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3 3 (2007) 3-80 JOSÉ CARLOS COUPEAU S.J. ignaziana rivista di ricerca teologica Los diálogos diálogos diálogos diálogos diálogos de Nadal Contexto histórico-literario y hecho retórico di JOSÉ CARLOS COUPEAU S.J. Introducción « Juan Gerson, todavía en el siglo xv, podría haber hablado por los jesuitas que llegarían siglo y medio más tarde cuando dijo: ‘Si Cicerón describe al orador como ‘un hombre hábil en el hablar,’ nosotros describimos al teólogo como un ‘hombre bueno preparado en las Sagradas Letras’ –preparado no sólo con la inteligencia sino con los afectos, de modo que lo que aprende de la Teología, gracias a la constante reflexión, lo convierte en sentimientos de su corazón y práctica cristiana.» 1 Para estudiar los Diálogos de Jerónimo Nadal, nos ayuda comenzar reconociendo el nuevo contexto eclesial para el término diálogo. Este nuevo contexto procede del di- scurso hecho por el Concilio Vaticano II, consecuente con la filosofía personalista, y del auge de los ministerios durante el denominado Catolicismo Moderno inicial (Early Modern Catholicism). El Concilio Vaticano II convirtió la palabra diálogo en un término de moda para la Iglesia católica. El Concilio recurrió al diálogo en medio de un proceso de transforma- ción profundo (aggiornamento) con consecuencias para la acción misionera de la Igle- sia, especialmente. El Concilio se replanteó cómo llevar a cabo su ministerio evangeliza- dor. Propuso el diálogo como la actitud que los bautizados deberían mostrar en sus relaciones con el mundo, con los no creyentes, con creyentes de otras religiones y aún entre los mismos cristianos. La palabra diálogo expresaba una relación más horizontal con estos interlocutores. 2 A través de la actividad dialogante, el Concilio esperaba que la Iglesia redescubriría qué servicio le requerían estos tiempos. Con anterioridad, una tradición de autores se había dirigido a Dios como a un TU personal. Dios era el término del diálogo del hombre para Plotino, san Agustín o Ramón Lull en obras espirituales como Las Eneadas, los Soliloquios o el Libro de Blanquerna. Más próximos a nosotros, sin embargo, Martin Buber, Ferdinand Ebner y la Filosofía Personalista en general habían presentado una filosofía dialógica como respuesta a la 1. Citado por John O’Malley en The First Jesuits. Cambridge: Harvard University Press, 1993, 252. Traducido como: Los primeros jesuitas, Juan Antonio Montero Moreno (trad.), Bilbao - Santander: Mensajero - Sal Terrae, 1995. 2. John O’Malley, “Vatican II: Historical Perspectives of Its Uniqueness and Interpretation”, en Vatican II, The Unfinished Agenda: a Look to the Future, Lucien Richard, with Daniel Harrington and John O’Malley (edd.), Paulist Press, New York, 1987, 27-28; 36-39.

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    Los dilogosdilogosdilogosdilogosdilogos de NadalContexto histrico-literario y hecho retrico

    di JOS CARLOS COUPEAU S.J.

    Introduccin

    Juan Gerson, todava en el siglo xv, podra haber hablado por los jesuitas quellegaran siglo y medio ms tarde cuando dijo: Si Cicern describe al oradorcomo un hombre hbil en el hablar, nosotros describimos al telogo como unhombre bueno preparado en las Sagradas Letras preparado no slo con lainteligencia sino con los afectos, de modo que lo que aprende de la Teologa,gracias a la constante reflexin, lo convierte en sentimientos de su corazn yprctica cristiana.1

    Para estudiar los Dilogos de Jernimo Nadal, nos ayuda comenzar reconociendo elnuevo contexto eclesial para el trmino dilogo. Este nuevo contexto procede del di-scurso hecho por el Concilio Vaticano II, consecuente con la filosofa personalista, y delauge de los ministerios durante el denominado Catolicismo Moderno inicial (EarlyModern Catholicism).

    El Concilio Vaticano II convirti la palabra dilogo en un trmino de moda para laIglesia catlica. El Concilio recurri al dilogo en medio de un proceso de transforma-cin profundo (aggiornamento) con consecuencias para la accin misionera de la Igle-sia, especialmente. El Concilio se replante cmo llevar a cabo su ministerio evangeliza-dor. Propuso el dilogo como la actitud que los bautizados deberan mostrar en susrelaciones con el mundo, con los no creyentes, con creyentes de otras religiones y anentre los mismos cristianos. La palabra dilogo expresaba una relacin ms horizontalcon estos interlocutores.2 A travs de la actividad dialogante, el Concilio esperaba que laIglesia redescubrira qu servicio le requeran estos tiempos.

    Con anterioridad, una tradicin de autores se haba dirigido a Dios como a un TUpersonal. Dios era el trmino del dilogo del hombre para Plotino, san Agustn o RamnLull en obras espirituales como Las Eneadas, los Soliloquios o el Libro de Blanquerna.Ms prximos a nosotros, sin embargo, Martin Buber, Ferdinand Ebner y la FilosofaPersonalista en general haban presentado una filosofa dialgica como respuesta a la

    1. Citado por John OMalley en The First Jesuits. Cambridge: Harvard University Press, 1993, 252.Traducido como: Los primeros jesuitas, Juan Antonio Montero Moreno (trad.), Bilbao - Santander:Mensajero - Sal Terrae, 1995.

    2. John OMalley, Vatican II: Historical Perspectives of Its Uniqueness and Interpretation, enVatican II, The Unfinished Agenda: a Look to the Future, Lucien Richard, with Daniel Harrington andJohn OMalley (edd.), Paulist Press, New York, 1987, 27-28; 36-39.

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    crisis de la post-guerra europea. A comienzos del siglo XX, estos filsofos haban senta-do la base terica para el tipo de discurso que ya he referido para el Concilio. Tambininfluyeron al Papa del Post-Concilio. Especialmente influido por Jacques Maritain, Pa-blo VI reorient la Iglesia hacia el dilogo en su primera encclica Ecclesiam suam (1964).John OMalley ha sealado que el discurso del Concilio Vaticano II difiere del discursode los concilios en el pasado. Aade que la nueva retrica del dilogo respondi a unaespiritualidad que buscaba responder al problema de la secularizacin.

    La sensibilidad contempornea por el dilogo nos ayuda a revisar escritos y aconte-cimientos del pasado. As, podemos considerar la propuesta de un dilogo en contextodel Concilio de Trento y de la Reforma en paralelo con el Concilio Vaticano II y lasecularizacin.

    Al comienzo de la Edad Moderna, la Iglesia de Occidente atraves una de las crisisms graves de su historia. La Reforma y la Contra-Reforma fueron dos intentos enfren-tados de respuesta a las necesidades del hombre y de la sociedad al final del Renacimien-to. Podemos interpretar que an entre los decretos del Concilio de Trento y en la imple-mentacin que sigui, en la revitalizacin de la vida religiosa o en las medidas que obi-spos como Carlo Borromeo adoptaron, etc., se dieron otros intentos de respuesta. Lainesperable floracin de ministerios durante el Catolicismo Moderno inicial manifiestael vigor espiritual del periodo. Estos ministerios atendan a la educacin y a los enfer-mos, al cuidado de las almas y al cuidado de los cuerpos. OMalley ha evidenciado estevigor espiritual para un caso: la Compaa de Jess.

    Adems de profesar una vida de religiosos, muchos jesuitas haban cursado estudiosen las universidades y recibido la ordenacin. De hecho, los primeros compaeros deIgnacio de Loyola se haban licenciado en filosofa por la Sorbona de Paris con el ttulode Magister artium. Generalmente, los jesuitas se incorporaban a la Compaa de Jessdespus de concluir alguna modalidad de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Estaexperiencia dot a no pocos de ellos con una visin optimista del mundo y de la realidadcreada. Sobre esta visin, que podramos calificar esperanzada u optimista, la ordenbusc dar una formacin humanista y teolgica en grado esmerado. Las Constitucionesde la Compaa de Jess prevn que a aquella formacin espiritual suceda sta forma-cin intelectual y evidencian un acento en la adaptacin de los principios generales a lascircunstancias concretas. De tal formacin, de hecho, se sigui una predicacin de lapalabra y una prctica de los sacramentos tradicionales creativas y novedosas.3

    Los Dilogos de Jernimo Nadal ilustran este ministerio de la palabra. En l se di-stinguen la dimensin pastoral, de la espiritual y de la dimensin literaria. Los Dilogosilustran cmo una espiritualidad nueva enriquecida mediante una formacin humanistaesmerada pretenda servir a la reconciliacin.

    3. John OMalley, Was Ignatius Loyola a Church Reformer? en The Catholic Historical Review 77(1991), 180-185.

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    Un lugar propio en la espiritualidad ignaciana

    La serie Monumenta Historica public cuatro volmenes con la correspondencia deNadal a finales del siglo XIX y los hermanos Rahner observaron la relevancia de sudoctrina para los estudios msticos ignacianos. Por entonces, Miguel Nicolau comenzdedicando una monografa a sus escritos y doctrinas espirituales (1949),4 para luego edi-tar crticamente las conferencias y comentarios de Nadal al Instituto de la Compaa deJess (1962)5 y su diario de oracin (1967).6 Una dcada despus, Manuel Ruiz Juradoacab de publicar los Scholia sobre las Constituciones (1976)7 y una til cronologa de lavida de Nadal (1979).8 A estas obras sigui la aparicin de dos biografas (1992, 2002).9

    Los estudios sobre la vida y obra de Jernimo Nadal comienzan por reconocer laimportancia de esta figura para la Compaa de Jess.10 OMalley sintetiza en tres las

    4. Miguel Nicolau, Jernimo Nadal, S.I. (1507-1580): Sus obras y doctrinas espirituales, Madrid: Con-sejo Superior de Investigaciones Cientficas, 1949.

    5. Jernimo Nadal. Comentarii de Instituto, Miguel Nicolau (ed.), Roma: Monumenta Historica So-cietatis Iesu. 1962.

    6. Jernimo Nadal. P. Hieronymi Nadal Orationis Observaciones, Miguel Nicolau (ed.), Roma: Mo-numenta Histrica Societatis Iesu, 1964.

    7. Jernimo Nadal, Scholia in Constitutiones S.J.: Edicin crtica, prlogo y notas, Manuel Ruiz Jurado(ed.), Granada: Facultad de Teologa, 1976.

    8. Manuel Ruz Jurado, Cronologa de la vida del P. Jernimo Nadal S.J. (1507-1580), AHSI 48(1979) 248-276.

    9. William V. Bangert, y Thomas M. McCoog, Jerome Nadal, S.J., 1507-1580 : Tracking the FirstGeneration of Jesuits, Chicago: Loyola University Press, 1992; Joan Nadal Caellas, Jeroni Nadal Morey,la seva vida i la seva contribuci a la cultura europea del s. xvi, Palma de Mallorca: Promomallorca Edi-cios, 2002 (en proceso de traduccin al castellano).

