los actos del habla ontologia del lenguaje

Download Los Actos Del Habla Ontologia Del Lenguaje

If you can't read please download the document

Upload: jefferson-rivas

Post on 25-Jul-2015

651 views

Category:

Documents


5 download

TRANSCRIPT

LOS ACTOS LINGSTICOS BSICOS Rafael Echeverra ONTOLOGA DEL LENGUAJE Segn nuestra concepcin tradicional el lenguaje describe la realidad. Cuando digo, por ejemplo, el martes hizo sol, o sta es una mesa de madera, o mi computador tiene un disco duro de 40 MB, estas frases se entienden normalmente como descripciones de las propiedades de diferentes objetos (el martes pasado, esta mesa, mi computador). Cuando digo lo siento o muchsimas gracias, estas frases se entienden como descripciones de mis sentimientos. Nuestro sentido comn da por sentado que el lenguaje describe el estado de las cosas. Esta concepcin supone que la realidad ya est ah mucho antes que el lenguaje, y lo que hace el lenguaje es simplemente hablar de ella. Se supone que el papel del lenguaje es pasivo, que el lenguaje siempre llega tarde, cuando la realidad ya se ha establecido, ya ha ocupado su propio lugar, y que por lo tanto primero viene la realidad y despus el lenguaje. Desde el sentido comn, el papel del lenguaje pareciera ser el de dar cuenta de lo existente. Esta es una interpretacin muy antigua del lenguaje, cuyo origen se remonta a los antiguos griegos. Es tan vieja que normalmente olvidamos que se trata de una interpretacin. An ms, llegamos incluso a pensar que esta interpretacin es, en verdad, una descripcin de lo que es el lenguaje y, por lo tanto, una fiel representacin de su propia realidad. Hay sin embargo una nueva interpretacin segn la cual cuando hablamos no solamente describimos una realidad existente, sino que presenta al lenguaje como accin. Tomemos un ejemplo. Cuando decimos a alguien Te felicito, no estamos describiendo una felicitacin, estamos realmente hacindola. Estamos realmente ejecutando el acto de felicitar. AFIRMACIONES Y DECLARACIONES Al observar el habla como accin, quin tiene primaca? El mundo o la palabra? Cul de los dos -la palabra o el mundo- gua la accin? Cul manda? El filsofo norteamericano, John R. Searle, propuso que cuando hablamos, ejecutamos un nmero especfico de acciones, que llam actos del habla. Searle sostuvo que, sin importar el idioma que hablemos, sea espaol, ingls o chino, siempre ejecutamos el mismo nmero especfico de actos lingsticos bsicos. Estas acciones lingsticas bsicas son universales. Todos los seres humanos, independientemente del idioma que hablamos, al hablar hacemos afirmaciones y declaraciones. A veces, al hablar, la palabra debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecua a la palabra. Cuando se trate del primer caso, hablaremos de afirmaciones. Cuando suceda lo contrario, hablaremos de declaraciones. A AFIRMACIONES

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingstico que normalmente llamamos descripciones. No decimos que las afirmaciones describen las cosas como son, ya que nunca sabemos cmo realmente son. Sabemos solamente cmo las observamos. Lo que es rojo para uno puede ser verde para otro. Quin tiene la razn? Quin est equivocado? Quin est ms cerca de la realidad? Estas preguntas no tienen respuesta. Las distinciones entre el rojo y el verde slo nos hablan de nuestraONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

1

capacidad de reaccin ante el medio externo; no nos hablan de la realidad externa misma. Los seres humanos observamos segn las distinciones (conceptos) que poseamos. Sin la distincin mesa no puedo observar una mesa. Puedo ver diferencias en color, forma, textura, etctera, pero no una mesa. Los esquimales pueden observar ms distinciones de blanco que nosotros. La diferencia que tenemos con ellos no es biolgica. Nuestras tradiciones de distinciones son diferentes. Por lo tanto, la pregunta Cuntos tonos de blanco hay realmente all? slo tiene sentido en el contexto de una determinada tradicin de distinciones. De manera similar, no podemos hablar de martes, Madrid y sol sin los conceptos de martes, Madrid y sol. Alguien que no tenga estas distinciones no puede afirmar Hizo sol el martes pasado en Madrid. Es necesario advertir, sin embargo, que la distincin entre lo verdadero y lo falso slo tiene sentido al interior de condiciones sociales e histricas determinadas. La distincin entre lo verdadero y lo falso es una convencin social que hace posible la coexistencia en comunidad. Una afirmacin verdadera es una proposicin para la cual podemos proporcionar un testigo o evidencia. Al decir Hizo sol el martes pasado en Madrid, llamaremos verdadera a esta afirmacin si podemos demostrar que alguien, con quien tenemos distinciones comunes, habiendo estado all el martes pasado, comparti lo que observamos. Las afirmaciones no slo pueden ser verdaderas, pueden tambin ser falsas. Una afirmacin falsa es una proposicin sujeta a confirmacin, pero que cualquier testigo, cualquier persona que hubiese estado all en esa ocasin, podra refutar. Si es refutado, va a seguir siendo una afirmacin, pero falsa. No todas las afirmaciones pueden ser separadas en verdaderas o falsas. Algunas no se pueden confirmar por no existir las condiciones necesarias para su corroboracin. Los pronsticos del tiempo constituyen buenos ejemplos. Si alguien dice Va a llover maana, hace una afirmacin y tendremos que esperar hasta maana para determinar si esa afirmacin es verdadera o falsa. En el intertanto su calidad va a ser de indecisa. Por regla general, las afirmaciones acerca del futuro tienen la calidad de indecisas. Cada vez que ejecutamos un acto lingstico adquirimos un compromiso y debemos aceptar la responsabilidad social de lo que decimos. El hablar nunca es un acto inocente. Cada acto lingstico se caracteriza por involucrar compromisos sociales diferentes. En el caso de las afirmaciones, el compromiso social guarda relacin con la necesidad de establecer de manera efectiva que la palabra cumple con la exigencia de adecuarse a las observaciones que hacemos sobre el estado de mundo. Cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Contraemos una responsabilidad social por su veracidad. En otras palabras, nos comprometemos a proporcionar un testigo que corrobore nuestras observaciones o, en su defecto, de cumplir con cualquier otro procedimiento que, en la comunidad a la que pertenecemos, se acepte como evidencia. Cuando hacemos afirmaciones hablamos del estado de nuestro mundo y, por lo tanto, estamos hablando de un mundo ya existente. Las afirmaciones tienen que ver con lo que llamamos normalmente el mundo de los hechos. B DECLARACIONES 2

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

Cuando hacemos declaraciones no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para nosotros. La palabra genera una realidad diferente. Despus de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra. Hay al menos cuatro tipos de declaraciones: uno corresponde a las declaraciones basadas en poder, otro a las declaraciones de relacionamiento bsico, otro a las promesas y otro a los juicios. B. 1 Declaraciones basadas en poder Tomemos un clsico ejemplo histrico. Cuando un grupo de personas se reuni en Filadelfia en julio de 1776 y, asumiendo la representacin de las 13 colonias inglesas en Norteamrica, dieron a conocer al mundo un texto que comenzaba diciendo: Cuando en el curso de los acontecimientos humanos, llega a ser necesario para un pueblo el disolver los vnculos polticos que lo conectaran con otro ..., ellos no estaban hablando sobre lo que suceda en el mundo en esos momentos. Estaban creando un nuevo mundo, un mundo que no exista antes de realizarse la Declaracin de Independencia de los Estados Unidos de Norteamrica. Las declaraciones no suceden slo en momentos muy especiales. Las encontramos en todas partes a lo largo de nuestra vida. Cuando el juez dice Inocente!; cuando el rbitro dice Fuera!; cuando el oficial dice Los declaro marido y mujer; cuando decimos en nuestra casa Es hora de cenar; cuando alguien crea una nueva compaa; cuando un jefe contrata o despide a alguien; cuando un profesor dice Aprobado; cuando una madre dice a su nio Ahora puedes ver televisin, en todas estas situaciones se estn haciendo declaraciones. Y en todos estos casos, el mundo es diferente despus de la declaracin. La accin de hacer una declaracin genera una nueva realidad. En cada uno de estos casos, la palabra transforma al mundo. Una vez que una declaracin fue hecha, las cosas dejan de ser como eran antes. En cada una de estas instancias, el mundo se rearticula en funcin del poder de la palabra. Cada una de ellas, es un ejemplo de la capacidad generativa del lenguaje. Se trata de situaciones concretas en las que podemos reconocer las limitaciones de la concepcin tradicional, que concibe al lenguaje como un instrumento fundamentalmente pasivo. Las declaraciones nos acercan a lo que comnmente asociamos con el poder de los dioses. Son la expresin ms clara del poder de la palabra, de que aquello que se dice se transforma en realidad siguiendo la voluntad de quien habla. Las declaraciones no estn relacionadas con capacidades compartidas de observacin, como aconteca con las afirmaciones. Estn relacionadas con el poder. Slo generamos un mundo diferente a travs de nuestras declaraciones si tenemos la capacidad de hacerlas cumplir. Esta capacidad puede provenir de la fuerza o de la autoridad. La fuerza nos obliga a inclinarnos ante una declaracin y acatarla porque queremos evitar el riesgo de desintegracin. La autoridad es el poder que nosotros o la comunidad otorga a ciertas personas para hacer declaraciones vlidas. Ambas, la fuerza y la autoridad, son expresiones de poder. Volvamos a nuestro primer ejemplo, la Declaracin de Independencia de los Estados Unidos. Cuando los ingleses supieron de ella, evidentemente no la aceptaron de inmediato. Para ellos sa no era una declaracin vlida sino un acto de arrogancia de algunos de los sbditos de la Corona. Y as lo dijo el rey Jorge III. Sin embargo, como la historia ha demostrado, los ingleses no tuvieron suficiente poder para oponerse a esa declaracin y, al final, tuvieron que aceptarla. EstaONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

