los genocidas, de thomas disch

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    Quince: Sangre y regalizDiecisis: A salvoEpilogo: La extincin de la especie

    Uno: El hijo prdigo

    Mientras las estrellas ms pequeas y luego las ms grandes desaparecan ante elavance de la luz, la imponente masa de la selva que circundaba el maizal retuvo unmomento la negrura total de la noche. Desde el lago soplaba una leve brisa que agitabalas hojas del maz nuevo, pero el follaje de esa oscura selva no se mova. Ahora lamuralla de la selva que daba al este lanzaba un resplandor verde grisceo, y los treshombres que aguardaban en el campo supieron que el sol haba salido, aunque todavano podan verlo.

    Anderson escupi, dando comienzo oficial al da de trabajo, y emprendi la marchasubiendo la suave cuesta hacia la muralla oriental de la selva. A cuatro hileras dedistancia de cada lado suyo, lo seguan los hijos: a la derecha Neil, el menor y mscorpulento; a la izquierda Buddy.Cada hombre llevaba consigo dos baldes de madera vacos. Ninguno tena puestoszapatos ni camisa, ya que era pleno verano. Vestan harapientos pantalones de dril.Anderson y Buddy se cubran con sombreros de ala ancha, tejidos con rafia cruda,parecidos a los que en otra poca se vendan en las ferias y parques de diversiones. Neil,que iba sin sombrero, usaba anteojos para el sol. Estos eran viejos, de armazn roto yarreglado con cola y una tira de la misma fibra con que estaban hechos los sombreros.Neil tena un callo en la nariz, en el sitio donde apoyaba los anteojos.

    Buddy fue el ltimo en alcanzar la cima de la colina. All lo esperaba su padre,sonriendo. La sonrisa de Anderson nunca era buena seal.

    -Sigues dolorido desde ayer?-Estoy bien. Cuando empiezo a trabajar se me pasa el dolor.-Buddy est dolorido porque tiene que trabajar -ri Neil-. No es cierto, Buddy?Era una broma, pero Anderson, cuyo estilo consista en ser lacnico, jams celebraba

    una broma, y Buddy nunca encontraba mucha gracia en los chistes de su medio hermano.-No entienden? -pregunt Neil- Dolorido. Buddy est dolorido porque tiene que

    trabajar.-Todos tenemos que trabajar -coment Anderson, y eso puso fin al intento de broma.Iniciaron la tarea.Buddy retir un tarugo de un rbol e introdujo en su lugar un tubo de metal. Bajo el grifo

    improvisado colg uno de los baldes. Retirar los tarugos era difcil, ya que haca una

    semana que estaban puestos y se haban atascado. La savia, al secarse alrededor deltarugo, se pegaba como si fuera cola. Ese trabajo pareca durar siempre el tiemposuficiente para que se asentara el dolor -en los dedos, las muecas, los brazos, laespalda-, pero nunca para que amenguara.

    Antes de que comenzara la terrible labor de trasladar los baldes, Buddy se detuvo acontemplar la savia que goteaba por el cao hasta manar en el balde, como miel verdelima. Esta vez sala despacio. A fines del verano el rbol estara moribundo, listo para ser derribado.

    Visto de cerca, no se pareca gran cosa a un rbol. Tena la superficie lisa, como eltallo de una flor. Un verdadero rbol de ese tamao habra tenido toda la piel partida bajola presin de su propio crecimiento, y el tronco cubierto de spera corteza. Ms al fondo

    de la selva se podan ver rboles grandes que, llegados al lmite de su crecimiento,haban comenzado a formar algo semejante a corteza. Por lo menos los troncos, aunqueverdes, no eran hmedos al tacto como aqul. Esos rboles -o Plantas, como las llamaba

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    Anderson- tenan doscientos metros de alto, y las hojas ms grandes eran del tamao depizarrones. All, en las orillas del maizal, el brote era ms reciente -no ms de dos aos- ylos ms altos alcanzaban apenas a cincuenta metros. Aun as, tanto all como ms en lohondo de la selva, el sol que penetraba el follaje a medioda era tan plido como la lunaen una noche nublada.

    -A ver si se apresuran! -grit Anderson, que ya estaba en medio del campo con los

    baldes llenos de savia.Tambin los baldes de Buddy rebosaban. Por qu nunca hay tiempo para pensar?Buddy envidiaba la obstinada capacidad de Neil para hacer simplemente cosas; parahacer girar la rueda de su jaula sin interesarse demasiado en su funcionamiento.

    -Ya va! -contest Neil desde cierta distancia.-Ya va! -repiti Buddy, agradeciendo que su medio hermano tambin se hubiera

    enredado en sus propios pensamientos, fueran los que fuesen.De los tres hombres que trabajaban en aquel terreno, sin duda era Neil quien tena

    mejor cuerpo. Fuera de una mandbula huidiza que daba una falsa impresin de debilidad,era vigoroso y bien proporcionado. Llevaba por lo menos diez centmetros de altura a supadre y a Buddy, que eran bajos. Tena hombros muy anchos, pecho ms amplio y susmsculos, aunque no tan bien formados como los de Anderson, eran ms grandes. Sinembargo, no haba economa en sus movimientos. Cuando caminaba, lo hacapesadamente; cuando se pona de pie, estaba encorvado. Soportaba el esfuerzo de latarea diaria mejor que Buddy simplemente porque tena mejor material con que soportar.En esto era brutal; pero Neil era peor que brutal, estpido; y peor que estpido, eramalvado.

    Es malvado y peligroso, pens Buddy, mientras echaba a andar por la hilera de maz,con un balde lleno de savia en cada mano y el corazn rebosante de inquina.

    Eso le infunda una especie de vigor, y l necesitaba toda la fuerza que pudiera reunir,cualquiera que fuese su origen. Haba desayunado liviano; saba que el almuerzo serainsuficiente y que no habra cena digna de tal nombre.

    Haba aprendido que hasta el hambre proporcionaba su propio tipo de fuerza: lavoluntad de arrancar ms alimento a la tierra y ms tierra a las Plantas.

    Por ms cuidado que pusiera, la savia le salpicaba los pantalones al caminar, y losharapos de tela se le pegaban a la pantorrilla. Ms tarde, cuando hiciera ms calor,tendra todo el cuerpo cubierto de savia. La savia se secara, y cuando l se moviera, latela endurecida le arrancara uno. por uno los encostrados pelos del cuerpo. Gracias aDios, lo peor de aquello ya haba pasado -los pelos del cuerpo no son infinitos-; perotodava quedaban las moscas que revoloteaban sobre su carne para alimentarse con lasavia. Buddy odiaba las moscas, que s parecan infinitas.

    Una vez llegado al pie de la cuesta, y en medio del campo, dej un balde en el suelo y

    comenz a nutrir con el otro a las sedientas plantas nuevas. Cada planta reciba ms omenos medio litro del espeso alimento verde, y con buen resultado. Todava no era el Dade la Independencia y ya muchas plantas le llegaban por encima de las rodillas. Decualquier manera, el maz habra crecido bien en el generoso terreno lacustre; pero con elalimento adicional que extraan de la savia robada, las plantas medrabanasombrosamente como si aquello fuera el centro de Iowa en vez del norte de Minnesota.Adems, ese inconsciente parasitismo del maz serva a otra finalidad, ya que mientras elmaz creca, moran las Plantas cuya savia haba bebido y cada ao se poda empujar unpoco ms lejos el lmite del sembrado.

    Enfrentar as la Planta consigo misma haba sido idea de Anderson, y cada mazorcadel campo testimoniaba su sagacidad. Contemplando las largas hileras, el anciano se

    sinti como un profeta en presencia de su profeca cumplida. Ahora lamentaba no haberlopensado ms pronto: antes que se dispersara su aldea: antes que las Plantas derrotaransu granja y las de sus vecinos.

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    Si hubiramos...Pero aquello era historia, agua bajo el puente, leche derramada; y por eso poda

    esperar algn anochecer invernal en la sala de reunin, cuando hubiera tiempo paraperder en lamentaciones. Ahora, y por el resto de aquel largo da, haba trabajo quehacer.

    Anderson mir a su alrededor en busca de los hijos, que se retrasaban vaciandotodava sus segundos baldes sobre las races del maz.-A ver si se apuran! -grit.Despus, al reanudar el ascenso por la colina con sus dos baldes vacos sonri con

    una sonrisa tenue y sin alegra, la sonrisa de un profeta, y por el hueco entre los dientesdelanteros lanz un fino chorro del jugo de la Planta que estaba masticando.

    Odiaba las Plantas, y ese odio le daba vigor.Trabajaron, sudando al sol, hasta el medioda. A Buddy le temblaban las piernas por el

    esfuerzo y el hambre. Pero cada viaje bordeando las hileras de maz era ms corto, ycuando volva a la Planta haba un momento (cada uno ms prolongado que el anterior)en que poda descansar.

    A veces, a pesar de que no le agradaba ese sabor vagamente parecido al ans, metael dedo en el balde y lama el agridulce jarabe que, aunque no nutra, atenuaba unmomento lo peor del hambre. Poda haber mascado la pulpa vaciada del lber del tronco,tal como lo hacan su padre y Neil; pero "mascar" le recordaba la vida de la cual habaintentado escapar diez aos antes, cuando abandon la granja para irse a la ciudad. Sufuga haba fracasado de modo tan terminante como haban fracasado las ciudadesmismas. Al final, como en la parbola, se habra dado por satisfecho con las vainas quecoman los cerdos, y haba regresado a Tassel y la granja de su padre.

    Como en la tradicin, mataron un ternero cebado, y si su regreso hubiera sido unaparbola, habra tenido un final feliz. Pero era su vida, y en su fuero interno l seguasiendo un hijo prdigo; y en algunas ocasiones deseaba haber muerto durante lahambruna en las ciudades.

    Sin embargo, en una contienda entre el hambre del vientre y las variablespredilecciones del espritu, lo ms probable es que triunfe el vientre. La rebelin del hijoprdigo haba quedado reducida a palabras altisonantes y mezquinos remilgos: unaobstinada negativa a hablar como los campesinos, un arraigado desprecio hacia la msicarural, un asco de "mascar" y una abominacin por los palurdos, los rsticos y los patanes.En una palabra, por Neil.

    El calor y el cansancio conspiraban en su cuerpo para encauzar los pensamientos por canales menos turbulentos; mientras contemplaba inmvil cmo se llenaban lentamentelos baldes, su espritu rebosaba con las imgenes recordadas de otros tiempos. De

    Babilonia, la gran ciudad.Recordaba cmo de noche las calles eran correntosos ros de luz, por donde sedeslizaban veloces los coches brillantes y antispticos. Pasaban horas y horas sin que elruido disminuyera ni se atenuaran las luces. Haba cinematgrafos al aire libre paraautomovilistas, y cuando escaseaba el dinero, los Castillos Blancos, donde atendanmuchachas en shorts. A veces los shorts tenan en los bordes unos pequeos flecosrelucientes que se agitaban sobre esos tostados muslos.

    En verano, mientras los rsticos trabajaban en el campo, haba playas iluminadas, yahora la lengua reseca se le enrollaba recordando cmo -en el laberinto de tamboresvacos de nafta que sostena el trampoln flotante- habra besado a Irene. O a cualquiera;los nombres ya no importaban tanto.

    Volvi a recorrer la hilera, y mientras alimentaba el maz, record los nombres que yano importaban. Oh, cmo abundaban las muchachas en la ciudad: Si uno se detena en

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    Que Studs hubiera salido del establo era mala noticia, ya que todas las vacas estabanpreadas y no les hara ningn bien ser montadas por un toro ansioso. La noticia serapeor an para Neil, que era responsable de Studs. Poda significarle una tunda. Esta ideano entristeca demasiado a Buddy, pero le preocupaba el ganado. Se apresur a ponerseel overol, todava pegajoso de savia.

