luciano - 75 el cínico

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5/10/2018 Luciano-75Elcnico-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/luciano-75-el-cinico 1/7 BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 172 LUCIANO OBRAS IV TRADUCCIÓN Y NOTAS POR JOSÉ LUIS NAVARRO GONZÁLEZ EL CÍNICO Asesor para la sección griega: CARLOS GARCÍA GUAL.  Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido revisada por JESÚS UREÑA BRACERO. © EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. Depósito Legal: M. 35295-1992. ISBN 84-249-1602-6. Obra completa. ISBN 84-249-1603-4. Tomo IV. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6523. EDITORIAL GREDOS

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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 172

L U C I A N O

O B R A SIV

TRADUCCIÓN Y NOTAS POR JOSÉ LUIS NAVARRO GONZÁLEZ

EL CÍNICO

Asesor para la sección griega: CARLOS GARCÍA GUAL. Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido revisada por 

JESÚS UREÑA BRACERO.

© EDITORIAL GREDOS, S. A.Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.

Depósito Legal: M. 35295-1992.ISBN 84-249-1602-6. Obra completa.ISBN 84-249-1603-4. Tomo IV.

Impreso en España. Printed in Spain.Gráficas Cóndor, S. A.,Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6523.

EDITORIAL GREDOS

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 Luciano de Samósata   El cíni co   1

ÍNDICE GENERAL* 

 Págs.69  Podagra ................................................................................................... 7  70  Hermótimo o Sobre las sectas ............................................................... 2471  Al que dijo: «Eres un Prometeo en tus discursos» ................................ 9072  El Alción o Sobre las metamorfosis ...................................................... 9773  El barco o Los deseos ........................................................................ 10374  Ocipo................................................................................................... 12975  El cínico ............................................................................................. 137

 Diálogos ............................................................................................. 14976  Diálogos de los muertos...................................................................... 15377  Diálogos marinos ............................................................................... 22678  Diálogos de los dioses ........................................................................ 25179  Diálogos de las heteras....................................................................... 29780  El patriota o El adoctrinado............................................................... 34481 Caridemo o sobre la belleza ................................................................ 36782  Nerón .................................................................................................. 38483  Epigramas........................................................................................... 39184  Timarión o Sobre los propios sentimientos ........................................ 418

ÍNDICE DE NOMBRES ..........................................................................  469

Textos griegos de Luciano: http://sites.google.com/site/ancienttexts/gk-l2

Obras de Luciano en inglés: http://www.sacred-texts.com/cla/luc/fowl/index.htm

* La numeración corresponde al libro original [Nota del escaneador]

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 Luciano de Samósata   El cíni co   2

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EL CÍNICO

«El mundo entero es mi casa, y en cualquier lugar de la tierra tengo mi cama». Esta frase pronunciada por el filósofo cínico que dialoga con nuestro conocido Licino, resume el contenido de esta pieza que parecellevar el sello del auténtico estilo de Luciano, pese a que son pocos los editores que la asumen como genuina-mente lucianesca. Toda una sátira contra lo que hoy llamamos la sociedad de consumo, en la que ladisposición del interlocutor cínico se refuerza frente a la pobreza de argumentos, la escasez de ideas y lalentitud de reflejos de Licino, que parece no ser el mismo personaje incisivo y agudo que encontramos coneste nombre en otros diálogos. La opinión de Macleod, quien sigue a Fritzsche, es que esta obra la escribióalgún cínico en respuesta a las críticas de Luciano hacia esa secta. Fritzsche, por su parte, sugiere que la obra

fue escrita en época de Juliano el Apóstata.

1 LICINO. — Oye tú, ¿a cuento de qué llevas barba y melena y en cambio vas sin túnica1? ¿Por qué te das a ver desnudo y descalzo luego de optar por un tipo de vida propio de vagabundos ymarginados, que les cuadra más a los animales? ¿Por qué tratas tu cuerpo siempre a contrapelo delos demás, y vas dando tumbos de acá para allá, dispuesto a acostarte en el duro suelo, y llevas esecapotillo que da asco lo poco fino, lo áspero y descolorido que es?

