lydia está muerta. pero esto aún no lo saben. así empieza ...€¦ · mala fama con el que se...

Lydiaestámuerta.Peroestoaúnnolosaben.Asíempiezaesteimpresionantethriller,un inaudito ejercicio literario sobre lo que hay detrás de un crimen. Son los añossetenta en una tranquila ciudad de Ohio donde todo el mundo se conoce. Y losprimeros pasos: una joven desaparecida, un lago cercano a su casa y ese chico demala famaconelqueseveía.Eneste territorio familiar,CelesteNgdesarrollaunahistoriaque,comohadichoTheNewYorkTimes,jamáshabíamosvistohastaahoraenlaliteraturanorteamericana.TodoloquenotecontétratadelafamiliaLee,delasrelaciones entre el matrimonio, sus problemas para integrarse y de todo lo queesperandeLydia,quehaheredadolosojosazulesdesumadreylosrasgoschinosdesupadre.Ydelocaroquesepagaserlahijapredilecta.

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CelesteNg

Todoloquenoteconté

ePubr1.0Titivillus02.03.2019


Títulooriginal:EverythingINeverToldYouCelesteNg,2014Editordigital:TitivillusePubbaser2.0


Amifamilia


Uno

Lydiaestámuerta.Peroestoaúnno losaben.1977,3demayo, seisymediade lamañana.Nadie sabe nada excepto este dato inocuo: Lydia llega tarde a desayunar.Como siempre, junto a su cuenco de cereales sumadre ha dejado un lápiz reciénafiladoy losdeberesde físicadeLydia, seisproblemasconpequeñasmarcascolorrojo.Enelcoche,caminodeltrabajo,elpadredeLydiasintonizaeneldialWXKP,«lamejor fuentedenoticiasdelnoroestedeOhio»,molestoporelchisporroteodelruidoestático.Enlasescaleras,elhermanodeLydiabosteza,todavíaenmarañadoenel tramo final del sueño que ha tenido.Y en su silla en un rincón de la cocina, lahermana de Lydia está inclinada con ojos como platos sobre sus copos de maíz,chupándolosunoaunohastadeshacerlos,esperandoaqueaparezcaLydia.Ellaeslaquedice,porfin:

—HoyLydiaestátardandomucho.EnelpisodearribaMarilynabrelapuertadelcuartodesuhijayvelacamasin

deshacer: las esquinas del edredón perfectamente remetidas, la almohada todavíaahuecaday convexa.Nadaparece estar fuera de su sitio. Pantalones de pana colormostazaformandounrebujoenelsuelo,uncalcetínsolitarioderayasmulticolor;unahilera de escarapelas ganadas en concursos de ciencias en la pared, una postal deEinstein,labolsadelonadeLydiahechaunhigoalfondodelarmario;subolsaparaloslibrosverdeapoyadacontralamesa;elfrascodecoloniaBabySoftencimadelacómoda,unaromadulce,apolvosdetalcoyabebéaúnflotandoenelaire.PeronirastrodeLydia.

Marilyn cierra los ojos.A lomejor cuando los abraLydia estará allí, como decostumbre,conlacabezadebajodelasmantas,ydejandoasomaralgunosmechonesdepelo.Unbultogruñónbajolacolchaqueanteslepasódesapercibido.Estabaenelbaño,mamá.Hebajadoabeberagua.Estabaenlacama.Llevoaquítodoeltiempo.Porsupuesto,cuandolosabrenadahacambiado.Lascortinasechadasresplandecencomounapantalladetelevisiónenblanco.

Yaabajo,sedetieneenelumbraldelacocinaconunamanoencadaunodelosladosdelmarco.Susilenciolodicetodo.

—Voyamirarfuera—diceporfin—.Igualporalgunarazón…Mantienelavistafijaenelsuelomientrassedirigealapuertaprincipal,comosi

lashuellasdeLydiapudieranestarimpresasenlaalfombradelpasillo.NathlediceaHannah:—Anoche estaba en su cuarto. Oí que tenía la radio encendida. A las once y

media.Secallaalrecordarquenolediolasbuenasnoches.—¿Tepuedensecuestraralosdieciséisaños?—preguntaHannah.


Nath remueve el interior de su cuenco con una cuchara.Los copos demaíz seencogenysehundenenlalecheturbia.

Sumadre vuelve a la cocina y durante una gloriosa fracción de segundoNathsuspiraaliviado:allíestáLydiasanaysalva.Avecespasa,separecentantodecaraque ves a una por el rabillo del ojo y crees que es la otra. La misma barbillapuntiaguda, losmismos pómulosmarcados y el hoyuelo en lamejilla izquierda, lamismacomplexióndehombrosestrechos.Sólovaríaelcolordepelo,negrocomolatintaeldeLydiayrubiomieleldesumadre.Hannahyélseparecenasupadre.Unavezunamujerlesparóenlatiendadealimentaciónylespreguntó:«¿Soischinos?—y cuando contestaron que sí, sin querer entrar en si amedias o del todo, lamujerasintióconvencida—.Losabía—dijo—.Porlosojos»,yseestirólascomisurasdelosojosconlapuntadelosdedos.PeroLydia,enundesafíoalagenética,tienelosojosazulesdesumadre,yNathyHannahsabenqueesunarazónmásporlaqueessufavorita.Ytambiénladesupadre.

EntoncesLydiasellevaunamanoalafrenteyvuelveasersumadre.—Elcocheestá—dice.PeroesoNathyalosabía.Lydianopuedeconducir.Nisiquieratieneelcarnéde

conductor en prácticas. La semana anterior les sorprendió a todos al suspender elexamen,ysupadrenoladejanisentarsealvolantesinél.Nathremuevesuscereales,que sehanconvertidoen fangoenel fondodel cuenco.El relojdel recibidorhacetictacyacontinuacióndalassieteymedia.Nadiesemueve.

—¿Vamosairhoyalcolegio?—preguntaHannah.Marilynvacila.Luegocogeelbolsoysacalasllavessimulandoeficiencia.—Habéisperdido losdosel autobús.Nath,cogemicocheydecaminodejasa

Hannah.Yañade:—Noospreocupéis.Vamosaaveriguarloquepasa.Nomiraaningunodelosdos.Ningunolamiraaella.Unavez se han ido los chicos, cogeuna taza del armario intentandoqueno le

tiemblenlasmanos.Tiempoatrás,cuandoLydiaeraunbebé,Marilynlahabíadejadoundíajugandoenelcuartodeestarencimadeunacolchaysehabíaidoalacocinaahacerseunté.Sóloteníaoncemeses.Marilynretiróelhervidordelfuegoy,cuandose dio la vuelta, Lydia estaba de pie en la puerta de la cocina. Marilyn se habíasobresaltadoyhabíaapoyadolamanoenelquemadorcaliente.Unaroncharojaenespiralseleformóenlamano,quesehabíallevadoaloslabios,ymiróasuhijaconojosllorosos.Lydiaestabaextrañamentealerta,comosivieralacocinaporprimeravez.Marilynnopensóenquesehabíaperdidosusprimerospasosoenlomayorquesehabíahecho suhija.La ideaque levinoa la cabeza fue¿Cómono te he visto?¿Qué otras cosas me has estado ocultando? Nath se había puesto de pie,tambaleándose y tropezando, y había dado sus primeros pasos delante de su vista,pero ni siquiera recordaba a Lydia empezando a sostenerse sola. Y sin embargo


parecía segura, apoyada en sus pies desnudos, con los dedos diminutos asomandoapenas de las perneras fruncidas del pelele.Marilyn le daba la espalda amenudo,cuandoteníaqueabrirlaneveraoponerunalavadora.EraposiblequeLydiahubieraempezadoa andarhacía semanasmientras ella estabapendientedeuna cacerola alfuegoyporesonosehabíaenterado.

HabíacogidoaLydiaenbrazos,lehabíaalisadoelpeloylehabíadichololistaqueera,loorgullosoqueestaríasupadrecuandovolvieraacasa.Perosesentíacomosisehubieraencontradounapuertacerradaconllaveenunahabitaciónqueconocíaperfectamente. Lydia, todavía lo bastante pequeña para acunarla, tenía secretos.Marilynpodíadarledecomer,bañarlayayudarlaameter laspiernasenunpijama,peroyahabíapartesdesuvidaalasquenoteníaacceso.BesóaLydiaenlamejillaylaestrechócontrasíenunintentoporentrarencaloralcontactoconelcuerpecitodesuhija.

AhoraMarilynsorbetéyseacuerdadeaquellasorpresa.El teléfonodel institutoestápinchadoenelcorcho juntoa laneverayMarilyn

cogelatarjetaymarca,enroscándoseelcordónalrededordeundedoduranteeltonodellamada.

—InstitutoMiddlewood—dicelasecretariaalcuartotimbrazo—.SoyDottie.SeacuerdadeDottie,unamujerconuncuerpocomodealmohadónderespaldo

desofáquesiguellevandoelpelorojodesvaídoenunmoñocardado.—Buenosdías—empiezaadecir,yentoncestitubea—:¿Haidomihijaaclase

estamañana?Dottiechasquealalengua,impaciente.—¿Conquiénhablo,porfavor?Tardaunmomentoenacordarsedesupropionombre.—Marilyn.MarilynLee.MihijaesLydiaLee.Estáendécimocurso.—Déjeme quemire su horario. A primera hora…—pausa—. ¿Tiene física de

undécimo?—Sí.ConelseñorKelly.—Voyamandaraalguienalaulaparaquelocompruebe.Seoyeungolpesecocuandolasecretariadejaelauricularenlamesa.Marilynestudiasutaza,elcercodeaguaquehadejadoenlaencimera.Hacesólo

unos años, una niña pequeña se había colado a gatas en un trastero y se habíaasfixiado.Despuésdeaquelloeldepartamentodepolicíahabíamandadounfolletoatodaslascasas:Sisuhijodesaparece,empiecenabuscarloenseguida.Compruebenlavadoras y secadoras, maleteros de coche, cualquier lugar donde pueda haberseescondido.Sinoloencuentran,llameninmediatamentealapolicía.

—¿Señora Lee? —dice la secretaria—. Su hija no ha venido a primera hora.¿Llamaparajustificarsufaltadeasistencia?

Marilyncuelgasincontestar.Vuelveapincharelnúmeroenelcorchoyelsudorde los dedos hace que se corra la tinta, demanera que los dígitos se emborronan


comosiestuvieranexpuestosaunfuertevientoodebajodelagua.Miraentodaslashabitaciones,abretodoslosarmarios.Seasomaalgarajevacío.

Nohaynadamásqueunamanchadeaceiteenelcementoyelolorleveycabezónagasolina.Noestáseguradequébusca:¿huellasincriminatorias?¿Unrastrodemigas?Cuando tenía doce años, una niña mayor de su colegio había desaparecido y laencontraronmuerta.GinnyBarron.LlevabazapatosoxfordqueMarilynleenvidiabadesesperadamente.Habíaidoacomprarcigarrillosparasupadreydosdíasmástardehabíanencontradosucuerpo juntoa lacarretera,amediocaminoaCharlottesville,estranguladoydesnudo.

Los pensamientos deMarilyn empiezan a bullir. Es el principio del verano delHijo de Sam—aunque los periódicos no han empezado a llamarlo así hasta hacepoco—einclusoenOhiolostitularespregonanavoceslosúltimostiroteos.Enpocosmeses,lapolicíadetendráaDavidBerkowitzyelpaísdirigirádenuevosuatenciónaotras cosas: la muerte de Elvis, el nuevo modelo de Atari, Fonzie, el personajetelevisivo, saltando con sus esquís acuáticos por encima de un tiburón. En estemomento en que los neoyorquinos de pelo oscuro se compran pelucas rubias, aMarilyn le parece que el mundo es un lugar aterrador y aleatorio. Aquí no pasancosascomoésa,sedice.NoenMiddlewood,quesellamaasímismaciudadperoenrealidadnoesmásqueunpueblouniversitariodetresmilhabitantes,dondedespuésde conducir una hora no llegasmás que a Toledo, donde el plan de una noche desábadoesirapatinar,alaboleraoalautocine,dondeinclusoellagoMiddlewood,enelcentrodelapoblación,noesmásqueunestanqueconpretensiones(enestoúltimose equivoca;mide trescientosmetros de ancho y es profundo). Aun así, siente unhormigueo en la zona lumbar, como si unos escarabajos le recorrieran la espinadorsal.

Devueltaenlacasadescorrelacortinadeladucha,lasanillaschirríanalcontactoconlabarra,yobservalacurvablancadelabañera.Registratodoslosarmariosdelacocina, el ropero, el horno. Luego abre la nevera ymira en su interior.Aceitunas,leche,unabandejadepoliuretanorosaconpollo,unalechugaiceberg,unracimodeuvascolorjade.Tocaelcristalfríodelfrascodemantequilladecacahueteycierralapuertamientrasniegaconlacabeza.ComosiLydiafueraaestarahídentro.

El sol de la mañana llena la casa, esponjoso como una mousse de limón,iluminandoelinteriordearmariosyroperosylossueloslimpiosydesnudos.Marilynsemira lasmanos, también vacías y casi resplandecientes por la luz.Descuelga elteléfonoymarcaelnúmerodesumarido.

ParaJames,ensudespacho,esunmartescomocualquierotroysedagolpecitosenlos dientes con un bolígrafo. Una línea escrita a mano algo borrosa se tuerceligeramente hacia arriba: Serbia fue una de las naciones bálticas más poderosas.Tacha «bálticas», escribe «balcánicas», pasa de página. El archiduque FrancoFernandofueasesinadopormiembrosdeManoOscura.«Francisco»,piensa.«Mano


Negra». ¿Se hanmolestado en abrir un libro sus alumnos? Se imagina delante deellos en el aula, con el puntero en lamano y elmapa de Europa desplegado a suespalda. Es un curso introductorio. «EstadosUnidos y las guerrasmundiales».Noesperaconocimientosprofundosnicapacidadcrítica.Sólounacomprensiónbásicadeloshechosyunestudiantequesepaescribircorrectamente«Checoslovaquia».

Cierrael trabajoyescribe lanotaen laprimerapágina—sesentaycincosobrecien— y la rodea con un círculo. Cada año, cuando se acerca el verano, losestudiantesarrastranlospiesysealteran,laschispasderesentimientoprendencomobengalasyacontinuaciónchisporroteancontralasparedessinventanasdelaula.Sustrabajos pierden fuelle, los párrafos a veces se interrumpen enmitad de una frase,comosi los estudiantesno fuerancapacesde reteneruna ideael tiemposuficiente.Quédesperdicio, piensa, todos los apuntes para clase que ha actualizado, todas lasdiapositivas a color deMacArthur yTruman y losmapas deGuadalcanal.No sonmásquenombresrarosdelosquereírse,elcursoenteronoesmásqueotrorequisitoque tachar de una lista antes de graduarse. ¿Qué otra cosa podía esperar de aquelsitio?Colocaeltrabajoconlosotrosydejaelbolígrafoencima.Porlaventanavelapequeñaexplanadaverdeyatreschicosenpantalonesvaquerospasándoseunfrisbi.

Cuandoeramásjoven,profesorayudante,aJamesamenudoletomabanporunestudiante.Haceañosquenolepasa.Lasemanaquevienecumplirácuarentayseis;tienelaplazaenpropiedad,unoscuantospelosplateadosmezcladosconlosdecolornegro. En ocasiones, sin embargo, siguen tomándole por otras cosas. Una vez larecepcionista de la oficina del rector pensó que era un diplomático de visita desdeJapónylepreguntóporelvuelodesdeTokio.DisfrutaconlacaradesorpresadelaspersonascuandolesdicequeesprofesordehistoriadeEstadosUnidos.«Laverdadesquesoyestadounidense»,diceconuntonoligeramentedefensivocuandolagentepestañea.

Alguienllamaalapuerta.Suauxiliar,Louisa,conunfajodetrabajos.—Profesor Lee. No quería molestarle, pero tenía la puerta abierta.—Deja los

trabajosenlamesayduda—.Éstosnoestánmuybien.—No, tampoco mi mitad. Esperaba que te hubieran tocado a ti todos los

sobresalientes.Louisa ríe. La primera vez que James la vio, cuando daba el seminario de

posgradoelañoanterior,lehabíasorprendido.Deespaldaspodríahabersidosuhija:teníanelpelocasi igual,oscuroybrillantehasta loshombros, lamismamaneradesentarseconloscodospegadosalcuerpo.Cuandosevolvió,sinembargo,sucaraeracompletamente distinta, estrecha donde la de Lydia era ancha, de ojos castaños yserenos.«¿ProfesorLee?—habíadicho—.SoyLouisaChen».DieciochoañosenlauniversidaddeMiddlewood,pensóJames,yeralaprimeraalumnaorientalquetenía.Sinserconscientedeello,habíasonreído.

UnasemanamástardeLouisahabíaidoaverleasudespacho.«¿Essufamilia?—le había preguntado inclinando hacia ella la foto que tenía encima de la mesa.


Hubounsilenciomientraslaestudiaba.Todoshacíanlomismo,yporesoJamesteníalafotografíaalavista.Laobservópasardesucaraenlafotografíaaladesumujer,luegoa lasde sushijosydenuevoa la suya—.Ah—dijoLouisa,y Jamessediocuenta de que estaba intentando disimular su desconcierto—. Su mujer… ¿no eschina?».

Eraloquedecíatodoelmundo.Perodeellahabíaesperadootracosa.«No —había dicho James, a la vez que enderezaba el marco de manera que

estuviera directamente delante de ella, en un ángulo de cuarenta y cinco gradosperfectorespectoalbordedelamesa—.Noloes».

Apesardeello,alfinaldelsemestredeotoño,lehabíapedidoqueleayudaraacorregirtrabajosensuasignaturadegrado.Yenabrillehabíainvitadoaquefuerasuauxiliarenelcursodeverano.

—Esperoquelosestudiantesdeloscursosdeveranoseanmejores—diceLouisaahora—.HabíaunoscuantosempeñadosenqueelferrocarrildeCiudaddelCaboaElCairo está enEuropa. Para ser universitarios, saben sorprendentemente poco degeografía.

—Bueno,estonoesHarvard,esoestáclaro—Jamesjuntalosdosmontonesdetrabajosylosigualaporlosbordesgolpeándoloscontralasuperficiedelamesacomosifueranunabarajadecartas—.Avecesmepreguntosinoserátodounapérdidadetiempo.

—Noesculpasuyasilosestudiantesnoseesfuerzan.Ynotodossontanmalos.Unos pocos han sacado sobresaliente —Louisa pestañea con ojos repentinamenteserios—.Suvidanoesunapérdidadetiempo.

Jamessereferíasóloalcursointroductorio,adarclaseaaquellosestudiantesque,año tras año, no se molestaban en aprender ni la cronología más básica. Tieneveintitrésaños,piensa;nosabenadadelavida,nidesperdiciadanideotraclase.Peroesagradableoírledeciralgoasí.

—Notemuevas—dice—.Tienesalgoenelpelo.Tiene el pelo fresco y un pocohúmedo todavía de la duchamatinal.Louisa se

quedamuyquieta, losojosabiertosyfijosen lacaradeJames.Noesunpétalodeflor, como éste había pensado. Es una mariquita, y cuando la coge camina depuntillasconpatasamarillasfinísimashastaquedarcolgadaalrevésdesudedo.

—Losbichosesosestánpor todaspartes enestaépocadel año—diceunavozdesdelapuerta,ycuandoJameslevantalavistaveaStanleyHewittasomado.NolegustaStan,unhombreconaspectodelacónrubicundoquesiemprelehablaenvozaltaydespacio,comosifueradurodeoído,yhacechistestontosqueempiezanconGeorgeWashington,BuffaloBillySpiroAgnewentranenunbar…

—¿Queríasalgo,Stan?—preguntaJames.Sedacuentadecómotienelamano,coneldedoíndiceyelpulgarextendidoscomosiapuntaraconunapistolaalhombrodeLouisa,ylabaja.


—Sóloqueríapreguntarteunacosasobreelúltimomemorandodeldecano—diceStanlevantandounahojamimeografiada—.Noqueríainterrumpirnada.

—De todas maneras yo ya me iba—dice Louisa—. Que pase buena mañana,profesorLee.Nosvemosmañana.Lomismoledigo,profesorHewitt.

CuandopasaalladodeStanleydecaminoalpasillo,Jamesvequeestásonrojada,ytambiénaélempiezaaarderlelacara.Unavezsehaido,StanleysesientaenelbordedelamesadeJames.

—Guapachica—dice—.Vasatenerladeauxiliaresteveranotambién¿no?—Sí.Jamesabrelamanoamedidaquelamariquitaavanzahastalapuntadesudedo,

recorriendoloscírculosyespiralesdesuhuelladactilar.QuéganastienedeborrarledeunpuñetazolasonrisaaStanley,desentircómosusdientesdelanterosligeramentetorcidoslecortanlosnudillos.Enlugardeeso,aplastalamariquitaconelpulgar.Elcaparazónlerevientaentrelosdedoscomounapalomitayelinsectoquedareducidoaunpolvoanaranjado.StanleysiguepasandoundedoporloslomosdeloslibrosdeJames.Mástarde,Jamesañorarálacalmaignorantedeaquelmomento,deeseúltimosegundo en que lamirada lasciva de Stanley era la preocupaciónmás grande quetenía en la cabeza. Pero demomento, cuando suena el teléfono, agradece tanto lainterrupciónquealprincipionopercibelaansiedadenlavozdeMarilyn.

—James—diceésta—.¿Puedesveniracasa?

Lapolicíalesdicequemuchosadolescentessevandecasasinavisar.Muchasveces,dicen, las chicas están enfadadas con sus padres y los padres ni siquiera lo saben.Nath les mira desplazarse por el cuarto de su hermana. Espera polvos de talco yplumeros,perrosquehusmeen,lupas.Perolosagentesselimitanamirar:loscartelesfijadosconchinchetasencimadelamesadesuhermana,loszapatosenelsuelo,labolsadeloslibrosentreabierta.LuegoelmásjovencolocalapalmadelamanoeneltapónredondoyrosadelperfumedeLydiacomosiacariciaralacabezadeunbebé.

Lamayoríadeloscasosdedesaparicióndechicasjóvenes,lesdiceelagentedemás edad, se resuelven solos en veinticuatro horas. Vuelven a casa por decisiónpropia.

—¿Quésignificaeso?—diceNath—.Lodelamayoría,¿quésignifica?Elagentelemiraporencimadesusgafasbifocales.—Lagranmayoríadeloscasos—dice.—¿Elochentaporciento?—diceNath—.¿Elnoventa?¿Elnoventaycinco?—Nathan—diceJames—.Yabasta.DejaalagenteFiskehacersutrabajo.Elagentemásjovenanotalosdatospersonalesensulibreta:LydiaElizabethLee,

dieciséisaños,vistaporúltimavezellunes2demayo,vestidodefloresconescotehalter,padresJamesyMarilynLee.Llegadoaestepunto,elagenteFiskeobservaconatenciónaJamesyunrecuerdolevienealacabeza.


—¿Sumujernodesapareció tambiénunavez?—dice—.Recuerdoelcaso.Fueenelsesentayseis,¿verdad?

ElcalorseextiendeporlanucadeJamescomosilegotearasudordetrásdelasorejas.EnestemomentosealegradequeMarilynestéenelpisodeabajo,pendientedelteléfono.

—Aquello fue un malentendido —dice secamente—. Un problema decomunicaciónentremimujeryyo.Unasuntofamiliar.

—Entiendo.Elagentedemásedadsacatambiénunalibretayapuntaalgo,yJamesdaunos

golpecitosconlosnudillosenlaesquinadelamesadeLydia.—¿Algunacosamás?Enlacocina,lospolicíasbuscanenlosálbumesfamiliaresunafotografíadecara

queseveabien.—Ésta—diceHannahseñalandoconeldedo.Es una fotografía de las últimasNavidades. Lydia estaba demalhumor yNath

había intentado animarla, chantajearla para que sonriera a la cámara. No habíafuncionado.Está sentada juntoal árbol, con la espaldaapoyadaen laparedyposasola.Sucaraesdedesafío.Lodirectodesumirada,completamentedefrente,sinunatisbosiquieradeperfil,dice¿Quéestásmirando?EnlafotografíaNathnoescapazdedistinguirelazuldesusirisdelnegrodelaspupilas,losojossonagujerosnegrosenelpapelsatinado.Cuandofuearecogerlasfotosalatiendasearrepintiódehabercaptado aquel instante, esamirada tan dura en la cara de su hermana. Pero ahorareconoce,viendolafotografíaenlamanodeHannah,quesepareceaLydia,almenosalaspectoqueteníacuandolavioporúltimavez.

—Ésano—diceJames—.Noconesacaraqueestáponiendo.Lagentepensaráquesiempreesasí.Cogeunabonita—pasaunascuantaspáginasyarrancalaúltimafotografía—.Éstaesmejor.

Esdeldíadesudecimosextocumpleaños,lasemanaanterior.Lydiaestásentadaalamesaysonríeconloslabiospintados.Aunquetienelacaravueltahacialacámara,sus ojosmiran algoque está fuera del bordeblancode la fotografía. ¿Qué le hacetantagracia?,sepreguntaNath.Norecuerdasifueél,oalgoquedijosupadre,osiLydia se reía sola de algo que ninguno de los demás sabía. Parece unamodelo deanunciode revista, labios oscurosyperfilados, unamanodelicadaque sostieneunplato con un trozo de tarta de glaseado perfecto, con aspecto de estar pasándoseloinverosímilmentebien.

Jamesempujalafotografíahacialosagentesdepolicíayelmásjovenlameteenunsobremarrónyseponedepie.

—Éstanossirve—dice—.Haremoscopiasporsimañananohaaparecido.Nosepreocupen,estoysegurodequeaparecerá.

DejaunamotadesalivaenlapáginadelálbumdefotosyHannahlasecaconeldedo.


—Noseiríaasí,sinmás—diceMarilyn—.¿Ysihasidounloco?¿Unpsicópataquesededicaasecuestrarachicas?

Selevalamanohaciaelperiódicodeaquellamañana,quesigueenelcentrodelamesa.

—Intente no preocuparse, señora—dice el agente Fiske—.Esas cosas ocurrenmuypocasveces.En lagranmayoríade loscasos…—miraaNathycarraspea—.Laschicascasisiemprevuelvenacasa.

Cuando se han ido los agentes,Marilyn y James cogen un trozo de papel y sesientan. La policía les ha sugerido que llamen a todos los amigos de Lydia, acualquiera que pueda saber dónde ha ido. Juntos confeccionan una lista: PamSaunders,JennPittman,ShelleyBrierley.Nathnolescorrige,peroesaschicasnuncahan sido amigas de Lydia. Lydia lleva yendo a clase con ellas desde el jardín deinfancia,ydevezencuandollamanporteléfono,todorisitasygrititos,yLydiagritaal auricular: «Y que lo digas». Algunas tardes se pasa horas en el asiento de laventana,conlabasedelteléfonoenelregazoyelauricularsujetoentrelaorejayelhombro.Cuando pasan sus padres baja la voz a un susurro cómplice y retuerce elcordóncon losdedoshastaquesehan ido.Poresa razón,Nath losabe,suspadresescribenesosnombresenlalistacontantaseguridad.

Pero Nath ha visto a Lydia en el instituto, cómo se sienta en silencio en lacafeteríamientras las demás charlan; cómo, cuando han terminado de copiarle losdeberes, vuelve a meter en silencio el cuaderno en la cartera. Después de clasecaminasolaalaparadadeautobúsysesientaasuladosindecirnada.UnavezsequedóalteléfonodespuésdequeLydiadescolgarayoyó,nochismorreos,sinolavozde su hermana explicando obediente los deberes —leer el primer acto de Otelo,hacer los ejercicios impares de la sección 5—y a continuación hubo un silenciodespués de que la interlocutora hubiera colgado. Al día siguiente, cuando Lydiaestabaacurrucadaenelasientodelaventanaconelteléfonopegadoalaoreja,habíacogidolaextensióndelacocinayoídotansóloelzumbidodébildeltonodellamada.EnrealidadLydianuncahatenidoamigas,perosuspadresnuncalohansabido.Sielpadre dice: «Lydia, ¿qué tal está Pam?», Lydia dice: «Fenomenal. Acaban deadmitirla en el equipo de animadoras» y Nath no la contradice. Le asombra laserenidaddesuexpresión,lamaneraenqueescapazdementirsinnisiquieraarquearunacejaquepuedadelatarla.

Peroahoranopuedecontarleesoasuspadres.VeasumadregarabatearnombresenlapartedeatrásdeunaviejarecetadecocinaycuandolesdiceaHannahyaél:«¿Seosocurrealguienmás?»,piensaenJackydicequeno.

LydiallevatodalaprimaverapasandotiempoconJack.OJackpasandotiempoconella.Pasanjuntosprácticamentecadatarde,danvueltasenelescarabajodeélycuandoLydiallegaacasajustoatiempoparalacena,hacecomoquehaestadotodoel ratoenel instituto.Hasurgidoderepente,aquellaamistad(Nathseniegaausarotrapalabra).Jackysumadrevivenenlaesquinadelacalledesdeelprimercursoy


enalgúnmomentoNathpensóquelosdospodríanseramigos,perolascosashabíanresultado de otramanera. Jack le había humillado delante de los otros chicos y sehabía reídodeél cuando lamadredeNath semarchóyéstepensabaquequizánovolviera.Comosi,piensaahoraNath,Jacktuvieraalgúnderechoahablar,él,quenoteníapadre.TodoslosvecinoshabíanmurmuradocuandolosWolffsemudaronallí,quesiJanetWolffestabadivorciada,quesiJackhacíaloqueledabalaganamientrassu madre trabajaba hasta tarde en el hospital. Aquel verano también habíanmurmuradosobrelospadresdeNath.PerolamadredeNathhabíavuelto.LadeJackseguíadivorciada.YJackseguíahaciendoloqueledabalagana.

¿Yahora?Laúltimasemana,sinirmáslejos,cuandovolvíaacasadeunrecado,habíavisto a Jackpaseando eseperro suyo.Había rodeado el lagoy sedisponía aentrarenlacallesinsalidadondevivíancuandolevioenelsenderojuntoalaorilla,altoydesgarbado,elperrocorriendoagrandeszancadasdelantedeélendirecciónaun árbol. Jack llevaba una camiseta vieja y desgastada y los rizos rubio pajizo depunta,sinpeinar.CuandoNathpasóasulado,Jacklevantólavistaylehizoungestocasiimperceptibleconlacabeza,conelcigarrilloapretadoenunadelascomisurasdela boca. El gesto, había pensado Nath, tenía menos de saludo que de darse porenteradodesupresencia.Encambioelperrolehabíamiradoalosojosylevantadounapatacomositalcosa.YLydiasehabíapasadotodalaprimaveraconél.

Si dice algo ahora, piensa Nath, dirán: ¿Cómo es que no nos hemos enteradoantes de esto?Tendrá que explicar que todas esas tardes, cuandodijo: «Lydia estáestudiando con una amiga» o «Lydia se ha quedado a repasar matemáticas», enrealidadqueríadecir:EstáconJackoSehaidoadarunavueltaenelcochedeJacko Está con él Dios sabe dónde. Todavía peor, mencionar el nombre de Jacksignificaríaadmitiralgoquenoquiere.QueJackespartedelavidadeLydia,quelohasidodurantemeses.

Alotroladodelamesa,Marilynbuscalosnúmerosdeteléfonoenlaguíaylosleeenvozalta;Jameshacelasllamadas,concuidadoydespacio,marcandoconunsolodedo.Concadallamadasutonodevozesmásperplejo:¿No?¿Notedijonada?¿Notehablódeningúnplan?Entiendo.Puesgraciasdetodasmaneras.

Nath estudia el grano de la madera de la mesa de la cocina, el álbum abiertodelante de él. La foto que falta ha dejado un hueco en la página, una ventana deplástico transparentequepermitever laguardablancade la tapa.Sumadrepasaeldedoporlacolumnadenombresdelaguíadeteléfonosysemanchalayemadegris.Tapadaporelmanteldelamesa,HannahestiralaspiernasyconundedodelpietocaunodeNath.Undedodelpiequeleconsuele.Peroéstenolevantalavista.Enlugardeellocierraelálbumyalotro ladode lamesasumadre tachaotronombrede lalista.

Cuandohanllamadoalúltimonúmero,Jamescuelgaelteléfono.LecogeelpapelaMarilynytachaKarenAdler,dividiendolakparaformardospulcrasuves.Debajode la tachadura aún puede leerse el nombre. Karen Adler. Los fines de semana


Marilyn nunca deja salir a Lydia hasta que no ha terminado los deberes, y paraentoncesyasueleserdomingopor la tarde.Algunosdeesosdomingospor la tardeLydiaquedaconsusamigasenelcentrocomercialyconvenceaJamesparaquelalleveencoche.«Vamosa iralcine.AnnieHall.Karensemuereporverla». Jamessacaunbilletedediezdólaresdelacarteraylodejasobrelamesacomodiciendo:Vale,veteadivertirteunrato.Ahorasedacuentadequenuncahavistounaentradadecinecortada,deque,hastadondelealcanzalamemoria,Lydiahaestadosiempresolaenlaaceracuandopasabaarecogerlaparallevarlaacasa.Decenasdenochessehadetenidoalpiede lasescalerasy sonreídocuando laconversación telefónicadeLydiallegabaflotandodesdeelrellanodelpisodearriba.«¡Anda!Nomelocreo,¿yellaquédijo?».PeroahorasabequellevaañossinllamarniaKarenniaPamniaJenn.Ahorapiensaenesas largas tardescuandocreíanquesehabíaquedadoenelinstituto a estudiar.Enormes intervalos en los que podía haber estado en cualquierparte, haciendo cualquier cosa. James se da cuenta dequeha tapado el nombredeKarenAdlerconunaretículadetintanegra.

Descuelgaotravezelteléfonoymarca.—ConelagenteFiske,porfavor.Sí,soyJamesLee.Hemosllamadoatodaslas

amigas deLydia…—vacila—.A todas las que conoce del instituto.No, nada.Deacuerdo,gracias.Sí,esoharemos.

—Vanaenviaraunagenteabuscarla—dicedejandoelauricularenlahorquilla—.Dicenquenousemoselteléfono,porsillamaLydia.

Lahoradecenarllegayseva,peroningunoconcibeponerseacomer.Comerlesparecealgoquehacelagenteenlaspelículas,algoencantadorydecorativo,elactodellevarseuntenedoralaboca.Unaceremoniadealgunaclasesinpropósitoalguno.El teléfononosuena.Amedianoche,Jamesmandaasushijosa lacamay,aunqueéstosnodiscuten,sequedaalpiedelasescalerashastaquehansubido.

—Osapuestoveintedólares aqueLydia llamaantesdemañana—dice conunligeroexcesodeefusividad.

Nadieríe.Elteléfonosiguesinsonar.Enelpisodearriba,Nathcierralapuertadesucuartoyduda.Loquequierees

encontrar a Jack, está seguro de que sabe dónde está Lydia. Pero no puedeescabullirse con sus padres aún levantados. Su madre ya está nerviosísima, sesobresalta cada vez que el motor de la nevera se pone en marcha o se para. Encualquiercaso,desdelaventanavequelacasadelosWolffestáaoscuras.Elcaminodeentrada,dondesueleestaraparcadoenVolkswagengrisacerodeJack,estávacío.Comodecostumbre,alamadredeJackselehaolvidadodejarencendidalaluzdelapuertaprincipal.

Intenta pensar: ¿había estado rara Lydia la noche anterior? Nath había pasadofueracuatrodías,soloporprimeravezensuvida,visitandoHarvard—¡Harvard!—adondeiráenotoño.Enaquellosúltimosdíasdeclaseantesdelosexámenes—«Dossemanasparaempollarysalirdejuergaantesdelosfinales»,comolehabíaexplicado


Andy,elestudiantequehabíasidosuanfitrión—,enelcampusserespirabaunaireimpaciente,casifestivo.Nathsehabíapasadoelfindesemanapaseandofascinado,tratando de asimilarlo todo: las columnas estriadas de la gigantesca biblioteca, elladrillorojode losedificioscontraelverdebrillantede los jardines,elgratooloratiza que flotaba en cada aula. El caminar decidido que llevaban todos, como sisupieran que estaban destinados a la grandeza. El viernes se había acostado en unsacodedormirenelsuelodelahabitacióndeAndyysehabíadespertadoalaunadela madrugada, cuando el compañero de éste, Wes, entró con su novia. Se habíaencendido la luz y Nath, sobresaltado, había mirado pestañeando hacia la puerta,dondeunchicoaltoyconbarbaylachicaquellevabadelamanoemergieronpocoapocodelabrumacegadora.Ellateníaunalargamelenapelirrojaquellevabasueltayondulada enmarcándole la cara. «Perdón», había dichoWes y apagó la luz. Nathhabíaoídoacontinuaciónlaspisadascuidadosasdelosdosmientrascruzabanlasalacomún en dirección al dormitorio de Wes. Había seguido con los ojos abiertosdejandoqueseacostumbrarandenuevoalaoscuridad,pensando:Asíqueestoeslauniversidad.

Ahora recuerda la noche anterior, cuando llegó a casa justo antes de la cena.Lydiaestabaencerradaen sucuartoy cuando se sentarona lamesa,Nath lehabíapreguntado qué tal había pasado los últimos días. Lydia se había encogido dehombrossinapenaslevantarlavistadelplatoyNathhabíadadoporhechoqueesosignificaba:nadanuevo.Ahoranisiquieraseacuerdadesiledijohola.

Ensuhabitacióndelático,Hannahseasomaporelbordede lacamaysacasulibrodedebajodelcubrecanapé.EnrealidadesellibrodeLydia,Elruidoylafuria.Literatura nivel avanzado. No pensado para alumnos de quinto. Se lo birló de suhabitaciónhaceunascuantassemanasyLydianisiquierasehadadocuenta.Durantelasúltimasdos semanas loha estado leyendo,unpococadanoche, saboreando laspalabrascomouncarameloChimosdecereza.Estanoche, sinembargo,el libro leresultadiferente.Hastaquenoretrocedeadondeleyóeldíaanterior,noentiende.PortodoellibroLydiahasubrayadopalabrasaquíyallí,garabateandoocasionalmenteuncomentario dicho en clase. Orden frente a caos. Corrupción de los valoresaristocráticossureños.Apartirdeestapágina,ellibroestásintocar.Hannahhojeaelresto:ninotasnigarabatosnitintaazulqueinterrumpaelnegro.HallegadoalaparteenqueLydiadejódeleer,y,aldarsecuenta,tampocoellatieneganasdeseguir.

Lanocheanterior,despierta,habíamiradolalunadesplazarseporelcielocomoun globo lentísimo.No la veíamoverse, pero si apartaba la vista y luego volvía amirar por la ventana, se daba cuenta de que lo había hecho. Estaba casi dormidacuandooyóungolpesuaveyporunmomentopensóque la lunasehabíachocadocontraelárbol.Perocuandomirópor laventanavioqueéstahabíadesaparecidoyestaba casi oculta detrás de una nube. Su reloj con manillas que brillaban en laoscuridaddecíaqueeranlasdosdelamadrugada.


Sehabíaquedadoquieta,sinmoversiquieralosdedosdelospies,escuchando.Elruidohabía sonado apuertaprincipal cerrándose.Tenía truco, habíaque empujarlaconlacaderaparaqueencajara.¡Ladrones!,habíapensado.Por laventanaviounafigurasolitariacruzareljardíndelantero.Noeraunladrón,sinounasiluetadelgadaquedestacabacontralanoche,másoscura,alejándose.¿Lydia?Lavisióndeunavidasinsuhermanalehabíacruzadoelpensamiento.Tendríalasillabuenaenlamesa,eldormitoriograndedelpisodeabajo,cercadetodoelmundo.Alahoradelacenalepasaríanantesaella laspatatas.Sería ladestinatariadelasbromasdesupadre, lossecretosdesuhermano,lasmejoressonrisasdesumadre.Entonceslafigurallegóalacalleydesaparecióysepreguntósilahabíavistoenrealidad.

Ahora,ensuhabitación,miralamarañadepalabras.EraLydia,ahoraestásegura.¿Deberíadecirlo?SumadresedisgustaríasiseenterabadequeHannahhabíadejadoaLydia,sufavorita, irsesinmás.¿YNath?RecuerdacómoNathha tenidoelceñofruncido toda la noche, cómo se ha mordido el labio con tal fuerza que se le haagrietadoyempezadoasangrar.Tambiénélseenfadaría.Diría:¿Porquénosalistecorriendodetrásdeella?Peronosabíaadóndeiba,susurraHannahenlaoscuridad.Nosabíanisiquierasiibaaalgunaparte.

ElmiércolesporlamañanaJamesllamaotravezalapolicía.¿Teníanalgunapista?Estaban comprobando todas las posibilidades. ¿Podía darles el agente algunainformación? ¿Lo que fuera? Seguían esperando que Lydia volviera a casa por supropio pie. Estaban haciendo un seguimiento y, por supuesto, mantendrían a lafamiliainformada.

Jamesescuchatodoestoyasienteconlacabeza,aunquesabequeelagenteFiskenopuedeverle.CuelgaysevuelveasentaralamesasinmirarniaMarilynniaNathniaHannah.Nonecesitaexplicarnada;porlaexpresióndesucarasabenquenohaynoticias.

Noparecelógicohacerotracosaquenoseaesperar.Loschicosnovanaclase.Televisión, revistas, radio: todo se antoja frívolo con lo asustadosque están.Fuerahace sol, el aire es limpio y fresco, pero nadie sugiere trasladarse al porche o eljardín. Incluso hacer las tareas de la casa parece inapropiado: la aspiradora podríatragarsealgunapista,algúnindiciopodríadesaparecersiserecogeunlibroquesehacaídoparacolocarlo, recto,enelestante.Asíque la familiaespera.Searremolinanalrededordelamesatemerososdemirarsealosojosyconlavistafijaenelgranodelasuperficiedemaderacomosifueraunahuellagigantesca,ounmapadondeestáloquebuscan.

Hastaelmiércolesporlatardeuntranseúntenoreparaenlabarcaderemosenellago, a la deriva en un día sin viento.Años atrás el lago había sido el embalse deMiddlewood, antes de que se construyera el depósito de agua. Ahora, rodeado dehierba, es un lugar dondebañarse enverano; los niños se tirandesde elmuelle demaderayparaloscumpleañosymeriendascampestresunempleadodelparquesaca


labarcaderemos.Nadieledademasiadaimportancia:unamarrequesehasoltado,unagamberradainofensiva.Seenvíaunanotaparaqueunagentelocompruebe;seenvía una nota al comisario de parques. Hasta que a última hora del miércoles, amedianochecasi,untenientequeestárepasandoloscabossueltosdelturnodeesedíasumadosydosyllamaalosLeeparapreguntarsiLydiasolíamontarenlabarcadellargo.

—Puesclaroqueno—diceJames.Lydiasehabíanegado,enredondo,adarclasesdenataciónenlaAsociaciónde

JóvenesCristianos.Deadolescente,Jameshabíasidonadador,habíaenseñadoaNathanadarcontresaños.ConLydiahabíaempezadodemasiadotardeyyateníacincoañoscuandolahabíallevadoalapiscinaporprimeravez.Jamessehabíametidoporla parte poco profunda, con el agua que apenas le llegaba a la cintura, y habíaesperado.Lydianisiquierahabíaqueridoacercarsealagua.Sehabíatiradoalsuelocon el bañador puesto, junto al bordillo y se había echado a llorar, y James habíaterminadoporsalir,conelbañadorchorreandoperolapartesuperiordelcuerposeca,ylehabíaprometidoquenolaobligaríaasaltar.Inclusoahora,conellagotancerca,enveranoLydiasemetesólohastalostobillosparalimpiarselatierradelospies.

—Puesclaroqueno—repiteJames—.Lydianosabenadar.Hasta que no dice estas palabras por teléfono no entiende por qué le hace esa

pregunta el agente. Mientras habla, la familia entera tiene un escalofrío, como sisupieranexactamenteloquevaaencontrarlapolicía.

Hastaeljuevesporlamañanatemprano,reciénamanecido,lapolicíanodragaellagoylaencuentra.


Dos

¿Cómohabíaempezado?Comotodo,conmadresypadres.ConlamadreyelpadredeLydia,con lasmadresypadresdeéstos.Porque tiempoatrás lamadredeLydiahabíadesaparecidoysupadrelahabíatraídodevueltaacasa.Porquesumadrehabíaquerido,porencimadetodo,sobresalir.Porquesupadrehabíaquerido,porencimadetodo,pasardesapercibido.Porqueambascosashabíansidoimposibles.

En su primer año en Radcliffe, 1955, Marilyn se había apuntado a físicaintroductoriaysuorientadorhabíaechadounvistazoasuhorariodeclasesysehabíaquedadocallado.Eraunhombreregordetecontrajedetweedypajaritacarmesíyunsombrerogrisoscuroapoyadoconelalahaciaabajoenlamesa,asulado.«¿Porquéquierescogerfísica?»,lehabíapreguntado,yellalehabíaexplicadotímidamentequeteníalailusióndeconvertirseenmédico.«¿Enfermerano?»,habíadichoelhombreconunarisita.SacóelexpedienteacadémicodesecundariadeMarilyndeunacarpetay lo estudió. «Bueno—dijo—, veo que sacaste muy buenas notas en física en elinstituto».Tenía lanotamásaltade sucurso,había subido lamediade laclaseentodos los exámenes; le había encantado estudiar física. Pero el orientador eso nopodía saberlo.En el certificado decía sólo «sobresaliente».Contuvo la respiración,esperando, temiendoque ledijeraque lascienciaserandemasiadodifíciles,queenvezdeesoseríamejorqueprobaraconliteraturaohistoria.Sepreparómentalmentepara responderle. Pero el hombre dijo: «Muy bien. Entonces ¿por qué no cogestambiénquímica,sitesientescapaz?»yacontinuaciónhabíafirmadosuhorarioyselohabíadado,sinmás.

Cuandollegóallaboratorio,noobstante,comprobóqueeralaúnicachicaenunahabitación de quince hombres. El profesor chasqueó la lengua y dijo: «SeñoritaWalker,serámejorqueserecojaesosrizosdeoro».«¿Teenciendoelmechero?»,ledijo otro chico. «Déjame que te abra el frasco». Cuando rompió un vaso deprecipitaciónelsegundodíadeclase, treshombrescorrieronasu lado.«Cuidado»,dijeron. «Mejor que dejes que te ayudemos». Todo, se dio cuenta enseguida,empezabacon«mejor».«Mejordéjamequeteecheyoelácido».«Mejorretírateunpoco,estovaaexplotar».Paraeltercerdíadeclasedecidiódemostrarlesquiénera.Dijo no, gracias, cuando se ofrecían a hacerle sus pipetas y después disimuló unasonrisacuandolamiraroncalentartubosdeensayoencimadeunmecheroBunsenyconvertirlos como si fueranmelcocha en cuentagotas con el gollete perfectamenteafilado.Mientras sus compañeros de clase en ocasiones se salpicaban la bata y sehacían quemaduras en el traje, ella medía ácidos conmano firme. Sus solucionesnuncaborboteabanhastarebosarenlaencimeracomovolcanesdebicarbonato.Susresultadoseransiemprelosmásprecisos;susinformesdelosexperimentos,losmás


completos. Para la mitad del trimestre había subido la nota media de todos losexámenesyelprofesorhabíadejadodesonreírconairedesuficiencia.

Siempre le había gustado sorprender así a las personas. En el instituto habíahecho una petición al director: dar trabajos manuales en lugar de economíadoméstica. Era 1952 y en Boston unos investigadores estaban empezando adesarrollarunapíldoraquecambiaríaparasiemprelasvidasdelasmujeres,perolaschicas seguían llevando faldaal colegioyenVirginia lapeticióndeMarilynhabíaresultado radical. Economía doméstica era una asignatura obligada para todas laschicasdesegundodebachilleratoylamadredeMarilyn,DorisWalker,eralaúnicaprofesora que la enseñaba en el instituto Patrick Henry. Marilyn había pedidocambiarseamanualidadescon loschicos.Lasdosasignaturassedabana lamismahora,dijo.Suhorarionoseveríaalterado.El señorTolliver,eldirector, laconocíabien; era la primera de su clase—de chicos y chicas— desde el sexto curso y sumadre llevaba años de profesora en el centro. Así que asintió y sonrió mientrasMarilynleargumentabasupetición.Luegonegóconlacabeza.

—Losiento—dijo—.Nopodemoshacerunaexcepciónparanadie,sino,todoslaexigirán—y,antelaexpresióndelacaradeMarilynlediounospalmaditasenlamano—.Teresultaríadifíciltrabajarcondeterminadosmateriales—ledijo—y,parasertesincero,teneraunachicacomotúenlaclasedistraeríamuchoaloschicos.

Lodecíacomouncumplido,Marilynlosabía.Perotambiénsabíaquenoloera.Sonrió y le dio las gracias por atenderla. No fue una sonrisa de verdad y no lesalieronloshoyuelos.

Así que se había sentado sin ganas en la última fila de la clase de economíadomésticaaesperareldiscursodelprimerdíaquesumadrellevabadandodoceaños,tamborileandoen lamesacon losdedosmientras sumadreprometíaa lasalumnasenseñarlestodoloqueunajovendamanecesitabaparallevarlasriendasdeunacasa.Como si una casa, pensó Marilyn, fuera algo que pudiera irse galopando si tedistraías.Observóalasotraschicasdelaclasefijándoseenquiénsemordíalasuñas,quién tenía un jersey con bolitas, quién olía ligeramente a cigarrillo fumado aescondidasalahoradecomer.AlotroladodelpasillooíaalseñorLandis,elprofesordetrabajosmanualesdemostrandolamaneracorrectadesujetarunmartillo.

Llevarlacasa,habíapensado.Todoslosdíasmirabaasuscompañeraschuparelextremodelhilocondedosentorpecidosporeldedalyentrecerrarlosojosenbuscadelojodelaaguja.Pensabaenlainsistenciadesumadreencambiarsederopaparacenar,aunqueyanoteníaunmaridoalqueimpresionarconsucaralozanaysubatainmaculada.Sumadresehabíahechoprofesoracuandosupadresemarchó.Marilynteníaentonces tresaños.El recuerdomásnítidoqueconservabadesupadreerauntactoyunolor:laasperezadesumejillacontralasuyacuandolacogíaenbrazosyelcosquilleodeOldSpiceenlanariz.Noseacordabadecuándosefue,perosabíaquehabíasidoasí.Todoelmundolosabía.Yahoratodoelmundolohabíamásomenosolvidado.LosreciénllegadosaldistritoescolardabanporhechoquelaseñoraWalker


era viuda. Su madre misma jamás aludía al hecho. Seguía empolvándose la narizdespuésde cocinary antesde comer; seguíapintándose los labios antesdebajar apreparareldesayuno.Asíquelollamabanllevarlasriendasdelacasaporalgo,pensóMarilyn.Porquealgunasvecessedesmandaba.Yenclasedeliteratura,enunexamenescribió:Ironía:undesenlacecontradictoriodeacontecimientoscomoridiculizandolapromesaeidoneidaddelascosas,ysacóunsobresaliente.

Se le empezó a enredar el hilo de la máquina de coser. Cortaba patrones sindesdoblarlos,convirtiendolascapasdeteladedebajoenrecortables.Lascremallerasde sus vestidos se descosían.Dejaba trocitos de cáscara de huevo en lamasa paratortitas; confundía la salyel azúcaren losbizcochos.Undíadejó laplanchabocaabajoenlatablaycausónosólounaquemaduranegruzcaenlafunda,tambiénhumosuficiente para que se dispararan los aspersores contra incendios. Aquella noche,durantelacena,sumadreseterminóelúltimotrozodepatataydejóeltenedoryelcuchillocruzadospulcramenteencimadelplato.

—Séloqueestásintentandodemostrar—dijo—.Perocréeme,tevoyasuspendercomosigasasí.

Luegorecogiólosplatosyselosllevóalfregadero.Marilynnoselevantóparaayudarla,comonormalmentehacía.Miróasumadre

atarseundelantalfruncidoalrededordelacintura,susdedosanudandolastirasenunúnicomovimientorápido.Cuandoestuvolavadoelúltimoplato,sumadreseaclarólasmanosysepusocremadeunfrascoquehabíaenlaencimera.Acontinuaciónfuehastalamesa,leapartóaMarilynelpelodelacaraylabesóenlafrente.Lasmanosleolíanalimón.Teníaloslabiossecosycálidos.

DuranteelrestodesuvidaestoesloquelevendríaaMarilynalacabezacadavezquepensabaensumadre.Sumadre,quenuncahabíasalidodesupueblonatalaciento treinta kilómetros de Charlottesville, que nunca salía de casa sin ponerseguantesyquenunca,hastadondelealcanzabalamemoriaaMarilyn,lamandabaalcolegiosinundesayunocaliente.QuejamásmencionóalpadredeMarilyndesdequeéstesefueylaeducósola.Que,cuandoaMarilynledieronunabecaparaRadcliffe,la abrazó largo rato y susurró: «Qué orgullosa estoy de ti. No tienes ni idea.—Yluego,cuandolasoltó,miróaMarilynalacara,lesujetóelpelodetrásdelasorejasydijo—:YvasaconoceraunmontóndechicosmaravillososdeHarvard».

QuesumadrehubieraestadoenlociertoeraalgoqueirritaríaaMarilynduranteel restodesuvida.Siguióestudiandoquímica,eligiófísicadeasignaturaprincipal,fue tachandodesu lista todos los requisitosparaentraren la facultaddemedicina.Porlasnochespermanecíainclinadasobresuslibrosdetextomientrassucompañeradehabitaciónseponíabigudíesenelpelo,seaplicabacoldcreamcongolpecitosenlacarayse ibaa lacama.Marilynbebía témuycargadoysemanteníadespiertaabasedeimaginarseconbatademédico,apoyandounamanofríaenunafrentefebril,colocandounestetoscopioenelpechodeunpaciente.Eralacosamásalejadadelavidadesumadreenquepodíapensar,unavidaenlaquecoserbienundobladilloera


unaproezaadmirableyquitar lasmanchasderemolachadeunacamisa,motivodecelebración.Enlugardeelloatajaríaeldolor,restañaríaheridasyrecolocaríahuesos.Salvaría vidas. Y, sin embargo, al final había ocurrido lo que su madre habíapredicho:habíaconocidoaunhombre.

Fueenseptiembrede1957,suprimerañodeuniversidad,sentadaalfondodeunaulaatestada.EnCambridgeseguíahaciendouncalorpegajosoytodosesperabanaquellegaraelfrescorgratodelotoñoylimpiaralaciudad.Laasignaturaeranuevadeese año —El cowboy en la cultura estadounidense— y todos querían apuntarse.CorríaelrumordequelosdeberesconsistiríanenverElllanerosolitarioyLaleydelrevólver.Marilynsacóunahojadesucarpetay tenía lacabezainclinadacuandoelsilencioseposóenelaulacomolanieve.Miróalprofesorqueseacercabaalestradoycomprendióporquésehabíancalladotodos.

En el catálogo de asignaturas el profesor figuraba como James P. Lee. Era unestudiante deposgradode cuarto añoynadie sabía nadade él.Marilyn, quehabíavivido toda su vida enVirginia, asociaba el apellido Lee a un tipo de hombre: elpolíticoRichardHenryLee, el generalRobertE.Lee.Ahora se dio cuenta de quehabíaesperado—dequetodoshabíanesperado—alguienconchaquetacolorcamelyligero acentoypedigrí sureños.El hombreque estaba colocando suspapeles en elatrileramásbienjovenydelgado,peroahí terminabaelparecidoconloquetodoshabían imaginado.Un oriental, pensó. Nunca había visto uno en persona. Vestíacomo el director de una funeraria: traje negro, corbata negra de nudo apretado,camisa tanblancaque resplandecía.Llevaba el pelopeinadohacia atrásy conunarayaperfectayblanca,perounmechónlesobresalíapordetráscomolaplumadeunjefeindio.Cuandoempezóahablarsellevóunamanoalacabezaparaaplastarseelmechónyalguiensoltóunarisita.

Si el profesor Lee lo oyó, no lo demostró. «Buenas tardes», dijo. Marilyn sesorprendióconteniendolarespiraciónmientrasescribíasunombreen lapizarra.Leveíaatravésdelosojosdesuscompañerosdeclaseysupoloqueestabanpensando.¿Aquél era su profesor? ¿Aquel hombremenudo, quemediría uno setenta y cincocomomucho y ni siquiera era estadounidense les iba a hablar de vaqueros? Perocuando se fijó en él denuevo reparó en lo esbeltode su cuello, en lo tersode susmejillas.Parecíaunniñopequeñojugandoadisfrazarse,ycerrólosojosyrezóporque la clase fuera bien. El silencio se prolongó, tenso como la superficie de unaburbuja a punto de estallar. Alguien le pasó un programa mimeografiado de laasignaturaporencimadelhombroyMarilynsesobresaltó.

Para cuando hubo cogido la copia que estaba al principio y pasado el resto, elprofesorLeehabíaempezadoahablar.

—La imagen del vaquero —dijo— existe desde hace más tiempo de lo quesuponemos.

No había rastro de acento extranjero en su voz yMarilyn exhaló despacio. Sepreguntó de dónde habría venido.Nohablaba en absoluto como le habían contado


que hablaban los chinos. Nada de peldón o toltilla. ¿Se habría criado en EstadosUnidos?A los diezminutos, la clase empezó a revolverse y amurmurar.Marilynmiró los apuntes que había cogido, frases como «experimentado múltiplesevolucionesencadaetapadelahistoriaestadounidense»y«aparentedicotomíaentrela rebeldía socialy la encarnacióndevaloresnorteamericanos esenciales».Leyóelprogramaporencima.Diezlecturasobligatorias,unparcial, trestrabajos.Noeraloquehabían imaginadosuscompañerosdeclase.Unachica sentadaenun lateral semetió el libro bajo el brazo y se escabulló por la puerta. Dos chicas de la filasiguiente la siguieron.Apartir de ahí empezóungoteo lento, pero continuo.Cadaminutoodosotrospocosestudiantes semarchaban.Unchicode laprimera fila selevantó y pasó por delante de la tarima de camino a la puerta. Los últimos enmarcharsefuerontreschicossentadosalfondo.Susurraronyrieronalpasarjuntoaasientos que acababan de quedarse vacíos, susmuslos golpeando los brazos de lassillasconunsuavepum,pum,pum.Cuandolapuertasecerró,Marilynoyógritaraunodeellos:«¡Yipiaiyei!»envoztanaltaqueahogóladelprofesor.Sóloquedabannueveestudiantes,todosencorvadossobresuslibrosenactitudaplicada,peroteníancoloradaslasmejillasyelfilodelasorejas.AMarilyntambiénleardíalacaraynoseatrevíaamiraralprofesorLee.Enlugardeellofijó lavistaensusapuntesysecolocóunamanoenlafrentecomosiquisieraprotegerselosojosdelsol.

Cuandoporfinlevantólacabeza,elprofesorLeerecorríaelaulaconlamiradacomosinohubieranada raro.Noparecía conscientedeque suvoz resonabaenelaulacasivacía.Terminólaclasecuandoquedabancincominutosparalahoraydijo:

—Mihorariodeatenciónalalumnoeshastalastres.Durantesólounossegundosdirigiólavistaalfrente,haciaunhorizontelejano,y

Marilynserevolvióensuasientocomosilaestuvieramirandodirectamenteaella.Fueaquelúltimomomento,elcosquilleoenlanucamientrasélrecogíasusnotas

ysalíadelaula,loquelallevóasudespachodespuésdelaclase.Eldepartamentodehistoriaestabatansilenciosoyapaciblecomounabiblioteca,elairequietoyfrescoyligeramentepolvoriento.Leencontrósentadoasumesa,lacabezaapoyadacontralaparedyleyendoelHarvardCrimsondeldía.Larayadelpeloselehabíadesdibujadoyteníaotravezelmechóndepunta.

—¿ProfesorLee?SoyMarilynWalker.¿Estabaenlaclasequeacabadedar?Aunquenohabíasidosuintención,elfinaldelafraselesaliócomounapregunta

y pensó: Debo de parecerle una adolescente, una adolescente estúpida, tonta ysuperficial.

—¿Sí?ÉlnolevantólavistayMarilynjugueteóconelbotónsuperiordesuchaqueta.—Sóloqueríapreguntarle—dijo—sicreequeestaréalniveldelaclase.Siguiósinlevantarlavista.—¿Quieresgraduarteenhistoria?—No.Enfísica.


—¿Eresdeúltimoaño?—No,deprimero.Quierohacermedicina,asíquelahistoria…noesmicampo.—Bueno—dijo—. Para serte sincero, no creo que tengas ningún problema. Si

decidescogerlaasignatura,claro.Doblóendoselperiódicodejandoverunatazadecafé,diounsorboyloabrió

nuevo.Marilyncomprendióquelaaudienciahabíaterminado,queteníaquedarselavuelta,saliralpasilloydejarlesolo.Peroaunasíhabíaidoallíporunmotivo,asíquesacóelmentónyacercóunasillaasumesa.

—¿Lahistoriaerasuasignaturapreferidaenlauniversidad?—SeñoritaWalker—dijoélmirándolaporfin—.¿Aquéhavenido?CuandoMarilyn le vio la cara de cerca, a sólo una mesa de distancia, se dio

cuentadelojovenqueera.Debíadetenersólounosañosmásqueella,nollegaríaalostreinta,pensó.Teníamanosanchas,condedoslargos.Nollevabaanillo.

—Quería disculparme por esos chicos —dijo de pronto, y comprendió queaquéllaeralarazónporlaquehabíaido.

ÉllamiróconlascejasligeramentelevantadasyMarilynsediocuentadeloqueacababadedecir.«Chicos»,unapalabraquetrivializabaloocurrido.Loschicossonasí.

—¿Sonamigossuyos?—No—dijoMarilyn,ofendida—.Nosonmásqueunosidiotas.Aloíraquelloélrióyellatambién.Viocomoseleformabanarrugasdiminutas

en lascomisurasde losojosycuandosedeshicieronsucaraeraotra,deexpresiónmássuave,lacaradeunapersonadecarneyhueso.Apartirdeahívioqueteníalosojos castaños, no negros, como le había parecido en el aula. Qué delgado estaba,pensó,quéhombrostananchos,comolosdeunnadador,yteníalapieldelcolordelté,comohojasdeotoñotostadasporelsol.Nuncahabíavistoaalguiencomoél.

—Supongoquelepasarátodoeltiempo—dijoconvozqueda.—Pues no lo sé. Erami primera clase. El departamentome ha dejado darla a

mododeprueba.—Losiento.—Nopasanada—dijo—.Tútehasquedadohastaelfinal.Ambosbajaronlavista,éllafijóensutazavacía,ellaenlamáquinadeescribiry

elpulcrofajodepapelcarbóncolocadoalbordedelamesa.—Paleontología—dijoélalcabodeuninstante.—¿Cómo?—Paleontología—repitió—. Mi asignatura favorita. Era paleontología. Quería

desenterrarfósiles.—Entoncessítienequeverconlahistoria—dijoMarilyn.—Supongo.SonriómirandolatazadecaféyMarilynseinclinósobrelamesaylebesó.


Elmartes,durantelasegundaclase,Marilynsesentóenunaesquina.CuandoelprofesorLeeentróenelaula,nolevantólavista.Enlugardeelloapuntóconcuidadolafechaenunaesquinadesusapuntes,dibujandounarecatadaeseenseptiembreyhaciendo el palo de la te perfectamente horizontal. Cuando él habló, empezaron aarderlelasmejillascomosihubierasalidoalsoldeverano.Estabaconvencidadequese había puesto colorada, llameante como un faro, pero cuando por fin levantó lavista, por el rabillo del ojo comprobó que todos estaban concentrados en la clase.Habíaunpuñadodeestudiantesenelaula,peroestabanescribiendoensuscuadernosomirandohacialatarima.Nadiesefijabaenella.

