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Graffitis

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    Los graffitis de MontevideoApuntes para una antropologa delas paredes

    Ariela Epstein

    Les paredes de Montevideo estn cubiertas de escrituras, di-bujos, graffitis de distintos tipos, pintadas polticas, murales,estnciles Los muros son espacios de expresin, palimpsestos

    donde se inscriben la historia, las ideologas y las identidades,constituyendo una fuente interesante para abordar las diferentesculturas de la ciudad. Son una manera de apropiarse concreta-mente del espacio pblico, de participar del dilogo social. Losdiscursos murales estn as vinculados al tema de los imaginarioscolectivos y del sentimiento de pertenencia, que cuestionan oreivindican cierta cultura nacional, cierta cultura urbana y variassubculturas ms o menos marginales.

    Luego de algunos elementos sobre la historia del graffitiMontevideano y de una descripcin de las diferentes formas de

    inscripciones murales contemporneas, nos centraremos en laevolucin de un graffiti en particular, el de leyenda. Este gra-ffiti clsico, frase ingeniosa o impactante, se va reduciendocada vez ms a inscripciones personales, auto-referenciadas oidentitarias. Son marcas de s o de pequeos grupos, que ocupanla ciudad de una nueva forma, en una bsqueda de reterrito-rializacin. Por otro lado, la emergencia del individuo en esediscurso urbano permite presentar el muro como paradigma dela separacin porosa y cambiante que se da entre los espacios

    pblicos y privados. Nuestra idea es entonces que en un movimiento de ida y vuelta

    entre construccin y representacin de s, el graffiti constituye discursos e imaginariosque median nuestra manera de vivir en la ciudad.

    Palabras claves:Graffitis, Montevideo, expresin urbana, identidad, esttica.

    RESUMEN

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    Presentacin y objetivos

    Las paredes parecen ser tambin un buen lugar para observar el estado de nimocolectivo. Sin perder de vista que los que pintan no representan a todos los sectores nia todas las edades, son depositarios de ansiedades grupales, de miedos, de fantasas,de ilusiones y desilusiones, que ellos se encargan de alcahuetear pblicamente.1

    Les paredes de Montevideo estn cubiertas de escrituras, dibujos, graffitis de distintostipos, pintadas polticas, murales, estncilesComo en todas las grandes ciudades delmundo, pero con ciertas particularidades e intensidad en Montevideo, las paredes sonespacios de expresin, palimpsestos donde se inscriben la historia, las ideologas y lasidentidades, constituyendo una fuente interesante para abordar las diferentes culturasde la ciudad. En efecto, la enorme cantidad de escrituras urbanas (sorprendente paraquin llega de afuera) plantean una tendencia a inscribir pblicamente marcas de s enla ciudad, una manera de apropiarse concretamente del espacio pblico y de participardel dilogo social. Algunas de las preguntas esenciales que guiaron mi trabajo de cam-

    po son: que dicen esas inscripciones, a la vez visibles para quin le presta atencin

    pero fundidas en el paisaje urbano?, Quin las hace y por qu? y qu revelan desdeel punto de vista de las mltiples identidades montevideanas? Los discursos muralesnos permiten as cuestionar los temas de los imaginarios colectivos y del sentimientode pertenencia, a nivel poltico pero tambin de la reivindicacin y de la visibilidad decierta cultura nacional, de cierta cultura urbana y de varias subculturas ms o menosmarginales. Escritura cambiante y efmera, pero que a veces perdura aos en los murosde la cuidad, los graffitis, pintadas y murales son el testimonio de las preocupaciones desus habitantes, de sus frustraciones y deseos, de la bsqueda y permanente construcciny afirmacin de las identidades. En eso me parecen ser una representacin vlida de loque podra ser la uruguayez contempornea.

    Lo que sigue es la presentacin de los avances de una investigacin en curso, en elmarco de mi tesis de doctorado cuyo ttulo es Antropologa de las paredes: graffitis ymurales en Montevideo. La idea es realizar una monografa, una descripcin etnogr-fica de Montevideo y de las formas contemporneas del vivir en ella, a travs de unahermenutica cultural del texto y la iconografa urbanos. Se trata de interpretar, a travsde la evolucin de las inscripciones y del discurso que van creando, la heterogeneidadde una sociedad en mutacin, hbrida y fragmentada. Se trata tambin de cuestionarla relacin que tienen los Montevideanos con su ciudad, su manera de vivir en ella,de percibirla y cambiarla. Me interesan en efecto tanto la prctica del graffiti o de la

    pintada, como la lectura e interpretacin que pueden tener los habitantes, transentes

    o usuarios de los transportes pblicos. Ambas posiciones -escritor y lector- brindandonotables claves de comprensin de la ciudad y de sus particularidades.

