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in duda, la mejor forma de conocer y descubrir un espacio natural es adentrarse en sus sendas y caminos. Vivirlo de cerca y disfrutar caminando de la belleza de sus paisajes y la serenidad de sus rincones. En La Rioja, el Parque Natural de la

Sierra de Cebollera, a unos cincuenta kilómetros de la capital riojana, es un paraíso para la práctica del senderismo y por ello, dentro de las denominadas actividades de uso público, se creó y acondicionó en el año 1999 la Red Básica de Senderos del Parque, con el trazado y señalización de seis recorridos de distinta longitud y dificultad que permiten conocer los diferentes lugares de interés natural, así como las poblaciones y edificaciones de valor cultural, ermitas, etc. Estos senderos, aunque no entrañan gran dificultad, sí que cubren distancias que van de los 9 a los 20 kilómetros de caminata por lo que requieren dedicarles de media una jornada. Pero hay veces que acudimos al Parque

Natural Sierra de Cebollera simplemente a disfrutar en tranquilidad de unas horas en la naturaleza apartados del mundanal ruido. Nos apetece dar un paseo aunque no disponemos de demasiado tiempo, vamos con niños de corta edad o, quizás no tengamos demasiadas ganas de hacer una marcha larga. Por ello, la Dirección General de Medio

Natural ha ideado una nueva modalidad de rutas, que ha denominado senderos autoguiados. Su peculiaridad radica en que son aptos para todo tipo de público, edad y forma física, y están pensados como un cómodo paseo de corta distancia. Estos nuevos senderos “La Senda de las Majadas” y “El Sendero de la Blanca” permiten, a través de itinerarios de menos de una hora de duración, conocer los aspectos más releventes de Cebollera. Para recorrerlos lo único que hace falta es obtener las publicaciones gratuitas que nos servirán como guías imprescindibles para interpretar lo que vemos desde las balizas que encon-traremos en los diferentes tramos. Los folletos están disponibles en el Centro de Interpretación del Parque, en Villoslada de Cameros; en el Centro de Interpretación de la Trashumancia, ubicado en la Venta de Piqueras; en las propias oficinas de la Dirección General de Medio Natural (c/Pradoviejo, 62 bis de Logroño) o también se pueden

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Por majadasy bosques

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El Parque Natural de la Sierra de Cebollera cuenta con nuevos senderos mediante los que el visitante puede descubrir dos elementos esenciales de este espacio natural protegido, su pasado trashumante y sus bosques. En estos nuevos recorridos se ha optado por la modalidad de “senderos autoguiados”, que no es otra cosa que recorrer la ruta con la ayuda de un folleto en el que se describen los puntos más destacados del trayecto con balizas numeradas. Ambas propuestas, “La senda de las Majadas” y “La senda de la Blanca”, son de fácil acceso y aptas para todo tipo de público.

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descargar desde el apartado de publi-caciones de la web de información ambiental del Gobierno de La Rioja (www.larioja.org/ma). Publicación en mano, calzado cómodo

y una mochila cargada de curiosidad y ya estamos listos para recorrer estas dos sugerentes propuestas ruteras. Con ‘La Senda de las Majadas’, el visi-

tante se traslada a la época de los pastores y tiene la oportunidad de pasear, por un paraje de espectacular belleza como son los alrededores de la Venta de Piqueras, salpicado por restos de la cultura trashumante tan propia de estas tierras serranas.En el otro nuevo sendero, el de La

Blanca, que transcurre junto a la orilla del curso alto del río Iregua, el senderista, acompañado por el rumor del agua y de las aves forestales, descubre la diversidad de los ambientes forestales que tiene Cebollera. Detengámonos con calma en cada uno

de estos recorridos y parémonos en cada una de sus balizas explicativas. Aunque, desde luego, esto tan sólo es un anticipo

sobre papel de lo que nos encontraremos cuando decidamos vivir de cerca estas sendas.

Vuelta a la época de los pastoresEn el entorno de la emblemática Venta

de Piqueras se ha acondicionado la ‘Senda de las Majadas’, un recorrido de apenas una hora de duración para pasear por los recuerdos de una época marcada por el pastoreo.Donde hoy hay bosques, en otro tiempo

hubo pastos, donde hoy sentimos calma, en otro tiempo estuvo el alboroto de los rebaños. Este paseo nos lleva por sendas y parajes que recorrieron durante siglos los pastores, una ruta para imaginar un paisaje que hoy vive en el recuerdo, el de la trashumancia.El punto de partida es la Venta de

