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MAMAMORFOSIS

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  • MAMAMORFOSISLas 200 caras de la Luna

    Un libro que recoge testimonios reales sobre maternidad consciente de 200 madres

    de todo el mundo.

    Promotora y coordinadora: Maribel Jimnez Espinosa (Aguamarina, autora del blog De mi casa al mundo).

  • Mamamorfosis, las 200 caras de la Luna

    I edicin digital 15 de septiembre de 2015.

    Idea original, promotora y coordinadora del proyecto: Maribel Jimnez Espinosa (Aguamarina, del blog De mi casa al mundo).

    Ilustracin y diseo de portada: Mommo

    Diseo de interior: Editorial Minis

    Mamamorfosis. Las 200 caras de la Luna by Maribel Jimnez Espinosa is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual.

    4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en: http://www.demicasaalmundo.com/p/mamamorfosis http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/

  • Dedicado a:

    Todos los hijos e hijas de las 200 caras de la LunaPor orden alfabtico y nombrndolos a todos:

    Abril, Abril, Abril, Abril, Ad., Adam, Adrin, Adriana, Agustn, Aiko, Aila, Aitana, Aitana, Alba, Alba, Alba, Alegra, Alejandro, Alia, Alicia, Alicia, Alma, Amalia, Amanda, Ana, AnaMa, Ananda, ngel, ngel, ngela, Anka, Anta, Aquiles, Ara, Arn, Ariadna, Arnau, Aurora Luna, Axel, Azul, Berta, Bichito, Biel, Bruno, Candela, Cangrejito, Carlota, Carolina, Celeste, Ciruelina Azul, Ciruelina Marrn, Clara, Claudia, Cloe, Daibel, Dalia, Daniel, Daniel, Daniel, Daniel, Didac, Doan, Eduardo, Elena, Elisa RG, Ella, Eloi, Elosa, Elsa, Elsa, Elsa, Emma, Emma, Enara, Enrique, Eric, Eric, Erik, Esteban, Estel, Eva, Ftima, Flor, Franc, Gabriel, Gaby, Gael, Garbancita, Gema, Gerard, Guille, Guim, Hctor, hijo de Raquel Galavs, hijos de Abedul, hijos de Wikitoria, Hugo, Indio, Ins, Irene, Iria, Iris, Iris, Israel, Iu, Izan, J., J., Jade, Jaime, Jara, Javier, Jorgeras, Juan Pablo, Juan Pablo, Juanjo, Julia, Julia, Jlia, Jlia, Julin, Julieta, Julieta, Kael Arnau, Kai, Kenji, Kerala, Kilian, Kimetz, Kiran, Krzy, L., Lao, Laura, Layla Yumari, Leo, Leo, Leonardo, Li., Liam, Lila, Little D., Little Light of Love, Lluc, Lluna, Lola, Lola, Lorenzo, Luca, Lucas, Luca, Luca, Luis, Luna, Lur, M., M., M., Maia, Mait, Manuel, Manuel, Marc, Marc, Marco Hoang, Marcos, Mara, Mara, Mariana, Mariano, Marina, Marina, Marta, Mart, Martn, Martn, Martn, Mateo, Mateo, Mathias, Matilde, Matis, Mauro, Maya, Ma, Milena, Mirulina, Moon, Muhammad Gabriel, Nala, Narada Agustn, Naya, Nerius, Nico, Nicols, Nicols, Nicols, Nina, Noa, Nohan, Nora, Nuara, Nur, Nria Queralt, Oier, Ojos Negros Saltimbanqui, Ojospardos, Oliver, Olivia, Olmo, Pablo, Pablo, Pablo, Pau, Paula, Paula, Penlope, Perdign, Pestio, Petunia, Pirata, Queen Elsa, Quim, Quim, Rafael, Rainbow, Ral, Rayo, Rodrigo, Roger, Roger, Romeo, Rosa Linda, Ruby, Sachayoj, Samuel, Santiago, Santiago, Sara, Sarah, Sary, Saule, Sebastin, Sofa, Sol, Sol, Sonrisas, Sun, Sunflower, Superboy, Suyay, Talia, Tao, Teo, Tommaso, Uma, Uma, Unai, Valeria, Vega, Vera, Vida, Zoe.

  • Dicen de Mamamorfosis

    Haba una vez un lugar fuera del tiempo y del espacio en que se alinearon las mentes, los cuerpos y los corazones de un puado de mujeres convertidas en madres, que quis-ieron contar al mundo sus propios cuentos y sus propios llantos. Fueron atradas por cier-tas melodas que resonaban en sus verdades internas y dejndose fluir fueron llegando a un mismo jardn cuya duea era la mism-sima naturaleza femenina. Sucedi que la msica era tan agradable que otros espritus se hicieron presentes formando un crculo tan invisible como mgico. Entonces aconteci lo inevitable: se sumaron espontneamente los bebs que gateaban, los nios que trepaban, las nias que corran y los jvenes que enam-oraban. Incluso aparecieron otras criaturas celestiales que lanzaban gotitas con perfume de rosas y perlas rociadas con agua de aza-har. Las mujeres abrazaban a los nios y los

  • nios abrazaban la vida. La felicidad fue tal, que todos comprendieron que no habra fies-ta ms divertida, reunin ms exitosa ni even-to ms interesante que reunir las conciencias de las mujeres que aman a sus hijos. A partir de ese acontecimiento singular, el mundo ya no fue el mismo. Esas memorias fueron escri-tas en un libro sagrado y lanzado a los cuatro vientos. Y hubo otra vez ms en un lugar fuera del tiempo y del espacio en que se alinearon las mentes, los cuerpos y los corazones de un puado de mujeres convertidas en madres. Fue cuando Mamamorfosis volvi a contar sus cuentos, sus llantos y sus sueos. Y la rueda de la vida sigui girando.

    Mis bendiciones y todo mi amor para las mujeres y los varones de Mamamorfosis.

    Laura GutmanTerapeuta y escritora

    Laura Gutman

  • Madres que te abren la puerta de sus casas aunque los muebles tengan polvo y hayan pelusas. Madres que se juntan para contarse sus histo-rias de parto, sus lactancias, sus crianzas, sus heridas, sus imperfecciones, sus deseos y sus miedos ms profundos. Madres que crean de la nada una Tribu a su alrededor. Madres que teniendo historias complejas de desamparo y violencia siendo nias, son ca-paces de poner un poco ms de Amor en cir-culacin para con sus hijos.Madres que, aun sabindose perfectamente imperfectas, no se esconden de ellas mismas. Madres que se dan a s mismas el Amor que nadie les dio. Madres que anteponen el deseo de un nio pequeito a la mirada crtica de un adulto. Madres que aprenden a dar lo que no reci-bieron. Madres que se ren de sus propias rigideces y fluyen con la Vida. Madres que aprenden de sus hijos a vivir ple-namente el presente. Madres de carne y hueso, de sangre y de le-che.

  • Madres despiertas que suean cuando todos duermen. Madres dispuestas a sumergirse en la mater-nidad hasta encontrarse a ellas mismas. Madres vulnerables y poderosas. Madres en transformacin, madres en meta-morfosis. A todas vosotras gracias. Gracias por dar valor a lo que an tan pocos valoran. Gracias por poner palabras a una realidad compartida por tantas mujeres pero invisible an a los ojos de esta sociedad, que tanto desprotege a la maternidad y a la crianza.

    Cristina RomeroDirectora de la revista Tu Beb, autora del

    libro Pintar los soles de su camino.Despertar en la luz

  • Cuando estaba embarazada por pri-mera vez, todo el mundo tena consejos para m: aprovecha ahora para leer, aprovecha para dormir, aprovecha para salir, etc. Yo pensaba que exageraban, que a m no me pa-sara lo mismo que a ellos, yo sabra hacer las cosas diferente. Pero no, no supe. Tendra que haberles hecho caso. Entonces no saba que a todos los padres nos pasan las mismas cosas.

    La maternidad cambi la forma en la que vivo. Ahora mis decisiones no slo me afectan a m; ahora soy responsable y sin em-bargo me siento tambin ms libre. Desde el principio he querido ser la mejor madre para mis hijas y he puesto todo mi empeo, ener-ga e ilusin en relacionarme con ellas con amor y ternura, responder a sus necesidades, darles mi apoyo e intentar no hacerles dao. No siempre he sabido hacerlo. Y en esas oca-siones he sentido mucha frustracin e impo-tencia. Me he sentido culpable y he pensado que era la peor madre que mis hijas podran tener. He sentido vergenza y me he sentido muy, muy sola. En esas ocasiones siempre se me olvida que a todos los padres nos pasan las mismas cosas.

  • A travs de los testimonios de madres conscientes, Mamamorfosis nos proporciona una ayuda fundamental: nos recuerda que no estamos solas y nos insufla la energa para se-guir buscando nuestro camino.

    Laura Daz de Entresotos BajoPsicloga especializada

    en educacin consciente Aware Parenting

    No es fcil ser madres hoy, en la era de la mxima informacin y de la mayor desco-nexin con el instinto maternal. Este libro no te ofrecer an ms informacin, sino que te acercar a los corazones de madres llenas de instinto, que se confrontan con ste, con su amor y con su sombra. Madres dispuestas a vivir (y a sufrir) plena y conscientemente su maternidad, ms all de los estndares esta-blecidos.

    Tamara ChubarovskyExperta en desarrollo sensomotriz y del len-

    guaje en nios y desarrollo personal a travs de la voz

    Voz y movimiento

  • Soy amante de la inteligencia colectiva y los proyectos colaborativos. Me encanta ver cmo todo fluye cuando de forma desintere-sada pones en marcha un proyecto til y bo-nito, implicando a otra gente. Por eso cuando me invitaron a amadrinar #mamamorfosis no lo dud ni un minuto. Solo el nombre ya me parece absolutamente sugerente: creo que en mayor o menor medida toda mujer experi-menta una autntica metamorfosis al ser ma-dre.

    Yo, que soy una persona muy activa, que no puedo pasar un minuto sin hacer nada, de-diqu los cuatro meses de la baja maternal a mirar a mi hijo y a tratar de entender lo que pasaba a mi alrededor, a repasar mi pasado y replantearme mi futuro, a restablecer mi orden de prioridades y valorar lo verdadera-mente importante.

    Ser madre me ha hecho conocerme mejor. Saber quin soy y quin quiero llegar a ser. Mi hijo me ha enseado a vivir despacio, a disfrutar de las pequeas cosas, a redescubrir el mundoMe ha enseado que una flor de papel huele tan bien como la rosa ms fres-ca del jardn, que se puede hacer msica con

  • cualquier cosa y que un ratn de ordenador puede ser un aspirador. La imaginacin no tiene lmites!

    Son tantas las cosas que me ha enseado, tan-tas las cosas que he aprendido desde que soy madre, que me gustara haber sido una de las 200 caras de la luna. Ahora estoy deseando sumergirme en estas lneas para conocerlas a todas.

    Use MadinaveitiaPromotora del movimiento social

    #mamiconciliaMami concilia

    Ser madre no te cambia la vida, le da sentido a tu existencia.Recuerdo una conversacin con mi amigo Miguel, Doctor en Biologa, cuando le cont que estaba embarazada de mi primer hijo, a lo que l me contest que para eso realmente venamos a este mundo, para reproducirnos. Es el acto ms animal, natural y orgnico que

  • un ser humano puede hacer y que te llena de una felicidad tan inmensa que uno solo pue-de llegar a entender cuando ha pasado por lo mismo. Tener un hijo es un acto de gene-rosidad y ms en la poca en la que vivimos, donde uno va posponindolo para ms ade-lante demasiado atareado en proyectos que no acaban. Y con esa sensacin, que nos ha pasado a muchos, de que nunca es el buen momento.

    Y ahora estoy convencida de que siempre es el buen momento.

    Los hijos llegan cuando tienen que llegar.

    Y a pesar de la noches de insomnio, los dolo-res, los miedos y de abandonar y retrasar un montn de planes que tenas entre manos, son el mejor regalo. Es un proyecto fruto del amor y de la necesidad de transmitir y dar todo lo que tienes sin pedir nada a cambio. Bueno s, a cambio de que me obedezcan y de que no sean contestones por favor.

