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Nº26 2007 LOS PADRES: SU RESPONSABILIDAD EDUCATIVA Y SU PARTICIPACIÓN EN LA ESCUELA EDITORIAL Responsabilidad y Participación Educativa Por Javier Marcotegui Ros, Presidente del Consejo Escolar de Navarra IDEA 26 ESCOLAR CONSEJO ESCOLAR DE NAVARRA PERSONAS La participación de las familias en la educación del siglo XXI Por Lola Abelló Planas, Presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) Las dificultades de los padres en educación Por Luis Carbonel Pintanel, Presidente de CONCAPA Acerca de la responsabilidad que padres y madres tenemos en la formación de nuestros hijos e hijas Por Milagros Apezetxea, representante de SORTZEN-Ikasbatuaz FORO Escuela y familia: dos instituciones que se ayudan Por Loren Albéniz Ascorbe, Directora General de Familia Padres y Escuela: Una colaboración imprescindible Por José Miguel Garbayo Villanueva, Padre (CONCAPA) El respeto y la confianza entre escuela y familia Por Ana García Paniego, Madre (HERRIKOA) En eso estamos Por Gerardo Castillo Mtzez-Olcoz, Padre (SORTZEN-Ikasbatuaz) AULA Participación y formación de los padres en el centro educativo Por Andrés Jiménez Abad, Pedagogo, Catedrático de Filosofía del IES “Basoko” de Pamplona Cómo participar en la escuela infantil Por Belén Jiménez Bardina, Profesora de Educación Infantil del C.P. de Larraga Derechos y deberes sobre la educación de los hijos Por Alberto Cascante Díaz, Maestro y Pedagogo del Colegio “Irabia” Autonomía e independencia de los hijos: objetivo educativo Por Yolanda Remírez Echeverría, Madre del C. P. “El Lago” de Mendillorri Lo que espero de la familia y de la escuela Por Andrea Berges Cengotitabengoa, Alumna de 2º Bachillerato en el I.E.S. “Plaza de la Cruz” de Pamplona NOTICIAS DE PRENSA BIBLIOGRAFÍA RESEÑA DE LEGISLACIÓN D.L.: NA. 1482/2006

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Page 1: Los padres

Nº262007

LOS PADRES: SURESPONSABILIDAD EDUCATIVA Y

SU PARTICIPACIÓN EN LA ESCUELAEDITORIALResponsabilidad y Participación EducativaPor Javier Marcotegui Ros, Presidente del Consejo Escolar de Navarra

IDEA26ESCOLARCONSEJO ESCOLAR

DE NAVARRA

PERSONASLa participación de las familias en laeducación del siglo XXIPor Lola Abelló Planas, Presidenta de laConfederación Española de Asociaciones dePadres y Madres de Alumnos (CEAPA)

Las dificultades de los padres eneducaciónPor Luis Carbonel Pintanel, Presidente deCONCAPA

Acerca de la responsabilidad quepadres y madres tenemos en laformación de nuestros hijos e hijasPor Milagros Apezetxea, representante deSORTZEN-Ikasbatuaz

FOROEscuela y familia: dos institucionesque se ayudanPor Loren Albéniz Ascorbe, DirectoraGeneral de Familia

Padres y Escuela: Una colaboraciónimprescindiblePor José Miguel Garbayo Villanueva, Padre(CONCAPA)

El respeto y la confianza entreescuela y familiaPor Ana García Paniego, Madre (HERRIKOA)

En eso estamosPor Gerardo Castillo Mtzez-Olcoz, Padre(SORTZEN-Ikasbatuaz)

AULAParticipación y formación de lospadres en el centro educativoPor Andrés Jiménez Abad, Pedagogo,Catedrático de Filosofía del IES “Basoko” dePamplona

Cómo participar en la escuela infantilPor Belén Jiménez Bardina, Profesora deEducación Infantil del C.P. de Larraga

Derechos y deberes sobre laeducación de los hijosPor Alberto Cascante Díaz, Maestro yPedagogo del Colegio “Irabia”

Autonomía e independencia de loshijos: objetivo educativoPor Yolanda Remírez Echeverría, Madre delC. P. “El Lago” de Mendillorri

Lo que espero de la familia y de laescuelaPor Andrea Berges Cengotitabengoa,Alumna de 2º Bachillerato en el I.E.S. “Plazade la Cruz” de Pamplona

NOTICIAS DE PRENSABIBLIOGRAFÍARESEÑA DE LEGISLACIÓN

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RESPONSABILIDAD YPARTICIPACIÓN EDUCATIVAJavier Marcotegui RosPresidente del Consejo Escolar de Navarra

La Constitución Es-pañola vigente,en su artículo 27,en el capítulo dederechos funda-mentales de lapersona, por tan-to, acogidos a unrégimen especialde desarrollo yprotección, reco-ge el derecho detodos a la educa-ción, la libertadde enseñanza, elderecho de los pa-dres a que sus hijos reciban la formación religiosa y mo-ral que esté de acuerdo con sus convicciones, la obliga-ción de los poderes públicos de programación generalde la enseñanza, el derecho a la participación efectivade todos los sectores afectados y, finalmente, el derechode los padres y, en su caso, de los alumnos a interveniren el control y gestión de todos los centros sostenidos confondos públicos.

Es preciso facilitar el ejercicio adecuado de estos dere-chos sin que se perjudique en modo alguno el derecho ydeber natural que todo padre tiene de educar a sus hijos,el derecho preferente que le asiste de escoger el tipo deeducación para ellos tal como se recoge en la declara-ción universal de los derechos humanos.

La Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE), en-tre otros aspectos, abordó en 1985 estas cuestiones bus-cando lo cohonestación entre todos ellos. Por esto, entreotras muchas cuestiones, reguló lo relativo a los órganosde Gobierno tanto en los centros públicos como concer-tados. Entre ellos los colegiados: Claustro y Consejos Es-colares. Se produjo de inmediato un tensión dialéctica en-

tre ambos órganos sobre el alcance de las funciones res-pectivamente atribuidas. El Claustro se sintió disminuidoen sus atribuciones de planificación, gestión y direccióndel centro en beneficio del Consejo. No se discutió elprincipio constitucional de participación sino el del al-cance y contenido del mismo. Sin duda que, por eviden-tes razones técnicas, al profesorado le compete ciertasfunciones propias del proceso de formación y aprendi-zaje de los jóvenes que deben quedar vedadas a los pa-dres. Y con evidencia radical, el profesorado debe abs-tenerse de inmiscuirse, por el ejercicio de su libertad decátedra, en los aspectos más sustantivos del proceso for-mativo del joven que, por razones de orden natural, co-rresponden al propio sujeto en proceso de formación y,en su minoría de edad, a sus padres o tutores.

De ahí la ineludible necesidad de que padres y profeso-res, con profundo respeto de lo que les es propio en elproceso formativo y de aprendizaje de los alumnos, nohagan dejación de sus responsabilidades, respeten elámbito que al otro corresponde y busquen permanente-mente la colaboración, la coordinación y las sinergiasmás eficientes.

Como complemento de los dos números anteriores al ac-tual de la revista IDEA, hemos considerado oportuno ofre-cer el contenido de este número a los padres. Ellos a tra-vés de sus organizaciones de padres y madres y, enalgún caso de modo individual, se han expresado conplena libertad sobre la responsabilidad educativa que lescorresponde y cómo deben ahormar su participación enel proceso de formación y aprendizaje que se despliegaen las escuelas. Por último, el contenido se completa conla percepción que sobre esta trascendente cuestión apor-tan profesores de enseñanza primaria y secundaria quedesempeñan su noble función en centros públicos y pri-vados.

En la última jornada de Consejos Escolares, en las que seha tratado esta misma cuestión, alguien decía que el pro-ceso de formación se da en dos contextos distintos (Fa-milia y Escuela) pero que tienen que concurrir necesaria-mente porque su finalidad es la formación de un únicosujeto: la persona del alumno. De ahí la importancia enla revista del testimonio de uno de ellos.

LA PARTICIPACIÓN DE LASFAMILIAS EN LA EDUCACIÓN DELSIGLO XXILola Abelló PlanasPresidenta de la Confederación Española deAsociaciones de Padres y Madres de Alumnos(CEAPA)

Para mejorar la convivencia escolar, el rendi-miento del alumnado y, en definitiva, la cali-dad del sistema educativo, en una sociedad

con cambiosver t iginosos,hay que lograrmayores cotasde participa-ción de las fa-milias en la es-cuela.

Es posible que laescuela públicaque habíamosimaginado para el

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siglo XXI, al contrastarla con la realidad, sólo representeun pálido reflejo de nuestras aspiraciones. Avanzamoscon dificultad en una sociedad aceleradamente cam-biante, el contexto nos sorprende en el día a día. La es-cuela pública, como todo lo público, debe dar satisfac-ción a unos desafíos que apenas empezamos a cumplirya presentan nuevas complejidades. Aquello que era va-lido ayer, hoy nos arremete como parcial, incompleto ydebemos buscar nuevas estrategias, renovadas salidaspara dar con la respuesta adecuada a cada momentoeducativo.

La sociedad ha efectuado muchos cambios, las estruc-turas familiares son múltiples y diversas, no podemosreferirnos a la familia como único modelo posible deunidad de acogida, de donde los niños, niñas y jóve-nes salen para regresar después de un largo día deaprendizajes formales, no formales, informales, etc. Elconcepto de la infancia ha experimentado una mutabi-lidad en cuanto a la representación social; de constituirunos brazos para trabajar, se ha pasado a un bien es-caso que merece amparo, plasmando en una sobre-protección que para nada favorece su autonomía. Lasrelaciones entre adultos y niños también se han trans-formado. En este caso, un poderoso medio se ha intro-ducido en el hogar, sin ni tan siquiera pedir permiso:la televisión y todas las pantallas en las cuales se so-cializan nuestros hijos y jóvenes. Nuevos lenguajes,desconocidos códigos hacen que, los adultos ajenos,temamos todavía más a las tecnologías de la informa-ción y la comunicación. Complejo entramado de rela-ciones humanas con la técnica y sus nuevos canales, enel que debemos navegar padres, madres y educadorespara que el raudal de información que recibimos dia-riamente llegue a constituir conocimiento para la infan-cia y la juventud.

Y a todo ello, la escuela sigue con sus ritmos, sus pautas,sus conocimientos plasmados en libros de texto como side la única verdad se tratara. Poco proclive a cambios,la institución escolar, sacudida también por las transfor-maciones sociofamiliares, busca autores en lugar de cau-sas y así la comunidad educativa es censurada en lugarde defendida.

A nuevos tiempos, nuevas funciones de la escuela. Comoya no es la única transmisora de conocimientos deberábuscar inéditas destrezas para incorporar la informaciónal conocimiento. La diversidad en el aula, se correspon-de con la pluralidad social y es resultado de la generali-zación de la enseñanza hasta los dieciséis años. Estos ni-ños y niñas, distintos entre sí en capacidades, culturas eideologías pertenecen a unas familias plurales, en sucomposición y en sus valores y éste constituye un dato sig-nificativo para elaborar los nuevos canales de relaciónentre familias y escuela.

No es nuevo, ya que ha sido corroborado por múltiplesinformes, que la escuela es un lugar privilegiado en don-de se socializan los niños y niñas, esto quiere decir queconviven, que viven “junto a”, y por lo tanto incorporanespacios de relación en donde deben aprender a convi-vir, a conocer, a establecer, a respetar estas normas so-ciales que les convierten en ciudadanos.

La función educativa de las familiasVivimos un momento muy complejo en el cuál educar re-sulta extremadamente complicado. Tenemos un escenariosocial que va cambiando constantemente y de maneraacelerada. El concepto de familia se ha transformado yhablamos de familias, en plural, por su composición di-versa. Los adultos que forman una familia, trabajan fueradel hogar y mayoritariamente tampoco tienen el apoyode los abuelos o la familia extensa, lo que comporta quelas madres y los padres vayan tejiendo una red de apo-yo alrededor de la escuela pública que interacciona conel barrio o el municipio. Así, desde la escuela vamos ad-quiriendo compromisos con el tejido social cercano y par-ticipamos como ciudadanos.