Piqueras (N-111, km 272), conjunto arquitectónico situado en terrenos de la Hermandad de las Trece Villas de Came-ros, institución medieval de los tiempos de la Mesta que fue creada para explotar

en común los recursos del monte de La Pineda. Este conjunto histórico y cultural cuenta además con la ermita de la Virgen de la Luz, la propia Hospedería y el hoy Centro de Interpretación de la Tras-humancia. En tiempos de la Mesta esta zona se

convirtió en una propiedad comunal, La Pineda, donde pastaban los rebaños tras-humantes de las localidades de la Herma-nada de las Trece Villas. Aún hoy, esta ins-titución agrupa a todos los Ayuntamientos del Camero Nuevo y es la propietaria de este monte, de la venta y la ermita.Desde aquí, muchos pastores partían

en busca de unos pastos que no tuvieran que soportar los rigores del crudo invierno serrano y donde poder alimentar a sus rebaños. Estos hombres viajaban cada otoño hacia tierras de Extremadura, Valle de Alcudia y Andalucía. Hoy día, de esta actividad trashumante queda poco o casi nada, aunque lo que sí perdura es la herencia que la cultura pastoril dejó en nuestra región: una red de vías pecuarias, paisajes, templos, utensilios, leyendas y recuerdos.

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Los dos senderos autoguiados de Cebollera cuentan con un folleto que ayuda a interpretar lo que se ve durante el recorrido.

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Nuestra ruta comienza junto al Rollo de la Venta de Piqueras, un “obelisco” de piedra erigido en la ladera de al lado de la Ermita. En el siglo XVIII éste era el lugar y el símbolo de la autoridad jurisdiccional de la Hermandad. Allí mismo una señal nos indica el camino a seguir y encontramos el primer punto informativo del recorrido. Aquí, los pastores trashumantes se reunían a la partida y al regreso para organizar el viaje, repartirse las ovejas perdidas o dirimir diferencias personales. Una marca inequívoca de la propiedad

de este monte es el haya centenaria que se alza pocos metros después. A estos árboles se les trasmochaba dejándoles únicamente dos ramas, una vertical para alzar la bandera o pendón del propietario y otra rama horizontal, la horca, destinada a aquéllos que no respetaran la propiedad. Su presencia solitaria entre los pastos era suficiente para servir de advertencia a cualquiera. Pero el paisaje que vemos a

nuestro alrededor poco tiene que ver con la imagen de años atrás cuando la trashumancia estaba en pleno apogeo. Hoy ya no están los pastos y con el abandono del pastoreo, los

praderíos se cubrieron de matorral y más tarde de bosques. Pero la cultura pastoril tuvo mucho peso y aún perduran elementos como muretes de piedra, ermitas, chozos y majadas, todos ellos testigos pétreos de aquella época. Si miramos alrededor veremos unos cerramientos de piedra y pequeños refugios, estos son las majadas, que

servían para recoger el ganado y para que los pastores se refugiaran en sus turnos de vigilancia. El sendero prosigue entre el hayedo

y cruza el río Piqueras. La siguiente parada nos conduce hasta un chozo recuperado, una construcción de piedra y techo vegetal, utilizada por los trashumantes para resguardarse del frío. Tras cruzar de nuevo el río Piqueras por un puente de madera alcanzaremos el punto desde el que hemos partido, la explanada de la Venta.

El sendero del bosque La otra nueva ruta autoguiada que se

ha habilitado en Cebollera es la ‘Senda de la Blanca’, un paseo para descubrir el encanto y la magia del bosque. Este sendero, al igual que el anterior, puede hacerse sin grandes esfuerzos ya que apenas tiene un kilómetro de distancia y puede realizarse en menos de una hora. La Sierra de Cebollera es un enclave so-

bre todo forestal donde predomina el pino silvestre, el haya y el rebollo. Entre árboles con referencias mágicas y mitológicas, que ofrecen alimento y refugio a la fauna de la zona, en este paseo encontraremos toda la fuerza de la naturaleza, el rumor del río Iregua, buena sombra en verano al cobijo de las frondosas y un espectáculo de colores en otoño.Adentrarse en estos bosques, con la

calma propia de un atento observador puede constituir, sin duda, una gratificante e inolvidable experiencia. Para iniciar este paseo deberemos acudir

al área recreativa de la Blanca, un paraje muy conocido y concurrido donde se juntan las aguas del río Iregua y del arroyo de Puente Ra. Armados de nuestro folleto interpretativo, tomaremos el sendero que discurre y remonta el río Iregua por su orilla izquierda. La primera parada del camino es de situación. Por

un momento observaremos el paisaje que hay a nuestro alrededor y comprobaremos que por estos lares el pino silvestre es el rey. Tras el declive de la trashumancia, el pino silvestre colonizó de forma natural los pastizales. A partir de entonces, el principal aprovechamiento de estos montes ha sido la madera y una correcta gestión ha permitido conservar sus valores naturales. Pero los altos pinos no están solos,

La senda de las Majadas parte de la Venta de Piqueras y nos acerca hasta los restos de la cultura trashumante.

Chozo reconstruido.

