los celos entre hermanos · ante la llegada de un nuevo bebé los sentimientos de la madre muchas...
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LOS CELOS ENTRE
HERMANOS
Ante la llegada de un nuevo bebé los sentimientos de la
madre muchas veces son ambivalentes ante la alegría
de la noticia surgen también otros sentimientos:
Miedo a no querer a cada uno de la misma manera.
A no poder ser imparcial.
Sentir que está abandonando al mayor para poder
cuidar al bebé.
No saber como afrontar la rivalidad entre ellos.
O como conseguir que se quieran.
¿Tiene alguna ventaja tener un
hermano?
En el año 1980 se realizó un estudio de Unicef comparando hijos de familias
que tenían un solo hijo y familias que tenían dos. Se analizaron varios
aspectos, entre ellos:
¿Compartían fácilmente los juguetes?
¿Pensaban antes en los demás o en ellos?
¿Caían simpáticos a otros niños?
¿Parecían egocéntricos cuando jugaban?
los hijos únicos obtuvieron puntuaciones más bajas en todos estos apartados.
Los hermanos aprenden a compartir, se enseñan unos a otros
a reconocer las necesidades del otro y a equilibrarlas con las
suyas, aprenden a pactar y a hacer concesiones, y a tener en
cuenta al otro cuando toman decisiones.
Conforme los hermanos
aprenden unos de otros rivalidad
y afecto son las dos caras de la
misma moneda.
¿Y que pasa con el
hijo único?
Las cualidades de dar y compartir se pueden
estimular en un hijo único, los padres deben ser
conscientes de que necesitan hacer un esfuerzo
especial, fomentando el que estén con otros niños.
…Y también tiene sus ventajas el hijo único siempre
está seguro del lugar que ocupa en la familia.
La mayoría de los padres se preocupan
de los sentimientos de ira, celos,… que
va a surgir a su hijo ante la llegada de
un nuevo bebé y quieren evitarlos .
¿Pero…?
Todos estos sentimientos son inevitables, no solo
entonces sino a lo largo de toda la vida. Adaptarse a
un nuevo hermano da una buena oportunidad para
conocerlos y asimilarlos.
Lo importante es que los padres
podemos ayudar durante todo el
proceso
.
Los celos son un sentimiento natural que debemos
permitir y dejar expresar.
Debemos ayudar al niño a que los viva
de la forma más equilibrada posible
para que logre controlarlos y conseguir
más seguridad y autoestima
La idea
romántica de
dos hermanos
que lo van a
compartir todo,
no siempre es
real
¿PERO QUÉ SON LOS CELOS
INFANTILES?
Etimológicamente la palabra celo procede de la expresión latina “zelus” que significa celo o
envidia. Es una reacción adaptativa transitoria: debemos
ayudar al niño a superar la situación que está viviendo, porque le desborda debido a su inmadurez emocional y cognitiva.
Es una alteración emocional y de comportamiento: el sufrimiento del niño es real, debemos ayudarle a minimizarlo para que no se agrave.
Es una respuesta a un desequilibrio en el ambiente: la familia se altera al llegar un nuevo miembro.
Solo de forma muy excepcional quedan mal resueltos y se pueden convertir en patológicos y permanentes.
Y ADEMÁS, LOS CELOS
Son un comportamiento afectivo, a través del cual el niño expresa su temor a ser abandonado o a perder para siempre, sus figuras de apego.
Los celos surgen porque el niño percibe amenazas (erróneas o no) respecto a la vinculación afectiva con su madre.
Pueden sentir sentimientos de culpa, de ser excluidos, incomprendidos, de más necesidad de afecto y con falta de confianza en uno mismo.
Lo más frecuente es que los celos aparezcan en el hijo mayor respecto al pequeño, pero también se da el caso en el que la conducta celosa la manifiesta el más pequeño.
FACTORES QUE PUEDEN INFLUIR
Privilegios que se otorgan a los hijos según el lugar que ocupan en la familia.
Momento evolutivo: si el nuevo hermano aparece cuando el otro hijo todavía está en la fase de apego (hasta los dos años), es más probable la aparición de los celos.
Las características diferenciales entre hermanos (físicas, intelectuales, de personalidad).
El nivel de sensibilidad de los hijos.
INDICADORES DE CELOS:
La mayoría son síntomas de ansiedad o depresión que surgen como consecuencia de una situación de
estrés.
Conductas de etapas evolutivas anteriores, ya superadas: imitar el lenguaje del niño pequeño, hacerse pis por la noche, deseo de tomar biberón o de ser acunado, pedir el chupete, .
Aumento de la desobediencia, negativismo, oposición.
Indiferencia: el niño se siente apático, sin interés por lo que le rodea, aburrido.
OTROS INDICADORES:
Actitud retraída: el niño no participa en las actividades grupales o reuniones familiares.