Educar en la incertidumbre sin parámetros fiables, des-concierta cuanto menos. Los modelos de familia que sehan ido transfiriendo a través de generaciones, ya noson válidos y se ven modificados por gran cantidad deinformación sobre otros modelos que asimilamos sin re-flexión alguna. Venimos de una época en que los exper-tos han ido marcando el ritmo educativo de nuestros hi-jos e hijas, haciendo tambalear la función paternaespontánea. Luego hemos pasado por una época en laque se nos ha reprochado el hecho de dimitir de nues-tras responsabilidades educativas a favor de la escuelay la verdad, es que la sociedad ha traspasado a la es-cuela demasiadas cargas educativas. Ya va siendo horade que padres, madres y tutores restablezcamos nuestraconfianza en la función educativa basada en el afecto,los sentimientos y las emociones; una familia es algo tansimple como una unidad de acogida en que se estable-cen unas relaciones afectivas entre adultos y niños, nosólo de protección sino también educativas. Ahora, la la-bor educativa se comparte entre la familia y las distintasinstancias educativas, entre ellas la escuela, sumándosea ella los diversos grupos sociales que nos rodean, losmedios de comunicación, sin olvidar las estructuras so-ciales como grupos de poder social, político o económi-co que pueden decidir temas como que el precio de lavivienda suba o que la economía esté basada en los ser-vicios con unos horarios imposibles y unos contratos pre-carios.

Por lo tanto, nuestra función educativa como padres y ma-dres, atraviesa el pequeño círculo de la comunidad edu-cativa para dimensionarse en la participación como ciu-dadanos.

Participar en el siglo XXIParticipar en la escuela, hasta finales del pasado siglo,consistía en asociarse en el APA y colaborar en los ca-nales instituidos, como el Consejo Escolar de Centro que,mediante la organización y el control social del colegio,debía garantizar la democratización de la escuela públi-ca. Han sido múltiples los avatares que éste ha sufrido enlos vaivenes legales y la función para la que en principiofue creado, y sus tareas difícilmente se han desarrolladoen algunos centros.

Actualmente, el escenario de enseñanza-aprendizaje hacambiado ostensiblemente. Nos encontramos demandan-do a la escuela una serie de procedimientos y destrezas

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anteriormente inimaginables debido a que los protago-nistas del aprendizaje, los niños, niñas y jóvenes actualesnada tienen que ver con las generaciones anteriores de-bido, entre otras cosas, a los estímulos que reciben porotros canales que la institución escolar persiste en igno-rar.

La escuela ha perdido el monopolio de la transmisión deconocimientos y esto plantea nuevos desafíos, dudas y re-celos, debemos reformular nuevos conceptos: la autori-dad del profesorado, la convivencia en el aula, el siste-ma de actividad lectiva, etc. Para las familias, también seha trastocado las funciones educativas tradicionales,nuestros hijos e hijas reciben constantemente impulsoseducativos de distintos agentes con los que tenemos quecontar y muchas veces contrarrestar.

Los retos sociales a los que estamos sujetos los educado-res pueden en muchos casos someternos a tensiones quesólo nos es posible superar mediante la cooperación en-tre familia y escuela, para poder avanzar en el caminode una formación adecuada a las demandas de un siglomarcado por la información y el conocimiento.

Como ya hemos apuntado más arriba, la convivencia hade formar parte de la actividad cotidiana de los centros.Es tan importante el aprendizaje de procedimientos yconceptos como el de actitudes, y ahora debemos cen-trarnos en secundaria. Los adolescentes valoran en granmanera la familia; en un momento de transformacionesde todo tipo en el cual el grupo de iguales ejerce unagran atracción, los padres debemos estar cerca de nues-tros hijos sin ser vistos, pero presentes.

Por lo tanto debemos replantear el papel de los padres ylas madres en el centro, sobre todo en el de secundaria,fortaleciendo su presencia con implicación y compromi-so. Este compromiso debe ser a tres bandas: alumnado,profesorado y familias.

La participación no se puede limitar a disponer de tiem-po para hacerlo. Necesitamos involucrarnos en la edu-cación de nuestros hijos e hijas. Además de la voluntadmerecemos un reconocimiento social, que la función edu-cadora de los padres y las madres esté valorada social-mente y por las administraciones, con el fin de que la ti-ranía de los horarios laborales de disposición absoluta,en que estamos inmersos muchos de nosotros, deje depresionarnos para poder gozar en la tarea de educar yofrecer un servicio a la comunidad a través de la partici-pación en la escuela, en los consejos escolares, en las fe-deraciones de APAs en el ámbito local, nacional o inter-nacional.

Es un buen momento para la reflexión y replanteamien-to de la función de las APAs en el centro educativo, nosólo como padres y madres de alumnos sino tambiéncomo ciudadanos activos insertos en una comunidadque explicita unas necesidades y reclama respuestas ac-tivas de la ciudadanía para una sociedad más justa,más solidaria, más igualitaria, más libre en que la edu-cación va más allá e interacciona con el sistema edu-cativo.

LAS DIFICULTADES DE LOS PADRESEN EDUCACIÓNLuis Carbonel PintanelPresidente de CONCAPA

Una de las frasesmás repetidas enlos ámbitos educa-tivos hace referen-cia a una supuestadelegación de res-ponsabi l idadespor parte de lasfamilias. Se extien-de la idea de quelos padres noafrontan su fun-ción educativa ytrasladan a la es-cuela y al profeso-rado las obliga-ciones que les corresponden. Sin embargo, esto no esexactamente así.

Las familias, por muchas y muy variadas razones, no es-tán en condiciones de afrontar parte de las exigenciasque conllevan sus responsabilidades para con sus hijos,pero en ningún caso hacen una dejación de ellas, pormás que ninguna generalización sea plausible.

Las familias, los padres, son los primeros responsables dela formación de los hijos. Lo saben y lo cumplen. El pro-blema está en la concordancia o no de los valores que ri-gen la familia y aquellos que están presentes en el centroeducativo.

Esto, que a primera vista puede no ser muy llamativo, re-sulta de vital importancia, porque la función educativa dela familia no está en desarrollar dentro del hogar el cu-rrículo escolar, algo para lo que no han de estar capaci-tados necesariamente. Su obligación hace referencia alestablecimiento de aquellos valores éticos, morales y reli-giosos que entienden como más adecuados para sopor-tar toda la formación de los hijos.

Y esto no siempre es fácil, pues choca, en ocasiones, conla falta de un ideario acorde en los centros docentes, so-bre todo los de titularidad pública, empeñados en unafalsa neutralidad que únicamente supone la entrega de ladecisión sobre los valores al profesor.

También encuentra obstáculos en la actuación de algunasAdministraciones públicas, absolutamente dedicadas adecidir cómo han de ser los ciudadanos del futuro; y fi-nalmente tropieza con una organización y unas estructu-ras que suponen una dificultad añadida para la partici-pación y la presencia de las familias en los foros en quedeben expresar y defender sus puntos de vista.

Ciertamente, hay centros educativos que ofrecen a la so-ciedad una educación inspirada en unos valores deter-minados, en definitiva, un proyecto educativo impregna-do de ideario. Quienes tienen ocasión de acceder

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voluntariamente a estos centros, tendrán mayores oportu-nidades de incidir directamente en la formación de sus hi-jos, porque al menos cuentan con la tranquilidad de sa-ber que los valores morales que ellos tratan de inculcarson coincidentes con los de la escuela.

En sentido contrario, aquellos que no pueden elegir li-bremente el centro educativo, o deben conformarse conuna única opción, a menudo nada vinculada con sus ex-pectativas, pierden el control educativo y se ven obliga-dos a renunciar en gran medida a esa responsabilidadinnata que les corresponde. Tal vez por eso, entre otrascosas, algunos países europeos están optando por dotartambién a los centros públicos de un ideario propio, unamedida que, sin lugar a dudas, favorece la convergenciade familia y escuela y supone mejores condiciones parala formación integral de los alumnos.

El obstáculo que, a veces, suponen las Administracionespúblicas es más difícil de sortear para las familias. Hoy,en España, vivimos un ejemplo claro de ello, pues la ac-tuación de los poderes públicos está dirigida al currículo,a los contenidos de las materias educativas, es decir, alcampo más técnico, en el que no tiene cabida la acciónde las familias. De esta forma, y así está ocurriendo conla llamada educación para la ciudadanía, se establecentodas las condiciones para sustraerles a las familias la de-cisión sobre los aspectos de la educación de sus hijos queclaramente les corresponden, principalmente a través dela imposición de unos valores que no son coincidentescon los deseados por los padres. Incluso, pueden ser con-trarios a éstos. En estas condiciones resulta inadmisibleque se les exijan responsabilidades a las familias. Si elpoder público ocupa los ámbitos que a ellas les son in-herentes, únicamente les deja abierta la posibilidad de larebeldía y del enfrentamiento para la defensa de su pro-pio terreno educativo.

Y, por último, existen una serie de trabas estructurales queimpiden la presencia de las familias en el ámbito educa-tivo, sin la cuál su capacidad para influir en la concep-ción y el desarrollo del sistema educativo se ve mermada,cuando no anulada. En este sentido, hay un olvido gene-ralizado a que los padres, precisamente por serlo, asu-men también otras obligaciones con sus familias. Porejemplo, la de procurar su sustento. Algo tan sencillo, ha-bitual y fácil de entender como la existencia de obliga-ciones laborales de los padres de alumnos –en esto, noson diferentes de los profesionales de la educación- noparece tenerse en consideración a la hora de programaractividades propias del sistema educativo: Tutorías, reu-niones de Consejos Escolares y un largo etcétera de ac-tuaciones que afectan a la educación de los hijos tienenlugar en horarios que no permiten fácilmente la presenciade los padres.

En la coincidencia de las obligaciones laborales de losprofesionales de la educación y de los padres de familia,éstos llevan siempre las de perder. Y todavía hay quiense sorprende que la participación de los padres vayamenguando, cuando en realidad los que debería sor-prendernos es que aún haya quienes son capaces de re-nunciar a muchas cosas con tal de colaborar en la mejo-ra de la educación.

Mientras no seamos capaces de comprender que la de-dicación de las familias a la educación no responde a in-tereses personales, profesionales, particulares, y creemoslas condiciones necesarias para que su participación seaalgo más que testimonial, no podremos decir que la faltade participación es una dejación de responsabilidades.Para ejercer la representación de los profesionales de ladocencia, hay que dejar el trabajo. Para ejercer la re-presentación de las familias, hay que dejar a la familia yrobarle tiempo al tiempo.

En conclusión, hacen falta más medios para poder dotara las familias de los recursos necesarios para que real-mente puedan participar en la educación de sus hijos y,sobre todo, respetar sus criterios educativos e ideológi-cos, precisamente porque son los primeros responsablesy porque así lo establece la Constitución Española.

ACERCA DE LA RESPONSABILIDADQUE PADRES Y MADRES TENEMOSEN LA FORMACIÓN DE NUESTROSHIJOS E HIJASMilagros ApezetxeaRepresentante de SORTZEN-Ikasbatuaz

¿Qué responsabili-dad tenemos pa-dres y madres enel proceso de for-mación del alum-nado, en los valo-res propios de lasociedad, y en laposibilidad de sueducación ennuestra cultura?¿Qué tipo de par-ticipación nos co-rresponde a pa-dres y madres?¿Qué sentido ten-dría que tener estaparticipación en el proceso de formación del alumnado?

Es el tema que nos han puesto que redactemos un artícu-lo de opinión, y trataré de responder lo más directamen-te posible. Sin embargo, cuando me pongo a contestar aestas preguntas, se me ocurren otras cuestiones: ¿cuálesson esos valores propios de la sociedad, o son esos va-lores lo más apropiados para la educación de nuestroalumnado? ¿qué entendemos como “nuestra cultura”? Yla más importante, ¿cuál es la situación de partida pararesponder adecuadamente a este proceso de formaciónde alumnos y alumnas? Vayamos por partes.

Para empezar, ¿cuál es la situación de partida?La educación no está normalizada en Nafarroa y en todaEuskal Herria. Los medios para organizar la educación enbase nuestras necesidades no están a nuestra disposición.La falta de un Sistema de Educación propio hipoteca to-

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talmente el proceso de formación del alumnado. Por un la-do, el euskera y la cultura vasca, principales señas deidentidad de nuestro pueblo, son objeto de agresión y re-presión tanto socialmente como a nivel de educación. Y laescuela no se orienta al respeto de los derechos educati-vos del alumnado. El ejemplo más significativo es que enel siglo XXI la población vasca aún no disponemos de uncurriculum que transmita nuestra visión del mundo ni querecoja nuestras propias expresiones culturales. O que laescuela no garantiza todavía el derecho a saber euskera.Es una realidad muy a tener en cuenta a la hora de de-terminar nuestra participación en la vida escolar.

¿Qué entendemos como “nuestra cultura”? La es-cuela no cultiva la cultura vasca. Nuestro alumnado no cul-tiva en general las expresiones culturales originarias deEuskal Herria. Y es analfabeto. Nos viene definido de fue-ra qué es lo que tiene que aprender, y cómo debe hacer-lo. Hay que hacer un planteamiento que de la vuelta a es-ta situación, tenemos que construir un curriculum vasco,que tenga en cuenta nuestra cultura. Es la única manerade cultivar “nuestra cultura” en el proceso de formación.