2 CÍNICO. — Ni siquiera me hace falta; es algo que puede comprarse con máxima facilidad y

no da problemas a su dueño; con eso me arreglo. Y tú, por los dioses, dime ¿no piensas que en ellujo hay mucho vicio?

LICINO. — Ya lo creo que sí.CÍNICO. —¿Y en la austeridad, por el contrario, virtud?LICINO. — Claro que sí.CÍNICO. — ¿Entonces, por qué si llevo una vida mucho más austera que la mayoría que viven

en el despilfarro te metes conmigo en lugar de con ellos?LICINO. — Porque, por Zeus, no me parece que lleves una vida más austera que los demás, sino

más menesterosa, o mejor pobre e indigente del todo, pues en poco te diferencias de los mendigosque van pidiendo para poder comer.

3 CÍNICO. — Puesto que la discusión ha llegado a este punto, ¿quieres que veamos qué es lo

indigente y qué es lo suficiente?2 LICINO. — Si te parece, de acuerdo.CÍNICO. — Lo suficiente sería para cada uno lo que le llega para cubrir sus necesidades, ¿o no?LICINO. — De acuerdo, sí.CÍNICO. — ¿Y lo indigente lo que implica que se carece hasta de lo necesario y que en

consecuencia no alcanza a cubrir lo que uno necesita?LICINO. — Sí.CÍNICO. — Pues entonces no hay nada de indigencia en mí, pues lo que tengo satisface mis

necesidades.4 LICINO. — ¿Cómo dices?

1 El filósofo cínico en vez de llevar el chitón o túnica iba provisto del famoso capote raído (tribónion) al que se aludecon frecuencia en las obras de Luciano, p. ej., Subasta de vidas 8.2 Hemos mantenido «lo indigente» (tó endeés), que podría muy bien sustituirse por «la indigencia» y los suficiente (tóhikanón) que tal vez se sustituiría igual de bien por «la suficiencia».

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 Luciano de Samósata   El cíni co   3

CÍNICO. — Vamos a ver; si te fijas en algo que resulta ser imprescindible, como por ejemplouna casa; ¿no es acaso una cierta protección?

LICINO. — Sí.CÍNICO. — ¿Pues qué? ¿El vestido para qué es? ¿No es también para dar esa cierta protección?LICINO. — Sí.CÍNICO. — ¿Y a cuenta de qué, por los dioses, necesitamos de esa protección? ¿No será para

que esté mejor quien resulte protegido?LICINO. — Me parece que sí.CÍNICO. — ¿Te parece acaso que mis pies están en peor estado?LICINO. — No lo sé.CÍNICO. — Enseguida lo vas a saber; ¿cuál es la función de los pies?LICINO. — Andar.CÍNICO. — ¿Y te parece que están mis pies peor para andar que los de la mayoría?LICINO. — Eso quizás no.CÍNICO. — Por lo tanto no están peor si no cumplen peor su función.LICINO. — Tal vez.CÍNICO. — ¿Y qué? ¿Acaso el resto de mi cuerpo está peor? Pues de ser así también sería

inferior en fuerza ya que el vigor es una virtud del cuerpo. ¿Es mi cuerpo acaso más débil?LICINO. — No da esa impresión.CÍNICO. — La impresión que daría es que ni mis pies ni el resto de mi cuerpo necesitan

  protección, pues si no la tuvieran su estado sería bastante deficiente. La necesidad es un malgeneralizado que empeora las cosas a las que se adosa. Y por cierto, mi cuerpo no parece estar peor alimentado por alimentarse de lo primero que le cae.

