luciano cáceres: hijo del teatro - revista cítricacon muy poco: patear la calle para conseguir los...

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Año 5 Nº 34 - Noviembre 2016 Cooperativa Ex Trabajadores de Crítica Ltda. [email protected] www.revistacitrica.com Distribución Gratuita Callao 360, CABA - Tel: 4562-6241 ISSN: 2525-1260 RNPI: 5313160 Luciano Cáceres: hijo del teatro COOPERATIVAS Un sueño argentino Federico Imas Diego Pintos GéNERO Por ser mujeres pág 6 pág 3 pág 4

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Page 1: Luciano Cáceres: hijo del teatro - Revista Cítricacon muy poco: patear la calle para conseguir los mejores precios de las verduras y elegir alimentos que sacien el hambre. De más

Año 5 Nº 34 - Noviembre 2016Cooperativa Ex Trabajadores de Crítica Ltda.

[email protected]

Distribución GratuitaCallao 360, CABA - Tel: 4562-6241

ISSN: 2525-1260RNPI: 5313160

Luciano Cáceres:hijo del teatro

Cooperativas

Un sueñoargentino

Federico Imas

Diego Pintos

Género

Por ser mujeres

pág 6

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ay películas estadouni-denses –muchas– donde los protagonistas logran sobreponerse y alcan-

zar sus objetivos: ganar un campeona-to, ser millonario, conquistar a la chica o el chico deseado o alcanzar la fama. Es el sueño americano. Lo consiguen en las películas y una persona de cada miles.

En la vida real, en Argentina, los sueños de las personas reales son menos ambiciosos aunque muchas veces más difíciles: tener una casa propia, trabajo y educación para los hi-jos. Algunos los consiguen. Es el caso de Mirta Baum, quien encontró en el cooperativismo su sueño argentino.

Mirta es la mayor de siete herma-nos. Padre ausente. Madre que salía a laburar para poder sostener la familia.

H

cooperativas

Tuvo que aprender a cocinar. Des-cubrió las mañas para hacer mucho con muy poco: patear la calle para conseguir los mejores precios de las verduras y elegir alimentos que sacien el hambre. De más grande salió a traba-jar de empleada doméstica. Luego fue madre y hacía pan casero para vender por el barrio. Pasó hambre y también frío. El Plan Jefes y Jefas de Hogar fue el puntapié para que la urgencia al fin no estuviera por delante de la vida. Después se crearon las cooperativas de trabajo para realizar viviendas. Ahí entró como cocinera. Ahí le cambió todo.

“Cuando terminaba de cocinar me quedaba mirando a los compañeros cómo hacían el trabajo; después me sumaba para preparar la mezcla. Así arranqué, yo no sabía atar un clavo pero quería aprender y me echaban. Eran bien machistas, se enojaban porque no les gustaba que trabajara con la fuerza. Pero como a mí me gustaba e insistí, al final me enseñaron y fue una experien-cia muy linda”. Así Mirta pasó a trabajar en la construcción.

Dejó la construcción por cuestio-nes de salud pero se nota que extraña. Nos muestra las manos. “Miren, estoy orgullosa de tener estos callos”, dice. Como respondiendo a la “gilada” que confunde y relaciona las cooperativas con la vagancia. Para esta mujer el coo-perativismo fue –y es– una escuela: “Me enseñó a darle valor a lo poco o mucho

que tenemos, a administrar y cuidar. Eso es fundamental, valoro todo lo que pude lograr hasta ahora, lo cuido porque costó mucho".

En la construcción y en las coo-perativas Mirta cumplió sus sueños. Trabajo, educación para sus hijos, no pasar más hambre y hasta un techo propio. Además hizo amigos y compa-ñeros. Y aprendió a hacer algo que su destino no le tenía deparado: disfrutar. “Llego cinco y media de la mañana y me voy a las 6 de la tarde. Un día acá es lo más lindo que hay. Para mí está es mi casa. Yo no tenía vivienda, vivía de prestado, de la casa de un pariente a otro. Gracias a Dios tengo mi propio te-cho, le debo mucho a esto, demasiado”.