    Antes de que llegara a pasarse las correas sobre los hombros, Jimmie Lee, el menor

    de los dos hermanastros de Buddy, sali del bosque corriendo, tras los pasos del toro.Tena la cara enrojecida por la excitacin de la bsqueda, y una sonrisa le asom a loslabios cuando anunci la calamidad:

    -Studs escap!Todos los nios -y Jimmie no era ninguna excepcin- simpatizan de manera demonaca

    con lo que causa desorden en el mundo de los adultos. Les encantan los terremotos, lostornados y los toros escapados.

    Buddy comprendi que no convena dejar que su padre viera esa sonrisa, ya que enAnderson la secreta simpata por los poderes destructivos se haba transformado con eltiempo en una austera y solemne oposicin a esos mismos poderes; un empecinamientomagnfico y crudo, tan despiadado, a su manera, como el enemigo al que se opona.Nada provocara esa crueldad con mayor certeza que ver el rubor de exaltacin en lasmejillas del hijo menor y (como se supona en general) ms querido.

    -Avisar a pap -declar Buddy-. T persigue a Studs... Y los otros, dnde estn?-Clay est reuniendo todos los hombres que pueda encontrar y Lady, Blossom y las

    mujeres irn a espantar las vacas del maz, por si toman por all. -Jimmie grit lainformacin por sobre el hombro, mientras trotaba por el amplio sendero abierto por lamanada.

    Jimmie era un buen chico, y de lo ms avispado. Buddy estaba seguro de que en elviejo mundo habra llegado a ser otro hijo prdigo. Era siempre el ms despierto el que serebelaba. Ahora tendra suerte si sobreviva, como todos.

    Cumplida la tarea matinal, Anderson contempl el campo y la aprob. No cosecharanmazorcas grandes y jugosas, como antes. Haban dejado las bolsas de simientehibridizada pudrindose en los abandonados depsitos del viejo Tassel. Los hbridosdaban el mejor producto, pero eran estriles. La agricultura ya no poda permitirse talesrefinamientos. La variedad que Anderson estaba utilizando era hereditariamente muchoms cercana al antiguo maz indio, el zea mays de los aztecas. Toda su estrategia contralas Plantas usurpadoras se basaba en el maz. El maz haba llegado a ser la vida de sugente: era el pan que coman y tambin la carne. En verano Studs y sus doce esposaspodan salir del paso con la corteza verde y tierna que los nios raspaban de los costadosde las Plantas, o pastar entre los arbustos junto a la orilla del lago, pero cuando llegaba elinvierno, el maz sustentaba al ganado tanto como a los pobladores.

    El maz cuidaba casi tan bien de s como de los dems. No necesitaba que nadieremoviera la tierra con un arado; solamente un palo afilado que la araase, manos queecharan en ella las cuatro semillas y el puado de estircol que sera su primer alimento.Nada renda tanto por acre como el maz; nada como el arroz daba tanto alimento por onza. La tierra era ahora muy codiciada. Las Plantas ejercan una constante presin sobrelos maizales. Todos los das, los nios ms pequeos tenan que salir a buscar, entre lashileras de maz, los brotes verde lima, que en una semana podan crecer hasta el tamaode arbustos, y en un mes seran tan grandes como arces adultos.

    Malditas sean! -pens-. Que Dios las maldiga! Pero esta maldicin perda mucho desu vigor debido a la conviccin de que Dios las haba enviado. Que otros hablaran delEspacio cuanto quisieran: Anderson saba que el mismo Dios colrico y celoso que antes

    lanzara un diluvio sobre una tierra corrupta haba creado y sembrado las Plantas. Nuncadiscuta al respecto. Cuando Dios poda ser tan persuasivo, qu necesidad tenaAnderson de elevar la voz? Aquella primavera se haban cumplido siete aos desde que

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    fueran vistos los primeros grmenes de la Planta. Haban llegado de pronto en abril de1972, un billn de esporas, invisibles salvo para los ms potentes microscopios,sembradas en todo el planeta por un sembrador igualmente invisible (y qu microscopio,telescopio o pantalla de radar podra hacer visible a Dios?), y en pocos das cadacentmetro de suelo, sembrado y desierto, jungla y tundra, se hallaba cubierto por unaesplendorosa alfombra verde.

    Desde entonces, cada ao, a medida que quedaba menos gente, haba ms conversosa la tesis de Anderson. Igual que No, l rea ltimo. Pero eso no le impeda odiar, comoNo debe haber odiado las lluvias y las crecientes.

    No siempre Anderson haba odiado tanto las Plantas. En los primeros aos, cuandoacababa de caer el gobierno y las granjas se hallaban en su apogeo, sala de noche a ver cmo crecan a la luz de la luna. Era como las pelculas aceleradas sobre crecimientovegetal que haba visto aos atrs en la Escuela de Agricultura. Entonces haba credoque podra resistirles, pero se equivocaba. Las infernales hierbas le haban arrancado lagranja de las manos, y el poblado de las manos de su gente.

    Pero l; por Dios, la reconquistara. Hasta el ltimo centmetro cuadrado. Aunquetuviera que arrancar de raz cada Planta con sus propias manos. Escupisignificativamente.En momentos como ese, Anderson era tan consciente de su propia fuerza, del vigor desu decisin, como un joven es consciente de la compulsin de su carne o una mujer esconsciente del hijo que engendra. Era un vigor animal; y Anderson saba que ese era elnico vigor lo bastante fuerte como para prevalecer contra las Plantas.

    Su hijo mayor sali de la selva corriendo y gritando. Cuando Buddy corra, Andersonsaba que algo andaba mal.

    -Qu dijo? -pregunt a Neil. Aunque no quera admitirlo, el anciano empezaba aperder el odo.

    -Dice que Studs se meti entre las vacas. Me parece que son tonteras de l.-Roguemos a Dios que lo sean -replic Anderson, posando la mirada sobre Neil como

    una pesa de hierro.Orden a Neil que fuera al poblado para que los hombres no olvidaran llevar sogas y

    picanas en su prisa por perseguir las vacas. Luego, con Buddy, ech a andar siguiendo elclaro rastro dejado por el rebao. Segn clculos de Buddy, ste les llevaba unos diezminutos de ventaja.

    -Demasiado -coment Anderson, y echaron a correr, en vez de trotar.Correr entre las Plantas era fcil, ya que crecan muy separadas y el follaje era tan

    denso que no dejaba crecer maleza. Hasta los hongos languidecan all por falta dealimento. Los pocos lamos todava en pie estaban podridos hasta la mdula, y sloesperaban un viento fuerte que los derribara. Los abetos haban desaparecido totalmente,

    digeridos por el mismo suelo que antes los alimentara. Aos atrs, las plantas habansustentado hordas de parsitos comunes, y Anderson haba abrigado la firme esperanzade que las lianas y hiedras destruyeran a sus huspedes, pero las Plantas reaccionaron, yfueron los parsitos los que, sin motivo aparente, murieron.

    Los gigantescos troncos de las Plantas crecan hasta perderse de vista, las copasocultas por su propio y tupido follaje; el verde suave y viviente de las Plantas era impoluto,intacto; y como todas las cosas vivas, eran reacias a tolerar otra vida que la suya propia.

    Haba en aquellas selvas una soledad extraa, malsana; una soledad ms honda quela adolescencia, ms despiadada que la prisin. En cierto modo, pese al florecienteverdor, parecan muertas. Tal vez se debiera a la ausencia de sonido. Arriba, las grandeshojas eran demasiado pesadas y de estructura demasiado rgida para ser agitadas por

    otra cosa que una tempestad. La mayora de las aves haban muerto. El equilibrio naturalhaba sido trastornado a tal punto que incluso animales a los que no se habra supuestoamenazados haban engrosado las crecientes filas de extintos. En aquellas selvas las

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    Plantas estaban solas; y la sensacin de que eran algo aparte, de que pertenecan a otroorden de cosas, era ineludible; penetraba en el corazn del hombre ms fuerte.

    -Qu es ese olor? -pregunt Buddy.-Yo no huelo nada.-Parece algo que se quema.Anderson se sinti movido por una remota esperanza:

    -Un incendio? Pero en esta poca del ao no pueden arder. Estn demasiado verdes.-No son las Plantas; es otra cosa.Ola a carne quemada, pero no quera decirlo. Sera demasiado cruel, demasiado

    irracional perder una de las valiosas vacas en manos de un grupo de merodeadores.Disminuyeron el paso de carrera a trote, de trote a un cauteloso andar acechante.-Ahora s lo huelo -susurr Anderson, mientras retiraba de su pistolera la Colt Python .

    357 Magnum que era el signo visible de su autoridad entre los ciudadanos de Tassel.Desde que ascendiera a su alto grado (formalmente era alcalde del poblado, pero en laprctica mucho ms) nunca se lo haba visto sin ella. La potencia de aquella arma comosmbolo (ya que el poblado dispona an de un buen surtido de armas y proyectiles) sebasaba en el hecho de ser empleada nicamente para la finalidad ms grave: matar hombres.El olor se haba hecho muy fuerte cuando, en un recodo del sendero, hallaron las doceosamentas. Aunque estaban incineradas, hechas cenizas, los perfiles eran lo bastanteclaros como para indicar cul haba sido Studs. Tambin haba un montoncito de cenizasms pequeo, cerca de ellos, en el sendero.

    -Cmo...? -empez Buddy; pero en realidad quera decir qu, incluso quin, algoque su padre comprendi con mayor rapidez.

    -Jimmie! -grit el anciano, furioso, y hundi las manos en el pequeo montn decenizas todava humeantes.

    Buddy apart la mirada, porque la pena excesiva es como una borrachera: no eracorrecto que viera a su padre en ese momento.

    Ni siquiera queda carne -pens mirando las dems osamentas-. Nada ms quecenizas.

    -Mi hijo! -grit el anciano-. Mi hijo!Tena en la mano un trozo de metal que antes fuera la hebilla de un cinturn. El calor

    haba fundido los bordes, y el calor que conservaba el metal quemaba los dedos delanciano. Este no se dio cuenta; su garganta lanz un sonido ms hondo que un gemido, yvolvi a enterrar las manos entre las cenizas. Luego hundi en ellas la cara y llor.

    Al cabo de un rato llegaron los hombres del poblado. Uno traa consigo una dala, parautilizarla como picana. Enterraron all las cenizas del muchacho, ya que el vientocomenzaba a dispersarlas por el suelo; Anderson guard la hebilla.

    Mientras Anderson oraba sobre la tumba del hijo, oyeron mugir a la ltima vaca, Gracie.En cuanto dijeron amn, corrieron tras la vaca sobreviviente. Todos menos Anderson, quevolvi solo a casa.

    Les cost mucho alcanzar a Gracie.

    Dos: Desercin

    Tuvieron que abandonar Tassel, el antiguo Tassel en que todava pensaban como suverdadero hogar, la anteltima primavera. Las Plantas haban lanzado las simientes(aunque la forma exacta en que lo hacan segua siendo un misterio, ya que las Plantas

    no mostraban la menor seal de flores o frutos) sobre los campos circundantes con unaprodigalidad que haba terminado por doblegar todo esfuerzo humano. Ellos, los

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    humanos, estaban demasiado dispersos; al construir el poblado, y las granjas que lorodeaban, no haban considerado la posibilidad de ser sitiados.