LICINO. — Ya se ve.CÍNICO. — Pues no estaría de buen ver si estuviera mal alimentado, pues una alimentación mala

estropea el cuerpo. LICINO. — Así es.5 CÍNICO. — Entonces, así las cosas, ¿por qué me denostas y te metes con la vida que llevo

diciendo que es lamentable?LICINO. — Porque, por Zeus, habiendo puesto a nuestra disposición la Naturaleza a la que tantohonras y los dioses la tierra en abundancia y habiéndonos concedido abundantes bienes que

  proceden de ella de modo que tengamos de todo en abundancia y no sólo para cubrir lasnecesidades sino también para disfrutar, tú estás al margen de todo eso y no participas en nada deello en mayor medida que los animales. Pues bebes agua como las bestias, te alimentas a salto demata como los perros y no tienes un lecho mejor que el de los perros; pues te basta un manojo deyerbas igual que a ellos. Y aunque lleves manto no es más aparente que el de un mendigo. Y sicrees que estás en tu sano juicio por contentarte con ello, la divinidad por lo visto no obró biencuando hizo que las ovejas tuvieran vellones de lana, y además a las viñas dar dulces caldos, yencima toda la formidable variedad de productos, aceite, miel y demás bienes para que pudiéramos

tener una alimentación variada, bebida agradable, tener dinero, tener una cama blanda, tener casas bonitas y todo lo demás maravillosamente organizado. E incluso los productos de las artes son tam- bién regalos de los dioses. Y la vida sin nada de todo eso es lamentable, sobre todo si uno se ve privado por parte de otro hombre, como quienes están en la cárcel. Pero el privarse uno a sí mismode todos esos bienes es mucho más lamentable, es una palpable chifladura.

6 CÍNICO. — Tal vez lleves razón. Pero dime lo siguiente: un hombre rico, ampliamentegeneroso y desprendido, invita a su casa a comer a muchas personas de los tipos más diversos, unosenfermos, otros en plena salud. Supón que alguien al servírsele muchos y muy variados manjares, seabalanzara sobre ellos y se los zampara todos, no sólo los que tiene al alcance de su mano, inclusolos que están más alejados de él, especialmente preparados para los enfermos, él que está más sanoque un roble, pero que no tiene más que un solo estómago de forma que él, que necesita poco para

alimentarse, está al borde de reventar por darse una atracón; ¿un tipo así cómo te parece que es?¿Acaso prudente?

LICINO. — Desde luego que no.

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 Luciano de Samósata   El cíni co   4

CÍNICO. — ¿Cómo entonces? ¿Sensato?LICINO. — Tampoco.7 CÍNICO. — ¿Pues qué? Un hombre que toma parte en la misma mesa no hace caso de la

cantidad ni de la variedad y se limita a coger uno de los manjares que tiene más a mano y que le basta para cubrir sus necesidades; si se limitara a comer con educación y moderación sin fijarse enlos demás, ¿no te parece que un tipo así es más sensato y mejor que el otro?

LICINO. — Claro que sí.CÍNICO. — ¿Comprendes, o tengo que seguir hablando?LICINO. — ¿El qué?CÍNICO. — Pues que la divinidad se asemeja al buen anfitrión y ha puesto sobre la mesa

abundantes, variados y distintos manjares que se adapten a todos; unos para los que están sanos,otros para los enfermos, unos para los fuertes, otros para los débiles, no para que todos utilicemostodos, sino para que cada uno los utilice de acuerdo con las necesidades que por a, por b, o por ctenga.

8 Vosotros os parecéis al comensal que sin hartura y sin mesura se abalanzaba sobre todos losmanjares, pues estimáis que hay que gastarlo todo, lo que tenéis en casa y lo que viene de fuera,

  pensando que no bastan para abasteceros vuestro mar ni vuestra tierra, sino que importando los placeres de los confines de la tierra, valoráis más lo que es de fuera que lo local y lo caro más que lo barato, y lo que es difícil de conseguir más que lo que es fácil; en una palabra, que preferís tener mil problemas por afán de tener más y más antes que vivir sin preocupaciones. Todas esas cosas que osdan tanta fama y tanta felicidad, de las que tanto presumís no os llegan sino a expensas de unaenorme desgracia y preocupación. Fíjate, por ejemplo, en el ansiado oro, fíjate en la plata, fíjate enlas casas lujosas, fíjate en los vestidos bien acabados, fíjate en todo lo que eso comporta; cuántos