Cuando dice acá se refiere a la cooperativa Reconstruir. Ahí estamos

ahora, donde la entrevista se interrum-pe seguido porque siempre alguien entra a consultarle algo. Hoy Mirta es la presidenta. Lo primero que hace por la mañana es salir a comprar. Patea la ca-lle y busca los mejores precios, como aprendió de chica. Hace los pedidos, envía los productos a las construccio-nes, va al banco, se encarga de los trá-mites, del papeleo también. “A veces vamos a visitar a nuestros compañe-ros en Ezeiza, a escuchar las necesi-dades de cada uno, nos juntamos una vez por mes, llevamos un chorizo o lo que haya. Eso es el cooperativismo: ayudar. Una persona que vivió lo que viví yo va a saber lo que es, entonces me gusta hacerlo”.

Ayudar a los compañeros es la forma que tiene Mirta de agradecer el cambio que tuvo en su vida. “Mi esposo era discapacitado y no podía traba-jar. Yo estaba sola y seguí luchando, luchando y sigo luchando. Pero salir adelante me sirvió para ganarme mi pan y poder ayudar a mis hijos. Cuando salgo a tomar mate a la puerta de mi casa siempre pienso que el día que me muera le voy a dejar un techo a mi fami-lia”. Cambió el rumbo. Para ella y para su familia. Y lo cambia día a día tam-bién para sus compañeros. Luchando, colectivamente. Y ahora tiene un nuevo desafío: se anotó en el Plan Fines para terminar de estudiar. Mirta es un sueño argentino que no veremos en ninguna película..

“El cooperativismo me enseñó a darle valor a lo poco o mucho que tenemos, a administrar y cuidar. Eso es fundamental.”

Mirta Baumsoñaba con un trabajo digno,

una casa para sus hijos y ayudar

a otras personas.En el cooperativismo

encontró su lugaren el mundo.

por pablo bruetmanfotos: diego pintos

Misión

cumplida

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NOTA DE TAPA

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Tus últimas películas Las Ineses y Ope-ración México tratan sobre la identidad ¿Vos también tuviste que buscarla?

A mí me llegó de manera extraña. Yo a los nueve años empecé a estudiar. A los once ya empecé a trabajar en teatro independiente. A los catorce, quince me encuentro con una prima en una fiesta y me dice: "Estás haciendo teatro. Y era obvio. Vos no ibas a zafar de eso si fuiste con-cebido en un escenario". “¿Cómo que fui concebido en un escenario?”, le pregunté. Y ahí me relató toda una historia que mis padres no me habían contado. Mis viejos se conocieron en la Municipalidad. Mi papá tenía un teatro independiente en la calle Rincón y no tenía habitación: dormía en el escenario. Se ve que mi vieja no solo vio las obras sino que también pasó por el colchón. Ella llevaba nueve años casada con un ingeniero, no quedaba embarazada y finalmente quedó, pero no del marido sino de mi viejo. Así que yo fui concebido literalmente en un escenario. Eso me hizo entender mucho, porque desde que

"Vivimos bajo la pirotecnia de los titulares"

ue concebido en un teatro por dos militantes. “Actor comprometido”, dijo la partera. Y así fue. Hace unos

años que lo vemos en las novelas del prime time de la televisión argentina pero detrás de eso hay una historia no tan conocida. Luciano Cáceres tiene un oficio: actor. Y está orgulloso de serlo; no por su talento, sino por su capacidad de laburo y por lo que disfruta de trabajar en equipo. A los 19 alquiló una casa en ruinas y armó una sala. Salía con una mochila llena de gacetillas y entradas, y recorría la ciudad de punta a punta. Militancia por el teatro.

La nota está pautada en una peque-ña oficina de la productora de la película Las Ineses. Somos cinco y Luciano. No hay sillas, apenas entramos. Él se pone cómodo, entiende que no vamos a hacerle preguntas de ocasión y está dis-puesto a responder. Entonces se sienta sobre un escritorio, y la charla ya arranca descontracturada.

F

Su padretenía una sala

y dormía enel escenario,

allí literalmente fue concebido.

Después él repitió la historia:

alquiló una casa en ruinas

y la convirtió en otra sala.

Dormía en la cabina de luces

y mochila en mano recorría la ciudad llevando

las gacetillasde las obras.

La historia menos conocida

de Luciano Cáceres.

por revista cítricafotos: diego pintos

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tengo uso de la razón quiero esto. De chico, apenas aprendí a escribir ya firmaba con nombre artístico. Me quería llamar Victorio Giardino. Victorio por Gassman, que me fascinaba, y Giardino porque era el único apellido italiano de la familia.¿La política siempre estuvo presente en tu casa?

