los rituales en las sociedades contem - mg

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 20/03/14 10:11 Revista Vida Pastoral - SAN PABLO Página 1 de 5 http://www.san-pab lo.com.ar/vidapa storal/includes/articulos/imprimir.p hp?id=447 Revista Vida Pastoral - Año L - Nº 286 - 2010 Análisis pastoral Marcelo González  Los rituales en las sociedades occidentales contemporáneas Las complejas y diversas relaciones entre política y religión de las que intenté dar cuenta en artículos anteriores, serán abordadas en esta contribución desde una perspectiva habitualmente no considerada: los rituales. A contrapié de su supuesta desaparición, los ritos ganan el espacio público de un modo que no se suponía podían lograr para quienes hipotetizaban su borramiento o inutilidad. Muchas fiestas populares de larga data (ligadas al trabajo o a la religión) cobran vigores nuevos, se reactualizan y suman adhesiones. Grandes conmociones gestan ritualidades en las que convergen memorias de largo plazo e innovaciones audaces: las “celebraciones” creadas en torno al SIDA en los ’80 y ’90. Las marchas con silencio, antorchas o banderas en pos de la justicia, la paz o la reinvindicación. Terremotos y matanzas, desapariciones y ausencias presionan sobre el capital simbólico de las sociedades que los sufren... ¿Cómo enterrar a los muertos? ¿Cómo no hacerlo cuando los cuerpos no están? ¿Cómo llorar, cantar, orar cuando los que se han ido son tantos? La ronda de los jueves, el santuario por las víctimas del incendio de República de Cromagnon, el macroritual a cielo abierto del Vudú en Haití... La partida de personas con gran peso simbólico son acompañadas por rituales tan diversos como impactantes: la muerte de la princesa Diana, del ex presidente Raúl Alfonsín, del presidente de Polonia y sus acompañantes. La llegada de fiestas tradicionalmente ligadas a una cultura que “caen” sobre otras: Halloween, San Patricio, San Valentín, provocan un intento de arraigo celebrativo con resultados diversos. Los aniversarios que demandan hechos públicos como los bicentenarios, la memoria de un escrito, de un descubrimiento ponen a prueba la creatividad ritual. Las celebraciones tradicionales de los colectivos políticos, religiosos, culturales o deportivos sufren profundas transformaciones, selecciones y desplazamientos simbólicos: ritos de pasaje, funerales, comidas... La densa red de ritualidades cotidianas que jalonan, personalizadamente, las vidas de los occidentales contemporáneos para lidiar con el pasado, el presente y el futuro. He aquí apenas algunos ejemplos de este “continennte” a explorar, particularmente como un espacio en el que los procesos políticos y religiosos entran en vínculos de todo tipo. Para ofrecer un panorama de tales temas, este artículo arranca una serie dedicada a dar cuenta de un cuerpo de estudios fruto del coloquio organizado por la Asociación Francesa de Ciencias Sociales de la Religión en 2003. El título del libro resultante de las ponencias y debates indica con claridad el foco de la cuestión: La modernidad ritual. Ritos políticos y religiosos en las sociedades modernas. La amplitud de los casos tratados orienta su lectura hacia la complejidad del fenómeno: rituales político-religiosos (monarquía inglesa, nacionalismo vasco radical y funerales de los presidentes franceses). Los impactos políticos de rituales religiosos (práticas alimenticias del judaísmo contemporáneo, rituales del Islam en Francia e Inglaterra) y viceversa (la marcha blanca de los belgas, la sociedad libanesa). Las transformaciones e innovaciones en ritos determinados: en el campo católico (bautismo, comunión, matrimonio y funerales); en el trato de los muertos y en los

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    Revista Vida Pastoral - Ao L - N 286 - 2010

    Anlisis pastoral

    MarceloGonzlez

    Los rituales en las sociedades occidentalescontemporneas

    Las complejas y diversas relaciones entre poltica y religin de las que intent darcuenta en artculos anteriores, sern abordadas en esta contribucin desde unaperspectiva habitualmente no considerada: los rituales. A contrapi de su supuestadesaparicin, los ritos ganan el espacio pblico de un modo que no se suponapodan lograr para quienes hipotetizaban su borramiento o inutilidad.