    10. Nadal ha sido reverenciado como testigo excepcional del momento constituyente de la Compaade Jess. Ofrecindonos una biografa comprensiva, William Bangert y Thomas McCoog lo consideranel intrprete de la visin y espiritualidad ignacianas: Nadal haba contribuido a expandir un fervorespiritual que atrajo numerosas vocaciones, siendo en gran medida tambin responsable del proceso porel que la Compaa se dot de un marco espiritual y constitucional (Bangert-McCoog, Jerome Nadal, xi-xii). Asimismo, Manuel Ruiz Jurado destaca el conocimiento que Nadal tuvo de la mente de Ignacio y delos dos generales siguientes durante los primeros 30 aos de la fundacin de la Compaa (JernimoNadal, Scholia in constitutiones Societatis Iesu, Granada, 1976) y Andr Ravier y Franois Evain ven enNadal la figura que nos permite comprender el crecimiento y desarrollo de la orden que fund Ignacio;nadie como l, que sirvi en la organizacin y difusin de la Compaa, para introducirnos a la Com-paa ignaciana (Contemplatif dans laction: Ecrits spirituels Ignatiens. Collection Christus, Paris: De-sclee De Brouwer, 1994). Otros autores, como Dennis Pat, han visto la contribucin sustantiva deNadal en el papel trascendental que ste jug en la transformacin de la Compaa en una orden deenseanza. Nadal fue un factor uniformador de primer orden en cuanto respecta a la enseanza de loscolegios (Dennis Pate, Jernimo Nadal and the Early Development of the Society of Jesus, 1543-1573,PhD dissertation at the History of the Churo Department, Los Angeles: Universidad de California,1980). John OMalley ha contextualizado a Nadal con la crtica humanista al modo monstico de vidareligiosa (monachatus non est pietas), destacando su comprensin y prctica del sacerdocio y vida reli-giosa como activos, apostlicos, itinerantes. John OMalley, To Travel to any part of the world: Jeroni-mo Nadal and the Jesuit Vocation, Studies in the Spirituality of Jesuits, 16/2 (1984): 1-20 y The FirstJesuits, Cambridge: Harvard University Press. 1993, 11-14.

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    razones principales por las cuales Nadal ocupa un lugar excepcional en los estudios dela espiritualidad ignaciana. Primero, Nadal actu como intrprete de Ignacio ante nu-merosas comunidades jesuitas, siendo el primero en adaptar e interpretar el marco insti-tucional de la orden a las circunstancias de cada comunidad.11 Segundo, como visitador,Nadal se relacion con ms jesuitas y de un modo ms directo que el mismo Ignacio.Tercero, Nadal divulg las ideas de Ignacio oralmente y por escrito.

    Como intrprete, Nicolau reivindic para Nadal el ttulo de telogo de la espirituali-dad ignaciana. Bsicamente, la experiencia espiritual de Ignacio y de sus compaeros nohabra quedado expresada suficientemente hasta que Nadal se pusiera a ello. Comohijos de su autor, los documentos fundacionales que Ignacio escribi reflejan una ten-sin entre palabra escrita y experiencia vivida. Por un lado, temas como la gracia, laaccin del Espritu Santo y la obediencia en la Iglesia eran objeto de especial anlisis porlos tribunales de la ortodoxia. Ante ellos, Ignacio tuvo que probar su slida doctrinarepetidamente. Por otro lado, los primeros jesuitas dedicaron ms tiempo a la accinque al relato de lo que hacan. El Diario Espiritual es un buen ejemplo de lo que quierodecir. En sus pginas podemos afirmar una dimensin mstica en Ignacio; resulta difcilinterpretarla, sin embargo. Tambin el texto de los Ejercicios Espirituales resulta crpti-co cuando nos preguntamos por la experiencia original en Ignacio. Ignacio frecuente-mente enmendaba sus manuscritos buscando la expresin ms adecuada y evidencian-do la falta de una formacin literaria, que nos hubiera hecho sus escritos ms accesibles.Supo, no obstante, rodearse de colaboradores cualificados como Nadal y Juan Alfonsode Polanco, quienes llevaron a cabo una divulgacin oral y escrita de lo que entendanera la voluntad de Ignacio.12

    Un anlisis conceptual separ las doctrinas espirituales de Nadal del contexto quelas vi nacer. Los estudiosos extrajeron fragmentos de aqu y all en sus escritos y losinterpretaron olvidando la situacin retrica para que fueron escritos. No sin ciertodogmatismo, los estudiosos encontraron su doctrina e identificaron expresiones comocontemplativos en la accin de las que Nadal se sirvi para formular elementos pro-pios y distintivos de la espiritualidad de los jesuitas.

    Nadal, como telogo espiritual

    El concepto de espiritualidad ha cambiado desvinculndose progresivamente de losprincipios dogmticos de la antigua teologa asctica. Consecuentemente, este artculomantiene que no son aquellas doctrinas ni estas expresiones condensadas las que pue-den ofrecernos una informacin ms relevante hoy sobre su visin espiritual.

    11. El mismo fundador autoriz a Nadal como intrprete de su pensamiento cuando le confi la tareade explicar las Constituciones de la Compaa de Jess. Juan Alfonso de Polanco, secretario personal deIgnacio, tambin reconoci esta autoridad en ms de una ocasin, Epp 5:109.

    12. OMalley, The First Jesuits, 376.

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    En los escritos de Nadal, no menos importante que las doctrinas es el testimonio devida. Si inicialmente los primeros generales de la Compaa y, despus de la Restaura-cin de la Compaa, los instructores de Tercera Probacin utilizaron los escritos deNadal literalmente para regular la vida de los distintos estamentos dentro de la Com-paa,13 hoy nos interesan la conviccin de sus argumentos.

    Hoy nos interesa el testimonio vital de Nadal. As por ejemplo, las Meditaciones deNadal no deben separarse de sus enseanzas sobre la vida de Cristo, como ni sus Exhor-taciones ni sus Dilogos separan el Instituto de la Compaa de la vida de Ignacio, sufundador. Nadal present la novedad de la espiritualidad ignaciana en el siglo XVI retri-camente. Nadal, ex-alumno de la universidad de Alcal, fue telogo de la espiritualidadignaciana por hacer uso de la retrica, prefirindolo a un modo de argumentacin alter-nativo, el escolstico. Nadal prefiri dar cuenta de los hechos histricos en lugar deensear doctrinas. Es decir, compuso su discurso buscando persuadir a la accin antesque el asentimiento. Esto ha sido ignorado frecuentemente.

    Nicolau identific un cambio de inters en los estudios sobre Nadal para 1962.14 Deello se hizo eco su edicin del quinto volumen de la Monumenta Natalis. Mientras quelos cuatro primeros volmenes se haban ocupado de la correspondencia de Nadal, desus apologas, instrucciones sobre la oracin y otros temas ms prcticos, Nicolau dedi-c el quinto volumen a las exhortaciones que Nadal hizo a las comunidades que visitabadurante la expansin de la Compaa. La edicin del Comentarii de Instituto consideraa Nadal como un autor de espiritualidad por escritos que llevan nombres retricos comode oratione, plticas, exhortaciones, etc. En efecto, aquello que destaca en estevolumen es la cualidad propositiva antes que la doctrinal.

    La vida y obras de Nadal ejemplifican y aclaran la nueva intuicin de la vida religiosa deacuerdo con la experiencia de Ignacio. En los Dilogos, por ejemplo, encontramosafirmaciones que reaccionan contra aquella crtica del humanismo: monachatus non est pietas.15

    Lugar hermenutico

    Las siguientes pginas revelan un inters en Nadal menos fundamentado en el qu(propuesta doctrinal) y ms en el cmo (modo de argumentarla). OMalley ha reivindi-cado la importancia que la retrica tuvo para la naciente Compaa de Jess. Las exhor-taciones de Nadal sobre el Instituto y los Dilogos son casos particulares que la ilustran.Estos escritos ofrecen una pista para comprender la novedad en el ejercicio del ministe-rio de la palabra.

    Los escritos y conferencias de Nadal dan testimonio de su competencia tanto paraexplicar ideas como para mover los afectos. Su formacin le haba capacitado para ello.Cierto que nos resulta mucho ms accesible que Ignacio como escritor, pero, ms im-portante, su admiracin por el fundador y padre espiritual nos invitan a comprender su

    13. Nadal 4:14-16.

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    propia obra como inspirada por la obra de aqul. Podemos comprender el Chronicon deNadal, por ejemplo, en correlacin con la Autobiografa; sabemos que Nadal la obtuvode Ignacio a travs de Gonzlez de Cmara. Las Orationis observationis, en cambio,tienen su correlato en el Diario espiritual; el celo que Nadal muestra por recoger losdones de su oracin se remontan a la experiencia de los Ejercicios Espirituales de Igna-cio. En fin, los Scholia in Constitutiones Societatis Iesu encuentran su correlato en eltexto de las Constituciones de Ignacio.

    En este contexto, los Dilogos son un ejemplo prctico de cmo Nadal se apropidel espritu dialogante que admir en Ignacio. Lo que ha sido identificado como laconversacin espiritual a la que Ignacio sola exhortar a los suyos.16

    Escribir como ministerio

    Mejor que como doctrina, los Dilogos deben ser analizados como una propuestaministerial. Despus de que se uniese a la Compaa de Jess y a pesar de sus continuosdesplazamientos, Nadal demostr ser un fecundo escritor. Sus obras ocupan ms de5.000 pginas en cinco volmenes de Monumenta Histrica Societatis Iesu.

    El mismo Nadal nos ha dejado una lista de sus escritos en una carta de 1573. Nadalresponda con estas lneas al cuarto General de la Compaa, Everardo Mercuriano, que,admirndole y vindole en el ocaso de su vida, deseaba identificar su obra escrita y salvarlapara la posteridad. La carta concluye con dos columnas: la columna de la derecha enume-ra los ministerios apostlicos a que Nadal se dedicaba en Tvoli aquel ao. La columna dela izquierda los escritos en que se ocupaba. Sobre la columna de los ministerios, Nadalescribi piscari (pescar). 17 Para las comunidades cristianas primitivas, pescar significabala accin apostlica de mover a quienes escuchaban a la conversin y a la reconciliacin.18

    14. Nadal 5:3-4.15. Nadal 5:548. Societatis Iesu clericatus est religiosus. (Nadal 5:553) Nondum monachismum,

    Philippice sed religiosae vitae statum ac conditionem statuo. y ...eadem charitatem et claritatem explicant[jesuitae] atque extendunt ad omnes monachos et religiosos homines. (Nadal 5:729). Nadal lo repite: laCompaa de Jess no es monacal.

    16. Un ejemplo mejor conocido en la carta de Ignacio a los Padres enviados a Alemania (Epp 12:239-247).17. Nadal revela los modelos en que piensa al hablarnos del ministerio de la conversacin. El prime-

    ro, Pedro Fabro, destac por la familiaridad que demostr con los alemanes: disfrutaban encantadoscon su religiosa y agradable compaa. El segundo, Francisco de Javier, un modelo de dilogo evange-lizador entre japoneses e hindes. Finalmente, Ignacio representa el modelo de apstol pescador.Quodnunc dicebam, ipse, non solum tradebat plene, sed agebat; exerto quodam amoris fervore suavi in eum,quem iuvandum assumebat, totum eius pectus occupabat et animum. Amabat quidem in illo, etiamsi homoesset flagitiosissimus, naturam, fidem, alias virtutes, si quas habebat, vel opera bona..., Nadal 5:834.

    18. Cf. Mt 4,19; Locus videtur esse hic [Mt 18, 15] accommodatus piscationi quam exercemus anima-rum in Societate. Nam primum quidem proximus est per pias ac familiares adhortationes solicitandus adpaenitentia sacramentum. Quod si hoc non obtineamus, adhibenda alia praesidia orationum, missarum;tum illud adhibeamus ut alius, aliquis vel pater vel frater, illius curam invandi suscipiat. Nadal, OrationisObservationes, 216.