Sí, claro. Nací con un partero amigo de mi viejo en General Rodríguez porque a él lo perseguían en la época de los milicos. Por una cuestión de miedo recién con la vuelta de la democracia tuve documento. Mi viejo era parte de la resistencia peronista y en la dictadura estuvo 17 días en un calabozo y después tuvo que exiliarse en Venezuela. Mi vieja, 19 años menor, se formó política-mente con él. Y lo superó ampliamente. Tenía mucho carisma y una inteligencia natural y emocional única. Una súper mu-jer. Vivíamos en una casa muy política: mi viejo gremialista, y mi mamá fue 30 años oposición de Amadeo Genta, el que todavía sigue al frente del gremio de municipales. Y hoy, ¿te sentís identificado con algún proceso o proyecto?

Muchos personajes políticos han pasado por mi casa: Pino Solanas, Cha-cho Álvarez, Carlos Grosso. Todos esos dirigentes que en algún momento fueron promesa de cambio y después se los fue comiendo el mismo sistema político, se-gún la conveniencia. Yo siempre lo empa-rento con la dirección. Vos sos el respon-sable de generar caminos para que todo el equipo de laburo –actores, técnicos, escenógrafos y vestuaristas– transitemos el mismo camino y llegar felices al estre-no, con un objetivo común para todos. La dirigencia, en su gran mayoría, construye caminos que los beneficia a ellos solos o a círculos que piensan igual. Creo que ese es el gran problema de todos los partidos, donde la conveniencia no es abarcativa sino personal, simplemente personal. En-tonces todo eso me genera descreimien-to. Obviamente comparto muchas de las políticas del anterior gobierno porque se

hicieron cosas importantes pero no me siento representado por la totalidad de ese proyecto ni con muchos que estaban ahí adentro, porque siento que muchos estaban bollando de otro lugar y de situa-ciones del país que fueron una mierda.¿Qué cosas ves que se hicieron y ahora no están?

Hay cantidad de cosas que se han hecho en estos años y faltan ahora. La conducción actual va a beneficiar a un sector de la sociedad que tiene mucho poder y no necesita de más beneficios. La gente que más necesita es otra. Igual pienso que la gran falencia es no pensar a futuro en todos los ámbitos. Es la gran

argentinidad, lo atamos con alambre pero a futuro no lo resolvemos porque el que viene después lo cambia o lo tacha todo. Por eso la Argentina cada diez años entra en crisis y volvemos a cometer los mismos errores.En los primeros meses de gestión de Cambiemos amplios sectores de la cultura denunciaban la falta de financia-miento para las producciones naciona-les. Actualmente, ¿qué situación ves en cuanto a políticas culturales?

En el primer semestre estuvo todo bastante parado, ahora parece que em-pieza a reactivarse un poco la industria cinematográfica y se abre el concurso para las miniseries. Vamos a ver qué pasa. La verdad es que veníamos de unos años con bastante laburo para el sector. A pe-sar de que algunos han hecho un negocio con eso, para la industria pequeña y tam-bién la grande fue una buena época. Para una sala de 40 personas y para un teatro de la calle Corrientes. Y también para el cine. Los concursos del INCAA abrieron las puertas a muchos actores menos conocidos y les dieron la oportunidad de transitar papeles más importantes.¿En algún momento te pusieron en la grieta?

Yo nunca me puse en ese lugar. Qui-

ve, en vez de irme a un departamento, alquilé una casa en ruinas, tiré todas las paredes y armé una sala. Yo vivía en la cabina de luces. Opté por tener un lugar creativo. Pero laburé de todo. En ese mo-mento era cartero a la mañana y kios-quero a la tarde. En un kiosco de dos por dos donde me movía y tiraba todo de tan chico que era. En un momento dije: “Estoy perdiendo el tiempo, tengo que focalizar”. Fueron tres meses que decidí no laburar de otra cosa y ahí apareció un casting, éramos como 400 actores. Lo tomaba Norma Aleandro. Fue mi primer obra comercial: “Rompiendo códigos”, con Carlos Roffé, Oscar Ferrigno, Artu-

ro Puig y Márgara Alonso. Yo ya hacía teatro, había hecho un montón de obras pero no ganaba un mango. A mi obra la vio Alejandra Boero, fundadora del teatro independiente, que había sido mi profesora, y me llamó. Me dijo que es-taba muy orgullosa, que era bueno que actores que se habían formado con ella pudieran ocupar otros espacios. Desde afuera uno critica mucho no conocien-do, pero desde adentro se puede hacer la diferencia.¿Cuáles fueron tus trabajos más allá de la actuación?