Cuandolebesósehabíasorprendidoasímisma.Habíasidounimpulso—comocuando a veces intentaba atrapar una hoja arrastrada por el viento o saltaba en uncharcoenundíadelluvia—,algohechosinpensarysinresistencia,algosinmotivoe inofensivo. Nunca había hecho algo así antes y no volvería a hacerlo, y alrecordarlo siempre se sorprendería e incluso se escandalizaría un poco, de sucomportamiento.Peroenaquelmomentohabíasabido,conunacertidumbrequenovolveríaatenersobrenada,queeralocorrecto,quequeríaaaquelhombreensuvida.Algoensuinteriorledecía:Loentiende.Entiendeloquesignificaserdistinto.

Elrocedesuslabiosconlossuyoslahabíasobresaltado.Sabíaacafé,calienteyligeramente amargo, y le había devuelto el beso. También aquello la habíasobresaltado.Comosihubieraestadopreparadoparaello,comosihubierasido tanidea suya como de Marilyn. Cuando por fin se separaron, ésta se había sentidodemasiadoavergonzadaparamirarlealosojos.Enlugardeellohabíafijadolavistaenelregazoyestudiadolafranelasuavedecuadrosdesufalda.Elsudorlepegabalasbragasalosmuslos.Alcabodeunmomentoseenvalentonóylemiróatravésdela cortina de su pelo.Entonces él le devolvió lamirada con timidez, por entre suspestañas,yMarilynsediocuentadequenoestabaenfadado,dequeteníalasmejillascolorrosa.

—Igualdeberíamosiraotrositio—dijoél,yMarilynasintióycogiósubolsa.Caminaronbajandoelrío,dejandoatrásloscolegiosmayoresdeladrillorojoen

silencio. El equipo de remo había estado practicando, los remeros hundiendo yenderezandolosremosalcompletounísono,labarcadeslizándoseporelaguasinunsolo ruido. Marilyn conocía a aquellos hombres, la invitaban a fiestas, al cine, apartidos de rugby; todos se parecían, eran la misma mezcla de pelo rojizo yrubicundez que había visto en el instituto, que llevaba viendo toda su vida, tanfamiliar como la patata cocida. Cuando rechazaba sus invitaciones porque queríaterminaruntrabajooponersealdíaensuslecturas,pasabanacortejaraotraschicasdel pasillo.Desde donde se encontraban, en la orilla del río, la distancia los hacíaanónimos,inexpresivoscomomuñecas.AcontinuaciónJames—comonoseatrevía,aún,areferirseaél—yellallegaronalpuentepeatonalyMarilynsedetuvoysediola vuelta paramirarle.No tenía aspecto de profesor, sino de adolescente, tímido yansioso,cuandolecogiólamano.


¿YJames?¿Quéhabíapensadodeella?Nuncaselodiría;nuncareconoceríanisiquiera ante sí mismo que durante aquella primera clase no se había fijado enMarilyn.LahabíamiradodirectamentealacaramientrashablabalargoytendidodeRoyRogers,GeneAutryyJohnWayne,perocuandosepresentóensudespachonisiquieralahabíareconocido.Lasuyahabíasidounamásdelascaraspálidas,bonitas,indistinguibleslasunasdelasotras,yaunquenuncaseríadeltodoconsciente,aquéllafuelaprimerarazónporlaqueseenamoródeella,porquehabíapasadoporcompletodesapercibida,porqueparecíaencontrarsetotalyabsolutamenteensuelemento.

DurantelasegundaclaseMarilynnodejóderecordarelolordesupiel—limpioy penetrante, como el aire después de la lluvia— y el tacto de sus manos en sucintura,y se le calentaronhasta laspalmasde lasmanos.Leobservópor entre losdedos:lapuntadesubolígrafodandogolpecitosenelatril,elrápidomovimientodemuñecaalpasarcadapáginadesusnotas.Mirabaatodaspartesmenosaella,sediocuenta.Alfinaldelahoraremoloneóensuasientoguardandodespaciolospapelesenlacarpeta,metiéndoseelbolígrafoenelbolsillo.Suscompañeros,quesedirigíanconprisaaotrasclases,laapretujaronenelpasilloylaempujaronconsusbolsas.Enelatril, Jamesordenósusapuntes,sequitóelpolvode lasmanos,volvióacolocar latiza en la bandeja en el saliente de la pizarra.No levantó la vista cuandoMarilynrecogió sus libros ni cuando los sujetó con el brazo doblado y se dirigió hacia lapuerta.Peroentonces,justocuandoapoyólamanoenelpomo,dijo:«Unmomento,señoritaWalker»yalgoenelinteriordeMarilyndiounvuelco.

ParaentonceselaulaestabavacíayMarilynse recostóen lapared, temblando,mientrasélcerrabaelmaletínybajabalasescalerasde la tarima.Marilyncerrólosdedos alrededor del pomo de la puerta paramantener el equilibro. Pero cuando élllegó a su lado no sonreía. «Señorita Walker», repitió mientras tomaba aireprofundamente,yMarilynsediocuentadequetampocoellasonreía.

Erasuprofesor,lerecordó.Ellaerasualumna.Comoprofesorsuyo,sentiríaqueseestabaaprovechandodesuposiciónencasodeque—miróalsueloyjugueteóconelasadesumaletín—encasodequeempezaranuna relacióndealgunaclase.NomirabaaMarilyn,peroéstanolosabía.Teníalavistafijaensuspropiospies,enlaspunterasrozadasdesuszapatos.

Intentótragarynopudo.Seconcentróenlosarañazosgrises,enlapielnegrayreunió fuerzas acordándose de su madre, de todas sus sugerencias sobre queconoceríaaunchicodeHarvard.Nohasvenidoabuscarunhombre, sedijo.Hasvenidoparaalgomejor.Peroenlugardelsentimientodeiraquehabíaesperado,undolorardienteleatenazólagarganta.

—Loentiendo—dijolevantandolavistaporfin.Aldíasiguientefueasudespachoenhorariodeatenciónalalumnoparadecirle

quedejabasusclases.Unasemanadespués,eranamantes.Pasarontodoelotoñojuntos.Jamesteníaunaseriedad,unareserva,queMarilyn

nohabíaconocidonunca.Parecíamirarlascosasconmásatención,pensarconmás


cuidado,mantenersesiempreamediopasodedistancia.SólocuandoestabanjuntosensupequeñoapartamentodeCambridgeolvidabasureservaconunaintensidadquedejabaaMarilynsinaliento.Después,acurrucadaensucama,Marilynlerevolvíaelpelo, de punta por el sudor. Durante aquellas horas vespertinas parecía a gustoconsigo mismo y a Marilyn le encantaba ser lo único que le hacía sentir así. Sequedabanenlacama,dormitandoysoñandohastalasseis.EntoncesMarilynsemetíael vestido por la cabeza y James se abotonaba la camisa y se peinaba. Elmechónseguíadepunta,peroMarilynnuncaselodecía,leencantabaesepequeñorecuerdodelafacetadeélalaqueteníaacceso.Selimitabaabesarleyacorrerparallegaralcolegiomayorantesdequecerraran.ElmismoJamesempezóaolvidarsedelmechónrebelde, rara vez se acordaba de mirarse en el espejo. Cada vez que Marilyn lebesaba, cada vez que abría los brazos y ella se pegaba a él le parecía unmilagro.Estar con ella le hacía sentirse completamentebienvenido, completamente en casa,comonuncaensuvida.

Nuncasehabíasentidoencasaallí,aunquehabíanacidoensueloestadounidense,aunque jamáshabíapuesto elpie enotropaís.Supadrehabía llegadoaCaliforniausandounnombrefalso,simulandoserelhijodeunvecinoquehabíaemigradounosdiezañosantes.EstadosUnidoserauncrisol,peroelCongreso,temerosodequelaaleaciónresultanteempezaraaserexcesivamenteamarilla,habíaprohibidolaentradaa todos los inmigrantes chinos. Sólo los hijos de quienes ya estaban en EstadosUnidospodíanentrar.AsíqueelpadredeJameshabíaadoptadoelnombredelhijodesuvecino,quesehabíaahogadoenelríoelañoanterior,ysehabíareunidoconsu«padre»enSanFrancisco.Eralahistoriadecasitodoslosinmigranteschinosdesdelos tiempos de Chester A. Arthur hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.Mientraslosirlandeses,losalemanesylossuecosseapelotonabanenlacubiertadebuquesdevaporyagitabanlamanocuandoaparecíalaantorchaverdepálidodelaEstatua de laLibertad, los culis tenían que recurrir a otrosmedios para llegar a latierradondetodosloshombreshabíansidocreadosiguales.AquellosquelolograbanvisitabanalcabodeltiempoasusmujeresenChinayregresabansiemprecelebrandoel nacimiento de un hijo. Los que se habían quedado en casa, en los pueblos, yansiabanhacerfortuna,adoptabanlosnombresdeesoshijosmíticosyhacíanellargoviaje por mar. Mientras los noruegos, italianos y judíos rusos viajaban entransbordadorde la isladeEllisaManhattanysedispersaban luegopor ferrocarrilhaciaKansas,NebraskayMinnesota,lamayoríadeloschinosquellegabanconunaidentidadfalsahastaCaliforniasequedabanallí.Enlosdistintosbarrioschinos, lasvidasde todosestoshijosdepapel eran frágilesy se rompíancon facilidad.Todosteníanunnombrefalso.Todosconfiabanennoserdescubiertosydevueltosasupaís.Todosprocurabanirmuyjuntosdemodoqueningunosobresaliera.

LospadresdeJames,sinembargo,nosehabíanquedadoenCalifornia.En1938,cuando James tenía seis años, supadrehabía recibidouna cartadeunhermanodepapelquesehabíamarchadoalesteenbuscadetrabajocuandoempezólaDepresión.


Había encontrado un empleo en un pequeño internado en Iowa, escribía el«hermano»,dejardineroyencargadodemantenimiento.Ahorasumadre(lareal,noladepapel)estabaenferma,asíquesevolvíaaChina,ysusempleadoreslehabíanpreguntado si tenía algún amigo de confianza que trabajara tan bien como él. Lesgustanloschinos,decíalacarta;creenquesomostranquilos,trabajadoresylimpios.Eraunbuenpuesto,enuncolegiomuyexclusivo.Podríainclusohabertrabajoparasumujerenlascocinas.¿Leinteresaba?

James no leía chino, pero recordaría toda su vida el último párrafo de aquellacarta,caligrafiadoconplumaestilográfica,quefueelqueinteresóasuspadres.Habíaunanormativaespecial,decíaelhermano,paraloshijosdeempleados.Siaprobabanunexamendeingreso,podíanestudiarenelcolegiogratis.

Eltrabajoescaseabaytodospasabanhambre,peroesepárrafofuelarazóndequelos Lee vendieran sus muebles y atravesaran el país con sólo dos maletas.Necesitaroncincoviajes en autobusesGreyhoundycuatrodías.Cuando llegaronaIowa,el«tío»deJameslesllevóasuapartamento.DeaquelhombreJamesrecordabaúnicamente los dientes, más torcidos incluso que los de su padre, con uno quesobresalíaigualqueungranodearrozesperandoaserextraídoconunpalillo.Aldíasiguientesupadresepusosumejorcamisa,abotonadahastaelcuello,yfueconsuamigoalaLloydAcademy.Paraporlatardeestabadecidido:empezaríaatrabajarlasemanasiguiente.Lamañanadespuésdeaquello,sumadresepusosumejorvestidoyfueconsupadrealcolegio.Aquellanochecadaunovolvióacasaconununiformeazulmarinoenelqueestababordadosunuevonombreinglés:HenryWendy.

Unaspocassemanasmás tarde, lospadresdeJames le llevaronaLloydparaelexamen de ingreso. Un hombre con un gran bigote blanco como el algodón leacompañóaunaulavacíaylediouncuadernilloyunlapicero.Cuandolorecordaba,Jamessedabacuentadelobrillantedelaidea.¿Cómoibaunniñodeseisañosaleer,ymuchomenosaaprobarunexamenasí?Unhijodeprofesora,quizá,siéstalohabíapreparadoconél.Desdeluegonoelhijodeunconserjeodeljardinero.Siunodelosladosdeuncampode juegomidedocemetros,¿qué longitud tiene lavallaque lorodea?¿CuándosedescubrióAmérica?¿Cuáldeestaspalabrasesunsustantivo?Completa esta secuencia de figuras. Lo sentimos, diría el director, su hijo no hasuperado el examen.No está a la altura del nivel académico deLloyd.Yno haríafaltabecarle.

James,sinembargo,habíasabidotodaslasrespuestas.Habíaleídocadaperiódicoquecaíaensusmanos;habíaleídotodosloslibrosquehabíacompradosupadre,acincocentavos labolsa,ensaldosdebibliotecas.Cuarentayochometros,escribió.1492.Automóvil.Elcírculo.Terminóelexamenydejóel lápizenunaranuraen laparte superior del pupitre. El hombre del bigote no levantó la vista hasta veinteminutos después. «¿Ya has terminado? —dijo—. Estabas muy callado, hijo. —Recogióelcuadernilloyel lápizy llevóa Jamesdevueltaa lascocinas,dondesu


madreestabatrabajando—.Voyacorregirelexamenylasemanaquevienelesdarélosresultados»,ledijo,peroJamesyasabíaquehabíaaprobado.

Cuando empezó el curso en septiembre fue al colegio con su padre en lacamioneta Ford que le había prestado el colegio para las tareas demantenimiento.«EreselprimerniñoorientalquevaaLloyd—lerecordósupadre—.Daejemplo».AquellaprimeramañanaJamessedeslizóensuasientoylaniñaqueestabaasuladolepreguntó:«¿Quétepasaenlosojos?».Hastaquenooyóelespantoenlavozdelaprofesora —«¡Shirley Byron!»— no cayó en la cuenta de que debía sentirseavergonzado;lasiguientevezquepasó,habíaaprendidolalecciónysepusocoloradoinmediatamente.En todas lasclases, cadadíadeaquellaprimera semana, losotrosestudiantesleestudiaban:¿dedóndeveníaaquelniño?Teníaunacartera,ununiformedeLloyd.Peronovivíaenelcolegiocomoelrestodeellos;noseparecíaanadiequehubieranvistonunca.Devezencuandollamabanasupadreparaquearreglaraunaventanaquechirriaba,cambiaraunabombilla,pasaralafregona.James,encogidoenlaúltimafila,veíaasuscompañerosdeclasemirarasupadreydespuésaélysabíalo que sospechaban. Acercaba la cabeza al libro, tanto que la nariz casi tocaba lapágina,hastaquesupadresalíadelahabitación.Paraelsegundomes,pidiópermisoasuspadresparairyvolverandandodelcolegiosolo.Solo,podíasimularqueeraunestudiantemás.Podíasimularque,coneluniformepuesto,eraexactamenteigualqueelresto.

Pasó doce años en Lloyd y nunca se sintió en casa. En Lloyd todos parecíandescender de un padre peregrino, un senador o un Rockefeller, pero cuando lemandaban hacer árboles genealógicos para clase, James simulaba haberse olvidadopara no tener que dibujar su propio y complicado diagrama. No me preguntes,suplicabaensilenciomientraslaprofesoraescribíaunceropequeñoenrojojuntoasu nombre. Se impuso un programa de estudio de la cultura estadounidense —escucharlaradio, leercómics,ahorrarlapagasemanalparairalasesióndobledelcine, aprenderse las reglas de los nuevos juegos demesa—por si alguien le decíaalguna vez: Oye, ¿escuchaste ayer Esqueleto rojo? O ¿Jugamos al Monopoly?,aunquenadielohizonunca.Amedidaquesehizomayor,dejódeiralosbailesyalasconcentracionesdeportivasyalasfiestasdegraduacióndelinstituto.Enelmejorde los casos, las chicas le sonreían en silencio por los pasillos; en el peor, se lequedabanmirandocuandosecruzabaconellasyoíasusrisasburlonasaldoblar laesquina. En la graduación, el anuario incluyó una foto suya además del retratoobligatoriodetodoslosdeúltimoaño:unainstantáneaenunareuniónparasaludaralpresidenteTruman,sucabezavisibleencimadelhombrodel tesorerodeclaseydeunachicaqueterminaríacasándoseconunpríncipebelga.Susorejas,queenlavidarealseponíanrosascuandoseruborizaba,aparecíandeungrisintensoyantinaturalenlafotografíayteníalabocaligeramenteabierta,comosilehubierandescubiertoentrandosinpermisoenalgunaparte.Enlauniversidadconfióquelascosasfuerandistintas.PerodespuésdesieteañosenHarvard—cuatrodeestudiantedegrado,tres


y el corriente como estudiante de posgrado— nada había cambiado. Sin serconscientedelmotivo,seespecializóeneltemamásintrínsecamenteestadounidensequeencontró—vaqueros—,perojamáshablabadesuspadresodesufamilia.Seguíateniendopocosconocidosyningúnamigo.Seguíarevolviéndoseensuasientocomosiencualquiermomentoalguienpudierarepararenélypedirlequesemarchara.

Asíqueenotoñode1957, cuandoMarilyn se inclinó sobre sumesay lebesó,aquellahermosachicadepelocolormiel,cuandollegóasusbrazosydespuésasucama,Jamesapenasdabacrédito.Laprimera tardequehabíanpasado juntosensudiminuto estudio de paredes enjabelgadas le había maravillado comprobar que sucuerpoencajabaalaperfecciónenelsuyo:lanarizdeellaseajustabaexactamentealhuecoentresusclavículas;lamejillasecurvabadeformaqueseadaptabaalacurvadelcuellodeél.Comosifueranlasdosmitadesdeunmolde.Lahabíaestudiadoconelairedeunescultor,recorriendoloscontornosdesuscaderasymuslos,rozándolelapielconlasyemasdelosdedos.Cuandohacíanelamor,elpelodeMarilyncobrabavida.Seoscurecíaypasabadelcolordelmaízdoradoalámbar.Seondulabayrizabacomo la punta de un helecho. Le asombraba tener un efecto así en otra persona.Cuando se adormecía en sus brazos, el pelo poco a poco se relajaba, y cuando sedespertaba había recuperado su ondulación habitual. Entonces su risa francachispeaba en aquella habitación blanca, desnuda;mientras hablaba, sin detenerse atomar aliento, sus manos aleteaban hasta que James las cogía entre las suyas yentonces se quedaban cálidas y quietas, como pájaros descansando, y le atraía denuevo hacia ella. Era como si Estados Unidos mismo le acogiera. Era demasiadasuerte.Temíaeldíaenqueeluniversosedieracuentadequenolecorrespondíaestarconellay se la llevara.Oqueella sedieracuentadeprontode suequivocaciónysaliera de su vida tan repentinamente como había entrado. Al cabo de un tiempo,tambiénelmiedoseconvirtióenunhábito.

Empezóahacerpequeñoscambiosconintencióndeagradarla.Searreglóelpelo;secompróunacamisadealgodónderayasazulesdespuésdequeMarilynadmiraraunaquellevabauntranseúnte.(Elmechónrebelde,persistente,seguíadepunta;añosmás tarde Nath y Hannah lo heredarían). Un sábado, a sugerencia de Marilyn,compró siete litros de pintura amarillo claro, desplazó los muebles al centro delapartamentoycubrióelparquéconplásticos.Amedidaquepintabanunaparte,luegootra,lahabitaciónseiluminócomosiláminasdesolsedesplegaranporlasparedes.Cuandoestuvotodopintado,abrierontodaslasventanasyseacurrucaronenlacama,enelcentrodelahabitación.Elapartamentoeratanpequeñoquetodoestabaapocosmetrosdelapared,perorodeadodesumesaysussillas,conlabutacaylacómodaallado, James se sintió como si estuvieran en una isla o flotando en elmar. Tenía aMarilynacopladaalacurvadesuhombro, labesóyellalerodeóelcuelloconlosbrazosarqueandoelcuerpoenbuscadelsuyo.Otromilagrodiminuto,cadavez.

Entrada ya la tarde, cuando se despertó y anochecía, reparó en una manchaamarillaminúsculaenlapuntadeundedodelpiedeMarilyn.Trasunmomentode


exploraciónencontróunborrónenlaparedcercadelbordedelacama,dondeellalahabía tocadoconelpiemientrashacíanelamor:unpuntosinpintardel tamañodeunamonedadediezcentavos.NoledijonadaaMarilyn,ycuandovolvieronaponerlosmueblesensusitioaquellanoche,eltocadorocultabalamancha.Cadavezquelomirabasesentíacontento,comosipudieraver,atravésdeloscajonesdepinoysuropadoblada,lamarcaqueelcuerpodeMarilynhabíadejadoensuespacio.

En Acción de Gracias, Marilyn decidió no ir a casa, a Virginia. Se dijo a símisma,yaJames,queestabademasiadolejosparaunasvacacionestancortas,peroenrealidadsabíaquesumadre lepreguntaría,otravez,si tenía«perspectivas»a lavista, y que esta vez no iba a saber qué contestar.Así que en lugar de ello, en lacocinadiminutadeJamesasóunpollo,cortópatatasendados,pelóbatatasylopusotodoenunafuentedehornodeltamañodeunblocdetaquigrafía.CenadeAccióndeGraciasenminiatura. James,queen suvida sehabíapreparadounacomida,yquesubsistía a base de hamburguesas de Charlie’s Kitchen y magdalenas de Hayes-Bikford,lamirabaasombrado.Despuésderegarelpolloconsalsa,Marilynlevantólavistadesafiante,cerróelhornoysequitólosguantes.

—Mimadreesprofesoradeeconomíadoméstica—dijo—.BettyCrockeressuídolo.

Era lo primero que le contaba sobre sumadre. Lamanera en que lo dijo sonócomo un secreto, algo que hubiera mantenido oculto y ahora, deliberada,confiadamente,revelara.

James sintió que debía corresponder a aquel privilegio, a aquel regalo íntimo.Habíamencionadoenunaocasión,depasada,quesuspadreshabíantrabajadoenuncolegio sin añadir nada más, esperando queMarilyn pensara que eran profesores.Peronuncalehabíacontadoquelacocinadelcolegiohabíasidocomoelpaísdelosgigantes,todoatamañoindustrial:rollosdepapeldeestañodeochocientosmetros,tarrosdemayonesalobastantegrandesparaquecupierasucabeza.Sumadreeralaencargadadereducirlaescaladeesemundo,cortandomelonesencubosdeltamañode dados, dividiendo barras de mantequilla en porciones para acompañar cadapanecillo.Nuncalehabíacontadoanadiequelasotrasmujeresdelacocinasereíandesumadreporenvolverlassobrasdecomidaenlugardetirarlas;queluegoencasalasrecalentabanenelhornomientrassuspadresleinterrogaban:¿Quéhabéishechoengeografía?«¿Quéhabéishechoenmatemáticas?».Yélrecitaba:MontgomeryeslacapitaldeAlabama.Losnúmerosprimos tienensólodos factores.No entendíansusrespuestas,peroasentían,complacidosporqueJamesestuvieraaprendiendocosasqueellosdesconocían.Mientrashablaban,éstedesmigabagalletasenunvasodesopadeapioo retirabapapel enceradodeunemparedadodequesoyvacilaba, confuso,conlasensacióndequeesoyalohabíahechoantes,sinsaberconseguridadsiestabarepasandosusestudiosolajornadaescolarcompleta.Enquintocursodejódehablarchino con sus padres, temeroso de teñir su inglés con acento;mucho antes de esohabíadejadoporcompletodehablarasuspadresdelcolegio.Ledabamiedocontarle


aquellas cosas aMarilyn, temía que una vez las admitiera empezara a verle comosiempresehabíavistoa símismo:unpariaescuálidoquesealimentabadesobras,recitandounpapeleintentandopasarporloquenoera.Unimpostor.Teníamiedodequenovolvieraaverledeningunaotramanera.

—Mis padres están muertos —dijo—. Murieron nada más empezar yo launiversidad.

Sumadrehabíamuertodurantesusegundoaño,untumorlehabíaflorecidoenelcerebro.Supadresehabíaidoseismesesdespués.Complicacionesdeunaneumonía,habían dicho los médicos, pero James había sabido la verdad: su padre,sencillamente,nohabíaqueridovivirsolo.

Marilynnodijonada,perolecogiólacaraentrelasmanosyJamesnotóelcalorresidual del horno en las palmas de sus manos. Así estuvieron sólo unmomento,antesdequesonaraeltemporizadoryMarilynsevolvieraalacocina,perobastóparareconfortarle. Recordó las manos de su madre—con cicatrices de quemaduras devapor, encallecidas de restregar cazuelas—y quiso besar el suave hueco donde sejuntabanlaslíneasdelavidaydelamorenlasdeMarilyn.Seprometióasímismoque nunca dejaría que esasmanos se endurecieran. CuandoMarilyn sacó el pollo,bruñidoybronce,delhorno,suhabilidadlehechizó.Erahermosalamaneraenqueeljugoseespesababajosuscuidadoshastaconvertirseenunasalsa,cómolaspatatasseahuecaban igualquealgodónbajosu tenedor.Aquelloera lomásparecidoamagiaque James había visto nunca. Unos meses después, cuando se casaron, harían unpacto:dejarqueel pasado se fuera alejando,dejardehacerpreguntas, desde aquelmomentomirarsóloadelante,nuncaatrás.

Aquella primavera Marilyn hacía planes para su último curso; James estabaterminandoeldoctoradoyesperandoasabersilecontratabaneneldepartamentodehistoria.Habíaunavacanteysehabíapresentado,yelprofesorCarlson,eldirectordedepartamento,lehabíadadoaentenderqueera,conmucho,elmejordesuclase.Devez en cuando hacía entrevistas para puestos en otros sitios—enNewHaven, enProvidence—porsiacaso.Ensu fuero interno,sinembargo,estabaconvencidodeque le contratarían en Harvard. «Carlson más o menos me ha dicho que estoycontratado»,ledecíaaMarilyncadavezquesurgíaeltema.Éstaasentíaylebesabaysenegabaapensarenloquepasaríacuandosegraduaraelañosiguiente,cuandosemarchara a estudiar medicina a saber dónde. Harvard, pensaba, contando con losdedos.Columbia,JohnHopkins.Stanford.Cadadedounpocomáslejos.

Entonces,enabril,ocurrierondoscosasqueningunode losdosseesperaba.Elprofesor Carlson informó a James de que sentía muchísimo decepcionarle, perohabían decidido contratar a su compañero de clase William McPherson y, porsupuesto, sabían que James tendría muchas otras oportunidades en otrasuniversidades. «¿Te han explicado por qué?», preguntóMarilyn, y James contestó:«Que no encajaba en el departamento, han dicho» yMarilyn no volvió a sacar eltema.Cuatrosdíasdespués,unasorpresaaúnmayor:Marilynestabaembarazada.


Así que en lugar de Harvard, una oferta de la modesta Universidad deMiddlewoodaceptada con alivio.En lugardeBoston, una ciudaddeprovinciasdeOhio. En lugar de la facultad de medicina, una boda. Todo muy distinto de loplaneado.

«Un hijo—le decíaMarilyn a James una y otra vez—.Muchomejor: nuestrohijo».Paracuandosecasaran,Marilynsóloestaríadetresmesesynoselenotaría.Asímisma se decía:Puedes volver y terminar el primer año cuando el niño crezca.Pasaríancasiochoañoshastaquelauniversidadvolvieraaserunaposibilidadrealytangible, pero eso Marilyn entonces no lo sabía. Cuando salió del despacho deldecanodespuésdeasegurarseunpermisoindefinido,estabaconvencidadequetodoloquehabíasoñadoparasímisma—estudiarmedicina,sermédico,esavidanuevaeimportante— la aguardaría lista para su regreso como un perro bien entrenadoesperando a su amo. Aun así, cuando se sentó ante la mesa del teléfono en elvestíbulodelcolegiomayoryledioalaoperadoraelnúmerodesumadre,lavozletemblóconcadadígito.Cuandoporfinoyósuvozseolvidódesaludarysoltó:

—Mecaso.Sumadreguardósilenciouninstante.—¿Quiénesél?—SellamaJamesLee.—¿Esunestudiante?AMarilynempezóaarderlelacara.—Estáterminandoeldoctorado.EnhistoriadeEstadosUnidos.Vacilóyoptóporunaverdadamedias:—EnHarvardestánconsiderandocontratarleparaotoño.—Entoncesesprofesor—uninterésrepentinotiñólavozdesumadre—.Cariño,

mealegromuchísimoporti.Tengomuchasganasdeconocerle.ElalivioseapoderódeMarilyn.Sumadrenosehabíadisgustadoporquedejarala

universidad antes de terminar; ¿por qué iba a importarle? ¿No había hechoprecisamenteloquesumadrehabíaconfiadoquehiciera?¿ConoceraunmaravillosochicodeHarvard?Leyólainformacióndeuntrozodepapel:viernes,13dejunio,alasonceymedia, conel juezdepaz.Después, almuerzoenelParkerHouse.Sólonosotros,túyunoscuantosamigos.ElpadreylamadredeJamesestánmuertos.

—Lee—dijosumadrepensativa—.¿Esfamiliadealgúnconocidonuestro?Marilyn se dio cuenta, de pronto, de lo que estaba imaginando su madre. Era

1958.EnVirginia,enmediopaís,sumatrimonioibaencontradelaley.InclusoenBostonenocasionesveíadesaprobaciónenlosojosdelagentequesecruzabanporlacalle. Ya no tenía el pelo rubio casi blanco de su infancia, pero seguía siendo lobastanteclaroparallamarlaatencióncuandoseinclinabahacialacabezanegracomola tinta de James en un cine, en el banco de un parque, en la barra de la cafeteríaWaldorf.Un grupo de chicas deRadcliffe bajó las escaleras y una se quedó cercaesperando para usar el teléfono, las otras se arremolinaron en torno al espejo del


vestíbulo para empolvarse la nariz. Sólo una semana antes, una de ellas se habíaenteradodelabodadeMarilynyhabíaidoasuhabitación«paraversieraverdad».

Marilynasióelauricularconfuerza,sepusounamanoabiertaencimadelvientreyseesforzóporhablarconvozamable.

—Nolosé,madre—dijo—.¿Porquénoselopreguntascuandoleconozcas?AsíquesumadreviajódesdeVirginia;eralaprimeravezquesalíadelestado.En

laestaciónconJames,horasdespuésdelagraduacióndeéste,mientrasesperabaneltrendesumadre,Marilynsedijo:habríavenidode todasmaneras, inclusosi se lohubieradicho.Sumadrebajóalandén,vioaMarilynyunasonrisa—espontánea,deorgullo— le iluminó la cara, y durante ese instanteMarilyn estuvo completamenteconvencida. Pues claro que habría venido. Entonces la sonrisa vaciló sólo unmomento,comounfogonazodeelectricidadestática.Lamiradadelamadrepasódeunamujerrubiayrobustaqueestabaalaizquierdadesuhijaaunhombreorientalydelgadísimo situado a su derecha, buscando el James que le habían anunciado, sinencontrarle.Comprendiendoal fin.Pasaronunos segundos antesdeque lediera lamanoaJames,ledijeraquesealegrabamuchísimodeconocerleyledejaracogerlelamaleta.

MarilynysumadrecenaronsolasaquellanocheylamadrenomencionóaJameshasta los postres. Marilyn sabía lo que le iba a preguntar —¿Por qué estásenamorada de él?— y se preparó para la pregunta. Pero su madre no dijo nadaparecido,nomencionólapalabraamor.Enlugardeellotragóunbocadodepastelyobservóasuhijadesdeelotroladodelamesa.

—¿Estássegura—dijo—dequenoandabuscandounpermisoderesidencia?Marilyn se sentía incapaz demirarla.En lugar de ello estudió lasmanos de su

madre,cubiertasdepecasapesardelosguantesylalociónconaromadelimón,eltenedorsujetoentrelosdedos,lamigacolgandodelaspúas.Unaarrugadiminutalesurcabaelceñocomosialguienlehubierahechounamuescaconuncuchillo.Añosmás tarde Hannah observaría la misma arruga de preocupación en la cara de sumadre,aunquenosabríasuorigen,yMarilynjamáshabríaadmitidoelparecido.

—HanacidoenCalifornia,madre—dijo,ysumadreapartólavistayselimpiólabocaconlaservilletadejandodosmanchasrojasenlatela.

Lamañanadelaboda,mientrasesperabaneneljuzgado,lamadredeMarilynnodejó de juguetear con el cierre de su bolso. Habían llegado con casi una hora deantelación,preocupadosporeltráfico,poraparcar,porperderelturnoconeljuezdepaz. James se había puesto un traje nuevo y no dejaba de darse palmaditas en elbolsillo del pecho comprobando que llevaba los anillos a través de la lana azulmarino.Aquel gesto tan tímido y nervioso le daba ganas aMarilyn de besarle allímismodelantedetodoelmundo.Enveinticincominutosseríasumujer.Entoncessumadreseacercóylacogiódelcodoconunamanoqueparecíauncepo.

—Vamosa retocarte los labios—dijoempujandoaMarilynhaciael tocadordeseñoras.


Tendríaquehabérseloimaginado.Sumadrellevabatodalamañanadescontentacontodo.ElvestidodeMarilynnoerablanco,sinocrema.Noparecíaunvestidodenovia,erademasiadosencillo,algoquesepondríaunaenfermera.NoentendíaporquéMarilyn no se casaba en una iglesia.Habíamuchas por allí.No le gustaba elclimadeBoston.¿Cómohacíaundíatangrisenjunio?Lasmargaritasnoeranflorespara unanovia; ¿por quéno rosas? ¿Ypor qué tenía tanta prisa? ¿Por qué casarseahora?¿Porquénoesperarunpoco?

Habríasidomásfácilsisumadrehubierapuestounaobjeciónconcreta.Habríasidomás fácil si hubiera insultado a James directamente, si hubiera dicho que erademasiadobajoodemasiadopobreoloquenoteníalapreparaciónsuficiente.Peroloúnicoquehacíaerarepetir,unayotravez:«Estonoestábien,Marilyn.Estonoestábien».Sinponerleunnombrealesto,quesequedabasuspendidoenelaireentrelasdos.

Marilynhizocomoquenolaoíaysacólabarradelabiosdelbolso.—Cambiarásdeopinión—dijosumadre—.Tearrepentirásdehaberlohecho.Marilyn giró la base del pintalabios y se inclinó hacia el espejo y entonces su

madre la sujetóporamboshombrosenungesto repentino,desesperado.Sumiradaerademiedo,comosiMarilynestuvieracorriendoporelbordedeunacantilado.

—Piensaenloshijosquetendréis—dijo—.¿Dóndevaisavivir?Noencajaréisenningunaparte.Lolamentarásduranteelrestodetuvida.

—Para—gritóMarilyndandounpuñetazoenelbordedellavabo—.Esmivida,madre.

Seliberóconungestobruscoylabarradelabiossalióvolandoyacontinuaciónrodó hasta detenerse por los azulejos del suelo. No sabía cómo, pero le habíadibujadouna raya rojay largaasumadreen lamanga.Sindecirunapalabramás,empujólapuertadelosaseosydejóasumadresola.

Fuera,Jamesmiróansiosoasufuturaesposa.—¿Quépasa?—murmuróacercándosehaciaella.Marilynmoviólacabezaysusurródeprisayentrerisas:—Puesquemimadrecreequedeberíacasarmeconalguienqueseparezcamása

mí.Luego le cogió de una solapa, acercó su cara a la suya y le besó. Es ridículo,

pensó.Tanobvioquenisiquieranecesitabadecirlo.Sólodías antes, a cientosdekilómetrosdeallí, otrapareja sehabía casado:un

hombreblancoyunamujernegraquecompartiríanunapellidodelomásapropiado:Loving.AlcabodecuatromesesseríanarrestadosenVirginia,laleylesrecordabaasíque las intenciones deDios Todopoderoso nunca habían sido que negros, blancos,amarillos y rojos se mezclaran, que no debía haber ciudadanos mestizos, que elorgulloracialnopodíaserdestruido.Pasaríancuatroañosantesdequerecurrieranyotroscuatroantesdequeuntribunallesdieralarazón,peromuchosmásantesdeque


personasdetodoelmundohicieranlomismo.Algunas,comolamadredeMarilyn,nuncaloharían.

CuandoMarilynyJamessesepararon,sumadrehabíavueltoyadeltocadorylesmirabaensilenciodesdeciertadistancia.Sehabía frotado lamangaunayotravezconel rollode toalla,peroel rojo seguíaviéndoselebajo la telamojadacomounamanchadesangrevieja.MarilynlimpiódecarmínellabiosuperiordeJamesysonrióyélsepalpódenuevoelbolsillodelanteroparacomprobarquellevabalosanillos.Alamadrelediolaimpresióndequeestabafelicitándoseasímismo.

Después, la boda quedó reducida en la memoria de Marilyn a un pase dediapositivas:ladelgadarayablanca,comouncabello,enlasgafasbifocalesdeljuez;losbotonesdegipsófiladesuramodenovia,elvahoenlacopadevinodesuantiguacompañeradehabitación,Sandra,duranteelbrindis.Debajodelamesa,lamanodeJamesenlasuya, lasensaciónnuevayfríade laalianzadeoroencontactoconsupiel.Y,alotroladodelamesa,elpelocuidadosamenterizadodesumadre,sucaraempolvada,suslabioscerradosparaocultareldientetorcido.

AquéllafuelaúltimavezqueMarilynvioasumadre.


Tres

HastaeldíadelfuneralMarilynnuncahapensadoencómosería laúltimavezquevería a su hija.Habría imaginado una conmovedora escena en el lecho demuerte,como en las películas, ella con pelo blanco, anciana y resignada, con un batín desatén, preparada para decir adiós; Lydia, una mujer adulta, segura de sí misma yecuánime,dandolamanoasumadre,convertidaenmédicoya,imperturbableanteelgranciclodelavidaylamuerte.YladeLydia,aunqueMarilynnoloadmita,seríalacaraquequerríaverenúltimolugar.NoladeNathnideladeHannahniladeJames,sinoladelahijaenlaquepiensaenprimerlugarysiempre.Ahora,suúltimoatisbodeLydia ha pasado. James, para su sorpresa, ha insistido en un ataúd cerrado.Nopodrásiquieraverlacaradesuhijaporúltimavez,ydurantelosúltimostresdíasseloharepetidoaJamessinparar,enocasionesfuriosa,otras llorando.James,porsuparte,nohallalaspalabrasparacontarleloqueseencontrócuandofueaidentificarelcadáverdeLydia:sóloquedabamediacara,conservadaaduraspenasporelaguafríadellago;laotramitadyaselahabíancomido.Ignoraasumujerymantienelosojosdisciplinadamentefijosenelespejoretrovisormientrasdamarchaatrásparasaliralacalle.

Elcementerioestáaquinceminutosandandodesdesucasa,pero,aunasí,vanencoche. Cuando salen a la calle principal que rodea el lago, Marilyn se vuelvebruscamentealaderechacomosihubieravistoalgoenelhombrodelachaquetadesumarido.Noquiereverelmuelle,labarcaderemosdenuevoensuamarre,ellagoextendiéndosehaciaelhorizonte.Jameshasubidodeltodolasventanillasdelcoche,perolabrisaagitalashojasdelosárbolesdelaorillayarrugalasuperficiedelagua.Estaráallíparasiempre,ellago:cadavezquesalgandecasaloverán.Enelasientode atrás,Nath yHannah se preguntan al unísono si sumadre seguirá volviendo lacabezatodasuvidacadavezquepaseporallí.EllagobrillaalsolcomountejadodechaparelucienteyaNathempiezanahumedecérsele losojos.Nopareceapropiadoquelaluzseatanintensa,queelcieloseatanazul,ysientealiviocuandounanubetapaelcieloyelaguapasadeplataagris.

Enelcementerio,dejanelcocheenelaparcamiento.Middlewoodestáorgullosode sucementerioajardinado,una suertedecamposantoy jardínbotánicoalmismotiempo,consenderosserpenteantesypequeñasplacasque identifican laflora.Nathse acuerda de las excursiones de ciencias del instituto con cuadernos de dibujo yguías de campo; una vez el profesor prometió diez puntos extra a la persona querecogieramás hojas diferentes.Ese día también había habido un funeral yTommyReedhabía caminado de puntillas entre filas de sillas plegables hasta el sasafrás yarrancadounahojadeunaramabajaenplenaoraciónfúnebre.ElseñorRexfordnosehabíaenteradoyhabíafelicitadoaTommyporserelúnicoquehabíaencontrado


Sassafras albidum y la clase entera había reído y chocado palmas en secreto conTommyduranteelviajedevueltaenautobús.Ahora,mientrascaminanenfilaindiahaciaelgrupodesillasdispuestasa lo lejos,Nathquiere retrocederenel tiempoydarleunpuñetazoaTommyReed.

ElinstitutohacerradoesedíaenhonordeLydiaylleganlascompañerasdeclase,engrancantidad.Almirarlas,JamesyMarilynsedancuentadetodoeltiempoqueha transcurrido desde que vieron a aquellas chicas: años. Por un momento noreconocen aKarenAdler, con el pelo tan largo, o a Pam Saunders, sin el aparatodental. Jamespiensaen la listaconnombres tachados, sedacuentadeque lasestámirando fijamente y se aparta. Poco a poco las sillas se llenan con algunoscompañeros de clase de Nath, con estudiantes de primero y segundo curso delinstituto que le resultan vagamente familiares, pero que en realidad no conoce.Inclusolosvecinos,amedidaquellegan,leresultandesconocidos.Suspadresnuncasalennireciben;notienencenasnigrupodebridge,notienencompañerosdecazaniamigosconlosquesaliraalmorzar.AligualqueLydia,notienenverdaderosamigos.HannahyNathreconocenaunospocosprofesoresdelauniversidad,alaauxiliardesupadre,perolamayoríadelascarasenlassillaslessondesconocidas.Quéhacenallí,sepreguntaNath,ycuandoempiezalaceremoniaytodosestiranelcuellohaciael ataúd que hay delante, bajo el árbol de sasafrás, lo entiende. Les atrae elespectáculodelamuerteinesperada.Durantelaúltimasemana,desdequelapolicíadragóel lago, todos los titularesdelMonitordeMiddlewoodhansidosobreLydia.Muchachaorientalahogadaenellago.

ElpastorseparecealpresidenteFord,concejasrectas,dientesblancos,pulcroycompacto.LosLee no van a la iglesia, pero la funeraria se lo recomendóy Jamesaceptósinhacerpreguntas.AhoraJamessesientaerguido,clavándoseelrespaldodelasillaenlosomoplatos,eintentaescucharlamisa.Elpastorleeelsalmoveintitrés,pero en la versión revisada:El Señor esmi pastor; tengo todo lo que necesito, enlugarde:Nadame falta.Auncuandopaseporelvallemásoscuro,envezde:oeloscurovalledelamuerte.Lepareceirrespetuoso,unatajo.Comoenterrarasuhijaenunataúddeaglomerado.Quéotracosasepuedeesperardeestaciudad,piensa.Asu derecha, el aroma a lirios del ataúd golpea aMarilyn como una bruma cálida,húmeda,ycasitieneunaarcada.Porprimeravezlegustaríaserunadeesasmujeres,comosumadre,quellevansiempreunpañueloencima.Selohabríapuestoenlabocay dejado que le filtrara el aire, y cuando lo apartara, la tela estaría rosa sucio, delcolor de los ladrillos viejos. A su lado, Hannah entrecruza los dedos. Le gustaríadeslizarunamanoenelregazodesumadre,peronoseatreve.Tampocoseatreveamirar el ataúd. Lydia no está dentro, se recuerda mientras respira hondo, sólo sucuerpo.Peroentonces,¿dóndeestáLydia?Todoelmundoestá tanquietoquea lospájarosquesobrevuelan,piensa,debendeparecerlesunconjuntodeestatuas.

Porelrabillodelojo,NathveaJacksentadoenunaesquinaalladodesumadre.Se imagina cogiéndole del cuello de la camisa para averiguar qué es lo que sabe.


Durante la última semana su padre ha llamado a la policía cada mañana parapreguntarsitieneninformaciónnueva,peroelagenteFiskeloúnicoquedice,unayotravez,esquesigueninvestigando.Ojalálapolicíaestuvieraallíahora,piensaNath.¿Debería contárselo a sus padres? Jack tiene la vista fija en el suelo delante de él,comosiledierademasiadavergüenzalevantarla.Yentonces,cuandoNathvuelveamirar al frente, se encuentra con que han empezado a bajar el ataúd. La maderapulida, los lirios blancos sujetos a la tapa, desaparecen como si tal cosa; no quedanadamásqueelespaciovacíoqueantesocuparon.Selohaperdidotodo;suhermanasehaido.

Algohúmedolerozaelcuello.Cuandovaasecárselosedacuentadequetienetodalacaramojada,dequehaestadollorandoensilencio.Alotroladodelagente,los ojos azules de Jack de pronto están fijos en él yNath se seca lamejilla en elpliegueinteriordelcodo.

Losasistentesempiezanamarcharse,unalíneadelgadadeespaldasquesedirigehacia el aparcamiento y la calle. Unos pocos compañeros de clase deNath, comoMilesFuller,ledirigenunamiradadesimpatía,perolamayoría—avergonzadosporsuslágrimas—decidennohablarconélysevan.Novolveránatenerlaoportunidaddehacerlo;envistadelasaltascalificacionesdeNathydelotrágicodelasituación,eldirector ledeclararáexentodeasistiraclase lasúltimas tressemanasdecursoyNathdecidiránoiralagraduación.AlgunosvecinosrodeanalosLee,apretándoleselbrazoymurmurandopésames;unospocosinclusoacaricianaHannahenlacabezacomosifueraunaniñapequeña,ounperro.ExceptoJanetWolff,quehacambiadosubatablancade siempreporunpulcro trajede chaquetanegro, JamesyMarilynnoreconocenalamayoría.ParacuandoJanetllegahastaella,Marilyntienelasensacióndetenerlasmanosmugrientas,todoelcuerposucio,comountrapopasadodemanograsientaenmanograsientaycasinosoportaelrocedesusdedosenelcodo.

Alotroladodelatumba,Jackestáunpocoapartadoesperandoasumadre,mediooculto en la sombra de un álamo de gran tamaño.Nath se abre paso hasta él y learrincona contra el tronco del árbol, y Hannah, atrapada con sus padres en unmatorraldeadultos,miraasuhermanonerviosa.

—¿Quéhacesaquí?—exigesaberNath.AhoraqueletienecercasedacuentadequelacamisadeJackesazuloscura,no

negra,que,aunquellevapantalonesdevestir,nosehaquitadolasviejaszapatillasdedeporteblancasynegrasconunagujeroenlapuntera.

—Hola—diceJackconlosojostodavíafijosenelsuelo—.Nath,¿quétalestás?—¿Túquécrees?—lavozdeNathsequiebrayseodiaporello.—Tengoqueirme—diceJack—.Meestáesperandomimadre—pausa—.Siento

mucholodetuhermana.SedalavueltayNathlecogedelbrazo.—¿Ah,sí?—nuncahasujetadoanadieasíysesienteduroalhacerlo,comoel

detectivedeunapelícula—.Pueslapolicíaquierehablarcontigo.


Lagentehaempezadoamirarles.JamesyMarilynoyenlavozalteradadesuhijoylebuscanconlamirada,peroaNathledaigual.SeacercamáshastacasipegarsealanarizdeJack.

—Oye,séqueaquellunesestabacontigo.JackmiraaNathalacaraporprimeravez,undestellodesobresaltoensusojos

azules.—¿Telodijo?Nath se abalanza contra él hasta que están los dos pegados. Le late la sien

derecha.—Nohacíafalta.¿Tecreesquesoytonto?—Mira,Nath—mascullaJack—.SiLydiatedijoqueyo…Seinterrumpederepente,cuandolospadresdeNathyladoctoraWolffestánlo

bastantecercaparaoírles.NathretrocedeunoscuantospasosmirandofuriosoaJack,asupadreporinterrumpir,inclusoalálamopornoestarmáslejos.

—Jack—diceladoctoraWolffconsequedad—.¿Todobien?—Muybien—JackmiraaNathyluegoalosadultos—.SeñorLee,señoraLee,

sientomuchosupérdida.—Graciasporvenir—diceJames.EsperaaquelosWolffhayantomadoelcaminoencurvaquesaledelcementerio

antesdesujetaraNathporunhombro.—¿Se puede saber qué te pasa?—masculla—. ¡Peleándote en el funeral de tu

hermana!Detrásdesumadre,Jackvuelvelacabezaycuandosumiradaseencuentraconla

deNathnohayduda;estáasustado.Luegollegaalrecodoydesaparece.Nathrespira.—EsecabrónsabealgosobreLydia.—Nopuedesirporahímetiéndoteenlíos.Dejaquelapolicíahagasutrabajo.—James—diceMarilyn—.Nogrites.Sellevalosdedosalasien,comosiledolieralacabeza,ycierralosojos.Para

horrordeNath,unaoscuragotadesangrelebajaporunodelosladosdelacara.Ahno,noesmásqueunalágrima,negraporelrímel,queledejaunreguerogrissucioenlamejilla.Hannah,sucorazoncitoinundadodecompasión,haceademándedarlelamano,perosumadrenosedacuenta.Hannahseconsuelaentoncescogiéndoselasmanosdetrásdelaespalda.

Jamesbuscalasllavesenelbolsillosuperiordelachaqueta.—Voyallevaratumadreyatuhermanaacasa.Cuandotehayastranquilizado,

tevienesandando.Encuantopronuncialaspalabrashaceunamuecadedolor.Deseamásquenada

tranquilizar aNath, ponerle unamano enhombropara darle consueloy seguridad,abrazarleestedíamásqueningúnotro.Peronecesitatodaslasfuerzasquelequedanparaevitarquesuexpresiónsedesmorone,quelasrodillasnoseledoblenylehagan


caeral suelo.SevuelveycogeelbrazodeHannah.Hannahpor lomenossiemprehaceloqueseledice.

Nathsesientaenlasraícesdelálamoymiracómosuspadressedirigenhaciaelcoche.Hannahvalaúltimaysevuelveparamirarle,pensativa.SupadrenoconoceaJack. Jack lleva once años viviendo al otro lado de la calle, desde que Nath y élestabanenprimero,yparalospadresdeNathnoesmásqueunchicodelvecindario,esedesaliñadoquetieneunperroyuncocheviejodesegundamano.Enelinstituto,sinembargo, todoelmundolosabe.Cadasemana,unachicadistinta.Contodas lomismo. Jack no sale con chicas: nada de ir a cenar, nada de cajas de bombonesenvueltasencelofán.Selimitaallevaralachicaencochealmiradoroalautocineoa algún aparcamiento y a extender unamanta en el asiento trasero del coche.Unasemanaodosmástardedejadellamarypasaalasiguiente.Tienefamadehaberseespecializadoendesflorarvírgenes.Enelinstituto,laschicasseenorgullecendeellocomosihubieranentradoaformarpartedeunclubselecto;arremolinadasalrededordelastaquillas,recreanunaescenaabasedesusurrosyrisitas.EncuantoaJack,nohablaconnadie.Essabidoquepasacasitodoeltiemposolo;sumadretrabajaenelturno de noche del hospital seis noches a la semana. No come en la cafetería delinstituto;novaalosbailes.Enclasesesientaenlaúltimafilaysededicaaelegirlapróximachicaque invitará adarunavuelta en coche.Estaprimaveraha elegido aLydia.

Nath se queda acurrucado en el cementerio una hora, dos, tres, mirando a losempleadosapilarlassillasplegables,retirarlasflores,recogerpapelesypañuelosdepapelhechosunaboladelcésped.RepasamentalmentetodasycadaunadelascosasquehaoídodeJack,cadadato,cadarumor.Lasdoscosasempiezanamezclarseypara cuando está preparado para irse a casa, hierve con una furia terrible. IntentaimaginarseaLydiaconJack,intentadesesperadamentenopensarenlosdosjuntos.¿LehabíahechodañoJack?Nolosabe.SólosabequeJackestáenelcentrodetodoyseprometeasímismoquedescubrirácómo.Hastaquelosenterradoresnocogenlaspalasyseaproximanalatumbaabierta,noseponedepieyseva.

Cuando rodea el borde del lago y entra en su calle ve un coche de la policíaaparcado a la puerta de la casa de Jack.Ya era hora, joder, piensa. Se acerca consigiloalacasayseagachadebajodelahileradeventanas.Detrásdelamosquitera,lapuertaestáabierta,ysubedepuntillaslasescalerasdelporche,cuidandodepisaren el borde de los tablones gastados, asegurándose de que no rechinan. Estánhablandodesuhermana,sediceacadapasoqueda;estáensuderecho.Alllegaralporcheseinclinahacialapuertamosquitera.Novenada,aexcepcióndelrecibidor,perooyeaJackenelcuartodeestarexplicándosedespacio,envozmuyalta,comosifueralasegundaoterceravezquelohace.

—Ibaadelantadaenfísica.Sumadrequeríaquefueraalasclasesdeprimerodebachillerato.

—¿Ycómoesqueestabastúenesaclase?¿Noeresdesegundo?


—Yaselohedicho—diceJackimpaciente—.Tuvequerepetir.Suspendí.AhoralavozdeladoctoraWolff.—Este trimestreha sacadonotable alto enesa asignatura.Ya tedijeque te iría

muybiensiteesforzabas,Jack.Afuera,Nathparpadea.—¿Notablealto?Unsusurro,comosielagentedepolicíahubierapasadolapáginadeunalibreta.

Acontinuación:—¿CómoeraturelaciónconLydia?Oírelnombredesuhermanaenlavozdelpolicía,tannítidayoficial,comosino

fueramásqueunaetiqueta,sobresaltaaNath.TambiénparecesobresaltaraJack;hayunaasperezaenlavozquenoestabaallíantes.

—Éramosamigos,nadamás.—Variaspersonashandichoqueosvieronjuntosdespuésdeclaseentucoche.—Leestabaenseñandoaconducir.NathdeseapoderverlacaradeJack.¿Nosedancuentadequeestámintiendo?

Peroelagentepareceaceptarlaexplicación.—¿CuándovisteaLydiaporúltimavez?—preguntaahora.—Ellunesporlatarde.Antesdequedesapareciera.—¿Quéhicisteis?—Estarenelcocheyfumar.Unapausamientraselpolicíaanotaestainformación.—Yustedestabaenelhospital,¿señoraWolff?—Doctora.Elagentetoseconsuavidad.—Perdóneme.DoctoraWolff,¿estabaustedtrabajado?—Suelohacerelturnodenoche.Todoslosdías,menoslosdomingos.—¿ParecíaLydiadisgustadaellunes?OtrapausaantesdequeJackresponda.—Lydiasiempreestabadisgustada.Por tuculpa,piensaNath.Tiene talopresiónen lagargantaqueno lesalen las

palabras.Losbordesde la puerta tiemblany sedesdibujan comoun espejismo.Seclavaunauñaenlapalmaconfuerzahastaquelapuertavuelveacobrarnitidez.

—¿Disgustadaporqué?—Disgustada por todo —la voz de Jack ha bajado ahora de volumen, es un

suspiro casi—. Por sus notas. Por sus padres. Porque su hermano se iba a launiversidad.Pormuchascosas—entoncessuspiradeverdad—.¿Yyoquésé?

Nath se aparta de la puerta y baja con sigilo los escalones.Noquiere oír nadamás.Alllegarasucasa,comonotieneganasdeveranadie,sevaasuhabitaciónadarlevueltasaloquehaescuchado.


Encualquiercaso,nohaynadieaquienver.MientrasNathseconsumíadebajodelálamo,sufamiliasehadispersado.DuranteelviajeencocheMarilynnomiraaJamesniunasolavezyenlugardeesoseconcentraensusnudillos,pellizcándoselascutículas,jugueteandoconlacorreadelbolso.Encuantoentranencasadicequeseva a echaryHannah tambiéndesparece en su cuarto sindecir unapalabra.Poruninstante James considera la posibilidad de reunirse conMarilyn en el dormitorio.Añoraacurrucarseasu lado,sentirsupesoysucalorrodeándole,protegiéndoledetodolodemás.Aferrarseaellaydejarquesuscuerposseconsuelenelunoalotro.Perohayalgoquearaña sinpararel filode suspensamientosyal cabodeun ratoterminaporcogerlasllavesdelamesa.Hayalgoquetienequehacerurgentementeeneldespacho.Nopuedeesperarunminutomás.

Cuando la policía le preguntó si quería una copia de la autopsia, les dio ladireccióndeldespacho.Perocuandoeldíaanterioraparecióensucasillerodecorreoun sobre marrón grueso, James decidió que había cometido una equivocación: noqueríaverlo,jamás.Almismotiemposesentíaincapazdedeshacersedeél.Asíquelohabíametidoenelúltimocajóndesumesay lohabíacerradoconllave.Estaríaallí,habíadecidido,sicambiabaalgunavezdeopinión.Nopensóqueloharía.

Eslahoradecomerylosdespachosestáncasivacíos;sóloMyrna,lasecretariadeldepartamento, sigueen sumesa cambiándole la cinta a sumáquinade escribir.Laspuertasdelosotrosdespachosestáncerradas,susventanasdecristalesmeriladoenpenumbra. Jamesabreelcajóncon llave, respirahondoy rasgael sobreconundedo.

Nunca ha visto el informe de una autopsia y espera cuadros y diagramas, peroempieza igualque el cuadernillodenotasdeunprofesor.El sujeto es unahembraoriental bien desarrollada, bien alimentada. Le dice cosas que ya sabe: que teníadieciséisaños,quemedíaunosesentaycinco,queteníaelpelonegro,queteníalosojosazules.Ledicecosasquenosabía:lacircunferenciadesucabeza,lalongituddecadaextremidad,queteníaunapequeñacicatrizconformademedialunaenlarodillaizquierda.Ledicequenohabíasustanciasestupefacientesenlasangre,quenohabíaindicios de malos tratos o de traumatismo sexual, pero que no podían aúndeterminarseelsuicidioounaccidente.Lacausadelamuerteesasfixiaporahogo.

Yentoncesempiezaelverdaderoinformedelaautopsia:Seabreeltóraxconunaincisiónenformadeigriega.

Se entera del color y tamañode cada unode sus órganos, de lo que pesaba sucerebro.Dequeunaespumablancalehabíasubidoporlatráqueaytapadosusfosasnasalesysubocacomounpañuelodeencaje.Dequeensusalvéoloshabíaunacapadelgadadesedimentotanfinacomoelazúcar.Dequesuspulmonessehabíanteñidoderojooscuroyamarillogrisáceoalverseprivadosdeaire.Deque,igualqueocurreconlamasa,sequedabamarcadaenelloslahuelladeundedo.Dequecuandofueronseccionadosconunescalpelosalióagua.Dequeensuestómagohabíafragmentosdealgasdelfondodellagoydoscientosmililitrosdeaguaquehabíatragadoalhundirse.


De que el lado derecho del corazón se había hinchado, como si se hubiera vistodesbordado.Dequeporhaberflotadobocaabajoenelagua,teníalapieldelacabezaydelcuelloenrojecidahastaloshombros.Deque,debidoalabajatemperaturadelagua,todavíanosehabíadescompuesto,peroquelapieldelasyemasdelosdedoshabíaempezadoadesprendersecomounguante.

Elaireacondicionadodeldespachoseponeenmarchayunabrisafríasubedelsuelo. Le tiembla todo el cuerpo, como si hubiera cogido un resfriado repentino ypersistente.Cierralasalidadelaireconlapuntadelpie,perolasmanosnodejandetemblarle.Cierralospuñosyaprietalamandíbulaparaevitarquelecastañeteenlosdientes.Ensuregazo,elinformedelaautopsiatiritacomosifueraunacriaturaviva.

NoseimaginacontándoleaMarilynqueesascosaspuedenpasarleauncuerpoque amaron. No quiere que se entere nunca. Mejor dejarlo en el resumen de lapolicía:seahogó.Nadadedetallesquesecuelenpor los resquiciosde lamentedeMarilyn. El aire acondicionado se apaga y el silencio se infla hasta llenar lahabitaciónyluegotodoeldepartamento.Elpesodetodoloquehaleídocaesobreélyloaplastaensusilla.Esexcesivo.Nisiquierapuedelevantarlacabeza.

—¿ProfesorLee?EsLouisa,enlapuerta,conelmismovestidonegroquehallevadoesamañanaal

funeral.—Ah—dice—.Losientomucho.Nopensabaquefueraavenirdespuésde…—

secalla.—Nopasanada.LavozdeJamesseresquebrajacomocueroviejo.Louisaentraenlahabitación

dejandolapuertaentornada.—¿Estábien?Se fijaen susojosconel filoencarnado,en loshombroshundidos,enel sobre

marrónenelregazo.LuegocaminahastacolocarsealladodeJamesy,consuavidad,lequitalospapelesdelasmanos.

—Nodeberíaestaraquí—dicemientraslosdejaenlamesa.Jamesniegaconlacabeza.Cogeelinformeconunamano.Louisamiraelfajodepapelesyvacila.Léelo, dice James, o lo intenta. No sale ningún sonido, pero aun así le da la

impresióndequeLouisaleoye.Éstaasienteconlacabeza,seapoyaenelbordedelamesaybajalacabezaparaleerlaspáginas.Mientrasleenolecambialacara,perosequedacadavezmásquietahastaque, terminadoel informe,se levantay lecoge lamanoaJames.

—Nodeberíaestaraquí—repite.Noesunapregunta.ConlaotramanoletocalapartebajadelaespaldayJamesnotasucaloratravésdelacamisa.Acontinuacióndice—:¿Porquénovieneamiapartamento?Leharéalgodecomer.

Jamesdicequesíconlacabeza.


Elapartamentoestáenuntercerosinascensor,asóloseismanzanasdelcampus.Enlapuertadelapartamento3A,Louisavacila,sóloduranteunsegundo.Luegoabre,entranylellevadirectamentealdormitorio.

Todo en ella es diferente: la curva de las articulaciones, la textura de la piel.Inclusosusaboresdistinto,ligeramenteáspero,comocítrico,cuandoJamesletocalalenguaconlasuya.Cuandosearrodillayseinclinahaciaélparasoltarlelosbotonesdelacamisa,elpeloletapalacara.EntoncesJamescierralosojosydejaescaparunsuspiro largoy tembloroso.Más tarde se quedadormido conLouisa encimade él.Desdequeencontraron—es laúnicapalabraquesoportausar—aLydia, laspocashorasquehaconseguidoconciliarelsueñohansidosiempreagitadas.Ensussueñossóloél,nadiemás,seacuerdadeloquelehapasadoaLydia;sóloélesintensamenteconscienteytienequeconvenceraMarilyn,aNath,acompletosdesconocidosunayotravezdequesuhijaestámuerta.Vielcadáver.Lefaltabaunodesusojosazules.Ahora,todavíapegadoaLouisaporelsudor,duermeprofundamenteporprimeravezendíasynosueña;sumenteporelmomentoestáfelizmenteenblanco.

En casa, en su dormitorio, tambiénMarilyn intenta poner la mente en blanco,peronoloconsigue.Llevahorastratandodequedarsedormidaabasedecontarlasfloresdelafundadelaalmohada:nolasamapolasrojasgrandesquecubrenlateladealgodón,sinolosnomeolvidesazulesdeldibujodefondo,lasbailarinasdetrásdelasprimadonnas. No deja de perder la cuenta, vuelve de ochenta y nueve a ochenta,terminaunplieguedelatelayseolvidadelaspartesquehacontadoylasqueaúnfaltanumerar.Paracuandollegaalasdoscientas,sabequenosevaadormir.Noescapazdemantenerlosojoscerrados;hastaparpadearlaponenerviosa.Cadavezqueintentaquedarsequieta,sucabezaseponeenmarchacomounjuguetealquesehadadodemasiadacuerda.DelpisodearribanolleganingúnsonidodeHannah;nohayrastro de Nath. Por fin, justo cuando James se queda dormido al otro lado de laciudad,Marilynselevantayvaadondehanestadosuspensamientostodoesterato,alahabitacióndeLydia.

Sigue oliendo a Lydia; no son sólo las flores empolvadas de su colonia, o elaromalimpioachampúenlafundadealmohada,olosrestosdehumodecigarrillo.Karen fuma, le había explicado Lydia un día que Marilyn se puso a olisquearla,suspicaz. El olor se me queda en la ropa, en los libros, en todas partes. No, siMarilynaspirahondo,puedeoleraLydiadebajodetodasesascapassuperficiales,elaromaagridulcedesupiel.Podríapasarsehorasallí,aspirandoelaireyreteniéndolocontraelpaladarcomoelbouquetdeunbuenvino.Bebiéndosela.

