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El costo del discipulado Lucas 14:25-33 SEMINARIO TEOLÓGICO UEBE «Asignación hecha en cumplimiento de los requisitos exigidos por el Profesor Fernando Méndez Moratalla, como parte de la calificación de la asignatura “Exégesis de Lucas”». Mayo de 2011 Sergio Martín Guerrero

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Análisis sobre los requerimientos del discipulado en Lucas 14:25-33

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Page 1: Lucas 14:25-33

El costo del discipulado

Lucas 14:25-33

SEMINARIO TEOLÓGICO UEBE

«Asignación hecha en cumplimiento de los requisitos exigidos

por el Profesor Fernando Méndez Moratalla, como parte

de la calificación de la asignatura “Exégesis de Lucas”».

Mayo de 2011

Sergio Martín Guerrero

Page 2: Lucas 14:25-33

INDICE

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................................... 1

1. CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO ......................................................................... 2

2. ANÁLISIS DEL PASAJE ............................................................................................................. 3

CONCLUSIÓN ............................................................................................................................................. 12

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................................ 13

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INTRODUCCIÓN

En este trabajo pretendemos hacer un análisis exegético del pasaje de Lucas 14:25-

33, el cual trata sobre el costo del discipulado. Para ello vamos a utilizar diferentes

métodos como el gramatical y el sociológico.

Dada la peculiaridad del texto, vamos a prestar especial atención a los versículos 25

al 27, reconociendo que son los que marcan el desarrollo del resto. Tras un breve análisis

del texto y su contexto más cercano, iremos analizando cada uno de los versículos.

La extensión de este ensayo no nos permite ir más allá de las consideraciones

necesarias para sacar unas conclusiones claras sobre las palabras de Jesús; somos

conscientes de que el texto tiene muchísimo más que explorar gramaticalmente de lo que

hacemos en estas páginas. Al final, ofrecemos una pequeña conclusión a modo de cierre, la

cual nos anima e invita tanto a leer todo el contenido del trabajo, como a vivir según los

criterios de discipulado de nuestro Señor.

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1. CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO

Este pasaje lo encontramos narrado dentro del viaje que Jesús realiza a Jerusalén.

Esta sección ocupa desde 9:51 hasta 19:41, cuando Jesús llega a Jerusalén. El destino, no

obstante, es mantenido constantemente en la mente de los lectores; Lucas no quiere que lo

olviden.1

Lucas nos ha narrado anteriormente una serie de enseñanzas sobre el banquete,

pero parece que ahora quiere que los lectores vuelvan a poner su atención en el viaje. Sin

embargo —como veremos más a delante— este pasaje no está desconectado totalmente de

la temática que le precede.2

En cuanto al texto podemos decir que los versículos 26 y 27 tienen paralelos en

Mateo 10:37-38, aunque tanto el vocabulario como el contexto son muy distintos (seguro

que influye en ello las diferentes tradiciones que llegaron a cada uno de los evangelistas).

Con respecto a la parábola de la torre que se edifica sin calcular su coste

previamente y la del rey que tantea entrar en batalla, hemos de decir que no se encuentran

en ninguna otra parte del Nuevo Testamento, lo cual nos da a entender que se trata de una

composición eminentemente lucana.

Bultman ve este pasaje como un discurso sobre el discipulado, el cual divide en

varias partes:

1 Frank Stagg, Lucas: el evangelio para todos (El Paso, Tx.: C.B.P., 1970), p. 75. 2 Josheph A. Fitzmyer, El evangelio según Lucas, vol. III (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1987), pp. 625-

626.

Lucas 14:26-27

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida,

no puede ser mi discípulo.

Y el que no lleva su cruz y viene en pos de

mí, no puede ser mi discípulo.

Mateo 10:37-38

El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

y el que no toma su cruz y sigue en pos de

mí, no es digno de mí.