La Senda de la BlancaDistancia: 1.000 metrosDuración aproximada: 45 minutosInicio y final: Puente sobre el río Iregua en la Blanca. Contenidos: 11 paradas balizadas recogidas en el folleto 'La Senda de la Blanca' disponible en el Centro de Interpratción de Villoslada y en la web www.larioja.org/ma Servicios: SEÑALES

FICHA DE LOS RECORRIDOS

La Senda de las Majadas Distancia: 1.700 metrosDuración aproximada: 1 horaInicio y final: Venta de Piqueras. Contenidos: 8 paradas balizadas recogidas en el folleto 'La Senda de las Majadas' disponible en el centro de interpretación de la Venta de Piqueras o en el Centro de la Trashumancia y en la web www.larioja.org/maServicios: SEÑALES

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en los lugares más umbríos surgen ahora pequeñas hayas que intentan abrise un hueco en este terreno que antes fue suyo.Y allí donde el ambiente se hace diverso

(laderas umbrías, cercanía a ríos, canchales o claros abiertos) aparecen otros árboles y arbustos que enriquecen el ecosistema, como el arce campestre que se sitúa en la primera parada del recorrido que nos ocupa. Lo reconoceremos por sus curiosas semillas en forma de hélice.Proseguiremos la marcha río arriba

acompañados en todo momento por el evocador sonido del discurrir del arroyo. En sus aguas, aunque muy probable-mente no lo podamos ver, vive uno de los mamíferos más discretos del parque, la nutria. Más sencillo que observar a la esquiva

nutria, nos resultará ver algunas especies vegetales también peculiares como el tejo. Y si de especies curiosas va la cosa, unos metros más adelante nos sorprenderá la presencia ondeante de unos líquenes que parecen tiras de tejido o pelo. Se trata de líquenes colgantes. Estos seres vivos, además de humedad, necesitan una buena calidad del aire por lo que resultan ser unos estupendos bioindicadores. En muchos bosques de Centroeuropa la contaminación los ha hecho retroceder. Aquí puedes respirar tranquilo, su exuberante presencia nos asegura un aire limpio.

Poco después llegaremos a un relajante lugar junto al río, donde el tilo que se alza ante nosotros aprove-cha la humedad del arroyo. Lo identificaremos por sus hojas en forma de corazón y sus peculiares semillas, las mismas que se usan en las infusiones relajantes. pequeño puente nos ayudará a cruzar el río y tomaremos ahora el sendero por la orilla derecha. Grandes árboles salen a nuestro paso, ejemplares viejos aunque llenos de vida ya que sus huecos pro-porcionan refugio a murcié-lagos y lirones grises, sirven de lugar de cría a aves como el carbonero palustre y su madera permite la existencia de insectos como la rosalia alpina, un pequeño insecto protegido y una verdadera joya de la fauna del parque. Pero los bosques no son solo árboles. También forman parte de su ser, los zarzales y las plantas trepadoras, los endrinos, los rosales silves-tres y los majuelos cuyos frutos hacen las delicias de garduñas, zorros y pequeñas aves como el camachuelo. Llamará nuestra atención

un enorme roble solitario y robusto que se eleva sobre un murete de piedra. No es un roble cualquiera, estamos frente a un roble albar, un árbol exigente y escaso. Es parecido a otros robles como el quejigo y rebollo, esos que forman el paisaje boscoso del Iregua entre Torrecilla y Lumbreras. Sin embargo, éste elige lugares de mayor humedad. Sus características hacen de él, el roble que nos acompaña en el tránsito del clima mediterráneo al atlántico. Como en este caso, es habitual encontrarlo mezclado con otras especies como el haya, al abedul o el fresno. Viendo este roble entendemos por qué en la mitología celta esta especie se asociaba a la fuerza. Nos vamos acercando al final de nuestro

recorrido. Cruzaremos de nuevo un

puente que nos acercará al punto de partida, a los praderíos de la Blanca y al cortafuegos con la siempre imponente visión de la calavera. Estas tierras de antiguos pastores y

nuevos bosques nos esperan... eso sí, como siempre, no olvidemos que en estos parajes el intruso es el hombre por lo que debemos dejar la menor huella posible de nuestra estancia.

CENTRO DE INTERPRETACIÓN

Villoslada de CamerosExposición permanente, servicio de información, itinerarios guiados y actividades educativas para escolares y grupos previa inscripción. Tel: 941 46 82 16Fax:: 941 46 82 24sierra.cebollera@larioja.org Abierto de 10 a 14 y de 17 a 19 horas. Excepto lunes no festivos.De octubre a junio sólo horario de mañana de lunes a jueves no festivos.

CENTROS DE INFORMACIÓN

CENTRO DE LA TRASHUMANCIA

Venta de Piqueras (N-111, km 272)Junto a la ermita de la Virgen de la Luz. Exposición sobre la trashumancia, actividades y visitas educativas, sede de la Hermandad de las Trece Villas. Tel: 941 46 82 16Fax:: 941 46 82 24sierra.cebollera@larioja.orgJulio, agosto y septiembre: de 12 a 18 horas (jueves cerrado).Resto del año: abierto fines de semana y festivos de 12 a 18 horas.

www.larioja.org/cebollera

Líquenes colgantes que se pueden ver en la Senda de La Blanca.

Ejemplar de roble albar.