3

declaracin tuvo vigencia porque aquellos que la hicieron tuvieron el poder de asegurar su cumplimiento y validez. El caso de un oficial que celebra un matrimonio es diferente. En este caso, hemos otorgado a un funcionario la autoridad para hacer la declaracin. Si alguien sin autoridad dijera Los declaro marido y mujer no tomaramos en serio lo que esa persona dice. El mundo no cambiara despus de esa declaracin. Sin embargo, cuando la declaracin es hecha por un oficial investido de la autoridad para hacerla el mundo no permanece el mismo de antes -no para la pareja que se est casando ni para la comunidad en la cual se efecta el matrimonio. Las declaraciones no son verdaderas o falsas, como lo eran las afirmaciones. Son vlidas o invlidas segn el poder de la persona que las hace. Esta es una distincin fundamental cuando nos ocupamos de las declaraciones. Una declaracin implica una clase diferente de compromiso del de las afirmaciones. Cuando declaramos algo nos comprometemos a comportarnos consistentemente con la nueva realidad que hemos declarado. El oficial que celebr la ceremonia por ejemplo, no puede decir ms tarde que realmente no quera decir lo que declar, sin sufrir las consecuencias de un actuar inconsistente. Cuando hacemos una declaracin tambin nos comprometemos por la validez de nuestra declaracin. Esto significa que sostenemos tener la autoridad para hacer tal declaracin y que ella fue hecha de acuerdo a normas socialmente aceptadas. La autoridad est generalmente limitada a normas sociales especficas. La persona a quien se le otorg autoridad para hacer una determinada declaracin debe, comnmente, cumplir con ciertos requisitos para poder hacerla. Un jurado, por ejemplo, tiene la autoridad para declarar un veredicto de inocencia, pero para hacerlo debe cumplir con normas sociales claramente establecidas. B.2 Declaraciones de relacionamiento bsico Hemos dicho que para hacer determinadas declaraciones es necesario tener la debida autoridad. Sin que tal autoridad haya sido concedida, estas declaraciones no tienen validez y, por lo tanto, no tienen tampoco eficacia. Sin embargo, hay un vasto rango de declaraciones que no requieren de una concesin social de autoridad, sino que estn asociadas a la dignidad humana. Toda persona hace determinadas declaraciones en el mbito de la propia vida personal y en cuanto ejerza tal poder afirma su dignidad como persona. Una sociedad de hombres y mujeres libres es precisamente aquella sociedad que reconoce que el individuo, por el simple hecho de serlo, posee derechos que le dan autoridad para efectuar determinadas declaraciones. 1 La declaracin del No

El No es una de las declaraciones ms importantes que un individuo puede hacer. A travs de ella asienta tanto su autonoma como su legitimidad y, por lo tanto, es la declaracin en la que, en mayor grado, comprometemos nuestra dignidad. En cuanto individuos, tenemos, podemos arrogarnos el derecho de no aceptar el estado de cosas que enfrentamos y las demandas que otros puedan hacernos. Este es un derecho inalienable que nadie puede arrebatarnos. En muchas ocasiones, sin embargo, el precio de decir NO es alto y depende nuevamente de cada uno pagarlo o no. Pero, aunque el precio sea alto, como individuos podemos seguir ejerciendo nuestro poder de decir No. Muchos de nuestros hroes, muchos de nuestros santos, son personas a las que admiramos porque estuvieron dispuestos a pagar con sus vidas el ejercicio de este derecho. Existen dos importantes instituciones sociales que descansan en el reconocimientoONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

4

social del derecho de los individuos a decir No: la democracia y el mercado. Ambas descansan en el derecho del individuo a escoger y todo derecho a escoger se sustenta, en ltimo trmino, en el derecho a decir no. Obviamente no se trata de las nicas instituciones sociales en las que este derecho se manifiesta, ni se trata tampoco de sostener que no podamos reconocerles limitaciones. Pero analizar esto nos sacara del tema que estamos tratando. Ms all de hroes y santos, de la democracia y el mercado, queremos destacar la importancia de la declaracin No en la vida cotidiana de cada persona. Cada vez que consideremos que debemos decir No y no lo digamos, veremos nuestra dignidad comprometida. Cada vez que digamos No y ello sea pasado por alto, consideraremos que no fuimos respetados. Esta es una declaracin que define el respeto que nos tenemos a nosotros mismos y que nos tendrn los dems. Es una declaracin que juega un papel decisivo en dar forma a nuestras relaciones de pareja, de amistad, de trabajo, a la relacin con nuestros hijos, etctera. De acuerdo a cmo ejercitemos el derecho al No, definimos una u otra forma de ser en la vida. Es ms, definimos tambin una u otra forma de vida. La declaracin de No puede adquirir formas distintas. No siempre ella se manifiesta diciendo No. A veces, por ejemplo, la reconocemos cuando alguien dice Basta!, con lo cual declara la disposicin a no aceptar lo que se ha aceptado hasta entonces. Ella se refiere, por lo tanto, a un proceso en el que hemos participado y al que resolvemos ponerle trmino. Tambin reconocemos el No cuando alguien dice Esto no es aceptable para m y, al hacerlo, le fija al otro un lmite con respecto a lo que estamos dispuestos a permitirle. 2. Declaracin de aceptacin. El S El S pareciera no ser tan poderoso como el No. Despus de todo la vida es un espacio abierto al S. Es, como diran los especialistas en computacin, la declaracin que opera por omisin (by default). Mientras no decimos que No, normalmente se asume que estamos en el S. Sin embargo, hay un aspecto extremadamente importante con respecto al S que vale la pena destacar. Se refiere al compromiso que asumimos cuando hemos dicho S o su equivalente Acepto. Cuando ello sucede ponemos en juego el valor y respeto de nuestra palabra. Dado que sostenemos que somos seres lingsticos, seres que vivimos en el lenguaje, se comprender la importancia que atribuimos al valor que otorguemos a nuestros S. Pocas cosas afectan ms seriamente la identidad de una persona que el decir S y el no actuar coherentemente con tal declaracin. Un rea en la que esto es decisivo es el terreno de las promesas. Sobre ello hablaremos ms adelante. 3 Declaracin de ignorancia Pareciera que decir No s fuese una declaracin sin mayor trascendencia. Alguien podra incluso argumentar que no se trata de una declaracin, sino de una afirmacin y, en algunos casos, efectivamente puede ser considerada como tal (cuando, por ejemplo, la comunidad -cualquiera que ella sea- establece consensualmente criterios que definen con claridad para sus miembros quin sabe y quin no sabe). Ello, sin embargo, no siempre acontece y, es ms, en muchas ocasiones tampoco es posible alcanzar ese consenso. La experiencia nos muestra cuntas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para luego descubrir cun ignorantes realmente ramos. Uno de los problemas cruciales del aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos. Y cuando ello sucede, simplemente cerramos la posibilidad del aprendizaje y abordamos un terreno pleno de posibilidades de aprender cosas nuevas, como si fuera un terreno ya conocido. Cualquier cosa nueva que se nosONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

5

dice, queda por lo tanto atrapada en lo ya conocido o en la descalificacin prematura. Cuantas veces nos hemos visto exclamando: Sobre esto yo s! o Esto es el viejo cuento de... para luego, mucho ms tarde, comprobar que estbamos presumiendo que sabamos, y descubrir que nos habamos cerrado a una posibilidad de aprendizaje. Y hay quienes podrn morir sin que logremos convencerlos de que no saben. Declarar No s es el primer eslabn del proceso de aprendizaje. Implica acceder a aquel umbral en el que, al menos, s que no s y, por lo tanto, me abro al aprendizaje. Habiendo hecho esa primera declaracin, puedo ahora declarar Aprender y, en consecuencia, crear un espacio en el que me ser posible expandir mis posibilidades de accin en la vida. Nuestra capacidad de abrirnos tempranamente al aprendizaje, a travs de la declaracin No s, representa una de las fuerzas motrices ms poderosas en el proceso de transformacin personal y de creacin de quienes somos. 4 Declaracin de gratitud Cuando somos nios nos ensean a decir Gracias y a menudo miramos esa enseanza como un hbito de buena educacin, una formalidad que facilita la convivencia con los dems. No siempre reconocemos todo lo que contiene esa pequea declaracin. Por supuesto, podemos decir Gracias sin que ello signifique demasiado, aunque, insistimos, decirlo no es nunca insignificante. Pero podemos mirar la declaracin de Gracias como una oportunidad de celebracin de todo lo que la vida nos ha provedo y de reconocimiento a los dems por lo que hacen por nosotros y lo que significan en nuestras vidas. Cuando alguien cumple a plena satisfaccin con aquello a que se ha comprometido con nosotros y le decimos Gracias, no estamos slo registrando el cumplimiento, estamos tambin construyendo nuestra relacin con dicha persona. No hacerlo puede socavar dicha relacin. No importa el tipo de relacin de que se trate, sea sta sentimental, de amistad o de trabajo, agradecer a quien cumple con nosotros nos permite expresar nuestro aprecio por la atencin de que fuimos beneficiados. Por no agradecer, podemos generar resentimiento en quien se esmer en cumplir. Pero no slo las personas, la vida misma es motivo de gratitud y celebracin por todo lo que nos provee. Darle Gracias a la vida es un acto fundamental de regeneracin de sentido, de reconciliacin con nuestra existencia: pasado, presente y futuro. No nos puede extraar, por lo tanto, que algunas sociedades tengan como una de sus principales actividades la celebracin de un da de accin de gracias. Al declarar nuestra gratitud, no slo asumimos una postura frente a los otros y frente a la vida, al hacerlo participamos en la generacin de nuestras relaciones con ellos y en la de la propia construccin de nuestra vida. 5 Declaracin del perdn Incluye tres actos declarativos diferentes: el primero es de solicitar el perdn, el segundo de otorgar el perdn, el tercero es de liberacin del pasado. En espaol el primer acto declarativo del perdn solemos expresarlo diciendo Te pido perdn o Te pido disculpas. Decimos estas palabras porque asumimos la responsabilidad que nos cabe sobre nuestras acciones, pero bien sabemos que en muchas oportunidades pedir perdn puede ser insuficiente porque debemos adems asumir la reparacin del dao hecho como consecuencia de nuestras acciones. El segundo acto declarativo es decir Te perdono, Los perdono o simplemente Perdono. Si no se recibe el perdn, el proceso no se cierra. Una persona puede pedir el perdn a otra, pero no conseguirlo. Cuando una persona pide disculpas yONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