    Durante los primeros tres aos haban resistido bien -o as pareca- esparciendo lassimientes envenenadas que prepar el gobierno. Cada ao, mientras dur el gobierno ysus laboratorios, fue un veneno nuevo, ya que la Planta desarrollaba inmunidades casicon tanta rapidez como se inventaban venenos. Pero an entonces, los esparcan

    solamente en los campos. En los pantanos y junto a la orilla salvaje del lago, en las selvasy a lo largo de los caminos, las simientes brotaban fuera del alcance de todo enemigo queno fuera el hacha... y las Plantas eran demasiadas, y las hachas demasiado pocas, paraque esa tarea fuera concebible. Donde crecan las Plantas no haba suficiente luz,suficiente agua, ni siquiera tierra suficiente para otra cosa. Cuando los antiguos rboles,arbustos y pastos fueron desplazados y murieron, la erosin asol la tierra.

    A las granjas no, por supuesto; todava no. Pero en apenas tres aos, las Plantasestaban cubriendo los campos y tierras de pastoreo, y despus fue slo cuestin detiempo. De muy poco tiempo, en realidad: las Plantas mordisquearon, mordieron y,durante el verano de su quinto ao, simplemente dominaron.

    Del poblado no quedaba ms que aquella sombra ruina. Buddy hallaba un cierto placer elegaco en sus visitas all. Estas tenan incluso un aspecto prctico: revolviendo entre losrestos, con frecuencia poda encontrar herramientas viejas y metal laminado, hasta librosa veces. En cambio ya haba pasado la poca de los comestibles. Haca mucho que lasratas, y los merodeadores que llegaban desde Duluth, haban limpiado lo pocoabandonado despus del traslado a Nueva Tassel. Por eso renunci a seguir buscando yfue a sentarse en los escalones de la Iglesia Congregacionalista, que gracias a losconstantes esfuerzos de su padre era uno de los ltimos edificios del pueblo quepermaneca intacto.

    Recordaba que antes haba un roble, un alto roble arquetpico, a la derecha de laPlanta que haba atravesado la acera, a orillas de lo que antes era el parque local.Durante el invierno pasado haban usado el roble para lea. Y tambin muchos olmos.Por cierto que olmos no haban faltado.

    Oy a la distancia la lgubre queja de Gracie, que era arrastrada de vuelta al pobladocon una soga. La persecucin haba sido demasiado para Buddy; las piernas no lerespondieron. Se pregunt si la raza Hereford estara ahora extinta. Tal vez no, ya queGrade estaba preada, todava era joven, y si para un ternero habra esperanza para suraza, aunque fuera una esperanza remota. Qu ms se poda pedir que eso?

    Se pregunt tambin cuntos enclaves haban resistido tanto como Tassel. Durante losdos ltimos aos, los merodeadores capturados haban sido el ltimo vnculo del pobladocon el exterior; pero llegaban cada vez menos merodeadores. Era probable que lasciudades hubieran llegado por ltimo a su fin.

    Agradeca el no haber estado presente para verlo, ya que hasta el pequeo cadver deTassel poda causarle melancola. Nunca habra credo que pudiera importarle tanto.Antes de la llegada de las Plantas, Tassel haba sido la objetivacin de todo cuantodetestaba: pequeez, mezquindad, ignorancia deliberada y un cdigo moral tancontemporneo como el Levtico. Y ahora l la lloraba como si hubiera sido Cartago cadaen manos de los romanos y cubierta de sal, o Babilonia, esa gran ciudad.

    Tal vez lo que lloraba no era el cadver de ese pueblo, sino todos los dems cadveresque lo componan. Antes vivan all ms de mil personas, todas las cuales, salvo apenasdoscientas cuarenta y siete, estaban muertas. Con qu invariabilidad haban sobrevividolos peores y muerto los mejores.

    Pastern, el pastor congregacionalista, y su esposa Lorraine, que haban sido

    bondadosos con Buddy durante los aos anteriores a su partida para la Universidad,cuando la vida haba sido una sola disputa prolongada con su padre, quien quera quefuera a la Escuela de Agricultura de Duluth. Y Vivian Sokulsky, la maestra de cuarto

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    grado. La nica mujer mayor del pueblo con sentido de humor y una pizca de inteligencia.Y tambin todos los otros, siempre los mejores.

    Ahora, Jimmie Lee. Racionalmente no se poda culpar a las Plantas por la muerte deJimmie. Haba sido asesinado, aunque cmo y por quin, Buddy no lograba imaginrselo.O por qu. Sobre todo, por qu? Sin embargo, la muerte y las Plantas eran parientes tancercanos que uno no poda sentir el aliento de aqulla sin que le pareciera ver la sombra

    de stas.-Hola, desconocido, qu tal?La voz tena un marcado timbre musical, como la de una contralto en una opereta; pero

    a juzgar por la reaccin de Buddy se podra suponer que haba sido una voz spera.-Hola, Greta. Vete.La voz ri con una risa plena y sensual que habra alcanzado las ltimas filas de

    cualquier platea; y luego apareci Greta en persona, tan plena y sensual como su risa,que entonces ces bruscamente. Se detuvo ante Buddy como si estuviera presentandouna demanda ante el tribunal. Prueba A: Greta Anderson, brazos en jarras y hombrosechados atrs, amplias caderas hacia adelante, pies descalzos plantados en la tierracomo races. Mereca mejor ropa que la camisa de algodn que llevaba puesta. Con telasms ricas, colores ms vivos y mejor alimentacin, el tipo de belleza que Gretarepresentaba poda superar a cualquier otro; ahora pareca solamente un tantodemasiado opulenta.

    -Apenas si te veo ya. Sabes que somos prcticamente vecinos de puerta...-Salvo que no tenemos puertas.-...y sin embargo, no te veo en toda la semana. A veces creo que tratas de evitarme.-A veces lo hago, pero t misma ves que sin resultado. Ahora, por qu no vas a

    preparar la cena a tu marido, como una buena esposa? Ha sido un mal da en todosentido.

    -Neil est muerto de miedo. Supongo que esta noche lo azotarn, y yo no pienso estar cerca de casa... o debo decir la carpa?, cuando vuelva de eso. A su regreso al poblado,acomod la soga del corral de Studs para tratar de aparentar que no fue culpa suya, queStuds salt por sobre la tranca. Me imagino a Studs saltando una cerca de tres metros dealto. Pero de nada le sirvi. Clay y otros cinco o seis vieron cuando lo haca, y ahora lonico que ganar ser que lo azoten un poco ms fuerte.

    -Qu estpido!-Lo dijiste t, no yo -ri Greta, sentndose con fingida naturalidad en el escaln inferior

    al suyo-. Sabes, Buddy?, yo tambin vengo mucho aqu. Me siento tan sola en el nuevopoblado...; realmente no es un poblado, se parece ms a un campamento de verano, conlas carpas y el agua que hay que traer desde el arroyo. Oh, qu aburrido es. T meentiendes. Lo sabes mejor que yo. Siempre quise ira vivir en Minneapolis, pero primero

    fue pap, y despus... No necesito explicrtelo.El poblado en ruinas estaba ya bastante oscuro. Un chaparrn de verano comenz acaer sobre las hojas de las Plantas, pero apenas unas gotas penetraron el entoldado. Eracomo estar sentado bajo el roco que el viento traa desde el lago.

    Al cabo de un prolongado silencio (durante el cual se reclin apoyando los codos en elescaln de Buddy, dejando que el peso de la cabellera espesa, blanqueada por el sol, leechara atrs la cabeza, de modo que al hablar contemplaba las lejanas hojas de laPlanta), Greta lanz otra bien modulada risa.

    Buddy no poda dejar de admirar esa risa, que pareca ser una especialidad de Greta,una nota que otras contraltos no podan alcanzar.

    -Recuerdas cuando echamos vodka en el ponche, durante la reunin juvenil que

    organiz pap, y nos pusimos todos a bailar el twist con esos discos suyos, tan viejos yespantosos? Ah, fue precioso, tan divertido! Nadie ms que t y yo saba bailar el twist.Eso del vodka fue terrible... Pap nunca supo qu haba pasado.

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    -Segn recuerdo, Jacqueline Brewster bailaba bien.-Jacqueline Brewster es una buena pieza.Buddy ri, y como esto -era mucho menos habitual en l, la risa fue spera y un tanto

    aguda.-Jacqueline Brewster est muerta -dijo.-De veras. Bueno, creo que despus de nosotros dos era la mejor bailarina de estos

    alrededores. -Al cabo de otra pausa comenz de nuevo, con grandes muestras devivacidad:- Y esa vez que fuimos a la casa del viejo Jenkins, sobre el Camino Rural B...lo recuerdas?

    -Greta, no hablemos de eso.-Pero fue tan divertido, Buddy! Fue lo ms divertido del mundo. All estbamos

    nosotros dos, dndole sobre aquel viejo sof chirriante a un kilmetro por minuto, y larriba, tan dormido que ni siquiera se enter.

    A pesar suyo, Buddy lanz un resoplido de risa.-Bueno, era sordo -dijo, pronunciando la palabra a la manera campesina.-Ah, nunca volveremos a pasar momentos as. -Cuando se volvi para mirar a Buddy,

    algo ms que el recuerdo le brillaba en los ojos.- Qu alocado eras entonces. Nada tedetena. Eras el rey de la comarca, y no era yo la reina? No lo era, Buddy?Y tomndole la mano, se la apret. En otra poca las uas le habran cortado la piel,pero ya no tena uas, y l tena la piel ms curtida. Retirando la mano, Buddy se puso depie.

    -Basta, Greta. No conseguirs nada.-Tengo derecho a recordar. Fue as, no me digas que no. Ya s que no es ms as. Me

    basta mirar alrededor para verlo. Dnde est ahora la casa de Jenkins, eh? Alguna veztrataste de encontrarla? Ya no est, simplemente desapareci. Y la cancha de ftbol...dnde est? Todos los das desaparece algo, alguna cosa. El otro da fui a la tienda deMacCord, donde solan tener los vestidos ms lindos del pueblo, por poca que valiesen.No quedaba nada, ni un botn. Pareca el fin del mundo, aunque no s; quiz esas cosasno sean tan importantes. Lo ms importante es la gente. Pero todos los mejores handesaparecido tambin.

    -S, es cierto -respondi Buddy.-Salvo unos pocos. Durante tu ausencia vi cmo ocurra todo. Algunos, los Douglas y

    otros, se fueron a las ciudades, pero eso fue slo cuando recin comenzaba el, pnico.Volvieron, como t... los que pudieron hacerlo. Yo quera irme, pero cuando muri mam,pap enferm y tuve que cuidarlo. Se pasaba el tiempo leyendo la Biblia. Y rezando. Mehaca arrodillar junto a su cama y rezar con l. Pero como la voz le fallaba entonces, solaterminar rezando sola. Yo pensaba que a otro le habra parecido raro, como si le estuvierarezando a pap y no a Dios. Pero ya entonces no quedaba nadie que pudiera rerse. La

    risa se haba secado, como el ro. La estacin de radio ya no funcionaba, salvo elnoticiero dos veces por da, y quin quera or las noticias? Estaban todos esos tipos dela Guardia Nacional, tratando de obligarnos a hacer lo que deca el gobierno. A DelanoPaulsen lo mataron la noche en que eliminaron a la Guardia Nacional, y yo no me enterpor una semana. Nadie quera decrmelo, porque despus de tu partida Delano y yo nospusimos de novios. A lo mejor no te enteraste. En cuanto pap estuviera en pie, nos iba acasar a nosotros dos. De veras, lo iba a hacer. Entonces las Plantas parecan estar por todas partes. Destrozaban los caminos y las caeras de agua. La costa del viejo lago erapuro pantano, y ya no crecan all las Plantas. Todo era tan horriblemente feo. Ahora eslindo, en comparacin. Pero lo peor de todo era el aburrimiento. Nadie tena tiempo paradivertirse. T te habas ido, Delano estaba muerto y pap... bueno, ya puedes

    imaginrtelo. No debera admitirlo, pero cuando muri, casi me alegr. Aunque en eseentonces fue cuando eligieron alcalde a tu padre y se puso realmente a organizar a todos,dicindoles qu hacer y dnde vivir, y yo pens: "No habr lugar para m." Pensaba en el

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    arca de No, porque pap sola leerme eso a cada rato. Y pens: "Se irn sin m." Tuvemiedo. Supongo que todos lo tenan. Tambin la ciudad debe haber sido espantosa, contoda esa gente murindose. O hablar de eso... Pero yo tena miedo de veras! Cmoexplicas eso? Y entonces tu hermano empez a venir a visitarme. Tena unos veintinaos, y realmente no era mal parecido, segn lo ve una muchacha. Salvo la barbilla. Peroyo pens: "Greta, tienes posibilidad de casarte con Jafeth."

