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Ludwig Schrader Heinrich-Heine-Universitát MITO Y MITOLOGÍA EN LA LITERATURA CENTROAMERICANA Y MEXICANA DEL SIGLO XX En un ensayo de Luis Cardoza y Aragón, dedicado a la identidad cultural de Guatemala y de Latinoamérica, leemos, no sin sorpresa: No hay más tradición que la humanística, es decir, la de la antigüedad clásica y las modificaciones que por sus propias enseñanzas va adquiriendo en diversas etapas de la historia, desde el paganismo primitivo hasta la edad contemporánea. El sentido que al mundo de Apolo podemos darle, lo conseguimos bajo el signo de Coatlicue; como el sentido que al mundo de Coatlicue podemos darle, lo conseguimos bajo el signo de Apolo. Tal es América: continente del mestizaje. 1 Se trata en efecto de una idea más que significativa e interesante para quien estudia el papel que hoy en día, en nuestra época caracterizada por valores secularizados, pueden desempeñar el mito y la mitología. Sería fácil hablar de "sincretismo" para clasificar la identidad sugerida por Cardoza, identidad, pues, entre uno de los dioses superiores griegos y una diosa azteca (-maya), de funciones muy variadas y contradictorias, todas de primera importancia. Pero prefiero dejar entre comillas el "sincretismo" para subrayar lo dudosa que me parece ser la aplicación de una terminología tradicional a lo que se puede llamar la mitología nueva o moderna, de funciones diferentes, en principio, de las que podemos distinguir hasta, digamos, finales del siglo XVIII. Algo parecido vale, para citar otro ejemplo, para Francisco Morales Santos, poeta también guatemalteco, que se dirige con estas palabras a la diosa: Estoy viéndote ahogada en el misterio y continúo siendo tu impar enamorado. Me has hecho llorar sangre vistiéndome de pasión con tu mirada,

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Ludwig SchraderHeinrich-Heine-Universitát

MITO Y MITOLOGÍA EN LA LITERATURACENTROAMERICANA Y MEXICANA DEL SIGLO XX

En un ensayo de Luis Cardoza y Aragón, dedicado a la identidadcultural de Guatemala y de Latinoamérica, leemos, no sin sorpresa:

No hay más tradición que la humanística, es decir, la de laantigüedad clásica y las modificaciones que por sus propiasenseñanzas va adquiriendo en diversas etapas de la historia, desdeel paganismo primitivo hasta la edad contemporánea. El sentidoque al mundo de Apolo podemos darle, lo conseguimos bajo elsigno de Coatlicue; como el sentido que al mundo de Coatlicuepodemos darle, lo conseguimos bajo el signo de Apolo. Tal esAmérica: continente del mestizaje.1

Se trata en efecto de una idea más que significativa e interesante paraquien estudia el papel que hoy en día, en nuestra época caracterizadapor valores secularizados, pueden desempeñar el mito y la mitología.Sería fácil hablar de "sincretismo" para clasificar la identidad sugeridapor Cardoza, identidad, pues, entre uno de los dioses superiores griegosy una diosa azteca (-maya), de funciones muy variadas y contradictorias,todas de primera importancia. Pero prefiero dejar entre comillas el"sincretismo" para subrayar lo dudosa que me parece ser la aplicación deuna terminología tradicional a lo que se puede llamar la mitología nuevao moderna, de funciones diferentes, en principio, de las que podemosdistinguir hasta, digamos, finales del siglo XVIII.

Algo parecido vale, para citar otro ejemplo, para Francisco MoralesSantos, poeta también guatemalteco, que se dirige con estas palabras ala diosa:

Estoy viéndote ahogada en el misterioy continúo siendo tu impar enamorado.Me has hecho llorar sangrevistiéndome de pasión con tu mirada,

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pero has contribuido a forestar la poesíacon tus ágiles palabras que lavan mi silencio,con tus besos de sal,con tu cabello convertido en lluvia,con tus ojos aprisionados por la incertidumbre,con tu temblor de piernas a la hora de amary me has tomado en serio para morir contigo.2

Como mínimo, habrá que repetir que en casos de esta índole tenemosque ver con significaciones bastante generales de las deidades invocadas,significaciones que quizás podamos caracterizar como arquetípicas. -Coatlicue ha "contribuido a forestar la poesía": tal verso es unaprovocación para la razón, para la concepción lineal del tiempo, para elindividuo moderno. Pero al mismo tiempo, el verso citado expresa unafuerte afirmación y hasta integración, es decir que los dioses antiguos nohan perdido su importancia, no hay que verlos sólo desde la distanciade tantos siglos que nos separan de ellos, al contrario: la poesía nospermite identificarnos con ellos, aunque bajo un signo nuevo.