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    Nadal utiliza esta expresin latina piscari en otros escritos para referirse a los ministeriosde la Palabra de Dios. Implicando una amplia comprensin de estos ministerios, Nadalinclua entre ellos no slo la predicacin sino an el dilogo espiritual y las conferenciasacadmicas. Tambin un profesor de Escritura, afirma Nadal, puede hacer de su discur-so un anzuelo para pescar almas.19 Mediante el dilogo personalizado, por otra parte,el jesuita poda adaptar su discurso mejor a cada persona para llevar a cabo su ministe-rio apostlico.20

    La carta a Mercuriano refleja as la unin que para Nadal exista entre sus escritos ysus ministerios. Ministerios como visitar enfermos en los hospitales y presos en las cr-celes, dar los Ejercicios Espirituales, or confesiones, ayudar a los moribundos o mante-ner dilogos espirituales participaron del mismo espritu apostlico que, por ejemplo,escribir las Annotationes (referencia sta a una obra pstuma: las Annotationes et medi-tationes in evangelia).21

    Escribir era un ministerio de la palabra ms en su lista, otra misin a la cual el PadreGeneral poda enviar un jesuita.22 Escribir las anotaciones es la expresin que utilizael mismo Nadal en una de sus ltimas cartas refirindose a este ministerio. La cartapresenta dos columnas. En la columna de la izquierda, los Scholia encabezan una lista deescritos. Siguen luego y en decreciente orden de importancia, las Admonitiones, Medita-tiones, Exhortationes y Dialogi. Otras obras de menor importancia concluyen la lista.23

    La motivacin evangelizadora parece ser el comn denominador a estos escritos. Fue-ron concebidos como ayudas para el estudio de la teologa, para la formacin en ladevocin y piedad o para refutar la hereja. La expresin ayudar a las almas, querecurre en las Constituciones, podra servirnos para condensar el espritu que los gener.

    Consecuentemente podemos clasificar estos escritos segn el interlocutor a quienfueron dirigidos. Primero distinguimos el Chronicon, una pequea autobiografa, y lasOrationis observationis (sus notas o diario de oracin) de los cuales no nos podemosocupar en este artculo y que Nadal escribi para s mismo; reflejan la memoria de surelacin con Dios. Ms interesantes desde el punto de vista retrico-argumentativo,pertenecen al segundo grupo las Meditationes para los jvenes jesuitas, las Admonitio-nes, Exhortaciones, comentarios del instituto y reglas dejadas en las comunidades visita-das, etc. Son escritos que ilustran el ministerio que el Vicario y Visitador Nadal desarrol-

    19. Nadal 5:832.20. Ita fit ut quasi praeda in casses nostros conclusa sit, ut Christo iuvante, elabi dificulter possit, si viri

    simus in Christo. Nadal 5:833.21. Aunque Nadal complet las Adnotationes et meditationes in evangelia quae in sacrosanto missae

    sacrificio totto anno leguntur, antes de su muerte, los grabados que las ilustraban (Historia evangelicaeimagines) no pudieron ser acabados en Amberes hasta mucho despus, en 1594 y gracias al esfuerzo dequien haba sido su secretario, Diego Jimnez. La importancia de esta obra en la iconografa de lasmisiones de la Compaa de Jess ha sido poco ponderada todava.

    22. Nadal 5:841.23. Las obras que siguen son: Apologia pro Exercicii, Tractatus contra Hesshusium pro libello de Eduar-

    do, Tabula Chronici ecclesiastici, Observationes spirituales, Pro examine ordinandorum instructio, Doctri-na Xpiana, Miscellanea de Rebus Societatis, Index de locis terrae. Nadal 3:554, 663-664.

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    l dentro de la Compaa. En un tercer grupo y dentro relaciones establecidas en razndel ministerio apostlico, fuera de la Compaa, escribi los Dilogos y las apologas.

    A diferencia de los escritos del segundo grupo, los escritos del tercer grupo dan msimportancia a la argumentacin. Lo explica el hecho de que ante protestantes, enemigosde la vida religiosa o, simplemente, de la Compaa el autor estaba desprovisto de laautoridad institucional que caracterizaba su posicin en los escritos del grupo segundo.

    Gneros literarios, la retrica como criterio

    Nadal consideraba la conversacin espiritual un ministerio propio de la Compaa ypor lo tanto, suyo propio. La sensibilidad hacia el otro, el tacto y la prudencia requeri-das convertan este ministerio en un arte.24 Nadal admiraba cmo Ignacio conversabacon quienes estaban junto a l. Por medio de la escucha y una acogedora valoracindesde el principio, la otra persona poda acabar deseando abrirse a una conversacinespiritual. El celo por la salvacin de las personas, el sincero aprecio y el respeto guia-ban su proceder. Le guiaba mover a las almas a una vida ms cristiana para que dieranmucho fruto en Cristo.25

    Podramos peinar los escritos de Nadal buscando las ideas que hay en ellos. Meparece ms relevante hoy, sin embargo, considerar estos escritos por lo que les une.Nadal los concibi como medios para su ministerio. Las obras que Nadal pens paralectores fuera de la Compaa son las Concordantia Evangelica, las Meditaciones y lasAnnotationes in Evangelia, las dos apologas (de los Ejercicios Espirituales y de la Com-paa de Jess) y los Dilogos, junto con la parte correspondiente en su epistolario.Estas obras tratan de los mismos temas del instituto de la Compaa y de asuntos pro-pios a ella que reaparecen en sus presentaciones a las comunidades. Los tratan, sinembargo, para un lector que no conoce bien a la Compaa. Cada uno de estos escritosejemplifica un caso de adaptacin hacia fuera de aquel mensaje ad intra.

    Este tercer grupo de escritos trata del mismo universo de ideas sobre la Compaaque el segundo. Sin embargo, es claro que trata con ellas diversamente. Podemos hablarde gneros literarios. Exhortaciones y apologas, epstolas y meditaciones, comentariosy dilogos representan otras tantas adaptaciones del mismo mensaje. Por qu adaptar?Nadal no se limita a informar: no dirige sus escritos al entendimiento exclusivamente,sino a la voluntad de quien le lee o escucha. Las apologas, claramente, pretendan influ-ir un cambio en la consideracin que la Compaa o los Ejercicios merecan a determi-nados sectores de la opinin de su tiempo. Las exhortaciones, de un modo menos explci-to, excitaron un esprit de corps entre sus oyentes, etc.

    En este contexto, los Dilogos son tanto una obra teolgica como retrica y anliteraria. Los Dilogos de Nadal, sin embargo, o han sido olvidados o han sido relegados

    24. Nadal 5:786-787.25. Nadal 5:837.

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    a la categora de fuentes secundarias donde venir a confirmar las doctrinas halladas enotros escritos. Al lado de gneros como las Exhortationes, Instructiones, Apologiae yRegulae sorprende que Nadal escribiese tambin unos Dilogos.

    El sabor del gnero dilogo es netamente humanista y renacentista. Este artculomuestra los Dilogos, en realidad, como el resultado de una serie de dilogos. Se tratade dilogos que tuvieron lugar en la vida de Nadal. Mientras que aquellos gneros lite-rarios expresan una dinmica de comunicacin ms autoritaria o vertical, el gnero dilo-go parece obedecer a un modo de comunicacin ms horizontal y experiencial. Si cadagnero refleja una relacin diversa entre Nadal y su auditorio, el dilogo lo sita comoun interlocutor ms, donde la autoridad institucional disminuye y los argumentos adquie-ren su valor ms autntico. Por esto tambin, los Dilogos merecen ser consideradosseparadamente.

    En el primer captulo tratar de tres tipos de dilogos, segn tres aproximacionesms sicolgica, histrica y sociolgica-institucional. El primer tipo lo constituyen aquel-los dilogos frustrados o que Nadal no pudo establecer. Tanto en El Mehedia como enAugsburgo, Nadal dese pero no pudo participar en sendas discusiones teolgicas. Elsegundo tipo lo forma el debate pblico escrito entre telogos protestantes y catlicos.Finalmente el dilogo epistolar que mantuvo Nadal dentro de las relaciones de gobier-no en la Compaa constituye el tercer tipo.

    En el captulo segundo intento descubrir algunas caractersticas del gnero literariodilogo renacentista, analizando otros dilogos contemporneos que proporcionanun contexto para comprender la obra de Nadal.

    Para terminar, en el tercer capitulo me sirvo del anlisis del hecho retrico para deter-minar cul es la dinmica interna que explica el desarrollo de los dos Dilogos que noshan llegado. Me intereso especialmente por el papel que Ignacio juega en su aparatoargumentativo, dejando en un segundo lugar la exposicin ms jurdica de la ltimaparte de la obra.

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    Captulo 1Captulo 1Captulo 1Captulo 1Captulo 1

    Contexto histrico :autor, controversia,

    proyecto de los DilogosDilogosDilogosDilogosDilogosCuando veamos algunos desconocidos en el camino, an cuando sean soldados u hombresde otro tipo no debemos admitir sospechas contra ellos, sino pensar que son buenos, ydesearles el bien de corazn, y en cierto modo unirnos con ellos por el vnculo de la caridady del amor, y as ahuyentaremos el temor y los juicios temerarios y similares.26

    Nadal : el hombre por los caminos de Europa

    Jernimo Nadal naci en 1507 en Mallorca, una isla del Mediterrneo frente a lascostas del levante espaol. Nadal se traslad a la pennsula para estudiar humanidadesen la universidad de Alcal, poco despus de que Ignacio de Loyola abandonara aquellaciudad.27 Antes de concluir el ao 1532 ya se encontraba en Paris. En esta ciudad vuelvea encontrarse con viejos conocidos de Alcal. Son Nicols Bobadilla, Diego Lanez, yAlfonso Salmern, que con el paso de los aos formaran parte de la primera Compaade Jess entorno a Ignacio. Nadal no lleg a conocer a ste como haba llegado a conocera aquellos. Por medio de Lanez y otros, Ignacio pretendi ganarlo para su grupo. Nadalmantuvo su independencia. Finalmente, Ignacio en persona lo abord un da. Nadal nodisimul su vivo rechazo al final de aquella conversacin. Lo recordara aos ms tardeen su Chronicon. Blandiendo el libro de los evangelios en su mano, le dijo a Ignacio: estees el libro que quiero seguir y, seguidamente, rompi sus relaciones con l.28

    Como sbdito espaol, Nadal tuvo que abandonar Paris. Se dirigi a Avignon. Allcomplet sus estudios y obtuvo el doctorado en teologa. Inmediatamente, recibi lasrdenes sagradas tambin. Frecuent la conversacin de ciertos judos y lleg a domi-nar la lengua hebrea hasta el punto de que aquellos le ofrecieron el puesto de rabino.Que se lo propusieran indign a Nadal, que cuenta cmo su respuesta desairada a losmiembros de la sinagoga le cost verse a punto de la ejecucin. El pasaje conserva uncierto paralelismo con lo acaecido a Pablo ante el procnsul Galin, al final de su estan-cia en Corinto (Hch 18:12-15).

    Nadal se vio forzado a abandonar la ciudad, decidiendo regresar a Mallorca (1538),donde, luego de la muerte de su madre, se adentr en una profunda depresin que dur

    26. Nadal anota aquellos Dicta patrum que haba recibido como originales de P. Fabro. Nadal 4:637.27. Joan Nadal Caellas, Jeroni Nadal Morey, la seva vida i la seva contribuci a la cultura europea del

    s. xvi. Palma: Promomallorca Edicios, 2002, 10.28. Nadal 1:8.

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    varios aos. En ese tiempo lleg a ser nombrado capelln del emperador Carlos V (1541).29 Slo a travs de la lectura de una de las cartas enviadas por Francisco Javier desde lasmisiones y copiada por sus compaeros en Europa, Nadal volvi a saber del grupo.Ignacio y los suyos contaban con el reconocimiento de la Iglesia y confirmacin pontifi-cia. Se haban constituido en una orden religiosa de formato nuevo. Recuerda que altener estas noticias exclam: Esto ya es algo.30Aqul momento reactiv las esperanzasde un hombre cuyo espritu languideca.