    Metodologa

    Aunque abarque tanto la antropologa como la semiologa (mi trabajo es co-tuteladopor docentes de ambas reas), la metodologa de investigacin utilizada es claramentela de la etnografa, o sea la del trabajo de campo largo y cualitativo, la observacin

    participante y la prctica de entrevistas amplias y semi-estructuradas. La primera etapade campo fue realizada entre octubre del 2005 y junio del 2006. En ese tiempo proced

    al relevamiento casi sistemtico de los graffitis, pintadas y murales de la ciudad (quecomponen hasta ahora un archivo de ms de 5 000 imgenes). Tambin se trat de

    1. MAZZILLI Romn, Graffiti : las voces de la calle. Comunicacin y vida cotidiana desde un enfoque psicosocial,Buenos Aires, Edicin del autor, p. 15.

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    investigar acerca de los autores de estas inscripciones, entrevistando, compartiendotiempo y actividades con graffiteros, estencileros, muralistas y militantes de diferentes

    partidos u organizaciones polticas. Me pareca importante en efecto mirar los murosdesde el lado de quin los escribe y modifica, desde el lado de la praxis, que resulta ser

    bien diferente segn el tipo de inscripcin. Fue tambin para m la ocasin de apren-der y experimentar lo que significa vivir en Montevideo en este principio de siglo, en

    la dinmica actual de globalizacin cultural y de cambios polticos. Fue el tiempo deldescubrir, sumergindome en la vida cotidiana de los montevideanos, en el compartirdel da a da. Fue finalmente la primera indagacin terica y bibliogrfica, de la cual

    pude concluir que el graffiti y los murales son un tema casi inexistente en la produccinacadmica del Uruguay, un campo de estudio casi virgen2y por explorar.

    En una segunda etapa (de agosto a octubre del 2007), estoy realizando una encues-ta acerca de habitantes X de Montevideo, tratando de abarcarlos en su multiplicidadgeogrfica, de edades, gneros, niveles socio-culturales y econmicos. Las preguntasde dicha encuesta abordan los espacios de vida y las trayectorias cotidianas o particu-lares, la percepcin de la ciudad y de sus evoluciones, aspectos diversos de la cultura

    y de la sociedad. Finalmente, una serie de preguntas ataen a la mirada que tienen losMontevideanos sobre las inscripciones murales, sus gustos, interpretaciones e incom-prensiones. Esta vez se trata de indagar en la recepcin del graffiti, en las percepcionesde los muros y del entorno cotidiano, de interrogar una lectura y una vivencia de lacultura callejera y del espacio pblico, con el objetivo de sumar las voces de los lec-tores a la interpretacin de mi corpus textual y pictrico. Este es un trabajo en curso,del cual falta toda la parte de anlisis. Por eso me limitar aqu a describir y dar ciertasclaves de compresin de las escrituras murales, y luego a plantear algunas hiptesis deinterpretacin acerca de la funcin del graffiti contemporneo, y de su evolucin.

    Nacimiento del graffiti uruguayo

    Ms all del mural artstico (que dejaremos por ahora de lado), la primera forma deescritura mural latinoamericana es la de la pintada poltica. A partir de los aos 50 y60, la brocha y la pintura fueron remplazando el uso del afiche, por ser una tcnicams rpida y menos costosa para difundir ideologas. Caracterstico del movimientoestudiantil de Mayo del 68, en Francia, el graffiti de leyenda -llamado as por variosautores que se interesaron en el tema3- aparece en Uruguay a partir de los aos 80.Luego del largo perodo de dictadura, en el cual toda forma de expresin contestatariaera violentamente reprimida, las paredes de Montevideo recobran la palabra a partir de

    la transicin democrtica. El nuevo soplo de libertad le permite a la nueva generacin,que creci en el silencio y el miedo, de retomar su lugar en el espacio pblico.Con varias otras formas de expresin, como el rock y las revistas under, el graffiti

    se vuelve la parte visible de la movida contra-cultural que caracteriza esa poca. staexpresa con palabras crudas, una suerte de renacimiento, una gran sed de libertad, pero

    2. Debo mencionar sin embargo los aportes de Eduardo Roland y Andrea Blanqu, con su compilaciones de graffi-tis: BLANQUE Andrea,Antologa del retrete. Grafitisde los baos de mujeres, Montevideo, Memphis/Vintn, 1991;ROLAND Eduardo (comp.),Contra cualquier muro. Los graffitisde la transicin (1985-1989), Montevideo, Vintneditor, 1992. Y los inestimables aportes tericos de Abril Trigo, Culturas Uruguayas o culturas linyeras ? (Para unacartografa de la neomodernidad posuruguaya), Montevideo, Vintn Editor, 1997 y de Aurora Defago, (2005): Del

    graffiti a las escrituras en los muros en Montevideo, monografa del Taller II de Investigacin en antropologa socialy cultural de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicacin UDELAR, Montevideo.

    3. KOZAK Claudia, Contra la pared. Sobre graffitis, pintadas y otras intervenciones urbanas, Libros del Rojas,Buenos Aires, 2004 ; GNDARA Lelia, Graffiti. Enciclopedia semiolgica, Buenos Aires, Eudeba, 2002 ; SILVAArmando,Punto de vista ciudadano, focalizacin visual y puesta en escena del graffiti, Bogot, Publicaciones delInstituto Caro y Cuervo, Series Minor XXIX, 1987.