¿Cuáles son esos valores propios de la socie-dad? Debemos educar a nuestros hijos e hijasen esos valores? La sociedad actual y los sistemaseducativos potencian muchos valores perjudiciales en es-te mundo globalizado. Me parece que con esos valoresestamos recreando una sociedad llena de injusticias, co-mo por ejemplo, la competitividad y la competencia en-tre el alumnado, gran obstáculo para aprender a traba-jar en equipo. ¿Debemos potenciar esos valores? o¿deben nuestras escuelas cultivar valores fundamentalespara transformar la injusta sociedad actual por medio deltrabajo en equipo, trabajando el espíritu crítico, apren-diendo a ser una o uno mismo, fomentando una actitudparticipativa...? ¡Los padres y madres debemos prestarespecial atención a ese aspecto también!

Considerando todo lo anterior, los padres y ma-dres debemos participar directamente y activa-mente, a distintos niveles, en la vida escolar denuestros hijos e hijas. En primer lugar, una participación activa, mediante el se-guimiento y apoyo que necesitan nuestros hijos e hijas ensus estudios. Hay unos mínimos de obligado cumplimien-to para padres y madres, respecto al seguimiento denuestros respectivos hijos e hijas: reuniones con el profe-sorado, el día de la escuela, mostrar interés y preocupa-ción por sus deberes...

En segundo lugar, debemos ser conscientes de transmitirla atención que cualquier alumna o alumno precisa paraavanzar en su proceso de aprendizaje. A menudo, aun-que los padres y madres no entendamos lo que están es-tudiando, lo más importante es que seamos capaces deexpresarles nuestro cariño y nuestro apoyo, y hacerlessentir que estamos a su lado en ese esfuerzo. Escucharsus frustraciones, animarles cuando se encuentran con po-co ánimo... y asegurarnos de que se esfuerzan lo sufi-ciente en su proceso de aprendizaje son aspectos degran importancia. Tenemos que conseguir, en definitiva,estar, emocionalmente, cerca de ellas y ellos.

Pero la función de los padres y madres no termina ahí. Nosparece fundamental que, a nivel de centro, nos organice-mos como colectivo, y que participemos activamente en lavida escolar junto al profesorado y al personal no docentedel centro. Además, quedaría el trabajo de orientarnos ha-cia la consecución de un centro activo. Debemos organi-zarnos, junto al resto de padres y madres, profesorado ypersonal no docente, llevando a cabo y perseverando enla consecución de los objetivos del proyecto educativo delcentro de cada pueblo, de cada barrio. En ese camino nos encontraremos con un importante va-cío del sistema educativo, que nos obligará a plantear al-gunos cambios a nivel de centro. Las principales tareasque, en mi opinión, nos corresponderían a los padres ymadres, y que definirían el sentido de nuestra participa-ción serían las siguientes (es importante encauzar nuestraparticipación con el consenso del resto de estamentos es-colares, puesto que la comunidad escolar la conforma-mos todos y todas):– Conseguir una participación activa de la co-

munidad escolar. Para ello, deberíamos ser capa-ces de formar un grupo dinámico de padres y ma-dres, compuesto por gente con ganas de trabajar. Ycon gente que crea que estamos construyendo el futu-ro de las generaciones venideras. Aparte de este gru-po de padres y madres, deberíamos plantear marcosadecuados para la participación de todos los padresy madres de la escuela: asamblea de padres y ma-dres, reunión de delegadas y delegados de los dis-tintos cursos reuniones de padres y madres... puedenser alternativas interesantes, y la solución para hacerllegar la información y las decisiones adoptadas porel centro a todos los padres y madres. Todo este mo-vimiento de padres y madres debe complementarsecon una relación fluida con la dirección del centro yel claustro del profesorado. Y en el caso de los cen-tros de Educación Secundaria, deberán cultivarse lasrelaciones con la representación del alumnado, y conlas distintas organizaciones estudiantiles. Nos esfor-zaremos siempre en adoptar nuestras propias deci-siones, al objeto de favorecer el proceso de aprendi-zaje del alumnado.

- Impulsar el conocimiento y la puesta enpráctica en el centro de las experiencias pe-dagógicas innovadoras. Aunque corresponde alámbito de actuación del profesorado, los padres ymadres también deberíamos conocerlos, y animar alprofesorado a su utilización.

- Conseguir la euskaldunización completa delcentro. Consistiría en conseguir un centro que, en lapráctica, viva en euskera. Estableciendo un modelo

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de inmersión en euskera, poniendo en marcha unplan de normalización lingüística, organizando es-cuelas de euskaldunización para padres y madres,garantizando el ocio en euskara al alumnado, el de-porte en euskera,.....

- Cultivar una escuela que eduque en culturavasca. Educar a los niños y niñas en cultura vasca,impulsando proyectos estratégicos, como el curricu-lum vasco, desde el centro, y participando en su cons-trucción. Los padres y madres también podemos apor-tar, conocer y cultivar ese campo, aunquecorresponda principalmente al profesorado.

Además, la labor de búsqueda permanente de solucionesa los problemas comunes más allá de la escuela es fun-damental; participación en diversas redes y proyectos es-colares. La forma en que está organizado el sistema edu-cativo actual deja importantes lagunas, tal y como hemosmencionado antes. Por esa razón, los marcos que la ac-tual administración ofrece a la escuela no pueden ser lasúnicas referencias (los departamentos de educación, losberritzegunes...), puesto que en ocasiones son claramen-te incapaces de garantizar el respeto de los derechos deeducación del alumnado. Aparte de establecer vínculoscon estos marcos, los centros deben tener en cuenta losproyectos y marcos educativos que posibilitan la partici-pación de todo Euskal Herria y participar en ellos y fo-mentarlos, en la medida de lo posible. Éstos son los pro-yectos y marcos educativos que en estos momentos meparecen interesantes para cualquier escuela pública:- Sortzen-Ikasbatuaz la asociación de centros de ense-

ñanza pública. Podemos participar en esa red de es-cuelas: como escuela, como colectivo de padres y ma-dres, como claustro de profesorado, comorepresentantes del alumnado.

- Curriculum vasco: proyecto que se está construyendoescuela a escuela. El próximo curso los centros ten-

drán opción a participar en la construcción del curri-culum específico.

- Acuerdo Educativo: Este acuerdo es estratégico paracualquier escuela de nuestro país. En este proyecto sehan relacionado los derechos educativos que cual-quier escuela debe cumplir, con el consenso de nu-merosos sectores del ámbito de la educación, y se haestablecido una definición propia y nueva del carác-ter público. Viene a plantear una importante alianzaentre distintas escuelas.

Me parece que, impulsando desde nuestra escuela la par-ticipación en estos proyectos, favorecemos en gran medi-da tanto al nuevo sistema educativo del futuro, como a laformación del alumnado actual. Por lo tanto, opino que losagentes y grupos de padres y madres debemos asumir lafunción de afianzar y apoyar este tipo de proyectos.

Para terminar, diré que he planteado diversas ideas ypropuestas acerca de la participación de los padres ymadres en la vida escolar, que me parecen fundamenta-les. Muchas de ellas son las que, día a día, intentamosponer en práctica en los centros de Sortzen Ikasbatuaz.He tenido en cuenta que este campo que entra dentro delámbito de la Educación está sin normalizar en Euskal He-rria, lo cual aumenta nuestra responsabilidad y nuestradedicación. Pero, incluso si fuésemos un pueblo normali-zado, y si el tema no fuera tan grave, sigo pensandoigual, que la participación activa y diaria de padres ymadres es fundamental para que la escuela funcionebien. Por desgracia, en la actualidad la actitud predomi-nante en entre padres y madres respecto al proceso deformación del alumnado es de delegación de sus respon-sabilidades al centro o al profesorado. ¿Seremos capa-ces entre todos, padres, madres, personal educativo yalumnado de activar el nivel de participación, y de im-pulsar los tan necesarios cambios?

ESCUELA Y FAMILIA: DOSINSTITUCIONES QUE SE AYUDANLoren Albéniz AscorbeDirectora General de Familia

Desde ese granobservatorio quesupone el ejerciciode las responsabi-lidades en materiade apoyo a las fa-milias y de aten-ción y proteccióna las personas me-nores de edad,agradezco la posi-bilidad que se mebrinda de plasmaruna serie de consi-deraciones quepuedan resultarcoherentes con el tema que desarrolla la Revista “Idea Es-colar” en su nº 26

Y lo voy a hacer reflexionando sobre las dos grandesoportunidades que tenemos las personas para apren-der a vivir en sociedad y formar parte de ella: la FA-MILIA y la ESCUELA. La primera en tanto que institu-ción núcleo y básica así como garantía absoluta paraun desarrollo social sostenible y que confía a la accióneducativa de la Escuela a sus seres más queridos, sushijos. Estrechamente unida a la organización familiar,la Escuela da continuidad a esa hermosa tarea de for-mar y capacitar a las personas en conocimientos y va-lores.

La literatura científica más reciente así como diferentes es-tudios de diagnóstico sobre los que se sustentó el Plan deApoyo a la Familia, punto de partida de las políticas pú-blicas de apoyo a la familia en Navarra, señalan, entreotras muchas cosas, las definiciones y las funciones másestratégicas de la FAMILIA, de entre las que se puedenextractar las siguientes:• “La familia es el grupo social primario por excelencia,

en cuyo seno se inicia la socialización de la personahumana”

• Es en la familia donde se producen los primeros y máspotentes intercambios afectivos, imprescindibles, por

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Personas

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Loren Albéniz Ascorbe

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otra parte, para un desarrollo armónico y equilibradodel ser humano

• “La familia es una realidad multidimensional”• “La familia, como arquitectura de diversidad de arti-

culaciones que estructuran su ser íntimo, es educaciónen estado químicamente puro. No hay en toda la so-ciedad otra realidad educativa de efectos tan pene-trantes”

• “La familia es la primera y permanente escuela de laeducación afectiva y de desarrollo de los valores hu-manos de mayor trascendencia para la madurez delas personas y para la calidad humana de los lazossociales”

• “La productividad, la rentabilidad y el coste económi-co de esta función educadora de la familia son incal-culables e insustituibles”

• “Por la multiplicidad de funciones que desempeña, lafamilia ha sido definida como el mejor Ministerio deBienestar Social”

No viene mal recordar por otra parte la serie de decla-raciones de tipo jurídico, vigentes en nuestros días desdemediados del pasado siglo XX y pertenecientes al MarcoNormativo Nacional e Internacional, en los que quedaperfectamente plasmada la preocupación por la protec-ción de la FAMILIA como núcleo básico de la sociedad.Citaré, entre otras, nuestra propia Constitución, la De-claración Universal de los Derechos Humanos,adoptada y proclamada por la Asamblea General deNaciones Unidas en su Resolución 217 A(III), de 10 dediciembre de 1948, ( artículo 16.3 ); el Pacto Interna-cional de Derechos Sociales, Económicos y Cul-turales (16 de diciembre de 1966, artículo 10);las Directivas del Consejo de Ministros de la Unión Eu-ropea 92/85, de 19 de octubre y la 96/34, de 3 de ju-nio que dieron lugar a la promulgación de la Ley Esta-tal 39/1999 de 5 de noviembre, para promover laconciliación de la vida familiar y laboral de las personastrabajadoras o la Convención sobre los Derechosdel Niño que subraya y defiende la función de la fami-lia en la vida de los niños.

Este escenario de convivencia familiar se encuentra in-merso en un proceso de cambios que se vienen produ-ciendo desde las últimas décadas del siglo pasado. Aun-que éstos nos sorprendan, no es menos cierto queacompañan a la institución desde su origen y que, por nu-merosos y drásticos que sean, por muchas leyes y modi-ficaciones que se hayan promulgado o puedan promul-garse, sean muchos o pocos quienes las promueven, novan a impedir que la FAMILIA siga siendo el núcleo bási-co de la sociedad, ni que padres y madres sean los pri-meros y principales responsables tanto de la crianza co-mo de la educación de sus hijos.

Dichos cambios están significando auténticas disfuncio-nes en los cometidos más genuinos de las responsabili-dades parentales, en las que sin duda radican no pocosproblemas con los que se enfrenta la sociedad hoy.

Las disfunciones también se están produciendo en la Es-cuela. En este ámbito, el sistema de valores que articulabay establecía el marco para la actividad más apasionanteque desde mi punto de vista existe, que es la de enseñar,

se ha esfumado, la disciplina está de capa caída y la au-toridad del MAESTRO no es un valor. En tal contexto re-sulta harto difícil ejercer esas responsabilidades que en ma-teria educativa los padres trasladan a los profesores a losque deberían respaldar de modo incondicional.

