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Los Cactos Antonio García Paredes El Cacto. Cactus. es uno de los géneros de plantas de la familia de las Cacteas 1) Nopaleas. que contiene muchas especies y .variedades todas de formas extrañas, propias de la América intertropica l y que habitan en los dimas fríos y templados, en terrenos secos y estéfiiles, desde el norte de Méjico hasta la Patagonia. Algunos cactos se cultivan por sus frutos que son sa- nos y sabrosos, otros como plantas ornamentales en los par- ques y jardines, olros como auxiliares para la industria, co· mo los nopales en los que se cría la Cochinilla. insecto de la familia de los Hemípteros que produce . la laca o carmín, materia colorante indispensable en la pintura al óleo y a · 10 acuarela, y por último, hoy están en moda y se cultivan con esmero una gran variedad de diminutos cactos exóti- cos que se mantienen sobre arena húmeda en pequeñas macetera s : de porcelana, en los lugares más visibles de los habi tociones. Estos pequeños cactos de apariencia simpática e inofen- siva const it uyen un verdad ero peligro para -la salud, como lo ver e mos más adelante, en un estudio hecho por un sa- bio cancerólogo argentino. De todos los cact os, el más importante, por sus frutos es la especie llamada Tuna u Opuncia. Higuera Chumba. etc., cultivada en América, en España, Portugal e Italia. La Tuna es propia de lo América meridional y fue trans- portada a Europa en la época de la conquista como planta rara y útil en , la economía. Los primer os colonizadores da las Antillas aprendieron de los abor genes al uso y el cul- tivo de la Tuna como fruta c :J mestible, y el del nopal par a la crío de la cochinilia. - 4il-

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Page 1: Los CactosEstos pequeños cactos de apariencia simpática e inofen siva constituyen un verdadero peligro para -la salud, como lo veremos más adelante, en un estudio hecho por un sa

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una diseminación de semilla en lugares desérticos para crear una reserva de plantas silvestres para uso futuro. El error está en el hech o de que precisamente en su estado natural el Guayule no puede sobrevivir 0'1 ataque de otras plantas y necesita crecer en áreas relativamente reducidas en don­de disponga de condiciones especiales de suelo, topografía y clima. En el ár~a de donde es nativo, por ejemplo, raras veces se encuentra la planta en densos grupos y puede uno recorrer hasta 20 ó 30 millas sin ver una sola. Naturalmente

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Los Cactos Antonio García Paredes

El Cacto. Cactus. es uno de los géneros de plantas de la familia de las Cacteas 1) Nopaleas. que contiene muchas especies y .variedades todas de formas extrañas, propias de la América intertropica l y que habitan en los dimas fríos y templados, en terrenos secos y estéfiiles, desde el norte de Méjico hasta la Patagonia.

Algunos cactos se cultivan por sus frutos que son sa­nos y sabrosos, otros como plantas ornamentales en los par­ques y jardines, olros como auxiliares para la industria, co· mo los nopales en los que se cría la Cochinilla. insecto de la familia de los Hemípteros que produce .la laca o carmín, materia colorante indispensable en la pintura al óleo y a ·10 acuarela, y por último, hoy están en moda y se cultivan con esmero una gran variedad de diminutos cactos exóti­cos que se mantienen sobre arena húmeda en pequeñas maceteras :de p orcelana, en los lugares más visibles de los habi tociones.

Estos pequeños cactos de apariencia simpática e inofen­siva constituyen un verdadero peligro para -la salud, como lo vere mos más adelante, en un estudio hecho por un sa­bio cancerólogo argentino.

De todos los cactos, el más importante, por sus frutos es la especie llamada Tuna u Opuncia. Higuera Chumba. etc., cultivada en América, en España, Portugal e Italia.

La Tuna es propia de lo América meridional y fue trans­portada a Europa en la época de la conquista como planta rara y útil en ,la economía. Los primeros colonizadores da las Antillas aprendieron de los abor genes a l uso y el cul­tivo de la Tuna como fruta c :Jmestible, y el del nopal para la crío de la cochinilia.

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La Tuna no tiene taNo, está Jormada por unas pencas que reemplazan las hojas; estas pencas u hojas se sucHde n las unas a las otras y están separadas por unas angosturas de las cuales las hojas se levantan lateralmente en una posición perpendicular al horizonte.

Las hojas o pencas de la Tuna son grandes, de forma oval y tienen la figura .de una raque ta; el largo es de doce a catorce pulgadas y el ancho de seis; son gruesas y su espesor es de una pulgada más o menos; de consistencia: carnosa y están guarnecidas de espinas.

El fruto de la Tuna nace en las extremidades de las pencas u hojas; tiene más o menos la forma y el tamaño de una pera o de un higo grueso cubierto de una corteza gruesa y blanda erizada de espinas de treoho en trecho, y está coronado por una especie de cáliz grueso y espinoso.

El fruto de la Tuna está lleno en su interior de una pul­pa de color anaranjado con mucha s semillas o granos muy duros que se 'tragan con la carne sin causar daño. Estos frutos son dulces, sabrosos y sanos y tienen la propiedad de ser refrescantes y te mperantes.

Las matas de la Tuna forman setos o vallados impe­netrables a hombres y animales, y con este fin se siembran en los campos cultivados de Europa.

Las pencas de la Tuna contienen un mucílago o baba, que tibio, es emoliente y se usa en la gota, en la odontal· gia, etc. También se emplea para extirpar de raíz los callos de los pies, poniéndolo por varios día s protegido por una pequeña venda, sin calzarse.

El mucílago de la Tuna en pc-ca s gotas, 10mado por la mañana, sirve de purgante y pa ra extirpar los parási tos de los intestinos.

