machu sunqasapa

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S eguía narrándome el mozalbillo. En los últimos meses se había convertido en mi mejor interlocutor. Este Nicolás era absolutamente diferente a aquel hosco y reservado que yo conocí hacía tres años, cuando llegué a Nuñoa, para hacerme cargo de mi plaza de profesor de literatura del colegio. Aquella tarde sus ojos rebosantes de alegría y el pergamino de su rostro se me figuraban el cáliz donde el sol escanciaba sus últimas lenguas de fuego. Bajaban de los cerros, llamas y ovejas precedidas por mugidos de bueyes aradores, cuyo eco se extendía entre los pajonales. El viento gruñón hacía de las suyas con las polleras y los sombreros de los campesinos; jugaba con la cabellera hirsuta de Nicolás e hinchaba a viva fuerza su poncho rojo-percudido colmado de agonía. Íbamos camino del pueblo. Algunas Feliciano Padilla Chalco T Maktillos escapaban profe. Nuestras mamás corre, corre, a sus maktitos alcanzaban. De sus pelos los trajiban pegando, pero otrawés escapaban, profe… Cierto pe, para morirse de risa era. El machu sunqasapa les perseguía. De juguetes cargado estaba. Les llamaba 'papitos venguen, juguetes les voy a dar a toditos', pero otrawés todos escapaban. Con sus juguetes, el machu sunqasapa les seguía; 'fútbol pelota les voy a regalar hijitos' les dijiba y, los chivolitos nos escapábamos llorando. Cucuche parecía, cierto pe profe. iempo, mocho tiempo ya unos señores llegaron; 'planillas fermen huellas pa la izquierda ponguen', a nuestros taitas les dijiba. 'El Fernández defensor de pobres es, campesinos defiende, a gamonales venceremos', les dijiba. Señores con tata cura y profesores toda la noche EL MACHU SUNQASAPA El Machu Sunqasapa del libro de cuentos Surcando el Titikaka de Feliciano Padilla Chalco Puno, Perú 1989. Con la autorización del autor, se permite su difusión virtual en la revista Saqra y su reproducción no comercial para uso personal y/o fines educativos. Prohibida la reproducción para otros fines sin consentimiento escrito del autor. Prohibida la venta. Diseño e ilustraciones SAQRA S.A.C. Editores 2010. SAQRA COMUNICACIONES Y CULTURA S.A.C. Cusco, Perú. - www.revistasaqra.com www.saqraeditores.com Ilustraciones: José Valencia y Winnie Riveros editores /1 c c camionetas conducidas por hacendados de sombreros alones y casacas de cuero y pistolas al cinto y chalinas de vicuña, nos envolvían en remolinos de polvareda y nos sobrepasaban raudamente. Los campesinos, hombres y mujeres, venían a retaguardia, conversando, cantando… peleando con los pollinos lanosos y testarudos que cargaban aperos y costales de papas. Era tiempo de cosecha y todos al parecer, regaban de felicidad los caminos, a pesar del frío y del viento.

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Cuento del escritor puneño Feliciano Padilla.

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S eguía narrándome el mozalbillo. En los últimos meses se había convertido en mi

m e j o r i n t e r l o c u t o r . E s t e N i c o l á s e r a absolutamente diferente a aquel hosco y reservado que yo conocí hacía tres años, cuando llegué a Nuñoa, para hacerme cargo de mi plaza de profesor de literatura del colegio. Aquella tarde sus ojos rebosantes de alegría y el pergamino de su rostro se me figuraban el cáliz donde el sol escanciaba sus últimas lenguas de fuego. Bajaban de los cerros, llamas y ovejas precedidas por mugidos de bueyes aradores, cuyo eco se extendía entre los pajonales. El viento gruñón hacía de las suyas con las polleras y los sombreros de los campesinos; jugaba con la cabellera hirsuta de Nicolás e hinchaba a viva fuerza su poncho rojo-percudido colmado de agonía. Íbamos camino del pueblo. Algunas

Feliciano Padilla Chalco

T

Maktillos escapaban profe. Nuestras mamás corre, corre, a sus maktitos alcanzaban. De sus

pelos los trajiban pegando, pero otrawés escapaban, profe… Cierto pe, para morirse de risa era. El machu sunqasapa les perseguía. De juguetes cargado estaba. Les llamaba 'papitos venguen, juguetes les voy a dar a toditos', pero otrawés todos escapaban. Con sus juguetes, el machu sunqasapa les seguía; 'fútbol pelota les voy a regalar hijitos' les dijiba y, los chivolitos nos escapábamos llorando. Cucuche parecía, cierto pe profe.