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1) Los costos del discipulado: 14:5-32

a. Escenario: v. 25

b. Odiar a la familia: v. 26

c. Cargar con la propia cruz: v. 27

2) Dos parábolas ilustrativas: 14:28-32

a. La construcción de una torre: vv. 28-30

b. Un rey y su ejército: 31-32

3) Un costo adicional del discipulado: la renuncia a los bienes: 14:333

Fitzmyer, por su parte, identifica en este pasaje tres condiciones o exigencias para

todo aquel que quiera seguir a Jesús como discípulo: renuncia voluntaria a los vínculos

afectivos con la familia, aceptación sincera de una renuncia radical al propio interés,

renuncia afectiva a las posesiones materiales. Además de estas condiciones, en el pasaje

encontramos que Jesús está haciéndoles ver también que deben hacer uso del

discernimiento; la persona no puede precipitarse en su decisión, sino que debe calcular los

costes y el riesgo de un compromiso de tanta envergadura.4

Hendriksen ve una conexión entre las enseñanzas sobre el banquete con que

comienza Lucas este capítulo, y este llamado al discipulado. La enseñanza de Jesús a los

fariseos mientras comparten la mesa finaliza haciéndoles ver que sus prioridades están

equivocadas. Para las personas invitadas al banquete, eran más importantes un campo

recientemente adquirido, cinco yuntas de bueyes, o una esposa. Igualmente, este tema es el

que continúa en el pasaje de los versículos 25 al 33, pues Jesús instará a las multitudes a

estar dispuestas a rendirlo todo para seguirle. Como ya hemos comentado anteriormente,

3 Isabel Gómez Acebedo, Lucas (Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2008), pp. 417-418. 4 Fitzmyer p. 629.

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ha de hacerse conscientemente, considerando el precio tal y como narran las parábolas

posteriores.5

No obstante, podemos encontrar otro nexo de unión entre ambas narraciones. Jesús

exigió a los comensales a que valoran más a los necesitados que la rentabilidad (14:7-24), lo

cual les quitaba el derecho de seguir siendo socialmente respetables. El costo que Jesús va a

poner delante de ellos para el seguimiento, es el de no tomar en cuenta la aprobación de la

familia (14:26), ni las posesiones (14:33), sino el llamado de Dios.6

2. ANÁLISIS DEL PASAJE

14:25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:

Si tenemos en cuenta la continuidad entre los episodios que Lucas narra en este

capítulo, pareciera que el evangelista está intentando hacernos ver que grandes cantidades

de gente estaban siguiendo a Jesús encandiladas por la descripción tan atractiva que había

hecho del Reino.7 No obstante, hemos de tener en cuenta que el texto nos muestra a mucha

gente yendo hacia Jerusalén para celebrar la Pascua; estos viajes solían hacerse en grupo,

pero el texto sugiere que eran muchos quienes se habían unido en la expedición alrededor

suyo.8

14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y

hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

En estas palabras apreciamos como Jesús distingue claramente entre «ser

discípulo», y el mero hecho de «venir» o «acercarse» a él. No se trata de estar en contacto

5 William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids, MI:

Libros Desafío, 2002), p. 521. 6 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia, Nuevo Testamento (El Paso, Tx.: Editorial

Mundo Hispano, 2008), p. 227. 7 Fitzmyer, p. 631. 8 Roberto Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia - Tomo 2:

El Nuevo Testamento (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2002), p. 156.

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con su persona, ser testigos de su poder, o escuchar sus enseñanzas; el Maestro les urge a

cumplir con unos requisitos, los cuales expone de una forma enérgica.9 Muchos vinieron a

Jesús con un entendimiento superficial, e incluso por motivos egoístas o indignos.10 Con

estas palabras, el Señor parece que estaba intentando hacer una criba, utilizando estas

fuertes palabras como filtro para distinguir entre seguidores serios y los que se estaban

acercando simplemente a curiosear. Lo que Jesús pretende es llevar a los que sí son serios a

un nivel más profundo de entendimiento, compromiso, entrega, etc.11 Es por ello que las

palabras de Jesús de que debían aborrecer a sus padres, madres, esposas, hijos, e incluso la

propia vida de uno, si bien no deben suavizarse, tampoco han de ser sacadas de contexto.12

La familia judía tenía un papel mucho más importante en la sociedad de lo que lo

tienen las nuestras hoy en día. Era el lugar donde el individuo se integraba como parte de

un grupo teniendo muchísimas obligaciones. Los hijos dependían de los padres y ocupaban

un sitio en el trabajo, ya que la familia era un centro de producción más que de consumo.