    Tengo la suerte de tener a mi lado a un hom-bre maravilloso, lleno de amor, de energa y que me quita todos mis miedos. Somos un

  • equipo. Le encanta la familia y hacer planes familiares. l hace que todo sea ms fcil.

    Despus de que naciera nuestro primer hijo, Len, tenamos claro que queramos tener otro y entonces lleg Catalinaa los 2aos.

    El da que di a luz a Catalina, cuando entr en el paritorio, ese lugar que tantas veces se ha retratado en las pelculas y que es tan cinema-togrfico, ese lugar que recuerdo con tanto cario, ya que es la meta de un viaje muy lar-go en el que la recompensa est a punto de llegar a tus brazos, en ese instante supe que no era la ltima vez que iba a estar all.Lo lti-mo que poda pensar en ese momento era en otro embarazo, pero la idea de otro hijo pas por mi mente como algo secreto que no pue-des compartir con nadie porque van a pensar que ests loca.

    Tengo dos hijos preciosos, que me ensean cada da y me hacen descubrir y aprender co-sas nuevas. Mi nico deseo es que estn sanos y que sean felices. Y estoy casi segura de que todas la madres que han participado en #ma-mamorfosis, este proyecto tan bonito, desean lo mismo para sus hijos. Qu bueno encontrar

  • un espacio en el que poder compartir con las dems madres nuestras experiencias.

    Enhorabuena por el proyecto!

    Luca JimnezActriz y cantante espaola

    @luciajimeneztv

    De momento, en mi corta vida como madre, entre otras muchas confusiones, he llegado a dos conclusiones bastante claras:

    La primera, y la menos buena, es que cuando nace tu primer hijo, al principio, dejas de ser t. No s si poca gente lo vive o poca gente seatreve a hacerlo pblico, pero quizs este avi-so pueda servir a futuras madres. Al principio, tu independencia se ve mermada a cero, por-que ya no tienes tiempo real ni para ti, ni para tus hobbies y si se da el caso de que puedas seguir hacindolos, siempre tienes esa par-te de tu mente y de tu corazn que estn en otro lugar que no es el tuyo, sino en el de tu hijo, en el de su propio bien. Puede parecer exagerado, pero una vez aceptas que ya no vas a volver a lo de antes y maldices no haber

  • hecho no s qu viaje pendiente de aventuras antes de parir (aunque lo hagas ahora ya no ser lo mismo que ir sola), la cosa va mucho ms rodada. S que habr algunos momentos de angustia que surgen de tu inconsciente, explosiones sbitas de mal humor o desespe-raciones varias que se alternan entre lloros o peticiones a Dios para que te ayude a supe-rar alguna situacin, pero tu parte consciente estar recordndote que quieres hacer de tu hijo una buena persona para este planeta y que vas a ayudarle a forjar los cimientos paraque sea un ser feliz.

    El segundo fenmeno que tengo claro es lo que aprendo cada da tras ser madre. La ma-nera en que Kilian, nuestro hijo, descubre y se sorprende por cosas que yo haba olvidado que eran extraordinarias: un simple interrup-tor, resultado de horas y horas de estudios y laboratorios. El viento que hace volar una hoja recin cada, demostrando leyes bsicas de la fsica. El vuelo de un avin, desafiando la gravedad. Una simple mirada, lo que tantopuede expresar. La pureza de un animal, la belleza de una flor o el sabor de un tomate re-cin cogido del huerto. Tantas y tantas cosas! Veo su cara llena de alegra pura, de sorpre-

  • sa por la vida misma y al observarle siempre descubro con l algn nuevo acontecimiento. Es increble que alguien tan pequeo e inex-perto tenga la ms sabia de las actitudes: re-cordarte cada da que hay que agradecer vivir en este precioso planeta y sobretodo no dejar de admirar cada uno de sus sucesos.

    Gracias por vuestra iniciativa.

    Andrea FuentesMedallista olmpica espaola

    Andrea Fuentes

    Este es un libro sobre maternidad y crianza es-crito por las principales expertas: las madres.

    Las mujeres llevamos decenas de aos, por no decir algn siglo que otro, ocupando un lugar subordinado con respecto a los profe-sionales, siendo objeto de sus intervenciones, no siempre acertadas, y recibiendo instruc-ciones y consejos sobre todo lo concernien-te a la maternidad: cmo llevar el embarazo, como parir, como criar a nuestros hijos, como amamantar, cuanto tiempo amamantar, si co-

  • ger en brazos a nuestros bebs o no, como gestionar el sueo de nuestros hijos, cmo educarles

    Esto es as no slo por motivos culturales. Hay un momento crtico en la vida de toda madre que tiene una influencia decisiva en todo lo que ocurre despus: el parto. Que la atencin al parto convencional reprima nuestra fisiolo-ga, ignore nuestras necesidades y sustituya nuestras maravillosas hormonas por sustan-cias qumicas de sntesis que desvirtan la ex-periencia no es algo inocuo.

    Una de las consecuencias es la desconexin de nosotras mismas y de nuestras hijas e hijos, la extraeza ante nuestro cuerpo o ante nues-tro beb, la desconfianza hacia la propia na-turaleza. No damos crdito a nuestra intuicin porque nos hemos desconectado, no con-fiamos en ella, no es cientfica. Los exper-tos nos dicen entonces cmo deben ser las madres, cmo debemos de comportarnos, qu debemos hacer o no hacer, qu es nor-mal y qu no; en suma, como portarnos bien. Nos recuerdan constantemente todo lo que puede ir mal, pero no nos dicen que muchas reacciones y situaciones consideradas pato-

  • lgicas son en realidad reacciones normales a situaciones anormales, no previstas por la naturaleza, contrarias a nuestras necesidades.

    Hoy ya sabemos que muchos postulados de la cultura convencional de la maternidad y la crianza estn ms basadas en creencias que en la ciencia, en los prejuicios personales ms que en la observacin de lo que es, en autn-ticos mitos, ms que en la verdad. A pesar de ello, muchas madres siguen recibiendo una asistencia y unos consejos obsoletos que per-petan la desconexin de su naturaleza y de su beb, y que se siguen transmitiendo a las siguientes generaciones de madres, aunque ya se haya demostrado cuan equivocados es-tn.

    Afortunadamente, eso ha empezado a cam-biar. Ha llegado el momento de hablar con libertad, de escucharnos unas a otras, de ob-servar y aprender de lo que observamos, de poner voz a las legtimas demandas de nues-tras hijas e hijos y a nuestras necesidades, de entender el valor de la tribu y encontrar nue-vas frmulas para re-encontrarla, de re-gene-rar una cultura de la maternidad y la crianza propia, basada en nuestra propia experiencia,

  • en el conocimiento profundo de nuestra pro-pia naturaleza. Una cultura que reconozca el valor de escuchar y satisfacer las necesidades profundas de los bebs y las familias, y la im-portancia de transmitir esta cultura entre no-sotras y a nuestros hijos e hijas sin intermedia-rios, traductores ni expertos que en realidad transmiten sus propias creencias y opiniones. Volver a ser protagonistas de nuestra mater-nidad.

    El premio es para todos: una sociedad ms saludable no slo fsica sino emocional y mentalmente. Estamos criando futuros ciuda-danos, la sociedad de maana. Nada menos. Eso tiene un valor, merecemos todo el apoyo.

    Vivimos un momento histrico: por primera vez, la ciencia respalda de forma unnime la intuicin de las madres. Por primera vez, la ciencia est demostrando que detrs de los comportamientos instintivos de los bebs y las madres est la inteligencia innata de la naturaleza, que se manifiesta a travs de una psicofisiologa precisa, perfecta y autorregu-lada, de unos instintos afinados a lo largo de milenios, si se dan las condiciones apropia-das. Por primera vez vamos sabiendo cules

  • son esas condiciones apropiadas. Por primera vez sabemos que no necesitamos saber cada detalle de lo que dice la ciencia, porque te-nemos un acceso directo a esa informacin a travs de nuestra capacidad de observacin, de nuestra intuicin, del sentido comn, de la sabidura heredada de nuestras antepasadas y escrita en nuestras clulas. Pero adems te-nemos la ciencia que corrobora todo eso, una ciencia por una parte tan accesible y por otra tan lejana e ignorada por ciertas estructuras.

    Pero las cosas estn cambiando. Por eso este libro, que recoge la voz de las autnticas ex-pertas en maternidad y crianza: las madres. Estamos escribiendo nuestra propia historia. Por fin.

    Isabel Fernndez del CastilloAutora de La nueva revolucin del nacimiento

    Isabel Fernndez del Castillo

  • PRLOGO

    S el cambio que quieres ver en el mundo.

    Gandhi

    Una vez tuve un sueo, casi una epifana, muy vvida, en la que una tribu de madres conec-tadas se unan para alzar la voz. Era un grupo de mujeres muy dispares, pero todas con una misma motivacin, recuperar el valor social de la maternidad, acompaando y sostenien-do amorosamente a toda madre que lo pu-diera necesitar.Probablemente aquella tribu que visualic en mi sueo era un anhelo escondido de algo que dese encontrar cuando yo misma me convert en madre. Acaso sera posible constituir una tribu as?

    Dejndome llevar por la intuicin, y sin pen-srmelo demasiado, publiqu un llamamien-to urgente en mi blog.

  • Buscaba mams, pero mams conscientes, aquellas que han utilizado el gran poder de autoconocimiento y transformacin vitalque supone su nacimiento como madres.Y a todas ellas les hice una peticin, una nica cosa, que compartieran su testimonio con el mundo en un proyecto literario conjunto. Mi llamamiento se escuch, se comparti y se propag de forma viral por las redes en un efecto inesperado y sbito.En pocos das reun a ms de 500 mujeres de 19 pases distintos que me cedan su voz y compartan conmigo su devenir como madres.As fue como naci este libro que tienes en tus manos, un libro de testimonios reales so-bre maternidad consciente. Llegados a este punto, te puedes preguntar pero, qu es ser madre consciente?

    Me aventuro a decir en pocas frases que

    una mam consciente y consecuente, es aquella que gracias a la maternidad reconec-ta con suverdadera esencia.que gracias al privilegio de ser madre ad-quiere unaconsciencia profunday comienza un camino de aprendizaje.

  • que es responsable profundamente de la manera en la que cra a sus hijos.que comprende y respeta sus necesi-dadesy sus procesos evolutivos.queno hace lo que se espera, influenciada por las modas o las costumbres.que tiene momentos de autnticaconexin con sus hijos.que cra a sus hijosen libertad.que se encuentra en el camino de ir con-siguiendo todo esto. Porque es un proceso, que no se genera de un da para otro.

    Este libro est escrito por madres que han experimentado todo este despertar en sus vidas y sin embargo son muy distintas en-tre ellas; desde madres estndar a madres solteras, madres separadas e incluso viudas, madres enfermas, madres con hijos enfer-mos, madres heterosexuales y tambin ho-mosexuales, madres adoptivas, madres muy jvenes, y por supuesto ms mayores. con-forman las 200 caras de la Luna.

    Mamamorfosis es un libro concebido de madre a madre, y est organizado para ir mostrando el camino de transicin que sub-

  • yace a la maternidad, desde el primer deseo de serlo hasta las ltimas fases de la crianza. Por eso, todas las historias que se plasman aqu son reales, estn escritas desde el cora-zn, desde el coraje y la valenta de 200 ma-dres generosas y comprometidas. Y lo ms importante, son historias compartidas que buscan acompaar a otras mams, darles sostn y apoyo, no solo en estas realidades que aqu se plasman, en las que pueden sen-tirse identificadas y encontrar referencias, si no que las coautoras se ofrecen desinteresa-damente a escuchar, alentar, acoger, orientar a toda madre que lo requiera, y por ello al fi-nal del libro se incluye un apartado con todos sus datos de contacto.

    Cuando promov este proyecto, nunca pens que fuese un viaje tan increble y sor-prendente, en el que a cada paso que daba, senta que el universo se alineaba para que todo fluyera. Pero debo reconocer tambin que ha sido un trayecto duro y complejo, de un desgaste emocional con el que no contaba.