    Muchas fiestas populares de larga data (ligadas al trabajo o a la religin) cobranvigores nuevos, se reactualizan y suman adhesiones. Grandes conmociones gestanritualidades en las que convergen memorias de largo plazo e innovaciones audaces:las celebraciones creadas en torno al SIDA en los 80 y 90. Las marchas consilencio, antorchas o banderas en pos de la justicia, la paz o la reinvindicacin.Terremotos y matanzas, desapariciones y ausencias presionan sobre el capitalsimblico de las sociedades que los sufren... Cmo enterrar a los muertos? Cmono hacerlo cuando los cuerpos no estn? Cmo llorar, cantar, orar cuando los que sehan ido son tantos? La ronda de los jueves, el santuario por las vctimas del incendiode Repblica de Cromagnon, el macroritual a cielo abierto del Vud en Hait... Lapartida de personas con gran peso simblico son acompaadas por rituales tandiversos como impactantes: la muerte de la princesa Diana, del ex presidente RalAlfonsn, del presidente de Polonia y sus acompaantes. La llegada de fiestastradicionalmente ligadas a una cultura que caen sobre otras: Halloween, SanPatricio, San Valentn, provocan un intento de arraigo celebrativo con resultadosdiversos. Los aniversarios que demandan hechos pblicos como los bicentenarios, lamemoria de un escrito, de un descubrimiento ponen a prueba la creatividad ritual.Las celebraciones tradicionales de los colectivos polticos, religiosos, culturales odeportivos sufren profundas transformaciones, selecciones y desplazamientossimblicos: ritos de pasaje, funerales, comidas...

    La densa red de ritualidades cotidianas que jalonan, personalizadamente, las vidasde los occidentales contemporneos para lidiar con el pasado, el presente y el futuro.

    He aqu apenas algunos ejemplos de este continennte a explorar, particularmentecomo un espacio en el que los procesos polticos y religiosos entran en vnculos detodo tipo. Para ofrecer un panorama de tales temas, este artculo arranca una seriededicada a dar cuenta de un cuerpo de estudios fruto del coloquio organizado por laAsociacin Francesa de Ciencias Sociales de la Religin en 2003. El ttulo del libroresultante de las ponencias y debates indica con claridad el foco de la cuestin: Lamodernidad ritual. Ritos polticos y religiosos en las sociedades modernas. Laamplitud de los casos tratados orienta su lectura hacia la complejidad del fenmeno:rituales poltico-religiosos (monarqua inglesa, nacionalismo vasco radical y funeralesde los presidentes franceses). Los impactos polticos de rituales religiosos (prticasalimenticias del judasmo contemporneo, rituales del Islam en Francia e Inglaterra)y viceversa (la marcha blanca de los belgas, la sociedad libanesa). Lastransformaciones e innovaciones en ritos determinados: en el campo catlico(bautismo, comunin, matrimonio y funerales); en el trato de los muertos y en los

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    medios hospitalarios. El surgimiento de nuevos ritos (SIDA, funerales). En este primer artculo me concentro en el planteo general de la cuestin tal como loproponen la sociloga francesa Danile Hervieu-Lger y el investigador galo FranoisChampion.

    Rituales en la modernidad: el planteo de la cuestin segn Hervieu-Lger

    La cuestin del rito, del ritual y de la ritualidad ocupa un espacio central en latradicin antropolgica... El coloquio del que este libro es eco no ha tenido comoobjetivo retomar de modo novedoso tales debates tericos. Su punto de partida hasido la observacin del hecho que, desde la vertiente sociolgica, la investigacinsobre los ritos parece, por el contrario, no movilizar ms que intereses reducidos,tanto desde el punto de vista terico como desde el emprico. (D. Hervieu-Lger,Rites politiques et Religieux des societs modernes: E. Dianteill, D. Hervieu-Lger,I. Saint Martin [EDS.], La modernit rituelle. Rites politiques et religeux des societsmodernes, Paris 2004, 11-12).

    Modernidad versus rituales?