6

su peticin es aceptada se tiene una sensacin de paz que cierra en lo esencial los efectos de un evento pasado y limpia la relacin con el otro. Cuando no se otorga el perdn asumimos que la persona que no otorga el perdn, se siente an ofendida o siente que el dao no ha sido reparado. El tercer acto es el de liberarnos del resentimiento que nos ata al pasado. Cuando alguien no cumple con lo que nos prometiera o se comporta con nosotros de una manera que contraviene expectativas que consideramos legtimas usualmente nos sentimos afectados, ms todava si luego de lo sucedido el responsable no se hace cargo de las consecuencias de sus actos o de sus omisiones. Cuando esto ocurre, sentimos que hemos sido vctimas de una injusticia y justificamos nuestro resentimiento colocando al otro del lado del mal y a nosotros mismos del lado del bien. Lo extrao es que el resentimiento funciona como una trampa contra nosotros mismos porque nos coloca en una posicin de dependencia con respecto al que consideramos victimario. Este puede perfectamente haberse desentendido de lo que hizo, y nuestro resentimiento nos va a seguir atando, como esclavos, al otro. El resentimiento va a carcomer nuestra paz, nuestro bienestar, y a teir el conjunto de nuestra vida. El resentimiento socava no slo nuestra felicidad, sino tambin nuestra libertad como personas. Perdonar no es un acto de gracia para quien nos hizo dao, aunque pueda tambin serlo. Perdonar es un acto declarativo de liberacin personal. Al perdonar rompemos la cadena que nos ata al victimario y que nos mantiene como vctimas. Al perdonar nos hacemos cargo de nosotros mismos y resolvemos poner trmino a un proceso sin fin que sigue reproduciendo el dao que originalmente se nos hizo. Al perdonar reconocemos que no slo el otro, sino tambin nosotros mismos, somos ahora responsables de nuestro bienestar. Cuando hablamos de perdonar, hablamos tambin de perdonarnos a nosotros mismos. En rigor, sta es una modalidad del acto de perdonar y, por lo tanto, lo que hemos dicho con respecto a perdonar a otros vale para el perdonarse a s mismo. La diferencia esta vez es que asumimos tanto el papel de vctima, como de victimario. El perdn a s mismo tiene el mismo efecto liberador de que hablbamos anteriormente y hacerlo es una manifestacin de amor a s mismo y a la propia vida. 6 Declaracin de amor La ltima declaracin de la que queremos hablar en esta seccin es aquella en la que un individuo le dice a otro Te amo o Te quiero. Sin entrar a examinar en esta ocasin lo que es el amor desde un punto de vista lingstico, es importante sealar que ste remite a un vnculo particular, un tipo particular de relacin, entre dos personas. Dada la capacidad recursiva del lenguaje podemos tambin hablar de amor a s mismo, referindonos precisamente al tipo de relacin que mantenemos con nosotros mismos. Un supuesto comn es que el amor existe y que decir Te amo no hace ms que describir lo que est all. Basados en tal supuesto, a veces escuchamos a quienes dicen Qu sentido tiene decirte que te quiero? Ello no cambia nada. Es posible que ello no cambie la emocin que uno siente por el otro, pero decirlo o no decirlo no es indiferente a la relacin que construimos con el otro, particularmente cuando este otro es tambin un ser humano. El declarar Te amo o Te quiero hace parte de la construccin de mi relacin con el otro y forma parte de la creacin de un mundo compartido.

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

7

Es importante examinar nuestras relaciones personales fundadas en vnculos de afecto como lo son, por ejemplo, nuestra relacin de pareja, con nuestros hijos, con nuestros padres, con nuestros amigos, etctera- y preguntarnos cun a menudo solemos declararnos mutuamente el afecto que nos tenemos. Preguntarnos tambin qu diferencia le significara al otro el escuchar esta declaracin. Es importante no olvidar cmo el hablar -y, por lo tanto, tambin el callar- genera nuestro mundo. Mientras escribo, recuerdo la pelcula inglesa Remains of the Day, que viera unos das atrs. El tema central de la pelcula es precisamente la ausencia de la declaracin de amor. En ella vemos lo que sucede con dos personas que fueron incapaces de decirse el uno al otro Te amo. Nota sobre la relacin entre las afirmaciones y las declaraciones Pareciera que las afirmaciones y las declaraciones se sitan a un mismo nivel y slo se diferencian segn quien conduce la relacin palabra-mundo. Sin negar la distincin que hemos efectuado entre afirmaciones y declaraciones debemos decir que las declaraciones representan el acto lingstico primario por excelencia, el acto que crea las condiciones para la emergencia de los dems actos lingsticos. Para que tengamos afirmaciones, requerimos de un espacio declarativo en el cual se constituyen. Tomemos un ejemplo para ilustrar lo anterior. Decir Hoy es jueves es una afirmacin. Para todos los miembros de una comunidad que comparten la forma en que llamamos a los das, se trata de una proposicin que podr ser considerada verdadera o falsa. Quien hace esta afirmacin no pretende estar modificando nada al hacerla. Sin embargo, para que esta declaracin pueda efectuarse se requiri de un momento anterior en el que, se estableci la convencin de llamar a los das de una manera que nos permite decir que Hoy es jueves. Esa convencin es una declaracin. Las afirmaciones operan al interior de un espacio declarativo. Po esto decimos que las afirmaciones son fenmenos derivados del poder de las declaraciones. Esto no quiere decir que las afirmaciones son poco importantes. Por el contrario, las afirmaciones se relacionan con nuestra capacidad de intervenir y transformar el mundo. Slo podemos intervenir en el mundo que somos capaces de reconocer y nuestra capacidad de observacin es decisiva para un adecuado ejercicio de nuestra capacidad de intervencin. Mi evaluacin sobre lo que es posible en el mundo en trminos de mi actuar, descansa en las afirmaciones que yo pueda hacer sobre l. Veamos un ejemplo. Alguien me dice: La Bolsa de Valores acaba de experimentar una cada en 100 puntos. Esta es obviamente una afirmacin. Pero a partir de que conozco este hecho, hay muchas acciones que puedo tomar (vender, comprar, etctera) que no tendra cmo considerar de no haber tenido acceso a esa afirmacin. Lo mismo, poniendo otro ejemplo extremo, si alguien me dice: La casa se est incendiando!, posiblemente se me va a ocurrir huir o procurar salvar algunas cosas, que no las hara de no haberse hecho esta afirmacin. A la vez, muchas afirmaciones pueden no tener ninguna significacin en trminos de mis posibilidades de accin. No toda afirmacin me es igualmente importante. Esto nos lleva a una segunda distincin con respecto a las afirmaciones. Anteriormente dijimos que las afirmaciones podan distinguirse entre verdaderas y falsas. Ahora podemos distinguir tambin entre afirmaciones relevantes o irrelevantes, segn la relacin que ellas tengan con nuestras inquietudes. Saber el pronstico del tiempo para maana en Sudn resultar probablemente irrelevante si maana estar todo el da en Bogot. No es lo mismo, sin embargo, si maana tengo que viajar a Sudn y si el objetivo de mi viaje depende grandemente del estado del tiempo. Una competencia importante en la vida es saber distinguir entre afirmaciones relevantes e irrelevantes.ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

8

Las afirmaciones dan cuenta del mundo en que vivimos y, por lo tanto, nuestra capacidad de hacer afirmaciones habla del tamao y carcter de nuestro mundo. El concepto de mundo, en este sentido, no es geogrfico, guarda relacin, entre otras cosas, con nuestra capacidad de hacer afirmaciones sobre lo que acontece. C LAS PROMESAS: SOBRE PETICIONES Y OFERTAS. Las promesas son actos lingsticos diferentes de las afirmaciones o las declaraciones, aunque ellas tambin, como las afirmaciones, funcionan dentro de un espacio declarativo. Las promesas son, por excelencia, los actos lingsticos que nos permiten coordinar acciones con otros. Cuando alguien hace una promesa, l o ella se compromete ante el otro a ejecutar alguna accin en el futuro. Cuando alguien me promete que va a ejecutar una determinada accin en el futuro, yo puedo tomar compromisos y ejecutar acciones que antes hubieran sido imposibles. Si mi jefe me dice Le voy a dar una bonificacin de 700 dlares el prximo viernes, o un compaero de trabajo me dice Estar presente en la reunin de maana, yo ahora puedo actuar basndome en el hecho de que cuento con esas promesas. En el primer caso, puedo, por ejemplo, hacer planes para ir a esquiar, sabiendo que tendr el dinero para hacerlo; o, en el segundo caso, puedo prometer a mi cliente una respuesta a su peticin porque la reunin ha sido convocada para tratar su asunto. Las promesas implican un compromiso mutuo. Si prometo algo a alguien, esa persona puede confiar en ello y esperar que cumpla con las condiciones de satisfaccin de mi promesa. Esto no es solamente un compromiso personal sino social. Nuestras comunidades, como condicin fundamental para la coexistencia social, se preocupan de asegurar que las personas cumplan sus promesas y, por lo general, sancionan a quienes no lo hacen. Gran parte de nuestra vida social est basada en nuestra capacidad de hacer promesas y cumplirlas. Nuestra extensa legislacin sobre contratos es un recurso mediante el cual reforzamos socialmente la obligatoriedad para las personas de cumplir lo estipulado en sus promesas. En ambientes menos formales, el incumplimiento de una promesa nos da derecho a formular un reclamo. Las promesas son constitutivas de la existencia humana, como lo son los otros actos lingsticos. Debido a esta capacidad de hacer promesas podemos incrementar nuestra capacidad de accin; podemos lograr cosas que no nos hubieran sido posibles sin la habilidad de coordinar nuestra accin con la de otros. Basta mirar alrededor y observar nuestro mundo para comprobar que gran parte de lo que observamos descansa en la capacidad de los seres humanos de hacer promesas. Nos damos cuenta de que nuestro trabajo, nuestro matrimonio, nuestra educacin, nuestro sistema poltico, etctera, se generaron porque haba personas que hacan promesas a otras. El acto de hacer una promesa comprende cuatro elementos fundamentales: - un orador - un oyente - una accin a llevarse a cabo (esto es, algunas condiciones de satisfaccin), - un factor tiempo. Es interesante observar que, cuando hacemos una promesa, en realidad hay dos procesos diferentes involucrados: el proceso de hacer la promesa y el proceso de cumplirla. La promesa, como un todo, requiere de ambos. El primer proceso, el de hacer una promesa, es estrictamente comunicativo y, por tanto, lingstico. ElONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