Fui electricista, pintor, albañil, hice muchas changas. Laburé con muchas cosas que tienen que ver con la reali-zación: iluminación, estatua viviente, mimo, clown, de todo. Por eso yo no hablo de que tengo talento si no más bien de capacidad de laburo. El oficio se valora con profesionalismo, con respeto por el otro, armando buenos equipos de trabajo. Sin mi rol los otros roles no son nada. Creo que así se vive un poco mejor, no creo en esto como carrera, a mí nadie me corre. No quiero llegar ni primero ni segundo. No quiero llegar a ningún lado, quiero transitarlo, equivocándome, que es lo que me hace aprender.

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sieron. Me he comido informes televisivos y he sido cuestionado por estar en un lugar u otro. A mí me llaman para hacer un personaje, para contar una historia y es mi laburo. Que esté trabajando para el 13 no tiene nada que ver. Yo laburo de ac-tor. Al mismo tiempo dirigí una obra en el Cervantes que respondía al gobierno nacional y otra en el San Martín que tie-ne que ver con el gobierno de la Ciudad. Hago mi oficio, no tengo ninguna bajada de línea.Cuesta al principio ingresar a los me-dios, ¿no?

Antes me costaba un huevo. Durante más de 10 años yo me armaba el recorri-

do de todas las radios y los diarios y me iba con mi gacetilla, a veces con un par de entradas. Preparaba los sobrecitos con fotocopias pero ponía el nombre del periodista para que parezcan persona-les. Arrancaba en Palermo, seguía por el Bajo y terminaba en la otra punta de la Ciudad. Hacía el recorrido de los medios con mi mochilita a cuestas.¿Cómo ves a los medios de comunica-ción en la actualidad?

Todo lleva un poco a la pirotecnia de los titulares y nunca se piensa en lo anterior, en la vida humana. Seguimos siendo individualistas de querer solo lo propio y lo muy cercano, y así estamos. Se habla de la modernidad y de la ilumi-nación y eso lo tienen muy lejos porque si tienen un tipo cagado de hambre al lado con una velita y un mantra no hacés nada. En lo personal intento estar despierto, detectar si me están hablan-do con la verdad y elegir, y asumir que tengo un lugar de privilegio y que lo que tengo es un oficio, que es lo más noble que puedo tener.¿La militancia de tus viejos está presen-te en lo que hacés?

Sí, en lo fundacional está, en mi capacidad por el hacer. Yo nunca esperé que me convoquen, hice. A los diecinue-

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género

tacadas, por la simple condición de ser mu-jeres. sí. no hay mul-tiplicidad de motivos,

como suele haber entre las muertes masculinas. no. El motivo es otro, único. no mueren por ser mujeres: las matan por ser mujeres. Julieta fue asesinada en octubre de 2015, estaba embarazada, y el novio la mató a pa-tadas en el estómago, con borceguíes. A Verónica la ultimó su pareja, quien la celaba todo el tiempo. A Marisela la molieron a golpes tres tipos en Laferrere, fueron presos dos meses y ahora están sueltos. Chiara estaba embarazada, su novio la asesinó y la familia de él lo ayudó a esconder

el cadáver. A Mirta la mutilaron, la quemaron, y todo está parado en un cajón, desde hace 8 años, porque no hay testigos. A Luisa, de cinco años, el padre la violó y luego la mató, y la familia la sigue sufriendo desde entonces.

