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LOS DIABLOS DEL CIELO

por Rubén Aniorte

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Prólogo

La joven llegaba cansada a casa. Era ya muy tarde y la noche no había sido muy fructífera para su agrado. Su trabajo en raras ocasiones le permitía el lujo de salir a divertirse un sábado por la noche y, para una vez que lo había hecho, lo único que logró fue deambular de un lugar abarrotado a otro, anhelando el leve reflejo de la diversión, que se alejaba cada vez más de ella entre copa y copa, sumiéndola en un estado intermedio entre la depresión y el olvido.

No había logrado evadirse de la realidad como ella deseaba ni fundirse con ésta de una manera complaciente. Sin embargo, aquella noche, la realidad iba a concederle un contacto como nunca antes hubiera tenido.

Era tarde, y las calles de Torrevieja no eran nada seguras a esas horas. Mientras la joven, hermosa por naturaleza, pero desaliñada y embrutecida debido al peso del mundo, abría la puerta de la calle para entrar en su apartamento, la sombra oscura del fondo del callejón se acercaba hacia ella. Tambaleante. Dejando entrever a duras penas algo que podía ser interpretado como una siniestra sonrisa. La fría mano del indigente la agarró por el brazo. Ella intentó liberarse, pero el sin techo no la soltaba.

La lucha, cruel e injustamente desigualada, fue rápida. El pordiosero la lanzó contra el suelo, en mitad de la porquería del callejón. A pesar de los gritos de la muchacha, llorando y rogando a Dios, a pesar de no ser creyente, que un agente apareciera para salvarla, el individuo no se detuvo. Arrancó entre ahogadas carcajadas y jadeos de ansiedad los pantalones y la ropa interior de la joven. Ignorando sus llantos y sus gritos, aprisionó su hermoso rostro contra el húmedo suelo mientras se bajaba sus propios pantalones dispuesto a satisfacer el deseo acumulado durante largos años de soledad y abandono. La joven, consciente de que no podría resistirse y de que nadie acudiría en su ayuda, intentó pensar en otra cosa, mientras al tiempo rezaba para que aquello terminase rápido.

Fue entonces cuando ella lo vio, moviéndose a lo alto de una pared lisa. Las dos figuras brillantes, que parecían sugerir ser ojos, presenciaban la escena desde el fondo de la oscuridad. Entonces la sombra desapareció. La muchacha, más asustada aún que antes, la buscó con la mirada. Pero todo ocurrió demasiado rápido. Antes de que le diera tiempo siquiera a pensar que podría habérselo imaginado, el hediondo peso, desprendiendo olor a sudor y alcohol, del sin techo desapareció repentinamente.

A un par de metros, la criatura, indefinible entre la tiniebla nocturna, devoraba al indigente de la misma salvaje manera en que un caimán devora a la cría del animal que intenta cruzar su río. La sangre emanaba del cuello como una horrible fuente de espesa agua roja y negra. Ni los gritos del pordiosero, que no duraron mucho, ni los chillidos de la joven detuvieron el ansia hambrienta de la criatura, quien tras dejar al anteriormente hombre, convertido ahora en una masa de vísceras, harapos y restos de hueso, en el suelo, desapareció de la misma manera en que había aparecido; perdiéndose una vez más en la noche, acompañado aún de los gritos de la joven, quien durante toda su vida recordaría esa escena, noche tras noche, en forma de pesadillas.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 1. Los secretos de mi pasado.

Tim nunca lo reconocía, ni siquiera ante sí mismo. Siempre intentaba dar la sensación ante todo el mundo de que aquello era para él más una carga que cualquier otra cosa, algo que hacía por obligación. Sin embargo, en el fondo, lo disfrutaba. Gozaba con cada golpe que liberaba. Tanto, que muchas veces se dejaba llevar, ignorando las lecciones de su instructora. Aquella tarde iba a ser una de esas veces.

Tim golpeaba con los codos los antebrazos acolchados que sostenía la voluptuosa mujer que le ayudaba a entrenar. Él sabía que debía dar un par de golpes y retroceder. Pero se dejó llevar, un golpe tras otro, sin intención de detenerse hasta que se le agotara la energía. Un golpe con uno de los antebrazos proporcionado por la entrenadora fue lo que detuvo el impulso de Tim, lanzándolo al suelo con la nariz rota.-Ahhh... Joder...-Tim, te lo he dicho muchas veces. Con un exceso de ataque incontrolado descuidas tu defensa.-Mierda, tía Natalia. ¿ Tenías que romperme la nariz para enseñarme eso? Tras quitarse los acolchados de los antebrazos, la mujer ayudó al muchacho a levantarse mientras continuaba su lección.-Escucha, tienes instintos, y eso es algo bueno. Los instintos te ayudarán, te socorrerán muchas veces cuando estés en dificultades. Son una buena herramienta. Pero hay que usarlos con cabeza. Si dejas que ellos te controlen, entonces estarás perdido.

Mientras su nariz manchaba el suelo de sangre, Tim se incorporó condenando a su tía con la mirada.-Natalia, no soy uno de tus agentes. A nadie le viene mal algo de defensa personal. Por eso accedí a tus entrenamientos. Pero no quieras convertirme en un soldado. Soy dibujante y dudo que para ello tenga que ir a la guerra. Así que deja de romperme huesos de una vez, ¿vale?- Tim, los consejos que te doy no sólo sirven para el combate. Puede que no necesites ser un gran luchador, pero en la vida llegará un momento en el que necesites ser un hombre. Y como tal, tarde o temprano deberás enfrentarte a tu destino.- No creo en el destino, tía Natalia. Cada uno es libre de elegir.- Entonces, con más motivo debes hacer caso de lo que te digo, pues llegará un momento en que dependas de tus elecciones, y será mejor que tus instintos no te hagan equivocarte. Anda, ve a la enfermería a que te curen eso, mañana seguiremos.

Mientras Tim salía por la puerta, Natalia le observaba, temiendo por su futuro. Natalia era una mujer hermosa, de un liso y completamente negro pelo, y mostraba una apariencia poderosa e implacable. Pero la vida le había proporcionado vivir pesadillas que escaparían a la comprensión de cualquier mente racional. Ya no era la dulce y débil muchacha que había sido en otro tiempo, antes de que naciera su sobrino, antes de perder a su familia. Natalia temía el momento en el que su pasado y el de Tim regresasen para reclamarlos, un pasado oscuro y lleno de dolor en el que otras personas se enfrentaron a las fuerzas del mal, mientras ella no podía hacer más que mirar y esperar su momento. Cada día, rezaba para que ese momento no llegase nunca, pero no podía evitar la sensación de que sería inevitable. Cuando eso ocurriese, muchos dependerían de su fortaleza para seguir adelante, como en otro tiempo ella dependió de la fuerza de su difunto hermano.

Natalia se giró, y la luz del brillante sol de la tarde que entraba por la ventana se reflejó en su pelo e hizo brillar su sudorosa piel, así como sus negros ojos, haciéndola si cabe aun más bella. Cuando el sol y la brisa acariciaron su rostro, sonrió. Su hermano adoraba esa sensación. Él siempre decía que el sol del atardecer hacía que los pesares

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aparentaran más insignificantes y que aquella sensación misma era el motivo de seguir adelante. Por un momento, ella sintió lo mismo, como si la luz que ahora la abrazaba fuera su amado hermano regresando para otorgarle fuerzas. Y pensó que quizás exageraba, que quizá no necesitaría aquella fuerza, pues ahora se encontraba en una época mejor.

Marta era una chica sencilla, de ideas sencillas y de una vida normal. No era una mujer llamativa, pero era bonita. En especial a los ojos de Tim, a quien ahora esperaba apoyada en la valla del parque, mientras se recreaba la sonrisa mirando a unos pequeños que jugaban junto al estanque bajo la vigilancia de sus madres. Una escena antaño frecuente que ahora raras veces se acostumbraba a ver en la ciudad. Sobre todo teniendo en cuenta que el pequeño parque se encontraba rodeado de los edificios de grandes empresas y que tan sólo una delgada y frágil vaya metálica separaba el lugar de las carreteras, quedando a modo de pequeño oasis recordatorio de lo que en otra época, ya muy lejana, fue un pequeño, amable y discreto pueblecillo costero. Un cambio, llamado progreso por algunos y tachado de tiranía empresarial por otros.

La espera de Marta duró un poco más de lo esperado, pero estaba acostumbrada a que Tim llegara tarde. Sin embargo, a ella le gustaba esperarle. El hecho de tardar era uno de esos defectos de Tim que le hacían resultar tan entrañable.

Desde el otro lado del parque, vio como su chico se le acercaba con la expresión un tanto enfurruñada.-¿Cómo ha ido el entrenamiento hoy?- dijo Marta sonriendo irónicamente mientras miraba el vendaje en la nariz de Tim.-Bueno, no ha ido mal- contestó éste.- Esta vez mi tía sólo me ha roto la nariz.-¡Oooh, pobrecito, mi niño! Je, je- contestó ella abrazándole y acercando sus labios a los de él- ¿Te duele? Si quieres vamos a casa y te hago mimitos para que se te alivie.- Mmmm. Vale, tendré que someterme a esa medicina.

Ambos marcharon abrazados hacia su casa y más tarde, mientras Marta se duchaba, Tim miraba las noticias en televisión. Una criatura enorme, como un gigante con forma humana, de piel blanquecina, ojos completamente negros carentes de pupilas y de largos cabellos, luchaba contra un grupo de soldados armados. Según informaba el locutor, la enorme criatura había ayudado a detener a esos hombres, al parecer un grupo radical terrorista que había mantenido en jaque a la policía al amenazar con volar por los aires un banco lleno de gente en el que habían irrumpido de forma violenta. Las imágenes mostraban como los terroristas descargaban sus armas contra la bestia sin que ésta ni lo notase, a pesar de que las balas golpeaban su pecho descubierto.

Lo asombroso de las imágenes no sorprendía a Tim. Ya había visto actuar con anterioridad a aquella cosa, a la que los medios se referían como "El Gran Gólem". El ser solía aparecer en casos de emergencia, en los que grandes grupos de personas resultaban amenazados de muerte, para luego desaparecer sin más.-Me gustaría ver a ese bicho soportar uno de los entrenamientos de mi tía.-Bromeó Tim en voz baja.

La mano de Marta se posó suave y sugerentemente sobre el hombro de Tim, quien se giró para contemplar el cuerpo completamente desnudo y aun húmedo de su novia recién salida de la ducha.-¿Sabes que estás guapísima con ese traje?

Marta abrazó a Tim y él la levantó cuidadosamente en brazos para llevarla consigo al dormitorio. A pesar de que Tim no era un hombre robusto, su musculatura era bastante marcada, lo que, junto a la corta y desaliñada melena rubia oscuro, enloquecía a Marta.

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Ya en la habitación, ella desposeyó a su hombre de los pantalones, la única prenda de ropa que a éste le quedaba, para contemplar su creciente excitación. Ambos se sumieron en un intenso abrazo y apagaron las luces para, una noche más, practicar el precioso ritual de amor inevitable entre jóvenes amantes.

En otra parte de la ciudad, Natalia observaba con detenimiento el mismo reportaje que Tim había estado viendo en las noticias antes de ir a la cama. Tras ella, la enorme criatura que aparecía en el reportaje, entró por el gran ventanal sin hacer el más mínimo ruido.-Adam,- dijo ella- No sé si lo sabes, pero tenemos puerta.

La criatura comenzó a disminuir su musculatura y su tamaño, su piel dejó de ser pálida y blanquecina para tornarse de un color más normal y sus ojos dejaron de brillar para transformarse en unos profundos ojos de color verde oscuro. Por último, su larga melena perdió longitud hasta llegarle tan solo a colgar a la altura de la nuca y unas negras y delgadas cejas crecieron sobre los ojos.-Lo siento, cariño, - habló la anteriormente impresionante criatura que ya tan solo era un hombre normal, guapo y atractivo, pero corriente al fin y al cabo.- Pero no puedo evitar el dramatismo.

El hombre se acercó a Natalia y la abrazó dulcemente desde atrás.-¿Estás viendo mi victoria de esta tarde?- Le preguntó mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja.-Adam, ya no eres un crío. No deberías montar tanto jaleo. Podrías haberlos detenido sin llamar tanto la atención.-No tiene nada de malo dar un poco de espectáculo. Además, el que podía actuar sin que nadie supiera que lo hacía, era Ethan. Mis habilidades requieren que arme... follones como este. ¡Me convierto en un bicho de tres metros, por el amor de Dios! Y si no me transformara, me reconocerían.-En el fondo te gusta que te admiren por ser... ¡El gran Gólem!, ¿a que sí?- dijo Natalia sonriéndole.- Lo cierto es que no me desagrada- contestó Adam sonriendo también. Después, besó a su esposa en el cuello, dio la vuelta al sofá y se sentó abrazado a ella.-¿Que tal llevas tú la investigación sobre ese asesino de gentuza?- Le preguntó a ella.-Fatal. No tenemos nada. Sale de la nada, ataca, desaparece y deja muy poco de los cadáveres como para poder hacer una autopsia decente. Tan solo una maraña de huesos y restos de carne y órganos. Lo único que sacamos en claro, es que los despedaza.-¿Tienes algún sospechoso?-Aún nadie, algún loco.-¿Y si fueran varios? Algún grupo neo-nazi radical o algo así.-Los neo-nazis no son justicieros, y dudo que quede alguno de ellos vivo. Ahora tenemos una testigo, una chica a quien la última víctima estuvo a punto de violar hace dos noches. Ella afirma que algo salió de la nada y en tan solo unos segundos dejó al tipo reducido completamente a mierda, para después largarse por donde había venido.-Natalia, no sospecharás que es un...-Al principio no creí que no fuera un humano, pero todas las pistas...-A penas tienes pistas, no tiene por qué ser un no-humano. No hay nada que lo pruebe.-¿Y la testigo?-La atacaron hace dos noches, ¿no? Eso fue la madrugada del sábado, así que con toda probabilidad volvería a casa después de una fiesta. Y has dicho que la iban a violar. Era de noche, estaría tremendamente aterrada y medio borracha, ¿como puedes considerarla un testigo fiable? Seguramente vio lo que quiso ver. Vio como un monstruo sediento de sangre aparecía y devoraba al hombre que la torturaba, porque en el fondo eso era lo que ella deseaba que ocurriera.

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-Puede que tengas razón. Salvo por el hecho de que realmente, algo devoró a ese hombre.

Tratando no pensar en el tema, ambos se fueron a la cama a intentar dormir. Durante la noche, ya tarde, al rededor de las tres de la madrugada, sonó el teléfono. Natalia se despertó y estiró el brazo. Como la comandante en jefe del Cuerpo de Agentes Especiales, conocido como el C.A.E., una organización de élite en la lucha contra el crimen, Natalia estaba acostumbrada a que la despertaran a altas horas de la noche para atender emergencias. Sin embargo, aquella noche, no era uno de sus agentes quien llamaba.-¿Diga?-¡¡Se lo ha llevado!! ¡¡Se ha llevado a Tim!!-¿Marta?- Al reconocer la llorosa y desesperada voz de la muchacha, Natalia se incorporó de la cama.- ¿Qué? ¿Quién se ha llevado a Tim?-¡¡ESA COSA!! ¡Entró por la ventana! Tenía alas, una cola enorme, dientes y garras, y era de color verde oscuro. ¡Entró por la ventana abierta, cogió a Tim y saltó con él! ¡¡Me asomé y les vi alejarse en el cielo!! ¡¡ENCUÉNTRALO, POR FAVOR!! ¡¡NATALIA, ENCUENTRA A TIM ANTES DE QUE...!!-¡Tranquilízate, Marta! Escúchame, no le va a pasar nada a Tim, ¿me oyes? Iré en seguida. Cierra puertas, ventanas y persianas y no salgas de casa, voy en seguida, ¿de acuerdo?-¿Qué ocurre?- Con los gritos, Adam se despertó.-Ha ocurrido, Adam.- explicaba Natalia mientras se levantaba para ponerse corriendo su uniforme. -Acaba de llamar Marta, dice que una criatura voladora se ha llevado a Tim. Ha descrito un ghoul.

Sin decir ni una palabra, Adam saltó de la cama. Después, abrió la ventana en décimas de segundo y saltó por ella hasta la terraza del edificio de enfrente. Durante el transcurso de su breve deslizamiento aéreo, sus músculos y su pelo crecían, su piel cambiaba de color y el tamaño de su cuerpo aumentaba, mientras sus ojos regresaban al color brillante profundo y sus pupilas desaparecían, así como sus cejas. Al llegar al tejado del edificio de enfrente, su cuerpo había cambiado por completo, dejando ver la enorme criatura que había aparecido en las noticias, "El Gran Gólem". En pocos minutos, saltando de una azotea a otra, surcó la noche en busca del ente maligno que se había llevado a su sobrino. Un viejo conocido que representaba el regreso de las pesadillas que él y sus amigos habían vivido diecinueve años atrás.

Natalia observó unos instantes cómo Adam desapareció en la noche convertido en un abominable engendro del bien. Le había visto cientos de veces desaparecer de esa manera, pero ya no le gustaba. Al principio, cuando ambos eran jóvenes, a ella eso le divertía. Pero demasiada gente había sufrido, amigos suyos habían muerto, incluyendo a su propio hermano, debido a los mismos acontecimientos que habían permitido a Adam transformarse en lo que ahora era. Unos acontecimientos que al fin, diecinueve años después, habían regresado.

En tan solo unos segundos, Natalia bajó las escaleras hasta el garaje del sótano. A toda prisa, se lanzó en su coche patrulla, un modelo RX-12 equipado especialmente para los agentes del C.A.E. El brusco y repentino acelerón del potente motor rotativo resonó en todas las paredes del amplio garaje y aquella maravilla mecánica blanca y roja se lanzó disparada a la calle, donde bien clara dejó su presencia gracias al sonido y las luces azules de la sirena.

Ignorando señales de tráfico y semáforos, escurriéndose entre el resto de coches como un atleta dopado que esquiva a sus competidores en una maratón, el vehículo tan solo tardó un par de minutos en cruzar media ciudad, dejando tras de sí un llamativo haz de luces de colores. Con un solo movimiento de derrape, el RX-12 giró ciento

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ochenta grados para colocarse frente a la puerta del edificio. Sin molestarse en apagar las luces ni abrir las puertas, Natalia saltó del coche a través de la ventanilla y llamó al timbre. Después de que Marta le abriese, subió corriendo las escaleras y entró en el piso. Al verla, Marta se lanzó llorando a sus brazos.-Marta, tranquila. Dime lo que ha pasado. Cuéntamelo con detalle.-¡Un demonio se llevó a Tim! ¡Tienes que ir a buscarle!-Marta, escucha. He mandado a mis agentes a que encuentren a Tim, les he dicho que era una orden de máxima prioridad. Y Adam también ha salido a buscarle. Le encontrarán, no te preocupes.-¿Adam lo está buscando?- Marta confiaba en la habilidad de Adam como agente del C.A.E., aún sin saber que en realidad era la heroica y monstruosa criatura conocida como el Gran Gólem.-Sí, tranquila. Ahora, vamos a sentarnos y me vas a describir exactamente qué es lo que pasó, ¿de acuerdo?-Está bien.

Ambas se sentaron juntas en un pequeño sillón que había en el centro de la sala de estar. Para intentar calmar a Marta, Natalia le pasó el brazo sobre el hombro y le colocó correctamente el lado derecho del camisón, pues el tirante se le había deslizado hasta por debajo del hombro, aunque en su preocupación ella no parecía haberse dado cuenta. La joven tomó un poco de aire, intentó calmarse como pudo y, poco a poco y entre lágrimas, comenzó a narrar los hechos.-Estábamos durmiendo. Como hacía calor, habíamos dejado la ventana abierta y yo, aunque normalmente dormimos abrazados, me separé un poco de él porque el sudor me molestaba mucho. 'Me costaba mucho dormir y me estaba despertando cada poco tiempo. En un momento en que estaba medio despierta, vi algo moverse en la ventana. Creí que lo había soñado, pero unos segundos después escuché un chillido increíblemente agudo, como el de un murciélago, pero mucho más fuerte. Me he despertado sobresaltada y cuando he mirado, esa cosa estaba sobre Tim, con las alas desplegadas. Las alas ocupaban casi toda la habitación y Tim ha intentado hacerle frente.

'Ese... demonio... le ha cogido con esas... garras y... ha saltado por la ventana. Me he levantado y he mirado por la ventana. Lo he visto planear, sin hacer ruido, con Tim capturado en las patas. No sabía que hacer. Por eso te he llamado. He visto en las noticias que hay un monstruo que descuartiza a la gente, ¿y si es ese? ¿y si...?-¡MARTA! No es el mismo. Tengo una testigo que dice que vio al... "monstruo" ese de los asesinatos. No dijo que tuviera alas, y el que ella vio era de color blanquecino. Antes por teléfono me has dicho que el que se llevó a Tim es verde oscuro. Además, el de los asesinatos sencillamente aparece, ataca y se va. No toma prisioneros. Por no mencionar el hecho de que sólo ataca a asesinos, violadores y gente por el estilo. Y una cosa más, este que tú describes, no es un demonio.-Natalia... No parece que te sorprenda hablar de monstruos.- Marta la miró asustada y parcialmente desconfiando. - Es más, hablas de ello con naturalidad. Parece que te asustan, sin embargo, parece que te asustan porque ya los conoces...

Natalia miró solemnemente a Marta mientras ésta la condenaba con su expresión. La joven se levantó repentinamente del sofá, asustada de lo que podría estar escondiendo la tía de su novio.-Natalia, ¿qué sabes?-Marta, escucha. Llevo toda mi vida enfrentándome a estas cosas. Deja que nosotros nos ocupemos. Cuanto menos sepas sobre el tema, mejor. No te lo puedo contar, es confidencial.-¡¿Confidencial?! No entiendo nada de lo que ocurre. Sin embargo, está claro que tú lo sabes perfectamente. ¡¿Un puto demonio se lleva a mi novio y me dices que es

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confidencial?!-No es un demonio.-¡¡¿ENTONCES QUÉ COJONES ES?!!- Desesperada, Marta salió del salón, se puso una chaqueta sobre el camisón y abrió la puerta.-¡Marta!, ¿Dónde vas?-¿Crees que me voy a seguir fiando de ti?-Escucha, ahora estás nerviosa, es normal. Pero no va a pasar nada, ¿entiendes? Si no quieres confiar en mí, confía en Adam. Pero no salgas, es muy peligroso salir ahora. Y más siendo de noche y en camisón. Esto es Torrevieja, ¿sabes?

Marta miró a Natalia, analizando sus intenciones. Estaba claro que se preocupaba por ella y que confiaba ciegamente en su marido para que encontrara a Tim. También parecía claro que sus pretensiones no iban más allá de protegerles tanto a ella como a su novio. ¿Entonces por qué le escondía datos que podrían ser vitales para resolver la situación de Tim? ¿De verdad podía confiar en ella, o era sólo una ilusión creada por el deseo mismo de poder confiar en alguien en aquel momento tan oscuro? Marta salió al pasillo, pero allí se detuvo.

Desde la muerte de sus padres, cuando ella no era más que una niña, durante la conocida como masacre de 2019, no había amado a nadie excepto a Tim, pues nadie más la había tratado con el respeto y amor que todo ser humano necesita. Él era todo y lo único que tenía. No podía permitirse perderlo, no podía quedarse ahí sentada sin saber dónde se encontraba y lo que le estaban haciendo.

Cuando comenzó a caminar hacia la calle, Natalia la agarró por el brazo para hacerla desistir, intentando que comprendiera que sólo Adam podría encontrarle. Pero no fue el agarrón lo que detuvo sus pasos, si no la visión que apareció repentinamente al fondo del pasillo.

La luz de la luna que entraba por la ventana del final del corredor, se reflejaba sobre el cuerpo tambaleante de Tim, que subía las escaleras con enorme esfuerzo debido al cansancio y al dolor que los cortes y profundos arañazos le provocaban. Ambas mujeres quedaron atónitas ante la entrada de Tim, pero tras unos segundos de inmovilidad, Marta corrió hacia él y le sujetó para ayudarle a sostenerse. De cerca, pudo comprobar como todo el torso descubierto del muchacho estaba empapado en la sangre que emanaba de sus heridas abiertas.

Mientras, en la puerta de entrada al apartamento, Natalia pedía a sus agentes, a través del comunicador incorporado en la hombrera acorazada de su uniforme, que mandasen una unidad médica para atender a Tim.- ¿Qué ha pasado, Tim? ¿Qué te ha hecho? ¿Estás bien?- No... no me acuerdo de nada, no sé como he llegado aquí. Pero tranquila, cielo, estoy bien. Sólo quiero descansar... ¡Ah!- Un golpe de dolor intenso hizo retorcerse a Tim.-¡Tim!- Marta se sobresaltó preocupada.-No es nada, tranquila.-Tranquilos. Acabo de pedir una unidad médica, llegarán enseguida. Pasa y siéntate, Tim.

Mientras la pareja entraba, Natalia miraba a su sobrino con preocupación, sabiendo y temiendo lo que iba a ocurrir a continuación. Aquello que tantas veces habían rezado para que no ocurriera, acababa de comenzar.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 2. Bautismo de sangre

Había costado mucho esfuerzo reconstruir el cuartel, y más aún el lograr convertir al C.A.E. en una entidad respetada y poderosa. En sus orígenes, había sido una compañía secreta creada para cumplir un único fin. Diecinueve años atrás, a punto había estado de fracasar y de ser disuelto por completo al morir su comandante en jefe y fundador en circunstancias que más adelante serán detalladas.

Pero Natalia Salvador había hecho un gran trabajo tomando el relevo y reclutando y dirigiendo a los nuevos agentes. Una vez el objetivo principal se hubo cumplido, la compañía amplió su estructura y se convirtió en la principal línea de defensa en el cumplimiento de la ley.

Las nuevas instalaciones eran impresionantes, dotadas de la tecnología más avanzada en todos los campos necesarios. En la primera planta, se encontraba la unidad de medicina, mejor equipada que cualquier hospital privado. En muchas ocasiones, pacientes procedentes de los mejores centros, en los que su enfermedad no había podido ser tratada, eran trasladados a la unidad de medicina del C.A.E. para que fueran atendidos.

Tim dormía sedado en una de las camas de dicha unidad. Su cuerpo había terminado plagado de cables y rodeado de aparatos, todos ellos destinados a dar a conocer su estado, colocados con la intención de verificar o desmentir los temores y sospechas de Natalia.

Sentada a su lado, Marta velaba por él desconcertada por los acontecimientos, preguntándose qué ocultaba la comandante del C.A.E.

Observando en el pasillo a través de la ventana, se encontraba la mujer objeto de los pensamientos de Marta. Junto a ella, un hombre de avanzada edad ataviado con pinta de doctor ojeaba una carpeta con las notas acerca de Tim.-Profesor, ¿puede decirnos algo ya?-Bueno, puedo confirmar que, evidentemente, los genes G forman parte de la estructura del ADN de Tim.-Eso ya lo sabíamos. Además, es de lógica que eso sea así, teniendo en cuenta de dónde procede Tim.-Déjame terminar, muchacha. Sí, ya sabía que los genes G formaban parte de Tim, lo supe incluso antes de analizar su sangre por primera vez, cuando sólo era un bebé. Pero en todas las anteriores ocasiones en los que yo los había visto, los genes G de Tim habían estado latentes, inactivos. Esta vez es diferente.

Natalia miró al anciano sin saber muy bien cómo sentirse.-¿Quieres decir que ahora se han activado?- Sí, pero no sólo es eso. Aún cuando no producen ningún efecto, los genes parecen activos.-¿Y qué se supone que significa eso?-Significa... que aunque no lo podamos apreciar físicamente ahora mismo, los genes G son los que controlan el cuerpo de Tim. Es como si tuvieran consciencia propia y esperasen el momento para actuar.-Y... ¿qué ocurrirá cuando actúen?-Eso no tengo manera de saberlo. Su estructura genética es muy parecida a la de Víctor, deduzco que se volverá igual que él o algo muy parecido. Aunque quizá Tim no pueda llegar a controlarlo.

En ese momento, Tim comenzó a retorcerse en la cama. Marta, que se había adormecido, levantó la cabeza para comprobar qué ocurría y observó cómo la piel de

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Tim se volvía de un color blanco pálido y sus ojos, antes azules, ahora eran dos perlas brillantes completamente de color amarillo.

La muchacha gritó pidiendo ayuda. Natalia y el profesor entraron corriendo a socorrerla. Natalia intentó contener a Tim, pero éste saltó y se escabulló entre ellos, quedando sostenido del techo. Sus pies habían dejado de ser pies y sus manos habían dejado de ser manos para dejar lugar a cuatro garras de tan sólo tres dedos y largas uñas. Su amable rostro había dado paso a una boca llena de enormes y afilados dientes, una nariz achatada como la de un murciélago, que había dejado de estar rota debido al cambio, y unas enormes y puntiagudas orejas. Una monstruosa cara sobre la que se dejaba caer su cabellera, ahora más desaliñada aún que antes.

Sin que nadie pudiera evitarlo, el recién aparecido monstruo saltó atravesando el cristal de la ventana que daba al pasillo y echó a correr a lo largo él, ignorando los gritos de Marta.

Natalia, utilizando el transmisor que llevaba en la hombrera izquierda de su traje, dio la alerta a sus hombres para que le capturaran sin hacerle daño.

En la unidad de medicina aún estaba siendo atendida la muchacha a la que habían intentado violar un par de noches atrás, pues sufría un shock post-traumático y aún era una testigo valiosa en el caso del asesino de criminales. Cuando Tim, transformado en aquella nueva criatura, pasó corriendo por la pared frente a ella, la chica comenzó a dar voces.-¡¡Es él! ¡Es el monstruo al que vi la otra noche! ¡Ha vuelto, ha vuelto a por mí! ¡SOCORROOO!-

Los agentes médicos que la atendían la sujetaron para que no saliera corriendo, intentando calmarla y que recuperara la cordura.

Mientras, el resto de agentes se dedicaba a perseguir a Tim al tiempo que intentaban que no cundiera el pánico. Cosa, por otra parte, bastante difícil, como es de lógica teniendo en cuenta ¿Cuándo se ha podido mantener el orden mientras una bestia salvaje corre a través de un gran grupo de gente, que admás están enfermos o heridos?

Tim se escabullía sin dificultad de sus perseguidores sin que éstos pudieran atraparle o acercarse a él al menos a pesar de ser experimentados combatientes especialmente entrenados para situaciones como esa. En unos instantes, Tim cruzó la planta y saltó por una de las ventanas a través del cristal.

Natalia también le perseguía y, mientras lo hacía, avisaba de la situación por comunicador a la única persona que sabría cómo detener a Tim.-¡Adam! ¡Tienes que venir al cuartel! ¡Tim ha cambiado, se ha convertido! ¡Ahora es una especie de criatura mezcla entre un humano y un ghoul! Tiene el aspecto de un ghoul, pero no tiene cola ni alas, aún conserva el pelo y es de color blanco. Creo que su transformación aún no está completa. ¡Date prisa!- Después, Natalia se asomó por la ventana rota para ver qué estaba ocurriendo.

Fuera, en la calle, Tim había aterrizado sobre el capó de un vehículo que circulaba por la carretera, destrozando el motor y dejando el coche inservible. La gente, aterrada, huía de él en todas direcciones y el ambiente nocturno del barrio, ya de por sí caótico, se había convertido en una amalgama de miedo y gritos.

Tim, que permanecía sobre el coche, observaba cómo la gente huía de él. Entonces comenzó a saltar de un lado a otro, gruñendo y levantando las garras, lo que hacía que la gente corriera y gritara aún más, pero no llegaba a tocar a nadie. Natalia, que le observaba desde arriba, hizo un comentario para sí misma.-No lo puedo creer...- frunció atónita el ceño mientras veía cómo Tim seguía dando botes. -¡Se está divirtiendo!

En ese momento, un gruñido idéntico a los que soltaba Tim, pero más potente, parecido a los gritos de una ballena en el océano, pero mucho más siniestro, se escuchó desde arriba. Cuando Tim miró hacia el lugar de procedencia del aullido, pudo ver cómo

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desde los cielos descendía planeando una criatura parecida a él, pero de color verde oscuro, con unas delgadas y enormes alas, de frágil apariencia, y una larguísima cola de látigo reptiliana. Natalia también lo vio.-Un ghoul...- susurró ella al verlo.

El recién llegado se abalanzó velozmente sobre Tim con las garras hacia el frente y la boca abierta. El impacto les lanzó a ambos contra luna pared y Tim quedó atrapado entre ésta y la nueva bestia.

Con una de sus garras, Tim intentaba alejar de su cara las fauces de aquel monstruo surgido de la nada, pero éste le agarró por el cuello, hincándo en él sus uñas y cortándole la respiración, con lo que Tim perdió fuerzas y comenzó a perder también el conocimiento.

Cuando estaba ya a punto de sucumbir y rendirse, algo lanzó hacia atrás a la criatura que lo apresaba, haciéndola salir disparada y estrellarse con gran fuerza contra la pared del otro lado de la calle, en la que quedó incrustada. Tim quedó arrodillado en el suelo luchando por recuperar el aliento y sujetándose con una de sus garras las heridas del cuello.

Tras el primer monstruo, que ya había quedado temporalmente fuera de combate, apareció una bestia aún mayor. Era Adam, aunque debido al amarillismo telecisivo y a que nunca había hécho público su verdadero nombre, los ojos de los presentes le reconocieron en su colosal aspecto como "El Gran Gólem".

Adam también sujetó a Tim, pero claramente su intención no era hacerle daño. Acercó su rostro al del muchacho, analizando su estado e intentando buscar tras los ojos de aquella cosa al ser humano que debía permanecer aún en su interior.-¿Tim? ¿Puedes oírme? Soy yo, Adam, soy tu tío. ¿Estás ahí?

Arriba, en la planta de atención médica, el teléfono móvil sonó y vibró en el bolsillo del pantalón de Natalia. Ella lo sacó, sin apartar la vista de lo que ocurría en la calle, y contestó.-Natalia Salvador, ¿dígame?

Al otro lado del aparato, la temblorosa voz de una mujer al borde del llanto.-Estoy viendo la pelea en las noticias. Natalia, ¿Es él? ¿Es Tim?

Natalia hizo un rápido reconocimiento visual de la zona de batalla de abajo. Algo alejados de la batalla, pudo ver un par de hombres con cámaras de televisión grabando todo lo que ocurría. "Mierda", susurró para sí misma.-Tranquila, Jéssica, Adam se ocupará de todo. A Tim no le pasará nada.-Ahora quizás no... ¿Pero... cuánto tiempo pasará hasta que acabe igual que Víctor? ¡¿Por qué no me lo habías dicho?!-Jéssica, no estaba segura de que realmente hubiera sucedido hasta hace un momento.-¿De que haya sucedido qué?- Una firme y rotunda voz de mujer habló tras Natalia. Al girarse, pudo ver cómo frente a ella estaba Marta en una posición firme, el cuerpo completamente rígido y los puños tan apretados que parecía que fuesen a reventar.- Natalia, tú sabes lo que le pasa a Tim. Y vas a decírmelo.-¿Natalia? ¿Quién está ahí?- Preguntó la voz a través del teléfono.

En ese momento, un gran estruendo se escuchó desde abajo en la calle. Al mirar ambas mujeres, vieron cómo la criatura voladora se había recuperado del primer impacto que había recibido, y tanto ella como Tim se habían abalanzado sobre Adam, quedando enganchados cada uno en uno de sus brazos. Adam se resistía como podía intentando a la vez no hacer daño a Tim.-¡¡Tim!! ¡Escucha, tienes que escucharme!- Adam seguía aún gritando intentado contactar con el desaparecido ser humano. -¡Sé que al principio resulta muy difícil, que es casi imposible, pero puedes hacerlo! ¡Puedes controlarte! ¡Contrólate, Tim, no dejes que te domine!.

La criatura voladora intentó hincar los dientes en la gruesa piel de Adam. Éste, al

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notar cómo su pellejo comenzaba a ceder a la presión a pesar de su resistencia sobrehumana, lazó un gran alarido, más de furia que de dolor, y con un sólo movimiento brusco de su brazo derecho, estampó a la criatura a la que Natalia se había referido como "ghoul" contra el suelo, con lo que consiguió liberar su brazo. El ghoul quedó tirado sobre el asfalto roto, atontado por el golpe. Entonces, Adam agarró a Tim con ambas manos mientras éste seguía rugiendo y gruñiendo como un loco poseído.-Escúchame, Tim. Sé que eres quien ha estado atacando y matando a esos asesinos. Pero también sé que no eres malo. En tu descontrol salvaje hay un ligero control de tu parte humana, por eso no atacas a personas inocentes, sólo a esos psicópatas. Tienes que aumentar ese control, ejercerlo por completo. A mí al principio también me costaba.

Las palabras de Adam parecían no surtir efecto. Tim seguía retorciéndose e intentando morderle. Entonces, de repente, los ojos de Adam se abrieron del todo, como si acabara de entender algo que se le había estado escapando todo el tiempo. Miró hacia abajo, y vio al ghoul intentando volver a ponerse en pie. Luego, analizó la zona buscando un lugar en el que no hubiera nadie. Cuando lo encontró, estiró el enorme brazo con el que sujetaba a Tim y lanzó a con fuerza a éste contra una pared. Después, con una ligera patada, ayudó al ghoul a levantarse.

Desde lo alto, Marta observaba junto a Natalia.-¿Qué está haciendo? -Marta miró a Natalia esperando una respuesta, pero ésta seguía mirando hacia abajo sin hacer un sólo gesto.-¡Está ayudando al demonio! ¡Tienes que detenerlo! ¡¿Por qué no mandas a tus agentes?! ¡Van a matar a Tim!-Tranquila, Marta.- Natalia mantenía su pose solemne. -No sé exactamente lo que pretende, pero sé que puedes confiar en el Gólem. Entonces, Marta la miró más calmada y más asombrada, reparando en algo que había escuchado hace un momento.-Esa mole... el Gólem... Por lo que acabas de decir por teléfono... Has dicho que Adam se está ocupando de la situación de Tim...-Marta volvió a mirar a bajo y de nuevo volvió la mirada hacia Nataia.- ¡Dios mío! ¡Ese monstruo es tu marido!

Natalia le respondió con una breve y seria mirada. Después, devolvió su atención a la calle. La gente había formado un corro alrededor de los tres seres a cubierto tras los escombros. Les temían, pero a la vez no querían perderse la acción, deseosos de saber qué ocurriría ahora. En el centro, Adam se mantenía en pie. El ghoul, ya relativamente recuperado de los golpes, se había lanzado de nuevo contra él. Adam comenzó a retroceder y sus rodillas se doblaron. Al final, cayó al suelo, con la bestia sedienta de sangre sobre él. Las fauces del ghoul alcanzaron su cuello y le arrancaron parte de la piel junto con un desgarrador aullido de dolor.

Al otro lado de la calle, Tim observaba la escena con confusión. Veía como el engendro alado desgarraba la piel de Adam, a pesar de ser ésta incluso a prueba de balas, aunque este último dato escapaba por completo a la comprensión de Tim, pues en estos momentos, su capacidad de razonar se había reducido a la de un animal.

Escuchaba los gritos gritos de Adam y veía cómo una de sus manos se levantaba en dirección hacia él, suplicándole ayuda. Entonces, la expresión de Tim cambió. Su confusión se tornó ira, y su parte más salvaje se hizo con el control. Como un depredador se lanza contra su presa, Tim se abalanzó contra la gargolesca bestia que atacaba a Adam. Ambas criaturas cayeron a tierra y rodaron por el asfalto enganchadas una a la otra, unidas en un violento baile de sangre.

A Tim no le costó demasiado hacerse con el control del combate puesto que, a pesar de que en circunstancias normales ambos estarían muy igualados, su enemigo estaba debilitado por los golpes recibidos desde su llegada y por el gran esfuerzo que había tenido que hacer pare herir al Gólem. El ghoul cayó, sus fuerzas se agotaron y finalmente se dio por vencido. Pero quedó a merced de Tim, que seguía atacándole salvajemente como si le fuera la vida en ello.

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Con sus uñas, desgarró el torso de la bestia, extrayéndole a pedazos los órganos que encontraba dentro, mientras la mayoría de la gente se veía obligada a apartar horrorizada la vista. Después, cuando el cuello quedó prácticamente despedazado, arrancó con último mordisco el único pedazo de carne que aún le quedaba y le seccionó la cabeza. A modo de rito de victoria, agarró el cráneo arrancado con una mano y lo alzó entre aullidos hacia el cielo ante la atónita mirada de Adam, Natalia, Marta y todos los curiosos presentes. Como si se hubiera gastado su energía, el monstruo comenzó a desaparecer para dejar paso a la amable apariencia humana de Tim. Un Tim inconsciente y vapuleado que se desplomó sobre los sanguinolentos restos de su rival.

Natalia, que había observado con atención la escena desde el principio, comprendió entonces el plan de Adam. Cada vez que Tim se había transformado, había atacado ólo a gente que se encontraba atacando a otras personas. Dentro de su salvajismo, había un extraño sentido de la justicia, quizás un resto de la parte humana de Tim que, al transformarse en bestia, actuaba como subconsciente. Por eso Adam se había dejado derrotar por el ghoul, para que al verle necesitado de auxilio, Tim se abalanzase sobre el monstruo atacante y, tras un tremendamente intenso combate a muerte, sus genes G necesitasen apagarse para poder ser recargados.

Adam, sujetándose con una mano la herida del cuello, caminó hacia él, mientras desde la planta médica Natalia daba la orden a sus agentes de que recogieran todos los restos de la batalla antes de que el público presente metiera las narices en lo que no debía saberse.

En segundos, un gran número de agentes pobló el lugar, impidiendo que la gente se acercara a Adam, quien levantó en brazos a su sobrino inconsciente y semidesnudo.

Marta, por su parte, seguía observando los actos de Natalia, aliviada por el hecho de que su novio recuperase la humanidad, pero aún más confusa que antes, pues no lograba comprender qué ocurría, lo que le hacía aumentar su furia hacia la mujer que poseía pero le negaba las respuestas que tanto necesitaba.-Lo siento, Tim... - Susurró Adam mientras caminaba entre el reciente caos cargando con él hacia el cuartel, a pesar de que sabía que no podía escucharle.- ...Pero todo ha cambiado para ti. A partir de ahora, eres parte de esta guerra.

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−LOS DIABLOS DEL CIELO

Capítulo 3. Respuestas y más preguntas

La reportera explicaba a los televidentes lo sucedido durante la noche, mientras la pantalla mostraba imágenes de la batalla y de sus tres participantes, a los que ella se refería como "El Gran Gólem y dos monstruos humanoides de origen desconocido". Tim se puso de pie frente al televisor.-Sé que ese soy yo... Pero, ¿Por qué no lo recuerdo? ¿Por qué no me acuerdo de nada?

Tras él, ahora en su forma humana y con las heridas vendadas, Adam se puso en pie y avanzó hasta que los dos quedaron uno al lado del otro.-Así ocurre las primeras veces. Los genes G toman el control, duermen tu personalidad. Cuando los genes dejan de actuar, vuelves a tu “yo” normal, pero no recuerdas nada porque no lo has vivido, estabas durmiendo.-Hablas de esos... genes G, como si tuvieran inteligencia propia. ¿Se puede saber qué coño son? ¿Es como si estuviera poseído por una especie de demonio o qué?-Perdona, sé que es difícil de entender. Yo mismo no lo entiendo bien. Incluso para los biólogos genéticos es muy difícil de comprender, imagínate para los demás. Yo te lo explico así porque así es como me lo explicaron a mí. Escucha, sé que al principio es realmente difícil, pero se puede controlar. Cuando aprendas, transformarte en esa criatura será para ti algo natural e instintivo, como andar o levantar una mano. Yo te enseñaré a controlarlo, verás como al final te resulta increíblemente fácil.

Lo que Adam le contaba no tranquilizaba lo suficiente a Tim, quien no paraba de andar de un lado a otro de la habitación médica y de hablar cada vez más nervioso.-Hablas de esto como si fuera aprender a montar en bicicleta. Soy una especie de demonio mutante y no tengo ni puta idea de dónde coño he salido ni qué cojones son esos genes G de los que me hablas. Y... ¿Qué era ese bicho que me atacó y por qué lo hizo? Venía directo a por mí. ¡He matado a gente, por el amor de Dios! -Tim, todo tiene que ver con la misma causa. Escucha, ¿Crees que no me ocurrió lo mismo a mí la primera vez? Hubo alguien que pudo detenerme y ayudarme a controlarlo. Pero cuando me transformé en el Gólem por primera vez no hacía más que destrozar cosas. Y siendo el Gólem te aseguro que puedo romper cosas muy grandes. Esa tarde murió gente, y gente inocente que nunca había hecho daño a nadie. -El tono de voz de Adam cambió notablemente, como si su energía se fuera apagando. Tras un breve silencio, recordando el daño que le habían obligado a hacer, continuó hablando.- Tú ya tienes un mínimo control de tus genes G, la gente a la que atacaste no eran inocentes, se trataba de violadores y asesinos. Aún dormido, no sólo no permitiste que el lado salvaje hiciera daño a buenas personas, si no que incluso las protegiste, como la chica a la que evitaste que violaran la otra noche. Lara, creo que se llama. Deberías ir a hablar con ella.-Escucha, asesinos o no...- Tim se calmó en cierta medida, pero seguía cabizbajo y mirando a un lado con los puños apretados, como condenándose a sí mismo. -...eran personas y yo les maté. Y ni siquiera sé por qué.

Después, se acercó a Adam mirándole con ojos de súplica desesperada. -Cuéntamelo. Tú sabes lo que ocurrió y por qué. Eres la única persona que existe que es igual que yo, así que nadie lo entenderá como tú. Por favor, dime qué me pasa...

Adam le miró con una combinación de lástima, recelo y temor. Temor a lo que le podía suceder a Tim si descubría la verdad que se le había ocultado durante diecinueve años, durante toda su vida.-Muy bien, Tim. Te lo ocultamos para protegerte, pero ya es hora de que sepas quién eres. Te lo contaré todo, desde el principio.-Adam, creo que será mejor que sea yo quien se lo cuente.-Interrumpió una voz de

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mujer tras ellos. En la puerta de la habitación se presentó una mujer rubia y delgada, de aspecto triste y frágil y mostrando una mirada de infinita lástima.-Mamá...-Tim la reconoció a la vez que empezaba a abrumarle el hecho de que todas las personas que conocía, excepto Marta, a la que había hecho marcharse para poder hablar a solas con su tío Adam, parecían saber el oscuro secreto de su pasado que él ignoraba por completo. -¿Tú también, mamá? ¿Tú también me lo has estado escondiendo?-Tim, ya te he dicho que lo hicimos para protegerte. Tu tía, tu madre y yo intentábamos evitar que...-Adam. Déjanos solos por favor.-Jéssica, ¿estás segura de que estás preparada para hacerlo? Si quieres que me quede, yo...-Gracias, Adam, pero no. Llevo toda la vida preparándome para esto. Sabía que algún día habría que decírselo. Tranquilo, sabré arreglármelas.

Sin una palabra más y comprendiendo la importancia de aquel momento, Adam abandonó la habitación dejándoles solos. Jéssica había dicho una verdad a medias. Era cierto que durante toda su vida había esperado el momento de contarle a Tim la verdad, y más de un millón de veces se había preguntado cómo hacerlo, y más de un millón de formas había imaginado de decírselo, pero eso no significaba que estuviera preparada para hacerlo. No lo significaba en absoluto.-¿Dónde está Marta, Tim? Pensé que estaría contigo.-Lo estaba, pero la hice marcharse. Quería hablar a solas con Adam para que me contase lo que me pasa.-Yo te lo contaré, Tim, pues pienso que todo el mundo merece saber de dónde proviene. Pero antes de hacerlo, he de decirte que lo que te diré te cambiará para siempre, cambiará tu manera de ver las cosas y entender el mundo. Eres hijo de Víctor Salvador, llevas sus genes, por tanto, como él, eres un gran hombre y eso te permitirá superarlo. Espero con todas mis ganas y estoy segura que seguirás siendo un buen hombre, como el joven maravilloso que ahora eres. Pero cambiarás, te lo aseguro.-Mamá...- Tim la miró furiosa y solemnemente, intentando hacerla entender que dijera lo que le dijera, nada la libraría de tener que contarle esa historia. -Adelante, empieza a contarme lo que pasó.

Jéssica lo miró. Guardó silencio durante unos segundos infinitos, y cuando reunió el coraje suficiente para hacerlo, empezó a hablar.-Supongo... que es mejor que empiece desde el principio. Todo esto comenzó, que sepamos, con el padre de tu padre, Ángel Salvador. En la década de los ochenta, ocurrió algo, ninguno de nosotros sabe qué fue ni cómo empezó todo, sólo Ángel lo sabía, pero lleva veinte años muerto, aunque cuando éramos más jóvenes, como tú, Víctor y Natalia no paraban de hablar de él. Era casi de lo único que se hablaba, y lo cierto es que no era para menos. Fuera lo que fuera lo que pasó con tu abuelo, dio lugar al comienzo de esta guerra en la que todos nos hemos visto envueltos en mayor o menor medida.

'En 1983 apareció una especie de facción terrorista que utilizaba tecnología genética llamada "Virus", igual que su líder. Víctor, tu padre, solía bromear diciendo que su padre se había tomado demasiado en serio su nombre, Ángel Salvador, y que realmente creía que él sería el ángel que salvaría la humanidad.

'El caso, es que el hombre conocido como Virus pretendía realizar una masacre a escala mundial, sin que lo supieran siquiera sus propios subordinados, quienes pensaban que la organización pretendía amenazar al mundo con las amas genéticas más avanzadas para extorsionar a los gobiernos y así lucrarse. Y tenían los métodos para hacerlo, con una tecnología genética desarrollada por la empresa Ciber Sinthetyk; algo llamado los genes G. -Los genes G...- tras interrumpir a su madre, Tim guardó silencio un instante para

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reflexionar. -Esto que llevo dentro de mí, sea lo que sea, se creó en un laboratorio para organizar una masacre...-Tim, los genes G los desarrollaron en Ciber Sinthetyk, pero ignoramos con qué fin. Cierto que son el arma biológica definitiva, pero también es cierto que gracias a ellos se podría curar cualquier enfermedad. Lo que sucede es que son demasiado complejos. Los científicos llevan años intentando comprenderlos y aprender a manejarlos. Pero sin los archivos originales, no pueden lograr gran cosa. El C.A.E. lleva años buscando esos datos, pero nunca vieron la luz, se desconoce incluso quién fue su creador.

'Permíteme que continúe la historia. No sabemos muy bien si los hombres de Virus robaron esa tecnología, pero sospechamos que alguien de dentro se la pudo proporcionar con fines que, evidentemente, no están nada claros. Para impedir la tragedia, Ángel, que también era un hombre de elevados recursos, creo el C.A.E., el Cuerpo de Agentes Especiales entrenados para enfrentarse a cualquier amenaza y equipados con la mejor tecnología conocida. Y con "conocida" me refiero a la tecnología que no estaba siendo desarrollada de manera ilegal en algún laboratorio oculto.

'El C.A.E. comenzó como una organización secreta, y en secreto llevó a cabo la guerra contra la organización Virus durante más de veinte años. Lo cierto es que, en mi opinión, las reglas originales del C.A.E. eran bastante crueles. Ningún agente podía revelar a ningún civil su verdadera ocupación, ni mantener relaciones estables con nadie de fuera del cuerpo. Ángel seleccionaba a sus agentes de una manera muy estricta y sólo revelaba la existencia de la organización a aquellos que él deseaba que formaran parte de ella. Sin embargo, cruel o no, lo cierto es que el enemigo al que se enfrentaban no era para andarse con tonterías.

'Fue dentro del C.A.E. donde Ángel conoció a su esposa Sandra, una de las agentes. Y fue dentro del C.A.E. donde nacieron tu padre y tu tía. A las personas que nacían dentro del cuerpo, se les entrenaba desde niños para el combate, para que si la guerra continuaba, en el momento en que les alcanzara, estuvieran listos para lo que fuera.-Eso explica por qué mi tía Natalia insiste en mis entrenamientos, ¿no? Nunca supe por qué estaba tan obcecada en ese tema, pensé que se trataba tan sólo de una obsesión absurda, deformación profesional...-Pero parece que le viene de familia, ¿verdad?- Al decir eso, Jéssica pretendía dar a entender que ella también había pensado eso mismo desde que la conocía, tanto a ella como a Víctor. -Tu padre era igual que tú, decía que detestaba los entrenamientos, pero en el fondo le encantaban. Adoraba poder dar rienda suelta a su lado salvaje.