Este mismo mucílago se emplea pa ra fijar la cal sobre los muros que se quieren enlucir. Basta e dhar unas pocas pencas de Tuna partidas en la ca l preparada la víspera da usarla.

Las semillas de la Tuna, pasadas por un molino, dan una harina muy blanca, sana y alimenticia, que sirve poro

hacer pan ~ papi1'!a.

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Para conocImiento del público en general y muy parti­cularmente de las personas que han dado en la manía de cultivar diversidad de diminutos cactos exóticos, los que ad­quieren a cualquier precio, nos permitimos reproducir el importantísimo artículo tomado de la revista argentina Su­ceEOS Mundiales. del escritor científico doctor Jorge Newlon:

"Hombres de ciencia previenen contra ,los peligros de las plantitas de moda.

"El pinchazo de una es-pina de un diminuto cacto con­dujo, tras un proceso de largos años, a una degeneración cancerosa de .la parte afectada.

"La anterior declaración ha sido hecha, bajo su propia firma, por un prestigioso cancerólogo argentino, el doctor Domingo A. Tello, profesor de la Cátedra de Clínica Derma­tosifilófica,en la Facultad de Medicina de Córdoba.

"Conocida esta afirmación, que procede de una persona seria rY responsable, corresponde divulgar la gravedad que puede derivar de 110 moda tan entusiastamente seguida en el país de coleccionar pequeños cactos exóticos.

"Los cancerólogos a quienes hemos entrevistado sobre este particular opinaron, en general, . con reservas. Pero re­conocieron que el peligro existe.

"-No hemos cbservado directamente el caso, pero te­nemos referencias de que efectivamente, y por lo menos, la espina de cacto inocula los gérmenes llamados Hongos. que se encuentran en aquéllas.

"- ¿Qué consecuencia s puede acarrear ese germen? "- Muchas y graves. Es1e mal no tiene otro remedio qua

la amputación de Ilas partes afectadas. "- ¿Se manifiesta rápidamente el mal? "- NOi desde que el ge rmen de estos Ihongos se intro­

duce en los tejidos hasta que se manifiesta en forma visi­ble, puede transcurrir un período de tiempo que en ocasio· nes sobrepasa los diez años.

"-¿En cuanto al cáncer? ..

"- Especialistas de responsabilidad indiscutible asegu­ran haberlo comprobado, así como que ocasiona la tuber­culosis a los huesos.

"- ¿Remedios para el mal?

"- Ninguno hasta la fecha, salvo ,la amputación. Pero

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Page 4: Los CactosEstos pequeños cactos de apariencia simpática e inofen siva constituyen un verdadero peligro para -la salud, como lo veremos más adelante, en un estudio hecho por un sa

aun ésta n aleja el mal en absoluto, pues según estudios practicados por especialistas, el mal se propaga en alterna­tivas igualmente destructoras, llevando el cáncer o la tubercu­losis a los huesos. Se 'produce también 'la deformadán d e 103

partes afectadas, se inutiliza eil padente para sus ocupaciones y las ukeraciones marchan a una profundidad increíble.

"-¿Se sabe qué clase de cacto produce el mal?

"-Se supone que no es una clase específica. Esto in­duce, por razones de carácter social y humano, a solicitar que el público tome precauciones en el manejo de todos los cactos, evitando que diminutas espinas penetren, especial­mente en las yemas de los dedos. Lo aconsejable sería com­batir ·esta moda de las plantas exóticas, pero estimamos que di·fícilmente se lograría.

"Como el lector podrá apreciar, no se trata de una ver­sión alarmista sino de la opinión de .especialistas en la ma­teria. La espina del cacto inocula los gérmenes de los común­mente llamados Hongos. Esto ha sido comprobado. Los hon­gos incura'bles aun recurriendo a la amputación de las par­tes afectadas, degeneran en complicaciones cancerosas o tubercuQosas.

"Mientras tanto, Buenos Aires y el país en general pa­decen una verdadera invasión de cactos exóticos. Difícilmen­te se encuentra una sola casa en la que no haya una o una docena de estas plantas diminutas y espinosas, que los due­ños de casa manejan con las manos, 'exponiéndose continua­mente a ser pinchados por ellas, y sin tomar la menor pre­caución para evitarlo, quizá porque las espinas, siendo tan pequeñas, no producen daño.

"Otro aspecto alarmante de este problema es el amor que las personas depositan en estas plantas cuyo aspecto exótico parece eiercer una verdadera fascinación sobre los habitantes de las ciudades. Hemos podido comprobar tal circunstancia en conversaciones con diversas personas, al comentar los puntos de vista contenidos en esta nota.

"Aconsejamos a las niñas que tengan mucho cuidado con sus lun'tas. ~unca ·las tomen con la mano para cam­biarlas de lugar. Manejen las macetas que las contienen sin tocar la plantita.

"Y este mismo consejo damos a todas aquellas personas

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que si ndo amantes de los p ·queños cactos, y ne:> queriendo renunciar a la posesión de eNos, tampoco están dispuest 3

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que siendo amantes de los p equeñm; cactos, y n~ queriendo renunciar a la posesión de e'JlJos, tampoco están dispuestas

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clase específica. Esto in­al y humano, a solicitar

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no se trata de una ver­.especialistas en la ma­érmenes de los común­comprobado, Los hon­mputación de las par­aciones cancero'sas o

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a que el germen del h ongo a la amputación de Jos dedos, o los enfrente a la terrible realidad del cáncer o la tuberculosis.

"Se empi'eza por admirar un pequeño cacto, luégo se le compra a cualquier precio. Pero un solo cacto no confor­ma a nadie, y es necesario comprar o buscar otros. Así na­cen los co'leccionistas de estas ra ras plantitas en la punta de cuyas espinas e'stá el CANCER".

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