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Campus Dominicano © Dominicos 2010 Página 1 TEMA VI Evangelio según San Marcos Fr. Gerardo Sánchez Mielgo, O.P. 1. Presentación y esquema El libro de Mc 1 es la primera narración evangélica (desde el Bautismo hasta el sepulcro vacío) que conocemos y es el creador de un género literario que se designa como "evangelio" desde mediados del s.II. 1,1-13: Introducción: prólogo o tríptico introductorio. 1,14-8,29: El camino del Mesías que proclama el Reino de Dios: 1,14-3,6: El ministerio en Galilea: Jesús se manifiesta al mundo. Respuesta de los fariseos: persecución. 1,21-39: El ministerio en Cafarnaúm. 2,1-3,6: Conflictos con los escribas. 1 Además de la bibliografía general: A. RODRIGUEZ CARMONA, Evangelio según San Marcos. En: Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Estella, Verbo Divino, 1992. 99-189pp. Id. Historia de la investigación marquiana en el s.XX. En: La investigación ... 39-45 (estos dos trabajos son muy aconsejables por su claridad y valor de síntesis). R. BULTMANN, La redacción del material narrativo y la composición de los evangelios: el evangelio de Marcos. En: La investigación ....47-64. J. GNILKA, El Evangelio según San Marcos. Salamanca, Sígueme, 1986. J.HUBY, Evangelio según San Marcos. Madrid, Paulinas, 1963. X. LEON-DUFOUR, El evangelio según san Marcos. En: Introducción crítica....258-295. U. LUZ, ¿La investigación marquiana en un callejón sin salida?. En: La investigación ... 127-151. G. MINETTE de Tillese, Marcos y la historia. En: La investigación ... 91-108. F.F.RAMOS, El primer evangelio. Marcos, heraldo de la Buena Noticia. Teología en Diálogo 5. Salamanca, Universidad Pontificia, 1991, 293 pp. H.RIESENFELD, Tradición y redacción en el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 65-73. J.M. ROBINSON, Historia a partir del año 30 d.C. en Marcos. En: La investigación ... 75-89. R. SCHNACKENBURG, El Evangelio según san Marcos. Barcelona, Herder, 1973. Th. J. WEEDEN, La herejía que exigió el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 109-126. C.C. BLACK, Mark. Images of an Apostolic Interpreter. Columbia, SC: University of South Carolina Press, 1994, 327p. J.M. LAGRANGE, Évangile selon Saint Marc. Paris, EB, 1929(5ª). R. PESCH, Il Vangelo di Marco. 2 vols. Brescia, Paideia, 1980. W. SCHMITHALS, Das Evangelium nach Markus. 1: 1,1-9,1. 2: 9,2-16, 8. Gütersloh, 1979, 760pp. V.TAYLOR, The Gospel according to St. Mark. London, 1963 (versión española: Madrid, Cristiandad, 1980). Especialmente se aconseja: B. RIGAUX, Para una historia de Jesús. I.-Testimonio del evangelio de Marcos. Desclée de Brouwer, Bilbao, 1968.

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TEMA VI

Evangelio según San Marcos

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo, O.P.

1. Presentación y esquema El libro de Mc 1 es la primera narración evangélica (desde el Bautismo hasta

el sepulcro vacío) que conocemos y es el creador de un género literario que se designa como "evangelio" desde mediados del s.II.

1,1-13: Introducción: prólogo o tríptico introductorio.

1,14-8,29: El camino del Mesías que proclama el Reino de Dios:

1,14-3,6: El ministerio en Galilea: Jesús se manifiesta al mundo. Respuesta de los fariseos: persecución.

1,21-39: El ministerio en Cafarnaúm.

2,1-3,6: Conflictos con los escribas.

1 Además de la bibliografía general: A. RODRIGUEZ CARMONA, Evangelio según San Marcos. En:

Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Estella, Verbo Divino, 1992. 99-189pp. Id. Historia de la investigación marquiana en el s.XX. En: La investigación ... 39-45 (estos dos trabajos son muy aconsejables por su claridad y valor de síntesis). R. BULTMANN, La redacción del material narrativo y la composición de los evangelios: el evangelio de Marcos. En: La investigación ....47-64. J. GNILKA, El Evangelio según San Marcos. Salamanca, Sígueme, 1986. J.HUBY, Evangelio según San Marcos. Madrid, Paulinas, 1963. X. LEON-DUFOUR, El evangelio según san Marcos. En: Introducción crítica....258-295. U. LUZ, ¿La investigación marquiana en un callejón sin salida?. En: La investigación ... 127-151. G. MINETTE de Tillese, Marcos y la historia. En: La investigación ... 91-108. F.F.RAMOS, El primer evangelio. Marcos, heraldo de la Buena Noticia. Teología en Diálogo 5. Salamanca, Universidad Pontificia, 1991, 293 pp. H.RIESENFELD, Tradición y redacción en el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 65-73. J.M. ROBINSON, Historia a partir del año 30 d.C. en Marcos. En: La investigación ... 75-89. R. SCHNACKENBURG, El Evangelio según san Marcos. Barcelona, Herder, 1973. Th. J. WEEDEN, La herejía que exigió el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 109-126. C.C. BLACK, Mark. Images of an Apostolic Interpreter. Columbia, SC: University of South Carolina Press, 1994, 327p. J.M. LAGRANGE, Évangile selon Saint Marc. Paris, EB, 1929(5ª). R. PESCH, Il Vangelo di Marco. 2 vols. Brescia, Paideia, 1980. W. SCHMITHALS, Das Evangelium nach Markus. 1: 1,1-9,1. 2: 9,2-16, 8. Gütersloh, 1979, 760pp. V.TAYLOR, The Gospel according to St. Mark. London, 1963 (versión española: Madrid, Cristiandad, 1980). Especialmente se aconseja: B. RIGAUX, Para una historia de Jesús. I.-Testimonio del evangelio de Marcos. Desclée de Brouwer, Bilbao, 1968.

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3,7-6,13: La cima del ministerio galileo: Jesús se retira hacia su patria. Respuesta del pueblo: incredulidad.

3,19b-35: Acusaciones contra Jesús.

4,1-34: Enseñanza en parábolas.

4,35-5,43: El grupo de relatos de milagros.

6,14-8,29: Ministerio fuera de Galilea: Jesús se retira con sus discípulos. Respuesta de los discípulos: confesión.

6,14-29: Introducción.

6,30-7,37: Multiplicación de los panes y secuelas:

7,1-23: Cuestión de contaminación.

7,24-37: Retirada a la región de Tiro.

8,1-28: 2ª multiplicación, cruce hasta Dalmanuta, vuelta a Betsaida.

8,30-16,20: El camino del Hijo del hombre (del Hijo de Dios):

8,30-13,37: El camino del Hijo del hombre hacia Jerusalén:

8,30-10,52: Hacia Jerusalén. El camino del discipulado:

8,27-9,29: Mesianismo y sufrimiento.

9,30-50: Viaje por Galilea.

10,1-31: Viaje a través de Perea y Judea.

10,32-52: Relatos relacionados con el estadio final del viaje a Jerusalén.

11,1-13,37: El ministerio en Jerusalén:

11,1-25: Acontecimientos precedentes al ministerio:

11,27-12,44: Enseñanza en Jerusalén.

13,1-37: El discurso apocalíptico.

14,1-16,8 (9-20): En el centro. Muerte y resurrección:

14,1-52: Acontecimientos que culminan en el arresto.