Entonces, Jéssica guardó silencio una vez más, ésta vez para recordar a su amado y para reunir fuerzas una vez más para lo que venía a continuación.-Cuando tu padre tenía diecinueve años, en 2019, fue cuando todo cambió. El C.A.E. había descubierto el laboratorio más importante de Virus, donde llevaban a cabo las investigaciones sobre armamento biológico y desarrollo genético. La noche del 6 de abril, prepararon la ofensiva. Pensaban acabar con la organización Virus de manera definitiva.

'Pero algo salió terriblemente mal. Los hombres de Virus habían llevado a los agentes del C.A.E. a una trampa, y cuando los agentes irrumpieron en los laboratorios, se vieron encerrados en una ratonera en la que no podían defenderse, recibiendo disparos desde posiciones más elevadas, sin poder ver desde dónde les atacaban.

'Sin embargo, ver cómo sus hombres morían como peces en una red no fue lo peor que le pudo haber pasado a Ángel Salvador aquella noche. Virus, me refiero al líder de los terroristas, era un loco obsesionado con la ironía. Horas antes de la batalla, sin que nadie se enterara, secuestró a tu padre. Su intención era hacer que fuera Víctor quien acabara con la vida de Ángel, pensando en lo poéticamente irónico que resultaría el hecho de que muriera a manos de la persona a quien más deseaba proteger.

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'Supongo que ya habrás imaginado cómo pretendería Virus hacer que Víctor matase a su propio padre. Obviamente, fue utilizando una vez más los genes G. Virus, que era un científico extraordinario y quien mejor sabía manejar esa ciencia, a parte claro de su desconocido creador, había creado una criatura a partir de ellos.

'Cuando se crea un ser vivo completo a partir de los genes G base, la criatura que se crea es un ghoul.-¿Ghoul? Así es como Natalia se refirió a la criatura que me atacó.- Sí, la criatura que Virus había creado era una criatura exacta a esa. En la mitología fantástica, un ghoul es un fantasma que aún conserva el cuerpo, parecido a un zombie. No sé explicarlo bien porque no soy bióloga, pero intentaré simplificarlo, como dijo Adam. Los genes G base son una creación artificial, no están vivos por sí solos, la criatura que se crea con ellos está muerta e inactiva en un principio, y se necesita una descarga de energía para animarla y darle viva. Por esa situación similar a la resurrección, se les llamó ghouls a las criaturas creadas así. Lo curioso es que la criatura que se crea de esa manera siempre es la misma, siempre y cuando los genes G no se mezclen con ningún ADN.

'El proceso de utilizar los genes G en un ADN humano aún no estaba perfeccionado, por eso Virus necesitaba al ghoul para cambiar la estructura genética de Virus. No tengo ni idea de cómo se llevaba a cabo ese proceso, pero, para que me entiendas, Virus hizo que los genes de tu padre se mezclaran con los genes de la criatura, que eran todos genes G, y viceversa.

'Pero el C.A.E. llegó antes de lo previsto y Virus tuvo que continuar el proceso durante la batalla. A pesar de que los agentes iban perdiendo por una enorme desventaja estratégica, causaron sus destrozos en el laboratorio. El destino quiso...-No creo en el destino, mamá.-Muy bien. Entonces, la suerte o el azar, o lo que sea en lo que narices creas tú, quisieron que uno de esos destrozos afectara a la habitación donde Virus llevaba a cabo el experimento, por lo que no pudo terminarlo y, gracias a Dios, creas o no en él, el proceso de lavado de cerebro no pudo realizarse. La habitación se llenó de fuego y gracias a la confusión creada por el caos que empezó a reinar en todo el edificio, tu padre pudo liberarse y escapar.

'Se levantó de sus ataduras rotas confuso y desnudo. Sus habilidades físicas habían aumentado. Era más fuerte, más rápido y más ágil, aunque en aquel momento aún estaba demasiado mareado para saber qué era lo que ocurría a su alrededor. Por puro instinto, quiso dirigirse a la calle. Esquivando disparos, fuego y peleas, logró alcanzar a duras penas el exterior, aún con algunos de los tubos clavados en la piel.

'Allí, en un desértico descampado rodeado de basuras, calló inconsciente, mientras tras él el incendio del edificio se cobraba las vidas de todos los agentes del C.A.E. que habían acudido a la misión, incluidos Ángel y su mujer Sandra. Aunque el lado de los hombres de Virus también sufrió una importante cantidad de bajas, a excepción del propio Virus.

'Esa noche, el C.A.E. desapareció casi por completo. Tan sólo quedaba Natalia, hermana de Víctor e hija de Ángel y Sandra, y el asesor científico de la agencia, el Profesor Hugo Santos, que al ser su única función la del análisis científico no había acudido a combatir. Natalia vio por las noticias el incendio, del que los reporteros dijeron que se trataba de un incendio casual en un almacén abandonado. Pero ella conocía la misión y supo lo que había ocurrido realmente. Pensó entonces que había perdido a toda su familia en aquella batalla, y fue cuando me llamó, desesperada y sin saber a quién recurrir.

'Natalia y yo habíamos sido amigas durante años. Nos conocimos por casualidad cuando éramos dos niñas pequeñas jugando en el parque. Pero en todos esos años, nunca me había dicho a qué se dedicaban realmente sus padres. Fue esa noche la

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primera vez que visité su casa. Un piso enorme, pero que en aquel momento resultaba tremendamente solitario. Natalia estaba desolada, desesperada. En cuanto crucé el umbral de la entrada, se abalanzó a mis brazos llorando. Yo no entendía qué era lo que ocurría.

'En el sofá, sentado y cuidando con lástima de Natalia, había un hombre, corpulento y con una profunda barba de color castaño, al que yo no conocía. Más tarde, después de que Natalia violara por primera vez las normas del C.A.E. al contarme todo lo sucedido, supe que aquel hombre era el Profesor Santos.

'Para ambos, el C.A.E. era toda su vida y su única familia, pues el Profesor también había perdido, hacía entonces pocos años atrás, a su único pariente vivo, su hermosa nieta, también en circunstancias causadas por la locura y el ansia de venganza de un mafioso. Y ese fue el motivo por el que profesor vino a vivir a desde México hasta Torrevieja, donde su nieta había vivido. No recuerdo muy bien los detalles de su historia, pero ahora mismo no viene al caso.

'En aquel momento el C.A.E. había desaparecido y sus amigos y familiares habían muerto. Por eso estaban los dos juntos, Natalia y el Profesor, porque sólo se tenían el uno al otro. Siempre me he preguntado por qué Natalia decidió llamarme. Me gusta pensar que fue por considerarme su mejor amiga, pero en el fondo creo que necesitaba saber que le quedaba alguien más en el mundo.

'Mi hermano Ethan y yo nos criamos en una familia normal y feliz. Siempre habíamos llevado una vida alegre y sencilla. Íbamos al instituto, nuestros padres nos querían, teníamos nuestros amigos... Lo único que yo sabía de la guerra y el sufrimiento era lo que había visto en la televisión y en el cine. Comprenderás que me sentí perdida y desconcertada intentando consolar a Natalia. Lo cierto es que ya había comenzado a sentirme atraída por Víctor y el hecho de creer que había muerto fue un golpe muy fuerte para mí. Y no podía ni empezar a imaginarme cómo se sentiría Natalia.

'Las dos nos sentamos en el sofá, abrazadas. Ella lloraba y mis lágrimas empezaban a asomar, contagiada de su pérdida. Y fue entonces cuando vimos el milagro. La puerta que daba desde el apartamento al pasillo del edificio se abrió y, como reaparecido de la nada, allí estaba él, tambaleándose por el mareo y la confusión; Víctor.

Mientras su madre contaba esta historia, Tim no pudo evitar encontrar ciertamente irónico el hecho de que la noche anterior, él también había aparecido de la nada tras haber sido secuestrado, al igual que su padre, y que también su novia le había esperado junto a Natalia. Pero no dijo nada y continuó escuchando la historia de Jéssica.-Al ver aparecer a tu padre, nos pareció como si nada hubiera pasado. Natalia me contó mas tarde haberse sentido culpable por sentir que en aquel momento la muerte de sus padres y de todos los agentes del C.A.E. no importase. Lo cierto es que a mí también me pareció que todo... estaba bien, mientras Víctor estuviera entre nosotros. Creo que era su fuerza la que contagiaba a todos cuantos le rodeábamos.

'A partir de ahí, supongo que puedes imaginarte el resto, Tim. Tuvieron que pasar unos días hasta que Víctor se recuperó y comenzó a sentirse del todo bien. El Profesor Santos le estuvo atendiendo, y fue analizando su sangre cuando descubrió en ella los genes G. Al parecer, el Profesor Santos ya conocía los genes, pero nunca los había visto antes integrados en un ADN humano. Por otra parte, las noticias comenzaron a hablar de un despiadado asesino que descuartizaba a sus víctimas al igual que un animal salvaje.

'Víctor le reconoció. De alguna manera supo que ese asesino era la misma criatura con la que Virus había realizado el experimento con él. Era el ghoul. Y fue cuando tomó la decisión que lo cambió todo.

'Durante esos días, Víctor no sólo se había sentido mejor. También había notado ya cómo sus habilidades habían mejorado. Mejorado de forma sobrehumana, me refiero. Era más rápido, fuerte y resistente que ninguna otra persona en el mundo. Su piel era

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increíblemente dura, capaz de resistir potentes golpes de objetos sólidos sin recibir un rasguño. Era capaz de atravesar las paredes con el puño, de levantar coches, de saltar varios metros de altura y de moverse tan rápido que lo perdías de vista. Y además, había sido entrenado desde niño para el combate cuerpo a cuerpo.

'Por tanto, decidió enfrentarse al ghoul antes de que matara más gente, pensando que él era el único que podría detenerle. Víctor decía... que podía sentirlo. Según parece, al combinarse sus genes de una manera tan íntegra, eso había creado entre él y la criatura una especie de empatía.

'Víctor tenía muchas cualidades, sin embargo la elegancia nunca fue uno de sus fuertes. Unos guantes sin dedos, una cazadora de cuero sin mangas, botas amplias pero flexibles, una camiseta roja, unos vaqueros y un pedazo de licra roja a modo de antifaz fueron lo que decidió utilizar como uniforme de combate. Parecía un motero matón de los años '80, pero la verdad es que yo lo encontraba muy sexy vestido así, aún guardo esas ropitas suyas... je.-Mamá...- Tim se sonrojó.- Que se te va la cabeza. Por favor, sigue con la historia.-Perdona... Bueno, a pesar de las negativas de su hermana insistiéndole en lo peligroso que resultaría, Víctor insistió en utilizar esa empatía para encontrar al ghoul. Y así lo hizo. Una noche, salió de casa con su... "uniforme", y fue a buscarle.

'Nos contó que se concentró tanto en la criatura, que comenzó a dolerle la cabeza. Pero funcionó. Su concentración provocó el mismo dolor en el ghoul, pero a él, o ella, le resultaba insoportable. Se abalanzó sobre Víctor, surgido de la nada, cayendo de los cielos, como si hubiera estado esperando esa llamada. Y ambos lucharon, de la misma forma que tú luchaste anoche contra el otro. Pero la piel de la bestia era demasiado resistente, los puñetazos de Víctor, a pesar de su aumentada fuerza, no podían atravesarlo.

'Mientras, Natalia había vuelto a llamarme. No quería esperar sola a su hermano, pensando en lo que podría pasarle. Juntas, esperamos de nuevo al final del combate, del que sabíamos que sólo uno de los dos saldría con vida. Natalia me dijo entonces "No puedo dejar que esto siga así. ¿Voy a quedarme esperando cada vez que mi hermano salga a arriesgar la vida? Estoy segura de que esta será solo la primera vez que lo haga. Yo también tengo mi entrenamiento, también estoy preparada para luchar. No me pienso quedar sentada".-Se... se refería a reconstruir el C.A.E., ¿no?-Creo que cuando me dijo aquello, no sabía exactamente lo que pretendía hacer. Pero sí, reorganizar el C.A.E. fue lo que hizo. Y le llevó diecinueve años permitirle obtener el reconocimiento que tiene hoy en día. Pero es otro tema, estamos con Víctor y su combate.

'Como te he dicho, la elegancia y la delicadeza nunca fueron el fuerte de Víctor. Natalia y yo vimos en las noticias el incendio que dejó tras de sí la tremenda explosión del camión cisterna. Por suerte, no hubo nadie cerca. Las dos supimos al instante que aquello había sido obra suya. Al ver que no podía derrotar al ghoul con los puños y lo difícil que era penetrar su piel, Víctor se había concentrado en él una vez más, haciendo que el dolor fuera insoportable. De manera que la bestia no tuvo más remedio que atacar desesperadamente la fuente de su sufrimiento, es decir, a Víctor. Él saltó en el último instante, esquivando el ataque y haciéndole empotrarse en la cisterna del camión de gasolina. Tuvo el tiempo justo para lanzarse a una alcantarilla que él había abierto previamente y junto a la cual había aparcado el camión con ese plan en mente.

'Le cayó un buen sermón de su hermana, echándole en cara los destrozos y el espectáculo que había causado, cuando apareció en el apartamento apestando a... Bueno, a lo que apestan las alcantarillas, ya sabes. Pero dijera lo que dijera Natalia, Víctor se sintió en la cumbre al haber conseguido su primera victoria importante y, sobre todo, al haber librado a Torrevieja de aquella cosa.

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-Pero... si mi padre le mató y el laboratorio donde se creó el ghoul fue destruido, ¿cómo es que a mí me atacó uno anoche? ¿Quedaban más? Y esta... mutación mía, si la heredé de mi padre, ¿por qué es tan radicalmente distinta a la suya?

Jéssica guardó silencio. Miró a Tim y luego miró a otro lado, evitando los ojos de él. Intentó hacer de tripas corazón y continuar, pero esta vez no pudo. Explicarle lo que la verdad escondía a continuación era demasiado para ella. No se vio capaz de hacerle eso a alguien que significaba tanto para ella como Tim.-Yo... Lo siento, Tim. Pensé que tendría el valor de contártelo todo, pero no puedo. Es demasiado para mí.-¿No vas a permitirme saber quien soy? ¿Tú, mi propia madre, me vas a ocultar la verdad que me es legítima?- Tim ya no cabía en sí mismo de asombro ante todo lo que había descubierto en tan solo dos días.-Tim... Imagines lo que te imagines, será peor de lo que piensas, créeme. Y no sé si estarás preparado, pero no seré yo quien arriesgue tu cordura. Lo siento, Tim...

Tim se vistió. Se cambió los pantalones del pijama de la sala médica por sus envejecidos vaqueros y se puso su camiseta roja y su chaqueta vaquera marrón claro. Todo ello sin mediar palabra mientras Jéssica le miraba en silencio desde la silla donde había estado sentada todo el tiempo. Antes de salir, Tim se dirigió a ella por última vez.-Me lo cuentes tú o no, mamá, descubriré qué me pasa y de dónde viene todo esto. No podrás impedir que descubra la verdad, me cueste lo que me cueste. He matado a gente, soy un demonio asesino y quiero saber por qué.

Dicho eso, Tim salió enrabietado por la puerta. Cuando recorría el pasillo en dirección a la calle, Adam habló tras él, en voz baja, para que el resto de personas del pasillo no le escuchase, y Tim se detuvo en silencio mientras le escuchaba dándole la espalda.-Tim, he escuchado lo que le acabas de decir a Jéssica. Sé que parecemos monstruos, que nuestras habilidades provienen de los tejemanejes de personas malvadas. Pero, cuando tu padre, Ethan y yo nos reunimos por primera vez, Víctor dijo algo que nos ayudó a aclararnos las ideas y saber quiénes somos. Nunca olvidaré esas palabras, ¿sabes? Dijo: “Es posible que hayamos sido creados en el infierno por manos de diablos. Pero eso no nos tiene por qué impedir estar del lado de los ángeles, elegir el bando es cosa nuestra. Podemos ser y somos los diablos del cielo”

Tim guardó silencio tan sólo dos segundos, y luego continuó hacia la puerta.-¡Tim!- gritó Adam, esta vez sin importarle que le escuchasen el resto de los presentes.-No es el mundo quien decide quién o qué eres, eso es decisión tuya, ¿me oyes? Tim salió por la puerta y Adam habló de nuevo en voz baja, ésta vez como intentando convencerse a sí mismo.-No crees en el destino, Tim. No te dejes embaucar por él....

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 4. Diario de la primera noche

Me llamo Tomás Víctor Salvador, pero nunca se os ocurra llamarme así. Para mis amigos y familiares, y para todas las personas que me conocen, soy sencillamente Tim. Me encanta esa abreviatura de mi nombre. Los americanos lo utilizaban mucho, pero prácticamente se perdió a mediados de la década de 2010. Supongo que pasó de moda, ya sólo se escucha en reposiciones de películas antiguas, pero repito que a mí me encanta.

Y no sólo mi nombre. Me encanta mi vida. Tengo una novia preciosa y un apartamento para mí solo, donde puedo trabajar a mis anchas en mi relativamente relajado trabajo de ilustrador, guionista y dibujante de cómics.

Al menos, así eran las cosas hasta hace dos noches. Antes de descubrir que mi vida no es en absoluto tan normal como aparenta, y que para las personas que me conocen y que saben más sobre mí que yo mismo, no soy sencillamente "Tim".

Al parecer, soy una especie de mutante genético, dote alegremente heredada de mi padre, alguien que se creía un superhéroe a principios de década. Sin embargo, yo no tengo súper poderes. Yo sencillamente me transformo en un animal salvaje sediento de sangre, una bestia en la que me convierto cuando duermo.

Parece y es una gilipollez, como si se tratase de un argumento extraído de uno de mis cómics. Sin embargo, es real. Alguien inventó unas cosas llamadas genes G, algo que injertaron en la sangre de mi padre y que, en vista de los retazos de historia que me han contado, me fueron transmitidos involuntariamente por él. No me convence esa explicación a lo que me ocurre, pero es lo único que, por ahora, explica lo que soy.

Pero no soy el único que tiene esos llamados genes G. Al parecer, el marido de mi tía Natalia, Adam, también los tiene. Él es el vigilante al que los periodistas llaman "El Gran Gólem". ¿Os imagináis como es descubrir que perteneces a una familia de supuestos héroes con habilidades sobrehumanas? ¿Descubrir que tu tío es la criatura mutante que machaca las cabezas de los tíos más chungos de la ciudad más peligrosa de la Costa Este Española?

Y lo es porque puede controlar los genes G. Él mismo me dijo que, en un principio, también comenzó siendo un monstruo descontrolado cuando se transformaba en el Gólem. Que al principio resulta tremendamente complicado, pero cuando lo logras, controlar los genes G se convierte en algo instintivo, tan sencillo como levantar el brazo derecho.

Por eso estoy esta noche aquí. Sé que todos eran individuos despreciables, violadores y asesinos. Pero ha muerto gente a mis manos y no puedo permitir que eso se repita. He de enmendar el mal que cometí, sin importar si soy o no humano. Ya me preocuparé de eso cuando llegue el momento, aunque me esté reconcomiendo por dentro y lo único que desee sea utilizar mis propias manos para degollarme a mí mismo.

Pero los hombres que llevan y llevaron estas cosas dentro antes que yo fueron hombres nobles, o al menos intentaban serlo. Mi padre, mi tío Adam y el desaparecido hermano de mi madre, alguien llamado Ethan al que jamás conocí. Fueron héroes. Aunque uno de ellos está muerto y otro Dios sabe dónde...

¡A la mierda! Lo tengo que hacer y punto. ¡Basta de darle vueltas, joder! No voy a ser un puto asesino porque no me sale de los cojones. No me importa lo que hicieran los que llevaron esta carga antes que yo. Por eso estoy aquí, por eso le he dicho a Marta, mi novia, que esta noche tenía que estar solo (pobre Marta, ella sabe lo que me ocurre y no puedo imaginar por lo que debe estar pasando). Por eso me colé en casa de mi madre sin que se enterara y por eso me llevé el antiguo... "uniforme", por llamarlo de alguna manera, de mi padre. El que vestía cuando salía a pelear; un antifaz

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andrajoso y una cazadora de cuero negra a la que le arrancaron las mangas, al igual que a la camiseta de algodón roja que llevaba bajo dicha cazadora. Joder, no podéis imaginaros cómo apesta esta ropa. Por no hablar de los guantes y las viejas botas que, por cierto, me aprietan.

Y por eso estoy aquí, en una azotea en plena noche, frente a un callejón de Torrevieja. Llevo horas aquí. Concentrándome en esos genes G. Intentando transformarme conscientemente. ¿Cómo coño se hace? Me duele la cabeza de concentrarme y las rodillas de estar de pie. ¿Por qué no pasa nada?

Sin embargo, de repente todo eso ya no importa. Oigo gritar a alguien abajo en la calle. Una mujer. Violadores. Torrevieja está plagada de ellos. A pesar de que el C.A.E. ha limpiado gran cantidad de la escoria de esta ciudad, aún les queda mucho trabajo por hacer. Esta ciudad de la sal pasó demasiados años sin una comisaría. Y siendo un destino turístico acabó convertida en lo que tenía que acabar convertida. El C.A.E. volverá a poner orden, pero llevará tiempo. Y necesitarán ayuda.

Bajo como puedo trepando lentamente por los balcones. Por suerte, no están muy distantes. Los minutos parecen años. He de ayudar a esa chica. La oigo chillar, resistirse. Los hombres se ríen, juegan con ella, se burlan. Bien, eso me dará tiempo para llegar allí antes de que empiece lo que debo impedir.

Al fin llego al suelo. Estoy reventado. Son cuatro. Ella ya está tumbada en el suelo. Llora y el rímel le empapa las mejillas en un desolado color negro grisáceo. Uno de los animales la sujeta por los brazos. La joven lleva los pantalones y la ropa interior por los talones. Otro de ellos forceja con ella, riéndose mientras intenta que se abra de piernas. Los otros dos hacen cola, tocándose. Nadie me ha visto aún, estoy tras ellos y la chica está demasiado asustada. Son solo las nueve y media. Hijos de puta.-Apartaos de ella.

Las risas se detienen. Los cuatro se levantan de golpe, asustados. Imagino que al principio creen que soy un agente del C.A.E. Pero después ven las pintas que llevo. Tres de ellos avanzan hacia mí mientras el cuarto sujeta a la chica. El que iba a violarla primero dice algo. Algo que he de reconocer que me asusta.- ¡Tú! ¡Eres tú, maldito hijo de puta! Te has teñido el pelo de rubio, pero reconozco ese traje. ¡Veinte años en la cárcel por tu culpa!-¿Estás idiota, macho?- dice otro de ellos. -Es sólo un crío. ¿Cómo va a ser aquél que te dio la paliza hace veinte años?-Me importa una mierda. Sea o no, me lo cargaré por vestir como él. ¡Me voy a vengar, cabrón!

Lo siguiente que noto es el golpe de la cadena en la cabeza, que me lanza a un charco que hay al lado. Demasiado rápido, la sangre me resbala por toda la cara desde la frente. A pesar de los entrenamientos de mi tía, no lo he visto venir. Los entrenamientos. Joder, aunque no consiga activar mi fuerza, estoy entrenado para esto, he de luchar.

No sirve. No me puedo levantar. Me patean las costillas. Duele, joder. El tipo cabreado me levanta de la pechera. Me cruza la cara de un puñetazo, mi sangre sabe a metal. Otro puñetazo y otro más. El desgraciado pega fuerte. Ha vuelto a coger la cadena. Moriré sin enmendar mis crímenes. Ahí viene, me va a sacar un ojo. Pero no noto nada.

La cadena me golpea de nuevo, y una vez más. Aunque sigo de pie. Estoy muerto ya, pues no los noto. No sé exactamente en qué momento me he muerto, pero aquí se acaba...

Espera... No estoy muerto. Me siento bien. Y si siento, es que estoy vivo, ¿no?.Me duelen los cortes, pero me siento bien. Siento el aire fresco de la noche. Siento la sangre deslizarse por mi cara. Veo como la chica me mira con ojos de asombro.

Ahí viene de nuevo la cadena. Me vuelve a golpear, pero no noto nada. Son ellos.

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Son los genes G. Lo conseguí, se han activado. Miro mis manos y siguen siendo manos. ¿Dónde están mis garras? La cadena me va

a golpear de nuevo. Esta vez la paro. Da varias vueltas y se lía en mi antebrazo. No duele. Todos me miran con ojos de asombro. La muchacha también. Joder, es un ángel ¡ que guapa es! ¿Cómo puede alguien ser capaz de intentar hacerle daño?. Debo protegerla. No porque sea mi obligación, no por el karma de mis crímenes. La debo proteger porque puedo... y es lo que quiero hacer.

Sonrío al gilipollas que me golpeaba con la cadena. Ya no puede golpearme porque ahora yo la sostengo. Estira de ella con todas sus fuerzas y ésta no se mueve. Entonces la suelto. Los eslabones se han roto por la zona en la que yo la sujetaba.-Hijo de puta...- me dice. -Sí que fuiste tú... Pero... no recordaba... lo que podías... lo que podías hacer...

El muy imbécil tiene tanto miedo que se le empapan los pantalones. No voy a matar a nadie, pero eso no significa que vaya a ser blando con cuatro garrulos que intentaban violar a una chica. Los tres primeros están en el suelo con varios huesos rotos en tan sólo un par de segundos. Tres matones en dos patadas. Es mejorable, pero no está mal.

Agarro al cuarto, el que me golpeaba con la cadena y, al parecer, al que mi padre hizo que arrestaran. Le aguanto del cuello, con una mano.-Estas... escenitas, se acabaron, ¿me oyes? -No sé por qué hablo así, con esta voz apagada y gutural. No son los genes G, es cosa mía. Supongo que quiero asustarle lo bastante como para que sueñe conmigo el resto de sus días.

De pronto, reparo en que no es tan malo ser más fuerte que un ser humano común. ¿Qué importa el hecho de no ser normal cuando la única diferencia es que ahora puedo apalear a tíos como estos?- Sabes quien soy, ¿verdad?... El Diablo del Cielo ha vuelto. Y os está acechando. Acecha a la escoria como tú.

Noto como sus costillas se parten al contactar con mis nudillos. Grita lo poco que puede mientras le presiono su garganta. No voy a matar a nadie, pero eso no significa que vaya a ser blando.

La siguiente en actuar es mi rodilla. Este tío no volverá jamás a violar a nadie, y a partir de esta noche tendrá que mear a través de un tubo en el costado. Lo dejo en el montón junto a los otros tres. Ayudo a la chica a levantarse.-¿Estás bien?- Supongo que lo superará. El beso lo demuestra y, después de la batalla, me sabe a gloria. Joder. Si le cuento a Marta lo de esta noche tendré que omitir algún que otro detalle.-¿Quién eres?- Es joven, más o menos mi edad. Por eso no reconoce mis ropas. Han pasado diecinueve años en un armario y su fama se ha ido desvaneciendo. Pero cambiaré eso.-Eeehm... Señorita, debería taparse.

La joven, sonrojada, se vuelve a colocar en su lugar la ropa interior y a subirse los pantalones. Cuando levanta de nuevo la mirada, ya no estoy. Con los genes G activos, he podido escalar la fachada en un par de saltos. Me mira desde abajo, y yo a ella.-¡¿CÓMO TE LLAMAS?!- Me grita.-Lo has oído, se lo dije al maleante.-El diablo del cielo...- La oigo murmurar. Mis sentidos también han mejorado.

Me siento genial. Nunca me había sentido tan bien. Paso el resto de la noche saltando por los tejados. Alguna teja suelta me hacer caer. Aún me falta práctica. Pero aún así, siento la libertad como jamás la había sentido. El mundo a mis pies, como solía decirse antiguamente. Ni siquiera pienso en los genes G ni en los secretos que esconde mi desconocido pasado. Sólo consigo relajarme.

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No encuentro más problemas, sólo sirenas del C.A.E. Las sirenas suenan lejos y no creo que precisamente ellos necesiten ayuda.

Las tres y cuarto. Mejor me voy a casa a limpiarme la sangre, ya bastante mal huelen estos trapos y encima el antifaz me está asfixiando.

Y entonces ocurre. Doy un salto sencillo, una distancia relativamente corta teniendo en cuenta mis habilidades. Pero no lo logro, me quedo corto. Me agarro como puedo al borde del edificio. De repente, estoy muy cansado y los golpes vuelven a dolerme. Subo con gran esfuerzo, me he golpeado fuertemente con la pared en el estómago y me quedo sin aire. Me tumbo en la terraza y espero allí unos minutos hasta que logro recuperarme paulatinamente.

Parece que los genes G se han desconectado. Supongo que necesitan descansar, que no puedo mantenerlos eternamente activos. En ese momento me doy cuenta de que no había pensado en cómo volver a mi forma normal. A parte de por agotamiento, no sé cómo desconectar los genes G. He de aprender a hacerlo la próxima vez que consiga activarlos. Si se van a agotar, más me valdrá suministrar su duración.

Pero vale por esta noche. Me quito el antifaz y los guantes y vuelvo a casa a pie intentando que nadie me vea a pesar de que sólo llevo parte del disfraz.

Cuando llego a mi piso, para mi sorpresa Marta me está esperando. Ha debido utilizar la llave que le di. Ve mi aspecto andrajoso. Aunque por suerte me he limpiado la sangre en el aseo de un bar y no ve las heridas. Empieza a echarme el sermón.

Que si estoy loco, que si no debería haber salido, que si es que quiero que me maten o qué... No tengo ganas de oír gritos, estoy de demasiado buen humor. Así que la beso. Al principio se resiste para intentar seguir riñiéndome, pero exactamente a los tres segundos, me devuelve el beso.

La sostengo en peso con una mano mientras con la otra deposito los guantes y la máscara en el sofá. Mientras la llevo a la cama sin dejar de besarla, descubro que acabo de vivir la mejor noche de mi vida, con un final inmejorable.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 5. La clave de todo

A Tim no le hacía mucha gracia la situación. El silencio que durante todo el camino venía guardando su tío Adam le hacía sentir incómodo y sospechaba que lo que guardaba era un secreto demasiado oscuro para poder soportarlo.-Llevamos horas en el coche. ¿A dónde vamos? ¿Y por qué tenemos que ir tan lejos sólo para que me cuentes lo que me ocurre? ¿Hay algo que debo ver en plan revelación o qué? Adam sabía perfectamente el motivo del viaje y por qué llevaba a Tim a donde le llevaba. Por ese mismo motivo, se le hacía tan difícil pronunciar una sola palabra.-Ya casi llegamos. Tu madre... me dijo que no te contó toda la historia, sólamente una pequeña parte. Supongo que querrás saber el resto. Yo te lo contaré, pero eso puede ser peligroso.-¿Cómo... cómo va a ser peligroso el hecho de que me cuentes algo? ¿Peligroso para quién? ¿Es secreto de estado o qué?

Tim no era de los que se cabreaban fácilmente, pero hoy su enfado iba en aumento. Nadie le contaba nada, lo único que hacían era soltarle una y otra vez que tras él se ocultaba un terrible secreto. Pero ¿qué secreto podría ser tan terrible que necesitase de tanta preparación para ser revelado? Eso lo ponía nervioso y lo asustaba, y su respuesta ante el miedo era el enfado.

El RX-12 blanco del C.A.E. en el que viajaban llegó a un viejo almacén en mitad de la nada, en un desértico terreno poblado tan solo por un par de hectáreas de roca y matorrales secos y situado bajo el criminalmente cegador sol amarillo oscuro del atardecer.

Adam le hizo bajar del coche y entrar en el almacén y cuando ambos estuvieron dentro, cerró las puertas echando la cerradura desde dentro, tras lo cual guardó silencio al no saber exactamente por donde comenzar.- Vale, ¿es aquí donde ibas a traerme? Si vas a hablar, empieza a hacerlo, Adam. Si no, tengo trabajo que hacer en casa.-¿Te estás escuchando a ti mismo, Tim? ¿Eres consciente del tono de voz que utilizas? Hablas como si quisiera atacarte, hablas en plan matón.-Bueno, me interrumpes del trabajo, me traes aquí, en medio de la nada, no dices ni una palabra y te encierras conmigo en este almacén pordiosero. Eso por no mencionar que obviamente todos nos ocultáis un secreto a Marta y a mí desde mi nacimiento. Un secreto que es la clave de lo que me ocurre, que no es ni mucho menos algo que se pueda entender en términos humanos. Discúlpame si me muestro algo arisco.

Adam recapacitó un instante. Tim era portador de la más absoluta de las verdades en aquel momento. Adam había estado tan preocupado de lo que la situación afectaría al muchacho, que no había tenido en cuenta el hecho de que él mismo podría estar también introduciéndolo en una embarazosa situación.

-Lo siento, Tim.- Adam avanzó hacia su sobrino lentamente. -Tienes razón, chico. Mereces saber la verdad por dura que sea, por eso estamos aquí. Te lo contaré todo, pero debes estar preparado para algo muy fuerte y prometerme que lo sobrellevarás con fortaleza, ¿de acuerdo?-Tú empieza a largar, tío.-Muy bien, siéntate.

Tim miró a su alrededor. El sol de la tarde entraba por las alargadas ventanas que se situaban a lo alto de las paredes del almacén y los rayos de luz permitían ver las partículas que flotaban en el aire. Aquella anaranjada iluminación hacía más visible aún el óxido presente en toda la nave, que en aquel momento se encontraba completamente

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vacía.-¿Dónde?-Está bien, quédate de pie, si quieres. Pero te advierto que la historia es algo larga. Lo primero que he de decirte, es que debes controlarte. Anoche te pasaste con esos tíos.

"Idiota", piensa Tim, "¿Cómo pudiste ser tan idiota, macho? Son el puto C.A.E., conocían a tu padre, sabían quien era. ¿Cómo se te ocurrió si quiera pensar por un solo segundo que no iban a descubrirte si te ponías su disfraz?" A pesar de que Tim era perfectamente consciente de que le habían descubierto y de que no había manera de eludirlo, intentó disimular.-¿Qué tíos de anoche?-No te hagas el tonto, Tim. Tanto los agresores como la chica describieron el uniforme de tu padre. Y uno de ellos nos dijo que le dijiste que el Diablo del Cielo había vuelto. No puedes ir por ahí haciéndole eso a la gente y abusando de tu poder.-¡Venga ya! Eran violadores, se lo merecían. Si no llega a ser por mí, la chica estaría ahora bajo tratamiento psicológico. Además, ¡tú haces lo mismo todos los días, "Gran Gólem"!-¡¡Por el amor de Dios, Tim, yo nunca le he arrancado a nadie los genitales!!-Je. Bueno, esto... eso fue... mi... ¿toque personal?-Déjate de bromas, chico. Esto es muy serio. Sé que no eres tú el que hace esas cosas. Son los genes G. Antes de poder controlarlos, son agresivos por naturaleza, destructivos. Es MUY importante que los controles absolutamente o acabarás convirtiéndote en el asesino que temías ser.-Primero, me dices que debo aprender a utilizarlos, que soy un elemento clave de una guerra que no entiendo. Y cuando me pongo de parte de los buenos y le doy caña a los malos, me dices que estoy fuera de control. ¿Por qué es tan importante que yo los controle? ¿Por qué supones que en mi caso son esas... cosas las que me controlan si se me va un poco la mano? ¿Crees que no me he dado cuenta de lo que pasa? Hay una gran diferencia entre mis habilidades y las tuyas, no solo en lo que podemos hacer, sino en la naturaleza misma de esas habilidades. Lo he podido deducir de vuestras conversaciones. Así que dime, ¿cuál es la gran diferencia?

Adam cerró los ojos e hizo lo único que podía hacer ya, teniendo en cuenta el giro que habían tomado los hechos. Contarle a Tim la verdad, sin censurar. Sabía que no tenía más remedio que decírselo, de manera que procuró relajarse para hacerlo.- Está bien... Mira. Los días posteriores a la muerte del primer ghoul a manos de tu padre, él decidió emprender una guerra en solitario contra lo que quedaba de la organización Virus. Natalia le insistía en que era un suicidio. No importaba cuáles fueran sus poderes, Virus era Virus. Habían liquidado al C.A.E. al completo en una sola noche, ¿qué iba a poder hacer un solo hombre por muchos poderes que tuviera?

'Pero me estoy yendo por las ramas, todo eso no tuvo importancia hasta más tarde. Víctor, tu padre, se dedicaba explorar las entrañas de las calles, permitiendo a la Guardia Civil y la Policía arrestar algunos tipos bastante chungos, aunque no durasen mucho en la cárcel. Política y burocracia, ya sabes. El caso es que, durante días, Víctor tuvo la sensación de que el ghoul no estaba muerto del todo. Decía, según me contó Natalia, que había algo viviendo oculto en algún lugar de Torrevieja.

'Por lo que parece, la empatía mental que mantenía con la criatura cuando estaba viva se mantuvo a pesar de la muerte de ésta. Una noche, decidió salir a buscarlo para quitarse aquello de la cabeza. El Profesor Santos le acompañó en la búsqueda y ambos se dedicaron a seguir el rastro mental que acosaba a tu padre.

'Ese rastro les llevó hasta la obra abandonada y pordiosera de un edificio que jamás se había terminado de construir. Entraron en el edificio y comenzaron a registrarlo. Encontraron entre las primeras plantas unos cuantos sin techo que intentaron asaltarlos y a los que Víctor no tuvo más remedio que sacudirse de encima a

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base de puño.'La llamada mental llevó a tu padre y al profesor a la última planta del edificio.

Desde una sucia y oscura habitación sin ventanas, procedía un llanto. Entraron por el marco de la puerta aun sin colocar. Y allí, en mitad de la oscuridad, lo encontraron.

'Según nos contaron, el ghoul había creado en aquel lugar su nido. Todo el habitáculo estaba llevo de una especie de pasta amarillenta y, en medio de la misma, colocado en un hueco creado a tal efecto, junto a otro hueco idéntico pero vacío, había un bebé. Al parecer... el hijo del ghoul.-¿Qué estás diciendo, tío Adam?- Tim jamás había sentido tanto miedo.-Estoy diciendo que Jéssica te aceptó, y te crió como a su propio hijo. Pero no eres su hijo, Tim. Jéssica nunca estuvo embarazada. Según la teoría del Profesor, al introducirle al ghoul los genes de tu padre, de alguna manera éste, o ésta, quedó preñada... de un humano. Un humano que eres tú, Tim.-Pero... ¿cómo... cómo pude gestarme en tan solo unos días?- Tim ya estaba desesperado. Su voz dejaba entrever el llanto.-Los genes G son ultra-protectores con su portador. Cuando te encontrabas dentro del vientre del ghoul, los dos os encontrabais en vuestro momento más vulnerable. De manera que el proceso de gestación evolucionó a una velocidad imposible para un humano o cualquier otro animal, incluso. La capacidad de adaptación de los genes G llega hasta esos extremos, aunque el profesor admite que tu caso es el más asombroso de todos.-No... No...- Tim ya no pudo más contener las lágrimas y llevó sus manos a la cabeza.-¡NO PUEDE SER!

Fue entonces cuando Tim se eludió al único lugar en el que le era posible huir del dolor. Se transformó, abandonando su parte humana. Y volvió a ser la criatura salvaje a la que tanto temía incluso él mismo.-Mierda. Sabía que ocurriría esto. Al ver que se Tim se abalanzaba sobre él como un loco, Adam instintivamente se transformó también. Ambos cayeron y rodaron por el suelo. Adam, a pesar de su sobrehumana fuerza, a duras penas lograba contenerle.-¡TIM! ¡VUELVE!

Pero el nuevo Diablo del Cielo no le escuchaba. Sencillamente rugía e intentaba degollar al Gran Gólem. Éste, consciente de que aquello sería aún peor si no hacía nada, golpeó a Tim con todas sus fuerzas y lo lanzó contra la pared. Después, saltó sobre él y sujetó sus brazos. Tim lanzaba bocados al aire intentando alcanzar el cuello del Gólem.-Lo siento, chico.

Adam le golpeó, intentando dejarlo inconsciente. Pero para hacerlo, tuvo que liberar uno de los brazos de Tim y éste, como si el golpe no le hubiera afectado, le agarró por el cuello hincándole las garras. De nuevo por puro instinto, Adam se levantó para apartarse de él. Pero de nada sirvió, porque Tim se le quedó enganchado al cuello y, en el momento de levantarse ambos, le hincó los dientes y la otra garra también en el cuello, dejando emanar una fuente de sangre. -¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHRRRGG!!

Con las garras de las dos piernas intentaba abrirle el estómago, pero por suerte aún conservaba los deportivos puestos y su mente salvaje no era lo bastante inteligente para saber cómo quitárselos. Para sacudírselo de encima, Adam le propinó un poderoso puñetazo en el estómago, que le lanzó al suelo y le hizo rodar por él.

Tim aún seguía consciente. Algo aturdido, comenzó a levantarse para continuar su ataque. Adam no estaba dispuesto ser mordido en el cuello por tercera vez en una semana y debía detener el sangriento énfasis de su sobrino fuera como fuera. De tal manera, que unió sus dos puños en uno solo entrelazando sus dedos y corrió hacia el Diablo del Cielo. Esta vez sin contenerse, le otorgó un último golpe con ambas manos

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que le lanzó hasta el otro extremo del almacén abandonado, haciéndole atravesar la pared.

Allí quedó Tim, inmóvil. Desde donde estaba, Adam tan sólo podía ver las piernas de Tim entre escombros, pues el resto de su cuerpo se encontraba al otro lado del recién abierto agujero de la pared.-¡Joder, no! ¡TIM!

Adam avanzó torpemente hasta el otro lado del almacén para comprobar el estado de su sobrino, a quien ahora temía haber lastimado gravemente. Al llegar a donde se encontraba Tim, pudo comprobar que éste tan solo presentaba algunos pequeños rasguños carentes de importancia. Comprobó su pulso y su respiración. Todo correcto y aparentemente no se había fracturado nada. Sin embargo, ¿cómo podía ser esto posible?

Tim no presentaba ninguna lesión debida a los dos tremendos golpes que acababa de recibir; el del puño del Gólem y el impacto contra la pared. Sin embargo, unos pequeños escombros, apenas sin peso alguno, habían logrado arañar su piel. El hombre meditó sobre el tema mientras recuperaba su aspecto humano para recuperar energías. Y fue su propia transformación la que le otorgó la respuesta.

Al igual que él no podía mantener su forma sobrehumana por tiempo indefinido, Tim no podía mantener activos sus genes G sin permitirles un descanso. En esta ocasión, el tiempo que Tim había mantenido su forma sobrehumana había sido excesivamente más corto que las dos veces anteriores, pero el combate había sido también indudablemente más intenso. La energía activa de los genes G se había agotado mucho antes, pues los había forzado hasta el máximo tanto para combatir como para protegerse de las heridas.

Sin embargo, no era eso lo que importaba en aquel momento. Aunque Tim no tenía aparentemente nada grave, Adam no tenía manera de saber si había sufrido alguna contusión interna. Con esfuerzo, lo cargó por segunda vez en sus brazos y le llevó hasta el RX-12 para llevarle al centro médico a que le atendieran... y donde él recibiría la bronca tremenda de Natalia, Jéssica y Marta por haberle hecho aquello al chico.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 6. La caja de Pandora

Tim se encontraba solo en la cama de la habitación de la planta médica del C.A.E. En el exterior de la habitación, sus conocidos discutían sobre su estado y las cosas parecían ponerse tensas. Los escáners que se le habían realizado no revelaban ninguna lesión interna ni ningún motivo físico que prolongase el estado inconsciente de Tim. De tal manera que la inconsciencia de Tim sólo podía venir dada por motivos psicológicos.

Según el Profesor Santos, las revelaciones acerca de la verdad de su nacimiento habían sido demasiado intensas como para que él mismo se permitiese soportarlas. Por tanto, su subconsciente había creado un coma voluntario a modo de único lugar al que huir del dolor.-Al ser la criatura, -Explicaba Santos al resto de presentes. -Tim abandona sus emociones. Pero cuando tú, Adam, redujiste a la bestia, Tim se quedó sin un refugio, de manera que se evadió de su propio cuerpo. Según creo, estará así hasta que sea capaz de aceptar lo que es. -O hasta que sus genes G se recarguen y vuelva a ser el monstruo, ¿no Profesor?- Preguntó Natalia.-Sí, es posible. Pero aunque ocurra de esa manera, al volver a descargarse la energía de los genes G regresaría a su estado inconsciente. La única manera de prestarle atención psicológica sería en su estado...digamos animal, pues es el único consciente, pero en dicho estado ignora todo racionamiento, no se puede contactar con él.

Natalia estaba acostumbrada a la tensión, dado su cargo. Pero no este tipo de tensión, al que irónicamente había dedicado más de la mitad de su vida para prepararse a soportar. Las viejas heridas se reabrían en ella al contemplar, de nuevo impotente, como las sombras de su pasado regresaban para enmarañar tanto a ella como a todas las personas de su entorno.

Miraba los ojos de Marta, intentando contener la desesperación en su interior, intentando sobreponerse a ella en favor de su novio, pues sabía que él la necesitaría.

Miraba a Jéssica, derramando lágrimas por el hijo que nunca fue suyo y que ahora temía perder para siempre. Y al Profesor, inmerso en deducciones científicas y teorías psicológicas para lograr la cura del mal que abatía al hijo del que en otro tiempo fue su mejor y único amigo.

Y miraba a su marido, Adam, identificándose con el muchacho más que ninguno de los presentes, pues él también temía perder tanto su humanidad como su control sobre sí mismo.

Y en aquel momento sintió que ella estaba más fuera de lugar allí que el resto. Tim era el hijo de Víctor, y para ella eso significaba más que ninguna otra cosa, pero eso no quería decir que fuera lo mismo para Víctor. Ella no era de él ni un amor, ni una madre, adoptiva, aunque fuere, ni un científico capaz de ayudarle, ni alguien con quien compartir la carga por ser igual que él. Quizá para Tim ella tan solo fuera alguien de los que habían estado ocultándole la verdad durante toda su vida, hasta que la verdad emergió por sí misma y no pudo ocultarse más.

La discusión continuó durante un rato sin que la dama pudiera entender donde encajaba exactamente en todo esto. Todos parecían muy alterados, y fue la tensión del ambiente lo que le hizo necesitar tan severamente despejarse y huir temporalmente de toda aquella incomodidad.

En una de las ocasiones en que el resto discutían hablando todos a la vez, sin que pudiera entenderse una sola para de lo que decían, aprovechó para avisar que se marchaba. Por supuesto, ninguno se percató de su pequeña huida hasta más tarde.

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Hacía ya unos pocos años que Natalia no salía a patrullar. Era la comandante en jefe de todo el C.A.E., y éste había crecido de tal manera que ya no necesitaba que ella estuviera en las calles ayudando a sus compañeros y subordinados, sino tras una mesa coordinándolos a todos.

Lo cierto es que en cierto modo, echaba de menos patrullar las calles. Algo que en aquel momento le venía como anillo al dedo para despejarse. No tuvo que andar demasiado hasta que encontró algo de lo que ocuparse. En mitad de la misma acera, aunque en una calle apenas transitada, un par de individuos se dedicaban a atracar a unos turistas.

Natalia miró hacia arriba un instante. Aun ni siquiera era de noche y el sol brillaba de manera cegadora en el anaranjado cielo del atardecer, aquél que tan bien hacía sentir a su hermano Víctor. "Ya ni tu Sol respetan, Víctor", pensó.-¡Alto, C.A.E.!

La mayoría de las veces, ese solo grito servía para que incluso los tíos más peligrosos se entregaran sin más. Algunos pocos corrían o intentaban pelear, pero aunque fuera muy en el fondo, todos sabían que nadie escapaba de un agente del C.A.E.

El ladrón que había ahora frente a Natalia sonreía. Al escucharla, la miró y le mostró una sádica expresión a la vez que babeaba como una hiena salvaje. Ella enseguida se dio cuenta de que no era el típico ladrón. Había visto cientos de maníacos en toda su carrera, locos sin hogar, borrachos y pordioseros que asaltaban a los ciudadanos a los que la vida había tratado mejor. Pero ninguno de esos pobres diablos que ella había visto anteriormente vestía un impoluto traje ejecutivo fabricado a medida.-¡C.A.E., levante las manos y venga aquí lentamente!- Insistió ella.

El hombre levantó las manos. Pero no avanzó lentamente como se le había ordenado, sino que corrió hacia ella como un animal sin darle tiempo para apartarse. Los dos cayeron al suelo forcejeando, hasta que la capitana logró con enorme esfuerzo sacudírselo de encima.

El atacante, sin embargo, giró hábilmente en el aire al ser lanzado y se colocó en el suelo cayendo a cuatro patas de la grácil manera en la que lo haría un felino.

Al instante, Natalia se levantó y se colocó en guardia. Vio que su enemigo aún seguía en pie y sonriendo, con obvias poco buenas intenciones, aunque se olvidó de las dos personas a las que en un principio intentaba atracar. La agente intentó derribarle.

Sus patadas no hacían más que hacerle girar ligeramente la cara, pero no lograban el más mínimo rasguño y mucho menos destruir su sonrisa.

Esta situación no era en absoluto habitual. El más mínimo ataque de cualquier agente noqueaba al instante, gracias a su precisión, al más fornido de los rivales. Aquel hombre, de una constitución normal, tirando a flaco, resistía los crudos golpes como quien recibe una brisa de aire. Aún menos habitual era lo que la comandante se vio obligada a hacer; sacar el arma. Algo que sólo se hacía cuando había que enfrentarse a grandes grupos de personas. O a alguien sobre humano.-¡NO ME OBLIGUES A HACERLO, AMIGO!- Gritó mientras le apuntaba.

Pero el yuppie continuó avanzando, sin dejar de mostrar su sonrisa. Fue entonces cuando ella vio en sus ojos las enormes ojeras, las órbitas fuera de lugar inyectadas en sangre y las venas de su cuello incrementadas exageradamente de tamaño, como un yonkie que acabase de meterse un chute.-Je, je... ¿Qué coño te crees puta? ¿Que me vas a arrestar? No puedes ganar a alguien que lleva dentro el Génesis, zorra.

Natalia no tuvo tiempo de pararse a deducir el significado de la referencia Bíblica; el individuo continuaba avanzando y no tuvo más remedio que apretar el gatillo. El cañonazo golpeó el hombro del tipo, pero la bala de aluminio y la descarga de energía no consiguieron más que destrozarle la chaqueta, separándola de la manga, y ésta quedó

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colgando del brazo izquierdo. No obstante, la piel del yuppie, que quedó al descubierto, no sufrió el más mínimo desperfecto.-¡Oh, joder, tía!- habló éste, cambiando de expresión por primera vez - ¡¿Tienes idea de cuánto coño cuesta esta puta chaqueta?!-Pon las manos donde las pueda ver y avanza lentamente hacia aquí. ¡HAZLO, JODER!

Sirenas de los RX-12 del C.A.E. se escuchaban avanzando hacia el lugar. Una fracción de segundo, sólo una fracción de segundo, ella se distrajo girando tan solo las pupilas para intentar ver alguno de sus compañeros llegando. Al instante volvió la mirada hacia donde estaba el detenido. Y aquí viene perfecto el tiempo "estaba", porque ya se marchó. En un giro de ojos, aquel extraño se había escapado. La comandante le buscó con la mirada, y pudo verlo a varios metros de distancia escalando una alta vaya de rejas.-¡ALTO!- Gritó descargando su arma.

Varios tiros le golpearon, pero no lograron detenerle. Poco después, aparcaron tras Natalia dos RX-12 del C.A.E. Seguramente la pareja que iba a ser atracada había avisado a los agentes de la situación. Dos de los chicos de blanco bajaron de los coches.-¿Qué ha pasado, Capitana?-

A pesar de que el rango de Natalia era el de Comandante en Jefe, sus subordinados se referían a ella como “Capitana”, una especie de apodo seleccionado por ella misma que portaba más confianza que su verdadero empalagoso título.-Se ha escapado, Gregor.-¿Qué? ¿Cómo... cómo que ha escapado?-Escapando, Fran. Resistiendo los disparos como caricias y saltando esa valla de dos metros en menos de cuatro segundos.-Un no-humano.-No sé, Gregor. Juraría que no era eso exactamente. Aunque obviamente, un humano normal, no era.

