lo que queremos y lo que vil pri 15 francs nx … · 2009-02-09 · dosifiquemos una propaganda...

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LO QUE QUEREMOS... y lo que (PEDIMOS UCHO hemos hablado sobre periodismo juvenil. A veces f sin explicarnos exactamente en qué consiste — o con * J » pereza para explicarlo, que es lo mismo —, pero siempre con la firme convicción d'e que era necesario dar ritmo nuevo y distinto a un semanario de los jóvenes, para los jóvenes y por los jóvenes. Y lo seguimos repitiendo hoy, sin miedo a entonar conocidas cantinelas, y dispuestos esta vez a poner a prueba nuestros de- seos. O rejuvenecemos RUTA, o renunciamos a esa nuestra ju- ventud que no sabemos conquistar; porque la juventud — la pro- pia, la que enarbolamos como bandera al crear organización aparte — se reivindica con actos y se conquista como una novia quinceañera. ¿Queremos hacer de RUTA un periódico sin barbas blancas ni gorro de dormir? A l a tarea—tuya y nuestra, lector — y de inmediato. Pero sepamos antes qué queremos y adonde vamos: adelante con el periodismo juvenil, mas diciendo de antemano cuáles son sus formas, su rumbo y su objetivo. Queremos para RUTA el ardor inquieto de una curiosidad viva y tensa: discreta a veces, inoportuna otras, insaciable siem- pre. Queremos ver en ella un continuo testimonio de ese mundo EN DONDE TODOS LOS DÍAS PASA ALGO, un mundo que es necesario pisar firme para poder luego elevarse. Queremos, si, una RUTA que viva los problemas de la hora y los señale, aun- que sólo sea a veces para reírse de ellos. Esto es, renunciamos al doctrinarismo como fin y medio del periódico. En buena hora la teoría y el clásico articulo de ideas, pero arrojemos por la borda la obsesión doctrinaria. Malos son los excesos, y peores todavía cuando nacen en la ingenua manía — ingenua y achacosa al mismo tiempo — de filosofar a tontas y a locas, con el prurito de demostrar verdades mal masticadas y mal digeridas. Enterremos pues, las raciones pantagruélicas de anarquismo. Dosifiquemos una propaganda atacada de elefantitis, en aras de una amenidad — burlona o grave — que nos acerque a la inquie- tud de una generación a la deriva. Porque esto, lector, es lo esen- cial: no perder el contacto con la tierra ni indigestar adolescen- tes a fuerza de filosofía de grueso calibre. Tal es, a nuestro juicio, lo fundamental del periodismo autén- ticamente juvenil: un ritmo ágil, dinámico, inquieto y ávido de sorpresas. Dejemos en paz la seca explicación de los principios anárquicos, y vayamos de una buena vez a los frutos que esos principios deben dar: actitudes y juicios sobre problemas de hoy, /obre la marcha de una época que no se detiene a esperarnos. De buen humor a veces — porque RUTA ha de reír cuando la risa no sea cinismo —, con indignación otras, miraremos pl panorama de un mundo complejo y caótico. En tanto que jóve- nes — vale decir, con ganas de comprender para protestar y en tanto que jóvenes que quieren ser hombres. Algo asi como un Gavroche que adquiere juicio sin perdfer exaltación. El objetivo, lo sabemos, n o e s fácil de alcanzar. Por ello, quizás, nos agrada más todavía- RUTA comienza hoy una expe- riencia incitante, cuyos resultados sólo el tiempo dirá. O vivir al día — afeitando barbas que empiezan a encanecer —, o refu- giarse en las nebulosidades de la doctrina por la doctrina. Pe- riodismo juvenil o toneladas de teoría. Un deber eso si — para todo joven libertario. Discutir RUTA, analizarla, desmenuzarla: criticar nuestra irreverencia, censurar nuestros proyectos, impugnar nuestro rumbo; aún más: hasta lanzarnos estocadas mortales. Todo, todo, menos la frialdad y l a indiferencia. Porque — jóvenes a l fin preferimos palos y estocadas al silencio glacial de los esceépticos. / p ONs ,A VIUDOT ó€Qcun& de la ROUTE, hebdomadaire de la (J¡.3.Q.£. en Cfumce Vnnée Vil Prix 15 francs 314 7 Octubre 1951 Rédaction et Administratlon 4, rué Bel/ort, 4 — TOULOUSE (Haute-Garonne) @ic<s¿ a 'JaUa BeriaipeA C.C. Postal Pf' 1328-79 TOUlOUSe (Hie-Gne) EXPLOTACIÓN PEEAGOOICA ^^^^^^^v^^^ ¿LA IGLESIA 0 EL ESTADO? ECUERDO que en cierta ocasión De tiempo en tiempo, según las cir- mismas enmarañadas disquisiciones de tuve la desdicha de conocer a un cunstancias, resurge una ya vieja polé- siempre. Y el que de los dos monstruos matrimonio que contaba entre sus mica que tiene no poca similitud con gana la partida, se felicita de haber numerosos defectos con una verdadera algunos aspectos de la anécdota que he logrado prolongar considerablemeníe su adoración por el dios Baco. Aquel ma- explicado. Sólo que, en tales ocasiones, injusta existencia trimonio tenia un hijo, el cual solía ser son la Iglesia y el Estado quienes se objeto de muy malos tratos en cuantas disputan el «privilegio» de repartir bo- ocasiones el alcohol guiaba los actos de fetones—infinitamente más crueles que sus progenitores. El padre, cada vez iv^x que propinaba un bofetón a la desdi- Por JUAN PINTADO chada criatura, consideraba necesario R Pero, ¿qué tiene de tentador la edu- cación de la infancia para lograr des- pertar el interés de la Iglesia y del Es- tado? Goebbels, el dueño y señor de la fraudulenta propaganda nazi, decía que manifestar que aquel niño era suyo, y ' o s de aquellos padres desnaturalizados s<) j 0 gj nece sario repetir constantemente que, en consecuencia, sólo él tenía de- Techo a pegarle. Cuando de tal suerte se expresaba aquel energúmeno, la ma- dre intervenía reclamando el mismo «privilegio», y tras obtenerlo, mediante un nuevo pescozón a la criatura, se en- zarzaba en verdadera batalla con su cónyuge. El hecho que acabo de rela- —entre los niños. ] a mi sma mentira para que la gente se La Iglesia se considera con derecho convenza de que es verdad. Y segura- a dirigir la educación de la infancia, mente que Goebbels aprendió aquella sin duda por parecidas razones a las teoría—infinidad de veces puesta en que en épocas pasadas le indujeron a pr ¿ c ti ca por él—de quienes sostenían, establecer derechos tan absurdos como con apoyo de hierros candentes y de el de «pernada». Y el Estado democrá- ruedas de tortura, que la Tierra era tico—esto último es sólo un decir—cree p i ana como i a pa l ma de la mano. ? repite tantas veces que aquel que el privilegio le pertenece a él, sin Q acaso de quienes sostienen, sin in- matrimonio, con tan inaudito sentido de que vea la necesidad de añadir gran mutarse por ello, que la mejor garantía sus derechos sobre el niño, no es una des argumentos a su reconocida voraci- de paz para e i mun¿0 res ide en los po- excepción, sino que forma parte de un» dad. Naturalmente, cada vez que la po- tentes ejércitos que en pie de guerra cofradía de energúmenos tan números.» lémica resurge reaparecen los viejos maner ien las naciones, como aborrecible. conceptos, las viejas maquinaciones, las Con i a teor¡a de Goebbels parecen estar de acuerdo las dos partes que se disputan el privilegio de regir la edu- cación de la infancia. Pero en lo que no parecen estar identificados es en la elección de las mentiras que deben ser repetidas machaconamente, por el pro- fesorado, para que los niños las consi- deren verdades. ¡||¡[)E IgiJEW i|wt®R ESCEPTICISMO «Una conferencia diplomática—de- cía recientemente Aldous Huxley—e» una reunión en la cual los delegados de los países interesados deciden en conferencia diplomática.» EL DOGMA IMPOTENTE DE MI CARNET BLANCO Y NEGRO MUTUA OPORTUNIDAD Un turista americano ha pasado sus vacaciones en Madrid, alojándo- se en un hotel de segundo orden. Lle- ga el día de la partida y el viajero qué fecha tendrá lugar la próxima soCjt a su cuenta. Al leerla, protesta inmediata: —¿Tres pesetas diarias por perió- dicos y revistas? No he leido nada 4esde que estoy en el hotel; la pren- sa española me desagrada. Quizáis nesjwnde F-emüticamen- te el hotelero— Pero las revistas y periódicos estaban todo el día en su habitación. No tengo la culpa si no le han gustado. —Muy bien. Ahora que., me permi- tirá usted que le descuente diez pe- setas por haber abrazado a mi mu- jer. Violentas exclamaciones del hote- lero: —¿Está usted loco? Jamás he abra- zado a su señora... —Quizás —contesta con calma el americano . Pero mi señora estaba todo el día en su hotel. No tengo la culpa si no le ha gustado. ...Y NO PASA NADA Un sacerdote sube a un tranvía, se sienta y se concentra en la lectu- ra de su breviario. Al acercársele el cobrador, no interrumpe su santa meditación y le entrega un trozo de cartón que cree ser su carnet de transporte. El cobrador, leyendo la cartulina, le dice humildemente: «Es- toy convencidísimo, señor cura, pe- ro no creo que la empresa comparta esa opinión.» ...La tarjeta era simplemente una imagen religiosa, al pie de la cual estaba escrito: «Cristo, nuestro Se- ñor, pagó por todos.» } #¿íjfe/( La lección de la hora ^^«^« El problema escolar es el de más importancia para el futuro de la hu- manidad. Si en las escuelas se conti- núa sembrando tópicos como el de Pa- tria y el de Dios, los horizontes segui- rán sucediendo cada vez con mayor vi- rulencia. Si, por el contrario, se logra apartar de la pedagogía todas las bár- baras adherencias que a través de los siglos lleva arrastrando y que le fue- (Pasa a la página 3.) L apretón de manos dado por Truman a Franco no nos ha hecho llorar, E como algunos cándicos pudieron haber imaginado. El que creía estar acompañado, puede mesarse los cabellos cuando descubre su aislamien- to; pero el que se sabe sólo, sin debilidades ni inhibiciones, no conoce desengaños: esa es la fuerza de la soledad. Ca actitud de los EE. UU., es verdad, nos ha entristecido. ¿Cómo no nos entristecería una afrenta a la humanidad, venga de quien venga? América nn ha traicionado a España, se ha traicionado a si misma; la humanidad pierde tanto, o tal vez mes, que el pueblo ibérico. ¿Consecuencias del abrazo oficial entre Washington y El Pardo? Super- ficialmentebien lo vemos desde aquí—, el afianzamiento formal de un régi- men a los ojos de la ceguera internacional: manotón del ahogado que no ne- gará a la orilla. En cuanto al efecto real de la alianza, helo aquí: lección rotunda para convencer a un pueblo, convencido ya en su mayoría, de que a él corresponde la misión de forjar su camino. A él solo, con la fuerza de su sacrificio. Sí, algo hemos ganado con todo eso. En muchos hemos visto un cambio brusco, un resurgimiento de la confianza en el esfuerzo popular, confianza has- ta entonces dormida en virtud de ingenuas esperanzas. Ha sido éste un golpe para la candidez de los que aún clavaban sus ojos implorantes en la solidaridad democrática. Ahora no hay ya dilemas: acción organizada en la península, o prolongación del caos. Han muerto los dioses de la diplomacia. Los acontecimientos han dado la razón a nuestras afirmaciones de siempre: ¡cuántas veces hemos dicho que la liberación del pueblo ha de ser obra del pueblo mismo! Nuestra convicción nacía de una experiencia histórica, no de un presunto prurito de rigidez dogmática. Y no nos hemos equivocado: otra vez la historia ha confirmado lo que sosteníamos. Nuestra propaganda hallaaquí y allámayor eco. Las sirenas de una «solución diplomática» han tenido que llamarse a silencio. ¿Qué esperar de una democracia que reniega hasta de su tibio liberalismo? El antifranquismo verdadero es el del pueblo, no el de los gobiernos. Las dudas han desapa- recido. Comienza, pues, o ya ha comenzado, un nuevo período: el de las ilusas esperanzas esfumadas. ¿Cómo podría vacilarse ahora, cuando no queda ya en buena lógica la elección entre dos métodos? El ambiente de descontento existe ya en Iberia: la inmediato es transformarlo en ambiente de revuelta. Nadie crea que pecamos de optimismo. Pero nos atrevemos a confiar en el futuro: a uno y otro lado de los Pirineos está la fuerza dinámica de un por- venir fértil. Y dinámica quiere decir propulsora, constructiva: siembra y co- secha, voluntad y acto. Una vez más: solos, poderosos en la soledad. R. MEJIAS PEÑA. De los hechos a las ideas o de las ideas a los hechos B AJO este título disertó el profesor, vo, o viceversa. Habrá disquisiciones a cesidades simples observadas en cual- La sala, con muchas sillas, casi porrillo, con muchos peros y pocas pe- quier animal. Estos fueron, para mí, los desierta de oyentes. Signo de es tos tiempos, pues que en los bares con tiguos los hombres gritaban su con- tento entre copa y copa, fórmula para- dójica, para acallar su descontento. Impacientes, en grupo formando co QHMieiaá al minutñ ras... inicios. La campanilla del presidente cortó el Sólo cuando el cerebro o el intelecto diálogo convergente entre estos hom- interviene, comparando los hechos que bres, algunos materialistas, otros escép- al hombre rodean, sólo cuando empieza ticos, pero que todos estaban de vuelta a deducir, a comprender, ciertos fenó- de todo sin jamás haber ido a parte al- menos y leyes, sus manos empiezan a rrillo junto a la puerta, prejuzgan más guna. ser algo más que los pies delanteros, que comentan, el tema de la conferen- El presidente presenta, con títulos y En esta época deben colocarse los pri- eta, varios asistentes. meros tratados filosóficos, rudimentario^ ¡Bah!, dice uno, divagaciones de por Plácido BRAVO como se sobreentiende, y los primeros algún filósofo de cámara, bizantinas co- conocimientos científicos que a nosotros mo todas ellas. referencias, al conferenciante; luego le se nos antojan hoy erróneos o insigni- Hablar por no callarreplica otro cede la palabra para que sea él quien ficantes, cuando sólo son zagueros. coincidiendo—; que si son galgos o po- trate de convencernos sobre sus méri- entonces cuando el hombre construye dencos... tos - sus viviendas, utiliza ciertas cavernas ya En tanto que los conejos ¿dónde et- «En esta sala sentimos frío; lo lógico, semihechas para guarecerse del frió, del tan, en la sala o la taberna?pregunta pues, es que busquemos cómo y dónde agUa y de fas fieras. Construye sus ar- monizando un tercero. calentamos. Entre una sensación y otra mas y herramientas, utiliza el calor y Un cuarto tercio a guisa de sentencia: deben colocarse las primeras acciones o e\ fuego para muchos menesteres v ex- Algún abogadillo de secano vol- hechos humanos. Hechos primarios que perimentos. El hombre hace algo más viendo a las andadas con aquello de dictaban los instintos, que propulsaban ¿e / 0 qW ^s instintos le ordenan; el si primero la gallina y después el hue' deseos intuidos, que emanaban de ne- hombre hace lo que su cerebro piensa. Y, ¿quién pudiera negar que en ocasio- nes el cerebro sueña? He ahí la clave de sus valiosos inventos, y de sus san- grientos dogmas; pues que el cerebro capaz de soñar, capaz de creer también liabia de ser. El hombre no se contenta del cere- bro como receptáculo de lo que cap- tan sus sentidos, capaz de sintetizarlo y luego traducirlo por signos hablados o escritos; el hombre no sólo deduce de un hecho y otro hecho, no sólo experi- menta; el ser humano va más lejos; na- cen en él sus complejos, de lo que lla- maremos alma, originando sentimientos, pasiones, buenos o malos; que llegarán a subyugar o a desorientar el cerebro. La abnegación y la envidia, el sacrifi- cio y el aprovechamiento, el egoísmo furibundo y el altruismo complaciente tienen orígenes psíquicos, que ordenan al cerebro y que van más allá del prac- ticismo de éstos o del empirismo de aquéllos, el arte emotivo, brotando de los sentimientos, será un heclvo. El ideal compendio de ilusiones y deseos, está ahí. Ahora bien, hay idea- les, elucubraciones de místicos, que no entroncan con la realidad de los he- chos, ni tienen en cuenta la frágil y voluble naturaleza del hombre. Como también es cierto que la perspectiva no es más que el ángulo ideológico que (Pasa a la página 3.) La producción de automóbiles dis- minuye en Gran Bretaña, como con- secuencia directa del aumento de producción bélica. Durante fil pri- mer semestre de este año, se han fa- En virtud de una decisión del Car- dinal Primado del Perú, los fieles <fue contraigan enlace no podran ya disfrutar de las armonías de «La Marcha Nupcial» de Mendelssohn, ni bricado 244.uu0 coches, contra 262.000 de coros, ni de decoraciones florales durante el mismo período de 1950. Según una reciente estadística de la U.N.E.S.C.O., he aquí un calculo de los adeptos que tienen las diver- sas religiones en el mundo actual. Cristianos : 800 millones; confuía- nos, 380 millones; budistas, 280 mi- llones y judíos, 12 millones... demasiado ricas. Tal decisión corres- ponde a una campaña de «austeri- dad», iniciada desde hace poco por la iglesia peruana... Los comunistas chinos han empren- dido por su parte una campaña de- puradora con efecto retroactivo. Mao Tsé Toung acaba de prohibir los li- bros de Confucio en las escuelas, por considerar que son reaccionarios... Según la «Pravda», se ha batido Los sesenta mil poseedores de re- ceptores de radio, susceptibles de transmitir mensajes para aficiona- dos, en la U.B.S.S., han recibido la orden de suspender toda comunica- en la Unión Soviética otro record ción con el extranjero—incluso aque- mundial. Un bombero de Moscú, lla- llas de carácter exclusivamente técni- mado Sorokin, ha subido una escale- ta... rilla trasportable de 16 metros en 18 00 0 segundos 4/10... Reunidos un ciudadano soviético y otro americano en terreno neutral —suponiendo que lo haya—, se enta- bla entre ellos un animado diálogo: En mi país —dice el america- no existe una libertad completa. Supongamos por ejemplo que voy a la Casa Blanca, pido una entrevista con Truman y, ya frente a él, le di- go: «La política exterior de EE. UU. es francamente repugnante». Pues bien, aunque usted no lo crea, no pa- sa nada. —¡Bah! —responde el soviético— Eso no me maravilla. Porque supon- ga usted ahora que yo voy al Krem- lin, pido una entrevista con Stalin y, ya frente a él, le digo: «La políti- ca exterior de EE. UU. es francamen- te repugnante». Pues bien, aunque usted no lo crea, tampoco pasa na- da... PAYESES de REMENSA Sal de Cardona. — Cataluña era, diero de nuestros días, son legalmen- lona, el jollín empieza a ponerse se- en el siglo XIX y mitad la. del que te tan trastos como los subditos de rio. Simón Tort Martorell subleva en cursa, el cloruro de sodio, que impe- otger Catalón, que no era en su vico 1457 a los «forenses» baleáricos. El día que el cochino racional, ya me- ma s emperador que un propietario de suspecto Verntallat agita, sin embar- dio en cecina, se pudriese. Cifremos nuestro rus. g0 , al labradío gerundense, durante lo que decimos: huelgas generales y Maloj . Vsos y Abusos _ ^ las 600 todo el reinado de Juan II. En 1474, bombas de Barcelona, tormentos de crimina lidades, c o n q ue ^ vamp i ri . Pedro Juan Sala, al frente de un mi- Montjuich, Semana Trágica, proce- zaba a ¡ labrieg0 cuando Carlomagno llar de espartaquistas baja del Am- so Perrer. Pero, Cataluña no obra reciDía bendiciones del Papa a cam- purdán al Valles y toma a Tarrasa de catártico y clister nuestro sola- biQ de diner0 0 equivalencias suyas, y a Caldas de Montbuy. Entra en " se han hecho célebres 6, de las que Granollers luego y cuelga de las al- por lo ominosas son 3 singularmente menas de sus castillos a una porción típicas: la Arcia, la Cugucia y la Pir- de caballeros de la tenaza. Hasta que se han de movilizar con sus mo- no que también hace vomitar toda su maldad a la Edad Media cien-ne- groide a ñnes del siglo XV. Prestidáctilos. Los Jiombres no se dividen en Sanchos y Quijotes, co- mo cervantistas cerebralmente desvi- taminados y en exceso caloñados a lo caló o calé pretenden, por estas Ángel Samblancai tilones los obispos de Uurgel y de Vich inclusive, para derrotar en Le- rona a Sala. Los caballeros del gan- cno y de la rueda de molino eucarís- tica, se llevan al caudillo remensa al Anthony Edén no oculta su practicismo De sobra es conocida la posición del conservadurismo británico en relación al problema español. Ni siquiera vale la pena escandalizarse—o sentir náuseas, reacción menos delicada pero más elo- cuente—, por una actitud que sólo pue- de sorprender a los habitantes de Ba- bia. Quizás para evitarnos la posibilidad de un olvido benigno en torno a tal posición, el destacado dirigente conser- vador Anthony Edén se encarga de re- cordárnosla. Durante un reciente viaje a EE. UU., el arbitro de la elegancia londinense y ex ministro britnico, ha hecho unas rotundas declaraciones en el sentido apuntado: «Las negociaciones entre Wáshiugton y Madridafirmó el «gentleman» in- glésrevisten un alcance práctico y es- tratégico contra el cual no puede hacer- se lícitamente la menor objeción». El sentido práctico de Mr. Edén, que ha sido sin duda alguna decisivo en su carrera política, es en verdad digno de una democracia apergaminada y marchita, sin cortinas de hierro pero con muros de cemento. ma de Espolio forzada. La Arcia era guacamayerías" americanas: "sino que el derecho de quitarle a un niño po- Born, con uno de sus lugartenientes nos dividimos en ladrones y roba- °re el pecho de su madre, para dar- pa rellada de Montornes. Allí los de- dos, en divisores o dividendos y en selo aunque fuera al perro del señor, güellan, los descuartizan y exhiben divididos. Los romanos de las águi- L » Cugucia o cocucia—de cocú, en sus cabezas cortadas en la Puerta las (gentílicos), precursores del feli- francés Cornelio Alápide— es el des- Nueva. no católico, se nos llevaban a los es- Pojo que cometía el feudal, roban- Desbarranque Feudal. — A pesar pañoles la plata de nuestras minas, dolé al servio la magra dote de su de este revés grave, no hace crac la el trigo de nuestros hórreos y las an- mujer, con la que el mismo ladrón causa sagrada de los remensas. Por daluzas o gatidanas de buen ver pa- labia consumado adrede y vulguis e l contrario, los derechos señoriales, ra hacerlas bailar en sus banquetes, no vulguis adulterio. La Firma de que Alfo nso el Magnánimo no se ha- Los godos se quedan con los 2 tercios Espolio era la pernalada del derecho bía atrevido más que a suspender, más fértiles de nuestro solar; y de- de pernada o al pemil de la moza tienen que ser para siempre abolidos jan la parte de él que nada vale, al recién nupciada, simplemente. por Temado el Católico en 21 de Abril indígena, no para que viva partién- Guerra de lo3 Remensas. — Todo de 1486, con el Laudo arbitral de I dose el pecho contra la roca hostil, el bajo Medievo trepida del estropi- Guadalupe, que es un instrumento sino para que saque de ella sustan- ció de la Marca Hispánica en motín como un monumento. De suerte, que cia, para pagarle al conquistador las contra la bandolería y vandalería ba- Sala, a los 12 años de cadáver, logra gabelas personales y estatales: lujo, roniales. Con los buscaires de Barce- éxito de alarido. taberna, serrallo, armamento asesi- no, etc. Arnaldo de Vilanova escribe con razón que los nobles de su tiem- po eran brutos menos nobles que sus caballos. Los de su tiempo y los de todos los tiempos son unos innobles bascosos. La casa catalana de Car- dona—su duque Juan Ramón Folch —vio aumentado su patrimonio con los allegos recibidos de las confisca- ciones hechas a los parciales de Car- los de Viana; sobre todo, con el con- dado de Pallars, que se le arrebató a Hugo Roger, uno de los defensores más tenaces de la libertad del Prin- cipado. Hombre Propio. — Al payés y al rabasaire de la época se le llama Hombre Propio, porque no es ni si- quiera nombre común, porque es apropiáble cerno un apero de la- branza; y le dicen remensa, porque remanece perpetuamente en no ser su- yo o porque se le redime y rescata como un objeto empeñado. El remen- sa es siervo porque sirve; algo más que los que se lo denominan de Dios, teniendo una codicia, un orgullo y una lujuria de diablos. El glebario es- tá indesglosablemente adscrito al te- rruño como un trozo más de su pe- lla. La parcela no es suya, sino que él es de su partija. El arrendatario, Las juventudes que marcan el paso... para retroceder... Vale la pena recordarvolviendo la chichas que allí comieron, a pesar de vista semanas atráslas tres concentra- ser burguesas, no se vieron acusadas de dones juveniles de carácter internado- imperialismo dolariano. nal que tuvieron lugar no hace mucho. Casi en la misma fecha, en lthacaLa primera para adorar el mito sovié- estado de Nueva York—, utilizando el tico, la segunda para prosternarse ante terreno de la Universidad de Cornell, se el altar de la democracia y la tercera realizó la primera «Asamblea Mundial para rendir culto al «camping» regí- de la Juventud» (made in Occidente) mentado y codificado. Tímidas y pulcras loas a las libertades El festival de Berlín, que la propa- -"*. V^ral-y la clásica repetición de ganda juvenil comunista ha presentado consignas anticomunistas. No hubo pa- como una cruzada santa contra la gue- so £ gmso - , m t^poco paso alguno, rra, ha sido simplemente un desfile de aficionados al paso de ganso y a la dis- ciplina prusiana. La devoción a Stalin que ni siquiera es devoción a una ideafué el colmo de una humillación consentida y buscada. Humillación que nace en la ingenuidad demente de una juventud con aspiraciones de momia. Tercera reunión internacional, también en fecha semejante: en Bad Ishi, Aus- tria, concentración de «scouts». Asistie- ron con el tradicional sombrero de alas anchas y se deleitaron con fuegos noc- turnos. Hablaronparecede reglamen- tar la no suficientemente reglamentada excursión dominical. Faltó también el paso de ganso, desalojado por el trote El rasgo humorístico: 40.000 a 50.000 rítmico. manifestantes, insatisfechos por las di- Tal ha sido, en resumen, el panora- ficultades de aprovisionamiento en el ma de una juventud que camina para Berlín soviético, hicieron una turística retroceder. ¿Quién ganará la carrera ha- el censatario, el aparcero y el me- I incursión por el sector Oeste. Las sal- cia la edad de piedra?