En lo que sigue, trataré de sistematizar ciertos aspectos temáticos poruna parte, hermenéuticos por otra, que ofrece el empleo literario de lamitología en pleno siglo XX. Seré muy breve en cuanto a las definiciones.La "mitología" es evidentemente el conjunto de los dioses y héroes de unámbito cultural. Es más complicada la delimitación del "mito" o de lo"mítico." Entiendo por mito la aparación de una figura en principiomitológica con las siguientes particularidades: Tal aparición pretendetener un sentido universal que traspasa lo individual, el tiempo lineal,la organización racional del cosmos; el texto mítico puede reforzar talesintenciones por medios estilístico-estructurales que sirven para "integrar"al lector, disminuyendo la distancia entre este último y lo que comunicael texto. He dicho "figura en principio mitológica": también es posibleque se trate de una creación "nueva" que no depende de una tradiciónmitológica.

Sobra decir que mis distinciones no carecen de cierta artificialidad yaque los textos no suelen estar escritos para cumplir pura y perfectamentecon nuestras tipologías, siempre secundarias. Así, pues, habrá queadmitir que al lado de todas las funciones modernas de los mitos seconservan también las significaciones tradicionales, o al menos siguenestando presentes. Cito como ejemplo a Alfonso Reyes cuyo helenismo

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resulta a veces difícil de situar entre, digamos, filología clásicaprofesional y modernidad poética. Tenemos de él un artículo dedicadoal gran problema del número exacto de pretendientes matados porUlises,3 tenemos, en su Mitología griega, una descripción "objectiva,"filológica, de Hermes-Mercurio,4 pero tenemos también su ensayo "Unaaventura de Ulises,"5 redactado varias décadas antes, con un "epílogo" enque Reyes dice lo siguiente:

Los dioses griegos, arrojados del Olimpo, vinieron a la tierra,como antes el anciano Cronos, y hoy andan confundidos entre loshombres. Sólo Hermes sigue reinando en el Olimpo, y con unsigno elegante de su caduceo, Hermes industrioso, Hermes astuto,Hermes a quien invocan los prestidigitadores sutiles, Hermesdueño y señor del cielo y de la tierra, hace subir de las ciudadesun humo espeso —que ya no es el diáfano y aromático de lasantiguas ofrendas—, y un estrépito de silbatos, de campanas,resoplidos de vapor y rechinar de goznes, con que deleita susdivinas orejas, que crecen por instantes, ávidas de ruido.6

Repito: no sé si la terminología que sirve para designar las recepcionestradicionales de la mitología (alegoría, euhemerismo etc.) se puedeemplear aquí. Sin duda, se trata de algo parecido a la alegoría. Pero esgrande la libertad con que se nos describe este "Hermes": ya no esencarnación del "sermo" como en los mitógrafos del siglo XVI, ya no esel dios antiguo que necesita interpretación para que se pueda hablar deél en un mundo cristiano — es más bien un principio universal, nosometido al trascurso del tiempo.

Creo, pues, que podemos hablar de funciones inéditas de los diosesgreco-romanos. José Vasconcelos explica su célebre título Ulises criollo conestas palabras aparentemente sencillas y muy generales: "Un destinocometa, que de pronto refulge, luego se apaga en largos trechos desombra, y el ambiente turbio del México actual, justifican la analogía conla clásica Odisea."7 Ya un año antes de la primera publicación de Ulisescriollo, Vasconcelos había reclamado un "Odiseo de nuestro siglo."8 Comoen el caso del Hermes de Alfonso Reyes, uno se extraña de talsignificación inesperada de "un Odiseo más que internacional,universal."9

No es mi propósito ofrecer algo así como listas completas de

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ejemplos. Pero sí quiero indicar que Reyes y Vasconcelos tienen sussucesores. En "Ulises inmóvil" de Rosa América, guatemalteca, se noshabla del regreso de Ulises, regreso caracterizado precisamente no parla felicidad, sino por una decepción existencial.10 En Francisco MoralesSantos leemos una "Confesión a Penélope," en la que el yo que habla noes un pretendiente, ni tampoco Penélope es sólo la figura homérica, sinose "revela / en la anónima vecina."11 Fernando González Davison,guatemalteco él también, parece reanudar el tema del parentesco entremitología griega y mitología centroamericana del que hablábamos alprincipio: "Odiseo ... trajo a Quetzalcoatl / por las rías."12 Es hartoconocido, y ya hemos aludido a ello, que la literatura latinoamericana,desde finales del siglo pasado, ha descubierto a las religionesprecolombinas no sólo como fuentes de inspiración poética, sino tambiéncomo medio para expresar identidades nacionales. Excuso recordar aMiguel Ángel Asturias o a Carlos Fuentes. El tema ha sido estudiado conbastante intensidad y parece que no necesita comentarios suplementarios.Sin embargo, creo que merece la pena llamar la atención de nuevo sobretres puntos esenciales en este contexto: las funciones nuevas que se lesconfieren a los dioses indios, la creación de mitos nuevos, la creación delo que podríamos llamar un ambiente mítico. Me explico.