14,53-15,47: Escenas de procesos. Crucifixión y sepultura.

16.1-8 (9-20): La resurrección.

Es general la convicción de que Mc 1,1 puede ser considerado como la obertura que recoge los temas principales que luego se desarrollan: el Evangelio es Jesús, Mesías (8,27-30) e Hijo de Dios (15,39). Y estos dos temas junto con los

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elementos geográficos y topográficos (Galilea, Judea y Jerusalén), nos dan la clave para la división que hemos propuesto. En la primera parte insiste en los temas de Mesías y Reino de Dios y la segunda se centra en la pasión y muerte-resurrección y la segunda la hemos titulado como el camino del Hijo del hombre aunque podría titularse (con otros exégetas) el camino del Hijo de Dios que se revela en la debilidad (en la muerte) para manifestarse en poder (resurrección).

La primera parte (1,4-8,28), como todo el relato, pende de una pregunta central: ¿Quién es Jesús? Y en esta parte el evangelista trata de presentar la respuesta en tres movimientos cada uno de los cuales contiene al final una respuesta:

a) 1,14-3,6: Jesús se manifiesta al mundo (representado de modo concreto por los escribas y fariseos). El Reino de Dios es anunciado por Jesús que habla con autoridad, que se enfrenta a Satanás y que trata de ofrecer una interpretación y sentido al sufrimiento humano. Pronto aparecen reacciones dispares de tal manera que se crea un clima de oposición. Pero Jesús sigue ofreciendo los signos del Reino como salvación para todos los hombres y de todo el hombre. El evangelista recoge así la reacción final: "En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle" (3,6).

b) 3,7-6,6a: Jesús se sigue revelando, pero como en retirada hacia Nazaret. Esta parte tiene tres movimientos internos: reacción negativa de los familiares, el discurso en parábolas y Jesús es superior a Satanás. El resultado es el rechazo de Jesús por parte de los nazaretanos en su sinagoga: "Se maravilló de su falta de fe" (6,6a).

c) 6,6b-8,29: Jesús se repliega con sus discípulos hacia el norte de Galilea, hasta llegar a Cesarea de Felipe. El contenido central de esta sección está dramatizado literariamente por las preguntas que Jesús dirige a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? ¿quién decís vosotros que soy yo?. Esta sección presenta a Jesús como misionero itinerante y la misión de los Doce, subrayando la revelación mesiánica de Jesús y la reacción de los discípulos, que reconocen y confiesan, por boca de Pedro, la realidad mesiánica de Jesús: "Tú eres el Mesías" (8,29).

La segunda parte (8,30-16,8) que titulamos el camino del Hijo del hombre (o también revelación del Hijo de Dios) podría subtitularse el "camino de la cruz-gloria". En esta parte podrían distinguirse también tres secciones:

a) 8,31-10,52: Jesús enseña a sus discípulos, que le han confesado Mesías, cuál es la naturaleza del verdadero mesianismo. Esta sección intenta también aclarar cuál es el camino del discipulado: dramáticamente presentado como un

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camino ascendente indicado por los tres anuncios de la pasión-resurrección (8,31-33; 9,30-32; 10,32-34). Este triple anuncio manifiesta que se trata de algo especialmente importante para Jesús y que expresa sus profundas preocupaciones. El núcleo de los anuncios sería, más o menos, en labios de Jesús el siguiente: "pronto, muy pronto el Hijo del hombre será entregado en manos de los hijos de los hombres".

b) 11-13: actividad de Jesús en Jerusalén. El reino aún no se había proclamado en Jerusalén, centro religioso de Israel. El evangelista nos recuerda tres días de actividad de Jesús en la ciudad, durante los cuales se le plantean graves interrogantes para el futuro de Israel y de la humanidad: ¿Con qué autoridad haces esto? (11,27-33); ¿debemos pagar tributo al César y reconocer su autoridad sobre Israel? (12,13-17); ¿hay una esperanza después de la muerte? (12,18-27); ¿cuál es el mandamiento principal que debe centrar la atención y regir el comportamiento de los hombres frente a Dios y frente a los demás? (12,28-34); Tú ¿quién eres? (12,35-40); ¿cuándo y cómo tendrá lugar el final de la historia y qué sucederá después? (13). Jesús responde a todos los interrogantes.

c) 14,1-16,8, constituye el punto central de la narración, de la reflexión teológica y del mensaje o proclamación del evangelista: el relato de la pasión-resurrección de Jesús. Es el momento de la revelación del verdadero mesianismo: en la humillación de la cruz y en la exaltación de la resurrección. El evangelista recoge aquí la fuente más segura que utiliza para componer su obra. Es el núcleo original del evangelio (el kerigma apostólico hecho relato). Y termina de modo abrupto2: "las mujeres salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo...". Es la reacción adecuada, según el esquema bíblico, cuando se ha recibido una revelación especial. Pero han de ir a Galilea, allí le verán. La Iglesia y el discípulo deben realizar el mismo camino de Jesús: rechazo, incredulidad, fe y, finalmente, la muerte y la resurrección. Jesús volverá glorioso allí donde realizó la mayor parte de su ministerio. Galilea se convierte en un concepto teológico para la comprensión de Jesús según Mc.

2 La tradición manuscrita ofrece cinco formas de terminación de la obra: el más atestiguado es el que

hemos adoptado aquí: 16,8. ¿Tiene algún sentido especial esta final abrupto? Se han dado algunas respuestas: que así quiso terminar el evangelista; que el evangelio no fue acabado; que el evangelio habría perdido accidentalmente la última hoja antes de que comenzase a se copiado. Pero aceptamos el final en 16,8 porque así lo certifican numerosos manuscritos de reconocida autoridad textual y porque es la "lectio difficilior" que en principio ha de ser aceptada como la más auténtica.

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2. Aspectos históricos.

2.1. La historia del Ev. Mc. en la Iglesia primitiva y en la crítica.

El testimonio más primitivo de la existencia de Mc es el de Papías (140 d.C.)3. Con la crítica histórica se impuso la hipótesis de las dos fuentes: Mc y Q. Aquél, principalmente, para el esquema básico y relatos y ésta para el material de "enseñanza" y "doctrina". Schmidt afirmó que el relato marciano es una pura construcción artificial con perícopas sin conexión interna entre ellas. Bussman propuso que Mc habría sido compuesto en tres niveles. Cadoux y Meyer emprenden con nuevo método y vigor el estudio detenido de Mc. Merece especial mención por el impacto que produjo en su momento la obra maestra de J. M. Lagrange4.