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Page 1: LO QUE QUEREMOS y lo que Vil Pri 15 francs Nx … · 2009-02-09 · Dosifiquemos una propaganda atacada de elefantitis, ... Dejemos en l paa secaz explicació n de los principios

LO QUE QUEREMOS... y lo que

(PEDIMOS U C H O h e m o s h a b l a d o s o b r e p e r i o d i s m o j u v e n i l . A veces

fs in e x p l i c a r n o s e x a c t a m e n t e e n q u é c o n s i s t e — o c o n

* J » p e r e z a p a r a e x p l i c a r l o , q u e es lo m i s m o —, p e r o s i e m p r e c o n l a f i rme c o n v i c c i ó n d'e q u e e r a n e c e s a r i o d a r r i t m o n u e v o y d i s t i n t o a u n s e m a n a r i o d e los j ó v e n e s , p a r a los j ó v e n e s y p o r los j ó v e n e s .

Y lo s e g u i m o s r e p i t i e n d o h o y , s i n m i e d o a e n t o n a r c o n o c i d a s c a n t i n e l a s , y d i s p u e s t o s e s t a vez a p o n e r a p r u e b a n u e s t r o s de ­seos . O r e j u v e n e c e m o s R U T A , o r e n u n c i a m o s a e s a n u e s t r a ju ­v e n t u d q u e n o s a b e m o s c o n q u i s t a r ; p o r q u e l a j u v e n t u d — la p r o ­p i a , l a q u e e n a r b o l a m o s c o m o b a n d e r a a l c r e a r o r g a n i z a c i ó n a p a r t e — se r e i v i n d i c a c o n a c t o s y se c o n q u i s t a c o m o u n a n o v i a q u i n c e a ñ e r a .

¿ Q u e r e m o s h a c e r d e R U T A u n p e r i ó d i c o s i n b a r b a s b l a n c a s n i g o r r o d e d o r m i r ? A l a t a r e a — t u y a y n u e s t r a , l e c t o r — y d e i n m e d i a t o . P e r o s e p a m o s a n t e s q u é q u e r e m o s y a d o n d e v a m o s : a d e l a n t e con el p e r i o d i s m o j u v e n i l , m a s d i c i e n d o de a n t e m a n o c u á l e s s o n s u s f o r m a s , s u r u m b o y s u o b j e t i v o .

Q u e r e m o s p a r a R U T A el a r d o r i n q u i e t o d e u n a c u r i o s i d a d v iva y t e n s a : d i s c r e t a a veces, i n o p o r t u n a o t r a s , i n s a c i a b l e s i e m ­p r e . Q u e r e m o s ve r e n e l la u n c o n t i n u o t e s t i m o n i o d e ese m u n d o E N D O N D E T O D O S L O S D Í A S P A S A A L G O , u n m u n d o q u e es n e c e s a r i o p i s a r firme p a r a p o d e r l u e g o e l e v a r s e . Q u e r e m o s , s i , u n a R U T A q u e viva los p r o b l e m a s d e l a h o r a y los s e ñ a l e , a u n ­que só lo s e a a veces p a r a r e í r s e d e e l l o s .

E s t o es, r e n u n c i a m o s a l d o c t r i n a r i s m o c o m o fin y m e d i o d e l pe r i ód i co . E n b u e n a h o r a l a t e o r í a y e l c lá s i co a r t i c u l o d e i d e a s , p e r o a r r o j e m o s p o r l a b o r d a l a o b s e s i ó n d o c t r i n a r i a . M a l o s s o n los excesos , y p e o r e s t o d a v í a c u a n d o n a c e n e n l a i n g e n u a m a n í a — i n g e n u a y a c h a c o s a a l m i s m o t i e m p o — d e filosofar a t o n t a s y a locas , c o n el p r u r i t o d e d e m o s t r a r v e r d a d e s m a l m a s t i c a d a s y m a l d i g e r i d a s .

E n t e r r e m o s p u e s , l a s r a c i o n e s p a n t a g r u é l i c a s d e a n a r q u i s m o . Dos i f i quemos u n a p r o p a g a n d a a t a c a d a d e e l e f a n t i t i s , e n a r a s d e u n a a m e n i d a d — b u r l o n a o g r a v e — q u e n o s a c e r q u e a l a i n q u i e ­t u d de u n a g e n e r a c i ó n a l a d e r i v a . P o r q u e e s to , l e c to r , es lo e s e n ­cia l : n o p e r d e r el c o n t a c t o c o n la t i e r r a n i i n d i g e s t a r a d o l e s c e n ­t e s a f u e r z a d e filosofía d e g r u e s o c a l i b r e .

T a l e s , a n u e s t r o ju i c io , l o f u n d a m e n t a l d e l p e r i o d i s m o a u t é n ­t i c a m e n t e j u v e n i l : u n r i t m o ág i l , d i n á m i c o , i n q u i e t o y á v i d o d e s o r p r e s a s . D e j e m o s e n p a z l a s e c a e x p l i c a c i ó n d e los p r i n c i p i o s a n á r q u i c o s , y v a y a m o s d e u n a b u e n a vez a los f r u t o s q u e e sos p r i n c i p i o s d e b e n d a r : a c t i t u d e s y j u i c i o s s o b r e p r o b l e m a s d e h o y , / o b r e l a m a r c h a d e u n a é p o c a q u e n o se d e t i e n e a e s p e r a r n o s .

De b u e n h u m o r a veces — p o r q u e R U T A h a d e r e í r c u a n d o la r i s a n o s e a c i n i s m o —, c o n i n d i g n a c i ó n o t r a s , m i r a r e m o s p l p a n o r a m a d e u n m u n d o c o m p l e j o y c a ó t i c o . E n t a n t o q u e jóve ­n e s — v a l e d e c i r , c o n g a n a s d e c o m p r e n d e r p a r a p r o t e s t a r — y e n t a n t o q u e j ó v e n e s q u e q u i e r e n s e r h o m b r e s . Algo a s i c o m o u n G a v r o c h e q u e a d q u i e r e j u i c io s i n perdfer e x a l t a c i ó n .

El o b j e t i v o , lo s a b e m o s , n o es fác i l d e a l c a n z a r . P o r e l lo , q u i z á s , n o s a g r a d a m á s t o d a v í a - R U T A c o m i e n z a h o y u n a e x p e ­r i e n c i a i n c i t a n t e , c u y o s r e s u l t a d o s só lo el t i e m p o d i r á . O v i v i r a l d í a — a f e i t a n d o b a r b a s q u e e m p i e z a n a e n c a n e c e r —, o re fu­g i a r s e e n la s n e b u l o s i d a d e s d e l a d o c t r i n a p o r l a d o c t r i n a . P e ­r i o d i s m o j u v e n i l o t o n e l a d a s d e t e o r í a .

U n d e b e r — eso s i — p a r a t o d o j o v e n l i b e r t a r i o . D i s c u t i r R U T A , a n a l i z a r l a , d e s m e n u z a r l a : c r i t i c a r n u e s t r a i r r e v e r e n c i a , c e n s u r a r n u e s t r o s p r o y e c t o s , i m p u g n a r n u e s t r o r u m b o ; a ú n m á s : h a s t a l a n z a r n o s e s t o c a d a s m o r t a l e s . T o d o , t o d o , m e n o s l a f r i a l d a d y l a i n d i f e r e n c i a . P o r q u e — j ó v e n e s a l fin — p r e f e r i m o s p a l o s y e s t o c a d a s a l s i l e n c i o g l a c i a l d e los e s c e é p t i c o s .

/ p O N s ,A V I U D O T

ó€Qcun& de la

R O U T E , h e b d o m a d a i r e

de la (J¡.3.Q.£. en Cfumce

Vnnée V i l Prix 1 5 francs N° 314

7 Octubre 1951

Rédaction et Administratlon

4, rué Bel/ort, 4 — TOULOUSE (Haute-Garonne)

@ic<s¿ a 'JaUa BeriaipeA C.C. Postal Pf' 1328-79 TOUlOUSe (Hie-Gne)

EXPLOTACIÓN PEEAGOOICA ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ v ^ ^ ^

¿LA IGLESIA 0 EL ESTADO? ECUERDO que en cierta ocasión De tiempo en tiempo, según las cir- mismas enmarañadas disquisiciones de

tuve la desdicha de conocer a un cunstancias, resurge una ya vieja polé- siempre. Y el que de los dos monstruos matrimonio que contaba entre sus mica que tiene no poca similitud con gana la partida, se felicita de haber

numerosos defectos con una verdadera algunos aspectos de la anécdota que he logrado prolongar considerablemeníe su adoración por el dios Baco. Aquel ma- explicado. Sólo que, en tales ocasiones, injusta existencia trimonio tenia un hijo, el cual solía ser son la Iglesia y el Estado quienes se objeto de muy malos tratos en cuantas disputan el «privilegio» de repartir bo-ocasiones el alcohol guiaba los actos de fetones—infinitamente más crueles que sus progenitores. El padre, cada vez i v ^ x que propinaba un bofetón a la desdi- Por JUAN PINTADO chada criatura, consideraba necesario

R Pero, ¿qué tiene de tentador la edu­

cación de la infancia para lograr des­pertar el interés de la Iglesia y del Es­tado?

Goebbels, el dueño y señor de la fraudulenta propaganda nazi, decía que

manifestar que aquel niño era suyo, y ' o s de aquellos padres desnaturalizados s < ) j 0 gj n e c e s a r i o repetir constantemente que, en consecuencia, sólo él tenía de-Techo a pegarle. Cuando de tal suerte se expresaba aquel energúmeno, la ma­dre intervenía reclamando el mismo «privilegio», y tras obtenerlo, mediante un nuevo pescozón a la criatura, se en­zarzaba en verdadera batalla con su cónyuge. El hecho que acabo de rela-

—entre los niños. ] a m i s m a mentira para que la gente se La Iglesia se considera con derecho c o n venza de que es verdad. Y segura-

a dirigir la educación de la infancia, m e n t e q u e Goebbels aprendió aquella sin duda por parecidas razones a las teoría—infinidad de veces puesta en que en épocas pasadas le indujeron a p r ¿ c t i c a por él—de quienes sostenían, establecer derechos tan absurdos como c o n a p o y o d e hierros candentes y de el de «pernada». Y el Estado democrá- r u e d a s d e tortura, que la Tierra era tico—esto último es sólo un decir—cree p i a n a c o m o i a p a l m a de la mano.

