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Los Secretos de la Mente Millonaria
T. HARV EKER
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CONTENIDO
Reprograma todo lo que crees sobre el dinero
Archivo de riqueza número 1: La importancia de la actitud
Archivo de riqueza número 2: Jugar a ganar
Archivo de riqueza número 3: Compromiso frente a deseo
Archivo de riqueza número 4: Pensar a lo grande
Archivo de riqueza número 5: Ver oportunidades y actuar
Archivo de riqueza número 6: Bendice lo que quieras tener
Archivo de riqueza número 7: Dime con quién andas y te diré quién eres
Archivo de riqueza número 8: El arte de saber venderse
Archivo de riqueza número 9: No evites los problemas, soluciónalos
Archivo de riqueza número 10: Erradica tu baja autoestima y aprende a recibir
Archivo de riqueza número 11: No cobres por tu tiempo, sino por tus resultados
Archivo de riqueza número 12: Apostar a doble o nada
Archivo de riqueza número 13: Céntrate en tu fortuna neta
Archivo de riqueza número 14: Administra bien tu dinero
Archivo de riqueza número 15: Haz que el dinero trabaje para ti
Archivo de riqueza número 16: Actuar a pesar del miedo
Archivo de riqueza número 17: El aprendizaje es eterno
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Introducción
“Los secretos de la mente millonaria”, de T. Harv Eker, analiza las causas
fundamentales del éxito, la mediocridad y el fracaso financiero, para que puedas
mejorar tu futuro económico.
El autor defiende que si tu “patrón financiero” subconsciente no está programado
para triunfar, nada de lo que aprendas, sepas o hagas cambiará sustancialmente tu
vida.
El miedo al éxito a menudo atenaza a personas con un gran potencial porque
temen triunfar y luego acabar perdiéndolo todo.
La primera parte del libro explica cómo cada uno de nosotros se halla
condicionado para pensar y actuar de respecto al dinero. Además, aporta cuatro
estrategias clave para corregir nuestro patrón mental del dinero.
En la segunda parte se examinan las diferencias entre cómo piensa la gente rica, la
de clase media y la pobre, y se nos proporcionan diecisiete actitudes y acciones con
las que crear cambios permanentes en nuestra vida económica.
Este libro no trata tanto de aprender como de “desaprender”. El punto de partida
es reconocer de qué modo tus formas de pensar y de actuar te han llevado
exactamente donde te encuentras en este momento.
Pasar a un nivel superior de vida requiere estar dispuesto o dispuesta a
desprenderse de algunos pensamientos y actitudes, y a adoptar otros nuevos.
Reprograma todo lo que crees sobre el dinero y aprende a pensar como los ricos
Tu carácter, tu forma de pensar y tus creencias determinan tu nivel de
prosperidad.
Uno de los principios de la riqueza establece que tus ingresos crecerán únicamente
hasta donde crezcas tú.
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Si entras en contacto con importantes cantidades de dinero sin estar mentalmente
preparado para ello, lo más probable es que la riqueza te dure poco y acabes
perdiéndola.
Uno debe concienciarse de que su meta es ser millonario o multimillonario como
primer paso ineludible para llegar a conseguirlo. Tus logros estarán siempre
condicionados por el “termostato” financiero que te marques.
Debemos transformar lo invisible para cambiar lo visible. Cambiar los frutos que
ya cuelgan del árbol no sirve de nada, pero modificar las raíces hará que los
próximos frutos sean como deseamos.
Según T. Harv Eker, el ser humano no vive en un único plano de existencia, sino en
al menos cuatro esferas distintas a la vez. Estos cuatro cuadrantes son el mundo
físico, el mundo mental, el mundo emocional y el mundo espiritual.
La esfera física es sólo una “impresión” de las otras tres. El dinero es algo material y
tangible, por lo que su escasez no es un problema, sino un síntoma de lo que está
sucediendo en los otros cuadrantes.
Si las cosas no te van bien en tu vida exterior, es porque tampoco van bien en tu
vida interior.
Harv Eker te propone, como motor del cambio, guiarte por este dicho: “Lo que
oyes lo olvidas, lo que ves lo recuerdas, lo que haces lo entiendes”.
Eso implica el compromiso firme de poner en práctica los principios que expone en
su libro. Debes emprender todas las acciones necesarias para hacer realidad tu
propósito.
El primer paso es cambiar lo que el autor denomina tu “patrón del dinero”, que es
simplemente tu modo de pensar y actuar en relación con el dinero.