9

segundo proceso, el de cumplir la promesa, puede ser comunicativo o no. Ambos procesos tienen sus respectivos puntos de cierre. Y la promesa como un todo se termina cuando se cierra el proceso de cumplimiento. Es importante no perder esto de vista. La promesa como un todo se completa slo cuando se ha completado su cumplimiento. Las promesas siempre involucran una conversacin entre, al menos, dos personas. Esto las convierte en un tipo de acto lingstico muy especial. Un individuo puede hacer una afirmacin o una declaracin en el contexto de una conversacin privada consigo mismo. Aun cuando nos decimos Prometo comenzar los ejercicios el viernes, siempre podemos convertir esa promesa en una declaracin del tipo Voy a comenzar los ejercicios el viernes. En nuestras conversaciones interiores, las aparentes promesas siempre pueden convertirse en declaraciones. No podemos distinguir unas de otras. Para hacer la distincin de una promesa decimos que necesitamos un otro, otra persona que se comprometa con nosotros, o bien que nosotros nos comprometamos con ella, a realizar una accin. Tomemos, ahora, el primer proceso -el proceso de hacer una promesa- y dejemos en suspenso el proceso de cumplimiento. El primer proceso no se completa cuando la promesa es ofrecida por el orador, sino cuando es aceptada por el oyente. Si alguien dice Prometo hacerte una visita maana, esa persona no ha hecho ninguna promesa todava. El o ella simplemente ha ofrecido algo. La otra persona puede muy bien responder Lo siento. Maana no estar en casa. Si esto sucede, todava no se ha hecho ninguna promesa, porque ambas partes no estuvieron de acuerdo en hacer la promesa. Una promesa es como una hebilla: necesita de dos lados para cerrarse. Lo mismo pasa con el segundo proceso, el relacionado con el cumplimiento. Este tampoco se cierra cuando quien prometi considera que ha cumplido con las condiciones de satisfaccin que fueron estipuladas al hacerse la promesa. Si un mozo trae un postre y le dice al cliente: Aqu est el pastel de moras que Ud. orden, esto no basta para completar lo prometido. Es slo cuando el cliente examina las condiciones de satisfaccin de la promesa -el pastel de moras - y las acepta como aqullas acordadas, que el cumplimiento de la promesa se completa. Esto pasa normalmente cuando el cliente recibe el plato y dice Gracias, lo que equivale a una declaracin de aceptacin. Como para hacer promesas se necesita del consentimiento mutuo entre las partes, para llegar a este consentimiento podemos proceder a travs de dos acciones diferentes. Estas dos acciones son peticiones y ofertas. No podemos hacer promesas sin peticiones u ofertas. Ambas son acciones de apertura hacia la concrecin de una promesa. Cuando el proceso de hacer un promesa se inicia con una peticin, entendemos que la accin pedida, de ser sta aceptada, ser ejecutada por el oyente para satisfacer una inquietud del orador. Sin embargo, cuando este mismo proceso se inicia con una oferta, entendemos que la accin ofrecida, de ser sta aceptada, compromete al orador y que ella se hace cargo de una eventual inquietud del oyente. La peticin supone una aceptacin anticipada de la promesa que se busca. La declaracin de aceptacin a una peticin completa la accin de hacer la promesa. Si alguien dice Puedes darme una menta? y el oyente responde S, por supuesto. Toma una, no esperamos que la primera persona diga No, gracias. Si las condiciones de satisfaccin del que pide son claras y si el aceptante accede a otorgarlas, la declaracin de aceptacin de la promesa queda implcitamente acordada, como una condicin de consistencia comprendida en la peticin. Este es uno de los compromisos que contraemos cuando formulamos una peticin. Las ofertas son promesas condicionales que dependen de la declaracin deONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

10

aceptacin del oyente. Cuando hacemos una oferta an no hemos prometido nada. Al igual que con las peticiones, las ofertas tambin pueden ser rehusadas y si esto sucede, no se ha concretado una promesa. Sin embargo, si son aceptadas, la promesa requiere cumplirse. La aceptacin del compromiso de ejecutar la accin ofrecida se da por hecha como parte de la consistencia de la oferta. Si decimos Te puedo ofrecer un trago? y la otra parte dice De acuerdo, gracias, no podemos decir, sin ser inconsistentes, No te lo dar. Si esto sucede, el oyente puede legtimamente hacer un reclamo. Cun competentes somos en hacer promesas. Problemas ms comunes Dada la importancia que tienen las promesas en nuestras vidas, es conveniente detenernos a examinar cun competentes somos en hacerlas y en identificar el tipo de problemas con los que nos solemos encontrar. Los cuatro elementos sealados nos permiten referirnos a los cuatro problemas ms importantes. 1. Un problema habitual es que las personas no saben hacer peticiones u ofertas. Y aqu tenemos dos situaciones. La primera es que las personas simplemente no piden o no ofrecen. Hay quienes, por ejemplo, sabiendo pedir al interior de la familia, suelen no hacerlo en la oficina, o con determinados amigos. Ellos esperan que lo dems descubran, casi por arte de magia, lo que les inquieta o importa. Muchas veces caen en el resentimiento culpando a los dems por no cumplir promesas que jams se atrevieron a pedir. De la misma manera, hay tambin quienes no hacen ofertas y, en consecuencia, asumen un papel pasivo en mostrarse como posibilidad para otros. Ellos, por lo tanto, no toman responsabilidad en hacerse reconocer en lo que valen, sino que quedan sujetos al accidente de ser descubiertos. Nuevamente, ello tiene profundas repercusiones en la identidad y formas de vida a las que pueden acceder. 2. No sabemos aceptar ofertas o rehusar pedidos. Cuntas veces, por ejemplo, decimos S a un pedido que consideramos que no debiramos haber aceptado? Cul es el precio que pagamos en identidad, en autoestima y dignidad cuando no somos capaces de decir No? Cmo se manifiesta eso en nuestras relaciones con los dems? Qu consecuencias trae en nuestras vidas? No precisamos las condiciones de satisfaccin. Lo que el orador entiende que prometi resulta ser diferente de lo que entendi el oyente. Ambos, sin embargo, operan bajo el supuesto de que esa promesa se hizo y que ser cumplida. Quien espera que se cumpla con la accin prometida ver frustradas sus expectativas, como tambin las ver quien descubra que lo que realiz para cumplir con lo prometido no produce la satisfaccin esperada. Cul es el costo en productividad, en bienestar personal, en identidad, que resultar de una situacin como sta? Cuntas veces nos vemos enfrentados a situaciones de este tipo? Estn claras las condiciones de satisfaccin pero no la fecha de cumplimiento. Una promesa que no especifica con claridad el tiempo en el que debe cumplirse, no es una promesa. Al no especificarse cundo debe cumplirse la promesa, tampoco hay espacio para reclamar, dado que siempre puede argirse que en algn momento, ms temprano o ms tarde, lo prometido se cumplir. Una promesa que no especifica cl factor tiempo, no obliga y, por lo tanto, en rigor no puede considerarse una promesa.

3.

4.

Cuando hacemos una promesa, nos comprometemos en dos dominios: sinceridad y competencia. La sinceridad, en este contexto, es el juicio que hacemos de que lasONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

11

conversaciones y los compromisos pblicos contrados por la persona que hizo la promesa concuerdan con sus conversaciones y compromisos privados. La competencia guarda relacin con el juicio de que la persona que hizo la promesa est en condiciones de ejecutarla efectivamente, de modo de proveer las condiciones de satisfaccin acordadas. Cuando falta cualquiera de estos dos factores, sinceridad o competencia, la confianza se ve afectada. Normalmente decimos que confiamos en alguien que hizo una promesa, cuando juzgamos que esa persona es sincera y competente al hacerla. La desconfianza surge del juicio que hacemos de que, quien promete, carece de sinceridad y/o de competencia y que, por lo tanto, no podemos asegurar el cumplimiento. Como ya dijimos, cuando hablamos no somos inocentes. Siempre somos responsables de los compromisos sociales implcitos en nuestros actos lingsticos. D LOS JUICIOS

El supuesto de que el lenguaje describe la realidad nos hace comnmente considerar la aseveracin IBM es una compaa de computacin como del mismo tipo que IBM es la compaa de mayor prestigio en la industria de la computacin. En efecto, se ven muy parecidas. Desde el punto de vista de su estructura formal ambas atribuyen propiedades a IBM; ambas parecen estar describiendo a IBM. La nica diferencia parece ser de contenido: las propiedades de las que hablan son diferentes. En un caso, decimos que es una compaa de computacin y en la otra, decimos que es la ms prestigiosa compaa en la industria de la computacin. Lo mismo sucede cuando hablamos de las personas. Frecuentemente tratamos las aseveraciones Isabel es una ciudadana venezolana e Isabel es una ejecutiva muy eficiente como equivalentes. Solemos decir que la primera proposicin remite a lo que llamamos hechos, mientras que la segunda implica un juicio de valor. Reconocemos as, que la segunda representa una opinin y que, en materia de opiniones, a diferencia de lo que sucede con los hechos, no cabe esperar el mismo grado de concordancia. Planteamos la necesidad de hacer una marcada distincin entre estas aseveraciones. Sostenemos que estas aseveraciones, independientemente de sus similitudes formales, implican dos acciones diferentes. Por qu decimos que son acciones diferentes? Porque el orador que formula estas aseveraciones se est comprometiendo en cada caso a algo muy diferente cuando pronuncia una o la otra. Decimos que el hablar no es inocente; que cada vez que hablamos nos comprometemos de una forma u otra en la comunidad en la cual hablamos y que todo hablar tiene eficacia prctica en la medida que modifica el mundo y lo posible. Este postulado nos ha permitido decir que hay cinco actos lingsticos fundamentales: afirmaciones, declaraciones, promesas, peticiones y ofertas. En la medida en que ellos implican compromisos sociales diferentes, y asimismo diferentes formas de intervencin, pueden ser clasificados como acciones distintas. Si miramos la lista de aseveraciones utilizadas como ejemplos, comprobamos que todas los que estn en segundo lugar pertenecen a un tipo de accin muy diferente de las afirmaciones. Aqu el compromiso del orador no es proporcionar evidencia. La formulacin de este tipo de enunciados no implica que cualquiera que hubiese estado all en ese momento coincida necesariamente con nosotros. Aqu aceptamos que se puede discrepar de lo que estamos diciendo.ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