    Durante todo el proceso he conec-tado profundamente con cada una de estas mujeres; me he emocionado, he llorado, he

  • sufrido, se me ha puesto la piel de gallina, he compadecido, he empatizado, me he visto arropada y a la vez que las arropaba a todas ellas en sus procesos personales, tan ntimos pero tan comunes para todas.

    Ha habido momentos en los que me senta pequea e indefensa ante la grandeza de estas historias genuinas, tan llenas de amor de madre, y me he sentido una justiciera ante la ingrata tarea de deber seleccionar los tex-tos ms representativos. Todos merecan estar al completo, si bien he actuado en todo mo-mento desde el corazn, y pensando en aque-lla mujer desorientada, perdida y sola que yo misma era cuando me convert en madre.

    Puedo decir que la produccin de Ma-mamorfosis ha sido como revivir mi puerpe-rio, casi en toda su intensidad en pocos me-ses, pero ha sido un viaje sanador, del que he salido fortalecida y mucho ms sabia. Por eso s que este libro va a ayudar a muchas ma-ms, se encuentren en el momento en el que se encuentren, permitindoles aprender, en-tender, sanar, despertar, encontrarse, cambiar y dirigir conscientemente el rumbo de sus vi-das y de su maternidad.

  • La energa femenina, dadora de amor, que envuelve este libro se percibe desde el primer testimonio que aparece hasta el lti-mo, lo que te brinda una energa invisible que te mueve a tomar conciencia de quin eres y a dnde te diriges. Me parece extraordinario y sin duda ha marcado un antes y un despus en mi vida. Espero que tambin lo provoque en la tuya. Con todo mi amor y gratitud, te deseo un via-je prspero en esta lectura.

    Maribel Jimnez Espinosa (Aguamarina en la red)

    De mi casa al mundoPromotora y coordinadora del proyecto

    de madres conscientes Mamamorfosis. Las 200 caras de la Luna

  • INDICE

    EL DESEO DE SER MADREMIS FANTASAS SOBRE LA MATERNIDAD

    SIEMPRE DESE SER MADRE

    SER MADRE? NO, POR FAVOR...

    EL CAMINO RECORRIDO HACIA EL EMBARAZO

    CMO SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA

    1

  • EL EMBARAZO, ME PREPARO PARA SER MADRE...CMO VIV MI EMBARAZO

    LA PREPARACIN AL PARTO CONVEN-CIONAL SIRVE?

    LA PREPARACIN AL PARTO NO CONVENCIONAL (O ALTERNATIVA)

    LAS PRESIONES EXTERNAS Y LA TOMA DE DECISIONES SOBRE EL PARTO

  • VIVIR UN EMBARAZO RESPETADO O NO

    PREPARARSE EMOCIONALMENTE PARA LA LLEGADA DEL BEB

    CONECTAR CON EL BEB DURANTE EL EMBARAZO

    LA SEXUALIDAD DURANTE EL EMBARAZO

    CUANDO EL EMBARAZO SE INTERRUMPE

    ENTENDIENDO MI ABORTO

    VIVIR EL PARTO MIS FANTASAS SOBRE EL PARTO

    EL MIEDO A PARIR

  • EL DOLOR EN EL PARTO

    HACERSE RESPETAR EN EL PARTO

    MI PARTO FUE INDUCIDO

    MI PARTO FUE ANESTESIADO

    LAS INTERVENCIONES EN EL PARTO Y LA VIOLENCIA OBSTTRICA

    EL PARTO NATURAL EN HOSPITAL ES POSIBLE

    PARIR EN CASA

    CESREAS, SON SIEMPRE NECESARIAS?

    TCNICAS Y PREPARACIONES NATURALES QUE ME FUNCIONARON EN EL PARTO

  • QU HE APRENDIDO DE MI PARTO

    SI PUDIERA VOLVER ATRS

    MI EXPERIENCIA CON DOULAS

    LA VUELTA A CASA CON EL BEBMIS EMOCIONES DESPUS DE PARIR

    PENSAR QUE TODO VOLVER A LA NORMALIDAD DESPUS DEL PARTO

    LOS CONSEJOS DE LOS DEMS ME VUELVEN LOCA

  • LA CONFUSIN MENTAL, QU ME EST PASANDO?

    LA SOLEDAD ENTRE CUATRO PAREDES

    SENTIR RECHAZO HACIA EL BEB

    CUANDO HAY OTROS HIJOS QUE ATENDER

    LACTANCIA EL DESEO DE DAR TETA, O NO

    NO VOY A PODER MS, LOS PRIMEROS 15 DAS

    A MIS PECHOS LES PASA ALGO

    DAR TETA ME DUELE

  • MI LECHE NO ES BUENA, O ESO DICEN

    PROBLEMAS DEL BEB PARA SUCCIONAR

    EL BEB NO ENGORDA

    A M NO ME DIERON TETA, PERO YO S HE PODIDO

    LA ETERNIDAD DE LAS HORAS DE LACTANCIA

    LACTANCIA A DEMANDA?

    LA TETA ES MARAVILLOSA, LO SOLUCIONA TODO

    LACTANCIA Y OPINIONES EXTERNAS

    LACTANCIA DESPUS DE CESREAS

  • LACTANCIA Y ALIMENTACIN COMPLE-MENTARIA

    LACTANCIA PROLONGADA

    LACTANCIA EN TNDEM

    LACTANCIA ARTIFICIAL CONSCIENTE

    LO QUE APREND DANDO TETA

    EL DESTETE

    VINCULAR DESPUS DE LA TETA

    EL PUERPERIO, UN TIEMPO HACIA ADENTRO

  • SER MADRE NO ES COMO ME LO HABAN CONTADO

    LA PRDIDA DE IDENTIDAD

    EL BEB Y YO SOMOS UNO

    TODAS LAS MADRES SE SIENTEN TAN SOLAS COMO YO?

    LA DEPRESIN POSTPARTO Y OTRAS HERIDAS DEL PUERPERIO

    LA BATALLA CON EL BEB: SUS NECESIDADES VS. LAS MAS

    CRISIS VITAL

    BAILAR CON MI SOMBRA

    ENTENDER LO QUE ME SUCEDE

  • QUIN ME AYUDA? LA FALTA DE TRIBU

    LA SEXUALIDAD DURANTE EL PUERPERIO REVOLUCIONADA?

    EL PUERPERIO FELIZ TAMBIN EXISTE

    ATRAVESAR LA NOCHE CON UN BEBDORMIR CON EL BEB, EL COLECHO

    YO LE DEJ LLORAR PARA ENSEARLE A DORMIR

  • EL BEB LLORA TODO EL TIEMPO, TIENE CLICOS?

    CONEXIONES NOCTURNAS CON EL INCONSCIENTE

    LA TRANSICIN A SU CAMA

    EL PADRETENER UN HIJO ES UNA CRISIS MATRI-MONIAL O MUESTRA EL VERDADERO VNCULO DE PAREJA?

    PADRES MADUROS, O INMADUROS

    LO QUE YO NECESITABA DE L

    EL PAP QUE APOYA Y COMPRENDE

  • EL PAP QUE SE SIENTE EXIGIDO Y SUPERADO

    EL PADRE AUSENTE

    EL PUNTO DE VISTA DEL PAP

    SUPERAR EL DESEQUILIBRIO EN LA PAREJA

    MADURAR COMO PAREJA Y COMO FAMILIA

    CRIANZA DE HIJOS

    PEQUEOSCRIANDO EN BRAZOS

    LA VUELTA AL TRABAJO

  • QU HAGO CON LA CULPA?

    EL TRABAJO COMO REFUGIO

    QUIN CUIDA A MI BEB?

    COMO ENTEND Y ME DI CUENTA DE LAS NECESIDADES DE MIS HIJOS

    COMO ENTEND Y ME DI CUENTA DE LOS SNTOMAS QUE ME MOSTRABA

    CMO ENTEND Y ME DI CUENTA DE QUE MI HIJO ES MI ESPEJO

    MIS HIJOS SACAN LO MEJOR Y LO PEOR DE M

    ACEPTAR LAS RABIETAS

    ENTENDIENDO SU LLANTO

  • ENTENDIENDO SUS ENFERMEDADES

    MEDICINA ALTERNATIVA PARA MIS HIJOS S O NO?

    NO QUIERE COMER

    NO QUIERE COMER

    LA RETIRADA DEL PAAL RESPETANDO SUS RITMOS?

    MI ESTILO DE CRIANZA

    LAS NORMAS Y LOS LMITES

    ENTENDIENDO LOS CELOS ENTRE HERMANOS

    REPRESIN DE LAS NECESIDADES DE LOS NIOS EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL

  • ESCOLARIZACIN TEMPRANA S O NO?

    EDUCACIN ALTERNATIVA COMO OPCIN EDUCATIVA

    BENEFICIOS DE LA CRIANZA RESPETUOSA A LARGO PLAZO

    SER MADRE CONS-CIENTEANTES DE SER MADRE YA ERA UNA MUJER CONSCIENTE

    ANTES DE SER MADRE ERA DE TODO MENOS CONSCIENTE

    EL DA EN QUE MI PERCEPCIN CAMBI

  • DESTAPANDO MI CEGUERA EMOCIONAL DESCUBRO

    QU ES PARA M LA MATERNIDAD CONSCIENTE

    NECESIT TENER MS HIJOS PARA APRENDER

    LO QUE APRENDO DE MIS HIJOS CADA DA

    SITUACIONES DIFCILESCUANDO EL BEB ES PREMATURO

    CUANDO EL BEB EST ENFERMO

    CUANDO LA MAM EST ENFERMA

  • CUANDO LA MAM EST EN DUELO

    CUANDO HAY MS HIJOS A LOS QUE ATENDER (FAMILIAS NUMEROSAS)

    CUANDO MAM Y PAP SE SEPARAN

    CUANDO PAP Y/O MAM TIENEN OTROS HIJOS

    CUANDO PAP Y MAM SON DE DIFERENTES CULTURAS

    CUANDO MAM FUE UNA NIA ABUSADA

    CUANDO MAM ES ADOPTIVA

    CUANDO PAP ES AGRESIVO

    CUANDO PAP TIENE OTRA FAMILIA A LA VEZ

  • AGRADECIMIENTOS

    SOBRE AGUAMARINA

    DATOS DE CONTACTO DE LAS CARAS DE LA LUNA

  • EL DESEO DE SER MADRE

    MIS FANTASAS SOBRE LA MATERNIDAD

    Cuando el beb real irrumpe en nuestra vida adulta, nos sorprendemos al constatar que hay pocos puntos en comn entre el beb soado y [] que no es verdad que los bebs slo comen y duermen. [] Posiblemente la sorpresa tenga que ver con el desconocimiento con el que las mujeres llegamos a la maternidad respecto al fenmeno de la fusin emocional.

    Laura GutmanEl nacimiento de nuestro ser madre

  • Desde siempre haba considerado que ser ma-dre era una de las cosas ms fantsticas, mgi-cas y maravillosas que me podan ocurrir. Mgico porque es increble cmo fun-ciona el cuerpo humano. Todos sus engrana-jes funcionando para crear una vida.

    Fantstico porque siempre me han gustado los nios, me parecen seres especia-les de los que podemos aprender muchas co-sas, y tener uno propio, un pedacito de m, deba ser fabuloso.

    Maravilloso porque nunca pens que la maternidad fuera tan cansada, que hubiera bebs que apenas duermen, que los desper-tares nocturnos consumieran tanta energa... ni siquiera crea que existan los bebes de alta demanda o incluso que se pudiera ser madre de distintas maneras Y a pesar de todo sen-tir ese amor tan puro y sencillo.

    Por supuesto sigo creyendo que es todo eso y mucho ms, pero he despertado y visto que los bebs no solo comen y duer-

  • men, que tengo que enfrentarme a diario a mis propias sombras y miedos y que la mater-nidad realmente te remueve hasta los cimien-tos, cambindote, hacindote evolucionar.