Nadie nace con actitudes sobre el dinero, sino que nos las enseñan.
Nuestro “patrón financiero” consta de la información que recibimos en el pasado,
especialmente siendo niños.
Esas enseñanzas se convirtieron en un condicionamiento, que a su vez se
transformó en unas reacciones automáticas que te dirigen luego durante el resto
de tu vida.
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Tu condicionamiento subconsciente determina tu pensamiento; tu pensamiento
rige tus decisiones, y éstas desencadenan tus acciones, que al final son las que
determinan tus resultados. Esto es el llamado “Proceso de Manifestación”.
El cambio de tus resultados precisa “reprogramar” tus condicionamientos en las
tres manifestaciones que afectan a todos los ámbitos de la vida, incluido el dinero:
Programación verbal. Todo lo que oíste siendo niño acerca del dinero, como que
“es el origen de todos los males” o que “los ricos son mezquinos y avariciosos”, no es
necesariamente cierto. Debes adoptar nuevas formas de pensar que contribuyan a
tu felicidad y a tu prosperidad.
Modelos de referencia. Los niños aprenden todo de los modelos que tienen
alrededor, normalmente sus padres. En el ámbito del dinero tendemos a ser
idénticos a uno de nuestros progenitores, una mezcla de las actitudes de los dos o
bien todo lo contrario a lo que ellos eran. Tienes la opción de cambiar eso, si no te
ha dado los resultados esperados.
Incidentes concretos. Las experiencias son extremadamente importantes, puesto
que dan forma a las creencias –o, más bien, a las ilusiones- a las que ahora te
atienes en tu vida. Olvídate de las experiencias financieras improductivas del
pasado y también de las problemáticas. Por cierto, si tu “patrón del dinero” no
coincide con el de tu pareja o tu socio, surgirán conflictos. Así que entender las
motivaciones y temores propios, y los de los demás, te evitará muchos problemas.
El único modo de cambiar tu nivel de prosperidad económica de forma
permanente es reprogramar tu “patrón del dinero”.
Eso conlleva estudiarse a uno mismo y ser consciente de cada una de sus acciones.
Sólo así aprovecharemos todo el potencial de nuestras aptitudes y talentos, en
lugar de reaccionar de forma inadecuada a los acontecimientos, arrastrados por los
miedos y las inseguridades del pasado.
En conclusión, según este autor, puedes liberarte de cualquier creencia o forma de
ser que no contribuya a tu riqueza, y sustituirla por una que sí lo haga.
En este sentido, Harv Eker señala que la mente humana es como un gran
archivador donde toda la información que entra es etiquetada y guardada en
carpetas, de modo que resulte fácil de recuperar para ayudarte a sobrevivir. Ahí
está la clave: te ayuda a sobrevivir, pero no a prosperar.
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Decides basándote en lo que crees que es lógico, sensato y apropiado para ti en
cada momento. El problema es que, tal vez, tu elección correcta no sea una
elección exitosa.
Ahora bien, si logras tener “archivos” mentales que contribuyan a la
prosperidad económica, tomarás de manera natural y automática
decisiones que produzcan riqueza. No tendrás que pensarlo.
Harv Eker expone en su libro un total de diecisiete “archivos de riqueza” con los
que aprender a pensar como la gente adinerada. Examinémoslos.
Archivo de riqueza número 1:
La importancia de la actitud
Es imprescindible que tengas la creencia de que tú estás al mando de tu vida,
especialmente de tu vida financiera, si quieres crear riqueza.
Eres tú quien, consciente o inconscientemente, toma todas las decisiones que te
llevan al éxito, a la mediocridad o a los apuros económicos.
Las personas pobres suelen enfundarse el papel de víctima y, en consecuencia, sólo
consiguen eso: ser pobres.
Hay tres pistas para saber cuándo la gente se está haciendo la víctima:
La culpa. Los males económicos se deben a cualquier circunstancia o
cualquier persona, pero nunca es por ellos mismos.
Las excusas. Si te escudas en que el dinero no es importante,
sencillamente, no tendrás dinero. La gente rica comprende la importancia
del dinero y el lugar que éste ocupa en nuestra sociedad.
Las quejas. Debes asegurarte bien de no estar cerca de los que se quejan,
porque la energía negativa es infecciosa.
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La culpa, las justificaciones y las quejas son como unas pastillas que alivian el
estrés, pero el estrés del fracaso. No existe ninguna víctima que sea rica.