12

Volvamos a los ejemplos anteriores. Cada una de las aseveraciones IBM es la compaa de mayor prestigio en la industria de la computacin, Isabel es una ejecutiva muy eficiente, Juan es bueno, Carolina es incompetente para dirigir reuniones, Carlos no es de fiar yDavid maneja mal pueden ser legtimamente impugnadas. Hay espacio para que alguien diga Yo considero que Apple es la firma ms prestigiosa en la industria computacional oIsabel es slo un ejecutiva promedio oCreo que Juan es verdaderamente muy despreciable, etctera. Por lo tanto, el compromiso que contraemos al hacer esas aseveraciones es muy diferente del contrado en las afirmaciones. De la misma manera, la eficacia prctica de la palabra es muy diferente en uno y otro caso. Veamos un buen ejemplo de lo que estamos sealando: cuando se anuncia que Mis Venezuela es la ms bella de las concursantes y se le confiere el ttulo de Mis Universo, cundo fue la ms bella? Lo fue cuando se la pronunci como tal, nombrndola Mis Universo? O lo era antes de que este juicio fuera emitido? Debemos reconocer que desde el punto de vista de las propiedades fsicas de las concursantes, no hay mayores cambios en ellas antes y despus del pronunciamiento. Sin embargo, antes de que se emitiera este pronunciamiento Mis Venezuela siendo lo que era, no era la ms bella de las concursantes. Slo llega a serlo cuando alguien emite el juicio de que lo es. Y a raz de este juicio el mundo cambia; cambia para quienes aceptan el juicio emitido y obviamente cambia para Miss Venezuela. De all en adelante su identidad, tanto para s misma como para los dems, es otra. Lo que hemos visto en este ejemplo es exactamente lo mismo que pasa con todas aquellas aseveraciones que hemos colocado en segundo lugar. A estas segundas aseveraciones las llamamos juicios, y los juicios pertenecen a la clase de actos lingsticos bsicos que hemos llamado declaraciones. Como sabemos, las declaraciones son muy diferentes de las afirmaciones. Ellas generan mundos nuevos. A diferencia de lo que sucede con las afirmaciones, cuando hacemos una declaracin, las palabras guan y el mundo las sigue. Los juicios son como veredictos, tal como sucede con las declaraciones. Con ellos creamos una realidad nueva, una realidad que slo existe por el lenguaje. Si no tuviramos lenguaje, la realidad creada en los juicios no existira. Los juicios son otro ejemplo importante de la capacidad generativa del lenguaje. No describen algo que existiera antes de ser formulados. La realidad que generan reside totalmente en la interpretacin que proveen. Ellos son enteramente lingsticos. Cuando decimos, por ejemplo, Esta reunin es aburrida, dnde habita aburrido? Comparemos estos dos enunciados: "Alejandra es perseverante" y "Alejandra tiene el pelo castao Podramos decir que perseverancia es algo que pertenece a Alejandra de la misma forma que le pertenece el pelo castao? Lo que una afirmacin dice acerca de alguien es diferente a lo que dice un juicio. El juicio vive en la persona que lo formula. Si una comunidad ha otorgado autoridad a alguien para emitir un juicio, ste puede ser considerado como un juicio vlido para esa comunidad. Sin embargo, aun cuando suceda eso, aun si hemos otorgado autoridad a alguien, siempre podemos tener una opinin diferente. Podemos inclinarnos ante el juicio de esa persona. Podemos, incluso, decidir dejar a un lado nuestro propio juicio por razones prcticas. Pero, de todos modos va a existir. Los juicios no nos atan como las afirmaciones, siempre hay un lugar para discrepar. Los juicios son declaraciones, pero no toda declaracin es necesariamente un juicio. Muchas declaraciones son formuladas exclusivamente en virtud de la autoridad que conferimos a otros (o a nosotros mismos) para hacerlas. Aun cuando la gente nos explique por qu hizo tales declaraciones (y an cuando ciertas etapas esperadas las preceden) lo que las hace vlidas no son las razones esgrimidas ni los procedimientos existentes. Ms bien, lo que las hace vlidas es la autoridad que seONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

13

ha conferido a quien las hace. En muchos casos cuando se nos pregunta por qu hemos hecho tales o cuales declaraciones, podramos decir, sencillamente, Porque s y porque tengo el poder para hacerlas. Podemos dar distintos ejemplos de esta clase de declaraciones: cuando un ejecutivo contrata a alguien en su empresa; cuando decide redisear un producto; cuando el juez dicta sentencia, cuando un rbitro cobra una infraccin, etctera. En todos estos casos, lo que importa es el poder que se tiene para hacerlas. En ltima instancia, hacen estas declaraciones porque tienen el poder para ello y lo ejercen. En los Estados Unidos se cuenta una ancdota de un conocido rbitro de baseball que ilustra este punto. Despus del partido el rbitro est tomndose una cerveza con unos amigos, que elogian su desempeo. Uno de ellos dice: Cada vez que hay `balls' y`strikes' l los llama por su nombre. No, replica un segundo, Si hay `balls' y`strikes' l slo los llama de acuerdo a cmo los ve. El rbitro reacciona diciendo: Los dos estn equivocados. Distinguimos `balls' de "strikes"; pero ellos no existen hasta que yo los nombro. Esta ancdota ilustra que, en el caso de las declaraciones, ellas no existen hasta que se las formula. Tal como lo reconociramos previamente, cuando hacemos una declaracin nos comprometemos a su validez. Esto significa que sostenemos tener la autoridad para hacer esa declaracin. Las declaraciones, como sabemos, pueden ser vlidas o invlidas, de acuerdo al poder que tenga la persona para hacerlas. Cuando declaramos algo, nos estamos comprometiendo, implcitamente, a tener la autoridad para hacerlo. El compromiso social que involucra una declaracin es, por lo tanto, muy diferente del que involucra una afirmacin. Esto es precisamente lo que las distingue como actos lingsticos diferentes. Los juicios, como hemos dicho, son un tipo particular de declaracin. Como en las declaraciones, su eficacia social reside en la autoridad que tengamos para hacerlos. Esta autoridad se muestra ms claramente cuando ha sido otorgada formalmente a alguien, como sucede con un juez, un rbitro, un profesor, un gerente, etctera. Muy a menudo, sin embargo, se otorga esta autoridad sin mediar un acto formal. Los nios lo hacen con sus padres. No existe un acto formal mediante el cual ellos les otorguen la autoridad que stos ejercen sobre ellos. La gente, sin embargo, est continuamente emitiendo juicios, aun cuando no se les haya otorgado autoridad. Cuando comunican sus opiniones a otros, los que las escuchan siempre pueden descartarlas, basndose en el hecho de que no han otorgado la autoridad para aceptar esos juicios como vlidos. Si yo voy caminando por la calle y alguien se me acerca y me dice No me gusta la forma en que usted camina yo probablemente responder No se meta en lo que no le importa, lo que equivale a decir No le he dado autoridad para emitir ese juicio. Sin embargo, si estoy en el Ejrcito y un oficial superior se me acerca y me dice lo mismo, o si ello sucediera al interior de una clase de ballet, mi respuesta probablemente va a ser muy distinta En este caso, queda claro que he dado autoridad a un oficial de rango superior o al profesor de ballet para hacer esa clase de observaciones. Por lo tanto, los juicios, como sucede con cualquier declaracin, pueden ser validos o invalidos, dependiendo de la autoridad que tenga la persona para hacerlos. Los juicios requieren, sin embargo, un compromiso social adicional, que no es necesario para todas las declaraciones. El compromiso es que los juicios estn fundados en una cierta tradicin. Por consiguiente, no son solamente, invlidos o invlidos, dependiendo de la autoridad otorgada a la persona que los hace; tambin son fundados oinfundados de acuerdo a la forma en que se relacionan con una determinada tradicin, es decir, a la forma como se relacionan con el pasado.