    -Con quin?-Jafeth. Era uno de los hijos de No. Pobre Neil! Quiero decir que realmente no tuvootras oportunidades verdad?

    -Me parece que ya recordaste bastante.-Quiero decir que no saba nada de mujeres. No era como t. Tena veintin aos,

    apenas tres meses menor que t, y no creo que pensara siquiera en mujeres. Ms tardedijo que fue tu padre quien me recomend. Imagnate! Como si estuviera criando untoro!

    Buddy comenz a alejarse de ella.Qu deba haber hecho? Dmelo. Deb haberte esperado? Con una vela encendida

    en la ventana?-No hace falta una vela cuando se est ardiendo.Otra vez la risa lrica, pero ahora acompaada por un tono chilln no disimulado. Se

    puso de pie y camin hacia l. Los pechos de Greta, que antes se notaban flojos, loestaban perceptiblemente menos.

    -Bueno, quieres saber por qu? No. Temes or la verdad. Si te lo dijera, no tepermitiras creerlo, pero te lo dir igual. Tu hermano es un montn de carne intil. Escompleta y totalmente incapaz d moverse.

    -Es mi medio hermano -dijo Buddy, casi automticamente.-Y para m es medio esposo.Greta sonrea de manera extraa; y de algn modo haban llegado a quedar de pie

    frente a frente, a centmetros de distancia. Bastaba con que ella se estirara para que suslabios se tocaran. Ni siquiera lo toc con las manos.

    -No -dijo Buddy, empujndola para apartarla-. Eso termin. Termin hace mucho. Fuehace ocho aos. Entonces ramos nios. Adolescentes.

    -Vaya, qu miedoso te has vuelto!Buddy la abofete con tanta fuerza que la derrib al suelo, aunque es justo decir que

    ella pareci cooperar y hasta disfrutar del golpe.-Eso es lo mejor que sabe hacer Neil -dijo, ya sin nada de la antigua msica en la voz-.

    Y debo decir que, de los dos, l lo hace mejor.Buddy lanz una slida carcajada, llena de buen humor, y se alej, sintiendo que se

    levantaba en l algo de la antigua sangre de semental. Ah, se haba olvidado del ingenioque ella saba emplear. Es absolutamente la nica que queda con sentido del humor,pens. Y sigue siendo la ms linda... Tal vez volvieran a reunirse.

    En alguna ocasin.Entonces record que no era un da apto para estar de buen humor; la sonrisa se le

    borr de los labios, y el semental se aquiet y regres al establo.

    Tres: Un manojo de alegra

    Maryann Anderson tena algo de ratn. De ratn era el color de su pelo: un pardo

    grisceo sin brillo. Cuando pensaba en otra cosa, tena una ratonil tendencia a entreabrir los labios, mostrando unos incisivos ms bien largos y amarillentos. Peor an: a losveintitrs aos tena un tenue bigote, como un plumn. Era baja, de no ms de un metro

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    cincuenta y cinco de altura, y flaca: con el pulgar y el dedo medio, Buddy poda rodearletotalmente el antebrazo.

    Hasta sus buenas cualidades eran ratoniles: era animosa, trabajadora y se contentabacon migajas. Aunque nunca sera una belleza, en otra poca se la podra haber considerado simptica. Era dcil; no se entrometa.

    Buddy no la quera. En algunos momentos, esa misma pasividad lo enfureca. En

    general haba estado habituado a algo ms. Sin embargo, era tan difcil hallar defectos aMaryann como encontrar algo que admirar en particular. Buddy estaba cmodamenteseguro de que ella nunca le sera infiel, y mientras le colmara las necesidades, no lemolestaba realmente que Maryann fuera su mujer.

    Maryann, por su parte, no poda devolverle esta indiferencia. Estaba dedicada almarido como una esclava, y lo amaba sin esperanzas, como una adolescente. Buddysiempre haba podido suscitar una especie de abnegada devocin, aunque habitualmentehaba exigido otro tipo de sacrificio; y sus altares, por as decirlo, estaban teidos con lasangre de las vctimas. Pero nunca haba intentado ejercer esa influencia sobre Maryann,quien le haba interesado slo un breve momento, y no por amor sino por compasin.

    Haba sido en el otoo del cuarto ao despus de la llegada de las Plantas, cuandoBuddy recin regresaba a Tassel. Un grupo de merodeadores, entre ellos Maryann, habalogrado llegar desde Minneapolis. En vez de saquear, haban cometido la tontera de ir alpoblado y pedir comida. Era inaudito. La regla invariable era que los merodeadores fueranejecutados (el hambre poda convertir los corderos en lobos), pero en este caso surgiuna pequea controversia, debido a la aparente buena voluntad de los prisioneros. Buddyhaba sido uno de los partidarios de soltarlos, pero su padre -y la mayora de los hombres-insisti en la ejecucin.

    -Entonces, por lo menos respeten a las mujeres -rog Buddy, que todava era un tantosentimental.

    -La nica mujer que saldr en libertad ser la que tomes por esposa -proclamAnderson, improvisando la ley, como era su costumbre.

    Y de manera totalmente inesperada, y por pura terquedad, Buddy haba elegido una deellas, ni siquiera la ms bonita y la hizo su esposa. Los otros veintitrs merodeadoresfueron ejecutados, y eliminados sus cadveres.

    Aunque Maryann no hablaba si no le dirigan la palabra, en los tres aos de vida encomn Buddy haba reunido fragmentos de los antecedentes de ella que bastaban paraconvencerlo de que no era ms interesante en el fondo que en la superficie.

    El padre de Maryann haba sido un empleado bancario, poco ms que cajero; y ellahaba trabajado un mes como taqugrafa antes de que el mundo se derrumbaratotalmente. Aunque haba concurrido a la escuela primaria parroquial, y ms tarde a SantaBrgida, donde sigui el curso comercial, su catolicismo nunca haba sido ms que tibio,

    en todo caso, recrudeciendo durante las fiestas santas. En Tassel pudo adoptar sinescozores la variedad casera y apocalptica de congregacionalismo sostenida por Anderson.

    Pero la distincin especial de Maryann no era su conversin de la religin papal, sino elnuevo oficio que haba trado a Tassel. Una vez, casi por casualidad, haba seguido uncurso nocturno de cestera en la organizacin de jvenes catlicos. Algo en Maryann, algomuy fundamental, haba respondido a las simplicidades de aquella antigua artesana.Experiment con los juncos ms gruesos y con hierbas del pantano, y cuando comenz aescasear todo, Maryann sali por su cuenta, se puso a despojar los troncos verdes y lisosde las Plantas y a cortar las grandes hojas como rafia. Hasta el fin, hasta ese da en queel camin del gobierno dej de aparecer en la ciudad para el subsidio matinal, sigui

    fabricando cestas, gorros, sandalias y felpudos de bienvenida.

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    La gente pens que era una tontera, y la misma Maryann lo consideraba unadebilidad. Ni ellos ni ella advirtieron que era lo nico que el pobre ratn haba hecho bien,o en lo que hallaba una satisfaccin algo ms que pasajera.

    En Tassel, la luz de Maryann ya no qued escondida, por as decirlo, bajo una pantalla.Su cestera transform totalmente la vida del poblado. Despus de aquel verano fatal enque las Plantas invadieron los campos, los pobladores (los quinientos que quedaban)

    haban recogido todas las pertenencias que podan llevar consigo y se trasladaron aorillas del Lago Superior, a pocos kilmetros del ro Gooseberry. El lago venaretrocediendo a un ritmo prodigioso, y en varias zonas el agua estaba a dos o treskilmetros de la antigua costa rocosa. Dondequiera que retroceda el agua, los sedientosarbustos brotaban, hundan sus races y se aceleraba el proceso.

    Aquel otoo, y durante todo el invierno, los sobrevivientes (cuyo nmero, como el lago,disminua siempre) trabajaron despejando la zona ms amplia que podran de verasconservar para sus propios campo el ao siguiente. Luego comenzaron a echar suspropias races. La madera era poca, salvo la que podan saquear del antiguo pueblo. Lade las Plantas era menos; sustancial que el abeto, y casi todos los rboles nativos de lazona estaban ya secos. Los pobladores tenan arcilla, pero no saban fabricar ladrillos yhacer canteras era imposible. Pasaron entonces el invierno en una grane choza de hierba,cuyas paredes y techo fueron tejidos bajo la supervisin de Maryann. Fue un noviembrefro y desdichado, pero tejiendo se poda mantener los dedos calientes. Hubo una semanade diciembre en que el viento llev los paneles de la sala comn casi hasta el antiguopueblo. Pero al llegar enero ya haban aprendido a tejer como para resistir la peor ventisca, y en febrero la sala comn qued realmente cmoda. Hasta tena un felpudo debienvenida en cada puerta.

    Nadie haba lamentado jams haber admitido al avispado ratn en el poblado. Salvo, aveces, el marido del ratn.

    -Por qu no hay cena? -pregunt Buddy.-Estuve todo el da con Lady. Est terriblemente alterada por lo de Jimmie Lee. Ya

    sabes que era su favorito. Tu padre tampoco ayud gran cosa; se pas el, tiempohablando de la Resurreccin del Cuerpo. Ya debe saber que ella no cree lo mismo que l.

    -De todos modos hay que comer.-Lo estoy preparando, Buddy. Lo ms rpido que puedo. Buddy, hay algo que...-Entonces, pap se siente mejor?-...quera decirte. Nunca s qu siente tu padre; est actuando igual que siempre.

    Nunca pierde el control. Neil ser azotado esta noche. Supongo que te enteraste.-Se lo merece. Si hubiera cerrado el portn, no habra pasado nada.-Qu fue lo que pas, Buddy? Cmo puede quedar alguien convertido en cenizas en

    pleno bosque? Cmo es posible eso?

    -No s qu decirte. No parece posible. Y adems esas vacas y Studs. Siete toneladasde carne convertida en ceniza en menos de diez minutos.-Fue un rayo?-No, a menos que haya sido el rayo del Seor. Sospecho que son merodeadores, que

    han inventado algn nuevo tipo de arma.-Pero, para qu vana matar vacas? Habran querido robarlas, y matar gente.-No s qu pas, Maryann. No me preguntes ms.-Quera decirte algo...-Maryann!Ella, abatida, volvi a revolver la polenta en la olla de barro que se calentaba sobre las

    brasas; al costado, envueltos en chalas, haba tres peces luna pescados esa maana por

    Jimmy a orillas del -lago.En adelante, sin leche ni manteca que agregar a la harina, tendran que contentarsecon gachas, a veces con un huevo revuelto adentro. Una de las cosas buenas de estar

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    casada con un Anderson haba sido siempre la comida extra. Especialmente la carne.Maryann no haba preguntado demasiado de dnde vena todo, limitndose a recibir loque le ofreca Lady, la esposa de Anderson.