Vale para las mitologías precolombinas lo que hemos podido observaren el papel que desempeñan los dioses greco-romanos: existe, en laaparición moderna de las deiades aztecas o mayas, una considerablelibertad frente a la tradición, y su función es arquetípica. Acordémonosun instante de Tohil, gran ídolo de los mayas-quichés, dios del fuego13

y de la visión que tiene de él y de su desfile Cara de Ángel en El SeñorPresidente. Hay citas más o menos literales del Popol Vuh --"exigíasacrificios humanos"; "con tal que nos devuelvas el fuego, tú, el Dadordel Fuego"14—, pero esta visión, que ocurre en un momento muy críticopara Cara de Ángel, no se debe únicamente al conocido interés deAsturias en la cultura precolombina de su país; sino su Tohil es laimagen "concentrada," por decirlo así, del Señor Presidente, él mismoomnisciente y omnipotente, de "calidad mítica."15 Con todo, no olvidemosque el Tohil del Popol Vuh tiene ciertos rasgos positivos16 que faltan porcompleto al Señor Presidente. Naturalmente la adaptación de los mitosamericanos antiguos ofrece también aspectos más "positivos" en elmismo Asturias y en otros autores. Quiero citar tan sólo un juicio muyacertado sobre Carlos Fuentes:

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La revitalización de los mitos indígenas y la reescritura crítica delpasado en su obra son parte, pues, del proyecto de autorrecupe-ración y de integración nacional, que él concibe como únicaideología posible de la mexicanidad.17

El Tohil de Asturias no es simplemente el Tohil de los antiguos mayas:también cabe la posibilidad de que un texto nos ofrezca figuras yacontecimientos míticos que no tienen su base en la tradición. Elpersonal de Mulata de tal, la creación y la destrucción del mundo en Cienaños de soledad etc.: ¿dónde encontrar modelos "auténticos"? En efecto,muchos autores contemporáneos (no sólo los novelistas) "vuelven almundo mítico, ancestral e histórico en Latinoamérica," pero también esverdad que "escriben a través de mitos inéditos y fórmulas nuevas."18

Manuel Duran, en su poema "Los dioses en el café," convierte latrivialidad cotidiana de tal lugar en una especie de templo "donde seentierra el tiempo"; allí

... el dios de las distancias / aguarda la llegada del viajero o lavirgen / ansiosos de que vibren las voces del destino / marcandoen sus entrañas una cifra secreta, / dejando como ofrenda lamoneda redonda /que al fin desencadena los timbres sobrehuma-nos.19

Para terminar, quiero hablar brevemente de la ya mencionadacreación de una situación mítica. Naturalmente, no me refiero a ladescripción de templos o sacerdotes como tales, sino a la integración dellector, es decir al esfuerzo por crear una situación comunicativa en lacual la distancia entre el lector y la narración, el pensamiento o elsentimiento comunicados por el texto sea reducida a un mínimo. Conmucho razón se ha dicho:

El mito, (tesoro perdido y rebuscado en las literaturas occidentalesy encontrado en las tierras vírgenes de Hispanoamérica) y ellenguaje nuevo, (camino hacia la auto-identificación) son loselementos constituyentes de la nueva novela hispanoamericana.20

Pero no creo que tales fenómenos caractericen exclusivamente a lanovela. Por ello vuelvo al autor que he citado al principio y a su

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monólogo interior "Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo." Un yo difícilde identificar, aparentemente europeo, en todo caso con recuerdos de laguerra troyana, habla de su ascenso a una pirámide donde es sacrificado.Pero no es una narración lineal, ni tampoco termina con la muerte.Desaparece la noción del tiempo —"arduo es fijar un poco de ese infinitoPresente"--, se mezclan los más diversos recuerdos, aun después delsacrificio del que el yo habla así:

Una ventana se abrió en mí. Pude ver mejor cómo este pueblo,dulce y brutal, mezclaba su desesperación y su furia de eternidadcon la más exquisita y escrupulosa ternura. Por la ventana entróel pedernal —madre de luz y fuego— y por ella salió mi corazón.Y fui dios.