  problemas, cuántos pesares, cuántos riesgos incluso cuánta sangre, cuánta muerte y cuántacorrupción de las personas. Y no sólo porque por ir en pos de ellos perecen muchos hombres en elmar y porque en su búsqueda y su elaboración pasan por muy malos ratos, sino también porque seconvierten en objeto de peleas y por ellos maniobráis unos contra otros, amigos contra amigos, hijos

contra padres y esposas contra maridos. Creo, que por oro traicionó Erifile a su marido3

.9 Y así sucede todo, que los mantos adornados no pueden daros un abrigo mayor, ni las casascon tejados de oro pueden daros un cobijo mayor, ni las copas de oro o plata pueden daros una

 bebida mejor, ni los lechos de marfil pueden daros un sueño más grato, sino que con frecuenciaverás a los «felices» sobre su lecho de marfil o en sus lujosos divanes sin poder conciliar el sueño.Y toda clase de aderezos a las comidas no añaden alimento, sino que estropean el cuerpo y crean enél enfermedades. 10 ¿Qué me dices a eso? ¿Y hay que hacer mención de cuánto hacen y sufren loshombres por los asuntos del sexo?4 Sería muy fácil curar esa pasión si no llevara implícita un afánde lujo. Y para satisfacerla no les basta ya a los hombres la locura y la corrupción sino que inviertenya el uso de las cosas y utilizan cada una de ellas para algo que no es lo natural, como si alguien,quisiera usar una litera en vez de un carro como si fuera tal.

LICINO. — ¿Y quién hay que obre así?CÍNICO. — Vosotros, los que utilizáis a los hombres como si fueran animales de carga, y les

hacéis llevar sobre sus cuellos las literas como si fueran carros, y allí arriba os tumbáis en actitudvoluptuosa y desde allí lleváis las riendas de los hombres como si fueran burros, al tiempo que lesmandáis ir por aquí y no por acá; y los que más actuáis así, sois tenidos por los más dichosos. 11 Ylos que no se conforman con alimentarse de carne sola sino que andan ingeniándose salsas paraacompañarlas, como hacen por ejemplo los que guisan con tinta de la sepia, ¿no crees que hacentambién ellos un uso contra naturam de los bienes proporcionados por la divinidad?

3 Alusión al famoso collar de Erifile, esposa de Anfiarao, madre de Alcmeón. Tanto el marido como el hijo se vieronforzados por su madre a participar en la expedición de los Siete contra Tebas y de los Epígonos, respectivamente.Polinices y su hijo Tersandro sobornaron sucesivamente a Erifile con el collar de Harmonia para que presionara aambos a entrar en la contienda. Anfiarao murió pero Alcmeón dio muerte a su madre y consagró el collar a Apolo en elsantuario de Delfos.4  Aphrodisíón héneka; el texto griego es claro al respecto.

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 Luciano de Samósata   El cíni co   5

LICINO. — Sí, por Zeus; la carne de la sepia puede utilizarse para teñir y no sólo para comer.CÍNICO. — Pero su finalidad primordial no es esa. Ahora que también uno podría, si se ve

forzado, utilizar una crátera como cacerola, aunque no es esa su función. Pero ¿cómo podría alguienexplicar toda la desdicha de estas gentes? Porque es enorme. Y tú me echas en cara el que no quiero

  participar de ella. Vivo exactamente igual que el hombre moderado de que hablábamos,apañándome con lo que tengo a mano y con lo más barato sin dejarme llevar por manjares variados

y exóticos.12 Y aún más, si te parece que vivo como los animales porque mis necesidades son cortas y mi

consumo reducido, hasta los propios dioses están expuestos a ser inferiores a los animales —almenos según tus teorías—. Pues no necesitan nada. Mas para que aprendas con total exactitud enqué radica exactamente el necesitar mucho o poco fíjate que los niños necesitan más cosas que losadultos, las mujeres más que los hombres, los enfermos más que los sanos; en resumen que por doquier el inferior tiene más necesidades que el superior. Por ello los dioses no necesitan nada, y losque más cerca están de ellos son los que menos necesitan.