Ejercer el papel de víctima tiene una serie de “recompensas” como, por ejemplo,
recibir atención de los demás. Los buscadores de atención se aseguran de no
hacerse nunca ricos para seguir siendo víctimas.
El autor propone en esta primera lección que cada uno haga un informe al final de
cada día con una cosa que le haya ido bien y otra mal.
A continuación, hay que escribir qué parte de responsabilidad se ha tenido en cada
una de esas situaciones, con el fin de ser conscientes de las estrategias que
funcionan y las que no.
Archivo de riqueza número 2:
Jugar a ganar
La principal preocupación de la gente pobre, en lo que se refiere al dinero, es la
supervivencia y la seguridad, en lugar de crear riqueza y abundancia.
La gente de clase media, al menos, va un paso más allá. Su gran meta en la vida
resulta ser también su palabra favorita: sólo quieren “comodidad”.
Tanto una como otra aspiración son juegos a la defensiva, con estrategias pensadas
para no perder. La gente rica, en cambio, entra al “juego del dinero” para
ganar.
El objetivo de la gente verdaderamente rica es tener una riqueza y abundancia
enormes. No sólo algo de dinero, sino montones de dinero.
Si tu fin es estar cómodo económicamente, lo más probable es que jamás te hagas
rico. Pero si tu meta es ser rico, lo más probable es que acabes estando
inmensamente cómodo.
Harv Eker anima a los lectores a anotar dos objetivos económicos que
demuestren su intención de crear abundancia. Hay que escribir, además, unas
metas para los ingresos anuales y la fortuna neta, y hacerlas alcanzables en un
plazo razonable.
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Archivo de riqueza número 3:
Compromiso frente a deseo
Cada individuo tiene unas creencias personales sobre lo maravilloso que sería
convertirse en rico. Su mente, sin embargo, tiene también información negativa
acerca del hecho de tener demasiado dinero.
Algunas de estas ideas quizá te resulten familiares:
“¿Y si luego lo pierdo todo? Entonces sí que sería un fracasado”.
“Nunca sabré si gusto a la gente por mí mismo o por mi dinero”.
“Tendré que dar la mitad de mi dinero a Hacienda”.
“Es demasiado trabajo”.
“Mi salud se resentiría”.
“Todos van a querer que les dé dinero”.
“Podrían robarme”.
“Podrían secuestrar a mis hijos”.
Estos mensajes contradictorios pueden parecer bastante inocentes, pero en
realidad constituyen una de las principales razones por las que la mayoría de la
gente nunca llega a ser rica.
Los millonarios son totalmente francos a la hora de decir que quieren riqueza.
Ellos son firmes en su deseo. Están completamente comprometidos.
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Saber lo que uno quiere es fundamental para llegar a conseguirlo. Existen, no
obstante, tres niveles de lo que se denomina “querer”:
El primero es el de “quiero ser rico”. Eso es otra forma de decir: “Si me cae
como llovido del cielo, lo cogeré”. El solo hecho de querer no sirve de nada.
El segundo es el de “elijo ser rico”. Esto implica decidir convertirse en una
persona rica. La palabra decisión procede del término latino decidere, que
significa “eliminar cualquier otra alternativa”. Elegir es mejor, pero no lo
óptimo.
El tercer nivel de querer es el de “me comprometo a ser rico”. La
definición del verbo comprometerse es “dedicarse sin reservas”. Hacerse rico
requiere el cien por cien de tu esfuerzo y una actitud de no rendirse nunca.
Las acciones propuestas por el autor son explicar por escrito, en pocas palabras,
por qué es importante para ti generar riqueza, y comprometerte ante algún
familiar o amigo a poner todo de tu parte para alcanzar el mayor éxito.
Archivo de riqueza número 4:
Pensar a lo grande
La Ley de Ingresos dice que “se te pagará en proporción directa al valor de lo
que tú des, según el mercado”.
Hay cuatro factores que determinan tu valor en el mercado: oferta, demanda,
calidad y cantidad. Harv Eker dice que el mayor reto para la mayoría de la gente es
la cantidad.
Otra forma de expresar esto es preguntarte a cuánta gente sirves o a cuánta gente
afectas realmente con tu trabajo.
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Pues bien, hacerte rico debe implicar un valor añadido a la vida del mayor
número posible de personas.
Las investigaciones demuestran que las personas más felices son las que utilizan
sus talentos naturales al máximo.
El autor define al empresario como alguien que soluciona problemas a la gente
obteniendo por ello una ganancia. A cuanta más gente ayudes, más rico te harás.