    Hervieu-Legr dedica la parte inicial de su anlisis a cuestionar la supuestaincompatibilidad entre modernidad y rituales. Afincada en corrientes de opinin delsentido comn y presente en diversos anlisis cientfico-sociales, esta concepcinrequiere un desmontaje crtico. Para sus sostenedores, los ritos y la ritualidad, seranpatrimonio de las sociedades tradicionales y no tendran sino funciones muysecundarias en las modernas; al punto de caracterizar a estas ltimas comosociedades a-rituales. Dos son los argumentos esgrimidos. El primero defiende que los rituales dicen relacin directa con una dimensin sobrenatural, con una instanciaheternoma, ya que lo que celebran y representan no est ligado ni a la verificacinemprica ni a la utilidad inmediata. Ahora bien, si se considera que las sociedadesmodernas no articulan sus reglas de convivencia ni sus prohibiciones desde ningunainstancia que les sea exterior, los rituales son inviables en su seno. Un mundo sinencanto y sin magia no puede ms que ser un mbito desritualizado. Los ritualesslo podrn tener all un existencia sin densidad, sin peso organizador, tendiendo aadoptar un aspecto casi irrisorio. Bastara con observar que donde las sociedadestradicionales disponan de complejos rituales en las modernas slo quedan huellaslejansimas ms prximas al consumo y la utilidad. En vez de ritos solemnes deiniciacin, el pasaje de la infancia a la vida adulta parece limitarse a la obtencin delregistro para conducir (Lambert). En lugar de estructuradas celebraciones cvico-religiosas el indicador de que una pareja ha decidido su estabilidad consiste en lacompra del lavarropas (Kaufmann). El segundo argumento basa su fuerza en las transformaciones modernas sufridas por la experiencia del tiempo. El rito est ntimamentevinculado a la continuidad y a la permanencia en el plano individual y colectivo.Ritmos, ciclos, cadencias, memorias, son su mbito vital. Pero esto es precisamentelo que la modernidad ha desplazado. Se trata de sociedades regidas por el cambio yel progreso; por la superioridad de lo lineal y lo futuro por sobre lo rtmico y pasado.En tales condiciones lo ritual parece quedarse sin base de sustentacin.

    Este modo de argumentar y de concluir debe, sin embargo, dar cuenta de un hechoelemental: en las sociedades modernas sigue habiendo rituales; tanto privados comopblicos. La explicacin que ofrecen quienes defienden la posicin antes descritarefuerza la visin dicotmica. La persistencia ritual es vista como un hecho marginaly anacrnico. Se tratara de formas residuales de la tradicin que slo semantendran en nichos sociales donde la modernidad no ha pentrado an. A losumo, tales prcticas podran sobrevivir en instituciones especializadas enmantener tradiciones (como las instituciones eclesisticas) y mientras circulen

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    dentro de este espacio restringido.

    Releyendo la dicotoma

    Hervieu-Legr cuestiona los argumentos y las conclusiones que alimentan la visindisyuntiva entre modernidad y rituales. Y lo hace problematizando la compresin deambos trminos de la dupla. Por un lado, expone la exigencia de una lectura ms compleja de la modernidad. Elanlisis de las coordenadas epocales exige ir ms all de una visin genrica de esteproceso mayor del Occidente. No se hace justicia a la figura que sta ha adquirido enlos ltimos aos si se la sigue leyendo de manera tpica como el resultado de laracionalidad cientfico-tcnica, la afirmacin de la autonoma del sujeto y ladiferenciacin de las instituciones. Es por eso que la autora considera msconveniente hablar de ultramodernidad. Sus marcas distintivas son: el surgimientopsicolgico del individuo con el consiguiente primado conferido a la realizacin de s.La contractualizacin de las relaciones sociales. La transformacin de la experienciadel espacio (desestructuracin de fronteras) y el tiempo (comunicacionesinstantneas). Por otro lado, la autora cuestiona que los rituales dependan de la existencia de unaheteronoma fuerte o de grandes trascendencias polarizadas por una divinidad uotras instancias sobrenaturales radicalmente otras. sto ha de relacionarse, sobretodo, con dos requerimientos claves de las personas y las sociedades: la constitucinde un nosotros (o de un yo cuando se trata del individuo) y la exigencia de algntipo de continuidad social que vincule el pasado, el presente y el futuro. Los ritualeshan de ser vistos, por lo tanto, como actividades de produccin simblica denosotros y continuidades.

    Reledos as modernidad y rituales, la cuestin ya no reside en si la primera inhibe alos segundos, sino en qu figura de ritualidad es posible en la atmsferaultramoderna: Las investigaciones llevadas adelante por los socilogos yantroplogos de la modernidad religiosa en torno a las modalidades del creer, lasformas de comunitarizacin y las recomposiciones de las identidades religiosas queemergen en este contexto han llevado luego de mucho tiempo, a prestar unaatencin particular al problema de las condiciones en las cuales un individuo o ungrupo, insertos en este universo de ultra-modernidad, pueden representarse ysimbolizar su propia continuidad. En la misma lnea pero ubicndose en unaperspectiva societaria amplia los autores del presente libro se reapropian, a partirdel problema de la ritualidad, de la cuestin fundamental de qu representacin ysimbolizacin de s mismas son susceptibles de producir las sociedades democrticasque han entrado culturalmente en la ultra-modernidad. (D. Hervieu-Lger, Ritespolitiques et Religieux des societs modernes, 18).

