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10 Quimiorrecepción
LUIS J ESÚS GARCÍA MARÍN
Introducción. Sentido químico general. Sentido del gusto. Sentido del olfato.
INTRODUCCION
Se denominan quimiorreceptores aquellos órganos terminales sensoriales que responden principalmente a alteraciones químicas del medio externo e interno.
Los sentidos químicos que responden a las variaciones del medio externo se han dividido en tres categorías:
l . Receptores gustativos o gusto: de sensibilidad moderada, se estimulan por soluciones diluidas y están asociados con la alimentación; se denominan «receptores químicos de contac-lO>>.
2. Receptores olfa torios u olfato: de sensibilidad y especificidad elevadas a sustancias volátiles muy diluidas; se describen como «receptores químicos de distancia>>.
3. Receptores químicos generales: se trata de estímulos no específicos, a menudo de tipo irritante; presentan baja sensibilidad y no discriminan; normalmente conducen a respuestas protectoras.
La división en estas tres categorías es arbitraria, las cuales, por otro lado, no tienen unos límites precisos: así, un mismo estímulo químico puede afectar a las tres clases de sensibilidad química, por ot ra parte, en algunas especies, particularmente las menos complejas, es
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difíci l separar o distinguir entre los tres sistemas de receptores químicos.
SENTIDO OUIMICO GENERAL
En los vertebrados superiores el sentido químico general está mediado por terminaciones nerviosas procedentes del trigémino y presentes en las cavidades oral y nasal y en la córnea.
La función principal de este sistema está relacionada con la detección de los estímulos químicos nocivos y con los consiguientes reflejos protectores.
Actualmente, existen datos que sugieren que concentraciones bajas de estímulos no nocivos también estimularían los receptores del trigémino relacionados con este sistema químico general; así pues, y de confirmarse estas observaciones, este sistema general interaccionaría con los otros sentidos químicos para dar lugar a la sensación química final.
EL SENTIDO DEL GUSTO
El sentido del gusto está asociado con la ingestión de alimento. Así, la percepción de los sabores es principalmente función de los boto-
nes gustativos, pero también contribuye de forma importante el sentido del olfato, así como mecanorreceptores presentes en la cavidad bucal que informan sobre la textura del alimento, e incluso terminaciones nerviosas de dolor que se pueden estimular por ciertas sustancias presentes en los alimentos. Todos estos factores van a condicionar notablemente la experiencia gustativa.
Algunos investigadores sugieren que el gusto está relacionado con la selección del alimento por parte del animal y de acuerdo con sus necesidades y deseos. Se sabe que el comportamiento de selección basado en el gusto completa las necesidades fisiológicas del animal. Por ejemplo: una rata adrenectomizada elegirá de forma preferente ingerir solución salina a ingerir agua destilada, restituyendo de esta forma las sales que pierde su organismo.
La función de los receptores gustativos mejor probada y probablemente más importante está relacionada con el inicio de los procesos de digestión. La presencia de alimento en la boca provoca un aumento en la secreción de saliva e inicia la fase cefálica de la digestión, modificando la actividad del tracto digestivo y afectando a las funciones gástricas, biliares y pancreáticas. Por otra parte, el estado de nutrición del animal puede modificar la sensibilidad de los órganos sensoriales.
En resumen, la información procedente de los receptores gustativos influye en el proceso de la digestión de los a limentos. Sin embargo, su contribución al comportamiento relacionado con la nutrición no está completamente probada, a l no existir más que un modesto número de experimentos científicos que estudien esta relación en los animales domésticos.
Modalidades gustativas
El método más utilizado en la evaluación del sentido del gusto en los animales consiste en el test de preferencia. En este tipo de experimentos la sustancia en estudio se añade en un determinado alimento o en la bebida y se le presenta al animal en un recipiente, mient ras que en otro recipiente se coloca el mismo alimento o bebida pero sin la sustancia, pudiendo de esta forma evaluarse la preferencia y la cantidad de alimento ingerido. Estas pruebas son difíciles de repetir ya que la experiencia gustativa también está condicionada por el sentido del olfato, la textura del alimento, etc.