    Patricia, 34 aos, mam de Alia. Legans (Espaa)

    No recuerdo el da en que sostuve por primera vez a un mueco en mis brazos, pero estoy se-gura que ese da, dese e imagin a mis hijas: mis Ciruelina. Con los aos, y una crianza de una madre que luch mucho para poder tener unos estudios y un trabajo digno, la materni-dad no fue algo soado, no volvi a mi cabeza hasta los treinta aos. Tal vez fue la denomina-da crisis de los 30 o encontrarme cada vez ms cerca de m misma, de lo que soy y de lo que deseo y no de lo que debo ser.

    Las luchas de la generacin de mi ma-dre no son las mas, y cuando me dijeron que los sexos somos iguales, ahora grito NO. No lo somos ni tenemos por qu serlo. El emba-razo, el parto y la crianza (siempre que haya lactancia materna) deben ser una etapa que hay que cuidar y respetar por parte de toda la

  • sociedad. Y actualmente no se est haciendo como se debe.

    Antes de ser madre no tena estas ideas, de hecho, soaba con tener un embarazo f-cil, tranquilo, rpido, trabajara hasta el da de dar a luz y dara bibern para compartir las tareas con mi compaero. Tendra un beb precioso y dormiln con quien compartir mis planes: ir a museos, leer, dar paseos, tomar cervezas e infusiones con mis amigas, ir de tiendas Nada que ver con la realidad, con tener que adaptarme a mis hijas, tener que cambiar mi vida de arriba abajo, con sentirme mujer y madre y con saberme muy diferente al hombre.

    Antes de ser madre, fantaseaba con el amor, las caricias, la ternura, un mundo bello, un mundo maravilloso. Todos esos adjetivos acompaaban mis pensamientos. Y cun-tas ganas tena de abrazar a Ciruelina Azul, y que bonito era soarla. S, Ciruelina Marrn, pensaba tambin en ella desde el principio, y cuando no lo haca algo me recordaba que tena que venir a este mundo para abrazarla y amarla sin parar.

  • Y nacieron mis Ciruelina, pero no fue como lo imagin, fue mejor y peor, maravillo-so y duro. Y cuando nacieron, el contador de mis das se puso a cero, volva a nacer. Y aho-ra soy consciente que nunca antes haba sido ms Yo que ahora. Ahora soy consciente que no soy igual al hombre, y que por primera vez no quiero serlo. Ahora soy consciente que la mujer tiene mucho que aportar a este mundo desde lo femenino y debe abandonar su lu-cha por meterse en el mundo de los hombres. Hagamos juntos de este mundo un mundo femenino donde caben todos los hombres y todas las mujeres.

    Mam Ciruelina, 36 aos, mam de Ciruelina Azul y Ciruelina Marrn.

    Madrid-Gijn (Espaa)

    Desde muy pequea deseo ser madre. Al me-nos es esa la memoria emocional que tengo. Miles de fotografas mentales me represen-taban el momento, los momentos... Lo recuer-do, la imagen de mi propio embarazo era id-lica y de mi rol como madre tambin. La gestacin de mi retoo fue soada, disfrutada, vivida a cada instante con amor,

  • mucho amor. El trabajo preparto increble (volvera a hacerlo mil veces ms. S, as, exa-geradamente). Par sin dolor fsico pero con miedo (cesrea de urgencia)... Y de esa bola de sensaciones encontradas nacieron casi cuatro kilos de amor y cachetitos: nuestra Lola, la mariposa. Y ah, justo ah se vinieron todas las fotografas previas a la maternidad. Esas, las idlicas, y con ellas apareci en m un lpiz con el cual modifico diariamente todas esas imgenes que en un momento hicieron de mis fantasas un tormento, porque eran eso, fantasas hermosamente tormentosas. En estas no haba trabajos fuera de casa, ni deseos de mujer ms all de la maternidad, ni personas opinando de todo en cualquier momento sobre lo que haces o no haces, no existan los miedos ni las culpas, benditas cul-pas.

    Hoy retomo esas fantasas como inspi-racin. Ya no me atormentan, no las sufro tan-to, las cambio, intervengo, vuelvo a rearmar, me enojo y me amigo, con ellas y conmigo. As genero otras que implican el crecimiento de Lola, de mi familia y el mo propio, enten-diendo que son para volver a desarmar con amor y paciencia.

  • Y las mujeres las benditas muje-res-madres que forman mi crculo. Esas que te aportan desde las similitudes pero tambin desde las grandes e inamovibles diferencias. Ellas, todas ellas, las mujeres-madres (que no significa que tengan hijos propios) son las que apuntan mi lpiz para seguir redibujan-do (reciclando!) las fantasas-realidades que acompaan mi maternidad.

    Guadalupe Trava, 30 aos, mam de Lola- mariposa, educadora.

    Buenos Aires (Argentina)

  • SIEMPRE DESE SER MADRE

    Antes de que fueras concebido te deseaba. Antes de que nacieras te amaba. Antes de que estuvieras aqu ya daba mi vida por ti. Ese es el milagro del amor de madre.

    Maureen Hawkins

    Desde siempre he deseado ser madre. Ya en su momento, siendo pequea, jugaba con mis muecos y recorra el sendero de la materni-dad: simulaba estar embarazada, luego juga-ba a parir y, finalmente, me dedicaba a dar el bibern a mis muecos. Los dejaba dormir en su cunita, y listo. Eso era lo que yo entenda en aquellos aos por maternidad, claro.

    Me encantan los nios y las nias, for-man parte de mi mundo (profesional y perso-nal) y considero la niez como la principal eta-pa creadora de las dems. Durante el primer ao universitario, se me qued grabada una frase de la educadora y pedagoga italiana

  • Mara Montessori: Si la ayuda y la salvacin han de llegar slo puede ser a travs de los nios. Porque los nios son los creadores de la humanidad.

    Junto con todas mis motivaciones an-teriores para convertirme en maestra, aquella frase hizo clic en mi yo interior, me impuls a continuar, mejorar y esforzarme en conseguir ser maestra. Estando en la carrera, ya notaba como el reloj biolgico apremiaba. Pero tampoco le di mucha importancia, slo tena 18 aos, an quedaba mucho mundo que explorar!

    Hisui, 33 aos, mam de Little Light of Love, maestra.

    Barcelona (Espaa)

    An recuerdo vvidamente cuando era una nia de ocho aos, y a mi madre emba-razada de mi hermano. Desde ese momento sent el llamado de la maternidad, como un despertar en lo ms profundo del alma, que me acompaara hasta el momento de mi

  • propia maternidad. El deseo de ser madre siempre estuvo muy claro y muy profundo en mi interior.

    Natalia, 38 aos, mam de Agustn y Juan Pablo.

    Buenos Aires (Argentina)

    En realidad no era la maternidad en s lo que me atraa sino el tener conmigo un peque-n/a que me quisiera incondicionalmente. El retrato de volver a casa del trabajo y que me recibiera con un fuerte abrazo es lo que siem-pre haba soado.

    Noe, 34 aos, mam de Anta, investigadora (ingeniera).

    Barcelona (Espaa)

    Si me hubieran concedido solo un deseo en la vida, tendra muy claro que sera ser ma-dre. Una madre representa el comienzo de la vida, la proteccin, la esperanza y la alegra, ser madre es algo tan valioso, tan hermoso y tan necesario que el deseo de serlo debe ser imprescindible.

  • El papel de una madre (abuela) duran-te un embarazo es muy importante, para to-das las que no podemos disfrutar de ello, sen-timos que en nuestro ser siempre permanece la esencia de nuestras madres, esa conexin que nace en un vientre y perdura para siem-pre.

    ngela Clar, mam de Axel, educadora infantil.

    Girona (Espaa)

    Siempre he querido ser madre. Senta dentro de m que la adopcin era mi camino a la ma-ternidad y, a pesar de poder tener hijos bio-lgicos, siempre ha sido mi primera opcin.

    He nacido y crecido sin padre, su aban-dono, su ausencia hizo que me sintiera afor-tunada de tener una madre valiente y cario-sa. Cuando era pequea imaginaba la suerte que tena de contar con el amor de mi madre, incondicional, puro, limpio y la desdicha de otros nios que no tenan el calor de una fa-milia y la seguridad de sentirse amados. Saba que estaba preparada para ser madre adop-

  • tiva y dar todo mi amor a un nio que haba sufrido un abandono y que necesitaba de una segunda oportunidad para crecer feliz y sin-tindose amado. Siempre supe que la mater-nidad vendra de la mano de la adopcin.

    Ser madre es toda una revolucin. El hecho de ser madre adoptiva implica an mayor responsabilidad y conciencia. Es una maternidad elegida, meditada y muy busca-da. Mi deseo de ser madre me ha llevado muy lejos, hasta Vietnam, pas de origen de mi hijo Marco Hoang. Desde lo ms profundo, inclu-so antes de conocerlo, supe que luchara por ser su mam y darle todo mi amor.

    No he adoptado por solidaridad, ni por ayudar. Soy madre adoptiva porque puedo amar a mi hijo sin lmites, respetando su ori-gen y sus diferencias raciales y porque deseo y quiero ser su madre, sostenerlo y decirle que es lo que ms amo en mi vida.

    Para m es importante transmitir a mi hijo que soy su madre para siempre y que le acompao en su vida desde el respeto, el amor y la estabilidad de ser una familia.

  • Muchas veces me dicen lo valiente que he sido al adoptar y lo afortunado que es mi hijo de tenerme. En realidad y sin dudarlo, la afortunada soy yo. Mi hijo me ha convertido en madre y l es mi orgullo, mi gran maestro. Si quieres adoptar, si estas decidido y es tu deseo, lucha por seguir tu camino.

    Begoa Machancoses Martnez, 38 aos, mam de Marco Hoang, periodista.

    Valencia (Espaa)

    No recuerdo exactamente cuando empec a desear ser madre, pero desde bien pequei-ta tena muy claro que quera tener muchos hijos.

    Siempre me vea jugando con ellos y cuidndolos. Todos mis juguetes los trata-ba con mucho mimo y me deca a mi misma esto lo guardar para que mi hijo/a tambin juegue con ellos. Me gustaba tanto la idea de compartirlo todo con mi futuro hijo que con-servo absolutamente todos mis juguetes, li-bros, lpices, estuches como si fuesen teso-ros. Tengo algunas cosas hasta sin usar, en su caja original. Cuando mi madre me pregunta-

  • ba por qu guardaba todos mis juguetes, por qu no los usaba. Yo contestaba sin pestaear que todo eso era para sus futuros nietos. Mi madre me miraba como si yo estuviese loca, una nia pequeita diciendo que quera ser mam ya? Pero yo saba que algn da tendra hijos y me pareca lo ms normal del mundo. Ser madre es lo nico que he tenido claro siempre en mi vida.

    Tina, 30 aos, mam de Enrique. (Suiza)

  • SER MADRE? NO, POR FAVOR...

    Tener un beb rara vez es una decisin racional o lgica y no se puede tomar slo con el intelecto, pero s puede tomarse conscientemente y con el corazn. Mi deseo para todas las mujeres es que adquiramos la valenta necesaria para elegir la concepcin consciente juiciosamente.

    Dra. C. Northurp Cuerpo de Mujer, Sabidura de Mujer

    Ya desde adolescente deca que no quera ser madre. Y que si alguna vez lo fuera, sera porque habra adoptado a un beb. Tampoco entenda cmo las mujeres eran madres, con la de cosas que hay para hacer en la vida!

    Hace cuatro aos me enamor de mi pareja actual. Nos conocimos, intimamos y al cabo de un tiempo, compartimos piso. Un da, me dijo que quera ser pap, y yo, que me haba pasado la vida diciendo que no quera ser mam, entr en conflicto. Recuerdo el da que

  • entr por la puerta gritando vale, quiero ser mam! Al tener 36 aos crea que tardara en quedarme embarazada. El hecho de disponer de tiempo me tranquilizaba, me poda ir pre-parando poco a poco.