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    tambin un sentimiento de exclusin y de no-reconocimiento frente a un imaginarionacional que fue perdiendo credibilidad. Creativa y rebelde, los socilogos hablan dela generacin dionisaca:

    Muchas verdades categricas y absolutas han quedado en los 60. En Uruguay, la genera-cin de la democracia y los movimientos under desconfiaron de aquellos dioses y mesasy se convirtieron al atesmo. De este modo, ellos apuestan a nuevas formas de expresindonde la creatividad se puede explayar sin normas: graffitis, revistas subtes, performances,vdeos, el rock y otros, constituyen su modo de participacin en lo social. () El cambiarla sociedad no interesa, lo que importa es el aqu y ahora, los problemas inmediatos aresolver todos los das. Y de ah el nombre de generacin dionisaca, ya que ellos hacenprevalecer el principio del placer, el hoy, sobre el principio del deber, de la disciplina,tpicas de la generacin del 684.

    Varios de los actores de esta movida, vinculados al mundo intelectual e universitario,le dan al graffiti un color potico y literario. Si se quiere apoltica, una esttica libertariay transgresiva se manifiesta sin embargo en la leyenda. Brigadas como la Tristan Tzara

    o el SURME (Sindicato nico Revolucionario de Muchachos de la Esquina) escribenpor las calles fragmentos de poemas, citaciones: El arte es un producto farmacuticopara imbciles, reivindicaciones de todo tipo (en frente de la cinemateca y dirigido asu director: Manolo siniestro estalinista. Basta de Wajda queremos Andy Warhol) odeclaraciones filosfico-humorsticas: Nietzsche ha muerto. Dios5. El ambiente seir politizando tambin con el surgimiento de la Coordinadora Antirazzias, de la cualtodava se pueden adivinar algunos graffitis en las calles del Cordn.

    Pero los testimonios actuales de algunos actores de esa generacin rock6afirmanno haber tenido, en aquella poca, nada en especial para declarar, ninguna voluntad dedifusin ideolgica detrs de sus diversas formas de expresin, sino un modo de vida,una manera de ocupar la ciudad y de existir en ella. Abril Trigo7vincula esa movidacon el fin de las creencias en un Uruguay moderno, igualitario y progresista. Hablade la cada del imaginario colectivo dominado hasta entonces por la representacin deuna Repblica modelo, de la cida deconstruccin de sus mitos y hroes fundadores.Menciona entonces un fenmeno de transcultura y de hibridacin (producto de la crisisdel Estado Uruguayo imbricada con la crisis global de la modernidad) que permite laemergencia de actores sociales hasta entonces invisibles en una sociedad aplanadora yhomogeneizante. Se trata entonces de construir identidades nuevas y, lejos de los relatosde la historia oficial, los que toman la palabra son, por primera vez, los desclasados:los jvenes, los pobres, los drogadictos, los poetas, los punks los excluidos de lauruguayez. Dan forma a una esttica de la noche, urbana, directa y sin dogmas: Vivala libertad de expresar el repudio general, Los hurgadores son la contracultura de la

    basura, Uruguay sacate la careta8

    4. Roman Mazzili MAZZILLI Romn, Graffiti: las voces de la calle. Comunicacin y vida cotidiana desde unenfoque psicosocial, Buenos Aires, Edicin del autor, 1996, http://www.camp.ogrup.al.com/graffiti, consulado el 18de Agosto de 2006.

    5. Estos graffitis son sacados de Abril TRIGO, rockeros y grafiteros : la construccin al sesgo de una antimemoria in Culturas Uruguayas o culturas linyeras ? (Para una cartografa de la neomodernidad posuruguaya), Montevideo,Vintn Editor, 1997.

    6.Alfredo ALPINI, Una generacin sin dioses, serie: Memoranda (XI), http://www.chasque.net:8081/relacion/an-triores/9611/xx-50.htm, 7 pp., consult le 30/08/2006.

    7. Abril TRIGO, op.cit.

    8. Eduardo ROLAND (comp), Contra cualquier muro. Los graffitis de la transicin (1985-1989), Montevideo,Vintn editor, 1992.

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    La generacin graffiti se construye en ruptura con la de los sesenta, militante y dis-puesta a todo para realizar su utopa. Frente al fracaso de los partidos revolucionarios, lanueva generacin juega irnicamente con las consignas de sus mayores, retomando lasestructuras sintcticas propias de la pintada para crear un efecto humorstico y absurdo.As, una de las primeras leyendas relevada por Eduardo Roland para su compilacin degraffitis, estaba en el parque de diversiones del Parque Rod y deca: Desproscribir

    el tren fantasma ya!9. Pero si el humor es un elemento esencial del graffiti de leyenda,la generacin dionisaca muestra tambin un rostro ms oscuro. Nihilista y desencan-tada, clama su dificultad a identificarse con una sociedad violentada y corrupta. Unade las revistas ms difundidas se llama G.A.S., Generacin Ausente y Solitaria. ParaAbril trigo, el graffiti y el rock no son slo formas de comunicacin privilegiadas,sino paradigmas de la sensibilidad dionisaca, por ser marginales, annimos, rpidos,transgresivos. La leyenda resignifica los saberes populares (expresiones, refranes,consignas) a contrapi de la cultura hegemnica.