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Los estudios electrofisiológicos se realizan mediante aplicación de las sustancias en la lengua del animal anestesiado, procediéndose al registro de la actividad eléctrica en el nervio gustativo correspondiente; los resultados obtenidos indican si un compuesto químico produce o no una respuesta eléctrica, pero no si el sabor de este compuesto es agradable o no para el animal. De esta forma, se han demostrado grandes semejanzas, pero también grandes diferencias, ent re los registros electrofisiológicos y el comportamiento del animal.
Una idea comúnmente extendida es la de que el mundo de los sabores en los animales es el mismo que en el ser humano, lo que ha llevado a que el estudio del gusto en los animales se haya hecho en comparación con el del hombre, y las variaciones se hayan asumido como deficiencias presentes en los an imales. Sin embargo, los últimos estudios demuest ran claramente que cada especie vive en un mundo de sabores diferente.
Para el análisis práctico del gusto, las capacidades sensoriales gustativas se agrupan en cuatro categorías generales, denominadas sensaciones gustativas primarias; estas categorías se han obtenido a partir de la comunicación verbal de la sensación gustativa y son:
l. Sabor agrio o ácido: está producido por los ácidos, siendo la intensidad de la sensación de sabor aproximadamente proporcional al logaritmo de la concentración de hidrogeniones, y presentando su umbral a pH = 3,5. De forma general los ácidos inorgánicos presentan un mismo sabor ácido a igual pH; no ocurre así con los ácidos orgánicos: el ácido acético tiene un sabor más ácido que el clorhídrico para un mismo pH. Esto puede deberse a que el acético atraviesa mejor la membrana celular, o bien a que la capacidad tamponante de la saliva varía respecto del tipo de ácido. La sustancia que se toma como referencia para esta modalidad gustativa es el ácido clorhídrico.
2. Sabor salado: lo producen las sales ionizadas; la calidad del sabor varía de una sal a otra porque las sales también pueden originar otras sensaciones gustativas. Los cationes de las sales son los principales responsables del sabor salado, aunque también contribuyen, en menor medida, los cationes. La sustancia que se toma como referencia es el CINa.
3. Sabor dulce: no está producido por una única clase de agentes químicos: mayoritariamente está relacionado con sustancias orgáni-
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cas, como azúcares, glicoles, alcoholes, aldehídos, cetonas, amidas, aminoácidos, ésteres, etc. Entre las sustancias inorgánicas podemos citar el acetato de plomo y los á lcalis diluidos. Resulta de especial interés que pequeños cambios en su estructura química pueden hacer que una sustancia pase de ser dulce a ser amarga. Para esta modalidad la sustancia de referencia es la sacarosa.
4. Sabor amargo: de nuevo no se produce por ningún agente químico en particular, pero la mayoría de las sustancias que producen esta sensación son orgánicas; dos clases determinadas de sustancias presentan una tendencia a producir sensaciones de sabor amargo: a) sustancias orgánicas de cadena larga que contienen nitrógeno en su molécula, y b) alcaloides. El sabor amargo, cuando se presenta con mucha intensidad, hace que el animal rechace la comida; ésta es sin duda una función protectora ya que la mayoría de las toxinas de las plantas venenosas son alcaloides con un fuerte sabor amargo. La sustancia de referencia es la quinina.
En el caso de los animales de interés veterinario sería más correcta una clasificación que dividiera las sustancias respecto del sabor en: agradables, desagradables e indiferentes; sin embargo, se sigue utilizando, como referencia, la división clásica que hemos visto. A continuación exponemos algunos ejemplos de las diferentes modalidades gustativas presentes en algunos de los animales domésticos.
Las aves domésticas presentan una indiferencia general para las sensaciones gustativas primarias amarga y dulce: por otra parte, las aves rechazan las soluciones con una concentración al ta de sales, de tal forma que no ingieren soluciones salinas con concentraciones superiores a su capacidad de eliminación de sal, si bien presentan una alta tolerancia para soluciones alcalinas y ácidas.
En el caso de los rumiantes, los estudios se han realizado principalmente con terneros; para estos animales son indiferentes las soluciones de sacarina agradables para el ser humano o para la rata. Sin embargo, eligen soluciones de sacarosa que resultan insípidas para el hombre. Asimismo, los terneros presentan una amplia tolerancia para las soluciones ácidas y alcalinas, fundamentalmente para estas últimas, y para las soluciones con una alta concentración de sales.