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

14

Los juicios y la estructura de la temporalidad Para entender qu son los juicios fundados e infundados, debemos primero examinar como ste se relaciona con el tiempo humano. Cuando formulamos un juicio como Miguel es un orador eficaz, qu estamos haciendo?. Primero, estamos, en el presente, emitiendo un veredicto acerca de Miguel. Cuando se emiten juicios acerca de las personas, stos contribuyen a formar su identidad. Pero esto no sucede solamente con las personas. Con nuestros juicios afectamos la identidad de las empresas, pases, etctera. Segundo, cuando emitimos un juicio estamos haciendo una referencia al pasado. Para decir Miguel es un orador eficaz debemos haber escuchado a Miguel actuando como orador en ms de una ocasin. Debemos haber observado, por ejemplo, cmo se motivaban las personas cuando l les hablaba. Esto es precisamente lo que distingue a los juicios de las otras declaraciones. Cuando hacemos ciertas declaraciones, el compromiso social implcito involucrado es que tengamos la autoridad para hacerlas. Sin embargo, cuando emitimos un juicio, adems del compromiso de autoridad, las personas suponen que este juicio est basado en observaciones de acciones ejecutadas en el pasado. Si me preguntan Ha visto a Miguel hablando? y yo respondo No, la gente naturalmente va a sospechar. Si preguntan Pero Ud. ha escuchado decir esto de Miguel a personas que lo han observado hablar? y yo respondo nuevamente No, podemos anticipar su respuesta reprobatoria. Esto muestra que cuando emitimos un juicio, la gente entiende que nos hemos comprometido a fundar ese juicio, a partir de acciones que hemos observado en el pasado. Supondrn que yo he observado a Miguel hablando no una, sino probablemente varias veces. El fundamento de los juicios tiene que ver con la forma en que el pasado es trado al presente cuando se emiten juicios. Tercero, los juicios tambin hablan acerca del futuro. Cuando emitimos un juicio estamos implicando que, sobre la base de acciones observadas en el pasado, se pueden esperar ciertas acciones en el futuro. Los juicios nos permiten anticipar lo que puede suceder ms adelante. Esta es una de las funciones que pone de manifiesto su importancia en la vida. Por medio de los juicios, particularmente en el caso de juicios fundados, podemos entrar al futuro con menos incertidumbre, con un sentido mayor de seguridad, sabiendo lo que podemos esperar y, por lo tanto, restringiendo el rango de las posibles acciones futuras. Los juicios nos sirven para disear nuestro futuro. Operan como una brjula que nos da un sentido de direccin respecto de qu esperar en el futuro. Nos permiten anticipar las consecuencias de las acciones nuestras y de otros. Los seres humanos somos generadores incesantes de juicios. Los hacemos todo el tiempo y sobre prcticamente todo lo que observamos. Cada vez que enfrentamos algo nuevo comenzamos a emitir juicios casi automticamente. Por ejemplo, cada vez que nos presentan a alguien producimos un sinnmero de juicios. O cada vez que llegaoms a un nuevo lugar. Somos como mquinas en permanente emisin de juicios. Niensche nos advierte de que uno de los rasgos distintivos de los seres es que son animales que enjuician. La clave del juicio es el futuro. Si no estuvisemos preocupados del futuro no habra necesidad de juicios. A quin le importara cmo se comport la gente en el pasado? A quin le interesara lo que sucedi bajo circunstancias similares? Es en cuanto suponemos que el pasado nos puede guiar hacia el futuro que emitimos juicios. Emitimos juicios porque el futuro nos inquieta.

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

15

Debido a su fuerte relacin con el pasado, los juicios, por naturaleza, suelen ser sumamente conservadores. Estn basados en supuestos que requieren ser examinados con cautela. Cuando emitimos juicios estamos suponiendo que el pasado es un buen consejero del futuro. Estamos suponiendo que, porque algo sucedi una y otra vez en el pasado, podra volver a pasar en el futuro. Sabemos por experiencia que, muy a menudo, sta es una presuncin justa. La vida humana est llena de recurrencias, de cosas que pasan una y otra vez. Sin embargo, todos sabemos que el pasado es slo uno de los factores que deben considerarse cuando nos ocupamos del futuro. Cualquier cosa que haya ocurrido en el pasado no necesariamente tiene que suceder en el futuro. Muchos factores pueden hacer que el futuro sea muy diferente. Los juicios generan identidad. Hay dos circunstancias particulares en las que nosotros mismos, a travs de nuestras acciones, participamos en hacer que el futuro sea diferente: el aprendizaje y la innovacin. El aprendizaje nos permite realizar acciones que no podamos efectuar en el pasado. Debido a nuestra capacidad de aprendizaje alguien que en el pasado era muy mal orador puede convertirse en uno muy efectivo en el futuro. Nuestra capacidad de aprender nos permite, por lo tanto, desafiar aquellos juicios acerca de nosotros mismos. La posibilidad de aprendizaje tambin nos hace estar abiertos a revisar los juicios sobre los dems, dado que aprendemos del pasado y podemos modificar nuestro comportamiento. Adems del aprendizaje, tenemos la capacidad de inventar nuevas acciones, de disear nuevas recurrencias, de introducir nuevas prcticas. A esta capacidad la llamamos innovacin. Ella nos permite participar en la creacin de lo nuevo. Como el futuro puede ser diferente del pasado, debemos ser lo suficientemente abiertos como para tratar nuestros juicios como seales temporales que someteremos a revisiones constantes. Esta capacidad de reexaminar nuestros juicios en forma habitual es una habilidad fundamental para el diseo estratgico. Los lderes y quienes, en general, son responsables de disear el futuro, saben cmo aprovechar plenamente los juicios para orientarse en medio de las incertidumbres de los tiempos venideros. Al mismo tiempo, deben evitar convertirse con prisioneros de sus juicios o del pasado que esos juicios traen consigo. Deben aceptar que se pueden producir nuevas situaciones. Muchas predicciones no tienen fundamento en el pasado. Las predicciones de las adivinas o las profecas religiosas se suelen realizar sin invocar fundamento. No debemos confundir afirmacions y juicios. Cuando los confundimos, restringimos nuestras posibilidades de accin y no aprovechamos lo que los juicios proveen. Tomemos un ejemplo. Cuando digo Carolina es incompetente para dirigir reuniones y tratamos este juicio como si fuera una afirmacin, podemos ver nuestra opinin como una cualidad inamovible de Carolina, tan slida como una afirmacin, cuando en realidad es un veredicto que hacemos en el lenguaje, sobre la base de sus acciones pasadas. Cuando lo tomamos como una afirmacin, suponemos que sta es la forma de ser de Carolina y que seguir siendo as en el futuro. Lo que se nos escapa en este ejemplo es la conexin entre juicios y accin. No vemos que al cambiar nuestros actos permitimos que cambien tambin los juicios acerca de nosotros. Si alguien sostiene el juicio arriba mencionado sobre Carolina (e incluso si la propia Carolina tiene ese juicio sobre s misma) podemos decir PorONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

16

qu debiramos siquiera considerar a Carolina para dirigir reuniones, si sabemos que es incompetente? Al hacer esto anulamos las posibilidades de aprendizaje e innovacin, transferimos el pasado al futuro y eliminamos la posibilidad de modificar el pasado y de crear una realidad diferente. No slo actuamos de acuerdo a como somos, sino que tambin somos de acuerdo a como actuamos. Hemos postulado que los juicios representan el ncleo de la identidad de las personas (sobre este tema hablaremos ms adelante). Acabamos de apuntar que los juicios se fundan en las acciones del pasado. Cabe, por lo tanto, concluir que en la medida en que modifiquemos nuestras acciones (como acontece, por ejemplo, como resultado del aprendizaje) modificamos nuestra identidad: transformamos nuestro ser. Cmo se fundan los juicios Dividimos el proceso de fundar un juicio en cinco condiciones bsicas: 1. Siempre emitimos un juicio por o para algo. Siempre visualizamos un futuro en el cual nuestro juicio abrir o cerrar posibilidades. Segn el juicio que formulemos, algunas acciones van a ser posibles, otras no. Cuando hacemos juicios de comportamiento, como cuando decimos Carlos no es de fiar o Isabel es una ejecutiva muy eficiente, lo hacemos por una accin que anticipamos en el futuro. Esta accin le da sentido al juicio. El por o para algo es una dimensin esencial de los juicios. Si decimos, por ejemplo, David maneja mal, el juicio ser muy diferente si la accin que imaginamos son las 400 millas de Indianpolis o el reparto de pizzas Domin. 2. Cada vez que emitimos un juicio estamos suponiendo un conjunto de estndares de comportamiento para juzgar el desempeo de los individuos, que nos permiten evaluar la efectividad de sus acciones. Una persona puede decir Brbara es una lectora veloz y otra que es una lectora lenta no slo porque sus observaciones de Brbara sean distintas, sino tambin porque los estndares con los que emiten los juicios son diferentes. Sin embargo, no solamente evaluamos las acciones y el comportamiento de las personas. Tambin juzgamos su apariencia, juzgamos los das de la semana, la altura de las montaas, etctera. Estos no son juicios de comportamiento. Podemos decir, por ejemplo, Nicols es delgado, El lunes hizo un lindo da, Nos encontramos frente a unas montaas enormes. Todos estos son juicios. Los estndares utilizados para emitir estos juicios provienen de tradiciones particulares que nos dicen qu esperar y, por lo tanto, de expectativas sociales. Si el peso de Nicols es inferior al que se espera normalmente, haremos el juicio de que es delgado. Si no estamos acostumbrados a vernos rodeados de montaas, vamos a juzgar que las que estamos viendo en ese momento son enormes, mientras que otras personas acostumbradas a ver montaas ms altas las van a encontrar bastante bajas. La consideracin lindo da puede ser muy distinta para personas que viven en climas diferentes. Distinciones como bueno y malo, rpido y lento, competente e incompetente, amistoso y hosco, eficaz e ineficaz, hermoso y feo, etctera, son todas usadas para emitir juicios. Los juicios son histricos puesto que los estndares que utilizamos para hacerlos cambian con el tiempo. Los estndares utilizados para considerar que algo es bello han cambiado significativamente a travs de la historia. En el mundo de la moda observamos cmo los estndares cambian a veces en slo algunos meses.ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

