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    1/518|mujerhoy | 25 de octubre de 2014

    Mundo

    AsVIVElaNobel que va alinstituto

    En su casa de

    Birmingham, con

    su padre, Ziauddin

    Yousafzai; su

    madre, Tor Pekai; y

    sus hermanos, Atal

    y Khushal. La

    fotografa

    pertenece al libro

    Malala, mi historia,

    que acaba depublicar Alianza.

    MALALA

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    2/525 de octubre de 2014 |mujerhoy | 19

    MMalala Yousafzai estaba enclase de Qumica cuando seenter de que haba ganadoel Premio Nobel de la Paz, elpasado 10 de octubre, y all sequed. No quedara muy bienque la chica a la que dispara-

    ron por querer ir al institutono se sacara la Secundaria,

    comenta con sentido del hu-mor. De hecho, segn ella, delas 10 asignaturas que tiene

    este ao, la nica que se le dabien sin tener que esforzarsedemasiado es la de Religin,

    porque para esa clase solo

    hacen falta opiniones, y yo

    tengo un montn!, dice.

    Una superviviente

    Al observar con qu facilidadpasa de intervenir en los fo-ros polticos de medio mun-do a hacer los deberes en sucuarto de Birmingham (Ingla-terra), es fcil olvidarse de quehace dos aos estaba luchandopor su vida en un hospital dePakistn, despus de que untalibn le disparara a la cabe-za mientras volva a casa enel autobs escolar. Afortuna-damente, lograron extraerle labala. Su madre llora muchasveces cuando la mira porque,

    desde entonces, ha experimentado una recuperacin milagro-sa. Cuando volvi en s, el oso de peluche blanco que haba enel alfizar de la ventana lo vea verde, porque su visin era tannebulosa como un recuerdo. Se llama Junaid, en honor al ciru-

    jano militar pakistan que le sac la bala de la cabeza.En su modesta casa al norte de Pakistn, en el hermoso valle

    del Swat, tena estanteras repletas de trofeos de plstico a lamejor de su clase, adems de los libros de la saga Crepsculo,

    Anna Kareninay un estuche de vdeo de Yo soy Betty, la fea.En el exterior estaba el cuarto de bao en el que, segn

    La chica pakistan que estuvo a punto demorir en un atentado talibn por ir a la

    escuela va a recibir el Nobel de la Pazcon 17 aos. Ahora se codea con lderes

    mundiales, pero sigue odiando madrugary escucha a Justin Bieber. La periodista

    Christina Lamb, coautora de su biografa, habla con ella en exclusiva.

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    Cuando vea a un nio buscar en la basura, rogaba a su padreque le acogiera en clase. Tena 10 aos cuando los talibanes sehicieron con el poder en el valle. Al frente de ellos estaba unhombre llamado Mullah Fazlullah, ms conocido como RadioMullah por sus discursos a travs de las ondas. Lo primero

    que hicieron fue prohibir que las mujeres fueran al zoco. Luegollegaron las condenas a muerte a las chicas por el mero hecho

    de bailar y las bombas en las escuelas.

    Entre el examen y la muerteCuando dictaron que todas las nias y jvenes tenan que dejarde ir a la escuela, Malala se neg a guardar silencio. Desde elanonimato, comenz a escribir un blog en urdu para la cadenabritnica BBC, en el que hablaba de la vida bajo el rgimen delos talibanes, y luego decidi dar la cara pese a las amenazas.

    En 2009, el ejrcito de Pakistn intervino en la zona. Las es-cuelas volvieron a abrir, pero los talibanes no llegaron a irse deltodo. Malala segua recibiendo advertencias peligrosas, pero nose amedrent. El 9 de octubre de 2012 recibi un disparo en la

    cabeza. Lo ltimo que recuerda es que cogi el autobs tras hacerun examen de Lengua y que iba cantando. Yo la conoc poco des-pus de que saliera del hospital, en enero del ao pasado. Un dadesapacible de nieve, Ziauddin, su padre, me invit a pasar alpiso alquilado de un alto edificio de Birmingham, donde vi-

    ven como refugiados. La puerta se abri y una diminuta figura,vestida con un shalwar kameez[vestimenta tpica de Pakis-tn] rojo y floreado, entr arrastrando los pies y portando unabandeja con tazas de t.

    me ha contado, haba unespejo donde se miraba an-helando ser ms alta. Por esome re el da del anuncio delpremio cuando, al acercarseal micrfono para hablar, lo

    ajust diciendo: Dondequie-

    ra que vaya, la tribuna es msalta que yo. Pero a quin leimporta su estatura? Con 17aos, se ha convertido en lapersona ms joven en ganarun Nobel [que comparte conel activista indio por los de-rechos de los nios Kailash

    Satyarthi]. Es un principio yun estmulo para seguir cre-yendo en m misma, apunta.

