lucha por el lafkenmapu - nahuelpan 21-04-2015

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MICROPOLÍTICAS MAPUCHE CONTRA EL DESPOJO EN EL CHILE NEOLIBERAL. La lucha por el lafkenmapu en la bahía de Mehuín. Resumen: La otra cara del “retorno a la democracia” en Chile, constituye la profundización del despojo y la violencia sobre territorio mapuche. En este contexto, desde el año 1996 al presente comunidades de Mehuín (XIV Región) han protagonizado una emblemática resistencia contra la construcción de un ducto para evacuar desechos de una industria perteneciente al segundo exportador mundial de celulosa (ARAUCO). Desde las voces de los protagonistas de esta resistencia y desde mi posicionamiento como investigador mapuche que proviene de esta localidad, analizo la micropolítica de autoorganización y autodefensa que ha impedido la contaminación del lafkenmapu (territorio costero) confrontando exitosamente el capital extractivo. Argumento que si bien la contrainsurgencia del grupo ARAUCO ha generado quiebres en el entramado social-comunitario, uno de los principales efectos del antagonismo ha sido la (re)emergencia de identidades mapuche que al concebir la autonomía como prefiguración, desafían el despojo, el racismo histórico y las formas regulatorias del Estado neoliberal. Mehuín es una pequeña localidad costera del sur de Chile (Región de los Ríos), ubicada en la desembocadura del río lingue en el océano Pacífico. Allí conviven mapuche descendientes de los primeros ocupantes del territorio con familias de antiguos campesinos chilenos que arriban a la zona desde las primeras décadas del siglo XX, en el contexto de la colonización posterior a 1

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Lucha por el Lafkenmapu

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MICROPOLTICAS MAPUCHE CONTRA EL DESPOJO EN EL CHILE NEOLIBERAL.

La lucha por el lafkenmapu en la baha de Mehun.Resumen: La otra cara del retorno a la democracia en Chile, constituye la profundizacin del despojo y la violencia sobre territorio mapuche. En este contexto, desde el ao 1996 al presente comunidades de Mehun (XIV Regin) han protagonizado una emblemtica resistencia contra la construccin de un ducto para evacuar desechos de una industria perteneciente al segundo exportador mundial de celulosa (ARAUCO). Desde las voces de los protagonistas de esta resistencia y desde mi posicionamiento como investigador mapuche que proviene de esta localidad, analizo la micropoltica de autoorganizacin y autodefensa que ha impedido la contaminacin del lafkenmapu (territorio costero) confrontando exitosamente el capital extractivo. Argumento que si bien la contrainsurgencia del grupo ARAUCO ha generado quiebres en el entramado social-comunitario, uno de los principales efectos del antagonismo ha sido la (re)emergencia de identidades mapuche que al concebir la autonoma como prefiguracin, desafan el despojo, el racismo histrico y las formas regulatorias del Estado neoliberal.

Mehun es una pequea localidad costera del sur de Chile (Regin de los Ros), ubicada en la desembocadura del ro lingue en el ocano Pacfico. All conviven mapuche descendientes de los primeros ocupantes del territorio con familias de antiguos campesinos chilenos que arriban a la zona desde las primeras dcadas del siglo XX, en el contexto de la colonizacin posterior a la conquista militar del ngulumapu. Las actividades productivas de la poblacin tienen como soporte al ecosistema marino, que proporciona las condiciones para la pesca y el buceo artesanal, la recoleccin de mariscos y algas, el desarrollo de microemprendimientos tursticos, comercio a pequea escala y produccin agropecuaria menor. Mehun es el poblado donde tambin se articulan otras comunidades rurales, como Piutril, Yeco, Misisipi, Mehun Bajo y Mehun Alto, Maiquillahue, Chan Chan, Quillalhue y Alepe. Esta poblacin se reconoce como mapuche-lafkenche (gente del mar) y vive en pequeas superficies de tierra de propiedad individual. Propiedad originada en la divisin de las reducciones reconocidas en Ttulos de Merced entregados por el Estado en la zona a inicios del siglo XX (diez en total), as como en los ttulos de propiedad otorgados mediante la ley de propiedad austral desde la dcada de 1930. Hasta el ao 1995 Mehun era un lugar prcticamente desconocido en Chile, pues como sostiene uno de sus habitantes, hasta entonces ni siquiera apareca en el mapa. Sin embargo desde ese ao Mehun comenz a adquirir un inslito protagonismo al emerger como uno de las principales espacios de resistencia que comenzaron a confrontar la penetracin del capital extractivo durante el retorno a la democracia en Chile (Morales 2013, 148). Qu sucedi en aquel entonces?

Hacia fines del ao 1995 un grupo de profesionales lleg a la zona argumentando ser funcionarios del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y declarando que efectuaran estudios de batimetra (profundidad marina), para futuras obras de mejoramiento de la desembocadura del ro lingue. El proyecto interes a los pescadores y prestaron colaboracin a los profesionales, por las dificultades que tiene esta zona en el acceso de embarcaciones artesanales hacia la baha. Uno de los pescadores recuerda que las labores se extendieron por aproximadamente quince das y que al concluir celebraron el ansiado proyecto. Sin embargo fue durante la celebracin que los anfitriones se informaron del trasfondo que explicaba la presencia de los afuerinos:

Estbamos compartiendo cuando uno de los que estaba borracho nos dijo: nosotros no somos del gobierno, no vamos a mentir. Nos contrat una empresa de celulosa que se va a instalar en San Jos y quiere hacer estudios para botar sus desechos en el mar. As nos dijo, y todos nos quedamos escuchando, hasta se nos lleg a pasar la borrachera!

Desde ese da los rumores sobre la construccin de una industria de celulosa en la comuna de Mariquina y la evacuacin de sus desechos en la baha, comenzaron a circular entre la poblacin local generando preocupacin por los impactos que tendra en el medioambiente. Los rumores se corroboraron el ao 1996 cuando el gobierno difunde la construccin de la industria ubicada aproximadamente a cuarenta kilmetros al noreste de Mehun. El proyecto haba ingresado al Sistema de Evaluacin de Impacto Ambiental (SEIA) a inicios de octubre de 1995, fue aprobado a fines de mayo del ao siguiente por la Comisin Regional del Medioambiente (COREMA) y consista en la produccin de celulosa blanqueada de pinus radiata y eucalyptus del orden de 550.000 toneladas anuales. Especies exgenas provenientes del enclave forestal emplazado en el centro-sur de Chile, cuyos nocivos impactos sobre las aguas superficiales y napas subterrneas, suelos y biodiversidad, para entonces ya haban activado un ciclo movilizaciones mapuche en las regiones del Bo Bo y la Araucana. No obstante lo anterior, la industria de celulosa era, para las autoridades polticas chilenas, una de las ms grandes y modernas de Sudamrica un proyecto de suma importancia no solamente para la provincia de Valdivia, no solamente para la regin sino para el pas (Diario Austral de Valdivia 1996). De este modo Mehun, un pequeo poblado costero del sur de Chile, se insert en un escenario nacional y global ms amplio de disputas con el capital extractivo.