    En los aos siguientes Nadal experiment el mtodo de oracin conocido comoEjercicios Espirituales, concebido por Ignacio de Loyola. Y lleg a afectarse grandemen-te por ste a quien llamara padre espiritual.31 Los aos junto a Ignacio en Romapermitieron a Nadal observar a Ignacio. Ignacio, a su vez, reconoci la capacidad deNadal confindole tareas de primera magnitud, algo que se puede resumir diciendo quelo convirti en uno de los cuatro jesuitas ms importantes en el gobierno de la primeraCompaa de Jess.

    Ignacio envi a Nadal a fundar el colegio de Mesina (1548), hacindole primer supe-rior del mismo. Lo envi despus a Espaa y Portugal como su representante, confirin-dole poderes de Visitador (1553-54) y, de nuevo, en 1555. Nadal recorri Espaa yPortugal explicando las caractersticas de la Compaa de Jess. El segundo viaje con-cluy con la noticia de la muerte de Ignacio en Roma (1556). De regreso en Roma,Nadal obtuvo el manuscrito que relataba la vida de Ignacio. El manuscrito responda aldeseo que Nadal haba manifestado al fundador reiteradamente. Ignacio haba consen-tido en narrar cmo sucedi su conversin y los primeros momentos del grupo queluego se llam Compaa de Jess. Este documento recibe el nombre de la Autobio-grafa.32 Una copia del mismo junto con un ejemplar de los Ejercicios y otro de las Con-stituciones fueron las tres obras de Ignacio que acompaaron a Nadal en sus desplaza-mientos a partir de entonces.

    Nadal desempe un papel capital en la superacin de la crisis que experiment laCompaa en Roma a la muerte de Ignacio. En seguida, el prestigio y autoridad deNadal ante sus compaeros le llev de vuelta a los caminos. Considerado ya como elmejor intrprete de Ignacio, visit la mayora de los colegios de la Compaa en Europapara explicar las Constituciones. Nadal era el Comisario General de Lanez, sucesor deIgnacio, cuando comenz a escribir los Dilogos. Antes de morir Lanez, haba nombra-do a Nadal Superior de la Asistencia de Austria y Germania Superior.

    Francisco de Borja, sucesor de Lanez, nombr a Nadal su Visitador. Nadal cumpliel nuevo encargo visitando Austria, las dos provincias de la Compaa en Alemania y

    29. Nadal 1:8.30. Nadal 1:11.31. Pierre-Antoine Fabre, Ignace de Loyola et Jerome Nadal: Paternit et filiation en Ignacio de

    Loyola y su tiempo, Juan Plazaola (ed.), Bilbao: Mensajero, 1992, 618-633.32. Acta patris Ignatii, en Fontes Narrativi de S. Ignatio de Loyola, Cndido de Dalmases SJ, Dionysius

    Fernndez Zapico SJ, y Pedro Leturia SJ (eds.), 4 vols. MHSI, 66, 353-507, Roma: Monumenta HistoricaSocietatis Iesu, 1943.

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    Renania (1566). Siendo nombrado Asistente de Espaa luego (1568), regres por terce-ra vez a la pennsula ibrica. De all sali para Roma, donde sustituy a Borja temporal-mente al frente de toda la Compaa (Vicario General, 1571).

    Nadal sinti una llamada especial a defender la fe catlica en la Alemania reformista.Lleg a pedir a Ignacio y luego a sus sucesores que le permitieran residir en esta nacin.Las obligaciones de su cargo como Visitador, sin embargo, lo mantuvieron en los cami-nos de Europa hasta que se hizo anciano. Solo entonces, Everardo Mercuriano, sucesorde Borja, le concedi que se retirase en la ciudad tirolesa de Hall. Por falta de vigor, suministerio apologtico se vio casi limitado a escribir. Poco tiempo pas antes de volver alos caminos, ahora para regresar a Italia. Buscaba un clima ms clemente, primero enVenecia y, a la hora de morir, en Roma (1580).

    Aproximacin al momento psicolgicode la composicin de los DilogosDilogosDilogosDilogosDilogos

    Antes de identificar el momento en que Nadal concibi los Dilogos, conviene apro-ximarnos a Nadal un poco ms. Dos etapas de su vida, correspondientes a sendas misio-nes, nos iluminarn la gnesis de los mismos. Ambas etapas sugieren una ocasin remo-ta para la concepcin de los Dilogos. La primera dur los seis meses que Nadal vivi enla costa de frica, un continente que atraa al admirador de Ramn Lull, mrtir por sufe. La segunda lo constituye su primera visita a Alemania.

    En 1552, diez aos antes de que comenzara a escribir los Dilogos, Nadal tuvo con-tacto directo con el Islam. Siendo rector del colegio de Mesina, Nadal se ofreci para sercapelln de las tropas al otro lado del Mediterrneo, en El Mehedia.33 El Virrey de Siciliahaba organizado la expedicin contra el turco Dragut. Nadal se dedic a los ministeriossacerdotales con los soldados en El Mehedia con la esperanza de aprender la lenguarabe.34 Un motivo lo justificaba: probablemente a instancias del jesuita, el comandantede la expedicin quiso organizar un debate teolgico entre Nadal y el lder musulmn dellugar. 35 Este dilogo nunca lleg a celebrarse y Nadal nunca lleg a profundizar en aquel-la cultura ni en aquella extensa tierra que le impresion como amenazante y hostil.

    Nadal no super fcilmente esta primera impresin. De todos modos, la experienciale bast para comprender que, por el momento, resultaba impracticable el sueo deconducir a la fe a aquellas gentes. Por ello, Nadal desaconsej que se fundase una comu-nidad jesuita en el Norte de frica.36 Siendo su profundo deseo expandir el evangelio, a

    33. Nadal 1:118.34. Nadal 1:114-116.35. Quera tener tiempo de aprender Morisco, mas no tengo. En estos das me dixo el Sr. Hernando de

    Vega que quera reunir un principal morabito por disputar y despus, por las nuevas de la armada turche-sa, todos los moros se son alborotados. Nadal 1:116, (a Ignacio, de Aphrica, 28 de Agosto de 1551).

    36. Nadal 1:118-119.

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    los pocos meses dio por concluida sin xito su misin. Esta apreciacin que Nadal tuvodel Islam como amenaza no es totalmente ajena a su percepcin de la Reforma Prote-stante en Alemania.

    Tres aos ms tarde, sucedi la segunda etapa a que nos referimos. El Papa Julio IIIy el cardenal Morone, su representante en la Dieta, haban solicitado dos telogos aIgnacio de Loyola. Por desavenencias entre Salmern y el entonces obispo de Mdena,Morone, Ignacio eligi a Nadal para acudir a la Dieta de Augsburgo.37

    Entre Marzo y Abril de 1555, Nadal pas escasamente un mes en Augsburgo. Larealidad protestante alemana le impresion hondamente. Quiz fuera a causa de los pro-blemas en la convivencia con Lanez, que se le haba unido como representante, o elpropio momento espiritual en que se encontraba, pero Nadal se senta ansioso. 38 Proba-blemente tambin influy la realidad protestante que descubri en la ciudad alemana.Nadal no esperaba que el luteranismo hubiese triunfado con tanta fuerza. Juzgaba que lapoblacin catlica no haba sabido reaccionar. En todo caso, Nadal concibi de un modonuevo la misin que Dios haba pensado para la Compaa en la Iglesia.39 Lo expres asun ao antes de comenzar a escribir los Dilogos: La Compaa de Jess tiene dos alas ylas alas veo que son los nuestros que estn en esas partes de las Indias y en Alemania.40

    Parecera que como el reto que Nadal percibi ante el peligro turco, ahora encontra-ba otro reto ms poderoso an al Norte de los Alpes. Tambin en este caso, Nadaldesconoca la lengua de aquella nacin. Pero el espritu apostlico que le urgi hacia elSur de Italia y le llev a embarcar con las tropas del emperador no era tan distinto deaqul que le mova en el Norte de Italia con el Cardenal Morone. Durante la Dieta deAugsburgo, Nadal juzg que las posturas en materia de dogma y liturgia estaban toma-das definitivamente. La Dieta buscaba una solucin poltica, una salida pacfica para laconvivencia de dos iglesias. Estando convencido de que el dilogo teolgico no tenafuturo y tan solo pocas semanas despus de haber llegado, Nadal decidi seguir adelan-te con el plan que Ignacio le haba dado.

    Comenzaba la misin del Visitador. Al salir de Augsburgo, Nadal viaj a Viena. En elcolegio de esta ciudad ya dio las primeras instrucciones para hacer frente a la herejaluterana. Destaca la importancia que dio a fomentar publicaciones catlicas que con-trarrestasen el efecto de las publicaciones protestantes.41 El testimonio de sus cartas aIgnacio creo que Dios levant la Compaa y la di a la Iglesia para vencer a estosherejes e infieles es coherente con su deseo de permanecer en Alemania para acometerpersonalmente la empresa. En el plazo de unos meses se volva a ofrecer a Ignacio paratrabajar en Alemania.42

    37. Nadal 1:279-28238. Nadal 2: 3439. Nadal 1:289, 292, 295.40. Nadal 5:232.41. Entre ellas figuraban: publicar un catecismo, los decretos del Concilio de Trento, anotaciones

    catlicas interpretando los evangelios dominicales y una traduccin latina de cartas escritas por losmisioneros en las Indias. Nadal 1:309-311.

    42. Nadal 1:301, 344.

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    Ni en El Mehedia ni en Augsburgo pudo Nadal entablar un dilogo en defensa de lafe. Sin embargo, estos dos momentos reflejan el deseo que tambin encontramos en losDilogos. Nadal quiso hacer algo por atraer aquellas almas a la fe de la Iglesia romana. Elrechazo inicial contra la hereja, ms tarde se suaviz con la atraccin que senta por losalemanes y el deseo de practicar entre ellos los ministerios propios de la Compaa.Estos ministerios aparecan en la Formula, un documento clave en sus explicacionessobre el Instituto. El captulo V del Dilogo II refleja la apreciacin de Nadal por estosministerios. Esperanzado en las posibilidades del dilogo como camino a la reconcilia-cin, Nadal tambin dese conversar con los enemigos de la Compaa.

    Nadal haba sido educado en la retrica. No es de extraar que su palabra, mscuidada de lo normal, resultase seductora a los que le escuchaban. Nadal cuenta en suChronicon cmo estando a punto de ser ejecutado en Avignon salv la vida gracias a undiscurso que dirigi en hebreo a los judos que lo acusaban. En sus cartas leemos, porejemplo, que despus de dejar Augsburgo y saliendo de Dillinga camino de Viena en1555, fue amenazado con ser ahorcado por los mismos compaeros de viaje que resulta-ron ser luteranos.43

    Viajar por los caminos de la Europa de la Reforma era una experiencia arriesgadapara un sacerdote catlico y romano.44 Desde que Nadal sali de Espaa en la maanadel 11 de Abril y hasta su llegada a Trento el 15 de Diciembre, Nadal realiz un viajearriesgado. El itinerario que sigui hasta Paris revela que iba dando rodeos para evitar elencuentro con los protestantes. A lo largo del camino probablemente experiment unamantenida sensacin de amenaza contra su persona.

    Nadal sali de Zaragoza con su secretario, el hermano Diego Jimnez, y un novicioque acababa de admitir a la Compaa como nica proteccin en su viaje. Por eso nodudaron en sumarse a un grupo de trajineros que viajaba armado para defender susmercancas. Esta proteccin no les acompa ms all de la frontera. As, la mismatarde del da en que pisaba territorio francs Nadal y sus compaeros fueron amenaza-dos por protestantes que encontraron en el camino.45 El difcil hospedaje y los rumoressobre la situacin de sublevacin iban creciendo a medida que avanzaban. Las noticiasque le daran los jesuitas del colegio de Pamiers y de Tournon no aliviaron tensin alviaje. Aunque Nadal pensaba visitar la comunidad del primer colegio no esperaba en-contrrsela en Toulouse, donde haba venido buscando refugio. Despus de ser expul-sada de Pamiers, la comunidad haba sido acogida por los benedictinos. Ms adelante,en las fechas que Nadal alcanzaba ya la ciudad de Billom llegaba tambin all la comuni-dad de otro colegio, el de Tourmon. A pesar de haber evitado las rutas por territorioprotestante, el pequeo grupo de Nadal cay prisionero de una banda de arcabuceroshugonotes el da 29. Apunto estuvieron de perder la vida.46 El hecho de que Nadal

    43. Nadal 1:304.44. Te ego suspicior monachum esse, qui cucullam in mantica occules, ne pueri te in Germania conviciis

    lacessant, Nadal 5:541.45. Nadal 1:724-726.46. Nadal 1:725-728.