Quien piensa en pequeño, ya sea por temor al fracaso o al propio éxito, no está
viviendo conforme a su pleno potencial, tanto en términos de su propia vida como
de su aportación a los demás.
La acción indicada para empezar a pensar a lo grande es que anotes cuáles crees
que son tus talentos naturales. Deberás anotar también un mínimo de tres
estrategias con las que podrías solucionar los problemas a diez veces más personas
de las que ahora abarcas en tu empleo o negocio.
Archivo de riqueza número 5:
Ver oportunidades y actuar
En el dinero, al igual que en otros aspectos de la vida, cuanto más grande es una
recompensa, mayor es el riesgo.
Los ricos están dispuestos a arriesgar porque constantemente ven oportunidades.
La gente rica cree que, si las cosas no salen del todo bien, siempre podrán
recuperar su dinero.
Los pobres, sin embargo, esperan el fracaso. Carecen de confianza en sí mismos y
en sus capacidades. Ven obstáculos y prefieren no tomar riesgos.
Hay un cierto elemento de lo que mucha gente denomina suerte que está asociado
con el hecho de hacerse rico o, incluso, con prosperar en cualquier cosa.
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Pero no habrá suerte alguna que se ponga en tu camino a menos que adoptes
alguna forma de acción. Una condición indispensable para tener éxito a nivel
económico es hacer algo, comprar algo o poner algo en marcha.
Aquello en lo que uno se enfoca determina lo que se encuentra en la vida. Céntrate
en las oportunidades y eso es lo que encontrarás.
Por otro lado, los problemas que surjan por el camino los solucionarás en el
presente, pero tu mirada debe estar siempre dirigida hacia tu meta.
Si quieres hacerte rico, céntrate en ganar, en conservar y en invertir tu
dinero. Si quieres ser pobre, céntrate en gastarte el dinero. Aquello en lo que te
centras, se expande.
El miedo al fracaso hay que perderlo, ya que nadie sabe lo que sucederá en el
futuro.
El autor aboga por aplicar el principio conocido como “¡Preparados, fuego,
apunten!”. La inversión del orden tradicional de esos factores significa que debes
prepararte lo mejor que puedas en el menor tiempo posible y pasar a la acción;
después, irás corrigiendo por el camino los fallos.
Lo importante es meterse en el juego con lo que tengas, desde donde te
encuentres. Éste es, con muchísima diferencia, el mejor modo de aprender acerca
de un negocio, porque lo ves desde dentro.
La acción propuesta en este punto es, precisamente, “saltar al ruedo”. Este método
te permite aprender, hacer contactos, que se te abran otras puertas, o puede que
descubras que realmente no te gusta ese sector. Nunca sabes por dónde saldrá el
toro si no lo intentas.
Archivo de riqueza número 6:
Bendice lo que quieras tener
Los pobres miran a menudo el éxito de otros con resentimiento, con celos y con
envidia. Es como si creyeran que son ellos los que les convierten en pobres. Es el
clásico discurso de las víctimas.
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Los pensamientos y opiniones, al entrar en tu mente, no son buenos ni malos,
correctos ni incorrectos, pero al entrar en tu vida pueden influir tanto positiva
como negativamente en tu felicidad y en tu prosperidad.
Las quejas de los pobres no influyen en la felicidad o en la riqueza de los
acaudalados, pero sí en la propia prosperidad de los pobres.
No tienes por qué ser perfecto para hacerte rico, pero sí es necesario que
reconozcas cuándo tu forma de pensar no resulta estimulante para ti o para los
demás. En ese momento, debes volver a centrarte rápidamente en pensamientos
más constructivos.
Otra de las capacidades fundamentales necesarias para hacerte rico es la
de generar confianza en los demás. La gente sólo querrá hacer negocios contigo,
o adquirir tus productos o servicios, si eres alguien en quien se pueda confiar.
Contra la visión negativa que algunos pobres tienen acerca de los ricos, éstos
deben ser personas centradas, persistentes, trabajadoras, buenas con los demás,
comunicadoras, medianamente inteligentes y expertas en, al menos, un área o un
tema concreto.
Harv Eker cuenta que las personas más ricas que él conoce, son también las más
agradables y las más generosas. La idea de que toda la gente millonaria es, en
cierto modo, mala, no responde más que a la ignorancia.
El autor nos anima a practicar la llamada filosofía Huna, que son las enseñanzas
originarias de los ancianos de Hawái que instan a “bendecir aquello que quieras”, y
que reúnen una serie de 6 principios:
El mundo es lo que uno piensa que es.