Desde que estalla el conflicto en la baha de Mehun, gener inters de diversos especialistas del campo de la antropologa y la geografa principalmente. Estos trabajos han analizado cmo el paisaje ha condicionado las respuestas locales frente al carcter multiforme que adopta la acumulacin por desposesin; el comportamiento que han tenido actores de gobierno frente al conflicto; as como los modos en que los actores locales construyen comunidad en el curso de la accin colectiva (Skewes 2004; Guerra y Skewes 2010; Seplveda y Villarroel 2010; Morales 2013). Nutrindome de estos trabajos previos, este artculo de propone, no obstante, posicionar algunos anlisis que emergen desde mi propia experiencia poltica y de investigacin como actor mapuche que proviene de esta zona de conflicto. Experiencia que dialoga con las voces y anlisis de otros actores, principalmente mapuche, que durante casi dos dcadas han sido protagonistas de la defensa del mar. De este modo, intento responder cmo se configur cotidianamente este emblemtico proceso de resistencia y cules han sido sus principales estrategias?, por qu si las comunidades mapuche-lafkenche confrontan a uno de los principales grupos de poder econmico en Chile y una de las potencias de la industria forestal mundial, hasta entonces han puesto lmites a la contaminacin y despojo de su principal fuente de vida (el mar) y confrontado exitosamente el capital extractivo? En las respuestas a estas interrogantes, problematizar dinmicas cotidianas que modelan los antagonismos que viven comunidades y pueblos indgenas en el contexto de la profundizacin del despojo y el extractivismo sobre sus territorios y vidas bajo el neoliberalismo. Igualmente, explorar los modos de accin que buscan revertir estos procesos a la vez que las formas de conciencia e identidades que desde estos espacios de antagonismo emergen. EL COMIT DE DEFENSA DEL MAR Y EL CONTROL TERRITORIAL COMO AUTODEFENSA

Los primeros pasos de autoorganizacin contra la contaminacin del mar, consistieron en recabar informacin sobre el proyecto y sus eventuales impactos (Skewes 2004, 30-34). En ello el conocimiento cientfico tuvo un aporte relevante, no obstante el conocimiento que tenan algunas personas de la baha sobre las consecuencias medioambientales y sociales generadas en Chile por otras industrias de celulosa -tambin propiedad del grupo Arauco-, fue crucial en la formacin de las primeras percepciones. Como sostiene Eliab Viguera, uno de los dirigentes locales: vecinos de Mehun que haban estado en la zona de Arauco, en la zona de Laraquete, vivieron lo que es estar cerca de una planta de celulosa y los desastres que provoca.

Para construir el ducto de evacuacin de residuos industriales en el mar, la empresa deba efectuar mediciones y trabajos en terreno para presentar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que, de acuerdo a la normativa ambiental (ley n 19.300), demostrara la factibilidad del proyecto. Por la permisividad de la normativa y la supeditacin a los intereses de grandes grupos econmicos, adems de la colusin de las burocracias y polticos de gobierno con stos, una de las principales respuestas de la poblacin local fue establecer el control del territorio amenazado, bloqueando el ingreso de personas relacionadas con la empresa. Accin que devino en estrategia central de autodefensa.

La primera expulsin de profesionales contratados por Arauco fue el diecisiete de junio de 1996, da en que tambin se efectu la primera asamblea que origin el Comit de Defensa de Mehun. Dos das despus, se realiz una reunin en la que participaron representantes del comit, del gobierno regional, de la Universidad Austral de Chile, as como representantes de Arauco. La reunin se extendi por aproximadamente tres horas, pero fue reveladora de los actores involucrados en el conflicto y el rumbo que tomara ste. Viguera recuerda que:Los representantes de Arauco conversaron del proyecto, de la danza de millones de dlares. Al final uno de los gerentes nos dijo prepotente vamos a construir un ducto. Eso nos enfureci porque vimos el perfil de la empresa, prepotente y acostumbrada a poner el pie encima a la gente. Tambin ese gerente les dijo a los polticos si ustedes se oponen, nos llevamos el proyecto a otro lado y los polticos quedaron asustados, como diciendo por favor no se lleven el proyecto.

Luego agrega,

El panorama qued claro para nosotros, una empresa prepotente, polticos subordinados a los intereses del poder econmico, y nosotros, una comunidad que ni siquiera aparece en el mapa que iba a hacer la vida imposible a la empresa, no iba a permitir la contaminacin de nuestro territorio y que estaba dispuesta a llegar hasta las ltimas consecuencias. Frente a este escenario, el comit se conform desde un espectro amplio de personas, organizaciones del poblado y territorios aledaos: pescadores artesanales, juntas de vecinales, pequeos comerciantes, familias con micro-emprendimientos tursticos y comunidades mapuche lafkenche. El territorio costero devino en ncleo articulador de los diversos sentidos de pertenencia que se nutran de memorias y experiencias de vida que convergan en una identidad colectiva que sustentaba la defensa del territorio y que se modelaba desde procesos cotidianos autoorganizacin como las asambleas, las acciones de vigilancia, ollas comunes, etc. En el caso mapuche, paralelamente se conform la Coordinadora de Comunidades Mapuche Lafkenche, que design a cuatro dirigentes para su representacin en el comit. En una de sus primeras declaraciones pblicas la coordinadora traz su posicin en el conflicto argumentando que la resistencia no slo obedeca a los impactos medioambientales que podra tener el proyecto, sino ante todo a los impactos socioculturales relacionados con la ocupacin histrica mapuche del lafkenmapu (Coordinadora de Comunidades Mapuche Lafkenche 1996).En la esfera micropoltica el comit se organiz a partir de la designacin de representantes de organizaciones y comunidades locales, gestando alianzas con pescadores artesanales de otras zonas del sur de Chile; organizaciones mapuche de las regiones del Bio Bio, Araucana y Los Lagos; como tambin con agrupaciones ambientalistas, acadmicos y profesionales simpatizantes que respaldaban la oposicin al ducto y colaboraban con la defensa del mar. Desde sus inicios los integrantes del comit visualizaron que el territorio costero se encontraba amenazado por un enemigo importante y que la contaminacin les despojara de su fuente de vida: el mar. La industria de celulosa que proyectaba evacuar sus desechos en la baha era propiedad del grupo Arauco controlado por la familia Angelini, una de las ms ricas de Chile, que haba llegado desde Italia despus de la segunda guerra mundial. La fortuna econmica de esta familia haba sido acumulada durante la dictadura militar y mediante la apropiacin de empresas pblicas (Dhase 1979). Sus acciones se diversificaban en el sector financiero, naviero, de los combustibles, la gran minera, la actividad pesquera y forestal. En este ltimo rubro, Arauco actualmente posee ms de un milln de hectreas de plantaciones de monocultivo forestal que se emplazan en el histrico ngulumapu -regiones del Bo Bo, Araucana, Los Ros y los Lagos (CELCO 2011, 30). Superficie que duplica la cantidad de tierras actualmente en posesin mapuche (Aylwin, Yez y Snchez 2013).En este escenario, confrontar a Arauco era un trabajo sencillo, pues este contaba con el respaldo de autoridades polticas nacionales, regionales y municipales. Adems, para entonces los gobiernos democrticos haban demostrado que no desmantelaran la principal herencia de la dictadura militar, el neoliberalismo, sino que sobre la marcha lo hicieron vez ms suyo incorporando ajustes en materia de equidad social mediante programas sociales (Corvaln 2001, 446; Garretn 2013, 171). En este sentido, la oposicin a Arauco no slo representaba una confrontacin con el extractivismo neoliberal; sino que tambin develaba los lmites de la transicin democrtica chilena.