Síntomas de ansiedad: dolores de estómago, de cabeza, malestar indefinido, vómitos,..etc.
Comportamientos agresivos: en ocasiones orientan su ira hacia el hermano (desprecios, insultos,..etc)
ADEMÁS:
Tristeza: llanto frecuente y sin motivo aparente, preguntas a los padres sobre sí le quieren o no.
Cambios en el sueño y apetito: comen menos que antes, piden ir a la cama de sus padres,..etc.
En el colegio: se pueden observar muchas de las conductas citadas, así como un descenso en el rendimiento, un “bloqueo” en su aprendizaje.
I… Como podemos ayudar…
Cuando sepamos que hay estamos de nuevo embarazadas
debemos hablarlo con él, nuestros estados de ánimo cambian y el
niño lo va a percibir.
No conviene estar continuamente hablando del nuevo bebé. Es mejor
esperar a que él vaya preguntando.
Conforme la barriga crece podemos compartir con él los movimientos
del bebé, que le hable, que le cante una canción, puede acompañarnos
al médico para escuchar el latido del corazón y ver las ecografías.
Si duerme en cuna no realizar cambios durante el embarazo. Solo lo
haremos si el niño quiere cambiar a una cama de mayor.
Cuando se acerque el parto podemos ir en coche a
la puerta del Hospital para que sepa a donde va a
ir la mama para que pueda nacer su hermano.
Le explicaremos con quien se quedará cuando la
mama vaya al hospital.
Puede pactar con él que escoja uno de sus juguetes
de bebé y envolverlo para regalárselo cuando
nazca.
Intente despedirse.
En la visita al hospital para conocer a su
hermano no le obligue a nada, respete sus
tiempo.
Si le toca, le habla y le canta comentar lo
contento que está el bebé de su visita.
Si lo ignora, no muestre preocupación.
A la vuelta a casa compre un juguete nuevo, muy
especial y que sea un regalo de su hermano
pequeño.
Dígale cuanto le ha echado de menos.
Muéstrele su afecto y recuerde experiencias que
compartieron juntos, miren las fotos de cuando él
era un bebé.
Permita que muestre decepción ante el bebé
cuando no es el compañero de juego que esperaba.
Si muestra conductas regresivas permítaselo.
Ante las visitas que sea él quien presente a su
hermano, hágalo protagonista.
En estos primeros meses el bebé exige mucha atención, la mama está
agotada y algunas veces algo deprimida. El mayor lo percibe y además
exige aún más atención.
No es el momento de realizar cambios en las rutinas del mayor.
Las rabietas pueden ser más frecuentes y los niños pedir atención
justo cuando los padres están atendiendo al bebé por ello deben
anticiparse y en los momentos de por ejemplo dar la toma debemos
aprovechar para explicar un cuento, ver juntos un libro o unos dibujos
de la TV, podemos dar una muñeca para que imite lo que hace la
mama con su hermano.
Aprovechar cuando se duerma el bebé para estar con el mayor,
abrazarle y jugar con él.
Si quiere tener al bebe en brazos se lo podemos dejar cuando esté
sentado, con nuestra supervisión. Debemos explicar la fragilidad
de su cuerpo y que debe pasar un tiempo hasta que sea mayor y
pueda aprender a mover su cuerpo.
Cuando el bebé empiece a sonreír señalizar como le
dirige a su hermano mayor las mayores de las
sonrisas.
A partir de los seis meses el bebé aumenta sus capacidades y todo el mundo
señaliza sus avances, puede empezar a voltearse, a arrastrarse, a gatear,
empieza a coger los juguetes de su hermano mayor.
Todo ello hace que surjan más conflictos y debemos:
Retirar los juguetes peligrosos.
Respetar un espacio donde el mayor pueda guardar sus cosas.
Ante conductas de “agresión” al pequeño, tendrá que corregir y a la vez
darle recursos para buscar una solución alternativa, por ejemplo si el
pequeño le coge un juguete y el mayor se enfada y le empuja, debe pedir
perdón y explicarle que para que no le coja su juguete debe ofrecerle otro
que sí le permita poder coger. Para ello debe tener unos cuantos preparados
con los que no le importe que pueda jugar con ellos.
No olvide aprovechar cualquier situación para reforzar la idea de lo
importante que es su hermano mayor para el pequeño, lo mucho que
aprende y lo que le gusta jugar con él., en definitiva lo mucho que le
quiere.
Cuando el pequeño cumpla los 18 meses podrán descubrir nuevas
formas de jugar juntos.
También aprenderán lo emocionante que es implicar a sus padres
en las peleas, muchas veces el hermano pequeño aprende a hacerse
la “víctima” y el mayor disfruta fastidiando al pequeño, la presencia
de los padres aumenta la teatralidad de la situación.