Los gatos no muestran una preferencia especial por los compuestos considerados como
dulces, e incluso evitan la sacarina y ciertos azúcares a a ltas concentraciones; por otra parte, tanto los gatos salvajes como los domésticos prefieren soluciones de proteínas hidrolizadas o de aminoácidos al agua destilada.
En el caso de los perros, éstos aceptan, o al menos toleran, la presencia de azúcares o sustancias edulcorantes en su dieta, si bien en a.lgunos casos rechazan de forma tajante la sacarina.
El cerdo responde a las soluciones que contienen sacarosa, e incluso selecciona soluciones de sacarina excesivamente dulces para el ser humano. Más o menos periódicamente se publican casos de intoxicaciones salinas en esta especie; sin embargo, si tienen disponible agua pura, estos animales no consumen cantidades letales de sal.
Receptores gustativos
Son Jos denominados botones o yemas gustativas. En todas las aves y mamíferos estudiados se ha observado la presencia de estas yemas gustativas, si bien su número, distribución y tamaño varían enormemente entre las diferentes especies. En la mayoría de las especies se distribuyen en las mucosas de la cavidad bucal y faríngea, presentando una concentración máxima en la mucosa dorsal de la lengua.
Las yemas gustativas tienen forma de bulbo de cebolla (fig. 10-1) y están constituidas por células epiteliales modificadas, a lgunas de las cuales son células de sostén o sustentaculares y otras son células gustativas propiamente dichas. Estas últimas presentan un ciclo vital corto y se están renovando continuamente por división mitótica de las células epiteliales basales y circundantes.
Las yemas gustativas se encuentran incluidas en el tejido epitelial y están conectadas con la superficie a través del denominado poro gustativo alrededor del cual se disponen las puntas externas de las células gustativas, las cuales presentan varias microvellosidades o pelos gustativos que sobresalen hacia el exterior por el poro gustativo. Estas microvellosidades proporcionan la superficie receptora para el gusto.
Cada célula receptora se halla inervada en su base por fibras nerviosas aferentes; el contacto entre la célula receptora gustativa y la fibra aferente nerviosa tiene características de sinapsis química. Así, algunas de estas fibras se
Célu las de sostén
Figura 10-1. Estructura de una yema o botón gustativo.
invaginan en los pliegues de las membranas de las células gustativas; por otra parte, se ha descrito la presencia en las células receptoras de numerosas vesículas por debajo de la membrana y cerca de las fibras nerviosas.
En los receptores gustativos se presentan fenómenos de convergencia; es deci r, una misma fibra nerviosa puede inervar varias yemas gustativas y, dentro de una misma yema, varias células receptoras. De esta forma, la señal registrada en una fibra nerviosa puede proceder de la activación de numerosos receptores. La interacción de fibras nerviosas y yemas gustativas es muy estrecha, lo que se demuestra por el hecho de que si se corta una fibra nerviosa gustativa se produce la degeneración de las yemas inervadas por ésta, las cuales se recuperan rápidamente cuando la fibra nerviosa se regenera.
Mecanismo de estimulación de los receptores gustativos
La aplicación de una sustancia sápida a las vellosidades gustativas hace que se despolarice la membrana de las células gustativas; este cambio de potencial en la célula gustativa es el potencia de receptor. El mecanismo por el cual la sustancia estimulante produce un potencial de receptor parece estar mediado por su unión débil a receptores de membrana localizados en las microvellosidades; esto, a su vez, provoca la
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apertura de canales iónicos para el sodio y la consiguiente despolarización de la membrana. El potencial de receptor da lugar a potendales de acción en los terminales nerviosos aferentes probablemente por liberación de a lgún tipo de neurotransmisor contenido en las vesículas presentes en las células receptoras gustativas.
La codificación de la cantidad de sustancia sápida parece que es directa. Así, la frecuencia de potenciales de acción es directamente proporcional a l logaritmo de la concentración de la sustancia. Sin embargo, la codificación cualitativa resulta mucho más compleja. Se ha demostrado que cada fibra nerviosa puede responder con trenes de impulsos a estímulos producidos por los cuatro gustos básicos, si bien con distinta frecuencia, dependiendo de la intensidad del estímulo y del umbral de las distintas células receptoras que inerva. Este hecho implica que cada fibra individual no conduce señales que correspondan exclusivamente a una de las modalidades del gusto; es decir, si bien no presentan sensibilidad exclusiva para un tipo de estímulo, muestran mayor sensibilidad para a lguno de ellos.