13 ¿O piensas que Heracles, el mejor de todos los hombres, hombre divino y con toda la razónconsiderado como un dios anduvo dando tumbos por ahí desnudo por su mal fario con una piel deleón tan sólo y sin tener ninguna de vuestras necesidades? No era un desgraciado él que apartó losmales incluso de los otros hombres; no era un pobre él que dominó tierra y mar. Todas las empresasque abordó las iba coronando con éxito y nunca topó con nadie igual o superior a él justamentehasta que se alejó de los hombres. ¿O te parece que no podía proporcionarse ropas y calzados y que

 por ello iba por ahí de esa guisa? No puede afirmarse una cosa así; lo que pasa es que era dueño desí, y quería dominarse y no quería caer en el lujo5. ¿Y Teseo, su alumno, no era rey de todos losatenienses, hijo de Poseidón, y —según dicen—, el mejor de los de su tiempo? 14 Pues, sinembargo, también él quiso ir descalzo y andar desnudo y se complació en llevar barba y pelo largo;y no sólo él, sino también todos los hombres de antaño. Eran mejores que vosotros y ni uno sólo deellos se habría resistido a la navaja menos que un león. Pues pensaban que la blandura y finura decarnes cuadraba a las mujeres, y, en cambio, ellos querían darse a ver como hombres que eran, y

 pensaban que la barba era un distintivo de varón como las crines de los caballos y la melena de losleones, a los que la divinidad dio un añadido para distinguirlos y destacarlos; por ello concediócomo algo específico la barba a los hombres. Yo envidio a aquellos hombres de antaño y quieroimitarlos. A los hombres de ahora, no los envidio por la fantástica felicidad que tienen en lo que acomidas y vestidos se refiere máxime cuando se dedican a alisar y a depilar una parte de su cuerposin dejar ni tan siquiera que sus partes pudendas sigan manteniendo su estado natural.

15 Y presumo de que mis pies no se diferencian de las herraduras de los caballos, como dicenque eran los del centauro Quirón, y de que no preciso mantas como los leones, ni necesito alimentoexquisito en mayor medida que los perros. Bástame con tener por cama la tierra entera y con tener 

 por casa el mundo y con elegir por alimento el que más fácilmente pueda conseguir. Ni yo ni misamigos necesitamos para nada de oro y plata; para los hombres se originan a raíz de la pasión por 

 poseerlos todo tipo de desgracias, revoluciones y guerras y conspiraciones y asesinatos. Y todo esotiene sus orígenes en la pasión por tener más y más. Mas, aléjese esa pasión de nosotros, no me dejeyo llevar jamás por la ambición y pueda yo arreglármelas en la escasez.

16 Esas son nuestras teorías que desde luego suenan muy distintas de las cavilaciones de lagente. Y no hay que extrañarse de que nuestras pintas sean distintas si también nuestra opción es enigual manera distinta. Me llama la atención cómo te imaginas el traje y el porte de un citarodo, y el

  porte, sí por Zeus, de un flautista, y el vestido de un actor de tragedias, y en cambio ya no teimaginas el traje y el porte de un hombre bueno, sino que crees que le cuadra llevar el mismo que elresto de la gente aunque sea malo. Pues si los hombres buenos debieran tener un único vestido queles identificara, ¿cuál les cuadraría mejor que el de la máxima desvergüenza, propio de los tiposdesenfrenados y que es por cierto el que más ansiosamente suplicarían ellos tener?

5 Realmente debíamos decir: tenía la voluntad decidida de no caer en el lujo, pues el texto ha empleado eboúleto frente aéthele de la frase anterior.

