mam abuela

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  • 7/31/2019 Mam Abuela

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    Danilo Vsquez | Edicin 1985

    MAMABUELA

    El sudor se desliza como cascada por los surcos de su octogenario rostro. Un

    soldado causa alboroto con sus botas al caminar por la vereda que est frente a su

    casa. Ella busca al causante del ruido con sus ojitos de guacalcha mortecina. En el

    rbol de almendras que tiempo atrs haba sembrado, un chucho se desahoga

    desmesuradamente. Los cipotes que juegan a la guerra en el patio lateral de la casa,

    ren de ver al chucho malicioso, que tranquilamente baa al inofensivo arbolito. De

    cuando en cuando se levanta apoyada en un bordn, a espantar a las cabras que llegan

    a comerse las hojas del rbol, que ella cuida como a su propia vida.

    Sentada en una vieja silla de madera, en el corredor de la casa, pasa largas

    horas divisando el paraso de la nada. Con un abanico improvisado de pedazos de

    cartn, se da brisa, ahuyentando momentneamente al producto de la despiadada

    deforestacin...

    Hblenle a Jorge por telfono y, dganle que venga a llevarme...! Es el calor

    sofocante lo que la agobia; y su anhelo de estar en la otrora glida Santa Tecla.

    Desesperada se levanta de la silla y apoyndose en su bordn, golpetea a los lados

    para no tropezar... Edgardo!le grita a su bisnieto- Buscame la toalla! Queriendo

    paliar el semejante calor, se refugia en el bao. Guacalada tras guacalada de hirviente

    agua, no mitiga el fogaz que siente la octogenaria anciana. Como pueblo trrido,

    despus de haberle cado una espordica tormenta, sale del bao, exhalando vapor.

    En la monotona de su exasperante rutina, recuerda a veces, canciones que su

    primera maestra le ense: Una casita de toscapiedra, junto a la margen de un

    manantial, donde florece la verde yerba... Y elevando hacia el cielo su cabecita de

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    Danilo Vsquez | Edicin 1985

    bosque ceniciento, mira con sus ojitos de guacalcha mortecina, el paraso de la nada. Y

    suspirando, rememora nostlgicamente, un pasado que jams volver... Una casita de

    toscapiedra...