En esta habitación la invade un profundo dolor, como si tuviera los huesosmagullados.Peroalmismotiempoesagradable.TodoaquílerecuerdaloqueLydiapodría haber sido. Reproducciones del hombre deVitruvio de Leonardo, deMarieCurie con un tubo de ensayo en la mano; cada uno de los pósters que le habíaregaladoaLydiadesdequeeraniñasiguencolgandoorgullososenlasparedes.DesdepequeñaLydiahabíaqueridosermédico,igualquequisoserlosumadreunavez.El


veranoanterior inclusohabía cogido la asignaturadebiologíapara así luegopoderpasardirectamenteafísica.Enelcorchodelaparedhayescarapelasazulesdeañosdepremiosdeciencias,unatablaperiódicailustradaounestetoscopiodeverdadqueMarilyn le había encargado especialmente para su decimotercer cumpleaños. Laestanteríaestá tan llenade librosquealgunosestánpuestosdecantoencimade losotros:Brevehistoriadelamedicina,leeMarilyndearribaabajo.RosalindFranklinyelADN.TodosloslibrosqueMarilynlehabíadadoalolargodelosañosparaquelesirvierande inspiración, para demostrarle lo quepodía conseguir. Por todas partes,indiciosdeltalentoylaambicióndesuhija.Unacapadelgadadepolvohaempezadoacubrirlotodo.DurantemuchotiempoLydialahabíaechadocadavezqueMarilynentraba a pasar la aspiradora y a ordenar. «Estoy ocupada, mamá», decía dandogolpecitosconlapuntadelbolígrafoenellibrodetexto,yMarilynasentía,ledabaunbesoenlafrenteycerrabalapuertaalsalir.Ahoranohaynadieparaecharla,peromiralabotadeLydia,volcadadeladoenlaalfombra,piensaensuhijaquitándoselayladejadondeestá.

Enalgúnsitiodeestahabitación,estásegura,está la respuestaa loocurrido.Yentonces,enelúltimoestantedelalibrería,velapulcrahileradediariosordenadosporaño.MarilynlehabíaregaladosuprimerdiarioaLydiaunasNavidadescuandoteníacincoaños,encuadernadoenfloresconcantosdoradosyuna llavemás ligeraqueun clip.Suhija le había quitado el papel de envolver y le había dadovueltas,mirándolo, tocando laminúscula cerradura como si no supiera para qué era. «Paraque escribas tus secretos», había dicho Marilyn con una sonrisa, y Lydia habíasonreídotambiénydicho:«Pero,mamá.Notengoningúnsecreto».

EnsumomentoMarilynsehabía reído.Además,¿quésecretospodía tenerunahijaconsumadre?Sinembargo,cadaañoleregalabaaLydiaundiarionuevo.Ahorapiensa en todos esos números de teléfono tachados, esa larga lista de chicas quedecían que apenas conocían a Lydia. En chicos del instituto. En hombresdesconocidos que podrían haberla acechado en las sombras. Con un dedo saca elúltimodiario:1977.Se lodirá,piensa.Todo loqueLydiayanopuedecontarle.Aquiénhabíaestadoviendo.Porquéleshabíamentido.Porquéfueallago.

Falta la llave,peroMarilynmete lapuntadel bolígrafo en el cierrey fuerza laendeblecerradura.Laprimerapáginaqueve,10deabril,estáenblanco.Buscael2demayo,lanochequeLydiadesapareció.Nada.Nadael1demayo,nadaenabrilnienmarzo. Todas las páginas están en blanco. Coge 1976. 1975. 1974. Página traspáginadesilenciovisible,obstinado.Siguepasandohojashastaelprimerdiariodetodos,de1966:niunapalabra.Ningunaconstanciadetodosesosañosdelavidadesuhija.Nadaqueexpliquenada.

Al otro lado de la ciudad, James se despierta vagamente aturdido. Es casi denocheyelapartamentodeLouisaestáaoscuras.

—Tengoqueirme—dice,mareadoalpensarenloquehahecho.


Louisaseenvuelveenlasábanaylemiravestirse.BajosumiradalosdedosdeJames se vuelven torpes. Se abotona mal la camisa, no una, dos veces, e inclusocuandoporfinatina,noleparecequeestébien.Lequedarara,leaprietaenlasaxilasyestáabombadaenelvientre.¿Cómosedespideunodespuésdealgoasí?

—Buenasnoches—diceporfincogiendosucartera,yLouisaselimitaadecir:—Buenasnoches.Comosisemarcharandelaoficina,comosinohubierapasadonada.Hastaque

noestáenelcochey leempiezaa rugirelestómago,nosedacuentadequeenelapartamentodeLouisa nohan comido, deque enningúnmomentohabía esperadocomer.

YmientrasJamesenciende los farosyarrancaelcoche,asombradopor todo loquehapasado enun solodía, suhijo escudriñapor la ventanade suhabitación lacreciente oscuridad hacia la casa de Jack, donde acaban de encender la luz delporche,dondeelcochedelapolicíahacetiempoqueyanoestá.Arriba,enelático,Hannah se acurruca en la camay repasa cadadetalledel día: lamanchablanca encadaunodelosnudillosdesupadrecuandosujetabaelvolante;lasdiminutasgotasdesudorquecolgabandellabiosuperiordelpastorigualquerocío;elgolpesecoyahogado del ataúd al chocar con el fondo de la tumba. La silueta pequeña de suhermano—al que había espiado desde la habitación de su dormitorio que daba aloeste— enderezándose despacio en los escalones del porche de la casa de Jack yvolviendoacasaconlacabezagacha.Yellevechirridodeinterrogacióndelapuertadeldormitoriodesumadrealabrirse,y,amododecontestación,elsuavechasquidodeladeldeLydiaalcerrarse.Llevahorasallídentro.Hannahseabrazayaprietalosbrazosalrededordesucuerpo,se imaginaconsolandoasumadre, losbrazosdesumadreconsolándolatambiénaella.

Marilyn, ajena al hecho de que su hija pequeña la escucha con atención, conañoranza,sesecalosojos,colocalosdiariosenlaestanteríaysehaceunapromesa.DescubriráloquelepasóaLydia.Encontraráalresponsable.Descubriráloquesaliómal.


Cuatro

Justo antes de queMarilyn le regalara a Lydia aquel primer diario la universidadhabía organizado su fiesta deNavidad anual.Marilyn no había querido ir.Llevabatodo el otoño enfrentándose a una vaga insatisfacción. Nath acababa de empezarprimerodeprimaria,Lydia acabade empezar a ir a la guardería.Hannahnohabíasido ni siquiera imaginada aún. Por primera vez desde que se casó, Marilyn seencontrabasinocupación.Teníaveintinueveaños,seguíasiendojoven,seguíasiendoesbelta.Seguíasiendointeligente,pensaba.Ahorapodíavolveralauniversidad,porfin,ygraduarse.Hacertodoloquehabíaplaneadoantesdequellegaranlosniños.Elproblemaeraqueyanoseacordabadecómosehacíauntrabajonidecómosecogíanapuntes;leparecíancosastanimprecisasybrumosascomosianteslashubierahechoensueños.¿Cómoibaaestudiarcuandohabíaquehacer lacena,cuandohabíaqueacostar a Nath, cuando Lydia quería jugar? Hojeó las ofertas de empleo en elperiódico, pero en todas buscaban camareras, contables, redactores de textospublicitarios. Nada que ella supiera hacer. Pensó en su madre, en la vida que sumadrehabíaqueridoparaella, lavidaque sumadrehabíaconfiadoenpoder tenerellamisma:marido,hijos,casay,comoúnicaocupación,mantenerlotodoenorden.Sin quererlo, lo había conseguido.Tenía todo lo que sumadre había deseado paraella.Aquelpensamientonolaponíaprecisamentedebuenhumor.

James,sinembargo,habíainsistidoenquehicieraactodepresenciaenlafiestadeNavidad;estabaalaesperadequeledieranlaplazaenpropiedadenprimaveraylasaparienciaseranimportantes.AsíquelehabíanpedidoaVivianAllen,lavecinadelotroladodelacalle,quecuidaradeNathyLydia,yMarilynsepusounvestidocóctelcolormelocotónylasperlasyfueronalgimnasioforradodepapelcrepéconunárboldeNavidaderigidoenelcentrodelapista.Luego,despuésdelaobligadarondadeholasycómoestás,Marilynseretiróaunrincónconunvasodeponchederon.AllífuedondeconocióaTomLawson.

Tom le llevó un trozo de tarta de frutas y se presentó: era profesor deldepartamento de química; James y él habían sido codirectores de la tesis de unestudiantededoblelicenciaturaquehabíaescritosobreelusodearmasquímicasenlaSegundaGuerraMundial.Marilynsepreparó,tensa,paralasinevitablespreguntas—Ytú,¿aquétededicas,Marilyn?—,peroenlugardeesohabíanintercambiadolasbenignascortesíasdecostumbre: laedaddesushijos; lobonitoquehabíaquedadoaquel año el árbol de Navidad. Y cuando él empezó a hablar de lo que estabainvestigando —algo relacionado con el páncreas y la insulina artificial—, ella leinterrumpióparapreguntarlesinecesitabaunayudantedeinvestigaciónyéllamirófijamente con un plato de rollitos de hojaldre rellenos de salchicha en la mano.Marilyn, temiendo parecer no cualificada, ofreció un sinnúmero de explicaciones:


habíaestudiadoquímicaenRadcliffe,habíatenidolaintencióndeiralafacultaddemedicina y no se había graduado—aún—, pero ahora que sus hijos eran un pocomayores…

De hecho, a TomLawson le había sorprendido el tono de su petición; tenía elmatizmurmurado, sin aliento, de una insinuación.Marilyn lemiró y sonrió; y susprofundoshoyuelosleconferíanunairedefranquezapropiodeunaniñapequeña.

—Por favor—dijoponiéndoleunamanoenelcodo—.Megustaríamuchísimovolverahacertrabajoacadémico.

TomLawsonsonrió.—Supongoquemevendríabienunpocodeayuda—dijo—.Siatumaridonole

importa,claro. IgualpodemosvernosparahablarlodespuésdeAñoNuevo,cuandoempieceeltrimestre.

YMarilyndijoquesí,queseríafantástico.Jamesnosemostrótanentusiasta.Sabíaloquediríalagente:comonogana lo

suficiente, sumujer se ha tenido que buscar un trabajo.Habían transcurrido años,peroseguíaacordándosedecómosumadreselevantabatempranocadamañanayseponíasuuniforme,cómouninviernoenquetuvoquequedarseencasadurantedossemanasporquetenía lagripehabíantenidoqueapagar lacalefacciónyenvolverseen dosmantas.Recordaba cómo, de noche, sumadre se daba aceite en susmanosencallecidas en un intento por suavizarlas y su padre salía de la habitación,avergonzado. «No—le dijo a Marilyn—. Cuando me den la plaza en propiedad,tendremostodoeldineroquenecesitamos.—Lecogiólamano,leestirólosdedosyla besó en la tersa palma—. Dime que vas a dejar de pensar en lo de ponerte atrabajar», dijo, y al finalMarilyn había cedido. Pero se guardó el número deTomLawsonporsiacaso.

Luego, en primavera, mientras James —que acababa de estrenar su plaza—estabatrabajando,losniñosenelcolegioyMarilyndoblabaencasalasegundatandaderopadelalavadora,sonóelteléfono.EraunaenfermeradelhospitalStCatherine,enVirginia, que le dijo que sumadre habíamuerto.Un ictus.Era el 1 de abril de1966,díadelosinocentes,yloprimeroenloquepensóMarilynfue:québromamáshorrible,quépésimogusto.

Paraentoncesllevabacasiochoañossinhablarconsumadre,desdeeldíadesuboda.Durantetodoaqueltiemposumadrenolehabíaescritounasolavez.CuandonacióNath, y luegoLydia,Marilyn no había informado a sumadre, ni siquiera lehabíamandadounafotografía.¿Quéibaadecirle?Jamesyellanuncahabíanhabladodeloquehabíadichosobresubodaaquelúltimodía:noestábien.Nohabíaqueridopensarnuncamásenello.AsíquecuandoJamesllegóacasaaquellanocheselimitóadecir:«Hamuertomimadre.—Luegolediolaespalda,siguiócocinandoyañadió—:Hayquesegarelcésped»yJamescomprendió:noibanahablardeello.Durantelacena,cuandoMarilynlesdijoalosniñosquesuabuelahabíamuerto,Lydialadeólacabezaypreguntó:


—¿Estástriste?Marilynmiróasumarido.—Sí—dijo—.Síloestoy.Habíacosasde lasqueocuparse,papelesque firmar,unentierroqueorganizar.

AsíqueMarilyndejóalosniñosconJamesycondujohastaVirginia—hacíatiempoquehabíadejadodepensarenaquelsitiocomosuhogar—paraarreglarlosasuntosdesumadre.Amedidaquedejabaloskilómetrosatrás,primeroenOhioyluegoenVirginiaOccidental,lapreguntadesuhijaresonabaensucabeza.Noestabaseguradelarespuesta.

¿Estabatriste?Estabamássorprendidaqueotracosa.Sorprendidadelofamiliarque le seguía resultando la casa materna. Incluso después de ocho años, seguíaacordándoseperfectamentedecómohabíaquegirarlallave—haciaabajoyhacialaizquierda—paraabrir lapuerta;seguíaacordándosedelapuertamosquiteraquesecerrabadespacioyconunsilbido.Labombilladel recibidorsehabíafundidoy lasgruesascortinasdelcuartodeestarestabanechadas,perosuspiessemovieronporinstinto.Añosdeensayolehabíanenseñadoelpasodedanzanecesariopararodearlabutacaylaotomanahastalamesajuntoalsofá.Susdedosencontraronelinterruptordecajaestriadadelalámparaalaprimera.Podríahabersidosucasa.

Cuando se encendió la luz vio el mismo mobiliario gastado con el que habíacrecido,elmismoempapelado lilapálidocongrano,comosi fueraseda.Elmismoaparador lleno de las muñecas de su madre, cuyos ojos que no pestañeaban leprovocaron el escalofrío en la nuca de siempre. En la repisa de la chimenea, lasmismas fotografías de ella cuando eraniña.Todas las cosasque teníaque recoger.¿Estabatriste?No,despuésdeconducirtodoeldíasóloestabacansada.

—Amuchaspersonasesetrabajolesresultaabrumador—ledijoelempleadodelafunerariaalamañanasiguiente.

Ledioelnúmerodeunacompañíade limpiezaespecializadaenpreparar casasparasuventa.Morbosos,pensóMarilyn.Menudotrabajo,limpiarcasasdemuertos,metiendovidasenterasencubosdebasuraysacándolasalaacera.

—Gracias—dijolevantandolabarbilla—,prefieroocuparmeyo.Pero cuando empezó a sacar las cosas de su madre no vio nada que quisiera

quedarse.Elanillodeoro, lossiete juegosdeporcelana, lapulseradeperlasquelehabía regalado el padre deMarilyn: recuerdos de una boda funesta. Sus recatadosconjuntos de suéter y chaqueta y faldas de tubo, los guantes y los sombrerosguardadosensombrereras,reliquiasdeunaexistenciaencorsetadadelaqueMarilynsiempre sehabía compadecido.A sumadre le encantaba su coleccióndemuñecas,pero tenían caras del color de la tiza, máscaras de porcelana blanca bajo pelucashechasdecrin.Pequeñasdesconocidasconmiradafría.Marilynhojeólosálbumesenbuscadeunafotografíaenquesalieransumadreyellaynoencontróninguna.SólohabíafotosdeMarilyncondoscoletaseneljardíndeinfancia;Marilynentercerodeprimariasinundientedelantero;Marilynenunafiestadelcolegioconunacoronade


papelenlacabeza.MarilynenelinstitutodelantedelárboldeNavidadatodocolor.Tresálbumesyniunasolafotografíadesumadre.Comosinuncahubieraestadoallí.

¿Estabatriste?¿Cómoibaaechardemenosasumadresinohabíanirastrodeella?

Y entonces encontró en la cocina el libro de recetas deBettyCrocker, el lomorotoypegado,dosveces,conpapelcelo.Enlaprimerapáginadelcapítulodedicadoa lasgalletas,unamarcadeliberadaenelmargende la introducción, como lasqueella hacía en la universidad para señalar un párrafo importante.No era una receta.¡Que siempre haya galletas en el frasco de las galletas!, decía. ¿Puede haber unsímbolomásentrañabledeunhogaracogedor?Esoeratodo.Sumadrehabíasentidolanecesidaddesubrayaraquello.Marilynmiróelfrascoparagalletasconformadevacaen laencimeray tratóde imaginar su interior.Cuantomás lopensaba,menosseguraestabadehaberlovistojamás.

Hojeóel restodecapítulosbuscandomásmarcasa lápiz.En«Tartas»encontróotra:Siquierescomplaceraunhombre,horneaunatarta.Peroasegúratedequeeslatartaperfecta.Elhombrequenuncahasidorecibidoalllegaracasaconunatartadecalabazaodecremaesdignodecompasión.En«Huevos: técnicasbásicas»:Elhombreconelquetecasessabrácómolegustanloshuevos.Yesprobablequeseamuymaniáticoalrespecto.Asípues,leincumbeaunabuenaesposasaberprepararloshuevosdeseismanerasbásicas.Imaginóasumadrehumedeciendolapuntadellápiz con la lengua y a continuación dibujando una cuidada marca oscura en elmargenamaneraderecordatorio.

Comprobarásquetudestrezaalahoradeprepararunaensaladacontribuyealafelicidaddetuhogar.

¿Hayalgoqueteproporcioneunasatisfacciónmásprofundaquehacerpan?¡LosencurtidosdeBetty!¡ElmelocotónenconservadelatíaAlice!¡Lasalsade

mentadeMary!¿Hayalgoqueproporcioneunasatisfacciónmásprofundaqueunahileradetarrosyfrascosrelucientesenladespensa?

Marilynmiró la fotografía de Betty Crocker en la contracubierta del libro, lastenuesmanchasdegrisenlassienes,elpelorizadoretiradodelafrentecomosi loempujaraelarcodelascejas.Porunsegundoseleparecióasumadre.¿Hayalgoqueproporcioneunasatisfacciónmásprofunda?Sindudasumadrehabríadichoqueno,quedeningunamanera.Pensócon intensaydolorosacompasiónensumadre,quehabía planeado una vida dorada con aroma a vainilla pero había terminado sola,atrapadacomounamoscaenaquellacasatristeyvacía,consuhijalejosysindejarrastrode símisma,exceptoesos sueñosmarcadoscon lápiz. ¿Estaba triste?Estabaenfadada.Furiosaporloinsignificantedelavidadesumadre.Esto,pensóconrabiatocandolatapadellibroderecetas.Estoesloúnicoquequierorecordardeella.Loúnicoquequieroconservar.

Alamañanasiguientellamóalaempresadelimpiezaquelehabíarecomendadoelempleadodelafuneraria.Losdoshombresquesepresentaronenlacasallevaban


monosazules,comodeconserjes.Ibanbienafeitadosyerancorteses;lamiraronconsimpatía, pero no dijeron más que «la acompañamos en el sentimiento». Con laeficacia propia de la empresas demudanzas,metieronmuñecas, fuentes y ropa encajas.Envolvieronmueblesencolchasy lossubieronalcamión.¿Dónde irían?, sepreguntóMarilyn, sujetandoel librode cocina contra el pecho,¿loscolchones, lasfotografías, lasestanteríasvacías?Almismositioalque iban laspersonascuandomorían,adondeibatodo:aotrositio,lejos,fueradelavidadeuno.

Paracuandollególahoradelacena,loshombreshabíanvaciadolacasaentera.Uno de ellos se despidió de Marilyn tocándose la gorra; el otro hizo una breveinclinación de cabeza. A continuación salieron de la casa y el motor del camiónarrancó. Marilyn recorrió las habitaciones con el libro de cocina bajo el brazo,comprobandoquenohabíaquedadonada,peroloshombreshabíansidometiculosos.Su antiguo cuarto estaba casi irreconocible, con las fotografías arrancadas de lasparedes.Los únicos signos de su pasopor allí eran lasmarcas de chinchetas en elempapelado, invisiblesanoserquesupierasdóndemirar.Podríahabersidolacasadeunadesconocida.Porlascortinasdescorridasnoseveíanmásquerectángulosdeoscuridadysucarareflejadatenuementeporefectodelresplandordelaluzdeltecho.Alsalirsedetuvoenlasaladeestar,dondelaalfombraparecíapicadadeviruelaporlos fantasmas, y examinó la repisa de la chimenea, que ahora era una línea limpiabajountrozodepareddesnuda.

CuandosalióalaautopistadecaminoaOhioyacasa,nolograbasacarsedelacabeza aquellas habitaciones vacías. Tragó saliva nerviosa, ahuyentando elpensamiento,ypisóafondoelpedaldelacelerador.

AlasafuerasdeCharlottesvilleaparecieronsalpicadurasdelluviaenlasventanas.Cuando llevaba cruzada media Virginia Occidental la lluvia se hizo más intensa,cubriendoelparabrisascomounacortina.Marilynsedetuvoenelarcényapagóelmotor,y los limpiaparabrisassepararonamitadderecorrido,comodos tajosenelcristal.Eralaunadelamadrugadaynohabíanadiemásenlacarretera;porelespejoretrovisornoseveíanfarostraserosenelhorizontenidelanteros,sólocamposaunoyotro lado.Apagó los farosyse reclinóenelcabecerodelasiento.Quéagradableresultaríaestarbajolalluvia,comosialguienlelloraraportodoelcuerpo.

Pensódenuevoenlacasavacía,lasposesionesdetodaunavidaahoracaminodeunatiendadesegundamanooelvertedero.Laropadesumadreenelcuerpodeunadesconocida,suanilloeneldedodeunaextraña.Sóloellibroderecetas,asuladoenel asiento del pasajero, había sobrevivido. Era lo único que merecía la penaconservar,sedijoMarilyn,elúnicolugardelacasadondehabíarastrodesumadre.

Entonceslocomprendió.Fueconsciente,comosialguienlohubieradichoenvozalta,dequesumadreestabamuertaydeque,enúltimainstancia,loúnicodignoderecordardeellaeraquehabíacocinado.Pensóinquietaensupropiavida,enlashoraspasadas preparando desayunos, sirviendo cenas, metiendo almuerzos en pulcrasbolsasdepapel.¿Cómoeraposiblededicartantashorasauntarpanconmantequilla


decacahuete?¿Cómoeraposiblededicartantashorasacocinarhuevos?FritosparaJames.DurosparaNath.RevueltosparaLydia.Leincumbeaunabuenaesposasaberprepararloshuevosdeseismanerasbásicas.¿Estabatriste?Sí.Estabatriste.Porloshuevos.Portodo.

Abriólapuertaysalióalasfalto.El ruido fuera del coche era ensordecedor: unmillón de canicas golpeando un

millón de tejados de chapa, un millón de radios sintonizando la misma emisorainexistente. Para cuando cerró la puerta, estaba chorreando. Se levantó el pelo,agachólacabezaydejóquelalluvialeempaparalosrizosdelanuca.Lasgotasleabofetearonlapieldesnuda.Seapoyóenelcapóaúncalientedelcocheyabriólosbrazosparaquelalluvialepincharacomoagujasportodoelcuerpo.

Nihablar,seprometió.Yonovoyaterminarasí.Oíaderefilónelaguagolpeandoelacero.Ahorasonabacomopequeñasoleadas

de aplausos, unmillón demanos aplaudiendo.Abrió la boca y dejó que le entraralluvia,abriólosojoseintentómirardirectamentealaguaquecaía.

De vuelta en el coche, se quitó la blusa y la falda y también lasmedias y loszapatos.Lasprendasformaronunmontoncitodesvalidoenelasientodelpasajero,alladodellibroderecetas,comounaboladeheladoderritiéndose.Lalluviaamainóyelpedaldelaceleradorestabarígidoalcontactoconsupiedesnudocuandopusoelcoche enmarcha. Por el espejo retrovisor atisbó su reflejo, y en lugar de sentirseavergonzadaalversetandesnudayvulnerable,admiróelbrillopálidodesupielencontrasteconelblancodelsujetador.

Nihablar,volvióadecirse.Yonovoyaterminarasí.Se adentró en la noche, camino a casa, con el pelo llorando regueros lentos y

diminutosporsuespalda.

Encasa,Jamesnosabíahacerloshuevosdeningunamanera.Cadamañanalesservíaa los niños cereales para desayunar y losmandaba al colegio con treinta centavoscadaunoparaquealmorzaranenlacafetería.«¿Cuándovuelvemamá?»,preguntabaNathcadanochemientrasarrugabasubandejadealuminiodecomidaprecocinada.Su madre llevaba fuera casi una semana y echaba de menos los huevos duros.«Pronto—contestaba James.Marilynnohabíadejadoelnúmerode teléfonode sumadrey,encualquiercaso,no tardaríanendarlodebaja—.Eldíamenospensado.¿Quéosapetecehacerestefindesemana?¿Eh?».

Lo que hicieron fue ir a la piscina de la Asociación de Jóvenes Cristianos apracticarbraza.Lydiaaúnnosabíanadar,asíqueJames ladejópor la tardecon lavecina,laseñoraAllen.

Llevaba toda la semana deseando pasar algo de tiempo a solas con su hijo.Inclusoteníapensadocómoempezar:Manténlosbrazosdebajodelagua.Muevelaspiernas. Así. Aunque James había estado en el equipo de natación de su instituto,nuncahabíaganadounacopa;sehabíavueltoacasamientraslosotrosseapretujaban


enelcochedealguienparacelebrarlavictoriaconhamburguesasyhelados.AhorasospechabaqueNathtambiénteníamaderadenadador:noeraalto,perosífibrosoyfuerte.Enlasclasesdenatacióndelveranoanteriorhabíaaprendidocrolytambiénahacer elmuerto;ya se recorría lapiscina enterabuceando.Enel instituto, imaginóJames,seríalaestrelladelequipo,elquerecogeríalostrofeos,elnadadorclaveenlacarrerade relevos.Seríaelque llevaríaa todosa la cafetería—odonde fueran losadolescentes en los entonces todavía lejanos años setenta— después de lascompeticiones.

Aquelsábado,cuandollegaronalapiscina,lapartequemenoscubríaestaballenade niños jugando aMarcoPolo; en la parte profunda, un par de hombresmayoreshacíanlargos.Nohabíasitiotodavíaparaleccionesdebraza.Jamesanimóasuhijo:

—Veajugarconlosdemáshastaquesevacíelapiscina.—¿Tengoqueir?—preguntóNathhaciendoplieguesconelbordedesutoalla.ElúniconiñoquereconocióeraJack,queparaentoncesllevabaunmesviviendo

ensumismacalle.AunqueNathnoleodiabaaún,yateníaelpresentimientodequenoibanaseramigos.Consieteaños,Jackeraaltoydesgarbado,pecosoydescarado,sinmiedoanada.AJames,quenoestabaaltantodelassensibilidadesdelpatiodelcolegio,deprontoleirritólatimidezdesuhijo,sureticencia.Eljovensegurodesímismo,desuimaginaciónmenguóhastaconvertirseenunniñitonervioso:flacucho,menudo,tanencorvadoqueteníaelpechocóncavo.Yaunquenoestabadispuestoaadmitirlo,Nath—conlaspiernastorcidas,losdedosdeunpieencimadelosdelotro—lerecordabaasímismoasuedad.

—Hemos venido a nadar —dijo—. La señora Allen se ha quedado con tuhermana para que puedas aprender braza, Nathan, no hagas perder el tiempo a lagente.

Lequitólatoallaasuhijoyleguióconfirmezahacialapiscina,sinsepararsedeélhastaquesemetióenelagua.Luegosesentóenunbancoqueestabalibre,despuésdeapartaraletasygafasdebucear.Levienebien,pensó.Tienequeaprenderahaceramigos.

Nathrodeóalaniñaqueeraelcentrodeatencióndelosotrosniñossaltandodepuntillas para mantener la cabeza fuera del agua. A James le llevó unos minutosreconoceraJacky,cuandolohizo,fueconunapunzadadeadmiración.Jackeraunbuennadador,chuloysegurodesímismoenelagua,zigzagueandoalrededordelosdemás, reluciente y sin aliento. Debía de haber ido andando solo, decidió James;VivianAllen llevaba toda laprimaveramurmurandosobreJanetWolff,sobrecómodejabasoloaJackcuandoestabatrabajandoenelhospital.Iguallepodemosllevaracasa,pensó.Podríaquedarsea jugarhastaquesumadre termineel turno.EstaríabienquesehicieraamigodeNath.Seríaunbuenmodeloaimitar.ImaginóaNathyJack inseparables, haciendo un columpio con un neumático en el jardín trasero,montandoenbicicletaporelvecindario.EnsusdíasdeescolaraJameslehabíadadovergüenza invitar a compañeros a su casa. Tenía miedo de que reconocieran a su


madredelacafetería,oasupadredeverlefregandopasillos.Y,encualquiercaso,nohabían tenido jardín. Igual podían jugar a los piratas, Jack de capitán y Nath desegundodeabordo.Sheriffyayudantedelsheriff.BatmanyRobin.

Para cuando Jamesvolvió a fijarse en lo queocurría en la piscina,Nath era elcentrodeatención.Peroalgonoibabien.Losniñossealejabannadando.Ensilencio,conteniendolarisa.Conlosojoscerrados,Nathflotabasóloenelcentrodelapiscinatrazandopequeñoscírculos,palpandoelagua.Jamesleoyódecir:Marco.Marco.

Polo,contestabanlosotros.Habíanformadouncírculoenlapartepocoprofundaysalpicabanconlasmanos,yNathsemovíadeunladoaotrosiguiendoelsonidodelosmovimientos.Marco.Marco.Suvozteníaahoraunmatizlastimero.

No era nada personal, se dijo James.Llevaban jugando a saber cuánto tiempo;simplemente estaban cansadosdel juego.Estabanhaciendo el tonto.No teníanadaqueverconNath.

Entoncesunaniñamayor—deonceodoceaños,quizá—gritó:«¡ElchinitonoencuentralaChina!»ylosotrosniñosserieron.EnelvientredeJamesseformóysehundióunaroca.Enlapiscina,Nathsequedóquieto,losbrazosextendidosencimade la superficie del agua, sin saber qué hacer. Una mano se abrió y se cerró ensilencio.

En el banco, tampoco James estaba seguro de qué debía hacer. ¿Obligar a losniñosavolverameterseen lapiscina?Deciralgopondríademanifiesto labroma.Podía llamara suhijo.Nos tenemosque ir, podríadecir.EntoncesNathabriría losojosynoveríamásqueaguaasualrededor.Eloloracloroempezóairritarlasfosasnasales de James. Entonces, en el otro extremo de la piscina, vio el borrón de uncuerpo que semetía en el agua sin hacer ruido. Una figura nadó hacia Nath, unacabezadepelocastañorompiólasuperficiedelagua:Jack.

—Polo—gritóJack.Elsonidorebotóenlasparedesdeazulejo.Polo.Polo.Polo.Aturdidodealivio,

Nath nadó hacia delante y Jack se quedó donde estaba, caminando en el agua,esperando,hastaqueNathlecogiódelhombro.DuranteuninstanteJamesviopuraalegríaenlacaradesuhijo,nirastroyadeloscuroceñodedesesperación.

EntoncesNathabriólosojosysuexpresiónradiantedesapareció.Vioalosotrosniñosacuclilladosalrededordelapiscina,riendoyaabiertamente,lapiscinavacíaaexcepciónde Jackdelantedeél. JacksevolvióaNathy sonrió.Nath lo interpretócomounaprovocación:Nosestamosriendodeti.EmpujóaJackparaqueseapartara,se sumergió y cuando reapareció en el borde de la piscina salió directamente, sinescurrirse.Nisiquierasesecóelaguadelosojos,dejóquelechorrearapor lacaramientrascaminabaconaireofendidohacialapuerta,yporelloJamesnopudosabersiestaballorando.

Enelvestuario,Nathsenegóadecirunasolapalabra.Senegóvestirseeinclusoaponerseloszapatosy,cuandoJameslesostuvolospantalonesporterceravez,lediounapatadatanfuertealataquillaquedejóunamuescaenlapuerta.Jamessevolvióy


porencimadelhombrovioaJackmirándolesdesdelapuertaquedabaalapiscina.Sepreguntósiibaahablar,adisculparsequizá,peroenlugardeesosequedócalladomirándoles.Nath,quenolehabíavisto,salióalvestíbulo,yJamesrecogiósuscosasydejóquelapuertasecerraradetrásdeellos.

Parte de él quería abrazar a su hijo, decirle que le comprendía. Incluso casidespuésdetreintaañosseguíarecordandolasclasesdeeducaciónfísicaenLloyd,decómounavezsehabíaatascadoalponerseunacamisetaycuandoconsiguiósacarlacabezaseencontróconquesuspantalonesnoestabanenelbanco.Todoslosdemásyasehabíanvestidoyestabanguardandolaropadegimnasiaenmochilasyatándoselos cordones. Había vuelto de puntillas al gimnasio tapándose los muslos y laspantorrillas desnudas con la mochila, en busca del señor Childs, el profesor deeducaciónfísica.Paraentonceshabíasonadolacampanayelvestuarioestabavacío.Despuésdediezminutosdebúsqueda,humilladoportenerqueestarencalzoncillosenpresenciadelseñorChilds,suspantaloneshabíanaparecidodebajodeunlavabo,laspernerasatadasalrededordelcododelatuberíayconpelusasenlasvueltas.

—Alguien los habrá cogidopor equivocación—habíadicho el señorChilds—.Correaclase,Lee.Llegastarde.

James había sabido que no se trataba de un accidente. A partir de entoncesdesarrolló un sistema: primero los pantalones, luego la camiseta. Nunca le habíahabladoanadiedeello,peroelrecuerdopersistía.

Así que parte de él quería decirle aNath que lo sabía, sabía lo que era que seburlarande ti, loqueeranoencajar.Laotrapartedeélqueríazarandearasuhijo,abofetearle. Convertirle en otra persona. Más tarde, cuando Nath resultó serdemasiadomenudoparael equipode rugby,demasiadobajoparaeldebaloncesto,demasiadotorpeparaeldebéisbol,cuandoparecíaquepreferíaleer,estudiarsuatlasymirarporsutelescopioahaceramigos,Jamesrecordaríaaqueldíaenlapiscina,laprimera decepción de su hijo, la primera y más dolorosa mella en sus sueños depadre.

Aquellatarde,sinembargo,dejóqueNathsubieracorriendoasuhabitaciónyseencerrara con un portazo. A la hora de cenar, cuando llamó para ofrecerle unahamburguesa, Nath no contestó y, en el piso de abajo, James dejó que Lydia seacurrucarajuntoaélenelsofáyvieraTheJackieGleasonShow.¿Quépodíadecirlea suhijopara consolarle?¿Lascosasmejorarán? Se sentía incapazdementir.Eramejorolvidarsedelasunto.CuandoMarilynvolvióacasa,eldomingoporlamañanatemprano,Nath se sentó a desayunar hosco y silencioso y James se limitó a decir,quitándoleimportanciaconungestodelamano:

—Unoschicosseburlarondeélayerenlapiscina.Tienequeaprenderaencajarlasbromas.

Nath se puso tenso y miró furioso a su padre, pero James, acobardado por elrecuerdodetodoloquenohabíacontado—ElchinitonoencuentralaChina—nosefijóenél,y tampoco lohizoMarilyn,queestabadistraídaponiendocuencosyuna


cajadecoposdemaízenlamesa.Anteaquellaafrentafinal,Nathporfinrompiósusilencio.

—Quierounhuevoduro—dijo.Marilyn, para sorpresa de todos, se echó a llorar, y al final, sumisos y sin

protestar,todosdesayunaroncereales.Para la familiaenteraestabaclaro, sinembargo,que sumadrehabíacambiado.

Duranteelrestodeldíaestuvoirritableydemalhumor.Alahoradelacena,aunquetodosesperabanunpolloasado,rollodecarnepicadaounasado,unacomidacomoes debido, por fin, después de tantos platos congelados y calentados en el horno,Marilynabrióunalatadesopadefideosconpolloyotradepastacontomate.

A lamañana siguiente, cuando los niños se fueron al colegio,Marilyn sacó untrozodepapeldelcajóndesucómoda.ElnúmerodeteléfonodeTomLawsonseguíadistinguiéndoseclaramenteentintacolornegroquecontrastabaconelazulpálidodelasrayasdelcuaderno.

—¿Tom?—dijo cuandoéste contestó—.ProfesorLawson, soyMarilynLee—cuandonoobtuvorespuesta,añadió—:LamujerdeJamesLee.NosconocimosenlafiestadeNavidad.Estuvimoshablandodequeigualpodíatrabajarentulaboratorio.

Pausa.Yacontinuación,parasorpresadeMarilyn,risa.—Contratéaunestudiantehacemeses—dijoTomLawson—.Noteníaniideade

quefuerasenserio.Comoestáscasadaytieneshijos…Marilyncolgósinmolestarseenresponder.Sequedólargoratoenlacocinajunto

alteléfonomirandoporlaventana.Fuerayanoparecíaprimavera.Elvientosehabíavueltofríoyseco; losnarcisos,despistadosporelbuentiempo,estabancabizbajos.Yacían postrados por todo el jardín, los tallos rotos, las trompetas amarillasmarchitas.Marilynpasóunabayetaporlamesayseacercóelcrucigramatratandodeolvidar la diversión en la voz de Tom Lawson. El periódico se pegó a la maderahúmedaymientrasescribíalaprimerasolución,elbolígrafodesgarrólapáginaydejóuna«A»azulescritaenlasuperficiedelamesa.

Cogió las llaves del coche del gancho y el bolso de lamesa de la entrada.Alprincipio se dijo que salía para despejarse. A pesar del frío, bajó la ventanilla, ymientrasrodeabaellagodos,tresveces,labrisaselecolópordebajodelpelohastalanuca.Comoestáscasadaytieneshijos…CondujosinpensarhastaMiddlewood,dejandoatráselcampus,latiendadecomestiblesylapistadepatinaje,yhastaquenoentró en el aparcamiento del hospital no se dio cuenta de que ir allí había sido suintencióndesdeelprimermomento.

Una vez dentro, se instaló en un rincón de la sala de espera.Alguien la habíapintado —las paredes, el techo, las puertas— de un azul pálido, balsámico.Enfermerasconcofiay faldablancaentrabanysalíanetéreascomonubes llevandojeringas con insulina, frascos con pastillas, rollos de gasa. Voluntarios empujabancarritosconbandejasdecomida.Encuantoa losmédicos,caminabansinprisaporentreelbulliciocomoavionessurcandoelcieloavelocidaddecrucero.Cadavezque


aparecían, lascabezassevolvíanamirarles;maridosnerviosos,madreshistéricasehijas vacilantes seponíandepie cuando se acercaban.Eran todoshombres, se fijóMarilyn: doctorKanger, doctorGordon, doctorMcLenahan, doctorStone. ¿Qué lehabía llevado pensar que podría ser uno de ellos? Le parecía tan imposible comoconvertirseentigre.

Entonces,porlaspuertasdoblesdelasurgenciasentróunamujerdelgadadepelooscurorecogidoenunmoñopulcro.PorunmomentoMarilynnoconsiguiósituarla.«DoctoraWolff»,dijounadelasenfermerastendiéndoleunacarpetadelmostrador,yladoctoraWolffcruzólasalaparacogerla,sustaconesrepiqueteandoenelsuelodelinóleo.MarilynhabíavistoaJanetWolffsólounaodosvecesdesdequesemudóasucalleunmesantes,perodetodasformasnolahabríareconocido.Habíaoídoquetrabajaba en el hospital—Vivian Allen había susurrado apoyada en la valla algosobreturnosdenoche,sobreelniñocorriendoporahíasilvestrado—,perosehabíaimaginado una secretaria, una enfermera. No aquella mujer elegante, no muchomayor que ella, alta, con pantalones negros, una bata blanca holgada sobre suconstituciónesbelta.AquelladoctoraWolff,conunestetoscopioalrededordelcuellocomouncollardeplatabrillantequeconmanosexpertastocabaygirabalamuñecaheridadeuntrabajador,quedecíaenvozalta,clarayseguradesímisma:«DoctorGordon, ¿puedo hablar con usted de su paciente, por favor?».Y el doctorGordondejabasucarpetaeibahaciaella.

Noeranimaginacionessuyas.Todoslorepetían,comounmantra.DoctoraWolff.DoctoraWolff. Doctora Wolff. Las enfermeras, con un frasco de penicilina en lamano:«DoctoraWolff,unapreguntarápida».Lasvoluntariasalpasar:«Buenosdías,doctoraWolff». Y, lo más milagroso de todo, los otros médicos: «DoctoraWolff,¿puedopedirlesuopinión,porfavor?»,«DoctoraWolff,lanecesitanenlahabitaciónnúmerodos».SóloentoncesMarilyndiocrédito.

¿Cómoeraposible?¿Cómolohabíaconseguido?Pensóenellibrodecocinadesumadre.Hazfelizaalguienhoy:horneaunpastel.Horneaunpastel;daunafiesta.Horneaunpastel para llevarauna fiesta.Horneaunpastel porquehoy te sientesbien. Se imaginó a su madre batiendo manteca y azúcar, tamizando harina,engrasandounmolde.¿Hay algo que proporcione una satisfacciónmás profunda?AhíestabaJanetWolffcruzandolasaladeesperadelhospitalconunabataque,detanblanca,resplandecía.

Puesclaroqueellapodía,noteníamarido.Dejabaquesuhijoanduvieraporahíasuantojo.Sinmarido,sinhijos,quizáhabríasidoposible.Yopodríahaberlohecho,pensó Marilyn, y las palabras encajaron como las piezas de un rompecabezas,sobrecogiéndolaconsuexactitud.Elcondicionalcompuesto,eltiempoverbaldelasoportunidadesperdidas.Las lágrimas legotearondelmentón.No, pensódepronto.Puedohacerlo.

Yentonces,para suvergüenzayhorror, allí estaba JanetWolff, inclinadahaciaellaconexpresiónsolícita.


—¿Marilyn?EsustedMarilyn,¿verdad?¿LaseñoraLee?AloqueMarilynrespondióconlasúnicaspalabrasquelevinieronalacabeza.—DoctoraWolff.—¿Quéocurre?—preguntóladoctoraWolff—.¿Estáenferma?De cerca, su cara era sorprendentemente joven. Bajo el maquillaje, una ligera

constelacióndepecastodavíalecubríalanariz.Sumano,apoyadaconsuavidadenelhombro de Marilyn, era firme y segura, igual que su sonrisa. Todo va a ir bien,parecíadecir.

Marilynnegóconlacabeza.—No,no,nopasanada—levantólavistahaciaJanetWolff—.Gracias.Lodecíadeverdad.La noche siguiente, después de una cena a base de raviolis de bote y sopa de

verduras en lata, lo planeó todo mentalmente. Tenía los ahorros de su madre,suficientesparaalgunosmeses;cuandosevendieralacasadesumadre,tendríamásdinero, lo bastante para unos años al menos. En un año podría graduarse. Esoprobaría que aún podía. Que no era demasiado tarde. Después, por fin, solicitaríaentrarenlafacultaddemedicina.Sóloochoañosmástardedeloplaneado.

Mientraslosniñosestabanenelcolegiohizounviajedeunahoraencochehastala universidad estatal a las afueras de Toledo y sematriculó en química orgánica,estadísticaavanzada,anatomía:todoloquehabíatenidointencióndeestudiarensusúltimos semestres. Al día siguiente hizo el mismo trayecto, encontró un estudioamuebladocercadelcampusyfirmóuncontratodealquilerparaprincipiosdemayo.Faltabandossemanas.Cadanochecuandoestabasolavolvíaaleerellibrodecocinaysedabaánimospararebelarsecontralavidamezquinaysilenciosadesumadre.Noes lo que quieres, se recordaba.Tu vida tiene que sermás que esto. Lydia yNathestarían bien, se repetía una y otra vez. No se permitiría pensar otra cosa. Jamesestaría allí. Mientras estuvo en Virginia se las habían arreglado perfectamente.Todavíaestabaatiempo.

Enelsilenciodelanochemetióencajassuslibrosdelauniversidadylosguardóen el ático, preparados. A medida que se acercaba mayo, cocinó una comidasuculenta detrás de otra: albóndigas, buey Strogonoff, pollo con salsa dechampiñones,todoslosplatosfavoritosdeJamesylosniños,todosconingredientescaseros,talycomolehabíaenseñadosumadre.Horneóunatartadecumpleañosrosapara Lydia y le dejó comer tanta como quiso. El primero demayo, después de lacomida del domingo, metió las sobras en tarteras de plástico y las guardó en elcongelador.Horneóvariastandasdegalletas.

—Parece que estás preparándote para una hambruna —dijo James riendo, yMarilynledevolviólasonrisa,unasonrisafalsa,lamismaquelehabíadedicadoasumadre durante tantos años. Levantabas las comisuras de la boca hacia las orejas.Manteníasloslabioscerrados.Eraasombrosocómonadiesedabacuenta.


Aquella noche, en la cama, abrazó a James, le besó en el cuello y le desnudódespacio,comohacíacuandoeranmás jóvenes.Tratódememorizar lacurvadesuespaldayelhoyueloalfinaldesucolumnavertebral,comosifueraunpaisajequenofueraavolveraver,yseechóallorar,primeroensilencioyluego,amedidaquesuscuerposseencontrabanunayotravez,conmásintensidad.

—¿Quépasa?—susurróJamesacariciándolelamejilla—.¿Quétepasa?Marilyn negó con la cabeza y James la acercó a él, los cuerpos de ambos

pegajososyhúmedos.—Notepreocupes—ledijobesándolaenlafrente—.Todoirámejormañana.Al despertarse Marilyn se escondió debajo de las sábanas y escuchó a James

vestirse.Elruidodelacremalleracuandoseabrochólospantalones.Eltintineodelahebilladelcinturón.Inclusoconlosojoscerradosleveíaajustándoseelcuellodelacamisa,alisándoseelremolinodelpeloque,despuésdetantosaños,seguíadándoleciertoaspectodecolegial.Losmantuvocerradoscuandoseacercóadarleunbesodedespedida,porquesileveíasabíaquevolveríaallorar.

En laparadadel autobús,más tarde, se arrodilló en la aceraybesóaNathy aLydiaenlamejillasinatreverseamirarlesalacara.

—Sedbuenos—lesdijo—.Portaosbien.Osquiero.Cuandoelautobúsdesapareció trasdoblarel recododel lago,hizounavisitaal

dormitoriodesuhijaydespuésaldesuhijo.DelacómodadeLydiacogiósólounpasador del pelo, de baquelita color cereza y con una flor blanca que rara vez seponía.De lacamadeNathcogióunacanica,nosupreferida—laazulcobaltoconmotas como estrellas—, sino una de las oscuras y pequeñas, de las que llamabapetroleras.DelabrigodeJames,elviejoqueusabaenlosañosdeestudiante,arrancóunbotónpequeñodelrevésdelasolapa.Unrecuerdodiminutodecadaunoguardadoen el bolsillo del vestido; un gesto que reaparecería en su hija pequeña añosmástarde,aunqueMarilynnuncalemencionóaquelhurto,niaHannahnianadie.Nadade objetos de valor o queridos; algo que quizá echarían de menos, pero cuyadesaparición tampoco lamentarían. No había necesidad de hacer otro agujero, pordiminuto que fuera, en sus vidas. LuegoMarilyn sacó sus cajas del escondite delático y se sentó a escribir una nota a James.Pero ¿cómo escribías algo así?No leparecíabienusarsupapeldecartas,comosiJamesfueraunextraño;peorleparecíaescribir en el bloc de la cocina, como si fuera algo tan banal como la lista de lacompra.Alfinalsacóunahojaenblancodelamáquinadeescribirysesentóantesutocadorconunbolígrafo.

Me he dado cuenta de que no soy feliz con la vida que llevo. Siempre habíaimaginadounavidamuyconcretaylascosashanresultadomuydiferentes.Marilynsuspiró temblorosa.Llevo guardándome estos sentimientos mucho tiempo y me hedadocuentadequenopuedoseguirignorándolos.Séqueestaréisperfectamentesinmí.

Seinterrumpióeintentóconvencersedequeaquelloeraverdad.


Esperoquecomprendasporquétengoqueirme.Yquepuedasperdonarme.Siguiósentadalargoratoconelbolígrafoenlamano,sinsabercómoterminar.Al

final rompió la nota y tiró los trozos a la papelera.Mejor irme sin más, decidió.Desparecerdesusvidascomosinuncahubieraestadoallí.

ANathyLydia,queaquellatardeseencontraronconquenadieibaarecogerlesalaparadadelautobús,queentraronenlacasavacíaysincerrar,esofueexactamenteloque lespareció.Supadre,cuando llegódoshorasmás tardey seencontróa sushijos sentados juntos en las escaleras de entrada como si tuvieran miedo de estarsolos dentro de la casa, no dejó de hacer preguntas: «¿Cómo que no está?», lepreguntóaNath,quesóloalcanzabaarepetir«noestá»,lasúnicaspalabrasqueseleocurrían.

Lydia,porsuparte,nodijounapalabraelrestodeaquellaconfusanoche,durantelacualsupadrellamóalapolicíayatodoslosvecinosperoseolvidódelacena,delahoradeirsealacama;aquellanocheenquelosagentesnodejarondetomarnotasyNathyella sequedarondormidosenel suelodel cuartodeestar.Sedespertóenmitad de la noche en su cama—donde su padre la había dejado con los zapatospuestos—ybuscóeldiarioquelehabíaregaladosumadreenNavidad.Porfinhabíapasadoalgoimportante,algoquedebíaescribir.Peronosabíacómoexplicarloquehabíaocurrido,cómohabíacambiadotodoenunsolodía,cómoalguienaquientantoqueríapodíaestarallíyalminutosiguiente,no.


Cinco

Hannahnosabenadadeaquelverano,deaquellavezquesumadredesapareció,haceaños. Durante el tiempo que lleva viva, la familia no ha hablado jamás de ello, einclusosilohubierahechonohabríacambiadonada.Estáfuriosaconsuhermanaporevaporarse,atónitaporelhechodequeLydialoshayaabandonadoatodos;saberlodesumadresólolahabríapuestomásfuriosa,lehubieradesconcertadomás.¿Cómohaspodido?,habríapensado,¿despuésdehaberpasadoporello?Así lascosas, alimaginarseasuhermanahundiéndoseenellago,loúnicoquelevienealacabezaes:¿cómo?y¿quésucedió?

Estanochelodescubrirá.Vuelvenaserlasdosdelamadrugada,segúnsurelojdemanillasfosforescentes;llevatodalanocheacostadapacientementeviendopasarlashoras.Hoy,1dejunio,deberíahabersidosuúltimodíadeclase;mañanasesuponíaqueNathsubiríaalestradoconlatogaazulyelbirretepararecogersudiploma.Perono van a ir a la graduación; ninguno ha vuelto al instituto desde… silencia elpensamientomentalmente.

Pasadepuntillasporelsextoescalónquerechina,sesaltalarosetadelaalfombradelvestíbuloyelparquetquecrujeyaterrizaconladelicadezdeungatojustoenlapuerta. Aunque en el piso de arriba Marilyn y James y Nath están despiertos,buscandoelsueño,ningunooyenada.ElcuerpodeHannahconocetodoslossecretosdelsilencio.Enlaoscuridad,susdedosdescorrenelcerrojo,acontinuacióncogenlacadena de seguridad y la quitan sin hacer ruido. Esto último es nuevo; antes delfuneralnohabíacadena.

Llevayatressemanaspracticando,jugandoconelcerrojocadavezquesumadreno mira. Ahora sale sigilosa por la puerta y camina descalza hasta el césped queLydiadebiódepisarsuúltimodíadevida.Enelcielo,lalunaflotadetrásderamasdeárbol,yeljardínyelcaminoylasotrascasassehacenpocoapocovisiblesenlapenumbragranulada.Esoesloquesuhermanadebiódeveraquellanoche:destellosde luzde luna reflejadosen lasventanasde la señoraAllen, losbuzonesalineadosperdiéndose en ladistancia.El resplandor levede la farolade la esquina, donde lacarreteraprincipalbordeaellago.

Al final del césped Hannah se detiene, los dedos de los pies en la acera, lostalonesaúnenlahierba,yrecuerdaesasiluetadelgadaadentrándoseenlassombras.Noparecíaasustada.AsíqueHannahcaminatambiénhastaelcentrodelacarretera,dondeestaríalalíneaamarillasisucallefueralobastantetransitadaparanecesitarla.Detrás de las ventanas oscurecidas brilla la tela pálida de cortinas.Las luces de lacalleestánapagadas,exceptoladelapuertaprincipaldelaseñoraAllen,esaquedejasiempreencendida,inclusoduranteeldía.CuandoHannaheramáspequeñapensabaque los adultos se quedaban despiertos hasta tarde, hasta las dos o las tres de la


madrugada, quizá.Añade ésta a la larga lista de cosas que ahora sabe que no sonverdad.

Enlaesquinasedetiene,peronovemásqueoscuridadenambasdirecciones.Susojos se han acostumbradoya a la penumbray cruza corriendo la carretera hasta laorillaherbosadellago,aunquesiguesinverla.Sólolainclinacióndelterrenolediceque se está acercando. Pasa junto a una mata de abedules, todos con los brazosrígidos extendidos por encima de las cabezas como si se estuvieran rindiendo.Entonces, de pronto, los dedos de sus pies encuentran el agua. Bajo el zumbidoamortiguado de un avión en el cielo lo oye: un leve chapoteo contra sus tobillos,suavecomoelsonidoquehace la lenguadentrode laboca.Siseconcentramuchopuede ver un débil temblor, comoun tul color plata.De no ser por eso, no habríasabidoqueaquelloeraagua.

«Unemplazamientoprecioso—leshabíadichoelagenteinmobiliarioaJamesyMarilyn cuando se instalaron enMiddlewood. Hannah ha oído la historia muchasveces—.Acincominutosdelatiendadecomestiblesydelbanco.Y,silopiensan,ellago prácticamente en la puerta de casa. —Había mirado el vientre abultado deMarilyn—.Ustedyloschavalessepuedenbañartodoelverano.Escomotenerplayaprivada».James,encantado,habíaestadodeacuerdo.DurantetodasuvidaaHannahlehaencantadoestelago.Ahoraesunsitiodiferente.

Elembarcadero,erosionadoporañosdeuso,esdelmismogrisplataqueduranteeldíaporefectodelaluzdelaluna.Enelborde,unafarolapequeña,situadaencimadeunposte,proyectasu luzsobreundelgadocírculodeagua.Saldrácon labarca,como debió de hacer Lydia. Remará hasta el centro del lago, donde su hermanaterminónosesabecómoymirarádebajodelagua.Entoncesquizáentenderá.

Perolabarcanoestá.Elayuntamiento,enungestodeprecaucióntardía,selahallevado.

Hannah se apoya sobre los talones y se imagina a su hermana arrodillada parasoltarelamarreyalejandolabarcadelaorilla,tantoquenosedistinguiríayaelaguade la oscuridad circundante. Luego se tumba en el embarcadero y mira el cielonocturno.Eslomáscercadelaúltimanochedesuhermanaquepuedeestar.

Siaquélfueraunveranocualquiera,el lagoseguiríasiendounsitioencantador.Nath y Lydia se pondrían trajes de baño y extenderían toallas en la hierba. Lydia,brillanteporelaceitebronceador,setumbaríaalsol.SiHannahteníamuchasuerte,selepermitiríaponerseunchorritodeaceiteenlosbrazos,atarlelatiradelbikiniaLydiadespuésdequeéstasehubierabronceadolaespalda.Nathsetiraríadebombadesdeelmuelle,levantandounafinabrumaqueseposaríacomopequeñasperlasenlapieldeHannah.Endíasespecialmentebuenos—aunqueeranmuy,muypocos—tambiénvendríansuspadres.Supadrepracticaríabrazaycrolalestiloaustralianoy,siestabadehumor,cogeríaaHannahporlosbrazosylasujetaríamientraspataleaba.Su madre, protegida del sol por una enorme pamela, levantaría la vista del New


Yorker y cuando Hannah volviera a la toalla la dejaría pegarse en silencio a suhombroparaverlasviñetas.Aquellascosassólopasabanenellago.

Este verano no irán; no volverán a ir nunca al lago. Lo sabe sin necesidad depreguntarlo.Supadresehapasadolasúltimastressemanasmetidoensudespacho,aunqueenlauniversidadleofrecieronponerleunsustitutohastaelfinaldeltrimestre.SumadrehaestadohorasyhorasenelcuartodeLydia,mirándolo todounayotravez, pero sin tocar nada. Nath deambula por la casa como una fiera enjaulada,abriendoycerrandoarmarios, cogiendoun librodetrásdeotroy luegodejándolos.Hannahnodiceunapalabra.Sonlasnuevasreglas,quenadiehaexplicado,peroqueellayaconoce:nohablardeLydia.Nohablardellago.Nohacerpreguntas.

Se queda tumbada largo rato imaginando a su hermana en el fondo del lago.Estaríabocaarriba,así,estudiando lacara internadelagua.Losbrazosextendidos,así, como si abrazara el mundo entero. Escucharía y escucharía, esperando a quefueranabuscarla.Nolosabíamos,piensaHannah.Habríamosido.

Nosirvedenada.Siguesinentender.Devueltaencasa,entradepuntillasenlahabitacióndeLydiaycierralapuerta.

Luegolevantaelcubrecanapéysacalaesbeltacajadeterciopeloescondidadebajodelacama.HaceunatiendadecampañaconlamantadeLydia,abrelacajaysacaunguardapelo. Se lo regaló su padre a Lydia por su cumpleaños, pero ella lo metiódebajodelacama,dejandoqueelterciopeloseajaraporelpolvo.

Elcolganteestároto,perodaigual,porqueHannahlehaprometidoaLydiaquenoselopondránuncaynorompepromesashechasapersonasquequiere.Inclusosiyanoestánvivas.Asíquedeslizalabonitacadenaentrelosdedoscomosifueraunrosario.Lacamahuelea suhermanacuandoduerme,elolorcálidoyalmizcladoeintenso —como de animal salvaje— que desprendía sólo cuando estabaprofundamente dormida. Casi puede sentir la huella de su cuerpo en el colchón,envolviéndola como un abrazo. Por la mañana, cuando la luz del sol entra por laventana,hacelacama,dejaelguardapelodondeestabayvuelveasuhabitación.Sinnecesidaddepensarlosabequeharálomismolanochesiguiente,ylasiguienteylasiguiente,alisandolamantacuandosedespierte,esquivandodespacioloszapatosylasprendasdesperdigadasdecaminoalapuerta.

CuandoNathbajaalahoradeldesayuno,suspadresestándiscutiendoysedetieneenelpasillojuntoalacocina.

—Abiertatodalanoche.—Noestabaabierta.Elcerrojoestabaechado.Poreldejedeirritacióndelavozdesupadre,sabequelaconversaciónempezó

haceunrato.—Podríahaberentradoalguien.Poralgopuselacadena.Nathseacercaalapuertadepuntillas,perosuspadres—Marilyninclinadasobre

elfregadero,Jamesencorvadoensusilla—nolevantanlavista.Alotroextremode


la mesa, Hannah sufre delante de su tostada y su vaso de leche. Lo siento, estápensandocontodalaintensidaddelaqueescapaz.Semeolvidóecharlacadena.Losiento,losiento.Suspadresnosefijanenella.Dehechosecomportancomosinoestuvieraallí.

Silencioduranteunlargoinstante.LuegoJamesdice:—¿Deverdadcreesqueunacadenaenlapuertahabríacambiadoalgo?Marilyndejaconfuerzalatazaenlaencimera.—No pudo irse sola. Sé que no habría hecho algo así. ¿Escabullirse en plena

noche?¿MiLydia? Jamás—hacegirar la tazacon lasdosmanos—.Alguien se lallevó.Algúnperturbado.

James suspira, un suspiro profundo y tembloroso, como si estuviera intentandolevantar algo muy pesado. Marilyn lleva las tres últimas semanas diciendo cosascomoésa.LamañanadespuésdelfuneralJamessedespertójustoalamanecerytodolevinoa lacabeza—elataúdreluciente, la tersapieldeLouisaencontactocon lasuya, el suave gemido que había emitido cuando se colocó encima de ella— y depronto se sintió sucio, como si estuviera cubierto de barro. Se duchó con aguacaliente,tancalientequeleresultabaimposibleestarsequietoynohacíamásquedarvueltas,comoensartadoenunespetón,ofreciendotramotrastramodecarnenuevaalchorrohirviendo.Nohabía servidodenada.Cuandosaliódelbaño, el ruidodeuntenuechasquido le condujoescaleras abajoy se encontróaMarilyn instalandounacadenadeseguridadenlapuertaprincipal.

Habíaqueridocontarleunaideaalaquellevabadandovueltasvariosdías:loquelehabíapasadoaLydianoeraalgoa loquepudieran impedirelpasooahuyentar.EntonceslaexpresióndelacaradeMarilynlefrenó.Eradetristeza,detemor,perotambiéndeenfado,comosiél tuviera laculpadealgo.Porunmomento leparecióunamujerdistinta,unadesconocida.Habíatragadosaliva,ysehabíallevadolamanoalcuellode lacamisaysehabíaabrochadoelúltimobotón.«Bueno—dijo—.Mevoy a la universidad. Tengo el curso de verano». Cuando se inclinó para besarla,Marilynsehabíaestremecidocomosisutactolaquemara.Enelporchedelantero,elrepartidorhabíadejadounperiódico.Familiadelalocalidadentierraasuhija.

Aúnloguardabajollaveenelúltimocajóndesuescritorio.AlserunadelosdosúnicosalumnosorientalesdelinstitutoMiddlewood—elotroessuhermano,Nathan—, Lee no pasaba desapercibida. Sin embargo, parece ser que pocos la conocíanbien.Desde entonces, cadadía hahabidonuevos artículos.Unamuerte siempre esnoticiaenunaciudadpequeña,peroladeunachicajovenesunaminadeoroparalosperiodistas.Lapolicíasiguebuscandopistassobrelamuertedelajoven.Elsuicidioes unahipótesis plausible, dicen los investigadores.Cada vez que ve uno dobla elperiódico, como si estuviera envolviendo algopodrido, antes dequeMarilyno loschicoslovean.Sólocuandoestáasalvoensudespacholodesdoblaparaleerloconatención.Luegoloañadealmontóncrecientequehayenelcajónconllave.

Ahorainclinalacabeza.


—Nocreoqueseaesoloquepasó.Marilynseponealadefensiva.—¿Quéinsinúas?AntesdequeJamespuedacontestar,suenaeltimbre.Eslapolicía,ycuandodos

agentesentranenlacocina,NathyHannahdejandecontenerelalientoalavez.Almenosahorasuspadresdejarándediscutir.

—Sólo queríamosmantenerles informados—dice el policía demayor edad, elagenteFiske,recuerdaNath.Sacaunalibretadelbolsilloyseajustalasgafasconundedo regordete—. Todos en la comisaría sentimos mucho su pérdida. Queremosaveriguarloquepasó.

—Puesclaro,agente—murmuraJames.—Hemoshabladocon laspersonasde la listaquenosdieron—elagenteFiske

consulta su libreta—. Karen Adler, Pam Saunders, Shelley Brierley… Todas handichoquecasinolaconocían.

Hannahvecómoelruborseextiendeporlacaradesupadrecomounsarpullido.—Tambiénhemoshabladoconunoscuantoscompañerosdeclaseyprofesoresde

Lydia.Porloquesabemos,noteníamuchosamigos—elagenteFiskelevantalavista—.¿DiríanustedesqueLydiaeraunachicasolitaria?

—¿Solitaria?—Jamesmira a sumujer y a continuación, por primera vez estamañana,asuhijo.

Al ser una de los dos únicos alumnos orientales del institutoMiddlewood—elotro es su hermano, Nathan—, Lee no pasaba desapercibida. James conoce esasensación: todas esas caras, pálidas como peces, silenciosas y fijas en ti. HabíaintentadoconvencerseasímismodequeLydiaeradistinta,dequetenertodasesasamigaslaconvertíaenunamás.

—Solitaria—repitedespacio—.Sí,pasabamuchotiemposola.—Siempre estaba ocupada —interrumpe Marilyn—. Era muy aplicada. Tenía

muchos deberes. Mucho que estudiar —mira con expresión suplicante a los dospolicíascomositemieraquenofueranacreerla—.Eramuyinteligente.

—¿Laencontrarontristeestasúltimassemanas?—preguntaelagentemásjoven—.¿Lesdiolaimpresióndequepudieraquererhacersedaño?¿O…?

Marilynsisiquieraesperaaquetermine.—Lydia eramuy feliz. Le encantaba el instituto. Podía haber estudiado lo que

quisiera.Nuncahabríasalidosolaenesabarca.Empiezanatemblarlelasmanosyenunintentoporevitarlos,cogedenuevola

tazadeté.Hannahpiensaqueesposiblequelarompaenpedazos.—¿Porquénoestánbuscandoalqueselallevóhastaallí?—Nohayindiciosdequehubieranadiemásenlabarcaconella—diceelagente

Fiske—.Nienelembarcadero.—¿Cómo lo saben?—insisteMarilyn—.MiLydia nunca habría salido sola en

unabarca—eltésederramaenlaencimera—.Enestostiemposnuncasesabequién


puedeestaracechandoalavueltadelaesquina.—Marilyn—diceJames.—Leanelperiódico.Estosdíashaypsicópataspor todaspartes, secuestrandoa

gente,pegandotiros,violando.¿Quétenemosquehacerparaquelapolicíasepongadeunavezabuscarlos?

—Marilyn—repiteJames,estavezenvozmásaudible.—Estamos investigando todas las posibilidades —dice el agente Fiske con

amabilidad.—Yalosabemos—diceJames—.Estánhaciendotodoloquepueden.Gracias—

miraaMarilyn—.Nopodemospedirmás.Marilynabrelaboca,perolacierrasindecirpalabra.Lospolicíassemiranentresí.Luego,elmásjovendice:—NosgustaríahacerunascuantaspreguntasmásaNathan,silesparecebien.A

solas.CincocarassevuelvenhaciaNathyésteseruboriza.—¿Amí?—Sóloparaconfirmarunpardecosas—diceelagenteFiske.LeponeaNathuna

manoenelhombro—.Igualpodemossalirunmomentoalporche.DespuésdequeelagenteFiskecierrelapuertaprincipalalsalir,Nathseapoyaen

labarandilla.Alcontactoconlaspalmasdesusmanos,unaspocasvirutasdepinturase desprenden y caen revoloteando al suelo del porche.Ha estado considerando laideadellamarélmismoalapolicía,dehablarlesdeJackydeexplicarlesquetienequeserélelculpable.Enotraciudad,enotraépoca,lapolicíapodríahabertenidolasmismassospechas.OsiLydiahubierasidodeotramanera:unaShelleyBrierley,unaPam Saunders, una Karen Adler, una adolescente normal, una chica que fuerancapacesdecomprender.LapolicíapodríahaberinvestigadomásaJack,elaboradounhistorial de quejas: profesores denunciando pintadas en pupitres y comentariosinsolentes,hermanosresentidospor las libertadesquese tomabaconsushermanas.PodríanhaberescuchadolasquejasdeNath—cadadíaalsalirdeclasedurantetodalaprimavera—y llegar a conclusionesparecidas.Una chicayun chicoquepasantantotiempojuntos,asolas…EntoncesnoseríatandifícildeentenderporquéNathmiraba a Jack con tal grado de atención y de antipatía. Ellos, comoNath, podríanhaberencontradoindiciossospechososentodoloqueJackhadichoohecho.

Peronolovanahacer.Esocomplicalahistoria,ylahistoria—talycomosurgeapartir de lo que cuentan los profesores y los alumnos del instituto— es de lomásobvio.ElcarácterreservadodeLydia,sufaltadeamigas.Elrecienteempeoramientodesusnotas.Y,parasersinceros,loextrañodesufamilia.Unafamiliasinamigos,una familia de inadaptados. Todo esto brilla con tal claridad que, a los ojos de lapolicía, Jackqueda relegadoa las sombras. ¿Unachicacomoésayunchicocomoése, que puede tener —que tiene, de hecho— a la chica que quiera? Les resultaimposibleimaginarseloqueNathsabequeesciertoy,todavíamenos,loqueimagina


queescierto.AsushombreselagenteFiskelesdiceconfrecuencia:«Sioísruidodecascos,pensadencaballos,noencebras».ElproblemadeNath,habríandicho,esqueestáhistérico.Oyecebrasportodaspartes.Ahora,caraacaraconlapolicía,NathsedacuentadequenotienesentidonisiquieramencionaraJack;yahandecididoquiénesculpable.

ElagenteFiskeseapoyatambiénenlabarandilla.—Queríamoscharlarunratocontigo,Nath,enprivado.Igualteacuerdasdealgo

quesetehabíaolvidado.Avecesloshermanosylashermanassabencosaslosunosdelosotrosquesuspadresno,¿meentiendes?

Nath intenta decir que sí, pero no le sale nada.Asiente con la cabeza.Hoy, seacuerdadepronto,deberíahabersidoeldíadesugraduación.

—¿Lydia tenía la costumbre de salir sola a escondidas?—pregunta el agenteFiske—.No tienesdequépreocuparte.Nohashechonadamalo,sólocuéntanos loquesabes—nohacemásquerepetirlapalabrasólo,comosileestuvierapidiendounfavor pequeñísimo, algo sin importancia. Cuéntanos. Cuéntanos sus secretos.Cuéntanoslo todo.Nath empieza a temblar. Está convencido de que los agentes leestánviendotemblar.

—¿Se había ido así de hurtadillas y sola alguna vez, de noche?—pregunta elagentemásjoven.

Nathtragasaliva,intentanotemblar.—No—diceconvozronca—.No,nunca.Lospolicías semiran.Luegoelmás joven se apoyaen labarandilla al ladode

Nath, como se apoyaría un chico en su taquilla antes de que empiecen las clases,como si fueran amigos. Ése es su papel, se da cuenta Nath. Hacerse el colega,engatusarle para que hable. Lleva los zapatos tan lustrosos que reflejan el sol, unborróndeluzencadadedogordo.

—¿EngeneralLydiasellevababienconvuestrospadres?Elagentecambiaelpesodeunapiernaalaotraylabarandillarechina.Igualdeberíasapuntarteaalgúnclub,cariño,conocergentenueva.¿Tegustaría

haceruncursodeverano?Podríaestarbien.—¿Connuestrospadres?—diceNath.Casino reconoceesavozquese supone

queessuya—.Puesclaroquesí.—¿Visteaunodelosdospegarlaalgunavez?—¿Pegarla?Lydia, objeto de tantas atenciones, tan protegida como una flor rara. La que

estaba siempre en los pensamientos de su madre, incluso cuando estaba leyendo,marcandopáginasconartículosquepensabapodíaninteresaraLydia.Laprimeraalaquesupadrebesabacadanochealllegaracasa.

—MispadresjamáshabríanpegadoaLydia.Laquerían.—¿Hablóalgunavezdehacersedaño?


Labarandilladelporcheempiezaadesdibujarse.TodoloquepuedehacerNathesnegarconlacabeza,confuerza.No,no,no.

—Lanochequedesapareció,¿parecíatriste?Nath intenta pensar. Había querido hablar con ella de la universidad, de las

exuberantes hojas verdes contra el ladrillo rojo intenso, de lo mucho que iba adisfrutar.Decómo,porprimeravezensuvida,habíacaminadoerguidoydecómodesdeesanuevaperspectivaelmundolehabíaparecidomásgrande,másamplio,másalegre. Pero Lydia había estado callada durante la cena y luego se había idodirectamenteasucuarto.Nathhabíapensadoqueestabacansada.Habíapensado:Yaselocontarémañana.

Y de pronto, para su horror, se echa a llorar: lágrimas húmedas, feas, que legoteanporlanarizylemojanelcuellodelacamisa.

EntonceslosdosagentessevuelvenyelagenteFiskecierrasulibretaysesacaunpañuelodelbolsillo.

—Quédatelo—dicemientrasseloofreceaNath.Actoseguidoledaunapretónfuerteenelhombroysevan.

Encasa,MarilynlediceaJames:—Entonces, ¿ahora tengo que pedirte permiso para hablar cuando estemos con

otraspersonas?—Noquisedecireso—Jamesapoyaloscodosenlamesaysesujetalafrentecon

lasmanos—.Peroesquenopuedesdedicartealanzaracusacionessinfundamento.Nopuedesponertearegañaralapolicía.

—Yonolesheregañado.Sóloleshehechopreguntas—Marilyndejasutazaenel fregadero y abre el grifo. Una espuma airada se forma en el desagüe—.¿Investigandotodaslasposibilidades?Nisiquierameescuchócuandodijequepodíahabersidoundesconocido.

—Porque te estás portando como una histérica. Oyes algo en las noticias y tepones a imaginar toda clase de cosas. Déjalo estar, Marilyn —James sigue sinlevantarlacabezadelasmanos—.Déjaloestar,porfavor.

Enelbrevesilencioquesigue,Hannahsemetedebajodelamesaysequedaallíacurrucada con las rodillas pegadas al pecho. El mantel proyecta una sombra conformademedialunaenellinóleo.Mientrassigadentrodeella,piensaypegamáslospiesalcuerpo,suspadresseolvidarándequeestáallí.Eslaprimeravezquelesoyediscutir.Avecesuno riñealotropornoponerel tapónal tubodedentífricooporhabersedejadolaluzdelacocinaencendidatodalanoche,perodespuéssumadreleaprietalamanoasupadreosupadreledaunbesoenlamejillaasumadreytodovuelveasucauce.Estavez,todoesdistinto.

—¿Así que soy un ama de casa histérica?—ahora la voz deMarilyn es fría ycortantecomoel filodeunacuchilladeacero,yHannahcontiene larespiración—.Puestienequehaberunresponsable.Sitengoquedescubrirloquepasóyosola,lo


haré.—Limpia laencimeraconel trapoydespués lodejaaun lado—.Lonormalsería que tú también quisieras, pero lo único que dices es: Pues claro, agente.Gracias,agente.Nopodemospedirmás,agente.—Laespumasevaporeldesagüe—.Yosoycapazdepensarpormímisma.Adiferenciadeotros,nomedoblegoantelapolicía.

Aturdidaporlaira,Marilynnohapensadodosvecesloquehadicho.ParaJames,sinembargo,lapalabraesunabalaquesaledelabocadesumujerysealojaensupecho.De esas tres sílabas—doblegar—estallan culis encorvados con sombreroscónicos, chinos con coleta y las palmas de lasmanos juntas.Recelosos y serviles.Cabizbajos y menospreciados. Hace mucho que sospecha que todos le ven así:StanleyHewitt,losagentesdepolicía,lacajeradelatiendadecomestibles.Peronoselehabíaocurridoqueese«todoelmundo»pudieraincluiraMarilyn.

Dejalaservilletaarrugadaenelmantelyempujalasillaconunchirrido.—Tengoclasealasdiez—dice.Pordebajodeldobladillodelmantel,Hannahmiraloscalcetinesdesupadre—un

agujerodiminutoestáempezandoa formarseenunode los talones—quesealejanhacialasescalerasquellevanalgaraje.Hayunapausamientrasseponeloszapatosy,unmomento después, la puerta del garaje se abre con estrépito. Luego, cuando elcochearranca,Marilyncogelatazadelfregaderoylaestrellacontraelsuelo.Trozosde porcelana patinan sobre el linóleo. Hannah se queda completamente quietamientras sumadre sube corriendo las escaleras y se encierra con un portazo en sudormitorioyelcochedesupadresalemarchaatrásporelcaminodeentradaconunlevegemidomecánicoysemarcharugiendo.Hastaquenoestátodoensilencionoseatreveasaliragatasdedebajodelmantelpararecogerlosfragmentosdeporcelanadelcharcodeaguajabonosa.

LapuertaprincipalseabreconunchirridoyapareceNathen lacocinacon losojosylanarizenrojecidos.PoresoHannahsabequehaestadollorando,perosimulanodarsecuentaymantienelavistafijaenelsuelomientrasvaponiendolospedazosunoaunoenlamanoahuecada.

—¿Quéhapasado?—Mamáypapásehanpeleado.Echa la taza rota en el cubo de la basura y se seca lasmanosmojadas en los

pantalonesdecampana.Elagua,decide,sesecarásola.—¿Sehanpeleado?¿Porqué?Hannahhablaenunsusurro:—No lo sé—aunque del dormitorio de sus padres no sale ningún sonido, está

nerviosa—.Vamosfuera.Fuera,ysinnecesidaddedecirnada,sedirigenalmismositio:ellago.Mientras

recorren la calle Hannah la examina con cuidado, como temiendo que su padrepudiera estar a la vuelta de alguna esquina, olvidado ya el enfado, preparado paravolveracasa.Novenadamásqueunoscuantoscochesaparcados.


Los instintos deHannah, sin embargo, son correctos. Al salir de casa tambiénJameshabíasentidolanecesidaddeirallago.Lohabíarodeadouna,dosveces,conlaspalabrasdeMarilyn resonandoen su cabeza.Doblegándoseante lapolicía. Looyeunayotravez, el palpabledesagradoen suvoz, lapoca consideraciónquehatenido con él. Y no la culpa. ¿Cómo iba a ser feliz Lydia? Lee no pasabadesapercibida. Pocos parecían conocerla bien. Hipótesis plausible. Deja atrás elembarcaderodondeLydiadebiódesubirsealabarca.Luegolacallesinsalidadondeviven.Denuevoelembarcadero.Enalgúnpuntodelcentrodeestecírculosuhija,sinamigosysola,debiódetirarsealaguaenunactodedesesperación.Lydiaerafeliz,habíadichoMarilyn.Tienequehaberunresponsable.Unresponsable,piensaJames,y una estaca afilada le baja por la garganta. No soporta ver el lago otra vez. Yentoncessedacuentadedóndequiereestar.

Ha ensayado mentalmente tantas veces lo que le va a decir a Louisa que esamañana se ha levantado con las palabras en los labios.Ha sido una equivocación.Estoy enamorado de mi mujer. No puede volver a pasar. Ahora, cuando abre lapuerta,loquesaledesubocaes:

—Porfavor.YLouisa,amable,generosa,milagrosamente,leabrelosbrazos.Enlacamaconellanodejadepensar:enLydia,enlostitulares,enellago.Enlo

queMarilynestaráhaciendoencasa.Enquiéneselresponsable.SeconcentraenlacurvadelaespaldadeLouisa,enlasedapálidadesusmuslosyelmovimientodesumelena oscura que le roza la cara una vez y otra y otra más. Después, Louisa leabrazapordetrás,comosifueraunniño,yledice:

—Quédate.Ysequeda.

LoqueMarilynhaestadohaciendoescaminardeun ladoaotrodeldormitoriodeLydiatemblandodefuria.Portodassusinsinuaciones,resultaobvioloquepiensalapolicía:No hay indicios de que hubiera nadie más en la barca con ella. ¿DiríanustedesqueLydiaeraunachicasolitaria?TambiénresultaobvioqueJamesestádeacuerdoconellos.Peroes imposibleque suhija fuera tandesgraciada. ¿SuLydia?¿Siempre sonriente? ¿Siempre tan complaciente? Claro, mamá. Me encantaría,mamá. Decir que podría haberse hecho algo así a sí misma… No, les queríademasiadoparaeso.Cadanochesinexcepción,antesdeirsealacama,ibaabuscaraMarilyn,dondeestuviera—enlacocina,enelestudio,enelcuartodelalavadora—ylamiraba a los ojos:Te quiero,mamá.Hastamañana. También lo había dicho laúltimanoche—Hastamañana—yMarilyn le había dado un breve apretón y unapalmadita en el hombro y le había dicho: «A la cama, que es tarde». Cuando seacuerdadeestoMarilynsedejacaerhastaquedarsentadaenlaalfombra.Dehaberlosabido habría retenido a Lydia un poquito más. Le habría dado un beso. Habríaabrazadoasuhijaynolahabríadejadomarchar.


Labolsa con los librosdeLydia está apoyada contra lamesa, donde la dejó lapolicíadespuésde registrarla,yMarilyn se laponeenel regazo.Hueleagomadeborrar,avirutasdelápiz,achicledementa…Oloresmaravillosos,decolegiala.Porefectodesuabrazo,librosycarpetascambiandesitiobajolatelacomohuesosbajolapiel.Seacercalabolsaalcuerpo,secolocalasasasenloshombrosydejaquesupesolaabraceconfuerza.

Entonces, en un bolsillo delantero que tiene la cremallera abierta, ve algo: undestellorojoyblanco.EscondidadebajodelestuchedeLydiaydeunfajodetarjetascon apuntes hay una hendidura en el forro de la bolsa. Un desgarrón pequeño, lobastante para pasar desapercibido a la vista ajetreada de la policía, destinado aescaparinclusodelojomásatento:eldeunamadre.Marilynmetelamanoysacaunacajetilla de Marlboro abierta. Y, debajo de ella, otra cosa: una caja de condonesempezada.

Suelta ambas cosas como si hubiera encontrado una serpiente y se quitabruscamentelabolsadelregazo.Debendeserdeotrapersona,piensa;nopuedenserdeLydia.SuLydianofumaba.Encuantoaloscondones…

En su fuero interno Marilyn no logra convencerse. Aquella primera tarde lapolicíahabíapreguntado:«¿Lydia tienenovio?»yellahabíacontestadosinvacilar:«Acaba de cumplir dieciséis años». Ahora mira las dos cajitas en la hamaca queforma su falda y los contornos de la vida de Lydia—antes tan nítidos y claros—empiezanadesdibujarse.Mareada,apoyalacabezaenunodeloscostadosdelamesadeLydia.Descubrirátodoloquenosabe.Seguirábuscandohastaqueentiendacómopuedehaberpasadoesto,hastaquecomprendaasuhijaporcompleto.

Enellago,NathyHannahsesientanenlahierbaymiranensilencioelagua,losdosesperandoquelesilumine.Enundíanormaldeveranohabríaalmenosmediadocenade niños chapoteando en el agua o tirándose del muelle, pero hoy el lago estádesierto.Igualahoraalosniñoslesdamiedobañarse,piensaNath.¿Quélespasaalos cadáveres en el agua? ¿Se disuelven, como si fueran pastillas? No lo sabe, ymientraspiensaenlasposibilidadessealegradequesupadrenodejaraqueningunovieraelcadáverdeLydia.

Mira hacia el agua y deja que pasen los minutos. Hasta que Hannah no seenderezay saludacon lamanoaalguien,nosalede suensimismamientoypocoapoco dirige su atención hacia la calle. Jack, con una camiseta azul descolorida ypantalones vaqueros vuelve a casa de la ceremonia de graduación con una túnicadobladasobreelbrazocomosifueraundíanormalycorriente.Nathnolehavistodesdeelfuneral,aunquehaestadoechandovistazosasucasadosotresvecesaldía.CuandoJackveaNath,lecambialacara.Giralacabezaenseguida,comosimulandoquenohavistoaningunodelosdos,yaprietaelpaso.Nathseponedepie.

—¿Dóndevas?—AhablarconJack.


Enrealidadnoestásegurodeloquevaahacer.Nuncaenlavidasehapeleado—esmásflacoymásbajoquelamayoríadeloschicosdesuclase—,peroseimaginadeunamaneravagaagarrandoaJackdelacamisetayempujándolocontraunapared,aJackdeprontoadmitiendosuculpabilidad.Fueculpamía.Laseduje,laconvencí,latenté,ladefraudé.Hannahseinclinahaciadelanteylecogelamuñeca.

—Novayas.—Fue por su culpa—dice Nath—. No empezó a escaparse de casa en plena

nochehastaqueaparecióél.Hannah le tiradelbrazoy leobligaa arrodillarse,y Jack, casi corriendoya, la

túnicaazuldelaceremoniaaleteandoasuespalda, llegaa lacalledondeviven.Sevuelveparamirarlesporencimadelhombroynohayduda:haytemorenlamaneraen que encorva los hombros, temor en cómomira aNath y acto seguido aparta lavista.Luegodoblalaesquinaydesaparece.Dentrodepocossegundos,Nathlosabe,subirá las escaleras del porche de su casa, abrirá la puerta y estará fuera de sualcance.Intentaliberarse,peroHannahleclavalasuñasenlapiel.Nosabíaqueunaniñapudieratenertantafuerza.

—Suéltame…LosdoscaenalahierbayporfinHannahlesuelta.Nathsesientadespacio,sin

aliento.Aestasalturas,piensa,Jackyaestaráasalvo,ensucasa.Aunquellamaraaltimbreoaporrearalapuerta,nosaldría.

—¿Sepuedesaberporquéhashechoeso?Hannahsequitaunahojasecadelpeloconlamano.—Notepeleesconél,porfavor.—Estás loca—Nathsefrota lamuñecadonde losdedosdeHannahhandejado

cincoarañazosrojos.Unodeelloshaempezadoasangrar—.PorDios.Sisóloqueríahablarconél.

—¿Porquéestástanenfadadoconél?Nathsuspira.—Ya viste lo raro que estaba en el funeral. Y ahoramismo. Como si le diera

miedoquedescubriéramosalgo—bajalavoz—.Séquehatenidoalgoquever.Lopresiento. —Se masajea el pecho con el puño, justo debajo de la garganta, ypensamientos que hasta ahora no ha expresado en voz alta se abren paso hasta lasuperficie—. Lydia se cayó una vez al lago, cuando éramos pequeños —dice, yempiezanatemblarlelasyemasdelosdedos,comosihubieradichoalgoqueestabú.

—Nomeacuerdo—diceHannah.—Nohabíasnacidotodavía.Yonoteníamásquesieteaños.Para su sorpresa,Hannah se sientamás cerca de él.Con suavidad le pone una

manoenelbrazo,dondelehaarañado,yleapoyalacabezaenelhombro.Nuncasehaatrevidoasentarse tancercadeNath;él,Lydia,sumadreysupadresiempre laapartanolaechan.Hannah,notengotiempo.Estoyocupadoahoramismo.Déjame.


Estavez—Hannahcontieneelaliento—Nathnolaaparta.Aunquenodicenada,elsilenciodeHannahledicequeleestáescuchando.


Seis

El verano queLydia se cayó al lago, el verano en queMarilyn desapareció; todoshabían intentado olvidarlo.No hablaban de él, jamás lomencionaban. Pero seguíaflotandoenelaire,comounmalolor.Leshabíaimpregnadotanprofundamentequenopodríanquitárselonuncadeencima.

Cada mañana James llamaba a la policía. ¿Necesitaban más fotografías deMarilyn? ¿Había más información que pudiera darles? ¿Más personas a las quepudiera llamar?Paramediados demayo, cuandoMarilyn llevaba desaparecida dossemanas, el agente encargado del caso le dijo amablemente: «Señor Lee, leagradecemostodalaayudaquenoshaprestado.Yseguimosbuscandoelcoche.Sinembargo,nopuedoprometerlequevayamosaencontrarnada.Sumujersellevóropa.Hizomaletas.Se llevó las llaves.—ElagenteFiske,yaentonces,odiabadar falsasesperanzas—.Estas cosas pasan.Aveces las personas simplemente sondemasiadodistintas».Nodijomestizas,niinterraciales,nidispares,peronohizofalta.JameslooyódetodasmanerasyrecordaríaperfectamentealagenteFiske,inclusounadécadadespués.

Alosniñoslesdijo:«Lapolicíalaestábuscando.Laencontrarán.Prontovolveráacasa».

Lydia y Nath lo recordaban así: pasaban las semanas y su madre seguíadesaparecida.Enelrecreo,losotrosniñosmurmurabanylosprofesoreslesdirigíanmiradasdecompasión,yfueunaliviocuandoporfinterminaronlasclases.Apartirdeaqueldíasupadreseencerrabaensudespachoylesdejabaverlatelevisióntodoeldía,desdeSuperRatónySuperperropor lamañana,hastaelconcursoTengounsecreto por la noche. Cuando en una ocasión Lydia le preguntó qué hacía en sudespacho,Jamessuspiróydijo:«Pasarelrato».Lydia imaginóentoncesasupadrecon zapatos de suela de gomay dandopasitos al ritmodel reloj: tictac tictac. «Serefiere a leer libros y cosas así, tonta», dijoNath, y los zapatos de suela de gomavolvieron a ser los normales y corrientes de su padre, de color marrón y con loscordonesdeshilachados.

Loque Jameshacía en realidadcadamañanaera sacarseun sobrepequeñodelbolsillo de la camisa.Después de que la policía semarchara aquella noche con lafotografíadeMarilynypromesasdequeharíanloqueestuvieraensumano,despuésde subir a los niños a sushabitacionesy acostarlos con la ropapuesta, habíavistotrozosdepapelen lapapeleradeldormitorio.Loshabíaseparadounoaunode lasbolas de algodón, de los pañuelos de papel manchados del beso de carmín de sumujer.Loshabíaunidoenlamesadelacocina,haciendocoincidirlosbordesrotos.Siempreme imaginé llevandounaclasede viday las cosashan resultado sermuy


distintas.Lamitadinferiordelahojaestabaenblanco,peroJamesnohabíaparadohastacolocarcadafragmentoensusitio.Nisiquieralahabíafirmado.

Leía lanotaunayotravez,mirando fijamente lasgrietasdiminutasdemaderaasomarentrepedazosblancos,hastaque, fuera,elcielocambiabadeazulmarinoagris.Cada día—aunque se prometía a símismoque aquélla sería la última vez—instalaba a Nath y a Lydia delante del televisor, se encerraba con pestillo en sudespachoysacabalosfragmentosdelanota.Laleíamientraslosniñospasabandedibujosanimadosatelenovelasyconcursos,mientrasveíanespatarradosenelsofáysinsonreírEmbrujada,HagamosuntratoyEnhonorde laverdad,mientras—yapesardelingeniodeJohnnyCarson—sequedabandormidos.

Cuandosecasaron,Marilynyélhabíanacordadoolvidarelpasado.Empezaríanunavidanuevajuntos,losdos,sinmiraratrás.AhoraqueMarilynsehabíaido,Jamesrompió el pactounayotra vez.Cadavezque leía la notapensaba en lamadredeMarilyn,quenuncasehabía referidoaélporsunombre,sólodemanera indirecta,cuando hablaba con su hija, como tuprometido. Cuya voz había oído el día de laboda, resonando en el vestíbulo demármol de los juzgados como un anuncio pormegafonía, a tal volumen que la gente había vuelto la cabeza:Esto no está bien,Marilyn.Estonoestábien.QuehabíaqueridoqueMarilynsecasaraconalguienquefueramás como ella.Que no les había llamado una sola vez desde la boda. TodoaquelloteníaquehaberlevenidoalacabezaaMarilynmientrascomíaenlamesadesumadreydormíaensucama:laequivocaciónquehabíacometidoalcasarseconél.Quesumadrehabíaestadoenlocierto.Heestadomuchotiempoguardándomeestossentimientos,peroahora,despuésdevolveracasademimadre,piensoenellaymedoy cuenta de que no puedo seguir ignorándolos. En el jardín de infancia, Jameshabía aprendidocómoconseguirqueuncardenaldejededolerte: lo aprietasunayotravezconelpulgar.Laprimeraveztedueletantoquesetesaltanlaslágrimas.Lasegunda,unpocomenos.Ladécimavezapenaslonotas.Asíqueleyólanotaunayotravez.Recordótodoloquepudo:Marilynarrodilladaparaanudarleelcordóndeuna zapatilla aNath;Marilyn levantándole el cuello de la camisa para colocárselobien.Marilyn con el aspecto que tenía aquel primer día en su despacho: esbelta yseriaytanconcentradaqueJamesnoseatrevíaamirarladirectamentealosojos.

Nodejabadedoler.Losojosnodejabandellenárseledelágrimas.Cuandooíalasintoníaqueanunciabaelcierredelaprogramacióndelacadenay

lasprimerasnotasdelhimnonacional,metía los trozosde lanotadeMarilynenelsobreyseloguardabaenelbolsillodelacamisa.Luegoibadepuntillasalcuartodeestar, donde los niños dormían enroscados y juntos en el suelo al lado del sofá,iluminadosporlacartadeajusteeneltelevisor.EljefeindiodelamitadsuperiordelapantallafruncíaelceñomientrasJamesacostabaprimeroaLydia,despuésaNath.Luego—porquesinMarilyn lacamaleparecíademasiadovacía,comounamesetaárida— volvía al cuarto de estar, se envolvía en una vieja colcha de ganchillo de


dibujos geométricos en el sofá y estudiaba los círculos en la pantalla hasta que seinterrumpíalaseñal.Aldíasiguiente,vueltaaempezar.

CadamañanaLydiayNath,aldespertarseensuscamas,sepreguntabanporuninstantesieluniversovolvíaaestarbien;igualbajabanalacocinayseencontrabanasumadrecocinando,esperándolesconamor,besosyhuevosduros.Ningunodelosdosmencionó este tierno anhelo, pero cadamañana, cuando se encontraban en lacocinaynoveíanallíanadieexceptoasupadre,conelpijamaarrugadoyponiendodoscuencosvacíosenlamesa,semirabanysedecíansinnecesidaddehablar:Nohavuelto.

Intentabanmantenerseocupados,intercambiándoseelmalvaviscodeloscerealesparaalargareldesayunoalmáximo:unorosaporunonaranja,dosamarillosporunoverde.Paraelalmuerzosupadrelespreparabasándwiches,peronuncaacertaba:noponía bastante mantequilla de cacahuete o mermelada, o los cortaba en dosrectángulos en lugar de en diagonal, como habría hecho su madre. Lydia y Nath,repentinamente considerados, no decían nada, ni siquiera durante la cena, cuandovolvíaahabermantequilladecacahueteymermelada.

Sólosalíandecasaparairalatiendadealimentación.—Por favor—suplicóNathundíacuandovolvíandelcolegioalpasar juntoal

lago—. Por favor, ¿podemos ir a nadar? Sólo una hora. Sólo cincominutos. Diezsegundos.

James,conlosojosfijosenelespejoretrovisor,noaminorólamarcha.—YasabesqueLydianosabenadar—dijo—.Hoyno tengoganasdehacerde

socorrista.Entraron en su calle y Nath se deslizó en el asiento trasero hasta Lydia y la

pellizcóenelbrazo.—Eresunacría.Portuculpanopodemosiranadar.Alotroladodelacalle, laseñoraAllenestabaquitandolasmalashierbasdesu

jardín y cuando se abrieron las puertas del coche les hizo un gesto para que seacercaran.

—James—dijo—.James,llevomuchotiemposinverte.Sosteníaun rastrillopequeñoyafiladoy llevabaguantes rosasymorados,pero

cuandoseapoyóenlaparteinternadelacanceladeljardínyselosquitó,Lydiavioqueteníamediaslunasdemugrebajolasuñas.

—¿Qué tal está Marilyn? —preguntó la señora Allen—. Lleva fuera muchotiempo,¿no?Esperoquevayatodobien—teníalosojosanimadosybrillantes,comosi,pensóNath,estuvieraaguardandounregalo.

—Noslasarreglamos—dijoJames.—¿Cuántotiempovaaestarfuera?Jamesmiróalosniñosyvaciló.—Indefinidamente—dijo.


Asulado,NathlediounapatadaalacanceladelaseñoraAllenconlapunteradelazapatilla.

—Nohagaseso,Nath.Vasadejarunamarca.LaseñoraAllenlesmiró,perolosniñosapartaronlavistaalunísono.Teníalos

dientesdemasiadofinos,losdientesdemasiadoblancos.BajoeltacóndelzapatodeLydia,untrozodegomademascarlamanteníapegadaalsuelodecementocomosifueracola.Aunquelehubierandadopermiso,pensó,nopodríasalircorriendo.

—Vosotrosdos:sedbuenosyvuestramadrevolverápronto.¿Aquesí?DirigiósusonrisadelabiosapretadosaJames,queevitómirarlaalosojos.

—Senosvaaestropear lacomidaconelcalor—dijo,aunqueLydia,Nathyélsabían que en la bolsa no había más que una botella de leche, dos frascos demantequilladecacahueteyunpandemolde—.Mealegrodeverte,Vivian.

Seencajólabolsadepapeldebajodelbrazo,cogióalosdosniñosdelamanoysevolvió,ylagomademascarpegadaalasueladelzapatodeLydiaseestiróyserompió,dejandoungusanolargoysecoenlaacera.

DurantelacenaNathpreguntó:—¿Quésignificaindefinidamente?Su padre miró de pronto al techo, como si Nath hubiera señalado un bicho y

quisieraencontrarloantesdequeseescapara.ALydia leardieron losojoscomosiestuvieramirandoelhorno.Nath,arrepentido,presionósusándwichconunnudilloysalpicóelmanteldemantequilladecacahuete,perosupadrenosediocuenta.

—QuieroqueosolvidéisdetodoloquehadicholaseñoraAllen—dijoporfinJames—.Esunamujerunpocobobaquenoconocedenadaavuestramadre.Quieroquehagáiscomosinohubiéramoshabladojamásconella—lesdiounapalmaditaenlasmanoseintentósonreír—.Estonoesculpadenadie.Ymenosvuestra.

TantoLydiacomoNathsabíanqueestabamintiendoyentendieronquelascosasseguiríanigualdurantemuchotiempo.

El tiempo se volvió más caluroso y pegajoso. Cada mañana, Nath contaba elnúmero de días que su madre llevaba fuera: Veintisiete. Veintiocho. Veintinueve.Estaba cansado de quedarse dentro del aire viciado de la casa, cansado de latelevisión, cansado de su hermana, que cada vez pasaba más tiempo mirandofijamentelapantallaconojosvidriososyensilencio.¿Quépodíandecir?Laausenciadesumadreloscorroíaatodosdespacioconundolorsordoycreciente.Unamañanadeprincipiosdejunio,cuandoLydiasequedótraspuestadurantelosanuncios,Nathfuedepuntillashastalapuertaprincipal.Supadreleshabíadichoquenosalierandecasa,perodecidióquelosescalonesdelporcheseguíansiendocasa.

Alfinaldelacalle,Jackestabaapoyadoenlabarandilladelporchedesucasa,labarbillaapoyadaenlasrodillasdobladas.DesdeaqueldíaenlapiscinaNathnohabíahabladoconJack,nolehabíadichonihola.Cuandosebajabanjuntosdelautocardelcolegio,Nathseajustaba lascorreasdesucarterayechabaaandar lomásdeprisaquepodía.Enel recreo, siveíaa Jackacercarseaél, corríahasta laotrapuntadel


patio.Estabaempezandoaconvertirseencostumbre,lodesentirantipatíaporJack.Ahora,sinembargo,cuandoéstesevolvióyempezóabajarlacalle,Nathsequedódondeestaba.Hablarconalguien—aunquefueraJack—eramejorquemássilencio.

—¿Quieresuno?—preguntóJackcuandollegóalosescalones.Enlapalmadelamanoteníamediadocenadecaramelosdecolorrojoyformadepez,deltamañodesudedopulgar.Delacabezaalacolaydelacolaalacabezarelucíancomojoyas.Jacksonrióylasonrisalealegróhastalapuntadelasorejas—.Loshecompradoenelalmacéndebaratillo.Adiezcentavoslabolsa.

DeinmediatoseapoderódeNathunintensoanhelo:deestantescontijeras,colayceras de colores, barriles de pelotas saltarinas, caramelos con forma de labios yratones de goma, chocolatinas envueltas en papel de estaño en elmostrador de laentraday,juntoalacajaregistradora,elgranfrascodecarameloscolorrubí,elaromaacerezaquesalíadeélencuantolevantabaslatapa.

Jackmordiólacabezadeunodelospecesyalargódenuevolamano.—Estánbuenos.De cerca, las pestañas de Jack eran delmismo color pajizo que su pelo, cuyas

puntas doradas atrapaban la luz del sol.Nath semetió uno de los caramelos en labocaydejóqueeldulzorleanegaramientrascontabalaspecasenlamejilladeJack:nueve.

—Vais a estar bien —dijo éste de pronto. Se acercó a Nath como si fuera acontarleunsecreto—.Mimadredicequelosniñossólonecesitanunpadre.Dicequesiamipadrenoleimportolobastanteparaquererverme,élselopierde,noyo.

ANathselepusolalenguarígidaygordacomountrozodecarne.Derepentenopodía tragar. Estuvo a punto de atragantarse con un chorrito de saliva azucarada yescupióelcarameloamediomasticarenlahierba.

—Cállate—dijofurioso—.Tú…tecallas.Escupióotra vez, por si acaso, intentando expulsar el sabor a cereza.Luego se

pusodepieyentróenlacasadandounportazotanfuertequelapuertamosquiteratembló. Jack siguió unos instantes al pie de las escalerasmirando el pez que teníaatrapadoenelpuño.Más tardeNatholvidaríaqué lehabíadichoJackexactamenteparaponerletanfurioso.Sólorecordaríalafuriaensí,queardíasinllama,comosisiemprehubieraestadoallí.

Entonces,unosdíasdespués,llególadistracciónmásmaravillosa,almenosparaNath. Una mañana encendió el televisor, pero no había dibujos animados. EstabaWalterCronkite,serenodelantedesumesacomosiestuvieradandolasnoticiasdelanoche,peronoerannilasochodelamañanaysumesaestabafuera,yelvientodeCabo Cañaveral le revolvía los papeles y el pelo. A su espalda, un cohete estabapreparado en su lanzadera; en la parte inferior de la pantalla, un reloj señalaba lacuenta atrás.Erael lanzamientodelGemini9.Dehaber conocidoNath la palabra,habríapensado:surrealista.Cuandoel cohete saliódisparadoentrenubesdehumocolor azufre, se acercó tanto al televisor que manchó el cristal con la nariz. Los


contadoresdelaparteinferiordelapantallamostrabannúmerosimposibles:diezmilkilómetrosporhora,quincemil,veintemil.Nosabíaquefueraposiblevolaratantaaltura.

Pasó lamañana viendo las noticias, saboreando cada término como si fuera unbombón caro:Rendezvous.Mapaorbital. Lydia se acurrucó en el sofá y se quedódormidamientras, toda la tarde,Nath repetía:Gemini.Gemini.Ge-mi-ni.Comounencantamiento. Después de que el cohete se fundiera en azul, la cámara continuóenfocando el cielo, la pálida columna de blanco que había dejado a su paso. Porprimera vez en unmes se olvidó,momentáneamente, de sumadre.Allí arriba—acien,cientocincuenta,doscientoskilómetrosdealtura,decíaelcontador—, todo loque había en la Tierra sería invisible. Madres que desaparecen, padres que no tequieren,niñosqueseburlande ti.Todoquedaríareducidoacabezasdealfileryseesfumaría.Yarriba,sóloestrellas.

DuranteeldíaymediosiguientesapesardelasquejasdeLydia,Nathsenegóaponer la repeticióndecapítulosde ILoveLucyodePapá lo sabe todo.Empezó areferirse a los astronautas como si fueran sus amigos.Cuando pusieron la primeratransmisión de los astronautas, Lydia no oyó más que un guirigay incoherente yentrecortado, como si hubieranpasado las vocespor unmolinillode café.Nath encambiono tuvoproblemaen identificar laspalabras:Gene, sinaliento, susurrando:«Madre mía, esto es precioso». La NASA no tenía conexión televisiva con loshombresenórbita,asíqueretransmitieronunasimulación:unactorsujetoporcables,atrezzofalsoenunestudiodesonidodeMissouri.Perocuandoelhombrecontrajeespacial salió de la cápsula y empezó a flotar elegantemente y sin esfuerzo haciaarriba—cabeza abajo sinnada que lo sujetara—Nath se olvidó de que no era deverdad.Seolvidódetodo.Seolvidóderespirar.

Durante el almuerzo, mientras se comían los emparedados de mantequilla decacahuete,dijo:

—Losastronautascomencócteldegambasyestofadodebueyypasteldepiña.Durantelacenadijo:—Gene es el hombremás joven que ha ido al espacio y van a hacer el paseo

espacialmáslargodelahistoria.Por la mañana, mientras su padre les servía los cereales que Nath estaba

demasiadonerviosoparacomerse,dijo:—Losastronautas llevanpantalonesdehierro para protegerse las piernas de la

propulsiónachorro.James,aquiendeberíanhaberleencantadolosastronautas—¿quéeran,alfinyal

cabo,sinovaquerosmodernosqueseadentrabanmásalládelaúltimafrontera?—nosabía ninguna de aquellas cosas.Absorto en sus pensamientos, con la nota rota deMarilyncercadelcorazón,veía lanuevaobsesióndesuhijodesdeelotroextremodel telescopio.Losastronautas,enelcielo,muylejos,noeranmásquemotas.Doshombres diminutos en una lata de sardinas entreteniéndose con tuercas y tornillos


mientras en laTierra había personasquedesaparecían, quemorían incluso, y otrasque luchaban por seguir vivas un día más. Tan frívolos, tan ridículos: actoresdisfrazados,sujetosporcables,simulandoservalientes.Bailandocabezaabajo.Nath,hipnotizado,sepasabaeldíamirandolapantallayaJamesseleencendióunascuaderencorenlagarganta.

UnanochededomingoNathdijo:—Papá,¿tepuedescreerquehaypersonasquevanalaLunayluegovuelven?YJameslediounabofetadatanfuertequeaNathlecastañetearonlosdientes.—Deja ya de hablar de esas tonterías—dijo—. ¿Cómo puedes pensar en esas

cosascuando…?NuncahabíapegadoaNathynuncalovolveríaahacer.Peroalgoentrelosdosse

rompió.Nath se llevó unamano a lamejilla y salió disparado de la habitación, lomismoqueLydia,ycuandoJamessequedósoloenelcuartodeestarconlaimagendesuhijoestupefacto,conojosenrojecidos, tiróel televisoralsuelodeunapatadaprovocandounaexplosióndecristalychispas.Yaunqueellunesllevóalosniñosauna excursión especial a los grandes almacenes Decker para comprar otro, nuncavolvería a pensar en astronautas, en el espacio, sin un gesto defensivo, como si seestuvieraprotegiendolosojosdeesquirlasdecristal.

Nath,por suparte,cogió laEnciclopediabritánica y se puso a leer.Gravedad.Cohete.Propulsión.Empezó a examinar los periódicos enbuscade artículos sobrelos astronautas, sobre su siguiente misión. Los recortaba sin que le vieran y losguardabaenunacarpeta,estudiándoloscuandosedespertabadenochesoñandoconsumadre.Conlamantaamododetiendadecampaña,sacabaunalinternadedebajodelaalmohadayreleíalosartículosenorden,memorizandocadadetalle.Seaprendióelnombredetodaslasmisiones:Freedom,Aurora,Sigma.Recitabalosnombresdelosastronautas:Carpenter,Cooper,Grissom,Glenn.Paracuandollegabaalfinaldelalista,yapodíavolveraconciliarelsueño.

Lydianoteníanadaqueladistrajeradelvacíoconformadelcuerpodesumadrequehabíaensumundo,yconNathabsortoenpuertosdeacoplamientoyamerizajesyapogeoslunares,reparóenalgo:lacasaolíadistintadesdequesumadrenoestaba.Una vez cayó en la cuenta, ya no se le fue de la cabeza. De noche soñaba cosasterribles:estabacubiertadearañas,enroscadaconserpientes,ahogándoseenunatazade té.Avecessedespertabaen laoscuridadyoíarechinar losmuellesdelsofádelpisodeabajocuandosupadrecambiabadepostura,unayotravez.Aquellasnochesnuncaconseguíavolveradormirseylosdíassevolvíanpegajososyespesos,comojarabe.

Sólo una cosa en la casa le recordaba a Lydia a su madre: el grueso libro decocinadetapasrojas.CuandosupadreseencerrabaensudespachoyNathseponíaaestudiarlaenciclopedia,ellaseibaalacocinaylocogíadelaencimera.Concincoaños,yasabíaleerunpoco—aunquenidelejostanbiencomoNath—ytratabadedescifrar las recetas. Capricho de chocolate. Rollo de aceitunas. Salsa ligera de


cebolla.Cadavezqueabríaellibro,lamujerdelacubiertaseparecíaunpocomásasumadre:enlasonrisa,lacamisaconsolapas,lamaneraqueteníademirartenoalosojos,sinoporencimadetuhombro,aunpuntosituadojustodetrásdeti.DespuésdevolverdeVirginia,Marilynhabíaleídoaquellibrotodoslosdías:porlatarde,cuandoLydiavolvíaacasadelcolegio;porlanoche,antesdequeLydiasefueraalacama.Algunasmañanasel libro seguíaen lamesade lacocina,comosiMarilynhubierapasadotodalanocheleyéndolo.Aquelrecetario,Lydialosabía,eraellibropreferidodesumadreylohojeabaconlaadoraciónconqueundevototocaunaBiblia.

El3dejulio,cuandosumadrellevabafueradosmeses,seacurrucóunavezmásensurincónpreferidodebajodelamesadelcomedorconellibrodecocina.Aquellamañana, cuando Nath y ella le habían preguntado a su padre si habría perritoscalientes,bengalasygalletasrellenasdemalvavisco,éstesehabía limitadoadecir:«Yaveremos»yLydiasabíaqueesosignificabaqueno.Sinsumadrenohabríanibarbacoas ni limonada ni paseo hasta el lago para ver los fuegos artificiales. Nohabríamásquemantequilladecacahueteymermeladaycortinasechadas.Pasó laspáginasmirando las fotografías de tartas de crema, casitas de galleta y costillaresasadospresentadoscon loshuesoshaciaarriba.Yentonces,enunapágina,viounalíneaverticalenunodelosmárgenes.Descifrólaspalabras.

¿Aquémadrenolegustacocinarconsuhijita?Ydebajo:¿Yaquéniñitanolegustaaprenderconmamá?Lapáginaestaballenadebultitos,comosihubieraestadobajolalluvia,yLydia

los acarició con la punta del dedo como si fueranbraille.No entendió lo que eranhasta que una lágrima suya se estrelló contra el papel. Cuando la secó quedó unmontículodiminuto.

Luego se formó otro, y otro. También sumadre debía de haber llorado al leeraquellapágina.

Noesculpavuestra,habíadichosupadre,peroLydiasabíaquesíloera.Habíanhecho algomal, Nath y ella; la habían hecho enfadar. No habían sido lo que ellaquería.

Si sumadrevolvíaalgúndíaacasay ledecíaquese terminara la leche,pensómientraslapáginasedesdibujabahastaserunborrón,selaterminaría.Selavaríalosdientes sin que se lo pidieran y no lloraría cuando el médico le pusiera lasinyecciones. Se dormiría en elmismo instante en que sumadre le apagara la luz.Haríatodoloqueledijerasumadre.Todoloqueellaquisiera.

Lejosdeallí,enToledo,Marilynnooyólapromesasilenciosaqueestabahaciendosuhija.El3dejulio,mientrasLydiaestabaescondidadebajodelamesadelcomedor,Marilynseencontrabaabsortaenunlibronuevo:Químicaorgánicaavanzada.Teníael parcial en dos días y llevaba toda lamañana estudiando.Con el cuaderno en lamano, se sentía de nuevo comouna universitaria; incluso su firma se había vuelto


más suave y redondeada, como era antes de casarse, antes de que su escritura setensaraycobrara rigidez.Todos losdemásestudiantesde sucursoeran jóvenesdeedad universitaria, algunos de los cuales se esforzaban, diligentes, por seguiradelante,yotrosintentabansindemasiadoentusiasmorecuperarfaltasdeasistenciaysemestresdemalas calificaciones.Para su sorpresa, se comportabanconella comocon todos los demás: tranquilos, educados, centrados. En el aula espaciosa todoshacíanbocetosdemoléculasylosclasificaban:etilo,metilo,propilo,butilo;alfinaldelaclasecomparabanapuntesylosdeMarilyneranexactamenteigual:hermososypequeños jeroglíficos de hexágonos y líneas. La prueba, se decía, de que soy taninteligentecomolosdemás.Dequeésteesmisitio.

Sin embargo, a menudo, cuando abría los libros, la cabeza le empezaba a darvueltas.Lasecuacionessedesordenabanyreordenabanenviándolemensajesocultos.NaOHseconvertíaenNath,conlosojosmuyabiertosyexpresióndereproche.Heliose convertía en él y la cara de James flotaba en sus pensamientos.Otros días, losmensajes eran más sutiles, como una errata en un libro —«… da lugar a uncompuestohuevo…»—ylahacíanllorar,pensandoenhuevosduros,fritos,revueltos.Cuandoocurríaeso,semetíalamanoenelbolsilloparatocarelpasadordepelo,lacanica,elbotón.Lesdabavueltasymásvueltashastaquelamenteseleserenaba.

Algunos días, no obstante, incluso estos talismanes perdían su poder. Dossemanasdespuésdemarcharsedecasasedespertóensucama individualalquiladaconundolorintensoentodoelcuerpo.Deprontosesintióabrumadaporlaincreíbleinjusticia del instante, por el hecho de encontrarse allí, tan lejos de ellos. Por fin,envueltaenunamanta,fuedepuntillashastaelteléfonodelacocina.Eranlasseisycuarenta y un minutos de la mañana, pero bastaron dos timbrazos. «¿Sí?—habíadichoJames—.¿Diga?».Marilynnohabíadichonada,nosehabíaatrevidoahablary se había limitado a dejar que aquella voz le anegara el corazón. La habíaencontradoronca;seráninterferencias,sedijo,aunqueenrealidadnolocreía.Porfinbajólahorquillaconundedoylodejóallílargoratoantesdeponerelauricularensusitio. Estuvo todo el día oyendo la voz en su cabeza como una nana familiar yquerida.

Apartirdeentoncesllamabacadapocosdías,cuandolaañoranzadelhogarselehacíainsoportable.Dabaiguallahoraquefuera,JamessiemprecontestabayMarilynsepreocupaba, le imaginabadurmiendoen lamesade la cocina,o en sudespachojuntoalteléfonosupletorio.Perolaúnicavezquenoobtuvorespuesta—Jamesylosniñossehabíanquedadosincomidayalfinalnohabíantenidomásremedioqueirahacer la compra— le había entrado el pánico, imaginando incendios en la casa oterremotos o un meteorito, y había vuelto a llamar cada cinco minutos, cada dosincluso,hastaqueporfinoyólavozdeJames.Enotraocasiónenquellamóamediamañana, James, agotado, se había quedado dormido encima de la mesa de sudespacho y había contestado Nath. «Residencia de los Lee», había dichoobedientemente,talycomolehabíaenseñadoMarilyn,yéstaquisopreguntar:¿Estás


bien?¿Estássiendobueno?,peroseencontróconquelaañoranzaleimpedíahablar.A Nath, para su sorpresa, el silencio no le empujó a colgar. Se había arrodilladoencimadelasilladelacocina,a laquesehabíasubidoparacogerel teléfonoysehabíapuesto,aescuchar.Pasadounmomento,Lydiahabíallegadodepuntillasdesdeelpasilloy sehabía acuclilladoa su lado, el auricular entre las cabezasdeambos,durantedosminutos,tres,cuatro,comosipudieranoírtodoloquesumadresentíaydeseaba en el suave siseo de la línea telefónica. Habían sido ellos los que habíancolgado, y después de oír el clic,Marilyn había seguido largo rato sosteniendo elauricularconmanostemblorosas.

NathyLydianuncalemencionaronestoasupadreyJamesnuncainformódelasllamadas a la policía. Ya había empezado a sospechar que no estaban demasiadointeresados en ayudarle y, en su fuero interno, donde sus viejosmiedos acechabanagazapados, creía entender su razonamiento: era cuestión de tiempo que Marilynabandonara a unmarido como él. El agente Fiske continuaba siendomuy amable,peroaJamesestolemolestabaaúnmás;lacortesíalehacíalasituaciónmásdifícildesoportar.Porsuparte,cadavezquecolgabaelteléfono,Marilynsedecíaasímismaqueeralaúltimavez,quenovolveríaallamar,queaquéllaeralapruebadequesufamiliaestababien,dequeellahabíaempezadounanuevavida.Sedecíaestocontalfirmeza que lo creía por completo, hasta que de nuevo se encontrabamarcando sunúmerodeteléfono.

Se repetía que ahora, en su nueva vida, cualquier cosa era posible. Subsistía abasedecereales,bocadillosyespaguetisdelapizzeríaquehabíabajandosucalle;nohabía sabido que era posible vivir sin tener una sola cazuela. Ocho créditos más,calculaba,ysegraduaría.Intentóolvidarsedetodolodemás.DabavueltasalacanicadeNath entre los dedosmientras rellenaba formularios de facultades demedicina.AbríaycerrabaelpasadordeclicdeLydia—uno,dos,uno,dos—mientrastomabaapuntes diminutos en losmárgenes del libro de texto. Se concentraba tanto que ledolíalacabeza.

Aquel3dejulioMarilynpasóunapáginadellibroyunalgodónnegroletapólavisión.Lacabezacomenzóapesarle comosi fueraunmelón,haciéndoleperder elequilibrio.Lasrodillasempezaronatemblarleyatirardeellahaciaelsuelo.Alcabodeuninstante,lavisiónseleaclaró,tambiénlacabeza.Viounvasodeaguavolcadoqueestabamojandoelmantel,apuntesdesperdigadosporlosazulejosdelsueloysediocuentadequeteníalablusapegadaalcuerpoyhúmeda.Hastaquenoconsiguióverconnitidezsuletra,nosepusoenpie.

Nunca sehabíadesmayadoantes,nohabíaestadocerca,ni siquieraen losdíasmáscalurososdeverano.Ahoraestabacansada,casidemasiadoparaponersedepie.Mientras se recostaba contra los cojinesdel sofápensó: Igual estoy enferma, igualalguienme ha pegado un virus. Entonces le vino otro pensamiento a la cabeza ysintiófríoentodoelcuerpo.Eradía3,deesoestabasegura;habíaestadocontandolosdíasquelefaltabanparaelexamen.Esoqueríadecirquellevabacasi—contócon


los dedos, alerta ahora como si le hubieran echado un jarro de agua fría— tressemanasderetraso.No.Hizomemoria.Desdequesehabía idodecasa,casinuevesemanasatrás.Noeraconscientedequehabíapasadotantotiempo.

Se secó las manos en los pantalones vaqueros y trató de mantener la calma.Después de todo, había tenido retrasos antes. Cuando había estado estresada, oenferma, como si su cuerpo no tuviera la capacidad necesaria para que todofuncionara como es debido y necesitara poner algo en espera. Dado lo duro queestabatrabajando,quizásucuerpoeraincapazdeseguirelritmo.Loquetepasaesquetieneshambre,sedijo.Nohabíacomidoentodoeldíayerancasilasdos.Enladespensanohabíanada,peroiríaalatienda.Compraríacomida,selacomeríayseencontraríamuchomejor.Luegosepondríaotravezaestudiar.

Marilyn no llegaría a hacer el examen. Una vez en la tienda, metió queso,mortadela,mostazayrefrescosenelcarrito.Cogióunabolsadepandelestante.Noesnada,serepitió.Estásperfectamente.Conlabolsadecomestiblesdebajodelbrazoyelenvasedeseisbotellasderefrescoenlamanosedirigióhaciaelcoche,cuando,sin previo aviso, el aparcamiento empezó a girar a su alrededor.Rodillas primero,codos después, chocaron contra el asfalto. La bolsa de papel cayó al suelo. Lasbotellasderefrescosehicieronañicosyestallaronenunarociadadegasycristal.

Marilynsesentódespacio.Loscomestiblesestabandesperdigadosasualrededor,labolsadepanenuncharco,elfrascodemostazarodabadespacioendirecciónaunafurgonetaVolkswagenverde.Teníalaspantorrillassalpicadasderefrescodecola.Sehabíacortadoconuncristal,untajoprofundoqueleatravesabaelcentrodelapalma,rectocomoelfilodeunaregla.Noledolíaenabsoluto.Girólamanohaciaarribayhaciaabajodejandoquelaluzjugaraconlascapasdepielcomoestratosdearenisca:rosaacuoso,comolasandía,conmotasdeblanconíveo.Delabasemanabaunríorojointenso.

Buscóunpañueloenelbolso,presionóconunaesquinalapalmadelamanoydepronto el corte se secóy el pañuelo se tiñóde escarlata.Labellezade sumano lamaravilló: la pureza de los colores, la nitidez de lasmotas blancas y las delgadaslíneasdelmúsculo.Queríatocarla,lamerla.Probarsupropiosabor.Entonceselcorteempezóaescocerley la sangreempezóaacumularseen lamanoentreabierta,y sediocuentadequetendríaqueiralhospital.

Lasurgencias estabancasivacías.Aldía siguiente se llenaríande accidentadosdel4dejulio:intoxicaciónporensaladadehuevoenmalestado,quemadurasenlasmanosporlasbarbacoas,cejaschamuscadasporcohetescaseros.Aquellatarde,sinembargo,Marilynfuealarecepción,extendiólamanoyalospocosminutosestabaenunacamillayunamujerrubiaymenudavestidadeblanco leestaba tomandoelpulso y examinando la herida. Y cuando la joven rubia dijo: «Vamos a dar unospuntos»ysacóunfrascodeanestésicolocaldeunarmario,Marilynsoltó:

—¿Esonodeberíahacerlounmédico?Lamujerrubiarió.


—SoyladoctoraGreene—dijo,yluego,alverlamiradadeMarilynañadió—:¿Quierevermiidentificación?

Mientraslamujerjovencerrabaelcorteconpulcrospuntosnegros,aMarilynleempezaronadoler lasmanos.Apretó losdientes,peroeldolor se leextendióa lasmuñecas,a loshombros,a lacolumnavertebral.Noeranlospuntos.Eradecepciónpor el hecho de que, al igual que todo el mundo, oía la palabramédico y seguíapensando—lo haría siempre—:hombre. Empezó a escocerle el filo de los ojos, ycuando la doctora Greene dio el último punto, sonrió y dijo: «¿Qué tal seencuentra?»,Marilynsoltó:«Creoqueestoyembarazada»yrompióallorar.

Después todoocurriómuydeprisa.Habíaquehacerpruebas, sacarmuestrasdesangre.Marilynnorecordabaexactamentecómofuncionabaaquello,perosabíaqueteníaqueverconconejos.

—Ah, ya no usamos conejos —la médico joven y bonita sonrió mientrasdeslizabalaagujaeneltersoplieguedelbrazodeMarilyn—.Ahorausamosranas.Esmásrápidoymásfácil.¿Noesunamaravillalacienciamoderna?

AlguienlellevóaMarilynunasillaacolchadayunamantaparaponérselaporloshombros, alguien le pidió el númerode teléfonode sumarido, queMarilyn, en suaturdimiento, dio. Alguien le llevó un vaso de agua. El corte en la mano estabacerradoymudoya,lassuturascolornegromanteníanlacarneunida.Pasaronhorasque, no obstante, parecieronminutos hasta que llegó James, radiante de asombro,cogiéndoladelamanobuenamientraslajovenmédicodecía:

—Lesllamaremoselmartesconlosresultados,señoryseñoraLee,peroparecequesaldrádecuentasenenero.

Luego,antesdequeMarilynpudieradecirnada,salióalpasillolargoyblancoydesapareció.

—Marilyn—susurróJamescuandoladoctorasefue.Sutonoletrajoaéstaalacabezaunapreguntaquetodavíanosesentíacapazdecontestar—.Tehemosechadomuchodemenos.

Marilynestuvolargoratoconlamanoilesasobreelvientre.Nopodíairaclaseembarazada.Nopodíaestudiarmedicina.Loúnicoquepodíahacereravolveracasa.Yunavezestuviera encasa,vería las carasde sushijosyhabríaotrobebéy—loreconoció despacio, con una punzadamás dolorosa que el corte de lamano— notendría fuerzas para dejarles otra vez.Allí estaba James, arrodillado en el suelo alladodesusillacomosirezara.Allíestabasuantiguavida,suave,cálidayasfixiante,atrayéndolaasuregazo.Nuevesemanas.Ahorasesentíaincapazderecordarcómohabíapensadoqueaquelloeraposible.

Yaestá,sedijo.Olvídalo.Estoesloquetienes.Acéptalo.—Hesidounatonta—dijo—.Hecometidounaterribleequivocación.SeinclinóhaciaJamesyrespiróelolordulceeintensodesucuello.Olíaacasa.—Perdóname—susurró.


James la llevó al coche—su coche— con el brazo rodeándole la cintura y laayudó a sentarse en el asiento delantero como si fuera una niña. Al día siguientecogeríauntaxideMiddlewoodaToledoyharíaelviajedeunahoradevueltaenelcochedeMarilyn,reconfortadoyfelizsabiendoquesumujerestaríaencasacuandollegara.Ahorasinembargo,condujolenta,escrupulosamente,respetandoellímitedevelocidad y buscando la rodilla de Marilyn cada pocos kilómetros como paraasegurarsedequeseguíaallí.«¿Tienesfrío?¿Tienescalor?¿Tienessed?»,nodejabadepreguntar.Nosoyunainválida,queríadecirleMarilyn,perosucabezaysulenguaparecíanmoverseacámaralenta:yaestabanencasa,Jamesyahabíaidoabuscarleunabebidafríayunaalmohadaparalazonalumbar.Quéfelizestaba,pensó;fíjateenlaenergíaal finaldecadapisada,encómolehabíaremetido lamantaconcuidadoalrededor de los pies.Cuando volvió,Marilyn se limitó a decir «¿Dónde están losniños?»y Jamesdijoque loshabíadejadoenfrente, conVivianAllen,yqueno sepreocupara,queélseencargaríadetodo.

Marilynsereclinóenloscojinesdelsofáyladespertóeltimbredelapuerta.Eracasilahoradecenar.JameshabíarecogidoalosniñosdelacasadelaseñoraAllenyenlapuertahabíaunrepartidordepizzaconunapiladecajas.ParacuandoaMarilynseleborróelsueñodelosojos,Jamesyalehabíadadolapropinaycerradolapuerta.Lesiguiósomnolientahastalacocina,dondeJamesdejólaspizzasenelcentrodelamesa,entreLydiayNath.

—Vuestramadrehavueltoacasa—dijo,comosinopudieranverlaenlapuerta,detrásdeél.Marilynse llevóunamanoalpeloy tocórizos.Se lehabíasoltado latrenzaeibadescalza;lacocinaestabasobrecaldeada,sobreiluminada.Sesintiócomoun niño que se ha dormido y baja las escaleras sabedor de que llega tarde a todo.Lydia yNath lamirabandesconfiadosdesdedetrás de lamesa como si pudiera deprontohaceralgoinesperado,comochillaroexplotar.NathhizounpucherocomosiestuvierachupandoalgoamargoyMarilynquisoacariciarleelpeloydecirlequenohabía planeadonadade aquello, quenohabía queridoquenadade aquello pasara.Leíalainterrogaciónenlosojosdelosdos.

—Hevuelto—repitióasintiendoconlacabeza.Y entonces corrieron a abrazarla, cálidos y consistentes, chocando con sus

piernas,enterrandolascarasensufalda.PorlamejilladeNathrodóunalágrima,porlanarizdeLydiaotra,quesedetuvoensuslabios.AMarilynlamanoleardíayledolíacomosisostuvierauncorazoncitocaliente.

—¿Habéissidobuenosmientrasnoestaba?—preguntóagachándoseenellinóleohastasituarseasualtura—.¿Oshabéisportadobien?

ParaLydia,elregresodesumadreeraunmilagro.Habíahechounapromesaysumadre la había oído y había vuelto a casa. Cumpliría su palabra. Aquella tarde,cuando su padre colgó el teléfono y dijo aquellas asombrosas palabras—Vuestramadre vuelve a casa—, había tomado la decisión: su madre nunca volvería a veraquel triste libro de recetas. En casa de la señora Allen había trazado un plan y


cuando su padre les fue a buscar para llevarles a casa —Chis, no hagáis ruido,vuestramadreestádurmiendo—,lohabíacogido.

—Mamá—dijoahoraalacaderadesumadre—.Cuandonoestabas…Tulibroderecetas—tragósaliva—.Loheperdido.

—¿Deverdad?Parasuasombro,Marilynnosintióenfadoalguno.No,sintióorgullo.Imaginóa

su hija tirando el libro de cocina a la hierba y pateándolo contra el barro con suszapatosmerceditasantesdedarselavueltaymarcharse.Parasusorpresa,sonrió:

—Asíqueesohiciste—dijorodeandoasuhijitaconunbrazo,yLydiavacilóyacontinuacióndijoquesíconlacabeza.