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 Luciano de Samósata   El cíni co   6

17 Así pues, mi pinta es ésta; estar sucio, ser peludo, tener capote, llevar el pelo largo, ir descalzo. La vuestra es como la de los maricones y nadie podría distinguiros ni por el color de losmantos ni por su suavidad ni por la cantidad de tuniquillas ni por las capas ni por el calzado ni por el arreglo del pelo ni por el perfume. Pues desde luego oléis ya casi como ellos, vosotros, loshombres felices. ¿Qué se podría dar por un hombre que huele como un maricón? Desde luegoresistís las fatigas no más que ellos y los placeres no menos que ellos. Y coméis lo mismo, dormís

igual y andáis igual. Claro que no querríais tanto andar cuanto que os llevaran como fardos, a unoslos hombres, a otros los mulos. A mí me llevan mis pies a donde necesite ir. Y soy capaz de hacer frente al frío y de aguantar el calor y de no sentir aversión a las obras de los dioses porque soydesgraciado, en tanto que vosotros precisamente por la felicidad en que vivís no estáis contentoscon nada de lo que pasa, criticáis todo y no queréis apañaros con lo que tenéis, sino que andáisechando de menos lo que no tenéis. Y así, en invierno pedís verano, en verano, invierno, cuandohace calor, frío, y cuando hace frío, calor, como los que están enfermos que nunca están contentos yestán siempre quejándose; pero la causa de su actitud es la enfermedad y de la vuestra el carácter.

18 Y encima os dedicáis a cambiarnos y a enderezar nuestra vida en la idea de que muchasveces no nos aconsejan bien respecto de lo que hacemos, sin pararos a pensar respecto de vuestros

 propios hechos, sin llevar a cabo ninguno de ellos de acuerdo con la reflexión o con el juicio, sinocon la costumbre y el deseo. Pues desde luego en nada diferís de quienes son arrastrados por untorrente. Esos, adonde los lleva la corriente, allí que van y vosotros adonde os llevan las pasiones.Os sucede poco más o menos lo que dicen que les pasa a quienes montan sobre un caballodesbocado; que el caballo tira de él y se lo va llevando. Y él ya no puede echar pie a tierra porque elcaballo no para de correr. Y si se encontrara a alguien y le preguntara a dónde va, le diría, «A dondeéste decida —señalando al caballo—». Igual vosotros; si alguien os pregunta a dónde os dejáisllevar, si quisierais responder la verdad diríais pura y simplemente que adonde os lleven la fama ylos placeres unas veces; otras veces, adonde os lleve la avaricia; unas veces el carácter, otras elmiedo, otras algo parecido parece tirar de vosotros. Pues os dejáis llevar a lomos no de uno sino demuchos caballos en diferentes ocasiones a diferentes sitios, pero eso sí, todos desbocados. Y desde

luego os llevan a precipicios y barrancos; y antes de caer no tenéis ni idea de lo que va a sucederos.19 Y el capotillo ese del que os burláis y la melena y mi porte, tiene tal fuerza que me permitevivir con tranquilidad, haciendo lo que quiero y estando con quienes quiero. Y claro, por mis pintasninguno de los hombres incultos e ignorantes querrían acercarse a mí, y los afeminados se dan lavuelta a distancia incluso. Se me acercan los más listos, los más discretos y los más ansiosos devirtud; esos son sobre todo quienes se me acercan, y con su compañía disfruto. Y no presto atencióna las puertas de los que se llaman felices, pues considero lujo sus coronas de oro y su púrpura y merío de ellos. 20 Y para que aprendas respecto del porte externo cómo les cuadra no sólo a loshombres buenos sino también a los dioses —aunque te burles al respecto— observa condetenimiento las estatuas de los dioses a ver a quién se parecen más si a vosotros o a mí. Y no telimites a observar sólo las de los griegos; date una vuelta por ahí y mira los templos de los que no

son griegos; a ver si las divinidades tienen el pelo largo y barba como yo o si los han modelado y pintado afeitados como vosotros. Y verás que la mayoría no lleva túnica, igual que yo. ¿Tendrásaún, pues, la osadía de decir respecto de mi porte externo que es despreciable cuando es evidenteque les cuadra incluso a los dioses?