Quizá no esté de más recordar que cada padre y cadamadre han asumido libremente un proyecto de vida encomún que implica tanto la atención como la educaciónresponsable de unos hijos que, también, libremente hantraído a este mundo.

Cada maestro y cada maestra, por su parte, están lla-mados a dar continuidad a esa importante tarea formati-va mediante la transmisión de aquellos conocimientos yvalores sociales que permitan a nuestros hijos vivir en so-ciedad.

Por tanto parece lógico pensar que la Familia y la Escue-la están necesariamente llamadas a entenderse y ayu-darse. Estoy convencida de que el gran pacto que estápor hacerse es el de la Familia con la Escuela. Unos pa-dres y un maestro o maestra con una vocación clara y de-finida por esa gran tarea que es la docencia, son las fi-guras de referencia en la vida de las personas, susanclajes fundamentales. Son quienes están capacitados,cada uno en su ámbito de responsabilidad, para crear o,en su caso, restablecer el concepto de identidad y de res-ponsabilidad individual. Esta colaboración es esencialpara la congruencia de la educación que pretendemosdar a nuestros hijos.

Es imprescindible que padres y madres se conciencien deque deben participar conjuntamente y mantener un con-tacto fluido con los profesores y tutores del centro dondeestudian sus hijos, de cara a consensuar que las tareaseducativas estén impregnadas de forma transversal de losvalores permanentes con los que aprendemos a vivir ensociedad pero sobre todo a ser uno mismo. Cada padrey cada madre son los primeros educadores de sus hijosen todo ese complejo mundo de los sentimientos, las emo-ciones y su control, la práctica de la generosidad, el ejer-cicio de las responsabilidades de forma acorde con laedad, el respeto y la convivencia entre iguales, etc.

Es en la Escuela, que posee el tesoro del pasado, el con-tacto con el presente y las posibilidades del porvenir,donde la figura del MAESTRO, al tiempo que transmiteconocimientos, puede seguir educando sistemáticamenteen valores como la convivencia, la solidaridad, el respe-to mutuo y la responsabilidad, el esfuerzo y la excelen-cia, por citar algunos. La colaboración y la complicidadde la Escuela y la Familia permitirán que niños y niñas va-yan adquiriendo consistencia interior nacida de la inte-gración de los valores. Una consistencia que ante los es-tímulos variados y caóticos que la sociedad puedadesplegar, les permita analizar, seleccionar, decidir y ele-gir lo que más les convenga para ir desarrollando día adía su ser como persona y su proyecto vital.

A finales de noviembre de 2005, cuando Francia ardíapor los cuatro costados, insignes pensadores europeoscomo Jean François Revel, André Glucksmann, o NicolásBaverez, o en fechas algo anteriores, Gregorio Salvador,

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Vicedirector de la Real Academia de la Historia, coinci-dían en sus reflexiones sobre la forma extrema de relati-vismo que es el signo de nuestro tiempo a la vez que ad-vertían de lo trágico que resulta evitar las condenas de lairresponsabilidad, difuminarla y diluirla.

Víctor Frankl, afirma en “El hombre en busca de sentido”,patético y a la vez maravilloso relato sobre su paso porel campo de concentración de Auschwitz, que la esenciaíntima de la existencia humana está en su capacidad deser responsable y recoge una cita de Nietzsche: “Quientiene un porqué para vivir, puede soportar casicualquier cómo”. Considero que son dos enseñanzasfundamentales para vivir: el sentido de la responsabili-dad y el sentido de la vida que cada uno y cada una de-bemos interiorizar desde nuestras edades más tempra-nas, que aprendemos de nuestro padre, de nuestramadre y sin ninguna duda de nuestros profesores. Ello esla evidencia más palpable de que Familia y Escuela sondos instituciones que deben ayudarse.

PADRES Y ESCUELA: UNACOLABORACIÓN IMPRESCINDIBLEJosé Miguel Garbayo VillanuevaPadre (CONCAPA)

Las leyes nos reco-nocen a los pa-dres el derecho aparticipar en elfuncionamiento dela escuela, del co-legio, de la institu-ción de enseñan-za, de la forma ymanera que enellas se determina.Estos derechos re-conocidos sonejercidos por algu-nos padres, pero,en la mayor partede los casos, se desiste de su uso, desentendiéndose dela vida académica, salvo que aparezcan problemas conel hijo en proceso educativo.

Para muchos de nosotros, la escuela no es sino una he-rramienta mas en la educación de nuestros hijos, respon-sabilidad que nos pertenece como padres o tutores. Porello la escuela debe cumplir unos criterios de rigor aca-démico, de sentido ético y moral, y de transmisión de va-lores, compatibles con los que nosotros como padres in-tentamos transmitir a nuestros hijos.Resulta más preocupante la intervención de las adminis-traciones imponiendo modelos educativos, que el hechode participar en mayor o menor medida en el funciona-miento de la escuela.

Como padres y responsables de la educación de nuestroshijos nuestra principal participación reside en la elección,en la libertad de poder escoger uno u otro modelo, y en

la posibilidad de cambio de institución si esta no respon-de a nuestras demandas.

Muchas veces, desde modelos de organización educati-va, generalmente estatalizantes, se vende la democrati-zación de las estructuras escolares, la participación es-colar como una panacea, obviando el único interés realdel padre educador que es la libertad de elegir el mode-lo educativo que responda a los principios y valores quepretende transmitir.

Una vez que los padres han podido elegir un centro edu-cativo adecuado para sus hijos, las relaciones con el mis-mo se simplifican, dado que se debe aceptar un proyec-to educativo, un sistema de funcionamiento, en el cual elpapel de los padres deberá estar definido, y que no de-biera ser sino el de ayudar a los educadores a tiempoparcial, que son los maestros o profesores de nuestros hi-jos, a transmitir los conocimientos técnicos, los valores hu-manos, y los sistemas de relación social que figuran enlos currículos y en el ideario de Centro.

Todo aquello que signifique una fractura en la coherenciaque debe existir entre lo recibido en la escuela y en ca-sa, es una fractura en la educación de nuestro hijos, poresta razón los padres debemos ser extremadamente cau-tos en no confundir la participación con la razón, creohonestamente que en el ámbito educativo la razón no esuna cuestión democrática, y asumir que en el tiempo quenuestros hijos permanecen en la aulas, nuestra autoridaddelegada pertenece a los educadores, y son ellos los quela deben imponer, y nosotros apoyar las decisiones queen ella se toman, esa es nuestra participación real en elproceso educativo de nuestros hijos en la escuela, ese esnuestro principal papel y el fin de acudir a ese centro, aesa escuela, a ese colegio.

“No hay educación si no hay verdad que transmitir, si to-do es más o menos verdad, si cada cual tiene su verdadigualmente respetable y no se puede decidir racional-mente entre tanta diversidad” . Fernando Savater.

Una vez que nuestros hijos están escolarizados en el lu-gar elegido por nosotros, la relación con el Centro se ba-sará en la colaboración y en la exigencia, colaboración

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José Miguel Garbayo Villanueva

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con los educadores y exigencia de cumplimiento del ide-ario del Centro.Participar en el ámbito escolar debe comportar diferentesactitudes, respetar y apoyar la autoridad de los docentes,exigir el cumplimiento tanto del ideario como de las con-diciones ofrecidas por el Centro, mantener la coherenciaeducativa entre la casa y la escuela, y fomentar el respe-to como marco de relación interpersonal.

Me gustaría acabar con una frase del premio nobel Ale-xis Carrel, “Es imposible educar niños al por mayor; la es-cuela no puede ser el sustitutivo de la educación indivi-dual”. Tan solo desde la colaboración entre padres yescuela se podrá, de verdad, educar.

EL RESPETO Y LA CONFIANZAENTRE ESCUELA Y FAMILIAAna García PaniegoMadre (HERRIKOA)

Recuerdo quecuando escolaricéa mi primer hijopensé ingenua-mente que a partirde ese momentodelegaba en granparte mi papel deeducadora y quetodo sería más fá-cil pero lo únicocierto es que apartir de ese ins-tante compartes laeducación de tuchico con los suce-sivos maestros quetendrá a lo largo de su vida escolar. En la escuela se for-jarán muchas de sus amistades y nacerán muchas de susinquietudes.

Por este motivo, tanto el mundo escolar de nuestro hijo ohija como el familiar tienen que avanzar unidos y sin con-tradicciones. El respeto y la confianza entre es-cuela y familia son el fundamento de un buen funcio-namiento.

Ahora la relación entre profesores y padres es más cer-cana y de igual a igual. Pero pese a esta mejora siguenapareciendo conflictos en las aulas que parecen de difí-cil solución aun cuando debería ser mucho más fácil ata-jarlos desde el inicio con la colaboración de todos. ¿Quéocurre?. ¿Falta colaboración entre las madres y padres yel mundo escolar?. ¿Cómo participamos?.

Hay padres inquietos que concilian ritmos laborales yaprendizajes escolares, es decir, están presentes. Otros,aún más activos, colaboran en los entresijos del funcio-namiento de la escuela, desde apymas, asociaciones depadres, consejos escolares... están muy implicados. Peroalgunos simplemente no están o, peor, cuando intervie-

nen no es para interesarse por su hijo o hija, por suaprendizaje o su comportamiento sino para imponer suspropias normas. Estos padres sobreprotegen a sus hijos.A sus hijos no se les puede corregir o reprender en la es-cuela porque ellos tampoco lo hacen en casa. Exigen rec-tificaciones al personal del centro (de peores o mejoresmaneras) sin analizar la actitud de sus vástagos. Esta ac-tuación menosprecia la labor de los docentes, merma suautoridad y consigue que el alumnado se crezca.

La escolarización supone el primer choque entre la indi-vidualidad de mi hijo frente a la comunidad escolar don-de es un alumno más que debe cumplir unas reglas. Lasobreprotección resalta la individualidad y le debilita an-te el colectivo. Con esta actitud dejamos a los chicos sindefensas o recursos para moverse en su vida y aprendera resolver conflictos. Los padres no podemos intervenirpara distanciar a nuestro hijos del profesorado o de loscompañeros.

Esta pérdida de autoridad genera indisciplina en las au-las, y de esto, todos tenemos culpa y por supuesto, lo su-friremos en el futuro. Esos alumnos maleducados, irrespe-tuosos con profesores y compañeros e indisciplinadosvan a ser los profesionales del mañana que nos van aatender en cualquier entidad, comercio o servicio que uti-licemos en nuestra vida diaria. Serán adultos poco pre-parados para asumir responsabilidades.

A veces también la propia escuela fomenta el individua-lismo y la competitividad entre los alumnos y creo que de-bería trabajarse más la colaboración entre ellos.

Considero que en nuestra sociedad para que los profe-sores ejerzan su docencia en la escuela tienen que tenernecesariamente el respaldo y la confianza de los padres.Los profesionales deben informar y trabajar con los pa-dres de cerca y por supuesto, nosotros debemos estar dis-ponibles y receptivos porque muchos conflictos se mini-mizarían. Esto es muy positivo para el alumno. No setrata de que nosotras dirijamos las actividades y objetivosdel curso ni de que los docentes deleguen en los padres.Los padres debemos confiar en la profesionalidad de losmaestros lo que no quiere decir que nada se pueda po-ner en duda.

En la escuela hay niños y son personas, personas que nosiempre se estimulan o reaccionan igual y por tanto, pue-de obligar a introducir cambios en el plan establecido.Pero se trata de cooperar, de empatizar y de co-ordinar esfuerzos. Se trata de que todos ayudemos alos alumnos que son quienes se forman y a quienes seprepara para el presente y también para el futuro. Losdocentes deben de contar con el apoyo de lospadres y por supuesto, ganarse ese respeto, de ese mo-do, tendrán el respeto de sus hijos, es decir, de sus alum-nos.

Y todo esto, sin olvidar nunca que nuestros hijos, susalumnos, deben ser los verdaderos responsables desu trabajo tanto de sus logros como de sus errores.

Vivimos en una sociedad consumista que marca la vidade muchas familias. Hay menos hijos y más dinero y co-mo tenemos poco tiempo para educar a nuestros chicos

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Ana García Paniego

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suplimos esa carencia con premios y regalos sean o nomerecidos. En mi opinión, buena parte del problema es-tá en esa permisividad con la que educamos a nuestrospequeños. Los padres no nos atrevamos a poner límites anuestros hijos por miedo a frustarles.