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    guardase memoria de todos estos sucesos y que en ningn caso, confiesa, ocultase suidentidad de sacerdote jesuita nos permite imaginar que el viaje a Trento estuvo cargadode emociones intensas.

    Las vsperas de la invencin rinvencin rinvencin rinvencin rinvencin retrica. etrica. etrica. etrica. etrica. El contexto inmediato

    Es precisamente por los caminos de Francia, Pases Bajos y Alemania donde se justi-fica la idea de escribir unos Dilogos apologticos; transcurra el segundo semestre de1562. En contraste con el contexto psicolgico, el contexto lgico se justifica en un libropublicado unos meses antes en Colonia. Cmo sucedi la concepcin de los Dilogos?

    En 1562 el discpulo y amigo personal de Melanchton, Martin Chemnitz, edit enColonia un tratado contra la Compaa de Jess.47 Chemnitz haba estudiado las Senten-cias de Pedro Lombardo y los Sermones preparados de Lutero. Aunque posteriormenteaprendi y practic el arte de la polmica en los enfrentamientos que mantuvo concatlicos y con algn luterano, su ms profunda formacin la recibi en Wittembergdentro del crculo de Melanchton. All estudi patrstica y en la facultad de Artes de estaciudad ense los Loci Comunes.

    Los Theologiae Jesuitarum Praecipua Capita son la primera obra de este humanista ytelogo protestante. En ella censura la utilizacin del nombre de Jess por la Compaay la acusa de ser el fruto de una maniobra del Papa Paulo IV (Carafa), contra Alemaniallevada a cabo en 1555. Chemnitz tambin argumenta contra la supuesta teologa de losjesuitas que refleja un escrito publicado por el Colegio de las Tres Coronas de Coloniaen 1560. Tal documento era una crtica al catecismo de Juan Monhemio llevada a cabopor dos jesuitas de la facultad de Teologa de la universidad de Colonia.

    El secretario de la Compaa, Juan Alfonso de Polanco, ya tena noticia de la obra deChemnitz para el 14 de septiembre de 1562. Lanez, entonces general de la Compaa,se encontraba ausente en el Concilio en Trento. Polanco buscaba quien pudiera respon-der en carta a Pedro Canisio.48 Siguiendo la sugerencia de Canisio, la Compaa prefirique, mejor que un jesuita, algn amigo de la Orden tomase para s comenzar este deba-te. Para primeros de noviembre el Doctor Diego Paiva de Andrade, uno de los telogoslaicos del Concilio, haba aceptado el reto. Paiva fue hijo del gran tesorero del rey Juande Portugal. Y el rey Sebastin de Portugal envi a Paiva a Trento. All alcanz renom-bre como orador. Su amistad por la Compaa proceda de los fuertes lazos entre sta yla corona de Portugal.

    Pedro Canisio y Alfonso de Pisa escribieron materiales que ayudasen a Paiva a fun-damentar su respuesta. Nadal haba conocido a Pisa durante su primer viaje a Espaa

    47. Martin Chemnitz. Theologiae Jesuitarum brevis ac nervosa Descriptio et Delineatio, ex Praeci-puis Capitibus Censurae Ipsorum, quae Anno MDLX Coloniae edita est, en Locorum Theologicorum,Frankfurt / Witemberg, 1690.

    48. Citado en Nadal 2:130, n. 3.

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    como Visitador. Pisa tena solo 24 aos y ya era licenciado en medicina. Posteriormentese convertira en profesor de filosofa en Roma, y de Teologa en Loreto, Ingolstadt yDillinga, antes de ser destinado a Polonia. Por su procedencia de origen judo, Alfonsode Pisa no pudo unirse a la Compaa de Jess en Espaa. Evitando el enfrentamientocon la Inquisicin, Nadal lo tom consigo en su viaje de regreso a Roma y en esta ciu-dad, Pisa entr en la Compaa.

    La correspondencia de Polanco permite seguir la peticin de que Nadal y Canisiocolaborasen con Paiva y otras sugerencias. Polanco prefera que Nadal, mejor que Cani-sio, respondiese. Polanco y Lanez comprendieron en seguida que alguien con profun-do conocimiento de la Compaa llevara a cabo la tarea ms adecuadamente que Paiva.Al parecer, los jesuitas en Trento saban cmo iba evolucionando la obra de Paiva y elesfuerzo de ste no prometa ser suficiente: habra elementos inexactos y ciertos as-pectos no seran tratados.

    En tal situacin, a mediados de Noviembre de 1562, Nadal mostr el deseo de com-poner l mismo la respuesta a Chemnitz. La idea fue acogida con alegra en Trento.49 Nose poda pensar en nadie ms idneo. El visitador posea a la vez un conocimiento pro-fundo y concreto de la Compaa, en sus orgenes y en su realidad actual. La obra deldoctor Paiva enriquecida con el material de los jesuitas, quedaba de este modo relegadaa la calidad de un documento transitorio en espera de que Nadal tuviese tiempo pararedactar su proyecto.

    El proyecto consista en cuatro dilogos entre tres personajes dentro de un nicomarco dramtico.50 En el primer dilogo, los personajes tratan sobre la comprensin dela vida religiosa en general. En el segundo, se presenta cul es realmente la Compaa deJess. El tercero intentara rebatir la postura protestante. El cuarto dilogo, por fin,intentara responder las objeciones de los catlicos mal aficionados. Nadal nunca con-cluy la obra. No lleg a redactar los dos ltimos dilogos del proyecto y los dos prime-ros permanecieron ignorados hasta su aparicin en Monumenta en 1965. Muy ocupadopor su ministerio de visitador, Nadal tard un mes entre que los concibi y los comenza escribir. A mediados de diciembre, Nadal llegaba a Trento, donde permaneci hastafebrero de 1563. En este corto periodo tuvo tiempo para acabar el primer dilogo ylleg hasta la mitad del segundo. No lo completara hasta 1565. A partir de entonces lasocupaciones le impidieron dedicar tiempo a escribir el tercer y cuarto dilogos delproyecto.

    49. En el mismo da 24 de Noviembre Lanez y Polanco responden al ofrecimiento de Nadal paraescribir. Polanco, despus de recordar a Nadal que el material enviado por ste para fundamentar aPaiva haba sido entregado al portugus, aade ...con esto, ninguno piensa N.P. scrivira mejor que V.R.lo que toca a la Compaa, Nadal 2:145-146. Las palabras de Lanez: Holgado he de entender eldiscurso que V.R. scrive tener de hazer aqul dialogo, y no quera que dexase de entender en l, porqueno veo quien pudiese tan bien hacerlo, explican por qu Polanco haba reiteradamente insinuado a lolargo de aquellas semanas que era Nadal quien deba escribir a pesar de sus muchas tareas, Nadal 2:150.

    50. Nadal 2:494.

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    Los DilogosDilogosDilogosDilogosDilogos en el marco del debate catlico-protestante

    Buscando responder a la cuestin del destinatario para quien los Dilogos fueroncompuestos, a continuacin presentar la relacin que los Dilogos guardan con otrosseis libros publicados entre 1560 y 1568 en el marco de la controversia catlico - prote-stante en Alemania.

    . El Catecismo de Monheim. El Catecismo de Monheim. El Catecismo de Monheim. El Catecismo de Monheim. El Catecismo de Monheim

    En 1560, apareci el primer libro de esta serie bajo el ttulo de Catechismus.51 Suautor, Johannes Monheim (1509-1564), era original de Elberfeld, haba estudiado enMnster y Colonia y posteriormente ejerci como profesor en Essen, Colonia y Dussel-dorf. Fue nombrado rector del colegio de esta ciudad (1545), en la cual se uni a laReforma Protestante. La ms importante de sus obras escritas es el Catechismus, cuyadoctrina muestra la proximidad del autor con los calvinistas. Monheim dedic su Cate-chismus a los ms de 1500 alumnos del colegio que regentaba. La obra obtuvo un xitoinmediato divulgndose rpidamente hasta las proximidades de Colonia y Augsburgodonde se encontraba Pedro Canisio.

    Canisio haba conocido a Monheim desde 1536. En aquella poca, Monheim era elpreceptor de la Escuela Metropolitana de Colonia, donde Canisio estudiaba Artes Libe-rales. Por aqul entonces Monheim gozaba de buena reputacin como telogo y seguidorde Erasmo. Cuando veinticinco aos ms tarde Canisio ley el Catechismus de Monheim,decidi escribirle.52 En la carta, que no ha llegado hasta nosotros sino por referencias quelos jesuitas nos han dejado de ella, Canisio sealaba a Monheim los errores doctrinalesque haba encontrado en la obra. Canisio buscaba una retractacin que no tuvo lugar.

    Por otro lado, los mismos jesuitas de la Facultad de Colonia a quienes Canisio habaconfiado su carta para Monheim emprendieron una refutacin pblica del Catechismusa los pocos meses de su publicacin.53 Respondan as a la iniciativa de un dominico,Theodorico el Buscoducense, que haba solicitado de Roma la colaboracin de los jesu-itas.54 El dominico urga contrarrestar los efectos que el libro estaba teniendo entre los

    5150. Johannes Monheim. Catechismus in quo Christianae religionis elementa syncere simpliciterqueexplicantur. Dusseldorf, 1560. Para mi trabajo he consultado la edicin facsmil con traducin al alemnJohannes Monheim Katechismus 1560: Faksimile-ausgabe mit deutscher bersetzung. Bonn. Rheinland-Verlag. 1987.

    52. Petrus Canisius. Epistulae et Acta Beati Petri Canisii, Otto Braunsberger (ed.), Friburgi, 1897,2:621 (a J. Monhemio, Augusta, en marzo o abril de 1560).

    53. Canisius, Epistolae et Acta, 2:621. Las noticias que tenemos sobre la carta a Monhemio, lamenta-blemente desaparecida, proceden del colegio de Colonia. Quiz Canisio quiso poner en conocimientode los compaeros de Colonia su censura del catecismo o quiz, simplemente, pidi a estos que lehiciesen llegar la carta a Monheim.

    54. Canisius, Epistolae et Acta, 2: 626, n. 2 (Eveardo Mercuriano a Diego Lanez, Colonia, 7 de Juniode 1560). Se trataba del Dominico Theodoricus Buscoducensis, que en aquella poca era decano de laFacultad y posteriormente inquisidor, en 1569, 721.

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    alumnos. La obra ya estaba terminada para septiembre. Llevaba por ttulo Censura etdocta explicatio y su autor quedaba escondido bajo la expresin per deputatos a sacraFacultate Theologica Facultate.55 Aunque ningn telogo en particular subscriba laCensura, hoy sabemos que los autores fueron dos profesores de la Facultad que recien-temente haban obtenido sus doctorados: los jesuitas Henricus Dyonisious y FranciscusCosterus, que reaparecern asociados con esta polmica en otro momento de la contro-versia.56 No es claro por qu prefirieron mantener el anonimato. Ciertamente, el P. Ge-neral, Diego Lanez, deseaba que ningn nombre de jesuita quedase asociado con laobra.57 Cinco aos antes, por otra parte, el mismo Canisio haba omitido su nombre enla primera impresin de su Summa Doctrina Christiana.58 Tambin pudo mover a losautores una cierta ideologa acerca de la actitud ms humilde. Finalmente, no se puedenexcluir las razones de seguridad personal.