Frente a la amenaza, desde el comit se conformaron comisiones distribuyndose funciones para controlar el territorio: vigilancia en las dos entradas por tierra a Mehun; participacin de familias ante eventuales ingresos de personas relacionadas con la empresa; disposicin de embarcaciones de pescadores artesanales para vigilar en el mar; comunicacin con pescadores artesanales de zonas aledaas; vigilancia desde los cerros de la cordillera de la costa por familias mapuche. El discurso pblico del comit durante esta primera etapa del conflicto (1996 1998), recurra estratgicamente al derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminacin consagrado en la constitucin chilena (art. n 8). Sin embargo, bajo este discurso pblico (Scott 2000, 26), las razones que movilizaban la defensa y el control territorial eran diversas, abarcando desde la voluntad de resguardar el ecosistema que proporcionaba la supervivencia econmica de las familias, la proteccin por su belleza escnica y potencial turstico, hasta el significado que tena para los mapuche la contaminacin del territorio costero habitado histricamente. Como sostiene Boris Hualme, werken (vocero) de las comunidades:El tema de fondo era la defensa del mar. Pero nosotros tambin sabamos que para todos los que estbamos en la defensa no tena el mismo sentido. Pero era necesario hacer alianzas. Para los pescadores de Mehun, por ejemplo, era un asunto de vivir del mar, casi netamente econmico. Pero para nosotros, como mapuche era y sigue siendo un asunto de vivir en el mar. Somos parte del lafkenmapu, con todo lo que eso significa en cuanto a cultura, filosofa, idioma, autonoma, identidad y dentro de eso lo productivo. Entonces en el mismo conflicto tambin nos jugbamos la lucha por la autonoma mapuche.

En contraste con la oposicin local, representantes de Arauco y del gobierno chileno argumentaron que la defensa del mar amenazaba los espacios laborales que abrira la construccin de la industria de celulosa y el ducto. El discurso del trabajo y desarrollo como justificacin del extractivismo, circulaba en una coyuntura donde el aumento de la cesanta y la disminucin del crecimiento econmico preocupaba al gobierno de entonces, debido a los efectos que estaba teniendo la crisis asitica en la economa chilena. De all que desde este discurso oficial, la defensa del mar era calificada como una oposicin sinsentido ante la verdadera explosin de desarrollo que acrecentara los indicadores de crecimiento econmico, como sostuvo Gabriel Valdez, senador oficialista de la Concertacin de Partidos por la Democracia (La Segunda 1997). Por su parte, Victor Renner, gerente del Proyecto Valdivia del grupo Arauco, en sintona con la declaracin anterior, argumentaba en la sucursal regional del principal medio de prensa escrita en Chile, que lo que nos mueve no es otra cosa que colaborar con el desarrollo del pas, de la regin, a travs de empleo y estamos convencidos de que lo que estamos haciendo es algo que est tcnicamente bien (Diario Austral de Valdivia 1998). La defensa del territorio durante esta primera etapa de conflicto devino en enfrentamientos mar adentro, con personal de la empresa y de la Armada de Chile; as como la confrontacin con carabineros (polica) cuando se instalaron barricadas para bloquear los accesos al poblado y controlar el territorio amenazado. De esta forma, las estrategias de accin directa desplegadas por el comit rindieron sus frutos, pues el ao 1998 Arauco desiste de evacuar los residuos en el mar y opta por el ro Cruces como zona de descarga.

La industria inici sus operaciones el ao 2004, evacuando sus desechos en el ro Cruces. Sin embargo al ao siguiente se hizo pblico el desastre ambiental producido por sta, especficamente con la muerte masiva de diversas especies de aves acuticas, como los cisnes de cuello negro (cignus melancoryphus). Frente al desastre, COREMA resolvi que la empresa deba buscar una nueva alternativa de descarga, re-emergiendo la baha de Mehun como basurero para la industria de celulosa, con un claro intervencionismo del gobierno de Ricardo Lagos. Este ltimo que sin que se efectuasen estudios medioambientales como lo estableca el Estado de derecho, manifest su compromiso con el grupo Arauco afirmando que tiene que haber una forma definitiva de resolver el problema de los residuos, particularmente de los residuos slidos y lquidos a travs de un ducto que llegue al mar (Cit. en Seguel 2007, 130).

De este modo, en septiembre del ao 2005 se reinicia el conflicto retomndose las estrategias de control territorial por la poblacin local, esta vez re-articulada bajo el nombre de Comit de Defensa del Mar. Los enfrentamientos tuvieron su punto lgido el quince de agosto de 2006 cuando embarcaciones contratadas por Arauco ingresan a la baha resguardadas por la Armada de Chile. En este episodio, frente a la oposicin de los pescadores y comunidades mapuche, los marinos abren fuego contra los defensores del mar quienes, a pesar de la represin, expulsaron las embarcaciones que pretendan realizar los estudios de batimetra. Para los defensores y defensoras del mar, impedir el desarrollo de estudios y mediciones era estratgico, debido a que si no tomaban las muestras, no era posible que hagan el estudio. Si no hacan el estudio, era imposible presentar a evaluacin el proyecto. Si no se evaluaba el proyecto, no se autorizara su construccin. Como las autoridades del gobierno estaban con la empresa y contra nosotros, haba que impedir que el estudio de concretara.