¿Cómo afrontarán nuestros hijos su vida en sociedad sino les ponemos límites y nos les enseñamos a ser res-ponsables? Damos a nuestras hijos mucho más de lo queles exigimos, y todos sabemos, que lo que se consigue sinesfuerzo no se valora. Eso creará chicos caprichosos,irresponsables, egoistas y desmotivados que exigirán sindar nada.

Primero los padres y luego, los maestros tenemos que en-señarles a aceptar y asumir las consecuencias de suserrores y a valorar el esfuerzo porque ese es el fun-damento de la educación y lo que les prepara para su fu-turo. Una mala acción se merece una sanción y una bue-na acción un premio. Nuestros hijos son muy capaces yentienden perfectamente cuando se merecen un recono-cimiento o una reprimenda. Igual que necesitan el reco-nocimiento de su esfuerzo y sus logros (no valorarlos se-gún cumplan nuestras expectativas).

Tanto si el premio o castigo lo decide el profesorado co-mo los progenitores debe ser respetado por ambas par-tes. Nunca debemos quitar credibilidad a docentes de-lante de nuestros hijos, de igual manera que los padresno consentiríamos que los maestros hablaran a nuestroshijos mal de nosotros. Debemos tratarnos con el mismorespecto y practicar más la empatía por el bien de nues-tros hijos.

Los padres debemos transmitir a nuestros hijos lo maravi-lloso que es poder dedicar su infancia, adolescencia y ju-ventud a aprender.

EN ESO ESTAMOSGerardo Castillo Mtzez-OlcozPadre (SORTZEN-Ikasbatuaz)

Haciendo un bre-ve repaso me doycuenta de los ele-mentos y etapasque han ido apa-reciendo en laeducación connuestros hijos:• Los primeros

meses. Por unlado la emo-ción y cariñoque surgen an-te sus reaccio-nes; lo tocas,le miras, le ha-blas, lo cambias, le alimentas. Por otro aparece unabatalla contigo mismo que va a durar años: te hacambiado la vida; tu horario depende más de sus ne-cesidades que de tus deseos. Y la cosa se multiplicasi tienes varios.

• Luego a lidiar con sus rabietas, marcarles límites. Elcontrol del pis y la caca. Exigir recoger los juguetes yayudarles a ello. Hacer que se vistan solos, que no selevanten de la mesa cuando estamos comiendo. Acos-tumbrarles a comer de todo.

• Luego ir dándoles responsabilidades en casa: peque-ñas compras, ir haciendo la cama, participar con to-dos en la limpieza semanal de la casa,…

• Ir al cine con ellos, chupar horas de parque y patio,…• Ahora ir lidiando con sus necesidades adolescentes,

sus dudas y cambios, su necesidad de amigos y de se-pararse de nosotros (los progenitores),…

• Y siempre dando oportunidad a la comunicación:conservando un rato todos los días para estar juntos:comida o cena. Para compartir el silencio, o las ide-as, sentimientos y experiencias de cada cual, decidircosas y negociar.

Esto en lo normal. Que siempre aparecen dificultades: en-fermedades, estar con la tutora por algún problema,…

En un contexto social que no es nada fácil. Y a los pro-genitores no sé quién nos apoya realmente. Los horariosy condiciones laborales no facilitan nada la conciliaciónde vida laboral y familiar, los valores que imparten lasseries de TV chocan muchas veces con nuestros criteriosde salud y madurez, la poca colaboración en el marca-je de límites a nuestros hijos por parte de otros adultosque parece que se alían con las criaturas (“anda cóm-praselo, total, por una vez…”) o que compiten por agra-darles y llenarlos de regalos,… Ante esta indefensión notenemos más remedio que utilizar un monto mayor deenergía.

Y encima la participación en la escuela. A veces sentimosque sobramos en ella. Lo más nos encontramos como ob-servadores, desde fuera. En el Consejo escolar, muchasveces poco o muy poco podemos hacer (entre otras cosasporque muchas reuniones coinciden con nuestro horariolaboral). El profesorado da la sensación de no necesitara los padres: sólo nos llaman cuando hay problemas. Pa-rece que la única función que se nos pide es la de criarhijos receptivos a sus enseñanzas. A parte, claro está, decuando colabora la Apyma (y con gusto) en apoyo de ac-tividades del Centro o en reivindicaciones hacia la Ad-ministración (obras pendientes, más recursos,…).

La escuela está llena de retos y de problemas. Sobre to-do en la ESO. En un contexto difícil, aunque sólo sea por-que se ha ampliado la educación hasta los 16 años y porla acogida de inmigrantes. Y así percibimos muchas ve-ces al profesorado agobiado y echándonos a nosotros laresponsabilidad de sus dificultades: las familias no esta-mos educando adecuadamente y es por eso que se dandeterminados problemas en el centro, como los de la dis-ciplina, por ejemplo. La Administración parece que tam-bién se alía a esa demanda hacia nosotros quejándosede que en este momento estamos criando hijos poco he-chos al esfuerzo y al respeto.

Parece que en el pensar del profesorado y de la Admi-nistración educativa, sobre todo en ESO, funciona un es-quema que divide la responsabilidad entre la familia y laescuela del modo siguiente:

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Gerardo Castillo Mtzez-Olcoz

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• la escuela es la encargada de impartir los conoci-mientos técnicos e instrumentales de las distintas áre-as de conocimiento;

• la familia es la responsable de educar en los valorespropios de nuestra sociedad y cultura, de desarrollary madurar el mundo de los sentimientos, y de marcarunas bases firmes para la convivencia: respeto a laspersonas y cosas, diálogo, adquisición de normas.

Pero esta división tajante es tan irreal como cuando losprogenitores pretendemos delegar en la escuela todo ocuando soñamos con que todos son ese profesor idealque motiva, saca lo mejor de nuestros hijos y gestiona há-bilmente la disciplina y los conflictos.

Tuve un profesor que explicaba mal y era muy borde.Aprobé casi de churro y con mucho esfuerzo y nunca megustó su asignatura. Porque la educación es relación. Ysu resultado en gran medida depende de la relación queestablezca el profesorado con el alumnado. Vamos, co-mo en casa, que dependiendo de la relación que tengascon tus criaturas te es más fácil o menos marcar límites,negociar, etc. Esto es pues lo que nos une a los progeni-tores con el profesorado.

En el centro de secundaria de mis hijos se montó una co-misión a raíz de la necesidad de un diagnóstico sobre la

realidad de la convivencia escolar y qué habría que ha-cer para mejorarla. Hicimos tres grupos representativos,por separado, de progenitores, profesorado y alumnado.Vimos claro, de momento, que hacía falta potenciar ca-nales de comunicación porque los discursos y enfoquesde unos y de otros no tenían nada que ver. En ello esta-mos.

Y la Administración tampoco puede olvidar que ella mis-ma está siendo la que con sus continuas demandas alprofesorado quizás le está quitando tiempos para juntar-se y hablar de programas y de su relación con el alum-nado. Parece que lo que prima son los contenidos y unestilo de profesor individualizado que tiene como objeti-vo impartir la materia. Se está bachillerizando la ESOporque da más importancia a los contenidos a aprendery no pone medios materiales y humanos para abordarcon garantías los procesos de quienes tienen dificultades;y se le va quitando importancia a otras actividades tam-bién educativas como las salidas o campamentos, lasfiestas (Navidad, Carnaval) y el espacio de tutorías.

Echando balones fuera no vamos a ningún sitio. Ya he ha-blado de nuestras dificultades como padres y de que notenemos más remedio que utilizar en casa más energía.Los profesores… pues también. Y la Administración, másmedios y apoyos.

PARTICIPACIÓN Y FORMACIÓN DELOS PADRES EN EL CENTROEDUCATIVOAndrés Jiménez AbadPedagogo, Catedrático de Filosofía del IES “Ba-soko” de Pamplona

La familia constitu-ye por sí misma unmedio favorableal crecimiento desus miembros. Elniño o el jovenque se educa enuna familia sana,unida y abierta alas necesidadesdel entorno, es ca-paz de desarrollaruna energía que lepermite afrontarlas dificultadesque entraña la vi-da, y de encaminar satisfactoriamente a sus miembros ha-cia su plenitud y su libertad madura. La familia, antes queel Estado y antes que el centro escolar, es el lugar dondese construye la identidad individual y social de las per-sonas.

De aquí se deduce la urgencia de que la familia asumala responsabilidad que le compete por su condición de

primer núcleo de aprendizaje, sin delegar en otros agen-tes educativos deberes y funciones que le son propias.Obviamente, también tiene el derecho de ser ayudada ensu función educativa.

Pero, a su vez, las familias no son meros destinatariospróximos de la actuación educativa escolar, sino tambiénagentes condicionantes de su efectividad; la escuela solay sin la colaboración de las familias obtendrá pobres re-sultados en comparación con los que pueden lograr siambas instituciones actúan conjuntamente.

Formación humana de los adolescentes

En particular, en el caso de los adolescentes, la fase ma-durativa por la que atraviesan y el papel tan importanteque desempeñan los ambientes extrafamiliares en su edu-cación y actitudes, reclaman que familias y centros esco-lares tengan muy claro el modo en que deben encauzarsu colaboración.

El sociólogo Javier Elzo, aproximándose a la visión delmundo que tienen los jóvenes y adolescentes españoles(entre 15 y 24 años), señala entre otras, una serie de con-clusiones de especial interés para justificar una presenciaoportuna de los padres en el centro escolar:– Nunca los padres han sido requeridos, solicitados,

culpabilizados como ahora en lo referente a la edu-cación de sus hijos. Sufren una gran presión externa.

– Los hijos han crecido en un contexto social y culturalen el que son considerados sujetos de derechos, mien-tras que sus padres son considerados sujetos de de-

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Andrés Jiménez Abad

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beres para con aquellos. Los hijos, de tanto ser mira-dos, estudiados, analizados y protegidos, han aca-bado situándose en un pedestal erigido por los adul-tos.

– La socialización de los hijos requiere más de actitudesvitales que de discursos ideológicos, y así lo exigenlos jóvenes.

– Se da una ausencia de la ‘práctica reflexiva de trans-misión de valores’ en el seno de la familia, lo que ex-plica la dificultad de transformarlos en comporta-mientos asumidos y estables en el tiempo.1

Las respuestas a esta realidad contextual distan de sersencillas o alcanzables con el esfuerzo unilateral de la fa-milia, que se siente a menudo carente de recursos parahacer frente a la situación. Hoy, profesorado y familias senecesitan mutuamente para hacer avanzar una propues-ta educativa que en muchos casos deberá ir contraco-rriente del mundo que nos rodea.

Canalizar y catalizar la presencia de los padresLa etapa educativa por sí misma no debería ser una va-riable decisiva del nivel de participación de los padres,sino el conjunto de variables organizativas y actitudinalesque se dan en el centro. Por ejemplo, un equipo capazde liderar el proyecto educativo y que fomente la culturade la participación en el centro educativo. Es importanteofrecer y agilizar canales de participación de los padresen actividades concretas y adecuadas, cada uno segúnsu interés, competencia y capacidad, donde a la vez sesientan de algún modo pieza clave del proceso de for-mación.

A un hijo le afecta profundamente la relación profesores-padres. Los padres van a la escuela con lo que son, consus inquietudes y sus mecanismos de defensa. Ellos tam-bién tienen su vivencia y su teoría de la vida. La relaciónde unos con los otros entra en un terreno muy delicado,muy frágil, en el que hay que saber encontrar la manerade decir las cosas.

Transparencia e información hacen posible la mu-tua confianza entre la familia y el centro escolar y ponenlas bases de la colaboración. Una dirección que fomentela participación de los padres en el centro es fundamen-tal para que ésta llegue a ser oportuna y eficaz. La eva-luación interna y externa de los centros implica a todoslos sectores de la comunidad educativa; ha de tener co-mo destinatarias de manera especial a las familias, biena través del consejo escolar, bien a través de las asocia-ciones de padres y madres, bien directamente.

Las familias tienen el derecho a recibir las explicacionespertinentes sobre la marcha y las calificaciones escolares,a esperar del centro respeto a su modo de entender laeducación moral de los hijos, y el deber de respaldar laactuación profesionalizada docente.

Las entrevistas padres-profesores son muy impor-tantes. Especialmente con el profesor tutor. Es bueno por

parte de los profesores no quejarnos continuamente delalumno, del hijo, sino decirles que “tenemos interrogan-tes”, que nos preocupa como a ellos y queremos su bien.Es importante que siempre tengamos la mano abierta.Como educadores es preciso tener una cierta capacidadde empatía, de saber ponernos en la piel del otro, mos-trando una actitud receptiva, comprensiva, tolerante y decontención. El enfrentamiento directo es siempre negativopara todo el mundo.