2.2. Las fuentes y materiales utilizados por Marcos.

a) Fuentes

Hay acuerdo general en que Mc utilizó fuentes anteriores, aunque determinarlas es un asunto más complejo5. Hoy se pueden delimitar, con cierta probabilidad, algunas de las fuentes utilizadas por Mc6. "En la actual discusión es diferente el grado de aceptación que tiene cada una de esas fuentes. No hay acuerdo sobre ninguna, aunque el relato de la pasión, la primera colección de controversias y la colección de parábolas es acepta casi por todos" (A. R. Carmona,

3 Al que siguen San Justino, el prólogo antimarcionita, el canon de Muratori (170-190), San Ireneo,

Clemente de Alejandría, Orígenes (comienzos s.III), San Jerónimo, la carta de Bernabé (130), 1Clem (95); Pastor de Hermas (¿145?), San Policarpo a los Filipenses (135). 4

J.M. LAGRANGE, Évangile selon Saint Marc. Études Bibliques, París, 1929(5ª). Muchos emprendieron

la investigación en la misma línea, de tal manera que se multiplicaron las obras de conjunto o más monográficas: historia de la redacción (R.H. Lightfoot, H. Riesenfeld y E. Lohmeyer); redacción conservadora (R.Pesch, G. Theisen); crítica de la narración o estudio de las técticas literarias y de la estrutura retórica del texto (J.Dewey, R. Fowler, G. Lüderitz, D. Standaert, D. Rhoads, D. Michie, W. telford, I. van Iersel); método sociológico (H.C. Kee). Merecen también especial mención los comentarios de V.Taylor, J.Gnilka, R. y W.Schmithals (cf.para mayor información, A.R. Carmona, 176-182). 5

Algunas opiniones: a) en el transfondo de Mc no hay fuentes, sino un documento base que Mc lo retocó

superficialmente (Schmithals); b) Mc usa fuentes y las elabora superficialmente (R.Pesch, E. Best, H. Räisänen, T. Söding, G. Theissen); c) Mc usa fuentes y las reelabora sustancialmente, respetando el contenido (G. Bornkamm, J. Dewey, J. Ernst, R. Fowler, J. Gnilka, W. Grundmann, K. Kertelge, U. Luz, R. Schanackenburg y otros muchos); d) es tal la reelaboración de Mc que es imposible determinarlas con precisión (F. Neirynck) (para más detalles, A.R. Carmona, 174-175).

6 Relato de la pasión, un día en Cafarnaúm (1,16-39), una colección de controversias (2,1-3,6), una

colección de parábolas (4,1-34), una colección de milagros (4,35-5,43), dos colecciones paralelas de milagros (6,33-7,37) 8,1-26), dos catecismos comunitarios (9,33-50 y 10,1-31), una colección de controversias en Jerusalén (11,15-12,40) y el discurso escatológico (13).

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175). La Historia de las formas afirma que Mc es la compilación de una serie de colecciones previas, que recogían unidades formadas en las distintas comunidades. La investigación intenta recuperar un primitivo "boceto", el "Ur-Markus" o Mc Original, con resultados frecuentemente negativos. E. Wendling distingue tres niveles en Mc: Mc1 es la obra de un historiador; Mc2 la de un poeta; Mc3 la de un teólogo. No es generalmente aceptada. Aparecen las hipótesis de estudio que se centraron en cuestiones redaccionales. En mayor o menor grado se acepta nuestro Mc como la obra del evangelista que lleva ese nombre, pero intenta distinguir en él elementos redaccionales posteriores7. Las así llamadas hipótesis de la compilación tratan de mostrar cómo Mc ha utilizado fuentes escritas en la composición de su obra (el redactor y el evangelista son una y la misma persona). El interés se centra no en la suerte de Mc después de ser escrito, sino en el proceso de composición (Meyer, Cadoux, Crum). De alguna manera podría sumarse a esta lista M. E. Boismard (bibliografía) quien distingue dos niveles de redacción marciana: Mc intermediario y Mc definitivo. Esta hipótesis, más o menos discutible, es muy iluminadora y digna de ser tenida en cuenta para un estudio del EvMc.

b) Materiales utilizados por Marcos.

Para redactar su obra disponía Mc de una tradición rica y múltiple. Aun cuando el material de los discursos de Jesús existía ya antes de Mc, carecía de situación local y temporal. Tampoco los pasajes narrativos transmitidos por la tradición estaban pensados como un relato concatenado y generalmente faltaba la indicación de lugar, quedando así muchas veces en el aire la cuestión sobre el cuándo y el dónde (Vielhauer, 351-352). Se ha debatido la existencia de colecciones premarcianas, recopilaciones de pasajes aislados unidos bajo puntos de vista temáticos dentro de los cuales cada uno mantuviera su configuración original y su peculiaridad. En este ámbito no se llega más allá de las posibilidades (v.g. Mc 4,35-5,42; Mc 6,34-56 y 8,1-30).

El material de discursos empleado por Mc era, al parecer, menos fragmentario que el fondo narrativo; procede en parte, como ya se ha dicho, de una entidad que Mc denomina la "enseñanza" de Jesús (que no debe identificarse con Q) y de la que él realiza una selección (4,1; 12,38; cf.12,1), que contenía una colección de dichos y parábolas de Jesús: Mc 4,3-9; 14-20; 4,30-32; 4,26-29); las sentencias del c.9 y la parte principal del discurso de Mc 13 que pertenece por su

7 J. Weiss, J.C. Hawkins, V.H. Stanton. "La labor redaccional del evangelista Mc llevada a cabo sobre el

material de tradición es cosa que se manifiesta tanto en la construcción del conjunto del evangelio como en los detalles de su modelado, la consciente realización de la obra de un hombre que se situaba bajo la acción del kerigma, se encontraba en el ámbito de la predicación y la enseñanza de la Iglesia de su tiempo y que por esto mismo -o por encima de esto- encarnaba la tendencia de la sistematización teológica" (H. Riesenfeld, Tradición y redacción en el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 65-73).

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género a los apocalipsis, en la que aparecen unidos elementos judíos y cristianos con múltiples tensiones entre sí8. Mc encontró el material (originalmente en arameo) ya en griego cuando escribió su libro. La lengua original de Mc es el griego.

Habrá que admitir una tradición oral para el material narrativo premarciano, si bien se consideraba como probable la existencia anterior de documentos escritos. Parece muy probable que el relato premarciano de la pasión estuviera fijado por escrito. Con todo, en Mc continúa viva la predicación de Jesús acerca del reino de Dios; incluso ocupa un lugar central. Pero él no la ha asumido sin someterla a una reinterpretación. El apocalipsis judío-cristiano de Mc 13,5-27 estuvo a disposición del evangelista en forma escrita.

Los materiales que encontramos en Mc son de diferentes clases: una historia de la pasión que habría influido en la forma de presentación elegida por él, a la que no debe señalarse una extensión excesiva y que fue ampliada en un estadio de tradición anterior a Mc. La tradición de Jesús incluida en Mc contenía todos los géneros del material de la tradición sinóptica: en los discursos aparece un grupo de dichos en primera persona que faltan en Q, las predicciones de la pasión que hablan del sufrimiento, muerte y resurrección del Hijo del hombre9.

El material narrativo consta fundamentalmente de diálogos polémicos y didácticos, apotegmas biográficos e historias de milagros que constituyen los pilares fundamentales de la narración marciana: a) Relatos de pronunciamiento ("apotegmas" o "paradigmas") con interés catequético (hasta 20 relatos marcianos)10. b) Relatos de milagros11 para los que Mc tiene información a mano más directa que para el resto de la tradición oral común de la Iglesia. c) Relatos acerca de Jesús (hasta 29 relatos de este género, de los cuales 12 pertenecen a la narración de la pasión)12. d) Construcciones marcianas o "lógia" con interés narrativo y finalidad religiosa13. e) Afirmaciones-resumen que describen la actividad en un período y da un esquema del curso de los acontecimientos (los más importantes son: 1,14-15 y 3,7-12)14. e) Los dichos y las parábolas se encuentran en Mc, aunque en menor cantidad que en los otros evangelistas. ¿De dónde procede este material? ¿de la fuente Q? ¿de una colección? Un estudio más cuidado de Mc

8

Elementos judíos: vv. 7s.12.a4-20.24-27; fragmentos cristianos que reflejan la situación de la

comunidad cristiana (vv. 5s.9.11.13.21-23).