El episodio de agosto del 2006 signific una victoria temporal para defensores y defensoras del mar. Fue un evento indito de resistencia que confrontaba el poder econmico que representaba el grupo Arauco y al aparato represivo del Estado que resguardaba los intereses de la empresa. Mehun se constitua as en un referente de organizacin y movilizacin que desde abajo y articulando a una diversidad de actores, buscaba contener las transformaciones que proyectos de inversin pblica y privada venan desplegando en territorios locales durante el contexto neoliberal postdicttorial. Cabe recordar que para entonces comunidades mapuche haban iniciado un ciclo de recuperacin de tierras despojadas durante la segunda mitad del siglo XIX y XX, las cuales se encontraban en posesin de latifundistas y empresas forestales; el gobierno de Lagos haba puesto en marcha la operacin paciencia, estrategia de contrainsurgencia dirigida a contener la movilizacin mapuche y encarcelar a sus principales liderazgos (Correa y Mella 2010, 240-255; Pairican 2014); a la vez que haban estallado diversos conflictos territoriales en el sur de Chile con otros megaproyectos extractivos y energticos, cuyos desenlaces eran favorables para los grupos econmicos nacionales y trasnacionales. Un caso emblemtico eran las centrales hidroelctricas de Ralco en la pre-cordillera de los Andes, que luego del quiebre de la oposicin de las comunidades mapuche-pehuenche, para entonces ya se encontraban en funcionamiento (Namuncura 1999).QUIEBRE EN LA BAHA: VENDIDOS Y DEFENSORESLa fortaleza de la defensa del mar en la baha de Mehun radicaba en su configuracin micropoltica y territorializada, desde la cual se confrontaba la acumulacin por contaminacin que representaba la amenaza de evacuacin de desechos industriales en el mar (Guerra y Skewes 2010, 456-457). Lo anterior fue comprendido por el grupo Arauco que, bajo la asesora de personajes polticos vinculados a la Concertacin, planific la intervencin de las alianzas entre pescadores artesanales y mapuche-lafkenche.La contrainsurgencia se justific en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y se puso en marcha mediante la cooptacin de Joaqun Vargas, uno de los dirigentes de los sindicatos de pescadores artesanales que integraba el Comit. Con Vargas como intermediario, Arauco intervino los sindicatos firmando con stos un Convenio de Colaboracin y Asistencia Recproca. Contrato donde a cambio de la desmovilizacin y colaboracin de los sindicatos en todas las labores que requiriera Arauco para concretar el ducto al mar, ste se comprometa a pagar aproximadamente trescientos setenta y seis mil millones de pesos chilenos (aproximadamente setecientos cincuenta mil dlares). El dinero sera desembolsado durante las distintas fases de ejecucin del proyecto: formulacin de estudios, construccin y funcionamiento del ducto. No obstante a la cantidad anterior se sumaba el pago, por diez aos a cada familia, de dos ingresos mnimos (CELCO 2007).

Un integrante de los sindicatos que suscribi el convenio y que previo a las negociaciones fuera un defensor del mar, relata cmo se realizaron los acuerdos:

Estaba trabajando en las salmoneras en el sur y en una salida que tuve, Joaqun Vargas ya estaba conversando con la celulosa, de espaldas a los sindicatos. Joaqun una vez present la propuesta y toda la gente le dijo que no. Despus me volv a trabajar a las salmoneras y de repente me llama mi seora para que retire mi cheque, que todos los sindicatos se haban vendido, que faltaba yo y pocos ms que estbamos en el sur. As que como estaban todos vendidos yo me vine a Mehun y no me quedaba otra que recibir la plata.

El convenio entre los sindicatos y Arauco que se hace pblico en octubre del 2007, marc el quiebre del entramado social-comunitario que sustentaba la defensa del mar, al descolgarse del Comit uno de los bloques importantes que lo conformaban. Desde entonces los mapuche-lafkenche que desde los inicios del conflicto integraban la defensa, toman el control y protagonismo del comit y liderarn la resistencia contra Arauco. As, la defensa del mar transitar de un entramado social-comunitario intercultural que resguardaba el territorio costero en tanto fuente de trabajo, sustento productivo e identidad territorial mapuche, a una recomposicin liderada por las comunidades que enmarcarn el conflicto en la reivindicacin por autonoma y recuperacin territorial mapuche frente al Estado y el capital extractivo. El protagonismo que adquieren las comunidades, no excluir a otras personas que no adhirieron al convenio con Arauco, pues stas continuarn participando en el Comit o colaborando indirectamente con ste.

Frente a este nuevo escenario y como el control del territorio era crucial para los defensores del mar, una de las primeras acciones implementadas por stos fue el bloqueo estratgico del acceso a la baha, para impedir nuevos estudios de batimetra en los que tambin colaboraran los sindicatos cooptados por Arauco. Sin embargo, presionados por la empresa que nuevamente se encontraba obstaculizada de efectuar las mediciones requeridas para formular el EIA; suspendida la entrega de dinero a los sindicatos debido a que los pagos se supeditaban al avance de las obras; y finalmente, impedidos de ingresar al mar para dedicarse a la pesca y buceo, los pescadores agrupados en los sindicatos se vuelcan en un espiral de violencia, amedrentamientos y amenazas de muerte contra quienes se mantienen en la defensa. Estos hechos tienen como punto lgido un ataque colectivo efectuado a inicios de abril de 2006 contra la sede de los defensores del mar en la desembocadura del rio lingue, donde se encontraban en su mayora mujeres que fueron apedreadas. A este evento siguieron una serie de amenazas de muerte y acciones de amedrentamiento. As, al quiebre del tejido social sigui la violencia y el deterioro de las relaciones sociales al interior del territorio y las propias familias:

Ahora hay una divisin enorme. Incluso entre las familias, entre los matrimonios, entre padres e hijos. Ya no se va a la casa de una hija, si su marido se ha vendido. El conflicto se trata tambin de los sentimientos. Uno como familia se desarma entera. Nos sentimos dolidas. Desuniones en las familias, con las hijas. Antes que pasara el conflicto ramos uno solo, una familia.

Los nios y nias que crecieron en este contexto, tambin fueron vctimas de la violencia. A travs de sus juegos comenzaron a recrear enfrentamientos entre vendidos y defensores, a la vez que en ellos surgieron sentimientos de angustia, temor, trastornos del sueo y agresividad. Una nia mapuche, en ese entonces, relataba que:

Una de las cosas que ms me da miedo es ir a la sede, me da temor hasta pasar por ah, ah donde est la cancha despus cuando vi que la apedrearon, yo vi cuando vinieron y le tiraron piedras a la sede y despus no se me ha pasado el miedo cada vez que alguien va para all, que pase algo de nuevo, que la ataquen otra vez, que CELCO para hacer sus estudios mande gente a atacar la sede me da miedo andar sola, o quedarme sola, porque nos apedrearon la casa, y ahora como han amenazado tanto, me da miedo que quemen mi casa (Cit. en Molina 2009, 4). Por otra parte, debido a que las personas que negociaron con la empresa pertenecan, preferentemente, a familias que se auto-reconocen como chilenos y quienes se mantuvieron en la defensa del mar fueron las comunidades mapuche-lafkenche, la polarizacin social y la violencia acrecent y radicaliz las fronteras raciales bajo la forma de un conflicto que opuso a los vendidos con los defensores o indios. Numerosos hechos de violencia fsica fueron denunciados a la justicia chilena, pero no fueron acogidos a tramitacin o se archivaron tempranamente. Por otra parte, las autoridades de gobierno se desmarcaron de la cadena de acciones violentas que produjeron las negociaciones entre Arauco y los sindicatos, argumentando que se trataba de un conflicto entre privados (Diario Austral de Los Ros 2007). Sin embargo, en paralelo actualizaron el discurso racista decimonnico que buscaba instalar en la opinin pblica la representacin de los mapuche como obstculos del desarrollo y el crecimiento econmico.