    Bueno -pens-, todava hay cerdos, pollos y un lago lleno de peces. El mundo no haterminado. Tal vez despus de la cosecha los cazadores lograran traer bastante comopara compensar los Hereford. Un par de aos atrs, la caza haba sido tan buena que se

    habl de volverse nmades y seguir a los animales, como hacan los indios. Despus losgamos comenzaron a escasear. Hubo un invierno de lobos. y osos, y despus fue todocomo antes. Salvo para los conejos, que podan comer la corteza de las Plantas. Losconejos eran bonitos, cmo meneaban el hocico! Pensando en los conejos sonri.

    -Buddy, quisiera hablarte de algo -dijo.Maryann estaba diciendo algo, lo cual era casi un suceso en s mismo; pero despus

    de un da as la mente de Buddy no pareca poder enfocar bien las cosas: Pensaba denuevo en Greta: la curva de su cuello cuando haba echado atrs la cabeza, en laescalera de la iglesia. La leve protuberancia de su nuez de Adn. Y los labios. Quin sabecmo, todava tena lpiz labial. Se lo habra puesto especialmente para l?

    -Qu dijiste? -pregunt a Maryann.-Nada. Oh, nada.Buddy siempre haba pensado que Maryann habra sido la esposa ideal para Neil.

    Tena la misma barbilla, la misma falta de humor, la misma estlida laboriosidad. Ambostenan dientes delanteras como los de un conejo o una rata. Neil, que era abyecto anteGreta, no habra reprochado a Maryann su pasividad. En la cama, con Maryann, Buddyrecordaba siempre la clase de gimnasia del dcimo grado, cuando el seor Olsen losobligaba a hacer cincuenta flexiones diarias. Pero aparentemente, ese aspecto de lascosas no era tan importante para Neil.

    Volver y encontrara Greta Pastern casada con el hermanastro haba sido un golpe. Dealguna manera contaba con que ella estara esperndolo. Haba sido una parte tanimportante de aquel Tassel que l abandonara.

    Esas primeras semanas la situacin haba sido delicada en general. Durante el ltimoao de Buddy en Tassel, Greta y l no haban sido nada discretos. Su conducta eradiscutida en todos los mostradores y sobre cada cerca del pueblo: Greta, nica hija delpastor, y Buddy, hijo mayor del agricultor ms rico y severo de todo el distrito. Todossaban entonces que Greta pasaba de mano en mano en la familia Anderson, y todosprevean que algo malo resultara de eso.

    Pero el hijo prdigo que regresaba a Tassel no era el mismo hijo prdigo que partiera.Entretanto, haba pasado hambre hasta perder la tercera parte del peso; haba integradolas cuadrillas gubernamentales de trabajo obligatorio, y regado con sangre el caminodesde Minneapolis a Tassel, unindose a las jauras humanas o peleando contra ellas

    segn se presentaba la ocasin. Cuando lleg a Tassel, le interesaba mucho ms salvar el pellejo que levantar las polleras a Greta.Por eso casarse con Maryann, adems de ser un gesto humanitario, haba sido

    prudente. Buddy casado pareca mucho menos propenso a turbar la tranquilidad delpueblo que Buddy soltero, y poda cruzarse con Greta en la calle sin causar unatempestad de comentarios.

    -Buddy...-Dmelo ms tarde!-La polenta est lista, nada ms.Qu infeliz, pens. Pero pasable cocinera. Por lo menos, mejor que Greta, y eso era un

    consuelo.

    Llevndose a la boca el humeante potaje amarillo, hizo seas a Maryann de queestaba satisfecho. Despus de mirar cmo devoraba dos tazones de polenta y los trespescados, ella comi lo que quedaba.

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    Se lo dir ahora, mientras est de buen humor, pens. Pero antes de que lograrapronunciar palabra, Buddy se haba levantado y, pisando fuera de la estera que cubra elpiso, se dispona a salir.

    -Ya debe ser la hora de los azotes -dijo.-No quiero verlo. Me enferma.-Las mujeres no tienen obligacin de ir -y con una semisonrisa para animarla, sali de

    la casa.Aunque hubiera sido quisquilloso (y no lo era), habra tenido que estar presente, comotodo hombre del poblado que tuviera ms de siete aos. Una buena azotaina podainfundir tanto temor a Dios en los corazones de los espectadores como en el nicocorazn a cuyo alrededor se enroscaba el ltigo.

    En la plaza, frente a la casa comn, Neil ya estaba atado al poste de castigo, con laespalda desnuda. Buddy fue uno de los ltimos en llegar.

    Anderson, ltigo en mano, estaba preparado, las piernas bien abiertas. Su posicin eraun poco demasiado rgida. Buddy saba que al anciano deba costarle mucho seguir actuando como si aquello no fuera sino un error comn, cuestin de unos veinte latigazos.

    Cuando Anderson tena que azotara Buddy o a Neil, administraba el dolor imparcialmente; ni ms ni menos del que habra infligido a cualquier otro por igualtransgresin. Su pulso era tan preciso como un metrnomo. Pero esa noche, despus deltercer latigazo, se le doblaron las rodillas y cay al suelo.

    Del crculo de espectadores brot una exclamacin ahogada; luego Anderson volvi aincorporarse. Estaba plido, y cuando entreg el ltigo a Buddy, la mano le temblaba.

    -Sigue t -orden.Si el viejo le hubiera entregado la pistola, o un cetro, Buddy no habra quedado ms

    sorprendido.Maryann lo oy todo desde el interior de la carpa, mientras lama la olla. Cuando hubo

    una pausa despus del tercer golpe, tuvo la esperanza de que fuera el ltimo.Comprenda, por supuesto, que esas cosas eran necesarias; pero eso no quera decir quetuviera que gustarle. No era de buena educacin disfrutar cuando alguien era lastimado,aunque no se simpatizara con l.

    Los latigazos recomenzaron.Dese que Buddy hubiera dejado ms comida. Y ahora, con todas las vacas muertas,

    ya no habra ms leche!Trat de pensar qu le dira cuando volviera. Decidi decirle: "Querido, vamos a tener

    un manojo de alegra.Era una expresin muy linda. La haba odo por primera vez en una pelcula, mucho

    tiempo atrs. Los protagonistas eran Eddie Fisher y Debbie Reynolds.Por l, esperaba que fuera varn, y se qued dormida preguntndose cmo se

    llamara. Patrick, por el abuelo? O Lawrence? Por algn motivo, siempre le habagustado ese nombre. Joseph era un buen nombre tambin.Buddy? Se pregunt si habra un San Buddy. Nunca lo haba odo mencionar. Tal vez

    fuera un santo congregacionalista.

    Cuatro: Adis, Civilizacin Occidental

    El 22 de agosto de 1979, de acuerdo con instrucciones del 4 de julio de 1979, seiniciaron preparativos para la incineracin del artefacto indicado en los mapas como"Duluth Superior". Las condiciones meteorolgicas eran ideales: haca 17 das que no

    llova, apenas habr humedad por la maana. "Duluth Superior" fue dividido en cuatropartes, y cada una de stas en res secciones, como se indica en las fotografas adjuntas,

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    tomadas desde una altura de 1,33 km. La accin comenz a las 20.34 horas del 23 deagosto de 1979.

    Este artefacto fue construido sobre numerosos montculos bajos de formacin natural,topogrficamente similares al artefacto San Francisco". Aqu, sin embargo, el principalelemento de construccin era la madera, que arde con rapidez. Se inici el fuego en laszonas ms bajas de cada seccin, y la corriente natural de aire ascendente logr tanto

    como los dispositivos incendiarios.Con excepcin de las secciones II-3 y III-1, cerca de la antigua costa del lago (donde,por algn motivo, los elementos del artefacto eran ms grandes y construidos con piedra yladrillo, en lugar de madera), la incineracin total fue lograda en 3.64 horas. Cuando latarea en cada parte quedaba cumplida a satisfaccin, el equipo de esa parte eratrasladado a las secciones ll-3 y III-1, las cuales fueron incineradas a las 01.12 horas del24 de agosto de 1979.

    Hubo dos fallas mecnicas en la seccin IV-3. La evaluacin de los daos ha sidoenviada a la Oficina de Aprovisionamiento, y se adjunta una copia de la misma.Mamferos que habitaban en las partes I, II y IV escaparan a los campos adyacentes,debido a la insuficiencia de equipo y al terreno abierto. Los clculos actuales san entre200 y 340 de los mamferos grandes, constructores de las artefactos, y entre 15.000 y24.000 mamferos pequeos, dentro de lmites establecidos de posible error.

    Todos los insectos parsitos de la madera fueron exterminados.Se han iniciado operaciones para rastrear los mamferos escapados y otros mamferos

    que viven fuera de los lmites de "Duluth Superior", pero el equipo es limitado. (ConslteseFormulario de Requisicin 800-B: 15 de agosto 1979; 15 de mayo 1979; 15 de febrero 1979)

    Con posterioridad ala incineracin, se nivel la ceniza en las concavidades delartefacto, y se iniciaron las operaciones de sembrado el 27 de agosto de 1979.

    Basndose en los resultados de muestras tomadas desde el 12 de mayo de 1979 hastael 4 de julio 1979, esta unidad se puso luego en movimiento para seguir una ruta a lolargo de la orilla sur del "Lago Superior". (Consltese mapa de "Estado de Wisconsin ") Elmuestreo habr indicado que esa zona se hallaba muy densamente poblada conmamferos nativos.

    Para esta operacin se utilizar el obsoleto Modelo Esferoide 37-Mg, debido a laescasea de Modelos 39 Mg y 45-Mg. Pese a su volumen, estos modelos son adecuadospara exterminar toda vida mamfera que puedan encontrar. En verdad, tienenmecanismos termotrpicos ms desarrollados que los modelos ms recientes. Encircunstancias excepcionales, sin embargo, la operacin del Modelo 37-Mg no puede ser asumida sin excesiva demora por el Depsito Central de Informacin de esta Unidad.

    Se prev que el posterior proceso de incineracin avance con menor rapidez, ahora

    que ha sido nivelado y sembrado este artefacto, el ltimo de los principales. Los artefactosrestantes son pequeos, y estn muy separados. Aunque nuestra muestra indica que lamayora de stos ya no se hallan habitados, efectuaremos, segn instrucciones del 4 de julio de 1979, su total incineracin.

    Finalizacin aproximada del proyecto: 2 de febrero de 1980.-Qu te parece, querida? -pregunt l.-Es muy hermoso -respondi ella-. Y lo hiciste slo para m?-Amor mo, en cuanto a m concierne, eres la nica mujer en el mundo.Jackie sonri con una sonrisa agridulce, la que reservaba para desastres irremediables.

    Luego cerr los ojos; no para ocultarse la escena, sino porque los tena muy cansados, yse sacudi la ceniza del pelo corto y rizado.

    Jeremiah Orville la estrech en sus brazos. No haca fro, pero pareca el gestoadecuado, como quitarse el sombrero en un funeral. Sereno, contempl la ciudad quearda.

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    Jackie le frotaba la corta nariz en la spera lana suter.-De todos modos esa ciudad nunca me gust -dijo.-Nos mantuvo vivos...-Por supuesto, Jerry. No es ingratitud. Slo quise decir que...-Comprendo. No fue ms que mi conocido sentimentalismo, que vuelve a salirse de

    quicio.

    Pese al calor y a los brazos que la rodeaban, Jackie se estremeci.Ahora moriremos. Moriremos, sin lugar a dudas.-Animo, seorita Whythe! A la carga! Recuerda el Titanic!Jackie ri.-Me siento como Carmen, en la pera, cuando da vuelta la Reina de Espadas. -Tarare

    el tema del Destino, y cuando la ltima nota le sali demasiado baja murmur:- En unaproduccin de aficionados.