    El Theologia JesuitarumTheologia JesuitarumTheologia JesuitarumTheologia JesuitarumTheologia Jesuitarum de Chemnitz

    En cualquier caso, este anonimato fue malinterpretado. Por este motivo entre otros,el telogo protestante Martin Chemnitz convirti la Summa de Canisio en blanco de suira. Chemnitz public su famoso Theologia Jesuitarum durante el primer semestre de1562.59 All califica a Canisio de cnico y su mtodo de hipcrita, juzgando el anonimatode obras como la Censura y de la Summa como una estrategia con la finalidad de sembrardivisin entre los protestantes.60 Tambin ataca a la Facultad de Teologa de Colonia, enparticular, y a la Compaa de Jess, en general. Adems critica el uso que la Compaahaca del nombre de Jess y la acusa de ser una invencin de los papas contra las iglesiasalemanas. Chemnitz peda que los jesuitas y su teologa fueran desenmascarados.

    55. Censura et docta explicatio errorum catechismi Joannes Monhemii Gramatici Dusseldorpensis perdeputatos a Sacra Theologica Facultate Universitatis Coloniensis, Colonia, 1560. Un ao despus de estaprimera edicin, la obra apareca en Amberes juntamente con el Catechismo Catholico de Canisio yposteriormente sera editada frecuentemente como un aadido al Parvo catechismo Catholicorum deCanisio, con la ayuda y aprobacin de ste. Canisius, Epistulae et Acta, 2:721, n. 1.

    56. En carta del mismo Francisco Costerum desde Colonia en febrero de 1582 informa al entoncesgeneral de la Compaa, Claudio Aquaviva, de quines fueron los autores veintids aos despus de queel libro viese la luz illius autem Censurae autores fuimos P. Henricus Dionysius et Ego. Canisius, Epistu-lae et Acta, 2:722.

    57. Canisius, Epistulae et Acta, 2:626-627. En esta carta se autorizaba conceder la ayuda necesaria aquien aceptase la tarea de refutar a Monheim, pero peda: ma non si metta il nome delli nostri.

    58. Petrus Canisius, Summa Doctrinae Christianae: in usum Christianae pueritiae per quaestiones con-scripta, Viena: Michael Zimmerman, 1555.

    59. Theologia Jesuitarum Precipua capita, ex quadam ipsorum censura, annotata per Martinum Chemni-cium, Lipsiae, 1562. El 27 de Enero es la fecha que lleva la carta dedicatoria a Joachimo MarchioniBradenburgensi. Para primeros de Setiembre, en Trento Lanez ya tena conocimiento del libro. Nadal2:30, n. 3 (Carta de J. de Polanco a Canisio, Tridente, del 14 de Setiembre de 1562).

    60. Canisius, Epistulae et Acta, 2:811.

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    No hace muchos aos, una nueva secta, la de los jesuitas, fue creada por el Romano Pontfice.Visto que los dems mercenarios que le quedaban a la infamia papista no tenan qu ofreceral patrn, en parte debido a la ignorancia en las letras a que se vieron conducidos aquellos, enparte debido a que parecan estar debilitados, se congregaron en esta nueva orden para invadirtoda Alemania quienes desde su tierna infancia haban bebido hasta las heces el cliz de laabominacin y se haban formado, ms henchidos que autnticos, con el auxilio de las lenguasy lo ms esmerado de la literatura. Esta nueva criatura papista (cosa que hasta ahora sin xitootros han intentado con gran esfuerzo) puede acaso arrebatar a las Alemanias, bien con laviolencia de la erudicin, que se arrogan insolentemente, bien con su hipocresa, el verdaderoconocimiento de la voluntad de Dios patente en los escritos profticos y apostlicos.61

    Esta obra es la primera que Chemnitz compuso contra la Iglesia Catlica y su teologa.

    La Orthodoxarum ExplicationumOrthodoxarum ExplicationumOrthodoxarum ExplicationumOrthodoxarum ExplicationumOrthodoxarum Explicationum de Paiva de Andrade

    Poco despus que el Theologia Jesuitarum vio la luz, Chemnitz se apresur a publicaruna versin en alemn. Los jesuitas organizaron una refutacin que reaccionase ante elxito que recibi la obra. La correspondencia muestra que los jesuitas pretendieron pri-meramente una apologa de la Compaa y no una refutacin. Para la tarea, sin embargo,buscaron ayuda en algn amigo de la Compaa. Mientras lo encontraban, el Secretariode la Compaa, Polanco, peda que algunos jesuitas colaborasen enviando documenta-cin. Polanco solicit a Canisio algunas notas sobre el origen de la Compaa.62 Lo mi-smo hizo con Pisa y con Nadal. A primeros de Noviembre Polanco informaba a Canisioque el Dr. Paiva de Andrada tomara a su cargo la refutacin. Tres das despus y todavasin tener noticia del hecho, Nadal sugera como posibilidad una reedicin de la Censuracoloniense aadiendo una respuesta a Chemnitz.63 Para ello contaba secretamente conHenricus y Costero, los profesores que haban escrito bajo anonimato contra Monheim.

    61. Recens ante non multos annos, a Romano Pontifice, creata est nova secta, Iesuitarum, hoc consilio,quia reliqui conductitii Pontificiae turpitudinis Patroni, partim ob literarum inscitiam, id ad quod conductisunt, praestare non possunt, partim languidius agere videntur, ut in novum hunc ordinem cooptarentur, quia primis annis, & a teneris quasi unguiculis, calicem abominationis, Apocal.17 vers, 4. imis medullis &visceribus imbiberent. postea linguarum, & politioris literaturae praesidiis, gloriosius quam verius, instruc-ti, Germaniam potissimun invaderent, si hac forsan nova Pontificis creatura (id quod a reliquis, hactenusmagno quidem conatu, sed non pari successu tentatum est) posset Germanis vel per Hypocrisin eripere, velviolentia illius, quam sibi insolenter arrogant, eruditionis, extorquere veram agnitionem voluntatis DEI inscriptis Propheticis & Apostolicis patefactae. Tomado de la carta dedicatoria al Ilmo. Principi ac Domino,domino Joachimo, Marchioni Brandenburgensi, en la primera edicin del Theologia Jesuitarum, M. Chem-nitz, Locorum Theologicorum, Frankfurt y Wittemberg, 1690, Pars 6 (sin numeracin de pgina).

    62. Canisius, Epistulae et acta, 3:481-482, (J. A. de Polanco a Canisio, Tridento, 14 de setiembre1562).

    63. Nadal 2:127-128 (a Leonardo Kessel, Augustae, 6 de Noviembre de 1562). En esta carta, Nadalcomentaba de paso la ayuda que para ello daran Costerus y Henricus. En carta muy posterior Costeroreconoce ante el nuevo general, Mercuriano la autora de la respuesta a Monheim. Canisius, Epistola etActa, 2:722.

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    Nadie mejor que los autores originales del libro para mejorarlo y completarlo, esta vezincluyendo algunas partes dirigidas a Chemnitz. La correspondencia de Nadal no asociaen ningn momento los nombres de estos dos jesuitas con el libro. Muy seguramente elmiedo de que la correspondencia fuera interceptada se lo aconsejaba.

    Paiva, ya tena esbozada su respuesta a primeros de diciembre. Respondera a losdos puntos ms vulnerables del libro de Chemnitz: el origen de la Compaa y la raznde su nombre. Un par de semanas ms tarde, a mediados de diciembre, Nadal se reunaen Trento con Lanez y Polanco procedente de su visita por Europa. Comenzaba all aescribir sus Dilogos, mientras esperaba que la peste abandonara Viena.

    La experiencia de su primera visita al Concilio pudo haberle ayudado a redactar losDilogos. La correspondencia de Nadal desde Trento revela un hombre intimidado porel ambiente del Concilio. l mismo confiesa sentirse limitado para participar en losdebates teolgicos que estaban teniendo lugar.64 Haca mucho que se haba alejado delestudio de la teologa y de los libros. La carta deja entrever, sin embargo, el deseo queNadal tena por colaborar en la causa den que se ocupaba el Concilio. Tambin eviden-cia que Nadal no juzgaba la confrontacin teolgica de aquellas sesiones como el medioms adecuado para su colaboracin. Durante su ministerio de visitador y numerosascaminatas de colegio en colegio haba desarrollado otros recursos que la teologa ab-stracta. En cualquier caso, el Concilio y su ambiente supusieron una fuente de inspira-cin para Nadal; la motivacin ms poderosa. Trento, finalmente, le proporcion eltiempo para escribir que ni anteriormente haba tenido, ni volvera a tener en muchosaos. Segn Nadal contara ms tarde, en Trento alcanz a terminar el primero y granparte del segundo de los Dilogos.65

    La obra, incompleta a mediados de febrero, permaneci interrumpida por ms dedos aos. Mientras Paiva sacaba su libro a la luz: el Orthodoxarum Explicationum (1564).El doctor portugus defenda la Compaa de Jess y arremeta contra Chemnitz.66 Tantoel Prefacio como la carta dedicatoria sealan esta defensa como el objetivo de la obra.67

    64. Nadal 2:198 (a Christophoro de Madrid, Tridente, 3 de Enero de 1563). Nadal escribe a Cristbalde Madrid, administrador del Colegio Romano en estos trminos: tengo gran miedo, si he de decir micucharada, que no me embarasse, La expresin ilustra la experiencia que Nadal estaba teniendo. Lasola posibilidad de tener que hablar ante aquella multitud de telogos y obispos le resultaba intimidato-ria y retadora a un tiempo. Nadal se senta muy lejos del ambiente de estudios y de los libros, an cuandoen Amberes se haba dedicado a adquirir unos cuantos que envi a Lainez para su documentacin.

    65. Nadal 2:494 (al Antonio Araoz, Romae, 1 de Febrero de 1564). En esta carta vuelve a hacerreferencia a lo distante que se encuentra del ambiente acadmico. Duda que pueda acabar los Dilogosy pide oraciones.

    66. Diegho Payva Andradio, Orthodoxarum Explicationum Libri decem, in quibus omnia fere de reli-gione capita, quae his temporibus ab haereticis in controversiam vocantur, aperte & dilucide explicantur.Praesertim contra Martin Kemnicii petulantem audaciam, qui Coloniensem Censuram, quam a viris Socie-tatis Iesu compositam esse ait,, una cum eiusdem sanctissime Societatis vitae, ratione, temere calumnian-dam suscepit, Venezia: Ex officina Iordani Zileti, 1564.

    67. Cum igitur Tridenti versarer & in praeclaris hisce studiis toto corpore, atque omnibus ungulis, utdicitur, incumberem, ecce incidi in libellum quendam Martini Kemnicii [...] inscriptu., y despus ...histamen stimulus concitatus, omen vituperationem subire, atque temeritatis famam sustinere statui, ut opti-

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    La estructura del libro responda al de Chemnitz. Paiva agrupaba su contenido en diezcaptulos dispuestos contra los diecisiete de Chemnitz. En realidad, sin embargo, slo elprimero de los diez captulos se ocupaba directamente de la Compaa de Jess. Losdems captulos divulgaban la doctrina del Concilio. Paiva, que por inters del reino dePortugal haba aceptado escribir, comienza su defensa de la Compaa con un pequeodiscurso sobre la importancia de la formacin de los jvenes. Resulta interesante com-probar la vinculacin que Paiva establece entre la educacin de la juventud y la Com-paa.68 La importancia de los colegios ser un tema presente en los Dilogos. Semejantea como Canisio viera el catecismo de Monheim, Paiva consideraba ahora el libro deChemnitz como una amenaza contra la juventud.