    Elitsibeta, 37 aos, mam de Eric, psicloga y maestra, Barcelona (Espaa)

    Habamos hablado de ello. Los dos ramos un poco mayores ya, con 38 aos. La inercia, la comodidad, el miedo al cambio... todo eso pesaba. ramos una pareja sin hijos, feliz y acomodada en una vida sencilla pero en la que no sentamos que faltara nada. Pienso en ello ahora y me doy cuenta de que podra ha-ber seguido as, muchos aos seguramente, pero mi vida habra estado tan vaca sin que me diera cuenta.

    Desde las tripas, quizs, en algn momento nos llam la maternidad, la paternidad. Fue por un instante, si acaso. La razn siempre era ms fuerte. La razn de que este mundo no parece invitar a traer nios y nias, que es un mundo hostil, lleno de incertidumbres, de an-gustias, de horrores incluso. Ese miedo es lo

  • nico que sigo compartiendo con esa no-ma-dre que fui.

    Siempre digo que ella, Jara, fue quien quiso venir. Aunque quizs me engae. Yo tambin quera que llegase. Pero no me atreva a de-cirlo, ni a pensarlo. El deseo estaba ah, muy en el fondo, tanto que era casi imperceptible. El deseo de darle a alguien el cuidado, el ca-rio, que haba recibido, ms si poda ser. El deseo de que nuestro amor, como pareja, se transformara en un ser a quien poder ayudar a ser feliz, ms de lo que nosotros hubira-mos sido.

    Diana de Horna, 42 aos, mam de Jara. Santa Cruz de Tenerife (Espaa)

    En mi estructura mental nunca estuvo ser ma-dre, mis padres ya estaban resignados a no ser abuelos y mi esposo lo haba aceptado como una condicin previa a dar el SI. Mis amigas me miraban con asombro y desidia cuando framente les deca que eso no estaba en mis planes, que quera viajar por el mun-do y disfrutar la vida, que ni siquiera me iba a casar y bueno eso fue lo primero que me

  • permit. Fui formada en el discurso de la ra-cionalidad, alejada de la comprensin de los procesos naturales, por tanto la maternidad era para m un monstruo de 10 cabezas.

    Ahora que soy madre pienso que ese NO rotundo al que me aferr por 30 aos era mi proteccin ante el pnico que se instaur so-cialmente en las mujeres de mi generacin.

    Hago parte de una generacin de mujeres profesionales que compiten en un mundo la-boral, en un sistema donde la productividad se mide en trminos del mercado y por ello el estar en el hogar, cuidar a los nuestros y desbordarnos de amor no tiene asignado un valor monetario, por eso no cuenta.

    Nos ensearon a no depender de un hombre.

    Laura Lpez Gonzlez, 32 aos, mam de Muhammad Gabriel, psicloga, Buenos Aires

    (Argentina)

    Tras postergarlo durante tres semanas, el mo-mento de la verdad lleg un fro domingo de febrero a las once de la maana. Cuando vi aquellas dos rayas rosas, no logr encajar mi

  • mandbula ni cerrar la boca durante varios minutos. No poda estar ms claro, estaba embaraza. En ese instante, me invadieron di-versas emociones entre las que destacaban el miedo, el enfado y la desesperacin. Mi men-te me repeta furiosa No es justo, no en este momento de mi vida, en el mximo potencial de mi carrera profesional y una semana des-pus de trasladarme a Berln con mi nuevo novio.

    En aquel momento, la maternidad su-pona para m la desaparicin de todo lo que haba construido en mis 33 aos, el declive de mi carrera profesional y una vida de sacrificio y abnegacin. Cmo poda permitir que eso pasase? Sera un suicidio! En los siguientes meses de embarazo, entr en un profundo proceso de deconstruccin de mi identidad. Desapareci el suelo bajo mis pies y me sent como si fuera la ciudad de Berln en los aos 40, destrozada y sin visin de futuro.

    Todava sin amigos y sin hablar alemn, me dedicaba a pasear por los parques berli-neses, a observar y a llorar por la prdida que ser madre supona para m. Cada vez que en los parques infantiles vea a madres sonrien-

  • do me preguntaba Cmo podran ellas sufrir la maternidad y estar contentas? Por qu no poda sentirme feliz con la idea de ser mam? Cul era mi fallo?

    En respuesta a estas preguntas, hice un repaso de los modelos de maternidad que haban existido a m alrededor y me di cuenta, que no tena ningn ejemplo que me inspirara. No haba conocido ninguna madre que adems fuera una mujer realizada. Triste-mente, las madres que haba encontrado a lo largo de mi vida, se sentan vctimas, frustra-das o resentidas con sus hijos, con su mari-do o con el mundo, incluida mi madre. Ante aquella revelacin, me pregunt si habra una manera de ser madre en la que pudiera ser feliz, y si as era cmo podra construirla sin tener ningn modelo?

    Necesitaba inspiracin. Volv a los par-ques a observar a las mams sonrientes, que-ra conocer su manera de pensar, su sistema de creencias. Comenc a hablar con ellas, a leer artculos sobre la percepcin de la maternidad en otros pases, y a investigar profundamente en las teoras feministas de liberacin de la mu-jer y psicologa femenina. Obtuve interesantes

  • claves que me ayudaron a conectar con la ma-ternidad y lo femenino desde otro lugar, des-de aquello que nos hace grandes como muje-res y madres, nuestro poder creativo, nuestra capacidad para dar, nuestra intuicin

    Me di cuenta, que durante toda mi vida solo me haban enseado a ser una mujer exitosa profesionalmente, pero nadie me ha-ba enseado a ser una mujer integral y una madre consciente. Todas aquellas madres sonrientes tenan un factor comn que les ayudaba a mantener su bienestar, a respetar su espacio personal y a fomentar su autoes-tima. Me mostraron que independientemente del tipo de maternidad que decidas ejercer, del contexto en el que vives, y de tu pas de origen, lo primordial es conocer tus derechos fundamentales como persona, respetarlos y ejercerlos activamente en tu maternidad. Agradezco a todas las mams musas que me inspiraron a crear pasito a pasito una materni-dad liberadora en la que ser y desde la que puedo disfrutar con mis hijas.

    Mnica Hetzer, 37 aos, mam de Marta y Paula. Berln (Alemania)

  • EL CAMINO RECORRIDO HACIA EL EMBARAZO

    Debes correr tu propia carrera. No importa lo que la gente pueda decir de ti. Lo importante es lo que te digas a ti mismo. [] Decide lo que est bien y afrrate a ello.

    Robin S. Sharma El monje que vendi su Ferrari

    Tras casi siete aos de matrimonio y amor in-finito con Alex, decidimos que haba llegado el momento de abrir un espacio en nuestro mundo para un nuevo ser, una nueva luz que iluminara an ms nuestras vidas. Para m la maternidad se presentaba y se presenta como un camino lleno de aprendizaje y de Sabidu-ra de la Naturaleza, de la Vida, y siento que los hijos vienen a ensearnos y a armonizar en nosotros aquellas partes de nuestra alma que estn separadas u olvidadas, y que es necesa-rio integrar para completar nuestro puzle.

  • La primera leccin no se hizo esperar.

    Por mi naturaleza yang y mi pasado de gue-rrera, y porque me encontraba en una po-ca bastante centrada en lo material, desde el principio quise controlar y programar este embarazo, escogiendo las fechas que a m me venan bien y creyendo que yo era al-guien para escoger el signo astrolgico de mi beb pensando nicamente en m, claro.

    Tard unos meses en tomar conciencia de que tenemos que abandonar el deseo de controlarlo todo, sobre todo en este caso, donde otra alma est implicada, donde todo el cosmos est implicado, pues un nacimiento es, segn mi manera de ver las cosas, un gran acontecimiento csmico!

    Y as fui regresando a la Madre, a lo femeni-no, que por circunstancias haba tenido algo abandonado en los ltimos meses. Me abr, literalmente, a lo femenino en todas sus ver-siones, en todas sus formas, y muy especial-mente a lo que representa en cuanto al juego, a la rendicin y al disfrute.

  • As fueron los meses en los que fue concebido nuestro beb; gozosos, curiosos, fueron momentos de apertura y de transmu-tacin, de re-descubrimiento de mi cuerpo, de la sensualidad, del juego y de la confian-za en lo que no se ve... Agradezco mucho los encuentros que tuve en aquellos meses aqu y ms all, sobre todo a partir del Equinoccio de Primavera, y que me ayudaron a crecer, a sanar y a comprender y poner ms conciencia en todo el proceso.

    Empezaba a sentir cmo mi cuerpo se iba preparando, de manera natural, para recibir la maternidad. Mis caderas se fueron abrien-do y ensanchando (lo cual resultaba bastante molesto, la verdad), y algo se mova energti-camente en mi vientre, pues estuve muy mo-vilizada sobre todo en la primavera del 2009.

    Para m, el momento de la concepcin (no confundir con fecundacin) lleg durante el Solsticio de verano, en Pars. Fue un momen-to muy mgico, en el que tanto Alex como yo sentimos la presencia de alguien ms con no-sotros, compartiendo una unin muy especial que tenamos en aquel momento. Fue como un acoplamiento a tres, un momento de mu-

  • cha conexin, un momento muy amoroso y eterno...

    Todava pasaran dos o tres semanas para que se produjera la fecundacin, o sea, lo que se suele llamar quedarse embarazada, pero nunca olvidar el hermoso momento que vivi-mos en la ciudad de la luz, la ciudad del amor... Una ciudad tambin dedicada a la Diosa Isis, Diosa Madre, tambin llamada Gran Maga, reina de los Dioses, Fuerza fecundadora de la Naturaleza, Diosa de la maternidad y el nacimiento... Y s, al final va a ser verdad que los nios vienen de Pars...!

    Noraya Kalam Llins, 40 aos, mam, terapeuta, Madrid (Espaa)

  • Tenamos todo perfectamente planeado; des-pus de cinco aos de relacin, la mayora de los cuales estuvimos viviendo juntos, bamos a casarnos y enseguida intentaramos ampliar la familia.

    Pero, muchas veces, pensamos que consegui-remos lo que deseamos cuando queramos. No tenemos en cuenta que hay cosas que nos superan y sobre las que no tenemos ningn control. Y eso es lo que nos ocurri. Dbamos por supuesto que en cuanto decidiramos te-ner un hijo as sera. Ni por un momento pen-samos que no pudiera ser de otra forma.

    Pero las semanas, los meses, fueron pa-sando y no nos quedbamos embarazados. Pas un ao, que era el plazo que los mdicos nos dieron como normal y empez el largo calvario por anlisis, citas mdicas que pare-ca que nunca llegaban, resultados de prue-bas que nos decan que todo estaba bien...

    Como no cumpla los parmetros para que se me incluyera en la lista de reproduccin asis-tida de la sanidad pblica, recurrimos a una amiga mdica a la que estar por siempre agradecida, que me present a un compae-

  • ro especialista en ginecologa. Con un solo mes de tratamiento fue suficiente.

    Hoy creo que la frustracin que sent, el temor a no poder tener hijos y la felicidad de saber que estaba embarazada, fue el inicio de un camino hacia la conciencia de ser madre.

    Silvia, 36 aos, mam de Enara, gestora de banca. Bizkaia (Espaa)

    Al cabo de cuatro meses de decidir ser pa-dres, me qued embarazada. Recuerdo que en mayo no me vena la regla. Yo tena una sensacin extraa, y les coment a unos ami-gos que crea estar embarazada. Entonces con mi pareja nos fuimos fuera el fin de se-mana y compr un test de embarazo. En el test no apareci la rayita, pero al cabo de una hora, apareci una tmida y difusa lnea. Fui-mos a la farmacia para preguntar qu signifi-caba aquella pequea lnea y nos dijeron que aunque apareciera una mnima seal, estaba embarazada. En cambio, en otra farmacia nos dijeron que era confuso. Aquella noche me vino la regla.

  • Como senta alguna cosa extraa, le coment a mi pareja que prefera usar pre-servativos durante el mes siguiente y luego ya seguiramos buscando. Esto fue as, al menos hasta el da de San Juan. Celebramos la ver-bena en casa de unos amigos cenando y dis-frutando de una fiesta. Durante la noche hice un conjuro para pedir quedarme pronto em-barazada. Cuando llegamos a casa hicimos el amor. Y ya no me vino la regla. Estaba emba-razada desde el la noche mgica de San Juan.