    -No es raro sentirse deprimido cuando el mundo arde alrededor. -dijo l en su mejor estilo David Niven. Luego, con autntico acento del Medio Oeste -: Oye mira! Se acabel Edificio Alworth!

    Jackie se volvi con rapidez, y los ojos oscuros bailaron a la luz del incendio. El EdificioAlworth, el ms alto de Duluth, arda con magnificencia. Toda la zona central estaba ahoraen llamas. A la izquierda del Edificio Alworth, el First American National Bank, queempez ms tarde, llameaba ahora con mayor esplendor an, por ser ms voluminoso.

    -Uuuuy -grit Jackie-. Ooooh!Haban vivido los ltimos aos en la bveda de seguridad subterrnea del First

    American National Bank. Su valiosa provisin de latas y frascos saqueados estabatodava guardada en las cajas de seguridad, y probablemente el canario estuviera en su jaula, en un rincn. Haba sido un hogar muy acogedor, aunque los visitantes fueronpocos y a la mayora tuvieron que matarlos. Tanta suerte no poda durar eternamente.

    Jackie lloraba lgrimas verdaderas.-Triste? -le pregunt l.-Oh, triste no... Slo un poco fastidiada conmigo misma porque no lo entiendo. -Aspir

    con fuerza y las lgrimas desaparecieron.- Se parece horriblemente a lo que solan llamar un Acto de Dios. Como si Dios fuera el origen de todo lo irracional. Me gusta conocer larazn de las cosas. -Luego, tras una pausa-: Tal vez hayan sido las termitas.

    -Las termitas! -Al mirarla, incrdulo, vio que en la mejilla de ella apareca el hoyuelodelator. Le estaba tomando el pelo. Echaron a rer juntos.

    A la distancia, el Edificio Alworth se derrumb. Ms all, en el seco puerto, un barcotendido de costado lanzaba llamas por los ojos de buey.

    Aqu y all, correteando entre los escombros, se divisaban mecanismos incendiariosque cumplan su tarea. A esa distancia parecan realmente muy innocuos. A Jackie le

    recordaban sobre todo los Volkswagen de principios de la dcada del cincuenta, cuandotodos los Volkswagen parecan ser grises. Eran diligentes, pulcros y rpidos.-Conviene ponerse en camino -dijo l-. Pronto empezarn a limpiar, los suburbios.-Bueno, adis, Civilizacin Occidental -dijo Jackie, saludando con la mano aquel

    resplandeciente infierno, sin temor. Quin poda temer a un Volkswagen?Cruzaron en bicicletas la Alameda Skyline, desde donde haban contemplado la ciudad

    incendiada. Al llegar a la cuesta, tuvieron que seguir a pie, llevando las bicicletas, porquela de Orville tena rota la cadena.

    La Alameda, sin reparar desde haca aos, estaba llena de baches y cubierta debasura. Bajaron del Parque Amity a oscuras, ya que la colina ocultaba la luz del incendio.Iban lentamente, con los frenos puestos.

    Al pie de la colina, una voz femenina les grit desde la oscuridad.-Paren!

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    Saltando de las bicicletas, se aplastaron contra el suelo. Haban ensayado esto muchasveces. Orville sac la pistola.

    La mujer sali a la vista, los brazos en alto, las manos vacas. Era bastante vieja -esdecir, tena sesenta aos o ms- y de actitud desafiantemente inocente. Se acercdemasiado.

    -Es un seuelo -susurr Jackie.

    Eso era obvio, pero Orville no pudo determinar dnde estaban los dems. Por todoslados haba. rboles, casas, setos, vehculos detenidos. Cualquiera de ellos habra sidoun refugio adecuado. Estaba oscuro, y el aire cargado de humo. Mirando el incendio,Orville haba perdido, por el momento, su visin nocturna. Decidido a demostrar igualinocencia, enfund de nuevo su arrea y se incorpor.

    Cuando ofreci la mano a la mujer para estrechrsela, ella sonri, pero no se acerctanto.

    -No les conviene pasar la elevacin siguiente, hijos mos. Del otro lado hay no s quclase de mquina, creo que algo as como un lanzallamas. Si quieren les mostrar unasalida mejor.

    -Qu aspecto tiene esa mquina?-Ninguno de nosotros la vio. Slo vimos a la gente que arda al llegar a la cima de lacolina. Espantoso.No era imposible, ni siquiera improbable; igualmente posible y probable era que lo

    estuvieran llevando a una trampa.-Un momento -dijo a la mujer, y haciendo seas a Jackie de que permaneciera en su

    sitio inici el ascenso de la suave cuesta de la colina. Revolviendo la basura acumuladaall durante aos, eligi un listn que deba haber cado all de una carga de lea. Enmedio de la cuesta, se detuvo tras una de las Plantas que haba atravesado el asfalto, yarroj el listn por sobre la cresta de la colina.

    Antes de alcanzar la parte superior de su arco, el listn estall en llamas, que seextinguieron antes de que cayera perdindose de vista. La madera haba quedadototalmente consumida.

    -Tiene razn, y le agradecemos -dijo Orville, volviendo junto a la mujer. Jackie se pusode pie.

    -No tenemos nada de comer -anunci, menos para la anciana que para quienes, segnsupona, los estaban rodeando. El hbito de desconfiar era demasiado. fuerte pararomperlo en un instante.

    -No se preocupen, hijos mos, ya pasaron la primera prueba, por as decir. En cuanto anosotros concierne, han demostrado lo que valen. Si supieran cuntos siguen subiendo...-suspir-. Me llamo Alice Nemerov, E.D. Llmenme Alice. -Luego, como si recin se leocurriera:- Las letras significan que soy enfermera, saben? Si se enferman, puedo

    decirles cmo se llama lo que tienen. Y a veces hasta ayudar un poco.-Yo me llamo Jeremiah Orville, l.M. Llmeme. Orville. Mis letras significan que soyingeniero en minera. Si tiene minas, las observar con mucho gusto.

    -Y usted, hija?-Jackie Janyce Whythe, sin letras. Soy actriz, Dios me valga! Como tengo manos

    Tinas, haca muchos avisos de jabones. Pero s tirar y no tengo escrpulos, que yo sepa.-Esplndido! Ahora vengan, que les presentar a los dems lobos. Somos suficientes

    para hacer una manada regular. Johnny! Ned! Christie! Vengan todos!De la esttica oscuridad se desprendieron jirones de sombra, que se adelantaron.Encantada, Jackie apret la cintura a Orville, y le tirone la oreja para que se inclinara y

    poder susurrarle:

    -Sobreviviremos, al fin y al cabo! No te parece maravilloso?Era ms de lo que haban esperado.

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    Durante toda su vida, Jeremiah Orville haba esperado algo mejor. Cuando inici losestudios universitarios haba esperado llegar a ser investigador cientfico. En. cambio,haba derivado hasta un puesto cmodo, ms seguro (segn pareca) que San Quintn.Haba esperado dejar ese puesto y Duluth en cuanto tuviera ahorrados diez mil dlares;pero antes de haber reunido la ansiada sum, o siquiera la mitad, estaba casado y eradueo de una hermosa casita suburbana (tres mil dlares de entrega inicial, el resto a

    pagar en diez aos). Haba esperado un matrimonio feliz; pero ya entonces (se castarde, a los 30 aos) haba aprendido a no esperar demasiado. En 1972, cuando llegaronlas Plantas, estaba. a punto de trasladar todas esas acariciadas esperanzas a lospequeos hombros de su hijo, que tena cuatro aos.

    Pero el pequeo Nolan result incapaz de soportar incluso el peso de la propiaexistencia durante la primera hambruna que castig a las ciudades; y Therese durapenas uno o dos meses ms. El se enter de su muerte por casualidad, el. aosiguiente: la haba abandonada poco antes.

    Como todos los dems, Orville finga odiar la invasin (en las ciudades nunca se laconsideraba otra cosa), pero en secreto la disfrutaba, se gloriaba en ella, no quera otracosa. Antes de la invasin, Orville se encontraba en el umbral de una madurez gris ypanzona; y de pronto se le impona una nueva vida... la vida misma! Aprendi (comocualquiera de los que sobrevivieron) a ser tan inescrupuloso como los hroes de lashistorietas que leyera cuando nio; a veces, tan inescrupuloso como los villanos.

    Tal vez el mundo muriera a su alrededor. No importaba; l volva a vivir.Mientras dur, estuvo la embriaguez del poder. No el poder fro y amortiguado de la

    riqueza que antes dominaba, sino un tipo de poder ms nuevo (o ms viejo) que sala delhecho de poseer la fuerza para perpetuar la desigualdad extrema. Dicho de modo msdirecto, haba trabajado. para el gobierno. Primero como capataz de cuadrillas de trabajoobligatorio; ms tarde (apenas unos meses despus, ya que el ritmo de losacontecimientos se aceleraba) como director de todo el funcionamiento laboral de laciudad. A veces se preguntaba qu diferencia haba entre l, digamos, y un Eichmann;pero no permita que las reflexiones interfirieran en el trabajo.

    En verdad fue esto, la fuerza de su imaginacin, lo que le permiti advertir que laposicin del gobierno era insostenible, y prepararse de manera adecuada para suderrumbe. No era posible empujar mucho ms a los agricultores, acostumbrados a laindependencia y reacios al parasitismo de las ciudades. Se revelaran y se guardaran elpoco alimento que posean. Sin raciones, los esclavos de la ciudad (ya que eso eran, por supuesto, esclavos) se rebelaran o moriran. En cualquier caso, moriran. Por eso,habiendo hecho clausurar el edificio mediante adecuadas ficciones burocrticas y unoscuantos sobornos, Orville aprovision su fortaleza en el stano del First American NationalBank y abandon la vida de funcionario pblico.

    Hubo hasta un romance, que avanz (a diferencia de su matrimonio) exactamentecomo deba avanzar un. romance: un cortejo vigorosamente disputado; declaracionesextravagantes; fiebres, celos, triunfos... oh, triunfos incesantes, y siempre el afrodisacodel peligro: mortal que impregnaba los callejones y tiendas saqueadas, de la ciudadmoribunda.

    Haca tres aos que estaba con Jackie Whythe, y no parecan ms que un fin desemana festivo.

    Si esto era cierto para l, no lo sera tambin para los dems sobrevivientes? Nosentan todos en su corazn esta clandestina alegra, como adlteros secreta-, mente juntos en una poblacin desconocida? Debe ser as, pens. Debe ser as.

    Ms all del Campamento Turstico de la Playa de Brighton, las Plantas crecan ms

    densas, y la extensin urbana se reduca. El pequeo grupo fortuitamente reunido haballegado al yermo, donde quiz estuvieran a salvo. Mientras iban hacia el noreste por la

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    Ruta 61, la tenue luz de la ciudad incendiada se extingua a sus espaldas, y el follajeocultaba la luz, ms tenue an, de las estrellas. Avanzaban en total oscuridad.

    Sin embargo, se movan con rapidez, ya que las Plantas, aunque haban atravesado elcamino donde y queran, no lo haban destruido. No era lo mismo que si el apresuradogrupo hubiera tenido que abrirse paso a travs de uno de los antiguos bosques dearbustos que antes crecan en esos alrededores: ninguna rama les azotaba el rostro;

    ninguna zarza les aprisionaba los pies.Ni siquiera haba mosquitos, ya que las Plantas haban desagotado todos los pantanoscercanos. Las nicas obstrucciones eran baches ocasionales, y a veces, donde lasPlantas haban roto el asfalto lo suficiente como para abrir paso a la erosin, unahondonada.