9 Mc 8,31; 9,31; 10,33s; 9,9.12b; 14,21.41par.

10 Algunos ejemplos: 2,5-10; 2,13-26; 7,9-13; 12,28-34.35-37.

11 Algunos ejemplos: 1,23-28.32-34.40.45; 4,35-41; 5,21-24; 8,22-26.

12

Algunos ejemplos: Mc 1,1-8; 9,2-8; 10,35-40; 14,12-16.

13 Algunos ejemplos: Mc 3,13-19; 4,10-12; 6,14-16.30-34; 8,14-21; 9,33-37; 13,3-4; 14,17-21.27-31.

14 Vg. 1,21.28; 3,6; 6,1; 8,27; 10,1; 14,1.

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nos revela signos de que se trata de una compilación15 realizada por un maestro cristiano utilizando el método mnemotécnico; un vademecum cristiano sería su nombre correcto y ajustado. Los dichos se utilizaban para la instrucción y la catequesis. Este material se mantuvo unido por su referencia a la persona de Jesús y por la convicción de la identidad del Jesús terrenal con el glorioso realizado como una tarea de técnica literaria y. especialmente, teológica.

c) Finalidad, fecha y lugar de composición.

Mc quiso conservar en su escrito lo más posible de lo recibido de la tradición, porque no sólo existía el peligro de que valiosísimas tradiciones fueran presa del olvido, sino que cabía también la posibilidad de perder su conexión interna. El nacimiento del evangelio se debió a la necesidad que la Iglesia habría tenido, en una fase determinada de su historia y predicación, "de una identificación histórico-teológica de su proclamación y doctrina"16. Mc quiere mostrar cómo el hombre Jesús es el Mesías e Hijo de Dios (1,1). Mc revela una cristología profunda de encarnación (humanidad) y a la vez una cristología alta (divinidad)17.

La fecha más verosímil es la década 65-70 (después de la muerte de Pedro). Algunos argumentos: el testimonio de S. Ireneo y del prólogo antimarcionita; la probabilidad de que el discurso apocalíptico de Mc 13 refleje la situación del año 64-66, antes del ataque a Jerusalén; el énfasis que Mc pone en el sufrimiento y la persecución; su interés por la cuestión de la libertad de los gentiles.

¿Dónde se habrían encontrado esas comunidades? Además de Galilea (Marxsen), de la Decápolis, de Tiro y Sidón (Schulz, Schreiber), de Siria (Kümmel, Vielhauer), se menciona de manera especial a Roma haciendo valer la tradición (Grundmann, Michaelis, Pesch). El EvMc fue, probablemente, escrito para uso de la Iglesia en Roma o comunidades provenientes de la gentilidad. Sin el soporte de una fuerte Iglesia no es fácil pensar que Mc hubiera tenido una acogida tan amplia y autorizada para que Mt y Lc lo utilizaran como fuente. Algunos autores pensaron que se escribió en Antioquía. Pero Roma sigue siendo el lugar más aceptado: así parece deducirse del testimonio del prólogo antimarcionita, de S. Ireneo, Clemente de Alejandría y la relativa frecuencia de palabras latinizadas y formas de hablar.

15 Vg. 4,21-25; 8,34-9,1; 9,37-50; 11,23-25.

16 J. GNILKA,J., o.c., 26; R. PESCH, o.c., I, 2.

17

Ultimamente se han propuesto algunas hipótesis sobre la finalidad de Marcos, pero que no han

cuajado entre los estudiosos: a) explicación litúrgica, es decir, Mc habría compuesto su evangelio como leccionario, a la manera del leccionario sinagogal judío (P. Carrington) y como una Hagadah Pascual (J.Bowman); b) explicación catequética: Mc habría compuesto su evangelio para la formación de los cartecúmenos (G.S. Schille y B. Standaert); c) finalmente H. C. Kee cree que se trata de una comunidad apocalíptica, del tipo de los esenios, de misioneros itinerantes que van de poblado en poblado al modo de los cínicos y estoicos; el evangelista habría escrito para animarla a esperar el premio de Dios en un futuro próximo.

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d) El lugar histórico-teológico de Mc y el nuevo género del evangelio.

Mc se encuentra al final de un proceso de transmisión y al comienzo de la escritura del evangelio, con lo que marca un hito. La transmisión oral de las tradiciones de Jesús corre paralela a Mc, le sobrevive hasta los tiempos de los padres apostólicos. Mc es el primero en reproducir la historia pasada de Jesús desde el bautismo por Juan hasta la resurrección. Sigue una secuencia cronológica18. Esto lo diferencia de la redacción de la fuente de los lógia, que había reunido palabras de Jesús siguiendo, probablemente, puntos de mira objetivos o temáticos, pero, desde luego, no se dejó guiar por el sentido historiográfico (Gnilka, 21). La posición de Bultmann al afirmar que la intención del evangelista habría consistido en que quiso unir el "kerigma helenístico de Cristo, cuyo contenido esencial es el mito de Cristo, como lo conocemos por Pablo (especialmente, Flp 2,6ss; Rm 3,24), con la tradición sobre la historia de Jesús" (Bultmann, 372-374) no es convincente. Käsemann subraya acertadamente que la escritura de los evangelios, iniciada por Marcos, pone a salvo el carácter histórico de la revelación cristiana, carácter que hay que mantener a toda costa.

"En la exégesis americana (Weeden19, Budesheim, Kuhn, Schenke) se ha defendido que se percibe una tensión entre las tradiciones del Jesús que hace milagros y las tradiciones del que se encamina hacia la muerte. Se consideran las primeras como expresión de la fe en Cristo de aquellas comunidades a las que Mc se dirige. Aquí la cruz habría retrocedido a un segundo plano en beneficio de la theologia gloriae. Y el Cristo doliente habría sido desplazado por la concepción de Jesús como hombre divino de cuño helenístico. Esto sería "la herejía que hizo necesario Mc". Frente a ella, Mc haría valer la theologia crucis. El deseo de salvaguardarla le habría llevado a componer su evangelio. Esta explicación no convence. El trasfondo del nacimiento del evangelio de Mc es menos dramático. Se puede presentar a Mc como historiador teológico, no como historiador literario (Hengel). Si se es consciente de la limitación que encierran las determinaciones que atribuimos al concepto, puede describirse su obra con la expresión relato como proclamación o al servicio de la proclamación. La obra sólo fue posible en un cierto distanciamiento aunque no en una distancia total" (Gnilka, 29).

3. Aspectos literarios. 18

"El valor histórico más importante de Mc reside en el género literario que eligió: un "Evangelio" bajo la

apariencia externa de una biografía ... y en lo que no dice, en lo que calla: Mc subraya, en efecto, de modo explícito el valor escatológico del destino de Jesús... El argumento de autenticidad más fuerte que se puede encontrar es que Mc se decidiera a escribir su Evangelio bajo esta forma determinada. Esta reinterpretación da por supuesta la autenticidad de los hechos reinterpretados" (G. Minette de Tillese, Marcos y la historia. En: La investigación ... 102-103). 19

T. J. WEEDEN, La herejía que exigió el evangelio de Marcos. En: La investigación ... 109-126.

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a) Estilo y lenguaje.