No existen verdaderos límites entre tú y tu cuerpo, tú y los demás, o incluso
tú y Dios.
La energía fluye donde se dirige la atención.
Ahora es el Momento de Poder
Amar es estar feliz con algo
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Todo el poder viene de nuestro interior
Archivo de riqueza número 7:
Dime con quién andas y te diré quién eres
Aquellos que tienen éxito consideran a otras personas prósperas una oportunidad
de motivación y modelos de los que aprender.
El modo más rápido y fácil de crear riqueza es aprender exactamente cómo juegan
los ricos al “juego del dinero”. Imitar sus estrategias internas y externas te llevará
muy probablemente a obtener sus mismos resultados.
Harv Eker a menudo se encuentra con personas que tienen un espíritu optimista,
pero sus parejas o socios son todo lo contrario. Él aconseja, en estos casos, no
intentar cambiarles, sino tratar de convertirte tú en su modelo de referencia, pues
la energía -tanto la buena como la mala- es contagiosa.
Cuanto más negativos sean ellos, más recordatorios tendrás tú sobre lo poco
atractiva y productiva que resulta esa forma de ser.
El autor asegura que lo que ganan la mayoría de las personas no varía más
allá de un 20% de la media de los ingresos de sus amigos más íntimos. Por
esa razón, cree que sería mejor vigilar con quién nos relacionamos y elegir con
cuidado con quién pasamos nuestro tiempo.
La gente rica anda con ganadores. La gente pobre, con perdedores.
La práctica de este apartado consiste en leer la biografía de alguien que fuera o sea
extremadamente rico y próspero, y tomarlo como modelo de inspiración.
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Archivo de riqueza número 8:
El arte de saber venderse
La gente que tiene problemas con todo lo que sea la venta y la promoción, por lo
general, está sin blanca. Es posible también que tuviera una mala experiencia en el
pasado con personas que se promocionaron a su costa de forma inadecuada, o que
fuera rechazada al intentar vender algo.
A otras personas, en cambio, les pesa el haber sido educados por sus padres en la
creencia de que ensalzar lo propio no es bueno. Se trata de una idea muy
equivocada, sobre todo en lo referente al mundo de los negocios.
Los ricos están dispuestos a ensalzar sus virtudes y su valía ante cualquiera que
tenga a bien escucharlos y, a poder ser, también harán negocios con ellos.
Los adinerados, además, son expertos en envolver su valía de modo que resulte
extremadamente atractiva, porque hablan y actúan con pasión y entusiasmo.
Las personas ricas son, por lo general, líderes, y todos los grandes líderes son
grandes promotores. Cualquier líder que no pueda o no quiera promoción no será
líder durante mucho tiempo, ya sea en la política, los negocios, los deportes o
incluso como padre o madre.
Si crees que lo que tienes para ofrecer al mundo puede ayudar verdaderamente a la
gente, es tu deber hacer que se entere el máximo número de personas posible. De
este modo no sólo ayudarás a otros, sino que además te harás rico.
La práctica de este punto consiste en mejorar el producto o servicio que ofreces,
siempre que sea bueno y tenga posibilidades. Si no lo es, deséchalo y busca otro en
el que realmente creas.
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Archivo de riqueza número 9:
No evites los problemas, soluciónalos
El camino que conduce a la riqueza está lleno de recodos, curvas, desvíos y
obstáculos. La mayoría de la gente no lo toma porque no quiere complicaciones ni
responsabilidades.
El secreto del éxito es crecer tú de forma que seas más grande que cualquier
problema. La gente pobre se empequeñece ante los inconvenientes, así que estos
parecen mayores de lo que realmente son.
Siempre habrá problemas en tu vida, seas rico, pobre o de clase media. El tamaño
de estos obstáculos depende de cuánto crezcas tú en cuanto a carácter.
Cuanto más grandes sean los problemas que puedas resolver, mayor será el
negocio que podrás manejar y, en última instancia, más riqueza podrás
administrar.
Por otro lado, Harv Eker señala que la riqueza no sólo se crea, sino que también
hay que saber conservarla y hacerla crecer. Imagina que tú eres tu contenedor de
riqueza. Si tu contenedor es pequeño y tu dinero es grande, lo perderás.
Los ricos no evitan los problemas, no los esquivan y no se quejan de ellos. Las
personas ricas y prósperas se orientan hacia las soluciones, y se esfuerzan por crear
sistemas para que los problemas no se repitan. En ese proceso, se hacen “grandes”.
