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El paleontólogo Juan Luis Arsuaga cree que la gastronomía es una de las grandes contradicciones del ser humano, que está padeciendo una epidemia de obesidad en una época en que su alimentación debía ser la más sana de la historia. El paleontólogo y codirector del equipo de investigación de los yacimientos de Atapuerca ha asegurado que la culpa de este desequilibrio alimenticio, en un momento de la historia de la Humanidad en que el conocimiento sobre los perjuicios de una mala dieta es mayor, la tiene "el sistema". Los hombres tenemos una apetencia hacia el azúcar y la grasa, que en la naturaleza se encuentra en cantidades limitadas. Entonces la industria nos los ofrece en grandes proporciones y no hay cuerpo que se resista a eso porque nuestra biología nos empuja a ello, ha subrayado. Lo que ocurre con la comida es una metáfora de la sociedad en su conjunto, ha asegurado Arsuaga, para quien la complejidad en la que vivimos refleja un mundo en el que los seres humanos son consumidores. Arsuaga ha destacado que la obesidad está recorriendo el mundo y esta expansión no sólo es un problema de salud, sino que tiene un coste económico enorme. Finalmente, el investigador ha destacado que somos inteligentes pero insensatos. Somos poco previsores, unos insensatos inteligentes, comentaba. Si cada generación duplica o triplica la energía que consume ¿a dónde nos lleva?", se ha preguntado también. Para invertir la situación habría que cambiar los hábitos, pero el problema radica, según afirma, en que todo está basado en el consumo. No parece pues que intentos que no cambien el estilo consumista de una sociedad están condenados al fracaso por más expertos que traten de cambiar las cosas mediante “tratamientos sanitarios”. Todas estas impresiones del Dr. Arsuaga fueron recogidas en la cuarta edición del foro Diálogos de Cocina, celebrada en el Basque Culinary Center de San Sebastián.

“Tengo que entrar en esta ropa para una boda y hasta entonces estaré a dieta”. Frase que difícilmente escucharán de boca de un hombre. Ellos emplean eufemismos varios, prefieren que la procesión vaya por dentro, en silencio y en secreto. Así, recurren más a meros trucos como evitar los postres, cambiar discretamente el azúcar por la sacarina, cenar pronto y no comer nada a partir de las nueve de la noche. Si aun así, algún listillo o listilla les pregunta, suelen tener alguna respuesta preparada. Una podría ser que “tengo que perder unos kilos para una carrera popular el fin de semana”. Un estudio realizado por la empresa Diet Chef (reparte comida a domicilio en Reino Unido), ha revelado que dos de cada tres hombres están siguiendo algún tipo de régimen para perder peso sin habérselo contado a nadie. Casi el 30 % adujo que ocultaba que estaba a régimen porque no querían que los consideraran “superficiales” y casi el 20% dijo que temía que sus parejas arruinaran su plan tentándolos con comidas que sabían que les gustaban. En nuestro medio, la Dra. Monereo (jefa del servicio de endocrinología y nutrición del hospital Universitario de Getafe), señala que los hombres jóvenes, de clase media alta y de determinadas profesiones (ejecutivos por ejemplo) están a dieta “permanentemente, lo digan o no”. Los más mayores y de clases más bajas solo se ponen a dieta por enfermedad “cuando ya están muy pasados de vueltas, con una diabetes o un infarto”. En fin, diferencias de género ante la mesa.

EPIDEMIA DE OBESIDAD

HOMBRES A DIETA

SPECULUM

NOVIEMBRE DE 2014 Volumen 8, nº 10

Dr. Arsuaga

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La alimentación tiene sus leyendas como la dieta de manzanas y zanahorias de Steve Jobs, los espaguetis en lata que Steven Spielberg se llevó de Estados Unidos al rodaje africano de En busca del arca perdida, la única comida que hacía Glenn Gould al día y, más recientemente, la dieta del ex ministro de Justicia británico Charles Falconer, que se ha presentado ante los medios pesando solo 69 kilos frente a los 100 que pesaba hace dos años. ¿Su secreto? Según comenta, fuerza de voluntad, manzanas verdes y Coca-Cola light. A estas experiencias tan poco recomendables las llaman macho diets, por cómo mezclan osadía y riesgo, y cómo desafían a todo sentido común. Siguiendo la onda de este mundo pragmático y consumista que nos rodea, el diario The Guardian ha señalado: “No hay que preocuparse por lo horrible que pueda sonar a nivel nutricional, lo importante es que funcionó”. El político, por su parte, añadía en The Sunday Times: “me sentía muy gordo ya que como abogado me sentía obligado a acudir a muchas comidas de trabajo y como ya nos avisaron en su día, comer en compañía engorda mucho”. Falconer añade que “pensaba que iba a caer por un precipicio y no iba a haber vuelta atrás, iba a ser gordo para siempre”. Además, dice, “sentía que entre 1997 y 2007 era el único de los ministros que bebía durante la comida”. Ahora, sin embargo, el político señala que ni desayuna ni come y que para matar el gusanillo toma manzanas a lo largo del día y luego tiene una cena normal. Además, hace ejercicio (45 minutos cada día) y, aunque ha dejado de beber alcohol, café y té, toma litros de Coca-Cola light. Al hilo de la cola, comenta que el gran inconveniente de esta dieta es que “me he enganchado a la Coca-Cola y me debo beber entre ocho y nueve cada día”. Los nutricionistas del Reino Unido aún no se han pronunciado sobre un modo de vida tan radical, pero los medios de comunicación han bautizado la dieta con el nombre de macho diet, definida como comer con osadía, riesgo y desafiando al sentido común.