    La existencia misma de una sociedad no parece posible sin algn tipo derepresentacin de la propia continuidad y sin alguna simbolizacin de un nosotros.Pero las condiciones de la ultramodernidad presentan complejidades particularsimasa ambos requerimientos. Ante todo, porque las relaciones interindividuales seconciben como contratos que han de ser renovados permanentemente por losindividuos autnomos que los gestan. Adems, puesto que stos tienen prioridadabsoluta y los significados colectivos se erosionan una y otra vez por los cambiosacelerados.

    Es por todo esto que, para Hervieu-Lger, una lectura atenta de las ritualidadesactuales puede ser un obervatorio privilegiado de las modalidades de produccin delos colectivos en sus ms variadas verientes. En primer lugar, permitira leer lanostalgia por un vnculo que parece volverse imposible; la bsqueda de races eidentidades en una lucha contra la incertidumbre; los esfuerzos por suscitar o hacerms densas representaciones que aseguren un nosotros que parece desintegrarse.

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    Adems, el resurgimiento de ritos en la esfera poltico-democrtica, tenida como ellugar de desritualizacin por antonomasia. Por fin, las transformaciones yresignificaciones de la ritualidad religiosa tradicional: desplazamiento de sentido,innovacin, aglutinaciones de tradiciones diversas, etctera.

    Estas nuevas lecturas tendrn dos momentos de especial valor interpretativo. Porun lado, cuando las sociedades deben lidiar con acontecimientos extremos talescomo una catstrofe o el duelo de una figura pblica con fuerte arraigo cultural.Cmo har esta sociedad para expresar su nosotros y su continuidad a partir de susrecursos simblicos? No reaparecern entonces prcticas religiosas tradicionalesvividas en nuevas claves? Por otro lado, estn los rituales de la vida ordinaria yprivada. All ser posible observar una amplia gama de negociaciones entre elindividuo (con sus derechos a la expresin autntica de la singularidad) y la culturadominante (con sus pautas rituales). Cmo se personalizarn los rituales de lasgrandes tradiciones religiosas? Cmo se compatibilizar la fiesta del yo con lacelebracin del nosotros? El libro que comenzamos a analizar desplegar estascuestiones a partir de diversos anclajes tericos y de mltiples estudios de caso.

    El planteo de la cuestin segn Champion

    El rito es raro; su invencin y perennizacin son difciles: es exigente.Especialmente porque no puede ser el resultado de invenciones inividuales: necesitade fuertes experiencias y creencias colectivas para hacer existir un lenguaje queescapa a la lgica, siempre ms prevalente, pero tambin sin duda insatisfactoria, delo racional versus lo irracional. Es as que el destino del rito en la modernidad puedeaparecer como paradjico: el rito como forma general gana en sentido a medida quelos ritos pierden concretamente su sentido. (F. Champion, De la dsagregation desrites dans les societs modernes: Dianteill, Hervieu-Lger, Saint Martin (EDS.), Lamodernit rituelle, 145).

    Un conjunto de datos aparentemente contradictorios ocupan la atencin delinvestigador: muchos nuevos ritos (desde los que abundan en los circuitos de laNueva Era hasta las fiestas que buscan exportarse como Halloween) no logranarraigar, prender en las sociedades. Importantes filones de tradiciones de largadata especialmente de las religiosas muestran buenas capacidades para perdurarrecomponindose. Algunos ritos nuevos alcanzan gran hondura y prosiguen ms allde los acontecimientos que les dieron origen (los nuevos rituales en torno la SIDA).Muchos ritos antiguos y novedosos se esfuman mientras que la ritualidad como talampla su influencia. Champion busca dar cuenta de esta tensin paradjicamediante dos claves de lectura.