    Elitsibeta, 37 aos, mam de Eric, psicloga y maestra. Barcelona (Espaa)

    T, hijo mo, naciste en mis sueos. All lle-gaste. All te vi por primera vez. Con mis ojos cerrados, unas veces por el sueo y otras por el ensueo, viniste a m. Yo te busqu. Nos en-contramos. Y as empez la historia de tu vida junto a la ma.As lo sent y, despus, slo di los pasos para cumplirlo, porque ya estaba sucediendo.

    El primero fue buscar la inseminacin artifi-cial, porque no tena pareja y fue el paso ms coherente para m. Para m pensando en ti.

  • Dar ese paso para cumplir un deseo tan in-menso fue una de las sensaciones ms plenas que he sentido en mi vida. Abandonarme a esa pasin por decisin propia, ntimamen-te, llen mi alma de fuerza y de una decisin inamovible de querer, de ser, de buscar, de encontrar en la esencia. As se abrieron ante m, durante el embarazo, multitud de caminos insospechados.

    Para cuando comenc a sentirte dentro de mi vientre, tu latir ya era el latir del mundo, de la humanidad entera, porque nunca antes haba sentido un pulso tan intenso como ese.

    Irene, 42 aos, madre de Rafael, ingeniera. Madrid (Espaa)

    Mi embarazo no fue planeado, si bien pensa-do y aorado en algn momento de mi vida, no fue decidido por m en aquel momento. Desde el minuto cero tuve miedo. Pensaba que por mi personalidad y todo lo que haba ledo y descubierto, estaba preparada para ese momento, pero no fue as. Un miedo que me paralizaba, mucha emocin retenida, y la verdad, no saba cmo expresar mi alegra,

  • porque en el fondo senta mucha felicidad, pero era nublada por mis temores.

    Tema ilusionarme, yo misma, mi pareja, mi fa-milia y amigos. Era un miedo incontrolable a que ese ser que me haba escogido como su madre, decidiera que no lo mereca, y se arre-pintiera de su decisin. No me senta ni tan buena, ni tan correcta, y con muchas imper-fecciones para poder llevar a cabo la tarea.

    Silvia, 39 aos, mam de Nicols y Milena, contable. Buenos Aires (Argentina)

    Fue un camino principalmente largo y lento. Desde que decidimos que nos gustara ser padres hasta que supimos del embarazo tu-vimos que pasar por muchas etapas. La etapa de probar lo normal, tener relaciones y es-perar la retirada de la regla, la etapa de las pruebas simples buscando un problema de fertilidad aparente, la etapa de ir a por ello un poco ms en firme, cuando pensamos que era el momento de buscar una clnica espe-cializada en reproduccin, pasando por prue-bas duras para m y el sometimiento a dos tra-tamientos, dos inseminaciones artificiales que

  • acabaron en negativo las dos. Y para finalizar, la decisin de someterme al tratamiento que nos trajo el tan buscado embarazo, la in vitro.

    Todo esto pas en cinco aos, en los cuales nos tombamos nuestras pausas en el reco-rrido. Grandes descansos que nos ayudaba a atravesar el camino con aceptacin.

    Flappergirls, 39 aos, mam de Pirata, maes-tra. Madrid (Espaa)

    Me qued embarazada con 23 aos. Siem-pre fui una nia muy madura para todo. Mis padres siempre me lo decan, pero en el mo-mento en el que mi test de embarazo dio po-sitivo me di cuenta de que la mujer que crea ser o que los dems crean ver, no era ms que una nia llena de miedos y ansiedades.

    Mi embarazo no fue buscado, pero tampoco ponamos medios, era como jugar con fue-go, con la incertidumbre del qu pasar. Mi pareja y yo llevbamos un ao de relacin. Estbamos ahorrando para comprarnos una vivienda. Una pareja normal de jvenes que empiezan a vivir. Y de repente, ah estaba,

  • sentada en el bao de mis padres a escondi-das, con mi novio hacindome un test. Ense-guida las dos lneas se dejaron ver y mi vida cambi para siempre.

    l opinaba que quizs era un poco pronto, que deberamos pensar si seguir ade-lante. Y yo, inmadura, con millones de mie-dos, de dudas y sintindome ms pequea que nunca, tena una idea muy clara. Ese ser que creca dentro de m no era culpable de mis juegos e irresponsabilidad. Mi novio de-cidi apoyarme y as lleg uno de mis tesoros ms preciados, mi hijo.

    Rosa Mara Snchez, 29 aos, mam de Israel y Valeria, dependienta. Sevilla (Espaa)

  • Una gran escalera de caracol. Esa es la ima-gen que me viene a la mente si pienso en cmo ha sido el camino que he (hemos) re-corrido desde el da en que verbalizamos que queramos ser mam y pap.

    El primer peldao de esa espiral de ba-jada al inframundo ms oscuro, la dificultad para quedarme embarazada. Parece tan fcil, tan sencillo, todo el mundo lo consigue y yo no lo lograba. Un aborto en la semana doce, mi hija no iba a nacer. Un segundo embara-zo, un saco gestacional vaco. Bajamos varios peldaos de golpe. Pruebas genticas, profe-sionales que no te ven como una persona y a los que no les importa tu historia, hospitales, tecnicismos Y seguimos bajando; soledad, llanto, duelo, introspeccin Y de repente, un da, empiezas a darte cuenta que ya no ne-cesitas bajar ms, que puedes subir tambin. Y despacito, de la mano, subimos un escaln, y luego otro y otro, y otro ms

    Sales al mundo exterior, una maana, ms sabia, ms mujer, mam al fin y al cabo, aunque los dems no lo entiendan. Te da el sol en la cara, aprendes de nuevo a sonrer, juegas, disfrutas de la vida que llama a otras

  • puertas, de verdad, de corazn Y entonces, apareces t, primero intuicin, luego rayitas en la prueba de embarazo, y 36 semanas ms tarde, como si de un regalo inesperado se tra-tara, le digo a pap: creo que he roto aguas. Y vamos de la mano, como siempre, a conti-nuar con nuestra historia de amor en espiral.

    Espe, 42 aos, mam de Nala y Gael, doula y terapeuta. Zaragoza (Espaa)

    Reconocer que la maternidad no es una deci-sin tomada de forma consciente y meditada como opcin personal, no es fcil. En muchos casos forma parte de las etapas vitales por las que una pasa de forma natural casi sin darse cuenta: crecer, estudiar, trabajar, casarse y tener un hijo; as de simple y as de transfor-mador. Pero eso se aprende despus.

    As pues, llega ese momento en la vida en que se desea un embarazo. Claro que yo no lo llamaba as; como muchas otras muje-res, me deca que quera tener un hijo, aun-que ahora s que realmente buscaba alcanzar un hito en una larga carrera sin haber reflexio-

  • nado lo suficiente en el siguiente paso: ser madre; supona que esto llegara por s slo y de forma natural una vez conseguido el obje-tivo marcado.

    Cuando consider que era la etapa adecuada anhel con gran intensidad tener un hijo. Entonces llegaron los problemas: despus de casi un ao intentando conseguir un embarazo sin xito, acudimos a los mdi-cos quienes diagnosticaron un problema de fertilidad importante en mi marido.

    Una vez asimilada la realidad, sin caer en la desesperacin, iniciamos el largo pro-ceso de la fertilizacin asistida. Este proceso, en el que dejas en manos de terceros el cum-plimiento del deseo ntimo de tener un hijo, confronta a cada miembro de la pareja con sus propios miedos y angustias, pero permi-te abrir caminos de superacin y de conoci-miento mutuo.

    Cada uno en la pareja vive esta etapa de forma diferente. En nuestro caso, l asu-mi con serenidad su problema de fertilidad y acept iniciar el proceso mdico como me-dio para conseguir nuestra meta. Para m fue

  • fundamental ver su actitud confiada y tran-quila, pero, sobre todo, percibir su propia autoestima. l no se sinti menos hombre por descubrir su problema de fertilidad, no se dej llevar por la desesperacin ni se sinti humillado o inferior, sentimientos que, tal vez, podran haber surgido en su virilidad herida.

    Intent no culparle ni rechazarle, le trat con comprensin y sin recriminacin; haberlo hecho de otra forma hubiera sido completa-mente injusto. Sin embargo, los sentimientos pueden salir a borbotones y es fcil mezclar dudas y reproches, algunos originados por heridas distintas, por lo que, alguna vez, tuve que controlarlos para que no lastimar a quien amaba.

    Afortunadamente, todo esto permiti que nuestra relacin amorosa y sexual no se viera daada y nuestra pareja se mantuvie-ra fuerte. As pude aprender, a travs de sus ojos, que si nosotros mismos nos amamos, nos respetamos y nos valoramos los dems nos acogern con la misma comprensin y aceptacin.

  • En cambio, reconozco que no viv el proceso mdico de forma tranquila, a pe-sar de los buenos profesionales con los que tratamos. Aunque ramos jvenes, el proce-dimiento fue lento y cada paso se me hizo eterno, pareca que nunca se acababan las pruebas. El problema original era de l, pero senta que era yo la que deba sufrir las con-secuencias: pinchazos con altas dosis de hor-monas, anlisis, ecografas, sedacin para la extraccin, reposo en cama, etc. Supongo que el chute hormonal no ayuda a llevar este proceso con calma y magnifiqu las dificulta-des haciendo que viviera esta etapa con cier-to sentimiento de vctima. Pero una vez ms, aprend que yo elijo los sentimientos con los que recubro mis experiencias y que en mi in-terior est la capacidad de decidir los colores con los que pinto las escenas de mi lienzo.

    Felizmente, tras un largo proceso, na-ci un beb precioso y, aunque no lo saba, tambin naci una madre nueva, que no era la misma mujer que deseaba un embarazo, pero que desnuda como su beb recin sa-lido, tendra que aprender mucho sobre ella misma, sobre la personita que vivira pegada

  • a ella los prximos aos y sorprenderse por la gran transformacin que la maternidad ejer-cer en su vida.

    Marta Garca RN, 39 aos, mam de Jaime, Daniel y Guille, ingeniera agrnoma. Madrid

    (Espaa)

  • CMO SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA

    Nunca es ms evidente la conexin o desconexin de la mujer con su gua interior que durante el embarazo.

    Dra. Christiane Northrup

    S que mi historia de cmo lo supe a algunos les resultar un tanto rara, pero es as y creo que debo compartirla. Fue en mi primer em-barazo.

    Una maana de verano, al levantarme y cuan-do me dispona a vestirme, not como una fuerza arrolladora de amor me rodeaba y en-traba en m; Supe en ese mismo momento que era mi hijo, y que haba quedado emba-razada por el fuerte sentimiento maternal que me embarg; lo saba mi cuerpo, lo saba mi espritu, y todo mi ser se llen de gozo.

  • No me hice prueba alguna para corro-borarlo, el embarazo se manifest por s mis-mo, claro est.

    Abedul, 52 aos, 5 hijos. Antas de lla, Lugo. (Espaa)

    Llevaba unos das un poco rara, me encon-traba bastante sensible por todo, cualquier cosa me haca llorar o emocionarme al extre-mo. Estaba convencida de que era mi particu-lar sndrome premenstrual, que siempre me arrancaba alguna que otra lgrima.

    Sin embargo esa noche al acostarme tuve un sueo. Estaba en un lugar descono-cido para m, pero a la vez me resultaba muy familiar. Era un sitio hermoso, lleno de una vegetacin cuya belleza rozaba lo irreal. Yo me encontraba muy tranquila y caminaba casi flotando, me senta muy ligera. En un abrir y cerrar de ojos me encontr en otro sitio, den-tro de una especie de cpula que haca la fun-cin de templo y all estaba mi abuela. Ella iba toda vestida de blanco, era muy joven, su pelo muy bonito con un peinado sencillo pero muy bello. Me dijo que estaba embarazada y que

  • se alegraba mucho por m. Yo la mir incr-dula al principio y muy ilusionada despus, sabiendo que era cierto y que en unos meses me convertira en madre.