Formación de padres en el centroCada vez se ve más necesario que los padres acudan alcentro para recibir también formación acerca de su la-bor educativa, tanto en el especifico ámbito familiar co-mo en la forma de hacer más eficaz la participación enlas tareas y la gestión del centro. Un tema especialmenteimportante para muchos padres, y al que debería orien-tarse esta formación con alguna preferencia, es el de laedad adolescente, en el que la formación del carácter, lainteligencia emocional, la progresiva autonomía y asun-ción de la responsabilidad y la libertad, requiere la ma-yor información y apoyo recíproco entre los educadores,padres y profesores.

Al emprender en los centros una escuela de padres, setratará de generar en las familias la conciencia de la ne-cesidad de formarse, utilizando para ello estrategias nosólo de información sino de participación y animación,con el fin de que se conviertan en agentes educativos for-mados, capaces de colaborar de forma adecuada en elcentro y de transmitir ese mismo espíritu a otros padres.

Lo más importante a este respecto es favorecer dentro decada centro la sensibilidad por la formación permanentede los padres en su condición de educadores, y desdeahí favorecer que la institución escolar sea de algún mo-do asumida en su conjunto, también, como una escuelapara padres.

El marco legal puede establecer condiciones yfacilitar en mayor o menor medida el cumpli-miento de derechos y deberes; pero el ejerciciode las propias responsabilidades es fruto de ladeterminación de las personas. Y una de las ví-as obligadas de participación y presencia en elsistema educativo es salir del aislamiento y delatomismo y caminar por la vía del asociacio-nismo activo.

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1 Elzo, J. (2000): El silencio de los adolescentes: lo que no cuentan a suspadres. Temas de Hoy, Madrid.

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CÓMO PARTICIPAR EN LA ESCUELAINFANTILBelén Jiménez BardinaProfesora de Educación Infantil del C.P. de La-rraga

La Escuela, juntocon la Familia, de-finen desde eda-des cada vez mástempranas el con-texto socializadordel niño2.

Los tiempos cam-bian y la sociedadtambién. Haceunos años la Fami-lia era el primeragente socializa-dor del niño peroactualmente la Es-cuela está llamada desde muy temprano a desempeñarun papel de especial importancia en el proceso de desa-rrollo afectivo, cognitivo, social del niño y en la comuni-cación de valores. La incorporación de la mujer al mun-do laboral, la existencia de familias monoparentales y dedistintos modos de vida familiar hacen que el niño acce-da a la escuela a edades cada vez más tempranas y per-manezca en ella más tiempo. No obstante, la responsa-bilidad de su formación y desarrollo no debe quedarexclusivamente residenciada en ese ámbito escolar.

La familia no debe responsabilizar sólo a la es-cuela de la formación de sus hijos, ni la escueladebe educar al margen de la familia. Entre ambasinstituciones debe existir un estrecho contacto para ayudara los niños a crecer y desarrollarse como personas.

Cada familia elige el centro educativo para su hijo en fun-ción de sus ideales, valores y objetivos educativos. Comopadres os preguntáis “cómo hay que educar a loshijos”. Si la respuesta encontrada no cumple vuestras ex-pectativas aparece una importante disfuncionalidad.

En el proceso educativo es fundamental un clima de con-fianza entre los padres y los maestros porque la escuela esla continuación o prolongación de la familia. Los padres ymadres con actitudes positivas hacia la labor docente, mos-trando confianza y seguridad en la escuela, consiguen queel niño se sienta seguro. Es fundamental una buena coor-dinación entre ambos responsables de la educación.

Los profesores demandan, de manera creciente, más par-ticipación, colaboración y comunicación de los padres enla escuela. Cuanto más involucrados estén éstos en el pro-ceso de aprendizaje de los hijos mayor será el éxito delproceso educativo. Por ello es muy importante para el de-sarrollo de la personalidad del niño la responsabilidadcompartida en el proyecto de la educación. Responsabi-lidad que se efectúa de una manera activa y participati-va en el día a día de la vida del pequeño y en el funcio-

namiento diario del centro educativo. Es importante quelas familias se sientan integrantes de la escuela y la sien-tan como propia.

Hoy, en la escuela de Larraga los padres son protagonis-tas del proceso educativo de sus hijos y colaboran, a tra-vés de muchos cauces, tanto en el proceso individual desus propios hijos, como en el del grupo. Esta colabora-ción agrada enormemente a los pequeños y es muy im-portante para la consolidación de la su personalidad enestos estadios tempranos de su vida.

Debe existir una buena comunicación entre la Familia yla Escuela, entre los Maestros y los Padres tanto en el or-den formal como informal. En lo que respecta al 2º ciclode Infantil en el que imparto docencia, la comunicacióncon las familias es informal, aprovechando el momentoescolar de la entrada o salida al centro. Es fundamentalque ésta comunicación se de en un clima de respeto, tran-quilidad y confianza, puesto que afecta tanto al niño co-mo a los padres. Es especialmente importante en el pro-ceso de adaptación del niño de 3 años a la escuela.Todos debemos proporcionar a los pequeños un climaacogedor, tranquilo y lleno de confianza para fomentarla seguridad en esta nueva etapa de su vida.

Es positivo para el niño que la comunicación se efectúede forma sincera y con buena voluntad por ambas par-tes. Una buena comunicación entre el tutor y los padreses básica para el proceso evolutivo de niño. Podemos uti-lizar los cauces formales siguientes:– Entrevista inicial– Entrevistas individuales– Informes trimestralesIgualmente pueden ser utilizadas las informaciones de ca-rácter general aportadas en las reuniones de curso.

La escuela de padres es otra gran oportunidad para acer-carse al ámbito escolar. Los centros suelen ofertar charlasy ponencias relativas a temas de interés para las familiasy la educación de sus hijos.

No obstante lo anterior, el momento en el que el niño sesiente protagonista se da cuando su padre, madre o al-gún otro miembro de la familia colabora de manera acti-va en el aula con su trabajo. Considero que este mo-mento es muy importante para la autoestima, para elafianzamiento de la personalidad y proceso de aprendi-zaje del niño. El pequeño se siente FELIZ y de verdad queese aprendizaje no se le olvida.

La colaboración puede prestarse de diferentes formas. Almenos en el aula de Educación Infantil, la experiencia de-mostrada por las nuevas pedagogías indica que es así.Los padres pueden colaborar trayendo un cuento, un re-corte de prensa relacionado con la actividad del aula,buscando información del interés para la clase, incluso,si es posible y se dispone de tiempo, construyendo algopara el aula que ayude a la comprensión y estudio. Conla metodología definida por el tutor, solemos contar conlos padres en los talleres. Son momentos que ofrecen unagran oportunidad para conocerse y trabajar juntos el pro-ceso formativo. La presencia de padres de vez en cuan-do en el aula hace que se produzcan situaciones muy en-riquecedoras y formativas para unos y otros.

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2 Se deben entender comprendidos tanto el niño como la niña

Belén Jiménez Bardina

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Para finalizar quiero recordar la responsabilidad de laFamilia y de la Escuela en el compromiso educador con-junto, en el proyecto común y coherente de la educaciónbasado en la cooperación, comunicación y confianza.

DERECHOS Y DEBERES SOBRE LAEDUCACIÓN DE LOS HIJOSAlberto Cascante DíazMaestro y Pedagogo del Colegio “Irabia”

Hace ya unosaños, cuando seaprobó la LOGSE,se presentó la re-gulación y la am-pliación de la par-ticipación de lospadres en la vidaescolar como unode sus mejores lo-gros.

En la teoría, efecti-vamente, era algopositivo. Sin em-bargo, en la prác-tica, es conocidoel desinterés que sienten muchos padres y madres por in-tervenir en estos foros, es sabido el poco eco que produ-cen y es notoria su escasa repercusión en la vida escolar.Parece que sólo unos pocos se atreven a meterse de lle-no en esta tarea de servicio público y desinteresado queno les trae, en muchos casos, más que problemas y que-braderos de cabeza.

Así, muchas familias miran a la escuela no tanto como co-educadores sino que se sirven de ella como meros clien-tes consumidores. Exigen, denuncian o reivindican, perono colaboran.

Frente a esta realidad, la del colegio que funciona pocomenos que como un aparcamiento, conviene recordarque los padres poseen un derecho preferente a la horade educar a los hijos, y que, como es natural, este dere-cho implica una serie de deberes.

La responsabilidad de lo que hacen los hijos es de sus pro-genitores porque ellos no deciden por sí mismos venir a es-te mundo y porque durante un tiempo no serán capaces detomar decisiones por su inmadurez. Por ello, la respuestaque deben dar los padres y madres ante la llegada de unanueva vida que de ellos depende será la de velar por suformación integral, tarea entre la que se incluye la elecciónde un centro educativo de acuerdo a los principios que másse asemejan a su proyecto de vida y valores.

En tiempos de Atapuerca, esta reflexión no tenía lugarpues la familia era la encargada de formar a su descen-dencia para garantizar su supervivencia. No hacía faltaninguna intervención externa puesto que cada familiaeducaba a sus hijos: la escuela era el hogar.

Pero, conforme aumentan los conocimientos y la culturase hace cada vez más compleja, los padres se ven des-

bordados y ya no son capaces de educar por sí mismos.Les falta tiempo y preparación. Han de echar mano deotras personas que completen los aprendizajes necesa-rios para desarrollarse y crecer en plenitud.

Por lo tanto, la educación pasa a compartirse con los ma-estros. En ellos se delega su autoridad, se consiente queobren en representación suya y se les transfiere su podereducador al ser personas preparadas en lo didáctico, téc-nico y humano para educar a los más pequeños.

Ahora bien, contar con la escuela no implica que los pa-dres renuncien a su papel. Antes al contrario, ellos siguensiendo el referente fundamental en su crecimiento afecti-vo y en valores y aunque han de pedir resultados a losmaestros y maestras, no pueden creer que su labor con-siste sólo en vigilar aquello que hace el colegio, ni tam-poco deben inhibirse y limitarse a dejar a los niños en laescuela como quien aparca un coche en batería.

Sinceramente, me preocupa que las estadísticas confir-men una y otra vez que el criterio más extendido a la ho-ra de elegir un colegio sea su proximidad. Y punto. Nohay preguntas sobre su modelo, no hay comunicación nicoordinación. Hay quien invierte más tiempo escogiendoel lugar de vacaciones que el colegio de sus hijos. Ni esbueno, ni debería ser así.

Desde un punto de vista pedagógico, quien sufre las con-secuencias de esta dejación de los deberes familiares esel propio niño. Porque los más pequeños, para conocersu identidad, se miran en los espejos exteriores: padres ycolegio. Si ambas instituciones no caminan a la par, si nocrecen en común, si no se apoyan amistosamente para al-canzar un mismo fin, si emiten mensajes divergentes, esel niño y su identidad quien se desorienta. Ve en casa for-mas de interpretar la vida que luego no tienen reflejo enel colegio, y su conducta, sin un referente moral claro yunitario, queda tocado y perturbado.

Por todo ello, la responsabilidad de ser padres no se ago-ta escogiendo un colegio. Simplemente, es su primer de-ber. Después, buscando el beneficio de los hijos, debenparticipar para animar y dinamizar la vida escolar, nopara controlar, fiscalizar ni inmiscuirse en cuestiones di-dácticas. Han de estar guiados por un espíritu positivo enun marco de escucha y confianza mutuas, respetando loslímites de sus áreas de acción sin injerencias abusivas enlas de los profesores.

Su responsabilidad no debe activarse solamente cuandohay motivos para elevar una queja, sino que, al margende correcciones puntuales, han de aportar sus criteriospara construir. Sin embargo, hay quien interpreta la par-ticipación como un coto de intervención libre y sin fron-teras. Esto no es así. La propia LOE reconoce explícita-mente que la matriculación de un alumno supone respetarel proyecto educativo del centro.

Cuando se alcanza este equilibrio en el reparto de fuer-zas y competencias entre padres y profesores, la comu-nidad educativa hace de la escuela su casa, un hogardonde se comparte el esfuerzo y la ilusión por hacer per-sonas felices, sabias, equilibradas, únicas e irrepetibles.