iempo, mocho tiempo ya unos señores llegaron; 'planillas fermen huellas pa la

izquierda ponguen', a nuestros taitas les dijiba. 'El Fernández defensor de pobres es, campesinos defiende, a gamonales venceremos', les dijiba. Señores con tata cura y profesores toda la noche

EL MACHU SUNQASAPA

El Machu Sunqasapa del libro de cuentos Surcando el Titikaka de Feliciano Padilla Chalco Puno, Perú 1989.Con la autorización del autor, se permite su difusión virtual en la revista Saqra y su reproducción no comercial

para uso personal y/o fines educativos. Prohibida la reproducción para otros fines sin consentimiento escrito del autor.Prohibida la venta. Diseño e ilustraciones SAQRA S.A.C. Editores 2010.

SAQRA COMUNICACIONES Y CULTURA S.A.C. Cusco, Perú. -

www.revistasaqra.com www.saqraeditores.com

Ilustraciones: José Valencia y Winnie Riveros

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camionetas conducidas por hacendados de sombreros alones y casacas de cuero y pistolas al cinto y chalinas de vicuña, nos envolvían en remolinos de polvareda y nos sobrepasaban raudamente. Los c a m p e s i n o s , h o m b r e s y mujeres, venían a retaguardia, conversando, cantando… peleando con los pollinos lanosos y testarudos que cargaban aperos y costales de papas. Era tiempo de cosecha y todos al parecer, regaban de felicidad los caminos, a pesar del frío y del viento.

chupando, abrazando y cantando. Mi taita como mujier lloraba. 'Tierras todo de ostedes será, voten por Izquierda', les dijiba. 'Para navirad de hejitos juguetitos dejando estamos', dijiban. Jajay profe, cuando me recuerdo me riyo”.

l camino carga ahora sobre sus costillas carcomidas todo el peso de la faena

comunal: hombres, herramientas, animales y frutos. Pronto aparece ante nuestros ojos el local del colegio, los corralones de las chacras y las primeras casuchas donde comienzan a humear exquisitos sabores de quinua real. El “Orqorara” es una hermosa colina pétrea asentada al pie de un cerro enorme; se impone con nitidez en el paisaje. Desde esta pampa, podemos observar con facilidad las cuevas de aquella colina donde Nicolás asegura que se encuentran los Auquis de su comunidad, y desde donde se paga a la pachamama. Seguimos caminando en desigual competencia con este día que exhala sus últimos

E

estertores y cuyas hilachas de nostalgia se impregnan en nuestro corazón.

Jajay, el profe escolero Samuel nomá había sido. No sabiabamos que era profe Samuel; ni

por su voz lo reconocíamos. Nos seguía por nuestro detrasito con sus juguetes de machu sunqasapa. Al último ya, que era el profe Samuel lo supimos. Cuando se quitó todita su ropa recién nos paramos en seco, cansados. Nos siguiyó cinco vueltas enteritas a la plaza con sus juguetes. Él también cansado estaba. Profe, no me puedes creyer, cuando se quitó toditas sus ropas recién el alma al cuerpo se nos vinió. Todos los chivolitos nos paramos pe. Nuestros papás por ahicito nomá habían estado, llamándonos todo cansados. El profe Samuel ropa bien extrañita se había puesto. De color rojo era todito: pantalón anchazo y saco también anchazo, gorro como chullo ancho, rojo con blancos ribetes. Su grande barba blanco era, bien blanquito profe. Hasta su barriga su barba

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llegaba. Grande bolsa llenecito de juguetes cargaba. 'Venguen hijitos juguetitos les voy a dar', nos dijiba y nosotros corre que corre. 'Navirad, navirad', dijiban los mistes”

stábamos ya en el pueblo. Poca gente transitaba por sus callejuelas empedradas.