Que las autoridades polticas chilenas se hayan desmarcado de las acciones de violencia contra los defensores del mar, sosteniendo que al tratarse de un conflicto entre privados no podan intervenir, expresa cmo el extractivismo neoliberal se sirve y opera mediante la (des)regulacin diferenciada de espacios y sujetos racializados. En efecto, en Chile como en otros pases de Amrica Latina, las nuevas formas de despojo sobre territorios indgenas requieren de un permanente estado de excepcin que se manifiesta en el ejercicio de la violencia y la criminalizacin para efectos de vaciar territorios y promover su insercin en circuitos econmicos globales (Zibechi, 2014). En el caso de las empresas forestales, entre ellas Arauco, han sido protagonistas centrales de la criminalizacin de las movilizaciones mapuche que afectan sus inversiones. Durante la democracia neoliberal, la criminalizacin mapuche se ha expresado en la tipificacin de acciones de resistencia como delitos, conllevando a procesos judiciales que han concluido en el encarcelamiento de mapuche. En estos procesos el Estado no slo ha utilizado delitos comunes establecidos en el cdigo penal para incriminar, tambin leyes de excepcin como la ley antiterrorista o la ley de seguridad interior del Estado para agravar penas y suprimir garantas procesales (Aylwin, Yez y Snchez 2013: 18-19). En este sentido, lo que se juega en el conflicto en la baha de Mehun, es algo ms que los impactos medioambientales que producira la evacuacin de residuos industriales. Sino ante todo la reproduccin de un patrn histrico de despojo racializado sobre territorio mapuche (Moore 2005, 129-152; Nahuelpn 2012), el uso diferenciado de la violencia y la criminalizacin contra el indio como medio de control o escarmiento, as como la integracin del Estado en las relaciones capitalistas.

De esta forma -y regresando a la reconstruccin histrica de los acontecimientos- el ao 2010, luego que la empresa finalmente presentara un EIA, ste fue aprobado durante los ltimos das del primer gobierno de Michelle Bachelet. En este escenario, los defensores del mar refuerzan otras estrategias que, en lo sustantivo, complementan el control territorial con la articulacin de alianzas con organizaciones mapuche y pescadores artesanales de otros territorios costeros. Lo anterior, sobre la base de un intenso trabajo poltico de fortalecimiento del entramado social-comunitario, mediante la centralidad que adquiere la memoria histrica mapuche como recurso de cohesin y resistencia. Paralelamente, las comunidades reconfiguran localmente derechos indgenas y los utilizan en los intersticios del aparato burocrtico del Estado para bloquear la tramitacin de autorizaciones que Arauco requiere para concretar su proyecto (Cuadra 2014). LA MICROPOLTICA MAPUCHE Y SUS ESTRATEGIAS

El conflicto en Mehun ha transcurrido durante buena parte del ciclo democrtico neoliberal. Cabe preguntarnos entonces por qu hasta entonces la construccin del ducto de evacuacin de residuos industriales al mar no se ha concretado? La respuesta a esta interrogante no la encontramos en el actuar de los consecutivos gobiernos civiles que, por el contrario, han propiciado la integracin de los territorios mapuche en redes trasnacionales de inversin, produccin y comercializacin de recursos rentables dentro de la economa mundial, dando continuidad al modelo primario-exportador que ha caracterizado histricamente la economa chilena (Salazar y Pinto 2002). En este escenario, el principal obstculo que ha tenido Arauco no ha sido otro que la fuerza de la defensa y resistencia local, especficamente, el carcter micropoltico en que se sustenta.

El proceso de autoorganizacin y autodefensa desplegado por las comunidades se basa en una micropoltica porque al situar la cotidianeidad como un espacio estratgico desde el cual confrontar la creciente penetracin del capital en el territorio y las relaciones sociales, ha articulado una diversidad de actores locales que convergen en la construccin del territorio costero como espacio de defensa y lucha, poniendo en juego, si fuese necesario, la vida humana a favor de la reproduccin de social y cultural. Esta micropoltica que apuesta por la transformacin social desde abajo, se nutri de diversos conocimientos e historias que los propios actores locales socializan dentro de los espacios de autoorganizacin, enraizando sus identidades en el territorio, legitimando hacia adentro y hacia afuera sus discursos y acciones que rechazan la contaminacin del mar y que lo protegen de los impactos que su contaminacin tendra para las actuales y futuras generaciones. En esta micropoltica la autoorganizacin y autodefensa han demostrado flexibilidad para reacomodarse a las distintas coyunturas del conflicto, como tambin resilencia frente a las intervenciones y quiebres que ha generado Arauco, asumiendo que la principal fortaleza del movimiento descansa en los vnculos sociales creados, la complementariedad de estrategias, as como la vigilancia e intervencin en los procesos de tramitacin burocrticos que lleva Arauco para concretar su proyecto.

Otro rasgo que caracteriza esta micropoltica, en particular luego de que las comunidades asumen como actores centrales en el conflicto, radica en que cuando se moviliza pblicamente combina distintas estrategias de accin: contra el Estado, dentro del Estado, fuera del Estado y contra el capital-empresa. Estas estrategias no se presentan de manera excluyente, sino que operan simultneamente, como sucede en otros contextos de lucha indgena en Amrica Latina (Burguete 2008). Asimismo, los lmites entre estas estrategias son difusos y slo en trminos analticos podemos establecer distinciones, pues los grupos subalternos y sus acciones tambin se modelan en el terreno del Estado y no en un mbito exclusivamente externo (Gramsci 2000, 176-177; Mitchell 1991, 93).La estrategia de ir contra el Estado, se relaciona con la forma en que el conflicto como espacio de aprendizaje para la poblacin local, ha contribuido a que los mapuche perciban que el lugar que ocupan dentro del Estado se ha instaurado mediante acciones de fuerza y violencia que explican la reproduccin de patrones histricos de despojo y desigualdad: Como que siempre el mapuche ha vivido en la defensa, bueno de repente como que vive feliz y tranquilo, pero como que siempre ha vivido en la defensa, que otras personas te puedan quitar todo lo que tienes, el territorio, tierra y todo, y el Estado siempre a favor de los que amenazan. Entonces si antiguamente se defendi, cmo no lo vamos a defender nosotras?, si nos entregaron este territorio libre, limpio, por qu nosotras vamos a hacer lo contrario?, tenemos que seguir, y as entregrselo a los que vienen porque una pasa y despus vienen nuestros hijos. Si t vez toda la historia, siempre ha sido una defensa que hemos tenido en todos los tiempos, entonces por qu no ahora? Desde las perspectivas locales, el conflicto actual es parte de un continuum histrico de injusticias y la resistencia como expresin reivindicativa de una autonoma truncada por el colonialismo republicano. En este sentido, el conflicto ha propiciado la apertura de espacios de dilogo donde las memorias de despojos de tierra de inicios del siglo XX y la circulacin de aquellas historias previas de autonoma poltica y territorial, proporcionan nuevos marcos interpretativos sobre el pasado y el presente. Estos marcos interpretativos sitan al campo jurdico y burocrtico estatal en el centro de la reproduccin de la desigualdad y el despojo, lo que adquiere expresin prctica en la definicin del control territorial como aspecto crucial de la resistencia, la confrontacin con las fuerzas represivas cuando se han pretendido realizar estudios en tierra y mar, as como el desacato a las resoluciones administrativas que conceden los permisos requeridos para que la empresa construya el ducto.