Harv Eker nos invita a describir por escrito un problema que estemos teniendo en
nuestra vida. A continuación, debemos enumerar diez acciones concretas que
podamos emprender para resolver o, al menos, mejorar la situación.
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Archivo de riqueza número 10:
Erradica tu baja autoestima y aprende a recibir
A la gente le cuesta recibir, y ésa es la razón principal por la que muchos no logran
alcanzar su pleno potencial económico. Los motivos de esa resistencia a la
recepción de cosas positivas son varios.
En primer lugar, muchas personas se sienten indignas o no merecedoras de
lo bueno. Esta baja autoestima procede de nuestro condicionamiento, en gran
parte, por el del castigo.
Si no tenemos a nadie a quien castigar, nos castigaremos subconscientemente a
nosotros mismos, porque estamos programados desde niños a que todo error tiene
su penitencia.
Esto explica por qué hay personas que limitan sus ganancias y por qué otras
sabotearán subconscientemente su prosperidad.
Una de las principales motivaciones de las personas para hacerse ricas es
demostrar lo que valen, a sí mismas o a los demás.
Eso es una baza desde el punto de vista financiero, pero puede que no te haga más
feliz, por lo que es mejor crear riqueza por otras razones.
No hay nadie, en cualquier caso, que venga y te ponga el sello de “valioso” o “no
valioso”. Lo haces tú. Es simplemente tu perspectiva. Si tú dices que eres valioso, lo
eres. Recuerda que vives dentro de tu propia historia.
La segunda razón por la que a la gente le cuesta recibir es porque le han
enseñado que es mejor dar.
El dar y el recibir deben igualarse siempre mutuamente, por lo que han de ser
también iguales en importancia. Si no estás dispuesto a recibir, estás “arrancando
de ti” a quienes quieren darte.
Hazte muy rico y, después, ayuda a la gente que no tiene la oportunidad que tú
tuviste. Eso tiene mucho más sentido que estar sin blanca y no ayudar a nadie.
La práctica de este apartado es mimarse a uno mismo. Al menos una vez al mes,
haz algo especial que te guste y que te haga sentir rico y merecedor.
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Archivo de riqueza número 11:
No cobres por tu tiempo, sino por tus resultados
No hay nada malo en obtener un sueldo fijo, a menos que interfiera en tu
capacidad de ganar lo que mereces, algo que ocurre a menudo.
La seguridad de que cada mes entre en casa el mismo dinero tiene un precio, y ese
coste no es otro que la riqueza.
La gente rica prefiere que se le pague según los resultados que produce, si no
totalmente, al menos en parte.
Los ricos creen en sí mismos, en su valor y en su capacidad de servir a los
demás. La gente pobre, no, y por eso necesita “garantías”.
Los pobres canjean su tiempo por dinero. El problema de esta estrategia es que tu
tiempo es limitado y le pone techo a tus ingresos.
El miedo que siente la mayoría de la gente a cobrar en función de sus resultados,
con frecuencia, no es más que el temor a romper con sus viejos condicionamientos.
El autor anima a los lectores a trabajar para sí mismos o con cualquier fórmula que
les permita cobrar según sus resultados.
Archivo de riqueza número 12:
Apostar a doble o nada
¿Quieres una carrera con éxito o una estrecha relación con tu familia? ¿Quieres
centrarte en los negocios o pasarlo bien y jugar? ¿Quieres dinero o significado en
tu vida? ¿Quieres ganar una fortuna o hacer el trabajo que te encanta?
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La gente pobre elige siempre una de las dos opciones; la gente rica escoge ambas.
Los ricos entienden que, con un poco de creatividad, casi siempre se puede hallar
un modo de tener lo mejor de los dos mundos.
La gente pobre y mucha de la clase media han interiorizado una postura según la
cual el dinero no es tan importante como otras cosas. Pero dinero y felicidad, que
suele ser la más citada, no son excluyentes.
El dinero aporta libertad para comprar lo que quieras y para hacer lo que desees
con tu tiempo. El dinero te permite disfrutar de lo más exquisito de la vida y te
ofrece la oportunidad de ayudar a que otros tengan cubiertas sus necesidades
básicas.
Pero poseer dinero te permite, por encima de todo, no gastar tu energía
preocupándote por no tener dinero.