    Al despertar me encontr sonriendo y con una paz infinita. Dos das despus me hice un test de embarazo y aparecieron las dos rayitas que me cambiaran la vida.

    Mara Snchez Mateo, Mam de Gema y re-cientemente de Elisa. Cartagena (Murcia)

    La forma en que me lleg la certeza de estar embarazada fue para m una confirmacin muy hermosa de mi conexin con mi intuicin y mi cuerpo, y el comienzo de una relacin mgica con mi hijo que tanto disfruto y por supuesto pude disfrutar en esos meses de ab-soluta fusin.

  • En ese momento estaba haciendo un trabajo personal a travs de los arquetipos femeninos. En una meditacin, frente a una copa con agua, me result muy curioso per-cibir que algo me inquietaba. Era como si a la copa le faltara algo. As que abr los ojos y sent el impulso de meter un huevo de cuarzo en ella. Y me escuch a m misma decir: Eso es!. En ese momento sent que muy pronto llegara ese embarazo que tanto deseba-mos.

    Y fue unas semanas ms tarde en un viaje en crucero cuando recib la confirmacin de que estaba embarazada, tambin de una forma un tanto curiosa. Estaba algo revuelta, con mareos puntuales, pero mi consciente me deca que era algo normal, cuntas perso-nas no se marean cuando van en barco. Una noche so que iba a la consulta de la m-dica del crucero, una mujer hermosa, sabia y amable. Me sentaba delante de ella y antes de decirle ni una sola palabra me deca: T sabes muy bien que tu mareo no es por viajar en barco. Ests embarazada. Enhorabuena!. Aunque tuve que esperar unas semanas an para confirmarlo, mi mente subconsciente, que siempre tiene un contacto mucho ms

  • directo con el cuerpo, ya lo tena claro. Y yo sent esa certeza, ahora unos aos despus me encanta contarle a mi hijo esa forma tan especial de recibir la noticia de su llegada a mi cuerpo y a nuestras vidas.

    Esther Santiago Hernndez, 36 aos, mam de Nohan, psicloga y musicoterapeuta.

    Pinto, Madrid (Espaa)

  • EL EMBARAZO,

    ME PREPARO PARA SER MADRE...

    CMO VIV MI EMBARAZO

    Cada uno de nosotros sabe en un nivel celular profundo cmo nuestra madre se siente como mujer, lo que ella cree acerca de su cuerpo, cmo cuida su salud, y lo que cree que es posible en la vida ... Si estaba temerosa, ansiosa, o profundamente infeliz en su embarazo, nuestro cuerpo lo sabe. Si se senta segura, feliz, y satisfecha, tambin lo sentimos.

    Dra. Christiane Northrup

    Antes de quedarme embarazada pensaba que este perodo de la mujer era como una poca de estado de gracia. Me fijaba en las que ya haban iniciado esta etapa de prema-

  • m, con sus redondas barrigas, y tenan un halo tan mgico y radiante, que crea que de-ban sentirse especiales.

    A los veintisiete aos me qued emba-razada de Roger y no encontr el estado de gracia por ningn sitio. Vomit a menudo du-rante los cinco primeros meses y sufr de le-ves mareos durante todo el embarazo. Cuan-do me qued embarazada de Alba la cosa no fue diferente a nivel orgnico. Ms mareos, ms vmitos y mucho ms cansancio y debi-lidad. Un da llegu a pensar incluso que no saldra, que me morira. Ese da comenc con vmitos continuados por la noche, una vez, dos, tres, cuatro, seis, doce Llegu a contar en una hora siete paseos al lavabo, y siempre consegua echar algo de mi cuerpo aunque no hubiese ingerido nada. Fue increble. An recuerdo claramente la sensacin, como si fuese ayer, de estar sentada en el suelo del bao, abrazada a la taza del vter, pensan-do que si segua as no iba a poder resistirlo. En mi vida me haba sentido tan dbil y tan mal, me dola todo el cuerpo especialmente el estmago, tena la trquea ardiendo y no poda ms. Llevaba muchos das pasndolo mal pero aquellas horas que llevaba as eran

  • el colmo, quiz debera haber ido al hospital, pero era de noche, tena a mi hijo de dos aos durmiendo a mi lado y no tena con quien de-jarlo. As que le ped a mi marido que me pre-parase una botella de agua de mar isotnica para hidratarme y con mucha paciencia iba bebiendo sorbito a sorbito.

    Poco antes de pedirle a mi marido el agua de mar estaba en el cuarto de bao, vi-viendo uno de los peores momentos del em-barazo, llorando de puro cansancio. Pensaba en esos momentos que yo tena que poder con el embarazo, que tena que llegar al final en esta carrera de fondo y quera llegar bien junto a mi hija. Sent en esos momentos mucha fuerza y determinacin y si bien no saba qu iba a pasar en el camino, tena la certeza de que yo estara dispuesta a luchar por las dos.

    Creo que fue por mi decisin, entre otras cosas, que a partir de ese momento em-pec a encontrarme mejor. Todo pasa y llega a su fin, y en general me queda un buen re-cuerdo de ambos embarazos ya que aprend muchsimo en el transcurso. Y ambos fueron el revulsivo inicial que me permitieron con-vertirme en la mujer que soy hoy da, mucho

  • ms consciente, valiente, realista y capaz.

    Elisabet Fernndez Ruiz, 31 aos, mam de Roger y Alba, consultora y terapeuta holstica.

    Tortell (Espaa)

    El embarazo fue todo un viaje de reencuentro con mi cuerpo, llevaba algunos aos hacien-do danza y Yoga, pero jams haba sentido mi cuerpo tan poderoso y tan vivo. En m desper-t la consciencia de la vida, los rboles, las flo-res, las aves y sus cantos, las mariposas y todo lo que se manifestaba de la vida en la tierra me conmovan profundamente. Empec a sentir una fusin entre mi cuerpo, el cuerpo de mi hija, el de mi pareja y todo lo que habita la tierra. Cuidar de mi era cuidar de mi beb, como cuidar a la tierra. Las plantas de la casa comenzaron a crecer, a estar ms verdes. Mi cuerpo junto con el de mi beb creca, sen-ta, el amor hacia todo se manifestaba con el slo hecho de sentir los movimientos de Ma-ra dentro de m.

    Lila, 25 aos, mam de Mara. (Mxico)

  • Al principio cuando me enter que estaba embarazada slo quera abortar. Mi parte ra-cional me deca que no poda tener un hijo con una persona que apenas conoca en la intimidad y con las circunstancias econmicas restrictivas.

    Sin embargo, el da que me realic la primera ecografa mi gineclogo me aconse-j que reflexionara sobre abortar puesto que no era coherente querer abortar y proteger el estado psicofsico del feto. Y vamos si re-flexion, me hice hasta un DAFO de esos que tanto practiqu en la carrera de Trabajo Social para tomar con conciencia el compromiso de ser madre. Desde ese momento viv mi emba-razo con consciencia, me comuniqu con pro-fundidad con mi beb y disfrut de cada eta-pa. Cuidando mi mente y mi cuerpo aunque viviendo con tristeza la ausencia de un padre que cada vez se haca ms evidente que no quera asumir este compromiso.

    Almudena, 37 aos, mam de ngel, trabaja-dora social y profesora de Yoga. Los Abrigos,

    Tenerife(Espaa)

  • Mi situacin emocional a lo largo del embara-zo no fue fcil, me embarac a los tres meses de estar en una relacin, bella y chispeante, me embarac enamorada y me embarac sin planearlo de un hombre algunos aos mayor que yo. l acababa de perder a su padre y una relacin de siete aos, de la cual an no es-taba desenganchado. Esto hizo que la deci-sin de continuar el embarazo no fuera fcil. El amor y la vida se impusieron ante la confu-sin mental y emocional. El embarazo fue sa-ludable salvo mi presin que bajaba mucho. Yo segu mi vida bailando, dando clases, has-ta que a los siete meses, un sangrado fuera de lo comn me hizo parar e irme a mi casa a ordenar el nido, tanto interno como externo, a descansar, a conectar con mi beb y con mi cuerpo, a prepararme para dar a luz.

    Alhel Prez, 38 aos, mam de Layla Yumari. (Mxico)

    Qued sin aire. En un estado de profundo y absoluto silencio. Suspendida en una burbu-ja. Todo se detuvo en ese mutismo. Todo co-menz a girar ms lento. Flot dentro de esta burbuja durante nueve meses.

  • Me costaba mucho ubicarme en el tiempo y el espacio. No era duea de mis emociones y sin embargo avanzaba dentro de esa burbuja, en ese silencio, en ese hacer-se todo ms lento. Todos esperaban de m cosas distintas, lo que normalmente deben hacer las mujeres que estn embarazadas. Yo sonrea poco. Mis ojos redondos y nostlgi-cos eran ausentes.

    Dos amigas contemporneas estaban tambin embarazadas. Cada nio con un mes de diferencia. Sent un gran alivio de poder compartir este suceso paralelamente con dos grandes amigas. Tres procesos distintos de maternidad. Yo no poda entender ni co-nectar ni sentir lo que ellas me expresaban. Muchos me sealaban porque no poda mirar de otro modo, sentir de otro modo, respirar de otro modo ni vivir como mariposa de flor en flor. Qued sin voz. No poda interiorizar mi nuevo estado. Estaba en una gran burbuja de silencio que hacia involuntariamente todo ms lento y desde que me recuerdo he gira-do en mil revoluciones. Pero aquella burbuja en la que me senta suspendida me obliga-ba a ir en cmara lenta. No poda controlar mis emociones, cualquier cosa era ms fuerte

  • y haca un gran ruido, por ejemplo el sueo que se apoderaba de m sin darme cuenta. Por ejemplo las lgrimas que brotaban sin razn. Algunos callaban por prudencia. Otros murmuraban sobre lo extraa que era. Me ob-servaban como a una extraterrestre y as me senta algunas veces frente a mis preguntas sin respuestas. Afortunadamente haba un cmplice, mi compaero, la palabra fecunda me acompaaba y con una sonrisa cargada de ternura pareca entenderme. Esto era un oasis de gran fortuna pues mi olfato estaba increblemente sensible y perciba cualquier olor a largas distancias. No soportaba el olor de ningn otro hombre diferente a este abra-zo que me acompaaba y consolaba en silen-cio de da y de noche. Diariamente me preguntaban, Puedo tocar? Ya se siente? Ya se mueve? Yo no po-da sentirlo, en realidad no poda creerlo. Casi no se notaba. Pensaba que tal vez dorma pro-fundamente. Me senta perpleja y curiosa.

    Me senta una nia que tmidamente intenta introducir muy lentamente su pie des-calzo en el lago profundo, misterioso y que observa si alguien la mira.

  • Es que no me lo esperaba. Lo cre su padre con su palabra fecunda. Lo cre una noche fra frente a una fogata en medio de un bosque oscuro, acompa la palabra con su armnica y con sus ojos de miel que endulza-ban el olor del viento. Naci de la palabra an-tes que de la carne. Las estrellas, fecundaron la palabra mucho antes de hacerse semilla. Haba escuchado que cada ser nace del sue-o y el anhelo de su madre. Puedo decir que mi hijo ha nacido de la palabra de su padre cuando yo ya haba perdido el sueo y el anhelo era lejano tras dos prdidas justifica-das medicamente y sin mucha esperanza.

    Soamos con milagros pero cuando ocurren quedamos mudos. Me senta una nia asustada y taciturna. A la vez senta una llama sagrada dentro de m que anunciaba una gran transformacin, el asomo de una Mujer-Loba fuerte y valiente que ahora tena una manada por la cual podra dar la vida.

    Mi hijo naci de la palabra de su padre y de mi silencio. Me costaba mucho hablar-le. No poda creer nada de lo que pasaba, ni cuando vea la ecografa, simplemente no lo

  • creani cuando de repente comenz a cre-cer y mutar todo mi cuerpo me senta ex-traa. No poda conectarme y muchas veces en soledad mi elipsis se transformaba en es-truendosa culpa.