? repite tantas veces que aquel que el privilegio le pertenece a él, sin Q a c a s o d e quienes sostienen, sin in-matrimonio, con tan inaudito sentido de que vea la necesidad de añadir gran mutarse por ello, que la mejor garantía sus derechos sobre el niño, no es una des argumentos a su reconocida voraci- d e p a z p a r a ei mun¿0 r e s i de en los po-excepción, sino que forma parte de un» dad. Naturalmente, cada vez que la po- t e n t e s ejércitos que en pie de guerra cofradía de energúmenos tan números.» lémica resurge reaparecen los viejos m a n t ¡ e r i e n las naciones, como aborrecible. conceptos, las viejas maquinaciones, las C o n i a t e o r ¡ a d e Goebbels parecen

estar de acuerdo las dos partes que se disputan el privilegio de regir la edu­cación de la infancia. Pero en lo que no parecen estar identificados es en la elección de las mentiras que deben ser repetidas machaconamente, por el pro­fesorado, para que los niños las consi­deren verdades.

¡||¡[)E IgiJEW i |wt®R ESCEPTICISMO

«Una conferencia diplomática—de­cía recientemente Aldous Huxley—e» una reunión en la cual los delegados de los países interesados deciden en

conferencia diplomática.»

EL DOGMA IMPOTENTE

DE MI CARNET BLANCO Y NEGRO

MUTUA OPORTUNIDAD

Un tur is ta americano ha pasado sus vacaciones en Madrid, alojándo­se en un hotel de segundo orden. Lle­ga el día de la par t ida y el viajero

qué fecha tendrá lugar la próxima s o i ¡ C j t a s u cuenta. Al leerla, protesta inmediata:

—¿Tres pesetas diarias por perió­dicos y revistas? No he leido nada 4esde que estoy en el hotel; la pren­sa española me desagrada.

Quizáis nesjwnde F-emüticamen-te el ho te le ro— Pero las revis tas y periódicos estaban todo el día en su habitación. No tengo la culpa si no le h a n gustado.

—Muy bien. Ahora que., me permi­t i rá usted que le descuente diez pe­setas por haber abrazado a mi mu­jer .

Violentas exclamaciones del hote­lero:

—¿Está usted loco? Jamás he abra­zado a su señora. . .

—Quizás —contesta con calma el americano . Pero mi señora estaba todo el día en su hotel. No tengo la culpa si no le ha gustado.

...Y NO PASA NADA

Un sacerdote sube a un t ranvía , se s ienta y se concentra en la lectu­r a de su breviario. Al acercársele el cobrador, no inter rumpe su san ta meditación y le entrega un trozo de car tón que cree ser su carnet de transpor te . El cobrador, leyendo la car tul ina , le dice humildemente: «Es­toy convencidísimo, señor cura, pe­ro no creo que la empresa compar ta esa opinión.»

...La tar je ta era simplemente u n a imagen religiosa, al pie de la cual estaba escrito: «Cristo, nuestro Se­ñor, pagó por todos.»

} #¿íjfe/( La lección de la hora

^ ^ « ^ «

El problema escolar es el de más importancia para el futuro de la hu­manidad. Si en las escuelas se conti­núa sembrando tópicos como el de Pa­tria y el de Dios, los horizontes segui­rán sucediendo cada vez con mayor vi­rulencia. Si, por el contrario, se logra apartar de la pedagogía todas las bár­baras adherencias que a través de los siglos lleva arrastrando y que le fue-

(Pasa a la página 3.)

L apretón de manos dado por Truman a Franco no nos ha hecho llorar,

E como algunos cándicos pudieron haber imaginado. El que creía estar acompañado, puede mesarse los cabellos cuando descubre su aislamien­to; pero el que se sabe sólo, sin debilidades ni inhibiciones, no conoce

desengaños: esa es la fuerza de la soledad. Ca actitud de los EE. UU., es verdad, nos ha entristecido. ¿Cómo no nos

entristecería una afrenta a la humanidad, venga de quien venga? América nn ha traicionado a España, se ha traicionado a si misma; la humanidad pierde tanto, o tal vez mes, que el pueblo ibérico.

¿Consecuencias del abrazo oficial entre Washington y El Pardo? Super­ficialmente—bien lo vemos desde aquí—, el afianzamiento formal de un régi­men a los ojos de la ceguera internacional: manotón del ahogado que no ne­gará a la orilla. En cuanto al efecto real de la alianza, helo aquí: lección rotunda para convencer a un pueblo, convencido ya en su mayoría, de que a él corresponde la misión de forjar su camino. A él solo, con la fuerza de su sacrificio.

Sí, algo hemos ganado con todo eso. En muchos hemos visto un cambio brusco, un resurgimiento de la confianza en el esfuerzo popular, confianza has­ta entonces dormida en virtud de ingenuas esperanzas. Ha sido éste un golpe para la candidez de los que aún clavaban sus ojos implorantes en la solidaridad democrática. Ahora no hay ya dilemas: acción organizada en la península, o prolongación del caos. Han muerto los dioses de la diplomacia.

Los acontecimientos han dado la razón a nuestras afirmaciones de siempre: ¡cuántas veces hemos dicho que la liberación del pueblo ha de ser obra del pueblo mismo! Nuestra convicción nacía de una experiencia histórica, no de un presunto prurito de rigidez dogmática. Y no nos hemos equivocado: otra vez la historia ha confirmado lo que sosteníamos.

Nuestra propaganda halla—aquí y allá—mayor eco. Las sirenas de una «solución diplomática» han tenido que llamarse a silencio. ¿Qué esperar de una democracia que reniega hasta de su tibio liberalismo? El antifranquismo verdadero es el del pueblo, no el de los gobiernos. Las dudas han desapa­recido.

Comienza, pues, o ya ha comenzado, un nuevo período: el de las ilusas esperanzas esfumadas. ¿Cómo podría vacilarse ahora, cuando no queda ya en buena lógica la elección entre dos métodos? El ambiente de descontento existe ya en Iberia: la inmediato es transformarlo en ambiente de revuelta.

Nadie crea que pecamos de optimismo. Pero nos atrevemos a confiar en el futuro: a uno y otro lado de los Pirineos está la fuerza dinámica de un por­venir fértil. Y dinámica quiere decir propulsora, constructiva: siembra y co­secha, voluntad y acto.

Una vez más: solos, poderosos en la soledad. R. MEJIAS PEÑA.

De los hechos a las ideas o de las ideas a los hechos B AJO este título disertó el profesor, vo, o viceversa. Habrá disquisiciones a cesidades simples observadas en cual-

La sala, con muchas sillas, casi porrillo, con muchos peros y pocas pe- quier animal. Estos fueron, para mí, los desierta de oyentes. Signo de es

tos tiempos, pues que en los bares con tiguos los hombres gritaban su con­tento entre copa y copa, fórmula para­dójica, para acallar su descontento.

Impacientes, en grupo formando co

QHMieiaá al minutñ

ras... inicios. La campanilla del presidente cortó el Sólo cuando el cerebro o el intelecto

diálogo convergente entre estos hom- interviene, comparando los hechos que bres, algunos materialistas, otros escép- al hombre rodean, sólo cuando empieza ticos, pero que todos estaban de vuelta a deducir, a comprender, ciertos fenó-de todo sin jamás haber ido a parte al- menos y leyes, sus manos empiezan a

rrillo junto a la puerta, prejuzgan más guna. ser algo más que los pies delanteros, que comentan, el tema de la conferen- El presidente presenta, con títulos y En esta época deben colocarse los pri­eta, varios asistentes. meros tratados filosóficos, rudimentario^

—¡Bah!, dice uno, divagaciones de p o r P l á c i d o B R A V O como se sobreentiende, y los primeros algún filósofo de cámara, bizantinas co- conocimientos científicos que a nosotros mo todas ellas. referencias, al conferenciante; luego le se nos antojan hoy erróneos o insigni-

—Hablar por no callar—replica otro cede la palabra para que sea él quien ficantes, cuando sólo son zagueros. E» coincidiendo—; que si son galgos o po- trate de convencernos sobre sus méri- entonces cuando el hombre construye dencos... tos- sus viviendas, utiliza ciertas cavernas ya

—En tanto que los conejos ¿dónde et- «En esta sala sentimos frío; lo lógico, semihechas para guarecerse del frió, del tan, en la sala o la taberna?—pregunta pues, es que busquemos cómo y dónde agUa y de fas fieras. Construye sus ar­monizando un tercero. calentamos. Entre una sensación y otra mas y herramientas, utiliza el calor y

Un cuarto tercio a guisa de sentencia: deben colocarse las primeras acciones o e\ fuego para muchos menesteres v ex-—Algún abogadillo de secano vol- hechos humanos. Hechos primarios que perimentos. El hombre hace algo más

viendo a las andadas con aquello de dictaban los instintos, que propulsaban ¿e / 0 qW ^s instintos le ordenan; el si primero la gallina y después el hue' deseos intuidos, que emanaban de ne- hombre hace lo que su cerebro piensa.

Y, ¿quién pudiera negar que en ocasio­nes el cerebro sueña? He ahí la clave de sus valiosos inventos, y de sus san­grientos dogmas; pues que el cerebro capaz de soñar, capaz de creer también liabia de ser.

El hombre no se contenta del cere­bro como receptáculo de lo que cap­tan sus sentidos, capaz de sintetizarlo y luego traducirlo por signos hablados o escritos; el hombre no sólo deduce de un hecho y otro hecho, no sólo experi­menta; el ser humano va más lejos; na­cen en él sus complejos, de lo que lla­maremos alma, originando sentimientos, pasiones, buenos o malos; que llegarán a subyugar o a desorientar el cerebro. La abnegación y la envidia, el sacrifi­cio y el aprovechamiento, el egoísmo furibundo y el altruismo complaciente tienen orígenes psíquicos, que ordenan al cerebro y que van más allá del prac-ticismo de éstos o del empirismo de aquéllos, el arte emotivo, brotando de los sentimientos, será un heclvo.

El ideal compendio de ilusiones y deseos, está ahí. Ahora bien, hay idea­les, elucubraciones de místicos, que no entroncan con la realidad de los he­chos, ni tienen en cuenta la frágil y voluble naturaleza del hombre. Como también es cierto que la perspectiva no es más que el ángulo ideológico que

(Pasa a la página 3.)

La producción de automóbiles dis­minuye en Gran Bre taña , como con­secuencia directa del aumento de producción bélica. Duran te fil pri­mer semestre de este año , se h a n fa-

En virtud de una decisión del Car­dinal Pr imado del Perú, los fieles <fue cont ra igan enlace no podran ya disfrutar de las armonías de «La Marcha Nupcial» de Mendelssohn, ni

bricado 244.uu0 coches, contra 262.000 de coros, ni de decoraciones florales durante el mismo período de 1950.

Según una reciente estadística de la U.N.E.S.C.O., he aquí un calculo de los adeptos que tienen las diver­sas religiones en el mundo actual . Cristianos : 800 millones; c o n f u í a ­nos, 380 millones; budistas, 280 mi­llones y judíos, 12 millones.. .

demasiado ricas. Tal decisión corres­ponde a una campaña de «austeri­dad», iniciada desde hace poco por la iglesia peruana. . .

Los comunistas chinos h a n empren­dido por su par te una campaña de­puradora con efecto retroactivo. Mao Tsé Toung acaba de prohibir los li­bros de Confucio en las escuelas, por considerar que son reaccionarios. . .

Según la «Pravda», se h a batido

Los sesenta mil poseedores de re­ceptores de radio, susceptibles de t ransmi t i r mensajes p a r a aficiona­dos, en la U.B.S.S. , h a n recibido la orden de suspender toda comunica- en la Unión Soviética otro record ción con el extranjero—incluso aque- mundial . Un bombero de Moscú, lla­llas de carácter exclusivamente técni- mado Sorokin, ha subido una escale­ta . . . rilla t rasportable de 16 metros en 18

0 0 0 segundos 4/10...

Reunidos un ciudadano soviético y otro americano en terreno neutral —suponiendo que lo haya—, se enta­bla entre ellos un animado diálogo:

En mi país —dice el america­no existe una libertad completa. Supongamos por ejemplo que voy a la Casa Blanca, pido una entrevista con Truman y, ya frente a él, le di­go: «La política exterior de EE. UU. es f rancamente repugnante» . Pues bien, aunque usted no lo crea, no pa­sa nada .

—¡Bah! —responde el soviét ico— Eso no me maravil la . Porque supon­ga usted ahora que yo voy al Krem­lin, pido una entrevista con Stal in y, ya frente a él, le digo: «La políti­ca exterior de EE. UU. es francamen­te repugnante». Pues bien, aunque usted no lo crea, tampoco pasa na­da. . .

PAYESES de REMENSA Sal de Cardona. — Cata luña era , diero de nuestros días, son legalmen- lona, el jollín empieza a ponerse se-

en el siglo X I X y mitad la . del que t e t a n t ras tos como los subditos de rio. Simón Tor t Martorell subleva en cursa, el cloruro de sodio, que impe- o tge r Catalón, que no era en su vico 1457 a los «forenses» baleáricos. El día que el cochino racional, ya me- m a s emperador que un propietario de suspecto Verntal lat agi ta , s in embar-dio en cecina, se pudriese. Cifremos nuestro rus. g 0 , al labradío gerundense, duran te lo que decimos: huelgas generales y M a l o j . Vsos y A b u s o s _ ^ l a s 6 0 0 todo el reinado de J u a n II . En 1474, bombas de Barcelona, to rmentos de c r i m i n a l i d a d e s , c o n q u e ̂ v a m p i r i . Pedro J u a n Sala, al frente de un mi-Montjuich, Semana Trágica, proce- z a b a a ¡ l a b r i e g 0 cuando Carlomagno llar de espartaquistas baja del Am-so Perrer . Pero, Cata luña no obra r e c i D í a bendiciones del Papa a cam- purdán a l Valles y toma a Tar rasa de catár t ico y clister nuestro sola- b i Q d e d i n e r 0 0 equivalencias suyas, y a Caldas de Montbuy. E n t r a en

" se han hecho célebres 6, de las que Granollers luego y cuelga de las al-por lo ominosas son 3 singularmente menas de sus castillos a una porción típicas: la Arcia, la Cugucia y la Pir- de caballeros de la tenaza. Has ta

que se han de movilizar con sus mo­

no que también hace vomitar toda su maldad a la Edad Media cien-ne­groide a ñnes del siglo XV. Prestidáctilos. — Los Jiombres no se dividen en Sanchos y Quijotes, co­mo cervant is tas cerebralmente desvi-taminados y en exceso caloñados a lo caló o calé pretenden, por estas

Ángel Samblancai tilones los obispos de Uurgel y de Vich inclusive, pa ra derrotar en Le-rona a Sala. Los caballeros del gan-cno y de la rueda de molino eucarís-tica, se llevan a l caudillo remensa al

Anthony Edén no oculta su

practicismo De sobra es conocida la posición del

conservadurismo británico en relación al problema español. Ni siquiera vale la pena escandalizarse—o sentir náuseas, reacción menos delicada pero más elo­cuente—, por una actitud que sólo pue­de sorprender a los habitantes de Ba­bia.

Quizás para evitarnos la posibilidad de un olvido benigno en torno a tal posición, el destacado dirigente conser­vador Anthony Edén se encarga de re­cordárnosla. Durante un reciente viaje a EE. UU., el arbitro de la elegancia londinense y ex ministro britnico, ha hecho unas rotundas declaraciones en el sentido apuntado:

«Las negociaciones entre Wáshiugton y Madrid—afirmó el «gentleman» in­glés—revisten un alcance práctico y es­tratégico contra el cual no puede hacer­se lícitamente la menor objeción».

El sentido práctico de Mr. Edén, que ha sido sin duda alguna decisivo en su carrera política, es en verdad digno de una democracia apergaminada y marchita, sin cortinas de hierro pero con muros de cemento.

ma de Espolio forzada. La Arcia era guacamayerías" americanas: "sino que el derecho de quitarle a un niño po- Born, con uno de sus lugartenientes nos dividimos en ladrones y roba- °re el pecho de su madre, pa ra dar- p a r e l l ada de Montornes. Allí los de­dos, en divisores o dividendos y en selo aunque fuera al perro del señor, güellan, los descuartizan y exhiben divididos. Los romanos de las águi- L » Cugucia o cocucia—de cocú, en s u s cabezas cor tadas en la Puer ta las (gentílicos), precursores del feli- francés Cornelio Alápide— es el des- Nueva. no católico, se nos llevaban a los es- Pojo que cometía el feudal, roban- Desbarranque Feudal. — A pesar pañoles la pla ta de nuestras minas , dolé al servio la magra dote de su de este revés grave, no hace crac la el trigo de nuestros hórreos y las an- mujer, con la que el mismo ladrón c a u s a sagrada de los remensas. Por daluzas o gat idanas de buen ver pa- l a b i a consumado adrede y vulguis e l contrario, los derechos señoriales, ra hacer las bailar en sus banquetes, no vulguis adulterio. La Fi rma de q u e A l f o n s o el Magnánimo no se ha-Los godos se quedan con los 2 tercios Espolio era la pernalada del derecho b í a a t revido más que a suspender, más fértiles de nuestro solar; y de- de pernada o al pemi l de la moza tienen que ser pa ra siempre abolidos jan la par te de él que nada vale, al recién nupciada, simplemente. por T e m a d o el Católico en 21 de Abril indígena, no para que viva part ién- Guerra de lo3 Remensas. — Todo de 1486, con el Laudo arbi t ra l de

I dose el pecho con t ra la roca hostil, el bajo Medievo trepida del estropi- Guadalupe, que es un ins t rumento sino pa ra que saque de ella sustan- ció de la Marca Hispánica en motín como un monumento. De suerte, que cia, pa ra pagarle al conquistador las contra la bandolería y vandalería ba- Sala, a los 12 años de cadáver, logra gabelas personales y estatales: lujo, roniales. Con los buscaires de Barce- éxito de alarido. taberna, serrallo, a rmamen to asesi- no, etc. Arnaldo de Vilanova escribe con razón que los nobles de su tiem­po e ran brutos menos nobles que sus caballos. Los de su t iempo y los de todos los t iempos son unos innobles bascosos. La casa ca ta lana de Car­dona—su duque J u a n R a m ó n Folch —vio aumentado su patr imonio con los allegos recibidos de las confisca­ciones hechas a los parciales de Car­los de Viana; sobre todo, con el con­dado de Pallars, que se le a r reba tó a Hugo Roger, uno de los defensores más tenaces de la libertad del Prin­cipado.