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Alberto Cascante Díaz

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AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA DELOS HIJOS: OBJETIVO EDUCATIVOYolanda Remírez EcheverríaMadre del Colegio Público “El Lago” de Mendi-llorri

Cuando me pro-pusieron escribireste artículo sentíuna gran respon-sabilidad, yo quesoy una madre gri-tona, que todaslas mañanas repi-te lo mismo: ”ven-ga date prisa, re-coge lahabitación (lo de-berías haber he-cho anoche), haspreparado la ta-rea, el bolso dedeporte, no pierdas nada, saca lo sucio a lavar, lávatelos dientes, péinate también por atrás“. Y así llevo casi11 años. Así que decidí hacer un café tertulia con un gru-po de madres “luchadoras” a las que quiero y admiro ylo que pusimos en común fue lo siguiente:

Los padres somos los máximos responsables en la educa-ción de nuestros hijos. Desde antes incluso de que nacennos tenemos que interesar por ello: la elección del centro(público o privado), asignatura de religión o no, modeloeducativo... -acorde con las pautas y estilos de vida fa-miliares, para no crear conflicto- y lo debemos hacer sien-do coherentes con lo que hacemos y decimos a nues-tros hijos, para enseñarles a respetar y aceptar a los queson o piensan distinto (culturas, ideologías, razas...). To-dos podemos aprender de todos. En la práctica tenemosque aceptar nuestras limitaciones formativas y de tiempo,la presión social (tememos ser demasiado exigentes y nossentimos culpables). En lugar de dejar hacer a nuestros hi-jos, lo hacemos nosotros (mochilas, orden, aseo...). Noles damos opción a equivocarse, a elegir, nos adelanta-mos a sus deseos, con lo que no conseguimos en ellos laautonomía y la independencia deseada.

De las actividades de la escuela consideramos básicas elacrecentar la motivación y el interés por el estudioy el aprendizaje, la valoración del esfuerzo, el refuer-zo positivo, la transmisión de la ilusión por el saber, la sa-tisfacción por hacer las cosas bien hechas. Además decomunicar los conocimientos básicos y necesarios de cul-tura general, que permitan a los alumnos seguir estudiosposteriores y de que tengan una aplicación práctica ensu entorno, de la escuela, esperamos un refuerzo de laspautas formativas que se aplican en la familia de modoque éstas se hagan presente en el entorno escolar (res-peto, normas, orden, ...). También esperamos educaciónen valores.

Lo que falla en la escuela es la educación personali-zada. La escuela está preparada para una población es-tándar. Cuando hay niños distintos a los patrones ordi-narios, por unas u otras condiciones la escuela no

dispone de recursos económicos y humanos adecuadospara atenderles (coeficiente de inteligencia superior o in-ferior a la media, inmigrantes con problemas de adapta-ción, minusvalías, trastornos diversos...).

Creemos que la autoridad en la escuela la tienen los pro-fesores. Ellos establecen las normas y entre todos (padresy educadores) hay que conseguir su cumplimiento, inclu-so aunque no se comparta alguna norma determinada.

La escuela es el gran apoyo de los padres. Debemos co-nocer y transmitir a los profesores que cuentan con todonuestro respeto y ayuda en todo lo que sea necesario.Que estamos ahí para lo que haga falta. Que confiamosen ellos y les dejamos hacer, que si algo no nos gusta vana ser los primeros en saberlo. Los padres no debemos po-ner en entredicho (menos delante de los niños) la auto-ridad del profesor. Con los tiempos que corren, debe-mos inculcar a nuestros hijos el cariño y la valoración delprofesorado, como cuando eran pequeños y la profesoraera la más guapa y la más lista.

Tenemos que escuchar a los profesores atentamente, pro-curando ser objetivos en la valoración de nuestros hijosa los que solemos idealizar. Creo que tenemos que me-ter las narices lo justo, que tenemos que dejar a los pro-fesores actuar, ya que la inmensa mayoría son profesio-nales que gustan y disfrutan de su trabajo, y que buscanlo mejor para nuestros hijos. Es muy gratificante recordaral cabo de los años a aquel buen maestro que tuvimos(aquel que me metió el gusanillo de la lectura, el que mereprendió y me exigió más que a otros) y que me ayudóa ser lo que hoy soy.

Considero muy importante la interacción padres/escuelapor ser ambos corresponsables en la educación de los ni-ños. Debemos estar al tanto de lo que ocurre en la es-cuela, también debemos transmitir situaciones de nuestroshijos que consideremos puedan afectar al normal desa-rrollo escolar.

Volviendo a nuestros hijos, al día a día, a las tareas, lasfelicitaciones, los castigos..., donde realmente los padresdebemos actuar, donde muchas veces, de tan bien que loqueremos hacer, nos perdemos. Hay que reconocer la la-bor de la APYMA sobre todo pensando en la formaciónde los padres. Una vez oí a un especialista, de los quevienen a la escuela, que los castigos “buenos” son losque duelen a los padres, no aquellos que los dejan de-sahogados. Creo que debemos estar pendientes de lastareas pero disimuladamente. Nuestros hijos deben es-forzarse por ellos mismos no porque lo exija el profesoro sus padres. Deben aprender que en esta vida hay queluchar mucho para conseguir los objetivos marcados; queno siempre salen las cosas como se quiere, pero que hayque seguir intentándolo. Nunca debemos olvidar felici-tar a los hijos cuando se esfuerzan, decirles lo orgullososque nos sentimos de ellos. Y, sobre todo, debemos escu-charles.

Hace algunos días uno de mis hijos me preguntó cual erami sueño, le dije que fueran buenas personas, trabajado-res, independientes,... Ahora SOLO me queda revisarmis actos para ayudarles a que lo consigan.

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Yolanda Remírez Echeverría

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LO QUE ESPERO DE LA FAMILIA YDE LA ESCUELAAndrea Berges CengotitabengoaAlumna de 2º Bachillerato en el I.E.S. “Plaza dela Cruz” de Pamplona

Cuando me propu-sieron escribir al-go sobre este te-ma, la verdad esque pensé que notenía mucho quedecir, que esto eracosa de los adul-tos. Bueno, no sa-bía muy bien có-mo empezar yfinalmente hablan-do con algunaamiga sobre el te-ma me han ido sa-liendo ideas queson las que voy a contar.

Voy a escribir lo que opino sobre la responsabilidad delos padres en la educación y desde luego tengo muy cla-ro que son los padres los primeros que marcan nuestraeducación.

Lo que nos dicen en casa es lo que más vale en la edu-cación. ¡Está muy claro!. Cuando veo a compañeros ocompañeras de clase, cómo actúan, cómo piensan, en se-guida me hago una idea de cómo serán sus padres, sison unos padres preocupados de verdad por sus hijos osi pasan. Los hijos somos un reflejo de lo que aprendemosen casa.

Lo que más valoro en la relación padre-hijo es la con-fianza. Y para tener esa confianza los padres tienen quehablar mucho con los hijos-hijas, es importantísima la co-municación porque si no, no se enterarán nunca de loque les pasa, ni en la escuela ni con sus amigos. Yo ten-go amigos que casi no coinciden con sus padres, no co-men juntos, casi no se ven, en ese caso, es imposible quese conozcan, por eso, muchas veces a los padres se lesescapan cosas muy graves que les suceden a sus hijos yellos ni siquiera han notado nada. No entiendo cómo nopueden notar que algo le ocurre a su hijo, ¿no se lo venen los gestos, en la cara o es que no le conocen? Ahorame doy cuenta que cuando mis padres me obligaban acomer sin ver la tele y a mi me parecía un horror, lo quequerían es que habláramos y habláramos para contarnoscosas y así poco a poco, saber lo que cada uno pensa-mos sobre tal o cual tema o lo que cada uno hace o conquien va. Porque es cierto que poco a poco todo sale enestas conversaciones familiares.

Pero cuando digo que es bueno hablar, no me refiero aque tus padres te bombardeen a preguntas y que parez-can policías haciéndote un interrogatorio porque enton-ces huirás y dejarás de contarles cosas. La pregunta queyo considero fundamental que deben hacer todos los pa-dres a sus hijos, por lo menos, una vez al día es ¿qué tal

te ha ido hoy? Y eso es una prueba de que se preocupany de que quieren conocerte, no cotillear.

Esa comunicación también la considero necesaria entreprofesores y padres. Son muy importantes las entrevistasque, dependiendo de la situación del alumno, se necesi-tarán más o menos, pero padres y profesores tienen quereunirse cada cierto tiempo porque eso demuestra interéspor su parte hacia nosotros.

En el colegio, se nota perfectamente qué alumnos estánsin apoyo en casa. Son compañeros que van a clase apasar el tiempo y no tienen ningún estímulo. Los padrestienen que interesarse por su vida escolar y no sólo que-darse con las notas que sacan en el examen. Cuando aellos no les importa su situación en clase, acaban dejan-do los estudios en cuanto pueden. Opino que muchos de-jan de estudiar por falta de apoyo en casa.Pero tampoco es bueno que no te dejen resolver tus pro-blemas. Hay cosas en las que les podemos pedir ayudapero nosotros tenemos que ser capaces de arreglárnoslasen la mayoría de las ocasiones, tanto para hacer traba-jos y deberes como para solucionar conflictos en clase.Por ejemplo, no me parece que los padres tengan que ha-cer los trabajos de sus hijos y sí me parece que tienen queintervenir cuando se les pide ayuda.

Los padres tienen que valorar lo que hacemos. A mí siem-pre me decían, tienes que poner esfuerzo en lo que ha-ces, puede que te salga mal pero has trabajado y eso tie-ne valor. Es muy bueno aprender, no sólo por tener unbuen trabajo o por ganar dinero (porque además, yo veoque eso muchas veces no sucede) sino por la propia cul-tura y por estar preparado. Eso siempre se nota y te ayu-da a avanzar y a sentirte más segura por el mundo.

Nosotros, los hijos, sabemos cuándo nos merecemos al-go y cuándo es justo recibir un reconocimiento o una re-compensa. Yo tengo amigos que son premiados por suspadres siempre, da igual cómo se porten, dan igual susnotas. Es injusto un premio cuando no lo mereces. Al fi-nal, a esos chicos, les da lo mismo todo, son unos mal-criados que desde luego nunca se esfuerzan para conse-guir nada porque todo se lo han puesto fácil. Yo por loque conozco, son chavales que abandonan pronto los es-tudios y tampoco tienen claro qué es lo que quieren.

Hay conflicto con los premios pero también con los casti-gos. Reconozco que aunque a nadie le gusta que le cas-tiguen, lo que veo claro es que si te lo has buscado, tie-nes que pagar la consecuencia y además, tus padresdeben de llegar hasta el final, no perdonártelo sin másporque eso sólo sirve para liarnos, y al final, lo que es-peras es que siempre te perdonen y con esa actitud pier-den tu respeto.

La verdad es que yo de lo que mejor puedo hablar esde lo que he vivido. En un momento de mi vida escolar,estuve a punto de abandonarlo todo. Tuve un buen tro-pezón y muchas dudas que gracias a distintas ayudassuperé. Me ayudó mucho la orientadora y mi tutor (am-bos profesionales me parecen importantísimos en loscentros escolares siempre que se involucren con losalumnos). Tanto uno como otro estuvieron además en

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Andrea Berges Cengotitabengoa

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permanente contacto con mis padres. Desde luego, losprofesores tienen otro trato contigo si ven que tus pa-dres también están detrás y no estás sola. Pero, sobre

todo, los que más me ayudaron fueron mis padres y elsaber que podía contar con ellos me animó para seguircon mis estudios.

– “Caldera premia el trabajo de la Fundación Ilundáiny de la profesora Esther Pagola”. Diario de Navarra17 de enero de 2007.

– “Premio a la calidad educativa para el Instituto Cua-trovientos”. El Instituto de Formación Profesional Cua-tro Vientos de Pamplona ha sido galardonado con elpremio Marta Mata a la calidad educativa, concedi-do por el MEC. Diario de Noticias 23 de enero de2007.

– “La comunidad educativa rechaza que la violenciasea habitual en las aulas. El Consejo Escolar aseguraque los últimos sucesos son “excepcionales. Diario deNavarra 31 de enero de 2007.

– “Universitarias bajo el velo”. Diario de Navarra 9 defebrero de 2007.

– “La red de colegios fotovoltaicos recibe un premio porimplicar a la ciudad en el ahorro de energía. Diariode Noticias 9 de febrero de 2007.

– “Entregan los premios a los mejores estudiantes deNavarra en diversas categorías. Diario de Noticias22 de marzo de 2007.

– “Premiadas cuatro alumnas de la Escuela de MúsicaJoaquín Maya en un concurso de piano. Diario deNavarra 27 de marzo de 2007.

– “Cuatro navarros reciben los Premios Nacionales deBachillerato y FP”. Diario de Navarra 17 de abril de2007.

– “Dos navarros medallas de oro y plata en la Fase Na-cional de la Olimpiada de Química”. Diario de Na-varra 3 de mayo de 2007.

– “Las políticas educativas en España”. Ranking de Ex-celencia Educativa. 18 de enero de 2007. Profesio-nales por la Ética

– “Anuario de la Educación 2006”. Edición Navarra.Magisterio.

– “Dirección escolar para el cambio”. Temáticos Escue-la. Febrero 2007. Edit. Praxis.