Para los defensores del mar ir contra el Estado, requiere, no obstante, complementacin con el uso estratgico de los intersticios que se abren dentro del propio aparato estatal para obstaculizar la construccin del ducto. Moverse dentro del Estado se ha transformado tambin en una estrategia coyunturalmente viable para contener la criminalizacin de la resistencia. Esta ltima que lejos de permitir una correlacin de fuerzas a favor de los mapuche, propiciara el desgaste, como advierte uno de los defensores del mar:A todos estos aos la empresa no ha movido una sola mquina para construir su ducto y hasta ahora no tenemos ningn pei (hermano) acusado de terrorista. Y en eso ha tenido mucho que ver que nosotros hemos sabido movernos en el terreno del sistema, del enemigo, pero siempre como instrumento. Porque si en algn momento eso no funciona, tenemos que resistir de otra forma.

El testimonio anterior se comprende toda vez que, como sostiene Toledo Llancaqueo, durante el retorno a la democracia el poder punitivo -esa ltima ratio de un Estado- pas a ser prima ratio para manejar la movilizacin mapuche. En otras palabras, la principal respuesta de los gobiernos democrticos a las reivindicaciones territoriales durante la democracia neoliberal, ha sido la represin y criminalizacin de las demandas por autonoma para efectos de resguardar los privilegios de los descendientes de colonos que poseen las tierras mapuche usurpadas, los intereses de grupos econmicos nacionales y trasnacionales, el orden pblico y la seguridad nacional (Mella 2007; Correa y Mella 2012).

En este sentido, la estrategia de moverse dentro del Estado implica usar creativamente los espacios permitidos, como son las comunidades indgenas. Cabe recordar que stas y las asociaciones indgenas, fueron creadas por la ley indgena promulgada en 1993 para canalizar la poltica neoindigenista estatal y programas asistenciales que recrean vnculos de dependencia de los mapuche con los organismos de Estado. Comunidades y asociaciones son los espacios de organizacin permitidos, por lo que una forma alternativa o paralela que pueda crearse en una zona de conflicto arriesga ser tipificada como asociacin ilcita, como ha sucedido en otras ocasiones donde el Estado ejerce su poder punitivo. En trminos analticos, esta estrategia de uso creativo de los espacios permitidos, expresa como las polticas implementadas en el contexto de la versin chilena del multiculturalismo neoliberal (Hale y Millamn 2006; Richards, 2013), tambin son contestadas, negociadas o reconfiguradas desde abajo y canalizadas hacia otras direcciones dentro de las zonas de conflicto territorial. El uso de las comunidades indgenas como mbitos de articulacin social dentro del conflicto, desde el ao 2009 comenz a complementarse con la conformacin de una asociacin de comunidades mapuche que agrup a catorce de stas para ejercer la ley que el ao 2008 cre los Espacios Costeros Marinos de los Pueblos Originarios (ECMPO). La relevancia de esta ley radica no slo en la posibilidad de crear una forma de organizacin ms amplia que articule comunidades evitando su definicin como asociacin ilcita, sino en que su ejercicio devino en obstculo para Arauco y el Estado. En efecto, esta legislacin se origina en los impactos que la extraccin industrial de recursos pesqueros estaba teniendo para las comunidades mapuche-lafkenche, en particular desde 1991 cuando se dicta la ley general de pesca y acuicultura. En respuesta a ello, el ao siguiente se form la organizacin Identidad Territorial Lafkenche (ITL) que rene a mapuche de territorios costeros de las regiones del Bio Bio, Araucana, Los Ros, Los Lagos y Aysen. Desde el ao 2002 la ITL desarroll un proceso de debate interno, surgiendo la idea de crear una ley para ejercer el derecho mapuche al lafkenmapu. De los diversos encuentros emergi desde abajo la propuesta de ley que luego de ser negociada con representantes del gobierno de Ricardo Lagos y del bloque opositor en el parlamento, se promulga el ao 2008 (Huenul 2012). De all precisamente que este cuerpo jurdico sea conocido como ley lafkenche, pues reconoce el uso consuetudinario que las comunidades indgenas han ejercido en el borde costero, permitiendo que las mismas o asociaciones de comunidades administren espacios y practiquen actividades productivas, recreativas, medicinales, religiosas, previa solicitud de los ECMPO y aprobacin por parte de organismos de Estado. Unos meses despus de promulgada la ley que cre los ECMPO, las primeras solicitudes puestas a tramitacin fueron las de comunidades que integraban la resistencia en la baha de Mehun, quienes se agruparon en la Asociacin de Comunidades Mapuche Lafkenche de Mariquina. Que las primeras tramitaciones emergieran de esta zona de conflicto no fue fortuito. Varios de los lderes mapuche de Mehun haban participado en la formulacin de la propuesta de ley dentro de la ITL, en los debates y negociaciones con el gobierno de Ricardo Lagos, diputados y senadores de centro-izquierda y derecha: conocamos la ley, conocamos el Estado y estbamos en conflicto. Estos dirigentes vieron la creacin de la ley no slo como una forma de reconocer usos consuetudinarios, sino como instrumento cuya utilizacin estratgica contribuira a la defensa del mar frente a la arremetida del capital extractivo. En particular porque la citada normativa al establecer que si una comunidad o asociacin de stas solicita un ECMPO se suspende cualquier otra tramitacin sobre el mismo espacio (art.10), hizo que la concesin martima requerida por Arauco para construir el ducto al mar se paralice desde el ao 2009 hasta la actualidad.

Por otra parte, aquellas estrategias que se desarrollan fuera del Estado, pero que tambin se dirigen contra ste o hacen uso de normativas internacionales reconocidas, pueden identificarse fundamentalmente dos mbitos de accin. El primero corresponde a la reconfiguracin local de cuerpos jurdicos internacionales que reconocen derechos indgenas como el Convenio 169 de la OIT o la Declaracin ONU sobre Derechos de los Pueblos Indgenas- para denunciar en el mbito internacional las violaciones a los derechos humanos mapuche causadas en el marco del conflicto, y para legitimar frente al Estado y la sociedad civil la defensa y resistencia. Como sostiene uno de los defensores del mar: Nosotros sabemos que ms all de estos derechos nuestra defensa es legtima, pero tenemos que usar esos instrumentos. Por eso cuando nos paramos frente al sistema, con el Estado, les decimos respeten el Estado de derecho que tanto hablan, nosotros lo estamos respetando, porque nos amparamos en los derechos que ustedes firmaron. Hacemos una utilizacin estratgica de estas leyes internacionales para resguardarnos y enfrentar al Estado y la empresa que son como dos caras de la misma moneda.

En segundo lugar, en esta accin fuera del Estado se ubican adems los espacios de autoorganizacin mapuche-lafkenche. Estos espacios corresponden a los trawn (juntas, asambleas) donde se recrea y reinventa una forma de autoregulacin poltica mapuche que involucra dialogo, deliberacin y acuerdo para planificar estrategias y evaluar sus alcances. Aqu el recurso a la memoria es uno de los aspectos ms significativos que se ponen en juego, pues la dinmica de deliberacin sociopoltica est acompaada de dilogos inter-generacionales que contribuyen al reforzamiento de los vnculos sociales y culturales que soportan la defensa del mar. Al respecto, cito las palabras de un joven dirigente que participa de los trawn:

Yo creo que reunirnos ha sido importante. Antes del conflicto alguna gente se juntaba para ir al ngillatun o slo para las reuniones con la CONADI. Pero ahora nos hemos reunido por otras cosas, nos auto-convocamos, discutimos entre nosotros porque no siempre estamos de acuerdo en todo, pero veo ms fortaleza dentro de mi misma gente y dentro de eso creo que me ha servido bastante conocer mi historia.

Por ltimo, aquellas estrategias que se movilizan contra, como dentro o fuera del Estado, slo adquieren sentido si impiden la construccin del ducto, es decir, en tanto confrontan el capital-empresa. Esto es as porque en contraste con otros conflictos donde los actores en disputa pueden llegar a acuerdos transando posiciones, los defensores del mar no buscan negociar con Arauco u obtener compensaciones econmicas a cambio de la contaminacin del mar y el despojo de su principal fuente de vida: Para nosotros no hay negociacin posible, es no al ducto y punto. Aqu hay un problema territorial grande, son las mismas trasnacionales que tambin estn en la tierra, como las forestales, Entonces teniendo claro eso, la invasin a travs de estas transnacionales que estn en el mar, en la tierra, en todo el territorio mapuche, la conciencia poltica y la claridad es que uno debe dar la lucha, dar la pelea por recuperar este territorio que es el mar o mantener el territorio sin contaminacin y mantenerlo siempre. Eso no lo transamos.

EL CONFLICTO COMO ZONA DE (RE)EMERGENCIA DE IDENTIDADES POLTICAS MAPUCHE

En cuanto espacio de antagonismo que modela subjetividades y relaciones sociales (Gutirrez 2011, 353), el conflicto que se inicia el ao 1996 y extiende hasta la actualidad, ha devenido en terreno frtil para la (re)emergencia de subjetividades e identidades polticas mapuche que en el transcurso de la lucha contra el despojo y la contaminacin que promueve el capital extractivo, interrogan y desafan el racismo estructural. Esto ha sido as porque para los protagonistas de la resistencia, la confrontacin con Arauco marca una inflexin en sus historias, posibilitando la apertura de diversos espacios de encuentro y dilogo intergeneracional al interior de las familias, comunidades y lugares donde se autoorganizan. Estas relaciones y dilogos a su vez producen nuevos marcos interpretativos sobre la vida presente y pasada, las trayectorias de las personas y familias, a la vez que sobre las experiencias de discriminacin y desigualdad. Por ello cuando los jvenes dialogan y contrastan sus experiencias con las de generaciones previas, precisan que a diferencia de la mimetizacin con que stas ltimas habran enfrentado la discriminacin racial en periodos previos al conflicto, en las nuevas generaciones ha emergido mayor dignidad, fortaleza y voluntad por recuperar y reafirmar aquellas prcticas y repertorios culturales mapuche racial e histricamente estigmatizados. Como sostiene una mujer: Si no hubiramos estado en conflicto mi hijo no sabra muchas cosas que ahora sabe, o una misma. Lo ideal sera que nunca hubiera habido este conflicto, pero por eso quizs se valora ms lo que uno es, ser mapuche, cultivar la cultura, querer aprender ms, tal vez una hubiera seguido viviendo sin saber de otros territorios, que tambin hay lazos con otros territorios y uno est pendiente. Como que esas cosas destaco dentro de todo el conflicto, valorizarnos y los nios que estn viviendo otro proceso distinto al que vivimos nosotras.

Defensores y defensoras del mar reconocen que el ser mapuche se vive de maneras diversas, pues son conscientes que la fortaleza de la resistencia ha radicado precisamente en la capacidad de construir solidaridades desde las diferencias. Asimismo, estas identidades heterogneas conciben el lafkenmapu como ncleo social comn y organismo vivo que no slo proporciona recursos naturales para la supervivencia productiva, sino tambin sentidos de identidad y pertenencia pasada y futura. En otras palabras, este proceso de (re)emergencia de identidades polticas mapuche gestado durante la autodefensa no solo ha activado y movilizado ontologas polticas (Blaser 2009; Escobar 2010; De la Cadena 2009) para resistir el capital extractivo. Junto a ello y en trminos ms amplios, confronta los dualismos constitutivos de la modernidad (naturaleza / cultura, moderno / tradicional, civilizado / incivilizado) que han sustentado las prcticas coloniales de apropiacin y violencia sobre territorio mapuche, as como la mercantilizacin de la vida en sus mltiples formas. Lo anterior puede comprenderse al explicar sucintamente el significado de la nocin mapu-che que, en contraste con la interpretacin reduccionista que la define como gente de la tierra, define un vnculo recproco entre mapu entendido como espacio ultraterrenal -cosmos-, terrenal -tierras, aguas, subsuelo- y che -persona- (Quidel 2012, 27-29). La relacin mapu-che se expresa, entre otros aspectos, en la pertenencia de la persona a un determinado territorio (tuwn). Por ello la categora lafken-che (gente del mar) designa el vnculo entre la persona (che) y un territorio acutico (lafkenmapu) que en el caso de Mehun corresponde al mar. El vnculo que se establece entre el territorio acutico (lafkenmapu) y la persona (che) no se reduce al mbito productivo. Por el contrario, en tanto el lafkenmapu es un organismo vivo que a la vez congrega otras vidas (itro fill lafken mongen), el enraizamiento y las mltiples relaciones (materiales y simblicas) que las personas establecen con ste se haya normado por el az mapu (cdigos de tica o normas). Este ltimo que se transmite familiar a intergeneracionalmente, entre otras vas, mediante la memoria mapuche (tukulpazugun).

Este trasfondo explica el sentido profundo que tiene para los mapuche la resistencia contra la contaminacin del lafkenmapu en la baha de Mehun. Pero igualmente ste pone al descubierto el antagonismo y disputa entre una ontologa que fundada en la dicotoma naturaleza / cultura concibe el mar como basurero para evacuar desechos txicos que permitan aumentar la produccin de celulosa, y la ontologa mapuche signada por un vnculo relacional y recproco entre personas y territorio:Mapuche-lafkenche es un ser humano que vive en relacin a su territorio que tiene mar y tierra, mar y una gran agua. Y dentro de eso est su espiritualidad, sus espacios ms sagrados, donde t buscas la explicacin de tu existencia. Cuando veo eso en la defensa, que hemos defendido el mar, la tierra, el ro, nuestros espacios culturales, la religiosidad. Eso para m es ser mapuche y defender todos esos espacios. Pues si t no lo vez integral puedes defender una parte solamente. Y no tienes una visin amplia de territorio, porque si yo fuera por defender mi tierra slo defiendo unos metros cuadrados.

La (re)emergencia de subjetividades e identidades polticas mapuche tambin desafa la cosificacin, despolitizacin y desterritorializacin de las identidades indgenas que promueve el proyecto cultural neoliberal (Hale y Millamn 2006; Daz-Polanco 2006). El cual mediante polticas y programas hacia pueblos indgenas en Chile, incentiva identidades que no interroguen o esfuercen por desmantelar la reproduccin de la desigualdad racial en un contexto caracterizado por la creciente penetracin del capital en nuevos territorios y relaciones sociales (Harvey 2004; Adrienne 2008). Esta poltica de la distraccin que, como sostiene Taiaiake Alfred (2005, 2009), hace que los pueblos indgenas reproduzcan patrones de dependencia colonial, ha sido visualizado por los defensores del mar constituyndose en uno de los principales desafos cotidianos que enfrentan para evitar quiebres y divisiones sociales. Como sostiene uno de los lderes locales, incluso el ejercicio de autonomas mapuche que reproduzcan relaciones estado-cntricas se transforman en un arma de doble filo:

El multiculturalismo es la continuidad del colonialismo y la dominacin poltica. Dicho de otra forma: la poltica indigenista que asimila a los pueblos y los somete. En Chile con distintos gobiernos no cambia el fondo de mantenerte en la dominacin, folclorizarte. Tal vez puede parecerle duro al poltico o a las personas que yo diga que todava estn colonizndonos, pero todo demuestra que es as. Incluso si nos hablan de autonoma desde los Estados, eso puede ser un cuento.

Por otra parte, las reflexiones en torno a la autonoma mapuche que han surgido de la defensa del mar en Mehun, enfatizan en la importancia de su construccin cotidiana y desde abajo. Lo cual contrasta con las formuladas por algunas organizaciones mapuche que la conciben como una meta a alcanzar, un punto de llegada o discuten normativamente sus alcances (Marimn, 2012), obviando o minimizando las experiencias que se desarrollan desde las recuperaciones de tierras, las resistencias frente al capital extractivo o las micropolticas de organizacin y autogestin mapuche que proliferan en espacios rurales o urbanos. El nfasis en la construccin de la autonoma desde la cotidianeidad de la lucha por el territorio, se comprende a travs de la nocin mapuche de kisugnewn, esto es, la capacidad que un sujeto individual o colectivo tiene para auto-gobernarse y decidir la proyeccin de su vida, anclada en el control del territorio. Desde esta concepcin, la construccin cotidiana y micropoltica de la autonoma no se limita al mbito local, sino que prefigura su ejercicio ms amplio a travs de la articulacin de redes de alianzas horizontales de autoorganizacin y autodefensa. Como sostiene Hualme, werken de las comunidades mapuche-lafkenche: Por eso no estoy de acuerdo cuando se habla de una propuesta nacional construida desde la elite mapuche, con una visin centralizada. Poco menos que con un dictador que nos diga lo que tenemos que hacer. Yo creo en la autodeterminacin, pero como kisugnewn, que los territorios locales son los dueos y seores en las formas de plantear y controlar sus vidas. Y desde ah, con las alianzas, se pueden ir construyendo redes de autodeterminacin mapuche. La mayora de las organizaciones mapuche se juntan para hacer discusiones y propuestas en el mbito nacional mapuche, como que reproducen el modelo del Estado.

La concepcin de la autonoma como prefiguracin es uno de los aprendizajes polticos ms importantes que han obtenido los defensores y defensoras del mar durante el conflicto contra la contaminacin y el extractivismo en el Chile neoliberal. A travs de la cotidianeidad de la resistencia, se han esforzado por construir relaciones sociales y polticas mapuche que rompan con las formas de organizacin centralizadas y jerrquicas que emulen las lgicas estatales que despojan a las sociedades indgenas del control y gobierno sobre sus propias vidas y territorios, mientras contaminan y saquean sus recursos para insertarlos en circuitos globales de comercio. Sin duda, en el transitar de todos estos aos son diversas las contradicciones que han debido enfrentar, al tiempo que la resistencia contra Arauco corresponde a una expresin de lucha localizada, pero no aislada de las que protagonizan otras comunidades y organizaciones mapuche e indgenas en Amrica Latina. No obstante, an cuando esta experiencia busque resolver una problemtica local, a travs de ella nos ensea no slo la importancia de transformar las relaciones de desigualdad desde las mismas relaciones sociales cotidianas y subalternas. Sino tambin la centralidad que tiene la dignidad, la memoria y la reconstruccin de los entramados sociales-comunitarios mapuche al momento de enfrentar la contaminacin, cosificacin y mercantilizacin del territorio. Por ello, la resistencia en la baha de Mehun constituye una pulsin de vida (humana y no-humana) contra la pulsin de muerte que representa la profundizacin del despojo y el extractivismo en el Chile neoliberal. REFERENCIAS

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Hualme, Boris. Entrevista con el autor, 14 de enero, 2011.

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Nahuelpn, Javier. Entrevista con el autor, 6 de abril, 2011.

Nahuelpn, Rosa. Entrevista con el autor, 14 de abril, 2011.

N.P. Entrevista con el autor, 15 de agosto, 2008

P.S. Entrevista con el autor, 13 de febrero, 2014.

Viguera, Eliab. Entrevista con el autor, 27 de Junio, 2012. Ngulumapu designa el territorio histrico mapuche ubicado al occidente de la cordillera de los Andes. La conquista militar del ngulumapu, grotescamente conocida como pacificacin de la Araucana, se desarroll entre 1862 y 1883.

Eliab Viguera, entrevista con el autor, 27 de Junio, 2012.

M.N. Entrevista con el autor, 24 de enero, 2014. Las iniciales son de personas que optaron por mantener su anonimato.

Eliab Viguera, entrevista.

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Boris Hualme, entrevista con el autor, 14 de enero, 2011.

Viguera, entrevista.

Me refiero a Eugenio Tironi, ex-asesor comunicacional de la Concertacin en la campaa del NO para derrocar a Pinochet. Su colaboracin a Arauco la efectu mediante la consultora Tironi Asociados. Otro asesor de Arauco fue Juan de Dios Parra, militante del Partido Socialista y secretario general de la Asociacin Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU), sede en Ecuador.

P.S. Entrevista con el autor, 13 de febrero, 2014.

N.P. Entrevista con el autor, 15 de agosto, 2008.

Rosa Nahuelpn, entrevista con el autor, 14 de abril, 2011.

F.G. Entrevista con el autor, 15 de diciembre, 2013.

Hualme, entrevista.

B.A. Entrevista con el autor, 13 de julio, 2014.

Javier Nahuelpn, entrevista con el autor, 6 de abril, 2011.

L.LL. Entrevista con el autor, 6 de septiembre de 2014.

Rosa Nahuelpn, entrevista.

I.N. Entrevista con el autor, 20 de diciembre, 2013.

Hualme, entrevista.

Idem.

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