Cuando se aplica el estímulo por primera vez, la velocidad de descarga de las fibras nerviosas gustativas alcanza un máximo rápidamente, para a continuación adaptarse en menos de 2 segundos volviendo a un nivel estacionario más bajo. De esta forma, el nervio transmite una señal intensa inmediata y una señal continua más débil mientras las yemas gustativas están expuestas al estímulo del sabor.
Vías gustativas aferentes
Las fibras primarias del gusto discurren por los nervios facial, glosofaríngeo y vago; éstos penetran en el tronco del encéfalo y hacen sinapsis en los núcleos del tracto solitario. Las fibras procedentes del facial y del glosofaríngeo establecen contacto en la porción rostral, y las procedentes del vago en la porción caudal del tracto solitario. De aquí se originan fibras secundarias que hacen relevo sináptico en el núcleo ventral posteromedial del tálamo. Las proyecciones corticales gustativas están organizadas de diferente forma en las distintas especies, existiendo una tendencia a la proyección sobre el córtex situado en la ínsula de Reil o en su proximidad (fig. 10-2).
La vía gustativa tiene otras proyecciones, denominadas reflejas, que terminan en nume-
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GP =Ganglio petroso
Nervio glosofaríngeo
Nervio Vago
Figura 10-2. Esquema de las vías aferentes gustati vas.
rosos núcleos, entre otros en los núcleos salivales superior e inferior, lo que expl ica que lo estímulos gustativos provoquen variaciones en el flujo de saliva durante la ingestión de comida.
Teoría de la sensibilidad gustativa
Como ya hemos visto es evidente que existen interacciones entre los distintos botones gustativos y que además se presenta un fenómeno de convergencia en las fibras nerviosas a ferentes; así, aunque las neuronas de la primera sinapsis de las vías gustativas sean capaces de responder a los cua tro estímulos básicos, lo hacen preferentemente a uno de ellos. De esta
forma, la característica del gusto vendrá determinada por la población de neuronas que responden a un estímulo determinado. Por ot ra parte, las modalidades gustativas se mezclan de tal forma que las modalidades individuales se reconocen a pesar de que las sustancias se encuentren mezcladas, detectándose, probablemente, en diferentes regiones linguales.
Todo esto supone la existencia de una primera discriminación de los sabores en las vías periféricas; es decir, existe una cierta representación topográfica de las modalidades gustativas en la lengua, pero además, se dan fenómenos de convergencia en las vías gustativas primarias con respuestas preferentes a una modalidad gustativa. Por último, la sensación gustativa agradable-desagradable no sólo va a
depender de la naturaleza del estímulo, sino que también va a depender de su concentración. Este modelo debe ser correcto tanto si existen cuatro tipos de receptores específicos para las cuatro modalidades primarias como si existen más tipos de receptores.
Todos estamos familiarizados con el hecho de que las sensaciones gustativas se adaptan con rapidez. A menudo la adaptación es casi completa al cabo de aproximadamente un minuto de estimulación cont inua; sin embargo, los estudios electrofisiológicos demuestran que los propios botones gustativos se adaptan lo suficiente para explicar no más del 50 por 100 de la misma. Por tanto, el alto grado de adaptación de las sensaciones gustativas tiene lugar casi con certeza en el propio sistema nervioso central.
Las sustancias gustativas influyen en la selección de la dieta, si bien el fenómeno de las preferencias de sabor parece que se debe a mecanismos con un origen central y no en los propios receptores gustativos, aunque es verdad que éstos a men udo se sensibilizan al nutriente requerido por el organismo. Asimismo, es probable que la aversión a determinados alimentos tenga un origen central, basado en las experiencias previas con sabores desagradables o con la presencia de trastornos tras la ingestión de un determinado alimento, que por lo general desarrolla una preferencia negativa.
El SENTIDO DEL OLFATO
Las sensaciones olfatorias son producidas por sustancias químicas contenidas en el aire inhalado y que alcanzan el sistema olfatorio. El sentido del olfato presenta diferencias claras con el sentido del gusto, como son: 1) el sistema olfatorio contacta con el medio ambiente más lejano; 2) el olfato es mucho más sensible; y 3) las sustancias odoríferas se perciben de forma más pura, sin influir las condiciones derivadas de su textura, como ocurre en el gusto.