En cuanto al aspecto religioso, la familia era el centro de preservación de la fe mediante la

circuncisión, la celebración de la Pascua y el aprendizaje de la Ley. Vemos, por lo tanto,

que el requerimiento de Jesús era muy grande, aunque mayor de lo que pensamos si

tenemos en cuenta la siguiente afirmación: “El honor y la supervivencia de una familia se

preservaba en la medida en que el grupo se mantuviera unido. Todo aquel que abandonara

a los suyos se salía de su código ético y corría el peligro de ser rechazado por insolidario,

con las consecuencias afectivas y económicas que esta expulsión comportaba”.13

Antes de avanzar y sacar conclusiones lejanas al propósito con que Jesús lanzó sus

palabras, hemos de preguntarnos: Si Jesús está llamando a sus discípulos a aborrecer a sus

parientes, a sus familias, a los más cercanos ¿no estaría contradiciendo el quinto

9 Fitzmyer, p. 632. 10 Stagg, p. 101. 11 David C. Dixon, Parábolas. Apuntes de Clase (Madrid: Seminario Teológico UEBE, 2011). 12 Stagg, p. 101. 13 Gómez Acebedo, pp. 418-419.

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mandamiento y las palabras de Jesús en Mateo 5:17? Esto nos pone en alerta, ya que no

podemos tener como válida la explicación de un texto de la Escritura si con ello estamos

contradiciendo otro.14 ¿Cómo hemos de interpretar entonces las palabras de Jesús? ¿Cuál

es realmente el requerimiento que está haciendo a todo el que quiera ser su discípulo?

MιςέωΕἴ σιρ ἔπχεσαι ππόρ με, καὶ οὐ μιςεῖ σὸν πασέπα ἑατσοῦ) es el verbo que en

el Nuevo Testamento se traduce como odiar, despreciar, descuidar, o desatender.15

Una clave interpretativa de este pasaje nos la ofrece David C. Dixon al considerarlo

como una parábola. Según él este versículo no pretende enseñar nada sobre la ética

familiar, sino que los elementos familiares son simbólicos. Es una interpretación

cristocéntrica y cristológica del primer mandamiento: amar a Dios con todo nuestro ser.

Significaría, entonces, que el compromiso al que está llamando a las personas para con el

reino y con el rey, están por encima de todo compromiso, incluso del de tipo familiar; al

igual que el primer mandamiento, nos Jesús está recordándonos que nuestra fidelidad no

puede estar caracterizada por competencias de ningún tipo.16 Esta perspectiva puede ser

reforzada si comparamos este versículo con su paralelo en Mateo. Allí se recoge: “El que

ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí,

no es digno de mí;” Este sentido de amar menos es el que tiene aborrecer en Génesis 29:30-

31, lo que nos lleva a considerar que este pasaje en Lucas no puede ser interpretado de

forma literal, en el sentido de un llamamiento a odiar a nuestros seres más cercanos para

seguir a Jesús. Fuel el Señor quien nos instó a amar incluso a nuestros enemigos (Mt. 5:44),

por lo que, una vez más, hemos de entender que Jesús está hablando de un tipo de lealtad

tan verdadera hacia él, que cualquier otro afecto, incluso el afecto a nuestra propia vida,

14 J. C. Ryle, Lucas. Los evangelios explicados (Tarrasa: Editorial CLIE, 1977), p. 392.

15Alfred E. Tuggy, Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano,

2003), p. 628. 16 David C. Dixon, Apuntes de clase.

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debe estar sujeto a ella.17 El discípulo debe reconocer que “hasta las personas más cercanas

pueden convertirse en obstáculo para la radicalidad que Jesús exige. El discípulo tendrá

entonces que elegir entre los vínculos familiares que reclama la naturaleza y la fidelidad al

Maestro.”18

Vemos, por tanto que esta llamada de Jesús al seguimiento está convirtiendo

también al discípulo en un individuo aislado, quien tiene que tomar la decisión de seguir a

Jesús por él mismo.19 Además, Bonhoeffer ve algo más allá en términos de relación cuando

nos dice:

El mismo mediador que nos transforma en individuos es igualmente el

fundamento de una comunión completamente nueva. Se sitúa entre el

otro hombre y yo. Separa, pero también une. Así, se corta ciertamente

todo camino inmediato hacia el otro, pero se indica al seguidor cuál es el

nuevo y solo verdadero camino hacia el prójimo, el que pasa por el

mediador.20

Y es que, en todo esto, no podemos olvidar qué significaba ser un discípulo.

«αθησήρ» (οὐ δύνασαι μοτ μαθησήρ εἶναί) se traduce como seguidor (con frecuencia un

discípulo que cree en las enseñanzas de su maestro y lo sigue de cerca, en Mt 8:21; 10:1;

12:49; Lc 14:27; Hch 6:1) o alumno (estudiante, aprendiz a cargo de un tutor, lo que implica

una relación más estrecha que la mera instrucción, en Mt. 10:24, 25).21 Este término es

solamente usado por los evangelistas, quienes lo tomaron del uso lingüístico del judaísmo

helenístico, para darle un carácter nuevo en torno a la relación de las personas con Jesús.