La gente que se cree esa idea de que “si yo tengo más, otro tendrá menos” olvida
que el mismo dinero puede emplearse una y otra vez, creando valor para todo el
mundo.
Cuando tienes dinero y lo empleas, sois dos los que tenéis el valor: tú y la persona
con quien te lo gastas.
Toma conciencia de que el dinero que se halla en circulación enriquece la vida de
todos. Cada vez que gastes dinero, di para ti: “Este dinero pasará por cientos de
personas y creará valor para todas ellas”.
Archivo de riqueza número 13:
Céntrate en tu fortuna neta
La verdadera medida de la riqueza es la fortuna neta, no los ingresos del trabajo.
La fortuna neta es el valor económico de todo cuanto posees.
Los ingresos por el trabajo son importantes, pero son solamente uno de los cuatro
factores que determinan cuál es tu fortuna neta. Estos cuatro elementos son:
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Ingresos. Pueden ser activos (los que ganas invirtiendo tu esfuerzo y tu
tiempo) o pasivos (dinero que te llega sin tú hacer “nada”).
Ahorros. Conservar parte de lo que ganas es fundamental para el siguiente
factor.
Inversiones. La gente rica emplea tiempo y energía en aprender cómo
invertir. Para hacerlo, necesita tener dinero disponible.
Simplificación. Significa crear conscientemente un estilo de vida en el que
necesites menos dinero para vivir. Al reducir tu coste de vida, aumentas tus
ahorros y la cantidad de fondos disponible para invertir.
La gente pobre y la de clase media juegan al “juego del dinero” sobre una sola pata
de esa mesa, al creer que el único modo de hacerse rico es ganando mucho dinero.
Averigua cuál es tu fortuna neta hasta el último céntimo. Repite este cálculo cada
90 días. Es un ejercicio que puede transformar tu vida financiera para siempre. La
contratación de un planificador financiero con garantías es otra idea que deberías
considerar.
Archivo de riqueza número 14:
Administra bien tu dinero
La gente rica administra bien su dinero. No es que las personas prósperas sean más
listas que las pobres, sino que tienen unos hábitos distintos respecto al dinero.
Los pobres argumentan que apenas tienen nada que administrar. Eso es un error.
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Si comienzas a administrar el dinero, por poco que sea, tendrás más.
Abre una cuenta bancaria aparte, a la que llamarás tu “Cuenta de la Libertad
Financiera”. Pon en este fondo el 10% de todo lo que recibas (tras descontar los
impuestos). Este dinero es para destinarlo únicamente a inversiones y a crear
ingresos pasivos.
Quedarás estupefacto de lo pronto que obtienes más.
Debes tener también una cuenta idéntica pero contraria, específicamente
destinada a “pulirte” el dinero y divertirte, ya que uno de los mayores secretos para
administrar el dinero es el equilibrio.
La norma de esa “Cuenta Lúdica” es que debe gastarse todos los meses.
El único modo en que la mayoría de nosotros mantendremos vivo nuestro plan de
ahorro es compensándolo con un plan de ocio que nos premie por nuestros
esfuerzos.
El autor aconseja crear, además, otras cuatro cuentas para ingresar en ellas:
Un 10% en tu cuenta de ahorros a largo plazo para gastar.
Un 10% en tu cuenta para formación.
Un 50% en tu cuenta para necesidades básicas.
Un 10% en tu cuenta para donativos.
Si administras tu dinero siguiendo este programa, puedes llegar a ser
económicamente libre con unos ingresos relativamente pequeños.
Todo se reduce a esto: o controlas el dinero o él te controlará a ti. Y para controlar
el dinero, debes administrarlo.
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Archivo de riqueza número 15:
Haz que el dinero trabaje para ti
Trabajar mucho es importante, pero esto por sí solo jamás te hará rico.
Los ricos pueden pasarse los días jugando y relajándose porque, en lugar de
trabajar duro, trabajan inteligentemente.
Ahora bien, la gente próspera también entiende que tiene que trabajar mucho
hasta que su dinero trabaje lo suficiente para ocupar su lugar.
La definición de Harv Eker para la libertad económica es sencilla: “Es la
capacidad de vivir el estilo de vida que desees, sin tener que trabajar ni
depender de otros para obtener dinero”.
El término que utilizamos para referirnos a los ingresos percibidos sin trabajo es el
de ingresos pasivos. El autor identifica dos fuentes principales de ingresos pasivos:
El dinero que trabaja para ti: acciones, obligaciones, letras del Tesoro,
mercados monetarios, fondos de inversión mobiliaria, etc.