    Hoy en da el boom del graffiti parece haberse disipado (periodistas e intelectualesson nostlgicos de la vieja leyenda ingeniosa10), pero las paredes siguen cargadas de

    escrituras de todo tipo. Se observan textos cada vez ms heterogneos. La leyenda no hadesaparecido pero ha evolucionado y formas nuevas se suman a la modalidad descriptahasta ahora. Es esta evolucin la que nos interesa aqu, ya que el graffiti parece ser msque nunca el reflejo de una sociedad cada vez ms hbrida11, mltiple y fragmentada.La crisis y consiguiente bsqueda identitarias uruguayas se ponen espontneamente enescena sobre los muros de la ciudad, brindando claves de comprensin ms que tiles

    para quin quiere interrogar los modos de vida de las nuevas generaciones.

    Graffitis contemporneos y vestigios de la leyenda ingeniosa

    El primer gran cambio visible en estosltimos aos, es la aparicin de nuevasformas de expresiones murales quevan en el sentido del pasaje de una

    prctica de escritura urbana hacia lade produccin de imgenes. Por eso,antes de adentrarnos en una interpre-tacin de la evolucin del graffiti deleyenda, parece importante proponeruna categorizacin por gneros de los

    diferentes tipos de graffitis existentes,su descripcin as como algunas pistasde lectura.

    El Graffiti Hip Hop primero. Estetipo de graffitis encuentra su origen en la cultura del Hip Hop aparecida en Nueva Yorken la dcada del 60. Se trata de pintar, con letras muy estilizadas, efectos de perspectivasy colores, una palabra, generalmente su propia firma el apodo elegido y usado porcada autor o el nombre del grupo de graffiteros, el crew. Esa forma de graffiti es

    9. Entrevista con Eduardo Roland, realizada por Aurora Defago en Febrero del 2003. Documento indito.10. Hector BARDANCA, Souvenirs de la movida montevideana,Brechadu 20/XII/91, p. 12 ; Hctor BARDAN-CA, El gusto del graffiti,Brechadu 20/XII/91, p.13 ; R. O., Nostalgias del grafifiti,Brecha30/IV/99, Montevideo,p. 24

    11. Ver Nestor GARCIA CANCLINI, Culturas hbridas, poderes oblicuos, en Culturas hbridas. Estrategias paraentrar y salir de la modernidad, Mexico, Grijalbo, 1990.

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    en realidad la evolucin plstica del tag: esa misma firma de trazado estilizado, mspequea, escrita generalmente con marcador y en la ms grande cantidad posible delugares. Los dos tipos de firmas se practican hoy en Montevideo, y aunque su vnculono sea evidente para el lector, son inseparables. El graffiti Hip Hop es un fenmeno in-ternacional, y si no podemos desarrollar ms este aspecto aqu, vale decir que es un buenejemplo de la globalizacin e hibridacin de las culturas que se est dando, favorecida

    por la televisin, la Internet y la mayor movilidad de los jvenes. As, cada gran ciudaddel mundo tiene sus graffitis coloridos y aunque a veces atraigan o parezcan lindos,suelen no ser entendidos por la mayora de la gente. Se sabe que son letras, pero no se

    puede leer lo que dice. Es parte del juego y hay que dedicarle tiempo y atencin paraaprender a descifrarlos. Si en varios pases ese tipo de graffitis ya no est directamentevinculado a la cultura Hip Hop (y por eso se lo llama graff, graffiti contemporneo oneo-yorkino), en Montevideo es claramente, segn sus autores, una manera de difun-dir esa cultura12, es uno de los artes del Hip Hop y no debe ser separado de sus otroselementos que son el rap, el break-dance y el dee-jaying. La movida Hip Hop permiteentonces delinear una subcultura, una de las tribus urbanas de Montevideo -aunque

    rena bastante poca gente- con sus propios cdigos, estilos de vestimenta, lugares desociabilidad (por ejemplo el tradicional encuentro dominguero en la Plaza de los bom-beros). Este tipo de graffiti apareci en Montevideo en los 90 pero se hizo realmentevisible en estos dos o tres ltimos aos. Se cuentan hoy en da dos o tres crews, lasms activas siendo Kancer Cru, y ACU (Artistas Criminales del Uruguay), que recinentraron con fuerza en el centro de la ciudad a principios del 2006.