No obstante, su uso no es exclusivo para designar a los seguidores del Señor, ya que

17 Hendriksen, p. 697. 18 Fitzmyer, p. 632. 19 Dietrich Bonhoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2004), p. 63. 20 Ibíd., p. 66. 21 James Swanson, “μαθησήρ” en Diccionario de Idiomas Bíblicos: Griego (Nuevo Testamento), Edición

electrónica (Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc., 1997).

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utilizado también para referirse a los seguidores de Juan el Bautista, los discípulos de

Moisés, y de los fariseos.22

Los rabíes exigían a sus alumnos un gran respeto y afecto, pero lo que hacía único el

llamamiento de Jesús, es que solamente Dios exigía tan abiertamente en la tradición judía

una devoción completa tal y como la reclama Jesús (Deuteronomio 6:4-5).23 Lo tremendo

de este reclamo, es que Jesús abre camino y acompaña en él; nunca pide a los demás algo

que Él mismo no esté haciendo ya. Su misión “le costó su familia, por un tiempo al menos;

le costó la buena voluntad de su comunidad y su nación; le costó su vida.”24 Cualquiera

pues que quiera seguir a Jesús de cerca, de forma íntima y estrecha, debe estar dispuesto si

es necesario a perderlo todo en el proceso.

14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Ya que Jesús no habla de llevar una cruz literalmente, esta parábola apunta a una

condición esencial que se requiere a quien quiera ser su aprendiz. Por el contexto

sociohistórico del primer siglo sabemos que la cruz no era solo muestra de muerte, sino

también símbolo de opresión —ya que era usada por los romanos. Apenas 20 años atrás (6

d.C.) tuvo lugar una sublevación del pueblo judío contra Roma y más de 2000 rebeldes

fueron crucificados en las vías romanas de palestina. Era, por lo tanto, un símbolo odiado

por los judíos. Jesús, por lo tanto, está usando un símbolo asociado con el opresor,

recordatorio de vergüenza nacional, que hablaba de una sociedad subyugada.25 Muestra

del rechazo, la humillación y la vergüenza que suponía la cruz para los contemporáneos de

Jesús, es el hecho de que no fue hasta el siglo IV que ésta se convirtió en símbolo de

identidad cristiana; era el suplicio peor considerado, algo reservado para traidores, y

22 Lothar Coenen, Erich Beyreuther, y Hans Bietenhard, “Seguimiento” en Diccionario teológico del

Nuevo Testamento, Vol. III (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1994), p. 177. 23 Keener, p. 227. 24 Stagg, p. 101. 25 David C. Dixon, Apuntes de clase.

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esclavos.26 Los criminales condenados cargaban el travesaño de la cruz hasta el sitio donde

estaba colocado el palo central en el que serían crucificados; por el camino, además, tenían

que soportar las burlas de la multitud que les observaba. Parece evidente que nadie

escogería voluntariamente este destino para sí mismo.27 “Sin embargo, lo que el convicto

hace bajo coacción, el discípulo de Cristo lo hace voluntariamente. El acepta voluntaria y

decisivamente el dolor, la vergüenza y la persecución que va a ser su—nótese su, no la de

otro—suerte en particular debido a su lealtad a Cristo y a su causa.”28 En todo caso, al

igual que en el versículo anterior, la llamada es a seguirle, a imitarle, pues él es quien va

delante cargando su propia cruz. La sombra de la cruz cae sobre toda esta sección de Lucas

en que relata el viaje de Jesús a Jerusalén.29 “El «odio», la renuncia a la propia vida, puede

llevar incluso a un destino como el que le aguarda al Maestro: «cargar con la cruz» hasta

morir en ella.”30 Concluimos que con esta parábola, Jesús invita a sus supuestos aprendices

a que identifiquen su vida con un objeto de desprecio y humillación, declarándoles el costo

de formar parte de Su reino, a la vez que hace una declaración profética que más tarde

tendrá cumplimiento.31

14:28-32

Como nos indica Fitzmyer, la conjunción γὰπ (σίρ γὰπ ἐξ ὑμῶν, θέλων πύπγον

οἰκοδομῆςαι) establece el nexo de unión entre las máximas expresadas anteriormente y las

dos parábolas recogidas en estos versículos.32

Estas parábolas nos muestran la importancia que Jesús pone en que se cuente el

costo que conlleva seguirle antes de empezar,33 tomando en cuenta los sufrimientos y

26 Gómez Acebedo, p. 419. 27 Keener, p. 227.

28 Hendriksen, p. 479. 29 Stagg, p. 75. 30 Fitzmyer, p. 630. 31 David C. Dixon, Apuntes de clase. 32 Fitzmyer, p. 636. 33 Stagg, p. 102.