    El nosotros

    Las relaciones entre rito y comunidad son decisivas. Si la segunda sostiene alprimero, ste la vincula y la rene. As, los ritos sin respaldo comunitario tienden amorir, lo mismo que los ligmenes de las comunidades sin capacidad ritual. Estaperspectiva de lectura permite a Champion analizar una serie de procesos de lassociedades actuales. a) Los rituales tienen vigencia en las sociedades modernas en virtud de sunosotros estallado, disperso y amenazado. La bsqueda de nuevas figuras de locomn, de la conciencia del vivir juntos se vuelven urgentes.b) Hay procesos colectivos en los que la comunidad no preexiste a los ritos sino questos acompaan la constitucin de aquella. La modernidad puede plantear muchasveces situaciones en las que un colectivo busca construirse ritualizando o saberquin es celebrando. Dos ejemplos basten. La creatividad ritual en torno al SIDA fueuna dinmica central en la creacin de la comunidad homosexual y de sureconocimiento pblico. La marcha blanca de los belgas no tena un nosotros previo

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    seguro y conciente de s, sino que lo buscaba al andar juntos; el camino en comnera parte del descubrimiento de qu poda haber en comn. c) La dinmica comunitaria de los rituales hace que tiendan a mantener ms que lascreencias los hilos de la memoria y la tradicin, aun cuando incorporen novedades.Est claro que tanto las creencias como los ritos de las sociedades modernas siguenla lgica de la combinacin y el bricolage, pero no lo hacen del mismo modo. Laritualidad tiende a sostener ms un hilo conductor bsico que las creencias. Hayprstamos; pero stos resultan marginales al ncleo: Los ritos pueden sersubjetivizados, seleccionados, relativizados; pero por su misma esencia, a diferenciade las creencias, no pueden basarse exclusivamente en la soberana de laexperiencia personal: se sostienen y existen en una comunidad. Esta comunidad a laque el rito rene no es slo un nosotros en el presente, sino un nosotros inscritoen la duracin, un nosotros que rene generaciones diferentes, vinculando a losvivos y a los muertos. (Champion, De la dsagregation des rites dans les societsmodernes, 140).d) Los rituales, al poner en escena o constituir un nosotros, pueden fcilmenteadoptar valencia poltica. Siempre hay alguien que no pertenence a la comunidad,siempre hay un otro del cual el colectivo se recorta. Esta diferencia esdramatizada, hecha pblica y visible. Por eso, los ritos (a veces querindolo, otrassin quererlo) son polticamente significativos por ser portadores de reinvindicacionesidentitarias. Un funeral, una reunin de oracin, una comida, un aniversario puedentornarse campos de batalla poltica.

    La tensin instituido/instituyente

    El rito es algo que ya est all. Precede al individuo. Ha de repetirse y guardarse.En otros trminos es, ante todo, algo instituido. Pero una caracterstica de lamodernidad va, precisamente, en direccin opuesta. Se busca hacer triunfar loindividual por sobre lo que la sociedad ha venido haciendo; de subrayar lainnovacin por sobre la repeticin a la que se tiende a considerar esclerosada einautntica. En este caso, lo instituyente tiene la prioridad. Porqu un colectivo quesubraya lo que es capaz de crear y aportar habr de recurrir a una institucin queya est all con independencias de las opciones de los individuos? Championpropone algunas pistas. a) El rito permite una economa de la energa. Una creatividad ritual constanterequiere de tiempo, decisin y trabajo. Tomar un ritual que ya est disponible lepermite a los colectivos modernos concentrarse en lo que consideran central: lavivencia personal, la implicacin afectiva y la atribucin de significados personales.Lo instituido deja el camino abierto a lo instituyente. A partir de lo dado se produceun proceso de seleccin y opcin. Tal movilidad y flexibilidad permiten acompaar las trayectorias personales msdiversas. b) La capacidad de resistencia del rito a la manipulacin meramente individual esparte de la fuerza atractiva del rito en la modernidad. Por un lado, los ritualesimpiden que cada individuo haga lo que quiera; manteniendo las exigencias de locomn. Esto es especialmente valioso en las condiciones actuales de bsqueda delnosotros. Un rito que admitiera cualquier trabajo dejara de serlo. Por otro, losrituales se oponen a la transparencia absoluta, a la comprensin acabada. Mantienenabierta las significaciones, defienden zonas de oscuridad, de misterio. Lassociedades modernas tienden a valorar, precisamente, prcticas que al mismotiempo sean decidoras (capaces de hablar significativamente) y que mantengan lodesconocido, lo ahondable. La polivalencia de los ritos se vincula as con la apertura,la movilidad y hasta lo efmero de la vida contempornea.

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