    El impulso del NobelSu fama traspasa ideologas,profesiones y pases. En lo

    que llevamos de ao, se ha

    reunido con la reina de Ingla-terra, Bill y Hillary Clinton, lareina Rania de Jordania y el

    exfutbolista David Beckham.Ha recibido consejos sobre

    poltica del presidente de Es-tados Unidos Barack Obama(No tengas prisa) y ha toma-do el t con la actriz Angelina

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    Jolie. Pero cmo ha logradouna chica a la que le cuestalevantarse por las maanas (yque proviene de una culturaen la que las mujeres estn

    en un segundo plano) ser unafigura mundial? El culpable,

    en gran medida, es su padre,Ziauddin Yousafzai, a quien

    Malala agradece no haber-

    me cortado nunca las alas.Yousafzai creci en una

    aldea tan pobre que daban

    las clases debajo de un rbol.Aquello le hizo decidir que,

    algn da, abrira una escue-la. Con el tiempo, logr inau-gurar un humilde centro en

    Mingora. Cuando Malala na-

    ci, tuvo claro que su hija re-cibira el mismo trato que unnio, pese a que en la culturapastn la llegada al mundo deun varn se celebra con rega-los y disparos al aire, y la delas nias se esconde.

    Malala pronto desarro-

    ll pasin por la enseanza.

    Cuando naci, su padre decidi tratarla y educarla igual que a unhijo, y ella se lo agradece: Nunca me ha cortado las alas.

    Una lderde 17 aos

    A la izq. Malala

    recibe del

    cantante

    Bono

    el premio

    Embajadorade Conciencia

    de Amnistia

    Internacional.

    A la derecha,

    arriba, tras

    recibir el premio

    Premio Sjarov

    del Parlamento

    Europeo en 2013.

    Debajo, en el

    centro, en su

    primer discurso

    tras el atentado,

    en julio de 2013,

    en la sede de

    Naciones Unidas

    y, saludando a la

    reina de

    Inglaterra en

    Buckingham

    Palace.

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    19noviembre2014Crculo de Bellas Artes, Madrid. c/Alcal, 4212:00h-20:00h

    Mundo

    Su iPod es un regalo de Bono y el collagede la pared de su cuartoes obra de Shiloh, la hija de Angelina Jolie y Brad Pitt.

    Yo soy Malala, dijo, y unasonrisa ilumin su rostro. Soncomo si hubiera sufrido unaapopleja, porque el disparo lehaba daado un nervio facial.Aqu siempre es invierno?,

    pregunt, e hizo un gesto paraque me sentara a su derecha,pues tena el tmpano izquier-do destrozado. Me detall quela bala haba atravesado el la-teral de su prpado izquier-do y haba descendido por sumandbula hasta acabar bajosu hombro izquierdo. Podrahaber perdido el ojo y no te-ner ahora ni ojo ni cerebro.

    Fue un milagro. Siento que

    se me ha concedido una se-gunda vida para ayudar a losdems, explica.

    Y es cierto que su coraje

    ha servido de inspiracin entodo el mundo. En la actua-

    lidad, ella, sus padres y sus dos hermanos pequeos siguen

    viviendo en Birmingham, pero en una casa grande repleta de

    premios. El iPod que maneja es regalo de Bono, el cantante deU2; el collage que tiene en la pared de su cuarto es de Shiloh,la hija de Angelina Jolie y Brad Pitt. Hasta Madonna le ha de-dicado una cancin. El ao pasado, cuando cumpli 16 aos,se coloc una fotografa suya en el puente de Brooklyn (Nueva

    York) y fue ovacionada en la sede de la ONU.

    La pacifista que pelea con su hermano

    Con todo eso y mucho ms, ella sigue teniendo todava los piespegados a la tierra. Esto es as, en gran medida, por su familia.Por ejemplo, su hermano pequeo, Atal, al que llaman la ardi-lla por sus ojillos brillantes y su carcter revoltoso, le pregun-

    ta a menudo para picarle: Pero t realmente qu has hecho,Malala?. Es ms, hace poco se pelearon porque l le cogi suiPod sin permiso y, cuando Malala le recrimin su conducta,l contest: Yo tambin vivo en esta casa, sabes? Esto es

    como una prisin, en la que todos estamos solos por tu culpa.La gente dice que eres la chica ms valiente del mundo, pero

    yo te digo que eres la chica

    ms cruel del mundo! Nos has

    trado hasta aqu y ni siquierame puedes dejar tu iPod. Noes justo. Con Khushal, su otrohermano, de 15 aos, discutetambin todo el tiempo. Comoocurre en cualquier familia.

    Malala es un caso perdido ala hora de madrugar, le gustabailar al son de Justin Biebery contar chistes. Tambin ledivierte ver cmo a la gentele da dentera que le crujan las

    rodillas. Si le preguntas culconsidera que es su mayorlogro, te dir que haber

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    conseguido que su pa-

    dre prepare el desayuno. Se

    pas un ao entero metin-

    dose con l por ser capaz derecorrer el mundo de punta

    a punta hablando de los de-

    rechos de las mujeres paraque luego, en casa, lo hicierantodo su madre y ella. Tambin,por primera vez en su vida, yaunque lo odie, hace la com-pra. Me he convertido en unamujer, refunfua en broma.