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sacrificios que ser discípulo suyo puede acarrearles. Jesús no busca un seguimiento

irreflexivo, por motivos superficiales, o por un acaloramiento del momento; sabía que sería

devastador contar en sus filas con soldados que flaquearan a la hora de la prueba. Por ello

llamó a sus discípulos a que “contaran los gastos”.34 Tanto la actitud del constructor como

la del rey, son ejemplos claros de necedad, algo que Jesús quiere evitar a toda costa.

14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede

ser mi discípulo.

Personalmente considero que estas palabras de Jesús sirven de cierre y conclusión

de todo lo narrado en el capítulo 14. Jesús está añadiendo al costo del discipulado un

último requisito: la renuncia a los bienes temporales, es decir, una síntesis de todas las

demandas anteriores. Ya no se trata solamente de abandonar a los demás, sino que

despreciar la vida propia significa en la práctica despojarse de los bienes personales; la

confianza tiene que reposar enteramente en Jesús y no en aquello que aparentemente

puede garantizar la subsistencia, pero que a la larga se convierte en un estorbo.35

El tema de una nueva actitud ante las posesiones es uno de los favoritos en la

concepción teológica de Lucas —por eso creemos que este versículo sirve de cierre

también a las enseñanzas sobre la mesa y el banquete, y Jesús va a concluir su enseñanza

sobre el costo del discipulado magistralmente: Por una parte Jesús llama a calcular lo que

uno tiene para poder seguirle, pero acto seguido exige una renuncia de todo lo que tiene.

El contraste es intencionado: lo que uno tiene, como capacidad para el

compromiso, es infinitamente más importante que lo que uno tiene, como

posesiones materiales, de las que debe desprenderse. Lo que uno tiene,

como capacidad, queda indeterminado, puede ser más o menos; pero lo

que uno tiene, como posesión, debe ser objeto de renuncia absoluta y

total, simplemente «todo».36

34 Ryle, p. 393. 35 Gómez Acebedo, p. 421. 36 Fitzmyer, p. 631.

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Estas palabras finales son tan radicales como las anteriores. La idea es la renuncia

total no tanto de los bienes en sí como del status de ser dueño. Al ser discípulos de

Jesucristo no vivimos la vida desde la perspectiva del que dispone, sino del que está

dispuesto.37

37 David C. Dixon, Apuntes de clase.

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CONCLUSIÓN

A modo de conclusión podemos decir que en todo este pasaje, el Señor está

apuntando a la imposibilidad de seguir los instintos humanos más básicos si uno quiere ser

seguidor y discípulo de Jesús:

- V. 26. Instinto familiar

- V. 27. Instinto de supervivencia o autodefensa

- V. 33. Instinto de proteger los bienes y propiedad.

Sea nuestra oración, que el Señor nos ayude a entender qué decisiones hemos de

tomar cada día para que estos requisitos sean una realidad constante en nuestras vidas.

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BIBLIOGRAFÍA

Bonhoeffer, Dietrich. El precio de la gracia. El seguimiento. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2004.

Coenen, Lothar, Erich Beyreuther, y Hans Bietenhard. Diccionario teológico del Nuevo

Testamento, Vol. III. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1994.

Dixon, David C. Parábolas. Apuntes de Clase. Madrid: Seminario Teológico UEBE, 2011.

Fitzmyer, Josheph A. El evangelio según Lucas, vol. III. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1987.

Gómez Acebedo, Isabel. Lucas. Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2008.

Hendriksen, William. Comentario Al Nuevo Testamento: n San Mateo. Grand

Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2007.

Jamieson, Roberto ,A. R. Fausset y David Brown. Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia

- Tomo 2: El Nuevo Testamento. El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2002.

Ryle, J. C. Lucas. Los evangelios explicados. Tarrasa: Editorial CLIE, 1977. Stagg, Frank. Lucas: el evangelio para todos. El Paso, Tx.: C.B.P., 1970.

Swanson, James. Diccionario de Idiomas Bíblicos: Griego (Nuevo Testamento). Edición electrónica.

Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc., 1997.

Tuggy, Alfred E. Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento. El Paso, Tx.: Editorial Mundo

Hispano, 2003.