“MACHO DIETS”

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¿Qué ocurre cuando un exceso de peso no es la única señal de alarma? El profesor Blair (Universidad de Carolina del Sur) asegura que los obesos en buena forma física podían estar más sanos que los delgados en mala forma. La clave reside en el índice de grasa. “Las personas de fisionomías más generosas tienen donde albergar el excedente, pero en el caso de las anatomías más escuetas, este va a parar a los órganos o arterias”, explica. Se convierte entonces en “grasa visceral” y provoca una nueva realidad: la delgadez moderada ya no es sinónimo inequívoco de salud. La comunidad científica ha bautizado a estos “falsos delgados” como skinny fat (en español, “gordiflacos") o TOFI (thin outsider, fat inside; en español "delgado por fuera, gordo por dentro"). ¿Existe la posibilidad de que famosas delgadísimas (Victoria Beckham, Kate Moss, Angelina Jolie…) escondan un excedente graso amenazante en las zonas más vulnerables del cuerpo? La respuesta es SÍ. Se puede estar expuesto a riesgos similares a los de la obesidad con un peso ligero y una aparentemente saludable talla 38. El IMC se quedado anticuado, el “gordiflaco” es un ejemplo de ello. La clave está, una vez más, en el equilibrio, en este caso entre el IMC y la grasa corporal. Y ya que somos tan dados a las preguntas de barra de bar, esta es una: ¿qué es mejor, gordo deportista o delgado sedentario? La respuesta del Dr. Nan (medicina interna, Hospital Universitario Marqués de Valdecilla) es que no se pueden comparar las dos situaciones. “La cantidad de factores que influyen son muchos: la predisposición genética, los hábitos de vida (el tabaco sobe todo), la dieta, el grado de actividad física y el estrés”. En definitiva, muchos factores más allá de tal o cual alimentación. Para el doctor Nan, si hay que elegir, la situación ideal sería la que responde a un estilo de vida saludable. “Si la persona mantiene un IMC de entre 20 y 25, hace ejercicio periódicamente, no fuma, consume alcohol con moderación (un vaso de vino tinto al día) y aprende a controlar el estrés, todo permanecerá en orden”. Y lo de gordo-flaco, flaco-gordo o flaco-flaco, no será más que una anécdota divertida para comentar una noche entre amigos.

“TU IMAGEN ES

IMPORTANTE, NO

TE OBSESIONES”. “GORDIFLACOS”

Falconer

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Y LAS DICHOSAS PÁGINAS

En España las Web pro Ana y pro Mía son legales La principal dificultad para cerrar estas Web es definir la línea entre la libertad de expresión y el delito. “Las delictivas son las que claramente van dirigidas a menores de edad”, comenta la presidenta de ACAB. Además, para conseguir clausurarlas, “deben dar recomendaciones e inducir a terceras personas” a llevar a cabo comportamientos autolesivos. El resto de contenidos que podrían incitar a la anorexia o a la bulimia no serían constitutivos de delito. El resultado es que no se puede perseguir legalmente las páginas “donde se describe el comportamiento o los hábitos del autor –incluso, en el caso que explique que consume drogas-“. En estos casos son las plataformas y servidores de contenidos los que voluntariamente cierran estas Web, normalmente, cuando reciben una carta certificada alertándoles de su existencia. Por este motivo, y por el vacío legal existente, hasta el momento, las acciones legales contra estas Web o Blogs nunca han ido más allá. Asociaciones y afectados por estas patologías en España reclaman al Gobierno que haya más control sobre estos contenidos. El problema radica en la trans-nacionalidad de Internet, es decir, cuando estas Web o Blogs se alojan en servidores y buscadores extranjeros con los que es más difícil contactar y actuar. Parece que se cierra una página y se abren cincuenta. Asimismo, la persecución de estos contenidos se complica cuando traspasan las fronteras de la Web clásica y el Blog y se difunden también por chats, foros y redes sociales. Por ejemplo en Twitter proliferan este tipo de mensajes y son más difícilmente controlables. Pero al igual que ocurre con la publicidad, hay que fomentar una visión crítica hacia estas Web y fortalecer la personalidad y la autoestima de la población. Lo que está claro es que “sólo” los profesionales sanitarios y las familias no puedan lograrlo. La Administración, especialmente ella, debería tomar cartas en el asunto. Lo demás son esfuerzos loables, que no es poco.

pero en absoluto suficiente.