Era una señal, decidió Marilyn. Era demasiado tarde para ella. Pero no paraLydia.Marilynnoseríacomosumadre,abocandoasuhijaaunmaridoyunacasa,aunavidadeseguridaddetrásdeuncerrojo.AyudaríaaLydiaahacertodoaquellodeloquefueracapaz.Dedicaríaelrestodesusañosaguiarla,aprotegerla,igualquesecuidaaunarosadeconcurso:ayudándolaacrecer,sujetándolaconguías,arqueandocada tallo demodo que sea perfecto. En el vientre deMarilyn,Hannah empezó amoverseydarpatadas,peroMarilynaúnnolonotaba.EnterrólanarizenelpelodeLydiayformulópromesasensilencio.Nolediríaquesesentararecta,quesebuscaraun marido o llevara una casa. No le sugeriría nunca que había trabajos, vidas omundos no pensados para ella; no dejaría que oyera la palabramédico y pensaraautomáticamente:hombre.Laanimaría,duranteelrestodesuvida,ahacermásdeloquehabíahechosumadre.

—Muybien—dijosoltandoporfinasuhija—.¿Quiénquierecenar?Jamesyaestabasacandoplatosdelarmario,distribuyendoservilletas,levantando

latapadelaprimeracajaliberandounavaharadaconoloracarne.Marilynpusounaporción de pizza de pepperoni en cada uno de los platos yNath, con un profundosuspirodesatisfacción,empezóacomer.Sumadreestabaencasayaldíasiguientehabríahuevosdurosparadesayunar,hamburguesasyperritoscalientesparalacena,tartadefresadepostre.Alotroladodelamesa,Lydiamiróensilenciosuporcióndepizza,loscírculosrojosrepartidosporlasuperficie,loslargoshilosdequesoquelamanteníanunidaalacaja.

Nathsóloacertabaamedias:aldíasiguientehabríaperritosyhamburguesas,peronihuevosnitartadefresa.FueJamesquienhizolacarnealaparrillaylachamuscóunpoco,perolafamilia,decididaacelebrar,selacomiódetodasmaneras.DehechoMarilynsenegaríaenredondoacocinardespuésdesuregresoycadamañanametíagofres congelados en la tostadora, cada noche calentaba un hojaldre rellenocongeladooabríauna latadepasta.Teníaotras cosasenquepensar.Matemáticas,pensó aquel 4 de julio, necesitará saber matemáticas esta hija mía. «¿Cuántospanecillos hay en la bolsa?—le preguntó, y Lydia los fue señalando con el dedo,contándolos—. ¿Cuántos perritos hay en la parrilla? ¿Para cuántos no habrá


panecillos?». Por cada respuesta correcta, su madre le acariciaba el pelo y laestrechabacontrasumuslo.

Lydia estuvo sumando todo el día. Si todos se comían un perrito caliente,¿cuántos quedarían para mañana? Si Nath y ella tenían cinco bengalas cada uno,¿cuántasteníanentrelosdos?Paracuandosehizodenocheylosfuegosartificialesflorecieron en el cielo, había contado diez besos de su madre, cinco caricias, tresocasiones en que había dichoqué lista esmi niña.Cada vez que contestaba a unapregunta, en lamejilla de sumadre aparecíaunhoyuelo comounapequeñahuelladactilar.«Otra»,decíacadavezquesumadreparaba.«Mamá,pregúntameotra».«Sideverdadesloquequieres—dijosumadreyLydiaasintió—,mañanatecomprounlibroyloleeremosjuntas».

Enlugardeunsololibro,Marilyncompróunapila:Lacienciadelaire.Porquéexisteelclima.Químicaparaniños.Denoche,despuésdeacostaraNath,sesentabaenelbordedelacamadeLydiaycogíaelqueestabaelprimero.Lydiaseacurrucabacontra ella y escuchaba el latido profundo y subterráneo del corazón de sumadre.Cuandotomabaaire,Lydiatomabaaire.Cuandosumadrelosoltaba,Lydiahacíalomismo.Lavozdesumadreparecíasalirdesupropiacabeza.«Elaireestáentodaspartes—leíasumadre—.Terodea.Aunquenopuedesverlo,sigueahí.Vayasdondevayas,elaireestáahí».Lydiasepegabamásasumadreyparacuandollegabanalaúltima página estaba casi dormida. «Léeme otro», murmuraba, y cuandoMarilyn,feliz,susurraba:«Mañana,¿deacuerdo?»,Lydiaasentíacontalenergíaquelepitabanlosoídos.

Esapalabra tan importante:mañana.CadadíaLydia la recibíacomoun tesoro.Mañanatellevaréalmuseoaverlosesqueletosdedinosaurio.Mañanaaprenderemoscosas sobre los árboles. Mañana estudiaremos la luna. Cada noche le extraía unapequeñapromesaasumadre:queestaríaallíaldíasiguiente.

A cambio, Lydia mantuvo su promesa: hizo todo lo que su madre le pedía.Aprendióahacerelsignodemásconformadetechata.Cadamañanacontabaconlosdedosysumabamientrassetomabaloscereales.Cuatromásdos.Tresmástres.Sietemásdiez.Cadavezquesumadreseparabapedíamás,loquevolvíaradianteaMarilyn, como si Lydia le hubiera dado al interruptor de la luz. Se subía a unabanquetadelantedelfregadero,conundelantalquelecubríadelcuelloalospiesyechabapellizcosdebicarbonatoenuntarroconvinagre.«Esunareacciónquímica»,le decía sumadre, y Lydia asentía con la cabezamientras la espuma semarchabagorgoteandoporeldesagüe.Jugabaalastiendasconsumadre,usandocalderillaparapagar:doscentavosporunabrazo,cuatroporunbeso.CuandoNathpusouncuartodedólarenlamesaydijo:«Aqueéstanotelasabes»,sumadreleechódeallí.

Lydia lo sentía en su interior, todo lo que estaba por llegar. Un día los librosdejarían de tener dibujos. Los problemas se harían más largos y difíciles. Habríafracciones,decimales,exponentes.Losjuegossevolveríanmáscomplejos.Mientrascomíanrollodecarne,sumadrediría:«Lydia,estoypensandoenunnúmero.Si lo


multiplicaspordosylesumasuno,elresultadoessiete».Lydiasepondríaacalcularhastallegaralarespuestacorrectaysumadresonreiríaysacaríaelpostre.Undíasumadre le regalaría un estetoscopio de verdad. Se desabrocharía los dos primerosbotonesdelablusaysecolocaríalacampanasobrelapielyLydiaoiríasucorazón.«Losmédicoslousan»,diríasumadre.Paraesoentoncestodavíafaltabamucho,eraalgo diminuto y remoto, pero Lydia sabía que llegaría. Los conocimientos laacompañabansiempre,aferrándoseaella,haciéndosemáscomplejoscadadía.Fueradondefuera,allíestaban.Peroatodoloquesumadrelepreguntaba,decía:sí,sí,sí.

DossemanasmástardeMarilynyJamesfueronencocheaToledoarecogerlaropayloslibrosdeella.

—Puedoirsola—insistióMarilyn.Para entonces la canica, el pasador y el botón estaba mudos, olvidados en el

bolsillodesuvestidodentrodelarmario.Elvestidoempezabaaquedarleestrechoypronto Marilyn lo donaría a Goodwill con los diminutos y olvidados talismanestodavía en el bolsillo. Pensar en vaciar aquel apartamento, enmeter sus libros encajasytirarsuscuadernosamedioescribiralabasuraledabaganasdellorar.Paraaquelpequeñofuneralqueríaintimidad.

—Deverdad—dijo—.Notienesporquévenir.James,sinembargo,insistió.—Entuestadonoquieroquecojaspeso—dijo—.LevoyapediraVivianAllen

quesepaseacuidaralosniñosporlatarde.Encuantose fueronMarilynyJames, laseñoraAllenpusouna telenovelayse

sentóenelsofá.Lydiaseacurrucódebajodelamesadelacocina,estavezsinlibrode recetas; Nath se puso a recoger pelusas de la moqueta, furioso. Su madre ledespertabaporlasmañanasyledabalasbuenasnoches,peroLydiallenabatodoelespacioentreambascosas.Élsesabíatodaslasrespuestasalaspreguntasquehacíasumadre,perocadavezqueintentabaintervenirésta lehacíacallarmientrasLydiacontaba con los dedos. En el museo, había querido ver una proyección sobre lasestrellas que había en el planetario, pero se habían pasado el día entero mirandoesqueletos,elmodelodelsistemadigestivo,todoloquehabíaelegidoLydia.AquellamismamañanaNathhabíabajadoalacocinatempranoconsucarpetaderecortesdeprensaysumadre,todavíaenalbornoz,lehabíadedicadounasonrisasoñolientaporencimadelbordedesutazadeté.Eralaprimeravezquelemirabadeverdaddesdeque había vuelto a casa y algo le aleteó aNath en la garganta como un pajarillo.«¿Puedo desayunar huevo duro?», había preguntado, y milagro, su madre habíadicho:«Vale».

Duranteuninstanteleperdonótodo.Decidióqueleenseñaríalasfotografíasdelosastronautasquehabíaestadocoleccionando,suslistasdelanzamientos,todo.Ellalosentendería,sequedaríaimpresionada.


Entonces, antes de que Nath pudiera decir una palabra, bajó Lydia por lasescaleras y la atención de sumadre echó a volar y se posó en los hombros de suhermana.Nathsequedómohínoenunrincóndandopapirotazosa losbordesdesucarpeta,peronadie leprestóatenciónalgunahastaqueentrósupadreen lacocina.«¿Sigueshechounlunáticoconesodelosastronautas?»,habíadichomientrascogíaunamanzanadelfruteroquehabíaenlaencimera.Seriódesupropiochisteydiounmordiscoalamanzana,ydesdeelotroladodelacocinaNathoyóelcrujirdedientesdesgarrandolapiel.Sumadre,queestabaescuchandoaLydiacontarleelsueñoquehabía tenido, no lo oyó. Se había olvidado del huevo de Nath. El pajarillo en lagargantadeéstesehabíamuertoehinchadodemaneraqueapenasledejabarespirar.

Enelsofá,laseñoraAllensoltóunronquidoleveytembloroso.Porlabarbillalebajabaunhilodesaliva.Nathsaliódelacasadejandolapuertaprincipalentornadaysaltó desde el porche. El suelo chocó contra sus talones como una descarga deelectricidad.Arriba,elcieloeradecoloraceropálido.

—¿Dóndevas?—Lydiaseasomóporlapuerta.—Noesasuntotuyo.Nathsepreguntósi laseñoraAllen leshabríaoído,sisedespertaríaysaldríaa

decirlesqueentraran,peronopasónada.Sabía,sinnecesidaddevolverse,queLydialeestabamirando,ycaminóhastaelcentrodelacalle,desafiándolaaseguirle.

Lesiguióhastaellagoyalextremodelpequeñoembarcadero.Lascasasalotrolado del agua parecían de muñecas, diminutas, hechas en miniatura y perfectas.Dentrohabríamadreshirviendohuevos,horneandotartasohaciendoasados,oquizápadres atizando las brasas de la barbacoa, dándole la vuelta a salchichas con untenedorparaquelaparrillaimprimierarayasnegrasperfectasportodasusuperficie.Aquellas madres nunca se habían marchado abandonando a sus hijos. Aquellospadres nunca habían abofeteado a sus hijos, nunca le habrían dado una patada altelevisornisehabríanreídodeellos.

—¿Tevasabañar?Lydia sequitó loscalcetinesymetiócadaunoenunzapato.Acontinuaciónse

sentóenelmuelleal ladodeNath,con lospiescolgandodelborde.AlguienhabíadejadoolvidadaunamuñecaBarbieenlaarena,desnudayembarradaysinunbrazo.Nath le arrancó el que le quedaba y lo tiró al agua. Luego hizo lomismo con lapierna,loqueresultómásdifícil.Lydiaempezóaponersenerviosa.

—Mejorvámonosacasa.—Dentrodeunminuto.EnlasmanosdeNath,lacabezadelaBarbiesehabíagirado.—Nosvanacastigar—dijoLydia,ycogióuncalcetín.LaotrapiernadelamuñecasenegabaasaliryNathsevolvióhaciasuhermana.

Se sentía inestable, le costabamantener el equilibrio, comosi elmundo sehubierainclinadohaciaunlado.Nosabíaexactamentecómohabíapasado,perotodosehabíatorcido igual que un balancín descompensado. Todo en sus vidas—su madre, su


padre, incluso él mismo— se orientaba hacia Lydia. Como la gravedad, no habíamaneradelucharcontraello.Todogirabaasualrededor.

MásadelanteNathnoseríacapazdesepararloquehabíadichodeloquehabíapensadooúnicamentesentido.Nuncaestaríasegurodehaberdichoalgunacosa.Deloúnicoqueestaríaseguroeradeesto:habíaempujadoaLydiaallago.

Cuando lo recordaba,el instantedurabaunaeternidad: lasensacióndeabsolutodesamparocuandoLydiadesaparecióbajoelagua.Acuclilladosobreelembarcadero,habíaentrevistosufuturo:sinellaestaríacompletamentesolo.Alinstantesupoqueaquellonocambiaríanada:seguíanotandoelsueloinclinadobajolospies.AunqueLydianoestuviera,sumundonoseequilibraría.Élysuspadresysusvidasrodaríanhaciaelespacioqueellahabíaocupado.SeríanarrastradosalvacíoquedejabaLydia.

Mástodavía:enelinstanteenquelatocósupoquelohabíamalinterpretadotodo.Cuando las palmas de las manos de Nath entraron en contacto con sus hombros,cuandoelaguasecerrósobresucabeza,Lydiahabíasentidounaliviotaninmensoque había abierto la boca para tragar una gran bocanada de agua. Se había dejadoempujar con tal entusiasmo, había caído al lago con tal resolución que los dos losupieron:queLydia tambiénsentía la fuerzadeatracciónqueejercíaynodeseaba.Queelpesodeocuparelladoinclinadodelabalanzavencidahaciaellaeraexcesivo.

EnrealidadpasaronsólounossegundosantesdequeNathsaltaraalagua.Buceó,agarróelbrazodeLydiaytiródeellahacialasuperficiepataleandoconfuria.

Dapatadas,dijosinaliento.Dapatadas.Llegaronpataleandohastalaorilladellago,avanzandodespaciohacialasaguas

pocoprofundashastaquehicieronpie enel fondoarenosoy sedesplomaronen laorilla.Nath se limpióelbarrode losojos,Lydiavomitóunabocanadadeaguadellagoenlahierba.Duranteunminuto,dos,tres,permanecierontumbadosbocaabajorecuperandoelaliento.LuegoNathsepusodepiey,parasusorpresa,Lydialetendiólamano.Nomesueltes,queríadeciry,desfallecidodegratitud,Nathlacogió.

Volvieron a casa en silenciodejando residuoshúmedosdebarro en la acera.AexcepcióndelosronquidosdelaseñoraAllen,sóloseoíaelsonidodelaguadesusropasquegoteabaenellinóleo.Habíanestadofueraúnicamenteveinteminutos,peroera como si hubieran pasado siglos. En silencio, subieron de puntillas al piso dearribayescondieronlasropasmojadasenelcestoysepusieronunassecas,ycuandovolvieronsuspadresconmaletasycajasdelibrosnodijeronnada.Cuandosumadresequejódelasmanchasdeaguaenelsuelo,Nathdijoqueselehabíaderramadounabebida.Alahoradeirsealacama,NathyLydiaselavaronlosdientescodoconcodoenellavabo,turnándoseparaescupir,ysedieronlasbuenasnochescomocualquierotrodía.Loquehabíaocurridoeraalgodemasiadograndeparahablardeello.Eracomounpaisajequenopodíanverentero;comoelcielonocturnoquegirabaygirabade manera que no se alcazaba a distinguir sus confines. Siempre les resultaríademasiadogrande.Éllahabíatiradoalagua.Luegolahabíasacado.DurantetodasuvidaLydiarecordaríaunacosa.DurantetodasuvidaNathrecordaríaotra.


LaescuelaelementaldeMiddlewoodcelebrabasutradicionalmeriendacampestredeprincipiodecursolaúltimasemanadeagosto.Sumadreteníaunamanoapoyadaenelvientre,dondeHannahganabapesocadadía;supadrecruzabaelaparcamientoconLydiaahombros.Despuésdelalmuerzohabía juegos:quiénpodía lanzarmás lejosuna pelota de béisbol, quién conseguía encestarmás saquitos en una lata de café,quién adivinaba cuántas pastillas de goma había en un frasco de cristal de cuatrolitros.NathyJamesparticiparonenlacarreradehuevosparapadresehijos,cadaunollevandounhuevo crudo enuna cuchara como si fueraunaofrenda.Llegaron casihastalametaantesdequeNathtropezarayselecayeraelhuevo.MilesFullerysupadrecruzaronenprimerlugarylaseñoraHugard,ladirectora,lesdiolaescarapelaazul.

—Nopasanada—dijoJames,yporunmomentoNathsesintiómejor.Entoncessu padre añadió—:Si tuvieran un concurso para ver qué niño se pasamás tiempoleyendo…

Llevabatodoelmesdiciendocosasasí,cosasquesonabanabromaperoquenolo eran. Cada vez que oía su propia voz James se mordía la lengua, pero erademasiado tarde. No entendía por qué le decía esas cosas a Nath, ya que hacerlohabría supuesto comprender algo mucho más doloroso: que Nath cada vez lerecordabamásasímismo,atodoloquehabíaqueridoolvidardesupropiainfancia.Sólo sabía que decírselas se estaba convirtiendo en un acto reflejo que después ledejabadolidoyavergonzado,yapartólamirada.Nathmirósuhuevoroto,elreguerodeyemaentre lashojasdehierba, la clara empapando la tierra.Lydia le sonrióunpocoyélaplastólacáscaracontraelsueloconlazapatilla.Cuandosupadrelediolaespalda,Nathescupióenelcéspedasuspies.

Luegovinolacarreradetrespiernas.UnaprofesoraatóunpañueloalrededordelostobillosdeLydiayNathyfueroncojeandohastalalíneadesalida,dondehabíaotros niños unidos a sus padres, a hermanos o los unos a los otros. Acababan deempezar a correr cuando Lydia pisó el borde del zapato de Nath y tropezó. Nathlevantóunbrazopararecuperarelequilibrioysetambaleó.IntentóacomodarsupasoaldeLydia,perocuandoLydiaadelantólapierna,Nathtiródeella.Elpañueloquelesuníapor el tobillo estaba tanapretadoque lesdolían lospies.No seaflojó, losmantenía uncidos como dos reses mal avenidas y no se soltó ni siquiera cuandotropezaron en direcciones opuestas y cayeron de bruces en la hierba blanda yhúmeda.


Siete

Diezañosmástarde,elnudonosehabíadeshecho.Pasaronlosaños.Jóvenesfueronalaguerra,hombresalaluna;presidentesllegaron,dimitieron,sefueron.Entodoelpaís, en Detroit, en Washington y en Nueva York las multitudes enturbiaban lascalles, enfurecidas por todo. En todo el mundo las naciones se escindían yresquebrajaban:VietnamdelNorte,BerlínOriental.Bangladesh.Portodasparteslascosassedescomponían.PeroparalosLeeaquelnudopersistíaysetensaba,comosiLydialosmantuvieraatodosunidos.

Cadadía Jamesvolvía a casade launiversidad—donde siguiódando su cursosobre vaqueros trimestre tras trimestre hasta que fue capaz de recitar las clasespalabra por palabra— repasando mentalmente las ofensas del día: en cómo dosniñitasquejugabanalarayuelaenunaesquinalehabíanvistofrenaralllegaralstopy habían tirado piedrecitas al coche; en cómo Stan Hewitt le había preguntado ladiferenciaentreelrollitodeprimaverayeldehuevo;enlasonrisitadesatisfacciónde la señora Allen cuando había pasado en coche junto a su casa. Hasta que nollegabaacasayveíaaLydianosedisipabaaquellanieblaamarga.Paraella,pensaba,todoseríadistinto.Tendríaamigosa losquedecirNodigas tonterías,Stan,¿yellaquésabe?Seríaserenayseguradesímisma;diríaBuenastardes,Vivianymiraríaasusvecinosa lacaraconesosojosazules tangrandes.Cadadíaaquelpensamientoeraalgomásymásvalioso.

CadadíaMarilyn,mientrassacabaunpasteldesuenvaseodescongelabafiletesrusos—porqueseguíanegándoseacocinarylafamilialoaceptabasilenciosamentecomoprecioporsupresencia—,hacíaplanes.Los librosque lecompraríaaLydia.Proyectosparael concursodeciencias.Cursosdeverano.«Sólo si te interesa—ledecíaaLydiasiempre—.Sólosiquieres».Lodecíaenserio,siempre,peronosedabacuentadequeconteníalarespiración.Lydiasísedabacuenta.Sí,decíasiempre.Sí.Sí.Ysumadrerespiraba.Enelperiódico—que,entrelavadoraylavadora,Marilynse leíadecaboa rabo,distribuyéndoloa lo largodeldía, seccióna sección—veíaatisbosdeesperanza.Yaleempezabaaadmitiramujeres,despuésHarvard.Elpaísaprendíaexpresionesnuevas:defensadelasminorías,enmiendaparalaigualdaddederechos, finde ladistinciónentreseñorayseñorita.Marilyn tejíamentalmenteelfuturodeLydiaconun largohilodorado,unfuturoque,estabaconvencida,suhijatambién deseaba. Lydia con zapatos de tacón y bata blanca y un estetoscopioalrededor del cuello; Lydia inclinada sobre una mesa de quirófano, un círculo dehombres asombrados por su habilidad con las manos. Cada día le parecía másposible.

CadadíadurantelacenaNathguardabasilenciomientrassupadreinterrogabaaLydiasobresusamigas,mientrassumadrelesonsacabainformaciónsobrelasclases.


Cuando,cumpliendoconsudeberdepadres,lededicabanatenciónaél,seletrababalalenguaporquesupadre,todavíamarcadoporelrecuerdodeuntelevisorrotoylabofetadaasuhijo,noqueríanioírhablardelespacio.YesoeraloúnicosobreloqueNathleíaoenloquepensaba.Ensusratoslibresseleíatodoslibrossobreel temaque había en el catálogo de la biblioteca. Vuelos espaciales. Astrodinámica. Vertambién: combustión; propulsión; satélites. Después de unas pocas respuestastitubeantes,LydiaseconvertíadenuevoenelcentrodeatenciónyNathseretirabaasuhabitaciónyasusrevistasdeaeronáutica,queescondíadebajodelacamacomosifueranpornografía.No le importabavivir enaquel eclipsepermanente: cadanocheLydiallamabaalapuertadesucuarto,calladaeinfeliz.Nathentendíatodoloquenoledecía,que,enesencia,era:Nomesueltes.CuandoLydiase iba—apelearseconsus deberes o con un trabajo para el concurso de ciencias—, Nath apuntaba sutelescopiohaciaelcieloybuscabaestrellaslejanas,lugaresremotoshacialosqueundíaquizápudieraaventurarsesolo.

EncuantoaLydia—elcentroasupesardeluniversodetodosellos—cadadíamanteníaalafamiliaunida.Absorbíalossueñosdesuspadresacallandoelrechazoque quería brotar en su interior. Pasaron los años. Nixon y Johnson llegaron y sefueron.Lydiacrecióysehizoesbelta;Nathcrecióysehizoalto.Alrededorde losojosdesumadrese formaronarrugas;elpelodesupadreencanecióen las sienes.Lydiasabía loquedeseaban tandesesperadamente, inclusocuandono lopedían.Ysiempre le parecía un precio pequeño a pagar por su felicidad.Así que en veranoestudiabaálgebra.Elprimerañodeinstitutosepusounvestidoyfuealbailedefindecurso.Seapuntóaclasesdebiologíaenlauniversidad,lunes,miércoles,viernes,durantetodoelverano.Sí.Sí.Sí.

(¿YHannah? Le hicieron un dormitorio en el desván, donde se guardaban lascosasqueyanadiequería,einclusocuandosehizomayor,devezencuandotodosseolvidaban, fugazmente, de que existía, como la noche que Marilyn puso cuatrocubiertos en lamesaparacenaryno reparóen laomisiónhastaqueHannah fueasentarse.Hannah,comosientendierasulugarenelcosmos,pasódebebésilenciosoaniñasiempreatenta,unaniñaaficionadaarefugiarseenrincones,queseacurrucabadentrodearmarios,detrásdesofás,debajodefaldonesdemanteles,manteniéndosefuera de la vista y también de los pensamientos, para garantizar que el paisajefamiliarnocambiaba).

Unadécadadespuésdeaquelaño terrible todoestabapatasarriba.Parael restodel mundo, 1976 fue también un período convulso que culminó en un inviernoinusualmente frío y extraños titulares:Nieva enMiami. Lydia tenía quince años ymedio y acababan de empezar las vacaciones de invierno. Cinco meses despuésestaríamuerta.Aqueldiciembre,solaensuhabitación,abriólabolsadondellevabaloslibrosysacóunexamendefísicaconuncincuentaycincoescritoenrojoenlapartesuperior.


Elcursodebiologíahabíasidodifícil,peromemorizandolascategoríasreino,filoyclaseselashabíaarregladoparaaprobarlosprimerosexámenes.Luego,cuandolaasignatura se volvió más dura, había tenido suerte: el chico que se sentaba a suderecha estudiabamucho, escribía con letra grande y nunca tapaba las respuestas.«Mihija—lehabíadichoMarilynaquelotoñoalaseñoraWolff,ladoctoraWolff—esungenio.Hasacadosobresalienteenunaasignaturauniversitaria,dondeademáses laúnicachica».AsíqueLydiano lehabíadichoa sumadrequenoentendíaelciclodeKrebsniqueeraincapazdeexplicarlamitosis.Cuandosumadreenmarcóelboletíndenotasdelauniversidad,locolgóenlaparedysimulóunasonrisa.

Después de la biología, Marilyn tenía más sugerencias. «Este otoñoaprovecharemosparaqueavancesenciencias—habíadicho—.Estoyseguradequela física de bachillerato va a ser chupada». Lydia, que sabía que aquélla era laasignaturapreferidadesumadre,habíaaccedido.«Conocerásaestudiantesmayores—le había dicho su padre—, con lo que podrás hacer nuevos amigos». Le habíaguiñadounojorecordandoqueenLloyd,mayoreshabíasidosinónimodemejores.Perolosestudiantesdeprimerañodeuniversidadsededicabanahablarentreellos,acomparar traducciones de francés que tenían que entregar en la hora siguiente o amemorizardatossobreShakespeareparaeltestdelatarde;conLydiaselimitabanasercorteses,conlaamabilidaddistantepropiadelosnativosdeunlugardondeellaeraextranjera.Yencuantoalosproblemassobreaccidentesdetráfico,cañonesquesedisparan,camionesquederrapansobrehielosinfricción…noconseguíadarconlasrespuestas.Cochesdecarrerasporpistasinclinadas,montañasrusasconrevueltas,péndulosypesos.Lydianohacíamásquegirarygirar,avanzaryretroceder.Cuantomáspensaba,menosentendía.¿Porquénovolcabanloscochesdecarreras?¿Porquéno se salía de la vía la montaña rusa? Cuando trataba de averiguar por qué, lagravedadhacíaactodepresenciay tirabade losvehículoscomounvientodecola.Cadanoche,cuandosesentabadelantedellibro,lasecuaciones—tachonadasdekas,deemesmayúsculasyfuncionestheta—leparecíanerizadasyespesascomozarzas.Encimadelamesa,desdelapostalquelehabíaregaladosumadre,Einsteinlesacabalalengua.

Las calificaciones habían ido bajando y tenían aspecto de extraña predicciónmeteorológica expresada en grados Fahrenheit: noventa en septiembre, ochenta ytantos en octubre, setenta y pocos en noviembre, sesenta antes de Navidad. En elpenúltimoexamenhabíaconseguidosacarunsesentaydos,loqueeratécnicamenteunaprobado,peroaduraspenasaceptable.Despuésdeclaselohabíarotoenpedazosde tamañodeunamonedade centavoy tiradoaunode los retretesdel tercerpisoantesdeirseacasa.Ahoraallíestabaelcincuentaycincodeslumbrándolacomounrayo cegador, aunque el señorKelly no había escrito la S de suspenso en la partesuperior del examen. Lydia lo había tenido guardado dos semanas en su taquilladebajodeunapiladelibros,comosielpesocombinadodelálgebra,lahistoriaylageografía fueranahacerlodesaparecer.El señorKelly lehabía estadopreguntando


porél,dándoleaentenderque,sieranecesario,podíallamarélasuspadres,yporfinLydialehabíaprometidodevolverloalavueltadelasvacacionesdeNavidadfirmadoporsumadre.

Llevabatodasuvidaoyendounúnicolatidoenelcorazóndesumadre:médico,médico,médico.Lodeseabatanto,Lydialosabía,quenohacíafaltaqueselodijera.Eraalgoqueestabaallísiempre.Lydianoconcebíaotrofuturo,otravida.Eracomotratardeimaginarunmundoenelqueelsolgiraraalrededordelalunaoenelquenoexistieraelaire.Porunmomentoconsiderólaposibilidaddefalsificarlafirmadesumadre, pero su escritura era demasiado redondeada, demasiado perfectamentebulbosa,comolacaligrafíainfantil.Noengañaríaanadie.

Y la semana anterior había ocurrido algo inclusomás aterrador. De debajo decolchónLydiasacóahoraunsobreblancopequeño.Partedeellateníalaesperanzadequetalvezsucontenidohubieracambiado;dequedurantelosúltimosochodíaslaspalabras se hubieran erosionado de modo que pudiera soplarlas como hollín y noquedaramásqueunapáginaenblanco,inofensiva.Perocuandosopló,unasolavezycon suavidad, el papel tembló. Las palabras seguían allí.Estimado señor Lee: Leagradecemos su participación en el proceso de admisión anticipada y le damos labienvenidaalcursodeHarvardde1981.

DurantelasúltimassemanasNathhabíacomprobadoelcorreocadatarde,antesinclusodesaludarasumadre,enocasionesantesdequitarseloszapatos.Lydiaeraconsciente de que su deseo de escapar era tan intenso que todo lo demás estabadejando de importarle. La semana anterior, durante el desayuno, Marilyn habíaapoyadolosdeberesdematemáticasdeLydiacontralacajadecereales.«Loestuverevisando anoche cuando te fuiste a la cama—dijo—.Hay un error en el númeroveintitrés, tesoro». Cinco años, incluso un año antes, Lydia habría encontradosolidaridadenlosojosdesuhermano.Losé.Losé.Confirmaciónyconsueloenunúnicopestañeo.EstavezNath,enfrascadoenunlibrodelabiblioteca,nosefijóenlosdedosagarrotadosdeLydia,encómoseleenrojeciódeprontoelfilodelosojos.Soñandoconsufuturo,habíadejadodeoírtodaslascosasquesuhermananodecía.

Durantemuchotiempohabíasidoelúnicoqueescuchaba.Desdeladesaparicióny vuelta de sumadre, Lydia no había tenido amigas.Cada recreo de aquel primerotoñolopasóapartadadelosdemásniñosmirandoelrelojdelbancoFirstFederalalolejos.Cadavezqueterminabaunminuto,cerrabalosojosconfuerzaeimaginabaloqueestaríahaciendosumadre—fregandolamesadelacocina,poniendoaguaahervir, pelando una naranja— como si el peso de todos esos detalles pudieramantenerasumadredondeestaba.Mástardesepreguntaríasiaquellonolehabríahechoperdersuoportunidad,osilahabíatenidoalgunavez.UndíaabriólosojosyvioaStaceySherwindelantedeella.StaceySherwin,ladelamelenadoradahastalacintura, rodeada de un grupo de niñas. En el jardín de infancia de Middlewood,StaceySherwineralapersonamásinfluyenteyunaexpertayaenostentarelpoder.Unos días antes había anunciado: «JeannineCollins apestamás que una cloaca» y


Jeannine Collins se había marchado del grupo quitándose las gafas y con la caracubierta de lágrimas mientras las niñas de la clase de Stacey reían como tontas.Lydia,desdeunadistanciaprudente,habíaobservadoloocurrido llenadeasombro.Staceylehabíadirigidolapalabrasólounavez,elprimerdíadeljardíndeinfancia.Le había preguntado: «¿Los chinos celebran Acción de Gracias?» y «¿Los chinostienenombligo?».

—Después del colegio vamos a ir a mi casa —dijo Stacey ahora. MiróbrevementeaLydiaalosojosyacontinuaciónapartólavista—.Puedesvenir.

LasospechaasaltóaLydia.¿EraposiblequeStaceySherwinlahubieraelegido?Stacey,todavíaconlavistafijaenelsuelo,seenroscóuntirabuzóndepeloalrededorde un dedo y Lydia la miró fijamente, como si así fuera a leerle el pensamiento.¿Modosa o taimada? No lo sabía. Entonces pensó en su madre, mirando por laventanadelacocina,esperandoaqueLydiallegaraacasa.

—Nopuedo—dijoporfin—.Mimadremehadichoquevayadirectaacasa.Staceyseencogiódehombrosysealejó,seguidade lasotrasniñas.ALydia le

llegóunaoleadade risas repentinasyno supo si lahabíanexcluidodel chisteo sihabíasidoelblancodelmismo.

¿Habíansidoamablesconellaosehabíanburlado?Nuncalosabría.Diríanoafiestasdecumpleaños,airapatinaryanadaralcentrodeportivo,atodo.Cadatardecorríaacasadesesperadaporverasumadre,porhacerlasonreír.Parasegundoaño,las otras chicas dejaron de invitarla. Se dijo a símisma que le daba igual: seguíateniendoasumadre.Esoeraloúnicoqueleimportaba.EnlosañossiguientesLydiaobservaríaaStaceySherwin—sumelenadoradarecogidaentrenzas,luegoalisada,luegoacapas—saludandoconlamanoasusamigas,atrayéndolashaciasíigualqueundiamantefalsoatrapayretienelaluz.VeríaaJennPittmanpasarunanotaaPamSaundersyaéstadesdoblarladebajodelpupitrey reír condesdén;veríaaShelleyBrierley compartir un paquete de chicles Doublemint y aspiraría el aroma ahierbabuenaazucaradacuandolasláminasenvueltasenestañopasaranasulado.

SóloNath le había hecho soportable todos aquellos años. Cada día, desde queestaban en el jardín de infancia, le guardaba sitio: en una mesa de la cafetería,enfrentedeél; enelautobús,colocandosus librosenelasientodeviniloverde.SiLydiallegabaprimero,leguardabasitioaél.GraciasaNathnuncateníaquevolveracasasolamientrastodoslosdemáscharlabanenparejas;nuncanecesitababalbucear«¿Estálibreesteasiento?»yarriesgarseaquelarechazaran.Nuncalohablaron,perolosdosllegaronaconsiderarlounapromesa:Nathseaseguraríasiempredequehabíaun sitio para ella.Lydia siempre podría decir:Estoy esperandoa unapersona.Noestoysola.

AhoraNathseiba.Llegaronmáscartas.Enbreveleenviaremosunacarpetaconinformaciónylosformulariosdematrícula.Sinembargoyporunmomento,Lydiasepermitiódar riendasueltaasu imaginación:sacaría lasiguientecartade lapiladel


correo, y la siguiente, y la siguiente. Las escondería entre el colchón y el somier,dondeNathnolasencontrara,yasínotendríamásremedioquequedarse.

En el piso de abajo, Nath rebuscó en el correo: publicidad de la tienda decomestibles,unafacturadelaluz.Ningunacarta.Aquelotoño,cuandolaorientadoradelcentrolehabíapreguntadoporsusinteresesprofesionales,Nathhabíacontestadoenunsusurro,comosileestuvieraconfesandounsecretovergonzoso.«Espacio—lohabía dicho—. Espacio exterior». La señora Hendrich había pulsado dos veces elbotóndesubolígrafo,habíametidoysacadolapunta,yNathhabíapensadoqueseibaaecharareír.Habíanpasadocasicincoañosdesdeelúltimoviajealalunayelpaís, despuésdeganar la carrera a los soviéticos, había dirigido su atención a otraparte.PerolaseñoraHendrichlehabíadichoquehabíadoscaminosposibles:hacersepilotoocientífico.AbrióunacarpetaconelexpedienteacadémicodeNath.Notablebajoeneducaciónfísica;sobresalientealtoentrigonometría,cálculo,biología,física.AunqueNathsoñabaconelMIT,conCarnegieMellonoconCaltech—inclusohabíapedido folletos informativos por correo—, sabía que su padre sólo daría el vistobueno a un sitio: Harvard. Para James, cualquier otra cosa era fracasar. Una vezestuviera en la universidad, se decía Nath, cogería física avanzada, ciencias de lamateria,aerodinámica.Launiversidadseríaeltrampolínhaciaunmillóndesitiosenlosquenohabíaestado,unaparadaenla lunaantesdedespegarrumboalespacio.Dejaría todoy a todosdetrás.Y, aunquenoquisiera reconocerlo, ese todos incluíatambiénaLydia.

Lydiateníaahoraquinceaños,eramásaltayenelinstituto,cuandosesujetabaelpelo y se pintaba los labios, parecíamayor. En casa en cambio era lamisma niñaasustada de cinco años que se aferraba a la mano de Nath mientras volvíanarrastrándose a la orilla. Cuando la tenía cerca, el aroma a niña pequeña de superfume—hasta el nombre era infantil,BabySoft— le emanabade la piel.DesdeaquelveranoNathhabíasentidoalgoqueseguíauniéndolesporlostobillosyquelehacíaperderelequilibrio,encadenandoelpesodeLydiaalsuyo.Durante tresañosesealgonosehabíaaflojadoyahorahabíaempezadoairritarle lapiel.Todosesosaños,encalidaddeúnicaotrapersonaquecomprendíaasuspadres,habíaabsorbidoelsufrimientodeLydia,brindándolesolidaridadsilenciosa,unapretónenelhombroounasonrisairónica.Ledecía:MamásiempreestápresumiendodetidelantedelaseñoraWolff.Cuandosaquésobresalientealtoenquímicanisiquieraseenteró.O:¿Te acuerdas de cuando no fui a la fiesta de noveno? Papá dijo: «Bueno, si noencuentraspareja…».Lahabía animadodiciéndolequedemasiadoamoreramejorquedemasiadopoco.Durante todo aquel tiempoNath sólo se había permitido a símismopensar:Cuando vayaa la universidad…Nunca terminaba la frase, pero enaquelfuturoimaginadosealejabaflotando,sinataduras.

Ahora era casi Navidad y seguía sin llegar carta deHarvard. Nath entró en elcuartodeestarsinencenderlalámpara,dejandoquelaslucesdecoloresdelárbolleguiaran. Cada hoja de ventana en penumbra devolvía el reflejo de un árbol de


Navidad enminiatura. Tendría que escribir nuevas redacciones y esperar a que lecontestarandelasuniversidadesquehabíapuestoensegundootercerlugar,oquizátuviera que quedarse en casa para siempre. La voz de su padre llegaba desde lacocina.«Creoquelevaagustar.Encuantolovipenséenella».Nohacíafaltasaberaquéantecedentesereferíaelpronombre.Enaquellacasa,ellasiempreeraLydia.AmedidaquelaslucesdeNavidadseapagabanyencendían,elcuartodeestaraparecíatenuementeyluegovolvíaadesaparecer.Nathcerrabalosojoscuandoseencendían,los abría cuando se apagaban, de manera que sólo veía oscuridad ininterrumpida.Entoncessonóeltimbre.

Era Jack, de quien Nath todavía no sospechaba, aunque sí le infundíadesconfianzayantipatía.Apesardequeestabanabajocero,nollevabamásqueunasudaderaconcapuchaconlacremalleraamediosubir,encimadeunacamisetaconalgoescritoqueNathnofuecapazdeleer.Llevabaelbajodelospantalonesvaquerosdeshilachadoymojadoporlanieve.Sesacólamanodelbolsillodelasudaderaysela tendió a Nath. Por un momento, éste se preguntó si se suponía que tenía queestrecharla.LuegovioelsobreentrelosdosdedosdeJack.

—Lohandejadoennuestracasa—dijoéste—.Acabodellegarylohevisto—señalóelescudorojoenlaesquinaconeldedopulgar—.AsíquevasairaHarvard.

El sobre era grueso y pesado como si estuviera lleno a reventar de buenasnoticias.

—Yaveremos—dijoNath—.Puedeserunacartadiciendoquenomeaceptan,¿no?

Jacknosonrió.—Sí,claro—dijoencogiéndosedehombros—.Loquetúdigas.Sindeciradióssevolvióasucasadibujandouncaminodehuellasenel jardín

nevadodelosLee.Nath cerró la puerta y encendió la luz del cuarto de estarmientras sopesaba el

sobre con las dos manos. De pronto hacía un calor insoportable en la habitación.Rasgólasolapaysacólacartaarrugandoelborde:EstimadoseñorLee:Permítanosfelicitarleunavezmásporhabersidoadmitidodeformaanticipadaparaelcursode1981.Todaslasarticulacionesselerelajarondealivio.

—¿Quiénera?Hannah, que había estado escuchando desde el pasillo, asomó la cabeza por el

marcodelapuerta.—Unacarta—Nathtragósaliva—,deHarvard.Inclusoelnombrelehacíacosquillasenla lengua.Intentóleerelresto,perono

conseguíaenfocar laspalabras.Felicitarle.Unavezmás.Elcarterodebíadehaberperdido la primera carta, pensó, pero daba igual.Haber sidoadmitido.Desistió deseguir leyendo ymiró aHannah, que se acercó de puntillas y se recostó contra elsofá.

—Mehanadmitido.


—¿EnHarvard?—dijoJamesqueveníadelacocina.Nathasintió.—HandejadolacartaencasadelosWolff—dijomostrándosela.PeroJamesapenaslamiró.MirabaaNathy,porunavez,nofruncíaelceño,y

Nathsediocuentadequeyaera tanaltocomosupadre,dequepodíanmirarsedeigualaigual.

—Noestámal—dijoJames.Sonrió,comomedioazorado,ypusounamanoenelhombroaNathyéstenotósupesocálidoatravésdelacamisa—.Marilyn,¿aquenosabesunacosa?

Lostaconesdesumadreresonaronprocedentesdelacocina.—Nath—dijo dándole un beso fuerte, en lamejilla—.Nath, ¿de verdad?—le

cogió la carta—. Madre mía, curso de 1981—dijo—. ¿No te hace sentir mayor,James?

Nathnoescuchaba.Pensaba:Estápasando.Loheconseguido.Lologré.Mevoy.AlfinaldelasescalerasLydiamirócómolamanodesupadreapretabaconmás

fuerzaelhombrodeNath.Norecordabalaúltimavezquelehabíasonreídoasíasuhermano. Sumadre levantó la carta a la luz como si fuera un documento de granvalor.Hannah,conloscodosenganchadosenelbrazodelsofá,pataleabadealegría.Su hermano estaba callado, impresionado y agradecido mientras el año 1981destellabaantesusojoscomounahermosaestrellalejana,yalgodentrodeLydiasetambaleóyseledesplomódentrodelpechoconestrépito.Comosilohubieranoído,todossevolvieronamirarla,yenelprecisoinstanteenqueNathabríalabocaparacontarleagritoslabuenanoticia,Lydiadijo:

—Mamá,voyasuspenderfísica.Sesuponequetelotengoquedecir.

Aquella noche,mientras Nath se lavaba los dientes, la puerta del baño se abrió yaparecióLydiaapoyadaenlajamba.Teníalacarapálida,casigrisyporunmomentoNathsintiólástimadeella.Eneltranscursodelacenalamadrehabíapasadodelaspreguntasfrenéticas—cómohabíapodidodejarquepasaraunacosaasí,esquenosedabacuenta—alasafirmacionestajantes:«Imagínatedentrodeunosañossinpoderencontrartrabajo.Túimagínatelo.—Lydianohabíadiscutidoyfrentealsilenciodesuhija,Marilynsehabíadedicadoarepetirlamismaterribleadvertenciaunayotravez—:¿Tecreesquevasaencontrarunhombreycasarteasícomoasí?».Lehabíafaltadopocopara echarse a llorar allímismo.Al cabodemediahora, Jameshabíadicho: «Marilyn…», pero ésta le había dirigido una mirada tan furiosa que habíadesistidoysehabíapuestoapinchartrocitosdeasadoenlasalsasinligarhechaconsopadecebolladesobre.TodossehabíanolvidadodeHarvard,delacartadeNath,deNath.

Después de cenar, Lydia había ido a buscarle al cuarto de estar. La carta deHarvardestabaenlamesabajayLydiatocóelescudodondedecía«VERITAS».

—Felicidades—susurró—.Sabíaqueibasaentrar.


Nathhabíaestadodemasiadoenfadadoparahablarleyhabíafijadolavistaenlapantalladeltelevisor,dondeDonnyyMariecantabanenperfectaarmonía,yantesdequeterminaralacanciónLydiahabíacorridoescalerasarriba,asucuarto,ysehabíaencerradoconunportazo.Ahoraestabaenlapuerta,depieenelsuelodeazulejosdebaño,contezcenicientaydescalza.

Nath sabía lo que Lydia quería: que la tranquilizara, que se humillara por unmomento.Quedijeraalgoquelahicierasentirmejor.Amamáselepasará.Todoirábien.¿Teacuerdasdecuando…?Peronoleapetecíarecordartodaslasvecesquesupadre había tratado a Lydia con adoración y en cambio le había mirado a éldesilusionado, todas lasvecesquesumadrehabíafelicitadoaLydiayaél lehabíatratadocomosifuerainvisibleotransparente,comosiestuvierahechodeaire.Queríasaborear la tanto tiempo esperada carta, la promesa de irse por fin, de un nuevomundoqueleesperaba,tanblancoylimpiocomolatiza.

Escupióconfuriaenellavabosinmirarlayempujóelúltimorestodeespumaporeldesagüeconlosdedos.

—Nath—susurró Lydia cuando Nath se volvió para salir, y éste supo, por eltemblorensuvoz,quehabíaestadollorando,queestabaapuntodehacerlootravez.

—Buenasnoches—dijo,ycerrólapuertaalsalir.

A lamañana siguienteMarilyn pegó el examen suspenso en la pared de la cocinafrentealasilladeLydia.Durantelostresdíassiguientes,desdeeldesayunohastalacena,sededicóadejarcaerdegolpeellibrodefísicadelantedesuhijayasentarseasu lado. Lo único que Lydia necesitaba, pensaba, era que la animaran un poco.Impulsoeinercia,cinéticaypotencial…eranconceptosquepersistíanenunrincóndesuspensamientos.Leíaenvozaltaporencimadelhombrode suhija:Por todareacciónhayotrasdos:unaequivalenteyunaopuesta.Repasóelexamensuspensouna y otra vez hasta que Lydia fue capaz de resolver todos los problemascorrectamente.

LoqueLydianolecontóasumadrefueque,paralaterceravezquelorepasaron,habíamemorizadolasrespuestas.Sehabíapasadolosdíasencorvadasobreel librodefísicaenlamesaesperandoaquesupadreintercediera:Yavale,Marilyn.SonlasvacacionesdeNavidad,porDiossanto.PerosupadrenodecíanadayLydiahabíadejadodehablaraNathdesdeaquellanoche—comosereferíaaellamentalmente—ysospechaba,conrazón,quetambiénélestabaenfadadoconella;evitabaentrarenlacocina excepto para las comidas.HastaHannahhabría resultadoun consuelo—unamortiguadorpequeñoysilencioso—,pero,comodecostumbre,estabadesaparecida.Enrealidadsehabía instaladodebajode lamesitadel recibidor,cercade lacocina,perodondenopudieranverla,ysededicabaaescucharelsonidodellápizdeLydiaarañando el papel. Se abrazaba las rodillas y enviaba pensamientos amables ypacientes, pero su hermana no los oía. Para la mañana de Navidad, Lydia estaba


furiosacontodosynisiquieracomprobarqueMarilynhabíaquitadoelexamendelaparedconsiguióanimarla.

Sentarsealrededordelárboltambiénparecíahaberperdidosuencanto.Jamesfuecogiendounpaqueteenvueltoconunlazodetrásdeotrodelmontónyrepartiéndolos,peroLydia temía el regalo de sumadre. Por lo general le compraba libros. Librosque, aunque ninguno de ellos era del todo consciente, eran los que secretamentequeríaMarilyn,yquedespuésdeNavidadcogería enocasionesde la estanteríadeLydia.ALydia le resultaban siempre demasiado difíciles, con independencia de laedadquetuviera,yteníanmenosderegalosquedeinsinuacionespocosutiles.ElañopasadohabíasidoAtlasacolordelaanatomíahumana, tangrandequenoentrabaderechoenlaestantería;elanterior,ungruesovolumentituladoCientíficas famosas.Las científicas famosas la habían aburrido. Todas sus historias eran iguales: lesdecían que no podían; decidían hacerlo de todas maneras. ¿Porque de verdadquerían?,sepreguntabaLydia,¿oporquelesdecíanquenopodían?Ylaanatomíalehabíapuestomalcuerpo:hombresymujeresdespellejados, luegoconlosmúsculosarrancadoshastaquenoquedabanmásqueesqueletosdesnudos.Despuésdehojearalgunasdelasláminasacolor,habíacerradoellibrodegolpeysehabíarevueltoenlasilla,comosiasípudierasacudirsedeencimaaquellasensación,lomismoqueunperrosesacudelalluviadelpelo.

Nath, al ver los ojos de su hermana parpadear y enrojecerse, sintió que unapunzadadecompasiónpenetrabaensuenfado.ParaentonceshabíaleídolacartadeHarvardoncevecesypor fin sehabíaconvencidodequeeradeverdad,deque lehabíanadmitido.Dentrodenuevemesessehabríaidoysaberesomitigabaeldolorquelehabíacausadoloocurrido.¿YquésiasuspadreslesimportabamáselfracasodeLydiaquesuéxito?Seiba.Ycuandosefueraalauniversidad,Lydiatendríaquequedarseencasa.Aquelpensamiento,por fin formuladoenpalabras,eraagridulce.Mientrassupadrelepasabaunregaloenvueltoenpapeldeestañorojo,NathdirigióaLydiaunasonrisatímidaqueéstasimulónover.Despuésdetresincómodosdías,aúnnoestabadispuestaaperdonarle,peroelgestolareconfortócomounsorbodetéenundíafríodeinvierno.

Sinohubieramiradoaltechojustoenesemomento,esposiblequeLydiahubieraperdonadoasuhermanodespuésdetodo.Peroalgollamósuatención—unamanchablanca propia de test de Rorschach sobre sus cabezas— y un recuerdominúsculocreció dentro de su cabeza. Eran los tres bastante pequeños. Su madre se habíallevado a Hannah al médico y Nath y ella, solos en casa, habían visto una arañaenormetrepandojustoencimadelmarcodelaventana.Nathsehabíasubidoalsofáyla había aplastado con un zapato de su padre, dejando unamancha negra ymediahuellaeneltecho.«Diquehassidotú»,lehabíasuplicado,peroLydiahabíatenidounaideamejor.Habíacogidounfrascodecorrectorlíquidoblancoquehabíajuntoalamáquina de escribir de su padre y había cubierto una a una cadamanchita. Sus


padres nunca repararon en los puntos blancos contra el color crema del techo ydespués,durantemeses,Nathyellasolíanmirarloseintercambiarunasonrisa.

Ahora, si miraba con atención, Lydia podía distinguir aún la tenue pisada delzapatodesupadreylamanchamásgrandedondehabíaestadolaaraña.Habíansidounequipo.Sehabíanmantenidounidosinclusoenalgotanpequeñoeinsignificante.No pensaba que pudiera llegar unmomento en que eso no fuera así. La luz de lamañanasalpicabalaparedformandosombrasydestellos.Guiñólosojosintentandodistinguirelblancodelnoblanco.

—¿Lydia?—Todos losdemáshabíanestadoocupadosabriendo regalos:alotrolado de la habitación, Nathmetió un carrete nuevo en una cámara nueva; un rubícolgandodeunacadenadeorobrillabacontralablusadesumadre.Delantedeellasupadresosteníaunpaquete,pequeño,compactoydebordesrectos,comoelestuchedeunajoya—.Demiparte.Loelegíyosolo—dijosonriendo.Porlogeneral,JamesdejabaqueMarilyn seocuparade los regalosdeNavidadyque escribiera en cadaetiqueta: Con cariño de mamá y papá. Pero este regalo lo había escogidopersonalmenteyestabaimpacienteporentregarlo.

Un regalo que ha escogido personalmente, pensó Lydia, tiene que ser algoespecial.Perdonódeinmediatoasupadrepornointercederantesumadre.Debajodeaquelpapeldeenvolverhabíaalgodelicadoyvalioso. Imaginóuncolgantedeorocomo los que llevaban algunas niñas en el instituto y que no se quitaban nunca,crucecitasdeoroqueleshabíanregaladoporsuconfirmaciónopequeñosamuletosque descansaban entre sus clavículas. Sería un pequeño recordatorio que diría: Tequiero.Asícomoeres,perfecta.

Deslizóundedodebajodelpapelyunlibroachaparradodoradoynegrolecayóen el regazo.Cómo hacer amigos e influir en las personas. Una franja amarillobrillante dividía la cubierta en dos. Técnicas fundamentales para tratar con laspersonas.Seismanerasdeconseguirgustaralagente.Arriba,enletrasrojointenso:Cuantomássaquedelalecturadeestelibro,¡mássacarádelavida!

Jamessonreíadeorejaaoreja:—He pensado que te vendría bien —dijo—. Se supone que… bueno, que te

ayudaráahaceramigos.Aserpopular.Rozó con los dedos el títulode la cubierta.Lydia notaba el corazóndentrodel

pechocomounperdigóndehieloqueseescapabahastaquedarfueradesualcance.—Yatengoamigos,papá—dijo,aunquesabíaqueeramentira.Lasonrisadesupadrevaciló.—Puesclaroquesí.Simplementepensé…Yasabes, teestáshaciendomayory

estásenbachillerato,eldondegentesesimportante.Teenseñaráallevartebiencontodoelmundo—susojosfuerondelacaradeLydiaal libro—.Llevareeditándosedesdelosañostreinta.Sesuponequeeselmejorsobreeltema.

Lydiatragósaliva,conesfuerzo.—Esgenial—dijo—.Gracias,papá.


No tenía ninguna esperanza respecto al resto de regalos que reposaban en suregazo,perolosabriódetodasmaneras.UnabufandasintéticayesponjosadeNath.Un elepé de Simon and Garfunkel de Hannah. De su madre, libros, como decostumbre.Pionerasdelaciencia.Fisiologíabásica.

—Cosasquehepensadoquepodíaninteresarte—dijoMarilyn—,puestoquehassacadotanbuenanotaenbiología.

Dio un sorbo de té con un ruido que aLydia le recorrió toda la espina dorsal.Cuando no quedó nada debajo del árbol excepto una bola de papel de envolver yjironesdelazos,Lydiaapilóconcuidadosusregalos,colocandoencimaellibrodesupadre.Unasombraseproyectósobreél:erasupadre,depieasuespalda.

—¿Notegustaellibro?—Claroquesí.—Penséquetepodíaserútil—dijo—,aunqueprobablementetúdeesascosasya

losabestodo—lapellizcóenlamejilla—.Cómohaceramigos.Ojalá…—sedetuvo,tragándose las palabras.Ojalá las hubiera sabido yo cuando tenía tu edad. Quizá,pensó,todohabríasidodistinto;sihubierasabidocómotrataralaspersonas,cómoconseguirgustar;quizáhabríaencajadoenLloyd,habríaconquistadoalamadredeMarilyn,lehabríancontratadoenHarvard.Habríasacadomásdelavida—…penséquetegustaría—terminósindemasiadaconvicción.

Aunque su padre nunca había hablado de su época de colegial, aunque LydianuncahabíaoídolahistoriadelabodadesuspadresydesutrasladoaMiddlewood,sintiósudolor,penetranteydesgarradorcomounfaroenlaniebla.Másquenada,supadre quería que gustara a la gente. Que encajara. Abrió el libro que tenía en elregazoporlaprimerasección.Principio1.Nocritiques,condenesnitelamentes.

—Meencanta—dijo—.Gracias,papá.AJamesnolepasódesapercibidalacrispaciónensuvoz,perodecidióignorarla.

Claro que estámolesta, pensó, le he regalado algo que no necesita.Lydia ya teníamuchas amigas; casi todas las noches hablaba por teléfono con alguna después determinar los deberes. Qué tonto había sido comprándole aquel libro. Se hizo elpropósitodecomprarlealgomejorlavezsiguiente.

Laverdaderaésta:alostreceaños,llevadaporlainsistenciadesupadre,Lydiahabía llamadopor teléfonoaPamSaunders.Ni siquierasesabíasunúmeroy tuvoquebuscarloenellistín,queapoyóenelregazomientrasmarcaba.Apartedelosdelacocinayeldespachodesupadre,enlacasasólohabíaunteléfonoenelrellano,enunasientopequeñodeventanaentrelosdostramosdeescaleraquesumadrehabíadecoradoconunoscuantos cojinesyunavioleta africanamarchita.Cualquieraquebajara podía escucharla. Lydia esperó a que su padre entrara en el cuarto de estarantesdemarcarelúltimodígito.

—¿Pam?—dijo—.SoyLydia.Silencio.CasipodíaoíraPamarrugarelceño.—¿Lydia?


—LydiaLee.Declase.—Ah—otrosilencio—.Hola.Lydiaseenrollóelcabledelteléfonoalrededordeldedoeintentópensarenalgo

quedecir.—Y…¿quétehaparecidoelexamendegeografíadehoy?—Bien,másomenos—Pamhizoungloboconelchiclequealestallaremitióun

levísimochasquido—.Odioelinstituto.—Yotambién—dijoLydia.Porprimeravezsediocuentadequeeraverdad,y

decirlolaenvalentonó—.Oye,¿quieresirapatinarelsábado?Seguroquemipadrenosllevaencoche.

Una imagen repentina de Pam y ella dando vueltas en la pista de patinaje,mareadasyriendo,levinoalacabeza.Asuespalda,sentadoenlasgradas,quéfelizestaríasupadre.

—¿Elsábado?—silenciocortante,sobresaltado—.Losiento,nopuedo.Otrodía,sieso—unmurmullodefondo—.Oye,tengoquecolgar.Mihermanaquiereusarelteléfono.Adiós,Lydia.

Yelsonidometálicodelauricularcontralahorquilla.Aturdida por lo repentinamente que le había colgadoPam,Lydia seguía con el

auricularpegadoalaorejacuandosupadreaparecióalpiedelasescaleras.Alverlaal teléfono, una luminosidad le cruzó las facciones como nubes dispersándosedespuésdeun fuerteviento.Lydia levio talycomodebíadehaber sidode joven,muchoantesdequeellanaciera:infantilmenteesperanzado,susojosconvertidosenestrellasporlasexpectativas.Sonrióasuhijayvolvióalcuartodeestarcaminandoexageradamentedepuntillas.

Lydia,todavíaconelauricularpegadoalamejilla,apenaspodíacreerlofácilquehabíaresultadoprovocaresaráfagadefelicidadensupadre.Entoncesleparecióunacosa sin importancia. Lo recordó la siguiente vez que descolgó el teléfono y se lollevóalaorejamientrasmurmuraba:«Ajá,sí…¿enserio?»hastaquesupadrecruzóelvestíbulodeentrada,sedetuvo,sonrióysiguiósucamino.

Amedidaquepasabaeltiempo,Lydiaimaginabaalasniñasquemirabadelejosy fantaseaba con lo que les diría si fueran de verdad sus amigas. «Shelley, ¿visteanocheStarskyyHutch?Madre,mía,Pam¿te puedes creer el trabajo quenos hanmandado en literatura? ¡Diez páginas! ¿Es que el señor Gregson se cree que notenemosotracosaquehacer?Stacey,conesepeinadoestásidénticaaFarrahFawcett.Ojaláyomelopudierahacer».Duranteuntiemposiguiósiendoalgoinsignificante,el tonode llamadazumbandoensuoídocomounamigo.Ahora,conel libroen lamano,yanoseloparecíatanto.

DespuésdedesayunarLydiasesentóconlaspiernascruzadasenelrincónjuntoalárboldeNavidadyvolvióaabrirellibro.Aprendeaescuchar.Animaalosdemásaquehablendeellos.Pasóunascuantaspáginas.Recuerdaquelaspersonasconlas


que hablas están cien veces más interesadas en sí mismas, en sus necesidades yproblemasqueentiyentusproblemas.

Alotroladodelcuartodeestar,NathpegóelojoalvisordesunuevacámarayenfocóaLydia,acercándolayalejándolaconelzoom.Leestabapidiendodisculpasporhacerleelvacío,porcerrarle lapuertaen lasnaricescuandotodoloquequeríaeranoestarsola.Lydialosabía,peronoestabadehumorparareconciliaciones.Enunos meses Nath se iría y ella se quedaría sola y tendría que dedicarse a haceramigos, influir enpersonasy ser pionerade la ciencia.Antes dequeNathpudierasacarlafoto,bajódenuevolavistaallibrodemaneraqueelpeloletaparalacara.Unasonrisadice:«Megustas.Mehacesfeliz.Mealegrodeverte».Poresosontanpopulares los perros. Se alegran tanto de vernos que sólo les falta hacer el pino.Perros,pensóLydia.Intentóimaginarseasímismacomounperro,unacriaturadócilyfrágil,ungoldenretrieverconunasonrisanegrayunrabodeshilachado,peronosesentíaniamistosaniconpedigrínirubia.Sesentíaasocialyrecelosa,comoelperrodelosWolffcalleabajo,unchuchosiemprepredispuestoalahostilidad.

—Lyds—lallamóNath.Noserendía—.Lydia.Lyyydiaaa.—Porentrelacortinade su melena; Lydia vio el teleobjetivo de la cámara apuntándola como unmicroscopiogigantesco—.Sonríe.

¿Noteapetecesonreír?Entonces,¿qué?Oblígateahacerlo.Compórtatecomosiyafuerasfelizyesocontribuiráaqueloseas.

Lydia se llevó el pelo detrás del hombro despacio, como alisando un cordón.Después miró directamente al ojo negro de la cámara negándose a sonreír, sin nisiquieracurvarunpocoloslabioscuandooyócerrarseelobturador.

Paracuandoempezóelinstituto,Lydiasesintióaliviadadeescapardecasa,aunquela clase de física fuera lo primero a que tenía que enfrentarse. Dejó el examensuspendido—yafirmadoporsumadre—dadolavueltaenlamesadelseñorKelly.Éste estaba en la pizarra dibujando un diagrama. Unidad II: Electricidad ymagnetismo, escribió en la parte de arriba. Lydia se sentó en su sitio y apoyó lamejilla en la tapadelpupitre.Alguienhabíagrabadoun«Te jodes»del tamañodeunamoneda de diez centavos en la superficie con una chincheta.Apretó el pulgarcontralasletrasycuandolevantólamano,un«jodes»alrevéslesalióenlayemadeldedocomounverdugón.

—¿Quétallasvacaciones?Era Jack. Se dejó caer en el asiento de al lado con un brazo apoyado en el

respaldo,comosifueraelhombrodeunachica.PorentoncesLydiacasinoconocíaaJack,aunquevivíadoblandolaesquinadesucalle,yllevabaañossinhablarconél.Elpeloselehabíaoscurecidohastaadquirirel tonodelaarenadeplaya; laspecasqueLydia recordaba de los años de infancia habían perdido intensidad, aunque nodesaparecido.Pero sabíaqueaNathno legustabanada,nunca lehabíagustado,ysóloporestarazónsealegródeverle.


—¿Quéhacesaquí?Jackmirólapizarra.—Electricidadymagnetismo.Lydiasepusocolorada.—Queríadecir…Esunaclasedesecundaria.Jacksacóunbolígrafosincapuchóndesumochilayapoyóuntobilloenlarodilla

contraria.—¿Sabíausted, señoritaLee, quepara sacarme el bachilleratonecesito aprobar

física?Ypuestoquesuspendíelsegundosemestreelañopasado,aquíestoyotravez.Miúltimaoportunidad.