Deje que sus hijos resuelvan solos la mayoría de las situaciones.
Marque normas, turnos, rutinas.
Tener en cuenta los siguientes puntos….
1. NO HACER COMPARACIONES ENTRE HERMANOS:
NUNCA las debemos hacer, las comparaciones son peligrosas, aunque
nuestras intenciones al comparar es que el que no come imite a su hermano
buen comedor, o el que no recoge sus juguetes lo haga como su hermano. Las
comparaciones intensifican aun más las rivalidades, se debe valorar a cada
niño individualmente, ayudándole a fomentar sus puntos fuertes y a hacer
frente a sus puntos débiles.
En lugar de comparar, RECONOZCA TODOS SUS ÉXITOS. Con mucha
frecuencia no solemos valorar y reconocer cuando un niño es solidario o
comparte sus juguetes con el hermano, y tendemos a prestar mayor atención
al que hace bien las tareas de casa y de la escuela, al más ordenado, al más
cariñoso, convirtiéndose esto en un arma de doble filo.
2. EVITAR LA TRAMPA DE LA JUSTICIA
No es realista pensar que los padres tratan siempre a todos sus hijos
de la misma forma. Es imposible lograrlo. No caiga usted en la trampa
de pensar que si le ha dado o permitido algo a uno de sus hijos al otro
también se lo debe dar.
Esta acción por su parte, intentado un equilibrio, fomentaría la
rivalidad, ya que cada niño es distinto del otro en edad y personalidad.
Otorgue privilegios según la edad, personalidad y resultados: A los
hermanos mayores se les puede permitir que se acuesten más tarde,
pero los más pequeños pueden gozar de más tiempo de televisión al no
tener aun tareas escolares. No insista en que el hermano menor haga
todo lo que hace el mayor. No fomente la competición. Esto se consigue
no entrando al trapo ante comentarios como “No es justo, a Bea se le
deja acostarse más tarde que a mí”
3. ESTABLECER REGLAS
Cualquiera que sea la edad de los niños, estos tienen que conocer las reglas de
casa. Escriba las reglas para los niños mayores. Puede conseguir que
disminuyan los problemas entre hermanos con un cartel con las reglas que se
han definido previamente.
Asigne responsabilidades. Se debe asignar con claridad las tareas que debe
hacer cada niño. Se puede establecer un sistema rotativo para que el niño no se
sienta que está trabajando injustamente. Ejemplo: Si hay dos niños en casa,
uno quita la mesa y otro barre el suelo, si hay que recoger los juguetes, un día lo
hace uno y al siguiente el otro.
No espere la perfección. Ningún niño puede hacerlo todo bien. Acepte
a cada hijo cómo es
SE PUEDE NO SE PUEDE
Se puede Intentar resolver
problemas
Pegar o empujar a los hermanos
Pedir ayuda a los padres Insultar
Evitar las discusiones Entrar en la habitación del
hermano sin permiso
Pedir permiso Tomar cosas prestadas sin permiso
4. FOMENTE LA COOPERACIÓN
Reforzar las conductas que impliquen cooperación, afecto, cuidado, etc. El
refuerzo debe ser inmediato y de tipo social (un elogio, un abrazo, prestar
atención).
Intentemos no esperar a que empiece la pelea para saltar con normas y
advertencias. Frases como: “lo habéis ordenado todo muy bien, y al
hacerlo juntos, habéis tardado menos tiempo” fomenta la cooperación.
Apunte los momentos de colaboración.
Es muy eficaz registrar, en un lugar visible, las veces que los niños
cooperan en lugar de pelearse. Se puede pegar una cartulina en una de las
paredes de la cocina y conseguir una sorpresa al final de la semana.
5. ENSEÑE AL NIÑO A MANEJAR CONFLICTOS
Hay que tener en cuenta que los niños son buenos observadores, por ello es
importante evitar discutir en su presencia, ya que un niño puede llegar a
sentirse culpable por haber motivado la pelea.
Importante: - Revisar nuestra capacidad para resolver conflictos y
asegurarnos de que estamos dando ejemplo para que luego, el niño las imite. -
Ante un problema familiar, convoque una reunión y pidan opinión tanto a
mayores como a pequeños, se sentirán así muy valorados.
Si surge un conflicto: - Separar a los dos contendientes, dado que se están
pegando de verdad, la primera intervención es separarlos físicamente y con
tono firme: cada uno debe ir a su rincón de pensar. Los juguetes fuente de
conflicto confiscados y ya más calmados hablaremos con cada uno por
separado así el niño podrá estar más disponible para bajar la guardia y como
consecuencia, compartir sentimientos verdaderos.
“Cuando dos hermanos trabajan juntos las montañas
se vuelven oro”
Proverbio Chino
Algunos libros que podemos leer con
nuestros hijos y nos pueden ayudar