    El estncil es otra modalidad nueva del graffiti.Se trata de recortar un dibujo en una plantilla y luegode estamparlo en la pared con un aerosol. La tcnicaen s es conocida desde siempre (y desde los 70 se

    hizo famoso el estncil representando la cara delChe Guevara), pero su prctica como arte callejerotiene pocos aos. Con un auge en los 90 en Europay Estados Unidos, el estncil es otra prctica venidade afuera y reapropiada por jvenes montevideanos.Si bien hay letras, estnciles con texto, la mayorason imgenes, con diversos niveles de realizacin(la cantidad de colores en cada uno es por ejemplouna manera de evaluar su complejidad). Si algunosson directa o indirectamente polticos, generalmente

    irnicos (por ejemplo: el logo de CONAPROLE*13

    cambiado por CONLAPROLE al cual se le aadihaciendo la vaquita para irnos, o una oveja con la leyenda pepes lamb14), la granmayora son representaciones de objetos, grupos de msica, personajes de dibujos ani-mados o de pelculas, cualquier tipo de cosas. Lo ms caracterstico sera una esttica

    propia de los 80, es decir de la infancia y adolescencia de los estencileros, que en sumayora tienen entre 25 y 35 aos. Si no es siempre considerado como un Arte por susautores, el aspecto esttico es central: sea para transmitir una idea o para generar iden-

    12. Me baso aqu en las entrevistas realizadas con ocho graffiteros montevidanos, en el 2006. Todos enmarcan laprctica del graffiti dentro de la cultura Hip Hop, lo consideran como un arte callejero y una manera de difundir sucultura, es decir esencialmente su esttica, y una serie de valores como el respeto y la perseverancia, la voluntadde siempre mejorar su tcnica.

    13. Cooperativa Nacional de Productores de Leche.

    14. Broma referida al Pepe (Jos Mujica), Ministro de Ganadera, Agricultura y Pesca.

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    tificacin compartiendo referencias, casi siempre se trata antes que nada de hacer mslindos los muros grises de la ciudad. Otra caracterstica es que los estencileros tambinsalen en grupo y hacen composiciones colectivas, que luego otros estencileros vendrna completar con sus propias plantillas, hasta formar murales coloridos y heterogneos,llenos de conos y referencias de la cultura joven actual. La escalera de la calle HugoPrato, cerca de la facultad de arquitectura es hoy un monumento al estncil, pero se

    encuentran varias otras paredes as tatuadas.El tercer tipo de dibu-

    jos murales es mucho msmarginal, aunque tambin

    bastante visible. Se trata deindividuos que salen a pintar(con pintura, marcador o ae-rosol) simples dibujos o ver-daderos murales salvajes. EnMontevideo, la precursora de

    este tipo de dibujos era partede la movida de los 80: PepiGonalvez quien dibujaba elPolizonte, un personaje consombrero que observaba los transentes desde varias esquinas de la ciudad. La mayorade esos graffiti-dibujo no estn firmados y suelen ser ocasionales, dos caractersticasdel graffiti de leyenda espontneo que nos permite marcar la continuidad entre ambosgneros. Sin embargo, algunos deben entrar en la categora de arte callejero, por sunivel de elaboracin pero sobre todo por la voluntad de sus autores (muchas veces di-seadores o estudiantes de publicidad y de bellas artes), de hacer una propuesta esttica

    en el espacio pblico. Lo consideran como una forma de expresin artstica vinculadaal contexto urbano. Por un lado es una manera de jugar con el soporte y las escalas,de deshacerse de los imperativos del lienzo y del papel. Por otro lado, la eleccin delespacio pblico est ligado a la voluntad de transformar la ciudad, de expresarse frentey para el comn de los habitantes, de salir esta vez de las limitaciones del museo o lagalera15. Estos tipos de dibujos o murales son generalmente firmados por sus auto-res, y se encuentran varias de sus obras en la ciudad. Es el caso de unos dibujos conleyendas muy agrias firmadas Pasto Verde o Soalon, y de unos, hechos con pintura,firmados Obes y/o TG.

    As, las frases escritas con aerosol se ven cada vez ms remplazadas por dibu-

    jos. La prctica de estas nuevas modalidades tambin ha provocado un cambio en larecepcin y legitimacin del graffiti: si en los aos 80 se valorizaba un graffiti porsu ingeniosidad, su contenido, hoy en da los habitantes parecen privilegiar la forma, latcnica de realizacin, la esttica y los colores ms que el sentido. La leyenda es pocasveces considerada como linda y pasa entonces a la esfera del graffiti vivido comosuciedad o residuo. La distribucin y ubicacin de los graffitis dentro de la ciudadtambin va cambiando. En efecto, los graffitis espontneos parecen haberse expandidoen la ciudad, del centro para los barrios de habitacin, aunque all se encuentren conmenos densidad. Pasan de estar en los lugares ms visibles y concurridos a los lugares

    propios de residencia, a la privacidad del vecindario del barrio o de la cooperativa

    15. Aqu tambin me baso en entrevistas realizadas con artistas callejeros en la primera etapa de trabajo de campo. Esinteresante notar tambin que si ellos pretenden salir del marco confinado del mundo de la plstica, para estar presente enel espacio pblico, el efecto inverso se est dando con las prcticas del estncil y el graffiti Hip Hop, los cuales vienende la calle e ingresan poco a poco en el crculo ms limitado de las muestras y en la esfera econmica del mercado delarte (se ven cada vez ms murales, estnciles o graffitis Hip Hop hechos por pedido y remunerados).