Empezóadibujarelcontornodelasueladesuzapatillade teniscontintaazul.Lydiasesentómásrecta.

—¿Enseriosuspendiste?—Suspendí—dijoJack—.Cincuentaydossobrecien.Notainferioralamedia.

Séqueesunconceptodifícildeentender, señoritaLee,puestoqueustednuncahasuspendidonada.

Lydiasepusotensa.—Enrealidad—dijo—,yotambiénvoyasuspenderfísica.Jacknovolvió lacabeza,peroLydiavioque levantabaunaceja.Actoseguido,

parasusorpresa,seinclinóhaciaelpasilloyledibujóuncerodiminutoenlarodilladesusvaqueros.

—Elsímbolodenuestrasociedadsecreta—dijomientrassonabalacampana.Susojos,deunazulgrisáceointenso,seencontraronconlosdeLydia—.Bienvenidaalclub,señoritaLee.

DurantetodalaclaseLydiasededicóaacariciarelcerodiminutoconlayemadeldedoyamiraraJackporelrabillodelojo.Estabaconcentradoenalgoquenopodíaver, ignorando la voz monótona del señor Kelly, los lápices arañando papel a sualrededor,elfluorescentequezumbabaeneltecho.Tamborileabaenelpupitreconunpulgar. ¿JackWolff quiere ser amigomío?, se preguntaba.Nath le mataría. Omemataríaamí.PerodespuésdeaquelprimerdíaJacknovolvióadecirleunapalabra.Algunosdíasllegabatardeysepasabatodalahoraconlacabezaapoyadaenlamesa;otrosnisiquierahacíaactodepresencia.Elcerodesapareciódurantelacolada.Lydiamanteníalacabezainclinadasobrelosapuntes.CopiabatodoloqueescribíaelseñorKelly en la pizarra, pasando las hojas de su libro de texto atrás y adelante con talfrecuenciaquelasesquinasseablandaronydesgastaron.

Hastaqueundíadefinalesdeenero,durantelacena,sumadrepasólaensaladayla fuente de pasta con salsa de carne precocinada Hamburger Helper y miróexpectante aLydia,meneando la cabeza a un lado y a otro como las orejas de unconejointentandodetectarunaseñal.Porfindijo:

—Lydia,¿quétalenclasedefísica?—Bien—Lydiapinchóunazanahoriaconeltenedor—.Mejor.Voymejor.


—¿Cómodemejor?—dijosumadreconunmatizautoritario.Lydiamasticólazanahoriahastaconvertirlaenpuré.—Aúnnohemostenidoexamen.Perovoybienconlosdeberes.Era unamentira amedias. Tenía el primer examen del trimestre dentro de una

semana.Mientrastantoselasarreglabademalamaneraconlosdeberes,copiandolosproblemasimparesdeldelapáginadesolucionesdelfinaldellibroyesquivandolospareslomejorquepodía.

Sumadrefruncióelceño,perocogióunmacarrón.—Pregúntaleatuprofesorsipuedeshaceralgúntrabajoparasubirnota—dijo—.

Noteconvienequeestaasignaturatebajelamedia.Conelpotencialquetienes…Lydia clavó el tenedor en una cuña de tomate. Lamelancolía en la voz de su

madreeraloúnicoqueleimpedíaponerseagritar.—Yalosé,mamá—dijo.MiróhaciadondeestabaNath,alotroladodelamesa,

conlaesperanzadequesacaraotrotemadeconversación,peroNath,queteníaotrascosasenlacabeza,nosediocuenta.

—Lydia,¿quétalestáShelley?—preguntóJames.Lydiaesperóantesdecontestar.Elveranoanterior,antelainsistenciadesupadre,

habíainvitadoundíaaShelleyacasa.Shelley,sinembargo,sehabíamostradomásinteresada en coquetear conNath, intentando que jugara a pilla pilla en el jardín,preguntándole quién le parecía que estaba más buena, Lynda Carter o LindsayWagner.Desdeentoncesnohabíancruzadopalabra.

—Shelleyestábien—dijo—.Liada.Essecretariadelconsejoestudiantil.—Igualtútambiénpodríasparticipar—dijoJames.Agitóeltenedorendirección

aLydiaconairedehombresabiopronunciandounaforismo—.Estoysegurodequelesencantaríacontarcontigo.¿YquéhaydePamyKaren?

Lydiamiró suplato, la ensaladapicoteaday el triste terrónde carneypasta allado.LaúltimavezquehabíahabladoconKarenhabíasidounañoatrás,cuandosupadrelasllevóencocheacasadespuésdeunaprimerasesióndeAlguienvolósobreelnidodelcuco.AlprincipioLydiasehabíasentidoorgullosadeque,porunavez,sus planes no fueran una invención.Karen acababa de llegar a la ciudad y Lydia,envalentonada por el hecho de que fuera nueva, había sugerido ir al cine yKarenhabía dicho «Vale, por qué no». Luego, durante todo el trayecto su padre habíaintentado presumir de lo enrollado que era: «¿Sois cinco hermanos y hermanas,Karen? ¡Igual que la tribude losBrady! ¿Tegusta la serie?». «Papá», había dichoLydia.PeroJameshabíaseguido,preguntándoleaKarenquédiscosestabandemodaaquellosdíasycantandounpardeversosdeWaterloo,queyateníaunpardeaños.Karen había dicho «sí» y «no» y «no lo sé» y mientras jugueteaba con la últimacuentadesupendiente.Lydiahabíaqueridoderretirseyfundirseconlosasientosdelcoche,muyadentro,dondelagomaespumanodejarapasarningúnsonido.Pensóendeciralgosobrelapelícula,peronoseleocurríanada.Sóloleveníaalacabezala


mirada ausente de Jack Nicholson cuando la almohada bajaba para asfixiarlo. ElsilenciocrecióyllenóelcochehastaquepararondelantedelacasadeKaren.

El lunessiguiente,a lahorade lacomida,sehabíadetenido juntoa lamesadeKarenyhabíaintentadosonreír.

—Sientolodemipadre—dijo—.¡Dios!,siempremeestáponiendoenridículo.Karen le había quitado la tapa al yogur, había chupado el estaño hasta dejarlo

limpioysehabíaencogidodehombros.—Nopasanada—dijo—.Laverdadesquemepareciómuymono.Aver,sele

notamuchoqueintentaayudarteaencajar.AhoraLydiamirófuriosaasupadre,quelesonreíaradiantecomosisesintiera

orgulloso de estar tan informado sobre sus amigas, de acordarse de sus nombres.Igualqueunperro,pensó,esperandounhueso.

—Estángenial—dijo—.Estánlasdosgenial.Alotroladodelamesa,Marilyndijoconvozqueda:—Parayadeinterrogarla,James.Déjalacomertranquila.YJamesdijo,convoznotanqueda:—Yonosoyelquenohacemásquepreguntarleporlosdeberes.Hannah pinchó un trozo de carne picada de su plato. Lydia logró captar la

atencióndeNath.Porfavor,pensó.Dialgo.Nathrespiróhondo.Llevabatodalanocheesperandoparadeciralgo.—Papá.Necesitoquemefirmesunosimpresos.—¿Impresos?—dijoJames—.¿Paraqué?—ParaHarvard—Nath dejó el tenedor—.Una solicitud de alojamiento y otra

paraunavisitadelcampus.Podríairenabril,unfindesemana.Tienenunestudiantequeme hará de anfitrión.—Ahora que había arrancado, las palabras le salieron aborbotonessindarletiempoarespirar—.Yaheahorradoparaelbilletedeautobúsysólomeperderíaunospocosdíasdeclase.Loúnicoquemefaltaestuautorización.

Perderse unos cuantos días de clase, pensó Lydia. Sus padres nunca lopermitirían.

Parasusorpresa,asintieronconlacabeza.—Muybienpensado—dijoMarilyn.—Teharásunaideadeloqueesvivirenuncampusantesdeinstalarteelañoque

viene—dijoJames—.Peroesunviajemuylargoparahacerloenautobús.Creoqueparaunaocasióntanespecialnospodemospermitirunbilletedeavión.

Nathsonrióasuhermanadoblementetriunfal.Teloshequitadodeencima.Yhandichoquesí.Lydia,mientrastrazabacaminitosenlasalsadequesoconlapuntadelcuchillo,sólopensabaenunacosa.Estádeseandomarcharse.

—¿Sabéis quién está enmi clase de física?—dijo de pronto—. JackWolff, elvecino.

Mordisqueóunahojadelechugaicebergyevaluólareaccióndesufamilia.Parasuspadresfuecomosinohubieranoídoelnombre.Sumadredijo:


—Lyddie, eso me recuerda una cosa: si quieres el sábado te puedo ayudar arepasarapuntes.

Supadredijo:—Llevoun tiempo sin ver aKaren. ¿Por quénovais al cine algúndía?Yoos

llevo.Pero la cabeza de Nath al otro lado de la mesa se irguió como si se hubiera

disparadounfusil.Lydiasonrióymirósuplato.YenesemomentodecidióqueJackyellaibanaseramigos.

Alprincipioparecía imposible. Jack llevabacasiunasemanasin ir aclaseyLydiatuvo quemerodear cerca de su coche a la salida durante días hasta que consiguiópillarle solo.El primer día salió del edificio conuna rubia deundécimocursoqueLydianoconocíayseescondiódetrásdeunarbustoymiróporentrelasramas.Jackmetió lasmanos en el bolsillo de los pantalones de la chica, luego en su abrigo ycuando ésta simuló estar ofendida y le apartó, la cogió y se la puso encima de unhombroyamenazócontirarlaalbancodenievemientrasellachillaba,reíayledabapuñetazosenlaespalda.LuegoJackladejóenelsuelo,abriólapuertadelEscarabajoy la chica rubia se subióy semarcharon.El cocheexpulsabavaporpor el tubodeescape,yLydiasupoqueyanovolverían.ElsegundodíaJackniaparecióyLydiaterminó volviendo a casa a pie. La nieve le llegaba hasta las pantorrillas; todo elinvierno las temperaturas habían alcanzadomínimos históricos.A ciento cincuentakilómetrosalnorte,ellagoEiresehabíacongelado;enBuffalolanieveanegabalostejados,engullíatendidoseléctricos.Encasa,Nath,quehabíavueltosentadosoloenelautobúsporprimeravezdesdeque teníausode razón,quiso saber:«¿Qué tehapasado?»yLydiasubiólasescalerasagrandeszancadassincontestarle.

EltercerdíaJacksaliósolodeledificioyLydiarespiróhondoycorrióalaacera.Como de costumbre Jack no llevaba ni abrigo ni guantes. Dos dedos desnudos yenrojecidossosteníanuncigarrillo.

—¿Teimportallevarmeacasa?—dijoLydia.—Señorita Lee —Jack quitó de una patada un terrón de nieve de la rueda

delantera—.¿Nodeberíaestarenelautobúsderuta?Lydiaseencogiódehombrosysepególabufandaalcuello.—Loheperdido.—Novoydirectoacasa.—Medaigual.Hacedemasiadofríoparairandando.Jackbuscólasllavesenelbolsillodelanterodelpantalón.—¿Estás seguradeque tuhermanoquierequeandes conun tipocomoyo?—

preguntóconunacejalevantada.—Noesmiguardián.LesalióenvozmásaltadeloquehabíasidosuintenciónyJackrióexpulsando

unabocanadadehumoysesentóalvolante.Lydia,conlasmejillascolorescarlata,


casisehabíadadolavueltacuandoJackseinclinóyabrióelsegurodelapuertadelpasajero.

Una vez en el coche, no sabía qué decir. Jack arrancó,metió unamarcha y elvelocímetrodegrantamañoylaagujadelagasolinadelsalpicaderocobraronvida.No había más cuadrantes. Lydia pensó en el coche de sus padres, en todos losindicadoresylucesdeavisoquetedecíansielniveldeaceiteestababajo,sielmotorestaba recalentado, si estabas conduciendo con el freno demano echado o con lapuertadelmaleteroodelcapóabiertas.Nose fiabande ti.Necesitabanexaminarteconstantemente,recordarteloquedebíasonohacer.

Era la primera vez que estaba a solas con un chico —su madre se lo habíaprohibido,aunquetampocoLydialohabíaintentadonunca—ysediocuentadequenunca habíamantenido una verdadera conversación con Jack. Tenía sólo una ideavagadelascosasquepasabanenelasientotrasero.PorelrabillodelojoestudióelperfildeJack, lasombradebarba—másoscuraqueelpelocastañoclaro—quelesubía hasta las patillas y le bajaba hasta la parte blanda de la garganta como unamanchadecarbónesperandoaserlimpiada.

—Oye—dijo.Letemblabanlosdedosyselosmetióenelbolsillodelabrigo—,¿tepuedogorronearunpitillo?

Jackrió.—Vengaya,tía.Sinofumas.Pero le ofreció la cajetilla y Lydia sacó un cigarrillo.Había pensado que sería

algo sólidoypesado, comoun lapicero, pero era ligero, comonada.Sin apartar lavistadelacarretera,Jacklelanzóelmechero.

—Así quehas decididoquenonecesitas a tu hermanode carabinapara volverhoyacasa.

Lydia no podía ignorar el desdén en su voz y no estaba segura de si se estababurlandodeella,deNathodelosdosalavez.

—Nosoyunaniñapequeña—dijoencendiendoelcigarrilloyllevándoseloaloslabios.Elhumolequemólospulmones,lacabezaempezóadarlevueltasydeprontose sintió alerta y consciente. Como cuando te cortas el dedo, pensó: el dolor y lasangreterecuerdanqueestásvivo.Expulsóelaireyunciclóndiminutolesalióporentre los dientes e hizo ademán de devolver el mechero. Jack dijo que no con lamano.

—Mételoenlaguantera.Lydia tiródelcierreyunacajitaazulcayóyaterrizóasuspies.Sequedómuy

quietayJackrió.—¿Quépasa?¿EslaprimeravezqueveunosTrojans,señoritaLee?Lydia,conlacaraardiendo,recogióloscondonesylosvolvióameterenlacaja

abierta.—Puesclaroqueno.Losguardóenlaguanteraconelmecheroeintentócambiardetema.


—¿Quétehaparecidoelexamendefísicadehoy?Jackbufó,despectivo.—Creíaquepasabasdelafísica.—¿Vasasuspender?—¿Ytú?Lydiavaciló.Diounacaladalarga,imitandoaJack,yechólacabezahaciaatrás

mientrasexpulsabaelaire.—Amílafísicamedaigual.Meimportaunamierda.—Sí, claro—dijo Jack—. Entonces, ¿por qué cada vez que el señor Kelly te

devuelveuntrabajocorregidoponescaradeestarapuntodellorar?Lydianoeraconscientedequeaquellofueratanobvioyunaoleadadebochorno

leencendiólasmejillasylebajóporelcuello.Debajodeellaelasientocrujióyunmuelleseleclavóenelmuslocomounnudillo.

—La señoritaLee fumando—dijo Jack chasqueando la lengua—. ¿No se va adisgustartuhermanocuandoseentere?

—Notantocomocuandosepaquemehesubidoatucoche—sonrióLydia.Jacknopareciórepararenlasonrisa.Bajólaventanillayunaráfagadeairefrío

entróenelcochemientrastirabaalacallelacolilla.—¿Tantomeodia?—Venga ya —dijo Lydia—. Todo el mundo sabe lo que pasa dentro de este

coche.Jackparóabruptamente aun ladode la carretera.Acababande llegar al lagoy

teníalosojosfríoseinmóviles,comolasuperficiedeaguaheladaasuespalda.—Entoncesigualesmejorquetebajes.Noseaquealguiencomoyotecorrompa,

echeaperdertuoportunidaddeentrarenHarvard.SíquetienequeodiaraNath,pensóLydia.TantocomoNathleodiaaél.Selos

imaginóalosdosenclasetodosaquellosaños.Nathsentadoenlasfilasdelanteras,conelcuadernodeapuntesabiertoyfrotándoselapequeñaarrugaqueteníaentrelascejas con una mano, como hacía cuando estaba pensando. Absolutamenteconcentrado, ajeno a todo, con la respuesta allímismo, sellada en el interior de laboca. ¿Y Jack? Jack estaría despatarrado en la última fila, con la camisadesabotonadayunapiernaestiradaenelpasillo.Asusanchas.Segurodesímismo.Sinpreocuparsedeloquepensaranlosdemás.Noeraextrañoquenosesoportaran.

—Yonosoycomoél,quelosepas—dijo.Jacklaestudióduranteunlargoinstantecomosiestuvieratratandodedecidirsi

aquelloeraverdad.Debajodelasientotrasero,elmotorenmarchaemitióungruñido.LacenizaenlapuntadelcigarrillodeLydiasealargócomoungusanogris,peronodijonada,selimitóaexpulsarunanubecilladenieblaenelairegélidoyaobligarseasostenerlamiradapenetrantedeJack.

—¿Cómoesquetieneslosojosazules?—dijoésteporfin—.Siendochinayeso.Lydiapestañeó.


—Mimadreesestadounidense.—Creíaquelosojoscastañosganaban.Jackpusounamanoenel reposacabezasdelasientodeLydiay se inclinópara

estudiarlaconatención,comohaceunjoyeroconunapiedrapreciosa.ElexamenleprodujouncosquilleoaLydiaenlanucaysevolvióyechólacenizaenelcenicero.

—Supongoquenosiempre.—Nuncahabíavistoaunchinoconojosazules.Decercaveía laconstelacióndepecasen lamejillade Jack,difuminadas,pero

todavíaahí.Talycomohabíahechosuhermanotiempoatrás,Lydialascontó:nueve.—¿Sabesqueereslaúnicachicadelinstitutoquenoesblanca?—¿Ah,sí?Nomehabíadadocuenta.Era mentira. A pesar de los ojos azules, no podía simular que pasaba

desapercibida.—Apuesto a que Nath y tú sois prácticamente los únicos chinos de todo

Middlewood.—Probablemente.Jack se arrellanó en su asiento y se puso a frotar una pequeña muesca en el

plásticodelvolante.Luego,pasadounmomento,dijo:—¿Yquétales?—¿Cómoquequétales?Lydiavaciló.Avecescasiseteolvidaba:quenoteníaselmismoaspectoqueel

restodelaspersonas.Durantelastutoríasoenlafarmaciaoenelsupermercado,oíaslasnovedadesdeldíaodejabasuncarretepararevelarocogíasuncartóndehuevosyte sentías uno más. A veces ni siquiera pensabas en ello. Y luego algunas vecesreparabasenlaniñaalotroladodelpasillomirándote,enelfarmacéuticomirándote,enelcajeromirándoteyteveíasreflejadaensusmiradas:incongruente.Atrayendolaatencióncomounanzuelo.Cadavezqueteveíasdesdefuera,talycomoteveíanlosdemás,lorecordabastodo.LoveíasenelrótuloenelPekingExpress,unmonigoteconsombrerodeculi,ojosrasgados,dientessaltonesypalillos.Loveíasenlosniñosdelparquequeseestirabanlascomisurasdelosojos—chinocapuchinomandarín—yenloschicosmayoresquemurmurabanchinchincuandosecruzabancontigoporla calle, lo bastante alto para que los oyeras. Lo veías cuando las camareras, lospolicías y los conductores de autobús te hablabandespacio, conpalabras sencillas,comosinofuerasaentender.Loveíasenlasfotografías,tucabezalaúnicadepelooscuro en el grupo, como si te hubieran recortado de otro sitio y pegado allí.Pensabas: Espera, ¿qué hace ésa aquí? Y entonces recordabas que ésa eras tú.Manteníaslacabezagachaypensabasenlosestudiosoenelespaciooenelfuturoeintentabasolvidar.Yloconseguías,hastaquevolvíaapasar.

—Nosé—dijo—.Lagentedecidecómoeresantesinclusodeconocerte—miróaJackconrepentinaintensidad—.Másomenoscomohashechotúconmigo.Secreenquelosabentododeti.Sóloquenuncaeresquiencreenqueeres.


Jacksequedócalladolargoratomirandoelcastillodelcentrodelvolante.Ahorayanuncaseríanamigos.OdiabaaNathydespuésdeloqueLydiaacababadedecir,tambiénlaodiaríaaella.Laecharíadelcocheyseiría.Entonces,parasusorpresa,Jacksesacólacajetilladetabacodelbolsilloyselatendió.Unaofrendadepaz.

Lydianosepreguntódóndeirían.Nopensó,entonces,enquéexcusaledaríaasumadre,laexcusaque—conunasonrisainspirada—seríasutapaderaparatodaslastardesquepasaríaconJack:quesehabíaquedadodespuésdeclasehaciendotrabajosdefísicaparasubirnota.NopensónisiquieraenlaexpresiónpreocupadayatónitadeNath cuando supiera dónde había estado.Miró el lago, pero no podía saber que alcabo de tresmeses estaría en el fondo delmismo. En aquelmomento se limitó aaceptarelcigarrilloy,cuandoJackencendióelmechero,aacercarlapuntaalallama.


Ocho

James conoce muy bien esa clase de olvido. Desde Lloyd Academy a Harvard ydespuésaMiddlewood,lohasentidotodoslosdías,esatreguafugazyluegoelfuertecodazoenlascostillasqueterecuerdaqueésenoestusitio.Siemprelehaparecidoun consuelo ficticio, como el del animal de zoológico agazapado en su jaulaignorando los ojos fijos en él y simulando que vive en libertad. Ahora, un mesdespuésdelfuneraldeLydia,añoraesosmomentosdeolvido.

Otrospodríanhaberserefugiadoenunvasodewhiskyounabotelladevodkaounpack de seis cervezas. A James sin embargo nunca le ha gustado el sabor delalcoholyhacomprobadoquenoleentumecelamente;sóloleponelapieldecolorremolacha oscuro como si le hubieran dadouna paliza espantosa,mientras que lasideasselesiguenagolpandoenlacabezaaunavelocidadtodavíamayor.Dalargospaseos en coche, atravesando Middlewood en zigzag, siguiendo la autopista casihastaClevelandantesdedarlavuelta.ComprasomníferosenlafarmaciaeinclusoensussueñosLydiaestámuerta.Unayotravez,hayunsololugarenelqueconsiguedejardepensar:lacamadeLouisa.

AMarilynledicequesevaaclaseoaveraalumnos;losfinesdesemanadicequetienequecorregirtrabajos.Sonmentiras.Eldecanocancelósucursodeveranolasemanadespuésde lamuertedeLydia.«Tómatealgode tiempopara ti, James» ledijoponiéndoleconsuavidadunamanoenelhombro.Hacíaestegestosiemprequequeríaserenaraalguien,aestudiantesfuriososporhabersacadocalificacionesbajas,aprofesoresofendidospornohaberconseguidobecas.Sutrabajoerahacerqueesaspérdidasnoparecierantanimportantes.Perolosaprobadosbajosnuncaseconvertíanen notables; el dinero para becas jamás sematerializaba.Nunca conseguías lo quequerías; simplemente aprendías a seguir adelante sin ello. Y lo último que Jamesquiereahoraestiempoparasímismo,porqueestarencasaleresultainsoportable.AcadamomentoesperaqueLydiaentreporlapuertauoírelcrujidodelparquetenelpiso de arriba. Unamañana oyó pisadas en su habitación y, sin poderse contener,corrióalpisodearribaycuandollegó,sinaliento,seencontróaMarilynpaseandodelantedelamesadeLydiaabriendoycerrandoloscajones.Sal,quisogritarle,comosiaquélfueraunespaciosagrado.Ahora,cadamañanacogesucartera,comosifueraadarclase,yconducehastalauniversidad.Yaeneldespacho,sequedahipnotizadomirandolafotofamiliarquetieneenlamesa,enlaqueLydia—conapenasquinceaños—seasoma,preparadaparaatravesarelcristaldelmarcoydejarlosatodosallí.PorlastardesterminaenelapartamentodeLouisa,entresusbrazosprimeroyluegoentresuspiernasdonde,afortunadamente,dejadepensar.

PerodespuésdedejaraLouisavuelveaacordarseysu furia siempreesmayorqueantes.Devueltaalcoche,unanochecogeunabotellaquehaytiradaenlacalley


laestrellacontraunlateraldeledificiodeLouisa.Otrasnoches tienequeresistir latentacióndeempotrarseenunárbol.NathyHannahprocuranevitarle,yconMarilynapenas ha intercambiado una palabra en semanas.Amedida que se acerca el 4 dejulio,Jamespasajuntoallagoycompruebaquealguienhaadornadoelembarcaderoconbanderitasyglobosrojosyblancos.Detieneelcocheaunladodelacarreterayloarranca todo,explotandocadagloboconel tacóndelzapato.Cuando todosehahundidobajo lasuperficiedelaguayelmuelleestásolemneydesierto,sedirigeacasasindejardetemblar.

VeraNathdelantedelaneveraabiertavuelveaencolerizarle.—Estásgastandoelectricidad—dice.NathcierralapuertaysuobedienciasilenciosaponemásfuriosoaJames.—¿Esquesiempretienesqueestarenmedio?—Perdón—diceNath.Tieneunhuevococidoenunamanoyuna servilletade

papelenlaotra—.Noteesperaba.Ahoraquenoestáenelcoche,consupersistenteoloragasesdeescapeygrasa

demotor,JamessedacuentadequelehuelelapielalperfumedeLouisa,almizcladoyespeciado.SepreguntasiNathtambiénloolerá.

—¿Quéesesodequenomeesperabas?—dice—.¿Esqueno tengoderechoaentrarenmipropiacocinadespuésdeunadurajornadadetrabajo?—dejalacartera—.¿Dóndeestátumadre?

—EnelcuartodeLydia—Nathguardasilencio—.Llevaallítodoeldía.Lamirada de su hijo le provoca a James unpicor intenso entre los omóplatos,

comosiNathleestuvieraculpando.—Para tu información —dice—, mi curso de verano supone una gran

responsabilidad.Ytengoasambleas,reuniones.Se ruboriza al recordar esa tarde—Louisa arrodillándose delante de su silla y

bajándoledespaciolabragueta—yesoleponefurioso.Desdequeespadre,Jameshaestado convencido de queLydia se parecía a sumadre—hermosa, de ojos azules,llena de aplomo— y Nath a él: moreno, de habla vacilante, a punto siempre detropezar con sus propias palabras. Casi siempre se olvida de que Lydia y Nathtambiénseparecenentresí.Ahora,enlacaradeNathdetectadeprontoundestellodesuhija,calladayconlosojosmuyabiertos,yeldolorqueestolecausalevuelvecruel.

—Tepasastodoeldíametidoencasa.¿Esquenotienesamigos?Su padre lleva años diciendo cosas así, pero en estemomentoNath siente que

algoserompe,comouncabletensadoenexceso.—No.Nosoycomotú.Notengoconferencias…nireuniones—arrugalanariz

—.Huelesaperfume.Supongoquedetureunión.Jameslesujetaporunhombrocontantafuerzaquelecrujenlosnudillos.—Amínomehablesasí—dice—.Nomecuestiones.Nosabesnadademivida

—acontinuación,antesdeserconscientedequeseestánformandolaspalabras,éstas


salendesubocacomounescupitajo—.Igualquenosabíasnadadeladetuhermana.La expresión deNath no cambia, pero toda su cara se vuelve rígida comouna

máscara. James quiere atrapar las palabras que flotan en el aire como si fueranpolillas,peroyasehancoladoenlosoídosdesuhijo,loveenlosojosdeNath,quesehanvueltobrillantesyduroscomoelcristal.Quieretocarasuhijo—enlamano,enelhombro,encualquierparte—ydecirlequenopiensaeso.Quenadadeloqueocurreessuculpa.EntoncesNathdaunpuñetazoenlaencimeracontalfuerzaquedejaunarajaenelcontrachapadogastadoyviejo.Salecorriendodelahabitación,suspisadasretumbanenlasescalerasyJamessueltalacarteraquellevaenlamanoysereclina,consternado,contralaencimera.Sumanotocaalgofríoyhúmedo:losrestosespachurrados del huevo duro, esquirlas de cáscara clavadas profundamente en laclaratierna.

Pasa toda la noche pensando en ello, en la cara de estupor de su hijo, y a lamañanasiguienteselevantatemprano.Cuandorecogeelperiódicodelporche,velafechanegrayescuetaenunaesquina:3dejulio.DosmesesdesdeeldíaenqueLydiadesapareció. No parece posible que dos meses atrás estuviera en su despachocorrigiendotrabajos,quelehubieradadovergüenzaquitarleunamariquitaaLouisadel pelo. Hasta hace dos meses, el 3 de julio ha sido una fecha alegre, veneradasecretamente durante diez años, la fecha delmilagroso regreso deMarilyn. Ahoratodohacambiado.Enlacocina,Jameslequitaelelásticoalperiódicoylodesenrolla.Allí,bajoeldoblez,veuntitularenletrapequeña:Profesoresycompañerosdeclaserecuerdanalachicafallecida.LosartículossobreLydiasehanvueltomásbrevesyescasos. Pronto desaparecerán por completo y todos se olvidarán de ella. Jamesdespliegaelperiódicoparaleerlo.Fueraestánublado,perodejalaluzapagada,comosilaoscuridadpudierasuavizarloqueestáapuntodeleer.DeKarenAdler:Parecíasolitaria.Nosalíaconnadie.DePamSaunders:Noteníamuchasamigas,nitampoconovio.Creoqueloschicosnisefijabanenella.Abajo:ElprofesordefísicadeLee,DonaldKelly, la recuerda como la única estudiante de undécimo en una clase dedécimo curso. Junto al artículo, un suelto:Los hijos de familias mixtas a menudotienenproblemasdeadaptación.

Entoncessuenaelteléfono.Cadavezqueesopasa,suprimerpensamientoes:Lahanencontrado.Eneseinstante,unaparteminúsculadesusergritaquetodohasidounaconfusión,uncasodeidentidadequivocada,unmalsueño.Luegoelrestodeél,quesabequenoesasí,ledevuelvealarealidadconunmazazoatroz:Laviste.Ydenuevorecuerdaconespantosaclaridadsusmanoshinchadas,sucarapálidaycomodecera.

Poresolavoz,cuandocontestaelteléfono,siempreletiembla.—¿SeñorLee?SoyelagenteFiske.Perdonesi llamotantemprano.¿Quétalse

encuentra?—Muybien—diceJames.


Todo el mundo le hace la misma pregunta y la mentira ya le sale de maneraautomática.

—Escuche, señor Lee —dice el agente Fiske, y James sabe que son malasnoticias.Nadierepitetantotunombreanoserqueestéintentandoseramable—.Lellamo para decirle que hemos decidido dar por cerrada la investigación. Hemosconcluidoquesetratadeunsuicidio.

Jamestienequerepetirselaspalabrasantesdecomprender.—¿Suicidio?ElagenteFiskeesperaunossegundosantesdehablar:—Ningunainvestigaciónpolicialesconcluyente,señorLee,ojalálofuera.Noes

comoenlaspelículas,lascosascasinuncaestántanclaras.—Nolegustadarmalasnoticiasyserefugiaenlenguajeoficial—.Lascircunstanciassugierenqueelsuicidioeslaexplicaciónmásplausible.Nohayindiciosdedelito.Hayhistorialdesoledad.Sus notas estaban empeorando. El hecho de que fuera al lago cuando no sabíanadar…

JamesagachalacabezayelagenteFiskesiguehablando.Sutonoesmásamableahora,comoeldeunpadreconsolandoaunniñopequeño.

—Sabemos que esto no es fácil ni para usted ni para su familia, señor Lee.Esperamosqueestainformaciónalmenoslessirvaparapasarpágina.

—Gracias—dice James. Cuelga el teléfono. A su espalda, Marilyn está en elvanodelapuertaconunamanoenlajamba.

—¿Quiénera?—pregunta.Por lamaneraenquese sujetael albornoz,muycercadelcorazón, Jamessabe

quelohaoídotodo.MarilynledaalinterruptordelaluzyenlarepentinaclaridadJamessesientevulnerableyencarneviva.

—Nopuedencerrarelcaso—diceMarilyn—.Elquelohizosiguesuelto.—¿Elque lohizo?Lapolicíacree…—Jameshaceunapausa—.Nocreenque

hubieranadieimplicado.—Nolaconocen.Alguiendebióllevarlahastaallí.Engatusarla.—Marilynvacila,

levienenalacabezaloscigarrillosyloscondones,perolacóleraloshaceaunladoydaun tonoagudoasuvoz—.Jamássehabría idohastaallí sola.¿Tecreesquenoconozcoamipropiahija?

James no contesta. En lo único en que es capaz de pensar es: Si no noshubiéramosvenidoaviviraquí.Sinohubieravistonuncaellago.ElsilencioentrelosdosseespesacomohieloyMarilynseestremece.

—Túlescrees,¿aquesí?—dice—.Creesquelohizoella.—Esincapazdedecirlapalabrasuicidio;sólodepensarlavuelveaencenderse.Lydianunca leharíaalgoasí a su familia.A sumadre. ¿Cómo podía James creerlo?—.Lo que pasa es quequierencerrarelcaso.Esmásfácildejarloqueponerseatrabajarenserio.—LavozdeMarilyntiemblayaprietalospuñoscomosiasípudieradejardeestremecersepordentro—.Sifuerablanca,seguiríaninvestigando.


Una roca se desploma en el estómago de James.En todo el tiempo que llevanjuntos,elblancosólohasidoelcolordelpapel,delanieve,delazúcar.Eladjetivo«chino,china»—cuandoseusa—aludesóloaunamodalidaddejuegodedamas,aunaclasedetinta,decomidaadomicilio,unaquenolegustaaJames.Esalgosobreloquenuncahahabidodiscusiónposible,comonolatienequeelcieloestáarribaoquelaTierragiraalrededordelSol.Ingenuamentehabíapensadoque—adiferenciadeloquelesocurríaalamadredeMarilynyatodaslasdemáspersonas—paraellosnocambiabanada.Ahora,queMarilyndigaesto—sifuerablanca—pruebaloqueJamessiemprehabíatemido.Queenelfondoydurantetodosestosaños,lohaestadoetiquetandotodo.Blancoynoblanco.Yqueesocambialascosasporcompleto.

—Sifuerablanca—dice—nadadeestohabríaocurrido.Marilyn,todavíarabiandocontralapolicía,noleentiende,yesolaponeaúnmás

furiosa.—¿Quéquieresdecir?Bajolaluzdelacocinatienelasmuñecaspálidasydelgadas,loslabiosapretados,

laexpresiónfría.Jamesrecuerda:hacemuchotiempo,cuandoeranjóvenesylopeorque podían imaginar era no estar juntos, en una ocasión se había inclinado paratocarlaylasyemasdesusdedoshabíandejadouncaminodecarnedegallinaenelomóplato de Marilyn. Hasta el último pelo del brazo de James se había erizado,electrificado. Aquel momento, aquella conexión, ahora le parece lejana einsignificante,comoalgoocurridoenotravida.

—Yameentiendes.Si hubiera sidoblanca…—laspalabras son amargas comocenizaencontactoconsulengua.Sihubierasidoblanca,siyofuerablanco—habríaencajado.

Porquemudarsenohabríabastado;ahorasedacuenta.Entodasparteslascosashabrían sido iguales. Los hijos de familias mixtas a menudo tienen problemas deadaptación. La equivocación era anterior, más profunda y fundamental: se habíacometidolamañanaenquesehabíancasado,cuandoeljuezdepazhabíamiradoaMarilyn y ésta había dicho sí. O antes, aquella primera tarde que habían pasadojuntos,cuandoélsehabíaquedadodepiejuntoalacama,desnudoyazoradoyellalehabíarodeadolacinturaconlaspiernasytiradodeélhaciasí.Antesincluso:aquelprimerdía,cuandoellasehabíainclinadosobrelamesaylehabíabesado,dejándolesin aliento como un puñetazo fuerte, inesperado. Un millón de pequeñasoportunidadesdecambiarelfuturo.Nodeberíanhabersecasado.Nodeberíahaberlatocado.Elladeberíahabersedadolavuelta,salidodesudespacho,habersemarchado.Lovecontotalclaridad:nadadeestoteníaquehaberpasado.Unaequivocación.

—Al final ha resultado que tumadre tenía razón—dice—.Tenías que habertecasadoconalguienquefueramáscomotú.

Antes de que Marilyn pueda decir nada, antes de que pueda decidir si estáenfadadao tristeodolida, antesdequedeverdadentienda loque Jameshadicho,ésteseva.


Estaveznosemolestaenpasarporlauniversidad.ConducedirectamentehastalacasadeLouisa, saltándose todos los semáforosy llegasinaliento,comosihubieraidocorriendo.

—¿Estás bien?—pregunta ella cuando abre la puerta todavía oliendo a ducha,vestida pero con el pelo mojado y un cepillo en la mano—. No te esperaba tantemprano.

No sonmás que las nuevemenos cuarto y James oye las preguntas que bullenbajo la sorpresadeLouisa. ¿Havenidoparaquedarse? ¿Yquépasa con sumujer?Jamesnoconocelasrespuestas.Ahoraqueporfinhasacadofueraesaspalabras,sesiente extrañamente ligero.Lahabitación tiemblaydavueltas y se deja caer en elsofá.

—Tienes que comer algo —dice Louisa. Entra en la cocina y sale con untupperwarepequeño—.Toma.

Consuavidadabrelatapayleofreceelrecipiente.Dentrohaytresbollitoscolornieve,fruncidosporarribacomocabezasdepeoníasapuntodeflorecerdejandoverundestellodecolorrojotostadointensoenelinterior.Lellegaeldulcearomaacerdoasado.

—Loshiceayer—diceLouisa.Haceunapausa—.¿Sabesloqueson?Sumadre los preparaba, hace muchos años, en el diminuto apartamento color

carbonillaenquevivían.Asabaelcerdo,fruncíalapastaydisponíalospastelitosenlavaporeradebambúquesehabíatraídodesdeChina.Elplatopreferidodesupadre.Charsiubau.

LouisasonríeyesentoncescuandoJamessedacuentadequehahabladoenvozalta.Llevacuarentaañossinpronunciarunapalabradechino,peroleasombracómosu lengua se curva alrededorde las formasque tanbien conoce.Noha comidounbollitodeéstosdesdequeeraniño.Sumadrese loponíaen labolsadelalmuerzohastaqueélledijoquedejaradehacerlo,quepreferíacomerloquelosotrosniños.

—Venga—dijoLouisa—.Pruébalos.Despacio, James saca un bollo de la caja. Es más ligero de lo que recordaba,

comounanube,ycedeentrelasyemasdesusdedos.Habíaolvidadoquepodíahaberalgo tan tierno.Cuando lo parte, el bollo se abre y deja ver trocitos relucientes decerdoyunglaseado,uncorazónrojosecreto.Cuandoselollevaalabocaescomounbeso:dulceysaladoycaliente.

NoesperaaqueLouisaleabracecomosifueraunniñopequeñoytímidooqueleinviteairaldormitorio.Enlugardeesolaempujaalsueloaltiempoquesebajalabragueta,lelevantalafaldaylahacesuyaallímismo,enelcuartodeestar.LouisagimearqueandolaespaldayJamesledesabrochacontorpezalosbotonesdelablusa,se la quita, le suelta el sujetador y le agarra los pechos, tersos y redondos.Con elcuerpodeLouisapegadoalsuyoseconcentraensucara,enelpelonegroquelecaesobrelabocaoenlosojosmarrónoscuroquesecierranamedidaquelarespiraciónse le acelera y sus movimientos se vuelven más apremiantes. Ésta es la clase de


mujer, piensa, de la que debería haberme enamorado. Unamujer con ese aspecto.Unamujercomoél.

—Teníaquehabermecasadoconunamujercomotú—lesusurradespués.Esunadeesascosasque lesdicen todos loshombresa susamantes,peropara

James es comouna revelación.Louisa, adormilada en el plieguede su codo,no leoye,pero laspalabras serpenteanhasta susoídosy leprovocan losmismos sueñosenmarañados que tienen todas las «otras» mujeres. La va a dejar. Se va a casarconmigo.Yoleharéfeliz.Nohabráotramujer.

Encasa,cuandobajanNathyHannahseencuentranaMarilynsentadamuyquietaalamesadelacocina.Aunquesonmásdelasdiez,todavíallevapuestoelalbornoz,tanceñidoalcuerpoquenolevenelcuello,ysabenquehaymalasnoticiasantesdequeconsigadecirlapalabrasuicidio.

—¿Fuesuicidio?—preguntaNathdespacioy,volviéndosehacialasescalerassinmiraraningunodelosdos,Marilynsólodice:

—Esodicen.DurantemediahoraNathrevuelvelospososdecerealenelfondodesucuenco

mientrasHannahlemiranerviosa.HaestadovigilandolacasadelosWolffcadadía,buscandoaJack,intentandodarconél,aunquenoestámuysegurodeparaqué.Unavezhastallegóasubirlosescalonesdelporcheyseasomóporlaventana,peronuncahaynadieencasa.ElVolkswagendeJackllevadíassincruzartraqueteandolacalle.

—Sal—lediceaHannah—.Quierohacerunallamada.A mitad de escalera Hannah se detiene y escucha los pequeños chasquidos

mientrasNathmarca.—AgenteFiske—dicealcabodeunossegundos—.SoyNathanLee.Llamopor

mihermana.Baja la voz y a Hannah sólo le llegan fragmentos de conversación:Deberían

reexaminar.Intentéhablarconél.Semostróesquivo.Haciaelfinal,sóloesaudibleunapalabra.Jack.Jack.ComosiNathnofueracapazdedecirlasinescupir.

Despuésdecolgarelteléfono,contalfuerzaquesuenanlascampanillas,Nathseencierraensucuarto.Letomanporunhistérico,peroélsabequehayalgoahí,quehayunaconexiónconJack,unapiezaquefaltaenelrompecabezas.Silapolicíanolecree,entoncessuspadres tampocoloharán.Encualquiercaso,supadrecasinuncaestáencasaúltimamenteysumadrehavueltoaencerrarseenelcuartodeLydia;através de la pared la oye caminar como un gato merodeando. Hannah llama a supuertayNathponeundisco,subeelvolumenhastaquedejadeoírelsonidodesusnudillos o de las pisadas de sumadre.Más tarde, ninguno de ellos se acordará decómohanpasadoaqueldía,noesmásqueunborrónadormecidoencomparacióncontodoloquesucederáaldíasiguiente.

Cuandoanochece,Hannahabreunpocolapuertadesuhabitaciónyseasomaporla rendija.Un filo de luz asoma por debajo de la puerta deNath y otro por la de


Lydia.Nathllevatodalatardeponiendoelmismodisco,peroahoraporfinhadejadoque termine y un silencio espeso como niebla llena el descansillo.Cuando baja laescaleradepuntillasseencuentralacasaoscura,supadrequesiguefuera.Elgrifodela cocina gotea: ploc, ploc, ploc. Sabe que debería cerrarlo, pero entonces la casaestará en silencio y, demomento, esa idea le resulta insoportable.De vuelta en suhabitación,imaginaelgrifogoteandosolitarioenlacocina.Concadaplocseformaráotraperladeaguaenelacerobruñidodelfregadero.

Estádeseandometerseenlacamadesuhermanaydormir,peroconsumadreallínopuedey,paraconsolarse,paseaencírculospor suhabitación, comprobandosustesoros,sacandocadaunodesuesconditeyexaminándolo.Metidaentreelcolchónyelcanapé,lacucharillamáspequeñadeljuegodetédesumadre.Detrásdeloslibrosdelaestantería,laviejacarteradesupadre,elcuerogastadotanfinocomoelpapel.UnlapicerodeNath,lasmarcasdedientesquedejanverelgranodelamaderabajolapintura amarilla.Son sus fracasos.Los éxitoshandesaparecido todos: el llaveroqueusasupadreparalasllavesdeldespacho;lamejorbarradelabiosdesumadre,RosePetalFrost;elanilloquecambiadecolorconelestadodeánimoque llevabaLydiaenelpulgar.FueronechadosenfaltaylocalizadosenpoderdeHannah.Nosonjuguetes,dijosupadre.Eresdemasiadojovenparamaquillarte,dijosumadre.Lydiahabíasidomástajante:Notoquesmiscosas.Hannahhabíajuntadolasmanosdetrásde la espalda y asentido solemnemientrasmemorizaba sus cuerpos allí junto a lacama.Cuandose fueron repitiócada fraseenvozbajay los redibujóenelespacioahoravacíoquehabíanocupado.

Sólolequedancosasnodeseadas,objetosnoqueridos.Peronolosdevuelve.Paracompensarlosporquenadielosecheenfalta,loscuentaconcuidado,dosveces,frotaunpuntosinbrilloquetienelacuchara,abreycierraelcompartimentoparamonedasdelacartera.Algunoslostienedesdehaceaños.Nadiesehadadocuentadequenoestaban.Desaparecieronensilencio,sinnisiquieraelplocdeunagotadeagua.

SabequeNathestáconvencido,digaloquedigalapolicía,dequeJacksellevóaLydia al lago,deque tuvoalgoquever con loocurrido,deque es su culpa.Talycomoéllove,Jacklaobligóasubiralabarca,laempujóhastahundirla,sushuellasestánenelcuellodeLydia.PeroNathestámuyequivocadorespectoaJack.

ÉstaeslarazónporlaqueHannahlosabe:undíadelveranoanteriorNath,Lydiayellaestabanenellago.HacíacaloryNathsehabíametidoenelagua.Lydiatomabaelsolenlahierbasobreunatoallaarayasyenbañador,conunamanosobrelosojos.Hannah había estado enumerandomentalmente losmuchos apodos de Lydia. Lyd.Lyds.Lyddie.Tesoro.Cariño.Ángelmío.AHannahnadielallamabaotracosaquenofueraHannah.Nohabíanubesy,bajoelsol,elaguaparecíacasiblanca,comouncharcodeleche.Asulado,Lydiasuspirólevementeyhundiómásloshombrosenlatoalla.Olíaaaceiteparabebéylebrillabalapiel.

MientrasHannahintentabalocalizaraNathconlosojosentrecerrados,pensóendistintasposibilidades:«HannahBanana»…Igualpodíanllamarlaasí.Oalgoqueno


tuvieranadaqueverconsunombre,algoquesonarararo,peroqueparaellosseríaíntimoypersonal.Bambi,pensó.Frijolito.EntoncesllegóJack,conlasgafasdesolenlacoronillaaunquelaluzeracegadora.

—Yoquetútendríacuidado—ledijoaLydia—.Asítumbadavasaterminarconuntrozodecarablanca.

Lydiarió,sequitólamanodelosojosysesentó.—¿NoestáaquíNath?—preguntóJackinstalándoseentrelasdos.Lydiahizoungestoendirecciónalagua.Jacksesacóloscigarrillosdelbolsilloy

encendióuno,ydeprontoallíestabaNath,mirándolesconexpresiónfuriosa.Teníaelpechodesnudocubiertodegotasdeagua,que también lechorreabadelpeloen loshombros.

—¿Quéhacesaquí?—ledijoaJack,yésteapagóelcigarrilloenlahierbaysepusolasgafasdesolantesdelevantarlacabeza.

—Disfrutardelsol—dijo—.Meapetecíaveniranadarunrato.Suvoznodenotabanerviosismo,perodesdedondeestabasentadaHannahleveía

losojosdetrásde lasgafas tintadas, cómoparpadeabanmirandoaNathy luego seapartaban.Sindecirnada,NathsesentóentreJackyLydiahaciendoungurruñoconsu toalla sin usar. Unas hojas de hierba se le pegaron al bañador mojado y a laspantorrillascomofinosreguerosdepinturaverde.

—Tevasaquemar—ledijoaLydia—.Mejorquetepongaslacamiseta.—Estoybien—Lydiavolvióataparselosojosconlamano.—Yaestásrosa—dijoNath.LedabalaespaldaaJackcomosinoestuvieraallí

—.Aquí.Yahítambién.LetocóaLydiaelhombroyluegolaclavícula.—Estoy bien —repitió Lydia apartándole con la mano que tenía libre y

volviéndoseatumbar—.Erespeorquemamá.Parayadedarlalata.Déjameenpaz.EntoncesalgollamólaatencióndeHannahynooyólacontestacióndeNath.Una

gotadeaguacayódelpelodeNathcomounratoncillotímidoylebajóporlanuca.Se abrió camino despacio entre los omóplatos y, al llegar a la curva de la espaldacayódirectamente,comosihubierasaltadodeunprecipicio,yseestrellóeneldorsodelamanodeJack.Nath,queestabadeespaldasaéste,nolavio,ytampocoLydia,quemirabahaciaarribaporlasrendijasentrelosdedos.SóloHannah,conlosbrazosalrededordelasrodillas,detrásdeellosyunpocoseparada,laviocaer.Asusoídoshizoun ruido, comoeldisparodeuncañón.YJack se sobresaltó.Miró lagotadeaguasinmoversecomosifuerauninsectoraroquepudieraecharavolar.Entonces,sinmirarlesaninguno,sellevólamanoalabocaylamiólagotacomosifueramiel.

Ocurriótandeprisaque,dehabersidootrapersona,Hannahsehabríapreguntadosi no lo había imaginado.Nadiemás lo vio.Nath seguía de espaldas; Lydia habíacerradolosojosparaprotegerlosdelsol.PeroelmomentotrascurrióconlaclaridaddeunrelámpagoparaHannah.Añosdefaltadecariñolahabíanhechoespecialmenteperceptiva,comounperroquearrugaelhocicoencuantodetectaelmásleveolora


sangre.Nolohapodidomalinterpretar.Lohareconocidoalinstante:amor,adoraciónsincorrespondercomounapelotaqueselanzasinserdevuelta;amorcauto,callado,quepersistepeseatodo.Loconocíademasiadobienparaquelasorprendiera.AlgoensuinteriorfuehaciaJackyleenvolviócomounchal,peroéstenosediocuenta.Fijólamiradaenlaorillaopuestadellago,comosinohubierapasadonada.HannahestirólapiernayconelpiedescalzotocóeldeJack,dedogordocondedogordo,yhastaquenolohizoélnolamiró.

—Hola,chavala—ledijoalborotándoleelpeloconlamano.UnestremecimientorecorrióporcompletoelcuerocabelludodeHannahypensó

queelpeloseleibaaerizar,comocuandohayelectricidadestática.AloírlavozdeJack,Nathlesmiró.

—Hannah—dijoy,sinsaberporqué,éstasepusodepie.NathtocóaLydiaconelpie—.Vámonos.

Lydiarezongó,perorecogiósutoallayelbotedeaceiteparabebé.—Noteacerquesamihermana—ledijoNathaJackenvozmuybajamientras

seiban.Lydia,queyasealejabamientrassesacudíalahierbadesutoalla,nolooyó,pero

Hannahsí.Talycomolohabíadicho,parecíaqueNathsereferíaaella,aHannah,peroésta sabíaqueen realidadestabahablandodeLydia.Cuando separaronen laesquinaparadejarpasaruncoche,sevolvióamirar,unvistazorápidosinqueNathsedieracuenta.Jacklesmirabamarcharse.CualquierahabríapensadoquemirabaaLydia,conlatoallasujetaalrededordelacintura,comounpareo.Hannahlededicóunalevesonrisa,peroélnoseladevolvióyHannahnosuposilahabíavistoosisulevesonrisanohabíasidosuficiente.

AhorapiensaenlacaradeJackmientrassemirabalasmanos,comosileshubieraocurrido algo importante.No,Nath se equivoca. Esasmanos no han podido hacerdañoanadie.Deesoestásegura.

EnlacamadeLydia,Marilynseabrazalasrodillascomounaniñapequeñamientrasintenta conciliar lo que ha dicho James con lo que piensa y con lo que era suintencióndecir.Tumadre tenía razón. Tenías que haberte casado con alguien quefueramáscomotú.Contalamarguraenlavozquelahabíadejadosinrespiración.Laspalabrasleresultanfamiliaresylaspronunciaensilencio,tratandodesituarlas.Entoncesseacuerda.Eldíadesubodaenel juzgado.Sumadre lahabíaadvertidosobre los hijos que tendrían, sobre cómo no encajarían en ninguna parte. Tearrepentirás,habíadicho,comosifueranasalirpalmípedos,retrasadosomalditos,ydesdeelvestíbuloJamesdebiódeoírlotodo.Marilynsehabíalimitadoadecirle:Mimadrecreequedeberíacasarmeconalguienqueseamáscomoyoyacambiardetema. Pero aquellas palabras habían perseguido a James. Cómo debían de haberleherido el corazón, oprimiéndoselo más y más con los años, lacerándole la carne.


Habíaagachadolacabezacomounasesino,comosisusangrefueraveneno,comosisearrepintieradelaexistenciadesuhija.

Cuando James vuelva a casa, piensa Marilyn muda de dolor, se lo dirá:Mevolvería a casar contigomil veces si eso significara tener a Lydia.Mil veces. Nopuedesculparteporloquehapasado.

SóloqueJamesnovuelveacasa.Niacenar,nicuandoanochece,nitampocoalauna de la madrugada, cuando cierran los bares de la ciudad. Marilyn se quedadespierta toda lanoche,convariasalmohadasapoyadasenelcabecerode lacama,esperando oír el sonido de su coche en el camino de entrada, sus pisadas en laescalera.Alastresdelamadrugada,cuandosiguesinvenir,decideirasudespacho.Decaminoalcampusseloimaginaencorvadoensusillaconruedas,destrozadoporlatristeza,lamejillaapoyadacontraelduroescritorio.Cuandoleencuentre,piensa,le convencerá de que no es culpa suya.Le llevará a casa. Pero cuando entra en elaparcamiento,loencuentravacío.Datresvueltas,comprobandolasplazasenlasqueJamessueleaparcar;acontinuaciónrecorreelrestodeaparcamientosparaprofesoresydespuéstodaslaszonasdeestacionamientovigiladodelosalrededores.Nirastro.

Por la mañana, cuando los niños bajan a desayunar,Marilyn está sentada a lamesadelacocinacontortícolisyojosdenohaberdormido.

—¿Dóndeestápapá?—preguntaHannah,ysusilencioesrespuestasuficiente.Es4dejulio;estátodocerrado.Jamesnotieneamigosenlauniversidad;notiene

cercanía con ningún vecino, odia al decano. ¿Habrá tenido un accidente? ¿Deberíallamaralapolicía?Nathpasaelnudillodoloridoporlarajadelaencimerayrecuerdaelperfumeenlapieldesupadre,elruborensusmejillas,sufuriaintensayrepentina.Noledebonada,piensa,peroaúnasísesientecomosiestuvierasaltandodesdeloaltodeunprecipiciocuandotragasalivaydice:

—Mamá,creoquesédóndeestá.Al principio Marilyn no se lo cree. Es algo inconcebible en James. Además,

piensa,noconoceanadie.Notieneningunaamiga.EneldepartamentodehistoriadeMiddlewood no haymujeres, en toda la universidad no haymás que unas cuantasprofesoras.¿CuándoibaaconocerJamesaotramujer?Entonceslevienealacabezaunaideahorrible.

Cogelaguíatelefónicaybuscaenlacehastaquelaencuentra,laúnicaChenenMiddlewood. L. Chen. 105, calle Cuarta, núm. 3º-A. Un número de teléfono. Sedisponeadescolgar,pero¿quévaadecir?Hola,¿sabesdóndeestámimarido?Sincerrarlaguíadeteléfonos,cogelasllavesdelaencimera.

—Quedaosaquí—dice—.Losdos.Vuelvoenmediahora.LacalleCuarta está cercade launiversidad, enuna zonade la ciudad llenade

estudiantes, y mientras la recorre intentando leer los números en los edificios,Marilynno tieneunplan.Quizá,piensa,Nathestáequivocado,quizávaahacerelridículo.Sesientecomounviolínsobreafinado,conlascuerdastantensasquelamásmínima vibración las hace sonar. Entonces, delante del número 97 ve el coche de


James aparcado debajo de un arce escuálido.Cuatro hojas descarriadas salpican elparabrisas.

Ahorasesienteextrañamenteserena.Aparcaelcoche,entraenel105ysubeporlasescalerashastael tercerpiso,dondeconmanofirmellamaal3º-A.Soncasi lasonceycuandoseabrelapuerta,sólolobastanteparadejarveraLouisatodavíaconunalbornozdecolorclaro,Marilynsonríe.

—Hola—dice—.EresLouisa,¿verdad?LouisaChen.SoyMarilynLee.CuandoLouisanocontesta,añade:—LamujerdeJamesLee.—Ah, sí —dice Louisa. Aparta la mirada de los ojos de Marilyn—. Perdón,

todavíanoestoyvestida…—Yaloveo—Marilynapoyaunamanoenlapuertaylamantieneabiertaconla

palma—.Sólotevoyamolestarunmomento.Esqueestoybuscandoamimarido.Anochenovinoacasa.

—¡Ah!—LouisatragacondificultadyMarilynsimulanodarsecuenta—.Debedeestarmuypreocupada.

—Puessí.Loestoy—mantiene losojos fijosen lacaradeLouisa.Sólosehanvisto dos veces, de pasada en la fiesta deNavidadde la universidady luego en elfuneral. Ahora Marilyn la estudia con atención. Pelo largo color negro, largaspestañas sobre ojos entornados, boca pequeña como de muñeca. Una muchachitatímida.Lomásopuestoamí,piensaconunapunzadadedolor—.¿Seteocurredóndepuedeestar?

Louisa se ruborizahastaponerse rosabrillanteyMarilyncasi siente lástimadeella,detantransparentecomoes.

—¿Ycómovoyasaberlo?—Eressuayudante,¿no?Trabajáisjuntostodoslosdías—haceunapausa—.En

casahablamuchodeti.—¿Ah,sí?La confusión, el placer y la sorpresa se mezclan en la expresión de Louisa y

Marilyn sabeexactamente loque leestápasandopor lacabeza.Esachica,Louisa,quéinteligentees.Quétalentotiene.Yquéguapa.Piensa:Ay,Louisa,quéjoveneres.

—Bueno—diceporfinLouisa—.Y¿hamiradoensudespacho?—Antes no estaba—diceMarilyn—. Igual ahora sí.—Apoya unamano en el

pomodelapuerta—.¿Puedollamarporteléfono?LasonrisadeLouisaseesfuma.—Losiento—dice—.Ahoramismolotengoestropeado.MiradesesperadaaMarilyn,comosuplicándolequedesistaysemarche.Marilyn

esperaydejaqueLouisaseponganerviosa.Handejadodetemblarlelasmanos.Pordentrolaconsumeunairasilenciosa.

—Puesgraciasdetodasmaneras—dice—.Hassidomuyamable.


Susojos seposanmásalládeLouisa,a suespalda,enelpequeño resquiciodecuartodeestarquesevedesdelapuerta,yLouisasevuelve,nerviosa,comosiJamespudierahabersalidodeldormitorio,ajenoaloqueestápasando.

—Sileves—añadeMarilynlevantandolavoz—.Dileamimaridoqueleesperoencasa.

Louisatragasalivadenuevo.—Sí—dice,yporfinMarilynledejacerrarlapuerta.


Nueve

Unospocosmesesantessehabíafraguadounromanceilícitodeotraclase.AntelainmensadesaprobacióndeNath,durantetodalaprimaveraLydiahabíapasadotardescon Jack en el Volkswagen de éste, dando vueltas y más vueltas por la ciudad oaparcadoscercadelaexplanadadecéspeddelauniversidad,ojuntoalparque,oenunestacionamientodesierto.

ApesardeloqueNathopinabayparaorgullosasatisfaccióndeLydia,apesardelasocasionalesmurmuracionescadavezquealguienlaveíasubirsealcochedeJack—Es ella, ¿verdad? Imposible. ¿Ella? No puede ser—, a pesar de sus propiasexpectativas, la verdad era mucho menos escandalosa. Mientras los estudiantesuniversitarioscorríanaclase,losniñosdeljardíndeinfanciasubíanaltobogánolosjugadoresdebolossedirigíana laboleraparaecharunapartidarápidadespuésdeltrabajo,ocurríaalgoqueLydianosehabíaesperado:Jackyellahablaban.Sentadosfumandoconlospiesapoyadosenelsalpicadero,ellalecontabacosasdesuspadres,como que cuando estaba en segundo de primaria había copiado el diagrama delcorazóndelaenciclopediayetiquetadocadaventrículoconrotuladorysumadrelohabíaclavadoen lapareddesudormitoriocomosi fueraunaobramaestra.Cómo,cuandoteníadiezaños,sumadrelehabíaenseñadoatomarelpulso,cómoalosdocelahabíaconvencidodequenofueraa la fiestadecumpleañosdeCatMalone—laúnica a la que la habían invitado jamás— para poder terminar el trabajo para elconcursodeciencias.Cómosupadrehabíainsistidoenquefueraalbailedeprimerañodeinstitutoylehabíacompradounvestidoyellasehabíapasadolanochedepieenel rincónmásoscurodelgimnasiocontando losminutosparapoder irseacasa:¿quéhorasería lobastante tarde?¿Ochoymedia?¿Nueve?AlprincipiointentónohablardeNath,recordandocuántoloodiabaJack.Peronopodíahablardesímismasinmencionar aNathy, para su sorpresa, Jack le hacía preguntas: ¿por quéqueríaNathserastronauta?¿Eratancalladoencasacomoenelinstituto?Asíquelecontócómo, después del alunizaje, se había pasado días dando saltitos por el jardínhaciendo que era Neil Armstrong. Cómo en sexto curso había convencido albibliotecariodequeledejaracogerlibrosdelaseccióndeadultosysehabíallevadoacasatratadosdefísica,demecánicadevuelo,deaerodinámica.Cómohabíapedidountelescopioporsucatorcecumpleañosyrecibidoensulugarunaradiodespertador.Cómoaveces,durantelacena,Nathnodecíaunapalabrasobrecómohabíapasadoeldíaporquesuspadresnuncaselopreguntaban.JackloabsorbíatodoencendiéndoleotrocigarrillocuandoLydiatirabaporlaventanalacolilladelanterior,ofreciéndolesucajetillacuandoseleacababalasuya.SemanatrassemanasofocabalallamadelaculpaquesentíaporhacerpareceraNath todavíamásdignodecompasión,porque


hablardeNathlepermitíapasarcadatardeenelcochedeJackyconcadatardequepasabaenelcochedeJackirritabamásaNath.

Ahora,amediadosdeabril,JackhabíaempezadoaenseñaraLydiaaconducir.Afinalesdemescumpliríadieciséisaños.

—Piensaenelaceleradoryelembraguecomosifueransocios—dijo—.Cuandounosube,elotrobaja.

Siguiendo las instruccionesdeJack,Lydiasoltódespacioelembragueypisóelacelerador con la punta del pie, y elVolkswagen empezó a cruzar el aparcamientovacíode la pista depatinajede la carretera 17.Luego se caló elmotor yLydia segolpeóloshombrosenelrespaldodelasiento.Despuésdeunasemanadepráctica,laviolenciadeestemomentoseguíasorprendiéndola,lamaneraenqueelcocheenteroexperimentabaunasacudidaysequedabacallado,comosihubieratenidounataquealcorazón.

—Inténtalo otra vez—dijo Jack. Apoyó un pie en el salpicadero y empujó elencendedor—.Concuidado.Primeroembrague,luegoacelerador.

Uncochedepolicíaentróporotroextremodelaparcamientoycambiódesentidohastacolocarseconelmorroapuntandoalacalle.Nonosbuscananosotros,sedijoLydia. La carretera 17, a las afueras de la ciudad, era famosa por las multas porexcesode velocidad.Aun así, no podía dejar demirar el vehículo blancoy negro.Girólallaveyarrancóelcoche,quevolvióacalarsecasiinmediatamente.

—Inténtalootravez—repitióJacksacándoselacajetilladeMarlborodelbolsillo—.Tienesdemasiadaprisa.

Lydianosehabíadadocuentadeeso,peroeraverdad.Lasdossemanasquelefaltabanparasucumpleaños,cuandopodríasacarseelcarnédeprácticas,leparecíaneternas.Cuando tuviera el permiso de conducir, pensó, podría ir a cualquier parte.Podría conducir por la ciudad, por Ohio, llegar hasta California si quería. Inclusoaunque no estuviera Nath—su mente ahuyentó el pensamiento— no se quedaríaatrapadaconsuspadres;podríaescaparenelmomentoquequisiera.Sólodepensarloleentrabaunticnerviosoenlaspiernas,comosiestuvieradeseandoecharacorrer.