Y los testimonios se reproducen en bandada. Por las calles y bajo los toldos –que ayudan a refugiarse un poco de la inclemente tormenta– el miércoles 19 de octubre sobrevolaron vestidas de negro las historias del do-lor. Fueron miles en la marcha contra los femicidios. Madres, hijas, abue-las, hermanas, amigas, tías. Todas. Relatos sensibles de voces ajadas, de las que se desgarran en jirones tras

El grito de los miles de silencios

A

Cada 24 horas matan a una mujer en Argentina y hay 50 ataques sexuales por día.La sociedad se moviliza en repudio a los femicidios y denuncia la desidia política y judicial.

fotos: mariana varela, federico imas

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cada palabra. Tras cada recuerdo. Y los rostros de quienes las cuentan, las llevadoras de la memoria viva, también se van deshaciendo, testi-monio tras testimonio. Voces que se parten por el dolor, por la injusticia, por el cansancio, por el hecho de levantarse una y otra vez, luego de caerse reiteradamente en el fango de la desidia política, social y judicial.

Es cierto que los números y las estadísticas son más que elocuentes. Las cifras demarcan un escenario pavorosamente explícito y claro ante tantas muertes, tanta violen-cia, y tanto sadismo. Los números son aberrantemente fríos, y caen como en una cascada, imparables. En 2015 hubo doscientos ochenta y seis femicidios. Fueron 2.094 en los últimos ocho años. Hasta el año pasado mataban una mujer cada 30 horas. En 2016 la cifra aumentó a una por día. Durante 2015, treinta y dos mujeres fueron asesinadas en CABA, y doscientos setenta y cinco fueron asesinadas durante el último año (junio 2015 a junio 2016). Hubo diecinueve femicidios en lo que va de octubre de 2016.

no son crímenes pasionales, ni cualquier otro eufemismo. son femi-cidios. Ocurren cincuenta ataques sexuales por día. Durante 2015 se

y España. Mientras la Justicia gatea, los homicidios galopan. Mientras las sociedades miran para el costado, las mujeres son asesinadas a diario. Mientras la apatía política se enreda en necedades y boberías, las histo-rias de violencia de género siguen

agolpándose. La del 19 de octubre fue la marcha de las miles por las miles. Una multitud de mujeres en lucha por salvar sus vidas, las de tantas otras, y por no permitir que caigan en el olvido las miles de vidas arrebatadas por los femicidios.

observaron 3.746 violaciones y hubo más de 13.520 víctimas de delitos sexuales. Dos de cada diez mujeres asesinadas en la Argentina habían presentado denuncias por violencia de género. La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) recibe un millar de denuncias mensuales.

Pero detrás de esos números están las personas, los dolores, las indignaciones y los miedos. Todo ese sufrimiento junto que parecie-ra volverse infinito, irrefrenable, e intrasferible. Y el agresor o asesino usualmente está cerca. En el 71 por ciento de los casos fue pareja o ex de la víctima, o bien familiares directos. Entonces, siete de cada diez mujeres fueron asesinadas por personas de su círculo íntimo.

El espiral de violencia de género va escandalosamente en aumento. Desde la primera marcha de ni una menos, la cantidad de femicidios estuvo lejos de disminuir. sino que, por el contrario, fue en alza, según las diferentes cifras oficiales que se acumulan sobre el tema.

La Capital Federal fue el epicentro del primer paro nacional de mujeres de nuestra historia. Además varias marchas multitudinarias se exten-dieron a lo largo y ancho de Argenti-na, y hubo réplicas en Chile, México

La huelga de todas las clases

E s la primera vez en nuestra historia que se da una conti-

nuidad tan rotunda para concentrar el significado de la violencia contra las mujeres. tres actos en tan corto tiem-po marcaron el camino. sin dudas, el paro de las mujeres es significativo. Manifestaciones hubo muchas, im-portantes todas pero la novedad fue el paro, la decisión de hacerlo ha sido de una bellísima inteligencia. no exis-tió en la historia reciente del mundo, y nunca en nuestra historia, un aconte-cimiento como el que estamos vivien-do: las mujeres paramos. nada más ni nada menos, es impactante.

es una cuestión inaugural en ar-

gentina. Una más. primero la larga tradición del encuentro nacional de las Mujeres, que este año reunió a 70 mil, el #niUnaMenos y ahora estamos inaugurando una tradición de huelga de mujeres, que se parece bastante a la famosa huelga de sexo, que alguna vez se hizo de manera mitológica en pie-zas teatrales griegas, y a la huelga de vientre. son condiciones novísimas de re-subjetivación que están sucediendo en nuestro país con proyección a toda américa Latina.