La Capitana entornó la mirada, como si algo captase la atención de sus pensamientos. Anduvo un par de pasos y se detuvo para posteriormente agacharse. El yuppie misterioso se había visto obligado a deshacerse de la chaqueta rota para poder moverse con total libertad.

Tras colocarse unos guantes de látex proporcionados por su subordinado, ella recogió cautelosamente la prenda. Se puso en pie y la registró de arriba abajo. Ni una sola muestra de identidad. El tipo debía de llevar la cartera en los pantalones. O quizás no llevase cartera por temor precisamente a que lo identificasen. Lo único que la atractiva mujer pudo encontrar en un bolsillo muy escondido de la chaqueta fue un diminuto bulto. Al abrir el pequeño bolsillo, halló dentro una especie de cilindro de plástico reforzado, también muy pequeño, y hueco.-¿Qué es, Capitana?-¡Oh, joder! ¡Fran, rápido, vamos al laboratorio!

Sin mediar media palabra más, Natalia corrió hacia el coche aún con la chaqueta del hombre en la mano. Gregor y Fran le siguieron a paso forzado.-Capitana, ¿qué ocurre?-No estoy muy segura, pero espero que no sea lo que creo que es.

. . .

El Profesor Santos estaba demasiado ocupado atendiendo el estado de Tim, pues debían hacer lo posible porque mejorase antes de que llegara al mismo estado en el que se encontraba el pobre Ethan. Por lo tanto, aunque este asunto no carecía en absoluto de seriedad, la “Capitana” tuvo que dirigirse al Agente Fran para el análisis científico.

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Después de Santos, Fran era el mejor científico del C.A.E. Había trabajado junto al Profesor desde hacía ya años, prácticamente desde la renovación del Cuerpo, y conocía todas las teorías e investigaciones de Santos. El Profesor Santos era el mejor científico que Natalia había conocido jamás, a excepción quizás de Virus, y uno de sus mejores amigos. Pero se trataba de un hombre ya muy mayor y, aunque siempre había sido una persona muy sana, su avanzada edad, cercana ya a la centena de años, no le permitiría permanecer entre sus conocidos por mucho mas tiempo.

Por lo tanto, y a sabiendas de este rotundo hecho, Natalia le pidió al Profesor que enseñara todos sus conocimientos a otro joven agente para el momento en el que él faltara. Ese joven fue el agente Fran, a quien Santos había seleccionado personalmente, de manera que su criterio era perfectamente fiable para Natalia. Ella observa desde atrás mientras el agente científico analizaba cautelosamente las imágenes del videoscopio.-Está hecho de un tipo de plástico muy resistente. He tenido que utilizar láser para cortarlo y poder analizar el interior.-¿Qué es? ¿Para qué sirve?-Es un recipiente. Mire, la parte posterior es presionable, y en la anterior tiene un orificio casi microscópico. Parece un lugar donde colocar una mini aguja. -¿Una jeringuilla?-Me apostaría un brazo a ello.-Pero, ¿por qué alguien iba a molestarse en fabricar una jeringuilla así? ¿Por qué iban a desperdiciar dinero en un material tan caro tan sólo para fabricar una jeringa que podría conseguirse en cualquier farmacia?-Capitana... ¿Eso es una pregunta retórica? Creo que los dos sabemos el por qué sin necesidad del análisis.-Joder... No quiero oírlo, Fran. Pero adelante. -Para poder contener lo que hay dentro. Aunque es un plástico ultra resistente, no es del todo anti-adherente. Por lo tanto, he podido analizar los restos de sustancia que han quedado. Un plástico de jeringuilla normal no hubiera servido para contener esto dentro. Aunque sea imposible, esto es... Bueno... Sin lugar a dudas, esto son genes G activos, Capitana.

Natalia se encontraba apoyada en el respaldo de la silla del chico mirando con atención la pantalla del videoscopio. Cerró los ojos y giró la cabeza a un lado con un suspiro. Esto hizo ponerse algo nervioso a Fran. Sabía lo mucho que se alteraba la Capitana cada vez que surgía el tema de los genes G. Aún cuando el Profesor Santos estaba presente para corregir sus fallos, a Fran le ponía nervioso hablar de esto frente a ella, por lo que el silencio que se guardaba en aquel momento le resultaba de lo más incómodo. Por suerte, no duró mucho.-¿Cómo es posible? El Profesor y tú habéis dicho cientos de veces que los genes G únicamente se pueden mantener activos dentro de un organismo vivo. O siendo utilizados para crear un organismo propio, como en el caso del ghoul. Según me habéis dicho, de cualquier otra manera acaban por resultar inservibles y la única manera de mantenerlos intactos por sí solos es congelándonos. -Criogenizándolos.- Como se diga. ¿Cómo pueden estar tanto tiempo dentro de la jeringuilla a temperatura ambiente y seguir activos?-La muestra que tengo es demasiado pequeña para realizar un análisis decente, pero tengo una teoría.-Te escucho.-Verá, es evidente que esto no son únicamente genes G o no estarían activos. Así que una de dos: Primero, que hayan descubierto una sustancia milagrosa que los mantiene activos por sí mismos sin necesidad de células vivas, cosa que es totalmente imposible,

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pues los genes G se diseñaron para activarse únicamente en organismos vivos. Aunque, bueno, el hecho de que existan los genes G es ya de por sí científicamente imposible.-¿Cuál es la otra opción?-La otra opción es que la sustancia que los mantiene activos sea la misma sangre de un portador de los genes. No sangre por sí sola, pues si alguien se inyectase directamente la sangre de Adam, por ejemplo, no viviría más de unos segundos. Pero es posible, sin embargo, que alguien la haya adulterado de tal manera que los genes G no estén a su pleno potencial, únicamente el suficiente para desarrollar... súper fuerza durante un rato. -El Génesis.-¿Cómo dice?-El tipo que llevaba esto dijo algo así cuando intenté arrestarlo. Algo como "No puedes detener a quien lleva dentro el Génesis". No era ninguna referencia bíblica, es el nombre de esta droga. ¡Joder, alguien ha creado una puta droga con los genes G!-Y sólo hay alguien que posea tecnología para algo así, ¿eh?-Sí, pero no son tan estúpidos como para permitirnos demostrarlo. Aunque sabemos que son cosa suya, en treinta años no hemos podido condenarles por la creación de los genes G. Si les preguntas, incluso negarán su existencia. Pero puede que ahora por fin tengamos algo. Umh... ¿Qué me dices de la jeringuilla?, ¿Dónde en esta ciudad se podría conseguir el material del que está hecha?-Bueno, la única empresa que puede fabricar eso aquí en Torrevieja sería Techno Comp.-La sexta sucursal de Ciber Sinthetyk, si no me equivoco. Esta vez no os voy a dejar hacerlo. No, esto es demasiado gordo. Fran, prepárame un par de cosas, he de salir a ver a alguien.

. . .

Marta había visto ya antes desaparecer todo lo que le importaba en la vida. Cuando era muy pequeña, sus padres habían muerto debido a algo que jamás podría comprender la mente de una pequeña niña de sólo un añito de vida. Tras aquello, que no recordaba pero que aún hoy regresaba a visitarla cada noche en forma de pesadilla, había ido de un centro de acogida a otro. Nunca había podido quedarse en ninguno el tiempo suficiente para entablar amistad. Debido a la crisis de la década de 2020, muy poca gente adoptaba niños. Y cuando la crisis terminó, ella ya fue demasiado mayor para que nadie quisiera adoptarla.

A nadie le interesa una niña de once años, piensan que ya es demasiado mayor para que pueda encariñarse contigo como si fueras su verdadero padre y que, al haberse criado en centros de adopción, es seguramente una rebelde.

Tampoco las empleadas de los centros habían sido muy amables con ella. Sólo intentaban deshacerse de los críos para estar cuidando de cuantos menos mejor, lo cual desencadenaba en una amalgama de gritos y desinterés por su parte. El resto de los chavales no eran mejores. Ninguno le hablaba e iban en pandillas a las que ella nunca logró pertenecer.

A los dieciséis, ningún centro la acogió ya más y tuvo que buscarse la vida por su cuenta. En 2035, cuando ella tenía esa edad, se consideraba que a partir de dieciséis años una persona era capaz de valerse por sí misma. Los centros de acogida gozaban de sobre población, lo que dejaba a gran cantidad de menores en la calle. Encontró un mal empleo en una heladería de barrio y logró alquilar un pequeño estudio en un semi-ruinoso edificio.

Una tarde, cuando ella estaba sola en la heladería, entró Tim. Le pidió utilizar el servicio, pero ella no se lo permitió porque las normas del local establecían que era únicamente para clientes. Tras varios intentos de convencerla de que se trataba de un

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asunto de primera necesidad, Tim se rindió debido a causas fisiológicas inminentes y accedió a comprar un batido de chocolate a cambio de poder usar el servicio.

Al día siguiente, Tim regresó a la heladería, y también durante los días siguientes. Siempre a la misma hora en la que ella estaba sola. Pedía un helado o un batido que tardaba mucho en tomarse, y mientras charlaban. Él la hacía reír y a ella le encantaban sus visitas. Finalmente, se atrevió y la invitó a dar una vuelta, a lo que accedió encantada.

A partir de ahí, salieron durante tres años en los que no hubo ni una sola discusión. Ella hizo un par de cursos acelerados por correo y ahora trabajaba de administradora en una confortable oficina. Por su parte, Tim terminó los estudios de ilustración y se convirtió rápidamente en un dibujante y escritor de cómics de relativo éxito.

Este año, ambos estaban en proceso de comprar el piso donde Tim vivía de alquiler, ella se trasladaría allí para vivir los dos juntos. Y ahora, en la que era la mejor etapa de la vida de Marta, la única buena, una sombra del pasado de Tim, a la que incluso él mismo era ajeno, regresaba para tirarlo todo por la borda.

Tim estaba postrado en la cama del hospital, inundado por tubos. La pobre Marta esperaba pacientemente su recuperación, sin dejarle solo ni un segundo. El Profesor Santos había salido y por fin había dejado de hacerle pruebas. Quedaba pasar la noche, que al menos pasarían juntos y a solas. La muchacha apoyaba la cabeza en el pecho de él mientras le acariciaba la cara, con la intención de que sintiera sus caricias y regresara a la consciencia por ella.-Tim...- le susurraba -Ese viejo médico dice que tu estado es voluntario. Que estás así porque quieres huir de lo que eres. Pero yo no creo que seas nada malo. Me da igual de dónde vengas o quiénes sean tus padres. Eres un buen hombre, he tenido tiempo de comprobarlo. Eres lo único bueno de mi vida. Eres mi vida. No te puedes esconder así y dejarme sola porque no te guste lo que hizo la gente de tu pasado. Por favor...

La lágrima humedeció la sábana. Las luces estaban apagadas y la única iluminación era la de alguna solitaria estrella que entrara por la ventana. Desde el pasillo, a través de la cortina de la ventana y pudiendo observar tan sólo sus sombras, Adam aún velaba por ellos dos, incansable. Sintiéndose aún culpable sin saber muy bien si por decírselo o por habérselo ocultado la verdad todos estos años.

. . .

La calle estaba mojada por la humedad ambiental y ya empezaba a hacer fresco, lo que hacía que el edificio aparentara aún más solitario. No eran horas de visita, pero el asunto no podía esperar. La capitana cruzó la carretera y se acercó a la puerta decididamente. El vigilante iba a impedirle el paso, pero ella le mostró la placa y no le permitió ni una palabra. Había venido varias veces y cada vez soportaba menos el estar allí.

El encuentro con el recepcionista fue prácticamente idéntico al que tuvo con el vigilante de seguridad. Mientras el ascensor subía, dejaba ver en la fachada del edificio el nombre de la empresa escrito con letras ambiciosamente grandes. El ascensor subía por un tubo transparente y las paredes eran de vidrio, por lo que se veía la calle. Los tubos de los dos ascensores estaban situados en lados estratégico de la fachada para que lo que mejor pudiera verse desde ellos fuera el nombre “Ciber Sinthetyk” en letras gigantes, algo que demostraba una gran dosis de arrogancia. La Capitana se detuvo en el piso quince.

Un ostentoso pasillo con acabados en madera, lleno de plantas decorativas y de suelo con cómoda moqueta roja se extendía ante ella. Lo cruzó y llegó hasta la gran

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puerta que ya conocía demasiado bien.-Vengo a ver a Diego. Ábreme.-El horario de visitas terminó.-Natalia Salvador, Comandante en Jefe del C.A.E.- Natalia mostró su placa. Bastó para que el enorme hombre de seguridad entrase dentro del despacho para consultar a su jefe. A los pocos segundos, abrió la puerta.-Natalia, que sorpresa.- Exclamó el jefe desde el fondo del gigantesco despacho, con un

El hombre de seguridad comenzó a pasar sobre la Capitana un detector de metales. El artilugio era de plástico negro y emitía un pitido si se pasaba sobre un metal estando conectado. A la mujer no le gustaba en absoluto estar sometida al detector, así que antes de que éste subiera de la rodilla, se colocó enérgicamente los pantalones estirando desde la hebilla del cinturón en un gesto de superioridad, mientras emitía un gruñido de desacuerdo. Tras eso y una mala mirada por parte de ambos, el hombre de seguridad terminó el registro.-Está limpia, señor.-Gracias, Lucas. Déjanos solos.

El hombre asintió con la cabeza y salió del despacho, cerrando los portones sin dar la espalda a los presentes en el interior.-Mano de obra alemana. Deberías pensarte en contratar alguno entre tus agentes, son de lo más eficiente.-¿En serio? A mí no me lo ha parecido.- Contestó ella con cierto desprecio.-Te sorprendería.-Seguro.

El despacho debía medir unos treinta metros cuadrados y todas las paredes estaban ocultas tras las estanterías repletas de libros, que Natalia suponía que estaban más por adornar que por otra cosa. La pared que daba a la calle había sido sustituida por una enorme cristalera desde la que se podía contemplar gran parte de la ciudad. El hombre vestía un elegante y evidentemente muy caro traje de color gris y una camisa negra y se encontraba de pie frente al ventanal observando el exterior, como si desde allí pudiese controlar todo lo que ocurría en Torrevieja.-Cuarenta pisos de edificio, y tienes tu despacho en el piso quince. Supongo que eres consciente de que es demasiada altura para una construcción en Torrevieja, que se encuentra en zona de actividad sísmica.-Por favor, cariño. ¿Tan idiota me crees? Esto está construido con arquitectura japonesa. Si hubiera un terremoto, y me refiero a uno grande, no a un pequeño temblor, lo más que pasaría sería que se caerían unos cuantos muebles, un montón de desorden, pero nada más. El edificio se balancearía de un lado a otro sin caerse y después volvería al sitio.-Vaya, qué brillante.-Como bien sabrás, un hombre como yo no construiría algo tan grande para permitir que fuera endeble. Todo lo que Ciber Sinthetyk fabrica, está hecho para durar.-Lo sé, he escuchado el eslogan en televisión.- Replicó sarcásticamente.-Natalia, corazón, dudo que el motivo de tu visita sea algo tan banal como la construcción de mi edificio. Dime, ¿al fin te has decidido a abandonar a ese hombre- gorila al que llamas marido y venirte conmigo?

A Natalia no le hacía la más mínima gracia que el hombre que tenía frente a él, el dueño de Ciber Sinthetyk y por lo tanto su rival más encarnizado, hubiera descubierto que Adam era secretamente el Gran Gólem, por lo que se ponía como una fiera cada vez que surgía el tema.-Antes dejaría que esas bestias ghoul tuyas me arrancaran el pellejo a mordiscos, pedazo de mierda.-Por favor... Qué imagen menos sensual. ¿Y cómo he de decirte, belleza mía, que esas...

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criaturas ghoul, como tú las llamas, no son obra mía? ¡¿Qué beneficio económico podría aportarme algo así?!

Lo cierto es que Natalia debía aceptar la lógico de esa aplastante explicación. Después de todo, el hombre que se alzaba frente a ella era el mayor amante del dinero que había pisado la Tierra en siglos, y nunca desperdiciaría su tiempo y esfuerzos en algo que no le aportara satisfacción económica alguna.-No he venido a hablar de eso hoy.-¿A qué si no, entonces?-¿Qué coño es el Génesis?-¿El Génesis? El primero de los libros de la Biblia, corazón.-No me jodas, Diego. Sabes de qué estoy hablando. El Génesis, esa puta droga. Ayer me encontré con un tío que se la había chutado y parecía que tuviese los poderes de mi hermano. ¿Dónde la desarrolláis?-Suena interesante, nena. Pero no es cosa nuestra. Somos una empresa, no una red de narcotráfico.

Natalia se cansó de escuchar las mentiras de Diego. Le agarró por la camisa y lo estampó contra el cristal. Después, acercó amenazante su cara a la de él y desenfundó el arma que llevaba oculta en la chaqueta, clavándole su cañón en el cuello.-¡Ehh!... Agh... ¿Cómo has podido... pasar eso por el detector? Espera... ¿Es una 45? ¿Me amenazas con un arma del siglo XX?-Estas duelen más, Diego. Ahora escúchame. No voy a dejar que la ciudad se me infeste de yonkies colocados superpoderosos, así que dime; ¡¿DÓNDE DESARROLLÁIS EL GÉNESIS?!-Aunque realmente yo tuviera algo que ver en esa paranoia tuya, ¿crees que te lo diría? Mira, te aseguro que nadie bajo mis órdenes ha desarrollado eso, sea lo que sea. Pero muchos tienen acceso a los laboratorios y a las investigaciones, no puedo vigilar constantemente a mis más de dos mil empleados. Si alguien ha hecho una droga con mis productos, ha sido por su cuenta.-¿Por qué será que no te creo, Diego? ¿Qué me dices de la criatura ghoul de la otra noche?-Mira, créeme o no me creas, pero ya te he dicho que esa cosa no es mía. Lo que no da dinero, no es mi estilo, cielo.

La Capitana dejó caer a Diego. Se quedó mirándole con superioridad mientras él le devolvía una mirada de desprecio desde el suelo. Al instante, el hombre comenzó a levantarse.-Sé que estás metido en mierda muy gorda, millonario. Te descubriré de una manera u otra y te meteré entre rejas para siempre, de la misma forma que descubriré para qué se desarrollaron realmente los genes G y quién dio comienzo a esta locura.-¡¿Vienes aquí, a mi propiedad, en mitad de la noche, me acusas de un montón de desvaríos sin sentido y encima tienes los santos huevos de amenazarme?! ¿Y a punta de pistola? ¡¿QUIÉN COÑO TE CREES QUE ERES?! ¡NI SI QUIERA TIENES COJONES A DISPARARME, PUTA?!

Sin que en ningún momento su expresión revelase sentimiento alguno, Natalia levantó el arma y apretó el gatillo. Tras Diego, una de las láminas de cristal se llenó de grietas debido al impacto de la bala. La lámina que estaba tras la primera que recibió el disparo, ni siquiera se movió.-¿Dónde están tus modales y tu fingida elegancia ahora, Diego? Por cierto, buena idea lo del cristal blindado. Seguro que hay mucha gente en esta ciudad, a parte de mí, a la que le gustaría verte muerto.

La Capitana, sin mediar una palabra más, comenzó a abandonar la sala avanzando solemnemente hacia la puerta. Diego terminó de incorporarse y en ese mismo momento entró Lucas preguntando nervioso qué había ocurrido.

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-No es nada, Lucas, la señora ya se marcha. ¡Natalia!Ella se detuvo y giró la cabeza.

-Piensa lo que quieras, ese ghoul no era mío. Sigue investigando, si quieres. Descúbrelo todo. Pero no esperes que lo que encuentres sea de tu agrado. Y mucho menos esperes que no te destruya a ti y a los tuyos.

Tras las palabras de su adversario, la amenazante dama continuó caminando y salió del despacho. Diego se acercó a la mesa y apretó el botón del comunicador interno del edificio. Marcó una combinación de números y apretó un botón. De esta manera, estableció contacto con la sala de seguridad.-Necesito los vídeos de seguridad de mi despacho de los últimos siete minutos.-Verá, señor...-Respondió una voz desde el otro lado del altavoz. -...Hace unos minutos que las cámaras de su despacho no graban más que neblina en las cintas que tengo aquí, es como si alguien las hubiera desconectado.-¿Qué?-Intenté decírselo por el comunicador, pero tampoco funcionaba. He intentado arreglarlo, pero parecía que los fallos procedían de las máquinas de su despacho. Iba a subir a decírselo cuando me ha llamado.

En ese momento, Diego vio claro lo que había ocurrido. Existían unos artilugios llamados disco-imanes. Al conectarlo, el disco-imán crea un campo magnético en una zona de unos 40 metros cuadrados, lo suficiente para que ese campo magnético llene cualquier habitación. Dentro de él, todos los artefactos eléctricos dejan de funcionar.

Eran ilegales, pero el C.A.E. y el ejército tenían permitido su uso. Ella debió activarlo justo en el momento anterior a que el detector pasara sobre su pistola. Por eso había traído un arma antigua, las armas del C.A.E. necesitan electricidad para dispararse. Por eso había dicho que Lucas no le había parecido tan eficiente. "Estúpido idiota romántico..." Pensó. "...Ella esperaba que no encendieras la luz y tú no lo hiciste, ¿tan previsible eres para tu adversario?"-Lucas...-¿Sí, señor?-Esa mujer ha entrado a mi despacho con un arma de fuego.-Sí... sí, señor, lo sé. Lo siento, no volverá a pasar, lo siento mucho.-Tranquilo, Lucas, no es el fin del mundo... Sencillamente, estás despedido.

Antes de volver a subir al coche, la Capitana observó una vez más el enorme edificio, plantada de pie frente a él. No estaba segura de que fuera muy buena idea lo que acababa de hacer. Sabía que no iba descubrir nada por el camino duro, pero lo hizo con una intención. Ahora su enemigo sabía que estaba más que decidida a ir a por él, y lo que es más importante, sabía que iba más que en serio. Eso le pondría nervioso, y las personas nerviosas comenten errores imprudentes...

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 7. Prisión mental

La salida de Natalia en busca de algo de liberación para su estrés había concluido en otro grave asunto del que preocuparse. Indescriptiblemente difícil le resultaba ya de por sí contemplar a su marido sufrir la culpa y preocupación con la que cargaba. ¿Cómo iba ella a aumentar ese peso contándole la terrible amenaza que acababa de descubrir?

Así que guardó silencio. Anduvo hacia el banco del pasillo de la sala médica donde Adam había pasado la noche y donde aún permanecía. Se sentó junto a él, se abrazó a su brazo y se acurrucó entre su hombro y su pecho. Él observaba atentamente el interior de la habitación de Tim a través del cristal de la ventana.-No es culpa tuya. Tenía que descubrirlo tarde o temprano.-Fui yo quien le golpeé.-Y si no lo hubieras hecho, seguiría convertido en esa criatura e intentando matar a gente. Deberías irte a casa, ya está Marta para sufrir por los dos.-Pobre... Es ella quien debería irse a descansar, ha estado toda la noche llorando.-Lo sé. Pero a ella no la podremos convencer para que se separe de Tim.

Todo el mundo parecía estar pendiente del estado de Tim. El Profesor Santos aseguraba que se trataba de un estado de coma que había creado su mente de manera subconsciente para poder enfrentarse al dolor que le planteaba el hecho de no ser, en esencia, un ser humano. Sin embargo, aunque él no pudiera entenderlo, le convertía en tan humano como el que más, pues solo los humanos desean ser humanos.

Los médicos, bajo el mando de Santos, luchaban por ayudarle a restablecerse. Pero siendo un estado psicológico, poco podían hacer. El Profesor repetía una y otra vez que en realidad todo dependía del propio Tim, y era ciertamente él quien libraba la principal batalla por el control de su propia cordura.

La mente humana es extremadamente compleja. Por eso, en determinadas ocasiones, nos muestra alguna situación en la que debemos participar conscientemente de manera tal que podamos entenderla, algo que podamos reconocer del plano terrenal en el que nos movemos. En el caso de Tim, se trataba de una habitación húmeda y oscura. Con grises paredes de ladrillo tan altas que no alcanzaba a ver el techo. Se veía a sí mismo, desnudo, acurrucado en un rincón de aquel lúgubre cubículo, abrazado a sus rodillas y con la cabeza entre las piernas.

Sentía que no existía ningún lugar en el mundo en el que pudiera esconderse y huir de lo que era. Por eso había decidido aislarse. Por eso había escapado al último rincón de su mente. Pero ni siquiera allí, donde sólo él podía acceder, no pudo encontrar paz. Desde las sombras, podía escuchar a la criatura, hablándole sin palabras."No eres humano", parecían decir sus rugidos y gruñidos. "Déjamelo a mí. déjame tomar el control."

Tim lloraba. En su mente, lloraba. La tentación de obedecer al monstruo, de cederle el control y abandonarlo todo fue demasiado tentadora. No tendría que volver a preocuparse por nada, la bestia lo haría. Después de todo ¿qué preocupaciones tiene un animal salvaje? Le cedería el control y permanecería allí para siempre, en aquel rincón donde podría descansar una vez que la bestia marchase. Nadie le molestaría. Nadie. Nunca más.-No...- Pensó Tim, aunque en su mente a él le parecía que realmente las palabras salían de sus labios. - No... no voy a dejarte. Soy mi dueño."Idiota", le parecía escuchar "¿Eso es lo que quieres? ¿Hacernos sufrir a los dos? Yo deseo salir y tú una vida sencilla, ¿por qué ibas a elegir tener lo que yo deseo y obligarme a tener lo que tú deseas, estar en paz? No es justo, Tim".

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Tenía razón. ¿Por qué no iba a permitir que ambos consiguieran lo que querían?-Tú no eres... no eres real. Sois los genes G. Queréis hacerme alucinar. Sois como un virus, inteligentes, pero sin sentimientos. No... Vosotros no podéis desear cosas... no podéis desear, ni amar... amar... Marta...

Por primera vez en todo el tiempo que llevaba en esa situación, Tim levantó lentamente la cabeza. Miró al frente. Oscuridad. La oscuridad lo envolvía todo y no alcanzaba a ver las paredes más allá de donde estaba sentado. Entre las tinieblas, podía ver de vez en cuando los ojos del monstruo que le acechaba.

"No puedes deshacerte de mí, Tim. No estoy dentro de ti, soy parte de tu ser. Al igual que tu sangre. Si yo muero, tú mueres, si sufro, tú sufres y si vivo, tú vives."-Puede ser... pero no tienes por qué tener el control. Apareces cuando estoy dormido... solo cuando estoy dormido...

Tim acababa de darse cuenta de algo que hasta ahora no había podido ver. Se preguntó cómo pudo haber estado tan ciego. No tenía que someterse al monstruo, no sería derrotado por él. -Solo... apareces... cuando duermo... No sois tan poderosos, me necesitáis dormido para poder ejercer el control. Es la única manera en la que me podéis controlar. Eso significa... que soy superior a vosotros...

Tim se levantó por primera vez de su rincón. Aquella proyección de su mente representaba su esencia humana. El hombre que había vivido la vida de Tim, aquél quien era y se sentía orgulloso de ser, y aquel a quien Marta tanto amaba. No iba a permitir que una diferencia genética dictase su comportamiento, su forma de ser sería elección suya y únicamente suya.

Más de decidido de lo que jamás había estado y reconociendo al fin su humanidad, decidió imponer ésta al rival que llevaba dentro.-Escucha, feo. Yo soy yo y solamente yo. No me importa lo que seas capaz de hacer físicamente ni el poder que tengas. Aquí solo eres un animal y yo el dueño de todo esto.

"No seas idiota, chico. Puedo hacerte pedazos"-Pero no lo harás. Tú lo has dicho, si yo muero, tú mueres. Escuché al Profesor explicar que los genes G tienen extremadamente desarrollado el sentido de la supervivencia. Ni si quiera me permitiríais suicidarme, ¿verdad? ¡¡ASÍ QUE, CAPULLO, PREPÁRATE PARA SER MI SIRVIENTE!!

Tim corrió hacia la bestia. Esta al fin abandonó las sombras y se dejó ver. Para Tim, el monstruo tenía la apariencia de una criatura idéntica a la que había combatido hace poco en su forma salvaje, pero ésta de ahora era de color gris y carecía de alas, además de ser ligeramente más grande.

Sin embargo, de camino hacia el monstruo, Tim encontró más obstáculos de los que pensaba. De las paredes, surgieron los brazos. Brazos gélidos y descompuestos que le apresaron por todas partes. “¿Crees que no ejerzo control, chico? Toda esta gente que ahora te atrapa, son mis víctimas. Víctimas a las que tú nunca hubieras hecho daño y sin embargo yo maté utilizando tu cuerpo”.-No...

A pesar de que ahora Tim permanecía atrapado entre los brazos muertos, no había perdido su determinación. Al fin había comprendido que el control podía ser suyo y esta vez no permitiría que el monstruo de las sombras se lo llevara.-Puede que les mataras, pero tu influencia fue mínima. Solo te aprovechaste de que yo intentaba defender a la gente a la que amenazaban. Como a esa chica, Lara. Lo único que hicisteis, genes G, fue aprovechar mi confusión y mi ignorancia de que estuviéais presentes. Sin embargo, aún así, logré dirigir vuestra influencia hacia actos relativamente nobles, proteger inocentes. ¡Fui YO quien os controló a pesar de no saber que existíais! ¡ASÍ QUE SOLTADME, OS LO ORDENO! Con un fuerte impulso mental, Tim logró que los brazos que le apresaban le soltaran y

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desaparecieran. Pero no lo harían para siempre. Aunque había ganado la batalla, los fantasmas de las personas que había matado volverían para acosarle en cada uno de sus sueños, quizás como una penitencia voluntaria elegida por él mismo para encontrar una mínima redención por sus horribles crímenes.

En un último intento de dominar a Tim, la bestia también saltó hacia él, desplegando sus garras y colmillos. Tim esquivó esas metafóricas garras y se enganchó al pecho de la criatura, haciendo que los dos cayeran a espaldas de ésta a pesar de que era claramente más grande que el muchacho. Rodaron por tierra y entonces todo comenzó a desaparecer. La oscuridad dejó paso a una intensa luz blanca que los envolvió a los dos.

El vacío en el que a Tim le parecía encontrarse se fue convirtiendo lentamente en el techo de la habitación de hospital en la que estaba. Parpadeó unas cuantas veces y entornó los párpados. Miró por la ventana. El sol iluminaba la habitación a través de la ventana. Sintió algo cálido y suave sobre su pecho. Al bajar la mirada, vio a Marta dormida sobre él. Con extremada delicadeza, extrajo de entre los cables una de sus manos y la acarició. Ella despertó, al principio un tanto confusa pues no recordaba dónde se encontraba.-Hola...-Le susurró él.

Ella le admiró con los ojos envueltos en lágrimas como si estuviera contemplando un milagro.-¡¡¡TIM!!!- Tras gritar su nombre, se lanzó a su cuello para abrazarle, llorando de alegría por recuperarle.

Desde fuera, Adam, que aún permanecía sentado solo en el banco del pasillo, se incorporó de un salto. Gritó pidiendo a los enfermeros que hicieran venir al Profesor Santos inmediatamente.- Eh, chica... Je, je. Ya vale, no llores. Ya estoy bien. Pero no por mucho tiempo si sigues ahogándome.- Acariciándole la cara y secando a la vez sus lágrimas, Tim la hizo levantar la mirada.-¡Dios mío, Tim! Tu... tu cara...

Tim se tocó la cara extrañado. Se levantó y anduvo hasta el espejo del pequeño cuarto de baño. En su imagen reflejada, vio como la apariencia del monstruo con el que acababa de luchar en su mente se dejaba entrever. Le habían crecido colmillos y sus orejas se habían vuelto extremadamente puntiagudas, mientras que su piel había palidecido. Tim sonrió.-Tranquila, cielo...- Tim se relajó. En tan solo un instante su rostro volvió a tener un aspecto de lo más humano y volvió a mirar a su novia.- No es nada. Mientras Tim regresaba a la silla donde estaban sus ropas, Adam entró en la habitación sin saber muy bien qué decir.-Tim... ¿Cómo estás?

Su sobrino le miró. Se acercó y se quedó de pie frente a él. Entonces volvió a sonreír.-Los controlo, Adam. No volveré a transformarme en un animal salvaje. Ya puedo controlarlos.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 8. Cómo se creó al Gran Gólem

-El Profesor dice que tu estado es casi absolutamente estable.Tim y Adam disfrutaban del frescor nocturno en la azotea del cuartel del C.A.E.,

apoyados en la vaya de piedra que daba a la calle. Hubo un tiempo en el que desde la altura de un cuarto piso se podía contemplar toda Torrevieja, pero eso ocurrió hace muchos muchos años. Ahora, edificios considerablemente grandes poblaban las calles de la localidad y tapaban la visión a los edificios más viejos y bajos.

Sin embargo, las instalaciones del C.A.E. se encontraban al final de una calle, de manera que frente a ellas, las dos hileras de edificios dejaban ver un largo pasillo libre de construcciones, con la carretera entre ellas.

Tío y sobrino disfrutaban de las vistas y las refrescantes, ya casi frías, corrientes de aire del otoño que les rozaban el rostro.-¿Qué quiere decir eso de "casi"?-Bueno... Por lo que se ve, hay algunas cosas que aún estás desarrollando, genes en crecimiento y eso. No creo que sea nada de lo que preocuparse. Aún eres joven, es normal que a tu metabolismo aún le falte algún cambio.-Genial, lo que me faltaba, que me salieran cuernos o algo de eso.-Dime, Tim. ¿En serio has obtenido el control absoluto sobre tus genes G?-Te lo aseguro, tío. Puedo activarlos y desactivarlos cuando me salga de...-¡Está bien, te creo! ¿Y cómo estás tú?-Mejor. Marta dice que a ella no le importa de dónde haya salido yo, que lo único que quiere es estar conmigo. La verdad es que pienso que ella no se cree una sola palabra sobre ese tema.-¿Por qué íbamos a inventarnos algo así?-No creo que piense que os lo inventéis, si no que estáis equivocados.-¿Y cómo se explica lo que te ocurre?-Bueno, supongo que cree eso de los genes G y demás. Y que mi padre los portaba y yo los heredé. Pero no ese rollo de que la criatura monstruo fue la que me gestó.-¿Y tú?-Yo... no sabría decirte por qué, pero siento que es cierto.-El Profesor lo llama vínculo empático. Las personas que comparten genes G del mismo tipo pueden sentirse unas a otras...-O sea, que siento a los bichos. Pues qué mierda. Espera...¿Del mismo tipo? ¿Cuántos tipos de genes G existen?-Por lo que yo sé, actúan de manera diferente dependiendo del ADN con el que se combinen.-Entiendo...-Oye, Tim... Siento... siento habértelo ocultado durante tantos años. Fue una decisión que tomamos todos juntos tras la muerte de tu padre. Él habría querido contártelo todo sin tapujos, pero nosotros pensamos que sería mejor así, que de esta manera quizás podríamos acabar con esto para siempre.-No te disculpes, Adam. Entiendo por qué lo hicisteis. Según Santos, existía la posibilidad de que mis genes G nunca hubieran llegado a activarse, y si así hubiera sido, no hubiera tenido que pasar por... bueno, por lo que he pasado. Lo cierto es que yo en vuestro lugar habría hecho lo mismo, creo.-Parece que ahora de repente te lo tomas muy bien.-¡Hey! Soy el hijo de un superhéroe que ha heredado sus poderes y encima de manera aumentada. No está tan mal, ¿no?-Antes de entrar en el coma no parecías tan optimista.

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-Bueno... ese coma ha sido... revelador para mí. Aunque no lo creas, ha sido una especie de crisálida psicológica en la que he podido evolucionar. Supongo que esos genes G también ayudar a potenciar tu espíritu, ¿eh?-Los genes G no te dan habilidades psicológicas, Tim. Tu superación ha sido cosa tuya y únicamente tuya, de tu parte humana. Creo que aún sin ellos, ya eres ciertamente extraordinario, sobrino.-Tío, a veces hablas como en el trailer de una película mala.

Los dos guardaron silencio un rato, disfrutando del frescor nocturno. En momentos así, Tim solía meditar, pensar en asuntos que él debía resolver. La mayoría de las veces asuntos de su trabajo; cómo continuar una argumento, qué estilo de dibujo utilizar...

Pero en aquel momento, quizás por primera vez, Tim logró dejar la mente en blanco y concertarse tan sólo en lo bien que se sentía. El sonido de las sirenas en la noche era tan constante que, con el paso de los años, prácticamente había terminado por convertirse en banda sonora de Torrevieja, y aunque eso era algo que a Tim le parecía deplorable, esta noche no lograron extraerlo de su bienestar personal.

-Adam...-Dime.-Aún no me has contado cómo fue que tú acabaste teniendo genes G.-Es... es largo de contar.-Este es un buen momento para hacerlo, ¿no crees? Tenemos la noche libre y aquí se está relativamente tranquilo.-Supongo que tienes razón.... Adam meditó un instante sobre cómo comenzar a contar la historia a su sobrino. Después tomó aire y resopló con resignación. Ya que le había contado a Tim casi todo, supuso que sería lo justo narrarle los hechos completos. De manera que comenzó.

-Verás, tuvo que ver con tu padre. Lo cierto, es que creo que todo lo que ocurrió durante esa época tuvo que ver con él. Con él, con Natalia y con los padres de ellos. Ocurrió después de que Víctor y el Profesor te encontraran a ti. Natalia se dedicaba por aquel entonces a reconstruir el C.A.E. en cuerpo y alma. El cuerpo había sido prácticamente aniquilado mientras que Virus aún continuaba activo, con el respaldo económico de Cyber Sinthetyk. Algo que todos supimos desde el principio pero que aún no hemos podido demostrar. Víctor, por su parte, llevaba una investigación propia. Cada noche, Víctor registraba los rincones más turbios de Torrevieja en busca del líder de Virus.

'Consiguió importantes logros. Desmanteló alijos enteros de armas, detuvo a grupos extremistas que trabajaban para la organización y logró pruebas que hicieron que arrestaran a, yo diría que centenares, de criminales. Todos los periódicos hablaban de él, no había una semana en la que no se publicara una noticia acerca del Diablo del Cielo. Era una leyenda, un misterio. Sólo Natalia, Jéssica, el Profesor y, por supuesto su creador, el propio Doctor Virus, conocían la verdad del hombre tras el antifaz.-Je. Mi padre el superhéroe... Debería sacarlo en mis cómics.-Venderías bastante, créeme.-Pero, ¿qué tiene que ver todo eso contigo? Pensé que me contarías la historia de cómo acabaste siendo... je, je... El Gran Gólem.-¿Qué tiene de eso gracioso, si se puede saber?-Nada, nada.

Tim giró la cabeza hacia el lado contrario al que se encontraba su tío y soltó una silenciosa carcajada, cerrando los ojos y abriendo la boca sin emitir ningún sonido. Tras pensar un momento en lo ridículo que podía llegar a sonar su apodo, Adam se sonrojó

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por sentirse un tanto avergonzado. Pero aún así continuó la historia.-¡Mmmff...! Como te acabo de decir hace un momento, por aquel entonces parecía que todo lo que nos sucedía tenía que ver con tu padre. Yo ya había empezado a salir con tu tía Natalia y él salía ya con tu madre... Perdona, tu madre adoptiva quiero decir, Jéssica, la hermana de Ethan. Lo cierto, es que tanto yo como Ethan no pudimos llegar jamás a recordar cómo sucedieron los hechos en realidad, así que para contártelo me tengo que basar en lo que me contó Víctor y en las viejas grabaciones que vi de las noticias.

'Víctor había logrado en solitario bastante ventaja sobre la organización de Virus, de manera que éste se vio obligado a tomar medida. Un día, sin más, todos cuentan que Ethan y yo desaparecimos. Todo el mundo dice que estuvimos tres días sin dar señales de vida y que después sencillamente regresamos. Te aseguro, Tim, que no recuerdo en absoluto que eso ocurriera así. Es más, no recuerdo que esos tres días transcurrieran siquiera. Ni Ethan tampoco dijo haberlo recordado jamás. Para él y para mí, sencillamente estábamos en un sitio, y al segundo siguiente habían pasado tres días.

'Víctor y Natalia intentaron descubrir qué nos había pasado, pero no llegaron a averiguar nada. Después de eso, todo siguió como siempre. Víctor seguía luchando contra Virus y Natalia seguía reorganizando el C.A.E., algo que se les daba de miedo a pesar de ser tan jóvenes. Recuerda que en 2019, él sólo tenía 19 años, la edad que tú tienes ahora...-Oye... Adam, ¿crees posible que mis genes G se hayan activado precisamente ahora porque tengo exactamente la edad que tenía mi padre cuando se los implantaron a él?-Estaba pensado en eso precisamente. No tengo ni idea de cómo funcionan en realidad los genes G, pero creo que es probable sí que sea eso lo que te pasa. De todas formas, cualquier duda que tengas sobre los genes G a nivel científico, te aconsejo que la consultes con el Profesor Santos. Lleva estudiando los genes G desde que descubríamos que existían.-Bueno, iré en otro momento. Por favor, sigue contándome tu historia... Gran Gólem.- Tim sonrió burlonamente.-¿Quieres dejarlo ya? Está bien, ¿por dónde iba...? ¡Ah, sí! Víctor y Natalia investigaron un tiempo dónde habíamos estado Ethan y yo, pero al no descubrir nada y ver que estábamos perfectamente, a parte del lapsus de memoria, lo dejaron correr.

'Meses después, Víctor, Ethan y yo fuimos a dar una tarde a pasear por la playa. Como no era verano, estaba desierta, y nos encantaba ir allí a charlar y a desvariar un buen rato sobre temas banales. ¡Je...! era una época genial.

Pero esa tarde... Víctor nos hablaba, pero nosotros no respondíamos. Nos preguntó que qué ocurría, que si había hecho algo que nos hubiera disgustado... Y entonces le golpeé. A pesar de su resistencia sobrehumana, le hice volar varios metros. Allí cayó, tumbado en la arena y con la boca sangrando.

'Atónito, se levantó al instante para mirarme. Entre ropas destrozadas y mirada perdida, la bestia en la que me convierto apareció frente a él por primera vez, pero yo no la controlaba.

'Me lancé sobre él como una avalancha, pero en esta ocasión consiguió esquivarme. Mis dos puños golpearon la arena y levantaron una nube marrón de más de dos metros. Víctor saltó sobre mi cabeza y quedó a salvo a mis espaldas. Entonces buscó a Ethan. Le gritó para que se fuera, para que huyera hasta un lugar seguro.

'Un rayo de energía eléctrica golpeó a Víctor en el pecho, lanzándolo una vez más a tierra. Sus ropas se quemaron en esa zona de su cuerpo, dejando ver una fea quemadura en su piel.

'Tosiendo, mareado, dolorido y confuso, se incorporó ligeramente, tanto como pudo, para descubrir que Ethan había también abandonado su apariencia humana.-Adam, siempre... siempre os oigo hablar de ese tal Ethan. Pero no tengo idea de quién

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es, y ahora me sueltas que es también un... bueno, lo que sea que seamos nosotros. ¿Quién es?, ¿por qué no le conozco?, ¿por qué a él no le veo en las noticias y por qué nunca habláis abiertamente de él, solo ligeras menciones? ¿Está muerto o qué?-Ethan es el hermano de tu madre, el tercer miembro de los Diablos del Cielo originales. No está muerto, le conocerás. Pero antes debes saber lo que ocurrió.

La respuesta de Adam no le aclaraba mucho a Tim y le hizo sentirse un tanto frustrado. Pero sabiendo que no tenía alternativa, pidió a su tío que continuase. Además, lo cierto era que estaba intrigado por saber cómo terminaba la historia.-Está bien, Adam. Sigue. ¿Qué aspecto inhumano tenía Ethan?-Su aspecto no era tan aterrador como el mío cuando me transformo. Se había vuelto tan delgado que parecía tratarse de una débil criatura. Pero igualmente asombró a tu padre. Ethan es rubio, mucho más que tú, y llevaba siempre el pelo liso y algo largo, sujeto con una coleta corta.

'Esa coleta le llegaba ahora hasta los pies. Sus ojos se habían vuelto totalmente amarillos y su boca y su nariz habían desaparecido. Su piel se había vuelto completamente blanca y había adquirido un aspecto más rígido, una especie de plástico orgánico flexible. Vestía una camiseta sin mangas roja y un pantalón ajustado blanco, que ya no le sentaba tan ajustado. Se había descalzado y podía verse que tan sólo tenía dos gruesos dedos en cada pie y tres en cada mano, en las que brillaba la energía eléctrica pura.-¿Sujetaba... la electricidad con las manos?-No exactamente. Mira, el Profesor nos lo explicó. Como creo que ya sabes, los genes G se activan con una leve descarga eléctrica del sistema nervioso. De alguna manera que soy incapaz de explicarte, en el caso de Ethan lograron crear el efecto contrario, que fueran los genes G los que controlaran la electricidad.-Entonces, realmente estuvisteis desaparecidos tres días. Y fue cuando alguien os implantó los genes, ¿me equivoco? Pero, ¿por qué a vosotros precisamente?-Fue el doctor Virus. Ese tío tenía un retorcido sentido de la ironía. Nos implantó esos genes G lo más rápido que pudo para poder variar nuestras habilidades de las de Víctor.

'Después, nos hizo estar un tiempo prudencial inactivos, para que Víctor se despreocupase del tema y lo pudiéramos pillar por sorpresa. Nos lavó la mente para que le atacáramos, pues nosotros, sus dos mejores amigos, seríamos las personas ideales para acabar con su vida.-¿Tan loco estaba ese imbécil?-Más de lo que puedes imaginar. Pero déjame contarte cómo acabó aquello. Después de recibir la descarga de Ethan, Víctor se levantó como pudo. Gracias a los genes G, la herida no fue mortal ni muy profunda, pero sí lo bastante grave como para dificultarle el combate seriamente. Aun así, sacó el antifaz ese que solía ponerse del bolsillo de su pantalón y se lo colocó para hacernos frente. Al principio, intentó hacernos razonar, hablar con nosotros. Pero al comprobar que tan sólo respondíamos con más ataques, pasó a intentar derrotarnos a golpes.

'Primero intentó atacar a Ethan, pero éste disparaba demasiado rápido, extrayendo la electricidad estática de las partículas de aire y provocando enormes descargas, como relámpagos, que impedían a Víctor acercarse a tocarlo. Viendo que no podía con él, optó por cambiar su objetivo por el momento y atacarme a mí. Grave error. En el primer golpe, casi se rompe la mano. Sujetándole de los pies, le lancé al agua. Ethan lanzó una descarga contra la zona donde cayó y...-¿Fue... fue así como murió mi padre? ¿Le matasteis tú y ese tal Ethan? ¿Es por eso que me dijiste que la primera vez que te transformaste eras una bestia asesina?- Tim hizo estas preguntas ansioso por saber y casi asustado por las posibles respuestas.-Déjame terminar. Una vez derrotado Víctor, Ethan y yo... fuimos al centro de Torrevieja. Lo destrozábamos todo a nuestro paso. Coches, máquinas, casas... y gente.

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'Matamos a varias personas ese día. Gente inocente que pasaba por la calle, Guardias Civiles que intentaban detenernos, e incluso soldados de las fuerzas especiales que vinieron a por nosotros... Quizás sólo el C.A.E. habría estado lo bastante bien equipado para detenernos, pero entonces estaba en reconstrucción y ni un solo Agente estaba entrenado para una batalla así.

'En la grabación de las noticias vi como... vi como me acerqué a un par de niños que habían quedado atrapados entre escombros. Mis manos rojizas por la sangre de otros levantaron los escombros que atrapaban a los pequeños, mientras Ethan continuaba tras de mí disparando sus rayos sin cesar y provocando tremendas explosiones. Levanté los puños, los dos juntos y... los dejé caer sobre los niños... Pero al levantar los puños, sólo había escombros. Ni cadáveres ni huesos rotos. Solo un puñado de piedras.-¿Qué pasó?-Víctor. Estaba destrozado, lleno de heridas y quemaduras. Pero había vuelto. Entró en los escombros y apartó a los chicos de la trayectoria de mis puños. Los dejó en el suelo y les gritó que corrieran.-Pero... por muy fuerte que fuera, ¿como es que sobrevivió a una descarga eléctrica estando hundido en plena agua?-Lo único que se me ocurre... es que la voluntad de tu padre fue tan fuerte, que le permitió aumentar la energía de sus genes G para incluso resistir una cosa así. Estaba destrozado, apenas se le reconocía debido a las quemaduras en todo su cuerpo. La ropa derretida se le había pegado a la piel. Pero aguantaba en pie, dispuesto a plantarnos cara.

'Entre las aperturas y agujeros del suelo, varios cables eléctricos se dejaban ver. Esquivando mis golpes y los ataques de Ethan, al menos la mayoría de ellos, Víctor agarró uno de eso cables eléctricos. Lo arrancó del suelo con las manos y lo partió, haciéndole expulsar una ráfaga de chispas. Después, lo lanzó contra Ethan. Éste, instintivamente, lanzó un rayo contra el cable para protegerse, pero lo que ocurrió fue que la electricidad lanzada por Ethan se unió a la del cable y quedó pegado a él, en un descomunal circuito cerrado. Ethan, al estar bajo lavado de cerebro, carecía de capacidad de razonamiento y allí quedó atrapado sin saber qué hacer.

'Fue Víctor el que le golpeó con un poste de madera caído y le separó de allí. Al recobrar el conocimiento, Ethan se encontraba perfectamente, aunque aún seguía transformado.-Con eso de que se encontraba perfectamente, ¿quieres decir que se libró del lavado de cerebro?-Exacto. Pero para él era como si acabase de despertar de un sueño. No recordaba nada y no tenía ni idea de lo ocurrido. Mientras permanecía intentando comprender dónde estaba, Víctor y yo nos enzarzamos en una nueva pelea. Aunque era más un intento de Víctor por eludir mis golpes que una pelea.

'Entonces, comenzó a gritarle. "¡Ethan! ¡Dispárale, lánzale una descarga enorme!". Ethan no entendía nada de la situación, estaba aterrado, tanto por lo que ocurría a su alrededor como por su propio aspecto inhumano.-¿Qué ocurrió?-Ocurrió que logré golpear a Víctor. El impacto fue demasiado para él. Cayó al suelo malherido, inmóvil y luchando por mantenerse mínimamente consciente. Me acerqué a él y preparé los puños para el último ataque. Los bajé contra su cabeza con todas mis fuerzas y, en la última fracción de segundo, antes de poder reventarlo, una descarga eléctrica salida de la nada me lanzó hacia atrás.

'Ethan se acercó a Víctor, que aún permanecía tirado por tierra, para comprobar su estado. Víctor, con la voz debilitada y casi apagada, le pidió que lanzara contra mí la descarga más potente que pudiera, asegurándole que así lograría calmarme. Mientras, yo me había recuperado de la descarga y me disponía a volver al ataque contra ellos

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dos. 'Ethan continuaba sin entender lo más mínimo de lo que estaba ocurriendo, pero

confiado en su amigo, le obedeció. Cuando me vio correr hacia él, corrió hacia donde estaban los cables de la luz que Víctor había roto.

'Utilizando un conocimiento instintivo del funcionamiento de sus... poderes a nivel básico, Ethan absorbió la energía de los cables y provocó una descarga gigante. Justo donde yo estaba, apareció una enorme columna de electricidad que me lanzó por los aires e iluminó todo el barrio donde nos encontrábamos. Caí a tierra desde varios metros de altura y, ya en el suelo, comencé a recuperar mi forma humana. Supongo que Ethan permaneció transformado por la propia naturaleza de sus habilidades, que le permitían conducir grandes corrientes eléctricas a través de su cuerpo, pero a mí me dejaron k.o.-¿Y después de eso qué pasó?-Pues el lugar se llenó de coches de policía, Guardia Civil, bomberos y ambulancias. Había decenas de heridos y varios muertos, y los servicios de emergencia no daban a basto para atender a todo el mundo a la vez entre fuegos y escombros. Entre todo ese caos, Ethan logró coger un coche y sacarnos de allí sin que nos descubrieran ni identificaran. Al no saber a quién acudir, nos llevó a casa de Víctor y allí el Profesor Santos nos atendió.-Eso ya lo suponía. Me refería a qué ocurrió después. ¿Qué hicisteis Ethan y tú ahora que erais... así?-Verás, antes de que nos pasara todo esto, ni él ni yo sabíamos nada acerca de Virus, del C.A.E. ni de la guerra secreta que Natalia y Víctor estaban llevando a cabo. Entonces, Natalia decidió que era momento de contárnoslo, pues merecíamos saber qué nos había pasado.-Esa historia me suena.-Sí, bueno. No eres el único al que intentaron proteger, ¿sabes? Víctor tardó semanas en recuperarse de sus heridas y, mientras, Ethan y yo decidimos ayudar a Natalia a reorganizar el C.A.E., a la vez que por las noches continuábamos el trabajo de Víctor mientras él mejoraba.