El vocabulario20 y sintaxis de Mc tiene sus peculiaridades, aunque no es excesivamente rico y original; utiliza términos latinos con más frecuencia que los otros dos evangelistas; la parataxis es muy frecuente en su obra; el asíndeton o falta de lazos unitivos suplidos por partículas y conjunciones; los anacolutos, es decir, construcciones truncadas e incompletas. Pleonasmos o expresiones redundantes. Mc es irregular en el uso de su vocabulario: atribuye distintos sentidos a una misma palabra, repite constantemente una serie de palabras, usa diminutivos de carácter popular, utiliza palabras estilísticamente vulgares, contiene semitismos (especialmente arameísmos), emplea algunos latinismos.

El estilo de Mc es relativamente simple y popular; su griego tiene estrecha afinidad con el lenguaje hablado diariamente como aparece en los papiros e inscripciones (koiné). Lagrange opinaba que los detalles vívidos están en el relato porque están en la naturaleza de los hechos. Mc es la obra de un judío que habla arameo pero que escribe en griego: por los "semitismos secundarios" en construcción de las sentencias; en algunas partes del discurso; las "malas o equivocadas traducciones".

"Mc estructura su obra en pequeñas escenas, unidades generalmente completas en sí mismas, que se van sucediendo una tras otra. Estas escenas están unidas en conjuntos, en general de forma vaga e imprecisa... A pesar de este modo de unir, genérico y poco adecuado para crear un conjunto dramático, la obra lo consigue mediante el uso de sumarios, coros, escenas de reacciones, relatos conclusivos, anuncios proféticos, agrupaciones ternarias y algunos temas teológicos, como el de la revelación de Jesús y las reacciones de sus oyentes" (A. R. Carmona, 107)

"El método de Mc proyecta luz sobre la importancia de su evangelio. Respeta los relatos que encuentra asignándoles un lugar en su obra21 y los deja casi intactos; raramente comenta su material, pero le permite hablar por sí mismo; tuvo sus preocupaciones redaccionales, por ejemplo su tratamiento de la idea del "secreto mesiánico"; no intentó imponer una forma narrativa sobre los bloques temáticos existentes ya en la tradición. En este sentido difiere completamente de Mt, y el desarrollo debe encontrarse en sí mismo y en el hecho de que las agrupaciones primitivas de "lógia-tradición" tiene una cierta existencia derivada de su uso en la

20 "Está compuesto de 1.345 palabras de las cuales 60 son nombres propios y 79 son "hapax", es decir,

únicas en el NT (de estos 78 hapax, 41 están atestiguados en los LXX y 7 son hapax en la propia obra). Con este vocabulario el autor compone una obra de 11.242 palabras, siendo la proporción media de vocabulario más rica que la de los otros evangelios; sin embargo es irregular en el uso" (A.R. Carmona, 105)

21 Algunos ejemplos: Mc 1,16-20; 1,40-45; 3,13-19; 6,1-6.6b-13; 6,17-29.

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enseñanza. Finalmente, cuando Mc encuentra duplicados en la tradición, utiliza ambos elementos, en vez de seleccionar uno o de refundir dos" (Gnilka).

b) La forma del "evangelio".

Es oportuna una consideración sobre la forma literaria22 del "evangelio" y su origen. Se acepta que Mc ha incorporado a su obra la tradición palestina de Jesús, pero también la helenística. La teoría del desarrollo parece imponerse. Pero en cuanto podemos saber, la evolución inmanente del material ha conducido siempre a colecciones aisladas (de dichos, diálogos polémicos, milagros, o leyendas) que nosotros podemos descubrir, o -posteriormente- ha llevado a libros autónomos (Evangelio de Tomás, evangelio de la infancia), pero nunca a una exposición que abarque el conjunto de la actividad de Jesús. Parece que el engarce literario de todo el conjunto se debe a medios técnicos y redaccionales. No sólo Mc, sino también Q y después Jn comienzan su exposición de Jesús con la tradición sobre Juan el Bautista (cf. Hch 10,34ss). "Mc es un relato al servicio de una tesis, es decir, de historia interpretada teológicamente. Su verdadera fuente de inspiración es la historia teológica del AT" (A. R. Carmona, 120).

La transmisión de las historias de la pasión y del Bautista son dos piezas claves del marco para una exposición conjunta de la actividad de Jesús. Para completar el relato, Mc contaba ya con algunas colecciones. No hace falta insistir en que Mc, a pesar del encuadre biográfico, no es una biografía real. Este defecto no sólo radica en las lagunas de la tradición disponible, sino que se basa en el carácter de proclamación del evangelio.

c) Autenticidad.

El autor de este escrito fue Marcos, el ayudante y colaborador primero de Pablo en su primer viaje apostólico y luego de Pedro. Se aceptaba generalmente que este Marcos era Juan Marcos del que nos habla Hch23. Aunque esta afirmación no carece de dificultades, el nombre de Marcos se mantuvo ligado a este libro en la tradición oral y debió haber gozado, en la comunidad para la que escribía, de una autoridad extraordinaria (¿como testigo de la tradición?) de otro modo se hubiese elegido, como se solía hacer, un nombre más prominente como autor para poner el libro bajo la autoridad apostólica (Vielhauer, 365). "La hipótesis de que Marcos se sirva sobre todo de tradiciones de Pedro no puede ser plausible ni es aceptada generalmente: no tiene adecuado conocimiento personal de la geografía

22 El evangelio ha sido denominado como "Presentación de historia" (Roloff); "Narración de historia" (S.

Schulz); "Kerigma de una determinada situación y tarea" (E. Stegemann); "Proclamación como relato" (G. Strecker); "Predicación indirecta, narración directa de historia"; "Historia epifánica, historia de revelación", "Documento de la instrucción de la comunidad", "Libro de misión" (Pesch).

23 Cf. Hch 12,12.25; 15,37-39; 13,13; 15,38; Cl 4,10; Flm 24; 2Tm 4,11; 1P 5,13.

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palestinense en torno al lago de Genesaret. La elaboración a la que Mc somete la tradición precedente no lo cualifica ni como palestinense ni específicamente como jerosolimitano" (Pesch, I, 46ss).

4. La teología del Ev. Mc. Teniendo en cuenta el procedimiento literario de Mc, no es de esperar

una teología unitaria. Best24 sostiene con razón "que no hemos de buscar en el evangelio una teología coherente y consistente, sino estar preparados a encontrar desigualdades, desde el momento que él basó su teología sobre las teologías existentes en las tradiciones que él recibió" y que ni las ha combinado ni condensado en la suya propia. Pero Mc va más allá de este límite en cuanto que crea una narración coherente y coloca con esto la historia de Jesús como fundamento del evangelio.

a) El discipulado.

Mc menciona dos grupos de seguidores de Jesús, los discípulos y los Doce. Son dos grupos íntimamente relacionados, pero separables: el primero es más amplio y de él fueron elegidos los Doce. Según J. Roloff25 esta temática es la corriente narrativa que emerge con mayor claridad en Mc y sorprende que los juicios emitidos acerca de los discípulos sean de naturaleza contrapuesta. A doce de ellos se llama a un seguimiento especial y se les confiere una autoridad particular (3,13-19). Ellos reciben el misterio del reino de Dios (4,10s), son enviados por Jesús (6,7ss), comparten con él la mesa en la Ultima Cena (14,17ss). Se destaca fuertemente su incapacidad para comprender a Jesús y su palabra: no comprenden las parábolas (4,13; 7,18), fracasan en la tempestad en el lago (4,35-41), de igual manera que cuando Jesús camina sobre las aguas (6,51s). Después de la confesión del Mesías, su perplejidad de comprensión se concentra en la cuestión de la pasión (9,32; 10,32). Se censura duramente a los Doce (9,35). Judas es caracterizado como "uno de los Doce" (14,10.20.43). También Pedro fracasa lamentablemente (8,33) aunque esta tradición es anterior".