Hombre Propio. — Al payés y al rabasaire de la época se le l lama Hombre Propio, porque no es ni si­quiera nombre común, porque es apropiáble cerno un apero de la­branza; y le dicen remensa, porque remanece perpetuamente en no ser su­yo o porque se le redime y rescata como un objeto empeñado. El remen­sa es siervo porque sirve; algo más que los que se lo denominan de Dios, teniendo una codicia, un orgullo y una lujuria de diablos. El glebario es­t á indesglosablemente adscrito al te­r ruño como un trozo más de su pe­lla. La parcela no es suya, sino que él es de su par t i ja . El a r renda ta r io ,

Las juventudes que marcan el paso... para retroceder...

Vale la pena recordar—volviendo la chichas que allí comieron, a pesar de vista semanas atrás—las tres concentra- ser burguesas, no se vieron acusadas de dones juveniles de carácter internado- imperialismo dolariano. nal que tuvieron lugar no hace mucho. Casi en la misma fecha, en lthaca— La primera para adorar el mito sovié- estado de Nueva York—, utilizando el tico, la segunda para prosternarse ante terreno de la Universidad de Cornell, se el altar de la democracia y la tercera realizó la primera «Asamblea Mundial para rendir culto al «camping» regí- de la Juventud» (made in Occidente) mentado y codificado. Tímidas y pulcras loas a las libertades

El festival de Berlín, que la propa- - " * . V^ral-y la clásica repetición de ganda juvenil comunista ha presentado consignas anticomunistas. No hubo pa-como una cruzada santa contra la gue- so £ gmso- ,m t^poco paso alguno, rra, ha sido simplemente un desfile de aficionados al paso de ganso y a la dis­ciplina prusiana. La devoción a Stalin —que ni siquiera es devoción a una idea—fué el colmo de una humillación consentida y buscada. Humillación que nace en la ingenuidad demente de una juventud con aspiraciones de momia.

Tercera reunión internacional, también en fecha semejante: en Bad Ishi, Aus­tria, concentración de «scouts». Asistie­ron con el tradicional sombrero de alas anchas y se deleitaron con fuegos noc­turnos. Hablaron—parece—de reglamen­tar la no suficientemente reglamentada excursión dominical. Faltó también el paso de ganso, desalojado por el trote

El rasgo humorístico: 40.000 a 50.000 rítmico. manifestantes, insatisfechos por las di- Tal ha sido, en resumen, el panora-ficultades de aprovisionamiento en el ma de una juventud que camina para Berlín soviético, hicieron una turística retroceder. ¿Quién ganará la carrera ha-

el censatario, el aparcero y el me- I incursión por el sector Oeste. Las sal- cia la edad de piedra?

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R U T A

A R T E S W L E T R A S R E T A B L O

Maeteriinck y su época Por 1 CAZORLA

R ARA, excepcionalmente encontramos, de principios a últimos del siglo XiX —época en la que el romanticismo franquea sus propios dominios y penetra en el campo social—; poeta romántico que no haya escrito su

novela. Por lo general, la novela no era sino una autobiografía, completada v enmendada con la introducción de la imaginativo: el neto carácter épico se producía en menor escala.

Cada época ha tenido sus autores y cada autor su género más o menos preferido. Las exigencias de la época, el ambiente, el nivel cultural de los pue­blos, la psicosis reinante, constituyeron los elementos condicionales por los que el autor debía regirse y con los que debía contar antes de disponerse a editar...

Las dos primeras décadas del siglo XIX producen lo que podríamos llamar la novela «terrificante», el relato palpitante de emociones fuertes; páginas en cuyos textos el rojo de la sangre de crímenes sádicos y dantescos se entrelazan con la astucia y el sentimiento vengativo de los personajes centro. Héroes y heroínas víctimas inocentes de obscuros designios, de odios injustificados, de un torrente de ira desbordado por equívocos cálculos, etc..

Abnegación—«sopra-natura»—de algún personaje extraño introducido como intento de atenuación, como fugaz rayo de sol en las obscuras y densas nie­blas de las pasiones desencadenadas; no cumpliendo más misión que la de evitar el que el lector cierre el libro, con el amargo sabor de la sangre ver­tida. La bondad y otras virtudes triunfan por sobre las injusticias y el crimen o, por el contrario, el relato se termina sin que el crimen sea castigado, sin que justicia sea hecha.

Las fórmulas de la novela, sujetas a la variación que imponen los factorse evolutivos—estado cultural, posibilidad de editar, inclinación o preferencias por determinados géneros—debían conocer una alteración profunda con la apari­ción de un nuevo género—novela social—cuya innovación se atribuye, cuando menos en Francia, a George Sand, Balzac y algún otro. De esta alteración-revolución de estilo y de forma—de la sustitución de personajes dominados por el vicio y la pasión, por personajes victimas del complejo engranaje social, condujeron al propio Víctor Hugo a interesarse por la vida de la población de los barrios más míseros de la capital francesa. A penetrar en las intimidades de prostitutas y ladrones... Haciéndole descubrir un mundo sobre el que pe­saba la injusticia de los potentados; en el que la miseria, con su cortejo de enfermedades y promiscuidades, determinaba acciones extremas: actos hasta entonces atribuidos a sentimientos de maldad instintiva.

De esa incursión en un mundo desconocido, de los conocimientos que en él adquiriera, de su codeamiento con golfos y prostitutas, Víctor Hugo pudo reunir el material suficiente para componer y editar, en 1862, su inmortal obra «Los miserables».

«Los miserables», este libro en el que el autor parece lanzar un acta de acusación a la sociedad, en el que los sentimientos de justicia imprimen neto carácter de novela social, termina de introducir, en la novela, una nueva fór­mula y descubre un amplío horizonte en el que otros autores fijaron después su atención.

En 1862, apenas editada la inmortal obra de Víctor Hugo, cuando tan sólo unos cuantos ejemplares habían sido vendidos .cuando no se pensaba—y menos que nadie su autor—en las numerosas traducciones, en las múltiples edicio­nes que debían de hacerse, en Gand (Bélgica) nace Mauricio Maeteriinck, que debia, él también, tres décadas más tarde, completar la revolución iniciada por Sand.

No trataremos, ni tan siquiera llega nuestra pretensión a creernos capaces de ello, de completar datos biográficos de ese profundo filósofo belga; dire­mos con él que, «todo lo que se -puede decir esforzándose de hacer un re­trato intimo de un ser, no se parece más que imperfectamente a la imagen mas precisa que nuestros pensamientos trazan en nuestro espíritu en el ins­tante que de él hablamos...» Bástanos con un intento de comprensión de su« ideas generales, de un «tour d'horizon» a sus concepciones más concluyentes.

Desde «La intrusa», «Los ciegos», «Las siete princesas», dramas en los que sus personajes inspirados de la vida real se mueven y exteriorizan con ma­gistral armonía, hasta llegar a «El tesoro de los humildes»—dejamos las otras obras cual «La vida de las abejas», «La inteligencia de las flores», etc., que

(Pasa a la página 3.)

• I M i W I < Ll I

Algo sobre la pintura S

OLO la dudosa buena le de algu-thauvinistas suele poner en tela de juicio, con argumentos harto

débiles y pruebas inconsistentes, la verdad difícilmente controvertible de que los artistas franceses han si­do, en la época contemporánea, los autores principales de una transfor­mación fundamental de la pintura, de una revolución estética de tan vastas pioytcciones como para plan­tear el problema del arte sobre ba-s s sin precedente en la evolución histórica del arrobador lenguaje de la línea y del color.

Durante todo el siglo pasado, Fran­cia comunicó a Europa primero, a América después, la luz de su ge­nio artístico; y no sólo determinó con una asombrosa energía creadora la indomable evolución de su propia pintura, sino que íorpó la trans­formación universal de ésta, hacien­do que en España como en Italia, en Bélgica como en Suiza, en Aus­tria como en Noruega y otros países europeos—en última instancia en todo el continente americano—se re­corrieran las sucesivas etapas del progreso francés hacia el arte inde-psndiente de nuestros días.

¿Qué hubiera sido de Picasso en Malaga o Barcelona, de Chagall en Vitebsk, de Modlghani y Severini en Florencia, de Pascin en Sofía, de Foujita en Tokio? El ejemplo de éste último (fué como si se lo tragara la tierra desde que regresó de París al Japón) sugiere la respuesta.

Hay quienes atribuyen antojadiza­mente el fenómeno de fertilidad del suelo de Francia para la simiente de la creación artística, a las causas más baladíes: se ha llegado al ex­tremo de explicarla por la mera ac­ción interesada de los marchands parisinos y su vocinglera publicidad Aquéllos que están empeñados en disminuir un mérito artístico, han formulado mil pequeñas teorías para tratar de soslayar el hecho excepcio­nal de que en la patria de Poussin, y no en ninguna otra parte, se ori­ginaron los más viables movimien­tos de vanguardia, se concibieron y realizaron las obras más sustancia­les, más nuevas y más conformes con el espíritu de la época, y se consa­graron los únicos maestros moder­nos—franceses o incorporados en Francia a la Escuela de París—cuyo renombre ha adquirido verdadera im-

reconocímiento, con ambientes hos­tiles: en tierra francesa, ya habrían triunfado^

Que la atmósfera propicia no se haya creado en Madrid, Berlín, Vie-na o Moscú, no puede atribuirse se­riamente a la ausencia, en esas ca­pitales, de un determinado mecanis­mo comercial (el de los marchands» o de cualquiera de los factores ima­ginarios que los francófobos plantean como explicaciones.

En España, Alemania, Austria o Rusia no hubo, para la invención y la propagación de la pintura mo­derna, una atmósfera tan receptiva como la de París. Ni siquiera la hu­bo para la asimilación de altas lec­ciones del pasado, como se ve por el caso de Goya, cuya grandeza no dio frutos en su propria patria, pero en cambio inspiró nuevos intentos y nciertos a los franceses.

Esa misma «ligereza» que se suelp achacar al carácter francés —hecha de vivacidad, de natural soltura, cu­riosidad, gracia, espontaneidad, sen­sualidad y desdén de las convencio­nes, unidos a condiciones más recias de segura lógica y equilibrio—, fa­voreció el desarrollo del arte en nues­tro tiempo: un arte esencialmente no burgués (y sin duda no proleta­rio en el indigente sentido que a es­to dan teorizadores más preocupados por lo social que por lo estético), aue halló amplio campo en el país pn que, a pesar de ser la burguesía una clase tan considerable, menos se tardó en no tomar en serio a esa burguesía, y en que más pronto re­trocedió ante las risas y cuchufletas el espíritu llamado «Victoriano», por hallarse su máximo exponerle en Inglaterra.

La pintura moderna fué, desde un principio, juvenil y fresca: había de florecer, por fuerza, en esa tierra acogedora para las audacias y los desplantes de la juventud.

JULIO E. PAYRO.

(/¿efiattapeá de R u t a El "Grupo Iberia" cree en el buen teatro

y en el gusto del público

FIC1JRAS Beethoven

y R. Rolland allá, aislados, algunos pintores me- ¡ Aun sin amar la música, por carecer recedores de comparable fama, lu- de ese misterioso sentido auditivo que chando, a la espera de un incierto l a misma exige, amo a Beethoven. El

genio de Bohn desborda los límites de su obra en el pentagrama: es la suya

Q?(&wiaá óeléetie&á • « ^ ^ ( S ^ V ^ N A ^ V W W ^ A ^ C W S A ^ ^ K W S ^

EL LIBRO QUE NOS HACE FALTA A lectura de una de esas pequeñas Enciclo­

pedias, recopilación de artículos de interés universal que t a n t o abundan en la actua­

lidad, me h a sugerido la idea de publicar «El libro que nos hace falta».

Ha robustecido mis deseos, el recordar la anéc­do ta «El sabio y el barquero», que, como ya sabéis, se t r a t a de un sabio que se hacia a t ravesar un rio de g ran corriente en una barca manejada por un viejo barquero.

— ¿Usted sabe la t in? — preguntó el sabio. — No señor, repuso el que remaba. — ¡Entonces ha perdido usted la mi tad de su

vida. — ¿Pero usted sabrá Matemát icas y Química? — Menos todavía. — Entonces h a perdido usted la o t ra mitad de

.«•u vida, hombre... — dijo el sabio. En aquel momento la corriente a r r a s t r aba im­

petuosa, la barca con t r a los brazos cansados del remador, y éste preguntó al sab io :

— ¿Sabe usted nadar? —No—fué la contestación, ¿pa ra qué? Y el barquero repuso t a j a n t e : — Entonces h a perdido usted toda la vida. La moraleja de esta anécdota se desprende de

ella como una fruta m a d u r a : Es imposible la vida sin un mínimo de conocimientos prácticos de apli­cación cons t an t e ; asi, el libro que nos hace fal ta es una 'pequeña Enciclopedia de conocimientos populares de aplicación, con adecuadas ilustracio­nes y texto escueto y comprensible p a r a todos, por su sencillez y claridad. Este libro maravilloso debe caber en el bolsillo y tener unas cuantas páginas en blanco, como llevan ciertos libros de Ciencia, pa ra ano ta r en ellas ('observaciones personales».

No pat rocinamos pues, un libro, sino una sín­tesis de muchos otros libros, reducida a la míni­m a expresión, siempre encaminada a ayudarnos en los casos accidentales e imprevistos t an frecuen­tes en la vida moderna.

El sumario podría ser el s iguiente : — Auxilio a los accidentados y enfermos. — Manejo de escalas y mangueras de agua. — Ciclismo y elementos de mecánica y motores. — Asepsia, ant isepsia y vendages. — Algo de carpinter ía y cerrajería. — Nociones de hidrául ica y bombas de agua. — Remar y manejo de barcas . — Principios de electricidad. — Cuerdas, cadenas y cables (nudos y empal­

mes). — Manejo del mart i l lo, la pala y el pico. — Los deportes ú t i l es : Nociones de esgrima, na­

tación, lucha japonesa, pelota, saltos, etc. — Pesas y medidas.

- Elementos de Geometr ía y de perspectiva.

Un nuevo elemento debería figurar en el referi­do volumen, que no hemos visto expresado ni in­tuido en obra alguna, el cual consiste en una pá­gina — vocabulario en la que constase ordenada­men te en columnas una de te rminada serie de pa­labras t raducidas en los principales idiomas sin fal tar el Esperanto y su pronunciación figurada para uti l izarlas d i rec tamente , o por teléfono o es­critas, inmedia tamente de ser necesarias. Estas palabras podrían ser, entre o t ras , las siguientes :

Alarma, accidente, automóvil, a rma , agua, co­che, caballo, catástrofe, cuerdas, der rumbamien­to, escalas, heridos, hombre, incendio, inundación, ladrones, l in ternas , luz, muerto, médico, mujer, policía, perro, robo, socorro, teléfono. Con estas pa labras y con o t ras que se podrían emplear pue­den formarse asociaciones o series como telegra­mas breves, pero expresivos, y de elocuencia inter­nacional sea en la voz di recta o escrita, fuese pa ra telefonear en caso favorable de poderse servir de tal medio.

Hemos mencionado las cuerdas y cables (empal­mes y nudos). Este es un punto muy olvidado en la vida actual corriente, siendo asi que reviste mayor importancia de la que parece a pr imera vista. En la agricul tura , t ranspor tes , y mar iner ía , es t ema de primer plano, y, est imamos indispen­sable esta as ignatura en la época en que vivimos t a n frecuente en improvisaciones. Yo he asistido en mi país a una escuela de esta especie, y nadie se puede imaginar la uti l idad y belleza de seme­jante actividad.

En una palabra , todo lo que sean cuentas he­chas, fórmulas fundamentales y tablas pres tan notables beneficios a quien se famil iar iza con ellas, y a h o r r a el t iempo en de te rminadas oca­siones, que, más que oro, es tranquil idad, y h a s t a vida, individual y colectiva.

Ot ro medio existe p a r a el caso de pr imera or­ganización o de no contar con suficientes prác­ticos, y es, la enseñanza mutua . Diez, veinte, cien jóvenes, o de todas las edades, pueden enseñarse unos a otros lo que saben, sobre todo, a base de práctica, croquis o muestras , y es seguro, que al poco t iempo las facultades de cada uno se mul­t ipl icarán en relación con el número de compa­ñeros-

Echada está la simiente; si la recoje una buena t ie r ra y los riegos son frecuentes, quizás algún día, alguien recuerde que gracias a los consejos de un viejo, ascendió un grupo en nivel intelectual y mora l y se salvó una vida.

«Obras son amores y no buenas razones».

Alberto CARSI.

una «metamúsica», una concepción hu mana que se proyecta sobre la vida entera.

Amo a Beethoven, sí. He leído hace poco algunos de los famosos cuader­nos en que anotaba los diálogos que sostenía; hay en ellos una admirable dulzura—trágica o tierna—que raya en lo sublime.

«La única aristocracia que reconozco es la de la bondad»—dijo un día. El, aristócrata del intelecto, rendía así ho­menaje al sentimiento.

La vida de Beethoven fué dramáti­ca, dura, áspera. Sufrió como sólo los genios saben sufrir, y eso le dio tal vez una profundidad humana más ad­mirable.

No sólo los aficionados a la música deben rendir homenaje íntimo al autor de «La Novena Sinfonía». Todos los amantes del bien deben hacerlo: por­que Beethoven fué un maestro de bondad, íntegra y perenne.

— o — Romain Rolland ha sido uno de los

que más admiraron al autor de «La sinfonía heroica». Rolland comprendió toda su grandeza y su fuerza.

El libro que escribió sobre el mú­sico es notable. R. Rolland. fecundo creador de caracteres en la novela, probó que era también un biógrafo y un comentarista de valor. Su estu­dio es completo, pocas veces iguaLdo en las obras de ese género.

Ya es sabido, además, que «Juan Cristóbal» está inspirado, en parte, en la vida de Bethoven. Dicha obra no­velística de Rolland es, pues, también otro homenaje al maestro de Bohn.

Dos figuras gemelas, por talento y hombría. Dos ejemplos perdurables, quizás inmortales.

LUISA MARTORELL.