'Cuando volvió a estar en condiciones, nos unimos a él. Por supuesto, no accedió a eso tan fácilmente. Planteó innumerables objeciones a que participáramos en una guerra que no nos atañía. En varias... misiones, como él las llamaba, colaboramos a la fuerza, llegando a pelear incluso entre nosotros varias veces, aunque Ethan siempre lograba hacernos entrar en razón.

'Ethan era de los tres quien poseía mayor autocontrol, además de ser el mejor amigo de Víctor, y fue finalmente él quien le convenció de que el mero hecho de ser lo que éramos, portadores de los genes G, nos convertía directamente, quisiéramos o no, en parte de la guerra.

'De esa manera, Ethan y yo nos unimos a Víctor y a su hermana. Participábamos tanto con Natalia, ayudándola oficialmente en la reorganización del C.A.E., como extraoficialmente junto a tu padre en las misiones más peligrosas; desarticular bandas, cortar contrabandos de armas, capturar a tíos chungos... Esas cosas. Lo cierto es que pudiendo hacer las cosas que hacíamos, no era difícil. Comenzamos a convertirnos en una leyenda entre los criminales. Je... llegamos a un punto en el que todos ellos temían escuchar el nombre de...-¿Los Diablos del Cielo?-¿También vas a reírte de ese nombre?-No. Ese me gusta. Parece que mi padre era muy... poético. Quizás debería haber sido escritor.-Bueno... supongo que tú te quedaste la responsabilidad artística de la familia, Tim.-Quizás debería dibujar algo acerca de vosotros. Los Diablos del Cielo... sí, suena bien.

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Tras la momentánea distracción, Tim recobró el interés por la conversación principal.-Pero, siendo tan poderosos como erais, ¿quién os hizo desaparecer? ¿Quién fue capaz de lograr matar a dos de vosotros, especialmente a ese Ethan del que tanto hablas? 'Tenía... como mega poderes, ¿no? O sea, controlaba la electricidad a la perfección, tío. Por lo que me has dicho, era incluso capaz de extraer electricidad estática del aire y disparar enormes descargas de la nada. ¿Quién pudo matar a alguien así?-Tim... Ya te lo he dicho antes. Ethan no está muerto.-Pero mi padre sí. ¿Quién fue? O, ¿qué pasó? Y, ¿dónde está Ethan? Dijiste que me lo dirías.

Adam guardó silencio un instante, mirando fijamente a su sobrino. Demasiadas veces en tan pocos días se había visto obligado a zambullirse de lleno en los dolorosos acontecimientos de su pasado. Ahora, su sobrino le pedía que una vez más reviviera aquellos recuerdos, e insistía en que le contara cómo se truncaron las vidas de sus dos mejores amigos. Sin embargo, por difícil que le resultara, Tim era el hijo de uno de esas personas a las que tanto apreciaba, y merecía saber la verdad que había permanecido oculta durante diecinueve años a los ojos de la gente a la que podríamos denominar común.-Te lo enseñaré, Tim. Ven conmigo.-¿Enseñarme qué?-A Ethan.

En aquel instante, las dos compuertas del ascensor que daba a la azotea se abrieron. En el blanco interior del artilugio, la atractiva figura de la esposa de Adam mostraba un aspecto preocupado, al borde de la desesperación se podría decir, de no ser porque esta mujer jamás se dejaba caer en ella.- Cariño, ¿qué ocurre?

Adam subía muchas veces a la azotea a tomar el fresco y a relajarse. Era para él una especie de ritual casi sagrado que todo el mundo que le conocía respetaba y no interrumpía. De este modo, en el momento en que vio aparecer a Natalia, supo que algo grave estaba sucediendo.-Adam, perdona que os interrumpa, pero hay algo que tengo que decirte. Urgentemente. Acompáñame al laboratorio, por favor.-¿Tan grave es?-No, es más grave aún.-Voy.-Yo también.-Tim, es una misión del C.A.E., solo para agentes. Es muy peligroso. Tú vete a casa.-Mira, Natalia, le has pedido ayuda a Adam, y si le dices a él que es algo muy grave, es evidente que se trata de algo relacionado con los genes G. Lleváis toda mi vida ocultándome que yo también los porto. Lo hicisteis para protegerme y lo entiendo, yo habría hecho lo mismo. Pero ahora que sé lo que llevo dentro, no voy a permitir que se me oculte ni un solo dato más sobre ello. Así que, sea lo que sea, yo también voy. Por las buenas o por las malas.

Tim apretó los puños y frunció el ceño. Natalia le miró preocupada y furiosa y Adam sorprendido.-Está bien.- Dijo al fin Natalia, siendo consciente de que a partir de ahora no podría ocultar más cosas de tal magnitud a Tim, y de que si lo hacía, él jamás le perdonaría.-Puedes venir al labo.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 9. Génesis

A Tim no le costó demasiado apartar de su mente, al menos de momento, la curiosidad por lo que les ocurrió a su padre y a ese tal Ethan, tío suyo. Su atención quedó cautivada por el hombre que se encontraba tras la pared de plexiglás y vidrio ultra-reforzado y que golpeaba los muros como un mono con rabia, chillando y riendo sádicamente. Daba a los espectadores la inquietante sensación de que en su interior había un ente incontrolable intentando emerger desesperadamente de allí, mientras él se regocijaba en las ansias de libertad de éste y gozaba de ellas en una amalgama de éxtasis.

Tim observaba ensimismado cada movimiento, pensando en lo que eran capaces de hacer esos genes G que él mismo portaba como parte de su propio ser. Tras él, su tía Natalia vigilaba, como siempre, alerta.-Tim, no te acerques demasiado. No sé lo que aguantará ese cristal.

Algo más adentrado en la habitación desde la que Tim observaba al preso, se encontraba Adam hablando con el Profesor Santos, sin acabar de dar crédito a lo que éste le contaba.-¿Cuánto tiempo dura el chute?-Unos treinta minutos, más o menos. La duración puede extenderse o reducirse dependiendo del individuo que se los inyecte.-Pero, ¿cómo se los pueden meter en una inyección? Siempre había hecho falta un proceso muy complejo de combinación del ADN. Para combinar los genes G con la sangre de Víctor hizo falta utilizar un ghoul, y mi proceso y el de Ethan duraron tres días.

"Otra vez ese Ethan" Piensa Tim, que escuchaba la conversación desde su posición junto a la celda, donde permanecía con los brazos cruzados.-Bueno, por supuesto, no se puede realizar una combinación completa con tan solo una inyección, por eso sólo dura unos minutos y después se rompe el enlace. Por lo que estoy viendo, las dosis cuentan con una sustancia inhibidora que impide que los genes G se destruyan a sí mismos mientras permanecen en estado activo, listos para la combinación.

'Llevo años investigando los genes G y jamás llegué si quiera a imaginarme que se podría crear algo así.

El Profesor calló un momento y observó a los presentes, con la intención de hacerles entender que iba a decir algo extremadamente importante. -Adam, Natalia...esto demuestra definitivamente que sin los archivos originales, no hago más que dar palos de ciego. Y también... que los genes G se pueden utilizar para hacer absolutamente cualquier cosa en el campo de la genética... y de la medicina.-Y sin embargo...-Interrumpió Tim, en un tono sentenciador hacia los presentes y mirándoles por encima de los hombros.-...Esos archivos, en vez de estar en manos de médicos decentes, están en poder de algún loco con ansias de grandeza... y de forrarse, claro.-Tenemos que encontrar esos archivos. Sea como sea. Esto tiene que acabar.- Culminó Adam.-¡Escuchad!- A Natalia se le daba a la perfección asumir el mando y decidir las preferencias, y eso es lo que se disponía a hacer en ese momento.-Esa ciencia lleva en manos de Dios sabe quién desde mediados de los años ochenta, así que puede esperar un poco más. Lo primordial ahora es que no quiero una ciudad repleta de yonkies superpoderosos. Así que cuando a ese imbécil se le pase el chute, lo vamos a interrogar, hacerle que nos diga quien le suministra y vamos a descubrir dónde se fabrica.-¿Dónde?-Preguntó Adam retóricamente. -Son ellos, Natalia, ¿quién va a ser? Ciber

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Sinthetyk.-Fui a ver a Diego, Adam. Él no sabe nada. Sé cuando alguien miente, sobretodo ese cerdo. Puede que alguien esté utilizando los recursos de la empresa a sus espaldas, pero obviamente no lo está haciendo dentro de las instalaciones propiedad de la C.S.-Ehhh... Tíos. Creo que al panoli este ya se le ha pasado la tontería.

Natalia, Adam y el Profesor acudieron a observar al prisionero al escuchar el peculiar aviso de Tim. El hombre se encontraba en el suelo, sudando a mares, con sus ojos derramando enormes chorretones de lágrimas y completamente exhausto. Sin embargo, parecía encontrarse en el séptimo cielo del placer. Entonces, Natalia dio la orden.-Adam.

Su marido no necesitó una palabra más para saber lo que se le pedía. Abrió la celda de aislamiento y, al llegar al interior, ya mostraba la apariencia sobrehumana que aterraba a los delincuentes que le habían visto actuar. Una sola mano suya bastó para cubrir todo el cuello y la mayor parte del pecho del yonkie y sus dedos le rodearon por completo. Como a un muñeco de trapo, le levantó en peso y se lo acercó al rostro.-Tú... ¿Quién te suministra? ¿De dónde sacaste el Génesis?-¿Quién... quién eres? Suéltame ... ¡¡SUÉLTAMEEEE!!

El yonkie comenzó a gritar y chillar desesperadamente, aterrado ante la visión que le apresaba. Comenzó desesperadamente a intentar liberarse, sin dejar ver la más mínima señal de una mente racional, como un niño convencido de que el monstruo del armario le quiere atrapar. Adam se dio cuenta de que así no habría manera de sonsacarle nada. Parecía que había perdido completamente el sentido de la realidad.-¿De dónde has sacado a éste, Natalia?-Lo cogimos cerca de aquí, tuve que mandar a un equipo de élite para capturarlo. No tiene carné de ningún tipo y no coincide con nadie que tengamos en los archivos. Ni por voz, ni análisis genético... Es como si ese tío no existiera legalmente. Lo más curioso es que este no intentó huir como hizo el tío que me atacó el otro día. Éste se lanzó a por los Agentes.-¿Qué le pasa ahora? ¿Por qué se queda así?- Preguntó Tim.-Parece... un efecto secundario de la droga. Yo diría, sin aventurarme a realizar un análisis demasiado prematuro, que es posible que se haya producido una sobre carga de actividad eléctrica en el cerebro debido a la acción de los genes G. Por supuesto, he de hacer una inspección más detallada para asegurarme.-Muy bien. Profesor, siga con la investigación y averigüe todo lo que pueda, avíseme en cuanto descubra lo más mínimo. Adam, sal como el Gran Gólem e investiga entre los drogadictos y camellos que encuentres para ver si puedes descubrir algo. Yo me dedicaré a registrar todos los laboratorios médicos de Torrevieja. Ya van dos colocados con el Génesis, y eso sólo que sepamos, porque seguramente haya más. Así que alguien tiene que haber oído hablar de él.-¿Y yo qué hago?-¿Tú? Tú ve a por Marta e iros a tu piso, Tim. Llevas días sin prestarle atención a tu novia.-¿Qué? Oye, dijisteis que ya no me ocultaríais nada acerca de los genes G.

-Y tú mismo me dijiste antes de que empezara todo esto que eres dibujante, no uno de mis agentes. No te ocultaremos información acerca de los genes G, si es lo que quieres, pero eso no significa que te dejemos venir a misiones peligrosas. Ve con Marta, anda, estará deseando verte.

. . .

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En el interior de su cómodo despacho, aquél a quien Natalia había considerado anteriormente fuente de sus actuales preocupaciones, se enfrentaba a sus propios problemas y, a su misteriosa manera, intentaba resolver el misterio del Génesis por cuenta propia. Diego hablaba ahora por una línea muy privada y de la que tan sólo él conocía su existencia. Él y, claro está, la persona con la que hablaba.-¿Qué es eso del Génesis? ¿Y por qué yo no sabía nada?- Es un... proyecto personal.

El distorsionador de voz instalado tanto en el aparato del millonario tanto en su homónimo, impedía que ninguna de las dos voces fuera reconocible. Por tanto, lo único que escucharía alguien, en el supuesto e imparable caso de que pinchase la línea, serían dos voces robóticas como la que en este momento hablaba con Diego.-No te preocupes, está bajo control.-¿Bajo control? Estuvo aquí Natalia, ¿sabes? Y empezó a hacerme un montón de preguntas acerca de una droga con ese nombre. ¿Qué has estado haciendo?-Escúchame, necesitamos esa droga para seguir avanzando en nuestro objetivo.-No, no la necesitamos. Tú la quieres. Acordamos que el resultado del Proyecto Génesis sería un producto que pudiéramos vender como arma química. No una droga para yuppies aburridos.-¡Siempre has sido igual! Sólo piensas en el beneficio económico.-Mira, yo también reconozco sin duda la satisfacción de ver al enemigo vencido. Pero no voy a arriesgar todo lo que ha llevado tantos años levantar porque tú sientas demasiadas ansias por adelantar las cosas.-Yo no adelanto las cosas. Los momentos llegan, tarde o temprano, y en toda partida hay que arriesgar para vencer.-Eres una maldita rata traicionera. Si no sigues mis normas, no tendré más remedio que cortarte los recursos.-Eso ha estado de más. No eres mi jefe, y tengo tanto derecho a esto como tú. Si tienes miedo, entonces tú eres el que se queda fuera.

Dicho eso, la comunicación se cortó. Diego no pudo hacer más que quedarse mirando furioso el transmisor. Sabía que lo que acaba de escuchar era absolutamente cierto y no tuvo más remedio que aceptarlo. Pero las personas como Diego no se limitan a aceptar sin más los hechos que les preocupan y desagradan. Por lo tanto, empezó a meditar las posibles medidas a utilizar.

. . .

Mientras el Gran Gólem registraba arrasante y contundentemente los tugurios peor frecuentados de Torrevieja y Natalia investigaba, placa en mano, los laboratorios de la localidad, Tim regresaba frustrado a casa.

El parque al que daba su apartamento resultaba intensamente siniestro de noche. Pensó entonces que siempre le había dado algo de miedo atravesarlo en la oscuridad,

Subió a casa. Había lavado el uniforme de su padre para que no oliera tan mal. Sin embargo, algunas manchas de sangre no habían desaparecido del todo, permanecían resecas e incrustadas entre la tela y entre el cuero. Diecinueve años en un cajón. La sangre había tenido tiempo de impregnarse bien.

Por diversión, Tim se puso el traje. Lo cierto es que le gustaba verse con él. Al

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coger el chaleco, se dio cuenta de algo que en lo que no había reparado la vez anterior en que lo vistió. Aproximadamente a la altura del hombro, había en la espalda del chaleco un agujero de unos diecisiete centímetros de diámetro rodeado por un aro de sangre reseca. Tim lo observó con atención y pasó los dedos por él. Parecía como si algo hubiera roto el chaleco atravesándolo en esa zona y después alguien hubiera remendado los bordes para que no se deshilara.

"¿Sería esto lo que mató a mi padre?" Piensa Tim. En ese momento, algo desde fuera capta su atención. Al escuchar los gritos, se asoma al balcón para ver que abajo, en el parque, una panda de yonkies tienen acorralados a dos chicos jóvenes.-Tío... no sabemos dónde conseguir Génesis, lo juro.-¡Joder, dejadnos en paz, coño!

"¡El Génesis!" Tim sabe que tiene que llegar allí lo antes posible. Mira a los alrededores, comprobando que nadie desde las otras ventanas le observa. Viste el chaleco, se ata el antifaz de su padre y comienza a bajar de balcón a balcón tras activar conscientemente sus genes G. Andando rápido y amenazante, lanza una advertencia a los agresores mientras avanza hacia ellos.-¡Eh! Dejadles en paz.

Aquellos hombres, todos jóvenes, se acercaron a Tim sin mediar palabra y sin mostrar expresión alguna. Parecían estar poseídos, pero no eran más que yonkies con el mono.

Uno de ellos blandía una barra de metal semioxidada extraída de algún contenedor. Otro portaba una cadena reluciente, al parecer comprada por él. Dos llevaban navajas y los otros iban a manos desnudas, pero no por ello eran menos amenazantes. En total; siete, que empezaron a avanzar hacia Tim.-Os lo advierto.-¿Tú?- habló el que parecía el líder del grupo.-¿Tú nos adviertes a nosotros? ¡¡¿PERO TÚ QUÉ COÑO TE HAS CREÍDO, PEDAZO DE MIERDA?!!-Vale. Como queráis.

Tim adaptó la que él llamaba su forma de Diablo. Empezó con el de la cadena. Tenía malos recuerdos con respecto a las cadenas y no le apetecía repetir la experiencia. De manera que agarró ésta y la hizo dar un par de vueltas por encima de su cabeza, con el tipo aún sujeto a ella, para después lanzarle con fuerza y furia contra sus amigos. De esta manera, dejó fuera de juego a tres de los yonkies.

El de la barra intentó golpearle, pero Tim la paró entre sus dedos índice y corazón. Después, la agarró con toda la mano y se la quitó de un estirón. Con un hábil giro de dedos y muñeca, la puso en posición y le golpeó las costillas, haciendo que el tipo cayera al suelo de dolor.

Los otros tres, uno de ellos con navajas, fueron a por él. Tim les mostró los colmillos y rugió. Algo confusos y asustados, los tres redujeron la marcha un instante, pero después la reanudaron y volvieron a correr hacia él. Tim cambió la barra de su mano derecha a su mano izquierda. De una sola y veloz pasada con ella a la altura de las espinillas, les hizo a los tres caer al suelo. Como pudieron, se pusieron en pie ayudados unos de otros y los siete empezaron a huir.

Tim se volvió hacia los chicos que habían sido atacados. Les había visto antes, los dos solían estar por las noches en el parque pasando algo de hierba de vez en cuando, pero no eran traficantes. Volvió a su apariencia humana para no asustarles, confiando en que no le recoocieran gracias al amplio antifaz rojo, y se acercó a ellos.-Tío... ¿quién eres?-Soy el Diablo del Cielo.-¡Qué pasada, colega! ¿Eres un superhéroe?-No estoy muy seguro de lo que soy, pero supongo que sí. ¿Qué querían esos? Les he oído nombrar algo sobre el Génesis.

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-Sí, tío. Querían conseguir esa mierda, pero nosotros no tenemos. Sólo pasamos María, María de la buena. Te lo juro, tío. -Pero, ¿vosotros conocíais el Génesis? Parece que habéis oído hablar de él. -¿Que si hemos oído hablar? Tío, todos los putos yonkies de esta ciudad lo quieren. Salió a las calles este fin de semana y no se habla de otra cosa. ¿Sabes lo difícil que se ha vuelto colocar la hierba? No he vendido más que una bolsita desde el martes. Y es de la mejor, colega, ¿quieres un poco?-No gracias. ¿Y no sabéis donde encontrarlo?-No, tío, ya te he dicho que solo pasamos María. De todas formas, esa mierda está por todas putas partes, alguien te lo podrá decir. Yo probaría en el puerto, es donde más droga suele moverse. Oye, tronco, ¿no irás a meterte esa mierda, no?-Yo no la necesito.. Digamos que voy... a eliminaros la competencia.-¡Así se hace, joder! ¡Dales por el culo a esos mamones! ¿Seguro que no quieres nada? Te dejo una bolsa pequeña gratis por salvarnos. Y es de la mejor, la cultivamos nosotros.-Tal vez otro día. Tengo que irme.

Tim se dio la vuelta mirando al suelo y meditando acerca de lo que hacer a continuación. Entonces, el amigo del chico con el que Tim acababa de hablar, que aún no había dicho nada, agarró a su amigo por el brazo con fuerza para llamarle la atención.-¡Joder!- gritó el otro joven al ver lo que se avecinaba -¡Esos cabrones han vuelto con refuerzos!

Tim levantó la mirada y les vio venir. Eran ahora unos quince, todos ellos armados. Inmediatamente, sacó las garras y volvió a transformarse. -¡Vosotros dos, marchaos de aquí! Siendo conscientes de que no podían hacer nada, los dos chicos se marcharon corriendo en la dirección contraria a la que venían los yonkies. Tim se puso en pie de guerra dispuesto a todo.-¡Tú, cabrón!-Gritó uno de ellos -Tienes Génesis, te lo has chutado. Por eso les dado la paliza a esos antes. ¡¿De dónde coño lo has sacado?!-Yo no tengo Génesis, idiota. También lo ando buscando, aunque no para lo mismo que vosotros.-¡MENTIRA!

"Quizás debería matarlos." Piensa Tim mientras los quince hombres se le abalanzan encima. "Después de todo, sólo son unos yonkies fracasados que no lograrán rehabilitarse jamás y no darán más que problemas." Pero sabe que no es eso lo que debe hacer. Debe detenerlos sin hacerles demasiado daño.

Aunque no es fácil llevar cuidado cuando tienes a tanta gente sobre ti. Tim se sacudió unos pocos sin utilizar al máximo su fuerza para no hacerles daño. Del resto, pudo escabullirse de un salto. Fue entonces cuando tuvo que pasar a combatirles uno a uno a la mayor velocidad posible. Corría de un lado a otro esquivando ágilmente los golpes.

Mientras tumbaba a sus rivales, se dio cuenta de lo útiles que le resultaban en esa situación los entrenamientos de lucha que le había proporcionado su tía. Entre golpe y golpe, se preguntó si era eso lo que Natalia esperaba de él. Sin sus habilidades sobrehumanas sería incapaz de hacer lo que hacía, pero después de todo, ella le había entrenado a la perfección.

Se la imaginó entonces discutiendo con su madre humana sobre ese tema. Seguramente, las dos lo habrían debatido al morir su padre. Las dos siempre habían sido muy protectoras con Tim, pero de maneras muy diferentes. Tim imaginó que Natalia había querido convertirlo en un agente del C.A.E. para seguir la tradición familiar y para aprovechar esas habilidades, algo a lo que Jéssica debió oponerse. Así que supuso que

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ambas llegarían al acuerdo de que Natalia sólo le entrenaría, por si alguna vez se veía envuelto en algo así, pero que no le obligaría jamás a vestir el uniforme.

Dos de los yonkies se abalanzaron sobre Tim y le apresaron las piernas. Siguió golpeando con la parte del cuerpo que le quedaba libre. Cuando no quedó nadie a su alrededor, se desembarazó de los dos agarrándoles de las camisetas y los lazó al montón donde había acumulado al resto de sus amigos. Se acercó y cogió a uno de ellos. -Escucha, tú. Si estás con el mono es porque la has probado. Dime, ¿quién te dio el Génesis la primera vez?-Un tío. Un tío, joder. Ya no está, ya no está.-¿Dónde fue eso?-En el puerto. Estábamos comprando coca y apareció y nos vendió esa mierda. Joder, es genial, brutal. Necesito más. Había mucha, mucha. Pero se gasta pronto. Ya no queda. No hay más. Quiero más.-¿Cómo era el tío?-No sé, no sabemos. Llevaba la cara tapada. No le vimos.

Tim soltó asqueado a aquel tipo. Le estaban entrando náuseas de ver cómo actuaba y cómo los chorretones de saliva resbalaban desde sus agrietados y morados labios. Le miró los brazos. Estaban llenos de cortes viejos y muchos otros bastante recientes, aún sangrantes algunos de ellos. -Joder. ¿Cuánto te has metido?-Todo, todo. Sólo dura media hora. Quiero más, más. Joder. Dime de dónde lo saco, ¿de dónde lo saco? Tú lo sabes. ¡Dímelo! ¡DIMELOOO! ¡¡¡DÍMELOOO!!!

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 10. Ethan

Natalia estaba sentada en la silla de la mesa de su despacho. Estaba echada hacia atrás en el respaldo. Con una mano, se apoyaba en la mesa con el brazo extendido y en la otra mano apoyaba el rostro. No había pasado buena noche; no había logrado descubrir nada acerca del Génesis en ninguno de los laboratorios en los que había investigado y el informe que le había pasado su marido no era mejor.

Adam había recorrido los peores antros de la ciudad en busca de un suministrador de Génesis. Se había topado con yonkies con el mono de dicha droga, pero ni rastro de quién se lo había vendido. Al entrar en el despacho de su esposa, la visión de ella, encorvada por el agotamiento y aún así trabajando, a pesar de sus doloridos músculos, derribó aún más el ya vapuleado ánimo de este pseudo héroe.-Cariño... deberías descansar.-¿Alguna novedad? - Pregunto ella con irónica esperanza-No, cielo... Nada.-Entonces aún no puedo descansar. Esta ciudad de mala muerte se viene abajo más aún de lo que ya se ha venido.-

Dicho eso, la mujer volvió a hincar la mirada en la pantalla del ordenador, ignorando a su marido.-¿Tú has avanzado algo?.-

Al no obtener respuesta, Natalia alzó la vista sólo para comprobar que Adam ya se había ido. Por un segundo, se preguntó si su actitud le habría enojado. Quizá lo hubiera hecho, pero conociéndole, seguramente se habría marchado a seguir indagando.

A manzanas de allí, Tim había vuelto a su apartamento, conmocionado aún por lo que acababa de ver. Aún llevaba puesto su peculiar uniforme cuando llamaron al timbre de la puerta. Pensó en cambiarse rápidamente, pero al contestar por el telefonillo automático, la voz al otro lado resultó ser la de su últimamente algo olvidada novia, y no vio necesidad de hacerlo.

Cuando la joven entró al apartamento, se recibió una bienvenida un tanto fría del preocupado Tim, quien, dándole la espalda, se encontraba sumido en sus propios pensamientos.-No deberías haber venido tú sola con todo lo que está pasando, este pueblo se ha vuelto muy peligroso en las últimas horas.-¿Cuántos años hace desde la última vez que este pueblo no fue peligroso? Y lo que tú deberías hacer es tirar esos trapos viejos que llevas puestos. Apestan, seguro que coges una infección.-No puedo hacer eso, eran de mi padre.

En un momento como ese, cualquier otra hubiera aparentado estar enojada. Cualquier otra hubiera recurrido a la furia para protegerse de sus verdaderos sentimientos, pues él la había apartado a un lado, le había dado la sensación de que ella ya no formaba parte de su vida cuando antes era lo más importante. Pero no era de esa clase de mujeres.

Sabía que una discusión en aquel momento no haría más que empeorar las cosas, ya de por sí complicadas. Era consciente de que Tim también pasaba por momentos muy difíciles y comportarse egoístamente ahora no iba a ayudar.

Sin embargo, no podía quedarse cruzada de brazos antes lo que estaba pasando, fuera lo que fuese. Lo que hizo fue acercarse delicadamente a él, sujetar su mano con dulzura y, con voz muy suave, decirle;-¿Qué te está pasando, Tim? Sé que todo esto está resultando muy difícil para tí. Pero tú

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nunca has sido así, tan... distante... Y mucho menos conmigo.Tim giró lentamente la cabeza y la miró.

-¿Qué quieres decir?-Es como si estuvieras alejando a todo el mundo de ti. Hablas con desprecio a tu tía y a tus amigos, hace días que no me llamas. ¿Por que lo haces? ¿Crees que porque hayamos descubierto que no eres como el resto de la gente te vamos a tratar de forma diferente? ¿Crees que nos volveremos racistas contigo por llevar en la sangre lo que sea que lleves?-No es eso, Marta....-¿De qué se trata entonces? ¿Por qué haces lo que haces?

Si Tim tenía respuesta en aquel momento, Marta se quedó sin escucharla. Un tremendo estruendo se escuchó escaleras abajo, seguido de un alocado griterío. Unos gritos que avanzaban por el pasillo y a los que se les unía el ruido de puertas echadas abajo y los gritos de los residentes del edificio.

-¡¡¡OH, JODER!!! ¡Han entrado aquí!- Gritó Tim enfurecido.-¿Qué dices, quiénes han entrado?-Son esos yonkies ansiosos, parece que salen de todas partes últimamente. Rápido, sal por la escalera de incendios, yo me encargo de ellos.-¡¿Qué?! ¡¿Pero qué estás diciendo?! Tenemos que irnos de aquí, ¡los dos! ¿Qué vas a poder hacer tú sólo?-Haz lo que digo, Marta, alguien tiene que ayudar a la gente del edificio.-¡Pues llamemos al C.A.E.!-No hay tiempo, ya están dentro, tengo que ayudar a esas personas, soy el único que puede hacerlo.

Resignada, Marta corrió hacia la ventana y salió a la escalera de incendios, dejando solo a Tim, que esperaba frente a su puerta intentando concentrarse para liberar de nuevo el poder que llevaba dentro. Un grito a su espalda rompió dicha concentración.-¡¡¡TIM!!!-¡Marta, rápido, debes irte de aquí!-¡No puedo! ¡Están en la escalera de incendios! ¡Me han visto y están subiendo, hay decenas de ellos!-¡Mierda!

Tim corrió hacia la ventana, y muy a su pesar, no le quedó más remedio que abandonar a la gente del edificio a su suerte. Saltó a la escalera de incendios y miró hacia abajo. Marta tenía razón, decenas de esos tipos enloquecidos se apiñaban unos sobre otros intentando escalar la escalera de incendios, que comenzaba a tambalearse debido al peso. Uno de ellos gritó algo que a Tim le llamó particularmente la atención; “¡Es él, él lo tiene! ¡Quitádselo!” Pero eso fue algo que no pudo pararse a pensar en aquel momento.-¡Tim, haz algo, por favor!- Le suplicó Marta.-Sujétate fuerte.

Tim volvió a cambiar de nuevo en su forma de Diablo. Marta, abrazada con fuerza a él, no pudo evitar apartar la mirada a un lado. Él la tomó en sus brazos y de un salto alcanzó el otro lado de la calle, cayendo hábilmente al suelo. El impulso tomado fue muy fuerte y, combinado con el ajetreo de aquellos locos, la escalera no pudo aguantar más y se vino abajo, cayendo sobre muchos de ellos. Los que quedaron en pie, comenzaron a correr hacia los dos muchachos.-¿Estás bien, Marta?

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-Yo sí, ¿y tú?.-Perfectamente, aunque no por mucho si nos quedamos aquí.-¿A dónde vamos, entonces?-Vamos al C.A.E. , allí estaremos seguros.

Con la chica aún en brazos, Tim comenzó a correr sin mirar atrás, atravesando las calles con la locura pisándole los talones en busca de la protección del cuartel.

. . .

Natalia se encontraba aún enfrascada es sus investigaciones mientras seguían llegando cada vez más avisos para sus hombres. El edificio entero se había vuelto un caos, agentes entrando y saliendo sin parar, y una de sus plantas convertida en refugio provisional de ciudadanos que venían en busca de protección y de ayuda. El piso en el que se encontraban las celdas de reclusión de detenidos empezaba a colapsarse, pues había que encerrarles en celdas separadas o se matarían entre ellos.

Para aliviar la congestión en la planta-prisión, aquellos en los que los efectos más devastadores del mono de Génesis comenzaba a suavizar, se les trasladaba a la planta médica y se les ataba a las camas, para evitar así que hicieran daño a nadie del personal, con el objetivo de que los científicos, bajo supervisión del Profesor Santos, pudieran buscar un remedio a esta peculiar enfermedad.

La planta-prisión no era muy grande, en realidad se construyó para mantener a los detenidos a la espera de sentencia o de juicio, pero en general nadie pasaba en esas celdas más de una noche, en seguida eran trasladados a la cárcel más cercana, por lo general, la prisión de Santa Bárbara, instalada en una plataforma marítima a muchos kilómetros de la costa de Alicante que fue construida en 2024, tras los primeros éxitos de importancia considerable del C.A.E.

La planta médica se utilizaba a modo de pequeño hospital de urgencias, por lo que había más gente utilizando las camas y sólo unas cuantas quedaban libres para mantener allí a los colocados que los agentes iban deteniendo, y en el laboratorio, tan solo había unas pocas cápsulas de contención para experimentación e investigación, construidas en su día para estudiar el desarrollo de los portadores de genes G.

En total, unos cuarenta, a falta de una palabra más políticamente correcta, “infectados” eran los que estaban siendo contenidos dentro de las instalaciones del cuerpo.

Natalia abandonó su despacho y avanzaba de un lado a otro de los pasillo, observando a los portadores para intentar descubrir de dónde provenía aquella peculiar epidemia. Estaba claro que alguien había creado el Génesis, obviamente no había surgido de la nada, pero al parecer, no lo estaba vendiendo. Esas personas lo habían probado y querían más, pero su locura provenía de que no podían encontrar más dosis. Este hecho descolocaba completamente a la investigadora, que no lograba entender por qué alguien iba a crear una droga de tanto éxito y darla a probar para luego desaparecer del mapa y llevársela consigo. Si no la estaba cobrando, el afán de lucro no era el objetivo, ¿de qué se trataba entonces?

Meditando sobre este tema mientras cruzaba los pasillos, fue cuando vio a su sobrino y su novia entrar en busca de protección. Rápidamente se acercó hasta ellos con notoria preocupación.-¿Qué hacéis aquí? ¿Estáis bien?-Sí, tranquila, estamos bien, pero han atacado mi casa y....

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En ese momento, uno de los infectados que se encontraba atado a una cama comenzó a gritar, justo en el instante en que Tim pasó cerca de él.-¡¡¡Tú!!! ¡¡¡Tú lo tienes!!! ¡¡¡Dámeloooo!!!

El tipo enloqueció de tal manera que consiguió liberarse, las correas que le retenían aguantaron enteras, pero no los delgados barrotes de metal a los que estaban atadas. Como un perro babeante se abalanzó sobre el chico quien, instintivamente , esquivó el ataque y ágilmente le golpeó con la rodilla en el pecho, utilizando uno de los movimientos de Thai boxer que había aprendido de su tía y aquel despojo de lo que antaño había sido un ser humano razonable cayó al suelo sin poder respirar.

Otros como él, atados en camas un poco más alejadas comenzaron también a gritar como perros salvajes al ver a Tim y comenzaron a intentar liberarse. Entre resto de civiles a los que los agentes médicos también atendían comenzó a cundir el pánico. Para evitar una catástrofe aún mayor, Natalia gritó firmemente a sus hombres que sedaran a esos locos mientras ella se marchaba llevándose a Tim y Marta consigo, pues parecía que Tim era el desencadenante de aquél reciente brote de locura.

Corrieron hasta el ascensor y, una vez estuvieron en el sótano, Natalia abrió una gruesa perta de metal, tras ella apareció una nueva compuerta blindada. Acercó su rostro a lo que parecía ser una pequeña cámara y un escáner de retina les abrió el camino hacia un nuevo ascensor. Los tres montaron en él mientras la compuerta blindada volvía a cerrarse a sus espaldas y comenzaron a bajar a un sótano más profundo aún. Al abrirse la puerta automática del ascensor, un inmenso laboratorio lleno de artilugios áltamente sofisticados apareció ante ellos.-Yo nunca había estado aquí.-Porque es confidencial, Tim.-Oye... Si tiene que ver con los genes-G...-No vuelvas a empezar con eso, Tim. Esto no tiene nada que ver contigo ni con tu padre. Bueno... con tu padre sí, pero lo que quiero decir es que lo que ocurre en este laboratorio a ti no te afecta. Y gente que también tiene el mismo derecho a la intimad que tú.-Hablando de derecho a la intimidad, aquí no hay nadie que no sepa ya quien eres, así que quítate ese pañuelajo sucio de la cara de una vez, empieza a oler.-Es un antifaz, ¿vale? Pero vale, tienes razón, Marta, ya me lo quito.

Tim se desató aquello a lo que él llamaba antifaz y lo guardó en su bolsillo trasero. Paseó un poco por la habitación mirando las extrañas máquinas de aspecto sofisticado.-Y si es confidencial, ¿por qué estamos aquí?

-Para aislarte. Creo que tú potencias la locura de esa gente, ya has visto cómo se te ha lanzado ese.-Un momento...- Tim se quedó helado por un momento. - Entonces, ¿atacaron mi casa por que yo estaba dentro? ¿La gente del edificio a la que atacaron...? ¿Fue por mi culpa?-Tranquilo,no es culpa tuya, tú no investaste esa droga que han tomado. Quien se la suministró es el único culpable. Además, no te pasa sólo a ti. Adam me ha dicho que todos los yonkies a los que ha detenido han enloquecido más de lo que ya estaban al acercarse a ellos. Lo cual me hace suponer que es una reacción a los genes-G. Es lo más lógico teniendo en cuenta que el Génesis se prepara a partir de éstos.-¿Sabes cómo está Jéssica? ¿Has hablado con ella?-Sí, la he llamado hace un rato. Está bien, está en su casa, no te preocupes. Mi gente ha logrado contener la plaga en los barrios del puerto, de ahí no ha pasado.-Oye, ¿crees qué... que todo este follón del Génesis, la aparición del bicho ese el otro día y el hecho de que yo me haya convertido en lo que narices sea precisamente ahora

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están relacionados?.--Te mentiría si te dijera que no lo había pensado. Tanto para crear un ghoul como para crear el Génesis se necesita un dominio perfecto de la tecnología de los genes G, para eso se necesita tener los archivos originales. Sólo hay una persona que nosotros sepamos que los conoce, y él lleva años muerto. Lo que obviamente nos lleva a alguien relacionado con él, que debe ser el autor de todo esto. En cuanto a tu... cambio, no creo que haya sido provocado, pero quizás haya estado esperando a que ocurriera para actuar, pues me parece demasiada casualidad que todo suceda precisamente ahora...

Mientras Tim y su tía debatían acerca del tema, Marta curioseaba por el peculiar laboratorio, mirando las extrañas máquinas y preguntándose para qué servirían. Al otro lado de una pared, se encontró con unas cortinas de plástico grueso que formaban un pequeño habitáculo. Desde el interior de éste, algunas máquinas dejaban ver su luz a través de las cortinas. La chica no pudo resistir la curiosidad y se acercó a ver lo que había dentro. Apartó una de las cortinas lentamente y encontró algo que, dadas las circunstancias y lo visto y oído últimamente, no sabía si debía soprenderle.

En el interior del receptáculo por las cortinas, había una cama de hospital y tumbado en ella, algo vivo era ayudado a seguir así por las máquinas de su alrededor, quienes respiraban en su lugar. Algo parecido a un ser humano, pero con una piel blanca de un aspecto plastificado. Carecía de boca y nariz, tan sólo dos ojos, ahora cerrados, poblaban su rostro. Sus manos contaban únicamente con tres dedos, uno de ellos un pulgar, y sus pies con dos. La casi esquelética figura permanecía completamente inmóvil, a excepción de la parte del pecho, que subía y bajaba debido al movimiento del respidador artificial, conectado a su garganta mediante una traqueotomía al carecer de nariz.-No deberías estar aquí, Marta.- Dijo Natalia desde detrás de ella. Marta no había escuchado llegar a la mujer y se sobresaltó por un momento.-Esto... ¿ esto es un alienígena?-No...- interrumpió Tim, quien acababa de darse cuenta de lo que las dos mujeres estaban mirando.- Adam me habló de esto la otra noche... Este es Ethan, ¿verdad?-Sí... este es Ethan.- Respondió Natalia con resignación.-¿Qué le pasa?-Está en coma, lleva así muchos años ya. Desde... desde la muerte de tu padre. Los científicos no saben qué hacer para reanimarle sin riesgos.

Tim se acercó junto a la cama y se sentó al lado, observando detenidamente. Había escuchado la descripción, pero tenerlo delante impresionaba bastante más. Pasó un dedo por la cara del tal Ethan para comprobar el tacto de su extraña piel. Estaba rígida, era diferente a la de cualquier ser vivo, como si fuera de goma o plástico.-¿Qué le pasó? ¿Cómo acabó de esta forma?-Es algo largo de contar, pero es lo más importante que ocurrió entonces, así que supongo que debo contártelo. Fuera mis hombres se ocupan de la situación, y mi investigación está en punto muerto, por lo que imagino que me dará tiempo a contártelo.

Natalia le contó la historia a su sobrino, quien escuchaba atentamente junto a su novia con la intención de descubrir de una vez cómo había muerto su padre. Natalia le contó que Víctor había recibido una invitación de Virus para poner de una vez punto y final a su contienda personal. Sus amigos habían insistido en que no fuera pues seguramente sería una trampa, pero él era demasiado tozudo y orgulloso para rechazar o pedir ayuda.

Pasaron semanas y ninguno de los dos, ni Virus ni Víctor dieron volvieron a dar señales de vida. Debido a esto, Natalia, Adam, Jéssica, el profesor Santos e Ethan se reunieron para buscar una solución a qué hacer respecto a la desaparición de Víctor.

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Mientras debatían el asunto, Ethan comenzó a sentirse terriblemente mal, y adoptó su aspecto no-humano de manera involuntaria. Pocos minutos más tarde, su dolor de cabeza desapareció.-¿Qué te ha pasado? - Le preguntaros sus amigos.-Algo... algo ha... utilizado mi poder de controlar la energía. Noto... una especie de alteración en el campo eléctrico de la ciudad. No está lejos de aquí.-¿Qué quieres decir?-No sé exactamente lo que es, pero la energía de la ciudad se esta apagando de manera circular, como una piedra al caer en un estanque, y algo en el centro de ese apagón lo está absorbiendo todo.

Aún sin Víctor, Ethan y Adam decidieron marchar a investigar lo que ocurría, guiados por el instinto de Ethan. El profesor Santos fue con ellos,pues pensaron que quizás su asesoramiento científico les sería de ayuda. Al llegar al epicentro, se encontraron con un espectáculo terrible.

Una criatura enorme, tanto que doblaba en tamaño a Adam en su forma sobrehumana, destrozaba todo, absorbiendo la energía del lugar, incluida la de las personas inocentes que habían tenido la mala suerte de estar allí en aquel momento. La sola presencia del monstruo les dejaba hechos una masa inservible de carne y huesos torada en el suelo. Ethan percibió la habilidad del monstruo de absorber la energía eléctrica, incluídos los impulsos eléctricos que mueven el cuerpo, y enseguida utilizó su propio poder para crear un campo protector alrededor de cuantos pudo, incluido él mismo y sus amigos.

La oscura verdosa apariencia de la criatura era casi tan terrible como sus acciones. Su cabeza tenía la forma de la de una rana, pero con los ojos achinados y negros, un hocico apenas perceptible entre ellos que hacía las veces de nariz y dos interminables hileras de afiladísimos dientes que formaban una siniestra y estrecha sonrisa. El cráneo estaba coronado por dos largos cuernos negros curvados que apuntaban hacia arriba. Su espalda se curvaba formando una enorme joroba con apariencia de caparazón, que en su parte baja culminaba en una musculosa cola de casi cinco metros. Al igual que Ethan, contaba con sólo tres dedos en las manos y dos en los pies, todos coronados con enormes uñas negras de aspecto indestructible. -No sé qué eres ni de dónde sales, tío... - Le gritó Adam.- ...pero te voy a dejar sin dientes.

El poderoso Gólem se abalanzó sobre el monstruo para golpearle. Éste no hizo el menor esfuerzo por esquivar el ataque y cuando el puño chocó contra el rosto de la bestia, Adam casi se rompe la mano.-¡¡¡Auuuuuh!!!! ¡¿De qué estás hecho tú, cabrón?!-Déjame a mí, Adam. Apártate de ahí.

Ethan concentró dentro de sí toda la energía del lugar y proyectó sobre el monstruo un enorme cañonazo que se pudo observar como un chorro de luz, desprendiendo chispazos en su trayectoria.-Muy buena, colega, ¡dale duro! - Gritó Adam mientras se sostenía la mano. Al apagarse el chorro de luz, ambos comprobaron que aquella cosa no había sufrido el más mínimo daño y seguía en pie como si nada.-Mierda.- Afirmó Adam.-Gracias por el favor, chico. -Dijo la bestia para sorpresa de los dos héroes.- Pero he de marcharme.-¡No me...! ¡Ese bicho habla!- Se sorprendió el Gólem.

El monstruo comenzó a caminar sin mostrar el más mínimo interés ni preocupación por los dos sobrehumanos guerreros que habían acudido a derrotarle. No obstante, un grito de súplica de Ethan le hizo detenerse.

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-¡Espera, por favor! Acabas de darme las gracias por un favor que dices que te he hecho. ¿A qué favor te refieres? Tiene algo que ver con el... ataque que tuve antes, ¿no es has así? Lo hiciste tú.-Bueno...- Dijo al fin la criatura.- Supongo que en vista de tu servicio, aunque involuntario, te debo al menos una explicación. Como habrás podido comprobar, tu poder y el mío guardan cierta relación; tú controlas la energía y yo la absorbo para aumentar mi fuerza y resistencia. Hasta hace una media hora, he vivido encerrado en una urna de laboratorio en la que estaba siendo creado. Yo iba a ser la obra maestra de la biotecnología G, a años luz por encima de las criaturas descerebradas y poco más que salvajes conocidas como ghouls. Mi cuerpo se autocompletó hace unos días y tomé conciencia de mí mismo hace unas doce horas. Ya estaba listo para ver la luz, pero había un ligero problema. Como cualquier criatura G, mis genes G necesitaban un desencadenante para ser activados. El problema era que la única persona que conocía mi existencia murió hace semanas.-Virus...-Sí. Así le llamáis. Sin él, nadie me ayudaría a despertar mi cuerpo. Aunque mi mente ya funcionaba y es ésta la que controla mi poder, necesito un cuerpo vivo para utilizarlo. No podía usar el mío ya que sin una descarga inicial aún no estaba vivo, de manera que me tomé la libertad de concentrarme y utilizar el tuyo para autoaplicarme la energía necesaria, ya que encerrado en la urna no tenía manera alguna de acceder a los controles de las máquinas que debían despertarme. Como ya he dicho, te agradezco el favor.-Pero espera, ¿te vas? ¿No nos matas? Entonces, ¿qué es lo que vas a hacer? Si Virus no te creó para matarnos, ¿por qué lo hizo?-Para cumplir su objetivo. Para limpiar este planeta de toda la raza humana.-Estás loco. ¡Voy a aplastarte la cabeza!-¡Adam, no!

Sin escuchar la advertencia de su compañero, el Gran Gólem se lanzó con una furia sin control sobre su enemigo. De poco sirvió. La enorme criatura se desembarazó de él con la misma facilidad que alguien espanta un insecto. El siguiente en intentarlo de nuevo fue Ethan, atacando de nuevo con su poderosa descarga de energía, que el monstruo ni siquiera llegó a notar. Agarrándole por el cuello con la cola, le lanzó contra con fuerza sobre el cuerpo inconsciente de su amigo, quedando los dos guerreros completamente derrotados.

Lo que siguió durante las horas posteriores, fue un apoteosis de destrucción. La criatura sin nombre arrasaba con todo lo que encontraba a su paso. Decenas, cientos de personas murieron, bien a manos del monstruo, bien aplastadas en una marabunta humana que intentaba huir despavorida. Ningún hombre, mujer, anciano o niño merecía la compasión de la bestia.

Pronto llegó el ejército, pero nada pudo hacer contra el monstruo. Valientes soldados dieron sus vidas intentando protegerles, pero ninguna bala, cañón o misil conseguía atravesar la impenetrable piel del monstruo, que continuaba su matanza sin pestañear ni desfallecer, rasgando el metal de los tanques como si cartón fuera.

Cuando Ethan y Adam se recuperaron, volvieron al encuentro del monstruo, preparados para dar sus vidas para acabar con él, sin saber que en el que fue el antiguo cuartel del C.A.E. , que por aquél entonces estaba siendo reorganizado para volver a dar pie a la institución, el profesor Santos y Natalia intentaban encontrar el punto débil de la bestia, refugiados junto a Jéssica y el bebé que era Tim.

Santos aún no sabía lo bastante sobre los genes G para como para descubrir algo que los neutralizara, sin embargo, analizando los videos que los noticieros habían mostrado fue quien se dio cuenta de que la bestia alardeaba sin parar de su piel

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indestructible. Y entonces halló la solución. Habría que atacar el interior de la bestia, pero de manera lo bastante fuerte como para que sus entrañas acabaran descuartizadas.

Preparó entonces un dispositivo explosivo con una barrera exterior que la aislaría del poder del monstruo de controlar la energía y de esta manera impediría que éste pudiera desactivarla. Pero había un problema; había que conseguir que la bestia ingiriera la bomba.

Ethan y Adam eran los únicos lo bastante fuertes como para sobrevivir a tal hazaña, pero no había forma de contactar con ellos pues se encontraban en esos momentos en primera línea de batalla. Fue Natalia la que en un principio se ofreció para ponerle el cascabel al gato, pero en el momento en que ya se había decidido, a todos se les apareció un fantasma.

En las puerta de la habitación, apareció Víctor, al que todos daban por muerto tras su enfrentamiento directo con Virus. Lo cierto es que casi había muerto en aquel combate. Había pasado casi dos días enteros luchando a muerte contra Virus. Los genes G daban la resistencia necesaria para hacer tal cosa, pero era necesario llevarlos a su límite. Dos días enteros sin descanso, sin beber, comer, ni dormir, únicamente dando y recibiendo golpes.

Casi murieron los dos, pero Virus estaba loco. Y su locura le llevó a perder completamente la razón una vez hubo llegado al límite de sus fuerzas. Tan sólo eso fue lo que le dio la victoria a aquél que se hacía llamar Diablo del Cielo. Una chispa de razón, ya que en aquella ocasión, el bien y el mal al margen quedaron, pues, tanto para uno como para otro, su propia causa era las más justa y decente por la que luchar.

Y nadie más supo nunca lo que realmente ocurrió durante esos dos días, pues el oven no tuvo ocasión de contarlo con detalle, tan sólo de dar una breve explicación a su amigo científico, a quien acudió en busca de respuestas al comprobar el caos en que la ciudad estaba sumida.

Tras un rápido resumen de los hechos, el Profesor Santos le comunicó que ya había dado con una manera de derrotar al monstruo.-Natalia se dio cuenta, analizando los pocos segundos de video que tenemos del monstruo, que no deja de alardear de su piel impenetrable. Pero la piel es sólo un recubrimiento exterior, es posible que un ataque desde el interior de su cuerpo acabe con él.-Muy bien, Profe, buena idea. ¿Y qué piensas hacer? ¿Contagiarle un catarro?-Más bien provocarle una indigestión.-¿Qué?-Verás... He de admitir que este plan es algo rudimentario,pero es lo mejor que tenemos, y opino sinceramente que puede funcionar.

Santos le mostró al chico un artilugio metálico en forma de cápsula, de unos cuarenta y cinco centímetros de longitud y unos veinte de ancho. Era completamente de color negro salvo por una pequeña pantalla digital en el centro del mismo.-Podría haberlo fabricado más pequeño, pero no he podido hacer más en tan poco tiempo.-Muy bien, Profe. ¿ Qué se supone que es ? ¿Un supositorio asesino?-Más o menos, pero habrá que introducírselo por vía oral.-¡¿Estás de coña, tío?! ¿Pretendes que se trague eso tan enorme?-Supongo que no has visto el tamaño de esa criatura. Tranquilo, para él no es gran cosa.-Vale. Supongamos que es capaz de tragárselo. Lo que está claro, imagino, es que no podemos invitarlo a cenar para que se lo tome.

Dicho eso, el luchador agarró el artefacto por la correa que el profesor le había incorporado y se lo colgó del hombro.-Espera un momento, hijo. ¿Qué es lo que vas a hacer?-¿Tú qué crees? Voy a darle la medicina al colega.