A pesar de todo lo anterior, Mc ha subrayado claramente el papel de los discípulos, en particular de los Doce y de sus jefes, como testimonios de la tradición que aseguran la continuidad entre el tiempo de Jesús y el tiempo de la Iglesia; aquellos que fueron llamados a ser los acompañantes de Jesús (3,14) son introducidos por Mc también como testigos de hechos secretos y epifánicos. Ya la tradición premarciana presentaba a los discípulos o los Doce como destinatarios (y

24 E. BEST, Mark's Preservation of the Tradition. En: L'Evangile selon Marc. Tradition el rédaction.

BiblThLov 34, Gembloux, 1974, 21-34. 25

EvTh 27 (1969) 84 (citado por Gnilka, o.c.32-34).

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con ello como testigos) de la enseñanza reservada por Jesús26; Mc ha reforzado esta idea en un punto decisivo mediante la introducción de los Doce (4,10) como destinatarios del misterio del reino de Dios (4,11). Al mismo tiempo Mc dirige la invitación a seguir a Jesús en el camino de la cruz de modo particular a sus discípulos (8,34). Son los testigos de la historia y de la resurrección de Jesús. Pero durante su vida los discípulos no son todavía anunciadores de su mesianidad y filiación divina (silencio impuesto a los discípulos: 8,30; 9,9). El que los discípulos sean reunidos de nuevo después de la pascua es obra de la gracia del Señor resucitado que les precede en Galilea (14,28; 16,7).

b) Israel, el pueblo de Dios y el reino.

"Es otro de los temas teológicos de Mc. Jerusalén es la sede del judaísmo incrédulo27. El adoctrinamiento sobre la fe en el círculo de los discípulos mantiene la discusión jerosolimitana en el recinto del templo (12,13ss). Esa disputa se cierra de nuevo con una fuerte crítica del culto (12,32ss). Según el relato de la pasión de Mc, la jerarquía es la que condena a muerte a Jesús (14,64) y es el pueblo, instigado por los sumos sacerdotes, el que pide a Pilato la crucifixión (15,11-15). Frente al judaísmo incrédulo se constituye un nuevo pueblo de Dios que se compondrá de los pueblos a los que tiene que ser proclamado el evangelio (13,10). Ya en el mismo comienzo de la actuación de Jesús se reúne en torno a él una nueva familia espiritual que hace la voluntad del Padre (3,31-35). A los Doce, cuya misión consiste en ser lazo de unión entre el tiempo de Jesús y el tiempo de la Iglesia, puede considerárseles como embrión o fundadores de la nueva comunidad. Este nuevo pueblo estará constituido de judíos y paganos.

Jesús habló de la basileía como algo futuro, pero también como presente en sí mismo y en su ministerio. En un sentido verdadero, no obstante, enseñó una "escatología realizada", y El mismo es la autobasileía (10,14.25). El énfasis principal se centra en el reino como futuro y, ciertamente inminente (1,15; 9,1) y como la comunidad en que la voluntad de Dios se realiza y se cumple. Gnilka piensa que en en conjunto se podría decir que la perspectiva marciana del reino es escatológica; esta deducción coincide con el énfasis que pone en la parusía y en su uso de las predicciones apocalípticas (13). De carácter sobrenatural, el reino tiene gran afinidad con la enseñanza de Dn, aunque no se dice nada de una resurrección general de los muertos del juicio final y de la parusía en conexión con él" (Gnilka, 26ss). Sin embargo, el reino es una realidad presente (1,14) y futura (8,38; 9,43. 45.47; 10,15. 23.25.30; 14,25), dos fases dinámicamente relacionadas entre sí

26 Cf. 7,17ss; 9,28ss; 10,10-12; además del adoctrinamiento de los discípulos del relato premarciano de

la pasión.

27 Mc 3,22; 7,1; 4,12; 7,1-23; 11,12-19.

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(4,30-32; 10,14s), dentro de una misma Historia de la salvación. Comienza en este mundo, convertido por la irrupción del reino de Dios en kairós (1,14) o tiempo de salvación, pero lo trasciende y se consuma en el mundo de Dios.

c) Cristología y soteriología.

En Mc encontramos muchos títulos cristológicos: Jesús no es sólo el Hijo del hombre presente, venidero y doliente, sino que es también el Hijo, Hijo de Dios, Hijo de David, Cristo y Señor. Si añadimos a esto la cristología de la historia de la pasión anterior a Mc, según la cual Jesús es considerado como el Justo perfecto expresado en los salmos de pasión, se completa la panorámica. "U. Luz28 ha observado que, en la imagen de Jesús de la tradición anterior a Mc se destaca fuertemente la autoridad del Jesús terreno. De la mano de esta acentuación cristológica se da, según Luz, una retirada o falta de atención a la espera escatológica futura porque el momento presente es calificado como el tiempo de la salvación escatológica" (Gnilka, 25).

La actuación misma de Jesús reviste especialísima importancia para la comprensión cristológica de Mc y de las tradiciones de que depende. "Según la convicción de Mc la importancia de Jesús radica en el conjunto de su enseñanza, actuación, muerte y resurrección. Que la importancia de los hechos narrados consista precisamente en la misma acción actualizada de Jesús ha sido indicado claramente por Mc, por ejemplo en su toma de posición sobre la legitimidad de la misión entre los paganos y sobre la comunidad de judíos y paganos (para los que escribe en griego) en la tercera gran sección de la obra" (3,30-8,26) (Pesch, I, 109-110).

La presencia del acontecimiento pascual está muy marcada en todo el relato de Mc, de tal manera que la afirmación de Kähler de que los evangelios en general son "historias de la pasión con una introducción detallada" se puede aplicar al libro de Mc de modo particular, ya que así se podría deducir de las menciones a la pasión29. Mediante estas referencias se caracteriza la pasión como la pieza más importante de la historia de Jesús. Aparecen sumarios de la pasión que caracteriza expresamente como "enseñanzas" de Jesús (8,31; 9,31) y que se han de entender como "doctrina (didajé) de la pasión", no como "kerigma de la pasión"30. No sólo enseñan que Jesús conoce de antemano su destino, sino que el sufrimiento, muerte y resurrección del Hijo del hombre constituyen una "necesidad" divina (deî 8,31), esto es, se hallan determinados por el plan salvador de Dios.

28 U. LUZ, Das Jesusbild der vormarkanischen Tradition. En: Christus in Historie und Geshichte.

Tübingen 1975, 347-374 (citado por Gnilka, 25-26)

29 Mc 3,16; 11,18; 12,12s; Mc 8,31; 9,31; 10,32ss; 9,9.12; 10,45; 14,21; 14,18; 14,27; 14,30.

30 Esta diferenciación correcta procede de E. Schweizer: Neotestamentica (1963) 96; cf. 93-97.

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Vielhauer recurre al esquema de la entronización para entender cómo "Mc interpreta la historia de Jesús desde el bautismo hasta la crucifixión como entronización del rey escatológico, y pone de manifiesto la relevancia de esta historia como acontecimiento salvador, "de manifiesto" bajo el velo del secreto, en el sentido indicado en la "teoría del secreto". El contenido del "evangelio de Jesucristo" no es sólo la muerte y resurrección como ocurría antes que él, sino la "historia" de Jesús. Esta tiene como conjunto, al igual que sus partes aisladas (historias, dichos), carácter de alocución. El "libro de las epifanías ocultas" es Evangelio" (Vielhauer, 360-364)

La cristología de Mc es lúcida y transparente. Gira alrededor de dos grandes convicciones: Jesús de Nazaret es un hombre real, cercano, presente en la historia con toda intensidad humana; pero a la vez es el Hijo de Dios lleno de poder, que transciende todos los seres, sean estos incluso los más excelsos y poderosos. Los dos polos dan a su cristología un vigor, un frescor, una cercanía y una profundidad peculiares. Y la descubre, sobre todo, en los "gestos" y "hechos" de Jesús, más que en sus "palabras". El carácter de la cristología de Mc como mejor puede ser considerado es a partir de algunos títulos y nombres más importantes.