Enseñanzas interesadas

de varios catedráticos

brasileños La Federación Brasileña de Estu­

diantes de Derecho ha publicado un extenso manifiesto, en el que protesta contra la descarada manera con que algunos profesores hacen de su cáte­dra una tribuna de propaganda polí­tica.

El manifiesto cita casos concretos, haciendo referencia especial al Profe­sor Alvar de Souza (catedrático de De­recho Penal), quien ha llegado a repar­tir durante el curso insignias políticas.

La protesta ha encontrado amplio eco en los círculos universitarios e intelec­tuales en general. Pero el Rector de la Facultad, hasta ahora al menos, no ha adoptado medida alguna.

No se descarta la posibilidad de una huelga estudiantil, caso de que las autoridades universitarias se abstuvie­ran de obrar.

H ACE unas semanas regis t ramos en nues t ras columnas la representación, a cargo del Grupo Artístico IBERIA, de Toulouse, de la

obra de Alejandro Casona «LOS ARBOLES MUE­REN DE PIE». El éxito de este esfuerzo t ea t ra l — y ya volveremos próx imamente sobre su hon­dura y sus alcances — h a reavivado en muchos el interés por la labor tesonera y persis tente de un cuadro aficionado que a m a el tea t ro y, lo que es más difícil, logra hacerlo amar . Sabemos — por fortuna, añadimos — que el Grupo Iberia no es el único que realiza en el exilio esa al ta misión de educación art ís t ica; pero su esfuerzo puede bien simbolizar la voluntad act iva de quienes hacen t ea t ro — buen teat ro , digámoslo — con visión am­plia del ar te .

Dos miembros del Grupo, in tegran tes de prime­ra hora e incansables animadores, acceden ama­blemente a satisfacer nues t ra curiosidad.

—¿Cuándo se consti tuyó el Grupo? — En diciembre próximo h a r á siete años . Si, a

fines de 1944 nació el «Iberia»; la inquietud de un grupo «fe compañeros a m a n t e s del t ea t ro deter­minó su formación. Duros y a l mismo ' t iempo agradables aquellos comienzos: carecíamos de lo­cal pa r a ensayos, de decorados, de obras... Pero había deseos de hacer algo, de crear algo.

— ...Y lo habéis creado. ¿Respondió el público desde el principio?

— Respondió, y muy bien. Había en la gente - como la hay hoy, como la hab rá m a ñ a n a —

una sed a veces inconsciente u olvidada de gus­t a r tea t ro . Desde el comienzo se nos rodeó de un calor cordial, entusiasta . Y ello nos ayudó a seguir ade lan te .

— ¿Muchas obras representadas desde aquel di­ciembre lejano?

Sonríen, pensat ivos. — No podríamos decir te cuantas . Comedias, dra­

mas , monólogos, saínetes, entremeses.. . en fin, lo suficiente pa ra llenar una actividad cont inua de siete años.

— ¿Algunos t í tulos de obras representadas? — Mira, ci taremos sin orden ni método. ((Nues­

tra Natacha», ((Aurora», ((La carcajada», «Abajo las armas», «Doña Clarines», ((Clave de sol», ((Los intereses creados», ((El buen demonio», ((Morena clara)), ((El genio alegre)), «Marianela», ((Que en España empieza a amanecer» , ((Los caciques», ¡(La millona», «Trastos viejos», «M'hijo el dotor». «El secreto)), «La jueza», «MI pr imer pleito»...

— ¡No continuéis, que me liquidáis el espacio! ¿'•Y en qué localidades habéis representado?

— En Béziers, Perpignan, Narbonne, Tarbes, Auch, Pamiers , Albi, Castres, Mazamet , Montau-ban, Carmaux.. .

— No sigáis: en todo el Mediodía, en resumen ¿Y en cuan to a los beneficios conseguidos con toda esa actividad?

— En números redondos, unos dos millones y medio de beneficio neto: pro-España, pa r a S.I.A., para periódicos y organismos afines, etc. Global-mente , pueden calcularse unos seis millones de taquilla.

— Las cifras son pa ra imponer respeto: nada menos que seis millones... Bien, vayamos al pre­sente. En lineas generales, ¿icuáles son a vuestro juicio los principales inconvenientes y dificulta­des con que, en t an to que grupo aficionado, tro­pezáis en el exilio?

— La pregun ta es amplia. Contes ta r la en de­talle quivaldria a exponer una verdadera teoría del t ea t ro aficionado. ¿Dificultades? De diverso or­den: escasez de compañeros dispuestos a cumplir las ta reas que podríamos l lamar técnicas — tra­

moyistas, apuntadores , t r a spun tes —; fal ta de su­ficiente colaboración por par te de aquéllos que podrían facil i tarnos traducciones y adaptaciones de calidad; la carencia de tiempo, en los compa­ñeros que integramos el Grupo, cuyas ocupacio­nes a veces excesivas nos impiden dedicarnos co­mo quisiéramos a la labor tea t ra l ; la heteroge­neidad de acentos regionales, que obstaculiza la puesta en escena de obras clásicas; los continuos desplazamientos, por razones de trabajo, que en ocasiones nos obligan a modificar un repa r to ya decidido...

— ¿Y en lo que se refiere a l público? — Por qué no decirlo. Hemos tropezado a vece»

— y esto no contradice lo que dijimos an tes -a lguna incomprensión o indiferencia an te obras de valia. «Los intereses creados» por ejemplo, tuvo en el público de Toulouse una acogida bas t an te fría. Sabemos bien que esa incomprensión es at r i -buible únicamente a una deficiencia de cri terio ar t ís t ico, de la que es responsable un tea t ro cha-cabano que minimizó s iempre la educación del es­pectador. Pero esta constatación, lejos de des­animarnos , nos impulsa a hacer más y mejor: existe en el público, estamos seguros, una na tu ra l predisposición a «darse», a superar las deficien­cias de una cul tura tea t ra l falseada.

— ¿La úl t ima representación del Grupo os afir­ma en la idea?

— Más que nunca . «Los árboles mueren de pie», de Casona, es un convincente ejemplo del buen tea t ro moderno: obra sobria, fina, medida y ajena en absoluto a situaciones artificiales. No podemos es ta r más satisfechos de la acogida que la pieza h a tenido. Pocas veces hemos visto un público m á s a ten to , m á s cautivado por la escena. Sin ne­cesidad de recurr i r a exageraciones d ramát icas , a comicidad forzada y de mal gusto, a diálogo alti­sonante, Casona h a escrito una obra hija del rit­mo tea t ra l de nues t ra época. Y la gente h a de­mostrado que es capaz de comprenderla: eso es lo magnifico.

— ¿Proyectos pa ra el futuro? — No fal tan. En estas semanas comenzaremos

los ensayos de «La casa de la Troya», adaptación hecha por el mismo Pérez Lugin de su famosa novela. Haremos también «La molinera de Arcos», o t ra pieza de Casona. Y además, ((La malquerida», escrita por Bsnavente en su época digna; la ver­sión cinematográfica de la obra — filmada en Es­paña — h a desvir tuado por completo el sentido de la misma.

— ¿'Alguna observación en torno al t rabajo ge­nera l del Grupo?

— Una, que nos parece impor tan te . Es lást ima que la d u r a labor que implica el ensayo de una obra, dé casi siempre como único fruto una sola representación. ¿No es absurdo perder asi, en gran par te , el esfuerzo de largos días? ¿Por qué no aprovechar al máximo el trabajo, haciéndolo fructificar en representaciones hechas en varias localidades? Es lást ima, repetimos, l imi tar a la función de un solo d ía un esfuerzo colectivo de varias semanas . El tea t ro merece más, exige más.

— Es cierto. Debería br indarse a los Grupos — porque el problema es nacional — la posibilidad de da r pleno rendimiento a su tesón: facilitándo­les — y todos ganar íamos con ello — la oportu­nidad de «tournées». Eso es lo mínimo que el exi­lio puede hacer por el teatro.. . y por si mismo Gracias por la char la , amigos del «Iberia»; espe­ramos que vuestra inquietud encuentre eco. Y un solo consejo: seguid como h a s t a ahora.. . que ya es decir

Luis ZUREARAN.

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LEER NO ES CUMPLIR UNA OBLIGACIÓN MOLESTA, COMO A VECES SE CREE. LEER ES DELEI­TARSE, ANTE TODO; DELEITE QUE AL MISMO TIEMPO PERFEC­CIONE Y ENNOBLECE, PROCU­RANDO GOCE Y PROVECHO. DES­GRACIADO EL QUE LO IGNORA, YA QUE PIERDE UN MOTIVO PARA AMAR LA VIDA.

* • ' V ^ ^ ^ ^ ^ - % ^ ^ ^ - V J V • % r ^ - * - ^ ^ ^ ^ * ^ % . • V ^ - % ^ * - ^ ^ * • • % J * ' ^ • ' % ' • V ' V • % • • ^ ' ^ , * • ' * • ^ ^ ' ' * ' ' ^ , * • ^ ' v • v ^ • ' v , * • ' ^ ' ^

POESÍA MODERNA

ELLA W WC Y piensa que no lo veo y yo que lo miro siempre! Con pan de pena y arena Manolo está en el relente. Llenito de viento y fuego, de ba r racas y altiveces porque no puede subirse a la grupa de los meses. Y piensa que no lo veo ni que puedo comprenderle! Ay! las pajoleras nubes de su genio que anochece subido en la duda, amiga de un tiempo de viejo verde. Le están lloviendo pedazos de a l ambradas y cipreses con muer te de cuerda ro ta sobre el umbra l de la frente. Ay! Ay! Manolillo el loco, qué pena me da de verte! Y piensa que no lo veo y ni puedo comprenderle! La duda lo tiene ciego de verdades y de gente...

JUAN DE PENA.

(Del libro de poemas «Arena y viento»—ilustraciones de Valiente—, edición de 1949. El autor denota una marcada influencia de García horca, lo que no es obstáculo para que demuestre poseer un meritorio dominio del arte).

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"Lesmains sales"

Producción francesa, dirigido por Fernand Rivers, adaptación de la pieza teatral de Jean-Paul Sartre. Animada por Fierre Brasseur, Daniel Gélln y Moni­que Artur.

Si las obras teatrales de Sartre pare­cen superiores a sus novelas, no es por­que estén mejor hechas, sino solamente porque actores de carne y alma dan en la escena, a los personajes, el calor hu­mano que les faltaba. Si nos limitamos a leer el texto, los héroes pierden vida y se transforman en ideas y razonamien­tos personificados, corno todo persona­je en las novelas del autor.

Hubiera podido creerse que el cine, reflejo viviente del arte, prestaría fuer­za, en mayor medida que el teatro, a los fríos personajes sartreanos. Pero no es así. Pese a una dirección hábil y ho­nesta, pese a una interpretación que llega a veces a lo admirable—aludimos al trabajo de Pierre Brasseur—, la obra no tiene, en la pantalla, la consistencia que poseía en la escena.

Los imperativos del lenguaje cinema­tográfico han obligado a los adaptado­res a acortar en gran medida el diálogo teatral. Y he ahí un serio inconvenien­te para la técnica de Sartre; porque sus héroes, en los que el razonamiento dis­cursivo trata de reemplazar la sangre que les falta, pierden nitidez y se des­dibujan al no poder explicarse con am­plitud, aunq-ue se expliquen todavía en demasía para el cine, arte visual más que auditivo.

La dirección, por su parte, aun sien­do hábil, carece del genio que hubiera sido necesario para transformar pala­bras en imágenes. Y de ahí una pe­lícula que no colma la sed de un es­pectador ávido de vida y de magia su­gestiva.

En resumen, algo que no es tan ma­lo como habría podido temerse, pero que está lejos de ser una satisfactoria adaptación cinematográfica.

C. M.

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RUTA P A g . 3

OUIIOTBWIS N UESTRO querido D. Quijote aparece más ridículo a medida que nos

tvmos internando en nuestro siglo de la hoja de lata, como irónica­mente se le moteja. En verdad, hemos de reconocer que ya no esta­

mos de moda los quijotes de hogaño. Pero la última locura del hidalgo cer­vantino nos seduce, nos subyuga y andamos empecinados en emprender aventuras, enderezar entuertos, desfacer agravios... ¡Qué queréis! Es más fuerte que nosotros-

Quizás sea verdad, como muchas gentes sensatas dicen, que clamamos en desierto cuando hablamos de anarquismo a la antigua usanza. Puede ser, como otros aseguran, que aramos en la corriente y sembramos en el viento cuando decimos que el anarquismo que amaron los Réclus y los Lorenzo, los Kropotkin y los Mella es la única solución, inédita y realizable, que el mun­do tiene delante si no quiere desquiciarse. Y, tal vez, como tantos lo pro­claman por esas calles de Dios, nos darán unas de palos los rufianes y ga­leotes que libremos de sus grillos... Pero ¡qué queréis! es más fuerte que nosotros.

La vieja figura enteca del hidalgo de la Mancha, atormentada y rugosa, soñadora y visionaria, nos seduce, nos subyuga. Amamos ese dolor y esa lum­bre de ideal de aquella faz taciturna; amamos el brazo enjuto que la volun­tad del bien armó de lanza y adarga; amamos esa señera y augusta serení-1

dad de su firmeza invencible. Porque es más que nosotros y que nuestros prejuicios; porque estamos convencidos que el camino de la pelea no seduce o los poltrones, nosotros, pobres quijotes, desplazados de este siglo cubista y de hoja de lata, nos sentimos seducidos, subyugados por esa figura enteca, soñadora y visionaria del valeroso manchego.

B. M.

LA GEOTERAPIA o la tierra curativa radio-activa

(Continuación) necesidad de ingerir ninguno de todos rra. De los 23 sólo se salvó el tratado estos venenos que uncen a la humani- por la tierra.

El artículo de Carsi, me ha tocado d a d a ] c a r r o d e t o d a s l a s enfermedades En mi experiencia personal conozco en el alma. Declaro que yo, no como y d e t o d a s ] a s m i s e r i a s > f í s i c a s y m o r a . „,uchos casos que sería largo enumerar tierra pero bebo tierra. Para el caso es i e s Y o me alimento de frutas, cereales Sólo diré que en ocasión en que yo vi-

y hortalizas. Hace cuarenta y cuatro vía en la barriada de Horta-Barcelona, años que trabajo y por enfermedad rara nuestra nena de tres años tuvo unos vó-vez he dejado de asistir ni un solo día mitos de resultas de un hartón de fruta al trabajo. Yo no falto jamás al trabajo verde que le dieron a nuestras espal-y siempre soy puntual. Diez horas dia- das. Se le declaró una fuerte escar­rias, consecutivas, de soldadura eléctri- latina con 40 grados de fiebre. Yo abrí

igual. Sin ir más lejos, aquí en Fran cía, hay decenas de nombres que hacen igual que yo. Y a medida que el hom­bre conozca las virtudes curativas de la tierra y la influencia benefactora que en la salud física y moral del hombre ejerce esta costumbre, se extenderá al c a m e i r a p o n e n el trance de envene- un hoyo en efhuerto, crivé ía tierra"v

única posibilidad de salvación „*„„„ , n m t i n i « n « . i . /,„„ l™ „».« 1» .,«!.,<« ™„f„ T I„_¿ -I I_„._ J . infinito. de la humanidad

Diiiaaü ae salvación n a r m e > constantemente con los gases la volví a meter. Llené el hoyo de agua, doliente. Yo tomo metálicos. Yo me desinfecto con tierra convertí la mezcla en fango blando

una cucharadita de las de cafe de tie- • • » * • •• • « » rra al levantarme y otra al acostarme,

EXORDIOS De los múltiples y variados caminos recogen de¡ sus manantiales, socavan marchita ten. el verano, se llena de

que se le ofrecen al joven, sólo uno es su lecho prometedor. Pasando de esta zarzas en el otoño y muere en el in-el que mayor éxito le promete. Todos, forma los meses de estío, que son lus vierno. ¡Y ya lo sabéis! Solucionar pri-absolutamenie todos, desde el cubierto tros de la vida del hombre. Regando mero esto; porque de esta solución de-por el verde césped, hasta el más es- las ricas vegas de las ideas que más penderá lo demás. Ahora que no hay cabroso, todos requieren un esfuerzo, tarde darán su fruto. Luego, aparece que esperar al invierno, ni al otoño, una superación. Y con todo ello, se es- el invierno con sus crecidas, arrastra ni al verano: es en la primavera. Cuan-coge el más prometedor. Para que el todo lo que durante los largos días de do el rocío refresca, cantan los pájaros sufrimiento sea más leve. Algunas ve- sequía se ha ido preparando. Arrolla y florecen las flores. Entonces es el ees, poco importa el coger el de la como las furias humanas cuando se momento preciso, sin par, para elegir,

desencadenan en una revolución.

A. MARIO diestra, como el de la siniestra. ¡Craso error! Más tarde se pagan las conse­cuencias. De la decisión de escogerlo, dependerá la tranquilidad, tu vida. Con ella, y el camino, andarás con los pies y no con las manos. Ello quiere decir que demostrarás tener la cabeza encima cenagosas. Tanto, que al menor des­de los hombros. Que después de todo, ya.es mucho decir...

Ahora que esto es más difícil de io que a simple vista parece. Algunos jó­venes, careciendo de óptica, toma lo destructivo por lo constructivo. Y aquí está la cuestión fundamental. Saber qué es lo que se quiere, primero; y

escoger, determinar la ruta del maña­na, la más prometedora.

¿Dudáis? ¿Os dejáis seducir por las falsas alabanzas? Quisierais ser vedet-

Y es que la juventud flota encima tes de circo, héroes de pantalla, ilus-de un estanque donde las aguas están tres personajes para llegar a todo: a

mediocres juguetes del mandamás? De esos caminos está llena la tierra de amargos soñadores de glorias vanas.

Nuestra ruta sólo tiene un camino. Y no se presta a equívocos. Marcha firme hacia su objetivo. Coherente, ca­mina batallando contra tirios y troya-

cuido se hundirá en el charco donde para salir le será preciso renovarse o perecer. Malo cuando se acostumbra a marchar entre los lodazales. Entonces sí que se pierde el itinerario. La mar­cha es indecisa; zozobra a cada ins­tante como un buque. Busca el bien y nos, lucha contra un régimen, pelea halla el mal. Y termina preguntándose: por una idea... Andar sin tregua ni re-

i coger, no es poco ¿qué mal he cometido? Ninguno. Pura poso. Este es nuestro destino: no permi-pedir La prueba de ello la tenemos y simplemente el haberte equivocado de tir que haya ni explotados ni explota-en esa fauna que concurre a las bici- camino. dores. Camino abrupto, sin gloria pe-cletas al fútbol al boxeo, a las lu- La vida, que es un rosal lleno de ro que sabe firmemente hacia dónde chas greco-romanas, a los toros, en fin, espinas, florece en la primavera, se conduce. a todos esos juegos de gladiadores y que a los tres meses, convencidos de su deficiente estado físico, se convencen de que se han equivocado de sendero. Luego, descorazonados, pululan por las plazas y centros de la ciudad, refi­riendo las hazañas que les ofreció unos puntitos en los pulmones, o bien la ¡racturación de una pierna, o bien «1 hundimiento de alguna costilla. Con ello quiero hacer ver que el sport cam-peonizado es un morbo, y que la cul­tura física es un alivio para la salud. El sport y la cultura física no se pres­tan a tergiversaciones.