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    de viviendas. Otra particularidad espacial sera (como para el estncil) una tendenciadel graffiti a agruparse en el mismo sitio: una vez que una inscripcin rompi con la

    blancura de la pared, casi siempre es seguida por otros graffitis que se acumulan hastacubrir completamente su superficie, en un conjunto catico.

    Los muros evolucionan, cambian, pero la leyenda permanece. Algunas, que resis-tieron al tiempo y a las intemperies son ahora protegidas o respetadas. Es el caso

    del nimo compaeros que la vida puede ms, escrito cerca del parque Rod enplena dictadura (1973-1985) y luego reescrito cada vez que se pint la fachada. Otroejemplo es un mural del Cordn representando una vecina vestida de verde, para elreferndum de 1986. Los dos se podran entender como monumentos alternativos, el

    primero celebrando la lucha y la resistencia, el segundo como recuerdo del voto verdecontra la ley de caducidad. La pared se vuelve entonces testigo de la historia no oficial,construccin de lugares de memoria16o de espacios simblicos. Los graffitis marcanreferentes histricos comunes en el cuerpo de la ciudad, al ritmo de los eventos de lavida poltica y cultural. Funcionan como un diario espontneo que relata cada acon-tecimiento poltico (ejemplos actuales seran los graffitis vinculados con la venida de

    G. W. Bush al Uruguay, o con la liberacin de presos polticos), hecho de reaccionesinmediatas y espontneas escritas por la gente.La leyenda ingeniosa sigue es-

    tando y sera el graffiti clsico ;los que aparecen hoy, aunque seanmenos numerosos, tienen las mis-mas caractersticas que los de los80. La poesa, el sexo, el humor,las referencias literarias o filos-ficas siguen presentes: Basta de

    posmodernismo: volver al sigloXVIII ya! o Niestzche, entregel super hombre. El nihilismo y laindocilidad son rasgos recurrentesque siguen expresando la mismacrisis de la identidad nacional, elcomplejo del pas pequeo, de lacultura perifrica, la falta de pers-

    pectivas en un proyecto de nacin frustrado que se trata de deconstruir17. La melancolaes un estilo de vida o nosotros no nos realizamos son ejemplos de una sensibilidad

    montevideana, triste y nostlgica. La idea de que no hay futuro tambin est ligada alderrumbe de las creencias revolucionarias de la generacin de los 60, al desencantopos-dictadura y a las crisis econmicas sucesivas. El no future de la cultura punksigue expresndose en las paredes y desmitificando la historia oficial. Se puede leer porejemplo Cerrar el pas, o Artigas son los padres. Pap Noel, dejando entender queArtigas18no sera ms que una fbula que se les cuenta a los nios y en la cual hay quedejar de creer en algn momento. De la misma ndole, aunque con menos fineza: La

    patria me chupa un gevo. Se ven tambin muchos graffitis que permitiran abordarotros aspectos de la cultura uruguaya, como seran los temas de la descendencia afro-uruguaya (Yo soy mestizo, y usted?), de los charras (un rastro indio estencileado con

    16. Concepto desarrollado por Pierre Nora enLes lieux de mmoire, Paris, Gallimard, 1992.

    17. Hugo ACHUGAR, Caetano Gerardo (comps.), Identidad uruguaya : mito, crisis o afirmacin?, Montevideo,Trilce, 1992.

    18. Jos Artigas, prcer de la independencia nacional de la colonia espaola.

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    la leyenda Vaimaca19) y sobre todo el de la emigracin, que sigue siendo un fenmenofuerte en la juventud uruguaya (Es hora de empezar mejor me voy).

    Otra caracterstica importante de sealar aqu es el anonimato de la leyenda, ya queconstituye un problema metodolgico para la investigacin etnolgica20. En efecto,al no tener firma y siendo una prctica casi siempre ocasional, es muy difcil dar consus autores y poder intercambiar con ellos. No pude as, en un primer tiempo, realizar

    ninguna entrevista en profundidad con autores de leyenda. Es interesante notar enton-ces que es en la segunda etapa de trabajo de campo, entrevistando a Montevideanossobre su percepcin de la ciudad, que pude comprobar que el graffiti es una prcticaespontnea y ocasional ya que muchos respondieron afirmativamente a la pregunta desi haban ellos mismos escrito algo en una pared. La respuesta suele ser que s, perosiempre en una sola o pocas ocasiones. Podemos decir entonces que la mayora de losautores de las leyendas no se reconocen como graffiteros.

    Inscripcin de lo ntimo, emergencia del individuo

    en el poema urbanoLa evolucin ms evidente del graffiti montevideano est ligada al desliz de una leyendaletrada, de alcance ms o menos universal y dirigida a un pblico amplio, hacia untipo de inscripciones cada vez ms personales, auto-referenciadas o identitarias.

    En los 90 el auge graffitero comenz a decrecer notablemente. En realidad, se pro-dujo un repliegue del graffiti con leyendas ingeniosas o impactantes hacia las formasintimistas del graffiti personal y hacia el graffiti de firma, se que no es ms que elnombre de una banda de rock en cualquiera de sus variantes. Aun as, los nombreshablan polticamente21.