Jesús: se encuentra 81 veces y se trata de un nombre personal. Esto revela el carácter primitivo de Mc, porque nada sugiere el evangelio de que Jesús sea utilizado como nombre cultual. Cristo: sólo se encuentra 7 veces31 y en ningún caso lo utiliza Jesús mismo. Está íntimamente relacionado con su mesianidad. Es otra ilustración más del carácter primitivo de Mc. Hijo de David es poco utilizado por Mc (10,47s; 12,35), en contraste con Mt que lo utiliza 6 veces en textos adicionales. Hijo de María: Mc 6,3 es el único pasaje del NT en que este nombre es aplicado a Jesús. En cambio, no se le dice "hijo de José"32. Señor: solamente en 7,28; y probablemente también en 1,40 y 10,51 pero carece de la significación profundamente reverencial con que es utilizado en Lc hasta 16 o 17 veces, y en Jn después de la resurrección. Ciertamente este título es pascual. Rabbí, Maestro: es utilizado tres veces (Mc 9,5; 11,21; 14,45) "Rabboni" sólo en 10,51. Más común es "Doctor" que es utilizado 11 veces (10 en vocativo) y, por Jesús mismo, en 14,14. Mc lo utiliza como equivalente de Rabbí por cortesía con sus lectores gentiles. Profeta: Mc 6,15 y 8,28 muestra que Jesús fue considerado como un Profeta; e implícitamente, habló de sí mismo como tal en 6,4. Mc mismo no lo utilizó como un título para Jesús.

31 Mc 1,1; 8,29; 9,41; 12,35; 13,21; 14,61; 15,32.

32 Como en Lc 3,23; 4,22; Jn 1,45; 6,42.

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Hijo del hombre33. Los orígenes del título acaso procedan con seguridad de Dn 7,13 de la apocalíptica (libro de Henoc). Se encuentra casi exclusivamente en los evangelios (menos Hch 7,56; Ap 1,13; Hb 2,6). El título aparece 14 veces en Mc; en Q 11 veces; en M 6 veces; en L 6 veces; en Jn 12 veces. Y ejemplos redaccionales en Mt (Mt 16,13.28; 24,39; 26, 2). Este uso aparece en Mc como un título mesiánico personal. Podemos distribuir los textos referentes al Hijo del hombre en Mc (y en Mt y Lc) en tres aspectos o perspectivas: al ministerio (2,10.28); muerte y resurrección (8, 31; 9,9.12.31; 10,33.45; 14,21.41); parusía (3,38; 13,26; 14, 62). Si nos atenemos al texto actual de los evangelios observamos que aparece siempre en labios de Jesús.

Por otra parte, apenas está presente en el resto de libros del NT, lo que indicaría que este título no expresa el modo de entender a Jesús de ninguna comunidad paulina o petrina. ¿Realmente Jesús se refería a sí mismo con este título? De los tres grupos de textos ¿cuál es más original e histórico? Se ha discutido ampliamente (no es el caso adecuado para afrontar ahora este problema). Creo que se puede afirmar que Jesús mismo se atribuyó este título en alguna ocasión, pero que luego sufrió un desarrollo. Lo que no es tan seguro es saber qué grupo de textos son más originales. Algunos autores creen que los textos originales son los que tienen sentido escatológico; otros, por el contrario, los que hablan de humillación y de muerte y que solo posteriormente se le agregaron los referidos a la escatología. Es una cuestión abierta, pero interesante para la comprensión de Jesús. En algunos pasajes marcianos es reinterpretado en términos del Siervo de Yavé Doliente; en tres casos es usado escatológicamente para describir al Hijo del hombre tal como aparece en Dn 7 y en el Libro de Henoc.

Hijo de Dios. En general hay acuerdo sobre el hecho de que Mc presenta a Jesús como Hijo de Dios, pero no lo hay sobre el origen de esta concepción y, consiguientemente, sobre su sentido. Indiscutiblemente este título representa el elemento más fundamental en la cristología de Mc (lo utiliza 5 veces)34. Un ser divino que aparece en forma humana, cuya dynamis se manifiesta en su actuación y predicación así como en sus obras del poder (1,43), pero que es a la vez auténticamente humano: se enoja y se apesadumbra; se asombra por la falta de fe; se indigna por la necedad y falta de sensibilidad; ignora algunas cosas; se estremece profundamente consciente del acercamiento de la muerte; guarda silencio ante la injusticia, ignominia e injurias contra él; mantiene un talante regio ante y en la muerte. La cristología de Mc es una cristología alta, una de las más

33 Mc 2,28; 9,31.38; 9,9.12.31; 10,33.45; 13,26; 14,21.41.62.

34

Mc 1,1; 3,11; 5,7; 14,61; 15,39.

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altas del NT, sin excluir la de Jn. Mc presenta la revelación de Jesús, Mesías e Hijo de Dios, como una epifanía oculta, es decir, como una revelación eficiente.

d) El secreto mesiánico

"Valiéndose de recursos redaccionales, Mc estampó sobre su exposición uno de los pensamientos teológicos más importantes, el llamado secreto mesiánico o dicho de forma más neutra: la "teoría del secreto". Parece, según Mc, que Jesús, aunque revela de hecho su dignidad y poder (su "mesianidad"), quiere mantenerlos ocultos durante su vida ordenando reservando su publicidad para la época posterior a su resurrección (9,9)" (Vielhauer, 360). La teoría tiene como objetivo armonizar la actuación y vida de Jesús, que no habría sido mesiánica, con la fe pospascual de la comunidad en el Mesías Jesús. El mandato de guardar silencio en 9,9, obligatorio hasta la resurrección de Jesús, se convierte en clave de la interpretación (Gnilka, 195). Esta teoría ha sido estudiada una y otra vez con matizaciones, correcciones, adiciones y omisiones. Se apoya en los siguientes datos: los mandatos de guardar silencio dados a los curados, a los demonios y a los discípulos, cuyo cumplimiento resulta frecuentemente imposible; de las repetidas observaciones sobre la incomprensión e incredulidad de los discípulos; así como del adoctrinamiento en parábolas como una forma pensada para el pueblo. Los tres elementos constituyen un concepto unitario y cerrado.