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-No puedes ir tú, estás demasiado agotado y malherido como para soportar un enfrentamiento directo.-Profe... Tú no puedes ir, no te dejará ni acercarte, y somos los dos únicos que conocemos el plan... Hablando de eso, ¿Dónde están Jéssica y mi hermana ,ahora que lo pienso?-Jéssica fue a llevar a Tim a un sitio seguro y Natalia... Ha ido a ver si podía hacer algo por ayudar.-¡¿Que mi hermana ha ido a donde está ese bicho?! ¡¿Por qué no se lo impediste?!-¡Por es tan cabezota como tú, o incluso más!

Ignorando la reprimenda de su amigo, Víctor corrió hacia la puerta con la bomba colgada del hombro, pero Santos le detuvo con un grito.-¡¿Se puede saber qué haces?! ¡Ni siquiera sabes cómo usar eso!-Date prisa, dime cómo funciona.-Antes de eso, prométeme que se lo darás a Adam y que dejarás que sea él el que se ocupe de colgarle es cascabel al gato, tú estás demasiado cansado para intentarlo.-¡Está bien, está bien!. Cuando llegue se lo daré a Adam y dejaré que él se ocupe, te lo juro. Ahora, por favor, dime cómo funciona este chisme.

Santos intentó creer lo que Víctor le acababa de prometer. No estaba seguro de que le hubiese dicho la verdad, pero no le quedó más remedio que aceptar su palabra. De modo que, resignado, le explicó cómo funcionaba.-Es una bomba de extrema potencia. Un toque en la pantalla táctil activa la cuenta atrás. Debía de dejar algo de tiempo para hacerle tragársela una vez activada y para poder apartarse, pero no podía dejar tiempo de sobra como para que el monstruo tuviera ocasión de escupirla, así que dile a Adam que, una vez activada, sólo tendrá treinta segundos para hacérsela tragar y apartarse.-Treinta segundos... No es mucho.

Sin decir nada más, el Diablo del Cielo se marchó. Santos se quedó en pie, rezando por que el plan funcionase.

Mientras, en el campo de batalla, las cosas habían ido cada vez a peor. Adam estaba malherido y no era capaz de ponerse en pie, apenas conseguía permanecer consciente. En vista de la tremenda paliza que acababa de recibir el Gran Gólem y del panorama de desolación y cadáveres a su alrededor, Ethan empezó a concienciarse de la seriedad de la amenaza que tenía frente a él.

Harto de tanta muerte, desesperado y convencido de su parte de culpa en tal catástrofe, intentó un último ataque. Elevando su poder a su máximo extremo, comenzó a acumular la energía de todo su alrededor dentro de si. Seguidamente, fue ampliando progresivamente el perímetro del que obtenía la energía. Pronto, toda la energía eléctrica de la ciudad estuvo en su interior. Su cuerpo brillaba cono una estrella solitaria en mitad de la oscuridad de la noche. La única luz que hubo en el apagón que había provocado.

Víctor, que corría hacia el lugar, entendió lo que estaba ocurriendo al quedar sumido en la oscuridad y ver la luz a lo lejos. Ethan estaba dispuesto a dar su vida para acabar con el monstruo. No podía permitir que eso pasara. Aceleró el paso, forzando aún más el ya hace tiempo superado límite de sus fuerzas.

Entonces lo pensó; ¿y si en su afán por absorber toda la energía posible, Ethan había vaciado también la carga eléctrica que cargaba en la espalda? Preocupado por perder su mejor baza, Víctor se descolgó la bomba de la espalda sin dejar de correr y comprobó la pantalla. Seguía encendida. “¡Lo había previsto!” Pensó el joven “Santos debe de haber previsto que esto pasaría y debe haber aislado la bomba para que el poder de Ethan no la descargue”

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Ethan ya había cargado tanto su poder que el cuerpo entero le dolía y le ardía. La energía le rebosaba del cuerpo, dejando escapar pequeñas descargas por toda la superficie de su piel. Los ojos empezaron a sangrarle por el esfuerzo y , de haberlos tenido en su forma sobrehumana, la nariz y la boca también le hubieran sangrado. A duras penas conseguía mantener tanta energía dentro de sí y evitar acabar hecho literalmente pedazos. Tenía que atacar ya o moriría.-Voy... a ... m... ma... matarte...--Adelante.- Contestó el monstruo sin dejar de sonreír y sin perder en ningún momento la paciencia.- Atácame.

Tumbado en el suelo y sin fuerzas, Adam intentaba en vamos suplicar a Ethan que se detuviera, pues en el fondo sabía que no iba a funcionar y que posiblemente aquel desesperado ataque le costaría la vida a su amigo.-Ethan... No lo hagas...- Consiguió murmurar a malas penas.

Ethan no le oyó, pero aunque lo hubiera hecho, le habría ignorado igualmente. Sin poder contenerlo más, finalmente liberó su ataque.-¡¡¡ MUERE , BESTIAAAAAA !!!.

La zona se iluminó más aún. Del cuerpo de Ethan, emergió un chorro de energía mucho más grande que él. Dicho chorro, tenía una forma irregular y de él no dejaban de emanar rayos, pues Ethan era incapaz de controlar tanta energía de manera precisa. En menos de una fracción de segundo, la enorme descarga alcanzó de pleno a la bestia. Durante casi medio minuto, la criatura estuvo siendo golpeada por el brutal ataque.

-¡Tienes narices, tengo que admitirlo! - Le gritó el monstruo tan tranquilamente como si la cosa no fuese con él.- Pero eres idiota. Tú y yo tenemos el mismo tipo de poder y, mientras que a ti te lo implantaron, yo nací para utilizarlo. ¡¿Qué te hace suponer, patético imbécil, que podrás utilizarlo mejor que yo?!.-

Mientras Ethan escuchaba estas palabras sin dejar de atacar al monstruo, sintió el miedo. Miedo al ver que su mejor ataque no servía de nada. El miedo que siente todo el mundo, tanto héroes como gente sencilla, al ver a la muerte, al comprender que les ha llegado la hora de saludar a la parca. Pero sobre todo miedo al imaginar el terrible futuro que les esperaba a sus amigos y al mundo entero cuando la criatura que tenía enfrente saliese victoriosa.

Y mientras a Ethan le invadía el miedo, dicha criatura utilizó su control sobre la energía para absorber el ataque. Aunque no absorbió todo el rayo, parte de éste lo reservó para volverlo contra su oponente. El ya sobre cargado cuerpo de Ethan no soportó una segunda carga eléctrica y su grito de dolor inundó el cielo nocturno y resonó por la ciudad en silencio.

Ethan cayó. Pero no murió, su destino fue quizás peor que la muerte que había visto venir. Quedó inmóvil. Seguía vivo, pero inconsciente. Atrapado dentro de su propio cuerpo.

Adam sintió la mayor frustración de su vida al no poder ayudarle. Sus intentos por incorporarse resultaban en vano. A su espalda, escuchó una voz amiga.-¡Adam! ¡Dios , mio ! ¿Estás bien?-N... Natalia... ¿qué haces aquí?-He venido a ayudar. Dios, ¿pero qué os ha hecho?

Mientras ella intentaba ayudarle a incorporar su pesado cuerpo de Gólem, Adam intentó adevertirla del peligro.

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-Natalia, escúchame... Vete... Tienes que irte. Esa cosa... nos va a matar...-¡No! Hay que hacer algo. No podéis dejar que siga suelto, matará a mucha gente. ¡Algo habrá que se pueda hacer!-No lo hay.- Interrumpió el monstruo. Al levantar la mirada, Natalia vio cómo la criatura se les acercaba lentamente. - Lo siento. Tu amigo tiene razón. Os voy a matar.

Y entonces, Natalia hizo lo que todo el mundo haría, lo que cualquiera de vosotros harías, por mucho que lo neguéis, si vierais al mismo Demonio amenazaros cara a cara. Natalia rezó. Suplicó por un milagro. Quizás, alguien en los cielos escuchó sus súplicas, pues en ese preciso momento, tras la bestia, apareció Víctor. Cual caballero de blanca armadura, aunque en este caso su vestimenta no fuera más que harapos.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 11. Por encima de lo imposible

Tim no acababa de dar crédito a la historia que su tía les estaba contando. Y si a él le resultaba difícil de creer, a Marta se le hacía prácticamente imposible. Para ella, todo este mundo de monstruos, conspiraciones secretas y superpoderes le parecía de lo más lejano, más propio de las historias de los cómics que dibujaba su novio que de la vida real.

Sin embargo, ambos seguían escuchando atentamente, sin perder una sola palabra. Tim tenía un especial interés, como es lógico, por conocer los detalles de la vida y la muerte de su padre, y Marta se sentía obligada a conocer esta historia para poder sentirse integrada en la vida de Tim.

Natalia continuaba contando la historia, apoyada en la cama de Ethan, mientras los dos jóvenes la escuchaban sentados frente a ella. Lo cierto es que la mujer no podía evitar que se le llenara la boca hablando de su hermano, por lo que en ningún momento hizo un alto en la narración.

Volviendo a dicha historia, acontecida años ha, Víctor se encontraba arrodillado junto a Ethan, comprobando cómo su conciencia se había desvanecido por completo. Al comprobar que no podía hacer nada por él, corrió junto a Adam y su hermana, los cuales, antes de la llegada de Víctor, se habían acurrucado en un rincón formado por las ruinas de una pared a la espera de que la bestia les diera muerte.-Tío... Tienes un aspecto de pena...- Alcanzó a decir Adam.-Mira quien me lo dice. ¿Tú te has visto?

Víctor le había prometido al profesor Santos que le daría la bomba a Adam para que éste se encargara de hacérsela tragar al monstruo. Pero si había pensado en cumplir su promesa, en aquel momento supo que no sería posible, pues Adam estaba realmente grave, apenas podía respirar, mucho menos hacer frente a la criatura.-No deberías haber venido, hermana.-¿Qué haces tú aquí, Víctor? Mira lo que les ha hecho a ellos.- Explicó Natalia entre lágrimas.- Ese monstruo es mucho más fuerte y resistente que Adam, más rápido y ágil que tú, y tiene los poderes de Ethan multiplicados por diez. No podemos hacer nada.-¿Tiene... los poderes de Ethan?-

Víctor había pensando anteriormente que Santos había aislado la bomba para que no se desactivase si Ethan decidía absorber la energía eléctrica del entorno, pero en aquel momento comprendió el verdadero motivo por el que el profesor había colocado el aislante eléctrico a la bomba. No lo había hecho para que Ethan no la desactivase involuntariamente, si no para que no lo hiciera el monstruo voluntariamente. Si Santos había pensado realmente en todo, entonces sí que había una posibilidad de derrotar a la criatura.-Tranquila... Tenemos un plan.-¿Qué...?

Antes de que a Natalia le diera tiempo de terminar la pregunta, Víctor salió volando. El monstruo acaba de golpearle con su larga cola. Salió disparado y cayó al suelo, revotando varias veces. Dolorido, comenzó a incorporarse costosamente.-La... La madre que te parió, bicho..-Parece que todos tenéis prisa por venir a morir a mis manos. Bueno, no seré yo quien os defraude.-¿Sabes qué?- Dijo Víctor con firmeza mientras terminaba de levantarse.- Tienes un habla demasiado pedante para lo feo que eres.-Oye... si de verdad tienes tanta prisa por morir sólo dímelo, no hace falta que te canses hablando.

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-¡Oh, cállate ya! ¿no lo ves? Voy a ser yo quien te mate.-¿Tú a mí?- El monstruo sonrió. -¿Sabes? Si Virus me hubiera creado para ser capaz de carcajearme, seguramente en este momento lo estaría haciendo.-¡Oh, es verdad! Ya no me acordaba. Virus era tu papá, ¿no? Pues por cierto, ahora mismo vengo de matarle. Dale recuerdos cuando te encuentres con él en el infierno.-¡¿Tú... mataste a Virus?!-¿Qué ocurre? ¿Te da pena haberte quedado huerfanito?-Lo cierto es que la vida de mi “padre” poco me importaba, pero... ¡Por culpa tuya casi quedé confinado de por vida a una probeta de laboratorio!

La bestia saltó, lanzándose con furia sobre Víctor, quien esperaba esta reacción pues había planeado la situación.-Vamos, hombre...- Sin que el monstruo se diera cuenta, Víctor activó la bomba.- No te pongas así. ¿Me perdonas si te invito a cenar?

El monstruo se lanzó rugiendo como un animal salvaje. Su garra, cerrada en forma de puño, golpeó a Víctor. El tamaño de aquel puño era tal que el golpe cayó sobre todo el tórax del luchador, rompiéndole varias costillas.

No obstante, la idea funcionó. Al enfurecerla, la criatura se lanzó rugiendo, con la boca abierta. Víctor pudo aprovechar este hecho para lanzar con su último aliento la bomba al interior de su enemigo. Santos tenía razón, la bestia era lo bastante enorme como para tragarse el artilugio sin problemas. Víctor cayó al suelo y la bestia se detuvo preguntándose qué había pasado.-¿Qué... qué es lo que acabas de darme? Bromeó Víctor por última vez en su vida.- Te apesta el aliento... Ten cuidado... Produce acidez.

En ese momento, los treinta segundos desde que Víctor había activado la bomba pasaron, y el artefacto hizo la señal de que iba a explotar.-Esto es por Ethan... y por toda la gente que has matado, capullo.

Víctor intentó apartarse,pero fue inútil. Las costillas le dolían demasiado, y el esfuerzo físico al que había sometido su cuerpo fue demasiado, incluso para alguien de sus características. La bomba hizo explosión. Como explotó en el interior de la bestia, apenas se escuchó un rumor. Pelo la onda expansiva fue evidente. No llegó muy lejos, apenas unos tres metros, pues el cuerpo del monstruo la contuvo en su mayor parte.

Cuando el fuego se disipó, Natalia y Adam pudieron comprobar el resultado. La onda expansiva había alcanzado a Víctor. Había muerto.

Natalia, al entender lo que había sucedido, lloró. Una mezcla entre pena y orgullo la invadió. Su hermano acaba de dar su vida por salvar a toda la gente de la ciudad. De entre el humo entonces, apareció el cuerpo del monstruo.

Por un instante, el pánico la invadió, pensando que la bestia había sobrevivido. Pero no fue más que una falsa alarma. Lo que cayó al suelo no era más que la carcasa humeante y vacía de un cuerpo sin vida. La piel del monstruo había resistido la tremenda explosión, sí, pero sus órganos internos habías sido por completo desintegrados.

En pocos minutos, a la zona acudieron los pocos agentes del C.A.E. A los que Natalia había reclutado por aquel entonces para reorganizar el cuerpo. Pronto, estos agentes se llevaron el cuerpo sin vida de Víctor y también a Adam y a Ethan, y el resultado final de aquella batalla pudo quedar en secreto para que la intimidad de los guerreros que se habían sacrificado en favor de la humanidad fuera respetada.

De los tres “superhéroes”, a falta de un término mejor, sólo Adam pudo recuperase y seguir actuando como tal. El resto, como quien dice, es historia.

En el sótano del C.A.E. , Tim no podía salir de su asombro. Le habían dicho anteriormente que su padre había sido un gran hombre, un hombre de honor. Pero no

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dejaba de soprenderle, ni tampoco podía evitar que le llenara de orgullo, el saber que había dado su vida por algo así.-Pero... ¿Por qué no me habías contado esto antes?-Ya te lo habíamos dicho, Tim. Si lo hubieras sabido, habrías descubierto que los genes G también están en tu interior. Queríamos apartarte de esa vida. Tú mismo me decías, cuando te enseñaba defensa personal, que no te interesaba ser un luchador. Pero ahora que tus genes G latentes despertaron por sí mismo, ya da igual. Supongo que tenías razón, tienes derecho a saber toda la verdad sobre tu padre.

En aquel momento ocurrió algo. Un hecho aparentemente insignificante y totalmente cotidiano, pero que sería el desencadenante de un cambio en el curso de toda la historia. Alguien llamó a Tim al móvil. Algo tan sencillo como eso iba a traer consecuencias que nadie en aquel momento podría imaginar.-Finge que esto es una llamada de trabajo, Tim.- Dijo la voz al otro lado del teléfono.- Es muy importante que ni tu tía ni tu novia sepan nada de esto, al menos de momento.-¿A qué viene esto? ¿Quién er... ehhh.. qué quieres?-¿Pasa algo, Tim?- Preguntó Natalia.-Sí... O sea, no. Es mi editor, parece que ha habido algunos problemas en la imprenta con mis últimos dibujos. Pero... son cosas del trabajo, no os preocupéis, no tiene importancia.

Tim se separó de las chicas para hablar en privado con la voz misteriosa. Terriblemente intrigado por lo que pudiera significar aquello.-Vale, ahora no nos oyen. ¿Quién eres? ¿Qué quieres?-Ahora conoces la historia completa. Ahora sabes lo que sucedió. Puedes confiar en lo que te acaba de contar tu tía, esta vez es la verdad.-¡¿Qué?! ¿Cómo... cómo narices sabes tú eso?-Te estoy observando desde hace tiempo. Escúchame, soy un amigo. En este momento los detalles carecen de importancia. Dentro de poco sucederá algo terrible y sólo en ti puedo confiar para evitarlo. Tienes que cambiar lo que sucedió. Tienes que devolver la vida a tu padre.-¡¿Qué?!-Ven al puerto dentro de una hora y lo entenderás. Almacén 42. Que nadie sepa que vienes.

Dicho eso, el misterioso personaje colgó el teléfono, dejando a Tim más desconcertado que en toda su vida. ¿Le habrían dicho la verdad o sería una trampa? En todo caso, sólo había una manera de saberlo.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 12. Alternativas

No había sido nada fácil para Tim convencer a Marta y sobre todo a su tía de que debía abandonar el cuartel del C.A.E. Ambas temían lo que pudiera sucederle teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba la ciudad, pero finalmente consiguió convencerlas alegando que ponía en peligro el cuartel, ya que su sola presencia parecía alterar aún más a los adictos al Génesis, que parecían multiplicarse por minutos.

Lo cierto es que una vez a la vista del dantesco panorama, Tim sintió bastantes ganas de volver al cobijo de la base. Prácticamente todas las calles habían sido tomadas por los adictos. Debía de haber cientos de ellos. La gente que se había librado gritaba y huía aterrorizada, buscando una ayuda que quizás no llegaría a tiempo y un refugio que quizás ya no sería seguro. Los agentes del C.A.E. Intentaban contener como podían esta plaga que comenzaba a convertirse en invasión.

A pesar de todo, el miedo de Tim era superado por la curiosidad y la esperanza. Mientras cruzaba con gran esfuerzo ese caos a lomos de la moto que había “tomado prestada” del cuartel del C.A.E. , no paraba de repetirse para sí mismo que la llamada que había recibido le metería de cabeza en una trampa. Pero, ¿y si aquél hombre misterioso le había dicho la verdad? ¿Y si conocía realmente una solución que pusiera fin a todo el sufrimiento que estaba padeciendo gente inocente? No podría perdonarse jamás a sí mismo si realmente hubiese tenido la capacidad de detener el horror y no lo hubiese intentado si quiera.

Al llegar al puerto, el tiempo, que había ido empeorando, parecía acompañar la decadencia de la situación por la que pasaba la ciudad; el viento soplaba fuertemente y el mar se agitaba con furia. Se podía escuchar cómo desde la oscuridad provenía el sonido de los barcos más pequeños allí encallados que eran zarandeados violentamente unos contra otros.

Tim dejó la moto aparcada en la entrada y comenzó a caminar por el solitario puerto en busca del almacén cuarenta y dos. Se preguntó entonces por qué allí no quedaba ni un alma si era dónde se decía se habían dado los primeros casos del Génesis.

Finalmente llegó a la puerta del viejo almacén. Parecía abandonado. Era uno de los primeros que se construyeron cuando se amplió la zona en el 2023. El plan era aumentar el puerto lo suficiente como para hacer crecer el comercio y fueron construidos muchos almacenes. No fue un fracaso absoluto, pero tampoco se consiguieron del todo los objetivos esperados, y algunos almacenes no llegaron a utilizarse nunca, así que quedaron abandonados y olvidados, utilizados por vagabundos como refugio ocasional.

El almacén 42 parecía uno de esos, aunque éste conservaba una gran cadena cerrando la entrada. Tanto la cadena y el candado como el portón estaban completamente oxidados y daban la impresión de llevar en ese estado más de una década, lo que hacía pensar cada vez más a Tim que le habían engañado.

Aún así, el muchacho estaba decidió a entrar a buscar la verdad. Rompió sin esfuerzo la cadena de un golpe de mano y empujó el portón, éste chirrió y quedó abierto dejando un espacio de poco menos de un metro. Tim se sumergió en el lúgubre edificio. El eco de sus pasos resonaba por todo el complejo, con lo que se dio cuenta de que estaba completamente vacío. Ni cajas, ni máquinas, ni ningún tipo de material y, por supuesto, nadie.-¿Hay alguien aquí? - Vociferó al vacío mientras empezaba a perder la paciencia. - ¿Me oye alguien?.-Insistió.

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Entonces, tras él, se escuchó un sonido. Aire descomprimiéndose. Tim se dio la

vuelta, vio como el sucio y viejo suelo comenzaba a levantarse lentamente hasta quedar elevado unos noventa centímetros, dejando ver una entrada que hasta ahora había estado oculta. En el interior, del que procedía una suave pero brillante luz azul, asomaba el torso de un hombre de unos cincuenta años ataviado con pinta de científico.

- ¡Shh! Te dije que fueras discreto, veo que no se te da muy bien.- Tim reconoció su voz, se trataba del hombre que le había llamado hace un rato por teléfono.- Vamos, entra, date prisa, no tenemos mucho tiempo.

Tim vaciló durante un instante, desconfiante, pero finalmente cedió. Después de todo, no había llegado hasta allí sólo para volver a echarse atrás. Se agachó y se introdujo por el agujero. Tras bajar unas pequeñas escaleras, la entrada volvió a cerrarse tras él. Aquél sótano no tenía nada que ver con el viejo almacén bajo el que estaba construido. Todo presentaba un aspecto tan sofisticado y pulcro que parecía extraído de una película de ciencia ficción.-¿ Qué es este sitio ? ¿ Quién eres tú ?- Sígueme.

Los dos anduvieron a través de un pasillo lleno de cables y tubos de unos 21 metros de longitud que descendía progresivamente hasta llegar a una sala mucho más amplia. Se trataba de una sala enorme y vacía excepto por dos cosas; una especie de mostrador con cientos de botones y pequeñas pantallitas que parecía ser un panel de control y una enorme estructura semicircular de unos seis metros de alto cubierta por una manta azul plastificada.-¿Qué es todo esto? ¿Para qué me has hecho venir aquí?-Escuchá,- comenzó a explicar el misterioso personaje – ya sé que todo esto puede producirte cierta desconfianza, pero te juro que lo que hago lo hago por el bien de la gente. Trabajo para una de las compañías científicas pertenecientes a Ciber Sinthetyk, ellos son los que crearon la droga Génesis, por lo que soy consciente de que no hay remedio posible para lo que ha pasado. Intenté destruir la droga antes de que llegase a la calle, pero consiguieron salvarse cinco dosis y ésas son las que han provocado todo el caos de ahí fuera.- No lo entiendo, ¿ sólo cinco dosis han hecho todo esto ? ¡ Pero si debe de haber cientos de personas enganchadas a esa mierda !- Uno de los efectos que produce una vez introducida en el organismo es liberal cada cierto tiempo una dosis de la propia droga al aire, que puede ser absorbida por otra persona que se encuentre cerca. Dicho de otra forma, se transmite por el aire, como un catarro, y la siguiente persona... infectada puede trasmitirla también. Hay un cierto porcentaje de la población es inmune, pero los afectados... bueno, tú mismo has podido ver lo que hacen, buscan el Génesis como locos, pero no existe ya.- ¿ Pero por qué ? ¿ Quién iba a querer provocar algo así ?- ¿ No lo entiendes ? Con una sola dosis podrían enganchar a decenas de personas, y todos vendrían buscando más desesperadamente aunque nuca lo hubieran probado. Pero sin poder seguir inyectándose la droga para aliviar el ansia se vuelven locos y causan el caos.- Pero entonces, ¿ Por qué se vendieron las primeras cinco dosis sin sabiendo lo que iba a pasar?- Hay gente muy influyente y poderosa que deseaba probar la droga definitiva, supongo que mis jefes no se atrevieron a darles la negativa.- El yuppie que atacó a mi tía la otra tarde.- Sí. O quizás vendieron esas dosis antes de que yo destruyera el resto del cargamento.

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Da igual, eso ahora ya no importa.- Un momento, hay una cosa que no me cuadra. Me llamaste como si yo fuera la última esperanza para acabar con esto, y ahora acabas de decir que no hay remedio para lo que ocurre. Y... ¿ qué quiere decir eso que me dijiste de devolver la vida a mi padre ?- Tienes, razón, no hay cura para el Génesis, una vez que alguien se ha infectado, no se puede extraer de su organismo, al menos no sin tener los archivos originales cerca de los genes G. Pero eso no quiere decir que no podamos cambiar lo que sucedió. Quita la manta azul.

Mientras el hombre misterioso se acercaba al panel de control, Tim, desconcertado y sin entender una palabra, se acercó a la gran sábana y tiró de ella haciéndola caer al suelo. Aparecieron dos tubos enormes de metal formando un arco. Ambos estaban cubiertos por pequeña maquinaria y terminaban en dos ganchos que quedaban enfrentados uno con otro.- ¡¿ Qué coño es esto ?!- Gritó Tim asombrado.- Un dispositivo de configuración de portales espacio temporales.- Ah, vale, ya... ¡¿ Qué coño es esto ?!- Para que me entiendas, una máquina del tiempo.- Ah... ¡Venga ya! ¿Te quieres reír de mí , tío? ¿ Dónde está la cámara ?- Deja de hacer el tonto y escúchame. Sé que suena un poco ridículo, pero esto es muy serio. Durante años, uno de los departamentos en los que he trabajado ha estado investigando la manera de crear una máquina del tiempo por orden de alguien que manda mucho en la C.S. No me preguntes para qué la quería ni quien es esa persona porque no lo sé, lo que sé es que la terminamos hace tiempo y no me atrevía a decírselo por temor a lo que pudiera hacer con ella. Y creo que ahora es la última esperanza que le queda a esta ciudad y al mundo, porque no hay manera de hacer que el Génesis deje de extenderse.- Pero, ¿ y si el C.A.E. Encuentra los archivos originales de los genes G?- ¿ Crees que si desde la década de los ochenta no los han encontrado lo van a hacer justo ahora en medio de este caos ? Y aunque lo hicieran, no creo que pudiéramos encontrar un remedio a tiempo. Ni siquiera es seguro que se puede hallar un remedio.- Entonces ¿ cuál es tu plan ? ¿ Que vuelva atrás en el tiempo y lo destruya antes de que llegue a la calle?- No. Ni siquiera yo pude hacer eso y trabajo en la compañía, dudo mucho que tú consiguieras encontrar todos los laboratorios y desmantelarlos a tiempo, ¿tienes idea de cuáles son las medidas de seguridad? Y , antes de que me lo preguntes, aunque avisaras al C.A.E. de lo que ocurre, dudo que te creyeran. Recuerda por lo que has pasado últimamente, pensarían que te has vuelto loco.- Bueno, ¿ y qué coño es lo que quieres que haga entonces ?- Escucha, el dos de mayo de 2019 exactamente a las 23:54 horas , tu padre, Víctor Salvador, el Diablo del Cielo, dio su vida para salvar a todo el mundo de un terrible monstruo al que nadie conseguía derrotar.- Dios mío...- se sorprendió Tim, apenas consiguiendo pronunciar un susurro al entender finalmente el plan de aquel hombre.- Quieres mandarme a esa fecha para que salve la vida de mi padre.- Fue la explosión de la bomba la que mató a tu padre, no el monstruo. El agotamiento que sufría en aquel momento tras el combate ininterrumpido de tres días contra Virus le impidió apartarse a tiempo y la onda expansiva le alcanzó de lleno. Tú tan sólo tendrías que acercarte rápidamente y apartar a tu padre lo bastante como para que la bomba no le alcance.- ¿ Cómo sabes tú todos esos detalles de la muerte de mi padre ?- Tengo acceso a los archivos de Ciber Sinthetyk. En ellos se explica detalladamente todo lo ocurrido en aquellos años relacionado con el C.A.E. y con Virus. Y muy

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especialmente con tu familia y los genes G.- ¿Pero por qué crees que el hecho de que mi padre viva cambiará algo?-He leído todos los informes sobre él, las cosas que hizo. Creo que tu padre era un hombre extraordinario. Creo que con él aquí nunca hubiéramos llegado a esto.- ¿De verdad crees que el mundo puede cambiar sólo por la presencia de un sólo hombre ?- Creo que puede cambiar por la presencia de tu padre. Vamos, no pierdas más tiempo, no sé por cuánto podremos permanecer sin que nos descubran. Te explicaré cómo lo haremos.

Al tiempo que iba explicando su plan, el misterioso hombre cuyo nombre aún permanecía oculto, comenzaba a activar los controles del panel que tenía delante. Los enormes cilindros curvos metálicos comenzaron a emitir un sinfín de sonidos metálicos y digitales al tiempo que por doquier de su superficie emanaban luces azules y verdes.- Estoy comenzando a abrir el portal, - explicaba el hombre – el margen de error del viaje en el tiempo es de aproximadamente una hora. Por lo tanto, para asegurarnos de que llegas a tiempo, la fecha que pondré serán las 21:54 del dos de mayo de 2019, es decir, dos horas antes de la muerte de tu padre. Por otro lado, nos encontramos en un sótano que en aquella fecha no existía. Para evitar que te materialices dentro del propio suelo, intentaré enviarte a una cierta altura sobre nosotros. Digamos... unos 30 metros. Intenta caer de pie, con tus habilidades no te costará.

No hace falta decir que a Tim le era de gran coste creerse las palabras que salían de boca de aquel hombre. Sin embargo, delante suyo podía ver como, aparentemente, se iban haciendo realidad. Entre los dos cilindros curvos apareció una especie de enorme disco de luz que parecía no provenir de ninguna parte, flotando a unos cincuenta centímetros del suelo. Este disco ondulaba delante de Tim como el aire sobre una carretera caliente en verano a la vez que progresivamente iba cambiando de color. La sensación de presenciar aquello era indescriptible. El disco de luz parecía poseer profundidad, como si se tratase de un agujero en la propia realidad. De hecho, por las palabras del hombre misterioso, eso es precisamente de lo que se trataba.

Muy lentamente y con un gran esfuerzo, la mente de Tim comenzó a comprender lo que se alzaba ante sus ojos. De no ser por todo lo que había presenciado en los últimos días, jamás lo hubiese creído. Aún así, le era muy difícil, pues esto superaba en mucho todo lo que había vivido en sus propias carnes últimamente. Aún así, cuando finalmente pudo creer, sus labios alcanzaron a pronunciar una sola palabra.- ¡Coooño!- Veo que finalmente crees lo que digo. - Supuso acertadamente el hombre misterioso, quien entonces cambió a una actitud definitivamente seria.- Ahora, Tim , queda un detalle vital del que tenemos que hablar antes de que entres...- Cómo vuelvo. - Le interrumpió Tim antes de que pudiera explicárselo, adelantando la pregunta que iba a hacerle y, en el fondo, conociendo ya la respuesta.- Precisamente. Nunca he podido probar la máquina en un período de tiempo tan extenso y mucho menos con seres humanos. En teoría, tan sólo permanecerás en el pasado por un tiempo limitado, unas horas como mucho, pero como ya te he dicho, no lo he probado nunca. Además hay otro dato a tener en cuenta. Piensa que si cambias el pasado y el plan funciona, en la realidad que surja a raíz de eso, el Génesis no se inventará nunca y, seguramente, la máquina del tiempo tampoco y yo no llegaré a conocerte, por lo tanto...- Por lo tanto, es prácticamente imposible que si entro ahí pueda volver. Ni un sólo gesto por parte de ninguno de los dos. Un breve e incómodo silencio.- La decisión es tuya.

La mente de Tim comenzó automáticamente un repaso por todos los

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acontecimientos de las últimas horas, llevándolos aún más allá. Como si tratara de convencerse a sí mismo, comenzó a imaginar lo que podría llegar a ocurrir. Imaginó a los agentes del C.A.E. perdiendo la batalla contra los adictos a los que intentaban detener. Imaginó a esos locos abalanzándose sobre ellos. Imaginó que el Génesis también les infectaba y se unían a la locura. Imaginó que de esta forma conseguían entrar al cuartel del C.A.E. Imaginó que lograban llegar hasta la sala donde se escondían Marta y Natalia. Imaginó cómo Natalia les haría frente, pero no serviría de nada pues finalmente el Génesis también la infectaría a ella. Y finalmente imaginó a toda esa masa de locura abalanzarse contra su pobre novia con sus bocas abiertas y babeantes. E imaginando en una fracción de segundo todo este desvanecido mundo, finalmente se decidió.

-Sencillamente tengo que saltar ahí dentro, ¿verdad?-Ya está lista. Sálvanos.

Tim se ajustó el nudo de su peculiar antifaz, se colocó bien lo que él llamaba sus “guantes de combate” y apretó los puños. Dando un grito, como si pretendiera impedir oír sus propios pensamientos para no entender lo que estaba haciendo y, quizás, para descargar aún más adrenalina, corrió hacia el portal del tiempo y saltó contra la luz azul.

Cuando su cuerpo tocó la luz, quedó suspendido en el aire. Durante un par de segundos, el tiempo se detuvo para él. Suponiendo, eso sí, que sea correcto hablar de segundos cuando el tiempo se ha detenido, incluso es posible que la palabra “cuando” no exista en esas circunstancias y tampoco ningún adverbio temporal.

No obstante, a falta de una mejor manera de describirlo; Entonces para Tim el tiempo volvió a moverse. Sin embargo no a lo que podríamos llamar la velocidad normal, si no bastante más rápido, y no hacia delante, si no hacia detrás, como si se rebobinara un antiguo videocasette. Desde su posición elevada suspendido en el aire, Tim pudo contemplarse a sí mismo corriendo hacia detrás desde la posición en la que se encontraba y deteniéndose en mitad de la sala.

Pudo ver cómo, a una velocidad cada vez mayor, él y el hombre misterioso movían los labios por turnos, aunque no podía escuchar sonido alguno. Vio cómo los dos retrocedían y, caminando hacia atrás a paso ligero, desaparecían por el pasillo por el que habían entrado. Inmediatamente después, el hombre de nuevo volvía a la sala caminando hacia atrás y abría una nueva puerta al otro lado de la sala, en la que Tim no se había fijado hasta ahora y de la que aparecía una tercera persona. Por irónico que suene teniendo en cuenta la situación, Tim no tuvo tiempo sin embargo de fijarse en quien era aquél desconocido invitado del misterioso científico cuyo nombre Tim había olvidado preguntar, pues cualquier atisbo de realidad desapareció para él, quedando atrapado en una maraña de cegadoras luces girando histéricamente a su alrededor en el silencio más absoluto.

Al joven se le taponaron los oídos y le sobrevinieron las náuseas más insoportables que en su vida había experimentado. Desde lo más profundo del rincón más oscuro de su mente, escuchó de nuevo a la oscura criatura a quien había logrado encerrar días atrás provocarle desde la celda en la que se encontraba presa.

“¿Por cuanto tiempo piensas que serás capaz de mantener tu cordura? ¿Crees que esto es real? ¿ Crees que es siquiera posible? ¿ Qué más hace falta para que te convenzas de tu locura? ¿ Qué más hace falta para que me aceptes y me dejes tomar el control? ¿Qué más hace falta para que admitas que yo soy lo que tú eres en realidad y no esa falsa humanidad que intentas fingir?”

Tim se obligó a no escuchar a la criatura. La ignoró para no caer en sus seductoras provocaciones, pues en el fondo una parte de él le daba la razón, aquello no podía ser real. Sin embargo, tras lo que a Tim le parecieron unos minutos, el bailoteo incesante de

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luces y sensaciones extrañas que sufría comenzó a detenerse. Las luces abstractas comenzaron a dibujar poco a poco un escenario perfectamente lógico.

Tim logró discernir el cielo nublado de la noche iluminado por la luz de las farolas, comenzó a sentir el agitado aire marino golpear su rostro y se dio cuenta de dónde estaba. El científico misterios le dijo que le elevaría para no materializarse en pleno suelo y aparentemente había cumplido su palabra.

El joven se encontró suspendido a unos veinte metros en mitad del aire, sin ningún soporte al que aferrarse. Cuando las luces se detuvieron por completo, Tim comenzó a caer. Al llegar al suelo se golpeó con el borde puntiagudo de hormigón macizo del puerto y cayó a sus sucias aguas. Incluso para alguien con su fuerza sobrehumana, resultó un golpe tremendo, tanto que de no ser porque su mente se encontraba al borde de un estado de shock intentando comprender lo que ocurría, habría podido escuchar el chasquido de varias de sus costillas al partirse.

Aún así tuvo suerte, pues de haber caído escasos centímetros más a su derecha, se habría golpeado la cabeza con uno de los espigones de acero utilizados para atar los cabos de los barcos atracados en puerto.

El tremendo helor consiguió reanimarle lo suficiente para intentar para no perder el sentido. O quizá fueron sus tremendas ganas de abandonar aquellas aguas malolientes y casi putrefactas las que hicieron que, más su cuerpo que su mente, buscaran la manera de salir. Convirtiendo una vez más su mano en una garra, consiguió asirse a la pared lisa y escalar hasta alcanzar el suelo.

Agotado y tremendamente aturdido, se dejó caer sobre el suelo, levantando la cabeza ligeramente para evitar que su propio vomito, que no pudo contener por más tiempo, le cayera en la cara. Allí quedó unos cuantos minutos hasta que el mundo cesó de girar alocadamente a su alrededor.

Al poco, se obligó a levantarse, recordándose a sí mismo la importancia de su misión. Como un herido de guerra, se incorporó como pudo y comenzó a caminar tambaleándose mientras intentaba reponer sus fuerzas. Algo que, dadas sus condiciones especiales, parecía no costarle excesivamente, pues a medida que avanzaba comenzaba encontrarse bastante mejor, a excepción del dolor de sus huesos rotos.

Al llegar al aparcamiento, tuvo la suerte de encontrar a varias personas al rededor de sus motos, quienes se le quedaron mirando no sin cierto desprecio y burla a medida que avanzaba hacia ellos.- Disculpad...- Consiguió articular después de varios intentos.- ¿Podéis decirme qué hora es? - Las once y media, tío. - “ El dos de mayo de 2019 exactamente a las 23:54 horas” Las palabras del científico resonaron en la cabeza de Tim.-¿Hoy es dos de mayo de 2019?-¿Estás drogado o qué, tío? - Dedujo erróneamente otro de ellos con aspecto y acento extranjero, seguramente inglés.- Déjalo, tío, no te metas con él. Deberíamos irnos. - Le interrumpió, asustada, una mujer de unos treinta años también con aspecto y acento extranjero que le acompañaba.- ¡¡DECIDME SI ES DOS DE MAYO DE 2019!! - Insistió Tim, esta vez gritando.-¡Sí, tío, sí! - Contestó el joven que estaba justo enfrente de él, más sorprendido que asustado, pues seguramente había pensado que Tim estaría demasiado hecho polvo por la droga como para ser capaz de gritar tan enérgicamente.- ¡Mierda, la ha cagado, llegaré tarde!

Tim miró las motos. El joven que le había icho la hora, quien tendría más o menos su edad ( o al menos la había tenido en aquel tiempo en el que Tim se encontraba ahora ), estaba apoyado en una moto de carretera de color rojo, de las que se utilizan

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en las competiciones emitidas por televisión. Era una moto grande y aparentaba ser de una cilindrada bastante alta. Y aunque ésta fuera seguramente la más rápida de la dos, Tim no pudo evitar sentirse seducido por el encanto roquero de la moto de carretera del extranjero, de color negro, el asiento de piel y el relieve de metal de un gran águila a ambos lados de su parte delantera. - Necesito tu moto, tío. El hombre rió.-¿Quieres que te la envuelva, capullo?- Preguntó un tono claramente irónico.- Robert, por favor...- Intervino la chica asustada por el aspecto de Tim y temiendo por la integridad del tal Robert.- No tengo tiempo para esto. - Declaró Tim poniendo punto final a la conversación. Tim agarró a Robert con una mano, levantándolo de la moto y lanzándolo al suelo sin el más mínimo esfuerzo. Tras lo cual, subió la moto y tendió la mano al extranjero.- Las llaves.- ¡Y una mier...!

Antes de que pudiera terminar aquella grosería, Tim, sin cambiar de postura y sin quitarse el antifaz, por supuesto, le mostró su llamado “aspecto de diablo” e insistió.- Las llaves.

Mientras la mujer gritaba y el otro joven huía, el extranjero le entregó las llaves y también echó a coger, agarrando la mano de ella y llevándola consigo.

Sin preocuparse de lo que fueran a hacer a continuación los asustados moteros, Tim arrancó el vehículo recién adquirido y se dirigió al lugar de la batalla. Aunque no le hubieran dicho dónde debía ir, no le hubiera resultado difícil de deducir, pues atravesó a gran velocidad varias calles prácticamente reducidas a escombros y aún humeantes, con algunos pequeños incendios, incluso.

Entonces Tim no puedo evitar sentirse un poco culpable pero a la vez bastante orgulloso de su sentido del humor, pues a pesar de la gravedad del asunto y el apocalíptico panorama ante sus ojos, en vista de aquella situación, no era capaz de borrar de su cabeza “Welcome to the jungle”, de Gun's & Roses.

Aunque quizás su sentido del humor no fuera más que un método para evitar las comparaciones del dantesco panorama con el que había dejado atrás en su tiempo. Y sobre todo para evitar la pregunta que aquellas comparaciones significaban. ¿ Estaba su ciudad condenada a sufrir la destrucción y la muerte una y otra vez ?

En todo caso, eso ahora carecía de importancia. Estaba sólo y había llegado hasta donde había llegado, sin vuelta atrás. Ahora lo único importante, su única opción en realidad, era cumplir su misión, y confiar en que con ello librase a su tiempo de la destrucción que sufría aquel en el que ahora se encontraba.

Tras unos pocos minutos cruzando la Torrevieja del 2019 a toda velocidad, al fin localizó la batalla de la que tanto había oído hablar . Cuando estuvo a unos trescientos metros del lugar escuchó a alguien pronunciar unas palabras que le resultaron muy familiares, pues habían quedado grabadas a fuego en su memoria, aunque esta vez era una voz diferente la que las pronunciaba.-¡Oh, cállate ya! ¿No lo ves? Voy a ser yo quien te mate.

Durante un momento, Tim quedó paralizado al darse cuenta de quién tenía delante. No porque fuera una leyenda en su tiempo que ahora vivía ante sus ojos, no por el hecho de estar frente a alguien del que todos hablaban como un gran héroe, no por ver al fin a su predecesor, cuyas mismas ropas, no otras iguales, si no exactamente las mismas, vestía él también al mismo tiempo. Ni si quiera por el hecho de tener frente a él la prueba definitiva de su viaje intertemporal o como diablos lo hubiera llamado el viejo.

Quedó petrificado por el hecho de tener frente a él, vivo y en pie, a su padre, a quien no había conocido en su vida pues había muerto cuando Tim era demasiado

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pequeño como para tener memoria.Pero el ensimismamiento de Tim no pudo durar mucho, pues una voz mucho

menos agradable truncó el silencio casi al instante. Una voz que pronunció algo también familiar pero que, esta vez, por aterrador que resultara al joven, no podía ser en ningún caso humana.-¿Tú a mí?- Pronunció aquella voz en tono burlesco. -¿Sabes? Si virus me hubiese creado para ser capaz de carcajearme, seguramente en este momento lo estaría haciendo.

Tim se acercó a contemplar la lucha y buscó escondite entre unos escombros a unos doscientos metros para poder ver mejor lo que ocurría. Dicho escondite no resultaba especialmente bueno pero, dado que todas las personas involucradas estaban muy metidas en la escena que ahora mismo vivían, su calidad tampoco resultaba especialmente relevante.

Desde allí, observó la escena. Vio con sus propios ojos a su padre. Vio a su tía, tremendamente rejuvenecida (Tim no pudo evitar encontrarla increíblemente atractiva) atender a su tío Adam quien, arrodillado y agotado, mantenía su aspecto de Gran Gólem y se sostenía con la mano izquierda su derecha ensangrentada. Junto a ellos, tirado en el suelo e inconsciente, se encontraba el tal Ethan , tal y como Tim lo había conocido, sólo que aún no estaba conectado a los respiradores artificiales del C.A.E. y presentaba un aspecto de lo más sucio.

A unos diez metros frente a ellos, se encontraba en pie quien, según le habían contado, sólo podía ser su padre. Pasando por alto, eso sí, el hecho de que al menos no lo era en el sentido tradicional de la palabra. Pero lo importante es que para Tim, quizá por su deseo de considerarse humano, lo era.

Fue precisamente su padre quien habló continuación y Tim se dedicó sencillamente a escuchar la conversación y esperar el momento de actuar.

-¡Oh, es verdad! Ya no me acordaba. Virus era tu papá, ¿no? Pues por cierto, ahora mismo vengo de matarlo. Dale recuerdos cuando te encuentres con él en el infierno.-¡¿Tú... mataste a Virus?!-¿Qué ocurre? ¿Te da pena haberte quedado huerfanito?-Lo cierto es que la vida de mi “padre” poco me importaba, pero... ¡Por culpa tuya casi quedé confinado de por vida a una probeta de laboratorio! La bestia saltó sobre su oponente y todos los músculos del cuerpo de Tim se tensaron buscando la posición de alerta.-Vamos, hombre... no te pongas así. ¿Me perdonas si te invito a cenar?

El monstruo se lanzó rugiendo como un animal salvaje y propinó un tremendo puñetazo al joven guerrero haciéndole escupir un chorro de sangre que quedaría grabado en la retina de Tim hasta el día de su muerte, así como también el sonido de las costillas de su padre al partirse quedaría grabado a fuego en sus oídos.

Tal y como Natalia le Contaría a Tim diecinueve años en el futuro, al enfurecerla, la criatura se lanzó rugiendo, con la boca abierta y Víctor aprovechó para lanzar la famosa bomba asesina al interior de su enemigo quien, a pesar de el tamaño de ésta, la tragó sin problemas. Víctor cayó al suelo y la bestia se detuvo preguntándose qué había pasado.-¿Qué... qué es lo que acabas de darme?-Es... es un caramelo de menta...- Bromeó Víctor por última vez en su vida.- Te apesta el aliento... Ten cuidado... Produce acidez.

Tim supo al instante lo que iba a ocurrir a continuación. Sin meditarlo, sin dudar una fracción de segundo y, por supuesto, sin pararse a pensar en las consecuencias que conllevarían sus actos, su cuerpo corrió en dirección a la pelea que tenia lugar ante él.

No lo hacía por el futuro de la ciudad. No lo hacía porque creyera las palabras del hombre misterioso. No lo hacía para evitar toda la muerte que invadiría su mundo.

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Desde un punto de vista puramente objetivo y frío, podría decirse que lo que le movía era el puro egoísmo, pues su padre, a quien no había conocido, iba a morir ante sus ojos y no era capaz de permitir que eso sucediera.-Esto es por Ethan... y por toda la gente que has matado, capullo. - Amenazó el legendario guerrero a la bestia que tenía frente a sí.

En ese preciso momento, Tim apareció entre ambos y, en esta nueva versión de los hechos, fue él quien recibió, con dolor mucho dolor en su columna, un tremendo coletazo de la bestia quien, al verle, decidió descargar su confusión hacia él en forma de agresividad.

Sin embargo, fue precisamente aquel tremendo golpe, unido a la increíble fuerza de las pernas de Tim, el que le proporcionó la inercia necesaria para, agarrando a su padre entre sus brazos, saltar lejos del último lugar que el monstruo vería en su vida y alcanzar un lugar relativamente seguro.

Ambos cayeron al suelo y fueron invadido de la cegadora luz procedente del interior de la criatura sin nombre. Tal y como Natalia le había descrito, el lugar fue inundado en una tremenda nube de polvo. Tim permaneció tumbado sobre su padre y no pudo evitar gritar de dolor cuando la trasera de su chaqueta de cuero desapareció y la piel de su espalda se quemó.

En pocos segundos, la nube de polvo comenzó a diluirse y Víctor comenzó a abrir poco a poco los ojos. Cuando su vista empezaba a diferenciar sombras y colores, intentó comprender lo que había sucedido.-¿ Estás bien? - Le preguntó Tim antes de toser varias veces y escupir un chorro de sangre al suelo, aún sin poder incorporarse.

Víctor, por su parte, intentaba recuperar la movilidad de su cuerpo, que apenas podía sentir. Al no conseguir mover un sólo músculo y finalmente vislumbrar a Tim, vestido con sus mismas ropas también hechas pedazos, intentó hablar. Sólo un débil hilo de voz casi inaudible surgió de sus labios.-¿ Quién... Qu... quién co... ño... eresssss...?- ¿Estás bien? - Repitió Tim, ésta vez insistiendo con más energía.- V... vi.. viviré...- Después tosió, escupiendo también algo de sangre.- Entonces quien yo sea no importa, algún día, dentro de mucho, lo sabrás. Ahora descansa y recupérate. Debes salvar el futuro.

Tambaleándose, el recién llegado se levantó y se marchó como pudo antes de que nadie más pudiera verle. A Víctor le hubiera gustado seguirle para descubrir quién era aquel misterioso imitador suyo, sin embargo, sus fuerzas estaban demasiado mermadas, y tuvo que conformarse con quedarse tirado en el suelo entre escombros luchando por seguir respirando y con esperar a que su hermana y su amigo vinieran a auxiliarle desde el otro lado del campo de batalla.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 13. El mundo cambia

A lo largo de la historia de la humanidad muchas ciudades se han recuperado tras vivir un intenso período de oscuridad. Torrevieja no era diferente en ese sentido, aunque quizás su período de oscuridad había sido cuan lo menos peculiar.

Años después de hechos que habían llevado la muerte y la destrucción a sus calles, la ciudad había resurgido de sus cenizas cual legendaria ave fénix. Quizás a raíz de aquellos traumáticos acontecimientos, sus habitantes habían optado por cambiar su punto de vista del mundo. Diecinueve años después, ya no era el lugar siniestro, oscuro y al borde de lo inhabitable en el que se había convertido en un pasado.

No era, ni de lejos, lo que podríamos llamar un lugar perfecto, pero al menos sus gentes podían sentirse orgullosas de haber dejado de vivir con miedo. Sus calles volvían a ser un lugar seguro, los abusos y estafas inmobiliarias habían disminuido y la autoridad había ido recuperando el lugar que le correspondía gracias, en gran medida, a los esfuerzos del C.A.E.

No era lo que podríamos llamar un lugar perfecto pero, al menos, volvía a ser un lugar agradable.

La paz había vuelto a reinar, a menos a nivel visible, desde el desmantelamiento por completo de la organización bio-terrorista conocida con el nombre de VIRUS, para el cual el C.A.E. había sido creado. Sin embargo, las actividades del C.A.E. No habían cesado desde entonces. Los archivos originales acerca de todos los conceptos técnicos relacionados con los genes G continuaban en paradero desconocido y a las personas que formaban el alto mando de la organización aún había algo que les preocupaba.

En uno de los subsuelos secretos del cuartel general del C.A.E. Se encontraba un laboratorio blindado, aislado del mundo y cerrado al público, cuya existencia sólo conocían siete personas. Su cometido no era otro que el de mantener con vida el cuerpo inerte de un compañero caído en combate con el objetivo de buscar una solución a su estado.

Hoy, en aquel sótano oscuro y frío, tiene lugar la última discusión acerca de una solución largo tiempo aplazada en la que Víctor Salvador ha decidido tomar la voz cantante.-¡Lleva así diecinueve años! ¿ Creéis que es justo para él mantenerle con vida en este estado? Yo le conocí bien, estoy seguro de que él querría que lo hiciéramos.-Víctor,-su hermana Natalia intentaba hacerle entrar en razón con su habitual tono delicado.- estamos buscando una alternativa segura a lo que propones. Sólo necesitamos que tengáis un poco más de paciencia...

