes y

circunstantes. Los actantes son elementos obligatorios, exigidos por el verbo, normalmente

sustantivos; mientras que los circunstantes son optativos, no exigidos por el verbo,

normalmente adverbios3.

Es evidente que he apuntado estas dos ideas básicas para intentar demostrar que los

postulados de la sintaxis dependencial cumplen las dos primeras premisas: sencillez y

presencia teórica de la estructura argumental.

2.2. Medición de la complejidad sintáctica

Aunque, como veremos, puede haber otros parámetros secundarios, desde posturas

dependenciales, debemos valorar primordialmente las conexiones optativas entre palabras.

Así, si razonamos con dos de los textos aducidos por López Morales y otros (2003: 9) como

los siguientes:

TEXTO 1. El Ática es una región griega y antigua. Es una península triangular. Está

situada al este del Golfo de Corinto. El Ática tiene montañas escarpadas. De esas

montañas los helenos extraían mármol. El mármol era un material muy preciado y con él

los helenos construían fastuosos monumentos. Estos monumentos perduran hasta hoy y

muestran que la Grecia clásica fue grande.

TEXTO 2. El Ática, antigua región griega, es una península triangular situada al este del

Golfo de Corinto, de cuyas escarpadas montañas los helenos extrajeron el mármol; con

2 Término que se refiere a la representación gráfica del orden estructural de la oración.

3 Conviene recordar que el propio Tesnière señaló los problemas que acarrea esta división tajante, por lo que muchos seguidores prefieren hablar de gradación en el régimen, postura no discreta que también se aplica, claro está, a los distintos tipos de actantes.

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este material tan preciado construyeron fastuosos monumentos que perduran hasta hoy,

mostrando la grandeza de la Grecia clásica.

Podemos observar que aportan una información similar, pero que hay diferencias evidentes

de complejidad sintáctica. Esas divergencias se pueden cuantificar del siguiente modo:

1º) Hacemos los análisis sintácticos de las oraciones de los textos. En el caso del Texto 1,

el análisis de la primera oración es:

En este análisis hemos señalado con líneas discontinuas las conexiones optativas, en este

caso tenemos dos, correspondientes a las adjetivaciones de región. Si seguimos analizando

obtendremos resultados como los siguientes:

Unidades Terminales Número de conexiones optativasEl Ática es una región griega y antigua 2Es una península triangular 1Está situada al este del Golfo de Corinto4 2El Ática tiene montañas escarpadas 1De esas montañas los helenos extraían mármol 1El mármol era un material muy preciado 2Y con él los helenos construían fastuosos monumentos

2

Esos monumentos perduran hasta hoy 0Y muestran que la Grecia clásica fue grande 1

2º) Sumamos el número total de conexiones optativas –doce- y dividimos por el número de

unidades terminales –nueve- y obtenemos un índice de 1,3.

4 Con esta oración hemos sido “generosos” puesto que podríamos decir que las conexiones optativas son aún más escasas si consideramos a Golfo de Corinto como unidad léxica. Lo mismo sucede con De esas montañas los helenos extraían mármol puesto que podríamos considerar el valor actancial de De esas montañas con respecto a ‘extraer’. Algo similar ocurre con hasta hoy, sintagma que he considerado obligatorio. De todas maneras, aplicaremos los mismos criterios para el texto siguiente.

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3º) Hacemos lo mismo para el Texto 2. En este caso, sólo tenemos dos unidades

terminales. A la primera de ellas le podemos aplicar el siguiente análisis dependencial:

Si continuamos el análisis los resultados son:

Unidades Terminales Número de conexiones optativasEl Atica, antigua región griega, es una península triangular situada al este del Golfo de Corinto, de cuyas escarpadas montañas los helenos extrajeron el mármol

9

Con este material tan preciado construyeron fastuosos monumentos que perduran hasta hoy, mostrando la grandeza de la Grecia clásica

7

4º) Se aprecia que, para este segundo texto, el índice obtenido es de 8.