La cavidad nasal de los animales presenta adaptaciones anatómicas relacionadas con el sentido del olfato. Se ha descri to la existencia de una concha subetmoidal localizada por debajo de la turbina del etmoides que, debido a su estructura y posición, fuerza el aire inspirado hacia el epitelio olfatorio; por otra parte, durante la espiración hace que no se produzca un lavado completo de esta región. Este proceso permite la acumulación progresiva de moJé-
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culas odoríferas haciendo posible su reconocimiento a l aumentar su concentración. Por otra parte, debemos considerar que en la acción de olfatear el animal consigue llenar completamente la cavidad nasal, llegando de esta forma una gran cantidad de aire nuevo al epitelio olfatorio.
El sentido del olfato es sumamente importante para la adaptación del animal a su medio ambiente, y presenta varias funciones: a) es fundamental para la percepción de algunos sabores; b) participa en la comunicación entre animales de la misma y de diferente especie, teniendo un papel destacado en la regulación de la reproducción y del comportamiento social de numerosas especies de mamíferos; y e) la repulsión hacia ciertos olores desagradables permite evitar la ingestión de sustancias potencialmente venenosas.
Clasificación de los olores
El olfato es, probablemente, el peor comprendido de los sentidos especiales. Esto, en parte, es consecuencia de su carácter subjetivo, que hace dificil su estudio en los animales. De hecho, es dificil diseñar los test de comportamiento para el estudio del sentido del olfato, estribando parte del problema en la dificultad de cuantificar el estímulo y la respuesta. Además resulta complicado restringir el efecto de la sustancia para que sólo se produzca la estimulación de los receptores olfatorios. El método experimental más ampliamente utilizado es la realización de estudios electrofisiológicos en el epitelio olfatorio, en las fibras nerviosas olfatorias y en el bulbo olfatorio.
En relación con la clasificación de los olores debemos tener en cuenta que cuanto más volátil sea una sustancia, más efectiva es como estímulo olfatorio. Sin embargo, esta relación no es perfecta: el almizcle, sustancia de baja volatilidad, se caracteriza por presentar, no obstante, un olor intenso. Además, las sustancias deben ser al menos ligeramente hidrosolubles, para poder atravesar la barrera acuosa del moco que recubre las terminaciones sensitivas.
La mayoría de los fisiólogos mantienen la teoría de que las variadas sensaciones olorosas son el resultado de un número más bien pequeño de sensaciones olfa torias primarias, pero hasta ahora no se ha tenido mucho éxito a la hora de conseguir clasificar los diferentes olores. Del estudio de las relaciones entre la
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estructura molecular y la respuesta olfatoria, se pueden generalizar algunos aspectos de las características de los olores primarios: L) el tamaño de las moléculas determina que pertenezcan a grupos primarios diferentes; 2) la forma simila r de las moléculas, aunque la estructura sea diferente, puede defini r el que pertenezcan a un mismo grupo de olores primarios; 3) sólo las moléculas polares pertenecen a grupos de olores primarios; y 4) moléculas de forma distinta pueden pertenecer a un mismo grupo primario, siempre que el tamaño y la orientación de las moléculas sea similar.
Por otra parte, debemos tener en cuenta la gran sensibilidad del sentido del olfato; por ejemplo, es posible detectar metil mercaptano con una concentración de 25-milmillonésimas de miligramo por mililitro de aire; ahora bien, el umbral de detección del olor es más bajo que el umbral para el reconocimiento específi co; a concentraciones muy bajas la sensación olorosa es inespecífica, y cuando aumenta la concentración de la sustancia la respuesta que se observa es más específica y el olor es identificado con precisión.
Receptores olfativos
En los mamíferos en general se han descrito al menos dos sistemas olfatorios, que se denominan: sistema olfatorio principal y sistema olfatorio accesorio o sistema vomeronasal. Esta clasificación se basa en la apariencia de los receptores periféricos y de las estructuras del sistema nervioso central en las que hacen su primera sinapsis las vías aferentes primarias de cada sistema. Actualmente podemos hablar de la existencia de un sistema de órganos olfatorios que comprendería las siguientes estructuras:
t. El sistema olfatorio principa l: formado por la membrana olfatoria, el T par craneal o bulbo olfatorio y sus conexiones centra les (sistema cuyos receptores estudiaremos en este apa rtado).