La gracia de este movimiento es que aquí la identificación femenina se cruza con la identificación de trabajadoras. ese enlace es muy inaugurador tam-bién porque no es un movimiento que enlace sólo la situación en cada una de las unidades de trabajo, sean institucio-nes, empresa, hospitales o escuelas, es una movilización interesante porque interpela a todas las clases.

Hay una condición de identidad como mujeres que permite movilizar-nos en nuestros trabajos pero de una manera articulada, y eso atraviesa las clases. ninguna clase social ahorra victimar a las mujeres. Las clases po-pulares, medias y altas tiene en la con-dición femenina un sujeto de enorme vulnerabilidad. ninguna mujer está exenta de la violencia machista. Claro que los sectores populares tienen más problemas en las condiciones vitales, pero hay un lazo de unidad. tanto la mujer pobre como la rica están en ries-go: todas pueden ser víctimas de la violencia más cruel.

además es fundamental que los va-rones en la autoimpugnación de su es-tructura patriarcal digan: ‘Bueno, nos estamos dando cuenta de algo y que-remos que esto no pase más’. Gestos así van a ser un motivo de soldadura de lo humano.

por dora barrancos

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contratapa

a biblioteca pública infantil y juvenil Enrique Banchs estaba desti-nada, hasta hace unas

semanas, a convertirse en un mon-tón de escombros. Creada en 1943, oculta entre los árboles del Parque de los Patricios (está en el corazón del Parque, no del barrio), siempre fue un espacio de visitas y consultas para muchas escuelas y alumnos de la zona sur. sin embargo, en nombre del progreso, esa palabra que tanto le gusta usar al macrismo para triturar a la historia, iba a ser demolida. El Ministerio de Ambiente y Espacio Público quería construir en ese lugar "un área de servicios" integrada por un bar y baños. La idea funcionaba como una síntesis de lo que piensa el Gobierno: donde hay libros, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta quería poner un comercio.

En agosto estaba todo preparado: se había llamado a una licitación inconsulta, se le había adjudicado la obra a una empresa, la biblioteca se cerró, se cancelaron todas las visitas escolares (se habían otorgado turnos hasta octubre inclusive) y empleados del Gobierno comenzaron a embalar los libros para llevarlos quién sabe adónde.

Pero fue ahí, con el final casi certifi-cado, cuando los vecinos entendieron que les estaban quitando parte de su barrio y de su historia. Y entonces se organizaron, juntaron firmas, crearon una petición en Change.org, enviaron notas a funcionarios, legisladores y comuneros. Y como eso no alcanza-ba, comenzaron a hacer actividades culturales todos los domingos en el anfiteatro del Parque. Y crearon una página web. Y empezaron a difundir la amenaza, que estaba a punto de

convertirse en crimen, en distintos medios. Y consiguieron que muchos artistas brindaran su apoyo y trans-formaran la demolición de la cultura en piezas artísticas para resistir. Allí estaban los dibujos e ilustraciones de Rep, Brocha, ivanke, Diego Bianchi y muchos más.

La vía judicial, mientras tanto, también avanzaba: a instancias de los vecinos/as organizados, el 2 de septiembre la Asesoría Tutelar nº 1 inició una acción de amparo colecti-vo en resguardo de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que se verían afectados, y la jueza Elena Liberatori –vista con recelo por Mau-ricio Macri antes, y por Larreta ahora– ordenó una medida de no innovar. De este modo se suspendió el inicio de las obras.

Condicionado por la resistencia popular y cultural, a principios de este mes el Gobierno comunicó que pue-de hacer el bar y los baños sin tocar el espacio de la biblioteca. Que no hay necesidad de demoler nada. La lógica cultural le ganó, al menos esta vez, a la lógica comercial. Fue un triunfo. sin embargo, los vecinos siguen en estado de alerta porque la construc-ción se haría al lado de la biblioteca. se preguntan, aparte, qué necesidad existe de construir un bar donde ahora hay un espacio verde. Como si la oferta de comercios gastronómicos que hay en la Avenida Caseros no fuera suficiente..

L

El triunfo de los libros

por agustín colombo

El Gobierno de la Ciudad iba a demoler la biblioteca pública infantil y juvenil Enrique Banchs, en Parque Patricios, para construir un bar y baños. Pero la organización de los vecinos y el apoyo de artistas lo impidió. Cuando la lógica cultural le gana a la lógica comercial.