Pero todo ello es muchísimo más fá­cil de alcanzar que el apurar una co­pa. Por eso los abruptos caminos, los que ponen a prueba la constancia y la voluntad, están poco concurridos. Estas rutas son como los ríos, se nutren de los arroyuelos. De las aguas que

IMPRESICNES

MIRANDO AL HOMBRE Se acusa a veces al arte de ser un camino de evasión. Es

decir, una fuga ante esa realidad de carne, lágrimas y sangre que rodea al hombre. Y de ahi la afirmación rotunda de que, para el artista, crear mundo y vida nuevos equivale a eludir su universo real.

La cuestión merece reflexiones. Si es cierto que parir una realidad propia —y el parto es casi siempre doloroso— presu­pone para el creador un «no» a la vida circundante, ¿porque olvidar la actitud de resistencia que implica toda negativa? Evadirse del universo —anulándolo, pero reemplazándolo por otro— es tarea de hombres: o sea, de artistas en función de sus deberes.

Novela, poema, ensayo, sinfonía: caminos, no de fuga, sino de enfrentamiento. Para avanzar —ya lo dice Mallea— hace falta retroceder y tomar impulso: decir «no» y construir sobre la negativa. El artista que engendra un mundo no traiciona la sangre que late en los hombres; la fecunda y la hace fértil.

Lo que era evasión—lo que nunca pudo ser evasión— se con­vierte asi en resistencia contra la facilidad. El arte es eso: su­peración de lo fácil, de lo sencillo, de lo no heroico. Dar vida a un mundo original es entablar partida con el existente; para vencerlo o salir derrotado —no importa el triunfo— gritándole algo propio.

Curiosa fuga, ésta que exige lucha. Una fuga digna de ma­chos, con puños en alto y vocación para sufrir.

por vía bucal. La tierra, siendo anti- desnudé a nuestra nena y la metí en corrosiva, antibacteriológica, nutritiva y el hoyo. Ella, que estaba medio muer-

diluidas en un yasito de agua. Yo la antipútrida, me procura una desinfec- ta, despertó y empezó a reír y a cha-tomo como agente preventivo y no cu- c i ó n compí^ . po t e a r . Y o la llené de fango toda ella

T:^d:::^::rá:\st. *« cerciorarse de i» T«.«»* ^nixVeV^zÚTrndo

. „ „ . Y n no tomo café ni Whe ni decir> y° recomienda al lector la si- *° , c o n ena> y e l l a conmigo, la tuve en LTarYn°i cZcolaT Y Í ^ o " u m f n T £ ***** experiencia: Por abandono in- Í ^ ^ T ^ e L ^ * " " mn licores Para sentirse feliz v hacer comprensible, a veces, a la salida de las cuales la lavé y la metimos en cama. r f e S d de m f familia noY tengo ciudades, se encuentran perros, gatos u * m e d , a

ut a ; d e l a n e n a y aL¡uS a b a ' c°™ la felicidad de mi familia, no tengo ^ ^ a n ¡ m a l e s m u e r t o s ^ ^ ^ ^ s l nada hubiera pasado. Esta nena hoy

putrefacción y de descomposición con e s u n a m u Í e r y ya t i e n e un hijo, millares de gusanos que lo roen y Nuestro hijo que, a pesar de ser nos-echando un olor pestilente. Hacer, pues, ° t r° s . vegetarianos, no es raquítico ni un hoyo en un campo contiguo, de ca- deficiente, pues con 18 años mide 1'87 pacidad doble al volumen del animal, y e si t á b i e n proporcionado, en cierta enterrar éste y cubrirlo con la tierra, ocasión, en Toulouse, se cayó y se clavó Al cabo de algún tiempo (el necesario u n n l e r r o e n l a t i b i a derecha. Cosa df para que la tierra haya hecho su obra) chiquillos, no dijo nada en casa. Al día descubrir el hoyo y encontraréis que la «'guíente volvió del Centro de Aprendi-tierra ha absorbido todas las bacterias s aJe c o n una pierna hinchada al extre-y toda la carne corrompida. El olor fé- m o ' con un agujero sanguinolento y ne-tido ha desaparecido también. Sólo que- Sr0- E n P°cos d ! a s f u é curado por nos-dan las partes más duras, los huesas o t r o s con compresas de tierra y com-y la piel. presas de agua. Hoy y siempre corre

Pues, amigos, la tierra introducida en c ° m o u n Salg°-el organismo por vía bucal obra exacta- Yo por mi parte, también en Toulou-mente de igual manera. La tierra ab- se, en una caída que me pudo ser mor-sorbe todas las bacterias intestinales, tal, me fendí una costilla. Me la curé todos los males humores de la sangre, presas y con venda. Al cuarto día vol-

Por R. TARÍN todos los gases pútridos, resultado de jamás de la costilla. En otra ocasión me las fermentaciones intestinales y de las cayó un aparato sobre la mano izquier-malas digestiones. da y me cortó un dedo por la falange.

No hay remedio, ni más eficaz, ni Me coloqué en su sitio el trozo cortado, más completo, ni más inofensivo que me lo vendaron y lo metí en agua. el de la tierra contra la disenteria, el Agua, sólo agua, el dedo soldó. Hoy y cólera, la diarrea; contra todas las fie- siempre me he servido de él como de bres, tifoideas y gripales, contra todos los demás. Sólo me resta una cicatriz los bacilos intestinales de la infancia, imperceptible. Yo por ello no dejé de Todos los seres que por tuberculosis, trabajar. Al día siguiente volví a mi silicosis y otras afecciones espulan con puesto de combate. En Valencia he he-frecuencia, no tienen otro remedio al cho muchas curaciones con tierra y con alcance de su mano, ni más económico agua. Tengo una experiencia de treinta ni más eficaz que la tierra por via bu- años y sé de lo que hablo, cal y por medio de compresas al pe- En el establecimiento termal de Dax c n o . (Landes) al borde del Adour, las en-

La tierra atira los esputos y los eli- fermedades tales como ciática, gota y mina por vía intestinal. El tuberculoso reuma, las tratan con baños de limó y silicoso que se someta a un trata- (fango). Louis Khune, en Alemania, miento curativo por la tierra verá dis- también trataba ciertas afecciones es-minuir sus esputos progresivamente y peciales con tierra. Llagas del estoma-mejorar su estado de salud. Si a este go, cáncer y afecciones del hígado, tratamiento se añaden los baños den- Khune en la actualidad, lo que Hipó-vativos de Khune y una alimentación crates en la antigüedad, es el padre de adecuada a su caso a base de frutas, la medicina naturista. Su libro «La su curación será larga pero completa, nueva ciencia de curar» sin medicinas si sus pulmones no se encuentran des- ni operaciones, no debería faltar en hechos por un régimen cárneo, por las ninguna familia. Fué un genio descu-medicinas y por las inyecciones. Pero briendo la unidad de todas las enfer-es más: la tierra nutre. medades y el tratamiento que él em-

La tierra contiene todos los elemen- pleaba, era también único para todos, tos indispensables a la constitución hu- Baños de asiento con fricción, baños de mana y en las proporciones más ade- vapor, baños de sol, compresas de tie-cuadas: fósforo, calcio, magnesio, hie- rra y de agua. Esta medicina, que es rro, azufre, cílice, etc., completamente infalible, está al alcance de todo el asimilables por el organismo. La tierra mundo y nó cuesta ni un solo céntimo, aumenta los glóbulos rojos de la san- Yo aseguro que hoy el que no se cura gre. Esto está probado científicamente, es porque no le da la gana. Toda la Devuelve los colores a la cara. No hay medicina natural la tiene en su propia remedio más eficaz ni más completo c a s a . x o d o e s cuestión de querer saber

¿LA IGLESIA 0 EL ESTADO? (Viene de la página 1) asentarse más que sobre bases como

ron impuestas al profesorado por los la que ofrece el desarrollo del senti-mandones de todos los tiempos, de la miento y de la idea de solidaridad hu-escuela podrá esperar la humanidad !» mana. transformación idealizadora de la so- La escuela sometida a la tiranía de ciedad. la religión o del Estado sólo puede ser-

En efecto, no es lo mismo enseñar a vir para deformar la conciencia del lu­los hombres de mañana que la Patria ño, para deformarla en perjuicio suyo es una partícula del mundo rodeada y en perjuicio de la sociedad a la auo de trincheras y de fortines, que dejar- pertenece. nos comprender que la Patria del hom- Quizás en los tiempos venideros ter>-bre es el mundo. Ni es lo mismo elo- dremos ocasión de aquilatar, en lodo giar la obra de un tirano, que demos- su magnífico alcance, el valor de una trar que el hombre debe ser su propio escuela verdaderamente libre. En el dueño pasado los anarquistas hemos intenta-

La educación moral de la Juventud, do hacer algo digno de nuestras aspi-para que dé sanos frutos, no puede raciones, y forzoso es reconocer que np

lo hemos logrado ni en una ínfima par­te. Por eso, los maestros racionalistas tienen la palabra, y no deben eludirla, porque forma parte de sus obligacione* estudiar profundamente el problema es­colar y aportar sus propias experien­cias a la solución del mismo.

— o — He lanzado una iniciativa a través de

las líneas que anteceden. Y la inicia­tiva lanzada deberá encontrar eco, por­que en ciertos momentos—y ello es só­lo un ejemplo—nuestra prensa juvenil ha querido dedicar algunas de sus co­lumnas a la infancia, y en esas colum­nas estuvo siempre ausente la mano del maestro racionalista. ¿No es ello una prueba de apatía?

Frente a la intromisión en la escue­la de las teorías que representan la Iglesia y el Estado, es necesario situar una obra sólida, independiente de to­do interés ajeno a la pedagogía y a la ética solidaria. Si ello es posible, si las iniciativas y las experiencias de los hombres que por vocación son Drofe-sores racionalistas, y en consecuencia independientes de todo interés que no sea el del niño, logran servir de ver­dadera solución al problema escolar, quizás no estemos tan lejos como pa­rece del día en que la Iglesia y el Es­tado no puedan ya disputarse el «pri­vilegio» de repartir bofetones entre los niños. Que no otra cosa es explotar su

Como lo indica el título, no preten­do ser un militante ducho en el desen­volvimiento del Movimiento Juvenil si­no al contrario; por mi corta edad, cuando estalló la revolución española (contaba yo siete años) no pude apre­ciar en todo su valor el porque de la lucha.

Más tarde, pasada mi infancia, cuan­do llegué a la edad en que se empie­za a querer comprender las cosas, que es el momento propicio para !a inicia­ción de un ideal, no hab¡3ndo conoci­do otro régimen que el franquista, to­da mi capacitación se redujo a los es­tudios primarios y elementales, pero sin ninguna orientación ideológica.

He convivido nueve largos años cen ese régimen dictatorial de Franco, no habiendo conocido otra cosa que mi­seria, desgraciadamente tan abundan­te hoy en nuestra querida España.

A partir de este momente, se pro­dujo en mí una sensación extraña que me incitaba, me hacía rebelde a tan­ta injusticia.

Cansado, pues, de esta situación, de­cidí buscar nuevo? horizontes, guiado por esa extraña sensación que más tarde conocí por instinto de libertad. En el año 48 pasé por vez primera a suelo francés y emp"cé a onocer las diversas ramas y de la emigración espa­ñola. Simpatizando con el Movimiento Libertario, ingresé en sus medios apro­vechando todos sus métodos de capa­citación y orientación ideológica, le­yendo su portavoz, asistiendo a sus ji­ras, conferencias, charlas, etc

Hoy, como ya he dicho, no me con­sidero un militante, pero si un con­vencido de nuestros ideales y con el deseo de compenetrarme en todfl lo re­lacionado con nuestro Movimiento.

La F. Local de la cual ¿oy afiliado ha venido en ayuda de mis deseos nombrándome delegado al pleno regio­nal de la Zona Norte.

No voy a decir con cuánta ilusión me puse en camino hacia París en compañía de mis compañeros de dele­gación, los cuales debían iniciarme en el desenvolvimiento de las normas or­gánicas. Sólo haré constar qup el día que me prn^enté al pleno fué para mí el más grande que he conocido; noté la misma sensación que cuando a un niño le lleva por primera vez al cine.

Dio comienzo el pleno y yo, aunque un poco cohibido, pero animado de la mejor buena voluntad, representé mi papel. Naturalmente, no estaba lo su ficientemen^e capacitado para discuter los acuerdos; no obstante di lectura a los dictámenes ie nuestra T. Local, procediendo mis compañeros a ¡a am­pliación verbal de los mismos. Vi con agrado el ambiente en que se desen­volvió el pleno^ manifestando sus acuerdos unas delegaciones, otras com­batiendo los ya presentados por otros y, en fin, cada cual defendiendo con calor los acuerdos de sus respectivas F.F.L.L., todo esto desarrollado en un ambiente puramente familiar y liber­tario. Se discuten los problemas pre-

contra la anemia, la arterio-esclerosis y las afecciones de la desnutrición de que tantos niños y tantos adolescentes son víctimas. Contra las heridas, mordedu­ras, picaduras de insectos, por graves que sean, no hay otro remedio mejor que el de la tierra si se acude a tiempo En el libro «L'Art de se Guérir Soi-Mé-me» del grupo, «Amour et Vie» de Ba-gnole (Seine) expone el caso de una joven que cayó de la bicicleta y se rom­pió la tibia derecha en dos puntos. Esta joven era vegetariana. Esto le permi­tió la curación más rápida. En quince días fué completamente curada. Entre otros muchos casos, expone el de un gato tratado por el Dr. Keller. que su­fría crisis periódicas de epilepsia. Su tratamiento consistió en arcilla mezcla­da en su alimentación. A la cuarta co­mida de este tratamiento se encontró en sus excrementos un gusano de diez "entímetros de largo. En días sucesivos hizo hasta cuatro más. El gato dejó de tener crisis y fué curado.

En su libro «Guide de la Santé» Ghandi cuenta que en el Afrique-Noir se declaró una peste entre veintitrés marinos. Tres de ellos tuvieron tiempo de llevarlos al hospital. Dos fueron tra-también con dieta absoluta, j j n com-

y aprender. (Concluirá.)

sentados con tranquilidad y sin exal­tarse, llegándose por fin a un acuerdo común.

En total, quedé completamente sa­tisfecho del pleno que, por ser el pri­mero al que asistía, no pude tomar parte más activa pero que confío po­derlo hacer en el futuro. Por no ha­cerme pesado, terminaré diciendo que este pleno me ha estimulado a prose­guir la obra que tan gallardamente nos hemos impuesto y haciendo paten­te que el Movimiento Juvenil cuenta con otro compañero más, dispuesto a la lucha en la defensa de los ideales de nuestra querida F.I.J.L.

José FERNANDEZ-LOPEZ.

DE MI CARNET BLANCO Y NEGRO

(Viene de la página 1)

escogemos para analizar los Ixechos, y que según él sea, asi se nos figurarán los objetos. Ahora bien, las afecciones, los sentimientos, las predilecciones y las aspiraciones pueden ser humanas aun siendo múltiples y diversas. Una tendencia uniforme es la negación del hombre. De ahí que en el terreno his­tórico haya tantas teorías divergentes y contradictorias; que la historia misma del hombre no sea más que un desagui­sado interpretativo, o un guisado cuyo arte culinario reside en acomodar los pasajes—los hechos—a nuestra propia salsa. Y sin que la ciencia pueda nada o gran cosa. Pero, ¿dónde está la cien­cia que se ocupa de las afecciones inte­lectivas o psíquicas del hombre? ¡En pañales, desgraciadamente!

Y en un hecho hay que ver más que un objeto útil o inútil; analizarlo, va­lorarlo, es comprenderlo, y no podre­mos comprenderlo mientras no sepamos cuándo y cómo, y sobre todo por qué y por quién se hizo. De lo que pocos historiadores se ocupan por completo.

Además, si infantil es teorizar sin base, no lo es menos deducir el hecho por el solo hecho, equivalente a aque­lla fórmula del arte por el arte. Lo que no impide que más perniciosa sea aún la actual: el arte por el dinero, equica-lente al hecho según nuestro interés sórdido.

Concluyendo, toda idea es un hecho en potencia, y puede que, a la vez, toda idea no sea otra cosa que la esen­cia de un hecho. Engendrando y com­pletándose sucesivamente.

Que lo que menos importa es aque­llo de que si era yelmo o bacía».

Así finalizó el conferenciante, sin que fuera objeto, por parte del auditorio, de objeción alguna.

Tan atentos estábamos que no ati­nábamos a salir por la puerta. Y una vez ya fuera, sin murmuraciones intem­pestivas ni desplazados comentos, el ce­rebro seguía indagando y sugeriendo.

PLACIDO BRAVO.

candidez natural en beneficio de la I tados con inyecciones y el otro con tie-opresión. JUAN PINTADO. \ vi al trabajo. Ya no me he resentido

FESTIVAL en

LYON El domingo 14 de octubre, a

las dos y media en punto de la tarde, en la Salle Etienne Dolet, rué Bichat (detrás de la estación de Penache), por el Grupo artís­tico «Tierra y Libertad» y a be­neficio de S.I.A., se pondrá en escena la comedia original de Alejandro Casona, en cinco cua­dros, titulada

«LA MOLINERA DE ARCOS» Segunda parte.—Gran fin de

fiesta flamenco, a cargo del afa­mado guitarrista Carreño, que acompañará al compañero Mo-rente, con sus cantos recitados, y a Antonillo de S. Fons, con su bonito repertorio del Príncipe gitano.

Para más detalles, véanse pro­gramas.

MQETERLINCK Y S l EPOCfl (Viene de la página 2)

revisten distinto carácter—, las obras de Mauricio Maeterlinch van marcadas de inquietud, de afán incesante de justicia, de búsqueda de la verdad, d» bellos y humanos sentimientos...

Mme. Georgette Leblac, que hizo vida común con Maeterlinck durante al­gunos años, en su introducción a «Morceaux Choisis» (1), dice que, «no es sin inquietud que interrogamos la vida privada de quienes, por sus obras, sembraron en nuestra alma las primeras luces de la verdad y que fueron nuestros guías y nuestros maestros... Los que conocen a Maeterlinck están fe­lizmente sorprendidos de la armonía absoluta que reina entre sus obras v su vida...»

No pretendemos inducir a dar crédito absoluto o hacer aceptar sin reserva alguna las afirmaciones de Mme. Leblac; no queremos tan siquiera penetrar los sentimientos que determinan un tal juicio; admitimos la posibilidad de esa armonía absoluta, por cuanto sólo los conceptos elevados elevan al hom­bre v, ¿cómo no encontrar elevados conceptos, ansias de justicia, búsqueda de la verdad, inquietud y amor a la libertad en lo o.ue a continuación trans­cribimos?

«... Partamos lealmente de la gran verdad. No hay para los que todo lo poseen más que un solo deber cierto: que es desposeerse de cuanto tienen, de manera a ponerse a la altura de la masa que nada tiene...»

La injusticia, la desigualdad de nuestra sociedad, la indigente miseria de los unos, con el contraste de provocativo luje de los otros, condujo a Mae­terlinck a estudiar profundamente los problemas sociales, a buscar una solu­ción.

No se conformó Maeterlinck, como lo hiciera L. Tolstoi, a considerar qu3 en lo más arriba transcrito radicaba la única solución. Conocedor de la natu­raleza humana, niégase a aceptar la posibilidad de que los privilegiados re­partan su posesión y se pongan al nivel de la masa aun admitiendo que llegasen a considerar justo el acto. Consideraba Maeterlinck que había otros senderos a practicar, otros caminos a recorrer, aunque para recorrerlos se re­curriese a la violencia: «... No temamos ir demasiado lejos; y que ninguna reflexión, por muy justa que sea, destruya o atempere nuestro ardor. Nuestros excesos son necesarios al equilibrio de la vida. Bastantes Itombres en torno nuestro tienen el deber exclusivo, la misión precisa de apagar los fuegos que nosotros encendamos. Vayamos siempre a los lugares más extremos de nues­tros pensamientos, de nuestras esperanzas y de nustra justicia...»

Cada época ha producido sus autores y cada uno de ellos a su época pertenece, pero Maeterlinck es de toda época, de toda época sus verdades v para nuestra época sus lecciones: «No temamos ir demasiado lejos...»

J. CAZORLA.

(1) Maurice Maeterlinck, «Morceaux Choigís». (Nelson Editeurs).

J AMAS los hombres—que así verdaderamente se lla­men, actúen, piensen y accionen—necesitaron me­nester de muletillas para enderezar sus pasos por los mil vericuetos que cuotidianamente les pre­

senta la vida. Con una pequeña dosis de criterio, el cual existe en todo ser humano mayor de edad, cual­quier bípedo puede salir airoso de las situaciones más inverosímiles que se le presenten, empleando el simple raciocinio que la naturaleza le dotó. Y más aún, «i esa «situación embarazada» en que pueda encontrarse, se trata meramente de captar el aspecto «bueno o ma­lo» que una película cinematográfica pueda ofrecerle.

Sin embargo, el señor intendente municipal no cree en estas cualidades de análisis que poseen, precisa­mente, sus propios electores, es decir los que lo lleva­ron al primer despacho comunal: aún trata a sus con­temporáneos como infantes a quienes es menester de­fender del cuco, que en este caso sería la «inmorali­dad» que pueda existir en el film «La Ronda», al re­solver instituir una comisión especial para emitir opi­nión acerca de si puede o no permitirse su exhibición.

Pudo ser que en tiempos lejanos la humanidad haya sido vista por sus amos, con un prisma por el cual la situaban en una enorme nursey. Tal vez haya sido así. El despotismo de mando y el ansia de dar órdenes en aquellas épocas, pudo haber conducido a esa situación de dependencia. Los andadores serían los adminículos obligados a que eran sometidos a llevar.

Pero, actualmente, cuando en la mente de los hom­bres ya se han esclarecido suficientemente todos los

A TRAYCS DE LA PKENSA problemas inherentes a los deberes y derechos que en ¡a parte ética les toca a cada uno, es caer en el más enorme ridículo, adoptar el ingrato y estúpido papel de institutriz, con que pretende adornarse el señor in­tendente.

A los hombres, a los pueblos, a la humanidad, es hora de dejarlos buscar su senda. Esforzarse en torcer este aforismo es caer en el más abyecto autoritarismo.»

(De «Voluntad»—Montevideo—, N" 111.)

«Ha tenido lugar una Conferencia socialdemóerata internacional. El lugar de celebración fué Francfort (Alemania), y en ella se acordó restablecer la Interna­cional Obrera Socialista. Se interpreta como continua ción de la Internacional surgida en 1889 del Congreso celebrado en París en aquella fecha, pero que hoy, aparentemente, bajo otras formas. La Internacional de 1889 representó la introducción a la colaboración entre organizaciones que pretendían conquistar el Estado, pero, de todas maneras, inspirada en otro espíritu que el establecido actualmente. Se combatía entonces por el socialismo y se sostenía una solidaridad inviolable con los trabajadores de la tierra y con firmeza en la línea antimilitarista.

La nueva Internacional Socialdemóerata se compo­ne en c'erto grado de partidos gubernamentales con

mentalidad capitalista. En lo que se refiere al milita­rismo, la necesidad militar y de aumento de los arma­mentos son sostenidas sobre toda la línea.

La Internacional de 1889 no fué sostenida antes de la primera guerra mundial. Se desplomó en peda­zos cuando las organizaciones adictas de los diversos países se comprometieron en la política de guerra nacional. Fué restablecida en 1923, en el Congreso de Hamburgo, para caer nuevamente en ocasión de la segunda guerra internacional. He aquí su nueva re­aparición.»

(Del boletín del Secretar iado de la A.I.T.— Estocolmo—, N" 8.)

«A nosotros, que la experiencia nos ha hecho escép-ticos en vivir de demagogias, nos da gracia del sim­plismo de muchos amigos de aquí que esperaban que cual varita mágica, por la declaración antifranquista de cualquier político o de cualquier congreso ritual de los organismos obreros americanos, el problema de Franco entrara en solución radical. Claro que el náu­frago, antes de ahogarse, se agarra a cualquier tabla, pero ello no significa que con sus rogaciones la tabla se acerque hacia él si éste no pone de su parte todo el valor de sus esfuerzos.

A estas horas y después de los años sufridos, no esta­

ría de más conocer, como dice un dicho típico irlan­dés introducido en este país, que «la política (y sus intereses) hace a los hombres extraños compañeros de cama».

Nunca como en los últimos cincuenta años de la historia política del país, los intereses materiales del capitalismo americano han tenido más perfecta armo­nía. Casi se pudiera decir, sin temor a equivocarse, que la gran banca, el gran latifundismo, la gran industria, no solamente son los únicos directores de la economía, sino que igualmente en sus cuerpos legislativos y del ejecutivo poseen oficialmente lo más distinguido de sus corporaciones. Y con estas facultades, ¿cómo pen­sar que el caso Franco fuera desahuciado y cómo ha­blan de permitir que en España se estableciera un ré­gimen social que dada la característica española tu­viera multitud de facetas socialísticas en que la eco­nomía general fuera dedicada al beneficio colectivo?»

(De ((Cultura Proletaria»—Nueva York—, N° 1216.)

«La Unión General de Trabajadores Uruguaya nació a la actividad sindical, acogida por los gobernantes «democráticos», la burguesía posibílista y el periodis­mo domesticado, con alabanzas y gran propaganda no tarifada, pues sus inspiradores (los «unitarios» comu­

nistas) se habían puesto a la tarea de secundar y pres­tigiar los planes del Estado, tendentes a aplastar los gérmenes de rebeldía en las organizaciones obreras, las llamadas prácticas de acción directa, implantando el colaboracionismo (la «peste amarilla», como ellos ca­lificaran este entregamiento, cuando lo realizaban los socialistas convertidos siempre en falderillos del capi­talismo).

En esta forma se inflaron las masas regentadas por el comunismo criollo y bajo su inspiración se han ido encadenando la mayoría de los gremios del jais, muchas veces contra la voluntad de los auténticos sin­dicatos, frente a los cuales se creaba un grupo dis­puesto a marchar por la senda legalista y hablar y proceder en su nombre, adherido por consiguiente a la U.G.T. que dividía para poder llevar a cabo «su» movimiento de unidad.

Frente a ellos está la F.O.R.U., no para dirimir pri­macías en el gobierno de los Sindicatos; no para co­tizar su prestigio en la concesión de prebendas guber­namentales, designaciones por decreto a organismos del Estado o delegaciones al exterior a Congresos o Conferencias del Trabajo; no para domesticar a los asalariados con el cuento de las leyes de protección social, o de entend miento entre el capital y el tra­bajo, obra ésta propia de instrumentos, que se afanan en servir los intereses de los actuales detentadores de cuanto pertenece a la comunidad, y que dilapidan en provecho particular unos pocos.»

(De ((Solidaridad»—Montevideo—, N° 232.)

Page 4: LO QUE QUEREMOS y lo que Vil Pri 15 francs Nx … · 2009-02-09 · Dosifiquemos una propaganda atacada de elefantitis, ... Dejemos en l paa secaz explicació n de los principios

ÓZJQCUI^ de 16.

El circulo vidüSD H A empezado la batalla por la mayoría parlamentaria (y por el -poder

gubernamental, por lo tanto, en este país). La campaña electoral, sal­vo nuevas medidas adoptadas por los partidos más preponderantes de

cara al oportunismo circunstancial, no varía mucho de las precedentes ba­tallas electorales. Puede, sin duda alguna, añadirse que el fondo y la forma es invariable: un ensordecedor ruido de promesas; más, mucho más por la oposición, claro está, que por los laboristas en estas últimas elecciones efec­tuadas y en la que tenemos en ciernes.

Es muy posible que la disolución del actual Parlamento inglés haya sorprendido a la inmensa mayoría del pueblo británico, porque entre los sor­prendidos no han faltado, inclusive, los elementos llamados a tomar parte activa en la campaña para el día 25 de octubre. En tomo a ello, los comen­tarios más razonados han recorrido las tertulias de los apasionados en dis­currir sobre los actuales y futuros destinos de la nación británica; y, hasta con más o menos interés nos hemos visto envueltos en la discusión en los lugares de producción los más indiferentes en el sorteo político nacional. Se dice que el actual gobierno laborista se ha visto, durante eí tiempo que venía de las pasadas elecciones hasta la fecha, con el riesgo inminente de fracasar cada vez que ha presentado un proyecto, dado la insignifican­te mayoría popular obtenida. No han sido pocas las veces que, ante la in­tención gubernamental de discutir una futura disposición nacional del des­agrado de los conservadores, el Partido Laborista ha llamado a «la lucha» a sus miembros parlamentarios, no importa donde se hallaran y en las con­diciones físicas que fuera: recién operados, enfermos y conducidos por me­dio de ambulancias, etc., etc.; todo, antes que someterse a la desagradable victoria de la oposición. Y esa situación es, al parecer, la fundamental para convocar a elecciones generales al pueblo británico; sin embargo, los pre­sagios en torno a quiénes alcanzarán la mayoría son en favor de los conser­vadores. Seis años de oposición parlamentaria han servido para cosechar las simpatías de aquellos que se han visto turbados por las regularizaciones gu­bernamentales. La alta burguesía ve en el triunfo de Winston Churchill el retorno de las empresas y compañías privadas, ahora nacionalizados. Y si esto, por los motivos de una diplomática y económica fución internacional de no importa cuál estado británico, permaneciera invariable, no cabe duda que el triunfo electoral del Partido Conservador saciaría las ambiciones de la burguesía, protegería el capital privado y las cosas mal hechas por el actual gobierno, no lograrían mejorarse; más bien—sin que sirva de elogio para nadie—empeorarían, sobre todo en el terreno internacional y en rela­ción al cúmulo de problemas que tiene la clase trabajadora inglesa.

Ahora bien, el pueblo británico acudirá a las urnas con la disposición de elegir gobernantes para el venidero periodo. El coste de la vida tan elevado, los impuestos en las mercancías y el vacío que se nota cada vez que el obrero recoge el sobre en donde está su salario, son factores que determinan cuando se consulta la voluntad popular. La desgracia, la lamen­table suerte de un pueblo en estas circunstancias, es tener la alternativa de escoger entre quienes lo hacen mal y quienes lo hacen peor, aún teniendo en cuenta que en el umbral de la campaña unos y otros prometen lo que no podrán o querrán cumplir; sea porque fuerzas determinantes lo impidan o por el cúmulo de problemas que se deriven de las circunstancias en que se viva.

No obstante, los pronósticos y las consideraciones que acompañan los jui­cios de los comentaristas, la realidad es que las elecciones generales del próximo mes son vitales para los laboristas. Pronto sabremos si el pueblo escoge el mal menor o si por el contrario releva de sus actuales funciones al gobierno socialista, lo que equivaldría a posibilitar un período largo en la oposición de quienes han tenido ocasiones innumerables para alcanzar me­jores fines sociales, si no durante la gestión que termina, sí durante los años mediantes del triunfo de 1945 hasta las últimas elecciones.

Las «actividades» de ambos partidos se han iniciado tan pronto como Mr. Attlée anunció la fecha de la elección de diputados. Churchill ha con­vocado en su domicilio particular a las figuras más notorias de su partido, es decir, a aquellos que junto a él, pasarían a formar gobierno en caso de triunfar y ni que decir cabría que, el programa para la campaña electoral está rebosante de ventajas (?) teóricas, claro está, para el pueblo británico.

Las fuerzas gubernamentales, con menos probabilidades de hacer ofre­cimientos no harán más proyectos que aquellos que sirvan para recordar los años del paro obrero y la miseria ofrecida por los conservadores en ges­tión estatal; mientras que, para consolidar la confianza general de los sin dicatos y de los cooperativistas, el «slogan» laborista tenderá a unir sus propias discrepancias internas, es decir, «bevanistas» y laboristas de acuer­do con la política de impuestos del actual gobierno, relegarán sus diferen­cias para oponerse de inmediato al peligro del triunfo de Churchill y sus seguidores. Así lo evidencia recientemente Aneurin Bevan, ex ministro labo­rista, en un artículo publicado en un semanario londinense de cara a la ba­talla emprendida por el poder británico.

En cuanto a las demás fuerzas políticas, poco se espera alcanzar. A mu­cha distancia de laboristas y conservadores, siguen en popularidad política los liberales. Un partido, como muchas costumbres inglesas, mantenido más por tradición que por la eficacia que pueda tener. Media docena de repre­sentantes en un Parlamento de medio millar de diputados no cuentan, a me­nos que no exista un nivel entre las fuerzas mayoritarias. El caso del li­beralismo, es paradógico, como lo es el de los propios conservadores; am­bos poseen los rotativos diarios más divulgados y leídos por el pueblo bri­tánico, pero no se convierten los lectores del «News Chronicle» ni del «Daily Express» en electores de los que orientan los periódicos. Ya refiere Aldous Hueley que no se puede juzgar a un pueblo por la propaganda o publica­ciones que prefiera leer. Se puede ser un buen escritor y un mal político. Se puede facilitar muy buena información y no sentir las mismas inquietudes de los lectores.

A juzgar por la cantidad de diarios que se venden, cualquier ciudadano podría hacer cabalas sobre quiénes gozan del soporte popular; pero llega­do el día decisivo, de creérselo, recibirá un desengaño mayúsculo.

Los pronósticos, como digo, están por los conservadores, pero el órgano de éstos sigue siendo el más divulgado, lo que equivale a pensar que no se puede juzgar muy a la ligera lo que va a suceder el 25 de octubre en In glaterra. •

GERMEN.

mitad, la cua r t a o la octava par te de sangre negra, la prohibición es inflexible...

En Madras, 60.000 funcionarios h a n abandonado sus oficinas como pro­testa por la insuficiencia de sus sa­larios. Pero no contentos con la huel­ga, estuvieron estacionados tres días en la calle elevando rogativas por el éxito de su reivindicación...

La guerra mundial ha costado, en tc ta l , 1.400 trillones de francos. Es decir, casi 600.000 por ser humano . . .

El número dominical del «New York Times» —periódico que recien-tem; rite ha cumplido cien años— p sa nada menos que dos kilos. También es cierto que el presupuesto para dicha edición se eleva a medio millón de dolares.. .

La cosecha de cereales en EE. UU. h a sido una de las más abundantes regis t radas en los últimos años. Se espera pues una disminución de pre­cios —salvo si se recurre al clasico método de dejar perder par tp del grano para aumenta r el precio de venta. . .

Journal Imprimé sur les presses de la SOCIETE GENÉRALE D'IMPRESSION (Coopérative Ouvrlére de Productlon) Siége social : 26, rué Buffon, Tóalo- se Ateliers : 61, rué des Amidonnlers

Téléphone : CApItole 89-73

Una nueva ley sud-africana prohi- sy be el matr imonio entre los blancos J—6-& IJ, p<L.QpCl€j.Cl y las gentes de color. Que éstos sean negros, o que tengan solamente la «RUTA»

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Fotomontaje TRATADO EN POTENCIA

Se afirma insistentemente que el padrecito Stalin está decidido a hacer otra de las suyas, esta vez en relación con el problema alemán. Se trataría — y que nos perdone Moscú si la información e« desmentida por el tiempo —, que la U.R.S.S. estudia la firma de un tratado de paz seoarado con Alemania Oriental.

De ser verdadera tal disposi­ción, el tratado — presunto, repe­timos — seria redactado y firma­do antes de fin de año. Junto con Rusia, la China «popular» y los satélites del Soviet firmarían también el convenio.

Ello constituiría, sobre todo, la entrada definitiva, oficial y com­pleta de la Alemania Oriental en la familia de los satélites krem-lianos. Otro motivo de inauietud nara la Europa del Oeste, aunque «1 golpe tendría más efecto pro­pagandístico que estratégico

PENURIA DE PAPEI

La crisis mundial de papel de diario se agrava cada vez más. A pesar del aumento de producción que se ha registrado en Canadá (2.600.000 toneladas en 1938 a 4.700.000 toneladas en 1950). la si­tuación es delicada para la pren­sa europea. El consumo de EE UU es cada día mayor, hasta el punto quel el periodismo ameri­cano absorbe el 60 % de la pro­ducción mundial.

Los círculos europeos afirman aue «un leve sacrificio» por parte de Estados Unidos podría solu­cionar el problema. Y ahi van datos: un periódico como el «New York Daily News» ha consumido en 1950 unas 5.000 toneladas más que todos los Deriódicos france­ses reunidos...

Y todavía más cifras: «Prance-soir» — máximo tiraje de los dia­rlos parisinos — iguala en un afio el consumo mensual del New York Tribune». En fin, «Le Mon­de» viviría un año con lo que el «Chicago Tribune» necesita para una semana .

RENCILLAS DE FAMILIA

A cada instante — y sin necesi­dad de investigar demasiado — se conocen nuevos motivos de ro­ce entre Gran Bretaña y Estados Unidos. Mr. Shawcross, presiden­te del «Bord of Trade» no ha ocultado que Inglaterra precisa madera y trigo rusos, a cambio de los cuales podría facilitar di­versas mercancías a les Soviets. Su declaración fué aprobada has­ta por Edén, a quien mal podría acusarse de simpatizante comu­nista.

Y pese a que los ingleses nie­gan enviar productos estratégi­cos a la zona de influencia sovié­tica, se sabe que el 60 % de sus exportaciones hacia allá — cuyo total es de 80 mil millone de fran­cos — consiste en máquinas y herramientas.

Los americanos no se confor­man: dichas exportaciones, afir­man, no tienen otro efecto que acrecentar el potencial industrial de la U.R.S.S. Los envíos de cau­cho del Imperio británico son además considerables, lo que agrava el roce anglo-americano.

Las altas esferas londinenses sostienen con energía que no de­ben mezclarse problemas políti­cos y económicos..

CANDIDATOS EN LINEA

Se desconoce todavía cuál será el candidato republicano en las próximas elecciones presidencia-

-M LGO nuevo en Corea? —¡¡Hombre!; no hable

usted de Corea. El tema h a terminado por pasa r de moda; la gente se aburre de todo, has ta de las guerras. Corea dio que pensar , dio que temer, dio que anal izar . . . algo parecido a una película recién estrenada, pero de la que nadie habla al cabo de poco tiempo.

—Siempre exagerado. ¿Acaso las negociaciones de Kaesong no h a n actualizado el problema? Aun supo­niendo que Europa se haya aburr i­do un t a n t o de llevar una buena contabilidad de las sucesivas «libera­ciones» de Séoul. es indudable que los contactos oficiales p a r a el ar­misticio han despertado cierto inte­rés.

—En par te si. Pero ya ve como es­tá la cosa: negociaciones interrum­pidas, guerra de comunicados de los Estados Mayores, y nuevas entrevis­tas pa ra discutir la posibilidad as volverse a ent revis tar . Un diálogo de sordos, si no de sordo-mudos.

—Y mient ras t an to , las hostilida­des cont inúan.

—Sin que la gente, repito, las to­me muy en serio. Claro, Corea esta t a n lejos... El sent imiento de una tragedia disminuye con la distancia; pa ra decirlo en términos matemá­ticos, crece en proporción inversa al kilometraje. Una catástrofe ferro­viaria en I tal ia , por ejemplo, emo­ciona más que un hecho semejante producido en la India. La guerra coreana es para el europeo un moles­to grano en la nariz: algo desagra­dable, ant ipát ico, sin llegar a ser dramát ico

—Eso me recuerda la larguísima guerra chino-japonesa, con cientos de víctimas diarias, pero que no lo­graba conmover hondamente a un

UN CONSEJO en voz baja

Perón y su cara mi tad van una tarde al cine, de riguroso incógnito. Al proyectarse la película de actua­lidades, en la que aparece la pareja presidencial inaugurando un monu­mento, todo el público se pone de pie y aplaude ruidosamente. Pero el ges­to no es unánime, ya que el «pr invr descamisado» y su mujer —dos sim­ples desconocidos pa ra los especta­dores— continúan sentados y se abs­tienen de aplaudir . Hay un movi­miento de sorpresa en la sala , y de inmediato se acerca un acomodador a la pareja rebelde. En tono confi­dencial, el hombre sugiere:

—Pero che, tengan cuidado.. . Está bien que todos pensamos como uste­des, ¿pero por qué no se esfuerzan en disimularlo, como nosotros?. . .

mundo ocupado de sus quehacer: s domésticos. Los periódicos no se to­maban ya la molestia de registrar las novedades; unos cuantos asiáti­cos de más o de menos e ra cuestión insignificante...

—En fln, la menta l idad de la épo­ca es ésa: sed de novedades y de sen-sacionalismo, cuan to más trágico mejor.

—Bueno, menos filosofía barata . . . ¿Y en cuan to al problema de I r á n '

—-Ahí t iene usted: el escenario es nuevo y h a cautivado los ojos del es pectador. Petróleo, Abadan. Mossa degh, Har r iman . Teherán : he ahí las pa labras de moda.

—La gente, al fin de cuentas, es realista.

—Un realismo parcial , con mucho de t i tu lar periodístico a seis cohitfi-nas .

—¡Al grano, al grano! ¿Cómo se desenvuelve el conflicto?

—La posición de Londres es muy delicada. Mossadegh. que no tiene nada de ingenuo —por algo es pri­mer ministro—, aprovecha la «im­passe» en que £e encuentra el go­bierno británico a raiz de la campa­ña electoral. Attlee, en t re el fuego de los conservadores y el fuego de Teherán , se ve en una situación que sería ya grave en período normal .

—Y Churchili se frotará las ma- , nos.. .

—Es de imaginarse. Unas declara­ciones no muy lejanas de Morrison, el reemplazante de Bevin, «firmaban con audacia que un gobierno conspr-vador hubiera envuelto a G r a n Bre­t a ñ a en un conmeto , en ocasión de los litigios de Persia y Egipto. Tal a rgumento perdería toda su fuerza si el laborismo adoptara ahora , en relación a I rán , una act i tud vecina a la intervención a rmada .

—Es decir, dos espectros pa ra Att­lee: el interior y el exterior. ¿Y en lo que se refiere a los rusos?

—Lizine, pr imera figura del Mi­nisterio de Comercio soviético, ha llegado a Teherán la semana pasa­da, con el objeto de fortalecer las relaciones comerciales ent re los dos países. Y no olvide que hace quince días fué firmado un convenio que prevee la compra, por par te del I r án , de doce mil toneladas de azúcar, con­t r a la venta de l ana a la Unión So­viética. Los observadores se pregun­t a n si esto será todo, o si hab rá en el convenio a lguna cláusula no dada a publicidad.

—Siempre lo mismo; secratos y misterios.

—¿Y qué pensaba usted? ¿Que una guerra fría es un lance caballeresco? Realismo, amigo, realismo.. . y has­t a la próxima-

Rogelio Aguado

les en América. El nombre de Ei-senhower, tantas veces mencio­nado, continúa planteando un misterio: ¿Seria designado por la Convención republicana, y, en ca­so afirmativo, aceptarla la candi datura?

El famoso Taft constituye otra de las cartas que se barajan en las tertulias politicias, aunque las polémicas que parece haber

inspirado contra el general «lite» le han causado series disgustos en el seno de su partido. El ins­tituto Gallup — que se permite el lujo de equivocarse con fre­cuencia — le asigna sólo un 37 % del electorado.

Un último nombre de los posi­bles participantes, también repu­blicano: Paul G. Hoffman, ex-di-rector de la Ayuda Económica americana al extranjero'.

¿Cuál de ellos dirigirá el barco que irá al ataque de la fortaleza demócrata? Profundo misterio. Pero no creemos que valga la pe­na preocuparse demasiado por la cuestión..

LA NOBLEZA EN ACCIÓN

El nartido M. S.I.. de tendencia neofascista, presentará en breve, en la ciudad de Roma, su lista electoral para las elecciones mu­nicipales.

El comité directivo deí partido ha hecho saber que dicha lista estará compuesta exclusivamente de damas pertenecientes a la no­bleza El manifiesto publicado destila ontimismo, ya que da co­mo seguro el logro de 40 % de sufragios femeninos en la capital italiana-

La «cabeza de Irsta» ha de ser la princesa Pignatelli. ilustre ma­trona de la aristocracia peninsu­lar. Sus dotes intelectuales no inspiran excesiva confianza a los observadores neutrales, pero se juzga que su titulo representa una preciosa ventaja para su éxito electoral.

La dama en cuestión ha co­menzado sus visitas a los barrios pobres de la ciudad, donde espe­ra tener más votos. Nadie es pro­feta en su tierra: allí donde la conocen no se siente segura.

NACIMIENTO A LOS SETENTA AÑOS

El general griego Papapos se había negado siempre hasta aho­ra a ejercer la menor actividad política. En tiempos del rey Pa­blo — del que era amigo intimo — éste le solicitó aceptara el car­go de primer ministro. A lo que el general — asi se rumorea, al menos — contestó que era sola­mente un militar y nada más que un militar.

Pero ahora, a los setenta años acaba de fundar un partido polí­tico de tendencia ambigua, cuya principal y casi única bandera es el nombre de su jefe. Parece que los americanos, convencidos de la popularidad semi-legendaria del general en el pueblo griego, han visto con buenes ojos su en­trada en la arena política.

Cuando los militares no se con­forman con los galones, y quie­ren probar suerte como hombres de Estado, nadie puede disuadir­los. Y menos todavía cuandoi un «tío Sam» benévolo aprueba la aventura y llega a dar un empu-jonclto al recién nacido.

LOS COOPERATIVISTAS SE PRONUNCIAN

El congreso Cooperativo Inter­nacional, reunido en Copenhague, ha rechazado por 623 votos con­tra 353 la admisión de las coone-rativas «sovietizadas»

La decisión se refiere en con­creto a un pedido que, por parte de instituciones de rótulo coope­rativista, se habia hecho para lo­

grar el ingreso de Alemania Oriental, Polonia, Hungría y Al­bania en el seno de la Alianza Cooperativa Internacional.

El voto del Congreso se inter­preta como un deseo de reafirmar la independencia del cooperativis­mo respecto a la ingerencia es­tatal.

MALAN VERSUS MALAN

Un movimiento se perfila en África del Sur. entre los blancos, contra los excesos del racismo oficial. Su jefe, por una curiosa coincidencia, se llama Malan, co­mo el primer ministro.

Malan 1." acusa a Malan 2." de haber violado la constitución al promulgar la ley reciente sobre et voto de la gente de color. Esta iey tuvo por efecto la transferen­cia de 50.000 mulatos, que hasta entonces figuraban en las mis­mas listas de electores que los blancos, a las listas especiales de •<¡ndigenas» — es decir, los elec­tores negros.

El jefe del nuevo movimiento afirma que es ésa una medida ile­gal. Ha emprendido la tarea de constituir en todas las ciudades grupos destinados a combatir las sociedades secretas nacionalistas, y ha anunciado su intención de seguir la lucha en la clandestini­dad si su organización es prohi­bida por el gobierno. ¡"

Guerra de Malan contra Malan. El racismo inflexible y el racis­mo atenuado disputan sobre el destino de unos hombres que no han sido consultados.

DIPLOMACIA EXALTADA

Informaciones sudamericanas afirman que se ha producida un incidente de cierta gravedad en­tre el Brasil y Polonia. Asi em­pezó la historia: hace algún tiem­po, el gobierno brasileño informó al encargado de Negocios polaco en Rio <ie Janeiro que las auto­ridades se proponían abrir algu­nos paquetes oficiales destinados a la Legación. Sugería se desig­nara un funcionario para que, en nombre de aquélla, presenciara la operación.

Habiéndose negado el diplomá­tico polaco a enviar un delegado, las autoridades brasileñas proce­dieron a abrir los paquetes — en­viados naturalmente desde Verso-via —, encontrando en ellos can­tidad de folletos comunistas en portugués y documentos «extre­madamente explícitos» sobre 1» ingerencia de la Legación en \a política brasileña

AVISO IMPORTANTE Nos vemos en la necesidad de

Insistir, an te los compañeros pa­queteros y susqripAores, recor­dándoles que el precio de RUTA a par t i r del n. 312, es de QUIN­CE FRANCOS.

Al l iquidarnos ejemplares del periódico, la semana pasada, h a n sido varios los compañeros que

no h a n tenido en cuenta di­cho aumento . Rogamos a todos, pues, tomen buena nota del pre­cio actual .

Tarifa de suscripciones: 190 francos el t r imestro; 390 el se­mestre y 780 el año .

LA ADMINISTRACIÓN.

R.clv •

Protesta brasileña y contra protesta polaca por la trasgresiór de convenios internacionales so­bre la maleta diplomática. La po­lémica protestaría no ha tocado todavía a su fin y las cancillerías redactan enconadas notas de dis­gusto oficial-

EL SUEGRO CODICIADO

Lamentándolo por lo insistente de la insolencia, enfocamos otra vez la figura de Stalin. Parece ser que el casamiento de su hija Svetliana con el joven coronel Mi-chel Kaganovitch ha reforzado los vínculos que le unían a una de las más importantes fomilias de la «aristocracia bolchevique»

En efecto, la influencia de los Kaganovitch data de 1920, cuando til extinto Lazar — miembro del comité central del P.C. — jugó uno de los papeles principales en la lucha contra el trotzkismo Otros dos familiares, además, desempeñaban ya cargos de pri­mera fila dentro del engranaje burocrático' soviético.

La alianza hace pensar a algu­nos que el nuevo yerno de Stalin puede desde ya mencionarse co­mo un posible candidato a la «herencia estatal». Y sin hacer nuestra la sospecha — peligrosas son las predicciones —, la regis­tramos humildemente

DINAMARCA SE OPONDRÍA /Y LA ENTRADA DE FRANCO EN

EL PACTO ATLÁNTICO Duran te un banquete dado en Was­

hington, en honor de Bjorn Kraft —mnistro danés de Negocios Ex­tranjeros—, el diplomático manifes­tó que su país se opondría firme­mente a un eventual ingreso de la España franquista en el Pacto Atlán­tico. «Si el gobierno americano cree necesario un acuerdo defensivo bila­teral con Madrid, no podemos opo­nernos —agregó—, pero no estamos dispuestos a aceptar la en t rada en el Pacto de un régimen fascista».

El arte dirigido... En contestación a unas preguntas que

le fueron planteadas por un periodis­ta de un semanario artístico, el com­positor francés Claude Delvincourt--director del Conservatorio Nacional de Música—, ha hecho las siguientes ma­nifestaciones:

«El artista en el que no alienta la curiosidad por el fruto prohibido, y (¡tic desconoce el atractivo del riesgo, no pertenecerá nunca a la categoría di' los grandes creadores.

»En cuanto a la música dirigida y, en general, al arte dirigido por una au­toridad política o de otro género—cual­quiera que sea su tendencia—, plantea un contrasentido absurdo que no ofre­ce ni siquiera un terreno serio de dis­cusión.

»Y ello es evidente por el hecho de que ninguna obra maestra habría na­cido, de haber estado los creadores so­metidos al imperativo de complacer al poder o a la mayoría».

"Sin libertad no hay ciencia" declara un Congreso universitario.

Ha terminado el VI Congreso Inter­nacional de Profesores de Universidad, que tuvo lugar recientemente en Niza, y que reunió unos sesenta catedráticos de veinte naciones.

El Congreso, patrocinado por la V.N.E.S.C.O., escuchó un extenso infor­me del Prof. de Salis—de la Escuela Politécnica de Zuróih—, informe del que transcribimos algunos fragmentos:

«La Universidad se ha desarrollado en el mundo en una constante lucha contra los poderes políticos, eclesiásti­cos y sociales, que intentaron siempre someter la ciencia y sus enseñanzas a objetivos interesados. Y la lucha reco-mienza hoy.

»No hay ciencia sin libertad, ya que la autonomía de la Universidad es in­dispensable. Si el sabio tiene la desdi­cha de vivir en un país donde la liber­tad no existe, pocas posibilidades tiene de poder dedicarse al libre ejercicio de la investigación científica»

crónica de BUENOS AIRES EL suceso que domina la actualidad argentina de los últimos meses, es in­

dudablemente la demagógica campaña tendente a asegurar la reelección de Perón. Las cosas están ya decididas—mejor fuera decir que lo estu­

vieron siempre, en el fondo—, y la presentación del candidato oficial puede asegurarse como hecho ineludible.

Hemos presenciado, con motivo de ello, las manifestaciones más grotescas que imaginarse puedan. Y es necesario reconocer que, junto a la coacción des­carada de una autoridad que ha puesto en juego todos los resortes propagan­dísticos de que dispone, una parte no despreciable de la población ha secun­dado de buena gana el estruendoso comienzo de la campaña peronista

El problema es más complejo de lo que a primera vista parece. Si bien es indudable que un sector más o menos numeroso de la clase obrera argentina lia comprendido, luego de la reciente experiencia de dominio peronista, que la mayor parte de las promesas oficiales fueron puro recurso demagógico, tam­bién es cierto que una posible mayoría del proletariado continúa encandilado por el mito de unas presuntas conquistas sociales. La influencia de Perón en las masas ha disminuido—y esto es cosa tangible—, pero no por ello ha per­dido toda raíz de hondura-

Solo la cruda lección de los hechos, creemos, desengañará al trabajador criollo de la burda mentira estatal. Quizás haga falta un nuevo periodo de hipócritas promesas—traicionadas como siempre—para crear en el seno del pue­blo una viril corriente de protesta.

La prédica anarquista—dificultada, como se sabe, por la brutalidad de un poder ebrio de autoridad—gana adeptos e impulsa el nacimiento de una autén­tica fuerza crítica. La F.O.R.A., a la vanguardia siempre de todo movimiento liberador, gana terreno y ensancha día a día su radio de acción.

En cuanto a los jóvenes, se ha notado sobre todo en los estudiantes una voluntad decidida de hacer escuchar su protesta. Tal vez deba criticara- en ellos un absurdo prurito de no establecer contactos con la juventud trabaja­dora, distanciamiento que, además de debilitar su empuje, plantea para el juturo una urgente tarea de propugnar el mutuo conocimiento.

De todas formas, y aunque el resultado de las venideras elecciones trajera como consecuencia el mantenimiento de Perón en el poder, nos parece lógico esperar el fortalecimiento progresivo en la auténtica oposición a la <-dictadura legalista».

Y quizás, antes de lo que todos hoy podemos imaginar, el anarquismo ar­gentino recobre su pujanza—entorpecida hoy, mas no desaparecida—, encen­diendo en el mundo una nueva luz.

M. DE LOS SANTOS