2. El sistema vomeronasal: presente en todas las especies de mamíferos y ausente en las aves y que estudiaremos más adelante.
3. El sistema del trigémino que inerva toda la cavidad nasal y está relacionado con la sensibilidad somática de las fosas nasales; no se descarta su participación como quimiorreceptor general.
4. El órgano septal de Masera: presente en a lgunos mamíferos, con aferencias q ue temínao en el bulbo olfatorio, y cuyo papel funcional es desconocido.
Membrana olfatoria
La membrana olfatoria del sistema principa l se localiza en la porción dorsocaudal de la cavidad nasal, y está formada por un epitelio cilíndrico pseudoestratificado que contiene tres tipos de células (fig. 10-3):
a) Las células de sostén: son células más o menos cilíndricas y ala rgadas q ue a traviesan toda la anchura del epitelio. Se les atribuye varias funciones además de la de sostén, como son la de secreción de moco junto con las glándulas olfatorias, la de aislar eléctricamente las células receptoras vecinas y la de cooperar en la regulación de la concentración de potasio en el espacio extracelular.
b) Las células receptoras u olfatorias: son en realidad pequeñas neuronas bipolares provenientes originalmente del propio sistema nervioso central. El extremo mucoso de la célula termina en una dilatación que se conoce como botón olfatorio o vesícula olfatoria. De cada vesícula se proyectan entre 6 y 12 cilios o pelos olfatorios hacia el moco que recubre la superficie interna de la cavidad nasal. Estos cilios olfatorios forman un denso tapiz en el moco y su superficie es enorme pudiendo supera r la superficie del cuerpo. Los axones de las células sensoria les son amielínicos y de pequeño diámetro, y cruzan sin presentar ramificaciones la lámina cribosa del etmoides para entrar en el bulbo olfato rio.
e) Las células basales: son células cúbicas localizadas junto a la membrana basal. A partir de estas células se produce la regeneración de las células olfatorias.
Mecanismo de estimulación de los receptores olfativos
La porción de las células olfato rias que responden a los estímulos químicos son los cilios o pelos olfa torios, que presentan en sus membranas las denominadas proteínas receptoras olfatorias.
El mecanismo de excitación se iniciaría con la unión de la molécula olorosa a la proteína receptora; está unión produce la activación de
Capa de moco
Membrana basal Lámina propia P~ Filet~s __.---ff
nerv1o olfatorio
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Cilios
vesícula olfatoria
Figura 10-3. Esquema de la organización de la membrana olfatoria.
una adenilato ciclasa que catalizaría la síntesis de AMPc, el cual actuaría, bien directamente o bien por medio de una secuencia de fosforilación proteica, sobre otras proteínas de membrana para abrir canales iónicos. La apertura de los canales iónicos, principalmente para el sodio, produce la despolarización de la membrana generando un potencial de receptor. Por último, los potenciales generados en el receptor por la apertura de los canales dependientes de AMPc inducen la apertura de canales de sodio y potasio dependientes de voltaje que dan lugar a la aparición de potenciales de acción en el segmento inicial del axón. Para la iniciación del potencial de acción, es suficiente la apertura de muy pocos canales de sodio dependientes del voltaje. En un amplio intervalo, la frecuencia de los impulsos olfatorios es aproximadamente proporcional a l logaritmo de la concentración del olor.
Cada célula receptora responde a muchas sustancias olorosas, y a su vez cada olor es capaz de estimular muchas células receptoras. Por otra parte, no se han encontrado dos células con propiedades idénticas entre todas las estudiadas.
Las neuronas sensoriales olfatorias tienen propiedades de adaptación lenta: se adaptan en un 50 por 100 aproximadamente en el primer segundo tras la estimulación y, posteriormente, se adaptan muy poco y con mucha lentitud.
Bulbo olfatorio
El bulbo olfatorio, también llamado par craneal 1, aunque parece un vervio, es en realidad una excrecencia rostral de tejido cerebral. El bulbo olfatorio se halla sobre la lámina cribosa que separa la cavidad cerebral de la cavidad nasal.