"W. Wrede, siguiendo a D.F. Strauss, explica y desarrolla la forma concreta y el origen del mito que expone Mc con la teoría del secreto mesiánico. Según él, Jesús fue un hombre que ni fue ni se consideró Mesías; el mesianismo fue una creación de la Iglesia primitiva, desarrollada a partir de la fe en la resurrección, bajo cuyo influjo se vio en Jesús de Nazaret primero al Mesías futuro que había de venir, y después se fue retrotrayendo el mesianismo al ministerio público, proyectándolo a sus obras y predicación. Nace así la imagen de Jesús-Mesías. Como esta imagen mesiánica de Jesús chocaba con la tradición primitiva, que no le reconocía como tal, la Iglesia recurre a la explicación del secreto mesiánico para justificar el nuevo punto de vista y empalmarlo con el antiguo: Jesús se reconoció Mesías, pero lo ocultó de diversas maneras. La obra de Mc es un desarrollo sistemático de esta teoría. El secreto mesiánico, pues, es una representación teológica. Mc no es su creador, pero tuvo una parte importante en su presentación y divulgación por medio de su evangelio, que es fundamentalmente una obra teológica. W. Bousset desarolla y completa esta presentación de Mc, creando una reconstrucción histórica del mito mesiánico de gran influjo posterior. R. Bultmann continúa, profundiza y matiza esta línea, describiendo la génesis de la cristología y del evangelio de Mc (introduciendo en la investigación el concepto de "theios aner" (un

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hombre genial y héroe que, aunque humano, está revestido de poderes divinos)35". A partir de los años 70 no se acepta la explicación del secreto mesiánico, tal como lo propone W. Wrede, como idea totalizante y simple creación de la Iglesia (A. R. Carmona, 150.162).

Esta hipótesis ha sido ampliamente discutida. La variedad de propuestas indica que el secreto mesiánico plantea no pocas dificultades. En los detalles, Mc depende en gran medida de sus tradiciones (7,33; 8,23; 4,13-20; cf. 8,33; 10,37). El evangelista ha puesto sus acentos propios, que se encuadran en un esquema general. La gran mayoría de los mandatos de guardar silencio son atribuidos a su cuenta. Esto vale de manera especial para el último de los mandatos de guardar silencio (9,9), que, como último, está dotado de una delimitación de tiempo. A la luz de todos los datos aportados en la discusión actual, es razonable una explicación histórico-teológica, según la cual el secreto se dio de hecho en el ministerio de Jesús, y Mc lo transmite por motivos históricos y teológicos36.

En el centro teológico de la predicación de Mc están la cruz y la resurrección. Todo lo demás conduce hacia esa meta. A causa de la preferencia del evangelista por el título de Hijo de Dios, tal vez sería más recomendable hablar del secreto del Hijo de Dios. La diferencia no carece de importancia si queda claro que el secreto mesiánico representa una preocupación cristológica. Naturalmente esto tendrá consecuencias para la autointerpretación del discípulo y, por consiguiente, del cristiano, como subraya el motivo de la incomprensión de los discípulos de manera especial en relación con la idea de la pasión. El ser cristiano no se agota en el conocimiento de la fórmula justa de la fe, sino en la disposición a seguir el camino de la cruz. Por eso, sólo bajo la cruz se puede hablar desveladamente de que este hombre era Hijo de Dios37.

En el evangelio de Mc se subraya fuertemente la soteriología que "está indisociablemente unida a su cristología. Como es el Siervo de Yavé Doliente e Hijo del hombre, él debe sufrir, morir, resucitar de nuevo, ser exaltado a la derecha del Padre, y volver en gloria. Aunque no poseamos ningún lógion en el que se indique que Jesús interpretó su propia muerte como un don del amor del Padre, no obstante esta idea hay que suponerla como básica en la soteriología marciana (cf. 10,45 y 14,24). Ambas ideas son sacrificiales. Las afirmaciones de 14,33 y 15,34 revelan la experiencia de cargar con el pecado que pertenece inseparablemente al

35 W.WREDE, Das Messiasgeheimnis in del Evangelien, zugleich ein Beitrag zum Verständnis des

Markusevangelium. Götingen, 1901, reeditado en 1963). W.BOUSSET, Kyrios Christos. Geschichte des Christusgluabens von den Anfänge des Christentums bis Irenäus. Götingen, 1913, reeditado 1967. R.BULTMANN, Teología del NT. Salmanca, Sígueme, 1981, 217-236.

36 Cf. J. Gnilka, 197; A.R. Carmona, 162.

37 Mc 15,39: es de tener en cuenta la forma de pretérito imperfecto: huiós Theoû ên (cf. Gnilka, 196-198).

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destino del sufriente Hijo del hombre. Finalmente, la representación marciana pertenece al ciclo de ideas que es elaborado en Hb, pero tiene afinidades estrechas con la doctrina paulina expresada con la fórmula in Christo. En Mc no encontramos una construcción dogmática superpuesta, sino las vigorosas ideas de Jesús mismo. Los escribas-fariseos, pueblo, y hasta los discípulos que, aunque le reconocen Mesías, no llegan a comprender el sentido peculiar que tiene este título y, en el momento de la pasión, le traicionan y abandonan, culminando Jesús su obra reveladora solo, incomprendido, abandonado. Pero es precisamente éste el momento más revelador" (A. R. Carmona, 144)

5. El valor histórico del Ev. Mc. A Mc no se le puede enjuiciar con los elementos y métodos de la historiografía moderna38. Mc no intentó escribir historia ni tampoco se presenta como historiador. Su intención fue más simple: narrar y decir cómo comenzó la Buena Noticia acerca de Jesús el Cristo, Hijo de Dios. Familiarizado con el mensaje evangélico de su tiempo, quiso narrar la historia desde sus comienzos en Galilea y Judea. Podemos decir que Mc es una autoridad de primer orden para nuestro conocimiento de la historia de Jesús. Su contenido nos conduce al período de la tradición oral antes de que Mc escribiese, primero de la comunidad palestinense y después de la Iglesia gentil de Roma. La valoración histórica del Ev. Mc depende de la fidelidad del evangelista a esta tradición. Sea que valoremos su obra en consideración de las diversas influencias que le afectan, sea que consideremos su carácter objetivo podemos concluir que estamos ante un escrito de excelente importancia histórica. Sin este evangelio es imposible narrar la historia del primitivo cristianismo. Mc ha colocado en el centro de su obra la personalidad de Jesús mismo y su obra salvadora en favor de los hombres.

38 Recojo ahora estas palabras interesantes de R. Carmona: "La mayor parte de los exegetas estudian a

Mc como una unidad literario-teológica, intentando combinar un estudio diacrónico o de historia de las fuentes y composición de la obra con otro sincrónico o estudio del texto en sí mismo. Pero los resultados son bastante diferentes, lo que ha creado cierta atmósfera de escepticismo ante el valor de esta metodología, como puso de relieve U. Luz en un un célebre artículo publicado en 1980: ¿La investigación marquiana en un callejón sin salida? (TLZ 105 (1980) 641-655), en el que manifiesta el desconcierto que produce el que tres autores (Pesch, Gnilka y Schmithals), que acababan de publicar sendos comentarios de dos tomos a Mc, presentasen tres Mc diferentes. Por ello hay un grupo de autores (J. Dewey, R. Fowler, I. van Iersel, G. Lüderitz, B. Standaert, D, Rhoads, D. Michie, W. Telford) que, prescindiendo de la problemática diacrónica, se centran en el texto tal como está, en el estudio sincrónico por medio de la crítica de la narración (narrative criticism) o estudio de las técnicas literarias y de la estructura del texto, empleando para ello los diversos recursos que ofrece la lingüística moderna, como el análisis estructural (F.Kermode, van Iersel, J. Radermakers). Se ha aplicado también la metodología sociológica (H.C. Kee) y la psicológica (E. Dewermann, 1887) (Carmona, Historia de la investigación marquiana en el s.XX. En: La investigación..., 42-43).