Debe observarse en este punto que los resultados según el método clásico de Hunt para el

índice más importante que, recordemos, es el índice de subordinación son 1,2 y 3,5,

respectivamente. También merece la pena señalar que en los estudios empíricos raramente los

valores encontrados superan el índice 3, por lo que, si se tiene en cuenta que el valor mínimo

es 1, los datos numéricos abarcan una franja estrecha. Con esta nueva propuesta el valor

mínimo puede llegar a 0 y hemos observado que el valor máximo se puede alargar

considerablemente, por lo que el valor discriminador, en estudios concretos, puede aumentar.

Asimismo, este modo de proceder evita la caracterización contradictoria de determinados

textos, ya que no parece de recibo que un texto tan elaborado como el comienzo del conocido

poema de Antonio Machado “El mañana efímero”:

La España de charanga y pandereta,

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cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y alma inquieta, ha de tener su marmol y su día, su infalible mañana y su poeta. El vano ayer engendrará un mañana vacío y por ventura pasajero. Será un joven lechuzo y tarambana, un sayón con hechuras de bolero,...

Sea caracterizado con un índice de subordinación de 1,35 (similar al texto ejemplo de

pobreza sintáctica presentado más arriba), mientras que el índice de palabras por unidad

terminal (LUT) se dispara hasta 19,3.

El índice primario propuesto según el tipo de conexión para el texto de Machado, arroja un

valor de 6,6, más en consonancia con la riqueza sintáctica del poema.

Como índices secundarios se pueden proponer muchos, algunos presentes en la

metodología de Hunt, otros aducidos en propuestas funcionales como la de Molina Hurtado

(2002 :254-255) como el índice oracional, que tiene en cuenta el número de enunciados con

estructura oracional dentro del total de enunciados. Pero creo que habría que incluir uno fácil

de hallar y que puede discriminar riqueza sintáctica, siempre de modo secundario. Me refiero

al número de verbos por unidad terminal puesto que permitiría distinguir oraciones como

(8) Me gusta la minifalda

sin ninguna conexión optativa, de otras del tipo

(9) Me gusta que lleves minifalda,

también con índice cero, pero con algo más de complejidad sintáctica que (8).

3. Conclusiones

Creo que la técnica para medir la riqueza sintáctica desde propuestas dependenciales

presenta ventajas evidentes. Así, parece claro que se trata de una técnica relativamente

sencilla ya que, por un lado, no hace falta contar el número de palabras y, por otro, no es

necesaria para la práctica evaluadora apenas terminología; por ejemplo, al operar con nudos

léxicos no es necesario el dominio de terminología obligatoria si trabajamos con nudos no

terminales.

5 Puesto que presenta tres unidades terminales con cuatro cláusulas, siempre que, forzadamente, consideremos a devota de Frascuelo y de María como proposición degradada.

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Otra virtud del análisis dependencial estriba en que permite dar cuenta de los mejores

predictores de riqueza sintáctica señalados por diversos autores. Desde postulados

funcionalistas, por ejemplo, Moya Corral (2002, 77) se ha señalado que la inclusión es una

función considerablemente simple que se complica cuando se amalgama con otras funciones,

en especial en las proposiciones de relativo donde confluyen las funciones de inclusión,

subordinación y pronominalización.

En efecto, si comparamos dos oraciones como:

(10) Me gusta que a los toros lleves minifalda.

(11) Me gusta la minifalda que llevas a los toros.

Observamos que en la primera, con proposición argumental –o sustantiva, si se prefiere-

sólo podemos anotar una conexión optativa: la de a los toros con lleves. En cambio, en la

segunda con proposición complementaria del sustantivo –o de relativo- debemos sumar a la

conexión anterior la que se establece entre toda la proposición que llevas a los toros y el

sustantivo minifalda.

Entre los inconvenientes, aparte de casos concretos de análisis discutibles y discutidos –

inconveniente que, por otra parte, está irremediablemente ligado a cualquier aplicación de

cualquier teoría sintáctica-, deben señalarse dos que están, a mi juicio, relacionados:

1º) La escasa difusión de la teoría dependencial y

2º) La carencia de ejercicios escolares basados en estos planteamientos, a diferencia de la

metodología de Hunt que ha dado obras utilísimas en la práctica docente como López

Morales, Samper y Hernández (2003).

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