17

Aunque a menudo no se percibe, la mayora de los estndares son sociales. Suponemos, generalmente, que como somos nosotros los que formulamos los juicios, lo hacemos de acuerdo a nuestros propios estndares. En cierto sentido esto es verdad, emitimos juicios segn los estndares que poseemos. Lo que comnmente no vemos es que esos estndares no fueron producidos por nosotros sino que pertenecen a la comunidad y corresponden a algunas circunstancias histricas concretas. Muchas innovaciones se generan tan slo por examinar los estndares existentes y explorar la posibilidad de establecer otros. Cuando emitimos un juicio, generalmente lo hacemos dentro de un dominio particular de observacin. Cuando emitimos un juicio, lo que normalmente hacemos es dictar un veredicto basado en ciertas observaciones. Si, por ejemplo, alguien rompe sus promesas de devolvernos el dinero prestado, tendremos una buena razn para decir que esa persona no es confiable en el dominio del dinero. Sin embargo, a menudo extendemos nuestros juicios ms all de nuestro dominio de observacin. A partir del juicio de que alguien no es de confiar en asuntos de dinero, podemos llegar a suponer que esa persona es poco confiable en relacin a sus responsabilidades laborales o de familia. El juicio generalizado carece de fundamento aun cuando el juicio en el dominio del dinero est muy bien fundado. Por lo tanto, un factor importante que tener en cuenta al fundar nuestros juicios es el de ponerlos estrictamente en el dominio de observacin desde el cual se han emitido. 3. Las afirmaciones juegan un importante papel en el proceso de fundar nuestros juicios. Se logra fundar los juicios al proveer afirmaciones en relacin a lo que estamos juzgando. Si no somos capaces de proporcionar afirmaciones, no podemos fundar nuestros juicios. Cuando se nos pregunta por qu decimos Isabel es una ejecutiva eficiente y respondemos Bueno, porque ella tiene un fuerte sentido del liderazgo y ha producido cambios muy positivos en la empresa, lo que hacemos es aadir un juicio a otro. No hemos fundado an el primero. Por el contrario, si nos preguntan porqu decimos Catalina es muy competente para dirigir reuniones y respondemos: En las ltimas cinco reuniones que ella ha dirigido, todos los puntos del temario fueron abordados, como muestran los informes de la reunin. Esto nunca haba sucedido en el pasado o Desde que ella est a cargo de la direccin de estas reuniones su departamento ha estado ocupando menos tiempo en reuniones y obteniendo menos reclamos de sus clientes. Al introducir afirmaciones generamos confianza en ese juicio. Ello es un factor importante en la competencia de fundar juicios. Dependiendo del juicio que formulemos, se necesitarn de ms o menos afirmaciones para fundarlos. 4. La cantidad de afirmaciones que somos capaces de proveer para fundar un juicio no garantiza que lo consideremos bien fundado. Por ejemplo, si queremos fundar el juicio Pedro es aburrido en las reuniones, deberamos tambin examinar los fundamentos del juicio Pedro no es aburrido en las reuniones. Bien podramos decubrir que, aunque produzcamos varias instancias (afirmaciones) en las que Pedro se ha mostrado aburrido en las reuniones, ha habido muchas ms instancias en las que ha estado bastante entretenido. Podemos decir, con fundamento que el juicio Pedro es aburridoONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

18

en las reuniones fue fundado?. No podemos. Este no fue un juicio fundado. En 1. 2. 3. 4. 5. resumen, debemos considerar las siguientes condiciones para fundar un juicio: la accin que proyectamos hacia el futuro cuando lo emitimos, los estndares sostenidos en relacin a la accin futura proyectada, el dominio de observacin dentro del cual se emite el juicio, las afirmaciones que proporcionamos respecto de los estndares sostenidos, y la ausencia de fundamento suficiente para sustentar el juicio contrario.

A los juicios que no satisfacen alguna de estas cinco condiciones los llamamos juicios infundados. Lo que hace a los juicios diferentes de las afirmaciones son los compromisos sociales que ambos implican. Cuando hacemos una afirmacin nos comprometemos a proporcionar evidencia. Cuando emitimos un juicio nos comprometemos, primero, a tener la autoridad que nos permita emitir ese juicio y, segundo, propocionar fundamentos para ese juicio. La doble cara de los juicios El juicio tiene una doble cara. Si alguien dice, por ejemplo, Los extranjeros son peligrosos, no es mucho lo que sabr sobre los extranjeros, pero si sabr algo sobre quien emite tal juicio. De la misma forma, si alguien dice El cielo est maravilloso, algo sabr sobre el cielo, pero bastante ms sabr sobre quien tiene ese juicio. Insistimos, estemos conscientes de ello o no, los juicios siempre hablan de quienes los emiten. Los juicios y el dominio de la tica Anteriormente sostuvimos que una de las funciones ms importantes que jugaban los juicios era su capacidad de orientarnos en nuestras acciones hacia el futuro. Los seres humanos no pueden vivir sin conferir sentido a la existencia. Una vez arrojados a la vida, no podemos dejarnos llevar por ella, como quien se deja llevar por la corriente de un ro. Para vivirla, tenemos que generarle sentido. Pues bien, definimos la tica como el terreno en el cual tomamos posicin sobre el sentido de la vida y donde generamos aquello que hace que la vida merezca vivirse. La tica aparece, por tanto, relacionada con el mundo de los valores (con lo que tiene valor en la vida), con lo que significa bien vivir, vivir con sentido. Pues bien, es en el terreno de los juicios en el que los seres humanos libran la batalla del sentido de la vida. Es a nivel de los juicios donde se define el sentido o sin sentido de la existencia.Los juicios brindan la direccin desde la cual los individuos se transforman a s mismos y se introducen en el futuro. Desde esta perspectiva, los juicios representan el ncleo fundamental de la existencia humana. Las afirmaciones, con todas sus pretensiones de ser capaces de tocar lo verdadero, slo logran servir a los juicios para fundamenarlos Es interesante notar que el tema de las virtudes y vicios descansa por entero en la temtica de los juicios. Cuando hablamos de virtudes, se trata de aquellos juicios que, dentro de una particular comunidad, se seleccionan como los que aseguran la mejor convivencia entre sus miembros, asimismo como los ideales morales asociados a los seres humanos. Juicios y formas de ser 1. Autenticidad. Nace de vivir segn los juicios de otros. Hay personas que se caracterizan por vivir de juicios ajenos. Nada les alegra ms que obtener unONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

19

juicio positivo de los otros. Nada les deprime ms que recibir juicios negativos. Son personas inautnticas. La lgica de sus actuaciones est fundamentalmente orientada, por lo tanto, a complacer a otros. Sus vidas, por lo tanto, pasan a estar dirigidas por fuerzas que no controlan y que son resultantes de los juicios que reciben. Basta un solo juicio negativo para afectar la estabilidad emocional de la persona inautntica. 2. Rigidez. Nace de tratar a los juicios como afirmaciones. Para quienes operan as las consecuencias suelen ser la rigidez, la intolerancia y el cierre de las mltiples posibilidades de aprendizaje. Cuando los juicios no son vistos como puntos de vista discrepantes, un juicio diferente es tratado como error, como falsedad. El legtimo espacio de la discrepencia se transforma en un espacio de confrontacin. En la medida en que considero mis juicios como verdaderos y los ajenos como falsos, relego los dems a la esfera del mal y creamos el terreno para la intolerancia. AI tratar a los juicios como afirmaciones tambin cierro espacio para la transformacin, clausuro las posibilidades de aprendizaje y, por lo tanto, restrinjo la plasticidad de la vida. 3. Inseguridad. Nace de la incapaciad de distinguir entre juicios fundados y juicios infundados. Ellos viven en interpretaciones mgicas y la vida les resulta por lo general un misterio. No logran entender por qu a ellos las cosas no les resultan como quisieran y se comparan con los dems sin entender por qu a ellos el xito les es tan esquivo. La incapacidad para fundar juicios puede llevarl al resentimiento, dado que viven como una injusticia tanto los xitos de los dems como los fracasos propios. La incapacidad de fundar juicios, se traduce en una forma de vida infundada. Los juicios y el sufrimiento humano Los juicios son la raz del sufrimiento humano. Por dolor entenderemos un fenmeno que tiene fundamentalmente races biolgicas y que afecta nuestro sistema nervioso. Si pongo mi mano al fuego, sentir dolor. Por sufrimiento entendemos algo diferente. El sufrimiento surge de las interpretaciones que hacemos sobre lo que nos acontece. Tomemos algunos ejemplos. Cuando alguien cercano fallece o cuando termina una relacin afectiva que nos importa, lo que nos sucede es por completo diferente de la experiencia de recibir un golpe en el vientre o de quemarnos la mano. Lo que sentimos no tiene su fuente en mi biologa sino en el juicio que hago sobre el significado de estos hechos. Los dos ejemplos pueden significar para m un cierre de posibilidades en mi vida. Y al pensar as estoy haciendo juicios. Ambos hechos, de por s, no conllevan necesariamente sufrimiento. Si el sufrimiento descansa en los juicios que hago sobre lo que acontece, se abre un inmenso campo de intervencin para tratar el sufrimiento humano. Modificando los juicios que hago sobre lo que nos sucede, podemos encontrar un mecanismo efectivo para aliviarnos del sufrimiento. Lo que sealamos no representa algo profundamente original. Lo que estamos diciendo ha sido reconocido desde hace muchos siglos, particularmente por los filsofos estoicos. No es lo que ha sucedido lo que molesta a un hombre, dado que lo mismo puede no molestar a otro. Es su juicio sobre lo sucedido. Por lo tanto, cuando alguien te irrita, ten por seguro que es tu propia opinin la que te ha irritado.

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

20

EL ESCUCHAR: EL LADO OCULTO DEL

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

21

1LENGUAJE La comunicacin humana tiene dos facetas: hablar y escuchar. Generalmente se piensa que es ms importante hablar, ya que este parece ser el lado activo de la comunicacin, mientras que, el escuchar se le suele considerar como pasivo. Se supone que si alguien habla lo suficientemente bien (fuerte y claro) ser bien escuchado. A partir de esta interpretacin, rara vez se examina el escuchar como un asunto problemtico. Sin embargo, un nuevo sentido comn acerca de la importancia del escuchar est emergiendo. Las personas estn empezando a aceptar que escuchan mal. Reconocen que, a menudo, les es difcil escuchar lo que otros dicen y que tienenONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

22

dificultades en hacerse escuchar en la forma que desearan. Este fenmeno ocurre en todos los dominios de nuestras vidas. Por ejemplo, el tema del escuchar se ha convertido en una inquietud importante en nuestras relaciones personales. Es frecuente escuchar la queja: Mi pareja no me escucha. Sin lugar a dudas, la comunicacin inefectiva es una de las principales causas de divorcio. Cuando las personas hablan de incompatibilidad con su pareja, es el escuchar, nuevamente, el que est en el centro de sus inquietudes. En el campo de los negocios, el escuchar efectivo ha llegado a adquirir la mxima prioridad. Peter Drucker, en un reciente libro escribi: "Demasiados (ejecutivos) piensan que son maravillosos con las personas porque hablan bien. No se dan cuenta de que ser maravillosos con las personas significa

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

23

2 1escuchar' bien.Estoy agradecido al Dr. Fernando Flores y a Business Design Associates, propietarios de ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

24

Tom Peters enfatiza que una de las principales razones del bajo rendimiento del management norteamericano es el hecho de que el manager no escucha a sus empleados, ni a sus clientes, ni lo que est sucediendo en el mercado. Peters

325

recomienda obsesionarse con escuchar.