    As la leyenda ha tomado, en estos lti-mos aos, otra coloracin. La prensa y losautores acadmicos hablan de una crisis delgraffiti diciendo que ste se reduce hoy a unaguerra de insultos entre hinchas de distintoscuadros o a la marca infantil de una perte-nencia a un grupo cualquiera. As nombresde equipos de ftbol, de grupos de rock, de

    barrios, y graffitis personales dirigidos auna persona en particular o a un grupo de

    pares, son cada vez ms visibles. Pareceraque estamos asistiendo a un proceso dereapropiacin del aerosol y del marcador por un sector ms amplio de la poblacin,generalmente joven, que inscribira en las paredes signos de pertenencias, afirmacionesidentitarias. La importancia de este tipo de graffiti personal nos lleva a pensar el murocomo paradigma de la frontera cambiante entre espacios pblicos y privados. Si enefecto, las paredes separan fsicamente el espacio domstico del de la calle, un desliz

    19. Uno de los charras llevados a Pars en el siglo XIX, cuyos restos fueron repatriados recientemente (ver artculode Arce en esta misma publicacin).

    20. Esta dificultad se confirm en un intercambio con Aurora Defago, quin investig durante varios aos para suestudio sobre los graffitis montevideanos, op. cit. Ella pudo entrevistar a algunos graffiteros de los ochenta, miembrosde brigadas que firmaban sus graffitis (miembros de la Brigada Tristan Tzara y de Buceo Invisible, por ejemplo), perose encontr frente a la misma dificultad para encontrar ms fuentes vivas.

    21. KOZAK Claudia, Ciudad insecto. Graffitis y poltica, poltica en el fn de siglo,El ojo furioso, octubre 2001,http://www.elojofurioso.com/octubre_01/ciudadinsecto/nota.htm, consultado el 18 de Agosto de 2006.

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    de las inscripciones se opera haciendo de ellas una zona de apropiacin cada vez msindividual, un espacio de exposicin del yo. El espacio pblico, la calle, se vuelveentonces la esfera de una sociabilidad cada vez ms reducida, donde uno se expone entanto que sujeto, para un crculo de reconocimiento muy limitado.

    Si pocas leyendas tienen o buscan un alcance universal, o por lo menos el de unacomunidad en el sentido amplio, la pertenencia grupal sigue siendo un elemento esen-

    cial de identificacin. El nuevo de tipo de leyendas pone en escena varias subculturaspresentes en la ciudad y dan referencias del conjunto heterogneo que constituira lacultura popular: el ftbol, el rock, pero tambin la murga, el candombe, los perso-najes de la televisin. As, hay que vivir o conocer bien Montevideo para entender elsentido de los graffitis y los referentes que manejan, y eso tambin por la lengua queaquellos utilizan, es decir la de las expresiones corrientes, la de la calle: vamo arriba,sabelo, es lo que hay, valor

    Por otro lado, la leyenda ya no siendo nicamente objeto de los jvenes intelec-tuales, los dibujos, garabatos, insultos o rayas aumentan la sensacin del paso delgraffiti letrado a una prctica vivida como profana y decadente, para gran parte de la

    poblacin. Las inscripciones murales hacen visibles aspectos reprimidos o subterrneosde la cultura montevideana, a travs de referencias a las drogas22, el alcohol (somosborrachos, nada de cemento, bebemos de a litros si no, no tomamos) o la culturaplancha23(planchas en lucha, Mujica plancha del alma, Movimiento Anti-Plancha). Una ruptura se opera de nuevo, dejando translucir, aunque con desprecio,los desclasados, los excluidos de una sociedad en mutacin.

    Esto nos lleva entonces a una serie de reflexiones. Por un lado podemos decir queestas inscripciones, huellas de s o de su pequeo grupo de pertenencia, remiten a unavoluntad ms o menos consciente de territorializarse, de construir su propio territoriodentro de un conjunto amplio y cambiante en el cual uno no se reconoce. Como ya lo

    mencion, esto se nota por ejemplo en el desplazamiento geogrfico del graffiti hacialos barrios residenciales, o por su particular densidad en el centro de la ciudad, creandoas una presencia simblica en ese espacio particular, donde son lo ms visibles. As,entendemos territorio en el sentido que le presta Franois Zourabichvili24:

    Sacado de la etologa ms que de la poltica, el concepto de territorio implica cierta-mente el espacio, pero no consiste en la delimitacin objetiva de un lugar geogrfico.

    El valor del territorio es existencial: circunscribe para cada uno el campo de lo familiary de lo afectivo, marca las distancias con lo ajeno y protege del caos.El investir ntimo del espacio y del tiempo implica esta delimitacin, a la vez material[] y afectiva []. El trazado territorial distribuye un afuera y un adentro, a veces

    pasivamente percibido como el contorno intocable de la experiencia (puntos de an-gustia, de vergenza, de inhibicin), a veces activamente habitada como su lnea defuga, como zona de experiencia.