Tan sólo una mirada acusadora de Víctor fue suficiente para provocar que su hermana, quien muy en el fondo le daba la razón, guardase silencio.-Lleváis diecinueve años buscando esa solución. Mientras tanto, Ethan está ahí tirado en la cama como un vegetal. ¿Y si nunca encontráis esa cura? Y eso sólo si pasamos por alto el hecho de que nosotros siete somos los únicos que conocemos la existencia de este lugar. ¿Habéis pensado en lo que será de él si a nosotros nos ocurre algo? ¿Si queda abandonado aquí a su suerte al cuidado de unas máquinas sin alma que pueden fallar en cualquier momento? ¿O si algún científico tarado lo encontrara y decidiera investigarlo autopsiando su cuerpo? O peor aún, ¿habéis pensado qué ocurriría si....?- Víctor guardó silencio un segundo antes de reunir fuerzas para continuar y, cuando lo hizo, su actitud enérgica y acusadora dejó paso a una expresión mucho más sepulcral-¿Habéis pensado en qué sería de él si nosotros faltáramos y VIRUS decidiera recuperar la inversión?-Víctor...- Le interrumpió Adam tras que un escalofrío le recorriera al cuerpo al ponerse por un segundo en el lugar de Ethan dada la situación que Víctor acababa de proponer-

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Sabes de sobra que VIRUS ya no existe y su líder y fundador está bien muerto.-Aseguró intentando convencerse más a sí mismo que a su amigo.-Puede que como VIRUS no, pero Ciber Sinthetyk sigue teniendo un gran número de empresas y todos conocemos la estrecha relación entre ambos.-En cualquier caso...-Interrumpió la mujer de Víctor, quien hasta entonces había permanecido en silencio desde el inicio de la reunión.-...Eso no es lo que hemos venido a debatir hoy aquí.-Jéssica... Ethan es tu hermano. ¿Qué opinión tienes tú?- Preguntó el profesor Santos con su tono sereno y analítico, quien pretendía llegar a una conclusión lógica valorando por igual la opinión de cada uno de los presentes.-Creo...- Jéssica bajó la mirada, como si temiese la reacción de sus compañeros.-Creo que mi marido tiene razón. Debemos intentarlo por Ethan. Estoy segura de que él habría querido arriesgarse.

Natalia se llevó las manos a la cara y se sentó. Después levantó las manos y se echó lentamente el pelo hacia atrás, bajando la cabeza.-¿Cuántas veces hemos tenido ya esta misma discusión? ¿Es que no os dais cuenta de lo peligroso que es? Y no sólo para él, si no para todos los que lo presencien y quizás también para la gente de los alrededores. ¿No recordáis lo que Ethan hizo en 2019? ¿ Es que no visteis de lo que su cuerpo es capaz?-Estamos en un sótano que además de blindado se encuentra eléctricamente aislado- Está vez, fue el agente científico Fran quien interrumpió a su superior.-Sinceramente, capitana, no niego que sea peligroso para los aquí presentes, pero dudo que los daños fuera de este sitio sean excesivamente desmesurados.-Parece que existe división de opiniones. Sugiero que votemos.- Sugirió el viejo profesor.-¿Que votemos?- A Víctor no le gustó la idea.-¡Joder! No estamos decidiendo a qué vamos a jugar el sábado. Se trata de la vida de un hombre. ¡De un amigo!-Y precisamente por eso...- Tim posó su mano en el hombro de su padre en un esfuerzo por parecer maduro y sereno, pensando que al ser el más joven de la reunión, quizás no le tuvieran en consideración.- ...serán sus amigos quienes decidan lo que es mejor para él. Pero todos en equipo, unidos, como siempre ha debido de ser.

A Víctor seguía sin parecerle lo más mínimamente bien aquella idea, pero las palabras de su hijo le hicieron entender que no habría manera de hacer entrar a sus compañeros en razón, de manera que aceptó la votación.

El profesor Santos propuso que quien estuviera a favor de la idea de Víctor, levantara la mano. Todos, a excepción de Adam y Natalia, manifestaron su aprobación a la idea. Aquel claro cinco contra dos provocó obviamente la alegría Víctor, quien, asumiendo que su idea había sido, si no compartida, al menos aceptada al fin por todos, comenzó a explicar su plan.- Como ya sabéis, cada portador de genes G, necesita una acción desencadenante para poder acceder a las habilidades que éstos les proporcionan. En el caso de Ethan, las habilidades que los genes G le proporcionan son de tipo eléctrico. Su cuerpo es una especie de batería gigante capaz de albergar y liberar energía eléctrica a voluntad. Como también sabéis, su estado actual se debe a una sobrecarga generada por él mismo al llevar al límite sus capacidades. Si no me equivoco, la consecuencia de aquella descarga fue que, de algún modo, desconectó la mente de Ethan de su cuerpo, y por tanto no puede acceder a él. Para que me entendáis, creo que su cuerpo funciona como el automático de la instalación eléctrica de una casa; si el flujo de corriente eléctrica es demasiado alto como para que la instalación pueda quemarse, el circuito se desconecta, creo que es lo que pasó con Ethan.-Eso es una gilipollez.- Natalia seguía sin aceptar el plan de Víctor.-Escucha, quizá a tí te parezca una gilipollez, pero tiene perfecta lógica. Piénsalo, Virus programó a Ethan y a Adam para que fueran sus soldados. Pensaba utilizarlos bajo

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control mental, es decir, no estarían al mando de sus funciones en lo más mínimo, por lo tanto podrían descontrolarse y hacer algo fuera de lógica. Puede que Virus estuviera loco, pero no era idiota. Sabía que el poder de Ethan sera demasiado peligroso como para que alguien sin mente propia lo utilizase, por lo tanto le puso un dispositivo de seguridad. Un dispositivo de seguridad que le dejaría inconsciente y que, seguramente, pensó que nosotros no nos atreveríamos a desconectar en la manera que hay que hacerlo. Así se aseguraría de seguir teniendo a su guerrero.-Eso no es más que una teoría, Victor. Si te equivocas...-Si me equivoco, asumiré la responsabilidad de lo que pueda pasarle.-Escucha, no tienes por qué asumir nada. Tan sólo deberías dejarnos algo más de tiempo para...-

Antes de que Natalia pudiera continuar intentando convencerle, Víctor anduvo hacia ella con actitud solemne y se agachó enfrente de donde ella estaba sentada hasta que ambos rostros quedaron a la misma altura frente a frente.-Llevo diecinueve años sin dormir bien por las noches. Virus le hizo esto a Ethan para matarme a mí, ¿entiendes? No para luchar contra el C.A.E. ,del que por aquel entonces apenas quedaba nada ni para vengarse de papá, que estaba muerto. Fue para luchar contra mí. Por eso escogió a mis amigos. No puedo vivir tranquilo sin intentar ayudarle, al menos.

La expresión de Natalia cambió su mirada crítica por un tono compasivo, intentando ponerse en el lugar de su hermano, intentando entender cómo podría sentirse. Otros habían sufrido por las acciones de ella al mando del C.A.E. , existían cosas que desearía haber hecho de manera diferente. Entonces Víctor supo que ella al fin aprobaba su decisión y esto le hizo sentirse un más seguro.

Se incorporó y terminó de exponer su plan.-Una descarga. Un descarga lo bastante fuerte como para reactivar su mente.

Un absoluto silencio, seguramente producido por el miedo, se produjo en la sala durante casi un minuto. Al fin, el profesor Santos lo rompió.-Necesitamos que todas las personas que no vayan a participar permanezcan detrás del muro de contención, vamos a provocar una descarga bastante fuerte y será peligroso.

Todos caminaron hacia el otro lado de una gran ared de cristal reforzado de cincuenta centímetros de grosor a excepción de Víctor, el profesor Santos y el agente Fran.

Los dos científicos comenzaron a preparar unos enormes y pesado cables negros acabado en una forma metálica similar a la de los carros de paradas cardíacas. Mientras tanto, Víctor comenzaba a enfundarse un traje de goma ,también negro, de aspecto muy incómodo coronado por una capucha con un visor transparente.-Vale, Victor. Fran y yo nos iremos al otro lado del muro y activaremos la corriente. Tú deberás activar ambos a la vez pulsando sus correspondientes interruptores, justo cuando los juntes los dos al pecho de Ehtan, ¿ de acuerdo?-De acuerdo.- La voz de Víctor sonaba ahogada tras la capucha de goma.

Fran y el profesor Santos abandonaron la sala y cerraron la puerta del muro de contención. Víctor agarró los pesados cables, uno en cada mano, y los sostuvo en el aire sobre el pecho de Ethan, después miró al profesor a través del cristal. Éste le hizo un gesto de espera con la mano mientras activaba la corriente.

Los cables emitieron una especie de chillido agudo al ser recorridos por la electricidad. Natalia apartó la mirada y cerró los ojos. Sin embargo, Jéssica no podía dejar de ver lo que le ocurriría a su hermano y permanecía atenta. Más tarde, Natalia se avergonzaría por haber sido, de los presentes, la única lo bastante débil como para no poder mirar.

Tras unos segundos en los que este sonido fue intensificándose, Santos le dio a Víctor la señal de proceder.

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Víctor juntó los polos sobre el pecho de su amigo y presionó los interruptores, cerrando el circuito y haciendo que la energía eléctrica recorriese su cuerpo.

En mitad de un gran fogonazo de luz y con un sonido ensordecedor, la energía salió disparada de aquellos trozos de metal, lanzando a Víctor contra el muro reforzado con tal fuerza que el cristal se rajó levemente.

Todos permanecieron atentos al cuerpo de Ethan a excepción de Víctor que, impedido por el golpe y el traje de goma, trataba de incorporarse.

Tras unos segundos, el pecho de Ethan finalmente emitió una pequeña chispa apenas visible.

Una segunda chispa emergió la punta de uno de los tres dedos de su mano derecha y los pocos segundos, otra se liberó de una de sus piernas. Pronto, todo su cuerpo comenzó a emitir estas pequeñas chispas que fueron creciendo progresivamente. Víctor comenzó a incorporarse y anduvo despacio hacia la cama para observar con más detalle.

Con la capucha tapándole sus oídos taponados por el estruendo y el muro de cincuenta centímetros de cristal reforzado ahogando el sonido de las voces, no pudo escuchar a sus amigos advirtiéndole que se alejase.

Víctor observó maravillado la electricidad liberándose del cuerpo de su mejor amigo. Tal fue su alegría al pensar que finalmente le había curado , que no pudo evitar esbozar una sonrisa tras la capucha, ignorando por completo el dolor que le producían sus manos chamuscadas y sin ser consciente del peligro.

Fue entonces cuando una chispa azul tan grande que sólo podría llamarse descarga le sacó de su ensimismamiento al golpear con furia una de las máquinas de mantenimiento vital y hacerla estallar.

Víctor retrocedió torpemente un par de pasos, dejando escapar un grito de asombro y casi cayéndose.

Otro enorme rayo salió disparado hacia el techo, dejando una quemadura de unos diez centímetros de radio. Después otro se disparó hacia una de las paredes y luego otro más reventó el cortinar . El cuerpo de Ethan comenzó a contorsionarse y a emitir una luz azul sin dejar de lanzar aquellos rayos devastadores.

Víctor corrió agachado hacia la puerta huyendo de aquella tormenta y gritando a sus amigos “¡Corred, corred!”

Todos corrieron y abandonaron la antesala de la sala de contención. Adam cambió a su forma de Gran Gólem y , cuando todos se agacharon, se colocó entre ellos y el marco sin puerta de donde acababan de salir, cubriéndoles con sus brazos para protegerles.

Del interior, continuaban emergiendo rayos y humo hasta que, tras u par de minutos, un gran estruendo se dejó escuchar finalmente. Pero este sonido se fue apagando al ser envuelto por la creciente nube de polvo que les envolvió.

Cuando el humo se disipó y el sonido volvió a reinar, los siete comenzaron a toser y a a incorporarse, ayudados unos de otros. Víctor se quitó su capucha y observó el interior de la sala reducida ahora a ruinas. Tres palabras resonaban ahora en su mente una y otra vez. “¿Qué he hecho?”

Sin embagro, antes de que Natalia pudiera proceder con un enfurecido, acudador y cruel “te lo dije”, algo se escuchó desde el interior de la oscuridad. Todos observaron atónitos, buscando la procedencia de aquel sonido.

Tambaleándose y apartando los escombros, un deseo que, aunque todos deseaban, habían pasado años intentando convencerse a sí mismos que jamás sucedería, se abrió paso hacia ellos.

Sobra describir los momentos de incontenible felicidad expresada en forma de lágrimas que el grupo vivió tras el sencillo y despreocupado “hola” de su recién recuperado amigo.

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. . .Otra parte de la ciudad, no muy lejos del cuartel del C.A.E.. Otra reunión un

bastante diferente tiene lugar. Al verle, no dirías que pueda existir nada que pueda inquietar de sobremanera a

un hombre como el dueño y presidente de la empresa de ciencias y tecnología más poderosa de Europa. Sin embargo, un esqueleto en el armario turba cada noche los sueños de Diego, algo a lo que ahora mismo se enfrenta.

A través del comunicador de voz, el aparentemente flamante caballero mantiene una conversación que, en cierto modo, ya ha tenido lugar.-Los preparativos ya casi han terminado...- La voz está distorsionada de tal manera que resultaría difícil incluso discernir si se trata de una voz humana. Al otro lado, la voz de Diego también suena igual. En caso de que pudiera haber alguien escuchando, cosa poco probable pues las precauciones que se han llevado a cabo han sido exhaustivas, sus identidades deben permanecer por completo en el anonimato, pues las consecuencias de ser reconocidos serían demasiado comprometedoras. - Nuestro momento se acerca.-Es... demasiado precipitado, deberíamos esperar a controlarlo por completo.-¡No me jodas, Diego! Llevamos años trabajando en esto. ¡¿Qué coño?! ¡Llevamos generaciones con esto, por amor de Dios!-Haz el maldito favor de no utilizar mi nombre, ¿quieres? No tiene sentido lo que propones. A tu manera, no conseguiremos ningún beneficio. Podríamos enriquecernos con esto. ¡Podríamos ganar miles de millones! ¡Ser los dueños de la puta sociedad! ¡De todo!-Sabes de sobra que esto no trata de enriquecerse. Trata de llevar a cabo algo que siempre ha sido necesario. Las ganancias económicas no han sido más que un desgraciado mal necesario para otorgarnos el tiempo y los recursos. Somos los elegidos para algo grande. Para lo más importante que se ha hecho jamás, Diego. No lo olvides. Yo seguiré con esto. Ya sabes lo que hay.

El comunicador hizo un sonido de apagado. Durante unos instantes, Diego se maldijo a sí mismo y a las circunstancias en las que se encontraba. Dominado por la furia, cogió el aparato y lo lanzó contra la pared en un banal intento por desahogar sus penas.-Te he dicho que no utilices mi nombre por aquí.

Incluso aquellos que aparentan tenerlo todo, son incapaces de huir de los manejos del destino.

. . .

El sol naranja del atardecer. Víctor jamás se cansaba de contemplarlo, siempre decía que era una fuente de paz y relajación para él. Ethan llevaba ya diecinueve años sin poder verlo, pues había estado postrado en una cama en un oscuro sótano todo ese tiempo. El aire fresco que se respiraba en la azotea del edificio del C.A.E. Era por tanto una sensación indescriptible para él en aquel momento.

− Gracias, Víctor.

Víctor apareció entonces por la puerta que daba al tejado. Ethan se encontraba apoyado a la vaya de piedra del edificio y dicha puerta estaba varios metros detrás de él. Fue por eso por lo que a Víctor le sorprendió su reacción.- ¿ Cómo... cómo has sabido que estaba aquí?

Mientras Víctor se acercaba a él, Ethan respondió sin girar la cabeza y con la mirada clavada en el infinito.

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-Energía, Víctor. Sabes de sobra que la controlo por completo. Energía de cualquier tipo, especialmente la eléctrica. Y por lo tanto también soy capaz de percibirla. El cuerpo se mueve por impulsos nerviosos, que no son otra cosa que pequeñas descargas eléctricas. En cada persona son diferentes y soy capaz de diferenciarlos. Ya me conozco muy bien los vuestros. Supuse que ya deberías de saberlo. Aunque quizás después de diecinueve años ya no lo recuerdes.

Víctor se detuvo junto a él y posó suavemente su mano sobre su hombro en un signo que combinaba tanto compasión como culpa y arrepentimiento. Quizás fuera consciente de ello o quizás no, pero probablemente Víctor deseaba implorar el perdón de su amigo.- No puedo imaginar lo que se siente al perderse tantos años de tu vida...-¿Perdérmelos? No me los perdí, Vic. Durante todo este tiempo, mi mente ha estado consciente. Sencillamente no podía acceder a mi cuerpo. Para que me entiendas, digamos que los controles estaban desconectados. Pero podía oíros entrar y salir de la habitación en la que me cuidasteis. Escuchaba vuestras teorías sobre cómo hacer para despertarme y a mi hermana Jéssica hablándome, diciéndome que me quería. Contándome cosas sobre Tim y todos vosotros. Cuando te escuché hablar de lo de la descarga... Bueno, fue como si se me apareciera un ángel.

Para sus adentros, Víctor suspiró aliviado.-Pero, ¿ por qué no has recuperado aún tu aspecto humano?- Los músculos se atrofian de no usarlos. Supongo que con las transformaciones G pasa lo mismo. He pasado demasiado tiempo en este estado y me está costando recuperar la normalidad. Pero no te preocupes por eso, no tardaré en volver a controlarlo.- Oye... No sé cómo debe de sentirse uno tras tantos años de coma, pero pareces preocupado por algo. Y no algo del pasado, si no por algo que aún no ha sucedido. ¿Me equivoco?.

Un tenso silenció llenó el aire durante unos instantes. Finalmente, Ethan lo rompió.-Aquella criatura... Apareció por mí, fue mi poder lo que utilizó para despertar. ¿ Y si Virus creó más como él? Y eso fue después de que Virus ya estuviera muerto, después de desmantelar su laboratorio principal. Sin embargo, Ciber Sinthetyk aún sigue existiendo ¿Y si todo esto no hubiera hecho más que empezar?-Ethan... Sea lo que sea lo que suceda, lo superaremos. Como siempre hacemos. Si aparece otra de esas cosas, esta vez le meteré una bomba aún más grande por el mismísimo culo. Y en cuanto a la C.S., el C.A.E. acabará por cerrarles todo el tinglado. Estoy seguro.- Víctor. Desde que me convirtieron en lo que soy ahora... Bueno, después de que me devolvieras la razón... He intentado no abusar de mis habilidades, mantener mi espíritu en calma para que nadie sufra. Sé lo que llevo dentro. Podría controlar la energía de toda la ciudad si quisiera, no sé donde está el límite de lo que puedo llegar a hacer. Una vez perdí el control de mi cuerpo y por suerte para todo el mundo la única consecuencia fue que me quedé paralizado. ¿Pero y si la próxima vez es diferente? ¿ Y si lo que ocurriera fuese que perdiera el control de mi mente? ¿ Y si todos morís a mis manos ?

Sorprendido y asustado al comprender la verdad existente en las palabras de Ethan, Víctor se paralizó durante unos instantes. Tardó unos segundos en reaccionar, pero finalmente sonrió y volvió a poner su mano sobre el hombre de su mejor amigo.- Pase lo que pase, podrás contar conmigo.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 14 El vagabundo

El viaje había sido largo, y la previsión meteorológica no había mencionado nada de la tormenta que se presentó repentinamente. El gigantesco carguero ruso había llegado al fin a su destino, pero con el creciente oleaje causado por el temporal resultaba demasiado peligroso arribar a puerto para atracar. Además, en poco más de una hora se haría de noche, lo cual aumentaba considerablemente el riesgo. Por todo esto, el capitán del buque tomó la decisión de echar las anclas y hacer noche en media mar hasta que amainara la tormenta.

Al escuchar la orden por los megáfonos del navío, al polizón escondido en las bodegas se le presentó un serio problema. Si los marinos iban a tomarse la noche libre, era bien seguro que no tardarían en descubrirlo. Eso era algo que no se podía permitir y ya estaba demasiado cerca de su objetivo como para tener que esperar. Sabiendo que el tiempo corría en su contra y teniendo en cuenta el largo viaje que había hecho, no podía detenerse ahora.

Tomó entonces una decisión arriesgada. Salió de los sucios suelos de las bodegas en los que había estado durmiendo y comenzó a dirigirse a cubierta, ocultándose de los marineros que pudieran verle y delatarlo. Entre las sombras, que comenzaban a aparecer gracias a las oscuras nubes, y en mitad de la creciente tormenta, corrió hasta la borda como una fugaz sombra, sin que ningún hombre pudiera verlo, y saltó al agua.

El mar estaba agitado y el navío se encontraba a unos pocos kilómetros de la costa. Abriéndose camino entre el cada vez más embravecido oleaje cuando ya prácticamente había caído la noche, el vagabundo fue capaz de llegar a nado hasta la playa. Aún no llovía duramente, pero el viento comenzaba a enfurecerse y ya se escuchaban los primeros relámpagos, que ocasionalmente iluminaban el cielo a lo lejos.

Incluso para alguien como el vagabundo, capaz de tal hazaña, el esfuerzo había sido más que considerable. Tambaleándose, salió del agua, y sus piernas ya no fueron capaces de sostenerle en pie por más tiempo. Cayó a la arena a gatas e intentó reponerse.

En ese momento, un cálido y húmedo hocico olfateó su cara.-¡Dios mio!- Escuchó frente a él, pero no fue capaz de levantar la mirada.-¿Se encuentra usted bien?

Era la voz amable de una señora de unos sesenta y cinco años, quien había salido a pasear a su perrito.-No se... no se preocupe por mí, estoy bien. Váyase a casa, va a caer una tormenta.- Pero, ¿ no pretenderá que le deje aquí tirado en la arena para que la lluvia caiga sobre usted? Es evidente que no se encuentra en condiciones de volver por sus propios medios, ¿qué le ha ocurrido?- Salí a pescar, me dormí y no me di cuenta de que se avecinaba una tormenta. El oleaje tumbó mi barca. No se preocupe, en serio, estaré bien.-¿Quiere que avise a una ambulancia?-¡No! No se preocupe, no necesito un médico. Sólo estoy cansado, no me he golpeado ni nada parecido.-¿Quiere que llame a su familia para que vengan a buscarle?

El vagabundo no pudo evitar sorprenderse ante el interés que la señora mostraba por ayudarle. En el lugar de donde él venía, las personas mayores ni siquiera se atrevían a salir a la calle cuando comenzaba a caer la noche, y mucho menos intentaban ayudar a desconocidos mientras se avecinaba tormenta.- Vivo solo, no tengo familia. Se lo agradezco mucho de todas formas,pero por favor, váyase, le aseguro que estaré bien.

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-¿Que me marche? De ninguna manera pensará que voy a dejarle aquí, ¿no?Sin soltar la correa de su perro, la señora se agachó y ayudó al vagabundo a

incorporarse, dejando que se mantuviera en pie apoyado sobre los hombros de ella. -¿Qué está haciendo?-Vivo muy cerca de aquí, esta noche dormirá usted en mi casa.-Oiga,¿ qué está diciendo?-Ha sufrido un accidente y no tiene a nadie con quien estar. No debería pasar la noche a solas. Vamos, allí podrá secarse.- Yo... No tiene por qué molestarse, en serio.-No es ninguna molestia. Además, si no lo hiciera, tendría que pasar la noche yo sola, y Bruno se pone muy nervioso cuando hay tormenta.-¿Quien es Bruno?-Mi perro.

Finalmente, el vagabundo comprendió que no había manera de convencer a aquella mujer de que desistiera en su empeño por ayudar, y él realmente había agotado todas sus fuerzas, no sólo por el gran trayecto a nado, si no porque llevaba muchas semanas de viaje, sin dormir en una cama en condiciones ni probar bocado de algo consistente, así que no fue capaz de oponerse. Además,aunque sabía que no debería acceder a ir con ella, la idea de descansar en un colchón caliente era demasiado tentadora.

La señora le acompañó a casa y le permitió usar su baño para darse una ducha y secarse. También le regaló unos pantalones, una camisa y una chaqueta de sus difunto marido, pues las ropas del vagabundo habían quedado prácticamente destrozadas.

La mujer había preparado un chocolate y había sacado galletas, y ambos se habían sentado a la mesa a conversar un rato antes de dormir mientras disfrutaban del manjar.-¡Oh , se me ha olvidado decirle mi nombre! ¡Qué cabeza la mía! Me llamo Margarita.-Yo me llamo... Puede llamarme Dan.-Encantada, Dan.-Igualmente. Oiga, ¿qué hacía usted por la playa con este tiempo?-Bueno, da igual el tiempo que haga, Bruno necesita hacer ejercicio todos los días. No quiero que envejezca antes que yo, ¿sabe?-Pero, ¿por qué a estas horas? ¿ No le preocupa que pueda pasarle algo? Hay gente peligrosa en las calles...-¿Gente peligrosa? Oiga, usted no es de por aquí, ¿verdad?-Eh.. vine a vivir aquí hace unas semanas, ¿por qué lo dice?-Aquí tenemos la suerte de tener al C.A.E. Son una bendición, hace años que las calles de esta ciudad son más que seguras.

Al vagabundo no dejó de sorprenderle ese hecho. Es más, era por ese mismo motivo por el que había emprendido el viaje. ¿Era realmente posible que las cosas hubieran cambiado tanto?- Un momento... Yo viví aquí hace años, el C.A.E. ya existía y las calles no eran ni mucho menos seguras. Había criminales por todas partes y más corrupción de la que puedo recordar.- Sí, tiene usted razón. Pero eso fue hace años. Tenga en cuenta que limpiar una ciudad no es un trabajo fácil ni mucho menos rápido, por muchos recursos que se tenga.-Y... ¿ fue únicamente por el C.A.E. Por lo que desapareció el peligro de las calles?- Bueno, no se puede decir que haya desaparecido. Está claro que sigue habiendo criminales por las calles. Pero ya no se andan con tantas confianzas como antaño. Y no fue únicamente por el C.A.E. En gran parte fue debido a ese equipo especial que montaron. Tienen la autorización del C.A.E., pero trabajan de manera independiente, creo. No sé, no entiendo yo mucho de esas cosas.

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-¿Equipo especial?- Les llaman “Los Diablos del Cielo”. No sé por qué eligieron un nombre tan desagradable. Hay leyendas urbanas que dicen que no son... del todo humanos, no sé si me entiende.-¿Leyendas urbanas? ¿Usted no cree que sean... algo más que humanos?-¡Por favor! ¿Cómo iba a ser eso posible?-¿ Qué me dice de lo que ocurrió hace diecinueve años?- Sólo Dios sabe lo que era aquello. Quizá fuera una máquina, un arma o vaya usted a saber. Gracias al cielo pasó rápido.

El tal Dan estaba cada vez más sorprendido. ¿Realmente era posible que la presencia de una sola persona cambiara las cosas hasta tal punto? La señora parecía tener una fe increíble en el C.A.E. y, a pesar de que aquellos “Diablos del Cielo” no parecían santo de su devoción, parecía agradecida por todo lo que, aparentemente, habían hecho por la ciudad a lo largo de los años.

Al vagabundo le supo mal abandonar a Margarita, pero su misión era demasiado importante como para perder más tiempo y gracias a ella ya había podido recuperar las energías suficientes. Sacrificando una noche mas sin dormir en una cama caliente, se levantó de la mesa y recogió su cubierto.-Oiga, ¿ qué está haciendo? -Lo lamento, señora, pero debo marcharme.-Pero, ¿cómo? ¿ Ya se marcha?-Sí. Me sabe muy mal abandonarla por lo amable que ha sido conmigo, pero lo cierto es que tengo varios asuntos a resolver que no pueden esperar.

La anciana posó la mano sobre e hombro del vagabundo justo cuando éste abandonaba la estancia y, para su sorpresa, cuando se giró a mirarla, ella le estaba mirando con una críptica pero al mismo tiempo compasiva expresión, como si fuera capaz de comprender la situación de él.- Hijo... No sé que es lo que tienes que hacer, pero puedo ver en tus ojos que es algo importante. Ten cuidado. Si tu causa es justa, Dios estará contigo.

El vagabundo guardó silencio un instante.- Por muy justa que sea mi causa ahora, no creo que Dios esté dispuesto a ayudarme después de algunas de las cosas que he hecho. He roto sus reglas.- Nadie puede romper sus reglas, hijo. - Creame, es... algo más que complicado.- Hijo, Dios es capaz de perdonar los errores si uno tiene el corazón arrepentido y limpio. Y, aunque estuviera furioso contigo, estoy segura de que estaría dispuesto a permitirte ayudar a la gente a la que pretendas ayudar.

De nuevo, el vagabundo hizo una pausa. Había tenido muchos años para meditar sobre los caprichos del destino. Es más, durante la mitad de su vida, no había tenido otra cosa que hacer que no fuera eso. Por este motivo, las palabras de la señora sonaban vacías a sus oídos.- Señora... La gente habla de tener fe cuando todo está perdido, quieren confiar en que alguien mágico y superior a ellos acudirá al rescate. Pero ese pensamiento es un error, es la omisión de hacer lo que debemos, el “que lo haga otro”. Tenemos un deber para con nosotros mismos y para la gente de nuestro al rededor. Aquellos que dicen que no están solos, que Dios está con ellos, que la fuerza de Dios es suficiente, son los más solitarios de todos. Dios no viene por navidad a repartir fuerza a nuestros corazones, es de nuestro propio conocimiento de que somos capaces de hacer algo de donde procede esa fuerza. No estamos solos, pero no es Dios, somos nosotros, nos tenemos unos a otros y a nosotros mismos. La gente que acude al cielo en busca de apoyo solo encontrará esperanzas vacías, aquellos que se apoyen y permanezcan unidos encontraran la verdadera fuerza, el auténtico poder de la vida.

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La anciana, quien pensaba que los años le habían dado la sabiduría y cuya vida se había basado en sus convicciones, acababa de ver por primera vez, a los ojos de alguien más joven que, al parecer, se había enfrentado cara a cara con la vida en vez de haberla transcurrido en una pantalla de humo como el resto de la gente, la posibilidad de que todo en lo que ella creía fuese un error. Resultaba tremendamente curioso y a la vez aterrador que las palabras de un desconocido pudieran cambiar tan radicalmente la manera de ver tu fingidamente segura existencia. Un hogar, una vida de trabajo, un marido amado pero que ya falleció. Si sus creencias habían estado tan evidentemente erradas, ¿Era eso lo correcto? ¿Era ese el verdadero significado de todo? ¿Hacer lo que todo el mundo espera que hagas?

Mientras el vagabundo abandonaba la casa sin decir nada más, rumbo ahora hacia su destino, Margarita recordó su vida. Había sido una vida tranquila y feliz, sí. Pero recordaba haber tenido sueños y expectativas cuando había sido joven, sin embargo, no recordaba haber luchado nunca por esos sueños. Las cosas le habían venido prácticamente por sí solas. Había estudiado una carrera fácil y trabajado en algo que, en el fondo, no acababa de gustarle. Conoció a su marido y se quedó con él para siempre, sin esforzarse lo más mínimo pues fue él quien la conquistó, ella sencillamente se dejó llevar.

Ahora acababa de ver a un hombre dispuesto a luchar por una causa. Aunque desconocía esa causa, había visto el convencimiento en sus ojos, el valor. Margarita no era una mala persona, siempre había tenido buen corazón, pero nunca había sacrificado ni arriesgado nada por nadie, ni siquiera por ella misma. En su vida, quizá nunca hubiera conocido el dolor más que cuando murió su marido, pero tampoco había conocido lo que el dolor te permite conseguir ni la fuerza y voluntad que éste es capaz de otorgarte.

Ignorando los pensamientos en los que había dejado sumida a la dama, el vagabundo no tardó en alcanzar ya su destino, el cuartel general del C.A.E. Como un animal observa a su presa antes de cazarla, él observaba el edificio desde la azotea de en frente, estudiando cual sería su próximo paso. Había esperado largo tiempo este momento, se había convertido en el objetivo de su vida, en lo único que le quedaba y, a pesar de todo lo que había pensado en ello a lo largo de todos estos años, ahora dudaba de cómo hacer lo que debía.-¿Qué está haciendo usted ahí?

Curiosamente, para el vagabundo no fue necesario provocar aquel momento incómodo tan esperado, pues este se produjo por sí mismo. Tras él, un caballero vestido con un elegante uniforme fue quien le habló. Sus ropas eran parecidas a las de los agentes del C.A.E. , pero éste vestía vaqueros negros, chaleco blanco en lugar de chaqueta y un antifaz y guantes rojos. Llevaba un transmisor en el oído derecho y en la solapa del chaleco, bajo el emblema del C.A.E. , podía leerse “Equipo Diablo”.

A pesar de que los años le habían envejecido, a pesar de que el antifaz le tapaba medio rosto, a pesar de que los cabellos negros ahora estaban cortados al uno a excepción de un flequillo relativamente largo y a pesar de que se había dejado crecer una perilla que resultaba un tanto cómica, al vagabundo no le resultó difícil reconocer a alguien a quien sólo había visto una vez en su vida hace ya mucho tiempo.-¿Víctor Salvador?-¿Quién narices eres tú?

La mente de Víctor intentaba entender lo que sucedía. La rabia comenzaba a nublarle, aunque había aprendido a controlarla. Realmente odiaba que los desconocidos supieran su nombre, algo bastante comprensible teniendo en cuenta su historia. Antes de que pudiera reaccionar, saltó el comunicador de su oído.

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-Diablo Uno, ¿con quien hablas? ¿algún problema?

Víctor no contestó, ahora mismo parecía que había algo más importante que la preocupación de su compañero.-¿ Por qué estás vigilando el cuartel del C.A.E.? ¿ Qué pretendes? ¿Y de qué conoces a Víctor Salvador?-Venga hombre, no disimules. Un antifaz puede servir para que los desconocidos no te identifiquen en la oscuridad de la noche durante una pelea, pero es una máscara bastante mala ante las personas que te conocen.-¿Y de qué me conoces tú? ¿Quien eres?-Quien yo sea no importa. Debes salvar el futuro.

Aquellas palabras activaron en Víctor un recuerdo ya olvidado, un recuerdo del que ni siquiera estaba seguro de que fuera real o un delirio provocado por las heridas.-¡¿Tú?!

En aquel momento, alguien vestido con el mismo uniforme que Víctor, pero con los cabellos rubios entró en la escena.-Diablo Uno, ¿qué ocurre? ¿Por qué no contestabas? ¿Y quién es este tío?

El vagabundo clavó su mirada sobre el recién llegado. Si existía una sensación difícil de describir, sin duda era esa. Caminó hacía el y le dirigió una mirada de asombro que fue devuelta con otra de desconcierto combinado con incomodidad. - ¿Te llamas... Tim Salvador? - Alcanzó a decir el vagabundo. La reacción de Tim fue muy similar a la de su padre hace un instante.- ¿Quién lo pregunta?- Dios mio, tú... Tú lo controlas... El tuyo no te está acechando, lo puedo notar... Casi puedo verlo.- ¿De qué cojones estás hablando, tío?- De tu... criatura interior, ¿cómo haces para apaciguarla?- Bueno, ya está bien.- A Víctor se le terminó la poca paciencia que tenía y agarró al vagabundo por la muñeca. - Es evidente que no estás en plena capacidad de tus capacidades mentales. Será mejor que nos acompañes para que podamos descubrir quien eres.- Vamos, Víctor.- El vagabundo intentó hacerle razonar, ante la atónita mirada tanto del padre como del hijo, quienes quedaron congelados por el asombro.- Haz memoria. Sé que te acuerdas. ¿No eres capaz de ver el parecido? Yo soy él. Soy quien te salvó de la muerte hace diecinueve años. Vine para cambiar la historia. Vengo de un mundo diferente. Yo soy Tim, el Tim de un futuro diferente a este.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 15 No puede ser verdad

La última vez que el vagabundo había visto la celda de plexiglás y vidrio ultra-reforzado, un loco colocado de Génesis la golpeaba desde dentro como un animal salvaje. Ahora, era él quien observaba la celda desde el interior. Es curioso pensar que recuerdas algo que no ha sucedido, te hace considerar la posibilidad de que sean ciertas las sospechas de la gente que te observa desde el exterior como si fueras una atracción de feria; ellos piensan que estás loco.

A pesar de que el vagabundo había rechazado la oferta de la anciana de dormir en una cama por primera vez en mucho tiempo, al final resultó que se vio obligado a ello. Aunque el camastro de la celda de seguridad del C.A.E. no era lo que podía llamarse confortable. Había pasado allí la noche y la mayor parte del día y comenzaba a desesperarse. Para alguien que había pasado la mitad de su vida cruzando el mundo de un lado a otro, la privación de la libertad no era algo fácil de soportar. Por fin, la reunión para decidir su futuro dio comienzo.- Ya os he dicho quien soy. Vamos Víctor, tú tienes que recordarlo, sé que recuerdas cómo te aparté de la bomba hace diecinueve años. Entiendo que pensaras que fui una alucinación, pero ahora, ¿ cómo explicas que yo sepa eso, si no?- Víctor, Tim, chicos... Creo que debemos hablar un momento.- El profesor Santos hizo apartarse al equipo de la celda, a los cuatro Diablos del Cielo, incluido Ethan, quien se preparaba para reincorporarse al grupo, y a Natalia, siempre presente en los asuntos del C.A.E.-¿Qué ocurre, profesor?- Preguntó la capitana.-No se trata de un clon, ni una copia genética, ni un doble...Basándome en todas las pruebas que he repetido más de diez veces, ese hombre, a todos los efectos genéticos, su ADN, la condición de sus genes G...

El anciano se quitó las gafas y se frotó la nariz entre los ojos.-¿Se encuentra bien? - Sí, Adam. Es que... sé que es imposible, pero todo demuestra que ese hombre... Es Tim. No puede haber engaño alguno en esto. Hay una coincidencia del cien por cien. Ni siquiera en hermanos gemelos se da eso. Y por supuesto, mucho menos cuando se trata de genes G- Perdona, Doc, pero... ¿qué?- Tim estaba acostumbrado a que su familia se dedicara a cosas muy raras, pero esto era demasiado incluso para alguien con la mente tan abierta como él.-Eres tú. No es tu copia, ni tu clon, ni tu hermano. Eres tú con diecinueve años más de edad. Es como... si existieras dos veces.-Profesor...- Fue Víctor quien ahora intentaba entenderlo.- ¿Está diciendo que es realmente posible que este tío venga del futuro?-Yo no he dicho eso.-Pero es lo que él afirma, y parece que sus pruebas le dan la razón. Porque ¿cómo podrían existir dos Tims iguales si uno no es una copia genética ni un clon?-Yo... No tengo explicación para eso.

Desde el otro lado de la sala, desde detrás de la pared reforzada, se escucharon los gritos del vagabundo.- ¡Eh! ¡Spice Girls! ¿Os habéis decidido ya? ¿Me creéis ahora? ¡Vamos, es hora de hablar! ¡Tenemos que salvar el mundo y eso¡ ¡Esto es importante, ¿vale?! ¡Lo digo en serio!-¿Quieres hacer el favor de callarte ya? Resultas realmente irritante, al final sí que me voy a creer que eres mi hijo.-¡Eh! Yo no resulto irritante, soy un tipo la mar de divertido.- Se quejó Tim.

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-¿Queréis callaros ya los tres?- Natalia intentaba poner orden.- Es evidente que esto es serio. A ver, tú, el de dentro de la jaula, seas quien seas, ¿qué es eso tan urgente que debes decirnos?-Oye, un poco de educación no te mataría. Deberías de ir a una terapia de esas de control de la agresividad o algo de eso...-¿Quieres ir al grano, por favor?-Vale, vale...-

El vagabundo cerró los ojos y tomó una actitud mucho más seria. Estaba bastante claro que lo que diría a partir de ahora no sería ninguna broma. El resto del grupo le escuchó atentamente.- Escuchad. Sé que esto resulta difícil de creer. Si me lo contaran a mí, seguramente no sería capaz de creerlo. De hecho, me lo estoy contando a mí mismo y me veo con cara de incredulidad.- El vagabundo miró a Tim mientras explicaba esto.- Veréis... Dentro de tres meses exactamente, llegará el momento en el que realicé mi viaje atrás en el tiempo. Volví hace diecinueve años.- El vagabundo miró a todos los presentes y ninguno parecía estar entendiendo nada- Vaya... esto es realmente difícil de explicar...- Relájate. ¿Por qué no lo explicas desde el principio?- Le sugirió Ethan con voz relajada.- Ojalá supiera cuando empezó todo esto. A ver...- Hizo una pausa para aclararse las ideas.- Para mí, toda vuestra historia ya ha sucedido. Yo soy Tim, pero de una realidad diferente a ésta. En esa realidad, Víctor murió luchando contra la bestia hace diecinueve años, pero yo no supe nada de eso hasta que cumplí diecinueve años y mis genes G se manifestaron por sí solos. El resto de vosotros me ocultó toda la historia, pero cuando esa historia hizo acto de presencia, no os quedó mas opción que explicármela. Lo cual me plantea la pregunta... ¿Cómo es que este otro Tim, quien, según mis cálculos, aún no ha cumplido diecinueve años, es capaz de utilizar los genes G?-Bueno... mi padre me enseñó a usarlos. Lo cierto es que me costó mucho conseguirlo, me llevó varios años, pero ahora los controlo.-¿Y puedes... transformarte?-Claro.- Tim dejó ver cómo crecían sus colmillos.- Sin problema.- Después volvió a la normalidad.-¿Y nunca... se han revelado contra ti?-Perdona... ¿Cómo dices?-Nada. Olvídalo. No he dicho nada.-¿Te importaría seguir la historia, por favor?- De nuevo, Víctor dejó ver su impaciencia.-Pues... bueno, cuando descubrí lo de los genes G y tal, yo también tuve que aprender a utilizarlos. Cosa que tampoco me resultó nada fácil, por cierto. - Vale, bueno, nos podemos hacer una idea de eso. Pero, ¿qué sentido tenía volver atrás en el tiempo y salvarme la vida? ¿Por qué hiciste eso?- Las cosas se complicaron. Se pusieron realmente negras. Alguien desarrolló una droga con los genes G llamada el Génesis. De repente y sin saber cómo, las ciudad se llenó de yonkies del Génesis. Buscaban esa droga y armaron el caos, pero el suministro parecía haberse agotado. Fue como si alguien se lo hubiera dado a probar sólo para engancharlos y volverlos locos. Nadie sabía que hacer para arreglarlo. Entonces recibí una llamada de alguien que aún no sé quien es. Me dijo que podía hacerme viajar atrás en el tiempo para salvarte la vida a ti Víctor y que eso cambiaría la realidad. Que si tu existieses hubieses podido impedir que el Génesis se extendiera.-¿ Por eso estás aquí? ¿Para avisarnos de lo del Génesis?-Así es. Viajé al momento en el que moriste y te salvé. Llevo todo este tiempo viajando por el mundo y esperando el momento de volver para avisaros. He elegido unos meses antes de que ocurra para poder daros tiempo a organizaros. Tenemos que pensar un plan, una estrategia, si no, todo el mundo...

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-Chico, cálmate. Escucha...- Natalia intentó razonar con él.-¿Que me calme? ¿No escucháis lo que os digo? Esa droga volverá loco a todo el mundo y...-¿Quieres callarte y escucharme? - Víctor le interrumpió con un tono entre cabreado y vacilante.-Todo eso que nos estás contando, lo del Génesis, la ciudad llena de locos y demás...-No me crees, ¿verdad? Tíos, tenéis superpoderes, ¿por qué os resulta tan difícil de creer que alguien...?-¡¿Pero quieres hacer el favor de callar la bocaza y dejarme terminar?! ¡Claro que te creo, imbécil! Porque todo eso que nos estás contando... ¡Ocurrió el año pasado!-¿Qué?-Sí... Nos costó lo nuestro, pero pudimos arrestar a todos los yonkies, más de ciento cincuenta personas. Hubo muchos heridos pero, por suerte, conseguimos que no hubieran muertos. Resulta bastante claro que el causante fue alguien relacionado con Ciber Sinthetyk, pero como de costumbre no tenemos pruebas claras. Al parecer, el plan era dejar que unos cuantos probaran el Génesis, que se engancharan a esa droga y después dejar de suministrarla para provocar el caos. El C.A.E. se vio obligado a organizar un programa de desintoxicación bajo la supervisión del Profesor Santos. Algunos se recuperaron, pero la mayoría siguen en el programa.-Pero... ¿Por qué? Una droga tan adictiva como el Génesis podría proporcionar millones, ¿por qué dejar de fabricarla de repente cuando has creado tantos adictos?-Ni idea. Supongo que se les gastaría el material para fabricarlo, o los costes de fabricación le parecerían demasiado caros o vete tú a saber.-No...- Añadió Natalia, pensando en voz alta.- La C.S. no es del tipo de empresa de las que hacen cosas sólo por probar, eso está más que claro. Estoy segura de que debía ser parte de algo.-Un momento...- El vagabundo cambió repentinamente su expresión por una de asombro, como si acabara de darse cuenta de algo terrible.- Era un puto mensaje. Natalia tiene razón, los de la C.S. no hacen nada por que sí ni eligen a su gente al azar.-¿Qué quieres decir?-El tipo que me hizo viajar atrás en el tiempo dijo que trabajaba para ellos.¡Joder! ¿Cómo pude ser tan idiota?-¿De qué cojones estás hablando, tronco?-¿No os dais cuenta? El viaje en el tiempo que hice no fue para salvar Torrevieja, era parte de su plan. Ellos querían que Víctor volviera a la vida. Mirad, creo que hay dos opciones para que, en mi mundo, las cosas ocurrieran como ocurrieron. Una posibilidad es que estuvieran esperando a que yo consiguiera utilizar mis poderes para desencadenar el Génesis y así asegurarse de que aceptaría la oferta de viajar atrás en el tiempo y salvar la vida a mi padr... a Víctor. La otra opción es que la investigación no estuviera lista para desarrollar los genes G hasta ese momento.-¿Y eso qué tiene que ver?-Pues que está claro que fue mi viaje en el tiempo lo que alteró el momento en el que eso debía de suceder. Ademá, todos estos años estuve pensando que yo era el único al que habían mandando al pasado. ¿Pero y si no fue así? Si todo es parte de un plan, teniendo en cuenta que hacer algo así cambiaría la historia, la persona que ideó el plan debió también de mandar a alguien o algo al pasado para asegurarse de no perder sus recuerdos cuando cambiaran los acontecimientos y así poder seguir adelante con todo ello. Ellos sabían que yo volvería aquí para intentar impedir que ocurriera lo del Génesis. Estaba claro que si quería impedir que ocurriera algo así, debía volver un poco antes de que ocurriera y debieron suponer que no me arriesgaría a venir mucho antes por si me descubrían. Así que lo adelantaron lo suficiente, todo un año, como para hacerme llegar tarde. Creo que la primera vez que lo hicieron, en mi mundo, mi futuro, mi realidad o

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como queráis llamarlo, fue sólo un aliciente para hacerme viajar atrás en el tiempo. Creo que la segunda vez, el año pasado en este mundo, lo hicieron para hacerme entender esto, a modo de mensaje.-Creo... que necesito una aspirina.- Bromeó Tim sin acabar de entender muy bien la explicación.

El resto de presentes comenzaban a pensar seriamente que aquel hombre estaba loco, pero no podían evitar el temor de que tuviera razón.-Pero...- Natalia siguió intentando razonar con él, no muy segura de si lo hacía por intentar descubrir la verdad o sencillamente por seguirle la corriente.- ...Si realmente fueron los de Ciber Sinthetyk los que prepararon toda esta... conspiración de la que hablas, ¿qué sentido tiene devolverle la vida a Víctor?-Sí. Según tú, el monstruo que mató a mi padre fue esa bestia que apareció cuando yo era un bebé. Pero esa cosa se creó con los medios de la C.S. ¿Qué motivos tendrían para deshacer su propio trabajo? Es más, con todo el empeño que pusieron en su día en matarle, ¿por qué iban a resucitarle?- Bueno... eso es lo que me falta por descubrir. Temo que estén preparando otra cosa, está claro que todo esto se encamina hacia algún fin. La pregunta es, ¿cuál es ese fin?-La venganza personal.- Añadió Víctor con tono sepulcral rompiendo el silencio que había estado guardando los últimos minutos.-¿De qué estás hablando, Víctor?- Le preguntó su hermana.-Aquella cosa actuó por su cuenta. Ethan me contó que el monstruo le había dicho que se despertó por su cuenta, después de que le abandonaran en el laboratorio de la C.S., que utilizó el poder de Ethan para conseguirlo. Aquella cosa actuó por su cuenta. No sé cuales serían los planes de estos tíos, pero esto no formaba parte de ellos.-Pero, aún así,papá, si lo que pretendían era tu muerte, ¿por qué hacer eso?-Por orgullo. Para poder vengarse personalmente. Para que mi muerte fuera obra suya y no un accidente.-Eso suena...- Natalia comenzó a asustarse.-...como propio de un loco, propio de...-De Virus.

Poniendo la mano sobre el hombro de Víctor, Adam intentó calmarle y hacerle entrar en razón.-Virus está muerto, tío.-Sé que Virus murió. Murió en mis manos. Vi como su cuerpo se descomponía en minutos por la sobre actividad de los genes G. Es lo más repugnante que vi en mi vida, llevo desde entonces teniendo pesadillas con ello cada noche. Muchas veces aún tengo que ir a vomitar recordándolo. Pero... Si es posible que venga un Tim de un futuro paralelo, si es posible que en su mundo yo muriera y ahora esté aquí hablando con vosotros, ¿por qué no va a ser posible que él haya resucitado también?

En ese momento, ocurrió algo que también debería haber sido imposible, pero en vista de todo lo que estaban viviendo, no les pareció gran cosa. Las puertas del sótano se abrieron. Estaban en una reunión secreta y nadie, a parte de los presentes, debía de tener acceso a entrar. Las puertas de seguridad eran tan avanzadas que la única manera de que se abrieran era que reconocieran el código genético de la persona que deseaba acceder. Solamente Natalia, el Profesor Santos y los cuatro Diablos del Cielo tenían acceso a ese nivel de seguridad. Sin embargo, la puertas se abrieron. Y tras ellas apareció alguien a quien ninguno de ellos deseaba ver.- Diego...- Más que una expresión de sorpresa, la entonación del saludo de Natalia fue más bien amenazante.- ¿Qué estás haciendo tú aquí?- Virus está muerto, pero tenéis razón en una cosa... todo esto es el camino hacia un fin mucho más grande.

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. . .

Para Natalia resultaba casi una ofensa que fuera el dueño de Ciber Sinthetyk, alguien a quien consideraba un enemigo y un ser despreciable, quien hubiera sido capaz de burlar los sistemas de seguridad del C.A.E. Le parecía un insulto el hecho de que Diego estuviera de pie delante de ellos con esa actitud tan relajada, como si lo que estuviera haciendo no tuviera la menor relevancia. Sin embargo, fue Víctor, tan temperamental como siempre, quien reaccionó con mayor contundencia. En menos de una fracción de segundo, cruzó la sala y estampó contra la pared al recién llegado.-¿Cómo coño has entrado, capullo? ¿Qué estás haciendo aquí?-Víctor... se que no nos llevamos muy bien, ¿pero te importaría no tratar conmigo como si fuésemos animales de feria?-Por lo visto, aquí tienen la costumbre de portarse así con la gente.- Bromeó el vagabundo, quien aún pertenecía dentro de su celda.-Mira, Salvador...- Diego posó con delicadeza y elegancia su mano sobre la de Víctor, tratando que este se calmara.- Soy consciente de que todos vosotros me consideráis un enemigo, entiendo que la mayoría de mis acciones hasta la fecha han podido avivar esa creencia. Pero os puedo asegurar que todo lo que he hecho ha venido motivado por una explicable razón de ser.-¿Qué razón de ser?- Interrumpió Adam en tono sarcástico y no menos ofendido.- ¿Empapelar tu aseo con billetes de quinientos euros?-Mirad... reconozco que me interesa el dinero, ¿pero a quién no? ¿ Acaso no trabaja todo el mundo para ganarlo? ¿Detenéis a todos los que intentan vivir holgadamente? No podéis culparme porque a mi empresa le vayan bien las cosas.-No,pero sí podemos culparte porque seas un loco conspirador.-Escuchadme, estáis haciendo acusaciones erróneas.-Ya, claro. ¿Acaso vas a negar que todo lo que ha pasado hasta ahora con los genes G no está relacionado con la C.S.?-Con la C.S. sí, pero no necesariamente conmigo, Víctor. Hay mucha gente que trabaja para mí, no puedo controlarles a todos.-¡No me jodas! No me vengas con esa historia. ¿Me vas a decir que no sabes quién se encarga de trastear con los genes G? ¿Que no tienes tus planes retorcidos para Dios sabe qué fines?-Se lo dije a Natalia el año pasado cuando vino a verme por todo aquello del Génesis; no me interesa hacer nada con lo que no se gane dinero. ¿Para qué narices iba yo a querer tener un ghoul, por ejemplo? ¿Cómo pretendes que saque beneficios de un bicho así? ¿Vendiéndoselo al circo?-Bueno, basta ya de estupideces.- En esta ocasión fue Natalia a quien se le agotó la paciencia.-No me gusta nada que hayas entrado aquí como si estuvieras en tu casa.-Bueno, tu hiciste lo mismo en mi despacho.-No me cambies de tema. Además, sabes de sobra que tenía un más que buen motivo para hacerlo. ¿Y piensas contarnos de una vez que narices haces aquí?-Era mi intención antes de que me atacarais como a un delincuente.-¿Es que no lo eres?-Puedo asegurarte que no... Víctor, me estás ahogando...-Víctor, suéltale.