    Todo esto pasaba de modo incom-prensible. Apareci algo que lo cambi todo. Una gran excepcin; En la cita de control m-dico, por primera vez, en un aparato amplifi-cador escuchaba el sonido del tambor de su corazn dentro de m un sonido galopan-te y fuerte era el sonido de la vida misma con toda su imperiosidad. Entonces senta el llamado, entonces ese sonido haca eco per-manente en mi corazn y retumbaba todo dentro y fuera expandindose y esta msi-ca me llevo a un nuevo mundo al encuentro conmigo misma. A una bsqueda sagrada, a recorrer un camino para llegar a m misma, era la antesala para mirar y sentir este nuevo ser y su significado. No tena idea de lo que ocurrira tras el miedo.

    Era el sexto mes de gestacin, aun no poda hablarle, era mucho ms sencillo para su padre leerle un poema, hacerle chistes, saludarlo, tocarle un instrumento y cambiarle

  • cien veces el nombre en un da, yo solo me rea y an me senta extraa. No tena idea de cul sera su nombre, no crea an que dentro de mi pudiese haber un ser que al llevar un nombre se convierte en persona. No tena un solo paal comprado, ni senta temor del par-to ni emocin por el baby shower y los prepa-rativos y listas interminables de pendientes en el que andaban mis amigas embarazadas.

    Yo prefera resguardarme en mi casa, en mi sigilo y con mi compaa ms cercana y aromatizada. Para bailar, cocinar, darme ba-os interminables de agua caliente, caminar desnuda en casa y as mismo bailar zamba y disfrutar el nico lugar donde me senta plena y sin murmuraciones ni miradas. Donde dis-frutaba mi increble metamorfosis. Intentando escuchar aquel galopante sonido sin poder conseguirlo observaba durante largos ins-tantes mi cuerpo cambiante.

    Al mismo tiempo, mi sentido de res-ponsabilidad aument a su nivel ms alto. Todos los cuidados al orden del da, vitami-nas, comida sana, y excelentes hbitos hacan parte de mi vida ahora, una fuerza me mova instintivamente a hacerlo.

  • Pero entraba al mes octavo y aun no te-na ni el nombre de mi primognito varn, ni paales, ni poda hablarle a mi barrigota. An continuaba sin creerlo completamente, para m era el misterio ms increble del universo.

    Sucesos inesperados sacudieron mi burbuja y necesitaba escuchar esa msica de ese tambor de fuego. Aoraba y propona visitas a la ginecloga para escucharlo una y otra vez hasta interiorizarlo y llevarlo conmigo cada instante. Este sonido me curaba. Me sa-naba. Era un encuentro con algo fuerte y sa-grado.

    Este sonido fuerte era una clave tonal que hacia vibrar algo dentro de m y encen-derse. Acud al llamado. Inicie esta bsqueda hermosa, de lectura, de conexin con todo a seguir el sonido y el camino que me seala-ba. Inici paso a paso lentamente y todo flua comenc a escuchar mis latidos a danzar con este tambor todo era un puente necesario, inici Yoga, asist a terapias de reiki y a cere-monias de temazcales, comenc a pintar un mandala hermoso para l que hoy adorna su espacio.

  • Todo comenz a fluir con el impulso de este tambor, el camino se haca hermoso, a mis pasos brotaban personas hermosas, un camino acompaado de mujeres todas ma-dres de todas las edades, sabias y fecundas, me ensearon a escuchar cuencos tibetanos y hasta mi propia voz, mi propio latir, compar-tieron conmigo su sabidura como madres y me llevaron a lograr conectar a ser parte de la creacin, fue un renacimiento y pude hacer-lo. Pude comenzar a llamarlo por su nombre, de la manera ms hermosa comenc a soar y escuchar la fuerza de este latido en mi interior. Cerca del nacimiento en un sueo muy bello sent a m hijo, no lo vi, lo pude sentir y me revel su nombre: Alejandro. No haba duda. Ese era su nombre. Valiente, Fuerte, Poderoso El grande y fue l quien me susurr al alma y allan el camino para llegar y hacerse carne. Ahora poda verlo claramente desde la bur-buja en perfecta perspectiva.

    Brisa, 35 aos, mam de Azul, Medelln (Co-lombia)

    Durante el embarazo, la conexin con el beb fue surgiendo con mucha lentitud.

  • No me desesper ni me esforc, viv y valo-r cada situacin. Con mi panza tambin cre-can incertezas y dudas. Busqu mantenerme tranquila y fui descubrindome en un nuevo formato, una nueva diosa apareca y se iba apoderndose de m. Al ir descubrindome, empec a sentir la necesidad de diferenciar-me de lo que no coincida conmigo (tena en claro qu cosas no me agradaban por algn motivo), fui aislndome de los comentarios de experiencias ajenas donde no coincida ideolgicamente y buscando transitarlo a mi manera. Si bien todo conocimiento nutre, senta que ciertos comentarios me hacn cier-to ruido interior.

    Es tan diferente el embarazo para cada mujer. En mi primer trimestre me dorm todo. Infinitas horas, solo as lograba mantener mi rutina diaria. Saba lo que estaba viviendo, y si bien no dudaba, tampoco demostraba felici-dad. Conexin? Cero. Ni siquiera quera en-frentar la situacin de contarlo y menos que menos recibir las felicitaciones! Decir que estaba embarazada era reconocer que haba tenido sexo. Es obvio que las parejas adultas mantienen relaciones sexuales, pero no lo an-damos gritando por ah. Si me preguntaban

  • si lo haba buscado, entonces tena que reco-nocer que haba tenido mucho sexo, si eso quera saber? Si se alegraban por mi emba-razo se alegran de que me est por defor-mar, se alegran de saber que tuve sexo, o que ya no voy a poder hacer lo que quiera? Me surgan muchas dudas de las frases que escu-chaba. Y, sobre todo, me daba vergenza! S que en las preguntas haba buena intencin, pero no poda evitar sentirme muy incmoda.

    El segundo trimestre fue de mayor ple-nitud, ya era evidente mi embarazo y no me felicitaban tan regularmente. Con ciertos re-caudos logr hacer muchas cosas y disfrutar-las sin miedos. Viajamos, lider una campaa de investigacin en la Patagonia, me fui de campamento, bail, camin, prob comidas nuevas... Llev adelante mis proyectos, saba que deba aprovechar mi independencia. En las ecografas, hasta ese entonces, prefera no mirar la pantalla. Saber que todo estaba bien era suficiente. Me decan que disfrutara la co-nexin, pero no entenda a que se referan.

    En un recital de cuencos tibetanos sen-t que el cachorro se mova por primera vez. Si bien me alegr, tambin me sent poseda.

  • Esta ambivalencia me acompa hasta el fi-nal del embarazo. Fue por eso que empec a indagar sobre qu estaba pasndome, pero con una mirada ms fisiolgica y de autoco-nocimiento que d cmo va el desarrollo. Y claro, las pginas sobre maternidad no me ofrecan nada de lo que buscaba. Sent que esas pginas y libros me trataban como una tonta que entiende poco de su cuerpo, a la que hay que decirle todo como a una nena pequea. Entonces, busqu por otros lados. Y de a poco fui encontrando informacin que me inform de la manera que necesitaba. B-sicamente eran blogs de mamas o de doulas. As, de la fisiologa pas a la neurobiologa, al parto respetado, a valorar el cuerpo, a enfren-tar los miedos y las sombras, a buscar lo na-tural. No eran autores que hablaban de algo que les pasaba a los dems, sino relatos de mujeres y sus experiencias. Cientficos que intentaban encontrar explicaciones a las re-laciones que vean o ellos mismos sintieron. De esta manera, con cada movimiento del cachorro en mi vientre se me sacudan ideas previas y rompan estructuras viejas y sociales. Pero fueron cambios muy internos, que tard mucho en asimilar y ms en reconocer. Yo, la que no iba a tener hijos, disfrutar del em-

  • barazo? Ja! De ninguna manera iba a reco-nocrselo fcilmente a nadie. Tal vez por eso, del estado de desconexin pas a una sutil e intermitente conexin, y sobretodo, muy nti-ma entre mi panza y yo. Creo que respetar mi propio ritmo y evitar a rajatabla compararme fue una clave.

    El tercer trimestre coincidi con las vacaciones de verano. Muchos se fueron de vacaciones y yo segu con mis averiguacio-nes navegando en la web y auto-reconocin-dome, ya anticipando el futuro prximo. Di con informacin sobre el llanto en los nios y su necesidad de apego, de piel, de olor a mam. Descubr las telas de porteo y entend que eso era lo que yo necesitaba. Esa cone-xin por cercana que me permita movilidad. Siempre me pareci horrible el llanto de los bebs y los paps que no actuaban, la lejana que imponen los cochecitos de bebs. Com-prend que lo vea poco natural. Eso no pasa entre los dems mamferos.

    Pero mi gran punto de cambio fue des-cubrir que la placenta estaba mal ubicada e impeda la salida del cachorro por va vaginal, nos pona en riesgo. Esa fue una ruptura in-

  • terna, termin por doblegarme. Ah termin de entender que necesitaba comprender lo que ese ser que me bailaba por dentro me enseaba: calma y reposo, armona y char-la, reflexin y comprensin. Mi tristeza por el parto natural que no iba a ser y las explica-ciones para que l dentro mo no se angustia-ra, poner en palabras todo lo que senta y lo esperaba y tambin todo lo dispuesta a reci-birlo y cuidarlo que estaba, permitieron la co-nexin y el vnculo que debamos establecer. Cuando naci aun no saba todo lo que ya me haba cambiado al elegirme y dejarme ser du-rante esos nueve meses que lo llev dentro y sent crecer.

    Cecilia D, 38 aos, mam de Sachayoj y en espera de otro beb, biloga. Buenos Aires

    (Argentina)

    Eran tantas las ganas de tener a mi hijo ya, que la idea de estar embarazada no me gus-taba nada. Tuve sentimientos contradictorios. Al principio recuerdo que lo pasaba fatal, no quera estar embarazada, no quera pasar por ese proceso.

  • Cuando empez a moverse, me senta incmoda sabiendo que tena alguien dentro de m. Me daba repels. Pero con el tiempo, si no senta que se mova, me volva loca pen-sando si estaba bien. En uno de sus estira-mientos vi como sobresala la forma de una manita en mi barriga y me alter tanto, que no quera tenerlo ms en la barriga. Soaba con tenerlo ya entre mis brazos. Pero al mis-mo tiempo, me gustaba cogerme la barriga y abrazarla sabiendo que dentro estaba mi hijo.

    El embarazo se me hizo eterno, me sen-ta impaciente y no quera estar tanto tiempo embarazada. Quera tener a mi hijo ya.

    Tina, 30 aos, mam de Enrique. (Suiza)

    Recuerdo el momento de la confirmacin: en-valentonada, asustada, expectante, ilusiona-da, asustada.y casi todos los adjetivos que terminan en -ada. Domingo, 9 de la maana, Clear Blue en el lavabo, yo en el saln, el pap vigilando el test...Y Embarazo 2-3 semanas, el pap se acerca, me mira y me dice que s! Cara de sorpresa, y abrazo de fusin. En ese momento sent que firmaba un contrato de preocupacin de permanencia vital don-

  • de la primera clusula era estar bien todo dentro del saco? Lo siguiente que recuerdo es sentarnos y preguntarnos Y ahora qu se hace?, como dos nios que acaban de des-cubrir un tesoro.

    El embarazo lo viv muy ilusionada, emocionada y alucinada con que el cuerpo humano pudiera crear vida de esa forma. En-tend que realmente esto era el milagro de la vida, porque tenan que darse tantas circuns-tancias para que el espermatozoide fecunda-ra el vulo y todo empezara a marchar. Los primeros tres meses se vieron enturbiados por las famosas nuseas, pero aun as me en-contraba tan feliz de haberlo conseguido (en esa poca la felicidad la demostraba desde el sof de mi casa sintiendo un revuelto cons-tante). La expectacin fue una nota comn en todo el embarazo, nuevas sensaciones, agra-dables, menos agradables, alguna preocu-pacin del tipo madre ma, he comido una albndiga un po