    Esto es lo que estara en juego en los hechos de escribir su nombre en su propiacalle, de renombrar la ciudad (Ciudad candombe, El sur de la city, sentimiento

    palermitano), de dirigirse a un grupo de amigos con mensajes o chistes que slo ellosentienden (Nico: dej de tomar aspirina molida). Es una manera de redibujar la ciu-dad, de reinventar su cartografa, mediante una escritura espontnea que correspondea la experiencia cotidiana.

    22. Esencialmente la marihuana y la pasta base de cocana.

    23. As autodenominado, movimiento juvenil de sectores socioeconmicos bajos de Montevideo, adquiri visibilidadentre 2006 y 2007.

    24. Franois ZOURABICHVILI,Le vocabulaire de Deleuze, Paris, Ellipses, 2003, p. 28.

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    Este graffiti maximiza mi funcin de utilidad subjetiva, este graffiti irnico peromuy revelador permite entonces vincular estas inscripciones con un modo de vidaurbano cada vez ms segmentado, heterogneo y llevado por la dinmica individuali-zante de las sociedades modernas y posmodernas. Segn J. C. Kaufmann25, el trminode identidad apareci y tom sentido al mismo tiempo que la emergencia de la con-ciencia individual, de la individualizacin de la sociedad. Se refiere as a las crisis de

    identidad y a las prdidas de referentes que implica la dilucin de antiguas estructurascomunitarias, ms rgidas y contenedoras, y que empujaron el individuo a afirmarsecomo tal. Proceso caracterstico de la modernidad, ste es particularmente fuerte en lasgrandes ciudades donde alcanza sus extremos: el anonimato y la exclusin. El yo,incitado a no ser ms que consumidor y mano de obra productiva (y, si no, excluido)se reafirma y se pone en escena en el espacio pblico, para reconstruir un sentimientode pertenencia a algo, o a algn lugar. Es entonces interesante notar de nuevo que enel caso del graffiti, esto se produce, paradjicamente, de manera annima.

    La prctica de la inscripcin urbana plantea as el tema de la relacin que tienen losMontevideanos con su ciudad -sean escritores o transentes y lectores-, y sobre todo

    el de la porosidad de la frontera entre lo pblico y lo privado. La poblacin urbanaparece haber incorporado el graffiti como parte integrante de la ciudad, de su aspectogeneral y la calle es generalmente aceptada como un lugar vlido para expresarse sub-

    jetivamente. Muchos usuarios de los transportes pblicos o peatones del centro dicenmirar las paredes, prestar atencin a lo que dicen, aunque no siempre los entiendan.Observan los graffitis para pasar el tiempo, integrando esa lectura a sus trayectoriascotidianas. Por otro lado, los escritores, autores de graffitis, son tambin peatones yhabitantes de la ciudad. Podemos subrayar entonces que una de las intenciones prin-cipales al hacer un graffiti es embellecer la ciudad (particularmente cuando se tratade graffiteros Hip Hop o estencileros, para quienes la esttica es uno de los objetivos

    explcitos principales). Por otro lado, y eso para casi todos los graffiteros entrevistados,el juego principal se basa en el hecho de ver su propio graffiti al pasar, de reconocerseen el trayecto del trabajo o del regreso a casa; es una pequea satisfaccin personal yldica, un reconocimiento de s en la gran ciudad annima.

    A modo de conclusin

    Lo que precede nos permite decir que el graffiti no es slo un ejemplo o una ilustracinde las identidades urbanas, sino que su inscripcin participa de la creacin de stas,en el mero acto de escribir en el espacio pblico. En un movimiento de ida y vuelta

    permanente entre construccin y representacin de s, el graffiti (junto con otras formasde exponerse en la calle) crea y resignifica constantemente un imaginario colectivo,urbano y popular.

    La ciudad existe en muchas formas. En parte es una realidad material, socialmenteconstruida, que habitamos y con la que establecemos una relacin sensual y simblica.

    Por otra parte, la ciudad tambin es una representacin imaginaria, una construc-cin simblico-discursiva, producto de nuestra experiencia sensual de la ciudad ynuestra ubicacin en un mar de representaciones de la ciudad que circulan -y queen cierto sentido, nos preceden-, las cuales conforman un anillo que media nuestravivencia de la ciudad. De este modo, la experiencia cotidiana est mediada por tales

    narraciones, las cuales se refuerzan o alteran como resultado de la vida cotidiana.26

    25. Jean- Claude KAUFMANN,Linvention de soi. Une thorie de lidentit, Paris, Armand Colin, 2004.

    26. Gustavo Remedi, Representaciones de la ciudad: apuntes para una crtica cultural. www.henciclopedia.org.uy

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    Son estas narraciones, esos discursos sociales que sostienen mi lectura de los gra-ffitis, conformando el vnculo que trat de hilar entre inscripciones murales y vivenciade la ciudad.

    Bibliografa

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    ZOURABICHVILI Franois,Le vocabulaire de Deleuze, Paris, Ellipses, 2003.