La lámina cribosa tiene múltiples perforaciones, por las que penetran los pequeños nervios procedentes de la membrana olfator ia; los axones de las células receptoras terminan en numerosas estructuras globulares del bulbo olfatorio denominadas glomérulos, y es en éstos donde establecen sinapsis excitatorias con las dendritas de las células mitrales y de las células en penacho; estas células, a su vez, evían axones por las cintillas olfatorias hacia el sistema nervioso central (fig. 1 0-4).
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Células granulosas
Células periglomerulares
' 1
Glomérulos olfatorios
[ [ [ [
Capa granulosa
Capa plexiforme interna
Capa de las células mitrales
Capa plexiforme externa
Capa g lomerular
Axones de las neuronas sensoriales
Figura 10-4. Estructura simplificada del bulbo ol fatorio.
Entre 20 000 y 25 000 axones de las células sensoriales olfatorias hacen sinapsis en cada glomérulo con las dendritas de entre 15-25 células mitrales y de entre 60-70 células en penacho, lo que denota la existencia de una extraordina ria convergencia; esta convergencia no es indiscriminada, puesto que distintos olores producen la activación de diferentes áreas del bulbo.
La información recogida por las células mitraJes y en penacho sufre una modulación lateral antes de abandonar el bulbo olfa torio. Así, se ha descrito la existencia de otros dos tipos de células nerviosas: las células granula res y las células periglomerula res, células que establecen sinapsis inhibidoras tanto con las células mitraJes como con las células en penacho (fig. 1 0-5). A su vez, estas células inhibidoras están inervadas por fi bras nerviosas eferentes provenientes de d iferentes zonas del sistema nervioso central y por neuronas del núcleo olfatorio
anterior contralateral. En este último caso, se establece un circuito de inhibición contralateral; así, las células mitrales proyectan ramificaciones a las neuronas del núcleo olfatorio anterior ipsilatera l y éstas a su vez inervan las células granula res localizadas en una zona simila r (homotípicas) del bulbo olfatorio contrala teral (fig. 10-5).
Fibras aferentes
La cintilla olfa toria proveniente del bulbo olfatorio se divide en dos vías o estrías olfatorías: una que pasa por el centro del encéfalo hacia el á rea olfatoria medial y la otra, por un lado del encéfalo, hacia el área olfatoria lateral. La primera representa un sistema olfatorio muy antiguo, mientras que la segunda se puede adscribir a un sistema olfatorio más moderno evolutivamente hablando (fig. 10-6).
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Del rafe, ,....------------- --------- Locus ceruleus,
sistema límbico
Células m itrales
(x25)
' Glomérulo olfatorio
Axones de las célu las sensoriales (x25 000)
r c::=J Aferencia
li'ZJ Modulación intrínseca
- Eferencias
Figura 10-5. Esquema de la estructura del bulbo olfatorio en el que se resaltan las conexiones sioápticas funcionales.
Area olfatoria medial
Consiste en un grupo de núcleos situados en las porciones mediobasales del cerebro, por delante y po r encima del hipotálamo.
Esta área está relacionada con las respuestas más primitivas a los olores, como son la salivación, el lamerse los labios y otras respuestas relacionadas con la alimentación producidas por el olor de los alimentos.
Area olfatoria lateral
Está compuesta principalmente por la corteza prepiriforme y piriforme, y por la porción cortical de los núcleos amigdalo ides; desde estas áreas pasan vías hacia casi todas las porciones del sistema límbico, en especial al hipocampo.
Esta área está relacionada con el aprendizaje asociado a los olo res, de forma que el área olfatoria lateral y sus conexiones con el sistema límbico son las que hacen que un animal desarrolle una aversió n absoluta al olor de los alimentos que le han producido anteriomente náuseas y vómitos. Por otra parte, la extirpación del á rea o lfato ria lateral anula los reflejos olfatorios condicionados más complejos.
Sistema vomeronasal
Este órgano consiste en una est ructura par con forma de saco ciego localizada en la porción anterior del septo nasal; la posició n de la apertu ra de este saco en la cavidad nasal es variable y depende de la especie estudiada. El epitelio receptor se localiza generalmente en la superficie media de este órgano, mientras que
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Area olfativa medial
Area olfativa lateral
Figura 10-6. Vías aferentes olfatorias.
las superficies laterales presentan un epitelio similar al respiratorio. Debido a su localización y estructura, actualmente se considera la posibilidad de que participe en la percepción de moléculas de gran tamaño no volátiles. Trabajos recientes demuestran que sustancias no volátiles pueden alcanzar el órgano vomeronasal una vez disueltas en el moco, habiéndose descrito la existencia de un mecanismo de bombeo que movería las moléculas hacia el interior de este órgano.
