Decir Maestro, hoy resuena en todos. Al menos en mí. Si en nuestras vidas no estuvieran ¿qué sería de nosotros? Ellos aparecen de pronto, y desde entonces nos ayudan a entender como sigue este camino. Nos abren la puerta a un mundo fantástico, repleto de nuevos milagros y de reliquias de todos los tiempos.

Maestro, hermoso regalo de la vida, gracias por abrir ante mis ojos la inmensidad misma. Por hacerme sentir en carne viva, lo que vos sabes. Por enseñarme todos los días un poco lo realmente importante.

Los hay de mil maneras y pobre de aquel que no los encuentre. Pobre de aquel chico, hombre o mujer que aun esperan ansiosos y confundidos el rumbo que solo un maestro sabe dar.

Claro que con estas palabras no me refiero solo a aquellos de guardapolvo… pero al pensar y verlos hoy, no tengo dudas que son un caso aparte… son aquellos que entre tizas, libros y niños nos van dando sus vidas. Es aquel que en la dura tarea de la escuela, deja lo mejor de sí cada día. Son aquellos, sin importar su materia, que se pone en el papel de puente e invita a sus alumnos a cruzarlo tomándolos fuerte entre sus manos y luego se desploma de alegría alentándolos a seguir creando sus propios puentes.

Con la mirada en el cielo y los pies en la tierra sueñas lo mejor para cada uno de tus niños. Divino tesoro que nos acompaña desde los primeros pasos fuera del nido, me pregunto ¿ cómo es que guardas tanta bondad y tanta paciencia para que aprendamos a captar el valor de las primeras letras de este mundo?

Con la mirada en el cielo y los pies en la tierra sueñas lo mejor para cada uno de tus niños. Divino tesoro que nos acompaña desde los primeros pasos fuera del nido, me pregunto ¿ cómo es que guardas tanta bondad y tanta paciencia para que aprendamos a captar el valor de las primeras letras de este mundo?

¿Es por tu alma verdad? Esa alma noble que no guarda rencor alguno, sí por nosotros has tenido a veces que sacrificar horas enteras con tu familia, con tus amigos y con tus problemas. Es tu alma la que nunca dejas de cultivar, porque sabes mejor que nadie, que aquel que pretende enseñar debe tener mucho para dar.

Maestro que amas enseñar y brindar tus conocimientos sin interés. Que lo haces porque amas al mundo y deseas verlo, día a día, superarse… No estás solo, piensa siempre que Dios nos ha puesto para mejorar el mañana, educando a cada niño para la libertad.