    Y no es el nico cambio. Sumadre, Tor Pekai, era analfa-beta, pues apenas pudo ir a laescuela. Hoy acude a diario

    a una academia para estu-

    diar ingls y aprender a leery escribir.Para la familia no ha sido fcil aclimatarse a su nueva vida

    en la segunda ciudad ms importante del Reino Unido, tan lejosde las montaas de su tierra. Hace un ao pensaba que no lobamos a conseguir me reconoci Malala hace poco. Perohoy empezamos a sentirnos como en casa. Incluso, he dejadode quejarme por la lluvia. An mantiene contacto por Skypecon Moniba, su mejor amiga en Pakistn. Cuando me hablade las fiestas, deseara con todas mis fuerzas estar ah, apun-ta. Y tambin habla con Shazia y Kainat, las otras dos vctimasdel tiroteo, que han logrado una beca para estudiar en Gales.

    Su sueo es polticoEn Inglaterra, Malala ha hecho amistades con las que a vecessale a la bolera o a jugar al bdminton. Conversamos en losrecreos, pero a ellas les gusta ms hablar de novios y yo pre-fiero leer Time y The Economist, explica. Mientras sus com-paeras pasaban las vacaciones en la playa este verano, ellaviaj a Siria para visitar los campos de refugiados y, de ah,

    pas a Nigeria para denunciar el calvario de las estudiantes

    secuestradas por los islamistas desde abril. Pero los estudiosson prioritarios. Siempre hace los deberes antes de redactarlos discursos con los que sigue su campaa de denuncia porlos 57 millones de nios sin escolarizar en el mundo.

    Confiesa que los estudios le suponen un esfuerzo tremen-do. En mi antiguo instituto todos me consideraban inteligentey crea que siempre sera la mejor de la clase. En mi pas so-lemos escribir muchsimo en los exmenes, as que puedes

    poner lo que te d la gana, pero en Inglaterra las preguntas

    muchas veces son ms largas que las respuestas. Lo que quie-ren comprobar es si has entendido los conceptos, puntualiza.

    Le gusta la Fsica, pero quiere estudiar Ciencias Polticas yFilosofa. Su sueo es convertirse algn da en primera ministrade Pakistn. Y no pierde la esperanza de volver al valle del Swatpara ver otra vez a mis amigas, a mis profesores, mi institutoy mi casa. Pero Fazlullah, el lder local de los talibanes que in-tent asesinarla, es ahora el jefe del movimiento integrista en

    La vida de esta

    arriesgada adolescente

    despierta inters en todo el

    mundo. Ahora publica su

    segundo libro, Malala, mi

    histor ia (Alianza Ed.) un

    relato estremecedor, escrito

    con Patricia McCormick. Su

    primera biografa Yo soy

    Malala,publicada en 2013 por

    la misma editorial, la escribi

    con la periodista que firma

    este reportaje y se ha

    convertido en superventas.

    Una heronade novela

    todo Pakistn, lo que hace anms arriesgado ese regreso.Puede que lleve un tiempo,pero estoy convencida de quealgn da ser posible. Me en-cantara poder llevar a cabo

    mi vida laboral en mi tierra,donde nac, y he prometido

    infinidad de veces que aca-

    bar trabajando para mi pasy colaborando para que nin-

    gn nio pakistan se quedesin poder estudiar.

    Cualquiera pensara que

    una chica embarcada en unacampaa a favor de la esco-larizacin femenina (y mas-culina) no debera despertar

    recelos. Sin embargo, a la vezque reciba las felicitacionesa lo largo y ancho del mundo

    por su Nobel, tambin llegabala condena por parte de mu-cha gente en su propio pas.Hubo compatriotas suyos que,en Twitter, pusieron en circu-lacin un hashtagcon la eti-queta #DileQueNoAMalala

    y, adems, pedan su cabeza.Malala y su padre son herra-mientas y tteres de Occidentedijo a la BBC Tariq Khattak,editor del diario Pakistan Ob-

    server. Es espa de EstadosUnidos. Y acab negando quehubiera recibido un disparo.

    Condenada a muerte?

    Puede parecer una locura, pero

    cuando estuve en Pakistn

    investigando para escribir milibro, mucha gente educada

    me espet: Por qu demo-nios hace usted tal cosa? Nosabe que todo es un fraude?.Pese a todo, logr entrevistar

    a los cirujanos que extrajeronla bala. El ao pasado, Malalavolvi a ser operada para re-parar el nervio facial daado.La intervencin fue un xi-

    to prcticamente rotundo, y

    le devolvi casi el 96% de lacapacidad motora. Aun as,

    cuando habla, hay una partede la boca que tira hacia abajo.

    Mientras los asesinos delEstado Islmico propagan su

    maldad y pretenden hablaren nombre de todo el Islam,Malala es la verdadera cara

    de los musulmanes mode-

    rados. Ella es la primera en

    afirmar que no es nica, quehay muchas chicas como ella.Pero, por una vez, y sin quesirva de precedente, tengo quediscrepar con ella.

    Los integristasdicen que esun ttere de

    Occidente ycuestionan su

    atentado.

    A las inglesasles gusta jugaral bdminton,

    yo prefieroleer The

    Economist.