Puede que Víctor fuera cabezota como él solo y en ocasiones discrepara con su

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hermana. Pero también era un agente del C.A.E. y como tal jamás desobedecería una orden directa de la capitana. Al menos no estando ella delante. Así que soltó a Diego y se echó a un lado refunfuñando.-Muy bien, Diego, habla. Más te vale tener un buen motivo y una buena explicación para haber entrado aquí así.-Puedo asegurarte, preciosa mía, que así es.

Aquella manera de referirse a Natalia no hizo mucha gracia a Adam.-Veréis... no estoy muy seguro de quién es ese pobre tipo al que tenéis ahí encerrado, pero he escuchado vuestra conversación según venía hacia aquí, y os puedo asegurar que no anda para nada desencaminado.-Vaya, hombre... Gracias... Creo.-No tengo mucha idea de qué es toda esa historia del viaje en el tiempo, la realidad alternativa y todo eso, pero en una cosa lleva razón, se está preparando algo gordo.-¿Intentas amenazarnos?-En absoluto, Adam. Mi intención, por mucho que os cueste creerme, es advertiros para salvar vidas. Escuchadme todos atentamente, por favor. No sé lo que está preparando, desconozco cómo piensa hacerlo,pero pretende matar a todo el mundo. Pretende continuar la obra de Virus, y os aseguro que tiene los medios necesarios para hacerlo.-¿De quién estás hablando? ¿Cómo sabes eso?-Porque es alguien que cuenta con los medios de la C.S. La persona más experta del mundo en genes G.-Si eso es cierto, ¿por qué nos lo cuentas?-¡Porque no me interesa para nada la muerte de todo el mundo! A pesar de que penséis que soy un maldito asesino sin sentimientos, no quiero que muera nadie. He intentado detenerla, pero siempre ha trabajado a mis espaldas, también me ha engañado a mí. Siempre ha ido varios pasos por delante mío.-Eeeeh... perdón por interrumpir...- Tim no daba crédito a lo que escuchaba. Había oído las historias sobre Virus, pero nunca le tocó vivir todo aquello. Y tampoco le había tocado hacer grandes sacrificios como a su homólogo del futuro alternativo. Así que toda su vida había considerado esas historias como leyendas, y ver que se estaban llevando a cabo delante suya comenzaba a asustarle.-... Pero, ¿el plan de Virus no era eliminar toda vida humana?-Así es.- Cada vez que alguien nombraba a Virus, a Víctor le costaba mantener la calma.- Virus consideraba que la especie humana era una plaga para el planeta Tierra, y pretendía utilizar los genes G para eliminarla.

Lo cierto es que, a pesar de que no compartiera sus métodos, lo que más asustaba a Víctor era el hecho de no poder evitar pensar que Virus tenía su parte de razón. ¿Acaso no eran los humanos los culpables de todos los males del mundo? ¿No existiría la naturaleza en una armonía perfecta de no ser por nosotros? Somos los únicos con una inteligencia consciente y la capacidad de crear, pero eso nos convierte en monos jugando con una bomba atómica. Y quizás los genes G eran el mejor ejemplo de ello. Una tecnología perfecta utilizada en ningún caso para el bien, sólamente para la guerra y la muerte. Desde que conoció a Virus, este conflicto interno atormentaba a Víctor, pero no era a él a quien culpaba. Lo que realmente le asustaba era que el mundo pudiera estar tan enfermo que a un loco genocida no le faltaran razones para sus actos.-Pero no piensa detenerse ahí...- Diego continuó su advertencia.- Considera que Virus se quedaba corto. Piensa que los crímenes de la humanidad han llegado tan lejos que la única manera de arreglar sus daños destruirlo todo y empezar de cero. No sólo a los hombres, si no a cualquier tipo de vida. Piensa que lo hemos contaminado todo, que no hay cura. Que la única solución es... reiniciar el planeta. Va a exterminar la vida por completo.-¡No me jodas! ¡Venga ya! ¿Y dices que es capaz de hacerlo? ¿Que tiene los medios para

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hacer algo así? ¿Tenemos cara de idiotas o qué?-Víctor... Yo viajé atrás en el tiempo. Y, por lo que parece, la persona que hizo eso posible es la misma de la que está hablando Diego. Si pudo romper las leyes del universo , ¿por qué no va a poder matarnos a todos? Y, aunque no sea capaz de conseguir su propósito hasta el final, está claro que es capaz de manejar con gran soltura la tecnología G. ¿Crees que teniendo eso en sus manos no será capaz de organizar una masacre?

En aquel momento, antes de que pudieran seguir debatiendo si lo que aseguraban Diego y el vagabundo que ocurriría sería cierto o no, la verdad se hizo patente por sí misma. Sonó el comunicador de emergencia de la sala. Hasta el agente más novato del C.A.E. Sabía que jamás se debía interrumpir una reunión oficial del alto mando por ningún motivo, especialmente si se trataba de una reunión del tipo G (Como os imaginaréis, éste es el nombre que se le dio a las reuniones secretas para debatir los asuntos relacionados con los genes G y a las que sólo los implicados en ello tienen acceso). Por lo tanto, si alguno de ellos interrumpía una de estas reuniones debía de tener un motivo más que bueno. De manera que Natalia se apuró en contestar.-¿ Qué sucede?-Capitana, aquí el agente Gregor. Nos están llegando alertas de toda la zona norte de la ciudad. No sé si la gente se está volviendo loca o qué pasa, pero cada vez llegan más llamadas y de más cerca. Nos están saturando. Por favor, la necesitamos así.

Gregor sólo llevaba un par de años en el C.A.E. y era joven, pero se trataba de un tipo muy eficiente y responsable. A Natalia le sorprendió verle tan alterado que el hecho de que hubiera una interrumpido una reunión del tipo G.-¡Joder! Demasiado tarde. Parece que ya ha empezado.-¡Cállate Diego! Vamos, tenemos que ver que está pasando.

Todos, incluido el profesor Santos, salieron fuera para comprobar qué ocurría que fuera tan grave, dejando atrás al vagabundo, encerrado aún en la celda de seguridad.-¡Heeey! Tíos, ¿vais a sacarme de aquí o qué? ¡Que yo no he hecho nada!

Sus gritos de súplica fueron inútiles, ya habían salido todos y nadie le escuchó.-Serán cabrones...

El vagabundo cambió a su forma de Diablo. Saltó y se sujetó con sus garras al techo. En esta posición, se columpió hacia atrás y hacia delante un par de veces, cogiendo así impulso para golpear con ambas piernas el cristal reforzado. A pesar de su fuerza sobrehumana, el cristal resultó ser tan resistente que le fue necesario golpearlo cuatro veces más con todas sus energías hasta que finalmente se soltó, cayendo al suelto en un estruendo enorme entre los escombros de la pared que estaba sujeto.

El cuartel general del C.A.E. Siempre estaba a rebosar de gente y actividad, sin embargo, cuando el vagabundo lo atravesó, el eco de sus pasos resonó en los pasillos desiertos. Atravesó el pasillo del sótano, subió las escaleras y cruzó la sala principal hasta la calle. Allí, todo el mundo observaba petrificado, mientras Natalia daba la orden a través del comunicador de su hombro.-¡A todos los agentes! ¡Alerta G, nivel 10! ¡Alerta G, nivel 10! ¡Que todo el mundo que no esté de servicio se incorpore de inmediato! ¡Dad la alarma a toda la ciudad! ¡Que nadie salga de su casa! ¡Que todos los agentes disponibles escolten a los civiles a un lugar seguro!

Tim había conectado su móvil y hablaba a través de él intentando ocultar su nerviosismo y terror para transmitir calma.-Marta, cielo... Escúchame. Quiero que cierres todas las persianas de casa, que asegures la puerta con todos los cerrojos, no le abras a nadie. Ve al cuarto donde tenemos la mini biblioteca, ahí no hay ventanas y está en el centro de la casa. Empuja una de las estanterías para atrancar la puerta y no salgas hasta que te vuelva a llamar, ¿de acuerdo?

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-Tim, ¿qué está pasando?- Se escuchó al otro lado de la línea.-No te preocupes, cielo. El C.A.E. y los Diablos lo arreglarán. No te preocupes por nosotros, estaremos bien. Ahora tengo que colgar.

El vagabundo, que acaba de llegar, quiso ponerse al día sobre lo que estaba sucediendo. Teniendo en cuenta que ni Natalia ni Víctor le habían reprendido por escapar de su celda, consideró que lo que sucedía debía ser lo bastante grave como para que su huida careciera de importancia o para que ni tan siquiera hubieran reparado en ella.-Víctor, ¿qué está pasando?-El fin del mundo.-Mierda... Yo no lo esperaba hasta el jueves que viene.- Bromeó Tim, intentando apaciguar su pánico.

Todos miraban hacia arriba, de manera que el vagabundo también lo hizo. Primero solo pudo ver a uno, pero tras él aparecieron los demás. Pronto, el sol anaranjado de la tarde se vio completamente cubierto por una oleada de alas oscuras. El vagabundo no supo que fue lo que le estremeció más, si los gritos de la gente corriendo y huyendo despavorida, o el aleteo y los chillidos de los cientos, quizás miles, de ghouls que infestaban el cielo.

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LOS DIABLOS DEL CIELOCapítulo 16 Una tarde en el Apocalipsis.

La ciudad había vivido sus momentos dramáticos. Había tenido muchos problemas, entre ellos, el crimen y la corrupción habían sido de los más graves. Se podría decir que Torrevieja no había tenido una vida fácil. También había vivido sus catástrofes. El 1 de marzo de 1829, cuando sólo era un humilde pueblo costero, sufrió un terremoto de 6,6º que causó más de trecientos muertos. Aquello fue recordado como el peor momento de su historia, hasta que 190 años después el 2 de mayo de 2019, un monstruo sin nombre conocido sólo como “la criatura”, causó una masacre aún mayor. Las personas nacidas después de esto dudan de la veracidad de esta historia, pues más parece sacada de un antigua leyenda que de la realidad.

Sin embargo, quizá lo sucedido este día despeje sus dudas, pues los acontecimientos del 2038 dejan aquella anécdota a la altura de un cuento para asustar a los niños.

Otros habían escuchado hablar de una leyenda existente en aquellos días. Un grupo de personas bajo el amparo del C.A.E. que eran algo más que simples humanos y que trabajaban en las sombras para proteger la seguridad de la gente. Se hacían llamar los Diablos del Cielo. Hubo a quien no se le escapó la ironía de que ahora auténticos diablos descendieran de los cielos, pero cuyas intenciones andaban muy lejos de querer protegerles.

Los ghouls no tardaron en sumir la ciudad en el caos, y la luz del sol pronto fue sustituida por un resplandor anaranjado diferente; el de las llamas. Los edificios ardían, el cielo desapareció entre las columnas de humo. El habitual sonido de fondo de los claxons de los coches fue sustituido por el aullido de las sirenas del C.A.E. y los gritos de auxilio de la gente. Eso sin olvidar, claro, los escalofriantes alaridos de los ghouls.

Gregor y Fran habían salido a patrullar juntos cuando comenzó la invasión. Se dirigían hacia un edificio atacado por los ghouls en respuesta de un aviso. El RX-12 en el que viajaban esquivaba velozmente los escombros de la carretera gracias a la habilidad al volante de Gregor. Lo que Gregor no pudo evitar fue la criatura que cayó repentinamente del cielo sobre el capó del coche, estrujando la chapa reforzada de éste como si de papel de aluminio se tratara.

Esto hizo al agente perder el control del vehículo, el cual derrapó dando varias vueltas con el ghoul enganchado y chillando hasta estrellarse contra una pared. Una vez el coche se detuvo, el monstruo saltó al lado de éste y lo levantó en peso desde el lado derecho haciéndolo volcar. La puerta junto a la que estaba sentada Fran se cayó debido al tremendo impacto, y este consiguió cortar su cinturón y salir arrastrándose.

El ghoul, al verlo, comenzó a avanzar hacia él. Fran había conseguido también sacar su arma del coche. Sin embargo, ya no se trataba de la pistola de patrulla de los agentes. Una alarma G de nivel 10 era el nivel de alarma máximo para un agente del C.A.E. y autorizaba el uso de armamento letal considerado áltamente peligroso. Por lo tanto, Fran contaba ahora con una sofisticada escopeta blaster. El agente cargó el arma y apuntó al monstruo. Unos metros detrás de éste, pudo ver a su compañero atrapado entre los hierros del coche. Una de sus piernas había quedado atrapada por el volante y estaba a punto de ser seccionada.

Fran disparó contra el ghoul. Una amorfa bola de luz azul oscuro, tan densa que parecía poder cogerse, salió disparada del cañón a una velocidad alucinante. Sin embargo, el ghoul fue capaz de esquivarlo y la bala golpeó en un muro, haciendo caer los escombros.

Fran se había golpeado el costado en el accidente y tampoco era capaz de ponerse en pie. Tras él, un accidente anterior estaba bloqueando la otra salida de la calle y él había quedado atrapado entre la chatarra y el monstruo.

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El ghoul parecía estar disfrutando aquella experiencia. El agente volvió a cargar su arma y a disparar, pero el monstruo de nuevo lo esquivó. Así unas cuantas veces más. Los escombros caían desde donde las balas de energía hacían impacto y aquella cosa las esquivaba alegremente brincando de un lado a otro. Fran intentó cargar una vez más su escopeta, pero la criatura, como si fuera capaz de entender lo que estaba ocurriendo, la golpeó lanzándola lejos de él. El monstruo se quedó mirando a Fran de tal manera, que al agente hubiera jurado que aquella cosa se estaba relamiendo.

Entonces, una bala acertó en el ghoul, pero no provenía del arma de Fran si no de detrás de la bestia. El impacto le seccionó un ala y un brazo. Del agujero de su cuerpo emanaba a borbotones una sustancia de color verde rojizo. Retorciéndose de dolor y babeando, aún intentó llegar hasta Fran con su garra sana. Un segundo disparo reventó la cabeza de la criatura. Ésta se balanceó un par de veces a cada lado y finalmente su cuerpo calló inerte al suelo.-¡Cómo mola este trasto, tú! ¿Dónde los compráis?

Al levantar la vista, Fran vio a un joven de unos diecisiete años en pie sobre los restos del RX-12. En sus manos aún humeaba la escopeta bláster con la que acababa de matar al ghoul. -¿Has sido tú quien ha disparado?-Buen tiro, ¿eh?-¿De dónde has sacado eso?-Pasaba por aquí y vi como ese bicho os hizo estrellaros. Mientras intentabas cargártelo, tu compañero me dio su arma y me dijo que te ayudara.-¡Joder, Gregor!

Fran intentó ponerse en pie para acudir en ayuda del otro agente, pero el golpe del costado le dolía demasiado, seguramente se había roto varias costillas, y daba la sensación de que se movía a cámara lenta. El muchacho saltó ágilmente de arriba del coche y se agachó junto a Fran para ayudarle.-¡Heey! Tranquilo, tío. Debes de haberte dado una buena leche.-¡Mi compañero! ¡Tenemos que sacarle de ahí! Ayúdame a llegar hasta él.-Claro, sujétate a mí.

El chico pasó el brazo de Fran sobre sus hombros con cuidado y le llevó hasta al lado de la puerta del conductor. Gregor estaba atrapado allí, inconsciente. Había sangre por todos lados, su pierna apenas se mantenía unida al resto de su cuerpo. Fran se soltó del muchacho y se inclinó junto a su amigo para intentar devolverle la conciencia.-¡Gregor! ¡Greg! ¡Tío, despierta! ¡DESPIERTA!

Gregor no respiraba. Fran intentó tomarle el pulso pero no se lo encontró, sólo consiguió empaparse las manos con la sangre de su compañero. Entonces, intentó encender su comunicador para avisar a la central y pedir ayuda. Fue inútil. O la radio de su hombro se había golpeado también en el accidente y no funcionaba o bien no había nadie en el cuartel disponible para contestar su petición.-¡¡¡JODER!!!

Tras arrancarse la radio del hombro y lanzarla con furia al suelo, intentó reanimar a su compañero, golpeándole en el pecho y haciendo la respiración artificial. Lo intentó desesperadamente durante más de tres minutos sin obtener ningún resultado. Una mano se apoyó sobre su hombro. Al volver la vista, vio al muchacho que acababa de salvarle la vida mirándole y negando con la cabeza. Fran volvió a mirar a su compañero y un nudo comenzó a ahogar su garganta. Sus ojos bañaron a continuación sus mejillas.-Joder... no...-Tenemos que irnos.- Preocupado por el caos en el que estaba sumida la ciudad, pero entendiendo el dolor del que estaba siendo testigo, el joven intentó hacer razonar al agente utilizando un tono respetuoso y amable.-Vendrán más de esas cosas si nos quedamos aquí.

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Lo último que Gregor había hecho en su vida, aún estando en las puertas de la muerte, había sido pedir ayuda no para él, si no para su compañero. Había dedicado su último aliento a socorrer a su amigo. Fran consideró entonces que no podía deshonrar su memoria permitiendo que le mataran a él también. Se incorporó torpemente, aún víctima del dolor, y decidió marcharse de aquel sitio.-Tengo que ir a responder una llamada. Me estarán esperando.-¿Qué dices, tío? ¿Estás loco? ¡Mira cómo estás! -Hay un edificio... atacado por los ghouls... necesitan la mayor ayuda posible...-Puede ser, pero tú también. Supongo que esos “ghouls” de los que hablas son esas lagartijas voladoras que están por todas partes. Hace un momento no has podido con una sola. No puedes apenas mantenerte en pie. ¿Crees que ibas a poder hacer mucho en un edificio repleto de saltimbanquis de estos?-Desobedeceré una orden si no voy...-¡Oh,vaya! Desobedecerás una orden ¡Eso lo cambia todo! Seguro que la sanción por desobedecer una orden es muchísimo peor que ser destripado vivo por una decena de mutantes psicópatas. Tío, estás herido, tu compañero acaba de morir, ¿no crees que entenderán que se trata de un caso especial? ¡Son agentes del C.A.E., no del puto Matrix!

Fran dejó escapar un gruñido de dolor y perdió el equilibrio. El muchacho consiguió cogerle antes de que cayera al suelo. Comenzó a hablar ahora en un tono más relajado.-Oye... lo siento, me he pasado. No puedo imaginar lo que debe ser ver morir a un amigo. Pero me estoy poniendo nervioso. No consigo contactar con mi hermana y debe estar preocupada. Habrá ido al cuartel del C.A.E. y quiero ir allí para encontrarme con ella. Por favor, acompáñame, vayamos juntos.-¿Cómo sabes que tu hermana...?-¿Cómo sé que sigue viva? Está bien, no te preocupes. Los dos sabemos cuidarnos bien, nos viene de nuestros padres.

El agente volvió a incorporarse con la ayuda del chico.-¿Sabes conducir?-¡Claro! He conducido un montón de veces, me encanta, yo... ¡huy!- El chico se calló de repente al darse cuenta de que estaba confesando a un agente que había conducido repetidas veces sin tener la edad. -Con todo este follón, tiene que haber algún coche abierto por aquí cerca. Dame el arma y vamos a buscar uno.

“Bueno.” Pensó el joven “No tiene por qué saber que soy menor de edad. O seguramente no le importe con la que hay liada.”-Oye, no creo que sea buena idea que lleves tú el arma. Estás herido, seguramente andes falto de reflejos. Eres potencialmente peligroso con una arma de gran calibre en estos momentos. Además, yo estoy acostumbrado a disparar por mi trabajo. No armas de éstas, pero, en serio, disparo a menudo.-¿Eres militar o algo así?-Más o menos...- El muchacho sonrió exageradamente.- Soy fotógrafo.

Fran se quedó mirando al chico unos instantes. Luego extendió la mano.-Dame eso.-Aquí tienes.

Al doblar la manzana, tuvieron suerte. Un viejo todoterreno rojo estaba abandonado y con las llaves puestas. Seguramente el dueño se habían encontrado con el camino cortado o de frente con los ghouls y habían salido huyendo. El chico ayudó a subir a Fran en el asiento del copiloto y luego se puso él al volante y cerró la puerta. Arrancó el contacto. La marcha hizo un crujido al entrar por no pisar adecuadamente el embrague. El vehículo avanzó un par de metros y luego el motor se caló.

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-Pensé que habías dicho que sabías conducir.- Sí, bueno. Perdona, perdona. Es que estoy acostumbrado a los eléctricos y este es de gasolina. Debe de ser como del siglo pasado o algo, ni siquiera tiene dirección asistida.-Igual funciona mejor si quitas el freno de mano, el seguro del volante y metes la primera para salir.

El chico miró la palanca de cambios. Estaba en la posición tres. Luego el freno de mano. Efectivamente estaba echado. Y finalmente el volante. Junto a la llave había un botón con el símbolo de un volante quebrado. Presionó el botón y libero el volante, quitó el freno, volvió a arrancar el coche y metió primera.-Ya lo sabía. -Y pretendías que te dejara el arma...

Después del lapsus del principio, el muchacho no condujo malamente. Cruzaron las calles a bordo del todoterreno rojo. Aquello parecía una ciudad fantasma. No había nadie por la calle, sin embargo estaba llena de coches abandonados y escombros por los suelos. Desgraciadamente, también vieron restos de humanos y charcos de sangre. Todo permanecería en la más absoluta calma de no ser por las sombras de los ghouls cubriendo el cielo de un lado a otro. El eco de sus chillidos, parecidos a los de las gaviotas pero a la vez a los de los murciélagos, resultaba siniestramente estremecedor. Los monstruos se desplazaban por los aires como trozos de papel quemado.-Por cierto... Me llamo Adam.-Conozco a alguien que se llama así. Yo soy Fran.-Menuda mierda. Vine aquí de vacaciones con mi hermana. Mi padre vivió en esta ciudad de joven. Después se marchó, en parte por trabajo y en parte por que no le gustaba mucho este pueblo. Empiezo a entender por qué.-¿A qué se dedica tu padre?-Empezó dibujando, pero luego se hizo escritor. Nos contaba historias un tanto... estrafalarias sobre este pueblo y cosas que le ocurrieron aquí de joven. Decía que de ahí sacaba sus ideas. Ni mi hermana ni yo terminábamos de creerlo. Pero ahora, bueno, supongo que ya no podemos dudar de su cordura sin dudar también de la nuestra. ¿Qué narices le pasa a este pueblo?-Está enfermo. Como lo ha estado siempre el mundo. Me hice agente del C.A.E. para intentar ayudar a curarlo.-¿Pero de donde han salido esos... “gholis”?-Ghouls.-Como se llamen.-Eso es lo más triste. La tecnología con la que los han hecho podría utilizarse para ser la una cura para el mundo. Sin embargo, mira lo que han hecho con eso.-¿Con qué? ¿De qué hablas? -No importa.

Tardaron alrededor de treinta y cinco minutos en cruzar la ciudad. El el camino estaba plagado de escombros y hubo que desviarse unas cuantas veces hasta encontrar una vía libre. Sin embargo, dado el estado en el que se encontraba Fran, ambos consideraron que sería más seguro no abandonar el coche para continuar a pie. De manera que el joven Adam continuó conduciendo a velocidad reducida para no llamar excesivamente la atención de las criaturas.

Finalmente, consiguieron llegar al cuartel del C.A.E. Allí todo era un caos mayor que en el resto del pueblo. Los heridos entraban a cada momento llevados en camillas por los servicios de asistencia. Los agentes se habían visto obligados a improvisar barricadas al rededor del edificio para evitar que entraran los ghouls. Todas las ventanas estaban cerradas y blindadas y en el tejado, más agentes montaban guardia, todos ellos armados con las armas más potentes de las que disponía la organización; escopetas blaster y lanzamisiles.

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El suelo estaba plagado de cadáveres de aquellos monstruos, pero estos seguían llegando en oleadas e invadiendo los cielos. Fran bajó del coche con la ayuda de su reciente aliado. Dos agentes acudieron rápidamente a socorrerlos.-¡Dios mío, Fran! ¿Qué ha pasado, cómo te encuentras?-Me pondré bien, sólo ha sido un golpe. Una de esas lagartijas con alas nos atacó por sorpresa.- Adam le miró, sorprendiéndose y un poco ofendido en su orgullo por que el agente se refiriera a los monstruos de la misma manera que acababa de hacerlo él hace un rato.- Se lanzó sobre el capó del coche y nos estrellamos. Luego intentó venir a por mí. No conseguí acertarle, pero este chico le atacó por la espalda y lo liquidó. Gregor no... no ha sobrevivido.-¡Ooooh, joder! ¡Mierda! Ve dentro Fran, que te atiendan los médicos. -¿Cómo lleváis las cosas por aquí?-No paran de llegar, pero mantenemos la posición segura. El que diseñó este edificio sabía bien lo que hacía.-Disculpe...-Adam se dirigió al agente.- ¿Puede decirme donde está la gente a la que están refugiando? Intento encontrar a mi hermana.-Están en el segundo sótano. Entra por la sala principar y allí te dirán cómo acceder.

El chico acompañó a Fran hasta el interior del edificio cruzando entre las barricadas levantadas por los agentes. En el hall, unos hombres vestidos de médicos atendieron rápidamente a Fran y le señalaron a Adam cómo llegar hasta el segundo sótano. Los ascensores habían sido desconectados como medida de seguridad y tuvo que bajar por las escaleras. Le llamó la atención el hecho de que cuando hubo bajado la primera planta hubiera un cartel que pusiera “sótano 1”, pero no hubiera ningún tipo de sala o puerta, tan sólo una pared de metal. Supuso que se trataría de un área restringida de seguridad y que la única manera de acceder sería mediante el ascensor y seguramente introduciendo algún código de seguridad.

El segundo sótano del edificio sí que tenía puerta. Una pesada puerta de metal parecida a las salidas de emergencia de los hospitales, sólo que ésta estaba custodiada por un agente que le indicó que entrara. La empujó y tras ella encontró una habitación repleta de gente. Estaban de pie o sentados en bancos de un aspecto de lo más incómodo, como en una gigantesca sala de espera. Allí dentro debía de haber unas cien personas, todas ellas con aspecto de preocupación y cansancio. El muchacho imaginó que todo ese gentío en algún momento debió de haber estado armando alboroto y preguntando a los agentes por cuánto tiempo deberían de estar allí encerrados.

Adam buscó entre la gente, hasta que una voz femenina y muy familiar para él le llamó.-¡Hermano!-¡Hermana!

La chica corrió a abrazarle. Era hermosa joven de piel morena, largos cabellos castaños claros y enormes ojos verdes, con una cara angelical decorada magistralmente con unas discretas pecas. Vestía una camiseta de tirantes, unos pantalones anchos que imitaban a los militares y unas botas de montaña. Una cinta de algodón rojo separaba su flequillo de la frente.-¿Cómo están las cosas ahí fuera?-Pues... están bastante mal.

Ambos se abrazaron.-No debimos de haber venido aquí.-Se lamentó la chica.-Vamos...No podías saber que ocurriría algo así.-Debimos hacer caso a las historias de papá. ¿Qué va a pasar ahora? Ni siquiera el C.A.E. parece capaz de hacer nada con todo esto.-No te preocupes... Estoy seguro de que alguien arreglará esto. Alguien salvará a toda esta gente. No te preocupes...

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Los Diablos del CieloCapítulo 17: La última misión

Natalia jamás imaginó que una reunión del C.A.E. tuviera lugar en el sitio donde se encontraban. Aunque más bien no era una reunión del C.A.E., si no de los Diablos del Cielo. Pues todos ellos se encontraban guiados por Diego a través de un largo pasillo en el subsuelo del edificio principal de Ciber Sinthetyk, incluidos también el recién legado desde el supuesto futuro alternativo y el profesor Santos, siempre presente como asesor científico en este tipo de casos.

Pronto la impaciencia de Víctor se hizo patente una vez más, aunque en esta ocasión bien podía haber estado hablando en nombre de todos sus amigos y compañeros, pues a ninguno agradaba la idea de estar a refugio de brazos cruzados mientras el resto del mundo se iba a pique.-Más vale que tengas una buena razón para habernos traído aquí, Diego.-Víctor, puedo asegurar que está a punto de cambiar tu manera de ver las cosas. Y también que os voy a prestar la mayor posibilidad de solucionar lo que está pasando ahí fuera.

A Víctor no le tranquilizaban en absoluto aquellas palabras. Continuaba convencido de que el hombre al que ahora seguían era de algún modo responsable del mal que afligía en estos momentos a su ciudad. No obstante, nadie de los presentes conocía mejor a Diego que Natalia. Durante años le había mantenido vigilado y se habían ido sucediendo encuentros no muy agradables entre los dos. Diego siempre se había presentado como alguien solemne, inamovible. Siempre daba la sensación de que nadie en absoluto podría haberle echo dudar. Sin embargo, en estos momentos parecía nervioso, asustado. Daba la sensación de estar realmente preocupado, casi al borde del llanto. Su energía implacable y su arrogancia parecían haberse esfumado para dar lugar a una personalidad completamente diferente, una actitud sumisa y servil. Obviamente, Natalia también había sospechado que todo era parte de un retorcido plan, pero al verle en esas condiciones comenzó a preguntarse si realmente le importaría todo el daño que la gente estaba sufriendo. Si era así, ¿cómo podía haberlo planeado él?

Finalmente llegaron a una sala de seguridad, muy parecida a las del C.A.E.. Diego introdujo una clave en el teclado y la puerta blindada se abrió. Dentro tan sólo había un una silla y un escritorio con un ordenador sobre él, el resto de la habitación estaba completamente vacío. Diego se sentó frente al monitor y escribió algo en el teclado. El equipo se encendió en cuestión de segundos. El resto del grupo entró y se repartieron al rededor de su anfitrión.-¿Qué es esto?-Las respuestas que habéis estado buscando durante todos estos años, Natalia.

En el monitor apareció el logo del C.A.E. Una vez hubo desaparecido éste, aparecieron las palabras “ACCESO G. INTRODUCIR CONTRASEÑA” . Diego escribió algo en el teclado de nuevo, en el cuadro negro aparecieron unos asteriscos a medida que tecleaba. Una vez hubo terminado, el cuadro que pedía la contraseña desapareció y dio lugar a otro con el mensaje “CONTRASEÑA ACEPTADA. CONECTANDO CON BASE DE DATOS PRINCIPAL”. Natalia volvió a preguntar.-¿Qué significa todo esto, Diego?-Significa que aquí está, esto es lo que queríais. Profesor Santos, por favor, compruebe usted mismo lo que son estos archivos.

Diego se levantó de la silla y se la cedió cortésmente al anciano. Santos sacó las enormes gafas del bolsillo de su camisa, se sentó y comenzó a leer los datos en pantalla. A medida que su mirada recorría la pantalla, sus ojos iban saliéndose de sus órbitas. Finalmente, comenzó a intentar articular palabra.

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-¡Dios mío, esto es...! Aquí está... ¡está todo!-¿Qué es, profesor?- Preguntó Ethan.-¡Son los archivos originales de los genes G! ¡Con esto se pueden manipular a la perfección! Diego tiene razón, esto es lo que hemos estado buscando.-¡CAPULLO HIJO DE PUTA!

Víctor agarró a Diego con una mano y lo estampó contra la pared.-¿Aún te atreves a negar que no tienes nada que ver con esto? ¿Que tú no eres el causante de toda esta muerte? ¡Siempre tuvimos razón! ¡Todo el tiempo estuvieron aquí!-Diego, yo no niego que no tenga nada que ver. Pero te aseguro que el causante no soy yo.-¡Víctor, basta ya!- Finalmente, Natalia también acabó perdiendo la paciencia.-Si tiene algo que decir, quiero oírlo. Si realmente va a decir la verdad, quiero escucharla.-Jamás dirá la verdad, ¡es un puto cerdo embustero y voy a reventarlo!-¡VÍCTOR,DÉJALE HABLAR!

Víctor miró durante unos segundos a Natalia, estaba realmente desesperada. Después miró de nuevo a Diego. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por contenerse. Finalmente, le soltó dejándole caer al suelo.-Habla.

Diego se incorporó y se colocó bien la chaqueta de su traje.- Lo cierto es... que en la memoria de este ordenador no hay nada guardado. Desde aquí puedo acceder a todos los archivos de C.A.E., pero el disco duro está completamente vacío.-¿Que quiere decir eso, Diego?- Natalia ya no podía soportar más todo esto, quería saber la verdad de un vez y qué significaba todo aquello. Había llegado a un punto en el que su búsqueda la había superado. Había visto cómo estaba muriendo la ciudad de la que había cuidado durante tantos años. Encontrar al culpable de todo aquello empezaba a carecer de importancia por el momento. Tan sólo quería salvar a su gente y, fuese lo que fuese para lo que Diego les había hecho acudir allí, sólo deseaba que terminase rápido. Cuanto más tiempo perdieran, más heridos y muertos habría en el exterior.-Muy bien, muy bien... Soy consciente de la situación. Desearía que esto no hubiera ocurrido de esta manera, pero iré al grano. Los archivos originales acerca de los genes G siempre han estado ocultos... en la base de datos del C.A.E.

Evidentemente, todos se sorprendieron. Quizás alguno de ellos hubiese preguntado algo si el asombro le hubiese dejado hablar. -Veréis... Actualizaciones de programas, revisiones del antivirus... incluso ventanas de publicidad de internet. Así es como hemos ocultado nuestra presencia cada una de las veces que hemos accedido a consultar esos datos. Permanecen ocultos, divididos en diferentes sitios de vuestra red. Son completamente indetectables a no ser que se conozca su presencia. De esta manera, nadie del C.A.E. ha podido nunca acceder a ellos y nunca serían borrados accidentalmente.-Ocultos a plena vista...- Natalia comenzaba a comprender.-Así es. Ocultos en el único lugar en que jamás miraríais, pues estabais convencidos de que no estaban en vuestro poder. Sin embargo, durante todo este tiempo habéis sido sus guardianes. -Pero hemos reiniciado varias veces la red. ¿Cómo es posible que algo que no guardáramos en discos de seguridad no desapareciera al formatearla por completo?-Porque está integrado en vuestra red, forma parte de ella. Ciber Sinthetyk es la compañía número uno en cuanto a tecnología y nuestra especialidad es la informática. Tenemos diseños de proyectos con los que Microsoft ni siquiera ha empezado a soñar. Sin embargo, está pensada de tal manera que no podemos modificarla. Es imposible cambiar esos datos desde fuera, sólo acceder a ellos y leerlos. No podemos añadir ni quitar nada.

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-¿Pero por qué? ¿Por qué esconderlos de tal manera que ni siquiera vosotros pudierais modificarlos?-No me has entendido, Natalia. Nosotros encontramos la manera de acceder a ello. Se trata de un sistema perfecto que ningún hacker puede ni podrá jamás piratear. En Ciber Sinthetyk lo único que hemos conseguido ha sido acceder a ella para verla. Pero porque sabíamos dónde buscar. No fuimos nosotros quienes escondimos esos datos.-¿Quién entonces?-El creador de los genes G...- En esta ocasión fue el Profesor Santos quien respondió. Seguía sentado frente al ordenador estudiando los datos completamente absorto.-Mirad, aquí está, fue él.

Todos se acercaron al monitor. Ninguno daba crédito a lo que leía. Pero si Diego había dicho la verdad, toda la locura de las últimas décadas comenzaba a cobrar sentido. -No puede ser...- A Víctor, más que comprender lo que pasaba, le estaba costando asimilarlo.- ¡Papá!

Si hubieran sido datos escritos, todos habrían dudado de su validez. Pero se trataba de un archivo de video. En él aparecía un laboratorio y un rostro bien conocido hablando sobre la creación de la ciencia más perfecta que había conocido la humanidad.-Ángel Salvador fue la mente más brillante que jamás ha existido. El video que estáis viendo... - Explicaba Diego - ...fue grabado en la década de los 80's. En aquel entonces, Salvador ya contaba con algunos equipos informáticos, diseñados por él mismo, que supera en mucho a los actuales equipos caseros. Pero su principal interés fue la investigación genética. Quería encontrar la manera de curar cualquier tipo de enfermedad que pudiera contraer el ser humano. Un día, el momento que aparece en esta grabación, dio con algo increíble. Había encontrado la manera de crear una célula viva. Sin extraerla de ningún humano, animal o planta. Había encontrado la manera de repetir el proceso que creó la primera vida en este planeta. Ángel Salvador había encontrado el poder de Dios.

El profesor Santos era posiblemente el mayor experto genético vivo que existía en aquellos momentos en la Tierra. Sin embargo, observaba tan boquiabierto como sus amigos el proceso de creación de vida que aparecía grabado en el video. Ángel lo explicaba, y aún así Santos no acaba de entenderlo. “La vida es energía”, explicaba el video con la voz de Salvador, “antes de la vida, en el universo sólo existieron energías. Fue la energía la que nos creo. Es la energía la que nos mueve. No somos otra cosa que energía y de ella provenimos. En las condiciones adecuadas, repitiendo los elementos correctos, el proceso puede repetirse. La evolución puede volver a comenzar, controlada por el ser humano”.- Diego...- Todos los cimientos que habían dado pie a la personalidad de Natalia se tambaleaban. ¿Había elegido el camino correcto al seguir los pasos de su padre? Al fin y al cabo, él era el causante del mal al que había echo frente desde hace más tiempo del que recuerda.- ¿Qué pasó? ¿Nuestro padre se volvió loco? ¿Perdió el control? ¿Le cegó el poder que había conseguido? ¿Por qué no usó su descubrimiento para el bien?-De hecho, eso fue exactamente lo que hizo. Dejadme terminar, por favor. Es importante que comprendáis esto para entender por qué os he traído aquí. Debemos darnos prisa, las cosas ahí fuera no están bien.

Diego continuó su narración acelerando el ritmo de su relato.-Tras muchas pruebas, la nueva célula que había creado sobrevivió a todo. Todo tipo de enfermedades, todo tipo de radiaciones. Salvador vio entonces la gran gamma de posibilidades que aquello ofrecía, la nueva y gloriosa era que vendría a continuación gracias a su descubrimiento. De ahí el nombre que le dio. Genes del Génesis. Genes G. Pero el mundo había reservado otros planes para los genes G. Llegó el momento de hacer la prueba definitiva, de confirmar que servirían para aquello para aquello para lo

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que habían sido creados. Llegó el momento de hacer la prueba en un ser humano.'Ángel no trabajó sólo. Tenía un compañero que le ayudó, una mente casi tan

brillante como la suya. Se llamaba Adrián Ibáñez y estaba enfermo, pero no física si no mentalmente, aunque aún no lo sabía. Como Salvador debía supervisar detalladamente el proceso, Ibáñez se ofreció voluntario. Y entonces ocurrió algo imposible de predecir. Las ratas y las cobayas no tienen psique ni subconsciente que pervertir, pero los seres humanos sí. Al principio todo fue bien. Adriánn se hizo más fuerte, más ágil. Su vista, realmente estropeada, mejoró por completo. Pero con el tiempo, Adrián fue perdiendo la cabeza. Consideró que ese poder era demasiado grande, demasiado irrefrenable como para que estuviera en manos de los seres humanos. Sólo Dios sabe qué es lo que pasó dentro de su mente, pero perdió el control por completo. Se convirtió en una especie de bestia.

El vagabundo, que escuchaba atentamente la historia, supo al instante qué fue lo que ocurrió dentro de la mente de Adrián Ibañez, pues dentro de la suya propia había pasado exactamente lo mismo. En su día, en otro mundo, en otra vida, había podido refrenar a la bestia. Pero él había nacido con ello. Su subconsciente estaba preparado para ello. Evidentemente, el de Adrián Ibañez no lo estuvo.-Ibañez intentó destruir todos los archivos de Salvador. Éste intentó hacerle entrar en razón, decirle que aún faltaba investigación por delante, que se podía mejorar, pero fue inútil. Había perdido completamente la cabeza. Finalmente consideró que si un humano había podido crear algo así, no existía motivo alguno por el que otro humano no pudiera crear algo igualmente peligroso. Al ser compañeros, sabía cómo acceder a los archivos como le viniera en gana. Así fue como decidió usar esa ciencia para erradicar lo que el consideraba la peor plaga del planeta: el ser humano. Así fue como se convirtió en...-...Virus.- Hacía rato que Víctor había reconocido la historia.- Ahora está todo claro. Por eso mi padre conocía los planes de Virus. Por eso fundó el C.A.E., para enmendar su error. Un error que le costó su vida. Pero... ¿qué pinta la C.S. en todo esto? ¿Por qué tenéis estos archivos?-Está bastante claro. Tu padre era un genio, pero necesitaba dinero para sus investigaciones. Por supuesto, vendió muchos de sus inventos asociándose con Ibáñez. Así fue como juntos fundaron Ciber Sinthetyk. Cuando Adrián se volvió loco y tu padre la abandonó para fundar el C.A.E., la compañía pasó a manos de un ambicioso alemán de negocios hasta que yo pude heredarla legítimamente. Natalia y Víctor, vosotros también tenéis derecho, al igual que yo, de heredar parte de la empresa. Os pertenece por herencia como a mí. Adrián Ibañez era mi padre.-Entonces...- Natalia, sobreponiéndose a la tormenta de sentimientos que ahora mismo la inundaba, intentaba colocar las últimas piezas de aquel retorcido puzzle.-...¿quién? Si tú niegas haber sido quien ha continuado la labor de Virus, si aseguras que él murió, si mi padre era el único que conocía el proceso de creación de los genes G a parte de él... ¿quién es el que está haciendo esto?-Puede que fuera mi padre, pero soy capaz de comprender que perdió la cabeza y que fue vuestro padre quien hizo lo que debía hacerse. Sin embargo, hay alguien a quien llevo años encubriendo que también conoce la existencia de estos archivos y cómo acceder a ellos. He intentado haceros creer que se trataba de mí mientras intentaba sabotearla en secreto, pero siempre ha sido más inteligente que yo. -Si realmente deseabas detener a esa persona...- Víctor ya no sabía qué debía creer.- ¿Por qué la encubres?-Porque debo. Porque es mi responsabilidad. Porque... es mi hermana.

Ninguno de ellos supo qué decir en aquel momento. Natalia no supo si quiera cómo sentirse. ¿El odio que llevaba sintiendo durante años provenía de un sincero amor fraternal? ¿Habría sido ella capaz de detener a Víctor si este se hubiera vuelto loco o habría intentado ayudarle como había estado haciendo Diego.

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-Hay una cosa más que quería deciros...-Continuó Diego.- Ángel Salvador creó algo más al ver lo que los genes G eran capaces de hacer. Algo que sólo podía fabricar conociéndolos al detalle al ser el creador de éstos. Un dispositivo de seguridad para anularlos por completo en caso de que fuera necesario. Algo llamado la bomba G.-¿Qué es exactamente la bomba G?- Aquel nombre llamo inmediatamente la atención de Natalia.-El funcionamiento de los genes G, como acabáis de ver, se basa en a utilización de la energía. De ahí que sea necesaria una descarga para activarlos. La bomba G es un dispositivo que crea un campo de energía inocuo para la vida normal, pero que interfiere en la secuencia de energía de los genes G... y los anula por completo. Teóricamente desaparecen del organismo en el que se encuentren integrados.-Si mi padre tenía esto...- Víctor entendió entonces algo.- ¿Por qué no lo usó para eliminar los genes G de Virus? ¿Por qué sencillamente no lo desactivó en lugar de organizar todo aquello?-Existe la posibilidad de que los genes G sustituyan partes del cuerpo de su portador, partes vitales, quizás. Si los genes G desaparecen entonces, esa persona puede perder órganos vitales que hayan sido sustituidos por ellos. El cerebro o el corazón, por ejemplo. Vuestro padre no quiso arriesgar la vida del mío. Puede que se hubiera vuelto loco, pero seguía considerándole su amigo. Además, él jamás se hubiera arriesgado a anular una vida.-Entonces, si conectamos ese dispositivo...-Así es. Los ghouls están creados al cien por cien con genes G. Si ese chisme funciona, morirán absolutamente todos. Pero... vosotros también correréis el riesgo de perder la vida.

Víctor, Tim, Ethan y el vagabundo se miraron entre ellos. Habían llegado hasta aquí, habían vivido cosas terribles todos ellos. Lo que llevaban dentro había sido creado para el bien, pero el mal lo había utilizado para sus propios propósitos. Miles de inocentes sufrían por aquello. Cuando sus miradas se cruzaron, todos supieron al instante cómo se sentían los demás y, sin mediar palabra, todos juntos tomaron una decisión. -¿Dónde está esa bomba?-Víctor, ¿qué estás diciendo?- Natalia sabía hasta dónde era capaz de llegar su hermano, y no podía permitir que pusiera en peligro la vida se sus amigos y familia.-No podéis utilizar eso.-Natalia... Es la única solución. Si no lo hacemos, lo que está pasando ahí fuera, aunque lo detengamos ahora, se repetirá una y otra vez. Y la gente seguirá sufriendo. Debemos arriesgarnos. Fue la obra de nuestro padre, nos corresponde ser sus guardianes. Además, no es seguro que debamos morir por ello. Será peligroso,sí. Pero es el riesgo que nos toca correr.

Una lágrima resbaló por la mejilla de la mujer. A pesar de sus sentimientos, Natalia sabía que su hermano decía la verdad. Su silencio fue suficiente para que el resto entendiese que daba su aprobación.-El artefacto se encuentra oculto en un almacén no muy lejos de aquí. Es un edificio de seguridad propiedad de la C.S. Es allí donde mi hermana lleva a cabo sus experimentos. -¿Cómo sabemos que no ha destruido la bomba G para que no la activemos?-imposible. A parte de que no existe manera de destruirla sin activarla, mi hermana jamás renunciaría a tener un mínimo de control. La conozco bien. Ahora... hay algo que quiero daros. Pido perdón con anterioridad por la teatralidad, pero lo consideré... adecuado dadas las circunstancias.

Como si de una película clásica de aventuras se tratase, el anfitrión del grupo pulsó un botón bajo el escritorio y el muro del fondo de la sala comenzó a moverse. Dividiéndose en dos mitades que se fueron ocultando tras las otras paredes, reveló un

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compartimento oculto. Al terminar de abrirse, dos hileras de pequeños focos, una en el techo y otra en el suelo, iluminaron, a modo de exposición, cinco maniquíes que lucían otros tantos estrafalarios ropajes. Cada uno de ellos era diferente, pero todos permanecían fieles a la misma estética. Estos trajes evidentemente acorazados recordaban a las armaduras de los jugadores de fútbol americano pero presentaban un aspecto más formal, una apariencia militar. A pesar de ser todos de color negro con algunas zonas metálicas, se identificaban como los uniformes del Cuerpo de Agentes Especiales por la banda roja que los recorría de arriba abajo en el lado izquierdo y por las siglas C.A.E. que aparecían en todas las solapas. Uno de ellos era mucho más grande que los otros y el del centro era el único diseñado para ser vestido por una mujer.-Tío...- Tim fue el primero que consiguió articular palabra.- ... tú sí que has estado yendo demasiado al cine.-Hacía tiempo que trabajaba en la creación de estos equipos y llevaba semanas buscando la forma y el momento para entregároslo. Supongo que no existe mejor momento que este. Cada uno de estos trajes está diseñado para potenciar cada una de vuestras... habilidades. Podéis ponéroslos, ya están listos.-¿Cómo sabemos que no es una trampa?-Víctor, en serio... ¿de verdad crees que me dedicaría a tenderos una trampa cuando mi propia vida depende de vosotros? Por favor, si realmente me crees un monstruo despiadado, al menos no pienses que soy idiota.-¿ Y qué hay del mío? Yo no tengo ningún poder especial.-Me alegra que me lo preguntes, Natalia. Está hecho con un material ligerísimo, pero a la vez altamente resistente. Es capaz de protegerte del impacto de un arma de potencia media. Y a la vez te podrás mover con total soltura. Pensaba vender esto al C.A.E. como nueva armadura para vuestros agentes. Pruébalo en esta misión y ya me dirás cuántos quieres encargar.

Tras decir esto, Diego lanzó una sonrisa de complicidad a la dama. Aunque ninguno podía evitar desconfiar, la situación exigía tomar las mayores precauciones posibles, así que el equipo accedió a vestir los trajes otorgados por el que hasta ahora habían considerado su peor enemigo.-No contaba contigo, chico del futuro. Así que no tengo uno especial para ti. Pero puedes coger uno de los diseñados para los agentes, yo también llevaré uno de esos.-Un momento... ¿tú también vienes?-Como ya te he dicho, Natalia, se trata de mi hermana. ¿ Crees acaso que no estaré presente en un momento tan decisivo? Además, mi vida, al igual que las vidas del resto de la gente de esta ciudad, corre peligro esté donde esté.- Sólo... quería saber si venías. No he dicho que me parezca mal.- Natalia empezaba a creer que la preocupación que mostraba aquél hombre era realmente sincera, a pesar de que su hermano siguiera convencido de que se trataba de una perversa trampa.

Pero poco importaba lo que Víctor creyera, la líder del grupo era ella y todos la seguirían fuese cual fuese su decisión. Aunque no compartiesen o no entendiesen sus órdenes en un principio, seguían confiando ciegamente en ella, eso era algo que se había ganado a lo largo de los años.-Bien.- Una vez uniformados todos los miembros del singular equipo a excepción, claro está, del profesor Santos, quien permanecería en la retaguardia continuando con el estudio de los archivos, el tono de la capitana se volvió mucho más firme y confiado. Su mente había dejado a un lado sus sentimientos. Era el momento de la misión y necesitaba razonar con frialdad. - En este momento, nuestro principal problema será cómo vamos a llegar al muelle. Si vamos todos juntos, es muy probable que los ghouls se abalancen contra nosotros en jauría, así que lo mejor será que nos dividamos y...-Emh... Lamento interrumpir tu explicación, pero, en cuanto a lo de cómo llegaremos hasta la zona del puerto... También había pensado en eso. Acompañadme un momento.

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El grupo siguió Diego hasta un enorme ascensor. Una vez a bordo, el aparato comenzó a descender. Una vez hubo llegado al último subterráneo del edificio, el ascensor se detuvo y la compuerta metálica que los encerraba se elevó lentamente. A su paso, fue descubriendo un enorme garaje y en el centro de éste, un vehículo acorazado aparentaba esperar ansioso el combate.

El carro contaba con doce enormes ruedas neumáticas repartidas de manera simétrica. A lo alto, una torreta con un enorme arma lista para ser disparada y a cada lado, plataformas metálicas para transportar pasajeros en su exterior. El oscuro vehículo lucía orgulloso la insignia del C.A.E. y en uno de sus lados, escrito a grafitti blanco podía leerse “Patrulla Diablos del Cielo”.

Ante sus boquiabiertos nuevos compañeros, Diego fue el único que consiguió articular palabra alguna.-Creo que con esto podremos llegar sin problemas.

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Los Diablos del CieloCapítulo 18: Esperanza

Ciertamente, aquel vehículo blindado era un buen medio para atravesar una ciudad sumida en el caos. La misión era activar la bomba G y destruir los susodichos genes para siempre y todos a la vez, pero eso no impedía matar a los Diablos matar a todos los ghouls posibles en el trayecto.