Despacio, pensó, respirandohondo.Como si fueran socios.Uno subey el otrobaja. James le había prometido enseñarle a conducir el sedán en cuanto tuviera elcarné,peroLydianoqueríaaprenderenelcochefamiliar.Eraserioydócil,comounayegua añosa. Zumbaba suavemente como una carabina atenta si no te ponías elcinturóndeseguridad.«Cuandotesaqueselcarné—decíasupadre—,tedejaremosel coche para que salgas los viernes con tus amigas». «Siempre que sigas sacandobuenasnotas»,añadíasumadresiestabaporallí.

Lydiapisóel embraguehastael fondo, arrancódenuevoycogió lapalancadecambios. Eran casi las cinco y media y su madre pronto empezaría a esperarla.Cuando intentó soltar el embrague, el pie resbaló del pedal. El coche dio unasacudidaysecaló.Losojosdelagentedelcochedepolicíaseposaronuninstanteenellosyacontinuaciónvolvieronalacarretera.


Jacknegóconlacabeza.—Mañanaprobamosotravez.—Labrasadelencendedorbrillócuandolosacóde

latomadecorrienteypresionóuncigarrillocontrasucentro.Lapuntaseennegrecióalcontactoconelmetalcalienteyluegosevolviónaranja,comosisehubierateñido.SelopasóaLydiay,unavezhubieroncambiadodeasientos,seencendióotroparaél—.Yacasilotienes—dijo,dirigiendoelcochehacialasalidadelaparcamiento.

Lydiasabíaqueeramentira,peroasintióconlacabeza.—Sí—dijoconvozronca—.Alapróxima.Mientras giraban para coger la 17, expulsó una larga columna de humo en

direcciónalcochedepolicía.—Entonces, ¿le vas a contar a tu hermano que hemos estado pasando tiempo

juntosyquenosoytanmalo?—preguntóJackcuandocasihabíanllegadoacasa.Lydia sonrió. Sospechaba que Jack seguía llevándose a otras chicas por ahí—

algunos días ni él ni elVolkswagen estaban por ninguna parte—, pero con ella secomportabaprácticamentecomouncaballero.Nisiquieralahabíacogidodelamano.¿Yquésisóloeranamigos?LamayoríadelosdíaseraellalaquesesubíaasucocheyeraconscientedequeestehechonolehabíapasadodesapercibidoaNath.Durantelacena,mientraslecontabacuentosasumadresobreexámenesytrabajosparasubirnotaoasupadresobre lapermanentequesehabíahechoShelleyo laobsesióndePam por David Cassidy, Nath la miraba —entre enfadado y asustado— como siquisiera decir algo pero no supiera cómo. Lydia sabía lo que pensaba y le dejabapensarlo.AlgunasnochesentrabaenelcuartodeNath,sesentabaenelalféizardelaventanayencendíaunpitillodesafiándoleaquedijeraalgo.

Ahoradijo:—Nomecreería.SebajódelcocheunamanzanaantesdellegaryJackdoblólaesquinaydejóel

coche en el camino de entrada de su casa,mientras Lydia se dirigía hacia la suyacomosihubierahecho todoelcaminoandando.Aldía siguiente,pensó,metería laprimerayconduciríaporelaparcamiento,laslíneasblancasdesapareciendodeprisabajo las ruedas.En los pedales, sus pies se sentirán cómodos, los empeines ágiles.Pronto estaría circulando por la autopista, cambiando a tercera y luego a cuarta,dirigiéndoseatodavelocidadhaciaaalgunaparte.

Resultó no ser así. De vuelta en casa, en su habitación, Lydia encendió eltocadiscos, donde ya estaba puesto el elepé que le había regalado Hannah porNavidadesyque,para su sorpresa,nohabíadejadodeescuchar.Colocó la agujaacuatro centímetros del borde para poner su canción preferida, pero se pasó y depronto la voz de Paul Simon atronó el dormitorio: Hey, let your honesty shine,shine…[Dejaquebrillelaverdad…].

ApesardelamúsicaseoyóungolpesuaveenlapuertayLydiasubióelvolumenalmáximo.AlcabodeuninstanteMarilyn,conlosnudillosdoloridos,abriólapuertayseasomó.


—Lydia.¡Lydia!—Cuandosuhijanosediolavuelta,Marilynlevantóelbrazodel tocadiscos y la habitación quedó en silenciomientras el disco seguía girando,mudo—.Asíestámejor.¿Cómopuedespensarconestevolumen?

—Nomemolesta.—¿Yahasterminadolosdeberes?Nohuborespuesta.Marilynfruncióloslabios.—Nodeberíasestarescuchandomúsicasinohasterminadolosdeberes.Lydiasepellizcóunpadrastrodeldedo.—Losharédespuésdecenar.—Mejor empezar ahora, ¿no te parece?Así te aseguras de que te da tiempo a

terminarlosyahacerlosbien—laexpresióndeMarilynsesuavizó—.Tesoro,yaséqueigualelinstitutonotepareceimportante.Perosonloscimientosdelrestodetuvida—se sentó en el reposabrazos de la silla de Lydia y le acarició el pelo. Eracrucial hacerla entender, pero no sabía cómo.La voz había empezado a temblarle,peroLydianosediocuenta—.Confíaenmí,por favor.Nodejesque lavidase teescapedelasmanos.

Dios, pensó Lydia. Otra vez no. Pestañeó con fuerza y se concentró en unaesquinadesumesa,dondeseguíaunartículoquesumadrelehabíarecortadomesesatrás,ahoracubiertodepolvo.

—Mírame—MarilyncogióaLydiaporelmentónypensóentodaslascosasquesumadrenuncalehabíadicho,lascosasquesehabíapasadolavidadeseandooír—.Tienes toda la vida por delante. Puedes hacer lo que quieras.—Hizo una pausa ymiróporencimadelhombrodeLydialaestanteríarepletadelibros,elestetoscopioencimadeunodelosestantes,elpulcromosaicodelatablaperiódica—.Cuandoestémuerta,esloúnicoquequieroquerecuerdes.

Queríadecir:Tequiero.Tequiero.Pero suspalabrashabíandejadoaLydia sinaire en los pulmones:Cuando estémuerta. Durante todo aquel verano demuchosaños atrás había pensado que su madre podía estar, de hecho, muerta, y aquellassemanasymeseslehabíandejadoundolorpersistente,insistente,enelpecho.Habíaprometido: todo lo que mi madre quiera. Cualquier cosa. A cambio de que novolvieraamarcharse.

—Yalosé,mamá—dijo—.Yalosé.Sacóelcuadernodelacartera.—Voyaempezar.—Ésaesmichica.Marilyn labesóen lacabeza, justoen la rayadelpelo,yLydiapor fin respiró:

champú, detergente,menta.Un aroma que conocía de toda la vida, un aroma que,cadavezqueolía,sedabacuentadequehabíaechadoenfalta.Pasólosbrazosporlacintura de Marilyn hasta acercarla hacia sí, tanto que notaba su corazón latir encontactoconsumejilla.


—Yaestábien—dijoMarilynalcabodeunosinstantesconunazotecariñosoaLydia—.Ponteatrabajar.Lacenaestaráenmediahora.

Durante toda la cena, la conversación con su madre no dejó de atormentar aLydia. Se dio ánimos con un pensamiento:más tarde se lo contaría todo aNath yluegosesentiríamejor.Selevantóprontodelamesadejandolamitaddelplatosincomer.«Tengoqueterminarfísica»,dijosabiendoquesumadrenopondríaobjeción.Luego,decaminoalpisodearriba,pasójuntoalamesadelrecibidor,dondesupadrehabíadejadoelcorreojustoantesdecenar,yunsobrelellamólaatención.Oficinadeadmisiones.Loabrióconundedo.

EstimadoseñorLee,leyó.Nosalegraquevengaavisitarelcampusentrelosdías29deabrily3demayoyyalehemosasignadounestudianteparaquelehagadeanfitrión.Sabíaquealgúndíallegaría,perohastaentoncesnolehabíaparecidoreal.Eldíadespuésdesucumpleaños.Sinpensarlo,rompióendoslacartayelsobre.EnaquelmomentoNathsaliódelacocina.

—Mehabíaparecidooírte—dijo—.¿Meprestas…?Vioelemblemacolorrojoenelsobreroto,lacartahechapedazosenlamanode

Lydiaysequedócallado.Lydiasesonrojó.—Noesnadaimportante.Nohe…Perosehabíapasadodelarayaylosdoslosabían.—Dameeso—Nathlequitólacarta—.Esmío.Dios,pero¿quéestáshaciendo?—Quería…ALydianoseleocurriócómoterminarlafrase.Nathrecompusolostrozoscomosiasípudieradevolverlaintegridadalacarta.—Es sobremivisita. ¿Sepuede saber enquéestabaspensando?¿Enque sino

veíalacartanoiría?Dicha con tanta crudeza la idea sonó tonta y lamentable, y las lágrimas se

agolparonenlosojosdeLydia,peroaNathledioigual.—Méteteloenlacabeza:mevoy.Voyapasaresefindesemanayenseptiembre

memarcho—salió disparado hacia las escaleras—. PorDios, si es que no veo elmomentodelargarmedeestacasa.

AlmomentoseoyóunportazoenelpisodearribayaunqueLydiasabíaqueNathno le abriría—y tampoco sabía qué decir en caso de que lo hiciera—, eso no leimpidióllamarunayotravez.Yotramás.

LatardesiguienteenelcochedeJackelmotorselecalóvariasvecesseguidas,hastaqueJackdijoqueeramejordejarloparaotrodía.

—Séloquetengoquehacer—dijoLydia—.Loquepasaesquenomesale.Teníalamanoagarrotadaalrededordelapalancadecambiosylaretiró.Socios,

serecordó.Elaceleradoryelembragueeransocios.Entoncessediocuenta:esonoeraverdad.Paraqueunosubiera,elotroteníaquebajar.Asífuncionabatodo.Sunotadefísicahabíasubidoaaprobadobajo,peroladehistoriahabíabajadoainsuficiente.Aldíasiguiente teníaqueentregarel trabajode literatura—dosmilpalabrassobre


Faulkner—, pero ni siquiera sabía dónde había puesto el libro. Quizá eso de lossociosnoeraasí.Detodoslosconocimientosadquiridos,éstefueelquelevinoalacabeza:Porcadareacciónhayunaigualyunaopuesta.Unosubíayelotrobajaba.Uno ganaba y el otro perdía. Uno escapaba y la otra se quedaba atrapada, parasiempre.

Elpensamientolapersiguiódurantedías.AunqueNath—aquienyaselehabíapasadoelenfadoporelincidentedelacarta—volvíaadirigirlelapalabra,Lydianose atrevía a hablar de ello, ni siquiera para disculparse. Cada noche, por muyincesantementequelahubieraacosadosumadredurantelacena,sequedabasolaensuhabitaciónenlugarderecorrerdepuntillaselpasilloenbuscadecomprensión.LanocheanteriorasucumpleañosJamesllamóalapuertadesucuarto.

—Estasdosúltimassemanastehevistounpocobajadeánimo—dijo.Letendióunacajitadeterciopeloazuldeltamañodeunabarajadecartas—.Hepensadoqueunregalodecumpleañosanticipadoteanimaríaunpoco.

Le había llevado bastante tiempo elegir aquel regalo y estaba orgulloso de él.Incluso le había pedido consejo a Louisa sobre lo que podría gustarle a unaadolescenteyestavezestabaconvencidodequeaLydialeencantaría.

Dentrodelacajahabíaunacadenaconuncorazóndeplata.—Esprecioso—dijoLydiasorprendida.Porfinunregalodeverdad(nounlibro

niuna insinuación),algoquequería,noalgoquequeríanparaella.Eraelcolgantepor el que había suspirado en Navidad. La cadena se deslizó por entre sus dedoscomounarroyo,tanágilquecasiparecíaestarviva.

Jameslepusoundedoenelhoyuelode lamejillaehizoelgestodegirar.Unaviejabromasuya.

—Seabre.Lydiaabrióelguardapeloysequedódepiedra.Dentrohabíadosfotografíasde

tamañode lauñadelpulgar, unade supadre,otra suya, acicaladapara el bailedenovenocursoelañoanterior.Durantetodoelcaminoacasalehabíaestadohablandode lo bien que se lo había pasado.La fotografía de su padremostraba una sonrisaamplia,afectuosa,expectante.Lasuyalaretratabaconlacaravuelta,seria,resentida,hosca.

—Yaséquehastenidounañoduroyquetumadretehaexigidomucho—dijoJames—.Perorecuerdaquelosestudiosnolosontodo.Nosontanimportantescomolaamistadocomoelamor.—ReparóenunalevearrugadepreocupaciónformándoseentrelascejasdeLydiayenloscírculosnegrosquecrecíanbajosusojos,resultadode quedarse levantada estudiando la noche anterior. Quiso alisar la arruga con elpulgar, borrar las sombras como si fueran polvo—. Cada vez que mires esto,acuérdate de lo que de verdad importa.Cada vez que lomires quiero que sonrías.¿Meloprometes?

Sepusoamanipularelcierredelcollar,luchandoconlaanilladiminuta.


—Queríacomprártelodeoro,perounafuentedefiarmedijoqueesteañotodoelmundollevalaplata—dijo.

Lydiapasóundedoporelforrodeterciopelodelacaja.Cuántolepreocupabaasupadreloquehacíatodoelmundo:Cómomealegrodequevayasalbaile,tesoro;todo elmundo va al baile.Québonito te quedaasí el pelo, Lyddie; ahora todo elmundollevaelpelolargo,¿aquesí?Cadavezquesonreía:Deberíassonreírmás;atodoelmundolegustaunachicaquesonríe.Comosiunvestido,unamelenalargayuna sonrisapudieranocultar todo loque eradistinto en ella.Si sumadre la dejarasalircomoalasotraschicas,pensó,quizásuaspectodaríaigual.JackieHarperteníaunojoazulyotroverdeyhabíasidovotada«alumnamássociable»elcursoanterior.O,sifueracomotodoelmundo,talvezdaríaigualquetuvieraqueestudiartodoelrato,quenopudierasalirlosfinesdesemanahastahaberterminadolosdeberes,quetuvieraprohibidoquedarconchicos.Unouotroobstáculopodíansersuperados.Perotenerqueenfrentarsealosdosalaveznosesolucionabaniconunvestidoniconunlibroniconunguardapelo.

—Ya está—dijo James cuando por fin consiguió abrir la anilla. Le abrochó aLydia el collar a la altura de la nuca y elmetal dibujó una línea de frío, comounanillodehielo,alrededordesucuello—.¿Quéteparece?¿Tegusta?

Lydia comprendió. Estaba pensado para recordarle todo lo que su padre queríaparaella.Comouncordelqueseataunoalrededordeldedo,sóloqueéstelollevabaalrededordelcuello.

—Esprecioso—susurró,yJamesinterpretósuvozroncacomoprofundagratitud.—Prométeme—dijo— que te vas a llevar bien con todo el mundo. Nunca se

tienendemasiadosamigos.YLydia cerró los ojos y asintió con la cabeza.Al día siguiente, en honor a su

cumpleaños,sepusolagargantilla,talycomosugiriósupadre.—Encuantosalgasdeclase—ledijoJames—,tellevaréaquetesaqueselcarné

yantesdecenardaremoslaprimeraclasedeconducir.Sumadredijo:—Ydespuésdecenartomaremostarta.Ytengounoscuantosregalosespeciales

paralacumpleañera.Esdecir,libros,pensóLydia.AquellanocheNathharíasumaleta.Sepasóeldía

entero diciéndose a modo de consuelo: En seis horas tendré el carné. En dossemanaspodrécogerelcocheymarcharme.

A las tres de la tarde su padre aparcó delante del instituto, pero cuando Lydiacogió su cartera y echó a andar hacia el coche le sorprendió ver a alguien en elasiento del pasajero: una mujer —una chica, en realidad— china con pelo largonegro.

—Cómomealegrodeconocerteporfin—dijolachicamientrasLydiasesubíaalasientotrasero—.SoyLouisa,laauxiliardetupadre.


James detuvo el coche para permitir que un grupo de chicos de segundo cursocruzaraserpenteandolacalle.

—Louisatienequeiraunsitioy,comomepillabadecamino,meheofrecidoallevarla.

—Nodeberíahaberdichoquesí—dijoLouisa—.Teníaquehabercanceladolacita.Odioiraldentista.

Alpasardelantedelcoche,unalumnodeundécimocursolessonrióatravésdeparabrisasyseachinólosojosconlosdedos.LosotrosrieronyLydiaseencogióensuasiento.Sedio cuentadeque losniñosprobablemente creíanqueLouisa era sumadre.Nerviosa, se preguntó si también su padre se sentiría violento, pero en losasientosdelanteros,niJamesniLouisasehabíanpercatadodenada.

—Teapuestodiezdólaresaquenotienesniunasolacaries—dijoJames.—Cinco —dijo Louisa—. Soy una estudiante pobre de posgrado, no una

profesorarica.LediounapalmaditajuguetonaaJamesenelbrazoylaternuradesuexpresión

dejóatónitaaLydia.Asíeracomomirabasumadreasupadre,yadenoche,cuandose quedaba leyendo y ella se apoyaba con gesto afectuoso en su butaca antes deinsistirlequese fueraa lacama.LamanodeLouisapermanecióenelbrazodesupadreyLydialosobservóconatención,asupadreyaaquellachica,tancómodosenlos asientos delanteros del coche como una pareja casada, una estampa enmarcadaporlapantallaclaradelparabrisas,ydeprontopensó:Estachicaseestáacostandoconmipadre.

Nuncase lehabíaocurridopensarensupadrecomounhombrecondeseos.Aligual que todos los adolescentes prefería—aunque para ello tuviera que pasar poraltosupropiaexistencia—imaginarasuspadreseternamentecastos.Perohabíaalgoen lamanera enque supadreyLouisa se tocaban, en susbromasdistendidas,queconmocionósusensibilidad inocente.Asusojos, la levechispaquehabíaentre losdos se convirtió en una llama tan ardiente que las mejillas le enrojecieron. Eranamantes,estabaseguradeello.LamanodeLouisaseguíaenelbrazodesupadreysupadre no se movía, como si la caricia no fuera algo inusual. De hecho James nisiquierasedabacuenta;Marilynamenudoleponíalamanoenelbrazodeesamismaformayelsentimientoleresultabademasiadofamiliarparallamarsuatención.ParaLydia,sinembargo,lamaneraenquesupadremanteníalavistaalfrente,sinapartarlosojosdelacarretera,eralaúnicaconfirmaciónquenecesitaba.

—Meheenteradodequeestucumpleaños—dijoLouisavolviéndosedenuevohacia el asiento de atrás—. Dieciséis. Estoy segura de que va a ser un año muyespecialparati.

LydianocontestóyLouisalointentódenuevo:—¿Te ha gustado la gargantilla? Ayudé a elegirla. Tu padre me pidió consejo

sobrequétepodríagustar.


Lydia pasó dos dedos por detrás de la cadena resistiendo el impulso dearrancárseladelcuello.

—Y¿cómoibasasaberloquemegusta?Nisiquierameconoces.Louisapestañeó.—Algunaideatenía…Loquequierodeciresquetupadremehahabladomucho

deti.Lydialamiródirectamentealosojos.—Nomedigas—dijo—.Puesatipapájamástehamencionado.—Vamos, Lyddie —dijo James—, sí me has oído hablar de Louisa. De lo

inteligentequees.Dequenolespasaunaalosalumnos.SonrióaLouisayLydiaempezóaverborroso.—Papá, cuando te sacaste el carné, ¿para qué usabas el coche?—preguntó de

repente.Enelespejoretrovisor,losojosdeJamesseabrieronsorprendidos.—Parairaclase,anataciónyareuniones—dijo—.Yavecesparahacerrecados.—Peronoparasalirconchicas.—No—dijoJames.Lavozse lequebróbrevemente,comoaunadolescente—.

Parasalirconchicasno.Lydiasesintiópequeña,afiladaycruelcomounachincheta.—Porque no salías con chicas, ¿verdad?—silencio—. ¿Y por qué no? ¿Nadie

queríasalircontigo?EstavezJamesmantuvolosojosfijosenlacarretera,tensólasmanosalvolantey

encajóloshombros.—Bueno—dijoLouisa—.Yoesonome locreoenabsoluto.—Pusodenuevo

unamanoenelcododeJamesyestavezladejóallíhastaquellegaronalaconsultadel dentista y James detuvo el coche. Entonces dijo, para escándalo de Lydia—:Hastamañana.

Apesarde laexpresiónfuriosadesuhijaenelasiento trasero,Jamesnopensóquepasaranada.Enlaoficinadetráfico,lediounbesoenlamejillaysesentóenunasilla.

—Lovasahacermuybien—dijo—.Yoteesperoaquí.PensandosóloenloemocionadaqueestaríaLydiacuandoledieranelcarné,se

habíaolvidadodeloocurridoenelcoche.EncuantoaLydia,todavíaagitadaporelsecretoque,estabasegura,habíadescubierto,sevolviósindecirpalabra.

Enlasaladelexamen,unamujerlediouncuadernilloyunlápizyledijoquesesentara donde quisiera. Lydia se abrió paso hacia el rincón del fondo del cuarto,esquivandocarteras,bolsosylaspiernasdeunchicodelapenúltimafila.Todoloquelehabíadicho supadre levino a la cabeza conunmatizdistinto:Nunca se tienendemasiadosamigos. Pensó en sumadre, en casa, poniendo lavadoras, haciendo uncrucigrama,mientrassupadre…Estabafuriosaconél,furiosaconsumadrepordejarqueocurrieraalgoasí.Furiosacontodoelmundo.


En aquel momento se dio cuenta de que la habitación se había quedado ensilencio. Todos tenían las cabezas inclinadas sobre el examen.Miró el reloj de lapared, pero no le dijo nada: ni cuándo habían empezado ni cuándo terminaba eltiempo,sólolahora,lastresycuarentayuno.Lasegundamanillaavanzódelasoncealasdoceyelminutero,comounalargaagujadehierro,saltóalarayasiguiente.Lastresycuarentaydos.Abrióelcuadernillo.¿Dequécolorson las señalesdestop?SombreóelcírculodelarespuestaB:Rojas.¿Quésedebehacerenpresenciadeunvehículodeemergenciaquevienedesdecualquierdirección?Conlasprisas,ellápizsedeslizó fueradelcírculoy trazóunagarra irregular.Unascuantas filasadelante,una chica con coletas se levantó y lamujer le hizo una seña para que pasara a lahabitacióncontigua.UnmomentodespuéselchicosentadoalladodeLydiahizolomismo.Lydiamiródenuevoelcuadernillo.Veintepreguntas.Lefaltabandieciocho.

Sielcochederrapa,debemos…Todaslasrespuestasparecíanplausibles.Pasóaotra pregunta.¿Cuándo están más resbaladizas las carreteras y autopistas? ¿Quédistanciadebedejarseentreel vehículopropioyel situadodelanteencondicionesclimáticas favorables? A su derecha, un hombre con bigote cerró el cuadernillo ydejóellápiz.C,decidióLydia.A.D.Enlapáginasiguienteseencontróunalistadefrasesquenosabíaterminar.Cuandoseconducedetrásdeuncamiónenlaautopistase debe… Para trazar con seguridad una curva se debe… Cuando se conducemarcha atrás se debe… Se repitió mentalmente cada pregunta y se atascó en lasúltimaspalabras:sedebe,sedebe,sedebe.Entoncesalguienletocóelhombro,consuavidad,ylamujerquevigilabaelexamendijo:

—Losiento,cariño.Sehaacabadoeltiempo.Lydia siguió con la cabeza inclinada sobre la mesa como si las palabras no

pudieran ser ciertas hasta que no viera la cara de lamujer. Unamancha negra seformóenelcentrodelpapelytardóuninstanteendarsecuentadequeeralamarcadeunalágrima,queerasuya.Secóelpapelconlamanoyacontinuaciónsesecólamejilla.Todoslosdemássehabíanido.

—Nopasanada—dijolamujer—.Bastaconhayascontestadobiencatorce.PeroLydiasabíaquesólohabíasombreadocincocírculos.En lahabitacióncontigua,dondeunhombre introducía lashojasdeexamenen

unamáquinadecorregir,sededicóapincharseeldedoconlapuntadellápiz.—Dieciochoaciertos—ledijoelhombrealachicaqueteníadelante—.Llévate

estoalmostradorparaquetehaganlafotografíayteimprimanelcarné.Felicidades.LachicadiounsaltitodefelicidadcuandocruzólapuertayLydiatuvoganasde

abofetearla. Hubo un breve instante de silencio mientras el hombre miraba elcuadernillodeLydiayéstafijó lavistaenunasalpicaduradebarroque teníaen labota.

—Bueno —dijo el hombre—. No te desanimes. Mucha gente suspende a laprimera.


Puso el papel boca arriba y Lydia volvió a ver los redondeles oscuros comolunares y el resto de la hoja en blanco y desnuda. No esperó a que le dieran lapuntuación.Mientras lamáquina aspiraba la hoja de respuestas rodeó al hombre yvolvióalasaladeespera.

Habíaunalargacolaenelmostradorparahacersefotos;elhombreconelbigotecontabalosbilletesquellevabaenlacartera,lachicaquehabíasaltadodealegríasepellizcaba el esmalte de uñas. La joven de las coletas y el chico ya se habíanmarchado.Jamesesperabasentadoenelbanco.

—Bueno—dijomirandolasmanosvacíasdeLydia—.¿Dóndeestá?—Hesuspendido—dijo.Lasdosmujeressentadasenelbancoalladodesupadrelamiraronyenseguida

apartaronlavista.Supadrepestañeó,una,dosveces,comosinolahubieraoídobien.—Nopasanada,cariño—dijo—.Estefindesemanalointentasotravez.Ensunubededecepciónyvergüenza,Lydianoseacordó,nileimportóelhecho

dequepodíarepetirelexamen.AlamañanasiguienteNathseiríaaBoston.Enloúnicoquepodíapensarera:Mevoyaquedaraquíparasiempre.Nuncaconseguiréescapar.

James pasó un brazo por los hombros a su hija, pero a ésta le pesó como unamantadeplomoyseescabulló.

—¿Yanospodemosiracasa?—dijo.

—En cuanto entre Lydia —dijo Marilyn—, todos decimos «¡Sorpresa!». Luegocenamosy,después,ledamoslosregalos.

Nath estaba arriba en su cuarto, preparando la maleta para su viaje, mientrasMarilyn, sola en la cocina con su hija pequeña, hacía planes en voz alta, mediohablandosola.Hannah,encantadadetenerlaatencióndesumadreaunquefuerapordefecto, asintió obediente con la cabeza. Practicó en voz baja —«¡Sorpresa!¡Sorpresa!»—ymiróasumadreescribirconglaseadoazulelnombredeLydiaenuna tarta rectangular. Se suponía que tenía que parecer un carné de conducir, unrectánguloconcoberturablancayunafotografíadeLydiaenlaesquinadondeiríalafotografíadeverdad.Pordentrolatartaeradechocolate.Puestoquesetratabadeuncumpleañosextraespecial,Marilyn lahabíahorneadoellamisma;cierto,usandounpreparadoparatarta,perolohabíamezcladoella,unamanomoviendolabatidoraenla masa, la otra sujetando el maltratado cuenco de aluminio para que no lodesplazaran las cuchillas al girar. Había dejado que Hannah eligiera el color delglaseado, y ahora que el tubo que estaba usando para escribir las letras LYD sehabíaterminado,buscóotroenlabolsadelacompra.

Una tarta tanespecial,pensóHannah, también tendríaun saborespecial.Mejorquesimplevainillaochocolate.Enlacajaveníaunamujersonrienteinclinadasobreuna porción de pastel y las palabrasMezclar con amor. El amor, decidióHannah,tenía que ser una cosa dulce, como el perfume de su madre, y suave como el


malvavisco.Sinhacerruidoalargóundedoyexcavómínimamenteenlasuperficietersadelatarta.

—¡Hannah!—leregañóMarilynylepegóenlamanoparaquelaquitara.Mientrassumadrealisabalamuescaconlaespátula,Hannahsellevólacobertura

que tenía en el dedo a la lengua. Estaba tan dulce que se le llenaron los ojos delágrimas, y cuandoMarilyn nomiraba se limpió los restos en el revés delmantel.Sabía, por la pequeña arruga entre las cejas de sumadre, que seguía disgustada, yquería apoyar la cabeza en el delantal que le cubría elmuslo. Entonces sumadrecomprendería que no había sido su intención estropear la tarta. Pero cuando sedisponíaahacerlo,Marilyndejóeltubodeglaseadoylevantólacabeza,atenta.

—Nopuedenserellostanpronto.Hannahsintiótemblarelsuelobajosuspiescuandolapuertadelgarajeseabría

conungemido.—VoyabuscaraNath.ParacuandobajaronHannahyNath,sinembargo,Lydiaysupadreyaestabanen

el vestíbulo y el momento de decir «Sorpresa» había pasado. Así queMarilyn lecogióaLydialacaraentrelasmanosylabesóenlamejilladejándoleunamancharojadelápizdelabioscomounverdugón.

—Llegáispronto—dijo—.Felizcumpleaños.Yenhorabuena.—Tendiólamano—.Bueno,déjamelover,¿no?

—Hesuspendido—dijoLydia.MirófuriosaaNathyasumadre,comodesafiándolesamostrarsedisgustados.Marilynlamiró.—¿Cómoquehassuspendido?—dijoconverdaderasorpresaenlavoz,comosi

nohubieraoídonuncaesapalabra.Lydialarepitió,estavezmásalto.—Hesuspendido.Fuecasi,pensóHannah,comosiestuvieraenfadadaconsumadre,enfadadacon

todos ellos. No podía ser sólo por el examen. Su expresión era impenetrable ytranquila, pero Hannah reparó en los levísimos temblores: en los hombrosencorvados, en la boca apretada con fuerza. Como si pudiera estremecerse hastamorir.Quiso abrazar con fuerza a su hermana, sostenerla, pero sabía que Lydia laapartaría.Nadiemássediocuenta.Nath,MarilynyJamessemirabanlosunosalosotrossinsaberbienquédecir.

—Bueno—dijoMarilyn por fin—. Pues tendrás que estudiarte las normas detráficoeintentarlootravezcuandoestéspreparada.Tampocoeselfindelmundo—lesujetóunmechóndepeloaLydiadetrásdelaoreja—.Nopasanada.Noescomosihubierassuspendidounaasignaturadelinstituto.

Cualquier otrodía, esta afirmaciónhabría puesto interiormente furiosa aLydia.Hoy—despuésde la gargantilla, despuésde los chicospasandodelante del coche,


despuésdelexamen,despuésdeLouisa—nolequedabasitioparamásfuria.Algoensuinteriorrebosóyserompió.

—Claro,mamá.Miróasumadre, luegoa todasufamiliaysonrió,yHannahestuvoapuntode

escondersedetrásdeNath.Lasonrisaerademasiadoancha,luminosa,alegre,dentonayfalsa.Enlacaradesuhermanaresultabaaterradora;lahacíaparecerunapersonadistinta, una desconocida. De nuevo, nadie más se dio cuenta. Nath relajó loshombros;Jamesdejódecontenerlarespiración;Marilynsesecólasmanos,queselehabíanhumedecido,eneldelantal.

—La cena no está todavía—dijo—. ¿Por qué no subes, te das una ducha y terelajasunrato?Comeremospronto,encuantoestélista.

—Genial—dijoLydia,yestavezHannahvolviólacarahastaqueoyólaspisadasdesuhermanaenlasescaleras.

—¿Quéhapasado?—preguntóMarilynenvozbajaaJames,quiennegóconlacabeza.

Hannahlosabía.Lydianohabíaestudiado.Dossemanasatrás,antesdequeLydiavolviera a casa del instituto, Hannah había explorado su habitación en busca denuevostesoros.HabíacogidoellibrodeLydiadelsuelodelarmarioydebajohabíaencontradoelcuadernillocon lasnormasdecirculación.CuandoLydiaempezaraaestudiar,pensóHannah,sedaríacuentadequeellibronoestaba.Preguntaríaporél.Cada pocos días había ido amirar, pero el cuadernillo no se habíamovido.El díaanterior había estado medio cubierto por unos zapatos beis de plataforma y losmejores pantalones campana de Lydia. El libro seguía escondido debajo de laalmohadadeHannah.

Arriba, en su habitación, Lydia dio un tirón a la gargantilla, que se negaba aromperse.Lasoltóylaencerródentrodelacajacomosifueraunacriaturasalvajeylaempujóbajodelacama.Sisupadrelepreguntabadóndeestaba,diríaquelaestabaguardandoparaocasionesespeciales.Diríaquenoqueríaperderla;«notepreocupes,papá,melapondrélapróximavez».Enelespejo,unalínearojadelgadalerodeabaelcuello.

ParacuandoLydiabajóacenarunahoramástarde,lamarcahabíadesaparecido,peroelsentimientoquelaacompañabano.Sehabíavestidocomoparairaunafiesta,el pelo secado primero con secador, alisado y abrillantado después en la tabla deplanchar,loslabiosrevestidosdebrillocolormermelada.AlmirarlaJamesseacordódeprontodeMarilyncuandolaconoció.

—Quéguapaestás—dijo.Lydiaseobligóasonreír.Sesentóalamesamuyerguida,conlamismasonrisa

falsa,comounamuñecaenunescaparate,perosóloHannahdetectólafalsedad.LedolíalaespaldademiraraLydia,ledolíacadapartedesuser,yfuerepantigándoseensusillahastaqueestuvoapuntodecaerse.Encuanto terminó lacena,Lydiaselimpiólabocaconlaservilletaysepusodepie.


—Espera—dijoMarilyn—.Haytarta.Fuealacocinaysalióenseguidaconunatartaenunabandejayvelasencendidas.

Lafotohabíadesaparecido,lasuperficiedelatartahabíasidovueltaacubrirenterade blanco con sólo el nombre de Lydia. Escondido bajo el blanco terso, pensóHannah,estabaelcarnédeconducirdementira,elEnhorabuenaylasletrasLYDenazul.Aunquenoseveían,estabanahídebajo,tapadasperoemborronadas,ilegiblesyespantosas.Y también se notaría su sabor.Supadrehizo fotografía tras fotografía,peroHannahnosonrió.AdiferenciadeLydia,aúnnohabíaaprendidoadisimular.Enlugar de ello entrecerró los ojos, tal y como hacía durante las partes que le dabanmiedodelosprogramasdetelevisión,demodoquepudieraveramediasloqueveníadespués.

Quefueesto:Lydiaesperóaqueterminarandecantar.Cuandollegaronalúltimoverso de la canción, James levantó la cámara yLydia se inclinó sobre la tarta, loslabios fruncidos como para dar un beso. Su cara impecablementemaquilladamirósonriente a toda la mesa, deteniéndose en cada uno. Su madre. Su padre. Nath.HannahnosabíatodoloqueLydiacreíaentender—lagargantilla,Louisa, loúnicoque quiero que recuerdes—, pero sí sabía que algo había cambiado dentro de suhermana,queestabaasomadaaunacornisapeligrosa,altísima.Sequedómuyquieta,como si unmovimiento en falso pudiera hacer perder el equilibrio aLydia, y éstaapagólasllamasdeunúnicoyvelozsoplido.


Diez

Lydia se había equivocado respecto a Louisa, claro. Por entonces, el día delcumpleañosdesuhija, la ideahabríahechoreíraJames;pensaren teneraalguienqueno fueraMarilyn en su cama, en suvida, le resultaba absurdo.Peropor aquelentonces la ideadevivir sinLydia tambiénhabría resultado absurda.Ahora ambascosasabsurdassehabíanhechorealidad.

CuandoLouisacierralapuertadelapartamentoyvuelvealdormitorio,Jamesyaseestáabotonandolacamisa.

—¿Tevas?—dice.PordentrosigueaferradaalaposibilidaddequelavisitadeMarilynnohayasido

másqueunacoincidencia,peroseengaña,ylosabe.Jamesseremetelacamisaenelpantalónyseabrochaelcinturón.—Tengoqueirme—dice,ylosdossabenquetambiénestoescierto—.Paraqué

retrasarlo.Noestá segurodequé le espera cuando llegue a casa. ¿Llanto? ¿Cólera? ¿Una

sarténenlacabeza?TampocosabeaúnloquelevaadeciraMarilyn.—Hastaluego—lediceaLouisa,quelebesaenlamejillaydeestoJamessíestá

seguro.Cuandoentraencasa,justodespuésdelasdoce,noencuentranillantosnicólera.

Sólosilencio.NathyHannahestánsentadosjuntosenelsofádelcuartodeestarylemirancondesconfianzacuandopasaasulado.Escomosimiraranunreodecaminoal patíbulo, y así es como se siente James mientras sube las escaleras hasta lahabitación de su hija, donde Marilyn está sentada delante de la mesa de Lydia,inquietantementeserena.DuranteunlargoratonodicenadayJamesseobligaaestarquieto,anomoverlasmanos,hastaqueellaporfinhabla.

—¿Desdecuándo?FueraNathyHannahseagazapandemutuoysilenciosoacuerdoenelescalónde

arribaconteniendoelaliento,escuchandolasvocesquelleganporelpasillo.—Desde…desdeelfuneral.—El funeral—Marilyn sigue estudiando la alfombra y aprieta los labios hasta

que forman una línea delgada—. Esmuy joven. ¿Cuántos años tiene? ¿Veintidós?¿Veintitrés?

—Marilyn,déjalo.Marilynnolodeja.—Pareceencantadora.Bastantedócil…Loquesupongoesuncambioagradable.

No sé de qué me sorprendo. Bastante has tardado en querer cambiar. Será unamujercitaestupenda.

James,parasusorpresa,seponecolorado.


—Nadiehadichonadade…—Todavíano,peroyoséloquequiere.Matrimonio.Unmarido.Conozcoalas

mujerescomoella—Marilynsedetienerecordándoseasímismadejoven,elsusurroorgullosodesumadre:UnmontóndechicosmaravillososdeHarvard—.Mimadresepasótodasuvidaintentandoconvertirmeenuna.

Al oír la mención de la madre de Marilyn, James se pone tenso, como si sehubieraconvertidoenhielo.

—Sí, claro, tu pobre madre. Y tú fuiste y te casaste conmigo —ahoga unacarcajada—.Menudadecepción.

—Puessí,estoydecepcionada—Marilynlevantalabarbilla—.Pensabaqueerasdistinto.

Loquequieredecires:Pensabaqueerasmuchomejorquelosdemáshombres.Pensaba que querías algo mejor que eso. Pero James, que sigue pensando en lamadredeMarilyn,oyeotracosa.

—Te cansaste de ser diferente, ¿verdad? —dice—. Porque yo era demasiadodiferente,tumadresediocuentaenseguida.Teparecequeesunacosaestupenda,lodellamarlaatención.Peromírate.Túmírate.

Estudia el pelo color miel de Marilyn; su piel, más pálida que de costumbredespuésdeunmesmetidaencasa.Esosojoscolorcieloquedurantetantotiempohaadorado,primeroen lacarade sumujery luegoen lade suhija.Cosasquenohadichonunca,nisiquierainsinuadoaMarilynantes,salendesuboca.

—Notienesniideadeloqueesserdiferente.Durante un instante James parece joven, solitario y vulnerable, como el chico

tímidoqueMarilynconocióhacemucho,ypartedeéstaquiereestrecharleentresusbrazos.La otra parte quiere emprenderla a puñetazos con él. Semuerde el labio ydejaqueambaspartesforcejeen.

—Enprimercurso,enellaboratorio,loshombressemeacercabanpordetrássinhacer ruido e intentaban levantarme la falda —dice por fin—. Una vez llegaronprontoymearonentodosmisvasosdelaboratorio.Cuandomequejéelprofesor,mepasóunbrazopor loshombrosymedijo…—el recuerdosequedaatrapadoensugargantacomounabrojo:«Notepreocupes,bonita.Lavidaesdemasiadocortaytúeresdemasiadoguapa»—.Pues¿sabesqué?Quemedabaigual.Sabíaloquequería.Ibaasermédico—mirafuriosaaJamescomosiéstelehubierallevadolacontraria—.Luego—porfortuna—meentrólasensatez.Dejédeintentarserdiferente.Hicelo mismo que hacían las otras chicas. Me casé. Renuncié a todo aquello. —Unaamarguraespesalerecubrelalengua—.Hazexactamenteloquehacetodoelmundo.EsloúnicoqueledecíasaLydia.Hazamigas.Intégrate.Peroyonoqueríaquefueracomo todo elmundo—se le enciende el bordede los ojos—.Yoquería que fueraexcepcional.

En las escaleras, Hannah contiene el aliento. Tiene miedo de mover algo, nisiquiera un dedo. Igual si se queda completamente quieta, sus padres dejarán de


hablar.Siconsiguequeelmundosequedeinmóvil,todosaldrábien.—Bueno,puesahorapuedescasarteconestachica—diceMarilyn—.Parecede

las serias, tú ya me entiendes —levanta la mano izquierda, donde la alianzadesprende un destello apagado—.Una chica así quiere el paquete completo. Casaprefabricada, valla blanca, dos coma tres hijos —deja escapar una carcajadasemejanteaunladrido,dura,secayaterradora,yenelrellanoHannahpegalacaraalbrazodeNath—.Supongoqueestaráencantadadecambiarlavidadeestudianteportodoeso.Sóloesperoquenosearrepienta.

Aloírestapalabra—arrepentirse—,algoseenciendeenelinteriordeJames.Unolorardienteypenetrante,comoacablesrecalentados,leirritalasfosasnasales.

—¿Comotehapasadoati?Un silencio repentino y atónito. Aunque Hannah sigue con la cara pegada al

hombrodeNath,seimaginaperfectamenteasumadre:laexpresiónrígida,losojosalrojovivo.Sillora,piensaHannah,noseránlágrimas.Serángotitasdesangre.

—Vete—diceMarilyn—.Saldeestacasa.Jamessebuscalasllavesenelbolsilloyentoncessedacuentadequelastieneen

la mano, de que no ha llegado a soltarlas. Como si hubiera sabido, en su fuerointerno,desdeelprincipio,quenoibaaquedarse.

—Vamosahacer—diceJames—comosinuncamehubierasconocido.ComosiLydianuncahubieranacido.Comosinadadeestohubierapasado.

Yseva.

Fuera,enel rellano,nohay tiempodeescapar.HannahyNathnosehanpuestonisiquieradepiecuandosupadresalealpasillo.Alverasushijos,Jamesseparaenseco.Estáclaroquelohanoídotodo.Durantelosúltimosdosmeses,cadavezquemiraaunodeellosveunfragmentodesuhermanadesaparecida—enlaformaquetieneNathdeladearlacabeza,enlalargamelenaqueletapalacaraaHannah—ysaledelahabitacióndeformaabruptasinentenderverdaderamenteporqué.Ahora,conlosdospendientesdeél,pasaasuladosinatreverseamirarlesalosojos.Hannahsepegaalaparedydejapasarasupadre,peroNathlemiraalacaraensilencioconunaexpresiónqueJamesnodescifradeltodo.Elsonidodesucochecuandosaleconunchirridodelcaminodeentradayluegosealejatieneunmatizdeirrevocabilidad;todoslooyen.Elsilencioseposaenlacasaigualqueceniza.

EntoncesNathseponedepie.Para,quieredecirHannah,perosabequeNathnolohará.Nathlaaparta.LasllavesdesumadrecuelgandelganchodelacocinayNathlascogeysedirigealgaraje.

—Espera—diceHannah,estavezenvozalta.Noestáseguradesivadetrásdesupadreositambiénescapa,perosabequeloquetienepensadohaceresespantoso—.Nath.Espera.Nolohagas.

Nathnoespera.Saledelgarajearañandoelcocheconelarbustodelilasquehayjuntoalapuertaysemarcha,tambiénél.


Arriba,Marilynnooyeningunadeestascosas.CierralapuertadelahabitacióndeLydiayunsilencioespesoypesadolaenvuelvecomounamantaasfixiante.ConundedoacaricialoslibrosdeLydia,lascarpetascuidadosamentealineadas,cadaunaetiquetadaen rotuladorcon la clasey la fecha.Unapelusaáspera lo recubreahoratodo: lahileradediariosenblanco, lasescarapelasde losconcursosdeciencias,ellomodecadalibro.SeimaginavaciandolahabitacióndeLydiapiezaporpieza.Losagujeros diminutos y las superficies sin desvaír del papel de la pared después dearrancar los carteles y las fotografías; la alfombra, atrapada bajo losmuebles, quenadievolveráalevantar.Igualquelacasadesumadredespuésdequeselollevarantodo.

Piensa en su madre volviendo sola todos aquellos años a una casa vacía, eldormitorioconservadotalycomoestaba,consábanaslimpias,paralahijaquenuncavolvería,elmaridoquesemarchóhacetiempoyqueahoraestaríaenlacamadeotramujer.Quisistetantoytuvistetantasesperanzasyterminasteconnada.Hijosqueyano te necesitan. Un marido que nunca te quiso. Sin otra cosa que tú, sola, y unespaciovacío.

ConunamanodespegaaEinsteindelaparedylorasgaendos;despuéslatablaperiódica,sinutilidadya.ArrancalosauricularesalestetoscopiodeLydia;convierteenjironeslasescarapelasdesaténdelosconcursosdeciencias.Hacecaerunoaunoloslibrosdelestante:Atlasacolordeanatomíahumana.Pionerasdelaciencia.Concadalibro,larespiracióndeMarilynsevuelvemásagitada.Cómofuncionanuestrocuerpo.Experimentosdequímicaparaniños.Historiadelamedicina.Seacuerdadecadaunodeellos.Escomorebobinareneltiempo,recordarlavidaenteradeLydia.Una avalancha se forma a sus pies. Abajo, acurrucada debajo de la mesa delrecibidor,Hannahoye fuertes golpes, como si unapiedra detrás de otra cayeran alsuelo.

Porfin,enelúltimorincóndelaestantería,elprimerlibroqueMarilynlecompróaLydia.Delgadocomounfolleto,se tambaleasolitarioenelestante, luegocae.Elaireflotaatualrededor,seleeenlaspáginasabiertas.Aunquenoloveas,estáahí.Marilynquierequemarloslibrosesparcidosenlaalfombra,arrancarelpapeldelasparedes. Todo le recuerda a Lydia y a lo que podría haber sido. Quiere patear laestantería hasta hacerla astillas. Una vez vacía, se ve un poco escorada, como siestuvieracansada,ylahacecaerdeunempujón.

Y ahí, en el huecodebajo del estante inferior: un libro.Grueso.Rojo.El lomosujetoconcintaadhesiva.Antesinclusodeverlafoto,Marilynsabeloquees.Peroledalavueltadetodasformas,conmanosrepentinamentetemblorosas,sinsalirdesuasombroalverlacaradeBettyCrockermirándolainverosímil,inexplicablemente.

Tu libro de recetas, había dicho Lydia. Lo he perdido. Marilyn había estadoencantada, lo había considerado un buen presagio: su hija le había leído elpensamiento.Suhijanoterminaríaconfinadaenunacocina.Suhijaqueríaalgomás.Había sido unamentira. Pasa las páginas que no ha visto en años, recorriendo las


marcas a lápizde sumadre conel dedo, alisando lashojas con la esquinadobladasobre lasquehabía llorado todasaquellasnoches,en lacocina,a solas.PoralgunarazónLydiahabíasabidoqueaquellibrohabíatiradodesumadrecomounapiedramuy, muy pesada. No lo había destruido. Lo había escondido durante todos esosaños; había apilado libro tras libro encima, sepultándolo, para que su madre notuvieraquevolveraverlo.

Lydiaconcincoañosdepuntillasparacomprobarcómoelvinagreylalevaduraformaban espuma en el fregadero. Lydia sacando un pesado libro de la estanteríadiciendo: Enséñame otro, enséñame otro. Lydia colocando el estetoscopio conextremadelicadezasobreelcorazóndesumadre.Las lágrimas lenublan lavistaaMarilyn.ElobjetodelamordeLydianohabíansidolasciencias.

Y entonces, como si las lágrimas fueran telescopios, empieza a ver conmayorclaridad: los carteles y las fotografías hechos trizas, los montones de libros, laestantería postrada a sus pies. Todo lo que había querido para Lydia y que Lydianunca había querido pero había aceptado de todas formas. Un escalofrío sordo larecorre.Quizá—yestepensamientoleimpiderespirar—esofueloqueterminóporarrastrarasuhijaalfondodellago.

LapuertaseentornayMarilynlevantadespaciolacabeza,comosiLydiapudiera,inexplicablemente, aparecer. Durante un segundo lo imposible sucede: la siluetafantasmalydesdibujadadeunaLydianiña,conpelooscuroyojosgrandes.Vacilandoen el umbral, aferrada a la jamba. Por favor, piensaMarilyn. En esta palabra estáencerradotodoloquenoconsigueexpresar,nisiquieraparasusadentros.Porfavor,vuelve,porfavordéjameempezarotravez,porfavorquédate.Porfavor.

Entoncesparpadeaylasiluetasevuelvenítida.EsHannah,pálidaytemblorosaconlacarabrillanteporlaslágrimas.

—Mamá—susurra.Sinpensar,MarilynabrelosbrazosyHannahcorrearefugiarseenellos.

Al otro lado de la ciudad, en la licorería, Nath deja una botella de whisky desetecientosmililitrosenelmostrador.Haprobadoelalcoholexactamenteunavezenla vida; enHarvard su estudiante anfitrión le había ofrecido una cerveza. Se habíabebidotres,másemocionadopor la ideaqueporelsabor—lehabíasabidoaorinacongas—yduranteelrestodelanochelahabitaciónhabíagiradoligeramentesobresueje.Ahoraquierequeelmundodévueltashastasoltarseysalirdespedido.

El hombre detrás del mostrador estudia el semblante de Nath y luego mira labotelladewhiskyconojosentrecerrados.Nathestá tannerviosoquese lecontraenlos dedos. A sus dieciocho años sólo le está permitido comprar cerveza de bajagraduación,esacosaaguadaquesuscompañerosdeclasebebenenlasfiestas.Perolacervezadebajagraduaciónnoeslobastantefuerteparaloquenecesitaahoramismo.EldependientelemiraotravezyNathseprepara:Veteacasa,hijo,eresdemasiadojovenparabeberesto.


Peroeldependientedice:—¿Tuhermanaeralachicaquemurió?ANathseleponelagargantaencarneviva,comounaherida.Asienteconlavista

fija en el estante detrás del mostrador, donde los cigarrillos están colocados enordenadaspilasrojasyblancas.

Entonceseldependientecogeunasegundabotelladewhisky,lameteenlabolsaconlaprimeraydeslizaambasendirecciónaNathjuntoconelbilletedediezdólaresqueéstehadejadoenelmostrador.

—Buenasuerte—dice,ysevuelve.ElsitiomástranquiloqueNathconoceestáalasafuerasdelaciudad,cercadela

fronteradelcondado.Aparcaaunladodelacarreteraysacaunadelasbotellas.Untragodewhisky,luegootro,lequemanlatráqueayseimaginaquelecalcinantodohastadejarloencarnevivayrojopordentro.Escasilaunayparacuandoseterminala primera botella sólo ha pasado un coche, un Studebaker verde oscuro con unamujermayoralvolante.Elwhiskynoestáfuncionandodelamaneraquepensabaquelo haría. Había creído que le limpiaría los pensamientos, como una esponja unapizarra,peroenlugardeesoelmundocobranitidezconcadatrago,abrumándoleconsusdetalles:lasalpicaduradebarroenelespejoretrovisorlateral;elúltimodígitodelcuentakilómetroscongeladoentreel5yel6;lascosturasdelasiento,queempiezanasoltarse.Unahojadescarriada,atrapadaentreelcristalyellimpiaparabrisas,aleteaenlabrisa.Mientrassebebelasegundabotellapiensa,depronto,enlacaradesupadrecuandosaliópor lapuerta,encómoni siquiera lehabíamirado,comosi tuviera lavistafijaenalgosituadomuylejos,enelhorizonte,oenterradoagranprofundidadenelpasado.AlgoqueniHannahniélpodíanver,algoquenohabríanpodidotocaraunquehubieranquerido.Elairedentrodelcocheseespesaylellenalospulmonescomosifueraalgodón.Bajalaventana.Entonces—amedidaqueentraelairefrío—sacalacabezayvomitalasdosbotellasdewhiskyenlaacera.

Ensucoche,Jamestambiénledavueltasaesemomentoenlasescaleras.Despuésdesalirdelcaminodeentradahaconducidosinpensar,pisandoconfuerzaelacelerador,endirecciónaallídondepuedaempujarelpedalhastaelfondo.Poresotermina,noen casa de Louisa, sino al otro lado de la ciudad, justo pasado el campus, en laautopista,dondellevalaagujaanoventa,cien,cientodiez.Hastaquenodejaatráselletrero—Toledo25kilómetros—yvelosárboles,nosedacuentadelolejosquehaido.

Muy apropiado, piensa. Toledo. Se le ocurre que hay algo hermosamentesimétricoenlavida.DiezañosantesMarilynhabíahuidohastaallí,dejándolotodo.Ahoraletocaaél.Respirahondoypisaelpedalconpiemásfirme.Porfinhadicholoquemásleaterrabadecir, loqueMarilynmásdeseabaoír:Hacercomosinuncamehubierasconocido.Comosinadadeestohubierapasado.HaenmendadolagranequivocacióndelavidadeMarilyn.


Claro que—yesto no lo puede negar, pormuchoque lo intente—Marilyn nohabíaparecidoagradecida.Sehabíaestremecido,comosi lehubieraescupidoenlacara.Sehabíamordidoloslabios,una,dosveces,comosiestuvieratragándoseunasemilladura,dolorosa.Elcochesedesvíaalarcénylagravavibrabajolasruedas.

Ellasemarchóprimero,recuerdaJames,reconduciendoelcochehaciaelcentrodelacarretera.Estoesloquesiemprehaquerido.Ysinembargo,inclusomientraslopiensa,sabequeesmentira.Lalíneaamarillatiemblayzigzaguea.Añosdemiradasimpertinentesquelehacíansentirseincómodo,comosifueraunanimaldelzoo,añosdemurmullosenlacalle—chino,amarillo,veteatupaís—quemándolelosoídos.Diferentehasidosiempreunaetiquetaensufrente,cosidaentrelosojos.Estapalabrahacoloreadotodasuvida;hadejadosussuciashuellasentodo.PeroparaMarilyn,diferentehabíasidoalgodiferente.

Marilyn: jovenyosadaenunaclase todadehombres.Vaciando laorinadesusvasosdelaboratorio,tapándoselosoídosabasedellenarselacabezadesueños.Unablusa blanca en un mar de americanas azul marino. Cómo había anhelado serdiferente,ensuvida,pordentro.EscomosialguienhubieralevantadoelmundodeJames, le hubiera dado la vuelta y hubiera vuelto a dejarlo en el suelo. Marilyn,conservandoesossueñosconaromadelavandaparasuhija,ladecepciónacumuladabajo su sonrisa. Triplemente secuestrada por una casa, una calle sin salida y unadiminuta ciudad universitaria, lasmanos suaves y sin encallecer pero ociosas. Losintrincadosengranajesdesucabezafuncionandoensilencioparabeneficiodenadie,pensamientos chocando contra las ventanas cerradas como una abeja atrapada. Yahora,solaenlahabitacióndesuhija,rodeadadelasreliquiasdelavidadeésta;sinlavanda, polvo solo, en el aire. Ha pasado mucho tiempo desde que pensó en suesposacomounacriaturaconaspiraciones.Después—yduranteelrestodesuvida—Jamesseesforzaráporponerenpalabrasestasensaciónynuncaconseguirádeltodoformular, ni siquiera para sus adentros, lo que de verdad quiere decir. En estemomentosólopuedepensarenunacosa:cómoesposible,sepregunta,equivocarsetanto.

De vuelta enMiddlewood, Nath no sabe cuánto tiempo ha estado tumbado en elasientodelantero.Sólosabeesto:alguienabre lapuertadelcoche.Alguiendicesunombre.Entoncesunamano le cogedelhombro, cálidayamabley fuerte,yno lesuelta.

ANath, que se esfuerza por salir de un letargo profundo y aturdido, la voz lerecuerdaaladesupadre,aunquesupadrenuncahapronunciadosunombrecontantaamabilidad,ni leha tocadoconsemejante ternura.Enel instanteprevioaabrir losojos, es su padre, e incluso cuando el mundo se vuelve nítido y deja ver un solbrumosoy a un agente depolicía, el agenteFiske, acuclillado a su lado junto a lapuertaabiertadelcoche,siguesiendoasí.ElagenteFiskeesquienlecogelabotella


vacíadewhiskydelasmanosyleayudaalevantarlacabeza,peroensucorazónessupadrequiendice,contalamabilidadqueNathseechaallorar:

—Hijo,eshoradeirseacasa.


Once

Enabril,sucasaeraelúltimositiodondeNathqueríaestar.Durantetodoelmes—lassemanaspreviasasuvisitaalcampus—estuvoponiendolibrosyropaenunapilacadavezmásalta.Todaslasnochesantesdeirsealacamasacabalacartadedebajodelaalmohadaylaleía,saboreandolosdetalles:unalumnodeprimerañodeAlbany,AndrewBynner,estudiantedeastrofísica, leharíaunavisitaguiadaporelcampus,mantendríaconversacionesintelectualesyprácticasconélmientrasalmorzabanenelcomedoryseríasuanfitrióndurantetodoelfindesemanalargo.Deviernesalunes,pensabamirando sus billetes de avión; noventa y seis horas. Para cuando sacó sumaleta,despuésdelacenadecumpleañosdeLydia,yahabíadecididoquécosassellevaríaycuálesdejaría.

InclusoconlapuertacerradaLydialooía:elchasquidodeloscierresdelamaletaalabrirse,luegoungolpesecocuandolatapatocabaelsuelo.Lafamilianoviajabanunca.Unavez, cuandoHannahera todavíaunbebé,habíanvisitadoGettysburgyFiladelfia.Supadrehabíatrazadoelitinerarioenelmapadecarreteras,unasucesióndelugarestanempapadosdeculturaestadounidensequeéstarezumabapordoquier:enlosnombresdelasestacionesdeservicio—ValleyForgeDiesel—yenlosplatosdeldíacuandoparabanacomer:gambasestiloGettystown,solomilloWilliamPenn.En cada restaurante la camarera había mirado fijamente a su padre, después a sumadre, luegoaellayaNathyaHannahyLydiahabía sabido,yadesdeniña,quenunca volverían. Desde entonces su padre había dado cursos de verano todos losaños,comosiasí—sospechabaLydiaconrazón—pudieraevitarquesalieraarelucireltemadelasvacacionesfamiliares.

EnlahabitacióndeNathsecerródegolpeuncajón.Lydiasetumbóenlacamayapoyó los pies en la postal de Einstein. Seguía teniendo en la boca el dulzorinsoportable del glaseado; en el estómago, la tarta bailaba. Cuando terminara elverano, pensó, Nath haría no sólo una maleta, también prepararía un baúl y unmontóndecajascontodossuslibrosysuropa,todassuspertenencias.Eltelescopiodesaparecería del rincón; las pilas de revistas de aeronáutica se esfumarían delarmario.Unapelículadepolvoribetearíalosestantesvacíos,lamaderadondeanteshabía habido libros quedaría desnuda.Cada cajón, cuandoLydia lo abriera, estaríavacío.Inclusolassábanasdelacamahabríandesaparecido.

Nathabriólapuerta.—¿Cuálmellevo?Sostuvo en alto dos camisas, con una percha en cada mano de manera que

parecíancortinasqueleflanqueabanlacara.Asuizquierda,unaazullisa,sumejorcamisa de vestir, la que había llevado a la ceremonia de graduación de penúltimo


cursolaprimaveraanterior.Aladerecha,unaconestampadodecachemirqueLydianolehabíavistonunca,laetiquetadelpreciotodavíacolgandodeunodelospuños.

—¿Dedóndehassacadoésa?—Lahecomprado—dijoNathconunasonrisa.Durante toda su vida, cuando necesitaban ropa, su madre les llevaba a los

almacenesDeckeryNathaceptaba todo loque leelegíacon taldevolverprontoacasa.Lasemanaanterior,pensandoenlasnoventayseishoras,habíaidoencochealcentrocomercialysehabíacompradoaquellacamisa,cuyoestampadoalegrelehabíallamadolaatencióndesdesupercha.Habíasidocomocomprarseunapielnueva,yahorasuhermanadetectabaesasensacióntambién.

—Unpocoeleganteparairaclase—Lydianocambiódepostura—.¿OesqueenHarvardvistenasí?

Nathbajólasperchas.—Hayunarecepciónparalosestudiantesqueestándevisita.Ymianfitriónme

haescritoqueélysusamigosvanadarunafiestaesefindesemana.Esparacelebrarel findel trimestre—levantó la camisa estampaday se la acercó al cuerpo, con elcuellodebajodelmentón—.Igualdeberíaprobármela.

SemetióenelcuartodebañoyLydiaoyólaperchaarañarlabarradeladucha.Unarecepción.Música,baile,cerveza.Coqueteo.Númerosdeteléfonoydireccionesgarabateadasentrozosdepapel.Escríbeme.Llámame.Nosvemos.Despacio,suspiesbajanporlaparedhastaquedarapoyadosenlaalmohada.Unarecepción.Dondelosestudiantesreciénllegadossejuntan,semezclanyseconviertenenalgonuevo.

Nath reapareció en la puerta abrochándose el primer botón de la camisaestampada.

—¿Quéteparece?Lydiasemordióellabio.Elestampadoazulconfondoblancolesentababien;le

hacía más delgado, más alto, más moreno. Aunque los botones eran de plástico,relucían como perlas. Nath ya parecía una persona distinta, alguien que habíaconocidohacíamuchotiempo.Yaleechabademenos.

—Mejorlaotra—dijo—.Vasalauniversidad,noaStudio54.PerosabíaqueNathyahabíatomadounadecisión.Aquellanoche,justoantesdelasdoce,fuedepuntillasalcuartodeNath.Llevaba

toda la tarde queriendo contarle lo de su padre y Louisa, decirle que sabía lo queestaba pasando.Nath había estado demasiado distraído y conseguir que le prestaraatenciónhabíasidocomointentaratraparhumoconlasmanos.Aquéllaerasuúltimaoportunidad.Alamañanasiguienteseiba.

Eneldormitorioenpenumbra,sólolalamparilladelamesaestabaencendidayNath estaba arrodillado con su pijama viejo de rayas delante del alféizar. Por unmomentoLydiapensóqueestabarezandoy,violentaporhaberlesorprendidoenunacto tan íntimo —era como verle desnudo—, hizo ademán de cerrar la puerta.Entonces, al oír sus pisadas,Nath se volvió, su sonrisa tan incandescente como la


lunaqueempezabaacrecerenelhorizonte,yLydia sediocuentadequesehabíaequivocado.Laventanaestabaabierta.Nathnohabíaestadorezando,sinosoñando,doscosasque,comoconcluiríamástarde,erancasilomismo.

—Nath—empezóadecir.Laavalanchadecosasquequeríadecirdabavueltasensucabeza.Hevisto.Creo.

Necesito.Unacosademasiadograndeparareducirlaapequeñosgránulosdepalabras.Nathnopareciódarsecuenta.

—Miraesto—susurrócontaladmiraciónqueLydiasearrodillóasuladoymiróporlaventana.Encimadesuscabezaselcieloeradecolornegrointenso,comouncharco de tinta, y estaba salpicado de estrellas. No se parecían en absoluto a lasestrellasdesus librosdeciencia, imprecisasypastosascomogotasdesaliva.Éstaseranafiladascomocuchillas,cadaunatanprecisacomounpuntoyaparte,puntuandoelcielocon luz.Si echaba lacabezahaciaatrás,noveía lascasasniel lagoni lasfarolasdelacalle.Sóloelcielo,taninmensoyoscuroquepodíaaplastarla.Eracomoestarenotroplaneta.No,eracomoflotarenelespacio,sola.BuscólasconstelacionesquehabíavistoenlospóstersdeNath:Orión,Casiopea,laOsaMayor.Losdiagramasleparecíanahorainfantiles,consuslíneasrectas,suscoloresprimariosyfigurasdepalo.Aquílasestrellasladeslumbrabancomolentejuelas.Asíeselinfinito,pensó.Suclaridadlaabrumaba,erancomoaguijonazosenelcorazón.