    Orville y los dems siguieron la carretera hasta que el gris resplandor de la maanapenetr la masa selvtica al este; entonces viraron hacia la luz, hacia el lago, que antesera visible para los coches que pasaban por ese camino. Pareca peligroso seguir mslejos por la Ruta 61, como si no fuese ms que una extensin de la ciudad y sujeta aldestino de sta. Adems tenan sed; y si la suerte los acompaaba, tal vez hastaencontraran peces en el lago.

    Las circunstancias los haban obligado a tomar esa ruta. Con el invierno por delante,habra sido ms sensato ir hacia el sur; pero eso habra significado circundar la ciudadincendiada, un riesgo que de ningn modo vala la pena correr. Al oeste no haba agua, yal este demasiada. Aunque disminuido, el Lago Superior segua siendo una barreraefectiva. Quiz en alguna aldea de la costa lacustre se conservaran embarcacionesutilizables, en cuyo caso tal vez pudieran hacerse piratas, como aquella flota deremolcadores tres aos antes, al secarse el puerto de Duluth. Pero la mejor direccinprobable era continuar hacia el noreste siguiendo la costa del lago, saqueando granjas ypoblados y preocuparse por el invierno cuando llegara.

    El Lago Superior hormigueaba de peces luna, que preparados en una fogata de leosllevados por el agua eran sabrosos aun sin sal. Ms tarde el grupo discuti, con algnintento de optimismo, su situacin y perspectivas. No haba mucho que decidir: lasituacin dictaba sus propios trminos. La reunin en realidad no fue tanto una discusincomo un certamen entre los diecisis hombres para ver quin asumira el liderazgo. Elgrupo se haba formado al azar. Salvo las parejas, no se conocan.

    (En esos ltimos aos haba habido poca vida social; la nica comunidad quesobrevivi en las ciudades fue la manada, y si alguno de aquellos hombres haba estadoantes en una manada, no lo mencionaba ahora.) Ninguno de los contendientes para elliderazgo pareca inclinado a discutir los detalles de su propia supervivencia. Tal reticenciaera natural y correcta: por lo menos, no se haban brutalizado tanto como para exultar ensu depravacin ni jactarse de sus culpas. Haban hecho lo que tuvieron que hacer, pero

    esto no los enorgulleca necesariamente.Alice Nemerov los rescat de esta dificultad narrando su propia historia, singularmentelibre de circunstancias desagradables, si se tiene en cuenta todo lo ocurrido. Desde losprimeros das de la hambruna haba permanecido en el hospital principal, viviendo en lasala de aislamiento. Recurriendo a sus habilidades y provisiones mdicas, el personalhospitalario haba salido adelante aun de los peores momentos... salvo, aparentemente,en ese momento ltimo, el peor de todos. Los sobrevivientes eran en su mayoraenfermeras y practicantes; los mdicos se haban retirado a sus casas de campo cuando,al fracasar el gobierno, la anarqua y el hambre dominaron la ciudad. En los ltimos aos,Alice Nemerov anduvo por la ciudad, escudada en su inocencia y en la certeza de que sushabilidades seran un pasaporte incluso entre los ms perversos sobrevivientes; segura

    tambin al saber que estaba mucho ms all del punto en que poda temer que laviolaran. As haba llegado a conocer a muchos de los otros refugiados, a quienes

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    present con aplomo y tacto. Habl tambin de otros sobrevivientes, y de los extraosrecursos que les haban permitido salvarse de morir de hambre.

    -Ratas? -pregunt Jackie, tratando de no parecer demasiado delicada en su asco.-Ah, s, hija ma; muchos las probamos. Admito que fue sumamente desagradable.

    -Varios de los oyentes movieron la cabeza asintiendo.- Y tambin haba canbales, peroeran pobres almas llenas de remordimiento, y no lo que se podra imaginar en un canbal.

    Siempre estaban patticamente ansiosos por hablar, ya que vivan muy solos.Afortunadamente nunca me encontr con uno de ellos cuando estaba hambriento; si notal vez opinara de otro modo.

    A medida que el sol se acercaba al medioda, el cansancio y la mera contigidad hizoque los dems bajaran la guardia y hablaran del pasado propio. Orville comprendi por primera vez que no era el monstruo de iniquidad que a veces haba credo ser. Auncuando revel haber sido capataz en las cuadrillas de trabajo gubernamentales, losoyentes no se mostraron escandalizados ni hostiles, a pesar de que muchos haban sidoreclutados para ellas en algn momento. La invasin los haba convertido a todos enrelativistas: tan tolerantes de los usos y costumbres de los dems como si hubieran sidodelegados en una convencin de antroplogos culturales:

    Haca calor y necesitaban dormir. La cada de las barreras de la soledad les habacansado los espritus casi tanto como el pantano los cuerpos.El grupo apost centinelas, pero uno de ellos debi haberse quedado dormido. La

    oportunidad para resistirse pas antes de que fuera advertida.Los agricultores -los huesos tan mal cubiertos de carne como esa carne de harapiento

    dril- los superaban en nmero de tres a uno; y mientras los lobos dorman (quizs seramejor decir corderos?) haban podido confiscar la mayor parte de las armas e impedirlesel uso de las dems.

    Con una sola excepcin: Christie, a quien Orville haba credo que podra llegar aestimar, logr balear a un agricultor, un anciano, en la cabeza. Lo estrangularon.

    Todo sucedi con suma rapidez, pero no demasiada como para que Jackie noalcanzara a besara Orville por ltima vez. Cuando la arranc de su lado, brutalmente un joven agricultor que pareca mejor alimentado que la mayora, ella sonrea con la sonrisaagridulce especial que reservaba precisamente para ocasiones como esa.

    Cinco: Parientes de sangre

    Esa noche, Lady arrop a Blossom en su cama como si todava fuera la hijita pequea.Al fin y al cabo, tena apenas trece aos. Afuera, los hombres seguan en lo suyo. Eraterrible; ojal hubiera podido dejar de orlos.

    -Quisiera que no tuvieran que hacer eso, mam -susurr Blossom.-Es inevitable, querida. Un mal inevitable. Esa gente no habra vacilado en matarnos.Ests abrigada bajo esa manta liviana?

    -Pero por qu no los enterramos, simplemente?-Tu padre sabe lo que hace, Blossom. Estoy segura de que lo apena tener que hacer

    esto. Recuerdo que tu hermano Buddy... -Lady siempre se refera al hijastro como si fuerahermano de Blossom y Neil, pero nunca poda olvidar que esto era, en todo caso, unaverdad a medias, y vacil al decirlo- ...antes pensaba lo mismo que t.

    -No estuvo aqu esta noche. Se lo pregunt a Maryann y me dijo que haba ido alcampo oeste.

    -Para vigilar por si llegan otros merodeadores. -El constante chirriar de afuera

    penetraba a travs del tejido liviano de las paredes, y flotaba en el aire. Lady apart unmechn de pelo canoso, y acomod los rasgos en algo parecido a la severidad.- Ahoratengo que hacer, querida.

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    -Puedes dejar la luz?Blossom saba que no deba quemar combustible sin razn; ni siquiera ese

    combustible, extrado de la Planta. Slo quera ver hasta dnde poda llegar.-S -concedi Lady (porque no era una noche cualquiera)-, pero mantena muy baja.Antes de cerrar la cortina que separaba la cama de Blossom del resto de la sala

    comn, le pregunt si haba dicho sus oraciones.

    -Oh, mam!Lady baj la cortina sin aprobar ni reprochar a la hija por la ambigua protesta. Sin dudasu marido habra visto en ella algo impo, y digno de castigo.

    Lady no poda evitar una sensacin de complacencia al ver que Blossom no era tanimpresionable (y si la muchacha tena un defecto, era ese) como para adoptar condemasiado fervor o demasiado temor el calvinismo feroz e irracional del padre. Ladypensaba que si haba que portarse como infieles, era pura hipocresa hacerse pasar por cristianos. A decir verdad, dudaba mucho de que existiera el dios a quien oraba suesposo. Si exista, para qu rezarle? Haba tomado su decisin muchos eones antes.Era como los antiguos dioses aztecas que exigan sacrificios de sangre sobre los altaresde piedra. Un dios celoso y vengativo; un dios para primitivos; un dios sangriento. Qutexto del Evangelio haba elegido Anderson el domingo anterior? Uno de los profetasmenores. Pasando las pginas de la Biblia del marido, Lady lo encontr en Nam: "Dioses celoso, y el Seor se venga; el Seor se venga, y est furioso, el Seor tomarvenganza de sus adversarios, y reserva la ira para sus enemigos." Ah, ese era Dios depies a cabeza!

    Cuando la cortina estuvo baja, Blossom se desliz fuera del lecho y or con obediencia.Gradualmente, sustituy las frmulas aprendidas de memoria por sus propios pedidos:primero, beneficios impersonales (que la cosecha sea buena, que los prximosmerodeadores tengan ms suerte y escapen); despus, favores ms delicados (que elpelo le creciera ms rpido, para poder rizarlo de nuevo; que los pechos se le llenaran unpoco ms, aunque ya eran bastante plenos para su edad, por lo cual agradeca). Por ltimo, mientras se acomodaba de nuevo en la cama, reemplaz estos pedidos formalespor meras ilusiones, y aor las cosas que ya no existan o que no existan todava.

    Cuando se durmi, la maquinaria de afuera segua chirriando.La despert algo, un ruido. La lmpara lanzaba todava un poco de luz.-Qu hay? -pregunt soolienta.Su hermano Neil estaba a los pies de la cama, con el rostro extraamente vaco, la

    boca abierta y la barbilla floja. Aunque pareca verla, ella no pudo interpretar la expresinde aquellos ojos.

    -Qu hay? -volvi a preguntar con mayor nitidez.El hermano no le contest ni se movi. Vesta los pantalones que haba llevado

    puestos todo el da, y que estaban manchados de sangre.-Vete, Neil. Para qu me despertaste?Neil movi los labios, como dormido, y con la mano derecha hizo varios ademanes

    como subrayando las palabras silenciosas del sueo. Blossom se cubri con la mantahasta la barbilla, se sent en la cama y grit, aunque slo se propona decirle que sefuera. con voz un poco ms alta, para que la oyera.

    No tuvo que gritar ms que una vez, ya que Lady tena sueo liviano.-Tienes pesadillas, hija? Neil, qu haces aqu?-No dice nada, mam. Se queda all parado sin contestarme.Lady tom por el hombro al hijo mayor -ahora que Jimmie estaba muerto, su nico hijo-

    y lo sacudi con fuerza. Los movimientos de la mano derecha se hicieron ms enfticos,

    pero la mirada pareci volverse menos fija y abstrada.-Eh? -mascull Neil.-Neil, vuelve junto a Greta, oyes? Greta te espera.

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    -Eh?-Estuviste sonmbulo... o no s qu. Ahora vete.Ya lo haba apartado de la cama y dejado caerla cortina, ocultando a Blossom. Tard

    unos minutos ms en acompaar a Neil hasta la puerta, antes de volver junto a latemblorosa Blossom..

    -Qu quera? Por qu...?

    -Est alterado por lo que pas esta noche, querida. Todos estn nerviosos. Tu padresali a caminar y todava no volvi. Son nervios, nada ms.-Pero por qu vino?-Quin sabe por qu hacemos lo que hacemos en sueos. Ahora ser mejor que te

    vuelvas a dormir. Suea tus propios sueos, y maana...-Es que no entiendo.-Ojal tampoco Neil entienda, linda. Y maana, ni una palabra de esto a tu padre,

    comprendes? Tu padre est muy alterado ltimamente, y es mejor que mantengamosesto en secreto. Slo entre nosotras dos. Me lo prometes?