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Si preguntas por qué una persona está obesa, la mayoría de la gente te responderá que es porque come demasiado. De acuerdo, pero ¿por qué come demasiado?. En 1994, Jeffrey Friedman bautizó la molécula que nos sugiere cuándo debemos comer y cuándo es momento de parar. La leptina se convertía así en protagonista de la lucha contra sobrepeso-obesidad. Recientemente Friedman participaba en un evento del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y a ciertas preguntas daba respuestas como estas: -No hay evidencia de que alguien obeso vaya a estar mejor muy delgado. Si alguien tiene sobrepeso o está obeso, nuestro objetivo debería ser mejorar su salud. Eso puedes hacerlo sin perder mucho peso. Si nuestro objetivo es mejorar la salud, no insistiría en que la gente esté delgada. Y más importante, no creo que haya muchas posibilidades de lograrlo, porque hay un sistema biológico muy poderoso que mantiene nuestro peso y hace que nuestro peso se mantenga sin grandes variaciones por arriba o por abajo. -Nuestro peso está regulado por genes, de la misma manera que la estatura. Tú no le pedirías a alguien que mide 1,90 que midiese 1,80, porque así es como son. Hay genes que hacen a unas personas más pesadas y otras más ligeras. Cuando hay unos rasgos regulados por genes es porque hay una presión evolutiva sobre un rasgo. Para sobrevivir había que navegar entre dos riesgos. Por un lado estaba el peligro de morir de hambre, porque la disponibilidad de comida era escasa. En ese entorno, estar demasiado delgado puede ser malo, porque no tienes suficiente energía almacenada para sobrevivir, pero estar obeso es malo también porque no podrás cazar bien ni escapar de los depredadores. Nuestro sistema biológico evolucionó para mantenernos entre esos dos puntos. -La obesidad, más que otros problemas de salud, está en el centro de muchos intereses. Hay mucho debate sobre cuál es la mejor dieta para perder peso. El consejo estándar sería: toma una dieta equilibrada y con menos calorías, y ya está. El problema es que a largo plazo hay tan poca gente capaz de mantener la pérdida de peso que nunca consigues una respuesta. -Muchos problemas de salud se pueden resolver con una pérdida de cinco kilos o menos. Estamos equivocados, nos centramos en el peso cuando deberíamos centrarnos en la salud. Eso puede incluir algo de pérdida de peso, pero puede incluir otras muchas cosas también.

MUCHO MÁS QUE DIETAS

Jeffrey Friedman

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Hemos decidido… que la frase de García Márquez es tan

bonita, que será el punto final de nuestro Boletín.

-La ilusión no se come –dijo la mujer -No se come, pero alimenta –replicó el coronel

El coronel no tiene quien le escriba. Gabriel García Márquez, 1928

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Desde 2005, nuestro Centro viene publicando la Revista Trastornos de la Conducta Alimentaria, con dos números al año (mayo y noviembre). Ya tienen disponibles 19 números.

Les invitamos a visitar nuestra Web, en la que tienen acceso a la Revista, en la siguiente dirección:

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INSTITUTO DE CIENCIAS DE

LA CONDUCTA

Noticias y Agenda para noviembre

Acerca de nuestra organización…

El  Instituto  de  Ciencias  de  la  Conducta,  además  del  trabajo  habitual  que  lleva  a  cabo  en  Psiquiatría   y   Psicología,   desarrolla   un   programa   específico   para   los   Trastornos   de   la  Conducta   Alimentaria.   Deseamos   que   esta   página   sea   un   lugar   de   encuentro   en   el   que  plasmar   la  realidad  de  nuestro  quehacer   clínico  cotidiano.  Es  nuestro   interés   invitar  a   la  REFLEXIÓN  sobre  los  múltiples  aspectos  que  confluyen  en  patologías  como  la  ANOREXIA  y  la  BULIMIA  NERVIOSAS   tan  devastadoras  en  nuestros  días.  También   la  SOBREINGESTA  COMPULSIVA  y  la  OBESIDAD  reciben  atención  específica  en  nuestro  programa.

- Continúa el trabajo clínico-asistencial. - Continúan los trabajos de investigación. - Continúa la actividad docente.

REVISTA TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA