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KARL LÓWITH EL FIOMBRE E,N E,L CENTRO DE LA FIISTORIA Balance filosófico del siglo xx Traducido por AoRN Kovacsrcs Herder

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Löwith

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  • KARL LWITH

    EL FIOMBRE E,N E,LCENTRO DE LA

    FIISTORIABalance filosfico del siglo xx

    Traducido por AoRN Kovacsrcs

    Herder

  • Versin castcllanir dc Alrnl KovA{ st(.s, rL l.r ,,1'r,r ,1,KARL L\rft'lt, I)cr Mrn:tl, ilntrtt(rt Jt ( irtltrtltr

    philosophischa lJiLotz lr' ;t). lrln ltrttrlrt t s.j.B. Metzlerschc Vcrl,rgslrrrch lr.rrr,l I rr rr',, :it ut I li,u I l'r',( )

    Diseo de la cubierta: Cl,quoto BAIx t y M,r.rt( A ll,/^l

    A 1990, J.B. Metzlersche Verhgsbu, l,l,,,tt,llttttt' tt tt,lCarl Ernst Poescbel Verlag Gml'l!, \tuttt',,ut

    A 1998, Empresa Editoril Herdet . \. ,1 . ll'r r t l,'tt,t

    Lareproduccintotaloparcialdeestaobrasinr'l ,,,r.,rrlrr,,r"r1,r,,i,delospropietariosd'elCopyrigbtestprohibidaala'rl'.rr,,,1, l,rl,11,'lr',,,\,r'',,t

    Fotocomposicin: Couprr,x & Ar',, \ IImprenta: LIBERDPLEX, s. I

    Depsito legal: B - 47.803 t',',/Printed in Spain

    ISBN: 84'254-1997-2 HerderProvenza,338.08025Barcelona-Telfono(93)4\/ t'rxt lr.rr1'tl.'rr'II lll

    Norcn

    1932 Filosofa de la existencta . . . .1935 Decisionismo poltico (C. Schmitt)l94O El nihilismo europeo. Observaciones sobre ios

    antecedentes espirituales de la guerra europeaHistoria universal y salvacrnNaturaleza e historiaNaturaleza y humanidad del ser humano . . . .Marxismo e historiaEl ser humano y la historiaObservaciones sobre la diferencia entre oriente y occidenteNietzsche, sesenta aos despusDel senrido de la historiaLa fatahdad del progresoCristianismo, historia y filosofaLa cuestin del ser en Heidegger: La naturaleza del ser

    humano y el mundo de la naturalezal97O Verdad e historicidadPostfacio

    19501 9t019r719t819601960r9601961196319661969

    927

    57123r63t7921t231263)os3r53313t1

    37t38t

    399

    E-mail: [email protected] -httyl /1 rvrv,r' 1,, r,l, r ..,,,,',,

  • FILOSOFA DE LA EXISTENCIA

    1932

    Todo cuanto hoy en da define como filosofa de la existencia la pro-blemtica de la filosofa en general tiene su origen histrico en la rup-tura con una poca que, en su ltima fase, estuvo marcada por la cul-minacin hegeliana del idealismo alemn. En esta culminacin yconclusin consciente por parte de Hegel de una tradicin de msde dos mil aos se manifiesta un final y, por tanto, la necesidad de unnuevo comienzo. Los lemas ms generales con que se expresa, tanto pol-mica como positivamente, esta aplicacin de Hegel son:

    "realidad" y.existenciao. El hincapi polmico en las circunstancias reales de la exis-tencia va dirigido contra la ..razfi,, , que Hegel identifica con la reali-dad; por consiguiente, va dirigido contra la filosofa en cuanto teorapura y contra la *contemplacin" y

    "concepcin)> meramente raciona-les de la realidad. Los hegelianos de izquierdas ms importantes de losaos cuarenta del siglo pasado coinciden todos en esta oposicin, a pesarde las diferencias bsicas que separan a filsofos tales como Feuerbach,Marx, Stirner y Kierkegaard. En contraposicin al .pensamiento abs-tracto> de Hegel, Feuerbach habla de

    "intuicin sensible" o de .sen-sibilidad"; Marx, de

  • El hombre en ei centro de la lrrtt,,r r.r

    sLr exterioridad (Marx), sea en su interioridad (Kit rkt'rirrirr', 1. A lit rrt'rbach, Marx, Stirner y Kierkegaard, la realidad t'rr s y t'tr stt tt,t,tlr.lrt,l y:tslo les interesa si se tiene en cuenta esta realirlrtl /ttttt,ttt,t y si l;r lrlrrsofa se contempla como antropologa; para ellos, lit t tt sl iri trrrivt'r'sal-ontolgica del ser en general se concentra y st' rcclLrt t' :t l:t t ttt'sl itildei estar humano en particular.

    Para entender dentro de un contexto histtirico tstt'virrtit'ltrrt riruna filosofa de la existencia humana, explicaremos lrrcvtttrt'ltlt'('rr (ltr(:campo sola inscribirse tradicionalmente el concepto, atrtcs tlt' (()lrv('r-tirse en trmino capital y temtico de la filosofa.

    La existencia en cuanto existenlia era en su origen un trmill() ('s( ()-lstico y como tal se contrapona ala esencia o ersentirt. Dentro clc la lllo-sofa cristiana de Ia edad media, la diferencia enrre exislent)a y t.t.ttttli,tafectaba a cualquier ser creado por Dios... excepto a Dios mismo. Illrcuanto al ser de Dios, se consideraba q,l. l existe tambin esencial-mente, puesto que a su esencia le corresponde la perfeccin, y a sta, laexistencia. Slo en Dios Ia esencia y la existencia estn presentes al mis-mo tiempo o son, si se quiere, una y la misma cosa. Precisamente estodeba probar la demostracin

    "ontolgica" de la existencia de Dios, lade san Anselmo de Canterbury, y en este sentido argumentaban toda-va Descartes, Spinoza, Leibniz y Wolff. Tuvo que llegar la .crtica, deKant para intentar refutarla de manera radical, al considerar que de un- se halla fuerade su quididad, o sea, de su essentia.

    Hegel, sin embargo, volvi a suprimir esta separacin crtica entrelo que algo es esencialmente y su mero hecho de .serr. Define lo *realoen s como

    "la unidad devenida inmediata de Ia esencia y de la exis-tencia o de lo interno y de lo externo>: de la esencia interna y de laexistencia externa y sensible. Es decir, aquello que segn Ia concep-cin escolstica slo caracteriza a la existencia divina y que segn Kantde ningn modo puede ser uno y 1o mismo, es vlido, de acuerdo con laespeculacin hegeliana, para todo ente que es

    "verdaderamente> o esreal en un sentido oenftico>. Porque resulta

    "trivial>, afrrma, contra-poner a la realidad --como algo meramente externo- la esencia comoalgo meramente interno. Antes bien, la

    "idea", (pensamiento> o en cuanto ser esencial es al mismo tiempo lo autnticamente efec-tivo y real.

    Consciente de que la identificacin hegeliana de esencia y existen-cia sIo se produca dentro de la idea filosfica, Marx exigi que laidea racional se identifique dzfao con la totalidad de la realidad prc-tica y terica y busc, conforme a esta pretensin, un principio y por-tador para la reabzacin prctica o la *mundanizacin, de la filosofa.sta, siendo *crticao de la realidad existente, compara la existencia conlavara de medir de Ia esencia y, siendo *comunismo", significa la supre-sin positiva de las condiciones de existencia insustanciales y la

    "autn-tica disolucin" de la oposicin fctica entre .esencia y existencia". Aspues, en principio vale tambin para Marx la tesis hegeliana de que larealidad es la unidad devenida inmediata de la esencia y la existencia.

    Esta identificacin dialctica de laposibilidad esencial y la realidadpositiva fue desechada luego por Schelling mediante la diferenciacinentre una filosofa *positiva, y una

  • El hombre en el centro de la historia

    El viraje positivo hactala existencia se produca, desde el puntode vista crtico, por el hecho de que Schelling quera demostrar queHegel slo haba incluido de forma aparente la existencia en el proble-ma del ser y que en realidad se haba limitado a poner el concepto lgi-co en el lugar de una existencia que no le corresponda. Segn 1, lalgica ontolgica de Hegel slo .rafecta, a lo oreal, cuando hacc, porejemplo, que la

    "idear se .decidar por algo. La ontologa hegeliana con-vierte la realidad en un odesierto del ser>, en una filosofa negativa (les-de luego imprescindible que, sin embargo, Hegel consicleraba tam-bin positiva por abarcar, segn 1, la filosofa en su totalidacl.

    En este punto, en la no-diferenciacin de la filosofa negativa rle lapositiva, as como en ei hecho de que con una filosofa cue, bicn cntcn-dida, slo poda tener un significado negativo, se pretendiera conscguiraquello que slo puede alcanzar la filosofa positiva, en este plrnto, (ligo,se eocuentra la razn de la confusin y de la actitud dcsorclclracla y clcsa-forada en que se ha cado... (ibd., pg. 80).

    Las prolijas informaciones de Friedrich Engels' relativas al cliscrrr-so de Schelling sobre la filosofa positiva de la revelacin y algunos apLrn-tes de Kierkegaard en el Diario demuestran de maner conclr.rycntc lasenormes expectativas puestas en Schelling por el mtrnclo inte lectual clela poca, as como la decepcin igualmente importantt' rrrc

    .r;t'nt rriesta revelacin de la existencia real del ser. Precisamentc a Schclling screfiere el irnico comentario de Kierkegaard, en O lo um o /o otnt, sI->rcla relacin entre la filosofa y la realidad:

    Or hablar a un filsofo de la realidad resulra tan e ng:roso r or)ro ( r.rirn-do uno lee en el escaparate de un baratillero estas ralalrrtLs ('r) r.rr l('tr('r():

    . Se calandra. Si uno llevara la ropa para que se la calanclrcn, sc t'star:r c'rrga-ando. El letrero est ah para ser vendido.

    Aspues, Kierkegaard no quera hablar de manera nreranrcn(t'lllo-sfica de la realidad, sino hacerlo de tal modo qr-re c'llir rnisrrrir t'strrvit'-

    1. Marx-Engels, Gesamtausgabe (Edicin completa) [, 2, rrig. I 7 I y ss

    Filosofa de la existencia

    ra presente en el discurso; como para l la cuestin erala realidad de laexistencia huinana, su deseo era hablar existencialmente de la existen-cia y practicar la filosofa en este sentido, en contraposicin a la elabo-racin de una filosofa existencial sistemtica2. Hasta donde se puedehablar de

    "filosofa" en el caso de Kierkegaard, siempre se trata de dilu-cidaciones

    "psicolgicamente experimentaleso de la existencia, expre-samente contrarias a un *sistema del estar" y encaminadas a . De hecho, sin embargo, sus obras seudnimas noson en absoluto asistemticas, sino exposiciones y anlisis de la proble-mtica existencial rigurosos y meditados, desarrollados con el instru-mentario conceptual hegeliano. Lo que Kierkegaard pretenda era vol-ver a leer .la escritura primigenia de las circunstancias individuales yhumanas de la existenciao. No obstante, consideraba que esta escrituraprimigenia no era la existencia .humana, encarnada a comienzos delsiglo xIX por Goethe en 1o literario, por Humboldt en lo ideolgico ypor Hegel en lo filosfico, sino la condicin existencial originariamen-te cristiana. Su concepto de la existencia se opone por tanto a la ideahumanista y sobre todo humanitaria del ser humano y se desmarca tam-bin de lo opuramente humanoo al considerarlo .meramente humanor;esta consciente *inhumanidad" caracterizatambin al concepto de exis-tencia actual, profundamente influido por Kierkegaard.

    Prescindiendo de su orientacin especficamente cristiana, la con-cepcin bsica del hombre como *existencia, en la obra de Kierkegaardse caractertza en general y sobre todo por el hecho de que se refiere a algoas como la existencia pura y desnuda, alfactum ltrutum del estar. Al plan-tearse la existencia entendida de este modo como el problema bsico deuna psicologa experimental, el problema universal del ser, determi-nante hasta Hegel, se convierte para Kierkegaard exclusivamente en lacuestin del estar humano; el verdadero

    "problema" de este estar ya noreside en saber c1u es en general, sino en el hecho mismo de que es y cmoes. La pregunta por la existencia resulta de este modo idnti ca a la pre-gunta por el sentido de mi estar o .existir, aqt.La filosofa existencialya no pregunta en primer lugar por las esencias o la esentia del ente, paraluego preguntar, adems, por su existentia, sino que se cuestiona el ser

    2. Y ase sobre todo P hilosophucbe Brocken (Migaias filosficas), Verke 6, pg. 206y ss., y 7, pg. 1 y ss.

    t2 IJ

  • EI hombre en el centro de la historia

    como tal, es decir, todo esto que parece tan obvio. Su tesis es que la*esenciar del estar no es otra cosa que la pura existentia, el cns, tal como lo formul Heidegger de la manera ms radical e inequ-voca3. El concepto de existencia definido por Kierkegaard se caracteri-zaporla concentracin radical de la cuestin

    --en s universal- del scren el carcter problemtico de la existencia individual propia en caclacaso como fundamento de la ontologa.

    La existencia entendida de este modo se refiere, en segundo lr-rgar,a la existencia .interna" del

    "individuo". La filosofa de la existcncioiegala importancia existencial de las llamadas condiciones clc virlaexternas o materiales dentro de la sociedad humana; no es una

    "flloso-fa social" ni pregunta por las causas sociales de esta singularizacirin.Y a nz de esta singularizacin radical e interiorizada del ser humano,.existir, significa en tercer lugar tanto como: encontrarse uno mism

  • El hombre en el centro de la historia

    mismo o slo as es ) como hilo conductor. A pesar de las dife-

    rencias en cuanto a temttca, intenciones y forma de argumentacinde los dos textos, ambos parten del ser del estar humano, que interpre-tan segn la definicin de la existencia dada por Kierkegaard. El mar-co de esta conferencia no nos permire exponer aunque sea a grandes ras-gos el mtodo y el contenido de esras obras, en las cuales culmina laactividad filosfica del presente. Slo pretendemos que la mirada se poseen el destino del ser humano en cuanro .existenciar. El carcter pro-blemtico de este destino radica en que la existencia siempre slo se refie-re a la existencia singularizada del rndividuo, a su .ser-s-mismoo inte-rior, al ser-para-s panicular de un estar negativamente libre, singularizadaincluso en lo que respecta alaforma de la *comunicacinr, concreta-mente de la comunicacin enrre una existencia individual y otra. Porconsiguiente, la filosofa existencial moderna no es en principio orra cosa

    -como ya ocurre en Kierkegaard- que Ia expresin positiva de una

    falta de generalidad de la vida humana, de uni cienc i fltica d mun-ornueffinfiic; filiftamt ypor lo que, en efecto, el nihilis-mo se ha de convertir, desde su punto de vista, en un problema decisi-vo del ser. Heidegger, con la audacia y energa intelectual que lecaractenzan, desarroll expresamente esta consecuencia nihilista de laexistencialidad en un texto dedicado especialmente al problema de lanadae. Su ltima frase es una pregunra, la cual rcza as

    "Por qu hayente y no, antes bien, nada/r, Ahora bien, por qu el estar

    -preocu-pado, en cuanto existente, por su propio 5s- ds[s , comodice Heidegger, si existe slo entregado a s mismo y, en definitiva, sinrelacin con otro ser? A esta pregunta slo se puede responder como haceel propio Heidegger: segn 1, la angustia que revela originariamentela nada al estar se encuentra ms .a salvo> en el (estar fundamental-mente arriesgador, el cual se derrocha para conservar de este modo la

    garrado, concretamenre, en un mundo pasajero que existe para s y una trascendenciainfinita que es en s; ambos representan un problema para Ia existencia desamparada.Heidegger, en cambio, ignora el ser-en-s trascendenrai y consigue comprender elser-s-mismo y el ser-objeto de manera unificada como el (

  • r/'1F

    El hombre en el centro de la historia

    "ltima grafideza> del estar. Es la misma respuesta que encontramostambin en Kierkegaard, si hacemos abstraccin de su inverosmil

    -por desesperada- salida en el osaltot a la fe desde la libertacl >ara la

    nada. Porque lo que queda entonces como ltimo fundamento de l con-servacin de s mismo no es otra cosa que eI ptopio patbos clel cxistir, lapasin en sr0. A la pasin del existir, desconocedora de su propia rro-cedencia y meta, le queda lanada o, si se quiere, la muerte como ins-rancia suprema de la aurointerpretacin y, como irperativt-r carcg?rrlcir,la apasionada

    "libertad paralamuerterrll. Pues: *sin la manifestabilicladoriginana de la nada no hay ni ser-s-mismo ni libertador2. En csta res-puesta, por muy decidida que sea, a la pregunta por el sentido clel lrro-pio ser y, por tanto, del ser en general se demuestra la problemtica deconcenrfar crticamente Ia cuestin del ser en la pura

    "facticidacl" delestar, es decir, en el hecho *de que es" y debe ser. (El ser y el tienpo, $ 29.)Y no hay trascendencia que vaya ms all de esta existencia entendidaas; pues sea lo que sea lo que la

    "trasciende'rl, siempre vuelve sobre ellacomo primeray ltima instancia, para revelarle, en el ser, el abismo dela nada y hacer posible as el problema del ..sert como tal.

    Jaspersra inici su anlisis de forma histrica y sistemtica -y

    con referencia expresa a Kierkegaardt5- dse de esta situacin espi-ritual de un nihilismo existencial, cuya interpretacin filosfica ms pro-Iija nos proporcion Nietzsche bajo el ttulo de nnihilismo europeo>.Lo particular de esta filosoa existencial reside en que Jaspers no da elsalto paradjico de Kierkegaard hacia Ia fe ni se da por satisfecho conel ser de la existencia. Si bien la existencia ocupa tambin el centro dela definicin jaspersiana del ser humano, se ve delimitada por dos lados.La existencia posible no slo va ms all del estar meramente empri-co, cognoscible y planificable del mundo y del ser humano, sino tam-

    ' 10. Vase 'W'erAe 6, p9. 272 y ss.11. Heidegger, rbd., pg.226.12. Vas ist MetaPbysik?, p9.20.13. Vase Heidegger,Vom Vesen ds Grunds (De la esencia del fundamento), Halle,

    IO)q14. Jaspets: Philosophie, Berl, 1932.1). Pslchologieder'W'eltanschauungen(Psico\ogadelasconcepcionesdelmundo),

    Berln, 1919, pg. 12; Die getstige Situation der Zeit (La situacin espiritual de la poca),Sammlung Gschen, \931,pgs. I1,13,145,163;PbilosoPbie I prlogo y notapg. 15.

    l8 r9

    Filosofa de la existencia

    bin de s misma, en el trascender a la "trascendencia". La insatisfac-

    cin con el mero estar es expresin de la existencia posible, pero "el des-

    contento por todo ser que no sea trascendencia, impulsa la existencia,abandonada a s misma y libre en sus decisiones sobre el estar, lr.s allde s misma, hacia el fundamento

    "inexplorable" de la autocerteza huma-na.

    "Mi estar (...) no es existencia, sino que el ser humano es existenciaposible en el estar. ste est o no est; la existencia, en cambio, al serposible, da pasos hacia su ser o se aleja de l hacia Ia nada mediante laeleccin y la decisin." Pero:

    Emplazarse absolutamente sobre s misma es para la existencia ia ver-dad de su carcter absoluto en el estar en el tiempo, pero se torna deses-peracin. Es consciente de que, siendo completamente autnoma, deberahundirse en el vaco. Para IIegar a ser real a parttr de s misma, dependede que venga a su encuentro aquello que la colma...

    Bien es verdad, por tanto, que la libertad se asume en el paso por elestar en el mundo con la pasin de poder decidir en ella el ser, pero la liber- / ^ rtad no puede considearse lo definitivo. Pues slo est en el tiempo, en el rcamino donde se realizala existencia an posible. No es el ser en s. La * 6 s,'L-(tIibertad acabae Ia trascendencia, porque en sta ya no se decide; ali nohay ni libertad ni no-libertad.

    *Existencia, es, por tanto, aquello que se refiere a s misma y enello a su trascendencia. En un trascender que arranca por dos veces, elestar mundano se supera primero existencialmente en una , pro luego se supera tambin el existir en situacioneslmite y la inquietud que conlleva mediante el salto desde la angustia(perteneciente a la existencia) aIa

    "quietud en la realidad". Jaspers cali-fica este salto desde la angustia.existencial a la quietud como el paso"ms difcil e incomprensible". Slo a travs de 1, la realidad se pre-senta

  • El hombre en el centro de la historia

    siones, de la existencia, sino el ser-en-s de su trascenclcnt.iir. "

    l-a fl loso-fa existencial es la filosofa del ser humano que a stl vcz vit mis alldel hombre." Leer todo cuanto es e incluso el propio esttr clr trlrit (( ()tl-templacin existencialo mediante una suerte de

    "imaginaf ilj " y lctr-lo como el

    "lenguaje" mltiple del ser uno de la trascenclctrt'iit, raraexperimentar finalmente el ser en el .fracaso, de la existcntia y ol.ltc-ner as la ,rcerteza ms simple del sero, es el ltimo foco clc csta flloso-fa existencial que de Ia nada apunta al ser. Mientras Heidcgcr l)r()ctr-ra instalarse en una metafsica finita de la finitudrr'particnclo tlelpresupuesto de un nihilismo fctico y desde dentro mismo clc stc,Jaspers pretende probar con su metafsica in-finitas posibilidades dc tras-cendencia inmanente. Paral,la

    "finitud" temporal y la nulidacl cltlestar slo son tales en comparacin con la eterna auto-presencia dc latrascendencia .infinitar, y Ia expresin .mtica" de esta relacin entrc.existenciao y ..trascendencia, es la relacin entre oalma, y

    "Dios". Sibien la filosoffa se produce en contraposicin a la religin, esto slo octt-rre porque ella misma tambin est ala busca de un ser-en-s absolu-to. Pues sin la trascedencia, tanto la orientacin en el mundo como ladilucidacin de la existencia perderan su sentido definitivo y su pro-fundidad. El ser uno y absoluto,

  • El hombre en ei centro de la historia

    centrada de entrada en el ser ya conocido, del cual es un fenmeno, sinoque es

    -en su manifestabilidad que se abre al momento presente- al

    mismo tiempo de una profundidad insondable, desde la cual el ser inde-terminado slo alumbra a travs de ella. Este simbolismo intuible, que dchecho no presenta posibilidad de interpretacin, slo puede existir comoescritura cifrada de la trascendencia.

    Su tiempo es el presente puro y eterno, eI ntnc stans , y no hay naclaque no pueda ser cifra de la trascendencia. Un charco de agua en la calleal igual que un paisaje mediterrneo, un invlido aI igual que una per-sona bella pueden hacer hablar el ser con toda su significacin. Toclrr desemboca en esta lectura de Ia cifra de lo que es, comotambin desemboca a veces en lo absoluto de la accin existencial. Puestodo estar se torna .maravillao y provoca asombro cuando se lee comocifra. .Pero an nos es mgico el estar; an es origen en cientos de pun-tos>: este verso de Ios Sonetos a Orfeo de Rilke bien podra ser el lema con-temporneo de la metafsica jaspersiana. Y donde el hombre que tocaIos fundamentos del ser atina a decir tambin en cifras aquello que es,la *existencia y el talento' se funden y se convierten en

    "genioo. Ennuestra poca, por ejemplo, Van Goghrs se limit radicalmente aIo realen sus cuadros de la vida cotidiana y, sin embargo, hizo hablar la tras-cendencia. Aquello que es opaco en la realidad de la vida o que slo exis-te en perspectivas existenciales, se vuelve > pata la tras-cendencia cuando se lee como cifra. En este trascender hacia latrascendencia .se produce la afirmacin ms profunda posible del mun-do ante el estar universal y se produce como criptograffa, porque en sta,que es transfiguracin del mundo, se oye secretamente el lenguaje de latrascendencia. En la separacin, por contra, la afttmaci del mundo nosera posible sin engao, por cuanto el estar sin transparencia carece ens de satisfaccin".

    La ltima cifra, que al mismo tiempo hace resonar todas las otras, esel fracaso, la ncfradel ser en el fracasot.

    "El conocimiento de la divinidadse convierte en supersticin; pero la verdad se halla donde la existencia quefracasaes capazde traducir el lenguaje mltiple de la trascendencia a la cer-tidumbre ms simple del ser. Slo en este ltimo sosiego puede vislum-

    18. Vase Jaspets: Strindberg und Van Gogb,Berln, 1922

    Filosofa de Ia existencia

    brar, sin engao y por un efmero momento, la perfeccin. La verdade-ra proximidad al mundo surgi all donde se ley la cifn del fracaso."

    Experimentar el ser en el fracaso es la ltima palabta de la filoso-fa existencial deJaspers, cuyo valioso contenido se ha ido cristalizandoen el camino que parti de una Psicopatologa general (I9I3) y pas lue-go por una Psico/oga de las concepciones clel nundo (1919). Esta filosofaobliga al lector a preguntarse hasta qu punto se siente afectado, dilu-cidado y comprendido por ella.

    Al igual que hiciera Kierkegaard en su crtica de la actualidad (1846),Jaspers ve el lado pblico de la vida moderna marcado por la decaden-cia generalizada de toda sustancia humana debido a una liffiElii-

    G.i" q";;"ierte el ser del ser humano ffi

    aparentemente inevitable del estar ,.exteriorrr, la autenticidad del ser-s-mismo interior podra resultar tanto ms decisiva.re El parmetto panjuzgar dicha nivelacin sigue siendo, por tanto, la interioridad del ser-s-mismo que tiene carcter de propio. Este ser-s-mismo, segn la ideadeJaspers, conserva el sentido cristiano de su origen: ser el

    "alma" delser humano, en relacin con *Dios'. La oconciencia absoluta" se reali-za, como siempre, en el oamor>, en la nfeo y en... la

    "imaginacin".El ser-s-mismo con carcter de propio sigue careciendo, en conse-cuencia, de mundo, en contraposicin al mundo de nuestra vida moder-na y a su fro ,raparato>, cuyo fenmeno ms conocido es el trabajo pro-fesional. Aunque

    "insistaen la resolucin, .de querer vivir slo en este tiempo", le falta la posi-bilidad de llegar a ser

  • REl hombre en el cento de la historia

    originario slo se llega en un proceso continuo de trascender lo mate-rialmente palpable, y su resultado es un oflotarr. El propio Jaspers per-cibi la falta de mundo y de fondo de este ser-s-mismo flotante, si biensu filosofa transmite la impresin de que el ser-s-mismo es inherente alverdadero ser del ser humano, mientras que en la radicalizacin existen-cial que le dio Kierkegaard slo es el producto de la disolucin de todoslos rdenes existentes de la convivencia humana, o sea, del

    "espritu obje-tivo>. Desde luego, Jaspers es sabedor de la problemtica mundana inhe-rente al presupuesto fundamental del ser-s-mismo. Sin embargo, el saberconsciente de lo que es y de la problemtica de este saber no cambia el seren s, sino slo la conciencia del ser. Jaspers demuestra conocer la pro-blemtica mundana del

    "ser-s-mismo" cuando califica de decisiva Ia posi-bilidad del ser-s-mismo que hoy por hoy

    "an no deviene objetivo" ydeclara inevitable, aunque slo

    "transitoriamente', el camino seguidopor Kierkegaard desde el mundo a la soledad; por otra parte, sin embar-go, define

    "el sentido del entrar-en-el-mundo, como contenido delfilosofar y por tanto tambin del existir. Porque uno no puede saltarsela realidad del mundo; la realidad es, de hecho, el nico camino parallegar a s mismo. Hasta el amor de existencia a existencia es pobre en unmundo que se hunde , al carecer del espacio del estar ob;'etivo.

    Por muy atractiva y seductora que fuera, sobre todo parala personaculta de nuestros das, esta postura de honestidad y renuncia respecto almundo existente, siempre podra estar basada en una ilusin de la pers-pectiva. Pues el horizonte ante el cual nuestro mundo parece

    "nivelado"est determinado por el punto de vista tradicional de la interioridad odel ser-s-mismo que, sin embargo, ha empezado a resquebrajarse; y nolo ha hecho slo en nuestros das, sino ya eflla poca de Nietzsche, de talmodo que, pensando precisamente en la llamada salvacin del alma, estetodava ltimo filsofo del futuro cre una todava incomprendida .trans-valoracin de los valores> con la mirada puesta en posibilidades ms,rnatufalesrr20 y ,,sanas' de la existencia en este mundo.

    20. Lo que Jaspers ha manifestado a veces crticamente (I, 1 1; pg. 133) respec-to a la idea de la

    "naturalidado demuestra que slo puede imaginar bajo este conceptouna construccin y nivelacin ahistricas, pero no la posibilidad y necesidad siemprcrepetida e histrica precisamente de la

    "existencia, que se ha vuelto artificial. Vasesobre este punto la conversacin de Goethe con Eckermann de los das 1 1 y I 2 demarzo de 1828.

    Filosofa de la existencia

    Dada la confusin reinante en los frentes de combate, que Jaspersha comprendido y expresado con claridad insuperable, toda postura filo-sfica est destinada a dirigirse contra un frente determinado. La cues-tin es: contra cul? El frente contra el que apuntaJaspers cuando recuer-da al hombre su

    "s mismoo es la nivelacin del ser humano en cuantoausencia de ser-s-mismo. Sin embargo, se plantea aqu una cuestindecisiva: no sera preferible adoptar una postura contraria a (sublimar)el yo burgus (convertido en un .s-mismoo existencial) y favorable auna humanidad natural y a lo humano en general? Jaspers rcchaza deplano y tacha de positivista la cuestin que l mismo plantea

    -de sila reivindicacin del ser-s-mismo no implica una violencia .inhuma-na" y si el llamamiento a la existencia no es una ilusin fantstica- ydelega en el orden social objetivo Ia solucin del problema contenido enla pregunta.

    Lo que es el ser humano que ya no quiere ser s mismo se halla enun plano en el que la filosofa y la religin yanada tienen que decir, y sloqueda, como algo meramente positivista, la cuestin poltico-sociolgicade cmo es posible el oden de Ia sociedad y de si tal oden no precisa qui-z de cierta supersticin.21

    "Existencialmente", segnJaspers, slo queda elegir entre una exis-tencia del individuo referida a la trascendencia y una rcalizacin en elmundo sin existencia. Sin embargo, esta alternativa slo es tal si antesya se han nivelado todos los compromisos naturales y sociales de la vidahumana, favoreciendo una existencia esencialmente problemtica. Y sloesta problemtica existencial surgida de la conciencia de libertad pro-testante

    -y aIa cual es aplicable la frase de Kierkegaard: "El hechode que Dios pudiera crea a seres libres frente a s mismo es la cruzque Ia filosofa no ha sabido llevar y de la que se ha quedado colgada"-necesita a su vez de una trascendencia para superar su nihilismo, a fin

    2 1 . Aunque \a crtica jaspersiana de la sociologa sea comptensible, por la pre-tensin de sta de entender al ser humano como tal, del marxismo originario se puedeaprender mucho m:s de lo que da a entender la exposicin deJaspers. l resea de Engelssobrc Past and Present de Carlyle (Marx-Engels-Gesamtausgabe 1,2, pg. 421 y ss.) demues-tra hasta qu punto sus ideas no estn desfasadas, aun teniendo en cuenta el anlisissituacional de Jaspers.

    21 2t

  • Ei hombre en el centro de la historia

    de encontrar al menos en el fracaso un fundamento para su autocerte-za. La frase de Jaspers segn la cual la vida ya *no sera problemtica"si se pudiera vivir sin transparencia alguna del ser (parala trascenden-cia), en .verdadera banalidad", da por sentado que lo problemtico debedefinir el verdadero ser del ser humano, de suerte que una vida sin rela-cin existencial con la trascendencia resultara .banalo. No obstante, labanalidad podra ndicar precisamente en ese carcter existencial pro-blemtico cuyo trmino medio es el malestar y cuyo extremo es el nihi-lismo, mientras que lo extraordinario consistira en que el ser humanofuera humano por realizar lo general en su normalidad. Este carctetgeneral del ser humano, sin el cual cualquier filosofa del set hulr'ano otendra sentido, se mantendr empero necesariamente oculto y a la som-bra mientras aparczca como ,.multitud" (Kierkegaatd),.5o (Jas-pers) y ) y, en consecuencia, independiente-mente de una posible .trascendencia".

    26 27

    DECISIONISMO POLTICO(c. SCHMITT)

    193 5

    En la misma medida en que la raz^empeora,la accin adop-ta el carcter de la decisin.

    EnNsr JNcEx; Hojas y Piedras

    Cuando un experto en derecho pblico tan inteligente y tambintan influyente en la prcttca como el consejero de estado Carl Schmittse manifiesta sobre la pregunta de qu es la poltica, la intencin y elefecto de sus explicaciones van mucho ms all de su especialidad cien-tfica. El ensayo El concepto d'e lo polticol , en el cual Schmitt aborda estacuestin, slo se entender, sin embargo, si se vincula con un discursoque est temticamente relacionado y que versa sobre la recin conclui-da .era de las neutralizaciones y de las despolitizaciones> y con dos ensa-yos anteriores sobre Romanticismo po/tico y Teologa poltica2 - Pues la con-cepcin de schmitt sobre el catcter singular de la poltica est mafcadabsicamente por el hecho de ser, en primer lugar, una concepcin pol-

    1. Esteensayo (DerBegriff d.esPolitischen) sepublicprimeroen1927 enelArcbiufiir Sozialu,issenschaft und Sozialpolitik, luego en 1932, en una segunda edicin, iunto conel discurso sobre la era de las neutralizaciones y finalmente eI ao 793i, en una terceraedicin. Si no se indica lo contrario, citar siempre de la segunda edicin'

    2. Ambos ensayos se citan segn la segunda edicin.

  • El hombre en el centro de la historia

    mica opuesta a la romntica y, en segundo, una concepcin sccularizaclaadyacente a la teolgica. El concepto fundamental con el

  • EI hombre en el centro de la historia

    go, no se sabe bien en qu consiste la guerra , verdadera y autn-ticall

    -1ue queda en una nebulosa eini6- ni hay en El concepto delo poltico una referencia concreta a un nuevo mito como fundamentoespiritual de la actividad poltica moderna.

    Dentro de esta construccin histrica basada en Giambattista Vicoy Auguste Comte, Schmitt atribuye un papel especial al romanticismo.Pues con ste se lleva a cabo la problemtica transicin del siglo xvlll alxIX, es decir, del predominio de la moral humanista al de la economatcnica. .D hecho, el romanticismo del siglo xIX (...) slo significa elgrado intermedio de lo esttico entre el moralismo del siglo xvIII yel economicismo del xtx, slo representa una transicin conseguidamediante la estetizacin de todos los mbitos espirituales, operacin quese realiz con gran facilidad y xito. Pues el camino de lo metafsico ymoral a lo econmico pasa por lo esttico.r12 Esta estetizacin de todoslos mbitos de la vida slo representa por tanto un preludio de la neu-talizacin radical realizada luego por medio de la economa y la tcni-ca. El portador del movimiento romntico es la nueva burguesa.

    "Supoca comienza en eI siglo xvttl; en 1789 se impuso con violencia revo-lucionaria a la monarqu a, la nobleza y la iglesia; en I 848 ya se halla-ba al otro lado de labarricada, defendindose contra el proletariado revo-lucionariorl3. Carl Schmitt tiene una evidente afinidad con esteromanticismo y con su verstil representante poltico, con Adam Mller,inventor de la teora del estado total; dicha afinidad hace que su crti-ca comprensiva resulte particulamente reveladora, r4. Segn el anlisis deSchmitt, lo que caracteriza aI romanticismo es que todo puede ser cen-tro de la vida espiritual, puesto que su propia existencia carece cle talcentro. Lo central parael verdadero romntico es siempre slo su yo:ingenioso e irnico, pero en el fondo inconsistente.

    "En el munclo libe-ral burgus el individuo singular, aislado y emancipado (...) sc con-

    I 1. Vase ibdem, pg. 132 y s.12. Der Begnff de: P o l i ti scben, pg. 7 O ; vase tambin P o l i t i.u b l? on t n t i l:, ptg. ) lLi. Politiscbe Rornantik, pgs. 16 y 141.14. C. Schmitt: Theodor Dublers Nordlicbt,19l6, pg. 10 y s.

    Decisionismo poltico

    vierte en la ltima instancia, en lo absoluto'.rt Al carecer el mundo desustancia, sin embargo, este absoluto propio es una nada absolutar6. Des-de este radical aislamiento y privatizacin de la existencia humana ;r* Pslo hay un paso parallegar precisamente al otro extremo: el de una vin-culacin radical y pblica sea con la comunidad de la iglesia catIica,sea con la poltica nacional que se convierte asimismo en una suerte deasunto religiosolT. Sin embargo, mientras el romntico sea romntico,todo el mundo sef para l mero pretexto u occasio

    -o, en trminos

    romnticos, "vehculor, "incitacin" y ), el discurso casualy estimulante que no tiene ni comienzo ni fin. El romntico mezcla todaslas categoras y se muestra incapaz de hacer distinciones y de tomar deter-minaciones inequvocas, de adoptar una decisin indiscutiblete. El roman-ticismo poltico es slo seudopoltico, porque carece de seriedad moral

    15. Politiscbe Romantik,p9. 141.16.

    "Slo en una sociedad disuelta en individualismos pudo el sujeto que pro-duce estticamente trasladar el centro espiritual a su interior; esto solamente pudo suce-der en un mundo burgus que aisla al individuo en 1o espiritual, lo refiere a s mismo ycarga sobre l todo ei peso que normaimente estaba jerrquicamente distribuido en dife-rentes funciones dentro de un orden social. En esta sociedad, al individuo particular seIe deja ser su propio sacerdote. (...)La raz del romanticismo y de los fenmenos romn-ticos se halla en el sacerdocio privado." (Politiscbe Romantih, pg. 26).

    17 . Politische Romantik, p9. 81 .18.

    "Es un concepto desintegrado, pues todo cuanto confiee orden y lgtca ala vida y a los acontecimientos (...) es incompatible con la idea de lo meramente oca-sional. Donde lo incidental y casual se convierten en principio se produce una gran supe-rioridad sobe estas ataduras (...), en la filosofa de Malebranche, por ejemplo, Dios esla instancia ltima y absoluta, y el mundo y todo cuanto en 1 ocurre es mero pretextopara su actividad singular. Es una imagen grandiosa del mundo y acrecienta la supe-rioridad de Dios hasta alcaza una (...) magnitud fantstica. Esta postura tpicamenteocasionalista puede seguir existiendo, y otra cosa ocupar el lugar de Dios como istan-cia suprema: el estado, por ejemplo, ei pueblo o incluso el sujeto individual. Esto lti-mo es lo que sucede en ei romanticismo".-. iy lo ptimero, en el antirromanticismo deSchmitt! (ibd., pg.22 y s.)

    19. "El "maestro de la anttesis"" (se tefiere a Adam Mller) era incapaz de ver

    1rl0

  • El hombre en el centro de Ia historia

    y de energa poltica. sin embargo, en cada poca hay pefsonrs clecidi-clas que marcan el curso de los asuntos humanos; lo cual significa que eiromanticismo, indeciso y falto de sustancia, se pone muy a pesar suyoal servicio de decisiones ajenas2o. con este romanticismo, Schmitt tam-bin se define a s mismo, por cuanro su propio decisionismo es de carc-ter ocasional.

    Marx y Kierkegaard fueron los primeros en contraponer esta odeci-sin, al burgus y a la existencia romntica2r. El primer captulo de laTeologa poltica contefrc al final una breve alusin a Kierkegaard, mien-tras que la .dictadura en el pensamiento marxistar es tratada de for-ma ran prolija como intensa en el ensayo sobre la osituacin histrico-espiritual del parlamentarismo en la actualidad" (1923 y 1926) y enel libro sobre La dictadura desde Iw comienzos de la idea moderna d la sobe-rana ltasta la lucha de clases proletaria (192I y 1928). Sin embargo, lapropia teora poltica de Schmitt, adems de no contar con un mbi-to central determinante, carece no slo de la metafsica de la deci-sin que l reconoce con justa raz6n como fundamento del socialismo.cientficor de Marx, sino tambin del fundamento teolgico que sus-tenta la decisin religiosa de Kierkegaard a favor de un gobierno auto-ritativo22. Por tanto, habr que pregntarse la fe en qa sustenta la*decisin exigente y moral,2l de Schmitt, si no cree ni en la teologa

    una anttesis que no fuera la de un contraste esttico. Para 1 no son posibles ni 1asdisrinciones lgicas, ni los juicios de valor morales, ni las decisiones polticas. La fuen-te ms impottante de la vitalidad poltica, la fe en la justicia y la indignacin por lainjusticia, no exisre para l.o (Politische Romantik, pg.171; vase tambin Die geistesger-chicht/iche Lage des heutigen Par!amentarismas [La situacin histtico-espiritual del par-lamentarismo en la actuaiidad], segunda edicin, 1926, pg. 68).

    2Q. oA pesar de su irona y su amor por la pandoia, muestra una continua depen-dencia. En el mbito ms estrecho de la productividad propia, en el campo lrico y musi-cal-potico, el ocasionalismo subjetivo puede encontrar una pequea isla de creatividadlibre; no obstante, hasta aqu se somere inconscientemenre al poder ms prximo y msfuerte, y su superioridad sobre el presente tomado como mera ocasin sufre un vuelcosumamente irnico: todo lo tomntico est al servicio de energas no-romnticas, y situar-se por encima de Ia definicin y la decisin acaba siendo un acompaamiento srvicjalde la fuerza y la decisin ajenas" (Politische Ronantik, pg. 228)

    2I. Yase sobre todo Kierkegaatd: Sobre el concepto Je irony'a y Crtica de l actaali-dad:Marx: El 18 d4 bramario de Luis Bonaparu,1852.

    22. Ya'e Kierkegaard: Das Eine, ds nt tut, Zeitwende, ai.o 3,1927, cuaderno 1-

    Decisionismo poltico

    del siglo xvl, ni en la metafsica del xvII y menos an en la moralhumanista del xvItt, sino nica y exclusivamente en la fuetza de ladecisin2a?

    Lo que Schmitt resalta en Kierkegaard es slo su aparente apologade la

    "excepcinr pues, como dice la primera frase de la teologa pol-tica, . Autoritas, nzn ?eritas facit legem. Ahora bien, la excepcinpolticamente decisiva es para l la guena, que es precisamente el caso"determinante> como excepcin y que, en consecuencia, no tiene parao-grt.La excepcin, dice Schmitt utilizando una frmula sospechosamenteromntica, es ms ,.interesante, que el caso normal26 y no slo confir-ma la regla, sino que sta vive en definitiva inica y exclusivamente dela excepcin. Por eso le interesa tambin Kierkegaard, quien sin embar-go nunca quiso justificar la excepcin en s, cuando deca que sta expli-ca tanto lo general como se explica a s misma y que para estudiar logeneral con detenimiento slo hace falta buscar alguna verdadera excep-cin. Aparte de que Kierkegaard no pretenda decidir polticamente elestado poltico de excepcin de 1848, sino que se decidi por la auto-ridad cristiana, resulta muy caracterstico que Schmitt, en su cita de

    23. D ie geis tes gescb tcbtl icbe Lage des heutigen P arlamentarismus, 2" edcin, 1926,pg. 68 y s.

    24. Las categoras efectivamente morales como "iealtad", "disciplina interna" y

    .honor" slo determinan el pensamiento poltico de Schmitt desde que se desvinculdel decisionismo en su nuevo escrito Sobre tres tipos de pensamiento jurhlico, 1934, pg. 52.

    25. Yase por contra el nuevo texto mencionado ms arriba, en el cual se seala(p5.62) que la

    "realidad concreta de unas circunstancias de vidao se debe comprendermediante conceptos de orden naturales basados en la sittacin norntal.

    26. Politische Theologie, pg. 22.

    )2 33

  • El hombre en el centro de la historia

    Kierkegaard, omita soberanamente un pasaie que no encaja con susideas y que reza as; rrLa excepctn justtficada est reconciliada en lo gene-ral, y ,.lo general es fundamentalmente polmico contra /a excepcin" (elsubrayado es del autor), mientras que Schmitt, en cambio, hace que laexcepcin sea polmica con lo general. El propio Kierkegaard no renun-ci en absoluto a pensar lo normal y lo general, pero no quiso hacedo demanera , sino con

  • El hombre en el centro de la historia

    cos y decisionistas, siendo pan l los primeros el ejemplo tpico de laindecisin liberal propia de una burguesa que negocia y discutel2. Inter-preta y ampla la frase de De Maistre segn la cual t,ut gLuuerneruent estbon lorsqu'il tabli al sealar que .la mera existencia de una autoridadpblica implica una decisin y la decisin en s ya es valiosa, porque pre-cisamente en las cosas ms importantes es ms importante el hecho dedecidir que el cmo se decide"33. Lo esencial es que entonces

    "lo poltico como lo total> en con-traposicin expresa a dicha poltica.

    Lo que le impresiona sobremanera en la figura de Donoso Corts esla

    "grandeza consciente de s misma de un descendiente espiritual delgran inquisidor". El anlisis de Schmitt no tiene en cuenta, sin embar-go, que Donoso Corts, catlico piadoso, siempre someta en ltima ins-tancia sus decisiones al dictado del Papa y que slo su fe y su ortodo-xia le permitan ser tambin un hombre de estado decidido y convencidode que tomaba las decisiones correctas36. Schmitt ve la importancia his-trica de Donoso Corts sobre todo en el hecho de que este hombre deestado, sabedor de que ha acabado la poca de los reyes soberanos, hayaexacerbado su decisionismo hasta llegar a la consecuencia extrema deuna

    "dictadura poltica>. Su adversario ms serio ya fio eta la "clase dis-cutidora>, o sea, la burguesa, sino el socialismo anarquista represen-rado inicialmente por Proudhon y luego por Bakunin. Ahora bien, cuan-do Schmitt seala en este contexto que la esencia del estado se reducepor tanto necesariamente a una de"cisin absoluta y ncreada de la nada"que no requiere justificacin alguna, est definiendo su propia posicin,y no la de Donoso Corts, quien como cristiano consideraba que sloDios

    -y no el hombre- poda crear algo de la nada. De hecho, estenihilismo activo slo es propio de Schmitt y de sus correligionarios inte-lectuales alemanes del siglo xxl7. Donoso Corts habra tomado esta

    36. Yase Die geistesguchicbtlicbe Lage dcs beutigen Parlamentarismus, pg. 65 y pg.75 en relacin con Ia ltima evrdencia de la fe socialista de Marx.

    37. En comparacin con este nihilismo moderno, el "pesimismo" realista de Hob-

    j6 J7

  • 'if'

    El hombre en el centro de la historia

    decisin surgida de la nada por algo tan ,.horrorosamente cmico" comola conversacin eterna del romanticismo.

    El fundamento nihilista de una decisin que no est ligada a nadaqueda del todo patente en el concepto de lo poltico38. Cuando, como

    bes, con quien Schmitt reclama cierta afintdad (Der Begriff des Politiscben, pg. 46 y ss'),es una suerte de fe en el progteso, en una posible limitacin del estado natural, estadoque Schmitt

    --contrariamente a Hobbes- aprueba ptecisamente por ser un Jr tus belli.El nihilismo moderno slo ha sido comprendido filosficamente por Nietzsche' quienfue el primero en reconocer que el hombre moderno, que ya no cree en nada ni sabe ya.para quo est aqu, oprefiere querer la nada a no querer>. Este nihilismo de la fuerza..salva,, a ola voluntad en s'. El nihilismo activo es el que catacteriza tambin losprimeros escritos de Ernst Jnget, a los que Schmitt se refiere a veces. Estas frases seencuentran, por ejemplo, en El carazn aaentilral, el diario de Jnger de 1929:

  • El hombre en el centro de Ia historia

    tido a travs del rasgo ms amplio de lo poltico y resultan incom-prensibles cuando no se enriende la esencia de lo poltico." El caso deci-sivo en el cual el statu poltico del pueblo resulta determinante paratodo conciudadano es el caso de necesidad extrema o, como suele decirSchmitt, el .caso de emergencia" poltico de la guerra que exige del serhumano el sacrificio de la vida. Esta instancia suprema que afecta a laexistencia en s, al simple hecho de estar o a la

    "facticidad" protege elanlisis de lo poltico que hace schmitt

    -como ocufre en la analtica

    del estar de Heidegger- de cualquier definicin que afecte a un 'qu'de la existencia poltica y lo protege de una manera que no admite dis-cusin. El mero hecho de que la disposicin para la muerte y Para matarsea definitivo en la guefra, le proporciona soberana sobre todo cuantoexiste, de forma anIoga a la .superioridad" que riene el poltico romn-tico por medio de su principio de la occasio40 y el burgus liberal, pormedio de sus mltiples contactos, ninguno de los cuales comprometede manera absolutaar.

    Esta .libertadparalamuerte> entendida en un sentido poltico pre-supone la existencia de diversos estados enemistados. La diferenciacinbsicaa la que se reducen todos los actos y motivos polticos, segn lareora de la decisin pfopuesta por Schmitt, es por tanto Ia distincifn deamigo y enernigo o, puesto que el amigo poltico no niega nuestro ser Pro-pio, la distincin entre el ser propio y el ajeno, en la cual el ser ajeno nie-la nuestro ser propio en su totalidad. Ahora bien, qu significa aqu el*modo de serr propio y ajeno, qu significa ontico,42, cuando preci-samente el ser poltico no se refiere a un modo de ser especfico entreotros, sino a la conservacin del ser propio y alanegacin del ajeno comotal y en su totalidad, a la *exisrencia" poltica? 'Es una diferencia natu-ral entre los modos de ser propio y ajeno la que decide la posibilidad deuna guerra o, por el contrario, la distincin entre el ser propio y eI aje'no slo se debe al hecho de que se ha tomado una decisin blica real?En otras palabras, el caso de emergencia poltico de la guerra se pro-duce porque existen pueblos y estados o .formas de exisrencia" polti-ca esencialmente diferentes en su modo de ser? O es (ltrc esos nexos y

    4O. Politische Romantik, pg. 22.41. Der Begriff da Politischen,3' edicin, pg. 2142. Ibd.,pgs.14,20,2) y 37.

    Decisionismo poltico

    separaciones marcados por una gran tensin y bsicamente existencia-les que, segn Schmitt, son la caracterstica especfica de lo poltico slose producen cuando hay una gvera, es decir, de manera casual u oca-sional? A este segundo caso respondea el hecho de que en la ltimaguerra, por ejemplo, los turcos fueran .amigos" de los alemanes y los*congneresr ingleses, en cambio, enemigos, cosa que en otra guefrabien podra ocurrir a la inversa. Pues estos .agrupamientos" fcticos

    -un concepto de la sociologa liberal- estn determinados, en un caso

    de emergencia ms que nunca, sobre todo por las alianzas ocasiona-les derivadas de la situacin histrica y de la constelacin poltica al esta-llar la guerra y no de un *modo de sero permanente.

    Lo revelador es que la argumentacin de Schmitt admite ambasinterpretaciones. En algunos pasajes da la impresin de que el enemigoes .simplemente>) un extrao; es el otro, alguien .diferenter43, de modoque en un caso extremo puede producirse con l un conflicto que losimplicados slo podrn resolver a vida o muerte, pues el adversario pol-tico no es ni un

    "antagonista. ni un mero u

  • El hombe en el centro de la historla

    de los fines y bienes concretos de la vida y no sobre la de su condicinprevia pura y dura que es la afirmacin y conservacin de la existenciapol tica. Schmitr rcchaza sin ms la idea de una guerra justa, remi-tindose a Grotius, y tambin cualquier justificacin moral. El hechode que slo queden, pues, la

    "afirmacin" *nticat y no necesitada dejustificacin de la propia existencia y la lucha contra un enemigo "realt

    no quiere decir, sin embargo, que el concepto de 1o poltico de Schmittcarezca de supuestos morales y metafsicos, aunque sean de catctetinmoralista y nihilista. No obstante, se mantienen ocultos porque 1 vin-cula polmicamente dichos supuestos a la moral humanista y a la posi-rividad liberalaT. Si bien Schmitt afirma que su definicin de lo polti-co no es

    "ni belicista ni militarista, ni imperialista ni pacifistat, de hechotampoco es neutral, sino bsicamente antipacifista y, como consecuen-cia de esta negacin polmica, en s belicistaas. Sabiendo que el nerviode todas las argumentaciones de Schmitt, desde la misma dedicatoria,es una simpata manifiesta por los , es decir, por la guerra como lo peligroso y arriesgado"e, no pode-

    4-/. Yase lasobservacionescrticasquehaceL.StrausssobreelconceptodelopolticodeSchmitt en:ArchiufiirSozialwissenschaftandSozialpolitik,vol.6T,l9)2,pg.732 y ss.

    48. Yase el nuevo ensayo de Schmitt sobre Staatsgefitge und Zusammenbruch desZuteiten Reicb.r (Estructua estatal y hundimiento del Segundo Reich), 1912, donde elbelicismo formal adquiere a plsterizri un contenido histrico mediante la tesis de queslo el estado militar prusiano es la autntica sustancia del Reicb alemn.

    4). DerBegriffdesPolitiscben,pgs.46ys.y54;vaseporcontrasuanteriorcarac-terizacin de la guerra en el texto sobre Dubler, pg.6.

    "El fenmeno de io polticoslo se puede entender por la referencia a la posibilidad reai del agtupamiento de ami-gos y enemigos, independientemente de la valoracin religiosa, moral, esttica, econ-mica de 1o poltico que se derive de ello (...). t-lna guetra no tiene que ser ni religiosa nimoralmente buea ni rentable*; probablemente hoy en da no sea ninguna de estas cosas.Esta simple verdad se ve confundida a veces por el hecho de que antagonismos religio-sos, rnorales y de otro tipo se convierten en conftontaciones polticas y pueden provo-car un agrupamiento decisivo de amigos y enemigos orientado hacia la lucha. Sin embar-go, cuando se produce este agtupamiento combativo, la oposicin determinante deja deser religiosa, moral o econmica y pasaa set poltica. La cuestin slo reside ntoncesen saber si ese agrupamiento de amigos y enemigos existe o no como posibilidad realo realidad, con independencia de los motivos humanos que han bastado para povocar-lo" (Der Begriff da Politiscben, pg. 23 y s.; vase tambin p9. 31).

    En la 3'edicin, el pasaje contina as despus de *: "En una poca que encubre

    Decisionismo poltico

    mos dejarnos eogairat por su capcioso ni-ni. Sabemos, como admite inclu-so cualquier pacifista, que la lucha a vida o muerte es y ha sido siem-pre una posibilidad real en que todas las contradicciones concretas pier-den su significado determinante. Pero puede de ello deducirse unconcepto de lo poltico o incluso una concepcin de la esencia del estar-en-la-polis y no slo Ia constatacin de una realidad tan simple comoque, odado el casor, la guerra es la imposible de justi-ficar? No debera ser Schmitt consecuente y renunciar a hablar de unposible de la guerra y de un conocimiento de lo poltico? Por-que cmo es posible comprender y en su totalidadla situacin poltica y distinguir entre amigo y ene-migoto, si este conocimiento se limita, de hecho, a constatar que en elcaso de emergencia cada implicado debe decir soberanamente si existeo no tal situacin de emergencia y decidir tambin quin niega,

    "dadoel caso>, el modo de existencia poltica propiotl? Si slo en el caso deconflicto se puede decidir si es o no necesaria esta ltima consecuencia(la eliminacin fsica y el sacrificio fsico), no se estar definiendo alenemigo *nticor

    -algo bien diferente, desde luego, que "ser, sim-ple y "casualmente> mi enemigo- de manera meramente ,

    concretamente porque pone en entredicho y niega Ia existencia polti-ca propia, pero de manera absolutamente independiente del modo deser particularT De ser as, sin embargo, el enemigo no negara la

    "for-ma de existenciao propia o el de ser, sino ni ms ni menosque la mera existencia, elfactun brutum del estar pblico y poltico, pre-viamente a cualquier definicin ms precisa mediante los diferentes tipos,hostiles o amistosos, del ser tnico y racial, religioso y moral, cultural ycconmico. De ser as, la distincin bsica de amigo y enemigo no ten-tlra nada de especfico, sino que atravesara y superara todas diferen-cia.s y rasgos comunes especficos del ser humano y rendra un sentido

    ron la moral o la economa sus contradicciones metafsicas probablemente no sea nada,lc todo eso., Es decir, el posible sentido de laguerra se relaciona aqu, incluso enrcferencia a nuestro tiempo, con contradicciones metafsicas, a pesar de que todas lascxplicaciones de Schmitt extraen su carcter especficamente poimico del hecho der)egar que lo teolgico, metafsico, moral y econmico sean deteminantes para Io ver-rldetamente poitico.

    t0. Ibd., pgs. 15 y 25.t1. Ibd., pgs. 15, 33,36,J8,t7.

    12 4J

  • El hombre en el cenrro de la historia

    ) existencialt2, al ser osloo el ltimo "grado de intensi-

    dad" de una posible unin o separacin, sin que pudiera precisarse a qupertenece esta intensidadtl. Hasta podra afirmarse que la tensin pol-tica resulta tanto ms intensamente

    "poltica" en el sentido de Schmitrcuanto ms impersonal e insignificante es el contenido concreto de laenemistad, por cuanto dicha intensidad no afecta entonces a nada par-ticular y singular de la existencia poltica del ser humano, sino al sim-ple ser o no ser. Schmitt convierte la agudizacin extrema de la situa-cin poltica, como ocurre en el caso de emergencia de una guerra, enbase de su concepto del ser poltico y lo hace en la lnea de la ontolo-ga existencial de Heidegger, segn la cual la

    "situacin fundamen-tal" del estar humano reside tambin en el hecho

    "de que es" y oha deser para>, aunque nadie sepa para qrt54 . Este mero hecho de ser y, portanto, de que en un caso de emergenciaprovoca un

  • El h63 slo tiene, para 1, el signi-ficado negativo de negar la unidad soberana del estado; y en cuanto aIser-s-mismo y a su decisin en cada caso ptopia respecto al ser o no-ser'es
  • Ei hombre en el cenrro de la hisroria

    resuelve o aclara al menos el problema de que sea siempre una y la mis-ma persona indivisible la que parricipa tanto del statu poltico de supueblo, como de sus parientes ms cercanos y tambin de s mismo?El que eI status poltico sea de facto *determinante> para todos los com-promisos que le estn subordinados demuesrra justamente la perma-nente existencia de dichos compromisos. Precisamente la guerra demues-tra que, en el caso de emergencia, el ser humano no se convierte sin msen enemigo del enemigo, sino que conserva sus cualidades .privadas,y apolticas tanro en un bando como en el orro. En medio de una gue-rra, los mismos hombres que estaban dispuestos a matarse podan con-vertirse en pacficos camaradas que conversaban y negociaban unoscon otros, sin dejar de ser enemigos polticos6e. Y el esraruro del pri-sionero poltico es slo un caso exrremo de esta hostilidad pacfica. Elhecho de que, en general, Ias cualidades privadas y pblicas del ser huma-no no estn por principio separadas, sino que se combinen en una suer-

    69. Una situacin anloga se da hoy en da en el problema judo, que se ha con-vertido en tema poltico. Se da, concretamente, en el caso caracterstico de los antise-mitas filosemitas, enemigos del judasmo en pblico y amigos de judos en privado (va-se a este respecto la dedicaroria de laVerfassungslebre fTeora constitucional] de Schmitt,as como el estudio sobrc Nordlicbt [Aurora boreal] de Dubler). La posicin de schmitrsobre este punto se deduce indirectamente de la manera en que explica la reiaci)n entfeel caso de emergencia poltico y el mandamiento cristiano de am

  • El hombre en el centro de la historia

    llo" que decide soberanamente y sus .seguidoresr. Aqu tambin, lamera polmica contra el concepto humanista de humanidad y la

    "homo-geneidad"T2 democrtica no logra barrer el problema de la igualdadhumana73. Schmitt tampoco puede evitar la bsqueda de una igual-dad que garantice y sostenga humanamente la unidad poltica entrequien acaudilla y quienes obedecen. Schmitt reivindica como tal igual-dad la llamada igualdad de rangre. sta sustituye para l la igualdad anteDios, ante la moral y ante Ia ley. En una conferencia sobre el espritu delnuevo derecho pblico explic que hasta ahora el estado daba a lo desi-gual un trato de igualdad. Y que la nueva ley sobre el funcionariado pro-cura, en cambio, establecer una igualdad tipolgica sustancial entre elpueblo alemn y la direccin poltica: porque no se puede liderar pol-ticamente a quienes son de sangre ajena. En opinin de Schmitt, la igual-dad de sangre responde tambin a la pregunta de si el nuevo estado esun estado de derecho. Se trata, segn 1, de un estado justo porque losostiene la confianza de un pueblo cuya sangre es homognea. Slo enun lugar se demuestra indirectamente que Schmitt, como la mayora,entiende por este concepto una igualdad tnica en el sentido de unaraza14. Su concepto de lo poltico no slo es por tanto antiliberal, sinotambin antisemita; y es ambas cosas ms de lo que est dispuesto aadmitir. Pues Schmitt no es slo tan antiliberal que tolera todos los agru-pamientos, del tipo que sean, con tal que sean ,,seriosrr, sino tambintan antisemita que propugna la idiosincracia racial como fundamentode la existencia comn. Esta idiosincracia tiene bsicamente un sentidopolmico. Schmitt entiende por ella la oposicin entre no-arios o judos,de un lado, y los llamados arios o no-judos, de otro. De hecho, no exis-te mejor ejemplo para definir lo que es un concepto meramente pol-mico: porque un .ario, slo puede determinarse por el hecho de noser no-ario. El nmodo de serr propio, al que se refiere la distincin bsi-

    "ca de amigo y enemigo, tiene, pues, como fundamento tcito en pol-tica interior una sustancialidad aria que le confiere cierta apariencia de

    72. Der Begriff da Politiscben, pg. 42 y s.; Die geistesgeschrcbtliche lzge clu beutigenParlamentarismus,pgs. 16 y ss., 20.

    7i. Yase Schmitt: Verfassungslehre, pg.226 y ss. y por contra: Ilaecker: Wa istda Menscb? (Qu es el ser humano?), l9JJ, pgs. 2I y ss. y 7 I y ss.

    74. Sobre este punto vase tambin el iuicio anterior sobre el (romanticismo dela teora racialo en su texto de i916 sobreNord/icht de Theodor Dubler, pg. 14.

    Decisionismo poltico

    contenido e implica tambin una intencin polmica contra el tipo esen-cialmente extrao del ser-no-ario. Lamentablemente, esta pretensin deuna igualdad de sangre slo se manifiesta con toda claridad en una espe-cie de sometimiento a la doctrina imperante que Schmitt pone en prc-tica modificando en la tercera edicin una nota de la segunda. El pasa-je en cuestin es el siguiente:

    2'edicin (1932), pg. )0: 3'edicin (1933), p9. 44:*Queda por ver hasta cundo residi realmente el espritu de Hegel en

    Berln. Sea como fuere, la corriente determinante a partir de 1840 prefiri quele proporcionaran una filosofa de estado "conservadora", concretamente pormedio de F. J. Stahl,mientras Hegel se trasladaba a Lenin Este hombre conservador se cambi

    y a Mosc atravs de Karl Marx. All de pueblo y de fe, se cambi tambinsu mtodo dialctico conserv su fier- de nombre e instruy luego a los ale-za concteta en un concePto de enemi- manes en temas de piedad, continui-go nuevo y concreto, el de enemigo de dad y tradicin. EI alemn Hegel leclase, se transform... y convirti tam- parcca (al igual que al alemn Scho-bin todo lo dems, la legalidad y la penhauer! El autor) "huero y no ver-ilegalidad, el estado e incluso el com- dadero", "contrario ai buen gusto" ypromiso con el adversario en un "desolador".""arma" de esta lucha. Es en G.Lukcs... donde con ms fuerza pervi-ve esta actualidad de Hegel."

    El hecho de que Schmitt elimine sin decir palabra el inoportu-no comentario sobre Marx y sobre el judo y marxista Lukcs e intro-duzca en cambio un comentariq, ms acorde con los nuevos tiempos,sobre el judo prusiano Stahl llama tanto ms la atencin cuanto queen otro momento, concretamente en una observacin sobre el Tratadode Versalles, insiste en que ella proviene *sin cambio alguno" dela'o l92J7t.

    7 5. Der Begriff des P olirischen, pg. 2L), 3" edicin, p9. ) 4' Hay una

  • El hombre en el centro de la historia

    Qu se deduce, en definitiva, de este hecho en s balad de unaobservacin que se modifica segn soplan los vientos? Algo as comouna confirmacin de la tesis del propio Schmitt de que la .poltica"

    "esy sigue siendo> el *destinoo76. Pues la experiencia de la ltima gue-rra y los acontecimientos que se produjeron a continuacin determinan,en efecto, Ia manera en que Schmitt define su poca y, dentro de sta,lo poltico. Esto ocurre hasta tal punto que uno no puede menos de pre-guntarse: es aqu un .destinoo lo definitorio? No ser simplementeel acontecer fctico el que normaltza la manera en que una persona acti-vamente implicada comprende lo poltico? Si la comprensin y el con-cepto estn determinados por el acontecer poltico de la poca, noser cada concepto y cada idea necesariamente

    "ideologa" en el senti-do de Marx? La diferencia entre la dictadura del marxismo y el dictadode una teora decisionista del estado se limitara entonces al simplehecho de que la crticaterjca de Marx refiere todo ser poltico y espi-ritual a la distincin dialctica bsica entre burguesa y proletariadomientras que la polmica terica de Schmitt se remite a Ia diferencia-cin brsica adialctica entre estado liberal y estado soberano, entre dis-cusin y decisin. En ambos casos, la fe en el sentido de la discusin con-ceptual cede el paso a una ,rteora de la accin directa"77. Ello significa,no obstante, que la concepcin en s

    "polticao no quiere concebir en elfondo qu es lo poltico, sino que se niega a s misma por mor de unadecisin poltica. Esta transformacin de la concepcin filosrfica de laesencia de lo poltico en un mero instrumento intelectual de la accinpoltica se produce por primera vez de manera voluntaria y consciente enel cuestionamiento que Marx hace de Hegel. En Schmitt, esta misma

    ria de la revolucin nacionalsocialista: sera extrao que precisamcnte rn l9l.l, Ia po-ca de la J'edicin, estas sociales representadas por Oppcnhcimcr siguieran,.penetrando,' en la sociedad aunque el ejrcito y el funcionariado

    "toddvt, lt's lircrnvdados! Ahora bien, cuando Schmitt prosigue afirmando que

  • El hombre en el centro de la historia

    se opusieron de forma vehemente, aunque con intenciones diferentes ycon objetivos totalmente contrarios, atodala situacin interna y exter-na de su poca, que *razonaba> y cvyaprimera ley era precisamente lafalta de decisin. La culminacin espiritual hegeliana de una historiabimilenaria es para ambos una mera .prehistoria, que precede, respecti-vamente, a una revolucin extensiva y asnareforma intensiva. En ambos,las mediaciones concretas de Hegel se convierten en decisiones abstractasafavor del viejo Dios cristiano y de un nuevo mundo terrenal. Marx plan-tea la necesidad de una decisin respecto a las condiciones de existenciagenerales y externas de las masas y Kierkegaard hace otro tanto respectoaIa relacin existencial interna del individuo consigo mismo; Marx pien-sa sin Dios y Kierkegaard piensa ante Dios. Sin embargo, sta y otrasevidentes diferencias parten de un supuesto previo que les es comn: eldecidido desacuerdo con el mundo cristiano-burgus que exista en la po-ca. Resulta caracterstico que en medio de la decadencia de este mundocaduco queden todavados excepciones que designan lo *general" del serhumano: para uno, se trata de la masa del proletariado que, excluida de lasociedad burguesa, garaotiza el posible restablecimiento del ser humanocomo tal, mientras que para el otro es la excepcin cristiana individual,alejadade la cristiandad del momento, la que garantiza un posible resta-blecimiento del ser cristiano. Lafuerza espiritual con que se oponen a ladecadencia, sin embargo, no se basa simplemente en una decisin porla decisin (en el sentido de firmeza, resolucin), sino en el hecho deque ambos a(tn crean, frente a la degradacin y nivelacin80, en una ins-tancia suprema, en *Diosr y en la

    "humanidad>> como parmetros de sudecisin.

    Con estos dos grandes adversarios de la filosofa hegeliana del saberabsoluto se inicia, an dentro del amplio horizonte de la filosofa clsi-ca alemana,la decadencia ya legitimada de toda buena conciencia en

    80. En su crtica de Ia actualidad, sta es la expresin tica que Kierkegaard empleauna y otra vez par^ calificar aquello que Schmitt, desde un punto de vista poltico, lla-ma ,.neuttalizacin" y que Scheler, desde una perspectiva cultural, denomina "com-promisoo en una confetenciad,e 1927 a la que Schmitt se refiere polmicamente. Eltadiferente denominacin de un hecho que es el mismo, a pesar de tener mltipies face-tas, demuestra una diferencia fundamentai de su interpretacin, tan clarificadora comola que Schmitt demuesta ai tratar de dos conceptos polticos:

    "tributo" y "reparacio-nes" (Der Begriff ds Politiscben).

    Decisionismo poltico

    lo que respecta a la sabidua, ala ciencia y al saber. Desde entonces sloqueda bsicamente una diferencia: que alguien slo quiera compren-der o slo quiera .decidiro, que slo quiera manifestar con palabras oslo quiera ,rafectar, combatir, negar y refutaro. Esta fuerza polmica delas palabras, que luego se convierten necesariamente en consignas, esalgo muy distinto de Ia ..fuerza de un saber ntegror, que genera unorden de los asuntos humanos y no slo una decisin nihilista.

    Sin embargo, en su ensayo de 1934 ber die drei Arten des ruhts-wissenschaftlicben Denkens (Sobre los tres tipos del pensamiento jurdico)Schmitt no slo rechaza, como ha venido haciendo, el normativismoimpersonal del

    "pensamiento basado en normas o leyeso, sino tam-bin el decisionismo personal y dictatorial, o sea, la idea de la decisinque l mismo defenda, y aboga por un pensamiento suprapersonal, con-creto y especficamente oalemno del

    "orden y la creacin"8l. A primeravista, este hasta ahora ltirio cambio del siempre movedizo pensamientode Schmitt supone un vuelco radical a todo lo dicho hasta el momen-to; en realidad, sin embargo, slo confirma el carcter absolutamenteocasionalista de su pensamiento poltico. El hecho de que se deje insu-flar

    -por lo que ocurre de facto polticamente- un contenido que qui-

    ta toda razfl de ser al decisionismo se debe a que la decisin es en svaca. Cuando el estado de emergencia poltico queda de hecho supri-mido por una accin decisiva, el decisionismo como concepto polticofundamental resulta ya superfluo. Sin embargo, Schmitt no es infiel a smismo al abandonar la idea de la decisin; pues su pensamiento sigue.fielo a s mismo

    -desde el normativismo extremo (en el ensayo sobre

    el Valor del estado f\Xrert da Staatesl de L9l7), pasando por el conceptodecisionista de lo poltico (1927), hasta llegar ala idea del orden (1934)-porque siempre acompaa fielmeqrte las situaciones polticas que, impre-visibles e inimaginables, le van tocando en suerte. La situacin an-mala de la .excepcin)> era antes *decisivr ahora,lo decisivo para elpensamiento poltico recto y correcto son la situacin *normalt y esta-bllizada y el

    "hombre comn y corriente"82. La anttesis determinante

    81. El pensamiento del orden como pensamiento "institucional" se sugiere por

    primera vez en el prefacio de la 2 edicin de Paliische Theologie; vase el nuevo texto'p9.57 y s.

    82. ber die drei Arten des recbtsuissenscbaftlicben Denkens. pgs. 10, 22 y s. '

    16.

    i

    54 tt

  • El hombre en el centro de la hisroria

    ya no es entre norma y decisin, sino entre norma y orden. Los concep-tos polticos pierden as el rasgo esencial que se les atribua: el de serpolmicos; se vuelven esencialmente positivos, en sintona con el nue-vo orden estatal positivo surgido de la decisin poltica que provoc larevolucin nacionalsocialista. Lo que antes era decisin soberana se aco-moda, una vez tomada, al orden concreto que se est gestando. El deci-sionismo puro, representado en su forma clsica por Hobbes, presupo-ne un odesorden, que slo puede ordenarse mediante la decisin; luegosta se presenta como una decisin afavor de una

    "vida en comno orde-nada cuya expresin jurdica es la idea del orden y no ya la idea de lamera decisin81.

    Esta exposicin de la .evolucin alemana hasta el presente" refle-ja la evolucin del pensamiento poltico de Schmitt etre I9IJ y 1934,de igual manera como l mismo afirma, con una frmula despectiva,sobre su adversario Kelsensa. Lo admirable de esta evolucin es que, porlo visto, Schmitt considera absolutamente innecesario mencionar, aun-que sea con una palabra, o justificar ante sus lectores esta obligada trans-formacin de su decisin soberana desde E/ clnceptl de lo poltico.

    81. Ibd., ps.52.84. Ibd., pg. 15,nota

    EL NIHILISMO EUROPEO.OBSERVACIONES SOBRE LOS ANTECEDENTES

    ESPIRITUATES DE LA GUERRA EUROPEA

    1940

    PRIMERA PARTE

    I. La unidad de Europa y su desmoronamiento

    Europa es un concepto que no proviene de s mismo, sino de su opo-sicin esencial con Asia. Los griegos adoptaron probablemente de losfenicios la distincin entre Europa y Asia, y en los monumentos asiriosse han encontrado estos dos conceptos contrapuestos: *erebt (la tierrade la oscuridad o del sol poniente) y .asu' (la tierra del sol naciente).Europa es en su origen y mientras sea fiel a s misma una potencia con-tra-asitica, en lo poltico y en lo espiritual. La palabra alemana Abend-land (occidete) posee una resonancia ms plena. Contrariamente a Mor-gmland (oriente), implica un movimiento hacia el final que si bien empiezaen el este, se completa en el oeste.

    "La historia universal va de este a oes-te, puesto que Europa es en s el final de la historia universal y Asia, elcomienzo (...). En el este sale el sol exterior y fsico y en el oeste se pone;aqu, en cambio, emerge el sol interior de la autoconciencia, que irradiaun resplandor ms elevador,l, concretamente el resplandor del espritu

    L Hegel: Philosopbie der Geschicbte (Filosofa de la historia), tVerke, volps.1O2.

    t7

    IX:

  • El hombre en el centro de la hisroria

    absolutamente libre y por tanto tambin crtico, cuyos ;eligr()s y cLlyagrandeza oriente desconoce hasta el da de hoy. Dos muchachos, sealaHegel2, desarrollaron la individualidad ms bella y ms librc cn la aclo-lescencia de Europa: Aquiles y Alejandro Magno.

    "Aquiles como l)ro-tagonista de la campaa nacional de los griegos contra Troya (...); Ale-jandro quien, emulando a Aquiles, se puso a la cabeza de los griegos yejecut Iavenganza que haban jurado a Asia., A la accin juvenil deAlejandro le sigui la accin adulta de Julio Csar, quien coloniz elcentro de Europa mediante la conquista de Galia. Sus sucesores funda-ron el imperio romano, que es desde entonces el terreno histrico sobreel que se mueve Europa. La herencia de Roma la asumieron la Iglesiacatlicaromana y el Sacro Imperio Romano Germnico, cuyo final slose sell oficialmente en 1806. No obstante, la primera ruptura decisi-va de la unidad espiritual de Europa se produjo mucho antes' con la pro-testa alemana de Lutero contra la autoridad universal del Papa de Roma.De este modo se pona en entredicho, tanto en lo religioso como en lopoltico, la unidad espiritual de Europa encatzada por la Iglesia una yuniversal, o sea , y su tradicin romana.

    "La cristiandad oEuropa' que Novalis celebraba rodava en 1799 ya no es una realidadconvincente desde la Reforma alemana, sino

    -al igual que el grecismode Hlderlin anhelo nacido de la carencia.La unidad de Europa, que incluso rota distingue y separa el rostro

    y el gesto del europeo de todos los dems, no se define ni geogrfica niracialmente, ni por la osangre, ni por el *sueloo. Geogrficamente,Europa pasa a Rusia y a Asia sin una frontera ftja y natural, mientrasque Amrica, a pesar de su autonoma continental, es ms europea porcultura y lengua que el sudeste y el nordeste europeos, habitados porpueblos eslavos y semiasiticos.La raza blanca de Occidente va muchoms all de las fronteras europeas y, por otra parte, razas aienas se aden-tran en el corazn de Europar. Es imposible captar materialmente elncleo de su unidad; este ncleo es una forma comrn de sentir, querery pensar desarrollada por la propia historia de Europa, una manera deter-minada de comprender y de crearse a s mismo y el mundo. Europa es

    2. Ibd., pg. 232.3. Vase sobte este punto M. Scheler: Der Genius ths Krieges (El genro de ia gue-

    rra), I9l5 , pg. 285 y s.

    Ei nihilismo europeo

    el espritu europeo y la garatta coniunta que se ofrece por 1. As, en laconfederacin de los anfictiones, Grecia actu de garar'te del santuariode Delfos a pesar de la rivalidad existente entre sus ciudades; el ImperioRomano fue garante de la Hlade y de Roma; y el emperador de la EdadMedia lo fue del occidente cristiano. Las luchas polticas del Renaci-miento estaban unidas espiritualmente por la resurreccin y el cultivode la herencia griegay latrna, y el humanismo alemn de Herder y Hum-boldt, de Schiller y Goethe, que no tena reflejo en las estructuras pol-ticas, viva y actuaba imbuido por la confianza comn en un espritunico de la humanidad europea. El rgano literario de esta garafita corr-junta de la unidad del espritu europeo era, tras la decadencia de latradicin cristiana, el intercambio de ideas y la correspondencia episto-lar entre las mejores mentes europeas (Erasmo, Leibniz, Voltaire, Dide-rot) que abarcaban a todas las naciones y que sustituan sobre una basehumanista la unidad ms antigua forjada por la cultura religiosa.

    El ltimo acontecimiento de significancia verdaderamente europeafue la revolucin francesa y el intento de Napolen de unir poltica yjurdicamente los estados y pueblos del continente.La teaccn a su vio-lacin de numerosas naciones hizo surgir en el Congreso de Viena y enla osanta ALianza, el .concierto euroPeo> que fue salvando de situacinen situacin el destino de Europa en una suerte de equilibrio europeoo de balance of power (equilibrio de poder) en versin inglesa. Fue stala ltima forma, y tambin la ms dbil y problemtica, de la unidadeuropea, pues este compromiso entre intereses nacionales contrapuestoscarcca de una idea, una legislacin y una ejecutiva comunes. La Euro-pa del siglo xIX ya no viva con la fe en una verdadera misin; se limi-taba a difundir por doquier sus mercancas y su civtlizacin cientfico-tcnica. Contra esta Europa de las empresas capitalistas e imperialistascuya tica estaba falta de leyes y cuyo espricu no tena un objetivo sealz entonces por primeravez en el siglo pasado una voz cttica prove-niente de pueblos extraeuropeos que atacaba los fundamentos ms pro-pios de Europa. Occidente se vio desde entonces en el espejo crtico deRusia (Kieievski, Dostoievski y Tolstoi) y de China (Ku-hung-ming)4,una vez que Voltaire yahaba hecho estallar el campo visual cerrado del

    4. Ku-hung-ming: Chinas Verteidigung gegen die ldeen Europas (Defensa de Chinacontras las ideas de Europa), 191 1.

    'B59

  • El hombre en el cenrro de la histor.ia

    occidente cristiano incorporando a oriente (Confucio)t. Sin embargo, lapropia Europa yahaba creado su propia crtica de s misma, que supe-ra ala fornea en radicalismo, sinceridad, seriedad e insistencia. Un fen-meno lmite de esta autocrtica es el paso de algunos europeos a Asia,su traicin espiritual a Europa y su amor desdichado por un oriente queya empezaba a entregarse tambin al progreso. IJn caso extremo de estetipo fue Lafcadio Hearn, quien intent to cross the concession line (cruzarIaInea divisoria) entre las dos culturas y razas6.

    La guena europea de I9I4 a l9l8 no acab6 con la autocrtica, peros con el ambiente de fin de siglo, puesto que no slo signific el finde un siglo, sino tambin de toda una poca. En medio de toda la des-graca y la destruccin dio a los mejores la esperanza de que precisa-mente esta desgracia comn hiciera surgir tambin un nuevo bien comn:un nuevo orden europeo mediante el cual el concepto vaciado de Euro-pa pudiera revivir de nuevo, aunque inicialmente slo fuera entre indi-viduos aislados que conformaranla conciencia de Europa constituyen-do algo as como una comunidad secretaT.

    Dentro de la filosofa alemana fue Scheler quien plante con mayorclaridad la pregunta por el sentido de la primera guerra europea: en suopinin, esta guerra deba ser o bien el comienzo de un renacer clc Euro-pa, o bien el comienzo de su extincin, puesto que no exista una terce-ra posibilidad. Sus ideas sobre Ia solidaridad europea concluycn, sinembargo, con la constatacin pesimista de que todos los solrortcs de lacultura europea, incluidas las Iglesias, han fracasado estrrlritositmente..Ya no parece que sea superable el abandono de todo el ca1>ital comnde criterios y principios ticos capaces de juzgar lts tcotttccitnicntosmonstmosos que, provocados por la guerra, se producen clcnt ro rle I mun-do moral. Desde el ocaso del papado medieval, la ltinrir rtloirlacl cle

    5. Exai sur le.r moeurs a I'aprit ds nations (Ensayo sobrc hs (()slunrl)rcs y cl tsr-ritu de las naciones), I757;vase sobre este punto el anlisis dc Krrgis t tt lrt tcvrstit (.ir-na 1937 I 1938, n" 7 .

    6. Sloensultimolll:roQapan,anlnterlretationlJalrrirr,,,rr,,intcrlrrct;rritirtl,1904) se mostr Flearn crtico con Japn. Vase More /etten .frou ll. ll. (.lt,tutlt rl,uu ),,L. Hearn (Ms cartas de B. H. Chamberlain a L. H.), Tokio, l() i /. l';u,s Ll5 y I iJ.

    7. Unhermosodocumentodeestossentimientoscllr()l)(1)ss,,n lrrs,.ut.rs,lt l{rlktentre 7974 y 1926 y los ensayos de Hugo von Hofmannsthal: 1)rl Iltrii/rrn! ,ltr .\l,1,,tren (El contacto de las esferas), 1 93 1 .

    El nihilismo europeo

    este tipo venerada por todos, Europa no posee una autoridad suprana-cional y reconocida de forma generalizada: este hecho y su rePercusin

    -y no slo el lamentable derrumbamiento de todos los lmites impues-tos por el derecho internacional- s6 se han puesto de manifesto demanera tan ntida y terrible en la historia de Europa occidental comodurante esta guerra. A ello se suma tambin otro factor: cun efmeras,cun dudosas e insignificantes han demostrado ser las pretensiones dela que se dice ciencia (...) y que carece de las condiciones necesarias parasustituir a esta autoridad espiritual europea que se implica tanto por supeso moral como por su tradicin consagrada (...). Las manifestacionesde todo tipo, los mltiples intercambios epistolares sobre la guerra yla conduccin de la guerra que hubo entre los cientficos de diversasnaciones europeas manifestaban un nivel moral e intelectual bajsimo,una pobreza de juicio, una visin de las cosas totalmente mediatizadapor los sentimientos de las masas, alimentada por un Prensa que en par-te menta descaradamente y en parte ocultaba la verdad y exacerbadahasta adoptar formas grotescas por esa falta de capacidad de dotarse (...),mediante el intercambio de ideas, de unos principios que fueran reco-nocidos conjuntamente en el mbito europeo occidental.ts La guerra hapuesto de manifiesto, segn Scheler, oque actualmente ya no existe enEuropa una persona, un cargo o una autoridad que por su dignidad inter-na o por su peso moral estuviera por encima del peligro de la parciali-dad y que al mismo tiempo disfrutara en suficiente medida del respetoy del reconocimiento de todos para que su palabra penetre en eI cotaznde Europa superando las ataduras nacionales del espritu. st. .t el espec-tculo que ofrece la poca: cualquier aspecto resulta ahora problemti-co, sobre cada uno de ellos se vierte un nmero ilimitado de opinionescontrapuestas, y slo las masas y la violencia aportart todava algn sig-nificadoo (loc. cit. pg.233). El final de su libro, sin embargo, con la.tabla de categoras del pensamiento ingls" (en que analiza ha hipo-cresa inglesa, el cant, con una animosidad difcilmente superable inclu-so en nuestros das), demuestra hasta qu punto un hombre tan pers-picaz como Scheler, que en medio de la guerra alemana se atrevi a ponersobre el tapete *las causas del odio a los alemanesr, (Die Ursacben desDeutschenbasses,lglJ), sucumbi tambin a los sentimientos de las masas

    8. Der Genius des Krieges,loc. cit., pg. )I1 y s.

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  • El hombre en el centro de la historia

    en la guerra. Slo el hundimiento alernn lo oblig a revisrr sus tesis ya basar la .reconstruccin cultural de Europa"9 en la traclicin cristia-na en cuanto propiedad comn de los pueblos europeos, r-s com

  • El hombre en el centro de la histona

    ..mtodo del equilibrio" que la cant inglesaconsidera desde hace un sigloy ms (...) imprescindible para garantzar la paz y la tranquilidaden Europa es de hecho, alalarga,el principio absolutamente letal paraEuropa (...). No somos nosorros los que queremos excluir a Inglaterrade la unidad europea, sino que es ella misma la que se excluye polti-camente por sus mtodos polticos; y somos tambin nosotros los que,por mor de toda Europa, hemos de obligarla a colocarse polticamenteen la posicin del "buen europeo" en vez de presumir del papel impe-rialista de una potencia mundial supfaeuropea que slo cuenta con Euro-pa como un factor entre otros en su gran clculo econmico-polticointernacional. Que esta obligacin se haga realidad es en inters de todoslos estados continentales eufopeos., rl

    Por otra parte, habr que admitir que Aleman ta se aleja de mane-ra ms y ms decidida de la vieja Europa inherente a la herencia roma-no-cristiana. La ideologa alemanapresente en los escritos de A. Rosen-berg, A. Baeumler y H. Heyse, para nombrar slo a algunos, significaun alejamiento decidido de la tradicin eufopea general, que slo encu-bre el hecho de que establezca una rivalidad entre una Grecia interpre-tada ,rala nrdicat, de un lado, y Roma y el cristianismo, de otro' Ernst

    Jnger, en cambio, s ha expresado, con su habitual irona y cnica sin-teridad, el sentido anrieuropeo de la guerra alemana: *Hemos declara-do la guerra a Europa... como buenos europeos, reunidos con los otrosen torno a una ruleta que slo tena un color, el del cero, que es el quesiempre orofga Ia victoria alabanca. Nosotros los alemanes no hemosconcedido a Europa ninguna posibilidad de perder. Pero como no di-mos ninguna posibilidad de perder, tampoco dimos, de hecho, nada quegafiaf y hemos jugado conrfa lalanca con su propia sustancia. De ah,fo-o ,..r,rltudo, la inflacin y el empobrecimiento simultneos de loeuropeo (...). Loca alegraal descubrir que nuestfa apuesta slo consis-ta en peniques, que las reservas ms importantes todava no han sidomovilizadas, que no estaban enliza(...). Apenas estbamos armados has-ta los dientes, pefo no hasta el ncleo del corazn, no hasta la mdula'An no hemos aprendido a hablar nuestfo idioma originario: para poderhacerlo deberamos acudir primero a nuestra propia escuela. Por eso est-bamos obligados a dar ala discusin un tema central hipottico y ms

    13. Scheler: Der Genias des Krieges,loc' cit., pgs' 311 y s' y 313 y s'

    El nihilismo europeo

    bien superficial: en el sentido de que Europa es una hiptesis de traba-jo en cuyos mbitos conviene (...) hibernar y transformarse en crislidacon decoro. Para nuestra generacin an existe la necesidad de tomarlaen serio o de haberla tomado en serio en su momento; sigue siendohoy por hoy uno de los accesos a la realidad alemana, pero no es grancosa ms; una penltima cscara de nuez que hay que paftir. Lo euro-peo como "gran moda", igual que el voltairismo de Federico II (...).Debemos aprender aver a Europa no como categora, sino como vfl caslparticular alemn. Por ltimo: que los judos son, adems de nosotros,los nicos europeos bajo sospecha. (...) Visto desde fuera: no se fan denosotros. Existe la sospecha de ejercicios militares secretos y de marchasde aproximacin nocturnas, de maniobras fortificantes entre tropas queslo se distinguen por el color de los brazaletes. Estos desfiles del huma-nismo en columnas formadas por grupos, estos periodistas insignifi-cantes y malos novelistas que, sin embargo, se han formado leyendo alarchiboche Nietzsche, todo esto

    -el qu importa menos que el cmo-sugiere una secrecin interna de lo militar. El ambiente que se huele noes bueno: unfuetor ger'nanicus se expande en el que parece dormir un soplode futuros y caticos campos de batalla. De ah tambin los decididosintentos del humanismo de ver ms como un ser humano al bosqui-mano que a nosotros, de ah tambin (en cuanto somos europeos) el temora nosotros mismos que una y otravez se abre paso. Perfecto, y nada decompasin con nosotros! Es una posicin desde la cual se puede traba-jar. El hecho de compararse con el metro originario y secreto de la civi-lizacin guardado en Pars significa para nosotros perder la guerra per-dida hasta las ltimas consecuencias, significa la reahzacn consecuentede un acto nihilista hasta llegar a su punto necesario. Llevamos tiempomarchando hacia un punto cero rrgico, que slo superar quien dis-ponga de otras reservas de ftetza invisibles. Nuestra esperanza se cen-tra en lo que quede, en lo que no pueda compararse con lo europeo, sinoque sea por s mismo determinante.rrt4 .Cuanto ms prusiano o bol-chevique, tanto mejorr parece ser la devisa de este modo de pensar ext-tico, para el cual Europa es un caso particular alemn. Desde este pun-to de vista hay que valorar tambin la alianza de Alemania con Rusia,

    14. E. Jnger: Das abenteuerlicbe Herz (El corazn aventurero), Betl' 1929'pg. 186 y ss.

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  • El hombre en el centro de la histona

    previsra rres aos anres por Rauschningrt. As 1o vio tambin, hace sesen-ta aos, Dostoievksi: nDe todos modos, una cosa queda clara: Alemanianos necesita mucho ms de lo que cfeemos (...). La idea de una Alema-nia reunificada es grande y soberbia y se remonta a la profundidad delos siglos. Pero qu quiere Alemania compartir con nosotros? Toda lahumanidad occidental es su objeto; ha destinado paras todo el mun-do occidental de Europa: all, la idea germana ha de asumir el lideraz-go ocupando el lugar de la romana y romnica. A nosotros, en cambio,a Rusia, nos deja el este. Dos grandes pueblos, nosotros y Alemania,estn destinados a cambia r la faz del mundo. No es una fantasmagotahumana, no es una ambicin humana la que lo ha pensado: as se enfren-ta el mundo consigo mismo.r16 Alemania y Rusia revolucionan juntosla esrructura histrica del continente eurasitico: poltica, econmica yespiritualmente.

    II. El final de la vieja EuroPa

    La destruccin de la unidad religiosa y moral del occidente cris-tiano se inici con la Reforma alemana; la de su tradicin poltica, conla revolucin francesa. La continuacin de sta es la rusa, puesto que lacasa del bolchevismo se encuenrfa en la Europa occidental, con los jaco-binos, y los acontecimientos de I7 89, 1848 y I9l7 forman parte de unsolo movimiento. .vivimos en cenrroeuroPa baio la atenta mirada delos rusos. Desde hace un siglo, su penetracin psicolgica ha calado nues-tras grandes palabras y nuesrfas instituciones; su vitalidad es suficien-temente fuerte para apOderarse de nuestrOs conocimienttls y de nuestratcnicay usarlos como armas; su coraje para el raci

  • El hombre en el centro de la historia

    fest que el siglo xrx no era simplemente la continuacin del anterior,sino el comienzo de una nueva poca' Vio venir un tiempo en que Dios

    ya no se alegraradel munclo y tendra que destrozarlo todo para reiu-venecer la creacin. Goethe ve