El negocio que trabaja para ti: bienes inmuebles en alquiler, derechos de
autor de libros, música o software, registrar tus ideas, convertirte en
franquiciador, etc.
El “juego del dinero” lo ganas cuando tus ingresos pasivos son superiores a tus
gastos. En ese momento, llegas a ser financieramente libre.
El problema es que nadie nos enseñó nunca lo que eran los ingresos pasivos, ni
cómo generarlos.
La gente rica compra activos; es decir, cosas que tengan probabilidades de generar
o aumentar de valor; mientras que la gente pobre compra gastos, objetos que
disminuirán de valor.
Harv Eker aconseja comprar bienes inmuebles. El truco para hacerlo bien consiste
en informarse. Aprende sobre el mundo de la inversión. Después elige una sola
zona de actividad en la que te convertirás en experto. Comienza a invertir en esa
zona y, más adelante, podrás diversificar.
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Archivo de riqueza número 16:
Actuar a pesar del miedo
La acción es el puente entre nuestro mundo interior y el exterior. Sabemos que
necesitamos ponernos en acción para alcanzar el éxito, pero el miedo y las dudas
nos asustan.
El error más grande que comete la mayoría de las personas es esperar que la
sensación de miedo disminuya o desaparezca antes de estar dispuestas a actuar.
Los ricos también dudan y se preocupan, pero no dejan que el temor les paralice.
Si quieres pasar a un nivel nuevo en tu vida, debes atravesar la barrera de tu
zona de confort y prepararte para hacer cosas que tal vez no sean cómodas.
Nadie ha muerto jamás de incomodidad y, sin embargo, vivir en nombre del
confort ha matado más ideas, oportunidades, acciones y crecimiento que todo lo
demás junto.
Entrenar tu propia mente y mandar sobre ella es la habilidad más importante que
podrás tener jamás, tanto en términos de felicidad como de éxito.
Por otro lado, el autor marca una diferencia entre el pensamiento positivo y el que
denomina como “pensamiento de poder”. El primero hace que la gente crea que
sus pensamientos son ciertos; el segundo reconoce que no lo son pero -ya que
estamos inventando una historia- vale la pena inventarnos una historia que nos
ayude.
Toma la decisión de que, a partir de ahora, tus pensamientos no te dirijan: tú los
diriges a ellos. Tu mente ya no es la capitana del barco, sino tú, y tu mente trabaja
para ti.
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Archivo de riqueza número 17:
El aprendizaje es eterno y conclusiones finales
Sólo sabes algo si lo has vivido. No basta con oírlo, leerlo o hablar de ello.
Toda persona que no está continuamente aprendiendo, se quedará atrás. El éxito es una
habilidad que también puede aprenderse.
No importa dónde te encuentres ahora mismo, ni desde dónde estés empezando. Lo que
importa es que estés dispuesto a aprender.
Nadie sale del útero materno siendo un genio de las finanzas. Toda persona rica aprendió
a triunfar en el “juego del dinero”, y cualquiera puede hacerlo.
El modo más rápido de hacerse rico y de mantener la riqueza es trabajar en desarrollarse a
uno mismo. El éxito no es un “qué”, es un “quién”.
Los ricos no sólo continúan aprendiendo toda su vida, sino que se aseguran de hacerlo de
quienes ya han estado allí donde ellos quieren ir.
Comprométete en tu crecimiento. Tus conocimientos, tu confianza y tu éxito aumentarán.
Para terminar, vamos a hacer un breve resumen de las conclusiones que se pueden extraer
de esta obra:
Tu “patrón del dinero” marca tu destino financiero. Debes reprogramarlo para
eliminar los condicionamientos negativos que recibiste desde niño.
La gente rica piensa de forma distinta a la pobre y a la de clase media. Aprende a
jugar como los ricos al “juego del dinero” y lograrás sus mismos resultados.
Tus ingresos crecerán únicamente hasta donde crezcas tú. Recuerda que tú eres el
que tiene el control sobre tu mente y usa el “pensamiento de poder”.
Aquello en lo que pongas tu foco, se expandirá.
Administrar bien el dinero es la clave para generar riqueza.
Fórmate y aprende a invertir para que el dinero trabaje para ti.
Ahora que ya conoces las pautas y estrategias que ofrece T. Harv Eker en su best-seller “Los
secretos de la mente millonaria”, accede al LibroBox Brain (en la siguiente página) y pon a
prueba cuanto antes los conocimientos aprendidos.
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