Los perros se alborotaban a nuestro paso. En el Kíswar gigante se la Plaza de Armas un coro de pájaros trinadores recibía la llegada de las penumbras. Algunos hacendados daban lugar en la cantina de Doña Aurelia a sus habituales disputas de tiro al blanco, entre vozarrones, palabrotas y carcajadas. Disparaban a las cruces de las casas, a las estrellas y a la misma noche. Ningún campesino asomaba ya sus narices por aquella plaza, ni por sus callejas adyacentes. Al igual que en otras ocasiones en que llegaban los hacendados, reinaba un gran temor entre la gente y en especial entre sus mujeres jóvenes… Todas se encerraban en sus chozas, mientras las balas seguían tronando por doquiera. Por mi insinuación, Nicolás apuró el paso y cruzamos rápidamente la plazuela, tratando de evitar que aquellos desalmados nos sorprendieran. Al fin logramos sosegarnos calle arriba en “Wichay Ayllu”. Superados los peligros de la plaza y antes de echarnos a andar, mi interlocutor por la callejuela de la casa y yo por la mía, aquél se apresuró en concluir su relato.

¿Dónde estábamos? ¡Ah, ya! Primerito su barba se quitó. Todos chivolitos a gritar nos

pusimos. Todos chivolitos éramos pe profe. Aura cómo me riyo. Dispues la gorra se quitó y nos pusimos a llorar. Recién le reconocimos pe profe. El mismito profe Samuel era. Nunca en la vida tanto hemos asustado carajo. Nos llamó a toditos y a su ladito juimos llorando y todo cansados. Nos

E

abrazaba el profe, nos consolaba bien y juguetitos nos daba pero. 'Feliz navirad, feliz navirad hijitos', nos dijiba llorando. Jajay profe, cómo me riyo aura. Dispués, mucho tiempo después jui a casacural a barrer casa de tata Herencia mientras daba la Misa. Él me dijió 'aura la casa barrerás Nicolascha'. Yo jui por eso; entonces, en rincón encontré ropa de machu sunqasapa. Todito estaba pe. El gorro me puse, tamién la grande barba, y me jui a la cocina. Mi mamá se asustó juerte y casicito se caye al suelo. Yo era escolero ya, mi mamá cocinera del tata era. 'Lleva a su sitio janra y cuernos' me dijió y al almacén lo llevé. Ya no era zoncito pero. Al Pablucha le llamé y juimos al riyo. Todito al riyo lo botamos. Desde puente lo botamos toditito pe profe. La barba chévere pe profe. El Pablucha su poto se limpiyó y al riyo lo botó carajiando. Puteyando lo botó siempre profe. Ya no eramos chivolitos pe profe, zoncitos ya no eramos. El Pablucha tras las maltoncitas ya andaba… como torillo a las escoleras les siguitiaba. En aquellos tiempos juerte nos asustamos pero.¡Jajay cómo me riyo aura profe!”.

uego nuestros caminos se bifurcaron y nos retiramos cada quien a nuestras viviendas. El

eco de la risa de Nicolás todavía resonaba en mi mente: ¡jajay cómo me riyo aura profe! La luna se imponía en el infinito y empezaba a limpiar con diligencia las nubes del cielo y los temores que atormentaban a mi alma. __________________________________________

Machu Sunqasapa: (Quechua)Viejo barbudo.

Maktillo: (Quechua) Cholito.

Chivolitos: Niños pequeños.

Cucuche: Cucu, fantasma, condenado.

Orqorara: (Quechua) Cerro, montaña del lugar.

Auquis: (Quechua) Espíritus guardianes de la pachamama.

Kiswar: (Quechua) Árbol nativo.

Wichay Ayllu: (Quechua) Comunidad de arriba.

Escoleros: Se dice de los niños en edad escolar.

L

Feliciano Padilla Chalco. Puno, 1944.Es autor de varios cuentos y novelas en el escenario andino. Ha publicado: “La Estepa Calcinada”, 1984. “Réquiem”, 1986. “Surcando el Titikaka”, 1988. “Dos Narradores en Busca del Tiempo Perdido”, 1990. En 1993 fue finalista del Concurso Nacional de Cuento César Vallejo, organizado por el diario El Comercio con “La Huella de sus Sueños, sobre los Siglos”. En 1995 publica “Alay Arusa”, En 1998 “Polifonía de la Piedra”. Fue dos veces Mención Honrosa en el prestigioso Premio Copé de cuento con “Me zurro en la Tapa” y “Amarillito Amarilleando”. En 1998 ganó el Primer Puesto en el Concurso Nacional Canto al Lago con “El Retorno del Qori Challwa” y en 1999 ganó el Segundo Premio en el Concurso Nacional de Cuentos, organizado por CEAL con “A qué volviste Nazario”. El 2009 publicó “Contra Encantamiento y Malos Augurios” y “Bahía” es su último libro de relatos publicado apenas en setiembre del 2010.

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