    La obra de Paiva refleja ciertos estratos que podemos identificar con las fuentes quele sirvieron de informacin para componer su escrito. El Libro I (Sobre el Origen de laCompaa de Jess) responde a Chemnitz. Comienza con una introduccin sobre elmodo que Dios tiene de conducir las cosas hacia s. A lo largo de todos los tiempos Diosse sirvi providentemente de hombres para guiar la Iglesia.

    Ignacio de Loyola fue uno de esos hombres (Paiva lo introduce a continuacin deAdn, Moiss, Antonio o Agustn). Al hilo de los acontecimientos de su vida explicatambin el nacimiento del primer grupo de jesuitas. Para las fechas en que Paiva escribe,slo cuatro de aquellos primeros compaeros sobrevivan. Uno de ellos era Lanez, tam-bin congregado con l en Trento. Sin embargo, reconocemos en estas lneas la secuen-cia que Nadal utiliza en sus plticas y exhortaciones: la misma estructuracin histricade los Dilogos.

    Paiva desmiente los errores de Chemnitz en cuanto al ao, el lugar de nacimiento dela Compaa y el nombre del Papa que la aprob. Luego ensalza la Compaa por susmisioneros, Francisco Javier en especial, y sus obras en la India o Brasil. Los jesuitastambin haban enviado hombres a Alemania, pero por amor de aquella parte de lacristiandad y no por odio a sus iglesias, ni en busca de inters u honor alguno. Finalmen-te Paiva refuta la crtica que Chemnitz hace contra el uso del nombre de Jess. Para elprotestante, era comparable a la costumbre de los emperadores romanos que se decanafricanos, germanos, asiticos, no porque fueran amigos de aquellos pueblos (sino por-que los oprimieron). Paiva se alarga en la alabanza de las obras de los jesuitas. Haca

    mos & eruditissimos viros, qui laboribus immensis ab universa fere Germania pestem redimunt, florentis-simamque provinciam paucorum scelere perturbatam in pristinum iustitiae splendorem, & antiquam reli-gionis puritatem restituunt, ab acerrimis, & gravissimis calumniis, vindicarem, Christianamque doctrinamKemnicii perfidia depravatam, quoad eius fieri posset, dilucide aperirem, Payva Andradio, OrthodoxarumExplicationum, Epistola Nuncupatoria. Y en el prefacio dice Quia vero hominis istius, cum quo mihi resest, in lacessendo procacitas me cogit, ut principio de origine, moribus, & et vitae instituto, societatis Iesu,agam, Deum testem invoco in animam meam, quod neque calumniandi libidine, neque commendandi stu-dio vel transversum unguem a vero discedam, Ibid., 4.

    68. Est enim puerorum patrocinium illis propemodum suo iure debitum, qui hac nostra aetate praecaeteris viris omnibus, in teneris annis pietate informandis, divino timore ac charitate, omnisque, Christia-nae disciplinae praeceptis, literarumque cognitione imbuendis, accuratissime & providentissime invigilant,Ibid., 3.

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    slo unos meses que se acababa de recibir la noticia de que Gonzalez Silveira, misioneroen la India, haba muerto en el martirio. Nadal tambin tuvo noticia de este hecho afinales de 1562.69 Paiva concluye con una pregunta final: as pues, Chemnitz, a tu pare-cer, son estos modos propios de los enemigos de Cristo y del evangelio?

    . El . El . El . El . El Examen Concilii Tridentini de Chemnitz (1565) de Chemnitz (1565) de Chemnitz (1565) de Chemnitz (1565) de Chemnitz (1565)

    Chemnitz iba a responder con su segunda obra contra los papistas poco ms tar-de. Chemnitz declaraba haber cambiado el objetivo de sus invectivas ya en la introduc-cin del Examen Concilii Tridentini.70 Chemnitz haba decidido centrarse en la dialcti-ca contra Paiva, puesto que los jesuitas haban preferido dejar la defensa de su causa enmanos de ste. Chemnitz valoraba la obra de Paiva porque tambin le daba ocasin paraargumentar contra la doctrina tridentina.

    Chemnitz emple nueve aos en escribir el Examen, que no estara completo hasta1573. Planeaba publicarlo en cuatro partes sucesivas. Las dos primeras aparecieron en1565 y 1566 y Nadal las conoca para abril de 1566.71 Nadal escriba desde Augsburgoadonde haba acudido de nuevo, esta vez como telogo del Delegado pontificio en laDieta. Nadal se expresa en trminos similares a los de 1562: Entiendo que el libro delChemnicio contra el Concilio es muy pestilente, y que podr hazer gran mal, si entretan-to que el Dr. Payva responde, no se haze alguna breve respuesta por confutacin deaquel libro, escriba al recin nombrado general de los jesuitas, Francisco de Borja.72

    Nadal aconsejaba que se hiciese llegar un ejemplar de la obra a Paiva cuanto antes. As,sealaba quin a su juicio deba responder a Chemnitz. Adems, urga al P. General paraque favoreciese tal respuesta, argumentando con la repercusin que la obra tendra.

    . El . El . El . El . El De hierarchicis Ordinationibus de Francisco T de Francisco T de Francisco T de Francisco T de Francisco Torrorrorrorrorreseseseses

    A partir de aqu, la correspondencia entre el General y el Visitador de Europa Cen-tral nos introduce al proceso que gener otro libro. Su autor, Alfonso de Pisa, era un

    69. Nadal 2:171 (a Francisco de Borja, Oeniponte, 5 de Diciembre de 1562.).70. I merely set forth the main points, without a longer explanation that I might give them occasion to

    explain their (the Jesuits) position more fully themselves. But out of that whole sect, or conspiracy, whichthey themselves call a society, no one has until now been willing to come down into the arena. Anyone whois not altogether stupid can easily guess why they have avoided this battle so persistently. [...] Finally therecame forward from the Synod of Trent a boastful orator to act our the farce of the Jesuits, Jacob PayvaAndrada, a Portuguese [...] From this I gather that the fathers of the council were not so much concernedfor the Jesuits, but that they wanted to disseminate the explanation of their decrees among men throughAndrada as a suitable interpreter of the council [...] Therefore I sahll deal from here on not with the Jesuits,who persistently shun the fight, but with this argument of Andrada. Martin Chemnitz, Examination ofthe Council of Trent, St. Louis: Concordia Publishing House, 1971, 25-26.

    71. Nadal 3:83-84 (a Francisco de Borja, Augustae, 27 de Abril de 1566). Las sucesivas edicionestuvieron lugar en 1565, 1566, 1572, 1573 cfr. Martin Chemnitz, Examen Concilii Tridentini, Berolini:Sumtibus Gust. Schlawitz, 1861, 929, 930.

    72. Nadal 2:191 (a Francisco de Borja, Dillingae, 20 de Julio de 1566).

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    espaol de origen judo que Nadal haba llevado consigo a Roma. Nadal le encargaba aPisa redactar una respuesta contra Chemnitz que pudiera publicarse en breve e inter-mediase hasta el momento en que Paiva tuviera acabada una respuesta definitiva.73 Na-dal quera paliar a toda costa los efectos negativos que prevea con la divulgacin dellibro de Chemnitz.

    Por su parte, Borja daba prioridad al asunto elevndolo hasta la consideracin delPapa. Pio V resolvi sobre la importancia que deba darse a esta materia en trminosrelativos: siempre que se alivie la injuria y que no se responda a autores de poca calidad,quienes de esta forma ganaran prestigio.74 Nadal haba decidido sobre estos dos extre-mos haca tiempo. Para finales de 1566, Pisa ya haba concluido su respuesta breve.Aunque estaba satisfecho con ella, Nadal prefiri pedir consejo a P. Canisio. Despus detres meses, ste no se haba pronunciado.75 No sabemos si estaba en desacuerdo con lautilizacin de aqul documento o si las muchas ocupaciones le impedan corregirlo ade-cuadamente. Canisio probablemente no estaba de acuerdo con el tono del escrito.

    Entonces, Nadal sugiri que el mismo Paiva leyera la obra de Pisa y la publicasedespus de corregirla y convertirla en una especie de precursor para su libro. Esta deci-sin muestra la ansiedad de Nadal por ver publicada una respuesta contra el Examen.Esta decisin, adems, permita que Pisa permanecera en el anonimato. Nadal envi elescrito a Roma sugiriendo que se diera el manuscrito a algn otro laico que lo corrigierapor Canisio. Propona el nombre del Doctor Francisco Torres (1509-1586). De Roma lerespondieron con el acuse de recibo y la noticia de que Torres, porque acababa deingresar en la Compaa, ya no era la persona idnea para responder. Entonces, Nadalinsisti en que la obra fuese compuesta por Torres y, posteriormente, sugiri que seencontrase otra persona bajo cuyo nombre el libreto fuese publicado.

    Torres escribi fundamentndose en el manuscrito de Pisa. Su respuesta, el De hye-rarchicis ordinationibus, llegaba a Nadal en menos de un ao de que ste lo solicitara.Aparentemente, restaba slo que Nadal se ocupase de la publicacin. La obra, sin embar-go, sufrira numerosas vicisitudes antes de ver la luz.76 Ms interesantes para nuestropropsito son el hecho que Canisio solicit se hiciesen algunas correcciones formales a laobra, las dos citas que los profesores de Lovaina exigieron que se documentasen, o la noautorizacin para publicar el De hyerarchicis ordinationibus en la provincia septemptrio-nal alemana de la Compaa. Estos tres hechos apuntan a una sensibilidad distinta, si noenfrentada, con la de Nadal y, por consecuencia, de Roma. Preocupado con llegar a pu-blicar una respuesta, Nadal habra malinterpretado el retraso de Canisio en responder.

    73. Nadal 3:123 (a Francisco de Borja, Augustae, 11 de Mayo de 1566).74. Nadal 3:229 (Francisco de Borja a Nadal, Romae, 3 de Setiembre de 1566).75. Lasciai ordine a Mtro. Canisio che con ogni diligenza lo vedese, et aiutase, accioche quel libreto di

    puotese stampare. Per occupationi, o per la su natura, che in queste cose e tarda et molto considerata, non lofece, [...] di modo che non havemo rimedio dacconciare questo libreto, et a Mtro. Canisio non piace. Nadal3:356-357 (a Francisco de Borja, Spirae, 16 de Diciembre de 1566).

    76. Franciscus Turrianus, De Hierarchicis Ordinationibus ministrorum Ecclesiae Catholicae, adversusschismaticas vocationes ministrorum & superintendentium, ex Scripturis Sanctis, ad Catholicos, libri duoante hac numquam editi. Dillingae: Sabaldus Mayer, 1569.

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    Conclusin

    El estudio del proceso dialctico con ocasin del cual los Dilogos empezaron a serescritos nos permite llegar a algunas conclusiones. Primero, la polmica comenz por-que el asunto tena gran relevancia en relacin con la autoridad de quienes enseaban alos jvenes alemanes. As, Monheim comenzaba su catecismo con estas palabras dedi-catorias:

    Ya que de vuestro grupo muchos, mis discpulos y queridos hijos, os entregaris a laadministracin de la Iglesia, quin sabe por cuntos aos, entiendo sin dudarlo que mi tareaes preparar vuestros espritus para la asuncin de tan honrosa labor, en la medida que pueda,para que no tomis aquel sacrosanto servicio, como se suele decir, con manos y pies impuros.Pero como este gobierno requiere verdaderamente un tal hombre probo, ntegro y adornadocon todo gnero de virtudes, que sea sealado para la enseanza de la doctrina y que puedaconvencer a sus adversarios con la sana doctrina y descubrir a la luz sus errores y engaos,de modo que no contaminen con opiniones falsas y perniciosas a los ms imprudentes:escrib para vosotros este catecismo en que pura y simplemente tenis transmitidas y expuestastodas aquellas cosas que ataen a los rudimentos de nuestra doctrina.77

    Monheim escribi su catecismo pensando en sus jvenes alumnos. De acuerdo conla correspondencia de Canisio, el prlogo de Paiva y el decano de la Facultad de Teolo-ga de Colonia, era necesario que los jesuitas interviniesen en defensa de la fe cristianapor el mal que para aquellos jvenes y el futuro de Alemania se segua.