El

problema, por supuesto, radica en cmo hacerlo?, en qu consiste saber escuchar? Sostenemos que mientras mantengamos nuestro concepto tradicional del lenguajelos derechos de autor de trabajos en los que se basa este segmento, por permitirme gentilmente hacer uso en este libro de largas secciones de tales trabajo. ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

y la comunicacin, difcilmente podremos escuchar. Ms aun, no seremos capaces de desarrollar las competencias requeridas para producir un escuchar ms efectivo. El escuchar como factor determinante de la comunicacin humana Si examinamos detenidamente la comunicacin, nos daremos cuenta de que ella descansa, principalmente, no en el hablar sino en el escuchar. El escuchar es el factor fundamental del lenguaje. Hablamos para ser escuchados. El hablar efectivo slo se logra cuando es seguido de un escuchar efectivo. El escuchar valida el hablar. Es el escuchar, no el hablar, lo que confiere sentido a lo que decimos. Por lo tanto, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de la comunicacin. La falacia de la transmisin de informacin

2Peter Drucker (1990) ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

26

La comprensin prevaleciente en nuestros das es que la comunicacin est basada en la nocin de transmisin de informacin. Esta es una nocin heredada de la ingeniera de la comunicacin. Se ocupa de la comunicacin entre mquinas -esto es, entre un transmisor y un receptor (como sucede en los procesos de transmisin radial). Este marco, a pesar de su utilidad en cuestiones tcnicas de transmisin, demuestra su deficiencia cuando se utiliza para comprender la comunicacin humana.. Esto sucede, a lo menos, por dos razones. Primero, porque nada dice acerca del sentido. Por el momento, digamos que cuando una mquina enva informacin a otra para lograr, por ejemplo, que se reproduzca un sonido o una imagen, o se ejecute una orden, no interesa lo que significa el mensaje enviado. Podemos hablar de una comunicacin exitosa siempre y cuando la pantalla de nuestro televisor obtenga una imagen ntida y estable de lo que est sucediendo en el estudio. No nos preguntamos si tiene sentido para el televisor la imagen recibida. Cuando nos ocupamos de la comunicacin humana, el asunto del sentido es primordial. La forma como hacemos sentido de lo que se dice es constitutiva de la comunicacin humana. Y es tambin un aspecto fundamental del acto de escuchar. Segundo, nuestra forma tradicional de abordar la comunicacin humana supone que los seres humanos se comunican entre s de una manera instructiva. La comunicacin instructiva se produce cuando el receptor es capaz de reproducir la informacin que se le est transmitiendo. Pero los seres humanos, como ha argumentado el bilogo Humberto Maturana, no tienen los mecanismos biolgicos necesarios para que el proceso de transmisin de informacin ocurra en la forma descrita por la ingeniera de la comunicacin. Los seres humanos no tenemos un mecanismo biolgico que nos permita decir que nuestra experiencia sensorial (ver, or, oler, degustar, tocar) reproduce lo que est all afuera. No vemos los colores que hay all afuera; slo vemos los colores que nuestros sistemas sensoriales y nerviosos nos permiten ver. De la misma manera, no escuchamos los sonidos que existen en el medio ambiente independientemente de nosotros. Los sonidos que escuchamos son aqullos predeterminados por nuestra estructura biolgica. Las perturbaciones ambientales slo gatillan nuestras respuestas dentro del espacio de posibilidades que nuestra estructura humana permite. Como dice Maturana: El fenmeno de la comunicacin no depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa con el que recibe. Y esto es un asunto muy distinto a`transmitir informacin'. Podemos concluir, entonces, que decimos lo que decimos y los dems escuchan lo que escuchan; decir y escuchar son fenmenos diferentes. Este es un punto crucial. Normalmente damos por sentado que lo que escuchamos es lo que se ha dicho y suponemos que lo que decimos es lo que las personas van a escuchar. Escuchar no es or Escuchar es un fenmeno totalmente diferente de oir. Escuchar pertenece al dominio del lenguaje, y ocurre en nuestras interacciones sociales con otros. Lo que diferencia el escuchar del or es el hecho de que cuando escuchamos, generamos un mundo interpretativo. El acto de escuchar siempre implica comprensin y, por lo tanto, interpretacin. Cuando a tribuimos una interpretacin a un sonido, pasamos del fenmeno del or al fenmeno del escuchar. Escuchar es or mas interpretar. Cuando observamos que escuchar implica interpretar, nos damos cuenta de que escuchar no es una dimensin pasiva de la comunicacin. El factor interpretativo es de tal importancia en el fenmeno del escuchar que hasta podemos escuchar los silencios. Por ejemplo, cuando pedimos algo, el silencio de la

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

27

otra persona puede ser escuchado como una negativa. Tambin escuchamos los gestos, las posturas del cuerpo y los movimientos en la medida en que seamos capaces de atribuirles un sentido. Esto es lo que permite el desarrollo de lenguajes para los sordos. El cine mudo tambin proporciona un buen ejemplo de cmo podemos escuchar cuando no hay sonidos. El or y el escuchar, insistimos, son dos fenmenos diferentes. Desde una comprensin descriptiva a una comprensin generativa del lenguaje Normalmente pensamos que escuchamos palabras. Nuestra capacidad de organizar las palabras en unidades ms grandes nos permite escuchar oraciones. Nuestra capacidad de organizar oraciones en unidades an mayores nos permite escuchar

3Tom Peters (1987) ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

28

relatos, narrativas, historias. Pero, en ltima instancia, todo pareciera reducirse a palabras. En nuestra interpretacin tradicional, las palabras rotulan, nombran o hacen referencia a un objeto, un acontecimiento, una idea, etctera. Se nos dice que el significado de una palabra es su conexin con aquello a lo que se refiere. Como no siempre podemos sealar el objeto, acontecimiento, idea, etctera, a que se refiere la palabra, el significado de una palabra se establece, comnmente, por medio de una definicin. La definicin proporciona un significado a la palabra usando otras palabras que se refieren a ella. Si no conocemos el significado de una palabra, consultamos un diccionario. All cada palabra se muestra junto a otras palabras. En un diccionario, el significado vive en un universo de palabras. La interpretacin anterior es consistente con el antiguo supuesto de que el lenguaje es un instrumento pasivo para describir la realidad. Nosotros decimos que esta interpretacin produce una comprensin estrecha del fenmeno del escuchar. Nosotros sustentamos una interpretacin diferente del lenguaje. Para nosotros, el lenguaje no es slo un instrumento que describe la realidad. Sostenemos que el lenguaje es accin. Decimos que cuando hablamos actuamos, y cuando actuamos cambiamos la realidad, generamos una nueva. Aun cuando describirnos lo que observamos, pues obviamente lo hacemos, estamos tambin actuando, estamos haciendo una descripcin y esta descripcin no es neutral. Juega un papel en nuestro horizonte de acciones posibles. A esto le llamamos la capacidad generativa del lenguaje -ya que sostenemos que el lenguaje genera realidad. Basndonos en la premisa anterior, generamos una comprensin diferente de lo que es el fenmeno de conferir sentido. Ludwig Wittgenstein, dijo que El significado de una palabra es su uso en el lenguaje. Pero apuntar al uso de una palabra es, desde ya, apuntar a las acciones en las cuales tal palabra es trada a la mano, de una forma que hace sentido. Sostenemos que si queremos captar el sentido de lo que se dice, debemos examinar las acciones involucradas en el hablar. Cuando escuchamos, no escuchamos solamente palabras, escuchamos tambin acciones. Esto es clave para comprender el escuchar. Cuando escuchamos, tambin construimos una historia acerca del futuro Cuando escuchamos no permanecemos como observadores neutrales e indiferentes. Estamos reconstruyendo las acciones del orador e inventando historias acerca de por qu ste dijo lo que dijo (esto es, estamos respondiendo la pregunta de qu se est haciendo cargo el que habla). Hay un aspecto adicional que participa en nuestro escuchar. Los seres humanos estamos comprometidos con el mundo en que vivimos. Sabemos que lo que nos ser posible en la vida no slo depende de nosotros, sino tambin de lo que acontezca en ese mundo al que estamos atados y que llevamos siempre con nosotros. En funcin de nuestra relacin indisoluble con un mundo, todo lo que acontece en l nos concierne. Cuando escuchamos, no podemos evitar preguntarnos Cules son las consecuencias de lo que se est diciendo? De qu forma lo dicho altera el curso de los acontecimientos? De qu forma el futuro se ve afectado? De qu forma el mundo se rearticula a partir de lo dicho? De qu forma las transformaciones que genera el hablar afectan mis inquietudes? Qu oportunidades, qu peligros, conllevan estas transformaciones? No hay escuchar que no est basado en el futuro del que escucha. Aqu la pregunta no es cul es el futuro que visualiza el orador cuando habla. Esto se resuelve formulando una pregunta acerca de las inquietudes del orador. Lo que est en juego aqu es el modo como el oyente escucha que esas acciones afectarn su propio futuro.ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

29

Cuando conversamos, bailamos una danza en la que el hablar y el escuchar se entrelazan. Todo lo que uno dice es escuchado por el otro, quien fabrica dos clases de historias. Una, acerca de las inquietudes del orador cuando dice lo que dice y, la otra, acerca de la forma en que lo que se dijo afectar el futuro del que escucha. Ambas partes estn haciendo esto al mismo tiempo. Lo dicho nos lleva a reconocer el poder de las conversaciones. Todos hemos tenido la experiencia de salir de una conversacin y reconocer que el mundo es otro, que se han abierto o cerrado puertas, que podemos entrar a espacios que antes nos estaban vedados o que algo muy valioso se rompi mientras se conversaba. En una conversacin, el hablar de uno modifica lo posible para el otro, permitindole a ste decir lo que antes no habra dicho. Este decir, a su vez, le modifica lo posible al primero quien descubre ahora la posibilidad de decir algo sobre lo que jams antes haba pensado, y as sucesivamente. En ello reside el gran poder de las conversaciones. Los grandes seductores son maestros en el arte de modificar lo posible a travs de la conversacin. Lo mismo sucede con los grandes creadores. Ellos saben de la importancia de entrar en interlocucin, personal o a travs de sus obras, con aquellos que podrn estimular este proceso dinmico de apertura de lo posible.

ONTOLOGIA DEL LENGUAJE, RAFAEL ECHEVERRIA

30