    Blossom asinti y Lady la arrop en el lecho. Luego volvi a su propia cama y esper elregreso del marido. Aguard hasta la madrugada, mientras afuera continuaba sin cesar elmontono chirrido de la mquina de hacer salchichas.Despertar era doloroso. La conciencia era conciencia del dolor. Moverse era doloroso.Era doloroso respirar:

    Del dolor entraban y salan, remolineando, figuras de mujeres: una anciana, unamuchacha, una hermosa mujer y otra muy vieja. La mujer hermosa era Jackie, y comoJackie estaba muerta, saba que era una alucinacin. La mujer muy vieja era laenfermera, Alice Nemerov, E.D. Cuando apareca ella el dolor aumentaba, por eso sabaque deba ser real. Le mova los brazos y, peor, la pierna. Basta, pensaba. A veces queragritar. La odiaba por estar viva, o porque le causaba dolor. Al parecer, tambin l viva. Delo contrario, sentira aquel dolor? O acaso el dolor lo mantena vivo? Oh, basta. Aveces poda dormir. Eso era mejor. Ah, Jackie! Jackie! Jackie!

    Pronto el hecho de pensar fue ms doloroso que cualquier otra cosa, incluso que lemovieran la pierna. No poda aliviar ni disminuir ese dolor, como tampoco el anterior.Permaneca tendido all, mientras entraban y salan las tres mujeres -la vieja, la muchachay la muy vieja-, pensando.

    La muchacha le habl.-Hola, qu tal se siente hoy? Puede comer esto? No podr comer nada si no abre la

    boca. Quiere abrir la boca? Un poquito? As... muy bien. Se llama Orville, verdad? Yome llamo Blossom. Alice nos cont todo acerca de usted. Es ingeniero en minas. Debeser muy interesante. Yo estuve en una caverna, pero nunca vi una mina. A menos que sellame minas a los pozos de hierro. Pero no son ms que agujeros. Abra un poco ms...

    muy bien. En realidad, por eso pap... -Se interrumpi.- Pero no debera hablar tanto.Cuando est mejor, podremos tener largas charlas.-Por eso pap qu? -pregunt l. Hablar dola ms que comer.-Por eso pap dijo que... que no lo... quiero decir que tanto usted como la seorita

    Nemerov estn vivos, pero tuvimos que...-Matar.-S, a todos los dems, tuvimos que hacerlo.-A las mujeres tambin?-Es que tuvimos que hacerlo, entiende? Pap lo explica mejor que yo, pero si no lo

    hiciramos, vendran los dems, muchos, todos juntos, y estn muy hambrientos, y notenemos comida suficiente, ni siquiera para nosotros. El invierno es tan fro. Lo

    comprende, verdad?Orville no dijo nada ms durante algunos das.

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    Era como si todo ese tiempo hubiera vivido solamente para Jackie, y desaparecida ellano tuviera ya necesidad de vivir. Estaba vaco de deseo para cualquier otra cosa que nofuera dormir. Cuando ella viva, l no se haba dado cuenta de que Jackie significabatanto para l, de que algo pudiera significar tanto. Jams haba sondeado la medida de suamor. Poda haber muerto con ella; intent hacerlo. Solamente el dolor del recuerdo podaaliviar el dolor de la pena, y nada poda aliviar el dolor del recuerdo.

    Quera morir. Se lo dijo a Alice Nemerov, E.D.-Tenga cuidado con lo que dice, o le harn el gusto -le aconsej ella-. No confan ennosotros dos... Ni siquiera deberamos estar conversando; creern que complotamos. Yser mejor que procure reponerse. Coma ms. No les gusta que est acostado sintrabajar. Sabe quin le salv la vida, verdad? Fui yo. Fue un tonto al dejar que lerompieran una pierna. Por qu no quiso hablar? Slo queran saber su profesin.

    -A Jackie la...-No fue distinto para ella que para los dems. Ya vio las mquinas. Pero tiene que dejar

    de pensar en ella.Usted; usted tiene suerte de estar vivo. Punto.-Quin es la muchacha que me alimenta?-La hija de Anderson. Es el que manda aqu. Ese viejo fornido con cara de constipado.Tenga cuidado con l. Y con su hijo, el grandote; es peor. -Lo recuerdo aquella noche...

    Recuerdo sus ojos. -Pero la mayora aqu es como usted y yo. Salvo que estnorganizados. No son mala gente: hacen lo que tienen que hacer, nada ms. Por ejemploLady, la madre de Blossom, es una excelente mujer. Ahora debo irme; coma ms.

    -Por qu no come ms? -lo rega Blossom-. Debe recuperar la fuerza.El hombre tom de nuevo la cuchara.-Eso es -Blossom sonri. Cuando sonrea, en la mejilla pecosa le apareca un profundo

    hoyuelo; por lo dems era una sonrisa vulgar.-Qu es este sitio? Solamente su familia vive aqu?-Es la sala comn. La tenemos solamente para el verano, porque pap es alcalde. Ms

    tarde, cuando hace fro, toda la poblacin se traslada a este sitio. Es terriblemente grande,ms de lo que se puede ver desde aqu, pero igual queda repleta. Somos doscientoscuarenta y seis... cuarenta y ocho con usted y Alice. Podr tratar de caminar maana?Buddy, que es mi hermano, mi otro hermano, le hizo una muleta. Le gustar Buddy...Cuando recobre la salud se sentir mejor... quiero decir, estar ms contento. leo somostan malos como cree. Somos congregacionalistas, y usted?

    -Yo no.-Entonces no tendr inconveniente para ingresar. Pero no tenemos un verdadero

    pastor desde que muri el reverendo Pastern, que era el padre de mi cuada, Greta... Yala vio, es nuestra belleza. Pap siempre fue importante en la iglesia, de modo que al morir

    el reverendo, lo reemplaz naturalmente. Sabe pronunciar buenos sermones, no vaya acreer. En realidad es un hombre muy religioso.-Su padre? Me gustara or un sermn de esos.-Ya s lo que piensa, seor Orville. Por lo que les ocurri a los dems, piensa que pap

    es malo. Sin embargo, l no es cruel deliberadamente. Hace lo que tiene que hacer, nadams. Lo que hizo fue un mal necesario. Por qu no come ms? Pruebe. Le contar algosobre pap, y entonces comprender que no ha sido justo con l. Un da del veranopasado, a fines del verano, el toro escap y se puso a perseguir a las vacas. Jimmie Lee,que era su hijo menor, sali a buscarlas. Era algo as como el benjamn de pap, que letena mucho afecto, aunque procuraba no demostrarlo ante los dems. Cuando pap losencontr, Jimmie Lee y las vacas estaban todos quemados, como dicen que ocurri en

    Duluth. Ni siquiera quedaba un cadver que llevar a casa, nada ms que cenizas. Papcasi enloqueci de pena, frotaba la cara con esas cenizas y lloraba. Despus procurconducirse como si nada hubiera pasado... Pero esa noche, ms tarde, no pudo ms y se

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    ech a llorar y sollozar de nuevo, y se fue solo hasta la tumba, donde lo haba encontrado,y se pas dos das all sentado. Tiene sentimientos muy profundos, aunque casi nunca lodemuestra.

    -Y Neil? Tambin es as?-A qu se refiere? Neil es mi hermano.-Es el que me interrog aquella noche. A m y a otras personas a quienes conoca.

    Tambin l es como su pap?-De esa noche no s nada. No estuve all. Ahora debe descansar. Piense en lo que ledije: Y procure olvidar esa noche, seor Orville...

    Creca en l un deseo y voluntad de sobrevivir; pero a diferencia de cualquier otrodeseo que abrigara hasta entonces, aquel era un brote canceroso, y la fuerza queinfunda a su cuerpo era la fuerza del odio. Ansiaba apasionadamente, no vivir, sinovengarse: por la muerte de Jackie, por su propia tortura, por toda aquella horrible noche.

    Hasta entonces nunca haba sentido mucha simpata por los vengadores. Las premisasbsicas de la venganza sangrienta le haban parecido siempre bastante improbables,como el argumento de Il Trovatore; por eso al principio le sorprendi encontrarseobsesionado de manera tan exclusiva por un solo tema: la muerte de Anderson, la agonade Anderson, la humillacin de Anderson.Al principio satisfaca la imaginacin ideando muertes para el anciano; despus, amedida que sus fuerzas aumentaban, a esas muertes se agregaron torturas, quefinalmente desplazaron por entero a la muerte. Las torturas podan ser prolongadas, entanto que la muerte era un foral.

    Pero Orville, que haba probado la hiel ms amarga, saba que ms all de cierto lmiteno se puede aumentar el dolor. Deseaba que Anderson soportara los sufrimientos de Job.Quera llenar de cenizas el cabello del anciano, aplastarle el espritu, arruinarlo. Recinentonces le dejara saber que l, Jeremiah Orville, haba sido el agente de su humillacin.

    Por eso, cuando Blossom le cont la angustia del viejo por lo sucedido a Jimmie Lee,comprendi lo que deba hacer. Si lo tena ante los ojos!

    Blossom y Orville caminaron juntos hasta el maizal. Tena la pierna curada, aunqueprobablemente cojeara para siempre. Ahora, por lo menos, poda cojear solo, sin otramuleta que Blossom.

    -Y ese es el maz que nos alimentar todo este invierno? -pregunt l.-Es ms de lo que realmente necesitamos. Una gran parte era para las vacas.-Supongo que, si no fuera por m, usted estara cosechando junto con los dems...Durante la cosecha, era costumbre que las ancianas y las muchachas ms jvenes se

    ocuparan de las tareas del poblado, mientras las mujeres ms fuertes iban al campo conlos hombres.

    -No, soy demasiado joven.

    -Oh, vamos. Tiene por lo menos quince aos.-Lo dice por decir -ri Blossom-. Tengo trece. Recin el 31 de enero cumplir catorce.-Nunca lo habra dicho. Est muy bien desarrollada para trece aos.Ella se ruboriz antes de preguntar:-Y usted, cuntos aos tiene?-Treinta y cinco.Era mentira, pero saba que poda hacerla pasar por verdad. Siete aos antes, a los

    treinta y cinco, haba parecido ms viejo que entonces.-Soy lo bastante joven como para ser su hija, seor. Orville.-Por otro lado, seorita Anderson, usted es casi lo bastante grande como para ser mi

    esposa.

    Esta vez ella enrojeci con mayor violencia an, y se habra marchado de no haber sido porque l necesitaba su apoyo. Era la primera vez que iba solo tan lejos. Sedetuvieron para que descansara.

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    Salvo por la cosecha, resultaba difcil advertir que era otoo. Las Plantas no cambiabande color segn las estaciones; slo plegaban las hojas, como sombrillas, para que lanieve llegara al suelo. Tampoco el aire tena ese matiz picante, como en otoo; el fro delas maanas era un fro sin carcter.

    -Qu hermoso es aqu en el campo -dijo Orville.-Ah, s, yo pienso lo mismo...

    -Siempre vivi aqu?-S, aqu o en el antiguo pueblo. -Ech una mirada de reojo al hombre.- Ya se sientemejor, verdad?

    -S, es magnfico estar vivo.-Me alegro. Me alegro de que est bien de nuevo.Impulsiva, le tom la mano, y l respondi apretndosela. Ella ri encantada, y echaron

    a correr.Para Orville, sta pareca ser, entonces, la etapa final de la prolongada reversin al

    primitivismo. No poda imaginar una accin ms indecorosa que la que planeaba, y esavileza no haca ms que aumentar la sangrienta pasin que segua creciendo en l. Ahorala venganza exiga algo ms que Anderson, algo ms que toda su familia; exiga lacomunidad entera. Y tiempo para saborear su aniquilamiento. Deba exprimir hasta laltima gota de agona en ellos; todos ellos; deba llevarlos gradualmente al lmite de lacapacidad de sufrimiento, y recin entonces empujarlos del otro lado.

    Blossom se agit en sueos, apretando entre las ma