Bajo la dirección de Natalia, Diego llevaba el mando del vehículo y lo dirigía tan rápidamente como era posible hacia el objetivo llevándose por delante a tantas bestias como le era posible, a pesar de que estas eran muy resistentes y la mayoría de las que atropellaba sólo resultaban heridas. Víctor manejaba el arma de la torreta superior disparando sin descanso e intentando evitar dar a la gente que aún permanecía atrapada en las calles y a los edificios.

Seguramente no sea necesario decir que Adam e Ethan iban montados en las plataformas exteriores del vehículo utilizando su poder, Adam la fuerza bruta y su compañero su habilidad para controlar cualquier tipo de energía, para despachurrar a tantos ghouls podían. Ethan estaba realmente sorprendido de la precisión que su nuevo traje le otorgaba sobre sus poderes. Había practicado mucho su habilidad, pero nunca había contado con alcanzar un dominio tan absoluto. Humanos o bestias genéticas, los ghouls estaban vivos, y cualquier ser vivo que se mueva debe hacerlo mediante impulsos eléctricos de sus músculos. Ethan era capaz de sentir estos impulsos, de controlarlos y de detenerlos, incluidos los de el corazón de las criaturas. A su paso, los monstruos morían como hormigas en cuyo hormiguero alguien se hubiera cebado con el spray insecticida.

Dentro del vehículo, en los asientos de pasajeros, sólo quedaban Tim y el Vagabundo. Seguramente no exista manera humana de imaginarse en tal situación. Verte a ti mismo ante tus propios ojos, ver en lo que te vas a convertir y preguntarte si el destino es inevitable o si se puede cambiar. Pensar en un futuro que ya ha ocurrido. No obstante, si es el futuro, ¿cómo es posible que ya haya ocurrido? Tim no estaba seguro de cómo debía sentirse en un momento así, de cómo debía actuar y comportarse. Después de todo, ¿quién podría? ¿Existe para nosotros algo más aterrador que el incierto futuro? ¿Sabemos alguno cómo hemos de comportarnos ante él?

Para el Vagabundo, aquella sensación no era distinta. Sin embargo, su mente estaba ocupada con otros pensamientos. Llevaba años preparándose para aquel momento, para aquella misión, y quería asegurarse de que Tim (resultaba curiosa la facilidad con la que había dejado de pensar en sí mismo como Tim y le había otorgado completamente esa identidad a su alter ego, a quien por otro lado le era legítima) también estaría a la altura.

Observaba al chico como a un aprendiz. Conociendo su propio poder, conocía también el del muchacho. Sin embargo, a pesar de ser la misma persona, el mismo ser, había algo diferente entre ambos a parte de su edad.-Nunca le has liberado, ¿no es cierto?-¿Perdona? - A pesar de que Tim era muy bromista y el noventa por ciento de las veces hablaba en tono burlón, lo cierto es que aquella pregunta le desconcertó.-Supongo que... ya que estoy aquí, debo contártelo. Si no, ¿qué sentido tiene que haya venido?-Tío, ¿pero tú de que hablas? ¿Se me va la pinza en el futuro o algo por el estilo?-Algo... por el estilo, sí... Chico, escúchame, y escúchame atentamente. Como ya sabes, a diferencia de ti, yo no supe de la existencia de mis genes G hasta que cumplí diecinueve años, y fue porque se manifestaron por sí mismos. En mi caso, pasaron tanto tiempo en desuso que finalmente... ¿cómo decir esto? Para que me entiendas, tomaron conciencia de sí mismos. Llevo años combatiendo contra ellos por el control de mi

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cuerpo. Hay algo dentro de mí esperando, acechando... Sé que si le liberara, que si me dejara llevar, conseguiría alcanzar una fuerza, un poder, como nunca nadie ha visto. Pero eso me convertiría en una bestia salvaje, sin el más mínimo control. Yo no puedo hacerlo sin arriesgarme a convertirme en un asesino sanguinario. Pero tú... Tú y yo somos el mismo. Sé que dentro de ti yace el mismo poder que hay en mí. Sin embargo, lo has controlado y utilizado durante toda tu vida. Sabes de qué estoy hablando, ¿no es cierto? Tú también has estado reprimiéndote.

Ahora más que nunca, Tim estaba convencido más que nunca de que el hombre que tenía ante sus ojos era el mismo. ¿Cómo si no iba a saber eso? Nunca se lo había contado a nadie, ni siquiera a Marta. De hecho, a penas le había dado importancia. Sencillamente, nunca se había dejado llevar por completo. Pero no por nada relacionado con su poder. ¿Qué ser humano razonable no ha guardado nunca un mínimo de autocontrol? Aun así, había sentido en su interior ese poder del que el Vagabundo ahora le hablaba.-¿Qué estás intentando decirme con esto?

Dado el tono sepulcral con el que Tim le hizo la pregunta, al Vagabundo no le quedó duda alguna de que el muchacho sabía de qué le estaba hablando.-Escúchame. Si es necesario, si las cosas se ponen realmente feas, quiero que te dejes llevar. Quiero que liberes ese poder. Tú serás capaz de controlarlo, tienes que serlo. -¿Cómo sabes que no perderé el control al igual que dices que te ocurriría a ti?-Tu mirada... Tu forma de actuar, tu despreocupación... No podrías ser así si hubiera monstruos acechando en tus pesadillas. No te lo pido por mí, no tengo ningún interés en ver ese poder. Pero puede que las vidas de mucha gente dependan de él muy pronto.

Tim meditó unos instantes. Aún no estaba muy seguro de lo que debía hacer. Sin embargo, lo cierto es que siempre había esperado tener la oportunidad, la excusa, para comprobar cuál era el verdadero alcance de su poder. El Vagabundo tenía razón, no había monstruos acechando en sus sueños. ¿Qué motivo había entonces para no usarlo si era necesario?-Si se da el caso, si todo se pone realmente mal, yo...

Si Tim iba a decidir ya utilizar su poder oculto o no, es algo que el Vagabundo no sabría nunca, pues el chico no tuvo ocasión de terminar su frase. Una alterada Natalia interrumpió su conversación, inconsciente del contenido de ésta, a través de los comunicadores que los nuevos trajes llevaban incorporados.-¡Atención todo el mundo! ¡Atención! Escuchadme, la situación se está volviendo mucho más grabe de lo que ya está. Acaban de contactar conmigo desde el cuartel. Me informan de que el ejército va tomar parte. No quieren que los ghouls salgan de Torrevieja y van a asegurarse de que no lo hagan. -¿Qué tiene eso de malo, jefa? Tendremos apoyo militar.-Si fuera eso no me estaría quejando, Adam. Ya te he dicho que pretenden asegurarse completamente de que esas cosas no salgan de aquí. ¡Van a bombardear el pueblo! ¡Soltarán una carga nuclear controlada para matarlos a todos!-¡¿Qué?! ¡Será una broma! ¡No sólo nos matarán todos si no que lanzar una bomba nuclear joderá al país entero, no sólo a una ciudad pequeña!-Es una Carga Nuclear Controlada, Víctor. No se arriesgarían a lanzar na bomba nuclear normal. Se trata de un tipo de bomba cuyo radio de acción puede ser elegido y que, una vez su explosión ha terminado, su radiación tarda tan sólo una semana en evaporarse. De esta manera, sólo matarán todo lo que haya en nuestra zona. Se trata de un protocolo de emergencia de contención de amenazas usando el arma más evolucionada que existe, diseñada, cómo no, por Ciber Sinthetyk.

Natalia miró al piloto del vehículo.-Muchas gracias, Diego.-Hace años que desestimé la fabricación de armas nucleares. Pero no pude hacer nada

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con las que ya habían sido entregadas y vendidas. No me culpes a mí, me costó Dios y ayuda cerrar ese departamento a pesar de ser el dueño, puesto que era uno de los que más beneficios otorgaba. Dale las gracias a mis predecesores.-Sea como sea, acelera. Tenemos que arreglar esto antes de que ocurra. Los aviones ya vienen en camino, hay que activar la bomba G antes de que lancen la CNC. Diego, ¿cuánto nos queda para llegar?-Nada.

Sin pensárselo lo más mínimo, el enorme furgón blindado se empotró contra la puerta metálica del almacén del puerto echando ésta abajo. El viejo y sucio almacén abandonado ocultaba la entrada a un gigantesco laboratorio subterráneo. El eco de los motores del vehículo resonó por todo el lugar hasta que finalmente se detuvo en el centro de la nave. Los miembros del equipo desembarcaron de su transporte y y ninguno de ellos pudo evitar sentir un tremendo asombro al contemplar el inmenso lugar.

Parecía mentira que un emplazamiento de tal envergadura pudiera haber permanecido oculto. Ninguno de ellos era capaz de alcanzar a ver el final de la construcción y, en cuanto a su altura, mediría al menos unos treinta metros. Con tal tamaño, debía ocupar, al menos, gran parte de todo el subterráneo de la ciudad. Las paredes estaban ocultas tras cientos de urnas cilíndricas rellenas de un líquido verde y coronadas por varios tubos, ahora flotando desconectados. Todos comprendieron que era de esas urnas de donde habían salido los ghouls.

Aquel oscuro lugar, ahora solitario y en el más absoluto de los silencios, a Natalia le pareció lo más siniestro que había visto en toda su vida. Seguramente aquella sensación no tuvo que ver tanto con el aspecto del lugar como con el hecho de que era el lugar de origen de aquello a lo que había dedicado toda su vida a combatir y lo veía como el símbolo de todo el mal que se había encontrado a lo largo de tantos años y tanto dolor le había causado. En cualquier caso, tuvo la impresión de que acaba de cruzar finalmente la puerta hacia el centro mismo del infierno.

En aquel momento, antes de que ninguno de ellos pudiera preguntar “¿Ahora qué?”, una voz sonó amenazante desde las sombras.-¡¿Cómo osas... haber traído aquí a nuestros enemigos?!

En una de las pasarelas metálicas que recorrían el lugar por lo alto de ambas paredes, se dejó ver una visión inesperada por todos. Ninguno de ellos había imaginado que aquel enemigo al que debían enfrentarse se tratase de una preciosa joven vestida con una bata blanca, no mayor de treinta años, cuyos rasgos perfectos, su delicada silueta, su suave piel y sus largos y lisos cabellos brillantes la convertían en candidata perfecta para la portada de las más exigentes revistas de belleza. Sin embargo, en su mirada no se podía observar otra cosa que no fueran el odio y el desprecio.-Esperanza, escúchame... Ellos no son nuestros enemigos, hermana. Fue su padre quien consiguió crear los genes G. Tienen tanto derecho a conocer la verdad como nosotros, o incluso más aún.-Hermano, fue nuestro padre quien decidió hacer algo definitivo por mejorar este mundo. Finalmente se dio cuenta de la plaga que supone la humanidad para la vida sobre este planeta. Yo sencillamente continúo su labor, y es lo que tú deberías ayudarme a hacer, en lugar de tratar de impedírmelo como llevas tanto tiempo intentando hacer.-¡Chica, escúchame!- En esta ocasión fue Víctor quien intentó razonar con ella.- Yo conocí a tu padre. Puede que estuviera completamente loco, pero te aseguro que no era una mala persona. Realmente estaba convencido de que lo que hacía era por el bien del planeta. Quería mejorar este mundo para que la vida pudiera desarrollarse en paz sin la interrupción de la humanidad. Sin embargo, tú lo que estás haciendo es destruirlo todo. ¿Pretendes realmente acabar con toda la vida del planeta? ¿Crees que ese es legado que querría tu padre que siguieras?

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-Idiotas... ¿De verdad creéis que podéis detener mi proyecto sólo por haber venido aquí?- Esperanza sonrió y señaló al Vagabundo. ¿Por qué creéis que está él aquí? ¿Creéis que realmente le mandaron desde un futuro paralelo para salvar el mundo salvando tu miserable vida, Víctor?-¿Cómo sabes tú...?- Para el Vagabundo, todo empezaba a estar completamente claro por primera vez desde hace décadas, pero no era capaz de asimilar algo tan retorcido.-¿Que cómo lo sé? Fueron hombres bajo mis órdenes quienes, en tu mundo, te hicieron retroceder atrás en el tiempo para salvar a Víctor. Sabía que el mundo cambiaría si la historia se cambiaba, así que me aseguré dejarme mensajes y datos a mí misma para que, al descubrirlos, me hicieran conocer lo que ocurrió en dicha realidad. Mandé más hombres al pasado, con datos que sólo yo podía conocer, para demostrarme que realmente había ocurrido.-¡¿Pero por qué?!- De nuevo, Víctor comenzaba a perder su poca paciencia.- ¿Por qué salvar la vida de un enemigo al que tu padre tanto le costó eliminar?-¡Porque no fue mi padre quien te mató! ¡No fue algo meticulosamente planeado por él, si un accidente ocurrido en uno de sus experimentos! Debía vengar la muerte de mi padre yo misma. Por eso te devolví la vida, para poder arrebatártela de nuevo cuando llegara el momento. Tanto a ti como al resto de engendros de tus amigos.-Colega, a esta tía no le falte un tornillo... ¡Es que ha perdido la caja de herramientas entera!-Ríete cuanto quieras, criajo. Pronto no tendrás motivos para hacerlo y pagarás tus insolencias. ¿Aún no os habéis dado cuenta de a quién tenéis delante? He sido capaz de devolver la vida a un hombre, de otorgársela a esos demonios que ahora infestan vuestras calles bajo mi mando, de crear el caos una y otra vez, he llegado a desatar el infierno en la Tierra... Natalia, Víctor, dad las gracias a vuestro padre por haberme otorgado el conocimiento de cómo fue creada la vida. Gracias a él hoy podéis contemplar ante vosotros a alguien... ¡Con el poder del mismo Dios!-Por lo que a mí respecta, sólo eres una chiflada más. Tu padre al menos tenía sentido del honor. ¿Qué puedes hacer tú, por muy loca que estés, para detenernos a nosotros? Así que ahórranos tiempo y dinos dónde está la bomba G.-¿Quieres saber dónde está la bomba G, Víctor? Este pasillo impresiona mucho en la oscuridad, pero tan sólo mide un kilómetro y medio. Con vuestras habilidades, sólo tardaréis unos pocos minutos en recorrerlo corriendo. Sin embargo... me alegra que me preguntes qué puedo hacer yo para deteneros. ¿Creéis que los de ahí fuera son todos los ghouls que tengo? O,mejor dicho, ¿Pensáis que los ghouls son todo lo que tengo? ¿Que no me guardaría algo especial para vosotros?

Desde las sombras comenzó a escucharse un familiar aleteo que en segundos se volvió ensordecedor. Antes de que pudieran verlos venir, el grupo de guerreros se vio sumido en una oleada de monstruos aún mayor que la que invadía las calles. Salieron de la oscuridad en décimas de segundo y, mucho antes de que pudieran reaccionar, el vehículo que les había traído estuvo invadido por tantos de ellos que a penas conseguían ver un trozo de metal libre.

Víctor, Tim, Adam y el Vagabundo intentaban quitárselos de encima como malamente podían. Natalia y Diego disparaban al aire sus blaster sin dejar descansar las armas entre tiro y tiro. Había tantos que no resultaba necesario apuntar, todos los disparos al aire acertaban en alguna de las bestias. La capitana en seguida reclamó la ayuda del único que podría aliviar rápidamente la situación aunque fuera sólo en cierta medida.-¡¡¡ETHAAAN!!!-¡Lo sé, lo sé! ¡No me han dado tiempo a reaccionar! ¡Ya voy!

Luchando por concentrarse mientras le agarraban tres de los ghouls y un cuarto le mordía la pierna a la altura del muslo, Ethan liberó su poder. Un enorme destello de luz

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azul emanó de su cuerpo como si de una descarga eléctrica se tratase. La lanzó a varios metros de distancia a los monstruos que se aferraban a él y, en fracciones de segundo, alcanzó al resto de criaturas. Eran demasiadas para poder matarlas a todas a la vez, pero poco a poco comenzaron a caer. Esto creó el suficiente alivio como para que sus compañeros pudiesen reaccionar con relativa libertad. Luchando como nunca antes lo habían echo en su vida y ayudados por los trajes que potenciaban sus poderes, los Diablos del Cielo comenzaron a tomar el control de la batalla.-¡¿Esto es lo mejor que puedes mandarnos, chalada?! Víctor tenía razón, danos la bomba G y terminaremos antes.-No debiste haber preguntado eso, Adam. Ya os he dicho que me guardaba algo especial para vosotros.

Ningún rugido de ghoul hubiera sonado tan estremecedor como el que provino en aquel momento de lo más profundo de la oscuridad, resonando por toda la estancia con tal fuerza que incluso las misma bestias quedaron inmóviles.-Tíos... ¿ Qué ha sido eso?-No lo sé, Tim...- El miedo comenzaba a hacer acto de presencia en el corazón de Natalia, así como en el de sus compañeros- Pero ha sonado a algo grande.

Un segundo rugido descomunal sonó. Tal y como la capitana había dicho, algo grande comenzó a avanzar hacia ellos desde el fondo de la oscuridad. Si hubieran quedado mucho rato paralizados por el miedo, es algo que no llegaremos a saber, pues fuera lo que fuera aquello se acercó a tal velocidad que su recorrido no duró mucho. Antes de que pudieran ver de qué se trataba, una gigantesca cola negra, coronada en dos puntiagudos cuernos, barrió el lugar donde desarrollaban el combate. Víctor consiguió saltar a tiempo y apartar a Natalia y a Diego de su paso, pero el coletazo se llevó por delante a varios de los ghoul, que quedaron reducidos a un amasijo de vísceras estampado contra la pared.

Desde las sombras pronto apareció la visión más espantosa que ninguno de sus ojos había contemplado jamás. El aspecto de aquella gigantesca mole les recordó a la bestia que, hace años, había arrasado su ciudad , según el Esperanza Salvador y el Vagabundo, se había cobrado la vida de Víctor en un mundo alternativo al suyo. La misma hilera de dientes, los mismos cuernos, la misma cola... Pero este era diferente. Su nariz, sus orejas puntiagudas, sus alas, su segunda cola, su segundo par de manos... eran las de un ghoul. Y su tamaño, claro, era mucho mayor que cualquiera de las dos bestias. Debía medir al menos doce metros. Y este carecía de la inteligencia de la criatura de hace años. Rugía enfurecido, como si estuviera poseído por una furia incontrolable.-Jodida, loca... ¿ Qué coño has hecho?-Mi obra maestra, Víctor. Os presento a Gen GZ. La combinación perfecta, el poder de la criatura G y su piel impenetrable. El salvajismo de un ghoul. Y, por su puesto, la inmunidad a los poderes de Ethan. El ser definitivo. En otras palabras, vuestra muerte.-¡No pienso morir a manos de un engendro con un nombre tan idiota como ese!-¡Adam, no!

Sin escuchar la advertencia de Víctor, el Gólem se lanzó contra el monstruo con furia. Consiguió engancharse en uno de sus costados y comenzó a golpearle son todas sus fuerzas. A pesar de eso, el monstruo no parecía notarlo. Víctor pronto se lanzó contra él también. Natalia y Diego descargaron sus armas contra la bestia e Ethan lanzó descargas concentradas tan potentes como pudo. Pero aquella cosa parecía no sentir ninguno de los ataques.

El Vagabundo se volvió hacia Tim gritando a la desesperada.-¡Tim! ¡Ahora es el momento! ¡Tienes que liberar tu poder!-¿Estás loco, tío? ¿Pretendes que me lance a luchar contra esa cosa? ¿Has escuchado lo que ha dicho la tipa esa? ¡Ese bicho es invencible!

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-¡No lo es! Por favor, escúchame. Puede que ella piense que ese monstruo es la creación definitiva, pero diga lo que diga, sólo es un ser artificial. Tú y yo somos diferentes. No nacimos sólo de los genes G. La naturaleza tomó parte en nosotros. Puede que esas cosas sean la creación más mortal de la ciencia, pero nosotros somos tanto ciencia como evolución. ¡Tenemos mucho más poder! El mío es demasiado peligroso para utilizarlo, lo tuve demasiado tiempo en letargo y corro el riesgo de volverme loco y convertirme en un enemigo mucho más peligroso, pero tú has convivido siempre con él. ¡Eres la combinación de la ciencia y la evolución en perfecta armonía! ¡Vamos, chico, créeme! ¡Cree en ti mismo, puedes detener a esa cosa si te lo propones!

A Tim le hubiera resultado muy difícil creer las palabras que ahora escuchaba, pero dentro de sí mismo notaba ese poder del que el Vagabundo hablaba. Quizá no hubiera otro momento, quizá no hubiera otra manera. Quizá el Vagabundo tuviera razón y aquello fuera lo necesario. Las cosas ya estaban bastante mal. Su familia luchaba con un monstruo invencible mientras una bomba nuclear se dirigía hacia ellos. No había nada que perder.-Está bien...

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Los Diablos del CieloCapítulo 19: Verdad Ineludible

El combate continuaba, pero ya le faltaba poco para terminar. Los luchadores comenzaban a caer. El Gólem intentaba levantarse del suelo como podía, pero el golpe recibido había sido terrible. Se sujetaba el vientre con una mano mientras vomitaba algo de sangre. Ethan estaba al borde del agotamiento. Las armas de Natalia y Diego agotaban sus baterías. Víctor era el único que aún seguía aferrándose al monstruo. Pero finalmente éste le cogió con una de sus garras. Víctor estaba demasiado cansado como para poder defenderse. En ese momento, un grito llamó la atención tanto de Gen GZ como del resto de los presentes.-¡¡¡Suelta a mi padre!!!

Todos se volvieron hacia el origen de aquella voz. Tim había hecho lo que el Vagabundo le había dicho. Se había dejado. Había cambiado, pero su “forma de diablo” era mucho más evolucionada que nunca. Su piel se había vuelto blanca. Su rostro permanecía tan sólo medio humano, pues pues aunque conservaba su rubio cabello, sus dientes se habían vuelto afilados y sus ojos de un sólo color. Su nariz había desaparecido y sus orejas eran ahora puntiagudas. De su espalda habían brotado dos alas parecidas a las de los ghouls pero de un aspecto mucho más fuerte y robusto. Al aparecer las alas y las garras de sus manos y mi pies, la chaqueta y las botas se habían roto. La única vestimenta que le quedaba eran sus pantalones. Señaló al monstruo con una de sus manos, de ahora tan sólo tres dedos.- Colega... se acabó. El Diablo Blanco va a ocuparse de ti.

Dicho eso, se abalanzó sobre el monstruo volando a toda velocidad y consiguió hacerle retroceder de un sólo puñetazo. Además del asombro de los presentes, esto también causó que la furia de Gen GZ aumentara más que nunca. La bestia se lanzó ahora contra su nuevo enemigo lanzando un aullido de furia absoluta, pero Tim consiguió esquivar el ataque volando y golpearle desde el aire, haciendo que la horrible cara d GZ mordiera el suelo. Más enfurecido aún, la espantosa criatura se levantó y alzó el vuelo, rompiendo el techo del emplazamiento. Los miembros del grupo se refugiaron como pudieron de los escombros. Ethan consiguió detener la gran mayoría creando un escudo de energía sobre él y sus amigos. Sin pensárselo dos veces, el recientemente autoproclamado Diablo Blanco fue tras el monstruo alzando también el vuelo.-¿Ya te has asustado de mí? ¡ESPÉRAME!-¡Tim! ¡¡¡¡Noooo!!!!-Natalia.- Diego intentó calmarla poniendo su mano sobre el hombro de ella.- Ahora no podemos ir a ayudarle. Además, seguramente se encuentre bien ya has visto lo que acaba de hacer. Vamos, mi hermana ha aprovechado todo este caos para irse. Seguramente se haya dirigido a donde está la bomba G para ponernos alguna trampa que nos impida activarla. Vamos, tenemos que llegar antes que ella.

Natalia comprendió que las palabras de Diego tenían gran lógica. Lo único que podían hacer ahora por Tim era activar la bomba G, pues ninguno estaba capacitado para seguirlos a él y al llamado Gen GZ. El equipo se reagrupó y subió en el furgón blindado. Había sido muy dañado por los ghouls, pero gracias a la estupidez de dichas criaturas, el motor aún seguía intacto.

Mientras, en el exterior, Tim seguía llevando la ventaja de la batalla. Debido al tamaño del laboratorio oculto, al atravesar el techo de éste, habían emergido en pleno centro de la ciudad. En los cielos, el joven continuaba golpeando sin cesar a la bestia. Debido a ser de menor tamaño y gracias a su asombrosa velocidad, no le costaba mucho esquivar los golpes de la bestia. Sin embargo, la resistencia de ésta le permitía aguantar el duro castigo y su frustración por no poder golpear a Tim no hacía más que enfurecerle más.-¡Vamos, gigantón! ¿Cuánto tiempo voy a tener que estar machacándote? ¿Quieres hacer

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el favor de tener educación y morirte de una vez?

Al equipo no le costó mucho localizar la bomba G. Lo cual le hizo plantearse Diego y los demás la posibilidad de una trampa. Sin embargo, allí estaba su objetivo, en mitad del pasillo y sin ninguna protección visible.-Me huele mal que haya sido tan fácil de localizar.-¿Todos esos bichos que nos hemos encontrado hasta ahora te han parecido fáciles, Víctor?

Mientras se acercaban al artefacto, el Vagabundo sujetó el brazo de Víctor.-Víctor...-¿Qué te pasa?

Al volverse, Víctor comprobó cómo el Vagabundo se retorcía de dolor, como si intentase evitar que algo emergiera de su propio cuerpo.-Muchacho, ¿te encuentras bien?-He... de pedirte algo...-¿Qué quieres?-Mátame ahora-Pe... perdona, ¡¿Cómo has dicho?!-Escúchame, ya has visto de lo que es capaz tu hijo... Él y yo somos la misma persona y yo también soy capaz de hacerlo... pero no podré controlarlo como él. Sé que suena a una locura, pero hace años que mis genes G tomaron conciencia de sí mismos... llevo la mitad de mi vida reprimiéndolos. Pero ahora... saben que vamos a matarles al activar la bomba porque yo lo sé, y no os dejarán hacerlo. Mátame ahora que aún conservo el control.-¿Estás loco? ¡No voy a matarte así como así!

Al levantar la mirada, el Vagabundo puso a la vista de Víctor su rostro deshumanizado, lleno de colmillos. Inundado en sudor, el Vagabundo golpeó a Víctor lanzándole contra la pared.-¡Tío! ¿Qué cojones estás haciendo?

Todos se volvieron para ver lo que sucedía.-¡Vamos, Víctor, mátame ahora que aún puedes. ¡Ahora que aún conservo algo de raciocinio en mi mente!

Natalia comenzaba a entender lo que ocurría debido a todo lo que el Vagabundo les había contado en la base del C.A.E. Así que entendió que había llegado de nuevo el momento de asumir el mando.-¡Diego! ¡Activa la bomba, vamos!-Muy bien. Pero la bomba tiene un sistema de seguridad que la inutilizará si alguien intenta activarla sin desconectarlo. El sistema lo incorporó mi hermana, por lo que no sé cómo se desactiva. Sin embargo, se trata de un sistema eléctrico. Ethan...

Ethan entendió al instante lo que Diego trataba de pedirle antes de que este se lo dijera.-¿Crees que podrás desactivar ese sistema unos instantes sin afectar a la bomba para que yo pueda activarla?-Es algo complicado, necesitaré un par de minutos al menos.-Muy bien, hazlo lo más rápido que puedas.-¡Noooo! ¡¡¡Dejad en paz ese chisme!!!- El Vagabundo estaba perdiendo cada vez más su conciencia a la par que su aspecto humano. Víctor intentaba sujetarle ayudado ahora por Adam, pero lo cierto es que no se trataba de tarea fácil. Tan sólo un mínimo control por la parte humana, cada vez más apagada, del Vagabundo lo hacía posible.

En el exterior, algunas personas refugiadas en edificios contemplaban la titánica

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batalla entre el Diablo Blanco y la gigantesca bestia. Tim golpeaba sin descanso al monstruo pero este a penas parecía sentir sus potentes golpes. Algunos ghouls habían intentado atacarles mientras luchaban, pero tanto uno como otro se los habían quitado de encima de un simple manotazo.

Entonces, en aquel momento, muy alto en el cielo, Tim vio algo que requirió su atención inmediata. Se trataba de un avión militar. Un bombardero. Recordó la advertencia que Natalia les había dado en el furgón blindado. El tiempo se les había terminado. El ejército iba a matarlos a todos.

Tim no podía permitir que eso ocurriera, pues fue consciente de que era el único capaz de impedirlo. Entonces alzó el vuelo hacia el avión, esperando que el monstruo le siguiera. La bestia estaba tan furiosa con su enemigo que no tardó en hacer lo que el muchacho esperaba y alzó el vuelo tras él.

Mientras se elevaba en el aire, vio cómo la nave aérea dejó caer el artefacto nuclear. El chico aceleró aún más el vuelo yendo al encuentro de la bomba que, por suerte, no era excesivamente grande. Se trataba de un objeto cilíndrico de unos tres metros de longitud y uno de diámetro.

Recordando la leyenda de cómo su padre había acabado con la vida de la criatura G años atrás, Tim interrumpió la caída de la bomba en el aire, abrazándola y siguiendo la inercia de ésta para que no le explotara en las manos. Con un enérgico aleteo volvió a elevarse y se detuvo en el aire a esperar que Gen GZ fuera a su encuentro. La bestia se lanzó rugiendo de tal manera que sus fauces otorgaban un blanco perfecto.-Eso es, feo, abre esa boquita de piñón.

Tim lanzó la bomba y acertó de pleno en el interior del monstruo. Esté finalmente consiguió acertar a Tim un coletazo que le lanzó disparado a tierra. Gen GZ permaneció unos instantes rugiendo en el aire como si celebrase su victoria. Pero su danza de la alegría no duró mucho, pues unos segundos después, la carga nuclear estalló en sus entrañas. Su piel impenetrable contuvo la mayor parte de la explosión, pero ni ésta consiguió impedir que quedara hecho pedazos. Los trozos humeantes fueron cayendo sobre la ciudad como una lluvia de vísceras y carne chamuscada.

Tim contempló orgulloso la escena desde la azotea del edificio en la que había caído. Finalmente, agotado por tanto esfuerzo, quedó inconsciente allí mismo, volviendo a recuperar su parte humana.

A pesar de su entrenamiento y de que el nuevo traje le proporcionaba un control poco menos que absoluto sobre sus poderes, a Ethan no le resultó nada sencillo anular el sistema de protección de la bomba G sin que ésta se viera afectada en el intento. Especialmente porque la lucha que tenía lugar a su lado afectaba seriamente a su capacidad de concentración. No obstante, consciente de la vital importancia de su encomienda, finalmente tuvo la tenacidad suficiente para lograrlo.-¡Diego! ¡Está hecho! El panel de mando está al descubierto. No sé cuánto tiempo podré mantenerlo así, date prisa en activarla.

A pesar de la tensión del momento, a Diego no se le escapó la ironía de que, por lo general, en esa situación lo que preocupa a la gente es desactivar una bomba, no detonarla, sin embargo, lo que más les preocupaba a ellos era no estropearla. Tras el breve segundo en el que desarrolló este pensamiento, el dueño de la C.S. Se inclinó para activar el aparato y, finalmente, hacer lo que debía hacerse por el bien de la gente. Pero una voz tras él detuvo sus actos.-¿Realmente estás dispuesto a quitarle a la humanidad su única posibilidad de salvarse?

Al girarse, Diego vio a su hermana. Lo cierto es que él, así como cualquiera del resto de sus recién asociados compañeros, habría esperado que la dama hubiera aparecido, al menos, apuntando a su hermano o con algún tipo de amenaza contra él para impedir que éste destruyese el trabajo de toda su vida. Sin embargo, Esperanza

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sencillamente estaba de pie junto a él. Desarmada. Su gran estrategia fue... preguntar a su hermano su opinión.-Hace tiempo que a la humanidad se le negó este bien. Se le negó en el mismo momento que un loco lo utilizó para llevar a cabo sus demencias. -¿Cómo puedes hablar así de nuestro padre?-No le estoy culpando por ello. Ni tampoco a Ángel Salvador. Él creó los genes G para hacer algún bien al mundo, como tú bien has dicho. Desgraciadamente, el mundo aún no estaba listo para tal ofrenda. Quizá alguien, el un futuro, vuelva a descubrir algo parecido y entonces estemos preparados para ello. Pero hoy esto es demasiado para nosotros. Mira lo que está sucediendo ahí fuera.-Sé perfectamente lo que sucede ahí fuera, yo lo he causado.

Natalia observaba la escena. Por una vez, era consciente de que debía quedarse al margen. Por primera vez en mucho tiempo, quizás por vez primera en su vida, se dio cuenta de que no era responsabilidad suya decidir. En esta ocasión, Diego Ibáñez, aquél a quien había considerado su enemigo, era el encargado tomar la decisión correcta. Natalia vio a dos hermanos hablando tranquilamente, debatiendo algo realmente importante para ellos, algo que afectaba a todo un pueblo, como ella había hecho muchas veces con su hermano. ¿Cómo iba a interrumpir algo así? Realmente veía amor y compasión en los ojos de Diego. ¿Qué derecho tenía ella a interponerse entre un preocupado hermano y su hermana quien, de algún modo, sólo se sentía perdida sin saber que hacer? Puede que si la decisión de Diego hubiese sido otra, si ambos se hubieran unido en su locura para causar más daño, Natalia hubiera actuado de otra forma. Pero en aquel momento vio que no tenía derecho a interponerse.-El destino de una raza entera es algo demasiado grande para que lo decida una sola persona. No puedes hacerle eso a la gente. -Chicos...- Ethan comenzaba a agotarse.- Siento interrumpir vuestra discusión, pero... ¿vais a tardar mucho más?-No lo sé...- Diego volvió a mirar a su hermana y se dirigió a ella en el tono más suave y amable del que fue capaz.- ¿Va a intentar detenerme?-Yo... ya he decidido lo que hacer con el legado de papá. Es tu turno de hacer lo que creas correcto. A pesar de todas nuestras discusiones a lo largo de estos años, siempre he creído en que tú tenías tanto derecho como yo a opinar. Sencillamente quería acabar mi trabajo. Ya hice lo que pensaba que debía hacer, ahora te toca a ti.-¡¡Cuidado!!

A escasos metros, el Vagabundo había conseguido escapar de la presa de Víctor y Adam. Al igual que la de Tim, su transformación en un ser algo más que humano también había aumentado y, al igual que a éste, le habían brotado las alas.

La bestia, carente de todo retazo del hombre que anteriormente había sido, tan sólo estaba interesada por su supervivencia. El conocimiento de que aquel artefacto le eliminaría para siempre le hizo enloquecer y se lanzó salvajemente contra Diego. Un certero disparo procedente del cañón del arma de Natalia, quien había abierto fuego por puro instinto, le lanzó al suelo. El potente impacto del arma no había conseguido herir al monstruo, sin embargo había conseguido atontarlo lo suficiente para que el humano de su interior recuperara momentáneamente el control. En un esfuerzo como nunca antes había hecho, el Vagabundo luchó por mantener ese control el mayor tiempo posible. Cada célula de su cuerpo ardía y palpitaba, invadida por los genes G descontrolados, su mente estaba al borde del colapso por el tremendo esfuerzo y el dolor era mucho más que insoportable.-Adam... Víctor... Hacedlo ahora... Vamos... Yo no... debería existir... Ni siquiera soy... de este... mun... do... Vamos... Por favor... Ma.. tadme...

Víctor entendió que no habría otra oportunidad. Entendió que si no mataban a aquel hombre, pronto dejaría por completo de ser un hombre. Que viviría para siempre

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en una eterna lucha contra sí mismo, sumido en el dolor y en la culpa. Pues había visto lo que Tim había hecho con su poder liberado a la bestia a la que todos ellos juntos no habían podido apenas ni tocar. Si le dejaban vivir, este nuevo monstruo les mataría a todos empezando por Diego, el único con el conocimiento necesario para salvarles, y destruiría la bomba G, la única esperanza para la gente de la ciudad.

Víctor miró a Adam y éste entendió al instante lo que su compañero pretendía. Se colocaron junto al Vagabundo, quien ahora permanecía tumbado en el suelo y levantaron sendos brazos. En un último esfuerzo, el Vagabundo se giró para ofrecer un buen blanco. Los puños de los dos luchadores golpearon como uno solo con todas sus fuerzas el pecho del Vagabundo. Un chorro de sangre brotó de su boca ahora poblada por afilados colmillos.

Aquel hombre no pertenecía a este mundo y tal vez nunca debiera haber venido. Por tanto, después de aquello, su conexión con dicho mundo no sería otra que los recuerdos de las pocas personas que le conocieron. Recuerdos que pronto desaparecerían de la memoria consciente de todos ellos, pues pronto sería como si nunca hubiese existido.

Sin embargo, esto no evitó que Víctor sintiese repugnancia en aquel momento. No por el hecho de que su mano se encontraba en este momento bañada por la sangre y los pedazos del corazón humano que acababa de aplastar. Aunque su mente olvidase aquel recuerdo, en el fondo se su conciencia siempre estaría la mancha de haberse cobrado de nuevo una vida humana. Y, al igual que en la ocasión anterior, hace ya muchos años, se había cobrado la vida de un inocente a quien las circunstancias le habían convertido en amenaza. El Vagabundo, al igual que Virus, no era si no una víctima de la locura ocasionada por los genes G.

Natalia había observado la escena y no había perdido detalle de la decisión que acababan de tomar su hermano y su marido. Y eso le hizo pensar. ¿Su marido? Su marido no había tomado decisión alguna. Conocía a Víctor a la perfección, y sabía que había tenido muchas dudas y reparos en hacer una cosa así por necesaria e inevitable que fuera. Sin embargo, Adam no lo había dudado ni un segundo. Él no era como Víctor o como Diego. No había tomado decisión alguna que no fuera la de hacer lo que otros le habían dicho.

Pero aquél no era el momento de plantearse tal dilema. Ethan seguía concentrado en anular el sistema de protección de la bomba G y comenzaba a estar completamente agotado debido al gran esfuerzo de concentración que tal acto le suponía.

A pesar de que Diego conservaba su habitual serenidad que raras veces era alterada, estaba realmente sorprendido por el hecho de que su hermana, quien había luchado tanto por conseguir su objetivo, le hubiera dado su aprobación para destruir los genes G. Al igual que Natalia y Víctor, Diego también conocía bien a su hermana. Y en aquel momento supo que había algo que la asustaba, algo más haya de defraudar o no a su padre. Lo podía ver en su mirada de decepción y en su actitud, antaño terriblemente enérgica y amenazadora y ahora apagada. Pero decidió preocuparse por ese dato más tarde. Ahora lo más importante era salvar la ciudad y acabar de una vez con la locura que la había afectado durante casi cuarenta décadas.-¿Estáis listos, guerreros G?- ¡¡¡Hazlo... DE UNA VEZ!!!- La resistencia de Ethan realmente estaba llegando a su límite.

Ágilmente, Diego programo la bomba para que hiciera explosión inmediata. Y fue justo a tiempo, pues tras haber pulsado la última tecla del código, Ethan no pudo resistir más y el sistema de seguridad volvió a activarse. Pero no por mucho tiempo, escasos segundos después, la bomba G se activo.

Aquel cilindro metálico se abrió y una onda comenzó a extenderse por el aire. Aquellos que alcanzaron a verla vieron como si la realidad misma se distorsionase

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durante un momento. Como bien habían dicho los datos, la vibración resultó inofensiva para aquellos que no portaban los genes G en su organismo. La onda vibratoria creció y se extendió por la nave hasta la la enorme puerta del almacén. Una vez al aire libre, continuó expandiéndose a la velocidad del sonido en todas direcciones.

Las aterradoras criaturas que poblaban los cielos fueron alcanzadas por ella. Ningún lugar, ningún rincón, pudo protegerlas de la onda G. El chillido de dolor de cientos de bestias gritando a la vez fue ensordecedor en toda la ciudad. Los demonios voladores comenzaron a caer sobre las calles. Durante unos minutos interminables gritaron y gritaron sin cesar, a la vez que sus cuerpos se iban descomponiendo mientras aún seguían vivos. Habían causado mucho dolor y ahora el dolor les invadía a ellos. Quizás no fueran culpables o responsables de sus actos, pero no pudieron eludir su castigo.

Pronto, una de las creaciones más avanzadas de la humanidad. Quizá la ciencia más perfecta de la que fuimos capaces, la recreación por parte del hombre de la creación divina, quedó reducida tan sólo a una cantidad enorme de viscosos charcos de lo que hace un rato fueron seres vivos. Si alguien decidió después estudiar a las bestias para descubrir su origen, ciertamente no tuvo mucho con lo que trabajar, pues lo que quedó no fue más que un pegajoso y maloliente cieno cubriendo las calles.

El hecho de que la onda no hubiera dañado su parte humana, no quitó que sufrieran una sensación realmente desagradable. Víctor, Ethan y Adam no se habían sentido tan mal en toda su vida. Dentro de sus cuerpos, las partes humanas recuperaban la posición que les había sido arrebatada por los genes G y expulsaban a éstos, ahora muertos he inservibles. El resultado fue una amalgama de vómitos. Sus cabezas les daban vueltas y se sentían tan mal que apenas conseguían entender dónde estaban. Los escalofríos invadían sus espaldas y el miedo sus corazones de tal modo que creyeron ver ver a la muerte frente a ellos.

Y de alguna manera, así fue. A pocos metros de ellos, Esperanza Ibáñez yacía en el suelo tumbada boca arriba, con los volteados hacia arriba y sangrando por la nariz y la boca. Diego, quien no tenía idea de qué le estaba ocurriendo, corrió a socorrer a su hermana. Se agachó junto a ella y con gran cuidado la incorporó.-¡Esperanza! ¿Qué te pasa?-Me muero, Diego...- Su voz sonó débil. La joven vivía sus últimos momentos. Una temblorosa se elevó lentamente para sujetarse del pecho de su hermano.

Las lágrimas invadían los ojos del desconcertado hombre y se deslizaban por sus mejillas mientras intentaba entender lo que ocurría.-No sé que te pasa, pero... te llevaremos al médico. Sea lo que sea, te traeré a los mejores del mundo.-No... Diego... Tengo... cáncer. Desde hace años... Me afecta al cerebro. Me... me sometí a mí misma a un tratamiento con los genes G... Conseguí hacer que... que destruyesen las células infectadas... sustituyéndolas por los propios genes... Pero ahora que los genes G mueren... mi cerebro está muriéndose con ellos. Pueden... podían... realizar la función de cualquier célula del cuerpo. Eran... la ciencia perfecta. Esto... duele... mucho...Lo... siento... Te quie...

La joven no fue capaz de continuar hablando, ni volvería a serlo nunca más. El brazo que se sujetaba al pecho de su hermano perdió la fuerza y cayó, seguido por la delicada cabeza. Diego volvió a incorporarla y acarició su rostro suavemente con la mano para que sus ojos se cerraran por última vez. Había salvado las vidas de cientos, quizás miles de personas. Había librado al mundo de un mal que intestaba al mundo desde hace casi cuatro décadas. Pero eso no anulaba el hecho de que había causado la muerte de la persona que más amaba del mundo para conseguirlo. Si Diego Ibáñez hubiera actuado de manera distinta habiendo conocido todos los detalles, es algo que

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ninguno sabremos nunca más allá de nuestra imaginación. Lo único que pudo que hacer en aquel momento fue apretar el difunto cuerpo de su hermana contra el suyo y liberar el llanto que destrozaba su pecho desde el interior y dejar que las lágrimas inundaran sus ojos.-Si no... si no hubieras... Si no te hubieras obsesionado con seguir los pasos de nuestro padre... si no hubieras heredado su locura... Ahora tu nombre hubiera quedado grabado en la historia. Habrías sido la primera persona en curar su enfermedad gracias a los genes G. En utilizar el don que se nos otorgó para su verdadero cometido... ¿Por qué? ¿Por qué me ocultase tu enfermedad? Ojalá... ojalá te hubiera obligado a entrar en razón. Ojalá hubiera pedido desde un principio la ayuda que necesitábamos... ¡Cómo pude ser tan imbécil?

Observando los lamentos de Diego, Natalia sintió la tentación de decirle que no había sido su culpa, que él no podía saber qué era lo que ocurriría y que de haber estado en su situación, probablemente ella habría hecho lo mismo por Víctor. Sin embargo, había comprendido que ella sólo era humana, y que no podía tener todas las respuestas. Quizá ella no tenía derecho en aquel momento a decir nada. Siempre había mandando, siempre había cargado con el peso de las decisiones de los demás, pero en aquel momento, no estaba por encima de nadie y aquella batalla no tenía en absoluto que ver con ella. Así que sencillamente se agachó junto a Diego sin mediar palabra alguna y le abrazó, quedándose allí con él tanto tiempo como éste necesitó.

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Los Diablos del CieloCapítulo 20: Caminos personales

Que construyan un mausoleo para alguien de tu familia en tan sólo unas horas es algo increíblemente fácil cuando tu cuenta corriente consta de más de siete cifras. Natalia había acudido también al funeral de Esperanza, pensando que después de todo se lo debía a Diego, pues a lo largo de los años, a pesar de que sus intenciones habían sido buenas, había obstaculizado mucho la relación entre ambos hermanos. Había intentado impedir que la investigación con los genes G por parte de Ciber Sinthetyk causara una catástrofe, cierto. Pero su obsesión con que Diego era un perverso enemigo le había impedido descubrir lo que en realidad estaba ocurriendo y, finalmente, el tan temido desastre tuvo lugar. Quizás no fuera directamente responsable, pero no podía evitar el sentir que no había hecho nada realmente útil por ayudar.

El resto de los anteriormente llamados Diablos del Cielo también había acudido por respeto y por fidelidad a su capitana y amiga. Incluido Tim, quien había sido encontrado en la azotea por unos vecinos cercanos quienes le consideraron una víctima más del ataque de los diablos voladores y avisaron a los equipos sanitarios. Debido al caos en el que había quedado sumida la ciudad, nadie le relacionó con el hombre alado que les había salvado.

Años más tarde, cuando los pocos testigos que vieron la lucha en un cielo en llamas de un ángel contra el mismo demonio murieran, aquellos increíbles hechos pasarían a convertirse en leyendas que muchos tacharían de mitos, pues ninguna prueba, a parte del desorden que los servicios de limpieza tardarían semanas en limpiar, había quedado para demostrarlo. Los historiadores investigarían sobre el tema y, por supuesto, se escribirían libros y se harían películas sobre el tema, aunque ninguno de ellos narraría fielmente la realidad. Algunos de los que no creerían aquellas historias se aprovecharían de ellas para fundar religiones y beneficiarse de los muchos que buscarían algo en qué creer. Otros pocos, las creyeran o no, serían inspirados por ellas para seguir adelante y triunfar en sus vidas.

Pero esto era algo que ninguno de los protagonistas de dichas historias llegaría a conocer. Para Víctor, Adam e Ethan, la sensación de volver a ser un humano normal y corriente era algo que habían olvidado ya después de pasar tantos años siendo lo que habían sido. Aunque lo cierto es que Ethan, quien recordaba su humanidad mejor que sus dos amigos, sentía un gran alivio al haberse liberado de la tensión con la que vivía al poseer un poder tan enorme y peligroso.

Tim, sin embargo, nunca había sido un sencillo humano y por lo tanto nunca se había sentido tan débil. No obstante, sus infinitas ansias de actividad física también se habían sosegado y había tenido ocasión de conocer lo que era liberarse por completo. Ahora, tanto su cuerpo como su espíritu se sentían en paz, gracias a la ayuda de alguien que había compartido su existencia y a quien, debido a las exigencias del universo, nadie era capaz de recordar.

Era de entender que Diego hubiera dado preferencia al entierro de su hermana. No obstante, como el caballero que había demostrado ser, su empresa se hizo cargo de los gastos tanto médicos como funerarios para el resto de las víctimas de lo que la prensa llamó “La Tarde del Apocalipsis”, incluidos también los de los agentes del C.A.E. caídos en acto de servicio. Todos los funerales tuvieron lugar en un elegante acto conjunto y los cuerpos fueron enterrados en un nuevo pabellón inaugurado para tal fin. Diego, por su puesto, acudió al acto y ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas una a una.

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Más duros y dolorosos que le día de la lucha, habían sido aquellos días siguientes en los que habían tenido que recoger los pedazos. Muchos cambios tuvieron lugar en la vida de mucha gente una vez que aquella guerra oculta hubo terminado y para Natalia, quien había estado en primera línea de fuego, no había sido diferente.

Había aprovechado aquellos días para meditar muy seriamente sobre sí misma. En el fondo, siempre se había preguntado cómo hubiera sido su vida, quién habría sido, si nunca se hubiera visto relacionada con el C.A.E. Ahora que todo había terminado, consideraba que era el momento de descubrirlo. Hacía tiempo que su matrimonio no funcionaba. Quizás nunca lo había hecho. Pero estos últimos días su marido y ella apenas se habían dirigido la palabra.

Adam nunca había sido alguien decidido y, una vez hubo perdido su poder, se sintió más perdido que nunca. Él siempre había dejado que otros decidieran en su nombre. Natalia pensaba que si Víctor no hubiera sido su amigo o si no hubiera estado del lado del bien, Adam tampoco lo habría estado. El Gran Gólem nunca fue un héroe, simplemente había sido un soldado, un seguidor con la buena fortuna de tener a su lado a la gente adecuada. Cuando el guerrero desapareció, el hombre descubrió que carecía de identidad.

Natalia nunca lo había reconocido abiertamente, pero todas las discusiones que habían tenido las había causado ese mismo motivo. Ella sencillamente había necesitado a alguien a su lado para aguantar en el combate, pero había decidido retirarse de éste. Adam necesitaba descubrir quién era en realidad. Finalmente,ambos estuvieron de acuerdo en que no tenía ningún sentido seguir juntos. Tras una charla formal, Adam se marchó de la ciudad, en busca de su lugar en el mundo mientras que Natalia había cedido el mando del C.A.E. a su hermano.

A pesar de que Diego había entregado tanto a Natalia como a Víctor las acciones que les correspondían de Ciber Sinthetyk, lo que suponía suficiente dinero como para que los nietos de ambos vivieran holgadamente hasta el día de su muerte, Víctor Salvador no podía dejar de dedicarse a aquello para lo que había nacido. Por eso aceptó gustosamente asumir el cargo del C.A.E. Aunque lo cierto es que nunca habría aceptado nada de parte de Diego de no haber sabido que su propio padre fue uno de los fundadores de Ciber Sinthetyk.

Dentro del cuerpo también cambiaron las cosas. El profesor Santos había sido el mayor experto en genes G que había trabajado para el C.A.E., pero al no existir ya éstos, pues la bomba G había eliminado todos los genes G activos, decidió jubilarse y volver a la aldea de México que había sido su tierra natal.

Ethan había perdido demasiados años de su vida como para encontrar un trabajo estable y decente en cualquier otro sitio, de manera que aceptó un puesto en el C.A.E. Pero como ansiaba una vida tranquila, sencillamente se dedicó a llevar papeleos.

Diego continuó dirigiendo su empresa y vigilando con lupa a sus empleados a partir de entonces. Ningún proyecto era ya llevado a cabo sin su aprobación. Pronto contó con la ayuda de Natalia en la dirección de Ciber Sinthetyk, pues ella también ansiaba una vida tranquila. Y lo que tanto había perseguido Diego a lo largo de los años finalmente sucedió: ambos no tardaron en ser pareja.

Después de todas las batalles, tras haberse liberado de todo el peso que tuvo que cargar durante años, de toda la responsabilidad que nunca había querido, tras haber tomado parte un una guerra en la que nunca deseó verse involucrado, Tim finalmente volvió a la vida que había estado abandonando. Recuperó su trabajo como dibujante y finalmente pudo marcharse a vivir con Marta. La chica había estado muy preocupada y asustada con todas esas cosas terribles que habían pasado y en las que su novio se había visto involucrado directamente. Pero todo había terminado y él había vuelto a su lado, esta vez para quedarse para siempre.

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Volviendo a casa, encontrando a Marta recostada sobre el sofá y con el sol de la tarde iluminando el salón, sin ninguna otra preocupación que disfrutar de estar con ella, Tim sintió que nada en el mundo podía mejorar esos momentos. Sin embargo, cuando Marta se levantó para recibirle con un beso, notó que algo la inquietaba.-¿Qué te pasa?

Marta abrazó a Tim antes de reunir la energía para poder decir palabra alguna. Entonces, levantó el rostro y sonrió a su amado.-Estoy embarazada.

FIN