– ”La ética en las organizaciones”. Monográficos Re-vista OGE. Enero-Febrero 2007 nº 1. Edit. Praxis.

– “Educación para la ciudadanía”. Cuadernos de Pe-dagogía nº 366, marzo 2007.

– “Evaluación diagnóstica”. Revista Organización yGestión Educativa nº 2 marzo-abril 2007.

– “Reflexiones en torno a la integración del trabajadorsocial en el centro escolar”. Revista Aula nº 160 Mar-zo 2007.

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Noticias de prensa

Bibliografía

BOE– Observatorio estatal de convivencia escolar. R. D.

275/2007, de 23 de febrero (BOE nº 64 de 15 demarzo de 2007)

– V convenio colectivo de empresas de enseñanza pri-vada sostenidas total o parcialmente con fondos pú-blicos. Resolución de 28 de diciembre de 2006.(BOE 17 de enero de 2007)

– Convenio entre el MEC y el Departamento de Educa-ción del Gobierno de Navarra para la mejora de lasbibliotecas escolares. Resolución de 26 de diciembrede 2006. (BOE nº 30 de 3 de febrero 2007)

– Regulación del Consejo Superior de Enseñanzas Ar-tísticas. Real Decreto 365/2007. (BOE nº 81 de 4 deabril de 2007).

BON

– Se establece el currículo de las enseñanzas profesio-nales de música en la Comunidad Foral de Navarra.D.F. 21/2007, de 19 de marzo (BON nº 56 de 4 demayo de 2007)

– Se establece el currículo de los niveles básico e inter-medio de las enseñanzas de idiomas de régimen es-pecial. R.D. 22/2007, de 19 de marzo (BON nº 56de 4 de mayo de 2007)

– Regulación de la admisión del alumnado en los cen-tros públicos y privados concertados de la Comuni-dad Foral de Navarra que imparten enseñanzas nouniversitarias. D.F. 31/2007, de 2 de abril. (BON nº52 de 27 de abril de 2007).

Reseña de legislación

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– Se establecen las áreas de influencia de los CentrosPúblicos y Privados Concertados previstas en el artí-culo 7 del Decreto Foral 31/2007, de 2 de abril, porel que se regula la admisión del alumnado. O.F.31/2007, de 16 de abril (BON nº 53 de 30 de abrilde 2007).

– Evaluación, promoción y titulación del alumnado deEducación Secundaria Obligatoria. OF 148/2006,de 21 de noviembre (BON nº 4 de 8 de enero de2007)

– Se establece el modelo de informe de aprendizaje definal de la etapa de Educación Primaria desde el añoacadémico 2006/2007 y hasta el año académico2008/2009, ambos inclusive. Resolución 172/2007(BON nº 49 de 20 de abril de 2007).

– Se crea un fichero informatizado bajo la denomina-ción de Títulos Oficiales no Universitarios. OF7/2007, de 8 de febrero. (BON nº 38 de 28 de mar-zo de 2007)

– Financiación de las ikastolas de la zona no vascófo-na que venían siendo financiadas por la ley foral26/2002, de 2 de julio. Ley Foral 7/2007, de 23 demarzo (BON nº 40 de 2 de abril de 2007)

– Convenio colectivo del personal laboral de la Comu-nidad Foral. Acuerdo 15 de enero de 2007 (BON nº11 de 24 de enero)

– Convenio entre el Departamento de Educación delGobierno de Navarra y la Dirección General de Trá-fico del Ministerio del Interior en materia de educa-ción vial. (BON nº 16 de 5 de febrero de 2007)

– Se autoriza al Consejero de Educación a asumir, eje-cutar y realizar el seguimiento del “Acuerdo Comple-mentario del Acuerdo de Mejora Progresiva de la Ca-lidad de la Educación y de las Condiciones deTrabajo en el Sector de la Enseñanza Concertada de10 de marzo de 2005”, y por el que se modifican losmódulos económicos de los conciertos educativos fi-jados en el Anexo I de la disposición adicional deci-motercera de la Ley Foral 17/2006, de 27 de di-ciembre, de Presupuestos Generales de Navarra parael ejercicio del año 2007. Acuerdo de 12 de marzode 2007. (BON nº 45 de 11 de abril de 2007).

Se regula el primer ciclo de la Educación Infan-til en la Comunidad Foral de Navarra. DecretoForal 29/2007, de 26 de marzo. (BON nº 56de 4 de mayo de 2007) La norma aprobada pretende generar un entorno educa-tivo de calidad, de bienestar y seguridad, intencional-mente organizado, capaz de compensar las desigualda-des personales, culturales y sociales de los niños y deproporcionarles, en colaboración con las familias, el óp-timo desarrollo de su personalidad y de todas sus capa-cidades.

Regula el primer ciclo de la educación infantil, establecelos requisitos que deben cumplir los centros tanto públicos

como privados que lo imparten y establece los contenidoseducativos del ciclo.

El ciclo es voluntario y atenderá a niños desde los ceroaños de edad hasta los tres, conforme con los principiosgenerales que cita. Se podrá ofertar en centros que abar-quen el ciclo completo o un sólo año completo.

Los centros deberán formular una propuesta pedagógicaque comprenderá los objetivos, contenidos y principiospedagógicos y de evaluación que regulan la prácticaeducativa. Expresamente se indican en la norma. Los con-tenidos, se organizan en ámbitos de desarrollo y expe-riencia.

Los centros colaborarán con las familias para respetar laresponsabilidad educativa fundamental de éstas. Señalala obligación de informarles periódicamente sobre el pro-ceso educativo de sus hijos.

Se obliga al Departamento de Educación a realizar ac-tuaciones preventivas y compensatorias para evitar desi-gualdades en los niños. En tal sentido se ordena la aten-ción a las necesidades específicas de apoyo educativo yla regulación de los procesos de admisión en los centrosen condiciones de igualdad. Se prohíbe la admisión enlos centros de niños menores de 16 semanas.

Se regula lo necesario para definir qué es un centro deeducación infantil y para determinar su naturaleza públi-ca o privada, para establecer el calendario y horario defuncionamiento, los requisitos físicos y de personal parasu autorización administrativa. Se indica el procedimien-to de autorización y supresión administrativa tanto paralos centros públicos como privados.

La atención educativa directa de los niños corresponde aprofesionales con el título de Maestro con la especialidaden Educación Infantil o título de grado equivalente. En elproceso de atención pueden participar otro personal conla debida titulación para atender niños de esta edad.

Se ordena la participación de la comunidad educativa enla organización, gobierno, funcionamiento y evaluaciónde los centros sostenidos con fondos públicos. Se reco-noce autonomía pedagógica y de gestión organizativa alos centros. Esta se concretará en un proyecto educativoy otro de gestión.

La habilitación profesional conseguida según lo dispues-to en la Orden de 11 de enero de 19963 se considera su-ficiente para impartir el primer ciclo.

La implantación del ciclo se producirá con carácter ge-neral en el curso 2007/2008.

Se conceden tres años a los centros de titularidad muni-cipal y privada para adecuarse a los requisitos estableci-dos en el decreto y solicitar la creación del centro co-rrespondiente.

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Reseña de legislación

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3 Orden de 11 de enero de 1996 por la que se homologan cursos de es-pecialización para el profesorado de Educación infantil, de EducaciónPrimaria, de Educación Especial y del primer ciclo de la Educación Se-cundaria Obligatoria y de habilitación para los profesionales del primerciclo de Educación Infantil. (BOE de 23 de enero de 1996)

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Queda sin efecto el DF 24/1997, de 10 de febrero4, enlo que afecta a este ciclo y el DF 251/1992, de 6 de ju-lio5, que establece el procedimiento para la autorizaciónde centros docentes privados.

Deroga cuantas normas de igual o inferior rango seopongan.

Currículo de las enseñanzas del segundo ciclode la Educación Infantil. DF 23/2007 de 29 demarzo. (BON nº 51 de 25 de abril de 2007)Las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de la Educa-ción Infantil han sido establecidas por el RD 1630/2006,de 29 de diciembre6. Corresponde a las Administracio-nes educativas, según se indica en el art. 5º-2 de la LeyOrgánica 2/2006, de 3 de mayo7, establecer el currícu-lo del segundo ciclo de la Educación infantil del que, entodo caso, formarán parte las enseñanzas mínimas. Con-secuentemente, el Gobierno de Navarra en este DecretoForal establece este currículo. Se hace responsable a loscentros para desarrollar y completar el currículo.

La norma señala que la Infancia es el período de la vidaen la que se producen los avances evolutivos determi-nantes para el desarrollo del ser humano. Por tal motivo,el texto de la norma señala las medidas necesarias paraque los niños desarrollen al máximo sus capacidades. Re-fiere diecisiete principios que dan coherencia y continua-da al desarrollo personal y formativo pretendido.

La norma organiza los contenidos del currículo en las tresáreas formativas que expresamente la norma señala. Losobjetivos del currículo se conciben como las capacidadesque el alumno debe desarrollar en la etapa. Determinaque la evaluación tiene como fin la identificación de losaprendizajes adquiridos y la valoración del desarrollo al-canzado. Establece que el proceso de enseñanza-apren-dizaje se debe adaptar a las características personalesde los alumnos, a sus necesidades, intereses y estilo cog-nitivo. Por último destaca la necesaria colaboración delas familias en el proceso formativo.

La norma se refiere a los centros públicos, privados y pri-vados concertados de la Comunidad Foral de Navarra.

La etapa se organiza en dos ciclos de tres años y com-prende desde los cero a los seis años de edad del niño.

Tiene identidad propia y carácter voluntario y gratuito enel segundo ciclo.

La norma señala los fines de la etapa, relaciona sus ob-jetivos y organiza los contenidos en áreas. Las áreas seconciben como espacios de aprendizaje de todo orden.Los objetivos, contenidos y criterios de evaluación de lasáreas se recogen en anexo expreso.

El aprendizaje de la lengua extrajera se iniciará en estaetapa y en ella se fomentará una aproximación a la lec-tura e escritura y la iniciación en habilidades básicas nu-méricas, de información, comunicación, expresión visualy musical.

La evaluación será formativa, continua y global y servirápara identificar los aprendizajes adquiridos, así como elritmo y características de la evolución del niño. Ademásse evaluará el proceso de aprendizaje y la práctica edu-cativa.

El texto ordena fomentar la autonomía pedagógica y or-ganizativa de los centros, favorecer el trabajo en equipodel profesorado, velar por el reconocimiento social delprofesorado. Señala las obligaciones del equipo directi-vo respecto de la comunidad educativa y se apunta la ne-cesidad de buscar la cooperación y participación de lasfamilias en el proceso educativo.

Se ordena establecer criterios de coordinación entre laEducación Infantil y Primaria y tratar adecuadamente ladiversidad compatibilizando el desarrollo de todos y laatención personalizada.

Las enseñanzas de religión en la etapa deben estar con-templadas en el currículo conforme la DA 2ª de la Ley2/2006, de 3 de mayo. Se establece el principio de vo-luntariedad para recibir estas enseñanzas y se respeta lacompetencia de la jerarquía eclesiástica y autoridades re-ligiosas pertinentes para definir el currículo de estas en-señanzas.

Se deroga el Decreto foral 574/1991, de 30 de diciem-bre8 pero se ordena su aplicación hasta la implantaciónde la nueva ordenación de la Educación Infantil confor-me con lo dispuesto en el RD 806/2006, de 30 de ju-nio9.

IDEA N26

Reseña de legislación

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4 Decreto Foral 24/1997, de 10 de febrero, por el que se aprueba elreglamento orgánico de las escuelas públicas de Educación Infantil,Colegios Públicos de Educación Primaria y Colegios Públicos de Edu-cación Infantil y Primaria en el ámbito territorial de la Comunidad Foralde Navarra (BON de 14 de marzo de 1997)

5 Decreto Foral 251/1992, de 6 de julio, por el que se establece el pro-cedimiento para la autorización de centros docentes privados que im-partan enseñanzas de régimen general no universitaria en la Comu-nidad Foral de Navarra (BON nº 93 de 3 de agosto de 1992)

6 Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, por el que se estable-cen las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de Educación Infantil.(BOE nº 4 de 4 de enero de 2006).

7 Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación. (BOE nº 106 de4 de mayo de 2006).

8 Decreto Foral 574/1991, de 30 de diciembre, por el que se estableceel currículo de la Educación Infantil en la Comunidad Foral de Navarra.(BON nº 13 de 29 enero de 1992)

9 Real Decreto 806/2006, de 30 de junio, por el que se establece el cal-endario de aplicación de la nueva ordenación del sistema educativo es-tablecida por la LO 2/2006, de 3 de mayo, de educación. (BON nº167 de 14 de julio de 2006).