¡Sabía que mi cuerpo sería devorado con más amor que el de lamejor de las madres al besar a su hijo más amado!Era como morir dos veces y renacer dos veces. El maíz secular delcuerpo de dios se mezcló con mi carne.

Ese yo contemplativo, feliz de haber llegado a su "nuevo paisaje" su"nueva naturaleza" es algo así como una conciencia supra-individualcuyas ideas nos llegan directamente, sin que haya instancia mediadora.Al final, sin embargo, sí parece haber tal instancia. Dice el yo: "Habíapasado la tarde mientras escribía estas notas en la casa en que vivo haceya varios años." Creemos que todo ha sido un sueño, una pura fantasía.Pero el yo nos engaña; vuelve, aunque no sin dudas, hacia su existenciaambigua:

... Ahora me encuentro al otro lado. Sé que es el otro lado, pero nosé cuál de ellos.¿Lo sabré alguna vez?

Nada es más difícil que tener la certeza de estar vivo o de estarmuerto.21

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Notas

1 Luis Cardoza y Aragón, "Guatemala - las líneas de su mano -," CuadernosAmericanos, 1946, 32-51; Luis Cardoza y Aragón, Guatemala con una piedraadentro, Prólogo de Luis Miguel Aguilar (México, D.F.: CEESTEM — Nuevaimagen, 1983) 83.

2 Francisco Morales Santos, Cartas para seguir con vida (Guatemala, C.A.:Landívar, 1977) 15-17.

3 Alfonso Reyes, Obras Completas XVII (México, D.F.: Fondo de CulturaEconómica, 1965) 260-264.

4 Alfonso Reyes, Obras Completas XVI (México, D.F.: Fondo de CulturaEconómica, 1964) 481-492.

5 Alfonso Reyes, Obras Completas I (1955; México, D.F: Fondo de CulturaEconómica, 1976) 325-334.

6 Reyes, Obras Completas I 333.7 José Vasconcelos, Memorias. Ulises criollo. La tormenta (1936; México, D.F.:

Fondo de Cultura Económica. Letras mexicanas, 1983) 6.8 José Vasconcelos, De Robinsón a Odiseo. Pedagogía estructurativa (Madrid:

Aguilar, 1935) 41.9 Vasconcelos, De Robinsón a Odiseo... 41.10 Luz Méndez de la Vega, ed., Poetisas Desmitificadoras Guatemaltecas

(Guatemala, C.A.: Tipografía Nacional 1984 - Colección Guatemala. 18 - SerieBarres Montúfar. 4) 133-134.

11 Francisco Morales Santos, Al pie de la letra (Guatemala, C.A.: DirecciónGeneral de Formación, Promoción, Extensión y Difusión cultural. EditorialCultura. 6, 1987) 10.

12 Fernando González Davison, Ráfaga. Tempacio. Poemas. Presentación: MarioMonteforte Toledo (Guatemala, C.A.: Ministerio de Cultura y Deportes.Colección Literatura Guatemalteca Siglo XX. 4 - Serie Rafael Landívar[Poesía], 1989) 86.

13 Georges Raynaud, J.M. González de Mendoza y Miguel Ángel Asturias,trads., Prólogo de Francisco Monterde, Popol Vuh, El libro del consejo (1939;México, D.F.: UNAM, Biblioteca del estudiante universitario. 1, 1964),111-120.

14 Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente. [Edición crítica]. Testimonio deArturo Uslar Pietri, Estudios de Ricardo Navas Ruiz, et al. Texto establecidopor Ricardo Navas Ruiz, Jean-Marie Saint-Lu (México: Fondo de CulturaEconómica, 1978) 232.

15 Saint-Lu, El Señor Presidente. [Edición crítica] LXXVII.16 Popol Vuh 117.17 Malva E. Filer, "Los mitos indígenas en la obra de Carlos Fuentes," Revista

Iberoamericana 127 (1984) 489.

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18 Ruth S. Lamb, "El mundo mítico en la nueva novela latinoamericana,"Asociación Internacional de Hispanistas: Actas del Cuarto Congreso Internacional

de Hispanistas celebrado en Salamanca, agosto de 1971 (Salamanca: Universidad

de Salamanca, 1982) 102-103.19 Manuel Duran, "Los dioses en el café," Poesía en movimiento. México 1915-1966,

ed. Octavio Paz et al. (México, D.F.: siglo XXI1966) 177.20 Tomás Tomanek, "El mito y el lenguaje en la nueva novela hispanoame-

ricana," Revue des Langues Romanes 80 (1972) 285.21 Luis Cardoza y Aragón, "Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo" Guatemala con

una piedra adentro, (Cuadernos Americanos, 1945) 71; 77; 78.