—¿Aqueesincreíble?—susurróNathenlaoscuridad.Yaparecíaestaraañosluzdedistancia.

—Sí—seoyódecirLydia,casienunsusurro—.Increíble.

Al día siguiente, mientras Nath metía el cepillo de dientes en la maleta, Lydiaacechaba en el umbral de la habitación. En diez minutos su padre le llevaría alaeropuertoenCleveland,desdedondevolaríacon laTWAaNuevaYorky luegoaBoston.Eranlascuatroymediadelamadrugada.

—Prométemequemellamarásparacontarmequétaltodo.—Claro—dijoNath.Estirólascintaselásticasencimadelaropadobladatrazandounaequisperfectay

cerrólamaleta.—¿Meloprometes?—Teloprometo—Nathaseguróloscierresconundedoycogiólamaletaporel

asa—.Meestáesperandopapá.Nosvemosellunes.Yasísinmás,sefue.Mucho después, cuando Lydia bajó a desayunar, casi podía simular que nada

habíacambiado.Susdeberesestabanjuntoalcuencodecerealesconcuatropequeñosticsenelmargen.Hannahpescababolitasdecerealdesucuenco.Sumadresorbíatéoloongyhojeabaelperiódico.Sólounacosahabíacambiado:lasilladeNathestabavacía.Comosinuncahubieraexistido.


—Por fin—dijoMarilyn—.Date prisa y corrige eso, tesoro, o no te va a dartiempodecomernadaantesdequellegueelautobús.

Lydia,quesesentíacomosi flotara, fuehasta lamesa.Marilyn,mientras tanto,leyóporencimaelperiódico—lapopularidaddeCartereradeunsesentaycincoporciento,Mondale se aclimataba a su papel de «asesor de confianza» del presidente,prohibición del amianto en la construcción, otro tiroteo enNuevaYork—antes deque suvista seposara enunabrevenoticiade interéshumanoen el rincóndeunapágina.MédicodeLosÁngelesreviveaunhombreque llevabaseisañosencoma.Increíble,pensó.Sonrióasuhija,queestabadepieaferradaal respaldodesusillacomosi,denohacerlo,pudierallevárselalamarea.

NathnollamóaquellanochemientrasLydiaseencogíaymarchitababajolaatenciónincesante de sus padres. He cogido un folleto con la oferta de cursos de launiversidad. ¿Quieres aprovechar el verano para hacer estadística? No llamó elsábado,cuandoLydiasedurmióllorando,nieldomingo,cuandosedespertóconlosojostodavíairritados.Demaneraqueasíseríanlascosas,sedijoparasusadentros.Comosinuncahubieratenidounhermano.

EnausenciadeNath,HannahseguíaaLydiacomounperritofaldero,corriendoalapuertadesuhabitacióncadamañanaantesdequesonaralaradiodespertador,sinaliento,suvozcasiunjadeo.¿Sabesunacosa,Lydia?¿Sabesunacosa?Lydiacasinunca la sabía y nunca era importante: estaba lloviendo; había tortitas paradesayunar; había un arrendajo azul en la pícea.Cada día de lamañana a la nocheHannahibadetrásdeLydiasugiriéndolecosasquehacer.PodríamosjugaraLife,verlapelículadelosviernes,podríamoshacerpalomitas.DurantetodasuvidaHannahhabíavividoenlaórbitadesuhermanoysuhermana,yLydiayNathhabíantoleradotácitamente aquel satélite pequeño y patoso. Ahora Lydia reparó en mil pequeñosdetalles de su hermana: la manera en que arrugaba la nariz una, dos veces, velozcomo una liebre, cuando hablaba; su costumbre de ponerse de puntillas como sillevara tacones invisibles. Y luego, el domingo por la tarde, se había puesto loszapatos de cuña que Lydia acababa de quitarse y había comunicado su últimaocurrencia—Podríamosirajugarallago,vamosajugarallago—yLydiareparóenquellevabaalgobrillanteyplateadodebajodelacamiseta.

—¿Quéeseso?Hannahintentóescaparse,peroLydialebajóelcuelloydejóaldescubiertoloque

ya había atisbado: una delicada cadena de plata, un esbelto corazón de plata. Suguardapelo.LoenganchóconundedoyHannahsetambaleó,bajándosedegolpedeloszapatosdeLydia.

—¿Quéhacesconesopuesto?Hannahmiróhacialapuertacomosilarespuestacorrectapudieraestarescritaen

lapared.SeisdíasanteshabíaencontradolacajitadeterciopelodebajodelacamadeLydia.


—Pensabaquenoloquerías—susurró.Lydianolaescuchaba.Cadavezquelamires,oyódecirasupadre,acuérdatede

lo que verdaderamente importa. Ser sociable. Ser popular. Integrarse. ¿Que no teapetecesonreír?¿Yqué?Oblígateasonreír.Nocritiques,condenesni telamentes.Hannah,tanfelizenaquellatrampadeplata,lerecordabaaelladepequeña:tímida,desgarbada, con hombros que empezaban a encorvarse bajo el peso de algo deaspectomuydelgado,muyplateadoyligero.

Con un sonoro chasquido su mano golpeó la mejilla de Hannah haciéndolatambalearsehaciaatrásyvolverlacara.Luegoagarrólacadenacontodalamanoylaretorció con fuerza, tirando de Hannah como si fuera un perro con un collardemasiadoapretado.Losiento,empezóadecirésta,peronolesaliómásqueungritoahogado.Lydiaretorcióconmásfuerza.Entonceslagargantillaserompióylasdoshermanaspudieronrespirarconnormalidad.

—No quieres ponerte eso —dijo Lydia, con una amabilidad en la voz quesorprendió aHannah, que la sorprendió a ellamisma—.Escúchame.Crees que sí.Perono—escondiólacadenaenelpuño—.Prométemequenotelovolverásaponer.Nunca.

Hannahnegóconlacabezaconlosojosabiertosdepardepar.Lydialetocólagarganta, acariciandoconelpulgarel finohilode sangredonde la cadena lehabíacortadolapiel.

—Nuncasonríassinotienesganas—ledijo,yHannah,mediocegadaporelfocodelaatenciónsinreservasdeLydia,asintió—.Acuérdate.

Hannah cumplió su palabra. Más tarde aquella noche y durante muchos añosrecordaríaaquelmomento,siemprellevándoselamanoalagarganta,dondelamarcaroja de la cadena se había disipado hacía tiempo. Lydia le había parecido máspreocupadaqueenfadada,elcollarcolgandodesusdedoscomounaserpientenegra;habíahabladocasicontristeza,comosifueraellaquienhubierahechoalgomaloyno Hannah. El collar fue, de hecho, lo último que robaría Hannah. Pero aquelmomento, aquella última conversación con suhermana la intrigaría durantemuchotiempo.

Esanoche,refugiadaensuhabitación,LydiasacóeltrozodepapelenqueNathlehabíagarabateadoelnúmerodeteléfonodesuestudianteanfitrión.Despuésdecenar—cuandosupadreseretiróasudespachoysumadreseinstalóenelcuartodeestar— lo desdobló y descolgó el teléfono del rellano. Sonó seis veces antes de quealguiencontestara,ydefondooyóelestruendodeunafiestaqueacabadeempezar.

—¿Quién?—dijo la voz al otro lado del teléfono, dos veces, y al final Lydiarenuncióasusurrarysoltó:

—NathanLee.Elestudiantequeestádevisita.NathanLee.Pasaronlosminutos,cadaunoincrementandoelcostedelaconferencia,aunque

paracuandollegaralafacturaJamesestaríademasiadodestrozadoparadarsecuenta.Enelpisodeabajo,Marilynnohacíamásquecambiardecanal.Rhoda.Elhombre


de los seismillones de dólares.Quincy.Rhoda otra vez. Luego, por fin, la voz deNath.

—Nath—dijoLydia—.Soyyo.Parasusorpresa, sintióganasde lloraraloír lavozdesuhermano,aunqueera

más roncaysecaquedecostumbre,dehechoparecíaestar resfriado.LociertoeraqueNath llevaba bebidas tres cuartas partes de la primera cerveza de su vida y lahabitaciónenqueestabaempezabaaadquirirun fulgorcálido.Ahora lavozde suhermana—amortiguada por la distancia— cortaba aquel fulgor como un cuchillodesafilado.

—¿Quépasa?—Nohasllamado.—¿Qué?—Prometistequellamarías.Lydiasesecólosojosconeldorsodelamuñeca.—¿Yporesollamas?—No,escuchaNath,tengoquecontarteunacosa.Lydiaseinterrumpiósinsabercómoexplicarse.Defondounaexplosiónderisa

creciócomounaolaqueserompeenlaorilla.Nathsuspiró.—¿Qué ha pasado? ¿Te ha dado la lata mamá con los deberes?—se llevó la

botellaaloslabiosycomprobóquelacervezasehabíacalentadoyellíquidorancioleirritólalengua—.Espera,déjameadivinar.Mamátehahechounregaloespecialqueharesultadonosermásqueunlibro.Papátehacompradounvestidonuevo—no, un collar de diamantes— y espera que te lo pongas. Anoche durante la cenatuvistequehablaryhablaryhablarysólotehacíancasoati.¿Meestoyacercando?

Lydiacalló,estupefacta.DurantetodassusvidasNathhabíacomprendido,mejorquenadie,elléxicofamiliar,lascosasquenuncapodíanexplicarsebienaquienesnoformaranpartedeella,asaber:queunlibroounvestidosignificabanalgomásquealgoque leeroqueponerse;que la atenciónveníaconexpectativasque—al igualquelanieve—caían,seposabanyteaplastabanconsupeso.Todaslaspalabraseranciertas,perodichasconlanuevavozdeNathsonabantriviales,quebradizasyhuecas.Talycomolaspercibiríaelrestodelmundo.Suhermanoyasehabíaconvertidoenundesconocido.

—Tengoquecolgar—dijoNath.—Espera.Espera,Nath.Escucha.—Dios,notengotiempoparaesto—enunarranquedeamargura,añadió—:Vete

acontarletusproblemasaJack.EntoncesNathno sabíaqueesaspalabras leatormentarían.Despuésdecolocar

bruscamente el auricular en la horquilla, una punzada de culpa, como una burbujapequeñayafilada,leperforóelpecho.Peroladistancia,elcaloryelruidodelafiestaque le envolvían como un capullo le habían cambiado la perspectiva.Bastaba con


alejarteparaque todo loque lehabía resultadoamenazadordecerca—el instituto,suspadres,susvidas—,seencogierahastadesaparecer.Podíasnocogerelteléfono,romper las cartas, simular que nunca habían existido. Empezar de cero, como unapersonanueva conunavidanueva.Unmeroproblemadegeografía, pensó, con laconfianzadealguienquenuncaha intentadotodavía liberarsedesufamilia.ProntotambiénLydiairíaalauniversidad.Prontotambiénellapodríaliberarse.Sebebióloquequedabadecervezayfueabuscarotra.

Encasa,solaenelrellano,Lydiasiguiósujetandoelauricularlargoratodespuésdeterminadalallamada.Laslágrimasquelehabíanimpedidohablarsesecaron.Unafuriagraduale intensahaciaNathprendióensu interior, suspalabrasdedespedidaresonando en sus oídos.No tengo tiempo para esto. Se había convertido en otrapersona,unapersonaalaqueledabaigualqueLydialenecesitara.Unapersonaquedecía cosas para herirla. Sintió que también ella se estaba convirtiendo en otrapersona,unacapazdedarleunabofetadaasuhermana.QueharíatantodañoaNathcomolehabíahechoélaella.VeteacontarletusproblemasaJack.

El lunes por lamañana se puso su vestidomás bonito, el de escote halter con lasfloresrojasdiminutasquesupadrelehabíacompradoenotoño.Algonuevoparaelnuevo curso, había dicho. Había ido a comprar material escolar y lo había vistopuestoenunmaniquídelescaparate.AJameslegustabacomprarleaLydiavestidosque veía en los maniquís, estaba convencido de que eso significaba que todo elmundo se los ponía. Es lo último, ¿no? Toda chica necesita un vestido para lasocasiones especiales. Lydia, que siempre buscaba ir lo más anodina posible —sudadera con capucha y pantalones de pana; una blusa sencilla y pantalones decampana—,sabíaqueeraunvestidoparasalirconunchico,yellanohacíaeso.Lohabíaguardadoalfondodelarmariodurantemeses,peroesamañanalocogiódelapercha.Sepeinóelpeloconcuidado,conlarayajustoenelmedioyserecogióunode los ladosconunpasador rojo.Con lapuntade labarrade labios, seperfiló lascurvasdelaboca.

—Miraqueestásguapa—dijoJamesalahoradeldesayuno—.TanbonitacomoSusanDey.

Lydiasonrióynodijonada,nisiquieracuandoMarilyndijo:—Lydia,despuésdeclasenovengastarde,Nathllegaráparalahoradelacena.TampococuandoJames le tocóelhoyueloconundedo—otravez labromade

siempre—ydijo:—Ahoravasateneratodosloschicosdetrás.Alotroladodelamesa,Hannahestudióelvestidoylasonrisapintadadecarmín

desuhermanamientrassefrotabaconundedolacostraenrojecida, finacomounateladearaña,quelerodeabaelcuello.Nolohagas,queríadecirle,aunquenosabíacómo.No¿qué?Sólosabíaquealgoibaaocurriryquenadadeloqueelladijerao


hicierapodríaevitarlo.CuandoLydiase fue,cogió lacucharay redujo loscerealescorreososdesucuencoaunpuré.

Hannahteníarazón.Aquellatarde,porsugerenciadeLydia,Jackcondujohastaelmiradorconvistasalaciudadyaparcóalasombra.Unviernesporlanochehabríaallí congregados una docena de vehículos, las ventanillas empañándose lentamentehastaqueuncochedelapolicíalosdispersara.Ahora—enlaclaraluzdeunlunesporlatarde—nohabíanadiemás.

—Entonces,¿cuándovuelveNath?—Estanoche,creo.De hecho Lydia sabía que Nath aterrizaría en el aeropuerto de Hopkins, en

Cleveland,alascincoycuarto.Supadreyélestaríanencasaalasseisymedia.MiróporlaventanahaciaelrelojdelFirstFederal,apenasvisibleenelcentrodelaciudad.Pasabancincominutosdelascuatro.

—Tienequeserraroquenoesté.Lydiarió,unarisacortayamarga.—Estoy segura de que los cuatro días se le han hecho cortos. Está deseando

marcharseparasiempre.—Bueno,perovolverásaverle.Quierodecirquevendrádevisita.EnNavidad.Y

losveranos,¿no?—Jacklevantóunaceja.—Puede.Opuedequenovuelvanunca.Quémásda—Lydia tragó salivapara

serenarseantesdehablar—.Yotengomipropiavida.Por la ventanilla abierta entró el susurro de las hojas nuevas de los arces.Una

sámara solitaria, vestigiodelotoño, sedesprendióy cayóen espiralhasta el suelo.CadacéluladelcuerpodeLydiatemblaba,perocuandosemirólasmanoslasteníatranquilaseinmóvilesenelregazo.

Abriólaguanteraysacólacajadepreservativos.Quedabandos,losmismosquemesesatrás.

Jackpareciósobresaltado.—¿Quéhaces?—Nopasanada.Notepreocupes.Nomearrepentirédenada.—Jackestabatan

cerca que Lydia olía el aroma entre dulce y salado de su piel—. ¿Sabes?No erescomo la gente cree —dijo poniéndole una mano en el muslo—. Todo el mundopiensa, con lo de esas chicas, que no te importa nada. Pero no es verdad. Tú enrealidad no eres así, ¿a que no? —Miró a Jack a los ojos, azul con azul—. Teconozco.

YmientrasJacklamirabafijamente,Lydiacogióaireprofundamentecomosisedispusieraabucearylebesó.

Nuncahabíabesadoanadie,yfue—aunquenolosupo—unbesodulce,unbesocasto,unbesodeniñapequeña.Bajosuslabios,losdeJackerancálidosysecos,ynohacíannada.Bajo el humode cigarrillo, Jackolía a alguienque acabade salir delbosque, frondosoyverde.Olía al tactoque tieneel terciopelo, algoque te apetece


tocar y luego llevarte a la cara. En aquel momento los pensamientos de Lydiaavanzaron deprisa, como hacen las películas. Avanzaron al momento posterior apasarse al asiento trasero, tropezando el uno con el otro, las manos de ambosdemasiadolentasencomparaciónconsudeseo.Pasaronhastadespuésdedeshacerelnudodelvestidoenlanuca,dequitarselaropa,desentirelcuerpodeJackencimadelsuyo.Todas lascosasquenuncahabíaexperimentadoy,adecirverdad,apenaspodía imaginar. Para cuando Nath volviera a casa, pensó, estaría transformada.Aquellanoche,cuandoNathlecontaratodoloquehabíavistoenHarvard,todosobrelavidanuevay fabulosaqueyahabía empezadopara él, ella también tendría algonuevoquecontarle.

Yentonces,conmuchasuavidad,Jackseapartó.—Eresunencanto—dijo.Ylamiró,pero—inclusoLydialocomprendiódemanerainstintiva—nocomo

un amante, sino con ternura, como los adultosmiran a un niño que se ha caído ohechodaño.Lydia semarchitópordentro.Clavó lavista en el regazo,dejóque elpelohicieradepantallaasusonrojoyenlabocaleflorecióunregustoamargo.

—Nomedigasquederepentetehanentradoescrúpulos—dijocortante—.¿Oesquenosoylobastantebuenaparati?

—Lydia—Jacksuspiró,suvozsuavecomolafranela—.Noesporti.—Entonces,¿porqué?Un largo silencio, tan largo que Lydia pensó que Jack se había olvidado de

contestar.Cuandoporfinhablólohizoconlacaravueltahacialaventana,comosiaquelloaloquesereferíaestuvierafuera,másalládelosarces,másalládellagoydetodoloquehabíadebajo.

—PorNath.—¿Nath?—Lydiapusolosojosenblanco—.NotengasmiedodeNath.Nathno

importa.—Síqueimporta—dijoJacksindejardemirarporlaventana—.Amísí.ALydialellevóunminutoasimilarestoymirófijamenteaJackcomosihubiera

mudadodeformaolehubieracambiadoelcolordelpelo.JacksefrotóconelpulgarlabasedeldedoanularyLydiasupoquedecíalaverdad,queaquéllaeralaverdaddesdehacíamucho,muchotiempo.

—Pero…—Lydiadudó—.¿Nath?Sisiempreestás…Bueno,quetodoelmundosabe…

Sinquefuerasuintenciónmiróhaciaelasientotraseroylamantaindiaarrugada.Jacksonriósardónico.—¿Cómoes lo quehas dicho?Todo elmundopiensa, con todas esas chicas…

perotúenrealidadnoeresasí—miróaLydiadereojo.Porlaventanaabiertaentróunabrisaquelealborotólosrizoscolorpajizo—.Nadielosospecharía.

RetazosdeconversacioneslevinieronentoncesaLydiaalacabeza,conunmatizdistinto.¿Dónde está tu hermano?¿Qué va a decirNath?Y¿Vas a contarle a tu


hermano que hemos estado pasando tiempo juntos y que no soy tan malo? ¿Quéhabía contestado ella?Nome creería. La cajamedio vacía de condones lamirababurlonayLydiacerró lamanoy laaplastó.Teconozco, seoyódecirdenuevoa símismayquisomorirsedevergüenza.Cómohepodidosertantonta,pensó.Cómohepodidomalinterpretarleasí.Cómohepodidomalinterpretarlotodoasí.

—Tengoqueirme.Cogiólabolsadeloslibrosdelsuelodelcoche.—Losiento.—¿Quelosientes?¿Porqué?Nohaynadaquesentir—Lydiasecolgóelbolso

delhombro—.Enrealidadsoyyolaquelosienteporti.Enamoradodealguienqueteodia.

MirófuriosaaJack:unamuecadeestupefacción,comosilehubieraechadoaguaalosojos.Luegosuexpresiónsevolviódesconfiada,contenidaeimpenetrable,comoeraconotraspersonas,comohabíasidoeldíaquesehabíanconocido.Sonrió,perolasonrisateníamásdemueca.

—Por lomenosyonodejoqueotraspersonasdecidanquées loquequiero—dijo, y Lydia se estremeció al notar el desprecio en su voz. No lo había oído enmuchosmeses—.Almenosyoséquiénsoy.Loquequiero—entrecerrólosojos—.¿Yustedqué,señoritaLee?¿Quéesloquequiere?

Pues claro que sé lo que quiero, pensó Lydia, pero cuando abrió la boca laencontró vacía. Dentro de su cabeza las palabras entrechocaron como canicas decristal—médico,popular,feliz—ysedispersaronhastaperderseenelsilencio.

Jackresopló.—Porlomenosyonodejoquemedigansiempreloquetengoquehacer.Porlo

menosyonotengomiedo.Lydia tragó saliva.Tenía la sensacióndeque lamiradade Jack le arrancaba la

pielajirones.Queríapegarle,peroesonoseríalobastantedoloroso.Yentoncessupoquéeraloqueleharíamásdaño.

—Estoy segura de a Nath le encantará que le cuente todo esto —dijo—. Ytambiénatodoelmundodelinstituto.¿Noteparece?

Jacksedesinflóantesusojoscomounglobopinchado.—Mira…Lydia…—empezó a decir, pero ésta ya había abierto la puerta y la

habíacerradodeunportazodespuésde salir.Concadapasoquedaba lacartera legolpeabalaespalda,perosiguiócorriendohastallegaralacarreteraprincipalyluegoacasa,sindetenersesiquieracuandonotóunpinchazoenelcostado.Cadavezqueoía un coche se volvía, esperando ver a Jack, pero elVolkswagen no apareció porningunaparte.Sepreguntósiseguiríaaparcadoenelmiradorconesaexpresióndeperroacorraladoenlosojos.

Cuando dejó atrás el lago y llegó a su calle, aflojando por fin el paso pararecuperar el aliento, todo le resultó desconocido, extrañamente nítido, los coloresdemasiadobrillantes, comoun televisormalajustado.Loscéspedesverdeseranun


poco demasiado azules, las tejas blancas de la casa de la señora Allen un pocodemasiado relucientes, la piel de sus brazos un poco demasiado amarilla. Todoparecía levemente distorsionado, y Lydia parpadeó en un intento por obligarlo arecuperarsusformasconocidas.Cuandollegóasucasa,lellevóunmomentodarsecuentadequelamujerqueestababarriendoelporcheerasumadre.

Alverasuhija,Marilynletendiólosbrazosparaqueledieraunbeso.EntoncesfuecuandoLydiadescubrióque todavía llevaba lacajadecondonesarrugadaen lamanoylametióenlacartera,dentrodelforro.

—Tenotounpococaliente—dijoMarilyn.Cogióotravezlaescoba—.Casiheterminado.Luegoyapodemosempezararepasarparatusexámenes.

Capullos verdes diminutos, caídos de los árboles, quedaron aplastados bajo laescoba.DuranteunmomentoLydianopudohablar,ycuandoporfinlesaliólavoz,eratanroncaquenisumadreniellalareconocieron.

—Yatelohedicho—soltó—.Nonecesitotuayuda.Aldía siguienteMarilynyahabríaolvidadoestecomentario.ElgritodeLydia,

los matices de dolor en su voz. Desaparecería para siempre de sus recuerdosasociados a Lydia, de la misma manera que los recuerdos de un ser queridodesaparecido siempre se suavizan y simplifican, desprendiéndose de complejidadescomosifueranescamas.Entonces,atónitaporeltonodevoztanimpropiodesuhija,loatribuyóalcansancio,aloavanzadodelahora.

—Noquedademasiadotiempo—dijomientrasLydiaabría lapuertadecasa—.Yaestamosenmayo.

Más adelante, cuando evoquen aquella última noche, la familia casi no recordaránada. La tristeza se llevará con ellamuchas cosas.Nath, eufórico, habló sin parardurante toda lacena,peroninguno—nisiquieraél—recordaráesta locuacidad tanpocopropiadeélnitampocounasolapalabradeloquedijo.NorecordaránelsoldelatardecersalpicandoelmantelcomomantequilladerretidaniaMarilyndiciendo:Laslilasestánempezandoaflorecer.NorecordaránaJamessonriendoaloírmencionarel Charlie’s Kitchen y pensando en los largos almuerzos con Marilyn de muchotiempoatrásniaHannahpreguntando:¿EnBostontienenlasmismasestrellas?niaNathcontestando:Puesclaro.Todoesohabráquedadoolvidadoporlamañana.Ysinembargo todos pasarán años diseccionado esta última noche. ¿Qué les pasódesapercibido que deberían haber visto? ¿Qué pequeño gesto, olvidado, podríahaberlo cambiado todo? La desmenuzarán hasta el último detalle, preguntándosecómopudierontorcersetantolascosas,ynuncaestaránsegurosdelarespuesta.

EncuantoaLydia,pasótodalanochehaciéndoselamismapregunta.Noreparóen lanostalgiadesupadrenien lacarade ilusióndesuhermano.Durante toda lacenaydespuésdeella,despuésdedarlasbuenasnoches,siguiódándolemásymásvueltasaesaúnicapregunta.¿Cómohanpodidotorcersetantolascosas?Sola,coneltocadiscoszumbandoa la luzde la lámpara, escarbóen sus recuerdos.Antesde la


expresión de Jack aquella tarde, desafiante, tierna y acorralada al mismo tiempo.AntesdeJack.Antesdelsuspensoenelexamendefísica,antesdebiología,antesdelasescarapelasy los librosyelestetoscopiodeverdad.¿Enquémomentosehabíaestropeadotodo?

Cuando el reloj pasó de la 1:59 a las 2:00 con un suave chasquido le vino larespuesta,todoencajóconelmismosonidoleve.Eldiscohabíadejadodegirarhacíaratoylaoscuridadexteriorintensificabalaquietudigualqueelsilenciozumbóndeuna biblioteca. Por fin supo dónde se habían torcido las cosas. Y también adóndeteníaqueir.

Lamaderadelmuelleestabatanlisacomolarecordaba.Lydiasesentóalfinal,comohabíahechohacíatiempo,conlospiescolgandodelborde,dondelabarcaderemoschocabasuavementecontraelembarcadero.Desdeaqueldíanuncasehabíaatrevidoaacercarsetanto.Aquellanoche,enlaoscuridad,nosintiómiedo,ycayóenlacuentadeelloconunaserenasensacióndeasombro.

Jackteníarazón;llevabatantotiempoasustadaqueselehabíaolvidadoloqueerano tenermiedo:miedodequesumadrevolvieraadesaparecer,dequesupadresedesmoronara,dequelafamiliaenterasedesintegraradenuevo.Desdeaquelveranosin su madre, su familia había vivido en un estado precario, como asomada a unprecipicio.HastaesemomentoLydianohabíasidoconscientedelofrágilqueeralafelicidad,deque,sinoteníascuidado,podíasvolcarlayhacerlaañicos.Haríatodoloque quisiera sumadre, había prometido. Con tal de que se quedara. Había tenidotantomiedo…

Asíquecadavezquesumadreledecía:¿Quieres…?,habíadichosí.Sabíaloqueanhelabansuspadressinnecesidaddequedijeranunapalabra,yqueríaquefueranfelices.Habíamantenidosupromesa.Ysumadresehabíaquedado.Leeeste libro.Sí.Quiere esto.Esto te va a encantar.Sí.Una vez, en elmuseo de la universidad,mientrasNathsequejabadequeibaaperderselaproyeccióndelplanetario,Lydiasehabíafijadoenuntrozodeámbarconunamoscaatrapadadentro.«Esoesdehaceunmillón de años», susurróMarilyn abrazando a su hija desde detrás.Lydia lo habíamirado fijamente hasta queNath por fin tiró de las dos.Ahora pensó en lamoscaaterrizandodelicadamente en el charcode resina.Quizá lo había tomadopormiel.Quizánohabíavistoelcharco.Paracuandosediocuentadesuerror,erademasiadotarde.Sehabíaagitado,luegosehabíahundidoyacontinuaciónahogado.

Desdeaquelveranohabíaestadotanasustada…deperderasumadre,asupadre.Y, al cabo de un tiempo, el peormiedo de todos: de perder a Nath, el único queentendía el equilibrio extrañoy quebradizo de la familia.El que sabía todo lo quehabíapasado.Elquesiemprelahabíamantenidoaflote.

Aqueldíadehacíatantotiempo,sentadaenaquelprecisolugardelmuelle,habíaempezadoacobrarconcienciadeello,delodifícilqueseríaheredarlossueñosdesuspadres.De lo asfixiante que resultaría ser tan querida.Había sentido lasmanos de


Nathenloshombrosycasihabíadadograciasporcaer,porahogarse.Peroentonces,alhundirlacabeza,elaguahabíasidocomounabofetada.Habíaintentadogritaryelfríose lehabíadeslizadopor lagarganta,asfixiándola.Habíaestirado losdedosdelos pies buscando el suelo y no había. Nada tampoco cuando alargaba los brazos.Sólohumedadyfrío.

Ydespués calor.Los dedos deNath, lamano deNath, el brazo deNath,Nathtirando de ella y ella sacando la cabeza del lago, agua chorreándole del pelo yentrándoleenlosojos,irritándoselos.Dapatadas,lehabíadichoNath.Susmanoslasostuvieron,sorprendiéndolaconsufuerza,suseguridad,ylasensacióndefríohabíadesaparecido.LosdedosdeNathagarraronlossuyosyeneseprecisoinstantehabíadejadodeestarasustada.

Dapatadas.Tetengo.Dapatadas.Desde entonces siemprehabía sido así.Nodejesquemehunda, habíapensado

mientrasletendíalamano,yéllehabíaprometidonohacerlocuandoselacogió.Fueenesemomento,decidióLydia.Allíesdondesetorciótodo.

No era demasiado tarde. Sentada en el embarcadero, Lydia hizo una serie denuevaspromesas,estavezasímisma.Empezaríaotravez.Hablaríaconsumadre:yabasta.Quitaríalospóstersyguardaríaloslibros.Sisuspendefísica,sinollegaasermédico,nopasaránada.Lediráasumadreeso.Ytambiénledirá:noesdemasiadotarde.Paranada.Ledevolveráasupadrelagargantillayellibro.Dejarádehacerquehablapor teléfono;dejarádesimularserquiennoes.Apartirdeahorahará loqueellaquiera.Conlospiesplantadosfirmementeennada,Lydia—durantetantotiempoencadenada por los sueños de otros— no podía aún imaginar todavía lo quesignificaríaeso,perodeprontoeluniversobrillódeposibilidades.Locambiarátodo.LepediráperdónaJack,lediráquenocontaráanadiesusecreto.Siélpuedesertanvaliente,tansegurodequiénesydeloquequiere,quizáellatambiénpueda.Lediráquelecomprende.

YNath.Lediráquenopasanadaporquesemarche.Queellaestarábien.Queyanoesresponsabledeella,quenotienedequépreocuparse.Yluegoledejaráir.

YmientrashacíaestaúltimapromesaLydiacomprendió loque teníaquehacer.Supo cómo empezar todo otra vez, desde el principio, de manera que nunca mástuviera miedo de estar sola. Lo que necesitaba para sellar sus promesas, hacerlasreales. Despacio, se subió a la barca y soltó el amarre. Mientras empujaba elembarcadero para alejarse, esperó sentir una oleada de pánico.No fue así. Inclusodespuésdehaberremado,contorpeza,lagoadentro—lobastanteadentrocomoparaque la farola no fuera más que una mota, demasiado pequeña para contaminar laoscuridad que la rodeaba— se sintió extrañamente serena y segura de sí misma.Arribalalunaeraredondacomounamoneda,nítidayperfecta.Debajo,labarcasemecíacontalsuavidadqueapenasnotabaelmovimiento.Allevantarlavistaalcielose sintió como si flotara en el espacio, completamente desasida. No concebía quehubieraalgoimposible.


Enladistancia,laluzdelembarcaderobrillabacomounaestrella.Siguiñabalosojos distinguía a duras penas los contornos en penumbra del muelle, la pálidasucesiónde tablonescontra lanochemásoscura.Cuandoseacercaraunpocomás,pensó, lo vería perfectamente; los tableros alisados por generaciones de piesdescalzos, lospilotesque losmantenían justoporencimade lasuperficiedelagua.Concuidadosepusodepieydesplególosbrazosmientraslabarcasebalanceaba.Noestabatanlejos.Podíahacerlo,estabasegura.Bastabaconquedierapatadas.Abasedepatadasllegaríaalembarcaderoysaldríadelagua.AldíasiguienteporlamañanalepreguntaríaaNathporHarvard.Quétalera.Lepreguntaríaporlagentequehabíaconocido,lasasignaturasquepensabacoger.Lediríaqueloibaapasardemaravillaallí.

Miróellago,queenlaoscuridadnoparecíanada,sólonegrura,ungranvacíoqueseextendíaasuspies.Nopasaránada,sedijo,ydiounpasodesdelabarcahastacaerenelagua.


Doce

DurantetodoelcaminoacasaJamesnoparadedecirse:Noesdemasiadotarde.Noesdemasiadotarde.CadavezqueveunmojónlorepitehastaqueestáderegresoenMiddlewoodydejaatráslauniversidadyacontinuaciónellago.Cuandoporfinentraenelcaminodecasa,lapuertadelgarajeestáabiertayelcochedeMarilynnoseveporningunaparte.Pormuchoqueseesfuerceenmantenerserecto,setambaleaconcadarespiración.Entodosestosañosloúnicoqueharecordadoes:Sefue.Hadadoporsupuesto:Volvió.Y:Sequedó.Cuandoapoyalamanoenelpomodelapuertaletiemblan las piernas.No es demasiado tarde, se asegura a símismo, pero, unavezdentro,flaquea.Nopuedeculparlasisehamarchado,estavezparasiempre.

Enelvestíbulodelaentradalerecibeunsilencioabrumador,comodeunfuneral.Entoncesentraenelcuartodeestaryveunafigurapequeñaacurrucadaenelsuelo.Hannah.Encogidacomounapelota,abrazándoseasímisma.Ojosdeunrojoacuoso.Deprontoseacuerdadeunatardedehacemuchotiempo,dosniñossinmadreenunfríoumbral.

—¿Hannah?—susurra,aunquesientequeseestádesmoronandocomounedificioviejodemasiadodébilparaseguirenpie.Lacarteraleresbaladelosdedosycaealsuelo.Escomosirespiraraatravésdeunapajita—.¿Dóndeestátumadre?

Hannahlemira.—Arriba.Durmiendo.—Acontinuación,yestoesloqueledevuelveelalientoa

James,añade:Ledijequevolveríasacasa.Nolodiceconarrogancianitriunfal.Sóloconstataunhecho,redondoysencillo

comolacuentadeuncollar.Jamessedesplomaenlaalfombraalladodesuhijapequeña,mudodegratitudy

Hannahpiensasidebedeciralgomás.Porquehaymás,muchomásquecontar:quesumadreyellasehanacurrucadojuntasenlacamadeLydiayhanpasadotodalatarde llorando, abrazándose tan fuerte que las lágrimas de una y otra han acabadomezcladas,hastaqueporfinsumadresehaquedadodormida.Yque,haceunahora,llegóacasasuhermanoenuncochedelapolicía,despeinadoygroguiyapestandoaperromuerto,peroextrañamentesereno,yquesehabíaidoderechoasuhabitaciónaacostarse.Hannah,asomadadesdedetrásdelacortina,habíavistoalagenteFiskealvolante,ymástardeesanocheelcochedeMarilynreaparecerásilenciosamenteenelcamino de entrada, limpio, las llaves cuidadosamente colocadas en el asiento delconductor. Puede esperar, decide. Está habituada a guardar los secretos de otraspersonasytienealgomásurgentequecontarleasupadre.

Le tira del brazo mientras señala hacia el techo y a James le sorprende lopequeñasquesonsusmanos,ylofuertes.

—Mira.


Al principio, tan sobrepasado por la sensación de alivio, tan acostumbrado aignorarasuhijapequeña,Jamesnovenada.Noesdemasiadotarde,dice,mirandoaltecho,limpioyluminosocomounahojadepapelenblancoenelsoldeúltimahoradelatarde.Todavíanoeselfinal.

—Mira—insisteHannahyconmanoautoritarialeobligaaecharlacabezahaciaatrás.

NuncasehaatrevidoasertanmandonayJames,sorprendido,miraconatencióny lo ve por fin: la huella blanca de una suela en el blanco roto, como si alguienhubierapisadopinturayacontinuaciónhubieracaminadoporel techo,dejandounrastro tenue pero perfecto. Nunca se había fijado. Entonces mira a Hannah y laexpresión de la cara de ésta es seria y orgullosa, como si hubiera descubierto unplaneta nuevo. Es un absurdo, en realidad, la huella de una pisada en el techo.Inexplicable,ilógicoymágico.

HannahríeyparaJamessurisaescomoeltintineodeunacampana.Unsonidobenéfico. También él ríe, por primera vez en semanas, y Hannah, repentinamenteenvalentonada,searrimaasupadre.AJameslamaneraenquesuhijasefundeconélesunasensaciónqueleresultafamiliar.Lerecuerdaaalgoquehaolvidado.

—¿Sabesloquehacíaalgunasvecescontuhermana?—dicedespacio—.Cuandoera pequeña,muy pequeña,más que tú incluso. ¿Sabes lo que hacía?—Deja queHannahselesubaacaballito.Luegoseponedepieysebalanceadeunladoaotrosintiendo cómo cambia su peso a su espalda—. ¿Dónde está Lydia? —dice—.¿DóndeestáLydia?

LorepetíaunayotravezmientrasLydiaacercabalacaraasupeloyreía.Notabasualientopequeñoycalienteenelcuerocabelludo,enlaparteposteriordelasorejas.Sepaseabaporelcuartodeestar,buscandodetrásdemueblesypuertas.

—Laoigo—decía—.Leestoyviendounpie.—Leapretabauntobilloqueteníafuertementeasido—.¿Dóndeestá?¿DóndeestáLydia?¿Dóndesehabrámetido?—Volvíalacabezayellaseagachaba,chillando,mientrasélsimulabanoverleelpelocolgándolesobreelhombro—.¡Ahíestá!¡AhíestáLydia!

DabavueltasmásymásdeprisayLydiaseaferrabaaélconmásymásfuerzahastaqueJamessedejabacaerenlaalfombraylasoltabaentrerisas.Lydiajamássecansaba. Encontrada y perdida y encontrada de nuevo, desaparecida a la vista detodos,pegadaalaespaldadesupadre,quelesujetabalospiesconlasmanos.¿Quéconvertía algo en valioso? Perderlo y encontrarlo. Todas aquellas veces que habíasimuladoperderaLydia.Jamessedesplomaenlaalfombra,mareadodetristeza.

Entonces nota manos pequeñas alrededor del cuello, el calor de un cuerpomenudoapoyadoenél.

—¿Papá?—diceHannah—.¿Melohacesotravez?YJamesseincorporaysevuelveaponerderodillas.


Haymuchasmáscosasquehacer,muchomásquearreglar.Perodemomentopiensasóloenesto,ensuhijaallíensusbrazos.Sehabíaolvidadodeloqueesabrazaraunniño—abrazar a nadie— de esa manera. Cómo dejan caer todo su peso sobre ti,cómo se aferran instintivamente.Cómo confían en ti. Pasa un largo rato hasta queestápreparadoparasoltarla.

YcuandoMarilynsedespiertaybaja,justocuandolaluzempiezaamarcharse,estoesloqueseencuentra:asumaridoacunandoasuhijapequeñaenuncírculodeluzdelalámpara,unaconmovedoraexpresióndecalmaenlacara.

—Estásencasa—diceMarilyn.Todossabenqueesunapregunta.—Estoyencasa—diceJames.Hannahseponedepuntillasysedirigehacialapuerta.Sientequelahabitación

estáalbordedealgo,noestáseguradequé,peronoquieredestruiresteequilibriohermoso,delicado.Acostumbradaaquenoreparenenella,pasafurtivamentejuntoasu madre dispuesta a salir sin que se den cuenta. Entonces Marilyn le toca consuavidad el hombro y Hannah, sorprendida, apoya bruscamente los talones en elsuelo.

—No pasa nada —dice Marilyn—. Tu padre y yo tenemos que hablar. —Acontinuación,yHannahsesonrojadeplacer,ledaunbesoenlacabeza,justoenlarayadelpelo,ydice—:Hastamañana.

A mitad de escalera Hannah se detiene. Del piso de abajo le llega sólo unmurmullodevoces,peroporunaveznosevuelveconsigiloparaescuchar.Hastamañana, le ha dicho sumadre, y lo toma como una promesa. Cruza el rellano depuntillas y pasa delante de la habitación deNath, donde, tras la puerta cerrada, suhermanoduermesin soñar, los restosdewhisky rezumandodespaciode susporos;luego por el cuarto de Lydia que, en la oscuridad, da la sensación de no habercambiado en nada, aunque nada más lejos de la verdad, y por fin sube a sudormitorio, donde, si mira por las ventanas, el césped de fuera empieza a pasardespaciodeazuloscuroanegro.Sudespertadorquebrillaenlaoscuridaddicequeacaban de dar las ocho, pero parece más tarde, parece plena noche, las sombrasinmóviles y espesas como un edredón de plumas. Se envuelve en esa sensación.Desde allí arriba no puede oír a sus padres hablando. Pero le basta con saber queestánahí.

EnelpisodeabajoMarilynvacila en lapuerta, conunamanoen la jamba. Jamesintentatragarsaliva,perotienealgoduroyafiladoalojadoenlagarganta,comounaespinadepescado.Hubountiempoenqueeracapazdeadivinarelestadodeánimode su mujer incluso si la veía de espaldas. Por el ángulo de los hombros, por lamaneradecambiarelpesodelpieizquierdoalderecho,sabíaloqueestabapensando.Perohacemuchotiempoquenolamiraconatenciónyahora,inclusocaraacara,lo


únicoque aprecia son las leves arrugas en las comisuras de los ojos, los pequeñosplieguesdondelablusaselehaaplastadoydespuésestirado.

—Pensabaquetehabíasido—diceMarilynporfin.CuandolavozdeJamesseabrepasoalrededordelobjetoafiladodesugarganta,

saleenunhiloyarañada.—Yopensabaquetehabíasidotú.Ydemomentoestodoloquenecesitandecir.Habrá cosasde las quenuncahablen. Jamesnovolverá a hablar aLouisay se

avergonzarádeloocurridotodasuvida.Mástarde,pocoapoco,reconstruiránotrascosas que nunca se han dicho. James le mostrará a Marilyn el informe forense;Marilynleenseñaráellibrodecocina.CuántotiempopasaráhastaqueJameslehableaNathsinasperezaenlavoz,cuántohastaqueNathnosientarechazocadavezquehablasupadre.Duranteelrestodelveranoyduranteañosdespués,buscaránatientaslaspalabrasquediganloquequierenexpresar:aNath,aHannah,elunoalotro.Estantoloquenecesitancontarse.

EnestemomentodesilencioalgorozalamanodeJames,tansutilqueapenaslonota.Unapolilla, piensa.Lamangade la camisa.Pero cuandobaja la vista ve losdedosdeMarilyncerradosligeramentealrededordelossuyos,dibujandounacurvamínimamientrasleaprietanlamano.AgachalacabezaylaapoyaeneldorsodelamanodeMarilyn,abrumadodegratitudporqueselehayaconcedidoundíamás.

Enlacama,setocanelunoalotroconsuavidad,comosifueralaprimeravezqueestánjuntos:lamanodeJamessedeslizaconcuidadoporlacinturadeMarilyn,susdedos atentos y deliberadosmientras se desabrocha los botones de la camisa. Suscuerpossonahoramásviejos;Jamesnotaloshombrosencorvados,elzigzagdelascicatrices plateadas de los partos justo debajo de la cintura de Marilyn. En laoscuridadsoncuidadososelunoconelotro,comosisupieranquesonfrágiles,comosisupieranquesepuedenromper.

DurantelanocheMarilynsedespiertaysienteelcalordesumaridoasulado,aspirasu olor grato, como a tostada, añejo y orgánico y agridulce. Cómo le gustaríaquedarseallíacurrucadaasulado,sentirsupechosubirybajarpegadoaella,comosi fuera su propia respiración.Ahoramismo, sin embargo, hay algo que tiene quehacer.

EnlapuertadelahabitacióndeLydiasedetieneconlamanoenelpomoyapoyalacabezaenelmarco,recordandolaúltimanochequepasaronjuntas.CómoelvasodeaguadeLydiahabíaatrapadoundestellodeluzyellahabíamiradoasuhijadesdeelotroladodelamesaysonreído.Cuandoimaginabaelfuturodesuhija,rebosantedeconfianza,nohabríapensadoniporunsegundoquepudierano llegaraocurrir.Quepudieraestarequivocadarespectoaalgo.

Aquellanoche,aquellaseguridad,leparecenahoramuylejanas,comoalgoqueelpasodelosañoshavueltopequeño.Sensacionesdeantesdetenerasushijos,antes


decasarse,cuandotodavíaeraunaniña.Loentiende.Laúnicaposibilidadesseguiradelante.Aun así, parte de ella anhela retroceder por un instante, no para cambiarnada,nisiquieraparahablarconLydia,niparadecirlenada.Sóloparaabrirlapuertayverallíasuhija,dormida,unavezmás,ysaberquetodoestábien.

Ycuandoporfinabrelapuerta,esoesloqueve.Laformadesuhijaenlacama,unmechóndepelolargodesplegadosobrelaalmohada.Simiraconatención,inclusopuededistinguireledredóndefloressubirybajarconcadarespiración.Sabequesele ha concedido un espejismo e intenta no parpadear, absorber el momento, esaimagenúltimayhermosadesuhijadormida.

Algúndía,cuandoestépreparada,quitarálascortinas,sacarálaropadelarmario,recogeráloslibrosdesueloylosguardará.Lavarálassábanas,abriráloscajonesdelamesa,vaciará losbolsillosde lospantalonesvaquerosdeLydia.Cuando lohagasólo encontrará fragmentos de la vida de su hija: monedas, postales sin enviar,páginas arrancadas de revistas. Se detendrá al encontrarse un caramelo de menta,todavía envuelto en celofány sepreguntará si es importante, si significó algoparaLydia o si sencillamente fue pasado por alto y desechado. Sabe que no encontrarárespuestas.Demomentomiraelcuerpodormidoenlacamayselellenanlosojosdelágrimas.Essuficiente.

Cuando Hannah baja, justo cuando está saliendo el sol, cuenta con cuidado: doscochesenelcaminodeentrada.Dosllaverosenlamesaderecibidor.Cincoparesdezapatos—unodeellosdeLydia—juntoalapuerta.Aunqueestoúltimoleproduceuna punzada de dolor, justo entre las clavículas, el resultado de las sumas lareconforta.Ahora,asomadaalaventanadelantera,velapuertadelosWolffabiertayaJackysuperrosalir.Lascosasnuncavolveránaseriguales;esolosabe.PeroveraJack y a su perro de camino al lago también la reconforta. Como si el universovolvierapocoapocoalanormalidad.

ANath,sinembargo,queestámirandoporlaventanadelpisodearriba,leocurrelo contrario. Cuando se despertó de su sueño profundo y alcohólico, el whiskypurgadoyadesucuerpo,todolepareciónuevo:loscontornosdelosmueblesdesuhabitación, los rayos de luz rasgando la alfombra, las manos tapándose la cara.Inclusoeldolordeestómago—nohacomidodesdeeldesayunodeldíaanterioryeso,conelwhisky,estádigeridoyahacetiempo—leparecebrillante,limpioynítido.Yahora,enelcésped,veloquedurantetantotiempohaestadobuscandocadadía.AJack.

Nosemolestaencambiarsederopaniencogerlasllavesnienpensar.Selimitaaponerse las playeras y a bajar corriendo las escaleras. El universo le ha dado estaoportunidadyseniegaadesperdiciarla.Cuandoabreconímpetulapuertaprincipal,Hannahnoesmásqueunborrónatónitoenelrecibidor.Porsuparte,Hannahnisemolestaencalzarse.SalecorriendodetrásdeNathdescalza,elasfaltotodavíafríoyhúmedoalcontactoconsuspies.


—Nath—lellama—.Nath,noesculpasuya.Nathnosedetiene.Noestácorriendo,sóloavanzandoconzancadasresueltasy

furiosashacialaesquina,dondeJackacabadedesaparecer.Pareceunvaquerodelosdelaspelículasdesupadre,resuelto,conelmentóntensoeimperturbableenplenacalledesierta.

—Nath—Hannah le cogedeunbrazo, pero él sigue caminando, indiferente, ytienequeapresurarseparanoquedarseatrás.YaestánenlaesquinaylosdosvenaJackalavez,sentadoenelembarcaderoconlosbrazosalrededordelasrodillas,elperrotumbadoasulado.NathsedetieneparadejarpasaruncocheyHannahletiradelamanoconfuerza.

—Porfavor—dice—.Porfavor.El coche pasa y Nath vacila, pero lleva mucho tiempo esperando respuestas.

Ahoraonunca,piensa,yseliberadeHannahycruzalacalle.SiJacklesoyeacercarse,nolodemuestra.Sequedadondeestámirandoelagua

hastaqueNathestádepieasulado.—¿Pensabasquenoteibaaver?—diceNath.Jacknocontesta.Seponedepie

despacioymira aNath con lasmanos en los bolsillos de los pantalonesvaqueros.Como si pensara, piensaNath, que nomerece la pena pelearse conmigo—.No tepuedesesconderparasiempre.

—Yalosé—diceJack.Asuspies,elperroemiteunlevegañidolastimero.—Nath—susurraHannah—.Vámonosacasa.Porfavor.Nathlaignora.—Esperoqueestuvieraspensandoenlomuchoquelosientes—dice.—Losientomucho—diceJack—.LoquelepasóaLydia.Untemblorligerolealteralavoz.—Sientomuchotodo.ElperrodeJackretrocede,seacurrucacontralaspiernasdeHannahyéstaestá

seguradequeahoraNathrelajarálasmanos,dequesedarávuelta,dejarátranquiloaJackyse irá.SóloqueNathno lohace.Duranteunsegundoparececonfuso…yacontinuaciónestarconfusoleponeaúnmásfurioso.

—¿Tecreesqueesocambiaalgo?Puesno—tienelosnudillosblancos—.Dimelaverdad.Ahora.Quierosaber.Loquepasóentrevosotrosdos.Loquelehizosalirallagoaquellanoche.

Jackmedioniegaconlacabeza,comosinoentendieralapregunta.—PensabaqueLydia te lohabíacontado—haceungestoconelbrazocomosi

estuviera a punto de coger aNath del hombro, o de lamano—.Debería habértelocontadoyo—dice—.Deberíahabertedicho,hacemuchotiempo…

Nathseacercamediopaso.Estátancerca,tancercadecomprender,quelacabezaledavueltas.


—¿Elqué?—dice,casisusurrando,envoztanquedaqueHannahapenasleoye—.¿Queestuculpa?

EnelsegundoquetranscurreantesdequeJacksemueva,Hannahentiendeloquevaaocurrir.Nathnecesitaunblanco,algoaloquedirigirsuiraysusentimientodeculpa,delocontrariosedesmoronará.Jacklosabe;Hannahseloveenlacara,enlamanera en que endereza los hombros, preparándose. Nath se acerca más y porprimeravezenmuchotiempomiraaJackalosojos,marrónfrenteaazul.Exigiendo.Suplicando.Porfavor,dímelo.YJackasienteconlacabeza.Sí.

EntonceselpuñodeNathgolpeaaJackyJacksedoblahaciadelante.Nathnuncahapegadoanadieycreíaqueleharíasentirsebien—poderoso—,elbrazosaliendodisparadocomounpistón.Noesasí.Escomodarunpuñetazoauntrozodecarne,algodensoycompacto,algoquenooponeresistencia.Leproduceunaligeranáusea.Y esperaba un zas, como en las películas, pero casi no hay ningún ruido. Sólo ungolpe seco, como de una bolsa pesada cayendo al suelo, un leve suspiro, y esotambiénleproducenáuseas.Seprepara,esperando,peroJacknoledevuelveelgolpe.Se endereza despacio, con una mano en el estómago, los ojos fijos en Nath. Nisiquieracierralospuños,yestoesloquepeorhacesentiraNath.

Había creído que cuando encontrara a Jack, cuando su puño chocara contra sucaraarrogante, sesentiríamejor.Que todocambiaría,queelengrudode iraquehaestadoformándoseensuinteriorsedesharíacomosifueradearena.Peronoocurrenada. Sigue notándolo ahí, un trozo de cemento, arañándole de arriba abajo. Y laexpresión de Jack no es arrogante, tampoco. Había esperado al menos hostilidad,miedotalvez,peroenlosojosdeJacknovenadadeeso.EnlugardeelloJacklemiracasiconternura,comosiseapiadaradeél.Comosiquisieraabrazarle.

—¿Quépasa?—diceNath—.¿Queestástanavergonzadoquenoteatrevesniadevolvermeelpuñetazo?

Lesujetaporelhombroyvuelveapegarle,yHannahapartalavistajustoantesdequeelpuñodeNathalcancelacaradeJack.Estavez,unreguerocolorrojogoteadelanarizdeJack.Noselolimpia,dejaquegotee,delorificionasalalmentón.

—¡Para!—gritaHannah.Hastaquenooyesupropiavoznosedacuentadequeestállorando,dequetiene

lasmejillasy lagarganta e incluso el cuellode la camisetapegajososde lágrimas.NathyJacktambiénlaoyen.Losdoslamiran,Nathtodavíaconelpuñocerrado,lacaradeJackconesaexpresiónconmovidafijaahoraenella.

—¡Para!—vuelveagritarconelestómagorevueltoycorreainterponerseentrelos dos, intentando proteger a Jack, pegando a su hermano con las palmas de lasmanos,apartándole.

YNathnoseresiste.Ladejaempujarle,sientequepierdeelequilibrio,quesuspiesresbalanenlamaderagastadaporeluso,sedejacaerdelembarcaderoalagua.


Asíqueesestoesloquesesiente,piensamientraselaguasecierrasobresucabeza.Nolucha.Contienelarespiración,dejademoverbrazosypiernas,mantienelosojosabiertos mientras cae a plomo. Esto es lo que se siente. Se imagina a Lydiahundiéndose, la luz del sol sobre el agua haciéndose más tenue a medida quedesciende él también. Pronto estará en el fondo, con las piernas y los brazos y lacurva de la espalda pegados al lecho arenoso. Se quedará ahí hasta que no puedaseguir conteniendo la respiración, hasta que el agua le inunde y le apague lospensamientoscomosifueranunavela.Leescuecenlosojos,peroseobligaaabrirlos.Esasí,sedice.Fíjateenesto.Fíjateentodo.Recuérdalo.

Peroconoceelaguademasiadobien.Sucuerpoyasabequéhacer,lomismoquesabe agacharse en la esquina debajo de la escalera en casa, donde el techo esmásbajo.Susmúsculossetensanytiemblan.Poriniciativapropiasucuerposeendereza,sus brazos dan zarpazos en el agua. Sus piernas dan patadas hasta que la cabezarompelasuperficieyaltoserescupeunabocanadadesedimento,aspiraairefríoyloenvíaalospulmones.Esdemasiadotarde.Yahaaprendidoanoahogarse.

Flota boca arriba con los ojos cerrados, dejando que el agua sostenga susextremidades cansadas. No puede saber cómo fue, ni la primera vez ni la última.Puede imaginarlo, pero nunca lo sabrá. En realidad no.Cómo fue, lo que pensabaLydia, todo lo que no le contó. Si pensaba que le había fallado o si quería que ladejarair.Esto,másqueningunaotracosa,lehacesentirquesehaido.

—¿Nath?—llamaHannah.Está asomada al borde del embarcadero, su cara pequeña y pálida. Entonces

apareceotracabeza—ladeJack—yunamanosetiendehaciaél.SabequeesladeJackycuandolleguehastaellalacogerá.

Ycuandolahayacogido,¿quépasará?Volverácomopuedaacasa,chorreando,embarrado, con los nudillos heridos por los dientes de Jack. A su lado, éste irámagulladoehinchado, lapartedelanterade sucamisetaconvertidaenunamanchaRorschachmarrónoscuro.SeráobvioqueHannahhallorado;lodiránloschurretesdebajo de los ojos, el aleteo húmedo de las pestañas. A pesar de ello, estaránextrañamente radiantes los tres, como si los hubieran restregado con un estropajo.Llevarábastantetiempoarreglarlascosas.Hoytendránquehacerfrenteasuspadres,tambiénalamadredeJack,atodaslaspreguntas.¿Porquéoshabéispeleado?¿Quéha pasado? Llevará mucho tiempo porque no serán capaces de explicarlo y lospadres, eso ya lo saben, necesitan explicaciones. Se pondrán ropa seca, Jack unacamisetaviejadeNath.PondránmercrominaenlamejilladeJack,oenlosnudillosdeNath,loquelosharáparecermássangrientos,comoheridasreabiertas,aunqueenrealidadestánempezandoacerrarse.

¿Ymañana,elmessiguiente,elañoqueviene?Llevarámucho tiempo.Habránpasadoañosyseguiránordenandolaspiezasqueconocen,dandovueltasalosrasgosde Lydia, redibujandomentalmente sus contornos. Seguros de que esta vez la hancomprendido, convencidos por fin de que la entienden por completo. Pensarán a


menudo en ella: cuando Marilyn descorra las cortinas de su habitación, abra elarmarioyempieceasacarropadelasbaldas.Cuandosupadre,undía,llegueaunafiestay,porprimeravez,nobusqueconlamiradalascabezasrubiasenlahabitación.CuandoHannahempieceacaminarunpocomáserguida,cuandoempieceahablarunpocomásclaro,cuandoundíasesujeteelpelodetrásdelaorejaenungestoqueleresultafamiliarysepregunte,poruninstante,dedóndeleviene.YNath.Cuandoen la universidad la gente le pregunte si tiene hermanos: dos hermanas, pero unamurió;cuando,undía,mireelpequeñobultoqueafearáparasiempreelpuentedelanarizde Jackyquiera recorrerlo, despacio, conel dedo.Cuando,dentrodemuchomástiempo,mirelacanicaazulsilenciosadelatierraypienseensuhermana,comoharáentodoslosmomentosimportantesdesuvida.Estotodavíanolosabe,perolosiente en lo más profundo de su ser. Pasarán tantas cosas, piensa, que querríacontarte.

Perodemomento,cuandoporfinabrelosojos,seconcentraenelembarcadero,enlamanodeJack,enHannah.Desdedondeestáflotando,lacaradeéstaalrevéssevedelderecho,yNathnadahaciaella.Noquieremeterlacabezadebajodelaguayperderladevista.


Notadelaautora

Mehe tomadounaspequeñas libertadeshistóricas: ladescripciónde la cubiertadeCómo hacer amigos e influir en las personas es una amalgama de diferentesediciones estadounidenses, aunque el texto es real. Del mismomodo, las citas deBettyCrocker’sCookbook procedende la ediciónde 1968demimadre, aunque lamadredeMarilynhabríatenidounaanterior.


Agradecimientos

Muchísimasgraciasamiagente,JulieBarer,queesperópacientementeduranteseisaños esta novela y que siempre tuvomás fe en ella (y enmí) que yomisma. Soyafortunadadepodercontarconella.HasidounplacertrabajarconWilliamBoggess,AnnaWiener,GemmaPurdyyAnnaKnutsonGeller,deBarerLiterary,ynopodríahaberestadoenmejoresmanos.

Mi editores en The Penguin Press, Andrea Walker y Ginny Smith Younce,ayudaronaqueeste libro fuera inconmensurablementemejorymeguiarondurantetodoelcamino.SofiaGroopmanmealegrabaeldíacadavezquenosescribíamosporcorreo electrónico. Jane Cavolina, mi editora; Lisa Thornbloom, mi correctora, yBarbaraCampoyelequipodeproducciónsubsanaronmismúltiplesinconsistenciasyfueronexcepcionalmentepacientesconmiusode lacursiva.Mipublicista, JulianaKiyan, ha sido una defensora activa e incansable de mi trabajo, y les estoyprofundamenteagradecidaaAnnGodoff,ScottMoyers,TracyLocke,SarahHutson,BrittanyBoughterya todas laspersonasdeThePenguinPressyPenguinRandomHouseportraerestelibroalmundocontantoamoryentusiamo.

Lagenteinsisteamenudoenquenosepuedeenseñaraescribir,peroyoaprendímuchísimo —tanto sobre escritura como sobre la vida de un escritor— de misprofesores. Patricia Powell me ayudó a tomarme en serio mi trabajo durante miprimertallerseriodeescritura.WendyHymanfuelaprimeraensugerirunposgradoen escritura creativa y siempre le estaré agradecida por ello. Eliezra Schaffzinmebrindó ánimos y un apoyo cruciales desde el principio, y mis increíblementegenerososprofesoresdeMichigan—PeterHoDavies,NicholasDelbanco,MatthewKlam,EileenPollackyNancyReisman—siguen siendouna fuente de sabiduría yconsejos.

También tengounagrandeudadegratitudconmisprofesoresnooficiales,misamigosescritores.Leestoyespecialmenteagradecidaamiscompañerosdeposgradoen Michigan, sobre todo a Uwem Akpan, Jasper Caarls, Ariel Djanikian, JenniFerrari-Adler, Joe Kilduff, Danielle Lazarin, Taemi Lim, Peter Mayshle, PhoebeNobles, Marissa Perry, Preeta Samarasan, Brittani Sonnenberg y Jesmyn Ward.Ayelet Amittay, Christina McCarroll, Anne Stameshkin y Elizabeth Staudt semerecen un agradecimiento doble —triple, cuádruple— por leer los primerosborradoresdeestanovelaalolargodelosañosyanimarmeaseguir.JesHaberlinoessólounapiedradetoque,tambiénunamuynecesariavozdelacordura.

Escribiresunoficiosolitarioyestoyinmensamenteagradecidaalasinstitucionesqueme han concedido becas.El personal de laFictionWritersReview no dejó derecordarmequelaficciónimporta,ylaBreadLoafWriters’Conferencemepresentóamuchosamigosyaídolosliterarios,incluidoslosVoltron.EnBoston,GrubStreet


me acogió en su cálida familia de escritores; una ración extra de gratitud aChristopherCastellaniporconvertirmeenunodeellos.Migrupodeescritores, losChunkyMonkeys (ChipCheek, JenniferDeLeon,CalvinHennick, SonyaLarson,AlexandriaMarzano-Lesnevich,WhitneyScharer,AdamStumacher,GraceTalusanyBeckyTuch)sonfuentecontinuadeapoyoinfinitoycríticadespiadada.Ycadavezquemeatasco,Darwin’sLtd.,enCambridge,consigueponermedenuevoenmarchaa base de té caliente, los mejores sándwiches de la ciudad y (no sé cómo loconsiguen)lamejormúsica.

Por último,mi sincero agradecimiento amis amigos y familiares, queme haninfluidodeinnumerablesmaneras.KatieCampbell,SamanthaChinyAnnieXuhansido animadoras y confidentes durante más de dos décadas. Los amigos que hanestado conmigo en todo este tiempo son demasiados para nombrarlos aquí; sabéisquiénessois:gracias.Carol,SteveyMelissaFoxmeacogieronensuhogaramantedelaspalabrashacemásdediezaños.Ymifamiliahasidounafuenteconstantedeapoyo,inclusocuandonoentendíandemasiadobienestodelaescritura;graciasamispadres,DanielyLilyNg,yamihermana,YvonneNg,porpermitirme(yayudarme)aencontrarmicamino.Mimarido,MatthewFox,nosólomeanimóencadaunadelasetapas,tambiénasumiónumerosasresponsabilidadesparaqueyopudieraescribir.Sin él este libro no habría sido posible. Y por último, aunque no por ello menosimportante, gracias amihijo, que soportadebuengradoa su ensimismadamadre,quesiempremehacereírymeayudaaverlotodoconperspectiva.Siempreserásmimayororgullo.


lydia está muerta. pero esto aún no lo saben. así empieza ...€¦ · mala fama con el que se...

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