    La correspondencia de Nadal no revela con esta claridad en quines pensaba cuan-do se refiere una y otra vez al dao que la obra de Chemnitz estaba produciendo.78

    Sabemos, sin embargo, que Nadal haba visitado las comunidades de ocho colegios jesuitasy haba negociado la apertura de otros cuatro en: Rodez y Toulouse, Billom, Paris, Tour-nay, Lovaina, Colonia, Innsbruck, Salzburg e Ingolstadt durante el segundo semestre de1562. En Ingolstadt, precisamente, se encontraba con Canisio, que ya haba escrito aMonheim. Seguramente, Nadal tena en mente los jvenes alumnos de estos colegioscuando hablaba de la necesidad de una breve respuesta por confutacin de aquellos

    77. Cum ex vestro coetu multi quot annis ad Ecclesiae Christi administrationem provehuntur discipulifiliorum loco mihi charissimi, meum profecto officium esse intelligo, vestros animos ad tam honestam fun-ctionem subeundam quoad potero praeparare, ne omnino illotis, ut aiunt, manibus & pedibus sacrosantamillam procurationem suscipiatis. Sed cum haec gubernatio requirat hominem probum, integrum, & omnisgeneris virtutibus ornatum, praecipue vero talem, qui ad docendum Evangelii doctrinam sit appositus, qui-que etiam possit contradicentes sana doctrina convincere, et errores praestigiasque ipsorum proferre inlucem, ne imprudentiores falsis ac pernitiosis opinionibus inficiant: conscripsi in vestrum usum Catechi-smum hunc, in quo pure ac simpliciter omnia quae ad prima nostrae religionis elementa pertinent tradita acexposita habetis. Joannes Monheim, Catechismus in quo Christianae religionis elementa syncere simplici-terque explicantur, Dusseldorpij: Ioannes Oridryus & Albertus Busius Affines Germany Dsseldorf,1560, Epistola discipuliis suae fidei commissis gratiam et vitae morumque integritatem a Deo Patre perDominum Iesum Christum precatur.

    78. Entre otros lugares, uno de los ltimos en Nadal 3:191 (a Francisco de Borja, Dilingae, 20 de Juliode 1566).

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    libros. Este posible lector explicara la eleccin del latn para los dilogos. Aunque nopodemos afirmar si eran exclusivamente los estudiantes en quienes Nadal pensaba alescribir los Dilogos, la obra no poda ser inadecuada para ellos. Es muy significativo elhecho de que el principal protagonista de los Dilogos, Philalethes, se presente comoantiguo alumno de los jesuitas en Colonia.

    Una segunda conclusin que sobresale al filo de nuestro estudio es que, en medio deun ambiente crispado, los dilogos optan por excluir ataques personales. Su tono mode-rado, y la conversacin amistosa entre sus personajes alejan los Dilogos de las introduc-ciones a las obras de Chemnitz y Paiva, de espritu dialctico y provocador.79 En estecontexto es significativo que Nadal eligiese el gnero literario dilogo para defender loque estaba siendo debatido mediante tratados teolgicos. Nadal rehuy el foro y la for-ma de la discusin deliberadamente.

    En relacin con esta conclusin queremos discutir la cuestin del anonimato. Losjesuitas buscaron repetidamente mantener el anonimato de sus respuestas. Primero, Ca-nisio por deseo de Lanez; despus, Costerus y Dionysius; finalmente, Pisa y Torres to-dos omitieron sus nombres en sus escritos. La correspondencia con Roma entre los jesu-itas permite pensar en razones de seguridad para proceder as. Esconder los nombresdel autor contribua a proteger su persona y correspondencia.80 Razones de tipo msespiritual y que tienen que ver con una percepcin de la humildad aconsejaban que unreligioso evitase el reconocimiento pblico que nos consta buscaron los otros conten-dientes. Por ejemplo, Alfonso Salmern, uno de los primeros compaeros de Ignacio, selament de que su discurso ante Trento hubiese sido editado. Justifica su malestar as:

    Estamos llamados a un modo de vida caracterizado principalmente por la sencillez, mode-stia y caridad sin lmites a nuestro prjimo. Es verdad, la publicacin de libros no es en smisma incompatible con estas cualidades; adems puede ser un obstculo para obras msexcelentes de caridad y a veces una distraccin de ellas.81

    Otro ejemplo, Nadal descubra la lista de sus obras participando de este tono dehumildad: Le agradecera que no lo mostrase a otros (el catlogo de sus obras escritas),porque me parece arrogante, y basta que V. P. sepa mis defectos para enmendarlos, yciertamente no lo mandara si no hubiera sealado que quera una copia (de l). Estoyarrepentido de haber escrito tanto.82

    79. Payva Andradio, Orthodoxarum Explicationum, Dedicatoria Ad Martinum Kemntium: Bis Marti-ne para bello certare nefando, bis victus, PAYVA, his superante, cadis/ Ergo perpetuam Christi discerperevestem cessa, imofactlis, quae dabo, data cape./ Non profecturis implere latratibus orbem./ Define, saedifraga proiice tela manu. Sed profecturus PAYVAE clamoribus aures da dociles, stultus, sisacis, error abest./ Error abest? tumidoque cadit de corde venenum qui modo victus eras, iam modo victor eris.

    80. As lo considera O. Braunsberger en Canisius, Epistola et Acta. 2:722.81. Salmern 1:46-47, Citado por OMalley, The First Jesuits, 114.82. Resceuerey charit se non lo mostrassi a altri, perch mi pare arrogante, et basta che la P.V. sappi gli

    miei difetti per emendargli, et cierto nol mandarei se non hauessi significato volerne copia. Sonno pentito dehauer scrito tante cose. Nadal 3:663.

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    Pocos eran los que vean aparecer sus pensamientos en letra impresa. Por ello, essignificativo que el criterio del Papa para apoyar o no a quienes respondan a los librosprotestantes fuese el hecho de no contribuir a la fama de antagonistas de segunda fila.Recordemos que Chemnitz comenzaba su Examen decidiendo que a partir de ese mo-mento se centrara en la obra de Paiva y el Concilio de Trento puesto que los jesuitas nohaban querido salir a la arena. Algo que podemos interpretar, en cierto modo, comobsqueda de la polmica y quiz de la gloria. En cualquier caso, el anonimato disminualas posibilidades de desencadenar la polmica. Ntese que la Teologia jesuitarum deChemnitz tom fuerza en la medida que era un ataque a un grupo determinado revesti-do cuando menos de cierto xito en Alemania. El anlisis de la obra muestra que enrealidad Chemnitz (luterano) no defenda las ideas del catecismo de Monheim (calvini-sta). De hecho, la respuesta de Nadal tampoco es un proyecto de argumentacin teol-gica o, de acuerdo al prefacio, la obra de Paiva no es una explanacin de Trento sino unadefensa de la Compaa de Jess.

    Tambin encontramos razones de tipo prctico para el anonimato. Los colegios delos jesuitas aceptaban en sus aulas alumnos tanto protestantes como catlicos. Aspira-ban a convertirse en instrumento para recuperar la fe en Alemania, pero no mediante ladialctica sino por el cultivo de las virtudes. Firmar una obra claramente anti-protestan-te comprometa su propio ministerio.

    As llegamos al punto crucial. La razn para eludir el enfrentamiento, incluso para noacudir a defender personalmente el nombre de la Compaa de Jess permanece en elmbito de los principios. El orden de los valores que movan a los jesuitas daba un lugarsecundario a cualquier apologa que no tuviese que ver directamente con la fe. Esto no locomprendi Chemnitz. Para Nadal y los primeros jesuitas, de acuerdo con la espirituali-dad de los Ejercicios Espirituales, ms que el propio honor, fama y gloria prevala -ceterisparibus- el identificarse con Cristo humillado.83 De acuerdo con la Frmula del Institutoque Nadal haba explicado por los ltimos diez aos, la misin de reconciliar a los desa-venidos y la defensa de la fe eran los valores que aconsejaban posponer toda tarea apolo-gtica personal. Los jesuitas entendieron la defensa de la fe no slo como un debate derazones abstractas sino, sobre todo, como la propuesta de un modo de vida, el de losvalores evanglicos, donde la reconciliacin de los desavenidos perteneca al serviciosacerdotal. La expresin entrar con la dellos y salir con la nuestra est cargada deprofundo significado reconciliador por ms que suene a la peor de las retricas.84

    83. Ignacio de Loyola Ejercicios Espirituales en Obras Completas de San Ignacio de Loyola, IgnacioIparraguirre (ed.), 4 ed., Madrid: BAC, 1982, 244, [167] y tambin en Constituciones de la Compaade Jess, 464, [101] en la misma edicin.

    84. Nadal 5:834.

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    Captulo 2Captulo 2Captulo 2Captulo 2Captulo 2

    Contexto literario :la forma dilogo, el dilogo

    humanista, los hermanos ValdsEsto hay que advertir, sin ansiedad, pero con suavidad y con nimo tranquilo, (aquel nimoque procede) del Espritu de Dios, que es suave, humano, benigno, seguro: que en cuantot hagas te consideres ser cooperador en Cristo de veras, para que reconozcas principalautor de su obra a Dios, que trabaja todo en todas las cosas.85

    La forma dilogo como contexto para la obra de Nadal

    El estudio de las circunstancias biogrficas que rodearon la composicin de los Dilo-gos ayuda a comprender estos como actividad ministerial de Nadal. El contexto histri-co de los Dilogos se sita en la controversia teolgica catlico-protestante y, especial-mente por la controversia que la publicacin del catecismo de Monheim desencaden.Sucedi precisamente mientras que la Compaa de Jess buscaba consolidarse en Ale-mania y revela que los Dilogos fueron un proyecto que Nadal acarici pero no pudoconcluir por falta de tiempo.

    A continuacin, me propongo ofrecer un contexto literario para comprender losDilogos. Mi intencin es llegar a nuevas conclusiones sobre la obra de Nadal medianteel contraste de los Dilogos con otras obras dialogadas. Con Dante Alighieri (1265-1321) y Francesco Petrarca (1304-1374), la forma dilogo experiment un renaci-miento en el Quattrocento. Los dilogos alcanzaran su mximo desarrollo en la prime-ra mitad del siglo XVI, mientras que Nadal escribe los Dilogos cuando la conceptuali-zacin de esta forma marcaba ya el declinar de su uso literario. Podemos sealar 1561,ao en que Carlos Sigonio publica la primera teora sobre los dilogos, como el definiti-vo paso hacia la esclerotizacin de estos y como el comienzo del dilogo sobre losdilogos.86 Treinta aos antes, haban aparecido los Colloquia de Erasmo de Rtter-dam; enseguida las obras de Torcuato Tasso (1544-1595) clausuraran el periodo.

    En el marco de las claves literarias de este siglo, el captulo quiere ayudar al lector aclarificar la cuestin del destinatario y del idioma. Tambin busca responder a la pre-gunta por la finalidad.

    85. Animadvertendum, non anxie quidem, sed suaviter et quieto animo, ex spiritu Dei, qui suavis est,humanus, benignus, securus: ubi operaris, ut eius actionis Deum facias primarium operatorem, qui operaturomnia in omnibus, te vero credas esse cooperatorem in Christo. Nadal 5:692-693.

    86. Carlos Sigonio, De Dilogo Liber. Ad Ioanem Moronum Cardinales, Venteis: apud IordanumZil