Las células receptoras del órgano vomeronasal son similares a las del sistema olfatorio principal, con la excepción de la falta de procesos ciliares, presentando exclusivamente microvellosidades hacia la zona mucosa. Estos receptores también presentan una regeneración constante. Los axones de las células receptoras se agrupan formando los nervios vomeronasales que se dirigen hacia el bulbo olfatorio accesorio o bulbo vomeronasal, el cual es una región diferenciada del bulbo olfatorio.
El bulbo vomeronasal presenta una estructura similar a la del bulbo olfatorio pero más simple: la vía vomeronasal proyecta a los núcleos mediales de la amígdala, donde hace sinapsis con neuronas que terminan en el área preóptica medial del hipotálamo.
Desde el punto de vista funcional, los datos disponibles en la actualidad relacionan el sistema vomeronasal con la recepción de feromonas, estando involucrado en el control asociado con los olores de la fisiología neuroendocrina y de la reproducción; así lo efectos producidos por la estimulación del sistema vomeronasal dependen no sólo de la especie estudiada, sino también de la edad, del sexo y del estado fis iológico.
Teorías de la discriminación olfatoria
Actualmente no se conoce con detalle la codificación de los olores en el epitelio olfatorio; sin embargo, el estudio del electroolfatograma
(EOG) proporciona valiosos datos acerca de la fisiología y bioquímica del olfato. El EOG representa la suma de la actividad eléctrica generada en la mucosa olfatoria por la aplicación de un olor en la superficie ciliar, y viene definido por las siguientes características:
l. Su amplitud es proporcional a la concentración del olor apl icado.
2. El inicio del EOG está precedido por un breve período de latencia, que refleja el tiempo que tarda la sustancia en di fundir hacia la membrana de los cilios receptores.
3. Se conduce con decremento desde la región dendrítica hacia el cuerpo celular.
4. Su duración depende del tiempo durante el cual se aplica el estímulo. La aplicación prolongada de un estímulo da lugar a una respuesta inicial fásica seguida de un componente tónico de menor voltaje que dura mientras esté presente el estímulo; ambos componentes son proporcionales a la concentración de olor aplicado.
5. La aplicación repetida de un mismo olor da lugar a la reducción de la amplitud del componente fásico.
6. Si bien toda la mucosa olfatoria responde a la mayoría de los olores, pueden identificarse áreas de mayor sensibilidad a unos que a otros.
En definitiva, el EOG nos muestra que el epitelio olfa torio se comporta de forma similar a otros receptores, presentando fenómenos de sumación de potenciales recepto res, existencia de una respuesta fásica y tónica, y fenómenos de adaptación ante un estímulo repetido.
También debemos tener en cuenta que aunque la concentración umbral de las sustancias que producen sensaciones olfa torias es muy baja, concentraciones sólo entre 10 y 50 veces mayores que éstas provocan intensidades máximas de olor, lo que contrasta con los ot ros sistemas sensoriales, en los que la gama de detección es netamente superior. Esto puede estar relacionado con la posibilidad de que el olfato se ocupe más en detectar la presencia o ausencia de sustancias con olor que en la detección cuantitativa de sus intensidades.
La est ructura funcional del bulbo olfatorio nos lleva a considerar el hecho de que la primera codificación de la información o lorosa tiene lugar en esta est ructura por medio de vías establecidas, que d istribuyen la informa-
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ción procedente de las células sensoriales a diferentes áreas del bulbo o lfatorio, y por medio de procesos de inhibición lateral, inhibición contra la teral e inhibición central en los que estarían implicadas las células granulares y periglomerulares del bulbo olfatorio. Los procesos de inhibición contralateral pueden contribui r a la localización de la fuente de olor. Por otra parte. la inhibición cen tral explicaría la adaptación casi completa que se presenta a los olo res, adaptación, que como hemos visto en las células recepto ras, no supera el 50 por 1 OO.
Así elaborada, la información olfatoria sale del bulbo hacia las áreas olfatorias responsables, en último término, como ya hemos visto, de las respuestas conductuales asociadas a los olo res.
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